lc 75 junio 14 lectura

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 Nº 75 Junio de 2014 Precio de Tapa: $ 10.- La Comuna Revista teórica y política del PRT Partido Revolucionario de los Trabajadores  (Pág.3) (Pág. 7) (Pág. 13) CONTRADICCIONES Y AGONÍA DEL CAPITALISMO EN EL SIGLO XXI ¿POR QUÉ UNA REVOLUCIÓN SOCIAL? (1º parte) EL EPICENTRO DE LA REVOLUCIÓN: EL PODER LOCAL LAS IDEAS DE LA REVOLUCIÓN Y LA AUTOCONVOCATORIA: NUEVO PISO EN LA LUCHA DE CLASES (Pág. 15)

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ANALISIS POLITICO DE ARGENTINA CONTEMPORANEA

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  • N 75 Junio de 2014Precio de Tapa: $ 10.-

    La ComunaRevista terica y poltica del PRTPartido Revolucionario de los Trabajadores

    (Pg.3)

    (Pg. 7)

    (Pg. 13)

    CONTRADICCIONES Y AGONADEL CAPITALISMO EN EL SIGLO XXI

    POR QU UNA REVOLUCIN SOCIAL?(1 parte)

    EL EPICENTRO DE LA REVOLUCIN:EL PODER LOCAL

    LAS IDEAS DE LA REVOLUCINY LA AUTOCONVOCATORIA:

    NUEVO PISO EN LA LUCHA DE CLASES

    (Pg. 15)

  • EEddiittoorriiaall...Es un momento de lahistoria universal quepide a gritos una Revolu-cin socialista dirigida porla clase de vanguardia detoda la sociedad, unaclase capaz de abrir lahistoria del Hombre.Un marco planetariocomo nunca sucedi,en donde fluyen miles demillones de almasaspirando o intuyendo laposibilidad de cambiar elrumbo de tantas injusticias queinstal el sistema capitalista,sostenido por una clase dominantemuy perturbada por su objetivoinhumano de la ganancia.Solo imaginemos por un instante unaRevolucin social en nuestro pas oen cualquier otro, que rompa esedique impuesto por la burguesa anivel planetario; seguramenteaparecer con toda la fuerza la ideadel efecto domin, la historia delhombre definitivamente entrar en ellargo camino del verdadero sentidode la palabra libertad, encontrndosecon l mismo y con la naturalezaque deber transformar socialmente.Por fin! El trabajo ser digno, seruna necesidad primaria y a la vezla nica posibilidad de desarrollohumano integral...

    La ComunaRevista terica y poltica delPRTPartido Revolucionariode los Trabajadores

    Publicacin bimensual. Ao XIIIwww.prtarg.com.ar

    in lugar a dudas, en el prrafo que pre-cede estas lneas, puede condensarse laesencia del contenido del presente

    nmero de esta revista.Las contradicciones y agona del Capitalismo eneste siglo; los porqu de la necesidad de unaRevolucin social; el Poder Local; y el nuevo pisode la lucha de clases, son los temas que hemosabordado terica y polticamente en esta Comunaa fin colaborar en la profundizacin de la acciny el debate del campo revolucionario.

    SS

  • l nivel alcanzado en la concentracin ycentralizacin monopolista en el mundo yel afn de contrarrestar la tendencia de-

    creciente de la cuota de ganancia, ha llevado a losgrandes capitales imperialistas productores de mer-cancas con gran cantidad de trabajo social incorpo-rado a instalar fbricas y nuevas unidadesproductivas en general en pases con un desarrollocapitalista inferior al de los pases en donde tradicio-nalmente se encontraban esos centros productivosdando as una vuelta ms de tuerca en su fase impe-rialista.

    El imperialismo ha completado la universalizacindel capitalismo incorporando masas gigantescas denuevos trabajadores a quienes expropi previamentede toda propiedad sobre medios de produccin, for-zndolos a la proletarizacin.

    Sobre la base de ese proceso, nuestro partido ana-liza que los niveles de concentracin y centralizacindel capital mundial se han multiplicado y, con ello,los monopolios no slo han generalizado la existenciade Estados a su servicio sino que se ha producido laeliminacin, de hecho, de las fronteras de los pases,a tal punto que las decisiones de Estado se toman enlos despachos de las transnacionales y, desde all, sebajan en forma de decisiones polticas para cumpli-miento de los pueblos explotados y oprimidos delmundo por el gran capital.

    La llamada globalizacin ha hecho del mundoun solo mercado y, por lo tanto, un nico destino al

    que se remiten las mercancas cargadas de plusvala,mediante cuya venta se realiza la ganancia de esafranja reducida de la ms alta burguesa mundial: laoligarqua financiera.

    EL MERCADO MUNDIAL UNIFICADO YEL DESARROLLO DESIGUAL DEL CAPITALISMO

    El hecho de la existencia de un solo mercado mun-dial manejado por una sola oligarqua financiera trans-nacional (en el sentido de sector de clase pero conprofundas disputas en su interior y movilidad de blo-ques que se forman y se destruyen permanentemente)que dirige a todos los Estados capitalistas del planeta,en donde las distintas empresas dejaron, hace tiempo,de identificarse con las banderas nacionales de origen,por virtud de la caracterstica annima de sus accio-nes, y por las transacciones permanentes de las mis-mas a travs de las bolsas, intercambio de ttulos,compras y ventas de activos y negociaciones de deu-das, bonos estatales y privados, lo cual ha generali-zado un pasar de mano en mano que imposibilita hoysaber con certeza quines son sus dueos, no implicade ninguna manera que las contradicciones entre Es-tados hayan desaparecido y, menos an, las contradic-ciones intercapitalistas entre las que sigue primandola ley fundamental de la ganancia cual es que al mayorcapital corresponde la mayor ganancia, lo cual exas-pera la competencia y la ferocidad entre monopoliosque se disputan el mismo mercado.

    3

    CCOONNTTRRAADDIICCCCIIOONNEESSYY AAGGOONNAA

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    E

  • Y aqu vale aclarar rpida-mente que la tasa de ganancia

    media no se contradice con la profun-dizacin entre las diferencias de lasganancias absolutas de los capitales,porque el mismo porcentaje de, supon-gamos, el 20% sobre un capital de1.000.000 significa una cantidad sensi-blemente ms baja que la aplicacindel mismo porcentaje sobre un capitalde 100.000.000.

    Inmediatamente, esto nos conducea ver claramente que la cuota de ga-nancia media, no slo no empareja losvolmenes de ganancia, sino que, porel contrario, profundiza las diferenciasentre los capitales, abonando perma-nentemente la ley de desarrollo des-igual del capitalismo (recordamos quedesarrollo capitalista no es lo mismoque desarrollo de la vida de los obrerosy pueblos en general, por el contrario,son antagnicos entre s).

    La profundizacin de las contradic-ciones entre capitales aleja toda pro-babilidad de un superimperialismounificado capaz de gobernar en formaunida los destinos de la poblacinmundial, lo cual ya fue planteado clara-mente hace casi un siglo por Lenin (1) yconfirmado por la prctica con el fra-caso de los distintos acuerdos interna-cionales, el mercado comn europeo,los distintos mercados regionales, etc.

    SE PUEDE OBTENER UNA TASADE GANANCIA IGUAL

    EMPAREJANDO LOS SALARIOS?

    De igual modo, el pretendido empa-rejamiento mundial de los salarios paraobtener mundialmente una misma tasade ganancia, intento denodado e igual-mente absurdo en cuanto a la posibili-dad de lograrlo(2), por parte de laburguesa monopolista, lleva a otravuelta de tuerca sobre la disparidadentre capitales y, necesariamente,sobre la situacin de vida de los pue-blos con diversos estadios de desarro-llo, profundizando an ms no slo larelacin entre rentas desiguales de ca-pitalistas y salarios dispares entre tra-bajadores, sino tambin sobre lo queesto ltimo conlleva, es decir, diferen-tes grados de explotacin capitalista yobtencin de plusvala entre capitalesde composiciones orgnicas diferentes.

    No obstante, es preciso sealar quelo absurdo de la idea de obtener dichos

    4 resultados por parte de la oligarqua financiera internacional, noniega que la propia estructura del capital conlleve indefectible-mente esa tendencia a igualar los salarios a la baja. Por el contra-rio, esa ley existe y es ajena a la voluntad de clases, sectores ygrupos de individuos. Sus efectos, constituyen otra expresin msde lo catica que resulta la produccin capitalista sustentada enla obtencin de ganancia y no en la satisfaccin de las necesida-des y aspiraciones de la humanidad.

    Pero qu resultados trae todo este cmulo de contradiccionesque se han ahondado en el unificado mercado mundial al que noscondujo el proceso de concentracin y centralizacin de los capi-tales?

    LA PROPIEDAD CAPITALISTA CONTRADICELA PROPIA TENDENCIA DEL CAPITALISMO

    A LA UNIFICACIN DE LOS MERCADOS

    Ver en esta trama compleja (mas no difcil de apreciar y enten-der) las contradicciones, nos ayudar a comprender los vaivenesde los acuerdos entre pases y de los reiterados fracasos del es-tablecimiento de mercados regionales y mundiales, u organismoscreados con el fin de establecer pautas igualitarias para el co-mercio tales como la OMS, etc. Los acuerdos entre gobiernos ylas fantochadas burguesas y pequeoburguesas que pretendenidentificar el concepto de Unidad Latinoamericana, por ejemplo,con la existencia y sostenimiento del Mercosur, la Unasur y otrosbloques mercantiles que sirven para negocios de los monopoliosy no para la solucin de los problemas de los pueblos, chocan per-manentemente con esta realidad y fracasan estrepitosamente, ha-biendo servido a la postre, nicamente como instrumento deacumulacin y centralizacin de los capitales ms grandes, deempeoramiento en las condiciones de vida de los pueblos, y pro-fundizacin de las contradicciones interimperialistas.

    Las transnacionales han generalizado la instalacin de sus in-dustrias en distintos pases de Asia, frica y Amrica Latina, ysin embargo, los gobiernos, por ejemplo, de Argentina y Brasil,no pueden acordar pautas coherentes que hagan marchar sobrerueda a las mismas. Tal, es el caso testigo de la industria automo-triz que ponemos como ejemplo. Cmo se explica que la mismaVolks Wagen, que opera en ambos pases, tenga dificultades parael desarrollo de sus negocios en ambos territorios si, como diji-mos, las polticas de Estado responden a los intereses de los mo-nopolios?

    En los papeles resulta casi idlico que en un pas en dondemejor conviene se armen y terminen las unidades automotricesde determinados modelos, mientras que el pas vecino le provealas autopartes necesarias para la produccin, obtenindose asel mejor costo. De tal forma, resultara que el producto de lamisma empresa se fabrica a un lado y otro de la frontera y la trans-nacional sacara el mejor provecho del costo ms reducido paravenderlo al resto del mundo incluidos ambos pases- con lamayor ganancia.

    Sin embargo, hemos comprobado que la empresa afronta se-rias dificultades en el funcionamiento de ese mecanismo porqueel flujo de autopartes y materias primas en general no es el ade-cuado. Se generan trabas, se frena el flujo, se violan acuerdosentre naciones, se discuten aranceles de importacin y exporta-cin, etc.

    Se producen cortocircuitos entre distintos intereses naciona-les segn nos mienten los respectivos gobiernos.

  • Pero esto no es as. La verdad oculta tras lo que nos dicen los gobiernos es que los monopolios transnacionales que actan en

    Brasil, en el marco de sus disputas entre s, y contra la clase obrera y el pueblo carioca, logran impulsar una de-cisin poltica determinada como resultante no querida por ninguno en particular pero que, al final, expresa lalnea que se deriva de esa discusin que, en ltima instancia, favorece a un conjunto de los sectores ms con-centrados. Ahora, resulta que en Argentina, los monopolios transnacionales que actan y tienen ms peso eco-nmico y poltico no es un conjunto formado por las mismas empresas que las que actan en Brasil, por lo tanto,las disputas entre ellos es distinta, tampoco el nivel de disputa contra la clase obrera y el pueblo criollo esigual al brasileo. En consecuencia la resultante de las disputas intermonopolistas en el marco de la lucha declases es diferente y, por lo tanto, la resultante de las decisiones polticas que emanan del grupo de monopoliosque impone su voluntad, es distinta a la del vecino pas.

    Aqu podemos entender claramente los dos aspectos que sealramos ms arriba. Por un lado, que los Es-tados responden a los intereses monopolistas que son quienes deciden las polticas a aplicar en cada pas. Ypor otro, dada la diferente composicin de los sectores monopolistas que se establecen en cada pas, ms el des-arrollo desigual en los procesos capitalistas en cada pas y las dificultades que la burguesa debe enfrentarproducto de las luchas de clases tambin desiguales, el resultado de sus decisiones polticas y econmicas esdiverso y, muchas veces contrapuesto, aunque estemos hablando de muchas empresas que son comunes acada uno de los lados de la frontera entre ambos pases.

    LAS CATEGORAS DE LA DIALCTICA NOS AYUDAN A ENTENDER EL PROBLEMA

    Ninguna de estas complejidades y contradicciones anula lo que venimos afirmando, por el contrario, lasconfirma. La relacin dialctica entre lo general y lo particular, entre la parte y el todo, nos arma adecuadamentepara poder comprender no solamente el proceso de descomposicin del capitalismo, su relacin con la luchade los pueblos que es la que profundiza su bancarrota, sino que, adems, nos proporciona el conocimiento delos puntos dbiles sobre cuales actuar para acelerar su crisis poltica y mellar an ms la posibilidad del sos-tenimiento de este sistema moribundo.

    Lo general se refleja en lo particular. sa es la causa por la cual, as como el capitalismo gobierna en todoel mundo sometiendo a la enorme mayora de los pueblos, su crisis poltica tambin se expresa al interior decada pas. Tal lo que pasa en Ucrania, Siria, Afganistn, China en donde se produjeron los paros y luchas msgigantescas de toda la historia de la humanidad, en India, en el propio Brasil, lo cual se increment y alcanzconocimiento generalizado ante la iniciacin del mundial de ftbol y, por supuesto, en nuestro territorio, slopor nombrar un ramillete de pases, pero cuya lista completa abarca a todos los pases del globo.

    Las desigualdades y diferenciaciones descritas anteriormente hacen que, a cada paso que da el imperialismoen su proceso, aunque las oficinas de los monopolios decidan planes que intentan aplicar en todos los pasese imponer a cada gobierno como polticas de Estado, es en el propio terreno nacional en donde se ven las difi-cultades de aplicarlas.

    No son las mismas composiciones orgnicas del capital las existentes en los diferentes pases, no son losmismos conjuntos de empresas monopolistas las que se disputan el mismo territorio y mercado, no son igualeslos niveles de explotacin a la clase obrera ni opresin impuesta a los pueblos en general, no son los mismosniveles de ganancia que pueden obtenerse en cada territorio, no es la misma masa salarial la que debe abonarsey, adems y por todo lo dicho, no es la misma lucha de clases la que deben afrontar las oligarquas financierasen el poder en cada pas.

    La lucha de clases que se erige por sobre todas estas condiciones econmicas que el propio capitalismo hadesarrollado, ha generado una determinada clase obrera, una determinada conciencia poltica, una determinadahistoria de luchas, una determinada relacin entre las clases oprimidas y un determinado enfrentamiento conla oligarqua financiera en el poder, singulares y propias en cada pas.

    El resultado de este complejo polgono de fuerzas constituido en cada territorio nacional es diferente, paraseguir con nuestro ejemplo, en Brasil que en Argentina, porque diferentes son los vectores que constituyenesos polgonos de fuerza.

    Caeramos en un terrible error si hiciramos un anlisis mecnico a partir de ver slo el capital transnacionalqueriendo imponer sus condiciones y no considerar la realidad tangible descrita ms arriba que afronta elmismo en cada pas en el que se implanta. Creer que tienen una sola poltica y que dan una misma orden quecada Estado cumplir es no ver este grado de disputa y de complejidad que existe entre los monopolios y fun-damentalmente entre la oligarqua financiera y la clase obrera y los pueblos de cada pas.

    LA CRISIS POLTICA DE LA BURGUESA PONE AL DESCUBIERTO EL NICO OBJETIVO QUE PERSIGUE

    Pero como sabemos, en medio de este mar de contradicciones, la oligarqua financiera tiene un nico objetivoque es comn a toda la burguesa aunque transite por distintos y mltiples vericuetos polticos pretendiendo

  • alcanzarlo: sostenerse en el poder y mantener, yen lo posible contrarrestar, la tendencia decre-

    ciente de la tasa de ganancia.Este eje que constituye la base

    de sustentacin, la razn de ser dela burguesa, su esencia y, por lotanto, a pesar de todas las diferen-cias interburguesas, los distintos ni-veles de enfrentamiento con lasclases obreras y pueblos de los dis-tintos pases, este eje constituye elleit motiv de toda poltica del impe-rialismo aunque se manifieste enforma muy diferente en cada pas.

    Sobre todo, en tiempos como elactual, en donde el capitalismotransita su crisis estructural mun-dial, est en descomposicin y ago-niza histricamente. Porque,precisamente, este estado terminal,lo presenta desnudo y despojado de las vestidurascon las que supo adornarlo la burguesa en su fase deesplendor, pudiendo as engaar a los proletarios ypueblos oprimidos para someterlos y expropiarlos.

    Retazos rados de esas vestiduras cuelgan de laspuntas de los hitos ms salientes de la lucha de cla-ses y la oligarqua financiera ya no cuenta con velossuficientes que puedan cubrir su siniestra esencia ex-plotadora.

    Inevitablemente se expone, a cada paso, tal cuales despojada de ropas, y a ello se debe que su reper-torio poltico se vaya reduciendo, a los ojos del mundoentero, a su nica razn de ser cual es el sosteni-miento del modo de produccin capitalista y su ga-nancia, lo cual logra a travs de la explotacin yexpoliacin de los pueblos y sus territorios.

    Cuanto ms crudo se muestra el capitalismo, msrepulsin y odio genera en la clase obrera y los pue-blos. Ms aguda se torna la lucha de clases y ms im-posible se le hace a la burguesa, superar este estadode cosas. Pues las crisis recurrentes de la economacapitalista se han fundido con la crisis poltica crnicade la burguesa desnuda, conformando una crisis es-tructural del sistema capitalista en descomposicin.

    Acorralada por la lucha sostenida de los pueblosdel mundo y, ms precisamente en nuestro pas, laoligarqua financiera en el poder, por cada uno de losnegocios que realiza a costa del sufrimiento de lostrabajadores y el pueblo, deja jirones, no ya de vesti-dos de los que carece, sino de piel. se es el costoque debe pagar para sostener el sistema capitalista.

    Mientras tanto, la clase obrera y el pueblo, en suavanzada, tejen pacientemente, con sus luchas, lamortaja, ltimo ropaje con que la cubrirn en sutumba.

    Notas

    1 Ver El imperialismo fase superior del capitalismo y La re-volucin proletaria y el renegado Kautsky Lenin.

    2 Una masa salarial que pone en movimiento un capitalconstante determinado no produce la misma tasa de gananciaque otra masa salarial de la misma magnitud, poniendo enmovimiento un capital constante distinto, aunque la plusvalaobtenida sea de igual magnitud:

    Tasa de Ganancia 1=/= Tasa de Ganancia 2 =/= Tasa de Ga-nancia 3.

    En donde Tasa de Ganancia es=

    Plusvala Capital Variable (salarios) + Capital Constante

    Tasa de G1 = Plusvala1000 + 5000

    =/= Tasa de G2 = Plusvala1000 + 5500

    =/= Tasa de G3 = Plusvala1000 + 6000

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  • s ir por la Ruta 40, la ms larga de nues-tro pas, detenerse a la vera del caminoen cualquier punto y admirar el paisaje

    profundo. Es solo una expresin muy fuerte, un arcoiris pero de marrones intensos que emocionan y noshacen reflexionar, nos dan una distancia necesariapara mirar un futuro de amistad indisoluble entre elHombre y la naturaleza.

    Es un acto individual aprovecharse de esa inmen-sidad, el observador que transita esos parajes sinprisa y sin pausa tiene los tiempos para saborear unsueo, es como que esa inmensidad pone un freno ala categrica vida urbana y quizs podramos arries-gar a la vida sometida a la subsistencia cotidiana.Trasciende al Hombre urbano, al intenso gris oscurode chimeneas sin sentido que sin ton ni son enne-grecen el corazn de cada habitante.

    Imaginemos un acto social maysculo capaz de irpensando esa ruta 40. Imaginemos un gran debateen torno a una vida contemplativa y a la vez trans-formadora de tanta abundancia natural y al decir de-bate incluimos abundancia humana.

    Quienes pertenecemos al trabajo, incluidos losdesocupados seguramente alguna vez y en nuestraignorancia individual ante la inteligencia colectivanos preguntamos si teniendo esa naturaleza no sepodra vivir de otra forma.

    Popularmente es conocida la frase: tanta riquezay tanta pobreza que conviven.

    Cuantas veces nos pusimos a pensar cul es elfreno al disfrute del Hombre si lo que sobra es ri-queza.

    Esas inmensidades naturales incitan a meditar, asalirse del pensamiento nico en que fuimos educa-dos, a independizarnos del atosigamiento en el queprcticamente hemos nacido.

    Ciertamente un trabajador tambin siente,piensa y reflexiona todos los das el dolor de servir aotro que ni siquiera conoce.

    Nos dirn y con razn que no hace falta el Hom-bre en ese fuerte esplendor que produce la natura-leza en s misma, pero no es menos cierto que existeel esplendor con el Hombre como parte de la natu-raleza con su capacidad de crear riqueza. Pero nece-sariamente hacemos el juego para dar aire a unpensamiento desbordante de grandeza cuando el serhumano como parte de un todo se encuentra fusio-nndose y sirvindose de un gran manantial.

    Un contraste horrible se cierne todos los dassobre nosotros.

    Pero al hablar de la juventud hablamos delnio, del anciano, de la tercera edad, de la mujerdel hombre etc., hablamos de todo el pueblo quevive al da y al lmite

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    PPOORR QQUU UUNNAARREEVVOOLLUUCCIINNSSOOCCIIAALL??

    ((II PPAARRTTEE))

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  • Las pinceladas fundamentales delsistema nos las dan los medios de

    propaganda que abundan en el sistema. Sinos detenemos en esa brutal mquinaboba, la TV, y solo a modo de ejemplo pa-recera que socialmente somos lo queellos dicen que somos. Por ejemplo enesos programas policiales que pululan,que venden sistemas de seguridad, sonpartes del espectculo. Un televidentedesprevenido, ya quedan pocos, puedeasociar tranquilamente que la juventud eseso que nos muestran, la noche, la droga,la violencia, el individualismo a ultranza.Nada se dice, por supuesto de la granmasa de jvenes que estudian y trabajande esa aplastante mayora que produce lasmercancas que difcilmente pueda alcan-zarlas con sus salarios miserables. Esos j-venes que trabajan entre diez y doce horasdiarias, muchos de ellos con horarios rota-tivos, con un horario nocturno que va con-tra la propia naturaleza del Hombre.Condiciones de trabajo en donde se sufreel fro o el calor sin importar las conse-cuencias de salud. No se habla de quienesestudian y trabajan, los malabarismos quetienen que hacer porque estn castigadoscon horarios que en su mayoras se haceninviables y provocando una desercin noquerida. Quienes estudian solamente paragarantizarse un futuro se chocan con la

    virulencia de la vida real cuando tienenque aplicar sus conocimientos a lo coti-diano. Grandes masas de estudiantes quecon diploma en manos pasan a engrosarlas filas de los proletarizados vendiendo sufuerza de trabajo y con salarios miserables,

    de horarios esclavizantes y de abandonototal para profundizar los conocimientoscientficos o tcnicos.

    Pero al hablar de la juventud hablamosdel nio, del anciano, de la tercera edad,de la mujer del hombre etc., hablamos detodo el pueblo que vive al da y al lmite.

    Tenemos mucha bronca como cual-quiera que padece estos problemas, descri-birlos es sumarnos al dolor y no lo haramosni mejor ni peor que nadie, tenemos uncomn denominador como sociedad quepor suerte y porque la vida nos llev de unau otra manera a sentir cosas comunes en elfastidio profundo que tenemos.

    Ese comn denominador es muy am-plio. En la consecuencia del sistema que vi-vimos difcilmente estemos alejados unoscon otros. Por ejemplo: si aparece un barrabrava, todos pensamos lo mismo de quienest atrs. Son los polticos, los empresa-rios que los utilizan como fuerza de choquecontra la protesta social, son los punta delanza de negocios del narcotrfico (finan-ciero Estatal policial), de la trata etc.

    Si por esas razones de la actualidadaparece un Juez en la escena televisiva oun polica, al unsono todos pensamos queestn en la tranza, as mismo pensamos delas empresas monopolistas que se la lle-van en pala y cuando dicen que hay crisisse la tenemos que pagar nosotros con ms

    impuestos, con in-flacin, con deva-luacin etc.

    Si vemos un po-ltico en la TV la re-accin por aos yaos es la misma,prometen, pidenel voto y despushacen todo lo con-trario a lo que nosdijeron. Millonesde compatriotassentimos lo mismo.

    Pero cules son las causas que ge-neran stas expresiones y sentimientos?

    Nos imaginamos otra cosa para nues-tra sociedad.

    Llevamos muchsimas dcadas quedesde el Estado nos inculcan que el mismo

    est por sobre todas las clases sociales yes juez, arbitra a favor de uno o de otro sinimportar su condicin.

    Este no es un tema fcil de tratarpuesto que para ello hay que pensar deotra manera, hay que salirse de la fuerzade la costumbre de miles de aos endonde los Estados en todas las formacio-nes sociales apareca como por sobre lasociedad. No importa hoy la forma que ad-quiri en el esclavismo, en el feudalismo oahora en el capitalismo.

    Lo ms importante fue que se encu-bri fue el papel del Estado como herra-mienta de dominacin las clasesdominantes y superar ese pensamientoser algo complejo.

    Pero a decir verdad El actual Estado selo podra imaginar un corso de carnaval acontramano pero sin caretas.

    Necesariamente en sta poca de atro-cidad que provoca el sistema capitalista elEstado sale a la palestra sin ninguna ms-cara. Su fachada clasista que cost milesde aos encubrirla, en nuestro pas se sabeo en el peor de los escenarios se intuyeque favorece a una clase, quizs an no setenga claro que pertenezca a la clase quedomina la sociedad, pero de hecho vulgar-

    mente todos sentimos que el Estado nonos pertenece.

    Ese comn denominador que lo apren-dimos luchando por la vida, luchando porsostenernos, luchando por conquistar endcadas cada tramo logrado es lo ms im-portante que tenemos para emprender uncamino directo para terminar con toda in-justicia.

    Para cambiar de lleno lo que est su-cediendo hay que cambiar las causas fun-damentales que generan tanto dolor.

    Las preguntas del milln son se puedecambiar? O es solo idealismo?

    Pensamos que se puede y se debecambiar todo esto. Se puede porque todolo que producimos lo hacemos las grandesmayoras.

    Miremos atentamente a esas minorasy veremos el grado de parasitismo que tie-nen. Lgicamente que ellos, las multina-cionales con el concurso del Estado nosdicen que sin esas inversiones nada sepuede hacer. Y esas inversiones de dndelas sacan? La sacan de la plusvala que nosroban, es decir el trabajo que hacemos yno nos pagan.

    A nuestros ojos est a la vista y a modode ejemplo, que producimos un coche que

    luego se vende a cifras que no podemosalcanzar por el salario que recibimos.

    Ellos trabajan administrando el di-nero que nos roban en forma directa e in-directa, ya que con el excedente quetienen abren financieras, estn en nego-cios inmobiliarios, se meten en la especu-lacin agro-industrial controlan la energay cuantos ms capitales concentran msnos dicen que ponen los capitales que nosroban. Invierten con el fruto que generanuestra fuerza de trabajo.

    Entendemos que lo que hay que cam-biar es ese mecanismo parasitario que ge-nera el actual sistema capitalista y hay quehacerlo revolucionariamente cambiandoel Estado. Es decir un Estado de la claseobrera y de todo el pueblo que cercenedefinitivamente la presencia de clase pa-rasitaria que hoy detenta el poder que esla oligarqua financiera fusin del capitalindustrial con el capital bancario.

    Por qu pensamos que se puedecambiar revolucionariamente y liberartodas las fuerzas contenidas de la socie-dad?

    El sistema capitalista es anrquico.Cuando un sistema se gua por la gananciaya no interesa lo que se produce en fun-

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    Para cambiar de llenolo que est sucediendohay que cambiarlas causas fundamentalesque generan tanto dolor.

  • Las pinceladas fundamentales delsistema nos las dan los medios de

    propaganda que abundan en el sistema. Sinos detenemos en esa brutal mquinaboba, la TV, y solo a modo de ejemplo pa-recera que socialmente somos lo queellos dicen que somos. Por ejemplo enesos programas policiales que pululan,que venden sistemas de seguridad, sonpartes del espectculo. Un televidentedesprevenido, ya quedan pocos, puedeasociar tranquilamente que la juventud eseso que nos muestran, la noche, la droga,la violencia, el individualismo a ultranza.Nada se dice, por supuesto de la granmasa de jvenes que estudian y trabajande esa aplastante mayora que produce lasmercancas que difcilmente pueda alcan-zarlas con sus salarios miserables. Esos j-venes que trabajan entre diez y doce horasdiarias, muchos de ellos con horarios rota-tivos, con un horario nocturno que va con-tra la propia naturaleza del Hombre.Condiciones de trabajo en donde se sufreel fro o el calor sin importar las conse-cuencias de salud. No se habla de quienesestudian y trabajan, los malabarismos quetienen que hacer porque estn castigadoscon horarios que en su mayoras se haceninviables y provocando una desercin noquerida. Quienes estudian solamente paragarantizarse un futuro se chocan con la

    virulencia de la vida real cuando tienenque aplicar sus conocimientos a lo coti-diano. Grandes masas de estudiantes quecon diploma en manos pasan a engrosarlas filas de los proletarizados vendiendo sufuerza de trabajo y con salarios miserables,

    de horarios esclavizantes y de abandonototal para profundizar los conocimientoscientficos o tcnicos.

    Pero al hablar de la juventud hablamosdel nio, del anciano, de la tercera edad,de la mujer del hombre etc., hablamos detodo el pueblo que vive al da y al lmite.

    Tenemos mucha bronca como cual-quiera que padece estos problemas, descri-birlos es sumarnos al dolor y no lo haramosni mejor ni peor que nadie, tenemos uncomn denominador como sociedad quepor suerte y porque la vida nos llev de unau otra manera a sentir cosas comunes en elfastidio profundo que tenemos.

    Ese comn denominador es muy am-plio. En la consecuencia del sistema que vi-vimos difcilmente estemos alejados unoscon otros. Por ejemplo: si aparece un barrabrava, todos pensamos lo mismo de quienest atrs. Son los polticos, los empresa-rios que los utilizan como fuerza de choquecontra la protesta social, son los punta delanza de negocios del narcotrfico (finan-ciero Estatal policial), de la trata etc.

    Si por esas razones de la actualidadaparece un Juez en la escena televisiva oun polica, al unsono todos pensamos queestn en la tranza, as mismo pensamos delas empresas monopolistas que se la lle-van en pala y cuando dicen que hay crisisse la tenemos que pagar nosotros con ms

    impuestos, con in-flacin, con deva-luacin etc.

    Si vemos un po-ltico en la TV la re-accin por aos yaos es la misma,prometen, pidenel voto y despushacen todo lo con-trario a lo que nosdijeron. Millonesde compatriotassentimos lo mismo.

    Pero cules son las causas que ge-neran stas expresiones y sentimientos?

    Nos imaginamos otra cosa para nues-tra sociedad.

    Llevamos muchsimas dcadas quedesde el Estado nos inculcan que el mismo

    est por sobre todas las clases sociales yes juez, arbitra a favor de uno o de otro sinimportar su condicin.

    Este no es un tema fcil de tratarpuesto que para ello hay que pensar deotra manera, hay que salirse de la fuerzade la costumbre de miles de aos endonde los Estados en todas las formacio-nes sociales apareca como por sobre lasociedad. No importa hoy la forma que ad-quiri en el esclavismo, en el feudalismo oahora en el capitalismo.

    Lo ms importante fue que se encu-bri fue el papel del Estado como herra-mienta de dominacin las clasesdominantes y superar ese pensamientoser algo complejo.

    Pero a decir verdad El actual Estado selo podra imaginar un corso de carnaval acontramano pero sin caretas.

    Necesariamente en sta poca de atro-cidad que provoca el sistema capitalista elEstado sale a la palestra sin ninguna ms-cara. Su fachada clasista que cost milesde aos encubrirla, en nuestro pas se sabeo en el peor de los escenarios se intuyeque favorece a una clase, quizs an no setenga claro que pertenezca a la clase quedomina la sociedad, pero de hecho vulgar-

    mente todos sentimos que el Estado nonos pertenece.

    Ese comn denominador que lo apren-dimos luchando por la vida, luchando porsostenernos, luchando por conquistar endcadas cada tramo logrado es lo ms im-portante que tenemos para emprender uncamino directo para terminar con toda in-justicia.

    Para cambiar de lleno lo que est su-cediendo hay que cambiar las causas fun-damentales que generan tanto dolor.

    Las preguntas del milln son se puedecambiar? O es solo idealismo?

    Pensamos que se puede y se debecambiar todo esto. Se puede porque todolo que producimos lo hacemos las grandesmayoras.

    Miremos atentamente a esas minorasy veremos el grado de parasitismo que tie-nen. Lgicamente que ellos, las multina-cionales con el concurso del Estado nosdicen que sin esas inversiones nada sepuede hacer. Y esas inversiones de dndelas sacan? La sacan de la plusvala que nosroban, es decir el trabajo que hacemos yno nos pagan.

    A nuestros ojos est a la vista y a modode ejemplo, que producimos un coche que

    luego se vende a cifras que no podemosalcanzar por el salario que recibimos.

    Ellos trabajan administrando el di-nero que nos roban en forma directa e in-directa, ya que con el excedente quetienen abren financieras, estn en nego-cios inmobiliarios, se meten en la especu-lacin agro-industrial controlan la energay cuantos ms capitales concentran msnos dicen que ponen los capitales que nosroban. Invierten con el fruto que generanuestra fuerza de trabajo.

    Entendemos que lo que hay que cam-biar es ese mecanismo parasitario que ge-nera el actual sistema capitalista y hay quehacerlo revolucionariamente cambiandoel Estado. Es decir un Estado de la claseobrera y de todo el pueblo que cercenedefinitivamente la presencia de clase pa-rasitaria que hoy detenta el poder que esla oligarqua financiera fusin del capitalindustrial con el capital bancario.

    Por qu pensamos que se puedecambiar revolucionariamente y liberartodas las fuerzas contenidas de la socie-dad?

    El sistema capitalista es anrquico.Cuando un sistema se gua por la gananciaya no interesa lo que se produce en fun-

  • cin del hombre sino que se lohace para ampliar la repro-

    duccin y concentrar ms y mscapitales que generen ms ganan-cias. En el sistema capitalista la es-tadstica no puede ser seria. Loscapitales ms concentrados tienenque ocultar con la ley a su favor lascifras que manipulan con el solohecho de falsear sus brutales ga-nancias y excedentes.

    En este sistema capitalista nose produce para las necesidadesdel pueblo y ello se nota cuando setira a la basura la comida quequeda en las gndolas o en laforma que se produce para garanti-zar cantidades que luego nadiesabe su destino. Se produce irra-cionalmente para competir con losprecios internacionales bajando lacalidad del producto, explotandocada vez ms al hombre y casti-gando a toda la naturaleza.

    El mundo se ha globalizado ylas batallas de esas competenciasentre las transnacionales se dan ennuestros pases secndolos de lasriquezas para producir la nada.

    El Hombre es asfixiado en unavida indigna y sin futuro. No hayposibilidad al ocio, al descanso f-sico y mental. El hombre tiene queproducir. Se transform en unamercanca ms. Una tuerca msdel andamiaje competitivo para ni-velar al Hombre para abajo.

    Dnde est dicho que hay queproducir tantos coches? Acaso nose puede trabajar para tener unaexcepcional tela de araa de trans-porte colectivo capaz de dignificarese camino de la casa al trabajo ya todo destino al que se dirija?Dnde est dicho que para traba-jar o estudiar sea necesario trans-portarse tanto tiempo y distancia?No es acaso un derroche de vidahumana, de fuerza productiva que-mada intilmente? Por qu con-sumir tanta energa para La Nada?No es que burdamente estamoscontra el coche individual, pero hay

    10 que ir pensando que por un perodo histrico ese coche individual seir extinguiendo como transporte al trabajo en la medida que el trans-porte colectivo sea de alta calidad y el hombre recorra en tiempo y es-pacio poco trayecto.

    El coche ser un amigo del paseo y del ocio, de ninguna manerauna carrera contra el tiempo y la vida.

    Entendemos que siempre un pas tiene que producir con un exce-dente para intercambio entre los pueblos del mundo y disfrutar delproducto que la humanidad ha elaborado en miles de aos. Un exce-dente que tambin constituya una reserva para contingencias, con elque adems se dar respuestas a problemas de catstrofes nacionalese internacionales, pero de ninguna manera producir excedentes paracompetir en el plano mercantil. Dnde est dicho que hay que tenerproduccin de soja para alimentar al mundo? Dnde est dicho quehay que erosionar el subsuelo, contaminar el agua, extinguir especiesanimales, extinguir especies vegetales para vivir en tiempos actua-les?

    De ninguna manera, todo al contrario!

    Estos Estados capitalistas por el afn de las ganancias de la oligar-qua financiera estn frenando a la humanidad para su triunfal pasoa una nueva poca histrica. Su ceguera competitiva por (reproduciry acumular ms capital) concentrar ms la economa y centralizar mslos capitales presiona hacia abajo a la humanidad, la encorseta, no le

  • permite desarrollarse, el Hombre es mercanca y porlo tanto no sirve ms que para ello.

    Imaginemos un Estado revolucionario de todo elpueblo en donde se pueda debatir las prioridadescontemplando los intereses de la gran mayora que hasido explotada y oprimida por el sistema capitalista.

    Seguramente en una primera etapa de la revolu-cin habr confusin y arrastre de costumbres deun sistema podrido y caduco. Ser necesario definirciertos lineamientos generales de los cuales habrque tomar como primeras medidas y de urgencia ali-viar el dolor de la sociedad.

    Para ello hay que pensar en grande, es decir parael 99% de la poblacin que sufri la explotacin y laopresin es decir la clase obrera y todo el pueblo.

    Es un Estado para las mayoras porque la revolu-cin es para las mayoras.

    Aliviar el dolor quiere decir que de inmediato y amodo de ejemplo que el 80% de lastierras que generan riqueza y quehoy explotan irracionalmente perte-necen a las multinacionales se expro-piarn por el Estado de todo elpueblo y se comenzar de inmediatoa producir para ese momento hist-rico con el objetivo que ningn habi-tante de nuestro suelo padezcahambre.

    A la vez y simultneamente en elEstado de todo el Pueblo se elabora-rn planes de mediano plazo apoyn-dose en quienes conocen y saben enprofundidad la ciencia y la tcnicacapaz de producir alimentos de grancalidad y por fuera de toda manipula-cin que produce el camino de lacompetencia capitalista.

    Probablemente haya que reco-rrer un camino de atraso que produjo miles de aosde costumbres de sociedades explotadas y enfren-tarlo con un dinmico paso enrgico de producir so-cialmente para el Hombre.

    El Estado revolucionario ser un despertar de laenerga de un pueblo que sabr sacar lo mejor queprodujo la humanidad en cada etapa histrica perosabr imponer su sello indomable de avanzar en elmanejo de la ciencia y la tcnica en funcin del inte-rs social, la ganancia ser un enemigo latente enciertas conciencias del pueblo pero ser superada yser extinguida por la fuerza de la vida.

    No todo se debe vender no todo se debecomprar.

    Si yo trabajo en una empresa automotriz alda siguiente de la revolucin voy a seguir ha-ciendo lo mismo que hice para el triunfo de la revo-lucin, pero de ninguna manera haremos productospor hacer. Voy a seguir luchando y voy a seguir pro-fundizando el estado de asamblea que me permitidemocratizar todas las metodologas revoluciona-rias que utilic para desalojar del poder a la oligar-qua financiera. Es decir que eso que hice para lalucha por el poder de inmediato lo utilizo para elotro gran desafo histrico que es producir para lasociedad y de tomar el control inmediato de queproducir, para qu y para quienes?

    Solamente en el afn de ir soando y de ningunamanera condicionando queremos decir a modo deejemplo que una asamblea de una empresa auto-motriz propondr transformar el establecimiento enuna empresa que produzca fundamentalmente

    transporte colectivo que garantice que el obrerovaya y venga dignamente al trabajo. Seguramente sequitarn de un da para el otro el turno noche. Sefortalecer la disciplina laboral la voluntad para tra-bajar cuando se comenzar a ver en lo inmediatoque lo producido con mis manos va a parar a la so-ciedad, comenzar all un largo proceso de encon-trarse el hombre con el hombre y el producto con elHombre. Se ira extinguiendo la idea de producir paranadie y producir nada, mis pares, mis amigos mifamilia irn usufructuando del producto de la fuerzade trabajo social.

    Ya no habr un excedente para que alguien loadministre, se ira avanzando en una planificacinque demandar varios aos, quizs dcadas pero

    11

  • tendr un timn firme de unEstado de todo el pueblo

    que utilizar la educacin socia-lista, el ejemplo, el incentivomoral como nicas vas de avancesocial. Desde esta ptica nopuede entenderse ni concebirsealgn tipo de violencia para elpueblo, porque ser el propiopueblo el que ejercer la violenciacontra quienes intenten volver ala produccin para la ganancia deunos pocos a costa de la explota-cin del trabajo ajeno. Es el pue-blo movilizado el que estartrabajando y construyendo unasociedad para todos. La violenciadel Estado revolucionario sernicamente contra quienes per-dieron sus privilegios irracionalese intentarn por todos los me-dios atentar contra el Estado delas mayoras.

    Sobre la divisin del trabajo

    Actualmente la divisin deltrabajo es un freno al futuro. Elcapitalismo necesita navegar enese camino para producir y apesar de los cambios producidosen las ltimas dcadas la mujercobra un salario menor y ocupaun puesto productivo menor, hayuna frontera tajante con el hom-bre. As lo mismo la divisin a ul-tranza que se produce entre elcampo y la ciudad o el tajantecorte que existe entre el trabajomanual e intelectual.

    Esa divisin del trabajo nece-saria del sistema capitalista dis-torsiona las verdaderasnecesidades de una sociedad.Por qu hay que producir tantasoja para exportar, para un exce-dente y para 40 millones de com-patriotas? Qu es lo queganamos como pueblo con esascifras mundialistas?. Lo perde-mos todo. Cunta energa utili-zada para mover tamaas mqui-nas!, cuntas cubiertas para re-

    correr inmensos campos! Cuntaproduccin automotriz para lanada! Pero, nos hemos puesto apensar cuanto derroche de fuer-zas Hombre se liquidan por aopara no resolver nada y agravarlotodo?

    Pensamos una revolucin detodo el pueblo en donde los logroscientficos-tcnicos logrados por laHumanidad en el Capitalismo rom-pan la barrera de una poca hist-rica primitiva que libere elpotencial escondido en cientos deaos en nuestra sociedad.

    Nos pusimos a pensar almenos por una vez que pasara sipor esa ruta 40 esas riquezas na-turales y humanas tuviesen eldestino de elevar la calidad devida? En donde esa divisin detrabajo impuesto, mediocre, pre-histrico diese paso a la directarelacin del hombre produciendocerca de la riqueza natural?

    Enormes ciudades como BsAs, Crdoba Rosario se iran ale-jando de la enajenacin que pro-duce una superpoblacin endonde cada vecino es un nmero,una estadstica un alienado de lasociedad.

    Cuando el hombre dentro dela sociedad produce para elevarsu calidad de vida necesita des-arrollar sus conocimientos cient-ficos y tcnicos.

    Necesita cuidar su fuente in-agotable que es la naturaleza quelo rodea. Miles y miles de pueblosse desarrollaran porque sera ne-cesario que el trabajo impulse laeducacin, la preparacin de mi-llones para el desarrollo. Se nece-sitaran viviendas dignas capacesde construirse, en una primeraetapa, con los instrumentos al-canzados hasta hoy en el capita-lismo. La distribucin de losproductos se haran en base a loms avanzado que se ha logradohoy cuando un coche que tienenmiles de autopartes se termina

    con el justo a tiempo de produc-ciones en distintas partes del pla-neta. Se achicaran las distanciasconstruyendo vas frreas y for-maciones capaces de circular portodo el territorio nacional.

    La divisin entre el hombre yla mujer ir dejando atrs las ca-denas ms horribles de la historiade la humanidad. El Estado revo-lucionario caminando hacia a laabundancia, a la calidad, a la can-tidad ir poniendo en firme loslazos del amor por fuera de cual-quier atadura comercial que eshoy el matrimonio en el capita-lismo, ni que hablar cuando dehijos se trata que la preocupacincentral del Hombre sea la ataduradel amor libre de toda responsa-bilidad econmica. Es lgico, estono se resolver de golpe sino conel transcurso del funcionamientodel propio sistema que ir cre-ando las bases materiales paraavanzar en una sociedad endonde el amor sea la ataduraen la sociedad. En el mismo sen-tido se irn derribando las fronte-ras que separan la intelectualidaddel trabajo manual en el sistemaCapitalista, millones de almas ex-presarn de infinitas formas loque hoy no pueden expresar yaque la vida de explotado y opri-mido le coarta su desarrollo inte-lectual respecto de las planifi-caciones, decisiones y destinosque tendr la produccin, trans-formando este aspecto del Hom-bre que hasta nuestros dasconstituye un privilegio exclusivode las clases acomodadas del sis-tema.

    Hoy por hoy el trabajo nodignifica al hombre...

    (Continuaren el prximo nmero)

    12

  • l capitalismo monopolista de Estado, ltima fase dedesarrollo del modo de capitalista de produccin, amedida que avanza en preservar las condiciones pro-pias de su dominacin, avanzan tambin las condi-

    ciones de su descomposicin. A diferencia del desarrollo deanimales y plantas, cuyos procesos vitales sufren condicionesde adaptacin, de saltos cualitativos, de discontinuidad de suconformacin orgnica en la preservacin de sus diversas es-pecies, el capitalismo -como un proceso inevitable- se descom-pone a medida que desarrolla su rgimen opresivo; es decir,a medida que busca preservar su especie o mejor dicho, su pro-pia clase.

    Tan cierto es que las alteraciones y modificaciones naturalesde las especies son un proceso inconsciente y hasta impercep-tible para la mayora de ellas, que no implican la destruccinmisma de las especies, ni de la naturaleza; como tambin lo esel hecho que la crisis y descomposicin del capitalismo es pro-ducto de la lucha que lo enfrenta en el seno mismo de supropias condiciones de explotacin y opresin, es decir queesta lucha expresa en su propio movimiento la interrupcin dela continuidad y a la vez saltos cualitativos tendientes a superarlas trabas al desarrollo de una vida digna que solo se puedendar por fuera del sistema capitalista.

    Pues el sistema capitalista solo existe a condicin deusufructuar y destruir (en ese orden), la especie humana yla naturaleza. Si la transformacin orgnica es la condicin deadaptabilidad en la naturaleza para preservarse como especieanimal o vegetal, la transformacin revolucionaria y la destruc-cin del sistema capitalista es la condicin para desarrollar la es-pecie humana en consonancia con la naturaleza en un sentidosocial superador. La necesidad de hacer comprender esta ne-cesidad y valorar el peso que tiene en la conciencia de la clase

    obrera, es la mayor preocupacin de la oligarqua y sus gobier-nos lacayos.

    De all todo el montaje para contrarrestar esto es decidi-damente contrarrevolucionario.

    La ganancia, la superexplotacion y las consecuencias deello encierran en s, el carcter destructivo del capitalismo ex-presndose en la actualidad, en las mas inmorales conductas ylas mayores aberraciones a las que la burguesa llega para sos-tener su existencia de clase y su dominacin.

    Su violencia encuentra justificacin en la reaccin polticade carcter fascista en las fbricas, en las que de muy buenagana los aparatos sindicales lacayos de las patronales, prestanun gran servicio y en la represin social. Por carecer ya de me-dios eficaces de engao, por no poder contener la movilizaciny la lucha en cientos de conflictos, por desnudarse a causa delenfrentamiento y la lucha de millones, la incapacidad de solucio-nes a las condiciones de vida cada vez mas pauprrimas e in-dignas. Por encontrar las masas nuevas formas de lucha ymetodologas que estn por sobre las viejas instituciones delEstado y que son al mismo tiempo expresiones revolucionariasdel cambio que se aspira.

    En su fase monopolista actual, el capital es ms aguda-mente reaccionario, pues su empeo por mantener el sistemade explotacin en que se basa, en el marco de su crisis poltica,implica la conjugacin entre engao y represin en el mismoescenario de la de lucha.

    Obligados a bajar al seno de la confrontacin, con todo suaparato poltico - militar, el enfrentamiento de clases obliga alEstado a exponer su condicin de aparato de la clase burguesaal servicio del capitalismo. Aunque aparentemente el Estadoest por encima de las clases para amortiguar la lucha entreellas, esta situacin de enfrentamiento cada vez ms generali-

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    EELL EEPPIICCEENNTTRROO DDEELLAA RREEVVOOLLUUCCIINN::EELL PPOODDEERR LLOOCCAALLE

  • zado desnuda su carcter poltico y represivo como apa-rato por y para los monopolios; sin ms remedio que so-

    meterse a las condiciones objetivas que la lucha les imponey a la accin que la clase obrera y el pueblo despliegan a lolargo y ancho de la Argentina.

    En este sentido la burguesa esta cebada y apela incluso ala negacin de las propias reglas de juego de la democracia bur-guesa y la propia constitucin del estado burgus, en conjunto,la base de sustento poltico de su dominacin, que a la hora deresolver conflictos son tambin trabas para sus intereses.

    Las leyes nacionales represivas como la ley antiterrorista,las recientes leyes abiertamente contra la movilizacin y el paro.Leyes como las que intentan aplicar como la polica municipal enprovincia de Buenos Aires, que amparan los intentos de controlsocial por parte del Estado monopolista, desarrollando ostento-sos operativos en barriadas obreras del conurbano, donde lospasajeros de colectivos repletos de trabajadores que vuelven asus hogares despus de jornadas de trabajo agotadoras, se venobligados a descender y ser revisados, palpados y hasta dete-nidos si presentan una imagen sospechosa.

    O los llamados operativos antidrogas con gran despliegueen el gran Rosario, o la represin de la movilizacin en el Chaco,o la polica dentro de las fbricas como en Gestamp al lado delos trabajadores, exponen el sentido general de estas iniciativas,todas tendientes a sostener los intereses monopolistas.Pero al mismo tiempo, desnudan que an a pesar del cmulode leyes y de la iniciativa propia desde cada expresin de la oli-garqua en el poder por un llamado control social, la realidad ob-jetiva y las propias condiciones del desarrollo de la lucha declases coartan su reaccionaria tendencia a mantener lascosas como estn.

    El significado que tiene para el Estado burgus esta situacinde crisis, se expresa en la agudizacin de las contradiccionesen su propia clase, que ve como un determinado conflicto afectaotros intereses monopolistas y los confronta a la hora de las re-soluciones.

    Ve como todo el aparato poltico despotrica contra sus pro-pias fuerzas sin encontrar la salida ms adecuada. Al verse obli-gados a retroceder frente a los obreros organizados en lasfbricas que actan decididamente y no aceptan quedarse sintrabajo, que adems exigen y no ceden en aumentos salariales,que estn dispuestos a ir por ms. El ms rayano pragmatismopredomina ante la afrenta de la clase obrera que se atreve a de-rribar con su lucha esa muralla de aparente fortaleza. Tiene elmismo peso que la huida espantada de las fuerzas represi-vas en la localidad de Pampa del Indio en la provincia deChaco. Tiene la misma impronta en el ingenio el Tabacal enSalta, frente a las fuerzas represivas derrotadas militarmente por

    la movilizacin de la clase obrera y el pueblo en su conjunto que,al igual que en el Ingenio San Isidro y otras tantas luchas msque arrinconan al poder.

    El significado de esta situacin provoca confusin y desorien-tacin en la superestructura y en el Estado burgus, que ve queel alcance de sus medidas represivas es de corto vuelo que aun-que zafen por as decirlo, en algn conflicto particular, el marcogeneral de luchas ha quebrantado la capacidad del Estado deamalgamar iniciativas conjuntas y que solo el instinto de clasecomo capitalistas determina su accin.

    Las apelaciones a la gobernabilidad estn en boca de todos.La conjugacin entre las leyes represivas mencionadas msarriba, con la desesperacin de la burguesa de sostener esteorden de cosas, no implica que las batallas por imponer sus con-diciones sean siempre derrotadas por los trabajadores y el pue-blo. Esta tambin es una condicin objetiva.

    Aun a pesar de su crisis de dominacin, de estar obligadasa dispersar sus fuerzas represivas y debilitar su propia capacidadde accin debido al ensanchamiento de los conflictos a los largode toda la geografa de nuestro suelo, la burguesa dispone de losmedios para sostenerse en el poder. Inclusive, de hacer retroce-der a los obreros en determinadas condiciones, donde su propiaorganizacin se ve jaqueada por el oportunismo o las propuestasreformistas en sus demandas; de hacer sentir su peso disuasivoen determinadas barriadas populares; de imponer determinadascondiciones desfavorables para los de abajo, si bien es claro queel marco general es de avance en la confrontacin.

    Esta es sin dudas una situacin no querida por el poder,donde estn trabadas todas sus iniciativas pero que a la vezpermite al poder (a pesar del crecimiento de los niveles delucha), mantener su arcaica fortaleza. Que no caer solo por elhecho de descomponerse su dominacin sino por el desarrollodel poder local en fbricas, barriadas, etc. Por la constitucin derganos de poder desde abajo, de las autodefensas, que almismo tiempo contrarresten los ataques represivos desde lamovilizacin y el enfrentamiento.

    Es el mejor terreno para la afianzar las fuerzas de la Revo-lucin, en donde hacen agua sus medidas. De all, la importan-cia del proyecto revolucionario, de la unidad polticarevolucionaria, de las ideas sobre el cambio de poder, sobre elsocialismo, pasan a ser trascendentes.

    Pues no se trata ya de acumular en el sentido laxo del tr-mino sino que en consonancia con la correlacin cada vez msadversa que detenta el poder burgus, constituir el poder re-volucionario de la clase obrera y el pueblo. Ensamblar la es-trategia de poder al seno de la clase obrera, es la impronta deeste momento para avanzar decididamente a instancias decisi-vas de la revolucin en nuestro pas.

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  • ien sabido es que cuando se desata la luchade masas, en el fragor de sta, resulta msdificultoso reflexionar sobre lo ms pro-fundo de las causas, de los efectos nuevosque generan los fenmenos, y el devenir

    de nuevas causas producto de tales efectos. Por lo generales una prctica que se suele hacer cuando se dan los re-mansos del enfrentamiento. En el durante, nos avasallanla cantidad de problemas inmediatos y no nos permite ele-var la mirada.

    Hoy vivimos un momento his-trico, donde el fragor de la luchacomienza a ser constante, y si nonos paramos desde el proyecto es-tratgico revolucionario, nos puedecostar caro o traernos importantesdesviaciones hacia el economi-cismo, y por lo tanto, caer en el re-formismo, por quedarnos, simple-mente observando deslumbradoel fenmeno.

    El movimiento constante de lalucha de clases, en momentos re-sulta imperceptible, en momentosvirulentos con todo su esplendor.Es la manifestacin dialctica dela lucha de clases, que slo es ex-plicable si estamos parados sobreuna estrategia de poder revolucionario que facilita en losmomentos lgidos definir las respuestas coyunturales ylas tcticas polticas concretas acertadamente.

    En la lucha los cambios son constantes y se trans-forma en un deber revolucionario leer constantemente di-chos cambios, lo cual arma y fortalece las tcticas que nosaproximen y sumen a la estrategia; sta, objetivo final,pero al mismo tiempo gua y epicentro de todo lo que serealice desde la poltica, organizacin y metodologa.

    Todo gira en torno a dicha estrategia, y entonces s, antelos momentos lgidos podremos responder y actuar sindudas ni temores a equivocarnos, pues no se est impro-visando, y las decisiones que se tomen tendrn la firmezacoherencia necesaria porque partimos de la conviccinque se tiene del proyecto poltico estratgico. Y ah esdonde aparece en blanco sobre negro, lo revolucionariode lo oportunista y reformista.

    Se pueden cometer errores porque nada es lineal, perosi se parte de la estrategia dichos errores de apreciacintctica no alterarn en nada la estrategia, en todo caso seaprender del error por la experiencia.

    Las metodologas autoconvocadas que han ido adop-tando las masas en nuestro pas desde el Santiagueazohasta ahora ha sido una expresin de las masas comoforma de organizacin y lucha, que en algunos casos hadurado slo horas (por un reclamo puntual) hasta intras-

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    LLAASS IIDDEEAASSDDEE LLAA RREEVVOOLLUUCCIINN YY

    LLAA AAUUTTOOCCOONNVVOOCCAATTOORRIIAA::UUNN NNUUEEVVOO PPIISSOO

    EENN LLAA LLUUCCHHAA DDEE CCLLAASSEESS

    B

  • cendente desde lo formal; en otros casos se ha expresado con una masividad y contundencia poltica golpeando los po-deres emblemticos de la burguesa, que a ms de un pensador lo ha dejado con la boca abierta sin hallarle explicacin.

    Si hay algo que fue vilipendiado y criticado fuela autoconvocatoria, sin tan siquiera interpretar dequ se trataba (obviamente, en el fondo, porque separte de una subestimacin a la capacidad de lasmasas). Entonces, el reformismo y el oportunismola atacaron de mil formas, catalogndola de espon-taneista, de que vena un manijazo atrs de algnpoltico burgus, y vaya a saber uno cuntas estu-pideces juntas. La cuestin es que sobre todo a lallamada izquierda le resulta inaceptable sentirsesobrepasada por las masas y no poder tener el con-trol de las mismas. Por lo tanto atacar la autocon-vocatoria no slo resulta ms fcil sino queresponde a sus propias estrategias (ojo!!!, todos lospartidos poseen una estrategia, claro que dependede qu inters de clase representa), y si las estrate-gias son las sper estructuras hacen los cambiosy los pueblos participan, o dicho en otras pala-bras: el sujeto de cambio en la Historia es el par-tido; obviamente con la autoconvocatoria se traspapela la estrategia.

    Ahora bien, cuando partimos que la revolucin es una obra de las masas movilizadas y en ella las ideas revo-lucionarias que orientan y dirigen (y atencin aqu: dirigir no es suplantar, apropiarse, poner el aparato) en funcinde una estrategia de poder de la clase obrera y el pueblo, la ecuacin es otra, y ah s podemos afirmar que en estos mo-mentos se est dando una situacin inmejorable para la revolucin, porque las luchas autoconvocadas e independientesde todas las estructuras institucionales del sistema se estn incrementando en un grado superior a las experiencias au-toconvocadas anteriores.

    Se estn dando mayores y mejores formas de organizacin, se incrementa la unidad del pueblo, y el ejercicio de lademocracia directa pasa a ser comprendida como un acto de poder de las masas por sobre todos los intentos de quebrar,dividir y confundir la lucha. Aqu surge un nuevo elemento que se constituye en esencial en la lucha por el poder, y esque desde la autoconvocatoria ya no slo est el cuestionamiento y repudio a la institucionalidad burguesa en su msamplia gama, sino que aparece la conducta activa de nuevas ideas polticas para derrotar la poltica de los monopolios,y ello incluye la suplantacin de la democracia burguesa por la democracia directa ya como forma institucional nuevadel pueblo.

    En esta nota no citamos las expresiones puntuales. Estas brotan como hongos por todos lados y narradas amplia-mente en nuestras pginas y en muchas otras de otros revolucionarios; y a pesar del silencio de los medios de desin-formacin de la burguesa ya la autoconvocatoria es la expresin mayoritaria como prctica de la lucha de nuestropueblo. El problema es caracterizarla en poltica donde corresponde.

    Concluyendo, parndonos desde la confianza y admiracin a la tenaz lucha de nuestro pueblo, podemos afirmar quehoy la lucha de clases en Argentina ha dado una vuelta de tuerca ms, donde las ideas y metodologas revolucionariasnos obligan a llevar con ms fuerza que nunca las ideas revolucionarias al seno de las masas. La autoconvocatoria lejosest de quemarle los papeles a nuestra estrategia; confiamos plenamente que cuando afirmamos que la revolucin esla obra clmine de las masas para romper las cadenas que nos oprimen, con sus prcticas ms las ideas de la rev-olucin, entramos en una extraordinaria etapa de cambios que empujan inequvocamente hacia un quiebre en la co-rrelacin de fuerzas a favor de la revolucin.

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