lectura en educación superior en este pais
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6 EstePas 242 XX aniversario
Una de las cosas ms difciles de com-
prender, pero tambin ms fciles deexplicar, es por qu un numeroso sector
universitario no lee ni compra libros. Y
no nos referimos a que lea, perdidamen-
te, literatura de ccin o poesa, sinotan slo aquello que le compete en sucarrera y que, presuntamente, ha hecho
su vocacin. Si, por ejemplo, un mdico,adems de documentarse y actualizarse
sobre medicina, lee tambin, con inters
y con pasin, a Montaigne, Kant, Balzac,Kafka, Freud, Jung, Weber, Habermas,Chomsky, Mrai, etctera,se trata de algo cada vez msasombroso.
Esto slo es difcil de com-prender para quienes no
examinan antecedentes y se
complacen en reiterar, obse-
sivamente, clichs y lugarescomunes. La explicacin esmuy fcil, en cambio, para
quienes abrevan en la realidad
y la experiencia. Lo que suce-
de es que los universitarios
son hijos de la escolarizacinprevia (bsica, media y media
superior), durante la cual lalectura les fue impuesta como
un rito de pasaje, para cum-plir con un plan de estudios y
llevar a trmino un programaacadmico.
Las experiencias de lectura
y escritura con las que lleganlos estudiantes a la universi-
dad son, en general, precarias
y amargas. En cuanto a la lectura, se
reducen a leer obligadamente algunoslibros para luego hacer resmenes yresponder cuestionarios e interroga-torios sobre asuntos que nada, o muy
poco, tienen que ver con el goce de leery escribir. En cuanto a escribir y pu-blicar, prcticamente todo se restrin-ge a las investigaciones universitarias,muchas de ellas aburridas cuando no
soporferas, a tal grado que Simon Crit-chley ha dicho, con sorna no disimulada:
Publish or perish [publica o perece]
es un despiadado lema en el mbito de
la investigacin.Gabriel Zaid ha sentenciado que lamala prosa universitaria se ha vuelto
legendaria y que las tesis de grado di-fcilmente se diferencian unas de otras
en cuanto a la expresin escrita, sin queimporten mucho la disciplina y el tema
que traten. Ha de ser en parte porquemuchsimos universitarios no leen por
placer, sino tan slo por utilidad. Yesto no ocurre nicamente en Mxico.Stephen Vizinczey, el novelista y ensayis-
ta hngaro de lengua inglesa,ha referido lo siguiente en sulibro Verdad y mentiras en
la literatura:
Hace unos aos vino unaestudiante a verme a Lon-
dres: estaba licencindose
en Literatura Inglesa enOxford. Mencion un li-
bro y yo le pregunt si lehaba gustado. Ponindosemuy derecha, dijo con or-gullo: No leo para sacargusto, leo para evaluar!.Me temo que es tpica de
la educacin universitariay del gnero de expertosliterarios que sta produ-
ce: aman los libros como
los nios mimados aman alos criados: porque pueden
sentirse superiores a ellos.
En vez de despertar o incen-
tivar la pasin por la historia,
La educacin superior suele perpetuar el gran mal de losniveles anteriores: fomentar la lectura y el conocimientocomo medios y no como nes. Una vez alcanzada la metala aprobacin del curso, el ttulo profesional, incluso el gradode maestro o doctor, esos medios pierden su utilidad. Son,segn esta visin, un mal necesario, mero instrumento.
Escribir y leer en la universidadRitualidades de la autoridad textual y curricularJuan Domingo Argelles
J u a n D o min g o a rg e l l e s es poeta, ensayista y editor. Realiz estudios de Lengua y Literaturas Hispnicas en la Facultad de Filosofa y Letras de la unam.
Ha abordado el tema de la cultura escrita en Qu leen los que no leen?(Paids, 2003),Antimanual para lectores y promotores del libro y la lectura (Ocano,
2008), Estado, educacin y lectura (Ediciones del Ermitao, 2011) y otros nueve ttulos. Es Director Editorial de Ibero, Revista de la Universidad Iberoamericana.
MarcosDavison,
Leeryestudiar,2007.
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7Junio de 2011Educacin
el ritmo, el conocimiento, la emocin y la reexin sobre loledo, lo que hace el sistema educativo es adormecer el cerebro
y preguntar bobadas que van desde el tema, los personajesprincipales, la trama, el nudo, la digesis y la metadigesis, elclmax y el desenlace, hasta los personajes secundarios, el lugar
y ao de nacimiento del autor, el gnero en que est escrito ellibro, la poca de la escuela o la corriente literaria, etctera, a
n de calicar la comprensin de lo ledo. Y todo ello a partirde un cuestionario de Verdades nicas e Inalterables que elestudiante tiene que seguir al pie de la letra, adaptndose a lasexigencias de lo que debe responder.
Alexandr Solzhenitsin dira: Si no pensamos como nos loordenan, somos anormales. Porque los adaptados piensan todos
de la misma manera. Muchos aos antes, Bertrand Russell yahaba advertido algo parecido: A las personas convencionalesles enfurece lo que se sale de la norma, principalmente porque
consideran estas desviaciones como una crtica contra ellas.
Pero perdonarn muchas excentricidades a quien se muestre
tan jovial y amistoso que deje claro, hasta para los ms idiotas,que no tiene intencin de criticarlos.
Bajo el sistema de la lectura por coaccin y del aprendizajepor interrogatorio inquisitorial o judicial, el disfrute del libro,si lo hubo, se esfuma. Y nadie sabe para qu debe saber esas
cosas ridculas, vanas e insulsas, si no es que necias, en lugar deconversar y escribir libre y autnomamente sobre lo que cadaquien experiment en su prctica ntima como lector.
Esto ltimo le interesa muy poco a la escuela, porque no haymanera de estandarizarlo en un sistema de puntuacin y cali-cacin. Si la lectura es un acto autnomo y si la experienciaes tambin individual, adems de ntima, todo comentario es
vlido y toda reticencia es justa. Pero, si as fuera, no habramanera de evaluar la calidad de la experiencia ni, por supuesto,
de jerarquizar el conocimiento adquirido, y esto para la escuelasera una catstrofe dentro su esquema rgido y meritocrtico.La conviccin escolarizada se funda en dos principios comple-mentarios: (1) lo que no se puede calicar no sirve y (2) lo queno aumenta el currculum es una prdida de tiempo.
Por todo lo anterior, cuando los estudiantes llegan a la uni-versidad, casi todos estn convencidos de que leer es tedioso
y soporfero y que, ni modo, tendrn que sufrir los libros para
sacar la carrera, pero que, al nal, cobrarn venganza, porquetan pronto como consigan el ttulo y la cdula profesional seolvidarn para siempre de esos objetos que slo fueron partede una escala de sufrimiento para ascender al cielo profesional.
Muchos, para sacar la carrera, ni siquiera precisarn leer unabuena cantidad de libros completos sobre lo que supuestamente
es su vocacin. Del mismo modo, a muchos que ya hicieron la
carrera les bast con leer resmenes, fragmentos, captulos enfotocopias o en internet, siempre con la sensacin o el convenci-miento de que leer y adquirir informacin y conocimiento no esun acto placentero por s mismo, sino un requisito indispensable,
muchas veces tortuoso, que hay que cumplir para convertirse
en licenciados, maestros, doctores.
En sus Cartas a quien pretende ensear, Paulo Freire reereel siguiente drama que muchos hemos escuchado en labios deprofesionistas y futuros profesionistas: Tengo una enormedicultad para hacer mi tesis.No s escribir, es la armacincomn que se escucha en los cursos de posgrado en los que heparticipado. En el fondo, esto lamentablemente revela cun
lejos estamos de una comprensin crtica de lo que es estudiar
y de lo que es ensear.
Otra razn que explica este drama es el hecho de que muchosuniversitarios no slo no saben escribirpara la tesis, sino quetampoco saben leer para llevar a cabo esta simple formalidad,
y todo ello porque ni la escritura ni la lectura forman parte de
sus apetencias. Leer por gusto? Eso es perder el tiempo! Hanaprendido que la lectura debe tener una utilidad inmediata:
por ejemplo, acumular puntos o sumar dispensas y exenciones.
Escribir por placer? Si ya sucientemente desesperante esescribir para aprobar! Han aprendido que la escritura es unaclusula y una obligacin que hace las veces de un obstculoadministrativo, y los obstculos hay que saltarlos, como sea, y
luego no volver la vista atrs.Todos los problemas de la lectura y la escritura se acentan
en la vida profesional, porque, como ha dicho Freire, uno delos errores que cometemos es el de dicotomizar el leer y el es-
cribir, y desde el comienzo de la experiencia en la que los niosensayan sus primeros pasos en la prctica de la lectura y de la
escritura, tomamos estos procesos como algo desconectado delproceso general del conocer.
El sistema educativo prepara a los alumnos (incluidos los
universitarios) para el examen, pero no para el pensamiento.Por ello, la mayor parte de las tesis de grado estn llenas de citas,glosas y parfrasis del pensamiento ajeno (que, muchas veces,ni siquiera atienden la ley tica del uso de los entrecomillados),
pero a lo largo de sus exposiciones no sabemos qu es lo quepiensan sus autores. Si fatigamos las tesis de los graduados, lanica conclusin a la que podemos llegar es que ellos piensantambin lo que sus ilustres o prestigiados autores, citados alpie, pensaron, pero esto es como decir que no piensan nada,
pues citar, glosar y parafrasear es la forma ms cmoda delibrarse de toda responsabilidad intelectual. No lo digo yo, lodice Benjamin!, podran argumentar. Y todo es consecuenciade una escolarizacin que, desde los primeros a los ltimosniveles, obliga a leer, pero no incentiva el placer de sentir nimucho menos alienta la pasin reexiva.
La educacin cientca, tica y humanstica favorece la autono-ma; la simple escolarizacin, la inhibe cuando no la prohbe. Eldesarrollo del pensamiento pasa por el camino de la duda, ms
que por el de la aplicacin. En general, un alumno aplicadoes aquel que no ha discutido jams el poder curricular de susmaestros ni la autoridad textual de los libros que debe leer para
memorizar y aprobar los exmenes.
En sus Crnicas de la ultramodernidad, Jos Antonio Ma-rina advierte: La mayora de las ideas que aceptamos las han
pensado otros y corremos el riesgo de tragarlas como pldoras,sin saber cules son sus principios activos. Una vez dentro, se
expanden y actan de manera salutfera o venenosa, fuera ya denuestro control. Por eso les recomiendo que antes de zamparseuna pastilla o una idea revisen con cuidado su composicin.
Para Marina, la autonoma debe ser el centro de nuestrapersonalidad, la nalidad de todo desarrollo intelectual. Hacerlas cosas porque nos placen y son positivas incluso no nica-mente para nosotros sino tambin para los dems, puesto que
contribuyen a lograr una sociedad ms inteligente, ms racionaly ms sensible. Leer, por ejemplo, no porque nos lo ordeneno porque con ello obtengamos una recompensa tan inmediatacomo aprobar un examen u obtener un diploma; leer (y escribir)
porque con ello rearmamos nuestro ser inteligente y emotivoy porque, entre otras cosas, es un enorme placer.
Lo peor de la escolarizacin actual (que casi todo el mundo
confunde con educacin) es que, para decirlo con palabras
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En el fondo, el nico inters por el quemuchos estudiantes abren y memorizan los
libros es para conjurar el miedo a reprobarlos exmenes y no sacar la carrera. El pla-
cer mismo del conocimiento (el deleite de
conocer) ha sido desterrado de sus vidas.
Russell diagnosticara que la educacin en
el miedo es mala, pero que en una sociedaddeshumanizada esto es del todo previsible,
pues los que son esclavos de estas pasiones
no pueden dar otro tipo de educacin: paraellos, la letra tiene que seguir asociada alsufrimiento, no al placer.
Es verdad, como arma Michel TournierenEl espejo de las ideas, que si se quiere
actuar sobre el mundo material, hay que
aceptar el riesgo de sufrir, pero tambines cierto que, prcticamente, todo acto
autnomo de creacin y aprendizaje in-volucra el deleite. Si, como se dice, leer es
tan creativo como escribir, porque quienlee participa en la aventura del lenguajey complementa la escritura, el propsitoprimero y ltimo del conocimiento es la
bsqueda de la felicidad previa consecu-cin de la alegra. Para Miguel de Una-muno, el lector, cuando lee realmente, es
autor de lo que lee, y si no es as, es que
no lee. Qu hace entonces, si no lee?Simplemente decodica. Pero leer no es
de Marina, est educando a nuestrosjvenes con un bajo nivel de toleranciaa la frustracin. Todos nos convertimoscon facilidad en propagandistas de larecompensa inmediata. El resultado?Profesionistas que slo hacen lo que ha-cen (en su vida profesional y cotidiana)
a partir del impulso de la obligacin y dela recompensa inmediata que, en general,tiene un cortsimo alcance y una paup-
rrima y supercial satisfaccin.Quienes consiguen acionarse a la lec-
tura casi seguramente no la dejarn hastasu muerte, pero para quienes ven los libros
y dems impresos como simples instru-
mentos para cumplir con un requisito,
aqullos les sern absolutamente ajenosen tanto no contraigan una obligacinque los conduzca a leerlos o consultarlos.
Los licenciados volvern a los libros si
estudian maestra o doctorado, o bien sirequieren llevar a cabo una investigacinespecca o un ejercicio profesional queno necesariamente les place pero que s
les interesa como parte de su currculum
o su xito laboral. Los nicos que, porsistema, seguirn leyendo y consultandolibros, probablemente hasta su muerte,
son los acadmicos e investigadores quetrabajan en los centros universitarios.
nada ms decodicar un texto, sino redi-mensionarlo con un nuevo sentido; leer
es re-crear, re-elaborar y, por lo mismo,
recrearse y deleitarse.
Tournier explica: El sentimiento que
acompaa a cualquier creacin es la ale-gra, que no es ms que el aspecto afectivo
del acto creador. Todas las dems recom-pensas de un trabajo creador dinero,honores son extrnsecas y accidentales.
Slo la alegra es intrnseca a la creacin.Aristteles escribi que el ser humano
disfruta conociendo. Ello supone que la
adquisicin de conocimiento es impul-sada por un especial placer: el placer de
saber. Desafortunadamente, en muchasocasiones el placer de saber es desplaza-
do por el ansia de subir.De los libros al
poder es el ttulo de uno de los libros ms
provocadores de la incisiva inteligencia
de Gabriel Zaid. Sea a travs de la gue-rrilla o de la academia, los universitariosreivindican su supremaca de lite con
vistas a conseguir el poder: el poder queda el saber y que, con bastante frecuencia,
se especializa en el poder poltico. Los
gobiernos exigen universitarios cada vezms calificados, aunque, calificados o
no, sean ellos en parte los que continanconduciendo a sus naciones a la catstrofe
En ebeo de 2012cumpli 20 aos devivi en Estados Uni-dos. Cuando lo pienso,me dan escaloos, pues en 1992que pat paa estudia la licenciatu-a, el plan ea a coto plao.
Comenc la caea de diseofco en la Univesidad Anhuac
del Su en el Distito Fedeal enseptiembe de 1991, con un apoyode mi mam limitado al pimesemeste. No saba cmo loaasosteneme duante el esto de lacaea y, mientas me lo planteaba,tuve la opotunidad de solicita unpuesto de ua multiline en lasNaciones Unidas en Nueva Yok.Yo haba odo deci que en EstadosUnidos ea comn tabaja duanteel da y estudia en la noche, po loque me paeci buena idea ime
all a continua mis estudios. En
noviembe me entevistaon ypoco despus me oecieon unpuesto de medio tiempo. Me uide Mxico a fnales de ebeo de1992 y en septiembe etommis estudios en el Fashion Insti-tute o Technoloy. En mayo de1997 me ecib de la licenciatuaen diseo de empaques.
Ahoa bien, po qu no eesa Mxico en ese momento? Su-pono que po muchas aones,y estoy seua que cualesquieaque hayan sido, no me las planteomalmente a la hoa de adua-me. Paa mayo de 1997 ya lleva-ba cinco aos viviendo en NuevaYok y haba loado establecealo muy impotante: una elacinantstica con quien ahoa esmi maido y el pap de mi nia.Ambos disutbamos muchsimo
de la ciudad y dudo que en el
momento en que me adu noshaya pasado po la mente la posi-bilidad de mudanos a aln otolua, includo Mxico. La ineciade ubicacin de los ltimos cincoaos siui, peo no po eso meolvidaba de mi pas.
En los aos siuientes tuvemuchos cambios poesionales.
En aosto de 2001 dej po com-pleto la caea de diseo fcopaa exploa la disciplina de lalinstica dento del poamade maesta que oece el depa-tamento de linstica de la Uni-vesidad de Balo. La decisin decambia de caea ue muy pen-sada, conside con detenimientodistintos actoes tanto pesonalescomo poesionales. Uno de estosactoes ea la necesidad de teneuna caea y un tabajo que me
llevaa a Mxico con ecuencia
y/o po peiodos laos, y que mepemitiea conoce mi pas conmayo poundidad. Oto actoea mi deseo de paticipa en eleconocimiento de los pueblosindenas a tavs del estudiode sus idiomas y del anlisis delos pocesos que los han puestoen ieso de desapaicin. En el
pime ao de la maesta me dicuenta de que haba encontadomi vocacin y la maesta seconviti en doctoado. As pues,obtuve el ado de docto en lin-stica en septiembe de 2009.Paa entonces ya llevaba 17 aosen Estados Unidos. Sin embao,en los ltimos ocho haba lleadoa conoce mi pas muchsimo msque duante los pimeos 21 aosde mi vida ceciendo en el DistitoFedeal. Desde 2002, he pasado
cada veano en Mxico llevando a
Trabajar por Mxico desde Estados Unidos Gabriela Prez Bez
iStockphoto.com/BrandonLaufenberg
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y a la ruina. Tal es la herencia que hemos
recibido los mexicanos de los abogados,economistas y administradores en el poder
supremo: como dijera el annimo poetanhuatl, ha sido nuestra herencia una
red de agujeros.Entre el saber y el poder hay un espejis-
mo que Zaid explica del siguiente modo:Mucha gente preparada cree que elpoder debe estar reservado a la gentepreparada, aunque haga una burra-da tras otra. No puede creer que uncampesino, que le deba el poder a su
comunidad y le tenga que rendir cuen-tas, gobernar mejor que un licenciadoque le deba el poder a su sinodal y no
le rinda cuentas a nadie. Para mucha
gente preparada es inconcebible some-terse al voto de la gente menos prepa-rada. Hasta le parece un peligro: son
tan primitivos, tan manipulables, quefcilmente votaran por Hitler. Por supropio bien, es mejor que todo siga enmanos de la oligarqua universitaria:la gente que no le debe el poder a los
votantes sino a otros universitarios,
capaces de apreciar sus ideas avan-
zadas, sus mritos curriculares
Como si todo fuera cuestin conclu-ye Zaid de llevar al poder las mejores
ideas, las mejores teoras, los mejoresplanes; naturalmente, ejecutados porgente muy honesta y muy capaz.
Por su parte, Jos Antonio Marina nosrecuerda que Foucault, los anarquistas
y los posmodernos tienen razn: no hay
poder sin dominio, sin coaccin, sin vc-timas, porque, entre otras cosas, tenerpoder signica estar en condiciones decoaccionar, premiar, inuir o cambiaruna situacin que afecta a otras personas.
Si el saber certicado adems por losttulos y diplomas universitarios consti-
tuyese la mejor prueba de sensatez, hon-radez, inteligencia y bondad, casi todos losgobiernos seran decentsimos adems deecientes, gracias a los abundantes aboga-dos, ingenieros, arquitectos, economistas,socilogos, mdicos, contadores, psic-
logos, etctera, que pueblan la jerarquade la administracin pblica. No habrani chambonera ni abusos ni corrupcin.
Sin embargo, hay algo que no encaja eneste optimismo idlico. Y este algo quiz loexplica en parte Eduardo Subirats en sulibroLa ilustracin insufciente, cuando
advierte que:
la losofa de la Ilustracin [que nosha movido desde el siglo xviii] ha fra-
cabo tabajo de campo en Oaxaca,Veacu y Chiapas. Adems, ee-so una o dos veces ms cada aopaa paticipa en conesos.
Volvemos a la misma peuntade hace dos paos: po qu nome ees a Mxico al ecibi eldoctoado? La espuesta no es queno hubiea opotunidades de taba-
jo en Mxico. Incluso, el mecadode tabajo acadmico en EstadosUnidos duante el ciclo 2008-2009bsicamente desapaeci debido ala cisis fnanciea del pas y, en unmomento dado, la opcin de taba-jo que paeca ms actible consistaen la posibilidad de inteame auna institucin de investiacin enMxico po medio de un poamade epatiacin. Esta opcin mehubiea pemitido tabaja con unequipo de investiadoes linistas
de alto calibe en una peciosa ciu-
dad mexicana, a slo unas hoas dela comunidad donde llevo a cabomi tabajo de campo. Mi maido yyo consideamos esta posibilidadmuy seiamente, pues ambossentamos que ea una opotunidadpaticulamente especial. Po quno seu po ese camino? Fan-camente, no s si puedo da una
espuesta sencilla a esta peunta.Despus de obtene el doctoa-
do, pas meses contemplando miutuo poesional y s que en todomomento tuvimos mi esposo yyo un sinn de consideacionesque nos llevaon adonde nosencontamos actualmente. Desdeeneo de 2010 teno el puestode Cuadoa de Linstica en elMuseo Nacional de Histoia Natu-al del Smithsonian Institution enWashinton, d.c. En mi situacin
actual, ceo que puedo contibui
de manea positiva y uete alestudio de los idiomas indenasde Mxico y a su mantenimiento.Sio yendo a Mxico duante elveano a ealia tabajo de campoy siempe voy en compaa demi hija de cinco aos, quien sedeclaa mexicana y oa de cadaminuto de sus estancias en Mxi-
co. Yo sio asistiendo duante elao a conesos que me pemitenesta en contacto con los investi-adoes que esiden en Mxico ypocuo mantene los laos poe-sionales mediante colaboacionesde investiacin y publicacin. Heloado obtene alunos ondosecientemente paa continua conmis investiaciones en Mxico yestoy en espea de la decisinsobe solicitudes adicionales deapoyo paa poyectos de evitalia-
cin linstica de lenuas mexica-
nas. Justamente ceo que, estan-do en donde estoy, teno accesoa apoyos que se pueden canaliapaa eoa la investiacin y elmantenimiento de los idiomasindenas mexicanos. En fn, llevocasi 20 aos viviendo uea de mipas y, sin embao, estoy ue-temente conectada con l y con
la confana de que no po estauea he dejado de contibui a supoeso. EstePas
gABrIELA PrEz BEz es
doctoa en Linstica po la Uni-
vesidad de Balo. Se desempea
actualmente como cuadoa de
Linstica en el Museo de Histoia
Natual de la Smithsonian Institution
y su investiacin se centa en el
estudio y consevacin de las lenuas
indenas de Mxico y en especial de
las apotecas.
Veinte aos de mediciones
Fundacin Este Pas
www.estepais.mx
El impacto de la crisiseconmica de 1995:qu porcentaje de hoga-
res podan ahorrar antesy durante la crisis?
1995
> Mxico estaba inmerso en la ms agudacrisis econmica de su historia reciente. En1995 era importante saber en qu medidala crisis estaba afectando a los hogaresmexicanos. Le pusimos cifras ms precisas alo que ya sabamos: los hogares perdieronsu capacidad de consumo y ahorro.
Fuente: Berumen y Asociados, S.C., Impacto de la crisiseconmica en los jefes de hogar. rea metropolitana de laCiudad de Mxico,Este Pas, nmero 53, agosto de 1995.
Finales
de
1994
Marzo
de
1995
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
S66%
S41%
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este centro acadmico derogaba el docto-rado honoris causa que le haba conferido,
en 1919, por su gran talento y su sentidode responsabilidad.
En su respuesta, a todo esto Thomas
Mann lo llam la grave complicidad,de la cual las universidades alemanas se
han vuelto culpables en toda la presentedesgracia cuando, por haber malentendidoterriblemente la hora histrica, se hicieronencubridoras de las fuerzas perversas que
devastan moral, cultural y econmica-mente a Alemania.
Por qu?, se pregunta una y otra vezSteiner. Por qu? Por qu las pautasintelectuales, psicolgicas, del alto saberliterario y cientco resultan muchas vecesincapaces de hacerle frente a la seduccin
y a las tentaciones de lo inhumano?Uno de los atisbos de respuesta para
esta pregunta puede estar en un hechodecisivo en la historia de la civilizacin yel progreso: en el hecho de haber llevado ala abstraccin el saber y el conocimiento,apartndolos de la realidad, y creyendo,
o ms bien consumando el autoconven-
cimiento de que los dominios tcnicos,
como el desciframiento de signos y lainterpretacin de frmulas, nos coneren,por s mismos, una supremaca humana
casi como por dogma de religin. Condemasiada facilidad, soslayamos aquello
que dijo Ernesto Sabato en susApologasy rechazos: En los ltimos tiempos elpoder no pasa por el intelecto. Hay mu-chsimas pruebas de ayer y de hoy para
constatarlo.
El saber abstracto en el que, en especial
a partir del siglo xx, desemboc la edu-cacin universitaria en todo el mundo,condujo a lo que Max Adler deni comoel espritu autoritario de la burocracia
educativa mientras, en gran medida, seperda de vista aquello que Max Weberexiga a instituciones, profesores y es-tudiantes universitarios: la honradez
intelectual.
Incluso antes, en 1872, Nietzsche de-ploraba que los estudiantes acadmicos
viviesen, en la universidad, sin losofay sin arte, entregados exclusivamente ala tcnica. Sostena: Las universidadesactuales, por lo tanto, miran con indi-
ferencia tales estudios ya del todo apa-
gados y establecen ctedras lolgicaspara la formacin exclusiva de las nue-
vas generaciones de llogos. En otraspalabras, el saber universitario se torndominio endogmico que, a decir de NoamChomsky, asegura en mltiples sentidos
la preservacin de ciertas formas de pri-
ilusin. En la calle, estar informados yposeer conocimientos, leer libros y aun
escribirlos, no nos salvan mayormente de
los pecados, abusos, torpezas, bajezas ydescensos en los que nos igualan tambinlos que no leen.
A propsito de este amargo desencanto,
que hace aicos todas las utopas letra-das, Harold Bloom nos dio un principiode respuesta, en 1994, en su hoy famoso
libroEl canon occidental, cuando sealque hemos ledo utilitariamente y mal a
causa de leer al servicio de la ideologaen turno y no con el n de transformar
y enriquecer nuestro ser interior, para
aprender a hablar de nosotros mismos y
a soportarnos.Bloom no ha sido el primero pero s
uno de los ms enfticos en advertir que
leer incluso a fondo a los grandes auto-
res (precisamente a los que constituyennuestra herencia cannica intelectual)no nos har mejores o peores personas,ciudadanos ms tiles o dainos, puesla verdadera utilidad de Shakespeareo de Cervantes, de Homero o de Dan-te, de Chaucer o de Rabelais, consiste
en contribuir al crecimiento de nuestro
yo interior, en el entendido de que eldilogo de la mente consigo misma noes primordialmente una realidad social.
Leer, saber, informarnos y conocer, y
creernos mejores, moralmente, porqueleemos, sabemos, estamos informados y
conocemos, es una falacia con grado deverdad que hemos instaurado los hijosde la lectura y la escritura, los herede-
ros de la Ilustracin, aunque ya GeorgeSteiner se preguntaba cmo podamosexplicar que un hombre leyese a Goethe
o a Rilke e interpretase a Bach o a Schu-bert, por la noche, para luego ir por lamaana a su trabajo, serio y disciplinado,como exterminador de otros seres huma-
nos en un campo de concentracin enAuschwitz. Adems aade, al referirseal horror del nazismo, no se trata slode que los vehculos convencionales de lacivilizacin las universidades, las artes,el mundo del libro fueran incapaces de
presentar una resistencia apropiada a la
brutalidad poltica; a veces se levantaron
para acogerla y para tributarle sus cere-monias y su apologa.
Un ejemplo de esto ltimo lo pruebael hecho de que, en 1936, cuando la Ale-mania nazi despoj de su ciudadana algran escritor Thomas Mann, a su vez laUniversidad Renana Friedrich-Wilhelm,de Bonn, le envi un comunicado, rmado
por el decano, en el que le noticaba que
casado precisamente cuando y donde
pudo celebrar sus triunfos. Aquelloque legitimaba histricamente su co-metido, la supresin de la angustiade los individuos frente a los poderes
de la naturaleza y su liberacin delas constricciones y poderes socia-
les, ha sido reducido a lo que, en unprincipio, se haba determinado como
su medio: el conocimiento cient-co de la realidad y el poder que de
l emanaba sobre la naturaleza y la
sociedad. El espritu de las nuevas
ciencias, proclamado como defensa
de la supervivencia individual y de la
libertad social, fue objetivado en unaforma de institucin absoluta: la delconocimiento por el conocimiento, y
del progreso de la ciencia y la tcnicacomo n en s mismo y principio ab-
soluto. La condicin que justicaba suimportancia social, la conservacin dela vida frente al poder, fue olvidada.
En lugar de hacerse fuertes frentea la amenaza de la naturaleza y las
coacciones sociales, los individuos
se han visto socialmente debilitados
en la medida en que el espritu de la
ciencia y la tecnologa los separabairreversiblemente de la naturaleza y
de su propia naturaleza, y les usur-
paba con ello su proteccin. No sloel espritu cientco y la razn nacidade la Ilustracin han sido incapacesde abolir efectivamente la angustia delos individuos, sino que han aadidoal temor el horror social frente a su
propia realidad y poder.
La promesa de emancipacin del indivi-duo, que llegara por medio del conoci-miento y del saber, se diluy en la medidaen que ese conocimiento y ese saber se
institucionalizaron en un Absoluto (elconocimiento por el conocimiento mis-
mo, el saber por el saber) que ha venido
a desembocar en una simple ritualizacin
de las jerarquas. Hoy ya ni siquiera es elconocimiento lo que ms cuenta, sino la
simple informacin, de quienes dicen ycreen, con enorme ingenuidad, que quientiene la informacin tiene el poder. El
llamado poder de la informacin hapasado a ser tambin un asunto de fe. Si nocrees que el poder est en la informacin,entonces en qu crees?
Si la informacin y el conocimientouniversitarios (instaurados como Saber
Absoluto) provienen de los libros y, engeneral, de la cultura escrita, fuera de
las aulas y de los cubculos, todo es des-
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7/29/2019 Lectura en Educacin Superior en este pais.
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11Junio de 2011Educacin
Se dice que cuando le preguntaron a Einstein por quFaraday logr tan extraordinarios descubrimientos, su respues-ta dej estupefactos a muchos. Dijo: Porque nunca fue a laescuela. Aunque Einstein mismo no fue precisamente lo quese conoce como un gran estudiante (referido a uno aplicado,con altas notas), la mayor parte de las personas ilustradas y
estudiadas ubica al gran cientco como un alto producto delsaber universitario.
Pero Einstein dijo lo que dijo porque estaba convencido de quela universidad y la educacin formal en su conjunto conspirancontra el espritu de experimentacin, el afn especulativo y elejercicio de duda e imaginacin, privilegiando casi absoluta-mente la disciplina del rigor acadmico y la preeminencia dela memorizacin por encima de la abierta reexin y el sanoescepticismo hacia lo aprendido.
Es obvio que Einstein estaba siendo irnico en su respuestasobre el genio de Faraday en relacin con la escuela y que nopretenda descalicar sin ms los estudios universitarios, sinoms bien cuestionar, al igual que Montaigne, la fe ciega quedepositan los graduados en la religin y el templo del saber. Loque Einstein implic en su respuesta es que algunos genios yhombres de talento alcanzaron grandes realizaciones en beneciode la humanidad sin haber precisado de las aulas. Ms aun: quede haber pasado por las aulas, quiz la rgida educacin formalles habra obstaculizado dichos logros al cercenarles su libreespritu de inventiva.
EnLa cara oculta de la inteligencia, el inteligente y emotivoJaime Smith Semprn puntualiza: No a todos los genios les
va mal en la escuela. Lo que parece ser una realidad es que la
mayora de los grandes talentos no se han distinguido especial-mente por sus estudios acadmicos. Esta atinada observacinpuede entenderse tambin como la revelacin de un sntoma: laescuela, casi por sistema, est matando la imaginacin inteligente.
Quienes, autosatisfechos, ostentan como prueba irrefutablede su saber y justicacin incontestable de sus mritos el ha-
berse quemado las pestaas (as lo dicen, para signicar queleyeron libros y fueron disciplinados, empeosos y tenaces enel aprendizaje y la memorizacin de algo para conseguir susgrados), a veces deberan hacer, as sea por excepcin, un pe-queo esfuerzo para que ese calor del fuego de sus pestaas setransmita a su cerebro y lo dote del calor vital que la inteligencianecesita para funcionar ms all de la autoridad textualy ms
all, por cierto, de sus diplomas. EstePas
vilegio y elitismo. Ms aun: con frecuencia, los universitariosque creen en la abstraccin del saber y en la neutralidad de suciencia son quienes han facilitado, como asegura Chomsky,que la universidad sirva como instrumento para garantizar laperpetuidad de los privilegios sociales.
La universidad no le tiene mucho respeto al universitario Mon-taigne, en gran medida porque
Montaigne no se hizo manda-rn de ninguna universidad yporque en susEnsayos acon-
seja ms que el estudio formalcomo condena, el pensamiento
propio como la mejor escuelapara la formacin humana msduradera y feliz. SusEnsayosson la prueba palpable de que
desarroll el pensamiento altiempo que objet la sumisina la autoridad textual. Leylos libros sucientes para ser
considerado un gran lector, pe-ro fue un gran lector no por lacantidad de libros ledos, sino
por la forma en que los ley:valorndolos y cuestionndolos. Cicern, Platn y Aristteles lomotivaron, pero a su juicio lo importante para un lector no esslo saber lo que dicen tales sabios, sino saber lo que decimosnosotros al leerlos o despus de haberlos ledo.
Al describir su actitud y condensar su pensamiento, Alain deBotton nos dice que si tuviramos enfrente a Montaigne, stenos recomendara que por modesta que sea nuestra biografa,podemos extraer ideas ms signicativas de nosotros mismosque de todos los libros de la Antigedad, y slo una culturaacadmica que intimida nos hace pensar de otro modo. (Quuniversidad le concedera hoy a Scrates una ctedra de losofanada ms por exhibir la lgica y la tica de su pensamiento?Primero le pediran su ttulo.)
Pensar es ms fcil de lo que nos hacen suponer los que se
consideran detentadores del Pensamiento y de la Verdad: losguardianes de un sistema educativo que privilegia la memoria
y no el entendimiento como modelo de cultura. Montaigne losimpugna:
De buen grado vuelvo a esa idea de la inepcia de nuestraeducacin. Ha tenido como n hacernos no buenos y sen-satos, sino cultos: lo ha conseguido. No nos ha enseado aperseguir y a abrazar la virtud y la prudencia, sino que nosha grabado la derivacin y la etimologa. [...] Preguntamos:
Sabe griego o latn? Escribe en verso o en prosa? Mas sise ha vuelto mejor o ms avispado, eso es lo principal y du-radero. Mejor habramos de preguntar cul es mejor sabio
y no ms sabio.
Montaigne agrav las cosas frente a los universitarios institucio-nalizados cuando utiliz el sarcasmo para referirse a los estudiosformales y decir que si en las aulas el alma no goza con ello demejor salud y si no se consigue un juicio ms sano, mil vecespreferira que su discpulo se hubiese pasado el tiempo jugandoa la pelota. Pero sin duda lo que la Universidad (con mayscula)nunca le ha perdonado a Montaigne es la siguiente armacin:He visto en mis tiempos a mil artesanos, a mil labradores, ms
sensatos y felices que los rectores de la universidad.
Leer, saber, informarnos y conocer, ycreernos mejores, moralmente, porqueleemos, sabemos, estamos informados yconocemos, es una falacia con grado deverdad que hemos instaurado los hijosde la lectura y la escritura