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Las cuatro estrategias. Jorge Prat. 1972.

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INFORME POLrTICO.

LAS CUATRO ESTRATEGIAS

JORGE PRAT E.

Al cumplirse un año de gobierno populista se hace necesario analizar si la democracia chilena está en proceso de desaparición paulatina o si como lo sostiene Su Excelencia el Presidente de la República, efectivamente vivimos una experiencia político-social que se hace y se hará en libertad y pluralismo.

Indudablemente no es posible calificar el régimen actual sino como populista, dejando al margen la expresión socialista. Amén de que el concepto tiene dentro de los propios paises socialistas acepciones pronunciadamente diferen- tes, en Chile la experiencia actual no pasa de ser una acumulación de poderes en manos del Estado, el que se preocupa escasamente del aspecto científico del socialismo ya que los gobernantes parecen obsesionados por la erección de una estructura del Poder. Tal vez por haber rehusado el gobierno llevar sus ideas al debate parlamentario se ha visto privado de la posibilidad de construir a través de la ley, estructuras socialistas, limitándose

a la mera estatización y continuando el manejo de lo estatizado con las normas de la empresa privada, ciertamente mal aplicadas. El caso de los Bancos, en que no ha habido más cambios que los nombres de los Directores y que el signo i- por el signo - en los balances (pérdidas en lugar de utilidades) es ilustrativo. Por aprovechar facultades legales, torciendo su objetivo final, el gobierno ha edificado un sistema en el cual se hacen muy efectivas tanto las desventajas del estatismo conio los defectos de la empresa privada; y por cierto sin que se advierta ninguna nueva modalidad ventajosa o favorable ni para los trabajadores ni para la Nación toda.

Para analizar la marcha de esta experiencia no entraremos a contemplar o resumir los hechos visibles del gran deterioro que, suponemos, es el propio Presidente de la República el primero en lamentar. El prestigio de la autoridad, el orden público, la disciplina en el trabajo y el estudio, el desarrollo y crecimiento ecoriómicos, los niveles de

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Los niveles de p;oducción han caido vertigilzosa- mente.

producción y a la postre de distribución, etc. son conceptos que han caído vertiginosamente sin que parezca que el país aún tenga la profunda conciencia de esta caída como para aquilatar su real gravedad.

Cabe, sin embargo, observar que el año transcurrido ha mostrado el franco predominio del marxismo-leninismo en el poder, tanto por la propia definición de sí mismo hecha por el Presidente de la República como por la gradual deposición de los partidos democráticos dentro de la combinación de gobierno. De ninguna manera debilita esta constatación la repetida afirmación del Presidente de que su actual gobierno es meramente un gobierno de unidad popular, no socialista, sino en camino al socialismo. Como sabemos también, el socialismo es un camino,piies- to que la propia definición marxista-leninista lo califica como "el camino al comunismo".

En todo caso, el experimento chileno por el momento construye exclusivamente una estructura de Poder, tal vez para hacer efectivo aquel concepto de "irreversible" que los marxistas tanto se esmeran en repetir y que en el fondo sólo significa quitar al electorado la posibilidad de cambiar, que hasta el momento éste siempre ha deseado en Chile mantener en sus manos.

Los Monopolios Estatales.

Una cadena de monopolios configura la solidez y la irreversibi- lidad del sistema político marxista. Si quisiéramos averiguar la esencia del sistema, nos bastaría, tal vez, con una pregunta sencilla: ¿De quién depende Ud.? En los regímenes de poder marxista la respuesta será una sola: el hombre para lo rriás

- -- -

esencial de su existencia depende del Estado, vale decir del o de los gobernantes. El trabajo y por lo tanto el alimento, la casa y por lo tanto el techo, tienen una sola fuente: la voluntad omnímoda del dictador, sea éste persona natural, camarilla o partido.

En los demás sistemas de gobierno -democrá- ticos al estilo occidental- la respuesta será variada. dependiendo seguramente del grado de desarrollo económico de cada país. En unos habrá sujección al patrón o hacendado o industrial: son aquellos donde el desarrollo no ha logrado aún el pleno empleo. En otros, la dignidad humana, la total independencia del ciudadano será la marca fundamental de los individuos. Ni el Estado ni el patrón ni la empresa ni el trabajo independiente serán exclusivistas y el hombre sabrá que su trabajo físico o intelectual será valorizado donde llegue. Su movilidad garantizará su independencia. Los ejemplos más típicos del obrero norteameri- cano y alemán, del campesino francés, del ciudadano español o del inglés acen.túan esta independencia y dignidad: son los hombres más dignos y más libres del mundo civilizado.

El empleador único, o por lo menos mayoritariamente representado por el Estado, individualiza el régimen totalitario, por consiguien- te. El hombre está sujeto por sus tripas; el más digno y entero, por sus hijos. Entre el pan y la libertad el hombre-masa escoge el pan.

Indudablemente, no todos los sistemas marxistas necesitan del patrón único o monopólico. Basta con qiie éste sea mayoritario en un país con dificultades de empleo.

La norma fundamental en esta política de construcción de una estructura de poder es la gran cantidad de mano de obra empleada por la actividad monopolizada. El Estado quiere ser el gran dispensador de los empleos. No buscará un taller de fotocopias que puede ser manejado por una persona ni el acabado de telas que, mecanizado, es movido por un empresario y dos o tres operarios. No; buscará los ferrocarriles y medios de transporte, la minería, el carbón, la electricidad, la industria textil de gran mano de obra; y buscará fundamentalmente el campo, como estructura de empleo. En este último la

'tendencia del empresario socialista será no la técnica moderna y la mecanización, que disminuye la población agrícola, sino la agricultura a la antigua, con gran despliegue de mano de obra. La construcción de la estructura de poder requiere someter por lo menos a más de la mitad de la población votante a la necesidad del empleo

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estatal. Conseguida esta meta, el Estado desarrollará fórmulas miles para hacer intangible, irrefutable, su dominación: los sistemas de puntajes, la selección sindical, los repetidos cambios de estructuras del propio sistema socialista, que demuestre a los trabajadores la inestabilidad de sus destinos serán fórmulas no-policiales con mayor efectividad que cualquier tipo de chekas. Los países socialistas han experimentado esta variabilidad principalmente en sus reformas agrarias, revisando continuamente sus políticas (cooperativización, haciendas estatales, predios colectivos, propiedades familiares, etc.) y logrando que cada cambio traiga aparejada la suerte y destino de los campesinos, forzándoles a demostrar su humildad y su dependencia del funcionario.

Los demás medios para estructurar la sujección del individuo son conocidos en la acción del marxismo en el poder, y en nuestro país se adivinan al contemplarlo en ejercicio paulatino:

imponga su dominio y sea él quien disfrute de la estructura del poder absoluto.

Los ejemplos de la experiencia mundial nos muestran este escollo eliminado por razones históricas. Rusia se entregó al comunismo Iiiego de la destrucción de sus ejércitos en la guerra de 1914-18. Laderrota trajo la deserción y los oficiales rusos se encontraron de la noche a la mañana sin tropas. China vivió una prolongada guerra civil y una destructora anarquía. Sus ejércitos eran mercenarios y no profesionales. Euiopa Oriental fue conquistada por el ejército soviético, luego de la derrota alemana, desapare- ciendo los ejércitos nacionales. Cuba vio el triunfo de las fuerzas milicianas de Fidel Castro sobre un ejército regular maleado por el favoritismo y la coima. El dominio de las fuerzas armadas en estos casos se dio gratuitamente. No hemos visto en forma clara, en cambio, la transformación de las fuerzas armadas democráticas en un cuerpo policial al servicio de la estructura del poder

F.F.A,A.: Para el marxismo deben servir al gran Centro de Poder.

monopolio de la información; monopolio de la expresión; monopolio del sindicalismo a travCs del reconocimiento legal y del financiamiento; monopolio de las universidades. Por lo tanto, dirección excluyente y exclusiva de los trabajadores y de la juventud, amén de la del ciudadano en particular y de su familia a través del monopolio del empleo. He aquí la gran meta que se persigue, muchas veces sin disimulo; y que en muchos aspectos se está a punto de alcanzar. Faltarían sólo las Fuerzas Armadas y todos los centros de independencia estarían a disposición del gran centro de poder.

Esta etapa no puede ser escatimada, so pena de que en cualquier momento un hombre de la milicia

absoluto socialista. Sin embargo las recetas son conocidas, están en los textos marxistas y la practican los dictadores de cualquier tipo: el soplonaje, la infiltración desde abajo, la postergación y el favoritismo políticos en los ascensos, el comisario político, la entrega de misiones partidistas "de prueba".

Y hé aquí configurada una fórmula de poder absoluto irreversible. Para su perfeccionamiento falta sólo la orquestación de una doctrina y de un movimiento intelectual. Hay que ocultar la máquina de dominio tras una tesis conceptual. El gobierno de los trabajadores, la dictadura del proletariado, la democracia "popular" son los esquemas del marxismo que justifican y encubren.

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Quien ve el subterfugio es reaccionario; quien lo denuncia es traidor. La unión del monopolio informativo con el desarrollo de la tesis permite la anulación y eliminación total del resistente. Si es del grupo marxista, se le señalará como "troskista"; si es democrático, será un plutócrata o capitalista enemigo de la clase proletaria. El peso de la prensa y la radio monopolizadas fabricará la imagen excluyente.

El camino que hemos señalado es un camino seguro, cien veces probado. Es, además,un camino que puede desarrollarse dentro de la legalidad allí donde. haya un Derecho ambiguo y unos defensores tímidos. Un camino que resiste crisis económicas, hambrunas, disidencias y hasta guerras. Ello, naturalmente, siempre que la estructura de poder esté completada. Que el edificio dictatorial esté concluido y su música ambiental en pleno funcionamiento.

Ahora bien, si la tarea se hace en democraciq aunque el final es el mismo, el camino resulta más largo y la marcha más lenta. Hay accidentes: los desconformados cerebrales, los impacientes, los que sólo juegan a la revolución. En el caso chileno, copiado a la letra de la experiencia marxista, estos elementos molestaron la estrategia que el Partido Socialista y sobre todo el Partido Comunista pretendían seguir con paso firme. Universitarios ociosos, funcionarios imberbes, algunos profe- sionales de la agitación que no pudieron olvidar su larga carrera activista, crearon ese "verano caliente" que vivió Chile en los campos y que tanto mal habrá de hacer a la experiencia chilena marxista para la próxima cosecha agrícola. Comunistas y socialistas responsables y fríos lograron sobreponerse sin embargo a los extremismos y los chilenos con su tradicional buena intención y su justo respeto a los Presidentes de la República aceptaron justificar los extremismos y su repetición -y aun falta de sanción- por el prometido programa presidencial de no hacer víctimas ni ejercer la violencia.

Hasta aquí la meta y su accidentada búsqueda. Veamos ahora las formas usadas para alcanzarla.

Primera Estrategia Marxista

Ante todo y al margen del marxismo mismo que en materias económicas es generalmente muy ortodoxo, los artífices de la política económica hubieron de recibir orden de efectuar un gran salto redistnbutivo y una inicial política de prosperidad, aunque fuere efímera y

barata. Gran aumento presupuestario, para dar trabajo; violentos impulsos a los reajustes dremuneraciones, sin contrapesar los precios afectados por la evidente ascensión de los costos; masiva emisión monetaria, Útil en un principiq dada la torpe astringencia monetaria que el país sufría: estos tres pilares podrían ofrecer de inmediato la apariencia de prosperidad y justicia que el marxismo, psicológicamente, necesitaba. Prosperidad inicial, transitoria, por cierto, ya que los pilares eran muy febles, verdaderos palitos de fósforos; pero prosperidad profundamente estraté- gica.

Sin embargo este tipo de acción económica es peligrosa .si la sincronización política no marcha paralela o, mejor aún, anticipada.

El uso de recursos fáciles para crear un ambiente de prosperidad -emisión y reajustes- trae efectos favorables iniciales; pero a la larga la falsa moneda es repelida por el consumidor y ello significa inflación. De la misma manera, el abuso de la paciencia para soportar los excesos del extremismo destruye la confianza indispensable para producir y la inversión expansiva cesa. Luego de un período de ágil y versátil movilidad comercial viene, como consecuencia, la etapa de las escaseces.

Si este descenso económico es lento y la prosperidad logra mantenerse un lapso prudente, el poder político del marxismo logra consolidarse. Su culminación, tras elecciones exitosas, había de ser un plebiscito que entregara al Ejecutivo armas totalitarias y definitivas. Un falso concepto de la democracia habría permitido que en Chile, como en la Alemania de Hitler, un mandato super-mayoritario al régimenn permitiera a éste disponer de la hacienda y la miseria y de la vida y la muerte de sus ciudadanos y con plenos poderes constitucionales establecer aquel tipo de totalita- rismo que permite abrir campos de concentración y paredones sin dar cuenta a nadie.

Para ello habría bastado que el proceso de restauración del realismo de las leyes económicas naturales operara con más lentitud que el proceso político de concientización, control mayoritario por la cadena de monopolios, elección de asamblea única, destrucción de la independencia de los poderes y establecimiento de la mano dura marxista.

Fracaso de la Primera Estrategia

Dios y las leyes

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económicas no lo permitieron así y más pronto que la conquista política operó el deterioro económico y social. Ha venido el desabastecimien- to; persiste y crece la cesantía, pese a SUS disfraces y ha cesado del todo la inversión creadora. Toda una generación nueva de jóvenes que ingresan al trabajo ha encontrado las puertas cerradas al futuro y toda una población campesina esperanzada sólo ha sufrido desilusión y sectarismo.

Entonces se produce el descontrol: he aquí que una serie de hechos inesperados deterioran los instrumentos del Poder. He aquí que actos provenientes de los propios sectores oficialistas ensucian la imagen y crean la repulsa ciudadana. He aquí que un ataque de histeria, casi de epilepsia frustrativa, viene a sorprender al país y a hacerlo meditar profundamente, serenamente, pero al mismo tiempo apresuradamente.

Primero fue el violentismo: tomas, asaltos, asesinatos. Chile no los acepta, y si bien no puede evitarlos al no tener en su mano la autoridad, los anota en su mente democrática y electoral. El chileno sabe que la misma coz que dobló a su vecino puede quebrarle a él; puede ser envidioso y en principio alegrarse del mal ajeno, pero siente que ha de colocar también él sus barbas en remojo,

Luego fue el uso jurídico abusivo de instrumentos legales pre-existentes. Requisicio- nes, intervenciones, reservas agrícolas deterioradas, fijaciones atrabiliarias de precios, creaciones artificiales de conflictos laborales, discriminaciones disfrazadas contra los técnicos, necrosis en expansión en el comercio, zarpazos a los bienes ajenos lesivos a la justicia y a la caballerosidad. Y también aquí, luego del primer aplauso al tinterillo hábil, vino el sentido del honor y del pudor y -nuevamente- la sensación de que todos habían de poner la barba en remojo para igual tipo de tinterilladas. El chileno comenzó a escandalizarse.

Ahora es la campaña del odio y de la demarcación, la histeria hecha tinta y palabras, la búsqueda del conflicto y el encono, aun a quienes más serenidad y objetividad mostraban, como ha sido el caso de la Democracia Cristiana y de sus líderes. Y ello no ha sido solo tarea de periodistas frustrados, de prensa sensacionalista y lucradora: también viene de dirigentes con nombres y apellidos, de discursos responsables, y ahora recién, incluso de acuerdos y decisiones de los partidos Comunista y Socialista que plantean una definición en absoluta contradicción con las garantías que sigue ofreciendo el solitario grupo

Tomas, asaltos, asesinatos: Chile los rechaza.

que forman el Presidente de la República y sus Ministros de Interior y de Defensa.

Tanto ataque artero, tanta clara intención de destruir la convivencia, tanta prisa en buscar y encontrar el conflicto ¿qué explicación racional tiene?

Los Porfiados Hechos

Si se analiza este histerismo de los partidos oficialistas y sus personeros,no cabe dudar de que hay un cambio de estrategia en ciernes. ' Podría pensarse que el deterioro político que

muestran las elecciones parlamentarias, sindicdes, profesionales y juveniles son las causas de este cambio. Sin embargq conociendo la historia del marxismo, ellas no explican la modificación sustancial de una estrategia. Sobre todo porque en el caso chileno, el marxismo sabe que aún tiene bastante tiempo para montar el monopolio del empleo total y para minar la intangibilidad de la propiedad del propio hogar y con ello acallar la voz y el voto del ciudadano libre.

La razón ha de ser entonces una consideración de tipo económico: la carrera entre el plan político y el plan económico de dinero fácil, con efectos de prosperidad inicial y de desastre final, está definiéndose en términos mucho más graves que los que vemos. Tendremos catástrofe antes de que

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la estructura de poder este concluída. El templo, afirmado sobre palos de fósforo, se desplomará.

La Sociedad de Fomento Fabril ha elaborado un informe económico que con objetividad muestra un deterioro presente y un mayor deterioro próximo, que confirma lo que cualquier entendido podría predecir, Sin embargo sus precisiones en el tiempo y en la intensidad son vagas y los gobernantes podrían pensar, como es habitual, que el alarmismo es intrínseco a los chilenos y sobre todo a los economistas,

s in embargo la alarma oficialista es mucho mayor que lo que el informe fabril justifica; y la histeria contra todo y contra todos es anterior a la elaboración del informe.

¿Qué puede estar sucediendo en lo económico, para tanta admonición premonitoria que efectúan los dirigentes gobiernistas? E1 Presidente Allende vaticina hambre, el relator del Congreso Comunista anuncia privaciones y sacrificios; el Presidente del Partido Socialista propone desconocer nuestra palabra de honor y dejar de pagar nuestras deudas. Y la prensa más servil al marxismo busca el odio, ataca, injuria, descalifica, dice groserías contra hombres, estadistas, partidos y hasta países con los cuales mantenemos relaciones diplomáticas, comerciales y militares.

¿Qué sucede? ¿Qué se pretende?

La Profundidad de la Crisis

El actual régimen se ha distinguido por su negativa a la información sobre todo en materia económica. Abusando del entreguismo que caracterizó inicialmente a las colectividades, grupos e individuos, no se ha considerado obligado a proporcionar informacio- nes que autoridades igualmente legítimas como la del Gobierno solicitaban. El Congreso Nacional, en este sentido, ha sido repetidamente vejado con la desinformación y el silencio a sus requerimient~s.

De al1 i que quienes pretendemos explicar los hechos no tengamos más remedio que guiarnos por la lógica y la experiencia, aprovechando uno que otro indicio, una que otra cifra, para aventurar una explicación.

Ya es tiempo, por lo demás, de que los efectos nocivos de una política meramente demagógica en lo económico, coseche frutos amargos. Un año de resistencia, pese a las reservas que el país pueda haber acumulado en todo orden de cosas; un año de desmontaje de la actividad privada -sin reemplazo-; de anarquía productiva y social; de

desorientación e indefinición; de fomento masivo del consumo y restricción psicológica y física de la producción, tiene que ser un lapso suficiente, en un mundo sin milagros, para que la porfiada realidad se haga presente.

La siguiente es una enumeración enunciativa, alternativa o hasta acumulativa -la falta de cifras nos obliga a ello- de lo que en orden económico puede estar produciéndose o por producirse y que, dada su trascendencia, ha de tener una implicación política que pueda explicar los evidentes cambios de la estrategia oficialista:

a) El exceso de dinero, producto de las emisiones, comienza a ser repelido por el consumidor, falto de un real abastecimiento. Los mecanismos habituales de ahorro no funcionan; y los del sector público -bonos, certificados de ahorro- inician su proceso de descalificación pública, enfrentados a la eventualidad de una mora fiscal. El dinero entonces no es bloqueado, requisito indispensapara su neutralización inflacio- naria y el Gobierno detecta la posibilidad de una corrida contra el billete. Bastaría cualquier síntoma de saturación de papel para que el público corriera a adquirir cualquier cosa en una típica psicosis de desprendimiento de los billetes. Todas las grandes inflaciones de origen monetario se han caracterizado por esa repugnancia del ciudadano a guardar un billete en sus manos. Y si agregamos la imperiosa necesidad de alterar la paridad carnbiaria de E0 12 por dólar por una mucho mayor que evite la quiebra de la producción de la minería del cobre estatizado, entenderemos que la repugnancia al billete, vale decir la inflación, se pueda hacer máxima.

b) Emisión monetaria desproporcionada, no ya a la resistencia del mercado, sino lo que es más grave, a las autorizaciones para hacerla. En un país desinformado, el exceso sobre la autorización legal no puede ser detectado sino por muy escasos funcionarios y es posible que incluso el Presidente de la República carezca de conocimiento de lo que producen las máquinas impresoras. Una fiscaliza- ción de la Contraloría General de la República tarda en decretarse y en realizarse y podría suponerse que sólo una vez, cuando ésta debe confeccionar el balance general de la hacienda

' pública, la Contraloría posa sus ojos inquisidores sobre materia tan sutil. Fsta obligación legal debe iniciarse con inmediata posterioridad al 3 1 de Diciembre y la verdad es que días, semanas y meses, en este convulso período, corren con una celeridad inimaginada. ¿Nos deparará este capítulo alguna sorpresa increíble?

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c) El problema del desabastecimiento es el que más golpea en los vaticinios económicos y el que más inquieta y combate el sector económico del Gobierno. La imágen de Cuba, pauperizada por el marxismo, sometida al más riguroso racionamiento que recuerda la historia del mundo, por un período ya tan largo -doce años-; obligada a fomentar la emigración de una cuarta parte de su población, que se destierra no sólo por falta de libertad sino también por falta de pan y de .trabajo, es una imágen que el chileno repele para sí, un modelo que unanimemente rechazaría. El Gobierno y los partidos populares lo saben y tiemblan ante este espectro; pero iplieden evitarlo? Normalmente, con la política llevada, con los reajustes y congelaciones en paralela, simultánea y contradictoria realización; con la excesiva emisión; con el entierro de las tendencias ahorrativas e inversionistas del chileno, que en un cuadro marxista indefinido no se resuelve con razón a invertir para ampliarse y consume el máximo de lo que tiene, el desabastecimiento es inevitable. Decimos normalmente, porque recu- rriendo a arbitrios extraordinarios -como es el gastar las reservas monetarias en alimentos- el desabastecimiento se puede paliar. Y Chile tenía reservas y gracias a ellas hemos comido carne de Uruguay, azúcar de Cuba, pollos de Francia y de Bruselas, huevos de Katmandú y todo ello de contado, con dinero contante y sonante y norteamericano. Pero como bien lo dijera el Presidente de la Repíiblica,"no podemos gastar y gastar las reservas del Estado" y por otra parte como bien lo dijera el Sr. Ministro de Hacienda, "no todo lo que se tiene de reserva desde el gobierno anterior es de libre disponibilidad, ya que contra esas reservas también existen aquellas deudas". Hay pues un límite. Y además un difícil camino, un delicadísimo sistema de compras y de transportes que hace que no siempre lo que se adquiere llegue en el momento y en el lugar donde debe llegar. ¿Y qué sucede si el mercado internacional a esta altura carece de arroz, o de fideos, o de pol los ,~ de mantequilla, o de leche, o de aceite, o de oleaginosas? ¿Y qué sucede si aquel alimento comprado con relucientes dólares de nuestras reservas debe ir a buscarse y no está el barco disponible o está copado de compromisos el puerto de embarque o de desembarque? ,

Jugar con el abastecimiento de alimentos ha sido siempre un juego peligroso, porque una desincronización dentro de los mil procesos del comercio exterior puede producir la fisura, la pequeña falla que desencadene un aluvión.

19 72: ¿Bastará con enzitir billetes?

Pongamos un ejemplo: si mañana faltara realmente, indisimuladamente, el azúcar o el arroz, y el chileno -o mejor dicho la chilena- lo advirtiera jno se desencadenaría acaso una corrida general para adquirir todo otro tipo de producto alimenticio para prevenir un racionamiento y un desabastecimiento que se supondría general?

d) Las tres eventualidades anteriores son de inmediata y muy próxima ocurrencia, de ser confirmadas por las cifras ocultas. Pero también el país puede estremecerse con constataciones que si bien se refieren al año próximo deben conocerse muy luego, este mismo año; N O S referimos al presupuesto de 1972.

Yo entendería perfectamente un estado de histeria si el afectado tiene que enfrentar desde un alto estrado un tribunal de opinión pública para postular sus necesidades y requerimientos próximo-futuros y éstos son de tal manera inverosímiles que ese tribunal va a alzar su voz de espanto y de indignada sorpresa. .

Y es muy posible que estemos enfrentando esta realidad. En efecto, el Presupuesto de 1972 deberá no sólo contemplar los gastos del Presupuesto de 1971 (que está desfinanciado en 11 .O00 millones de escudos según la Sociedad de Fomento Fabril) ampliados por la inflación real, sino deberá también expandirse por dos objetivos de la más alta importancia: a) para suplir las inversiones productivas del sector privado; y .b) para cumplir los compromisos de los títulos del Estado emitidos para materializar las compras y estatizaciones de industrias, campos, bancos, etc.

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No será aventurado suponer entonces que sumada inflación real e inversión y servicio de obligaciones, el verdadero Presupuesto de 1972 (no el formal que debe presentarse el 3 1 de Agosto de cada año) deba ser superior en un cincuenta por ciento al de 1971.

He aquí un requerimiento irrealizable. El sector económico del Gobierno, en efecto, tiene que saber que el impuesto a la renta rendirá en 1972 mucho menos que en el año vigente, ya que las más de las grandes sociedades tributantes han experimentado pérdidas cuantiosas por efecto de las congelaciones de precios y alzas de costos; el impuesto de coinpraventas, por la misma razón no registrará e l alza real d e los artículos, con precios congelados, cuya infracción el comerciante por cierto no registra en sus boletas; los derechos aduaneros, en un comercio exterior dirigido con desenfreno hacia la importación de alimentos desgravados, tampoco cubrirán las necesidades de la expansión; y finalmente, los recursos del cobre, con precio internacional de baja y con una producción chilena cuyo costo iguala a los precios y no deja por lo tanto excedentes o utilidades para el Presupuesto de la Nación, menos aún servirán de base financiera no digamos ya a la expansión, sino incluso a la mantención de los actuales niveles presupuestarios.

Queda el recurso usado este año de la emisión, esto es los sutilmente llamados "préstamos internos". ¿Pero acaso será posible repetir la receta de 1971 en que virtualmente un 40010 del Presupuesto se ha financiado con emisiones? Ello es imposible porque la situación hoy es

diametralmente diferente a lo que era en 1971. Efectivamente, hasta 1971 las políticas monetarias oficiales, dirigidas por Fondo Monetario Interna- cional y por los organismos de crédito como el BID y el EXIMBANK, habían congelado en Chile una situación de dramática astringencia monetaria que impedía el crédito y' la capitalización. Emitir era una necesidad imperiosa y pienso que cualquier otro gobierno también habría suplido, calculadamente, el nivel de circulante que faltaba en Chile. Pero es también indudable que esa necesidad se cubrió y aun se excedió: y es indudable que para 1972 enfrentamos la necesidad contraria, la imperiosa exigencia de congelar circulantes que pueden producir una catástrofe inflacionaria. No cabe, en consecuencia, una nueva emisión; no cabe de ninguna manera suponer que el financiamiento con préstamos internos a largo plazo del Banco Central pueda transformarse en una norma financiera habitual. Esta situación es demasiado clara para que los partidos de oposición mayoritarios en el Congreso Nacional, puedan sumarse a un intento emisionista reiterado, antipopular y desastroso para la economía del país.

De esta manera, pues, el presupuesto de 1972 puede ser la piedra de tope de una estrategia financiera que por prematura ha fracasado. Y el país y su gobierno pueden verse enfrentados en unos pocos meses más a la cruda constatación de que deben demolerse bajo el peso de nuevos impuestos o resignarse a disminuir a cero la actividad inversionista y creadora del Estado. Ambas son alternativas de paralización, cesantía y hambre.

Paralización, cesantía y hambre en el futriro chileno.

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' ESTUDlOS

¿El; iregará el marxismo "democrático" el poder.?

La Segunda Estrategia

Las anteriores son anticipaciones alternativas que tratan de explicar el nuevo ambiente político del país. Se basan, por lo demás, en la más sólida lógica y en la más clara experiencia. Una de estas eventualidades si no todas están por realizarse; y una sola basta para deteriorar aún más la imágen política de la llamada Unidad Popular.

El simple curso de los acontecimientos económicos, dentro de este cuadro, unificaría al país en torno de cualquiera otra posibilidad política y electoral, y sin duda alguna, los partidos del oficialismo, repitiendo un fenómeno nacional, pero batiendo el record de la rapidez en su formulación, serían drásticamente excluídos en cualquiera nueva contienda eleccionaria. En 1973, como sucediera decenios atrás en el Frente Popular, el país habría ya olvidado que existió éso que se limó "la Unidad Popular" y el marxismo democrático.

Dadas las irnplicancias internacionales que esta vez el marxismo detenta en su llegada al Poder en Chile, jse resignará tan facilmente a ceder su puesto a los nuevos elegidos del país elector?

Cada cual puede contestar esta pregunta de acuerdo con su especial impresión de la buena fé, del sentido democrático y del compromiso con Chile que suponga a los partidos marxistas; o de acuerdo con el grado de control que arrogue al Presidente de la República, en su prometida tarea

de .mantener la democracia y respetar la Constitución y la Ley.

Pero quienes apliquen al marxismo chileno las normas por las que éste se rige en el resto del mundo, o quienes crean que su vinculación con los partidos marxistas del mundo comunista es real, tienen evidente razón en suponer que toda suerte de maniobras serán realizadas para evitar el curso electoral y democrático de los acontecimientos.

Y en este sentido, no cabe duda de que un importante cambio de estrategia estamos contem- plando en la conducta de los partidos de gobierno, que permiten dar razones a éstos últimos, suspicaces y precabidos. Enfrentamos una estrategia conflictiva que persigue dar un golpe de

' timón al clima de convivencia democrática de Chile O -aún- provocar situaciones internaciona- les que inhiban las manifestaciones del sentir electoral. Veamos:

a) Los partidos marxistas se han sentido cómodos con la división y actual exclusión de aquellas colectividades democráticas que tenían voz y voto en la conducción del llamado conglomerado "pluralista" de la combinación de gobierno. La aceptación del Partido Radical Independiente dentro de la Unidad Popular y del gobierno debería ser ya un hecho y sin embargo desde principios de Agosto en que se planteó la división entre el sector marxista y el sector democrático del radicalismo, el ingreso del último no se produce. Aparece en igual ambiguedad la llamada Izquierda Cristiana, de tal manera que, sumados ambos hechos, es indudable que el conglomerado pluralista ha reducido sus compo-

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nentes en beneficio claro de la predominancia marxista.

b) 'Tanto la prensa como los parlamentarios de los partidos Socialista y Comunista, y ahora las colectividades mismas a través de sus organismos oficiales, se han sumado al clima de violentismo y provocación que hasta ayer fué patrimonio de miristas, vopistas, saltamontes, y otros grupos cultores del terrorismo y la vía armada. Blanco del nuevo estilo ha sido la Democracia Cristiana, cuya estrategia de "no confrontación" lograba evitar hasta'el momento un conflicto que a la postre tenía que traducirse en el Parlamento, donde los partidos políticos están llamados por la Constitución y la Ley a enfrentarse. Hoy día también es sedicios o el Presidente Frei y también es sediciosa la Democracia Cristiana y su prensa. Y lo que es más grave, los partidos oficialistas parecen hacer especial hincapié en negar y violar los compromisos que en un afán de conciliación el Presidente de la República celebró con la directiva de aquel partido de oposición, al cual debió su elección en el Congreso Pleno. Nuevas estatizacio- nes y requisiciones, renovación de las campañas contra la prensa libre, anuncio o presentación be un proyecto de asamblea única, etc., etc. todos son actos indudablemente destinados a desafiar a una colectividad política fundamental y mayoritaria, que no ha querido, por su propia estrategia, producir en el Parlamento una definición prematura que precipitara el conflicto constitu- cional.

¿Por qué, pues, buscar la rifia, aplastar con la propaganda de la sedición y de la traición, envanecerse de la burla de los compromisos y de las garantías? Todo hace pensar que, en el fondo, los partidos de gobierno desean una acusación constitucional que destituya Ministros y permita apelar al país en una lucha sin cuartel, de la cual todo pueda derivarse.

c) Para contender es requisito indispensable que haya contendores y no está en la estrategia marxista la decisión sobre este particular. Humillados y ofendidos pueden, si así lo estiman mejor, no darse por avisados y no presentarse a la lucha. De esa manera el incendio se apaga solo y la estrategia conflictiva falla. En gran medida es lo que ha estado haciendo la Democracia Cristiana. Los complots, la sedición, la traición, son "flatus vocis" que han tenido que acallarse solos faltas de combustible y, por cierto, de razón.

L a Tercera Estrategia

Entonces ha nacido la provocación internacional. Desde hace mucho tiempo he sido partidario de la nacionalización de nuestras riquezas básicas y personalmente logré introducir ese postulado en la declaración de principios del primitivo Partido Nacional. Como el modelo de la reforma agraria chilena, fue pre- dicado, sino impuesto por la diplomacia americana a la agricultura chilena, sostuve también desde ha- ce mucho tiempo que igual modelo podríamos adoptar para la expropiación y pago de esas riquezas. Nadie, pues, podrá poner en duda mi clara posición en este aspecto crucial para la independencia económica de Chile.

Pero existe una gran distancia entre los actos de soberanía económica que un país puede ejercitar y el insulto, la provocación grosera, el lenguaje soez y todo aquel cúmulo de epítetos que la prensa dependiente se ha esmerado en aditar a los actos de expropiación.

Para el sentimiento profundamente jurídico de los chilenos también existe diferencia entre las determinaciones técnicas para establecer el valor de los bienes expropiados, de cargo ellas del Contralor General de la República, y las determinaciones políticas, de imputabilidad al Presidente de la República, y que obedecen a criterios que pueden ser discutidos. De allí que mirar como ofensa la reacción natural de los intereses afectados y de los gobiernos que tienen la obligación de protegerlos es extremar la búsqueda de una situación conflictiva. Para patentizar más la situación no tendríamos sino recordar que Chile mismo se vió envuelto en un gravísirno conflicto bélico en 1879, precisamente por ejercer el derecho de defender los derechos patrimoniales de sus connacionales y las cláusulas patrimoniales, que garantizaban esos derechos.

Televisión y radio orquestan en estos momentos una increíble propaganda en la que se supone, sin fundamento, una cruda campaña extranjera contra los chilenos, llamándolos "ladrones", y se incita a contestar con la amenaza y el desafío. La vocinglera acción de rasgar vestiduras por las reacciones de los afectados por el no pago de indemnizaciones no obedece, por consiguiente, a un sentido de patriotismo ofendido. Corresponde a una estrategia de provocación y conflicto que puede tener gravísimas consecuencias para Chiie y los chilenos.

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ESTUDIOS

D. C. Deben revisar la estrategia anticonflictiva o si no será tarde.

No es juego "buscar el odio" a un hermano mayor; y por muy connotadas razones partidistas que puedan existir, es obvio que el interés de los partidos tiene que ceder ante el interés de la Nación.

La estrategia del conflicto internacional es, en consecuencia, un acto más para forzar el clima político chileno hacia una adhesión al oficialismo que se ve cada día más precaria. El marxismo explota el nacionalismo que siempre condenó. El marxismo pretende desviar la definición hacia tópicos que no están en juego, deseoso tal vez de llegar a un plebiscito en el que en lugar de definirse democracia contra totalitarismo, se plantee torcidamente patriotismo contra traición. Y lo que es peor, podría sostenerse fundadamente que el marxismo busca un rompimiento que deje a Chile aislado del mundo occidental, forzado a depender del mundo marxista, al igual que Cuba, eliminando así de una plumada toda posibilidad de alternativas y colocando al Partido Comunista como árbitro todopoderoso, por su calidad de intermediario oficial, entre el país y sus nuevos financistas asiáticos. Por el solo peso de los hechos económicos, Chile atravesaría la crucial catástrofe económica desatada por el marxismo achacándola a la persecución imperialista; y finalmente, sin consulta popular, por la dura ley de la necesidad, prisionero de la órbita marxista internacional, Chile perdería definitivamente su posibilidad de opción.

Un perfeccionamjento acabadísimo de esta tesis lo constituiría, de prosperar, la nueva idea del efe del Partido Socialista, senador Altamirano, de \ ue Chile dejara de pagar sus deudas al mundo

Difícil encontrar una búsqueda más

L a Contraestrategia

Hasta el momento, sin embargo, el buen sentido o la buena suerte de los chilenos ha evitado la consumación de las dos estrategias del marxismo. La primera, la de la conquista del poder político por el boom económico del dinero abundante y fácil; y la segunda, fracasada la prosperidad económica, la del estado conflictivo interno y externo que defina un plebiscito en términos desfavorables para la oposición.

La actitud de la Democracia Cristiana de no precipitar el conflicto, esquivando las acusaciones, y eludiendo hacer efectivas las responsabilidades gubernativas, en espera del deterioro económico, se ha mostrado sabia. Un conflicto Parlamento- Ejecutivo seis meses atrás habría sido el pretexto de un plebiscito perdido para la Oposición democrática. Hoy el plebiscito lo pierde el gobierno, y por lo tanto no habrá plebiscito, salvo que la maniobra de la crisis internacional lograra prosperar.

Curiosamente, ha ayudado a la indefinición de las mayorías chilenas la actuación estatizadora del Ejecutivo al márgen del Parlamento. En su afán de conquistar bastiones económicos y crear monopo- lios del empleo, el marxismo obtuvo de abogados hábiles interpretaciones capciosas que permitieron escamotear al Parlamento y a la opinión pública el debate sobre la procedencia y el tipo de nacionalizaciones que debían llevarse a cabo. Al sustraer el debate sustrajo también el conflicto y postergó el plebiscito. Ha quedado entonces la vía electoral. Por muchos intentos que se hagan para

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quebrar el camino electoral ha quedado éste expedito y muy luego, en enero -elecciones extraordinarias- y en 15 meses más -elecciones generales de 1973- tendremos oportunidades de definición previsiblemente ingratas para el Gobierno. Sólo el éxito -muy difícil dadoel buen sentido chileno- de una estrategia internacional conflictiva permitiría eliminar estas decisiones previsibles del electorado.

Sin embargo, la actitud pasiva, en espera de "tocar fondo" que ha adoptado el partido mayoritario, no puede sostenerse en forma indefinida. Cuando hay principios comprometidos la actitud de no apercibimiente es tan grave como la de la aceptación. Los precedentes queman y como el ser humano es costumbrista, los atropellos acaban por no llamar la atención y ser aceptados sumisamente, con fatalismo. Y en sentido semejante opera la indefinición ante los ciudadanos afectados. El "chileno no estás solo" pasa a transformarse en una ironía amarga, que los electores castigan oportunamente a través del voto.

La estrategia anticonflictiva tiene por consi- guiente sus límites y quizás si es hora ya de revisarla, cuidando dejar muy en claro la responsabilidad de la catástrofe venidera.

La asfixia internacional. Queda por analizar la posibilidad tan directamente buscada por el marxismo de crear a Chile un conflicto con los Estados Unidos.

En esta materia hay dos aspectos que anotar: el uno es la mala experiencia norteamericana en los casos en que ha seguido el camino duro, de la cual Cuba es el mejor exponente. Una larga evolución en las lides internacionales permite ya a esa Nación distinguir claramente entre los intereses privados de sus hombres de empresa y los intereses de la nación norteamericana como tal. Es esa evolución la que ha permitido que Estados Unidos ayude a paises comunistas como Yugoeslavia y Rumania y mantenga todo tipo de relaciones con la propia Unión Soviética.

Y la segunda consideración es que Estados Unidos no puede confundir los actos de una nación con los actos de un gobierno, a todas luces circunstancial. En el caso de las indemnizaciones por la expropiación del cobre, por ejemplo, en que el Gobierno no pagará nada, existen claramente dos tipos de cifras. Unas, las que emanan de la legalidad contable, determinadas por el Contralor General de la República, y que fijan en US$ 413.775.157,60 el valor directo de la indemniza- ción, al avaluar el valor de libros (US$ 664.092.779,73) menos los derechos sobre los

yacimientos, las revalorizaciones y las objeciones sobre bienes indemnizables (US$ 250.317.622.13). Estas cifras forman parte de nuestro derecho constitucional soberano y tienen incluso un tribunal de apelación imparcial para ser revisadas, en caso de ser ello procedente. Las otras cifras las que se refieren a las rentabilidades excesivas y que ascienden a US$ 774.000.000 emanan de una autoridad y de un criterio políticos y no comprometen por lo tanto la juricidad de la nación, pudiendo incluso ser revisadas en algún futuro, de acuerdo con las decisiones electorales que el país asuma. Para ello basta con recordar que para establecer las utilidades excesivas, la actual autoridad política ha debido menoscabar la de otros Presidentes de la República que fijaron con los respectivos Parlamentos, los estatutos que rigieron la actividad de las compañías del cobre, sus retornos y sus impuestos, como fueron los Presidentes General don Carlos Ibáñez del Campo, autor de la ley llamada de "Nuevo Trato" y el Presidente don Eduardo Frei Montalva. Cabe incluso recordar, sobre el primer caso, que la ley del nuevo trato fue presentada por el General Ibáñez y aprobada por un Parlamento opositor, como constantemente lo fue el que aquel mandatario tuvo.

Sería, en consecuencia, ilógico, poco hábil y contraproducente que los Estados Unidos transformaran este litigio que reviste caracteres soberanos, por un lado, y políticos, por el otro, en una contienda internacional y en una lucha contra Chile.

Si ha habido exacción, si ha habido infracciones a la justicia y al honor, Chile y sus electores sabrán oportunamente repararlas. Tal como hoy una enmienda constitucional borró con efecto retroactivo otras garantías constitucionales, mañana puede haber otra enmienda que aproveche igual precedente. Las naciones deben saber esperar y confiar y los actos de determinados gobernantes no siempre retratan el sentido de toda una comunidad, sobre todo si ellos obedecen a una estrategia de conquista del Poder Total.

De seguirse estas estrategias defensivas es dificil que el plan conflictivo del marxismo prospere. En tal caso el país presenciará el más grande descalabro ( económico de su historia y el electorado nacional sabrá claramente de quién son las responsabilidades. Aquí como allá, no valdrá de nada que "el cojo le eche la culpa al empedrado": una tras otra seguirán produciéndose las decisiones gremiales, sindicales, profesionales y finalmente políticas y la llamada Unidad Popular, desgastada

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y reducida al mero marxismo comprobará sus crecientes derrotas. Chile podrá salir electoral- mente de la encrucijada en que electoralmente penetró, pese a las propagandas, golpes de efecto, visitas internacionales O lo que fuere.

La Cuarta Estrategia: "No nos moverán"

Quienes han seguido de cerca el ambiente político chileno, y sobre todo quienes han observado la proliferación del extremismo violentista, agigan- tado por la falta habitual de sanción, tienen justa razón para temer que las cosas no queden tan sencillamente situadas en el terreno electoral. Existe un grupo de hombres de raigambre marxista que no acepta las decisiones democráticas ni quiere dejar en el pueblo la posibilidad de cambio. Las mismas canciones que incitaron al asesinato del ex-Vicepresidente de la República don Edmundo Pérez sostienen también día a día qiie nada ni nadie sacará al marxismo del Poder. Ni siquiera una contundente mayoría electoral. La canción de protesta "No nos moverán" sintetiza nítidamente ese espíritu y la repetida consigna de parlamentarios, periodistas, dirigentes políticos de la Izquierda extrema, que sostienen la "irreversibi- lidad" del nuevo régimen están probando qiie habrá resistencia a la facultad soberana del pueblo de señalar una rectificación.

Sabemos, es cierto, que el Presidente de la República se comprometió a respetar la voluntad del electorado, a mantener elecciones libres y secretas y a defender las libertades y derechos ciudadanos. Pero ¿qué es un hombre ante un movimiento internacional? ¿Qué es un dirigente ante un imperialismo como el soviético que no vacila en aplastar a sus propios aliados?

Que los hombres vuelan como una pluma, o mueran, o son triturados por su propio Poder, nos lo están recordando en el mundo marxista los Kamenev, 10s Zinoniev, los Trotzki, los Tuka- chevski, los Beria; un Ferenc Nagi en Hungría, un Benes y un Masarick; o que son prisioneros de la telaraña de acero del Poder también lo prueban un Presidente Svoboda de Checoeslovaquia y aun el premier Nikita Kruschev en Rusia.

Si la voluntad totalitaria predomina no es de dudar que ante la falla de la estrategia del conflicto, el marxismo desatará en Chile el pustch tradicional. Un país puede ser dominado por el terror, bastando para ello la estrategia de los golpes

"No 110s rnuverat~ "

árabes, en que repentinamente cincuenta asesina- tos simultáneos y una toma audaz del Gobierno o la acusación de sedición seguida de "tribunales del piieblo" que condenan a muerte a 20 o 30 personas, acallan toda oposición (Siria, lrak y el recientemente fallido golpe contra Hasan 11). En Chile, en que el extremismo marxista ha recibido patente de corso, marginal a la oposición oficial de los partidos de gobierno, tal pustch pucde intentarse incluso sin comprometer a dichos partidosoficialistas, que en el caso del éxito, como en el fracaso, podrían disfrutar de la necesidad de orden y autoridad que en niedio del pavor, y del silencio colectivo, seguiría al golpe de los que no quieren moverse.

Defensa y Unidad Nacional.

Una posibilidad como la enunciada no puede ser descartada y un Gobierno de buena fe debiera tenerla en cuenta. No en balde Chile ha estado colmándose de cubanos, brasileños, bolivianos y toda otra gama de refugiados guerrilleros; y no han sido visiones las innumerables denuncias sobre campamentos para prácticas de armas ni los asaltos en procura de armas, dinero y vehículos para la acción que el país viene cotidianamente presenciando.

El ciudadano libre y las directivas políticas democráticas deben prepararse pues para esta acción desesperada, al continuar el deterioro electoral y popular del marxismo. Lo que hasta el momento ha sido una estrategia defensiva, talvez de puro instinto, debe transformarse en un plan de acción positivo. Y lo que ha caracterizado a la Oposición democrática, que es su desunión, debe ceder el paso a una fórmula de unidad pluralista, para la cual inicialmente los partidos de la Unidad Popular dieron la receta y el ejemplo.

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Ojalá de este análisis simple, aunque crudo, Gobierno, comenzando por el propio Presidente de pueda brotar un sentimiento ciudadano para erigir la República. los instrumentos defensivos que unen a todos los El año transcurrido ha servido, pues, para hombres que aman la libertad y el Derecho , sin destruir estrategias habilísimas; pero nos está exclusiones de ninguna naturaleza, ya que como colocando frente a decisiones muy graves. Es hora sabemos, también ellos abundan en las filas de los de que tengamos ojos para ver, oídos para oír y I que hoy conforman el conglomerado del voluntad para actuar.

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