las pinturas rupestres como manifestacion magico religioso en el magdaleniense en españa
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RESUMEN SOBRE LAS PINTURAS RUPESTRES EN EUROPATRANSCRIPT
UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO
Facultad de Ciencias Sociales
Escuela de Arqueología
MONOGRAFIA
LAS PINTURAS RUPESTRES COMO MANIFESTACIÓN
MÁGICO–RELIGIOSA DURANTE EL PERIODO
MAGDALENIENSE EN ESPAÑA
Monografía presentada en cumplimiento parcial de
La asignatura de Prehistoria General
Autor
Javier Ruiz Romero
Profesor
Dr. Santiago Uceda Castillo
Trujillo, Noviembre del 2013
INTRODUCCIÓN
Uno de los temas más interesantes y tal vez polémicos dentro la prehistoria, es el
estudio referido al de las pinturas rupestres y su respectiva interpretación; si bien es
cierto que el origen del arte rupestre Europeo se le puede rastrear desde el periodo
Auriñaciense, su época de mayor esplendor, con pinturas de una acabado y gran
belleza estética , la encontramos en el Periodo Magdaleniense, y muy especialmente
en el noroeste de España, como en la cueva de Altamira, como máximo escenario
representativo, considerada la capilla Sixtina del arte paleolítico.
La complejidad de las pinturas del magdaleniense español, evidencian una clara
disposición de sus autores en completar una obra que debió dedicarles un tiempo
considerable y una dedicación especializada para dicha ejecución. Buscar las razones
por las cuales estos hombres prehistóricos mostraron tal dedicación ha sido y es tarea
de los prehistoriadores en la actualidad; cómo hombres prehistóricos dedicados a la
caza y a la recolección, que aún no se habían constituido como una sociedad
sedentaria o que practicara alguna técnica básica de agricultura pudieran mostrarnos
un conjunto de pinturas complejas, realistas y armoniosas con su entorno, pareciera
obra de algún pintor contemporáneo y no de un hombre de la Europa paleolítica.
Una interpretación “del arte por el arte” o como “practicas chamánicas”, son algunas
respuestas para dicha interpretación según diferentes estudiosos. Lo que queda claro
es que los significados reales se perdieron para siempre al desaparecer estas
sociedades paleolíticas, sin embargo, al igual que otras obras complejas y
“adelantadas” a su tiempo solo pueden ser explicadas muchas veces por una fuerte y
compleja red de creencias religiosas como fuerza espiritual motora para realizar dichas
obras, pensar que a mayor grado de complejidad religiosa o espiritual le
correspondería por igual una manifestación artística igualmente compleja no estaría
lejos de la realidad en el estudio de las pinturas rupestres, y si se habla de
complejidad, esta está presente en el periodo magdaleniense, en España los
escenarios de dicho arte, y en los espectadores, investigadores, queda su respectiva
interpretación.
LAS PINTURAS RUPESTRES COMO MANIFESTACIÓN MÁGICO–
RELIGIOSA DURANTE EL PERIODO MAGDALENIENSE EN ESPAÑA
I. EL ARTE RUPESTRE EN EL MAGDALENIENSE ESPAÑOL
I.1. El periodo Magdaleniense:
El Paleolítico Superior en Europa, ha sido dividido en diferentes grupos
culturales teniendo en cuenta su desarrollo y avance tecnológico en cada uno
de dichos grupos y dentro de estas culturas encontramos precisamente al
periodo magdaleniense, “el Magdaleniense recibe su nombre de la cueva de
Madaleine, situado junto al rio Vezere en Dordoña que desemboca en el
Cantábrico” (Arrianda 1992:49), destacando la presencia de esta cultura
en Francia y España.
Siendo las pinturas rupestres nuestro tema de estudio, mencionaremos la
evolución estilística del arte rupestre, que comprende diferentes periodos y
estilos (Eiroa. 2000), y dentro esta evolución destacará de manera notable el
magdaleniense que es nuestro periodo de estudio.
PERIODO
PRIMITIVO
ESTILO I
Auriñaciense típico
(30000-25000 a.C.)
ESTILO II
Perigordiense superior y solutrense
antiguo
(35000-20000 a.C.)
PERIODO
ARCAICO
ESTILO III
Solutrense medio y superior
(20000-15000 a.C.)
PERIODO
CLÁSICO
ESTILO IV ANTIGUO
Magdaleniense inferior
(15000-12000) a.C.)
PERIODO
TARDÍO
ESTILO IV RECIENTE
Magdaleniense superior y final
(12000-8000 a.C.)
Evolución estilística del arte rupestre, según A. Leroi-Gourhan, tomado de Jorge Eiroa: Nociones de prehistoria general.
I.2. Magdaleniense español y su arte rupestre :
Si se estudia el arte prehistórico y su significado, la mejor manera de hacerlo
es estudiando el periodo magdaleniense, esto es sencillamente porque en
este periodo se encuentran las mejores representaciones artísticas de toda la
prehistoria y muy especialmente en España, se nos menciona, “el
Magdaleniense es la última fase del arte paleolítico y supone la culminación de
este proceso. En este periodo se realizan las representaciones de mayor
realismo (…), a pesar de haberse encontrado muestras de arte magdaleniense
en toda Europa, los hallazgos se concentran en el sudoeste de Francia y al
noroeste español” (Instituto Gallach. 1997:27), vemos que en este periodo llega
su punto máximo el desarrollo artístico, siendo el noreste de España una de las
regiones más representativas, y es donde a la vez concentraremos nuestro
estudio como ya se ha mencionado.
El arte magdaleniense español se caracteriza, como en otras zonas
importantes en Europa, por su temática animalistica, figurativo, donde los
autores se preocuparon en explotar al detalle los recursos que tenían en la
época, incluso se utilizó las siluetas naturales de las paredes de las cuevas
para configurar con precisión y más realismo sus obras artísticas. Los autores
del paleolítico superior también muestran representaciones abstractas y
simbólicas en su arte, tal es el caso en la cueva de El Castillo (época
magdaleniense), con símbolos aparentemente carentes de significado en una
primera interpretación.
En resumen la temática de este periodo comprende primero la representación
de animales, como bisontes, renos, caballos, ciervos, o elefantes; luego
destaca la representación simbólica o formas abstractas, encontrándose
signos lineales, triangulares y laciformes, trazos múltiples, o simples.
I.3. Pinturas rupestres representativas del Magdaleniense en España:
Para poder concretar una idea más clara de lo que significa el magdaleniense
en España, y poder llegar a una interpretación adecuada de sus pinturas,
ofrecemos una descripción breve de las pinturas rupestres más representativas
de este periodo.
a. Altamira- “Capilla Sixtina del Arte Rupestre”:
El título de capilla Sixtina del arte rupestre para las pinturas de la cueva de
Altamira, no es una denominación a la ligera, notamos que en la cordillera
Cantábrica el protagonismo de Altamira eclipsa los logros de las otras cuevas
pues se trata de la más significativa del arte paleolítico en la península Ibérica.
Contiene figuras de diferentes épocas, entre ellas los bisontes policromos que
son los animales que mejor muestran el alto grado de verismo alcanzado
durante el Magdaleniense. (Instituto Gallach 1997:27), el bisonte debió de ser
una de las presas favoritas de estos grupos de cazadores para merecer este
trato complejo de representación, destaca el bisonte en diferentes temáticas,
bisonte de pie, bisonte echado, bisonte envistiendo; también destaca las
representación de una cierva.
El alto nivel de creatividad artística, originó esta frase en el conocido pintor
Pablo Picasso: “ninguno de nosotros es capaz de pintar así, de Altamira aquí
todo es decadencia”.
b. El castillo:
Se encuentra dentro del complejo Cuevas del Monte Castillo, y está situada en
Puente Viesgo (Cantabria). Destaca la representación de un elefante de piel sin
pelo, esta es una de las figuras zoomorfas más representativas; sin embargo lo
que hace más peculiar a esta cueva es la aparición de diferentes signos en las
paredes, “un significado mágico deben tener también los numerosos signos
encontrados (…), algunos han querido ver una forma primitiva de escritura
simbólica. (…), los más repetidos son los que vemos en este muro de la cueva
de El Castillo: signos rectangulares cruzados por trazos en diversas posiciones,
que parecen representaciones de caracteres todavía desconocidos”
(Ballesteros 2000:11), esta temática simbólica es una característica
representativa del magdaleniense, cuyas interpretaciones veremos más
adelante.
c. La cueva de Llonín:
Cercana a la localidad de Llonín (Peñamellera Baja), en la Sierra del Cuera. De
las cinco fases de ocupación las tres últimas pertenecen al Magdaleniense
(Barroso, 2008), se distinguen:
Magdaleniense Inicial (Fase III): se encuentran solo figuras animalísticas,
sobre todo ciervos.
Magdaleniense medio (Fase IV): heterogeneidad en técnicas y pinturas,
como ciervos, caballos, bisontes y renos.
Magdaleniense Superior (Fase V): trazos múltiples, o simples, animales en
negro, como siervos, caballos y bisontes.
d. La cueva del el Pindal:
Ubicada en el lado oriental del cabo de San Emeterio (Ribadedeva). Se
encuentran pinturas básicamente magdalenienses, juntando dichas pinturas
con el grabado; se representan caballos, bisontes y signos: claviformes,
puntiformes, signos lineales, triangulares y laciformes. (BARROSO
2008:32)
e. La cueva de Buxo:
Emplazada en la ladera meridional del Monte de Onao, en la margen
derecha del río Güeña, en el término de Cardes (Cangas de Onís).
Presenta etapas del magdaleniense inferior y medio, se encuentran
pinturas de ciervos en negro, signos grabados o acompañados de cabras y
caballos, bisontes y signos en rojo. (Barroso 2008:52)
II. LA MAGIA, RELIGIÓN EN EL ARTE RUPESTRE MAGDALENIENSE
II.1. Principales Teorías interpretativas del arte rupestre:
Para poder interpretar el significado de las pinturas rupestres, se han generado
diferentes teorías, apoyadas por diferentes investigadores unas más que otras,
entre estas las más destacadas son:
a. El Arte por el arte:
La creación de arte tendría exclusivamente el objetivo del adorno, por lo que no
estaría relacionado con sentimientos espirituales o religiosos. Sin embargo esta
interpretación plantea algunos problemas difíciles de resolver; si son obras
hechas para el disfrute del autor, o para buscar la admiración de quienes la
pudieran apreciar, porqué la mayoría de esas pinturas se encuentra en lugares
de difícil acceso dentro de la cueva, pasadizos angostos y alejados a veces
varios metros de la entrada de la cueva; además su respectiva ubicación
dificultaría su adecuada observación por la falta de la luz necesaria para
contemplar y “disfrutar” de dicho arte, no tendría mucho sentido realizar dichas
pinturas en un lugar con poco acceso o escasa visibilidad, en donde casi nadie
pudiera observarlas. (Barroso 2008:15)
“El arte por el arte”, actualmente tiene pocos adeptos y la interpretación de
las pinturas rupestres para muchos estudiosos estaría en la expresión de
un comportamiento espiritual o religioso como veremos más adelante.
b. El totemismo:
Los miembros de un grupo de cazadores-recolectores solían tener una
relación especial de respeto y reverencia hacia un objeto (como la lluvia o
una montaña) o hacia un animal, un elemento de su entorno y de su
naturaleza. El animal sería el antepasado del grupo social, y podría existir
una prohibición de cazarlo y alimentarse de él. El grupo era caracterizado
por su tótem, y tal vez lo representaran de modo habitual. En esta idea es
importante el concepto de la relación fauna consumida-fauna representada,
que sólo puede saberse mediante el análisis de los restos hallados en las
excavaciones arqueológicas.(Barroso 2008:15). Si decimos que el animal
representado, era el antepasado o su tótem, como se explicaría que fuera
cazado muchas veces por ese grupo social, esto ha generado que algunos
investigadores desestimen la interpretación totémica, sin embargo para sus
defensores el hecho de cazar al animal, puede ser visto como un proceso
ritual de conexión con su tótem, donde este le provee el sustento necesario
para la continuidad de la existencia familiar de este grupo cazador.
c. El chamanismo:
Esta hipótesis para la interpretación de las pinturas rupestre es planteada
por D. Lewis-Williams y J. Clottes en su obra Los Chamanes de la
Prehistoria (1990), dicha investigación es el resultado de un estudio
etnográfico en las pinturas rupestres de un grupo de bosquimanos de
África, según el cual se podría asociar dicho arte a ciertas prácticas rituales
chamánicas que se encuentran presentes en grupos como los
bosquimanos. El objetivo de la práctica chamanica es buscar trasladarse a
otros mundos y tratar con los espíritus directamente, ya que estos
chamanes son el intermediario entre los humanos y los dioses o ancestros.
Algunos de estos ritos podrían necesitar para su realización la elaboración
de pinturas rupestres, en lugares estratégicos de la cueva, en lugares
ocultos o determinados, para dicha ejecución. (Fernández 2007:124). Esta
interpretación es también muy aceptada sobre todo al estudiar ciertas
imágenes de seres de aspecto antropozoomorfo en las cuevas, estas
pinturas o gravados son vistas como el disfraz que usa el chamán para
transfigurarse en otro ser y así poder ser el intermediario entre las
divinidades y los hombres.
d. Teoría estructuralista:
Esta es la teoría difundida por el famoso arqueólogo francés André Leroi
Gourhan. Este autor analizaba la localización de los motivos artísticos y la
asociación de los animales y de los signos representados. De este modo
opinaba que existían diferencias temáticas según la localización de los
paneles artísticos dentro de la cueva, según se situaran en su entrada, en
el fondo, en lugares escondidos, etc. Asimismo, estudiaba la posición de las
figuras también en el contexto de un mismo panel, por lo que existirían
figuras centrales (bisonte, buey, mamut y caballo) y figuras periféricas
(principalmente ciervo y cápridos). Para Leroi-Gourhan el arte podría
expresar un dualismo macho-hembra, mediante un sistema de oposiciones,
se nos dice al respecto “La teoría estructuralista, según la cual las cuevas
con arte rupestre funcionan como verdaderos conjuntos organizados
entorno a dos principios, masculino y femenino que aparecen asociados o
apareados como reflejo de una disposición general del cosmos” (Barroso.
2008:15), siendo los caballos y los bisontes muy recurrentes en las cuevas
en ellos se a creído ver la siguiente interpretación, el caballo sería lo
masculino y el bisonte lo femenino. Lo mismo ocurre con los símbolos, los
signos delgados representaría al hombre y los signos llenos a la mujer.
No obstante esta organización establecida no se cumple a cabalidad en
todas las cuevas, en algunas no se diferencias los motivos centrales y las
secundarias, en otras no está presente como correspondería el sigo del
hombre o de la mujer.
II.2. Religión, magia y arte:
Como hemos podido analizar en las diferentes teorías interpretativas para las
pinturas rupestres, muchas de ellas a excepción de la interpretación del arte
por el arte, mantienen en su conjunto interpretativo practicas mágicas o motivos
religiosos que justificarían la elaboración de dichas obras. Se debe tener en
cuenta un estudio integro del hombre del paleolítico superior estudiarlo en la
medida de lo posible en todas sus dimensiones, esto incluye por supuesto su
pensamiento religioso, su mundo mágico; para esto debemos entender por
religión al “conjunto de acciones o conductas que indican una creencia y
reverencia en su deseo de agradar a un poder divino”(Renfrew. 1993:375),
luego poder determinar en qué momento surgió o se logró una mayor
desarrollo de dicho pensamiento religioso en el estudio de la prehistoria es una
tarea difícil de resolver; sin embargo se puede abordar este tema con fuentes
que nos permitan conocer parte de dicho pensamiento religioso y sus prácticas
respectivas. Cuando en una determinada sociedad no se encuentra en fin
práctico en alguna determinada obra con características complejas (no solo en
su dimensión física sino también en sus características especiales o
particulares), se piensa que dicha obra compleja respondería a una expresión
del pensamiento religioso cuyo fanatismo dio como resultado dicha obra, y esto
se puede aplicar a nuestro tema de estudio, al de las pinturas rupestres,
volvemos a la pregunta ¿porque unas sociedades paleolíticas desarrollaron un
arte tan complejo? Esto solo puede ser explicado por una fuerte y compleja red
de creencias religiosas como fuerza espiritual motora para realizar dichas
obras. Y si se habla de complejidad las pinturas rupestres de la época
magdaleniense en España poseen una mejor belleza que pinturas de épocas
anteriores y estas serían el resultado de una manifestación mágico-religiosa,
Arrianda Albisu nos comenta: “la concepción mágica es una de las bases
de la espiritualidad de la civilización paleolítica (…) tratamos de analizar
los diversos aspectos que podemos observar desde el Magdaleniense
(…). Los modos de interpretación son varios: magia, religión, totemismo,
arte, sexo.”(1992:83), como veremos en el siguiente capítulo, es un arte
que obedece a una “magia de caza”, que es la expresión propia y
particular de esta sociedad de cazadores que buscaban un equilibrio
entre su sociedad y la naturaleza que les rodeaba.
II.3. Interpretación mágica de las pinturas rupestres:
Pero cuál fue el motivo de que surgiera este pensamiento religioso en
los hombres del paleolítico superior que llevaría posteriormente a
plasmarlo en un arte rupestre y muy magistralmente en el
magdaleniense; el hombre del paleolítico superior en un momento
determinado debió darse cuenta de la complejidad de la naturaleza y de
los recursos que necesariamente necesita de ella, de lo contrario
desaparecería, lo cual le debió originar un respeto a esa naturaleza
inexplicable para él que le permitía existir, luego para asegurar ese
equilibrio en su mundo ideó una conjunto de prácticas o ritos mágicos, y
dentro de nuestro periodo de estudio, dichas prácticas se expresan en la
elaboración de pinturas rupestres, por ejemplo en Altamira, donde se
nos dice al respecto, “¿estaba el bisonte en trance a desaparecer (…) e
intentaba el hombre en crear allí un mundo fantástico que haría surgir
por magia o encantamiento, la posibilidad de una reproducción
deseada?¿se amparaba la tribu bajo el símbolo totémico del bisonte?
¿era la cueva centro de ritos o santuario oculto de una mitología
incipiente?(García 2004:66); esto solo es explicable por una fuerza
religiosa que mueve al artista, convirtiendo a la cueva en un espacio
destinado a la práctica mágica, al rito religioso; pero de qué clase de
magia nos referimos, creemos que es una magia de caza, “tenemos que
admitir que sí existe una magia del hombre paleolítico es una magia de caza,
pues está en la base misma de la sociedad de cazadores” (RIPOLL. 1986:
135). Efectivamente La magia de la caza, implica practicas rituales,
quizás especificas en cada periodo; en el magdaleniense español, estas
prácticas están por ejemplo en las pinturas rupestres de Altamira, donde
el hombre buscó la perfección de su práctica mágica.
El crear estas pinturas, aseguraría el éxito en la caza, incluso en otros
periodos y lugares se han encontrado pinturas de animales con flechas u
otros instrumentos incrustados en el cuerpo del animal, evidenciando
una práctica para asegurar el éxito de la cacería. Entre más esfuerzo y
dedicación se ponga en la práctica ritual de crear estas pinturas más
posibilidades de éxito no solo para una práctica de caza si no
aseguraría también el adecuado funcionamiento de su modo de vida.
Esta interpretación mágica puede ser comparada por estudios
comparativos en la actualidad, “la existencia en la época paleolítica de
prácticas mágicas-religiosas se hace verosímil si tenemos en cuenta la
analogía entre la mentalidad de los hombres paleolíticos y los actuales
primitivos” (Ripoll 1986:13). Las pinturas rupestres son el resultado de
las practicas mágico religiosas (sustentadas por estudios etnográficos
comparativos), llevadas a cabo en su forma más realista en el
magdaleniense, pero cuya interpretación exacta se ha perdido
irremediablemente en el tiempo, pero sin lugar a dudas dichas prácticas
formaron parte esencial para el adecuado orden y equilibrio del mundo
de los hombres de aquella época. El investigador Miguel García nos
dice al respecto: “la pintura rupestre tiene emocionalmente el valor
misterioso, casi inverosímil, de un cliché (…) son imágenes llenas de
fuerza religiosa.” (García 2004:68) están acertada esta apreciación que
dicho grado de fuerza religiosa, es medible en la complejidad de las
pinturas rupestres del paleolítico, y en donde el grado de desarrollo de
dicha fuerza alcanzaría sus niveles más complejos en este periodo
estudiado, el magdaleniense.
Una religión de perfil animalistico, a diferencia de religiones modernas
donde se representa a una dios con atributos humanos (rasgos físicos,
con emociones humanas como el amor o el odio), la religión es una
religión animalística, sus “divinidades” viven en la naturaleza, en su
entorno, tanta fue el impacto que causaron estos animales en su
cosmovisión de entender que su mundo dependía de estos seres que les
hicieron ritos y lo plasmaron parte de ellos en las pinturas rupestres,
Arrianda Albisu, nos dice lo de otro importante investigador. “Juan Canto
rubio dice, las pinturas rupestres incorporaron a las paredes de las
cavernas mensajes religiosos (…) aquellos desconocidos artistas
acuñaron la primera iconografía religiosa de la historia, la cual por cierto
fue de perfil animalistico” (Arrianda 1992:30), vemos entonces que estas
primeras religiones tenían un perfil animalistico.
Estas manifestaciones mágico-religiosas debió llevar también a una
cierta división del trabajo, a crear un trabajo especializado(más aún en
esta época magdaleniense) , si bien es cierto que en este periodo de
cazadores-recolectores, los miembros de este grupo se dedicaban a
esas labores de caza y recolección, debió existir, aunque quizás en
reducido número, un grupo especial de personaje, el sacerdote o
chamán, que no solo debiera dedicarse casi exclusivamente a la
elaboración minuciosa y compleja de este arte sino también debió
predecir las ceremonias rituales.
III. CONCLUSIONES:
Las pinturas rupestres en el magdaleniense español obedece una
manifestación mágico-religiosa, donde se debe tener en cuenta que la
relación de gran complejidad en la obra, en este caso la pintura rupestre,
obedecería también a una manifestación de su pensamiento religioso de
igual complejidad, solo así se puede explicar los grandes acabados,
detalles y belleza estilística sin precedentes.
Fue una religión de perfil animalistico donde la representación de
pinturas con animales sobre pasa por a las representaciones humanas
en el magdaleniense, y en casi todas los periodos que comprenden este
arte, esto no es de extrañar si tomamos en cuenta que eran sociedades
cazadoras, donde es recurso principal el animal cazado, suministraba la
alimentación necesaria y vital para la vida del grupo, esta dependencia
en muchos casos generaría este perfil animalistico.
Se ha podido comprobar por estudios etnográficos que se practicaban
rituales de magia en las cuevas, dichas prácticas eran realizadas por
chamanes que se transfiguraban en estos animales, siendo los
intermediarios entre las divinidades y los hombres, esto aseguraría el
éxito de la caza, y así se explicaría el hecho de en algunas cuevas
encontremos representaciones de animales con flechas en el cuerpo,
donde el dibujante pretendería que dicha representación se haga
realidad durante su actividad de caza.
Las complejas pinturas rupestres en este periodo, requerirían de una
personal calificado y con características peculiares, de habilidades casi
únicas, se tendría cierta división del trabajo, solo la persona indicada y
capaz, en este caso el chamán o líder religioso tendría la exclusividad de
este arte y los demás miembros serían los espectadores y quizás
también participes de este arte pero en un segundo nivel de
participación.
BIBLIOGRAFÍA
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Summa S.A. España, 2008.
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Edit. Océano. Barcelona, 1997.
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Edit. Silex. España, 1986.
ROYO GUILLÉN, José. Arte rupestre de época ibérica: grabados con
representaciones ecuestres. Servicio de Publicaciones, Diputación de
Castellón. España, 2004.
ANEXOS
CUEVA DE EL PINDAL, CIERVA PASANTE A LA DERECHA DEL PANEL PRINCIPAL
CUEVA DE EL BUXU. CIERVA PINTADA EN NEGRO
CUEVA DE LLONÍN.VISTA GENERAL DEL PANEL PRINCIPAL
SÍMBOLOS EN LA CUEVA DE EL CASTILLO
BISONTE DE PIE- ALTAMIRA
BISONTE ECHADO-ALTAMIRA
BISONTE ENVISTIENDO – ALTAMIRA
BÓVEDA PRINCIPAL DE ALTAMIRA