la unión: sierra minera y flamenca

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La Unión, ciudad minera y flamenca Magia, encanto, embrujo, hechizo, sensibilidad, arte… Recorrer las calles de La Unión tiene un sabor especial. Su aire modernista, con la Casa del Piñón como principal exponente, mezclado con el sufrimiento que aún muestran los rostros de algunos de sus habitantes provoca que, de inmediato, te sientas unido a ella, atrapado. La verdadera historia de este pueblo comienza a mediados del siglo XIX con la anexión de las localidades cartageneras de El Garbanzal, Herrerías, Portmán y Roche y su promulgación por orden real como municipio independiente en 1860. Esta tierra, minera desde la prehistoria, adquiere su mayor esplendor entre finales del siglo XIX y principios del XX. En ese tiempo, al municipio, se le conocía como la Nueva California europea. Gentes de otras provincias españolas, fundamentalmente de Andalucía oriental, la poblaban en búsqueda de un futuro, de un porvenir que brotaba de las entrañas de la tierra. Llegó así a convertirse en el tercer núcleo de población más importante de la Región de Murcia, tras la capital, Murcia y Cartagena. Cerca de 90.000 personas pudieron vivir a finales del siglo XIX en el pueblo minero, frente a las 30.000 que residen en la actualidad. Hablar de La Unión, entonces, supone hablar de minería y con ella inexorablemente va unido el sufrimiento, el esfuerzo, la oscuridad, el barreno, la temible silicosis y con ellos la muerte. En ese próspero pero a la vez terrible escenario, en La Unión, se forjó entonces un tejido cultural que ha traspasado fronteras y tiempos; los cantes mineros . Gracias a esa semilla, hoy La Unión goza de un evento cultural imprescindible: el Festival Internacional del Cante de las Minas . De la vida en la mina es un gran conocedor D. Alfonso García Caro, minero de La Unión. Este octogenario ha pasado media vida en ella, donde comenzó a trabajar a los 14 años, época de la que guarda innumerables y duros recuerdos. Define al minero como “un esclavo y sus condiciones de trabajo como penosas, sobre todo por el calor, la oscuridad y el polvo”. Bajo este contexto aparece uno de los grandes problemas del minero de aquellos días y que a él le ha tocado padecer, la silicosis, enfermedad respiratoria que a pesar de vivir con él, en sus pulmones, no ha podido llevárselo, como hizo con cientos de compañeros. D. Alfonso tiene muy grabado en su memoria dos elementos con los que convivía diariamente y que eran mortales para ellos, el barreno y los cantos rocosos. Ambos, sepultaron a muchos mineros, amigos y familiares, cuyos cuerpos desgarrados, él mismo ayudó a sacar del fondo de la tierra. A pesar del duro entorno en la mina, trabajando hasta ochocientos metros de profundidad, sus habitantes trabajaban siempre con una copla entre los labios, coplas que fueron los orígenes de los cantes mineros. D. Alfonso recuerda con especial cariño esta copla que él mismo creó: “Soy minero de profesión y en una mina trabajo / trabajo con ilusión / porque a mi ya me acompaña el Cristo de los mineros y la patrona de La Unión”.

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Reportaje sobre el pueblo murciano de La Unión, si historia minera y su vinculación con el flamenco.

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Page 1: La Unión: Sierra minera y flamenca

La Unión, ciudad minera y flamenca

Magia, encanto, embrujo, hechizo, sensibilidad, arte…

Recorrer las calles de La Unión tiene un sabor especial. Su aire modernista, con la Casa del Piñón como principal exponente, mezclado con el sufrimiento que aún muestran los rostros de algunos de sus habitantes provoca que, de inmediato, te sientas unido a ella, atrapado. La verdadera historia de este pueblo comienza a mediados del siglo XIX con la anexión de las localidades cartageneras de El Garbanzal, Herrerías, Portmán y Roche y su promulgación por orden real como municipio independiente en 1860. Esta tierra, minera desde la prehistoria, adquiere su mayor esplendor entre finales del siglo XIX y principios del XX. En ese tiempo, al municipio, se le conocía como la Nueva California europea. Gentes de otras provincias españolas, fundamentalmente de Andalucía oriental, la poblaban en búsqueda de un futuro, de un porvenir que brotaba de las entrañas de la tierra. Llegó así a convertirse en el tercer núcleo de población más importante de la Región de Murcia, tras la capital, Murcia y Cartagena. Cerca de 90.000 personas pudieron vivir a finales del siglo XIX en el pueblo minero, frente a las 30.000 que residen en la actualidad. Hablar de La Unión, entonces, supone hablar de minería y con ella inexorablemente va unido el sufrimiento, el esfuerzo, la oscuridad, el barreno, la temible silicosis y con ellos la muerte. En ese próspero pero a la vez terrible escenario, en La Unión, se forjó entonces un tejido cultural que ha traspasado fronteras y tiempos; los cantes mineros. Gracias a esa semilla, hoy La Unión goza de un evento cultural imprescindible: el Festival Internacional del Cante de las Minas. De la vida en la mina es un gran conocedor D. Alfonso García Caro, minero de La Unión. Este octogenario ha pasado media vida en ella, donde comenzó a trabajar a los 14 años, época de la que guarda innumerables y duros recuerdos. Define al minero como “un esclavo y sus condiciones de trabajo como penosas, sobre todo por el calor, la oscuridad y el polvo”. Bajo este contexto aparece uno de los grandes problemas del minero de aquellos días y que a él le ha tocado padecer, la silicosis, enfermedad respiratoria que a pesar de vivir con él, en sus pulmones, no ha podido llevárselo, como hizo con cientos de compañeros. D. Alfonso tiene muy grabado en su memoria dos elementos con los que convivía diariamente y que eran mortales para ellos, el barreno y los cantos rocosos. Ambos, sepultaron a muchos mineros, amigos y familiares, cuyos cuerpos desgarrados, él mismo ayudó a sacar del fondo de la tierra. A pesar del duro entorno en la mina, trabajando hasta ochocientos metros de profundidad, sus habitantes trabajaban siempre con una copla entre los labios, coplas que fueron los orígenes de los cantes mineros. D. Alfonso recuerda con especial cariño esta copla que él mismo creó: “Soy minero de profesión y en una mina trabajo / trabajo con ilusión / porque a mi ya me acompaña el Cristo de los mineros y la patrona de La Unión”.

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Entrada a la mina Agrupa Vicenta. Imagen: Gabriel Maldonado Cantes desgarrados, cantes del dolor, cantes de la ausencia, cantes jondos, cantes de la pena, cantes que han permitido perpetuar e inmortalizar el sufrimiento de los miles de mineros que con su esfuerzo horadaron la sierra minera y se hicieron un lugar en la historia. Esos cantes mineros, que brotan de los fandangos naturales y derivan de éstos son; la taranta, la minera, la cartagenera, el fandango minero, la levantica y la murciana forman los llamados cantes de levante. Esta copla deja bien claro los temas de estos cantes: Bajo a la mina pensando / si yo volveré a subir / mientras bajo voy rezando / y cuando vuelvo a salir / me paso el tiempo cantando. El documentalista de la televisión autonómica 7RM y experto en flamenco, Fernando

Roldán, indica que “estos cantes se perpetúan a lo largo de la historia por tradición oral, de unos cantaores a otros”. La historia reconoce a los artistas D. Antonio Grau “Rojo el alpargatero”, D. Pedro el Morato, El Ciego de la Playa, D. Antonio Chacón o D. Antonio Piñana como los verdaderos transmisores de una tradición que llega hasta nuestros días. El Festival del Cante de las Minas y el Festival flamenco de Lo Ferro también aportaron desde sus inicios, hace 50 años, su granito de arena en favor de estos cantes. En la Región de Murcia los cantaores de mineras, D. Antonio Piñana y Pencho Cros están catalogados como grandes figuras del cante y precursores del flamenco en la zona del levante. En la actualidad el catalán y como él mismo se declara unionense de corazón, Miguel Poveda, lleva a cabo hoy día una gran labor a favor de las mineras. No hay recital flamenco al que acuda en el que no ofrezca unos versos de estos cantes desgarrados. El genial cantaor granadino Enrique Morente, fallecido recientemente, fué en vida amante de este estilo de cantes.

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Añade Fernando Roldán que las perspectivas de futuro para los cantes mineros son bastante grandes pues su reconocimiento por parte de los puristas y flamencólogos así lo certifica, además la repercusión del Festival Internacional del Cante de las Minas solo crece y crece cada año. El municipio de La Unión honra su pasado y engrandece su presente y futuro con los numerosos espacios culturales que ofrece a sus ciudadanos y visitantes. Con el Museo de la Minería, la mina Agrupa-Vicenta o el Museo del Cante de las Minas como máximos exponentes del movimiento cultural unionense. Este último, ubicado en la Casa del Piñón y dependiente de la Fundación Cante de las Minas, ofrece al visitante la historia de estos cantes mineros. Imágenes, vídeos interactivos, audios, carteles conmemorativos y los trofeos que se otorgan a los vencedores del festival, suponen un contenido excelente para ofrecer al visitante una amplia visión del pasado y la realidad del Festival del Cante de las Minas. La guía del museo, funcionaria del Excelentísimo Ayuntamiento de La Unión, te seduce conforme te introduces en el museo, ofreciendo al visitante un repaso del significado de la minería, de lo que es la mina y su vida en ella. Desde sus más arduos orígenes bajo tierra hasta su última época a cielo abierto. Ésta narra el origen del Festival Cante de las Mina, historia que es muy poco conocida por el gran público y que amablemente ofrece al visitante. El gran Juanito Valderrama en una visita a La Unión en los años 60, preparó en su repertorio una cartagenera para sorprender al público que lo recibía. Las gentes del lugar, desconocedoras de citado cante comenzaron a abuchearlo. La reacción del cantaor fue recriminar al pueblo que no conociera la identidad cultural que poseía y por la que estaban marcados. Tras este suceso con Valderrama como protagonista, las autoridades municipales, Asensio Sáez y Pencho Cros pusieron la primera piedra de lo que actualmente es el festival de flamenco más importante del mundo, el de La Unión. En sus orígenes, sólo se concedía el premio de la lámpara minera al mejor cantaor de estos cantes. Posteriormente se incluyeron al festival los premios al toque, al baile y al mejor instrumentalista flamenco. La organización del festival ha evolucionado de forma paralela al festival y ha incorporado varios galardones mas, otorgados al fomento del flamenco. La Unión y su festival Internacional del Cante de las Minas se convierten así en un icono flamenco mundial y un lugar de culto para los amantes del cante jondo. Unos años mas tarde llegaría el Festival flamenco de Lo Ferro. Un lujo para la Región de Murcia. Los carteles de cada una de las 50 ediciones del festival, prosigue nuestra guía, tienen un gran espacio en el museo pero sobre todo muchas historias que contar. El primero de ellos fue obra del precursor del festival, Asensio Sáez, quién lo realizó de forma desinteresada. Posteriormente genios de la talla de Picasso o Joan Miró colaboraron en la creación de estas auténticas obras de arte. El cartel de la pasada edición y quincuagésimo aniversario del festival fue realizado por Martín Chiringo quién también hizo para el festival una escultura de una guitarra en bronce. El arte en toda su extensión recorre un pueblo y un museo que esconden verdaderas maravillas. Este museo es el lugar donde descansa para siempre el arte de sus ilustres moradores, desde el primer ganador de la lámpara minera, Antonio Piñana, pasando por el más grande cantaor, maestro de mineras y ganador de 3 lámparas mineras Pencho Cros. Miguel Poveda, Miguel de Tena o Rocío Márquez, entre tantos grandes cantaores que de un modo u otro han derramado su arte por la catedral del cante también tienen su espacio en un museo ambicioso y con ansias de seguir creciendo.

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Catedral del cante, antiguo mercado público de La Unión. Imagen: Gabriel Maldonado. El Festival del Cante de las Minas fue declarado en 1982 bien de interés nacional, en 2007 su reconocimiento fue mayor aún pasando a ser bien de interés internacional. De las paredes del museo unionense florece, orgulloso, el certificado por el que la UNESCO declaró hace pocas fechas al flamenco bien inmaterial de la humanidad. La Unión se convierte así, con su minería, su flamenco y su historia en un punto cultural de referencia a nivel mundial, con un futuro aún por escribir pero seguro que prometedor y grandioso, para una tierra que supo extraer del sufrimiento de sus gentes unos cantes que con el paso de los años se han convertido en bien inmaterial de la humanidad. Viva el flamenco y viva La Unión.

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Fuentes:

Directas:

Excmo. Ayuntamiento de La Unión, Ofina de Turismo. D. Alfonso García Caro, minero de La Unión. D. Fernando Roldán, documentalista y especialista en flamenco. Indirectas:

http://www.fundacioncantedelasminas.org/index.php http://www.ayto-launion.com/ http://www.murciaturistica.es/es/turismo.recursos_culturales?localidad=la-union http://www.horizonteflamenco.com/pagina.php?n=cantes-de-levante-cantes-de-las-minas-1 http://www.regmurcia.com/

Autor: Gabriel Maldonado Rufete Murcia, mayo 2011