lección 13 - mayordomía de la adoración

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Mayordomía de la Adoración 1 MEDITACIONES BÍBLICAS DIARIAS Pr. Claudir Oliveira Domingo - Éxodo 20:1-5 Dios merece ser adorado sobre todo porque Él es el Creador de todas las cosas. Él dice: “Yo soy el SEÑOR tu Dios” (NVI). Esto debería ser suficiente para el pueblo de Israel, en aquellos días, y para nosotros, en nuestros días, pero la humanidad siempre quiere algo que la motive. Entonces Dios concluye: “Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo”. El Señor había libertado a los israelitas de la esclavitud y ahora reivindicaba adoración sólo a Él. Nosotros también fuimos libertados de la esclavitud del pecado por el sacrificio de Jesús en la Cruz del Calvario. Y, por lo tanto, tenemos que hacer la siguiente pregunta: ¿“Sólo hemos adorado a Dios u otros dioses en nuestra vida?”. Para responder a esta pregunta, basta evaluar cuanto tiempo pasamos en adoración a Dios y cuánto tiempo gastamos haciendo otras actividades en nuestra vida diaria. Dios es celoso en todos los sentidos (v. 5), y no tolera dividir la adoración con otros dioses. Que Él esté en primero lugar en nuestra vida. Lunes - Salmos 150 Este salmo es bastante utilizado en las aberturas de nuestros cultos y, sobre todo, creo que es una lectura muy adecuada porque nos anima a alabar al Creador. Los Salmos 146 a 150 comienzan y terminan diciendo: “Aleluya”. Esta palabra es una transliteración del hebraico Hallelûyāh. La primera parte de la palabra - Hallelû - significa “¡alaben!” o “¡Adoren!”; y la segunda palabra - Yah – traducida es JAH, una forma abreviada del nombre de Dios, Jehová. En lo Salmo que leemos hoy, el autor nos invita a alabar a Dios por sus hechos (vv. 1-3), y también presenta varias formas e instrumentos con los cuales podemos adorar (vv. 3-6). Por desgracia, la alabanza no es algo que fluye naturalmente de las personas. A menudo, la alabanza es semejante a un deber, a una tarea obligatoria que nuestros labios pronuncian en el principio de las oraciones y canciones que cantamos, a menudo sin meditar en sus letras. ¿Qué diremos, entonces, de los momentos de tribulaciones que hemos pasado, en los cuales se hace aún más difícil alabar a Dios con todo el corazón? Debemos aprender: nuestro compromiso como adoradores es adorar a nuestro Creador todo el tiempo. Martes - Apocalipsis 5 Algo que me gusta hacer es cerrar los ojos en los momentos de alabanza en nuestros cultos. Trato de escuchar sólo la sinfonía de las voces y así puedo imaginar cómo será en el cielo. Si con 70 o 80 voces ya es lindo escuchar, me imagino ¡cómo será con millones de voces! Los capítulos 4 y 5 de Apocalipsis presentan un maravilloso tiempo de alabanza y adoración en el cielo y, por eso, debemos practicar en todo el tiempo lo que vamos a hacer eternamente, o sea, alabar y adorar diciendo: “Digno eres, Señor

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Mayordomía de la Adoración 1

MEDITACIONES BÍBLICAS DIARIAS

Pr. Claudir Oliveira Domingo - Éxodo 20:1-5

Dios merece ser adorado sobre todo porque Él es el Creador de todas las cosas. Él dice: “Yo soy el SEÑOR tu Dios” (NVI). Esto debería ser suficiente para el pueblo de Israel, en aquellos días, y para nosotros, en nuestros días, pero la humanidad siempre quiere algo que la motive. Entonces Dios concluye: “Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo”. El Señor había libertado a los israelitas de la esclavitud y ahora reivindicaba adoración sólo a Él.

Nosotros también fuimos libertados de la esclavitud del pecado por el sacrificio de Jesús en la Cruz del Calvario. Y, por lo tanto, tenemos que hacer la siguiente pregunta: ¿“Sólo hemos adorado a Dios u otros dioses en nuestra vida?”. Para responder a esta pregunta, basta evaluar cuanto tiempo pasamos en adoración a Dios y cuánto tiempo gastamos haciendo otras actividades en nuestra vida diaria. Dios es celoso en todos los sentidos (v. 5), y no tolera dividir la adoración con otros dioses. Que Él esté en primero lugar en nuestra vida. Lunes - Salmos 150

Este salmo es bastante utilizado en las aberturas de nuestros cultos y, sobre todo, creo que es una lectura muy adecuada porque nos anima a alabar al Creador. Los Salmos 146 a 150 comienzan y terminan diciendo: “Aleluya”. Esta palabra es una transliteración del hebraico Hallelûyāh. La primera parte de la palabra - Hallelû - significa “¡alaben!” o “¡Adoren!”; y la segunda palabra - Yah – traducida es JAH, una forma abreviada del nombre de Dios, Jehová.

En lo Salmo que leemos hoy, el autor nos invita a alabar a Dios por sus hechos (vv. 1-3), y también presenta varias formas e instrumentos con los cuales podemos adorar (vv. 3-6). Por desgracia, la alabanza no es algo que fluye naturalmente de las personas. A menudo, la alabanza es semejante a un deber, a una tarea obligatoria que nuestros labios pronuncian en el principio de las oraciones y canciones que cantamos, a menudo sin meditar en sus letras. ¿Qué diremos, entonces, de los momentos de tribulaciones que hemos pasado, en los cuales se hace aún más difícil alabar a Dios con todo el corazón? Debemos aprender: nuestro compromiso como adoradores es adorar a nuestro Creador todo el tiempo. Martes - Apocalipsis 5

Algo que me gusta hacer es cerrar los ojos en los momentos de alabanza en nuestros cultos. Trato de escuchar sólo la sinfonía de las voces y así puedo imaginar cómo será en el cielo. Si con 70 o 80 voces ya es lindo escuchar, me imagino ¡cómo será con millones de voces!

Los capítulos 4 y 5 de Apocalipsis presentan un maravilloso tiempo de alabanza y adoración en el cielo y, por eso, debemos practicar en todo el tiempo lo que vamos a hacer eternamente, o sea, alabar y adorar diciendo: “Digno eres, Señor

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Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas” (Ap. 4:11, NVI). Y, todavía: “Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza” (Ap. 5:12, NVI). Dediquemos más tiempo en adoración y menos en petición, para que experimentemos aquí en la tierra un poquito del cielo. Miércoles - Nehemías 9

Antes de meditar sobre la lectura bíblica de hoy, por favor lea el capítulo 8 de Nehemías. Por lo tanto, te darás cuenta de que, después de la finalización de la reconstrucción de la muralla, el pueblo se reunió para escuchar la lectura de la ley. La Biblia dice que, durante toda una mañana, los oídos del pueblo estaban atentos al libro de la Ley (Ne. 8:3). ¡Qué cosa tan maravillosa! ¿Cuántos de nosotros no consigue pasar quince minutos en la meditación de la Palabra de Dios?

El capítulo 9 de Nehemías dice que el pueblo de Israel, después de escuchar la lectura de la ley, se reunió para confesar sus pecados y adorar. No hay arrepentimiento y liberación si no a través de la Palabra de Dios. Es ella que nos transforma y nos conduce a una vida de alabanza y acción de gracias al Creador. Desafortunadamente, muchas personas han adorado con cánticos y acciones que no tienen nada que ver con la Biblia. Sólo con un corazón transformado por la Palabra es que podemos ofrecer a Dios una adoración pura y sincera. Jueves – 2º Crónicas 20:1-21

Me gustan las películas medievales. Aprecio las estrategias de los generales y sus ejércitos. En estas películas, a menudo, las tropas pequeñas, con una buena estrategia, consiguen vencer ejércitos grandes y numerosos. El Antiguo Testamento está lleno de historias así.

Al leer el pasaje de hoy, desde el versículo 1, dos cosas me llamaron la atención: la primera es la oración de Josafat, reconociendo la dependencia total de Dios (v. 12). La segunda es la forma que Dios le da a la liberación, a través de la alabanza (v. 22). Muchas veces nos desesperamos ante los problemas y tribulaciones e intercambiamos la alabanza por la murmuración. Tenemos que aprender a ser totalmente dependientes de Dios. Por más difícil que sea, debemos alabar al Creador con todo nuestro corazón, en medio de las batallas, porque Él es quien pelea por nosotros. ¡Aleluya! Viernes - Apocalipsis 22:1-14

Apocalipsis nos da una pequeña idea de las bellezas que encontraremos en la Canaán celestial. Todos los hermosos lugares y bellos paisajes creados por nuestro Dios en esta tierra no se comparan con el lugar que Él ha preparado para los que le aman (2Co 2:9). Es interesante analizar que las cosas hermosas aquí en esta tierra, tales como autos, casas, fincas, casas de playa etc., no es para quien quiere sino para quien puede. ¿No es eso lo que dice el dicho? Pero la Canaán celestial no es para quién puede, sino para los que “son llamados y elegidos y fieles”

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en Cristo Jesús (Ap. 17:14). A ellos, nuestro Señor Jesús dirá: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mt. 25:34). Entonces, entraremos por las puertas y contemplaremos toda la belleza de este lugar, y lo mejor: estaremos cara a cara con nuestro Dios, y reinaremos con Él por los siglos de los siglos (vv. 3-5). ¡Amén! Sábado - Juan 4:20-24

En nuestras iglesias cantamos una alabanza que dice: “En espíritu, en verdad, te adoramos, te adoramos”. Pero debemos preguntarnos: “¿Cuántas veces vivimos realmente lo que cantamos?” Son pocas las veces que nos encontramos en nuestras iglesias y no nos damos cuenta de nuestros compromisos asumidos con Dios a través de las canciones. Adorar a Dios en espíritu es entregarse totalmente, día tras día, en las manos del Creador, creyendo que Él tiene lo mejor para nosotros. La mujer samaritana, después del encuentro con Cristo, entendió que la adoración a Dios no se limita a una tierra local. Nuestra adoración debe ser dirigida hacia el cielo, debiendo ser ofrecida en la plenitud del Espíritu. Que seamos verdaderos adoradores, no sólo en los momentos de alabanza de nuestros cultos, pero en todo momento y dondequiera que estemos.

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13. MAYORDOMÍA DE LA ADORACIÓN

Estudio de la Semana: Salmo 95; Juan 4:1-30

Versículo de Memoria: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”. (Ju. 4:23)

Resumen de la Lección La mayoría de los cristianos dicen que van a la iglesia para adorar a Dios.

Pero, ¿qué es la adoración? La adoración no es sólo levantar las manos en el momento de una alabanza, o cantar una canción feliz o contemplativa en lo momento de la celebración. ¡Es mucho más que eso! Se trata de un vivir diario con las actitudes santas ante Dios.

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN

1. Lea la sección “Comprender y Vivir” y responda: ¿Cuál es el significado de la palabra adoración? ¿Cuál es la diferencia entre alabar y adorar? ¿Qué significa adorar en espíritu y en verdad? (Ju. 4:23)

2. ¿Qué significa decir que la adoración es celebración? ¿Cuál es lo significado de cantar y aclamar? (Sl. 95:1-2)

3. ¿Cuál es la razón para tener tanta alegría en el culto? ¿Qué riesgo corremos al enfatizar demasiadamente la alegría en lo culto? (Sl. 95:3-5)

4. ¿Qué significa decir que la adoración es la reverencia? ¿Qué razones tenemos para nosotros postrarnos delante de Dios? (Sl. 95:6-7)

5. ¿Qué significa decir que la adoración es la fidelidad? ¿Qué debe suceder en la vida del creyente, después de la bendición apostólica, es decir, el final del culto? (1Sm 15:22)

6. ¿Cuál es la importancia de leer la Biblia en nuestra adoración? ¿Cuál debe ser el papel de la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios en nuestros cultos? (Cl. 3:16; 1Tm. 4:13)

7. ¿Cuál cuidado que debemos tener acerca de las canciones que usamos en nuestra adoración a Dios? (Ef. 5:19)

8. ¿Cuál es la importancia de la oración en la adoración? (Mt. 6:5-8; 18:19,20; Lc. 11:5-13, Hec. 2:42, 46; 4:23; 5:42).

9. ¿Cuál es la relación entre la adoración y nuestras contribuciones? (Sl. 96:8; 2Co. 9:6-15)

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COMPRENDER Y VIVIR

Pr. Jonas Sommer En esta lección vamos a tratar del culto a Dios a través de la adoración, como

la Biblia nos enseña. También vamos abordar la adoración práctica en la vida cotidiana del pueblo de Dios. Que, a través de este estudio, podamos abrir la Escritura y dejar que ella nos enseñe a ser verdaderos adoradores a quienes Dios busca, y prestarle el culto que Él espera de nosotros.

Con tantas innovaciones e invenciones en el medio evangélico, con respecto al culto, debemos tener cuidado de no perder la pista bíblica de la verdadera adoración. Por lo tanto, la mayordomía de la adoración se constituye una doctrina esencial en la vida de la Iglesia.

La primera verdad de la mayordomía de la adoración es que se trata de un privilegio concedido a las personas salvadas, para servir a Dios de esta manera. El sentido más fuerte de la adoración consiste en asignar valor o mérito a un objeto o persona. En la vida del verdadero cristiano no hay lugar para la adoración de las cosas u objetos

La adoración puede definirse como el honor dado a un ser superior. El vocablo castellano “adoración” proviene del latín adoracionem que literalmente significa “orar por alguien”.1 La palabra hebraica es histahawah que literalmente significa “curvarse en humilde reverencia y postración”.2 Esta actitud indicaba que todo israelita debía mantener y administrar su vida religiosa en reconocimiento de la soberanía divina (Gn. 24:52; 2Cr; 7:3; 29:29). Ya el Nuevo Testamento usa el término griego proskyneo que significa “postrarse delante de alguien superior como un acto de sumisión o reverencia”.3

El Pastor Dr. Russell Shedd dice así: Definir un término como “culto” o “adoración” sigue siendo un desafío para todos los que se preocupan acerca de la adoración genuina. En un sentido más estricto, significa una atribución de honra y gloria a quien o a lo que el adorador considera de valor supremo. Sería veneración o devoción expresa a Dios en público o personalmente.4 Cuando adoramos a Dios, estamos en verdad administrando nuestra actitud y

posición en relación a Él. Cuando el cristiano está adorando, queda meditando acerca de Dios, pensando en el Creador con los siguientes atributos: omnipotente, omnisciente, omnipresente, eterno, infinito y perfecto, Dios de toda santidad, de la misericordia y la gracia, que es todo santo y digno. Después reúne toda esta alegría, 1 SILVA, Antônio Sebastião da. A mordomia da adoração. Disponível em: <http://dc305.4shared.com/doc/49ZE0zcr/preview.html>. Acesso em: 27 jun. 2012. 2 HARRIS, R. Laird, et al. Dicionário internacional de teologia do Antigo Testamento. São Paulo: Vida Nova, 1998, p. 434. 3 DOUGLAS, J. D. (Org.). O novo dicionário da Bíblia. São Paulo: Vida Nova, 1995, p. 35. 4 SHEDD, Russel. Adoração bíblica: os fundamentos da verdadeira adoração. 2. ed. São Paulo: Vida Nova, 2007, p. 12.

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obediencia, confianza, reverencia, homenaje y admiración, todo el amor y encanto espiritual, y pone a la suma total de todo esto en el altar de Dios, haciendo que se eleve ante el Señor en el fuego de la intensa devoción en ardor del holocausto.5 Esto es lo que llamamos adoración genuina, de sacrificio de alabanza.

Diferencia Entre Alabar y Adorar

Varias veces me preguntaron cuál era la diferencia entre la alabanza y la adoración a Dios. Cuando aún estaba en el Seminario Teológico, me acuerdo del Profesor Jaziel Guerreiro Martins enseñando que alabamos a Dios por lo que Él ha hecho por nosotros y lo adoramos por lo que Él es. Por lo tanto, debemos ser gratos en nuestra alabanza al exaltar al Señor por sus muchas misericordias. Alabar es mirar hacia arriba y adorar tiene que ver con el postrarse.

Lamentablemente, hay personas que les gusta levantar las manos y alabar en voz alta, pero no le gusta doblar las rodillas y someterse a Dios. A menudo, la “alabanza” en las iglesias no es más que un entretenimiento religioso y no conduce a un enriquecimiento espiritual en la presencia del Señor. Hay momentos en que nuestras canciones deben dar lugar al silencio, a postrarse ante el Señor.6

Es triste ver cómo la adoración congregacional “en el espíritu” se convierte en un grupo de espectadores que contemplan un espectáculo religioso en el escenario de alguna iglesia. Incluso resulta más penoso ver que a veces ese “entretenimiento” incluye una música que no es bíblica. Es necesario tener en cuenta que Satanás puede abrirse camino en una iglesia a base de mentiras por medio de un himno, igual que a través de un predicador liberal, y a menudo con más facilidad. La música juega con las emociones, mientras que la predicación afecta primariamente al intelecto y a la voluntad. No hay nada malo con las emociones suscitadas por la alabanza, siempre que sean sentimientos auténticos y no superficiales, y siempre que den como resultado una voluntad sometida que obedezca a la voluntad del Señor.7 Adorar en Espíritu y en Verdad

En la conversación con la mujer samaritana, nuestro Señor declara que los adoradores verdaderos lo adorarán en espíritu y en verdad, y que el Padre está en busca de ellos (Ju. 4:23). Podemos inferir que se Dios busca verdaderos adoradores es porque hay falsos adoradores. ¿Quiénes serían ellos? El mismo Señor Jesús, citando el libro del profeta Isaías, responde: son los que le honran con los labios, pero su corazón está lejos de él (Mc 7:6,7).

¿Cómo sería, por lo tanto, adorar en espíritu y en verdad? La mujer comenzó a discutir un tema teológico popular de su tiempo: el mejor lugar para adorar. Los judíos decían que el único lugar en el mundo donde se podría adorar era en el

5 PEARLMAN, Myer. Comentário bíblico: Salmos. Rio de Janeiro: CPAD, 1996, p. 149. 6 WIERSBE, Warren W. Comentário bíblico expositivo, v. 3: Antigo Testamento. Santo André: Geográfica, 2006, p. 250. 7 WIERSBE, Warren W. La estrategia de satanás: cómo conocerla y vencerla. 8. ed. Grand Rapids, Michigan: Editorial Portavoz, 2009, p. 122.

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Templo en Jerusalén. Hoy en día, muchos cristianos creen que sólo se puede adorar a Dios en el templo, o que su adoración se limita al tiempo que pasan en el templo. La verdadera adoración no tiene nada que ver con el lugar, ni el tiempo de culto. Jesús llevó la conversación con la mujer samaritana a un punto más importante: la actitud del adorador. Él dijo: “Dios es Espíritu” (Ju. 4:24). Significa que el espacio físico no es el límite. Él está presente en todas partes y nosotros podemos adorarlo en cualquier lugar y en cualquier momento. No es donde nosotros adoramos lo que cuenta, sino cómo lo adoramos.

¿Nuestra adoración es en espíritu y en verdad? El vocablo “espíritu” habla del ser interior de la persona real. La verdadera adoración, según Jesús, no es una cuestión de cosas externas. No tiene que ver con el adorar en cierto lugar, a cierta hora, usando ciertos ritos o vestidos con ciertas ropas. La verdadera adoración es cuestión del corazón (cf. Rm. 1:9).8 Adorar a Dios en espíritu es estar en sintonía con el Espíritu Santo. ¿Cómo el Espíritu Santo nos ayuda en la adoración? El Espíritu Santo intercede por nosotros (Rm. 8:26), nos enseña las palabras de Cristo (Ju. 14:26) y ayuda a que nos sintamos amados por el Padre (Rm. 5:5).

Adorar a Dios en verdad consiste en todo lo que hacemos durante el tiempo que no estamos en el templo. Tiene que ver con nuestro testimonio en los siete días de la semana. Está intrínsecamente ligado a lo que hacemos cuando “nadie” nos está mirando. Tiene que ver con cómo nos comportamos en nuestra casa, como tratamos a nuestro prójimo, como nos comportamos en el trabajo, en la escuela, en la universidad, como enfrentamos las adversidades de la vida, etc. ¿Estamos adorando en espíritu y en verdad?

Son varios los aspectos de la adoración, pero vamos analizar sólo tres: a) Celebración. Celebrar es lo mismo que festejar, aclamar o conmemorar

algo en comunidad. El culto bíblico debe ser visto como una fiesta espiritual, en el que Dios, nuestro Creador y Salvador, recibe homenaje. Somos invitados para acercarnos ante la presencia de Dios en un ambiente festivo y alegre.

El salmista dice: “Vengan, cantemos con júbilo al SEÑOR; aclamemos a la roca de nuestra salvación” (Sl. 5:1, NVI). Dos verbos se destacan aquí: “cantar” y “aclamar”. El verbo traducido por “cantemos” (he. ranan), en el original, literalmente, significa “grito de alegría” o “dar un grito rotundo”. El verbo traducido por “aclamemos” (he. ruwa) tiene una idea similar, y significa “grito de triunfo”.9 Para muchos, puede parecer extraño, pero el salmista está invitando al pueblo a “gritar de alegría” en adoración a nuestro Dios.

Hay cristianos que gritan de alegría cuando su equipo fútbol marca un gol, hasta el punto de quedar afónico; pero cuando se trata de alabar a Dios no se oye su voz, se callan ante el Rey de gloria. Tienen vergüenza de aclamarlo y glorificarlo. Nuestro gran Rey confía que sus súbditos sean eufóricos ante Él.

Resaltamos que el Salmo 95 no está incentivándonos a gritar como un loco, porque no hace referencia a una euforia vacía o ruidos sin sentido emitidos al azar. 8 MACARTHUR, John. Los pilares del carácter cristiano: los fundamentos básicos de una fe viva. Grand Rapids, Michigan: Editorial Portavoz, 2011, p. 181. 9 HARRIS, R. Laird, et al. Op. cit., p. 1.412.

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Se refiere, sobre todo, a la actitud de celebración que tenemos en el culto al Dios vivo. La adoración bíblica siempre debe ser una celebración en la presencia de Dios. Vea el versículo 2: “Lleguemos ante él con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos” (NVI). La idea aquí es que debemos dirigir toda nuestra alegría a una alabanza inteligente y armoniosa.10

b) Reverencia. El salmista dice: “Venid, adoremos y postrémonos; doblemos la rodilla ante el SEÑOR nuestro Hacedor” (Sl. 95:6). El verbo hebreo traducido aquí como “adoremos” es el shahah. Su significado original es inclinarse o postrarse. Adoración, además de ser “celebración” es también “postración”.11 Este verbo es seguido por otros dos que transmiten el mismo concepto acerca de la adoración: postrémonos (he. kara) y arrodillémonos (he. barak). Es de manera reverente que debemos acercarnos a nuestro Creador y Sustentador e hincarse en sumisión a su voluntad. Por lo tanto, adorar es reverenciar a Dios.12

Cuando hacemos demasiado hincapié en la alegría y entusiasmo en el culto, podemos perdernos en ese camino y ser adoradores sentimentalistas, que se reúnen sólo para buscar experiencias, emociones y escalofríos. Corremos el riesgo también llegar a ser como los cristianos de Corinto, que ofrecían el culto sin el debido cuidado o precaución.13 Al leer Hechos 2, vemos que la iglesia primitiva tenía entusiasmo, pero también estaba llena de temor y reverencia a Dios. Desafortunadamente, muchos cristianos están perdiendo su reverencia al Todopoderoso, y el resultado es que la “adoración” a Dios se está transformando cada vez más en un show dirigido al gusto de las personas que un tributo de exaltación al Rey de Gloria.

El Pastor Dr. Russell Shedd anota dos extremos peligrosos en el culto a Dios: 1) Un formalismo que consagra y enyesa el modo de adorar a Dios, mientras anula el poder de un contacto vital con Dios y donde no hay libertad para el Espíritu (cf. 2Co. 3:17); 2) Una espontaneidad que promueve desprendimiento y libertad, despreciando toda y cualquier forma, sino que crea confusión y desorden (1Co 14:33).14 En el Salmo 95 nos enteramos de que, además de presentarnos ante el Señor con la actitud de la celebración, debemos también adorarlo con actitud de reverencia. En la correcta adoración debe haber ver un equilibrio entre esas dos actitudes.15 Tenemos que buscar el equilibrio entre alegría y entusiasmo en la adoración y reverencia que Dios merece.

De acuerdo con los diccionarios, un sentido más práctico de reverencia es: “obedecer, acatar, respetar”. Por lo tanto, el acto de adorar debe ser precedido por la obediencia a los mandamientos de Dios. Sin embargo, por error, la mayoría de los cristianos entiende que “reverenciar a Dios” se refiere sólo a la postura física. Más que postrarse, o poner tu cara en la tierra, la auténtica reverencia en la adoración

10 FARIAS FILHO, José Lima de (Ed.). Vamos à casa do Senhor. Lições Bíblicas. Maringá, n. 295, abr./jun. 2011, p. 9. 11 KIDNER, Derek. Salmos 73-150: introdução e comentário. São Paulo: Vida Nova, 1981, p. 366. 12 FARIAS FILHO, José Lima de (Ed.). Op. cit., p. 9. 13 FARIAS FILHO, José Lima de (Ed.). Op. cit., p. 9. 14 SHEDD, Russel. Op cit., p. 15 15 FARIAS FILHO, José Lima de (Ed.). Op. cit., p. 9.

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tiene que ver con la actitud del corazón. Jesús dijo que “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Ju. 4:24).

c) Fidelidad. La última parte del versículo 7 dice: “Si ustedes oyen hoy su voz” (NVI). Hay algo muy interesante aquí, pues en hebraico el verbo “oír” (shama) no es simplemente “escuchar”, sino que también es “prestar atención” y “obedecer”.16 Esta idea queda muy clara en la paráfrasis de la Biblia Viva, que dice: “¡Sería bueno si hoy escuchasen y obedeciesen al Señor!”. Aquí el salmista nos da un concepto muy alto sobre la adoración: Dios quiere de nosotros mucho más de lo que le ofrecemos en el momento del culto en el templo. Él quiere que seamos fieles y obedientes. ¡Quiere que le adoremos con fidelidad! Así que la adoración es un estilo de vida, es decir, nuestra vida debe ser una constante adoración a Dios. No adelantas nada, celebrar con alegría con los hermanos, y ser reverente a Dios en el momento de la oración, si después del culto en el templo regresar a casa y todo sigue como antes: no hay cambio de vida, y sin obediencia, sin santidad. Para Dios, “el obedecer es mejor que un sacrificio” (1Sm. 15:22). Cante una alabanza más alegre. Haga oraciones reverentes. Pero si realmente quiere alegrar el corazón de su Padre Celestial, obedézcale también en todos los días de la semana, cuando no está en el templo. ¡Responda positivamente a la palabra predicada en el culto!17

Recordemos que cuando escuchamos la bendición apostólica en el templo, de hecho, el culto no ha terminado. ¡Es sólo el comienzo! El culto debe continuar en su hogar, en su trabajo, en la universidad, donde se encuentra y todo lo que haga. ¡Esa es la adoración que Dios espera!18 El profeta Isaías, en el capítulo 1, denunció el culto hipócrita a Dios, pues los hijos de Israel estaban “adorando” al Señor en el culto del sábado, pero se olvidaban de obedecer a Dios en el resto de la semana. Vamos a reflexionar sobre nuestra fidelidad a Dios. Los Componentes de la Adoración a Dios

La adoración consiste en actos y actitudes que reverencian y honran la majestad del gran Dios del cielo y de la tierra. Por lo tanto, la adoración se concentra en Dios y no en el ser humano.

Veamos algunos componentes del culto cristiano: a) La lectura de la Palabra. La lectura individual con actitud de reverencia

produce la paz interior y orientación espiritual a la vida cotidiana. La lectura pública sigue siendo un hábito positivo e indispensable a los cultos como parte de la adoración. En la Biblia, nos enteramos de que uno de los grandes momentos de adoración al Señor ocurrió cuando el sacerdote Esdras leyó la Ley al pueblo (Ne. 8:5,6). Por desgracia, en muchas iglesias, la lectura de la Palabra ha dado lugar a momentos interminables de canciones, que a menudo contradicen la doctrina cristiana. No hay nada malo en cantar alabanzas al Señor. Debemos hacerlo con todo nuestro corazón. No podemos, sin embargo, eliminar el lugar de la lectura de la Palabra en nuestro culto a Dios. 16 HARRIS, R. Laird, et al. Op. cit., p. 1.585. 17 FARIAS FILHO, José Lima de (Ed.). Op. cit., p. 10. 18 FARIAS FILHO, José Lima de (Ed.). Op. cit., p. 10.

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b) La predicación y la enseñanza de la Palabra de D ios. Un verdadero culto a Dios no puede ser sin la enseñanza o predicación bíblica. A través de la exposición de la Palabra, el hombre puede reconocer a Dios como su único Señor y Salvador. Precisamos valorizar el momento de la predicación. Necesitamos de predicadores que se dedican a dar alimento sólido, atractivo y nutritivo al rebaño de Dios.

c) El canto en el culto cristiano. Una forma de expresar la alegría, la gratitud y el deseo de comunión con nuestro Señor es a través de himnos y canciones espirituales (cf. Sl. 136; 126:3). Las canciones deben ser inspiradas en músicas y letras con contenido suficiente para llevar a los cristianos a adorar a Dios (Éx. 15:1-21). Los líderes de adoración deben estar alerta a la teología de las canciones modernas. No podemos, como pueblo de Dios, cantar algo que va en contra de las enseñanzas de la Palabra de Dios. Debe, sin embargo, señalar que el cristiano es aquel que tiene más derecho a cantar, lo que nadie más en el mundo, porque el cristianismo es la religión más alegre que existe.

El Nuevo Testamento comienza con la alegría de los ángeles que anuncian el nacimiento de Cristo y termina con la descripción de las innumerables multitudes cantando aleluyas a Aquel que ha vencido el pecado, la muerte y el diablo. El cristianismo es una religión de las canciones, ya que es la religión del júbilo, y este júbilo surge del mensaje de la salvación basada en la obra completa e irrevocable de Cristo.19

d) Las oraciones en el culto cristiano. Otro elemento importante en la adoración a Dios es buscar Su rostro en la oración. Es el medio de comunicación entre los santos y el Señor. La oración siempre debe ser acompañada de acción de gracias a Dios. El Nuevo Testamento presenta dos tipos de oraciones: el individual y el colectivo. Oración individual está relacionada con nuestra intimidad personal y secreta con Dios (Mt. 6:5-8; Lc. 11:5-13). La oración colectiva es aquel oración que todo el pueblo hace (Mt. 18:19,20). Este último tipo de oración promueve la unidad, el compañerismo y la comunión. Era la clase de oración ejercida en las casas de los primeros cristianos cuando todavía no tenían sus propios templos (Hec. 2:42, 46; 4:23; 5:42).

e) Las contribuciones en el culto cristiano. La entrega de los diezmos y ofrendas es parte del culto cristiano (Sl. 96:8). El texto de 2ª Corintios 9:6-15 contiene los principios y las bendiciones para los que contribuyen generosamente a la obra de Dios. Los diezmos y ofrendas deben ser entregados en el momento del culto y no personalmente al tesorero, ya que son parte de la adoración a Dios. Una Palabra Final

Adorar es dar a Dios el honor que Él merece. Brota de un corazón lleno de gratitud por el poder salvador de Dios y su bondad sin límites. El hombre fue creado para la gloria de Dios, lo cual desea y espera recibir la debida alabanza de su creación (Is. 43:7). La adoración del cristiano debe estar dirigida únicamente a Dios

19 PEARLMAN, Mayer. Op. cit., p. 146.

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Mayordomía de la Adoración 11

(Mt. 4:10), porque encontramos en la Escritura las principales razones para así proceder: “Puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hec. 17:28).

El cristiano fiel es conocido sobre todo como un adorador de Dios (1Pe. 2:4, 5, 9, 10). En un sentido especial, todo lo que hacemos y realizamos en la vida cotidiana, en obediencia a la Escritura, constituye una forma de adoración (2Co. 4:15; Rm. 12:1; Hb. 13:16). Que seamos verdaderos adoradores, que adoran al Creador en espíritu y en verdad. Como dice la canción: “Piensa en mí verdadero adorador, con el manto de alegría. Admiro tu rostro. Oh! Padre”.