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Sesión del dic .1 ;8jZ-1047 19: La psicosis en la infancia por el DR. J. SOLÉ SAGARRA El desarrollo que ha alcanzado en los últimos arios la psiquiatría infantil no se debe precisamente a la riqueza sindrómica de las psicosis infantiles, que den- tro de la paido psiquiatría son las enfermedades que tienen menos importancia por su pobreza sintomatológica y por la relativa es,casez de las mismas. La psi- quiatría infantil está integrada, sobre todo, por los capítu,os referentes a los dé- ficits intelectuales y los trastornos de la conducta. En lenguaje vulgar, diríamos que la paidopsiquiatría tiene que habérselas casi exclusivamente con niños tontos y desequilibrados, pero muy pocas veces con niños locos, en el verdadero sentido de la palabra. La nomenclatura psiquiátrica actual incluye los tontos y los des- equilibrados en los conceptos de oligofrenia y psicopatía, respectivamente; mien- tras que sólo la locura como tal nutre el vasto grupo de las psicosis propiamente , dichas. En cambio, en la psiquiatría del adulto, los enfermos que abundan más son los psicóticos, y los menos nitmerosos los olic,ofrénicos. En la infancia sucede al revés, siendo escasas las psicosis y p redominando en gran manera las oligofre- nias. El vasto grupo de la psicopatía, aquel estado morboso entre la normalidad y el trastorno mental grosero, está bastante igualado en el niño y en el adulto en cuanto a proporción cuantitativa. Vamos a describir el estado actual de la parte menos conocida y menos ex- tensa de la paidopsiquiatría; a saber, el capítulo de las psicosis en la infancia. Por lo tanto, en nuestra descripción excluimos todas las formas de trastornos men- tales que no sean las psicosis endógenas puras. Por eso nada diremos de las neu- rosis y psicopatías en todas sus formas, como tampoco de las oligofrenias, de las enfermedades degenerativas del sistema nervioso, tales como la parálisis cerebral infantil, y de las psicosis exógenas de conocida etiología, como son los delirios infecciosos o la parálisis general juvenil. La mayoría de las psicosis infantiles pertenecen a la constelación esquizofré- nica, puesto que la paranoia, rara también según los conocimientos actuales en la edad adulta, sólo puede encontrarse en embrión y como forma prepsicótica en la última fase de la infancia; pues hasta pasada la pubertad la estructura de la per- sonalidad es insuficiente para poderse desarrollar el típico delirio sistematizado celotípico, de invención o de otra naturaleza que caracteriza a los desarrollos y síndromes paranoicos. Otro tanto podemos decir de la locura maníaco-depresiva, sumamente rara hasta la pubertad, a lo menos en las formas típicas que se dan en el adulto. En cambio, la esquizofrenia prepuberal no es tan rara como algún. autor ha hecho suponer. La escuela rusa es la que más casos describe de esquizo- frenia infantil pura, llegando a mencionar Ssucharewa hasta cien casos en uta trabajo suyo relativamente reciente. Desde un decenio a esta parte se va aplicando en psiquiatría infantil la mis- ma nomenclatura psiquiátrica que en la psiquiatría del adulto; esta tendencia a

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Sesión del dic.1 ;8jZ-1047 19:

La psicosis en la infanciapor el

DR. J. SOLÉ SAGARRA

El desarrollo que ha alcanzado en los últimos arios la psiquiatría infantil nose debe precisamente a la riqueza sindrómica de las psicosis infantiles, que den-tro de la paido psiquiatría son las enfermedades que tienen menos importanciapor su pobreza sintomatológica y por la relativa es,casez de las mismas. La psi-quiatría infantil está integrada, sobre todo, por los capítu,os referentes a los dé-ficits intelectuales y los trastornos de la conducta. En lenguaje vulgar, diríamosque la paidopsiquiatría tiene que habérselas casi exclusivamente con niños tontosy desequilibrados, pero muy pocas veces con niños locos, en el verdadero sentidode la palabra. La nomenclatura psiquiátrica actual incluye los tontos y los des-equilibrados en los conceptos de oligofrenia y psicopatía, respectivamente; mien-tras que sólo la locura como tal nutre el vasto grupo de las psicosis propiamente

,dichas. En cambio, en la psiquiatría del adulto, los enfermos que abundan másson los psicóticos, y los menos nitmerosos los olic,ofrénicos. En la infancia sucedeal revés, siendo escasas las psicosis y p redominando en gran manera las oligofre-nias. El vasto grupo de la psicopatía, aquel estado morboso entre la normalidady el trastorno mental grosero, está bastante igualado en el niño y en el adulto encuanto a proporción cuantitativa.

Vamos a describir el estado actual de la parte menos conocida y menos ex-tensa de la paidopsiquiatría; a saber, el capítulo de las psicosis en la infancia.Por lo tanto, en nuestra descripción excluimos todas las formas de trastornos men-tales que no sean las psicosis endógenas puras. Por eso nada diremos de las neu-rosis y psicopatías en todas sus formas, como tampoco de las oligofrenias, de lasenfermedades degenerativas del sistema nervioso, tales como la parálisis cerebralinfantil, y de las psicosis exógenas de conocida etiología, como son los deliriosinfecciosos o la parálisis general juvenil.

La mayoría de las psicosis infantiles pertenecen a la constelación esquizofré-nica, puesto que la paranoia, rara también según los conocimientos actuales en laedad adulta, sólo puede encontrarse en embrión y como forma prepsicótica en laúltima fase de la infancia; pues hasta pasada la pubertad la estructura de la per-sonalidad es insuficiente para poderse desarrollar el típico delirio sistematizadocelotípico, de invención o de otra naturaleza que caracteriza a los desarrollos ysíndromes paranoicos. Otro tanto podemos decir de la locura maníaco-depresiva,sumamente rara hasta la pubertad, a lo menos en las formas típicas que se danen el adulto. En cambio, la esquizofrenia prepuberal no es tan rara como algún.autor ha hecho suponer. La escuela rusa es la que más casos describe de esquizo-frenia infantil pura, llegando a mencionar Ssucharewa hasta cien casos en utatrabajo suyo relativamente reciente.

Desde un decenio a esta parte se va aplicando en psiquiatría infantil la mis-ma nomenclatura psiquiátrica que en la psiquiatría del adulto; esta tendencia a

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la unificación de conceptos es siempre de alabar en psiquiatría, ciencia médicaque se presta a la especulación (orno no hay otra, pero en el capítulo de las psico-sis infantiles este hecho tiene importancia decisiva. Atendiéndonos a este criterio,nosotros describiremos aquí los ':res síndromes fundamentales que integran elgrupo de psicosis enclógenas: la esquizofrenia, la locura maníaco-depresiva y laparanoia. Esta última enfermedad es aún objeto de discusión en cuanto a su en-casillamiento en el grupo de las psicosis end6genas o no, como pasa con la epi-lepsia genuina.

I. ESQUIZOFRENIA. -- In:luimos en el grupo único de esquizofrenia infantil..todas las formas de alteración psíquica en la infancia, que remedan los síntomasfundamentales característicos de la esquizofrenia en el adulto y conducen a lademencia en un plazo más o menos largo, habiendo partido siempre de un estadoprevio de normalidad psíquica. En el concepto de esquizofrenia infantil entra lademencia infantiCis de Heller, que se da en niños de 3 a 4 arios de edad cuyodesarrollo psíquico había sido normal hasta entonces; asimismo la llamada de-mencia precocisima, como rama pediátrica de la antigua demencia precoz deKraepelin, así como la franestenia paréticoafcisica de Sancte de Sanctis. Creemosque todos estos conceptos indican la misma enfermedad, teniendo su conserva-ción el inzonveniente de sembrar confusión taxonómica.

Las características de la esquizofrenia infantil son las siguientes: paulatinaperturbación de la afectividad, por lo cual el niño se vuelve indiferente a lo que lerodea, perdiendo efusión las relaciones afectivas con los padres; asimismo des-aparece la gracia infantil y la ingenuidad. Estos trastornos de la afectividad pre-dominan largo tiempo en el cuadro clínico, presentándose luego trastornes de lainteligencia generalmente cualitativos, en el sentido de «saber las cosas, perono poder decirlas», indisciplina escolar extravagante, no querer aprender deter-minadas cosas, etc.; se ha discutido mucho el llamado síntoma del, fonografismoo sea la repetición a modo de fonógrafo de las percepciones ópticas y acústicasaprendidas previamente por el niño. Pronto se añaden en la esquizofrenia infantilde comienzo insidioso, la más frecuente, rarezas y extravagancias, tendencia alaislamiento y autismo. Un paso más y entra el pequeño en una terquedad morbosay neg.ativismo para hablar y comer. Estos últimos síntomas representan la transi-ción a los síndromes catatónicos, que predominan en el conjunto sintomático dela esquizofrenia del infante. El incompleto desarrollo del sistema motor y la hi-perexcitabilidad neuromuscular en la infancia condicionan el predominio de lasintomatología psicomotriz en la esquizofrenia del niño, con abundancia de ama-neramientos, ecolalia, estereotipias y actitudes forzadas extravagantes; no se havisto un, verdadero estupor catatónico infantil. Se duda de la existencia de aluci-naciones en la esquizofrenia del niño, como tampoco se, observan los trastornostípicos de la esquizofrenia del adulto en la asociación de ideas y en el desmorona-miento de la personalidad. La vivencia que Homburguer describe como descon-cierto interno, es en realidad un trastorno paraafectivo de contradicción de senti-mientos y de inseguridad del yo, .que muchas veces acaba en una reacción de odióhacia los padres.

Por la predominancia absoluta de los síntomas catatónicos en la esquizofreniainfantil, no puede hablarse de formas hebefrenicas y menos aún formas paranoi-des puras, tal como encontramos en la esquizofrenia del adulto; sólo en la fase

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prepuberal encontramos formas hebefrénicas bastante características y alguna vezciertos rasgos paranoides que son un esbozo de la esquizofrenia paranoide deladulto.

La evolución de la esquizofrenia infantil acostumbra a ser desfavorable, aun-que con los modernos tratamientos ccnvtilsivantes pueden curar bastantes casos,o a lo menos atenuar el defecto intelectual esquizofrénico que dejan tras de sí, lasesquizofrenias crónicas de la infancia que acabamos de mencionar. A esta formacrónica de esquizofrenia hay que oponer el comienzo agitado de la misma, formamucho más rara; en este caso encontramos confusión mental intensa, ansiedad,perplejidad y abundancia de síntomas catatónicos, que pueden prolongarse duran-te semanas y meses. En esta forma agitada el defecto esquizofrénico es más rápi-do y mayor que en la forma crónica.

Casuística. Hemos podido observar tan sólo seis casos de esquizofreniapropiamente dicha en la infancia durante los tres arios que regentamos la Secciónde Neuropsiquiatría de la Clínica Pediátrica Universitaria de Barcelona con eranejo Dispensario de Psiquiatría Infantil. Y esto en un material de unos 5 00 en,fermitos neuropsiquiátricos. Por lo tanto, pasa poca del :f por ioo el porcentaje'de psicosis entre afecciones neuropsiquidtricas de la infancia.

Tenemos cuatro hebefrenias prepuberales en, niñas de II y 14 arios de edad,con cuadros típicos de esquizofrenia, en cuanto a los trastornos de la afectividad,ideación y juicio crítico, preponderando la inquietud motora proteiformes y ama-nerada. En estos casos, que podríamos calificar de demencia precocísima, el tra-tamiento con electrochoque apenas modificó el cuadro psicótico; una de tales en-fermas está recluida actualmente en un frenocomio y las otras conviven con di-ficultades con sus familiares; el derrumbamiento psíquico sigue su evolución fa-tal, aunque muy lentamente hacia la demencia postpsicótica.

Otro caso es el de un niño de 3 arios que ingresó en nuestro Servicio con uncuadro psíquico típicamente catatónico, con cataplexia y posiciones duraderasinverosímiles de las extremidades, además de mutismo y negativismo completos.Como se tratase de un chico altamente desnutrido y con una historia previa dealimentación deficiente en vitaminas, en lugar de empezar con un tratamientoconvulsivante (inocuo, aunque se haga en lactantes), ensayamos ama terapéuticapolivitamínica y con suero glucosacio e inyecciones repetidas de extracto hepáticoy ácido nicotínico. En vista de la mejoría, lenta pero continua, de la psicosis deeste niño con el tratamiento interno citado, desistimos de aplicar la terapéuticaconvulsivante, que tan buenos resultados suele dar en enfermos catatónicos adul-tos y que del mismo modo cabría esperarlos en niños pequeños. Sin embargo, alactuar con medicamentos que aportan al organismo deficiente de este catatónicolas substancias que sin duda le faltaban por deficiencia alimenticia, se tenía laimpresión de realizar un tratamiento causal más adecuado que con el electrochoque.A los tres meses remitió totalmente el cuadro de este niño, quedando un ligerodéficit intelectual. En este caso quizá hubiésemos abreviado el tiempo de curaciónde este brote esquizofrénico intercalando alguna cura convulsivante entre el tra-tamiento vitamínico y de sobrealimentación a que tuvimos sometido el enfermosin interrupción ; pero quisimos experimentar intencionadamente lo que puedeconseguirse en las psicosis infantiles sintomáticas como ésta con tratamiento ex-clusivamente medicamentoso, obteniendo en todo momento la impresión de que

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la cura era lenta, pero sólida. Este caso es altamente aleccionador por cuanto noenseña a individualizar en todo momento la terapéutica más apropiada a cadaenfermo, sin caer en poralizaciones terapéuticas exclusivistas, como corre el riesgode convertirse la terapia convulsivante actual aplicada rutinariamente a todo en-fermo psicótico y al margen del diagnóstico individual que debe presidir no sólola psiquiatría, sino todas las ramas de la medicina.

El último caso de esquizofrenia infantil visto por nosotros corresponde a unaniña de 9 arios, cuyo trastorno psíquico puede parangonarse con el tipo llamadoheboide, o sea un tipo latente, intermedio entre la personalidad prepsicótica es-quizoide y la demencia esquizofrénica propiamente dicha. Por predominar en elcuadro patológico de esta niña los trastornos éticos y de conducta social, recuerdaa los heboides criminales de Rindeknecht. En este caso, un tratamiento combina-do convulsivanteTedagógico compensó el desequilibrio psíquico, permitiendo unaaceptable vida en el ambiente familiar, con conducta social normal.

II. Psicosis MANÍACO-DEPRESIVA. — No hemos observado en este Servicioningún caso típico de psicosis maníaco-depresiva y de paranoia pura antes de loscatorce arios de edad. Esto demuestra la extrema rareza de estas' formas de psieu-sis en la infancia.

COMENTARIO. — El hecho de haber podido observar seis casos de esqui-zofrenia durante tres arios de trabajar con una material en el que abunda sobre-manera la patología neuropsiquiátrica residual (encefalopatías con sintomatologíaparalítica y deficitaria simple del psiquismo, en su mayoría), demuestra que es re-lativa la rareza de la esquizofrenia infantil, que a nuestro juicio se ha sobrevalora-do en demasía por más de un autor que se ha ocupado de este tema.

Verdaderamente se puede hablar de rareza relativa de las psicosis infantilespropiamente dichas, sobre todo al comparar la enorme frecuencia en paiclopsiquia-v ía de las oligofrenias y trastornos psicopáticos que no entrar en el cuadro sindró-mico de la psicosis. Pero estamos seguros que si el pediatra y el médico general es-tuviesen suficientemente capacitados para descubrir en sus comienzos una psicosisesquizofrénica, tendríamos una bibliografía mucho más abundante que la que po-seemos actualmente de casos de psicosis infantil pura tomados por rarezas del carác-ter del niño y por neurosis más o menos dejadas a su fatal evolución. Precisa-mente muchas vidas desquiciadas y desconcertantes de personas adultas de todaslas categorías sociales que cursan como formas larvadas de esquizofrenia, perocuya personalidad es suficientemente potente para contrarrestar el desmoronamien-to psicótico de la esquizofrenia catastrófica que vemos en el frenocomio, tienensu punto de partida en un brote solapado genuinamente psicótico que pasó in-advertido en 'la infancia. De esto se infiere que el niño ha de ser considerado entodo momento como un psicosomático y, por lo tanto, el pediatra, como el mé-dico general, han de tener suficientes nociones de psiquiatría infantil para saberinterpretar muchos de los trastornos que el niño presenta en la infancia y en laadolescencia( y saber enviarlo a tiempo al psicólogo, al psiquiatra o al psicotera-peuta. El éxito clínico dependerá muchas veces de la rapidez con la cual se esta.blece un tratamiento especializado.

Discusión. —Dr. J. de Moragas Felicitó sinceramente la Dr. Solé Sagarrapor su exposición clara y concreta del tema de a psicosis infantil; máxime sitenemos en cuenta que se trata de una cuestión sobre la cual últimamente se ha

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escrito y hablado mucho, pero se ha aportado sólo literatura y confusión casisiempre y no la observación directa de material clínico o las conclusiones prácti-cas que del mismo se desprenden. En nuestro extenso material tenemos dos niñosde locura maniaco-depresiva bastante acusada.

Dr. Solé Sagarra : Son interesantes los casos de psicosis maníaco-depresivaque aporta el Dr. Nloragas y deben tenerse en cuenta. Agradece al Dr. 1Vloragassu colaboración en este tema y a los señores Académicos la atención de su bene-volencia.

Extracto R y alergia infantil

por el

DR. VALL BAÑERES

Siguiendo la serie de trabajos sobre alergia infantil realizados en el Serviciodel Dr. Ramos y presentados por nosotros a esta Sociedad de Pediatría, traemoshoy a la consideración de ustedes uno más, que, como reza el programa, se tratadel extracto R y dicha alergia infantil.

¿Qué es el extracto R? Su definición es bien sencilla: se trata de un extrac-to total de la parte de estómago de vaca llamada redecilla; de aquí su nombre deextracto R dado por su descubridor, el Dr. Gracián, de Madrid, y que se encuen-tra en el comercio con el nombre de «Erresanil», siendo este preparado el quenos ha servido para realizar estas ptuebas.

En la primera comunicación de fondo sobre extracto R, publicada por eldoctor Gracián en «Revista Clínica Española» de abril de 1944, y digo primertrabajo científico, aunque existe otro anterior del mismo autor publicado en lamisma revista en 1943, pero se trata sólo de un avance en forma de nota clínicay describe la curiosa coincidencia que le hizo pensar en las propiedades del estó-mago de vaca y por ende del extrIcto R. En este trabajo, y después de los re-sultados de sus experiencias, concluye diciendo que en el extracto R hay un prin-cipio que se caracteriza por una acción preparante del organismo, protectora con-tra ciertos productos tóxicos de origen bacteriano, que se manifiesta en breveplazo y persiste semanas o meses. Esta acción protectora no es específica; se tratade una modalidad de desensibilización inespecífica hasta ahora no descrita.

Nosotros, pensando y partiendo de todo esto y teniendo en cuenta que setrata de un desensibilizante, hemos ensayado dicho extracto R en la infancia, y,dentro de ella, en grupos de niños cfectos de eczema o de asma infantil, incluyen-do en éstos a los que presentaban eczema mixto y a los que teman bronquitisasmática.

¿Cómo hemos realizado el tratamiento? En primer lugar, hemos hecho prue-bas alérgicas en todos los niños que iban a ser tratados; hemos buscado, al hacer