la romanización en extremadura. principales restos romanos

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ROMANIZACIN SELECTIVIDAD EXTREMADURA I.E.S. Llerena

. Romanizacin. Restos romanos en Entremadura. Jos Toms Saracho Villalobos. I.E.S. Llerena.

ROMANIZACIN La romanizacin es el proceso mediante el cual los pueblos sometidos por los romanos asimilan el modo de vida y las costumbres de los conquistadores. Los factores de la romanizacin fueron principalmente los siguientes: La lengua: es un factor fundamental. El latn se impone en todo el Imperio. En Hispania, desplaza a todas las lenguas (excepto el euskera) y, cuando desaparece el dominio romano, derivar en las lenguas romances de la pennsula. La organizacin poltica y administrativa: los romanos extienden por su Imperio un sistema de control basado en las provincias (Hispania fue subdividida en varias provincias a lo largo de la historia del dominio romano), al frente de las cuales figuraba un gobernador con plenos poderes polticos, militares y judiciales. En poca imperial, las provincias fueron subdivididas en conventus, pequeas demarcaciones con una capital a la que acudan los habitantes de las zonas prximas para juicios, censos, pago de tributos,..., en cuya labor colaboraban con el gobernador otros magistrados. La sociedad: a las provincias tambin trasladaron los romanos su propia estructura social. Existan libres y esclavos; y dentro de los libres, los haba con el privilegio del derecho de ciudadana romana (cives) y sin l (peregrini), hasta que el emperador Caracalla convirti en ciudadanos a todos los habitantes del Imperio (212 d. C.). El urbanismo: los romanos conceban la civilizacin en la vida ciudadana. No slo crearon numerosas ciudades nuevas en asentamientos estratgicos, sino que incluso potenciaron el crecimiento de las ciudades indgenas, otorgando a muchas de ellas el status jurdico de municipium, que supona en algunos casos la concesin de la ciudadana romana a sus habitantes. As, en las ciudades, se hablaba el latn, se practicaban los cultos religiosos oficiales, los habitantes se beneficiaban de los servicios pblicos, podan acudir a los espectculos tpicos romanos, podan enviar a sus hijos a las escuelas, participar en las instituciones, etc. La red de comunicaciones: para extender el Imperio era necesario crear una gran red de carreteras por la que pudiera trasladarse el ejrcito con rapidez. Adems, con esta infraestructura se poda acceder mejor a las zonas ms ricas, se desarrollaba el comercio y se estableca un mejor control de la administracin poltica. El ejrcito: fue utilizado como el instrumento de control y dominio de las provincias. Los soldados entraron en contacto con la poblacin indgena y transmitieron la lengua, las costumbres, la religin,... No tuvieron reparos en crear nuevas familias unindose con los conquistados y dando origen a nuevas poblaciones en torno a los cuarteles. Destaca por su importancia la relacin que se establece tambin con los soldados reclutados entre los indgenas, quienes, una vez licenciados, volvan a sus tierras y llevaban de forma muy eficaz la romanizacin. La cultura: los romanos extendieron por todo el Imperio su cultura literaria, arquitectnica, urbanstica, etc. Destacan por encima de todo el trazado, los monumentos y los edificios pblicos de las ciudades de nueva creacin (colonias), a las que dotaron de una impresionante infraestructura que transform la forma de vida de los pueblos conquistados. La religin: los romanos respetaron el culto a los dioses locales; pero la 1

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romanizacin fue extendiendo tambin el culto a los grandes dioses romanos: Jpiter, Juno, Minerva, Venus, Marte, Diana, Hrcules,..., e incluso a divinidades orientales como Mitra, apreciada por los soldados. Promocionado oficialmente, se extendi el culto al emperador. El cristianismo lleg a las provincias durante el Imperio, y alcanz con el emperador Teodosio la categora de religin oficial (380 d.C.). 1.- Romanizacin de Extremadura Hispania no fue una excepcin a todos los aspectos que influyen en la romanizacin. El legado de los romanos en Hispania tiene una gran importancia, y para entender su alcance basta con analizar su influencia en Extremadura. 2.- Expansin militar Tras el desembarco de Cneo Cornelio Escipin en Ampurias (218 a. C) para enfrentarse al ejrcito de Anbal, los romanos inician su expansin por el centro y sur de la pennsula. Una vez derrotados definitivamente los cartagineses en Hispania (206 a. C.), pas a ser provincia romana y comenz el proceso de romanizacin. La Extremadura actual form parte del territorio romano a partir del ao 197 a. C., aunque encontr una gran resistencia en el sistema de guerrillas utilizado por los lusitanos, al frente de los cuales se encontraba Viriato, quien fue vencido slo mediante una traicin de sus propios colaboradores, instigada por el cnsul Servilio Cepin. Durante el perodo de la guerra de Sertorio (82-59 a. C.), Extremadura forma parte de la Hispania Ulterior, provincia romana con capital en Crdoba. El emperador Augusto establece la nueva divisin de Hispania y se constituye la provincia de Lusitania, cuya capital va a ser la nueva ciudad Augusta Emerita. La Lusitania fue dividida en tres conventus jurdicos cuyos ncleos eran Pax Iulia, Scallabis y Augusta Emerita. 3.- Mrida, capital de Lusitania. "Publio Carisio conquist la ciudad de Lancia, que haba sido abandonada, y fueron sometidas muchas otras. Terminada la guerra, Augusto licenci a los ms veteranos de sus soldados y les concedi que fundaran una ciudad en Lusitania, llamada AUGUSTA EMERITA". (Din Casio, Historia de Roma, 53-25-2) En el ao 25 a. C. el emperador Augusto licenci a los legionarios que haban pacificado casi totalmente Hispania con la conquista de la zona al norte del Duero. En un lugar estratgico del occidente de la Pennsula, donde el ro Anas (Guadiana) se haca ms vadeable, Publio Carisio, legado del emperador, asent a los veteranos de las legiones V Alaudae y X Gemina. Con este asentamiento se pretendan los siguientes fines: Premiar a los soldados con un lugar para descansar despus de tantos aos sirviendo en el ejrcito y otorgarles tierras frtiles para el cultivo. Proteger y defender una zona cuyos habitantes se levantaban continuamente contra el poder romano. Defender el puente sobre el ro Anas, fundamental para las comunicaciones Norte-Sur por el Oeste de la Pennsula, la Va de la Plata, (actual carretera nacional 630 Gijn-Sevilla), que una las ciudades de Asturica Augusta (actual Astorga, en Len) y Onuba (Huelva), ya que la ruta martima se haca difcil en ciertas pocas del ao. Cumplir un importante papel poltico en la administracin del Imperio romano. Augusto dividi Hispania en tres provincias para poder administrarla mejor: Btica, Tarraconense y Lusitania. Corduba (Crdoba) fue capital de la primera, 2

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Tarraco (Tarragona) de la segunda, y de la tercera la recin fundada Augusta Ernerita, que tom el nombre del emperador Augusto y de los legionarios veteranos (emeriti) que se asentaron en ella. Pero mientras la Btica fue provincia senatorial, es decir, administrada por el Senado romano no slo como consecuencia de una prolongada vinculacin a Roma, sino por el arraigo que en ella tuvo la cultura latina, la Tarraconense y la Lusitania fueron administradas directamente por el emperador, bajo el gobierno de un legado propretor con amplios poderes. Mrida, bajo el patronazgo del yerno del emperador, Marco Vipsanio Agripa, se desarroll con rapidez. Hacia el 60 d. C., en el imperio de Otn, llegaron a la ciudad otras familias romanas, que completaran esa labor de conquista total e iran dejando la impronta de lo que realmente constitua la esencia del mundo romano. Mrida se fue configurando como un centro administrativo, jurdico, econmico, militar y cultural. Desde un principio cont con importantes construcciones urbansticas o de infraestructura (alcantarillado, captaciones y conducciones de agua, trazado urbano, comunicaciones), y tambin otras dedicadas al culto religioso y al ocio. Muy pronto Mrida emiti monedas en plata y cobre, con diversidad de cuos que se referan a los reinados de Augusto y Tiberio y alusivas tambin a personajes de la colonia, a su fundacin y a sus pobladores. El aforo de sus lugares de esparcimiento (teatro, anfiteatro y circo) indica que no slo tuvo una poblacin abundante, sino que era un centro de atraccin importante. De su trazado urbano se desprende que en los momentos de esplendor pudo alcanzar los 40.000 habitantes, poblacin muy estimable para la poca, sin contar la que habitaba en las numerosas villas agrcolas de la comarca. Las inscripciones funerarias y los cultos religiosos demuestran que tuvo una poblacin de origen variado (romanos, aborgenes, orientales y africanos). Se convirti rpidamente en centro de comunicaciones de Hispania. Su categora perdur hasta muy entrada la cada del Imperio Romano. Ausonio, poeta romano que vivi entre el 300 y el 374 d. C., otorg a Mrida el noveno lugar y el primero de la Pennsula entre las diecisiete ciudades ms importantes de entonces. RESTOS ROMANOS EN EXTREMADURA EMERITA AUGUSTA A finales del siglo I a.C. Publio Carisio, por orden del emperador Octavio Augusto, decidi asentar a los soldados veteranos en las guerras cntabras, de las Legiones V Alaudae y X Gemina en el ao 25 a.C. Para ello fund Emrita Augusta en el centro de la regin extremea y a orillas del ro Guadiana. Dominada la pennsula Ibrica por los romanos, estos la dividieron en tres provincias: Betica su capital fue Italica, Tarraconenses capital Tarraco y Lusitania, siendo capital de esta ltima Mrida, conocida desde ese momento como Emerita Augusta. El vado del ro y el puente marcaron el trazado urbanstico. La prolongacin de ste ser la calle principal el decumanus maximus, cruzada perpendicularmente por el kardo maximus. En el espacio que ambas vas delimitaban se va diseando el ncleo poblacional, rodeado de murallas y con cuatro puertas; dado su carcter de capital imperial, la poblacin cont con dos foros, uno municipal y otro provincial. Durante siglos y hasta la cada del Imperio Romano de Occidente, Mrida fue un importantsimo centro jurdico, econmico, militar y cultural. Ciudad quiz la ms importante de Hispania, a juzgar por los restos monumentales que han llegado hasta 3

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nosotros, aparece citada por Ausonio en el noveno lugar de las urbes del mundo contemporneo, y ha sido llamada la "Roma de Espaa". TERMAS 1.- Termas de Alange. A 18 kms. De Mrida se sita el pueblo de Alange, cuyos orgenes, desde la etapa romana, estn relacionados con las aguas termales que de all manan. El nacimiento del manantial no est localizado, pero es en el terreno prximo de la Mesilla donde se pueden rastrear las primeras aguas termales que luego descienden hasta Alange. El manantial fue explotado en todas sus posibilidades por los romanos, y para aprovechar sus propiedades, se constituira un pequeo centro termal en las proximidades del gran ncleo de Mrida, del que se conocen slo y de manera parcial los restos de sus interesantes termas, necesarios para acoger a los enfermos que all se trataran, pero de su construccin nada se sabe. Las termas de Alange responden pues al concepto de termas teraputicas, frecuentes en el mundo romano, no al tipo de termas de higiene y de ocio que cualquier ciudad romana posea como servicio habitual. Las propiedades curativas de las aguas de Alange han seguido aprovechndose hasta la actualidad, y de la misma manera, la primitiva construccin de las termas romanas sigue teniendo vigencia hasta el momento. Pero debido a momentos de abandono y deterioro, as como a las reformas sucesivas, gran parte de la estructura primitiva ha desaparecido y lo que se conserva ha quedado enmascarado de tal manera que su aspecto interno y en fachada debe diferir mucho de lo que sera con sus revestimientos y volmenes originales. La parte esencial de estas termas la constituyen las cmaras de los baos, concebidas arquitectnicamente con idntico plan. Las dos tenan la misma funcin debindose esta duplicidad exclusivamente a la separacin de sexos. El proyecto se basa en conceptos establecidos en la arquitectura romana para el tipo de edificio termal, de manera que, en cuanto a estructura, cabe relacionar las formas de Alange con salas termales de distintas construcciones desde la etapa republicana, como las termas stabianas (siglo II a.C.) y los de Foro de Pompeya (80 a.C.), hasta ejemplos avanzados de la poca adrianea; y por disposicin, en lo que se refiere a la unin de las dos cmaras de baos, existe una relacin con las termas de Los Cazadores de Leptis Magna, cuyas cmaras son tambin iguales y de planta central, son tambin iguales y de planta central, las termas norteafricanas de el Hamman y de Djedel-Oust en Tnez y particularmente, con las termas de Baos de Montemayor en la misma Lusitania, que parecen repetir a menor escala el esquema de Alange. La planta de las dos salas es circular, en torno a la piscina central, tambin circular; la cobertura se realiza mediante una cpula, como sistema apropiado y numerosas veces repetido en las construcciones romanas de planta central. La cpula est abierta en la parte superior por un culo que permite la entrada de luz, y en el interior queda marcada la lnea de su base mediante una cornisa moldurada. Al parecer, segn las noticias que a principios del siglo XIX nos da Laborde, la superficie de la cpula iba adornada con pintura de la que lleg a ver algunos elementos de temtica vegetal. Las proporciones de estas cmaras resultan considerables, siendo su altura de unos diez metros aproximadamente, y el dimetro de la planta de once metros y medio. El ncleo de la construccin est realizado con slida mampostera. Las presiones ejercidas por la cpula se contrarrestan mediante la construccin de muros de gran 4

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grosor (245 m.) que, no obstante, al modo de otros edificios romanos, estn reducidos por la apertura de cuatro nichos. Las dos cmaras estn dispuestas en una construccin de planta rectangular como se aprecia bien en el plano y los nichos se orientan a los ngulos de la misma. Estos nichos (320 de dimetro, 195 de profundidad y 392 de altura) es probable que fueran nicamente un adorno arquitectnico, a pesar de las interpretaciones que se han dado de ellos como recintos para vestuarios o para acoger cmaras de los enfermos que asistan a los baos. Es factible tambin, a juzgar por el arranque de algunas estructuras, que en torno a las termas existieran galeras abovedadas de doble piso, que sirvieran tambin como sistema de contrarresto. El descenso a la piscina se realiza mediante tres gradas, alguna de las cuales mantiene parte del antiguo revestimiento de mrmol. El fondo de las mismas, hoy de pizarra, debi recubrirse inicialmente de mosaico, del mismo modo que el amplio pasillo que media entre la piscina y los muros. Aparte de las dos cmaras, al oeste de las mismas existen restos de otra estancia en gran parte rellena con escombros, en la que se han llevado a cabo algunos trabajos, pero todava no est estudiada del todo. Tiene planta rectangular (1850 por 3 m.) y est cubierta por bveda de can, y su funcin es imposible de asignar por el momento. Del resto del edificio, por las dificultades que plantea la exploracin del conjunto, no se conoce ninguna dependencia ms. En el siglo XVIII, despus de una etapa de abandono, tuvieron lugar las primeras obras de remodelacin, cuando las termas volvieron a recuperar su antiguo funcionamiento; en el siglo XIX hubo una segunda fase de acondicionamiento, de manera que bajo el balneario actual, casi todo del siglo XIX, deben encontrarse las restantes estructuras romanas. Para llegar a las cmaras de las piscinas es necesario descender considerablemente, desde las dependencias altas del balneario, lo cual hace suponer que stas se encuentran superpuestas a la antigua construccin. Externamente, el ncleo que corresponde a la construccin romana est cubierto en la parte sur por una fachada cerrada e irregular, de la que sobresalen grandes contrafuertes, en la que tampoco se puede considerar la continuidad de la obra romana. Ms bien se trata de un adosamiento posterior que de ninguna manera expresa el volumen interno del edificio, ni debe guardar relacin con el primitivo sistema de fachada. Como nica documentacin escrita, en los muros de la ermita cercana del Cristo de los Baos se encontraba una inscripcin votiva que luego pas a formar parte del balneario moderno en cuyo patio fue colocada. Licinio Sereniano y su mujer Varinia Flaccina la dedicaron a la diosa Juno, protectora de las mujeres, como agradecimiento por la curacin de su hija Varinia Serena en las aguas de las termas. Tal dedicacin data del siglo III, y sta es la nica referencia cronolgica existente en relacin al conjunto de las termas, de modo que la etapa de su construccin sigue siendo incierta por el momento. Tampoco el estudio comparativo con otros edificios ofrece posibilidad de concretar con ms exactitud, dada la reiteracin de este tipo de edificaciones desde la etapa Republicana hasta el momento de Adriano, segn comentamos antes. 2.- Baos de Montemayor. Su origen ms antiguo nos remonta, al menos, a la poca romana, cuando se construyen las termas con finalidad teraputica en el mismo lugar que los baos actuales. Queda el testimonio de la terma romana y a finales del siglo XIX (1894) aparecieron una serie de restos en las proximidades, con motivo de obras en el balneario, que hacen ms fehacientes esta afirmacin y se conservaron en el propio balneario. Son lpidas votivas en mrmol o granito, bastante erosionadas, que han sido 5

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transcritas por Haba Quirs. Estn dedicadas a las Ninfas de los Caarenses, pues estas aguas fueron dedicadas a las Ninphe Caparensium y a la diosa Salud. Se trata de exvotos como agradecimientos a curaciones y beneficios conseguidos. Tambin se encontraron monedas romanas. Baos, situada en la va romana de la Plata, era camino conocido ya en poca de vetones y lusitanos, que probablemente fueran conscientes de la existencia del manantial. Segn Roldn Hervs, Baos fue poblacin romanizada, de poblacin romanizada dentro del rea vettona. Pascual Madoz describe estas termas y dice: Estos baos debieron ser muy conocidos de los romanos, y es de creer que se baaran en ellos sus legiones, pues en las excavaciones hechas se encuentran vestigios de habitaciones subterrneas de gusto antiguo. Es sabido el gran aprecio de los romanos por los manantiales de aguas termales, con propiedades mineromedicinales, porque favorecan la higiene, la salud y adems eran un lugar de conversacin y recreo. El manantial de agua termal de Baos es un espacio circular cubierto con bveda semiesfrica y toma de luz cenital. Jos Ramn Mlida lo describe as: Es una cmara circular de ocho metros de dimetro, cubierta con bveda semiesfrica y con tres nichos a modo de hornacinas ocupadas hoy por otras tantas gradas, ocupa el centro. Los muros estn blanqueados y todo ello desfigurado y alterado por las modificaciones y reparaciones introducidas en los tiempos modernos. Pero la forma y disposicin de la cmara es la propia para el bao fro (frigidarium) en algunas termas romanas. La sala circular se conserva pero ha pedido algo de su carcter original. Suponemos que en la etapa medieval, los baos no tendran ya un uso semejante al romano y se vieron abocados a la ruina. PUENTES 1.- Puente con arco y templo honorfico de Alcntara. El puente romano de Alcntara se sita a unos 400 m. al norte de la poblacin del mismo nombre, en la carretera que conduce a Portugal, salvando el paso del ro Tajo. El puente se encontraba en la antigua va que comunicaba a Norba con el noroeste de Portugal, enlazando la zona intermedia de la Beira Alta portuguesa con dos importantes arterias, la va de la Plata y la va de Lisboa a Braga. Esta va tuvo un carcter secundario en la trama viaria romana, razn por la que no fue una obra pblica patrocinada por el estado, que realizaba las principales arterias que tenan un claro sentido estratgico o administrativo. El puente de Alcntara tuvo como misin poner en contacto a diversos municipios que habitaban en el norte del Tajo con la regin del sur, y fueron estos mismos municipios, cuyos nombres constan en una inscripcin, los que sufragaran los gastos de obras. Fue, pues, el puente de Alcntara una obra comunal y no estuvo adscrito a ningn ncleo de poblacin. No es hasta el siglo XII que los musulmanes fundan en su aledao los principios de un poblado, cuando recibe la denominacin de Al-Quantarat, El Puente, sin necesidad de ms apelativos. Efectivamente, el puente de Alcntara, grandioso y regido, equilibradamente por la tcnica y la esttica, es el puente por definicin, destacado en el conjunto de todos los puentes romanos y admirado por todos los cronistas, viajeros y estudiosos que han dejado su elogioso testimonio desde la Edad Media hasta nuestros das. El puente se elev en un lugar elegido por sus condiciones, en un trecho en el que el cauce del ro Tajo presenta un gran ensanchamiento, y se comprenda entre dos 6

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recodos que aminoraban la fuerza del caudal. En contrapartida, la crecida del agua en este can, cuando las avenidas eran grandes, alcanzaba un alto nivel, que debi superarse con la construccin de un puente de elevacin poco comn. Mide 5820 m. de altura, siendo su longitud de 194 m. Existen fotografas en las que consta la altura del nivel del agua hasta la zona media de las bvedas, aparte del testimonio de alcantarinos que recuerdan el desbordamiento del ro por encima de los pretiles del puente. Dadas estas condiciones, el puente adquiri la fisionoma adecuada, dentro del marco de una ingeniera avanzada en recursos, como corresponde a la etapa del siglo II en la que se documenta la obra. El puente consta de seis arcos sostenidos por cinco pilas, apoyando los arcos extremos directamente sobre la roca. Los soportes se distribuyen con gran distanciamiento, de manera que solamente dos de ellos penetran en la madre del ro, quedando as, durante el estiaje, preservadas del agua las restantes pilas, lo que ha contribuido al buen mantenimiento del puente. Estas dos pilas se cimentaron sin dificultad sobre las formaciones pizarrosas del lecho del ro, como se pudo comprobar al desviar el cauce del mismo para construir la presa del pantano de Alcntara, que se encuentra a poca distancia del puente. Las pilas son slidos basamentos recubiertos con grandes sillares almohadillados, que siguen una distribucin a soga y tizn, y se recortan como en todo el paramento del puente con las mismas dimensiones proporcionadas (060 m. por 060. de tizn y 120 m. de longitud). Se produce as un gran efecto de regularidad, destacndose del paramento nicamente una hilada de sillares que marca la lnea horizontal de la parte baja de las pilas centrales. En planta, las tres pilas centrales son rectangulares, sobresaliendo notablemente en las vertientes de aguas abajo, y con tajamares triangulares en las de aguas arriba. Las dos restantes son rectangulares, con una pilastra en cada vertiente, que se repite en el paramento junto con la terminacin de los arcos extremos. Sobre las pilas cabalgan los arcos, que son de medio punto y con distintas proporciones, y en toda la altura de los tmpanos, en ambas vertientes, se prolonga la seccin de la pila con menores dimensiones. Esta continuidad contribuye a marcar el sentido de verticalidad de la fbrica, acentuado por la construccin del arco honorfico de 14 m. de altura que se dispuso en la mita del puente sobre el pilar central. Marca esta lnea el eje de composicin del puente. Los dos arcos centrales son los mayores, con 2080 m. y 2740 m. de luz respectivamente; los colaterales tienen 2140 m. y los arcos extremos 1380 m. La simetra de proporciones, por tanto, no es absoluta, de la misma manera que la constitucin natural del terreno ha dado distintas proporciones en altura a las pilas, pero esta misma irregularidad hace rigurosa y ms atractiva la armona con la que est concebido todo el conjunto. La apertura de los vanos centrales alcanza la mxima de la luz conocida en los puentes romanos, a excepcin del puente de Narni, con 32 m., que actualmente se encuentra desplomado, peligro que presupona el volteo de arcos de tales dimensiones; no obstante, los arcos de Alcntara han sufrido el dao intencionado del hombre, pero no originados por problemas de estructura o por la fuerza natural. Aqu la relacin de la pila con respecto al arco es algo menor que un tercio (35), relacin que proporciona al puente de Alcntara junto con la altura de los soportes un perfil difano y gil, destacable entre las slidas obras de la antigua ingeniera de puentes. El puente de Alcntara debi pervivir intacto hasta el siglo XIII, cuando con el avance de la reconquista esta regin, sufriera las primeras destrucciones que, sucesivamente, iran incidiendo sobre l hasta el siglo XIX. Cuando Alfonso IX tom definitivamente Alcntara, el puente al parecer qued roto, no se sabe si por accin de 7

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los cristianos o de los musulmanes. Posteriormente, en las luchas sucesivas entre Castilla y Portugal, Alcntara fue un importante punto de friccin. Se documenta, como dato que significa la consideracin del puente, que estando cercada la villa por los portugueses en tiempos de los Reyes Catlicos, el rey Alonso V, sabiendo que Alcntara iba a cortar el puente, levant el cerco porque no quera el reino de Castilla con aquel edificio menos. La primera reconstruccin se hizo bajo el gobierno de Carlos V y las obras estn bien documentadas. Fueron reparados los destrozos de la fbrica, y el puente que haba constituido una autntica fortaleza en la Edad Media, se limpi de construcciones militares restituyndosele su funcin. Las obras se llevaron a cabo por el maestro Martn Lpez entre 1532 y 1543, siendo supervisadas por los grandes arquitectos Pedro de Ibarra y Esteban de Lezcano, an en el siglo XVI se efecta una segunda reforma, adjudicada a Diego de Castaeda, que finalizaron Pedro de Villegas y Sebastin de Aguirre en 1577. Como conmemoracin de la restauracin de Carlos V, se dispusieron en el arco honorfico del puente tres inscripciones, situadas en las jambas, y un escudo imperial en el frente sur del arco bajo las almenas de coronamientos, que son obra tambin de este momento. De nuevo en el siglo XVIII, cuando estall la Guerra de Sucesin, Alcntara fue punto fronterizo afectado en las luchas entre Espaa y Portugal. Cuando los portugueses se retiraron de Alcntara, trataron de volar sin xito el segundo arco de la orilla derecha, afectando la explosin a los paramentos del arco, que en parte cayeron, y a los pretiles, as como al ncleo de la fbrica, que empez a presentar grietas en el arco honorfico. El puente se volvi a consolidar en tiempos de Carlos III, y el dibujo que recoge Laborde se hizo sobre la obra recin terminada. En la guerra de Independencia, para impedir el paso de las tropas francesas por Alcntara, los aliados destruyeron el segundo arco de la orilla derecha en 1809. Y as pervivi el puente, con un enlace de madera, que adems fue quemado ante la amenaza de los carlistas sobre Alcntara (1818), hasta que a mediados del siglo XIX se llev a cabo la ltima y definitiva restauracin, estudiada recientemente a fondo por la investigadora Rodrguez Pulgar. Parti la propuesta de la Real Academia de la Historia, que encomend las obras al Cuerpo de Ingenieros de Caminos, siendo director de las mismas D. Alejandro Milln. Fue construido el arco que haba sido volado, se consolid toda la fbrica hacindose un rejunto de sillares, se dispuso en su sitio el arco honorfico que haba sidos desmontado al temerse que la pila central pudiera desplomarse, se paviment la calzada y se complement el puente con las avenidas que hoy existen en sus extremos. La reconstruccin consta en el arco conmemorativo dentro de una lpida situada en la jamba derecha del puente norte, que alude al reinado de Isabel II, disponindose adems en el remate de este frente un escudo real de este mismo momento. La citada lpida de Isabel II y otra nueva que se hizo sobre la primitiva, que daba constancia de los municipios romanos que participaron en la obra, desplazaron a una de las inscripciones conmemorativas de Carlos V y la nica original que all quedaba que se dispusieron en el interior del arco. El arco, de esta manera, completa su significacin recogiendo los documentos memorables de la historia del puente. Originalmente el arco honorfico en el que constaba la dedicacin del puente a Trajano y el nombre de los municipios que lo construyeron. La inscripcin dedicatoria, que se repite en cada frontispicio del arco, dice: Al Emperador Csar, hijo del divo Nerva, Trajano, Augusto, Cermico, Dcico, pontfice mximo, con la VIII potestad tribunicia, emperador por V vez, cnsul por V vez, padre de la patria; tiene el valor de fijar la fecha de construccin del puente entre 8

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los aos 103 y 104 d.C., en los que coinciden los ordinales de las magistraturas del Emperador que aqu se registra. Sin embargo, en el ltimo estudio de Liz Guiral se adelantan las fechas del inicio de la construccin hasta el ao 75. De las inscripciones de los municipios constructores slo queda la que, ilegible, se sita en el interior del arco, que la copiaron en pocas pasadas. En origen se encontraba en el frente de una de las jambas y es posible que se complementara con otras tres inscripciones cuyo contenido, aunque se ignora, tal vez prolongara la lista de los municipios o repitiera el contenido de la que se conoce. Aparte del arco, a la entrada del puente desde Alctara existe un edificio que tiene tambin un gran valor documental. Se trata de un templete de planta rectangular, que est hecho totalmente en piedra, incluida la cubierta a dos vertientes. Tiene dos columnas toscazas en la fachada y al interior presenta restos que parecen indicar una divisin interna de espacios, como una pronaos y una naos. Sobre la puerta del mismo existe una inscripcin elaborada en los siglos XVII y XIX, sobre el contenido de la inscripcin original, que tiene el inters de transmitirnos el nombre del arquitecto del puente, que dedic el templete. Se abre esta inscripcin con una dedicatoria a Trajano, y a continuacin se desarrolla un epigrama, en el que de nuevo se alude a la dedicacin del templo al Emperador y tambin a los dioses Romuelos, que se inicia con la siguiente consideracin: quiz la curiosidad de los viajeros, cuyo cuidado es saber cosas nuevas, se pregunten quin lo hizo (el puente) y con qu intencin. El puente, destinado a durar por siempre en los siglos del mundo, lo hizo Lacer, famoso por su divino arte. La frase puede resultar pretenciosa, pero el puente ah est, realmente magnfico por su concepcin de tcnica y arte, y vigente hasta la actualidad, a pesar de las reformas que no han alterado la esencia de su primera estructura. De Lacer, sin embargo, nada ms se sabe. Al final del epigrama, en una lnea independiente, se encuentra su nombre, completo (G)aius I(ulius) Lacer, que no ha vuelto a aparecer en ningn documento. 2.- Puente sobre el Albarregas. Mrida. La salida de la ciudad de Mrida hacia el norte requiere el cruce del ro Albarregas, para el que se traz, ya desde el momento de su fundacin como colonia, un pequeo puente. Aqu se iniciaba la importante va de comunicacin ab Emerita Asturicam, llamada Va de la Plata, y tambin tena su arranque la otra va quem con direccin hacia el oeste, comunicaba Mrida con Lisboa por el margen derecha del Guadiana. Actualmente el puente, que se mantiene en buen estado sigue siendo punto de salida hacia Cceres como en la antigedad romana. La fbrica, de 125 m. de largo, 790 de ancho, y una altura de 650 m., es una sencilla estructura que se adecua al rgimen poco caudaloso del ro Albarregas. Consta de cuatro arcos de medio punto, algo diferentes en sus proporciones aunque aparentemente parecen iguales, que se abren entre slidas pilas. Los paramentos laterales se presentan planos, y aunque en el siglo XIX Laborde en sus dibujos representa tajamares cilndricos con remates cnicos en el frente de aguas de arriba, no existe ningn indicio que permita reconstruir esta imagen. Sobre las pilas, los tmpanos son macizos, y carecen de los aliviaderos que se aprecian en el puente mayor del Guadiana. Sin embargo, la fuerza del agua en las crecidas, oblig a disponer dos pequeos arcos ms, concebidos como aliviaderos, en el extremo del puente que se une a la ciudad. El paramento est formado por sillares de granito de notable almohadillado, que 9

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se disponen en hiladas regulares, coincidentes con el orden de las dovelas de los arcos. El puente se corona con una cornisa saliente y un pretil, que son realizaciones recientes, debidas a la reconstruccin que se hizo en el siglo XIX para adecuar la antigua va a la carretera nacional. Originalmente tambin existi la cornisa, pero debi ser de seccin trapezoidal, distinta a la actual, tal como la muestra Laborde en sus dibujos. La ltima hilada de sillares parece que fue aadido de esta ltima reconstruccin. A pesar de todo, estas pequeas reparaciones no han afectado de modo sustancial a la antigua fbrica, que se conserva prcticamente en su totalidad. Su estructura y recubrimiento presentan una evidente relacin de semejanza con el puente del ro Guadiana, lo cual lleva a considerar que este puente del Albarregas se hiciera tambin en la etapa de Augusto, rechazndose la suposicin de que fuera de poca de Trajano, como se ha repetido sin suficientes razones por parte de algunos autores anteriores del siglo XIX. 3.- Puente sobre el Guadiana. Mrida. El puente romano sobre el Guadiana constituye un paso de primera importancia en la red de comunicaciones romanas, y es el elemento que determina la creacin de la ciudad de Emerita. En el puente se iniciaba la va que iba hacia Lisboa, por la margen izquierda del Guadiana, y la va que pona en comunicacin a Mrida con los principales centros de la Btica, Corduba e Hispalis. De Mrida salan tambin otras dos vas ms hacia Lisboa por la margen derecha del Guadiana, la Va de la Plata hacia el norte, con prolongacin hasta Zaragoza, dos vas ms hacia esta misma ciudad, una pasando por Toledo y otra con una primera direccin hacia el este de la Lusitania, y finalmente otras dos vas que tambin se dirigan al sur, saliendo desde el este de Mrida. Fue por tanto Mrida un nudo de primera importancia en las comunicaciones del norte al sur de la pennsula, y del oeste al centro, que se cre con un claro sentido geopoltico, y el puente fue el primer elemento de la ciudad que fundament su razn de ser. As pues la construccin data de la poca de Augusto. Sin embargo, dada la significacin que este paso ha mantenido a lo largo de la historia y las grandes avenidas del Guadiana que peridicamente han ido arrasando la fbrica, el puente actualmente se conforma como una conjuncin de partes diversas que desvirtan lo que debi serse primer trazado. Para su construccin se escogi el lugar ms conveniente. El ro Guadiana al pasar por Mrida no presenta gran profundidad, y al mismo tiempo, su ancho cauce se encuentra dividido en dos brazos por una pequea isla, circunstancia que no se repite sino a muchos kilmetros de distancia de este punto, y que hicieron que desde la antigedad remota fuera ya un paso transitado. La isla favoreci el apoyo del puente. Condiciones de topografa semejante se observan en otros puentes romanos, siendo el ejemplo ms significativo el de la isla Tiberina de Roma, sobre la que se apoyaron los puentes Fabricio y Cestio, con la que la construccin de Mrida presenta una gran semejanza; adems, el suelo presenta en el cauce del Guadiana algunas formaciones diorticas que constituiran tambin un slido fundamente, aunque slo en parte. La fbrica actual tiene una longitud de 792 m. con una sucesin de 60 arcos posiblemente en origen fueran slo 55, como se ver-, constituyendo una obra de envergadura, que se considera como una de las primeras en su gnero de la pennsula. Minuciosos estudios sobre el puente han llegado a determinar de una manera 10

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muy exacta los distintos momentos de realizacin y a reconstruir su primera estructura. Se consideran en el anlisis del puente tres tramos diferenciados. El primero, desde la ciudad hasta el primer descendedero existente aguas arriba, que se llama del Humilladero; el segundo hasta el descendedero de San Antonio, que se sita del mismo modo; y el tercero, hasta la parte final del puente. El primer tramo comprende los diez primeros arcos, y es el que conserva con ms pureza su originalidad, de manera que a travs de l se pueden definir los rasgos de la construccin romana. El ncleo es de slido hormign, realizado con materiales del ro, y se cubre con sillar almohadillado muy saliente, como es caracterstico en otras construcciones de la poca de Augusto dentro de la misma ciudad, creando un notable efecto de vigorosa sobriedad. Las pilas son cuadradas y tienen aguas arriba un tajamar semicircular que alcanza toda la altura de la pila. Su lmite se marca con una hilada de sillares ms destacada. A partir de ella arrancan los arcos, que son de medio punto; los tmpanos se encuentran perforados por pequeos arcos, tambin de medio punto, que sirven como aliviaderos. En todo el tramo, las luces de los arcos decrecen en simetra, sin un absoluto rigor, desde los arcos centrales, con 1005 m. y 985 m., hasta los arcos extremos, con 670 m. y 60 m. En relacin con la luz de los arcos, la anchura de las pilas, que alcanza la mitad y hasta las tres cuartas partes del vano, resulta considerable, y es propia de los puentes del inicio de la poca imperial, luego superados por obras ms giles y de mayor dominio tcnico. Sin embargo, se desprende de este trabajo una preocupacin esttica en la obra de ingeniera, que se basa en la observancia de proporciones, aunque no existe una estricta norma de relaciones modulares, y en la conjuncin de las formas. Es el semicrculo asociado al rectngulo, con distintas proporciones y orientacin en el arco, el aliviadero y el tajamar-, el que domina como toda composicin. El puente de Mrida as concebido constituye un modelo bien arraigado en la ingeniera de la pennsula. El segundo tramo, situado en el centro del cauce del ro, el ms necesario para cruzarlo, ha sido el ms expuesto a la accin natural del agua y a la destruccin del hombre. Destrucciones y reconstrucciones se documentan ya desde la poca visigoda (ao 483), sospechndose alguna alteracin previa, todava durante el Imperio. En el siglo IX el emir Muhamad destruy una pila, y posteriormente se hacen otras reconstrucciones en el siglo XIII, y en cada uno de los siglos XV al XIX. No de todas se sabe ciertamente a qu partes afectaron, pero de las que estn documentadas, la mayora inciden en este tramo. La avenida que tuvo lugar en 1603 debi causar verdaderos destrozos. Moreno de Vargas pudo atestiguarlo, y en sus impresiones sobre las obras de reconstruccin comenta que lo que antiguamente fueron dos puentes quedaron soldados en uno solo; tal comentario hace comprender lo que fue la construccin primitiva. En este segundo tramo, desde el arco 11 al 15, se reconoce una obra unitaria que data del siglo XVI la reconstruccin se acaba en 1611- y rene los rasgos de la austera arquitectura de los Austrias, aunque en armona con el resto del puente. Son cinco arcos de medio punto, con luces mayores que las alcanzadas en el primer tramo, que descansan sobre pilas rectangulares, con un agudo tajamar de remate piramidal en la vertiente de aguas arriba y con un contrafuerte de sujecin, con remate tambin apiramidado, en la vertiente opuesta. Coincidiendo con la primera pila de este tramo, se inicia el descendedero del Humilladero, que comunicaba el puente con la isla. Este es obra del siglo XVII tambin, pero construido sobre una plataforma romana de hormign, que estuvo recubierta de sillares de granito, constitua sta un gran tajamar que, con una longitud de 150 metros 11

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aguas arriba, bifurcara el agua en dos brazos con el fin de proteger el centro del puente en las grandes avenidas, sobre todo en esta zona donde el asiento no es muy firme. Apenas se han podido rastrear los restos de esta plataforma, que ya debi sufrir grandes deterioros en la riada de 1603, y que definitivamente destruida en las obras del siglo pasado; pero sus restos evidencian la existencia de dos puentes que estribaran en este macizo intermedio. Se supone que los arcos citados, que se construyeron en el siglo XVII, vendran a sustituir el arranque de esta plataforma, que tendra por tanto esta misma anchura. A partir del arco 15 y hasta el 36 que abarca todava este segundo tramo, apenas hay algn arco o pila que conserve completa su antigua fisonoma. Son numerosas las reconstrucciones aqu, sobre todo las que se hicieron en el siglo pasado. Hubo una primera fase en la que se repararon elementos arrasados por la crecida de 1823 (arcos 33, 34 y 35) y los arcos 21 y 22, destruidos en la Guerra de la Independencia, para impedir el paso del ejrcito francs por Mrida. En la segunda fase, en 1878 se recompusieron los arcos 29-33) afectados por la riada de 1860. En esta ltima obra se trat de armonizar las formas del siglo XIX con la tradicin de la antigua ingeniera romana. Los arcos son de medio punto, con bvedas d ladrillo y paramentos externos con sillares planos, y descansan sobre pilas rectangulares, con tajamar semicircular rematado con semicono, repitindose esta forma en la vertiente opuesta de la pila. El tercer tramo, aunque tambin ha sufrido algunas restauraciones, mantiene gran parte de la fbrica romana. La construccin aqu se diferencia de la del primer tramo, lo cual no indica un momento diferente de construccin como ha querido ver algn estudioso, sino la adecuacin a su utilidad. Este tramo raras veces es alcanzado por el agua del ro. As se prescinde de los aliviaderos que aligeran las pilas en el resto del puente. El paramento aqu vuelve a ser el original, de sillares almohadillados, y los arcos mantienen un sistema de proporciones equiparable a la del primer tramo. En la zona final del puente, los arcos estn enterrados por los depsitos del ro y el vertido de escombros que all se ha efectuado, y su rasante marca un declive que no debi de ser as de pronunciado en origen. El inicio del tercer tramo lo marca el descendedero de San Antonio, obra del siglo XVII, y hacia el final del puente se aprecia una plataforma de hormign romano, que se desarrolla a ambos lados del puente, que bien puede ser base de otro descendedero, o sujecin de algn aditamento del puente, tal vez un arco triunfal. En efecto, el puente, a lo largo de su historia, ha contado con una serie de elementos complementarios que animaran y daran ciertos contenidos a la desnuda fbrica que hoy conocemos. En la poca romana debi poseer ms de un arco, y una puerta de entrada a la ciudad, y posteriormente en el siglo XVIII, se le aadieron un templete conmemorativo de la restauracin de tiempos de Felipe III con su inscripcin y la capilla de San Antonio, en el descendedero del Humilladero, que fue oratorio de viajeros y desapareci en la crecida de 1860. Tampoco el perfil del puente sera en su origen como lo vemos actualmente, con varios ascensos y declives, debidos a las sucesivas reconstrucciones. Pese a todo, esta sucesin de puentes y el mantenimiento de partes de la antigua fbrica frente a las continuas destrucciones nos dan idea de la magnitud y categora de la obra del puente romano de Mrida. 4.- Puente romano de la alcantarilla. Mrida. Se construy en la misma fecha que los anteriores para salvar un pequeo arroyo. El puente, de un solo arco, tiene 7 metros de longitud y 435 metros de ancho. 12

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Est realizado en hormign romano y recubri con sillares almohadillados de los que apenas se conservan restos. Ha sufrido numerosas restauraciones y aadidos, entre los que se encuentra el pretil. 5.- Puente de Alcontar. El puente romano de Alcnetar proporcionaba el paso por el Tajo a la importante arteria de la Va de la Plata en su camino hacia Salamanca. Se traz el puente aprovechando las mejores condiciones que la topografa del terreno presentaba all y buscando tambin las mejores posibilidades de estrategia. La va de la Plata vena siguiendo el valle del ro Almonte, y el puente se dispuso en el punto donde conflua ste con el Tajo. Este lugar, adems presentaba en la margen izquierda del ltimo ro citado un alto pen que resultaba conveniente como punto de viga. El puente, efectivamente, no debi concebirse como elemento aislado, sino que sobre el pen se levant un pequeo reducto de defensa que luego sera reedificado como fortaleza en la Edad Media. De este conjunto hoy apenas queda algo, pues cuando se construy el pantano de Alcntara el lugar qued inundado. El puente, ya en estado ruinoso, fue trasladado al cauce del arroyo Gaudancil, cerca de su primer enlazamiento, donde el agua del pantano slo en ocasiones alcanza a tocar sus pilas. El castillo desapareci, quedando como nico signo visible la alta torre de Floripes, fuerte y llena de leyendas antiguas, que a veces tambin se pierde cuando el agua la cubre por completo. El puente tuvo una longitud de 290 metros, medida calculada sobre la extensin que alcanzaban sus pilas ruinosas. Const de 16 arcos, de los que actualmente apenas se conservan cuatro, los que iniciaban el arranque de la orilla derecha. De ellos, slo los dos menores se pueden considerar de fbrica romana en su totalidad. A pesar de todo, esta pequea parte es suficiente para conocer la estructura del puente y su tcnica de construccin y para enjuiciar el valor del mismo en el conjunto de la ingeniera romana. Las bvedas de los dos arcos originales y de los dos arcos mayores son rebajadas. La diferente calidad de construccin hace suponer que estas ltimas fueron realizaciones posteriores, quiz del proyecto de reconstruccin que se inici en el siglo XVIII, que seguramente siguieron la forma de los primitivos arcos. El bisel que presentan las pilas en la parte superior para el arranque de las dovelas indica que efectivamente, la traza original consisti en arcos escarzanos. Suponen estos una variacin notable en el conjunto de los puentes romanos, usualmente dotados de arcos de medio punto, lo que confiere una particular singularidad al puente de Alcontar. Las pilas renen tambin sus peculiaridades. En planta, se conforman con un agudo tajamar bien marcado en ngulo, en la vertiente de aguas arriba; en la vertiente opuesta reciben una innovacin que tampoco es frecuente en otros puentes romanos. En el alzado, la continuidad del paramento almohadillado se ve rota por la sucesin de tres cornisas. Una de ellas limita la altura de los tmpanos y marcara el inicio del pretil; las dos siguientes, poco ms abajo del arranque de los arcos, se desarrollan muy prximas. Estn construidas con gran solidez. El recubrimiento de sillares, dispuesto a hueso, conform el molde en el que se fragu el hormign. Internamente, existe adems un refuerzo que une un lateral con otro, tambin en sillar de granito, que constituye una cruz, dando lugar a cuatro huecos prismticos que se fueron rellenando de hormign. Este se dispuso en tongadas que abarcaron alternativamente la altura de dos y de cuatro hiladas. El sillar se cort con una gran regularidad, siendo su frente almohadillado, excepto en las hiladas que lindan con las cornisas. Su disposicin fue la de soga y tizn, siguiendo un ritmo general de una hilada a soga y dos a tizn. Los arcos tienen distintas proporciones, oscilando la luz de los mismos entre 13

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630 m. y 1015 m. Consecuentemente, las pilas presentan tambin variaciones, desde 430 m. hasta 460 m. en su espesor, siendo notablemente mayor una de ellas que, hacia la zona media, quedaba dentro del cauce regular del ro. Alcanza sta, hasta 810 m. de grosor. La rasante del puente, siguiendo la lnea que marcan las distintas alturas de los arcos, debi ser incursada. La solidez de la construccin del puente de Alcontar no permite suponer que fuera la accin natural la que causase su ruina. Constituyendo un paso fundamental en la comunicacin del norte al sur de la pennsula, se encontr expuesto a la destruccin desde el momento en que la lnea del Tajo se puso en juego entre los musulmanes y los cristianos. Tal vez fuera la ofensiva de Alfonso IX, que avanz considerablemente en la reconquista de la regin (siglo XIII), la que provocara un corte definitivo del puente por parte de los musulmanes, causando el principio de su ruina, que sin una concrecin exacta data, desde luego, de esta etapa de la reconquista. El arrastre sucesivo de materiales, como atestigua la torre de Florines, construida con sillares romanos, contribuira progresivamente a este proceso. Tambin es incierta la fecha en que se construy la obra. No existe ningn documento que pueda atestiguar una cronologa. Debe pensarse que el puente de Alcontar se realiza en la etapa de Trajano o de Adriano, cuando la Va de la Plata lleg a completarse de manera casi definitiva. Al menos, los avances que manifiesta la construccin de la fbrica, as como la innovacin que formalmente se plantea en la traza de elementos de Alcontar, frente a una tradicin ms o menos homognea, hacen presuponer que el puente fuera ya una obra tarda en Espaa, una ms de las esplndidas construcciones que se llevaron a cabo bajo el Imperio de Trajano o Adriano a comienzos del siglo II. 6.- Puente de Cparra sobre el Ambroz. Antes de llegar a Cparra desde el norte, la va de la Plata cruza el ro Ambroz mediante un pequeo puente de origen romano. Se conforma ste con cuatro aros, de los cuales slo los dos centrales pueden considerarse obra plenamente romana. De cualquier manera, el puente entero ha sufrido una importante modificacin. Se encontraba bastante deteriorado, aunque mantena sus servicios hasta el momento en que, debiendo dar paso al camino que conduce al pantano de Gabriel y Galn, se efectuaron en l obras de acondicionamiento. Su plataforma tuvo que ser ensanchada y, para ello, se desplaz el paramento de aguas abajo, mientras que el de aguas arriba permaneci en su lugar. Aparte de este ensanche, el puente se ha restaurado consolidndose los sillares con mortero y completndose para la fbrica que faltaba. As, el pretil, la cornisa y algunos sillares de las hiladas superiores que completaban los tmpanos son obra de nuestros das. La obra no estaba fijada en el tiempo. Se trata de un puente que no presenta particulares rasgos de definicin y que fue realizado sin excesivo esmero. Los arcos son de medio punto y las bvedas parten de una hilada en saledizo que marca esta diferenciacin de elementos. Aguas arriba, uno de los tajamares de las pilas que entran dentro del cauce regular del ro es triangular, y el otro, agudo tambin, es trapezoide, siendo plano el paramento de aguas abajo. La obra se recubre de sillera grantica, dispuesta en hiladas irregulares, debido al recorte desigual de los sillares. Las dovelas igualmente presentan diferencias, siendo notable el entrante de algunas de ellas en el campo de los tmpanos. Sobre todo, los dos arcos extremos, que han debido ser objeto de alguna transformacin previa a las ltimas obras, manifiestan una peor calidad de construccin. Sin embargo, el puente de Cparra constituye un elemento ms en el interesante 14

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conjunto de restos de Cparra, todo l declarado como conjunto monumental. 7.- Puente de Guijo de Granadilla. En el camino de Villar de Plasencia a Casar de Palomero se encontraba el puente romano de Guijo de Granadilla, que salvaba el ro Alagn. Distaba unos 5 kms. De Cparra, que fue mansin romana de la Va de la Plata y dio servicio en la antigedad a la va que pasaba por Calzadilla y Coria, segn Mlida. Para su traza se aprovech el estrechamiento que el ro Alagn presentaba en este lugar, en donde adems el suelo grantico proporcion un slido basamento a la construccin. El paso del violento caudal del ro haba producido en el suelo un profundo tajo con paredes casi verticales, sobre las cuales se alzaba airoso el arco nico que constituye en puente. A un lado y a otro del mismo, se continuaban los tmpanos hasta enrasar con la altura del camino. El arco, con 1910 m. de luz, presentaba una cierta asimetra en sus arranques en el frente de aguas abajo, al haberse aprovechado la altura natural del terreno, descendiendo su construccin hasta completar el arco en el frente opuesto. La fbrica fue cubierta en su totalidad con sillera grantica que se dispuso de manera regular en hiladas horizontales. En general, la conservacin del puente era buena, si bien a lo largo del tiempo se llev a cabo un rejunte de sillares para su mejor consolidacin, y la estructura sufri alguna pequea modificacin, como la disminucin de la pendiente en sus dos vertientes. No se fij una fecha concreta para este puente, aunque, por su tcnica avanzada en comparacin con otros ms primitivos tambin de un solo ojo, se indic como probable el siglo II de nuestra era. Se describe el puente en pasado, porque al hacer el pantano de Guijo, desapareci para siempre el lugar donde se hallaba. Fue desmontado y reconstruido de nuevo, hoy tiene su emplazamiento en la orilla del pantano, a unos 4 kms. De Guijo de Granadilla. Las estructuras de hormign, que sustituyen al alzado del terreno, y su situacin de aislamiento dentro del agua son servidumbre de esta segunda vida, que han transformado por completo su imagen. 8.- Puente de Medelln. En las cercanas de la localidad, salvando la corriente que baa las inmediaciones de la poblacin, se alza un puente de unos 400 metros de longitud. Prximo al mismo se conservan restos de una construccin primitiva: se trata de unos pilares en la margen derecha y el estribo y muros de acompaamiento de la margen izquierda. Cont Medelln, poco despus de su fundacin romana, con un primer puente que Garca y Bellido supone que debi realizarse en tiempos de Augusto o de los JulioClaudios y que est relacionado constructivamente con los puentes de Mrida y Salamanca. Segn el mismo autor, este puente deba tener unos 400 metros de longitud, con 28 ojos de medio punto que apoyaran en pilares de planta rectangular con tajamares apuntados. Fernndez Casado advierte que los restos que se conservan del primitivo puente presenta ciertos elementos no muy habituales en estas construcciones romanas, como es la carencia de almohadillados en la labra de los sillares y la gran cohesin que posee el cemento del interior, llegando a formar cuerpo con los propios sillares. No es muy seguro que los restos que hoy se conservan, junto al puente que se mantiene en pie, pertenezcan a esta primera construccin, pues aparte de los elementos ya sealados por Fernndez Casado se tienen noticias documentales que nos dicen que 15

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en el siglo XVI se hacen importantsimos trabajos en el puente, por lo que es muy probable que lo que nos ha llegado sea de este segundo momento. Segn documentacin que nos da a conocer Rodrguez Gordillo, a principios de 1525 se comienza la reparacin del puente antiguo, que estaba cado. Estos trabajos duraron medio siglo e intervinieron econmicamente en su realizacin los diez pueblos que formaban el condado de Medelln, a los que se sumaban cantidades facilitadas por el propio Conde, as como las obtenidas a travs de los cargos que se impusieron a las dehesas y fincas de los alrededores. Segn documentos existentes en la propia localidad intervinieron en la obra varios artfices, entre los que destaca el trujillano Sancho de Cabrera, maestro mayor que trabajar a mediados del siglo XVI. Sin embargo, este nuevo puente no estuvo demasiado tiempo en servicio, pues en el mes de diciembre de 1603 se produjo una enorme crecida del ro ocasionando numerosos daos humanos y materiales a la poblacin: entre ellos, la destruccin del puente, que se haba acabado haca unos veinticinco aos. Este puente deba seguir en gran medida la distribucin de la obra romana, ya que es probable que algunos elementos de la primitiva fbrica se aprovecharan. Tena 28 ojos formados por arcos de medio punto, los tajamares estaban apuntados y estaba todo forrado por sillares de granito. Pocos aos despus de tan lamentable suceso se iniciaron de nuevo los trabajos para la construccin de un nuevo puente. En esta ocasin no se emplaz el mismo lugar que el anterior, sino que se desvi unos metros al oeste. Se trata de una magnfica obra que hoy est en uso, aunque algunos ojos han necesitado reformas posteriores. TEATROS 1.- El Teatro. El origen del teatro est ntimamente ligado al culto que los griegos rendan a Dionisos (Baco). La tragedia y la comedia alcanzaron su plenitud con Esquilo, Sfocles, Eurpides y Aristfanes durante el s. V a.C. En Roma tambin se compusieron y representaron obras de teatro, si bien gustaban menos que otros espectculos. No obstante, destacaron Plauto y Terencio en la comedia de asunto griego; ms tarde, el gusto romano se decantara por la atelana y el mimo. Los teatros fueron al principio un simple trozo de terreno acotado, al aire libre. Luego, se construyeron de madera, desmontables, imitados de los de la Magna Grecia. Y, finalmente, ya en el ao 55 a.C., Pompeyo edific e inaugur el primer teatro estable, de piedra. Cornelio Balbo, rico gaditano, construy otro, tambin en Roma, el ao 13 a.C., y por las mismas fechas Augusto inaugur el teatro Marcelo, el nico conservado hasta hoy en Roma. Los teatros eran de planta semicircular, con gradas para los espectadores (cveas) que suelen descansar sobre un sistema de bvedas de hormign y de galeras. A las cveas se acceda por las escaleras y vomitoria. Abajo estaba la orchestra, tambin semicircular, y coincidiendo con su lado recto pero ms alto, el proscenio, con un muro de fondo techado y suntuosamente decorado con estatuas y relieves. Este muro, el frons scaenae, constituye uno de los elementos ms caractersticos de los teatros romanos: simulaba la entrada a un palacio y constitua el nico decorado de todas las obras. Sus tres puertas comunican el escenario con los bastidores (postcenio) y su muro proyectaba la voz de los actores hacia el pblico. Se utilizaba un teln, que a diferencia de los actuales, bajaba al comenzar la obra y bajaba al terminar. Aunque eran edificios descubiertos, en los das de mucho sol se utilizaba un toldo o velum. Haba un director de escena (dominus gregis) que compraba la obra al autor y la 16

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montaba, contratando a los actores necesarios. Las obras se representaban durante los das de los juegos, a veces slo un da. Los actores eran todos hombres, incluso en papeles de mujeres. Para interpretar se colocaban diversas mscaras, segn fuese el personaje. Haba siempre, adems del dilogo, msica y danza. 2.- Teatro de Mrida. El teatro romano de Mrida es edificio proyectado en conjunto con el anfiteatro desde el momento de la fundacin de la ciudad. Varias lpidas inscritas indican que Agripa fue el patrocinador de la obra, y que sta se inaugur entre los aos 16 y 15 a.C. No poda faltar en una colonia romana, creada adems con magnificencia, la presencia de edificios pblicos que mantuvieran la extendida costumbre de espectculos de la sociedad romana, y al mismo tiempo fueran instrumento de romanizacin. El edificio se concibi para unas 6.000 personas, proporcin a propsito para una capital que recibira espectadores de la provincia, y su traza, as como su orientacin entra dentro de las prescripciones vitrubianas, de modo que Mrida cuenta con un ortodoxo ejemplar dentro de la tipologa del teatro, equiparable a las obras que se hicieron en Roma, como el teatro de Pompeyo, o el teatro augusteo de Ostia, con el que presenta ciertas afinidades. La ubicacin del teatro y anfiteatro de Mrida es excntrica. Se encuentran en el extremo sudeste de la ciudad, aprecindose el lmite de las murallas en la zona posterior de ambos edificios. Nada hay de particular en esta disposicin, observada de modo semejante en otras ciudades romanas. Pero ms bien en la eleccin del lugar debieron primar razones de topografa favorables a la hora de construir. Se encuentran ambos edificios sobre una pendiente del Cerro de San Albn, en la que apoyan gran parte de su estructura, economizndose de este modo esfuerzos y materiales constructivos. Efectivamente, ms de la mitad de la cavea del teatro de Mrida est asentada sobre el terreno natural, de modo que su fachada externa apenas tiene desarrollo, si bien hay que tener en cuenta tambin que el nivel de la calzada que lo rodea se elev sobre la calzada original el tiempos de Constantino, como muestran algunos escalones necesarios para descender a las puertas de entrada. El hemiciclo sobre el que se desarrollan las gradas, la cavea, est dividida en tres sectores que acogan diferenciadamente a las distintas clases sociales. El sector preferente la ima cavea, es el ms prximo al espectculo, y an delante de este sector, las tres primeras gradas del hemiciclo, cubiertas de mrmol y con una anchura suficiente para disponer asientos, estaban reservadas para autoridades de la esfera poltica, administrativa y religiosa. Se limitaban estas tres gradas de honor con un pretil de mrmol del que queda algn resto, detrs del cual corre un estrecho praecinctio, con el que se inicia la ima cavea. Es este el sector ms desarrollado del teatro con un total de 23 gradas, y por tanto, con una dotacin oportuna de pasillos, escalinatas y puertas, que permitieran una fluida y cmoda instalacin y salida de los espectadores. En la parte alta de este cuerpo se abren seis vomitorios, comunicados internamente con un corredor abovedado que sigue el mismo trazado semicircular de las gradas y comunica al exterior mediante dos puertas, una en cada extremo del hemiciclo, despus de haber atravesado el cuerpo de gradas por un pasillo escalonado, asimismo abovedado. Ms arriba, la ima cavea finaliza con un corte vertical, balteus, en el que se abren otros cinco vomitorios. Son puertas que comunican directamente con el exterior, y al interior del hemiciclo marcan el punto de arranque de pequeas escalerillas, scalae, que comunican el praecinctio bajo de la ima cavea, ya citado, con otro praecinctio que se desarrolla delante del balteus, como espacio final de la ima cavea. La media cavea y la summa cavea tienen escaso desarrollo, con cinco gradas 17

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respectivamente, separndose ambos cuerpos mediante balteus. Las puertas de acceso a estos dos cuerpos superiores se efectan mediante una escalinata comn que comunicaba con el exterior, no quedando de estas puertas al interior del hemiciclo ms que los huecos que ocup su construccin que dividen la parte superior del teatro en las siete porciones, que popularmente recibieron el nombre de las siete sillas, cuando antes de excavar el teatro sta era la nica parte que sobresala. La orchestra es semicircular, y conserva el pavimento original formado por losas rectangulares de mrmol de distintos colores y tamaos. El acceso a la orchestra se realiza por los parodoi, galeras en ngulo con entrada desde los frentes del hemiciclo, que se desarrollan bajo las gradas. Las puertas externas son de medio punto, con un correcto despiece de dovelas que destacan sobre el paramento del fondo, y muestran el esmerado recorte del granito caracterstico de la construccin augustea de Mrida, del mismo modo que los sillares del paramento de la fachada, o las piezas que componen las bvedas del corredor, donde se conforma adems una ornamentada bveda de rincn de claustro. Sobre estas dos puertas se dispuso una inscripcin referente a Agripa, realizada con letras de bronce, como se comprueba por la lpida existente en la puerta oriental en la que reaprecian los orificios que la sujetaban. Las puertas de los parodoi que dan a la orchestra son adinteladas, y sobre ellas tambin constan inscripciones conmemorativas que aluden a la persona de Agripa. Dicen: Marco Agripa, hijo de Lucio, cnsul por tercera vez, y ejerciendo la tribunicia potestad por tercera vez. La scaena se conforma como una plataforma elevada sobre el nivel de la orchestra, pulpitum, de gran amplitud (60 m. de longitud por 7 m. de fondo) cuyo frente, proscaenium, trazado con una movida lnea de entrantes semicirculares y rectangulares, est limitado por dos pequeas escaleras que comunicaban el pulpitum con la orchestra. En el suelo de esta plataforma, que originariamente ira recubierta de madera, se han podido distinguir algunos espacios socavados que seran infraestructuras apropiadas para artificios escnicos. En este mismo sentido, algunas piedras con orificios junto a la puerta central de la scaena, se interpretan como cajas donde se introduciran los periatti, prismas triangulares que evolucionaban con diferentes decorados segn la naturaleza de la representacin, tragedia, comedia o stira. Con efectismo propiamente teatral, el cierre de la scaena se conforma como una estructura monumental y de gran riqueza decorativa, el frons scaena. Su planta adquiere un gran dinamismo a base de entrantes que rompen la lnea del frente, y combinndose la lnea recta con la curva. En el entrante central, que es semicircular, se abre la puerta principal, valva regia, por donde hacan presencia los primeros actores, y simtricamente, a un lado y otro, en dos entrantes rectangulares, se ubicaban las dos entradas secundarias, valvae hospitalium. El alzado, el frons scaenae se ha reconstruido con dos rdenes de columnas superpuestos. Cuando se excav el teatro, se reconoci perfectamente la lnea del podio sobre el que se levantaba toda la estructura y el basamento de alguna de las columnas del primer orden. Agrupando todo el material perteneciente a este cuerpo, y siguiendo la lnea de la scaena del teatro norteafricano de Sabratha, muy semejante al de Mrida, se reconstruy como se ve hoy en da. Las columnas son de orden corintio, y sobre ellas se dispone un entablamiento con arquitrabe, friso y cornisa, profusamente ornamentados y tallados con gran calidad tcnica. La combinacin de color de los mrmoles, gris en los fustes de las columnas y blanco en los capiteles y elementos del entablamiento, contribuyeron a ampliar el efecto ornamental buscado en esta parte del teatro. El conjunto se complement adems con una interesante serie escultrica que se dispuso en los intercolumnios, sin que se sepa con exactitud el orden de disposicin original. Parte de estas esculturas entroncan con la mitologa, en el pasaje en el que 18

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Cora, raptada por Plutn, se convierte en la infernal Proserpina. Los protagonistas de este mito, Ceres, Plutn, Proserpina y Jpiter, se han identificado en una estatuaria monumental, de valor tcnico considerable. Y junto a estas divinidades figuraron retratos humanos de los que restan exclusivamente los cuerpos, dos de ellos vestidos con toga, y otros tres cubiertos con coraza, que hipotticamente Mlida ha considerado como retratos imperiales, pero que en realidad no estn identificados. El mito de Ceres, Plutn y Proserpina, tal vez slo aludiera a los principios del drama en relacin a las representaciones de los misterios de Eleusis, pero tampoco hay que descartar una voluntad estrictamente religiosa en torno a esta imgenes, dado el sentido religioso implcito en muchos teatros romanos, no concebidos exclusivamente como edificios profanos, y el valor que en una regin como la de Mrida, de riqueza primordialmente, pudo tener este mito. Detrs del frons scaenae, varias dependencias para los actores constituan el postscaenium. En el paramento del podio de este cuerpo se ha apreciado una cierta falta de unin, debido a que la scaena debi sufrir una reforma sobre la estructura original. Las esculturas toracatas, que se sitan claramente en el imperio de Domiciano, as como los capiteles del frons scaenae, cuyo estilo se asocia a la etapa Flavia, indican una renovacin en este momento. Ms adelante, el teatro, segn consta en una inscripcin, sufri reformas en la etapa de Constantino (entre los aos 333 y 337), junto con el circo cuando Mrida, convertida en la capital de la provincia de Hispania, viva una etapa de auge. De estos momentos datan algunos restos de relieves que debieron formar parte de la scaena, pero que no se han incluido en su restauracin. Ms all del postscaenium, igual que en los teatros de Pompeyo en Roma y el de Ostia, se desarrollaba un peristilo, como zona de esparcimiento ajardinada y acotada en sus cuatro frentes por una doble columnata. Estas, ms pobres que las de la scaena, son de granito, que se recubri de estuco y de pintura. Al fondo del peristilo, y en la lnea del eje del teatro, existe otra dependencia, como una pequea cmara rectangular, donde han tenido lugar hallazgos numerosos y de singulares inters. Inicialmente se interpret como una biblioteca, pero teniendo en cuenta las imgenes imperiales que de all proceden, el conocido retrato de Augusto velado, como sumo pontfice, y un retrato de Tiberio, as como varias inscripciones relacionadas con el culto imperial, se considera que la estancia se destin a este culto, que despus radicara en el templo de Diana. El conocimiento del teatro de Mrida, sorprendentemente, es bastante reciente. A principios del siglo XX, despus de siglos de abandono y despojo, todava todo el edificio se hallaba cubierto, sobresaliendo slo los muros entrecortados de la summa cavea llamados las siete sillas, hasta que en 1910 se iniciaron las excavaciones que dirigi Jos Ramn Mlida. La estructura del teatro apareci desnuda en gran parte, mostrndose la cavea desprovista del granito que la recubra, los elementos de la scaena tirados, intencionadamente, y la fachada, en la parte superior, ms expuesta porque sobresala, despojada tambin de sus potentes sillares de granito. Sin embargo, el slido ncleo de hormign ha pervivido completo hasta nuestros das, mantenindose de este modo ntegra la estructura del teatro. La scaena fue objeto de restauracin en tres fases, hasta la definitiva y actual llevada a cabo por el arquitecto Jos Menndez Pidal desde 1962, y a esta misma fase se debe la reconstruccin en piedra de algunas gradas d la cavea, la reestructuracin de algunos vomitorios perdidos y parte de la columnata del peristilo, detalles que muestran parcialmente el aspecto que la construccin debi tener en origen.

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3.- Teatro de Regina Turdulorum. En las cercanas del pueblote Casas de Reina, a unos 1.500 metros al este, y junto a la carretera que conduce a Ahillones, se encuentra el solar sobre el que se extendi la primitiva ciudad de Regina. Son pocas las referencias documentales que se recogen sobre este ncleo, de manera que su historia es prcticamente desconocida. No se sabe con exactitud cul fue el momento de su fundacin, ni cundo se produjo el abandono que finalmente provoc su ruina. La poblacin de Regina se ubic de modo conveniente en la va que comunicaba Mrida con Sevilla, y junto a la desviacin que, a travs de Azuaga, llegaba a la va de Mrida a Crdoba, gozando por tanto de buena posicin estratgica. Por otra parte, tambin los recursos agrcolas y mineros de la regin condicionaran el emplazamiento de esta poblacin. Hoy toda la ciudad ha desparecido tenindose sobre su topografa alguna referencia vaga, como el lugar en el que se emplazaba el foro, o la localizacin del Cardo Maximus, sin embargo, el teatro, con su slida estructura, ha pervivido hasta nuestros das. Se encontraba ste cubierto casi en su totalidad, hasta que recientemente se iniciaron excavaciones en el lugar, que, en campaas progresivas desde 1978 han puesto al descubierto la estructura completa del edificio. El teatro de Reina es un ejemplar reducido en su gnero, proyectado para un ncleo de poblacin secundario, con una capacidad aproximada de 800 espectadores, calculada sobre las gradas que se conservan en la cavea, pudindose ampliar esta cifra en el caso de que la parte superior del teatro tambin acogiera espectadores. La estructura se emplaz sobre una pendiente suave, siguindose el mismo sistema utilizado en otros teatros de la regin, el de Mrida y el de Medelln, con el fin de simplificar la construccin. Todo el cuerpo de gradas se apoya sobre el terreno natural, sobresaliendo en fachada slo el muro superior del hemiciclo. La cavea se traza en semicrculo y comprende un total de diez gradas. Se inicia este cuerpo con una grada de mayor proporcin que era lugar reservado a las sillas de honor, junto a la orchestra y, por detrs de la misma exista un balteus de separacin. Cinco scalae, que dividen radialmente el hemiciclo en cuatro cuneus, permitan el paso de los espectadores a las gradas. Ms arriba de estas gradas se desarrolla un praecinctio, como pasillo, y detrs de l existe un espacio libre hasta el lmite del muro de la fachada. Parece ser que el teatro de Regina constaba de un solo sector de gradas, siendo dudoso el fin al que estuvo destinado este espacio superior. Pudo constituirse aqu una galera, o tal vez una plataforma acogi un gradero de madera que complementase la cavea construida. Ambas son las soluciones que se conocen a travs de otros teatros romanos, pero no hay ningn indicio aqu que permita pronunciarse por alguna solucin. El muro superior de la cavea presenta externamente grandes contrafuertes de hormign recubiertos de opus incertum, y en l se abre cuatro puertas de entrada que comunicaban directamente a la calle con el exterior del teatro. La orchestra era semicircular, limitada entre la cavea y la scaena, y tiene entrada mediante los parodoi que se desarrollan entre los frentes del hemiciclo. La scaena presenta un proscenium dinmico, con entrantes rectangulares y semicirculares que quiebran la lnea recta del muro. El pulpitum, con 45 m. de longitud por 6 m. de profundidad, tuvo un cubrimiento de madera, algunos de cuyos restos aparecieron en la primera campaa de excavacin, y este tablado debi mantenerse mediante pilares existentes bajo l en el hyposcenium. A un lado y a otro, el pulpitum est limitado por el desarrollo de dos parascenia. 20

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De la scaena frons se conserva el podio de algo ms de 3 m., sobre el que se elevaron las columnas y entablamentos, estos ltimos perdidos de modo completo. Tiene este frente tres entrantes semicirculares que se corresponden con las valvae, de las cuales la central valva regia, es la mayor, y las laterales, valvae hospitalium, tienen medidas diferentes. En el postscaenium se combinan entrantes semicirculares y salientes rectangulares con un gran movimiento de lneas. Probablemente estas hornacinas se hicieron para albergar imgenes escultricas. En zona prxima a este muro ha aparecido una representacin de la diosa Isis en mrmol, que cabe pensar que se encontraba aqu ubicada. Detrs del postscaenium, no de descarta la idea de que se desarrollara un prtico segn el modelo vitrubiano, como se ha documentado en otros teatros, por proximidad, en el de Mrida. Pero todava no se conoce bien el rea posterior. Abarcando la anchura del pulpitum, y aprovechando el entrante de la valva regia, existe una construccin de planta octogonal que, por su estructura, ha hecho pensar en un baptisterio paleocristiano. Aunque en este punto se han encontrado restos de cermica tarda y un mango de ptera paleocristiana, la tosquedad de la construccin y el material de ladrillo y piedra all utilizado, sitan la obra factiblemente en la etapa bajomedieval. El material empleado en la construccin del teatro fue el hormign como ncleo, que tuvo como revestimiento un paramento de opus incertum. Este ltimo se constituye de modo particular, con cintas de mortero entre las uniones de una piedra y la otra, bien resaltada, creando de este modo un notable efecto decorativo. Tambin se utiliz como refuerzo en los vanos, enmarque en las hornacinas del postscaenium, y conformando las gradas de la cavea. Pero ste ha desaparecido en gran parte en el despojo que el teatro ha sufrido progresivamente, la ltima vez en fecha reciente, cuando el material se utiliz para realizar la carretera de Ahillones, en la dcada de los aos 40. Es sobre todo la tcnica constructiva la que puede dar un indicio sobre la etapa en la que se realiz el teatro de Regina. El opus incertum tiene aqu una constitucin semejante a la que se detecta en edificios itlicos comprendidos entre mediados del siglo I a.C. y el final de la poca Flavia, o edificios galos que datan del siglo I d.C. Tambin es comparable esta tcnica con la que se utiliz en los Columbarios de Mrida, situados entre los aos 60 y 70 d.C. Por tanto, se concreta la fecha de realizacin de este teatro a finales del siglo I d.C., concretamente en la etapa Flavia, siendo probable su abandono a mediados del siglo IV, como ponen de manifiesto los resultados de las excavaciones all practicadas. 4.- Teatro de Medelln. No se sabe con precisin la fecha de la fundacin romana de Metellinum, tambin denominada Caecilia Metellina y Colonia Metellinens, pero se acepta generalmente que su nombre est relacionado con Quintus Caecilius Metellus, que fuera cnsul en el ao 80 a.C., el cual combati en Hispania a Sertorius. Si fue fundada por l, se tratara de un de las primeras colonias romanas de la pennsula, pero tambin se sospecha que el ttulo de Colonia sea posterior, de tiempos de Csar, como indica Garca y Bellido. Desde luego, es citada por Plinio, por Claudio Ptolomeo, por el Itinerarium Antonini Augusti y por la Ravennatis Anonymi Cosmographia. Aparte de la riqueza agrcola circundante tiene inters el Medell romano por estar junto al ro Guadiana, en un punto de fcil vado y cmoda defensa, por lo que se construy un gran puente de veintiocho aros; y por su condicin de primera mansio en la calzada que se diriga desde Emerita hasta Caesaraugusta, as como la que poco 21

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despus de Metellinum se diriga a Corduba. No obstante, es probable que la preeminencia de Mrida determinase cierta disminucin en la vida de Medelln, al menos respecto a las previsiones iniciales, pese a lo cual el teatro indica una cierta prosperidad. El teatro metelinense se encuentra en la ladera del cerro cuya cima ocupara ms tarde el castillo, situndose por consiguiente en la zona alta de la ciudad romana. la persistencia del asentamiento hasta nuestros das ha ocasionado un elevado grado de destruccin del teatro, cuyos bloques de sillera constituyeron una fcil cantera para la fbrica posterior del castillo, iglesias, palacios, etc. Por ello, en la actualidad, tan slo se puede apreciar un triste conjunto de elementos deteriorados de fbrica cementicia, algunos ladrillos, restos de fuste de alguna columna y los indicios de su morfologa. En consecuencia, es slo un yacimiento arqueolgico que conocemos por los estudios realizados por Mariano del Amo, a quien seguimos en este breve resumen. Como el teatro aprovecha la topografa de la ladera, su orientacin no resulta la conveniente segn la normativa vitrubiana, pues la cavea est abierta hacia el sur. Pero el emplazamiento permitira una economa de medios, as como la utilizacin pblica de un lugar menos apto para la vivienda. Adopta la planta caracterstica de los teatros romanos, con cavea y orchestra formando un semicrculo, as como dos aditus maximi laterales, entre los que se abre la scaena, con un frons scaena conocido en parte por los testimonios arqueolgicos. Tcnicamente, predomina en las estructuras de la fbrica segn opus caementicium. En varios puntos se recubren los muros con opus incertum, de piedras irregulares dispuestas en hiladas horizontales, mostrando al exterior su cara ms plana. Tambin se emplea la tcnica de opus latericium, pero no automticamente, sino combinada en opus mixtum, de suerte que aparece en algunos arcos y bvedas en soporte de estructura superior cementicia. En cuanto a las partes ms nobles, como ventanas, puertas, escena, etc., se acudi al opus quadratum. Por el estudio realizado por Del Amo sabemos que tena el teatro una ima cavea, una media cavea, y quizs tambin la summa cavea, aunque no se conservan restos de ella. Un detalle interesante es la crypta que circunda el interior de la cavea; estaba cubierta con bveda de medio can, de ladrillo, sobre la que continuaba una estructura cementicia, quiz base de la supuesta summa cavea, por este pasillo, iluminado con ventanas de medio punto, se circulaba hacia los vomitoria que servan en acceso a la media cavea. En cuanto al frons scaenae, algunos restos permiten saber que estaba cubierto de estuco pintado en coloraciones rojas sobre fondo pajizo, aprecindose algn motivo vegetal y de bandas, as como varias molduras. Asimismo tena una columnatio, de la que solo quedan tambores de algn fuste y dos capiteles, uno drico y otro jnico, columnas que estaban estucadas y pintadas. Por lo que se refiere a la cronologa de la construccin de este teatro. Del Amo valora las referencias que aportan las tcnicas constructivas y su paralelismo con otras construcciones pblicas de poca romana, suponiendo que fue edificado en el ltimo cuarto del siglo I a.C., quiz por los mismos artfices que trabajan para el Teatro de Mrida. ARCOS 1.- Arco de Trajano. Mrida. El arco de Trajano se encuentra en el centro de la ciudad de Mrida, y a pesar de estar enmascarado por las construcciones que a lo largo del tiempo se le han ido 22

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adosando, no ha perdido el carcter de punto de referencia monumental con el que fue dotado en su origen. El propsito de su creacin, aunque se exacto sentido fundacional ha sido objeto de diversas interpretaciones, fue el de establecer un hito significativo en la trama de la ciudad romana, aspecto que viene definido a travs del contenido de la forma del arco y de la grandiosa escala con la que aqu se proyect. El arco tiene una altura de unos 15 m. aproximadamente, incluyendo los dos metros de su base que ahora quedan enterrados bajo el pavimento, casi 9 m. de luz en el arco, y una anchura de 13 m. de un extremo al otro de sus contrafuertes. El material empleado para la construccin fue el granito, con el que se recortaron de manera regular los grandes sillares y dovelas 140 m. de altura), y se puede suponer que este ncleo fuera enriquecido externamente con mrmol, como parece indicar la serie de agujeros que se aprecian en las dovelas y en los sillares. Ya en el siglo XVIII, Villena practic una excavacin en la que pudo apreciar el nivel de los cimientos del arco, reconociendo tambin el pavimento de una va debajo del mismo, as como restos de una cloaca que corresponda a una va de importancia. Segn el trazado general de Mrida, desde este punto se puede seguir una alineacin hasta el ro Albarregas, que marcara en efecto el trazado del cardo maximus, teniendo en cuenta esta situacin, el arco de Trajano fue considerado como lmite de esta va (Fernndez y Prez), puerta monumental de entrada al supuesto primer recinto de la ciudad (Mlida), o posible arco triunfal (Macas), idea esta ltima que se ha repetido, por la mayor aproximacin de este arco a los arcos triunfales que a las puertas monumentales (Richmond). Recientemente, una serie de restos que desde antiguo vienen apareciendo en el rea del actual Parador han llevado a Almagro y a lvarez Martnez a considerar la topografa del terreno y a poner el arco de Trajano en relacin con el contexto urbano. Se han encontrado all algunos bronces, restos de escultura ornamental e inscripciones que hacen suponer la existencia de un segundo espacio forense en Mrida, aparte del foro municipal que se desarrolla en las proximidades del cardo y el decumanus, tendra el carcter de foro provincial, de la Lusitania, con su templo de culto imperial y edificios monumentales, de los que se conoce la planta, dibujada por Laborde, de una probable baslica. El arco de Trajano quedara inserto en este conjunto. Como en otras planificaciones urbanas de Roma, el arco pudo desempear aqu el papel de elemento delimitador entre espacios con distinto significado, marcando una separacin, al mismo tiempo que constituira la entrada monumental de este gran espacio cerrado que sera el segundo foro de Mrida. El arco ha sido conocido tradicionalmente como arco de Trajano, sin ningn fundamento. Como antes se coment, su revestimiento ha desaparecido totalmente, y con l, las inscripciones que pudieran documentarlo. Por tanto, la concrecin en el tiempo del momento en que fuera realizado, es problema no resuelto hasta ahora. 2.- El arco triunfal de Capera. Cparra. El arco cuadriforme es el nico elemento superviviente de la antigua ciudad romana de Capera. Estuvo esta ciudad situada en la Va de la Plata, en el camino de Mrida a Salamanca, constituyendo una de las mansiones de esta calzada segn consta en el Itinerario de Antonio Po. Plinio comenta que fue una de las ciudades estipendiarias de Lusitania y, a juzgar por los resultados de las excavaciones que all se han practicado y algunos restos que pervivan todava a principios del siglo XX. Cparra debi de ser un pequeo ncleo de poblacin. La ciudad estuvo amurallada con slido recinto de sillares bien recortados que envolva un permetro de 14 a 16 has., y tuvo 23

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origen en la etapa republicana, manteniendo vida hasta el siglo III al menos, que es el momento en el que se considera que se efectu el amurallamiento. Internamente, el edificio ms destacado entre los que se conoce despus de haber sido excavados, es el templo de Jpiter, y junto a l, otro edificio de planta rectangular que bien pudo ser templo o baslica, pero que se aprecia reutilizado en la Edad Media y an posteriormente. Constitua sta el rea monumental, seguramente donde estaba emplazado el foro, y junto a estos edificios se alza el arco, que conserva prcticamente toda su estructura. Hacia el este, muy prximo al arco, se mantiene un alto muro en forma angular, que se relaciona con un templo, conocido slo en parte a travs de excavaciones. Y hacia el oeste, se descubri un muro con tres aperturas, que ha sido interpretado como puerta de entrada al recinto del foro. El arco, pues, se emplaza en el mismo corazn de la ciudad, y debi de ser el punto central en el que se cruzaron las dos vas principales, segn la traza romana usual. Se trata de un monumento significativo en el conjunto urbano, con un claro sentido honorfico, parte de cuya historia ha sido posible interpretar a travs de algunas inscripciones relacionadas con el mismo. En el frente sur del arco, en el pilar de la derecha, se mantiene una inscripcin que alude a los siguientes personajes: a Marcus Fidius Macer y a un segundo Fidius Macer, que debi ser su hijo, y a Golosea, hija de Pellus, que fue su mujer. Y al final de la inscripcin se da a entender que Fidius Macer fue el que erigi el arco, haciendo cumplir un mandato testamentario. Independientemente, en otra lpida que se perdi y se conoce por transcripcin, de nuevo aparece el nombre de Fidius Macer, donde se le identifica como ciudadano significado de Cparra, ya que se consigna que fue magistrado tres veces, luego dos veces dunviro y, finalmente, praefectus fabrum o jefe de los obreros del municipio. Una vez ms, la aparicin de su nombre en otra lpida de Cparra, con una dedicacin a la deidad indgena Trebaruna, indica la relevancia de Marcus Fidius Macer. Se calcula que vivi hacia el ao 74 d.C. y sta es la fecha que puede indicar la cronologa del arco, que se sita en poca Flavia. El arco pertenece al tipo llamado tetrapilon, o arco cuadrifonte, que se impuso como elemento urbano monumental en las ciudades helensticas y se extendi posteriormente en la urbanstica romana. Se eleva la construccin sobre cuatro pilares, entre los cuales, en cada frente, se abre un arco de medio punto. Los pilares se inician con un basamento que remata en cornisa saliente. Ms arriba, en los frentes norte y sur, destacados por su mayor ornamentacin, arranca del basamento dos columnas que se sitan en los extremos y se conservan slo hasta medio fuste. En cada frente los arcos estn sostenidos por pilastras talladas en el mismo paramento, con capiteles corintios muy transformados y el arco se adorna con una simple moldura que envuelve el trasds. La construccin muestra externamente un paramento de sillares recortados con gran regularidad, que probablemente recubren un ncleo de hormign, pero ste slo se reconoce en la parte superior del arco, donde el recubrimiento ha desaparecido. En los frentes norte y su