las perspectivas y plíticas de la rev nicaraguense

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LAS PERSPECTIVAS Y LA POLÍTICA REVOLUCIONARIA DESPUÉS DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN NICARAGÜENSE NAHUEL MORENO ÍNDICE Las perspectivas y la política revolucionaria después del triunfo de la revolución nicaragüense 1. ¿Por qué triunfó el FSLN? 2. ¿Por qué intervinimos nosotros? 3. La etapa actual 4. El carácter del Gobierno de Reconstrucción Nacional 5. Este gobierno es nuestro enemigo 6. El papel del FLSN 7. El peligro de la borrachera revolucionaria 8. Varios ejemplos históricos 9. Un esquema honesto que nos lleva al... oportunismo 10. ¿Qué programa nos damos? 11. Contra el Gobierno de Reconstrucción Nacional. Por el poder para las organizaciones obreras y campesinas 12. Construyamos un partido revolucionario en Nicaragua 13. “Educar pacientemente”

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Análisis de Nahuel Moreno sobre la Revolución Nicaraguense.

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  • LAS PERSPECTIVAS Y LA POLTICA REVOLUCIONARIA

    DESPUS DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIN NICARAGENSE

    NAHUEL MORENO

    NDICE

    Las perspectivas y la poltica revolucionaria despus del triunfo de la revolucin nicaragense

    1. Por qu triunf el FSLN? 2. Por qu intervinimos nosotros? 3. La etapa actual 4. El carcter del Gobierno de Reconstruccin Nacional 5. Este gobierno es nuestro enemigo 6. El papel del FLSN 7. El peligro de la borrachera revolucionaria 8. Varios ejemplos histricos 9. Un esquema honesto que nos lleva al... oportunismo 10. Qu programa nos damos? 11. Contra el Gobierno de Reconstruccin Nacional. Por el poder para las organizaciones obreras y campesinas 12. Construyamos un partido revolucionario en Nicaragua 13. Educar pacientemente

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    14. Contra el desarmamento de los trabajadores 15. La revolucin agraria 16. La reconstruccin 17. Por una Asamblea Constituyente inmediata que les d la tierra a los campesinos sin indemnizar a los terratenientes expropiados. Por las ms amplias libertades polticas y de informacin 18. Por una Federacin de Repblica Socialistas Centroamericanas 19. La repercusin en la Cuarta

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    LAS PERSPECTIVAS Y LA POLTICA REVOLUCIONARIA DESPU S DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIN NICARAGENSE 1

    Informe de Nahuel Moreno al Comit Central del Partido Socialista de los Trabajadores de Colombia (PST-C), agosto de 19792

    Camaradas:

    Hemos vivido ayer un da de euforia. Los compaeros que vinieron de Nicaragua para asistir a esta reunin nos hicieron casi palpar los acontecimientos. Las ancdotas de los combatientes nos trasladaron por unas horas al escenario en el que la insurreccin popular termin con Somoza. Tambin pasamos por momentos de tristeza al recordar a nuestros muertos y ver a uno de los heridos, nuestro querido camarada Javier. El de hoy tiene que ser un da distinto, de reflexin.

    Necesitamos ahora una gran frialdad en el anlisis porque hemos entrado en una nueva etapa, cuyas tareas no hemos precisado an. La anterior era la de la lucha contra la Guardia Nacional y ahora la Guardia Nacional ya no existe. Pasamos del gobierno de Somoza a uno en que los ministros se dirigen a obreros y campesinos desde una tribuna que comparten con compaeros nuestros. Lo que tenemos que empezar a decidir es qu hacer de ahora en adelante. Para ello, como siempre, nos tendremos que poner de acuerdo, primero, en las caractersticas de la nueva etapa abierta a partir de la derrota de Somoza.

    De acuerdo con el marxismo, cuando cambia la etapa cambia todo: la estrategia, la tctica y hasta las formas organizativas. Por lo tanto, es evidente que no puedo ni pretendo dar un informe exhaustivo, ni mucho menos detallar las tareas al milmetro. Quiero solamente que mi intervencin sirva de base para que comencemos a elaborar nuestro programa entre los compaeros nicaragenses y nosotros, sabiendo que de todos modos slo lo podrn acabar en Nicaragua los compaeros que estn all, junto a los otros camaradas nicaragenses, que conocen mucho mejor que nosotros aquella realidad.

    Con el objeto de dividir bien los puntos para la discusin posterior, me he permitido ponerles nmero y ttulo.

    1. Por qu triunf el FSLN?

    El triunfo del Frente Sandinista de Liberacin Nacional; o sea, la cada relativamente repentina de un rgimen dictatorial de ms de cuarenta aos, es a primera vista inexplicable. En primer lugar, nadie podra decir que la del FSLN es la guerrilla mejor organizada que hemos visto. Hubo grandes dirigentes polticos al frente de guerrillas mucho mejor organizadas que fracasaron rotundamente. Como ejemplos bastara citar a De La Puente Uceda en Per o a Bengochea en la Argentina. La guerrilla brasilea, que no fue muy fuerte pero que estaba dirigida por gente de

    1 Este ttulo es de los editores. 2 Este CC del PST(C) se realiz los das 4 y 5 de agosto. Asistieron Kemel, de la direccin del PST(C) y de la Brigada Simn Bolvar, Javier Mnera del CC del PST(C), que fue herido en combate en Nicaragua y otros camaradas que estaban en el frente. Kemel y los dems compaeros asistieron tambin a la Concentracin de la Victoria, un acto por Nicaragua que se realiz en Bogot. A los dos o tres das de realizado el CC Kemel volvi a Managua. Y el 16 del mismo mes, la BSB fue expulsada de Nicaragua.

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    extraordinario talento (un viejo poltico como Mariguela y un militar de alto nivel), desapareci. Fracasaron tambin los Montoneros en Argentina, que llegaron a tener la bomba plstica, y el Ejrcito Revolucionario del Pueblo, que si bien no lleg a ese grado, revel, en numerosas acciones, un alto nivel de desarrollo tcnico. Y los Tupamaros, esa mezcla rara de cultura europea e ingenio con una maravillosa organizacin, tambin fueron aniquilados.

    Al lado de stos, un grupo muy juvenil, que perdi en la lucha a sus dirigentes ms capaces, con una direccin bastante improvisada cuya nica excepcin es quizs el compaero Borge, y que hace dos aos no tena mucho ms de 200 miembros entre militantes y combatientes, triunf.

    Qu es lo que pas? Ante todo, de acuerdo a una vieja ley marxista, sabemos que ste, como todo triunfo revolucionario, se ha dado por una combinacin de varios factores favorables que confluyeron en un momento determinado. La combinacin y el momento son nicos, y en esto reside la excepcionalidad de cada revolucin. A esta ley, la ms general, podemos agregarle otra: todos los triunfos guerrilleros de esta posguerra han sido una refraccin particular sumamente intensa de graves contradicciones de la poltica internacional: han estado empleando un trmino puesto de moda por Althusser sobredeterminados por la poltica internacional. Sin el enorme peso de estos factores externos, ninguna guerrilla habra triunfado. Aunque para llegar al triunfo, siempre han tenido que combinarse con un movimiento de masas dentro del propio pas.3

    Veamos el caso yugoslavo, que tanto discuti Mosha Pijade contra el stalinismo y que puede parecer una excepcin a lo que venimos diciendo. Aqu, efectivamente, nunca hubo ayuda del exterior. Los rusos no slo no se la dieron, sino que maniobraron para hacer fracasar a Tito porque era independiente y estaban comprometidos con el imperialismo a dejarle el gobierno a la monarqua y a la burguesa. En esa polmica, Mosha Pijade demuestra exhaustivamente cmo la ayuda sovitica fue una fbula porque nunca lleg. Pero el ejrcito alemn, si no hubiera estado en guerra con los rusos, ingleses y norteamericanos, le hubiera infligido graves derrotas a Tito. La guerra imperialista le impidi a Hitler destinar las tropas necesarias para destruir a Tito (y tambin a Markos en Grecia), aunque lo intent varias veces. En este caso, el elemento exterior que posibilit el triunfo revolucionario fue la guerra imperialista.

    Veamos otros ejemplos de esta posguerra. China tuvo poca ayuda de la URSS. Pero cuando Mao Tse-tung estaba prcticamente liquidado, el Japn invadi y Chiang Kai-shek tuvo que utilizar gran parte de su ejrcito para defenderse de esa invasin, abandonando la persecucin a Mao. Es as como ese pequeo Partido Comunista Chino que haca guerrillas, cuando estaba casi liquidado por la Larga Marcha se encontr con los comits de chinos que queran resistir la invasin japonesa. Despus vino la guerra de Japn con Estados Unidos, lo que ayud todava ms a Mao. Y lo ayud en relacin al movimiento de masas. Una vez ms, vemos cmo los factores externos ayudaron enormemente.

    En Argelia ocurri lo mismo. Limitaba con pases que ayudaban a la guerrilla (Marruecos, Libia, Egipto) y contaba con importantes cantidades de dinero de los pases rabes.

    3 Varias revoluciones obreras clsicas tambin estuvieron condicionadas en alto grado por circunstancias externas. La revolucin rusa no se puede explicar sin la guerra imperialista, que fue aniquilando al ejrcito zarista. Lo mismo ocurri en Alemania: la derrota del ejrcito en la guerra del 14 fue lo que posibilit el ascenso de los concejos obreros y que la revolucin socialista madurara hasta llegar a milmetros del triunfo. Pero, siempre, en las revoluciones clsicas, el factor decisivo y determinante ha sido el interno, la movilizacin de las masas.

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    Y finalmente, me quiero referir a Cuba. La revolucin cubana no se puede entender sin el apoyo exterior. Ustedes deben saber que haba una legin masnica en el Caribe, secreta, que apoy a Fidel. En ella estaba toda la burguesa de esa regin: los dos Lleras, demcratas venezolanos como Rmulo Betancourt, panameos, costarricenses, puertorriqueos y tambin cubanos. Tuvo Fidel otra ayuda: un sector del imperialismo yanqui. La masonera de este pas que era tan fuerte que para llegar a ser presidente haba que ser masn tambin le ayud, adems de la familia Kennedy y toda la diplomacia yanqui en Cuba, excepto el embajador. Castro tuvo a su favor la campaa del New York Times, segn la cual Fidel era un hombre extraordinario, que llam al orden a Ral cuando empez a plantear la reforma agraria. La ayuda norteamericana se explica porque la vieja oligarqua azucarera estaba siendo desplazada por Batista y tena una estrecha ligazn con la oligarqua financiera asentada en Nueva York (los Morgan, etctera) desde el siglo pasado. Y, finalmente, se explica por el mismo Fidel. Fidel era un gran lder de masas; fue candidato a diputado por La Habana; era centrista, antiizquierdista; combata a los estudiantes de izquierda cuando era dirigente estudiantil. Y era un orador educado y ligado a los jesuitas. Por esto tambin la Iglesia lo apoy a muerte. Fidel tuvo curas en la guerrilla, capellanes dados por la Iglesia. El Granma creo que se lo consigui un gran poltico burgus que obtuvo el dinero en Norteamrica. Tena financiacin de todos esos sectores burgueses del exterior y de Cuba. Esa es la verdad.

    Este formidable apoyo exterior, determinante, lo tuvieron todos los movimientos guerrilleros que triunfaron. Despus, cuando llega la revolucin, se trata de ocultar este hecho.

    El triunfo del FSLN no es una excepcin; por el contrario, confirma la importancia decisiva del factor externo. Panam, Costa Rica y Venezuela proporcionaron la ayuda ms importante en los dos ltimos aos. El Partido Socialista sueco dice en su informe oficial que le entreg al Frente un milln y medio de dlares. Qu no habr dado el alemn! Qu no habr dado la Segunda Internacional en su conjunto!

    Torrijos, no sabemos muy bien por qu, se jug tambin al triunfo del FSLN. Como esto es muy raro, lo hemos estado estudiando y barajamos la hiptesis de que se debi a un juego de intereses en torno al canal de Panam. Hace dcadas que Estados Unidos amenaza, en las negociaciones con Panam, con abrir un nuevo canal por Nicaragua o hacer pasar por Tierra del Fuego a sus buques de mayor calado fundamentales porque son los que transportan el petrleo diciendo que el de Panam ya no les sirve. Es posible que insistan en esto como una forma de responder a los pedidos de Torrijos de una mayor participacin. Es posible que Torrijos haya ayudado al FSLN con todo, como lo hizo, para tirar abajo los planes imperialistas, para los cuales era esencial que en Nicaragua estuviera gobernando la familia Somoza. Puede ser que no sea as, pero hasta el momento es la nica explicacin que encontramos a este fenmeno.

    Claro que podramos hacer algo ms sencillo: contentarnos, como hace el Socialist Workers Party de Estados Unidos, con esquemas que, aunque no sirvan para entender la realidad, dejan a salvo los anlisis de la direccin juvenil del SWP, con lo cual pretenden salvar su maltrecho prestigio. El SWP publica una declaracin en la que pondera el papel formidable de Cuba, que apoy de todas maneras al FSLN y, con eso, niega el primer principio del anlisis marxista, que es describir los hechos tal como son. Al lado de lo que hicieron los dems pases, Cuba no hizo nada. Pero, como [los dirigentes del SWP] caracterizaron que Torrijos era un agente del imperialismo yanqui, ahora no pueden decir que haya ayudado a Nicaragua. La contradiccin se elimina, sencillamente, ignorndola. Otro esquema: Prez y el gobierno de Costa Rica tambin

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    eran agentes directos del imperialismo yanqui. Entonces, el SWP ni menciona la ayuda que prestaron. Qu podra decir el SWP? Que ayudaron a que se obtuviera el triunfo sobre el imperialismo yanqui. No, porque as resultaran antiimperialistas. Entonces, como buenos pequeoburgueses prestigistas, los hechos que no les entraron en los anlisis previos, los desechan. Lo que dicen no tiene nada que ver con la realidad, pero as eliminan todas las contradicciones. No hay necesidad de dar explicaciones complicadas. Es un crimen porque con ese mtodo desarman a su partido. Pero, lamentablemente, parece que esto no les importa.

    Siguiendo con nuestro anlisis, tambin hemos tratado de encontrar una explicacin que justifique la ayuda de Costa Rica. Pensamos que se debe a la crisis econmica de 1974-75 y a que se va cerrando el mercado centroamericano, que le es esencial porque ha tenido un desarrollo industrial bastante importante.

    El caso de Venezuela se explica, tal vez, por su sistemtica poltica de penetracin en Centroamrica. La cada de Somoza abre la posibilidad de penetrar en mercados que son esenciales a la nueva industria venezolana.

    Lo concreto es que se combinaron varias circunstancias para que estos pases resolvieran voltear a Somoza por cualquier medio. Y a ellos se les unieron luego sectores de la burguesa nicaragense, de la Segunda Internacional, pases imperialistas europeos, y el Plan Carter.

    Sin las armas panameas y venezolanas, y sin el apoyo de Costa Rica, sin el dinero de la Segunda Internacional, sin la presin sobre Honduras, sin la necesidad imperialista de democracias burguesas ms estables, aunque contrarrevolucionarias, sin todos esos factores externos, el FSLN no ganaba, como dicen los argentinos, ni disfrazado de mono. Nada de esto debe hacernos olvidar ni por un minuto el formidable ascenso revolucionario que permiti que este frente nico triunfara. Sin condiciones internas no hay ninguna guerrilla que triunfe. Pero el FSLN solo, apoyado en el ascenso, no lo hubiera logrado.

    2. Por qu intervinimos nosotros?

    Aunque lo hemos discutido ampliamente, ahora que comienzan las crticas de los que no intervinieron, debemos precisar algunos puntos sobre los que puede haber dudas. Nosotros intervinimos porque en Nicaragua se empezaban a dar las condiciones bsicas del triunfo, que son las que enumer ms arriba. Hace ms de dos aos sostenamos que era muy probable que a corto o mediano plazo el FSLN se convirtiera en la vanguardia indiscutida de la lucha de masas contra Somoza y, cuando las otras condiciones comenzaron a darse, vimos la seguridad de la victoria.

    Nosotros, antiguerrilleros desde el comienzo del castrismo, que fuimos los primeros en denunciar el error de considerar a la guerrilla como una estrategia continental, que despus encabezamos el combate junto con el SWP contra la desviacin guerrillerista dentro de nuestra Internacional, dijimos: En este caso s es vlida la guerrilla. Con esto no hemos hecho ms que poner en prctica una lnea de aos. El PST argentino fue fantico de la guerrilla colombiana en la poca de la Violencia, ya que nunca la descartamos como una tctica para determinados momentos y lugares. Pero la verdad es que, a los ojos de toda la militancia de nuestra Internacional, fuimos siempre, ante todo, antiguerrilleros. Y ahora muchos de nuestros ms destacados militantes y dirigentes vienen de luchar con las armas en la mano en la guerrilla del FSLN, en la insurreccin popular dirigida por esa organizacin. Para ellos, que vuelven de ver la alegra del pueblo

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    nicaragense, el asunto est muy claro. No dudan de la correccin de nuestra lnea y de la importancia tctica que le damos a la lucha guerrillera. Y entienden mejor que nunca por qu somos antiguerrilleros en la Argentina, por ejemplo.

    Pero hay otra razn para nuestra intervencin en esa lucha: tomar posiciones en el ascenso de masas revolucionario para poder combatir la nefasta poltica de colaboracin de clases del FSLN y de los gobiernos burgueses que lo apoyaban y que llamaban a enviar voluntarios a Nicaragua. Haba que salirle al paso a su poltica pro burguesa, y la nica forma era ganarse el respeto de las masas nicas [nicaragenses] combatiendo a su lado.

    3. La etapa actual

    Ninguno de los aqu presentes cree que en Nicaragua haya terminado el proceso revolucionario. Todos sienten, y as lo han manifestado, que ms bien apenas comienza. Tenemos el triunfo de una gran revolucin democrtico-burguesa, consecuencia de la victoria de una insurreccin popular acaudillada por el FSLN, apoyado en un frente nico del cual han sido parte Cuba y la socialdemocracia, gobiernos burgueses latinoamericanos como los de Costa Rica, Panam y Venezuela, y sectores de la propia burguesa nicaragense. Pero esa revolucin lleva una contradiccin en su vientre: el mtodo de la guerrilla, de destruccin de la Guardia Nacional, no es un mtodo burgus: es un mtodo de revolucin socialista. En Nicaragua se han destruido las fuerzas armadas, a la par que se desarroll una movilizacin insurreccional masiva. Como burgus, Tacho [Somoza] tena toda la razn cuando peda garantas para que no se destruyera a la Guardia Nacional, porque sa era la base de sustentacin del Estado burgus nicaragense.

    Por eso nuestros compaeros no quieren regresar; quieren quedarse en Nicaragua. Porque, aunque la direccin del FSLN no lo sepa, aunque Torrijos se haya propuesto otra cosa, nosotros s sabemos que ya estamos ante una revolucin combinada. Resumiendo: el FSLN se vio obligado, para triunfar, a destruir el aparato de represin del rgimen, la base de sustentacin del Estado burgus y, al mismo tiempo, pact con la burguesa nacional e internacional. Esto le da un carcter sumamente contradictorio al triunfo sandinista: de revolucin socialista por su mtodo; de defensa del rgimen burgus por su poltica. De aqu en adelante, este proceso puede adquirir un carcter sumamente dinmico y contradictorio debido a la existencia de estos dos elementos antagnicos.

    Si furamos fenomenlogos, lo que sera tan ridculo en esta poca, diramos que ayer describimos lo que pas y que hoy debemos ir a la esencia.

    Pero, como somos marxistas, se no es nuestro mtodo: no necesitamos hacer una reduccin fenomenolgica, porque entre otras cosas la esencia de lo que pasa en Nicaragua se capta tan pronto como se mira. No puede haber ninguna duda sobre qu es lo que se est viendo cuando, en lugar de la Guardia Nacional, vemos a los combatientes del FSLN y de las milicias por las calles; cuando nos enteramos de que los obreros mandan preso al gerente de una fbrica y eligen otro ellos mismos. Cuando ayer los compaeros contaban ancdotas, estaban describiendo la esencia de la situacin. Es evidente para cualquiera que estamos ante una revolucin democrtico-burguesa triunfante con mtodos de revolucin socialista.

    La mxima expresin del triunfo revolucionario, del derrocamiento de Somoza, ha sido la destruccin del aparato de represin del rgimen. Pero, qu hay en su lugar? Una vanguardia armada, por el momento catica. Y en este momento nosotros somos anarquistas; decimos que

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    se mantenga el caos!, porque esa milicia desorganizada refleja el estado de nimo de las masas. El gobierno intenta firmemente conformar un ejrcito regular, y el FSLN trata por todos los medios de transformarse en ese ejrcito. Su tendencia es clara: construir un ejrcito burgus, con grados y disciplina, y dejar a las milicias como su cuerpo paramilitar, de ayudantes, de retaguardia, de reserva. Pero, por ahora, no hay nada de eso; slo hay dos sectores armados: el FSLN y las milicias.

    Todo esto que los compaeros han descrito tan bien destruccin del aparato de represin del rgimen; movilizacin y armamento de combatientes y milicianos; inexistencia de un ejrcito regular es lo que hace que tengamos que definir a la actual etapa como revolucionaria. Puede cerrarse a corto plazo y llevarnos a retroceder a una etapa distinta. Pero ahora hay un poder dual agudo: de un lado, el Gobierno de Reconstruccin Nacional (GRN) con sus ministros burgueses y con el apoyo del FSLN con su poltica de colaboracin de clases; del otro lado, esa vanguardia armada que nos hace mantener esa definicin. Las fuerzas armadas irregulares existentes no son una garanta ni para la burguesa ni para el imperialismo; son el poder obrero y popular.

    Una vez ms, como hicimos cuando hablbamos de los factores externos, debemos precisar las caractersticas de Nicaragua; ahora para su etapa revolucionaria. Lo que distingue a la nicaragense de todas las otras revoluciones, es la carencia de organizaciones que tengan encuadrado al movimiento de masas. El FLSN no es un organismo de masas, ni tiene dirigentes individuales de masas. Era un grupo guerrillero pequeo, putchista, castrista clsico. Ahora se encuentra con un sbito triunfo revolucionario de masas entre las manos, pero sin organismos de masas dirigidos o estructurados por ellos. Eden Pastora era la nica figura sobresaliente y ahora nos enteramos de que pasa a ocupar un puesto de segunda importancia.

    Con la burguesa ocurre lo mismo. Estaba tan bien, tan segura, que no se preocup por crear mediaciones, es decir, organismos entre las instituciones estatales y el pueblo. En esto se parece a la burguesa portuguesa, que despus de veinte o treinta aos sin esas instituciones, termin creyendo que su rgimen era eterno. La diferencia es que en Portugal no hubo estos mediadores, pero s grandes dirigentes traidores educados a la europea, como Cunhal y Soares, y un ejrcito representante de una burguesa de siglos. Pero en Nicaragua no hay nada de eso. Cay Somoza, cay la Guardia Nacional, y desapareci todo. No tenan grandes sindicatos ni dirigentes a los que el pueblo respete, escuche y acate, como ocurre en otros pases. No se crearon ni grandes partidos obreros, ni de la pequea burguesa ni de la burguesa, ni una ultraizquierda legal: nada.

    En Bolivia, en cambio, cuando cae la Junta Militar est la Federacin Sindical Minera con Lechn, que es un dolo; est el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), que dirige a la mayor parte del movimiento de masas. Desgraciadamente est el Partido Obrero Revolucionario (POR) trotskista, que tambin tiene gran influencia y el cual, llevado de la mano por Pablo y Mandel, va a apoyar crticamente al gobierno burgus. Ningn obrero haca nada que no le dijeran Siles Suazo, Paz Estenssoro, Lechn y los trotskistas: Lora, Ayala Mercado u otros. Desde el ao 1942 hasta 1952 haba habido luchas parlamentarias y de clases, en las calles, que haban ido configurando partidos y dirigentes capaces.

    Lo mismo ocurri en Espaa: durante quince aos la burguesa estuvo armando al PC, al PS, a las centrales sindicales, a la UCD, y ya vemos para qu le sirvieron. Vemos tambin para qu le sirve a la burguesa iran Khomeini. Qu sera de Irn sin la iglesia chita! Es la nica corriente musulmana que no depende directamente del poder y ha cumplido durante siglos una funcin de

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    partido-iglesia burgus, que remat ahora a la perfeccin.

    En la Argentina la burguesa ha vivido preparando estos mediadores. Voy a apartarme un poco del tema para que se comprenda el papel de estos mediadores, describindoles lo que era Dickman, un viejo dirigente del partido Socialista, ya fallecido. Fue uno de los dirigentes de la Segunda Internacional, conocido de Trotsky, Lenin y Kautsky. A m me toc estar bastante relacionado con l durante un tiempo, y nunca voy a olvidar la pasin que pona cuando me explicaba cmo se acta para frenar al movimiento de masas. Dickman haba nacido reformista y tuvo que actuar cuando comenzaron las grandes huelgas dirigidas por anarquistas a principios de siglo. Primero, escuchaba; dejaba que hablaran los anarquistas ms radicales, algunos de los cuales decan, por ejemplo, que haba que quemar toda la ciudad de Buenos Aires. Entonces se paraba y comenzaba a gritar: As que dicen que hay que quemar todo Buenos Aires? Y por qu slo Buenos Aires? Son unos reformistas! Por qu slo Buenos Aires? Quememos el Uruguay, el Brasil tambin! Quememos todo! No escuchemos a estos oportunistas!. Y luego, para instrumentar esta poltica de quemar todo, agregaba: Vamos a negociar con el gobierno!. Me daba consejos como ste: Un gran poltico deja todas las puertas y las ventanas abiertas porque nunca se sabe con quin se va a negociar. Me explicaba, por ejemplo, cmo manejaba las frmulas para tratar con la burguesa, habilidad por la cual sus discpulos lo consideraban un gran poltico. Recuerdo una, de la que ustedes se van a rer. En nuestro pas, cuando alguien se dirige al presidente de la Repblica para pedirle algo, debe decir Usted que tiene el poder, la gloria y la fortuna. El haba adaptado esta frmula para dirigirse a Pern, cuando tuvo que ir a solicitarle la libertad de algunos presos polticos. Le dijo Usted que tiene el poder y la gloria, eliminando la fortuna para que Pern no fuera a creer que estaba aludiendo al hecho cierto y muy comentado en ese momento, de que se haba robado medio pas. Este hecho se comentaba como ejemplo de genial habilidad (risas). S, ustedes se ren; tal vez crean que lo digo por burlarme de un reformista o divertirnos un rato, pero no es as. Dickman cumpla un papel de primera para la burguesa, que invirti muchos aos en su educacin. Sujetos como l son los que van aos al Parlamento, procuran tener mucho contacto con las masas, todo el que pueden. Despus, cuando estn preparados, son indispensables. Pueden frenar movimientos, canalizarlos. Eso no se aprende de un da para el otro. Entre otras cosas, hay que gozar de prestigio entre los trabajadores.

    En Nicaragua, repito, no hay nada de esto. Por un lado estn las masas; por el otro, en la superestructura, un vaco. El FLSN comienza a llenarlo de alguna manera, comienza a cumplir ese papel de mediador, pero a medias. Sus propios lderes no saben cmo hacerlo. Y dudo mucho de que algunos de ellos sepan cmo se hace un sindicato, cmo se habla en una asamblea obrera. La explicacin es que el Frente tuvo como problemas centrales, hasta ahora, a los problemas militares. Tambin encar algunos problemas polticos, pero stos siempre estaban supeditados a los militares. Y se encuentran con que en todo lo que tendran que ser fuertes ahora, son dbiles.

    Esa es la aguda contradiccin de esta etapa: una etapa de transicin que se va a cerrar rpidamente porque la poltica no admite el vaco. Estamos entrando en un perodo en el que tienen que comenzar a tomar forma esos organismos y lderes que hoy no existen. Y lo mismo ocurre por supuesto para la contrarrevolucin. La reaccin necesita lograr instituciones democrticas burguesas. No sabe cules si Constituyente, Cmara de Diputados, o qu pero comenzarn inmediatamente a tratar de institucionalizar lo que puedan.

    Esta etapa de transicin nos indica la posibilidad y necesidad urgente de organizar un partido

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    revolucionario con influencia de masas. Ahora, cuando an no est definida la relacin superestructura-movimiento de masas, es cuando las iniciativas subjetivas tienen un peso enorme. Y el evitar errores es decisivo para el futuro, porque es slo cuando la masa est fresca que le podemos dar forma al pan. Dentro de dos o tres meses, cuando ya el FSLN sea una institucin multitudinaria, los sindicatos de masas y las centrales [sindicales] existan, revertir ese proceso ser mucho ms lento y doloroso.

    4. El carcter del Gobierno de Reconstruccin Nacional

    El cambio de etapa significa tambin un cambio en el carcter del gobierno. Lo que ha cambiado en Nicaragua es evidente a primera vista. Antes estaba Somoza reprimiendo a toda la poblacin; ahora est el Gobierno de Reconstruccin Nacional, que le hace enormes concesiones al movimiento de masas. Toda la situacin parece haber cambiado.

    Lo que tienen de igual (y aqu comienzan los principios) es que ambos gobiernos son burgueses. Podramos decir que Somoza agarraba con la derecha y el meique levantado; el GRN agarra con la izquierda al movimiento de masas, tratando de impedir su movilizacin revolucionaria, o que ambos agarran, pero uno con la oposicin de todo el pas y el otro, el GRN, tratando de ganarse al movimiento de masas que lo hizo triunfar para que respete la propiedad privada. Pero, esencialmente, los dos agarran o intentan hacerlo al movimiento de masas. Esta definicin es fundamental, porque de ella surgir nuestra poltica.

    Todos los gobiernos burgueses no son iguales. Esto lo sabemos perfectamente. En un principio hemos definido al nuevo rgimen como kerenskista. No estoy muy seguro de que sea as; posiblemente es una primera fase de kerenskismo o un prekerenskismo, que es la etapa tpica de las grandes revoluciones nacionales populares. Esto quiere decir que es un gobierno de unidad nacional. Nicaragua vive el momento en que todos, excepto los somocistas, estn enloquecidos de alegra, se sienten muy unidos; creen que, dentro de poco, tanto los burgueses como los obreros van a ganar ms y los campesinos van a aceptar las reformas contentos. Todo el pueblo ha hecho una gran revolucin, ha triunfado, y ste es el sentimiento dominante. Este sentimiento puede continuar si el FLSN debido al ascenso tiene que tomar el gobierno.

    Es la etapa de La Marsellesa. Despus vendr la poca en que se dividirn entre los que cantan La Marsellesa y La Internacional; despus es posible que unos canten La Internacional y otros La Giovinezza. Pero lo fundamental es que esta unidad desaparecer pronto.

    5. Este gobierno es nuestro enemigo

    Este es, sin duda, un gobierno sostenido por el imperialismo yanqui. Se sostiene tambin por el apoyo de un frente nico formado por la burguesa nacional existente, el imperialismo japons, el europeo y la burocracia stalinista. Si alguien tiene dudas del carcter del apoyo cubano, veamos qu dijo Fidel en su discurso del 26 de julio:

    Pero hay que decir que a nuestro juicio la decisin, el resultado de esa reunin, constituy una gran victoria de los pueblos de nuestra Amrica y contribuy al desarrollo de este espritu de solidaridad con Nicaragua; y en la posicin mantenida en la OEA hay que destacar al papel de Panam, de Costa Rica, de Venezuela y dems pases del Pacto Andino (aplausos), de Mxico, de Jamaica, de Granada y otros (aplausos). En la creacin de este frente democrtico antiintervencionista que se ha creado, hay que mencionar no slo nombres de pases, tambin de

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    personas: los nombres de Torrijos (aplausos), de Carazo (aplausos), de Lpez Portillo (aplausos), de Manley (aplausos), de Bishop (aplausos). Y tambin es justo recordar el nombre de quien, aun cuando ya no es presidente de su pas, ayud mucho al desarrollo de esta solidaridad en la lucha sandinista: el ex presidente de Venezuela, Carlos Andrs Prez (aplausos) (...)

    Hay mucha hambre en el pas. Yo pienso que Nicaragua necesita la ayuda de todo el mundo. En las semanas anteriores, gran nmero de dirigentes de pases expresaron su disposicin de ayudar a Nicaragua. Nos parece lo ms justo. Gobiernos de todos los matices, de diversas ideologas, de diversos sistemas polticos, han expresado su disposicin de darle una gran ayuda al pueblo de Nicaragua. Y Nicaragua la necesita.

    Incluso los Estados Unidos han expresado su disposicin de enviar alimentos e instrumentar distintas formas de ayuda. Nos alegramos, nos alegramos. Decan que iban a hacer un puente areo y enviar 300 toneladas diarias de alimentos. Nos parece muy bien. (...) y repito... estamos dispuestos a llevar a cabo una emulacin con Estados Unidos. (...) Invitamos a Estados Unidos, a todos los pases de Amrica latina, a los de Europa, a los del Tercer Mundo, a nuestros hermanos los pases socialistas, a todos, a una emulacin para ayudar a Nicaragua.

    En sntesis, no hay ningn sector burgus nacional o internacional, como tampoco ningn gobierno o sector burocrtico y reformista, que no apoye al Gobierno de Reconstruccin Nacional; todos ellos colaboran con el FLSN y el GRN para frenar el proceso revolucionario. Una vez ms, creo que est claro por qu este gobierno es nuestro enemigo. Nosotros estamos en una oposicin frontal a ese frente imperialista-burocrtico-burgus que sostiene al gobierno y, por lo tanto, estamos enfrentados a ese gobierno burgus.

    Qu har inmediatamente el gobierno? Creo que no tiene un plan muy bien definido todava. Pero, en lneas generales, tratar de que este proceso desemboque en un rgimen democrtico-burgus estable. Este es un plan que en Portugal, Espaa y Grecia dio muy buenos resultados. Y la burguesa la nacional y ms an la internacional, demostrando un gran instinto de clase, lo ha elegido para Nicaragua.

    El plan contrarrevolucionario, an sin forma definitiva, tiene sin embargo dos etapas claramente definidas: primera, principal y urgentsima, desarmar a las milicias; segunda, institucionalizar la democracia burguesa. No hay posibilidad de formar instituciones burguesas estables si las armas no estn en manos del gobierno y de sus nuevos esbirros. Y las armas debern ser no de cualquiera, sino de un ejrcito y una polica bien encuadrados, regulares, burgueses. Por eso hablan de un plan a tres aos; se es el plazo para la reconstruccin de las fuerzas armadas. Slo entonces se podrn institucionalizar los rganos de poder de la democracia burguesa.

    Claro est que se es el plan ideal; porque la reaccin no est sola; es necesario ver qu dir el interlocutor fundamental, que es el movimiento de masas.

    Resumiendo: hoy da nuestro enemigo principal es el Gobierno de Reconstruccin Nacional. No nos engaemos por alguna nacionalizacin mientras el enemigo est pensando en el problema del armamento. Esto es un alerta que durante las 24 horas del da se debe repetir al movimiento de masas para que no sea sorprendido. El gobierno har concesiones, pero en la medida que ellas le sirvan para desarmar a las masas, a las milicias, sern tiles al plan contrarrevolucionario.

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    6. El papel del FLSN

    Lo anterior nos lleva de la mano a otra conclusin, muy triste: dentro del movimiento de masas no tenemos ms grande enemigo que el FLSN. Por qu? Porque el actual gobierno es la materializacin de su poltica y su programa.

    El FLSN es un movimiento pequeoburgus, sumamente progresivo en la poca de Somoza, pero que siempre ha tendido a un gobierno de colaboracin de clases, y los pequeoburgueses colaboracionistas siempre se transforman en agentes del gobierno burgus y de la contrarrevolucin democrtico-burguesa.

    Uno de los ms grandes problemas a los que nos enfrentamos es que este movimiento poltico que es el FLSN se est transformando en el partido de masas mayoritario como consecuencia de su prestigio. Y no slo esto, sino que, previendo ya las posibles luchas y rupturas en su interior, est tratando de hacer un gran partido hegemnico que garantice su poltica. Por ahora, si nos guiamos por los hechos objetivos y no por los discursos, ellos son la mxima garanta del rgimen burgus y el soporte principal para instaurar una democracia burguesa contrarrevolucionaria a no muy largo plazo. Esta posibilidad se basa en la influencia que el FLSN tiene sobre el movimiento de masas. As como vamos a denunciar al GRN como el enemigo frontal en todo el pas, tenemos que denunciar al FLSN, todos los das, hora a hora, dentro del movimiento de masas.

    Pero el FLSN es un fenmeno mucho ms complejo que el actual gobierno. Se trata de extraordinarios hroes de la lucha de clases y de la revolucin latinoamericana. Esto lo vamos a decir a voz en cuello, aunque se asuste toda nuestra Internacional. Lo vamos a reivindicar usando las palabras que us Trotsky refirindose a Vctor Ral Haya de la Torre: Un buen demcrata es mejor que un mal socialista.

    Por principio, vamos a ser los ms grandes defensores de su extraordinario papel y de su valenta. Vamos a aplicar el mismo criterio de Marx cuando dijo, refirindose a las grandes figuras de la revolucin democrtico-burguesa en Europa, sobre todo la francesa: Eran cualquier cosa, menos burgueses limitados. Y si viviera ahora dira lo mismo de Borge y Fonseca Amador: Son cualquier cosa, menos pequeoburgueses limitados. Nos pondremos de pie ante ellos; los pondremos como ejemplo ante todos los luchadores democrticos y antiimperialistas de Amrica latina; nos referiremos a ellos sistemticamente como a los que dieron la vida por esa lucha.

    Pero esto no quiere decir que ignoremos su poltica. El problema es encontrar la combinacin de esa reivindicacin ya histrica y de su papel en la situacin actual y futura. Diremos, por ejemplo, que estn bajando de su pedestal. Contra los sectarios diremos que ellos son los ms grandes luchadores democrticos de los ltimos tiempos en Amrica latina, combinndolo con la denuncia de que ahora estn apoyando a un gobierno burgus. Diremos que ellos son los que se jugaban la vida para sacar a Somoza. Pero los reivindicaremos como Fonseca Amador hizo con Sandino, dicindoles que vamos a seguir ms all, invitndolos permanentemente a seguir adelante.

    No puede ser de otra manera; ellos ya son parte de la historia; negarlos es negarla. Las calles de la futura Nicaragua socialista van a llevar, puestos por nosotros, los nombres de Fonseca Amador, Borge y muchos otros. Los vamos a considerar al mismo nivel que a Bolvar.

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    Pero el hecho de que dirijan al movimiento de masas es muy grave y requiere de nosotros actuar con mucha tctica. Lo dirigen por el pasado, por la tradicin, por inercia, no por lo que estn haciendo ahora ni por lo que proyectan. Utilizaremos el enorme peso de ese pasado para avanzar contra su funesta poltica actual de apoyar a un gobierno burgus, para ir contra ellos. Qu significa esto? Que su peso e influencia no provienen del plan poltico actual sino de haber sido un movimiento que luchaba contra la dictadura con el apoyo de todo el pueblo. Y que, por lo tanto, van a surgir en su seno infinidad de corrientes, tendencias y personalidades que van a ir hacia adelante, es decir hacia la revolucin obrera contra el GRN y el FLSN que lo apoya. Por eso decimos que nos apoyaremos en su pasado para combatir a muerte su poltica presente. Diremos Adelante, adelante, y esto ir contra el plan reaccionario, sin necesidad de decir Abajo el FLSN.

    Pero adelante tiene que ser hacia un polo que aparezca ntidamente delineado. Tiene que ser claro que ahora se trata del poder nuevamente, que seguir siendo burgus o ser obrero. Slo as llegar el momento de despejar la confusin tpica de la pequea burguesa. Nosotros sabemos que, como todo movimiento pequeoburgus, no puede quedarse ah, que ir inevitablemente hacia la revolucin obrera o hacia la contrarrevolucin. La nica forma de que a esto lo entiendan cada vez ms amplios sectores de masas es ofrecer una alternativa revolucionaria permanente, y esto slo lo puede hacer un partido marxista revolucionario, trotskista, un partido que d absoluta claridad y sepa dialogar con las masas.

    Resumiendo este punto, podemos decir que nuestro ms grande enemigo en el movimiento de masas es el FLSN, aunque contradictoriamente de all saldrn nuestros aliados ms importantes y quiz las figuras que harn la revolucin socialista en Nicaragua.

    7. El peligro de la borrachera revolucionaria

    La revolucin provoca una verdadera borrachera. Y as como todo borracho considera hermano a cualquier sujeto que encuentra por la calle y lo abraza, y pelea en cambio con el hermano verdadero, los militantes nos equivocamos muchas veces cuando vemos una revolucin. Empezamos por abrazarnos entre todos los que intervinimos en ella y puede ocurrir que le demos la espalda al verdadero hermano.

    El gran peligro de todo triunfo revolucionario es que se desdibujan las diferencias profundas, tajantes, antagnicas, tanto polticas como de clase, que existen entre los partidos oportunistas y el partido revolucionario, entre la burguesa, la pequea burguesa y el proletariado revolucionario. Y esto, por qu? Hay que ver lo que es una revolucin. Venimos de vivir comprimidos en la sociedad burguesa, donde no podemos hacer nada; queremos hacer un actito y tenemos que pedir permiso; si nos lo dan, tenemos que dispersarnos en orden; si venimos de pases dictatoriales ni eso nos es permitido. Y de repente, nos entra una tonelada de oxgeno. Si queremos hacer un comit de fbrica lo hacemos; si queremos expropiar, expropiamos. Inclusive podemos tomar armas y formar una milicia. Todo parece fcil, cada da hacemos una milicia ms, un sindicato ms. El gobierno, aparentemente, nos da todo lo que le exigimos. Es entonces cuando creemos que la revolucin va sobre rieles y que el nico enemigo que tenemos es el que se fue, que todo nos une con el compaero oportunista y su partido, que todos somos revolucionarios, y que est bien unirse con el partido oportunista: ya que hicimos la revolucin juntos podemos unirnos para seguir avanzando hasta hacer la revolucin socialista. No hay que ser sectarios y mantener divisiones artificiales con los oportunistas que hicieron la revolucin,

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    pensamos. Esto es tpico de la euforia de las primeras semanas posteriores a toda gran revolucin. Trotsky escribi mucho para alertar sobre este peligro; dijo, por ejemplo, que toda revolucin divide inevitablemente al partido revolucionario, por ms grande que sea su direccin, entre los que quieren unirse con los oportunistas y aquellos a quienes la revolucin hace ms intransigentes que nunca contra los gobiernos burgueses y los partidos oportunistas.

    El ms grave error es creer que en esos momentos se trata solamente de empujar todos juntos, oportunistas y revolucionarios. Empujando solamente no se gana nada. Y en la etapa revolucionaria es cuando esta forma de pensar es ms peligrosa. Es el momento en que, como deca Trotsky, el peso de una pluma puede volcar el platillo de la balanza para uno u otro lado. Es cuando nada tiene forma definitiva todava y, por lo tanto, cualquier iniciativa puede ser tomada y prosperar. Pero, por eso mismo, hay que pensarla muy bien. En la etapa anterior, si erramos la caracterizacin pensando que no nos van a dar permiso para el acto y no lo pedimos, habremos hecho un acto menos; es un error, pero no cambia la relacin de fuerzas. Pero en una situacin revolucionaria un error puede significar perder la posibilidad de hacer un comit de fbrica, de ganar influencia en un sindicato o cosas peores, como las que ocurrieron en Bolivia, a lo que ya me voy a referir.

    Es el momento en que el factor subjetivo, el partido, pesa ms que nunca. Para ese momento es que lo construimos; para actuar en esas situaciones es que estudiamos tanto, que hacemos teora, comparamos programas, estudiamos economa, filosofa; discutimos documentos. Y slo en esos momentos tiene importancia decisiva; porque el papel del partido es decisivo cuando la situacin es revolucionaria, cuando hay que llevar una lucha mortal contra los partidos oportunistas, agentes de la burguesa y el imperialismo dentro del movimiento revolucionario. Pero, repito, cuando llega ese momento, la borrachera del triunfo nos hace olvidar de todo esto que estuvimos analizando aos y creemos que la cosa es fcil, muy fcil, que slo hay que empujar, dejarse llevar por la marea revolucionaria.

    Sin embargo, es el momento ms difcil. Es cuando hay que hacer ms teora, poltica y programa que nunca, porque enfrente tenemos a la burguesa y a los partidos oportunistas al acecho para hacer retroceder a la revolucin; ellos, que tienen reflejos de siglos para advertir cuando su suerte est en juego. Para ellos el pensar qu hacer para aplastarnos no es secundario. Nada de empujar, sino desplegar astucia y poltica contrarrevolucionaria. Piensan constantemente adnde van, con qu programa y tctica [actan] para frenar la revolucin.

    Y para nosotros es tambin el momento de diferenciarnos claramente de las otras corrientes polticas, del oportunismo, que lleva a la confusin, a una poltica de colaboracin de clases, al movimiento obrero. Es cuando ms difcil resulta porque nos parece que todos estn empujando juntos (socialistas, stalinistas o, en el caso de Nicaragua, el FLSN).

    Las masas revolucionarias deben distinguir con toda claridad la poltica intransigentemente revolucionaria del partido, un partido trotskista que las educa en todos los aspectos y que es el nico que puede hacer la revolucin obrera contra los explotadores y los partidos oportunistas. Y no una revolucin obrera dirigida por la burocracia, sino basada en la democracia revolucionaria.

    8. Varios ejemplos histricos

    Muchos ejemplos histricos demuestran lo que les vengo diciendo. El primero y principal fue el del Partido Bolchevique. La direccin del Partido Bolchevique se dividi tajantemente despus

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    de la revolucin de febrero: la mayor parte de la direccin y de los cuadros de provincia abogaban por no denunciar sistemticamente al gobierno burgus que haba surgido de la revolucin y por unificarse en un solo gran partido socialista con los mencheviques. Lenin fue el lder de la otra ala, la que exiga una denuncia permanente del gobierno y de los partidos oportunistas: mencheviques y socialistas revolucionarios. Pero sigamos con otros ejemplos.

    Trotsky critic duramente a Nin por haber sido vctima de esta borrachera. Creo que debemos hacer un alto para recordar lo que pas en Espaa. En Barcelona el movimiento obrero haba triunfado, haba derrotado a Franco, y existan muchas, muchsimas posibilidades de extender esto a toda Espaa. Toda Catalua qued en manos del movimiento obrero; se expropiaron todas las fbricas. Los anarquistas, teniendo toda la economa en sus manos, fueron a ver a Companys, la mxima figura de la burguesa catalana, para decirle que tomara el poder, y l no lo quiso; les dijo: [Pero] si es de ustedes. Finalmente, Companys acept, dejando en manos de anarquistas y poumistas la conduccin de la economa.

    Cmo pensaban los poumistas y los anarquistas? Se decan: Cuando nos enteramos de que Nin y Diego Abad de Santilln dirigan toda la economa, que todas las fbricas eran nuestras, respiramos tranquilos. Claro, dos grandes economistas unidos, uno anarquista y otro marxista, hicieron maravillas: produjeron ms que bajo la etapa burguesa; introdujeron el control obrero; tenan planes fabulosos. Eso era cierto, pero tambin era cierto que la contrarrevolucin no estaba liquidada; que desde el gobierno de Companys segua armndose. En esto no pensaban ni los anarquistas ni los poumistas, ya que Companys les deba el gobierno y no tena ninguna fuerza.

    En Aragn fue ms grave. All la borrachera produjo una locura. El periodista argentino Jos Gabriel cuenta que, cuando entr con su automvil a una provincia agrcola y fue a pagar la gasolina, le dijeron: No compaero; ac est la columna Durruti; ac no se paga nada; si quiere comer vaya al restaurante, que es gratis. No slo haban eliminado el dinero, sino que todos los das ajusticiaban burgueses, monjas, curas y terratenientes. Era una sociedad comunista perfecta. Pero, mientras tanto, qu estaban haciendo los republicanos y Companys con su gobierno burgus? Un ejrcito regular; estaban preparando la primera parte de su plan para aplastar al movimiento obrero.

    Stalin mandaba armas, pero slo para el PC. Es decir, slo estaba armada la corriente que opinaba que tena que gobernar la burguesa. El PC y Companys empezaron a plantear que tena que haber mando nico, ejrcito nico. Empez una campaa mundial diciendo que Durruti era dscolo, que todos los anarcos eran indisciplinados y que por eso se iba a perder la guerra. As lleg mayo de 1937; la gran masacre obrera de Barcelona. Se termin Aragn anarquista, se termin todo, volvieron los capitalistas privados: triunf la contrarrevolucin. Y triunf primero en el terreno militar, aspecto en el que los revolucionarios no haban pensado, llevados de la mano por esos gobiernos republicanos dbiles, cuya nica fuerza pareca ser la que le haban otorgado los lderes obreros.

    Nin se haba hecho frentepopulista con el razonamiento de que a m lo que me interesa es que todas las fbricas sean de los obreros y las dirija yo que soy revolucionario; qu importa si apoyo a este gobierno burgus. Para qu quiero estar en el gobierno si en Catalua nosotros hacemos soviets todos los das; si donde nos enteramos que hay un terrateniente o un capitalista lo barremos. sta era la otra cara de la contrarrevolucin. Por eso Trotsky le pegaba tan fuerte; porque mientras l pensaba as, en Madrid planeaban qu da y cmo lo mataran. Es la

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    experiencia trgica que termin con la vida de Nin. Se mare, se emborrach y no le dio importancia a la lucha mortal contra el gobierno burgus de turno y los partidos oportunistas que lo apoyaban. No le dio importancia a la feroz e intransigente lucha del partido revolucionario contra los partidos reformistas en el seno del movimiento obrero.

    La otra gran tragedia ocurri en Bolivia. En Espaa, el POUM era fuerte solamente en Catalua. Pero en Bolivia el trotskismo era una potencia nacional. El Congreso de la COB con Lechn al frente vot que la teora y el programa de la revolucin boliviana y de la COB era el de la revolucin permanente de Trotsky. Salud a los trotskistas como a los maestros de la revolucin boliviana, y les dio el peridico de la COB para que escribieran. Los trotskistas escriban, ah!, cmo escriban! Y Lechn les deca: Escriban ms, ms!. Nos hicimos sus consejeros y escribidores como dira Vargas Llosa; bamos a todas partes con l.

    El proletariado se arm; se destruy al ejrcito y, al igual que en Nicaragua, se abri una situacin de poder dual. Entonces, Paz Estenssoro y el imperialismo yanqui se dieron cuenta de lo que iba a ocurrir y, al revs que en Cuba, se prepararon. Dijeron: Esta contrarrevolucin hay que hacerla con mucho tiempo y cuidado. Y resolvieron que la derrota del proletariado pasaba por el calibre de las balas. El imperialismo yanqui prepar una contrarrevolucin a diez o quince aos. Dej que todo el mundo siguiera armado, que expropiaran las minas, que repartieran la tierra al campesinado. Los mineros comenzaron a ganar buenos salarios y, para pagar esos sueldos extraordinarios, el imperialismo daba un crdito tras otro, y como la otra cara de su plan comenz a organizar un nuevo ejrcito regular. Lo educ en Panam y le proporcion armas ms sofisticadas y modernas que las que tena el proletariado. Junto con esto, aconsejaba que no usaran uniforme por la calle. Su clculo era que en cinco o seis aos, por el ritmo con que acostumbraban disparar y por la desorganizacin, las milicias gastaran todas sus balas, o sea que quedaran desarmadas. Las usaban en peleas fraccionales, en atacar terratenientes, y el imperialismo se deca que se disparen muchos, muchos tiros por los milicianos obreros. Mientras tanto, para que Paz Estenssoro no tuviera problemas econmicos, seguan proporcionndole la ayuda necesaria.

    Y nuestros compaeros, qu hacan mientras tanto? Seguan borrachos. Paz Estenssoro fue a una asamblea grfica y el dirigente, que era de izquierda, lo trat de representante de la pequea burguesa ambigua, cobarde, agente del imperialismo. Y Paz Estenssoro se rea y todos votaban que el presidente de la Repblica era lo ltimo que haba. Esto haca que nuestros compaeros pensaran que no haba necesidad de enfrentar y liquidar un gobierno tan dbil. Ni lo consideraban enemigo; pensaban que no exista, que ellos dominaban todo.

    Los trotskistas de Moller entraron por esta variante y hasta comenzaron a decir: No nos convendra reivindicarnos del MNR?, como podra ocurrir hoy en Nicaragua con el FLSN. Hubo un ala que hizo entrismo, la de Moller, y se disolvi en el MNR. La otra dio su apoyo crtico al MNR. Por orden de Pablo y Mandel, se hizo de todo, menos la delimitacin fundamental: El gobierno es burgus; por lo tanto es contrarrevolucionario y nuestro enemigo mortal; hay que hacer una revolucin contra l. En qu termin toda esta poltica trotskista de apoyo al MNR? Termin en Banzer. S, camaradas: Banzer es la continuacin de Paz Estenssoro; la culminacin lgica a la que apost el imperialismo yanqui. Termin, como todas las revoluciones que no triunfan, que no liquidan al dbil gobierno burgus, en una contrarrevolucin.

    El trotskismo debi haber hecho un sencillo razonamiento: El gobierno de Paz Estenssoro es

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    nuestro enemigo mortal; matmoslo antes de que avance o nos matar a nosotros; acabemos con l y tomemos el poder.

    Lo mismo tenemos que hacer hoy en Nicaragua. No nos engaemos por las concesiones del GRN, por los modales de Violeta Chamorro. Es muy simptica, muy chic, educada en Pars, pero por eso mismo ms contrarrevolucionaria. Cuando le toque reprimir ser un monstruo. Reprimmosla nosotros antes. Cumplamos el papel del partido revolucionario, trotskista, que es ver las perspectivas, y alertar al movimiento de masas, y ganarlo para derrocar al gobierno burgus. Y si es dbil, mucho mejor: lo volteamos con menos esfuerzo.

    9. Un esquema honesto que nos lleva al... oportunismo

    Nicaragua no ser distinta a Bolivia si no surge un partido revolucionario. El actual gobierno y el FSLN estn comprometidos con el imperialismo, el stalinismo, la socialdemocracia y la burguesa nacional para hacer la contrarrevolucin democrtico-burguesa.

    Algunos compaeros piensan en forma diferente: que el FSLN no traicionar a las masas y que el GRN no es peligroso, [que no es] el centro de la contrarrevolucin. Como en poltica no se puede hacer nada sin construir una ideologa que la justifique, se empieza siempre por construir una estructura hipottica ingeniosa. En el caso de Nicaragua es la siguiente: Hay un gran ascenso; el movimiento de masas empuja; los dirigentes del FSLN son buena gente y revolucionaria, pero estn confundidos; ellos quieren una revolucin obrera y socialista, pero creen poder lograrla por la conciliacin con la burguesa y el imperialismo [como la izquierda del MNR de Bolivia y los anarquistas y poumistas catalanes]. Nosotros tenemos que ser los que ms empujemos para que su confusin se aclare y hagan el gobierno obrero y campesino. Para eso, no tenemos que delimitarnos del FSLN; tenemos que empujar juntos, lealmente, con la heroica direccin del FSLN, y as les iremos aclarando el camino y vamos a llegar al triunfo de la revolucin socialista. Es casi seguro que el gobierno y el FSLN desemboquen en un gobierno obrero y campesino; ya ha habido muchas revoluciones donde ocurri as: corrientes pequeoburguesas se han visto cada vez ms obligadas a ir a la izquierda y tomar el poder. Esta gente del FSLN, lo sepa o no, va en un bus que dice Fin del viaje: poder y revolucin obrera. No seamos tarados y, en lugar de quedarnos en la acera criticando al bus, submonos a l. Dar muchas vueltas, pero el recorrido termina all.

    Discrepamos con esta construccin ideolgica por varias razones. Primero, hay que distinguir entre lo que es tericamente posible y la poltica actual, concreta. No descartamos la posibilidad terica de que el FSLN vaya hacia un gobierno obrero y campesino. No descartamos, por ejemplo, que haya una Constituyente; que el FSLN gane las elecciones; que entonces nosotros podamos presionar mucho, se agarren a tiros con la oposicin burguesa, tomen el poder, rompan con la burguesa y hagan una revolucin obrera. Pero si hoy basamos toda nuestra poltica en que va a haber Constituyente, en que el FSLN va a ganar las elecciones, tomar el poder e inaugurar un gobierno obrero y campesino, seramos una mezcla extraa de oportunistas, idiotas y suicidas.

    Ha habido muchos casos de gobiernos obreros y campesinos, pero con ellos ha pasado algo parecido a lo que pasa con la guerrilla. Todos los triunfos se dieron en estos casos por factores internacionales, como ya vimos. Siempre tuvieron enfrente al imperialismo oponindosele, obligndolos a ir hacia la izquierda. En cambio, una revolucin ms avanzada que ninguna otra, que casi haba llegado a obrera, como fue la boliviana, volvi para atrs porque el imperialismo

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    yanqui no la enfrent y negoci apelando a las direcciones pequeo-burguesas y burocrticas del movimiento obrero.

    En Nicaragua no existe una oposicin frontal del imperialismo al FSLN; por el contrario, lo apoya. No hay perspectivas inmediatas de enfrentamiento. No descartamos que esto pueda darse, pero la posibilidad inmediata es la de frente nico para frenar la revolucin. Desde ya, con esto no quiero decir que considero necesario o que me alegrara que el imperialismo amenazara ahora a Nicaragua. Slo estoy sealando un hecho objetivo: el papel que cumplen las amenazas enemigas, las crticas, los peligros, los obstculos. Si no existen, el del FSLN ser un camino ms llano, sus contradicciones sern menos evidentes para las masas, lo que le permitir aplicar ms fcilmente su programa contrarrevolucionario. Entonces, slo nosotros podemos dirigir la revolucin. Debemos atacar al FSLN y movilizar a las masas contra el GRN. Por esa va se va a dividir posiblemente el FSLN y muchos de sus militantes vendrn hacia nuestras posiciones. Si esto ocurre, seguramente no va a significar que somos superiores, que podemos dirigir todo solos. No debemos cometer el error sectario de creer que nuestro partido va a ocupar el lugar del FSLN en la conciencia de las masas en pocos meses. Por eso, tenemos que decirle al FSLN, mientras lo atacamos por su poltica de colaboracin de clases, que tiene que romper con la burguesa y gobernar solo para desarrollar la revolucin socialista.

    Pero esto slo lo podemos lograr si no actuamos teniendo la hiptesis terica de que el FSLN va a tomar el poder y va a hacer la revolucin obrera. Slo actuar polticamente tomando en cuenta la realidad actual: el FSLN es el soporte principal del gobierno y el sistema capitalista en Nicaragua. Slo una intensa movilizacin de masas contra la burguesa y su gobierno podr lograr que el FSLN rompa con los capitalistas. Es decir, aun para lograr esta variante terica ms que hipottica es imprescindible no tenerla como variante poltica, porque se nos puede dar vuelta: hacer que terminemos sirviendo a un gobierno frentepopulista, de colaboracin de clases. Y todo esto, por apoyar a un partido reformista convicto y confeso.

    Esta hiptesis sostenida por algunos compaeros, es global, terica-poltica, pro FSLN. Ellos dicen: Si el proceso objetivo va cada vez ms a la izquierda, si va llevando al FSLN a un gobierno obrero y campesino y despus a una revolucin obrera, podemos dejar de lado las cuestiones propagandsticas e ideolgicas; no digamos que somos trotskistas, as podemos avanzar junto a ellos hasta la revolucin obrera. Y pasan a la prctica diciendo, por ejemplo, no debemos sacar un peridico. Para qu nos vamos a poner nosotros a dar lnea si el FSLN va a dar una cada vez mejor si militamos al lado de ellos?. Entonces es cuando se comienza a colaborar con el FSLN, que a su vez colabora con el imperialismo y la burguesa. Por carcter transitivo, esos compaeros estn colaborando con el imperialismo y la burguesa. Por qu? Porque si viniera una ocupacin de tierras nosotros deberamos decir a los campesinos: Esta ocupacin la logramos gracias a nuestra movilizacin; no nos las dio el gobierno, que es burgus, sino que se la arrancamos. Y esto es imprescindible; no basta con la movilizacin para educar. Nuestra obligacin nmero uno es meter en la cabeza de cada trabajador que el Gobierno de Reconstruccin Nacional es el enemigo principal, hay que voltearlo y nada se consigue sin movilizacin. Si no hacemos esta campaa, entramos en el juego del FSLN de la institucionalizacin del gobierno burgus, [estamos] haciendo frentepopulismo; estamos de hecho en la misma tribuna frentepopulista del FSLN. Si no decimos que cada conquista es producto de la movilizacin, estamos sosteniendo la mentira del FSLN de que el gobierno burgus es el que otorga las conquistas.

  • NAHUEL MORENO

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    Por eso, es indispensable un partido revolucionario que denuncie al FSLN y a su gobierno burgus, que eduque a las masas en la necesidad de enfrentarlos y de movilizarse sin tregua hasta derrocar al GRN y tomar el poder.

    10. Qu programa nos damos?

    En Colombia somos los campeones de utilizar al mximo las mnimas posibilidades que se nos abren. El nuestro es un partido casi milagroso. Hay muy poca lucha de clases; casi no hay ascenso obrero y estamos haciendo un fuerte partido.

    En Nicaragua pecamos por lo opuesto. Las oportunidades nos acosan; en lugar de agarrarlas nosotros a ellas, las oportunidades nos agarran a nosotros, nos dejamos llevar por ellas. Los burgueses tienen miedo de que les quememos las casas y nos las entregan preventivamente; podemos construir decenas de sindicatos; existen reales posibilidades de armarnos; armar milicias, etctera. En fin, todo lo que ac es anormal, all es normal. Pero se es el peligro: dejarnos llevar por las oportunidades o enloquecernos con ellas. Entonces la cuestin es por dnde empezamos; tenemos que hacer una eleccin difcil.

    Primeramente, es necesario reconocer que, si queremos aprovechar todas las posibilidades a un tiempo, vamos a un desastre. No podemos hacer trabajo en todos lados: la milicia, el ejrcito, el movimiento obrero, campesino, barrial, o el FSLN. Ms que nunca en este momento cabe recordar la famosa frase de Lenin sobre el primer eslabn de la cadena. Es decir, con qu consignas-eje salimos maana y qu organizaciones tratamos de desarrollar para que lleven adelante esa poltica.

    Los trotskistas somos los campeones de la lucha por la satisfaccin de las necesidades mnimas, inmediatas, de las masas. Cualquiera de nuestros peridicos refleja eso semana a semana: aumento de salarios, no a las alzas de precios, exigencias a la patronal para que garantice la seguridad. En Nicaragua tambin tenemos que empezar por ah. No sea que por estar ante la posibilidad de crear organizaciones que le disputen el poder a la burguesa, nos olvidemos de que los obreros tienen que comer y tener techo. Estamos ante millones que perdieron casi dos meses de salarios, mientras daban la vida sin chistar. La primera consigna que vamos a agitar desde hoy es, entonces, la de Pago de los das perdidos. A sta se le deben agregar todas las otras que garanticen en forma inmediata vivienda, comida y asistencia mdica gratuita para todos los trabajadores. Esta tanda de reivindicaciones es en Nicaragua un problema ms candente an que en nuestros pases, porque el gobierno tratar de hacer que la reconstruccin, en este caso capitalista, caiga, como siempre, sobre las espaldas de los trabajadores. No se puede admitir; lo que pedimos es lo mnimo que tiene que estar garantizado para la poblacin, y no trabajando ms horas o cosas por el estilo sino desde el vamos.

    Ahora veamos el problema de las organizaciones. Dijimos [estamos] que en una etapa transicional, muy dinmica, de formacin de las organizaciones del movimiento de masas. Esta es la gran oportunidad que hay que utilizar con todo. Nuestra tarea es intervenir de lleno en ese proceso. Pero agarrando de l el primer eslabn. Cul es? Yo creo que son las organizaciones de base obreras y campesinas y, sobre todo, las del proletariado industrial y agrcola. Hay que hacer principalmente comits de obreros y campesinos, pero tambin sindicatos.

    Y hay que darle mucha importancia a las milicias de estas organizaciones obreras y campesinas. Es decir, tenemos que construir comits obreros como parte de ellas. Hacemos un sindicato

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    agrario, con su milicia. Hay que invertir el proceso: no milicias del FSLN sino milicias de las organizaciones del movimiento obrero y campesino. Por ese camino, llegar, si podemos, hasta soviets, aunque no se llamen as. Que florezcan por toda Nicaragua los comits de base, que sean democrticos. Desarrollemos la libre iniciativa del movimiento de masas, organizado en comits que reflejen esa voluntad revolucionaria. Hay que lograr sindicatos obreros y campesinos, como tambin del proletariado agrcola, en toda Nicaragua. Pero esta tarea es slo una cara de la moneda.

    La otra, su complemento, es ir centralizando esos comits y sindicatos de base en grandes centrales. La revolucin sandinista replantea la organizacin del movimiento de masas sobre nuevas bases: las del triunfo sobre Somoza. Entonces, tienen que ser organismos de clase que reivindiquen como de ella [de la clase obrera,] ese gran triunfo democrtico-burgus. Gracias a ese gran triunfo revolucionario democrtico, es que se pueden hacer sindicatos masivos y grandes, centrales que posiblemente sean revolucionarias. Se abre un nuevo proceso del cual nosotros nos reivindicamos parte. Queremos nuevos sindicatos, nuevas direcciones para llevarlos a que se transformen en sindicatos revolucionarios; es decir, estamos contra los viejos sindicatos y las viejas centrales [, estamos] por otros nuevos.

    Pero todo esto no quiere decir que estemos a favor de la intervencin estatal ni de la central nica de manera absoluta, como quiere el FSLN, que trata de controlar las organizaciones del movimiento obrero y campesino a travs del Estado. Cuidado con esto, porque estamos en un Estado burgus. No le demos armas al FSLN que despus vayan contra nosotros. Que sigan existiendo todas las centrales que quieran construir los trabajadores, aunque nosotros impulsemos sta o aqulla. Mucho cuidado con caer en la lnea de una central nica sandinista protegida por el Estado, porque si bien durante una etapa nos puede servir, estamos sentando un precedente que siempre, en ltima instancia, ir contra nosotros, que es el control estatal del movimiento obrero y sindical. No queremos ningn reconocimiento que no sea el que conquistemos ante el movimiento de masas. Veremos quin tiene ms fuerza; haremos elecciones; llamaremos a una central nica; pelearemos en ella por los mtodos de la democracia proletaria y no por los de la intervencin estatal. Esta tarea es para nosotros primordial: son las instituciones que queremos ver impuestas en la nueva Nicaragua, en la Nicaragua postsomocista. Queremos poderossimas organizaciones de base: queremos [una] central y sindicatos revolucionarios. Y queremos que tengan milicias, que el armamento les pertenezca. Pero antes que nada queremos que sean independientes del FSLN y del Estado burgus sostenido por esa organizacin.

    Por aqu pasa el desarrollo del poder obrero y popular y su institucionalizacin. Este punto lo podemos resumir diciendo que el primer eslabn de la cadena es desarrollar y masificar las organizaciones de base obreras, campesinas y de milicianos; por centrales obreras y campesinas revolucionarias; por un comando central de las milicias democrticamente elegido.

    11. Contra el Gobierno de Reconstruccin Nacional. Por el poder para las organizaciones obreras y campesinas

    Si nos quedamos en el punto anterior, nos quedamos a mitad de camino. Decimos Contra el Gobierno de Reconstruccin Nacional, pero sta es una frmula negativa. Nos falta la positiva, la que resuma lo que queremos, otra frmula de gobierno. Sin frmula de gobierno en una etapa revolucionaria no hay estrategia, ni programa, ni sistema de agitacin verdaderamente trotskista. Nosotros creemos que tenemos un claro postulado o principio para oponer a este Gobierno de

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    Reconstruccin Nacional: Poder al Congreso Nacional de las Organizaciones y Milicias Obreras y Campesinas.

    Decimos que sta es nuestra estrategia: combatir a muerte al GRN y luchar por el gobierno de las organizaciones obreras y campesinas. Pero cuidado!, esto no quiere decir una lnea oculta, que no agitaremos, que slo se expresar a travs de tcticas. Por el contrario, estas consignas son las ms agitativas que tenemos. Son estratgicas: no podemos plantearlas ya, ahora mismo, llevarlas a la prctica. Pero como propaganda para educar a las masas son agitativas: tenemos que formularlas todos los das, meterlas en el movimiento obrero, aunque a veces parezcan abstractas. Y es el eje, lo que quiere decir que todo debe ligarse a ellas, que todas las consignas las decimos para terminar siempre con estas dos.

    Asimismo, es necesario desarrollar una campaa permanente de patriotismo hacia los organismos obreros y campesinos para superar y enfrentar al FSLN.

    Significa oponer al FSLN los organismos que construyan los obreros, como el xito ms grande que han tenido. El patriotismo de clase hacia el organismo propio, el orgullo de decir soy del sindicato tal, aunque no lo parezca, es fundamental. Es necesario que comience a decir eso antes que soy sandinista o soy del FSLN. Hay que tener toda una tctica para desarrollar esto. Esta es una poltica que lleva al poder. Si no desarrollamos en los trabajadores ese amor profundo por sus organizaciones, no van a dar la vida para obtener el poder para ellas y, por lo tanto, ni van a tomar el poder, ni van a hacer la insurreccin, ni van a repudiar al FSLN. Por lo tanto, todo lo que sea desarrollar ese sentimiento ser una forma de impedir que el FSLN se transforme en el organismo dominante del movimiento de masas. En su lugar, nosotros queremos que estn los [organismos] del propio movimiento obrero y campesino.

    Es decir, de este Comit Central tenemos que salir con una frmula trotskista, marxista revolucionaria, de poder para Nicaragua. Esa frmula es: Por un gobierno de las centrales obreras y campesinas y del comando de las milicias. Por un Congreso Nacional de las organizaciones obreras y campesinas que tome el poder y saque al Gobierno de Reconstruccin Nacional.

    12. Construyamos un partido revolucionario en Nicaragua

    Desarrollando organismos de base y haciendo centrales nos quedamos a mitad de camino. Lo mismo ocurre si damos la frmula de poder pero no sealamos que la tarea inmediata, para dentro de 8, 10 o 20 das, el fenmeno cualitativo decisivo que se enhebra con las otras dos tareas, es construir en Nicaragua un partido revolucionario que no existe.

    Todo partido trotskista o trotskizante debe partir, para su construccin, de la Brigada Simn Bolvar. Ese partido debe disputarle al FSLN la direccin del movimiento de masas, para llevarlo a la insurreccin y a la revolucin obrera contra el GRN. Porque debemos ser conscientes de que tendr que haber una insurreccin contra ste o el prximo gobierno burgus y que tiene que haber un partido que la prepare y la ejecute. Nada menos que eso es lo que est planteado en Nicaragua para que siga avanzando la revolucin.

    Ese partido tiene que ser algo distinto a la Fraccin Bolchevique, parte fundamental de ella, pero con entidad y tareas propias. Su objetivo estratgico es lograr que triunfe la revolucin obrera; tiene que tener esta idea fija; si no, no es revolucionario, como deca Angel Bengochea. Cuando

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    Bengochea rompi con nosotros en un plenario, nos reivindic a muchos de los que estbamos contra l, que se haba volcado a la lnea guerrillera, haciendo una buena observacin. Dijo que nos respetaba porque, habiendo vivido muchos aos a nuestro lado, ahora que se haba hecho guerrillero se daba cuenta de que siempre habamos sido revolucionarios. Saben por qu?, nos dijo. Saben por qu me voy como hermano de ustedes? Porque recuerdo que siempre, aun cuando ramos un grupito de diez o veinte, discutamos cmo hacamos la insurreccin y tombamos el poder. No ramos trotskistas declamatorios; siempre tenamos planteado el problema del poder. Cmo armamos a las masas, con qu consignas, de qu manera. Siempre ramos y hemos seguido siendo conscientes de que se era el problema decisivo. Y cuando lo dijo, nos dimos cuenta de que, realmente, las otras corrientes trotskistas siempre discutan tcticas, nunca estaban obsesionadas por ver cmo tomaban el poder al frente del movimiento de masas. Ni barajaban esta posibilidad; cuando lo hacan se trataba siempre de un comentario literario y referido a otros pases, nunca a aqul en el que estaban militando.

    El trotskismo se hizo para hacer insurrecciones, revoluciones obreras y tomar el poder; no como refugio de intelectuales que escriben tratados de economa. Y el que no est convencido de eso, que no milite ni funde el partido en Nicaragua, porque en Nicaragua est planteado el problema de la revolucin e insurreccin contra el gobierno. Esto no quiere decir que [est planteada] para ste o el otro ao; nos referimos a la tarea de esta etapa revolucionaria. Y si no triunfa la revolucin, va a triunfar la contrarrevolucin. Hay que prepararse para ello.

    Como dije antes, esto no significa insultar al FSLN. Hay que tomar en cuenta el nivel de conciencia y el hecho de que ellos son los que hicieron la revolucin democrtica. Tampoco significa hacer un partido directamente trotskista. [Hacer un partido] en base a un programa trotskista, s. Un programa claro sobre la situacin actual, que proponga voltear al gobierno, disputarle al FSLN el movimiento de masas, prepararse para una insurreccin y dirigir los rganos de poder hasta la toma del gobierno. Hay que formular claramente esos puntos en el programa.

    Pero como estamos en una etapa revolucionaria, en la que el proceso es rapidsimo, entonces nada de mtodos normales. Nada de hacer acciones comunes y boletn de discusin durante seis meses o un ao para ver si nos unificamos con otras corrientes revolucionarias. Las situaciones revolucionarias exigen soluciones rpidas y categricas. Entonces, hacemos el Partido Revolucionario Nica, donde pueden entrar todos, con el solo requisito de que coincidan en estos puntos. Hay que hacer la revolucin obrera; hay que desarrollar los rganos obreros; hay que tirar abajo el Gobierno de Reconstruccin Nacional; hay que combatir a muerte al FSLN en el movimiento de masas como pilar de ese gobierno. Sobre esto no puede haber confusin, porque entonces no ser un partido revolucionario. El tiempo dir si nosotros aceptamos la teora de ellos o ellos la nuestra y nuestro programa. Lo importante es que ese partido est por hacer en esta etapa la revolucin obrera. Todos los que estn con las bases esenciales de este programa, que entren. Por eso digo hacer un partido revolucionario en general, para lograr un partido revolucionario de masas en el ms corto tiempo. Esto en una poca revolucionaria es posible porque surgen fuertes corrientes y grandes dirigentes que asimilan rpidamente las enseanzas de la etapa.

    Lo que es importante es que esta organizacin tenga una mayora de miembros de direccin nicaragenses. Ya hay que empezar a probar a compaeros nicaragenses; ni el extremo de que no haya extranjeros (que es el planteo chauvinista del SWP) ni el de que los extranjeros sean

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    mayora. En todas las grandes revoluciones han participado infinidad de extranjeros; siempre ha sido as desde la Comuna de Pars. El proletariado nunca ha tenido ese prejuicio de preguntarle al que lo ayuda de qu pas viene; a todo el que quiere luchar le hace un lugar. Pero se tienen que guardar las proporciones.

    El otro problema importante es que tienen que publicar un peridico. No es posible prestarse a la maniobra de que para ese fin podemos utilizar el peridico del FSLN o sus espacios de televisin. Eso es tctico, se puede utilizar para meter un poco de lnea. Pero el FSLN no va a sacar un peridico para permitirnos cumplir con nuestra obligacin nmero uno; es decir, que tenga una pgina dedicada a demostrar que lo peor que puede ocurrir es que las masas continen apoyando al FSLN. He visto locuras surrealistas, pero sta, creo que voy a morir sin verla. Cmo se podra armonizar en esa publicacin nuestra propaganda acerca de que el GRN es nuestro enemigo con la lnea del FSLN de que no hay mejor poltica que la de apoyo a ese gobierno, la lnea frentepopulista?

    Evidentemente, tiene que salir un peridico que eduque, que ensee, que haga cuadros. Si no le damos solidez terica, programtica y tctica y, al mismo tiempo, no logramos un polo categrico, los trabajadores no nos seguirn porque no pueden seguir a un partido abstracto. Se sigue a tal dirigente o a tal partido de carne y hueso, no a lneas tericas.

    Y la nica herramienta, o la principal, para lograr eso es el peridico. Esto quiere decir que, dada la necesidad de formar un partido rpidamente, haremos lo posible por no chocar de frente con el FSLN y el gobierno. En vez de salir directamente con un partido de nombre nuevo, podemos hacer una corriente sindical y un peridico de la misma, pro formacin de una central obrera unitaria, por ejemplo. Pero en esa corriente sindical-poltica no podr haber nadie que no est disciplinado en forma frrea. Es nuestra corriente; que todo el mundo la individualice; nada de centrismo aunque aparezca como sindical. Tiene que ser como un partido al estilo de los nuestros: como el colombiano, el argentino, o la misma Fraccin Bolchevique, en los cuales no hay nadie que no est frreamente disciplinado.

    Hay que tener en cuenta que van a existir muchas presiones que irn contra esto. Ellas pueden venir de militantes del FSLN, muy buenos, muy amigos nuestros, de izquierda. Nos van a decir morigeren su programa y, al mismo tiempo, hagan declaraciones a favor nuestro. No debemos ceder a esas presiones. Otra cosa son las concesiones tcticas. Podemos construir una corriente sindical, como ya explicamos, con disciplina militar; el peridico puede ser de una corriente cualquiera cuando salga. Podemos formar un Comit por la Organizacin de un Partido Sandinista Obrero y Revolucionario. Esto lo veo un poco difcil, porque tan pronto empleemos el trmino sandinista van a decir que debemos estar bajo la disciplina del Sandinismo. Por otro lado, el Frente Sandinista va a ir desprestigindose en el movimiento de masas y nosotros tenemos que enfrentarlo; por lo tanto, lo mejor es no confundir las siglas. Podemos ponerle el nombre de un centro de estudios; editar una revista. Hay mil variantes posibles; eso hay que discutirlo en Nicaragua. Lo que no est en discusin es que hay que publicar un rgano que eduque a las masas y a la vanguardia y los haga cuadros de un futuro partido revolucionario con real influencia.

    Pienso que no podemos ni debemos llegar a aceptar el llamado a un partido sandinista de cualquier tipo, ya que esto tiene un gran inconveniente: que nos prestemos al juego de ellos de formar un partido nico, con disciplina, para frenar el proceso. Tenemos que saber que el

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    sandinismo, al plantear un solo partido, lo hace para evitar que haya luchas fraccionales entre ellos. Ya se vio en los diarios que han disuelto las distintas tendencias; se han unificado, tratando de hacer un partido que evite las crticas y controle al movimiento de masas. Porque el plan de ellos va a ser meternos dentro de ese partido nico, inclusive engaarnos de que hagamos entrismo, como se hizo en Bolivia. En Bolivia el MNR hizo una gran recepcin para recibir a los trotskistas en su seno. Paz Estenssoro, toda la direccin y el gobierno los recibieron como a los grandes, diciendo que ahora la revolucin estaba garantizada porque entraban los trotskistas al MNR. No caigamos nuevamente en esa trampa, aun si hacemos entrismo. Podemos [hacer] entrar un pequeo sector, pero teniendo siempre fuera del FSLN nuestra organizacin y nuestra publicacin para atacarlos sistemticamente.

    Hay un principio que tenemos que defender: estamos en contra del partido nico. sta es una revolucin democrtico-burguesa; queremos, por lo tanto, todo tipo de libertades polticas. Vamos a pelearlas para los maostas, el PC, los socialistas de la Segunda Internacional. Toda corriente poltica obrera tiene que tener derecho a hacer su partido.

    Pero hacia dnde se orienta el partido y a qu velocidad? No s si despus de haber hablado de tantas tareas est claro que tenemos que hacerlas rpidamente, porque as es. Tenemos que empezar hoy mismo. Y con un programa claro, categrico, pese a todas las variantes que hemos barajado. Ellas son las cartas que tenemos sobre la mesa; se trata de escoger rpidamente; no son para ponernos a discutir. Por ejemplo, de la orientacin trazada salen ya tareas evidentes: creo que todos los militantes y dirigentes del partido, salvo excepciones bien estudiadas, deben ir a trabajar a fbricas y a haciendas. Todos deben hacerse grandes dirigentes de base y de los organismos obreros. Esa es la ubicacin inmediata, que deben lograr todos los militantes. Termin el trabajo en el Ejrcito; termin el trabajo en el Frente. Hacer los organismos de base de que hemos hablado, significa en la prctica dormir, comer, vivir all donde ellos se estn formando. Nada de especulaciones sobre trabajos en el servicio secreto. Cuando tengamos dos o tres mil obreros detrs nuestro, se abrirn centenares de esos otros trabajos. Todas las puertas las abre el movimiento de masas. Peleemos por tener el privilegio de organizar al movimiento de masas y dirigirlo. Lancemos all a todos los camaradas. Todo lo dems es cartn pintado; no sirve para nada.

    13. Educar pacientemente

    Levantando la gran consigna de Todo el poder al FSLN para que expropie a los capitalistas, a los terratenientes y al imperialismo, debemos tratar de educar pacientemente. En la actual etapa de la revolucin nicaragense, esta consigna de Lenin es ms necesaria que nunca. La necesidad de educar se ve agravada por el hecho de que somos una nfima minora. Aplicarla significa ensear pacientemente a las masas que ste no es su gobierno; que el FSLN no es el partido que va a dirigir la revolucin obrera, sino que hace reformismo y colaboracin de clases y que, por lo tanto, es nuestro principal enemigo.

    Tenemos que rompernos la cabeza pensando cmo establecemos el dilogo con esos obreros atrasados, que simpatizan con el Frente y no nos conocen o nos conocen apenas. Entre las consignas que reflejan nuestros grandes objetivos histricos y la conciencia del movimiento de masas, tenemos que establecer puentes. Fabricar estos puentes significa encontrar el camino que nos permita ligar cada gran consigna a las necesidades inmediatas de las masas en cada momento. Pero ligarlas para que las entiendan; para que lleguen a comprender que son, en ltima instancia,

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    la nica solucin a los problemas que ahora les preocupan.

    Esto no es tan fcil como parece. A un intelectual puede no parecerle as, pero yo quisiera verlo explicndole a un campesino nicaragense que quiere tierra para l, qu tiene que ver eso con Contra el Gobierno de Reconstruccin Nacional que nosotros deberemos agitar da y noche. Educar pacientemente significa encontrar el vocabulario para que todo el proletariado y el campesinado nos entiendan. Para eso, primero tenemos que entenderlos nosotros a ellos; escuchar con mucha atencin, tratando de descubrir todos los aspectos positivos que, por ms atrasada que sea su conciencia, hay en sus propias acciones, para desde all desarrollarlos en el sentido de nuestra poltica, de nuestros principios y de nuestras consignas fundamentales.

    Y en esto, el problema de nuestra poltica hacia el FSLN es fundamental. No podemos hablar de conciencia de las masas sin hablar del FSLN. Para ellas, en forma relativamente justificada, el FSLN es hoy su partido revolucionario. Liquid a Somoza y llev a cabo una gran revolucin democrtico-burguesa. l encarna la revolucin. Esto es cierto en alguna medida si miramos el pasado. Fue el partido que enfrent heroicamente a Somoza. Pero no es as en el presente, y mucho menos lo ser en el futuro. Sabemos que el FSLN no quiere hacer la revolucin obrera. Pero para la conciencia de las masas, el pasado, el presente y el futuro es lo mismo: creen en su partido.

    Cmo solucionamos esta contradiccin? Creo que muy sencillamente. La forma de educar pacientemente se basar estratgicamente en el planteo de Fuera los burgueses del Gobierno de Reconstruccin Nacional! Gobierno del Frente Sandinista de Liberacin Nacional para llevar a cabo un programa antiimperialista, anticapitalista y antiterrateniente! Sin un solo minuto de descanso, deberemos presionar, invitar al FSLN a que tome el gobierno expulsando de l a los burgueses. Esta consigna tiene dos filos. Nosotros diremos que tome el poder el FSLN. El FSLN dir que no. Entonces explicaremos que no lo hace porque hoy da est a favor del gobierno burgus. Nos permite desenmascarar al FSLN y dialogar con las masas, tomando en cuenta lo que ellas quieren. se es un filo.

    El otro es que nos permite profundizar la revolucin y la discusin sobre nuestro programa. Porque diremos que el FSLN tome el poder, pero para darle la tierra sin pago a los campesinos. No slo que lo tome, sino para eso. Esto tambin desenmascara al FSLN, pero adems puede hacer que surja un ala izquierda en su interior, que puede ser una aliada fundamental para la insurreccin. Siempre surge un ala izquierda en los partidos pequeoburgueses. Cuanto ms fuerte peguemos, ms posibilidades se abrirn de que algunos comiencen a preguntarse: Y por qu no tomamos el poder para hacer ese programa?.

    Como esta consigna puede parecerse en algo a la que lanzaron Ricardo Snchez y el PSR, seguramente asusta a los compaeros. Debo hacer una advertencia. No debemos alarmarnos porque ellos, con un amor que no osa decir su nombre, estn expresando esta consigna, cuando dicen: Fuera Violeta Chamorro. Hay que preguntarse, y despus, qu?. Es una consigna negativa, estn haciendo una aplicacin mecnica del Fuera los ministros burgueses de la revolucin rusa. Esta consigna del PSR y de Ricardo Snchez en su ltimo discurso oculta algo fundamental. Cuando dice fuera los ministros burgueses, quiere decir que, de entre los cinco, hay algunos que no son burgueses. En sa, como en toda frmula negativa, hay otra implcita, afirmativa. Quin es o quines son esos ministros que Ricardo Snchez quiere como gobierno y de los cuales no osa decir su nombre? Nosotros sospechamos que se trata del FSLN. Lo que es, a

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    su vez, la aplicacin concreta de la consigna de Gobierno Obrero y Campesino.

    Ac se plantea un problema histrico. Ahora que el FSLN est en un gobierno burgus, ahora que no est cumpliendo ningn papel progresivo, yo estoy a favor de esta consigna. Est bien decir fuera los representantes burgueses y que se quede el FSLN. Pero quiero sealar la inconsecuencia del PSR. Cuando el FSLN era ms progresivo, que era cuando luchaba militarmente contra Somoza y nosotros plantebamos que haba que apoyar esa lucha militar y exigir que tomen sin burgueses el gobierno a la cada de Somoza para hacer una revolucin socialista, decan que sa era una consigna burguesa, porque el FSLN estaba por un gobierno frentepopulista y no haba que apoyarlo en ningn sentido. Ahora que no estn como antes programticamente por un gobierno frente