la representación de lo indígena en los medios de comunicación

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MONITOREO DE MEDIOS LA REPRESENTACIÓN DE LO INDÍGENA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN MINGA SANTIAGO DE CALI 2005

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La Representación de Lo Indígena

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  • MONITOREO DE MEDIOS LA REPRESENTACIN DE LO INDGENA

    EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

    MINGA

    SANTIAGO DE CALI 2005

  • 2

    TABLA DE CONTENIDO

    Presentacin 5 I. Introduccin 9

    1. Las preguntas que articulan este estudio 9 2. Lo representado, lo no representado y lo reprimido. 12 3. Un estudio sobre la representacin, no sobre las luchas

    de representacin o sobre las lecturas que las personas hacen de esas representaciones. 14

    4. Por qu hacer monitoreo de medios y por qu pensar una poltica de medios. 16

    II. Lgicas mediticas: algunas claves de funcionamiento del campo periodstico. 20

    1. Preguntarse acerca de las condiciones en que uno aparece en los medios y en la televisin. 20

    2. La estructura del empleo y las cortapisas sobre los periodistas. 24 3. Los medios de comunicacin y la televisin como instrumentos de

    mantenimiento del orden simblico. El ejercicio de la violencia simblica en los medios. 29

    4. La autorreferencialidad de los medios: los medios citan y leen a otros medios. 35

    5. La disolucin de la comprensin, la respuesta rpida, el abordaje breve: el fast thinker. 39

    6. Asistir la palabra del otro. 41 7. Las contradicciones entre las condiciones para producir obras

    de vanguardia y las condiciones para la transmisin de esas obras. 42 8. El periodismo como campo, no como conjunto de empresas

    externamente determinadas por intereses econmicos y polticos nicamente. 43

  • 3

    a. Un conocimiento social valioso que debe ser conocido colectivamente: 49

    b. Una poltica de informacin y de medios que sea adecuada a la informacin Referida a Asuntos Indgenas es, sobre todo, una poltica sobre las condiciones que deben exigrsele a los medios para publicarse y publicitarse en ellos. 52

    c. Los periodistas locales y regionales tienen condiciones de empleo precarias y compiten con otros por trabajo. 53

    d. Los periodistas como trabajadores intelectuales viven su profesin de manera muchas veces adversa y conflictiva. 55

    e. Los medios y los mecanismos de mantenimiento del orden simblico. El truco del prestidigitador: ocultar mostrando (darle relevancia a lo que no es relevante para la gente; y pasar inadvertido lo que es relevante). 56

    f. Los medios leen medios y hablan de medios (autorreferencialidad y efecto de clausura). 56

    III. Funciones de representacin. Existir y ser negado en el discurso.

    De cmo los medios y sus fuentes nombran lo indgena 57

    1. Funcin de omisin, de eufemizacin o de invisibilizacin: Yo, t ... nosotros y no hay otros. 59

    2. Funcin de colectivizacin: Todos ustedes son igualitos. 71 3. Funcin de victimizacin: Pobrecitos ellos. 73 4. Funcin de criminalizacin: Ellos son peligrosos. 76 5. Funcin de segregacin y exclusin: Ustedes no son como nosotros. Ustedes son de otro lado. 86 6. Funcin de defensa y revaloracin: Ustedes se oponen

    a lo que nosotros nos oponemos. Nos reconocemos en ustedes: ustedes y nosotros. 92

    7. Funcin de arcaizacin: Ustedes no son como nosotros. Son de otro tiempo. 93

    8. Funcin de cosificacin 98

    IV. Modos de representacin: las formas de semantizacin

    y encuadramiento de la informacin Referida a Asuntos Indgenas (RAI). 101

    1. Sobre el corpus de estudio. 101 2. Gneros informativos y prensa. 111 3. La semantizacin: anclajes temticos, anclajes semnticos,

    personajes, tiempo emitido y espacio impreso. 115

  • 4

    V. Tesis, conclusiones, consecuencias y recomendaciones. 136

    1. Sobre la cobertura televisiva. 136 2. Sobre la cobertura radiofnica. 143 3. Sobre la cobertura impresa. 149 4. Sobre las funciones y modos de representacin de la informacin RAI. 154 5. Propuestas y recomendaciones. 160

    VI. BIBLIOGRAFA. 166

  • 5

    PRESENTACIN

    Los pueblos indgenas Totoroes, Kokonuco, Yanacona, Guambiano y Nasa en

    convenio con la Escuela de Comunicacin Social de la Universidad del Valle y el

    auspicio de la Iniciativa para la Democracia y los Derechos Humanos de la Comisin

    Europea, desarrollaron entre el 2002 y el 2004 una experiencia de comunicacin para

    la movilizacin social orientada al fortalecimiento de las organizaciones sociales. La

    experiencia convoc a los diferentes pueblos aborgenes del departamento del Cauca

    en el desarrollo del convenio En minga con los pueblos indgenas y por el derecho a

    su palabra, proceso de construccin colectiva que en alianza con la comunidad

    acadmica contempl el diseo, la ejecucin y evaluacin participativa de una

    estrategia que aportara, desde la comunicacin y el pensamiento de los pueblos socios

    del convenio, a la construccin de un pas pluralista y democrtico.

    La estrategia asuma que, a travs del trabajo de desarrollo y diseo de comunicacin

    que no se limita al desarrollo de comunicacin meditica- las comunidades

    indgenas podan profundizar su capacidad de gestin y organizacin, la habilidad

    para construir alianzas, avanzar en la concertacin con otros grupos y movimientos

    sociales y consolidar las redes que les han permitido histricamente hacer frente a los

    procesos de exclusin social.

  • 6

    La estrategia se propuso vincular particularmente a los jvenes de los pueblos socios

    del convenio. Seran ellos los encargados de coordinar y poner en marcha las

    diferentes formas de organizacin y comunicacin de la estrategia, tanto aquellas que

    implicaban comunicar repensando las tradiciones -como ocurri con las mingas de

    pensamiento- como aquellas que repensaban la contemporaneidad como sucedi

    con el trabajo de produccin de fotografa y video, la creacin de series radiofnicas.

    En todo caso, se trataba de atender cosmovisiones vivas, heredadas, de larga

    duracin, como aquellas que emergiendo- interpelan la tradicin.

    La estrategia de comunicacin desarrollada gener escenarios de encuentro y

    comunicacin de los jvenes con sus taitas, autoridades tradicionales, lderes y

    mayores como oportunidad para sensibilizarlos de participar en el desarrollo de la

    organizacin social de sus comunidades. Durante los encuentros de jvenes y

    mayores y las mingas de pensamiento, realizadas a nivel local y regional, los jvenes

    debatieron los programas, proyectos y planes de vida, reconocieron la historia del

    movimiento social indgena, sus objetivos e iniciativas; a travs de las historias de

    vida de sus mayores recordaron el sentido de la lucha de sus pueblos y las formas de

    pervivencia en el tiempo; analizaron y reflexionaron la situacin actual colombiana,

    la emergencia y desarrollo del conflicto social en el pas y su impacto para la vida de

    los pueblos indgenas.

    Con el fin de lograr una mayor comprensin de los aportes que como culturas pueden

    hacerle a la reestructuracin del pas y comprendiendo la importancia de educar e

    informar acerca de las identidades indgenas, el Convenio Minga asumi la

    produccin y emisin de materiales movilizadores que dan a conocer el pensamiento

  • 7

    social y poltico de los pueblos indgenas del Cauca. En este mbito se realizaron

    actividades de capacitacin que fortalecieron las habilidades de los jvenes en el

    diseo de estrategias de comunicacin, la elaboracin de libretos para los medios

    sonoro y audiovisual; que aportaron a la cualificacin de los colectivos de

    comunicacin, y apoyaron las iniciativas juveniles que se desarrollan alrededor de las

    emisoras comunitarias. Los jvenes ejercieron su derecho a producir informacin

    pblica participando de la produccin de las series Rostros de la esperanza serie

    de doce video clips para televisin nacional y regional que fue presentada a lo largo

    del 2004 como anuncios de servicio pblico-, y de la serie Voces para cantar y

    contar programas de radio divulgados en las emisoras indgenas del Cauca.

    A lo largo de dos aos de trabajo, los jvenes que participaron del convenio hicieron

    de la comunicacin un lugar estratgico desde donde pensar e intervenir el porvenir

    de los pueblos indgenas y sus culturas Una defensa efectiva del derecho que le asiste

    a las culturas y pueblos indgenas de inventarse el pas y de intervenir las maneras en

    que est siendo instituido hoy y hacia el futuro, implica entre otras- contribuir a

    construir una imagen no estereotipada de sus culturas y la formulacin de una poltica

    de comunicacin respetuosa de la dignidad y de los derechos de los pueblos

    aborgenes.

    Abogando por la visibilizacin digna y respetuosa de las culturas constitutivas de la

    nacin en los medios de comunicacin, se llev a cabo un proceso de Monitoreo de

    Medios que reconoce y analiza el tratamiento de la informacin referida a asuntos

    indgenas en los principales medios nacionales y regionales, en prensa, radio y

    televisin. El monitoreo de medios de comunicacin reconoci modos y funciones de

  • 8

    representacin que los medios hacen de los pueblos indgenas. La informacin y el

    documento derivado del Monitoreo sirvi como recurso de trabajo para enriquecer

    mesas de concertacin locales, regionales y nacional que facilitaron la interlocucin

    de los pueblos indgenas con los periodistas de organizaciones informativas del pas.

    En el marco de las Mesas de Concertacin se propuso la reflexin sobre las

    representaciones que vehiculan los medios y la funcin que pueden cumplir para

    favorecer formas de representacin no excluyentes, no racistas y no segregacionistas,

    promoviendo la formulacin de un cdigo tico y una poltica de informacin y

    representacin no estereotipada de las culturas indgenas y grupos tnicos del pas.

    Las reflexiones y propuestas derivadas de las diferentes mesas de concertacin con

    periodistas y medios fueron consignadas en un documento-memoria que invita a los

    periodistas, las facultades de comunicacin y los movimientos sociales a pensar el

    papel que los medios pueden jugar en la consolidacin de patrones de representacin

    que promuevan la inclusin social, el pluralismo y el ejercicio de la democracia en

    Colombia.

    Los resultados del Monitoreo de Medios y las recomendaciones derivadas de las

    diferentes mesas de concertacin de los pueblos indgenas con periodistas y medios,

    se ofrecen a continuacin.

  • 9

    I. Introduccin

    1. Las preguntas que articulan este estudio.

    Tres preguntas o problemas definen y modulan este estudio o monitoreo de medios1:

    Cmo funcionan los medios de comunicacin y de qu manera esas lgicas

    de funcionamiento definen y modulan las representaciones mediticas de la

    vida social en general y de la vida de los pueblos indgenas en Colombia?

    Qu tipos de representaciones y/o textos mediticos sobre la vida social en

    general y de la vida de los pueblos indgenas en Colombia, se derivan de esas

    formas especficas de funcionamiento de los medios?

    Qu aspectos de la vida social de los pueblos y comunidades indgenas no

    son representados, cules son representados, excluidos y reprimidos en los

    textos mediticos monitoreados?

    1 El monitoreo de medios es una modalidad de estudio orientada, originalmente, al seguimiento y anlisis de contenidos mediticos. En su vertiente ms elemental, usando herramientas estadsticas, se ocupa de contabilizar el nmero de registros y frecuencia de aparicin de ciertos elementos que le interesan al monitoreo (escenas de violencia, presencia de nios, desnudos y escenas pornogrficas, menciones a partidos polticos, etc). Pero hay modalidades un poco ms complejas que consideran todo el ciclo meditico, es decir, la produccin, circulacin, uso y consumo de textos mediticos. En esos casos debera hablarse de Observatorios de Medios. Para propsitos ms ambiciosos y duraderos de estudio, que permitan comparaciones en el tiempo y aprecien cambios longitudinales en el mediano y largo plazo, el observatorio de medios se ofrece como una forma ms abarcadora de seguimiento. En Amrica Latina, se han establecido observatorios de medios gestionados por organizaciones sociales de carcter civil, empresas de mercadeo y publicidad, entidades del Estado particularmente, en relacin con los Ministerios de Comunicaciones o Consejos de Medios de cada nacin-, agremiaciones empresariales y universidades o centros acadmicos de investigacin. En Venezuela, el Observatorio Global de Medios (2002) es coordinado por una asociacin civil que incluye profesores universitarios relacionados con el campo de estudios de Comunicacin Social, periodistas. En Uruguay, el observatorio de medios dirigido por Esteban Perroni (profesor universitario, socilogo, de la Universidad de la Repblica, www.claeh.org.uy/pos-observatorio.htm) tiene las caractersticas de proyecto acadmico ms bien personal. Hay versiones de Observatorio de Medios orientadas a vigilar y fiscalizar las interferencias del mercado y las empresas mediticas (y el estado de la libertad de empresa) sobre la comunicacin pblica. Un ejemplo de ello es el Observatorio de Medios en Francia que desde septiembre de 2003, implica a sindicatos de periodistas e investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cientfica (CNRS). En Colombia el Observatorio de Medios, con mayor visibilidad meditica a su vez, es el de la Universidad de la Sabana, de un mayor sesgo deontolgico, ms orientado al campo informativo periodstico y a la concertacin entre periodistas, empresas mediticas, el Estado y directores de medios. Tambin, de acuerdo con informacin publicada por la revista Semana en su edicin No. 1118 (octubre 6-13 de 2003), el Laboratorio de Medios una divisin de RTI, Colombia- ofrece un servicio de monitoreo de medios, con especial atencin a lo que denominan ndice de Presencia Meditica de personalidades pblicas del pas. Respecto a la figura del observatorio, el monitoreo es un recurso ms limitado, de menor alcance y ms instrumental si se quiere, til para la verificacin y reconocimiento puntual de algunas dinmicas mediticas.

  • 10

    Responder, aunque sea parcial y preliminarmente, a estas tres preguntas es clave para

    poder delimitar y definir en qu sentido y hasta qu punto es posible una intervencin

    colectiva a favor de la representacin y visibilizacin meditica justa y pluralista de la

    vida de las comunidades indgenas, sus percepciones, opiniones y proyectos2. Es

    sobre las condiciones de puesta en pblico de las obras de las comunidades

    indgenas, a lo que se refiere una poltica de medios y representacin e implica algn

    esfuerzo por desnaturalizar lo que parece obvio en la dinmica de medios de

    comunicacin. Desnaturalizar implica reconocer, entre otras, el hecho de que no

    vemos que clasificamos los asuntos del mundo desde un conjunto de perspectivas no

    percibidas3. No vemos las perspectivas y mecanismos de clasificacin que integran

    2 Estas preguntas suponen un punto de partida poltico que es bueno explicitar de una buena vez: los pueblos indgenas han procurado y estn produciendo hoy obras entre las ms importantes y fundamentales, esto es universales y potencialmente significativas para el conjunto de la humanidad. El problema de hacer que una porcin importante de esa obra humana se haga universal es, en parte, de lo que trata una poltica de medios. En ese sentido, los derechos de informacin de los ciudadanos se refieren no slo al acceso a la informacin, sino a la preservacin y generacin de condiciones adecuadas para la puesta en pblico de la experiencia, vida y conocimiento socialmente construido por cada grupo social, colectividad, pueblo. La marcha indgena de mayo de 2001 fue un hito en la historia de la ciudad de Cali que, aunque tuvo expresin en los medios, hubiera desaparecido rpidamente de la memoria y opinin mediatizada si la voz de algunos editorialistas en medios impresos- de alguna manera vinculados a la comunidad universitaria, no hubiera insistido en las implicaciones y significacin del evento como prueba de una capacidad organizativa y de protesta pblica contra la presencia de actores armados legales e ilegales en sus territorios. Es decir, sin la puesta en pblico y sin considerar alguna densidad analtica y narrativa que evite la rpida obsolescencia de este tipo de asuntos en la vertiginosa carrera de los medios por procurar informacin de ltima hora, este tipo de experiencias sociales podra pasar francamente desapercibidas para el conjunto de la nacin. Como indicaremos ms adelante, el Derecho a la Informacin excede el deber de los periodistas y medios de comunicacin a proporcionar informacin adecuada y calificada. Es un derecho en que convergen varios derechos ciudadanos. En ese sentido, las luchas sociales alrededor de los derechos de informacin irn parecindose mucho a los que, en todo el mundo, se estn dando en relacin con la salud. El derecho a la salud no se reduce al derecho a acceder a buenos mdicos y a buenas drogas, sino al bienestar en general, que incluye entre otras- el reconocimiento del ciudadano como persona y no como paciente. De la misma manera, los derechos de informacin no se reducen a acceso y buena provisin de informacin por parte de buenos profesionales, sino a la generacin de condiciones adecuadas y responsables para la publicacin de las conquistas ms significativas de la humanidad. 3 En una actitud bien intencionada, podran enumerarse las contribuciones de los pueblos indgenas de Colombia a la historia humana: las tradiciones en salud y gastronoma, la conquista de formas narrativas y el desarrollo de oralidades singulares, la produccin de lenguas e idiomas complejos, el desarrollo de tcnicas y formas particulares de organizacin del trabajo, las formas de organizacin social, las tcnicas de construccin, el conocimiento sofisticado de especies vegetales y animales, la institucionalizacin de formas particulares de concebir el tiempo y el espacio. Pero tambin, habra que incluir los usos contemporneos que las comunidades indgenas hacen de la tradicin y los usos contemporneos de lo contemporneo, como ocurre con las habilidades para el comercio y los negocios, para la accin poltica electoral, para la produccin y consumo de msica propia y ajena. Sin embargo, semejante enumeracin olvida dos asuntos estratgicos: el primero, es que es una clasificacin exgena, es decir, los atributos enumerados no necesariamente pertenecen a las mismas coordenadas, formas de clasificacin y nomenclatura de los pueblos indgenas; y en segundo lugar, no advierte que la nocin misma de pueblos indgenas suele reunir y nombrar como entidad nica y comn lo que, de suyo, es diverso y en muchos casos adverso. Como puede notarse no vemos lo ms importante: los mecanismos de visin y clasificacin incorporados en virtud de nuestro lugar y posicin en el orden social. En razn de lo anterior, aunque a lo largo del documento hablaremos de pueblos indgenas, lo haremos en plural y entre comillas, para destacar que tanto el trmino como la clasificacin son adems de exgenos- significativamente reductores de la diversidad histrica y cultural que nombran, y que en la actualidad son trminos que estn siendo objeto de discusin poltica al interior de las propias comunidades, organizaciones y pueblos indgenas.

  • 11

    los textos mediticos. Y en ello reside una parte importante de las formas de control:

    la ilusin de estar atendiendo y consumiendo informacin, noticia, hechos informados

    y datos, oculta el punto de vista y los lentes la dinmica de medios- que articulan lo

    visto, que con-forman y configuran el sentido de los discursos informativos.

    El propsito central de este monitoreo de medios es -a partir del seguimiento de la

    informacin y los textos mediticos que sobre comunidades y pueblos indgenas

    producen peridicos y revistas, algunas emisoras de radio y varios canales de

    televisin- contribuir al diseo de una poltica concertada entre medios, periodistas y

    pueblos indgenas, que permita una significativa regulacin y erradicacin de

    patrones de representacin excluyentes, racistas y segregacionistas, entendiendo que

    estos patrones excluyentes de representacin suelen reforzar y recrear aquellos que

    provienen del cuerpo social.

    En ese sentido, la reflexin sobre la nocin de representacin social (tan cara a la

    semitica, a cierta historia cultural, a la comunicologa, la esttica y la filosofa)

    resulta central. La idea esencial es que los textos mediticos inscriben los

    acontecimientos documentados en estructuras discursivas que les dan sentido: la

    seccin en que se nombra el acontecimiento, las porciones seleccionadas, el modo

    como se ponen en escena, la duracin de las notas son los indicios de esas estructuras

    discursivas que las organizaciones informativas y mediticas trabajan, reproducen e

    imponen sobre lo real mediatizado. En general, se puede preguntar para este estudio-

    a qu alude la nocin de representacin de lo indgena. La idea clave, y un poco de

    sentido comn, es la siguiente: los medios informativos, al mismo tiempo

    relativamente autnomos, pero modulados por influencias que vienen de diferentes

  • 12

    campos sociales (el poltico y el econmico, particularmente), contribuyen a

    favorecer ciertas representaciones sociales de los grupos y sectores sociales, acentan

    o moderan las formas heredadas de nombrar y discriminar, visibilizan u ocultan los

    conflictos de los grupos sociales que, a su vez, apelan a los medios de comunicacin

    como escenarios de visibilizacin y lucha por la expresin y la representacin de s

    mismos, de sus propias agendas y de sus discursos. Nos interesa describir y

    comprender de qu manera en la actualidad los medios informativos construyen y

    prefiguran lo indgena y a los pueblos indgenas en el discurso informativo de la

    actualidad, a partir de qu mecanismos se aproximan y leen lo indgena y hasta qu

    punto es posible, mediante una poltica concertada contribuir a desmontar algunos

    modos estereotipados de representacin de lo indgena. Es, en sentido estricto, una

    contribucin a las luchas que vienen librando no slo el movimiento indgena, sino

    diversos movimientos sociales, en tanto luchas por el derecho a la expresin de las

    singularidades e identidades culturales en la esfera pblica y en los medios de

    comunicacin.

    2. Lo representado, lo no representado y lo reprimido.

    Parece necesario diferenciar entre referir lo indgena y representar lo indgena.

    En el primer caso, estamos ante una operacin que explicita y nombra lo indgena. En

    el segundo caso, aunque incluye la referencia, la representacin considera tanto los

    modos de no nombrar y eludir lo indgena, como las formas de eufemizacin, los

    clichs y los modos estereotipados de abordaje de lo indgena. En un estudio clsico

    sobre las formas de representacin de lo popular en la prensa popular chilena,

  • 13

    Guillermo Sunkel (1985) distingue entre lo representado, lo no representado y lo

    reprimido. Parafraseando a Sunkel, lo indgena puede ser construido por un discurso

    sustituto que habla por los indgenas como si fueran lo indgena, un riesgo y un

    sesgo en el que incurren tanto las comunidades cientficas como las ONG y OG

    estatales cuando, de buena fe, hablan de la defensa de lo indgena, de manera tal que

    lo indgena puede ser reducido y empobrecido paradjicamente- mediante su

    rpida asimilacin a folclor, identidad heredada y tradicional, saberes naturales y

    telricos, exotismo de lo no contemporneo4. Lo indgena representado incluira tanto

    aquellos discursos bienintencionados que, en clave de integracin, defensa o

    proteccin, trabajan ciertas agencias, instituciones y organizaciones relacionadas con

    pueblos indgenas, como aquellos discursos que ya en la sociedad civil o el Estado

    intentan situar lo indgena en los mrgenes externos de la vida contempornea y

    acentan la exclusin para sacar ventaja de ello. Lo indgena autntico vs. lo no

    indgena5 puede ser el tipo de representacin que comparten algunos miembros de

    las comunidades indgenas, el empresario exportador de artesanas, el ciudadano

    4 En ese sentido, este informe prefiere advertir que no habla en nombre de los pueblos indgenas. Recupera y trabaja categoras acumuladas por algunos sectores de la comunidad acadmica y cientfica, y aspira a ofrecer un recurso estratgico para que comunidades, pueblos y personas indgenas y no indgenas continen avanzando en las luchas contra la exclusin cultural, poltica, econmica y social de las comunidades indgenas. 5 Gruzinski (2000, p.18) habla de lo indgena como una forma de pensamiento mestizo y duda seriamente de la separacin tajante entre una cultura tradicional (local) y una cultura occidental (moderna). En algn momento, Gruzinski retoma una sugerente afirmacin del historiador norteamericano Warburg, que se pregunta si lo que llamamos culturas primitivas (indgenas) son culturas ya impregnadas de elementos europeos; y si ya hay en las culturas indgenas ms antiguas seales del vnculo entre indgenas y la cultura occidental renacentista. Si eso se pregunta Gruzinski refirindose a un mbito de estudio en que la fuerza de lo indgena es muy intensa (Mxico), qu decir de una comunidad anclada fuertemente a contextos de urbanizacin creciente, cruzada de medios de comunicacin y transportes, con articulaciones migratorias a cabeceras municipales y ciudades como Cali, Popayn o Neiva, y como ocurre con algunas poblaciones y cabildos indgenas del Cauca, a comienzos del siglo XXI? Los fenmenos de mezclas o de repulsa que observamos actualmente en todo el globo tampoco tienen la novedad que se les atribuye habitualmente. Desde el Renacimiento, la expansin occidental no ha dejado de suscitar mestizajes en el mundo entero y reacciones de repulsa, entre las que el cierre de Japn, a principios del siglo XVII, sera el ejemplo ms espectacular. As, los primeros mestizajes de proyeccin planetaria estn estrechamente ligados a las premisas de la globalizacin econmica que se inicia en la segunda mitad del siglo XVI, un siglo que, visto desde Europa, Amrica o Asia, fue, por excelencia, el siglo ibrico, del mismo modo que el siglo XX se ha convertido en el siglo norteamericano (...) Lo arcaico es con frecuencia, por no decir siempre, una trampa. Muchos de los rasgos caractersticos de las sociedades indias de Amrica provienen de la pennsula ibrica, y no del lejano pasado prehispnico con el que el etnlogo nostlgico se apresura a relacionarlos (p. 18-26).

  • 14

    que los desprecia y el que los aclama. Por eso, para este estudio es relevante no slo

    qu se dice sino el lugar desde dnde se dice y representa lo indgena. Pero

    tambin es relevante lo no representado. Es decir, aquello que haciendo parte de la

    vida de las comunidades, pueblos e individuos indgenas- sencillamente no es

    interpelado, modulado o nombrado por el discurso poltico, la ciencia social, las

    retricas del arte y la esttica, la prdica econmica, el ejercicio periodstico. Es

    notable, por ejemplo, cmo la vida sexual, los jvenes o el sentido del humor hacen

    parte de lo indgena no representado. Para no hablar de las dinmicas de mercado y

    negocios, las formas de trabajo no asociadas a la tierra y las tradiciones alfareras, o

    las prcticas expresivas y estticas que no pasan por el vestuario tpico, la msica, el

    baile o la medicina tradicional. Y habra lo reprimido que aludira, citando a Sunkel,

    a aquellos actores, espacios y conflictos que han sido condenados a subsistir en los

    mrgenes de lo social: sujetos que son parte de una constante condena tica y

    poltica y que son as transformados en objetos de campaas moralizadoras (p. 43).

    La idea sunkeliana que invita a pensar lo no representado, lo representado y lo

    reprimido respecto a actores, espacios y conflictos, puede ser muy sugerente y til

    para este estudio sobre las formas de representacin meditica y periodstica de lo

    indgena.

    3. Un estudio sobre la representacin, no sobre las luchas de representacin o sobre las lecturas que las personas hacen de esas representaciones.

    En segundo lugar, es necesario indicar que se trata de un estudio sobre

    representaciones discursivas y no sobre luchas de representacin (es decir, no

  • 15

    aspira a comprender cmo, tras lo representado, hay manifestaciones de luchas

    histricas y verdaderas batallas entre agentes y agencias, grupos sociales y personas,

    en torno a la representacin legtima6), ni es un estudio sobre las lecturas de las

    representaciones, es decir sobre cmo los consumidores de medios leen esas

    representaciones propuestas por los medios de comunicacin, adhiriendo a la

    propuesta meditica (lectura dominante), negociando con ella (lectura negociada) o

    resistindose a ella (lectura oposicional). Eso implica lmites significativos al estudio,

    en tanto una modificacin en las polticas de representacin de lo indgena no

    necesariamente se traducir en lecturas menos racistas y estereotipadas de lo indgena

    entre muchos habitantes del pas; tal como las representaciones racistas no evitarn

    formas de solidaridad y resistencia emergente entre la poblacin colombiana no

    indgena. Aunque no es un estudio de las representaciones a la manera de Roger

    Chartier (1995) en que se dan cita el estudio del texto, de las formas de

    materializacin del texto y sus marcas, y se descifran diferentes formas de lectura y

    apropiacin del texto, este estudio asume que en la materialidad de los discursos

    mediticos (horario, titulacin, nfasis y modulaciones, segmentacin y

    seccionamiento de la oferta noticiosa) se inscriben tanto intentos por modelar y

    moldear la lectura posible de lo representado, como algn nivel de reconocimiento de

    los modos de leer de los pblicos, lectores y audiencias. Es decir, por ejemplo, tanto

    los miedos a las movilizaciones indgenas como la aspiracin a inscribirlas en un

    mbito extra-social o la pretensin de reconocerlas pero excluyendo aquello que en lo

    6 Como las disputas que pueden advertirse detrs de aquella representacin que sita a las comunidades indgenas del Cauca como avanzada de la resistencia civil contra las FARC; o aquellas que enfatizan la idea de que para los Uwas el petrleo es la sangre de la madre tierra.

  • 16

    indgena es espejo y crtica al orden social actual, o las formas explcitas de

    solidaridad y respeto por las movilizaciones, no son meras ocurrencias de los medios,

    sino la objetivacin y ritualizacin de una comunicacin ya dada, preexistente, entre

    ncleos significativos de las audiencias y los realizadores de informacin de

    actualidad.

    4. Por qu hacer monitoreo de medios y por qu pensar una poltica de medios.

    Derivados del seguimiento de medios (monitoreo) se expondrn algunos hallazgos

    cuantitativos (modos de representacin) y cualitativos (funciones de representacin7)

    sobre la representacin meditica de lo indgena. Pero para comprender el alcance

    de esos modos y funciones de representacin es indispensable comprender algunas

    lgicas de funcionamiento de los medios de comunicacin, pues se puede afirmar que

    no habra una manera particular de representacin de lo indgena en medios, sino

    en general- unas maneras mediticas muy particulares de representacin de la vida

    social en general. Entonces, algunas de las dificultades y limitaciones que se

    advierten en las formas de tratamiento y representacin de lo indgena en los

    medios, se advierten tambin respecto a las comunidades negras, a los

    movimientos a favor de las diversidades sexuales, a las mujeres, al mundo de los

    creadores de arte y ciencia, al mundo de los trabajadores, a la vida acadmica

    universitaria, a los habitantes de las barriadas pobres, a la actividad menos

    rutilante de los funcionarios del Estado. Es decir, lo que vale para las comunidades 7 Modos y funciones de representacin sern categoras que presentaremos, en detalle, en la segunda parte de este estudio.

  • 17

    indgenas tambin vale como reclamo y queja para una porcin muy significativa de

    las personas, organizaciones y colectividades de este pas: los medios no los

    representan adecuadamente, esto es, no expresan con justicia el punto de vista y las

    perspectivas que ms valoran como colectivos, y ofrecen versiones ms bien

    desledas y triviales de lo que para estas personas son asuntos vitales y de primer

    orden. Es decir, que la comunicacin que comunican los medios no comunique nada

    ni a nadie, puede implicar en el mediano y largo plazo un costo social muy alto tanto

    para el porvenir de la democracia como para el futuro informativo de los medios de

    comunicacin y el periodismo: pues es posible que a menor implicacin y

    reconocimiento social, los medios de comunicacin tal como le ha sucedido a la

    poltica- deban recurrir a tcticas cada vez ms desesperadas, esto es ms

    espectaculares, para mantener vivo el vnculo con las audiencias masivas.

    Y es justamente la ausencia de una aproximacin cuidadosa y particular de los

    asuntos referidos a comunidades y pueblos indgenas lo que profundiza las formas

    de racismo y exclusin histricamente consagrados, porque perpeta la

    subrepresentacin, invisibilizacin y los estereotipos, lastres de siglos y siglos. Este

    informe, entonces, dar cuenta, por un lado, de las lgicas que animan los procesos de

    representacin mediticos en general y, por otro, se ocupar empricamente de los

    medios colombianos y sus formas de representacin de las comunidades y pueblos

    indgenas. Cuatro razones justifican, en general, este monitoreo de medios, en tanto

    esfuerzo orientado a la defensa del derecho pblico y colectivo a la informacin y a la

    comunicacin. En primer lugar, por la importancia del derecho a la comunicacin

    en las sociedades contemporneas, entendido como derecho a producir comunicacin

  • 18

    e informacin pblicas, derecho a la visibilizacin pblica (y viceversa, al dominio y

    control sobre lo que puede hacerse visible de la vida propia y colectiva en tanto afecte

    la intimidad, la identidad y la autonoma8); derecho a informacin calificada y til

    para tomar decisiones informadas, y derecho al control social de los efectos pblicos

    de la informacin meditica. Este monitoreo aspira a presentar argumentos a favor del

    derecho a la comunicacin de los pueblos indgenas. En segundo lugar, porque el

    peso de la videopoltica en la informacin periodstica amenaza con estrangular an

    ms las formas de tratamiento no convencional de informacin referida a asuntos

    de la vida social de difcil cobertura9. La poltica (60%), el orden pblico (16%)

    y Economa y Finanzas (7%), es decir, los temas referidos al poder, concentran el

    83% de la informacin mediticamente gestionada en Colombia10. El resto se

    distribuye entre cultura y entretenimiento (cultura, 3%; entretenimiento, 3%;

    deportes, 9%; y periodismo, 2%), de los cuales los deportes constituyen la temtica

    dominante del entretenimiento informativo. El gnero noticias concentra el 43% del

    tratamiento informativo. En conjunto, la cuadratura informativa (poltica, orden

    pblico, economa y finanzas, deportes) y el gnero noticias definen el ncleo duro

    o centro firme del canon periodstico en Colombia, y constituyen el 92% de lo

    informado. En este horizonte, las oportunidades de visibilizacin meditica de

    8 Es frecuente que este tipo de derechos sean tutelados de manera individual, pero puede entenderse que un cierto derecho a la compensacin y resarcimiento pblico por las formas de representacin meditica que acentan la discriminacin y exclusin contra ciertos grupos sociales puede resultar razonable; un derecho equivalente a la publicacin y divulgacin de la verdad y la memoria de las vctimas de violacin de derechos humanos en las dictaduras del Cono Sur y Centroamrica. 9 Hay razones estructurales, esto es razones que exceden la voluntad personal de cada periodista, que dificultan el trabajo de cobertura: la presin del rating, el peso de la televisin respecto a otros medios del campo informativo, los ritmos de produccin de noticias versus el tiempo largo que se requiere para comprender asuntos complejos, es decir, para dar cuenta de fenmenos, procesos y versiones sociales no expresables en las claves del sentido comn sobre el que operan los medios informativos. Prepararse para la cobertura meditica de asuntos complejos, implica reorganizaciones internas de los propios medios de comunicacin, y no slo una modificacin de las convicciones y actitudes personales de los periodistas. 10 De acuerdo con el informe Quin moja prensa en los medios?, Revista Semana No. 1118, octubre 6-13 de 2003.

  • 19

    asuntos referidos a pueblos indgenas son no slo pequeas, sino limitadas al

    binomio poder/cultura, el primero en clave de orden pblico y accin electoral; y el

    segundo, en clave de divertimento o mencin cultural usualmente exotista. El derecho

    a una visibilizacin pblica de los pueblos indgenas considera necesariamente la

    discusin sobre las condiciones de esa visibilizacin, que definitivamente no debera

    ser la del binomio reductor, que ofrece muy pocas oportunidades para una

    aproximacin compleja de los temas sociales (que son los temas cruciales, es decir

    los de la vida humana general). En tercer lugar, porque lo que est en juego es la

    posibilidad de que, mediante la inclusin meditica, se refuerce la inclusin social: no

    slo los pueblos indgenas, sino el pas en general pierde mucho cuando la obra

    humana que encarnan es desconocida, despreciada o incomprendida. En cuarto lugar,

    porque la informacin meditica es un bien pblico si se consideran sus efectos y

    alcances. Como la educacin, independientemente de si su gestin recae en una

    institucin pblica o privada, cooperativa o comunitaria, la informacin periodstica

    constituye uno de los mecanismos estratgicos de generacin de vnculos colectivos,

    accin coordinada y articulacin de voluntades en las sociedades contemporneas. El

    control social sobre los efectos pblicos de la informacin periodstica debera

    considerarse un derecho clave11.

    11 Tal como lo indica Jorge Orlando Melo en La libertad de prensa en Colombia: su pasado y sus perspectivas actuales. Melo insiste en la necesidad de distinguir entre libertad de expresin (un derecho de los ciudadanos y asociada a la idea de que el hombre es libre de crear y procurar otros rdenes no regulados por ningn poder supremo), libertad de empresa (que debe ser regulada y limitada por el bien comn), y la libertad de informacin (en el sentido de derecho a la informacin de los ciudadanos, a contar con informacin liberada de los controles estatales y de otro tipo de controles, para hacerse a posibilidades de decisiones informadas). La libertad de prensa suele mezclar cosas que deberan estar separadas: la libertad de informacin es un derecho ciudadano, no de los periodistas o los medios de comunicacin.

  • 20

    II. Lgicas mediticas: algunas claves de funcionamiento del campo periodstico.

    Las que se ofrecen a continuacin son algunas notas basadas en Pierre Bourdieu

    (Sobre la televisin. Editorial Anagrama, Barcelona, 1996) y su esfuerzo por

    comprender una televisin que busca tener la mayor audiencia posible, reteniendo su

    atencin el mayor tiempo posible, en condiciones muy intensas de competencia entre

    medios y periodistas, y en un entorno laboral muy complejo en que la batalla por

    anunciantes y rating (ndices de audiencias) trastorna no slo a los media, sino que

    amenaza la relativa autonoma e independencia de otros campos intelectuales.

    1. Preguntarse acerca de las condiciones en que uno aparece en los medios y en la televisin.

    Este es, sin duda, el corazn de una poltica de representacin social en medios de

    comunicacin. Bourdieu invita a la comunidad intelectual (artistas, escritores y

    cientficos) a preguntarse acerca de las condiciones en que deben aparecer en la

    televisin. Y se plantea este problema como un asunto a negociar. Este planteamiento

    es relevante por una razn: porque de entrada desnaturaliza y pone en tensin algo

    que damos por obvio: normalmente creemos que los medios informativos estn all

    para constatar y captar lo real (opiniones, sucesos, eventos). Y eso no es cierto. Los

    medios de comunicacin producen imgenes y representaciones a partir de un

    conjunto de disposiciones concretas. Una de esas disposiciones ha terminado por

    naturalizarse, de tal manera que a los ciudadanos nos parece que no requiere

  • 21

    debatirse, resulta evidente e incontestable: cuando se nos invita a aparecer en medios

    (dar una declaracin, presentar un informe, decir un discurso, ofrecer un testimonio)

    lo hacemos sin plantear condiciones. Es sobre el hecho de que las condiciones de

    aparicin en lo medios no son discutidas, que opera una parte importante del poder

    efectivo de los medios o, dicho de otra manera, es sobre esa base que opera la

    dominacin y el control efectivo sobre lo que cada uno podra decir en un escenario

    meditico.

    El control y democratizacin de los medios de comunicacin debera empezar,

    entonces, por plantearse y por definir colectivamente las condiciones de aparicin de

    cada cual en los medios. Es importante notar que los periodistas, los presentadores de

    noticias, los actores plantean trminos y condiciones de aparicin en los medios

    mediante un contrato de trabajo formal. Los polticos y el Estado a travs de

    diferentes formas de vocera y representacin- tambin plantean sus condiciones y

    trminos de aparicin en los medios de comunicacin. Y las organizaciones

    informativas o el medio de comunicacin suelen negociar esas condiciones. Es decir,

    lo que a primera vista parece autoevidente (uno no define las condiciones de

    aparicin coyuntural en una nota periodstica), deja de serlo para ciertos tipos de

    personas. En periodismo, la construccin de un directorio de fuentes que hace el

    reportero, es ni ms ni menos- el producto decantado de un largo proceso de

    negociaciones con sus informantes acerca de los trminos y condiciones en que harn

    su aparicin y dirn su palabra. Las transacciones entre periodistas e informantes son

    sutiles y complejas. Y la manualstica periodstica est llena de tips y

    recomendaciones acerca de cmo obtener informacin de las fuentes, cmo ganar su

  • 22

    confianza, cmo pactar acuerdos, todo esto condimentado de una buena dosis de

    admoniciones ticas y morales que, en el fondo, slo consiguen moderar la verdad

    dura: los medios negocian con muchos informantes los trminos de aparicin en

    escena.

    Lo interesante, es que respecto a los eventos noticiosos y el campo de la informacin

    de actualidad, los ciudadanos comunes no plantean trminos ni condiciones de

    aparicin. Pareciera como si la llegada del medio de comunicacin a la zona, a

    realizar sus tareas de cobertura, lo dispensara de discutir y negociar los trminos de

    aparicin de los informantes, testigos y voceros de las comunidades, grupos, lderes

    barriales y personas del vecindario12. Bien, eso no es cierto. Alguien podra afirmar

    que, en tanto, la de las comunidades y testigos no es una voz autorizada y sabia,

    consagrada e institucional, ellos no tienen poder para negociar los trminos de

    aparicin. O dicho de otra manera, su capital informativo13 es menor y no pueden

    tranzar y definir ningn trmino de aparicin.

    12 Una corresponsal del peridico El Tiempo, en Popayn, sealaba en noviembre de 2003, en la Mesa Regional de Concertacin con Periodistas realizada en esta ciudad, que incluso algunos voceros y testigos de las comunidades indgenas se apresuraban a ofrecer sin ms su palabra e imagen a los noticieros de televisin, mientras solan poner en segundo plano a los periodistas de radio y de prensa, que tenan que esforzarse mucho ms para obtener informacin testimonial. Aparecer en televisin parece revestido de un cierto honor, que ha venido a desbancar el mojar prensa del pasado. 13 Haciendo un uso abusivo de la nocin bourdiana de capital, vamos a hablar de capital informativo refirindonos a la capacidad con que cuentan algunos actores sociales, instituciones, personas, grupos sociales para convertirse en fuerzas que deforman y alteran las relaciones y condiciones de produccin de informacin pblica. Algunos construyen y conquistan su capital informativo mediante el uso de oficinas de relaciones pblicas y de imagen que les permiten negociar el precio y valor de su presencia y palabra en los medios de comunicacin, como ocurre con las personalidades del mundo de la farndula o con algunas especies de polticos y deportistas. El valor de tales personas se puede reconocer en las exclusivas periodsticas, esas entrevistas y notas que no dicen nada significativo, pero que le permiten al medio mostrar que se ha hecho con el premio gordo al acceder a la voz e imagen de una personalidad de mayor capital informativo. En ese contexto, el informante relacionado con un tema o asunto de menor valor informativo para los medios, tendr a su vez un capital poco significativo que ofrecer para efectos de negociar con ellos los trminos de su aparicin. Sin embargo, ese capital informativo puede elevarse por decirlo menos- mediante una poltica de presiones y negociaciones colectivas como la que debera derivarse de una cierta tarea de concertacin y planificacin realizada por comunidades indgenas, sus voceros, representantes y miembros.

  • 23

    Dice Bourdieu: Deseara fervientemente (siempre se puede soar) que se ocuparan

    de este problema [el de las condiciones de aparicin o no en la televisin], de modo

    colectivo, y que trataran de entablar negociaciones con los periodistas, especializados

    o no, con el objetivo de llegar a una especie de acuerdo (p. 17).

    Cules son esas condiciones razonables de aparicin en medios de comunicacin?

    Qu se puede negociar con los periodistas y medios entendiendo que hay buenas

    razones para pensar que tambin, en los medios, hay periodistas que se estn

    resistiendo a la instrumentalizacin y cinismo de su propio trabajo, y estn

    interesados en pensar cmo democratizar y servir a intereses colectivos y sociales

    ms altos con su propia profesin? Estas preguntas son parte de la discusin acerca de

    una poltica de medios en comunidades, colectivos y movimientos sociales. Eso

    implica preguntarse, como lo hace Bourdieu, cuando alguien hace una aparicin en

    medios, qu est haciendo all, qu espera hacer all?

    La televisin y los medios de comunicacin al no poner en cuestin las condiciones

    de aparicin imponen una suerte de censura de entrada sobre los voceros, sobre los

    informantes no profesionales, es decir aquellos que no han modulado su palabra e

    imagen a las formas convencionales de registro y aparicin en medios de

    comunicacin14. De esta manera la persona que habla y presta su imagen para la

    escena informada es, a su vez, modulada por la mecnica meditica de produccin de 14 El 15 de octubre de 2003, el canal Telepacfico invit a Mara Lastenia Pito, lder y representante de las comunidades nasa del Cauca, con motivo del da de la Raza. El programa: Mundo con Ojos de Mujer. Se transmitira el da 19 de octubre. Me hicieron sentar y comenzaron a maquillarme como a un payaso, dice ella. Se rehus al maquillaje explicndoles que justamente, en nombre de la singularidad cultural y la defensa de las identidades indgenas, solicitaba que no la maquillaran; pero la asistente que no entendi- le advirti que se trataba de hacer que se viera ms bonita en la pantalla. En otra ocasin en radio Sper, Popayn, le pidieron que cambiara la voz porque tena una voz muy fea (es decir, con acento y entonacin muy indgena). Su voz no llama la atencin, le dijeron. Pero Mara Lastenia Pito explica que justamente la cercana con las comunidades, sus comunidades, pasa por la voz y que modularla significa sacrificar esa cercana, esa familiaridad indispensable para la comunicacin. Las diferencias culturales ms significativas suelen ser trituradas por la mquina meditica en el proceso menudo, menor, imperceptible, de la produccin.

  • 24

    palabras e imgenes, con sus ritmos y condiciones, que entre otras- impone el tema

    del que se habla (es el fascismo de la pregunta, del que hablara Milan Kundera) con

    lo cual el invitado (testigo, informante, entrevistado) pierde autonoma15. De esta

    manera, el medio define las condiciones de comunicacin (duracin del discurso,

    limitaciones de tiempo), impone al discurso tantas cortapisas que resulta poco

    probable que pueda decirse algo (Bourdieu, 1996).

    2. La estructura del empleo y las cortapisas sobre los

    periodistas.

    Bourdieu llama la atencin (p. 19) sobre los condiciones de empleo de los periodistas

    contemporneos, la inestabilidad laboral, la presencia de un ejrcito de reserva de

    aspirantes a ingresar en las profesiones relacionadas con la radio y la televisin; y

    advierte cmo este panorama se traducir, en muchos casos, en cierto conformismo

    poltico. La gente se deja llevar por una forma consciente o inconsciente de

    autocensura, sin que haga falta llamadas al orden. Basta con pensar en el mercado de

    las vendedoras y vendedores en almacenes, con un ejrcito de trabajadores

    potenciales a la espera de una vacante. La presin que semejante panorama ejerce

    sobre la conciencia del empleado es significativa, tanto que aprender a moverse

    cuidadosamente para evitar que su conducta, su palabra y su trabajo pongan en riesgo

    15 Escribe Kundera (1990) en La Inmortalidad, Editorial Tusquets, Bogot: El periodista comprendi que lo de hacer preguntas no era simplemente el mtodo de trabajo de un reportero, que realiza sus investigaciones modestamente con una libreta y un lpiz en la mano, sino un modo de ejercer poder. Periodista no es aquel que pregunta, sino aquel que tiene el sagrado derecho de preguntar, de preguntarle a quien sea lo que sea (...): el poder del periodista no est basado en el derecho a preguntar, sino en el derecho a exigir respuestas. (...) Entre el que da rdenes y el que tiene que obedecerlas no hay una desigualdad tan radical como entre quien tiene derecho a exigir una respuesta y quien tiene la obligacin de responder (p. 135). Es relevante, entonces, preguntarse si aquello que le preguntan a uno y si aquello a lo que lo invitan a hablar es pertinente para uno, sus intereses colectivos y su grupo. Uno debera plantearle al periodista o al medio enfoques y trminos apropiados, correspondientes a su propio inters social, acerca de lo que se hablara en el medios.

  • 25

    su empleo16. Hay un clima de censura implcito en las condiciones de inestabilidad

    laboral que no requiere de controles explcitos y regulaciones formales para que

    resulte efectivo. Sabemos de muchos periodistas caleos que han tenido que transar

    desventajosamente sus condiciones salariales (renunciar a retroactividad, bajar sus

    sueldos) para conservar su empleo17. Es lo que llama Bourdieu censuras

    econmicas18, que en el caso colombiano se agravan si se tiene en cuenta la

    concentracin del mercado de medios en un reducido grupo de conglomerados

    empresariales19. En Colombia, de los 26 grandes grupos econmicos20, 9 tiene

    inversiones e intereses directos en el sistema de medios de comunicacin de masas21. A

    16 Probablemente el tipo de trabajo que ms se asemejara a la condicin del periodista (velocidad, ejrcito de reserva detrs de su cargo, salarios bajos, tiempos flexibles y full time, mucho saber rutinario y truco derivados del oficio; experiencia ms que experticia) es el trabajo de los conductores de bus en las ciudades colombianas. Llegar primero, tener dominio completo del panorama y las oportunidades, autoexigirse en trminos de velocidad, olfato para advertir los peligros, fuerte conocimiento de los colegas y el gremio, jerga codificada y comn, salarios precarios, contratos a destajo: el reportero medio y el conductor de bus tienen ms similitudes de las que podran advertirse a primera vista. 17 Segn un estudio reciente del Ministerio del Trabajo y el Crculo de Periodistas de Cali, entre los periodistas el perfil profesional ms abundante entre los comunicadores sociales- el 20% gana menos de un salario mnimo (332.000); el 45% gana entre 1 y 3.5 salarios mnimos ($1.162.000.oo), el 17,1% entre 3.5 y 5.5 salarios mnimos ($ 1.826.000.oo); el 8.6% entre 5.5 y 10.5 salarios mnimos ($3.486.000) y el 2.9% ms de 10.5 salarios mnimos. Es decir, en la ciudad de Cali de cada 100 periodistas slo 3 ganan salarios significativamente altos, 9 ganan salarios altos, 17 ganan salarios medio-altos y 65 se desempean con salarios medios y bajos. 18 Es interesante la tesis de Bourdieu segn la cual conforme ms se avanza en el anlisis de los medios, ms se tiende a liberar a los individuos de su responsabilidad o, dicho de otra manera, se comprende en qu sentido hay estructuralmente- una dinmica que desborda a cada uno. Bourdieu dice: ... cuando ms se avanza en el anlisis de un medio ms compelido de se uno a liberar a los individuos de su responsabilidad lo que no significa que se justifique todo lo que pasa en l-, y cuanto mejor se entiende cmo funciona ms se comprende tambin que las personas que intervienen en l son tan manipuladoras como manipuladas. Incluso, a menudo, manipulan ms cuando ms manipuladas estn y ms conscientes son de estarlo. 19 Un periodista local de la emisora local de una de las grandes radiocadenas nacionales, nos explicaba en una conversacin informal las razones por las cuales l mucho ms competente en su trabajo periodstico que el director del radionoticiero-, no necesariamente sera su sucesor. Uno de los factores que determina el poder efectivo y real de un periodista de radio en el caso de una emisora como aquella en la que trabaja- es su capacidad de vender pauta publicitaria. El director puede no ser tan buen periodista, pero es un excelente vendedor: le garantiza a la emisora un ingreso mensual, por pauta vendida, cercano a los 30 millones de pesos. La condicin del periodista-vendedor, en el caso de la radio y de algunos peridicos y empresas de televisin regionales y locales, sealado el grado en que menos que el periodista el propio medio est ambiguamente atado a las relaciones clientelistas con los anunciantes que, como se sabe, en algunos casos pagarn con pauta favores referidos a control y divulgacin pblica de informacin. 20 Ardila Llle, Superior, Neme, Santander, Bilbao Viscaya, Fundacin Social, Colpatria, Bolvar, Aval, Antioqueo, Mundial, Sanford, Bavaria, Carvajal, Corona, El Tiempo, Empresas Pblicas de Medelln, Luker, Olmpica, Cafetero, Espinosa, CocaCola, Haime, Cemex, Mayagez, xito-Cadenalco. 21 Grupo Empresarial Antioqueo (participacin minoritaria en Impsat, sistema de comunicacin satelitalinternet e intranet), Bavaria (telefona celularCelumvil de la que vendi su participacin a Bell South, UOL ColombiaInternet, Canal privado de tv Caracol, Caracol Radio, Radionet, Latinonet proveedor de acceso a Internet El Espectador, Comunicaciones Trunking, Cromos, Shock, Vea y vnculos con el grupo meditico espaol Prisa), ArdillaLlle (Canal privado de tv RCN, RCN radio), Grupo Fundacin Social (Cenpro Tv), Olmpica (Radio Olmpica), El Tiempo (Casa Editorial El Tiempo, City Tv y planes de replicar el modelo en otras ciudades de Amrica Latina; TvCavble, Crculo de Lectores, Tempora Editores, Tower Records, CineMark, Portafolio, LaCiudad.com, el tabloide Hoy y los semanarios Siete Das en varias regiones del pas), Carvajal (Editorial Norma, Radio Carvajal), Sanford (inversiones en Publicaciones Semana, LaCiudad.com), Empresas Pblicas de Medelln (EPM Televisin, Servicios de Internet).

  • 26

    lo anterior hay que agregar una fuerte concentracin de la inversin publicitaria en

    algunos medios (entendiendo que la inversin publicitaria constituye una forma de

    subsidio privado que favorece el desarrollo de unos medios y estilos mediticos sobre

    otros), que al concentrarse en algunos tipos de medios reduce la relativa diversidad

    meditica del pasado. La inversin publicitaria habla tambin del nivel de penetracin

    de los medios en la vida cotidiana y ocio informado de los colombianos. Para el 2001,

    los peridicos y revistas que concentraban la mayor proporcin de pauta publicitaria,

    estaban destinados a estratos altos y medios de la poblacin. 37 peridicos

    representan la oferta de diarios en Colombia y 4 de ellos concentran el 60 por ciento

    de la inversin, en su orden son: El Tiempo, El Colombiano, El Espectador y El Pas.

    El principal diario de difusin es El Tiempo, que cuenta con 1.100.000 lectores y una

    circulacin de 570000 ejemplares el da domingo y 370000 entre lunes y viernes

    (Publicidad y mercadeo, suplemento especial, abril de 2001). En 1997, de los 42

    diarios ms importantes de Colombia, los seis primeros (El Tiempo, El Espectador,

    El Colombiano, El Pas y El Heraldo) concentraban el 71.47% de la inversin

    publicitaria destinada a la prensa. Y slo El Tiempo concentraba el 35.06% del total.

    En el mercado de las revistas proliferan los ttulos, se estiman cerca de 170 revistas.

    Tres de ellas son receptoras del 34 por ciento del total de la inversin: dos son de

    circulacin semanal y una quincenal (...) En 1999 los lectores fueron el 33% de la

    poblacin encuestada, mientras que en el 2000 pasaron a un 30%. Es de anotar que

    existe una concentracin de lectores en revistas de inters general como es el caso de

    las revistas Semana y Cambio. El estudio permita deducir que la mayor

    penetrabilidad de las revistas estaba en los estratos medios (50%) y Alto (30%), con

  • 27

    consumo cercano a los tres millones y medio de ejemplares, sumando revistas

    semanales, quincenales, mensuales y bimensuales. En 1999, Semana alcanzaba un

    poco ms de 700.000 ejemplares, seguida por Cromos con ms de 600.000, Al

    200.00022, Diners con 300.000 y Cambio con 100.000 ejemplares. Entre el 2002 y el

    2003, la revista Semana pasar de tener 1.055.500 lectores semanales a 904.600

    lectores semanales, una cada del 14,3%; y Cromos pasar de tener en el 2002

    598.684 lectores semanales, a tener en el 2003 682.500 lectores semanales; es decir,

    un incremento del 14%.

    De conformidad con el Estudio General de Medios (2002), los impresos en conjunto

    alcanzaron una penetrabilidad del 33%, luego de que en 1999 fuera del 24, y durante

    el ao 2000, del 22%. Internet, por su parte, est creciendo aceleradamente, a un

    ritmo de cuatro puntos porcentuales por ao. La televisin sigui en auge y en los

    ltimos doce meses ya logr un cubrimiento del 96%, y la radio del 79%. Esta

    dinmica, a su vez, ha afectado la estructura de distribucin de la pauta publicitaria.

    La pauta publicitaria paga impuesto al valor agregado, lo que ha provocado un recorte

    en inversin de publicidad y ha acentuado la competencia entre medios por

    conquistar anunciantes. Los dos canales de televisin privados (RCN y Caracol)

    concentran el 80% de la pauta publicitaria, buena parte de ella proviene de los propios

    conglomerados industriales a los que pertenecen. El 20% de la pauta se distribuye

    entre canales de televisin pblicos nacionales, los regionales, la radio y los medios

    impresos.

    22 En la actualidad, 2003, la Revista Al tiene 399.500 lectores quincenales.

  • 28

    El estudio General de Medios de 2003 seala una lecturabilidad de diarios (un da) de

    1,519.600 para El Tiempo, 526.300 para El Espacio (ambos en Bogot); 348.300 para

    El Colombiano, 335.500 para El Heraldo, 264.000 para el peridico Hoy (del grupo

    El Tiempo), 204.700 para El Pas, 160.600 para El Universal, 130.200 para El

    Caleo, 125.600 para Vanguardia Liberal y 121.500 para El Diario Deportivo.

    El EGM, realizado entre el 1 y el 22 de septiembre de 2001, indicaba que teniendo

    en cuenta una poblacin de 12.169.635 personas y 3.363.609 hogares, pertenecientes

    a estratos entre el 2 y el 6, y localizados en 16 ciudades del pas-, hubo 11.133.999

    personas que vieron televisin el da anterior a la encuesta (91,48% de penetracin),

    9.486.230 que oyeron radio (77,94% de penetracin), 4.311.702 que leyeron revistas

    independientes, es decir, no ligadas a un medio impreso peridico (35,43% de

    penetracin); 4.359.163 que leyeron revistas de prensa (35,81% de penetracin),

    3.029.022 personas que leyeron diarios (24,88% de penetracin); 620.651 personas

    fueron a cine en esa semana y 1.759.729 usaron Internet esa semana23. Es decir, de 10

    personas casi 10 vieron televisin el da anterior, casi 8 oyeron radio, 3.5 leyeron una

    revista independiente, 3.5 leyeron una revista de prensa y 2.5 leyeron prensa. O dicho

    a la inversa, 2 no oyeron radio, 6.5 no leyeron una revista independiente, 6.5 no

    leyeron una revista de prensa y 7.5 no leyeron prensa.

    23 Segn el estudio General de Medios del 2003, la penetracin de Internet alcanz el 22% entre los colombianos, e incluye usuarios ocasionales. La tasa de usuarios de Internet, en Colombia, se ha incrementado significativamente, aunque sigue siendo una de las ms bajas del continente si se considera la cifra de usuarios permanentes. En el 2000 hubo cerca de 1.600.000 usuarios de Internet, de los cuales 878.000 usuarios permanentes de Internet segn la Cmara Colombiana de Informtica y Telecomunicaciones, y la Revista Publicidad y Mercadeo. En el 2003 la cifra de usuarios permanentes de Internet alcanz 1,150.000, esto es, una penetracin del 3%, muy por debajo de Chile (20%), Uruguay (12%), Per (11%), Argentina (10%) y Brasil (8%).

  • 29

    El campo informativo se ha contrado significativamente en trminos de variedad: un

    peridico nacional (El Tiempo24), dos grandes canales privados de televisin (RCN y

    Caracol25), dos redes radiofnicas informativas originadas en los dos grupos

    econmicos ms grandes del pas, tres revistas informativas (Semana, Cambio y

    Cromos) dominan la escena nacional. A lo anterior hay que agregar una distribuidora

    monoplica de Cine (Cine Colombia) y una nica librera de cobertura nacional (La

    Nacional).

    3. Los medios de comunicacin y la televisin como instrumentos de mantenimiento del orden simblico. El ejercicio de la violencia simblica en los medios26.

    Bourdieu distingue, entre otros, dos mecanismos de control meditico y de

    empobrecimiento de la funcin pblica de la informacin periodstica. El primer

    mecanismo se parecera al truco del prestidigitador: poner el acento en algo para

    atraer la atencin hacia ello mientras se oculta, lo importante. Distraer. La

    presentacin y seleccin meditica de hechos que por su naturaleza pueden

    interesar a todo el mundo, de los que cabe decir que son para todos los gustos. Se

    trata de hechos que, evidentemente, no deben escandalizar a nadie, en los que no se

    ventila nada, que no dividen, que crean consenso, que interesan a todo el mundo, pero

    24 Que de conformidad con el Estudios General de Medios (2003) tiene, entre los 10 primeros diarios ms ledos que en conjunto aglutinan 3,736.500 lectores diarios-, 1.519.600 lectores diarios entre semana (40,66%) y 2.728.200 lectores en Domingo. Respecto a una cifra aproximada de 4 millones de lectores por da de prensa diaria, El Tiempo concentra el 38% de lectores. 25 Sin embargo, cabe aclarar que el grupo empresarial Bavaria ha cedido en los ltimos aos el control accionario en Caracol Radio (a favor del grupo espaol Prisa) y Caracol Televisin (a favor del grupo venezolano Cisnero). 26 La violencia simblica es una violencia que se ejerce con la complicidad tcita de quienes la padecen y tambin, a menudo, de quienes la practican en la medida en que unos y otros no son conscientes de padecerla o de practicarla (P. Bourdieu).

  • 30

    que por su propia naturaleza no tocan nada importante. La crnica de sucesos es una

    especie de sucedneo elemental, rudimentario, de la informacin, muy importante,

    porque interesa a todo el mundo, a pesar de su inanidad, pero que ocupa tiempo, un

    tiempo que podra emplearse para decir otra cosa. Y si se emplean unos minutos tan

    valiosos para decir unas cosas tan ftiles, tiene que ser porque esas cosas tan ftiles

    son en realidad muy importantes, en la medida en que ocultan cosas valiosas (pg.

    23). El primer efecto derivado de semejante trucaje consistira en que se ocupa

    tiempo meditico pblico, muy valioso, en asuntos que no son decisivos para el

    ejercicio del control democrtico y la crtica colectivos; con lo cual, se escinde

    informacin decisiva y compleja sobre los asuntos serios y claves del orden social

    que leern y conocern los lectores y ciudadanos en puestos de control y poder, con

    mayor escolaridad y capital-, y esta pseudoinformacin, irrelevante, que copa el

    tiempo informado de los ciudadanos con menor escolaridad, menos situados en

    cargos de control y con menor capacidad de incidir en el orden colectivo. En qu

    sentido esta exposicin a lo irrelevante, articulada a rostros y voces de presentadores

    concretos, pone en primer plano como si fueran relevante -es decir, como si tuvieran

    igual peso que lo poltico, los proyectos de sociedad y de pas, la accin colectiva de

    los ciudadanos-, discursos, gentes y prcticas irrelevantes. Un sntoma significativo

    de esta inversin es el fenmeno de figuras cuya presencia meditica es significativa

    (deportistas, actores de televisin, periodistas, presentadores de noticias, comediantes,

    cantantes) y que, sin tener articulaciones fuertes con organizaciones polticas de

    ningn tipo o movimientos sociales, se lanzan a la poltica electoral y son elegidos.

    Los polticos comenzarn a exponerse y exhibirse mediticamente con ms intensidad

  • 31

    para derivar rditos futuros en las contiendas electorales. Ese fenmeno debe ser

    entendido como prueba de oro de otra cosa: si se dispusieran en el orden del tiempo

    informado varios de los asuntos relevantes para la vida social, discursos pblicos

    menos ftiles, personalidades cuyos acumulados en el campo de la ciencia, el arte, la

    poltica, la accin pblica son significativos para robustecer nuestra lectura de la vida

    social en curso, es decir, si pudieran disponerse en la esfera pblica meditica asuntos

    que permitan movilizar una mayor preocupacin colectiva a favor de los asuntos

    importantes como la destruccin ambiental, crisis del empleo, violencia armada,

    inequidad y distribucin de la riqueza, retraso tecnolgico e insercin educativa de las

    mayoras, tratados de libre comercio y polticas econmicas, la formas ms

    espectaculares, mesinicas y en cierto sentido- terroristas de la visibilizacin pblica

    necesariamente perderan peso y eficacia. Al reducir el tiempo para la exposicin

    pblica de lo importante, la esfera pblica meditica para las agendas y asuntos

    estratgicos se estrecha o tiende a desaparecer, para quedar en manos de expertos,

    instituciones burocrticas, ministerios y tecncratas que ofician a espaldas de las

    mayoras precariamente informadas.

    Pero el brillo de lo intrascendente y la brevedad de la llamarada informativa tiene un

    costo significativo, incluso para los propios periodistas, que de alguna manera van

    configurando lo que podramos denominar una cierta conciencia cnica y el malestar

    de un tipo de trabajo que, siendo relativamente exigente en trminos intelectuales,

    resulta evanescente, casi intrascendente. La entrevista que concedi Mauricio

  • 32

    Gmez27 (prestigioso periodista y director de noticias en la dcada de los 80) ilustra

    bien la desazn. Convertido en pintor dice: Espero poder decir cosas ms duraderas

    pintando que trabajando como periodista. El periodismo es muy efmero. No hay

    nada ms viejo que un peridico de ayer (...) Con Fernando Cano, de El Espectador,

    creamos que bamos a acabar con Pablo Escobar. Nada ms ingenuo. Cuando

    comenzaron a amenazarme de muerte, me fui a trabajar con la CNN, en Atlanta. All

    me la pasada todo el da frente al computador y con dos telfonos encima. Esa rutina

    me ahog. Yo, definitivamente, no me vea as el resto de mi vida y tom la decisin

    de irme a Paris a estudiar puntura (...) La prensa no sirve para nada. Un relato sobre

    las tensiones derivadas de un trabajo intelectual al mismo tiempo exigente y

    evanescente, puede encontraste publicado en la revista Folio No. 1 de la

    Especializacin en Periodismo Investigativo, de la Facultad de Comunicaciones de la

    Universidad de Antioquia, bajo el ttulo La escritura y el sentido de la vida, de Tad

    Bartimus (1997), profesora universitaria y periodista, que advierte las seales de la

    alineacin que le procur su propio trabajo profesional, cuando top con una

    enfermedad inhabilitante28.

    27El Tiempo, El coraje de la mano izquierda, Seccin Cultura, pgina 4, domingo 30 de noviembre de 2003. 28 Algunos esfuerzos notables de investigacin periodstica o algunas piezas que coparon, por su brillo y rutilancia, la escena meditica durante algunos das, terminan disolvindose hasta hacerse intrascendentes. Por eso los premios periodsticos y los homenajes que periodistas hacen a la obra de otros periodistas cumplen un papel significativo como mecanismo de compensacin simblica y reconocimiento social frente una obra condenada al olvido permanente. (Algo parecido a las medallas en los hroes de guerra y las burocracias militares, polticas, acadmicas). Veamos el mismo asunto, contrastndolo con un evento noticioso ocurrido hace algunos aos y publicado en la revista Cambio: una joven universitaria, antroploga, quiz egresada de la Universidad de los Andes, publica una breve crnica de viaje, luego de visitar un campamento de las FARC. La nota escandaliza por el tono festivo y juguetn con que se refiere a los guerrilleros, gorditos y buena gente, gorditos y amables. Escndalo nacional y escarnio pblico..., y luego la desmemoria. Salud Hernndez publica en El Mundo (de Espaa) una crnica sobre las redes de trfico de blancas en Espaa y sus conexiones con el eje cafetero. Escndalo nacional y luego desmemoria. Qu es lo relevante detrs de estas llamaradas intrascendentes? Que las ancdotas informativas son breves. Es relevante entonces que la comunidad de periodistas sea ms o menos consciente de la brevedad de cualquier esfuerzo informativo incluso los ms sonados. Incluso los ms escandalosos y llamativos se harn insignificantes en muy poco tiempo. De qu manera la conciencia de la evanescencia afecta el trabajo y la condicin psquica de un trabajador intelectual que invierte esfuerzos significativos en su obra? Cmo se traduce esta conciencia en desazn y sufrimiento?

  • 33

    Segundo mecanismo: ocultar mostrando. Bourdieu distingue tres formas de este

    mecanismo: mostrar algo distinto de lo que debera mostrarse si se propusiera

    realmente informar; mostrar lo que se debe mostrar, pero de tal forma que pase

    inadvertido o que parezca insignificante; o mostrar lo que se debe, de tal forma que

    cobra un sentido que no corresponde a la realidad. Un primer ejemplo: usando

    categoras de percepcin29muy particulares, los medios de comunicacin abordan

    la realidad de los barrios pobres, de las comunidades indgenas, de las poblaciones

    negras, de los homosexuales. Esas categoras de percepcin estn moduladas por la

    bsqueda de lo sensacional, de lo espectacular. Una suerte de dramatizacin.

    Tumultos, delincuencia, zonas oscuras, pobreza, desorden y expresiones que actan

    como guas o leyendas de lo visto, de lo exhibido, de lo mostrado. (Aterrador, triste,

    miserable, dramtico). La sensacin de que no muestran la realidad del barrio, de las

    comunidades, de que mutilan el orden ordinario de sus conflictos y valiosas jornadas,

    es compartida por muchas personas30. En ciertos barrios de Cali, el malestar se ha

    agudizado hasta el punto de negarse a prestar su voz y rostro para las secuencias que

    29 Unas categoras de percepcin son estructuras invisibles que organizan lo percibido y determinan lo que se ve y lo que no se ve (P. Bourdieu). Los lentes con que miran lo real los periodistas, estaran hechos de sus predisposiciones inherentes a la profesin, su visin de mundo, su formacin y sus aptitudes, sostiene Bourdieu. 30 Cualquier persona puede advertir el mecanismo si presta atencin a los videos de noticieros sobre la pobreza, lo marginal, las barriadas, las comunidades indgenas y negras, contrastndolas con el modo como se abordan los temas de poder, de los sectores integrados, de los barrios ricos. No se trata de pobreza vs riqueza objetivas, sino del modo (enfoque) en cada una es recreada e inventada para la escena. Una mujer nasa y lder del movimiento indgena en el Cauca, se queja del modo en que los noticieros representan a los nios indgenas: las huellas del trabajo campesino, la calidad de las ropas de trabajo, la tierra que se pega al cuerpo cuando juegan en los campos son presentados como indicios de miseria extrema, cuando muchos de esos nios tienen mejor calidad de vida que los de las ciudades. Si usted llega a mi casa y filma a mis nios, pues los ver con ropa sucia y nada buena, justamente porque esa es la que les dejamos para que jueguen. El mecanismo puede operar en terrenos ms amplios. La Ministra de Relaciones Exteriores del Ecuador (Nina Pacari, mujer e indgena; quien el 8 de agosto de 2003 renunciara al cargo luego que el movimiento Pachakutik le restara su apoyo a Lucio Gutirrez) es recreada en la seccin light (telfono rosa de El Tiempo) y aparece en una fotografa junto al Canciller de Venezuela (Roy Chaderton Matos, muy rubio y alto) y la Canciller de Colombia (Carolina Barco, rubia y muy alta), con una nota de pie de pgina absolutamente racista. Otro evento significativo es la polmica desatada alrededor de la imagen de una mujer indgena Ember Kato, empleada por la revista SOHO con un eslogan publicitario que rezaba Mejor lee SOHO. Algunos nmeros despus, aparece un breve perfil de una modelo Nukak en la misma revista, como manera de saldar la polmica, en lo que parece un gesto compensatorio que resume la idea segn la cual las mujeres indgenas pueden aparecer en la revista a condicin de que sean bellas a la manera SOHO.

  • 34

    registran las barriadas en clave delincuencial. El uso inadecuado en la designacin de

    los lugares, los nombres alterados de las comunidades, las inapropiadas referencias y

    designaciones de calles, apellidos, familias, la alteracin de los trminos con que las

    personas designan y expresan los asuntos de su vida, no hace ms que aadirse y

    afianzar los mitos racistas, sexistas y excluyentes, a lo que se agrega el uso torpe de

    imgenes de recurso en que aparecen pueblos y localidades que no se corresponden

    con los de los lugares en que estn sucediendo los acontecimientos referidos (en

    especial, combates), un indicador significativo de cmo en el proceso informativo-

    unas imgenes y otras terminan valiendo lo mismo en un rasero discursivo que iguala

    y asimila, en el caso colombiano, a Pitay con Vitonc, o en el caso de los medios

    globales, a Cali con Medelln, o Amrica Latina con Mxico. Porque esas palabras

    hacen cosas, crean fantasmagoras, temores, fobias o, sencillamente, representaciones

    equivocadas (P. Bourdieu). Este inters por lo excepcional para los periodistas y

    medios, oculta tanto la densidad compleja de lo ordinario como lo que realmente es

    excepcional para los grupos sociales, comunidades y pueblos. El nfasis meditico en

    lo extraordinario, en lo que no es cotidiano obra una censura y una deformacin

    aguda de lo real, acentuada por el afn de primicia informativa; y excluye de la

    realidad informada la extraordinaria densidad de la vida ordinaria y comn. Ese orden

    ordinario es muy complicado abordarlo y requiere de un largo trabajo que en muchas

    ocasiones los medios de comunicacin no estn dispuestos a hacer. Un segundo

    ejemplo: el proceso mediante el cual las formas de accin organizada de los pueblos

    indgenas del Cauca, contra los actores armados de todo tipo (incluidos los del

    Estado) se est representando como resistencia armada contra la guerrilla, y como

  • 35

    prueba de resistencia social contra los actores armados ilegales. De esta manera, un

    proyecto de movilizacin y organizacin a favor del desarme general, de la no

    intervencin militar y en contra de la presencia de actores armados en zonas y

    cabildos indgenas, un movimiento social a favor del no involucramiento de civiles en

    el conflicto, se presenta como accin heroica de los pueblos indgenas del Cauca

    contra las FARC y el ELN. Con ello se consigue imponer los lentes de los medios al

    conjunto social. Ese es el efecto de esta violencia simblica en el plano de la

    representacin: se imponen los sistemas de clasificacin, el modo de ver, el

    mecanismo que le da forma a lo real informado.

    4. La autorreferencialidad de los medios: los medios citan y leen a otros medios.

    Tres constreimientos o factores determinan a los medios de comunicacin: las

    fuentes, los anunciantes y la competencia entre medios de comunicacin (por la

    primicia, por pautar e inaugurar un modelo, formato, innovacin, propuesta). Esto se

    debe en parte a que la produccin es colectiva. (...) [Se trata de] unos universos donde

    los constreimientos colectivos son muy fuertes, en la medida en que cada uno de los

    productores se ve obligado a hacer cosas que no hara si los dems no existieran: las

    que hace, por ejemplo, para llegar antes que los dems. Nadie lee tanto los peridicos

    como los periodistas, que, por otra parte, son propensos a pensar que todo el mundo

    lee todos los peridicos (...) Para los periodistas, la lectura de los peridicos es una

    actividad imprescindible y la revista de prensa un instrumento de trabajo: para saber

  • 36

    lo que uno va a decir hay que saber lo han dicho los dems. Este es uno de los

    mecanismos a travs de los cuales se genera la homogeneidad de los productos

    propuestos (31 y ss).

    El efecto derivado de este entorno y esta situacin en que estos productores colectivos

    trabajan de la misma manera, se encuentran en los mismos lugares y nichos, se

    (re)conocen entre s y compiten por obrar primero los mismos objetos, es lo que

    Bourdieu denomina efecto del enclaustramiento: el que los periodistas que, por lo

    dems, comparten muchas caractersticas comunes por su condicin, as como por su

    procedencia y su formacin, se vean mutuamente, se encuentren constantemente en

    unos debates en los que siempre aparecen las misma caras, tiene unos efectos de

    enclaustramiento y, no hay que vacilar en decirlo, de censura tan eficaces ms

    eficaces, incluso, porque el principio no es tan aparente- como los de una burocracia

    central, de una intervencin poltica deliberada (p. 34). Un indicador segn

    Bourdieu- del efecto de censura del enclaustramiento (este crculo vicioso de la

    informacin) es que ante la presencia de un evento no programado de grandes

    dimensiones, la informacin que ofrecen los medios es limitadsima, el anlisis nulo y

    se debe recurrir a un consultor, experto, para que proporcione algn nivel de

    comprensin sobre los hechos. Los mecanismos rutinizados de tratamiento de la

    informacin, no sirven sino para lo que se comporta de acuerdo a esos mecanismos

    rutinizados. Por eso, los eventos complejos referidos a comunidades indgenas

    resultan tratados de cinco maneras: a) una que los reduce a los mecanismos

    rutinizados de tratamiento de la informacin (en este caso, melodramatizacin,

    maniquesmo informativo, protagonismo/antagonismo, hechos de orden pblico,

  • 37

    curiosidad o exotismo); b) sencillamente son ignorados debido a que no se poseen los

    instrumentos intelectuales requeridos para su abordaje; c) se recurre a un experto o

    autoridad externa a las comunidades; d) se individualiza y personaliza la

    informacin va seleccin de un testigo31; o e) se recurre a la representacin

    colectivista (que borra las diferencias o las disuelve en la imagen de una masa

    indiferenciada).

    Esta dinmica de competencia cerrada entre quienes se conocen, entre quienes

    comparten las mismas claves de acceso y recurren a las mismas fuentes, procura otro

    efecto particularmente destacado: se interioriza entre los ms viejos (los de mayor

    oficio)- una idea de lo evidente en trminos informativos: es decir, se aprende a

    saber y a considerar qu es lo que debe proponerse en las salas de redaccin, se

    aprende de manera prctica a distinguir y sopesar qu es aquello que tiene ms

    opciones de pasar por el cedazo de las salas de redaccin. Los periodistas ms

    jvenes se mueven a tientas, no estn seguros de qu proponer, porque para ellos el

    efecto de evidencia no se ha configurado.

    31 El recurso del testigo ha sido superado por otra figura que ha servido para instalar, en la imaginacin y opinin pblica, ciertos tpicos complejos de difcil abordaje: es el recurso a la biografizacin. Ciertos temas como la corrupcin, la violencia, el hambre, la destruccin ambiental, la guerra, han podido ser abordados de manera sensible y con algn impacto y densidad simblica, mediante el recurso de contar historias, ancdotas, eventos significativos que le ocurren a una persona o grupo especfico. Un estudio realizado por Gonzlez (2002) identifica cinco tipos o modos de uso de lo biogrfico en el periodismo escrito colombiano: como mecanismo de recreacin nostlgica del pasado y de vidas memorables; como modo de recreacin, representacin y narracin clida y personal de la agenda informativa de actualidad; como manera de instalar en las agendas informativas la perspectiva de las personas en situaciones lmite, al margen o exticas; como forma de revelar la dimensin secreta, clandestina o ntima de los poderes; y como manera de avanzar celebraciones pblicas y ritos del ciclo de vida en las personas e instituciones.

  • 38

    Un tercer efecto derivado de esta dinmica es que, en virtud del efecto de

    enclaustramiento, los periodistas y los medios que se leen mutuamente- tienden a

    diferenciarse por detalles que pasan inadvertidos para las audiencias, aunque para los

    medios sean muy significativos: llegar primero a lugar de los hechos, las minucias y

    detalles del set de noticias, un error de diccin del presentador o la presentadora, un

    error en el nombre de algn personaje pblico se cobran muy caro en trminos de

    prestigio entre medios. En un entorno de competencia y velocidad las diferencias

    inapreciables para las audiencias se vuelven decisivas para los equipos, como en las

    carreras de auto, en que poner gasolina antes o despus, el detalle de las ranuras de

    las llantas, la disposicin aerodinmica del alern trasero, se traduce en un centsima

    de segundo que procura la victoria a uno de los equipos; aunque para los

    espectadores los autos de carreras parezcan ms o menos la misma cosa y se muevan

    a velocidades ms o menos similares, es decir inapreciables para quien no sabe de

    esas minucias. Algo parecido pasa con el periodismo y los medios de comunicacin.

    La minucia insignificante, la innovacin intrascendente, el plano novedoso, la

    musicalizacin, el ritmo y los cortes, slo son apreciables para el crculo cerrado de

    los competidores.

    Un cuarto efecto derivado de esta dinmica, es la tendencia a legitimar la calidad en

    trminos de ndices de audiencia. El mercado aparece como instancia de

    legitimacin. Con este nfasis en el poder legitimador del mercado se afecta una

    doble condicin clave de la produccin cultural: la independencia y autonoma, que

    implica a veces la creacin de obras que no tienen pblico, pero que se van haciendo

    a uno propio conforme se las comprende y aprecia. Pero en el campo informativo,

  • 39

    este mismo mecanismo de legitimacin va mercado, rating, ndices de audiencias,

    procura otra forma de censura: hace que se privilegien las agendas, temticas,

    problemas que admiten mayores audiencias, y se clausuran aquellas que siendo

    importantes, aunque desconocidas o poco habituales- podran llegar a cobrar

    relevancia y audiencias significativas en el futuro32.

    5. La disolucin de la comprensin, la respuesta rpida, el abordaje breve: el fast thinker.

    Un efecto clave de la dinmica meditica es el que se deriva de la presin del tiempo

    sobre los trabajadores intelectuales que son los periodistas y sobre aquel que habla en

    medios. La lucha por el tiempo largo del anlisis, del abordaje de temticas

    complejas, debera ser central tanto para los periodistas como para quienes hablan en

    los medios. Se trata de defender el derecho a comprender, a exponer y a explicar con

    pausa y sin edicin lo que hay que exponer, para evitar las formas de distorsin que

    introduce lo que Bourdieu llama el fast think: (...) existe un vnculo entre

    pensamiento y tiempo. Y uno de los mayores problemas que plantea la televisin es

    32 El drama de la inmediatez informativa, derivada del nfasis en la velocidad del cubrimiento, reside menos en las urgencias de producir informacin inmediata, que en la necesidad de producir efectos inmediatos. Para la empresa periodstica no se trata tanto de cubrir rpidamente un hecho, como de producir lo ms rpidamente posible un incremento en el rating. Respecto al efecto deseado, la velocidad de cubrimiento puede ser uno de los mecanismos para producir el efecto deseado (incremento rpido del rating). Pero la melodramatizacin y el entretenimiento pueden ser otros modos de hacerlo. Dicho metafricamente, no se trata de la velocidad con que se inyecta al