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    1. INTRODUCCIN

    He tenido la inmensa suerte y el privilegio de asistir, como observadora, a la formacin quehan realizado Edith Tilmans-Ostyn y Camille Labaki sobre, entre otros aspectos, la utilizacin de lasmetforas en sus encuentros con los pacientes en la consulta, as como en la formacin de terapeutas.En esta ltima se propone favorecer:

    El desarrollo del estilo personal del terapeuta en el acompaamiento de las familias, lasparejas y los individuos.

    La creacin del espacio teraputico. La utilizacin del material metafrico y del lenguaje no verbal. El llegar al nio en el adulto con la ayuda de los nios de poca edad. La utilizacin de la fratra. El proceso de integracin en el trabajo de la epistemologa sistmica y psicoanaltica.

    Me propongo transmitir la riqueza de esta metodologa, ya que se ha escrito mucho sobre ellaen otros idiomas (Tilmans-Ostyn & Vieytes, 1990; De Saint-Georges, 2004; Labaki & DucMarwood,2012; Labaki, 2012), pero nunca en espaol. Espero con ello poder contribuir a su difusin. Estimola formacin enormemente rica, rigurosa, intensa emocionalmente y, por ello, facilitadora y motordel trabajo que se va a realizar en la formacin o del trabajo teraputico con los pacientes.

    Es una manera novedosa de construir el sistema teraputico o el sistema formativo. No sehabla del sntoma en un primer momento; se detienen en la construccin del marco teraputico o dela formacin, y se hace especial hincapi en vericar la seguridad del paciente o participante, que se

    adentra en una aventura nueva, con el n de conseguir su plena conanza y su propia responsabili-dad en el proceso teraputico o de formacin.

    Cuando se trata de la formacin, el encuadre garantiza que lo que se va a hacer no es terapia,sino constantes referencias a lo que se realizara en un marco teraputico con las familias. As, en laformacin, los participantes viven una experiencia personal nueva, posibilitada en el seno del grupode formacin y guiada y sostenida por las formadoras. Se trabaja en el campo metafrico y se uti-lizan varitas mgicas, bolas de cristal; se hacen dibujos y se construyen cuentos y esculturas. Todo

    ello, garantizado por el encuadre creado, permitir a los participantes ir ms all en la exploraciny el conocimiento de sus recursos y sus carencias o dicultades. Descubrirn lo que sienten y susci-tan en los dems en funcin de lo que proyectan. Posteriormente, en su trabajo profesional, podrnaplicar todo lo aprendido.

    La formacin se lleva a cabo en dos semanas, con un intervalo de tres meses entre ambas, an de que los participantes puedan poner en prctica en su trabajo clnico lo experimentado en la

    primera semana, y tendrn la oportunidad de llevar a la segunda las dudas, dicultades y nuevas

    preguntas que surjan en ese tiempo.

    2. EL MTODO

    PRESENTACINTilmans-Ostyn, observando cmo las antiguas heridas producidas por una experiencia dolo-

    rosa en una relacin de dependencia jerrquica continan su accin corrosiva en la actualidad, sin

    que las personas heridas consigan expresar a sus verdaderos destinatarios sus preguntas, sus repro-ches o cualquier otro sentimiento de enfado, rabia, impotencia o injusticia que todava les habita(Seron & Tilmans-Ostyn, 2007, p. 141), decidi trabajar esto tanto en el marco teraputico como enla formacin y supervisin.

    Tilmans-Ostyn se detiene, el tiempo que haga falta, con los participantes y los pacientes enel marco teraputico y trabaja las experiencias anteriores que tuvieron de formacin o de terapia en

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    las cuales no pudieron decir nada a la persona que estaba en una posicin jerrquicamente superiora ellos, situaciones en las que como un nio (y no como los adultos que son en este momento) sequedaron sin poder hablar de lo que apreciaron como bueno y positivo o de lo que vivieron comodoloroso, desagradable e injusto:

    El objetivo de este trabajo es, dice Edith Tilmans-Ostyn, que tanto los pacientes como los parti-cipantes en la formacin puedan guiarnos en lo que es constructivo para ellos. Que nos enseende qu manera debemos actuar para que se sientan ayudados y respetados. Sin esto, corremos

    el riesgo de que abandonen el trabajo. Si perciben indicios en el terapeuta o formador que lesrecuerden experiencias anteriores que les han marcado atentando a la conanza en s mismos,

    no podrn hacer nada con sus sentimientos paralizantes (Seron & Tilmans-Ostyn, 2007, p. 140).

    Las formadoras inician la primera semana preguntando a los participantes sobre las experien-cias de formacin previas que han tenido: Qu podemos aprender de ellas? Se pudo dar unfeed-backal anterior formador? Qu han aportado de bueno, de estimulante, de enriquecedor? Qu hapodido haber de negativo, difcil, descalicador, deciente, negligente, doloroso, injusto, intil?.

    Muy a menudo, hay experiencias precedentes de formacin en las que este feedback no sedio a la(s) persona(s) en una posicin de superioridad jerrquica y en las que lo vivido se queda sindigerir, como una espina atravesada en la garganta. Por ello, las formadoras preguntan a cada uno de

    los participantes: Qu no desean volver a vivir en esta nueva formacin?.El grupo, en la formacin, va a ser solicitado como un recurso ms de apoyo para garantizar

    que no se reproduzcan de nuevo, en esta ocasin, las experiencias negativas vividas en el pasado.Para ello, las formadoras proponen la gura del ngel de la guarda. Cada participante, al hablar

    de sus experiencias precedentes de formacin, va a elegir a una persona del grupo como su ngelde la guarda y le va a pedir que lo ayude en los momentos en que sienta que est entrando en lasmismas zonas que le generaron y generan ansiedad; va a decirle cmo le gustara que le ayudara. Elngel custodio podr preguntar qu indicios en lo corporal, emocional y actitudinal de su protegidopodran indicarle que necesita su ayuda.

    De esta forma, el ngel de la guarda va a evitar que esta persona caiga en las mismas trampasrelacionales vividas en formaciones anteriores.

    Cuando un participante asegura que no hubo feedback, Tilmans-Ostyn le propone, si corres-ponde a una situacin de laboratorio es decir, una relacin que ya no es de dependencia y no

    puede tener consecuencias ni en el presente ni en el futuro de esta persona, el siguiente ejercicio:

    Se le dan tres hojas en blanco que se disponen una a lado de la otra: En la hoja de en medio deber escribir el borrador de una carta en la que exprese todo

    aquello que le gustara decirle a la persona con quien tuvo esa experiencia en el pasado. En la hoja de la izquierda va a ir redactando las buenas razones para NOdecir lo expre-

    sado en el borrador. Todo lo que puede retenerle de escribir dicha carta a su destinatario. Por ltimo, la tercera hoja es para la carta limpia. Esta hoja, ahora en blanco, indica que

    se podr escribir un da una carta corregida y denitiva, en la cual las emociones y los

    afectos estarn controlados. La persona que la escriba decidir si la enva o no, siempreque responda a una situacin de laboratorio, como sealamos.

    Posteriormente, se le pide al formando que lea el borrador y se trabaja sobre ello: Qu le haaportado el escribir este borrador? Cmo se ha sentido haciendo este ejercicio? Cmo se sientedespus de haber ledo la carta en el grupo?.

    El propsito de escribir la carta es que la persona que lo haga pueda otorgarse el derecho derestaurar la historia vivida en ese vnculo y tener una experiencia reparadora; permite decir lo quevivi y sinti, tanto positivo como negativo, sin por ello correr el riesgo de perder el vnculo que launa a aquella persona. Ser una experiencia reparadora en la medida en que se logre comprender

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    qu impeda abordar las zonas que producan ansiedad en las relaciones anteriores. La nalidad no

    es cambiar al otro, sino experimentar con una relacin pasada, que ya no tiene recadas posibles so-bre uno en el presente, otra forma de resolver las cosas y dar un feedback a quienes no la han respe-tado. Gracias a vivir esta experiencia de laboratorio, la manera de afrontar situaciones semejantesen relaciones posteriores podr ser diferente.

    En terapia, Tilmans-Ostyn garantiza que los pacientes no la van a abandonar como lo han he-cho con terapeutas anteriores, porque podrn decir lo que sienten y no tolerar lo que no es tolerablepara ellos. Es muy importante que los pacientes sepan hacia dnde van y hacia dnde no quieren ir,

    que puedan partir de ellos mismos, que sepan que tienen el control, que ellos llevan las riendas desus vidas, que no nos dan, como terapeutas, carta blanca.

    De esta manera, se rompe el crculo vicioso de hacer ms de lo mismo, es decir, ponerse ensituacin de dependencia y no poder decir nada. Como asegura Claude Seron, este trabajo permite,a travs de sus etapas, el volver a conar en uno mismo y movilizar mejor las capacidades de auto-proteccin (2007, p. 142).

    Todo este trabajo, laborioso, profundo, que desata emociones intensas, pretende dar garantasde seguridad y conanza en el sistema formativo para abordar todas aquellas cuestiones difciles que

    preocupan, inquietan o angustian respecto al trabajo de cada uno como terapeuta.

    ETAPAS DE LA PRIMERA FASE DE LA FORMACINPreparacin de las metforas en la formacinEl grupo de participantes se divide en subgrupos de tres o cuatro personas. En stos se presenta

    cada uno ante los dems: en cinco minutos tienen que decir cules creen que son sus cualidades ysus dicultades como terapeutas, en qu tipo de casos, con qu clase de familias o de patologas se

    sienten cmodos en el trabajo teraputico y con cules, inseguros, incmodos y preeren derivarlos

    a otros colegas.Los otros miembros de ese subgrupo deben traducir esa informacin verbal y no verbal en una

    metfora, la primera que se les ocurra, sin reexionar. La metfora no debe tratarse de personas, sino

    de personajes. Si a alguien le surgen dos imgenes y la primera no se recoge en la segunda, debenretener ambas. Luego, las escriben y las guardan, sin transmitir ninguna informacin para el trabajo

    posterior.Todos los participantes del gran grupo realizarn, por turnos, los siguientes roles: Explorador de las imgenes, que puede ser ayudado en su tarea por un coexplorador y un

    supervisor. Dibujante, persona que elabora los dibujos de los tres niveles de la metfora siguiendo el

    material confeccionado por el creador de sta. Escritor de un cuento sobre lo que le inspiran las metforas. El que formula las hiptesis sobre el pasado personal. El que plantea las hiptesis sobre el futuro profesional. El que hace las hiptesis sobre el burn out profesional.

    La persona (A) sobre quien se hacen las metforas queda en estado de ensoacin y slo alnal de todo el proceso dar su feedback al gran grupo.

    A continuacin, presentamos el esquema de Labaki y Duc Marwood (2012, p. 81) sobre lasdiferentes etapas de esta fase de la formacin:

    Fase de creacin

    B y C: creadores de metforas en forma de metforas simples, en la segunda semana dibujos,cuentos o esculturas.

    A: en posicin de ensoacin latente Fase de exploracin en tres etapas

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    Construccin de hiptesis Feedback de A Reexiones sobre las tareas de supervisin/intervisin en el grupo

    Exploracin de imgenesEn el gran grupo, una persona escoge a un miembro de uno de los subgrupos al que quiere

    conocer de otra manera y va a ser el explorador de sus imgenes: examinar las metforas quehan efectuado los dos miembros del grupo al que pertenece la persona que ha elegido (la persona

    A, que se encuentra en estado de ensoacin). El explorador, ayudado por su coexplorador y susupervisor, va a formular preguntas hasta poder ver la imagen dada con suciente claridad y ajus -tada a la que propone el creador de la imagen. Las preguntas se hacen siempre sobre la imagen quese explora; nunca sobre la persona de quien se estudian las imgenes. No pueden ser preguntas quefuercen la imagen del creador de sta, porque podran llevar a inventar algo que no se est viendo.Tampoco, el explorador puede hacer ninguna interpretacin ni vincular la imagen metafrica con larealidad, porque rompera el clima de seguridad necesario para que el creador de imagen se sientalibre de expresar metafricamente lo que la persona A le ha inspirado.Tilmans-Ostyn lo expresa muy bien cuando comenta que

    hay que permitir al creador de la imagen mirar desde el palco, sin obligarle a bajar ms cercay meterse en el escenario. Mirar desde el palco signica desde all donde la persona est. Y por

    tanto la formulacin de todas las preguntas pasa necesariamente por hay en tu imagen algunainformacin que permita decir?, saber? (Labaki & Duc Marwood, 2012, p. 83).

    Es importante recoger lo que se dice, pero tambin las dudas y los signos no verbales del crea-dor de imgenes:

    As la exploracin de imgenes es algo ms que la mera descripcin de stas. Se enriquece laimagen que el creador tena con la exploracin, como si tuviera vida propia, ms all del controldel creador, evolucionando y hacindose ms rica, ms compleja y profunda. Pero el creadorde la imagen la sigue reconociendo como suya, porque sta permanece el a la dinmica de la

    imagen original (Rober & Tilmans, 2012, p. 28).

    Exploracin del nivel dadoEl explorador pide una descripcin de la imagen que tiene la primera persona y luego va

    haciendo preguntas con el n de ver con claridad la imagen. Formula preguntas sobre los colores,

    sonidos, olores, si hay o no movimientos, sobre la luz, la posicin y el contexto. Antes de terminarla exploracin, pregunta al creador de la imagen: Crees que nos hemos hecho una idea suciente-mente clara y ajustada de tu imagen?.

    Exploracin del nivel deseado

    El explorador ofrece una varita mgica y dice: Con la utilizacin de esta varita mgica, cmosera una posible evolucin positiva para tu imagen? Cules son/seran los cambios positivos quepodras/puedes aportar a tu imagen gracias a la utilizacin de la varita mgica? Qu cambios posi-tivos podra aportar/aporta la utilizacin de la varita mgica a tu imagen?.

    Exploracin del nivel temidoEl explorador recoge la varita mgica y pregunta: Cules son/ podran ser los riesgos de esa

    evolucin positiva aportada por la varita mgica?. Si se necesita una varita mgica para que hayauna evolucin positiva es porque podra haber algo que frenara el buscar esa evolucin. Podranexistir riesgos o se podra perder algo al darse ese cambio introducido por la varita mgica?.

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    Si en realidad el creador de la imagen no consigue decir ningn riesgo, las formadoras pro-ponen dos o tres posibles riesgos para que esta persona se sienta involucrada emocionalmente en elproceso y esto le permita ver qu legitimara que se quedara en el nivel dado y no fuera hacia el niveldeseado. Con ello, encontrara lo que fundamenta el no cambiar.

    De igual modo, en una terapia, el terapeuta sostendra al paciente tanto en su deseo de cambiocomo en sus buenas razones para no cambiar.

    Todo este proceso de exploracin de la metfora en los tres niveles se repite con la segundaimagen que evoca la persona A al otro creador de imagen.

    Formulacin de hiptesis sobre la persona AEn este momento entran en juego las personas que plantean las hiptesis sobre el pasado, el

    futuro profesional y los signos de burn out profesional. stas buscan los aspectos comunes surgidosen la exploracin de las metforas que ha evocado en sus dos compaeros la persona A. La elabo-racin de hiptesis se har siempre sobre los rasgos comunes, porque es mucho ms probable quehablen de la persona de quien se han hecho las metforas que no de las proyecciones individualesde cada uno de los creadores de dichas metforas:

    Los rasgos comunes en elnivel dadoevocan lo que A muestra de s mismo, lo que se puedeobservar directamente.

    Los rasgos comunes del nivel deseadoaportados por la varita mgica reeren lo que hapodido faltar en el pasado, lo que no se pudo desarrollar, o lo que hubo y se perdi con eltiempo.

    Los rasgos comunes del nivel temido evocan los acontecimientos que pudieron suceder enlas generaciones precedentes y frente a los cuales la familia construy una defensa o unmodelo correctivo (Byng-Hall, 1995) que ahora puede ser algo que frena o retiene msque algo que protege.

    Teniendo en cuenta estos aspectos comunes de los tres niveles (dado, deseado y temido), seformulan hiptesis sobre el pasado personal, el futuro profesional y los signos fsicos precursores deburn outprofesional.

    Hiptesis sobre el pasado personalEn el nivel dado

    Qu contexto familiar, qu medio cultural, qu puede haber vivido esta persona en su his-toria familiar? Qu valores familiares ha podido recibir? Qu lugar en la fratra ha sido el suyo?Estas imgenes qu funcin suscitan que ha podido tener en su familia de origen? Qu experien-cias escolares ha podido tener?

    En el nivel deseadoQu habr faltado, qu no se habr desarrollado, qu no se tuvo en cuenta que ahora le de-

    seamos con la varita mgica?, o qu habra habido y qu ha perdido a lo largo del camino y que

    ahora le deseamos que reencuentre?

    En el nivel temido(Construido sobre los rasgos comunes de los riesgos surgidos en el nivel deseado)Qu tipo de catstrofes han podido conocer en las generaciones precedentes para introducir

    este modelo correctivo que induce el funcionamiento que encontramos ahora en el nivel dado? Ques el que se pone en primer plano para no volver a vivir lo mismo? Ya no hablamos de lo que hafaltado, sino de los cambios y las soluciones descubiertas para resolver los problemas o para sobre-vivir a esos momentos difciles, a veces trgicos.

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    que valide y legitime lo que cada uno hace. Debe existir la posibilidad de diferenciarse, sin que esosuponga un ataque o descalicacin del otro.

    Es una manera de mostrar cmo manejar explcitamente las diferencias entre los terapeutasfrente a los pacientes o los participantes en la formacin. Esta diferenciacin y la complementarie-dad entre ambos formadores aportan riqueza a la formacin. Las diferencias abren a diversas visio-nes, amplan el ngulo de mirada, enriquecen el trabajo, como lo hace la coterapia en las sesionesclnicas con pacientes.

    La coanimacin ayuda a abordar, recoger y sealar aspectos que a uno solo podran escaprse-

    le. Tambin, si uno avanza en la experiencia personal relacional de un formando, el otro puede velarpor el resto del grupo.

    Se trabaja con lo proyectivo, con la intuicin, con lo que a cada uno le conmueve. Al ser doslos formadores, cada uno con su estilo, se vern conmovidos por cosas diferentes y, por tanto, irn abuscar signicados en distintos lugares y ampliarn, as, la riqueza de la exploracin.

    Una de las diferencias ms signicativas que hemos podido observar entre el trabajo de Til-mans-Ostyn y el de Labaki es su manera de explorar las metforas en el nivel deseado, la forma enque cuestionan los cambios deseados que aporta la utilizacin de la varita mgica y los riesgos quepodran derivarse de su utilizacin.

    Tilmans-Ostyn hace la pregunta utilizando el condicional: Qu cambios seran posibles,

    gracias a la utilizacin de la varita mgica, que aportaran una evolucin positiva a tu imagen?Cules seran los riesgos de este buen cambio? Cules seran las razones para no utilizar la varitamgica?. Abordando a cuales seran los riesgos, ella busca abrir y ampliar lo que el paciente o elformando teme como catstrofes que podran conllevar los buenos cambios.

    Labaki, por su parte, formula la pregunta utilizando el presente: Qu cambios positivosintroduce la varita mgica en tu imagen? Cules son los riesgos que aparecen al utilizar la varitamgica? Cules son las buenas razones para no utilizar la varita mgica?. Esta autora se cie a losriesgos reales, los que se ven, que aporta el cambio deseado. Piensa que cuando les damos a nuestrospacientes la varita mgica, en ese momento acaban de hacer una cosa positiva y que el condicionalles arrebatara de golpe lo que consiguieron. Por eso, insiste en plantear sus preguntas as: Culesson las buenas razones que tiene usted para no utilizar la varita mgica? Cul es el precio a pagar

    por ese cambio deseado? Cules son los riesgos que aportan los cambios deseados? Y no aceptalos riesgos que pueda decir el paciente que no tengan que ver con los buenos cambios deseados.

    Los dos modos de explorar las habilidades y dicultades que cada formando puede tener como

    terapeuta en funcin de las capacidades y defensas que ha tenido que desarrollar para afrontar los

    avatares de su historia personal son muy ricos e interesantes. El nivel de anlisis intrapsquico y

    relacional no va a ser el mismo, ya que cada formando har suya el modo de exploracin con el quese sienta ms identicado.

    Para nosotros, esta coanimacin tambin signica un apoyo fundamental para llevar a cabo la

    especicidad de esta formacin. Como hemos visto, se trabaja con material metafrico que es muy

    rico y llega a zonas no exploradas o no sospechadas ni por los participantes ni por los formadores.Por tanto, los formadores tienen que garantizar que lo acontecido no desborde el marco de la for-macin.

    Pese a la participacin activa de todos y la responsabilidad de cada uno en el proceso forma-tivo completo, la seguridad que garantiza la posibilidad de exploracin de las metforas es dada porel encuadre y el lugar que ocupan los formadores y los participantes. Dentro del sistema formativo,podramos decir que los formadores estn en un lugar parental frente al grupo, el cual, en el mo-mento de iniciar la exploracin de las metforas, ya ha experimentado que los formadores saben loque hacen, que tienen experiencia y han dado garantas de poder sostener y contener las emocionesque surgen en esta formacin. Saben que pueden exponerse, porque se garantiza constantemente elequilibrio entre lo formativo y lo teraputico.

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    Tilmans-Ostyn, en su libroLos recursos de la fratra (Tilmans-Ostyn & Meynckens-Fourez,1999), habla del apoyo que supone la fratra en un proceso teraputico. De la misma manera, podrfuncionar el grupo en el proceso formativo como una fratra, porque sus miembros se han conocido,han hablado de sus dicultades, sus miedos, saben que cada uno puede contar con su ngel de la

    guarda en caso de necesidad y saben que el grupo va a sostenerlos y permitirles avanzar con con-anza. Ya han experimentado que los dems son sus pares, que estn todos en la misma barca, que

    pasan por lo mismo que ellos y que, por tanto, entienden y aceptan lo que sucede y puede sucederdurante la formacin.

    3. CONCLUSIN

    La riqueza de esta formacin no se basa slo en la enseanza de una herramienta teraputicacon base en una metodologa muy precisa. Va mucho ms all: el grado de implicacin y modeliza-cin de las formadoras es impresionante y crea un ambiente de respeto, trabajo y conanza digno

    de resaltar.Toda la elaboracin y puesta en marcha de las metforas y el trabajo posterior de elaboracin

    de hiptesis est constantemente sembrado, alimentado, nutrido, enriquecido por innitas referen-cias tericas y bibliogrcas, as como por las experiencias vitales y teraputicas vividas por las

    formadoras y los participantes.A lo largo de la formacin hay una clara evolucin en la dinmica personal y la dinmica degrupo. Se va perlando una relacin de conanza debida tanto al clima de seguridad creado al inicio

    de la formacin como al tiempo que se da para ir entrando y experimentando con las metforas. Pocoa poco, los participantes van saliendo de una actitud protectora y se adentran en niveles ms pro-fundos de exploracin, descubren su capacidad de creatividad, aanzan su capacidad de intuicin y

    validan lo que sienten (apoyados por el trabajo de todo el equipo y, sobre todo, por los comentariosde la persona de quien se han realizado las metforas.)

    Con ello, reforzarn sus habilidades teraputicas y descubrirn cmo hacer de sus aquezas

    una herramienta teraputica:

    Si un terapeuta identica que siente internamente una dicultad con un paciente o con unafamilia y se permite considerarla como un reejo de lo que ellos pueden estar sintiendo podr

    valorarla como una seal. Si aprende a utilizar estas seales, permitir a sus pacientes mostrarque tienen una dicultad semejante a la suya o, por el contrario, mostrar que su dicultad no es

    esa, y hacerle descubrir los recursos que tienen ese nivel (De Saint-Georges, 2004, p. 34).

    No se trata de una mera proyeccin del terapeuta, sino de poner en la relacin teraputica algode l que puede ayudar a evolucionar a sus pacientes, y siempre debe preguntar si lo que dice es algosignicativo para ellos o si hay que tirarlo a la basura.

    Los participantes salen enriquecidos de esta formacin co-construida entre todo el grupo,removidos, asombrados y conociendo aspectos de s mismos que van a poder incorporar a su estilo

    personal de terapeutas.La formacin se completa con una segunda semana en la cual se trabajan las metforas rela-

    cionales que se utilizarn en el acompaamiento a parejas y cualquier relacin de dependencia delarga duracin. De nuevo, se recurrir a la misma estructura, pero ms compleja.

    Los participantes se van con la siguiente consigna para la segunda semana de formacin:

    Seguramente vuestros compaeros de trabajo os van a preguntar sobre esta formacin que ha-bis realizado. Os propongo que les pidis que os observen en vuestro trabajo y os digan loscambios que perciben tanto en vuestras intervenciones teraputicas como en los comentarios ointervenciones que hagis en las reuniones de equipo. Trabajaremos sobre ello en la siguientesemana de la formacin.

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    Labaki, C. (2012).Lutilisation des mtaphores dans la rencontre thrapeutique, en thrapie indi-viduelle et en thrapie de couples. Cahiers critiques de thrapie familiale et de pratiques de

    rseaux, 1(48), 135-148.Labaki C. & Duc Marwood, A. (2012). Langages mtaphoriques dans la rencontre en formation et

    en thrapie: sur les traces ddith Tilmans-Ostyn. Toulouse: Editorial rs.Rober, P. & Tilmans, K. (2012). La conversation intrieure du thrapeute et les mtaphores: exercice

    de formation. Genve Thrapie Familiale,33(1), 21-37.Seron, C. & Tilmans-Ostyn, E. (2007).La relation thrapeutique comme laboratoire du don, par-

    don et de la rparation, dans Don, pardon et rparation. Comment rsilier un contrat. Pars:Editorial Fabert.

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