las lecciones de jornada de marzo

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Herman Gorter Las lecciones de las "Jornadas de Marzo" (Última carta de Gorter a V. I. Lenin) Escrito: Escrito en 1921. Primera Edición: En francés en L'ouvrier Communiste , órgano mensual de los Grupos Obreros Comunistas, Par n 9!1", ma#o 19$". Digitalización: Grupo de Propaganda %ar&ista, Espa'a. Fuente: Grupo de Propaganda %ar&ista, Espa'a. Esta Edición: %ar&ists (nternet )rc*i+e, diciembre de 2""" uerido camarada -enin, Cuando, en no+iembre de 192", nos despedimos, sus l palabras, a propósito de nuestras ideas tan di+ergent

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Herman Gorter

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Herman Gorter

Las lecciones de las "Jornadas de Marzo"(ltima carta de Gorter a V. I. Lenin)

Escrito:Escrito en 1921.Primera Edicin:En francs enL'ouvrier Communiste, rgano mensual de los Grupos Obreros Comunistas, Pars, n 9/10, mayo 1930.Digitalizacin:Grupo de Propaganda Marxista, Espaa.Fuente:Grupo de Propaganda Marxista, Espaa.Esta Edicin:Marxists Internet Archive, diciembre de 2000

Querido camarada Lenin,Cuando, en noviembre de 1920, nos despedimos, sus ltimas palabras, a propsito de nuestras ideas tan divergentes sobre la tctica revolucionaria en Europa occidental, fueron que ni su parecer ni el mo haban sido suficientemente sometidos a prueba: que pronto la experencia demostrara quin de los dos tena razn.Cosa en la que, estbamos completamente de acuerdo.Ahora la realidad se ha manifestado y poseemos ms de una experiencia. Sin duda me permitir usted mostrarle, desde mi punto de vista, las lecciones que hemos de sacar.Usted recuerda que en el Congreso de Mosc, usted mismo, y el Comit Ejecutivo de la III Internacional se haban declarado a favor del Parlamentarismo, por la infiltracin dentro de los sindicatos obreros y por la participacin en los consejos industriales legales en Alemania, nico pas de Europa en el que tuvo lugar la revolucin.El Partido Obrero-Comunista de Alemania (KAPD) y los marxistas holandeses respondieron que vuestra tctica conducira a un extremo debilitamiento de la revolucin, al caos dentro del proletariado, al desconcierto entre los comunistas, y por consiguiente a las ms desastrosas derrotas. En cambio, el antiparlamentarismo, la organizacin por fbrica, las uniones obreras, y sus comits de accin revolucionarios, conduciran, en Alemania y en Europa occidental, a intensificar la revolucin y a unificar, finalmente, al proletariado.Usted pretenda -y con usted el Comit Ejecutivo y la III Internacional- reunir a las masas bajo vuestra direccin poltica y sindical sin saber si las masas eran verdaderamente comunistas. Es lo que ustedes han hecho en Tours, Florencia, Halle. Vuestro objetivo era el dar a esas masas otros jefes.Nosotros queramos destruir viejas organizaciones y construir otras de nuevo cuo, de abajo arriba, animadas por una nueva mentalidad. No queramos agrupar ms que a verdaderos comunistas.Ustedes queran importar, en Europa occidental, la tctica de Rusia, en donde el capitalismo era dbil y donde tenan como colaboradores a los campesinos.Nosotros nos dbamos cuenta de que, en Europa occidental, el proletariado est slo en contra de un gigantesco capitalismo, que tiene a su disposicin el crdito y las materias primas. Que nos era necesaria, pues, nuestra propia tctica, diferente a la vuestra.Ustedes queran la dictadura del partido, es decir, la de algunos jefes.Nosotros queramos una dictadura de clase.Ustedes llevaban a cabo una poltica de jefes. Y nosotros una poltica de clase.En el fondo vuestra tctica sigue siendo la de la III Internacional. No han cambiado sino la fachada exterior, los nombres, las consignas. Esencialmente, siguen perteneciendo (en el campo europeo, sino en el ruso) a la vieja escuela de antes de la revolucin.Las jornadas de marzo del proletariado alemn en 1921 han demostado quin de nosotros tena razn, usted, camarada Lenin, con el Comit Ejecutivo y la III Internacional, o por el contrario el KAPD con los marxistas holandeses que le han apoyado. Las jornadas de marzo han dado la respuesta y han demostrado que los izquierdistas tenan razn.Haba en Alemania dos partidos, cada uno con su propia tctica, participando ambos en el movimiento. El Partido Comunista de Alemania segua vuestra tctica, el Partido Obrero Comunista de Alemania segua la suya, que es tambin la nuestra, Y cules fueron los resultados? cmo se han comportado en la accin? (Pues, acaso no es siempre necesario especialmente en el caso que nos ocupa, que la tctica, los principios, la teora encuentran su justificacin en la accin?).El Partido Comunista, por medio de una accin parlamentaria que solamente expresaba la decepcin de las masas ante un capitalismo, fraudulento despilfarro, haba desviado al proletariado de la accin revolucionaria. El haba logrado reunir centenas de miles de no comunistas, convirtindose en un partido de masas. Con su tctica de infiltracin se haba constituido en sostn de los sindicatos, y con la participacin en los consejos industriales legales haba traicionado a los revolucionarios y debilitado la revolucin. El Partido Comunista, en todo esto, no haba hecho otra cosa sino seguir, camarada Lenin su consejo, vuestra tctica, la del Comit Ejecutivo y de la IIIInternacional. Y cuando como consecuencia de todo esto, se hundi cada vez en la inactividad (por ejemplo durante la ofensiva contra Varsovia), o en traicin en presencia de la accin (putsch de Kapp), cuando a fuerza de simulacros de accin y de una publicidad a bombo y platillos, lleg al reformismo, escurriendo constantemente el bulto siempre que poda ante la lucha a la que los capitalistas queran forzar a los obreros (ejemplo: la huelga de los electricistas en Hamburgo, en las fbricas Ambi y Lema, etc), en fin, cuando la revolucin alemana, hallndose en la pendiente del retroceso y del debilitamiento, los mejores elementos del KPD comenzaron a reclamar, cada vez con mayor ardor, el ser conducidos a la accin -entonces, de golpe, el Partido Comunista de Alemania se decidi a una gran intentona con vistas a la conquista del poder poltico.He aqu en que consisti: antes de la provocacin de Hrsing y de laSipo,el KPD decidi gradualmente una accin superficial, de arriba abajo, sin el espontneo impulso de las grandes masas; dicho de otro modo, adopt la tctica del putsch.El Comit Ejecutivo y su representantes en Alemania ya haban insistido durante mucho tiempo por adelantado, en que el Partido Comunista, comprometindose a fondo, demostrara que era de verdad un partido revolucionario. Como si lo esencial de una tctica revolucionaria consistiera nicamente en comprometerse a fondo!... Al contrario, cuando en vez de fortalecer la fuerza revolucionaria del proletariado, un partido socava esta misma fuerza a causa del apoyo dado al parlamento y a los sindicatos, y que despus de tales preparativos! se decide de repente la accin lanzndose a la cabeza de este mismo proletariado al que acaba de debilitar, en todo este procedimiento no puede ponerse en tela de juicio que se trata de un putsch, es decir de una accin decretada desde arriba, que no ha tenido su origen en las mismas masas, y que por consiguiente est destinada al fracaso. Esta tentativa de putsch no es modo alguno revolucionaria; es oportunista con el mismo ttulo que el parlamentarismo o la tctica de infiltracin de clulas de partidarios entre los grupos adversos.Esta tctica putschista es el reverso inevitable del parlamentarismo y de la infiltracin, del reclutamiento de elementos no comunistas, de la sustitucin de la tctica de masa o de clase por la tctica de jefe. Una tal poltica, dbil, podrida interiormente, tiene que conducir fatalmente a los putschs.Cmo podra el KPD -corrompido por el parlamentarismo, internamente debilitado por el peso muerto de los no comunistas, con desavenencias entre, al menos 6 tendencias, puesto al servicio de una tctica de jefe, contrario a una tctica de masa- haber dirigido una accin revolucionaria?Dnde habra encontrado el KPD la fuerza que le era necesaria, frente a un enemigo tan formidable como la reaccin alemana armada hasta los dientes? frente a un capitalismo financiero y comercial, que consigue hacer un bloque de todas las clases en contra del comunismo?Cuando lleg la provocacin de Hrsing por parte del gobierno, cuando una general y tenaz resistencia se hizo necesaria, y cuando las mismas masas comenzaron a sublevarse en Alemania central, el KPD, debido a su interna debilidad, no era capaz de ningn tipo de combate efectivo. Aquello fue la ruina. Por lo menos la mitad de sus miembros permaneci inerte -en otras partes lucharon entre ellos mismos. La reaccin gan sin esfuerzo.Cuando hubo comenzado la derrota, Levi, vuestro antiguo protegido y abanderado -el hombre que junto con Radek, usted y el Comit Ejecutivo, es el mayor responsable de la introduccin en Alemania y en Europa occidental de esta debilitante tctica, de esta tctica del putsch- este Levi atac por la espalda a los miembros combatientes del KPD, a aquellos que, a pesar de su equivocada tctica, se haban mostrado como el elemento ms revolucionario. Mientras que a miles de entre ellos se les citaba ante los tribunales, l los denunci, a ellos y a sus jefes. l, con su tctica, no es solamente corresponsable del putsch, sino tambin de los terribles castigos de la represin. Y es con l precisamente con quien se coaligan Dumig, Geyer, Clara Zetkn, y junto con ellos -hecho muy significativo- toda la fraccin parlamentaria del partido.El Partido Comunista Alemn recibi as un duro golpe. Y con l fueron heridos el proletariado de Europa occidental, la revolucin rusa y la revolucin mundial. El KPD, nico partido comunista de masa en Europa occidental, probablemente quedar reducido a la nada. Probablemente este ser su final en cuanto partido revolucionario.Este partido, camarada, ha sido construido segn vuestros principios, en un pas en que las condiciones econmicas encaminan a la revolucin. Y en el primer golpe que l asesta, se viene abajo. Mientras sus ms valientes militantes mueren, se les fusila, llenan las crceles, ellos mismos son traicionados por sus propios jefes. He aqu el ejemplo que han dado el KPD y vuestra tctica.Veamos ahora el otro ejemplo y la otra tctica, la del KAPD.El KAPD, que no quiere saber nada del parlamentarismo, ni tampoco de los antiguos sindicatos, sino que quiere organizaciones de fbrica, nunca tendr necesidad de la tctica del putsch, que es siempre una consecuencia de su falta de solidez interna. Ahora bien, el KAPD no tendr que padecer esta falta de solidez interna, porque no admite como miembros ms que a comunistas, porque, para l, lo que cuenta es la calidad; porque no tiene una poltica de jefe, sino una poltica de clase; porque no quiere una dictadura de partido, sino una dictadura de clase. He ah la razn por la que, en l, no puede plantearse la cuestin del putsch. En el caso que nos ocupa, el KAPD no ha seguido la tctica putschista. Su tctica se fundamenta en el hecho de que un partido o la Direccin de un partido no pueden tomar la decisin de una revolucin o de una gran accin insurreccional, sino que es la situacin, es decir la voluntad de combate en las masas, las que deben decidir. La tctica del KAPD quiere fortificar el proletariado desarrollando su conciencia y ampliar su fuerza revolucionara constituyendo organizaciones eficaces de combate. Ahora bien, esto no puede realizarse sino en el combate mismo, sin eludir jams la lucha impuesta por el enemigo o surgida espontneamente de las masas.Es as como siempre ha actuado el KAPD, al contrario de como lo han hecho los partidos socialdemcrata, independiente y comunista de Alemania. Esto ha sido as tanto durante el putsch de Kapp, la huelga de los electricistas, la ofensiva rusa en Polonia, las numerosas huelgas en Alemania, como durante las jornadas de marzo. Con esta tctica verdaderamente revolucionaria no pueden darse acciones arbitrariamente emprendidas.En las Jornadas de marzo, el KAPD no ha iniciado la lucha sino despus del ataque del gobierno.Y ahora, quiere usted comparar al KAPD con el KPD durante y despus de la accin? El partido Obrero Comunista se mostr tan firme en su reserva y en su tctica que, en la accin no hubo desacuerdo alguno, y que incluso despus de la derrota, rein la ms completa unidad en la asamblea de los delegados. A pesar de la derrota su fuerza se vio incrementada as como tambin la de la Unin Obrera (AAU).Ese es el balance de vuestra tctica, la de la IIIInternacional, y el de la tctica del KAPD.Camarada Lenin, no es por pedantera por lo que quiero considerar todava ms a fondo estos problemas. Es por que de ellos depende la tctica de la revolucin en Europa occidental, de la revolucin mundial. Consideremos, pues, ms de cerca los detalles de tctica -de la vuestra y de la de los izquierdistas.Querais el parlamentarismo. Querais desempear un papel en el teatro, detrs de cuyos bastidores se oculta el Nuevo Estado Alemn de Stinnes y delOrgesch,teatro que carece de verdadero poder. Con sus mtodos, los obreros han sido alejados de los verdaderos problemas de la revolucin, se han congregado (con las elecciones) masas con las que no se poda contar, parte de esas masas deba forzosamente faltar en el momento decisivo. Con esos mtodos, la corrupcin interna era inevitable.Nosotros ramos antiparlamentarios. Nosotros no queramos la lucha ficticia sino la verdadera lucha. Por ello el KAPD permaneci unnime e inconmovible.Querais los consejos industriales legales. Los habis preconizado a los obreros, habis impuesto a los obreros que los reconozcan como rganos de la revolucin. Qu papel han desempeado durante las Jornadas de marzo?... Han abandonado la accin revolucionaria y la han traicionado.Nosotros queramos comits de accin revolucionarios. Y mientras que los consejos industriales permanecan inactivos y traicionaban durante las Jornadas de marzo, los comits revolucionarios de accin surgieron espontneamente de las masas y empujaron el movimiento hacia adelante.Querais actuar sobre los sindicatos por medio de ncleos comunistas. Qu es lo que realizaron ellos? Han empujado hacia adelante a los sindicatos? No se ha notado que hayan hecho algo. Ellos no han realizado nada. Incluso muchas veces se pusieron de parte de la burocracia sindical.Nosotros queramos la organizacin por fbrica y la reunin de estas organizaciones dentro de la Unin General Obrera (AAU), porque la lucha revolucionaria no puede ser dirigida sino en el campo industrial y sobre la base industrial. Y qu nos han demostrado las Jornadas de marzo? Se ha luchado en las industrias y por industria. Son las organizaciones de fbrica las que ha luchado. Son ellas y no los sindicatos por oficio, las que han formado los puntos de apoyo de la revolucin. Las Jornadas de marzo han suministrado pues, la prueba de que, para la revolucin, la organizacin por fbrica es indispensable.El KPD, a pesar del herosmo de un importante nmero de combatientes, ha paralizado la revolucin con su tctica (que es la vuestra) con su parlamentarismo, su infiltracin en otras organizaciones y sus consejos industriales legales.El KAPD, la Unin Obrera y las organizaciones de fbrica han aparecido a los ojos del mundo entero, como los jefes de la revolucin alemana es decir, de la revolucin en Europa occidental y en el mundo entero.Querais la organizacin, obtenis el caos. Querais la unidad, obtenis la escisin. Querais unos jefes, obtenis unos traidores. Querais unas masas, obtenis unas sectas.(Pues es necesario que an aada esta observacin: usted, camarada Lenin, usted Zinoviev y Radek y tantos otros dentro de la III Internacional, ustedes dijeron que la tctica del KAPD no servira ms que para producir sectas). Veamos lo que sucede! Vuestro KPD comprende, segn l, 500.000 miembros. Pero l mismo aade (en su congreso), y cada uno bien lo sabe, que la mayora no es comunista. Supongamos sin embargo que la mitad lo sea. En este caso, por medio de vuestra tctica y la de la III Internacional, sobre los 9 millones de sindicados en Alemania, han agrupado ustedes a 250.000 comunistas. Pero, cuntos comunistas hay dentro de la Unin Obrera (AAU), que ha sido establecida segn los principios del KAPD? En nmeros redondos: 250.000. Evaluada en cifras, nuestra tctica ha resultado, Pues tanto como la vuestra.Pero no es slo respecto al nmero, en lo que nuestra tctica ha revelado su superioridad. Existe esta diferencia: en primer lugar el KPD y los ncleos han sido creados con los innumerables millones de marcos gastados en peridicos, organizacin y propaganda -el KAPD y la AAU no han costado ni un pfennig. En segundo lugar, el KPD y sus ncleos se os han desmoronado en vuestras manos, mientras que el KAPD y la AAU son slidos y estn en pleno desarrollo. El KPD y sus ncleos estn carcomidos por traiciones internas. El KAPD y la AAU crecen en las solidez y la unidad.La realidad nos ha proporcionado los siguientes elementos de experiencia: como claramente lo han demostrado las Jornadas de marzo del proletariado alemn, como la Internacional entera, espermoslo, lo reconocer, vuestra tctica, la del Comit Ejecutivo y del Comintern, conduce al desmoronamiento y a la derrota, mientras que la del ala izquierda es generadora de unidad y de fuerza.El III Congreso de la Internacional deber, pues, modificar su tctica. Camarada Lenin, nosotros reconocemos lo adecuado de vuestra tctica en Rusia, y personalmente querra deciros que el juicio de la historia, por lo que veo, considerando vuestra conducta revolucionaria en su conjunto, dir que ha sido grande y la mejor posible. A mi entender, es usted, despus de Marx y Engels, nuestro ms eminente gua. Eso no quita, en cambio, que usted se equivoque respecto a la tctica a emplear en Europa occidental.Y ahora, nos dirijimos al proletariado alemn diciendo: si de verdad estis convencidos, racional y efectivamente, de que es el ala izquierda quien tiene razn, si estis dispuestos a luchar siguiendo su mtodo, entonces abandonad el KPD y todos los viejos partidos parlamentarios; abandonad los sindicatos, y sumaos a la Unin General Obrera y al Partido Obrero Comunista.Y hacemos una llamada a todo el proletariado de Europa occidental y de todo el mundo para que adopte nuestra tctica.