las complicaciones en implantología

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Recuerdo con cariño, no exento de admiración, a mi entusiasta –pese a su edad– profesor de Patología Quirúrgica, que supo inculcarme, entre otras enseñan- zas, dos conceptos básicos, según él (y, por supues- to, que yo corroboro), de la práctica quirúrgica, y que desde mis años de estudiante he procurado que estu- vieran siempre presentes en mi quehacer profesional. Decía dicho catedrático de la Facultad de Medicina de la UCM que “ el mejor cirujano no es el que aporta una mejor técnica quirúrgica, sino el que sabe afrontar, tratar y resolver las posibles complica- ciones de dicha cirugía”. De todos es sabido que la técnica quirúrgica de la “implantología” es una ciencia moderna de rápida expansión y evolución. Constantemente se presen- tan técnicas nuevas, principalmente basadas en la regeneración ósea y en la práctica de acortar los tiempos de la osteointegración, que en repetidas ocasiones, aparecen en fase de experimentación y con frecuencia, por desgracia, poco validadas por la comunidad científica al no haberlas sometido a los controles de rigor y de excelencia a los que se someten otros presupuestos científicos en diferen- tes ramas de la medicina. En ocasiones, a veces más de las deseadas, nos vemos abocados, al estar sometidos a la presión (científica y profesional), de estar en la “primera línea de la vanguardia” –valga la redundancia– en nuestra especialidad; nos vemos tentados a experimentar en nuestros pacientes (como si se tratara de pura investi- gación) estos tratamientos sin sopesar en plenitud todos los riesgos que vamos a adquirir. Antes de realizar un tratamiento implantológico de un caso complejo nos debemos preguntar: ¿Es posi- ble un tratamiento convencional con prótesis fija o removible, muchas veces más sencillo, económico y sin asumir riesgos? Y sobre todo, ¿soy consciente de las posibles complicaciones que dicho tratamiento de riesgo puede ocasionarle a mi paciente? ¿Está prepa- rado mi equipo o consulta dental para afrontar con éxito dichas complicaciones? Ante tales interrogantes respondo que es funda- mental conocer nuestra capacidad en todos los órde- nes (y, también, nuestras limitaciones) para saber deri- var dichos casos complejos a equipos quirúrgicos con mayor experiencia y solvencia, y más hoy en día que nuestro trabajo está cada vez más mediatizado por las demandas judiciales. El otro concepto que supo transmitirme mi maestro en las aulas de la Facultad, y que aún no he explicita- do, fue que “en medicina, cuando un problema o enfermedad es tratado por técnicas diferentes o por diversos medicamentos es que ninguno de ellos es totalmente eficaz”. Los dentistas, al igual que la sociedad en general, estamos sometidos al vivir frenético que nos impone nuestro medio, a la presión del tiempo, por lo que si incorporamos la “implantología” a nuestras consultas de odontología general, debemos simplificar y opti- mizar al máximo nuestra técnica para buscar un mayor grado de eficacia y así ofrecer a nuestros pacientes tratamientos seguros y sin el menor riesgo. A buen seguro que la sociedad en general y nuestros pacien- tes en particular nos lo agradecerán. Dr. Javier García Fernández e ditorial Initium sapientiae cognitio sui ipsius

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Reflexiones sobre las complicaciones de la Implantología del Dr.Javier García Fernández

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Page 1: Las Complicaciones en  Implantología

Recuerdo con cariño, no exento de admiración, a mientusiasta –pese a su edad– profesor de PatologíaQuirúrgica, que supo inculcarme, entre otras enseñan-zas, dos conceptos básicos, según él (y, por supues-to, que yo corroboro), de la práctica quirúrgica, y quedesde mis años de estudiante he procurado que estu-vieran siempre presentes en mi quehacer profesional.

Decía dicho catedrático de la Facultad deMedicina de la UCM que “ el mejor cirujano no es elque aporta una mejor técnica quirúrgica, sino el quesabe afrontar, tratar y resolver las posibles complica-ciones de dicha cirugía”.

De todos es sabido que la técnica quirúrgica dela “implantología” es una ciencia moderna de rápidaexpansión y evolución. Constantemente se presen-tan técnicas nuevas, principalmente basadas en laregeneración ósea y en la práctica de acortar lostiempos de la osteointegración, que en repetidasocasiones, aparecen en fase de experimentación ycon frecuencia, por desgracia, poco validadas porla comunidad científica al no haberlas sometido alos controles de rigor y de excelencia a los que sesometen otros presupuestos científicos en diferen-tes ramas de la medicina.

En ocasiones, a veces más de las deseadas, nosvemos abocados, al estar sometidos a la presión(científica y profesional), de estar en la “primera líneade la vanguardia” –valga la redundancia– en nuestraespecialidad; nos vemos tentados a experimentar ennuestros pacientes (como si se tratara de pura investi-gación) estos tratamientos sin sopesar en plenitudtodos los riesgos que vamos a adquirir.

Antes de realizar un tratamiento implantológico deun caso complejo nos debemos preguntar: ¿Es posi-

ble un tratamiento convencional con prótesis fija oremovible, muchas veces más sencillo, económico ysin asumir riesgos? Y sobre todo, ¿soy consciente delas posibles complicaciones que dicho tratamiento deriesgo puede ocasionarle a mi paciente? ¿Está prepa-rado mi equipo o consulta dental para afrontar conéxito dichas complicaciones?

Ante tales interrogantes respondo que es funda-mental conocer nuestra capacidad en todos los órde-nes (y, también, nuestras limitaciones) para saber deri-var dichos casos complejos a equipos quirúrgicos conmayor experiencia y solvencia, y más hoy en día quenuestro trabajo está cada vez más mediatizado por lasdemandas judiciales.

El otro concepto que supo transmitirme mi maestroen las aulas de la Facultad, y que aún no he explicita-do, fue que “en medicina, cuando un problema oenfermedad es tratado por técnicas diferentes o pordiversos medicamentos es que ninguno de ellos estotalmente eficaz”.

Los dentistas, al igual que la sociedad en general,estamos sometidos al vivir frenético que nos imponenuestro medio, a la presión del tiempo, por lo que siincorporamos la “implantología” a nuestras consultasde odontología general, debemos simplificar y opti-mizar al máximo nuestra técnica para buscar un mayorgrado de eficacia y así ofrecer a nuestros pacientestratamientos seguros y sin el menor riesgo. A buenseguro que la sociedad en general y nuestros pacien-tes en particular nos lo agradecerán.

Dr. Javier García Fernández

editorial

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MaxillariS Julio 2003

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