la thomas o la dejas- eduardo arias

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La Thomas o la dejas PUBLICADO: 17/06/2002 Florence Thomas es la última mujer que debería aparecer en las páginas de una revista para hombres. Quizás la primera que debió haber sido invitada. Bienvenida. Aquí todos somos feministas: nos privan las mujeres. Desde hace unos diez años Florence Thomas se ha encargado de recordarnos a los hombres que las mujeres son mucho más que unos objetos decorativos con los que uno presume ante los amigos. Sí, es cierto, a veces nos saca la piedra, pero es innegable que ella y otras investigadoras del tema de la mujer nos han refregado a los colombianos machistas y patriarcales unas cuantas verdades que tienen mucho que ver con lo mal que anda el país. Los hombres creemos que usted nos odia pero usted ha asegurado mil veces que le caemos bien. Dénos un par de argumentos para creerle. Nunca he hablado de una guerra de sexos; sí, los hombres —no todos claro— me caen bien; me gusta su lógica, me gustan sus fragilidades; me gusta su presencia y no concibo la vida sin ellos. No he tenido sino hijos varones, solidarios, cómplices, sensibles y tenazmente amorosos. Nunca he sido maltratada por un hombre, he sido maltratada, como la mayoría de las mujeres colombianas, por una cultura de hombres... ¡cosa diferente! ¿Qué es lo más detestable de los hombres? Su cultura excluyente y su sordera a otras voces. ¿Cree que columnistas e investigadoras como usted, Julieta Lemaitre o María Emma Wills han logrado cambiar el perfil machista del hombre colombiano? Por supuesto que sí. Estamos cambiando poco a poco una cultura patriarcal; y esto, lo sabemos, son procesos de larga duración que difícilmente se miden en el corto plazo. ¿Qué nos falta a los hombres para comportarnos como toca con las mujeres? ¡Generaciones! ¿Qué tan culpables son las propias mujeres del machismo? Culpables del machismo, más que las mujeres, es todo un tejido cultural patriarcal que se reproduce a sí mismo. Por supuesto las mujeres, muy a menudo, son cómplices de esta cultura. No es suficiente nacer mujer para tener una mirada crítica sobre el machismo. Esta mirada se construye. ¿Cómo es la Florence mamá? Florence madre es como todas las madres: amorosa, boba, patriarcal y excepcionalmente feminista... ¡¡¿Y qué?!! ¿Cómo son sus hijos en el trato con las mujeres? Mis hijos son hombres (tienen hoy 29 y 33 años) sensibles, tiernos, tenazmente admiradores de las mujeres y por supuesto machitos de vez en cuando... Uno no se despoja de 5.000 años de patriarcalismomachismo en una generación.

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La Thomas o la dejasPUBLICADO: 17/06/2002

Florence Thomas es la última mujer que debería aparecer en laspáginas de una revista para hombres. Quizás la primera quedebió haber sido invitada. Bienvenida. Aquí todos somosfeministas: nos privan las mujeres.

Desde hace unos diez años Florence Thomas se ha encargado de recordarnos alos hombres que las mujeres son mucho más que unos objetos decorativos con losque uno presume ante los amigos. Sí, es cierto, a veces nos saca la piedra, pero esinnegable que ella y otras investigadoras del tema de la mujer nos han refregado alos colombianos machistas y patriarcales unas cuantas verdades que tienen muchoque ver con lo mal que anda el país.

Los hombres creemos que usted nos odia pero usted ha asegurado mil veces que lecaemos bien. Dénos un par de argumentos para creerle. Nunca he hablado de una guerra de sexos; sí, los hombres —no todos claro— mecaen bien; me gusta su lógica, me gustan sus fragilidades; me gusta su presencia yno concibo la vida sin ellos. No he tenido sino hijos varones, solidarios, cómplices,sensibles y tenazmente amorosos. Nunca he sido maltratada por un hombre, hesido maltratada, como la mayoría de las mujeres colombianas, por una cultura dehombres... ¡cosa diferente!¿Qué es lo más detestable de los hombres? Su cultura excluyente y su sordera a otras voces. ¿Cree que columnistas e investigadoras como usted, Julieta Lemaitre o MaríaEmma Wills han logrado cambiar el perfil machista del hombre colombiano?Por supuesto que sí. Estamos cambiando poco a poco una cultura patriarcal; y esto,lo sabemos, son procesos de larga duración que difícilmente se miden en el cortoplazo.¿Qué nos falta a los hombres para comportarnos como toca con las mujeres? ¡Generaciones! ¿Qué tan culpables son las propias mujeres del machismo? Culpables del machismo, más que las mujeres, es todo un tejido cultural patriarcalque se reproduce a sí mismo. Por supuesto las mujeres, muy a menudo, soncómplices de esta cultura. No es suficiente nacer mujer para tener una miradacrítica sobre el machismo. Esta mirada se construye. ¿Cómo es la Florence mamá? Florence madre es como todas las madres: amorosa, boba, patriarcal yexcepcionalmente feminista... ¡¡¿Y qué?!! ¿Cómo son sus hijos en el trato con las mujeres? Mis hijos son hombres (tienen hoy 29 y 33 años) sensibles, tiernos, tenazmenteadmiradores de las mujeres y por supuesto machitos de vez en cuando... Uno no sedespoja de 5.000 años de patriarcalismo­machismo en una generación.

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¿Y qué piensa de los hombres que defienden lo femenino? Depende cómo. Conozco una cantidad de hombres que dicen amar y adorar a lasmujeres y a veces son los que más las maltratan. Los que de verdad son solidarioscon la revolución de las mujeres y lo demuestran no solo en el discurso sino en lavida cotidiana... me parecen chéveres pero… ¡¡demasiado escasos!!Qué es peor, ¿un machista declarado o un feminista demagogo? Es más fácil cambiar a un machista declarado porque no podrá sustentar susargumentos mucho tiempo.Háblenos de algunos escenarios tradicionalmente considerados como machistas:Fútbol: tenaz, además, cada vez más violento. Una verdadera escuela de machismoy violencia. Billar­pool: es un lugar que poco conozco. En general detesto loslugares homo, o sea, no mixtos. El viernes cultural: afortunadamente se acabó, ¿ono? Despedida de soltero: triste y lamentable... y sigue demostrando la solidaridadde los machos entre sí. Fiesta de fin de año de oficina: depende de cuál oficina... noconozco sino las fiestas de fin de año de la Universidad Nacional, que son ricas ychéveres.¿Usted sí cree que a las mujeres hay que darles cuotas o porcentajes depoder? Por decir algo, el 30 por ciento de las curules al senado o cosas de eseestilo… Sí, la ley de cuotas es una ley de reparación histórica. El día que exista igualdad deoportunidades para todos y todas en todos los espacios de la vida pública nonecesitaremos más leyes de cuotas. Pero mientras tanto, en una cultura tanpatriarcal que no es capaz de visibilizar a las mujeres, tendremos leyes de cuotas.Ustedes, señores patriarcas, nos obligaron a esto.¿Qué música escucha? ¿Qué la toca, qué le llega al alma? Música barroca para el estrés; Brel, Brassens, Barbara y Piaf para la nostalgia;Serrat, Pablo Milanés y Miguel Bosé para la esperanza; rock argentino, Fito Páez,Charly García, Aterciopelados, Carlos Vives y compañía con mis hijos (cuando eranmás jóvenes).¿Cómo ha visto el experimento del alcalde Antanas Mockus de declarar unanoche para que las mujeres rumbeen solas? Muy bello el experimento de Antanas. Ustedes conocieron los resultados de esanoche: una noche con mucho menos violencias callerejas, con ningún homicidio,con un aprendizaje muy lindo de la complicidad entre mujeres y del hecho que unola puede pasar rico entre mujeres, que no siempre necesitamos hombres para sentirque existimos... ¿Qué más quieren que les diga?¿La maternidad y la familia les impiden a las mujeres ser lo que quisieran ser?No creo. A mí no me lo impidió. Por supuesto soy una mujer privilegiada. Ademásno es tanto la maternidad y la familia que impiden a las mujeres ser lo que quierenser; son las condiciones culturales que rodean la maternidad y la familia. Y eso esdistinto. No es la maternidad en sí. Ni la familia en sí. ¿Cuál es la respuesta que nunca ha podido dar en una entrevista? En general he tratado y he podido decir lo que tengo que decir. No me he sentidocensurada en Colombia.De estos oficios, cuáles se negaría a ejercer y cuáles ejercería con ciertascondiciones: Modelo: ¡Nooooooooooooooo! Azafata: tampoco, porque es una imagen que tienenpero la vida concreta de una azafata es tenaz, dura, no tienen nunca tiempo paraconocer los sitios donde están y su profesión es ante todo de servicios. Actriz detelevisión: si es como Vicky Hernández, ¿por qué no? Cantante: como la Piaf oBarbara o Liza Minelli, sí. Senadora: Sí, siempre y cuando la política cambie de rumbo.Entonces, la respuesta sería ¡¡no!!Usted es madre de familia. ¿Qué tan fácil le ha resultado aplicar en la práctica susteorías y consejos? Afortunadamente me he dado la posibilidad de ser a veces incoherente,contradictoria y de equivocarme sin ninguna complicación. En la práctica he tratadode ser lo que soy: una feminista incoherente (afortunadamente) con sentido delhumor y llena de contradicciones.

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Y creo que me funcionó. Se quejaba usted en tiempos de la telenovela Café porque todo un país queríacasar a Gaviotica con el tonto de Sebastián y su argumento, si mal norecuerdo, era: déjenla vivir en paz, déjenla ser ella misma. ¿Qué hacer pararomper el mito de que una mujer solo se realice si carga con un marido y unoshijos por el resto de sus días? Se está haciendo poco a poco: destejer los hilos de una cultura patriarcal quepiensa todavía que la única promesa de felicidad para una mujer es el matrimonio.Bueno, y ahora se ocupa nuevamente de la televisión. ¿En qué se “raja”Francisco el Matemático? Ya lo dije en mi última columna de El Tiempo: se está volviendo moralista...¿Francia o Colombia? Los dos... tratando de que los dos, Francia y Colombia, sean matrias y no patrias. ¿Cómo era su discurso en tiempos del socialismo y el comunismo? ¿Cómo hacambiado en estos últimos años? En los tiempos del socialismo (¿cuáles tiempos?, ¿los tiempos del jardín de Freuden los años 70 y 80?), apenas me iniciaba al feminismo. Y es justamente porque lasizquierdas no nos dieron respuestas a la discriminación de las mujeres que nospareció que había que ir a buscar respuestas en otra parte. Pero el haber militadoen una de estas izquierdas fue importante. Nos enseñó a visibilizar lasdesigualdades y a resignificarlas.El último libro que se leyó y el libro que jamás volvería a leer. Puerto Libre de Ángeles Mastretta. El varón domado de Esther Vila.Defina los siguientes arquetipos de “lo femenino”: Mata Hari: no sé. Vicky Hernández: bella, auténtica, la mejor actriz de este país.Juana de Arco: la odio desde que Le Pen la escogió como símbolo nacionalista.Margareth Thatcher: puro hierro. ¿Fue mujer? Catalina de Medicis: Temible. SorTeresa de Calcutta: no va conmigo. Claudia Schiffer: bella por fuera, por dentro... nosé, la perfección asusta. Amparo Grisales: Admiro su seguridad. Pero demasiadacentrada en el cuerpo. Noemí Sanín: valiente hasta el final. Ingrid Betancourt: noshace mucha falta. No hay derecho...¿Qué es lo que usted más detesta de una revista como SoHo? No me molesta... De hecho, ¿la ha leído alguna vez o eso va contra sus principios? ¿Qué creen ustedes?, ¿que soy una feminista insoportable? Como lo dijeanteriormente, soy una mujer llena de felices contradicciones. No soy tan rígida, niradical como se lo imaginan. Veo telenovelas y a veces leo revistas light y hasta soycapaz de gozármelas. Me gusta la vida bajo todos sus matices y si no fuera así nopodría hacer el trabajo que estoy haciendo en Colombia.

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