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LA RELIGIOSIDAD COSMICA SEGÚN ALBERT EINSTEIN Extracto de los escritos breves, ‘MI VISION DEL MUNDO‘ (1930) y ‘RELIGION Y CIENCIA’ (1930), de Albert Einstein El misterio es lo más hermoso que nos es dado sentir. Es la sensación fundamental, la cuna del arte y de la ciencia verdaderos. Quien no la conoce, quien no puede asombrarse ni maravillarse, está muerto. Sus ojos se han extinguido. Esta experiencia de lo misterioso – aunque mezclada de temor – ha generado también la religión. Pero la verdadera religiosidad es saber de esa Existencia impenetrable para nosotros, saber que hay manifestaciones de la Razón más profunda y de la Belleza más resplandeciente sólo asequibles en su forma más elemental para el intelecto. En ese sentido, y sólo en éste, pertenezco a los hombres profundamente religiosos. Un Dios que recompense y castigue a seres creados por él mismo que, en otras palabras, tenga una voluntad semejante a la nuestra, me resulta imposible de imaginar. Tampoco quiero ni puedo pensar que el individuo sobreviva a su muerte corporal, que las almas débiles alimenten esos pensamientos por miedo, o por un ridículo egoísmo. A mí me basta con el misterio de la eternidad de la vida, con el presentimiento y la conciencia de la construcción prodigiosa de lo existente, con la honesta aspiración de comprender hasta la más mínima parte de razón que podamos discernir en la obra de la naturaleza.

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Dos extracto de los escritos breves (artículos), ‘MI VISION DEL MUNDO‘ (1930) y ‘RELIGION Y CIENCIA’ (1930), de Albert Einstein. En ellos se describe el sentimiento oceánico de asombro ante el orden divino del Universo, que Einstein denominó RELIGIOSIDAD COSMICA. Realiza Einstein una breve semblanza de los sabios griegos y europeos que tuvieron tal intuición

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  • LA RELIGIOSIDAD COSMICA

    SEGN ALBERT EINSTEIN

    Extracto de los escritos breves, MI VISION DEL MUNDO (1930) y RELIGION Y CIENCIA (1930), de Albert Einstein

    El misterio es lo ms hermoso que nos es dado sentir. Es la sensacin fundamental, la cuna del arte y de la ciencia verdaderos. Quien no la conoce, quien no puede asombrarse ni maravillarse, est muerto. Sus ojos se han extinguido.

    Esta experiencia de lo misterioso aunque mezclada de temor ha generado tambin la religin. Pero la verdadera religiosidad es saber de esa Existencia impenetrable para nosotros, saber que hay manifestaciones de la Razn ms profunda y de la Belleza ms resplandeciente slo asequibles en su forma ms elemental para el intelecto.

    En ese sentido, y slo en ste, pertenezco a los hombres profundamente religiosos. Un Dios que recompense y castigue a seres creados por l mismo que, en otras palabras, tenga una voluntad semejante a la nuestra, me resulta imposible de imaginar. Tampoco quiero ni puedo pensar que el individuo sobreviva a su muerte corporal, que las almas dbiles alimenten esos pensamientos por miedo, o por un ridculo egosmo. A m me basta con el misterio de la eternidad de la vida, con el presentimiento y la conciencia de la construccin prodigiosa de lo existente, con la honesta aspiracin de comprender hasta la ms mnima parte de razn que podamos discernir en la obra de la naturaleza.

  • El individuo siente la futilidad de los deseos y las metas humanas, y el sublime y maravilloso orden que se manifiesta tanto en la naturaleza como en el mundo de las ideas. Ese orden lleva a sentir la existencia individual como una especie de prisin, y conduce al deseo de experimentar la totalidad del ser como un todo razonante y unitario. La religiosidad csmica se puede encontrar incluso en las primeras etapas del desarrollo religioso, por ejemplo en algunos salmos de David y en algunos profetas. El componente de religiosidad csmica est mucho ms acentuado en el budismo, como nos lo han demostrado los magnficos escritos de Schopenhauer. Los genios religiosos de todos los tiempos eran admirables gracias a esta religiosidad que no conoca dogmas ni Dios alguno concebido a la manera del hombre. Y es por esto que no puede haber ninguna iglesia cuya enseanza fundamental se base en la religiosidad csmica, y tambin por eso encontraremos entre los herejes de todos los tiempos a hombres colmados de ella, considerados muy a menudo idealistas o hasta santos por sus contemporneos. Hombres como Demcrito, Francisco de Ass y Spinoza estn muy cerca unos de otros.

    Cmo pueden comunicarse los hombres esta religiosidad csmica si con ella no es posible formar un concepto de Dios ni una teologa? A m me parece que tal es la funcin principal del arte y de la ciencia.

    Quien slo conozca la investigacin cientfica por sus aplicaciones prcticas llegar fcilmente a una concepcin falsa del estado de nimo de los hombres que han abierto el camino de la ciencia. Slo aquel que haya consagrado su vida a objetivos semejantes posee una imagen viviente de lo que ha inspirado y dado fuerzas a estos hombres para que a pesar de innumerables fracasos permanecieran fieles a su objetivo. Es la religiosidad csmica la que da esa fuerza. Un contemporneo ha dicho, y no sin razn, que en esta poca fundamentalmente materialista son los investigadores cientficos serios los nicos hombres profundamente religiosos.

    Difcilmente puede encontrarse un espritu de investigacin cientfica que carezca de una religiosidad especfica, propia. Sin embargo, sta se diferencia de la del hombre ingenuo. Para ste, Dios es un ente en cuya solicitud se tiene esperanza, y temor de su castigo sublimado sentimiento de la relacin entre padre e hijo -, un ente con el que se establece, en cierta medida, una relacin personal.

    Pero el investigador est impregnado por la causalidad de todos los hechos. El futuro no es ni menos importante ni est menos determinado que el pasado. Para l la moral no es una materia divina sino puramente humana. Su religiosidad se apoya en el asombro ante la armona de las leyes que rigen la naturaleza, en la que se manifiesta una racionalidad tal, que en contraposicin con ella toda estructura del pensamiento humano se convierte en insignificante destello. Este sentimiento es la razn principal de su vida, y puede elevarlo por encima de la servidumbre a los deseos egostas.

    No hay duda de que este sentimiento est muy allegado al que colma los caracteres creadores y religiosos de todos los tiempos.

  • (Tomado de dos artculos [que se pueden encontrar bajo diferentes ttulos en internet] incluidos en: Albert Einstein, Mi visin del mundo, Crculo de Lectores, 2009, pp.18/19, y 26/29. Este libro es una recopilacin de escritos breves, declaraciones y entrevistas de diferentes pocas, publicado originalmente en alemn por Europa Verlag A.G.Zurich (1949), y traducido al castellano por Sara Gallardo y Marianne Bbeck)

    NOTA DE GUILLEM CATAL

    En dichos dos breves escritos Einstein da razn de las creencias bsicas que haba alcanzado cuando tena cuarenta y pico de aos, de hecho las escribi con 51 aos, y se formularon a travs de las conversaciones que mantena con un amigo, profesor y escritor, William Hermanns. Con l logro plasmar de forma sencilla las ideas que le haban inspirado durante aos. Hasta entonces las expresaba de manera abstracta, como la famosa frase suya: Creo en el dios de Spinoza, que es idntico al orden matemtico del Universo. Frase exagerada, pues el orden matemtico tambin sera un insignificante destello de la inteligencia.

    La religiosidad csmica es una creencia que han compartido muchos sabios, agnsticos o creyentes, muchos religiosos y hombres de accin. Einstein cita a Demcrito, Francisco de Ass y Spinoza, respectivamente un pagano, un catlico y un judo agnstico. Pero la nmina se puede alargar sin dificultad. En primer lugar mediante los nombres de los cientficos de primera fila del s.XIX y XX, o los sabios de la Enciclopedia. Entre ellos, ateos hay muy pocos. La mayora son agnsticos y firmaran las palabras de Einstein. Ahora bien, gente de criterio independiente, poco crdula, extasiada ante el espectculo de la noche estrellada, ha habido siempre, hace 5000 o 50000 aos. La visin ms conocida tal vez sea la de Aristteles, en su Metafsica, en la que la Inteligencia Divina ocupa el centro entorno del cual todo gira, motor inmvil con cuyo dinamismo todo se mueve. Esta visin de Aristteles, muy de su poca, no es cientfica sino mtica (aunque abstracta). Ya se sabe que en el corazn de todo filsofo o cientfico hay un poeta, y en el corazn del poeta hay un nio que lucha por madurar.