la selva

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LA SELVA. Es la selva tropical más extensa del mundo. Se considera que su extensión llega a los 6.000.000 de km² repartidos entre ocho países sudamericanos: Brasil y Perú que poseen la mayor extensión de la amazonia seguidos por Bolivia, Colombia , Ecuador, Guyana, Venezuela y la Guayana Francesa que forma parte de la región ultraperiférica de la Unión Europea. El título de el pulmón del planeta que ostenta la Amazonia no es metafórico ya que mantiene un equilibrio climático: los ingresos y salidas de CO2 y de O2 están balanceados. Los estratos de la selva. Si te pararas en medio de la selva, verías que está dividida en tres capas o estratos de vegetación, cada una con diferencias respecto a la temperatura, la cantidad de luz y la de agua que reciben. Aunque es posible distinguir una capa de otra, las tres se relacionan entre sí como partes del mismo ecosistema. Para explicarte esta división, hablaremos de los estratos, uno a uno: el emergente, la bóveda y el monte bajo. Flora y fauna Empezaremos por la capa superior o emergente, donde destacan las copas de los árboles más altos, que llegan a medir 45 metros y crecen alejados unos de otros. Con frecuencia es difícil identificar la especie a que pertenecen, pues sus hojas, flores y frutos se encuentran a gran altura. La mayoría de los troncos de estos gigantes, no son muy anchos y una vez que sobresalen de la copa de los árboles de menor tamaño, extienden sus ramas. Entre ellos se encuentran la ceiba, el cedro, la caoba y el chicozapote

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LA SELVA.

Es la selva tropical más extensa del mundo. Se considera que su extensión llega a los 6.000.000

de km² repartidos entre ocho países sudamericanos: Brasil y Perú que poseen la mayor extensión

de la amazonia seguidos por Bolivia, Colombia , Ecuador, Guyana, Venezuela y la Guayana

Francesa que forma parte de la región ultraperiférica de la Unión Europea. El título de el pulmón

del planeta que ostenta la Amazonia no es metafórico ya que mantiene un equilibrio climático: los

ingresos y salidas de CO2 y de O2 están balanceados.

Los estratos de la selva.

Si te pararas en medio de la selva, verías que está dividida en tres capas o estratos de vegetación,

cada una con diferencias respecto a la temperatura, la cantidad de luz y la de agua que reciben.

Aunque es posible distinguir una capa de otra, las tres se relacionan entre sí como partes del

mismo ecosistema. Para explicarte esta división, hablaremos de los estratos, uno a uno: el

emergente, la bóveda y el monte bajo.

Flora y fauna

Empezaremos por la capa superior o emergente, donde destacan las copas de los árboles más

altos, que llegan a medir 45 metros y crecen alejados unos de otros. Con frecuencia es difícil

identificar la especie a que pertenecen, pues sus hojas, flores y frutos se encuentran a gran altura.

La mayoría de los troncos de estos gigantes, no son muy anchos y una vez que sobresalen de la

copa de los árboles de menor tamaño, extienden sus ramas. Entre ellos se encuentran la ceiba, el

cedro, la caoba y el chicozapote

Aquí la temperatura es muy alta. Por ello, aunque los árboles gigantes son los primeros en recibir

la lluvia, ésta se evapora con rapidez. Sin embargo, sus hojas son pequeñas y duras, así logran

absorber y acumular el agua.

El viento sopla con enorme velocidad, moviendo las copas de los árboles de un lado a otro;

durante algunas tormentas, puede ser tan fuerte como para derribarlos.

Sin embargo, la mayoría de árboles gigantes tiene unas salientes en la base de su tronco,

llamadas contrafuertes, que como si fueran raíces endurecidas y gruesas detienen al árbol, pues le

ayudan a distribuir su peso.

Así, a pesar de que sus raíces no son profundas, el árbol tiene mayor estabilidad y resiste a la

fuerza del viento.

Las ramas de los árboles más altos son débiles, aún así son el lugar preferido de algunos

animales. Los más comunes son las aves de rapiña como el halcón gris, el águila arpía, la lechuza

y el búho. Todas ellas son carnívoras y bajan continuamente para cazar su alimento.

Bajo la capa emergente se encuentra el siguiente estrato, la bóveda. En éste, la temperatura

disminuye un poco, lo mismo que la intensidad del viento. En cambio, aumenta la humedad del

ambiente. Allí abundan árboles que miden entre diez y treinta metros de altura y crecen muy cerca

unos de otros, de manera que sus ramas no pueden extenderse mucho. Algunos de ellos son el

mamey, el ramón, el palo de Campeche, el jabín y el zapote. Estos árboles son el lugar ideal para

los animales que pueden colgarse de las ramas; tal es el caso del mono araña, el perezoso y el

oso hormiguero, quienes se columpian con facilidad de un árbol a otro utilizando su cola como si

fuera un brazo más, incluso se sostienen con ella mientras buscan alimento.

En la bóveda también encuentran su alimento la ardilla, el murciélago y el mono saraguato. Ellos

están muy bien adaptados a vivir en lo alto, así que no necesitan bajar al suelo.

En los árboles selváticos no pueden faltar aves como el tucán, la guacamaya y el perico cabeza

amarilla, que son muy apreciadas por los colores de sus plumajes. Algunas más son la codorniz, el

pájaro carpintero, el colibrí y el trogón.

Los insectos son un caso especial, ya que pueden volar por lo alto, estar pegados a los troncos o

cerca del suelo.

En la selva tropical hay una enorme variedad, como luciérnagas, mariposas, hormigas, avispas,

grillos y muchísimos más.

Lo mismo que otros animales selváticos, los insectos son muy importantes para la existencia del

ecosistema. Un ejemplo de su función, es que al llevar el polen de unas flores a otras, colaboran

en su fecundación.

Otro ejemplo de la importancia de los animales en este ecosistema, lo dan los murciélagos, aves y

monos que se alimentan de frutos, pero no pueden digerir las semillas que éstos contienen y las

arrojan entre sus excrementos. Así, las transportan de un lugar a otro, aumentando sus

posibilidades de germinación.

El viento cumple una función similar cuando arrastra frutos llenos de semillas, que pueden caer

hasta el suelo o quedarse en huecos formados entre las ramas de un árbol.

Si allí encuentran un poco de tierra y humedad, germinarán plantas que crecen sólo en la selva.

Tal es el caso de las plantas epífitas, trepadoras y estranguladoras.

Las plantas epífitas viven en ramas horizontales, bajo la copa de los árboles. Esto les permite

protegerse del viento, tener sombra cuando los rayos del sol son intensos y recibir con abundancia

el agua de la lluvia.

Entre ellas se encuentran musgos, helechos y una gran variedad de orquídeas, muy apreciadas

por sus formas y colores.

Las trepadoras, también llamadas lianas o bejucos, son plantas con tallos delgados y flexibles,

que se enredan al tronco de un árbol para subir hasta encontrar la luz del sol.

Una vez arriba, desarrollan copas espesas que se unen a las de los árboles cercanos.

En su camino hacia lo alto, los troncos de las trepadoras se detienen de las ramas de su alrededor

y quedan colgando de ellas. De esta forma, se enlazan varios árboles, a veces con tanta fuerza,

que aun cuando se corte el tronco de uno de ellos, éste no cae.

También es posible lo contrario: que al cortar un árbol, caigan con él varios más, pues estaban

amarrados por las trepadoras.

Las estranguladoras o matapalos, son árboles que crecen sobre otros árboles. Nacen como

pequeñas plantas que se desarrollan sobre una rama; con el tiempo ganan fuerza y sus raíces

bajan hasta el suelo, del cual toman más sustancias nutritivas.

Gracias a esto, los tallos de la estranguladora se engrosan y se enredan en el árbol que les sirve

de apoyo. Después, le crecen ramas y hojas.

En consecuencia, el árbol de apoyo deja de recibir la luz del sol. Además, la estranguladora

absorbe toda el agua disponible y presiona al tronco, hasta que el árbol muere. Debido a la

humedad, éste se pudre en poco tiempo y solo queda un hueco en su lugar.

Estas plantas producen unos frutos parecidos a los higos, que sirven de alimento a muchos

pájaros, monos y murciélagos.

Las copas de los árboles que conforman la bóveda están casi unidas unas con otras y forman una

especie de techo que cubre a las plantas más pequeñas.

Sin embargo, este techo de ramas y hojas no está completamente cerrado, sino que tiene

agujeros, por donde deja pasar luz solar y agua de las lluvias hasta el suelo, aunque ambas llegan

en menor cantidad que en las alturas.

Por esta razón, existe un tercer estrato: el monte bajo, muy cerca del suelo, donde el clima es

diferente. Aquí llega poca luz, pero hay mayor humedad, pues el agua tarda más tiempo en

evaporarse y los árboles evitan que el vapor suba al cielo con rapidez.

Aquí el aire apenas se mueve, la temperatura es elevada y casi no varía. El suelo está cubierto por

hojas en descomposición y sobresalen algunas flores de intensos colores.

Debido a lo escaso de la luz, la plantas tienen cierta dificultad para crecer, aunque hay algunas que

se desarrollan muy bien a la sombra, como es el caso de los hongos, helechos, arbustos pequeños

y plantas de hojas grandes y anchas.

Los árboles y palmeras del monte bajo llegan a medir tres metros como máximo. En este lugar

también, inician su vida los árboles que alcanzan grandes alturas, pero posteriormente se adaptan

a los cambios climáticos de los demás estratos.

La cantidad y el tipo de vegetación del monte bajo cambian al formarse un claro. Esto ocurre

cuando caen varios árboles altos, dejando un espacio por donde los rayos del sol y la lluvia llegan

hasta el suelo con intensidad. Así, crecen con abundancia arbustos, plantas pequeñas y árboles de

madera suave.

Después de un tiempo, los árboles cercanos cierran la entrada de luz, pero pasan muchos años

antes de que la vegetación del lugar sea igual a la del resto de la selva tropical.

La mayoría de animales que viven en el suelo se mueven sin hacer ruido para evitar ser vistos, así

pueden cazar con mayor facilidad y esconderse de sus depredadores o enemigos naturales.

Algunos de menor tamaño son el agutí, el paca, el coatí, el tejón y el guaqueque. Otros más

grandes son el tapir, el venado temazate, el jabalí y el armadillo. También están los carnívoros

como el ocelote y el jaguar.

Entre los reptiles, es posible encontrar al camaleón, la iguana y la lagartija, además de la boa, la

culebra verde, la víbora de cascabel y la nauyaca.

Existen animales que prefieren dormir durante el día y salir a buscar alimento en las noches.

Algunos de ellos son el tlacuache, la tuza, el zorrillo, el tepezcuintle y el mapache, lo mismo que el

búho.

Todos ellos son capaces de ver bien en la oscuridad, así que llenan de actividad la selva por las

noches.

Para completar el paisaje de la selva tropical sólo faltan los ríos, que se deslizan por largos

terrenos y reciben mucha luz. Gracias a ella, en sus orillas crecen numerosas plantas. A veces, los

ríos se desbordan e inundan el suelo a su alrededor, brindándole sustancias nutritivas.

En ellos habitan distintas variedades de peces y moluscos, el enorme cocodrilo, la nutria, así como

ranas, sapos y tortugas.

EL DESIERTO.

Un desierto es un bioma que recibe pocas precipitaciones. Tienen reputación de poseer poca vida,

pero eso depende de la clase de desierto; en muchos existe vida abundante, la vegetación se

adapta a la poca humedad (matorral xerófilo) y la fauna usualmente se esconde durante el día para preservar humedad.

El establecimiento de grupos sociales en los desiertos es complicado y requiere de una importante adaptación a las condiciones extremas que en ellos imperan. Los desiertos forman la zona más

extensa de la superficie terrestre: con más de 50 millones de kilómetros cuadrados, ocupan casi un tercio de ésta. De este total, 53 % corresponden a desiertos cálidos y 47 % a desiertos fríos.

Los procesos de erosión son factores de suma importancia en la formación del paisaje desértico. Según el tipo y grado de erosión que los vientos eólicos y la radiación solar han causado, los desiertos presentan diferentes tipos de suelos: desierto arenoso es aquel que está compuesto

principalmente por arena, que por acción de los vientos forma las dunas, desierto pedregoso o rocoso es aquel cuyo terreno está constituido por rocas o guijarros (este tipo de desiertos suele denominarse con la palabra árabe hamada).

Los desiertos pueden contener valiosos depósitos minerales que fueron formados en el ambiente

árido, o fueron expuestos por la erosión. En las zonas bajas se pueden formar salares. Debido a la

sequedad de los desiertos, son lugares ideales para la preservación de artefactos humanos y fósiles.

Flora y fauna.

La fauna de los desiertos es escasa y poco variada. Incluye reptiles, como las serpientes y lagartos; insectos, como escarabajos y hormigas del género Cataglyphis; arácnidos, como los escorpiones; aves rapaces, buitres, y mamíferos, como ratones, zorros, chacales, camellos y dromedarios.

La flora del clima desértico es escasa, baja y dispersa. Deja extensas superficies sin cubrir, que

están ocupadas por arena, piedras o rocas. En las estepas son hierbas bajas y arbustos aislados, y en los desiertos, plantas espinosas, como los cactus y matorrales. Solamente en los oasis la presencia de agua permite una vegetación abundante, entre la que destacan las palmeras, y algunos arbustos.

EL BOSQUE.

Un bosque (de la palabra germánica busch: arbusto y por extensión monte de árboles) o floresta

(del latín foresta) es un ecosistema donde la vegetación predominante la constituyen los árboles. Estas comunidades de plantas cubren grandes áreas del globo terráqueo y funcionan como

hábitats para los animales, moduladores de flujos hidrológicos y conservadores del suelo, constituyendo uno de los aspectos más importantes de la biosfera de la Tierra.

Los bosques son a menudo hogar de muchos animales y especies de plantas, y la biomasa por

área de unidad es alta comparada a otras comunidades de vegetación. La mayor parte de esta biomasa se halla en el subsuelo en los sistemas de raíces y como detritos de plantas parcialmente

descompuestos. El componente leñoso de un bosque contiene lignina, cuya descomposición es relativamente lenta comparado con otros materiales orgánicos como la celulosa y otros carbohidratos.

LA TUNDRA. (De significado, “Llanura sin árboles”, la tundra es el bioma más frío del planeta.)

Paisaje de la Tundra En la tundra son visibles cadenas montañosas, áreas despejadas y aparentemente desiertas. En

verano pueden observarse los colores de la vegetación y de las flores, pero en invierno todo se cubre de nieve.

Ubicación geográfica de la Tundra Se ubica principalmente en el hemisferio norte de la tierra, abarcando lugares como Siberia,

Alaska, la parte sur de Groenlandia y norte de Canadá y Europa, pero también podemos encontrar este tipo de bioma al norte de la Antártida e islas adyacentes y zonas entre Chile y Argentina.

Clima de la Tundra Debido a su proximidad con los polos, los inviernos en la Tundra son extremadamente fríos

llegando hasta los -70°C. Aunque la mayoría del año ocurran nevadas, en el verano se mantiene un clima menos helado de -28°C y con algunas lluvias ligeras. Clima de la Tundra

Debido a su proximidad con los polos, los inviernos en la Tundra son extremadamente fríos llegando hasta los -70°C. Aunque la mayoría del año ocurran nevadas, en el verano se mantiene un clima menos helado de -28°C y con algunas lluvias ligeras.

La Tundra y su Flora

En la tundra no existen árboles ya que no sobrevivirían con tales temperaturas, pero sí pueden crecer plantas bajas y hasta 400 especies de flores.

Aparte de las condiciones climatológicas, la falta de descomposición de elementos orgánicos hace que la tierra no sea nutritiva para que exista gran vegetación.

Los musgos y los líquenes es la vegetación más común de la Tundra, pues debido a que sólo miden 10cm y se encuentran pegados al suelo, soportan los fuentes vientos sin arrancarse.

La Tundra y su Fauna

Los animales de la Tundra están físicamente adaptados a este tipo de clima. Poseen largos pelajes y están protegidos por capas gruesas de grasa debajo de su piel. Algunos de ellos son de color

blanco, lo que les permite camuflarse y huir de sus depredadores. En la tundra habitan renos, caribús, liebres, zorros árticos, lobos, halcones, bueyes almizcleros, osos polares y varias especies de aves. En los litorales viven focas y lobos marinos.

LA SABANA.

La sabana es un ecosistema caracterizado por un estrato arbóreo-arbustivo en el que el dosel arbóreo tiene una escasa cobertura, ya sea por árboles pequeños o por haber poca densidad de

ellos, lo que permite un estrato herbáceo continuo y generalmente alto. Combina características del bosque y del pastizal.

Normalmente, las sabanas son zonas secas de transición entre selvas y semidesiertos. Las sabanas se encuentran ubicadas en zonas tropicales y subtropicales, sobre todo con climas

tropicales secos; aunque en ocasiones también se incluyen ecosistemas templados similares bajo esta denominación.

Ubicación geográfica de la Sabana.

Las sabanas están ubicadas en la parte inferior de nuestra tierra. Las principales sabanas de encuentran en el continente africano, aunque también existen sabanas tropicales en América del

Sur, Australia y la India. Clima de la Sabana.

Las sabanas tropicales están ubicadas en regiones cálidas donde existe lluvia (mayormente en verano) pero también largas temporadas de sequía que conlleva a que se generen incendios

naturales. La Sabana y su Flora.

La vegetación de la Sabana desarrolla diferentes técnicas de resistencia para poder soportar las condiciones climáticas. Estas multiplican sus raíces, almacenan mucha agua, disponen de semillas

resistentes o bien, sus raíces tienen un gran desarrollo subterráneo para absorber más nutrientes y líquidos.

Mayormente crecen gramíneas, arbustos, matorrales y muy escasos árboles. Siendo estos últimos muy útiles para grandes felinos como el chita que observa a sus presas desde las alturas.

La Sabana y su Fauna. Los animales varían de acuerdo al tipo de sabana, pero generalmente poseen patas largas y muy

fuertes en el caso delos mamíferos y amplias alas en el caso de las aves para realizar largos y agotadores recorridos migratorios.

El tipo de llanura con hierbas bajas es ideal para que los animales depredadores obtengan una amplia visión de sus presas.

Dentro de la sabana se encuentran insectos como los tábanos, un gran número de mamíferos (alrededor de 40 especies) como cebras, ciervos, elefantes, leones, chitas, hipopótamos,

leopardos, ñus, etc. y reptiles como el cocodrilo. Existen especies tanto carnívoras como herbívoras, estos últimos conformados hasta por 16 especies distintas. Todos dependen uno del otro para mantener el equilibrio natural.