la piedra lunar - freeditorial.com

485
La Piedra Lunar Por Wilkie Collins

Upload: others

Post on 12-Mar-2022

4 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

LaPiedraLunar

Por

WilkieCollins

PREFACIO

En alguna demis novelas anterioresme propuse establecer la influenciaejercida por las circunstancias sobre el carácter. En la presente historia heinvertidoelproceso.Mimetahasidoseñalaraquílainfluenciaejercidaporelcaráctersobrelascircunstancias.Laconductaseguidaporunamuchachaanteunaemergenciainsospechadaconstituyeelcimientosobreelquehelevantadoestaobra.

Idéntico propósito es el que me ha guiado en el manejo de los otrospersonajesqueaparecenenestaspáginas.Elcursoseguidoporsupensamientoy su acción enmedio de las circunstancias que los rodean resulta, tal comohabríaocurridomuyprobablementeenlavidareal,unasvecescorrecto,otrasequivocado.

Acertadaofalsasuconducta,nodejanenningúninstantederegirlaaccióndeaquellaspartesdelrelatoqueles incumbenacadauno,frenteacualquierevento.

Enloqueatañealexperimentopsicológicoqueocupaunlugardestacadoen las últimas escenas de La Piedra Lunar he puesto allí, una vezmás, enjuego talesprincipios.Previadocumentaciónefectuadanosóloen los libros,sinotambiénrecogidadelabiosdevivientesautoridadesenlamateriarespectoalprobabledesenlacequedichoexperimentohubieratenidoenlarealidad,hedeclinadoecharmanodelprivilegioque todonovelistaposeede imaginar loquepodríaocurrir,estructurandomirelatodemaneradehacerlosurgircomouna consecuencia de lo que en verdad hubiese ocurrido…, cosa que, mepermitodeclararanteellector,acaecerealmenteenestaspáginas.

En lo que concierne a la historia del Diamante, narrada aquí, deboreconocerquesehallabasada,ensusdetallesprimordiales,en lahistoriadedosdiamantesrealeseuropeos.Lamagníficapiedraqueadornaensuextremoelcetroimperialrusofueanteriormenteelojodeunídolohindú.DelfamosoKo-i-Nur se sospecha que ha sido también una de las gemas sagradas de laIndia y, aun más, el origen de una predicción que amenazaba con seguradesgraciaalaspersonasqueladesviarandesuusoancestral.

GloucesterPlace,PortmanSquare

Junio30,1868.

INTRODUCCIÓN

LatomadeSeringapatam(1799)

(Extractodeunacartafamiliar)

I

Dirijoestaslíneas—escritasenlaIndia—amisparientesdeInglaterra.

Esmipropósitodarles a conocer aquí las causasquemehan inducido arehusarlelamanofieldemiamistadamiprimoJohnHerncastle.Lareservaquehastaahorahemantenidoentornoaesteasuntohasidomalinterpretadapor algunos miembros de mi familia, cuya buena opinión respecto a mipersona no puedo consentir que se pierda. Ruégoles a los mismos queposterguensudecisiónhastadespuésdehaberleídomirelato.Y,bajopalabradehonor,declaroqueloqueestoyapuntode trasladaralpapelesestrictayliteralmentelaverdad.

La diferencia privada surgida entremi primoy yo se originó durante ungran hecho público en el que ambos nos vimos implicados: el asalto aSeringapatam,bajolasórdenesdelGeneralBaird,hechoquetuvolugareldía4demayode1799.

Afinde tornarmáscomprensibles lossucesos,véomeprecisadoadirigirpor un momento mi atención hacia el período inmediatamente anterior alataqueyhacialashistoriasquecirculabanennuestrocampamento,relativasaloroylasjoyasatesoradasenelpalaciodeSeringapatam.

II

Una de lasmás disparatadas era la que giraba en torno de unDiamanteAmarillo,gemafamosaenlosanalesnativosdelaIndia.

La más antigua de las tradiciones conocidas afirmaba que había estadoengastada en la frente de la deidad india de cuatromanos que simboliza laLuna.Debidoenparteasupeculiarcoloraciónyenparteaunasupersticiónquelahacíapartícipedelascualidadesdelídoloalcualservíadeornamentoyalacircunstanciadequesubrilloaumentabaodisminuíaenpotencia,segúnaumentaraodisminuyeraenintensidadeldelaluna,recibióprimitivamenteelnombre con el cual aún hoy se la conoce en la India: la PiedraLunar.Unasupersticiónparecidapredominóen laGreciaantiguayenRoma,aunquenovinculadacomoaquelladelaIndiaaundiamanteconsagradoalserviciodeundios, sino a una piedra semitransparente y perteneciente a una variedadinferiordegemas,quesesuponíaerasensiblealasinfluenciasdelaLuna;laLuna, también en este caso, dio su nombre a la piedra, que sigue siendollamadaasíporloscoleccionistasdenuestrotiempo.

LasaventurasdelDiamanteAmarillocomienzanenelundécimosiglode

la Era Cristiana. Por ese entonces atravesó la India el conquistadormahometanoMahmouddeGhizni; luegodeapoderarsede laciudadsagradadeSomnauth, despojó de sus tesoros al famoso temploquedurantemuchossiglos fuera el santuario de los peregrinos indostánicos y la maravilla delmundooriental.

De todos los ídolosadoradosenel templo,sóloeldios lunarescapóa larapacidaddelosconquistadoresmahometanos.Protegidaportresbrahmanes,ladeidadinvioladaquelucíaensufrenteelDiamanteAmarillofuequitadadeallídurantelanocheytransportadaalasegundadelasciudadessagradasdelaIndia:Benares.

Allí,enunnuevotemplo—yenunrecintoincrustadodepiedraspreciosasybajountechosostenidoporpilaresdeoro—,fuecolocadoyadoradoeldioslunar.Allítambién,yenlanochedeldíaenquesediotérminoalaeleccióndel santuario, aparecióse a los tres brahmanes, en sueño, Vichnú elPreservador.

Impregnóeldiosconsualientodivinoeldiamanteubicadoenlafrentedelídolo.Y los tresbrahmanes cayerondehinojosocultando sus rostros en sustúnicas.

Vichnú ordenó luego que la Piedra Lunar habría de ser vigilada desdeentoncesportressacerdotesquedeberíanturnarsedíaynoche,hastalaúltimageneracióndeloshombres.Ylostresbrahmanesescucharonsuvozyacataronsuvoluntadconunareverencia.Ladeidadpredijounaespeciededesastrealpresuntuoso mortal que posase sus manos en la gema sagrada y también atodos los de su casa y su sangre que la heredaran después de él. Y losbrahmanesdecidieronestamparlasentenciaenletrasdeorosobrelaspuertasdelsantuario.

Transcurrieronlossiglosy,generacióntrasgeneración,lossucesoresdelostresbrahmanesmantuvieronsuvigilanciasobrelainapreciablePiedraLunar,durante el día y la noche. Las centurias fueron pasando hasta arribar a losprimerosañosdelsigloXVIIIdelaEraCristiana,quevioreinaraAurengzeib,Emperadordelosmogoles.BajosumandoelestragoylarapiñadesatáronsenuevamenteenlostemplosdondeseadorabaaBrahma.Elsantuariodeldiosdelascuatromanosfueprofanado,luegodehabersidomuertoslosanimalessagrados; las imágenesde losdioses fuerondespedazadasy laPiedraLunarcayóenmanosdeunoficialdealtagraduacióndelejércitodeAurengzeib.

Nopudiendorecuperarsutesoroperdidomediantelaluchafranca,lostressacerdotes guardianes lo siguieron y continuaron vigilándolo a escondidas.Una tras otra fueron pasando las generaciones; el guerrero responsable delsacrilegiopereciódemaneramiserable;laPiedraLunarfuedeslizándose(conla maldición encima) de las manos de un infiel musulmán a las de otro; y

siempre enmediode todas las vicisitudes, siguieronvigilándola, a la esperadeldíaenquelavoluntaddeVichnúelPreservadordecidierareintegrarleslagema sagrada. Pasaron los años, hasta llegar a las postrimerías del siglodecimoctavodelaEraCristiana.EldiamantecayóenpoderdeTippo,SultándeSeringapatam,quienordenóquese locolocaraamaneradeadornoen laempuñaduradesudaga,disponiendoquelamismafuesedepositadaentrelosmásvaliosostesorosdesuarmería.Yaunallí,enelpropiopalaciodelsultán,los tres sacerdotes guardianes prosiguieron velando en secreto. Había en lacasadeTippotresoficialesextranjerosqueseganaronlaconfianzadesuamoacatando o simulando acatar la femusulmana, y los rumores decían que setratabadelostressacerdotes,disfrazados.

III

Esta es la fantásticahistoria que en torno a laPiedraLunar circulaba ennuestro campamento. La misma no causó impresión alguna en ninguno denosotros, excepto enmi primo, cuyo amor hacia lomaravilloso lo indujo acreerla. La noche anterior a la toma de Seringapatam irritóse absurdamenteconmigo y otras personas, porque tildamos a la cosa de mera fábula. Unaestúpida reyerta originóse en seguida, que sirvió para que el infortunadocarácterdeHerncastlepusiéraseplenamentedemanifiesto.Jactanciosamenteafirmó que habríamos de verlo lucir el diamante en el dedo, si es que elejército inglés tomaba Seringapatam. Esta salida fue saludada con grandesrisasyasí,segúntodoscreímosesanoche,lacosahabíayaterminado.

Permitidmeahoraqueoshabledeldíadelataque.

Miprimoyyonosseparamosalcomienzodelaacción.Nolovienningúnmomento mientras vadeábamos el río, como tampoco cuando plantamos labandera inglesa en la primera brecha abierta, ni cuando cruzamosposteriormente la zanja o luchamos pulgada tras pulgada hasta arribarfinalmentealaciudad.Fuereciénhaciaelcrepúsculo,cuandoelsitioyaeranuestro y el propio general Baird acababa de descubrir el cuerpo inerte deTippobajounmontóndecadáveres,quenosencontramosHerncastleyyo.

Integrábamoslosdosunapartidadestacadaporelgeneralparaevitarqueel saqueo y la confusión siguieran a la conquista. Los hombres delcampamento cometieron los más deplorables excesos; y lo que es peortodavía, hallaron los soldados la manera de introducirse, a través de unaentradadesguarnecida,eneltesorodelpalacio,delcualsalíancargadosdeoroy joyas.Fueenelpatioexterior, frenteal tesoro,dondenosencontramosmiprimoyyo,mientrastratábamosdeimponerporlafuerzaanuestrossoldadoslasleyesdeladisciplina.

El fogoso temperamento de Herncastle, según pude claramentecomprobarlo,sehabíaidoexasperandopocoapocohastallegaraunaespecie

defrenesí,enmediodelaterriblecarniceríaatravésdelacualnosabriéramoscamino.Seadaptabamuymal,enmiopinión,parallevaracabolalaborqueseleencomendara.

En el tesoro advertí tumulto y confusión, aunque no violencia. Loshombres (si es que cabe hacer uso de tal expresión) se deshonrabanalegremente. Toda suerte de bromas eran lanzadas de aquí para allá ydevueltasdeinmediatoporquienlasrecibía;lahistoriadeldiamantesurgiódeprontobajounaformajocosaytraviesa.«¿QuiéntienelaPiedraLunar?»,eraelgritozumbónque,cadavezqueelpillajecesabaenunsitio,daba lugaraque se lo reanudara en otro. Mientras me hallaba yo infructuosamenteempeñado en restablecer el orden, llegó a mis oídos un espantoso alaridoproveniente del otro extremo del patio y hacia allí me dirigí a la carrera,temiendoqueunnuevosaqueosehubierainiciadoenaquelladirección.

Al llegar ante una puerta abierta, descubrí los cuerpos de dos hindúes(oficialesdepalacio,conjeturéalmirarleslasropas)queyacíansinvidajuntoalaentrada.

Un grito proveniente del interior me hizo penetrar con premura en esecuartoque,alparecer,eralaarmería.Untercerhindúcaíamortalmenteheridoeneseinstante,alospiesdeunhombrequemedabalaespalda.Volvióseésteen cuanto entré y pude comprobar que se trataba de JohnHerncastle, quiensosteníaunaantorchaenunamanoyunadagadelaquesedesprendíangotasdesangreen laotra.Unapiedraquesehallabaengastadaa lamaneradeunpomo en el extremo de la empuñadura resplandeció a la luz de la antorchacuandoaquélvolviócomounlampodefuegohaciamí.Elhindúmoribundo,hundiéndoseasuspies,señalóhacialadagaesgrimidaporHerncastleydijoensulenguanativa:

—¡LaPiedraLunarhabráde tomar, sinembargo, suvenganza sobre tiylosdetusangre!

Dicholocual,quedóexánimesobreelpiso.

Antes de que pudiera yo dilucidar esta cuestión, los hombres que mehabían seguido a través del patio amontonáronse allí dentro. Mi primo seprecipitósobreelloscomoundemente.«¡Despejadelcuarto—lesgritó—,ypon tú guardia a la puerta!» Los hombres retrocedieron, al verlo arrojarsesobreellosconsuantorchaysudaga.Yoapostédoscentinelasdemipropiacompañía,enquienespodíaconfiar,paraguardarlaentrada.Duranteelrestodelanochenovolvíaveramiprimo.

Ya en las primeras horas de la mañana y como el saqueo no cesara, elGeneral Baird anunció públicamente, luego de un redoble de tambor, quecualquierladróndescubiertoenflagrantedelitohabríadesercolgado,fueraél

quien fuese.ElCapitánpreboste sehizocargodel asunto,parademostrarelceloconqueencarabaalmismoGeneral;yenmediodelamultitudqueasistióaescucharesaproclama,nosvolvimosaencontrarHerncastleyyo.

Alargándomesumanocomodecostumbre,medijo:

—Buenosdías.

Yoaguardéunmomento,antesdealargarlelamíaenretribución.

—Dime,antes—ledije—,cómofuequemurióelhindúde laarmeríayquésignificadotienenesasúltimaspalabrasquepronunciómientrasindicabaladagaquetúteníasenlamano.

—Supongo que habrá muerto a causa de una herida mortal —dijoHerncastle—.En cuanto a lo que puedan significar sus últimas palabras, sétantoaeserespectocomopuedassabertú.

Yolomiréatentamente.Todosufrenesídelavísperahabíasedesvanecido.Resolvíofrecerleotraoportunidad.

—¿Esesotodoloquetienesquedecirme?—lepregunté.

Ymerespondió:

—Esoestodo.

Levolvíentonceslaespaldaynonoshemosvueltoaverdesdeaqueldía.

IV

Mepermitoaclararqueloquenarroaquíacercademiprimo(amenosqueunanecesidadimprevistameobligueahacerlopúblico)tienesóloporobjetoinformar a mis familiares. Nada me ha dicho Herncastle que puedaimpulsarmeahablardelasuntoconelcomandanteenjefe.Másdeunavezhasido vilipendiado a causa del diamante, por quienes recuerdan su coléricoestallido de la víspera del ataque. Pero, como es fácil imaginar, el merorecuerdo de las circunstancias en las cuales lo sorprendí en la armería habastado para silenciarlo. Dícese ahora que anhela un traslado a otroregimiento,conelpropósito,confesadoporél,dehallarselejosdemí.

Seaellociertoono,noconsigopersuadirmedequetengayoquetrocarmeensuacusador…Ycreoquepormuybuenasrazones.Dehacersepúblicoelasunto,nomehalloencondicionesdeexhibirotraspruebasquenosean lasmorales.No solamentecarezcodepruebasencuantoa lamuertede losdoshombresdelaentrada,sinoquetampocopodríaafirmarqueesélquienmatóaltercerhombrequesehallabaenelinterior…yaquenopodríaafirmarquehevistoconmispropiosojoscometer talescrímenes.Ciertoesqueescuchélaspalabraspronunciadasporelhindúmoribundo,perosisedemostrabaqueéstas no habían sido más que dislates proferidos en pleno delirio, ¿cómo

lograría yo rebatir tal aserción con lo que sabía? Dejemos que nuestrosparientes de cada rama se formen su propia opinión sobre lo que acabo denarrarydecidanporsímismossi laaversiónquemeinspiraestehombresehallaonojustificada.

A pesar de no darle crédito alguno a la fantástica leyenda hindú que serefierealagema,deboreconocer,antesdeterminar,quemehalloinfluidoporciertasuperstición,respectoaesteasunto.Tengolaconvicción,olailusión,lomismoda,dequeelcrimenencierraensímismosupropiafatalidad.Nosóloestoy persuadido de la culpabilidad de Herncastle, sino que soy tan audazcomo para creer que vivirá lo suficiente para lamentar su delito, si es queinsiste en conservar el diamante, y que habrá quienes también lamentenhaberlorecibidodesusmanos,siesquealgunavezdecidedesprendersedeél.

LAHISTORIA

PRIMERAÉPOCA

Pérdidadeldiamante(1848).

Loshechos,segúnGabrielBetteredge,mayordomoalserviciodeLadyJuliaVerinder.

CAPÍTULOI

EnlaprimerapartedeRobinsónCrusoe,páginacientoveintisiete,puedenleerselassiguientespalabras:

«Ahoracomprendo,aunquedemasiadotarde,lonecioqueesdarprincipioaunaoperacióncualquiera,antesdecalcularsucostoydepesarexactamentelasfuerzasconquecontamosparallevarlaacabo.»

Sólo fue ayer que abrí mi Robinsón Crusoe en esa página. Y sólo estamañana(veintiunodemayodemilochocientoscincuenta)quellegóelsobrinode mi ama, Mr. Franklin Blake, quien sostuvo conmigo la siguienteconversación:

—Betteredge—dijoMr.Franklin—,heidoaveramiabogadoparatrataralgunosasuntosdefamiliay,entreotrascosas,hablamosacercadelapérdidadelDiamanteHindú,acaecidahacedosañosenlacasademitíadeYorkshire.El abogado opina, de acuerdo conmigo, que, en favor de la verdad, toda lahistoria debiera quedar registrada para siempre en el papel…, y cuantomás

prontomejor.

Nopercibiendoaúnsuintenciónyconsiderandoqueessiempredeseable,poramoralapazylatranquilidad,ponersedepartedelabogado,lemanifestéqueyopensabalomismo.Mr.Franklinprosiguió:

—Esteasuntodeldiamante—medijo—hadadoyalugar,comotúsabes,a que se sospechara de personas inocentes. Y la memoria de esos mismosinocenteshabrádeverseperjudicadadeaquíenadelante,debidoalafaltadeun registro de los hechos, al que puedan acudir quienes vengan después denosotros.Meparece,Betteredge, que el abogado y yo hemos descubierto lamejordelasformasporutilizarseparanarrarloocurrido.

Muysatisfactorioparaambos, sinduda.Perono logrépercibirhastaquépuntoteníayoalgoqueverenelasunto.

—Hayvarioshechosquedeberán ser relatados—prosiguióMr.Franklin—,ycontamosconalgunaspersonasque,implicadasenlosmismos,sehallanen condiciones de referirlos. Partiendo de esta simple verdad, el abogadoopina que cada uno de nosotros debiera intervenir por turno en la tarea dellevar al papel la historia de la Piedra Lunar… llegando cada cual hasta ellímitequelemarquesupropiaexperiencia,peronomásallá.Habremosdedarcomienzo a la tarea, estableciendo la forma en que el diamante vino a caerprimeramenteenlasmanosdemitíoHerncastle,mientrassehallabasirviendoen la India, hace cincuenta años. Este relato preliminar se encuentra enmipoder bajo la forma de una carta de familia, donde aparecen los detallesrequeridos, narrados con la autoridad de un testigo ocular.Luego habrá queexplicarcómofuequeeldiamantevinoadarenlacasademitíaenYorkshire,hacedosaños,ycómofuequeseperdiópocomásdedocehorasmástarde.Ninguna persona se halla tan informada como tú, Betteredge, respecto a loocurridoporeseentoncesenlacasa.Demodo,pues,quehabrásdetomarlaplumaparadarcomienzoalahistoria.

Enestostérminosfuiinformadorespectoalalaborquemeincumbíaenlacuestióndeldiamante.Sideseanustedesconocerlaconductaqueseguíentalemergencia, me permitiré hacerles saber que fue idéntica a la que ustedeshubieran probablemente seguido, de encontrarse en mi lugar. Declaré conmodestia queme consideraba enteramente incapaz de llevar a cabo la tareaquesemeimponía,aunqueconsiderándometodoeltiempolosuficientementediestroparaejecutarla,siemprequelesbrindaraunajustaoportunidaddeobrara mis facultades. Creo queMr. Franklin adivinó mis más íntimos deseos atravésdemirostro,pues,renunciandoacreerenmimodestia,insistióenquelesbrindaraesajustaoportunidadamisfacultades.

Dos horas han transcurrido desde la partida deMr. Franklin. Tan prontocomomevolviólaespalda,medirigíhaciamiescritorioparadarcomienzoa

lahistoria.Anteélsigosentado,impotente,desdeentonces,pesealadestrezade mis facultades, percibiendo lo que Robinsón Crusoe percibió, según hedichoanteriormente,sobrelonecioqueesempezarunaoperacióncualquiera,antes de calcular su costo y de pesar exactamente las fuerzas que contamospara llevarla a cabo. Les ruego que recuerden que abrí ese libro, y en esapágina por azar, sólo el día anterior a aquél en que tan osadamente mecomprometíaefectuareltrabajoquetengoahoraentremanos;ymepermitiréaquípreguntarmesinoesestounaprofecía,¿quéesentonces?

No soy supersticioso; he leído, enmis tiempos,muchos libros y soy unerudito amimanera. Pese a haber llegado ya a los setenta años, poseo unamemoria activa y unas piernas que armonizan con ella. No deben ustedesconsiderarmispalabrascomosiprovinierandeunapersonaignorante,cuandolesdigaque, enmiopinión,otro librocomoéseque sedenominaRobinsónCrusoenohasidonipodráserescritojamás.Herecurridoaélañotrasaño—generalmente en compañía de mi pipa llena de tabaco— y he encontradosiempreenélalamigoquenecesitabaen todos losmomentoscríticosdemivida. Cuando me hallo de mal humor, Robinsón Crusoe. Cuando necesitoalgún consejo, Robinsón Crusoe. En el pasado, cuando mi mujer meimportunaba,yenelpresente,cuandohebebidoalgúntragodemás,RobinsónCrusoe.Hedesgastado seis reciosRobinsones, luegodehaberlosobligadoatrabajarduramenteamiservicio.Enocasióndesuúltimocumpleaños,recibíde manos del ama el séptimo. A causa de ello bebí un sorbo de más, yRobinsónCrusoemedevolvióelequilibrio.Suprecio,cuatrochelinesyseispeniques,encuadernadoenazul,conunretrato,porañadidura.

Noobstante,nocreoque seaésta lamejormaneradedar comienzoa lahistoria del diamante, ¿no les parece? Siento como si estuviera errandoextraviadoyfueraenbuscadeDiossabequéyDiossabedónde.Conpermisodeustedes,tomaremosunanuevahojadepapel,y,luegodesaludarlosconelmayorrespeto,daremoscomienzodenuevoaestalabor.

CAPÍTULOII

Unaodos líneas anteshehablado acercademi ama.Ahorabien, jamáshubierapodidohallarseeldiamanteenlacasa,quefuedondeseperdió,sinohubiera llegadoaellaencalidaddepresentedirigidoa lahijadel ama;y lahijadelama,porsuparte,nohubiesepodidorecibirjamásdichopresente,sinohubierasidoporque,conpenaytrabajo,miamalahizoentrarenelmundo.Enconsecuencia,sicomenzamosnuestrahistoriaapartirdelama,tendremosqueremontarnosbastantelejosenelpasado.Locual,permítanmequelodiga,

esverdaderamenteuncómodocomienzo,cuando tieneunoentremanosunalaborcomolamía.

Sisabenustedesalgorespectoalmundoelegante,habránoídohablar,sinduda, de las tres bellasMisses Herncastle:Miss Adelaida,Miss Carolina yMiss Julia, estaúltima, lamás jovenybellade las treshermanas, segúnmiopinión. Yo me hallaba en condiciones, como podrán comprobarlo ustedesmásadelante,deactuarcomojuezentalmateria.Habíaentradoalserviciodelviejo Lord, su padre (a Dios gracias nada tenemos que ver con él en esteasuntodeldiamante;poseíalalenguamáslargayelcaráctermásbruscoquehayaadvertidoyojamásenhombrealgunodealtaobajacondición,durantemiexistencia); como les ibadiciendo,había entradoyoal serviciodelviejoLord en calidad de paje de las tres honorables jóvenes, a la edad de quinceaños.AllívivíhastaelmomentoenqueMissJuliasedesposóconeldifuntoSir JohnVerinder. Hombre excelente, sólo se hallaba necesitado de alguienquelogobernase,y,aquíentrenosotros,lesdiréquedioconlapersonaqueseencargóde tal cosa, yque, loque esmás curioso, prosperó a causade ello,engordó,llevóunafelizexistenciaymuriósincontratiempo,todoestodesdeelinstanteenquemiamalollevóalaiglesiaparacasarlo,hastaelmomentoenque,luegoderecogersuúltimosuspiro,lecerróparasiemprelosojos.

He omitido dejar constancia aquí de que yo seguí a la novia paraestablecermejuntoconellaenlacasaylastierrasdelnovio.

—SirJohn—dijoella—,nopuedoprescindirdeGabrielBetteredge.

—Señoramía—respondióSirJohn—,yotampocopodríaprescindirdeél.

Estaeslaformaenqueseconducíaconella…,yasífuecomoentréyoasuservicio.En loqueamí respecta,érame indiferente iraunauotraparte,contaldehacerloencompañíademiama.

Viendoquemiseñoraseinteresabaporlasfaenasrurales,porlasgranjasyotrascosaspor el estilo,me intereséyo tambiénporellas, tantomáscuantoqueyomismoeraelséptimohijovaróndeunpequeñogranjero.Miamamecolocóbajolasórdenesdelbaileyyocumplíalmáximo;ladejésatisfecha,ylogré ser ascendido en consecuencia.Algunos añosmás tarde, un día lunes,creo,miamadijo:

—SirJohn,vuestrobaileesunviejoestúpido.OtórgaleunapensiónliberalydesignaaGabrielBetteredgeparaquelereemplace.

Elmartes,porasídecirlo,SirJohndijo:

—Señora mía, el baile ha sido pensionado generosamente y GabrielBetteredgehabrádereemplazarlo.

Sin duda habrán ustedes oído hablar, hasta el cansancio, dematrimonios

quellevanunavidamiserable.Heaquíunejemploopuesto.Quelesirvaellode advertencia a unos y de estimulante a otros. Mientras tanto, habré deproseguirconmirelato.

Ybien:allí,diránustedes,gozaríayodetodaslascomodidades.Ocupandounpuestohonorableydeconfianza,conunapequeñachozaparavivirenella,empleandolamañanaenlasrondasporlaheredad, la tardeparaefectuarlascuentasy lanocheconmipipaymiRobinsónCrusoe…¿quéotracosamefaltabaparaserenteramentefeliz?RecuerdenloqueAdánechódemenosenel JardíndelEdén, cuando sehallaba soloenél, y sidespuésdehacerlonoencuentranreprobablesuconducta,nomecondenentampocoamí.

Lamujersobrelaqueseposaronmisojossehallabaacargodelaslaboresdomésticasdemi cabaña.LlamábaseCelinaGoby.En loque se refiere a laelección de la esposa, soy de la misma opinión que el difunto WilliamCobbett: «Trata de dar conunaquemastiquebien su alimento y queplantefirmemente sus pies en el suelo al caminar y todo irá bien.» Celina Gobyllenabaesasdoscondiciones, lo cual fueunmotivoparaquemecasaraconella.Hubotambiénotroquepesóporigualenmidecisión,peroéste,esdemipropiacosecha.SiendoCelinasoltera,teníayoquepagarlecadasemanaporlacomidaylosserviciosquemeprestaba.Siendomiesposanopodríacobrarmelapensiónytendríaqueservirmepornada.Esafuelamaneracomoencaréyoelasunto.Economía…,conunapizcadeamor.Comoimpulsadoporeldeber,puse tal cosa en conocimiento del ama, utilizando lasmismas palabras quehabíaempleadoconmigomismo.

—He estado pensando una y otra vez enCelinaGoby—le dije—, y hellegadoalaconclusión,señora,dequemeresultarámáseconómicocasarmeconellaquetenerladecriada.

Miamasoltóunacarcajadaymedijoquenosabíadequéasombrarsemás,sidemispalabrasodemisideas.Algojocosodebióadvertirenloqueledije,algoquesólo laspersonasdecalidadson,sinduda,capacesdeadvertir.Sincomprenderpormiparteotracosa,sinoquemehallabaenenteralibertadparaexponerleelcasoaCelina,haciaellamedirigíyasí lohice.¿Quées loquedijoCelina?¡Diosmío!,¡cuánpocodebenustedesconoceralasmujeresporhacertalpregunta!Naturalmente,merespondióquesí.

Amedidaqueseaproximabalafechaestablecidayhubodehablarsedeminuevalevitaparalaceremonia,entréendudas.Hecomparadomissensacionesde ese instante con lo experimentado por otros hombres que vivieron unmomentotaninteresantecomoelmío,ytodoselloshanconvenidoenseñalarqueunasemanaantesde laceremoniaanhelaron íntimamentepoder librarsede ella. En lo que amí respecta, declaro que he ido un tantomás allá quecualquiera de ellos; me erguí, por así decirlo, realmente dispuesto a

desembarazarme del asunto. ¡Pero no sin pensar en una compensación!Demasiadojustoerayoenconfiarquehabríaelladedejarmeirpornada.Unaleyinglesaestablecequeelhombredeberáindemnizaralamujertodavezqueeludaelcumplimientodelapalabraempeñada.

Respetuoso de las leyes y después de darle vueltas al asuntominuciosamenteenmicabeza,leofrecíaCelinaGobyuncolchóndeplumasycincuentachelines,paralibrarmedelcompromiso.Indudablementenoquerránustedes creerlo, pero se trata, sin embargo, de la verdad: ella fue tan tontacomopararehusarse.

Despuésdeesto,naturalmente,dielasuntoporterminado.Meprocuréunanuevalevita,tanbaratacomopudeconseguirla,yafrontélosotrosgastosdelamaneramásmódicaposible.Formamosunaparejaquenollegóasernifeliz,niinfortunada.Noshallábamosconstituidos,cadacual,porseisporcionesdenosotrosmismosymediadocenadeporcionesdelotroser.Aquésedebíaellonopuedoexplicármelo,perolociertoesqueambosparecíamosestarsiempre,por algún motivo, cruzándonos en nuestros caminos. Cuando yo sentíanecesidaddedirigirmeescalerasarriba,heaquíquemiesposadescendíaporellas,obien,cuandoellasentíanecesidaddebajar,heaquíqueyoascendía.Enesoconsistelavidamatrimonial,segúnmiexperiencia.

Luegodecincoañosdemalentendidosentornoalaescalera,leruegoalaProvidencia,todasabiduría,venirennuestroauxilioparallevarseamiesposa.

MedejócomoúnicohijoamipequeñaPenélope,nadamásqueella.PocotiempodespuésfallecióSirJohnynolequedóalamaotrohijoquelapequeñaMissRaquel,nadamásqueésta.Muypocoserá loquedigaen favordemiama,simeobliganustedesadecirlesquelapequeñaPenélopefuepuestabajola cuidadosa vigilancia de sus buenos ojos, enviada a la escuela, instruida,convertidaenunamuchachadespierta,ypromovida,cuandosehallóenedaddedesempeñarlo,alcargodedoncelladelapropiaMissRaquel.

Encuantoamí,proseguícumpliendomisfuncionesdebaile,añotrasaño,hasta llegara laNavidadde1847, fechaenqueseprodujouncambioenelcurso de mi vida. En tal ocasión el ama se invitó sola a beber en privadoconmigo un té enmi cabaña. Luego de hacerme notar que, comenzando lacuentaapartirdelañoenquemeiniciécomopajealserviciodelviejoLord,llevabayamásdemediosigloasusórdenes,colocóenmismanosunhermosojustillo, que había confeccionado ella misma, el cual tenía por objetopreservarmedelfríodurantelascrudasjornadasdelinvierno.

Acogíelpresentesinsaberdequétérminosvalermeparaagradecerleamiseñoraelhonorqueacababadedispensarme.Anteelmayordelosasombrosresultó,sinembargo,quenosetratabadeunhonor,sinodeunsoborno.Antesde que yo mismo lo percibiera, el ama había descubierto que me estaba

poniendoviejoysehabíaallegado,poreso,hastamicabaña,paraarrancarmecon zalemas (si seme permite la expresión) de las duras faenas que enmicarácter de baile cumplía al aire libre y ofrecerme el descansado cargo demayordomode lacasa.Con todasmis fuerzasmeopuseaesedescansoqueconsideraba indigno.Peroelamaconocíamipuntodébil: ledioalasuntoelcarácter de un favor que le haría a ella. Esto puso término a la disputa, ymientrasmerestregabalosojos,comounviejotontoqueera,conelflamantejustillodelana,ledijequehabríadepensarlo.

Tan espantosamente confundido me hallaba por la materia puesta endiscusión,alpartirelama,quehubederecurriralremedioquenuncamehafalladoenloscasosdedudayemergencia.Trasencenderlapipa,leechéunaojeada ami RobinsónCrusoe. No hacía aún cincominutos queme hallabaenfrascado en la lectura de ese libro tan extraordinario, cuando di con esteconsoladorfragmento(páginacientocincuentayocho):«Amamoshoyloqueodiaremos mañana.» Inmediatamente se hizo la luz en mi cerebro. Hoydeseabayo,contodaelalma,proseguirenmisfuncionesdebailedelagranja;aldíasiguiente,deacuerdocon loqueopinaesaautoridadqueesRobinsónCrusoe, habría de pensar todo lo contrario.Me imaginaría, pues, ya en esemañanayelproblemasehallaríaresuelto.Aliviadomiespírituenestaforma,mefuiadormiresanocheenelcarácterdebailedeLadyVerinderydespertéalamañanasiguienteconvertidoensumayordomo.¡TodosehabíasolucionadoyellodebidoúnicamenteaRobinsónCrusoe!

MihijaPenélopeacabademirarporencimademihombroparaverhastadóndehellegadoenloqueescribo.Mehacenotarqueloheexpresadotodomuybellamenteyquecadapalabraconstituyedeporsíunaverdad.Perotienealgoqueobjetar.Manifiestaqueloqueheescritohastaahoranadatienequever con el fin propuesto. Seme ha pedido la historia del diamante y en sulugarheestadonarrandomipropiahistoria.Algocurioso,enverdad,yquenopodríaexplicar.Mepreguntosiesoscaballerosquehacenunnegocioyvivendeloslibrosqueescriben,hallantambiénquesupersonaseentremezclaconlosasuntosquetratan,comomepasaamí.Siesasí,puedohablarporellos.Mientrastanto,heaquíotrofalsocomienzoyunanuevapérdidadebuenpapeldeescribir.¿Quéhacer,entonces?Queyosepa,nootracosaquepermanecerustedesencalma,yencuantoamí,darcomienzoalrelatoporterceravez.

CAPÍTULOIII

Lacuestióndecómodarcomienzoaestahistoria,hetratadoderesolverladedosmaneras.Laprimerahaconsistidoenrascarmelacabeza,locualnome

ha sido de ningún provecho. La segunda, en una consulta hecha a mi hijaPenélope, cosa que ha dado lugar al surgimiento de una idea enteramentenueva.

Penélope opina que debiera yo ir registrando día por día y regularmentetodoslosacontecimientosproducidosapartirdelafechaenquenosenteramosdelapróximavisitaanuestracasadeMr.FranklinBlake.Cuandoocurrequeuno obliga a sumemoria a fijarse de estamanera en determinada fecha, esmaravilloso comprobar cuánto cosecha aquélla, para nosotros,mediante esacompulsión. La única dificultad consiste en dar con las fechas en seguida.Penélopemeofrecesuayuda, recurriendoparaelloaldiariopersonalque leenseñaronallevarenlaescuelayquehavenidoescribiendodesdeentonces.En respuesta a una proposiciónmía que tiende a perfeccionar dicha idea ysegúnlacualdebieraserellalanarradora,auxiliadaporsudiario,observa,conmiradaviolentaylafazencendidaqueaquélnohabrádesercontempladoenlaintimidadmásqueporsusojosyquenohabrájamáscriaturahumanaquellegueasaberloqueélencierra,fueradeellamisma.Cuandolepreguntoquées lo que eso significa, me responde Penélope: «¡Bagatelas!» Yo le digoentonces:«¡Amoríos!».

Comenzando, pues, sobre la base del plan de Penélope, permítasemedeclarar que en lamañana delmiércoles veinticuatro demayo de 1848, fuerequeridamipresenciaenelaposentodemiama.

—Gabriel —me dijo aquélla—, he aquí una noticia que habrá desorprenderte.FranklinBlake acabade regresardel extranjero.Hapasadountiempo junto a su padre en Londres y arribará mañana aquí, dondepermaneceráhastaelmespróximo,proponiéndosepasaranuestroladoeldíadelcumpleañosdeRaquel.

Sihubiese tenidoenese instanteunsombreroenlasmanos,nadaquenohubierasidoelrespetoqueledebíaalamahubiérameimpedidoarrojarlohastael techo.NohabíavistoaMr.Franklindesdeel tiempoenquesiendoélunmuchacho,vivíaconnosotrosenestamismacasa.Era,fueradetodaduda(talcomoloveoahoraenelrecuerdo),elmáshermosomuchachoquehizogirarjamásunapeonzaorompióalgunavezelcristaldeunaventana.MissRaquel,quesehallabapresenteyaquien lehicenotaresedetalle,observóa suvezqueellalorecordabacomoalmásatrozverdugoquejamástorturóamuñecaalgunayalmásimplacablecocheroquehayadirigidonuncaaunamuchachitainglesaenjaezadaconcuerdas.

—Ardo de indignación yme fatigo hasta el sufrimiento—resumióMissRaquel—,cuandopiensoenFranklinBlake.

Luego de oír esto preguntarán, sin duda, ustedes cómo fue que Mr.Franklin vivió todos esos años, los transcurridos desde que era muchacho

hastaeldíaenquesetrocóenunhombre,lejosdesupatria.EnrespuestaaesapreguntadiréquesedebióalhechodequesupadretuvoladesgraciadeserelmáspróximoherederodeunDucadoyquenuncapudodemostrarlo.

Enpocaspalabras,asífuecomoocurrieronlascosas:

La hermana mayor de mi ama se había desposado con el famoso Mr.Blake,célebrenosóloporsusgrandesriquezas,sinotambiénporellitigioquemanteníaantelostribunales.CuántosañosfueronlosquepasómolestandoalajusticiadesupaísconelpropósitodeentrarenposesióndeltítulodeDuquey de ocupar el lugar delDuque; cuántas fueron las bolsas de abogados quellenó hasta reventar y cuántas fueron, también, las pobres gentes queintervinieronporsucausaendisputasdondesetratabadeprobarsiestabaenlo cierto o equivocado, sobrepasa enmucho cualquier cuenta que pueda yointentar. Su esposa y dos de sus tres hijos habían ya muerto, cuando lostribunalesdecidieronenseñarlelapuertayserehusaronaseguirrecibiendosudinero. Terminado el asunto y habiendo quedado elDuque usufructuario enposesióndel título,Mr.Franklindescubrióentoncesque lamejormaneraderesponderleasupatriaporlaformaenqueéstalohabíatratado,habríadeserprivándoladelhonordeeducarasuhijo.

—¿Cómopuedoconfiarennuestras instituciones—acostumbrabaadecir—,luegodehaberseconducidoellasconmigodetalmanera?

Si se añade a esto el desagrado que le producían a Mr. Blake losmuchachos,engeneral, inclusoelpropio, tendránustedesqueadmitirqueelasuntonopodíaterminarmásquedeunasolamanera.ElseñoritoFranklinnosfue quitado a nosotros, los ingleses, para ir enviado al país en cuyasinstitucionespodíasupadreconfiar:Alemania.EncuantoaMr.Blake,debodeciros que permaneció cómodamente en Inglaterra, dispuesto a bregar enfavordelaevolucióndesuscompatriotasdesdeelParlamentoyparadaralapublicidadunadeclaraciónrelativaalDuqueenposesióndeltítulo,lacualhaquedadoinconclusahastanuestrosdías.

¡Porfin!¡GraciasaDios,yahemosterminado!Niustedesniyotendremosquepreocuparnosparanada, respectoaMr.Blake,padre.Dejémoslocon suDucadoyretornemosalasuntodeldiamante.

EstonosobligaavolveraMr.Franklin,quefueelinocenteintermediarioatravésdelcualllególainfortunadagemaalacasa.

Nuestrobellomuchachononoshabíaolvidadodurantesupermanenciaenelextranjero.Escribiódetantoentanto;algunasvecesamiama,otrasaMissRaquel y, en ciertas ocasiones, a mí. Antes de su partida realizamos unaoperaciónqueconsistióenelpréstamodeunovillodecordel,deuncuchillodecuatrohojasydesietechelinesyseispeniquesenefectivo,deloscualesno

supe más nada ni espero tener noticias jamás. Sus cartas se referían, sobretodo, a nuevos préstamos. Por intermedio del ama pude informarme, noobstante,desusprogresosenelextranjero,amedidaqueibaaumentandoenañosyenestatura.Luegodehaberasimiladocuantodebuenofueroncapacesdeenseñarlelasinstitucionesalemanas,lesdiounaoportunidadalasfrancesasymás tarde a las italianas. Entre todos hicieron de él una especie de geniouniversal,hastadondefuiyocapazdepercibir.Escribíaunpoco,pintabaotropoco,cantaba,componíayejecutabatambiénunpoco,recibiendoprestadoentodas esas ramas, según presumo, como había recibido aquel dinero de mibolsillo.Alllegaralaedadcorrespondiente,violloversobresílafortunadesumadre (setecientas libras por año), la cual se escurrió a través de su manocomo a través de una criba. Cuanto más era el dinero a su alcance, másnecesitado se hallaba de él; existía en su bolsillo un agujero que no habíamaneradetapar.Dondequieraquefuesesusmodalesvivacesyespontáneosleganabantodaslassimpatías.Vivíayaenunlugar,yaenotro:entodaspartes;su dirección (como acostumbraba a decir élmismo) era la siguiente: «PostaRestante. Europa; reténgase hasta que sea solicitada.» En dos ocasiones sedispuso a regresar a Inglaterra para vernos, y en igual número de ocasiones(con perdón de ustedes) una mujer dudosa se cruzó en su caminoimpidiéndoselo. Su tercera tentativa, como ustedes ya saben, tuvo éxito, deacuerdocon loquemeacababadecomunicarelama.El jueves25demayohabríamosdecomprobarporvezprimeraquées loquehabíahechonuestrohermosomuchachoparatrocarseenunhombre.Eradebuenasangre,poseíaun gran coraje y contaba veinticinco años de edad, según nuestros cálculos.Ahora,pues,sabenustedestantorespectoaMr.Blakecomosabíayo…hastaelmomentoinmediatamenteanteriorasuregresoanuestracasa.

El jueves fue un día de verano tan hermoso como jamás habrán tenidoustedes ocasión de vivir; el ama Miss Raquel (que no aguardaban a Mr.Franklin sino para la hora del almuerzo) salieron en coche para asistir a unlunchconalgunosamigosdelvecindario.

Luego de su partidame dirigí hacia el dormitorio destinado al huésped,paracomprobarsilascosassehallabanyadispuestas.Después,siendocomoeraalavezmayordomoydespenserodelacasa(poriniciativapropia,segúncreo,yporquememolestabaelhechodequealguienquenofuerayomismosehallaraenposesióndelallavedelabodegadeldifuntoSirJohn),después,como ibadiciendo, subíalgunasbotellasdenuestro famosoclareteLatourylasexpusealaaccióndelcálidoaireestival,parahacerleentrarencalorantesde la comida. Cuando, dispuesto yo también a exponerme a esa mismainfluencia del aire del verano—y luego de reflexionar que lo que es buenoparaelclareteantiguoloestambiénparaunanciano—,medirigíaconmisillacolmenera a cuestas en dirección al patio trasero, fui detenido de improvisopor el rumor de un tambor suavemente batido, que llegaba desde la terraza

fronteradelaresidenciademiseñora.

Dandounrodeoavancéhaciaallíymeencontrécontreshindúesdepielcolor caoba, que vestían túnicas y pantalones blancos de lino y se hallabanmirandohacialoaltoendirecciónalacasa.

De sus hombros pendían, comopude advertirlo al contemplarlos demáscerca,unostamborespequeños,enlapartedelantera.Detrásdeellosveíaseaunmuchacho inglésdeaparienciadelicadaycabellosclaros, sosteniendounzurrón.

Yopenséquesetrataríadehechicerosambulantesyqueelmuchachoseríaelportadordesusinstrumentosdetrabajo.Unodeellos,quehablabainglésyque exhibió, debo reconocerlo, losmodalesmás elegantes,me informó queestabayoenlocierto.Ysolicitópermisoparademostrarsushabilidadesantelaseñoradelacasa.

Ahorabien;yonosoyningúnviejoirascible.Mehallogeneralmentebiendispuestohacia todaclasedediversionesysoy laúltimapersonadelmundoquevayaadesconfiardealguienporlamerarazóndequelatonalidaddesupiel sea un tanto más oscura que la mía. Pero aun los mejores tienen susflaquezas,ylamíaconsisteenelhechodeque,cadavezquesehallafuerauncestodomésticoquecontienevajilla,sobreunamesadestinadaalacomida,lapresencia de un extranjero errante cuyosmodales son superiores a losmíostienelavirtuddehacermerecordardichocesto.Enconsecuencia,lehicesaberal hindú que el ama se hallaba ausente, previniéndole a él y a susacompañantesquedebíanalejarsedelafinca.Enrespuestaamispalabrasmehizounaelegantereverenciayalejósedeallíjuntoconlosotros.Pormiparteretornéamisillacolmenera,quesehallabaenlapartedelpatiobañadaporelsolycaí(sihededecirlaverdad),noexactamenteenelsueño,perosíenelestadoquemásseleaproxima.

FuidespertadopormihijaPenélope,quienveníacorriendohaciamí,comosilacasasehallarapresadelfuego.¿Quécreenustedesquelatraíaamilado?Pues el deseo de que hiciera arrestar inmediatamente a los tres nigromanteshindúes; sobre todo, porque sabían quién era la persona que vendría avisitarnos desdeLondres y tenían la intención de inferirle algúndaño aMr.FranklinBlake.

Aloírestenombremedesperté.Abriendolosojosledijeamihijaqueseexplicara.

Al parecer, Penélope acababa de estar en el pabellón de guardia, dondehablócon lashijasdelguardián.Lasdosmuchachashabíanvisto salir a loshindúesseguidosporelmuchachito, luegoqueyo lesordenaraabandonar lacasa.Habiéndoselesantojadoaambasqueelmuchachoeramaltratadoporlos

extranjeros—noséporquémotivos,comonofueraporsuaspectohermosoydelicado—, deslizáronse luego a lo largo de la parte trasera del seto queseparaba la casa del camino, para observar las maniobras efectuadas poraquéllos, del otro lado del cerco. Dichas maniobras consistieron en laejecucióndelassiguientesyasombrosasoperaciones:

Primerohabíanmiradodearribaabajoelcamino,paraasegurarsedequesehallabansolos.Luegosevolvieron los treshacia lacasa,dirigiéndoleunaduramirada. Posteriormente cuchichearon y disputaron en su lengua nativa,mirándose entre sí como si se hallaran en la duda. Por último se volvieronhaciaelmuchachoingléscomoesperandoqueéllosayudara.Elcabecilla,quehablabaelinglés,dijoalmuchacho:

—Extiendetumano.

Aloírtanterriblespalabras,mihijaPenélopemedijoquenosabíacómosucorazónnoescapódesupecho.Yomedijeamímismoqueseríadebidoasucorsé.Nolerespondí,sinembargo,másqueesto:

—Me haces poner la carne de gallina. (Nota bene: a las mujeres lesagradanestospequeñoscumplimientos.)

Pues bien, cuando el hindú dijo: «Extiende tu mano», el muchachoretrocedió y sacudió negativamente la cabeza, respondiendo que no leagradabatalcosa.Elhindúlepreguntóenseguida,nomuyásperamente,silegustaría ser enviado de regreso a Londres y al lugar donde lo habíanencontradodormidoenuncestoquesehallabaenunmercado…hambriento,haraposoyabandonado.Estobastó,alparecer,paraeliminarsuresistencia.Elpequeñoalargódemalaganasumano.Elhindúextrajoentoncesunabotelladesupechoyvertióciertacantidaddeunasustancianegracomolatintaenlamanodelmuchacho.Luegode rozarconsumano lacabezadeésteyhaceralgunossignosporencimadeella,enelaire,dijo:

—Mira.

Elmuchacho se puso enteramente rígidoy adquirió la apariencia de unaestatua,conlavistaclavadaenlatintavertidaenelhuecodesumano.

(Hastaaquí todoestonomepareciómásqueunsimple juegodemanos,acompañado de un estúpido despilfarro de tinta.Comenzaba a dormirme denuevo,cuandolaspróximaspalabrasdePenélopevinieronadespertarmedeltodo.)

Loshindúesmiraronunavezmásdearribaabajoelcamino…Yentoncessujefeledijoestaspalabrasalmuchacho:

—Mirahacialoscaballerosinglesesqueregresandelextranjero.

Elmuchachorespondió:

—Estoyviéndolos.

Elhindúdijoentonces:

—¿Seráporelcaminoquesedirigeaestacasaynoporotropordondehabrádepasarhoyelcaballeroinglés?

Yelmuchachoreplicó:

—Será por el camino que se dirige a esta casa y no por otro por dondehabrádepasarhoyelcaballeroinglés.

Elhindúhizounasegundapregunta,luegodeunbreveintervalo.

—¿Vendráelcaballeroinglésconeso?—dijo.

Elmuchachorespondió:

—Nopuedoafirmarlo.

Elhindúlepreguntóporqué.

Yelmuchachorepuso:

—Estoycansado.Lanieblaquerodeamicabezameconfunde.Nopuedovermásporhoy.

Conestoterminóelinterrogatorio.Eljefehindúlesdijoalgoensupropialengua a sus dos compañeros, señalando al muchacho y apuntando con sumano hacia la ciudad, en la que, como descubrimosmás tarde, se alojabantodos ellos. Entonces, y luego de trazar nuevos signos sobre la cabeza delmuchacho,soplóenlafrentedeéste,quesedespertóestremecido.Enseguidareanudaronsumarchahacialaciudad,ydesdeesemomentolasmuchachasnohabíanvueltoaverlos.

Según se dice, casi todos los hechos sugieren algunamoraleja sólo quehacefaltasaberextraerla.¿Cuáleralaquesedesprendíadeloantedicho?Enmiopinióneralasiguiente:primero,eljefedelosescamoteadoreshabíaoídohablarpuertasafuera,a laservidumbre,respectoalarribodeMr.Franklin,ydescubrió lamaneradehaceralgúndineroacostadeello.Segundo, tantoélcomosusdossubalternosyelmuchachito(convistasaobteneresapequeñaganancia a que nos hemos referido) se dispusieron a errar por allí hasta elmomento del arribo de mi ama, con el propósito de retornar entonces ypredecir, en forma mágica, la llegada de Mr. Franklin. Tercero, lo quePenélopehabíaoídonoeramásqueelensayodesustretas,talcomocuandolosactoresensayanunaobra.Cuarto,haríayobienennoperderdevistaesanocheelcestodelavajilla.Quinto,Penélopenopodíahacerotracosamejorqueapagarsuvehemenciaydejarmeamí,supadre,quemeadormecieradenuevobajoelsol.

Esto es lo que me parecía más conveniente. Si tienen ustedes algunaexperiencia respecto a las jovencitas, no habrán de sorprenderse cuando lesdigaquePenélopenohizonadadeeso.Segúnella,loshechoserandemuchagravedad. Sobre todo me hizo reparar en la tercera pregunta hecha por elhindú:«¿Vendráelcaballeroinglésconeso?»

—¡Oh,padre!—dijoPenélope,enlazandofuertementesusmanos—,¡noteburles!¿Quésignificaeso?

—Se lo preguntaremos a Mr. Franklin, querida —le dije—, si es quepuedesaguardarhastasuarribo.

Leguiñéunojo,parademostrarlequetomabalacosaenbroma.Penélopelatomabaenserio.Suvehemenciamedivertía.

—¿QuédiablospuedesaberdeestoMr.Franklin?—inquirí.

—Pregúntale—dijoPenélope—.Yaveriguasiél,también,tomaelasuntoenbroma.

Luegodeesteúltimodisparosealejódemilado.

Unavezquesehuboido,decidírealmenteinterrogaraMr.Franklin,sobretodoparatranquilizaraPenélope.Loquehablamosambos, luegodehaberlehecho yo esa pregunta, habrán de hallarlo ustedes expuesto al detalle en ellugarpertinente.Pero,comonodeseodespertarlaexpectativadeustedes,paradefraudarlosmás tarde,permítomeanticiparlesdesdeya—yantesde irmáslejos— que no habrán de hallar ustedes el menor asomo de broma en laconversación que sostuvimos en torno a los prestidigitadores. Con gransorpresaadvertíqueMr.Franklin,aligualquePenélope,tomabaelasuntoenserio.Hastaquépuntolohacía,podránustedescomprobarlocuandolesdigaque«Eso»,ensuopinión,significabalaPiedraLunar.

CAPÍTULOIV

Enverdad,lamentomuchoobligarlosapermaneceramiladoyjuntoamisilla.Un anciano que se halla adormecido en un soleado patio trasero nadatienede interesante, lo reconozco.Pero lascosashabrándeserpuestascadacual en su sitio, de acuerdo con lo realmente acaecido, y les ruego queprosigan andando a paso lento junto a mí, mientras aguardamos a Mr.Franklin,quearribaráenlasúltimashorasdeldía.

Antes de haber tenido tiempo de amodorrarme de nuevo, luego de lapartida de mi hija Penélope, fui perturbado por un rechinar de vajilla,provenientedelasdependenciasdeloscriados,quevinoaanunciarmequela

cena se hallaba lista.Comiendo, comoyo lo hacía enmi propia habitación,nadateníaqueverconlacenadelaservidumbre,comonofueradesearlesunabuenadigestión,antesdevolveraapoltronarmeenmisilla.Acababadeestirarmispiernas,cuandovideprontosurgirantemíaotramujer.Noeramihija;setrataba, esta vez, de Nancy, la ayudante de cocina. Yo le cerraba el paso.Mientrasmepedíaque ladejarapasarpudeobservarque laexpresióndesurostroerademalhumor…,cosaque,enmicarácterdejefedelaservidumbre,teníapornormanodejarpasarjamásporalto.

—¿Porquéabandonas lamesa,Nancy?—lepregunté—.¿Quées loqueocurre,ahora?

Nancytratódeabrirsepasosinresponderme,antelocualmelevantéyoyla tomédeunaoreja.Esunamuchacharollizayhermosa,yencuantoamí,tengoporcostumbreprocederenesaforma,cadavezquedeseodemostrarleaunamuchachaqueapruebopersonalmentesuconducta.

—¿Quéesloquepasaahora?—levolvíapreguntar.

—Rosannahavueltoaretrasarseparalacena—dijoNancy—.Ymehanordenado ir en su busca. Los trabajos más duros caen siempre sobre misespaldas.¡Déjemepasar,Mr.Betteredge!

LapersonaqueaquísedesignaconelnombredeRosannaeralasegundacriada de la casa. Sintiendo hacia ella una especie de piedad (por qué, yahabrándesaberloustedesahora)ypresintiendo,a travésde laexpresióndelrostrodeNancy,queéstahabríadedirigirlepalabrasmásdurasque lasqueaconsejaban las circunstancias, ocurrióseme de pronto pensar que no teníanadaquehaceryquebienpodíairporRosannayomismo,previniéndolequeenelfuturodeberíasermáspuntual,cosaque,estabaseguro,habríadeacatarsumisamente,dichopormislabios.

—¿DóndeestáRosanna?—inquirí.

—En la playa, naturalmente—dijoNancy, sacudiendo la cabeza—.Estamañanasufrióunodesusacostumbradosdesmayosypidióqueladejaransalirpararespirarunpocodeairefresco.Semeestáacabandolapaciencia.

—Vuelveacenar,muchacha—ledije—.Yo,quesoypacienteconella,iréensubusca.

Nancy, que es de muy buen comer, se mostró complacida. Cuando asíocurreparecehermosa.Ycuandosemeaparecehermosatengoyacostumbredepasarlelamanopordebajodelabarbilla.Noesunactoinmoral,sinounacostumbre.

Puesbien,echandomanodemibastón,medirigíhacialasarenas.

¡No!, aún no es conveniente partir. Siento mucho verme obligado a

detenerlos otra vez; pero es necesario, realmente, que escuchen ustedes lahistoria deRosanna y las arenas, por la simple razón de que la historia deldiamante sehallaestrechamentevinculadaconambas. ¡Concuántoesfuerzotrato de proseguir narrando sin detenerme en el trayecto, y cuánmalamentellevo a cabomi propósito! Pero, ¡vaya!…Hombres yCosas semezclan enformaarbitrariaennuestravida,reclamandotodas,alavez,nuestraatención.Seamos,pues,pacientesybreves; lesprometoquemuyprontohabremosdehallarnossumergidosenplenomisterio.

Rosanna (para nombrar a laPersona antes que laCosa, lo cual hacemospormeracortesía)eralaúnicacriadanuevadelacasa.Cercadecuatromesesantesdelaépocaalaquemeestoyrefiriendo,habíaidomiamaaLondresavisitarunreformatorio,conelobjetodesalvaraalgunasmujeresyevitarquereincidieran en el mal camino, una vez que abandonaran la prisión. Ladirectora, advirtiendo su interés, indicóle una muchacha llamada RosannaSpearman, narrándole, almismo tiempo, una historia de lomás desdichada,quenomeatrevoarepetiraquí,porquenodeseo,comonodesearánsindudaustedes, pasarunmalmomento, sinprovechoalguno.En resumen,RosannaSpearmanhabíasidounaladrona,perocomonoeradeesaespeciedeladronesquefundancompañíasenlasciudadesparahurtarlesamillaresdepersonas,enlugarderobarleaunasola,laleydejócaersugarrasobreella,ylacárcelyelreformatorio siguieron las directivas de la ley. La directora opinaba, pese atales antecedentes, que lamuchachaconstituíauna excepciónentremilesdecasosdiversosyquesólonecesitabaunaoportunidadparamostrarsedignadelinterésdequelahicieraobjetocualquiermujercristiana.Miama(queeraunacristiana, si es que en verdad ha habido alguna vez alguien que lo fuera)replicóa ladirectora:«RosannaSpearmancontaráconesaoportunidadbajomiservicio.»Unasemanadespuésingresócomosegundadoncella.

Exceptuándonos a Miss Raquel y a mí, a ninguna otra persona le fuerevelada dicha historia. Mi ama, que me concedía siempre el honor deconsultarmerespectoacualquierclasedeasunto,lohizotambiénesavezenlacuestióndeRosanna.Yhabiendoyoadquirido,engranparte,lacostumbredeldifuntoSirJohndeasentirsiemprealoqueelladecía,convinecordialmenteconellaentodoloquesevinculabaalamisma.

Jamásmuchachaalgunacontóconunaoportunidadmejorquelaqueselebrindóaestapobremuchacha.Ningúncriadopodíaecharleencarasupasado,porque ninguno de ellos lo conocía. Contó con un salario y gozó de losmismos privilegios que los demás; y de tanto en tanto recibía, en privado,algunapalabradeestímuloporbocademiama.Enretribución,necesarioesque lodiga,semostróellasiempredignadelbenévolo tratamientoquese ledispensaba. Aunque, lejos de ser fuerte, era víctima a menudo de esosdesvanecimientos a que se ha hecho referencia, realizaba sus faenas con

modestia y sin quejarse, efectuándolo todo cuidadosa y concienzudamente.Pero,fueraporloquefuere,lociertoesquejamásentablóamistadalgunaconlas otras criadas, exceptuando a mi hija Penélope quien, aunque no intimónuncaconella,latratósiempreconbenevolencia.

Nopuedoexplicarmeenquéformapudoofenderlamuchachaalasdemás.Nohabíaenella,ciertamente,bellezaalgunaquehubierapodidoprovocarsuenvidia;era,porotraparte,lamáshumildedelacasa,alocualseagregabaladesgracia de tener un hombro más grande que el otro. En mi opinión, lascausas principales del resentimiento de sus compañeras eran, sobre todo, sumutismo y su soledad. Acostumbraba leer o trabajar en las horas libres,momentos que las demás dedicaban a las murmuraciones. Y cuando lecorrespondía salir, nueve de cada diez veces en que tal cosa ocurría, secolocabaensilenciosugorroysalíacompletamentesola.Jamásdisputabaniseofendíapornada;sólomanteníaciertadistancia,obstinadaycortésmente,entre sí misma y las otras. Añadíase a ello la circunstancia de que, simplecomoera,existíaensupersonalapizcadeunalgoquenocorrespondíaaunacriada,yesapizcalahacíaasemejarseaunaseñora.Trascendíatalcosadesuvoz,oquizádesurostro.Loquesípuedoaseguraresquelasotrasmujeresselanzaronsobreesapeculiaridadsuyacomounrayo,desdeelprimerdíaenquese la vio en la casa, y dijeron, lo cual era de lo más injusto, que RosannaSpearmansedabatono.

Habiendo narrado ya su historia, no me queda otra cosa por hacer quedarlesaconocerunadelastantascostumbresextrañasdeestararamuchacha,antesdeproseguirconmirelatosobreloocurridoenlasarenas.Nuestrafincaseyerguebienhacialoalto,enlacostadeYorkshire,próximaalmar.Ycuentacon muy hermosas sendas en todas direcciones, salvo en una. Ésta, puedoasegurarles, esuna sendahorrible.Luegode surcara travésdeuncuartodemilla unamelancólica plantación de abetos, nos lleva hasta un lugar ceñidopor dos bajos acantilados que se alzan sobre una pequeña bahía, la mássolitariaydeprimentedetodalacosta.

Lasdunassesucedenallícuestaabajo,endirecciónalmar,yculminanendoscabosrocososycombadosquesurgenelunofrentealotro,hastaperderseenelmar.UnodeellosrecibeelnombredeCaboNorteyelotrodeCaboSur.Entre ambos, y fluctuando continuamente en ciertos períodos del año,extiéndese la más horrenda de las arenas movedizas de Yorkshire. Cuandoretornalamarea,hayalgoallí,enlasremotasprofundidades,queletransmiteuntemblordelomásextrañoaesasuperficiearenosa,locualhadadolugaraque las gentes de la región bautizaran al sitio con el nombre de lasArenasTemblonas.Ungranbancosituadomediamillamásallá,próximoalabocadelabahía,atempera laviolenciade lasaguasoceánicasquevienendesdemarafuera. En invierno y verano, cuando fluye la marea sobre las arenas

movedizas,parececomosielmar, luegodeabandonarallísusolas,sobreelbanco,sedeslizasecalmosamente,suspirandoycubriendodesilenciolacosta.¡Setrata,sinduda,delmáshorribleysolitariodeloslugares!Niunsoloniñodenuestraaldeadepescadores,llamadaCobb'sHole,vieneajugaraquí.Losmismospájaros, creo, eludena estasArenasTemblonas.Queunamuchachaantecuyamiradaseofrecenpordocenasloscaminosmáshermosos,yaquiennolehabríadefaltarcompañíaencuantoledijeraaalguien:«¡Ven!»,escojaeste sitio para sentarse a trabajar en él o dedicarse, solitaria, a la lectura,cuando lecorrespondesalir, esalgo,enverdad,extraordinario.Comoquieraque sea, y tómenlo ustedes como quieran, lo cierto es que ése era el paseofavorito de Rosanna Spearman, si se exceptúan los viajes que realizaba detantoentanto,parairavisitarasuúnicaamigaresidenteenCobb'sHole,lapersonamáspróximaa suvida.Tambiénes ciertoqueera ése el sitiohaciadondeyomedirigíaconelpropósitodehacerlaregresarparalacena,locualnosretrotrae,felizmente,alpuntodepartida,impulsándonosotravezhacialasarenas.

Niunsolovestigiodesuexistenciaadvertíenelplantío.Cuando,despuésdetrasponerlo,avancéporlosmédanosendirecciónalacosta,pudeverlaconel pequeño sombrerodepajay la sencilla capagris queusaba siempreparadisimular, de la mejor manera posible, su hombro deforme. Allí estaba,solitaria,dirigiendosuvista,atravésdelasarenasmovedizas,endirecciónalmar.

Seestremecióalvermeasuladoyvolviólacabezahaciaotraparte.Comoporprincipionopodíayo,enmicarácterdejefedelaservidumbre,permitirqueserehusasemirarmealacara,sininquirirlacausa,lehicevolverelrostrohacia mí y comprobé que estaba orando. Teniendo a mano mi pañuelo dehierbas—unade lasseismaravillasque ledeboalama—, losustrajedemibolsilloyledijeaRosanna:

—Ven y siéntate conmigo, querida, en el declive de costa. Luego deenjugartelaslágrimasserétanosadocomoparapreguntartecuáleselmotivodeesaslágrimas.

Cuando sean ustedes tan viejos como yo, hallarán entonces muchomásfatigosodeloqueahoralesresultaelactodeirasentarseeneldeclivedeunacosta. Sentado allí comprobé queRosanna se había estado secando los ojosconsupropiopañuelo,deunaclaseinferioraladelmío,unmezquinopañuelode artista. Se hallaba muy serena, sintiéndose a la vez desdichada, pero sesentóamiladocomounabuenamuchachaencuantoseloindiqué.Lamaneramáseficazdeconsolaraunamujerconsisteensentarlasobrenuestrasrodillas.Yomeacordéalinstantedetanpreciosanorma.Pero,¡vaya!,lociertoesqueRosannanoeraNancy.

—Dime,querida—ledije—,¿porquéestabasllorando?

—Por mi vida de estos últimos años, Mr. Betteredge —dijo Rosannacalmosamente—.Todavíameacuerdo,devezencuando,demividapasada.

—Vamos,vamos,muchacha—ledije—tupasadoyahasidoborrado.¿Porquérazónnopuedesolvidarlo?

Asió, entonces, uno de los faldones de mi casaca. Yo soy un viejodesaliñadoquevuelcobuenapartedeloquecomoybebosobremisropas.Yaunayaotramujerdelacasamequitansiemprelagrasadeencima.LavísperaRosannahabíaquitadounamanchademifaldón,conunnuevoproductodelque se decía que eliminaba todamancha.Desaparecida la grasa, una huellaopaca aparecía en el mismo lugar, sobre la pelusa del paño. La muchachaseñalóellugarysacudiólacabeza.

—Lamancha ha desaparecido—dijo—. ¡Pero el lugar la descubre,Mr.Betteredge…,ellugarladescubre!

Una observación que nos toma desprevenidos, valiéndose para ello denuestra propia chaqueta, no es fácil de ser contestancia.Por otra parte, algotrascendía en ese instante de la muchacha que me hizo sentirmeparticularmentesensibleasudolor.

Teníaunoshermososojoscastaños,simples,comoloerantambiénmuchasdesusotrascaracterísticaspersonales,ymemiródenotandounatanprofundasensaciónderespetohaciamidichosaancianidadymibuencarácter,quefuecomo sime hubiera dado a entender que tales cosas habrían de hallarse entodo tiempo fuera del alcance de sus posibilidades; lo cual hizo que semeoprimiera el corazón ante la suerte de nuestra segunda doncella.Considerándomeincapazdeconfortarla,sólomequedabaunacosaporhacer.Yestacosaconsistía…enhacerlaregresarparacomer.

—Ayúdame a levantarme —le dije—. Te has rehusado para la cena,Rosanna,yhevenidoabuscarte.

—¡Usted,Mr.Betteredge!—respondióella.

—Nancyeralaencargadadehacerlo—ledije—.Peropenséquehabríademolestartemenoselregañosiésteveníademislabios.

Enlugardeayudarme,lapobrecriaturadeslizósumanosobrelamía,ylaapretósuavemente.Seesforzópornolloraryloconsiguió…ganándosedeesamaneramirespeto.

—Es ustedmuy bueno,Mr. Betteredge—dijo—. No deseo comer nadahoy…Permítamequedarmeunratomásaquí.

—¿Quées loque tehacedeseareste lugar?—lepregunté—.¿Quées lo

queteimpulsaavenircontinuamenteaunsitiotanmiserable?

—Hayalgoquemearrastraaquí—dijolamuchacha,trazandofigurasconsudedoen lasarenas—.Quieroevitarloynopuedo.Aveces—dijoenvozbajaycomoatemorizadaporsuspropiasvisiones—,aveces,Mr.Betteredge,piensoquelamuertemeestáaguardandoaquí.

—Alláestánelcarneroasadoyelbudínaguardándote—ledije—.Entraacomer en seguida. ¡Eso es lo que ocurre cuando semedita con el estómagovacío,Rosanna!

Lehablécon severidad,naturalmente indignado, a esaalturademivida,anteunamuchachadeveinticincoañosquehablabadelamuerte.

Pareció no oírme; colocándome unamano sobre el hombrome obligó apermanecersentadojuntoaella.

—Creoqueeste sitiomehaembrujado—dijo—.Sueñoconél todas lasnochesypiensoenélcuandomehallocosiendo.Ustedsabe,Mr.Betteredge,que soy una persona agradecida… y sabe también que trato de merecer labondadsuyaylaconfianzadelama.Peroalgunasvecesmepreguntosinoeséstaunavidademasiadotranquilaybuenaparaunamujercomoyo,paraunamujerquehapasadoportodoloqueyohepasado,Mr.Betteredge…,portodoloqueyohepasado.Meencuentromásasolasallá,entrelosdemáscriados,sabiendo,comobiensé,quenosoyigualaellos,queaquí,enestesitio.Nielamaniladirectoradelreformatoriopuedenimaginarseelespantosoreprochequesignificanensímismaslasgenteshonestasparaunamujercomoyo.Nome regañe usted que es un hombre bueno. ¿No cumplo acaso con misobligaciones?Porfavor,noledigaalamaqueestoydescontenta…Puesnoloestoy.Miespírituseinquietaalgunasveces;esoestodo.¡Mire!—dijo—.¿Noesmaravilloso?¿Noesterrible?Lohevistoinfinidaddevecesysiempremeparecetannuevocomosijamáslohubieravistoanteriormente.

Yo dirigí mi vista hacia donde ella indicaba. La marea retornaba y lashorribles arenas comenzaron a temblar. La ancha y morena superficie sehinchabalevementeyluegoseahuecabaytemblequeabaentodasuextensión.

—¿Sabe usted en lo que me hace pensar, a mí, esto? —dijo Rosanna,asiéndose de mi hombro nuevamente—. En cientos y cientos de seresjadeantes que se hallarán allí debajo…, luchando todos por alcanzar lasuperficieyhundiéndosemásymásenesasterriblesprofundidades.¡Tireunapiedra,Mr.Betteredge,tireunapiedraallíyveamossilaarenaselaengulle!

¡Heaquíunacharlaenfermiza! ¡Heaquíunestómagovacío,nutriéndoseconlospensamientosdeunamenteagitada!Mirespuesta—untantoabrupta,peroensupropiobeneficio,puedoaseguraros—sehallabayaenlapuntademi lengua, cuando fue contenida súbitamente en ella por una voz, que

surgiendodelasdunasmellamabaagritosporminombre.«¡Betteredge!»—prorrumpiólavoz—,«¿dóndeestáusted?».«¡Aquí!»,respondíconungrito,sinlamenoridearespectoaquiénpodíaseresapersona.Rosannasepusoenpie,y,estremecidayrígida,clavósuvistaenellugardesdeelcualllegabalavoz.Estabayopor levantarme,amivez,cuandomehizovacilaruncambioadvertidoenlasfaccionesdelamuchacha.

Su piel adquirió un bellomatiz rojo, como jamás lo había yo percibidoanteriormente; todo su ser resplandecía bajo los efectos de una indeciblesorpresaquelecortóelaliento.

—¿Quiénes?—pregunté.

Rosannamecontestórepitiendomipregunta.

—¡Oh! ¿Quién es?—dijo suavemente, hablándose más a sí misma quedirigiéndose amí. Yo giré sobre la arena ymiré en sentido contrario. Allí,avanzandohacianosotrosatravésdelosmontículos,pudeadvertiraunjovencaballero de ojos vivaces, luciendo un hermoso traje color de cervatillo,ostentandounsombreroyunosguantesquearmonizabanconelmismo,unarosa en el ojal de la solapa y una sonrisa que hubiera sido capaz de hacersonreíralaspropiasArenasTemblonas,enretribuciónasuacogida.Antesdeque tuvierayo tiempodeponermedepie, sedejócaer,degolpe,ami lado,colocósubrazoentornodemicuello—unamodaextranjera—ymediounabrazoquecasimecortaelresuello.

—¡MiviejoyqueridoBetteredge!—dijoelreciénllegado—.Tedebosietelibrasyseispeniques.¿Sabesahoraquiénsoy?¡Diosnosbendigaynossalve!¡Porqueheaquíque—cuatrohorasantesde la señalada—teníamos juntoanosotrosaMr.FranklinBlake!

Antesdequelograrayoarticularpalabraalguna,advertíqueMr.Franklin,muy sorprendido, al parecer, desviaba suvistademipersonapara fijarla enRosanna.Siguiendosutrayectoriaconlamía,yotambiénmepuseamiraralamuchacha.Éstaseruborizabamásymás,locualsedebía,aparentemente,alhechodehabertropezadoconlosojosdeMr.Franklin;dándonoslaespalda,súbitaeindeciblementeconfundida,abandonóellugarsinsaludarsiquieraalcaballeroodirigirmeunasolapalabraamí,hechoquesehallaenteramenteenpugna con su habitual manera de conducirse, pues jamás habrán conocidoustedesunacriadamáscortésydemejoresmodales.

—Qué extrañamuchacha—dijoMr. Franklin—.Me pregunto qué es loquelahabrásorprendidoenmí.

—Creo,señor—respondí,bromeandoacostadelaeducacióneuropeadenuestrojovencaballero—,quedebedehabersidosubarnizextranjero.

Hago constar aquí las displicentes palabras de Mr. Franklin y mi tontarespuesta,amaneradeconsueloyestímuloparacuantagenteestúpidahayeneste mundo, ya que, como lo he hecho notar con este ejemplo, constituyesiempre un motivo de satisfacción para nuestros subalternos el comprobarcómoenciertasocasionesnosemuestransussuperioresmásperspicacesquesusinferiores.NiMr.Franklin,peseasumaravillosaculturaextranjera,niyomismo, con toda mi experiencia y mi innata sagacidad, logramos siquieravislumbrar a qué se había debido, realmente la insólita actitud de RosannaSpearman.Supobre imagensehabíadesvanecidodenuestramenteantesdeque cesáramos de percibir el postrero temblor de su pequeña capa gris enmediodelasdunas.¿Yquéimportaello?,sepreguntará,conrazón,ellector.Lea mi buen amigo, con tanta paciencia como le sea posible, y llegará alamentarenlamismamedida,talvez,enqueyolohice,eldestinodeRosannaSpearman,desdeelmomentoenquediconlaverdad.

CAPÍTULOV

Lo primero que hice, en cuanto nos quedamos solos, fue intentar, porterceravez,ponermeenpiesobrelaarena.Mr.Franklinmecontuvoentonces.

—Estehorrendolugarnosdeparaunaventaja—dijo—;yéstaconsisteenque somos susúnicosmoradores.No temuevas,Betteredge; tengoalgoquedecirte.

Mientrasprestabaoídosasuspalabras, teníayomivista fijaenél,ymeesforzaba por hallar en los rasgos del hombre algo que me hiciera ver denuevoalniño.Elhombremedesconcertó.Suaspectomepersuadiódeque,mirándolocomolomirara,teníatantasprobabilidadesdedescubrirlasrosadasmejillasdelniñocomodevolverapercibir lapequeñayacicaladachaquetadel muchacho. Su piel había empalidecido; su rostro, ante mi asombro ydisgusto,sehallabarecubiertoen laparte inferiorporunbigoteyunabarbamorenayrizada.Susmaneraseranfrívolasyvivaces,agradablesyatractivas,debo reconocerlo, pero nada había en ellas que pudiera compararse con susespontáneosmodales de antaño. Lo que agravaba las cosas era el hecho deque, pese a su promesa de crecer, no había cumplido tal compromiso. Eradelgado, elegante bien proporcionado, pero le faltaban una o dos pulgadasparaalcanzarunaestaturamediana.Ensuma,medesconcertócompletamente.Los años transcurridos nada habían dejado en pie de su antigua apariencia,comono fuera su vivaz y francamirada.Estame hizo dar de nuevo con elmuchachoyallíresolvídetenermeenmiexamen.

—Bienvenidoseaenestaviejaresidencia,Mr.Franklin—ledije—.Tanto

más bienvenido cuanto que ha llegado usted, señor, con algunas horas deanticipación.

—He tenido un motivo para anticiparme —respondió Mr. Franklin—.Sospecho,Betteredge,quesemehaseguidoyvigiladoenLondresdurantelostres o cuatro últimos días; he viajado demañana en lugar de tomar el trenvespertino,parachasquearaciertoextranjerodepieloscura.

Estas palabrasme sorprendieron sobremanera.Trajéronme a lamente deinmediato a los tres prestidigitadores y la advertencia de Penélope, quiensospechabaquelosmismossehallabantramandoalgoencontradelapersonadeMr.FranklinBlake.

—¿Quiénlohaestadovigilando,señor…yporqué?—inquirí.

—Quieroquemeinformesrespectoaesostreshindúesquehanestadohoyenlacasa—dijoMr.Franklin,sinresponderamipregunta—.Esmuyposible,Betteredge, que tanto el extranjero como esos escamoteadores tuyos formenpartedelmismoacertijo.

—¿Cómo se ha enterado usted, señor, de la presencia de esosprestidigitadores?—lerespondí,colocandounapreguntainmediatamentealazaga de la otra, lo cual, admito, no encuadra con las normas de la buenaeducación.

Pero no siendo mucho lo que debe esperarse de la pobre naturalezahumana,confíoenquenoexigirántampocomuchodemipersona.

—Estuve con Penélope en la casa—dijoMr. Franklin—, yme puso altantodeloocurrido.Tuhija,Betteredge,hacumplidosupromesadetrocarseenbella jovencita.Penélopesehalladotadadeunoídoaguzadoydeunpieleve.¿PoseíaacasoladifuntaMrs.Betteredgetaninestimablescualidades?

—LadifuntaMrs.Betteredgeposeía, señor, unabuena sumadedefectos—respondile—.Unodeellosconsistía,ylepidoperdónpormencionarlo,enel hecho de que jamás se mantenía dentro de los límites del problema endiscusión.Seasemejabamásaunamoscaqueaunamujer: leera imposibledetenersuvuelosobrecosaalguna.

—Hubiera congeniado cabalmente conmigo —dijo Franklin—. Jamáslogré yo tampoco concentrarme en cosa alguna.Betteredge, tienes ahora unfilo más aguzado que nunca. Tu hija, al pedirle yo detalles acerca de losprestidigitadores,sólomedijolosiguiente:«Mipadreledaráinformes.Esunhombremaravilloso,peseasuedad,ysabeexpresarsemuybellamente.»Éstasfueron, exactamente, las palabras pronunciadas por Penélope, quien seruborizó de lamaneramás encantadora.Ni aun el respeto que siento por tiimpidió…peroesonotieneimportancia;laconocídeniñaynocreoquetal

cosapuedaperjudicarla.Hablemosseriamente.¿Quéesloquehanhechoesosescamoteadores?

Yo me sentí un tanto incomodado por la conducta de mi hija, no porhaberlepermitidoaMr.Franklinquelabesara,locualpodíamuybienhacer,sinoporforzarmeahacerelrelatodesutontahistoria,desegundamano.Noobstante,meveíaahoraobligadoanarrarlosmismoshechos.TodalaalegríadeMr.Franklinsevinoabajo,amedidaqueyoavancéenmirelato.Sehallabaallí, sentado, con las cejas fruncidas y retorciéndose la barba. Cuando hubedado términoa lahistoria, se repitióa símismodosde laspreguntasqueeljefe de los juglares le hiciera al muchacho, al parecer con la intención degrabárselasprofundamenteenlamemoria.

—¿Será por el camino que se dirige a esta casa no por otro por dondehabrádepasarhoyelcaballeroinglés?¿Vendráelcaballeroinglésconeso?

—Sospecho —dijo Mr. Franklin, extrayendo de su bolsillo un pequeñoenvoltoriodepapellacrado—queesoserefiereaesto.Yesto,Betteredge,noesotracosaqueelfamosodiamantedemitíoHerncastle.

—¡Diosmío,señor!—prorrumpí—.¿CómohavenidoapararasusmanoseldiamantedelmalignoCoronel?

—ElmalignoCoronelhadispuestoensutestamentoqueestediamanteseconvierta en un presente de cumpleaños para mi prima Raquel —dijo Mr.Franklin—.Ymipadre,ensucarácterdealbaceadelmalignoCoronel,mehaconfiadolamisióndetraerloaestelugar.

Si el mar, que en ese instante se filtraba suavemente en las ArenasTemblonas,sehubieraconvertidoentierrafirmeantemispropiosojos,dudodequemi sorpresahubiese sidomayorque la provocada enmi espírituporestaspalabrasdeMr.Franklin.

—¡MissRaquelherederadeldiamantedelCoronel!—dije—.¡Ysupadre,señor, es el albaceadelCoronel! ¡Vaya,Mr.Franklin, le hubiera apostado austedcualquiercosaaquesupadresehubieserehusadoatocaralCoronelauncontenazas!

—¡Eresmuysevero,Betteredge!¿QuéesloquetienesquedecirencontradelCoronel?Pertenecíaaunaépocaquenoeslanuestra.Ponmealtantodeloquesepasasurespectoyhabrédeexplicarteentoncescómofuequemipadrese convirtió en su albacea y algo más aún. En Londres realicé algunosdescubrimientosentornoalapersonademitíoHerncastleysudiamante,quepresentan, me parece, un feo aspecto y necesito que tú me los confirmes.Acabas de llamarlo el «maligno Coronel». Indaga en tus recuerdos, viejoamigo,yaclárameporqué.

Alpercibircuánseriamentelodecía,resolvídarleesaexplicación.

Transcriboaquí,enbeneficiodellector,yensusaspectosfundamentales,la información que le di a él. Preste atención, porque de lo contrario seextraviará cuando nos internemos más en nuestra historia. Ahuyente delpensamientoalosniños,alacena,asunuevosombrerooloquequieraquefuere.Tratedeolvidarsedelapolítica,loscaballos,lascotizacionesdelaCityylasquerellasdelclub.Esperoquenohabrádeserenvano;sólosetratadeuna de las tantas maneras a que recurro para requerir la atención delbenevolente lector. ¡Dios mío! ¿No lo he visto acaso con los más grandesautoresenlamanoynoséporventuralopropensoqueesadejardivagarsuatención, cuando es un libro quien la solicita y no una persona? Hace uninstantemehereferidoalpadredemiama,elviejoLorddelalengualargayel carácter áspero. En total tuvo cinco hijos. Para comenzar, dos varones;luego de un largo intervalo su esposa se dio engendrar de nuevo y tresdamiselas fueron surgiendoprestamenteunadetrásdeotra, lo cual hizo conmayorpremuraquepuedepermitirelcursonaturaldelascosas;miama,comoyaheapuntadomásarriba,era lamás jovenybellade las tres.Elmayordedos varones, Arturo, heredó el título y las posesiones. El segundo, elHonorable John, recibió de un pariente una gran fortuna e ingresó en elejército.

Hayunproverbioquetachademalpájaroaaquelqueempuercasupropionido. Y como yo me considero un integrante de la noble familia de losHerncastle, espero se me conceda el favor de no solicitarme detallesvinculadosconelHonorableJohn.Honestamenteconsideroquefueunodelosmás grandes temibles guardias que jamás hayan existido. Se inició en elejército, incorporándosealCuerpodeGuardias.Tuvoqueabandonarloantesdelosveintidósaños…,noimportaporquécausa.Lasleyesdelejércitosonmuyrigurosasy lo fueron tambiénenelcasodelHonorable John.Dirigióseluego a la India para comprobar si allí también lo erany probar unpoco elservicio activo. En lo que respecta al coraje (hay que reconocerlo) era unamezcladebulldogydegalloderiña,conunapizcadesalvajismo.Intervinoen la toma de Seringapatam. Bien pronto cambió de regimiento, y con elcorrerdeltiemposeincorporóauntercero.Enéstealcanzóelúltimogradoaquefuepromovido,oseadeTenienteCoronel,juntamenteconunainsolación,emprendiendoentonceselregresoaInglaterra.

Retornó con un carácter que hizo que le cerraran la puerta todos susfamiliares,entrequienessedestacóenprimertérminomiama,reciéncasada,alproclamar,conelasentimientodeSirJohn,naturalmente,quejamáshabríadepermitirleasuhermanolaentradaenningunaresidenciasuya.MásdeunbaldónempañabalafamadelCoronelyhacíaquelasgentesseavergonzarandesu trato,peroaquí sólo interesa insistir sobreel estigmaquese refiereal

diamante.

Sedecíaquehabía entradoenposesióndeesagema indiavaliéndosedemedios que, aunque era osado, no se atrevía él mismo a reconocer. Jamásprocuró venderlo, ya que no se halló nunca necesitado de dinero, ni hizonunca, para hacerle justicia nuevamente, del dinero un fin. Jamás sedesprendiódelagema,niselamostróaservivientealguno.Sedijoquetemíaverse envuelto en dificultades, ante las autoridades militares, por su causa;otros,ignorandocompletamentesuverdaderanaturaleza,afirmaronquetemíaquesuexhibiciónlecostaralavida.

Sindudahabíaunapartedeverdadenestaúltimaafirmación.Hubierasidofalso afirmar, por ejemplo, que se hallaba amedrentado, pero era cierto, porotraparte,quesuvidasehabíavistoamenazadaendosocasionesenlaIndia,y era creencia arraigada que el diamante jugaba un papel importante en eseasunto.CuandoasuregresoaInglaterrasevioque todoelmundoeludíasupresencia,pensólagentedenuevoqueeldiamanteeraelcausantedetodo.ElmisteriodelavidadelCoronelfueinfiltrándoseensuspropiosmodalesylocolocó almargen de la ley, por así decirlo, entre las gentes de su país. Loshombresleimpedíanlaentradaalosclubes;lasmujeres—muchas,sinduda— con que intentó casarse lo rechazaron; amigos y parientes se tornarondemasiadocortosdevistaparapoderlodistinguirenlacalle.

Otro hombre, en medio de tanta hostilidad, se hubiera esforzado porganarse la buena voluntad de las gentes. Pero elHonorable John no era unhombrequehabríadecederaunqueestuvieseerradoytuvieraqueenfrentaratodoelmundo.AsícomohabíaconservadoeldiamanteenlaIndia,desafiandoabiertamenteaquieneslopodíanacusardeasesinato,seguíaconservándoloenInglaterra, desafiando en la misma forma a la opinión pública. He aquí elretrato de ese hombre, pintado como sobre un lienzo; un carácter que seatrevía a toda cosa y un rostro que, hermoso como era, parecía no obstanteposeídoporeldemonio.

Numerososrumorescirculabanentornoasupersona.Huboquiendijoquesehabíaentregadoalopioyacoleccionarlibrosantiguos;otrosafirmaronquesehallabaconsagradoaextrañosexperimentosquímicos;enciertasocasionesseloviodivertirseyjaranearentrelasgentesmásbajasdelosmásdisolutosbarriosdeLondres.Comoquieraquefuere,llevabaelCoronelunaexistenciasubterránea,viciosaysolitaria.Enunaocasión, tansóloenuna, luegodesuregresoaInglaterra,tuvelaoportunidaddeencontrarmeconélcaraacara.

CercadedosañosantesdelaépocaaquemeestoyrefiriendoyunañoymedioantesdesumuerteaparecióinesperadamenteelCoronelenlafincademi ama en Londres. Fue en la noche del cumpleaños de Miss Raquel, elveintiuno de junio,mientras se realizaba una tertulia en su honor, como era

costumbreenlacasa.Unmensajemefueentregadoporellacayo,atravésdelcual se me anunciaba que un caballero requería mi presencia. Al llegar alvestíbulome encontré allí con el Coronel, viejo, rendido ymiserable y tanperversoysalvajecomonunca.

—Sube en busca de mi hermana —me dijo— y dile que he venido adesearleamisobrinamuchasfelicidadesenestedía.

Másdeunavez,anteriormente,habíatratadodereconciliarseporcartaconsuhermana, conel únicopropósito,muy firmemente convencido,de crearledificultades.Peroésaeralaprimeravezqueaparecíaallíenpersona.Teníayaenlapuntadelalengualanoticiadequemiamasehallabaesanocheenunatertulia, pero su diabólico aspecto me acobardó. Así fue como me dirigíescaleras arriba con sumensaje, dejándolo, según sus deseos, a solas en elvestíbulo.

Loscriadosloobservaban,rígidos,desdelejos,comosisetratasedeunamáquina humana de destrucción cargada de pólvora y municiones paralanzarsesobreellosencualquiermomento.

Mi ama había heredado una pizca —nada más que una pizca— de lairascibilidadproverbialenlafamilia.

—DígalealCoronelHerncastle—merespondióaltransmitirleelmensajede su hermano—queMissVerinder se halla ocupada y que yome niego averlo.

Yo hice lo posible por lograr una réplicamás cortés, conociendo, comoconocía, al Coronel, cuyo carácter no se detenía ante ninguna de esasrestriccionesquesuelencontenerauncaballero.¡Fueinútil!Lacólerafamiliarsedescargósúbitamentesobremipersona.

—Bien sabe usted que cuando necesito su consejo—me dijo el ama—recurro,sinvacilar,aél.Peroahoranoselohepedido.

Bajé,pues,laescalera,portadordeaquelmensaje,tomándomelalibertaddepresentarlobajounaformaqueeracomounanuevaedición,corregidadeacuerdoconmisdeseosyqueconstabadelassiguientespalabras:

—TantoelamacomoMissRaquellamentantenerquecomunicarlequesehallan ocupadas, Coronel, y esperan se las excuse por no poder gozar delhonorderecibirlo.

Yoesperabaquehabríadeestallar,aunanteesafrasetancortés.Pero,consorpresa, advertí que no hizo nada de lo que yo temía. Me alarmé ante elhechodequetomaralacosaconesacalmatanenteramenteendesacuerdoconsu índole. Sus ojos grises, vivaces y relucientes, se posaron en mi rostroduranteuninstante;luegorio,peronohaciaafueracomolasdemáspersonas,

sino hacia adentro, hacia sí mismo, de una manera suave, ahogada yhorriblementeperversa.

—Gracias, Betteredge —me dijo—. No habré de olvidar nunca elcumpleañosdemisobrina.

Dichoesto,girósobresustalonesyabandonólacasa.

Cuando llegó el cumpleaños siguiente nos enteramos de que se hallabaenfermoencama.Seismesesmástarde—oseaunsemestreantesdelaépocaaquemeestoyrefiriendo—arribóalacasaunamisivaqueleeraenviadaalama por un clérigo altamente respetable. A través de la misma se lecomunicaban dos nuevas maravillosas, referentes a la vida familiar. Laprimera anunciaba que el Coronel perdonó a su hermana en su lecho demuerte.Lasegunda,que tambiénhabíaperdonadoa todoelmundoy tenidounfinde lomásedificante.Yosiento,apesarde losobisposydelclero,unverdaderorespetohacia la Iglesia,peromehalloenteramenteconvencido,almismotiempo,dequeeldemoniodebióentrardeinmediato,ysindificultad,en posesión del alma del Honorable John y de que la última acciónabominablecometidaporesehombreaborreciblefue,conperdóndeustedes,llamaraunsacerdote.

Esto es todo lo que dije a Mr. Franklin. Advertí que me había estadoescuchando más y más atentamente, a medida que avanzaba en mi relato.ComprobétambiénquelahistoriaquesereferíaalrechazodelCoroneldelacasadesuhermana,enocasióndelcumpleañosdesusobrina,habíaherido,alparecer,aMr.Franklin,comounabalaquedaenelblanco.Aunquenodijouna sola palabra, pude advertir, por la expresión de su rostro, que se sentíaincómodo.

—Yahasdicho loque tecorrespondíadecirme,Betteredge—observó—.Ahora me corresponde a mí. Sin embargo, antes de darte a conocer losdescubrimientosqueherealizadoenLondresylosdetallesqueexplicancómomevimezcladoenesteasuntodeldiamante,necesitosaberunacosa.Ajuzgarpor tu expresión, mi viejo amigo, pareces no haber captado enteramente laíndole del asunto que buscamos resolver. ¿O es, acaso, engañosa tuapariencia?

—No, señor—dije—. Mi apariencia, en este instante por lo menos, essincera.

—Entalcaso—dijoMr.Franklin—,¿quéteparecesitedoyaconocermiopinión antes de proseguir? Frente a mí veo surgir tres interrogantes,relacionados con el regalo de cumpleaños que el Coronel le envió a MissRaquel.Síguemeconatención,Betteredge,y lleva lacuentade loque te irédiciendo,conlosdedos,silocreesconveniente—dijoMr.Franklin,satisfecho

depoderdaresamuestradelucidezmental,locualmeretrotrajoalosviejosymaravillosos tiempos en que era unmuchacho—. Primer interrogante: ¿Diolugar el diamante del Coronel a una conspiración en la India? Segundointerrogante:¿SiguieronlosconspiradoresaldiamantehastaInglaterra?Tercerinterrogante:¿Tuvoconocimiento,elCoronel,dequeseconspirabaen tornodeldiamanteysepropusodejarleunlegadopeligrosoymolestoasuhermana,a través de la inocente persona de su hija? Hacia eso es hacia donde meconducenmisdeduccionesBetteredge.Teruegoquenoteespantes.

Muyfácileradecirlo,perolociertoesquemehabíaespantado.

De ser verdad lo que decía, he aquí a nuestra pacífica morada inglesaperturbada por un diabólico diamante hindú, que arrastraba tras sí a variostunos inspiradores,arrojadossobrenosotrosparavengarundifunto. ¡Ésaeranuestrasituación,segúnlasúltimaspalabrasdeMr.Franklin!¿Quiénhaoídohalaralgunavezdeunacosasemejante,enplenosiglodiecinueve,enunaerade progreso y en un país que disfruta de las bendiciones de la constituciónbritánica?Nadie,sinduda,lohabráoídojamásynohabrá,porlotanto,quienaceptetalcosa.Proseguiré,sinembargo,conmirelato,apesardeello.

Cuando una alarma repentina, de la índole de la que acababa yo deexperimentar,losinquiete,puedentenerlaseguridaddeque,ennuevedecadadiezocasiones,lamismasehacesentirenelestómago.Yalocurrirtalcosaenesteórgano,nuestraatencióndigaquecomienzaasentirseunomolesto.Yomeagitésilencioso,allí,enlaarena.Mr.Franklin,advirtiendomiluchaconmisperturbaciones mentales o estomacales —lo mismo da, ya que ambassignifican lomismo—,sedetuvoenelpreciso instanteenquesedisponíaaproseguirconsurelato,paradecirmeenformaabrupta:

—¿Quéesloquequieres?

¿Quéesloqueyoquería?Aunquenoselodijeanadieselodiréaustedesconfidencialmente. Deseaba echar una bocanada con mi pipa y echarle unvistazoamiRobinsónCrusoe.

CAPÍTULOVI

Ocultandomis sentimientos, le pedí respetuosamente aMr. Franklin quecontinuara.Yéstereplicó:

—Noteinquietes,Betteredge—yprosiguióconsunarración.

A travésde loquedijoen seguidanuestro jovencaballero,meenterédeque los descubrimientos hechos en torno al diamante del maligno Coronel

había empezado a hacerlos durante una visita efectuada, antes de venir anuestra casa, al abogadode supadre enHampstead.Unapalabra lanzada alazar por Mr. Franklin, mientras se hallaban conversando a solas cierto díadespuésdelacena,diolugaraqueseledijeraquehabíasidoencargadoporsupadreparaefectuarlaentregadeunregalodecumpleañosaMissRaquel.Unacosasefueeslabonandoconlaotra,hastaqueporúltimoterminóelabogadoporrevelarlelaíndoledelregaloyelorigendelvínculoamistosoquellegóaestablecerseentreeldifuntoCoronelyMísterBlake,padre.Loshechosqueacontinuación expondré son de tan insólita naturaleza que dudo de micapacidadparahacerlodebidamente.PrefieroremitirmealosdescubrimientosefectuadosporMr.Franklin,valiéndome,hastadondemeseaposible,desuspropiaspalabras.

—¿Teacuerdas,Betteredge,de laépoca—medijo—enquemipadresehallabaempeñadoendemostrar lasrazonesque leasistíanparaaspiraraeseinfortunadoDucado?Puesbien,poreseentoncesregresómitíoHerncastledelaIndia.Mipadrellegóasaberquesucuñadoposeíaciertosdocumentosquepodíanserledeutilidadmientrasseventilabaelproceso.Fueavisitar,porlotanto, al Coronel, con el pretexto de darle la bienvenida a su regreso aInglaterra.ElCoronelnoerapersonaquesedejaraengañardeesamanera.

—Túnecesitasalgo—ledijo—;delocontrarionohabríascomprometidotureputaciónparaveniramicasa.

Mi padre comprendió que lamejormanera de salir airoso habría de serarrojartodaslascartassobrelamesa:admitiódeentradaqueibaenbuscadeesos papeles.ElCoronel le pidió un día de plazo parameditar la respuesta.Éstallegóbajolaformadelamásextraordinariadelascartas,lacualmefuemostradaporelletrado.ComenzabaexpresandoelCoronelque,hallándoseéla su vez necesitado de algo que poseía mi padre, le proponía un cordialintercambio de servicios. Los azares de la guerra (tales fueron sus propiaspalabras) lohabíanpuestoenposesióndeunodelosmásgrandesdiamantesdelmundoyteníasusrazonesparacreerquetantosupersonacomolapiedrapreciosacorreríanpeligromientraspermanecieranjuntosencualquiermoradao rincón de la tierra. Frente a tan alarmante perspectiva, había resueltoconfiarle en custodia del diamante a otra persona. Esta no tenía nada quetemer.Podríadepositarlagemaenalgúnsitiofueradesucasayespecialmentevigilado,enunbancooenlacajafuertedealgúnjoyero,dondeescostumbreguardar los objetos más valiosos. Su responsabilidad personal en el asuntohabríadeserde índoleenteramentepasiva.Deberíacomprometersearecibirenunafechapreestablecida—yenunlugartambiénpredeterminado—,todoslos años, una esquela delCoronel, donde constara simplemente el hecho dequeaquélseguíaexistiendo.Sitranscurríatalfechasinobtenernoticiassuyas,debíainterpretarseesesilenciocomounaseguraseñaldequeelCoronelhabía

sido asesinado. En tal caso —solamente en ése— deberían abrirse ciertasinstrucciones selladasquehabíansidodepositadas juntoconeldiamante,enlas cuales se indicaba lo quehabría dehacerse con aquél; instruccionesquedebíanserseguidasalpiedelaletra.

De aceptar mi padre tan extraño compromiso, los documentos que lesolicitaraalCoronel sehallaríana sudisposición.Talerael contenidode lamisiva.

—¿Yquéesloquehizosupadre,señor?—lepregunté.

—¿Quéfueloquehizo?—respondióMr.Franklin—.Deinmediatote lodiré.Decidióecharmanodeesavaliosafacultadqueseconoceconelnombrede sentido común para interpretar la carta del Coronel. Todo lo que allí seexpresaba le pareció, simplemente, absurdo. En algún lugar de la India,durante sus correrías por aquel país, debió haber hallado el Coronel algúnmezquino trozo de cristal que su imaginación convirtió en un diamante. Encuanto a su temor de ser asesinado y a las precauciones tomadas parasalvaguardar su vida, nos hallábamos en pleno siglo diecinueve, por lo cualtodo hombre que estuviera en su sano juicio no encontraría otra respuestamejor que poner el asunto en manos de la policía. El Coronel había sidoduranteañosyañosunnotoriofumadordeopio;encuantoamipadre,si laúnicaformadeobtenerlosvaliososdocumentosquesehallabanenpoderdeaquélhabríadeserladetomarporcosaauténticaesadivagacióndeopiómano,sehallabadispuestoacargarconlaridícularesponsabilidadqueseleimponía,tanto más prestamente cuanto que no le depararía incomodidad personalalguna. Tanto el diamante como las instrucciones selladas fueron, pues,depositadosenlacajadecaudalesdeunbanqueroyperiódicamenterecibióyfue abriendonuestro abogado, ennombredemipadre, las cartas en lasquehacíaconstarelCoronelqueseguíasiendounserviviente.Ningunapersonacuerda habría encarado el asunto de otramanera.Nada hay en estemundo,Betteredge, que se aparezca como una cosa probable, si no logramosvincularlaconnuestraengañosaexperiencia,ysólocreemosenlonovelesco,cuandosehallaestampadoenletrasdemolde.

Atravésdesuspalabras,semehizoevidentequeMr.FranklinconsiderabafalsayligeralaopiniónquesupadreseformabadelCoronel.

—¿Cuál es, sinceramente, su opinión sobre este asunto, señor? —lepregunté.

—Déjameantes terminar con lahistoriadelCoronel—dijoMr.Franklin—.Seadvierte,Betteredge,unacuriosaausenciadesistemaenlamentalidadbritánica;tupregunta,miviejoamigo,esunejemplodeello.Mientrasnonoshallamoscontraídosenlalabordeconstruiralgunamaquinaria,constituimos,desdeelpuntodevistamental,elpueblomásdesordenadodelatierra.

«¡Eso se debe —me dije— a su educación extranjera! Sin duda haaprendidoamofarsedenosotrosenFrancia.»

Mr.Franklinretomóelhiloperdido.

—Mi padre—dijo— obtuvo los papeles que buscaba y no volvió a verjamás a su cuñado.Año tras año, en los días preestablecidos, llegó la cartapredeterminada, que fue abierta siempre por el letrado. He podido verlas,formando un montón, redactadas todas en el siguiente estilo, lacónico ycomercial: «Señor, la presente es para comunicarle que sigo existiendo. Notoqueeldiamante.JohnHerncastle.»Esofue todoloquedijoencadacarta,quearribó siempre en la fecha señalada;hastaque,hace seisuochomeses,varióporvezprimeraeltonodelamisiva.Laúltimasehallabaredactadaenlossiguientestérminos:«Señor,aquídicenquemehallomoribundo.Vengaavermeyayúdemearedactareltestamento.»Elabogadocumpliólaordenylohalló en supequeñacasa suburbana rodeadapor las tierrasde supropiedad,dondemorabasolodesdequeretornarade laIndia.Loacompañabanperros,gatosypájaros,peroningúnserhumanosehallabapróximoaél,excepto lapersona que iba allí diariamente para efectuar los trabajos domésticos y elmédico que se encontraba junto al lecho. Su testamento fue la cosa mássimple. El Coronel había disipado casi toda su fortuna en la realización deexperimentos químicos. Su última voluntad se hallaba contenida en trescláusulasquedictódesdeel lechoyenplenaposesióndesus facultades.Laprimera se refería al cuidado y nutrición de sus animales. La segunda, a lacreacióndeunacátedradequímicaexperimentalenunauniversidadnórdica.EnlaterceraexpresabasupropósitodelegarlelaPiedraLunar,comopresentedecumpleaños,asusobrina,siemprequemipadrefueraquiendesempeñaselasfuncionesdealbacea.Mipadreserehusó,enunprincipio,aactuarcomotal.Meditandomástardesobreelloconsintió,sinembargo,enparteporquesele dieron seguridades de que tal actitud no le habría de ocasionar perjuicioalguno y en parte porque el letrado le sugirió que, después de todo, y enbeneficiodeMissRaquel,conveníaprestarlealgunaatenciónaldiamante.

—¿ExplicóelCoronellacausaqueloindujoalegarleeldiamanteaMissRaquel?—inquiríyo.

—No sólo la explicó, sino que la especificó en el testamento—dijoMr.Franklin—.Tengoenmipoderunextractodelmismo,quehabrédemostrarteen seguida. ¡Pero no seas tan desordenado, Betteredge! Cada cosa debe irsurgiendoasudebidotiempo.YahasoídohablardeltestamentodelCoronel;ahora deberás prestar oído a lo que acaeció después de sumuerte. Se hacíanecesario, para llenar los requisitos legales, proceder a la tasación deldiamante antes de efectuar la apertura del testamento. Todos los joyerosconsultados coincidieron en la respuesta, confirmando lo aseveradoanteriormenteporelCoronel,estoes,quesetratabadeunodelosdiamantes

más grandes delmundo. La cuestión de fijarle un precio exacto presentabaalgunas dificultades. Su volumen hacía de él un verdadero fenómeno en elmercadodelosdiamantes;sucolorobligabaasituarlodentrodeunacategoríaquetansóloélintegrabayaestasambiguascaracterísticashabíaqueagregarun defecto, bajo la forma de una grieta situada en el mismo corazón de lagema. Pese a este último inconveniente, la más baja de las valuaciones leatribuíaunvalordeveintemillibras.¡Imaginaelasombrodemipadre!Habíaestado a punto de renunciar a su cargo de albacea, lo cual le hubierasignificadoalafamilialapérdidadetanmagníficapiedra.Elinterésquelogróentoncesdespertarledichoasuntoloimpulsóaabrirlasinstruccionesselladasquehabíansidopuestasendepósito,juntoaldiamante.Elletradomemostróesedocumento,comoasítambiénlosotrospapeles;ellos,enmiopinión,nospueden dar la pista que conduzca al esclarecimiento de los móviles de laconspiraciónqueamenazóenvidaalCoronel.

—¿Entoncescreeusted,señor—ledije—,queexistióesecomplot?

—Faltodel excelente sentido comúndemipadre—replicóMr.Franklin—,opinoquealCoronelse loamenazóenvida, talcualél loafirmaba.Lasinstruccionesselladascreoquesirvenparaexplicarporquémurió,despuésdetodo,tranquilamenteensulecho.Enelsupuestocasodeunamuerteviolenta(osea,quenoarribaralamisivacorrespondiente,enlafechaestablecida),seleordenabaamipadreremitirsecretamentelaPiedraLunaraÁmsterdam.Allídebía depositársela en manos de un famoso diamantista, el cual habría desubdividirlaencuatrooseispiedrasindependientes.LasgemassevenderíanalmásaltovalorposibleyelproductohabríadedestinarsealafundacióndeesacátedradequímicaexperimentalalacualdotabaelCoronelporintermediodesu testamento. Ahora, Betteredge, haz trabajar esa aguda inteligencia queposees y descubrirás entonces el blanco hacia el cual apuntaban lasinstruccionesdelCoronel.

Instantáneamentehiceentrarenactividadamicerebro;perocomonoeraéstemás que un desordenado cerebro inglés, no hizo otra cosa que enredarmás y más el asunto, hasta el momento en queMr. Franklin decidió echarmanodeél,parahacermeverloqueteníaquever.

—Observa—medijoMr.Franklin—quelaintegridaddeldiamantecomogema se ha hecho depender aquí arteramente de la circunstancia de que elCoronel no perezca de muerte violenta. No satisfecho con decirles a losenemigosqueteme:«Podéismatarme,peronoporesooshallaréismáscercadeldiamantedeloqueoshalláisahora,pueslohecolocadofueradevuestroalcance, en la segura caja fuerte de un banco», agrega: «Simematáis… lapiedradejaráparasiempredesereldiamante;suidentidadhabrádesaparecidoentonces.»¿Quéquieredeciresto?

Aestaalturadelrelato,segúnmepareció,brillóenmíunrelámpagodelamaravillosasagacidaddelosextranjeros.

—Yo no puedo decirlo—respondí—. ¡Significa la desvalorización de lapiedra,paraengañarenesaformaalosvillanos!

—¡Nadadeeso!—dijoMr.Franklin—.Meheinformadoaeserespecto.Sisesubdividieraeldiamanteagrietado,elproductoobtenidoenlaventaseríamayorqueelquese lograría si se lovendiese talcual sehallaahora,por lasencillarazóndequeloscuatrooseisbrillantesaobtenersedeélvaldrán,enconjunto,másquelagemaúnicaeimperfecta.Sielobjetodelcomploteraunrobo con fines lucrativos, las instrucciones del Coronel tornaban, entonces,aún más apetecible a la piedra. De pasar ésta a manos de los operarios deÁmsterdam,podríaobtenerseporellamásdinero,contándosealavezconmásfacilidadesparadisponerdelmismoenelmercadodediamantes.

—¡Bendito sea Dios, señor!—estallé—. ¿En qué consistía entonces esecomplot?

—Setratadeunaconspiracióntramadaporloshindúes,quienesfueronlosprimitivos dueños de la gema —dijo Mr. Franklin—, un complot en cuyofondoasomaunaviejasupersticiónindostánica.Esaesmiopinión,confirmadaporunacartafamiliarquetengoaquí,enestemomento.

FueentoncescuandocomprendíporquéMr.Franklinsehabíainteresadotantoentornoalaaparicióndelostresjuglaresindiosennuestracasa.

—Noquieroobligarteapensarcomoyopienso—prosiguióMr.Franklin—.Laideadequevariosescogidosservidoresdeciertaantiguasupersticiónindostánica se han consagrado, frente a todas las dificultades y peligros, arescatar una gema sagrada, la considero ahora yo perfectamente lógica, deacuerdoconloquesérespectoalapacienciadelosorientalesyalinflujodelasreligionesasiáticas.Peroesqueyosoymuyimaginativo;amientenderlarealidadnosehallasólocompuestaporelcarnicero,elpanaderooelcobradordeimpuestos.Coloquemosestaconjeturamíaentornoalaverdad,enellugarque merezca, y prosigamos ahora tomando sólo en cuenta las realidadestangibles, en el asunto que nos ocupa. ¿Sobrevivió el Coronel al complottramadoenprocuradeldiamante?¿Ysabíaéstequehabríadeocurrirtalcosa,cuandodispusolegarlesuregalodecumpleañosasusobrina?

Yoempecéavislumbrarque tantoelamacomoMissRaquelsehallabaninvolucradasenelfondodelasunto.Niunasoladelaspalabrasquesiguieronseperdióparamisoídos.

—Cuando llegué a conocer la historia de la Piedra Lunar —dijo Mr.Franklin—,nosentímuchosdeseosdetrocarmeenelvehículoquelatrajerahastaaquí.Peromiamigoelabogadoquemehizonotarquealguientendría

queponerellegadoenmanosdemiprima,yquemuybienpodíaseryo,quienhicieratalcosa.Luegoderetirarmedelbancoconlagema,semeantojóqueeraseguidoporunharapientoindividuodepieloscura.Alllegaralacasademi padre, en busca de mi equipaje, hallé la carta que me detuvoinesperadamente en Londres. Regresé al banco con la piedra y otra vezmepareció que era seguido por un hombre harapiento. Al retirar esta mañananuevamente la gemadel banco, volví a ver a ese individuo por tercera vez;paradarleelesquinazopartí,antesdequerecobraraaquéllapista,eneltrenmatutino en lugar dehacerlo en el de la tarde.Llegué aquí con el diamantesanoysalvo…¿ycuálessonlasprimerasnoticiasquerecibo?PuesquehanestadoaquítreshindúesvagabundosyquemiarribodeLondresyalgunacosaque creen que poseo constituyen para ellos dos motivos de preocupación,cuando piensan que nadie los ve. No quiero perder tiempo ni malgastarpalabras, refiriéndome a la tinta volcada en lamano delmuchacho ni a laspalabrasqueleordenaronquevieseaunhombreremotoydescubrieraciertoobjetoensubolsillo.Enmiopiniónsetratadeunardid(delaíndoledeesosque tan amenudo he tenido ocasión de presenciar en la India), y lomismohabrá de ser, sin duda, para ti. El problema por resolver en este momentoconsisteenaclararsiesqueleestoyatribuyendounafalsatrascendenciaaunmero azaro si realmente sepusieron loshindúes sobre lapistade laPiedraLunar,apartirdelprecisomomentoenqueéstafueretiradadelacajafuertedelbanco.

Ningunode losdosparecíasentirelmenoragradoporesteaspectode lainvestigación. Luego demirarnos a la cara, dirigimos nuestra vista hacia lamareaqueavanzabamásymás,lentamente,sobrelasArenasTemblonas.

—¿Enquéestáspensando?—medijosúbitamenteMr.Franklin.

—Pensaba, señor —respondí—, que de muy buena gana arrojaría eldiamanteenlasarenasmovedizas,paraacabarenesaformaconesteasunto.

—Sitienesenelbolsilloeldineroequivalenteasuvalor—respondióMr.Franklin—,dímelo,Betteredge,yallíloarrojaré.

Esenverdadcuriosocomprobarcómo,siemprequenuestramentesehallaconvulsionada, lamás levechanzaprovocaenellaunaenormesensacióndealivio.EneseinstantehallamosambosungranmotivodediversiónenlaideadearrojarallíellegadodeMissRaquelyenimaginaraMr.Blakeafrontando,en su carácter de albacea, una situación extraordinariamente dificultosa…aunque lo que había en ello de divertido es algo que ahora no perciboabsolutamente.

Mr. Franklin fue el primero en hacer que la conversación retornara a sucaucenatural.Extrayendounsobredesubolsillometendióelpapelquesacódesuinterior.

—Betteredge—medijo—.Enconsideraciónamitía,tenemosqueaclararcuálesfueronlosmotivosqueimpulsaronalCoroneladejarleeselegadoasusobrina.RecuerdacómotratóLadyVerinderasuhermano,desdeelmomentoenqueretornóaInglaterrahastaelinstanteenqueaquéltedijoquenohabríadeolvidarsenuncadelcumpleañosdesusobrina.Yleeestoahora.

MealargóentoncesunextractodeltestamentodelCoronel.Lotengoantemisojosmientrasescriboestaslíneasylotranscribiréenseguidaenbeneficiodellector:

«Terceroyúltimo:legoyotorgoamisobrinaRaquelVerinder,únicahijade mi hermana, Julia Verinder, viuda, el diamante amarillo hindú, de mipropiedad,conocidoenOrientebajoelnombredelaPiedraLunar…,siemprequesumadre,lasusodichaJuliaVerinder,sehalleconvidaenesemomento.Y dispongo que mi albacea le haga entrega, en tal caso, del diamante,personalmenteoporintermediodeunapersonadignadeconfianzayescogidapor él, amiyanombrada sobrinaRaquel, el díade suprimer cumpleañosapartirdemimuerteyenpresenciademihermana,lasusodichaJuliaVerinder.Otrosí:deseoque,deacuerdoconloestablecidomásarriba,seleinformeamihermana, por intermedio de una copia fiel de ésta, sobre la tercera y últimacláusulademitestamento:quelegoeldiamanteasuhijaRaquel,enseñaldeamplioperdónporelagravioqueparami reputaciónsignificósumaneradeconducirse conmigo durantemi existencia y sobre todo en señal de perdón,comocorrespondequehagaunmoribundo,porel insultodequesemehizoobjeto,enmicarácterdemilitarycaballero,cuandosucriado,cumpliendosusórdenes,mecerrólapuertaenlacara,enocasióndecelebrarseelcumpleañosdesuhija.»

Seguíanmáslíneas,atravésdelascualessedisponíaque,encasodehabermuertoyamiamaoMissRaquel,enelinstantedelfallecimientodeltestador,debíaenviarseeldiamanteaHolanda,deacuerdocon loespecificadoen lasinstrucciones selladas que se hallaban junto al diamante. El producto de laventa debería sumarse, en tal caso, a la cifra destinada, por el mismotestamento, a la creación de una cátedra de química en una universidad delNorte.

Le devolví el papel a Mr. Franklin, extraordinariamente inquieto y sinsaberquédecirle.Hastaesemomentomiopiniónhabíasido,comoyasabenustedes,queelCoronelseguíasiendo tanmaloenelmomentodesumuertecomolofueradurantesuexistencia.Nodiréquelacopiadesutestamentomehizocambiardeparecer;sóloafirmoquemehizovacilar.

—Y bien —dijo Mr. Franklin—, ahora que has leído las palabras delCoronel,¿quétienesquedecirme?AltraerlaPiedraLunaralacasademitía,¿estoy obrando como un ciego instrumento de su venganza o bien soy el

agentereivindicadordelamemoriadeuncristianopenitente?

—Cuesta creer, señor —respondí—, que haya muerto albergando tanhorrible venganza en su corazón y tan horrendamentira en los labios. SóloDiosconocelaverdad.Nomehagaamíunapreguntadeesaespecie.

Mr.Franklindoblabayretorcíaconsusdedos,sentadoallíenlaarena,elextractodeltestamento,comosiesperaraarrancarledeesamaneralaverdad.Suactitudsufrióuncambiomuynotableeneseinstante.Vivazychispeante,comohabíasidohastaentonces,setrocóahora,delamaneramásinexplicable,enunjovenlento,solemneyreflexivo.

—El problema tiene dos facetas—dijo—.Unaobjetiva y otra subjetiva.¿Cuáldelasdoshabremosdetomarencuenta?

Mr.Franklinteníaunaculturaalemanayotrafrancesa.Unadeellas,enmiopinión, lo había estado dominando, sin dificultad, hasta ese momento. Yahora, hasta donde alcanzaba mi intuición, descubría que la otra venía areemplazarla.Unadelasnormasquerigenmividaesladenotenerjamásencuenta lo que no comprendo. Opté, pues, por situarme a mitad de camino,entreloobjetivoylosubjetivo.Hablandoenlenguavulgar,clavémisojosensurostrosindecirpalabra.

—Vayamosalfondodelacuestión—dijoMr.Franklin—.¿PorquéledejómitíoeldiamanteaRaquel,enlugardelegárseloamitía?

—Nocreoque sea tandifícil la respuesta, señor—ledije—.ElCoronelHerncastleconocíalosuficienteamiamacomoparapreverqueéstahabríadenegarseaaceptarcualquierlegadoqueprovinieradeél.

—¿CómosabíaqueRaquelnohabríadenegarsearecibirlo?

—¿Conoce usted, señor, alguna joven que fuera capaz de resistir latentacióndeaceptarunpresentedecumpleañoscomparablealaPiedraLunar?

—Ésaes la fazsubjetivadelasunto—dijoMr.Franklin—.Muchohablaentufavor,Betteredge,elhechodequeseascapazdeenfocarelasuntodesdeel punto de vista subjetivo. Pero hay, en torno al legado del Coronel, otromisterio que no hemos aclarado aún. ¿Cómo explicar los motivos que loindujeronaestablecerquesólohabríadeentregárseleaRaquelsupresentedecumpleaños,siemprequesehallarasumadreconvida?

—Nodeseocalumniaraundifunto,señor—respondí—.Perosienverdadsepropusoéldejarleasuhermanaunlegadopeligrosoymolesto,atravésdesuhija,forzosamentedebiócondicionarsuentregaalacircunstanciadequesuhermanasehallaraviva,parapoderhumillarla.

—¡Oh! De manera que ésa es tu opinión, ¿no es así? ¡Nuevamente lafacetasubjetiva!¿HasestadoalgunavezenAlemania,Betteredge?

—No,señor.¿Cuálessuopiniónpersonal,porfavor?

—Se me ocurre —dijo Mr. Franklin— que el Coronel debió habersepropuestonobeneficiarasusobrina,aquienjamáshabíavisto,sinomásbienprobarle a suhermanaque laperdonabaalmorir, demostrándole tal cosaenforma convincente, esto es,mediante un regalo hecho a su hija. Existe unaexplicacióntotalmentediferentedelatuya,Betteredge,quesurgesiseencaraelproblemadesdeunpuntodevistaobjetivo-subjetivo.Hastadondealcanzamientendimiento,unainterpretaciónestanvalederacomolaotra.

Después de plantear el problema en esos términos tan agradables yconsoladores,parecióMr.Franklinhaberseconvencidoasímismodequeyahabía cumplido su parte en el asunto. Tendido a lo largo con la espaldaapoyadaenlaarena,mepreguntóquéesloquecorrespondíahacerahora.

Luego de haber asistido a la exhibición que hizo de su gran destreza ylucidezmental(antesdequecomenzaraahablarenjerigonzaextranjera),ydehaberle visto dirigir el curso de la conversación, me tomó ahoracompletamentedesprevenidoesesúbitocambioquelotransformabaenunserdesvalido que lo esperaba todo de mí. No fue sino más tarde cuandocomprendí—conlaayudadeMissRaquel,laprimeraqueadvirtiótalcosa—que esos extraordinarios cambios y transformaciones del carácter de Mr.Franklinteníansuorigenensueducaciónforánea.Alaedadenqueelhombresehallaenmejorescondicionesdeadquirirsupropiomatizvital,medianteelreflejo que su persona recibe del matiz vital de los demás, había sido élenviadoalextranjeroyviajadodeunanaciónaotra,sindartiempoaqueelcolor particular de ninguna de ellas impregnase firmemente su ser. Comoconsecuencia de ello retornaba ahora exhibiendo tanmúltiples facetas, unasmás, otras menos definidas y en mayor o menor desacuerdo entre sí, queparecíapasarselavidaenunestadodeperpetuadiscrepanciaconsigomismo.Podía ser, a la vez, industrioso y abúlico; nebuloso y lúcido; ya mostrarsecomounmodelodehombreenérgico,yamostrarsecomoun ser imponente,todoelloalunísono.Teníaunyo francés,otrogermanoyunyo italiano; sufondo inglés emergía de tanto en tanto a través de ellos y parecía dar aentender lo siguiente: «Aquí me tienen lamentablemente cambiado, comopodránadvertirlo,peroaúnsiguehabiendoenelfondodesuser,unapartículadel mío.» Miss Raquel acostumbraba decir que era su yo italiano el queemergíacuando,cediendoinesperadamente,lepedíaaunodemanerasuaveyencantadoraqueecharasobresushombroslacargaderesponsabilidadesqueaéllecorrespondía.Noestaríanustedesdesacertados,creo,siafirmaranqueerasuyoitalianoelqueaflorabaahoraensupersona.

—¿Noesacasoasuntosuyo,señor—lepregunté—,eldecidircuálhabrádeserelpróximopasoquehadedarse?¡Sindudanomecorrespondeamítalcosa!

Mr.Franklinparecióserincapazdepercibirlafuerzaqueemanabademipregunta…Se hallaba en esemomento en una posición que le impedía verotracosaquenofueraelcielo.

—No quiero alarmar ami tía sinmotivo—dijo—. Pero tampoco deseoabandonarla sin haberle hecho antes una prevención, que puede serle dealgunautilidad.Enunapalabra,Betteredge,¿quéesloqueharíastúdehallarteenmilugar?

—Aguardaría.

—Demilamores—repusoMr.Franklin—.¿Cuántotiempo?

Deinmediatopaséaexplicarme.

—En mi opinión, señor —le respondí—, alguien tendrá que poner eseenfadoso diamante en las propias manos de Miss Raquel el día de sucumpleaños,locualpuedemuybienserhechoporusted,tantocomoporotrocualquiera.Ahorabien.Hoyesveinticincodemayoydichocumpleañosseráelveintiunodejunio.Tenemoscasicuatrosemanaspordelante.Dejemoslascosascomoestányesperemosparaverloqueocurreeneselapso;encuantoalhechodeponeronosobreavisoamiama,haremosloquenosdictenlascircunstancias.

—¡Perfecto,Betteredge,enloqueaesoserefiere!—dijoMr.Franklin—.Pero¿quéharemosconeldiamantemientrastanto?

—¡Lomismoquehizosupadre,señor,sinlugaradudas!—lerespondí—.SupadrelodepositóenlacajafuertedeunbancodeLondres.Puesbien,ustedahoradeposíteloenlacajafuertedelbancodeFrizinghall.(Frizinghalleralamáspróximaciudadde la región,y subanco, tan segurocomoelBancodeInglaterra.)Dehallarmeyoensulugar—añadí—melanzaríainmediatamenteacaballohaciaFrizinghall,antesdelregresodelasseñoras.

La perspectiva de poder hacer algo —y, lo que es más interesante, derealizar la faena a caballo— hizo queMr. Franklin se lanzara hacia lo altocomo tocadoporun rayo.Poniéndosedepie inmediatamente, tiródemí sinceremonia,paraobligarmeahacerlomismo.

—¡Betteredge, vales en oro lo que pesas! —dijo—. ¡Ven conmigo yensíllameenseguidaelmejorcaballoquehayaenlosestablos!

¡Heaquí(¡Dioslobendiga!)sufondoinglésoriginalaflorando,porfin,através de su barniz exótico! ¡He aquí al señorito Franklin, tan añorado,exhibiendo otra vez sus bellasmaneras de antaño ante la perspectiva de unviaje a caballo y trayendo a mi memoria los viejos y buenos tiempos!¡Acababadeordenarmequeleensillarauncaballo!¡Debuenaganalehubieraensilladounadocena,siesquehubierapodidoélcabalgaralavezsobretodos

ellos!

Emprendimos, presurosos, el regreso hacia la casa; en un momentoensillamoselmásvelozdeloscaballosdelestabloyMr.Franklinechóaandarruidosamente,conelfindeguardarunavezmáseldiamantemalditoenlacajafuertedeunbanco.Cuandodejédeoírelfragorproducidoporloscascosdelcaballode regresoenelpatiomeencontréotravezasolasconmigomismo,estuveapuntodepensarqueacababadedespertardeunsueño.

CAPÍTULOVII

Me hallaba aún en esa situación embarazosa y deseando ardientementeencontrarme por un instante a solas para poner en ordenmis pensamientos,cuandomecrucéenelcaminoconmihijaPenélope(exactamentedelamismamaneraqueacostumbrabacruzarsesudifuntamadreconmigoenlaescalera)einstantáneamente me emplazó a que la pusiera al tanto de todo lo quehabíamoshabladoMr.Franklinyyo.En talcircunstancianocabíaotracosaque echar mano del matacandelas para apagar al punto su curiosidad. Enconsecuencialedijeque,luegodehaberestadocomentandoconMr.Franklinla política extranjera, y al no tener ya más nada que decir, nos quedamosdormidosbajoloscálidosrayosdelsol.Ensayenestarespuestacadavezquesuhijoosuesposalosmolestenconalgunapreguntaembarazosa,encualquierinstante igualmentedifícil,y tengan laplena seguridaddeque siguiendo losdictadosdesudulcenaturaleza,loshabrándebesar,difiriendolacosaparalapróximaoportunidadqueselesofrezca.

Latardesiguiósucursoy,asudebidotiempo,regresaronelamayMissRaquel.

Demásestádecirqueseasombraronenformaextraordinaria,alenterarsedequeMr.Franklinhabíallegadoyaypartido,denuevo,acaballo.Demásestá también añadir que ellas me hicieron seguidamente varias preguntasembarazosasyquelodela«políticaexterior»ylodel«sueñoalsol»nosurtióefectoalguno,estasegundavez,enelcasodeellas.LuegodehaberagotadotodamiinventivalesdijequealarribodeMr.Franklineneltrendelamañanahabíaqueclasificarlocomounodesustantoscaprichos.Interrogadorespectoa si su viaje a caballo debía ser considerado, también, como un capricho,respondí:

—Sí,también.

De esta manera eludía, en mi opinión muy hábilmente, la cuestiónplanteada.

Después de haber sorteado el obstáculo constituido por las señoras, mehalléaúnfrenteanuevasdificultadesalretornaramicuarto.AllífuivisitadoporPenélope,lacual—siguiendolosdictadosdesudulcenaturalezademujer— me besó, volviendo a diferir la cosa para próxima ocasión, y—con lacuriosidad,tambiénnaturaldelasmujeres—mehizootrapregunta.Sólomepedía ahora que le dijera qué es lo que ocurría con nuestra segunda criada,RosannaSpearman.

LuegodedejarnosaMr.FranklinyamíenlasArenasTemblonas,pareceque aquélla había regresado a la casa en un estado de indecible agitación.Exhibiósucesivamente(decreerlaaPenélope)todosloscoloresdelarcoiris.

Se habíamostrado alegre sin ningúnmotivo y triste, también, sin causaalguna. Conteniendo el aliento le había hecho a Penélopemil preguntas entornoaMr.FranklinBlakeyjadeandodecólerasehabíaopuestoaellacuandodio a entender Penélope que era imposible que un caballero desconocidosintiera interés alguno hacia ella. Se la había sorprendido, ya sonriendo, yagarabateando el nombre de Mr. Franklin en su costurero. Se la observó,también, llorandofrentealespejoycontemplandoenélsuhombrodeforme.¿SeconocíanacasoMr.Franklinyelladesdeantes?¡Imposible!¿Habíaoídoalgunavezelunodelotro?YoexpreséqueelasombrodeMr.Franklin,alvercómoleclavabalamuchachalamirada,habíasidoauténtico.Penélope,porsuparte, podía asegurarme que la curiosidad de Rosanna cuando le hizo laspreguntas en torno a Mr. Franklin, había sido también genuina. Laconversaciónseibatornando,poresecamino,extremadamentefatigosa,hastaque mi hija decidió poner súbitamente término a la misma, mediante unasospechaquesonóenmisoídoscomolafrasemásmonstruosaescuchadapormíhastaentonces.

—¡Padre!—dijoPenélopemuyseriamente—,estosólosepuedeexplicardeunamanera. ¡Rosanna sehaenamoradodeMr.FranklinBlakeaprimeravista!

Sindudahabránoídohablar dehermosasmuchachasque se enamoran aprimeravistay leshaparecidoésa lacosamásnaturaldelmundo.Peroqueuna sirvienta sacada de un reformatorio, con un rostro vulgar y un hombrodeforme,seenamoreaprimeravistadeuncaballeroquevieneavisitarasuama, me parece, por lo absurdo, algo que puede parangonarse con la másabsurdafábulaquehayapodidourdirseenelsenodelaCristiandad,siesquehayalgunaparaestablecerlacomparación.

Me reí hasta que las lágrimas rodaron por mis mejillas. Penélope seresintió,enunaformauntantoextraña,poresaalegría.

—Nunca fuiste tan cruel anteriormente —me dijo, y me abandonó ensilencio.

Suspalabrascayeronsobremícomounchorrodeaguafría.Mereprochéamí mismo el haberme sentido incómodo cuando ella pronunció talespalabras… pero eso es lo que había ocurrido. Cambiaremos de tema, si lesplace. Lamento haber divagado y escrito lo que acabo de escribir, pero hetenidomis razones para hacerlo, como ustedes han de comprobarlo cuandohayamosavanzadountrechomásalláennuestrorelato.

Llególanocheyseoyósonarlacampanillaqueindicabaqueerayahorade acicalarse para la cena, pero Mr. Franklin no había aún regresado deFrizinghall. Yo mismo le subí el agua caliente a su habitación, con laesperanza de oír, luego de tanta demora, alguna novedad relativa al asunto.Peroantemigrandisgusto(ysindudaeldeustedes),nadaimportanteocurrió.No había encontrado a los hindúes ni a la ida ni a la vuelta. Después deentregarenelbancolaPiedraLunar—explicandotansóloallíquesetratabade una gema valiosa—, recibió en cambio un recibo que aseguraba sucustodia,elcualintrodujoensubolsillo.

Bajélaescaleraconlasensacióndequeeraéseunepílogomásbienpobre,luegodelagranexcitaciónqueprovocaraenmíeldiamanteesamañana.

En lo que concierne al curso que siguió la entrevista sostenida porMr.Franklinconsutíaymiprima,carezcodetodoslosdetalles.

Hubiera dado no sé qué por servir a lamesa ese día. Pero ocupando elpuesto que desempeñaba en la casa, dicha faena (como no fuera en losfestivalesfamiliares)hubieraidoendesmedrodemidignidad,antelosojosdelos otros criados… algo que mi ama consideraba que yo estaba siempredemasiado inclinado a hacer por mí mismo, sin necesidad de que ella meinstigaraporsuparteahacerlo.Lasnuevasquellegaronhastamíesanoche,desdelasaltasregionesdelacasa,mefuerontraídasporPenélopeyellacayo.AquéllamedijoquenuncasepreocupóMissRaquel tantoporsupeinadoyquejamáslaviotanhermosayluciendounaspectotanlozanocomocuandodescendiólaescaleraparairalencuentrodeMr.FranklinBlakeenlasala.EllacayomanifestóqueelconducirsedemanerarespetuosaantesussuperioresyelatenderaMr.Franklindurantelacomidaconstituyerondosdelascosasmásdifícilesdeconciliarquejamásdebióafrontarensuvidadecriado.Avanzadalanoche,selosoyócantaryejecutarduetos,enmediodeloscualessurgíalavoz aguda y alta deMr. Franklin y por encima de ella el registro aúnmásagudoyaltodeMissRaquel,mientrasmiamalosseguíaenelpiano,comoenuna carrera a través de zanjas y vallas, y sentimos la alegría de saberlos asalvo,delamaneramásmaravillosayagradabledeoíratravésdelasventanasqueseabríanenlanoche,sobrelaterraza.PosteriormentemedirigíhaciaMr.Franklin,queseencontrabaenel salónde fumar,con lasodayelbrandy,ypuedeadvertirentoncesqueMissRaquellehabíahechoolvidarenteramenteeldiamante.

«¡Es la muchacha más hermosa que he visto desde mi regreso aInglaterra!», fue todo lo que logré sacarle, luego de haberme esforzado porllevarlaconversaciónhaciaunplanomásserio.

Alllegarlamedianocheefectuémirondahabitualporlacasa,acompañadoporelsegundodomésticoSamuel,el lacayo,conelfindecerrar laspuertas.Unavezquelashubecerradotodas,exceptolaquesehallahaciauncostadoyque da sobre la terraza, envié a dormir a Samuel y salí para aspirar unabocanadadeairefresco,antesdeirme,amivez,alacama.

Eraunanocheserenayprofundaylalunabrillabaentodosuapogeo.Tanhondo era el silencio allí fuera, que de tiempo en tiempo podía oírse, muytenueysuavemente, lacaídadelaguadelmar, lacual, luegode recorrer lasondulacionesdelacosta,descendíahastaelbancodearenasituadoenlabocadenuestrapequeñabahía.Dadalaubicacióndelafinca,laterrazaeraellugarmás oscuro de la misma en ese momento, pero la enorme luna bañabaampliamenteelsenderodegravaquecorríadesdeelotroextremodelacasahasta la terraza.Mirando hacia el camino, luego de haberlo hecho hacia loalto,dieronmisojosconunasombrahumana,proyectadaporlaluzdelalunadesdedetrásdelaesquinadelacasa.

Viejoyastutocomosoy,meabstuvedellamaranadie;peroviejoypesadoa lavez,pordesgraciamedelataronmispasossobre losguijarros.Antesdeque pudiera escurrirme de sopetón en torno a la esquina del edificio, comohabíasidomiintención,pudeoírcomounospiesmásvelocesquelosmíos—másdeunpar,mepareció—,seretirabandeallípresurosos.Alllegaraaquelsitio,losintrusos,quienesquieraqueelloshubieransido,habíanalcanzadoyalos arbustos que se encuentran hacia el costado derecho del camino y sehabíanocultadoentrelosfrondososárbolesyarbustosqueseyerguenendicholugar. Desde la arboleda podían escapar fácilmente, luego de trasponer lacerca,haciaelcaminoexterior.Dehabertenidocuarentaañosmenos,hubiesepodido,quizá,darlescazaantesdequehicieranabandonodelafinca,peronosiendoéseelcaso,decidímarcharenbuscadeotraspiernasmáságilesquelasmías.Enelmayorsilencio—nosarmamos,Samuelyyo,condosescopetas,ydando un rodeo en torno de la casa, nos dirigimos luego en dirección a losarbustos. Después de asegurarnos de que no había un solo ser humanoacechando en nuestras tierras, retornamos a la casa. Al pasar ahora por lasenda en la cual había visto yo la sombra, descubrí un pequeño objeto quebrillabasobrelalímpidagrava,alaluzdelaluna.Allevantarlocomprobéquesetratabadeunapequeñabotellaqueconteníaunlíquidoespesodeagradablefraganciaynegrocomolatinta.

NadaledijeaSamuel.PeroalrecordarlaspalabrasdePenéloperelativasalosescamoteadoresyal líquidoque fueravertidoen lamanodelmuchacho,barruntéqueacababadeahuyentara los treshindúes,dedicadosesanochea

acecharalasgentesdelacasaydarconelparaderodeldiamante,deacuerdoconsustácticaspaganas.

CAPÍTULOVIII

Sehaceahoraindispensableefectuarunbrevealtoenelcamino.

Al recurrir a mis propios recuerdos—contando con la colaboración dePenélope que ha consultado su diario—, descubro que podemos muy bienavanzar rápidamente a través del lapso que media entre el arribo de Mr.Franklin y el día del cumpleaños de Miss Raquel. Casi todo ese intervalotranscurriósinqueacaeciesehechoalgunodignodemención.Conelpermisodel lector y la ayuda de Penélope, daré sólo a conocer aquí ciertas fechas,reservándome el derecho de narrar la historia día por día nuevamente, tanpronto lleguemosalperíodoenqueelasuntode laPiedraLunarse trocóenunacuestiónfundamentalparatodosloshabitantesdelacasa.

Dicho lo cual, continuaremos con nuestro relato, comenzando,naturalmente, a referirnos a la botella que contenía esa tinta de agradablefraganciaqueencontrésobrelagravaaquellanoche.

Alamañanasiguiente(eldíaveintiséis)exhibíanteMr.Franklinesapiezadeengaño,narrándoleloqueyaleshecontadoaustedes.Ensuopinión, loshindúesno sólohabían estado acechando enprocuradel diamante, sinoquehabíansidolosuficientementeestúpidoscomoparatomarenseriosupropiamagia,lacualhabíaconsistidoenlossignosquehicieransobrelacabezadelmuchacho y en el acto de volcar tinta en la palma de su mano, con laesperanza de poder percibir de esa manera las personas y cosas que sehallabanfueradelalcancedesusojos.Mr.FranklinmeinformóquetantoennuestropaíscomoenOrientehaypersonasquepracticanesastretas(aunquesinhacerusodelatinta)yqueledanalasmismasunadenominaciónfrancesaquesignificaalgoasícomopenetraciónvisual.

—Puedo asegurarte—dijo Mr. Franklin— que los hindúes no tenían lamenordudarespectoaquehabríamosdeesconderaquíeldiamante.Ytrajeronalmuchachovidenteconelpropósitodequelesindicaraelcamino,encasodequelograranintroducirseenlacasalavísperaporlanoche.

—¿Creeustedquelointentarándenuevo,señor?—lepregunté.

—Esodepende—dijoMr.Franklin—deloqueelmuchachosearealmentecapazdehacer.SilograpercibireldiamanteatravésdelasparedesdelacajadehierrodelbancodeFrizinghall,novolveremosasufrirnuevasvisitasdeloshindúes,porelmomento.Sinoloconsiguecontaremosconotraoportunidad

paraecharleselguanteenlosarbustos,cualquieradeestasnoches.

Yoaguardé,esperanzado,esaoportunidad,peroporextrañoqueparezca,éstanuncaseprodujo.

YaseaporquelosjugadoresdemanosseenteraronenlaciudaddequeMr.Franklinhabíaestadoenelbanco,extrayendode talevento lasconclusionespertinentes, o porque hubiera en verdad el muchacho logrado percibir eldiamante en el lugar en que éste se hallaba depositado (lo cual yo, pormiparte,nocreíaenabsoluto),opormeroazar,despuésdetodo,lociertoesque,yésaeralaúnicaverdad,nosevionilasombradeunhindú,siquiera,enlasinmediaciones de la finca, durante las semanas transcurridas desde eseentonceshastalafechadelcumpleañosdeMissRaquel.Losescamoteadoresprosiguierondesarrollandosusjuegosdemanosenlaciudadysusalrededoresy tantoMr.Franklincomoyo,decidimosmantenernosa laesperade loquepudiera ocurrir, dispuestos a no llamar la atención de los truhanes con unadesconfianza demasiado prematura. Luego de haberme referido al dobleaspecto ofrecido por este asunto, nada tengo ya que decir en torno a loshindúesporelmomento.

Haciaeldíaveintinuevedeesemismomes,MissRaquelyMr.Franklindescubrieronunanuevamaneradeemplearjuntoseltiempo,quedeotromodohubiese pendido pesadamente sobre sus vidas. Hay varias razones quejustifican el hecho de registrar aquí la índole de la ocupación en que seentretuvieronambos.El lector tendráocasióndecomprobarquelamismasehallavinculadaaalgoquesemencionarámásadelante.

Engeneral,lasgentesdeabolengoencuentranantesíunarocamolesta…,larocadelapereza.Pasándoselavida,comoselapasan,curioseandoentornoconelpropósitodehallaralgunacosaenqueemplearsusenergías,extrañoescomprobar cómo—sobre todo cuando sus inclinaciones sonde la índole deésasquesehandadoenllamarintelectuales—seentreganfrecuentemente,aciegasyalazar,aalgunamiserableocupación.Decadadiezpersonasen talsituación nueve se dedican a atormentar a un semejante o a estropear algo,creyendo todo el tiempo, firmemente, que están enriqueciendo su mente,cuandolociertoesquenohanhechomásquetraereldesordenalacasa.Hevistoaalgunas(damastambién,lamentotenerquedecirlo)salirtodoslosdías,por ejemplo, con una caja de píldoras vacía con el fin de cazar lagartijasacuáticas, escarabajos, arañas y ranas y regresar luego a sus casas, paraatravesar con alfiles a esos pobres seres indefensos o cortarlos sin elmenorremordimiento en pequeños trozos. Así es como tiene uno ocasión desorprenderasujovenamooamaescrutando,atravésdeunvidriodeaumento,laspartesinterioresdeunaarañaodevercómounaranadecapitadadesciendelaescalera,ysiinquiereunoelmotivodetansórdidaycruelocupación,selerespondequelamismadenotaenel jovenolamuchachasuvocaciónporla

historianatural.Tambiénsuelevérselosentregadosdurantehorasymáshorasa la tarea de estropear alguna hermosa flor con instrumentos cortantes,impelidosporelestúpidoafándecuriosearysaberdequépartessecomponeuna flor. ¿Se tornará más bello su olor o más dulce su fragancia cuandologremossaberlo?Pero,¡vaya!, lospobresdiablostienenqueemplear,comoustedescomprenderán,dealgunamanerael tiempo…,haceralgoconél.Deniños,acostumbramosachapotearenel fangomáshorribleconelobjetodefabricarpastelesdelodo,ydegrandesnosdedicamosachapaleardemanerahorrible en la ciencia, disecando arañas y estropeando flores. Tanto en unocomo en otro caso, el secreto reside en la circunstancia de no tener nuestrapobrecabezahuecaenquépensarynadaquehacerconnuestraspobresmanosociosas.Y así es como terminamospor deteriorar algún lienzo connuestrospincelesllenandodeoloreslacasa,ointroducimosunrenacuajoenunavasijadevidrio llenadeaguafangosa,provocandonáuseasen todos losestómagosde lacasa,odesmenuzamosunapiedraaquíoallá,atiborrandodearena lasvituallas; o bien nos ensuciamos lasmanos en nuestras faenas fotográficas,mientrasadministramosimplacablejusticiasobretodoslosrostrosdelacasa.Es difícil que todo esto sea emprendido por quienes realmente se venobligados a trabajar para adquirir las ropas que los cubren, el techo que losamparayelalimentoquelespermiteseguirandando.Perocomparenlosmásduros trabajosquehayan tenidoqueejecutar,con laociosa labordequienesdesgarran flores o hurgan en el estómago de las arañas, y agradezcan a suestrellalascircunstanciasdequetengannecesidaddepensarenalgoyquesusmanosseveantambiénenlanecesidaddeconstruiralgunacosa.

EnloqueconcierneaMr.FranklinyMissRaquel,ningunodelosdos,meesgratopoderanunciarlo,torturóacosaalguna.Selimitaron,simplemente,atrastornarelordende lacasa,concretándose todoeldañocausadoporellos,parahacerlesjusticia,aladecoracióndeunapuerta.

El genio enciclopédico deMr. Franklin, que había incursionado en todacosa, lo hizo también en el campo de la que él denominaba «pinturadecorativa». Se proclamaba a símismo inventor de una nueva composicióndestinada a humedecer los colores, a la cual daba el nombre genérico de«excipiente». Ignoro cuáles eran sus ingredientes.Pero sí puedo informarlesrespectoasusconsecuencias:lacosahedía.MissRaquelquisoensayaratodacosta, con sus propiasmanos, el nuevo procedimiento yMr. Franklin envióentonces a buscar a Londres los componentes, mezclándolos luego yañadiéndolesunperfumequehacíaestornudaralosmismosperros,cadavezquepenetrabanenelcuarto;despuéslecolocóaMissRaquelundelantalyunbaberosobrelasropasylainicióenlatareadedecorarsupequeñaestancia,llamada, debido a la carencia de una palabra inglesa apropiada, su boudoir.Comenzaronconlaparteinteriordelapuerta.Mr.Franklinlaraspóconunapiedrapómezhastahacerdesaparecercompletamenteelhermosobarnizquela

recubría, convirtiéndola, según sus palabras, en una superficie lista paratrabajarsobreella.MissRaquellacubrióentonces,bajosuasesoríaysuayudamanual,dedibujos:grifos,pájaros,flores,cupidosyotrasfigurasporelestilo,todasellascopiadasdelosbocetoscreadosporunfamosopintoritalianocuyonombrenorecuerdo,elmismo,creo,queinundóelmundodeMadonasytuvounaamanteenunapanadería.Eraéseuntrabajosuciodelentaejecución,peronuestra jovendamaynuestrojovencaballeroparecíannohastiarsenuncadeél.Cuandonocabalgabanoibandevisitaaalgúnsitioosehallabanalamesacomiendoocantandoconagudo registro suscanciones,allí eradondepodíavérselosconlascabezasjuntas,laboriososcomoabejas,estropeandolapuerta.¿QuépoetafueelquedijoqueSatánhallasiemprelaformadebrindarlealosociososalgunaempresadañinaqueejecutarconsusmanos?DehaberocupadoélmilugarenlafamiliayvistoaMissRaquelconpincelyaMr.Franklinconelexcipiente,nohabríaescritosindudanadamásciertorespectoaellosqueloqueacabodemencionar.

Lapróximafechadignaderecordarsefueeldomingocuatrodejunio.

Esedía,hallándonosenlasdependenciasdelaservidumbre,sedesarrollóun debate en torno a algo que, como la decoración de la puerta, ejerció suinfluenciasobreunhechoqueestáaúnporrelatarse.

AnteelagradoqueexperimentabanMr.FranklinyMissRaquelcuandosehallabanjuntosyaladvertirlahermosaparejaformadaporambosenmuchosaspectos, comenzamos nosotros a especular, naturalmente, respecto a laposibilidaddequeelactodeaproximarsuscabezastuvieraotrosmotivosqueelmerodeseodeornamentarunapuerta.Alguiendijoquehabríabodaen lacasa antes de que se extinguiera el verano. Otros, a cuya vanguardia meencontraba yo, admitían como muy posible el casamiento de Miss Raquel,pero dudaban, por razones que daré a conocer de inmediato, que el noviohubieradeserMr.FranklinBlake.

Que Mr. Blake se hallaba enamorado no podía ser puesto en duda pornadie que lo viera o lo escuchara. La dificultad estribaba en sondear lasintenciones deMissRaquel.Concédanme el honor de presentársela y luegosondéenla…siesquepueden.

Elcumpleañosyapróximo,yquecaíaelveintiunodejunio,marcaríasusdieciocho años de vida. Si ocurre que sientan predilección por las mujeresmorenas(lascuales,segúnmisinformes,hanpasadodemodaúltimamenteenel gran mundo), y no abrigan prejuicio alguno en favor de una estaturaelevada, respondo entonces del hecho de que Miss Raquel habrá deconstituirse en una de lasmás bellasmujeres que hayan visto sus ojos. Eradelgada y pequeña, pero muy bien proporcionada, de la cabeza a los pies.Bastabaverlasentarse,ponersedepieysobretodocaminarparaquecualquier

hombre en sus cinco sentidos experimentase la sensación de que la graciaemanabadesufiguray(perdónenmelaexpresión)brotabadesucarne,nodesusropas.Eraelsuyoelcabellomásnegroquejamásvieronmisojos.Estosúltimosteníanenellaidénticatonalidad.Reconozco,encambio,quesunarizno era lo suficientemente larga. Su boca y su barbilla, para mencionar laspalabrasdeMr.Franklin,eran,verdaderamente,dosmanjaresdelosdioses,ysu piel, siempre de acuerdo con lamisma infalible autoridad en lamateria,ardía como el sol, poseyendo respecto al astro la gran ventaja de que podíamirárselasiempreconagrado.Siagregamosaloantedichoeldetalledequeentodomomento llevaba erguida la cabeza como una saeta, en actitud osada,eleganteyvivaz;dequesuclaravozdelatabalapresenciadeunmetalnobleen ella y de que su sonrisa surgía muy bellamente en sus ojos antes dedescender hasta sus labios, tendremos ya su retrato, a través de la mejorpinturaqueseayocapazdeejecutarytrascendiendoelvigordeunacosaviva.

¿Y qué decir de sus restantes cualidades? ¿No tenía, acaso, ese serencantador, sus lagunas?Las tenía,en lamismaproporciónqueaparecenenusted,señora,nienmayornienmenormedida.

Parahablar imparcialmente,debo reconocerquemibellayqueridaMissRaquel, poseyendo, como poseía, innumerables gracias y atractivos, eravíctimadeundefectoquemeveoobligadoareconocer.Sediferenciabadelasotrasmuchachasdesuedadporelhechodeposeerideaspropiasyunaaltivezquelahacíadesafiarlaspropiasmodas,cuandoéstasnoarmonizabanconsuspuntosdevista.Enelcampodelasbagatelasestaindependenciasuyaeraunacualidadmeritoria,peroenloqueatañealascosasfundamentaleslallevaba(comodecíamiamayopinoyotambién)demasiadolejos.Juzgabalascosaspor sí misma, avanzando hasta más allá del límite ante el cual se deteníangeneralmente las mujeres que la doblaban en edad; jamás solicitaba unconsejo; nunca le anticipaba a nadie lo que habría de hacer; en ningúnmomentoleconfióunsecretoolehizoconfidenciasaalguien,desdesumadrehasta la última persona de la casa. Tanto en lo que se refiere a las grandescomo a las pequeñas cosas de su vida, a los seres que amaba u odiaba(sentimientos ambos que sentía con igual intensidad), obraba siempreMissRaquel demanera personal, bastándose a símisma respecto a los dolores yalegríasde lavida.Unayotravezoídeciramiama:«Elmejoramigoyelmás grande enemigo de Raquel son una misma y única persona: la propiaRaquel.»

Añadiréotrodetalleparaterminarconesto.

Peseatodosumisterioyasugranobstinación,noexistíaenellaelmenorvestigiode falsía.Norecuerdoquehayanuncadejadodecumplir lapalabraempeñada, ni que haya dicho jamás no, cuando quería significar sí. Si meremontara a su infancia podría comprobar cómo, enmás de una ocasión, la

buenaypobrecriaturahizorecaersobresílacondenaysufrióelcastigoaquese hizo acreedor algún amado compañero de juegos. Nadie logró nuncahacerlaconfesar,sisedescubriólacosa,yellacargóposteriormentecontodala responsabilidad. Pero tampocomintió nunca respecto a eso. Lomiraba aunodirectamentealacaray,sacudiendosupequeñaeinsolentecabeza,decíasimplemente:«¡No se lodiré!»Castigadadenuevo,nodejabade reconocercuántosentíaeltenerquedecirleaunoque«no»,pero,aunqueselasometieseapanyagua,nohabríadedecirlojamás.Terca—diabólicamenteempecinadaalgunas veces—, debo admitirlo que lo era, pero también la criatura másadmirable que posó alguna vez su planta en este bajo mundo. Quizá lesparezcaquehayaquíunacontradicción.Entalcaso,escuchenloquelesdiréaloído.Estudienconahíncoasusesposasdurante laspróximasveinticuatrohoras. Si durante ese lapso no han descubierto ninguna contradicción en suconducta,elcielolosayude…puestoquesehancasadoconunmonstruo.

Acaboderelacionarlos,lectores,conMissRaquel,locualhallaránqueloscoloca de inmediato frente a frente al punto de vista que respecto almatrimoniososteníadichajoven.

El doce de junio le fue remitida por mi ama una invitación a ciertocaballero londinense, para que se hiciera presente en la finca con el fin deayudarleenlospreparativosyasistiralacelebracióndelcumpleañosdeMissRaquel. Se trataba del dichoso mortal a quien ésta le había entregadosecretamente,enmiopinión,sucorazón.AligualqueMr.Franklin,eraprimosuyo.SellamabaMr.GodfreyAblewhite.

La segunda hermana de mi ama (no se alarmen, que no habremos deprofundizardemasiadoen losasuntos familiares), lasegundahermanademiama, como iba diciendo, sufrió un desengaño amoroso que la impulsó acasarse de inmediato y sin motivo alguno, era una persona que su familiallamódeunaclaseinferior.Violentafuelalabordesplegadaenelsenodelafamilia, cuando la Honorable Carolina insistió en desposarse con Mr.Ablewhite,elvulgarbanquerodeFrizinghall.Eramuyricoyposeíaunbuencarácter y fue el origen de una familia prodigiosamente numerosa…Hastaaquí todohablabaen su favor.Peroocurríaque tenía lapretensióndehabersidocapazdeelevarsedesdeunplanoinferiorhastaunomásaltodelmundo,yestoeraloqueibaensucontra.Noobstante,eltiempoylaslucesprogresistasdelacivilizaciónmodernapusieronlascosasensulugaryelmatrimoniollegóaseraceptadocomounacosacorrecta.Todoelmundoesliberalactualmente,ymientraspuedaustedseguirtachandominombre,cadavezqueyoborreelsuyo,¿quéimportancia tienequedentroofueradelParlamentoseaustedunduqueounbarrendero?Esteeselmodernopuntodevista…yyonohagomásque ponerme a tono con él. Los Ablewhite moraban en una hermosa fincarodeada por sus tierras, un pocomás allá de Frizinghall. Se trataba de una

gente muy digna y respetada por todo el vecindario. No nos habrán demolestarmucho con su injerencia en estas páginas…, exceptoMr.Godfrey,segundohijodeMr.Ablewhite,elcualocupará,conelpermisodeustedes,unlugarenelrelato,acausadesuvinculaciónconMissRaquel.

Pese a toda la viveza de su ingenio, a su inteligencia y a sus buenascualidadesengeneral,muyescasaseranlasprobabilidadesconquecontabaensufavor,enmiopinión,Mr.FranklinparadesplazaraMr.Godfreydellugarqueocupabaenlaestimacióndemijovenama.

Enprimer lugaryen loqueconciernea lacontexturafísicaMr.Godfreyera, con mucho, el más hermosamente constituido de los dos. Tenía unaestatura demás de seis Pies, una coloración en la que se combinabanmuybellamente el blanco y el encarnado, un rostro suave y redondo, tandesprovistodebarbacomolapalmade lamanoyunacabezarecubiertaporunalargayhermosacabelleradecolordelino,quedescendíanegligentementesobre su cuello desnudo. Pero, ¿por qué describirlo tanminuciosamente? SialgunavezhanpertenecidoustedesaalgunaSociedaddeDamasdeCaridad,conocerán, sin duda, a Mr. Ablewhite tan bien como yo. Era abogado deprofesión, el hombre ideal de las damas por su temperamento y un buensamaritanoporpropiaopción.Nilacaridadnilaindigenciafemeninahubieranpodidohacernadasinél.Eravicepresidente,árbitroyadministradordevariassociedadesmaternalesdondeseredimíaalaspobresMagdalenasydealgunasasociacionesdondeimperabanlasideasvirilesyqueteníanporobjetocolocara las mujeres pobres en los puestos ocupados por los hombres indigentes,dejando que éstos se las arreglaran comomejor pudieran. Dondequiera quehubieseunamesarodeadaporuncomitéfemeninoreunidoenconsejo,podíaverseaMr.Godfreyocupandolacabecera,atemperandoelclimadelareunióny guiando a sus queridas criaturas en medio de la espinosa senda de losnegocios, con el sombrero en la mano. En mi opinión, fue el más grandefilántropo(dentrodeloquelepermitíasupequeñaindependenciaeconómica)quevio jamás la luzen Inglaterra.Comoorador,nohabíaen losmítinesdecaridad quien lo igualara en la tarea de arrancar lágrimas y dinero a suauditorio.Eratodounpersonajepúblico.LaúltimavezqueestuveenLondres,mi amameobsequió condos invitaciones.Meenvióprimero al teatro, paraquepudieseadmiraraunabailarinaquehacíafurorenesemomento,yluegoal Exeter Hall, para que oyese a Mr. Godfrey. La dama cumplió su laboracompañada por una banda de música. El caballero, con la ayuda de unpañuelo y un vaso de agua. Una gran muchedumbre asistió al espectáculoejecutadocon laspiernas.Otroenormegentíopresencióelverificadocon lalengua(aludoaMr.Godfrey)delapersonademásdulcecarácterquejamáshaya existido. Amaba a todo el mundo. Y todos lo amaban a él. ¿Quéprobabilidades podía tener Mr. Franklin —qué probabilidades cualquierhombredecapacidadyfamamedianas—frenteaunhombredesucategoría?

EldíacatorcellególarespuestadeMr.Godfrey.

Aceptaba la invitación demi ama desde elmiércoles, que era el día delcumpleañosdeMissRaquel,hastalanochedelviernes,fechaenqueseveríaobligadoaregresaralaciudad,paraatendersuscompromisosconlaSociedaddeDamas deBeneficencia. Envió con su respuesta la copia de unos versossuyos,enhonordel«díanatal»desuprima.MissRaquel,segúnmedijeron,seburló juntamente con Mr. Franklin, durante la cena, de tales versos. YPenélope,quesehallabaenteramentedepartedeMr.Franklin,mepreguntótriunfalmentequépensabayodetodoeso.

—MissRaquel,querida,tehadespistadomedianteunperfumefalso—lerepliqué—, pero mi olfato no puede ser engañado tan fácilmente. Aguardahasta el instante en que los versos deMr. Ablewhite sean seguidos por supropioautor.

MihijamerespondióquemuybienpodíaMr.Franklinmetersucucharayprobarsuerte,antesdequelosversosfueranseguidosporelpoeta.Enfavordetal punto de vista, debo reconocer que Mr. Franklin no desechó la menoroportunidad que se le presentó para intentar ganarse los favores de MissRaquel.

Noobstanteserelmás inveteradode los fumadores,abandonóelcigarroporque ella le expresó un día que le repugnaba sentir el olor dejado por elhumo del mismo en sus ropas. Luego de ese acto de abnegación pasó tanmalasnoches,debidoalaausenciadelaaccióncalmantedeltabaco,alacualestaba tan acostumbrado, y bajó cada mañana con un aspecto tal deagotamiento y tan ojeroso, que lamismaMiss Raquel hubo de pedirle quevolviera a sus cigarros. ¡No!; jamás habría él de volver a una cosa que lecausara a ella la menor molestia; lucharía con resolución hasta vencer suinsomnioy recobraría, tardeo temprano, el sueñopor lamerapresiónde lapacienciaqueestabadispuestoaemplearparalograrlo.Taldevoción,pensaránustedes(coincidiendoconloquedijoalguienescalerasabajo),nopodíadejarnunca de producir el efecto correspondiente en Miss Raquel…, respaldadacomosehallabataldevociónporlalabordiariadedecorarlapuerta.Todoesoestarámuybien…perolociertoesqueellaposeíaensualcobaunretratodeMr.Godfrey,dondeseloveíahablar,duranteunmitin,conelcabelloflotandoaimpulsosdesupropiaelocuencia,yseadvertíacómosusojos,delamaneramás agradable, embrujaban y hacían salir el dinero. Cadamañana, como lamismaPenélopehubodereconocerlo,seexhibíaallíenefigieesehombredequien lasmujeres nopodíanprescindir y observaba aMissRaquelmientrasera peinada. Poco tiempo habría de pasar, pensaba yo, antes de que laestuvieramirandoconsusojosreales.

Eldieciséisdejunioseprodujouneventoquehizoquelasprobabilidades

deéxitodeMr.Franklinenesteasuntosetornaranmáslejanasquenunca.

Unextrañocaballero,quehablabaelinglésconacentoextranjero,aparecióesamañanaen la casay solicitóunaentrevista conMr.FranklinBlakeparatratarcuestionesdenegocio.Estasnoteníannadaquever,posiblemente,conel asunto del diamante, por las dos razones que paso en seguida a exponer:primero, porque Mr. Franklin nada me dijo acerca de esa entrevista, ysegundo, porque puso al tanto de lamisma (luego que el extraño caballerohubopartido)amiama.Quizáéstahizoalgunainsinuaciónrespectoalasunto,poco tiempo después, delante de su hija. Comoquiera que sea, oí decir queMissRaquelledirigióalgunosseverosreprochesaMr.Franklin,mientrassehallabanjuntoalpiano,esanoche,relacionadosconlasgentesentrelascualeshabíaaquélvividoyalosprincipiosqueadoptaradurantesupermanenciaenelexterior.Aldíasiguiente,porprimeravezhastaentonces,nadasehizoenmateria de decoración allí en la puerta. Sospecho que alguna imprudenciacometidaporMr.FranklinenelContinente—relacionadaconalgunamujerodeuda—lohabíaseguidohastaInglaterra.Perotodoestonoesmásquemeraconjetura.Enloqueserefiereaesteasunto,tantomiamacomoMr.Franklinmedejaronextrañamenteenlastinieblas.

El diecisiete, según todas las apariencias, la nube se había disipadonuevamente. Ambos volvieron a su labor decorativa junto a la puerta yparecían seguir siendo tan amigos como siempre. De creer a Penélope,Mr.Franklinhabíasabidoaprovecharlaoportunidadqueselepresentaraaraízdelareconciliación,parahacerleaMissRaquelunadeclaraciónamorosaquenohabíasidoniaceptadanirechazada.Mihijaestabasegura,atravésdediversossignosyseñalesquenovalelapenaespecificaraquí,quesujovenamahabíareñido y alejado a Mr. Franklin, en el primer momento, por no creer quehablaraenserio,peroquemástardelamentóensecretoelhaberlotratadodeesamanera.AunquePenélopegozabaantesujovenamadeunafamiliaridadqueibamásalládelaquegeneralmenteselesdispensaalascriadas—yaquehabían compartido, casi, de niñas la misma educación—, demasiado bienconocíayo,noobstante,elcarácterreservadodeMissRaquel,parapensarquehabríaderevelarlesussentimientosanadieentalsentido.Loquemihijamedijoen talocasiónera,sospecho,más laexpresióndesusdeseosque loqueellamismasabíaenrealidad.

El diecinueve hubo otro acontecimiento. Recibimos la visita de nuestromédico, por motivos profesionales. Se lo llamó para que atendiera a ciertapersonadequienyahemostenidoocasióndehablarenestaspáginas:nuestrasegundacriada,RosannaSpearman.

Esta pobre muchacha —que me dejó perplejo, como ya saben, en lasArenasTemblonas—volvió a confundirme una vezmás, durante el lapso aquemeestoyrefiriendo.LaideadePenélope,segúnlacualsucompañerase

hallabaenamoradadeMr.Franklin(ymantenidaestrictamenteensecretopormihija,deacuerdoconmisórdenes),seguíapareciéndometanabsurdacomosiempre.Pero debo reconocer que, teniendo en cuenta lo quememostrabanmispropiosojosy loqueviomihija con los suyos, la conductadenuestrasegundadomésticacomenzóaadquirirantelosmismosuncarizmisterioso,yello,hablandodelamaneramásmoderadaposible.

Lamuchacha se cruzaba, por ejemplo, constantemente en el camino conMr.Franklin…,muydisimuladaysilenciosamente,pero lociertoesqueesoocurría.Encuantoaél,reparabaenellatantocomohubierapodidohacerloenel gato; al parecer no pensó nuncamalgastar una sola de susmiradas, paradirigirlahaciaelrostrovulgardelamuchacha.Lapobrecriatura,quenohabíatenidonuncamuchoapetito,loteníamenosahoraycomenzóaconsumirseenforma aterradora; sus ojos mostraban cada mañana las visibles huellas delinsomnio y del llanto nocturno. Un día Penélope fue testigo de una escenaembarazosa, descubrimiento que decidimos, desde el primer instante,mantener en secreto. Había sorprendido a Rosanna junto al tocador deMr.Franklin,reemplazandofurtivamenteunarosaqueleobsequiaraaaquélMissRaquel para que la luciera en el ojal de la solapa, por otra de la mismavariedad, que acababa de cortar con sus manos. Posteriormente se condujoantemí,enunaodosocasiones,enformadescarada,cuandolehicepresentedemanerainequívoca,aunquegeneral,quedebíaponermáscuidadoenloquehacíay,loquefuepeoraún,nosemostróyatanextremadamenterespetuosacomoanteriormente,enlaspocasocasionesenqueMissRaquelledirigió,porcasualidad,lapalabra.

Miama,queadvirtióelcambio,quisoconocermiopiniónalrespecto.Yotratédeprotegeralamuchachaylerespondíquesehallabaenferma,locualdio lugar a que se llamase almédico el día diecinueve, comohe dichomásarriba.Aquélmanifestóquese tratabade losnerviosyqueponíaendudaelhechodequelamuchachapudieseatenderelservicio.Elamaseofrecióparaprocurarle un cambio de aire, diciendo que la enviaría a alguna de nuestrasgranjasinteriores.PeroRosanna,conlágrimasenlosojos,lepidióyrogóquelepermitieraquedarseenlacasa,yentoncesfuecuandoyo,enmalahora,leaconsejéquelepermitieraquedarseunpocomásdetiempo.Deacuerdoconloqueacaeciódespués,fueéseelpeordelosconsejosquepudehaberledado.Sihubiesesidocapazdeintuirporuninstanteelfuturo,habríasacadoentoncesysinpérdidadetiempoaRosannadelacasaconmispropiasmanos.

EldíaveinteserecibióunanotafirmadaporMr.Godfrey.Habíaresueltohacer escala en Frizinghall esa noche, para aprovechar la ocasión que se leofrecía de consultar a su padre por asuntos de negocios.En la tarde del díasiguiente reanudaría sumarchaa caballo, en compañíade susdoshermanasmayores,ypensandollegaranuestrafincamuchoantesdelahoradelacena.

Un elegante estuche de porcelana acompañaba a la esquela, el cual le fueentregado a Miss Raquel, juntamente con las expresiones de amor y losmejoresdeseosdesuprimo.Mr.Franklinsólolehabíaregaladounguardapelode la mitad del valor de aquél. Mi hija Penélope, no obstante —tal es laobstinacióndelasmujeres—,seguíaaúnconsiderándoloelfuturoganador.

¡Gracias a Dios hemos llegado, por fin, a la víspera del día delcumpleaños! Deben reconocer que los he conducido esta vez hasta el sitioindicado,sinhabermeentretenidodemasiadoenelcamino.¡Animo,lectores!Heaquíqueunnuevocapítulovieneenayudadeustedes…,y,loqueesmásimportante aún, ese nuevo capítulo los llevará directamente hacia lo másintrincadodelrelato.

CAPÍTULOIX

El veintiuno de junio, o sea el día del cumpleaños, el cielo apareciónubladoyeltiempoinestable,perohaciaelmediodíaseaclaróaquéldeltodo.

Nosotros, los criados, dimos comienzo, en las dependencias de laservidumbre,alacelebracióndetanfelizaniversariocomodecostumbre,estoes, ofreciéndole aMiss Raquel nuestrosmodestos regalos, simultáneamenteconeltradicionaldiscursopronunciadopormítodoslosaños,enmicarácterdedomésticoprincipal.Entalesocasiones,adoptoelplanpuestoenprácticaporlaReinaalinaugurarelperíodoparlamentario…,sobretodosucostumbrede decir regularmente cada año la misma cosa. Antes de ser pronunciado,comoocurreconeldelaReina,seloaguardaconlamismaexpectativaquesisetrataradealgojamásescuchado.Luegodeoídoycuandosehacomprobadoquenoestodolonovedosoqueseesperaba,peseaalgunosbrevesrezongosquesehacenescucharentonces,vuelventodosafijarsuvistaenelfuturo,conlaesperanzadeoíralgomásnuevoelpróximoaño.LocualvieneademostrarqueconstituimosunanaciónfácildegobernartantodesdeelParlamentocomodesdelacocina.

Luegodeldesayuno,Mr.Franklinyyosostuvimosunaentrevista,asolas,sobre el asunto de laPiedraLunar…,pues ya había llegado elmomentoderetirarladelbancodeFrizinghall,paraponerlaenlaspropiasmanosdeMissRaquel.

SeaporquehubieraestadohaciéndolenuevamentelacorteaMissRaquelyésta lo hubiese rechazado… o porque su falta reiterada de reposo nocturnohubiera idoagravandopaulatinamente lascontradiccionesy fluctuacionesdesucarácter,cosaséstasquenopuedoyoafirmar,lociertoesqueMr.Franklin

fracasóenloquerespectaalinmejorableaspectoquedebióexhibirlamañanadeldíadelcumpleaños.Enloqueconciernealdiamante,expresóveinteideasantagónicasduranteunperíodoconstituidopor igualnúmerodeminutos.Encuantoamí,seguíaaferrándometenazmentealossimpleseventosqueyalesson conocidos. Nada de lo ocurrido hubiera tornado razonable la idea dealarmar a nuestra ama en la cuestión de la gema y nada podía acaecer quevinieraaalterarlaobligaciónlegalquepesabasobreMr.Franklindeponerasu prima en posesión de la misma. Este era mi punto de vista y ése fuetambiénelsuyo,cuandoluegodedarlevueltasymásvueltasalasuntoensucabeza,seviocompelidoaadoptarlo.ResolvimosqueMr.FranklinhabríadedirigirseluegodelalmuerzoaFrizinghallenbuscadeldiamante,pararegresardespuésmuyprobablementeacompañadoporMr.Godfrey,ylasdosjóvenesdamas.

Aprobadodicho temperamento, retornónuestro jovencaballero juntoconMissRaquel.

Ambos emplearon toda lamañana y parte de la tarde en la interminablefaena de decorar la puerta, auxiliados por Penélope, que les mezclaba loscoloresde acuerdocon sus instrucciones;mi ama, amedidaque lahoradelalmuerzoseaproximaba,comenzóaentrarysalirdelcuartoconunpañueloen la nariz (pues ambos utilizaban en ese momento cierta cantidad del«excipiente» deMr. Franklin) y se esforzó por ahuyentar a los dos artistas.Sólo hacia las tres de la tarde se despojaron de sus delantales, liberaron aPenélope,cuyoaspectoeramuchomáslamentablequeeldeellosacausadelexcipiente, y se desembarazaron a sí mismos de todo ese embrollo. Perohabían cumplido lo que se habían propuesto: acababan de dar término a lalabordedecorarlapuertaelmismodíadelcumpleañosysentirseorgullososporello.Tanto losgrifoscomoloscupidosydemásfigurasproducían,deboreconocerlo, el más hermoso efecto visual, aunque era tal su número y seenmarañaba en tal forma en medio de las flores y las diferentes imágenescircundantes, siendo sus actitudes y posturas tan dislocadas que, luego dehaberunoenelprimermomentoexperimentadoelplacerdecontemplarlas,lasveíabailotearmás tardede lamaneramásendiabladasensucabezadurantehoras y horas. Si a esto añado que Penélope terminó, luego de su faenamatinal, por caer enferma en la trascocina, no es porque quiera demostrarhostilidadalgunaencontradelmencionadoexcipiente.¡No!¡No!Debohacerconstar que esto dejó de heder en cuanto se secó; por otra parte, si elArteexigedenosotrostalessacrificios,nodejaréporeso—peseaquesetratademihija—deexclamar:¡TodoseaafavordelArte!

Mr.Franklin, luegodecomerunpresurosobocadodelalmuerzo,partióacaballoendirecciónaFrizinghall,paraescoltarasusprimas,comoledijoamiama.PeroeraparairenbuscadelaPiedraLunar,segúnsabíamosambos

ensecreto.

Tratándose de uno de los más grandes festines en que me haya tocadointervenir juntoalaparador,enmicarácterde jefedelservicio,muchaseranlascosasenqueteníaquepensar,mientrasduraselaausenciadeMr.Franklin.Luegodehaberexaminadoelvinoyrevistadoaloshombresylasmujeresqueatenderían la mesa me aparté un instante para recobrarme, antes de quecomenzaranallegarlosinvitados.Unabocanadade…loqueustedesyasabenyunaojeada a cierto libro, queyahe tenidoocasióndemencionar en estaspáginas,bastaronparasosegarmicuerpoymiespíritu.Medespertó,deloqueestoy más inclinado a calificar de ensueño que de modorra, un rumor decascos de caballos provenientes de afuera; dirigiéndome, entonces, hacia lapuerta, salí a recibir una cabalgata compuesta por Mr. Franklin y sus tresprimos,escoltadaporunodelospalafrenerosdelviejoMr.Ablewhite.

Mr.Godfreymesorprendiódelamaneramásextraña,porlasimilitudqueguardabaconMr.Franklinenciertodetalledesuaspecto:parecíanohallarsedelmismohumorquedeordinario.Estrechómimanotancordialmentecomodecostumbreydemostróalegrarse,muypolíticamente,dehallarentanbuenestado de salud a su viejo amigo Betteredge. Pero una especie de sombrapendía sobre él, algo cuyo origen no sabía yo a que atribuirlo; cuando lepregunté cómo había encontrado a su padre, me respondió un tantoabruptamente: «Como siempre». No obstante, las dos señoritas Ablewhitereflejabaneljúbilodeveintepersonasjuntas,locualsirvióparacompensarnosdeaquello.Erancasitanvoluminosascomosuhermano,extraordinariamenteenormesydecabelloamarillo;setratabadedosmozas,rebosantesdecarneydesangre;pletóricasdesaludyvivacidad,delospiesalacabeza.Laspatasdelospobresanimalesvacilabanbajoelpesodesucargo,ycuandosaltarondesus sillas, sin aguardar la ayuda de nadie, afirmo que rebotaron en la tierracomosifuerandegoma.TodaanécdotanarradaporambasAblewhitesurgíadesus labiosprecedidaporunaOgigante;cadacosaejecutadaporellas ibaacompañada de un golpe estrepitoso y tenían la costumbre de reírseestúpidamente o de chillar, hubiera o no motivo para ello, ante la menorprovocación. Mocetonas…, ése es el nombre que considero adecuado paraellas.

Detrásdelacortinaformadaporelestrépitoqueproducíanambasjóvenes,tuveocasióndedirigirleunapalabraahurtadillasaMr.Franklinenelhall.

—¿Hatraídoeldiamante,señor?

Inclinandoafirmativamentelacabeza,golpeósobreelbolsillosuperiordesuchaqueta.

—¿Havistoustedaloshindúes?

—Nilasombradeellos.

Luegodeestarespuestamepreguntópormiamayalresponderlequeseencontrabaensupequeñasaladerecibo,haciaallísedirigióinmediatamente.

Cuandoalrededordemediahoramástardeatravesabayoelvestíbulo,medetuvedeprontoaloírunaseriedechillidosqueveníandesdelapequeñasala.Nohabrédedecirqueexperimentéalarmaalguna,yaquepudeidentificarenmediodelosgritoslaenormeOcaracterísticadelasseñoritasAblewhite.Contodo,penetréallíconlaexcusadeirenbuscadeinstruccionesparalacenaycerciorarmesiesquealgogravehabía,enverdad,ocurrido.

AlentrarpudeveraMissRaquel juntoa lamesa,conelaspectodeunapersonahechizadaysosteniendoelaciagodiamantedelCoronelensumano.Aamboscostadossuyossehallabandehinojoslasdosmocetonas,devorandoconsusojoslagemaychillandoextasiadascadavezquelapiedraleslanzabaun relámpago de diverso matiz. En el extremo opuesto de la mesa seencontrabaMr.Godfrey,quienaplaudíacomounniñoycantabasuavemente:«¡Exquisito!¡Exquisito!»Mr.Franklin,sentadojuntoalarmariodeloslibros,tirabadesubarbaydirigíaansiosasmiradasendirecciónalaventana.Yallí,juntoaésta,sehallabaelobjetodesucuriosidad:miama,queexhibíaensusmanoseltestamentodelCoronel,dándolelaespaldaatodalareunión.

Alvolversehaciamí,cuandolepedílasinstrucciones,pudeadvertircómoelceñocaracterísticodelafamiliaseibaacentuandopaulatinamentesobresusojosycómola ira, tambiénpeculiarde la familia,crispaba lascomisurasdesuslabios.

—Venga ami habitación dentro demedia hora—me respondió—. Paraentoncestendréalgoquedecirle.

Dicho lo cual, abandonó la estancia. Era evidente que se hallabaconfundidaantelamismasuertedeobstáculoquenoshabíaconfundidoaMr.Franklin y a mí, durante la entrevista celebrada en las Arenas Temblonas.¿Constituía, acaso, el legado de la Piedra Lunar una prueba de lo injusto ycruelquehabía sidoellacon suhermano,oera,másbien, algoqueveníaaprobar que aquél había sido mucho peor de lo que ella se atrevió jamás aimaginarse?Dilemaéstedifícilderesolver,yanteelcualsehallabaahoraelama,mientras su inocentehija, ignorando la índoledelCoronel,permanecíaallícercaconsuregalodecumpleañosenlamano.

Antesdequehubieratenidotiempodeabandonar,amivez,lahabitación,MissRaquel,siempreatentaconelviejodomésticoquelahabíavistonacer,mecontuvo.

—¡Mire,Gabriel!—dijo,ehizorutilarlagemaantemisojosbajounrayodesolquepenetrabaatravésdelaventana.

¡ElSeñornosbendiga!¡Eraundiamante!¡Ytangrande,casi tangrande,comounhuevodeavefría!Laluzqueirradiabaeraidénticaalresplandorquemanadelalunaeneltiempodelacosecha.Desdeelinstanteenqueposabauno sus ojos en la piedra, se sumergía en una profundidad amarilla queabsorbíasumiradahastaelpuntodeimpedirledistinguircualquierotracosa.Parecía insondable; esagema,quepodía tenerunoasidaentreel índiceyelpulgar, era tan abismal como el propio firmamento. Luego de oscurecer lahabitación,lacolocamosalsolypudimosentoncesobservarcómounterriblefulgorbrotabadelasentrañasluminosasdelagema,invadiendoigualqueunrayolunarlaoscuridad.NoeraextrañoqueMissRaquelsehallasefascinada,niquesusprimashubiesenchilladodeesamanera.Fue tal la impresiónquemeprodujoeldiamante,queyotambiénestalléenunaOtangrandecomolasquenacieranenloslabiosdelasdosmocetonas.Laúnicapersonaqueseguíasiendodueñadesímisma,eraMr.Godfrey.Deslizandosusbrazosentornoalacinturadesusdoshermanasydirigiendoalternativamentesuvistadesdeeldiamanteamipersona,dijo:

—¡Carbón, Betteredge! ¡Sólo es un mero pedazo de carbón, mi viejoamigo,despuésdetodo!

Supropósito era, sinduda, instruirme.Sólo logró, sin embargo,hacermerecordar lacena.Cojeandomedirigíescalerasabajo,haciadondesehallabamiejércitodecriados.Cuandosalía,leoídeciraMr.Godfrey:

—¡Mi viejo y querido Betteredge! ¡Siempre me ha inspirado el mayorrespeto!

Mientrasmehonrabaconestamuestradeafecto, seguíaabrazandoa susdos hermanas y devorando con los ojos aMiss Raquel. ¡Algo así como elnacimientodeunamorvislumbrándoseallí!Mr.Franklinresultabaunperfectorústicocomparadoconél.

Alcumplirselamediahorafuiaveralama,comosemehabíaordenado,asuhabitación.

Lo ocurrido entre ambos, en esa ocasión, fue casi lo mismo, en su fazprimordial,aloqueacontecieradurantemientrevistaconMr.FranklinenlasArenasTemblonas…,conlasoladiferencia,estavez,dequemeguardémuybien de expresarlemi opinión respecto a los prestidigitadores, ya que no sehabíaproducidohastaentonceshechoalgunoque justificarael alarmaramiama en tal sentido.Me despedí de ella con la completa certidumbre de queenfocabaahoraalCoroneldesdeelmássombríopuntodevistaposibleydeque se hallaba dispuesta a hacerle abandonar, a su hija, en la primeraoportunidad,laPiedraLunar.

AlregresaramispropiashabitacionesmeencontréconMr.Franklin.Me

preguntó si había visto a su primaRaquel.Le dije que no. ¿Podía yo acasoinformarle dónde se hallaba su primo Godfrey? También lo ignoraba; peroempecéasospecharquesuprimoGodfreynosehallaríamuylejosdelaprimaRaquel,Mr.Franklinparecióabrigar lamismasospecha.Tirando fieramentedesubarbaprosiguiósucaminoyseencerróenlabiblioteca,luegodedarunportazoextraordinariamentesugestivo.

Novolvíasermolestadoenmitareadeprepararlacenadelcumpleaños,hastaque llegó elmomento enquedebí aplicarmea la laborde acicalarmipersona, con el fin de irmás tarde al encuentro de los huéspedes.Acababaapenas de ponerme mi chaleco blanco, cuando vi llegar a mi tocador aPenélope,quienlohacíaconlaexcusadecepillarlosrestosdecabelleraqueaúnme quedan.Mi hija se hallabamuy animada e intuí que tenía algo quedecirme.Luegodedarmeunbesoenlacúspidedemicabezacalvamurmuróamioído:

—¡Buenasnuevasparati,padre!MissRaquelloharechazado.

—¿Aquiénterefieres?—lepregunté.

—Alhombre de los comités femeninos, padre—dijoPenélope—.Es unpícarodetestable.¡LoodioporhabertratadodedesplazaraMr.Franklin!

Dehabercontadoconelalientosuficiente,hubierasindudahechooírmiprotestaantetanindecorosaapreciaciónrespectoataneminenteyfilantrópicociudadano.Peroocurrióquemihijasehallabaeneseinstanterectificandoelnudodemicorbataytodalafuerzadesusideassehabíaescurridoenlapuntade sus dedos. Jamásme hallé tan próximo a ser estrangulado como en esemomento.

—Los vi cuando se dirigieron a solas hacia el jardín de las rosas—dijoPenélope—.Yestuve acechandodetrásdel acebo,parapoderverlos cuandoemprendieran el regreso.A la ida avanzarondel brazoy riendo.A la vueltaveníanseparadosymuyserios, rehuyendoelmirarsea lacaraenunaformaquenodejabalugaradudas.¡Jamásmehealegradotantoenmivida,padre!Comoquiera que sea hay en el mundo una mujer capaz de resistir a Mr.GodfreyAblewhite;¡y,dehabersidoyounadama,habríadehaberotra!

Nuevamente hubiera querido protestar. Pero mi hija se había apoderadoahora del cepillo para la cabeza y todo el vigor de sus ideas lo habíatransmitidoalmismo.Sierestúcalvo,lector,podrásentonceshacerteunaideade la formaenquePenélopeescarificómi cabeza.Sino lo eres,mejor seráquepasesporaltoy ledes lasgraciasaDiosporcontarconunaespeciededefensainterpuestaentretucabezayelcepilloparaelcabello.

—Exactamente delante del acebo fue donde se detuvo Mr. Godfrey —prosiguióPenélope—.«¿Asíesqueprefieres»,ledijoél,«quemequedeaquí

igualquesinadahubieraocurrido?»MissRaquelsevolvióhaciaMr.Godfreycomounrayo.«Hasaceptadolainvitacióndemimadre»,ledijo,«ytehallasaquíparaatenderaloshuéspedes.¡Amenosquedeseesprovocarunescándaloen la casa, habrás de quedarte, sin duda!» Después de avanzar unos pasos,parecióellacederun tanto.«Olvidemos loqueacabadepasar,Godfrey», ledijo,«ysigamostratándonoscomoamigos».Enseguidalealargósumano.Élselabesó,locualmeparecióqueeraunaextralimitación,yellaentoncessealejó de allí. Mr. Godfrey permaneció con la cabeza gacha durante unmomento,abriendolentamenteconsutacónunhoyoenelsenderodegrava;jamáshabrásvistotúunhombremásfueradesídeloquesehallabaéleneseinstante.«¡Torpe!»,dijoentredientes,allevantarlacabezayecharaandarendirecciónalacasa…,«¡terriblementetorpe!»Siésaeralaopiniónqueteníadesímismo,sehallabaenteramenteen locierto.Sinduda loesbastante,estoyseguradeello.Debajodetodoesteasunto,padre,sehallabaaquellodequeyate hablé —exclamó Penélope, dando término a su obra con una últimaescarificación,lamásviolentadetodas—:¡MísterFranklineselelegido!

Apoderándome del cepillo para el cabello, abrí la boca dispuesto aadministrarle a mi hija la reprimenda a que, deben ustedes reconocerlo, sehabíahechoentodosentidoacreedoraporsulenguajeysuconducta.

Antes de que hubiera podido articular una sola palabra, sin embargo, uncrujirderuedas,provenientedeafuera,mehizoenmudecerestremecido.Losprimeros convidados acababan de llegar. Poniéndome la chaqueta eché unaojeada sobre mi persona en el espejo.Mi cabeza se hallaba tan roja comopuede estarlo un cangrejo, pero desde otro punto de vista me hallaba tanacicalado para la ceremonia de esa noche, como podría haberlo estado elhombremás elegante delmundo. Entré en el vestíbulo justamente a tiempoparapoderanunciarlallegadadelaprimeraparejadeconvidados.Notienenporquémanifestarcuriosidadalgunaalrespecto.Setrataba,simplemente,delosprogenitoresdelfilántropo,Mr.yMrs.Ablewhite.

CAPÍTULOX

Unotrasotrofueronllegandoloshuéspedesrestantes,apartirdelarribodelos Ablewhite, hasta quedar cubierto el número global de concurrentes.Incluyendoalosmiembrosdelafamilia,secontabanallíveinticuatropersonasentotal.Fue,enverdad,unnoblecuadroelqueofrecierontodosellos,luegodehaberocupadocadaunosusitio respectivoen tornode lamesa,y seviolevantarsealcurapárrocodeFrizinghall,quien,conelocuentepalabra,bendijolacomida.

No es necesario fatigar aquí al lector dando la nómina completa de loshuéspedes,yaquenohabrádeencontrarseconningunodeellos—enlapartedeestahistoriaquemecorrespondeamínarrar,porlomenos—,conlasolaexcepcióndedospersonas.

EstasúltimassehallabansentadasunaacadaladodeMissRaquel,quien,comoreinadelareunión,constituíalamáximaatraccióndelafiesta.Enestaocasiónhabíamásmotivosquenuncaparaconsiderarlaelcentrohaciaelcualconvergían todas lasmiradas, dado que, ante la desazón secreta demi ama,lucía un maravilloso presente de cumpleaños que eclipsaba todo locircundante:laPiedraLunar.Enelprimermomentolehabíasidoentregadaenlasmanossinningúnagregado,estoes,suelta,peroluego,esegeniouniversalque eraMr. Franklin halló la forma de fijarlo amanera de broche sobre lapecheradeltrajeblancodeMissRaquel,conlaayudadesuspulcrosdedosydeunpequeñotrozodehiloplateado.Todoelmundoexpresósuasombroantelaspeligrosasdimensionesylabellezadeldiamante,pormediodelaspalabrasqueseacostumbradecirentalescasos.Lasúnicaspersonasqueseabstuvierondedecirvulgaridadalgunaentornoalmismofueronaquellosdoshuéspedesqueyahemencionadoyquesehallabansentados,unoaladerechayotroalaizquierdadeMissRaquel.

El de la izquierda se llamabaMr. Candy, era el médico de la familia yresidíaenFrizinghall.

Se trataba de un hombrecillo agradable y cordial, con la desventaja, noobstante, debo reconocerlo, de que se mostraba, en y fuera de ocasión,demasiadodispuestoaregodearseconsuspropiaschanzasyentablaruntantoprecipitadamente conversación con los extraños, antes de informarsedebidamente respecto a su idiosincrasia. En sociedad no hacía más quecometeryerrosyarrastraralagentehaciacamposhostiles,sinproponérselo.Como médico se conducía con más prudencia, y echando manoinstintivamente, como decían sus enemigos, de su discreción, lograbademostrar por lo general que se hallaba en lo cierto, cuando otros colegassuyosmáscautosseequivocaban.LoqueélledijoesanocheaMissRaquelrespectoaldiamante,cobrócomodecostumbrelaformadeunabromaounaburla. Le rogó gravemente, en interés de la ciencia, que le permitierallevárseloasucasaparahacerloarder.

—Primeramente,MissRaquel—dijoeldoctor—, losometeremosamuyelevada temperatura y luego lo expondremos a una corriente de aire y así,poco a poco —¡puf!—, evaporaremos el diamante, ahorrándole a usted eltrabajodetenerquecustodiartanvaliosagema.

Mi ama,mientras lo escuchaba con expresión un tanto fatigada, parecíaestar deseando que el doctor hablara en serio y que sus palabras fueran

capacesdedespertar enMissRaquel el celo suficiente por la ciencia, comoparainducirlaasacrificarsuregalodecumpleaños.

El otro huésped, que se hallaba sentado a la derecha de la joven, era uncélebrepersonaje:MísterMurthwaite,famosoporsusexpedicionesalaIndia,elcual,a riesgodeperder lavida, sehabía internadodisfrazadoen regionesdondeningúneuropeoposarajamássuplanta.

Eraaltoydelgado,detezmorena,curtidoysilencioso.Teníaelaspectodeun ser cansado y unos ojos firmes y atentos. Se decía que hastiado de lamonótonaexistenciainglesanodeseabaotracosaquevolveralabrecha,paradarse a vagar nuevamente por las zonas más salvajes de Oriente. Si seexceptúan las escasas palabras que cambió con Miss Raquel relativas a lagema, dudoque haya pronunciadodespués de ello seis palabras o que hayabebidomás de un vaso de vino durante la comida. La Piedra Lunar fue loúnico que despertó en él una especie de curiosidad. La fama del diamanteparecía haber llegado hasta sus oídos, en alguna de aquellas comarcaspeligrosasvisitadasporéldurantesuscorrerías.Luegodehaberloobservadoen silencio durante tanto tiempo que Miss Raquel comenzó a sentirseconfundida,dijoaéstaenuntonofríoeinconmovible.

—SivaustedalgunavezalaIndia,MissVerinder,nollevejamáselregalodecumpleañosdesutío.Tododiamanteindostánicosuelehallarsevinculadoaalguna religión de esos lugares. Conozco una ciudad, y en esa ciudad untemplo,donde,aderezadacomoustedsehallaahora,suvidanotendríaelmásmínimovalor.

MissRaquel,asalvoenInglaterra,sintióungranplaceraloírhablardelriesgoquecorríaenlaIndia.Lasmocetonasseregodearonaúnmás:dejandocaer ruidosamente tenedores y cuchillos, prorrumpieron al unísono envehementesexclamaciones:

—¡Oh,quéinteresante!

Mi ama se agitó nerviosa en su asiento y cambió el tema de laconversación.

Amedidaque lacenaavanzaba lleguéadarmecuenta,pocoapoco,queestafiestanoprosperabaenlamedidaenquelohabíanhechootrasreunionessemejantes.

Recordandoahoraaqueldía,yalaluzdeloqueaconteciódespués,estoycasitentadoapensarquelapiedramalditadebióhaberobradocomouninflujomalignosobrelareunión.Yolesservíelvinoenabundanciay,aprovechandolasprerrogativasdemicargo,anduveentodoinstantedandovueltasentornode lamesaenposde losplatosquenomerecíansuaprobaciónydiciéndoleconfidencialmenteacadahuésped:«Porfavor,nolomireasíypruébelo;estoy

seguro de que le sentará a usted bien.» Nueve de cada diez convidadoscambiaban de opinión en consideración a su antiguo y ocurrente amigoBetteredge,segúnafirmabancomplacidos—;noobstante,ellonodioningúnresultado.Amedidaqueel tiempofue transcurriendo,seprodujeronalgunosintervalosdesilencio,quemehicieronsentirmeincómodo.Cuandovolvíanadirigirselapalabralohacían,inocentemente,delapeormanerayconescasafortuna.Mr. Candy, el doctor, dijo, por ejemplo, las cosasmás desdichadasquejamáslooyeradecirhastaentonces.Bastaráunsoloejemplodesumaneradeconducirseentalocasión,paradarunaideadelomuchoquesufríyojuntoalaparador,tomandotanapechocomohabíatomadolaideadequelafiestadebíaconstituirunéxito.

Sehallabaentre laconcurrencia ladignaseñoradeThreadgall,viudadeldifuntoprofesordelmismonombre.Estabuenaseñorateníalacostumbredereferirse en todo instante a su esposo, pero sin mencionarle nunca a suinterlocutorlacircunstanciadequeaquélhabíamuerto.Considerabasindudaquetodapersonaadultayfísicamentecapacitada,enInglaterra,sehallabaenlaobligacióndeconocertalcosa.Enunodeesosintervalosdesilencioaqueyamehereferido,seleocurrióaalguienponersobreeltapeteesetemaáridoy un tanto desagradable que es la anatomía, lo cual dio lugar a que Mrs.Threadgalltrajeradeinmediatoacolación,comoerasucostumbre,elnombredesudifuntomarido,pasandoporaltolacircunstanciadesumuerte.Afirmóque laanatomíaeraelpasatiempofavoritodelprofesorensusmomentosdeocio.DesgraciadamenteMr.Candy,quesehallabasentadoenfrentedeella(eignorabalamuertedelcaballero),pudooírloquedecía.Siendo,comoera,elhombremáscortésdelmundo,nodejópasarlaoportunidadqueseleofrecíadecooperardeinmediatoalosesparcimientosanatómicosdelprofesor.

—En el Colegio de Cirujanos acaban de recibir varios esqueletos denotableapariencia—dijodesdeelotroladodelamesayenuntonoalegreyruidoso—. Le recomiendo encarecidamente al profesor, señora, que en elprimermomentolibrevayaahacerlesunavisita.

Elsilencioquesehizofuetalquehubierapodidooírsecaerunalfiler.Loscomensales, por respeto a la memoria del profesor, no dijeron una solapalabra. Yo me hallaba en ese instante a espaldas de Mrs. Threadgall,recomendándole confidencialmente un vaso de vino del Rin. Bajando lacabeza,dijoaquéllaenvozmuybaja:

—Miamadoesposoyanoexiste.

El desdichado de Mr. Candy, sordo a tales palabras y muy lejos desospechar,siquiera,laverdad,prosiguióhablandoporencimadelamesa,máscortésyruidosoquenunca.

—El profesor quizá ignora—dijo— que una tarjeta de unmiembro del

Colegio bastaría para facilitarle la entrada allí, cualquier día de la semana,exceptolosdomingos,dediezacuatro.

Mrs.Threadgallhundióaúnmássubarbillaenelescoteyenvozmásbajatodavíarepitiólassolemnespalabras:

—Miamadoesposoyanoexiste.

YolehiceunguiñoaMr.Candyatravésdelamesa.MissRaquellorozóconsubrazo.Miamaledijolascosasmásterriblesconsumirada.¡Todofueinútil!Siguióhablandoyhablandoconunacordialidadquenosedeteníaantenada.

—Mesentirémuycomplacido—dijo—deenviarlemitarjetaalprofesor,simehaceustedelfavordecomunicarmesudirecciónactual.

—Su dirección actual es el sepulcro —dijo Mrs. Threadgall, perdiendosúbitamente la paciencia y hablando con un énfasis y una violencia quehicieronvibrardenuevoelcristaldelosvasos—.¡Elprofesorhamuertohacediezaños!

—¡OhDiossanto!exclamóMr.Candy.

Siseexceptúanlasdosmocetonas,queestallaronenunacarcajada,sehizoun silencio tan profundo en la reunión, que fue como si todos los allícongregados hubieran seguido el camino del profesor y moraran donde élmoraba,estoes,enelsepulcro.

Dejemos ya aMr. Candy. Los restantes comensales se condujeron, cadacualasumanera,enlamismaformaprovocativaqueeldoctor.Cuandodebíanhablar,nolohacían,ycuandoabríanlabocaeraparahostilizarsemutuamenteysindescanso.Mr.Godfrey,quesolíasertanelocuenteenpúblico,declinóelhacergaladetalcualidadenprivado.Quizásehallabademalhumorotalvezsesentíaavergonzado,acausadesuderrotaeneljardíndelasrosas:nopuedoafirmarnilounonilootro.Todasucharlasecircunscribióalaspalabrasquevertiósecretamentealoídodeladamaqueseencontrabaasulado.Setratabade una de las integrantes de una junta de mujeres… un ser espiritual queexhibía una hermosa clavícula y gran afición por el champaña: le agradabasecoy en abundancia.Comomehallaba próximo a ellos, junto al aparador,puedo dar fe, teniendo en cuenta lo que los oí decir mientras descorchababotellas,trinchabaalcarnerooefectuabacualquierotromenesterporelestilo,quelareunióndejóescaparunagranoportunidaddelevantareltonogeneralde la conversación. Lo que dijeron respecto a las obras de beneficenciarealizadaspor ambosnopudeescucharlo.Cuandoalcancéaoírlos,hacíayatiempoquehabíanabandonadoeltemaacercadelasmujeresquedebieranserencerradasydelasqueeranecesarioredimir,paraempeñarseenladiscusióndeasuntosmásgraves.Religión,creohaberlosoídodecirmientrasquitabalos

corchos y trinchaba la carne, es sinónimo de amor. Y decir amor es decirreligión.Latierraesunparaísounpocomenosperfectoqueelotro.Yelcielo,porotraparte,esunatierrafraccionada,quelohasidoparaqueaparezcaotravezconelaspectodeunacosanueva.Existíaenelmundociertonúmerodegentes indeseables, pero, para contrarrestar tal cosa, todas las mujeres quehabitaban en el paraíso habrían de integrar un prodigioso comité en el quejamás se producirían disensiones, siendo asistidas en sus tareas por loshombres,quienesactuaríanalamaneradeángelesejecutivos.¡Muyhermoso!¡Muyhermoso!Pero,¿porquésereservabatanaviesamenteMr.Godfreyparasímismoysudamatodasesascosas?

Mr. Franklin, insistirán ustedes, ¿no logró Mr. Franklin convertir esareuniónnocturnaenunafiestaagradable?

¡Nada de eso! Recobrado enteramente, desplegó una energía y un buenhumor maravillosos, al tanto como se hallaba, sin duda, sospecho que pormediodePenélope,del recibimientoquese ledispensóaMr.Godfreyeneljardín de las rosas. Pero, hablara lo que hablare, lo cierto es que, nueve decada diez veces que tomaba la palabra, escogía unmal tema o se dirigía aquien no debía haberle hablado, lo cual dio por resultado que ofendiesesiempre a alguno y dejara perplejos en todo momento a los demás. Sueducación extranjera, las facetas germana, francesa e italiana de su carácterque ya he apuntado, semostró nuevamente ante la hospitalariamesa demiamadelamaneramásembarazosa.

¿Qué piensan, por ejemplo, de la discusión promovida por él cuandoinquirióhastadóndedebíaunamujercasadademostrarsuadmiraciónporunhombrequenoerasumarido,dejandocaerenmediodelaconversaciónydeacuerdo con su ingeniosa y francamodalidad francesa, el nombre de la tíasolteradelvicariodeFrizinghall?¿Quépiensandesuactitud,cuandoluegodesacararelucirsuyogermano,ledijoalseñordeunaheredadenelmomentoen que éste, toda una autoridad en materia ganadera, hizo mención de suexperiencia en el arte de criar toros, que, hablando con propiedad, laexperiencia para nada contaba y que la mejor manera de criar un toro eraconcentrarse con lamayor energía en la idea de un toro perfecto y hacerlosurgirencarneyhuesodenuestramente?¿QuéopinandeloquedijocuandoelrepresentantedelCondado,caldeadoyaenelinstanteenqueseservíanelqueso y la ensalada, estalló en esta forma, refiriéndose al incremento de lademocracia en Inglaterra? «Si llegamos a perder alguna vez nuestrasancestralesgarantías,¿puedeusteddecirme,sir.Blake,quénosquedará?»Estereplicóentonces, sacandoa relucir suyo italiano:«Nosquedarán trescosas,señor: el Amor, la Música y la Ensalada.» No solamente aterró a laconcurrencia con tales exabruptos, sino que, volviendo a su yo inglés, a sudebido tiempo, dejó de lado toda su suavidad extranjera y al hablar de la

profesión médica afirmó rotundamente cosas que ponían en ridículo a losmédicos,sacandodesuscasillasaunalpequeñoyalegreMr.Candy.

La disputa se inició a raíz de haberse visto obligado a reconocer Mr.Franklin—pormotivosqueheolvidado—quehabíaestadodurmiendomuymal últimamente. Mr. Candy le dijo al punto que sus nervios se hallabanresentidosyquedebíasometerseauntratamientodeinmediato.Mr.Franklinle contestó que, en su opinión, un tratamiento médico y un sistema que loobligaraaandaraunoatientasenlaoscuridaderanlamismacosa.Mr.Candyle devolvió el golpe hábilmente respondiéndole que, en el terreno físico, nohacíaMr.Franklinmásqueandaratientasenlaoscuridadenbuscadelsueñoy que la única manera de recobrarlo sería confiándose a un tratamientomédico.Mr.Franklin,deteniendoenel aire lapelota, le replicóquemuchasfueronlasvocesqueoyóhablardelcasodeunciegoquedirigíaaotrociego,peroqueésaeralaprimeravezquetalcosaselehacíaevidente.Siempreenelmismo tono prosiguieron parando y devolviéndose los golpes con energía,hasta que se acaloraron…, especialmente Mr. Candy, quien perdió de talmanera el dominio sobre símismo al salir en defensa de su profesión, queobligóamiamaaintervenirparaprohibirlesquesiguieranmásadelante.Estaindispensablemuestradeautoridadactuóamaneradegolpedegraciasobrelaatmósferade lareunión.De tantoen tantovolvióareanudarseaquíyallá laconversación,peropudoadvertirseunalamentablecarenciadevidaeingenioen las palabras.ElDemonio (o el diamante) había embrujado a este dinner-partyyfueunalivioparatodoselverlevantarsealama,quienlesindicóconseñasalasseñorasquedebíandejarlibresaloshombresparabeber.

AcababayoapenasdedisponerenunafilalasgarrafasdelantedelancianoMr. Ablewhite (que actuaba en calidad de anfitrión), cuando llegó hastanosotrosdesdelaterrazaunrumorquemehizoestremeceryolvidardegolpelasmanerasadecuadasallugar.Mr.Franklinyyonosmiramosalacara:eraelredobledeuntamborindio.¡Hubieraapostadocualquiercosaaquesetratabade losescamoteadoreshindúesque regresabananuestracasaatraídospor laPiedraLunar!

Enelmomentoenquedoblabanlaesquinadelaterrazayaparecíanantenuestravista,medirigíhaciaelloscojeando,conelfindeahuyentarlos.Peroquisomimalasuertequesemeadelantaranenelcaminolasdosmocetonas.Zumbandopasaron junto amí endireccióna la terraza, con lavelocidaddedoscohetesyenloquecidasporpresenciarlastriquiñuelasdeloshindúes.Lasotras mujeres las siguieron y hasta los propios caballeros hicieron allí suaparición.Antesdequehubieraunopodidoexclamar:«¡elSeñornosasista!»,yaestabanallílostruhaneshaciéndonoszalemasylasdosmocetonasbesandoalhermosomuchachito.

Mr. Franklin se situó junto a Miss Raquel y yo a espaldas de ésta. De

confirmarsemispresunciones,heahíquedelantedeloshindúessehallabaellaexhibiendosudiamantesobreelpecho,ignorandoabsolutamentesuverdaderasituación.

No me hallo en condiciones de especificar cuántos fueron los juegosverificadosyenquéformalosejecutaron.Enpartedebidoa losmalosratospasadosdurantelacenayenparteacausadelaprovocaciónqueentrañabaelregresodeesospícarosquellegabanjustamentea tiempoparacontemplar lagema,reconozcoqueperdítotalmentelacabeza.LaprimeracosaquerecuerdohabernotadoentoncesfuelapresenciasúbitaenellugardelexploradorhindúMr. Murthwaite. Deslizándose en torno del semicírculo formado por laspersonasquesehallabansentadasodepie,avanzóconcuidadohastasituarsea espaldas de los juglares, a quienes les habló repentinamente en su propialengua.

Dehaberlospunzadoconunabayoneta,dudoqueloshindúessehubieranestremecidodetalmanerayquesehubiesenvueltohaciaélconmásagilidadfelinaquelaquepusieronenjuegoaloírlasprimeraspalabrasbrotadasdesuslabios.Peroinmediatamentecomenzaronaprodigarlesuszalemasyahacerlereverenciasen la formamáspolíticay taimada.Luegode laspocaspalabrascambiadas en lengua extranjera, se alejó de allí Mr. Murthwaite tansilenciosamente como se había acercado.El jefe, que actuaba en calidad deintérprete, giró de inmediato sobre sí mismo, para enfrentar de nuevo a laconcurrencia.Pudeadvertirentoncesqueel individuodelatezcolordecaféexhibía una coloración gris, a raíz de las palabras oídas de labios de Mr.Murthwaite. Haciéndole una reverencia al ama, declaró que el espectáculohabía terminado. Las mocetonas, terriblemente disgustadas, lanzaron unestrepitoso«¡Oh!»que ibadirigidodirectamentecontraMr.Murthwaite,porhaber interrumpidoéste laexhibición.El jefedelos juglares, llevándoseconademán humilde lamano al pecho, declaró por segunda vez que los juegoshabían terminado. El muchachito inglés comenzó a pasar el sombrero. Lasseñoras se retiraron a la sala y los caballeros, excepto Mr. Franklin y Mr.Murthwaite, volvieron a sentarse ante sus copas de vino. El lacayo y yoseguimosaloshindúesparacomprobarsiabandonabanlafinca.

Alretornarporel ladode losarbustos,sentíolora tabacoymeencontréconMr.FranklinyMr.Murthwaite(esteúltimofumandounatrompetilla),loscualessepaseabandeunladoaotroentre losárboles.Mr.Franklinmehizounaseñaparaquemeacercara.

—Este—dijoMr.Franklin,presentándomealfamosoviajero—esGabrielBetteredge,viejoamigoyservidordelafamiliadelacualacabodehablarle.Teruegolecuentesalseñorloquemehasreferidoamí.

Mr.Murthwaite sequitó la trompetilla de la bocay se recostó contraun

árbolconairefatigado.

—Mr.Betteredge—comenzó—,esostreshindúessontanjuglarescomolopodemosserustedoyo.

¡Heaquíotrohechosorprendente!Naturalmente, lepreguntéalviajerosihabíavistoaloshindúesanteriormente.

—Jamás—replicóMr.Murthwaite—;peroconozcoafondoloquesonlosverdaderos juegos de manos hindúes. Lo que acaba de ver usted aquí estanochenoesmásqueunapobreyburdaimitacióndeaquéllos.Amenosque,pese a mi larga experiencia, me halle yo enteramente equivocado, esoshombres son brahmanes de alta jerarquía.Habrá usted observado, sin duda,cómoreaccionaroncuandolosacusédefalsarios,pesealohábilesquesonlosindostánicosparaocultarsusverdaderossentimientos.Hayensuconductaunalgo misterioso que no logro explicarme. Han sacrificado en dosoportunidadessusprivilegiosdecasta:primero,alcruzarelmar,ydespués,aldisfrazarsede juglares.En la tierradequeellosproceden, constituyeéseuninmensosacrificio.Debehaberunmotivomuyseriorespaldandosuactitudyalgunarazónpoderosaquelessirvaparajustificarseylosayudearecuperar,asuregreso,dichosprivilegios.

Yo enmudecí, Mr. Murthwaite siguió fumando. Mr. Franklin, luego defluctuarenmediodelasdiversasfacetasdesucarácter,quebróelsilencioenesta forma, hablando según su bella manera italiana, en tanto que dejabatrasluciratravésdeella,susólidabaseinglesaoriginal.

—Mr.Murthwaite;nosésisevaldrálapenamolestarlodándoleaconocerciertosdetallesdomésticospor loscualesnohabrádesentirusted, sinduda,ningún interés y de los que no siento yo, por mi parte, muchos deseos dehablar,fueradelcírculodemisallegados.Pero,luegodeloqueacabausteddedecir,mecreoobligado,eninterésdeLadyVerinderydesuhija,aponerensuconocimientoalgoquepuedequizácolocarloaustedsobrelapista.Lehabloenformaconfidencialyestoyseguroquehabrádeserustedlosuficientementeamablecomoparanoolvidartalcircunstancia.

Luego de este exordio le narró al viajero hindú, según su lúcidamanerafrancesa,lomismoquemehabíacontadoamíenlasArenasTemblonas.AunelinmutableMr.Murthwaitesesintiótanatraídohacialoqueestabaoyendoquedejócaerelcigarrodesuboca.

—Yahora—dijoMr.Franklin,aldartérminoalrelato—¿quéesloqueleaconsejasuexperiencia?

—Miexperienciamedice,Mr.FranklinBlake—respondióelexplorador—, que ha estado usted mucho más próximo a perder la vida que yo encualquierocasión;yesoesyamuchodecir.

AhorafueMr.Franklinquienseasombró.

—¿Setrata,realmente,dealgotangrave?—preguntó.

—Enmi opinión, sí—replicóMr.Murthwaite—.Nome cabe lamenorduda,luegodehaberloescuchado,dequelareintegracióndelaPiedraLunaralsitioqueocupabaenlafrentedelídolohindúeselmotivoylajustificaciónde esa renuncia a los privilegios de casta a que acabo de referirme. Estoshombresaguardaránconpacienciafelinasuoportunidadylucharánentoncesconlaferocidaddelostigres.Nopuedoexplicarmecómohapodidoescaparustedconvida—agregóeleminenteviajero,volviendoaencendersucigarroyclavandosuenérgicamiradaenelsemblantedeMr.Franklin—.¡Haestadoustedyendoyviniendodeunladoaotro,acáyenLondres,coneldiamanteencima y sigue respirando todavía! Aclaremos esto. ¿Fue a la luz del díacuandoretiróusted,enambasoportunidades,lagemadelbanco,enLondres?

—Alaplenaluzdeldía—dijoMr.Franklin.

—¿Yhabíamuchagenteenlascalles?

—Sí.

—Sin duda fijó usted la hora en que habría de llegar a la residencia deLadyVerinder.Lazonaquemediaentrelacasaylaestaciónesmuysolitaria.¿Pudoustedcumplirsupalabra?

—No.Lleguécuatrohorasantesdelaconvenida.

—¡Permítame que lo felicite por el procedimiento! ¿Cuándo depositó eldiamanteenelbancolocal?

—Unahoradespuésdehaberlo traídoaestacasa…ytreshorasantesdequeesperasevermenadieporestosalrededores.

—¡Permítamequelofelicitenuevamente!¿Lotrajoustedaquí,solo?

—No. Sucedió que me encontré en el camino con mis primos y supalafreneroyhubederegresaralacasaconellos.

—¡Permítamequelofeliciteporterceravez!Sienalgunaocasióndecideusted realizar un viaje hasta más allá de los límites del mundo civilizado,hágamelosaber,Mr.Blake,porquehabrédeacompañarlo.Esustedunhombreafortunado.

Aesaalturafuecuandointervineyo.Todoestosehallabaenpugnaconmimentalidadinglesa.

—Sin duda no querrá usted decir, señor—le dije—, que hubieran sidocapaces de matar a Mr. Franklin para apoderarse del diamante, de habersepresentadolaoportunidad.

—¿Fumausted,Betteredge?—preguntóelviajero.

—Sí,señor.

—¿Lepreocupaaustedmucholacenizacuandoestálimpiandosupipa?

—No,señor.

—Enelpaísdedondeestoshombresprovienenimportatantoasesinaraunsemejantecomoleimportaaustedeliminarlacenizadesupipa.Siunmillardevidasseinterpusiesenentreellosyeldiamante—yestuvieransegurosdeque la cosa habría de quedar en el misterio—, las sacrificarían todas sinvacilar. Concedo que el sacrificio de la propia casta constituye un hechotrascendental entre los hindúes. Pero el sacrificio de la vida humana careceparaellosdeimportanciaalguna.

Aloírestodeclaréqueenmiopiniónnosetratabamásquedeunhatajodeladronesycriminales.Mr.Murthwaitereplicóque,ensuopinión,setratabadeunpueblomaravilloso.Mr.Franklin,sinexpresar lasuya,noshizovolveralasuntoencuestión.

—YahanvistolaPiedraLunarsobreelpechodeMissVerinder—dijo—.¿Quédebehacerseahora?

—Lo mismo que su tío amenazó hacer—respondió Mr. Murthwaite—.Bien sabía el Coronel Herncastle con qué gentes trataba. Envíe mañana eldiamante (bajo la custodia devarias personas) aÁmsterdam,para que se lofragmente. Conviértalo en media docena de diamantes. En esa formadesaparecerálasagradaidentidaddelaPiedraLunar…,yseacabaráasíconelcomplot.

Mr.Franklinsevolvióhaciamí.

—Lacosano tieneremedio—dijo—.EsnecesarioquehablemosdeellomañanaconLadyVerinder.

—¿Porquénoestamismanoche, señor?—lepregunté—.¿Ysivuelvenloshindúes?

Mr. Murthwaite se apresuró a responder, antes de que lo hiciera Mr.Franklin.

—Loshindúesnoquerráncorrerelriesgodeveniraquíestanoche—dijo—.Raravezutilizanelloslosprocedimientosdirectosparaafrontarcualquierhecho,ymuchomenosloharánenestecaso,enqueelmenoryerropodríaserdefatalesconsecuenciasparalaconsecucióndeloqueseproponenobtener.

—Pero,¿ysiesospícarosresultansermásosadosdeloqueustedsupone,señor?—insistíyo.

—En este caso —dijo Mr. Murthwaite—, suelte a los perros. ¿Tienenustedesalgúnperrograndeenelpatio?

—Dos,señor.Unmastínyunsabueso.

—Con ellos bastará. En la actual emergencia,Betteredge, elmastín y elsabueso tienen la gran ventaja, sobre usted, de no sentir tantos escrúpulosrespectoalasantidaddelavidahumana.

Enelmismoinstanteenqueestarespuestaestallabacomounpistoletazoenmisoídosllegóhastanosotroslavozdesafinadadelpiano,provenientedelasala.Arrojandoelcigarro,Mr.MurthwaitetomódelbrazoaMr.Franklinyse dirigió con él hacia donde se hallaban las señoras.Mientras avanzaba enposdeellos,advertíqueelcieloseencapotabarápidamente.Mr.Murthwaitetambiénloadvirtió.Volviéndosemedijoconuntonofatigadoyburlón:

—¡Loshindúesvananecesitardesusparaguasestanoche,Mr.Betteredge!

La cosa podía ser divertida para él. Pero yo no era ningún viajeroeminente,nihabíaandadonuncaportierrasremotasjugandoalpeligroentreladronesyasesinos.Luegodepenetrarenmipequeñahabitacióntoméasiento,sudoroso, en una silla y me pregunté con embarazo qué es lo que debíahacersedeinmediato.Otro,enmilugar,hubieseterminadoporponersefebril;yoacabéconesodeotramanera:encendímipipaymedispuseahojearmiRobinsónCrusoe.

No hacía cinco minutos que me hallaba leyendo, cuando di con esteasombrosopasaje,enlapáginacientosesentayuno:

«EltemordelPeligroesdiezmilvecesmásaterradorqueelPeligroensímismo, cuando se torna éste aparente ante nuestros ojos; entoncesdescubrimosqueelPesodelaAnsiedadsuperaenmuchoaldelaDesgraciaqueprovocaesamismaAnsiedad.»

¡Quien después de leer estas líneas no crea en el valor del RobinsónCrusoe, o bien es porque algo anda mal en su cabeza o bien es un serextraviadoen labrumadesupropiaarrogancia!Siasíocurre,mejorseránomalgastar con él palabras y reservar nuestra piedad para alguien que poseamásvivafe.

Hacía ya largo tiempo queme hallaba fumandomi segunda pipa y queseguíaperdidoenmi sentimientodeadmiraciónhaciaesemaravilloso libro,cuandooíentraraPenélope,quienluegodeservirelté,veníaainformarmedelo acontecido en la sala. Cuando ella salió de allí, las dos mocetonas sehallabancantandoundúo,cuyaletracomenzabaconunaenorme«O»yalqueservía de fondo la música correspondiente. Había observado que el amacometióporvezprimera,hastadondealcanzabasumemoria,variosyerrosen

el juegodewhist.Había visto, también, al famosoviajerodurmiendo enunrincón;oídocómoMr.FranklinejercitabasuingenioacostadeMr.GodfreyydelasDamasdeBeneficenciaengeneralycómoledevolvíaMr.Godfreyelgolpe, en una forma un tanto violenta y que no se avenía con la habitualconducta de tan benevolente caballero. Pudo ver luego a Miss RaqueldedicándoseenaparienciaacalmaraMrs.Threadgallmediantelaexhibiciónde algunas fotografías, pero esforzándose en realidad por lanzarle a Mr.Franklinmiradas tanexpresivas,queaun lamás torpecriadahubiera sabidointerpretarladebidamente.Porúltimo, fuesorprendidapor laausenciasúbitadeMr.Candy,quienluegodedesaparecerenformamisteriosa,reaparecióenforma igualmente misteriosa y entabló conversación con Mr. Godfrey. Engeneralpuededecirsequelascosasseguíanuncursomásfavorablequeelqueera de prever, teniendo en cuenta lo ocurrido durante la comida. Demantenerse una hora más tal situación, las viejas manos del Padre Tiempollegaríanallíconelcarruajedecadacual,librándonos,porfin,detodosellos.

Todollegaasufinenestemundo;asífuecomoaunelestimulanteefectodelRobinsónCrusoesedisipóenmiespíritu, luegoqueabandonóPenélopemihabitación.Otravezinquieto,resolvíefectuarunainspecciónporlastierrasque rodean la casa, antes de que comenzara a llover. En lugar de iracompañado del lacayo, cuyo olfato era humano y por lo tanto de ningunautilidad frente a cualquier emergencia, partí en compañía del sabueso. Suolfatoeraespecialparadescubrira losextraños.Despuésderecorrer todoelperímetrodelaheredad,salimosalacarreterayemprendimosluegoelregresotanignorantescomocuandopartimosysinhaberdadoconelmenorrastrodealguienquepudieraestaracechandoencualquiersitio.Encadenéotravezalperro,yaldirigirmenuevamenteporelladodelosarbustosendirecciónalacasa,meencontrécondoscaballerosqueviniendodelasalaavanzabanhaciamí. Se trataba de Mr. Candy y Mr. Godfrey, quienes, tal como los dejaraPenélope, se hallaban conversando y reían suavemente a raíz de algunaocurrenciadesupropiacosecha.Yoexperimentéciertoasombroanteelhechode que hubieran llegado a hacerse amigos, pero resolví pasar de largo,naturalmente,aparentandonoverlos.

Elarribodelosvehículosfuelaseñalparaquecomenzaraallover.Elaguacayó a cántaros y en una forma que parecía anunciar que llovería toda lanoche.Conlasolaexcepcióndeldoctor,cuyobirlochoestabaaguardandoallí,elrestodeloscontertuliospartióarrellanándosecadacualcómodamenteensucochecerrado.LedijeaMr.Candyquelamentabaelquehubierademojarse.Merespondióquemucholeextrañabaqueamiedadsiguieraignorandoquelapiel deunmédico es impermeable.Yasí fue como, riéndose ante supropiachanza,selanzóenmediodelalluviaypudimosalfinvernoslibresdetodosloshuéspedes.

Correspondeahoranarrarloacontecidoduranteesanoche.

CAPÍTULOXI

Luegoqueelúltimohuéspedsehuboalejadoregreséalvestíbulointerior,donde encontré a Samuel junto al aparador presidiendo la labor de quienesservíanelbrandyy lagaseosa.ElamayMissRaquelabandonaron lasalayentraronallíseguidasdedoscaballeros.Mr.Godfreybebióunpocodebrandyy gaseosa. Mr. Franklin se abstuvo en absoluto. Se sentó, denotando uncansanciomortal; creo que las conversaciones sostenidas por él durante esafiestadecumpleañoshabíanrebasadosucapacidadderesistencia.

Al volverse para decirles buenas noches, posómi ama una duramiradasobreellegadodelCoronelquerutilabasobreelpechodesuhija.

—Raquel —le preguntó—, ¿dónde piensas guardar el diamante estanoche?

Miss Raquel se hallaba muy animada, en ese estado espiritual propicioparadecirtonteríaseinsistirperversamenteenellascomosisetrataradecosashenchidasdesentido,quehabránpodidosindudaobservaralgunasvecesenlas jovencitas cuando se hallan excitadas hacia el final de un día agitado.Primero expresó que no sabía dónde colocarlo. Luego que lo pondría,«naturalmente, sobre su tocador, entre las demás cosas». Pero en seguidarecordó que muy bien podía la piedra darse a brillar por su cuenta,aterrorizándolaconsuespantosaluzlunarenmediodelanoche.Despuésserefirió a un bufete hindú que se encontraba en su sala privada y decidióinstantáneamente colocar el diamante hindú en dicho bufete para que asítuvieran esos dos bellos objetos nativos la oportunidad de admirarsemutuamente. Luego de haber permitido que la pequeña corriente de suinsensatez avanzara hasta ese punto, decidió interponerse su madre paracontenerla.

—¡Pero,querida!Tubufetehindúcarecedecerradura—ledijo.

—¡Por Dios, mamá! —exclamó Miss Raquel—. ¿Vivimos acaso en unhotel?¿Hayladronesenlacasa?

Sinresponderatanabsurdaspalabras, lesdeseómiamabuenasnochesalosdoscaballeros.LuegosevolvióhaciaMissRaquelparabesarla.

—¿Por qué no me dejas guardar a mí el diamante, esta noche? —lepreguntó.

MissRaquel respondióen lamisma formaenquehubiera replicadodiez

años atrás, de habérsele propuesto en ese entonces abandonar una muñecanueva. Mi ama advirtió que no sería posible hacerla entrar en razones esanoche.

—Venamialcobamañanaencuantotelevantes,Raquel—ledijo—.Puestendréentoncesalgoquedecirte.

Dicho lo cual, abandonó el cuarto lentamente, abismada en sus propiospensamientos,queparecíanconducirlaporsenderosnadagratos.

MissRaquel fue laprimerapersonaendar lasbuenasnochesdespuésdeella.EstrechóprimerolamanodeMr.Godfrey,quesehallabadedicadoa lacontemplacióndeuncuadroenelextremoopuestodelcuarto.LuegosevolvióhaciaMr.Franklin,quepermanecíasentado,silenciosoyconairedefatiga,enunrincón.

Ignoroloquehablaron.Perohallándome,comomehallaba,apocospasosdenuestrograndeyantiguoespejodemarcoderoble,pudeverlareflejándoseen él,mientras le enseñaba por unmomento y a hurtadillas aMr. Franklin,luego de haberlo extraído de su escote, el guardapelo que aquél le regalara,acompañandosuacciónconunasonrisacuyosentidotrascendíaloslímitesdeunactoordinario,antesdedirigirseconpasoágilasualcoba.Esteincidentemehizoperderun tanto la confianzaquehabía tenidohasta entonces enmidiscernimiento.Comencé apensarquebienpodía, despuésde todo,hallarsePenélopeenlociertorespectoalossentimientosdesujovenama.

TanprontocomoliberóMissRaquellosojosdeMr.Franklinypudoéstedenuevomirarporsucuenta,reparóenmipresencia.Suvariableopinión,quecambiabaantecualquiercosa,variótambiénenloquerespectaalosjuglares.

—Betteredge—dijo—,mesientoinclinadoapensarquetomédemasiadoen serio las palabras queme dijoMr.Murthwaite allí, en los arbustos.Mepreguntoahorasinonoshabráhechovíctimasdealgunodesusembustesdeviajero.¿Piensassoltar,deveras,alosperros?

—Les quitaré el collar, señor—respondí—, dejándolos en libertad paraquesedenunavueltaporahíestanoche,siesquehuelenalgoquelosimpulseahacertalcosa.

—Muybien—dijoMr.Franklin—.Yaveremosmañanaquéesloquehayquehacer.Noestoydispuesto,deningunamanera,Betteredge,aalarmaramitía,mientrasnotengaunarazónpoderosaparahacerlo.Buenasnoches.

Tanpálidoyagotadosehallabaenel instanteenqueasiendo labujía sedispusoaascenderlaescalera,quemeatrevíaaconsejarlequetomarauntragodebrandycongaseosaantesdeirsealacama.Mr.Godfrey,queavanzóhacianosotrosdesdeelotroextremodelhall,apoyómiofrecimiento.Insistiódela

maneramás cordial anteMr. Franklin, para hacerlo beber un trago antes deretirarse.

Sidetalloestaspequeñeces,essóloparahacerconstarelgranplacerqueexperimentéaladvertircómo,peseacuantohabíavistoyoídoesedía,losdoscaballerossehallabanenmejoresrelacionesquenunca.Laguerraverbal(quepresencióPenélopeenlasala)ysurivalidadanteriorenprocuradelfavordeMiss Raquel parecían no haber dejado ninguna huella profunda en susespíritus.Pero,¡bueno!,tenganencuentaquesetratabadedoscaballerosdebuen carácter y de dos hombres de mundo. Indudablemente la gente decondiciónposeeelmétododenosertanpendencieracomolaquenoloes.

Mr. Franklin rehusó el brandy con gaseosa y ascendió la escaleraacompañadodeMr.Godfrey,puessuscuartossehallabancontiguos.Yaenelrellano,noobstante,yfueraporquesuprimolohubieseconvencidooporquedandounvirajecomodecostumbrehubiesecambiadonuevamentedeopinión,megritódesdeloalto:

—Quizá necesite echar un trago durante la noche. Súbeme un poco debrandyamihabitación.

EnviéaSamuelconelbrandyylasodaysalídelacasaparairaquitarlesel collar a los perros. Listos, atónitos y locos de alegría al ver que se loslibertaba a esa altura de la noche, comenzaron a saltarme encima comodoscachorros. Sin embargo, la lluvia se encargó bien pronto de apagar suvehemencia: luego de mojar su lengua en breve instante, se deslizaronnuevamenteensusperreras.Alemprenderelregresohacialacasa,observéenloaltoseñalesdeuncambiofavorableen lascondicionesdel tiempo.Porelmomento,sinembargo,seguíalloviendotorrencialmenteylatierrasehallabaenteramenteempapada.

Samuel y yo recorrimos la casa, cerrando como de costumbre todas laspuertas.Sinconfiarmeamisubalterno,measeguré,estavezpormímismo,dequetodosehallabaenorden.Todoestababajollaveyasalvocuandotendímiviejaosamentaenlacama,entrelamedianocheylaunadelamadrugada.

Sindudalasinquietudesdeldíaresultaronuntantoagobiantesparamí.Seacomo fuere,me sentí aquejado en ciertamedida por lamisma dolencia quehabíahechopresadeMr.Franklin.Salíaelsolcuandopudedormirme.Todoeltiempo que duró mi desvelo permaneció la casa tan silenciosa como unatumba.Noescuchéotrorumorqueeldelalluviaoelvientosilbandoentrelosárboles,cuandoempezóasoplarlabrisadelamadrugada.

Me desperté a las siete y media, y al abrir la ventana tuve ocasión deadmirarunmagníficodíadesol.Elrelojyahabíadadolasochoymedisponíaa salir para amarrardenuevoa losperros, cuandoescuchéde improvisoun

crujidodefaldasdetrásdemíenlaescalera.

AlvolvermeviveniraPenélopecorriendocomounaloca.

—¡Padre! —chilló—. ¡Sube, por Dios, la escalera! ¡El diamante hadesaparecido!

—¿Estásloca?—lepregunté.

—¡Ha desaparecido!—dijo Penélope—. ¡Nadie sabe cómo pudo ocurrirtalcosa!¡Subeycompruébaloportimismo!

A la rastra me condujo hasta la sala privada de su joven ama, que sehallabacontiguaasudormitorio.

Allí, sobreelumbraldeesteúltimo, seerguíaMissRaquelconel rostrotanblancocomoelníveopeinadorquelacubría.Allítambiénpudeobservarlas dos puertas del bufete hindú abiertas de par en par. Una de las gavetasinterioreshabíasidoimpulsadahaciaafueraentodasulongitud.

—¡Mira!—dijoPenélope—.YomismaviaMissRaquelguardaranocheeldiamanteenesecajón.

Medirigíhaciaelbufete.Lagavetasehallabavacía.

—¿Esciertoeso,MissRaquel?—lepregunté.

Con una mirada que no era la habitual y una voz que tampoco era lapropia,MissRaquelmerespondiódelamismamaneraquemehabíareplicadomihija:

—Eldiamantehadesaparecido.

Dichasestaspalabrasseretiróasualcobayseencerróenellaconllave.

Antesdequetuviéramostiempodedecidirloquehabríadehacerse,entróallínuestraama,lacual,atraídapormivoz,veníaaenterarsedeloocurridoenlahabitaciónprivadadesuhija.Lanoticiadelapérdidadeldiamanteladejópetrificada.Avanzandohaciaeldormitoriodesuhija,insistióenserrecibida.MissRaquelabriólapuerta.

Laalarma,propagándosecomounfuegoporlacasa,alcanzódeinmediatoalosdoscaballeros.

Mr.Godfrey fue el primero en lanzarse fuera de su alcoba. Todo lo quehizo al enterarse de la noticia fue elevar las manos en un ademán deperplejidadquenohablabaparanadaen favorde su fuerzade carácter.Mr.Franklin, en cuya lucidez mental yo confiara y cuyo consejo esperaba, semostrótanimpotentecomosuprimoalllegarlanoticiaasusoídos.Quisolacasualidadqueesanochedescansaraporfinasusanchasy,alparecer,comolodijoélmismo,eseinusitadoderrochedesueñoentorpeciósusfacultades.No

obstante, luegoquehubobebidouna tazadecafé—cosaque,siguiendounacostumbre extranjera, hacía siempre antes de ingerir comida alguna—, seaclaró su cerebro, su yo lúcido retornó, y tomando el asunto en susmanosresueltaydiestramente,adoptólasmedidasquesiguen:

En primer lugar hizo comparecer a los criados, para comunicarles quedebíandejarcerradastodaslaspuertasyventanasdelaplantabaja,exceptolaprincipal,queyahabíayoabierto.Luegonospropuso,asuprimoyamí,queantesdeemprenderacciónalgunanosaseguráramosbiendesieldiamantenohabía caído por accidente en algún lugar oculto…, detrás del bufete, porejemplo,odebajodelatarimasobrelacualsehallabaaquél.Despuésdehaberindagadoallíinfructuosamente—ydehaberinterrogadoaPenélope,quiennoledijomásdeloquemehabíadichoamí—,manifestóMr.FranklinqueseríaconvenienteincluiraMissRaquelenelinterrogatorioyleordenóaPenélopequellamaraasupuerta.Elllamadofuecontestadopormiama,quienalsalircerrólapuertatrassí.DeinmediatoseoyócómoMissRaquelhacíagirar lallave en la cerradura desde adentro. Mi ama se reunió con nosotros,trascendiendounazozobrayunaperplejidadangustiosas.

—LapérdidadeldiamanteparecehaberabatidoenteramenteaRaquel—dijo en respuesta aunapreguntaque lehizoMr.Franklin—.Seniegade lamaneramásextrañaahablardelagemaaunconmigo.Esenvanoqueintentenverlaahora.

Luego de haber sumado un nuevo motivo de perplejidad a los yaexistentes, con esta mención del estado de Miss Raquel, recobró mi amamedianteunleveesfuerzosucalmahabitual.

—Creoqueestonotieneremedio—dijocalmosamente—.¿Nolespareceaustedesquenoquedaotraalternativaquedarcuentaalapolicía?

—Yloprimeroqueharálapolicía—añadióMr.Franklin,acogiendoconentusiasmo sus palabras—, será echar el guante a los juglares hindúes queactuaronaquíanoche.

Tanto mi ama como Mr. Godfrey, que ignoraban lo que sabíamos Mr.Franklinyyo,clavaron,perplejos,susmiradasenél.

—Notengotiempoparaentrarendetalles—prosiguióMr.Franklin—.Loúnicoquepuedoasegurarlesahoraesqueeldiamantehasidorobadoporesoshindúes.

—Extiéndemeunacartadepresentación—ledijoamiama—,dirigidaaalgunode losmagistradosdeFrizinghall…,haciendo constar solamentequeyo te represento en tusdeseos e interesesydéjamepartir de inmediato.Lasprobabilidadesquetenemosdedarlescazaaesosladronesdependequizádelhecho de no desperdiciar un solominuto. (Nota bene: se tratara o no de la

facetabritánicaofrancesadesucarácter,lociertoesquelaquesemostrabaahora en todo su apogeo constituía la base auténtica de su yo. Sólo cabíapreguntarseahoracuántotiempopermaneceríaaflotelamisma.)

Echandomanodeltintero,delportaplumasydelpapel,lospusodelantedesutía,quien,segúnmepareció,escribiólacartaqueleerasolicitadauntantodemalagana.Silehubierasidoposiblepasarporaltoladesaparicióndeunagemacuyovalorascendíaaveintemillibras,creoquemiama—teniendoencuenta la opinión que le merecía su difunto hermano y el recelo quedespertaba en ella ese presente de cumpleaños— se hubiera sentidosecretamentealiviadaaldejarque los ladroneshuyeran impunementecon laPiedraLunar.

Mientras nos dirigíamos, Mr. Franklin y yo, hacia los establos, se mepresentó la oportunidad de preguntarle cómo habían podido los hindúes, dequienestanmalaopiniónteníaél,introducirseenlacasa.

—Esposiblequealgunodeellossehayadeslizadoenelvestíbulodurantelaconfusiónqueseprodujoalretirarseloshuéspedes—dijoMr.Franklin—.OcultobajoelsofápuedehaberoídomencionaramitíayaRaquelelnombredellugarenquehabríadeserdepositadoeldiamanteanoche.Luegodeello,nohabrátenidomásqueaguardaraquesehicieseelsilencioenlacasaparaecharmanoalagemaenelbufete.

Dicho esto le gritó al establero para que abriese la puerta y se lanzó enseguidaalgalope.

Esaparecíaserlaexplicaciónmáslógica.Noobstante,¿dequémediossehabíavalidoelladrónparaabandonarlacasa?Aliraabriryoesamañanalapuertaprincipal,lahallécerradaconllaveycerrojo,talcualladejaralanocheanterior.Enloqueconciernealasrestantespuertasyventanas,heaquíquesehallaban aún todas cerradas e intactas, hecho este último elocuente por símismo. ¿Y los perros? Concediendo que el ladrón hubiera escapadolanzándosedesde algunade las ventanasdel piso alto, ¿cómohabía logradoeludir a los perros? ¿Dándoles de comer carne narcotizada?Mehallaba aúnpensando en ello, cuando vi venir corriendo hacia mí a los animales, loscuales, luego de doblar una esquina de la casa, se echaron a rodar sobre elcéspedcontantaalegríaysaludabledinamismo,quemevienapurosparaquesecalmasen,conelfindeencadenarlosdenuevo.Cuantasmásvueltasledabaenmicabeza,menossatisfactoriameparecíalaexplicacióndeMr.Franklin.

Llegó la hora del desayuno… Pase lo que pase en una casa, haya o nohabidoenellaunroboounasesinato,lociertoesquenopuedeunorehuireldesayuno.Terminadoéste,enviópormíelamaymeviobligadoarevelarletodo lo que hasta ese instantemantuviera en secreto, en lo que atañía a loshindúesyasucomplot.Mujerdegrancoraje,supobienprontorecobrarsedel

asombro inicial que le provocaron mis palabras. Se hallaba mucho máspreocupada por el estado de su hija que por la conspiración de los paganoshindúes.

—Usted sabe lo rara que es Raquel y en qué forma tan distinta de lasdemásmuchachasseconduceenciertasocasiones—medijo—.Noobstante,jamásanteriormenteheobservadoenellaelextrañoyreservadoaspectoqueahora tiene. La pérdida de la gema parece haberle hecho perder la cabeza.¿Quiénhubiera imaginadoqueesehorriblediamantehabríadeejercer sobreellatalinflujoyentanbrevísimoespaciodetiempo?

Sindudaeraparaextrañarse.Enloqueconciernealosjuguetesydijesengeneral,nohabía idoellanuncamásalládel entusiasmoquepor esascosassientenlamayoríadelasniñas.Noobstante,heaquíqueseguíaencerradaensu alcoba, desconsolada. Justo es agregar, sin embargo, que no fue ella laúnica persona de la casa que se vio lanzada repentinamente fuera del cursoordinariodesuvida.Mr.Godfrey,porejemplo—peseaser,profesionalmentehablando, una especie de mitigador de los males ajenos—, parecía hallarseenteramente desorientado respecto de los medios a usar para ayudarse a símismo.Nocontandoconningúncompañeroqueloentretuviera,nipudiendoensayarenlapersonadeMissRaquelsuexperienciarelativaalasmujeresendesgracia, erraba de aquí para allá por la casa y el jardín, sin rumbo ydesasosegado.Dosideasdiferentescontendíanensuespíritu,enloqueatañeala conducta a seguir por él, frente a la desgracia acaecida en el seno de lafamilia.¿Debíaen laactualemergenciaaliviaraestaúltimade lacargaqueimplicabasupresenciaallí,encalidaddehuésped,oeramejorquesequedarapara el caso de que sus humildes servicios pudieran ser de alguna utilidad?Decidió al fin que este último era quizá el procedimiento que aconsejaba lacostumbreyeldecoro, frenteaun infortuniode índole tanpeculiarcomoelqueacababadesobrevenirenlacasa.Larealidadeslapiedradetoquedondeseponeapruebaelmetaldequeestáconstituidounhombre.Mr.Godfrey,alserprobadoporlascircunstancias,demostróhallarsefundidoenunmetalmáspobre que el que yo había supuesto. En lo que se refiere a la servidumbrefemenina —excepto Rosanna, que se replegó sobre sí misma—, todas lasmujeres se dieron a cuchichear en los rincones y a clavar sus miradassuspicacesencuantacosalesparecíaextraña,comoescostumbreenquienescomponen esa mitad más débil del género humano, cuando ocurre algúnsuceso extraordinario enuna casa.Admitoqueyomismome inquieté ymepusedemalhumor.LamalditaPiedraLunarhabíatrastornadotodaslascosas.

Poco antes de las once regresóMr. Franklin. La faceta expeditiva de sucarácterhabíanaufragado,segúntodaslasapariencias,duranteeltiempoquepermanecióafuera,bajoelpesodelaresponsabilidadrecaídasobreél.Habíapartido de nuestro lado al galope y regresaba al paso. Cuando salió era un

hombre de acero. A su retorno parecía una cosa rellena de algodón y tanblandacomoesposibleserlo.

—¡Ybien!—dijomiama—.¿Vendrálapolicía?

—¡Sí!—respondióMr. Franklin—;me dijeron que vendrían volando: elInspectorSeegravecondosagentes.¡Merafórmula!Nohayesperanzaalguna.

—¡Cómo!¿Hanhuidoloshindúes,señor?—lepregunté.

—Esospobreseinfortunadoshindúeshansidoencarceladosdelamaneramás injusta—dijoMr. Franklin—. Son tan inocentes como un niño reciénnacido.Misospechadequealgunodeellossehabíaescondidoenlacasahaterminado, como todas las demás, por desvanecerse como el humo. Se haprobado que tal cosa —añadió Mr. Franklin, regodeándose en su propiaincompetencia—es,desdetodopuntodevista,imposible.

Luegodeasombrarnosconesteanuncioqueimplicabauncambioradicalen el aspectopresentadopor el asuntode laPiedraLunar, nuestro caballerotomóasientoapedidodesutía,disponiéndoseaexplicarse.

Alparecer, la facetaexpeditivadesucarácterhabía seguidoactuandoenprimerplanohastanomásalládeFrizinghall.Luegodehaberescuchadosusobriaexposición,elmagistradodispusoqueelasuntopasaraamanosde lapolicía.Lasprimerasindagacionesefectuadasentornoalasactividadesdeloshindúes demostraron que éstos no intentaron siquiera abandonar la ciudad.Posteriormentepudocomprobar lapolicíaque los tres juglares fueronvistosderegresojuntoconelmuchachoenFrizinghall,entrelasdiezylasoncedelanocheanterior…,circunstanciaquevenía,asuvez,ademostrar, teniendoencuentalahorayladistancia,queemprendieronelregresoapenasterminaronsu exhibición en la terraza. Aúnmás, hacia la medianoche tuvo ocasión lapolicíadecomprobarenlacasadehuéspedesdondeaquéllossealojaban,quetantolosprestidigitadorescomoelmuchachitoinglésseencontrabanallícomodecostumbre.Yomismohabíacerradolaspuertasdelacasapocodespuésdemedianoche.Nopodríahabersehalladootrapruebaquehablasemásqueéstaenfavordeloshindúes.Elmagistradoafirmóquenohabíaelmenormotivoparasospechardeelloshastaesemomento.Perocomopodíaocurrirque lasinvestigaciones policiales trajeran a luz ciertos hechos relacionados con losjuglares, habría de valerse, con el fin de ponerlos a nuestra disposición, delpretextodequeeranunostruhanesyvagabundos,paraencerrarlosbajollaveycerrojo.Unatransgresióncometidaporellossinsaberlo(heolvidadocuál)loscolocóautomáticamentebajolaaccióndelasleyes.Todainstituciónhumana,inclusolajusticia,extenderáuntantoelradiodesuacción,consóloapartarladesucaucenatural.Eldignomagistradoeraunviejoamigodelacasa…,yloshindúesfueron,porlotanto,«encarcelados»porunasemana,deacuerdoconlaordenimpartidaapenasabriólaspuertaseltribunalesamañana.

Tal fue el relato que de los hechos acaecidos en Frizinghall hizo antenosotrosMr.Franklin.Lapistaquesebasabaenloshindúes,paraesclarecerelmisterio de la gema perdida, se había esfumado en nuestras manos, segúntodas las apariencias. Si los juglares eran inocentes, ¿quién diablos habíahechoentoncesdesaparecerlaPiedraLunardelagavetadeMissRaquel?

Diez minutos más tarde la presencia del Inspector Seegrave en la casaprovocóen todosuna infinitasensacióndealivio.LuegodepresentarseanteMr.Franklin,losiguióhastalaterrazaysesentarondespuésalsol(lafacetaitalianadelcarácterdeaquélsehallaba,sinduda,ahora,entodosuapogeo).Mr.Franklinprevinoalpolicíaquenocabíaabrigaresperanzaalgunarespectoa la investigación, antes de que éste hubiera dado siquiera comienzo a lamisma.

Teniendo en cuenta la situación en que nos hallábamos, ninguna visitahubiera podido sermás estimulante para nosotros que la del Inspector de lapolicíadeFrizinghall.MísterSeegraveeraunapersonaimponente,deelevadaestaturayademanesmarciales.Teníaunahermosavozdeacentoimperativo,una mirada extraordinariamente enérgica y una gran levita pulcramenteabotonada hasta la altura de su corbatín de cuero. «¡He aquí al hombre queustedesnecesitan!»,parecíahallarseestampadoentodosusemblante;ylesdiounasórdenestanseverasasusdossubalternos,quenonosquedóyalamenordudarespectoaquenadieseatreveríaajugarconél.

Comenzóporindagardentroyfueradelafinca, llegandoalaconclusióndequeningúnladrónhabíatratadodeviolentarlaspuertasyque,porlotanto,el hurto había sido cometido por algún habitante de la casa. Imaginamos laalarmaquecundióentrelaservidumbre,cuandoeseanunciooficialllegóasusoídos. El Inspector resolvió examinar primero el boudoir, terminado lo cualdispuso el registro de los criados. Al mismo tiempo apostó a uno de sushombresjuntoalaescaleraqueconducíaalosdormitoriosdelaservidumbre,conlaordendenodejarpasaranadiedelacasa,hastatantonoseledierannuevasinstrucciones.

Estoúltimodio lugaraque las representantesde laotramitadmásdébildelgénerohumanosedieranavagarporallídesorientadas.Saltandocadaunade su rincón, se lanzaron escalera arriba en dirección al aposento de MissRaquel,dondesepresentaronencorporación.(RosannaSpearmanhabíasidoarrastradaestavezenmediodeellas)ysearrojaronluegocomounatrombasobreelInspectorSeegrave,emplazándolo,conelairedesercadaunadeellasla culpable, a que dijera de una vez por todas sobre quién recaían sussospechas.

El señor Inspector semostróa la alturade las circunstancias…, lasmiróconsusojosenérgicosylasamedrentóconsuvozdemilitar:

—Bueno,ahora,todaslasmujerespuedenirbajandolaescalera.Todas.Nolas necesito aquí para nada. ¡Miren! —dijo el Inspector, señalandosúbitamenteunapequeñamanchaquesehallabahaciaelbordeyexactamentedebajo de la cerradura de la puerta recién decorada del aposento de MissRaquel—. ¡Miren lo que ha hecho alguna de ustedes con su falda! ¡Fuera,fueradeaquí!

Rosanna Spearman, que era quien más próxima se hallaba a él y a lamancha, dio el ejemplo, retirándose obedientemente para ir a reanudar susfaenas.Elrestodelaservidumbrelaimitó.ElInspectorterminósuregistrodelcuartoynohabiendosacadonadaenlimpio,mepreguntóquiénhabíasidolapersonaquedescubrióelrobo.Mihijahabíasidotalpersona.Seenvió,pues,porella.

El señor Inspector se mostró un tanto severo con Penélope, al darcomienzoalinterrogatorio.

—Ahora,muchacha,escúchemebien…,ytratededecirtansólolaverdad.

Penélopeseinflamóinstantáneamente.

—¡Nuncasemehaenseñadoadecirotracosaquelaverdad,señorpolicía!… ¡Y simi padre, que se halla aquí presente, permite que seme acuse deladrona y falsaria, que seme impida la entrada ami propia habitación y sepisotee mi buena reputación, la única cosa de valor con que cuenta unamuchachapobre,simipadrelopermite,consideraréquenoestanbuenpadrecomoyolocreíhastaahora!

Unapalabraoportunadichapormíeneseinstante,sirvióparacolocarlasrelaciones de Penélope con la Justicia en un plano menos enojoso. Laspreguntas y las réplicas se sucedieron, sin que se arribara a nada digno demención.LaúltimaescenaaqueasistiómihijalanocheanteriorfueaquellaenquevioaMissRaquelcolocarsudiamanteenlagavetadelbufete.Cuando,hacia lasochode lamañana siguiente,pasóporallí conuna tazade téparaMissRaquel,hallóelcajónabiertoyvacío.Ante locualpusosobreavisoatodalacasa…EsoestodoloqueteníaquedecirPenélope.

El señor Inspector solicitó ver en seguida a la propia Miss Raquel.Penélopelehizollegaraéstaelpedidoatravésdelapuerta.Laréplicallegóporlamismavía:

—Notengonadaquedecirlealapolicía…Noquieroveranadie.

Nuestroexperimentadooficialsesintió,alavez,perplejoyofendidoaloírtal respuesta.Yo ledijequemi jovenamaseencontrabaenfermay le roguéque difiriese la entrevista para más adelante. En seguida descendimos laescaleraynoscruzamosluegoconMr.GodfreyyMr.Franklinenelhall.

Ambos caballeros, siendo, como eran también, moradores de la casa,fueron requeridos para que arrojaran, de serles posible, alguna luz sobre elasunto. Ninguno de ellos sabía nada importante. ¿Habían escuchado algúnruido sospechoso durante la noche? Ninguno, como no fuera el golpeteoacompasado de la lluvia. ¿Y yo, pormi parte, despierto como había estadodurante más tiempo que cualquiera de ellos, no había oído nada? ¡Nadatampoco!Semeliberódelinterrogatorio.Mr.Franklin,aferradoaúnalpuntodevistadequenuestrasdificultadeseraninsalvables,cuchicheóenmioído:

—Estehombrenonosserviráparanada.ElInspectorSeegraveesunasno.

Liberadoasuvezdelaspreguntas,Mr.Godfreymemurmuróaloído:

—Evidentemente se trata de un hombre muy capaz. ¡Betteredge, confíoplenamenteenél!

Muchos hombres, muchas opiniones, como dijo hace tiempo uno denuestrosmayores.

ElseñorInspectordecidióirdeinmediatoalboudoir;mihijayyoíbamospisándolelostalones.Teníaelpropósitodeaveriguarsiesquealgunodelosmueblesfuecambiadodelugardurantelanoche…,puessupreviaindagaciónenelmismositiolohabíadejado,alparecer,insatisfecho.

Mientras nos hallábamos hurgando aún entre sillas y mesas, se abriósúbitamentelapuertadeldormitorio.Despuésdehaberserehusadoarecibiranadie, he aquí que, ante nuestro asombro, avanzaba Miss Raquel hacianosotros, por su propia voluntad. Luego de echar mano de su sombrero dejardín, que se hallaba sobre una silla, avanzó en línea recta hacia Penélopeparahacerleestapregunta:

—¿Mr.FranklinBlakelaenvióconunrecadoparamíestamañana?

—Sí,señorita.

—Deseabahablarconmigo,¿noesasí?

—Sí,señorita.

—¿Dóndeestáélahora?

Aloírvocesprovenientesdelaterrazadeabajo,measoméalaventanaypude distinguir a dos caballeros que se paseaban por allí de arriba a abajo.RespondiendoenlugardePenélopedije:

—Mr.Franklinsehallaenlaterraza,señorita.

Sinagregarunasolapalabrayhaciendocasoomisodeloqueledecíaelseñor Inspector, quien se esforzó por hacerse oír, con el semblantemortalmente pálido y extrañamente aislada en sus propios pensamientos,

abandonóMissRaquel la estanciaybajó endirección a la terraza, para ir aenfrentarasusprimos.

Sindudafuelamíaunafaltaderespetoytambiéndeeducación,peronopudedeningúnmodo resistir a la tentaciónde asomarmea laventana,paraasistiralencuentrodeMissRaquelconlosdoscaballeros.

AvanzóaquélladirectamentealencuentrodeMr.Franklin,sin reparar,alparecer,enMr.Godfrey,elcualoptóporretirarse,dejándoleselcampolibre.Cualquier cosaque le hayadicho aMr.Franklin, lo expresódeunamaneravehemente. Fueron tan sólo unas pocas palabras; pero, a juzgar por lo quealcancé a ver del rostro de él, desde mi observatorio, despertaron en Mr.Franklinunasombroqueibamásalládetodointentodescriptivo.Sehallabanaún los dos allí, cuandovi aparecer ami ama en la terraza.MissRaquel lavio…ledijounaspalabrasmásaMr.Franklin…yemprendiósúbitamenteelregresoalacasa,antesdequemiamapudieradarlealcance.Esta,sorprendidapor suconducta,y advirtiendo la sorpresadeMr.Franklin, sepusoahablarconsusobrino.Mr.Godfreyseacercóentoncesparaunirsealaconversación.Mr.Franklinechóaandarentreambosycomenzóa referirse,sinduda,a loque acababa de ocurrirle, pues los otros dos, luego de haber avanzado unospocospasos,sedetuvieronensecocomoparalizadosporelasombro.Aestaalturademiobservaciónoíquelapuertadelahabitaciónprivadademiamaeraimpulsadademaneraviolenta.MissRaquelatravesóelcuartovelozmente,irradiandounacólerasalvaje,conlosojosllameantesylasmejillasardientes.El señor Inspector intentó de nuevo interrogarla. Ya sobre el umbral de sualcoba,MissRaquelsevolvióparagritarleenfurecida:

—¡Yonolohemandadollamar!Nilonecesito.Heperdidomidiamante.¡Niusted,ninadieenelmundohabrándeencontrarlojamás!

Dicholocual,seintrodujoensualcobayluegodecerrarnoslapuertaenlacara,leechólallavealapuerta.Penélope,quesehallabamuypróximaaésta,dijoquelaoyóestallarensollozos,apenasseencontróasolasensucuarto.

¡Tanprontorugía,tanprontolloraba!¿Quésignificabaeso?

RespondíalInspectorqueellosignificabaquelamentedeMissRaquelsehallabaperturbadaporladesaparicióndelagema.Preocupadocomomesentíaporelbuennombredelafamilia,muchofueloquelamentéeseolvidodelasformasdepartedemijovenama—aunfrenteaunfuncionariopolicial—,ylaexcusédelamejormanera,enconsecuencia.EnelfondomehallabadelomásperplejoantelasasombrosaspalabrasylaconductaseguidaporMissRaquelen esta emergencia.Apoyándome, para descifrar su sentido, en las palabrasquepronunciarajuntoalapuertadesualcoba,sólopudesacarenlimpioquese hallabamortalmente ofendida por el hecho de que hubiéramosmandadollamar a la policía, y que el asombro que se reflejó en el rostro de Mr.

Franklin,enlaterraza,tuvosuorigenenelreprochequeellaledirigióaraízdehabersidoéllapersonamásresponsabledetraerlapolicíaalacasa.Siestasuposiciónmíaseconfirmaba,¿porquéentonces…habiendoellaperdidoeldiamante… se oponía a la entrada en la finca de esas gentes cuya misiónconsistía,precisamente,enreintegrarlelagema?¿Ycómoesque,¡ennombredel cielo!, podía ella saber que la Piedra Lunar no habría de ser jamásrecuperada?

Tal como se hallaban las cosas, era imposible que persona alguna de lacasaestuvieseencondicionesderesponderaningunadeesaspreguntas.Mr.Franklinconsideraba,alparecer,quesuhonorleimpedíarepetirleauncriado—aun tan anciano comoyo— loqueMissRaquel le dijo en la terraza.Mr.Godfrey, cuya condición de caballero y de pariente le hubiera dadoprobablemente accesoa la intimidaddeMr.Franklin, respetó su secretopordecoro.Miama,quesehallabatambiénenconocimientodelmismoyeralaúnica persona que podía llegar hasta Miss Raquel, hubo de reconocerabiertamentequenadapudoobtenerdesuhija.«¡Meenloquecescuandomehablas del diamante!»: ni una sola palabra más pudo arrancarle su madre,luegodeponerenjuegotodasuinfluencia.

He aquí que nos encontrábamos ante una valla infranqueable, en lo querespectaaMissRaquel…,yanteunescollotambiéninfranqueable,enloqueconcierne a la Piedra Lunar. En cuanto a lo primero, mi ama se mostróimpotente para prestarnos ayuda. En lo que atañe a lo segundo (como lohabránsospechadoustedes),Mr.Seegraveestabayaapuntodeconvertirseenuninspectorquenosabequéhacer.

Luego de haber huroneado de arriba abajo en el boudoir sin haberdescubierto absolutamente nada entre los muebles nuestros experimentadofuncionariosededicóaaveriguarsilosdomésticosteníanonoconocimientodelsitioenquefuecolocadoeldiamantelanocheanterior.

—Para empezar le diré, señor —contesté—, que yo conocía el lugar.También Samuel el lacayo…, pues se encontraba presente en el hall, en elinstanteenquesehablórespectoalsitioenquedebíasercolocadoesanocheeldiamante.Mihijatambiénlosabía,comoyalohamanifestadoellamisma.Penélope oSamuel debieronmencionar la cosa ante los demás criados…, obienéstosoyeronporsímismos laconversacióna travésde lapuerta lateraldel hall, que da sobre la escalera posterior, la cual pudomuy bien hallarseabiertaenesteinstante.Enmiopinión,todoelmundoconocíaellugarenqueseencontrabalagemaanoche.

Como mi respuesta abría ante el señor Inspector un campo demasiadovastoendondevolcarsussospechas,aquél tratódereducirsusproporcionespidiendo de inmediato detalles acerca del carácter de cada uno de los

domésticos.

Yopensé en seguida enRosannaSpearman.Perono erami propósito nitampocome correspondía hablar para hacer recaer las sospechas sobre unapobremuchachacuyahonestidadsehallabaporencimadetodasospecha,deacuerdo con lo que yo conocía de ella hasta esemomento. La directora delreformatoriose lahabíarecomendadoamiamadiciéndolequese tratabadeunasincerapenitenteydeunamuchachadignadelamayorconfianza.Eraelseñor Inspector quien debía dar con las causas que hicieran recaer lassospechassobreella…Entonces,eldebermeobligaríaaponerloal tantodecómohabíaentradoRosannaalserviciodemiama.

—Todas éstas son personas excelentes —le dije—. Y todas se hanmostradodignasdelaconfianzaquelesdispensanuestraama.

LuegodeestonolequedabaaMr.Seegraveotracosaporhacer…que,enprimertérmino,habérselasconloscriadosporsucuentayponerseenseguidaatrabajar.

Uno tras otro fueron todos interrogados. Uno tras otro probaron que noteníannadaquedecir,locualfueexpresado(porlasmujeres)enformahartolocuazyquedejabatrascendereldesagradoquelescausabalaprohibiciónderetornarasusalcobas.Unavezqueselosmandóatodosdevueltaabajo,sesolicitódenuevolapresenciadePenélope,quienfueinterrogadaporsegundavez.

Su pequeño estallido colérico en el boudoir y la circunstancia de que sehubieraapresuradoapensarquesesospechabadeellaprodujeron,alparecer,una mala impresión en el Inspector Seegrave. Esta impresión se hallabarobustecida,enparte,porelhechodequeaquélinsistíaenlaideadequehabíasidoella laúltimapersonaquevioeldiamante lanocheanterior.Cuandoelsegundointerrogatoriollegóasufin,mihijavinohaciamífrenética.Nohabíayalugaradudas:¡elfuncionariopoliciallahabíacasiseñaladocomolaautoradel robo!Apenaspodíayocreerqueaquél fuera (utilizandopalabrasdeMr.Franklin) tanasnocomoparaopinardeesamanera.Pero,apesardequenodijounapalabra,lasmiradasqueledirigióamihijanodejabantraslucirnadabueno.YomereídelapobrePenélope,diciéndole,paracalmarla,quelacosaera demasiado ridícula para ser tomada en serio, en lo cualme hallaba, sinduda,en locierto.Aunquemuchometemoqueenel fondofui tanestúpidocomo para sentirme, a mi vez, irritado. El asunto era, realmente, un tantoenojoso.Mihijaenunrincón,cubriéndoselacaraconundelantal.Sindudadirán que era una tonta: debería haber aguardado a que él la acusaraabiertamente.Ybien,siendounhombrejustoyequilibradocomosoy,admitoque tienen razón. No obstante, el señor Inspector debería haber tenidopresente…noimportaloquedeberíahabertenidopresente.¡Eldemonioselo

lleve!

El siguiente y último eslabón de la encuesta condujo las cosas, según ellenguajecorriente,aunacrisis.Elfuncionariomantuvounaentrevistaconmiama,alacualasistíyo.Despuésdeinformarlequeeldiamantedebió,sindudaalguna, haber sido tomado por alguno de losmoradores de la casa, le pidiópermiso para registrar inmediatamente, junto con sus hombres, lashabitaciones y arcas de la servidumbre. Mi ama, haciendo honor a sucondicióndemujergenerosaydealtaclase,rehusóatratarnoscomoladrones.

—Jamás consentiré que se les pague de esta forma —dijo— todos losserviciosquelesdeboalosfielesservidoresdeestacasa.

El señor Inspector hizo una reverencia y dirigió sus ojos hacia mí,dándomeaentenderconellosclaramente:«¿Paraquémellaman,siluegomeatan las manos de esta manera?» Como primer doméstico sentíinmediatamente que, si es que queríamos ser justos con ambas partes, nodebíamosaprovecharnosdelabondaddelama.

—LeestamosmuyagradecidosaSuSeñoría—dije—,perolerogamos,almismo tiempo, nospermitahacer loque consideramosdebehacerse en estecaso,estoes,entregarnuestrasllaves.EncuantoveanhacertalcosaaGabrielBetteredge—añadí,deteniendoal InspectorSeegrave juntoa lapuerta—,elrestode loscriados seguirá suejemplo, se loprometo.Aquí tieneustedmisllaves,paraempezar.

Miamameestrechólamano,agradeciéndomeelgestoconlágrimasenlosojos. ¡Dios mío!; ¡cuánto hubiera dado en ese instante por que se meconcedieraelprivilegiodederribardeungolpealInspectorSeegrave!

Talcomoloprometierayo,losotroscriadossiguieronmiejemplo,demalagana,naturalmente,perosinhacerobjeciónalguna.Lasmujeres,sobre todo,presentaron un cuadro digno de ser contemplado, durante todo el tiempo enquelosempleadospolicialessededicaronahurgarensusenseres.Lacocineradaba a entender, a través de su apariencia, que demuy buena gana hubieraasado vivo en su horno al señor Inspector, y las restantes, que habrían sidocapacesdecomérselounavezefectuadalaoperación.

Terminada la búsqueda y no habiéndose dado con el diamante ni convestigioalgunodesupresenciaenningúnsitio,elInspectorSeegraveseretiróa mi pequeño cuarto para meditar acerca de las medidas que correspondíaahoratomar.Llevabayaconsushombresvariashorasenlafinca,ynohabíaavanzado una sola pulgada en el sentido de poder indicar la forma en quehabíasidoquitadodeallíeldiamante,nidehacerrecaerlassospechassobreningunapersonaenparticular.

Mientras el policía seguía rumiando en la soledad, fui enviado a la

bibliotecaenbuscadeMr.Franklin.¡Anteelmayordelosasombros,alposarmimanoenlapuertadelamisma,éstafueabiertasúbitamentedesdeadentro,paradarpasoaRosannaSpearman!

Luegoqueerabarridaylimpiadacadamañana,nadateníanquehacerenlabiblioteca,enlasrestanteshorasdeldía,nilaprimeranilasegundacriadadelacasa.Deteniéndola,pues,laacuséalpuntodehabervioladolasleyesdeladisciplinadoméstica.

—¿Qué es lo que está haciendo usted aquí a esta hora del día? —lepregunté.

—Mr.Franklinperdióunanilloarriba—dijoRosanna—yhevenidoalabibliotecaparaentregárselo.

Sepusorojaaldecirmeesaspalabras;luegosealejó,sacudiendolacabezayadoptandounairedeimportanciaquemedejóperplejo.Losprocedimientosefectuadosenlacasahabíanindudablementetrastornado,aunasmás,aotrasmenos,a todas las sirvientasde lacasa,peroningunaseapartó tantode susmaneras habituales como, según todas las apariencias, lo había hechoRosanna.

Hallé aMr. Franklin escribiendo sobre lamesa de la biblioteca.Apenashubeentradomepidióuncocheparairdeinmediatoalaestación.Eltimbredesuvozmeconvencióalinstantedequelafacetaexpeditivadesucaráctersehallabaunavezmásenprimerplanoensupersona.Elhombredealgodónsehabíaesfumado:eraeldeaceroelqueseencontrabadenuevoallísentadoantemí.

—¿VaairaLondreselseñor?—lepregunté.

—VoyatelegrafiaraLondres—dijoMr.Franklin—.HeconvencidoamitíadelanecesidaddeconseguirlosserviciosdeunacabezamáslúcidaqueladelInspectorSeegraveyhelogradosupermisoparadirigirleestetelegramaamipadre.MipadreesamigodelJefedePolicíayéstesehallaencondicionesde indicar el hombre ideal para aclarar el misterio del diamante. Y ya quehablo de misterios…—añadió Mr. Franklin, bajando el tono de su voz—,tengootracosaquedecirte,antesdequetedirijasalestablo.Novayasadejarescaparunasolapalabrade loque tediréenseguida:obienRosannanosehallaensuscincosentidos,omuchome temoquesepa respectoa laPiedraLunarmásdeloqueesconvenientequesepa.

Nopuedoafirmarcuálfuemayor,simiasombroomipena,alenterarmedeello.Dehaber sidomás joven, lehabríaconfesadoaMr.Franklin loquesentía en esemomento. Pero en la vejez adquirimos un hábito hermoso: alhallarseunoantealgoquenoveclarodeltodo,optaporretenersulengua.

—Vinoparatraermeunanilloquesemehabíacaídoenmidormitorio—prosiguióMr.Franklin—.Luegodedarlelasgracias,aguardé,naturalmente,aque se retirase. En lugar de hacer tal cosa, permaneció frente amí junto alborde opuesto de la mesa, mirándome de la manera más extraña:semiatemorizada,semifamiliarmente,noséporquémotivo.«Esraroloquehaocurrido con el diamante, señor», me dijo, con una premura y una osadíarepentinas. Yo le repliqué: «Sí; es raro», y me pregunté en voz alta quéocurriríaahora. ¡Palabradehonor,Betteredge,creoquedebeestarmalde lacabeza!«¿Noescierto,señor,quenohabránderecuperarjamáseldiamante?»—dijo—.«No,comotampocodaránnuncacon lapersonaquese lo llevó…Respondo de ello». ¡Y, haciéndome una reverencia, se atrevió a sonreírme!Antesdequehubieratenidoyotiempodepreguntarlequéqueríadecir,oímostuspasos.Creoquetemíaquetúlasorprendiesesaquídentro.Seacomofuere,cambiódecoloryabandonóelcuarto.¿Quédiablossignificaesto?

Ni aun entoncesme atreví a narrarle la historia de lamuchacha, ya quehacerlohubieraequivalido,casi, adenunciarlacomo ladrona.Porotraparte,aunque yo hubiese reconocido francamente mi error en este punto y aunsuponiendoqueella fuera efectivamente la autoradel robo, elhechodequehubiera recurrido, entre todas las personas del mudo, a Mr. Franklin paraconfiarlesusecreto,constituíadeporsíunmisterioquehabíaqueaclararaún.

—Nopuedonisiquieraconcebirquelapobremuchachaseveaenvueltaenun enredo, por el solo hecho de ser un tanto traviesa y de expresarse en laformamásextraña—prosiguióMr.Franklin—.Noobstante,dehaberledichoal Inspector Seegrave lo queme dijo a mí, tonto como es éste, muchometemo…

Sedetuvoaestaalturadejandoinconclusalafrase.

—Lo mejor será, señor —le dije—, que en la primera oportunidad,confidencialmente y en dos palabras, ponga yo ami ama al corriente de loacontecido.EllasienteporRosannauncordialinterésyesposible,despuésdetodo, que lamuchacha haya dicho lo que dijo, de puro tonta y atolondrada.Siemprequeocurre enuna casa algúnhechodesusado, señor, las criadas loenfocandesdeelángulomástenebroso…estolashaceadquiriralasinfelicesunciertogradodeimportanciaantesuspropiosojos.Sisetratadeunenfermo,puedeustedestarsegurodequeprofetizansumuerte.Sideunagemaperdida,presagiaránquenuncahabrádeserrecuperada.

Estaapreciación(que,deboreconocer,lleguéaconsideraryomismocomorazonable luego de haber meditado sobre ella) sirvió, al parecer, paratranquilizar aMr. Franklin en forma notable; luego de plegar el telegrama,dejó de lado la cuestión.Mientras iba hacia el establo para ordenar que seenganchara el pony al calesín, lancé una mirada hacia el interior de las

dependencias de los criados, quienes se hallaban comiendo en ese instante.Rosanna Spearman no se encontraba allí. Al preguntar por ella merespondieron que, habiendo enfermado súbitamente, debió ser conducidaescalerasarribahastasualcoba,paradescansar.

—¡Quéextraño!Meparecióquesehallabaenteramentebienlaúltimavezquelavi—observé.

Penélopemesiguióafuera.

—Nohablesdeesamaneradelantedelosotroscriados,padre—medijo—.Asínohacesmásqueincitarlosasermásdurosaúnconella.LapobreestásufriendoloindecibleporMr.FranklinBlake.

He aquí otro punto de vista respecto a la conducta de lamuchacha. Deestar en lo cierto Penélope, podían explicarse la extraña conducta y eldesusadolenguajedeRosanna,diciendoquepocoleimportabaloquehubierade decir, con tal de sorprender aMr. Franklin y obligarlo a hablar con ella.Concediendo que ésta fuese la explicación exacta del enigma, se aclaraba,quizá,detalmaneraelmotivoquelaimpulsóaobrarenlaformapresuntuosaycasquivanaenquelohizo,cuandopasójuntoamíenelhall.Aunqueélnole dijo más que tres palabras, se había salido con la suya, puesto que Mr.Franklinhabló,realmente,conella.

Conlavistaseguí lafaenadeenjaezarelpony.Enmediode ladiabólicared de misterios e incertidumbres que nos rodeaban, puedo afirmar queexperimenté un gran alivio al observar lo bien que armonizaba cada hebillaconlacorreacorrespondiente.Luegodehabervistoalponyrecostarsecontralasvarasdelcalesín,podíaunoafirmarqueacababadepercibirunacosaquenodejabalugaradudas.Yesto,permítanmequelodiga,eraalgoqueocurríacadavezmenosenlacasa.

Mientras giraba con el calesín en dirección a la puerta principal, advertíquenosólomeaguardabasobrelospeldañosMr.Franklin,sinotambiénMr.GodfreyyelInspectorSeegrave.

Las reflexionesdeMr.Seegrave (luegodehaber fracasadoenel registroefectuado en las habitaciones y en las arcas de la servidumbre) lo llevabanahora hacia una nueva conclusión. Persistiendo en su idea primitiva, sobretodoenaquellodequefueunapersonadelacasaquienrobólagema,nuestroexperimentado funcionario opinaba ahora que el ladrón (y fue losuficientementeperspicazparanomencionaraPenélope,cualquieraquehayasido su idea última al respecto) había actuado de común acuerdo con loshindúes y propuso, en consecuencia, desviar el curso de la pesquisa endirección a aquéllos, que se hallaban en la prisión de Frizinghall. Al tenernoticia de tal decisión, Mr. Franklin se ofreció para llevar de regreso al

Inspectoralaciudad,desdedondepodríaélporsupartetelegrafiaraLondresconlamismacomodidadquelohubierapodidohacerdesdenuestraestación.Mr. Godfrey, con su fe depositada aún en la persona de Mr. Seegrave einteresado grandemente en el interrogatorio de los hindúes, había pedidopermiso para acompañar al funcionario a Frizinghall. Uno de los dossubalternosfuedejadoen la finca,enprevisiónde loquepudieraocurrir.ElotroacompañaríaalInspectoralaciudad.Asíescomoloscuatroasientosdelcalesínsehallaríantodosocupados.

Antesdeempuñar las riendas,Mr.Franklinme llevóunoscuantospasosmásallá,fueradelalcancedeloídodelosotros.

—Aguardare,antesdetelegrafiaraLondres—medijo—,quehayansidointerrogadosloshindúes,paraverloqueocurre.Enmiopinión,esteestúpidofuncionariodelapolicíalocalsehallatanaoscurascomoloestuvosiempreenesteasuntoytratasimplementedeganartiempo.Laideadequealgunodeloscriadossehallaenconnivenciaconloshindúesmeparecelacosamásabsurday ridícula. Presta atención a cuanto ocurra en la casa, Betteredge, mientrasduremiausenciaytratadeesclarecerlasituacióndeRosannaSpearman.Note exijo que hagas nada que te degrade ante sus propios ojos, ni que teconduzcas en forma cruel con la muchacha. Sólo te pido que ejercites tusfacultadesdeobservaciónconmásintensidadquedecostumbre.Pormásalaligeraquetomemosestodelantedemitía,setratadeunacosamásimportantedeloquetúteimaginas.

—Se hallan en juego veinte mil libras, señor—le dije, pensando en elvalordeldiamante.

—Se halla en juego la tranquilidad de Raquel —me respondió,gravemente,Mr.Franklin—.Estoymuypreocupadoporella.

Me abandonó en seguida, como si deseara darle un corte abrupto aldiálogo.Yoestabasegurodehaberlocomprendido.Deproseguirhablando,sehubieravistoobligadoarevelarmeelsecretodelaspalabrasqueMissRaquelledijoenlaterraza.

Así fue como partieron para Frizinghall. Yo me hallaba enteramentedispuesto,eninterésdeellamisma,acambiaralgunaspalabrasenprivadoconRosannaSpearman.Perolaoportunidadbuscadanosepresentó.Aquéllasólobajó la escalera a la hora del té.Demostró estar excitada y poseída por unagranversatilidaddeespíritu, sufrió luego loqueallídenominabanunataquedehisterismoy,despuésdeingerirunadosisdecarbonatoamónicoporordendelama,fueenviadadenuevoalacama.

Eldíasedeslizómonótonayáridamente.MissRaquelseguíaencerradaensuaposento,luegodecomunicarquesesentíademasiadoenfermaparacomer

esanoche.Miamasehallabatanpreocupadarespectoasuhija,queyonomeatreví a aumentar su desasosiego mediante el relato de lo que RosannaSpearman le había dicho aMr. Franklin. Penélope insistió en que debía serinmediatamente juzgada, sentenciada y transportada al presidio por ladrona.Las demás mujeres tomaron sus Biblias y sus libros de cánticos y seentregaronalalecturamostrandounrostrotanásperocomoelagraz,cosaquesiempre ocurre, según he tenido ocasión de comprobar en la esfera de misactividades, cada vez ejecuta la gente un acto piadoso a una horadesacostumbrada. En lo que a mí se refiere, no me hallaba con el ánimosuficiente para abrir siquiera mi Robinsón Crusoe. Salí al patio, y ansiosocomoestabadealegrarmeunpocoysentirmeacompañado,medirigíconmisillahacialasperrerasparaconversarconlosperros.

Mediahoraantesde la fijadaparacenar retornaron losdoscaballerosdeFrizinghall, luego de haber convenido con el Inspector Seegrave que ésteregresaríaaldíasiguiente.Durantesuestanciaenlaciudadvisitaronalviajerohindú Mr. Murthwaite, en su nueva residencia, próxima a la población.Complaciendo el pedido que le hiciera Mr. Franklin, puso cordialmente suconocimiento de la lengua de los hindúes a disposición del mismo, parainterrogar a los juglares, que ignorabanel inglés.Laencuesta,prolongadaycuidadosa, no condujo a nada concreto: no existía el menor motivo parasuponer a los juglares en connivencia con ninguno de nuestros criados. Alllegar a esta conclusión, Mr. Franklin resolvió despachar su mensajetelegráfico a Londres y el asunto quedó en un punto muerto hasta el díasiguiente.

Esto es cuanto tengo que decir respecto a lo ocurrido el día posterior alcumpleaños.Unoodosdíasmástarde,sinembargo,lastinieblassedisiparonun tanto. De qué y cuáles fueron las consecuencias es algo que sabréis enseguida.

CAPÍTULOXII

La noche del jueves llegó a su término sin que ocurriera hecho algunodigno de ser recordado. En la mañana del viernes se produjeron dosnovedades.

Primero:elrepartidordelpandeclaróhabervistoaRosannaSpearmanlatardeanterior,cubiertaconundensovelo,caminoaFrizinghall,porlasendadepeatonesqueatravesaba la ciénaga.Difícil eraquealguien seequivocararespectoaRosanna,cuyohombrodeformeservíaparaidentificarla,alapobre,sin ninguna dificultad…No obstante, el hombre debió haberse equivocado,

puesRosanna,comoustedesestánenterados,habíapermanecidoensualcobadelpisosuperiortodalatardedeljueves.

La segunda novedad nos fue transmitida por el cartero. El muy dignodoctorMr.Candyhabíadichounadelastantascosasinfortunadasqueexpresóensuvida,cuandoafirmóantemí,alpartirenmediodelalluvialanochedeldía del cumpleaños, que la piel de unmédico era una cosa impermeable.Adespechodesupiel, lahumedadhabíasabidocómoinfiltrarseatravésdesucuerpo. Luego de sufrir un enfriamiento esamisma noche, se hallaba ahoraconfiebre.Lasúltimasnoticiastraídasporelcarteroasegurabanquelefallabala cabeza…, y que hablaba en su delirio tan tonta y volublemente, el pobrehombre, como acostumbraba hacerlo cuando se encontraba sano. Todo elmundo sintió mucho lo que le ocurrió al pobre doctor; pero Mr. Franklinpareció, sobre todo, lamentarlo, a causa del estado en que se hallabaMissRaquel.Deacuerdoconloqueoíqueledecíaamiamamientrasestuveenelaposento donde se desayunaban,Mr. Franklin parecía ser de la opinión queMissRaquel—denoaclararseprontolacuestióndelaPiedraLunar—habríadenecesitarlaurgenteasistenciadelmejordelosmédicosanuestroalcance.

No había transcurrido mucho tiempo desde que terminara el desayuno,cuando llegó un telegrama de Mr. Blake, padre, en respuesta al que leremitierasuhijo.Noscomunicabaenélqueacababadedar,graciasalaayudade su amigo el Jefe de Policía, con el hombre ideal para el caso. Era elSargentoCuff,quienllegaríaprocedentedeLondreseneltrendeesamañana.

Al leer el nombre del nuevo funcionario policial, Mr. Franklin sesobresaltó. Se hallaba, al parecer, enterado de algunas curiosas anécdotasrelacionadasconelSargentoCuff, lasquelefueronnarradasporelabogadodesupadredurantesuestanciaenLondres.

—Comienzo a vislumbrar que nos estamos aproximando al fin de esteproblema—dijo—.De ser cierta lamitadde lashistoriasquehan llegadoamisoídos,noexisteenInglaterra,cuandoocurrequehayquedesvelaralgúnmisterio,personaalgunaquepuedaequipararseconelSargentoCuff.

Nuestra excitación e impaciencia fueron en aumento a medida que seaproximabaelinstantedelarribodetanrenombradoycompetentepersonaje.El Inspector Seegrave, de regreso a la hora señalada y enterado de lainminente llegada del Sargento, se encerró de inmediato en una habitación,llevándose consigo tinta, papel y pluma, con el propósito de trabajar en elinformequeindudablementeleseríarequerido.Enloqueamíconcierne,mehubieraagradadoiralaestaciónenbuscadelSargento.Peroeneseinstantenohabíaniquépensarenelvehículooloscaballosdelama,aunquesetrataradetraer al famosoSargentoCuff, y en cuanto al calesín, se lo tenía en reservapara transportar más tarde a Mr. Godfrey. Mucho fue lo que lamentó este

últimoaltenerqueabandonarasutíaenunmomentotantrascendental,yasífue como dirigió su partida hasta la hora de salida del último tren. Pero elviernes a la noche tenía que encontrarse en la ciudad, debido a que unaSociedadFemeninadeBeneficencia,que sehallabaendificultades, requeríasupresenciaallíparaconsultarlo,enlamañanadelsábado.

A la hora indicada descendí hasta la entrada principal, para aguardar lallegadadelSargento.

Cuando llegué a la altura del pabellón de guardia, vi avanzar caminoarriba,desdelaestación,uncabriolé.Desuinteriorsurgióunhombredeedadmadura,decabellosgrisesytanespantosamentedelgado,queeracomosienningún lugar de sus huesos se hallara, siquiera, una onza de carne. Estabadecorosamentevestidodeblancodepiesacabezaylucíaunacorbata,tambiénblanca,entornoalcuello.Surostroeratanaguzadocomoundestralyteníalapielamarilla,resecaymarchitacomounahojadeotoño.Susojos,aceradosyligeramente grises, poseían la artera propiedad de desconcertar a quien seencontrabaconellos,comosidejaranentreverqueesperabandeunomásdeloqueunosabíarespectodesímismo.Suandarerasuave,suvozmelancólicaysuslargosdedosseencorvabancomogarras.Selohubierapodidotomarporunpárroco,unempresariodepompasfúnebresocualquieraotracosa,menosporloquerealmenteera.Desafíoallectoraquememuestre,dondequieraquesea,unsermásantagónicoalInspectorSeegraveyunfuncionariopolicialmásdeprimenteparaunafamiliaendesgraciaqueelSargentoCuff.

—¿ViveaquíLadyVerinder?—mepreguntó.

—Sí,señor.

—SoyelSargentoCuff.

—Poraquí,señor,tengalabondad.

Durante el trayecto hacia la casa le dijemi nombre ymi situación en lamisma,conelpropósitodeganarmesuvoluntadyhacerlohablarrespectoalamisión que le encargaría el ama. A despecho de mi esfuerzo, ni una solapalabraconseguíarrancarle.Demostrósuadmiraciónporlastierrasdelafincaehizo notar que el airemarino era extremadamente agradable y vivificante.Secretamente me pregunté cómo había logrado tanta fama el renombradoSargentoCuff.Llegamosalacasaenlaactituddedosperrosrecíprocamentehostilesy constreñidos apermanecer juntosporprimeravez en suvida, porhallarseamarradosalamismacadena.

Luegode preguntar por el amay de enterarnos de que se encontraba enunodelosinvernaderos,dimoslavueltaentornoalosjardinesquesehallanen la parte trasera de la casa y enviamos un criado en su busca. Mientrasaguardábamos,elSargentoCuffsededicóaobservarelarcodesiemprevivas

quesealzabaanuestraizquierdayaatisbarporentrelosrosales;avanzóluegodirectamente hacia allí, conmuestras de hallarse por primera vez interesadorespecto a algo.Ante el asombro del jardinero ymi disgusto personal, estefamosopesquisantedemostrósertodounpozodesabiduríaenloqueatañeaesacosabaladíquesonlasrosas.

—¡Ah!,veoquelashanplantadoenellugarexacto:mirandohaciaelSurySuroeste—dijo el Sargento,meneando su cabeza gris y dejando trascenderciertoagradoa travésdesuvozmelancólica—.Esteordenamientoeselquemás conviene a un jardín de rosas… nada de círculos engastados enrectángulos.Sí,asídebeser;yconsenderosentreunmacizoyotro.Peronodegravacomosonéstos.Césped,señorjardinero…caminosdecéspedentresusrosas:lagravaesdemasiadoásperaparaellas.Heaquíunhermosomacizoderosas blancas y rojas. Juntas producen siempre un hermoso efecto, ¿no leparece?Aquítenemos,Mr.Betteredge,lablancarosaalmizcleña,nuestraviejarosa inglesa, irguiendo su cabeza en medio de las más finas y recientesvariedadesde rosas. ¡Queridamía!—dijoelSargento,acariciándolaconsusdedosflacos,igualquesisetrataradeunniño.

¡DemaneraqueésteeraelhombreencargadoderecuperareldiamantedeMissRaquelydedescubriralladrón!

—Parecequeleagradanaustedmucholasrosas,Sargento—observé.

—Noesmuchoeltiempodequedispongoparasentiragradopornada—dijoelSargentoCuff—.Perocuandodispongodealgúninstanteparaello,selodedico, lamayorpartede lasveces,a las rosas.Mecrieentreellas,enelvivero demi padre, y habré de terminarmis días entre las rosas, de sermeposible. Sí. Cualquier día de éstos abandonaré, si Dios quiere, la caza deladrones,paraprobar fortunacon las rosas.Pero loscaminosque irándeunmacizoaotroenmijardínserándehierba,señorjardinero—dijoelSargento,aquienladesagradableideadeconstruirlossenderosdegravaenlosjardinesderosasparecíaobsesionarlo.

—Extrañapreferencia,señor—meaventuréadecir—,enunhombredesuoficio.

—Simirausteden tornosuyo (cosaquemuypocagentehace)—dijoelSargentoCuff—,comprobaráustedquelosgustosdeunhombresehallan,lamayorpartedelasveces,enpugnatotalconloquehace.Muéstremedoscosasmásantagónicasqueun ladrónyuna rosaymecomprometoa cambiarmispreferencias…,sinoesyademasiadotardepararealizartalcosa,aestaalturademivida.¿Noleparece,señorjardinero,quelarosadedamascoesunbueninjertoparalasotrasvariedadesmásfrágiles?¡Ah!Enmiopinión,sí.Heaquíalama.¿NoesésaLadyVerinder?

Lahabíavisto antesqueyoo el jardinero…,y esoque ambos sabíamoshaciaquéladomirarparadarconellayélno.Comencé,pues,apensarahoraque se tratabaquizádeunhombremás listode loque supusimosaprimeravista.

LapresenciadelSargentoenlacasaotalvezsumensaje—algunadeesasdos cosas—,pareció confundir en ciertamedida ami ama.Por primera vezdesdequelaconocía,viquevacilabarespectoalaspalabrasquecorrespondíautilizarfrenteaunextraño.ElSargentoCuffleallanóelcaminodeinmediato.Lepreguntósialgunaotrapersonahabíasidollamadaconanterioridad,parahacersecargodelainvestigacióndelrobo.Alrespondérseleafirmativamenteycomunicársele que dicha persona se encontraba en la casa, solicitóautorizaciónparaentrevistarseconellacomoprimeraprovidencia.

Miama lodirigióenelcaminode regreso.Antesdeponerseenmarcha,resolvióelSargentoliberarsumentedelpesoqueimplicabalacuestióndelassendasdegravayledijounaspalabrasdedespedidaaljardinero.

—Tratedeconvencerasuamaparaqueensayeelcésped—dijolanzandounamiradahostilhacialossenderos—.¡Nadadegrava!¡Nadadegrava!

A qué se debió que el Inspector Seegrave pareciera haber disminuidovariasvecesdevolumencuandolefuepresentadoelSargentoCuffesalgoqueno podría yo aclarar.Dejo sólo constancia del hecho. Se retiraron los dos adeliberarypermanecieronduranteunlargoyáridoespaciodetiempoalejadosdetodootrocontactomortal.Asuregreso,elseñorInspectorveníaexcitadoyelseñorSargentosededicabaabostezar.

—ElSargentodeseaverlahabitaciónprivadadeMissVerinder—medijoMr.Seegrave,enun tonomuypomposoydiligente—.Puedeserquequierahacerlealgunaspreguntas.¡Tengalabondaddeatenderlo!

Mientrasmedabaestasórdenes,dirigímivistahaciaelgranCuff.ElgranCuff,porsuparte,mirabahaciaelInspectorSeegrave,enesaformatranquilay expectantequeyahe señalado.Noafirmaréque sehallase al acechoparasorprenderensudinámicocolegaalgúndetallequelohicieraaparecerensucarácterdeasno…,sólodiréquelosospechéintensamente.

Loscondujeescalerasarriba.ElSargentoavanzósuavementeendireccióndel armario hindú y dio toda una vuelta en torno del boudoir; hizo variaspreguntasdirigidascasitodasamíysólounaspocasalseñorInspector,ycuyosentido, creo, se nos escapó por igual a ambos. A su debido tiempo lainvestigación lo llevó hasta la puerta y se encontró frente a frente de lasimágenes decorativas que ustedes ya conocen. Su dedo inquisitivo ydescarnado se detuvo sobre la mancha situada exactamente debajo de lacerradura, la cual había sido advertida anteriormente por el Inspector

Seegrave,cuandoregañóalascriadasporaglomerarseenelcuarto.

—Esunalástima—dijoelSargentoCuff—.¿Cómohaocurridoesto?

La pregunta me la había dirigido a mí. Le contesté que las criadas seagolparonenelcuarto lamañanaanterioryquealgunadeellasdebióhabercausadoesedañoconsufalda.

—El Inspector Seegrave les ordenó salir —añadí—, para evitar queaumentaraneldaño.

—¡Así es!—dijo el señor Inspector, con su tono militar—. Les ordenésalir.Lasfaldastienentodalaculpa,Sargento…lasfaldas.

—¿Pudoustedvercuál fue laque lohizo?—preguntóelSargentoCuff,insistiendoeninterrogarmeamíynoasucolega.

—No,señor.

LuegodeestovolviósehaciaelInspectorSeegraveparadecirle:

—Supongoqueustedlosabrá,¿noesasí?

—Nopuedorecargarmimemoriaconesasmenudencias,Sargento—dijo—,conesasmenudencias.

El Sargento Cuff miró a Mr. Seegrave de la misma manera que habíamiradolossenderosdegravaeneljardíndelasrosasynosdioasí,segúnsumodomelancólico,laprimeramuestradesucalidad.

—La semana pasada, señor Inspector, llevé a cabo una investigaciónprivada—dijo—.Enunextremodelamismasehallabauncrimenyenelotrounamanchadetintasobreunmantel,manchaenlacualnadiehabíareparado.En mi larga excursión por los sucios caminos de este mundo pequeño ycochino, no encontré jamás cosa alguna que mereciera ser llamada unamenudencia. Antes de avanzar un solo paso en este asunto, tenemos queaveriguar qué falda fue la que originó esa mancha y establecer sin lugar adudascuántotiempopermanecióhúmedalapuerta.

ElseñorInspector—aceptandountantodemalaganalareprimenda—lepreguntó si había que citar a las mujeres. El Sargento Cuff, luego dereflexionar durante un breve instante, suspiró y sacudió negativamente lacabeza.

—No—dijo—;aclararemosprimerolacuestióndelapintura.Enloqueaellaconcierne,sólocabenunsíounno…,locualsignificaqueseráunasuntobreve.Enloquerespectaalasmujeres,setrataencambiodehabérselasconfaldas…, lo cual indicaque el asunto será largo. ¿Aquéhora estuvieron lascriadas en esta habitación, ayer a la mañana? ¿A las once… eh? ¿Se hallaalgunodelospresentesencondicionesdeasegurarsisehabíayasecadoono

lapinturaalasoncedelamañanadeldíadeayer?

—Mr.FranklinBlake,elsobrinodeSuSeñoría,podráinformarlo—dije.

—¿Seencuentraenlacasadichocaballero?

Mr. Franklin se hallaba tan a mano como era posible, aguardando laoportunidad de ser presentado al gran Cuff. Medio minuto más tarde seencontrabayaenlahabitación,yledabalassiguientesexplicaciones:

—Estapuerta,Sargento—dijo—,hasidopintadaporMissVerinderbajomidirección, conmiayudayutilizandounexcipientecreadopormí.Dichasustanciasesecaendocehoras,cualquieraseaelcolorconquesemezclelamisma.

—¿Recuerdaaquéhoradiotérminoalapinturadeesefragmentoenqueaparecelamancha,señor?—preguntóelSargento.

—Exactamente—respondióMr.Franklin—.Fueesalaúltimapartedelapuertaquepintamos.Queríamosqueestuvieselistaparaelmiércolesúltimoyyomismolacompletéhacialastresdelatardeoquizáunpocomás.

—Hoy es viernes —dijo el Sargento Cuff, dirigiéndose al InspectorSeegrave—.Llevemoslacuenta,señor.Alastresdelatardedeldíamiércoles,esefragmentodelapuertasehallabayapintado.Elexcipientesesecóendocehoras…locualquieredecirqueestabasecohacialastresdelamañanadeldíajueves.Alasoncede lamañanadel juevesrealizóustedaquísu indagación.Résteletresaonceyquedanocho.Hacíayaochohorasquelapinturasehabíasecado, señor Inspector, cuando usted pensó que las faldas de las criadashabíanhechoesamancha.

¡Mr.Seegraveacababadesufrirsuprimerknock-down!DenohabersidoporlacircunstanciadequehabíahechorecaeranteslassospechasenlapobrePenélope,mehubieseapiadadodeél.

Luegodehaberaclaradolacuestióndelapintura,elSargentoCuffdejódeladoinmediatamenteasucolega,ysedirigióaMr.Franklinporconsiderarlosuauxiliarmásprometedor.

—Es un hecho evidente, señor—dijo—, que ha puesto usted el hilo ennuestrasmanos.

MientrasestaspalabrassedeslizabanporsuslabiosseabriólapuertadelaalcobayvimosllegarsúbitamenteaMissRaquel.

SedirigióalSargento,sinadvertir,alparecer,onotomandoencuenta,elhechodequesetratabadeunperfectodesconocidoparaella.

—¿Diceusted—lepreguntó,indicandoaMr.Franklin—queélacabadecolocarelhiloensusmanos?

—ÉstaesMissVerinder—murmuréaespaldasdelSargento.

—Estecaballero,señorita—dijoelSargento,estudiandominuciosamenteconsusojosgrisesyaceradoselsemblantedemijovenama—,hacolocado,posiblemente,elhiloennuestrasmanos.

Volviéndose, trató ella de mirar hacia Mr. Franklin. Digo trató, porquerepentinamente volvió sus ojos hacia otra parte, antes de que sus ojos seencontraran.Sumenteparecíahallarseextrañamenteperturbada.Enrojecióyluegoempalideciódenuevo.Yconsupalidez,unanuevaexpresiónsurgióensurostro,unaexpresiónquemehizoestremecer.

—Habiendo respondido a su pregunta, señorita—dijo el Sargento—, leruegoahoraquecontesteasuvezalanuestra.Hayunamanchaenlapinturadesupuerta.¿Sabeusted,acaso,cuándofuehecha,oquiénlahizo?

Enlugarderesponder,MissRaquelprosiguióconsuspreguntas,comosinolehubieranhabladoonohubieseescuchadolaspalabras.

—¿Esustedotrofuncionariopolicial?—lepreguntó.

—SoyelSargentoCuff,señorita,delaPolicíadeInvestigaciones.

—¿Tomaráustedencuentaelconsejodeunajoven?

—Mesentirémuycomplacidoenescucharla,señorita.

—Haga usted el trabajo por símismo… ¡y no permita queMr. FranklinBlakeloayude!

Dijo tales palabras con tanto rencor, de una manera tan salvaje yextraordinariamenteabruptaycontanmalaintenciónrespectoaMr.Franklin,tantoenlavozcomoenlamirada,queapesardehaberlaconocidoyodesdeniñaydeamarlayhonrarlacasi tantocomoamiama,mesentíporprimeravezenmividaavergonzadodelaconductadeMissRaquel.

LamiradainmutabledelSargentoCuffnosedesvióunpalmodelrostrodeella.

—Gracias, señorita —dijo—. ¿Sabe usted algo respecto a esa mancha?¿Nopudohaberlahechoustedmisma,porcasualidad?

—Nadasérespectoaesamancha.

Luegodeestaréplicaabandonóelcuarto,encerrándosenuevamenteensualcoba.Estavezpudeoír—talcomoPenélopelahabíaoídoanteriormente—cómoestallabaensollozosencuantoseencontrósoladenuevo.

NomeatrevíamiraralSargento…DirigímivistahaciaMr.Franklin,queeraquiensehallabamáspróximoamí.Meparecióquesuangustiarespectoaloocurridoeramáshondaquelamía.

—Ledijeantesquemehallabapreocupadoporella—dijo—.Ahorasabeustedporqué.

—MissVerinderpareceuntantocontrariadaporlapérdidadesudiamante—observóelSargento—.¡Seexplica,seexplica!Esunagemavaliosa.

He aquí la disculpa que yo había ideado para justificar su conducta(cuandoseolvidódesímismaeldíaanteriordelantedelInspectorSeegrave),lanzadaotravezporunhombrequenopodíatenerenabsolutoelinterésqueyoteníaporjustificarla…¡puestoquenoeramásqueunperfectodesconocidoparaella!Unaespeciedefríotemblormeacometióatravésdetodoelcuerpo:algoquenopudeexplicarmeenese instante.Ahora séqueenesemomentodebíhabersospechadoporvezprimeralaexistenciadeunaluznueva(deunaluzespantosa),queacababadecaersúbitamentesobreelasuntoentremanos,enlamentedelSargentoCuff…purayexclusivamenteaconsecuenciadeloqueélacababadedescubrirconsumiradaenelrostrodeMissRaquelydeloque acababa de oír de labios de la misma Miss Raquel en esa primeraentrevista.

—La lengua de una joven es un órgano privilegiado, señor—le dijo elSargento aMr. Franklin—.Olvidemos lo pasado y vayamos directamente anuestroasunto.Graciasaustedsabemosaquéhorasehallabasecalapintura.Loqueahorahayqueaveriguarescuándofuevistaporúltimavezlapuertasinesamancha.Tieneustedunacabezaentreloshombros…ycomprenderá,pues,loquelequierodecir.

Mr. Franklin, recobrándose, logró desasirse de la influencia de MissRaquel,pararetornaralasuntoentremanos.

—Creo que lo entiendo—dijo—. Cuanto más reduzcamos esa cuestiónque se refiere al tiempo,más limitado será el campoenque sedesarrolle lainvestigación.

—Asíes,señor—dijoelSargento—.¿Echóustedunaojeadaasutrabajo,luegodehaberloterminado,elmiércolesporlatarde?

Mr.Franklinrespondió,sacudiendolacabeza:

—Nopodríaasegurarlo.

—¿Yusted?—inquirióelSargentoCuff,volviéndosehaciamí.

—Yotampocopodríaasegurarlo,señor.

—¿Quiénfuelaúltimapersonaqueestuvoenestahabitaciónelmiércolesporlanoche?

—CreoqueMissRaquel,señor.

Mr.Franklinintervinoparadecir:

—Oposiblementesuhija,Betteredge.

VolviéndosehaciaelSargentoCuff leexplicóquemihijaera ladoncelladeMissVerinder.

—Mr.Betteredge,dígaleasuhijaquesuba. ¡Unmomento!—medijoelSargento llevándome hacia la ventana y fuera del alcance del oído de losdemás—. El Inspector local —prosiguió en un cuchicheo— me ha hechollegar un amplio informe respecto a la manera en que ha conducido esteasunto.Entreotrascosasysegúnloadmiteélmismo,haconvulsionadoa laservidumbre.Sehace imprescindibledevolverles la tranquilidad.Dígaleasuhija y a los criados restantes estas dos cosas a las que acompaño misfelicitaciones:primero,quenoheencontradopruebaalguna,hastaahora,dequeeldiamantehayasidorobado,yqueloúnicoqueséesqueeldiamanteseha perdido. Y segundo, que mi labor aquí, en lo que concierne a laservidumbre,secircunscribirá,simplemente,apedirlesqueunansusesfuerzosymeayudenadarconlagema.

Miexperienciarespectoalaservidumbre,abonadaporloquevicuandoelInspector Seegrave les prohibió la entrada en sus habitaciones, me ofrecióahoralaoportunidaddeintervenir.

—Meatreveréapedirle,Sargento,quemepermitahacerlealasmujeresuntercer anuncio—le dije—. ¿Se las autorizará, con su consentimiento, a quesuban y bajen las escaleras cuando quieran y entren y salgan de sushabitacionescuandolodeseen?

—Gozarándeenteralibertad—dijoelSargento.

—Esoes loquehabrádecalmarlosa todos,señor—observé—,desde lacocinerahastaelúltimogalopíndelacocina.

—Vayayháblelesdeunavez,Mr.Betteredge.

Así lo hice antes de que hubiesen transcurrido cinco minutos. Sólo sepresentóunadificultadyestoocurriócuandoleshablédelosdormitorios.Aungranesfuerzoseviosometidamiautoridadcuando,enmicarácterdejefede laservidumbre,hubede impedirque lapoblación femeninade lacasaselanzara detrás de mí y Penélope escaleras arriba, pues todas queríandesempeñarsupapelde testigosvoluntariosy lanzarseansiosayfebrilmenteenayudadelSargentoCuff.

Éste pareció simpatizar con Penélope. Perdió un tanto su melancolía ycobró casi el aspecto que tuviera cuando advirtió la rosa almizclera en eljardín. He aquí la declaración de mi hija, tal cual le fue arrancada por elSargento.Enmiopinión,llenómuybiensucometido…,pero,¡vaya!,setratademihija:nadahayenellaquelaasemejeasumadre;¡graciasaDios,nada

quelarecuerde!

Deposición de Penélope: Habiéndose sentido profundamente interesadaporladecoracióndelapuerta,seofrecióparamezclarloscolores.Recordabael fragmento situado inmediatamente debajo de la cerradura, por haber sidoéseelúltimositioquefuepintado.Habíamiradohaciaallívariashorasmástarde,sinadvertirmanchaalguna.Estuvoenellugarporúltimavezalasdocede la noche, sin percibir, tampoco, ninguna mancha. A esa hora le dio lasbuenasnochesasujovenamaensudormitorio,oyólascampanadasdelrelojdelboudoir;sehallabaeneseinstanteconlamanoenelpicaportedelapuertareciénpintada;sabíaquelapinturaestabahúmeda(yaqueayudóalatareadepintarla,mezclando loscolores,comosehadicho); trató,por lo tanto,en loposibledenotocarla;podíajurarquelevantósusfaldaseneseinstanteyqueno existía entonces mancha alguna en la pintura; pero no podía jurar encambioquenolahubierarozadoinvoluntariamenteconsusropasalsalir;seacordabade su trajedeentonces,porqueeranuevoy lehabía sido regaladoporMissRaquel; su padre se acordaba de ello y podría confirmarlo, por suparte;pudohacerlo,enefectoysemostródispuestoaello,despuésdehaberidoenbuscadelvestido;supadrereconocióqueéseerael trajeque llevabaaquella noche; en el examen de las faldas, tarea prolongada a causa de lalongituddelvestido,nilasombradeunamanchasedescubrióenpartealguna.YaquíterminaladeposicióndePenélope,bastantebuenayconvincente,porotraparte.Firmado:GabrielBetteredge.

El próximo paso del Sargento fue preguntarme si era posible que algúnperro grande que hubiera en la casa hubiese penetrado en la habitación ycometidoeldañoalagitarsucola.Alasegurárselequetalcosaeraimposible,mandóbuscarunvidriodeaumentoyseesforzóporestudiarelaspectodelamancha. Ningún dedo humano había dejado su marca en la pintura. Segúntodaslasapariencias,lapinturahabíasidomanchadaporalgunapiezaflotantedeltrajedealguienquerozólapuertaalpasarporallí.Esamismapersona,siserelacionabanlasdeposicionesrespectivasdePenélopeyMr.Franklin,debióhabersehalladoenlahabitaciónycometidoeldañoentrelamedianocheylastresdelamañanadeldíajueves.

A esta altura de la investigación el Sargento Cuff advirtió que ciertoindividuo, llamado el Inspector Seegrave, hallábase aún en el aposento, yresolvióentoncesefectuarunasíntesisdesusprocedimientos,enbeneficiodesucolega,delasiguientemanera:

—Eso que usted llamó una menudencia, señor Inspector —díjole elSargento,señalandolamanchadelapuerta—,haadquiridociertaimportanciadesdeelinstanteenqueustedsefijóenellaporúltimavez.Enelestadoactualde la investigaciónysegúnmiopinión;puedenhacerse tresdescubrimientostomandoaesamanchacomopuntodepartida.Averigüeusted,primeramente,

sihayenlacasaalgúntrajequeostenteunahuelladepintura.Luego,aquiénpertenecedichotraje.Y,porúltimo, tratedelograrqueesapersonaexpliqueporquéseencontrabaendichahabitaciónentrelamedianocheylastresdelamañanaycómofuequemanchólapuerta.Siesapersonanolograsatisfacersus deseos, no tendrá usted entonces que dedicarse por más tiempo a labúsqueda de lamano que se apoderó del diamante. En tal caso, si no le esmolesto,tomaréelasuntopormicuentaynolodetendréaquípormástiempo,impidiéndoleelatendersuslaborescotidianasenlaciudad.Veoquehatraídoustedaunodesussubalternos.Déjeloamidisposiciónporsilonecesito…ypermítamedesearleaustedmuybuenosdías.

GrandeeralaestimaqueelInspectorSeegravesentíaporelSargento,peromayoreraaúnlaqueexperimentabahaciasímismo.GolpeadoduramenteporelfamosoCuff,decidiódevolverleelgolpeelegantemente,poniendoenjuegotodosuingenio,enelinstantedeabandonarlahabitación.

—Hasta ahora me he abstenido de expresar opinión alguna —dijo elInspectorconsuvozdemilitar todavía incólume—.Sóloquierohacernotarahora,enelmomentodeabandonarestecasoensusmanos,unacosa.Loquepasa,Sargento,esqueseestáviendounamontañadondenohaymásqueunacuevadetopo.Buenosdías.

—Loquepasaesquenoveustedmásqueunacuevadetopo,porquesucabezasehallademasiadoenloaltoparapoderdistinguirlacosa.Yluegodehaberdevueltoelcumplimientodesucolegaenestaforma,elSargentoCuffgirósobresustalonesysedirigióhacialaventana.

Mr. Franklin y yo aguardamos para ver qué ocurría ahora. El sargentopermaneció junto a la ventana mirando hacia afuera con las manos en losbolsillosy silbando lamelodíade«Laúltima rosadelverano», suavemente,para sus propios oídos. En los procedimientos que se sucedieronmás tardetuveocasióndecomprobarquealdistraersenoibanuncamásalládelsilbido,enlosmomentosenquesehallabamásconcentradoensulaborysiguiendopalmoapalmoelsenderoque loconduciríahaciasusfinesúltimos;en talesocasiones «La última rosa del verano» le servía evidentemente de ayuda yestímulo.Creoqueesacanciónconcordabaconsucarácter.Lerecordaba,sinduda, a sus rosas predilectas, y cuando él la silbaba, se convertía en lamásmelancólicadelascanciones.

Volviéndose desde la ventana, un minuto o dos más tarde se dirigió elSargentohacia el centrode lahabitación,y sedetuvoallí enfrascadoen susideasyconlavistafijaenlapuertadeldormitoriodeMissRaquel.Luegodeuninstantevolvióensíyasintióconlacabeza,diciendotansólo:

—¡Conesobasta!

Y,dirigiéndoseamí,preguntósiseríaposiblehablardurantediezminutosconelama,enelmomentoqueellaconsiderasemásconveniente.

Mientrasabandonabalahabitaciónparatransmitirestemensaje,oíqueMr.FranklinledirigíaalSargentounapregunta,porlocualdecidídetenermeenelumbralparacaptarlarespuesta.

—¿Se halla usted ya en condiciones—inquirióMr. Franklin— de decirquiénharobadoeldiamante?

—Eldiamantenohasidorobado—replicóelSargentoCuff.

Sacudidos por tan extraordinaria opinión, le preguntamos ansiosos quéqueríasignificarcontalespalabras.

—Hayqueaguardar todavíaunpoco—dijoelSargento—.Laspiezasdeesterompecabezassehallancompletamentedispersasaún.

CAPÍTULOXIII

Encontréamiamaensugabinete.SeestremecióypareciósentirsemolestacuandoleanunciéqueelSargentoCuffdeseabahablarconella.

—¿Es necesario que lo vea? —me preguntó—. ¿No podría ustedrepresentarme,Gabriel?

Yo fui incapaz de comprender lo que quería decirme y debo de habermostradoesaincapacidadenmisemblanteenformamuyvisible.Miamafuetanbondadosacomoparaexplicarse.

—Muchome temoquemis nervios no se hallen bien—medijo—.Hayalgo en ese policía londinense que me repele… No sé por qué. Tengo elpresentimientodequehadetraerconsigolamiseriayeldoloraestacasa.Sinduda es una gran tontería y algo que no está de acuerdo conmi carácter…,peroasíes.

Apenas si supe qué responder a esto. Cuanto más reparaba yo en elSargentoCuff,tantomásmeagradabasupersona.Miamasereanimóuntantoluego de haberme abierto su corazón, pues se trataba, como ya he tenidoocasióndeafirmarlo,deunamujerdegrancoraje.

—Siesmenesterquelovea,loveré—dijo—.Peronomeatrevoahacerloasolas.Tráigaloaquí,Gabriel,ypermanezcaluegoconnosotrosmientrasdurelaentrevista.

Eraésta,queyorecuerde,laprimerajaquecasufridapormiamadesdelos

díasdesujuventud.

Regreséalboudoir.

Mr.Franklin,paseándosefueradelacasa,fuealencuentrodeMr.Godfrey,que se hallaba en el jardín, próxima ya la hora de la partida de éste. ElSargentoCuffyyonosdirigimosdirectamentehacialahabitacióndelama.

¡Afirmoquemiamapalidecióaúnmásalverlo!Dominándoseasímisma,enotroplano, lepreguntónoobstante alSargento si teníaquehacer algunaobjeciónrespectoamipresenciaenellugar.Fuetanbuenacomoparaañadiraesaspalabrasqueyoera suconsejerodeconfianza tantocomosumásviejocriado y que en lo que se refería a la casa no había persona cuya opiniónresultara más provechosa. El Sargento replicó cortésmente que había deconsiderarmipresenciaenellugarcomounfavor,yaquehabríadereferirseen esta conversación a la servidumbre en general y yo le había prestadoanteriormente con mi experiencia cierta ayuda en tal sentido. El ama nosindicódossillasynosdispusimosainiciarlaconferenciadeinmediato.

—Yahehechomicomposicióndelugarenloqueserefiereaesteasunto—dijoelSargentoCuff—,yleruegoaSuSeñoríamepermitareservarmeporel momento mi opinión. Lo que debo decir ahora se refiere a lo que hedescubiertoarriba,enlasalaprivadadeMissVerinder,yaloqueheresueltohacer,conelpermisodeSuSeñoría,inmediatamente.

Entrando en seguida enmateria aludió a lamancha de la puerta y dio aconocerlasconclusionesextraídasfrenteaesacircunstancia,exactamentelasmismas,sóloqueexpresadasenunaformamuchomásrespetuosaquelasqueledieraaconoceraMr.Seegrave.

—Sólohay—dijoparaconcluir—unacosacierta.Yesqueeldiamantehadesaparecidodelagavetadelbufete.Existeotrodetallequeseleaproximaenverosimilitud. La mancha de la puerta debe de haber sido producida poralgunapiezaflotantedeltrajedeciertapersonadeestacasa.Esmenesterdarconesapieza,antesdeavanzarunsolopasoenesteasunto.

—¿Y ese descubrimiento —observó mi ama— implicará, sin duda, eldescubrimientodelladrón?

—ConelpermisodeSuSeñoría…,meatreveréadecirqueyonohedichoque el diamante haya sido robado. Sólo afirmo, por elmomento, que se haperdido.Elhallazgodeltrajemanchadopuedeponernossobrelapista.

Miamadirigiósuvistahaciamí.

—¿Comprendeustedesto?—dijo.

—ElSargentoCufflocomprende,señora—respondí.

—¿De qué medios se valdrá usted para dar con el traje manchado?—inquirió el ama, dirigiéndose una vez más al Sargento—. Mi buenaservidumbre,quesehallabajomisórdenesdesdehacemuchosaños,hatenidoque sufrir, me avergüenza el decirlo, que sus arcas y habitaciones fueranregistradasyaporelotrofuncionario.Nopuedonihabrédepermitirqueselesinfieradenuevoeseagravio.

(¡Heahíunaamaquemerecía ser servida! ¡Heahí el casodeunamujerentremil,silesparece!)

—Deesoesdeloquelequeríahablar,precisamente,aSuSeñoría—dijoel Sargento—. El otro policía ha entorpecido enormemente el curso de lainvestigaciónalhacerque loscriadoscomprobaranquesospechabadeellos.Silesdoymotivoparaquepiensenotravezlomismo,nopocoshabrándeserlos obstáculos que arrojen ellos en nuestro camino… principalmente lasmujeres. Al mismo tiempo debo decirle que sus arcas tendrán que serregistradasdenuevo…porlasencillarazóndequeantesselohizoparadarcon el diamante y ahora habrá que hacerlo para buscar ese trajemanchado.Estoyenteramentedeacuerdoconusted,respectoaquedebenconsultarselossentimientosdelaservidumbre.Peroalmismotiempomesientoenlamismamedida convencido de que los guardarropas de los criados tienen que serregistrados.

Elasuntoparecíahaberllegadoaunpuntomuerto.Miamaserefirióaelloenunlenguajemásrefinadoqueelmío.

—Tengounplanparaafrontaresadificultad—dijoelSargentoCuff—,sies que Su Señoría lo aprueba. Me propongo explicarle el caso a la propiaservidumbre.

—Las mujeres pensarán en seguida que se sospecha de ellas —dije,interrumpiéndolo.

—Lasmujeresnosospecharánnada,Mr.Betteredge—replicóelSargento—,silesdigoquerevisarélosguardarropasdetodaslaspersonas—desdeelamahastaelúltimocriado—quedurmieronaquí lanochedelmiércoles.Esunameraformalidad—añadió,mirandodesoslayoalama—,queloscriadosaceptaráncomoalgoequitativo,yaqueseloscolocaráenelmismonivelquesussuperiores;yasíescomoenlugardeobstaculizarlainvestigación,haránunacuestióndehonordelhechodecooperarenlapesquisa.

Yoreconocílarazónqueleasistía.Tambiénmiama,luegodelasorpresadelprimermomento,loreconoció.

—¿Consideraustednecesarioeseregistro?—dijo.

—Mepareceelcaminomáscortoparallegar,señora,alfinpropuesto.

Miamaselevantóparatocarlacampanillaendemandadesudoncella.

—Les hablará usted a los criados —dijo— con las llaves de miguardarropaenlamano.

El Sargento Cuff la detuvo, con una pregunta extraordinariamenteinesperada.

—¿Porquénonosaseguramosprimero—lepreguntó—silasotrasdamasyloscaballerosestándispuestosahacerlomismo?

—LaúnicaotradamadelacasaesMissVerinder—lerespondióelama,mirándolo sorprendida—. Los únicos caballeros que hay aquí son missobrinos,Mr.BlakeyMr.Ablewhite.Nohayporquétemerenlomásmínimounanegativadepartedecualquieradelostres.

Aestaalturade laconversación lerecordéamiamaqueMr.Godfreysehallaba a punto de partir. Apenas acababa de decirlo, cuando el propioMr.Godfrey golpeó a la puerta para despedirse; venía seguido deMr. Franklin,quienloacompañaríahastalaestación.Miamalesexplicóloqueocurría.Mr.Godfrey resolvió en seguida la dificultad. Le ordenó a Samuel desde laventana que volviera a subir sumaleta y puso luego la llave enmanos delSargentoCuff.

—MiequipajepuedeseguirmeaLondres—dijo—cuandohayaterminadoelregistro.

ElSargentorecibiólallaveexcusándosedemaneraoportuna.

—Lamento provocarle esta incomodidad, señor, para llenar una meraformalidad; pero el ejemplo de sus superiores servirá para reconciliar demaneramaravillosaaloscriadosconestapesquisa.

Mr.Godfrey,luegodepedirlepermisoalamadelamaneramássimpática,ledejóunmensajededespedidaaMissRaquel,atravésdecuyostérminossemehizopatentequenohabíatomadoporunnolarespuestaqueellaledierayquepensabaponernuevamentesobreeltapetelacuestióndelmatrimonio,enlaprimeraoportunidad.Mr.Franklin,mientras ibaenposdesuprimohaciaafuera,informóalSargentoquetodassusropassehallabanasudisposiciónyque nada de lo que le pertenecía se hallaba bajo llave. El Sargento Cuffreconocióenlaformamáselocuenteelvalordesugesto.Comohabránvistoustedes, supuntodevistahabía sido aceptado sin lamenorvacilación tantopormiamacomoporMr.GodfreyyMr.Franklin.SolofaltabaahoraqueMissRaquelsiguieraelejemplodeellosparacitaralaservidumbreydarcomienzoalabúsquedadeltrajemanchado.

La inexplicableobjeciónquemi ama lehacía alSargentopareció influirparaque laconferencia se tornaramásdesagradablequenuncaparaella, en

cuantonosencontramossolosdenuevo.

—Espero que, una vez que le haya enviado abajo las llaves de MissVerinder—ledijo—,habréyacumplidocon todo loqueustedexigedemí,porelmomento.

—Usteddispense,señora—dijoelSargento—.Peroantesdecomenzarelregistro,quisieratenerenmismanos,sileparececonveniente,ellibrodondeseinscribenlasropasquesedanalavar.Esposiblequeesapiezadeltrajeseaunaprendadelino.Silabúsquedaqueestamosporefectuarfracasatendréquehacerunrecuentodetodalaropablancaquehayenlacasa,comoasítambiénde la que se ha enviado a lavar. Si se demuestra que falta alguna prenda,podremossospechar,almenos,quelamanchaseencuentraenellayquelahahechodesaparecerdeliberadamente,ayeruhoy,elpropietariodelamisma.ElInspector Seegrave—añadió el Sargento, volviéndose haciamí— dirigió laatencióndelascriadashaciaesamancha,cuandoseagolparonenlahabitaciónel jueves por la mañana. Esa puede haber sido, Mr. Betteredge, unaequivocaciónmásentrelasmuchascometidasporél.

Miamameordenóquehicierasonarlacampanillaymandasetraerellibrorequerido.Ypermanecióconnosotroshastaque laordensehubocumplido,porsielSargentoCuffteníaalgunapreguntaquehacerle,luegodeexaminadoellibro.

Rosanna Spearman fue quien lo trajo. La muchacha había bajado paradesayunarse esa mañana, terriblemente pálida y macilenta, pero losuficientementerepuestadesuenfermedaddeldíaanterior,comoparapodercumplir con sus labores cotidianas. El Sargento Cuff dirigió su vista atentahacia nuestra segunda doncella…, mirándola a la cara cuando entró, yreparandoensuhombroencorvadocuandosalió.

—¿Tiene usted algo más que decirme? —le preguntó mi ama, ansiosacomonuncapordesprendersedelacompañíadelSargento.

ElgranCuffabrióellibrodellavado,secompenetróperfectamentedesucontenidoylovolvióacerrar.

—MeatreveréamolestaraSuSeñoríaconunaúltimapregunta—dijo—.Lajovenqueacabadetraernosestelibro,¿estanantiguaenlacasacomolasotrascriadas?

—¿Porquémelopregunta?—dijomiama.

—Laúltimavezquelavi—replicóelSargento—sehallabaencarceladaporhurto.

Luegodeestonohabíamásremedioquedecirlelaverdad.Miamarecalcóvigorosamente la buena conducta observada por Rosanna a su servicio y el

inmejorableconceptoqueteníadeellaladirectoradelReformatorio.

—Espero que no sospechará usted de ella concluyó diciendo muyseriamente.

—Ya le he dicho a Su Señoría que hasta el momento no sospecho deningunapersonadelacasa.

Después de estomi ama se levantó para subir en busca de las llaves deMissRaquel.ElSargento,quesehabíaadelantadoconmigo,leabriólapuertaylehizounaleveinclinacióndecabeza.Miamaseestremecióalpasarjuntoaél.

Aguardamos y aguardamos, pero las llaves no aparecieron. El SargentoCuff nome dijo absolutamente nada. Volvió sumelancólico rostro hacia laventana, deslizó susmanos descarnadas en los bolsillos y comenzó a silbarparasímismoydemaneratriste«Laúltimarosadelverano».

PorúltimoaparecióSamuel,peronoconlasllaves,sinoconunrecortedepapelquemeentregó.Yoempecéabuscarmisanteojosconciertatorpezayembarazo, sintiendo todo el tiempo los ojos melancólicos del Sargentoposadossobremí.Dosotreslíneasaparecíanescritasalápizenelpapelconlaletrademiama.AtravésdeellasmeinformabaqueMissRaquelserehusabadeplanoaquefueserevisadosuguardarropa.Cuandoselepreguntóporqué,habíaestalladoensollozos.Yal insistirsecon lapreguntahabía respondido:«Porque no quiero. Cederé por la fuerza, si es que recurren a ella, pero deninguna otra manera.» Comprendí entonces por qué mi ama había evitadoenfrentaralSargentoCuffconesarespuestadesuhija.Denohabersidoyodemasiadoviejoparadejarmevencerporlasgratasflaquezasdelajuventud,creo que hubiera enrojecido, por mi parte, ante la mera idea de tener queenfrentaralSargento.

—¿Algo nuevo respecto a las llaves de Miss Verinder? —preguntó elSargento.

—Mijovenamaserehúsaalregistrodesuguardarropa.

—¡Ah!—dijoelSargento.

Suvoznocontradecíaenabsolutolaperfectaserenidadqueemanabadesusemblante.Había dicho«¡Ah!» con el tonodeunhombreque escucha algoqueesperabaoír.Porunapartecasimeencolerizó;porlaotra,casimeprodujoespanto…Porqué,nopodríadecirlo,perolociertoesqueesoesloquesentí.

—¿Habráquesuspenderelregistro,entonces?—lepregunté.

—Sí—dijoelSargento—,elregistronopodráefectuarseporquesujovenama se niega a someterse a él como los demás. O se examinan todos losguardarropas de la casa, o ninguno. Envíele a Mr. Ablewhite su maleta a

Londresporelpróximotrenydevuélvaleellibrodellavadoalajovenquelotrajo,haciéndolellegarmiagradecimientoymisaludo.

Colocó el libro del lavado sobre la mesa, extrajo del bolsillo sucortaplumasycomenzóaarreglarselasuñas.

—Noparecehallarseustedmuydisgustado—ledije.

—No—repusoelSargentoCuff—;nomehallomuydisgustado.

Yotratédequemedieraunaexplicación.

—¿PorquéobstaculizaráMissRaquelsuinvestigación?—inquirí—.¿Noestáacasoenelinterésdeellaayudarlo?

—Aguardeunpoco,Mr.Betteredge…,aguardeunpoco.

Unapersonamás listaqueyohabría,sinduda,percibidosu intención.Ouna persona que quisiera menos aMiss Raquel de lo que yo la quería. Esposiblequeelhorrorexperimentadoanteélpormiamafueraunamuestradequeella,comolleguéapensarmástarde,percibiósuintención,comodicenlasEscrituras,«enuncristal,secretamente».Yonoadvertítalcosa…;esoestodoloquepuedodecir.

—¿Quéesloquehayquehacerahora?—lepregunté.

ElSargentoCuffdiotérminoalarreglodelauñaquelepreocupabaeneseinstante,fijóenellasumiradaunmomentoconcuriosamelancolíayguardóporfinensubolsilloelcortaplumas.

—Vengaconmigoaljardín—dijo—paraecharunvistazoalasrosas.

CAPÍTULOXIV

Lamaneramásrápidadellegaraljardíndesdeelgabinetedelamaeraporelsenderodelosarbustos,queustedesyaconocen.Conelfindetornarlesmáscomprensibles los hechos que narraré en seguida, debo decirles que dichasendaconstituíaelpaseofavoritodeMr.Franklin.Cadavezquesalíaaljardínoqueadvertíamossuausenciaenlacasa,solíamoshallarloeneselugar.

Mucho me temo que deba confesar aquí que soy un anciano un tantoobstinado. Cuanto más tenazmente ocultaba el Sargento Cuff suspensamientos, más empeño ponía yo en descubrirlos.Mientras doblábamoshaciaelsenderodelosarbustos,intentéengañarlodeotramanera.

—Tal como están las cosas—le dije—, sime hallara yo en su lugar nosabríaaestashorasquéhacer.

—Sisehallaraustedenmi lugar—merespondióelSargento—,sabríaaqué atenerse respecto a este asunto…, y, tal como están las cosas en esteinstante,cualquierdudaquehubieraustedsentidopreviamente,conrelaciónasuspropiasconclusiones,sehabríandisipadototalmente.Porelmomentonointeresantalesconclusiones,Mr.Betteredge.Nolohetraídoaquíparaquetireusteddemí,igualquedeuntejón,sinoparaquemedéalgunosinformes.Sinduda podría usted haberlo hecho en la casa, en lugar de hacerlo aquí. Peroocurrequeengeneralpuertasyoyentesvanmuydeacuerdoy,porotraparte,lasgentesdemioficiosesientenatraídasporlasaludableinfluenciadelairelibre.

¿Quién podía engañar a este hombre? Cedí, pues, y aguardé tanpacientementecomomefueposible,paraescuchar loquehabríadedecirmeahora.

—Nohabrédeindagarlasrazonesquetengasujovenama—prosiguióelSargento—; sólo diré que lamento su negativa, porque entorpece de esamaneralainvestigación.Tenemosqueaclararelmisteriodelamanchasobrelapuertaelcual,ledoymipalabra,involucraelmisteriodelpropiodiamante,porotrocamino.Heresueltoobservaralaservidumbre,yexaminarsusactosypensamientosenlugarderegistrarsusguardarropas.Antesdecomenzar,noobstante, quiero hacerle una o dos preguntas. Usted es un hombreobservador… ¿Advirtió algo desacostumbrado en alguno de los domésticos(dejandodeladoelespantoylaconfusiónnaturalesenesoscasos)luegoquesesupolapérdidadeldiamante?¿Huboalgunareyertaentreellos?¿Advirtióalgúncambioenelmodode serdealgúncriadoocriada?¿Malhumor,porejemplo,oalgunaenfermedadrepentina?

Acababa de pensar en la repentina dolencia que aquejara a RosannaSpearmaneldíaanteriorhacialahoradelacena,peronotuvetiempodedarrespuestaalguna,porquelosojosdelSargentosevolvieronrápidamentehacialosarbustosylooíentoncesdecirseasímismosuavemente«¡Hola!».

—¿Quépasa?—lepregunté.

—Un pequeño dolor reumático en la espalda—dijo el Sargento, en vozalta y como si tratara de hacerse oír de un tercer oyente—. Poco habrá detardarenproducirseuncambioenlascondicionesdeltiempo.

Avanzando unos pasos llegamos a la esquina de la casa. Volviendobruscamentehacia la derecha entramos en la terrazaydescendiendopor lospeldañosquesehallabanensucentronosdirigimoshaciaeljardíndeabajo.ElSargentoCuff sedetuvoallí, enmediodeunespacio libre,desdeel cualpodíamosabarcarconlamiradatodoelespaciocircundante.

—QuierohablarledeRosannaSpearman—medijo—.Noesprobableque

consufísicopuedatenerunamante.Noobstanteyenbeneficiodelapropiamuchacha me veo obligado a preguntarle de una vez si ella, esa pobredesgraciada,sehaprocuradocomolasdemásalgúnamigo.

¿Qué diablos quería significar con esa pregunta hecha en talescircunstancias?

Clavémisojosensurostroenlugarderesponderle.

—HevistoaRosannaSpearmanocultarseenmediodelosarbustoscuandopasamosporallí—dijoelSargento.

—¿Cuandodijousted«hola»?

—Sí…, cuando dije «hola». Si existe, en verdad, un amante, suocultamiento importa poco. Pero si no lo hay—tal como se presentan lascosasenlacasa—,dichaactitudresultaextraordinariamentesospechosaymeveré en la dolorosa necesidad de obrar tal como lo aconsejen lascircunstancias.

¿Quéera,porDios,loquequeríadecir?YosabíaqueelbosquedearbustosconstituíaelpaseopreferidodeMr.Franklin;sabíatambiénqueasuregresodelaestaciónlomásprobableeraquesedirigiesehaciaallíysabía,porotraparte,quePenélopehabíahalladomásdeunavezasucompañeradetrabajoaguardandoaalguienenesesitio,habiendoafirmadoentodomomentoqueelobjetodeRosannaerallamarlaatencióndeMr.Franklin.Deestarmihijaenlocierto,muyposiblehabríasidoquehubieseestadoesperandoelregresodeMr.Franklin, cuando elSargento la descubrió allí.Yomevi colocado entredos escollos: o bien debía mencionar la opinión de Penélope, haciéndolapropia,obienpermitirqueesainfortunadacriaturasufrieralasconsecuencias,las muy peligrosas consecuencias de haber despertado las sospechas delSargentoCuff.Nadamásqueporpiedad,porpuracompasiónhacialajoven,ledi alSargento lasnecesarias explicaciones, diciéndolequeRosannahabíasidotanlocacomoparaenamorarsedeMr.FranklinBlake.

ElSargentoCuffnoreíajamás.Enlaspocasocasionesenquealgunacosalodivertía,fruncíauntantolascomisurasdeloslabios,peronoibamásalládeesegesto.

Esofueloquehizoahora.

—¿Noseríamejorquehubierausteddichoqueesellalosuficientementelocacomoparanosermásqueunamujerfeayunacriada?—mepreguntó—.ElhechodequesehayaenamoradodeuncaballerodelaeducaciónyelfísicodeMr. Franklin Blake, no es, paramí, de ningunamanera, una locura. Noobstante,mealegrodequelacosasehayaaclarado:esunalivioparalamentede uno el hecho de que algo se haya aclarado. Sí, guardaré el secreto,Mr.

Betteredge. Me gusta mostrarme tolerante con las flaquezas humanas…aunquenosonmuchaslasoportunidadesquesemeofrecenparaejercitartalvirtud,enelcampodemisactividades.¿DiceustedqueMr.FranklinBlakenoha sospechado el interés que por él siente la muchacha? ¡Ah! Sin duda lohabríapercibidodelamaneramásoportunadehabersidoellabienparecida.Lasfeasnolopasanmuybienenestemundo:esperemosqueselascompenseenelotro.Tienenustedesunhermosojardín,yunhermosocéspedmuybiencuidado. Compruebe por sí mismo cuánto más bellas parecen las flores,cuandohaycéspedentornodeellasenlugardegrava.No,gracias.Nocortaréningunarosa.Mepartiríaelcorazónelsepararlasdesutallo.Talcomoseleparte a usted el corazón cuando advierte algo fuera de lugar en lasdependenciasdeloscriados.¿Percibióustedalgoinexplicableenlaconductadealgunodeellosencuantosedifundiólanoticiadelapérdidadeldiamante?

Yo había llegado a congeniar de lamejormanera con el Sargento Cuff,pero la astucia de que se valió para dejar escapar de sus labios esta últimapregunta hizo que me pusiera en guardia. Hablando en lenguaje vulgar, nosentíelmenoragradoenayudarloensusindagaciones,cuandoestasúltimaslollevabanaaccionar,alamaneradeunaserpienteenlahierba,enmediodemiscamaradasloscriados.

—Noheadvertidonada—ledije—,comonoseaelhechodeque todosperdimoslacabeza,inclusoyo.

—¡Oh!—dijoelSargento—,¿esoestodoloquetieneustedquedecirme?

Yo le repliqué (¡cómo me jacté de ello!) adoptando una posturainconmovible:

—Esoestodo.

LosojosmelancólicosdelSargentoCuffseclavaronenmirostro.

—Mr. Betteredge—dijo—, ¿tiene usted alguna objeción que hacerle aldeseo mío de estrecharle las manos? Siento hacia usted una extraordinariasimpatía.

¡Por qué eligió el instante preciso en que yo lo estaba engañando paradarmeesapruebadelabuenaopiniónquelemerecíaesalgoqueescapaatodacomprensión!Yoexperimentéciertoorgullo…¡sentíenverdadciertoorgulloalcomprobarqueporfinelfamosoCuffdistinguíalaidentidaddemipersonaentrelasdeotrasmil!

Regresamosa lacasa;elSargentomepidióunahabitaciónparasuusoyordenóque,unoporuno,sefueranpresentando,deacuerdoconsujerarquía,todoslosdomésticosdelacasa.

Yolollevéhastamipropioaposentoyreuníluegoaloscriadosenelhall.

RosannaSpearmanaparecióentreellosconsuaspectohabitual.Asumanera,sedemostrabatanlistacomoelSargentoysospechoquehabíaescuchadoloqueaquéldijerarespectoaloscriadosengeneral,apenasunmomentoantesdedescubrirsupresencia.Seacomofuere,allíestabaconunaspectoquedabaaentenderquejamáshabíaoídohablarensuvidadeunsitiocomoelbosquedearbustos.

Unoporunolosfuienviandoadentro,satisfaciendosusdeseos.Laprimeraque entró en la Corte de Justicia, en otros términos mi habitación, fue lacocinera.

Esto es lo que dijo al salir: «El Sargento Cuff se halla abatido; pero elSargentoCuff esuncumplidocaballero.»La siguió ladoncelladel ama.Suausenciadurómuchomástiempo.Estoesloquedijoalsalir:«¡SielSargentoCuffnolecreeaunamujerrespetable,podríamuybienguardarseesaopiniónparasímismo!»LapróximaenentrarfuePenélope.Sólopermanecióallíunminutoodos.Suinformealsalirfueelsiguiente:«ElSargentoCuffesdignode lástima. Debe de haber sufrido algún desengaño amoroso cuando erajoven.»Enseguidaentrólaprimeracriadadelacasa.Talcomoladoncelladelama,permaneció allí largo tiempo.Esto fue loquedijo al salir: «¡Yonoheentrado al servicio de mi señora para soportar, Mr. Betteredge, que unsubalternofuncionariopolicialsepermitadudarenmicaradeloqueledigo!»RosannaSpearmanfuelaqueentródespués.Permanecióallímástiempoqueninguna.Nadadijoal salir…;salióenvueltaenunsilenciomortalycon loslabioscolordeceniza.Samuel,ellacayo,fuequienlasiguió.Suausenciaduróunoodosminutos.Suinformefueelsiguiente:«QuienquierasealapersonaquelelustreloszapatosalSargentoCuff,debieraavergonzarsedesímisma.»Nancy,lafregona,fuelaúltimaenentrar.Suausenciaduróunoodosminutos.Suinforme,alsalir, fue:«ElSargentoCuffesunapersonadebuencorazón;noacostumbraburlarse,Mr.Betteredge,deunapobremuchachatrabajadora.»

Alentrar,cuandotodohuboterminadoenlaCortedeJusticia,endemandadenuevasórdenes,silashabía,vicómoelSargentoseentregabaasuantiguatreta:sehallabaasomadoalaventanasilbándoseasímismo«Laúltimarosadelverano».

—¿Hadescubiertoalgo,señor?—inquirí.

—SiRosannaSpearman le pidepermisopara salir—dijo elSargento—,déjelairalapobre;peroanteshágamelosaber.

¡Muy bien podía haberme yo callado la boca, en lo que se refería aRosannayMr.Franklin!EraevidentequelapobremuchachasehabíatornadosospechosaparaelSargentoCuff,pesea todoloqueyopudierahacerensufavor.

—Espero que no ha de considerar usted a Rosanna complicada en ladesaparicióndeldiamante—meaventuréadecir.

LascomisurasdelamelancólicabocadelSargentofrunciéronseysuvistasedetuvoduramenteenmirostro,talcomohabíaocurridoeneljardín.

—Creoqueserámejorquenoselodiga,Mr.Betteredge—dijo—.Comoustedsabe,podríaustedvolveraperderlacabeza.

¡YoempecéapreguntarmesieraenverdadciertoqueelfamosoCuffmehabíadistinguidoentreotrosmil,despuésdetodo!Significóunalivioparamíelhechodequealguienllamaraalapuertaydequefuéramosinterrumpidospor la cocinera, quien traía un mensaje. Rosanna Spearman había pedidopermiso para salir, por el motivo habitual: su cabeza no estaba bien ynecesitaba respirar un poco de aire fresco. Ante una señal del Sargentorespondíquesí.

—¿Cuáleslapuertadesalidadelaservidumbre?—preguntóencuantosehuboalejadolamensajera.

Yoleindiquéelsitio.

—Cierreconllavelapuertadesucuarto—dijoelSargento—;ysialgunopreguntapormí,dígalequeestoyaquíordenandomisideas.

Nuevamentevolvióafruncirlascomisurasdesuslabiosydesapareciódemivista.

Solo, en medio de esas circunstancias, me sentí devorado por unacuriosidadquemeinstigabaarealizarindagacionespormicuenta.

EraevidentequelassospechasdelSargentorespectoaRosannateníansuorigen en algún hallazgo efectuado durante el interrogatorio de laservidumbre. Ahora bien, los dos únicos criados, exceptuando a la mismaRosanna, que habían permanecido más tiempo en mi habitación eran ladoncella particular del ama y la primera doméstica de la casa, las cualeshabíansido,también,lasquesehallaronalacabezadelapersecucióniniciadacontrasuinfortunadacompañera,desdeelprimermomento.Luegodellegaraestas conclusiones me asomé, aparentemente por casualidad, a lasdependenciasde laservidumbrey,alcomprobarquesehallaban tomandoelté,meinvitéinstantáneamenteyomismoalareunión.Porque,notabene,unagota de té es a la lengua de unamujer lo que una gota de aceite para unalámparaagotada.

Miconfianzaenlateteracomoaliadanodejódeverserecompensada.EnmenosdemediahoralleguéasabertantocomoelmismoSargento.

Tantoladoncelladelamacomolaotradomésticanocreían,alparecer,enlaenfermedadqueaquejaraaRosanna,eldíaanterior.Estepardedemonios

—perdón,lector,pero¿dequéotramanerapodríallamaraesasdosmalévolasmujeres?—sehabíandeslizadoescaleraarriba,a intervalos,durante la tardedeljueves;habíanprobadoelpicaportedelapuertadeRosannacomprobandoquesehallabacerradaconllavehabíangolpeadosinrecibirrespuestaalguna;habíanaplicadoeloídoalapuertasinadvertirningúnruido.Luego,cuandolamuchachabajóparatomareltéyfueenviadadenuevoarriba,porhallarseaúnindispuesta, losdosdemoniosantedichostratarondeabrirotravezlapuerta,hallándola cerrada con llave; después intentaron mirar por el ojo de lacerraduraqueseencontrabaobstruido;mástarde,hacialamedianoche,vieronsurgirunaluzpordebajodelapuerta,yoídocrujirunfuego(¡unfuegoeneldormitoriodeunasirvientaenelmesdejunio!)hacialascuatrodelamañana.TodoesoesloquelehabíandichoalSargentoCuff,quienenrespuestaasuspalabras, las miró con ojos mordaces y escépticos, dándoles claramente aentenderquenocreíaaningunade lasdos.Deaquí laopinióndesfavorableexpresadaporambas, luegodel interrogatorio.Deaquí, también(dejandodeladolainfluenciaejercidaenellasporelté),laprestezaconquesuslenguasentraron en actividadpara referirse a sus anchas a ladescortés conductadelSargento.

PoseyendoyaalgunaexperienciarespectoalasmanerasindirectasdelgranCuffyhabiendoadvertidohacíapocoloinclinadoquesehallabaaseguirlelospasos secretamente a Rosanna cuando ésta salió de la casa, se me hacíaevidente que aquél trató de impedir que tanto la doncella del ama como laprimera doméstica llegaran a vislumbrar lo valioso que había resultado suaporte. Ambas, de haber dejado él traslucir que su deposición era digna decrédito,sehabríanenorgullecidodetalcosayhechoodichoalgoquesirvieraparaponersobreavisoaRosannaSpearman.

Salíymehalléenmediodeunhermosoatardecerdeestío,lamentandolasuerte de la pobre muchacha en particular y sumido en un gran desordenmental,frentealcariztomadoporlascosas.Andandoaladeriva,fuiapararalbosquedelosarbustos,dondeencontréaMr.Franklinenesesulugarfavorito.Alregresardelaestación,hacíayaciertotiempo,seentrevistóconelama,conquien mantuvo una conversación prolongada. Esta se había referido a lainexplicableactituddeMissRaquel,quiensehabíanegadoal registrodesuguardarropa;estaspalabrasrespectoamijovenamalodeprimierontanto,queel joven parecía eludir toda mención del tema. El carácter de la familia sereflejóensurostroesatardeporprimeravezdesdequeyoloconocía.

—Ybien,Betteredge—dijo—,¿quétalsesientelaatmósferademisterioy sospecha que nos envuelve a todos en este momento? ¿Recuerda ustedaquella mañana en que llegué aquí por vez primera con la Piedra Lunar?¡OjaláDiosmehubieraimpulsadoaarrojarlasobrelasarenasmovedizas!

Luegode este estallido se abstuvodevolver a hablar hastaquenohubo

recobradolacalma.Ensilencionospusimosacaminarjuntos,duranteunoodosminutos,hastaqueélmepreguntóquéhabíasidodelSargentoCuff.EraimposiblealejardeltemaaMr.FranklinconlaexcusadequeelSargentosehallabaenmi cuartoordenando sus ideas.Lopuse,pues al tantode todo loocurridoyenparticulardeloqueladoncelladelamaylaprimeradomésticadelacasahabíandichoentornoaRosannaSpearman.

LamentelúcidadeMr.FranklinadvirtióelnuevorumboqueseguíanlassospechasdelSargento,enunabrirycerrardeojos.

—¿Nome dijiste estamañana—preguntó— que uno de los vendedoresambulantesdeclaróhabervistoaRosanna,ayer,enelcaminodepeatonesquelleva a Frizinghall, en el momento en que todos nosotros la suponíamosenfermaensuhabitación?

—Sí,señor.

—Siladoncellademitíaylaotramujerhandicholaverdad,puedesestarsegurodequeel vendedor ambulante se encontró conella en el camino.Laenfermedaddelamuchachanofue,entonces,másqueunapantallautilizadaparaengañarnos.Algúnhechocomprometedorimpulsóalamuchachaairalaciudadsecretamente.Eltrajequeostentalamanchadepinturaesdeella;yelfuego que se oyó crujir en su cuarto hacia las cuatro de la mañana fueencendidoparadestruirlo.RosannaSpearmanesquienharobadoeldiamante.Entraréenseguidaparainformaramitíarespectoalnuevocariztomadoporlascosas.

—Todavía no, señor, por favor —dijo una voz melancólica detrás denosotros.

AmbosnosvolvimosynosencontramoscaraacaraconelSargentoCuff.

—¿Porquénotodavía?—preguntóMr.Franklin.

—Porque si usted, señor, informa aSuSeñoría,SuSeñoría le referirá elcasoaMissVerinder.

—Suponiendo que lo haga, ¿qué ocurrirá entonces?—Mr. Franklin dijoestaspalabrasconuncaloryunavehemenciatanrepentinosqueeracomosielSargentolehubieseinferidounaofensamortal.

—¿Le parece a usted, señor, razonable —dijo el Sargento Cuffcalmosamente—hacermeunapreguntadeesaíndole…enestemomento?

Hubounbreveintervalodesilencio.Mr.FranklinavanzóhastacolocarsecasijuntoalSargento.Ambossemiraronfijamentealacara.Mr.Franklinfuequienhablóprimero,bajandolavoztanrápidamentecomolahabíaelevado.

—Supongoquesabeusted,Mr.Cuff—dijo—,queelasuntoquetenemos

entremanosesdelicado.

—Noeséstalaprimeravez,entrecientosdecasos,quetengoentremanosunasuntodelicado—replicóelotro,inconmoviblecomonunca.

—Según tengo entendidomeha prohibidousted comunicarle ami tía loocurrido,¿noesasí?

—Lo que tiene usted que entender, señor, se lo ruego, es que habré deabandonar este asunto si le dice usted a Lady Verinder o a cualquier otrapersonaloocurrido,hastatantonoledéyopermiso.

Esto sirvió para poner término a la disputa; Mr. Franklin no tenía queelegir,sinosometerse.Sepusocoléricoysealejódellugar.

Yo había permanecido allí prestando oídos a lo que decían, todotembloroso,sinsaberdequiénsospecharniquépensarenelprimermomento.Enmediodemiconfusión,sinembargo,doscosassemehacíanevidentes.Laprimera consistía en suponer que mi joven ama se hallaba involucrada demanerainexplicableenelfondodelasabruptaspalabrasdecadaunodeellos.Y la segunda se refería a la creencia de que ambos se comprendíanperfectamente,sinhabercambiadopreviamentepalabraalguna.

—Mr. Betteredge —dijo el Sargento—, ha cometido usted una grantontería durante mi ausencia. Se ha dedicado usted a una pequeña labordetectivesca por su propia cuenta. En adelante me hará usted, sin duda, elfavorderealizarsusindagacionesdeacuerdoconlasmías.

Tomándome del brazo me llevó hacia el camino por el cual había élvenido.Muchometemoqueelreprochehayasidomerecido…perocontodonomehallabadispuestoaauxiliarloenlatareadetenderleceladasaRosannaSpearman.Quefueraonoladrona,queactuaradentroofueradelaley,pocomeimportaba,lociertoesquemeapiadédeella.

—¿Quéesloquequiereusteddemí?—lepreguntédesprendiéndomeconunasacudidadesubrazoydeteniéndomeenseco.

—Sólounospocosinformesrespectoalastierrasdelosalrededores—dijoelSargento.

Yo no pude negarme a acrecentar los conocimientos geográficos delSargentoCuff.

—¿Existealgúnsendero,enesadirección,quellevedelaplayaalacasa?—preguntóelSargento.Sudedoapuntaba,mientrashablaba,haciaelbosquedeabetosqueconducíaalasArenasTemblonas.

—Sí—ledije—;hayunsendero.

—Muéstremelo.

Juntos y envueltos por las luces grises de ese atardecer de verano, elSargentoCuffyyoechamosaandarendirecciónalasArenasTemblonas.

CAPÍTULOXV

El Sargento permaneció sumido en sus propios pensamientos hasta elinstanteenquearribamosalaplantacióndeabetosqueconducíaalasarenasmovedizas. Allí se recobró como un hombre que ha estado ordenando susideasparahablarmenuevamente.

—Mr.Betteredge—dijo—,envistadehabermehechoustedelhonordecompartir mi bote, y teniendo en cuenta el hecho de que puede ustedbrindarme algún apoyo antes de que este crepúsculo se haya extinguido, noveo que tengamos nada que ganar ninguno de los dos engañándonosrecíprocamente, por lo cual me dispongo inmediatamente a ofrecerle unejemplo demi buena voluntad.Usted está resuelto a no darme informaciónalgunaquepuedaperjudicaraRosannaSpearman,porqueellahasidosiemprepara usted una buena muchacha y siente una gran piedad hacia ella. Esossentimientoshumanitarioshablanmuchoenfavordesupersona,peroocurrequeenelpresentecasolossentimientoshumanitariosnotienenporquéjugarningúnpapel.RosannaSpearmansehallafueradetodopeligro…no,nocorreelmenor peligro si relaciono sus actos, en el asunto de la desaparición deldiamante, conunaprueba tan evidente comoesanarizque tieneusted en elrostro.

—¿Quiereusteddecirquemiamanohabrádeacusarla?

—Quierosignificarlequesuamanopodráacusarla—dijoelSargento—.RosannaSpearmannoesmásqueuninstrumentoenmanosdeotrapersonayellahabrádeconvertirseenlavíctimainofensivaquesalveaesaotrapersona.

Hablaba seriamente…, no podía negarse. Pero con todo, algo en mí seagitabaensucontra.

—¿Nopuedeusteddarmeelnombredeesaotrapersona?—ledije.

—¿Puededármelousted,Mr.Betteredge?

ElSargentoCuffpermanecióinmóvilysilenciosoymedirigióunamiradainquisidoraymelancólica.

—Experimentosiempreungranplacercuandopuedomostrarmetolerantehacia las flaquezashumanas—dijo—.Ymesientoparticularmente toleranteenelpresentecaso,Mr.Betteredge,haciausted.Porsuparteusted,impulsadopor elmismoy excelentemotivo, siente particular tolerancia haciaRosanna

Spearman, ¿no es así? ¿Sabe usted, por casualidad, si la muchacha harenovadoúltimamentesuropablanca?

Cuálfueelmotivoqueloimpulsóadejarcaercomoalacasoesapreguntatan extraordinaria, era algo que escapaba totalmente a mi entendimiento.Sabiendo, como sabía, que ningún daño habría de ocasionarle aRosanna aldecirlaverdad,lerespondíquelamuchachahabíallegadoalacasauntantodesprovista de ropa blanca, y quemi ama, en premio a su buena conducta(insistíaquírespectoasubuencomportamiento), lehabíaregalado,nohacíaunaquincena,unnuevojuegoderopablanca.

—Esésteunmundomiserable—dijoelSargento—.Lavidadelhombre,Mr.Betteredge,esunaespeciedeblanco…,endirecciónalcualhacefuegodecontinuo ladesgraciaquedasiempreenelcentro.Denohabersidoporesejuegonuevoderopablanca,habríamossindudadescubiertoentrelasropasdeRosanna algún peinador o enaguas nuevos que nos hubiera servido paracondenarla. Sin duda no se halla usted tan confundido como para no poderseguirme, ¿no es así?Usted ha interrogado a los criados por símismo y sehalla al tanto de los descubrimientos realizados por dos de ellos junto a lapuerta deRosanna. Sin duda sabrá usted en qué andaba lamuchacha, ayer,luegoquelallevaronhaciaarribaenferma.¿Notieneustedningunaidea?¡OhDiosmío!,ysinembargoestanevidentecomoesafranjadeluzqueapareceallí hacia el límite del bosque. A las once de la mañana del día jueves, elInspectorSeegrave,quenoesmásqueunbloquededebilidadeshumanas,leindica a toda la servidumbre de la casa lamancha descubierta en la puerta.Rosanna tienesusbuenas razonespara sospecharde sus ropas;aprovecha laprimera oportunidad que se le presenta para dirigirse a su cuarto, da con lamanchadepinturaensupeinador,ensuenaguaoen loquequieraquesea,fingehallarseenfermayseescurresubrepticiamentealaciudadconelfindeproveerse del material necesario para confeccionarse una nueva enagua opeinador; sededica a ellodurante lanochedel jueves, enciendeuna lumbre(noparadestruirlaprenda:doscompañerassuyassehallanjuntoalapuertacurioseando y ella conoce recursos mejores que el de provocar un humosospechoso y el de proveerse de una yesca de la que habrá quedesembarazarse…),enciendeunalumbre,digo,parasecaryplancharlanuevaprenda luego de retorcerla entre sus manos, oculta la ropa manchada(probablementesobresímisma)ysehallaenestosmomentosentregadaalatareadeliberarsedeella,enalgúnsitioconveniente,sobreesafranjadearenasolitariaqueseextiendeantenuestravista.Leheseguidolapista,estatarde,hastalaaldeapesquerayhastaunacasadecampo,enparticular,quehabremostalvezdevisitarantesdeemprenderel regreso.Permaneciódentrodedichacasaciertoespaciodetiempoysalióluego,segúnmiopinión,ocultandoalgodebajodesucapa.Unacapa,sobrelasespaldasdeunamujer,esunemblemadecaridad…,sirveparacubririnnumerablespecados.Laviluegoseguirhacia

el Norte a lo largo de la costa, luego de abandonar la casa de campo.¿Consideran aquí a esa franja de arena como un bello ejemplo de paisajemarino,Mr.Betteredge?

Yolerespondí:«Sí»,tanbrevementecomopude.

—Los gustos difieren —dijo el Sargento Cuff—. Mirándolo desde mipuntodevista,puedodecirquejamáshecontempladounpaisajemenosdignodeadmiración.Siocurrieraqueestuvieseustedsiguiendoaalgunapersonaalo largode lacostadelmar,yesapersonadecidieramiraren tornosuyo,noencontraría usted en ninguna parte un sitio donde ocultarse. Yo tuve queescogerentreapresaraRosannaporhallarsebajosospechaodejarlairporelmomento para que siguiera desarrollando el pequeño juego que tenía entremanos.Porrazonesquenoquieroexponerahoraafindenofatigarlo,decidíhacercualquiersacrificioantesdedespertarprematuramentelaatención,estamismanoche,deciertapersonacuyonombreseguiremosignorando.Regreséala casa para pedirle a usted queme condujera hacia el extremo norte de lacosta por otro camino. La arena—en lo que respecta a las pisadas de lasgentes— es uno de los mejores detectives que conozco. Si no damos conRosanna Spearman luego de este rodeo, la arena nos dirá dónde ha estado,siempreque la luzseprolongueun tiempoprudencial.Heaquí laarena.Meatrevoasugerirlequemeexcuse…,si lepropongoretener la lenguaydejarquevayayoprimero.

Si existe en verdad en medicina algo que reciba el nombre de fiebredetectivesca, ésa era la enfermedad que había hecho presa de este humildecriado.ElSargentoCuffavanzóentrelosmontículosdearena,descendiendohacia la costa. Yo lo seguí con el corazón en la boca y aguardé a ciertadistanciaalaesperadeloquepodríaocurrir.

Así las cosas, descubrí que me hallaba casi en el mismo sitio dondeRosanna y yo habíamos estado conversando cuando vimos aparecersúbitamenteantenosotrosaMr.FranklinderegresodeLondres.Mientrasmisojos seguían posados en el Sargento, mi mente vagaba, a despecho de mímismo, hacia la escena que se desarrolló entre nosotros en aquella ocasión.Confiesoquecasisentídenuevocómolapobrecitadeslizabasumanoen lamía,dándoleunpequeñoapretóndeagradecimiento,porhaberlehabladocontantabenevolencia.Confiesoquecasivolvíaoírsuvoz,cuandomedijoqueleparecía como si las Arenas Temblonas tiraran de ella, contra su propiavoluntad,cadavezquesalíadelacasa…,yquecasimeparecióverbrillarsurostrocomocuandoviodirigirseaMr.Franklinhacianosotros,conpasovivo,atravésdelosmontículos.

Mi espíritu decayó ymás amedida quemeditaba en esas cosas…, y lavistadelapequeñaysolitariabahía,cuandoalcélosojosparadespertarmedel

todo,sirviótansóloparaaumentarmidesazón.

Lasúltimaslucesdelcrepúsculosediluían,yatodololargodelpaisajeseextendíaunacalmaterriblementesilenciosa.Eljadeodelmar,juntoalbancodearena,fueradelabahía,eraunrumorahogado.Elmarinteriorseperdióenla sombra, sin que el más leve soplo de viento agitase su superficie.Asquerosos montones de limo de una tonalidad blancuzco-amarillentasobrenadabanenlasaguasmuertas.Fangoyespumabrillabandébilmenteenciertos lugares, allí donde la luz lograba darles alcance aún, entre los dosgrandescabosrocososqueavanzabanmaradentro:unohaciaelNorte,elotrohaciaelSur.Eraésalahoradelcambiodelamareay,mientrasmehallabaaúnaguardando allí, pude observar cómo la vasta y morena superficie de lasarenasmovedizasempezabaaahuecarseytemblequear…,únicacosadotadademovimientoenesesitiotanhorrendo.

AdvertíqueelSargentoseestremecíaalpercibiresetemblordelaarena.Despuésdehabermiradohaciaallíunbreveinstante,sevolvióyemprendióelregresohaciadondeyomeencontraba.

—Unlugartraicionero,Mr.Betteredge—dijo—;nohayelmenorvestigiodeRosannaSpearman,mire uno hacia dondemire, en todo a lo largo de lacosta.

Mellevóunospasoscostaabajoypudecomprobarpormímismoquelashuellasdesuspasosylasdelosmíoseranlasúnicasmarcadasenlaarena.

—¿Haciaquépuntocardinalseencuentralaaldeadepescadores,tomandocomobaseelsitioenqueahoranosencontramos?—mepreguntóelSargentoCuff.

—Cobb'sHole—le respondí, pues éste era el nombre de lamisma—sehalla situado tan al sur de este lugar, como pueda estarlo sitio alguno en elmundo.

—Esta tardevique lamuchachaavanzabaporelcaminoa lo largode lacostaprocedentedeCobb'sHole,endirecciónalNorte—dijoelSargento—.Enconsecuenciadebedehabervenidocaminandohaciaaquí.¿SehallaCobb'sHole sobre el otro extremo de esa lengua de tierra? ¿Podríamos llegar a laaldea,ahoraqueelaguahadescendido,andandoporlacosta?

Yolerespondíque«sí»aambaspreguntas.

—Usted perdone, pero tendremos que apurarnos —dijo el Sargento—.NecesitodarconelsitioenelcualRosannaabandonólacosta,antesdequesehagaoscuro.

Habíamosandadounpardeyardas,másomenos, endirecciónaCobb'sHole,cuandorepentinamenteelSargentoCuffcayódehinojossobrelacosta,

conel aspectodequien se sienteposeídopor el frenéticoy súbitodeseodedecirsusoraciones.

—¡Después de todo, hay algo ahora que decir en favor de su paisajemarino! —observó el Sargento—. ¡He aquí las huellas de una mujer, Mr.Betteredge! Atribuyámoselas a Rosanna, hasta que no aparezca la pruebairrefutablequedemuestrelocontrario.Siustedmehaceelbiendeobservarlas,comprobaráquesonmuyconfusas…,confusaintencionalmente,diría.¡Ah,lapobrecitasehallatanaltantodelasvirtudesdetectivescasdelaarenacomoyomismo!¿Peronoleparecequeungranapremiolehaimpedidoborrarlasdeltodo?Esaesmiopinión.HeaquíunahuellaquevienedeCobb'sHoleyheaquí otra que regresa hacia allá. ¿No apunta por otra parte, el extremo decalzado directamente hacia el borde del agua? Lamento herirlo en sussentimientos,peromuchometemoqueRosannaesunapersonaastuta.Todopareceindicarquesepropusollegarallugardesdeelcualacabamosdevenir,sin dejar la menor huella de su paso en la arena. ¿Diremos que luego demarcharatravésdelaguadesdeellugarenquenosencontramosahoraavanzóhastaalcanzaraquellacaparocosaqueseencuentraanuestrasespaldasyqueregresó por el mismo camino, dirigiéndose luego hacia la playa otra vez,dondepuedenverseaúnlashuellasdesustacones?Sí,esoesloquediremos.Creo que venía con algo oculto debajo de la capa al abandonar la casa decampo.¡No!¡Noparadestruirlo!…,porque,enesecaso,¿quénecesidadteníadetomartantasprecaucionesparaimpedirqueyopudieradescubrirelsitioenqueterminósupaseo?Creoquelomásprobableesquehayaidoallíaocultaralgo.¡Sifuéramosaesacasapodríamos,talvez,darconlacosa!

Aloírtalproposiciónmifiebredetectivescaseenfriósúbitamente.

—Ustedyanomenecesita—ledije—.¿Paraquépuedoservirle?

—Cuanto más lo conozco, Mr. Betteredge —dijo el Sargento—, másvirtudesdescubroensupersona.Lamodestia…,¡ohDiosmío,cuánraraeslamodestiaenestemundo!,¡yenquémedidaposeeustedesacosatanrara!Sivoysoloaesacasa,antelaprimerapreguntaenmudecerántodaslaslenguas.Sivoyconusted,lesserépresentadoporunvecinojusticieramenterespetable,lo cual dará lugar indefectiblemente a un diluvio de palabras. Esa es miopinión;¿cuáleslasuya?

Incapazdedarconlafraseinteligenteyrápidaconquemehubiesegustadoresponderle,tratédeganartiempoinquiriendocuáleralacasadecampoquedeseabavisitar.

A través de la descripción que de lamismahizo el Sargento reconocí laviviendadeunpescadorllamadoYolland,quienteníaunaesposaydoshijosyagrandes,unmuchachoyunamuchacha.Sivuelveellectorsusojoshacialas páginas anteriores hallará que, cuando le presenté por primera vez a

Rosanna Spearman, afirmé que en determinadas ocasiones alternaba suspaseosalasArenasTemblonasconvisitasefectuadasaunosamigosqueteníaenCobb'sHole. Esos amigos eran losYolland, gentes dignas, respetables ymuy estimadas por todo el vecindario. La amistad con Rosanna se habíainiciadoporintermediodelahijaquesufríadeundefectoenunpieylacualeraconocidaenlosalrededoresporelsobrenombredelacojaLucy.Creoquelasdosmuchachascontrahechassesentíanunidasporunaespeciederecíprocasimpatía.Comoquieraquefuere,losYollandyRosannaparecíancongeniar,enlaspocasocasionesenqueteníanocasióndeverse,delamaneramásgratayamistosa.ElhechodequeelSargentoCufflahubieraseguidohastalacasadecampodeellos,colocabalacuestióndelaayudaquedebíayoprestarleenlainvestigaciónbajolaluzdeunacircunstanciaenteramentenueva.Rosannanohabíaidomásqueadondeteníacostumbredeiry,aldemostrarquevisitóalpescador y su familia, se evidenciaba en forma clara que había estadoentregadaaunalaborinocente,hastaeseinstante,porlomenos.Leharíaalamuchacha un servicio en lugar de un daño si me dejaba convencer por lalógicadelSargentoCuff.Medejé,pues,convencerporella.

Nos dirigimos hacia Cobb's Hole y seguimos viendo siempre huellasmarcadasenlaarenamientrashuboluzquelasalumbrara.

Alllegaralacasadecampo,nosenteramosdequetantoelpescadorcomosu hijo se hallaban afuera, en el bote; la coja Lucy, fatigada y débil comosiempre,reposabaensulecho,arriba.LabuenadeMrs.Yollandnosrecibió,ella sola, en la cocina. En cuanto se enteró de que el SargentoCuff era unfamoso personaje de Londres, destapó una botella de ginebra holandesa,colocó dos pipas vacías sobre la mesa y se quedó mirándolo con la vistaclavadaensurostro,comosinuncaalcanzaseamirarlolosuficiente.

Yomesentéensilencioenunrincónesperandovercómoselasarreglabael Sargento para derivar la conversación hacia la persona de RosannaSpearman. Su habitualmanera indirecta de entrar enmateria resultó en esaocasiónmás vaga que nunca.Cómo se las arregló para ello es algo que nopudeenaquel tiemponipuedoaúnexplicármelo.Lociertoesquecomenzópor referirse a la familia real, a los primitivos metodistas y al precio delpescado;deallípasó,consutonomelancólicoysolapado,alapérdidadelaPiedraLunar,alamalevolenciadenuestraprimeradoncellayalmaltratoquele daban las criadas en general a Rosanna Spearman. Luego de haberalcanzadodeestamanerasuobjetivo,declaróquealhaceresa investigaciónentornoaldiamanteperdido,loguiabandospropósitos:eldedarconélyelde liberaraRosannade las injustassospechasquehicieron recaersobreellasusenemigosdelacasa.Habíantranscurridoapenasquinceminutosdesdeelinstanteenquepenetráramosenlacocina,cuandoyalabuenadeMrs.Yollandse hallaba persuadida de que estaba hablando con el más íntimo amigo de

RosannaeinsistíaparaqueelSargentoCuffalegrarasuestómagoyreanimarasuespírituconalgúntragodeginebraholandesa.

Firmemente persuadido de que el Sargento perdía el tiempo con Mrs.Yolland,yoasistíagozosodesdemiasientoasuconversación,talcomoenmistiempos me regodeaba ante una obra de teatro. El gran Cuff demostró sercapazdeunapacienciamaravillosa;consusmodosmelancólicosprobósuerteya en su sentido, ya en otro, e hizo fuego, por así decirlo,ininterrumpidamente,alazar,esperandodarporcasualidadenelblanco.TodohablabaenfavordeRosanna,nadaensucontra;ésaera laconclusiónaquearribó, apuntara hacia donde apuntara. Mrs. Yolland habló casi ella soladurante todo el tiempo y demostró confiar plenamente en él. El últimoesfuerzodelSargentoseprodujoenelmomentoenquedirigimosnuestravistahacianuestrosrelojesyyadepienosdisponíamosaabandonarlacasa.

—Hallegadoelmomentodedesearleaustedmuybuenasnoches,señora—dijoelSargento—.SólodiréenelinstantedepartirqueRosannaSpearmantieneenmí,enestehumildeservidor suyo, señora, sumássincerodefensor.Pero,¡oh,Diosmío!,jamásprosperaráellaenellugarenqueseencuentra:yoleaconsejaría…queloabandonara.

—¡Santocielo!¡Yalocreoqueseirá!exclamóMrs.Yolland.(Notabene:yo he vertido las palabras de Mrs. Yolland de su dialecto de Yorkshire alinglés. Cuando les diga que el Sargento Cuff, pese a su cultura, se vio enaprietos a cada instante para entenderla sin mi ayuda, sacarán las debidasconclusiones respecto a la situación mental en que se hallarían ustedes, dehaberyotranscriptosuspalabrasensulenguanativa.)

¡RosannaSpearmanapuntodeabandonarnos!Yoagucémisoídosaloírtal cosa.Meparecía extraño, paradecir lomenosqueme sugería el asunto,que no nos hubiese puesto sobre aviso, antes que a nadie, al ama o a mí.Empecé a sentir dudas y a preguntarme si no habría dado en el blanco elúltimodisparolanzadoalazarporelSargentoCuff.Comencéapreguntarme,también, si mi participación en las diligencias emprendidas por él era taninofensiva como yo había pensado. Sin duda encuadraba dentro de lasactividadesdelSargentoelhechodeengañaraunamujerhonesta tendiendoensutornounareddementiras;peroeraporotrapartemideber,comobuenprotestante, el tener en cuenta que el Demonio es el padre de todas lasmentiras…, y que el mal y Satán no andan nunca lejos el uno del otro.Percibiendo en la atmósfera el daño que estaba a punto de ser consumado,traté de llevar afuera al Sargento Cuff. Pero éste volvió a sentarse deinmediato y pidió un último trago de ginebra holandesa para darse aliento.Mrs.Yollandtomóasientoenelladoopuestoylesirviódelabotella.Yomedirigíhacia lapuerta,muymolesto,y lesdijequeeraya tiempodequenosretiráramos…,ysinembargonopudeirme.

—¿Así es que piensa irse Rosanna? —dijo el Sargento—. ¿Qué harácuando se vaya? ¡Qué desdicha, qué desdicha! ¡La pobre criatura no tieneotrosamigosenelmundoqueustedesyyo!

—¡Ah,peroseirá,sinembargo!—dijoMrs.Yolland—.Comoyaledije,vinoaquíestatardey, luegodecharlarunratoconmihijaLucyyconmigo,nospidióqueladejáramossubirsolahastaelcuartodeLucy.Eselúnicolugarde la casadondehay tintay lapiceros. «Tengoque escribirleuna carta aunamigo—medijo—,ynopuedohacerloencasaporquelasotrascriadassonmuycuriosasymeespiarían.»Aquiénleescribiólacarta,nopodríadecirlo;debe haber sido sumamente larga a juzgar por el tiempo que permanecióarriba. Yo le ofrecí una estampilla cuando bajó. Pero vino sin la carta yrechazólaestampilla.Comoustedsabelapobreesuntantoreservadarespectoasímismayalascosasquehace.Peropuedoasegurarleaustedquetieneunamigoenalgunaparteyqueesseguroqueiráhaciaeseamigo.

—¿Pronto?—preguntóelSargento.

—Tanprontocomoleseaposible—dijoMrs.Yolland.

Aestaalturade laconversaciónabandonéyo lapuertaparaavanzarotravezhaciaelinteriordelcuarto.Comojefedelaservidumbrenopodíapermitirqueenmipresenciasehablaratanlibrementerespectoalhechodesialgunacriadahabríaonodeabandonarlacasa.

—Me parece que está usted equivocada en lo que se refiere a RosannaSpearman—dije—.Dehaberresueltoellaabandonarsupuestoactual,melohubieracomunicado,enprimertérminoamí.

—¿Equivocada?—exclamóMrs.Yolland—.Vaya,sihaceunahoraapenasme compró varias cosas que necesitaba para el viaje, a mí misma, Mr.Betteredge,yenestemismocuarto.Y,yaquehablamosdeesto,meacuerdoahora—dijo la tediosamujerpalpandosúbitamentealgoensubolsillo—dealgoqueteníaquedecirlesrespectoaRosannaysudinero.¿Laveráalgunodeustedescuandoregresenalacasa?

—Me encargaré de ese mensaje, con el mayor placer —respondió elSargentoCuff,antesdequepudierayointercalarpalabraalguna.

Mrs.Yollandsacódesubolsillounascuantasmonedasdeunchelínydeseispeniquesysepusoacontarlassobre lapalmadesumanode lamaneramásminuciosa y exasperante. Luego se las ofreció al Sargento, después dehaber dejado traslucir todo el tiempo las pocas ganas que sentía dedesprendersedeellas.

—¿Me hace el favor de devolverle esto a Rosanna, haciéndole llegar almismo tiempo mis cariñosos saludos? —dijo Mrs. Yolland—. Esta tarde

insistió en pagarme por una o dos cosas que se llevó de aquí porque leagradaron…,yaunquereconozcoqueeldineroessiemprebienvenidoenestacasa, sin embargo no quiero privar a la pobre muchacha de sus pequeñosahorros. Y, para decirle la verdad, no creo que a mi marido le agradaraenterarse,cuandoregresemañanaporlamañanadesutrabajo,queherecibidoeste dinero de manos de Rosanna Spearman. Le ruego le diga que tengomuchogustoenregalarle…,loquemeacabadecomprar.Ynodejeeldinerosobrelamesa—dijoMrs.YollanddepositándoloenellasúbitamenteantelosojosdelSargentoycomosi lequemaranlosdedos—,¡nolodeje,porDios!Porquelostiempossondifícilesylacarneesdébilypodríasentirlatentacióndeguardármelootravezenelbolsillo.

—¡Vamos! —dije—. No puedo esperar más tiempo: es necesario queregresealacasa.

—Enseguidaestaréconusted—dijoelSargentoCuff.

Porsegundavezmedirigíhacialapuertayporsegundavez,también,pormásesfuerzosquehicenologréatravesarelumbral.

—Eso de devolver el dinero —oí decir al Sargento— es un asuntodelicado.Sindudalehacobradoustedmuypocoporlascosas,¿noesasí?

—¡Barato!—dijoMrs.Yolland—.Vengayjuzgueporsímismo.

Echandomano de una bujía, condujo al Sargento hacia un rincón de lacocina.Nadaenelmundohubierasidocapazdeimpedirmequelossiguiera.Amontonado allí veíase un conjunto de restos de cosas (la mayor parte demetalviejo)obtenidasendiferentesépocasporelpescadorenlosnaufragiosyparalascualesnohabíahalladoaquélaúnmercadoconveniente.Mrs.Yollandsezambullóenesosdespojosysurgiódeallíconunviejoestuchedeestañobarnizado,contapaderayunaroenéstaquepermitíacolgarlo…,unestucheigual a esos utilizados a bordopara preservar de la humedad a losmapas ycartasmarítimas.

—¡Vaya!—dijo lamujer—Rosannamecompróesta tardeelcompañerodeéste.Meserviráparaguardarmiscuellosypuños,quenosearrugaránaquícomo en mi caja. Un chelín y nueve peniques, Mr. Cuff. ¡Por el aire querespiro,nimediopeniquemáslehecobrado!

Ycalculóelpesodelestucheensumano.Meparecióoírleunaodosnotasde«Laúltimarosadelverano»,mientrasteníasuvistafijaenél.¡Nocabíayala menor duda! ¡Acababa de hacer, en perjuicio de Rosanna Spearman, undescubrimientodistintodetodosaquellosdelosqueyolacreíaasalvo,yelloa través, enteramente, demi propia persona!Dejo por cuenta de ustedes elimaginar loque sentí y cuán sinceramentemearrepentí dehaber servidodeintermediarioparaponerenrelaciónaMrs.YollandconelSargentoCuff.

—Conesobasta—dije—.Tenemosqueirnosdeunavez.

Sin prestar la menor atención a mis palabras,Mrs. Yolland efectuó unanuevazambullidaenlosdespojosysaliódeallíestavezconunacadenaparaamarrarperros.

—Tómele el peso, señor—dijo el Sargento—. Teníamos tres iguales yRosanna se ha llevado dos. «¿Para qué necesitas estas dos cadenas?», lepregunté.«Silasuno,podréamarrarmicajaperfectamente»,repuso.«Lasogaes más barata», le dije yo. «Pero la cadena es más segura», me contestó.«¿Quién ha visto jamás una caja amarrada con una cadena?», le dije. «¡OhMrs.Yolland, nome ponga obstáculos!—respondió—. ¡Déjeme llevar esascadenas!» Una extraña muchacha, Mr. Cuff —vale como el oro y es másbuena que una hermana parami Lucy—, pero siempreme resultó un tantoextraña.¡Vaya!Accedíasusdeseos.Treschelinesyseispeniques.¡Ledoymipalabra de mujer honesta de que no le cobré más que tres chelines y seispeniques,Mr.Cuff!

—¿Cadauna?—preguntó.

—¡Lasdos!—dijoMrs.Yolland—.¡Treschelinesyseispeniquesporlasdos!

—Regaladas, señora —dijo el Sargento, sacudiendo la cabeza—.Completamenteregaladas.

—Allíestáeldinero—dijoMrs.Yollandvolviéndosedecostadohaciaelpequeñomontóndedinerodepositadosobrelamesa,comosiéstelaatrajeraadespechodesímisma—.Elestuchedeestañoy lasdoscadenas fue todo loquecompróytodoloquesellevódeaquí.Unchelínynuevepeniquesytreschelinesyseispeniques…,totalcincochelinesytrespeniques.Devuélvaseloconmiscariñosossaludos…puesnoquieroquemiconcienciamereprocheelhaber aceptado los ahorros de una pobre muchacha que puede hallarsenecesitadadeellos.

—Yo pormi parte no quiero quemi conciencia, señora,me reproche elhaber hecho entrega de ese dinero—dijo el Sargento Cuff—. Puede ustedestarseguradequeselasharegalado,completamentesegura,enverdad.

—¿Es ésa sinceramente su opinión, señor? —dijo Mrs. Yolland,animándosecomomaravillada.

—Nopuedehaberlamenordudarespectodeello—respondióelSargento—.PregúnteleaMr.Betteredge.

Fue inútilquemepreguntaranamí talcosa.Todo loque lograrondemífueun«buenasnoches».

—¡Maldito dinero! —dijo Mrs. Yolland. Y con esas palabras pareció

perder tododominiosobresupersona;conunrápidoademánseapoderódelmontóndedineroy lovolvió a echar en subolsillohechounapelota—.Laponeauna fueradesíelverloallí, sobre lamesa, sinquenadie lo tome—exclamó la ingobernablemujerdejándose caer ruidosamente en su asientoydirigiéndole al SargentoCuff unamirada que parecía significar: «¡Ahora sehalladenuevoenmibolsillo…,sáquelodeélsipuede!»

Estavez,nosólomedirigíhacialapuerta,sinoqueavancéhaciaelcaminoparaemprenderel regreso.Tómenloustedescomoquieran,pero lociertoesquealsalirsentícomosialgunodelosdosmehubieraofendidomortalmente.AntesdequehubiesedadotrespasosporlaaldeaoílavozdelSargentodetrásdemí.

—Gracias por la presentación, Mr. Betteredge —dijo—. Le estoy muyreconocido a la mujer del pescador por esa noticia tan sensacional. Mrs.Yollandmehadejadoperplejo.

Enlapuntadelalenguateníayalistaunabruscarespuestasinotromotivoque éste: el de quemehallaba irritado contra él porque estaba encolerizadoconmigomismo.Perocuandoélreconocióquesehallabaperplejo,unadudaestimulante hizo que me preguntara a mí mismo si era verdad, después detodo,queseleacababadeinferirdañoalgunoaalguien.Endiscretosilencioaguardéparaoírloqueseguiría.

—Sí—dijo el Sargento, como si hubiese estado leyendo realmente mispensamientos en la oscuridad—.En lugar de ponerme sobre la pista, puedeustedconsolarseanteelhecho,Mr.Betteredge(teniendoencuentasuinteréspor Rosanna), de haberme arrojado de ella. Lo que ha estado haciendo lamuchachaestanocheesalgoquenodejalugaradudas,naturalmente.Luegode unir las dos cadenas las ha amarrado al aro del estuche de estaño. Hasumergido a éste en las aguas o en la arena movediza. Ha asegurado alextremo libre de la cadena en algún sitio debajo de las rocas que ella solaconoce.Yhabrádedejarasalvoensuesconditeelestuche,hastaquesehayadadofinalosprocedimientosactualmenteenvíasderealización;cuandoéstosterminenirásecretamenteallíparasacarlodelescondrijo,enelmomentoquele parezcamás conveniente.Hasta aquí todo se explica claramente. Pero—dijo el Sargento, y su voz reflejó una impaciencia que nunca le había oídohastaentonces—elmisterioradicaenestacircunstancia…¿Quédiablosesloquehaescondidoenelestuchedeestaño?

Yome dije a mí mismo: «¡La Piedra Lunar!». Pero sólo le pregunté alSargentoCuff:

—¿Noseleocurreloquepuedaser?

—No se trata del diamante —dijo el Sargento—. De nada me habrá

servido mi experiencia en el oficio si resultara que Rosanna Spearman fuequienseapoderódeldiamante.

Al oír esas palabras, creo que comenzó a arder enmí la infernal fiebredetectivesca que me había invadido antes. Sea como fuere, perdí todaconcienciademímismoarrebatadoporlaideaderesolveresenuevoenigma.Imprudentementeexclamé:

—¡Eltrajemanchado!

ElSargentoCuffsedetuvoensecoenlaoscuridadydejócaerunamanosobremihombro.

—¿Ha sucedido acaso alguna vez que una cosa arrojada en esa arenamovedizahayavueltojamásalasuperficie?—mepreguntó.

—Nunca —le respondí—. Liviana o pesada, toda cosa que cae en lasArenasTemblonasesabsorbidaporellasparanovolveraservistajamás.

—¿ConoceRosannatalcircunstancia?

—Losabetantocomoyo.

—Entonces—dijo el Sargento—, ¿qué otra cosa podía ella haber hechosinoatarun trozodepiedraa la ropamanchada,paraarrojarlaen lasarenasmovedizas? No hay la menor razón para suponer que ella se hubiese vistoobligada a ocultarla…;noobstante, tienequehaberla ocultado.Pregunta—dijo el Sargento, echando a andar de nuevo—: ¿es la prenda manchada depinturaunaenaguaounpeinador?¿Osetratadealgoquehayquepreservaratodotrance?Mr.Betteredge,siemprequeningúnnuevoacontecimientomeloimpida,tengoresueltoirmañanaaFrizinghallparainvestigarquécompróallíRosanna,cuandosedirigióalaciudadsecretamenteconelfindeadquirirlosmateriales destinados a la confección de la nueva prenda. Es peligrosoabandonarlacasaahora,comoestánlascosas,peroloesmástodavíaavanzarunsolopasoenmediodelastinieblasquerodeanaesteasunto.Disculpeestaligerairritaciónmía;mesientodegradadoantemispropiosojos…yaquehepermitidoqueRosannaSpearmanmehayadesconcertado.

Cuando llegamos a la casa, los criados se hallaban cenando. La primerapersona con quien dimos en el patio exterior fue el policía que el InspectorSeegravedejara allí a disposicióndelSargento.Este le preguntó siRosannaSpearmanhabíayaregresado.Sí.¿Cuándo?Hacíaaproximadamenteunahora.¿Quéhabíahecho?Habíasubidoporlaescalera,paradejararribasugorroysucapa…,ysehallabaahoracenandotranquilamenteconlosdemás.

Sinhacer lamenorobservaciónprosiguióelSargentoCuff sucaminoendirecciónalapartetraseradelafinca,sintiendoquecaíaendescréditoantesupropiapersona.Errandoenlaoscuridadlaentrada,siguiócaminando,apesar

de mi llamada, hasta que fue detenido por el portillo que daba entrada aljardín. Al llegar a su lado con el propósito de reintegrarlo al caminoverdadero,advertíquesehallabaconlavistaclavadaendeterminadaventanadelpisoalto,dondeseencontrabanlosdormitorios,enlaparteposteriordelacasa.

Mirandoenlamismadirección,pudeyoamivezcomprobarquesetratabadelaventanadelaposentodeMissRaquelyquelaslucesibanyveníanallídentro,comosialgodesusadoestuvieraacaeciendoenlahabitación.

—¿NoeséseelcuartodeMissVerinder?—mepreguntóelSargentoCuff.

Yolerespondíafirmativamenteyloinvitéaentrarparacenar.ElSargentopermaneció en el mismo sitio y dijo algo que se refería al placer que leproducíaelaspirarlosperfumesdeljardínenlanoche.Yolodejéabandonadoasudeleite.Enelprecisoinstanteenquedoblandopenetrabaenlacasa,oílamúsicade«Laúltimarosadelverano»,quellegabahastamisoídosdesdeelportillo del jardín. ¡El Sargento Cuff acababa de hacer un nuevodescubrimiento! ¡Y la ventanadeMissRaquel era el origendelmismoestavez!

Esta última reflexión me impulsó a retornar a él, insinuándolepolíticamentequenomeparecíajustodejarlolibradoallíasímismo.

—¿Hayalgoallíarribaquelepreocupa?—añadí,señalandolaventanadeMissRaquel.

A juzgar por el tono de su voz, el Sargento Cuff acababa de elevarsenuevamentehastaellugarqueocuparaanteriormenteensupropiaestimación.

—Ustedes,enYorkshiresonmuyaficionadosalasapuestas,¿noesasí?—mepreguntó.

—Ybien—ledije—,¿quéhaysilosomos?

—Si yo fuera del lugar, Mr. Betteredge —prosiguió el Sargento,tomándome del brazo—, le apostaría, en números redondos, un soberano, aquesujovenamaharesueltoabandonarrepentinamentelacasa.Ysiganara,leapostaríaunnuevosoberanoaquelaideadehacertalcosaselehaocurridoaellaeneltranscursodeestaúltimahora.

Laprimera de las conjeturas delSargentome estremeció.La segunda seentremezclónoséporquémotivoenmirecuerdoconlanoticiaquenosdieraelpolicíarespectoalhechodequeRosannaSpearmanhabíaregresadode laplaya durante el transcurso de esa última hora. Ambas circunstanciasprodujeron en mí un curioso efecto mientras entrábamos para ir a cenar.Desprendiéndome del brazo del Sargento Cuff, y olvidando las buenasmaneras,melancéatravésdelapuertaconelfindeinvestigarpormicuenta.

LaprimerapersonaconquiendienelpasillofueSamuel,ellacayo.

—SuSeñoría losestáaguardando,austedyalSargentoCuff—medijo,antesdequepudierayohacerlepreguntaalguna.

—¿Cuántotiempollevaallíesperando?—lepreguntólavozdelSargentoamisespaldas.

—Unahora,señor.

¡Otra vez esa palabra! Rosanna había regresado; Miss Raquel habíatomadounadesusadaresoluciónymiamasehallabaaguardandoalSargentoCuff…;¡todoellohabíaocurridoduranteeselapsodeunahora!Noeranadaagradable comprobar que todas esas personas y esos hechos se eslabonabanlos unos con los otros en esa forma.Me dirigí escaleras arriba sinmirar alSargentoCuffnidecirleunapalabra.Mimanosepusodeprontoatemblarencuantolaalcéparallamaralapuertademiama.

—Nomesorprenderíalomásmínimo—murmuróelSargentoporencimademihombro—queestallaraunescándaloestanocheenlacasa.¡Peronosealarme!Mihocicosehaposado,enmistiempos,sobrecuestionesdomésticasmásgravesaúnqueéstas.

Apenas acababa de hablar cuando oí que el ama nos llamaba desdeadentro.

CAPÍTULOXVI

Laúnicaluzquehabíaenelcuartodelamaeraladesulámparaparaleer.Lapantallasehallabatanbajacomoparaquesucabezasemantuvieraenlasombra.Enlugardemirarnosdirectamentealacara,comoerasucostumbre,permaneció sentada junto a la mesa, manteniendo obstinadamente fijos susojossobreunlibroabierto.

—Oficial—dijo—, ¿tiene alguna importancia, para la investigación a sucargo, que usted sepa con anticipación que una persona de esta casa deseaabandonarlamisma?

—Muchaimportancia,señoramía.

—Debo comunicarle, entonces, queMissVerinder se propone ir a pasarunatemporadaacasadesutía,Mrs.Ablewhite,deFrizinghall.Hahechoyatodoslospreparativosparairmañanaporlamañana.

El Sargento Cuff me miró. Yo di un paso hacia adelante dispuesto ahablarle a mi ama…, pero mi corazón se echó atrás (debo reconocerlo) y

decidíentoncesretrocedersindecirunapalabra.

—¿Puedo preguntarle a Su Señoría cuándo decidió Miss Verindermarcharsealacasadesutía?—inquirióelSargento.

—Haceaproximadamenteunahora—respondiómiama.

El Sargento Cuff me miró una vez más. Es corriente oír decir que elcorazón de los viejos no se conmueve tan fácilmente. ¡El mío no hubierapodido golpearmás fuerte, de haber tenido yo veinticinco años, que en esaocasión!

—Yonosoyquién,señoramía—dijoelSargento—,paravigilarlosactosdeMissVerinder.Todoloquepuedopedirleeslapostergacióndelapartida,sies posible, hasta una horamás avanzada del día. Yomismo tengo que ir aFrizinghallmañanaporlamañana…,yestaréderegresoalasdosdelatarde,sinoantes.SiMissVerinderpudieraserretenidaaquíhastaesemomento,meagradaríadecirledospalabras—súbitamente—antesdesupartida.

MiamamecomunicóentoncesqueleordenaraalcocheroquesucarruajenodebíavenirenbuscadeMissRaquelsinohastalasdosdelatarde.

—¿Tiene usted algo más que decirme?—le preguntó al Sargento, paraluegodarlaorden.

—Sólounacosa,Señoría.SiMissVerinderdemostrarasorpresaanteestecambio, le ruego que no le mencione que he sido yo la causa de lapostergacióndesuviaje.

Miamalevantódegolpelacabezaqueteníainclinadasobreellibro,comosifueraadeciralgo,pero,reprimiéndosemercedaungranesfuerzo,volvióadirigirsuvistahaciaellibroynosdespidióconunademán.

—Es una mujer maravillosa —dijo el Sargento Cuff, en cuanto nosencontramossolos,denuevo,enelhall—.Denohaber sidoporeldominioejercidosobresímisma,elmisterioqueenestemomentolotienepreocupado,Mr.Betteredge,sehabríaaclaradoestamismanoche.

Anteesaspalabras, laverdadseprecipitó,porfin,enmiviejayestúpidacabeza.Poruninstante,supongo,debodehaberperdido,realmente,eljuicio.AsiendoalSargentoporelcuellodesulevitalooprimícontraelmuro.

—¡Maldito sea! —exclamé—, hay algo malo en la conducta de MissRaquel…,¡yustedmelohaestadoocultandotodoeltiempo!

ElSargentoCuffmemiródesdelobajo—aplastadocontralapared—,sinmoverunamanoniagitarunosolodelosmúsculosdesumelancólicorostro.

—¡Ah—dijo—,porfinlohaadivinadousted!

Mi mano descendió de su cuello y mi cabeza se hundió en mi pecho.Ruegoallectortengaencuenta,comoexcusaporeseprocedergroserodemiparte, el hecho de que me hallaba al servicio de la familia desde hacíacincuentaaños.MissRaquelhabíatrepadohastamisrodillasyhabíatiradodemispatillas,muchasveces,siendounaniña.Contodossusdefectoshabíasidosiempre paramí lamás querida, lamás bella y lamejor ama joven a quienpudo servir o amar un viejo criado. Le pedí al Sargento Cuff que meperdonara,peromuchometemolohayahechoconlosojoshúmedosynodelamaneramásconveniente.

—No se aflija, Mr. Betteredge —dijo el Sargento mostrando unabenevolencia que en verdad yo no merecía—. Si en el campo de nuestrasactividadesnosmostráramosdemasiadosusceptibles,notendríamosentonceselvalorsiquieradelasalconquesazonamosnuestracomida.Siellosirveparaestimularlo, tire otra vez demi cuello. Sin duda no sabrá usted ahora cómohacerlo;peroyoestoyresueltoapasarporaltosutorpezaenconsideraciónasussentimientos.

Frunció las comisuras de sus labios y, según su manera melancólica,pareciócreerqueacababadedarcursoaunafrasemuyjocosa.

Yolocondujehastamipequeñasalaycerrélapuerta.

—Dígame la verdad, Sargento—le dije—. ¿De quién sospecha?Nomeparecebienquemelosigaocultando.

—Nosospecho—repusoelSargentoCuff—.Sé.

Mi infortunado carácter comenzó a sacar el mejor partido posible de lasituación,nuevamente.

—¿Quiere usted decir, en inglés vulgar—le dije—, queMissRaquel esquienharobadosupropiodiamante?

—Sí—asintióelSargento—;esoesloquehabrédedecirleenunnúmeromayor de palabras. Miss Verinder ha estado secretamente en posesión deldiamante, desde el primer instante hasta ahora; y le ha dispensado suconfianzaaRosannaSpearmanporquecalculabaquehabríamosdesospechardeésta.Heahí,enpocaspalabras,todalahistoria.Tiredemicuellootravez,Mr.Betteredge.Siesolesirveparadesahogarsussentimientos,vuelvaatirardeél.

¡Dios me asistiera! Mis sentimientos no habrían de desahogarse en esaforma.

—¡Demeustedsusrazones!

Esofuetodoloquepudedecirle.

—Las oirá mañana—dijo el Sargento—. Si Miss Verinder se rehúsa apostergarlavisitaasutía(loquehará),meveréobligadoaexponerelcasoentodos sus detalles ante su ama,mañana.Y, comono estoy segurode lo quehabrádeocurrir,lerogaréaustedquesehallepresenteparaoírloquediganambas partes. Dejemos el asunto por esta noche. No, Mr. Betteredge, nolograráustedhacermedecirunapalabramásentornoalaPiedraLunar.Heahísumesa,tendidayaparalacena.Esaesunadelasmuchasflaquezashumanashacialaquememuestroindulgente.Sitirausteddelcordóndelacampanilla,leestarémuyagradecido.Porqueloqueestamosapuntoderecibir…

—Le deseo muy buen provecho, Sargento —dije—. Mi apetito se hadesvanecido.Aguardaréyveréqueselesirvayluegolepedirémeexcuseymepermitasalirdelacasaparaatarestoscabospormicuenta.

Velé, pues, para que se le sirviera de la mejor manera posible…, y nohubiera lamentadomucholacircunstanciadeque losmejoresmanjaresse lehubiesenatragantado.Eljardineroprincipal,Mr.Begbie,entróenesemismoinstanteconelinformedelasemana.ElSargentoseengolfóenseguidaeneltemadelasrosasyenelvalordelossenderosdegravaylosdecésped.Yolosdejé y salí con el corazón oprimido. Fue ése el primer contratiempo, enmuchosaños,queyorecuerde,sobreelcualnosurtióefectoalgunoelhumodemipipaynisiquieramiRobinsónCrusoe.

Enunestadodelamentabledesasosiegoynodeseandoiraningúncuartoen particular, resolví dar una vuelta por la terraza, para meditar a solas enmediodelapazylaquietuddeeselugar.Nointeresaespecificaraquícuáleseran mis pensamientos.Me sentía miserablemente viejo, agotado e incapazparaelcargoqueocupaba…,ycomencéapreguntarme,porprimeravezenmivida, cuándo le placería a Dios sacarme de este mundo. Pese a todo esto,seguíayoconfiandoenMissRaquel.SielSargentoCuffhubierasidoel reySalomónen toda sugloriaymehubiesedichoquemi jovenamasehallabacomplicada en algún asunto vil y delictuoso, no habría tenido para el reySalomón,sabiocomoera,otrarespuestaqueésta:

«Ustednolaconocecomolaconozcoyo.»

Fui interrumpido enmismeditaciones por Samuel.Me traía unmensajeescritodepartedelama.

Mientrasmedirigíahacialacasaenbuscadeluzparapoderleerlo,Samuelobservó que era posible que se produjera un cambio en las condiciones deltiempo.Laagitacióndemimentemehabía impedidoadvertir talcosa.Peroahoramiatenciónsehabíadespertadoyreparéeneldesasosiegodelosperrosy en el grave lamento del viento.Mirando hacia arriba comprobé cómo lasnubestenuesseibanennegreciendomásymásyaumentabanacadainstanteen velocidad, mientras pasaban por encima de una luna húmeda. Habría

tormenta…TeníarazónSamuel:tendríamostormenta.

El mensaje del ama ponía en mi conocimiento que el juez de paz deFrizinghalllehabíaescritopararecordarlelasituaciónenquesehallabanlostres hindúes. En las primeras horas de la semana entrante los tres truhanesdebíanserliberadosydejadosenenteralibertadparapoderproseguirconsusacostumbradas triquiñuelas. Si teníamos que hacerles aún alguna pregunta,debíasersinpérdidadetiempo.Habiéndoseolvidadodeellolaúltimavezqueestuvo con el Sargento Cuff, mi ama deseaba ahora que yo salvase esaomisión. Los hindúes se habían esfumado de mi mente (como sin duda sehabrán esfumado de la de ustedes). Por mi parte no veía por qué debíaacordarmedeellosnuevamente.Noobstante,acatandoloshechos,cumplíalpuntolaorden.

HalléalSargentoCuffyaljardinerofrenteaunabotelladewhiskyescocésy enfrascados en una conversación que se refería al cultivo de las rosas. ElSargentosemostraba tanhondamente interesadoporelmismo,quealentraryoallíalzósumanoparaindicarmequenolosinterrumpiera.Hastadondeyopudecomprender,elproblemaendiscusiónsereferíasieraonoconvenienteinjertarenelescaramujolablancarosamusgosaparafavorecersudesarrollo.Mr.Begbiedecíaquesí;elSargentoCuffdijoqueno.Ambosapelaronamícomodosmuchachosenardecidos.Desconociendoenteramentetodoloqueserelacionaba con el cultivo de las rosas, adopté una posición intermedia…,como hacen los jueces de SuMajestad cuando se sientenmolestos ante lasvacilaciones de los platillos, aunque sólo exista entre ambos una diferenciaequivalentealpesodeuncabello.

—Caballeros —observé—, mucho es lo que puede decirse por ambaspartes.

Y aprovechando el intervalo de calma que se produjo a raíz de esasentenciatanimparcial,coloquéelrecadodelamasobrelamesa,antelosojosdelSargentoCuff.

Poreseentoncesmissentimientoshaciasupersonaerancasideodio.Contodo, la verdad me obliga a reconocer que, en lo que se refiere a agilidadmental,eraunhombremaravilloso.

Mediominutodespuésdehaberleídoelrecadosumemoriahabíadadoconel informe del Inspector Seegrave; había extraído de él el fragmento que sereferíaaloshindúesysehallabalistoparadarmesurespuesta.

¿No se hacíamención, en el informe deMr. Seegrave, de cierto famosoviajero que conocía a los hindúes y su lengua?Muy bien. ¿Conocía yo sunombreysudirección?Muybien,otravez.¿Tendríayoabienanotárselosaldorso del mensaje del ama? Muy agradecido. El Sargento Cuff habría de

visitaratalcaballeroalamañanasiguiente,cuandofueraaFrizinghall.

—¿Esperaustedalgodeesavisita?—lepregunté—.ElInspectorSeegravecomprobóqueesoshindúeserantaninocentescomounniñoreciénnacido.

—Ya se ha probado que el Inspector ha estado errado en todas susapreciacioneshastaelmomento—replicóelSargento—.Puedeserquevalgala pena comprobar mañana si también se han equivocado respecto a loshindúes.

DicholocualsevolvióhaciaMr.Begbieyretomóelhilodeladiscusiónexactamenteenelmismositioenquelohabíaabandonado.

—Enestacuestiónquehemospuestosobreeltapetesehallaninvolucradoselsuelo,laestación,lapacienciayeltrabajopersonal,señorjardinero.Ahorabien,permítameenfocarelasuntodesdeotropuntodevista.Tomeusted,porejemplo,larosamusgosablanca…

Enese instantehabíayocerrado lapuertay el restode ladisputaquedófueradelalcancedemisoídos.

EnelpasillomeencontréconPenélope,quiensehallabaacechandoallíyaquienlepreguntéquéestabaesperando.

Aguardabael llamadode la campanillade su jovenamayel anunciodequepodría seguirefectuando lospreparativosparaelviajedeldía siguiente.Posteriores indagaciones sirvieron para poner enmi conocimiento queMissRaqueldabacomomotivoparairavisitarasutíadeFrizinghallelhechodequelacasaselehacíainsoportableydequenopodíatolerarpormástiempolaodiosapresenciadeunpolicíabajoelmismotecho.Alserinformada,mediahoraantes,dequesupartidadebíaserdiferidahastalasdosdelatarde,habíasidoacometidaporlamásviolentacólera.Miama,presenteeneseinstante,laregañóseveramenteyluego,comoteníaquedeciralgoreservadoparaeloídoparticular de su hija, hizo salir a Penélope del cuarto. Mi hija se hallabaextraordinariamentedeprimidaporloscambiossobrevenidosenlacasa.

—Nada salebien, padre; nada es comoera antes.Siento como si algunahorribledesgraciapendierasobretodosnosotros.

Eso era lo que yo también sentía. Pero, ante mi hija, oculté missentimientos tras un rostro alegre. La campanilla de Miss Raquel llamómientras estábamos allí conversando. Penélope se lanzó hacia la escaleratrasera para seguir empacando. Yo me dirigí en sentido contrario, hacia elvestíbulo, para consultar el barómetro respecto al probable cambio de lascondicionesatmosféricas.

Exactamente en elmismo instante en queme aproximaba a la puerta devaivén que separa el vestíbulo de las dependencias de la servidumbre, fue

abierta aquélla violentamente desde el otro lado y vi venir a RosannaSpearman a la carrera con una terrible expresión de dolor en el rostro yoprimiendo la región del corazón con una de sus manos, como si el malprovinieradeeselugar.

—¿Qué te pasa, muchacha?—le pregunté, cortándole el paso—. ¿Estásenferma?

—¡PorDios, nome hable!—me respondió, desasiéndose demimano ycorriendoendirecciónalaescaleradelaservidumbre.

Yo le dije a la cocinera, que se encontraba por allí que vigilara a lamuchacha. Luego comprobé que otras dos personas se hallaban, como lacocinera, al alcance de mi voz. El Sargento Cuff se precipitó suavementedesdemihabitaciónparapreguntarmequéocurría.Lerespondí:«Nada».Mr.Franklin, desde el lado opuesto, abrió de golpe la puerta de vaivén yhaciéndomeseñalesparaqueentraseenelvestíbulomepreguntósihabíavistoaRosannaSpearman.

—Acabadepasarami lado,señor,con lacaradescompuestayhaciendomuyextrañosademanes.

—Muchometemo,Betteredge,queseayoelcausanteinvoluntariodesumal.

—¡Usted,señor!

—Nopuedoexplicármelo—dijoMr.Franklin—;pero si lamuchachasehalla,deverdad,complicadaen lacuestiónde lapérdidadeldiamante, creoentoncesquevinoavermeconlaintención,yestuvoapunto,deconfesármelotodo—amí,entretodoslosseresdeestemundo—,haceapenasdosminutos.

Aldirigirmivistahacialapuertadevaivénmientrasprestabaoídosaestasúltimas palabras, me pareció que aquélla era abierta ligeramente desdeadentro.

¿Estaríaallíalguienescuchando?Lapuertasecerróantesdequellegarayoalamisma.Cuandomiréatravésdeellauninstantedespués,meparecióquelosfaldonesdelarespetablelevitanegradelSargentoCuffdesaparecíanhaciala esquina del pasillo. Sabía él tanto como yo que no podía esperar de miayudaalguna,ahoraqueconocíayoelrumbociertoqueseguíaensupesquisa.En tales circunstancias se avenía muy bien con su carácter ayudarse a símismoyelhacertalcosadeunamanerasubterránea.

Comonomehallabaplenamentesegurodequelapersonaquehabíavistoera,enrealidad,elSargento—ynodeseabaprovocarundañoinnecesarioallídonde,elCielobienlosabe,demasiadascosasmalasestabansucediendo—,ledijeaMr.Franklinqueunodelosperrossehabíaintroducidoenlacasa…,y

luegolepedíquemecontaraloocurridoentreélyRosanna.

—¿Pasabaustedporelvestíbuloenesemomento,señor?—lepregunté—.¿Lahabíaencontradocasualmentecuandoellaledirigiólapalabra?

Mr.Franklinseñalólamesadebillar.

—Yo me hallaba jugando allí —dijo—, esforzándome por olvidar esamiserable historia del diamante.Al alzar la vista… ¡he aquí quedescubro aRosanna Spearman, a mi lado, igual que un fantasma! Su manera deaproximarse había sido tan extraña, que no supe, al principio, qué hacer.Percibiendo una expresión ansiosa en su semblante le pregunté si deseabahablarconmigo.Merespondió:«Sí, siesque tengoelcorajesuficiente.»Altantocomomehallabadelassospechasrecaídassobresupersona,sabíamuybienelsentidoquedebíadarleaesafrase.Confiesoquemesentíincómodo.Nosentíaelmenordeseodeprovocarsusconfidencias.Almismotiempoyenvista de las dificultades en que nos encontrábamos en la casa, no podíanegarmeaescucharla,siesquerealmentesesentíainclinadaahablarme.Lasituación era violenta y me atrevo a decir que salí de ella de una maneraigualmenteviolenta.Ledije:«Nolaentiendo,absolutamente.¿Necesitaustedalgodemí?»¡Tenencuenta,Betteredge,quenolohiceconmaldad!Lapobremuchachanotienelaculpadesertanfea…Fuibienconscientedeellotodoeltiempo.Eltacosehallabaaúnenmismanosyproseguíjugandoconelfindelibrarme de un asunto tan embarazoso. Los hechosme demostraron que nohice,enesaforma,másqueagravar lascosas.¡Muchometemoquelahayamortificadosinquererlo!Ellasealejósúbitamente.«Sehapuestoamirareljuego», leoídecir. «¡Prefieremirar cualquier cosa, con tal denomirarmeamí!»Antesdequepudieradetenerla,habíayaabandonadoelvestíbulo.Nomesientosatisfechodemiconducta,Betteredge.¿MeharíaselfavordedecirleaRosannaque lohicesinningunamala intención?Hesidoun tantoduroconella,hastaenmispropiospensamientos…casihedeseadoquelapérdidadeldiamantelefueraatribuidaaella.Ynoporqueledeseeningúnmalalapobremuchacha;pero…—sedetuvo repentinamente,ydirigiéndosehacia lamesadebillar,siguióhaciendocarambolas.

LuegodeloocurridoentreelSargentoyyo,mehallabatanaltantodelaspalabrasqueMr.Franklinnoquisodecir,comopodíaestarloélmismo.

Nadaquenofueraelimplicaranuestrasegundadoncellaenlapérdidadeldiamantepodría libraraMissRaquelde la infamesospechaqueelSargentoCuff hacía recaer en su persona. No se trataba ya de aplacar la excitaciónnerviosademi jovenama,sinodeprobarsuinocencia.SiRosannanohabíahecho, en verdad, nada que la comprometiera, el deseo que Mr. Franklinconfesó haber sentido respecto de ella hubiese entonces sido un deseomiserable, para cualquier conciencia. Pero no se trataba de eso. Ella había

fingido hallarse enferma e ido secretamente a Frizinghall. Había pasado lanocheenpie,haciendoodestruyendoalgoenprivado.YestuvoesatardeenlasArenasTemblonas,bajocircunstanciasaltamentesospechosas,siesqueseconcretabaunoadecirlascosasmenosgraves.Portodasestasrazones(ypesea lomucho que lamentaba lo que le ocurría aRosanna), no pudemenos dereconocer que lamanera comoMr. Franklin enfocaba el caso era natural yrazonable,teniendoencuentasusituación.Aellomereferíbrevemente.

—¡Sí,sí!—mecontestó—.Peroexisteunaposibilidad—muypobre,porcierto—,yesladedarconalgoquevengaajustificarlaconductadeRosanna;algoquenosehaproducidotodavía.¡Medisgustaelherirlossentimientosdeunamujer,Betteredge!Dilealapobreloquetehepedidoqueleexpresaras.Y,sideseaellahablarconmigo—poco importaqueestomeenvuelvaenunlío—,envíalaalabiblioteca,queesdondeyoestaré.

Dichasestaspalabrasabandonóeltacoysealejódemilado.

A través de las indagaciones realizadas en las dependencias de laservidumbre me enteré de que Rosanna se había retirado a su aposento.Rechazando todos los ofrecimientos de ayuda que se le hicieron, dio lasgracias por ellos y respondióque sóloquería que la dejarandescansar.Allí,por lo tanto, terminaba su confesión (si es que en verdad tenía algo queconfesar) por esa noche. Yo le transmití el resultado aMr. Franklin, quiendecidióabandonardeinmediatolabibliotecaparairseadormirasucuartodearriba.

MehallabaapagandolaslucesycerrandolasventanascuandovientraraSamuel,quienmetraíanoticiasdelosdoshuéspedesqueabandonarayoenmihabitaciónmomentos antes.Ladiscusión en torno a la rosamusgosablancaparecíahaberterminado,porfin.EljardinerosehabíaretiradoasucasayelSargentoCuffsehallabaenalgúnsitio,enlapartemásbajadelafinca.

Yoentréenmihabitación.Eracompletamentecierto…Noseadvertíaallímásqueunpardevasossuciosyunfuerteyásperoolordegrog.¿Sehabíadirigido el Sargento por su propia cuenta hacia el dormitorio que le fueradestinado?Subílaescaleraparacomprobarlo.

Alllegaralsegundorellanomeparecióoírelrumorsuaveyacompasadode una respiración, hacia mi mano izquierda. Allí había un corredor quecomunicabaconlaalcobadeMissRaquel.Almirarhaciaesesitiopudever,enroscado sobre tres sillas atravesadas en el pasillo…, con un pañuelo rojoatado sobre sus cabellos grises y con su respetable levita negra enrollada amaneradealmohada,¡alSargentoCuffdurmiendo!

Sedespertóinstantáneaysilenciosamente,igualqueunperro,encuantoyomeaproximé.

—Buenas noches, Mr. Betteredge—dijo—. Y escuche lo que le voy adecir: si alguna vez se le ocurre dedicarse al cultivo de las rosas, tenga encuenta que la rosa musgosa blanca resulta de más calidad cuando no se lainjertaenelescaramujo,¡digaloquedijereeljardineroencontrario!

—¿Quéestáhaciendoustedaquí?—lepregunté—.¿Porquénoduermeensucama?

—Sinomehalloenellaenesteinstante—replicóalSargento—sedebealhechodequesoyunodelostantosindividuosqueenestemíseroplanetanopueden ganarse el pan honesta y cómodamente al mismo tiempo. Se hanproducido esta tarde dos sucesos concordantes: el regreso de RosannaSpearman de las arenas y la resolución tomada por Miss Verinder deabandonar la casa, a continuación de aquél. Cualquiera que fuere el objetoescondidoporRosanna,esevidente,amientender,quesujovenamanopodíapartir hasta tanto no estuviera segura de que tal cosa se hallaba ya oculta.Ambasdebenyahabersepuestoencomunicación,secretamente,estanoche.Ysi tratandevolverahacerlocuandolacasasehalleensilencio,esnecesarioque esté yo alerta para impedirlo. No me culpe por haber estropeado susproyectosrespectoamialcoba,Mr.Betteredge…,cúlpeloaldiamante.

—¡Ojaláesediamantenohubierallegadojamásaestacasa!estallé.

El Sargento Cuff dirigió unamirada dolorida hacia las tres sillas en lascualessehabíacondenadoasímismoapasarlanoche.

—Lomismoopinoyo—respondiógravemente.

CAPÍTULOXVII

Nadaocurriódurantelanoche;ningunatentativa(meesgratoanunciarlo)de parte de Miss Raquel o de Rosanna, para comunicarse entre sí, vino apremiarlavigilanciaestablecidaporelSargentoCuff.

Yoconfiabaenqueloprimeroqueacaeceríaaldíasiguientehabríadeserla partidaparaFrizinghall delSargento.Noobstante, éste se demoró aquí yallá, como si tuviera que hacer algo antes de emprender la marcha. Yo loabandoné a sus proyectos y me dirigí hacia el parque donde di con Mr.Franklin,quiensehallabaensupaseofavorito,elbosquedearbustos.

Antes de que hubiéramos cambiado dos palabras, se agregó a nosotros,inesperadamente, el Sargento. Avanzó hacia Mr. Franklin, quien lo recibió,deboreconocerlo,altivamente.

—¿Tieneusted algoquedecirme?—fue toda la respuesta queobtuvo el

cortésbuenosdíasqueledirigieraaMr.Franklin.

—Sí;tengoalgoquedecirle,señor—respondióelSargento—,respectoalainvestigaciónqueestoyrealizandoenestacasa.Ayeradvirtióusted,porvezprimera, el rumbo que ha tomado la pesquisa. Es natural que, dada susituación, experimente usted disgusto y desasosiego. Y es natural, también,quevuelquelairaqueleprovocaesteescándalofamiliarenmipersona.

—¿Quéesloquesepropone?exclamóMr.Franklinbruscamente.

—Recordarle, señor, que, sea como fuere, y hasta elmomento, nadie hapodidoprobarmequemehalloequivocado.Tengaabien tomarnotadeeso,comoasítambiéndelhechodequesoyunfuncionariodelaleyqueactúaaquícon la aprobaciónde ladueñade la casa.Esto sentado, ¿tieneonoustedeldeber, como buen ciudadano, de proporcionarme cualquier informaciónespecialqueposeareferenteaesteasunto?

—Noposeoinformaciónalguna—dijoMr.Franklin.

ElSargentoCuffhizocasoomisodelarespuesta,comosiéstanohubierasidonuncaexpresada.

—Podría usted hacerme ahorrar, señor—prosiguió—, el tiempo quemevería obligado a emplear en una indagación a larga distancia, si optara porcomprenderloqueestoydiciendo,yhablara.

—Noloentiendo—replicóMr.Franklin—;nitengonadaquedecirle.

—Una de las criadas, que no quieromencionar, habló con usted, señor,anoche,enprivado.

Unavezmás lo interrumpióMr.Franklinbruscamente;yunavezmás lerespondió:

—Notengonadaquedecirle.

Silencioso juntoaellos, recordéyoelmovimientoadvertidoen lapuertadevaivéneldíaanterioryeldelosfaldonesdelalevitaquevieradesaparecerpasilloabajo.ElSargentoCuffhabía,sinduda,oídolosuficienteantesdequeyo lo interrumpiera, como para llegar a sospechar que Rosanna se habíasacado un peso de encima, mediante alguna confesión que le hiciera aMr.FranklinBlake.

Acababa apenas de ocurrírseme tal cosa, cuando, ¿a quién creen que viaparecerenelextremodelsenderodelosarbustossinoaRosannaSpearmanen persona? En pos de ella iba Penélope, quien se esforzaba por hacerlaregresara lacasa.AladvertirqueMr.Franklinnosehallabasolosedetuvoevidentemente perpleja y sin saber qué hacer. Penélope aguardaba detrás deella.Mr.Franklinvioalasmuchachasenelmismoinstanteenquelasadvertí

yo. El Sargento, con su diabólica astucia acostumbrada, expresó quelamentabagrandementenohabersepercatadoantesdesupresencia.Todoelloocurrióenuninstante.AntesdequeMr.Franklinoyotuviéramostiempodedecirunasolapalabra,elSargentoCuffyaestabahablandosuavementeyenun tono que lo hacía aparecer como si reanudara una conversacióninterrumpida.

—No debe usted temer que se le ocasione daño alguno a la muchacha,señor—le dijo aMr. Franklin, con una voz lo suficientemente fuerte comopara que pudiese oírloRosanna—.Por el contrario, le ruegome conceda elhonor de confiar enmi persona, si es que siente algún interés por RosannaSpearman.

Mr. Franklin lamentó también, por su parte, grandemente, no haberreparadohastaentoncesenlasmuchachas.Envozaltareplicó:

—NotengointerésalgunoporRosanna.

Yomiréhaciaelextremodelsendero.SóloalcancéaveraladistanciaqueRosannasehabíavueltoen formasúbita,cuandooyóhablaraMr.Franklin.En lugarde rechazaraPenélope,como lohabíaestadohaciendohastahacíaunosmomentos,dejóahoraquemihijalatomaradelbrazoyquelacondujesehacialapartetraseradelacasa.

La campanilla que anunciaba el desayuno vibró en elmismo instante enque lasmuchachasdesaparecíandenuestravista…yaunelmismoSargentoCuffsevioobligadoaabandonarel temapor inoportuno.Calmosamentemedijo:

—IréaFrizinghall,Mr.Betteredge,yestaréderegresoantesdelasdos.

Sealejóluegosinagregarunapalabra;yporunascuantashorasnosvimoslibresdesupresencia.

—TendrásqueexplicarleaRosanna—medijoMr.Franklinencuantonosquedamos solos—. Parece como si estuviera condenada a decir yo siemprealgoinadecuadodelantedeesadesgraciada.SindudahabrásadvertidoqueelSargento Cuff nos tendió una trampa a los dos. Si hubiera logradoconfundirmeamío irritarla a ella, cualquierade los doshubiera lanzado larespuesta que él aguardaba. En mi apuro no hallé mejor camino que elescogido en ese instante. Le impedí con él a la muchacha decir una solapalabramásyledemostréalmismotiempoalSargentoqueestabaleyendosupensamiento. Evidentemente, Betteredge, nos estuvo escuchando anochemientrashablábamostúyyo.

Sin duda había hecho algo peor que escuchar, me dije a mí mismo.Recordandoloqueyoledijerarespectoalacircunstanciadequelamuchacha

sehallabaenamoradadeMr.Franklin,especulóconellocuandoserefirióalinterésdeMr.FranklinporRosanna,sabiendoqueéstaloestabaescuchando.

—Enloqueserefierealactodeescuchar,señor—observé(reservándomelodemásparamímismo)—,muypocotiempohabrádepasarantesdequenoshallemos remando todos en unmismo bote, si las cosas siguen como hastaahora.Elatisbar,elcuriosearyelescuchar,constituyenlaocupaciónnaturalde laspersonasqueseencuentranennuestrasituación.Dentrodeunoodosdías,Mr.Franklin,habremosdeenmudecer todosaquísúbitamente…,por lasiguienterazón:cadaunobuscarásorprenderlossecretosdelosdemásyseráa lavezconscientedeello.Perdonemiviolencia,señor.Elhorriblemisterioqueseciernesobrenosotros,losdeestacasa,mehaceperderlacabezaydecirdisparates,comosihubierabebidolicor.AprovecharélaprimeraoportunidadquesepresenteparaponerlascosasenclaroanteRosannaSpearman.

—¿Lehasdichoalgo respectoa loocurridoanoche?—mepreguntóMr.Franklin.

—No,señor.

—Entonces, no le digas nada. Será mejor que renazca su confianza,mientras persiste el Sargento en acecharnos para sorprendernos juntos. Sindudasuconductanoesmuyconveniente,¿noesasí,Betteredge?Noperciboenesteasuntoningúndesenlacequenoseahorrible,amenosquesevinculealapersonadeRosannaSpearmanconeldiamante.Y,sinembargo,nopuedonipiensoayudaralSargentoCuffenlatareadedemostrarsuculpabilidad.

Cosa ilógica, sin duda. Pero así pensaba yo también. Lo entendícompletamente.Sirecuerdas, lector,unavezentuvida,queerestambiénunsermortal,locomprenderás,atuvez,enlamismamedida.

Resumiendo:lasituación,dentroyfueradelacasa,mientrassehallabaelSargentoenviajeaFrizinghall,eralasiguiente:

MissRaquelpersistióenaguardarelcarruajequelaconduciríaalacasadesu tía, obstinadamente encerrada en su cuarto. Mi ama y Mr. Franklinalmorzaron juntos. Luego de la comida, Mr. Franklin adoptó una de sushabituales actitudes imprevistas y salió precipitadamente de la casa, parainiciarunlargopaseodestinadoasosegarsumente.YofuielúnicoqueloviosaliryaquienledijoquevolveríaantesdelregresodelSargento.Elcambioen las condiciones del tiempo, pronosticado en la noche precedente, ya sehabíaproducido.Aunalluviacopiosasiguió,pocodespuésdelaalborada,unviento recio.Este,queera fresco, siguió soplandodurante todoeldía.Pero,aunquelasnubesamenazaronunayotravez,novolvió,sinembargo,allover.Noestabamaleldíaparaefectuarunpaseo, siempreque fuerauno jovenyfuerteypudiesedarlecabidaensupechoalasviolentasráfagasdevientoque

barríanlatierra,procedentesdelmar.

Ayudéalamadespuésdeldesayuno,auxiliándolaenlatareadeordenarlascuentasdomésticas.SólounavezmencionólacuestióndelaPiedraLunar,yfueparaprohibirmequemencionaratalcosaporelmomento.

—Aguardeaque regreseesehombre—medijo, refiriéndosealSargento—. Cuando esté él aquí tendremos que hablar de eso: ahora no estamosobligadosahacerlo.

Luegode abandonar al amame encontré conPenélope, quien se hallabaesperándomeenmicuarto.

—Quisiera,padre,queviniesesconmigoparahablarleaRosanna—dijo—.Estoymuyintranquilarespectoaella.

Yo sospeché en seguida de qué se trataba. Pero un axiomademi propiacosechasostienequeelhombre,siendounsersuperior,tienelaobligacióndecontribuiralmejoramientodelamujer…,siesquepuede.Cuandounamujermepidequehagaalgunacosa(seaonomihija,lomismoda),insistosiempreenconocerelmotivo.Cuantomásprontolasobligaunoabuscarensumenteunarazón,másfácilleseráaunomanejarlasentodaslascircunstanciasdelavida.Noesculpasuya(¡pobresinfortunadas!)sitienenlacostumbredeactuarprimeroyluegopensar; laculpaesdeloshombresestúpidosqueconsiententalcosa.

La razón que asista a Penélope en esta ocasión puede ser expresadamediantesuspropiaspalabras.

—Temo,padre—dijo—,queMr.Franklinhayaheridocruelmente,aunquesinquererlo,aRosanna.

—¿Quéfueloquelaimpulsóadirigirsehaciaelsenderodelosarbustos?—lepregunté.

—Su locura—dijo Penélope—; no puedo darle otro nombre. Se hallabadecidida a hablarle aMr. Franklin…estamañana, pasara lo que pasare.Yohice todo lo posible por impedirlo: tú lo has visto. Si sólo hubiera logradoapartarla de allí, antes de que hubiesen sido pronunciadas aquellas terriblespalabras…

—¡Vamos, vamos! —le dije—; no pierdas ahora la cabeza. Que yorecuerde,nadahaocurridoquepuedaalarmaraRosanna.

—Nadaquepuedaalarmarla,padre.Noobstante,Mr.Franklindijoquenoteníaningúninterésporella…,y,¡oh,conuntonodevoztancruel!

—LodijoparacerrarlelabocaalSargento—respondí.

—Se lo he dicho, padre—dijo Penélope—. Pero como tú sabes, padre

(aunque no hay por qué condenar a Mr. Franklin por ello), él ha estadomortificándola y chequeándola desde hace varias semanas para que él seintereseporella.Seríaunamonstruosidadqueseolvidaraen tal formadesímismaydesusituaciónpersonal,comoparapensarentalcosa.Peroparecehaberperdidoladignidad,elsentidodelasconvenienciasytodaotracosa.Meespantó,padre,cuandoMr.Franklindijoaquellaspalabras.Parecióquedarsepetrificada. Una súbita calma se apoderó de ella y ha estado haciendo suslaboresdesdeentoncescomounamujerquetrabajasoñando.

Yo empecé a sentirme un tanto incómodo. Algo había en la manera deexpresarse de Penélope que le imponía silencio amis facultades superiores.Traté entonces de acordarme, ahora que mis ideas convergían hacia esadirección,deloacontecidolanocheanteriorentreMr.FranklinyRosanna.Enesa oportunidad parecía tener el corazón destrozado; y ahora,infortunadamente, se la había herido involuntariamente a la pobre, en lamismapartevulnerabledesuser. ¡Malo,malo!…Tantomás,cuantoquenoteníalamuchacharazónalgunaquejustificasesuconductaniderechoalgunoasentirloquesentía.

YolehabíaprometidoaMr.FranklinhablarleaRosannayésemeparecióelmomentomáspropicioparacumplirmipalabra.

Encontramosalamuchachabarriendoelcorredorhaciaelcualdabanlosdormitorios, pálida y serena y aseada como nunca en su modesto trajeestampado.Percibíensusojosunacuriosaopacidadyunaaridez…,quenosedebíanalllanto,sinomásbienalhechodehaberestadomirandodurantelargotiempounacosaúnica.Posiblemente se tratabadeunanieblaproducidaporsuspropiospensamientos.Nohabíaciertamenteasualrededorobjetoalgunoquenohubiesemiradocentenaresdeveces.

—¡Animo, Rosanna! —le dije—. No debes dejarte vencer por ningunafantasía.TengoalgoquedecirtedepartedeMr.Franklin.

De inmediatopasé a explicarle el asuntoponiendo las cosas en su lugar,escogiendolaspalabrasmáscordialesyestimulantesquehalléamialcance.Mis ideas, en lo que atañe al otro sexo y como ya habrán tenido ustedesoportunidaddeadvertirlo,sonmuyseveras.Pero,porunauotrarazón,cuandollegaelmomentodeenfrentaraunamujer,lasituación(deboreconocerlo)noesnadaagradable.

—Mr. Franklin es muy bueno y considerado. Le ruego que le dé lasgracias.

Esofuetodoloquemerespondió.

Mi hija había ya dicho que Rosanna realizaba sus labores como en unsueño.Aelloagregabayoahoraestaotraobservación:quetambiénhablabay

escuchaba como en un sueño. Entré en dudas respecto a si su mente seríacapazdecomprenderloqueacababadedecirle.

—¿Estáscompletamentesegura,Rosanna,dequemehascomprendido?—lepregunté.

—Completamentesegura.

Sehizoecodemispalabras,nocomounamujerviviente,sinocomounacosa movida por un mecanismo. Prosiguió barriendo todo el tiempo. Yo lequitélaescobatanblandaysuavementecomopude.

—¡Ven,muchacha, ven!—ledije—.Tenoto cambiada.Hay algoque tepreocupa.Soytuamigo…,yseguirésiéndoloaunquehayashechoalgomalo.Confiesatuerror,Rosanna…¡reconócelo!

Yahabíapasadoeltiempoenqueesamaneradehablarle,demiparte, lehubieraarrancadolágrimas.Noobservécambioalgunoensusojos.

—Sí—dijo—,loreconoceré.

—¿Anteelama?—lepregunté.

—No.

—¿AnteMr.Franklin?

—Sí;anteMr.Franklin.

Apenassisupecontestaratalespalabras.Nosehallabaellaencondicionesde comprender la advertencia queMr. Franklinme ordenó le hiciera llegar,respectoalainconvenienciadeentrevistarseenprivado.Tanteandoelterrenocuidadosamente,sóloledijequeMr.Franklinhabíasalidoadarunpaseo.

—Esonoimporta—merespondió—;nohabrédemolestaraMr.Franklinhoy.

—¿Porquénohablarlealama?—ledije—.Lamejormaneradealiviartucorazónhabrádeserconversandoconesapiadosaycristianamujerqueeselama,quienhasidosiemprebuenacontigo.

Durante un momento me miró con mirada grave y firmemente atenta,comosibuscarafijarmispalabrasensumente.Luegotomólaescobademismanosysealejólentamentehastaunpocomásallá,corredorabajo.

—No —dijo, continuando el barrido y hablando conmigo misma—;conozcootramaneramejorparaaliviarmicorazón.

—¿Cuáles?

—Porfavor,déjemecontinuarconmitrabajo.

Penélopelasiguióparaofrecerlesuayuda.

Ellalerespondió:

—No.Tengonecesidaddehacerloyomisma.Muchasgracias,Penélope.

Luegodemirarasualrededorhastadarconmigo,dijo:

—Muchasgracias,Mr.Betteredge.

Nada lahubierahechocambiardeparecer…,nadaquedabayapordecir.LehiceseñasaPenélopeparaquesiguiera.Ladejamostalcomolahabíamosencontrado:barriendoelcorredorcomounamujerqueobraensueños.

—Esteesuncasoquedebeser tratadoporunmédico—dije—.Sehallafuerademisposibilidades.

MihijamerecordóqueeldoctorCandysehallabaenfermo,debido,comoustedesrecordarán,alenfriamientoquesufrieralanochedeldinner-party.Suayudante —un tal Ezra Jennings— se pondría, seguramente, a nuestradisposición. Pero muy pocos eran quienes lo conocían en el lugar. Habíaentrado al servicio de Mr. Candy bajo circunstancias un tanto extrañas y,tuviéramosono razón, lociertoesqueningunodenosotrosgustabadeéloconfiaba en su persona. Había en Frizinghall otros médicos. Pero no erantodos desconocidos; y Penélope dijo, teniendo en cuenta el estado actual deRosanna,que la intervencióndeunmédicoextrañoquizá leharíamásdañoquebienalamuchacha.

Yopenséconsultaralama.Pero,alrecordarlatremendacargadeansiedadquepesabayasobresuespíritu,vaciléenañadirasusactualesmolestiasestanuevapreocupación.Noobstante,eraimprescindiblehaceralgo.Elestadodela muchacha era, en mi opinión, completamente alarmante, y el ama debíainformarse.Demuymalaganamedirigíhaciasuaposento.Niunalmahabíaallí.ElamasehabíaencerradoconMissRaquel.Mefueimposibleverlahastaquesaliódeallí.

Esperéenvanohastaqueoídaral reloj,quesehallabasobre laescaleraexterior, lasdosmenoscuarto.Cincominutosmástardeoíquemellamabandesde el sendero que daba frente a la casa. Instantáneamente identifiqué lavoz.ElSargentoCuffyaestabaderegresodeFrizinghall.

CAPÍTULOXVIII

Mientrasdescendíahacia lapuertaprincipalmeencontréconelSargentoenlospeldaños.

Se hubiera hallado en pugna con mi carácter demostrar ahora interésalguno en sus procedimientos, luego de lo acontecido entre ambos. Adespecho de mí mismo, sin embargo, me sentí poseído por una curiosidadirresistible.Mi dignidad se hundióbajomis pies y di salida a las siguientespalabras:

—¿QuénuevastraedeFrizinghall?

—He estado con los hindúes —respondió el Sargento Cuff—. Y heaveriguadoloqueRosannacomprósecretamenteenlaciudadeljuevesúltimo.Loshindúesrecobraránlalibertadelmiércolesdelasemanaentrante.Nomecabelamenorduda,ydelamismaopiniónesMr.Murthwaite,dequevinieronaquíenbuscadelaPiedraLunar.Perosuscálculossevieronfrustradosporloocurridoen lacasaelmiércolesa lanocheyestán tancomprometidosen ladesaparición de la joya como puede estarlo usted. No obstante, puedoasegurarleunacosa,Mr.Betteredge:sinosotrosnosomoscapacesdedarconlaPiedraLunar,ellos loserán.Ustednoestáal tantode lasúltimasnoticiasrespectoalostreshindúes.

Mr.FranklinregresabadesupaseoenelmismoinstanteenqueelSargentopronunciabaesaspalabrassobrecogedoras.Dominandosucuriosidadmejordeloqueyahabíadominadolamíapasóanuestroladosindecirunapalabra,yseintrodujoenlacasa.

En cuanto amí, habiendo ya dejado a un ladomi dignidad,me propusesacartodoelproyectoposibledetalsacrificio.

—Eso en lo que se refiere a los hindúes —le dije—. ¿Y en cuanto aRosanna?

ElSargentoCuffsacudiólacabeza.

—Elmisterioenesesentidoesmásimpenetrablequenunca—dijo—.Heseguido su pista hasta dar con una tienda de Frizinghall atendida por unlencero llamado Maltby. No le compró nada a ningún otro pañero, ni aningunamodistaosastreynocompróenlodeMaltbyotracosaqueungrantrozodepaño.Semostróescrupulosaenloqueserefierealacalidad.

Encuantoalacantidad,comprólosuficienteparahacerunpeinador.

—¿Paraquién?—lepregunté.

—Paraellamisma,puedeustedestarseguro.Entrelasdoceylastres,enlamañanadel jueves,debedehabersedeslizadohasta el aposentode su jovenama para decidir dónde ocultarían la Piedra Lunar,mientras todo elmundodormía en la casa. Al regresar a su habitación su peinador debe de haberrozadolapuertahúmedadepintura.Nopudohacerdesaparecerlamanchaconaguay tampocopodíadestruirelpeinador, sindespertar sospechas,antesde

haberseprovistodeotro idéntico, con el findeque el inventariode su ropablancanosufrieraalteraciones.

—¿EnquésebasaustedparadecirqueesepeinadoreradeRosanna?—objeté.

—Enelmaterialcompradoparalanuevaprenda—respondióelSargento—. Si hubiera sido para el peinador de Lady Verinder, hubiese tenido queadquirir también encajes y volantes y Dios sabe cuántas otras cosas; y nohubieratenidotiempoparaconfeccionarloenunasolanoche.Unpañovulgarhacepensarenunvulgarpeinadordecriada.No,no,Mr.Betteredge,todoestoesmuyclaro.Elproblemaenestecasoresideenlapregunta:¿Porqué,luegodehaberseprovistodeotraprenda,ocultaellaelpeinadormanchadoenlugarde destruirlo? Si lamuchacha no quiere decirlo, sólo existe unamanera devencer esa dificultad. Habrá que buscar el escondite en las ArenasTemblonas…,allíesdondehabremosdedarconlapistaverdadera.

—¿Cómovaadarustedconelsitio?—inquirí.

—Lamentomuchotenerquechasquearlo—dijoelSargento—,peroeséseunsecretoquenohabrédecompartirconnadie.

Sindudanohabráde sermayor la curiosidad sentidaporustedesque laqueexperimentéyocuandosupequehabíaregresadodeFrizinghallprovistocon un auto de registro. Su experiencia en la materia le decía que lo másprobable era que Rosanna tuviese en su poder un papel-guía, en el cualconstara la ubicación del escondite, con el fin de regresar a él después deciertolapsoyunavezquehubiesenvariadolascircunstancias.LaposesióndeesepapelsignificaríaparaelSargentoellogrodetodassusaspiraciones.

—Ahora bien, Mr. Betteredge —prosiguió—, ¿qué le parece siabandonando el campo especulativo nos entregamos a la acción? LerecomendéaJoycequenoperdieradevistaaRosanna.¿DóndeestáJoyce?

Joyce era el agente de policía que el Inspector Seegrave dejara bajo lasórdenesdelSargentoCuff.El reloj dio las dos en elmismo instante enquehacíalapreguntayconpuntualidadcronométricasevioaparecerelvehículoquehabríadellevaraMissRaquelhastalacasadesutía.

—Cada cosa a su debido tiempo—dijo el Sargento, deteniéndome en elmismo momento en que me lanzaba en busca de Joyce—. Debo atenderprimeroaMissVerinder.

Comoaúnamenazaballuvia,eraelcarruajecerradoelquehabríadellevaraMissRaquelaFrizinghall.ElSargentoCufflehizounaseñaaSamuelparaquedescendieradelpescantetraseroyseacercara.

—Unamigomíosehallaráaguardandoentrelosárboles,sobreeseladode

lacasadeguarda—dijo—.Sindetenerelcochesubiráalpescante,asulado.Notieneustedotracosaquehacercomonosearetenerlalenguaycerrarlosojos.Delocontrariosecrearádificultades.

Luegodeaconsejarloenestaforma,envióal lacayodenuevoasu lugar.QuéesloquepensóSamuel;nopuedosaberlo.EraevidenteparamíqueMissRaquelhabríadeservigiladaensecretodesdeelinstanteenqueabandonaralacasa… si es que la abandonaba. ¡Mi joven ama bajo vigilancia! ¡Un espíahabríadeestarlaacechandodesdeelpescantedelcochedesumadre!Mejorhubiera sido queme cortara la lengua antes que hablarle jamás al SargentoCuff.

Laprimerapersonaquesaliódelacasafuemiama.Semantuvoaunlado,sobreelúltimopeldañoalaesperadelosacontecimientos.Niunasolapalabranosdijo alSargentoo amí.Con los labios apretadosy los brazos cruzadosdebajodelaligeracapaqueacostumbraballevarcuandosalíaalairelibre,semantuvoallítaninmóvilcomounaestatuaaguardandolaaparicióndesuhija.

UnminutomástardeseviobajarlaescaleraaMissRaquel,hermosamenteataviadaconun trajeamarilloquehacía resaltarsu tezoscura,ajustado,a lamaneradeunjubón,enlacintura.Llevabaunpequeñoyelegantesombrerodepaja con un velo blanco enroscado alrededor. Sus guantes color de velloritaarmonizabanconsusmanosigualqueunasegundapiel.Suhermosacabelleranegra surgía por debajo del sombrero y era tan suave como el raso. Suspequeñas orejas semejaban dos conchas rosadas… y de cada una de ellaspendíaunaperla.Avanzóhacianosotroságilmente,tanerguidacomounlirioensutalloytanflexibleytiernaenelandarcomoungatojoven.Noadvertíen subello rostro alteración alguna, comono fuera en losojosy los labios.Aquéllosbrillabanconunfuegoquenoeramuydemiagradoyéstoshabíanperdidoentalformaelcolorylasonrisa,queapenassilogréreconocerlos.Demanerasúbitayprecipitadabesóasumadreenlamejilla,yledijo:

—Tratadeperdonarme,mamá…—yen seguida tiróhacia abajo el velocon tanta vehemencia que lo desgarró. Inmediatamente se lanzó escalerasabajoyseintrodujoprecipitadamenteenelcarruajecomoenunescondite.

ElSargentoCuffobrótanrápidamentecomoella.Luegodehaberhechoaun lado a Samuel se hallaba ya con la mano en la portezuela abierta delvehículo,cuandoMissRaquelpenetrabaenél.

—¿Quéquiere?—lepreguntóMissRaquelatravésdesuvelo.

—Tengoalgoquedecirle,señorita—respondióelSargento—,antesdequeparta.Nopretendoimpedirlequevisiteasutía.Sólomeatreveréadecirlequesu partida, tal como están las cosas, dificultará la labor en que me halloempeñado de dar con su diamante. Le ruego que me comprenda; y ahora

decidaustedporsímismasihabrádequedarseopartir.

MissRaquelpersistiómásquenuncaensunegativaderesponderle.

—¡Adelante,James!—legritóalcochero.

SinagregarunasolapalabracerróelSargentolaportezuela.EnelmismoinstanteenquelohacíaseviobajarcorriendolasescalerasaMr.Franklin.

—Adiós,Raquel—ledijo,extendiéndolelamano.

—¡Adelante!—gritóMissRaquel conmás fuerzaquenuncayhaciendotantocasodesupersonacomodeladelSargentoCuff.

Mr. Franklin volvió a subir la escalera con el aspecto de quien ha sidotocadoporunrayo.Elcochero,sinsaberquéhacer,dirigiósuvistahaciaelama, que permanecía inmóvil en lo alto de la escalera.La ira, el dolor y lavergüenzasereflejabanensurostrocuandolehizounaseñalalcocheroparaqueecharaaandarloscaballos,ysevolvióluego,presurosa,hacialacasa.Mr.Franklin, recobrando el habla, la llamó desde atrás,mientras el vehículo seponíaenmarcha:

—¡Tía!Teníasmucharazón.Permítemequeagradezcatodastusbondadesydéjamepartir.

Mi ama se volvió como para hablarle. Pero, en seguida, como sidesconfiaradesímisma,agitósólosumanoenunademáncordial.

—Venavermeantesdeirte,Franklin—ledijoconlavozquebrada…Yprosiguiósucaminoendirecciónasucuarto.

—¿Me harás un último favor, Betteredge? —dijo Mr. Franklin,volviéndosehaciamíconlágrimasenlosojos—.¡Llévame,tanrápidocomoteseaposible,alaestación!

Tambiénélentróenlacasa.Porelmomento,MissRaquellohabíatrocadoen un ser completamente desvalido. A juzgar por su estado actual, ¡cuángrandedebíaserlapasiónquesentíaporella!

ElSargentoCuffyyonosquedamossolos,frenteafrente,juntoalpiedela escalera.Susojos estaban fijos enun claroquehabía entre los árboles, atravésdelcualpodíadivisarseunodelosrecodosdelcaminoqueconducíaala casa. Tenía las manos en los bolsillos y silbaba suavemente, para suspropiosoídos,«Laúltimarosadelverano».

—Cadacosadebehacerseasudebidotiempo—ledijeenuntonosalvaje—.Nocreoqueseaésteelmomentooportunoparaponerseasilbar.

Eneseinstanteaparecióelcarruajealadistancia,atravésdelclaro,yendirección hacia la puerta de la casa de guardia. Se hizo entonces visible la

presenciadeotrohombreenelpescantetrasero,juntoaSamuel.

—¡Muybien!—sedijoasímismoelSargento.Yvolviéndosehaciamí—:Tieneusted razón,Mr.Betteredge;comousteddice,noesésteunmomentooportunoparaponerseasilbar.Loquecorrespondeahoraesponermanosalaobra, sin pasar por alto a ninguna persona de la casa. Comencemos conRosannaSpearman.¿DóndeestáJoyce?

Losdoslollamamosporsunombresinobtenerrespuesta.Enviéentoncesaunodelosestablerosensubusca.

—¿Oyó usted lo que le dije a Miss Verinder? —observó el Sargentomientrasaguardábamos—.¿Yadvirtióustedlareacciónqueprodujoenella?Le dije, sencillamente, que su partida dificultaría mi tarea de dar con sudiamante, ¡y ella optó por partir contra viento ymarea! Su joven ama,Mr.Betteredge,llevaasuladouncompañerodeviajeenelcoche,yelnombredeeseacompañanteeslaPiedraLunar.

Yonodijeuna solapalabra.Seguiría creyendo,hasta lamuerte, enMissRaquel.

Elestableroregresóseguido—demuymalagana,segúnmepareció—deJoyce.

—¿DóndeestáRosannaSpearman?—preguntóelSargentoCuff.

—Nolosé,señor—comenzóadecirJoyce—;losientomucho.Peroporunouotromotivo…

—Antes de partir para Frizinghall —lo interrumpió en forma brusca elSargento—,ledijequenolequitaralosojosdeencimaaRosannaSpearman,yquenolehicieracomprenderqueselavigila.¿Quieredecir,entonces,quesehadejadoustedburlarporella?

—Muchoque temo, señor—dijo Joyce, comenzando a temblar—,haberpuestodemasiadoempeñoenesodenohacerleverquelavigilaba.Haytantospasillosenlaplantabajadelacasa…

—¿Cuántotiempohacequelaperdiódevista?

—Másomenosunahora,señor.

—PuedeustedvolverasutrabajoenFrizinghall—ledijoelSargentotanserenocomosiempreyenlaformacalmosaymonótonaqueerahabitualenél—. No creo que tenga usted talento alguno para actuar en nuestro oficio,Joyce. Su actual ocupación se halla un tanto por encima de su capacidad.Buenosdías.

Elhombreseescabulló.Enloqueamíserefiere,semehacemuydifícildescribirlassensacionesqueexperimentéaltenernoticiadeladesapariciónde

Rosanna Spearman. Mi mente parecía fluctuar entre cincuenta opinionesdiferentesalmismotiempo.AsíescomomequedéconlavistaclavadaenelSargentoCuff…,privadoenteramentedelafacultaddelhabla.

—No,Mr.Betteredge—dijoelSargento,comosiacabaradeecharmanodelprimerodemispensamientosasualcancepararesponderleantesquealosotros—. Su joven amiga Rosanna no habrá de escapárseme tan fácilmentecomo usted parece creerlo. Mientras me halle al tanto del sitio en que seencuentraMiss Verinder, tendré a mi disposición los medios de dar con elparadero de su cómplice. Yo les impedí que se vieran anoche. Muy bien.Tratarán de encontrarse en Frizinghall en lugar de hacerlo aquí. Lainvestigacióndeberáproseguirahora,simplemente,muchoantesdeloqueyoesperaba,en lacasahacia lacualvadevisitaMissVerinder.Mientras tanto,muchometemovermeobligadoamolestarloaustedparaquereúnadenuevoalaservidumbre.

Juntos nos dirigimos hacia las dependencias de la servidumbre. Fue enverdad una desgracia, aunque no por eso un hecho menos cierto, lacircunstancia de que me sintiese acometido de nuevo por la fiebredetectivesca,encuantooíalSargentodecirestasúltimaspalabras.Meolvidédequeloodiaba.Lotomédelbrazomuyconfiadamenteyledije:

—¡PorDios,dígamequéesloquepiensahacerahoraconloscriados!

ElgranCuffpermaneciócompletamenteinmóvilyhablóluego,sumidoenunaespeciederaptomelancólico.

—¡Siestehombre—dijoelSargento,refiriéndoseaparentementeamí—,entendiese siquiera de rosas, habría de ser la criatura más perfecta de lacreación!—Luegodeexpresarenformatanfrancasussentimientoshaciamí,suspiróyenlazósubrazoconelmío.

—Rosannahahechounadeestasdoscosas—prosiguió—.ObiensehadirigidodirectamentehaciaFrizinghall(antesdequepuedallegaryoallí)ohaido a visitar su escondite en las Arenas Temblonas. La primera cosa quetenemos que averiguar consiste en saber cuál fue el criado que la vio porúltimavezantesdequeabandonaralacasa.

El interrogatoriodemostróque laúltimapersonaqueposósusojossobreRosannafueNancy,lamuchachadelacocina.

Lahabíavistosalirconunacartaenlamanoydeteneralrepartidordelacarne, quien acababadehacer su entregadiariapor lapuerta trasera.Nancyoyóque ledecíaalhombrequeechara lacartaalcorreocuando regresaseaFrizinghall.ELhombre, luegode fijarse en ladirección, ledijoqueeraunaformamuyindirectaésadeenviarunacartadirigidaaCobb'sHoleatravésdelcorreodeFrizinghall…yque,además,erasábado,locualharíaquelamisma

no llegaseadestinoantesdel lunesa lamañana.Rosanna lecontestóque lademoranoteníaimportancia.Loúnicoquedeseabaeraestarseguradequeelhombrecumpliríasupedido.Luegodeasentir,aquélhabíapartido.Nancyfuerequeridaenlacocinaparaseguirconsufaena.YningunaotrapersonahabíavueltoaveraRosannaSpearmandesdeentonces.

—¿Ybien?—lepreguntéalSargentocuandonoshallamossolosdenuevo.

—Bien—dijoelSargento—.TengoqueiraFrizinghall.

—¿Porlacarta,señor?

—Sí. En ella es donde se halla especificado el escondite. Tengo queaveriguarladirecciónenelcorreo.

Sieslaqueyosospecho,habrédevisitarnuevamenteanuestraamigaMrs.Yolland,ellunespróximo.

Junto con el Sargento partí para ordenar que se enganchara el pony alcalesín.En lacuadra,unanueva luzvinoasumarseen tornoa lamuchachadesaparecida.

CAPÍTULOXIX

La nueva de la desaparición deRosanna se había propagado, al parecer,entreloscriadosdefueradelacasa.Estoshabíanestadoinvestigandoporsucuenta y echadomano a un pequeño y vivaz tunantuelo, apodado «Duffy»,quieneraempleadodetantoentantoparalimpiardehierbaseljardínyelcualhabía visto a Rosanna por última vez, hacía media hora. Duffy asegurabahabervistopasaralamuchachafrenteaélmientrassehallabaenelbosquedeabetos,nocaminando,sinocorriendoendirecciónalaplaya.

—¿Conoce este muchacho la costa de los alrededores? —preguntó elSargentoCuff.

—Hanacidoysehacriadoenlaplaya—lerespondí.

—¡Duffy!—dijoelSargento—.¿Quieresganarteunchelín?Siloquieres,venconmigoinmediatamente.Mr.Betteredge,mantengalistoelcalesínhastaqueyoregrese.

Yse lanzóhacia lasArenasTemblonasaunavelocidadquemispiernas,pesealobienconservadasquesehallanparalaedadquetengo,noteníanlamenoresperanzade igualar.ElpequeñoDuffy,comoescostumbreentre losjóvenessalvajesdenuestraregióncuandoestándebuenhumor,diounalaridoycomenzóatrotarpisándolelostalonesalSargento.

Nuevamente se me hace imposible dar aquí una clara idea de lo queaconteció en mi espíritu durante el intervalo que siguió a la partida delSargentoCuff.Mesentíposeídoporunextrañoyturbadordesasosiego.Hice,dentroyfueradelacasa,unadocenadecosasinnecesarias,delascualesmehe olvidado totalmente. No podría tampoco decir cuánto fue el tiempotranscurridoentrelapartidadelSargentohacialasarenasyelinstanteenquevivenircorriendoaDuffy,portadordeunmensajeparamí.ElSargentoCufflehabíadadoalmuchachounahojaarrancadadesucartera,enlacualescribióconlápiz:«EnvíemeunodeloszapatosdeRosannaSpearmanlomásprontoposible.»

Despaché a la primera criada que hallé a mano al cuarto de Rosanna yenviédevueltaalmuchachoconlanoticiadequeyomismohabríadeseguirloconelzapato.

Bien sabía que no era ésa lamaneramás rápida de cumplir las órdenesrecibidas.Peroestabaresueltoaverpormímismoeldesarrollodeestanuevacomediayaencurso,antesdeentregarlealSargentoelzapatodeRosanna.Mivieja ideadeprotegera lamuchachaen todo loposible retornabaen lahoraundécima. Este sentimiento, para no mencionar la fiebre detectivesca, meimpulsó,tanprontocomoelzapatosehallóenmismanos,alanzarmealoqueunhombrequehallegadoalossetentaañospuedeconsiderarlacosaquemássepareceaunacarrera.

Mientrasmeaproximabaalacostaelcielosecubriódenubesoscurasylalluviacomenzóacaerengrandesoleadasblancasbatidasporelviento.Pudeescucharelfragordelmarsobreelbancodearena,enlabocadelabahía.Unpoco más adelante pasé junto al muchacho, quien, agachado, trataba derefugiarse a sotavento junto a los médanos. Y más tarde pude ver al marrugiente y a las olas enormes rompiéndose sobre el banco de arena, a laviolentalluviaprecipitándosesobreelaguacomounaprendafluctuante,yalamarillo desierto de la playa sobre el cual se destacaba la presencia de unafigurasolitaria…:elSargentoCuff.

Encuantomevio,señalóconsumanohaciaelNorte.

—¡Consérveseenesaposición!—megritó—.Ybajehastadondeyomeencuentro.

Yodescendíhaciaallícasisinalientoysintiendoquemicorazónbrincabacomo si estuviera a punto de lanzarse fuera demi pecho. Había perdido elhabla.Teníacienpreguntasquehacerle,peroningunadeellas logró llegaramislabios.Surostromeespantó.ArrebatándomeelzapatolocolocósobreunahuellamarcadaenlaarenaendirecciónalSuryapuntandodirectamentehacialarocosasalientellamadaCaboSur.Lahuellanohabíasidoborradaaúnporlalluvia,yelzapatodelamuchachacoincidíaexactamenteconella.

ElSargentoseñalóhaciaelzapatocolocadosobre lahuellasindecirunapalabra.

Yolotomédelbrazoytratédehablarle,perofracasécomohabíafracasadoanteriormente.Élechóaandarnuevamenteenposdelashuellas,bajandomásy más hacia el lugar donde se unían las rocas y la arena. El Cabo Sur sehallaba exactamente a flor de agua con el flujo de la marea; las aguasoscilaban sobre la oculta superficie de las Arenas Temblonas. Ya en unsentido, ya en otro, y sumido en un porfiado silencio que pasaba sobre unocomo el plomo y una obstinada paciencia que causaba espanto, el SargentoCuffcolocóelzapatosobrelashuellas,comprobandosiemprequeapuntabanhaciaelmismositio,directamentehacialasrocas.Fuerahaciadondefuere,nopudoenningúnmomentodescubrirunasolahuellaquevinieradesdeallí.

Porúltimoabandonólabúsqueda.DirigiónuevamentesuvistahaciamíyluegohacialasaguasqueseextendíanantenosotrosyqueseinfiltrabanmásymásenlaocultasuperficiedelasArenasTemblonas.Yomiréhaciadondeélmiraba… y pude leer sus pensamientos en su rostro. Un terrible y mudotemblorrecorriómicuerposúbitamente.Ycaídehinojossobrelaarena.

—Ella volvió al escondite—oí que el Sargento se decía a sí mismo—.Algúnaccidentefataldebiódehaberleocurridosobreesasrocas.

Lasmiradasdescompuestasdelamuchacha,suspalabras,susacciones…larigidezmortalconquehabíaprestadooídoymehabíahabladohacíaunashoras,cuandolasorprendíbarriendoelcorredor,todoesovolvióacobrarvidaantemíymeprevino,aunantesdequeelSargentoterminaradehablar,quelaconjeturadeéstesehallabamuylejosdela terriblerealidad.Meesforcéporcomunicarle el temor que acababa de paralizarme. Y traté de decirle: «Lamuerte que ella ha tenido, Sargento, es la que ella misma se ha buscado.»¡No!,nopudearticulartalespalabras.Elmudotemblormeteníaasidoconsusgarras.Erainconscientealaviolenciadelalluvia.Nopodíaverelascensodelamarea.Comoenunsueño,lavisióndelpobreserperdidosurgiódenuevoantemí.Lavolvíavercomolahabíavistoenelpasado…comoenlamañanaenquefuiensubuscapara traerladeregresoa lacasa.LaoídecirotravezquelasArenasTemblonaslaarrastrabanhaciaellascontrasupropiavoluntady preguntarse si no estaría allí aguardándola la tumba. El horror de esasituaciónsemehizoperceptible,enformainexplicable,atravésdemipropiahija.Estaeradesumismaedad.DehabersufridoellaloquesufrióRosanna,habríallevadounavidatanmiserableytenidounamuertetanespantosacomolasuya.

ElSargento,bondadosamente,meayudóaponermedepieymealejódellugarenqueellahabíaperecido.

Esosirvióporhacermerecobrarelalientoypermitirmeverlascosasque

me rodeaban tal como realmente eran. Dirigiendo mi vista hacia las dunaspude advertir que los criados de la casa venían corriendo hacia nosotros entropel,juntoconYolland,elpescador,ygritando,yasobreaviso,sihabíamosdadoconlamuchacha.EnlaformamásbreveposiblelesseñalóelSargentolasevidentesmarcashalladasenlaarena,diciéndolesquealgúnfatalpercancedebiódehaberleacaecidoalamuchacha.Luego,dirigiéndoseenparticularalpescador,lepreguntómientrassevolvíanuevamentedecaraalmar:

—Dígame, ¿podría ella haberse alejado en un bote, desde ese arrecife,dondesedetienensuspisadas?

Elpescadorseñalóhacialaslargasolasqueseestrellabanenelbancodearenayhacialasotrasmásgrandesquelevantabannubesdeespumaalchocarconlosdospromontoriosqueseelevabanacadaladonuestro.

—Nohayboteenelmundo—respondió—quehubierapodidollevarlaatravésdeeso.

El SargentoCuffmiró por última vez hacia las huellas de la arena, queibansiendoborradasrápidamenteporlalluvia.

—Eso—dijo— prueba que no pudo abandonar este lugar por tierra. Yaquello—prosiguió,dirigiendosuvistahaciaelpescador—demuestraquenopudo alejarse por mar.—Se detuvo, para pensar un minuto—.Media horaantesdequeyollegaseaquí,selaviovenircorriendohaciaestelugar—dijodirigiéndose a Yolland—. Cierto tiempo ha transcurrido desde entonces.Supongamosquehayasidohaceunahora.¿Quéalturahabríanalcanzadolasaguashaciaesteladodelasrocasporeseentonces?

Apuntaba hacia el lado Sur… el cual, por otra parte, no se hallaba taninvadidoporlaarenamovediza.

—Tal como avanza hoy la marea —dijo el pescador—, no debe haberhabidohaciaese ladodelcabo,haceunahora,elaguasuficientecomoparaqueseahogarasiquierauncachorrodegato.

ElSargentoCuffsevolvióhacialaarenamovediza,untantoendirecciónalNorte.

—¿Yaquí?—lepreguntó.

—Menosaún—respondióYolland—.LasArenasTemblorosasapenassehallaríancubiertasporlasaguas.

El Sargento se volvió hacia mí para decirme que el accidente debió dehaberocurridoenelsitioenqueseencontrabalaarenamovediza.Milenguaentoncesrecuperóelhabla.

—¡Nose tratadeningúnaccidente!—ledije—.Cuandoellavinoa este

lugar,sehallabayacansadadelavidaydispuestaaponerlefinaquí.

ElSargentoretrocediósobresaltado.

—¿Cómolosabeusted?—mepreguntó.

Losdemásseamontonaronentornomío.Recobrándoseinstantáneamente,los alejó el Sargento demi lado y les dijo que era yo un anciano y que elhallazgomehabíaperturbado,añadiendo:

—Déjenlosolounmomento.

Luego,volviéndosehaciaYolland,lepreguntó:

—¿Habrá alguna probabilidad de dar con ella cuando se produzca elreflujo?

Yollandrespondió:

—Ninguna.Loquelaarenaabsorbeenellaquedaparasiempre.

Dicho esto, el pescador, dando un paso en mi dirección, me dirigió lapalabra.

—Mr.Betteredge—dijo—,tengoalgoquedecirlerespectoalamuertedeesa joven.A lo largodelCaboexisteunacapa rocosaque seextiendehastacuatropiesmásalládesubordeysehallaocultadebajo,aunadistanciademediabrazadelasuperficiedearena.Loqueyomepreguntoesesto:¿cómoes que no se golpeó contra ella?Si hubiera resbalado accidentalmente en elCabohabríacaídoallíypodidohacerpieenunacavidadqueapenasocultaríasucuerpohastalacintura.Tienequehabercaminadoosaltadodesdeallíhastaesasprofundidades;delocontrarionolaecharíamosdemenosahora.¡Nosetratadeunaccidente,señor!Hasidoabsorbidaporlaarenamovediza.Ylohasidoporsupropiavoluntad.

Luego del testimonio de ese hombre, en cuyo saber podía confiarse, elSargentoguardósilencio.Losdemás,aligualqueél,permanecimoscallados.Decomúnacuerdonosvolvimosparainiciarelregresocostaarriba.

Mientras andábamos entre las dunas nos encontramos con el estableroinferior, quien venía corriendo hacia nosotros desde la casa. Era un buenmuchacho que me respetaba mucho.Me alargó un papel con una decorosaexpresióndedolorenelsemblante.

—Penélope me dijo que le entregara esto, Mr. Betteredge—dijo—. LoencontróenelcuartodeRosanna.

Setratabadelasúltimaspalabrasdirigidasaunancianoquehabíahechosiempreloposible—graciasaDios,siempreloposible—parafavorecerla.

«Ustedmehaperdonadomuchasvecesenelpasado.Lapróximaocasión

que vaya a las Arenas Temblorosas trate de perdonarme una vez más. Hevenidoamorir juntoa la tumbaquemeestabadestinada.En lavidayen lamuerteleheestadosiempreagradecida,señor,porsubondad.»

Eso era todo lo que decía. Breve como era, no tuve yo la enterezasuficienteparacontrarrestarsu influencia.Las lágrimassurgenfácilmenteenlajuventud,cuandodaunolosprimerospasosenelmundo.Ytambiéncuandounoesviejoyestáapuntodedejarlo.Yoestalléensollozos.

ElSargentoCuffavanzóunpasohaciamí…,conbuena intención,no lodudo.Peroyoretrocedíparaevitarsupresencia.

—Nometoque—ledije—.Eseltemoraustedloquelallevóaeselugar.

—Está usted equivocado,Mr. Betteredge—me respondió calmosamente—.Peroyatendremostiempodehablardeello,unavezadentro.

Yo eché a andar detrás de todos ellos, ayudado por el establero inferior,que me llevaba del brazo. A través de la lluvia impetuosa emprendimos elregreso…,parairalencuentrodelainquietudyelterrorquenosaguardabanenlacasa.

CAPÍTULOXX

Ya los primeros habían desparramado la noticia antes de que nosotrosllegáramos.Hallamosalaservidumbreposeídaporelpánico.Alpasarfrentealapuertadel ama, aquélla fue abiertaviolentamentedesdeadentro.Yvimossalir al ama, seguida por Mr. Franklin, quien se esforzaba en vano porcalmarla,completamentefueradesíantelahorrendanoticia.

—¡Ustedeselresponsabledeesto!—gritó,amenazandoviolentamentealSargentoconsumano—.¡Gabriel!,págueleaestemiserable…,ysáquelodemivista.

ElSargentoeraelúnicoquepodíahabercontendidoconelama…,siendotambiénelúnicoqueteníaplenodominiosobresímismo.

—Soy tan responsablede esta terrible calamidad, señora, como lopuedeserustedmisma—dijo—.Sidentrodemediahora insisteustedaúnenquedeboabandonarlacasa,loharé,perosinaceptareldinerodeSuSeñoría.

Laspalabrasfuerondichasconmuchorespeto,peromuyfirmementealavez, y surtieron efecto no sólo en mi ama, sino también en mí. Aquéllaconsintióenvolverasuhabitación,acompañadaporMr.Franklin.Encuantolapuertasehubocerrado,elSargento,aldirigirsuvistahacialaservidumbre

femenina, según sumanera inquisidora, advirtió que,mientras las demás sehallabansimplementeespantadas,habíalágrimasenlosojosdePenélope.

—Unavezquesupadresehayacambiadolasropasmojadas—ledijo—,vengaahablarconnosotrosenelcuartodesupadre.

AntesdequeexpiraselamediahorayamehallabayovestidoconlaropasecayhabíaprovistoalSargentoCuffdelasprendasrequeridas.Penélopesepresentóentoncesantenosotros,parasaberquéesloquequeríaelSargento.No creo que jamás haya yo visto conducirse a mi hija de manera tanrespetuosacomoeneseinstante.Sentándolasobremisrodillas,lepedíaDiossu bendición para ella. Con la cabeza hundida en mi pecho, Penélope merodeóelcuelloconsusbrazos…yaguardamosduranteunratoensilencio.

La pobre muchacha muerta debía, sin duda, estar gravitando sobrenosotros.ElSargentosedirigióhacialaventanaysequedóallímirandohaciaafuera. Yo consideré oportuno agradecerle esa deferencia tenida para connosotros,yasílohice.

Lasgentesmundanaspuedenpermitirsetodosloslujos…entreotros,eldedar rienda suelta a sus propios sentimientos. Los pobres no disfrutan de talprivilegio. La necesidad, que no cuenta para los ricos, semuestra inflexiblehacia nosotros. La vida nos enseña a ocultar nuestros sentimientos y aproseguirconnuestrotrabajo,enlaformamáspacienteposible.Nomequejodeello…,simplemente lohagonotar.Penélopeyyonosencontramos listos,tanprontocomoelSargentoloestuvoporsuparte.Alpreguntárselesisabíaqué es lo que había impulsado a su compañera a quitarse la vida, mi hijarespondió, como ustedes habrán ya previsto, que su amor porMr. FranklinBlake.Alpreguntárselesilecomunicótalcosaaalgunaotrapersona,contestóPenélope:

—Nohehabladodeello,paranoperjudicaraRosanna.

Yoconsiderénecesarioañadiralodichounapalabra.Ydije:

—Yparanoperjudicar, tampoco,querida,aMr.Franklin.SiRosannahamuertoporél, él lo ignorayno tieneculpaalguna.Dejémosloabandonar lacasa,siesqueseva,evitándolelainútilcongojadesaberlaverdad.

ElSargentoCuffdijo:

—Muy bien —y volvió a quedarse silencioso, tal como si estuvieracomparando, según me pareció, lo que Penélope acababa de decirle, conalgunaopiniónpropiaqueguardabaparasímismo.

Alexpirarlamediahora,sonólacampanilladelama.

Mientras acudía al llamado di conMr. Franklin que abandonaba en eseinstante el aposento de su tía.Me dijo que Su Señoría se hallaba lista para

recibir al Sargento Cuff enmi presencia, como anteriormente—, añadiendoqueél,porsuparte,necesitabaprimerohablardospalabrasconelSargento.En el trayecto haciami cuarto se detuvo para consultar el horario de trenescolocadoenelvestíbulo.

—¿Piensa usted, realmente, abandonar la casa, señor? —le pregunté—.MissRaquelvolverácontodaseguridadensí.Sóloescuestióndetiempo.

—Volveráensí—replicóMr.Franklin—cuandoseenteredemipartidaydequenohabrádevolvermeaverjamás.

Yopenséqueeraelresentimientoporlaformaenquelohabíatratadomijovenamaelqueledictabaesaspalabras.Peronosetratabadeeso.Miamahabíaadvertido,desdeelprimermomentoenquesehallólapolicíaenlacasa,quelameramencióndelnombredeélbastabaparaponerfueradesíaMissRaquel.Demasiadoenamoradodeéstaparaaceptarlaverdad,sevioforzadoaabrirlosojoscuandoaquéllapartióhacialacasadesutía.Abiertossusojosenlaformacruelqueustedesyaconocen,Mr.Franklinresolvió—adoptandolaúnica resolución que un hombre que posea un mínimo de temple puedeadoptar—abandonarlafinca.

LaspalabrasqueteníaquedecirleMr.FranklinalSargentofuerondichasenmipresencia.AfirmóqueSuSeñoríasehallabadispuestaareconocerqueobróprecipitadamente.YlepreguntóalSargentosiaceptaría—entalcaso—supagaysisehallabadispuestoaabandonarelasuntodeldiamante,talcomoseencontrabaeneseinstante.ElSargentorespondió:

—No, señor. Si seme paga, es pormi trabajo. Declino tomar el dinerohastanohaberlorealizado.

—Noloentiendo—dijoMr.Franklin.

—Meexplicaré,señor—dijoelSargento—.Yovineaquíparaaclararenformaconveniente la cuestiónde lapérdidadeldiamante.Yahoramehallolistoyalaesperadelmomentoenquepuedacumplirmipalabra.UnavezquehayapuestoaltantoaLadyVerinderdelestadoactualdeesteasuntoylehayaindicado,enformasencilla,elplandeacciónaseguirpararecobrarlaPiedraLunar, abandonaré la responsabilidad que pesa actualmente sobre mishombros. Que Su Señoría decida ahora si debo proseguir o abandonar milabor.Reciénentonceshabréefectuadoloquemepropusehacer…yaceptarélapaga.

ConestaspalabraselSargentoCuffnoshizorecordarqueaunenlaPolicíadeInvestigacionespuedetenerunhombreunareputaciónqueperder.

Supuntodevista resultaba tanpalmariamenteconvincente,quenohabíaunasolaobjeciónquehacerle.

Al levantarmeparaconducirlohastaelcuartodelama, lepreguntóaMr.Franklinsideseabahallarsepresente.

—No—respondióéste—,amenosqueLadyVerinderlodesee.

Y mientras avanzábamos en pos del Sargento, añadió en un cuchicheo,dirigiéndoseamí:

—Nosé loqueestehombrehabrádedecircon respectoaRaquel; estoydemasiadoenamoradodeellaparapoderoírloyconservarlacalma.Déjenmesolo.

Lo dejé allí, recostado con aspecto miserable contra el alféizar de miventanayconlacaraocultaentrelasmanos…Penélopeloatisbabadesdelapuerta, deseando poder confortarlo. De haber estado yo en el lugar deMr.Franklin, la hubiera hecho entrar.Cuando se sufre por unamujer, nada haymás estimulante que recurrir a otra…, ya que, lamayor parte de las veces,habrálaúltimadeponersedenuestraparte.¿Lallamó,otravez,cuandolesdiyo la espalda? En tal caso no hagomás que ser justo conmi hija, cuandoafirmoquehizotodoloposibleparaconsolaraMr.FranklinBlake.

Mientrastanto,elSargentoCuffyyonosdirigimoshaciaelcuartodemiama.

Durante la última entrevista no había ella demostrado grandes deseos delevantarlavistadellibroqueteníasobrelamesa.Ahoraseprodujouncambiofavorable.EnfrentólamiradadelSargentoconunosojostanfirmescomolosdeél.LaenergíadelafamiliaserevelóencadalíneadesurostroyyopenséqueelSargentoCuffencontraríasuigual,ahoraqueunamujercomomiamasehallabadispuestaaoírlascosasmásgravesquepudieranserleanunciadas.

Lasprimeraspalabrasdichasallílofueronporbocademiama.

—SargentoCuff—dijo—,quizáhayatenidoalgúnmotivoparahablarleenla forma desconsiderada en que le hablé hacemedia hora. Sin embargo notengolaintencióndeecharmanodeningunaexcusa.Sólohededecirleconlamayor sinceridad que lamento cualquier clase de injusticia que haya podidocometerconusted.

La gracia del tono y el ademán con que efectuó este desagravio a lapersonadelSargentoprodujoelefectodeseado.Aquél lepidiópermisoparajustificarse…dándoleasujustificaciónelcarácterdeunamuestraderespetohaciamiama.Eraimposible,dijo,quepudieraseréllacausadelacalamidadque acababa de sacudirnos a todos nosotros por la evidente razón de que eléxito de su investigación dependía del hecho de no decir ni hacer nada quepudiese haber alarmado a Rosanna Spearman. Apeló a mi testimonio parademostrarsihabíaonoactuadodeesamanera.Yomehallabaencondiciones

decertificarloyasílohice.Conesto,segúnpensó,elasuntohabríadellegaraunfinjuicioso.

No obstante, el Sargento Cuff dio un paso más allá, con la evidenteintención (como podrán ustedes comprobarlo ahora) de provocar la másdolorosadelasexplicacionesquepudierahaberentreambos.

—Heoídodeciralgorespectoalmotivodelsuicidiodelajoven—dijoelSargento—,motivoquemepareceelmásprobable.Esalgoquenotienenadaqueverconlacausaqueestoyinvestigandoaquí.Tengoeldeberdeañadir,sinembargo, que mi opinión personal apunta hacia otra parte. Una agitacióninsoportableyvinculadaa lapérdidadeldiamanteha sido, según loqueyocreo, lo que ha impulsado a esa joven hacia su propia destrucción. Nopretendo saber nada respecto a la misma. Pero creo, con licencia de SuSeñoría,quemehalloencondicionesdeseñalaralapersonacapazdedecidirsiestoyenlociertooequivocado.

—¿Seencuentraesapersonaactualmenteenlacasa?—preguntómiama,luegodeunapequeñapausa.

—Dichapersonahaabandonadolacasa,señoramía.

La respuesta no podía señalar en formamás directa hacia la persona deMiss Raquel. Sobre nosotros descendió un silencio que yo creí que no seinterrumpiríajamás.¡Diosmío!,¡cómoululabaelvientoygolpeabalalluviaenlaventana,mientrasyoesperabaallísentadoquealgunodelosdostomasenuevamentelapalabra!

—Leruegoquetengalabondaddeexpresarseclaramente—dijomiama—.¿Serefiereustedamihija?

—Asíes—dijoelSargentoCuff,sinemplearmáspalabrasqueésas.

Cuandoentramospudimosvereltalonariodechequesdemiamasobrelamesa…, indudablemente para pagarle sus honorarios al Sargento. Ahora lohabía vuelto a guardar en la gaveta. Yo me sentí morir al ver temblar sumano…,esamanoquetantosbeneficioshabíaprodigadoasuviejocriado;esamanoque,Diosloquiera,habrádeposarseenlamíacuandomelleguelahoraydebaabandonarestemundoparasiempre.

—Yoesperaba—dijomi ama,muy lentay calmosamente—premiar susservicios y despedirme de usted, sin que hubiera llegado a mencionarseabiertamente entre nosotros el nombre de LadyVerinder, como ha ocurridoahora. ¿Le ha dicho acasomi sobrino algo referente a este asunto, antes devenirustedamicuarto?

—Mr.Blakemediosumensaje, señoramía.Yyo lediaMr.Blakeunaexplicación…

—Esinnecesarioquemeladéustedaconocer.Luegodeloqueacabadedecirme, sabe usted tan bien como yo que ha ido ya demasiado lejos pararetroceder.Pormímismaypormihija,estoyen laobligaciónde insistirenquepermanezcaustedenlacasayenqueseexplique.

ElSargentomirósureloj.

—Dehabertenidotiempo,señoramía—lerespondió—,hubiesepreferidopresentarlemi informepor escrito en lugar de hacerlo verbalmente. Pero, siestainvestigaciónhadeseguiradelante,eltiempoadquiereentoncesunvalordemasiadograndeparaemplearloenescribir.Estoylistoparaentrarenmateriadeinmediato.Esparamímuydolorosotenerquereferirmeyparaustedtenerqueescuchar…

Aquífueinterrumpidonuevamentepormiama.

—Creoqueyopuedohacerqueelasuntosetornemenosdolorosonosóloparausted,sinotambiénparamiviejoamigoycriadoaquípresente—dijo—,sipormiparte ledoyel ejemploausteddehablar abiertamente. ¿SospechaustedqueMissVerindernoshaengañadoa todosalocultareldiamanteporalgúnmotivopersonal?¿Esesocierto?

—Enteramentecierto,señora.

—Muybien.Ahorayantesdequeustedcomience,deseo informarle, enmicarácterdemadredeMissVerinder,queéstaesabsolutamenteincapazdehacerloqueustedleatribuye.Elconocimientoqueustedtienedesupersonadatadeunoodosdías.Elmíodesdequenació.Puedeustedsospechardeellatodo lo que quiera…, pero no podrá usted ofenderme en absoluto. Deantemano estoy convencida de que pese a toda su experiencia lascircunstanciaslohanllevadoausted,fatalmente,poruncaminoerradoenesteasunto.¡Escuche!Noposeoinformaciónprivadaalguna.Ignoro,enlamismamedida que usted, los secretos de mi hija. La única razón que tengo parahablarleenformatancategóricaeslaquelehedadoaconocer.Conozcoamihija.

Volviéndosehaciamí,mediolamano.Yoselabeséensilencio.

—Puede usted continuar —dijo—, enfrentando al Sargento con másseguridadquenunca.

ElSargentoCuff lehizounareverencia.Laspalabrasdelamainfluyeronsobre él sólo en cierto sentido. Su enjuto rostro se suavizó por un instante,comosisecompadecieradeella.Enloquerespectaasuopinión,eraevidentequenolohabíaconmovidonilogradodesviarlounasolapulgadadelamisma.Acomodándose en la silla, inició su vil ataque contraMiss Raquel, de estamanera:

—Antes que nada debo pedirle a Su Señoría—dijo— que enfoque esteasunto,nosólodesdesupuntodevistapersonal,sinotambiéndesdeelmío.¿Meharáustedelfavordeimaginarseasímismallegandoaquíporprimeravez,enlugarmío?¿Ymepermitiráquelerelateenformamuysucintaenquéhaconsistidotalexperiencia?

Mi ama le indicó con un ademán que podía hacerlo. Y el Sargentoprosiguió:

—Duranteestosúltimosveinteaños—dijo—heempleadolamayorpartede mi tiempo en la dilucidación de escándalos familiares, actuando en elcarácterdeagenteconfidencial.Laúnicaexperienciaextraídadeesaprácticadoméstica, que tiene alguna relación con el asunto entre manos, es la queespecificaré en dos palabras.Mi experienciame ha demostrado plenamentequelasjóvenesdecategoríayposiciónsuelencontraerdeudasenprivadoqueno se atreven a reconocer ante susmás próximos parientes y amigos.Unasvecessetratadelamodista,otrasdeljoyero.Enalgunasocasionesnecesitaneldineroparaalgoquenocreohayaocurridoenestecaso,yquenohabrédemencionaraquíparanoescandalizarla.¡Tengaencuenta,señora,loqueacabodedecirle…,yveamosahoracómofuequeloshechosacaecidosenestacasame forzarona retornaral caminodemipropiaexperiencia,megustaraonohacerlo!

Luego de reflexionar durante un momento, prosiguió hablando con tanhorrenda claridad que nos obligó a comprenderlo y en una formaabominablementeprecisaquenofavorecíaanadie.

—La primera noticia relativa a la pérdida de la Piedra Lunar—dijo elSargento—llegóamíporintermediodelInspectorSeegrave.Antemienterasatisfacción comprobé que éste era completamente incapaz de solucionar elproblema. La única cosa que me comunicó, digna de ser escuchada, y quellamó mi atención, fue ésta: que Lady Verinder se había rehusado a serinterrogada por él y que su respuesta había sido inexplicablemente áspera ydesdeñosa. A mí me pareció esto algo extraño…, pero lo atribuí, más quenada,aalguna torpezaque,cometidaporel InspectorSeegrave,agravióa lajoven.Después toméelasuntoenmismanosymedediquépormicuentaaresolverelcaso.Elresultadofueque,comoustedsehallaenterada,dimosconlamancha de la puerta y tuve yo la satisfacción de comprobar,mediante eltestimoniodeMr.FranklinBlake,quetantoesamanchacomoladesaparicióndeldiamanteconstituíandospiezasdelmismo rompecabezas.Hastaaquí, sialgosospechabayo,eraquelaPiedraLunarhabíasidorobadayquealgunodelaservidumbreeraelladrón.Muybien.¿Quéocurreentonces?MissVerindersaleprecipitadamentedesucuartoparavenirahablarconmigo.Yoobservoensuaparienciatresdetallessospechosos.Primero:siguesiendopresadelamásviolenta agitación,pese aquehan transcurridoyamásdeveinticuatrohoras

desde el momento en que desapareció el diamante. Segundo: se conduceconmigocomosecondujoantesconelInspectorSeegrave.Y,porúltimo,sesientemortalmenteofendidahaciaMr.FranklinBlake.Muybien,otravez.Heaquí—medigo—aunajovenqueacabadeperderunajoyavaliosa…yaunajoven,también,que,segúnloquemedicenmisojosyoídos,poseeuncarácterimpetuoso.Teniendoencuenta talescircunstanciasyelcarácterde la joven,¿cómoreaccionaésta?Demostrandoun inexplicable resentimientohaciaMr.Blake, hacia el Inspector Seegrave y hacia mí…, quienes somos, por otraparte,cadaunoasumanera,lastresúnicaspersonasquenoshemosesforzadopor hallar la gema perdida. A esta altura de la investigación…, sólo ahora,señora, y no antes, comienzo yo a echar unamirada retrospectiva haciamipasada experiencia. Y allí encuentro la explicación de la conducta deMissVerinder, que no hubiese podido hallar de ninguna otra manera. Miexperiencialarelacionaconaquellasotrasjóvenesquemesonconocidas.Medice que tiene deudas que no se atreve a dar a conocer y que deben serpagadas.Ymeimpulsaapreguntarmeamímismosilapérdidadeldiamanteno puede significar…que el diamante ha sido empeñado secretamente parapagarlas.Estaeslaconclusiónquemiexperienciaextrae,sencillamente,deloocurrido.¿QuéréplicaledictaaSuSeñoríasupropiaexperienciaencontradeesto?

—La que ya le he dado a conocer —respondió mi ama—. Lascircunstanciaslohanllevadoaustedporuncaminoerrado.

Pormiparte,yonodijenada.RobinsónCrusoe—sóloDiossabecómo—volvió a hacerse presente enmi vieja y desordenada cabeza. Si el SargentoCuffsehubierahalladoeneseinstanteenunaisladesierta,sincontarconlaayuda de ningún hombre llamadoViernes ni de barco alguno que viniera asalvarlo, se habría encontrado en el sitio exacto en que yo deseé que seencontrara. (Nota bene: debo hacer constar que soy lo que generalmente sellama un buen cristiano, siempre que no se le exija demasiado a micristianismo.Estomeasemeja,sinduda—locualesungranconsuelo—,alamayorpartedeustedes,entalsentido.)

ElSargentoCuffprosiguió:

—Acertadoono, señora—dijo—,extrajemispropiasconclusiones;yelpróximopasodebíaconsistirenponerlasinmediatamenteaprueba.Lesugerí,pues,aSuSeñoría,efectuarel registrode todos losguardarropasde lacasa.Esa habría de ser la manera de dar con la prenda que, según todas lasapariencias,debiódeserlacausadelamanchaydeponeralmismotiempoaprueba mis deducciones. ¿Qué ocurrió entonces? Su Señoría consintió;Mr.Blake consintió yMr. Ablewhite también consintió. SóloMiss Verinder seopusocategóricamenteaello,interrumpiendoenesaformaelprocedimiento.SiSuSeñoría yMr.Betteredge insisten en discrepar conmigo, es porque se

hallan ciegos y no han sido capaces de percibir lo acaecido hoy ante suspropiosojos.Delantedeustedes ledijea la jovenque, tal comoestaban lascosas,suabandonodelacasaobstaculizaríamilabordedarconlagema.Consus propios ojos han podido ustedes observar que partió en su carruaje,haciendo caso omiso de tal indicación. Y han podido, a la vez, comprobarcómolejosdeperdonaraMr.Blakeporhabercontribuidomásquenadieenlatareadecolocarmeamísobrelapista,lohainsultadopúblicamente,sobrelospeldañosdelacasadesumadre.¿Quésignificatodoesto?SinosehallaMissVerinder complicada en la desaparición del diamante, ¿qué sentido tienenentoncestaleshechos?

Esta vez dirigió su vista hacia mí. Era horrible estar oyendo cómoacumulaba pruebas ymás pruebas contraMiss Raquel y saber que, pese algrananheloquesentíaunopordefenderla,eraimposibledesconocerlaverdaddeloqueéldecía.¡GraciasaDiossoyyounserquereaccionaorgánicamenteporencimadelarazón!Estomecapacitóparaapoyarfirmementeelpuntodevistasustentadopormiama,queeraelmíopropio.Estosirviótambiénparalevantar mi espíritu y hacer que enfrentara osadamente al Sargento Cuff.Aprovéchensemisbuenosamigos,seloruego,deesteejemplo.Seevitaránasímuchasmolestiasenojosas.Cultivenlasupremacíadelossentimientossobrela razón y verán entonces cómo le cortan las garras a todo ser cuerdo queintentearañarlos,porelpropiobiendeustedes.

Al ver que ni yo ni el ama hacíamos comentario alguno, prosiguióhablando el Sargento Cuff. ¡Diosmío! ¡Cómome enfureció el advertir quenuestrosilencionoloconmovíaenlomásmínimo!

—Heaquíelcaso,señora,enfocadodesdeelpuntodevistadelaspruebasqueexistencontraMissVerinder—dijo—.CorrespondeahorahacerlodesdeelpuntodevistadelaspruebasqueexistencontraMissVerinderylaextintaRosanna Spearman en conjunto. Con su permiso, nos retrotraemos, por uninstante, almomentoenque suhija se rehusóal registrode suguardarropa.Hechami composiciónde lugar, respecto a este asunto,me correspondía enseguidaaveriguardoscosas.Primero:cuálhabríadeserelmétodoaemplearen la pesquisa. Y segundo: aclarar si Miss Verinder contaba con algúncómpliceentreloscriadosdelacasa.Luegodemeditarprofundamentesobreello,decidíconducir la investigaciónsiguiendounmétodoqueutilizandolaspalabras de nuestro oficio denominaremos totalmente irregular. Por elsiguientemotivo:mehallabaanteunescándalofamiliarydebíanosalirmedelos límites domésticos. Cuanto menos ruido se hiciera y menos extrañostuviesen injerencia en el asunto, mejor. En cuanto a la usual práctica decolocar a las gentes bajo custodia por sospechas, de llevarlos ante el juez,etcétera…, ni que pensar había en ello, hallándose como se hallaba su hija,según mi opinión, envuelta de manera principalísima en el asunto. En tal

sentido,penséentoncesqueMísterBetteredge,porsuscondicionespersonalesylafunciónquedesempeñaenlacasa—conociendo,comoconoce,atodalaservidumbre y respetando, como respeta, a la familia, de todo corazón—,podríaconstituirseenelmejorauxiliardequepodíaecharmanoentrecuantaspersonasmerodeaban.HabríapodidohacerlapruebaconMr.Blake…,sinohubiese sido por determinado impedimento. Aquél conocía ya desde elprincipio el rumbo seguido por la investigación y, por otra parte, su interéspersonal por Miss Verinder tornaba enteramente imposible todo mutuoentendimientoentreélyyo.SifatigoconestosdetallesaSuSeñoría,essóloparademostrarlequehemantenidoestesecretodefamiliadentrodeloslímitesfamiliares.Yo soy el único extrañoque sehalla al tantodelmismo…,ymicarreraprofesionaldependedelhechodequeseparetenermilengua.

Aestaalturadesuexposiciónsentíyoquemicarreraprofesionaldependíadelhechodeno retener,pormiparte, la lengua.Quesemehicieraaparecerante el ama, amis años, comounaespeciede colaboradorde lapolicía era,unavezmás,algoqueibamásalládeloquemimoralcristianapodíatolerar.

—Ruego a Su Señoría me permita informarle —dije— que en ningúnmomento, que yo sepa, he participado en esta abominable pesquisa, en elsentido que fuere, desde que se inició hasta el instante actual, y desafío alSargentoCuffaqueseatrevaaprobarmelocontrario.

Luegodedar salida a estaspalabras,me sentí enormemente aliviado.SuSeñoría me honró con un pequeño y amistoso golpecito en el hombro.Después miré al Sargento justamente indignado para ver cómo reaccionabaante semejante testimonio. El Sargento volvió la vista como un cordero ypareciósimpatizarmásquenuncaconmigo.

Miamaledijoquepodíacontinuarconsuexposición.

—Considero—dijo—quehahechoustedtodoloquehonestamentecreyóqueredundaríaenmibeneficio.Mehallolistaparaseguirescuchándolo.

—Lo que tengo que decirle ahora —respondió el Sargento Cuff— serefiereaRosannaSpearman.Reconocíalajoven,comoSuSeñoríarecordará,cuando la vi entrar con el libro del lavado en esta habitación. Hasta esemomentomehallabainclinadomásbienadudardelaposibilidaddequeMissVerinder hubiese confiado su secreto a nadie. En cuanto vi a Rosanna, miactitud varió. Sospeché al punto que se hallaba comprometida en ladesaparicióndeldiamante.Lapobrehaencontradounamuerteespantosaynodeseo que Su Señoría piense que he procedido con ella de una manerainnecesariamente cruel. Si se hubiera tratado de un hurto corriente habríaotorgadoaRosannaelbeneficiodeladuda,conlamismaamplitudconqueselohubieseconcedidoalrestodelaservidumbredelacasa.Laexperiencianosenseñaquelasmujeresprocedentesdelosreformatorios,alentraralservicio

dealguien—siesqueselastratacordialyrazonablemente—,seconducenenlamayoríadeloscasoscomohonestaspenitentesydemuestranserdignasdelinterés que nos han inspirado. Pero en este caso no se trataba de un robocorriente, sino que nos hallábamos, en mi opinión, frente a un engañocuidadosamenteplaneado,enelfondodelcualaparecíalamanodeladueñadel diamante. Adoptado este punto de vista, la primera idea que surgiónaturalmenteyporsímisma,enmicerebro,fuelasiguiente:¿secontentaríaMissVerinder (conperdóndeSuSeñoría) con hacernos creer que laPiedraLunar sehabía simplemente extraviado? ¿O iríamás lejoshasta el puntodehacernos creer que fue robada? De decidirse por esto último, he aquí aRosannaSpearman…—conantecedentesyacomoladrona—alalcancedesumano: la persona ideal para despistar a SuSeñoría y para despistarme amícomounperfumefalso.

¿Era acaso posible—mepregunté—que pudiera él presentar demaneramáshorrenda lascosas,encontradeMissRaquelyRosanna?Loera,comoveránenseguida.

—Tenía aún otromotivo para sospechar de la extinta—dijo—, quemeparecetodavíamásconvincente.¿QuépersonaeralamásindicadaparaayudaraMissVerinderaobtenerdineromediantelapiedra?:RosannaSpearman.Unajoven de la condición de Miss Verinder no podía afrontar, sin riesgo, unaoperación de esa naturaleza. Se necesitaría un intermediario, y ¿quién seadaptaba mejor a ese papel, me pregunto yo, que Rosanna Spearman? LadifuntadoncelladeSuSeñoríasehallabaenlomásaltodelaescala,dentrodesu profesión, cuando oficiaba de ladrona. De acuerdo con mi relativadocumentación en tal sentido, tenía vinculaciones con uno de los pocoshombresqueenLondres,dentrodelcampode losprestamistas,hubierasidocapaz de adelantar una gran suma, recibiendo en prenda tan notable gemacomo era la Piedra Lunar, sin formular preguntas embarazosas ni presentarexigenciasmolestas.Tengabienencuentaestosdetalles,señora,ypermítamedemostrarle ahora cómo mis sospechas se han visto confirmadas por lospropiosactosdeRosannaylasclarasconsecuenciasquesepuedenextraerdeellos.

Inmediatamente se dedicó a pasar revista a todas las actividades deRosanna. Ustedes ya conocen, tan bien como yo, cuanto se refiere a lasmismasycomprenderánporlotantodequémaneraincontestableesetrozodelinformehacía recaer la culpade ladesapariciónde laPiedraLunar sobre lapersonadelapobremuchachamuerta.Aunelamaseacobardóahora,anteloqueéldijo.Nolerespondióunasolapalabracuandoterminósuexposición.Alparecer, poco es lo que le importaba al Sargento que le respondiera o no.Siguióadelanteensumarcha(¡eldemonioselolleve!)conmayortenacidadquenunca.

—Luegodehaberplanteadoelcasosegúnlosdictadosdemiinteligencia—dijo—, sólo habré de decirle ahora a Su Señoría cuál es el paso quemepropongo dar de inmediato. Dos caminos se me ofrecen para llevar estapesquisa a un desenlace feliz. A uno de ellos lo considero seguro. El otro,admito, es un osado experimento; nadamás que eso. Su Señoría será quiendecida.¿Adoptamosprimeroelqueesseguro?

Miamalehizounsignoparaqueescogieraél.

—Muchas gracias —dijo el Sargento—. Comenzaremos con el métodoseguro,yaqueSuSeñoríahasidotanamablecomoparapermitirmeelegir.Yadecida Miss Verinder permanecer en Frizinghall, o resuelva regresar aquí,propongo que en cualquiera de los dos casos se mantenga una estrictavigilancia sobre sus actos…, sobre sus entrevistas con otras personas, suspaseos a caballo o los paseos que realice a pie y las cartas que despache oreciba.

—¿Quémás?—preguntómiama.

—En seguida—replicó el Sargento—, solicitaré permiso de Su Señoríapara traer a la casa, y hacerla ocupar el puesto de criada que en la mismadesempeñaba Rosanna Spearman, a una mujer experta en investigacionesdomésticasdeestaíndole,decuyadiscreciónrespondopersonalmente.

—¿Quémás?—repitiómiama.

—Luego—prosiguióelSargento—,ycomoúltimopedidolepropongoelenvíodeunodemiscompañerosdeprofesiónaLondres,paraquellegueaunarregloconelprestamistaqueacabodecitarcomoviejoconocidodeRosannaSpearman… y cuyo nombre y dirección, puede estar Su Señoría segura, lefueronreveladosporRosannaaMissVerinder.Noniegoquelarealizacióndelprocedimiento que le estoy sugiriendo ahora demandará una cierta suma dedineroydetiempo.Peroelresultadoesseguro.TenderemosconélunalíneaentornodelaPiedraLunar,líneaqueiremosestrechandomásymás,hastadarcon la gema en poder de Miss Verinder, suponiendo que ésta decidaconservarla. Si bajo la presión de sus deudas resuelve desprenderse de ella,tendremosyaanuestrohombrelistoparaecharmanodelaPiedraLunarasullegadaaLondres.

Aloír laspalabrasquehacíanblancoasuhijadesemejanteproposición,miama,herida,adoptóuntonoiracundoporprimeravez.

—Considere esa proposicióndenegada en todos sus detalles—dijo—.Yprosiga, dándome a conocer el otro camino susceptible de llevar a su fin lainvestigación.

—El otro camino —dijo el Sargento, prosiguiendo con más calma que

nunca— consiste en efectuar ese osado experimento al que ya he aludido.CreoquelaopiniónquemeheformadorespectoalcarácterdeMissVerinderesbastantecorrecta.Laconsideromuycapaz(deacuerdoconesacreencia)decometer, por ejemplo, un atrevido fraude. Pero es demasiado ardiente eimpetuosa y se halla muy poco acostumbrada al engaño, considerado éstecomo un hábito, para actuar hipócritamente en las pequeñas cosas y saberrefrenarsefrenteatodaclasedeprovocaciones.Sussentimientos,enestecaso,hanescapadoreiteradamenteasudominioenmomentosenqueeraevidentequedebíaocultarlosensupropiointerés.Sobreesafacetadesucaráctermepropongo obrar. Necesito provocar en ella un sacudimiento súbito, bajocircunstancias tales, que harán que lo sienta en carne viva. Hablandovulgarmente, pienso anunciarle aMissVerinder, sin preámbulos de ningunaespecie, la muerte de Rosanna, en la esperanza de que sus mejoressentimientos la impulsen a hacer una precipitada confesión. ¿Acepta SuSeñoríaestaalternativa?

Mi ama provocó en mí entonces un asombro que elude todo intentodescriptivo.Lerespondióalpunto:

—Sí,acepto.

—El calesín ya se halla listo—dijo el Sargento—.Deseo a Su Señoríamuybuenosdías.

Miamaelevósumanoylodetuvocuandoestabayaenlapuerta.

—Apelaremos, sí, a losbuenos sentimientosdemihija, tal cualusted loacaba de proponer —dijo—. Pero, en mi carácter de madre, reclamo elderechoquemeasistedeseryoquienlapongaaprueba.Tengalabondaddeaguardaraquí;yoseréquienvayaaFrizinghall.

PorprimeravezensuvidaelgranCuffperdióelhabla,asombrado,igualqueunhombrecomún.

Mi ama hizo sonar la campanilla y ordenó que le trajeran sus prendasimpermeables.Seguíaaúnlloviendo;elcarruajecerradohabíapartido,comoustedessaben,conMissRaquelaFrizinghall.YointentédisuadiraSuSeñoríade su intención de arrostrar un tiempo tan hostil. ¡Todo fue inútil! Le pedíentonces permiso para acompañarla con el paraguas. Ni oírme quiso. Elcalesínapareciódepronto,guiadoporelcaballerizo.

—Puedeustedestarsegurodedoscosas—ledijoalSargentoCuffenelhall—:queensayaréelprocedimientoenMissVerindertanosadamentecomoloharíaustedmismo,yquelecomunicaréelresultado,yaseapersonalmenteoporcarta,antesdequepartadeaquíelúltimotrenparaLondres,estanoche.

Dicho lo cual se introdujo en el calesín y, tomando las riendas con sus

propiasmanos,selanzóendirecciónaFrizinghall.

CAPÍTULOXXI

Habiendo partido mi ama, yo gozaba ahora de un descanso para poderobservar al Sargento Cuff. Lo hallé sentado en un cómodo rincón delvestíbulo, consultando su libreta de apuntes y arrugandomaliciosamente lascomisurasdesuslabios.

—¿Tomandonotasdelcaso?—lepregunté.

—No—dijoelSargento—.Tratandodevercuáleselpróximocaso.

—¡Oh!—dije—.¿Piensaustedqueyatodohaterminadoaquí?

—Pienso—respondióelSargentoCuff—queLadyVerinderesunadelasmás astutas mujeres de Inglaterra. Y pienso también que una rosa es algomuchomásdignode interésqueundiamante. ¿Dóndeestáel jardinero,Mr.Betteredge?

NiunapalabramáslogréarrancarleenloqueconciernealacuestióndelaPiedra Lunar. Había perdido todo interés personal en su propia pesquisa einsistióendarconeljardinero.Unahoramástardelosoídisputarenvozaltaenelinvernadero,yelescaramujoeraeltemadeladiscusión.

Mientrastanto,eranecesarioqueaclararayosiMr.Franklinpersistíaensuresolucióndeabandonarnospartiendoeneltrendelatarde.Luegodehaberseenteradodelaentrevistaefectuadaenlahabitacióndelamaydesuresultado,decidióinmediatamenteaguardarhastaquellegarannoticiasdeloocurridoenFrizinghall.Estaalteracióndelosplanes,tannaturalenél—yquenohubieseconducidoanadaenparticularacualquierhombrecorriente—,demostróenelcasodeMr.Franklinsercapazdeproducirunefectoinconveniente.Losumióen el desasosiego y dio pie a que las facetas foráneas de su caráctercomenzaran a abandonar una tras otra su yo, como ratas que huyen de uncostal.

Ya en su carácter de angloitaliano, ya en el de anglogermanoo en el defrancoinglés,penetróysalióde todos losaposentosde lacasa,sinhablardeotra cosa que de la manera como lo había tratadoMiss Raquel; y sin otrointerlocutorqueyoentodomomento.Lohallé,porejemplo,enlabiblioteca,sentadoalpiedelmapade la Italiamodernaydemostrandonosercapazdeenfrentar sus penurias como no fuera haciendo mención continua de ellas.«Dentro demí albergomuy dignas ambiciones, Betteredge; pero ¿qué harécon ellas ahora? Estoy henchido de hermosas cualidades latentes. ¡Ah, si

Raquelmehubierasóloayudadoaactualizarlas!»Semostrótanelocuenteenla pintura de sus propios méritos olvidados y tan patético en suslamentaciones, luego de haberlo hecho, que yo no supe cómo hacer paraconsolarloenelprimermomento,perosúbitamentesemeocurrióqueéseeraun casoque se prestaba para ser tratado conun trozodelRobinsónCrusoe.Cojeandomedirigí,pues,haciamihabitaciónycojeandoemprendíelregresoa la biblioteca, portador de ese libro inmoral. ¡Ni un alma había en labiblioteca!ElmapadelaItaliamodernaparecióclavarenmíunpardeojos;yyoclavé,amivez,mivistaenél.

Probé luego en la sala. Su pañuelo, que se hallaba sobre el piso,demostrabaquehabíaentradoallí.Yheahíqueelcuartovacíodemostraba,asuvez,quesehabíaescurridonuevamentehaciaafuera.

MedirigíentoncesalcomedorydiallíconSamuel,quienconunagalletayunvasode jerezenlasmanossededicabaa indagarsilenciosamenteenlaatmósfera vacía del cuarto. Un minuto antes Mr. Franklin había agitadofuriosamentelacampanilla,parapediresepequeñoestimulante.AlllegarallíSamuel con lo solicitado, luego de violenta carrera, comprobó que Mr.Franklinsehabíaesfumado,antesdequelacampanillaquesehallabaalpiedelaescalerahubiesecesadodevibrararaízdeltirónconqueaquéllahabíaimpulsado.

Probé a continuación en el cuarto matinal y lo hallé por fin allí. Seencontraba junto a la ventana, dibujando jeroglíficos con su dedo en elhúmedocristal.

—Sujerezloestáaguardando,señor—ledije.

Fuelomismoquesilehubierahabladoalasparedes.Estabasumergidoenelinsondableabismodesuspropiasideas,sinmirasaquesedetuvieraensusreflexiones.

—¿Cómo explicas tú la actitud de Raquel, Betteredge? —fue la únicarespuestaquerecibí.

No encontrando ninguna réplica adecuada a mano, saqué a relucir miRobinsónCrusoe,completamentepersuadidodequehallaríamosenél algúnpasaje explicativo del caso, siempre que empleáramos cierto tiempo en subúsqueda. Mr. Franklin cerró el libro e insistió al punto en su jerigonzaanglogermana. «¿Por qué no estudiar a fondo la cuestión?», dijo como si élmismohubieraestadoobjetandodichoprocedimiento.

—¿Porquédemonioshabremosdeperderlapaciencia,Betteredge,cuandoesmedianteesacualidadquearribaremosalaverdad?Nomeinterrumpas.Laactitud de Raquel se torna enteramente inteligible si, haciéndole justicia,adoptamos primero el punto de vista objetivo, a continuación el subjetivo y

porúltimoycomoremateelobjetivo-subjetivo.¿Quéesloquehaocurrido?Sabemos que la pérdida del diamante, descubierta el jueves último por lamañana, la sumió en un estado de excitación nerviosa del cual no se harecobradoaún.¿Vasanegarmelaexistenciahastaaquídelaspectoobjetivo?Muy bien, entonces… no me interrumpas. Ahora bien, hallándose en eseestadodeexcitaciónnerviosa,¿cómopodíaesperarsequereaccionara,frentealas gentes que la rodeaban, de igual manera que si se hallase en otrascondiciones?Alargüirenesta forma,osea,partiendode lo internohacia loexterno,¿aquéarribamos?Alpuntodevistasubjetivo.Tedesafíoaquemeniegues laexistenciadeesteaspectosubjetivodelasunto.Muybien…,¿quéocurreentonces?¡Diossanto!¡Arribamos,naturalmente,alaspectoobjetivo-subjetivo!Resulta entoncesqueRaquel, hablando con justeza, no esRaquelpropiamente dicha, sino otra persona. ¿Debe importarme el ser tratadocruelmente por otra persona? Tú eres bastante irrazonable, Betteredge; perodifícilmentepodríasacusarmeamídelomismo.Ahorabien,¿enquéterminatodoesto?Concluyeenque,adespechodetumalditaestrechezmentalinglesaytusprejuicios,mesientoenteramentecómodoyfeliz.¿Dóndeestáeljerez?

Mi cabeza sehallaba a esta altura enun estado tal de confusión, quenoestaba seguro de si era la mía o la de Mr. Franklin. En tan deplorablescondicionesme lasarregléparacumplir tresaccionesobjetivas: lealcancéaMr.Franklineljerez;meretiréamihabitaciónymeconfortéamímismoconlamásestimulantepipadetabacoquerecuerdohaberfumadojamás.

Nocrean,sinembargo,quelogrédesembarazarmedemaneratanfácildeMr.Franklin.Escurriéndoseotravezdelcuartomatinalalvestíbulo,hallóelcaminodeloscuartosdeservicio,olióenlaatmósferaelaromademipipayrecordó al instante que había sido tan simple como para dejar de fumar enobsequiodeMissRaquel.Enunabrirycerrardeojosirrumpióenmicuartocon su cigarrera y volvió, empecinado, a la carga con su tema eterno,tratándoloahorasegúnsupulcra,ingeniosaeincreíblemodalidadfrancesa.

—Damefuego,Betteredge.¿Seconcibequehayaunhombrequedespuésde haber fumado durante tantos años como yo lo he hecho, sea incapaz dedescubrir todo un sistema para el tratamiento que debe dispensarse a lasmujeres, en el fondo de su cigarrera? Sígueme con atención y te probaré lacosa en dos palabras. Tú escoges, por ejemplo, un cigarro; lo pruebas y tedesagrada.¿Quéhaces,entonces?Lotirasyensayasotro.Ahorabien,observaahora la aplicación del sistema. Tú escoges una mujer, la pruebas y éstadestroza tu corazón. ¡Tonto!, aprende de tu cigarrera. ¡Arrójala de tu lado yensayaotra!

Yo sacudí la cabeza negativamente. Maravillosamente ingenioso, meatrevo a decir, peromi experiencia personal se hallaba totalmente en pugnaconeseprocedimiento.

—EntiemposdeladifuntaMrs.Betteredge—ledije—mesentíinclinadoinnumerablesvecesaponerenprácticasufilosofía,Mr.Franklin.Perolaleyinsisteenquedebeunoseguirfumandosucigarro,luegodehaberescogido.

Hicelaobservación,guiñándoleunojo.Mr.Franklinsoltóunacarcajada…y seguimos disfrutando de nuestra alegría igual que dos grillos, hasta elinstanteenqueunnuevoaspectodesucaráctersurgió,asudebidotiempo,enprimerplano.Así iban las cosas entremi jovenamoyyoy así,mientras elSargentoyeljardinerodisputabanentornodelasrosas,empleamoseltiempoqueprecedióalallegadadelasnuevasdeFrizinghall.

Elcalesíntiradoporelponysehallódevueltaunabuenamediahoraantesdelmomento enqueyohubieseosado imaginarque loharía.Mi amahabíaresueltopermanecer,porelmomento,enlacasadesuhermana.Elcaballerizotrajo dos cartas escritas por ella: una dirigida aMr. Franklin y la otra aminombre.

La deMr. Franklin se la envié a éste a la biblioteca, en donde se habíarefugiadoporsegundavez,luegodetantaandanza.Alamíaledilecturaenmipropiahabitación.Unchequequeseescurriódeellaencuantoabríelsobre,sirvióparaindicarme,antesdeenterarmedesucontenido,queeldespidodelSargentoCuffcomoencargadodelainvestigaciónentornoalaPiedraLunarerayaunhechoconsumado.

Lemandédeciralinvernaderoquedeseabahablarconélinmediatamente.Surgió ante mí con la cabeza atiborrada de la persona del jardinero y delescaramujo, y afirmó que jamás había existido, ni habría de existir en elfuturo, persona alguna que pudiese compararse, por lo obstinada, con Mr.Begbie.Yoloinstéaahuyentaresasideasdelaconversaciónyadedicartodasuatenciónalascosasrealmenteimportantes.Aloírtalespalabras,esforzósuatenciónlosuficientecomoparaverlacartaqueyoteníaenlamano.

—¡Ah!—dijo con su tono fatigado—, ha recibido usted noticias de SuSeñoría.¿Tengoyoalgoqueverenelasunto,Mr.Betteredge?

—Podráustedcomprobarloporsímismo,Sargento.

Y a continuación comencé a leerle la carta, con el mayor énfasis y lamayor discreción posibles, la cual se hallaba concebida en los siguientestérminos:

«MibuenGabriel:LeruegoinformealSargentoCuffquehecumplidolapromesaquelehiciera,conelsiguienteresultado,enloqueatañeaRosannaSpearman: Miss Verinder declara solemnemente que en ningún instantecambióenprivadopalabraalgunaconRosanna,desdeelinstanteenqueestainfortunadamujerentróporvezprimeraenmicasa.Queenningúnmomento,nisiquieraporcasualidad,seencontróconellalanocheenquedesaparecióel

diamante;yqueningunaclasedecontactohuboentreellasdesde lamañanadeljueves,díaenquesediolaprimeraalarmaenlacasa,hastaeldíadehoy,sábadoalatarde,enqueMissVerinderabandonólamisma.LuegodehaberlecomunicadoamihijalanoticiadelsuicidiodeRosannaSpearman,enformarepentina y con las palabras estrictamente imprescindibles para efectuar talanuncio…,estofueloqueocurrió.»

Alllegaraestepunto,elevémivistahaciaelSargentoCuffylepreguntéquéopinabadelacarta.

—No haría más que ofenderse si le expresara mi opinión —replicó elSargento—.Continúe,Mr.Betteredge—añadió con exasperante obstinación—,continúe.

Alacordarmedequeésteeraelhombrequetuvolaaudaciadequejarsedela obstinación del jardinero, mi lengua sintió el vehemente impulso de«continuar»,peroconpalabrasquenoeranlasdemiama.

Noobstante,miyocristianosemantuvofirme.Proseguípacientementelalecturadelacartadelama:

«DirigiéndomeaMissVerinderenlaformaquedeseabaelpolicía,lehablédelamaneraquemepareciómássusceptibledeprovocarsorpresaenella.Endos ocasiones, antes de quemi hija abandonarami techo, le previne que alhacerlo se expondría a despertar la más degradante e intolerable de lassospechas.Ahoraacabodedecirlequemistemoressehallabanjustificados.»

«Su respuesta ha sido respaldada por su tono más solemne, tansencillamentecomoesposiblequeseacosaalgunaexpresadaconpalabras.Enprimerlugar,noledebedineroenprivadoaservivientealguno.Ensegundolugar, eldiamanteno se encuentrani sehaencontradonuncaen susmanos,desdequelopusoensubufeteelmiércolesporlanoche.»

«La confianza de mi hija en mi persona no ha ido más allá de estaspalabras. Semantiene en un obstinado silencio cada vez que le pregunto sipuededarme alguna explicación respecto a la desaparicióndel diamante.Seniegaahacerlo,conlágrimasenlosojos,cuandoapeloaelladiciéndolequelohaga enmi beneficio. «Algún día llegarás a saber por quéme tiene tan sincuidadolaacusaciónyporquéguardosilencio,aunanteti.Muchoesloquehe hecho para merecer la piedad de mi madre…, nada que pueda hacerlaavergonzarsedemiconducta.»Estashansidosuspalabras.»

«Luegodeloocurridoentreesefuncionarioyyo,creo—peseaquenoesmásqueunextraño—quedebehacérseleconocer,igualqueausted,cuantohadichoMissVerinder.Léaleestacartayentrégueleenseguida,ensuspropiasmanos, el cheque que adjunto a la misma. Al renunciar a toda nuevaintervenciónsuyaenelasunto,sólotengoqueagregarqueestoyseguradesu

honestidadeinteligencia;peromehalloalavezmáspersuadidaquenuncadequelascircunstanciaslohanarrastradofatalmenteenestecasoporuncaminoequivocado.»

Con estas palabras terminaba la carta. Antes de alargarle el cheque, lepreguntéalSargentositeníaalgunaobservaciónquehacer.

—No encuadra con mis obligaciones, Betteredge —replicó—, hacerobservaciónalgunarespectoauncaso,cuandohedadoaésteporterminado.

Yoarrojéelchequeensudirección,atravésdelamesa.

—¿CreeustedenestapartedelacartadeSuSeñoría?—ledijeindignado.

El Sargento miró el cheque y arqueó melancólicamente sus cejas, alcomprobarlaliberalidaddeSuSeñoría.

—Es ésta una tan generosa estimación del valor demi tiempo—dijo—,que me siento obligado a retribuirla en alguna forma. Tendré en cuenta elmontodeesecheque,Mr.Betteredge,cuando llegueelmomentoenqueseaoportunorecordarlo.

—¿Quéquiereusteddecir?—lepregunté.

—Su Señoría ha sorteado los escollos del momento en forma muyinteligente—dijo el Sargento—. Pero este escándalo de familia pertenece aesacategoríadehechosquevuelvenaestallarenlasuperficiecuandomenosloesperauno.Nuevosproblemasdetectivescossehallaránennuestrasmanos,señor,antesdequelaPiedraLunartengamuchosmesesmásdevida.

Si algún sentido trascendía de tales palabras y algo quiso dar a entenderconeltonoconquelasdijo,fuelosiguiente:lacartademiamademostraba,segúnél,queMissRaquelera losuficientemente tenazcomopara resistir lamáspotentesúplicaquelefueradirigidayquehabíahechovíctimaasumadre(¡Diosmío,yenquémomento!)de todaunaseriedeabominablesmentiras.Qué respuesta le hubieradado cualquier otra persona alSargento, nopodríadecirlo.Yo,pormiparte,lerepliquédeestasencillamanera:

—¡SargentoCuff,considerosusúltimaspalabrascomouninsultoinferidoamiamayasuhija!

—Mr. Betteredge, considérelas usted como una advertencia y se hallarámáspróximoalaverdad.

Furioso e iracundo comome encontraba, la diabólica presunción de estarespuestasellómislabios.

Con el fin de serenarme avancé hacia la ventana. La lluvia había yacesado; y, ¿a quién fue que vieronmis ojos en el patio sino aMr. Begbie,nuestro jardinero, aguardando allí afuera el instante de reanudar la disputa

acercadelescaramujo,conelSargentoCuff?

—Saludos para el Sargento —dijo Mr. Begbie, en cuanto advirtió mipresencia—.Siestáéldispuestoacaminarhastalaestación, tendréelplacerdeacompañarlo.

—¡Cómo! —gritó el Sargento a mis espaldas—, ¿no se ha convencidoustedaún?

—¡Demonios,niunapizca!—respondióMísterBegbie.

—¡Entoncesiréalaestación!—dijoelSargento.

—¡Loesperaréenlapuerta!—exclamóMr.Begbie.

Yomehallaba,comoustedesyasaben,bastanteenfurecido…Pero¿cómopodíalacóleradeningúnhombremantenerseincólumeanteunainterrupciónde esta índole? El Sargento Cuff advirtió el cambio producido en mí yestimulósuprogresoconunaexpresiónoportuna.

—¡Venga! ¡Venga!—dijo—. ¿Por qué no aplicarle a mi caso el mismopuntodevistapuestoenprácticaporSuSeñoría?¿Porquénodecirque lascircunstanciasmehanarrastradofatalmenteporuncaminoequivocado?

PoderjuzgarunacosadesdeelpuntodevistaenquelohacíaSuSeñoríaeraunprivilegiodesergustado…aunteniendoencuentaladesventajadequeel ofrecimiento había sido hecho por el Sargento Cuff. Lentamente me fuiapaciguando,hastaquealcanzómiespíritusunivelnormal.Todaopiniónentorno a la persona de Miss Raquel, que no fuese la mía o la de mi ama,provocaba demi parte un altivo desdén. ¡La única cosa que escapaba amivoluntad era echar en el olvido la cuestión de la Piedra Lunar! Mi propiosentido común debió de haberme aconsejado, bien lo sé, hacer a un lado lacosa…, pero, ¡vaya!, las virtudes que distinguen a la actual generación noexistíanenmitiempo.ElSargentoCuffmehabíaheridoenmipuntodébily,peseamisaltivasmiradasdedesprecio,latiernazonaheridaporélseguíaaúnhormigueando. Lo cual me impulsó perversamente a obligarle a dirigir suatenciónhacialacartadeSuSeñoría.

—Enloqueamíserefiere,estoyenteramenteconvencido—dije—.¡Perodejemosdeladoeso!Hagadecuentaquetieneaúnqueconvencerme.UstedesdeopinióndequenodebedárselecréditoalaspalabrasdeMissRaquelydeque volveremos a oír hablar de la Piedra Lunar. Demuéstreme tal cosa,Sargento—concluíenuntonoligero—.Demuéstremela.

En lugar de ofenderse, asió el Sargento mi mano y la sacudió hastahacermedolernuevamentelosdedos.

—¡Juro ante Dios —dijo este extraño oficial, solemnemente— queingresaríamañanamismoenel serviciodoméstico,Mr.Betteredge, si seme

brindara la oportunidad de trabajar a su lado! Decir que es usted tantransparente como un niño, es hacer a los niños un cumplido que nueve decada diez de ellos no merecen. ¡Vaya, vaya!, no empecemos a disputar denuevo.Lediré loquequiere saber sin recurriraeseenojosoexpediente.NodiréunapalabramásrespectoaSuSeñoríaoMissVerinder…,sinoque,porprimeravezenmivida,metrocaré,enciertosentido,enunprofeta,yelloensu beneficio. Ya le he prevenido que este asunto de la Piedra Lunar no haterminado todavía.Muy bien.Ahora, en elmomento de partir, le anunciarétrescosasquehabrándeocurrirenelfuturoylascuales,esmicreencia, losobligaránaustedesafijarsuactuaciónenellas,lesagradeonohacertalcosa.

—¡Prosiga!—ledije,conelmayordescaroyligereza.

—Primero—dijo el Sargento—, tendrá usted noticias de los Yolland…cuando entregue el cartero la misiva de Rosanna en Cobb's Hole, el lunespróximo.

Si me hubiera volcado encima un balde de agua fría, dudo que midesagradohubiese sidomayorqueelquemeprovocaron talespalabras.Lasprotestas de inocencia de Miss Raquel habían dejado las actividades deRosanna—laconfeccióndelpeinador,elocultamientodelaprendamanchadaydemáshechos—sinlamenorexplicación.¡Yestonosemeocurrióamíenningúnmomento,antesdequeelSargentoCuffmeobligaraapensarentodoelloderepente!

—Luego —prosiguió el Sargento—, tendrá usted noticias de los tresjuglares hindúes. Oirá hablar de ellos en los alrededores, si Miss Raquelpermaneceenelvecindario.YoiráhablardeellosenLondres,siMissRaquelsedirigeaLondres.

No sintiendo ya el menor interés por los escamoteadores y hallándomeplenamenteconvencidodela inocenciademijovenama,acogíestasegundaprofecíaconlamayorligereza.

—Bastayadelasdosprimerascosasdelastresquehabrándesuceder—ledije—.¡Dígamecuáleslaotra!

—La tercera y última—dijo el SargentoCuff—consiste en que tarde otempranooiráustedhablardeeseprestamistalondinensequemehetomadoyala libertad de mencionar dos veces. Deme usted su libreta de apuntes paraanotarle su nombre y dirección…, para evitar que se produzca confusiónalguna,encasodequeelhechoseconsumeenrealidad.

Enconsecuencia,escribiósobreunahojaenblanco:«Mr.SeptimusLuker,MiddlesexPlace,Lambeth,Londres.»

—Estassonlasúltimaspalabras—dijo,indicandoladirección—relativas

a la PiedraLunar, con que habré demolestarlo a usted por elmomento. Eltiempodirásiestoyenlociertooequivocado.Mientrastanto,señor,mevoydeaquí llevándomeunafavorableysincera impresióndesupersona,queenmiopiniónnoshonraaambos.Sinovolvemosaencontrarnosantesdequemeretire del ejercicio de mi profesión, espero que venga usted a verme a esacasitapróximaaLondres, a la cualya leheechadoelojo.Leprometo,Mr.Betteredge, que los senderos serán de hierba en mi jardín. En cuanto a lasrosasmusgosas…

—¡Demonios,niunapizcapodráhacercreceralarosamusgosa,sinolainjertaprimeroenelescaramujo!—gritóunavozdesdelaventana.

Ambos nos volvimos.Allí estaba el eternoMr.Begbie, quien se hallabademasiado impaciente respecto a la controversia, para seguir aguardandounminutomásenlapuerta.ElSargentoestrujómimanoyseprecipitóalpatio,máscaldeadoaúnquesuantagonista.

—Pregúntelequépasóconlarosamusgosacuandoregreseyfíjesebiensilohedejadoconalgunapiernaenquepararse—gritóelgranCuff,asuvez,desdelaventana.

—Caballeros —respondí yo, tratando de aplacarlos como los habíaaplacadoanteriormente—,enloqueconciernealarosamusgosa,muchoesloquepuededecirseporambaspartes.

Fue lo mismo que si me hubiese puesto, como dicen los irlandeses, asilbarle gigas a una piedra. Ambos prosiguieron el camino, disputando labatalla de las rosas, sin dar ni pedir cuartel. La última vez que los vi,Mr.BegbiesacudíasuobstinadacabezayelSargentoCufflohabíatomadodeunbrazoigualquesisetrataradeunpreso.¡Ah,vaya,vaya!Reconozcoquenopude evitar un sentimiento de simpatía hacia el Sargento…, aunque seguíodiándolotodoeltiempo.

Explíquesecomomejorpuedanesteestadomental.Prontoseveránlibresde mi persona y mis contradicciones. Una vez que me haya referido a lapartidadeMr.Franklin,elrelatodeloacontecidoeldíasábadohabrállegado,porfin,asutérmino.Ycuando, luegodeello,hayanarradociertosextrañoseventosacaecidosenelcursodelanuevasemana,habrécumplidomimisiónrespecto a esta historia y entregaré la pluma a la persona designada parasucederme.Sisehallanustedesfatigadosporlalectura,comoyoporlafaenadeescribiresterelato…,¡quéalegría,Diosmío,serálaqueexperimentaremosdentrodemuypocaspáginas!

CAPÍTULOXXII

Yohabíaordenadoqueelcalesínsemantuvieralisto,paraelcasodequeMr. Franklin persistiera en su deseo de partir en el tren de esa noche. Laaparición del equipaje, seguida por la del propio Mr. Franklin, me hizocomprenderclaramentequeéstepersistíaenunpropósitoporprimeravezensuvida.

—¿Demodoqueyaesunacosaresuelta,señor?—ledijealencontrarmeconélenelvestíbulo—.¿PorquénoaguardaundíaodosmásyleofreceotraoportunidadaMissRaquel?

TodoelbarnizextranjerodeMr.Franklinsedisipóahoraquehabíallegadoelinstantededecirnosadiós.Enlugarderespondermeconpalabras,colocóenmismanoslacartaqueSuSeñoríaacababaderemitirle.Loqueallídecíaera,ensumayorparte, lomismoquemecomunicaraamíen laotracarta.Perohabía un fragmento hacia el final de lamisiva relativo aMiss Raquel, queservirá,sinoparaotracosa,paraaclararalmenos lacausade la firmezadeMr.Franklin.

«Me atrevo a afirmar (decía allí Su Señoría) que habré de provocar suasombrocuandoledigaquehepermitidoquemipropiahijamemantengaenlamáscompletaoscuridad.Undiamantecuyovaloralcanzaa lasveintemillibrasacabadeperderse…,ylascircunstanciasquierenllevarmeainferirqueelmisterio de su desaparición no constituye tal cosa para Raquel y que uninexplicablecompromisodeguardarsilenciopesasobreella,compromisoquele ha sido impuesto por una o varias personas queme son desconocidas enabsoluto, con miras a un propósito del que no tengo la menor idea. ¿Seconcibe que me deje engañar a mí misma en esta forma? Sí, se justificaenteramente, teniendoencuentaelestadoactualdeRaquel.Mihija sehallabajo los efectos de una agitación nerviosa que conmueve. Evitaré todamención de la Piedra Lunar, mientras el tiempo no haya logrado hacerlerecuperar su tranquilidad.Con el fin de alcanzar tal cosa no he vacilado endespediralpolicía.Elmisterioquenostieneenascuasanosotroslomantieneaéltambiénenidénticoestado.Noesésteunasuntoenelquepuedasernosdeutilidad ningún extraño. Su presencia no hace más que aumentar missufrimientos,yRaquelenloqueceantelasolamencióndesunombre.»

«Misplanesparaelfuturohansidotrazadosdelamejormaneraenquefueposiblehacerlo.MepropongoactualmentedirigirmeconRaquelaLondres…,en parte para aliviar su espíritumediante un cambio total de ambiente y enparteparaprobarquésepuedehacer,deacuerdoconelmejorconsejomédicoque se nos haga llegar. ¿Me atreveré a pedirte que vayas a recibirnos a laciudad?MiqueridoFranklin,enciertosentidotienesqueimitarmipacienciayaguardar,comoyo lohago,un instantemásfavorable.Lavaliosaayudaquehas aportado a la investigación conmotivo de la pérdida de la gema sigue

constituyendo una imperdonable ofensa para la mente de Raquel, en suespantosoestadoactual.Obrandoaciegascomolohashechoenesteasuntohasaumentadolacargadeansiedadqueyapesabasobreelladesdeelinstanteenque,enformainocente,laamenazastecondescubrirsusecretomedianteladiligencia puesta en juego.Me es imposible hallar justificación alguna a lamalignaopiniónquetehaceresponsabledeunasconsecuenciasquenitúniyopodíamos imaginar o prever. Pero ella no se encuentra en un estado que lepermitarazonar…»

«SolocabeapiadarsedeRaquel.Muchoesloquesufroaltenerquedecirtequeporelmomentoserámejorquetúyellasemantenganalejados.Elúnicoconsejoquepuedodarteesqueledestiempo.»

Le devolví la carta sinceramente afligido por lo que le pasaba a Mr.Franklin, puesbien sabía lo enamoradoque sehallabade la joveny enquéformalohabíaheridoenelcorazóneserelatoquedelestadodeellaacababadehacerlellegarmiama.

—Sin duda conoce usted el proverbio, señor —me atreví a decirle—:«Cuando las cosas alcanzan su nivel más bajo, es seguro entonces quecomenzaránamejorar.»Lascosashanllegadoaquítanbajo,Mr.Franklin,quenoesposiblequeempeorenmás.

Mr. Franklin dobló la carta de su tía, sin que se sintiese al parecerconfortadoenlomásmínimoporlaspalabrasquemeaventuréadirigirle.

—Cuando lleguéaquíprocedentedeLondres conesehorrendodiamante—dijo—, no creo que hubiera en toda Inglaterra un hogarmás dichoso queéste. ¡Míralo,ahora! ¡Disperso,desunido…, lapropiaatmósferadel lugar sehalla emponzoñada por el misterio y la sospecha! ¿Te acuerdas de aquellamañanacuandoenlasArenasTemblonashablamosdemitíoHerncastleydesu regalo de cumpleaños? ¡La Piedra Lunar le ha servido para vengarse,Betteredge,deunamaneraqueelpropioCoronelnoosójamássoñar!

Dicho esto, me estrechó la mano y se dirigió al calesín. Yo lo seguíescalerasabajo.Eraenverdadmuylamentableverlopartirdeesamaneradelaviejaresidenciadondetranscurrieronlosmásfelicesañosdesuvida.Penélope(tristeytrastornadaporloacontecidoenlacasa)sehizopresenteparadecirleadiós.Mr.Franklinlabesó.Yolosaludéconlamano,comosiledijera:«contodomicorazónloautorizoahacerlo,señor».Variasdomésticassurgieronenlaesquinade lacasaparaatisbarsupartida.Pertenecíaélaesacategoríadehombresqueagradanatodaslasmujeres.Aúltimomomentodetuveelponyylepedí,porfavor,quenoshicierallegarnoticiassuyasporcarta.Noparecióescuchar lo que le dije…; deslizó sumirada de una cosa a la otra como siestuvieradespidiéndosedelaviejamansiónydelastierrascircundantes.

—¡Díganosadóndeva,señor!—lerogué,mientrascaminabaa lapardelcalesínymeesforzabaporpenetrarsusplanesfuturosdeesamanera.

Mr.Franklinsebajósúbitamenteelsombrerohastalosojos.

—¿Adónde voy? —me dijo, haciéndose eco de mis palabras—. ¡Alinfierno!

El pony echó a correr al oír esta palabra, como si experimentase unaespeciedehorrorcristianoantelamisma.

—¡Dios lo bendiga, señor, dondequiera que vaya! —fue cuanto tuvetiempodedecirle,antesdequedesaparecierademivistaydelalcancedemioído.

¡Un agradable y simpático caballero! ¡A pesar de todas sus locuras ydefectos,unagradableysimpáticocaballero!Supartidadejóenlacasademiamauntristevacío.

Monótonoytristeeraelambientedelacasa,cuandoellargocrepúsculodeesedíadeveranosetrocóenlanochedelsábado.

Yoevitéquemiánimodecayera,recurriendoenseguidaamipipayamiRobinsónCrusoe.Lasmujeres,exceptoPenélope,mataroneltiempohablandodel suicidio de Rosanna. Todas se obstinaron en afirmar que la pobremuchachahabíarobadolaPiedraLunaryquesehabíaeliminadoaterrorizadaantela ideadequepodíandescubrirla.Mihija,naturalmenteseguíaaferradaíntimamentealoqueyahabíadicho.Suopiniónrespectoalverdaderomotivodel suicidio de Rosanna resultaba insatisfactorio frente a los mismosobstáculosque tornaban, también, insatisfactoria la afirmaciónquemi jovenama hacía de su inocencia, lo cual constituía una extraña coincidencia.NingunadelasdostomabaparanadaencuentaelmisteriosoviajedeRosannaaFrizinghallnisusactividadesentornoalpeinador.Inútilerahacerlerepararenelloamihija;laobjeciónladejabatanimpasiblecomounchubascoaunaprenda impermeable. La verdad es que ha heredado esa supremacía de lossentidos sobre la razónquedistingueamipersona…,superandoenelloporampliomargenasupadre.

Aldía siguiente—domingo—llegóde regreso,pero sinnadiedentro, elcoche cerrado que transportara aMr. Ablewhite. El cocherome entregó unmensajequemedirigíamiama,así como también las instruccionesqueporescritolehacíallegaraquéllaasudoncellaprivadayaPenélope.

Elmensajeme anunciaba que el ama había resuelto instalarse conMissRaquel en su casa de Londres el día lunes. Las instrucciones ponían enconocimiento de las dos criadas cuáles eran las ropas que necesitaban y lesordenabanirareunirseconsusdosamasenlaciudad,adeterminadahoradel

día.Lamayorpartedelaservidumbredebíaseguirlasmástarde.Miamahabíahallado tan poco dispuesta a Miss Raquel a retornar a la casa luego de loacontecido en ella, que decidió marcharse directamente a Londres desdeFrizinghall.Yodebíapermanecerenelcampohastanuevaordenyvigilarlasfaenasdentroyfueradelafinca.Loscriadosquequedarandebíanrecibirenretribuciónporsusserviciossóloelcuartoylacomida.

Al hacerme recordar esto lo que Mr. Franklin me dijera acerca de ladesunión y dispersión de la familia, mi pensamiento se sintió impelido,naturalmente, a recordar al propioMr. Franklin.Cuantomás pensaba en él,másinquietudsentíaenloqueconcerníaasusfuturasactividades.PorúltimodecidíenviarleunacartaporelcorreodelsábadoaMr.Jeffco,elvaletdesupadre (a quien conociera yo años atrás), para rogarle me hiciera saber quédecisiónhabíatomadoMr.FranklinasullegadaaLondres.

El crepúsculo del domingo fue aún más monótono, si es que ello eraposible,queeldeldíaanterior.Terminamoseldíadedescansosemanalenlamisma forma que cientos de miles de personas, en estas islas, pasan lasúltimashorasdelmismo,osea,anticipamos lahoradelsueño,quedándonosdormidosennuestrassillas.

Dequémanerainfluyóeldíalunesenlosdemásnopodríadecirlo.Enmíprodujounaconmoción.Laprimerade lasprofecíasdelSargentoCuff—esdecir,aquéllaqueanunciabaquehabríaderecibirnoticiasdelosYolland—secumplióenesafecha.

AcababadeasistirenlaestaciónalapartidadePenélopeydeladoncelladel amaque sedirigíanaLondresconel equipajeymehallabaechandounvistazoporlastierrasdelafinca,cuandooídeprontoquemellamabanporminombre.AlgirarsobrelostalonesmevifrenteafrentedelacojaLucy,lahijadelpescador.Dejandodeladosucojeraysudelgadez(terribledesventajaestaúltima,enmiopinión,paraunamujer),lamuchachaposeíaciertascualidadesno exentas de atracción para los hombres. Un rostro oscuro, perspicaz einteligente,unabellayclaravozyunahermosacabelleracastaña,secontabanentresusatractivos.Unamuleta,en la listadesus infortunios.Yuncarácterextraordinariamenteviolentoagregábasealasumatotaldesusdefectos.

—Ybien,querida—ledije—,¿quéesloquequieresdemí?

—¿DóndeseencuentraesehombrequeustedesllamanFranklinBlake?—dijolamuchacha,fijandoenmirostrounafuriosamirada,mientrasapoyabaelcuerpoensumuleta.

—Esanoesmaneracorrectadeexpresarsetratándosedeuncaballero—lecontesté—.Sideseassaberalgorespectoalsobrinodemiama,debestenerabienmencionarlecomoMr.FranklinBlake.

Aproximóse,cojeando,unpasomáshaciadondeyomehallabaymemiróigualquesiestuvieraapuntodecomermevivo.

—¿Mr.FranklinBlake?—dijo, remedandomivoz—.«FranklinBlakeelasesino»seríaelnombremásapropiadoparaél.

Mi experiencia con la difuntaMrs.Betteredge surgió de pronto antemí.Todavezqueunamujer intenta sacar a ustedesde las casillas, inviertan lospapeles y háganlas salir a ellas de las casillas. Generalmente se hallanpreparadaspararesponderacualquierclasededefensaqueensayemos,menosaésta.Unasolapalabraejerceráelmismoinflujoquecien,en talsentido;yunapalabraúnicafuelaqueledijealacojaLucy.Mirándolaalegrementealacara,exclamé.

—¡Bah!

La muchacha se inflamó inmediatamente. Luego de apoyarse en su piesano,golpeótresvecesdemanerafuriosaelpisoconsumuleta.

—¡Es un asesino! ¡Un asesino! ¡Un asesino! ¡Ha sido el causante de lamuertedeRosannaSpearman!—chillóconsutonodevozmásagudo.Unaodospersonasquesehallabantrabajandolatierracercadenosotrosalzaronsuvista, comprobaron que se trataba de la coja Lucy, intuyeron lo que podíaesperarsedeella,yvolvieronamirarhaciaotraparte.

—¿QuehasidoélelcausantedelamuertedeRosannaSpearman?—repetíyo—.¿Enquétebasasparaafirmartalcosa,Lucy?

—¿Qué puede importarle a usted? ¿Qué puede importarle a ningúnhombre? ¡Oh, si hubiera tenido ella la misma opinión que yo tengo de loshombres,seguiríaviviendo!

—Ellasiemprepensóenmíconcariño,¡pobrecita!—dije—;yyosiempretratédeprotegerlacariñosamente.

Dijeestaspalabrasconeltonomásestimulantequemefueposiblehallar.A decir verdad no quise ensañarme con la muchacha irritándola con misréplicas punzantes. En el primer instante no advertí en ellamás que su ira.Ahorasólosentíasuinfortunio,yéstevaunidocomúnmentealainsolencia,enloshumildes.MirespuestaablandóalacojaLucy.Inclinandosucabezalaapoyóenelextremodelamuleta.

—Yolaquería—dijosuavementelamuchacha—.Suexistenciahabíasidomiserable,MísterBetteredge;gentesvileslahabíanmaltratado,llevándolaporelmal camino…, pero eso no consiguió hacerle perder sus dulcesmaneras.Era un ángel. Hubiera podido ser feliz a mi lado. Yo tenía el plan de ir aLondres con ella, donde hubiéramos vivido como hermanas, ganándonos lavida con la aguja. Pero apareció el hombre y lo echó todo a perder. Él la

embrujó.Nomedigaquelohizosinquereryquenolosabía.Teníaeldeberdesaberloyeldeberdeapiadarsedeella.«Nopuedovivirsinél…,yél,¡ohLucy!, élni siquieramemira jamás.»Esoes loquemedijo.«¡Malo,malo,malo!»—lecontesté—.«Ningúnhombremerecequeunasepreocupeporélde esamanera.»Y ella afirmó: «¡Hayhombres dignos de que semuera porellos, Lucy, y él es uno de ellos!» Yo tenía ahorrado algún dinero. Habíallegado a un acuerdo con mi padre y mi madre. Pensaba alejarla de lossinsabores que sufría en este lugar. Hubiéramos vivido en algún pequeñoalojamientodeLondres,unidascomodoshermanas.Ellahabía recibidounabuena educación, señor, usted lo sabe, y tenía buena letra. Era hábil con laaguja.Yo tambiénhe recibidounabuenaeducacióny tengobuena letra.Nosoytanhábilcomoellaconlaaguja…,peropodíahaberaprendido.Podíamoshabernos ganado la vida maravillosamente. ¿Y qué es lo que ocurre estamañana?,¿quéesloqueocurre?Llegaunacartaenlaquemecomunicaqueharesueltolibrarsedelacargadesuvida.Vienesucartadondemediceadiósparasiempre.¿Adóndeestáél?—solloza lamuchacha, levantandolacabezaqueteníaapoyadaenlamuleta,iracundaotravez,enmediodesuslágrimas—.¿Dóndeestáesecaballerodelcualnodebohablarsinoconrespeto?¡Ah,Mr.Betteredge,noestálejoseldíaenqueelpobresealzarácontraelrico!RuegoaDiosquecomiencenconél.RuegoaDiosquecomiencenconél.

Heaquíaotradenuestrascristianascomunesyheaquítambiénelhabitualdesmoronamiento de ese cristianismo cuando se exige demasiado.El propiopárroco (aunque reconozco que esto es decir bastante) se hubiera visto enaprietosparasermonearalamuchacha,enelestadoenqueéstaseencontraba.Todoloqueyomeatrevíahacerfueesforzarmeporquesemantuvieradentrodeltema…;conlaesperanzadeoírladeciralgodignodeserescuchado.

—¿QuéesloquequieresconMr.FranklinBlake?—lepregunté.

—Necesitoverlo.

—¿Paraalgoenparticular?

—Tengoqueentregarleunacarta.

—¿DeRosannaSpearman?

—Sí.

—¿Laenviódentrodelatuya?

—Sí.

¿Estabaacasopordisiparselaniebla?¿Sehallabanapuntodeofrecérsemeporsímismastodasesascosasporlasqueyomemoríadecuriosidad?Meviobligadoaefectuarunapausa.ElSargentoCuffmehabíacontagiadosumal.Ciertos signosy señales interioresquemeeranya familiaresmeadvirtieron

quelafiebredetectivescarenacíaenmiespíritu.

—NopuedesveraMr.Franklin—ledije.

—Tengoqueverloyloveré.

—PartióparaLondresanoche.

LacojaLucymemirófijamentealacaraypudocomprobarqueledecíalaverdad.Sindecirunapalabramás,sevolvióinstantáneamenteendirecciónaCobb'sHole.

—¡Unmomento!—ledije—.EsperocartadeMr.FranklinBlake,mañana.Damelatuyaparaenviárselaporcorreo.

La coja Lucy se afirmó sobre la muleta y dio vuelta a la cabeza,mirándomeporencimadesuhombro.

—La carta deberá pasar de mis manos a las manos de él—dijo—. Nopiensohacérselallegardeotramanera.

—¿Puedoescribirlediciéndoleloquetúmehasdicho?

—Dígalequeloodio,ylehabrádicholaverdad.

—Estábien,estábien.Pero¿ylacarta?…

—Sideseaéllacarta,tendráquevolveraquíyobtenerlademismanos.

ConestaspalabrasechóaandarcojeandoendirecciónaCobb'sHole.Lafiebre detectivesca devoró al punto con su fuego toda mi dignidad.Siguiéndola, traté de hacerla hablar. Fue en vano. Por desgracia era yo unhombre…, y la cojaLucy se regodeaba con hacerme sufrir. Posteriormente,esemismodía,probéfortunaconsumadre.LabuenadeMrs.Yollandnohizomás que llorar y recomendarmeun trago estimulante, extraído de su botellaholandesa.Alpescadorlohalléenlaplaya.Sólomerespondióqueeraéseun«asuntodesgraciado»yprosiguiócomponiendosured.Nielpadrenilamadresabíanmásdeloqueyoconocía.Laúnicaoportunidadquemequedabaeraladeescribirle,aldíasiguiente,aMr.FranklinBlake.

Imaginenconquéansiedadaguardélallegadadelcarteroelmartesporlamañana.Me entregó dos cartas.Una, la de Penélope (que apenas si tuve lapaciencia suficiente de leer), me anunciaba que el ama y Miss Raquel sehallaban instaladas sin novedad en Londres. La otra, de Mr. Jeffco,informábamequeelhijodesuseñorhabíayaabandonadoInglaterra.

Alllegaralametrópoli,Mr.Franklinsedirigió,alparecer,inmediatamentea la residenciade supadre.Arribó allí a unahora inconveniente.Mr.Blakepadre se hallaba absorbido por su labor en la Cámara de los Comunes yentregado en su casa esa noche al divertido pasatiempo parlamentario

denominado por las gentes del oficio «un proyecto privado».Mr. Jeffco enpersonacondujoaMr.Franklinhastaelestudiodesupadre.

—¡Mi querido Franklin! ¿Por qué vienes a verme en un momento tanintempestivo?¿Pasaalgo?

—Sí;algomalohapasadoconRaquel;estoyterriblementeapenado.

—¡Cuántolosiento!Peronopuedoatenderteahora.

—¿Cuándopodrásescucharme?

—¡Querido niño! No quiero engañarte. No podré escucharte hasta queterminelasesión,niunminutoantes.Buenasnoches.

—Gracias,señor.Buenasnoches.

Estafuelaconversaciónsostenidaenelestudio,deacuerdoconlaversiónhechaporMr.Jeffco.Laquemantuvofueradelmismofueaúnmásbreve.

—Jeffco,infórmeserespectoalahoraenquesubirálamareamañanaalamañana.

—Alasseisycuarenta,Mr.Franklin.

—Llámemealascinco.

—¿Partealexteriorelseñor?

—Iré,Jeffco,hastadondeseleocurraaltrenllevarme.

—¿Deboinformarasupadre,señor?

—Sí;dígaselocuandoterminelasesión.

AlamañanasiguienteMr.Franklinemprendiósuviajealexterior.Haciaqué lugar iba, nadie, incluso él mismo, podría haber sido capaz de decirlo.MástarderecibiríamosnoticiassuyasdeEuropa,Asia,ÁfricaoAmérica.Lascuatro partes del globo, en opinión deMr. Jeffco, contaban con lasmismasprobabilidadesdealbergarlo.

Estas noticias —al dar por tierra con mi proyecto de hacer entrar encontacto a la coja Lucy conMr. Franklin— paralizaron todo intento demiparte de avanzar en el terreno de la investigación. La opinión de Penéloperelativaalsuicidiodesucompañeradefaenas,ysegúnlacualelhechotuvosuorigenensuamornocorrespondidohaciaMr.Franklin,sevioconfirmadaytodo quedó ahí. Que la epístola dejada por Rosanna, para que le fueseentregadadespuésdesumuerte,aMr.Franklin,contuvieraonolaconfesiónque aquél sospechaba que estuvo a punto de hacerle en vida, era algoimposibledeaclarar.Muybienpodíatratarsedeunasimpledespedida,enlaquesóloconstaraelsecretodesuinfortunadoamorhaciaunapersonaquese

hallaba fuera de su alcance, o también de una admisión lisa y llana de lasextrañasactividadesenquelasorprendieraelSargentoCuff,desdeelinstanteen que desapareció la Piedra Lunar hasta aquél en que corrió hacia superdicióny searrojóen lasArenasTemblonas.Unacarta selladahabía sidopuesta en las manos de la coja Lucy y una carta sellada siguió siendo lamisma,tantoparamícomoparacuantaspersonasrodeabanalamuchacha,suspadresinclusive.Todoelmundosospechóquehabíamerecidolaconfianzadelamuertaytodoelmundotratódehacerlahablar,enlocualfracasamostodostambién. Ya un doméstico, ya otro, toda la servidumbre —aferrada a lacreenciadequeRosannafuequienrobóyocultóeldiamante—sedioahurgarymirar aquí y allá entre las rocas por donde se dijo que había andado ella,hurgandoyatisbandoenvano.Lamareabajóylasucedióelflujo;elveranoavanzóysetrocóenotoño.Ylasarenasmovedizasqueabsorbieronsucuerpoescondierontambiénsusecreto.

La noticia relativa a la partida de Mr. Franklin de Inglaterra y la queanunciabalallegadademiamayMissRaquelaLondres,ellunesalatarde,llegaron hasta mí, como ya os he referido, por el correo del martes. Elmiércoles transcurrió sin que acaeciera ningún hecho importante. El juevesrecibíunasegundatandadenoticiasremitidasporPenélope.

Me informabamihija en su cartaqueciertogran facultativo londinense,consultadorespectoalasaluddesujovenama,seganóunaguinealuegodeopinarquelomejorseríaquelamuchachasedivirtiese.Exposicionesflorales,óperas, bailes…, todo un cúmulo de distracciones en perspectiva; y MissRaquel,anteelasombrodesumadre,sedioaellascongranentusiasmo.Mr.Godfrey fue a visitarlas; evidentemente estuvo con su primamás tiernoquenunca,adespechodelaactituddeellacuandoprobóélfortunaenocasióndeldía del cumpleaños. Ante el disgusto de Penélope, había sido muy bienrecibidoyañadióalpuntoelnombredeMissRaquelaunalistadeDamasdeBeneficencia. Según se decía, Lady Verinder se hallaba muy desanimada,agregándose que había mantenido largas entrevistas con su abogado. Acontinuaciónseguíanciertasespeculacionesentornoaunaparientepobre,unatalMissClack,dequiendijeenmirelatodelafiestadelcumpleañosquesehallaba sentada junto a Mr. Candy y era afecta al champaña. Penélope sepreguntaba con asombro cómo era posible que Miss Clack no se hubiesehechoaúnpresenteenlacasa.Seguramentenohabríadepasarmuchotiempoantesdequeselepegaraalama,comoerasucostumbre…y¡dalequedale!,¡dalequedale!, en esa formaqueutilizan lasmujeresparamofarseunasdeotras;palabrasymáspalabrasypapelmalgastado.Todoestonoseríadignodemención siquiera, de no ser por una sola razón. He oído decir que seencontraránmásadelanteconMissClack.Sielloocurre,nocreannadadeloquelesdigaacercademipersona.

El viernes nada ocurrió…, excepto que uno de los perros apareció conseñales de enfermedad debajo de las orejas. Le di una dosis de jarabe deladierno y dispuse para él una dieta de agua y verduras, hasta nueva orden.Perdónpormencionarestascosas.Sehandeslizadoaquínosécómo.Pásenlaspor alto, se lo ruego. Rápidamenteme acerco al instante en que habrán decesarmis agravios al refinado gustomoderno de ustedes. Por otra parte, elperroerabuenoymerecíaunabuenapurga:eramuyútilenverdad.

Elsábado,últimodíadelasemana,estambiénelpostrerodeminarración.

El correo de la mañana me deparó una sorpresa bajo la forma de unperiódico londinense. La letra que estampara mi dirección despertó micuriosidad.Comparándolaconaquellaquetrazóenmilibretaelnombreyladireccióndelprestamista,laidentifiquéconladelSargentoCuff.

Al recorrer ansiosamente el periódico con la vista, luego de estedescubrimiento, advertí una línea trazada con tinta, en torno de una de lasnoticiaspoliciales.Acontinuacióntranscribolanotaenbeneficiodeustedes.Léanlaconlamismaatenciónconqueyolaheleídoyapreciaránentodosuvalor lacortésdeferenciadequemehizoobjetoelSargentoalenviarme lasnuevasdeldía.

«LAMBETH.—PocoantesdequecerraranlostribunalespresentóseanteeljuezdeturnoendemandadeconsejoMísterSeptimusLuker,elprestigiosotraficanteengemas,esculturas,grabados,etc.Elrecurrenteafirmóquehabíasidomolestado a distintas horas, durante todo el día, por las actividades devariosdeesoshindúesvagabundosquesueleninfestarlascalles.Laspersonascontraquienespresentabasuquejaerantres.Luegodehabersidoahuyentadospor la policía, volvieron a hacerse presentes una y otra vez, intentandopenetrarenlafincaconlaexcusadesolicitarunacaridad.Alejadosdelapartedelantera,fuerondescubiertosenlatrasera,nuevamente.Ademásdequejarsedetalmolestia,Mr.Lukerdemostróhallarsehastaciertopuntoposeídoporeltemor de que se intentara robarle. En su colección había numerosas gemasúnicasensutipo,europeasyorientales,desumovalor.Lavísperanomás,sevioobligadoadespediraundiestrooperarioeneltalladodelmarfil(unnativode la India, según parecía, por sospechar que intentaba robarle; y no podíaasegurar, de ninguna manera, que dicho sujeto y los juglares callejeros dequienes se quejaba no estuvieran actuando de común acuerdo. Quizáintentaranunaaglomeracióndepúblico,producirunalborotoeinternarseenlacasa enmediode la confusiónoriginadacon talmotivo.En respuesta aunapreguntaquelehicieraelmagistrado,Mr.Lukeradmitióquenoteníapruebaalguna que ofrecer respecto a la posibilidad de que se intentara robarle. Enconcreto,sólopodíaquejarsedelasmolestiasydelapérdidadetiempoqueleocasionaron en sus actividades los hindúes. El magistrado observó que, deinsistir aquéllos en su actitud, podría el recurrente obligarlos a comparecer

ante ese mismo tribunal, donde caerían fácilmente bajo las disposicioneslegales. En lo que concernía a los valores deMr. Luker, era el propioMr.Luker quiendebía adoptar lasmedidasmás adecuadaspara su salvaguardia.Quizá fuese conveniente que se pusiera en comunicación con la policía ytomase, por su parte, las precauciones que le dictara su propia experiencia.LuegodedarlelasgraciasaSuSeñoría,elrecurrenteabandonólasala.»

Sedicequeciertosabioantiguorecomendó(norecuerdoenquéocasión)asus semejantes «cuidar el final». Velando por el remate de estas páginas ydespués de haberme pasado varios días preguntándome a mí mismo cuálpodría ser el final de las mismas, me encuentro ahora con que este simplerelato halla su epílogo por sí mismo de la manera más apropiada. En esteasuntodelaPiedraLunarhemosidoavanzandodeprodigioenprodigio;yheaquíqueelmásgrandedetodoseselquesurgeenesteúltimoinstante,elqueserefiere,sobretodo,alcumplimientodelastresprofecíasdelSargentoCuff,antes de que hubiese transcurrido una semanadesde elmomento en que lashizo.

Luego de haber tenido noticias de los Yolland, el día lunes, acababa derecibirlas, ahora, de los hindúes y del prestamista, junto con las nuevasllegadas desde Londres… Recuerden, por otra parte, que Miss Raquel sehallaba en Londres en esa época. Como ustedes pueden comprobar, narrosiemprelascosasdesdeelpeorpuntodevistaposible,aunquemeobligueésteacolocarmeenunasituaciónenteramenteopuestaalsostenidopormímismo.Si después de esto abandonan mi opinión para solidarizarse con la delSargentofrentealaevidenciaqueseofreceasusojos—silaúnicaconclusiónlógica que extraen de lo antedicho los induce a ustedes a pensar queMissRaquelyMr.LukerseencontrabanallíyquelaPiedraLunardebehallarse,encalidad de prenda, en casa del prestamista—, reconozco que no puedocondenarlosportalcosa.Atravésdelaoscuridadloshetraídohastaaquí.Yenlaoscuridadmeveoobligadoaabandonarlos,conmismejoresrespetos.

¿Porquéobligado?,sepreguntaránquizáustedes.¿Porquénoecharmanodeltestimoniodelasotraspersonasquemehanacompañadobienarribaenmiascensiónhacialasaltasregionesdelaverdadenquemesitúoamímismo?

A ello respondo que no puedo hacer otra cosa que cumplir las órdenesrecibidasyqueestasúltimasmehansidoimpartidas,segúntengoentendido,enbeneficiodelaverdad.Semehaprohibidoirmásallá,enmirelato,deloqueyosabíapormímismoenaquel tiempo.O,parahablarmásclaramente,meveo constreñido amantenerme estrictamente dentro de los límites demipropiaexperienciadelossucesosyanodecirlesnadadeloqueotraspersonasque contaron…, por lamuy plausible razón de que ustedes habrán de sabertalescosasporbocadeesasmismaspersonas;estoes,deprimeramano.Enlacuestión de la Piedra Lunar el plan trazado exige presentar testigos, no

rumores.Meimaginoahoraaunparientemío,entregado,deaquíacincuentaaños, a la lectura de estas páginas. ¡Dios mío!, ¡cuán satisfecho habrá desentirse cuando se lo invite a desechar las hablillas y se le dispensen loshonoresdemiembrodeuntribunal!

Aquíesdondetenemosquesepararnos,porelmomento,almenos, luegode haber andado un largo trecho juntos, confío que de una manerarecíprocamenteamistosa.EldiamantehindúproseguirábailandosudiabólicadanzaenLondresyhastaLondresdeberánseguirloabandonándomeamíenesta finca rural. Les ruego dejen de lado las torpezas del relato:mi afán dehablar mucho de mí mismo y el haber usado, mucho me temo, un tonodemasiadoíntimoconellector.Nadadeesohasidohechoconmalaintención;bebo, pues, con el mayor respeto (acabada apenas la cena), por la salud yprosperidadpersonaldeustedes,unpicheldelacervezadeSuSeñoría.OjaláhallenenestanarraciónsalidademismanosloqueencontróRobinsónCrusoedurante su aventura en la isla desierta…, por encima de todo «algo que losresarzadelamismayquepuedananotarenelHaberdellibrodelBienydelMal».

****

SEGUNDAÉPOCA

Descubrimientodelaverdad(1848-1849).

Loshechossegúneltestimoniodevariostestigos.

PRIMERANARRACIÓN

AcargodeMissClack,sobrinadeldifuntoSirJohnVerinder.

CAPÍTULOI

Grandeesmideudaconmisqueridospadres(ambosyaenelcielo)porloshábitos de orden y regularidad que lograron inculcarme siendo yo muypequeña.

Enaquellafelizépoca,yaida,semeenseñóatenerelcabellobienpeinadoa toda hora del día y de la noche y a doblar cada prenda de mi trajepulcramente,delamismamaneraysobrelamismasilla,situadaéstasiempreenelmismositio,estoes,alospiesdellecho,antesderetirarmeadormir.Unamencióndelosacontecimientosdeldíaenmipequeñodiarioprecedíasiempre

al plegado de las ropas. La oración de la noche (dicha en la cama) sucedíainvariablementealplegado.Yeldulcesueñodelaniñezsucedíaenlamismaformainvariablealaoración.

Posteriormente, ¡ay!, laoración seviodesplazadapor reflexionesdeunaíndoletristeyamarga,yeldulcesueñodelaniñeztrocadodesventajosamenteenelsueñoirregularquerondajuntoalainquietaalmohadadelazozobra.Porel contrario, he conservado el hábito de doblar las prendas y de escribirmipequeñodiario.Elprimeromeligaalaépocademidichosaniñez…,antesdeque papá se arruinara. El segundo—que hasta hoy ha contribuidomás queninguna otra cosa para ayudarme a disciplinar esta blanda naturaleza queheredamos de Adán— ha demostrado inesperadamente su utilidad en mihumilde provecho, de unamanera totalmente distinta. He capacitado a estepobreser,quesoyyo,parasatisfacerelcaprichodeunmiembroacaudaladodenuestrafamilia.Mesientomuyfelizdepoderserledealgunautilidad,enelsentidomundanodelapalabra,aMr.FranklinBlake.

Mehallodesdehaceciertotiempoajenaacuantoocurreenelsenodelaramaprósperademifamilia.Cuandoestamospobresysolos,noesdifícilquenosolviden.Residoahora,poreconomía,enunapequeñaciudaddeBretañapoblada por un selecto grupo de cuáqueros ingleses, la cual cuenta con laventajadeposeerunclérigoprotestanteyunmercadodebaratijas.

Enese retiro—una isladePatmosenmediodel rugienteocéanopapistacircundante—ha llegado hastamí, por fin, una carta de Inglaterra.He aquíquedeprontoMr.FranklinBlakeseacuerdademi insignificanteexistencia.Mi próspero, y ¡ojalá pudiera añadir mi espiritual pariente!, me escribe sinintentarsiquieradisimularqueloquequieredemíesunmeroservicio.SelehaantojadoremovereldeplorableyescandalosoasuntodelaPiedraLunarydebo yo auxiliarlo mediante el relato de lo que he presenciado durante miestanciaencasadetíaVerinder,enLondres.Mehaofrecidounaremuneraciónpecuniaria, haciendo gala de esa carencia de sentimientos común entre lospudientes. Deberé, pues, reabrir las dolorosas heridas que el tiempo acabaapenas de cerrar; sacar a relucir losmás tristes y dolorosos recuerdos…, y,luegodeesto,sentirmecompensadaporunanuevalaceraciónqueadoptarálaformadelchequedeMr.Blake.Minaturalezaesdébil.Durafuelaluchaquehube de sostener conmigo misma, antes de que mi cristiana humildad seimpusieseamipecaminosoorgulloymeobligaseaaceptarabnegadamenteelcheque.

Dudoquesinlaayudademidiario—¡ylespidoperdónporexpresarmeentan groseros términos!— hubiera podido ganarme honradamente ese dinero.Sólo él hará que se torne la jornalera (quien le perdone a Mr. Franklin elagravioquelehainferido)dignadesusalario.Nadapasóinadvertidoparamídurante el período en que estuve junto a mi querida tía Verinder. Cuanto

ocurrióeneseentonceslotengoregistrado,graciasamisprecoceshábitos,díapordía,fielmente;yhabrádesernarradoaquíensusmásmínimosdetalles.

Midevotoamoralaverdadsehalla,graciasaDios,muyporencimademirespeto por las personas. Fácil habrá de serle aMr.Blake eliminar de estaspáginastodoaquelloqueconsiderepocolisonjeroparalapersonamayormenteimplicada en las mismas. Ha comprado mi tiempo, pero ni aun su dinerolograrásobornarmiconciencia.

Mi diario me informa que el día 3 de julio del año 1848 pasé yoaccidentalmentedelantedelacasadetíaVerinderenMontaguSquare.

Al advertir los postigos abiertos y las persianas levantadas pensé queconstituiríaunactodebuenaeducaciónelgolpearasupuertaypreguntarporella.Lapersonaquerespondióalllamadomeinformóquemitíaysuhija(¡nopuedo,realmente,llamarlamiprima!)habíanllegadodelcampohacíayaunasemanaconelpropósitodepasarunatemporadaenLondres.Enviéarribaunmensaje de inmediato, ya que no quise causarles molestia alguna, paracomunicarlesquedeseabaúnicamentesabersipodíaserlesútilenalgo.

Lapersonaqueacudióaabrirlapuertaacogiómispalabrasconinsolentemutismo y me abandonó en el hall. Se trata de la hija de un viejo paganollamadoBetteredge,quienhasidotoleradodurantemuchosañosencasademitía.Toméasientomientrasaguardabalarespuesta,y,comoacostumbrollevarsiempre en mi bolsillo algunos opúsculos, seleccioné entre ellos uno queresultóprovidencialmenteaplicablealapersonaqueacudieraaabrirlapuerta.Elhallsehallabacubiertodepolvoyelasientoeraduro;perolasantanocióndedevolverbienpormalmehizoelevarmuyporencimadetalespequeñeces.El folleto pertenecía a una serie destinada a las jóvenes y trataba de lapecaminosa cuestión del vestido. Su estilo era familiar y devoto. El título:«Brevespalabrascontigo,respectoalascintasdetusombrero.»

—Miamaledalasgraciasyleruegaquevengaaalmorzarmañanaalasdos.

Paséporaltoeltonoconquelamuchachametransmitiólarespuestayelterribledescarodesumirada.Luegodedarlelasgraciasaestajovenréproba,lerespondícontonofraternalmentecristiano:

—¿Meharáustedelfavordeaceptarestefolleto?

Ellareparóeneltítulo.

—¿Lo ha escrito un hombre o una mujer, señorita? Si lo escribió unamujer, mejor será que no lo lea, precisamente por eso. Y, si lo escribió unhombre,leruegoqueleinformequenosabeabsolutamentenadadelasunto.

Me devolvió el folleto y abrió la puerta.De una u otramanera estamos

obligados a sembrar la buena simiente. Aguardé hasta que hubo cerrado lapuertaydejécaerelfolletoenelbuzón.Luegodehaberarrojadootroatravésdelaverjadelpatiomesentíuntantoaliviadadeunapesadaresponsabilidadparaconmissemejantes.

Esa noche teníamos unmitin los componentes de la Junta Selecta de laLiga deMadres para laConfección de PantalonesCortos. El objeto de estaexcelenteasociacióndecaridades—comotodapersonaseriasabe—rescatardemanosdelosprenderoslospantalonesdelospadresreincidentesconelfinde evitar que sean recobrados por el padre incorregible y acortarlos deinmediato para adaptarlos al cuerpo del hijo inocente. Yo integraba en eseentonces la Junta; menciono aquí dicha liga, debido a que mi grande yadmirable amigo Mr. Godfrey Ablewhite cooperaba en nuestra misión deutilidadmoralymaterial.Yomeproponíaentrevistarloenelcomedorlanochedeldíalunesalcualmeestoyrefiriendoypensabacomunicarlelanuevadelarribodemiquerida tíaVerinder aLondres.Pero antemigrandisgusto, noapareció allí. Al exteriorizar mi sentimiento de sorpresa a causa de suausencia,mis hermanas de la Junta alzaron todas a la vez sus ojos, que sehallaban fijos en los pantalones (teníamos un trabajo de gran urgencia esanoche),ymepreguntaronsinoestabaaltantodeloocurrido.Yoreconocímiignoranciayfuiinformadaentoncesporprimeravezdeloque,porasídecirlo,constituye el punto de partida de esta narración. El viernes anterior doscaballeros—pertenecientesadosesferastotalmenteopuestasdelasociedad—habíansidovíctimasdeunultrajequeconmovióatodoLondres.UnodeelloseraMr.SeptimusLuker,deLambeth.ElotroMr.GodfreyAblewhite.

Viviendo tanaisladacomovivoactualmente,mees imposible insertarenmi relato la crónica aparecida en el diario. También me vi privada en eseentoncesde la inestimableventajade escuchar lanarraciónde loocurrido através de la férvida palabra deMr. Godfrey Ablewhite. Todo lo que puedohacerescontarloquemecontaronamílanochedeeselunes,adoptandoelmismoplanquemeenseñaronaaplicarenlainfanciaparadoblarmisropas.Cada cosa será puesta en orden y en el lugar correspondiente. Estas líneasprocedendeunapobreydébilmujer.¿Quiénserátancruelcomoparaexigirmásqueesodeunapobreydébilmujer?

Lafecha—graciasamisamadospadresningúndiccionariodelosescritoshasta hoy será nuncamás explícito que yo en cuanto a las fechas— era lasiguiente:viernes30dejuniode1848.

En las primeras horas de la mañana de ese día memorable ocurrió quenuestro talentoso amigoMr. Godfrey se hallaba cobrando un cheque en unbanco de la Lombard Street. El nombre de los dueños se encuentraaccidentalmenteocultotrasunamanchaenmidiarioymisantorespetoporlaverdadmeprohíbeaventurarningunaconjeturaenunacuestióndeesaíndole.

Afortunadamenteelnombredelospropietariosnointeresa.Loqueimportaeslo ocurrido después que Mr. Godfrey hubo efectuado la operación allí. Alganarlapuertaseencontróconuncaballeroenteramentedesconocidoparaél,quienabandonabaporcasualidadeledificioexactamenteenelmismoinstanteen que él lo hacía. Una momentánea puja de urbanidad tuvo lugar entreambos, respecto a quién había de ser el que pasara primero a través de lapuerta del banco. El desconocido insistió en que Mr. Godfrey debíaprecederlo; Mr. Godfrey le contestó con unas breves frases corteses, sesaludaronconunareverenciaypartieronendireccióndelacalle.

Las gentes ligeras y superficiales dirán sin duda: he aquí, con todaseguridad, un pequeño y mezquino incidente relatado en una formaabsurdamente minuciosa. ¡Oh mis jóvenes amigos y compañeros en elpecado!, guárdense de tener el atrevimiento de aplicar aquí su pobre razóncarnal.¡Oh,procedanenlomoralordenadamente!Quesufeseinspireensusmediasy éstas en su fe. ¡Ambas igualmente inmaculadasy ambaspor igualsiemprelistasparapoderusarlasenlaprimeraocasiónquesepresente!

Lespidomilvecesperdón.InsensiblementehereincididoenmiestilodetiemposdelaEscuelaDominical.Algodelomásinapropiadoparaunasuntocomoéste.Permítanmequeleshablecontonomundano…permítanmequelesdigaquelascosaspequeñasymezquinasenéstecomoenotrosmuchoscasosprovocan terribles consecuencias. Luego de sentar la premisa de que eldesconocidonoeraotroqueMr.Luker,deLambeth,seguiremosahoraaMr.GodfreyhastasuhogarestablecidoenKilburn.

Allíencontró,aguardándoloenelhallunmuchachitopobrementevestido,pero de aspecto delicado e interesante. El muchacho le alargó una cartadiciéndole tan sólo que se la había confiado una señora anciana a quien noconocía y que no le había indicado si debía o no esperar la respuesta.IncidentescomoésteabundabanenlalargatrayectoriadeMr.Godfreycomopromotordelacaridadpública.Dejóiralmuchachoyabrióelsobre.

La letra era enteramentedesconocida.Se lepedía en la cartaquehicieraactodepresenciadentrodeunahoraenunacasadelaNorthumberlandStreet,Strand,enlacualnohabíatenidojamásocasióndeentrarhastaentonces.Elmotivodelaentrevistaeraobtenerdelabiosdesudignoadministradorciertosdetalles referentes a la Liga de Madres para la confección de pantalonescortos, y la interesada era una dama anciana que tenía el propósito decontribuir con largueza a los fondos de caridad, siempre que sus preguntasobtuvieranunaréplicasatisfactoria.Ledabasunombre,yañadíaquesubreveestanciaenLondresleimpedíasermásexplícitaconeleminentefilántropoaquiensedirigía.

Un hombre corriente hubiera vacilado antes de abandonar sus propios

asuntos para atender los de un desconocido. Pero nuestro Héroe Cristianojamásvacilacuandosetratadehacerunbien.Volviéndoseinstantáneamente,sedirigióMr.Godfreyhacia lacasadelacalleNorthumberland.Unhombremuyrespetable,aunqueuntantocorpulento,respondióasullamado,yaloírelnombredeMr.Godfreylocondujoinmediatamentehastaunaposentovacíodelapartetraseradelafinca,situadoenelmismopisoenquesehallabalasala.Dos cosas desusadas le llamaron la atención al ser introducido en el cuarto.Una consistía en un tenue perfume de almizcle y alcanfor. La otra en unantiguo manuscrito oriental, bellamente iluminado con imágenes y dibujoshindúes,queaparecíaabiertoyalavista,sobreunamesa.

Se hallaba observando el libro en una posición que lo obligaba a dar laespaldaalaspuertascorredizasycerradasquecomunicabanconelcuartoquedabaalacalle,cuando,sinqueningúnruidopreviovinieraaanunciárselo,sesintió repentinamente asidopor unbrazoque le rodeó el cuello desde atrás.Apenassi tuvo tiempodepercibirotracosaquenofueraelhechodequeelbrazoquerodeósucuellosehallabadesnudoyeracurtidoymoreno,antesdeservendado, amordazadoyarrojadoal suelo, indefenso,pordos individuos.Untercerosaqueósusbolsillosy—siesqueaunadamaleestápermitidatalexpresión—indagóhastadarconsupiel,unayotravez.

Quizá debiera yo brindarme aquí la satisfacción de decir unas pocas yestimulantespalabrasrespectoalhechodequetansólosudevotaconfianzaensímismoayudóaMr.Godfreyasobrellevarunaemergenciatanterriblecomoésa. Quizá, por otra parte, la postura y el aspecto de mi admirable amigodurante el apogeo del ultraje, que ya he descrito más arriba, difícilmenteencuadredentrodeloslímitesdeladiscusiónfemenina.Permitidmequepasepor alto los instantes inmediatos posteriores y que retorne a Mr. Godfreycuandoyalaodiosabúsquedaatravésdesupersonasehabíacompletado.Elultraje se efectuó enmedio de un silenciomortal.Al finalizar elmismo, seprodujounbrevecambiodepalabrasentrelosinvisiblessujetosenunalenguaqueélnoentendió,peroqueclaramentehubieranpodidoseridentificadas(porunoídorefinado)comodeiraydisgusto.Súbitamentefuelevantadodelpiso,colocadoenunasillayatadoaelladepiesymanos.Enseguidapercibióunacorrientedeaireprovenientedelhuecodelapuerta,prestóoídosyllegóalaconclusióndequesehallabanuevamentesoloenlahabitación.

Transcurridociertoespaciodetiempooyóunruidoqueveníadesdeabajoyquesemejabaelcrujirdeunvestidodemujer.Elrumoravanzóhaciaarribaycesóluego.Unchillidodemujerrasgóesaatmósferaculpable.Unavozdehombre exclamó desde abajo: «¡Hola!» Pies masculinos ascendieron por laescalera.Mr.Godfreyadvirtióqueunosdedoscristianosaflojabansuvendayle arrancaban la mordaza. Al mirar en torno suyo asombrado descubrió lapresenciadedosrespetablespersonasdesconocidasyarticulódébilmenteestas

palabras:«¿Quésignificaesto?»Lasdospersonasdesconocidasyrespetablesle dijeron, luego de reflexionar un instante: «Eso es precisamente lo quedeseábamospreguntarleausted.»

Lainevitableexplicacióndelcasosucedióalaspalabras.¡No!Permitidmequeospinteelcasoentodossusdetalles.Unadosisdecarbonatoamónicoyde agua le fue administrada inmediatamente a nuestro queridoMr.Godfreyparacalmarsusnervios.Laexplicaciónvinoluego.

De las palabras del amo y del ama —personas que gozaban de buenareputación en el vecindario— se desprendía, al parecer, que el primero ysegundopisosde la fincahabíansidoalquilados lavíspera,porunasemana,por un caballero de respetabilísima apariencia…, el mismo que ya se haindicadoquefuequienleabriólapuertaaMr.Godfreycuandollamóaella.Dichocaballeropagóelalquilery todos losgastosextrascorrespondientesaunasemana,poradelantado,diciendoque losaposentosseríanocupadosportresnobleshindúes,amigossuyos,quienessehallabandepaseoenInglaterraporprimeravez.Enlasprimerashorasdelamañanadeldíadelultraje,dosdeesos orientales desconocidos, acompañados por su respetable amigo inglés,tomaronposesiónde lashabitaciones.El tercerohabríadereunirseconellosmuy en breve y el equipaje (que se decía era muy abultado) habría deseguirlos, según sus palabras, una vez que se hubieran llenado lasformalidadesen laaduana,hacia lasúltimashorasde la tarde.Nomenosdediez minutos antes de la visita deMr. Godfrey llegó el tercer hindú. Nadadesacostumbrado había ocurrido, de acuerdo con lo que sabían el amo y elama,hastaesosúltimoscincominutos…,enquevieronabandonar lacasaalos tres extranjeros acompañados de su respetable amigo inglés, los cualesecharon a andar calmosamente en dirección al Strand. Recordando que unvisitante había entrado en la casa y que dicho visitante no había aún hechoabandonodelamisma,seleocurrióalamaqueerauntantoraroelhechodeque un caballero fuese dejado a solas en el piso de arriba. Luego de brevediscusiónconsumarido,consideróellaconvenienteasegurarsedesihabíaono ocurrido algo malo allí. El resultado de ello fue el que he intentadodescribiraquíyasífuecomolaexplicacióndelamallegóasufin.

Inmediatamente se procedió a registrar el cuarto. Las pertenencias denuestroqueridoMr.Godfreysehallabandesparramadasportodaspartes.Unavezqueselasreunióatodasseadvirtió,sinembargo,quenofaltabaninguna;sureloj,lacadena,elportamonedas,lasllaves,elpañuelodebolsillo,sulibrode apuntes y todos sus papeles sueltos habían sido cuidadosamenteexaminados y arrojados luego intactos para que los recogiera su dueño. Almismotiempopudocomprobarsequenohabíasidosustraídoelmenorobjetode propiedad de los dueños de la casa. Los tres nobles orientales sólo sehabíanllevadosumanuscritoiluminado;nadamásqueeso.

¿Qué significaba esto? Considerando el asunto desde un punto de vistaterrenal,Mr.Godfreyparecíahaber sidovíctimadeun incomprensible errorcometidoporvariossujetosdesconocidos.Unoscurocomplotsecerníasobrenosotros, y nuestro bienamado e inocente compañero había sido apresadoentre sus mallas. Cuando un héroe cristiano, vencedor en mil combates decaridad, puede caer en una trampa que ha sido cavada para él porequivocación, ¡oh, qué advertencia implica tal circunstancia para el resto denosotros,aquienesnosincitaamantenernosenguardiaentodoinstante!¡Ycuánprontossehallannuestrosmalignosinstintosparademostrarquenosonmásqueunosnoblesorientalesquenostomandelcuellodeimproviso!

Muchas son las páginas de afectuosa prevención que podría dedicarse aeste tema,pero, ¡ay!,nosemehaconcedidoaquí la libertaddeenmendaranadie,sinoquesemehacondenadoanarrar.Elchequedemiparienterico—deaquíenadelanteel íncubodemiexistencia—meprevienequeaúnnohedado términoal registrodeeste actodeviolencia.Deberemos,pues,dejar aMr. Godfrey para que se recobre en la Northumberland Street y seguir losmovimientosdeMr.Luker,enlasúltimashorasdeesedía.

Luego de abandonar el banco,Mr. Luker había visitado varios sitios deLondrespormotivosdenegocios.Alretornarasuresidenciaseencontróconuna carta que, según se le dijo, había sidodejadapoco tiempo antes por unmuchacho. En este caso, como en el de Mr. Godfrey, se trataba de unaescritura desconocida; pero el nombre allímencionado era el de uno de losclientes de Mr. Luker. Su corresponsal (que escribía en tercera persona, yaparentementeatravésdeunintermediario)leanunciabaquehabíasidocitadoinesperadamente en Londres. Acababa de tomar alojamiento en el AlfredPlace,TottenhamCourtRoad,ydeseabahablarenseguidaconMr.Lukerconrespectoaunacompraqueestabaapuntoderealizar.Dichocaballeroeraunentusiasta coleccionista de antigüedades orientales y, desde hacía muchosaños, un generoso protector del establecimiento de Lambeth. ¡Oh, cuándodejaremos de adorar a Mammón! Mr. Luker llamó un cabriolé y partióinmediatamenteenbuscadesuliberalprotector.

Lo que le ocurriera aMr.Godfrey en laNorthumberland Street, ocurrióexactamenteaMr.LukerenAlfredPlace.Unavezmásacudióal llamadoelhombredeaparienciarespetableeinvitóapasaralvisitante,escalerasarriba,ala sala trasera. Allí sobre la mesa se encontraba nuevamente el manuscritoiluminado.LaatencióndeMr.Lukerfueabsorbida,comoanteriormenteladeMr.Godfrey,poresabellaexpresióndelartehindú.Tambiénaélloarrancódesuexamenunbrazodesnudoycurtidoquerodeósugarganta,unavendaquele fuepuesta en losojosyunamordazaque le cubrió laboca.Se loarrojó,igualmente, en el suelo, y registróselo hasta dar con supiel.El intervalo desilencio fue en su caso más prolongado que el que sobrevino durante la

experienciaenqueintervinoMr.Godfrey;perotuvoelmismodesenlacequeel anterior: dos personas de la casa, presumiendo que algo malo habríaocurrido, ascendieron la escalera con el fin de averiguarlo. Exactamente lamisma explicaciónque el amode laNorthumberlandStreet le había dado aMr.Godfrey,lefuedadaaMr.LukerporeldueñodelAlfredPlace.Ambossehabíansentidoconmovidosdelamismamaneraporloscorrectosmodalesylabolsa repleta del respetable caballero desconocido, quien se anunció comorepresentante de unos amigos extranjeros. La única diferencia entre amboscasos sólo pudo verse cuando se procedió a reunir las pertenencias deMr.Luker,desparramadasenelsuelo.Sehallaronelrelojylacadena,pero,menosafortunado queMr.Godfrey, echó demenos uno de sus papeles sueltos. Elpapel en cuestión certificaba la recepción de un objetomuyvalioso, el cualhabía sido depositado por Mr. Luker en manos de sus banqueros. Dichodocumento no podía ser de utilidad alguna para el caso de que se intentaraefectuarun robo,debidoalhechodequeenél seespecificabaqueelobjetohabríadeserdevueltosóloenelcasodeser requeridoporsupropiodueño.Tanprontocomoserecobró,Mr.Lukerseprecipitóendirecciónalbanco,conlaesperanzadequelosladrones,ignorantesdelacláusula,sepresentaranallícon el recibo.Cuando llegó, nadie había visto aún a los desconocidos en elbanco, y nadie los viomás tarde. Los directores del banco opinaron que elrespetableamigoinglésdeloshindúesdebióhaberexaminadoelreciboantesdequeintentaranhacerusodeélyqueloshabíaprevenidoatiempo.

Los detalles de ambos atropellos fueron puestos en conocimiento de lapolicía, la cual, según creo, efectuó con el mayor celo las investigacionespertinentes. Las autoridades opinaron que el robo había sido planeado porunosladronesescasosdeinformación.Eraevidentequenosehallabansegurosde siMr.Lukerhabíaonoconfiadoaotrapersona lamisióndeentregar lapreciosagemayelpobreycortésdeMr.GodfreyhabíasidocastigadoporelcrimendeencontrarseaccidentalmenteconMr.Luker.Deboañadirahoraquela ausencia de Mr. Godfrey en nuestra reunión del lunes a la noche fuemotivadaporunaconsultadelasautoridadesquerequirieronsupresencia,y,dadas ya las explicaciones del caso, podré ahora seguir narrando la simplehistoriademispequeñasexperienciaspersonalesenMontaguSquare.

Exactamentealahoraindicada,hiceactodepresenciaenellunchdeldíamartes.Midiariomedicequefueéseundíadesigual:muchohuboenélparaser piadosamente lamentado y mucho también para estarle piadosamenteagradecido.

Mi querida tía Verinder me recibió con su acostumbrada cordialidad ydonosura.Pero a pocode haber llegado tuve la sensaciónde que algomalohabíaocurrido.Pudeadvertirciertasmiradasansiosasyfurtivasdemitía,endireccióndesuhija.Jamáspuedomirar,pormiparte,aMissRaquel,sindejar

depreguntarmecómopuedeserqueunapersonadeaspectotaninsignificantesealahijadedospadrestandistinguidoscomoSirJohnyLadyVerinder.Enesta ocasión, sin embargo, no sólo me disgustó su presencia, sino que,realmente,me chocó.Había en su lenguaje y susmodales una ausencia tancabal de esa moderación que debe distinguir a las damas, que daba penaobservarla. Se hallaba poseída por una especie de excitación febril que hizoque se condujera en una forma desdichadamente estrepitosa cuando reía yculpablementeexageradaycaprichosacuandocomióybebióduranteellunch.Yo sentí una gran congoja por su pobremadre, aun antes de que llegara enformaconfidencialamisoídoslaverdaddeloocurrido.

Terminadoelalmuerzo,dijomitía:

—Acuérdate,Raquel,de loque tedijoelmédico:quedespuésdecomertomesunlibroparaserenarte.

—Iré a la biblioteca, mamá —respondió Miss Raquel—. Pero si vieneGodfrey, quiero que se me informe. Me muero por recibir noticias suyas,luegodeloquepasóenlaNorthumberlandStreet.

Besóasumadreenlafrenteydirigiósumiradahaciamí.

—¡Adiós,Clack!—medijodisplicentemente.

Su insolencia no despertó en mí cólera alguna. Sólo tomé nota de suactitud,enprivado,pararezarmástardeporella.

Cuandonosencontramosasolas,mitíamecontóentodossusdetalleslahorrendahistoriadeldiamantehindú,lacual,graciasaDios,noesnecesarioquesearepetidaaquí.Nomeocultómitíaelhechodequehubiesepreferidoguardarsilencioconrespectoaeseasunto.Perocuandosuspropioscriadossehallaban enterados de la desaparición de la Piedra Lunar y algunos de losdetallesdelasuntohabíanrealmentesalidoalaluzenlosdiarios;cuandolosextraños especulaban en torno a si existía algún lazo de unión entre loacaecido en la casa de campo de Lady Verinder y lo que ocurriera en laNorthumberland Street y elAlfred Place, no había ni que pensar en ocultarnada:unafranquezasinlimitacionesseimponíaentonces,comounanecesidadyunavirtudalmismotiempo.

Otrapersona,aloírloqueyoescuchéenesemomento,sehubierasentidoprobablemente anonadada por el asombro. En cuanto amí, sabiendo, comosabía,queelalmadeMissRaquelhabíasidoesencialmente,desdelainfancia,unalmarebelde,mehallabapreparadaparaoírcualquiercosaquemitíamedijerayquetuvieseportemaasuhija.Podíalahistoriahabersedeslizadodeunmalaotromayoryterminar,porúltimo,enelcrimen;lomismomehabríadichoamímisma:«¡Esaeslaconsecuencianatural,ohDiosmío,Diosmío,laconsecuencia natural!» La única cosa que logró estremecerme fue el

procedimiento adoptadopormi tía en tales circunstancias. ¡Heaquíuncasocomojamássehabrápresentadootro,quereclamaraentalformalapresenciadeunclérigo!LadyVerinder fuedeopinióndequecorrespondíaalmédico.Todalajuventuddemipobretíatranscurrióenlaimpíamansióndesupadre.¡Otravez laconsecuencianatural! ¡OhDiosmío,Diosmío; laconsecuencianaturalotravez!

—ElmédicoleharecomendadomuchoejercicioydiversionesaRaquelyme ha urgido encarecidamente que trate yo de mantener su mente lo másalejadaposibledelpasado—dijoLadyVerinder.

«¡Oh, qué consejo pagano!», me dije a mí misma. «¡En un país tancristianocomoéste,unconsejotanpagano!»

Mitíaprosiguió:

—Yohagoloposibleporcumplirlasprescripcionesdelmédico.PeroesaextrañaaventuradeGodfreysehaproducido,infortunadamente,enelinstantemenos oportuno.Raquel se hamantenido incesantemente agitada e inquietadesdequeoyóhablardeello.NomedejóenpazhastaquenolehubeescritoamisobrinoAblewhitepidiéndolequevinieraavernos.Yhaexpresadoaúnsuinterésporotrapersonaduramentemaltratada—Mr.Luker,oalgoparecido—,aunquenoeséste,naturalmente,másqueunperfectodesconocidoparaella.

—Tuconocimientodelmundo,queridatía,esmásamplioqueelmío—lesugerí tímidamente—. Pero debe haber alguna razón que justifique esaextraordinariamaneradeconducirsedeRaquel.Ellalesestáocultandoatiyatodo el mundo algún pecado secreto. ¿No habrá algo, en lo que acaba deocurrir,queamenazaconrevelaresesecreto?

—¿Revelar?—repitiómitía—.¿Quéquieresdecir?¿RevelaciónatravésdeMr.Luker?¿Revelaciónatravésdemisobrino?

Apenas se deslizaron estas palabras de sus labios prodújose un hechoprovidencial.ElcriadoabriólapuertayanuncióaMr.GodfreyAblewhite.

CAPÍTULOII

Mr.Godfreyenpersonasiguióalanunciodesunombre,haciendotalcosacomoélsabehacerlotodo,estoes,enelmomentooportuno.Notanpróximoalos talonesdelcriadocomoparasobresaltarnos,ni tanlejosdeélcomoparaprovocarnosladobleincomodidaddeunapausayunapuertaqueseabre.Esenelconjuntodelosdetallesdesuvidacotidianadondeelcristianoverdaderodemuestraqueloes.Esteserqueridoloeraintegralmente.

—VayadondeestáMissVerinder—ledijomitíaalcriado—yanúncielequeMr.Ablewhitesehallaaquí.

Ambasinquirimosporsusalud.Ambaslepreguntamosalavezsivolvióasentirseelmismodeantes,luegodesuterribleaventuradelasemanaanterior.Consuadmirabletactoacostumbradoselasarreglóparacontestarnosalasdossimultáneamente. A Lady Verinder le contestó con palabras. A mí con unaencantadorasonrisa.

—¿Quéhehechoyo—exclamóconinfinitaternura—paramerecertantasimpatía? ¡Mi querida tía!, ¡mi querida Miss Clack! Simplemente me hantomadoporotrapersona.Nohanhechomásquevendarme;nohanhechomásque estrangularme; no he sido más que arrojado cuan largo soy sobre unasuavealfombraquecubríaunsueloparticularmenteduro.Piensenloquepudoen verdad haber ocurrido; podría haber sido asesinado; podrían habermerobado. ¿Qué es lo que he perdido? Nada como no sea cierta cantidad deenergíanerviosa…,alocuallaleynolereconoceelcarácterdepropiedad;demanera,pues,quehablandoconexactitudnoheperdidoabsolutamentenada.Dehabersidopormíhubieraescondidoelsecretodeestaaventuradentrodemímismo…Memolesta todo este ruido y esta publicidad; peroMr. Lukerhizopúblicassus injurias,y lasmíashantenidonecesariamentequetornarsepúblicasasuvez.Hepasadoaserunapertenenciadelosperiódicoshastaelmomento en que el benévolo lector se harte del asunto.Yomismoya estoyhartodeello.¡Ojaláleocurraprontolomismoalbenévololector!¿Cómoestámi querida Raquel? ¿Disfrutando aún de las diversiones londinenses? ¡Mealegro de ello! Miss Clack, necesito toda su indulgencia. ReconozcotristementequemehalloenungranatrasorespectoalaJuntadeTrabajoymisqueridas señoras. Pero confío, en verdad, echarle un vistazo a la Liga deMadreslapróximasemana.¿Adelantaronalgoensulabordurantelareunióndel lunes? ¿Semuestra la Juntaoptimista en loque concierne al futuro? ¿Ynoshemosatrasadomuchoenlacuestióndelospantalones?

La celestial dulzura de su sonrisa hizo que sus excusas se tornaranirresistibles. La riqueza sonora de su voz profunda le añadió un indeciblehechizo a la interesante pregunta comercial que acababa de dirigirme. Enverdad nos encontrábamos casi demasiado atrasadas en la cuestión de lospantalones; estábamos enteramente abrumadas bajo su peso. Me hallaba apuntodeexpresartalcosacuandovolvióaabrirselapuertayunelementodediscordiamundanahizosuapariciónenelcuarto,enlaformahumanadeMissVerinder.

SeaproximóaMr.Godfreyconunaceleridadmuypocoapropiadaaunadama,conelcabelloespantosamenterevueltoyelrostro,meatreveríaadeciryo,inconvenientementesonrojado.

—Estoyencantadadeverte,Godfrey—ledijohablándole, lamento tenerque manifestarlo, en la misma forma despreocupada con que un joven sedirigeaotrojoven—.MehubieragustadoquehubiesestraídoaMr.Luker.Túyél,mientrasdurenuestraactualexcitación,seguiránsiendolosdoshombresmásinteresantesdeLondres.Esmorbosodecirlo;malsano;ysetratadealgoantelocualseestremeceráninstintivamentecomoanteningunaotracosalasmentes bien reguladas de las personas como Miss Clack. Pero poco meimporta eso.Cuéntame en seguida la historia completa de lo acaecido en laNorthumberlandStreet.Séquelosdiariosnolohandichotodo.

Aun nuestro querido Mr. Godfrey participa de la flaca naturaleza quehemos todos nosotros heredado deAdán…; se trata de una partícula de esenuestro legado carnal, pero, ¡ay!, existe también en él. Confieso que meacongojó el verlo asir la mano de Raquel entre las suyas y depositarlasuavementesobreelcostadoizquierdodesuchaleco.Eraésaunamaneradeestimularladirectamenteeneltonoquehabíaadoptadoparahablarmeyenlainsolentemaneradereferirseamipersona.

—MiamadísimaRaquel—dijoconelmismo timbredevozconquemehabíaconmovidoalhablardenuestrasperspectivasydenuestrospantalones—,losperiódicostelohandichoyatodo,yenunaformamuchomásprecisaquelaquepuedayoutilizar.

—Godfrey opina que le estamos dando demasiada importancia a esteasunto—observómi tía—.Acaba de decirnos que no le interesa hablar deello.

—¿Porqué?

Hizolapregunta,MissRaquel,conlosojosrelampagueándolesúbitamenteen las órbitasymirando súbitamentehacia lo alto, endirección al rostrodeMr.Godfrey.Por suparte,bajóél losojosparamirarlaconuna indulgenciatan imprudente y tan poco merecida por ella, que yo me sentí llamada aintervenir.

—¡Raquelquerida!—laamonestésuavemente—,laverdaderagrandezayelverdaderocorajesonsiempremodestos.

—Eres,atumanera,Godfrey,unmuchachomuybueno—ledijoella,sinreparar en lomásmínimo—, tened en cuentamipersona—e insistiendoenhablarleasuprimoconelmismotonoconqueunjovensedirigeaotrojoven—. Pero estoy segura de que no eres grande; ni creo tampoco que poseasningún coraje extraordinario; ymehallo firmemente persuadida—si es quetuvistealgunavezmodestia—dequetusadoradorasfemeninastehanlibradodeesavirtudhaceyaunabuenasumadeaños.Algúnmotivosecretoteimpidehablar de tu aventura en laNorthumberland Street y yo quiero conocer ese

motivo.

—Mimotivoesdelomássimplequesepuedaimaginarydelomásfácilparadaraconocer—respondióél,aúnindulgenteconella—.Mehallohartodeesteasunto.

—¿Tú, harto de este asunto? Mi querido Godfrey, quiero hacerte unaindicación.

—¿Dequésetrata?

—Has vivido demasiado tiempo en la sociedad de las mujeres. Y hascontraído,porlotanto,doshábitosmuymalos.Tehasacostumbradoahablartonteríasseriamenteytehasaficionadoacontarembustesnadamásqueporelplacer de contarlos. Frente a tus adoradoras femeninas no puedes nunca irderechamente a la cuestión. Pero yo me propongo que vayas al granoconmigo.Venysiéntate.Estoydesbordantedepreguntasclarasyesperoquetúloestéstambiénderespuestas.

Arrastrándoloatravésdelcuartolollevóhastaunasillasituadacercadelaventana, donde habría de darle la luz en la cara.Me siento profundamenteafectada por el hecho de tener que transcribir aquí semejante lenguaje ydescribir una conducta como la suya. Pero, cerrada como me hallo por elchequedeMr.FranklinBlakepor un ladoymipropioy sagrado amor a laverdad por el otro, ¿qué puedo hacer? Dirigí, pues, lamirada haciami tía.Permanecía inmóvil en su asiento; al parecer no pensaba intervenir. Jamásadvertí en ella anteriormente una apatía semejante.Quizáno era ésa sino lareacciónqueseproducíaenellaluegodelastribulacionesquesoportaraenelcampo. Muy poco grato era el síntoma, fuera éste de la índole que fuere,teniendoencuentalaedaddemiqueridatíaVerinderylaotoñalexuberanciadesufigura.

Mientras tanto Raquel se había colocado junto a la ventana con nuestroamableybenevolente—demasiadobenevolente—Mr.Godfrey.Ycomenzóadesgranarunastrasotraslaspreguntasconlascualesloamenazara,prestandotanpocaatenciónalapresenciadesumadreyalamíaenelcuartocomosinonoshalláramosenél.

—¿Hahechoalgolapolicía,Godfrey?

—Nadaabsolutamente.

—¿Noesciertoque los treshombresque te tendieronesa trampa fueronlosmismosqueselatendieronmástardeaMr.Luker?

—Hablandodesdeunpuntodevistahumano,miqueridaRaquel,nocabeabrigarlamenorduda.

—¿Nohandescubiertoningúnrastrodesupaso?

—Ninguno.

—¿Noesciertoquesecreequeestostresindividuossonlostreshindúesqueestuvieronennuestracasadecampo?

—Algunossondeesaopinión.

—¿Locreestú?

—Mi querida Raquel, fui vendado antes de que pudiese advertir susrostros.Nosénadadeesteasunto.¿Cómopuedodaropiniónalgunasobreelmismo?

Comopodéisver,aun laangelicalbenevolenciadeMr.Godfreyestabaapuntodeesfumarsearaízdelapersecucióndequeselehacíaobjeto.Quelaspreguntas deMiss Verinder le fueran dictadas a ésta por una desenfrenadacuriosidadountemoringobernableesalgoquenomeatrevoainquirir.Sólohabré de decir que, al intentar Mr. Godfrey levantarse, luego de haberlerespondidoenlaformayadescrita,lotomóellamaterialmentedeloshombrosyloobligóasentarsedenuevo.¡Oh,nodigáisquefueéseunactoimpúdico!,¡niosatreváisainsinuarquesóloelatolondramientoprovocadoporunterrorculpable puede justificar una reacción como la que acabo de describir! Nodebemosjuzgaranuestrossemejantes. ¡Sí,misamigoscristianos, realmente,verdaderamente,bajoningúnconcepto,debemosjuzgaranuestrossemejantes!

Desvergonzadamente prosiguió ella su interrogatorio. Los fervientesestudiososdelaBibliarecordaránquizá—comorecordéyoentonces—alosciegos hijos del diablo, viviendo de orgía en orgía, impúdicamente, en lostiemposanterioresalDiluvio.

—NecesitosaberalgorelacionadoconMr.Luker,Godfrey.

—Otravezsoyunhombreinfortunado,Raquel.

NingúnhombresabemenosrespectoaMr.Lukerqueyo.

—¿Nolohabíasvistoanteriormente,antesdequeteencontrarasconélenelbanco?

—Jamás.

—¿Lohasvistoposteriormente?

—Sí.Hemossidointerrogadosjuntosyseparadamenteporlapolicía.

—Mr.Lukerfuedespojadodeunreciboqueleentregaronenlacasadesubanquero,¿noesasí?¿Porquéfuequerecibióelmismo?

—Porunagemavaliosaquedejóencustodiaenelbanco.

—Esoesloquedicenlosperiódicos.Esopodrásatisfacerallectorcomún;

peronoessuficienteparamí.Enelrecibodelbancodebedecirdequégemasetrata,¿noesasí?

—En el recibo bancario, Raquel —según he oído decir—, no se hacemenciónalgunadeesaespecie.UnagemavaliosadepropiedaddeMr.Luker;depositada porMr. Luker; sellada con el sello deMr. Luker; y la cual seráentregada sólo cuando la solicite personalmente Mr. Luker: eso es lo queconstaenelreciboycuantoyoséalrespecto.

Ella hizo una pausa, luego que él terminó de hablar.Miró después a sumadreysuspiró.VolvióamiraraMr.Godfreyyprosiguió.

—Ciertos asuntos privados nuestros—dijo— han salido a la luz en losperiódicos,¿verdad?

—Lamentotenerquedecirquesí.

—Yciertasgentesociosas,enteramentedesconocidasparanosotros,estánesforzándose por hallar un nexo entre lo que ocurrió en nuestra casa deYorkshire y lo que ha estado acaeciendomás tarde aquí enLondres, ¿no escierto?

—Muchome temoque lacuriosidadpública,enciertoscírculos,sehayaencauzadoporesecamino.

—Lamismagentequeafirmaquelostresdesconocidosquetemaltratarona ti y a Mr. Luker eran los tres hindúes afirma también que la piedrapreciosa…

Aquí se detuvo. Gradualmente, durante los últimos minutos, había idopalideciendomásymás.Laextraordinarianegruradesucabellotornaba,porcontraste, tan aterradora su palidez, que todos pensamos que habría dedesmayarse cuando se interrumpió en ese instante enmediode supregunta.Nuestro querido Mr. Godfrey hizo una segunda tentativa de abandonar suasiento.Mi tía le rogó a ella que se abstuvieradepreguntar.Yo respaldé supalabramedianteunsimpleymedicinalofrecimientodepaz,bajolaformadeunfrascodesales.Ningunodelostresobtuvoelmenoréxitoconsuactitud.

—Godfrey, quédate aquí.Mamá, no tienes por qué alarmarte en lomásmínimorespectoamí.Clack, teestásmuriendoporconocereldesenlacedeesto;nomedesmayaré,expresamente,paraganarmetuagradecimiento.

Éstasfueron, textualmente,suspalabras,queregistréenmidiarioapenasme hallé en casa. ¡Pero no juzguemos! ¡Amigos cristianos, no juzguemos!Miss Raquel se volvió nuevamente hacia Mr. Godfrey. Con terribleobstinación retomó el hilo del discurso en el mismo lugar en que lo habíadejadocuandosedetuvoycompletósupreguntaconestaspalabras:

—Haceunminutotehablédeloqueactualmentecomentanlasgentesde

ciertos círculos. Contéstame claramente, Godfrey: ¿ha dicho alguna de esaspersonasquelavaliosagemadeMr.Lukeres…laPiedraLunar?

Encuantoelnombredeldiamantehindúhubosalidodeloslabiosdeella,advertí un cambioen el rostrodemi admirable amigo.Su tezoscureció.Sedesvaneció su cordial y suave disposición de ánimo, que es uno de susmayoresencantos.Unanobleindignacióninspirósuréplica.

—Sí;lohandicho—respondió—.HaygentesquenovacilanenacusaraMr. Luker de haber falseado la cosa para servir algún fin privado personal.Éstehadeclaradounayotra,solemnemente,queantesdeverseenvueltoenelescándalonohabíaoídohablarjamásdelaPiedraLunar.Yesasgentesvilesreplican,sinqueunamerasombradeverdadjustifiquesuspalabras:«tendrásus razones para ocultarlo; nos rehusamos a creer lo que afirma bajojuramento.»¡Vergonzoso!

Raquel estuvomirándolo de unamaneramuy extraña—no puedo decirconpropiedadenquéforma—duranteeltiempoenqueélhabló.Unavezquehuboterminadoledijo:

—Considerando que Mr. Luker es sólo un amigo ocasional para ti;defiendessucausa,Godfrey,untantoapasionadamente.

Mitalentosoamigolecontestóconunadelasréplicasmásgenuinamenteevangélicasqueheoídojamás.

—Tengolaesperanza,Raquel,dehaberdefendidosiemprelacausadelosoprimidos,untantoapasionadamente—dijo.

Eltonoconquepronuncióestaspalabrashubierasidocapazdefundirunapiedra.Pero,¡ohDiosmío!,¿quédurezahay,despuésdetodo,enunapiedra?Ningunasiselacomparaconladelcorazóndeunserdegenerado.

Ellaledirigióunamiradaburlona.Enrojezcoalrecordarlo;seleburlóaélenlacara.

—Guarda esas bellas palabras para tus juntas femeninas,Godfrey. Estoysegura de que el escándalo en que se ha visto envueltoMr. Luker no te haperdonadoatitampoco.

Aunlaapatíademitíasedesvanecióanteesaspalabras.

—¡Mi queridaRaquel—la amonestó—, no tienes en verdad derecho deafirmartalcosa!

—Nolohagoparaperjudicarlo,mamá…,sinoporsubien.Tenunpocodepacienciaconmigoyyaverás.

VolviéndosehaciaMr.Godfreylomiróconloquealparecereraunsúbitoarranquedepiedad.Llegóalextremo—almuypocofemeninoextremo—de

tomarsumano.

—Estoysegura—dijo—dehaberdescubiertoelmotivodeturepugnanciaahablardeesteasuntodelantedemimadreydemí.UndesdichadoaccidentehaligadotunombreconeldeMr.Lukerenelpensamientodelasgentes.Mehasdichoyaloquesedicedeél,enesteescándalo.¿Quéesloquesedicedetirespectodelmismo?

Aun al escuchar esonuestroqueridoMr.Godfrey—siempredispuesto adevolverbienpormal—seesforzóporperdonarla.

—¡No me preguntes nada! —dijo—. Mejor será olvidarlo, Raquel…,realmente,mejorserádejarestoasí.

—¡Quierosaberlo!—gritóella,fieramente,consutonomásaltodevoz.

—¡Díselo, Godfrey!—le suplicómi tía—. ¡Nada podrá hacerle el dañoqueleestáhaciendoahoratusilencio!

LosbellosojosdeMr.Godfreysellenarondelágrimas.Apelóellaconunapostreramirada,yexhalóporfinlaspalabrasfatales:

—Yaqueloquieressaber,Raquel…,heaquíloquesedicedemírespectoaesteescándalo:quelaPiedraLunarhasidoempeñadapormíyquesehallaencalidaddeprendaenmanosdeMr.Luker.

Ellasaltódesuasientoysepusoenpiedandounchillido.Empezóamirarya hacia adelante ya hacia atrás, de mi tía aMr. Godfrey, de tan frenéticamaneraqueparecía,realmente,habersevueltoloca.

—¡No me habléis! ¡No me toquéis! —exclamó rehuyéndonos a todos(¡afirmoquecomounanimalacorralado!)yretrocediendohaciaunrincóndelcuarto—.¡Estaesmifalta!Yotengoquesubsanarla.Mehesacrificadoamímisma… tenía el derecho de hacerlo, si es que me gustaba hacerlo. Peroarruinaraunhombre inocente;mantenerunsecretoquehabrádedestruirsureputación para siempre…, ¡ohDiosmío, eso es algo demasiado horrendo!¡Nopuedosoportartalcosa!

Mitíaselevantóamediasdesuasientoysedejócaerluegosúbitamenteenél.Mellamóconvozdesmayada,indicándomeunapequeñaredomaquesehallabaensucosturero.

—¡Rápido!—murmuró—.Seisgotasenagua.QuenoteveaRaquel.

En otras circunstancias me hubieran extrañado tales palabras. Pero nohabía ahora tiempo para pensar… sólo cabía echar mano de la medicina.Nuestro querido Mr. Godfrey me ayudó inconscientemente a ocultarle aRaquel lo que yo estaba por hacer, al dirigirle a ésta algunas palabras paraserenarla,enelotroextremodelcuarto.

—Enverdad…,enverdad, túexageras—looídecir—.Mi reputaciónsehalla en lo alto para que pueda ser destruida por un escándalomiserable ypasajero como éste. Todo caerá en el olvido dentro de una semana. Nohablemosmásdeello.

Ellasemostróenteramenteinaccesibleaunagenerosidadtangrandecomoésta.Prosiguióhablando,yendodemalenpeor.

—Yodeboyhabrédedetenerelescándalo—dijoella—.¡Mamá!Escuchaloquevoyadecir.¡MissClack!,escucheloquevoyadecir.Yosécuálfuelamano que se llevó la Piedra Lunar. Lo sé…—puso un gran énfasis en laspalabrasygolpeóconlospiesenelpiso,poseídaporlacólera—.¡YoséqueGodfreyes inocente! ¡Llévameanteel juez,Godfrey! ¡Llévameanteel juezparajurarlo!

Miamaasiómimanoycuchicheó:

—Quédateunminutoodosmásaquí.QueRaquelnomevea.

Yoadvertíensurostrountinteazuladoquemealarmó.Ellasediocuentadequeyoestabainquieta.

—Las gotasme pondrán bien en uno o dosminutos—dijo.Y cerró losojos,aguardandoasíduranteuninstante.

MientrasestoocurríapudeoírcómonuestroqueridoMr.Godfreylaseguíaamonestandosuavemente.

—Nodebes aparecermezclada públicamente en este asunto—le dijo—.Tureputación,miqueridísimaRaquel,esalgodemasiadopuroysagradoparajugarconella.

—¡Mi reputación!—dijo ella soltando una carcajada—.Vaya, seme haacusado,Godfrey,tantocomoati.ElmejordetectivedeInglaterraafirmaquehe robado mi propio diamante. Pregúntale lo que opina y te dirá que heempeñado la Piedra Lunar para pagar mis deudas privadas. —Se detuvo,corrió a través del cuarto, y cayóde rodillas a los pies de sumadre—. ¡Ohmamá! ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Debí de estar loca, ¿no es cierto?, para no haberdescubiertolaverdadhastaahora!

Sehallabademasiadoexcitadaparaadvertirelestadodesumadre;enuninstante se puso en pie de nuevo y en otro se halló de regreso junto aMr.Godfrey.

—Nodejaréquetú…,nodejaréqueningúnhombreinocenteseaacusadoni deshonrado por mi culpa. Si no quieres llevarme ante el juez, redactaentoncesenunpapelunadeclaracióndeinocencia,queyohabrédefirmarla.Haz lo que te digo, Godfrey; de lo contrario, la escribiré yo misma a losdiarios…¡Saldrédeaquíeirédiciéndoloagritosporlascalles!

Nodiremosqueeraelremordimientoelquehablaba,sinosimplementelahisteria.ElindulgentedeMr.Godfreylaaplacóechandomanodeunahojadepapelyextendiendoallíladeclaración.Ellalafirmóconunaprisafebril.

—Muéstralaentodaspartes,sinpreocupartepormí—dijo,mientrasseladevolvía—.Mucho me temo, Godfrey, que no te haya hecho justicia hastaahoraenmipensamiento.Eresmásdesinteresado…,eresmejorhombredeloquetecreía.Venaquícuandopuedas,queyomeesforzaréporreparareldañoquetehehecho.

Ledio lamano. ¡Ay,estadébilnaturalezanuestra! ¡Ay,Mr.Godfrey!Nosólo llegó aolvidarse en tal formade símismocomoparabesarle lamano,sinoqueadoptótalsuavidaddetonoalresponderle,que,teniendoencuentalasituación delmomento, significaba pocomenos que una concesión hecha alpecado.

—Vendré, amadísima Raquel —dijo—, con la condición de que novolvamosahablardeesteodiosoasunto.

JamásanteriormentehabíavistoyoanuestroHéroeCristianocaertanbajocomoenesaocasión.

Antesdequeningunodenosotroshubiese tenido tiempodeproferir unapalabra,ungolpeespantosodadoenlapuertadecallenosestremecióatodos.Asomándome a la ventana pude ver al Mundo, la Carne y el Demonioaguardandoantenuestracasa,personificadosenuncarruajeyunoscaballos,un polvoriento lacayo y tres de las mujeres más audazmente trajeadas quehayavistojamásenmivida.

Raqueldioun respingoycompusosupersona.Luegocruzóel cuartoendirecciónasumadre.

—Han venido a buscarme para ir a la exposición floral —dijo—. Unapalabraantesdeirme,mamá.¿Notehecausadoundisgusto?,¿verdadqueno?

¿Habíaquecompadecerseocondenareseembotamientodelsentidomoralquelahacíadirigirunapreguntadeesaíndole,ensemejantesituación?Yomeinclinoporelperdón.Apiadémonosdeella.

Laslágrimasprodujeronsuefecto.Latezdemipobretíavolvióaserladesiempre.

—No,no,querida—ledijo—.Vecontusamigosydiviértete.

Su hija se inclinó y la besó. Yo había abandonado ya la ventana y mehallaba junto a la puerta, cuando Raquel se aproximó para salir. Un nuevocambiosehabíaoperadoenella:sehallababañadaenlágrimas.Yomiréconsimpatíaelmomentáneoablandamientodeesecorazónobstinado,ymesentíinclinada a decirle unas pocas palabras de estímulo. Pero ¡ay!; mis bien

inspiradaspalabrasdesimpatíanohicieronmásqueofenderla.

—¿Qué significan esas palabras de consuelo? —me respondió en unmurmulloáspero,mientras sedirigíahacia lapuerta—.¿Noves lo felizquesoy?Iréalaexposiciónfloral,Clack,ymepondréelgorromáshermosodeLondres.

Completó su hueco sarcasmo enviándome un beso que sopló sobre lapalmadesumano…,yabandonóluegolahabitación.

Quisierapodertransmitirconpalabrastodalacompasiónquesentíporestamiserableydescarriadamuchacha,peromeencuentrotanescasamentedotadade elocuencia comode dinero. Permítanmeustedes que lo diga:mi corazónsangróporella.

Al regresar junto a la silla de mi tía, advertí que nuestro querido Mr.Godfrey se hallaba dedicado a la búsqueda de algo, aquí y allí, en lasdiferentes partes del cuarto. Antes de que pudiera ofrecerle ayuda había yadescubierto lo que buscaba. Regresó hacia donde estábamos su tía y yo,trayendosudeclaracióndeinocenciaenunamanoyunacajadecerillasenlaotra.

—¡Querida tía, un pequeño complot!—dijo—. ¡Mi queridaMissClack,unapiadosamentiraqueaunsuelevada integridadmoralsabráexcusar!¿Leharán creer a Raquel que he aceptado este generoso sacrificio que la hallevadoa firmarestedocumento?¿Yseréis tanbuenascomoparaatestiguarquelodestruyoenvuestrapresenciaantesdeabandonarlacasa?

Encendiendounacerillapusofuegoalpapel,colocándoloparaqueardieraenunplatoquehabíasobrelamesa.

—Cualquier pequeño contratiempo que pueda yo sufrir no es nada —observó—, comparándolo con la importancia que tiene el preservar a unnombretanpurodelpecaminosocontactodelmundo.¡Vaya!,hemosreducidoesto a un minúsculo e inofensivo puñado de cenizas y nuestra querida eimpulsivaRaquelnosabrá jamás loquehemoshecho.¿Cómosesienten…?Mispreciosasamigas,¿cómosesienten?Enloqueaestapobrepersonamíaserefiere,puedodecirquemesientotandichosocomounniño.

Irradiandoalegríavolcósobrenosotrassubellasonrisa,ynostendióluegouna mano a cada una. Yo me hallaba demasiado conmovida por esa nobleaccióncomopara intentarhablar.Cerré losojosy llevésumano, impulsadaporunaespeciedeolvidodemímisma,amislabios.Élmurmuróunasuaveamonestación. ¡Oh,eléxtasis,elpuroyextraterrenaléxtasisdeese instante!Tomé asiento —difícilmente podría decir sobre qué— completamenteextraviadaenlaexaltacióndemissentimientos.Cuandovolvíaabrirlosojos,sentílomismoquesibajasedelcieloalatierra.Novimásqueamitíaenla

habitación.Élhabíadesaparecido.

Meagradaríadetenermeaquí…MegustaríacerrarmirelatoconelregistrodeesanobleaccióndeMr.Godfrey.Desgraciadamentehaymás,muchasmáscosasquelainexorablepresiónpecuniariadelchequedeMr.Blakemeobligaaseguir.LospenososdescubrimientosquehabríanderevelársemedurantemivisitaaMontaguSquareeldíamartesnopararonaquí.

HallándomeasolasconLadyVerindervolví,naturalmente,altemadesusalud, haciendo referenciamuy delicadamente a la ansiedad que demostraraporocultarlesuindisposiciónylamedicinaingeridaasuhija.

Laréplicademitíamesorprendióenormemente.

—Drusilla—medijo(siesquenohedichoanteriormentequeminombrede pila es Drusilla, permítanme que lo haga ahora)—, estás rozando, de lamaneramásinocente,losé,unasuntomuypenoso.

Yomelevantéinstantáneamente.Eldecoronomeaconsejabamásqueunaalternativa…,laalternativadealejarmeluegodeofrecerlemisexcusas.LadyVerindermecontuvoeinsistióenquevolvieraasentarme.

—Hassorprendidounsecreto—medijo—quesólolehabíaconfiadoamihermana,Mrs.Ablewhite,yamiabogado,Mr.Bruff;anadiemásqueaellos.Puedoconfiarensudiscreciónyestoyseguradecontartambiénconlatuya,cuando te haya puesto al tanto de lo ocurrido. ¿Tienes algún compromisourgente,Drusilla,opuedesdisponerdetodoeltiempoestatarde?

Innecesarioesdecirquetodomitiemposehallabaalaenteradisposicióndemitía.

—Acompáñame,entonces—medijo—,unahoramás.Hededecirtealgoque,segúncreo,lamentarásmuchooír.Yhabrédepedirteunfavordespués,siesquenomerehúsastuayuda.

Innecesario vuelve a ser que diga que, lejos de objetar tal ayuda, mehallabaprontaparaprestarletodalaquesehallabaamialcance.

—Puedes aguardar aquí—prosiguió—, hasta que llegueMr. Bruff a lascinco.Y actuarás en calidad de testigo,Drusilla, cuando deba firmar yomitestamento.

¡Su testamento! Me acordé de las gotas que viera en su costurero. Ytambiéndeltinteazuladoquepercibíensurostro.Unaluzquenoeradeestemundo —una luz que surgía de un sepulcro increado— alumbrósolemnementemi inteligencia.El secretodemi tíahabíadejadode ser parasiempreunsecreto.

CAPÍTULOIII

El respeto que siento por la pobre Lady Verinder me impidió insinuarsiquiera que había descubierto la triste verdad antes de que abriera ella loslabios.Aguardéensilenciosudecisión;y,luegodehaberresueltoenmifuerointerno decirle unas pocas palabras de consuelo en cuanto se presentara laoportunidaddehacerlo,mesentípreparadaparacumplircualquierdeberquesemeimpusiera,porpenosoquefuese.

—He estado seriamente enferma, Drusilla, desde hace algún tiempo—comenzóadecirmemitía—.Y,loqueesextraño,sinsaberlo.

Yomeacordédelasmilesymilesdeperecederascriaturashumanasquesehallabanenesemismoinstanteenfermasdelespíritu,sinsaberloellasmismas.Ymuchotemíquemipobretíapertenecieraaesamultitud.

—Sí,querida—ledijetristemente—.Sí.

—He traído a Raquel a Londres, tú lo sabes, por consejo médico —prosiguió—.Ymeparecióconvenienteconsultaradosmédicos.

¡Dosmédicos!Y,¡ohDiosmío,enelestadoenquesehallaRaquel,niunsolosacerdote!

—Sí,querida—dijeunavezmás—.¿Y?

—Unode losmédicos—prosiguiómi tía—meeradesconocido.Elotrohabía sido un viejo amigo demi esposo y demostró siempre interés pormipersona.LuegodeprescribirleeltratamientoaRaquel,manifestóquedeseabahablarasolasconmigo,enotroaposento.Yoesperaba,naturalmente,quemehicieraconoceralgunasinstruccionesespecialesrelativasalacuracióndemihija. Antemi sorpresa asiómimano gravemente yme dijo: «La he estadoobservando, Lady Verinder, no sólo con interés profesional, sino tambiénpersonal.Sehallausted,muchome temo,muchomásnecesitadadeurgenteconsejomédicoquesuhija.»Mehizoalgunaspreguntasquealprincipiomesentí inclinada a tomar ligeramente, hasta que observé que mis réplicas loapenaban. Terminó la entrevista con el anuncio suyo de que vendría al díasiguienteacompañadodeunmédicoamigo,aunahoraenquenosehallaríaRaquel en la casa. La consulta —cuyo resultado me fue transmitido de lamaneramáscordialyafable—convencióalosdosfacultativosdequehabíahabidounapreciosapérdidadetiempoquenopodríajamásrecuperarseyquemi estado de salud escapaba a cuanto podía su ciencia hacer en mi favor.Desde hacía más de dos años había estado yo padeciendo una subrepticiadolencia al corazón, la cual, sin darse a conocer bajo ningún síntomaalarmante,fueminándomepocoapocohastallevarmefatalmenteaunestado

ruinoso.Puedoviviraúnalgunosmesesopuedotambiénmorirantesdequeun nuevo día se deslice en torno mío… Los médicos no pueden ni osanafirmar,positivamente,otra cosaqueésa.Sería inútil negar, querida,quehepasadoporalgunosmomentosangustiososdesdequemefuedadoaconocermi verdadero estado de salud. Pero estoy ahora más resignada y me hallodispuestaahacerloposibleparaordenarmisasuntosterrenos.MimásgrandemotivodepreocupaciónresideenelhechodequeRaquelseamantenidaenlaignorancia,encuantoalaverdad.Silaconocieraatribuiríamiruinafísicaalaansiedad provocada enmí por el diamante y se reprocharía a símisma unacosadelaqueella,pobreniña,noesenmodoalgunolaculpable.Segúnlosmédicos, la dolencia surgió hace dos, si no tres años. Estoy segura de quesabrásguardarmisecreto,Drusilla…,porqueestoyconvencidadenovermásquesinceracongojaysimpatíaentusemblanteenestemomento.

¡Congojaysimpatía! ¡Oh,quéemocionesmáspaganasseaguardabandeunacristianainglesaancladasólidamenteensufe!

Difícil le hubiera sido a mi pobre tía imaginar el raudal de devotoagradecimiento que inundó todo mi ser al acercarse ella al epílogo de sumelancólicahistoria.¡Heaquítodaunabrillanteyútilcarreraenperspectiva!¡He aquí a una amada parienta, a una perecedera criatura humana, en lavíspera de un gran cambio, completamente desapercibida para el mismo, einstigada,providencialmente instigadaa revelarmesusituaciónamí! ¡Cómodescribir la alegría que me produjo el recordar que los preciosos amigosclericales, en cuya ayudapodía confiar, podían contarse node a unoode ados, sino por decenas y veintenas! Tomé a mi tía en mis brazos…, miabrumadora ternuranosesatisfacíaahoraconnadaque fuesemenosqueunabrazo. «¡Oh! —le dije con fervor—, cuán grande es el interés que meinspiras!¡Oh!¡Cuántobienpiensovolcarsobre ti,querida,antesdequenosseparemos!»Luegodeunaodospalabrasdeadvertencia,amaneradeprólogoardoroso, le di a escoger entre tres preciosos amigos míos dedicados de lamañana a la noche a su labor piadosa en su propio vecindario; los tresafectuosamente inclinados a ejercitar sus dones, ante una sola palabra mía.Pero ¡ay!, la realidad fuemuchomenos alentadora.LapobreLadyVerindermemiróperplejayatemorizadayrechazócuantopudeofrecerlehaciéndomela objeción puramente mundana de que no se encontraba con fuerzas pararecibiraningúnextraño.Yocedí…,porelmomento,naturalmente.Milargaexperiencia(colectorayvisitadorareligiosa,bajolasórdenesdenomenosdecatorcebienamadosamigosclericales,contándolosatodos)mesugirióquemehallaba ante un nuevo caso en el que debía recurrir a mis libros, que seajustaban, todosellos,a laactualemergencia, loscualeshabíansidoescritosparaestimular,convencer,preparar,iluminaryfortificaramitía.

—¿Leerás,querida?—ledijedelamaneramáspersuasiva—.¿Leerás,no

escierto,sitetraigoalgunosdemispreciososvolúmenes,dobladostodosenlapáginaindicada,yconseñalesalápizenloslugaresenquedebesdetenertey preguntarte a ti misma: «¿Tiene esto aplicación en mi caso?». Aun estesimple ruego—tan absorbente es la influencia paganadelmundo—parecióestremeceramitía.«Haréloquepueda,Drusilla,paracomplacerte»,medijo,conunamiradadesorpresaqueeraalavezinstructivayterrible.Nohabíauninstante queperder.El reloj que estaba sobre elmármol de la chimeneameinformóquecontabaapenasconeltiemposuficienteparaprecipitarmeacasa,proveermede lasprimeras seriesde lecturas selectasqueencontraraamano(unadocena,diremos)yregresaratiempoparaencontrarmeconelabogadoypresenciarlafirmadeltestamentodeLadyVerinder.Prometiéndolefielmenteestarderetornoalascinco,dejélacasaparaejecutarmipiadosamisericordia.

Cuando sólo se halla en juego mi interés personal, me conformo muyhumildementeconirdesitioensitioenómnibus.Permítanmequelesdéunaidea de mi devoción por mi tía, al recordar que en esa ocasión fui tandilapidadoracomoparatomaruncabriolé.

Lleguéamicasa,escogíymarquélaprimeraseriedelecturasyemprendíel regresoaMontaguSquareconunadocenadeobrasenunsacodenoche,libros que no tienen rivales, estoy enteramente segura, en la literatura deningúnotropaísdeEuropa.Lepaguéalcocheroelprecioexactodelviaje.Lorecibió con un juramento y yo le entregué al punto un folleto.Difícilmentehubiera demostrado hallarse ese pobre desventurado más consternado si lehubiese puesto una pistola en la cabeza. Pegando un salto en el pescante ylanzandoprofanasexclamacionesdedisgustopartiódeallífuriosamente.¡Noobstante, todo fue inútil, tengo la dicha de poder decirlo! Sembré la buenasemillaadespechodeél,alarrojarunsegundofolletoadentrodelcabrioléatravésdelaventanilla.

Elcriadoquemeabrió lapuerta—no lapersonaconsugorrodecintas,antemigranalivio,sinoellacayo—meinformóqueeldoctorhabíallegadoyseencontrabaaúnencerradoarribaconLadyVerinder.Mr.Bruff,elabogado,había llegado hacía unminuto y se hallaba aguardando en la biblioteca.Yotambiénfuiconducidaallíparaaguardar.

Mr.Bruff pareció sorprenderse al verme.Era el abogado de la familia ynoshabíamosencontradoenmásdeunaocasiónanteriormentebajoel techodeLadyVerinder.Se trata, lamento tenerquedecirlo, deunhombrequehacrecidoyenvejecidoal serviciodelmundo.UnhombrequeensushorasdelaboreraelprofetaelegidodelaLeyydeMammón,yensushorasdeocio,culpableigualmentedeleerunanovelaydestruirunfolleto.

—¿Havenidoustedparaquedarse,MissClack?—mepreguntó,dirigiendounamiradahaciamisacodenoche.

Revelarle el contenido de mi precioso bolso a una persona como ésa,equivaldría simplemente a invitarla a lanzar un diluvio de profanaciones.Descendiendo a su mismo nivel terrenal le mencioné el motivo de mipresenciaenlacasa.

—Mitíamehainformadoquesehallaapuntodefirmarsutestamento—lerespondí—.Yhasidotanbuenacomoparapedirmequeactúeencalidaddetestigo.

—¡Ay! ¡Ay!Bien,MissClack, podrá usted serlo. Tienemás de veintiúnañosyno laguíaelmenor interéspecuniario, encuanto se relacionaconeltestamentodeLadyVerinder.

¡No tenía el menor interés pecuniario en cuanto al testamento de LadyVerinder! ¡Oh,cuánagradecida leestuvealoírestaspalabras!Simi tía,queposeíamilesdelibras,sehubieraacordadodeestapobrecriaturaquesoyyoypara la cual cinco libras constituyen toda una meta; si mi nombre hubieseaparecidoenel testamento,conunpequeñoyestimulante legadoadscritoalmismo, mis enemigos habrían quizá dudado del motivo que me impulsó acargar con losmás escogidos tesoros demi biblioteca y habrían tratado desacar provecho de mis débiles recursos, a raíz del despilfarro cometido alviajar en cabriolé. Ni el más cruel y burlón de todos ellos dudaría ahora.¡Tantomejorqueasíocurriera!

Fuidespertadadeestasconsoladorasreflexionespor lavozdeMr.Bruff.Mi pensativo silencio pareció haber pesado sobre el espíritu de ese sermundano,forzándolo,porasídecirlo,ahablarcontrasumismavoluntad.

—Ybien,MissClack,¿cuálessonlasúltimasnovedadesenelterrenodelacaridad?¿CómoseencuentrasuamigoMr.GodfreyAblewhite,luegodelaazotainaqueledieronesosbandidosenlaNorthumberlandStreet?¡Vaya!Enelclubcirculaunalindahistoriaentornoaestecaritativocaballero.

Yohabíapasadoporaltolaformaenqueesteindividuoobservóqueteníamásdeveintiúnañosyquenoalbergabainteréspecuniarioalgunorespectoaltestamentodemitía.PeroeltonoconqueserefirióamiqueridoMr.Godfreyibamuchomásalládeloquemitoleranciapodíasoportar.Obligadacomomesentía,luegodeloacaecidoenmipresenciaesatarde,aasegurarlainocenciademiadmirableamigo,dondequieraquese trajeseacolaciónel tema,deboreconoceralavezquesentílaobligacióndereforzartanjusticieropropósito,enelcasodeMr.Bruff,conunpunzantecastigo.

—Vivodemasiado alejadadelmundo—ledije—,yno tengo la ventaja,señor,deperteneceraunclubcomousted.Peroocurrequeconozcolahistoriaaqueacabausteddealudir;ysétambiénquementiramásvilqueesanohasidojamáspropalada.

—Sí,sí,MissClack…,creeustedensuamigo.Muynatural.Mr.GodfreyAblewhitecomprobaráquenoes tan fácilconvencera lasgentesengeneralcomoaunajuntadedamascaritativas.Lasaparienciasestántodas,fatalmente,encontrasuya.Sehallabaenlacasacuandodesaparecióeldiamante.YfuelaprimerapersonaquelaabandonóparadirigirseaLondres,luegodeello.Sonésas dos feas circunstancias, señora, cuando se les observa a la luz de losposterioreseventos.

Reconozcoquedebí haberlo puesto en su lugar antes de queprosiguierahablando.Debería haberle dicho que estaba hablando sin tener en cuenta eltestimonioquedelainocenciadeMr.Godfreypodíaofrecerlaúnicapersonainnegablemente capacitada para hablar con pleno conocimiento de causa.Pero, ¡ay!, la tentaciónde conducir al abogadodiestramentehasta supropiaderrota era algo demasiado pesado paramí. Le pregunté qué había queridodecirconesodelos«posterioreseventos…»,conuntonodelomásinocente.

—Por posteriores eventos, Miss Clack, quiero significar eventos en loscualessehanvisto implicados loshindúes—prosiguióMr.Bruff,adoptandounairemásymássuperiorhaciaestapobrecriaturaquesoyyo,amedidaqueproseguíahablando—.¿QuéesloquehacenloshindúesencuantoselesabrenlaspuertasdelaprisióndeFrizinghall?DirigirseinmediatamenteaLondresyfijar su vista en la persona de Mr. Luker. ¿Qué es lo que dice Mr. Lukercuando acude por vez primera a la justicia en demanda de protección?Reconocequehasospechadoqueunodelosoperariosdesuestablecimientosehallaenconnivenciaconloshindúes.¿Puedehaberunapruebamoralmásevidente,hastaaquí,dequelos truhanescontabanconuncómpliceentre losempleadosdeMr.LukeryquesabíanquelaPiedraLunarseencontrabaenlacasa de Mr. Luker? Muy bien. ¿Qué ocurre luego? Mr. Luker se sientepreocupado (y conmucha razón) por la seguridad de la gema que se le haentregadoencalidaddeprenda.Lacolocaentoncessecretamente,segúntodaslasapariencias,enlacajafuertedesusbanqueros.Maravillosaperspicacialasuya;peroloshindúesson,porsuparte,tanperspicacescomoél.Sospechanque el diamante es cambiado de un lugar a otro; y hallan la forma,singularmenteosadaycabal,deaclararsussospechas.¿Aquiénapresanpararegistrar?NosolamenteaMr.Luker—locual esbiencomprensible—, sinotambiénaMr.GodfreyAblewhite.¿Porqué?Mr.Ablewhiteafirmaquehanobrado ciegamente, y sospechado de él por haberlo visto hablaraccidentalmente con Mr. Luker. ¡Absurdo! Otra media docena de personasconversaron conMr. Luker esamañana. ¿Por qué no siguieron a los demáshasta sus casas y les tendieron lamisma trampa? ¡No! ¡No!La explicaciónmássencillaesqueMr.AblewhitesentíauninterésocultoporlaPiedraLunaraligualqueMr.Luker,yqueloshindúessehallabantanenladudarespectoacuálde losdosseencontrabaenposesióndelamisma,quenocontaronconotraalternativaqueladeregistrarlosalosdos.Esoesloquedicelaopinión

pública, Miss Clack. Y la opinión pública no puede en este caso ser muyfácilmenterefutada.

Dijoestasúltimaspalabrasconunairedesabiduríatanmaravillosamentesustentadopor suvanidadmundana,quenopude realmente (paravergüenzamíalodigo)resistirlatentacióndeconducirlounbrevetrechomásalláenesecamino,antesdeapabullarloconlaverdad.

—Nopretendoargüirconunletradotanhábilcomousted—ledije—.Pero¿lepareceausted, señor,que sees justoconMr.Ablewhitecuandosepasapor alto la opinión del famoso funcionario de la policía de Londres queinvestigóestecaso?NiunasombradesospecharecayósobrenadiedelacasacomonofuerasobreMissVerinder,segúnlaopinióndelSargento.

—¿Quiere usted decir, Miss Clack, que se halla de acuerdo con elSargento?

—Nosoyjuezdenadie,señor,nidoyopiniónalguna.

—Yo, por mi parte, cometeré ambas enormidades señora. Juzgo que elSargentosehaequivocadocompletamenteydoymiopiniónalafirmarquesiaquél hubiese conocido el carácter de Miss Raquel como lo conozco yo,hubiese sospechado de cualquiera de la casa antes que de ella.Admito quetienesusdefectos;esreservadayterca,raraeindómitaydistintadelasotrasmuchachas de su edad. Pero es fiel como el acero, magnánima y generosahastaelexceso.Silapruebamásevidentedelmundoapuntaraendeterminadadirección y tan sólo la palabra de honor de Raquel lo hiciera en sentidocontrario,yomedeclararíaenfavordesupalabrayencontradelaevidencia,¡abogadocomosoy!Palabrasfuertes,MissClack;peroesoesloquepiensoenverdad.

—¿Tendríaustedalgúninconvenienteenilustrarloquepiensa,Mr.Bruff,demanera quepuedayo estar completamente segura de que lo comprendo?Supongamos que halla usted aMissVerinder insistentemente interesada porsaberquéleshaocurridoaMr.AblewhiteyMr.Luker.Supongamosqueellaformula las más extrañas preguntas en torno a este espantoso escándalo ydemuestra hallarse poseída por la más indomable agitación al enterarse delgiroqueelasuntovatomando.

—Supongausted loquesuponga,MissClack,noharáustedvacilar la fequemeinspiraRaquelVerinder,enlomásmínimo.

—¿Puedeconfiarseenellahastatalgrado?

—Absolutamentehastaesepunto.

—Permítame entonces que le informe, Mr. Bruff, que Mr. GodfreyAblewhite ha estado en esta casa hacemenos de dos horas y que el pleno

reconocimiento de su inocencia en lo que concierne a la desaparición de laPiedra Lunar ha sido proclamado por la propia Miss Verinder en el másviolentolenguajequeescuchéjamássalirdebocadeunajovendama.

Me gocé en el triunfo —triunfo impío, me temo, lo admito— quesignificaba el ver aMr.Bruff enteramente confundido y aplastado por estaspocaspalabrasmías.Saltandodesuasiento,sepusoenpieymeclavósuvistaensilencio.Yopermanecísentada,inconmovibleyprocedíanarrardemaneraexactaloocurrido.

—¿Qué tiene usted que decir respecto a Mr. Ablewhite, ahora? —lepregunté,conlamayorsuavidadquemefueposibleutilizar,tanprontocomohubeterminado.

—SiRaquel ha certificado su inocencia,MissClack, no tengo elmenorescrúpuloendecirquecreoensuinocenciatanfirmementecomousted.Mehedejado extraviar por las apariencias igual que el resto de las gentes y meentregaréahoraalatareadereparareldañodelamejormaneraamialcancerefutandopúblicamentelasescandalosasapreciacionesquesehaganentornoasuamigo,dondequieraquelasoiga.Mientrastanto,permítamequelafeliciteporlaformamagistralenqueabrióelfuegograneadodesusbateríassobremí,enelinstanteenquemenosloesperaba.Hubieraustedhechograndescosasenmiprofesión,señora,dehaberqueridolasuertequefueseustedhombre.

Dichasestaspalabrassealejódemiladoycomenzóapasearse,irritado,dearribaabajoporelcuarto.

Era evidente que la nueva luz que arrojé yo sobre el tema lo habíaconvulsionadoysorprendidoenformaextraordinaria.Ciertasexpresionesquedejóescapardesuslabiosmientrasseengolfabamásymásensusreflexionessirvieron para sugerirme el abominable punto de vista que había hastaentoncessustentadorespectoalmisteriodeladesaparecidaPiedraLunar.Nohabía tenido el menor escrúpulo en sospechar a Mr. Godfrey autor de lainfameaccióndeapoderarsedeldiamanteydeatribuirleaRaquellagenerosaintencióndeocultarelcrimen.DeacuerdoconeltestimoniodelapropiaMissVerinder—autoridadcompletamenteinexpugnable,comoyalosabenustedes,de acuerdo con la opinión de Mr. Bruff—, la explicación de los hechosresultaba enteramente equivocada. La perplejidad en medio de la cual fuelanzadapormíestaaltaautoridadenlamateriaeratanabrumadora,quenolefueposibleocultarla.«¡Quéproblema!»,looídecircuandosedetuvojuntoala ventana y empezó a tamborilear con sus dedos en el cristal. «No sólodesafíatodaexplicación,sino¡quesehallamásalládetodaconjetura!»

Nada había en estas palabras que hiciese necesaria una réplica de miparte… y, no obstante, ¡le contesté! Me parece increíble que no haya sidocapaz,niaunentonces,dedejarenpazaMr.Bruff.Yparecequeescapaalos

límites de la mera maldad humana el hecho de que yo descubriera en laspalabras que acababa de decirme una nueva oportunidad para tratar deconvertirme en una persona desagradable para él. Pero… ¡ah,mis queridosamigos!, ¡la perversidad humana no tiene límites y todo se torna posiblecuandonuestradébilnaturalezasacadenosotrostodoelprovechoquepuede!

—Perdóneme que lo interrumpa en sus reflexiones —le dije aldesprevenidoMr.Bruff—.Pero¿noexisteacasounaposibilidadquenosenoshaocurridoaúnaningunodelosdos?

—Puedeser,MissClack.Confiesoqueignorocuálpuedeser.

—Antesdequehubierasidotanafortunada,señor,comoparaconvencerlode la inocencia deMr.Ablewhite, dijo usted que una de las razones que lohicieronsospechardeélfuelacircunstanciadequesehallaraenlacasaenelinstante en que desapareció el diamante. Permítame recordarle que Mr.Franklinseencontrabatambiénenellaenesamismaoportunidad.

Nuestro viejo hombre mundano abandonó la ventana, colocó una sillaexactamente enfrente de lamía ymemiró con firmeza,mientras se sonreíaconunasonrisaduraymaligna.

—No es usted tan buena abogada, Miss Clack —observó en un tonomeditabundo—,comohabíayosupuesto.Nosabeusteddejarloaunoenpaz.

—Mucho me temo que no pueda seguirlo, Mr. Bruff —le dije conmodestia.

—Nome engañará con eso,MissClack…,nopodrá engañarme con esoporsegundavez.FranklinBlakeeseljovenqueyomásestimo;ustedbienlosabe.Peroellonoimporta.Adoptarésupuntodevista,enestaocasión,antesdequetengaustedtiempodevolverlocontramí.Sehallaustedenteramenteen lo cierto, señora. He sospechado de Mr. Ablewhite por motivos que enabstracto justificarían también el sospechar de Mr. Blake. Muy bien;sospechemos, también, de éste. Encuadra enteramente con su carácter,diríamos,elactoderobarlaPiedraLunar.Laúnicapreguntaquecabehacerahoraessiteníaalgúninterésenhacertalcosa.

—Que Mr. Franklin Blake tiene deudas —observé— es un asunto deldominiofamiliar.

—YquelasdeMr.GodfreyAblewhitenohanalcanzadoaúnesegradodedesarrollo, también. Completamente cierto. Pero ocurre que surgen losescollos en el caminode su teoría,MissClack.Yoadministro losbienesdeFranklinBlakeymeatrevoa informarleaustedque lagranmayoríadesusacreedores (sabiendo como saben que su padre es rico) siente una gransatisfacción al cargar sus intereses sobre sus deudas, mientras aguardan su

dinero,esaeslaprimeradificultad…,bastantepronunciadaporcierto.Ahoraveráustedquelasegundaloesaúnmás.MeheenteradoatravésdeesafuentefidedignaqueeslapropiaLadyVerinderdequesuhijasehallabadispuestaacasarse con Franklin Blake, antes de que el diabólico diamante hindúdesapareciese de la casa. Lo había atraído y rechazado varias vecesanteriormente.PeroleconfesóasumadrequeamabaalprimoFranklinysumadre le confió el secreto al primo Franklin. Así es como,Miss Clack, sehallabaporunlado,frenteaunosacreedoresconformesconaguardar,yporelotro,ante laprobableperspectivadecasarseconunaricaheredera.Júzguelousted, por todos losmedios posibles, un pícaro; pero ¿me hará el favor dedecirmeporquéhabríaderobarlaPiedraLunar?

—El corazón humano es inescrutable —le dije suavemente—. ¿Quiénpodrásondearlo?

—Enotraspalabras,señora—aunquenohubiesetenidoniunasombraderazónparaapoderarsedeldiamante—,podríahaberlo tomadonoobstante, acausadesunaturaldepravación.Muybien.Digamosqueasílohizo.¿Porquédiablos…?

—Usteddispense,Mr.Bruff.Perosilooigootravezreferirsealdiabloenesaforma,meveréobligadaaabandonarlahabitación.

—Usteddispense,MissClack…;leprometocuidarmáslaeleccióndemispalabras en adelante. Todo lo que quise preguntar fue esto. ¿Por qué—aunconcediendoquetomaseéleldiamante—habríaFranklinBlakedeconvertirseasímismoenlafiguramásllamativadelacasaalesforzarseporrecuperarlapiedra?Usted podrá sin duda responder que se propuso desviar astutamentelassospechasquepudieranrecaersobresupersona.Yyolerespondoquenotenía ninguna necesidad de hacerlo… ya que nadie sospechaba de él.Primeramente hurta la Piedra Lunar (sin elmenormotivo) y a causa de sunatural depravación; y luego desempeña un papel, en lo que concierne a ladesaparición de la gema, que no tenía lamenor necesidad de desempeñar yquelollevaainferirleunaofensamortalalajovenque,denoserporeso,sehubiera casado con él. Esta es la monstruosa conclusión a que arribará siintenta usted ligar el nombre de Franklin con la desaparición de la PiedraLunar. ¡No, no, Miss Clack! Luego de lo que ha ocurrido hoy aquí entrenosotrosdos,elpuntomuertoaquesehallegadoenesteasuntoescompleto.Raquelesinocente(comosumadrelosabeyyotambiénlosé),fueradetodaduda.Mr.Ablewhiteesigualmenteinocente…,oRaquelnolohubiesejamáscertificado.Y la inocencia deFranklinBlake, comoya lo ha visto usted, sedesprendeirrefutablementedelosmismoshechos.Porunapartenoshallamosenteramente seguros de estas cosas.Ypor otra, tenemos lamisma completacertidumbredequealguienhatraídolaPiedraLunaraLondresydequeMr.Lukerosubanqueroestánsecretamenteenposesióndeellaeneste instante.

¿Paraquéservirámiexperiencia,paraquéserviráladeningunapersonaenunasuntodeestaíndole?Esteseburlademí,comoseburladeusted,ydetodoelmundo.

No…,node todoelmundo,puesnosehabíaburladodelSargentoCuff.MehallabaapuntodemencionarestedetalleconlamayordulzuraposibleylasmásgrandesprotestasencontradelhechodequesemesupusierainclinadaaarrojarunamanchasobreelnombredeRaquel…,cuandoaparecióelcriadoparaanunciarnosqueeldoctorhabíapartidoyquemitíasehallabalistapararecibirnos.

Esto puso término a la discusión. Mr. Bruff reunió sus papeles con elaspecto de hallarse un tanto fatigado a raíz del esfuerzo desplegado durantenuestra conversación. Yo eché mano de mi bolso repleto de preciosaspublicaciones, sintiéndomeaúncapazdeproseguirhablandodurantehorasyhoras.EnsilencionosdirigimoshaciaelaposentodeLadyVerinder.

Permítanmeañadiraquí,antesdequeelcursodemirelatonosllevehacianuevos eventos, que si he descrito lo acaecido entre el abogado y yo, lo hehecho,teniendoenvistaunpropósitodefinido.SemehaordenadoincluirenmicolaboraciónrespectoalahorrendahistoriadelaPiedraLunarnosólounclaro esquemadel curso seguidopor las sospechas, sino tambiénespecificarlosnombresdelaspersonassobrequienesrecaíanlassospechasenlaépocaenquesesabíaqueeldiamantehindúsehallabaenLondres.UnareproduccióndelacharlamantenidaenlabibliotecaconMr.Bruffmehaparecidoqueerala manera exacta de corresponder a ese propósito, mientras que, al mismotiempo, poseía este recurso la gran ventaja moral de exigir de mi parte unsacrificioesencialdemiamorpropio.Semehaobligadoareconocerquemiflacanaturalezaseaprovechódemídelamejormaneraposible.Alhacerestahumillante confesión saco yo de ella ahora el mejor partido posible. Elequilibrio moral ha sido recuperado; la atmósfera espiritual ha vuelto aaclararse.Queridosamigos,podemosahoracontinuar.

CAPÍTULOIV

Laceremoniadelafirmadeltestamentollevómuchomenostiempoqueelqueyohabíasupuesto.Todofuehechoprecisamente,enmiopinión,conunaindecente premura. Samuel, el lacayo, fue mandado llamar para actuar encalidaddesegundotestigo…ylaplumafuecolocadadesúbitoenlamanodemi tía. Yo experimenté la urgente necesidad de decir unas pocas palabrasapropiadas a tan solemne ocasión. Pero los modales de Mr. Bruff meconvencieron de que sería más prudente reprimir ese impulso en tanto se

hallaraélenlahabitación.Enmenosdedosminutostodohabíaterminado,ySamuel,perdidalaocasióndebeneficiarseconmispalabras,sehallabayaderegresoalpisobajo.

Mr.Bruffplegóel testamentoyfijó luegosusojosenmí,aparentementepreguntándosesipensabayodejarloonoasolasconmitía.Yoteníaquedaraúncumplimientoamipiadosamisiónymeencontrabalistaconmibolsodepreciosaspublicacionessobreelregazo.Eralomismoquesihubieseintentadoél conmover a la Catedral de San Pablo con su mirada cuando esperóconmoverme amí con sus ojos. Poseía este hombre unmérito, debido, sinduda,asueducaciónmundana,quenotengoyola intencióndenegarle.Eramuy ágil para percibir las intenciones. Me pareció que mis palabrasprodujeronenélelmismoefectoquelehabíanproducidoalcochero.Tambiénél lanzó una expresión profana y se retiró con violenta premura, dejándomedueñadelcampo.

Tan pronto como nos encontramos solas, se reclinó mi tía en el sofá ycomenzóluegoahablardesutestamento,conelaspectodehallarseuntantoconfundida.

—Esperoquenohabrásdepensarqueteheolvidado,Drusilla—medijo—. Tengo el propósito de entregarte tu pequeño legado, querida, con mispropiasmanos.

¡He aquí una brillante oportunidad! Yo la apresé al vuelo. En otraspalabras, abrí instantáneamente mi bolso y extraje la publicación que sehallabamáspróximaamimano.Resultóseréstaunaprimitivaedición—sólolavigesimoquinta—delafamosaobraanónima,escrita,segúnsecree,porlabienamadaMissBellows,ytituladaLaserpienteencasa.Elobjetodelaobra—conlacualellectormodernoquizánosehallefamiliarizado—esdemostrarcómo el Maligno acecha en medio de las acciones más aparentementeinocentes de nuestra vida cotidiana. Los capítulos que más adaptan a lareflexión femenina son los siguientes: «Satán en el cepillo para la cabeza»,«Satántraselespejo»,«Satánbajolamesadelté»,«Satánespiandodesdelaventana»…,ymuchosotros.

—Presta atención, querida tía, a este libro precioso…, y me entregarásluegotodoloquetepida.

Con estas palabras le alargué el volumen abierto en determinado pasajemarcado…; ¡un continuo estallido de la más ardiente elocuencia! Su tema:Satánenmediodeloscojinesdelsofá.

LapobreLadyVerinder,reclinadadesaprensivamentesobreloscojinesdesupropiosofá,leechóunaojeadaallibroymelodevolvió,mirándomemásconfundidaquenunca.

—Muchome temo,Drusilla—medijo—,que tendréqueaguardaraquemeencuentreunpocomejor,antesdeleeresto.Eldoctor…

Encuantonombróaldoctoradivinélodemás.Unayotravezenelpasado,durantemisandanzasenmediodemisperecederossemejantes,losmiembrosdeesaprofesiónnotoriamenteinfielqueeslaMedicinaseinterpusieronentremipersonaymi laborpiadosa…con lamiserableexcusadequeelpacienterequería descanso y de que entre todas las influencias susceptibles deperturbarlo no había otra a la cual temieranmás que a la ejercida porMissClackypor sus libros.Yeraprecisamenteesemismoyciegomaterialismo,accionandoarteramenteamisespaldas,elqueintentabaahoradespojarmedelúnicoderechodepropiedadquemipobrezapodíareclamar…,elderechodepropiedadespiritual,enloquesereferíaamitíamoribunda.

—El doctorme ha dicho—prosiguiómi pobre y descarriada parienta—quenomeencuentromuybienhoy.Mehaprohibidoveracualquierextrañoymehaordenadoquesi leoalgo, lopocoqueleahabrádeserenlibrosdelomásligerosyentretenidos.«Evite,LadyVerinder,todoloquetiendaafatigarsucabezayaacelerar supulso».Esas fueronsusúltimaspalabras,Drusilla,antesdepartir.

No hubomás remedio que ceder otra vez…, por elmomento, almenos,igualqueanteriormente.Cualquierafrancaafirmacióndemiparterespectoalaimportanciainfinitamentemayordemisservicios,comparadosconlosdelmédico,sólohubieraservidoparaprovocareneldoctoreldeseodepracticarsobre la humana flaqueza de su paciente, amenazándolo a éste con hacerabandono del caso. Felizmente hay otros métodos para sembrar la buenasemillaypocaspersonassehallanmásversadasenellosqueyo.

—Quizádentrodeunaodoshoras,querida,teencuentresmejor—ledije—. O tal vez despiertes mañana por la mañana con la sensación de quenecesitas algo que este humilde volumen será capaz de brindarte. ¿Mepermitesquetedejeellibro,tía?¡Difícilmentehallaráeldoctormotivoalgunoparaoponerseaello!

Deslicéellibrodebajodeloscojinesdelsofá,mitadhaciaadentro,mitadhaciaafuera, cercade supañueloyde su redomade sales.Todavezque sumanofueseenbuscadecualquieradeestasdoscosas,habríaderozarellibroy, tarde o temprano (¿quién lo sabe?), el libro podría rozarle el alma a ella.Luegodehaberdispuestoasílascosas,considerélomásprudenteretirarme.

—Permítemepartir,queridatía,paraquepuedasreposar;vendréotravezmañana.

Accidentalmente dirigí mi vista hacia la ventana al pronunciar estaspalabras. Se hallaba aquélla atestancia de flores en cajas y potes. Lady

Verindersentíaunapasiónextravaganteporesostesorosperecederosyteníalacostumbredelevantarsedevezencuandoparairamirarlasyolersuperfume.Unanuevaideacruzócomounrayopormimente.

—¡Oh!¿Puedotomarunaflor?—lepregunté,yavancéhacialaventana,sindespertarasísussospechas.

Enlugardequitardeallíunaflorañadíotra,enlaformadeunnuevolibroextraídodemibolso,alcualcoloqué,parasorprenderamitía,enmediodelasrosasy losgeranios.Fueentoncescuandosemeocurrió la feliz idea:«¿Porquénohacerlealapobreelmismobienencadaunadelasotrashabitacionesalascualeshabríadeentrar?»Ledijeinmediatamenteadiósy,luegodecruzarelvestíbulo,medeslicéenlabiblioteca.Samuel,quesubióparaguiarmealasalida,supusoqueyamehabíaidoyvolvióadescenderlaescalera.Sobrelamesa de la biblioteca advertí dos de esos «libros entretenidos» que el infieldoctor le recomendara. Instantáneamente los hice desaparecer cubriéndoloscon dos demis preciosas publicaciones. En el cuarto del desayuno hallé alcanario favorito de mi tía cantando en su jaula. Ella tenía la costumbre dealimentar al pájaro por sí misma. Cierta cantidad de hierba cana habíadesparramadasobrelamesaqueseencontrabaexactamentedebajodelajaula.Coloqué, pues, un libro, en medio de la hierba cana. En la sala se mepresentaron más felices oportunidades de vaciar mi bolso. Las piezasmusicales favoritas demi tía estaban sobre el piano.Deslicé entre ellas dosnuevosvolúmenes.Coloquédespuésotroen la sala trasera,debajodeciertobordadoinconcluso,quesabíaeraejecutadoporLadyVerinder.Unaterceraypequeñahabitaciónsehallabadetrásdelasalatrasera,delacualseencontrabaseparadaporunacortinaenlugardeunapuerta.Elantiguoysencilloabanicode mi tía reposaba sobre el delantero de la chimenea. Luego de abrir minoveno volumen en su pasaje especialmente importante, lo coloqué allídisponiendo encima el abanico a manera de indicador. Se me presentóentonceselproblemadesidebíaonoirmásarribatodavíayesforzarmeporalcanzarelpisode losdormitorios, corriendoel riesgo,naturalmente,de serinsultada,encasodequemedescubrieraenlasregionesmásaltasdelacasalapersona del gorro con cintas. Pero, ¡oh!, ¿qué importaba eso? Miserablecristiano es aquél que le teme al insulto. Ascendí la escalera dispuesta aafrontar cualquier cosa.Todo estaba en silencioydesierto; supongoque eraésa la hora en que los criados tomaban el té. El cuarto demi tía se hallabaenfrentedemí.Laminiaturademidifuntoyqueridotío,SirJohn,colgabaenelmuroopuestoalacama.Pareciósonreírme,yluegohablarme:«¡Drusilla!,deja aquí un libro.»Habíaunamesa a cada ladodel lechodemi tía.Comoteníainsomnionecesitabaocreíanecesitarmuchosobjetosdenoche.Coloquéun libro próximo a las cerillas, en un lado, y otro debajo de la caja de laspastillas de chocolate que se encontraba en la mesa opuesta. Ya sea quenecesitara alumbrarse o requiriese una pastilla, he ahí que sus ojos o sus

manos habrían de tropezar con alguno de esos valiosos volúmenes que ledirían en cada caso: «¡Tómameypruébame!, ¡pruébame!»Peroquedabaunlibro en el fondo demi bolso y un solo cuarto sin haber sido explorado, elbaño,quedabaalaalcobaydentrodelcualatisbé;lasagradavozinteriorquenunca me engaña murmuró en mis oídos: «Le has salido al encuentro,Drusilla,en todaspartes; sorpréndelaahoraenelbañoyhabráscumplido tumisión».Reparéenunpeinadorquehabíasidoarrojadosobreunasilla.Teníaaquél un bolsillo y fue en ese bolsillo donde coloqué mi último volumen.¿Podría acaso palabra alguna expresar la sensación del deber cumplido queexperimentécuando,luegodeescabullirmedelacasa,inadvertidaportodos,meencontréen lacalleconelbolsovacíobajoelbrazo?¡Ohmis terrenalesamigos que persiguen a ese fantasma que es el Placer, en medio delpecaminosolaberintodelDesenfreno,cuánfácilesserdichoso:sólobastaconserbueno!

Cuando doblé esa noche mis prendas, cuando reflexioné acerca de lasgenuinasriquezasquedesparraméconpródigamanodearribaabajoenlacasade mi acaudalada tía, afirmo que me sentí tan libre de toda preocupación,comosimehubieratornadodenuevoenunaniña.TanaladosentímicorazónquemepuseacantarunversodelaOracióndelaNoche.Tanaladolosentí,que caí dormida antes de que hubiera tenido tiempo de cantar el siguiente.¡Enteramente igual que una niña otra vez!, ¡enteramente igual que una niñaotravez!

Así fue como pasé una noche venturosa.Al levantarme al día siguiente,¡cuánfrescamesentí!Podríaañadir,cuán joveneramiapariencia,siesqueme atreviese a demorarme en las cosas que le conciernen a mi cuerpoperecedero.Pero,comonosoycapazdehacerlo…,noañadounasolapalabra.

Hacia lahoradel almuerzo—noparahalagar a la criaturahumana, sinoparatenerlaseguridaddeencontrarmeconmiqueridatía—mepuseelgorropara ir aMontagu Square. Justamente en el instante en que me disponía apartir,asomólacabezaporelvanodelapuertaladoncelladelalojamientoenel cual entoncesme hospedaba, para decirme: «El criado de LadyVerinderdeseaveraMissClack.»

Yo ocupaba el piso en que se hallaba la sala de recibo, durante mipermanencia en Londres en esa época. La sala de enfrente hacía las veces,paramí,degabinete.Muypequeñaeraenverdad,decielo rasomuybajoymuypobrementeamueblada…,pero,¡oh,tanpulcra!Measoméalpasilloparaaveriguar cuálde los criadosdeLadyVerinderhabíapreguntadopormí.Setrataba de Samuel, el joven lacayo…, un sujeto muy cortés, rubicundo, deapariencia dócil ymodalesmuy obsequiosos. Siempre había experimentadouna especie de interés espiritual por Samuel y deseé probarlo mediante unseriointercambiodepalabras.Enesaocasiónloinvitéapasaramigabinete.

Entróenélconungranpaquetebajoelbrazo.Luegodedepositarlosobreelpisoparecióasustarsedelmismo.

—Con el cariño de mi ama, señorita; y me dijo que le anunciara quehallaráunacartadentro.

Luego de transmitirme el mensaje, el rozagante y joven lacayo mesorprendióconsuaspecto,elcualmedioaentenderquenodeseabaotracosamásquehuir.

Lodetuveparahacerlealgunaspreguntas.¿HallaríaamitíasimedirigíaaMontaguSquare?No: había salido de paseo.MissRaquel la acompañaba yMr.Ablewhitetomóasiento,también,enelcarruaje.EnteradacomoestabayodelenormeretrasoenquesehallabanuestroqueridoMr.Godfreyrespectodesus labores de caridad, me extrañó que saliese de paseo como cualquierhombreocioso.Ya en la puerta lo retuve aSamuel para hacerle otras pocaspreguntas cordiales.MissRaquel pensaba asistir a unbaile esanocheyMr.Ablewhite resolvió ir a tomar el café a Montagu Square y acompañarla almismo. Para el día siguiente estaba anunciado un conciertomatinal y se leordenóaSamuelquehicierareservarasientosparaungruponumeroso,enelqueestaba incluidoMr.Ablewhite.«Todas las entradasestarányavendidas,miss»,dijoelinocentemuchacho,«sinocorroylascomproenseguida».Echóacorrermientrasdecíaestaspalabras…yvolvíentoncesaencontrarmeasolasconmigomismayconciertosangustiosospensamientosenqueocuparme.

Teníamos esa noche una reunión especial las integrantes de la Liga deMadresparalaConfeccióndePantalonesCortosconvocadaexpresamenteconmirasaobtenerelconsejoylaayudadeMr.Godfrey.¡Yenlugardeauxiliaralahermandadquesufríabajoelpesodeunagobiantetorrentedepantalones,peso éste quemantenía enteramente postrada a nuestra pequeña comunidad,habíaélresueltoiratomarcaféaMontaguSquareyasistirluegoalbaile!LatardedeldíasiguientehabíasidoescogidaparallevaracaboelfestivaldelaSociedad Supervisora de los Amantes Dominicales de las Criadas de lasDamasBritánicas.¡Yenlugardehaceractodepresenciaenelmismo,elalmay centro de esa batalladora institución se comprometió para integrar unapartida de gentes mundanas que asistiría a un concierto dominical! Mepreguntéamímisma:«¿Quéquieredeciresto?»¡Ay!;significabaquenuestroHéroeCristianosehallabaapuntoderevelársemebajounnuevoaspectoyporpresentárseme en la mente asociado a la figura precisa de uno de los máshorrendosapóstatasdelostiemposmodernos.

Retornemos,noobstante,a loshechosdeesedía.Alhallarmesolaenelcuarto,miatenciónrecayó,naturalmente,enelpaquetequetanextrañamenteintimidara, al parecer, al joven y rozagante lacayo. ¿Me enviaba mi tía ellegadoprometido,yhabíaésteadoptadolaformadeunmontónderopasen

desuso o de cucharas de plata gastadas o de un conjunto de joyas fuera demodaocualquierotracosadeesaíndole?Listaparaaceptarloquefueraynoofendermepor nada, abrí el envoltorio…y ¿qué es lo quevieronmis ojos?Losdocehermososvolúmenesquehabíayosembradoporlacasalavíspera,loscualesmeerandevueltosencumplimientodelasórdenesimpartidasporeldoctor.¡RazónhabíatenidoeljovenSamuelparaencogersedetemorcuandointrodujoelpaqueteenmicuarto!¡Razóntambiénparaecharacorrerunavezque hubo cumplido su ruinmisión! En lo que atañe a la carta demi tía, lapobresólomeanunciabaenellalosiguiente:quenoseatrevíaadesobedecerasumédico.

¿Qué correspondía hacer ahora? Con mi experiencia y mis principios,jamáshetenidounsoloinstantededuda.

Una vez que se siente apoyado por su conciencia, una vez que se haembarcado en una misión de patente utilidad, el verdadero cristiano nuncacede.Nilosinflujospúblicosnilosprivadosproducenelmenorefectosobrenosotros,cuandonoshemosdecididoallevaracabounamisión.Lostributospodránser laconsecuenciadeunamisión;elmotín tambiénsudesenlace; laguerra, enotras ocasiones, su resultado; nosotros seguimos ennuestra faenasin tener para nada en cuenta losmóviles que impulsan almundo en tornonuestro. Nos hallamos por encima de la razón; más allá del ridículo; nomiramosconlosojosajenos,niescuchamosconlosoídosdelosdemás,comotampocosentimosconotrocorazónquenoseaelpropio.¡Magnífico,gloriosoprivilegio!¿Ycómoesqueselogana?¡Ah,misamigos;puedenahorrarseeltrabajo de meditar sobre ello! Únicamente nosotros podemos alcanzarlo…,porquesólonosotrosobramossiemprevirtuosamente.

En lo que se refiere al caso de mi descarriada tía, la forma que debíaadoptarmilabordepíaperseveranciasemerevelóporsímismaconclaridadmeridiana.

Toda acción preparatoria de acuerdo con mis amigos clericales fracasódebidoalrechazodeLadyVerinder.Todaacciónsimilarporintermediodeloslibros se vio frustrada por la infiel obstinación delmédico. ¡Que así fuera!¿Quécorrespondíahacerahora?Lapróximaseríaprobar:«Iniciaciónatravésde Pequeñas Notas». En otras palabras, habiendo sido devueltos los libros,habríandeenviarse,copiadospordiferentesmanos,algunosporcorreoyotrospersonalmenteconelfindequefuerandesparramadosporlacasadeacuerdoconelplanpuestoenprácticapormíeldíaanterior, selectos fragmentosdeesoslibros,amaneradeepístolasdirigidasamitía.Bajolaformademisivasno habrían de despertar la menor sospecha y como tales habrían de serabiertas…, y una vez abiertas, quizá fueran leídas. Algunas las escribí yomisma.«Querida tía: ¿puedo reclamar tuatenciónparaestaspocas líneas?»,etc.«Queridatía:leyendoanocheunlibro,diporcasualidadconelsiguiente

pasaje», etc.Otras fueron escritas paramí por algunas demis inapreciablescompañerasdelaborpertenecientesalahermandaddelaLigadeMadresparalaConfección de PantalonesCortos. «Querida señora: perdón por el interésdemostrado hacia su persona para esta fiel aunque humilde amiga suya.»«Queridaseñora:¿permitiráustedqueunapersonaserialasorprendaconunaspocas palabras de aliento?» Utilizando éste y otros métodos similarmenteamables,volvimosa introduciren lacasa todosesosvaliosos fragmentosdemislibros,bajounaformaqueniaunlavigilanciapositivistadelmédicoseríacapazdesospecharsiquiera.Antesdequelassombrasdelanochesevolcaransobrenosotros,teníayoenmismanosdoceepístolasinstructivasparamitía,en lugar de una docena de libros estimulantes. Seis de ellas, decidídespacharlas inmediatamente por correo y las otras seis las guardé en mibolsillo con el propósito de distribuirlas en la casa, personalmente, al díasiguiente.

Pocodespuésdelasdos,denuevoenelcampodebatalladondecontiendela piedad, golpeé la puerta de LadyVerinder y le dirigí nuevas y cordialespreguntasaSamuelenelumbral.

Mitíahabíapasadounamalanoche.Sehallabaahoraenelmismocuartoenqueyoactuaraenunsofáyesforzándosepordormirunpoco.Yo ledijequeaguardaríaenlabiblioteca,conlaesperanzadepoderverla.Enelceloyfervor desplegados en la tarde en distribuir la correspondencia, no se meocurrió en ningúnmomento preguntar porMiss Raquel. La casa se hallabasilenciosayhabíayapasado lahoraseñaladapara la iniciaciónde laveladamusical.Yodiporunhecholacircunstanciadequetantoellacomosupartidade buscadores de placer (Mr. Godfrey, ¡ay!, entre ellos) se hallarían en elconcierto y me consagré ardientemente a mi piadosa labor, mientras se meofrecíalaoportunidadycontabaconeltiemposuficienteparahacerlo.

Lacorrespondenciamatinaldemitía—inclusolascartasestimulantesqueyohabíadespachadolanocheanterior—reposabaintactasobrelamesadelabiblioteca.Sindudanosehabíasentidoconlasfuerzassuficientescomoparaafrontarlatareadehabérselasconesamontañadecartas…,yquizá,deentrarallímás tarde, se espantara ante su número.Coloqué una perteneciente a lasegundaseriedeseisepístolassobreeldelanterodelachimenea,conelfindeque atrajera su atención a causa de su solitaria ubicación, lejos de todas lasdemás.Coloqué intencionalmenteunasegundacartasobreelpisodelcuartodeldesayuno.Elprimerdomésticoqueentraraallíhabríadesuponersindudaque se le había caído a mi tía y pondría especial cuidado en devolvérsela.Sembrada en esta forma la planta baja, eché a correr ligeramente escaleraarribaparaesparcirdeinmediatomismercedessobreelpisodelasala.

Exactamenteenelinstanteenquepenetrabaenelcuartoquedaalacalle,escuché un llamado doble en la puerta exterior…, un suave, tembloroso y

prudente golpeteo. Antes de que hubiese tenido tiempo de escurrirme pararegresar a la biblioteca (en donde se suponía en la casa que debía estar yoaguardando), el dinámico y juvenil lacayo se hallaba ya en la puertarespondiendoalllamado.Pocoimportaba,pensé.Enelestadoactualdemitía,no se le daba entrada en la casa a ningún visitante.Antemi asombro ymihorror, el autor del prudente golpeteo constituyó una excepción a la reglageneral.DesdearribaoíquelavozdeSamuel,luegodehaberaparentementerespondido a algunas preguntas que no pude captar, decía inequívocamente:«Tengalabondaddesubir,señor.»Enseguidaescuchéunrumordepasosdehombre que se aproximaban al piso superior, donde se encuentra la sala.¿Quién podía ser ese privilegiado visitante masculino? Casi en el mismoinstanteenquemelopregunté,semeocurrió larespuesta.¿Quiénpodíasersinoelmédico?

De haberse tratado de cualquier otra persona, nome hubiese importadodejarmedescubrirenlasala.Nadadeextrañohubierahabidoenelhechodeque, cansada de la biblioteca, hubiese subido allí en procura de un cambio.Peromipropiodecoromeimpedíaencontrarmeconlapersonaquemehabíaultrajado al enviarme de vuelta los libros. Me deslicé, pues, en el tercercuartito,quecomunicaba,segúnyahedicho,con laantesala,ydejécaer lascortinasquecerrabanelvano librede lapuerta.Sólo teníaqueaguardarallíunoodosminutos,paraqueloshechosarribaranalepílogoacostumbradoentales casos, o sea, para que el doctor fuese conducido hasta el aposento delenfermo.

Aguardé uno o dos minutos, y luego, un poco más. Pude oír cómo elvisitante se paseaba, inquieto, de arriba abajo por el cuarto. Lo oí tambiénhablarconsigomismo.Ylleguéaúnaimaginarmequereconocíasuvoz.¿Mehabía equivocado? ¿Era el doctor o alguna otra persona? ¿Mr. Bruff, porejemplo?¡No!UninfalibleinstintomedecíaquenosetratabadeMr.Bruff.Quienquiera que fuese seguía conversando consigo mismo. Separando laspesadascortinasconelfindeabrirlamáspequeñaaberturaquepuedaabrirseenlugaralgunodelatierra,mepuseaescuchar.

Laspalabrasquellegaronentoncesamisoídosfueronéstas:«¡Loharéhoymismo!»YlavozquelaspronunciófueladeMr.GodfreyAblewhite.

CAPÍTULOV

Mimanosoltólacortina.¡Peronocreanustedes—¡oh,nocrean!—queelazoramiento espantoso provocado por la situación en queme hallaba era laideacentralquealbergabaenmimente!Tanfervorososeguíasiendoelinterés

fraternalquesentíaporMr.Godfrey,queenningúnmomentomedetuveparapreguntarmeamímismaporquérazónnoseencontrabaaquélescuchandoelconcierto en ese instante. ¡No! Sólo reparé en las palabras—las alarmantespalabras— que acababan de surgir de sus labios. Lo haría hoy. En un tonoterriblementedecididohabíadichoque loharíahoy.¿Qué? ¡Oh!¿Quées loqueharíaélhoy?¿Algoaúnmáslamentablementeindignodesupersonaqueloqueyahabíahecho?¿Renegaríadesufe?¿Nosabandonaríaanosotras,lasdelaLigadeMadresparalaConfeccióndePantalonesCortos?¿Habíasido,laqueviéramosúltimamente,lapostrerasonrisaangelicalquehabríamosdeverenlasaladereuniones,ylaqueoyéramoshacíapoco,laúltimademostracióndesuelocuenciasinparalelo,enExeterHall?Tangrandefuelaexcitaciónqueexperimenté ante la mera sospecha de estas horribles eventualidadesrelacionadasconunhombredesemejantetalla,quecreohubierasidocapazdelanzarmeprecipitadamente fuerademiesconditepara implorarle ennombredetodaslasJuntasFemeninasdeLondresqueseexplicara…,denohabersidoporque, repentinamente, se oyó otra voz en el cuarto. La voz atravesó lascortinas;eraruidosa,atrevidaycarentedetodoencantofemenino¡EralavozdeRaquelVerinder!

—¿Porquéhassubidoaquí,Godfrey?—lepreguntó—.¿Porquénofuistealabiblioteca?

Élseriosuavementeyrespondió:

—MissClacksehallaenlabiblioteca.

—¡Clackenlabiblioteca!

Einstantáneamentesedejócaerellasobrelaotomanaqueseencontrabaenlaantesala.

—Tienes razón,Godfrey.Muchomejorseráaquí.Unmomentoantesmehabíasentidoposeídaporunardorfebrilypor ladudarespectoa loquemecorrespondía hacer de inmediato. Ahorame había enfriado y no dudaba enabsoluto.Tornarmevisible,luegodeloqueescucharaallíeraimposible.Todaretirada—comonofuerahaciaelinteriordelachimenea—debíasertambiéndesechada. El martirio me aguardaba. Para hacerme justicia a mí misma,arreglésilenciosamentelascortinasdemaneradepoderveryescuchar.Ymedispuse entonces a afrontar el martirio con el mismo valor de un cristianoprimitivo.

—No te sientes en la otomana—prosiguió la joven—.Arrima una silla,Godfrey.Meagradaveralagentesentadaenfrentedemícuandoconversoconella.

Elechómanodelasillamáspróxima.Setratabadeunasientobajo.Eramuyaltoydeuna tallavariasvecesmayorque laqueexigía la silla. Jamás

observésuspiernasenmásdesventajosaposición.

—¿Ybien?—prosiguióella—.¿Quéleshasdicho?

—Exactamenteloquetúmedijisteamí,queridaRaquel.

—¿Quemamánoseencuentradeltodobienhoy?¿Yqueyonodeseabadeningunamaneraabandonarlaparaasistiralconcierto?

—Esas fueron mis palabras. Lamentaron tu ausencia en la velada, perosupieroncomprenderla.Todosteenvíancariñosytodostambiénexpresaronlaalentadora creencia de que la indisposición de Lady Verinder habrá de serpasajera.

—Túnocreesqueseanadaserio,¿verdadGodfrey?

—¡Absolutamente! Dentro de pocos días, estoy seguro, se hallaráenteramentebien.

—Yotambiéncreolomismo.Alprincipiomeasustéunpoco,peroahoracreo lomismo.Hasidounabuenaacciónde tuparteel ir aexcusarmeantepersonasque te soncasidesconocidas.Pero, ¿porquénohas idoconellos?Mepareceinjustoquehayasperdidotútambiénelconcierto.

—¡No digas eso, Raquel! ¡Si supieras cuánto más dichoso soy aquí,contigo!

Entrelazó sus manos y la miró en la cara. Al hacerlo se volvió en midirección.¿Podráacasopalabraalgunaexpresarlasensacióndeangustiaqueexperimentéaladvertirensurostro,exactamente,elmismogestopatéticoconquemehechizaradurantesusalegatosenfavordelosmillonesdesemejantesdesvalidos,desdelaplataformadelExeterHall?

—Muchoesloquecuestaabandonarlosmaloshábitos,Godfrey.Perohazloposiblepordesechartucostumbrededirigircumplidos…,hazlopormí.

—Jamástehedirigidoaticumplidoalguno,Raquel,entodamiexistencia.Admitoqueunamanteafortunadorecurraalgunasvecesa la lisonja.Peroelamantedesdichadodicesiemprelaverdad.

Acercósusillayletomólamano,cuandodijolode«amantedesdichado».Hubounmomentodesilencio.El,quea tantasgentesconmoviera,acababa,sin duda, de conmoverla a ella también. Se me ocurrió entonces quecomprendíaahoralaspalabrasquelooídecircuandoseencontrabasoloenlasala. «Lo haré hoy mismo.» ¡Ay!, difícilmente podría el más rígido de losintérpretesdejardeconvenirenqueloestabahaciendoahora.

—¿Te has olvidado,Godfrey, de lo que convinimos cuandome hablasteallá en el campo?Convinimos en que habríamos de seguir siendo primos ynadamásqueeso.

—Violoesepacto,Raquel,cadavezqueteveo.

—¡Entoncesnovuelvasaverme!

—¡Serácompletamenteinútil!Rompoelconveniocadavezquepiensoenti. ¡OhRaquel!, ¡québuenahas sidoaldecirmeelotrodíaqueel lugarqueocupo en tu estimación es el más elevado que haya ocupado jamásanteriormente!¿Soyunlocoalfundarvanasesperanzascomolohago,enesasamadaspalabrastuyas?¿Soyunlococuandosueñoquellegaráeldíaenquehabrádeablandarsetucorazónconrespectoamí?¡Silosoy,nomelodigas!¡Déjameconmiilusión,mibienamada!¡Sinohabrédecontarconotracosa,déjame,almenos,eso,paraquemesostengaymeconforte!

Suvoztemblaba;sellevóelblancopañueloalosojos.¡ExeterHall,otravez! Nada faltaba para completar el paralelo, excepto la audiencia, losaplausosyelvasoconagua.

Hastalainflexiblenaturalezadeellasesintióconmovida.Laviinclinarseuntantoenladireccióndeél.Ypercibíunnuevomatiz,queexpresabaciertointerés,enlaspalabrasquepronuncióenseguida.

—¿Estáscompletamente seguro,Godfrey,dequees tangrande lapasiónquesientespormí?

—¡Absolutamente! Tú sabes, Raquel, cómo era yo. Permíteme que tedescribaloquesoyactualmente.Heperdidotodointerésporloquemerodea,exceptoporti.Unatransformaciónsehaoperadoenmivida,quenosécómoexplicármela.¿Quierescreer?Milabordebeneficenciasehaconvertidoparamíenunainsoportablecarga,ycadavezquemeencuentroanteunaJuntadeSeñorasdesearíahallarmeenlosúltimosconfinesdelatierra.

Silosanalesdelaapostasíaregistranalgoquepuedacompararseconestadeclaración, sólome cabe amí decir que tal cosa no figura para nada en elconjunto global demis lecturas.Me acordé entonces de laMaternal de losPantalonesparaNiños;de laSupervisorade losAmantesDominicales,ydelas otras agrupaciones, demasiado numerosas para ser mencionadas aquí, ysostenidasporlaaccióndeestehombrecomoporunafuentedeenergía.MeacordédelabatalladoraJuntaFemenina,que,porasídecirlo,aspirabaelaireque nutría su vida laboriosa a través de las ventanas de la nariz de Mr.Godfrey,deesemismoMr.Godfreyqueacababadeinjuriarnuestramisión,alconsiderarla como una «carga…», y que acababa también de afirmar quehubiese deseado hallarse en los últimos confines de la tierra, cuando seencontrabaennuestracompañía.Mis jóvenesamigassehabrándesentir sindudaestimuladas,aperseverar,cuandolesdigaqueaunmidisciplinapersonalpasóporuninstantedepruebaantesdequemehallarayoencondicionesdedevorarmipropiaymuyjustaindignación,ensilencio.Almismotiempo,no

hagomásquehacerme justicia amímisma, cuandoañadoquenoperdíporesounasolasílabadelaconversación.Raquelhablóacontinuación.

—Ya me has hecho tu confesión—le dijo—.Me pregunto ahora si noserviríaparacurartedeesainfortunadapasiónquesientespormíelhechodequeyotehicierallegaramivezlamía.

Él se estremeció. Y confieso que yo también me estremecí. Pensó él ypenséyoquesehallaríaapuntoderevelarleelmisteriodelaPiedraLunar.

—¿Serías capaz de imaginar, al mirarme—prosiguió ella—, que soy lamás infortunada de todas las muchachas? Esa es la verdad. Godfrey. ¿Quémayordesdichapuedehaberqueladevivirteniendoconcienciadelapropiadegradación?

—¡Mi querida Raquel…! ¡Es imposible que tengas motivo alguno parahablardetimismaenesaforma!

—¿Cómosabesquenotengomotivo?

—¡Yme lo preguntas amí!Lo sé, porque te conozco bien.Tu silencio,amada mía, no te ha hecho descender en el grado de estimación de tusverdaderosamigos.Ladesaparicióndetuvaliosoregalodecumpleañospuedehaber parecido una cosa extraña; tu inexplicable conexión con ese hechopuedeaparecer,también,comoalgoextraño…

—¿TerefieresalaPiedraLunar,Godfrey?

—Enverdadcreíaquetereferías…

—Nomereferíaanadadeeso.PuedooírhablardelapérdidadelaPiedraLunar a quienquiera que sea, sin que por ellome sienta degradada antemímisma.Silahistoriadeldiamantellegaaveralgunavezlaluz,secomprobaráentonces que acepté una espantosa responsabilidad; se sabrá que me vicomplicadaenlapreservacióndeunsecretomiserable,¡perosurgirátambiénmásclaraque la luzdelsolamediodía, laevidenciadequenohecometidoninguna bajeza!Me has interpretadomal,Godfrey.La culpa esmía, por nohabermeexpresadomásclaramente.Cuéstemeloquemecueste,hablaréahoraconclaridad.Imagínatequenomeamas.Imagínatequetehallasenamoradodeotramujer.

—Sí.

—Imagínatequeacabasdedescubrirqueesamujeresenteramenteindignadeti.Yquetehallascompletamenteconvencidodequeseríaunadesgraciaelmalgastarunnuevopensamientoensupersona.Imagínatequelasimpleideadellegaracasarteconesamujertehacearderlasangre.

—Sí.

—E imagínate que, a pesar de todo esto…, no pudieras arrancarla de tucorazón.Imagínatequeelsentimientoquehabíadespertadoenti,cuandoaúncreíasenella,eraunsentimientoquenoteníasporquéocultar.Imagínatequeel amor que esa desdichada te ha inspirado… ¡Oh!, ¿dónde hallar palabraspara expresar loque siento? ¿Cómopodréhacerle comprender a unhombrequeelsentimientoquemehorrorizaamímismamefascinaalmismotiempo?¡Eselairequerespiro,Godfrey,yelvenenoquememata…,lasdoscosasalavez! ¡Vete! Debo estar loca para hablar como lo estoy haciendo. ¡No!, nodebes irte…,nodebes llevarteuna impresiónequivocada.Debodecir loquecorrespondedecir endefensademímisma. ¡Recuerda!Él no sabe…, jamássabrá loqueacabodedecirtea ti.No lovolveréaver jamás…,pase loquepasare…,¡jamás,jamás,jamásvolveréaverlo!¡Nomepreguntessunombre!¡Nomepreguntesmásnada!Cambiemosdetema.¿Sabesacasolosuficientedemedicina,Godfrey,parapoderexplicarmeporquérazónsientoahoraqueme asfixió igual que si me faltara el aire? ¿Existe acaso alguna forma dehisteria que nos hace estallar en palabras en lugar de hacernos estallar enlágrimas?¡Meatrevoaafirmarlo!¿Quéimportaeso?Ahorateserámásfácilpasarporaltocualquiermolestiaquetehayaocasionado.Hedescendidohastael lugar queme corresponde en tu estimación, ¿no es así? ¡Olvídate demí!¡Noteapiadesdemí!¡PoramordeDios,vete!

Volviéndose súbitamente comenzó a golpear salvajemente con ambasmanos sobre la parte trasera de la otomana. Su cabeza descendió hasta loscojines y estalló en sollozos. Antes de que hubiese tenido yo tiempo dehorrorizarme por esto, vino a escandalizarme una acción completamenteinesperada de parte de Mr. Godfrey. ¿Querrán creer ustedes que cayó derodillas a sus pies…? ¡Sobre ambas rodillas, declaro solemnemente! ¿Mepermitirámimodestiadecirahoraqueextendiósusbrazosentornoaella?¿Ypodrá acaso mi forzada admiración reconocer que la electrizó con dospalabras?

—¡Noblecriatura!

¡Nada más que eso! Pero lo hizo en uno de esos arranques que lo hanhecho famoso en el campo de la oratoria. Ella permanecía en su asientocompletamente paralizada o fascinada—no podría afirmarlo—, sin intentarsiquieraelesfuerzonecesarioparahacerquelosbrazosdeélvolvieranaestardonde correspondía. En cuanto a mí, mi sentido del decoro se encontrabaenteramentedesconcertado.Mehallabatanpenosamenteinsegurarespectoasimimás inmediato deber habría de consistir en cerrar los ojos o detener laslágrimas,quenohiceningunadelasdoscosas.

Atribuyo enteramente a la represión de mi histeria mi capacidad paraseguir asiendo la cortina en la posición exacta para poder seguir viendo yescuchando, en ese instante. Hasta losmédicos admiten que para vencer la

histeriadebeunoecharmanodealgo.

—Sí—dijoél,poniendoenjuegotodoelpoderevangélicoyfascinantedesuvozysusmaneras—,¡eresunanoblecriatura!Unamujercapazdedecirlaverdad, por la verdad en sí misma —una mujer dispuesta a sacrificar suorgullo antes que sacrificar al hombre honesto que la ama— es el máspreciadodelos tesoros.Cuandounamujerasísecasa,consóloqueganesuespososuestimayconsideración,haganadolosuficienteparaennoblecertodasuexistencia.Tehasreferidorecién,mibienamada,allugarqueocupasenmiestimación. Podrás hacerte una idea del mismo…, cuando te implore derodillasquemepermitasserelcustodiodetupobrecorazónherido.¡Raquel!,¿meconcederáselhonor,labendicióndeconvertirteenmiesposa?

Aestaalturahabríayociertamentedejadodeoír,denohabersidoporqueRaquelmealentóaseguirescuchandoalresponderleconlasprimeraspalabrassensatasquejamásoíbrotardesuslabios.

—¡Godfrey!—ledijo—,¡debesdeestarloco!

—Jamáshablémásrazonablemente,queridísimamía…,entubeneficioyenelmíopropio.Miraporuninstantehaciaelfuturo.¿Habrásdesacrificartufelicidadporunhombrequenosabránuncaloquesientesporélyaquienhasresueltonovernuncamás?¿Noteobligaundeberhaciatimismaecharenelolvidotanfunestoynocivosentimientodecariño?¿Ypodráshallarelolvidoenlavidaquellevasactualmente?Hasprobadoesavidayyaestáscansadadeella.Rodéatedecosasmásnoblesquelasmezquinascosasdeestemundo.Uncorazón que te ame y te venere, un hogar cuyas pacíficas reclamaciones ydichososdeberestevayanganandodulcementedíaadía…;pruebaesascosas,Raquel, y verás el consuelo que te deparan lasmismas.No te pido quemeames…; me contentaré con tu afecto y estima. Deja lo demás, con enteraconfianza, librado a la devoción de tu esposo y al tiempo, que sabe curarheridasauntanprofundascomolastuyas.

Ellaempezóaceder.¡Oh,cuántafaltalehacíaunabuenaeducación!¡Oh,cuándistintahabríasidomiactuacióndeencontrarmeensulugar!

—¡Nometientes,Godfrey!—dijo—;demasiadoinfortunadayconfusaesmisituaciónactual.¡Nometientesconunamayordesventuraytemeridad!

—Unapregunta,Raquel.¿Tienesalgunaobjeciónpersonalamirespecto?

—¡Yo…!Siempremegustaste.Yluegodeloqueacabasdedecirme,seríaenverdadinsensiblesinoterespetarayadmiraraenlamismamedida.

—¿Conoces túacaso,miqueridaRaquel,muchasesposasquerespetenyadmiren a sus esposos? No obstante, unas y otros se llevan muy bien.¿Cuántassonlasnoviasquevanhaciaelaltarconuncorazónsusceptiblede

tolerarunanálisisdepartedeloshombresquelasllevanallí?Ysinembargo,la cosa no tiene un desenlace infortunado…, de una u otra manera lainstitución nupcial sigue afirmándose lentamente. La verdad es que lasmujeres,muchasmásdelasquesehallanresueltasaadmitirlo,buscanenelmatrimonio un refugio, y, lo que es más importante, hallan siempre que elmatrimoniohajustificadosusesperanzas.Observatucaso,nuevamente.Atuedadycontusatractivos,¿esposiblequetecondenesatimismaavivirunaexistencia solitaria?Confía enmi experienciadelmundo…;nadapodría sermenos factible. Sólo es cuestión de tiempo. Podrás casarte, de aquí a unosaños,conalgúnotrohombre.Opuedescasarte,queridísimamía,conelquesehallaahoraatuspiesycolocasurespetoyadmiraciónhaciatiporencimadelamordecualquieraotramujerquevivasobrelafazdelatierra.

—¡Dulcemente,Godfrey,estáshaciéndomepensarenalgoenquenohabíareparadohastaahora!Metientasconunanuevaperspectiva,cuandotodoslosdemáscaminossemecierran.Vuelvoadecirtequeestalmidesdichaytalmidesesperaciónque,deagregartúunasolapalabrayloyadicho,serécapazdecasarmecontigodeacuerdocontuscondiciones.¡Reparaenlaadvertenciayvete!

—¡Nomepondrédepiehastaquemedigasquesí!

—¡Si lo hago, habrás de arrepentirte tú y habré de arrepentirme yotambién,cuandoyaseademasiadotarde!

—Bendeciremoseldía,querida,enqueyoinsistíytúcediste.

—¿Estangrandetuconfianzacomodices?

—Juzga por ti misma. Hablo por lo que he visto en mi propia familia.Dime lo que opinas respecto a nuestro hogar de Frizinghall. ¿Son acasomipadreymimadredesgraciados?

—Lejosdeello…,hastadondehepodidoyocomprobarlo.

—Cuando mi madre era una muchacha, Raquel (no es un secreto paranadieen la familia), seenamorócomo tú tehasenamorado…; leentregósucorazón aunhombre indignode ella.Se casó luego conmipadre sintiendosólo,porél,admiración,respeto,nadamásqueeso.Contuspropiosojoshaspodidoasistiralresultado.¿Nopuedeellaservirnosdeestímuloatiyamí?

—¿Nomeapurarás,Godfrey?

—Mitiemposerátuyo.

—¿Nomeexigirásmásdeloquepuedadarte?

—¡Miángel!Sólotepidoquedestuser.

—¡Tómame!

¡Conestasolapalabraloaceptó!

Éltuvounnuevoarrebato…,unimpíoarrebatoestavez.Laatrajomásymáshaciasíhastaqueelrostrodeellarozóelrostrodeél;yentonces…¡No!Nopuedoenverdadinducirmeamímismaa llevaradelante laescalofrianterevelaciónde loocurrido.Permítanmetansóloañadirque tratédecerrar losojos antes de que ello se consumara, pero que llegué tarde por la mínimafracciónde tiempoposible.Yohabíapensado,comoustedes supondrán,queella resistiría. Pero se sometió. Para cualquier persona de mi sexo, desentimientos normales, todo un cúmulo de libros no hubiera podido añadirnadaaloyavisto.

Aunmipropiainocenciaenestosasuntoscomenzóapercibirqueelfinaldelaentrevistanosehallabamuylejos.Habíanllegadoatalentendimientoaestaáaltura,queyoesperaba,conseguridad,quehabríadeverlossalirjuntosdel brazo, para ir a casarse. Al parecer, sin embargo, y a juzgar por lasinmediatas palabras deMr.Godfrey, había otra formalidadbaladí que llenarforzosamente. Se sentó—sin que se le prohibiera hacerlo esta vez— en laotomana,juntoaella.

—¿Lehablaréyoatuqueridamadre?—preguntó—.¿Oloharástú?

Ellarechazóambassugestiones.

—No le hagamos saber nada antes de que se halle mejor. Desearíamantenerloensecretoporelmomento,Godfrey.Veteyayregresaestanoche.Hemosestadosolosaquídemasiadotiempo.

Ella se levantó y, al hacerlo, miró por primera vez hacia la pequeñahabitaciónenqueyosoportabamimartirio.

—¿Quiénha corrido esas cortinas?—exclamó—.Bastante cerrado esdeporsíelcuarto,paraqueseimpidalaentradadeaireenestaforma.

Avanzóhacialascortinas.Yenelmismomomentoenqueposabasumanosobre ellas en elmismo instante en que la revelación demi persona era, alparecer, un hecho inevitable, la voz del rozagante y joven lacayo, viniendodesdelaescalera,suspendiócualquieracciónposibledesuparteodelamía.Setratabaindudablementedelavozdeunhombremuyalarmado.

—¡MissRaquel!—gritó—.¿Dóndeestáusted,MissRaquel?

Ella saltó hacia atrás alejándome de las cortinas y echó a correr endirecciónalapuerta.

El lacayo apareció en ese mismo instante en la habitación. Sus vivacescoloreshabíandesaparecido.

—¡Por favor, señorita, venga abajo! La señora se ha desvanecido y no

podemoshacerlavolverensí.

Uninstantedespuésmehallabasolaylibreparabajarlaescaleraamivez,sinserobservadapornadie.

Mr. Godfrey pasó corriendo a mi lado por el vestíbulo, en busca delmédico.

—¡Entre y ayúdeles! —me dijo—, indicándome la habitación. Hallé aRaquelderodillasjuntoalsofáyapoyandolacabezadesumadreenelpecho.Unamiradaalrostrodemitía,sabiendoloqueyosabía,bastóparasugerirmela terrible verdad. Oculté mi opinión, hasta el momento de la llegada deldoctor.Notardómuchoésteenarribar.ComenzóporenviaraRaquelfueradelcuarto…,ynosdijo,entonces,alosrestantes,queLadyVerinderhabíadejadodeexistir.Quizáaalgunapersonaseria,dedicadaa labúsquedadeejemplosque hablen de un inflexible escepticismo, le interese saber que el doctor noevidenciósíntomaalgunoderemordimientoalfijarsusojosenmí.

Mástardeatisbédentrodelcuartodeldesayunoydelabiblioteca.Mitíahabía muerto sin abrir una sola de las cartas que yo le dirigiera. Tanimpresionadamesentíporelloqueenningúnmomentosemeocurriópensarentonces,sinovariosdíasmástarde,quetambiénhabíamuertosindejarmesupequeñolegado.

CAPÍTULOVI

(1)«MissClacksaludacordialmenteaMr.FranklinBlake,yalremitirleelquinto capítulo de su relato se permite comunicarle que se consideraenteramenteincapazdesermásexplícita,comoseríasudeseo,sobreunhechotanhorrendo,porlascircunstanciasquelorodearon,comolamuertedeLadyVerinder. Ha resuelto, por lo tanto, recurrir a los copiosos extractosmanuscritos,efectuadosporsumano,devaliosaspublicacionesquesehallanen su poder, relacionados todos con ese tan terrible asunto. Y ojalá puedantales extractos (es el ferviente anhelo de Miss Clack) soplar como unatrompetaenlosoídosdesurespetableparienteMr.FranklinBlake.»

(2)«FranklinBlakelepresentasussaludosaMissClack,comunicándolele permita agradecerle el envío del quinto capítulo de su historia. Aldevolverlelosextractos,manifiestaqueseabstendrádehacermenciónalgunade cualquier objeción personal que pudiera provocar en él esa clase deliteratura y que se concretará a señalar que las propuestas adiciones almanuscritosoninnecesariasparaellogroplenodelpropósitoenvista.»

(3)«MissClackhaceconstarsuagradecimientopor ladevolucióndesus

extractos. Afectuosamente le recuerda a Mr. Franklin Blake que es unacristiana y que por lo tanto le será a él completamente imposible ofenderla.Miss Clack insiste en manifestar que siente el más profundo interés por lapersona de Mr. Blake y se compromete consigo misma a ofrecerle, en laprimera ocasión en que la enfermedad que él padece lo suma en elabatimiento, esos mismos extractos por segunda vez. Mientras tanto, leagradaría saber, antes de dar comienzo al próximo y último capítulo de sunarración,siselepermitiríacompletarsuhumildecontribuciónaestahistoriamediante el aprovechamiento de la luz que posteriores revelaciones hanarrojadosobreelmisteriodelaPiedraLunar.»

(4)«Mr.FranklinBlakelamentatenerquedefraudaraMissClack.Sólolecaberepetirlasinstruccionesquetuvoelhonordehacerlellegar,cuandoelladio comienzo a su narración. Se le exigió entonces limitarse a su propiaexperienciadepersonasyhechos,talcomoestánregistradosensudiario.Serátanbuenadedejarlosdescubrimientosposterioresalaplumadelaspersonasquehabránde sucederla, quienes relatarán loshechos en calidadde testigosoculares.»

(5) «Miss Clack lamenta extremadamente tener que molestar a Mr.Franklin Blake con una nueva epístola. Sus extractos le han sido devueltosimpidiéndoseasíquevieranlaluzsusmadurasreflexionesentornoalasuntode la PiedraLunar.MissClack es dolorosamente consciente de que debería(utilizandounafrasemundana)sentirsehumillada.Perono…MissClackhaaprendido lo que es la Perseverancia, en la Escuela de la Adversidad. Suobjeto,alescribirestaslíneas,escomprobarsiMr.Blake(quelehaprohibidotantas otras cosas) le prohibirá también la transcripción de estacorrespondencia en su narración. En su opinión, razones de estricta justiciahacenindispensabledaralgunaexplicaciónrespectoa lasituaciónenquehasidocolocadaensucarácterdeautora,porlaintromisióndeMr.Blake.MissClack,por suparte, sehalla ansiosaporque suscartas seandadasaconocerparaquehablenporsímismas.»

(6)«Mr.FranklinBlakeestádeacuerdoconlaproposicióndeMissClack,siemprequeella resuelvaconsideraramablementeestasugestiónaprobatoriacomounhechoquehabrádeservirparacerrarestacorrespondencia.»

(7)«MissClackconsideraquesucondicióndecristianaleimponeeldeber(antes de que la correspondencia llegue a su término) de informarle a Mr.Franklin Blake que su última carta —escrita con el evidente propósito deofenderla— no ha logrado el fin que se propuso su autor. Afectuosamenteinvita a Mr. Blake a retirarse al silencio de su aposento para considerarconsigomismo si esta experiencia que eleva a una pobre y débilmujer porencima del alcance de su injuria es o no digna de una admiración muchomayor que la que él está dispuesto a otorgarle. De ser favorecida con una

insinuaciónafirmativa,MissClacksecomprometesolemnementea remitirledenuevolaseriecompletadesusextractosaMr.FranklinBlake.»

(Estacartanoobtuvorespuesta.Loscomentarioshuelgan.)

(Firmado):

DrusillaClack.

CAPÍTULOVII

Laanteriorcorrespondenciabastaráparaexplicarporquérazónnomehaquedadootra alternativa, en lo que concierne a lamuerte deLadyVerinder,queladelasimplemencióndelhechoconquecierroelcapítuloquinto.

Manteniéndome,enloqueatañealoqueacaeciódespués,rigurosamentedentro de los límites de mi experiencia personal, debo decir que hubo detranscurrirunmes,luegodeldecesodemitía,antesdequeRaquelVerinderyyo volviéramos a encontrarnos. El hecho ocurrió en ocasión de haber ido apasaryounospocosdíasbajoelmismotecho,conella.DurantemiestanciaallítuvolugarunhechorelacionadoconsucompromisomatrimonialconMr.GodfreyAblewhite,losuficientementeimportantecomoparaserregistradoenestas páginas. Cuando este último eslabón de una cadena de desdichasfamiliaressearevelado,habrédadocumplimientoamimisión;porquehabréentonces referido todo lo que sé enmi carácter de testigo (y de lomásmaldispuesto)deestoshechos.

Los restos de mi tía fueron transportados desde Londres al campo ydepositados en el pequeñocementerio adyacente a la iglesiaque sehalla ensus propias tierras. Seme invitó, como a los demásmiembros de familia, aasistir al funeral. Pero era imposible, debido amis creencias religiosas, quelograra arrancarme amímisma demi propio abatimiento cuando tan pocosdíashabíantranscurridodesdeelmomentoenquerecibíelgolpequesignificóparamí sumuerte. Supe además que elRector de Frizinghall habría de serquienleyeralasoracionesduranteelservicio.Habiendotenidoocasióndeverconmispropiosojosanteriormentecómoesteréproboclérigosesumabaalosjugadores junto a la mesa de whist de Lady Verinder, dudo que, aun dehabermehalladoencondicionesdeviajar,hubieraasistidoalaceremonia.

A la muerte de Lady Verinder su hija fue puesta bajo la tutela de sucuñado,Mr.Ablewhite,padre.Eneltestamentoselodesignabatutorhastaelmomentoenquesusobrinasecasaseoalcanzaralamayoríadeedad.FrenteatalescircunstanciasMr.Godfrey,sospecho,pusoaltantoasupadredelaclasederelaciónquelauníaeneseentoncesconRaquel.Seacomofuere,diezdías

despuésdelamuertedemitía,elsecretodesucompromisomatrimonialhabíadejadodesertalenelcírculodesusfamiliares,yelgranproblemaqueselepresentóaMr.Ablewhite,padre—¡otroréproboconsumado!—,pararesolver,fue cómo habría de arreglárselas para hacer que su persona y su autoridadresultaranlomásamableposiblealaacaudaladajovenquehabríadecasarseconsuhijo.

Raquel le ocasionó cierta molestia en un principio cuando se trató depersuadirlaenloqueatañeallugarenquedebíaresidir.LacasadeMontaguSquaresehallabaasociadaaladesdichadaideadelamuertedesumadre.LadeYorkshire,alescandalosoasuntodeladesaparicióndelaPiedraLunar.LaresidenciadesututorenFrizinghallnosehallabaexpuestaaningunadeestasdosobjeciones.PerolapresenciadeRaquelenlamisma,luegodesurecientepérdida, implicaba un obstáculo enmedio de las alegrías de sus primas, lasAblewhite…, y ella misma exigió que la visita fuera postergada hasta unaoportunidadmásfavorable.Seterminóporadoptarlaidea,emanadadelviejoMr. Ablewhite, de probar suerte en una casa amueblada de Brighton. Suesposa,suhijainválidayRaqueliríanahabitarlaenseguida.Élselesuniríacuandolaestaciónsehallasemásavanzada.NocontaríanconotracompañíaqueladeunospocosamigosytendríanaGodfrey,queviajaríacontinuamentehaciaLondresydesdeLondreshaciaallíentren,asuenteradisposición.

Simedetengoenestefluctuarsinrumbodeunaresidenciaalaotra—eneste insaciable desasosiego del cuerpo y este espantoso estancamiento delalma—,esmeramenteparaalcanzarunfindeterminado.Elactoque,inspiradoporlaProvidencia,probóserelvehículoquehabríadeunirnosunavezmásaRaquelVerinderyamí,nofueotroqueelhechodehaberalquiladolafincadeBrighton.

Mi tía Ablewhite es una mujer alta, silenciosa, de hermosa tez, que sedistinguepordeterminadorasgodesucarácter.Desdeeldíaenquenaciónosesabequehayahechonadaporsímisma.Ensumarchaatravésdelavidahaidoaceptandolaayudadeunoyotroyadoptandolasopinionesdecadacual.Otrapersonamássinremedio,desdeelpuntodevistareligioso,nocreoquehaya encontradoyo jamás…Noexiste en ese ser asombroso escollo algunoqueseopongaaltrabajoajeno.TíaAblewhiteseríacapazdeescucharalGranLamadelTíbetconlamismaatenciónconquemeescuchaamíydemeditarluegosobresusopinionescomo loharíasobre lasmías.Encuantoa lacasaamuebladadeBrighton,seenteródequeexistía,despuésdehaberdescendidofrenteaunhoteldeLondres,dehabersearrellanadoenunsofáyenviadoporsuhijo.Determinóelnúmerodecriadosqueharíanfaltaallí,medianteelactodedesayunarseensulechounamañana(todavíaenelhotel),ydedarleasuetoa su criada con la condición de que «comenzara a divertirse trayendo deinmediato a Miss Clack». La encontré abanicándose plácidamente en su

peinador,hacialasonce.

—MiqueridaDrusilla, necesito varios criados.Tu eres práctica…Hazlopormí.

Yomiréentorno,hacialascosasdeesecuartoendesorden.Lascampanasde la iglesia llamaban para el servicio del día; su sonido me insinuó laconvenienciadelanzarunafraseafectuosa.

—¡Oh, tía!—ledije tristemente—,¿esacasodignoestodeunacristianainglesa?¿Debeacasoafrontarseeltránsitodelotemporalaloeternoenestaforma?

Mitíamerespondió:

—Mepondréelvestido,Drusilla,sierestanbuenacomoparaayudarme.

¿Quérespuestacabíaluegodeestaspalabras?Yohehechomaravillasconmujeres criminales… Pero no he avanzado una sola pulgada con tíaAblewhite.

—¿Dóndeestálalistadeloscriadosquenecesitas?

Mi tíasacudió lacabeza;nocontabacon lasenergíassuficientessiquieraparaecharmanodelalista.

—Raquelselahallevado,querida—medijo—,alaotrahabitación.

Me dirigí al otro cuarto, y así fue como me encontré con Raquel porprimeravezdesdeelmomentoenquenosseparáramosenMontaguSquare.

Aparecíalamentablementepequeñaydelgadaensutrajedelutoriguroso.Siyoleatribuyeraimportanciaalgunaaesacosabaladíyperecederaqueeslaaparienciapersonal,mesentiríainclinadaahoraaañadirqueelsuyoeraunodeesoscutisqueseresiententodavezquenosehallanbordeadosporalgunaprenda blanca. Pero ¿qué importancia tienen nuestro cutis y nuestraapariencia? ¡No son más que un estorbo y una trampa, mis queridasmuchachas,quenosacechanennuestramarchahaciacosasmásaltas!Antemigran sorpresa, Raquel se levantó al entrar yo en el cuarto y vino a miencuentroextendiéndomelamano.

—Mealegrodeverte,Drusilla—medijo—.Hetenidoanteslacostumbredehablarteenunaformaextremadamentetontaygrosera.Perdóname.Confíoenquemeperdonarás.

Supongoquemi rostrodebió traicionarelasombroqueexperimentéanteesas palabras. Enrojeció por un momento y prosiguió luego con suexplicación.

—En tiempos de mi madre —dijo—, no siempre sus amigos fueron

tambiénlosmíos.Ahoraquelaheperdido,micorazónsevuelveenbuscadeconsuelo hacia aquellas personas que a ella le agradaron. Tú le gustabas.Pruebaasermiamiga,Drusilla,siteesposible.

Paracualquierinteligenciadecorosamenteconstituida,estereconocimientodelmotivoquelaimpulsabaera,simplemente,chocante.¡Heaquí,ennuestracristiana Inglaterra, una joven que, en medio de su desgracia, tan escasanoción tenía del lugar hacia el cual debíamirar en busca de consuelo, queesperaba realmente hallarlo entre los amigos de su madre! ¡He aquí a unaparienta mía que despertaba a la realidad de sus faltas respecto a sussemejantes, bajo la influencia no del deber ni la convicción, sino delsentimiento y del impulso! Cosa ésta de lo más deplorable…, aunquesusceptible de despertar las esperanzas de una persona tan experimentadacomo yo en los trabajos piadosos. Nada de malo tendría, me dije, que measeguraradelamagnituddelcambiooperadoenelcarácterdeRaquelaraízdelapérdidadesumadre.Resolví,amaneradeútilexperimento,probarlaenloquesereferíaalacuestióndesucompromisomatrimonialconMr.GodfreyAblewhite.

Luegodehaber respondidoa sus insinuacionescon lamayorcordialidadposible,mesentéasuladoenelsofá,asupropiorequerimiento.Discutimoslosasuntosfamiliaresylosplanesparaelfuturo…todosellos,menoseseotroplanfuturoquehabríadeepilogarensumatrimonio.Pormásquemeesforcéen una u otra forma para hacer recaer la conversación en elmismo, ella seobstinóennorecogermiinsinuación.Cualquierfrancaalusiónaltemademiparte hubiese resultado prematura en esta primera etapa de nuestrareconciliación.Además,acababayodedescubrircuantomehacíafaltasaber.Ya no era ella esa criatura desafiante y temeraria a quien viera y escucharadurantemimartirioenMontaguSquare.Loocurridofueyasuficientedeporsíparaestimularmeatomarenmismanoselasuntodesuconversión,alacualdi comienzodirigiéndole unas pocas palabras de prevención en contra de laidea de un prematuro establecimiento del vínculo matrimonial, paradeslizarmepocoapocohaciatemasmáselevados.Considerándolaahoraalaluzdelnuevointerésquedespertabaenmísupersona—yacordándomedelatemerariapremuraconquehabíaacogidoella laproposiciónmatrimonialdeMr.Godfrey—,mesentísolemnementellamadaaintervenirconunfervorqueme aseguró que habría de alcanzar resultados nada comunes. Una acciónrápida era lo que, me pareció, correspondía en el presente caso.Inmediatamente volví a la cuestión de los criados requeridos por la casaamueblada.

—¿Dóndeestálalista,querida?

Raquelmelaalargó.

—Unacocinera,unafregona,unacriadayunlacayo—leí—.MiqueridaRaquel,estoscriadosserántomadossóloporunatemporada…,latemporadapor lacualhaalquilado tu tutor lacasa.Nos serámuydificultosoconseguirque personas de capacidad y buenos antecedentes acepten un contrato tanbreve,aquíenLondres¿HanencontradoyacasaenBrighton?

—Sí.Godfrey la ha alquilado; y las gentes de la casa se ofrecieronparaocuparlasplazasdecriados.

A él le pareció que difícilmente habrían de adaptarse a nuestrasnecesidadesyregresósinllegaranadaconcreto.

—¿Ytúnotienesexperienciaalgunaencuantoaeseasunto,Raquel?

—Absolutamenteninguna.

—¿YtíaAblewhitenotratarádehaceralgo?

—No, pobrecita de ella. No la condenes, Drusilla. Creo que es la únicapersonadichosaqueheencontradojamásenmivida.

—Hay diversos grados de felicidad, querida. Algún día hablaremos unpocodeello.Mientrastantotomaréamicargolatareadesalvaresadificultadconstituidaporloscriados.Tutíatendráqueescribirlesunacartaaloscriadosdelacasa…

—Lafirmarádespuésqueyolahayaescrito,locualeslomismo.

—Exactamente lo mismo. Yo tomaré la carta y partiré para Brightonmañana.

—¡Québuenaeres!Nosreuniremoscontigotanprontocomotehalleslistapara recibirnos.Yesperoque tequedesconnosotros,encalidaddehuéspedmía.¡Brightonestananimado!;estoyseguradequeteagradará.

Conestaspalabrasmefueextendidalainvitación,ylagloriosaperspectivadeunaintervencióndemiparteseofreciódeinmediatoantemivista.

Noshallábamosamediadosdelasemana.Hacialatardedelsábadolacasaseencontraba listapara recibirlos.En tanbreveespaciode tiempomehabíainformadonosólorespectoa losantecedentespersonales,sino tambiéna lascreenciasreligiosasdeloscriadosdesocupadosqueacudieronamí,yllevadoa feliz término una selección que mereció la aprobación de mi conciencia.Encontrétambiénallíymandéllamaradosgravesamigosmíos,residentesenlaciudad,aquienessabíapodíaconfiarles lapiadosamisiónqueme llevóaBrighton. Uno de ellos—un amigo clérigo—me ayudó buenamente en latareadelograrasientosparanuestropequeñogrupofamiliar,enlaiglesiaenlacualéloficiaba.Elotro—unadamasoltera,comoyo—pusotodoelmaterialdesubiblioteca,compuestadevaliosaspublicaciones,amienteradisposición.

Le tomé prestados una media docena de volúmenes, escogidoscuidadosamenteconelpropósitodeentregárselosaRaquel.Unavezque loshubedistribuidomuyjuiciosamenteporlashabitacionesqueindudablementehabríaelladeocupar,consideréquelospreparativossehallabancompletados.Firmecreenciareligiosaenloscriadosquelosaguardaban;firmedoctrinaenelsacerdotequelaarengaría;sanadoctrinaenloslibrosquereposabansobrela mesa…, ¡ésa era la triple bienvenida que mi celo religioso le habíapreparado en la casa a la muchacha huérfana! Una paz celestial saturó mipensamiento,cuantomesentéenlatardedeesesábadojuntoalaventanaparaaguardar el arribo demis parientes. La aturdidamultitud pasaba y repasabaante mis ojos. ¡Ay!, ¿cuántos de entre ellos serían capaces de sentir laexquisita satisfacción del deber cumplido que amíme embargaba?Terriblepregunta.Noinsistamosenella.

Entre lasseisy lassiete llegaron losviajeros.Una indeciblesorpresameprodujoelhechodequevinieranescoltadosnoporMr.Godfrey(comoyomeimaginara),sinoporMr.Bruff,elabogado.

—¿Cómoestáusted,MissClack?—medijo—.Estavezpiensoquedarme.

Sureferenciaaaquellaocasiónenqueloobliguéaposponersusnegociosen aras de los míos, cuando nos hallábamos ambos de visita en MontaguSquare,meconvenciódequeeseviejomundanohabíavenidoaBrightonparaponerenprácticaalgúnplandesuparte.¡Yolehabíapreparado,cabalmente,unpequeñoparaísoamibienamadaRaquel…,yheaquílaserpienteinstaladayaenél!

—Godfreysintiómuchonohaberpodidovenirconnosotros,Drusilla—dijomi tíaAblewhite—.Cierto asunto loobligó apermanecer en la ciudad.Mr.Bruffseofreciópararemplazarloysehatomadoasuetohastaellunesporlamañana. (Entre paréntesis,Mr.Bruff, seme ha ordenado hacer ejercicio,pero no me gusta). Esa —añadió tía Ablewhite apuntando a través de laventanayendirecciónauninválidoquepasabaeneseinstantesobreunasilladeruedas—eslaideaqueyotengodelejercicio.Siesaireloquesequiere,hayquetomarloensusilla.Ysiesquequiereunofatigarse,estoyseguradequesefatigarálosuficienteconsólomiraraloshombres.

Raquelpermanecíasilenciosajuntoalaventanayconlavistaclavadaenelmar.

—¿Cansada,querida?—inquiríyo.

—No. Solamente un poco triste —me respondió—. He visto el marmuchasveces,ennuestracostadeYorkshire,alumbradoporestamismaluz.Yestabapensando,Drusilla,endíasquejamáshabrándevolver.

Mr.Bruffsequedóacomeryseguíaenlacasaalllegarlanoche.Cuando

más lo observaba,másme convencía de que algún fin secreto lo impulsó avenir aBrighton.Lovigilé estrechamente. Semantuvo siempre con aspectodespreocupadoyserefirióensuconversaciónalosmismoseimpíoschismesde siempre, hora tras hora, hasta que llegó el momento de la despedida.Cuandoestrechó lamanodeRaquel, advertí que sumiradaduray astuta sedetenía por un instante en el rostro de ella, denotando un interés y unaatencióndeíndolepeculiar.Ellasehallabaindudablementeimplicadaensufinsecreto.Nodijo nada que saliera de lo comúnni a ella ni a ningún otro, alabandonar lacasa.Se invitóasímismoparaelalmuerzodeldíasiguienteypartióentoncesparasuhotel.

Fueimposiblelograr,alamañanasiguiente,quetíaAblewhitesequitaraatiempoelpeinadorparapoderiraltemplo.Suhijainválida,quenopadecíadeotracosa,enmiopinión,quedeunaperezaincurableheredadadesumadre,anunció que pensaba quedarse en la cama todo el día. Raquel y yo nosdirigimos, solas, a la iglesia.Unmagnífico sermón fue pronunciado pormitalentoso amigo, respecto de la pagana indiferencia del mundo, en lo queconcierne a la gravedad de los pecadosmenores. Durantemás de una horaatronó su elocuencia, auxiliada por una voz soberbia, a través del sagradoedificio.AlsalirledijeaRaquel:

—¿Haconseguidollegartealcorazón,querida?—Yellamerespondió:

—No,sólomehaproducidojaqueca.

Estaspalabrashabríansindudadecepcionadoacualquieraotrapersona.Enloqueamíserefiere,unavezembarcadaenunamisióndemanifiestautilidad,nadahayquepuedadesalentarme.

Encontramos a tía Ablewhite y a Mr. Bruff a la mesa, almorzando. EncuantoRaquelserehusóacomerdandocomomotivosudolordecabeza,elastutoabogadoaprovechólaoportunidadqueellaacababadedarle.

—Sólo existe un remedio para el dolor de cabeza —dijo este horribleanciano—.Unpaseo,MissRaquel,esloquehabrádecurarla.Mepongoasuenteradisposiciónsimeconcedeelhonordedarmeelbrazo.

—Conelmayorplacer.Unpaseoes loquemásestabadeseandorealizarahora.

—Sonyamásdelasdos—sugeríblandamente—.Yelserviciodelatardecomienzaalastres.

—¿Cómopuedescreerquevuelvaalaiglesia—merespondiódemanerapetulante—conestedolordecabeza?

Mr. Bruff le abrió, oficiosamente, la puerta. Unminuto después estabanfuera de la casa. No creo que haya sentido en ninguna otra ocasión más

hondamenteeldeseodeintervenir.¿Peroquépodíayohacer?Nada,comonofuera aguardar la primera oportunidad que seme ofreciera para ello, a unahoramásavanzadadeldía.

Al volver de los servicios religiosos de la tarde hallé que acababan deregresareneseinstante.Unasolamiradaquelesdirigíaambosmebastóparacomprobarqueyalehabíadichoelabogadoloqueteníaquedecirle.Jamásvia Raquel tan silenciosa y pensativa como en esa ocasión. Jamás vianteriormente que Mr. Bruff se consagrara tan devotamente a ella y laobservase con tan notables muestras de respeto. Tenía, o fingió tener, elcompromisodeasistiraunacomidaesedía…,ysedespidióde todosaunahoratemprana,conelpropósitoderegresaraLondresenelprimertrendelamañanasiguiente.

—¿Estáseguradenovolverseatrás?—ledijoaRaquelyaenlapuerta.

—Completamente segura —le respondió ella…, y así fue como sesepararon.

Encuantoéllediolaespalda,Raquelseretiróasucuarto.Noaparecióenningúnmomentodurantelacomida.Sucriada,lamujerdelgorroconcintas,fueenviadaescaleraabajoparaanunciarquehabíavueltoadolerlemucholacabeza.Yosubícorriendoyleofrecíluego,atravésdelapuerta,cuantaayudaesposiblequeunahermanalepresteaotrahermana.Lapuertaseencontrabacerrada y ella siguió manteniéndola así. ¡He aquí todo un cúmulo deobstáculosmateriales, contra los cuales podría yo luchar!Me sentí alegre yestimuladaporelhechodequehubiesecerradolapuerta.

Cuandoalamañanasiguientelefuellevadasutazadetéyoascendíenposdeella,mesentéasuladoenlacamayledijeunaspocaspalabrasjuiciosas.Raquelmeescuchóconlánguidacortesía.Vilaspreciosaspublicacionesquemedieramigraveamigo,amontonadassobreunamesaquesehallabaenunrincón. ¿Había acaso reparado por casualidad en las mismas?, le pregunté.Sí…, pero no le interesaron. ¿Me permitiría leerle unos pocos pasajes,muyprofundos, que probablemente habían escapado a su mirada? No; entoncesno…; tenía otras cosas en las cuales pensar. Me dio estas respuestasaparentemente absorbida por la tarea de plegar y replegar el volante de sucamisa de dormir. Era evidente que se hacía necesario despertarlamediantealgunareferenciaaesascosasmundanasqueaúngravitabanenelfondodesucorazón.

—¿Sabes, mi amor —le dije—, que tuve una extraña ocurrencia ayerrespecto de Mr. Bruff? Pensé, cuando te vi a tu regreso del paseo querealizasteconél,quetecomunicóalgunamalanueva.

Susdedossoltaronelvolantedesucamisadedormirysuscoléricosojos

negrosrelampaguearonantemí.

—¡Todolocontrario!—dijo—.Fueronnuevasqueteníamuchointerésenoír…,yleestoymuyagradecidaaMr.Bruffporhabérmelascomunicado.

—¿Sí?—ledije,enuntonodulcementeinteresado.

Susdedosretornaronelvolanteyvolviósucabezaconenfado,dejandodemirarme.Porcentenaressecuentanlasvecesenquesemerespondiódeesamaneraduranteel cumplimientodemimisiónpiadosa.Ahora, suactitudnohizomásqueestimularmeaprobardenuevo.Enmiimpávidoafánporbregarpor su dicha resolví afrontar el gran riesgo y aludí abiertamente a sucompromisomatrimonial.

—¿Nuevasqueteníasinterésenoír?—ledije,repitiendosuspalabras—.Supongo, mi querida Raquel, que tales nuevas se referirán a Mr. GodfreyAblewhite.

Saltó en el lecho y se pusomortalmente pálida. Era evidente que en lapuntadesulenguasehallabayalistaunaréplicadelamismaíndoleinsolentey desenfrenada de las de antaño. Se reprimió… dejó caer su cabeza haciaatrás, sobre la almohada… meditó durante un minuto…, y me respondiódespuésconestasnotablespalabras:

—JamásmecasaréconMr.GodfreyAblewhite.

Mellegóahoraelturnoamídesobresaltarme.

—¿Qué quieres decir? —exclamé—. Toda la familia considera ya elmatrimoniocomounacosahecha.

—Mr. Godfrey Ablewhite es esperado hoy aquí —me contestóempecinadamente—.Aguardaaqueélvenga…,yverásloquesucede.

—PeromiqueridaRaquel…

Hizo sonar la campanilla que se hallaba a la cabecera de su lecho. Lapersonadelgorroconcintasaparecióenelcuarto.

—¡Penélope,elbaño!

Hagámosle justicia. Teniendo en cuenta mi situación mental de esemomento, creo sinceramente que dio con el único medio posible capaz deobligarmeaabandonarlaalcoba.

Un espíritumeramentemundano habría juzgadomi situación, en lo querespectaaRaquel,cargadodedificultadesdeíndoledesusada.Yohabíadadopor seguro el ir llevándola hacia planosmás ymás elevados,mediante unabreveyardienteexhortaciónsobreeltemadelmatrimonio.Yheaquí,decreerloqueellamedijo,que talhechonohabríadeverificarsedeningúnmodo.

Pero, ¡ah, mis amigos!, una cristiana batalladora como yo y con miexperiencia(conlaperspectivadepoderrealizarunalaborevangelizadoraantesí), juzga las cosas con un criterio más amplio. Admitiendo que RaqueldesistieraenverdaddelmatrimonioquelosdosAblewhite,padreehijo,dabancomouna cosa segura, ¿cuál habría de ser el resultado?La cosa sólo podíaterminar,demantenerseella firme,enunsimple intercambiodeexpresionesduras y de ásperas acusaciones por ambas partes. ¿Y cuál sería el efecto detodoelloenRaquel,unavezquelaborrascosaentrevistahubieseterminado?Una saludable depresión moral. Su orgullo se agotaría, y su obstinacióncedería también,bajoelpesode la firme resistenciaque,deacuerdocon sucarácter, habría de oponer. Debería, pues, volverse en demanda de simpatíahacia lapersonamáspróximaaellasusceptibledeofrecérsela.Yyoeraesapersonaquesehallabamáscerca…,desbordandoconsuelo,henchidahastaelexcesode lasmásoportunasyvivificantespalabras. Jamás anteriormente sehabían ofrecido antemis ojos tan brillantes perspectivas en el campo de laevangelización.

Bajó para el almuerzo, pero no comió nada y apenas si articuló palabraalguna.

Luego del almuerzo empezó a vagar negligentemente de un cuarto aotro…,y,derepente,despertándoseasímisma,procedióaabrirelpiano.Lamúsicaqueescogióparaejecutarenelinstrumentofuedelomásescandalosayprofanay sehallabaasociadaal recuerdodeciertasobrasde teatroque lehelaban a una la sangre en las venas con sólo pensar en ellas.Hubiera sidoimprudenteintervenirenesemomento.

Luego de asegurarme, secretamente, de la hora de la llegada de Mr.GodfreyAblewhite,salídelacasaparahuirdelamúsica.

Yasola,enelexterior,semepresentó laoportunidaddevisitara losdosamigosqueteníaenelvecindario.Unlujoindescriptiblesignificabaparamíelsentirquemetolerabaamímismaladebilidaddemantenerunaconversaciónsobre temas importantes con personas serias. Infinitamente animada yconfortadadesanduveelcamino,yregreséalacasacontiempodesobraparaaguardarelarribodelhuéspedaesahoradeldía…,¡ymeencontrécaraacaraconMr.GodfreyAblewhite!

No intentóabandonarel lugar.Todo locontrario.Avanzópara salirmealencuentro,conlamayorvehemencia.

—¡MiqueridaMissClack,heestadoaguardandoaquítansóloparaverlaausted!QuisolacasualidadquemevieralibredemiscompromisosenLondres,antesdeloqueyoesperaba…,yhevenidoaquí,enconsecuencia,antesdelahoraindicada.

Nilamenormuestradeembarazoentorpeciósuexplicación,peseaqueeraésta la primera vez que nos encontrábamos, luego de la escena que sedesarrolló enMontagu Square. Cierto es que él ignoraba que yo había sidotestigodelamisma.Perosabíaporotraparte,queporelhechodeconcurrirala Junta Maternal para la Confección de Pantalones Cortos y por hallarmevinculadaaciertosamigosquesededicabanadiversasobrasdebeneficencia,teníaquehallarmeenteradadesunegligenteyvergonzosaconductarespectodelasdamasydelospobres.¡Noobstante,allíloteníayoantemí,enplenaposesióndesusencantadorascuerdasvocalesydesuirresistiblesonrisa!

—¿HavistoyaaRaquel?—lepregunté.

Lanzandoundulcerespirometomólamano.Yolahubieraarrancado,sinduda, de la suya, de no haber quedado paralizada por el asombro que meprodujoeltonoconqueexpresósurespuesta.

—HevistoaRaquel—medijo,conlamayortranquilidad—.Ustedsabe,queridaamigamía,que sehallabacomprometidaconmigo, ¿noesasí?Puesbien;repentinamentehadecididoromperelcompromiso.

—Luegodemeditarsobreellosehaconvencidodequelamejormaneradepropender a su felicidad y a lamía sería la de retractarse de su imprudentepromesaydejarmelibreparaqueefectúeyounaelecciónmásafortunadaencualquier otro sitio. Esa es la única explicación queme ha dado y la únicarespuestaquelograrasacarlecualquierpreguntamía.

—¿Quéhahechousted,porsuparte?—inquirí—.¿Sehasometido?

—Sí—dijo,conunacalmainconmovible—.Mehesometido.

Tan inconcebible me resultaba su conducta en tales circunstancias, quepermanecí,confundida,conmimanoenlasuya.Clavarlelavistaacualquieraconstituye,hasta ciertopunto,unagrosería; clavársela auncaballero resultaunaacciónindecorosa.Yocometíambasindiscreciones.Yledije,comoenunsueño:

—¿Quéquiereusteddecir?

—Permítamequeselodiga—replicó—.¿Quéleparecesinossentamos?

Me condujo entonces hacia una silla. Tengo la vaga impresión ahora deque se mostró muy afectuoso conmigo. No digo que deslizara su brazo enderredor de mi cintura… aunque no estoy muy segura. Yo me hallabadesamparadayélteníalacostumbredesermuycariñosoconlasdamas.Seacomofuere,nossentamos.Puedoresponderdeello,aunquenopuedahacerlorespectodeningunaotracosa.

CAPÍTULOVIII

—Heperdidoaunabellamuchacha,unaexcelenteposiciónsocialyunahermosa renta—comenzó a decirMr.Godfrey—;ymehe sometido a todoello sin ofrecer la menor resistencia. ¿Cuál puede ser el motivo de tanextraordinariaconducta?Noexisteninguno,preciosaamigamía.

—¿Ningúnmotivo?—repetí.

—Permítame recurrir, mi querida Miss Clack, a su experiencia con losniños—prosiguió—.Unniño se conduce, por ejemplo, de ciertamanera.Austedlechocasuactitudeintentaentoncesdescubrirelmotivodelamisma.Nuestroqueridopequeñueloesincapazdedecírselo.Deigualmanerahubierapodido usted preguntarle a la hierba por qué crece o a los pájaros por quécantan. ¡Pues bien!, en este asunto yo vengo a ser como el queridopequeñuelo…,comolahierba…comolospájaros.NoséenverdadporquélehicemiproposiciónmatrimonialaMissVerinder.Nosétampocoporquéhedescuidado tanvergonzosamenteamisqueridasdamas.E ignoroporquéherenegado de la JuntaMaternal para la Confección de Pantalones Cortos. Siusted le pregunta, por ejemplo, a un niño: «¿por qué eres tan malo?», elangelitohabrádellevarseundedoalabocaynosabráquéresponder:¡ésees,exactamente,micaso!¡Mehesentidoimpulsadoaconfesárseloausted!

Yoempecéarecobrarme.Unproblemamentalsignificabaloqueacababadeoír.Yosientounprofundointerésporellos…,ynocarezco,segúnsedice,deciertahabilidadpararesolverlos.

—Querida amiga, aguce el entendimiento y ayúdeme—prosiguió él—.Dígame: ¿por qué ocurre que llega un momento en que todos esos planesmatrimonialesmíoscomienzanaparecermealgocomoforjadoenunsueño?¿Porquésemehaocurridodemaneratansúbitalaideadequemiverdaderafelicidadhabráderesidirenlaayudaquelespresteamisqueridasdamas,enelhechodecumplirmodestamentemiútil labor,ydepronunciarunaspocaspalabras juiciosas, cada vez que me invite a hacerlo el presidente de ladirectiva?¿Paraquéquieroyounaposición?Yahealcanzadouna.¿Paraquéuna renta? Me hallo en condiciones de pagarme mi pan y mi queso, mipequeñoyhermosoalojamientoymisdoslevitasanuales.¿ParaquénecesitoyoaMissVerinder?Acabadedecirmeconsuspropioslabios(esto,miqueridaseñora,aquíentrenosotros)queamaaotrohombreyqueelúnicomotivoquela impulsó a decirme que se casaría conmigo fue el de exasperar y hacerperderlacabezaaeseotrohombre.¡Quéhorrendaunión!¡OhDiosmío,quéhorrendauniónsería! ¡Tales sonmis reflexiones,MissClack,mientrasviajohacia Brighton! Me aproximo a Raquel igual que un criminal que va aescucharsusentencia.Cuandomeenterédequeellahabíatambiéncambiado

de opinión…, cuando oí decir que se proponía romper el compromiso…,experimenté(nohaylamenordudarespectoaello)unaenormesensacióndealivio.Unmesatráslaestrechabaarrobadocontramipecho.Haceunahoraladichadesaberquenuncamáshabrédehacerlomehaembriagadolomismoqueunfuertelicor.Mepareceimposible:nopuedeser,medigoamímismo.Y, sin embargo, allí están los hechos, como ya tuve el honor de darlos aconocer apenas nos sentamos en estas dos sillas. He perdido a una bellamuchacha, una excelente posición social y una hermosa renta; y me hesometidoaellosinofrecerlamenorresistencia¿puedeustedexplicárselo,miqueridaamiga?encuantoamídebodecirlequeestosehallafueradelalcancedemiinteligencia.

Su magnífica cabeza se reclinó en su pecho, en tanto abandonaba,desesperado,elproblema.

Yo me sentí profundamente conmovida. El caso (si he de hablar en elcarácter de un médico espiritual) me pareció enteramente sencillo. No esdifícil que en el curso de nuestra vida hayamos podido ver, cualquiera denosotros, cómo el poseedor de las más poderosas facultades caeocasionalmentehastasituarsealniveldelaspersonasmáspobrementedotadasquesehallananuestroalrededor.Esto,sinduda,tieneporobjeto,dentrodelplandelasabiaProvidencia,recordarlea lagrandezaqueesmortalyqueelpoderquelehasidoconferidopuedeserletambiénretirado.Setornóevidente—enmiopinión—,ahora,quelasdeplorablesaccionesejecutadaspornuestroqueridoMr.Godfreyydelascualesfuerayoinvisibletestigo,constituíanotrastantasy saludableshumillacionesde esa índole.Y se tornaba igualmenteunhechoevidente labienvenida reapariciónde sumás finanaturaleza, a travésdelhorrorconquerechazabalaideadecasarseconRaquelydelaencantadoravehemencia con que demostraba su deseo de retornar a sus damas y a suspobres.

Le explique todo esto en unas pocas y simples frases fraternales. ¡Québelloespectáculofueeldesualegría!Secomparóasímismo,encuantoyoproseguí hablando, con un ser perdido que emergía de la sombra a la luz.Cuando leaseguréquehabríadedispensárseleunacariñosaacogidaen la J.Maternalpara laConfeccióndePantalonesCortos,elagradecidocorazóndenuestroHéroeCristianodesbordódealegría.Alternativamentese llevóa loslabiosyoprimiócontraellosmismanos.Abrumadaporlaespléndidavictoriadehaberlohechoretornaranuestrocampo,dejéquehicieraconmismanosloquequisiese.Cerrélosojos.Ysentíquemicabeza,olvidándosedesímisma,se apoyaba sumida en el éxtasis, en su hombro. Un momento más y mehubiera desvanecido en sus brazos, de no haber sido por una interrupciónproveniente del mundo exterior y que me hizo recobrarme. Un horrendorechinardecuchillosytenedoresllegóhastanosotrosdesdelapuertayvimos

entrarallacayo,quiensedisponíaatenderlamesaparaelalmuerzo.

Mr.Godfreysepusodepie,derepente,ydirigiósuvistahaciaelrelojqueseencontrabasobreelmantodelachimenea.

—¡Cómo vuela el tiempo a su lado!—exclamó—. Apenas si llegaré atiempoparatomareltren.

Yome aventuré a preguntarle a qué se debía esa prisa por retornar a laciudad. Su respuestame trajo a lamemoria las dificultades domésticas quedebíanseraúnsalvadasylasdesavenenciasaúnporsurgir.

—Herecibidonoticiasdemipadre—medijo—.Susnegociosloobliganaabandonar Frizinghall para dirigirse a Londres y se propone llegar allí estanocheomañana.DeboponerloaltantodeloocurridoentreRaquelyyo.Hapuestosucorazónenesteasuntodelmatrimonio…,ymuchohabrádecostar,me temo, el hacerle aceptar la idea del rompimiento. Debo detenerlo, enbeneficiodetodosnosotros,paraquenovengaaquíantesdequehayalogradoyohacerloaceptar talcosa. ¡Queridísimaamigamía, lamejorqueposeo,yanosvolveremosaver!

Conestaspalabrassaliódelcuartoprecipitadamente.Conigualprisacorríyo escalera arriba en dirección de mi aposento para arreglarme antes deenfrentaratíaAblewhiteyaRaqueljuntoalamesadelalmuerzo.

Sémuybien—paravolverdenuevoalapersonadeMr.Godfrey—quelaopinióngeneralyprofanadelmundoexteriorlohaacusadodetenerrazonesprivadaspara liberaraRaqueldesucompromiso,en laprimeraocasiónqueellaleofrecióparaello.Tambiénhallegadoamisoídoslaafirmacióndequesu celo por recobrar mi estimación ha sido atribuido en ciertos círculos almercenarioanhelodehacerlaspaces(pormiintermedio)conciertavenerabledamade la JuntaDirectivade laMaternalpara laConfeccióndePantalonesCortos, abundantemente provista de bienes materiales y que es una muyamadaeíntimaamigamía.Simedetengoenestosodiososinfundiosessóloparahacerconstarquetalesinfluenciasnogravitaronenningúninstanteenmiespíritu. De acuerdo con las instrucciones recibidas, he ido reflejando lasfluctuacionesdemipensamientoenloqueatañeanuestroHéroeCristiano,talcomosehallanregistradasenmidiario.Haciéndomejusticiaamímismadeboagregarque,unavezreinstaladoenelsitioqueocuparaanteriormenteenmiestimación,novolviómitalentosoamigoaperderlonuncamás.Escriboestaslíneascon lágrimasen losojosyconsumidaporeldeseodedeciralgomás.Perono…,semehaimpuestolacruellimitacióndeatenermeamiexperienciarealdelaspersonasylascosas.Antesdequehubiesetranscurridounmesdelos sucesos que acabo de narrar, la situación del mercado monetario, quedeterminóunadisminuciónaunenelmontodemi rentaescasaymiserable,meobligóapartirhaciaelexilioenelextranjero,sindejarmeotracosaqueun

amable recuerdode la personadeMr.Godfrey, imagenque lamalevolenciamundanahaatacadounayotravezaunqueenvano.

Permítanmeahoraenjugarmelosojosyretomarelhilodemihistoria.

Bajé la escalera para ir a almorzar, naturalmente ansiosa por conocer lareacción de Raquel ante la noticia de la anulación de su compromisomatrimonial.

Mepareció—aunquedeboreconocerquesoyunmaljuezentalmateria—quelarecuperacióndesulibertadhizoquesupensamientosevolvierahaciaelotro hombre, hacia aquél a quien ella amaba, y de que se hallaba furiosaconsigomismapornohabersabidocontrolaresecambiorepentinooperadoensussentimientos,cambiodelcualsehallabaíntimamenteavergonzada.¿Quiéneraesehombre?Yoteníamissospechas…,peroerainnecesariomalgastareltiempo en tan ociosa especulación. Una vez que la hubiera convertido, eraseguro que ella no habría de tener secreto alguno paramí.Me enteraría decuantoconcerníaa talhombreycuantosereferíaa laPiedraLunar.Aunqueparaestimularsuespírituyelevarloaunmásaltoplanoespiritualnohubieratenidoyootromotivomásdignoqueeldealiviarsumentedesusculpablesplanes,hubieraéstebastadoparaalentarmeallevaradelantemilabor.

TíaAblewhite realizó su ejercicio esa tarde, en una silla para inválidos.Raquellaacompañó.

—Me gustaría arrastrar la silla estalló en forma temeraria—. ¡Quisieracansarmehastacaerrendida!

A la noche seguía con el mismo humor. Yo di, en una de las valiosaspublicaciones queme entregarami amiga—Vida,Obra yEpístolas de JaneAnn Stamper, cuadragésimo quinta edición—, con algunos pasajes que seprestabanmaravillosamenteparaseraplicadosalasituaciónactualenqueseencontrabaRaquel.Encuantolepropusesulecturasedirigióhaciaelpiano.¡Imagínense cuán inexperta debía ser, respecto de las personas graves, parasuponerquemipacienciahabríadeagotarseenesaforma!ConmiMissJaneAnnStamperalalcancedemimano,aguardéelcursodelossucesosconunainconmovibleconfianzaenelfuturo.

El viejoMr.Ablewhiteno apareció enningúnmomento esanoche.Perobien sabía yo la importancia que su voraz apetencia terrenal le atribuía almatrimonio de su hijo con Miss Verinder…, y me hallaba completamentepersuadida (hiciera lo que hiciereMr. Godfrey para evitar tal cosa) de quehabríamosdeverloaldíasiguiente.Suintervenciónenelasuntodaríalugar,seguramente,alatormentaqueyohabíavaticinadocomocosasegura,lacualhabría de ser seguida, con toda seguridad, también, por un saludableagotamientodelacapacidadderesistenciadeRaquel.Noignoroqueelviejo

Mr.Ablewhite tienefama(sobre todoentresus inferiores)deserunhombrenotablemente bonachón. De acuerdo con mi propia observación debo decirque sehace acreedor a tal famamientraspuede salirse con la suya, peronomásallá.

Al día siguiente, tal como yo lo previera, tía Ablewhite experimentó loque,deacuerdoconsunaturaleza,esloquemásseparecealasombro,alveraparecersúbitamenteenlacasaasuesposo.Apenasllevabaésteunminutoenella cuando fue seguido, ante mi asombro esta vez, por una inesperadacomplicaciónenlaformahumanadeMr.Bruff.

No recuerdo que jamás me haya parecido más inoportuna que en esaocasión la presencia del abogado entre nosotros. Parecía hallarse listo parahacer cualquier cosa que representara un obstáculo en el camino… y parademostrarqueeracapazdeestablecerlapaz,pesealhechodeserRaquelunodeloscontendientes.

—Es una agradable sorpresa para mí, señor —dijo Mr. Ablewhite,dirigiéndose con engañosa cordialidad aMr. Bruff—.Al dejar su despachoayer,noesperabaquehabríadetenerelhonorderecibirlohoyenBrighton.

—He estado dándole vueltas enmi cabeza a lo que conversamos, luegoqueustedsefue—replicóMr.Bruff—.Ysemehaocurridopensarquequizápodríaserlesútilenalgo.Apenassituvetiempoparaalcanzareltren;peronotuvelaoportunidaddedescubrirelcompartimientoenelcualustedviajaba.

Luego de dar esta explicación se sentó junto a Raquel. Yo me retirémodestamenteaunrincón…,conmiMissJaneAnnStampersobreelregazo,alaexpectativa.Mitíasesentójuntoalaventanayempezóaabanicarseconsucalmaacostumbrada.Mr.Ablewhite,quesehallabadepiesobreelcentrode la habitación, con su calva más rosada de lo que yo la viera jamásanteriormente,sedirigióasusobrinadelamaneramásafectuosa.

—Raquel,queridamía—ledijo—,acabodeenterarme,porintermediodeGodfrey, de una noticia de lo más extraordinaria. Y he venido aquí parainformarme respecto a ella. Tú tienes tu propio gabinete en esta casa. ¿Meharáselhonordeconducirmehastaél?

Raquel permaneció completamente inmóvil. Que se hubiese propuestoprovocaruna crisis en el asuntooqueobedeciera aunaoculta señaldeMr.Bruff es algo que escapa a lo que yo sé. Sólo puedo afirmar que declinó elhonordeconduciralviejoMr.Ablewhitehastasugabinete.

—Sea lo que fuere lo que tenga que decirme —le respondió—, puedecomunicármeloenpresenciademisparientesyde(ydirigiósumiradahaciaMr.Bruff)esteviejoamigoquemereciólaconfianzademimadre.

—Comoteparezca,queridamía—dijoelamableMr.Ablewhite,yechómanodeunasilla.

Losdemásclavaronlavistaensurostro…,comosiaguardasenqueéste,luegodesetentaañosdeexperienciamundana,fueraadecirlaverdad.Yo,pormiparte,dirigímivistahacialacúspidedesucabezacalva,porhabernotadoenanterioresocasionesquesuestadodeánimoteníalacostumbredehacersevisibleallí.

—Varias semanas atrás —prosiguió el viejo caballero—, mi hijo mecomunicóqueMissVerinder lehabíaconcedidoelhonordecomprometerseenmatrimonioconél.¿Esposible,Raquel,quehayamihijointerpretadomalosehayajactadodequecomprendíaturespuesta?

—Ciertamente,no—replicóella—.Mecomprometí,enverdad,acasarmeconél.

—¡Muy bien por tu franca respuesta!—dijoMr. Ablewhite—. Todo seexplica de la manera más satisfactoria hasta aquí, querida mía. En lo querespecta a lo ocurrido hace varias semanas, Godfrey no se ha equivocado,pues.Elerrorradicaenloquemedijoayer.Comienzoaexplicarmeahoralascosas.Túyélhabéistenidounadisputadeamantes…,yeltontodemihijolahatomadoenserio.¡Ah!Yohabríasabidoconducirmemejorasuedad.

Lapartedébilde lanaturalezadeRaquel—lamadreEva resucitandoenella—comenzóairritarseporestaspalabras.

—Leruegoquetratedecomprenderme,Mr.Ablewhite—ledijo—.Nadaquepuedaenlomásmínimomerecerelnombrededisputaocurrióayerentresuhijoyyo.Silehadichoélqueyoheresueltorompernuestrocompromisomatrimonial,yqueélporsupartesehalladeacuerdoconello…,nohahechomásquedecirlelaverdad.

Eltermómetroindicador,sobrelacimacalvadeMr.Ablewhite,comenzóaregistrar un aumento de mal genio. Su rostro se mostraba más amable quenunca…, pero ¡he ahí, sobre la cumbre del rostro, esa coloración rosada untantomáspronunciadaquehabitualmente!

—¡Ven, ven, querida!—dijo él, de la maneramás suave—, ¡vamos, noseas tan dura y tan mala con el pobre Godfrey! Seguramente te ha dichoalguna cosa inconveniente. Desde chico ha sido siempre un poco torpe…,¡pero es un muchacho bien intencionado, Raquel, un muchacho bienintencionado!

—Mr.Ablewhite, o bienme he expresadomuymalamente o bien se hapropuestoustedinterpretarmalloqueledigo.Deunavezportodashabrédedecirlequedecomúnacuerdohemosresueltosuhijoyyonomantenerotras

relaciones,duranteelrestodenuestrasvidas,quelasdeprimoyprima.Estáclaro,¿no?

El tono con que dijo estas palabras hizo imposible que el viejo Mr.Ablewhitesiguieraaúnequivocandosusideaspormástiempo.Eltermómetroregistró otro avance de un grado y su voz, cuando volvió a hablar, dejó detenereltonoquemásconvieneaunhombreafable.

—Segúnesodebodarporsentado,entonces—dijo—,quetucompromisomatrimonialhaquedadoanulado.

—Esoesloquehabrádedarustedporsentado,Mr.Ablewhite,sileplace.

—¿Debo también dar por sentado que la proposición de deshacer elcompromisoseteocurrió,desdeelprimermomento,ati?

—Semeocurriódesdeelprimerinstanteamí.Ycontóluego,comoacabodedecírselo,conlaaprobacióndesuhijo.

Eltermómetroregistróelmásaltonivelqueeracapazdeseñalar.Quieroconellodecirqueelmatizrosadoseconvirtiódeprontoenescarlata.

—¡Mihijoesunperromiserable!—gritóconfuriaelancianohombredemundo—.Parahacerme justiciaamímismo,comopadre—ynoaél comohijo—,leruegomepermitainquirir,MissVerinder,quéesloquetieneustedquedecirdeMr.GodfreyAblewhite.

AestaalturaintervinoporvezprimeraMr.Bruff.

—Noestáustedobligadaaresponderaesapregunta—ledijoaRaquel.

ElviejoMr.Ablewhiteselanzósobreélinmediatamente.

—Noolvideusted,señor—ledijo—,quenoesaquímásqueunhuéspedque se ha invitado solo. Su intromisión hubiese contado con una mejoracogidadehaberustedaguardadoaqueselasolicitaran.

Mr.Bruffnosedioporaludido.Elsuavebarnizquerecubríasupieljamásseagrietaba.Raquellediolasgraciasporelconsejoysevolvióluegohaciaelviejo Mr. Ablewhite…, manteniendo su compostura en una forma que,teniendoencuentasusexoysuedad,provocaba,simplemente,espanto.

—Suhijomehizolamismapreguntaqueustedacabadehacerme—ledijoella—.Unasola respuesta tuveparaélyunasola igualmentehabréde tenerpara usted. Le propuse liberarnos del compromiso, porque luego de habermeditadosobreello,habíallegadoalconvencimientodequelamejormaneradepropenderasufelicidadyalamíahabríadeserladeretractarmeyodeunaimprudente promesa y dejarlo libre a él para que escogiera a unamujer encualquieraotraparte.

—¿Quéhahechomihijo?—insistióMr.Ablewhite—.Tengoelderechodesaberlo.¿Quéhahechomihijo?

Ellaseobstinó,porsuparte,delamismamanera.

—Lehedadoyalaúnicaexplicaciónquecreonecesariodebadarleaustedoasuhijo—respondió.

—Hablando vulgarmente, Miss Verinder, son su deseo y su voluntadsoberanoseldarlecalabazasamihijo,¿noesasí?

Raquelpermanecióensilenciouninstante.Sentada,comomehallaba,muypróximaasusespaldas,pudeoírelsuspiroquelanzó.Mr.Brufftomósumanoylediounleveapretón.RecobrándoseaquéllalereplicóaMr.Ablewhitetanatrevidamentecomolohabíahechoantes.

—Meheexpuestoanteriormenteasufrirmayoresmalentendidosqueéste—ledijo—.Yloshesobrellevadopacientemente.Hapasadoyaeltiempoenquehubierapodidoustedmortificarmellamándomecoqueta.

LaacrituddesutonomeconvenciódequeenunauotraformaselahabíaobligadoarecordarelescándalodelaPiedraLunar.

—Notengomásnadaquedecir—añadióconuntonocansadosindirigirseanadieenparticularypasándonosporaltoparamirarhaciaafuera,atravésdelaventanaquesehallabamáspróximaaella.

Mr. Ablewhite se puso de pie y arrojó lejos de sí su silla con tantaviolencia,queéstasevolcóycayósobreelpiso.

—Por mi parte, tengo algo que decir —anunció, dejando caerruidosamente lapalmadesumanosobre lamesa—.¡Yesquesimihijonoconsideraestouninsulto,yosíloconsiderotalcosa!

Raquelseestremecióylomirósorprendida.

—¿Insulto?—replicó—.¿Quéquiereusteddecir?

—¡Insulto!—reiteróMr.Ablewhite—.¡Conozcoelmotivo,MissVerinder,quelahaimpulsadoaustedaromperconmihijo!Lopercibotanclaramentecomosimelohubieraustedconfesadoconsuspropiaspalabras.Sumalditoorgullo de familia es quien está ultrajando ahora a Godfrey, de la mismamaneraquemeultrajóamíantes,cuandomecaseconsutía.Sufamilia—sumiserable familia— le volvió la espalda cuando se hubo casado con unhombrehonestoquesehizoasimismoyselabrósupropiafortuna.Nosédeningúnhatajodepillosydegolladoresquehubieranvividodel crimenydelrobo.Nopodía,tampoco,referirmeaningunaépocaenquelosAblewhitenohubiesen tenidounacamisaconquecubrir suespaldayenquenohubiesensidocapacesdeescribir suspropiosnombres. ¡Ah!, ¡ah!Nomehallabaa la

alturadelosHerncastlecuandomecasé.Yahora,vuelvenustedesalacarga;tampocomihijosehallaalaalturadeusted.Losospechédesdeelprincipio.¡Ha heredado usted,mi jovencita, la sangre de losHerncastle! Lo sospechédesdeelprincipio.

—Es ésta una indigna sospecha—observóMíster Bruff—.Me asombraquetengaustedelcorajedeafirmartalcosa.

Antes de que Mr. Ablewhite hubiera podido hallar palabras con quéresponderle, habló Raquel, con un tono de lo más exasperante por lodesdeñoso.

—Tiene usted razón —le dijo al abogado—; es algo que no tieneprecedentes.Siescapazdepensarenesaforma,dejémosloquepienseloquequiera.

Delescarlatacomenzóapasar,ahora,Mr.Ablewhite,alpúrpura.Jadeóenprocuradeaire;yempezóadirigirsuvista,yahaciaatrás,yahaciaadelante,deRaquel aMr.Bruff, tan furiosoy frenéticocontra ambos,queno sabía aquién atacar primero. Su esposa, quien se había estado abanicandoimperturbablemente en su asiento hasta ese instante, trató, aunque sinresultado alguno, de calmarlo. Yo había sentido, durante el curso de estapenosa entrevista,másdeun llamado interior que instigaba a intervenir conunas pocas palabras juiciosas, pero me contuvo el temor de un posibledesenlace completamente indigno de una cristiana inglesa cuyas miras sehallanpuestas,nosobreloqueaconsejaunamezquinaprudencia,sinosobreloqueesmoralmentejusto.Aladvertirlagravedaddelasituaciónmeelevéporencimade todamera contemplaciónde las conveniencias.Simehubierayodispuestoaintervenirmediantealgunaamonestacióndemipropiayhumildecreación, es posible que hubiera aún vacilado. Pero la infortunada querelladoméstica que se ofrecía ahora a mi vista contaba con una soluciónmaravillosa y bellamente descrita en la correspondencia deMiss Jane AnnStamper…,Cartanúmeromil uno, titulada: «Paz en elHogar».Me levanté,pues,enmimodestorincónyabríelpreciosolibro.

—MiqueridoMr.Ablewhite—dije—,¡unasolapalabra!

Enelprimermomentoyalatraerporvezprimeralaatencióndetodosallevantarme,pudeadvertirqueestabaapuntodedecirmealgunacosa fuerte.Peromi fraternalmanera de dirigirle la palabra, lo retuvo.Clavó enmí susojosconunasombropagano.

—Enmicarácterdeamigaydepersonabien inspirada—proseguí—,depersonaquecuentaconunagranexperienciaenloqueserefiereadespertar,convencer,preparar,iluminaryfortificarasussemejantes,permítanmequemetome la más inocente de todas las libertades…, la libertad de apaciguar el

ánimodeustedes.

Élcomenzóarecobrarse;sehallabayaapuntodeestallar…,yhubierasinduda estallado, frente a cualquier otra persona. Pero mi voz, habitualmentedulce,alcanzaunricoacentoenlosinstantesdeaprieto.Enéste,porejemplo,mesentíllamadaaintervenirconunregistromásaltoqueelsuyo.

Levantandomivaliosolibrofrenteaél,golpeteéconmiíndicedemaneraimpresionantesobrelapáginaenquesehallabaabierto.

—¡No son palabras mías!—exclamé interrumpiéndolo conmi fervienteestallido—.¡Oh,nosuponganquereclamosuatenciónparaqueescuchenmishumildespalabras!¡Manáeneldesierto,Mr.Ablewhite!¡Rocíosobrelatierracalcinada! ¡Palabras de consuelo, de sabiduría, de amor…, las benditas tresvecesbenditas,palabrasdeMissJaneAnnStamper!

Medetuvoaquíunmomentáneoimpedimentodeíndolerespiratoria.Antesde que lograra recobrarme, ese monstruo con figura de hombre gritófuriosamente.

—¡MissJaneAnnStamperes…!

Meesimposibletranscribiraquílahorrendapalabrarepresentadaporestospuntos.

Chilléaloírladeslizarseentresuslabios;voléhaciamipequeñobolso,quesehallabasobreeltrinchero;volquétodosucontenido,asíuntratadoespecialqueversabasobre los juramentosprofanos, titulado:«¡Silencio,poramordeDios!»,yselotendíconunaexpresióndeagonizantesúplica.Éllodesgarróendosymelotiródevueltaporencimadelamesa.Losdemássepusieronenpie alarmados, ignorando lo que habría de seguir. Yo me sentéinstantáneamente, de nuevo en mi rincón. En cierta ocasión y encircunstancias un tanto similares, Miss Jane Ann Stamper fue tomada poramboshombrosylanzadafueradeunahabitación.Yoaguardé,inspiradaporsuejemplo,larepeticióndesumartirio.

Perono…nohabíadesucedermeamítalcosa.Suesposafuelaprimerapersonaaquienledirigióéllapalabra.

—¿Quién…,quién…,quién—ledijo,tartamudeandodeira—invitóaestafanáticaosadaaentrarenestacasa?¿Fuistetú?

AntesdequetíaAblewhitehubieratenidotiempodepronunciarunasolapalabrarespondióRaquelporella:

—MissClacksehallaaquí—ledijo—comohuéspedmía.

Estas palabras tuvieron un singular efecto sobre Mr. Ablewhite.Súbitamente transformaronaesehombreenrojecidopor la iraenunserque

emanaba un helado desprecio. Palmariamente percibió todo el mundo queRaquelacababadedeciralgo—breveysimplecomohabíasidosurespuesta—quelocolocóaél,porfin,enventajasobreella.

—¡Oh!—dijo—.AsíqueMissClackeshuéspedsuya…,aquí,enmicasa,¿noesasí?

LetocóahoraelturnoaRaqueldeperderlapaciencia.Sucolorseacentuóy susojosbrillaron fieramente.Volviéndosehacia el abogadoy señalando aMr.Ablewhite,preguntóaltivamente:

—¿Quéquiereéldecir?

Mr.Bruffintervinoporterceravez.

—Parece usted olvidar —dijo, dirigiéndose a Mr. Ablewhite— que haalquiladoustedlacasaensucarácterdetutordeMissVerinderyparausodeMissVerinder.

—Noseapresure—lointerrumpióMr.Ablewhite—.Tengoaúnalgoquedecir; unaúltimapalabraquehubieradichohace algún tiempo,denohabersido por esta… —y me miró, deteniéndose a pensar qué abominablecalificativopodíaaplicarme—,denohabersidointerrumpidoporestaatrevidasolterona.Permítameque le informe, señor, que simi hijo nomerece ser elesposodeMissVerinder,presumoquesupadrenodebemerecerel títulodetutor deMissVerinder.Tenga la bondad de tomar nota de queme rehúso aaceptar el cargo que seme ha ofrecido en el testamento de LadyVerinder.Utilizando su lenguaje forense diré que renuncio a actuar. La casa ha sido,necesariamente,alquiladaenminombre.Cargosobremishombroscontodalaresponsabilidadqueelloimplica.Esmicasa.Lahabitoolaabandono,segúnmeplazca.NodeseoapuraraMissVerinder.Porelcontrario,leruegoaellaquealejeasuhuéspedconsuequipaje,cuandolocreamásconveniente.

Luegodehacerunaprofundareverenciaabandonóelaposento.

¡AsífuecomosevengóMr.AblewhitedeRaquel,porhabersenegadoéstaacasarseconsuhijo!

En cuanto se cerró la puerta, tía Ablewhite realizó una acción tanprodigiosa que nos dejó a todos paralizados. ¡Exhibió la energía suficientecomoparaatravesarelcuarto!

—Queridamía—le dijo aRaquel en tanto la tomaba de lamano—,meavergonzaríademi esposo, si no supiera, comobien sé, queha sido sumalgenio y no su persona la que te ha dicho esas palabras. Usted—continuódiciendotíaAblewhite,volviéndosehaciamirincónyhaciendootroderrochedeenergía,consumiradaestavez,noconsusmiembros—,ustedhasidolamiserable que provocó su cólera. Espero no volver a verla nuncamás aquí,

comotampocoasustratados.

VolviéndosehaciaRaquellabesónuevamente.

—Te pido perdón, querida—le dijo—, en nombre de mi esposo. ¿Quépuedohacerporti?

Obstinadamenteperversaentodo—caprichosaeirrazonableentodassusacciones— se deshizo Raquel en lágrimas al oír tan triviales palabras y ledevolvióelbesoasutíaensilencio.

—Sisemepermitiera responderennombredeMissVerinder—dijoMr.Bruff—,meatreveríaapedirleaMrs.AblewhitequeenviaraabajoaPenélopeconelgorroyelchaldesuama.Concédanosdiezminutosasolas—añadióbajandolavoz—yleaseguroquearreglarélascosasasuenterasatisfacciónyaladeRaqueltambién.

Laconfianzaquetodalafamiliadepositabaenestehombreera,enverdad,maravillosa. Sin que hubiera mediado una nueva palabra de su parte, tíaAblewhiteabandonólahabitación.

—¡Ah!—dijoMr.Bruffmirándolaconatención—.Admitoquelasangrede los Herncastle tiene sus desventajas. ¡Pero algo representa la buenaeducación,despuésdetodo!

Luego de haber lanzado esta observación puramentemundana,miró condurezahaciamirincón,comosiaguardaseaqueyomefuera.MiinterésporRaquel—infinitamente superior al que sentía él por ella—me clavó en lasilla.

Mr. Bruff desistió, como había desistido anteriormente en casa de tíaVerinder,enMontaguSquare.CondujoaRaquelhastaunasillaquesehallabajuntoalaventanayempezóahablarle.

—Mi querida señorita—le dijo—, la conducta de Mr. Ablewhite la hahorrorizado y tomado, naturalmente, de sorpresa. Si valiera la pena debatiresta cuestión con semejante hombre, habríamos de demostrarle bien prontoquenosiemprehabrádesalirseélconlasuya.Peronovalelapena.Haestadousteden lociertocuando ledijo loqueacabadedecirle: suconductanohatenidoprecedentes.

Sedetuvoydirigió lavistahaciami rincón.Yopermanecía allí sentada,inconmovible,conmistratadosjuntoalcodoymiMissJaneStampersobreelregazo.

—Comoustedsabe—prosiguióél,volviéndosenuevamentehaciaRaquel—,eraprivativodelaexcelentenaturalezadesumadreelversiemprelafazmejor, jamás lapeor,de lasgentesque larodeaban.Nombrótutorsuyoasucuñadoporquecreíaenélyporquesabíaquetalcosahabríadeagradarleasu

hermana.Encuantoamí,nuncameagradóMr.Ablewhiteeindujeasumadrea insertar una cláusula en su testamentomediante la cual se les confería elpoder a sus albaceas de consultar conmigo respecto a un nuevo tutor, si loaconsejabanlascircunstancias.Unodeesoseventosacabadeproducirsehoy,yyomehalloencondicionesdeponertérminoaestosáridosdetalleslegales,espero que de una manera satisfactoria, mediante una carta dirigida a miesposa.¿HonraráustedaBruffconvirtiéndoseensuhuésped?¿Ypermaneceráustedbajomitecho,comounmiembromásdemifamilia,hastaquenosotros,los sabios, maduremos nuestros proyectos y decidamos qué deberá hacerseposteriormente?

Al oír estome puse de pie dispuesta a intervenir.Mr. Bruff acababa dehacerexactamente loqueyohabía temidoquehicieracuando lepidióaMr.AblewhitequeenviaraabajoelgorroyelchaldeRaquel.

Pero,antesdequehubierapodidointercalaryounasolapalabra,habíayaaceptado Raquel la invitación en los términos más cordiales. De haber yotolerado que este arreglo fuera llevadomás adelante—de transponer ella elumbraldelapuertadeMr.Bruff—,¡adiósentoncesalmásgrandedeseodemivida,amiesperanzadehacervolveralredilamiovejadescarriada!Lasolaideadetalcalamidadmeanonadó.Lanzandoalvientolamiserablecargaquetodadiscreciónmundanaimplica,lehablécontodoelfervorquemeposeíayconlaspalabrasquemásprontovinieronamislabios.

—¡Alto!—lesdije—,¡altoahí!Debenescucharme.¡Mr.Bruff!,ustednosehallaemparentadoconellacomoloestoyyo.Lainvitoaella…,yemplazoasusalbaceasparaquemedesignensututora.Raquel,miqueridísimaRaquel,teofrezcomihumildehogar;venconmigoaLondresenelpróximotren,miamor,paracompartirloconmigo.

Mr.Bruffnodijonada.Raquelmemiró conun cruel espantoqueno seesforzóporocultar.

—Eresmuybuena,Drusilla—medijo—.Y espero ir a visitarte cuantasveces vaya aLondres. Pero he aceptadoya la invitacióndeMr.Bruff ymeparecequelomejorquepuedohacerahoraesquedarbajosucuidado.

—¡Oh, no digas eso! —imploré yo—. ¡No puedo separarme de ti,Raquel…,nopuedosepararmedeti!

Traté de estrecharla entremis brazos. Pero ella retrocedió.Mi fervor nologrócontagiarla;sólolecausóalarma.

—En verdad —dijo—, ¿no es excesiva tanta agitación? No logrocomprenderla.

—Niyotampoco—dijoMr.Bruff.

Ladurezadeambos—sumundanayespantosadureza—merebeló.

—¡Oh, Raquel! ¡Raquel —estallé—. ¿Es posible que no hayas aúnpercibidoquemicorazóndesfalleceporhacerunacristianade ti?¿No tehadicho alguna voz interior que estoy tratando de hacer por ti lo que estabatratandodehacerportuqueridamadrecuandolamuertemelaarrebatódelasmanos?

Raquelavanzóunpasoymemirómuyextrañamente.

—No entiendo tu referencia amimadre—dijo—.Miss Clack, ¿quierestenerlabondaddeexplicarte?

Antesdequepudieracontestar, llegóMr.BruffyofreciéndoleelbrazoaRaqueltratódeconducirlafueradelahabitación.

—Mejornosigaconeltema,querida—dijo—.YMissClackharíamejorennoexplicarse.

Aunquehubiera sidoun troncoounapiedra, una interferencia comoésamehubieraanimadoadartestimoniodelaverdad.HiceaunladoaMr.Bruffconmipropiamano,indignada,y,enlenguajesolemneyadecuado,formuléelpuntodevista conque la sanadoctrinano tieneescrúpulos en referirse a lahorriblecalamidaddemorirsinpreparación.

Raquelseapartódemí—mesonrojoalescribirlo—conungritodehorror.

—¡Vayámonos!—dijoaMr.Bruff—.¡Vayámonos,porDios,antesdequeestamujer pueda decir nadamás! ¡Oh, piense en la inocente, útil, hermosavidademimadre!Ustedestuvoenelfuneral,Mr.Bruff;ustedviocómotodoslaquerían; ustedvio a las pobresgentesdesvalidas llorando en su tumba lapérdidadesumejoramiga.¡Yestamiserableseplantaaquíytratadehacermedudardequemimadre,quefueunángelsobrelatierra,seaahoraunángelenelparaíso!¡Nosigamoshablandodeesto!¡Vayámonos!¡Mesofocarespirarelmismo aire que ella! ¡Me espanta sentir que estamos juntas en la mismahabitación!

Sordaatodareconvención,corrióhacialapuerta.

Enesemismoinstanteentrabasudoncellaconsugorroysuchal.Ellalostomóylosamontonódecualquiermodo.

—Empaca mis cosas —le dijo—, y llévalas hasta el domicilio de Mr.Bruff.

Yointentéacercarme…Mehallabaafligidayconmovida,peroinnecesarioserá que afirme que no me sentía ofendida. Sólo experimenté el deseo dedecirleestaspalabras:

—¡Ojalá llegue a ablandarse tu duro corazón! ¡Te perdono con toda el

alma!

Ellatiróhaciaabajosuvelo,mearrancóelchaldelasmanosyseprecipitócerrándomelapuertaenlacara.YosoportéelultrajeconmihabitualenterezaYlorecuerdoahoraconlamismasuperioridadconqueenfrentosiempretodoultraje.

Mr.Bruffmedirigióunaburlonafrasededespedida,antesdeprecipitarse,asuvez,alexterior.

—Más le hubiera valido no explicarse, Miss Clack —me dijo; yhaciéndomeunareverencia,abandonóelcuarto.

Lamujerdelgorroconcintashablóasuvez.

—Noesdifícildeterminarquiénhasidolapersonaqueloshamalquistadoa los unos con los otros—medijo—.No soymás que una pobre criada…,peroafirmo,contodo,queestoyavergonzadadeusted.

Tambiénellaabandonólaestancia,cerrandoconestrépitolapuerta.

Denigrada,abandonadaportodos,quedélibradaamímismaenelcuarto.

¿Puedeacasoañadírseleunasolapalabraaestasimpleexposiciónde loshechos…, a esta conmovedora pintura de una cristiana perseguida por elmundo? ¡No! Mi diario me recuerda que aquí termina uno de los tantoscapítulos variados de mi existencia. Desde ese día no volví a ver jamás aRaquelVerinder.Enaquelentonces,cuandomeinsultó,leotorguémiperdón.Desdeesedíaenadelantehacontadoconmismásdevotosybuenosaugurios.Ycuandomuera—paracompletar,pormiparte,elretornodetodobienporunmal—habrédelegarle,segúnharéconstarenmitestamento,laVida,ObrayEpístolasdeMissJaneAnnStamper.

****

SEGUNDANARRACIÓN

AcargodeMathewBruff,abogado,deGray'sInnSquare.

CAPÍTULOI

Habiendo hecho abandono de la plumami bella amigaMiss Clack, dosrazonesmeimpulsabanatomarla,amivez,inmediatamente.

Enprimerlugar,mehalloensituacióndearrojarlaluzindispensablesobreciertos puntos interesantes que han sido dejados hasta ahora en la sombra.

Miss Verinder tenía un motivo oculto para romper su compromisomatrimonial…, y yo jugué un papel importante en ello. Mr. GodfreyAblewhiteteníaunmotivoprivadopararenunciaracuantoderecholoasistierapara reclamar lamano de su encantadora prima… y yo descubrí de qué setrataba.

En segundo lugar, por un feliz o infortunado azar, no podría en verdadprecisarsifuelounoolootro,mehallépersonalmenteimplicadoenlaépocaaquealudoenestaspáginas—enelmisteriodeldiamantehindú—.Tuveelhonordeentrevistarmeenmibufeteconunorientaldedistinguidosmodales,quien no era, fuera de toda duda, otra persona que el cabecilla de los treshindúes.

AñadanaestoquemeencontréaldíasiguienteconelfamosoviajeroMr.Murthwaite, con quien sostuve una conversación acerca de la Piedra Lunarestrechamente relacionada con posteriores eventos. Y tendrán en esa formauna idea de los títulos que poseo para ocupar el puesto que ocupo en estaspáginas.

La verdadera historia de la anulación del compromisomatrimonial es loque surge primeramente en el orden cronológico y habrá de ocupar por lotantoelprimerlugarenmirelato.Recorriendolacadenadeloseventosdesdeunextremoalotro,meencuentroconquedebonecesariamenteabrirlaescena,hecho curioso, sin duda, pensarán ustedes, junto al lecho de mi excelenteclienteyamigo,eldifuntoSirJohnVerinder.

SirJohnparticipaba—quizáenunamedidauntantoexcesiva—delasmásinocentesyamablesflaquezasinherentesalgénerohumano.Entreellaspuedomencionar, por su aplicabilidad al asunto entre manos, su invencibleresistencia—quepersistióenélmientrasgozódesuhabitualbuenasalud—aafrontar la responsabilidad de hacer su testamento. Lady Verinder puso enjuegosuinfluenciaparadespertarenélelsentidodeldeberentalmateria;yotambién puse en juego la mía. Él admitió la justicia de nuestros puntos devista…perono fuemásalládeeso,hastaque llegóel instanteenquecayóenfermodeladolenciaquelollevóalatumba.Entoncesfuimandadollamar,porfin,pararecibirlasinstruccionesdemicliente,relativasasutestamento.Resultaronseréstasparamílasmássimplesinstruccionesquerecibíalolargodetodamiactuaciónprofesional.

SirJohnsehallabadormitandocuandoentréenlahabitación.Sedespertóalvermeaparecer.

—¿Cómoestáusted,Mr.Bruff?—medijo—.Serémuybreverespectodeesteasunto.Yluegomedormiréotravez.

Congraninteréssiguiómismovimientosmientrasreuníayolasplumas,la

tintayelpapel.

—¿Estáyalisto?—mepreguntó.

Yoinclinémicabeza,sumergíysaquélaplumadela tintayaguardésusinstrucciones.

—Todosmisbienesamiesposa—dijoSirJohn—.Esoestodo.

Volviólacaraenlaalmohadaysedispusoadormirsenuevamente.

Yomeviobligadoamolestarlo.

—¿Debodarporsentado—pregunté—quelegaustedlasumatotaldelaspropiedades,detodasuerteynaturaleza,poseídasporustedenelinstantedesumuerte,aLadyVerinderúnicamente?

—Sí—dijoSirJohn—.Sóloqueyolodigomásbrevemente.¿Porquénoloestableceustedcontanpocaspalabrascomoyoymedejadormirdenuevo?Legotodoloquetengoamiesposa.Esaesmivoluntad.

Suspropiedadessehallabanasuenteradisposiciónyerandedosclases.

Propiedadentierra(intencionadamentemeabstengodeutilizarunlenguajetécnico)ypropiedadenefectivo.Enlamayoríadeloscasos,muchometemo,hubiera yo sentido que mi deber me obligaba a pedirle a mi cliente quereconsiderarasuactitud.EnelcasodeSirJohn,sabíayoqueLadyVerinderera no solamente digna de la ilimitada confianza que depositaba en ella suesposo (toda buena esposa es digna de ella)…, sino también capaz deadministrar adecuadamente un legado (cosa que, según mi experienciapersonal del bello sexo, muy pocas mujeres son lo suficientementecompetentesparahacer).Endiezminutossehallabaredactadoylegalizadoeltestamento de Sir John, y Sir John, ese buen hombre, concluía su siestainterrumpida.

LadyVerinderjustificóampliamentelaconfianzaquesuesposodepositaraen ella. En los primeros días de su viudez envió por mí y me dictó sutestamento.Sumaneradeencararlasituaciónfuetanprofundamenteintegraly razonable que me vi relevado de la necesidad de aconsejarla. Miresponsabilidad comenzó y terminó con la tarea de darle forma legal a susinstrucciones. No hacía una quincena que se hallaba Sir John en la tumba,cuandoyaelfuturodesuhijasehallabasalvaguardadodelamaneramássabiaycariñosa.

El testamento permaneció en la caja, a prueba de fuego, de mi bufete,durantemásañosdelosquemeagradaríacontar.Ynofuesinohastaelveranodelaño1848cuandotuveocasióndeposarmivistaenél,enmediodelasmástristescircunstancias.

EnlafechamencionadalosdoctorespronunciaronsusentenciarespectoaLadyVerinder, la cual fue, literalmente, una sentencia demuerte. Yo fui laprimerapersonaaquienellahizoconocerlaverdadylaviansiosaporrevisareltestamentoconmigo.

Era imposible mejorar las estipulaciones relacionadas con su hija. Pero,conelcorrerdelosaños,susdeseosenloqueatañíaaciertoslegadosmenoresdestinados a diferentes parientes suyos, experimentaron cierto cambio, y sehizonecesario añadirle treso cuatro codicilos al documentooriginal.Hechoesto, todo a un mismo tiempo, por temor a algún accidente, obtuve de SuSeñoría permiso para englobar sus recientes instrucciones en un segundotestamento. Mi propósito era evitar ciertas inevitables confusiones yrepeticionesquedesfigurabanentonces el testamentooriginaly las cuales, adecir verdad, molestaron grandemente mi sentido profesional del ajuste detodaslaspartes.

LalegalizacióndelsegundotestamentohasidoyadescritaporMissClack,quienfuetangentilcomoparaactuardetestigo.Enloqueatañealosbienespecuniarios de Raquel Verinder el documento en cuestión era, palabra porpalabra, un verdadero duplicado del primer testamento. Los únicos cambiosintroducidos en él se referían al nombramiento de un tutor y a ciertasestipulaciones relacionadas con lomismo, hechas por insinuaciónmía.A lamuerte de Lady Verinder el testamento fue colocado en las manos de miprocurador, para ser «abierto y hecho público», según la frase ritual, deacuerdoconloestablecido.

Alrededorde tres semanasmás tarde—hastadondemepermite recordarmimemoria—percibí laprimeraseñaldealgoanormalqueseproducíapordebajodelasuperficie.Ocurrióquealvisitaramiamigoelprocuradorensudespacho,advertíqueéstemerecibióconunaspectoquetrascendíauninterésdesacostumbrado.

—Tengo varias nuevas para usted—me dijo—. ¿Qué cree usted que oídecir esta mañana en el Colegio de Abogados? ¡Pues que el testamento deLadyVerinderhasidoreclamadoyrevisadoya!

¡Unagrannovedad, enverdad!Nadahabía en el testamentoquehubierapodido dar lugar a ninguna disputa; como tampoco había, que yo supiera,personaalgunaquetuvieraelmenorinterésenhacerloexaminar.(Creoquenoestará de más que explique aquí, en beneficio de las pocas personas quedesconocenaúnestascosas,que la leypermitequecualquier testamentoseaexaminadoenelColegiodeAbogadosporcualquierpersonaque losolicite,previoelpagodeunchelín).

—¿Tehandichoquiénhasidoelquepidióeltestamento?

—Sí, el empleadonovaciló endecírmelo amí.Mr.Smalleyde la firmaSkipp y Smalley, fue quien lo pidió. De manera, pues, que no hubo otraalternativa que la de apartarse de las normas habituales y dejarle ver eldocumentooriginal.Luegodeobservarloatentamentehizounaanotaciónensulibretadeapuntes.¿Puedeshacerteunaideadeloquebuscabaallí?

Yosacudílacabeza.

—Losabré—respondí—antesdequeseaundíamásviejo.

Dicholocual,regresédeinmediatoamipropiodespacho.

De haber sido otra firma la implicada en ese inexplicable registro deltestamento de mi difunta cliente, hubiera tenido alguna dificultad paraenterarmedeloquenecesitabasaber.PeroyocontabaconciertainfluenciaenloquerespectaaSkippySmalley,quemesirvióenestecasoparafacilitarmiacción de unamanera relativa.Mi actuario de derecho consuetudinario (unhombreexcelenteymuycapaz)erahermanodelaesposadeMr.Smalleyy,araízdeestaespeciede indirectaconexiónconmigo,SkippySmalleyhabíanvenidorecogiendodesdehacíavariosañoslasmigajasquecaíandemimesa,bajo la formadeasuntos traídoshastamibufete,de los cuales,pordiversasrazones, no me interesaba hacerme cargo. Mi amparo jurídico era, en talsentido, de alguna utilidad para la firma. Me proponía, si fuera necesario,recordarlestalayudaenlapresenteocasión.

Encuantolleguéamidespachohabléconmiescribanoy,luegodeponerloaltantodeloocurrido,loenviéaldespachodesucuñadopara«hacerlellegarlos saludos de Mr. Bruff, a quien le agradaría conocer por qué razónconsideraronnecesariolosseñoresSkippySmalleyexaminareltestamentodeLadyVerinder».

Este mensaje tuvo la virtud de traer a Mr. Smalley, acompañado de suhermano, a mi despacho. Admitió que había obrado de acuerdo con lasinstrucciones que recibiera de un cliente. Y por último me preguntó si noviolaríaelsecretoprofesional,porsuparte,sidecíaalgomás.

Sostuvimosunasutilcontroversiaentornoalasunto.Laverdadesqueyoestabairritadoysospechaba,einsistíensabermás.Lopeorfuequemerehuséa considerar cualquier información adicional que se me ofreciera como unsecretoquedebíaguardar:exigícompletalibertadparahacerusodemipropiadiscreción según me pareciera más conveniente. Y peor aún que eso,aprovechédemanerainjustificablelaventajaquemedeparabamisituación.

—Elijausted,señor—ledijeaMr.Smalley—,entreestosdosriesgos:eldeperderelasuntodesuclienteoeldeperderlosmíos.

Algoenteramenteindefendible,loadmito…,unamuestradetiraníademi

parte; ynootra cosa.E igual que todos los tiranos,me salí con lamía.Mr.Smalleyescogiólaprimeraalternativa,sinvacilarunsoloinstante.Sonrióconresignaciónymecedióelnombredesucliente:Mr.GodfreyAblewhite.

Estomebasó…Nonecesitabasabermás.

Aestaalturademirelatosehacenecesarioquecoloqueallectordeestaslíneasen loqueconcierneal asuntodel testamentodeLadyVerinder, enunperfectopiedeigualdadconmigorespectoalainformación.

Permítaseme entonces declarar que Raquel Verinder no había de contarmásqueconlarentavitaliciadelaspropiedades.Elexcelentesentidocomúnde sumadreymidilatada experiencia se combinaronpara relevarlade todaresponsabilidad y librarla del peligro de ser víctima en el futuro de algúnhombrenecesitadoeinescrupuloso.Niellanisuesposo,sisecasaba,podríanobtener siquiera seispeniquesencalidaddepréstamos, sobre labasede susbienes en tierras o endinero.Podrían contar con sus casas deLondres y deYorkshireparavivirenellasydisfrutardesuhermosarenta:esoeratodo.

Cuandomepuseapensarenloqueacababadedescubrir,mesentíposeídoporunadolorosaperplejidadrespectoaloquedebíahacerdeinmediato.

Apenashacíaunasemanaquehabíaoídohablar(antemisorpresaypesar)del compromiso matrimonial de Miss Verinder. Yo sentía la más sinceraadmiraciónyungrandeafectoporellayexperimentéunaindecibleangustiaalenterarme de que había decidido arrojarse en brazos de Mr. GodfreyAblewhite.Yheaquíqueahoraesehombre—aquienyosiempreconsideréun meloso impostor— justificaba mis peores pensamientos respecto de supersona y revelaba de manera palmaria el mercenario propósito que loimpulsaba a casarse. ¿Yquéhay con eso?—podráusted responderme—; lacosa ocurre todos los días. Tiene usted razón, mi querido señor. Pero¿consideraríaustedelasuntotanalaligerasilacosa,digamos,lesucedieraasupropiahermana?

Lo primero que se me ocurrió pensar, naturalmente, ahora, fue esto:¿seguiráMr. Godfrey Ablewhite siendo de la misma opinión respecto a sucompromisoluegodeenterarsedeloqueacababadedescubrirsuabogado?

Todo dependía de su situación económica, la cual me era enteramentedesconocida.Sinoeraelladesesperada,valdríalapenatodavíaparaélcasarseconMissVerinderporsusrentasúnicamente.Si,porelcontrario,sehallabaenla urgente necesidad de obtener una gran suma en una fecha dada, eltestamentodeLadyVerinderhabríadeajustarseexactamentealcasoyserviríaparapreservarasuhijadelpeligrodecaerenlasgarrasdeunpillo.

Deocurrirestoúltimo,noeraentoncesnecesarioqueangustiarayoaMissRaquel, en los primeros días de su duelo por su madre, con la revelación

inmediatadelaverdad.Deacaecerloprimero,siguardabayosilencio,habríadehacermecómpliceentoncesdelarealizacióndeunmatrimonioquelaharíadesdichadaportodalavida.

Mis dudas terminaron en el instante en que concurrí al hotel en que sehospedabanenLondresMrs.AblewhiteyMissVerinder.AllímeinformaronquepartiríanparaBrightonaldíasiguienteyqueuncompromisoinesperadoimpediría a Mr. Godfrey Ablewhite acompañarlas. Yo le propuseinmediatamente ocupar su lugar. Mientras pensé, nada más, en RaquelVerinder, fue posible que dudara. Pero cuando la vi en persona resolví alinstante,ypasaraloquepasase,anunciarlelaverdad.

Semepresentódichaoportunidadcuandosalí adarunpaseoconellaeldíaposterioraldemiarribo.

—¿Mepermitiráustedquelehable—ledije—respectoasucompromisomatrimonial?

—Sí—merespondióconindiferencia—,siesquenotieneustedotracosamásinteresantedequehablarme.

—¿Le perdonará usted a un viejo amigo y servidor de la familia, MissRaquel, laosadíadepreguntarlesisehallaenjuegosucorazónenelasuntodelmatrimonio?

—Mecasopordesesperación,Mr.Bruff…,yconlaesperanzadellegarasumergirmeenunaespeciedeestáticafelicidadquemereconcilieconlavida.

¡Lenguaje fuerte, sin duda, y que sugería la presencia, debajo de lasuperficie,dealgoqueteníalaaparienciadeunacuestiónsentimental!Peroyoteníamipropioasuntoqueresolveraúnydecliné(comodecimosnosotroslosabogados)derivarlacuestiónhacialosincidentesmenores.

—Difícilmente opinará en la misma formaMr. Godfrey Ablewhite—ledije—.Debedehaberpuestosucorazónenlaideadelmatrimonio,¿noesasí?

—Así dice él y supongo que debo creerlo. Difícilmente se casaríaconmigo,luegodeloqueleheconfesado,denohallarseenamoradodemí.

¡Pobrecita!Lasolaideadeunhombrequesecasaraconella,conlavistafijaensuspropiosfines,mercenariosyegoístas,nohabíalogradoalbergueensucabeza.Lafaenaquemehabíaimpuestoamímismo,comenzabaatrocarseenunatareamásarduaquelaqueyomehabíacomprometidoarealizar.

—Muyextrañolesresulta—ledije—amisanticuadosoídos…

—¿Quéesloquelesresultaextraño?—mepreguntó.

—Oírla hablar a usted de su futuro esposo, como si no estuvieracompletamentesegurade lasinceridaddesuspropósitos.¿Tieneustedalgún

motivoparadudardeél?

Su asombrosa agilidad perceptiva le permitió descubrir un cambio en eltonodemivozomismaneras,cuando lehiceesapregunta,y lapusosobreavisorespectoalhechodequeyolehabíaestadohablandohastaentoncesconmirasaunametaulterior.Sedetuvo; apartando subrazodelmío, empezóaescrutarmisemblante.

—Mr. Bruff —me dijo—, usted tiene algo que decirme respecto a Mr.GodfreyAblewhite.Dígamedequésetrata.

Yolaconocíalosuficientecomoparaconfiarenella.Yselodije.

Volvióaenlazarsubrazoconelmíoyprosiguióandandolentamenteamilado. Yo sentí que su mano acentuaba mecánicamente su presión sobre mibrazoy laviponersemáspálidaamedidaqueavanzábamos…,peroniunasola palabra brotó de sus labios mientras le dirigí la palabra. Cuando hubeterminado, persistió en su silencio. Su cabeza se inclinó un tanto y siguiócaminandoamiladoinsensibleamipresenciayacuantolarodeaba;perdida—sumergida,podríacasidecir—ensuspropiospensamientos.

No intenté molestarla. Mi experiencia con respecto a su carácter meprevinocomoenanterioresocasionesquedebíadarletiempo.

Elprimerimpulsoqueacometeengeneralalasmuchachas,cuandoacabandeescucharalgoqueprovocasuinterés,eseldehaceruntropeldepreguntasyeldeecharacorrerluegoparaconversardelasuntoconlaamigapredilecta.El primer impulso de Raquel Verinder en similares circunstancias era el deencerrarse en símisma y el demeditar a solas lo ocurrido. Esta extremadaindependenciaconstituyeunagranvirtudcuandoperteneceaunhombre.Enunamujer implica una seria desventaja porque la distancia moralmente delconjunto de las personas de su sexo, exponiéndola por lo tanto a lasmalasinterpretacionesdepartedelaopinióngeneral.Encuantoamí,tengolafirmesospecha de que opino en este asunto como el resto de mis semejantes…,excepto cuando se trata de Raquel Verinder. La independencia de carácterconstituía en ella una virtud, en mi opinión; en parte sin duda, porque meagradabaysentíaporellasinceraadmiración,yenparteporqueelpuntodevistaadoptadopormíenloqueconcerníaasuvinculaciónconelasuntodeladesaparicióndelaPiedraLunarsebasabaenunespecialconocimientodesucarácter. Por desfavorable que fuese el cariz presentado por las cosas en lacuestión del diamante espantable —como era sin duda la circunstancia desaberquesehallabaenalgunaformavinculadaconelmisteriodeunroboaúnpor descifrar—,me hallaba yo convencido, no obstante, de que nada habíahecho Raquel indigno de ella, ya que estaba también, por otra parte,convencido de que no habría dado un paso en tal asunto sin haberse antesconcentradoensímismaymeditadosobreelloprimero.

Habíamosandadocercadeunamilla,creo,cuandodespertóporfinRaqueldesuensimismamiento.Elevósuvistahaciamí,súbitamente,yexhibióloquenofuemásqueundébilreflejodesusonrisadetiemposmásfelices…,lamásfascinadorasonrisaquehayavistosurgirjamásenelrostrodeunamujer.

—Mucho es lo que le debía a ustedpor subondad antes de ahora—medijo—.Ymesientoendeudaconellaenestemomentocomonuncaloestuveanteriormente. Si oye usted, cuando regrese a Londres, algún rumor que serefieraamimatrimonio,refútelodeinmediato,enminombre.

—¿Haresueltoustedrompersucompromiso?—lepregunté.

—¿Puedeustedponerloenduda—me replicóaltivamente— luegode loqueacabadedecirme?

—MiqueridaRaquel,esustedmuyjoven…ypuedehallarmásobstáculosque los que ahora imagina, cuando intente deshacer ese compromiso. ¿Notiene usted a nadie —me refiero a una señora, naturalmente— a quienconsultar?

—Anadie—merespondió.

Me apenó,me entristeció de veras el oírla decir tales palabras. ¡Era tanjoven,sehallabatansola,ysobrellevabatanbiensusituación!Miimpulsodeirensuayudaseimpusoacualquierotrosentimientoquehubierapodidoyoalbergarrespectodelainutilidaddemipersonaenesetranceylediaconocercuantas ideas sobre la materia se me ocurrieron, bajo el acicate de lascircunstancias,desplegandoalmáximomicapacidad.Yoheaconsejadoaunprodigioso número de clientes y he tenido que habérmelas, enmis tiempos,conalgunasdificultadesdelomásespinosas.Peroéstaeralaprimeraocasiónenquemeveíaamímismoaconsejándoleaunajovencómodebíahacerparalograr la anulación de su compromiso matrimonial. Mi sugerencia seconcretaba, en pocas palabras, a lo siguiente: le insinué que le dijera aMr.Godfrey Ablewhite —durante el curso de una entrevista, privada,indudablemente— que éste había dejado traslucir, según sabía ella de muybuena fuente, la mercenaria naturaleza de sus propósitos. Sólo tenía por supartequeañadirqueelmatrimonio,luegodeloqueacababaelladedescubrir,resultaba completamente imposible…, y debía preguntarle también siconsideraba más prudente asegurarse el silencio de ella accediendo a susdeseosopreferíaobligarla,consuoposición,ahacerpúblicoslosmotivosquelaimpulsaronaobrardeesamanera.Siintentabaéldefenderseasímismoonegarloshechos,elladebía,entalcaso,decirlequeseentendieraconmigo.

MissVerinderescuchóatentamente,hastaqueditérminoamiexposición.Medioluegolasgraciasmuyefusivamenteporelconsejo,peromehizosaberalmismotiempoqueleseríaimposible.

—¿Puedopreguntarle—ledije—cuáleselescolloqueleimpideseguirlo?

Ellavaciló…,ymecontestó,alfinconunapregunta.

—Imagínese usted que le pidiera su opinión respecto al proceder deMr.GodfreyAblewhite—comenzóadecir.

—¿Sí?

—¿Quédiríausted?

—Diríaquehaprocedidocomounhombreruinysolapado.

—¡Mr.Bruff!Hecreídoenesehombre.Leheprometidocasarmeconél.¿Cómo podré decirle que es un ruin, que me ha engañado y abochornarlodelantedelmundo,luegodeesto?Mehedegradadoantemímismaalpensaralgunavezquepodríasermimarido.Siyodijeraloqueustedmehasugeridoquelediga,noharíamásqueconfesarquemeestabadegradandoantelosojosdeél.¡Nopuedohacereso…,luegodeloquehaocurridoentrenosotros…,nopuedohacereso!Lavergüenzanosignificaríanadaparaél.Peroelbochornoseríainsoportableparamí.

Heaquíotradelasnotablespeculiaridadesdesucarácter,revelándosesinlamenor reserva. ¡He aquí un sensiblehorror por elmero contacto conunacosaruin,encegueciéndolafrenteacualquierconsideraciónquesedebieraasímisma,precipitándolaenunafalsasituaciónquepodríacomprometerlaa losojosde todossusamigos!Hastaese instantemehabíayomostradoun tantoinsegurorespectodelvalordelconsejoqueacababadedarle.Pero,luegodeloqueellamedijonomecupoyalamenordudadequeeraéseelmejorconsejoque podía haberle dado y no vacilé un instante para instarla, nuevamente, aseguirlo.

Ellanohizomásquesacudirlacabezaymerepitiósuobjeciónconotraspalabras.

—Él ha gozado de la suficiente intimidad conmigo como para poderpedirmequefuerasuesposa.Ysehallabatanaltoenmiestimacióncomoparalograrobtenermiconsentimiento.¡Nopuedodecirleahoraenlacaraqueeslamásdespreciablecriaturaviviente!

—Pero,miqueridaMissRaquel—laamonesté—,igualmenteimposibleleseráanunciarlequeretiraustedlapalabraquelediera,sindarleningunarazónqueloexplique.

—Lediréquehemeditadosobreelloyquemeheconvencidodequeserámejorparaambossepararnos.

—¿Nadamásqueeso?

—Nadamás.

—¿Haprevistoustedloquepuedeélresponderle,porsuparte?

—Quedigaloqueleparezca.

Era imposible no admitir su delicadeza y resolución, pero era tambiénimposible no percibir que se estaba colocando en un plano equivocado. Lainstéaquetuvieraencuentasupropiasituación.Lerecordéqueseexpondríaa la más odiosa tergiversación de sus motivos verdaderos, de parte de losdemás.

—Nopuedeusteddesafiaralaopiniónpública—ledije—bajoelimperiodesussentimientosprivados.

—Podré—merespondió—.Yalohehechoanteriormente.

—¿Quéquiereusteddecir?

—HaolvidadoustedlaPiedraLunar,Mr.Bruff.¿Nohedesafiadoacasoalaopiniónpública,eneseasunto,bajoeldictadodemispropiossentimientos?

Su respuesta me hizo callar por un instante. Me impulsó a tratar deexplicarme laconductaseguidaporellaen laépocade ladesapariciónde laPiedra Lunar, a través de la pista que entraña esa extraña confesión que seescapódesuslabios.Quizálohubieralogradodesermásjoven.Ciertamentenoloconseguíentonces.

Probéunaúltimaadvertencia,antesdequevolviéramosalacasa.Ellasemostró tan inflexible como nunca. Cuando la dejé ese día, en mi mentechocaban los más extraños pensamientos respecto de su persona. Eraobstinadae injusta. Interesanteyadmirableydignade lamayorcompasión.Lehiceprometerquemehabríadeescribirencuantotuvieraalgunanuevaquecomunicarme. Y regresé a mis asuntos de Londres en un estado de ánimoexcesivamenteintranquilo.

Lanochedemiretornoyantesdequemehubierasidoposiblerecibir lacartaprometida,fuisorprendidopor lavisitadeMr.Ablewhite,padre,quienmeinformóqueMr.Godfreyhabíasidorechazado—yaceptada,porsuparte,ladecisión—esemismodía.

Altantocomomehallabadelascosas,elsimplehechoanunciadoporlaspalabras que he subrayadome reveló cuál había sido la razón que tuvoMr.Godfrey Ablewhite para someterse, tan claramente, como si hubiera sidoadmitida de viva voz por él mismo. Necesitaba dinero, y ello, paradeterminada fecha.La renta deRaquel, que le hubiera sido de utilidad paratoda otra cosa, no podría ayudarlo en la actual emergencia; y Raquel habíapodido por lo tanto liberarse del compromiso, sin hallar ninguna seriaoposición de su parte. Si se me dice que esto no es más que una meraespeculación mía, preguntaré a mi vez: ¿qué otra teoría podrá explicar esa

renuncia a un matrimonio que habría de mantenerlo en un plano deesplendidezmaterialporelrestodesusdías?

Toda laalegríaquedeotramanerahubierayosentidoanteel felizcursoqueseguíanlosacontecimientosseviocontenidaenunaformapositivaporloqueocurrióenlaentrevistaquesostuveconelviejoMr.Ablewhite.

Vino, naturalmente, para preguntarme si le podía dar alguna explicaciónrespectode laextrañaconducta seguidaporMissVerinder.Demásestáquedigaquenomefueposibledarlelosinformessolicitados.Lamolestiaqueelloleocasionó,unidaalairritaciónquelehabíaproducidounarecienteentrevistaconsuhijo,impulsóaMr.Ablewhiteahaceraunladotodacautela.TantosusmiradascomosulenguajemeconvencierondequeMissVerindertendríaquehabérselas con un hombre despiadado cuando se reuniera aquél con lasseñorasaldíasiguiente,enBrighton.

Paséunanoche intranquila,meditandoacercade loquemecorrespondíahacer de inmediato. A qué conclusiones me llevaron muchas de esasreflexiones y de qué manera plena se hallaba justificada mi desconfianzarespectodelviejoMr.Ablewhite, soncosasque, segúnsemehadicho,hansidoyaexplicadaspulcramenteyasudebidotiempoporesaejemplarpersonaqueesMissClack.Sólohabrádeañadir—completandoloqueellahacontadoensunarración—queMissVerinderhallóenmicasadeHampsteadlaquietudyelreposoquetantonecesitabalapobrecita.Noshonróconunaprolongadaestancia.Miesposaymishijassehallabanencantadasconella,ycuandolosalbaceas decidieron designar un nuevo tutor, tengo el sincero orgullo y elplacer de hacer notar que tanto mi huésped como mi familia se separaronsintiéndosecadacualunaviejaamigadelaotra.

CAPÍTULOII

LapróximaacciónquemecorrespondeefectuaresladepresentartodalainformaciónsuplementariaqueposeorespectoalasuntodelaPiedraLunaro,parahablarconmáspropiedad,respectoalasuntodelcomplothindúdestinadoa hacer desaparecer el diamante. Lo poco que me hallo en condiciones dereferir reviste, no obstante, como creo haberlo ya dicho, cierta importancia,debidoasuvinculaciónconsucesosaúnporvenir.

Alrededor de una semana o diez días después de que Miss Verinderabandonara nuestra casa, uno de mis escribientes entró en mi despachoprivado, en mi oficina, con una tarjeta en la mano y me anunció que uncaballeroquesehallabaabajodeseabahablarconmigo.

Yomirélatarjeta.Aparecíaenellaunnombreextranjeroquesehaborradodemimemoria.A éste seguía una línea escrita en inglés, hacia el pie de latarjeta,quedecía,lorecuerdoperfectamente:

«RecomendadoporMr.SeptimusLuker.»

LaaudaciademostradaporunapersonaquehallándoseenlasituacióndeMr.Lukeratrevíasearecomendarmeamiaquienquieraquefuese,metomótan completamente de sorpresa, que, por un instante, permanecí sentado ensilencioypreguntándomesiesquehabíasidoengañadopormispropiosojos.El empleado, al observar mi azoramiento, tuvo la gentileza de hacermeconocer el resultado de su observación personal respecto del extranjero queaguardabaabajo.

—Esunhombredeaparienciauntantonotableseñor.Depiel tanoscura,quetodosdimosporsentadoeneldespachoquesetratabadeunhindúodealgoporelestilo.

Asociando la opinión demi escribiente con la línea extraordinariamenteofensivaimpresaenlatarjetaqueteníaenlamano,sospechéinmediatamentequelaPiedraLunarjugabaunpapelmuyimportanteenlarecomendacióndeMr.Luker,comoasítambiénelforasteroquesehallabaenmibufete.Anteelasombrodemiempleado,decidíconcederlaentrevistaquemeerasolicitadaporelcaballeroqueesperabaabajo.

En descargo de este sacrificio extremadamente antiprofesional hecho enfavor de mi simple curiosidad, permítaseme recordarle a cualquier posiblelectorde estaspáginasqueningún serviviente, en Inglaterra, por lomenos,puedeafirmarquesehahalladomásíntimamentevinculadoconlanoveladeldiamante hindú que lo que yo lo he estado. Fue a mí a quien confiaron elsecretodelplantrazadoporelCoronelHerncastleparaevitarelserasesinado.Yo fui quien recibió las cartas periódicas en las que el Coronel dejabaconstancia de que seguía existiendo. Yo redacté el testamento donde aquéldispusolegarle laPiedraLunaraMissVerinder.Yofuiquienpersuadióasualbaceadequedebíaactuar,frentealaposibilidaddequelagemasignificaraunavaliosaadquisiciónparalafamilia.Yyo,porúltimo,fuiquiencombatiólos escrúpulos deMr. Franklin Blake y quien lo indujo a convertirse en elvehículoquehabríadetransportareldiamantealacasadeLadyVerinder.Sialguienhayquepuedareclamarparasíelderecho,sancionadoporloshechos,desentiralgúninterésporlaPiedraLunaryporcuantacosasehallevinculadaconella,creoquedifícilmentepodránegársemequeesehombresoyyo.

Encuantoelmisteriosoclientefueintroducidoenmicuartotuvelaíntimacertidumbre de que me hallaba en presencia de uno de los hindúes…,probablemente el jefe. Vestía pulcramente, a la manera europea. Pero suatezada piel, su flexible contextura y la garbosa y grave cortesía de sus

maneras bastaban para delatar su origen oriental a cualquier ojo inteligentequeseposaraensufigura.

Leindiquéunasillayleroguémedieraaconocerlanaturalezadelasuntoquelohabíatraídohastaaquí.

Luego de excusarse —mediante una excelente selección de vocablosingleses—por la libertadquesehabía tomadodemolestarme,memostróelhindúunpequeñopaquetecuyacubiertaexterioreraunateladeoro.Despuésdequitaréstayunasegundaenvolturadeciertaespeciedeseda,colocósobrelamesaunpequeñoestuche,oarquilla,deébano,ricaybellamenteincrustadodegemas.

—Hevenido,señor—medijo—,parasolicitarleunpréstamoendinero.Yledejoestocomounapruebadequeladeudahabrádeserlepagada.

Yoseñalélatarjeta.

—¿Yacudeustedamí—lerepliqué—porrecomendacióndeMr.Luker?

Elhindúasintióconlacabeza.

—¿PuedopreguntarleporquéelmismoMr.Lukernolehaanticipadoeldineroquenecesita?

—Mr.Lukermecomunicó,señor,quenoteníadineroparaprestarme.

—¿Yporesolerecomendóquevinieraaverme?

Elhindúseñaló,asuvez,latarjeta.

—Allíestáescrito—medijo.

¡Brevelarespuestayenteramenteajustadaalascircunstancias!Dehabersehallado la Piedra Lunar en mi poder, este caballero hindú me hubieraasesinado, bien lo sé, sin la menor vacilación. Al mismo tiempo, yexceptuando este pequeño inconveniente, me siento en la obligación decertificarqueeraelmodelodelclienteperfecto.Nohubiera,talvez,respetadomivida.Perohizo,porotraparte, algoqueningunodemiscompatriotashahechojamásenlosañosquetengodeexperiencia:respetómitiempo.

—Lamento—ledije—que sehayaustedmolestadoparavenir averme.Mr. Luker se ha equivocado completamente al enviarlo aquí. Como a otroshombresdemiprofesión,semehaconfiadodineroparaprestar.Perojamáslehagopréstamosaningúnextranjero,niaceptoprendasdelaíndoledelaqueustedmehamostrado.

Lejos de procurar, como sin duda hubieran intentado hacerlo otraspersonas, inducirmeaabandonarmispropiasnormas, elhindú sólomehizouna reverencia y envolvió nuevamente en sus dos envolturas el estuche, sin

proferirunasolapalabradeprotesta.¡Selevantó!…¡Esteadmirableasesinosepusodepieencuantoledimirespuesta!

—¿Condescenderáustedconeste extranjeroy lodisculparápor lanuevapreguntaquedeseahacerleantesdepartir?—medijo.

Ahorafuiyoquieninclinólacabeza.¡Unasolapreguntaantesdepartir!Elpromedio,segúnmiexperiencia,habíasidosiempredecincuenta.

—Suponiendo, señor, que le hubiera sido a usted posible, y estuvieseencuadradodentrode susnormas el prestarmeesedinero—dijo—, ¿enquéespacio de tiempo hubiera sido posible que yo, de acuerdo también con loacostumbrado,ledevolvieradichasuma?

—Deacuerdoconlasnormasseguidasenestepaís—lerespondí—tendríaustedelderechodedevolverla,siqueríahacerlo,unañodespuésdelafechaenqueyoleentregaraeldinero.

Elhindúmehizounaúltimareverencia,lamáspronunciadadetodas…,ysúbitaysilenciosamenteabandonólahabitación.

Lohizosinruido,enuninstante,yenunaformatanágilmentegatunaquemehizoestremeceruntanto,deboreconocerlo.Tanprontocomomehalléencondicionesdepensar, lleguéaunaconclusiónprecisa respectodelvisitanteque acababa de favorecerme con su presencia, la cual, de otra manera, sehubieratornadoindescifrable.

Su rostro y sus modales —mientras estuvo delante de mí— se habíanhalladosometidosalmásseverocontroldesuparte,controlquedesafiótodoexamen.Pero,apesardetodo,mehabíadadounaoportunidadparaatisbarloque se escondía debajo de esa amable superficie. No había demostrado elmenor interés por grabar en sumente palabra alguna de lo que yo le decía,hasta el momento en que le anunció la fecha en que le sería permitido aldeudor,deacuerdoconloacostumbrado,efectuarlaprimeraamortizacióndela suma adeudada. En cuanto le di esta pequeña información, me miródirectamente a la cara, por primera vez, desde que estábamos hablando.Deellodedujequeteníaunespecialinterésenhacermeesaúltimapreguntayuninterés, tambiénespecial,enaguardarmi respuesta.Cuantomásatentamentemeditabaacercadeloocurridoentreambos,másastutamenteinferíayoquelaexhibicióndelestucheylasolicitacióndelpréstamo,nohabíansidomásquemeras formalidades destinadas a prepararle el terreno a la pregunta quemedirigióenelmomentodepartir.

Mehabíayaconvencidoamímismodelaexactituddeestaconclusión—ymehallabaempeñadoenavanzarunpasomásallá,parapenetrardeinmediatolosmotivosquepudieranhaberguiadoalhindú—,cuandomefueentregadaunacartaqueprobósernadamenosquedelpropioMr.SeptimusLuker.Con

repugnante servilismo solicitaba mi perdón, asegurándome que podríaexplicarmelascosasamienterasatisfacciónsilohonrabaconunaentrevistapersonal.

Sacrificandonuevamentemisinteresesprofesionalesalameracuriosidad,lohonréconlaconcesióndeunacitaenmidespachoparaeldíasiguiente.

Tan inferior al hindú demostró ser, en todo sentido, Mr. Luker comopersona—tanvulgarerayhorrible,tanrastreroytanprosaicoensusmaneras— que es indigno de que se le dedique espacio alguno en estas páginas.Resumiendodiré loquemedijo, lo cual puedemuybien concretarse en lassiguientespalabras:

Lavísperadeldíaenqueyorecibílavisitadelhindú,Mr.Lukerhabíasidofavorecido con la presencia de ese culto caballero. A pesar de su disfrazeuropeo, Mr. Luker había reconocido instantáneamente a su visitante,identificándolo con el jefe de los tres hindúes que lo estuvieronmolestandoanteriormente, mientras merodeaban en las proximidades de suestablecimientoynodejándoleotraalternativaqueladerecurriralajusticia.Este alarmante descubrimiento lo condujo rápidamente a la conclusión,bastantejustificada,loreconozco,dequesehallabasindudaenpresenciadeuno de los tres hombres que le habían vendado los ojos, amordazado ydespojadodelrecibodesubanquero.Laconsecuenciadeestedescubrimientofuequesequedóparalizadodeterroryenlafirmecreenciadequesuúltimahorahabíallegado.

Por su parte el hindú prosiguió actuando como si fuera un perfectodesconocido. Exhibió su pequeña arquilla y le hizo exactamente el mismopedidoquemehicieraamímástarde.Considerandoqueesaseríalaformadeliberarsemásrápidamentedesupresencia,Mr.Lukerloinformódeinmediatoque no tenía dinero.El hindú le pidió entonces que lo informara respecto acuálhabíadeserlapersonamásdignadeconfianzayseguraparasolicitarleelpréstamo.Mr.Lukerlerespondióqueentalescasos,lapersonamásseguraydignadeconfianzaes,siempre,unabogado.

Instadoadarelnombredealgúnindividuodetalcarácteryprofesión, lehabíadado elmío…,por la únicay sencilla razóndeque fue ese el primernombre que se le ocurrió pronunciar enmedio de su extremado terror. «Elsudormeempapócomounalluvia»,concluyódiciendoestemiserablesujeto.«Nosabíaniloquedecía.Yesperoqueustedsabrátenerencuenta,Mr.Bruff,quemehallabarealmenteysinlugaradudasfueradejuicio.»

Yoloexcuséasusatisfacción.Eraesalamejormaneradelibrarmecuantoantesdesupresencia.Antesdequemeabandonaralodetuveparahacerleunapregunta.¿Habíadichoelhindú,acaso,antesderetirarse,algunacosadignademención?

¡Sí! Le había hecho, al partir, a Mr. Luker, la misma pregunta que mehicieraamí,obteniendo,naturalmente,idénticarespuesta.

¿Quésignificabaesto?LaexplicacióndeMr.Lukernomefuedeutilidadalgunaen loqueconciernea lasolucióndelproblema.Mipropiayhumildeingenuidad, consultada en seguida, demostró ser tan incapaz como él paraaclarar el misterio. Estaba invitado esa noche para asistir a una cena y medirigí, pues, escalera arriba, en un estado de ánimo nomuy favorable y sinsospecharsiquieraqueelcaminohaciamitocadoryelquehabríadellevarmealdescubrimientodelaverdadconstituiríanenesaocasiónunamismayúnicacosa.

CAPÍTULOIII

Yaenlacenaadvertíqueelpersonajemásprominenteallí,era,paratodoelmundo,Mr.Murthwaite.

Al hacer su aparición en Inglaterra, varios meses atrás, el gran mundohabíademostradoungraninterésporelviajeroteniéndoloporunhombrequehabíaafrontadoinnumerablesypeligrosasaventuras,yescapadodeellasconvidaparapodernarrarlas.Acababadeanunciarahorasupropósitoderetornaral teatro de sus hazañas y de penetrar en regiones aún inexploradas. Estamagnífica indiferencia con respecto a su destino y el hecho de que hubieradecididoponerenpeligroporsegundavezsuseguridadpersonal,tuvieronlavirtuddereavivareldébilentusiasmodelosadoradoresporsuhéroe.Laleyde las probabilidades se hallaba netamente en contra de una segundaescapatoria con vida. No todos los días se nos ofrece la oportunidad deencontrarnosenunacenafrenteauneminentepersonajeydeexperimentarlasensación de que esmuy razonable esperar que nos llegue la noticia de suasesinato,antesqueningunaotra,respectodesupersona,lapróximavezqueoigamoshablardeél.

Cuando quedaron solos los caballeros en el comedor, descubrí que mehallabasentadojuntoaMr.Murthwaite.Demásestádecirque,siendocomoeran todos loshuéspedes ingleses, tanpronto comodesapareció el saludableobstáculoqueimplicólapresenciadelasseñoras,ladiscusióndelostemasdepolíticaseconvirtiódeinmediatoenunanecesidaddelaconcurrencia.

Enloqueserefiereaesteúnicograntemanacional,ocurrequesoyelmásanti-inglés de los ingleses vivientes. Por regla general, las conversacionespolíticassonparamílasmásaburridaseinútilesdetodaslasconversaciones.Echándole una ojeada a Mr. Murthwaite, cuando ya las botellas habían

cumplido su primera vuelta en torno de la mesa, comprobé que aquélcompartía, al parecer mi opinión. Con mucho tacto —y todas lasconsideraciones posibles, respecto de su anfitrión—, pero no por ello conmenos resolución, se disponía a echar una siesta. Se me ocurrió entoncespensar si no seríaun experimentodignode ser realizado el deprobar si eraposiblequeunajuiciosaalusiónalaPiedraLunarfueracapazdedespertarloy,deconfirmarseello,eldeconstatarcuálerasuopiniónrespectodelanuevayreciente complicación originada en el asunto de la conspiración hindú, talcomo ésta se me había revelado dentro de los prosaicos límites de midespacho.

—Si nome equivoco,Mr.Murthwaite—comencé a decirle—, usted fueamigode ladifuntaLadyVerinderydemostrócierto interéspor esa extrañasucesióndeeventosqueculminaronconlapérdidadelaPiedraLunar,¿noesasí?

Eleminenteviajeromeconcedióelhonordedespertarseal instanteydepreguntarmequiénera.

Lo puse al tanto de los vínculos profesionales que me ligaban a losHerncastle,sindejardemencionarleelcuriosopapelquehabíadesempeñadorespectodelCoronelydeldiamante,enelpasado.

Mr.Murthwaite se volvió en su silla demanera de darle la espalda a laconcurrencia(aconservadoresyliberalesporigual),conelfindeconcentrartodasuatenciónenelhumildeseñorBruff,deGray'sInnSquare.

—¿Haoídoustedhablarúltimamentedeloshindúes?—mepreguntó.

—Tengo grandes motivos para creer —le respondí— que uno de ellosestuvoayerenmibufeteysostuvoallíconmigounaconversación.

Mr.Murthwaitenoeraunhombreaquiensepudieraasombrarfácilmente;peroestaúltimarespuestamíalohizotrastabillarcompletamente.LecontéloqueleocurrióaMr.Lukeryloquemeacaecióamíconlasmismaspalabrasconqueselohecontadoaustedes.

—Esevidenteque laúltimapreguntadelhindúencubríaalgúnpropósito—añadí—.¿Porquésemostrótanansiosoporconocerlaextensióndelplazoque se le concede a todo prestatario para efectuar la devolución del dinerorecibido?

—¿Seráposiblequenopuedaverustedelmotivo,Mr.Bruff?

—Estoy avergonzado de mi propia estupidez, Mr. Murthwaite…, pero,ciertamente,nologroverlo.

Elgranviajerosintióunnotableinterésensondearlainmensavacuidaddemiestupidezhastasusmásremotosconfines.

—Permítame hacerle una pregunta —me dijo—. ¿En qué grado dedesarrolloseencuentraactualmentelaconspiracióntramadaparaecharmanodelaPiedraLunar?

—Nomehalloencondicionesdeinformarlo—lerespondí—.Elcomplotdeloshindúesesunmisterioparamí.

—El complot hindú, Mr. Bruff, sólo puede ser un misterio para usted,porque no hameditado sobre él seriamente. ¿Qué le parece si echamos unaojeadasobreelmismo,desdelaépocaenqueredactóustedeltestamentodelCoronelHerncastlehastaelmomentoenquerecibióensudespacholavisitadelhindú?Porlaposiciónqueustedocupaseríamuyimportante,eninterésdeMiss Verinder, que se hallara en condiciones de tener una clara visión delasunto, en caso de que las circunstancias así lo exigieran. Dígame ahora, yreténgalobienenlamemoria:¿quiereusteddescubrirelmóvildeloshindúesporsímismoodeseaqueyoleahorreeltrabajodehaceralgunainvestigaciónentalsentido?

Innecesario es que diga que supe apreciar en todo su valor el prácticopuntodevistaqueacababadedarmeaconocer,yqueescogílaprimeradelasdosalternativas.

—Muy bien —dijo Mr. Murthwaite—. Consideraremos primero lacuestiónqueserefieraalaedaddecadaunodeloshindúes.Encuantoamí,puedoafirmarquelostresmeparecendelamismaedad…,usteddecidiráporsímismosiesqueelhombrequefueavisitarlosehallaonoenlaflordelavida.¿Menosdecuarenta,diceusted?Exactamenteloqueopinoyo.Diremos,pues,quetienemenosdecuarenta.VolvamosahoraalaépocaenqueregresóaInglaterraelCoronelHerncastleyenqueustedsevioimplicadoenelplanproyectadoparasalvaguardarlavidadeaquél.Noleexijoquecuentelosaños.Sólodiréqueesevidentequeloshindúesactuales,porsuedad,tienenqueserlossucesoresdelosotros treshindúes(¡brahmanesdealta jerarquía los tres,Mr. Bruff, en el momento de abandonar su tierra natal!) que siguieron alCoronelhastaestasplayas.Muybien.Estosindividuosactualeshansucedidoaaquellosotrosqueestuvieronaquíconanterioridad.Sitodoseconcretaraaesto,novaldríaentonces lapena inquirirmásallá.Perohanhechoalgomásqueeso.Hansucedidoa laorganizaciónqueaquéllosdejaronestablecidaenestepaís. ¡Noseespante!Deacuerdoconnuestras ideas,dichaorganizaciónnoesmásqueunmeroengaño,sinduda.Yestaríaaundispuestoaadmitirqueincluye en sí como fuerza propulsora al dinero; los servicios, cuando sonconsideradosútiles,deesaespeciedeingléssospechosoqueviveencontactocon los más bajos círculos extranjeros de Londres, y finalmente la secretasimpatíadecuantoindividuodesupropiopaísy(anteriormente,almenos)desu propia religión que colaboran en la tarea de ayudar en algunas de lasmúltiplesnecesidadesmaterialesdeestagranciudad. ¡Nadadelotromundo,

como puede usted comprobar! Pero algo digno de ser mencionado, noobstante,porquenospermitiráreferirnosalapequeñaymodestaorganizaciónhindú, a medida que vayamos avanzando en nuestro análisis. Limpio ya elterreno pasaré de inmediato a hacerle una pregunta, y espero que suexperiencialepermitirácontestarla.¿Cuálfueelhechoquedioaloshindúeslaprimeraoportunidaddeecharmanodeldiamante?

Yopercibíelsentidoqueencerrabaesaalusiónamiexperiencia.

—La primera oportunidad que se les presentó —repliqué— les fueraofrecidasinningunadudaporlamuertedelCoronelHerncastle.Supongoqueconsiderabanalamismaunhechoindefectible,¿noleparece?

—Así es. Y su muerte, como dice usted, les ofreció esa primeraoportunidad. Hasta ese instante la Piedra Lunar se había hallado a salvo,dentrode lacajafuertedelbanco.Ustedfuequienredactóel testamentodelCoronel;enélconstabaquelelegabalagemaasusobrina;luegofueabiertoyhechopúblicodeacuerdoconloacostumbrado.Comoabogadonolecostaráausted mucho trabajo imaginar la acción emprendida por los hindúes,asesoradosporalgúninglésacontinuacióndeeso.

—DebendehaberseprovistodealgunacopiadeltestamentoenelColegiodeAbogados—ledije.

—Exactamente.Alguno de esos ingleses sospechosos a los cuales ya healudido,leshabráproporcionadolacopiadequeustedhahablado.MedianteesacopiadebieronenterarsedequelaPiedraLunarleeralegadaalahijadeLadyVerinder, y queMr. Blake, padre, o alguna persona designada por él,habríadecolocarlagemaenlasmanosdeella.Convendráustedconmigoenquenoesdifícilobtenerinformaciónalgunarelacionadaconpersonajesdelacategoría deLadyVerinder yMr.Blake.La única dificultad que tenían queresolverloshindúesconsistíaenelhechodesidebíanintentarapropiarsedeldiamantemientraseraretiradodelbancooaguardaraquefuesetransportadoala casa de Lady Verinder en Yorkshire. La segunda alternativa era la mássegura…, y allí tiene usted la explicación de la presencia de los hindúes enFrizinghall, disfrazados de juglares, aguardando el momento oportuno. EnLondres, innecesario es que lo diga, contaban con el pleno apoyo de laorganización para hallarse al tanto de los acontecimientos. Dos hombresbastaríanparallevaracabolosplanes.UnoleseguiríalospasosaquienquieraquesedirigiesedesdelacasadeMr.Blakealbanco.Yelotroconvidaríaconcervezaaloscriadosinferioresparaobtenernoticiasdelacasa.Medianteestassimples precauciones deben de haberse enterado fácilmente de que Mr.FranklinBlakefuequienconcurrióalbancoydequeestemismohabríadeserlaúnicapersonadelacasaqueiríaavisitaraLadyVerinder.Loqueocurrió,realmente,luegodeestedescubrimiento,lorecordaráusted,sinduda,tanbien

comoyo.

Yo sabía queFranklinBlake había descubierto a unode los espías en lacalle—queanticipó,porlotanto,sullegadaaYorkshireenvariashoras—yque, gracias al excelente consejo que le diera el viejo Betteredge, dejó encustodiaeldiamanteenelbancodeFrizinghall, antesdeque loshindúes sehallaran siquiera en condiciones de sospechar su presencia en el vecindario.Hasta aquí todo era muy claro. Pero, ¿cómo fue entonces que los hindúes,ignorando como ignoraban tal precaución, no intentaron efectuar indagaciónalgunaencasadeLadyVerinder(dondedebíanhabersupuestoquesehallabaeldiamante)durantetodoellapsoquetranscurrióhastaeldíadecumpleañosdeRaquel?

Al hacerle presente esta objeción aMr.Murthwaite, me pareció atinadoañadirloquehabíaoídoyodecirentornoalmuchachito,alagotadetintaytodolodemás,manifestándolealmismotiempoquetodaexplicaciónbasadaenlateoríadelaclarividencianolograríaconvenceramimente.

—Nialamíatampoco—dijoMr.Murthwaite—.Laclarividenciaenestecaso no constituye más que un recurso destinado a satisfacer la facetarománticaqueexisteenelcarácterhindú.Contribuirásindudaavivificarlayestimularaesoshombres—algoenteramenteinconcebible,loadmito,paralamentalidadinglesa—ypararodearsuáridaypeligrosamisiónenestepaísdeciertohalomaravillosoysobrenatural.Sumuchachitoesincuestionablementesensiblealainfluenciadelasfuerzasmesmerianas…,ybajosuinflujonohahecho más que repetir lo que ya existía en la cabeza de la persona que lohipnotizó. Pormi parte, he puesto a prueba la teoría de la clarividencia sinlograr jamás percibir que tales manifestaciones avanzaran más allá de esepunto.Esoshindúesnoescudriñancomonosotros;consideranasumuchachocomoaunvidentecapazdevercosasquesoninvisiblesparaellos…,yrepitoque ese elemento maravilloso constituye para ellos la fuente de un nuevoatractivo en la ejecución del propósito que los mantiene unidos. Sólo hagomencióndeelloparaofrecerleaustedunacuriosafacetadelcarácterhumano,quizáenteramentedesconocidaparausted.Nadatenemosquehacernosotroscon la clarividencia, el mesmerismo o cualquiera otra cosa tan inverosímilcomoéstas,paralamentedeunhombrepráctico,enelasuntoqueintentamosaclarar.Elobjetoquepersigoalreferirmealcomplothindú,pasoapaso,eselde relacionar retrospectivamente, y de manera racional, los efectos con lascausasoriginales.¿Helogradoacasosatisfacer,hastaaquí,susdeseos?

—¡Sin duda alguna, Mr. Murthwaite! No obstante estoy esperando concierta ansiedad escuchar alguna explicación racional relacionada con laobjeciónquehetenidoelhonordesometerasuconsideración.

Mr.Murthwaitesesonrió.

—Es ésa, de todas, la objeción más fácil de destruir —me dijo—.Permítame que comience por admitir que su punto de vista es enteramentecorrecto. Los hindúes ignoraban, sin duda, lo queMr. FranklinBlake habíahecho con el diamante…, ya que los vemos dar su primer paso en falso laprimeranochequeseencontróMr.Franklinenlacasadesutía.

—¿Suprimerpasoenfalso?—repetíyo.

—¡Seguramente!CometieronelerrordepermitirsersorprendidosporMr.Betteredgemientras atisbabanesanocheen la terraza.Noobstante,hayquereconocerles el mérito de haberse dado cuenta por sí mismos de quecometieron un yerro, puesto que, como usted dice, por otra parte, dejaronpasar tan largo lapsocomoeseque sehallabaa sudisposición, sinvolver aponerlospiesenlacasaenningúnmomentodurantevariassemanas.

—¿Porqué,Mr.Murthwaite?Esoesloquequierosaber.¿Porqué?

—Porqueningúnhindú,Mr.Bruff,corre jamásun riesgo innecesario.LacláusularedactadaporustedeneltestamentodelCoronelHerncastlelesaclaró(¿síono?)quelaPiedraLunarhabríadepasaraserdeabsolutapropiedaddeMissVerinder, el día de su cumpleaños.Muy bien. Dígame ahora: ¿cuál lepareceaustedqueeraelprocedimientomás seguro,de todos losquese lesofrecían a esos hombres, en la situación en que se hallaban? ¿Intentarapropiarse del diamantemientras éste se hallaba aún bajo el control deMr.FranklinBlake, el cualhabíademostradoque sospechabadeellosyqueeramás listo también que los hindúes, o aguardar hasta el momento en que eldiamante se hallara a la disposición de una joven que se deleitaríainocentementeconsumagníficagemayquehabríadelucirlacuantasvecessele presentara la oportunidad de hacerlo?Quizá quiera usted una prueba quevenga a corroborar la exactitud de mi teoría. Considere usted la propiaconducta de los hindúes como la prueba requerida. Aparecieron en la casa,luegodedejartranscurrirtodasesassemanas,eldíadelcumpleañosdeMissVerinderyvieronpremiadalapacienteyexactaejecucióndesusplanesporelespectáculo de verle lucir sobre la pechera de su vestido la Piedra Lunar.Cuandooí,másavanzadalanoche,lahistoriadelCoronelydeldiamante,nomequedó lamenorduda respectodel riesgocorridoporMr.FranklinBlake(denohabervenidoacompañadoporotraspersonasasuregresoalacasadeLadyVerinder,habríasidoseguramenteatacadoporellos)ymeconvencítanplenamente de los riesgos aúnmás graves que habría de correr en el futuroMiss Verinder, que les aconsejé llevar a la práctica el plan del Coronel ydestruirlaidentidaddelapiedramediantesudesintegraciónenvariasgemasdistintas. De qué manera vino la extraordinaria circunstancia de ladesaparición de la gema, ocurrida esa noche, a invalidar mi consejo y adesbaratar totalmente el complot de los hindúes —y cómo toda acciónposterior de éstos se vio paralizada, al ser confinados al día siguiente en la

prisión por embaucadores y vagabundos—, es algo de lo que usted está tanbienenteradocomoyo.Elprimeractodelaconspiraciónsecierraallí.Antesde proseguir con el segundo, ¿me permitirá usted que le pregunte si herebatido su objeción con una explicación que puede ser consideradasatisfactoriaporelcriteriodeunhombrepráctico?

Era imposible negar que había enfrentado mi objeción de una maneraeficaz, gracias a su hondo conocimiento del carácter hindú, ¡y gracias,también, al hecho de no haber tenido que habérselas con otros cientos ycientosdetestamentos,desdelostiemposdelCoronelHerncastle!

—Hasta aquí todo va bien —resumió Mr. Murthwaite—. La primeraoportunidadqueselespresentóaloshindúesdeapropiarsedeldiamantefuelaque perdieron desde el instante en que se los encerró en la prisión deFrizinghall.¿Cuándosepresentólasegunda?Lasegundaselespresentó—ymehalloencondicionesdeprobarlo—mientrassehallabanencarcelados.

Extrayendo de su bolsillo su libreta de apuntes, la abrió en determinadapáginayprosiguióconsurelato.

—Yomehospedaba—continuódiciendo—encasadeunosamigosmíos,enFrizinghall.Undíaodosantesdeque loshindúes recobraran su libertad(unlunes,creo),sepresentóantemíelgobernadordelaprisiónconunacarta.Había sido dejada allí por una tal Mrs. Macann, en cuya casa se alojabanaquéllosyencuyapuertahabíasidoentregada,lavísperaporlamañana,porelcorreoordinario.Lasautoridadesdelaprisiónadvirtieronqueelsellopostaldecía«Lambeth»yque ladirección,aunqueescritacorrectamenteen inglés,diferíademaneraextraña,porsudisposición,delahabitualmaneradedirigirunacarta.Alabrirlahabíandescubiertoqueelcontenidosehallabaescritoenun idioma extranjero, que acertadamente consideraron el indostánico. Elmotivoque los llevóavisitarme fuenaturalmente, eldeque les tradujera lacarta. Yo copié en mi libreta de apuntes el contenido del original y de mitraducción…,loscualespongoasudisposición.

Ymealargó la libretade apuntes abierta.Ladirecciónde la carta era loquefigurabaenprimertérmino.Estabaescritaenunasolalíneaysinlamenorpuntuación, de estamanera: «Para los tres hindúes que viven con la señorallamada Macann en Frizinghall en Yorkshire.» A continuación seguían loscaracteres indostánicos y por último la traducción inglesa, cuyo texto sehallabaconstituidoporlassiguientesymisteriosaspalabras:

«EnnombredelSeñordelaNoche,cuyotronosehallasobreelAntílopeycuyosbrazosciñenloscuatropuntosdelmundo.»

«Hermanos,volvedvuestros rostroshacia elSuryvenidhaciamípor lacalledelosruidosmúltiplesquebajaendireccióndelríofangoso.»

«Larazónesésta:misojoslahanvisto.»

Allí terminaba la carta que no tenía fecha ni firma, Se la devolví aMr.Murthwaite y le confesé que ese extraño espécimen de correspondenciaindostánicamehabíadejadoperplejo.

—Yoleexplicarélaprimerafrase—medijo—laconductadelosmismoshindúesleexplicaráaustedelresto.Eldiosdelalunaestárepresentadoenlamitología indostánica por una deidad de cuatromanos, que se halla sentadasobre un antílope y uno de los títulos que se le otorgan a ese dios es el deSeñordelaNoche.Heaquí,pues,paracomenzar,algoquesehallaindirecta,aunque sospechosamente, relacionado con la Piedra Lunar. Ahora bien,veamos en seguida de qué manera procedieron los hindúes luego que la,autoridadesdelaprisiónlespermitieronrecibirlacarta.Elmismodíaenquese vieron libres se dirigieron de inmediato a la estación de ferrocarril ytomaronelprimertrenquepartióparaLondres.Todoslosquenoshallábamosen Frizinghall pensamos que era una lástima que no se los vigilara en susactividades. Pero luego que Lady Verinder decidió despedir al policía eimpidió toda encuesta que se relacionara con la desaparición del diamante,nadieseatrevióallíaentrometerseenelasunto.LoshindúeseranlibresdeiraLondres si se les ocurría hacerloy aLondres fuehaciadonde sedirigieron.¿Cuáles fueron las primeras noticias que obtuvimos después de ellos, Mr.Bruff?

—Nos enteramos de que se dedicaron allí a molestar aMr. Luker—lerespondí—yarondarsucasadeLambeth.

—¿Leyó usted el informe referente al pedido que le hizo Mr. Luker almagistrado?

—Sí.

—Enelcursodesudeclaración,comoustedrecordará,serefirióaciertooperario extranjero de su establecimiento al que acababa de despedir porsospechar que intentaría robarle y por considerarlo en connivencia con esoshindúesqueloestabanmolestando.Fácilesdeducirdeello,Mr.Bruff,quiénfue lapersonaqueescribióesacartaqueacabadedejarloaustedperplejoycuál era, por otra parte, entre los tesoros deMr.Luker, aquél que intentaríarobareloperario.

Su deducción, comome apresuré a reconocerlo, era demasiado evidenteparatomarsesiquieraeltrabajodehacermencióndeella.EnningúnmomentohabíayodudadoquelaPiedraLunarcayóenmanosdeMr.LukerenlaépocaaquealudióahoraMr.Murthaite.Laúnicapreguntaquemehabíahechoyosiempreeralasiguiente:¿cómosehabíanenteradolosindúesdetalcosa?Estapregunta (la más embarazosa de todas, en mi opinión) acababa de recibir

ahora, como las demás, su respuesta.Abogado comoera, comencé a pensarquepodríaquizáconfiarenMr.Murthaiteydejarmeguiarciegamenteporélatravésdesusúltimosrecodosdeese laberintoa lo largodelcualacababadeconducirmehastaesemomento.Lehiceelcumplidodecomunicarletalcosaytuvelasatisfaccióndecomprobarqueeraacogidoconlamayorcortesía.

—Deberáusteddarmeahora, a suvez, unapequeña formación, antes dequecontinuemosconnuestroasunto—medijo—.Alguien tuvoquehaberseencargado de transportar la Piedra Lunar desdeYorkshire hasta Londres. Yalguien tuvo que recibir dinero por la gema; de lo contrario no se hubierahalladoaquellarocaenlasmanosdeMr.Luker.¿Halogradosabersequiénfueesapersona?

—No,queyosepa.

—Existe una historia (¿sí o no?) en torno aMr.GodfreyAblewhite.Heoídodecirqueesuneminentefilántropo…,locualhabla,decididamente,ensucontra,paracomenzar.

CordialmenteconvineenelloconMr.Murthwaite.Almismo tiempomesentí en el deber de informarle (sinmencionar, demás está que lo diga, elnombredeMissVerinder)queMr.GodfreyAblewhitehabíaquedadolibredetodasospecha,debidoaunapruebadecuyaveracidadpodíayoresponderquesehallabaporencimadetodadiscusión.

—Muybien—respondióMr.Murthwaite,calmosamente—;dejemosqueeltiempoloaclareporsímismo.Mientrastanto,Mr.Bruff,debemosretornara nuestros hindúes, en honor de usted. Su viaje a Londres culminó en unanueva derrota para ellos. La pérdida de la segunda oportunidad que se lespresentódeecharmanodeldiamantedebeserleatribuidaprincipalmente,enmiopinión,alaastuciayprevisióndeMr.Luker…,quienporalgosehallaalacabezadecuantoscultivanesaprósperayantiguaprofesiónquesellamalausura.Mediante el rápidodespidode su empleadoprivóa loshindúesde laayudaquesucompincheleshubieraprestadoalentrarenlacasa.YmedianteelrápidotrasladodelaPiedraLunaralacasadesubanquerotomódesorpresaa los complotados antes de que losmismos tuvieran tiempo de preparar unnuevo plan destinado a robarla. Cómo fue que los hindúes sospecharon,respecto de esto último, el procedimiento seguido por él y cómo se lasarreglaron para apoderarse del recibo bancario, son hechos estos últimosdemasiado recientes para que nos detengamos en ellos. Bástenos decir quesabíanahoraquelaPiedraLunarsehallaba,unavezmás,fueradesualcancey depositada (bajo la denominación general de «gema valiosa») en la cajafuertedeunbanquero.Ahorabien,Mr.Bruff,¿cuálserálaterceraoportunidadquesepresentedeapoderarsedeldiamante,ycuándoocurrirátalcosa?

¡Entantoestapreguntatrasponíasuslabios,descubrí,alfin,elmotivoque

impulsóaloshindúesavisitarmeenmidespacho!

—¡Ya lo tengo!—exclamé—.Los hindúes dan como cosa segura, igualquenosotros,elhechodequelaPiedraLunarhasidoempeñadaynecesitansaberdebuenafuentecuáleslafechamástempranaenquepuedeserretiradala prenda…, porque esa habrá de ser también lamás próxima fecha en quepuedaserretiradoeldiamantedelacajafuertedelbanco.

—Yalehedichoquelodescubriríaustedporsímismo,siemprequeyolebrindara una buena oportunidad para hacerlo. Cuando haya transcurrido unaño desde la fecha en que fue empeñada la Piedra Lunar, volverán los treshindúesaacechar,alaesperadequeseproduzcalaterceraoportunidad.Porboca del propioMr.Luker se han enterado respecto del tiempoque tendránqueaguardarparaelloylarespetableyautorizadapalabrasuya,Mr.Bruff,loshaconvencidodequeMr.Lukerlesdijolaverdad.¿Enquéfechalepareceausted,así,aojodebuencubero,quefuepuestoeldiamanteenlasmanosdelprestamista?

—Hacia los últimos días del pasado mes de junio —le respondí— deacuerdoconmismejorescálculos.

—Y nos hallamos ahora en el año cuarenta y ocho. Muy bien. Si esapersonadesconocidaqueempeñólaPiedraLunarsehallaencondicionesderescatarla dentro de un año, la gema se encontrará nuevamente en su poderhacialaspostrimeríasdelmesdejuniodelcuarentaynueve.Yoestaréenesafecha a cientos demillas de distancia de Inglaterra y de todo rumor que serefiera a Inglaterra. Pero quizá valga la pena que tome usted nota de ello ydispongalascosasdemaneradeencontrarseenLondresparaesafecha.

—¿Creeustedqueocurriráalgograve?—ledije.

—Creo queme hallaríamás a salvo—me respondió— enmedio de losmásferocesfanáticosdelAsiaCentralquecruzandoelumbraldelbancoconla Piedra Lunar en el bolsillo. Los hindúes han sido ya burlados en dosocasiones,Mr.Bruff.Creofirmementequenoloseránporterceravez.

Estas fueron las últimas palabras sobre el asunto. En ese instante fueservidoelcafé;loshuéspedesselevantaronysedispersaronporlahabitación;nosotrosnosreunimosconlasseñorasdeldinnerparty,arriba.

Yotoménotadelafechaycreoquenoestaríademásquecerraramirelatotranscribiendoaquílamisma:

«Junio de mil ochocientos cuarenta y nueve. Esperar noticias de loshindúes,hacialaspostrimeríasdelmes.»

Hecho esto le entrego la pluma, que no tengo ya el derecho de seguirutilizandounsoloinstantemás,alnarradorsiguiente.

****

TERCERANARRACIÓN

AcargodeFranklinBlake.

CAPÍTULOI

Enlaprimaveradelañomilochocientoscuarentaynuevemehallabayovagabundeando por elOriente y acababa de alterar los planes de viaje que,trazados unos meses antes, les había hecho llegar a mi abogado y a mibanqueroenLondres.

Este cambio hizo necesario el envío de uno de mis criados para que lesolicitaramiscartasymisgirosbancariosalcónsulinglésdeciertaciudadquehabíasidoexcluidacomolugardedescansodeminuevoplandeviaje.Dichocriado habría de reunirse conmigo en determinado lugar y en una fechaprefijada.Unaccidentedelquenofueresponsablelodemoróenlaejecuciónde su encargo. Durante una semana aguardamos mi gente y yo acampadosjuntoalosbordesdeundesierto.Alcumplirseeselapso,aparecióelausenteconeldineroylascartasalaentradademitienda.

Muchometemotraerleaquímalasnuevas,señor—medijo,señalandounade las cartas,bordeadadenegroycuyadirecciónhabía sidoescritaporMr.Bruff.

Nohaycosa,cuandose tratadeunasuntodeesaclase,quemeseamásinsoportablequeladuda.Lacartaenlutadafuelaqueabríprimero.

Enellasemecomunicabaquemipadrehabíamuertoyqueheredabayosucuantiosa fortuna. La riqueza que de esta manera caía en mis manos, traíaconsigounaseriederesponsabilidades;yMr.BruffmerogabaqueregresarasinpérdidadetiempoaInglaterra.

Al romper el día, a lamañana siguiente, emprendí viaje de retorno amipatria.

LapinturaquedemíhahechomiviejoamigoBetteredge,enlaépocademipartidadeInglaterraes,enmiopinión,untantoexagerada.Hainterpretado,con la seriedad inherente a su modo de ser bello y arcaico, muchas de lassatíricas referencias relativas ami educación extranjera hechas por su jovenama y se ha persuadido a sí mismo de que veía en mí, realmente, todasaquellas facetas: la francesa, la germana y la italiana de mi temperamento,facetasquemiruidosaprimasólopretendiódescubrirenelcampohumorístico

yque jamás tuvieron existencia real, comono fuera en lamente de nuestrobuenBetteredge.Pero,dejandodeladoestaobjeción,deboreconocerquenohizomásquedecirlaverdadcuandomerepresentócomoheridoenlohondodel corazón a raíz de la conducta de Raquel y afirmó que abandonaba yoInglaterrabajolosefectosrecientesdelmásamargodesengañodemivida.

Partí al exterior resuelto —si es que el cambio y la ausencia podíanayudarme—aolvidarla.Estoyconvencidodequeesunaideafalsa,respectode la naturaleza humana, esa que afirma que el cambio y la ausencia no lesirven de ayuda a un hombre que se encuentra en tales condiciones: ambascosas lo obligan a desviar su atención y la apartan de la exclusivacontemplacióndesupropiadesdicha.Yonuncalleguéaolvidarla;noobstante,laangustiadesurecuerdofueperdiendopocoapocosusmásvivosmatices,amedidaqueeltiempo,ladistanciaylanuevaatmósferaseinterponíanmásymásprácticamenteentresupersonaylamía.

Porotraparte,noesmenosciertoquealemprendermiregresoalhogarelremedio que tan firmemente fuera ganando terreno dentro de mí, comenzódesdeesemismo instanteaperderlode lamismamanera tenaz.Cuantomáscerca me hallaba del país que ella habitaba y más probable se tornaba laperspectiva de volver a verla, más irresistiblemente volvía ella a ejercer suimperiosobremí.Aldejar Inglaterrasunombrehabríasidoelúltimoque lehubierayopermitidopronunciaramislabios.Amiregresofueellalaprimerapersona por quien pregunté, tan pronto como volví a encontrarme conMr.Bruff.

Seme puso al tanto, naturalmente, de cuanto había ocurrido durantemiausencia;enotraspalabras,decuantohasidodichoaquí luegodel relatodeBetteredge…, con excepción de una sola circunstancia. Mr. Bruff no seconsideróenestemomentoenlibertadcomoparainformarmerespectodelosmotivos secretos que indujeron a Raquel y Godfrey Ablewhite a anular decomúnacuerdosupromesamatrimonial.Yoevitéelmolestarloconningunapregunta embarazosa relativa a ese tema tan delicado. Bastante alivioencontrabaluegodelchascoyloscelosprovocadosenmíporlanoticiadequehabía sido capazde pensar algunavez en convertirse en su esposa, al saberahoraquesupropiareflexiónlehizocomprenderlaimprudenciadetalacción,llevándolaaliberarseasímismadesupromesamatrimonial.

Luego de informarme de lo ya acontecido, mis posteriores preguntas(¡siempreapuntandoen ladireccióndeRaquel!)sedeslizaron,naturalmente,hacia el plano actual. ¿Bajo qué tutela había sido colocada, luego deabandonarlacasadeMr.Bruffydóndevivíaahora?

Se hallaba bajo el cuidado de una hermana viuda del difunto Sir JohnVerinder—una tal Mrs. Merridew—, a quien los albaceas de su madre le

suplicaron que se convirtiera en su tutora y la cual había aceptado dichaproposición. Según oí decir se llevaban admirablemente bien, y vivíanactualmente en la casa queMrs.Merridew poseía en Portland Place, dondepasaríanunatemporada.

¡Mediahoradespuésdehabermeenteradodeesto,mehallabaencaminodePortlandPlace,sinhabertenidoelcorajedereconocertalcosadelantedeMr.Bruff!

El hombre que respondió ami llamado no se hallaba seguro de siMissVerinderseencontrabaonoenlacasa.Loenviéescaleraarribaconmitarjeta,paraponerfindelamaneramásrápidaalaincertidumbre.

Elhombrebajónuevamente,conunrostroimpenetrable,ymeinformóqueMiss Verinder se encontraba fuera de la casa. Yo hubiera creído capaz acualquierotrapersonadenegarseaverme,intencionadamente.Peroimposibleeraque sospechasedeRaquel.Dejé,pues,dichoquevolveríaa las seis, esamismatarde.

A las seis se me comunicó por segunda vez que Miss Verinder no sehallabaenlacasa.¿Nohabíadejadoalgúnrecadoparamí?Ninguno.¿Habríallegadomitarjetaasusmanos?Eldomésticosolicitómiperdónymedijo…queMissVerinderlahabíarecibido.

La cosa era demasiado evidente para ser discutida. Raquel se negaba arecibirme.

Pormiparte, yome resistí a que seme tratarade esamanera, sinhaberintentadoconocer,porlomenos,elmotivodesuactitud.MehiceanunciaraMrs. Merridew, quien se hallaba arriba, rogándole me favoreciera con unaentrevistapersonal,alahoraqueleparecieramásconvenientefijar.

Mrs.Merridewnohallódificultadalgunaenrecibirmeinmediatamente.Seme hizo pasar a un pequeño y confortable gabinete donde me encontré deprontoanteunaexquisitaypequeñadamadeedadmadura.

Esta fue tan buena como para experimentar un gran pesar y una gransorpresa a causa de lo que amíme ocurría. No obstante, no se hallaba encondiciones de ofrecerme explicación alguna o de ejercer ninguna presiónsobre Raquel, en lo que concernía a un punto que parecía ser de índolepuramente privada. Esto me fue repetido una y otra vez con una cortesíapaciente e infatigable y eso fue lo que gané con haber recurrido a Mrs.Merridew.

LaúltimaoportunidadquesemeofrecíaeraladeescribirleaRaquel.Micriadoconcurrióaldíasiguienteconunacartayconestrictasinstruccionesdeaguardarsurespuesta.

Estaseprodujo,peroseconcretó,literalmente,aunafraseúnica:

«Miss Verinder lamenta tener que comunicarle que declina mantenercorrespondenciaalgunaconMr.FranklinBlake.»

Amándolacomo laamaba,nodejéporesode indignarmeanteel insultoqueimplicabaesarespuesta.Mr.Bruffentróparahablarmedenegocios,antesdequehubieralogradorecobrarmidominiosobremímismo.Hiceaunladola cuestión y pasé a exponerle mi situación del momento. Por su partedemostró tanta incapacidad para aclararme nada, como la que demostróanteriormenteMrs.Merridew.Le pregunté si algún infundio respecto demipersona había llegado a los oídos deRaquel.Mr.Bruff no tenía noticias deningún infundio que hubiese tenido por base mi persona ¿Se había ellareferidoamipersonaenunauotraforma,duranteeltiempoquevivióbajoelmismo techo queMr. Bruff? Jamás. ¿No había siquiera preguntado, algunavez,durantemi largaausencia, simehallabavivoohabíamuerto?Ningunapreguntadeesaíndolesehabíadeslizadojamásatravésdesuslabios.

Yo extraje de mi cartera la carta que la pobre Lady Verinder me habíaescritodesdeFrizinghall,eldíaqueabandonésucasadeYorkshire.YlellamélaatenciónaMr.Bruff,enloquerespectaaestasdosfrases:

«Lavaliosaayudaquehasaportadoa la investigacióndelparaderode lagemadesaparecidacontinúasiendoconsideradaporRaquelcomounaofensaimperdonable, dadas las presentes y horrendas condiciones de su mente.Actuando como lo has hecho en este asunto, ciegamente, has aumentado elvolumen de la carga de ansiedad que venía soportando, al amenazarlainocentementecon la revelacióndesusecreto,mediante tusesfuerzosen talsentido.»

—¿Seráposible—lepregunté—queelsentimientoaquídescrito,relativoamipersona,sigasiendotanenconadocomoantes?

Mr.Bruffmemirósinceramenteafligido.

—Siinsisteustedenobtenerunarespuesta—medijo—meveréobligadoaadmitirquenopuedehaberunamejorinterpretacióndeloqueellasientequeésa.

Hicesonarlacampanillayleordenéamicriadoqueempacaraenmisacodeviajeyquefueraluegoenbuscadeunaguíadeferrocarril.Mr.Bruffmepreguntóasombradoquéesloquepensabahacer.

—PartiréparaYorkshire—lerepliqué—enelprimertren.

—¿Mepermitiráinquirirconquéobjeto?

—Mr.Bruff; la ayuda que inocentemente he prestado en lo que atañe aldiamante constituyó, hace cerca de un año, una imperdonable ofensa para

Raquel;ycontinúasiendoconsideradacomotaltodavía.¡Noestoydispuestoaaceptar esta situación!Tengoel firmepropósitodedesvelar el secretode susilencioconrespectoasumadreydesuenemistadconrespectoamipersona.¡Sisólobastanparaelloeltiempo,lossinsaboresyeldinero,segurohabrádeserqueleecheelguantealladrónquehurtólaPiedraLunar!

Elancianoydignocaballerointentóprevenirme,hacermeentrarenrazón,cumplirconsudeberparaconmigo,ensuma.Yohiceoídossordosacuantapalabra creyó él urgente decirme. Ningún obstáculo humano hubieraconseguidohacervacilaresaresoluciónquemeposeía.

—Reanudaré la encuesta —proseguí— a partir del punto en que fueabandonada; e iré avanzando paso a paso desde entonces, hasta llegar a laépocaactual.Se advierte la ausenciade algunos eslabones entre laspruebaspresentadashastaelmomentoenqueyo laabandoné,eslabonesqueGabrielBetteredgesehallaencondicionesdesuministrarme.¡Porlotanto,haciaélmedirijoahora!

Haciaelcrepúsculodeesamismatarde,mehallabayosentadootravezenla inolvidable terraza y dirigía una vez más la mirada hacia la apacibleestructura de la vieja casa de campo. La primera persona que hallé en elparque desierto fue el jardinero. Había dejado a Betteredge hacía una horatomandosolensuacostumbradorincóndelpatiotrasero.Yoconocíamuybienellugaryledijequeiríaylobuscaríapormímismo.

Luego de recorrer los senderos y pasadizos familiares, me asomé a lapuertaabiertaquedabasobreelpatio.

¡Allíestaba—miviejoyqueridoamigodeuntiempofelizquenohabríayadevolver—,allí,ensuviejorincón,sobresuviejasillacolmenera,conlapipa en la boca, suRobinsónCrusoe sobre el regazo, y sus dos amigos, losperros,dormitandoacadaladosuyo!Enlasituaciónenqueyomehallaba,misombraeraproyectadahaciaadelanteporlosúltimosyoblicuosrayosdelsol.Losdosperroslavieron,obiensupenetranteolfatolesadvirtiómipresencia;levantándose inmediatamente, lanzaron un gruñido. Incorporándoseprecipitadamenteasuvez,elancianolosacallóconunasolapalabra;colocósu mano a manera de pantalla sobre sus débiles ojos, y dirigió luego unamiradainquisitivaalafiguraquesehallabajuntoalapuerta.

Mis propios ojos se llenaron de lágrimas.Me vi obligado a aguardar uninstanteantesdeatrevermeadirigirlelapalabra.

CAPÍTULOII

—¡Betteredge!—ledije,señalandoconeldedoelinolvidablelibroquesehallabasobresusrodillas—,¿tehaanunciadoRobinsónCrusoeestatardequepodríaocurrirquevierasaFranklinBlake?

—¡PorDios,Mr. Franklin!—gritó el anciano—, ¡eso es exactamente loquemeanuncióRobinsónCrusoe!

Conmuchotrabajologróponersedepiemediantemiayudaypermanecióluego durante un momento mirando ya hacia atrás, ya hacia adelante,dividiendosuatenciónentreRobinsónCrusoeymipersona,comosisehallaraenladudarespectodequiénhabríasido,delosdos,elquemásloasombró.Elveredicto terminó por inclinarse en favor del libro. Asiéndolo con ambasmanosabierto endeterminadapágina, sededicóa inquirir enelmaravillosovolumen conmirada fija e indeciblemente expectante…, como si aguardaraveravanzarfueradellibroalpropioRobinsónCrusoe,parafavorecernosconunaentrevistapersonal.

—¡Aquí está el pasaje,Mr. Franklin!—me dijo, tan pronto como huborecobradoelhabla—.¡Comoquenecesitocomerparavivir,señor,heaquíelpasaje que estaba leyendo en el mismo instante en que entró usted aquí!Páginacientocincuentay seis;diceasí:«Mehallabaestupefacto,ocomosiacabara de percibir una aparición». Si esto no equivale a decir: «De unmomentoaotrohabrásdeversúbitamenteaMr.FranklinBlake»…,elidiomainglés no tiene entonces sentido alguno—dijoBetteredge, cerrando el libroconestrépitoyliberandoporfinunadesusmanos,parapoderestrecharmelaqueyoleofrecía.

Yo esperaba que me abrumaría con un tropel de preguntas, cosa muynatural,envistadelascircunstancias.Perono…,laideadelahospitalidaderalaquereinabasobretodaslasdemásenlamentedelviejocriado,todavezquealgúnmiembrodelafamilia(¡noimportadequémanera!),aparecíadevisitaenlacasa.

—Entremos, Mr. Franklin—me dijo, abriendo la puerta que se hallabadetrásdesíyhaciéndomeunaexquisitareverenciaalaantiguausanza—.Lepreguntaréquées loque loha traídoaquídespués…,antesdeboayudarloasentirse cómodo.Cosasmuy tristeshanocurridodesdequeusted se fue.Lacasaestácerradayloscriadossehanido.¡Peronoimporta!Yoleprepararélacenaylaesposadeljardineroleharálacama…,ysihayenlabodegaalgunabotella de nuestro famoso clarete Latour, garganta abajo habrá de ir por sucuerpo,Mr. Franklin, el contenido de esa botella. ¡Sea bienvenido, señor, aestacasa!¡Bienvenidodetodocorazón!—medijomiviejoypobrecamarada,esforzándosevirilmenteporahuyentar laatmósferamelancólicade lacasayrecibiéndomeconlasociableycortéssolicituddelostiemposidos.

Sentímuchotenerquedesilusionarlo.PerolacasaeraahoradeRaquel,y

la cosa no tenía remedio, por lo tanto, ¿Podría yo comer o dormir en ella,luego de lo acontecido en Londres? El más ligero sentimiento del propiodecoromeprohibía—literalmentemeprohibía—cruzarsiquieraelumbral.

TomandoaBetteredgedelbrazo locondujehaciael jardín.No tuvemásremedioquehacerlo.Mesentíobligadoadecirlelaverdad.OscilandoentresuafectohaciamipersonayelquesentíahaciaRaquel,semostródolorosamenteasombradoyangustiadoporelcarizquehabíantomadolascosas.Suopinión,cuando la dio a conocer, fue expresada de la manera más categórica,característica en él, y vino envuelta en la agradable fragancia de la máspositivadetodaslasfilosofías…:lafilosofíadelaescuelaBetteredge.

—Miss Raquel tiene sus defectos…, jamás lo he negado —comenzó adecirme—. Y uno de ellos es el de montar el caballo de la arrogancia. Haintentado ahoragobernarlo a ustedde esamanera…,yusted lo ha tolerado.¡Diosmío,Mr.Franklin!,¿tanpococonoceustedalasmujeres?¿MehaoídoalgunavezhablardeladifuntaMrs.Betteredge?

Yolohabíaoídohablarmuchasvecesde ladifuntaMrs.Betteredge…,aquieninvariablementepresentabacomoelejemplomáximoycategóricodelainnata fragilidad y perversidad del otro sexo. En tal sentido la volvió apresentarahora.

—Muybien,Mr.Franklin.Ahora,escúcheme.Cadamujertienesumaneraparticular de cabalgar sobre el caballo de la arrogancia. La difunta Mrs.Betteredgerealizabasuejerciciosobreeseanimalfavoritodelasmujeres,todavez que yo le negaba alguna cosa en la que había puesto su corazón. Tanprontoregresabayodemitrabajoamicasa,entalesocasiones,seguroeraquehabríadeserllamadodesdeloaltodelaescaleraqueconducíaalacocina,pormimujer,quienmeanunciabaqueno tenía fuerzasparacocinarmicomida,luegodemibrutalconductaparaconella.Yo toleré talsituaciónduranteuntiempo…,delamismamaneraqueustedlatoleraconrespectoaMissRaquel.Por último perdí la paciencia. Bajé un día la escalera y tomando a Mrs.Betteredge en mis brazos —cariñosamente, se entiende—, la conduje deinmediatoasusalaprincipal,donderecibíaellaalasvisitas.Yledijeluego:«Esteeselsitiodondetecorrespondeestar,queridamía»,ydichoestoregreséa la cocina. Me encerré allí, me quité la chaqueta y, arremangándome lasmangasdelacamisa,comencéaprepararmicomida.Cuandosehallólistamela serví amímismode lamejormanera y disfruté de ella de todo corazón.Luegofumémipipa,echéuntragodegrogy,levantandolamesa,procedídeinmediatoa lavar lavajilla,a limpiar loscuchillosy los tenedores,acolocarcadacosaensusitioyabarrer lacocina.Cuandotodosehalló tanlimpioybrillantecomoeraposibleque sehallara, abrí lapuertaydejéentrar aMrs.Betteredge.«Yahecomido,querida»,ledije;«yesperoquehallarásquetehedejadolacocinaenelmejorestadoenquepudierasdesearencontrarla».¡Por

elrestodelavidadeesamujer,Mr.Franklin,jamástuvequevolverahacermeyomismolacomida!Moraleja:ustedlatoleróaMissRaquelenLondres;nolatolereenYorkshire.Entreenlacasa.

¡Incontestableargumento!Sólopudeasegurarleamibuenamigoqueaunsupoderpersuasivoeraunacosainútil,enmicaso.

—Es una tarde hermosa —le dije—. Caminaré hasta Frizinghall y mealojaré en el hotel y tú podrás venir mañana a la mañana y desayunarteconmigo.Tengoalgoquecomunicarte.

Betteredgesacudióconademángravelacabeza.

—Losientodetodocorazón—medijo—.Yoesperaba,Mr.Franklin,quelas relaciones entre usted yMissRaquel hubieran vuelto a deslizarse en unplano agradable y cordial. Si está dispuesto a salirse con la suya, señor—prosiguió, luego de reflexionar brevemente—, no tiene usted por qué ir aFrizinghallenbuscadeunacamaestanoche.Puedeustedconseguirlaenunlugar más próximo. La granja de Hotherstone está a dos millas escasas deaquí.DifícilmentepodráustednegarseaelloacausadeMissRaquel—añadióelancianoastutamente—.Hotherstonevive,Mr.Franklin,enpropiaheredad.

Yomeacordédellugar,encuantoBetteredgeserefirióaél.Lagranjasehallabaenunabrigadovalle interior, sobre lasmárgenesde lamáshermosacorrientedeaguaqueexisteenesapartedeYorkshireyelgranjerodisponíadeuna alcobaydeun locutorio, que acostumbraba alquilarse a los artistas, lospescadoresoturistasengeneral.Ningúnotrolugarmásagradablepodíahaberdeseadoyoparamorardurantemiestanciaenelvecindario.

—¿Estándesalquiladasdichashabitaciones?—inquirí.

—Mrs.Hotherstoneenpersonamepidióayer,señor,que lerecomendaraalgunapersona.

—Lastomaréconelmayorplacer,Betteredge.

Regresamos al patio trasero, donde había dejado yo mi saco de viaje.Luegodehaberhechopasarunpaloatravésdesuasaydecolumpiarelsacosobre su hombro, Betteredge se sintió poseído, al parecer, por un asombroigualalque leprovocómisúbitaaparición,cuandosehallabasentadoensusilla colmenera.Miró con ojos incrédulos hacia la casa, y después de girarsobresustalones,memiróamíconunosojosaúnmásincrédulos.

—Llevoyaenestemundounciertoyprolongadonúmerodeaños—medijoéste,elmejorymásqueridodecuantoviejocriadohayenelmundo—,perojamáspenséquepodríallegaraverunacosasemejante.HeahílacasayheaquíaMr.FranklinBlake…,y¡demonios!,¿noestáéldispuestoadarlelaespaldaaella,parairadormirenunhospedaje?

Tomando la delantera echó a andar meneando la cabeza y gruñendo demanerafatalista.

—Unsolomilagroquedaahoraporcumplir—medijoporsobreelhombro—. La próxima cosa que deberá usted hacer, Mr. Franklin, será la dedevolvermelossietechelinesyseispeniquesquemepidióprestadoscuandoeramuchacho.

Estasalidasarcásticalopusodemejorhumorrespectodesupersonaydela mía. Abandonamos la casa y transpusimos la entrada del pabellón deguarda.Unavezfueradelastierrasdelafinca,losdeberesqueleimponíalahospitalidad (según su código moral particular) cesaron para Betteredge, ycomenzaronlosprivilegiosdelacuriosidad.

Sedetuvoparapermitirqueyoloalcanzara.

—Hermosatardeparapasear,Mr.Franklin—medijo,comosiacabáramosdeencontrarnosaccidentalmenteenesemomento—.SuponiendoquehubieraidoustedaesehoteldeFrizinghall,señor…

—Sí.

—Hubierayotenidoelhonordedesayunarmemañanaporlamañanaconusted.

—Venadesayunarteconmigo,entonces,alagranjadeHotherstone.

—Mucholeagradezcosubondad,Mr.Franklin.Peronoeraeldesayunoaloqueyoaspiraba.Creoqueustedmedijoqueteníaalgoquedecirme,¿noesasí? No es un secreto, señor—dijo Betteredge, abandonando de súbito susmanerassinuosasparaadoptaruntonodirecto—,queardoendeseosporsaberelmotivoquelohatraídoaquídemaneratanrepentina,sinoleesmolesto.

—¿Quéesloquemetrajoaquíanteriormente?—lepregunté.

—LaPiedraLunar,Mr.Franklin.Pero¿quées loque loha traídoahora,señor?

—LaPiedraLunarnuevamente,Betteredge.

El anciano se quedó repentinamente callado y me miró, en el griscrepúsculo,comosidesconfiaradesuspropiosoídos.

—Si se tratadeunabroma, señor—medijo—,muchome temoquemeestoyvolviendountantoestúpidoconlaedad.Nocaptosusentido.

—No es una broma—le respondí—.He venido para retomar el hilo deesta encuesta que fue abandonada al partir yode Inglaterra.Hevenido aquíparadescubrirloquenadiehadescubiertoaún…,osea,quiénfuelapersonaqueseapoderódeldiamante.

—¡Dejeusted enpaz al diamante,Mr.Franklin! ¡Siga ustedmi consejo:olvídesedeldiamante!Esamalditagemahindúsehaburladodecuantosselehanaproximado.Nomalgasteustedsudineroysutranquilidad—enlaflordela vida, señor—, entremetiéndose con la Piedra Lunar. ¿Cómo puede ustedtriunfar (conperdóndeusted), cuando el propioSargentoCuff nohizomásque enredarse en este asunto? ¡El Sargento Cuff, nada menos! —repitióBetteredge agitando severamente su índice frente a mi rostro—. ¡El másgrandedetectivedeInglaterra!

—Estoyyaresueltoaello,miviejoamigo.NiaunelfracasodelSargentoCufflograrádesanimarme…Y,entreparéntesis,quizátengaquehablarconéltardeotemprano.¿Hasoídohablardeélúltimamente?

—ElSargentonohabrádeayudarlo,Mr.Franklin.

—¿Porquéno?

—Porque durante su ausencia, señor, ha ocurrido determinado suceso enlas esferas policiales.El granCuff se ha retirado del servicio.Ha adquiridounapequeñacasadecampoenDorkingysehallaenfrascadohastalosojosenla tareadecultivar rosas.Lohesabidodesupuñoy letra,Mr.Franklin.Halogradocultivarlarosamusgosa,sinnecesidaddeinjertarlaenelescaramujo.YMr.Begbie, el jardinero, se halla a punto de dirigirse haciaDorkingparareconocerfrentealSargentoqueéstelohavencido,alfin.

—Noimporta—ledije—.DeberéhacerlosinlaayudadelSargentoCuff.Ydeberéconfiarmeatienelprincipio.

Muyprobableesqueselohayadichoconuntonountantonegligente.Seacomo fuere, Betteredge se irritó, al parecer, por algo que advirtió en miréplica.

—Podríaustedhaberconfiadoenalguienaúnpeorqueyo,Mr.Franklin…,puedoasegurárselo—medijo,untantomordazmente.

El tono de su réplica y cierto desasosiego que advertí en sus maneras,despuésquehubohablado,provocaronenmílacreenciadequesehallabaenelsecretodealgoquevacilabaencomunicarme.

—Espero que me ayudes —le dije— a recoger los fragmentos de laspruebasqueelSargentoCuffabandonótrassí.Túsabesquepuedeshacerlo.Pero¿nopodríashaceralgomás?

—¿Quémáspodríaustedesperardemí,señor?—mepreguntóBetteredgeconairehumilde.

—Esperomás…,respectodeloqueacabasdedecirme.

—Mera jactancia, Mr. Franklin —replicó obstinadamente el anciano—.

Haygentesquesonfanfarronasdenacimientoyquenoconsiguenlibrarsedetaldefectohastalahoradesumuerte.Yosoyunadeellas.

Sólo un procedimiento cabía adoptar frente a él.Apelé a su sentimientoamistosohacialapersonadeRaquelyhacialamía.

—Betteredge, ¿te agradaría oír decir que Raquel y yo fuéramos buenosamigosotravez?

—¡De pocome habrá valido servirle a su familia, señor, si puede ustedponerendudatalcosa!

—¿Recuerdas de qué manera se condujo conmigo Raquel antes de queabandonarayoInglaterra?

—¡Tan bien como si hubiera ocurrido ayer!Mi propia ama le escribió austed una carta sobre este asunto, y usted fue tan bueno como paramostrármela. Decía en ella que Raquel se sentía mortalmente ofendida conusted,porelpapelquedesempeñaraenlosesfuerzoshechospararecuperarsugema.Ynimiama,niusted,niningunaotrapersonaenelmundo lograronaveriguarelmotivo.

—¡Exacto,Betteredge!Yalregresarahorademiscorreríasmeencuentroconqueellasiguemortalmenteofendidaconmigo.Haceunañoyosabíaqueeldiamantejugabaungranpapelenlacuestiónyahoraséqueeldiamantesehalla también en el fondo del asunto.He tratado de hablar con ella y se hanegadoa recibirme.Heprobadoconunacartaynohaqueridocontestarme.¿Cómo,ennombredelcielo,habrédeaclararesteasunto?¡LaoportunidaddehacerloatravésdelacuestióndelapérdidadelaPiedraLunareslaúnicaquemehasidodejadaporlapropiaRaquel!

Estaspalabrassirvieron,evidentemente,parahacerleverlascosasdeunamaneradistinta.Lapreguntaquemehizoenseguidameconvenciódequelohabíaimpresionado.

—¿Nohayningunamalaintención,Mr.Franklin,departesuya?…¿Noesciertoqueno?

—Hubo cierta cólera en mí—le respondí— cuando abandoné Londres.Peroellasehadisipadoporcompleto.NecesitollegaraunentendimientoconRaquel:esoestodo.

—¿No teme usted, señor —suponiendo que efectuara algúndescubrimiento—,darconalgoquepuedaestarrelacionadoconMissRaquel?

Yo advertí que una celosa confianza en la persona de su ama lo habíaimpulsadoaproferiresaspalabras.

—Estoytansegurorespectodesupersonacomoloestástú—lerespondí

—.Lamásampliarevelacióndesusecretonohabrádemostrarnosnadaquevengaadesplazarladellugarqueocupaentuestimaciónolamía.

Lospostreros escrúpulosdeBetteredge sedesvanecieron al oírmehablarasí.

—Si hagomal al ayudarlo,Mr. Franklin—exclamó—, sólo puedo decirque…¡soytan inocentedeellocomopuedaserlounniñoquenohaabiertoaúnsusojosalavida!Lopuedoponeraustedsobrelapista,contaldequeprosigaluegoasolassucamino.¿Seacuerdadeaquellapobremuchacha,deRosannaSpearman?

—Naturalmente.

—UstedsiemprecreyóqueellanecesitabaconfesarleciertacosavinculadaconlaPiedraLunar,¿noesasí?

—Indudablemente no podía pensar de otra manera, dada su extrañaconducta.

—Puedeustedabandonartalpensamiento,Mr.Franklin, tanprontocomoleparezcaconvenientehacerlo.

Me llegóahorael turnoamídehacerunapausa.Vanamentemeesforcépordistinguirsurostroenlacrecienteoscuridadquenosrodeaba.Impulsadopormisorpresadelmomento, lepregunté,untantoimpacientado,quéeraloquequeríadecir.

—¡Calma,señor!—prosiguióBetteredge—.Noquierodecirotracosaqueloqueestoydiciendo.RosannaSpearmanhadejadotrassíunacartasellada…,unacartadirigidaausted.

—¿Dóndeestá?

—Se halla en poder de una amiga que ella tenía enCobb'sHole.Usteddebedehaberoídohablar,durantelosúltimosdíasdesuestanciaaquí,señor,delacojaLucy…,unamuchachainválidaqueusaunamuleta.

—¿Lahijadelpescador?

—Lamisma,Mr.Franklin.

—¿Porquénosemeentrególacarta?

—La cojaLucy esmuy caprichosa, señor.No quiso entregársela a otrasmanos que no fueran las suyas. Y usted abandonó Inglaterra antes de quetuvierayotiempodeescribirle.

—¡Volvamos,Betteredge,paraquenoslaentreguendeunavez!

—Demasiado tarde, señor, por esta noche.Las gentes de nuestras costas

sonmuyahorrativasenloquerespectaalascandelasylasdeCobb'sHoleseacuestantemprano.

—¡Absurdo!Podríamosestarallíenmediahora.

—Podría,sí,usted,estarlo.Ycuandollegarasehallaríaconquelapuertaestácerrada.

Apuntóconsumanohaciaunaluzquetemblabadebajodenosotrosy,altiempoquelohacía,llegóhastamisoídos,hendiendolacalmadelanoche,elrumordeunacorriente.

—¡He ahí la granja,Mr. Franklin! Acomódese en ella por esta noche yvengaavermemañanaporlamañana…,siestanbuenocomoparahacertalcosa.

—¿Irásconmigohastalacabañadelpescador?

—Sí,señor.

—¿Temprano?

—Tantempranocomoustedlodisponga,Mr.Franklin.

Ydescendimosporelsenderoquellevabaalagranja.

CAPÍTULOIII

Sólo una vaga imagen conservo de lo acontecido en la granja deHotherstone.

Recuerdoquesemedispensóunacordialbienvenida;meacuerdodeunacena prodigiosa que hubiera servido para alimentar a toda una aldea enOriente;deundormitoriodeliciosamentepulcrosinotracosaquelamentarenél que esa detestable invención de nuestros abuelos llamada colchón deplumas;deunanocheagitadaypródigaenfósforosquese inflaman,deunapequeña bujía que se ilumina a cada instante, y de una honda sensación dealivioalelevarseelsolyvislumbrarlaperspectivadepoderlevantarme.

DeacuerdoconloconvenidolanocheanteriorconBetteredge,debíayoira buscarlo, para dirigirnos aCobb'sHole, tan temprano como lo creyera yoconveniente…, lo cual, interpretado por mi impaciencia, significaba quehabríadesertanprontocomomefueraposible.Sinaguardareldesayunoenlagranja,toméunmendrugoyemprendílamarcha,diciéndomequeeraposiblequesorprendieraamiexcelenteamigoBetteredgeenlacama.Ungranaliviosignificó para mí el comprobar que se hallaba tan extraordinariamente

excitado,respectodelhechoencierne,comoyomismo.Loencontrélistoyayaguardándomeconsubastónenlamano.

—¿Cómoteencuentrasestamañana,Betteredge?

—Muymal,señor.

—¡Cuántololamento!¿Dequésetrata?

—Me aqueja una nueva dolencia, Mr. Franklin, que yo mismo hedescubierto.Noquieroalarmarloperopuedeustedestarsegurodequehabrádeatraparlaantesdequeterminelamañana.

—¡Caramba,laestoyyasintiendo!

—¿Nosienteusted,señor,unmolestoardorenlabocadelestómago?¿Yunhorriblegolpeteoenlacoronilla?¡Ah!,aúnno,¿eh?Yahabrádesentirsugarra cuando estemos en Cobb's Hole, Mr. Franklin. Yo la llamo la fiebredetectivescaylasufríporvezprimerajuntoalSargentoCuff.

—¡Ay!,¡ay!,ylacura,enestecaso,consistiráenabrirlacartadeRosannaSpearman,¿noesasí?¡Vamos,echemosmanodeella!

A pesar de lo temprano de la hora, hallamos a la mujer del pescadortrajinando ya en la cocina. Al serle presentado por Betteredge, la buena deMrs. Yolland llevó a cabo una ceremonia social, estrictamente reservada,comomeenteréposteriormente,para losvisitantesdistinguidos.Colocóunabotella de ginebra holandesa y dos pipas vacías sobre la mesa y abrió laconversaciónconestaspalabras:

—¿QuénuevashayenLondres,señor?

Antes de que hubiera tenido yo tiempode hallar una respuesta capaz deabarcarlainmensavastedaddeestapregunta,viavanzarhaciamíunfantasmaquesurgiódeunoscurorincóndelacocina.Unamuchachapálida,montaraz,extravagante,conunacabelleranotablementehermosayunosojosfieramentesagaces,seaproximó,cojeandoysosteniéndoseenunamuleta,alamesaantela cualme hallaba yo sentado ymemiró como si estuviera observando unobjetointeresanteyalavezhorrendo,quelafascinabatotalmente.

—Mr.Betteredge—dijo,sinquitarmelosojosdeencima—,leruegotengaabienrepetirmesunombre.

—Estecaballerosellama—replicóBetteredge(recalcandoconénfasislapalabracaballero)—Mr.FranklinBlake.

Lamuchachamevolviólaespaldayabandonósúbitamentelahabitación.La buena de Mrs. Yolland, creo, me dio algunas excusas por el extrañocomportamiento de su hija, y Betteredge, probablemente, las tradujo a uninglés decoroso. Escribo de esto sin mayor certeza.Mi atención se hallaba

absorbida en seguir el rumor de la muleta de la muchacha. ¡Pum!, ¡pum!,mientras subíapor la escalerademadera; ¡pum!, ¡pum!, a travésdel cuarto,sobrenuestrascabezas;¡pum!,¡pum!,porlaescaleranuevamente…¡yheahí,enelvanodelapuerta,alfantasma,conunacartaenlamanoyhaciéndomeseñas!

Yodejéquelasnuevasexcusassiguieransucursoamisespaldasyavancéenposdeesaextrañacriatura—quecojeabamásymásrápidamentedelantedemí— cuesta abajo, hacia la playa. Luego de conducirme hasta detrás deunosbotes,fueradelavistaydelalcancedeloídodelaspocasgentesqueseveíanenlaaldeadepescadores,sedetuvoymeenfrentóporvezprimera.

—Nosemueva—medijo—.Necesitoobservarlo.

No había cómo engañarse respecto de la expresión de su cara. Yo leinspirabalasmáshondassensacionesdehorroryrepugnanciaqueseaposibleinspirar.Noserétanvanidosocomoparaafirmarqueningunamujermehabíamirado anteriormente de esamanera. Solamente aventuraré lamásmodestaasercióndequeningunamehabíahechopercibir talcosahastaese instante.Hayunlímiterespectodelalongituddelexamenquetodohombreescapazdetolerar,bajodeterminadascircunstancias.YotratédedesviarlaatencióndelacojaLucyhaciaotracosamenosrepulsivaquemicara.

—Creoque tieneustedunacartaqueentregarme—comencéadecirle—.¿Eslaquetieneahoraenlamano?

—Repitaesaspalabras—fuelaúnicarespuestaquerecibí.

Asílohice,igualqueunniñojuiciosoqueestáestudiandosulección.

—No—dijolamuchacha,hablandoconsigomisma,peromanteniendosusdespiadados ojos fijos en mi rostro—. No logro ver lo que ella vio en surostro.Niadivinarloqueescuchóensuvoz.

Súbitamentedejódemirarmeyapoyósufatigadacabezasobreelextremodelamuleta.

—¡Ohpobrecitamía!—dijo,conlavozmástiernaquelehabíaoídohastaentonces—. ¡Oh mi perdido bien!, ¿qué es lo que vieron tus ojos en estehombre?

Yvolviendo a levantar fieramente su cabeza,memiró a la cara una vezmás.

—¿Puedeustedcomerybeber?—mepreguntó.

Yohiceloposibleporconservarmigravedadylecontesté:

—Sí.

—¿Puedeusteddormir?

—Sí.

Cuandoveaalgunapobrecriada,¿nosienteremordimientoalguno?

—Ciertamentequeno.¿Porquéhabríadesentirtalcosa?

Bruscamentemearrojólacarta(ésaeslaverdad)alrostro.

—¡Tómela usted! —exclamó, furiosa—. ¡Jamás lo había visto a ustedantesdeahora!QuieraelTodopoderosoquenovuelvaaposarjamásmisojossobresupersona.

Luegodeestaspalabrasdedespedida, echóaandarcojeandoa lamayorvelocidadqueleeraposible.Laúnicainterpretaciónquepodíayodarleasuconducta es loqueya todosustedes sehabrán anticipado, sinduda, a darle.Sólopodíapensarqueestabaloca.

Despuésdehaberarribadoaestainevitableconclusión,dirigímiatenciónhacia esa cosa más digna de interés, la carta de Rosanna Spearman. Sudireccióneralasiguiente:«ParaFranklinBlake,Esq.ParaserleentregadaensuspropiasmanosporLucyYolland(yporellaúnicamente).»

Desgarréelsello.Elsobreconteníaunacartayésta,asuvez,unatiradepapel.Leíprimerolaesquela:

«Sir:Sideseacomprenderelsentidodemiactitudhaciausted,mientrassehospedó en la casa de Lady Verinder, mi ama, haga lo que le indico en elapuntequevaadjuntoaésta…,yquenohayaningunapersonapresentequepuedaobservarlo.Suhumildecriada,

RosannaSpearman.»

Volvímivistaentonceshacialatiradepapel.Heaquílacopialiteraldesutexto,palabraporpalabra:

«MEMORÁNDUM: — Ir a las Arenas Temblonas, cuando vuelva lamarea.CaminarporelCaboSurhastaquealcanceaverseelfaroyelastadelabanderadelacasetadelguardacostasqueasomasobreCobb'sHole,enunamisma línea.Colocardebajo, sobre las rocas,unpaloocualquieraotracosarígidaparaguiarmimanoyhacerlaposarsedemaneraexactasobre la líneaquevadesdeelfarohastaelastadelabandera.Tenercuidado,alhaceresto,de que un extremo del palo se encuentre sobre el borde de las rocas, en ellugardesdedondesedominanlasarenasmovedizas.Irpalpandoalolargodelaestaca,entrelasalgasmarinas(comenzandodesdeelextremodelpaloqueapuntahaciaelfaro),enbuscadelacadena.Recorrerlacadenaconmimano,cuando la haya encontrado, hasta llegar al lugar donde ésta baja desde lasrocas y se sumerge debajo, en la arena movediza. Y entonces, tirar de la

cadena.»

Apenasacababadeleerestasúltimaspalabras—subrayadaseneloriginal—,cuandoescuchéamisespaldaslavozdeBetteredge.Eldescubridordelafiebredetectivescaacababade sucumbirbajo la influenciade tan irresistibledolencia.

—Nopuedoaguardarmástiempo,Mr.Franklin.¿Quédiceesacarta?¡PorDios,señor!,¿quédiceesacarta?

Leentreguélacartayelmemorándum.Leyólaprimera,lacual,alparecer,no despertó en él un gran interés. Pero el segundo—elmemorándum— leprodujounagranimpresión.

—¡Esto es lo que dijo el Sargento! —exclamó Betteredge—. Siempre,desde el primero hasta el último instante, afirmó que ella poseía unmemorándumrelativoalescondite.¡Aquílotenemos!¡ElSeñornosampare,Mr.Franklin;heaquíelmisterioquenosmanteníaperplejosatodos,desdeelSargentoCuffparaabajo,listoyaguardandoelmomento,porasídecirlo,pararevelársele a usted por símismo!Es la hora del reflujo, señor, como puedecomprobarloquienquieratengaojos.¿Cuántotiempohabrádepasarantesdequecambielamarea?

Elevósuvistayladirigióhaciaunmuchachoquesehallabacomponiendosuredaciertadistanciadenosotros.

—¡TammieBright!—legritóavozencuello.

—¡Looigo!—legritó,asuvez,Tammie.

—¿Aquéhoracambiarálamarea?

—Dentrodeunahora.

Ambosdirigimoslavistahacianuestrosrelojes.

—Podemosiradarunavueltaporlacosta,Mr.Franklin—dijoBetteredge—,yallegarnosasí,descansadamente,alasarenasmovedizas,contiempodesobraparaobrar.¿Quéleparece,señor?

—Vamos.

EnnuestrotrayectohacialasArenasTemblonasleroguéaBetteredgequereavivaramisrecuerdos(relacionadosconRosannaSpearman)delaépocaenqueelSargentoCuffefectuósuinvestigación.Conlaayudademiviejoamigologrébienprontodistinguirdenuevoenmimemorialaclarasucesióndeloseventos. El viaje efectuado por Rosanna hasta Frizinghall, cuando todo elmundo en la casa la creía enferma en su habitación; sus misteriosasactividadesnocturnas,encerradabajollaveallí,conlabujíaencendidahastalamañana siguiente; la sospechosa compra que hizo de un estuche de estaño

barnizado y de las dos cadenas; los perros en casa de Mrs. Yolland; laseguridad que tenía el Sargento de que Rosanna había ocultado algo; lasArenasTemblonasysuabsolutaignoranciarespectodeloquetalcosapodíaser; todo este cúmulo de conclusiones a que se arribara en la pesquisainterrumpida, en torno a la Piedra Lunar, surgieron nítidamente en mirecuerdo, y se hallaban de nuevo en él cuando alcanzamos las arenasmovedizasyavanzamosjuntossobreesabajacaparocosallamadaCaboSur.

ConlaayudadeBetteredgenotardémuchoenalcanzarellugardesdeelcualpodíanverseelfaroyelastadelabanderadelaGuardiadeCostas,enunamismalínea.Siguiendolasindicacionesdelmemorándum,colocamosenseguidamibastónenladirecciónseñaladaallí,tanapropiadamentecomonosfue posible, sobre la despareja superficie de piedra. Y entonces volvimos aconsultarnuestrosrelojes.

Faltaban aúnveinteminutos, aproximadamente, para que se produjera elcambioenlamarea.Lepropuseguardar,duranteeseintervalo,enlacosta,enlugar de hacerlo sobre la húmeda y resbaladiza superficie rocosa. Una vezsobre la secaarena,y cuandomedisponíaa sentarmeallí, advertí, congransorpresa,queBetteredgesedisponíaaabandonarme.

—¿Porquétevas?—lepregunté.

—Vuelvaaleerlacarta,señor,yhabrádesaberlo.

Unasolaojeadaalacartamebastópararecordarlaexigenciadeque,enelinstantedeldescubrimiento,deberíahallarmesolo.

—¡Cómomeduele tenerqueabandonarloenunmomentocomoéste!—dijoBetteredge—.Perolapobretuvounamuertehorrenda,ymeparecesentirdentro de mí una voz, Mr. Franklin, que me induce a complacerla en sucapricho. Por otra parte—añadió con tono confidencial—, nada hay en lacartaqueloobligueamantenerelsecreto,posteriormente.Iréadarunavueltaporlaplantacióndeabetosyesperaréallíhastaquepasearecogerme.Nosedemoremás de lo absolutamente necesario, señor. La fiebre detectivesca seconvierteenunaenfermedaddifícil,encircunstanciascomoéstas.

Luegodeestaúltimaadvertenciasealejódemilado.

Ese período de expectativa, breve como resultaba aplicándosele unamedidacronológica,asumíaproporcionesformidablesalaplicárselelamedidademiansiedad.Heaquíunadeesasocasionesenqueelinapreciablehábitodefumar se torna en un hábito particularmente bello y consolador. Encendí uncigarroymesentésobreeldeclivedelacosta.

Laluzdelsolderramabasuinmaculadaclaridadsobrecadacosaenqueseposabanmisojos.Laexquisitafrescuradelairetrocabaelmeroactodeviviry

derespirarenunacosadeliciosa.Aunlapequeñaysolitariabahíaledabasubienvenida a lamañana con señales de alegría, y aun la desnuda y húmedasuperficiedelaarenamovedizarelucíaconunbrilloqueocultabasumorenasuperficiedebajodeunasonrisapasajera.EraéseelmásbellodíaquehabíavistodesdemiregresoaInglaterra.

Elcambioenlamareaseprodujoantesdequehubieraterminadodefumarmicigarro.Viprimerolevantarselasarenasyobservéluegoelterribletemblorque las recorría en toda su extensión… como si algún espíritu horrendoviviera, se agitara y temblara en sus insondables profundidades. Arrojé micigarroyregreséalasrocas.

Segúnelmemorándumdebíayopalparalolargodelalíneaindicadaporelbastón,comenzandoahacerlodesdeelextremoqueapuntabaalfaro.

Recorrí,pues,deesamaneramásdelamitaddelbastón,sinencontrarotracosa que no fuera el borde de la roca. Una o dos pulgadas más allá, noobstante, fue premiada mi paciencia. En una pequeña y estrecha fisura,justamente al alcance demi dedo índice, palpé la cadena.Al intentar luegoseguirlaenladireccióndelaarenamovediza,mevidetenidoenmiavanceporunadensaprofusióndealgasmarinas,quehabíaninvadidolagrieta,sinduda,duranteel tiempo transcurridodesdeelmomentoenqueRosannaSpearmanescogióesesitiocomoescondite.

Eratanimposiblearrancarlasalgascomohurgarconmimanoatravésdeellas.Despuésdedejarmarcadoelsitioindicadoporelextremodelaestacaque apuntaba hacia la arenamovediza, resolví proceder a la búsqueda de lacadena, siguiendounmétodopropio.Mipropósitoera«sondear»enseguidadebajodelasrocas,paraversilograbarecobrarlapistaperdidadelacadena,allídondeéstaseinternabaenlaarena.LevantélaestacaymearrodillésobreelbordedelCaboSur.

Enestaposiciónmicabezasehallabaapocospiesde lasuperficiede laarena movediza. Su proximidad y el horrible temblor que a intervalos larecorría hicieron flaquear mis nervios durante un momento. El espantosotemor de ver surgir a lamuerta en el lugar de su suicidio, para venir enmiayuda—el indecible terror de verla levantarse desde lo hondo de la arenapalpitanteparaveniraindicarmeellugar—,forzómipensamientoymehizosentirfríoenmediodelacálidaluzdelsol.Confiesoquecerrélosojosenelinstanteenqueelextremodelpaloseintrodujoenlaarenamovediza.

Unmomentodespuésyantesdequeaquélsehallarasumergidomásalláde unas pocas pulgadas,me sentí liberado de las garras demi propio terrorsupersticioso y empecé a palpitar de emoción, de la cabeza a los pies.¡Sondeando a ciegas, como lo había hecho, en esa primera tentativa…,acababadesondearperfectamentebien!Mibastóndioconlacadena.

Asiendofirmementeconmimanoizquierdalasraícesdelasalgasmarinas,metendísobreelbordedelcaboypalpéconladerechapordebajodelasrocassalientes.Mimanoderechadioconlacadena.

Tirédeellahacialoaltosinlamenordificultad.Yheahíqueamarradoasuextremoviaparecerelestuchedeestañobarnizado.

Detalmanerasehabíaherrumbradolacadenabajolaaccióndelagua,queme fue imposible desprenderla del anillo que la unía al estuche. Colocandoésteentremisrodillasymedianteelmayoresfuerzoquemefueposible,logréarrancarlelacubierta.Ciertasustanciablancallenabatodosuinterior.Latoméenmismanosycomprobéquesetratabadeungénerodelino.

ConéstesaliódelestucheunacartacompletamenteapañuscadaLuegodeinquirirsudirecciónycomprobarquefigurabaallíminombre,melaguardéenelbolsilloyquitédeltodoelgénerodelestuche.Saliódeélbajolaformadeungruesorolloquehabíaadquiridolaconfiguracióndelestucheenelquepermaneciera tanto tiempoencerradoy librede todaaccióndañina, respectodelaguadelmar.

Me dirigí con el trozo de género hacia la seca arena de la costa, y lodesenrolléyaliséallí.Nohabíalamenordudadequesetratabadeunaprendadevestir.Eraunacamisadedormir.

En su parte superior, cuando la extendí, no percibí otra cosa que unsinnúmerodeplieguesy arrugas. Indaguéentonces en su extremo inferiorydescubríinstantáneamentelamanchaproducidaporlapinturadelapuertadelboudoirdeRaquel.

Mis ojos permanecieron clavados en la mancha y mi memoria me hizoretroceder de un salto del presente al pasado. Volví a oír exactamente lasmismaspalabrasquepronunciaraelSargentoCuff, enotraocasión,comosiéste se encontrara de nuevo a mi lado y se refiriera a la irrefutableconsecuenciaqueextraíadelamanchasobrelapuerta:

«Averigüeusted, primeramente, si hay en la casa algún traje queostenteunahuelladepintura.Luego,aquiénpertenecedichotraje.Y,porúltimo,tratedelograrqueesapersonaexpliqueporquéseencontrabaendichahabitaciónentrelamedianocheylastresdelamañanaycómofuequemanchólapuerta.Si esa persona no logra satisfacer sus deseos, no tendrá usted entonces quededicarse por más tiempo a la búsqueda de la mano que se apoderó deldiamante.»

Una tras otra, cada una de estas palabras comenzaron a recorrer mimemoria, repitiéndose una y otra vez con mecánica y árida obstinación.Desperté de ese trance cuya duración me pareció de varias horas—y que,realmente y sin la menor duda, no duró más que un breve instante—, al

escucharunavozquemellamaba.AlcélavistaycomprobéquelapacienciadeBetteredgesehabíaagotado,alfin.Apenassieravisibleentrelosmédanos,mientrasseacercaba,deregresodelacosta.Lafiguradelancianosirvióparatraerme de inmediato a la realidad y recordarme que la investigación sehallaba aún incompleta. Acababa de descubrir la mancha en la camisa dedormir.Pero¿aquiénpertenecíaesaprenda?

Miprimerimpulsofueconsultarlacartaqueteníaenelbolsillo…,laquehabíaencontradodentrodelestuche.

Acababadelevantarlamanoparaapoderarmedeella,cuandorecordéquehabíaotramaneradedescubrirloquedeseaba.Lapropiacamisadedormirmehabríaderevelarelmisterio,porque,contodaseguridad,debíaestarmarcadaconelnombredesudueño.Diconélyloleí…

¡Mipropionombre!

Heahíqueesas letras familiaresmedemostrabanque laprendaeramía.Levantémivista.Heallíelsol;heallílasresplandecientesaguasdelabahíayel viejo Betteredge aproximándose más y más hacia mí. Volví a mirar lasletras. Mi propio nombre. Frente a mí, sencillamente…, las letras de minombre.

«Siel tiempo,elesfuerzopersonalyeldinerobastanparaello,habrésindudade echarle el guante al ladrónquehurtó laPiedraLunar…»ConestaspalabrasenlabocahabíapartidodeLondres.Desveléluegoelsecretoquelasarenasmovedizaslehabíanocultadoatodoserviviente.Yfrenteaesapruebairrefutablequeeralamanchadepintura,acababadedescubrirqueyomismohabíasidoelladrón.

CAPÍTULOIV

No encuentro palabras adecuadas para expresar mis sensaciones de eseinstante.

Tengo la impresióndeque el choqueque enmí seprodujoprovocóunaparalizacióndemifacultaddepensarydeladesentir.Sindudanodebísaberlo que hacía cuando se reunió conmigo Betteredge, ya que éste me haaseguradoquemeechéareírcuandomepreguntóquéesloqueocurríayqueleentreguélacamisadenocheparaqueleyeraelacertijoporsímismo.

Deloquehablamosenlacostaentoncesnotengoelmásremotorecuerdo.Elprimersitioenelcualalcanzoadistinguirmifiguraclaramente, luegodeeso,eslaplantacióndeabetos.MeveoamímismoyaBetteredgecaminando

juntosendireccióndelacasa,yoigoqueBetteredgemedicequemehallaréyoysehallaráélencondicionesdeafrontarloocurrido,unavezquehayamosbebidounvasodegrog.

LaacciónmudadeescenarioypasadelaplantacióndeabetosalpequeñogabinetedeBetteredge.HeolvidadomidecisióndenopenetrarenlacasadeRaquel.Percibolaagradablefrescura,lasombraylaquietuddelcuarto.Beboelgrog(unlujoparamíenteramentenuevo,aesahoradeldía)quemiviejoybuen amigo mezcla con el agua helada de la fuente. En cualesquiera otrascircunstancias la bebida no hubiera hecho más que atolondrarme. En lasactuales, aquietamis nervios.Comienzo ya a afrontar lo ocurrido, según hapredicho Betteredge. Este también, por su parte, comienza a afrontar loocurrido.

Sospechoquelapinturaqueestoyhaciendodemímismoconstituye,paradecirlomenosquesepuedeafirmarrespectodeella,unapinturabienextraña.Colocado en una situación que, en mi opinión, puede ser consideradaabsolutamentesinparalelo,¿cuáleselprimerexpedienteaquerecurro?¿Mealejo, acaso, de todo contacto con los demás? ¿Me pongo a analizarpacientementeesaabominable imposibilidadque semeopone, sin embargo,como una innegable realidad? ¿Me precipito de regreso a Londres, en elprimer tren, para consultar con las más altas autoridades y para iniciar deinmediatounainvestigación?No.Acepto,encambio,cobijarmebajoeltechodeunacasarespectodelacualhedichoquenohabríadedegradarmejamáshastaelpuntodellegaratrasponersuumbral;ymesientoaempinarelcodoconalcoholyaguaencompañíadeunviejocriado,alasdiezdelamañana.¿Esésalaconductaquepodíaesperarsedeunhombrecolocadoenlahorriblesituaciónenqueyomehallaba?Sólomecaberesponderquelacontemplacióndel rostro familiar del viejo Betteredge significó para mí un estímulo deincalculablevaloryque el grogdelviejoBetteredgemeayudó, segúncreo,comoninguna otra cosa hubiera logradohacerlo, a levantarmi cuerpoymiespíritudelplanodepostraciónenquehabíancaído.Sóloestaexcusapuedoofrecerparajustificarmiconducta,yproclamarenseguidamiadmiraciónporese invariable mantenimiento de la dignidad y esa estricta y lógicaconsistenciadeconductaquedistinguirásinduda,antecualquieremergencia,desde lacunaa la tumba,a todohombreomujerqueposesusojosenestaspáginas.

—Ahora, Mr. Franklin, hay, sea como fuere, un hecho cierto —dijoBetteredge,arrojandolacamisadenochesobrelamesaqueseinterponíaentreambosyseñalandoaaquéllacomosisetrataradeunservivientequepudieraescucharlo—.Paracomenzar,debodecirqueélesunmentiroso.

Esteconsoladorpuntodevistadiferíadelquesurgióenmimente,respectodeeseasunto.

—Soytaninocente,enloqueconciernealrobodeldiamante,comoloerestú—ledije—. ¡Peroheahí esapruebaencontrademí!Lapintura sobre lacamisa de dormir y el nombre que aparece sobre lamisma constituyen dosrealidades.

Betteredgelevantómivasoylocolocópersuasivamenteenmimano.

—¿Realidades?—repitió—.¡Tomeuntragomásdegrog,Mr.Franklin,yveráustedcómodesapareceestadebilidadquelohacecreerenellas!¡Trampa,señor! —continuó diciendo, bajando la voz hasta hacerla alcanzar un tonoconfidencial—.Esoes loquemesugiereesteacertijo.Trampaqueseocultaenalgúnlugardeél…,yqueyoyustedtenemosquedescubrir.¿Nohabíaotracosaenelestuchedeestañocuandointrodujoustedsumanoenél?

Lapreguntametrajoalamemoriainstantáneamentelacartaqueguardaraenmibolsillo.Laextrajedeélylaabrí.Secomponíadenumerosaspáginasceñidamenteescritas.Impaciente,dirigímisojoshaciaelfinaldelamisma,enbuscadelafirma,«RosannaSpearman».

En cuanto comencé a leer ese nombre, una súbita añoranza iluminó micerebroyunaimprevistasospechabrotóalconjurodeesanuevaluz.

—¡Altoahí!—exclamé—.¿RosannaSpearmanvinoacasademitíaluegodesalirdeunreformatorio?¿Nohabíasidoantesunaladrona?

—Nadieloniega,Mr.Franklin.¿Aquévieneesoahora?¡Porfavor!…

—¿Aqué viene? ¿Cómo podemos afirmar que no fue ella quien robó eldiamante, después de todo? ¿O decir que nomanchó intencionadamentemicamisadenocheconlapintura?…

Betteredgedejócaersumanosobremibrazo,ymecontuvoantesdequepudieraañadirunasolapalabraaloyadicho.

—Nomecabelamenordudadequelograráustedverselibredeesto,Mr.Franklin. Pero espero que no sea de esamanera.Entérese de lo que dice lacarta,señor.Parahacerlejusticiaalamemoriadelamuchacha,entéresedeloquedicelacarta.

Sus palabras graves influyeron en mi ánimo… las sentí casi como siconstituyeranunreproche.

—Podrásjuzgarluegodequetehayaleídolacarta—ledije—;laleeréenvozalta.

Comencé,pues…,ydilecturaalassiguienteslíneas:

«Sir: Tengo algo que confesarle. Una confesión que encierra una grandesgracia puededecirse, a veces, enmuypocas palabras.Paradecir ésta nonecesitomásquedos.Loamo.»

Lacartasedeslizódemimano.MiréaBetteredgeyledije:

—EnnombredelCielo,¿quésignificaesto?

Élpareciótenermiedoderesponderalapregunta.

—UstedestuvoestamañanaasolasconlacojaLucy,señor—medijo—.¿LedijoellaalgorespectodeRosannaSpearman?

—Nisiquieramencionósunombreunasolavez.

—Tengalabondaddevolverasucarta,Mr.Franklin.Leconfiesoquenomeatrevoacausarleunnuevotrastorno,luegodeloquehatenidoustedquesoportarhastaahora.Dejequeellalehableporsímisma,señor.Ytermineconsugrog.Porsupropiobien,terminedebebersugrog.

Yoreanudélalecturadecarta.

Mucha vergüenzame habrían de causar estas palabras, si estuviera vivacuando usted las leyera. Habrémuerto y desaparecido, señor, cuando usteddescubraestacarta.Esoes loquemehaceserosada.Nohabrásiquieraunatumba queme recuerde.Me atrevo a decirle la verdad…, porque sé que laarenamovedizameestáaguardandoparaocultarmeunavezquehayaescritoestaspalabras.

Además,hallaráustedsucamisadedormirenmiescondite,conlamanchadepinturaenellayquerráustedsabercómolleguéyoaocultarla,yporquénoledijeunapalabradeellocuandoestabaviva.Unasolarazónpuedodarle.Sihicetodasesascosasextrañasfueporqueloamaba.

Nolomolestaréconmayoresdetallesrespectoamímismaodelavidaquellevéantesdequevisitaraustedlacasademiama.LadyVerindermesacódeunreformatorio.Habíaidoaéstedesdelaprisión.Alaprisiónporladrona.Yfui ladrona porque mi madre vagaba por las calles desde que yo era muypequeña.Mimadresalióavagarporlascallesdebidoaqueuncaballero,queera mi padre, la abandonó. No es necesario que me detenga más en unahistoriatanvulgar.Acadamomentoaparecenenlosdiarios.

LadyVerinderfuemuybuenaconmigo,yMr.Betteredgetambiénlofue.Estosdosyladirectoradelreformatoriohansidolasúnicaspersonasbuenasqueencontrédurantetodamiexistencia.Hubierapodidoacostumbrarmeaesaexistencia —aunque sin ser feliz—, hubiera podido, de todos modos,acostumbrarme,sinohubieravenidousteddevisitaalacasa.Nolocondenoausted,señor.Laculpaesmía…,totalmentemía.

¿Seacuerdausteddeaquellamañanaenqueapareciófrenteanosotros,enmediodelasdunas,enbuscadeMr.Betteredge?Eraustedcomoelpríncipede un cuento de hadas, como el amante de un sueño. Era usted el sermásadorable que jamás vieran mis ojos. Algo me hizo sentir esa felicidad que

nunca había experimentado; brotó dentro demí en cuanto posémis ojos enusted.Noseríademí,sileesposible.¡Oh,sipudierahacerlesentirtansólocuánimportanteesestoparamí!

Mevolvíenseguidaalacasayescribísunombreyelmíoenmicostureroy dibujé debajo de ambos el lazo del perfecto amor. Y entonces, algúndemonio…no,debieramásbiendecirunángelbueno,mecuchicheóaloído:«Vealespejoymírateenél».Elespejomedijo…,no importa loqueélmedijo. Demasiado entontecida me hallaba para reparar en su advertencia. Yseguí enamorándome más y más de usted, como si fuera una dama de sumismacondicióny lamáshermosacriaturaquehubieranvistosusojos.Meesforcé —¡oh, de qué manera, querido mío!— para lograr que usted memirara. Si usted hubiera sabido de qué manera lloraba yo por las noches,mortificada y dolorida por el hecho de que usted nunca se fijara enmí, sehabríaapiadado,talvez,demíymehabríadirigidodevezencuandoalgunamirada,paraquepudieravivirdeella.

Y no hubiera sido ésa una mirada muy amable, quizá, si hubiera ustedadivinadoenquéformaodiabayoaMissRaquel.Creoquedescubríqueustedla amaba, antes de que lo hiciera usted mismo. Ella tenía la costumbre deregalarlerosasparaqueselaspusieraustedenelojaldesuchaqueta.¡Ah,Mr.Franklin, llevóustedmásvecesmis rosas, en el ojal, de loqueustedo ellasospecharon! Mi único consuelo, en ese entonces, era el de colocar ahurtadillas mi rosa en su vaso con agua, en lugar de la de ella… y luegoarrojarlarosadeMissRaquel.

Si hubiera sido ella, realmente, tan hermosa como usted la imaginaba,podría yo haber sobrellevado mejor mi destino. Pero no; creo que hubierasentido aún mayor rencor hacia ella. Supongamos que viste usted a MissRaquelconlasropasdeunacriadaylequitatodossusadornos…Noséquéobjetotieneescribirdeestamanera.Nosepodíanegarqueellateníaunpobreaspecto; erademasiadodelgada.Pero¿quiénpodráadivinar loquehabrádegustarleaunhombre?Porotraparte,lasseñoritaslleganaconducirse,aveces,deunamaneraquebastaríaparahacerleperdersuempleoaunacriada.Peronoesésteunasuntoquemeatañe.Nopuedoesperarqueleaustedmicarta,siescribodeestamanera.Peroesqueme rebelaoírdecirqueMissRaqueleshermosa,cuandobiensabeunaquesóloessuropaysuconfianzaensímismalasqueproducentalefecto.

Trate deno impacientarse conmigo, señor.Me aproximaré, de lamaneramásrápidaquemeseaposible,alaépocaque,sinduda,habrádedespertarenustedunmayorinterés…;laépocadeladesaparicióndeldiamante.

Perohayunacosaquesemehaantojadodecirleprimero.

Mividano fuemuydifícil de sobrellevarmientras fuiuna ladrona.Sólo

cuando seme enseñó en el reformatorio a sentirmi propia degradación y aesforzarme por alcanzar cosas mejores, mis días se tornaron aburridos ylargos.Lasideassobreelfuturoseabrieronpasoporsucuentadentrodemímisma,entonceslleguéasentirelhorrendoreprochequelagentehonesta—aunlosmásbuenosentreloshonestos—significabaensímismaparamí.Unaangustiosasensacióndesoledadmeseguía fuesedondefuere,hiciese loquehiciereyviesealagentequeviere.Midebermeimponía,bienlosé,tratardearmonizarconmiscompañerosdelabordeminuevodestino.Porunauotracausa no pude hacerme amigo de ninguno de ellos allí.Memiraban (omepareció que me miraban) como si sospecharan lo que había sido yoanteriormente. No lamento, absolutamente, el hecho de que se me hayadespertadoysemehayaobligadoahacerunesfuerzoparaconvertirmeenunamujermejor;peroenverdad,eraésaunaexistenciaárida.Ustedaparecióenella como un rayo de sol, al principio… y luego, también usted medecepcionó.Yofuilosuficientementelocacomoparaenamorarmedeusted,yno logré hacerlo reparar siquiera en mí. Era ésa una gran desdicha…,realmenteunagrandesdicha.

Ahoraestoyllegandoaloquequeríadecirle.Enaquellosdíasdeamargurafuidosotresveces,durantemissalidas,amilugarpredilecto…:lacostaquedominalasArenasTemblonas.Ymedijeamímisma:«Creoqueestohabrádeterminar aquí.Cuandonopueda soportarlomás, creoquehabréde terminaraquí».Tieneustedquetenerencuenta,señor,queelsitioejercíasobremíunaespeciedehechizo,desdeantesdequeustedllegaraalacasa.Siemprehabíatenidoelpresentimientodequealgohabíadeocurrirmealgúndíaenlaarenamovediza. Pero jamás había mirado hacia ella considerando que podríaconvertirseenelmediodelibrarmedemímisma,antesdelaépocaalacualme estoy refiriendo ahora. Entonces fue cuando pensé que contaba con unlugardondeponerfinatodasmispenasenunmomento…,ydondeocultarmeparasiempre.

Estoescuanto tengoquedecirlerespectodemímisma,desde lamañanaen que lo vi por vez primera hasta la otra mañana en que la pérdida deldiamantealarmóatodalacasa.

Tanexasperadamehallabaporlatontacharladelascriadas,quenohacíanmásquepreguntarsesobrequiéndebíanrecaerinmediatamentelassospechas,y tan irritada me hallaba con usted (que estaba tan poco enterado de loocurridoporeseentonces)poreltrabajoquesetomóafindedarconlagemayporhaberrecurridoalapolicía,queresolvímantenermelomásalejadaquemefueraposiblede losdemás,hastaque,más tardeesemismodía, llegóelfuncionariodeFrizinghallalacasa.

Mr.Seegravecomenzó,comoustedrecordará,porestablecerunaguardiaenlosdormitoriosdelasmujeres,yéstassubieronentonceslaescalerahechas

unasfurias,paraqueselesexplicaraporquélashabíainsultadoaquéldeesamanera.Yo fui con ellas porque, si no lo hubiera hecho, ese hombre de tancortos alcances que es Mr. Seegrave, habría sospechado de míinmediatamente. Lo encontramos en el cuarto de Miss Raquel. Nos dijoentoncesquenoqueríaallítantasmujeres,señalólamanchaquesehallabaenlapinturadelapuertaysugirióquealgunadenosotrasdebíadehaberlahechoconsufalda.Despuésnosenvióescaleraabajonuevamente.

Luego de abandonar el cuarto deMissRaquelme detuve un instante enunode los rellanos,paracomprobar sihabíamanchadoporazarmivestido.Penélope Betteredge (la única, entre las mujeres, con quien me hallaba enamistosas relaciones) pasó en esemomento ami lado y advirtió lo quemehallabahaciendo.

—Notienesporquépreocuparte,Rosanna—medijo—.Lapinturade lapuertadeMissRaquelhaceyavariashorasquesehallaseca.SiMr.Seegravenohubierapuestoguardiaennuestrosdormitorios,selohubieradicho.Noséloquepiensastúdeello…Yo,pormiparte,jamásfuiinsultadaanteriormentedeesamanera.

Penélopeeraunamuchachamuy fogosa.Yo la calméy la retrotraje a loqueme dijera antes, cuandomanifestó que la pintura de la puerta hacía yavariashorasquesehabíasecado.

—¿Cómolosabes?—lepregunté.

—EstuveconMissRaquelyMr.Franklindurantetodalamañanadeayer—me dijo Penélope—,mezclando los colores, mientras ellos terminaban lapuerta. Oí que Miss Raquel le preguntaba si la puerta estaría seca para elatardecer, a fin de poder ser contemplada por los invitados del día delcumpleaños.YMr.Franklinsacudiólacabezaylecontestóquenosesecaríahasta dentro de doce horas. Hacía ya rato que había pasado la hora delalmuerzo…,eranyamásdelastrescuandoterminarondepintar.¿Quéesloque te sugieren tus cálculos,Rosanna?Losmíosme dicen que la puerta sehallabasecaalastresdeestamañana.

—¿Subióalgunadelasseñorasayerporlanocheparaverla?—lepregunté—.MeparecióoírdeciraMissRaquelquenodebíanacercarsealapuerta.

—Ningunadelasseñorashamanchadolapuerta—merespondióPenélope—.DejéaMissRaquel en su lechoa lasdoce, anoche.Miré luegohacia lapuertaynoadvertínadaanormalenella.

—¿NodeberíascomunicarletalcosaaMr.Seegrave,Penélope?

—No le diría una sola palabra que pudiera ayudar a Mr. Seegrave, meofrezcanloquemeofrecieren.

Partióenseguidaparasusocupacionesyyoparalasmías.

Mi trabajo, señor, consistía en hacerle a usted la cama y en ordenar sucuarto.Eraése,paramí,elinstantemásfelizdeldía.Acostumbrababesarlaalmohadaen laquehabía reposadosucabeza toda lanoche.Quienquiera sehayaencargadodesdeentoncesdeello,jamáslehabráplegadonadiesusropasen la forma delicada en que yo lo hacía. En ninguna de las chucheríasguardadasensuneceserseadvirtiójamásunamanchadepolvo.Ustedreparótanto en ello como reparó en mi propia persona. Perdón: ya me estabaolvidandodemímisma.Deboapresurarmeycontinuar con loque le estabadiciendo.

Puesbien,entréesamañanaensucuartopararealizarmitrabajocotidiano.Sobre lacamasehallaba sucamisadedormir, en lamismaposiciónenqueusted la dejara al arrojarla allí. La tomé en mis manos para doblarla…, ¡ydescubrílamanchadepinturahechaenlapuertadeMissRaquel!

Tanto pavor me provocó este descubrimiento que eché a correr con lacamisadenocheenlamanoendireccióndelaescaleratraseraymeencerréconllaveenmicuartoparapoderobservarlaenunlugardondeningúnintrusovinieraainterrumpirme.

Tan pronto como recuperé el alientome acordé demi conversación conPenélopeymedijeamímisma:¡HeaquíunapruebaquevieneademostrarqueélsehallóenelgabinetedeMissRaquel,entrelasdocedeanocheylastresdeestamañana!

No lediréaquí,demaneraclara,cuál fue laprimerasospechaquecruzópormimentealhaceresedescubrimiento.Noharíaustedmásqueirritarse…,y,siseirritara,habríadedesgarrarestacartaynoleerunasolapalabramás.

Permítamequeledigasóloesto.Luegodemeditarsobreellohastadondemelopermitíamicapacidad,dedujequeloquehabíapasadonoeraposible,porelmotivoqueledaréaconocerenseguida.SisehubieraencontradoustedenelgabinetedeMissRaquel, sabiéndoloella, a esahorade lanoche (y sihubierasidousted tan tontocomoparaolvidarsedequedebía tenercuidadocon la puerta húmeda), ella se lo habría recordado…, y ella no lo hubieradejado salir jamás de allí llevándose un testimonio en su contra, como ésesobreelcualposabayoahoramisojos.Almismotiempodeboreconocerquenomehallabacompletamenteseguradehabermeprobadoamímismaquemiprimerasospechaeraequivocada.Recordaráusted,sinduda,queheadmitidoqueodiabaaMissRaquel.Hagaustedloposibleporpensar,siesquepuede,enquehabíaunpocodeodioentodoesto.Lacosaterminóconmiresoluciónderetener lacamisadenocheyaguardar,observarypensaren loquedebíahacer con la prenda. Le ruego que recuerde que hasta ese momento ni lasombradeunasospechahabíaanidadoenmicabeza,respectoalhechodeque

ustederaquienhabíarobadoeldiamante.

Aestaalturasuspendíporsegundavezlalecturadelacarta.

Habíaleídotodoslospasajesdelaconfesióndelainfelizmujerconnaturalsorpresa, y puedo honestamente añadir que con sincero pesar. Habíalamentado, sinceramente lamentado, la calumnia que atolondradamentearrojarasobresumemoriaantesdehaberleídounasolalíneadesucarta.Peroal llegar al pasaje citado más arriba, debo reconocer que sentí que me ibaencolerizandomásymáscontraRosannaSpearman,amedidaqueavanzabaenlalectura.

—Leetúelresto—ledijeaBetteredge,alargándolelacartaporencimadela mesa—. Si encuentras algo en ella que sea imprescindible que yo lea,puedesleérmeloenvozalta,enelinstanteenquelohalles.

—Lo comprendo, Mr. Franklin —me respondió—. Es natural, señor,tratándosedeusted.Y,¡Diosnosampareatodos!—añadióbajandolavoz—,noesmenosnatural,tratándosedeella.

Acontinuacióntranscribolacarta,segúneloriginalqueobraenmipoder.

Resueltayaaretenerlacamisadenocheyaaguardarconelfindeverelusoquemiamoromisdeseosdevenganza(difícilmentepodríaprecisarcuáldelosdos)meimpulsabanahacerdelaprendaenelfuturo,elpróximopasoque debía dar ahora era el de hallar la manera de conservarla sin correr elriesgodeserdescubierta.

Sólo existía una manera…; confeccionar otra camisa de dormirexactamenteigualalaanteriorantesdequeconeldíasábadollegaraalacasalalavanderaconsuinventariodelaropa.

Temípostergartalcosahastaeldíasiguiente,elviernes,debidoaqueeneseintervalopodíaocurrircualquieraccidenteinesperado.Medispuse,pues,aconfeccionarlanuevacamisadedormiresemismodía(eljueves),duranteelcual podía contar, si es que jugaba hábilmente mis cartas, con el tiemposuficienteparahacerlo.Laprimeracosaquedebíahacer(luegodecerrarbajollave su camisa de noche enmi gaveta) era regresar a su dormitorio…, notanto para poner allí las cosas en orden (Penélope lo hubiera hecho dehabérselo yo pedido), sino para comprobar si había usted borrado algunamancha de pintura dejada por la camisa de dormir en su lecho o sobrecualquieradelosmueblesdelahabitación.

Examiné todas las cosas con el mayor cuidado y descubrí, al fin, unaspocasydébilesrayasdepinturaenlaparteinteriordesubata…;peronoenlabatadelinoqueacostumbrabaustedponerseduranteeseverano,sinoenotradefranelaquetambiénerasuya.Yosupusequehabíasentidoustedfrío,luego

de haber andado de aquí para allá sin otra cosa encima que su camisa dedormir y que decidió echarse encima la ropa más abrigada que encontró amano.Seacomofuere,allí estaban lasmanchas,apenasvisibles,en laparteinteriordelabata.Yolasquitédeallírápidamente,raspandolafranela.Unavezhechoesto,laúnicapruebaquehabíaencontrasuyaeralaquesehallabaencerradabajollaveenmigaveta.

Acababa de dar término al arreglo de su cuarto, cuando fui llamada acomparecer anteMr. Seegrave, junto con el resto de la servidumbre. Luegovinoelregistrodetodasnuestrasarcas.Ymástardeelmásextraordinariodeloseventosdeldía—paramí—,desdeelmomentoenquehallaralamanchadepintura en su camisa de dormir. Se produjo elmismo a raíz del segundointerrogatoriodePenélopeBetteredgeefectuadoporelInspectorSeegrave.

Penéloperetornóanuestroladocompletamentefueradesípor lamaneraen que la había tratadoMr. Seegrave. Le había insinuado, sin dejar lugar adudas, que sospechabaque ella era la ladrona.Todasnos asombramos en lamismamedidaylehicimoslamismapregunta:«¿Porqué?»

—Porque el diamante se hallaba en el gabinete de Miss Raquel —nosmostróPenélope—.Yporque yo fui la última persona que estuvo en él esanoche.

Antescasidequeestaspalabrasbrotarandesus labios,meacordéyodequeotrapersonahabíaestadoenelgabinetedespuésdePenélope.Esapersonaerausted.Lacabezamediovueltasymisideasseentremezclarondemaneraespantosa.Enmediodetodoesto,ciertavozinteriormecuchicheóaloídoquela mancha de su camisa de dormir podía muy bien significar algocompletamentediferentedeaquelloqueyohabíapensadohastaentonces.«Silas sospechas deben recaer sobre la última persona que estuvo en lahabitación», pensé, «entonces el ladrón no es Penélope, sino Mr. FranklinBlake.»

De haberse tratado de otro caballero, creo que me hubiera sentidoavergonzadadesospecharqueeraelautordelrobo,enelmismoinstanteenquetalsospechasehubierahechopresenteenmicerebro.

Peroelsimplepensamientodequeustedhabíadescendidoaminivelydequeyomisma,alapoderarmedesucamisadenoche,mehabíaadueñado,alavez, de los medios que me servirían para evitar que lo descubrieran y lodeshonraranpara toda lavida…, ledigo, señor,queese simplepensamientoparecióofrecermeunatangrandeoportunidaddeganarmesubuenavoluntad,que pasé ciegamente de la sospecha, por así decirlo, a la creencia. Deinmediatomeconvencíamímismadequeustedhabíademostradomayorceloquenadie por ir a buscar a la policía, utilizando eso comounapantalla quesirvieraparaengañarnosatodos,yquelamanoquesehabíaapoderadodela

gemadeMissRaquelnopodíaserotra,sinlugaradudas,quelasuya.

La agitaciónque tal descubrimientomeprodujodebió, creo, dehabermehecho perder la cabeza durante un momento. Sentí entonces un deseo tanabsorbentedeverlo—deensayarunaodospalabras relativasaldiamanteyobligarlo así amirarmey hablarme—,que luegode ordenarme el cabello yembellecerme cuanto me fue posible, me dirigí osadamente a la biblioteca,dondesabíaquesehallabaustedescribiendo.

Ustedhabíaolvidadoarribaunodesusanillos,locualmebrindólamejory más excelente excusa que podría yo haber deseado para justificar miintromisión.Pero,¡ohseñor!,sihaestadoustedenamoradoalgunavezpodráentonces comprender cómo fue que todomi coraje se vino abajo en cuantopenetréenlahabitaciónymehalléensupresencia.Yenseguidalevantóustedsuvistaparamirarmetanfríamenteymediolasgraciasporhaberencontradosuanilloconuntonotanindiferente,quesentíquelasrodillasmetemblabanyme pareció que estaba a punto de caer sobre el piso, a sus pies. Luego dehabermedado lasgracias, volvióusted adirigir sumirada, según recordará,haciaelpapelsobreelcualsehallabaescribiendo.Tantomemortificóelsertratadadeesamaneraquerecobréelánimosuficientecomoparapoderhablar.Yledije:«Esraroloquehaocurridoconeldiamante,señor.»Ustedvolvióaalzarlavistaymedijo:«Sí,esraro.»Sutonofuecortés(nopuedonegarlo);peroaunasíseguíaustedmanteniendoladistancia…,unacrueldistanciaentrenosotros. Creyendo, como yo creía, que había usted ocultado el diamantedesaparecido, mientras se hallaba allí hablando conmigo, su frialdad meprovocó en tal forma, que fui lo suficientemente osada, en el ardor delmomento, como para prevenirle. Y le dije: «¿No es cierto, señor, que nohabránderecuperarjamáseldiamante?No.Comotampocodaránnuncaconlapersonaqueselollevó…Respondodeello.»Losaludéconlacabezaylesonreí, como si ledijera: «¡Estoy enterada!»Estavez levantóusted suvistaparamirarmedeunamaneraqueparecíadenotarensusojoslaexistenciadealgosemejantealinterés,yfuiconscienteentoncesdequeunaspocaspalabrasdepartesuyaymíabastaríanparatraerlaverdadalasuperficie.EnesemismoinstanteMr.Betteredge loestropeó todoalacercarsea lapuerta.Yoconocíasuspisadasysabíatambiénqueeraircontralasreglasestablecidasporélenlacasa el hallarme en la biblioteca a esa hora del día…, mucho más todavíaestando allí usted. Apenas si tuve el tiempo suficiente para salir de lahabitación por mi cuenta, antes de que él entrara y me echara de ella.Mehallabairritadaydesanimada,peronohabíaperdidolasesperanzas,apesardeello. El hielo, como usted ve, se había roto entre nosotros…, yme propusecuidarmebiendequeenlapróximaocasiónnosecruzaraMr.Betteredgeenmicamino.

En tanto regresaba al vestíbulo de la servidumbreoí sonar la campanilla

que anunciaba el almuerzo. ¡Era ya la tarde, y no había adquirido aún losmaterialesparaconfeccionarlanuevacamisadedormir!Sólounaoportunidadsemeofrecíadeprocurarlos.Fingíhallarmeenfermaalahoradelalmuerzoypudedisponerasídetodoelintervaloquemediabaentreeseinstanteylahoradelté.

Cómo fue que empleémi tiempomientras todo elmundo en la casameimaginaba reposando en mi cuarto y cómo la noche luego que fingínuevamentea lahoradel téhallarmeenfermaysemeenvióamialcobadearriba,noesnecesarioqueselodigaausted.ElSargentoCuffdescubrió,almenos eso, si no otra cosa.Me imagino cómo fue. Fui descubierta, aunqueteníalacaracubiertaconunvelo,mientrasmehallabaenlatiendadelpañerodeFrizinghall.Enelmostradoranteelcualefectuabayolacompradelatelahabía un espejo y en ese espejo vi que uno de los tenderos le indicabamihombro a otro y le cuchicheaba algo al oído. Esa noche, por otra parte, ymientras me hallaba encerrada con llave en mi cuarto, y entregadafurtivamenteami labor,oí la respiraciónde lascriadas,quesospechabandemí,juntoamipuerta.

Denadasirvióelloentonces:denadaservirátampocoahora.Elviernesporlamañana y varias horas antes de que entrara en la casa el Sargento Cuff,estabayalistalanuevacamisadenoche—quehabríadereemplazaralaqueyoposeía—confeccionada, retorcida, secada,planchada,marcadaydobladaen lamisma forma en que la lavandera plegara todas las otras prendas y asalvoensugaveta.Nohabíaporquétemer(encasodequeseprocedieraalregistrodelaropablancadelacasa)quelacamisadedormirmedescubrierapor su calidad de nueva. Toda su ropa interior había sido renovada cuandousted vino a nuestra casa…, supongo que a su retorno al país desde elextranjero.

Elpróximoacontecimientofue la llegadadelSargentoCuffy lapróximagran sorpresa el anuncio de lo que él opinaba respecto de lamancha de lapuerta.

Yolohabíaconsideradoaustedculpable,comoyaloheadmitido,másporlanecesidadquesentíadequeustedlofueraqueporningunaotrarazón.¡YheahíqueahoraelSargentoCuffllegabaexactamentealamismaconclusiónporuncaminodiferente!¡Yyoteníaenmipoderlaprendaqueconstituíalaúnicaprueba en su contra! ¡Ninguna otra criatura viviente sabía tal cosa…, ustedinclusive!Meespantaeldecirleloquepenséenelinstanteenquemeacordéde todas esas cosas…, maldeciría usted mi memoria eternamente si se lodijera.

Aestaaltura,Betteredgelevantósuvistadelacarta.

—Nilamenorchispadeluzhastaelmomento,Mr.Franklin—medijoel

anciano,quitándose suspesadosespejuelosdecareyyapartandoun tanto laconfesióndeRosannaSpearman—.¿Ha llegadoustedpor suparte a algunaconclusión,señor,mientrasmeescuchaba?

—Termina de leer primero,Betteredge; puede ser que al final haya algoque venga a iluminarnos. Para ese entonces tendré una o dos palabras quedecirte.

—Muy bien, señor. Dejaré descansar un poco mis ojos y proseguiré enseguida mi lectura. Mientras tanto, Mr. Franklin —y aunque no quieroapurarlo—, ¿le sería molesto decirme, de la manera más breve, si percibeustedlapistaenmediodetodoesteenredo?

—PercibounviajederegresoaLondres—ledije—,parairaconsultaraMr.Bruff.Siélnopuedeayudarme…

—Sí,señor.

—YsielSargentonosedecideaabandonarsuretirodeDorking…

—¡Noquerráabandonarlo,Mr.Franklin!

—Entonces,Betteredge—hastadondealcanzoyoapercibirahora—,meencuentroconqueheagotadotodosmisrecursos.ExceptuandoaMr.BruffyalSargento,noconozcoanadiequepueda sermedeutilidadalgunaenesteasunto.

Encuantodecíaestaspalabrasoímosquealguienllamabaalapuertadesdeafuera.

Betteredgepareciósorprendersetantocomoirritarseporlainterrupción.

—¡Adelante—gritóenojado—,quienquieraquesea!

Se abrió la puerta y he ahí que en dirección a nosotros vimos entrar yavanzar calmosamente al hombredemásnotable aparienciaque jamáshayayocontemplado.De juzgárselo tomandosóloencuentasuaspectogeneralysusademanes,selohubieraconsideradotodavíaunapersonajoven.Mirándoleelrostro,ycomparándoloconeldeBetteredge,parecíaelmásancianodelosdos. Su piel era oscura como la de los gitanos, sus descarnadasmejillas sehabíanhundidoenprofundascavidadessobrelasqueseproyectabaelhuesocomo un alero. Su nariz se hallaba tan finamente conformada y modeladacomoes frecuenteencontrarlaentre lasantiguasrazasdeOrientey tanpocoprobableenlasnuevasrazasdeOccidente.Sufrenteseelevabaverticalmentedesdelascejasyeramuyalta.Lasmarcasylasarrugaseraninnumerablesensupiel.Desdeeserostroextraño,unosojosmásextrañosaúnydelamáslevetonalidad morena que pueda existir —ojos soñadores y tristes yprofundamentesumidosensusórbitas—,lomirabanaunoy(enmicaso,almenos)seapoderabandesuatención,avoluntad.Añadíanaestounamaraña

decabelloapretadamenteensortijadoque,poralgúncaprichodelaNaturaleza,había perdido su color en una forma de lo más aterradoramente parcial yextravagante. Sobre la coronilla conservaba su profunda tonalidad oscuraoriginal.Yentornodelacabeza—ysinquemediaralamenorgradacióndetonos grises que pudieran tornar menos violento dicho contraste— habíaemblanquecido totalmente.La línea divisoria entre los dos colores era de lomásirregular.Enunsitio,porejemplo,elcabelloblancoseprecipitabasobreelnegroyenotroesteúltimoselanzabasobreelprimero.Yodirigímivistahaciaélconunacuriosidadque,meavergüenzadecirlo,escapóatodocontroldemiparte.Susdulcesojoscastañosmemiraron,enrespuesta,mansamente,yalainvoluntariarudezayfijezademimiradalereplicóconunaexcusaqueyomismosentíquenomerecía.

—Perdón,señor—dijo—.No tenía lamenor ideadequeMr.Betteredgeestuvieseocupado.

SacóentoncesunatiradepapeldesubolsilloyselaextendióaBetteredge.

—Lalistaparalapróximasemana—ledijo.

Susojosseposaronnuevamenteenmirostro…,yabandonóenseguidalahabitación,tancalladamentecomoentraraenella.

—¿Quiénes?—lepregunté.

—ElayudantedeMr.Candy—dijoBetteredge—.Y,entreparéntesis,Mr.Franklin, sin duda le apenará saber que el doctor no se recobró jamás de laenfermedadquecontrajomientras regresabaa sucasa, luegode la fiestadelcumpleaños.Susaludnoesdeltodomala,peroperdiólamemoriaaraízdelafiebreynocuentadesdeentoncesmásqueconundespojodememoria.Todoeltrabajorecaesobresuayudante.Aunquenoesmuchoahora,exceptoelqueserefierealospobres.Estosnotienenmásremedioquetoleraralhombredelcabello blanquinegro y de la piel gitana, porque de lo contrario no podríancontarconmédicoalguno.

—Parecequenoteagradamuchosupersona,Betteredge,¿noesasí?

—Anadieleagrada,señor.

—¿Porquéestanpocoquerido?

—Bueno,Mr.Franklin,paracomenzardiremosquesuaspectopredisponemuypoco en su favor.Y luego está esa historia quedice queMr.Candy lotomóparaquedesempeñaraunpapelhartodudoso.Nadiesabequiénes…,ynocuentaconunsoloamigoenlosalrededores.¿Cómopuedeustedesperarquelegusteanadiedespuésdeloqueacabodedecirle?

—¡Completamente imposible, naturalmente! Pero ¿podrías decirme quéfueloquelotrajohastaticuandoteentrególatiradepapel?

—Sólo vino para entregarme su lista semanal de enfermos de losalrededores, señor, los cuales se hallan necesitados de un poco de vino.Miamadistribuíaregularmenteciertacantidaddesubuenysaludableoportoysubuenysaludablejerezentrelospobresenfermos,yMissRaqueldeseaquesemantenga esa costumbre. ¡Cómo cambian los tiempos!, ¡cómo cambian lostiempos!MeacuerdoahoradelaépocaaquellaenqueelpropioMr.Candyletraíalalistaamiama.Ahoraessuayudantequienmelatraeamí.Proseguirécon la carta, señor, si me lo permite—dijo Betteredge, atrayendo hacia sínuevamente la confesión de Rosanna Spearman—. No es una lectura muyestimulante,loadmito.Pero,¡vaya!,sirvealmenosparaevitarmelaamarguradepensarenelpasado.

Volvióacalarselosespejuelosymeneótristementelacabeza.

—Hay un gran fondo de sentido común,Mr. Franklin, en la actitud queadoptamosparaconnuestrasmadres,cuandonoslanzanéstasenelviajedelavida.Todos,enmayoromenormedida,nosmostramosmuypocodeseososdequenostraiganaestemundo.Yenesotenemostodosrazón.

DemasiadofuertehabíasidolaimpresiónquemeprodujeraelayudantedeMr. Candy para que pudiera yo desterrar su imagen tan fácilmente de mimemoria.PasandoporaltolaúltimaeincontestabledeclaraciónfilosóficadeBetteredge,insistíenvolverahablardelhombredelcabelloblanquinegro.

—¿Cómosellama?—lepregunté.

—Sunombre es tan feo como lo requiere el caso—replicó ásperamenteBetteredge.EzraJennings.

CAPÍTULOV

LuegodehabermedichoelnombredelayudantedeMr.Candy,Betteredgepensó,alparecer,queyahabíamosmalgastadodemasiado tiemporespectoatan insignificante sujeto, y reanudó su lenta lectura de la carta de RosannaSpearman.

Pormiparte,mesentéjuntoalaventana,alaesperadequedieratérminoaaquélla.PocoapocolaimpresiónquemeprodujoEzraJennings—¡parecíainexplicable, en verdad, que encontrándome en la situación en que meencontraba hubiera ser humano alguno capaz de impresionarme aún!— sedesvaneció de mi mente. Mis pensamientos volvieron a fluir por su cauceanterior.Unavezmásmeobliguéamímismoacontemplarconresoluciónyfrenteafrentelaincreíblesituaciónenquemehallaba.Unavezmásrepaséenmimentelalíneadeconductaque,luegodeponerenjuegotodalaserenidad

quemefueposiblehallardentrodemímismo,planeéparaelfuturo.

Debía regresar a Londres ese mismo día; exponerle el caso en toda suamplitudaMr.Bruffy,porúltimo,efectuarelactomás importante,estoes,obtener,noimportadequémanerayacostadequésacrificio,unaentrevistapersonal con Raquel…; en esto consistía el plan de acción que forjé deacuerdoconloquefuicapazderealizareneseentonces.Contabaaúnconunahora, antes de la partida del tren, y con la dudosa probabilidad de queBetteredge descubriera en la parte aún no leída de la carta de RosannaSpearman,algoquemefueraútilsaberantesdequeabandonaralacasaenquedesapareció el diamante. A la espera de esa oportunidad fue que decidíaguardar.

Lacartaproseguíaconestaspalabras:

No tiene usted por qué encolerizarse,Mr. Franklin, aun cuando haya yoexperimentado una pequeña sensación de triunfo al saber que tenía en mismanos todas las posibilidades de su futuro. Muy pronto se descargaron denuevosobremí laansiedadyel temor.TeniendoencuentaelpuntodevistaadoptadoporelSargentoCuffenloqueconcerníaalapérdidadeldiamante,podíaasegurarsequehabríaéldeconcluirporordenarel registrodenuestraropablancaydenuestrosvestidos.Nohabíaunlugarenmihabitación—nolohabía en toda la casa—, estaba segura, que fuera a librarse de sus garras.¿Cómoocultar la camisadedormirdemanera tal queni el propioSargentopudieradarconella,ycómohacerlosindesperdiciarunsoloinstantedeesetiempo precioso con que contaba para ello? No era fácil contestar a estaspreguntas. Mi incertidumbre concluyó cuando me dispuse a seguir unprocedimientoquelecausarásindudarisa.Medesvestíymeechéencimasucamisadenoche.Ustedlahabíallevado…,yyovivíunpequeñoinstantedeplaceralllevarlaluegoqueustedlahubousado.

Las próximas nuevas que llegaron hasta las dependencias de los criadossirvieron para demostrarme que no me había anticipado en un solo minutorespecto al límite máximo con que contaba para poner a buen recaudo lacamisadedormir.ElSargentoCuffacababadepedirellibrodellavado.

Diconélyseloentreguéenelgabinetedemiama.ElSargentoyyonoshabíamos encontrado más de una vez anteriormente. Estaba segura de quehabríadereconocerme…,peronoteníalamismacertezaenloquerespectaaloqueharíaalcomprobarquemehallabaempleadadesirvientaenunacasadonde acababa de desaparecer una gema. Frente a tanta incertidumbreconsideré que significaría un alivio para mí el afrontar de una vez elencuentro.

Memirócomoaunadesconocida,cuandolealarguéellibrodellavado;ymeloagradecióconunaparticularcortesía.Yoconsideréambascosascomo

dosmalas señales. ¿Qué sabíayo loquepodíadecirdemí amis espaldas?,¿quésabíayocuántotiempohabríadepasarantesdequesemedetuvierabajosospechaysemeregistrara?Eraésa lahoraenquedebíausted regresardelviajeentrenqueefectuaraparairavisitaraMr.GodfreyAblewhite;portanto,me dirigí hacia su sendero favorito, entre los arbustos, a la espera de unanueva oportunidad de hablar con usted…, la última oportunidad, a pesar detodoloqueyosabíaencontrario,quehabríadepresentársemejamás.

Ustednoaparecióenningúnmomentoy,loquefuepeortodavía,vipasarjuntoamiesconditeaMr.BetteredgeyalSargentoCuff…,yelSargentomevio.

Nomequedabaotraalternativa,luegodeesto,queregresaralsitioenquemecorrespondíaestaryalalaborqueerademiincumbencia,antesdequesedescargarannuevosdesastressobremí.Enelmismoinstanteenqueibayoaecharaandaratravésdelsendero,regresabausteddesuviajeenferrocarril.Cuando se disponía usted a avanzar directamente hacia allí,—mevio estoysegura, señor, de que me vio—, y volviéndose entonces, como si hubieraestadoyoapestada,cambióderumboyseinternóenlacasa.

Hice casi todo mi recorrido, puertas adentro, otra vez, y penetré por laentrada de la servidumbre. No había nadie en el lavadero, y me senté allí,solitaria.YalehedichocuálesfueronlasideasquelasArenasTemblonasmemetieronenlacabeza.Dichasideasretornabanamimenteahora.Mepreguntéamímismaquéesloquemeseríamásdifícildesoportar,silascosasseguíanpor el rumbo en que iban: si la indiferencia de Mr. Franklin Blake o laresolución de arrojarme a la arena movediza para terminar en ella parasiempre.

Esinútilquesemepidaunaexplicacióndemiconductadeeseentonces.Meesfuerzo…,peronologrocomprendermeamímisma.

¿Por qué no traté de detenerlo al ver que ustedme evitaba de tan cruelmanera? ¿Por qué no lo desafié y le dije: «Mr. Franklin, tengo algo quedecirle; se refiere a su persona y deberá y habrá usted de escucharlo?» Sehallabaustedamimerced…Lehabíaarrebatadoaustedellátigodelamano,comoescorrientedecir.Yaúnmásqueeso:mehallabaencondiciones,sisólopodía lograr que me dispensara su confianza, de serle útil en el futuro.Naturalmente, jamás pensé que usted —un caballero— hubiera robado eldiamante por el mero placer de hacer tal cosa. No, Penélope la había oídohablaraMissRaquelyyolohabíaoídohablaraMr.Betteredge,tantodesusdeudas como de sus extravagancias. Se hizo evidente para mí que habíatomadoustedeldiamanteparavenderlooempeñarloconelfindeobtenerporsu intermedio la sumaquenecesitaba. ¡Vaya!Yopodríahaberle indicadounhombrequeenLondreslehubieraanticipadounagransumaporlagemasin

hacerleningunapreguntaembarazosa.

¡Porquénolehabréhabladoausted,porquénoselohabrédicho!

Me pregunto si los riesgos y dificultades que implicaba el hecho deesconder la camisa de noche no eran ya demasiados de por sí como paraañadirlesotros.Esohubierapodidoocurrirconcualquieraotramujer…,pero¿cómopodíatratarsedetalcosaenmicaso?Enlosdíasenquefuerayounaladrona había corrido riesgos cincuenta veces mayores que ése y sorteadodificultadescon lascualeséstadeahora resultabaunsimple juegodeniños.Me hallaba iniciada, por así decirlo, en timos y engaños…, algunos de loscualessehicieronfamososyaparecieronen losperiódicos.¿Eraposiblequealgotanmezquinocomoelguardarlacamisadedormirpesaradetalmanerasobremiespíritu,hastaelpuntodehacernaufragarmicorazónbajosupesoenelprecisoinstanteenquedebíaponerlosobreavisoausted?¡Quétontasoyalhacertalpregunta!Esonopodíaser.

¿Quéobjetotieneelinsistirdeestamaneraenmipropiamaneratontadeobrar?¿Noesacasodemasiadoevidentelasimpleveracidaddelosmotivos?Aespaldassuyas,loamabayocontodamialmaymicorazón.Frenteausted—notengoporquéocultarlo—mesentíaatemorizada; temíaencolerizarloytemíatambiénloqueustedpudieradecirme,peseahabersidoustedquiensehabíaapoderadodeldiamante,encuantoyomeatrevieraaanunciarlequemehabíaenteradodeello.Avancé tantoenese terrenocomome lopermitiómicoraje,cuandoledirigílapalabraenlabiblioteca.Ustednomehabíavueltolaespaldaenesaoportunidad.Comotampocohabíahuidodemíigualquesisetrataradelapeste.Yotratédedespertarenmíunsentimientodecólerahaciaustedydeestimularenesaformamicoraje.¡Perono!Nopudesentirotracosaquemi propiamiseria y humillación. «Es usted unamuchacha vulgar; tieneusted un hombro encorvado; no es más que una simple criada…, ¿qué sepropone,pues,alintentardirigirmelapalabraamí?»¡Jamáspronuncióustedpalabraalgunaqueseparecieraaéstas,Mr.Franklin;pero,noobstante,melodijo! ¿Puede explicarse una locura semejante? No. No queda otra cosa queconfesarlaydejarlaluegoenpaz.

Lepidoperdónunavezmásporestanuevadivagacióndemipluma.Nohaytemordequeelloocurraotravez.Mehalloahoramuycercadelfinal.

La primera persona que vino a molestarme en el cuarto solitario fuePenélope. Había descubierto mi secreto hacía ya largo tiempo y hecho loposibleporhacermeentrarenrazón…,delamaneramásbondadosa,porotraparte.

—¡Ah!—me dijo—, sé que estás aquí sentada lamentándote, sola y sinayudadenadie.Lomejorquepuedeocurrirte,Rosanna,esqueterminecuantoanteslavisitadeMr.Franklinaestacasa.Creoquenopasarámuchotiempo

antesdequesevaya.

Enmediodetodosmispensamientosacercadeusted,nuncasemeocurriópensarquepodríaustedirsedeaquí.

—AcabodedejaraMissRaquel—prosiguióPenélope—.Grantrabajomecostótolerarsumalhumor.

Diceque lacasase lehace insoportablecon lapolicíaadentroysehalladeterminadaahablarconmiamaestatardeeirseacasadesutíaAblewhitemañana.Sihaceeso,laprimerapersonadelacasaquebusquealgúnmotivoparaabandonarla tambiénhabrádeserMr.Franklin; ¡puedesestarseguradeello!

Yorecobrélafacultaddelapalabraentonces.

—¿Quieres significar que Mr. Franklin habrá de irse con ella? —lepregunté.

—De mil amores, si ella se lo permite; pero no ocurrirá tal cosa. A éltambiénlehahechosentirsuirritación;éltambiénsehallaensulistanegra…,yelloapesardehaberhechotodoloposibleporayudarla,elpobre.¡No,no!Sino llegana reconciliarseantesdemañana,habrásentoncesdeveraMissRaqueltomandoporunladoyaMr.Franklinyendoporotro.Haciadóndesedirigiráélesalgoquenomehalloencondicionesdedecírtelo.PerolociertoesquenoseguiráviviendounsoloinstantemásaquíunavezqueMissRaquelnoshayaabandonado.

Yome las arreglé para contenermi desesperación ante la perspectiva dequeustedsefuera.Adecirverdad,percibíaunpequeñorayodeesperanzaenmifuturo,siseproducíarealmenteunaseriadivergenciaentreMissRaquelyusted.

—¿Sabesaquésedebesudesinteligencia?—lepregunté.

—TodalaculparecaesobreMissRaquel—medijoPenélope—.Apesardetodoloqueséencontrario,todosedebealacóleradeMissRaquel;nadamásqueaeso.Noquieroafligirte,Rosanna,peronovayaaocurrírselehuircon la ideadequeMr.Franklinhabráde estardisputando siempre conella.Estádemasiadoenamoradoparaqueesoocurra.

Acababa apenas de pronunciar tan crueles palabras, cuando llegó hastanosotros la voz de Mr. Betteredge, que nos llamaba. Toda la servidumbreinterior de la casa debía reunirse en el vestíbulo. Y luego habríamos de irpasando, unopor uno, para ser interrogados en el cuartodeMr.Betteredge,porelSargentoCuff.

Mellegóelturnoamí,unavezquehubieronpasadoladoncelladelamayladomésticaprincipalde lacasa.LaspreguntasdelSargentoCuff—aunque

disfrazadasmuyastutamente—medejaronentreverbienprontoqueaquellasdosmujeres(lasmásacérrimasenemigasque teníaen lacasa)habíanhechoalgunosdescubrimientosjuntoamipuerta,desdeafuera,latardedeljueves,y,luego,lanochedelmismodía.LehabíandichoalSargentolosuficientecomoparaabrirle losojosrespectoadeterminadaporciónde laverdad.Sehallabaaquélenlociertocuandosospechabaquehabíaconfeccionadoyounanuevacamisadedormir,peroseequivocabacuandocreíaquelaprendamanchadadepinturame pertenecía.A través de lo queme dijo llegué a convencerme deotracosaquemedejóperpleja.Sospechaba,naturalmente,quemehallabayoimplicada en la desaparición del diamante. Pero, almismo tiempo,me dejóentrever—depropósito,segúnmepareció—quenomeconsiderabaamí lapersona principalmente responsable de la pérdida de la gema. Al parecer,pensaba que yo había actuado siguiendo las órdenes de otra persona.Quiénpodía ser dicha persona es algo que no pude adivinar entonces ni logroimaginármeloahora.

En medio de tanta incertidumbre, una sola cosa era evidente: que elSargentoCuffsehallabaamuchasmillasdedistanciadesabertodalaverdad.Ustedestaríaasalvomientrasestuvieseasalvolacamisadenoche…,peroniunminutomás.

Yomedesesperéporhacerlocomprendertodoelhorroryladesdichaquepresionaban ahora sobre mí. Era imposible que me arriesgara a llevar unminuto más, encima, su camisa de dormir. Podrían enviarme de repente acompareceranteeltribunaldeFrizinghall,bajosospecha,yserregistrada,enconsecuencia.MientraselSargentoCuffmedejaraen libertaddebíaescoger—yelloenseguida—entreprocederaladestruccióndelacamisadedormiroel ocultamiento de lamisma en algún sitio seguro que se hallara también aseguradistanciadelacasa.

Dehaberestadosiquierauntantomenosenamoradadeusted,creoquelahubieradestruido.Pero, ¡oh!, ¿cómopodíayodestruir laúnicacosaquemehubiera servido para demostrar que lo había salvado a usted?Si tuviéramosquellegaraexplicarnosmutuamenteysiustedsospecharaqueyohabíatenidoalgunamala intención, y se negara a creerme, ¿cómopodría yo ganarme suconfianzacomonofuerapormediodesucamisadedormir?¿Meequivoco,acaso, al creer, como lo creí entonces y lo sigo creyendo ahora, que podríaustedvacilarrespectoalaconvenienciadequeunapobremuchachacomoyocompartierasusecretoyfuerasucómpliceenelroboquelotentóacometersu malestar económico? Si piensa usted en su fría conducta para conmigo,señor, no le causará asombro alguno la circunstancia de que tuviera yo tanpocos deseos de destruir el único título que tenía la fortuna de poseer paramerecersuconfianzaysuagradecimiento.

Resolví, pues, ocultarla; y el lugar elegido fue aquel que me era más

familiar:lasArenasTemblonas.

Tan pronto como terminó el interrogatorio di la primera excusa quemevino a lamente y conseguí permiso para salir e ir a tomar un poco de airefresco. Me dirigí directamente hacia Cobb's Hole, hacia la cabaña de Mr.Yolland.Su esposay suhija eran lasmejores amigasqueyo tenía.No creaustedque fui allíparaconfiarles su secreto…,no se loheconfiadoanadie.Sólo fui para escribirle a usted una carta y para contar con una seguraoportunidad que me permitiera sacarme de encima la camisa de noche.Sabiendo, como sabía, que se sospechabademí, nopodíahacerningunadeesasdoscosas,allá,enlasdependenciassuperioresdelacasa.

Yheaquíqueyallegoalfinaldeestacarta,queestoyescribiendo,sola,enel dormitorio de Lucy Yolland. Cuando la haya terminado bajaré por laescalera con la camisa de dormir arrollada y oculta bajo mi capa. Yaencontraré, entre esemontón de cosas viejas que hay en la cocina deMrs.Yolland, algunaque seprestepara conservar secay a salvo la camisaen suescondite.YluegoiréalasArenasTemblonas—¡noseasusteporquedejequelashuellasmedelaten!—yocultarélacamisadedormir,debajo,enlasarenasy en un sitio que no habrá ser humano alguno que sea paz de descubrir, amenosquelecomuniqueyoelsecreto.

Hechoesto,¿quéharéacontinuación?

Entonces,Mr.Franklin,measistirándosrazonesparaintentarnuevamentedecirleaustedlaspalabrasqueaúnnolehedicho.Siabandonaustedlacasa,como cree Penélope que usted hará, sin que yo le haya hablado aún, habréperdidomioportunidadparasiempre.Esaesunadelasrazones.Porotraparte,además, tengo la consoladora certidumbre de saber—si mi palabra llega aencolerizarloausted—quelacamisadenochesehallalistayamidisposiciónparaabogarpormicausa,comonosehallaningunaotracosa.Esaeslaotrarazón.Siestasdos razonesnoconsiguen, juntas,endurecermeelcorazóndemanera tal que le permita a éste defenderse de la frialdad que lo ha estadohelando hasta ahora (me refiero a la frialdad de susmodos para conmigo),habréllegadoalfinaldemisesfuerzos…yalfinaldemivida.

Sí;deperderlapróximaoportunidad—sisemuestraustedtancruelcomosiempreymehacesentir talcosacomo lahesentidoyaanteriormente—, lediréadiósaestemundoquemehamezquinadolafelicidadqueaotroslesda.Lediréadiósaunavidaquesólounapizcadebondaddepartedeustedpodríaconvertir alguna vez en una cosa agradable, de nuevo, para mí. No mecondene, señor, por este final. ¡Pero trate —esfuércese— de sentir ciertapiedaddolorosahaciamí!Trataréenloposiblequedescubraloquehehechopor usted, cuando ya no me encuentre aquí para decírselo. ¿Me dirá ustedentonces,cuandoelloocurra,algunacosaamable…,conelmismotonotierno

con que le habla a Miss Raquel? Si lo hace, y si existen, de verdad, losespectros,creoqueelmíolooiráytemblarádeplacercuandoelloocurra.

Yaestiempodeterminarconesto.Yomismaestoyllorando.¿Cómopodréverelcaminoqueconducealescondite,sipermitoqueestasinútileslágrimasmeenceguezcan?

Por otra parte, ¿por qué habré de mirar las cosas desde el lado mássombrío?¿Porquénocreer,mientraspueda,queestoterminarábien,despuésdetodo?Puedeserquelohalleausteddebuenhumorestanoche…,oquizáque tengamássuertemañanapor lamañana.Nohabrédemejorarmi rostroirritándome…¿noesasí?Quiénsabesinohellenado,despuésdetodo,estaslargasyfatigosaspáginasinútilmente.Ellastambiénhabrándeir,paraquenose pierdan (no importa ahora para qué), dentro del escondite junto con lacamisa de dormir. Duro, muy duro me ha sido escribir esta carta. ¡Oh, sillegáramos siquiera a entendernos mutuamente, con qué alegría habría dedesgarrarla!

Permítame, señor, que me despida como su fiel amante y su humildeservidora.

RosannaSpearman.

Betteredgeterminódeleerlacartayguardósilencio.Luegodevolverlaacolocarcuidadosamentedentrodelsobre,permaneciópensativoensuasiento,conlacabezainclinadasobreelpechoylosojosclavadosenelpiso.

—Betteredge—le dije—, ¿hay algo hacia el final de la carta que puedaservirnosparaorientarnos?

Élalzólacabezaymiró,lanzandounprofundosuspiro…

—Nada hay en ella que pueda servir para orientarlo,Mr. Franklin—merespondió—.Sigaustedmiconsejo:nosaquedesusobre lacartahastaquehaya pasado su presente agitación. Ya habrá de angustiarlo hondamente encualquiertiempoquelalea.Nolohagaahora.

Yoguardélacartaenmicartera.

Una ojeada retrospectiva hacia los capítulos dieciséis y diecisiete de laNarración de Betteredge bastará para demostrar que había en realidad unarazónparaqueyodesistieradeleerlacarta,enunaépocaenquemicorajesehallabasometidoa tancruelprueba.Endosocasiones la infelizmujerhabíaefectuado una última tentativa para hablar conmigo. Y en igual número deoportunidades había tenido yo la desgracia (¡sólo Dios sabe cuáninocentemente!) de rechazar sus solicitaciones. La noche del viernes, comohaceconstarverazmenteBetteredge,mehallóasolasjuntoalamesadebillar.Susmanerasysuspalabrasmedieronlaimpresión—yselahubierandadoa

cualquier otro hombre— de que estaba a punto de hacerme una confesiónculpable respecto de la desaparición del diamante. Por su propio bien no lepresté ninguna atención especial cuando la vi venir, y por su propio bien ytambién de propósito, dirigí mi vista hacia las bolas de billar en lugar demirarlaaella…,¿yconquéresultado?¡Ladespedídosvecesconelcorazónherido! El sábado, nuevamente —el día en que, según debió ella haberprevistodeacuerdoconloqueledijeraPenélope,mipartidaerayaunacosainminente—, nos persiguió la misma fatalidad. Ella trató una vez más deencontrarseconmigoenelsenderodelosarbustosymehallóencompañíadeBetteredge y del Sargento Cuff. Al alcance de su oído el Sargento apeló,impulsadoporunmóvil interno,ami interésporRosannaSpearman.Yotravez, por el propio bien de la pobre muchacha, le respondí al funcionariopolicial con un franco desmentido y declaré—afirmé en voz alta, para quepudiera ella oírme también—, que no sentía «interés alguno por RosannaSpearman».Anteesaspalabras,cuyoúnicoobjetofueeldeprevenirlacontratodatentativadellegaralaconfidenciaconmigo,sedesviódeallíyabandonóel lugar;prevenidaporelpeligro,segúncreí;condenándoseasímismaasupropia destrucción, según sé ahora. Ya he trazado el curso seguido por lossucesos desde ese instante hasta el momento en que efectué el asombrosodescubrimiento en la arena movediza. La ojeada retrospectiva ya ha sidocompletada. Puedo ahora abandonar esta miserable historia de RosannaSpearman —la cual, aun después de tanto tiempo, no puedo releer sinexperimentar unadolorosa sensacióndedesgracia—para que sugiera por símismatodoloquenohasidodichoaquí.Puedotambiénpasaryadelsuicidioen las Arenas Temblonas, con toda la extraña y terrible influencia que haejercidoenmipresente situaciónymisprobabilidades futuras, aotrascosasmásinteresantesquelesconciernenalasdemáspersonasdeesterelatoyaloseventosqueestabanyapreparándomeelcaminoparaquepudiera realizarellentoyfatigosoviajequemehabríadeconducirdelasombraalaluz.

CAPÍTULOVI

Me dirigí a la estación de ferrocarril, innecesario será que lo diga,acompañadodeGabrielBetteredge.Llevabalacartaenelbolsilloylacamisade noche empacada, a salvo, dentro demi pequeño saco de viaje…; ambashabríandesersometidasalexamendeMr.Bruff.

Abandonamos la casa en silencio. Por primera vez desde que lo conocíanotéqueelviejoBetteredgeibaamiladosindecirmeunapalabra.Teniendoalgodequéhablar,pormiparte,iniciélaconversacióntanprontotraspusimoslaentradadelpabellóndeguardia.

—AntesdepartirparaLondres—comencéadecirle—,tengoquehacertedos preguntas. Ambas se relacionan con mi persona y creo que habrán desorprenderteuntanto.

—Siambasvienenaquitarmedelacabezalacartadeesapobremuchacha,Mr.Franklin,podránellashacerloquequieranconmigo.Tengalabondaddecomenzarporsorprenderme,señor,tanprontocomoleseaposible.

—Mi primera pregunta, Betteredge, es la siguiente: ¿me hallaba yoborracholanochedelcumpleañosdeRaquel?

—¡Borracho usted! —exclamó el anciano—. ¡Vaya, si su más grandedefecto,Mr.Franklin,eseldebebersolamenteenlacomidaynoprobarunasolagotadelicordespuésdeesahora!

—Peroeldíadelcumpleañosfueunafechaespecial.Muybienpodríaserquehubierahechoabandonodemishábitos regularesesanoche,únicaentretodaslasdemás.

Betteredgemeditóduranteunmomento.

—Abandonó,sí,ustedsushábitos,señor—medijo—.Perolediréenquésentido. Presentó un aspecto lastimosamente enfermizo…, y lo persuadimospara que tomara un trago de brandy con agua para levantarle un poco elánimo.

—Noacostumbrobeberbrandyconagua.Esmuyposible…

—Aguardeuninstante,Mr.Franklin.Tambiényosabíaquenosehallabaacostumbradoaello.Escanciéparaustedmediovasodelosqueseusanparaelvino,denuestroviejocoñacdecincuentaaños,¡yquévergüenzaparamí!,inundé ese noble licor con cerca demedio vaso de agua fría. Un chico nohubierapodidoemborracharseconél…,¡muchomenosunhombre!

Yosabíaquepodíaconfiarensumemoriaenunacuestióncomoésa.Eracompletamente imposible que me hubiera embriagado. Pasé, pues, a lasegundapregunta.

—Antes de que se me enviara al extranjero, Betteredge, siendo unmuchacho,túmeconocíasbastante,¿noesasí?Ahorabien:dimesinambagessirecuerdasalgunacosaextrañaquehayayohecho,luegodehabermeidoalacamaadormir.¿Mevistealgunavezcaminardormido?

Betteredgesedetuvo,memiróduranteunmomento,asintióconlacabezayprosiguiósucaminonuevamente.

—¡Ya sé cuál es su propósito, Mr. Franklin! —me dijo—. Está ustedtratando de explicarse cómo fue que se manchó con pintura su camisa denoche, sin enterarse ustedmismo de ello. Pero se equivoca, señor. Se halla

ustedmuylejosdelaverdad,señor.¿Caminardormido?¡Jamáshizoustedtalcosadurantesuexistencia!

Nuevamente tuve la sensación de que Betteredge debía de estar en locierto.Ni enmi patria ni en el extranjero había llevado yo nunca una vidasolitaria. De haber sido yo sonámbulo, cientos y cientos de personas lohubieran comprobado e, interesándose por mi seguridad, me hubieranprevenidorespectodetalhábitoytomadolasprecaucionesdelcaso.

Admitiendo aun todo eso, me seguí aferrando —con una obstinaciónindudablemente natural y excusable dadas las circunstancias por queatravesaba—aunauotradelasdosexplicacionesqueyoconcebíacomolasúnicas capaces de justificar la insoportable situación en que me hallabaentonces. Advirtiendo que no estaba aún convencido se refirió Betteredgeastutamente a ciertos eventos posteriores, relacionados con la historia de laPiedra Lunar y dispersó a los vientos de una vez y para siempre mis dosteorías.

—Probemossusteoríasdeotramanera,señor—medijo—.Persistaustedenesaideayveamoshastadóndelohaceavanzarlamismaenelcaminodelaverdad.Sihemosdecreerlealacamisadedormir—aquien,yoporlomenos,nolecreo—,nosolamentelamanchóustedconlapinturadelapuerta,sinoquerobóustedeldiamante, tambiénsinsaberlo.¿Esonoesasí,hastaaquí,porlomenos?

—Completamentecierto.Continúa.

—Muybien,señor.Diremosquesehallabaustedborrachooquecaminódormido cuando se apoderó de la gema. Esto puede admitirse en lo queconciernealanochedeldíadelcumpleañosyalamañanasubsiguiente.Pero¿cómo podrá servir para explicar lo que ocurrió después? El diamante fuellevadoaLondres,despuésdeeso.Le fueentregadoencalidaddeprendaaMr.Lukerposteriormente.¿Hizoustedambascosas,sinsaberlo,también?¿Sehallababorrachocuandolovifueraenelcalesíndelpony,latardedelsábado?¿Ysedirigióusted,dormido,hacialacasadeMr.Luker,luegoqueabandonóel tren al final de su viaje? Perdóneme que le diga,Mr. Franklin, que esteasuntolohatrastornadodetalforma,quenosehallaustedencondicionesdejuzgarlascosasporsímismo.CuandomásprontosehalleustedjuntoaMr.Bruff,más pronto distinguirá el caminoque lo conduzca fuera del punto deestancamientoenqueseencuentraahora.

Arribamosalaestaciónconunoodosminutosdeadelanto.

Apresuradamente le dimi direccióndeLondres aBetteredge, demaneraque pudiera escribirme si se hacía necesario, prometiéndole, de mi parte,ponerlo al tanto de cualquier novedad que se produjese.Hecho esto y en el

precisoinstanteenquemedespedíadeél,echéporcasualidadunaojeadaalpuestodeloslibrosydiarios.Y¡heahíque,conversandoconelencargadodelpuesto, vi de nuevo al extraño ayudante de Mr. Candy! Nuestros ojos sedescubrieronlosunosa losotrossimultáneamente.EzraJenningssequitóelsombrero al verme. Yo le devolví el saludo y me introduje en micompartimientoenelmismoinstanteenqueeltrenpartía.Fueunalivioparamimente, creo, poder detenerse en cosas que no tenían ninguna especie derelaciónpersonalconmigo.Sealoquefuere,comencéeseviajederegresoquehabríadellevarmehaciaMr.Bruff,sorprendido—absurdamentesorprendido,loadmito—porelhechodehabermeencontradodosveces,duranteelmismodía,conelhombredelcabelloblanquinegro.

La hora en que llegué a Londres excluía toda esperanza de hallar aMr.Bruff enel teatrode susactividades.Medirigí,pues,desde la estacióna suresidenciaprivadadeHampstead,dondeperturbélamodorradelabogado,quesehallabasoloensucomedorconsudoguillofavoritosobrelasrodillasysubotelladevinojuntoalcodo.

Lamejormanera de describir el efecto que le produjomi historia aMr.Bruff será la de puntualizar las diversasmedidas que tomó en cuanto hubellegado al término de lamisma.Ordenó que llevaran bofes y té fuerte a suestudioehizoponerenconocimientodelasseñorasdelacasaquelesestabaprohibidointerrumpirnos,cualquierafueraelpretextoqueutilizaranparaello.Luegodeestasmedidaspreliminares,examinóprimerolacamisadedormiryseconsagróenseguidaalalecturadelacartadeRosannaSpearman.

Cuandohuboterminado,Mr.Bruffmedirigióporprimeravezlapalabra,desdequenosrecluyéramosensucuarto.

—FranklinBlake—medijoelancianocaballero—,esésteunasuntoserio,desde más de un punto de vista. En mi opinión, le concierne casi tanto aRaquelcomoaustedmismo.Suextraordinariaconductahadejadodeserunmisterioahora.Ellacreequefueustedquienrobóeldiamante.

Yo me había resistido a razonar imparcialmente, para no arribar a tanodiosaconclusión.Peroéstahabíaforzadoelpasodentrodemí,noobstante.MiresolucióndeobtenerunaentrevistapersonalconRaquelsebasabaciertayrealmenteenesacausaqueacababadepuntualizarMr.Bruff.

—Elprimerpasopordarseenestainvestigación—prosiguióelabogado—habrádesereldeapelaraMissRaquel.Haguardadosilenciohastaahorapormotivos que yo, que conozco su carácter, puedo fácilmente explicarme. Esimposible,luegodeloocurrido,toleraresesilenciopormástiempo.Debeserpersuadida,oforzada,adecirnosenquésebasaparacreerquefueustedquienrobólaPiedraLunar.Haymuchasprobabilidadesquetodoesteasunto,difícilcomonospareceahora,sederrumbeydesintegreenmilpedazos,consóloque

logremosabrirnospasoatravésdelainveteradareservadeRaquelypodamosconvencerladequedebehablarsinambages.

—Es ésta una consoladora opinión para mí —le dije—. No obstante,admitoquemegustaríasaber…

—En qué se basa mi presunción—me interrumpió Mr. Bruff—. Podrédecírseloendosminutos.Tengaencuenta,enprimerlugar,quejuzgoelcasodesde el punto de vista del abogado.Las pruebas son las queme interesan.Muy bien. Estas surgen al comienzo del caso y en una faz importante delmismo.

—¿Quéfaz?

—Escucheusted.Admitoqueelnombreestampadoenlacamisadedormireselsuyo.Admitotambiénquelamarcadepinturapruebaquedichaprendafue la queprovocó lamancha en la puerta deRaquel. Pero ¿qué testimonioexiste,anteustedoantemí,quevengaademostrarqueustedfue lapersonaquevistióenesemomentolacamisadedormir?

Suobjeciónmeelectrizó.Nosemehabíaocurridoenningúnmomento.

—En cuanto a esto—prosiguió el abogado, levantando la confesión deRosanna Spearman—, comprendo que se trata de una carta dolorosa parausted.Comprendotambiénporquénoseresuelveustedaanalizarladesdeunpunto de vista puramente imparcial. Pero yo no me hallo en su mismasituación.Puedoaplicarlemiexperienciaprofesionalaestedocumento,delamismamaneraenqueselaaplicaríaacualquierotro.Sinaludirparanadaalasactividadesdeesamujercomoladrona,leharénotarsimplementequesucartaviene ademostrar que eraunaperita en imposturas, como lodemuestra ellamisma;yarguyo,por tanto,quese justificamisospechadequenohadichotodalaverdad.Nolanzaréningunateoríarespectodeloquepudoonopudoellahacer.Solamentediréque siRaquel ha sospechadodeusted, basándoseúnicamente en la camisa de dormir, existen noventa y nueve probabilidadesentreciendequeRosannaSpearmanfueralapersonaquelemostrólaprenda.En tal caso, ahí está la carta de esa mujer en la cual ella confiesa que sehallabacelosadeRaquel,quelecambiabalasrosasyquepercibíaunpequeñorayo de esperanza en su futuro, en caso de que produjera una disputa entreRaquelyusted.NomedetendréparainquirirquiénrobólaPiedraLunar(paraconseguirsusfines,RosannaSpearmanhubierasidocapazdehurtarcincuentaPiedrasLunares);sólodiréqueladesaparicióndelagemaledioaesaladrona,quesehallabaenamoradadeusted,laoportunidaddedesunirlos,austedyaRaquel,porelrestodesusvidas.Tengaencuentaqueellanohabíadecididoaún en ese entonces eliminarse, y habiéndosele presentado tal oportunidad,afirmo sin lamenor vacilaciónque se hallabade acuerdo con su carácter elaprovecharla.¿Quémediceusteddeello?

—Unasospechaparecida—lerespondí—cruzópormimente tanprontoabrílacarta.

—¡Exacto!Yunavezquelahuboleídoseapiadódelapobremuchachaynoseatrevióasospechardeella. ¡Esohablamuchoensu favor,miqueridoseñor…,muchoensufavor!

—Perosupongamosqueresultequehellevadorealmenteencimalacamisadedormir.¿Quéocurreentonces?

—Noveocómopuedaprobarse talcosa—dijoMr.Bruff—.Pero,dandopor sentado que existe tal prueba, la vindicación de su inocencia no seríaentonces una fácil faena. No profundicemos ahora en eso. Aguardemos yveamossiesqueRaquelhasospechadodeusted,basándoseúnicamenteenlacamisadenoche.

—¡Diosmío, cuán fríamentehablaustedde las sospechasdeRaquel!—prorrumpí—.¿Quéderechotieneellaasospechardemí,existalapruebaqueexistiere,yapensarqueyosoyelladrón?

—Pregunta muy sensata, mi querido señor. Hecha con un poco devehemencia…,perodignadesertenidaencuentaapesardeello.Lomismoque a usted lo confunde me tiene perplejo a mí. Busque en su memoria ycontestea losiguiente:¿ocurriódurantesupermanenciaen lacasaalgo,no,naturalmente,quevinieraahacervacilar lacreenciadeRaquelen suhonor,pero sí queviniera, digamos, ahacerlavacilar en su creencia,no importa siconmuypocarazón,enlosprincipiosdeustedengeneral?

Yomepuseenpiedeunsalto, impelidoporuna ingobernableagitación.La pregunta del abogado me hizo recordar, por primera vez desde queabandonaraInglaterra,quealgohabía,enverdad,ocurrido.

Enel capítulooctavode laNarracióndeBetteredge sehacealusióna lallegadadeunextranjerodesconocidoalacasademitía,quienfueavermeallíporasuntosdenegocios.Lanaturalezadesumisióneralasiguiente:

Yo había sido tan tonto (hallándome, como me hallaba habitualmente,necesitado de dinero) como para aceptar un préstamo del encargado de unpequeñorestaurantedeParís,dondeeraunclientebienconocido.Unafechafuefijadaparaladevolucióndeldinero,y,cuandovencióelplazo,comprobé,comoleshabráocurridocomúnmenteamillaresdehombreshonestos,quemeeraimposiblecumplirconmicompromiso.Leenviéentoncesalhombreunaletra.Minombreera,desgraciadamente,demasiadoconocidorespectodetalesdocumentos: el hombre no lo pudo negociar. Sus asuntos se habíandesordenadoluegoquemeprestaraamíesasuma;labancarrotaseavecinaba,cuandounparientesuyo,unabogadofrancés,vinoavermeaInglaterraparainsistirenelpagodeladeuda.Eraésteunindividuodefogosotemperamento,

que optó, frente a mí, por la injuria. Cambiamos palabras ásperas y,desgraciadamente,mitíayRaquel,queseencontrabanenelcuartocontiguo,lasoyeron.LadyVerinderentróenlahabitacióne insistióenenterarsedeloqueocurría.Elfrancésexhibiósuscredencialesymeproclamóelculpabledela ruina de un pobre hombre que confiara en mi honor. Mi tía le entregóinmediatamente el dineroy lo despidió.Me conocíamejor, sin duda, que elfrancés,paraadoptarelpuntodevistadeéste,respectodelatransacción.Perolechocó,almismotiempo,minegligenciayseirritójustamenteconmigoporhabermecolocadoenunasituaciónque,denohabermediadosuintervención,hubierallegadoaserdeshonrosa.QuesumadrelahubierapuestoaltantodeloocurridooqueRaquellohubieraoídoporsímisma…escosaquenopuedoyo determinar. Lo cierto es que ella adoptó su personal punto de vistarománticoypresuntuosoenloqueconcierneaesteasunto.Segúndijo,erayoun «hombre sin corazón», «sin honor» y que «carecía de principios»,agregando que «no se podía decir lo que sería capaz de hacer la próximavez…»;ensuma,medijo lascosasmásdurasqueoyera jamásde labiosdeuna joven.Labrechaabierta entre ambospersistióhasta eldía siguiente.Alotrodíalogréhacerlaspacesconellaydejédepensarenesteasunto.¿HabíaRaquelvueltoapensarentandesgraciadacontingencia,cuandoseprodujoelmomento crítico en que el lugar que yo ocupaba en su estimación se vionuevamente y de manera mucho más seria en peligro? Mr. Bruff, almencionarleyotalcosaanteriormente,habíarespondidoafirmativamenteydeinmediatoamipregunta.

—Estonohabrádejadodeejercersuefectoenella—medijogravemente—. Y desearía, por el bien suyo, que eso no hubiera ocurrido jamás. Noobstante,hemosdescubiertoqueexistíadeterminadoinflujoquelapredisponíaen contra de usted…, y, sea como fuere, hemos despejado ya una de lasincógnitas.ElpróximopasoquehabremosdedarennuestrainvestigaciónseráelquenosllevejuntoaRaquel.

Selevantóyechóaandar,pensativo,dearribaabajoporelcuarto.Endosoportunidades estuve a punto de decirle que me hallaba decidido aentrevistarmeconRaquelyen igualnúmerodeocasionesel respetoquemeinspiraba su edad y su carácter me hicieron vacilar respecto del hecho desorprenderloenunmomentodesfavorable.

—Lagrandificultadestriba—medijoresumiendo—enlograrqueelladéa conocer, sin reservas, su opinión sobre este asunto. ¿Se le ocurre a ustedalgo?

—Hedecidido,Mr.Bruff,hablarleaRaquelpersonalmente.

—¡Usted!—sedetuvosúbitamenteymemirócomosipensaraquehabíaperdidoeljuicio—.¡Usted,entretantaspersonascomohayenelmundo!—se

contuvobruscamenteyempezóadarotravueltaporelcuarto—.Aguardeunpoco—medijo—.Encasos tanextraordinarioscomoéste, elmétodoosadoresultaaveceselmejordetodos—meditósobreelloduranteunminutoodos,bajo esa nueva luz arrojada sobre el asunto y optó de manera audaz pordeclararse en mi favor—. Quien no arriesga, nada consigue—prosiguió elanciano—.Cuentaustedconunaprobabilidadqueyonoposeo…yhabrádeser,portanto,ustedquienexperimenteprimero.

—¿Unaprobabilidadenmifavor?—repetí,conlamayorsorpresa.

Mr.Bruffsuavizóporvezprimeralaexpresióndesurostro,hastallegarasonreír.

—Asíes—medijo—.Ledigoaustedclaramentequenoconfíoniensudiscreción ni en su carácter. Pero sí en que Raquel conserva aún, en algúnremoto y minúsculo rincón de su corazón, cierta enfermiza debilidad porusted.Toqueeseresorte…¡yveráustedcómohabrádeescucharlamásplenaconfesiónquehayabrotadojamásdelabiosdeunamujer!Elproblemaresideensabercómoselasarreglaráustedparaverla.

—Ellahasidoyahuéspedsuyaenestacasa—lerespondí—.¿Meatreveréa sugerirle—siesqueno sehahabladoyaen formadesfavorabledemíenestelugar—sinopodríaverlaenestacasa?

—¡Calma!—dijoMr.Bruff.

Sin otro comentario que esta palabra única respecto de mi réplica,comenzóapasearseotravezdearribaabajoporelcuarto.

—Hablando vulgarmente, mi casa habrá de convertirse en una trampadestinadaacazaraRaquel,mediantelautilizacióndeunceboqueadoptarálaforma de una invitación que le harán a ellami esposa ymis hijas. Si fueraustedcualquieraotrapersona,menosPranklinBlake,yelasuntounpoquitomenos serio de lo que en realidad es elmismo, habría de rehusarme yo deplano.Talcomoestánlascosas,abrigolatotalcertezadequeviviráRaquellosuficiente como para agradecerme algún día esta traición que le haré enmiancianidad.Considéreme usted su cómplice.Raquel será invitada a pasar eldíaenmicasayustedhabráderecibirlacomunicaciónpertinente.

—¿Cuándo?¿Mañana?

—Si fuera mañana, no contaríamos con el tiempo suficiente como pararecibirsurespuesta.Digamospasadomañana.

—¿Cuándotendrénoticiassuyas,Mr.Bruff?

—Permanezcaensucasatodalamañanayaguardemillamado.

Luegodeagradecerleelvaliososervicioquemeestabaprestando,contoda

la gratitud que experimentaba, realmente, en ese instante, decliné lahospitalaria invitación que me hizo para que durmiera esa noche enHampsteadyregreséamialojamientodeLondres.

Deldíaquesiguióaéstesólopuedoafirmarquefueelmáslargodetodamiexistencia.Inocente,comosabíayomismoqueloera,ysegurocomomehallabadequelaabominableimputaciónquesehacíarecaersobremipersonadebía,tardeotemprano,disiparse,experimentaba,noobstante,unasensacióndevergüenzaquemehacíarehuirinstintivamenteamisamigos.Escomúnoírdecir (casi invariablemente de boca de observadores superficiales) que eldelitopuede tener laaparienciade la inocencia.Pormipartecreoqueesunaxiomamuchomásciertoésequeafirmaquelainocenciapresentaaveceselaspectodeldelito.Decidínorecibiranadie,durantetodoeldía,enlacasa,ysólomeaventuréasaliramparándomeenlaoscuridaddelanoche.

A la mañana siguiente Mr. Bruff me sorprendió junto a la mesa deldesayuno.Luegodealargarmeunallavedegrantamaño,meanuncióquesesentíaavergonzadodesímismoporprimeravezensuvida.

—¿Vendráella?

—Vendráhoyaalmorzaryapasarlatardeconmiesposaymishijas.

—¿SehallanMrs.Bruffysushijasenelsecreto?

—Ha sido inevitable. Pero las mujeres, como habrá usted observado,carecen de principios. Mi familia no experimenta mis escrúpulos deconciencia.Siendonuestrofinavenirlos,austedyaRaquel,miesposaymishijaspasanporalto losmediospuestosen juegopara lograr tal cosa,con lamismatranquilidadquesifueranjesuitas.

—Leestoyinfinitamenteagradecido.¿Dedóndeesesallave?

—Es de la puerta que se halla en el muro demi jardín trasero. Hágasepresente allí a las tres de la tarde. Introdúzcase en el jardín y penetre en lasalitayabraluegolapuertaquehallaráenfrenteyquecomunicaconelcuartodemúsica.AllíseencontraráconRaquel…,asolasconella.

—¿Cómopodréagradecerleausted?

—Yaledirécómo.Nomecondeneporloquepaseluego.

Conestaspalabrassaliódelcuarto.

Muchas eran las horas áridas que debía pasar aguardando. Paramatar eltiempoleechéunaojeadaalascartasrecibidas.EntreellassehallabaunadeBetteredge.

Laabríansiosamente.Antemisorpresaymichasco,comenzabaconunaexcusaymeprevenía respectodel hechodequenodebía aguardar ninguna

novedaddeimportancia.¡EnlafrasesiguientevolvíaaaparecereleternoEzraJennings!HabíadetenidoaBetteredgemientras abandonaba la estacióny lepreguntóquiénerayo.Satisfechasucuriosidadenesepunto, lecomunicóaMr.Candy, su amo, quemehabía visto.Al enterarse de ello,Mr.Candy sehabía dirigido por su cuenta aBetteredge, para expresarle que lamentaba elquenonoshubiéramosencontrado.Teníaciertomotivoparticularparahablarconmigo y me pedía que la próxima vez que estuviera yo en el pueblo deFrizinghallselohicierasaber.DejandodeladounaspocassentenciastípicasdelafilosofíadeBetteredge,esoeratodoloqueensustanciadecíalacartademicorresponsal.Elfielycordialancianoreconocíaquelahabíaescrito«sobretodoparagozardelplacerdeescribirme».

Yoestrujélacartaenmibolsilloylaolvidéenseguida,absorbido,comomehallabatotalmente,porlainminenteentrevistaquehabríadesostenerconRaquel.

EncuantoelrelojdelaiglesiadeHampsteaddiolastres,introdujelallaveen la cerradura de la puerta del muro. Confieso que al dar el primer pasodentrodeljardín,mientrasmehallabaasegurandoaúnlapuertadesdeadentro,experimenté una culpable sensación de incertidumbre respecto de lo quepodría ocurrir más tarde. Dirigí una mirada furtiva hacia la izquierda y laderechacomosisospecharalapresenciadealgúninesperadotestigoocultoencierto rincón ignorado del jardín.Nada ocurrió que viniera a confirmarmisaprensiones. Los senderos estaban todos desiertos, y no había otros testigosallícomonofueranlospájarosylasabejas.

Atraveséeljardín,penetréenelinvernaderoycrucélasalita.Alponermimano sobre la puerta que había enfrente de mí, oí unas pocas notasquejumbrosasquesurgíandelpianoquesehallabadentrodeesecuarto.Ellaacostumbrabadejarvagarsusdedosporeltecladodeesamanera,durantemiestanciaenlacasadesumadre.Meviobligadoaaguardaruninstante,parapodercalmarme.Elpasadoyelpresentesurgieronalunísonoenelsupremoinstante…,yelcontrasteofrecidoporambosmeconmovió.

Transcurridounbrevelapso,excitémihombríayabríentonceslapuerta.

CAPÍTULOVII

Encuantomifigurase recortóenelvanode lapuertaRaquelse levantódelpiano.

Yocerrélapuertatrasdemí.Nosenfrentamosensilencio,separadosportodoloanchodelcuarto.Elmovimientoqueefectuóellaallevantarsepareció

ser el único esfuerzo que era capaz de realizar. Toda otra actividad de susfacultades físicas omentales fue absorbida, al parecer, por elmero acto demirarme.

Eltemordehaberobradoprecipitadamentecruzódesúbitopormimente.Avancéunospocospasoshaciaella,yledijedulcemente:

—¡Raquel!

El timbre demi voz le devolvió la vida a susmiembros y el color a surostro.Ellaavanzó,porsuparte,perosinpronunciar todavíapalabraalguna.Lentamente,comosiobrarabajoelinflujodeunafuerzaindependientedesuvoluntad, se aproximó más y más hacia mí; un matiz ardiente y oscuro sederramópor susmejillasy la luzde su inteligenciavuelta a lavidabrillabaconmásintensidadensuspupilas.Yomeolvidédelmotivoquemetrajeraasupresencia;delavilsospechaqueensombrecíaminombre…Meolvidédetoda consideración, pasada, presente o futura, que tenía la obligación derecordar.No vi otra cosa que a lamujer que amaba, avanzandomás ymáshaciamí.Lavitemblar,ydetenerseluego,indecisa.Nopuderesistiryamástiempo…Latoméenmisbrazosycubrídebesossurostro.

Hubounmomentoenquecreíquelosbesosmeerandevueltos,enquemepareció que ella también había olvidado. Antes casi de que la idea hubieratenidotiempodeadquirirformaenmimente,laprimeraacciónvoluntariadesupartevinoahacermesentirquerecordaba.Dandoungritoquefuealgoasícomounaexclamacióndehorror—ytanpotentequedudoquehubierasidocapazyomismodeproferirlosilohubieraintentado—meapartódesí.Percibíensusojosunairainexorableyunidénticodesdénensuslabios.Memiródepies a cabeza, como hubiera mirado a un desconocido que la hubieseinsultado.

—¡Tú, el cobarde! —me dijo—. ¡Tú, el ruin, el miserable, el hombrecobardeysincorazón!

¡Esasfueronsusprimeraspalabras!Elreprochemásintolerablequepuedearrojarunamujeraunhombre,fueelqueellaescogióparaarrojármeloamí.

—Recuerdoquehubountiempo,Raquel—ledije—,enquemehubierasdichoque tehabíaofendidodeunamaneramásdignaque laqueacabasdeutilizarahora.Perdónpormispalabras.

Unaporcióndelaamarguraqueyosentíadebiódehabérselecomunicadoami voz.Ante las primeras palabras demi réplica, sus ojos, que se habíandesviadohacíauninstante,volvieronamirarmedemalagana.Merespondióenvozbajayenunaformahoscaysumisa,enteramentedesusadaenella,deacuerdoconloqueyoconocíahastaentoncesdesucarácter.

—Quizáhayaalgoque justifiquemiconducta—medijo—.Luegode loquehashecho,creoqueconstituyeunabajaaccióndetuparteelacercarteamí de la manera en que lo has hecho hoy. Me parece un procedimientocobardeésederecurriraladebilidadquesientoporti.Ymeparecetambiénunacobardesorpresaesaquerecurrealosbesosparasertalcosa.Peroéstenoesmásqueelpuntodevistadeunamujer.Nodebíahaberpensadoqueibaasertambiéneltuyo.Hubierasidomuchomejorquemedominaraynohubiesedichounasolapalabra.

La excusa era más intolerable que el propio insulto. El hombre másdegradadolahubierarecibidocomounahumillación.

—Simihonornosehallaraentusmanos—ledije—,meiríaahoramismoparanovertenuncamás.

Tehasreferidoaalgoqueyohehecho.¿Quéesloqueyohehecho?

—¡Quéesloquehashecho!¿Ytúmepreguntasesoamí?

—Asíes.

—Hemantenidotuinfamiaensecreto—merespondió—.Yhesufridolasconsecuenciasdedichoocultamiento.¿Notengoderechoaquesemeahorreel insultoque implica lapreguntaqueacabasdehacerme?¿Hamuertoen titodosentimientodegratitud?Hubountiempoenquefuistemuyqueridopormimadreyenquelofuisteaúnmáspormí…

Suvozflaqueó.Dejándosecaersobreunasillamediolaespaldayocultósurostrodetrásdesusmanos.

Yo aguardé un breve instante, hasta sentirme capaz de agregar algo.Apenas si sé lo que sentí de manera más aguda durante ese intervalo desilencio…, si el aguijónquemeclavó sudesdéno la altivadecisiónmíadeeludirtodocontactoconsudesgracia.

—Sitúnoquieresserlaprimeraenhablar—ledije—,deboseryoquienlohaga.Hevenidoaquíporque tengoquecomunicarteunacosa importante.¿Meotorgarás esa pequeñay justiciera concesióndeprestarle oído a lo quehabrédedecirte?

Ellanosemoviónimerespondió.Yonolehiceningunanuevasolicitudniavancéunsolocentímetroparaaproximarmeasusilla.Conunorgulloqueeratanobstinadocomoeldeella,lehicelahistoriadeldescubrimientoefectuadopormíenlasArenasTemblonasydetodoloquemehabíaconducidoaél.Elrelatoabsorbiónecesariamenteciertoespaciodetiempo.Ydesdesucomienzohastaelfinalnomemiróellaunasolaveznimedirigióunasolapalabra.

Yomecontuve.Todomifuturodependía,muyprobablemente,delhechodequenoperdieraeldominiosobremímismounsoloinstante.Llegó,porfin,

elmomentoenquedebíaponerapruebalateoríadeMísterBruff.Ansiosoporefectuarlaprueba,giréenredondohastasituarmeenfrentedeella.

—Tengo que hacerte una pregunta—le dije—.Ellame obligará a hacermencióndeunasuntodoloroso.¿TemostróRosannaSpearmanlacamisadedormir?

Ellasepusosúbitamentedepieyechóaandarhastasituarsemuycercademí, por su propia voluntad. Sus ojos escudriñaron mi rostro, como siestuvieranleyendoenélalgoquenuncahabíanvisto.

—¿Estásloco?—mepreguntó.

Yomecontuveaún.Yledijeconcalma:

—¿Responderás,Raquel,amipregunta?

Ellaprosiguióhablandosinatenderamispalabras.

—¿Hasvenidoaquíconelpropósitodeobteneralgo,algodeloqueyonologro hacerme una idea? ¿Te ha impulsado algún temor ruin respecto delfuturo,enelcualmehalloimplicada?Sedicequelamuertedetupadretehaconvertidoenunhombreacaudalado.¿Hasvenidoparacompensarmepor lapérdida del diamante? ¿Y te ha quedado alguna pieza de corazón paraavergonzartedetumisión?¿Eséseelsecretodetupretendidainocenciaydetu historia relativa a Rosanna Spearman? ¿No se oculta algún motivovergonzosodebajodetodaesafalsíaahora?

Yaladetuveallí.Nologrécontrolarmeamímismopormástiempo.

—¡Me has hecho víctima de una infame mentira! —prorrumpí convehemencia—.Hassospechadoqueterobétudiamante.¡Tengoelderechodesaber,yhabrédesaberlo,enquétebasasparaafirmarlo!

—¡Sospechar de ti!—exclamó, en tanto su ira aumentaba a la par de lamía—.¡Villano;yomismatevirobareldiamanteconmispropiosojos!

Larevelaciónquesurgiósúbitamenteantemíaloírtalespalabras,elgolpedemuertequerecibióinstantáneamenteyaraízdeellaselpuntodevistaenquesebasabanlasdeduccionesdeMr.Bruff,medejaronindefenso.Inocentecomo era, permanecí en silencio ante ella. A los ojos suyos y a los dequienquieraquemehubiesemirado,debodehaberpresentadoelaspectodeunhombreabrumadoporeldescubrimientodesudelito.

Ellasecontuvoanteelespectáculodemihumillaciónydesu triunfo.Elsúbitosilencioquecayósobremíparecióatemorizarla.

—Lo pasé por alto ante ti aquella vez—me dijo—. Y habría hecho lomismoahorasinomehubierasobligadoahablar.

Sealejó comosi tuviera elpropósitode abandonar lahabitación…,perovacilóantesdellegaralapuerta.

—¿Paraquéhasvenidoaquí ahumillarte a timismo?—mepreguntó—.¿Paraquéhasvenidoaquíahumillarme?

Avanzóunospasosysedetuvounavezmás.

—¡Por el amor de Dios, di algo!—exclamó apasionadamente—. ¡Si tequedaaúnalgún restodepiedadnopermitasquemedegradeenesa forma!¡Dialgo,yarrójameluegodeestahabitación!

Yoavancéhaciaella,apenasconscientedeloquehacía.Quizáalbergabalaconfusaideadequenodebíadetenerlahastaquenomedijeraalgomás.Desdeelmomento enque supeque la pruebaqueme condenaba ante ella era unapruebapercibidaconsuspropiosojos,nada—ni laconvicciónpersonalqueteníayodemiinocencia—fueunacosaclaraparamí.Latomédelamanoymeesforcéporhablarconfirmezaeiralgrano.

—Raquel,hubountiempoenquemeamaste—fuecuantopudedecirle.

Ella se estremeció y desvió su vista demí. Sumano yacía, impotente ytemblorosa,enlamía.

—Suéltame—profiriódébilmente.

Elrocedemimanoparecióejercersobreellaelmismoefectoqueprodujoanteriormenteeltimbredemivoz,cuandoentréenelcuarto.Luegodehaberlanzadoalaireestapalabraquemedesignabacomouncobardeydeadmitirquemehabíaestigmatizadoporladrón…,encuantosumanoreposósobrelamíacomprobéqueseguíasiendosudueño.

Lahicevolver,tiernamente,haciaelcentrodelcuarto.Ylasentéamilado.

—Raquel—ledije—,nopuedoexplicarme laconfusiónqueexisteen loquevoyadecirte.Sólotehabrédedecirlaverdad,deigualmaneraquelohashecho tú.Me has visto, dices…, apoderarme del diamante, con tus propiosojos. ¡AnteDios, quenos está escuchando, proclamoque es ésta la primeravezquemeenterodehaberhechotalcosa!¿Dudasdemíaún?

Ellaniprestóatenciónnioyóloqueledije.

—Sueltamimano—repitióconvozdesmayada.

Fueéstasuúnicarespuesta.Sucabezacayósobremihombroysumanoestrechóinconscientementelamía,entantomedecíaqueladejaralibre.

Yo renuncié a insistir conmipregunta.Peromi indulgencia senegóa irmás allá. La probabilidad con que contaba de no volver a ir jamás con lacabeza erguida entre las gentes honestas, dependía de la circunstancia de

inducirlaarevelarmetodoelmisterio.Laúnicaesperanzaquesemeofrecíaera lade suponerque ellahabíaolvidadoalgún eslabónen la cadenade laspruebas…, una simple futesa, quizá, pero que se convertiría, no obstante, yluegodeunaminuciosainvestigación,enelmedioquesirvieraparademostrar,porfin,miinocencia.Reconozcoqueseguíenposesióndesumano.Yadmitoquelehabléechandomanodelrestodesimpatíayconfianzaqueexistióentrenosotrosenelpasado.

—Necesito preguntarte algo—le dije—. Necesito que me digas cuantosepas respecto de lo ocurrido desde el instante en que nos dijimos buenasnocheshastaelmomentoenquemevisteapoderarmedeldiamante.

Ellalevantósucabezademihombroeintentóliberarsumano.

—¡Oh!,¿porquévolveraeso?—medijo—.¿Porquévolveraeso?

—Te lo diré, Raquel. Tanto tú como yo hemos sido víctimas de unmonstruoso engaño que se ha cubierto con la máscara de la verdad. Simeditamos conjuntamente acerca de lo que ocurrió la noche del día de tucumpleaños,aúnpodremos,talvez,llegaraentendernosmutuamente.

Su cabezavolvió a caer sobremihombro.Las lágrimasquebrotarondesusojoscomenzaronafluirlentamentesobresusmejillas.

—¡Oh!—dijo—,¿nohealimentadoyo,acaso,esamismaesperanza?¿Nomeheesforzadoyotambiénpordescubrirloquetúintentaspercibirahora?

—Lohashechoasolas—lerespondí—.Peronoconmiayuda.

Estas palabras despertaron, al parecer, en ella, la misma esperanza quehicieronnacerenmícuandolasdije.Mecontestó,apartirdeentonces,algomás que dócilmente…; esforzando su inteligencia; voluntariamente sefranqueótotalmenteconmigo.

—Comencemos —le dije— por referirnos a lo ocurrido luego que nosdijéramosbuenasnoches.¿Fuistetúalacamaenseguida,opermanecisteenpie?

—Mefuialacama.

—¿Reparasteenlahora?¿Erayatarde?

—Nomucho.Creoqueseríancercadelasdoce.

—¿Tedormisteenseguida?

—No.Nopudedormiresanoche.

—¿Tesentíasinquieta?

—Pensabaenti.

Su respuesta estuvo a punto de hacerme perder todo mi coraje. Ciertomatiz en el tono de su voz se abrió paso directamente haciami corazón demaneramásrápidaquesuspropiaspalabras.Sólodespuésdehaberhechounapequeñapausamehalléencondicionesdeseguirhablando.

—¿Habíaalgunaluzentucuarto?—lepregunté.

—Ninguna…,hastaquemelevantéparaencendermibujía.

—¿Cuántotiempohabíatranscurridocuandolohiciste,desdeelinstanteenqueteretirarasadormir?

—Cercadeunahora,creo.Aproximadamente,alaunadelamañana.

—¿Abandonasteentoncestualcoba?

—Estuveapuntodehacerlo.Mehabíapuestoyamipeinadorymedirigíaamigabineteenbuscadeunlibro…

—¿Habíasabiertoyalapuertadelaalcoba?

—Acababadehacerlo.

—Pero,¿nohabíasentradoaúnenelgabinete?

—No…,algomedetuvo.

—¿Quécosafuelaquetedetuvo?

—Viunaluzpordebajodelapuertayescuchéunrumordepasosqueseaproximaban.

—¿Tuvistemiedo?

—Aúnno.Sabíaquemimadreerademuymaldormirymeacordédequesehabíaesforzadoalmáximoesanocheparaqueladejarahacersecargodeldiamante. A mi entender, se hallaba injustificadamente ansiosa en lo queatañíaalmismo,ypensé,porlotanto,quevendríaacomprobarsimehallabayaenlacama,parahablarmedeldiamante,siesquemeencontrabadespierta.

—¿Quéhicistetú?

—Apaguélabujíaparahacerlecreerquemehallabaenlacama.Eraunainsensata… Estaba determinada a guardar el diamante en el sitio que yomismaescogiera.

—Luegoqueapagastelavela,¿regresasteallecho?

—Notuvetiempodehacerlo.Enelmismoinstanteenquesoplélallama,seabriólapuertadelgabineteyvi…

—¿Aquiénviste?

—Teviati.

—¿Conmitrajehabitual?

—No.

—¿Conmicamisadedormir?

—Sí…,ysosteniendocontumanolabujíaquesehallabaentualcoba.

—¿Solo?

—Solo.

—¿Pudistevermelacara?

—Sí.

—¿Claramente?

—Muyclaramente.Laluzdelavelatedabaplenamenteenelrostro.

—¿Teníalosojosabiertos?

—Sí.

—¿Advertiste algo extraño en ellos? ¿Algo así como una mirada fija yvaga?

—Nada de eso. Tus ojos brillaban… conmás fuerza que habitualmente.Dirigiste en torno tuyo una mirada que hacía pensar que tú sabías que tehallabas en un lugar donde no deberías haberte hallado y que expresaba tutemordeserdescubierto.

—¿Advertiste algún cambio en mí cuando penetré en la habitación?…¿Observastemiandar?

—Caminabascomosiemprelohaces.Avanzastehastallegaralcentrodelahabitación…,allítedetuvisteymirasteatualrededor.

—¿Quéesloprimeroquehicistealverme?

—Absolutamentenada.Quedépetrificada.Nopudehablar,nigritar,niaunmovermelosuficientecomoparacerrarlapuerta.

—¿Podíaverteyodesdedondemeencontraba?

—Sin duda, podrías haberme visto. Pero en ningún momento dirigistehaciamítumirada.Estádemáspreguntartalcosa.Estoyseguradequenomevisteenningúnmomento.

—¿Cómotehallastansegura?

—¿Te habrías apoderado, acaso, del diamante? ¿Habrías hecho luego loque hiciste? ¿Estarías ahora aquí… si hubieras advertido que yo estabadespiertayobservándote?¡Nomeobliguesahablardeello!Deseocontestar

tus preguntas con calma.Ayúdameamantener toda la serenidadque sea yocapazdetener.Háblamedeotracosa.

Sehallabaen locierto;desdecualquierpuntodevistaquese la juzgase,teníarazón.Mereferí,pues,aotrascosas.

—¿Quéhice,luegodehabermedetenidoenelcentrodelahabitación?

—Tedesviastedeallí,paraavanzardirectamentehacialaesquinapróximaalaventana…,queesdondeseencuentramibufetehindú.

—Mientras estuve junto al bufete, tengo que haberte dado la espalda.¿Cómopudisteverloquehacía?

—Encuantotútemoviste,yotambiénmemoví.

—¿Demaneradepoderverloquehacíayoconmismanos?

—Hay tres espejos enmi gabinete. Todo el tiempo que estuviste tú allípudeobservarloquehacíasreflejadoenunodeellos.

—¿Quéesloqueviste?

—Colocastetubujíaenlapartesuperiordelbufete.Abristeycerrasteunagaveta tras otra hasta que llegaste al cajón en que yo había guardado eldiamante.Mirastehaciasuinteriorduranteunmomento.Yluegointrodujisteenéltumanoparaapoderartedeldiamante.

—¿Cómosabesquemeapoderédeldiamante?

—Teviintroducirlamanodentrodelagaveta.Ypudeadvertirelbrillodelagema,entretudedoíndiceytudedopulgar,cuandosacastedeallílamano.

—¿Volvió a acercarse mi mano a la gaveta…, como para cerrarla, porejemplo?

—No.Teníaseldiamanteentumanoderechaytomastelabujíadeencimadelbufeteconlaizquierda.

—¿Volvíamirarentornomío,luegodeello?

—No.

—¿Abandonéelcuartoinmediatamente?

—No. Permaneciste inmóvil durante un tiempo que me parecióprolongado.Podíaverdesoslayoturostroreflejadoenelespejo.Presentabasel aspecto de un hombre que medita y que se halla desconforme con suspropiospensamientos.

—¿Quéocurrióenseguida?

—Te recobraste de golpe y te dirigiste directamente hacia la puerta de

salida.

—¿Lacerréalsalir?

—No.Teintrodujisterápidamenteenelpasilloyladejasteabierta.

—¿Yluego?

—Luegodesapareciólaluzdetubujíayseextinguióelrumordetuspasosyquedéyoasolasenlaoscuridad.

—¿Ocurrió algo… durante el lapso que medió entre ese instante y elmomento en que se enteraron todos en la casa que el diamante habíadesaparecido?

—Nada.

—¿Estás segura de ello? ¿No te habrás dormido algunavez, durante esetiempo?

—No dormí en ningún instante. Ni volví para nada a mi lecho. Nadaocurrió hasta el momento en que entró Penélope, a la hora habitual, a lamañanasiguiente.

Yodejécaersumano,mepusedepieyechéaandarporelcuarto.Todapregunta que pudiera hacerle había sido ya respondida. Todo detalle quepudiera yo desear conocer había sido colocado ante mis ojos. Nuevamentehabíavuelto a la cuestióndel sonambulismoy a la ideade la embriaguezyotravezsehabíademostradoquedebíanambas teorías serdescartadas…deacuerdoconel testimoniodel testigode laescena.¿Quépodíadecirahora?,¿qué paso dar en seguida? ¡Frente amí se levantaba el horrible hecho queimplicabaese robo…,como laúnicacosavisibley tangible,enmediode laimpenetrableoscuridadqueenvolvíatodolodemás!Niunsoloresplandorquehubiera podidoguiarmehabía percibido antes, cuando entré enposesióndelsecretodeRosannaSpearmanenlasArenasTemblonas.Yningúnresplandoradvertíaahora,luegodehaberapeladoalapropiaRaquelyhaberoído,desuspropioslabios,laodiosahistoriadeloacaecidoaquellanoche.

Ellafuequienprimerorompióestavezelsilencio.

—Y bien—me dijo—,me has interrogado y te he respondido.Me hashecho aguardar algo de esto, porque tú esperabas que surgiera algo. ¿Quétienesquedecirmeahora?

Eltonoconquemedijoestaspalabrasmeprevinodequehabíadejadodeejercer,nuevamente,todoinflujosobreella.

—Según dijiste, habríamos de meditar conjuntamente acerca de lo queocurrió la noche del día demi cumpleaños—prosiguió—, y llegaríamos, atravésdeello,aentendernos.¿Haocurridotalcosa?

Sincompasiónalgunasequedóaguardandomirespuesta.Alresponderle,cometíyounerror fatal…;dejéqueeldesamparodemipropia situaciónseimpusierasobreeldominiodemímismo.Precipitadaeinútilmentelereprochésusilencio,quemehabíamantenidohastaesemomentoalejadodelaverdad.

—Sihubierashabladocuandodebistehacerlo—comencéadecirle—;sideacuerdo con losprincipiosmás comunesde la justicia te hubieras explicadoantemí…

Prorrumpiófuriosaenunestallido.Laspocaspalabrasqueacababayodepronunciarcayeronsobreella,alparecer,comounlatigazoquelahizomontarencólera.

—¡Explicarme!—dijo—.¡Oh!,¿existiráacasootrohombreigualaésteentodo el mundo? Lo perdono, primero, cuando se me está desgarrando elcorazón;loencubro,luego,cuandomipropiareputaciónsehallaenjuego,yél,porsuparteentretodoslosseresquehayenelmundo—,élsevuelveahoracontramí para decirme que debiera yo haberme explicado. Luego de habercreído en él comoyo creí, de haberlo amado como lo améy soñado con éldurantemisnoches…,heaquíqueahoraélsepreguntaporquénoleimputésu desgracia, la primera vez que nos encontramos: «¡Amado mío, eres unladrón! ¡Tú, el héroe a quien amo y venero, te has deslizado dentro demicuartoalabrigode lanocheyhas robadomidiamante!»Esoes loquedebíhabertedicho.¡Villano,ruin,ruinyvillano;hubierapreferidoperdercincuentadiamantes,antesqueoírtementirenmicara,comoloestáshaciendoahora!

Yo tomé mi sombrero. Y compadeciéndome de ella —¡sí!, puedohonestamenteafirmarlo—,compadeciéndomedeella,mevolvísindecirleunapalabra y abrí la puerta por donde había entrado anteriormente en lahabitación.

Ellamesiguió,yarrebatándomelapuertadelamano,lacerróymeindicóqueregresaraallugarquehabíaocupadoanteriormente.

—¡No! —me dijo—. ¡Todavía no! Al parecer debo yo justificar laconducta que he observado contigo. Habrás de quedarte y oírme, o de locontrario,tendrásquedescenderhastacometerlamásgrandeinfamia,osea,atenerqueusarlafuerzaparasalir.

Seme encogió el corazón al contemplarla, seme contrajo al oírle decirtalespalabras.Medianteunaseñal—quefuecuantomesentícapazdehacer—lerespondíquemesometíaasuvoluntad.

Eltonocarmesídelairacomenzóadisiparseensurostroamedidaquemefui aproximando en silencio a mi silla. Ella aguardó un breve lapso paraserenarse.Cuandovolvióahablar,niunsolovestigiodeemociónsepercibióenella.Lohizosinmirarme.Susmanossehallabananudadasestrechamente

sobresuregazo,ysusojosmirabanfijamentehaciaelpiso.

—De acuerdo con los principiosmás comunes de la justicia, debiera yoexplicarme—me dijo repitiendo mis palabras—. Ya verás si traté o no dehacertejusticia.Acabodedecirtequeenningúnmomentomedormínivolvíamilecho,luegoquetúabandonastemigabinete.Seríainútilquetemolestaradeteniéndomea recordar loquepensé entonces—túno comprenderías talespensamientos—; sólo habré de decirte lo que hice luego que transcurrió eltiempo suficiente queme ayudó a recobrarme.Me abstuve de alarmar a lasgentesdelacasaydecontarleatodoelmundoloocurrido…,comodebiera,enverdad,haberhecho.Adespechodeloqueviera,mehallabatanenamoradadeticomoparacreer—¡noimportaloqueellofuera!—cualquierimposible,antesqueadmitirantemímismaquetúerasunladróndeliberado.Penséunayotracosa…,hastaqueoptéporescribirteunacarta.

—Jamásrecibíesacarta.

—Yaséquenuncalarecibiste.Aguardaunpocoysabrásaquésedebió.Micartano tehubieradichonadaabiertamente.No tehubieraestropeado lavida,decaerenmanosextrañas.Nohubieradichoenellamásque—yenuntono cuyo sentido no hubiera, posiblemente, equivocado— tenía yo misrazones para creer que te hallabas endeudado y que tanto a mí como a mimadrelaexperienciaqueteníamosdetinosdecíaquenoerastúmuydiscretonimuy escrupuloso en lo que se refiere a lamanera de obtener dinero parapagar tus deudas. Esto te hubiera recordado la visita del abogado francés yhabríascomprendidoentonces loque tequeríadecir.Dehabersentidoalgúninterésporseguirleyendo,habríasllegadoaenterartedelofrecimientoquetehacía…,delofrecimientoquetehacíaenprivado(¡niunasolapalabra,tenencuenta,debíacruzarseabiertamenteentreambos!)deunpréstamoconsistenteen la sumamásgrandededineroqueme fueraposible reunir. ¡Y lahabríastenido! —exclamó enrojeciendo nuevamente y levantando sus ojos paramirarme una vez más—. ¡Habría empeñado yo misma el diamante, si nohubieselogradoreunireldinerodeotramanera!Enesostérminossehallabaconcebidalacarta.¡Aguarda!Hiceaúnalgomás.Dispuse,conPenélope,lascosasdemaneradehacértela llegarasolas.Ymepropuseencerrarmeenmidormitorio,dejandoabiertalapuertademidesiertogabinete,durantetodalamañana.Esperaba—¡contodaelalmayconelcorazónaguardaba!—quetúhabríasdeaprovecharlaoportunidadqueseteofrecíaparavolveracolocarensecretoeldiamanteenlagaveta.

Yointentéhablar.Peroellalevantó,impaciente,sumanoymecontuvo.Enmediodelascambiantesalternativasdesucarácter,comenzóaencresparsedenuevosuira.Abandonósuasientoyseaproximóamí.

—¡Ya sé lo que quieres decirme! —prosiguió—. Quieres volver a

recordarme de que jamás recibiste tal carta. Yo puedo decirte por qué. Larompí.

—¿Porquémotivo?—lepregunté.

—Por el más razonable de los motivos. ¡Preferí desgarrarla antes quemalgastarlaenviándoselaaunhombrecomotú!¿Cuálfuelaprimeranoticiaquerecibíalamañana?¿Quéesloqueoídecirenelmismoinstanteenqueacababadedarleformaamimodestoplan?Oídecirquetú—¡nadamenosquetú!—fuisteelprimeroentraeralapolicíaalacasa.¡Túeraselmásactivo:eljefe;quien luchabamásquenadiepara recobrar lagema!Yfuiste tanaudazcomoparaquererhablarconmigorespectodeladesaparicióndeldiamante…,deldiamantequetúmismorobaras;eldiamantequetuvistetodoeltiempoentusmanos.Anteestahorribledemostracióndeastuciayfalsedad,desgarrémicarta.Peroaunentonces—aunenelmomentoenquemehallabaenloquecidaporlabúsquedayelregistroefectuadosporesepolicíaquetútrajerasalacasa—,aunentonces,ciertainfatuaciónpersonalmeimpidióeldarteporperdido.Ymedijeamímisma:«Haestadodesempeñandounavilfarsaantetodaslasgentes de la casa. Veamos si es que se atreve a desempeñarla ante mí.»Alguien me dijo que te hallabas en la terraza. Bajé, pues, a la terraza.Meesforcépormirarteytambiénporhablarte.¿Hasolvidadoyaloquetedije?

Pude haberle respondido que me acordaba de cada palabra. Pero, ¿quéobjetohubieratenidoelhacerloenesemomento?

¿Cómo podía decirle que lo que me dijo en aquella ocasión me dejópasmadoyacongojado,mehizopensarqueseencontrababajolosefectosdeuna peligrosa conmoción nerviosa y pensar si no sería posible que ladesaparición de la gema no constituyera para ella elmisterio que lamismasignificaba para las otras personas de la casa…, y que no me había hechopercibir en ningún momento la más ligera vislumbre de la verdad? Noteniendoamialcancenilasombradeunapruebaquesirvieraparavindicarmiinocencia,¿cómohabríalogradopersuadirladequenosabíayomás,enloqueconcerníaaloqueellaestabapensandoenesemomentoallí,enlaterraza,queloquehubierasabidorespectodeellolapersonamásajenaalasunto?

—Quizáteconvengaolvidar;encuantoamí,meconvienehacermemoria—prosiguió—.Sabíamuybienloquedecía…,yaquemeditésobreelloantesdehablar.Unatrasotrafuidándotevariasoportunidadesparaqueconfesarasla verdad.No callé nada de lo que pude decirte…, nada, excepto el decirteclaramentequetúeraselautordelrobo.Yportodarespuestanohicistemásquedirigirmeunafingidayvilmiradadeasombroymostrarmeunengañosorostrodeinocente…;exactamentecomolohashechohoyaquí,¡exactamentecomo lo estás haciendo en estemismo instante! Te dejé esamañana con elconvencimientodequetehabíaconocido,alfin, talcualeras—talcualeres

—:¡comoelsermásmiserablequehapisadojamáslatierra!

—Si me hubieras hablado claro en aquella ocasión Raquel, te habríasalejado de mi lado, quizá, con el convencimiento de que habías sidocruelmenteinjustaconuninocente.

—¡Sihubierahabladoclaroantelasotrasgentes—mereplicóenunnuevoaccesodeindignación—,habríasquedadodeshonradoporelrestodetusdías!¡Sihubierahabladoclaroparatusoídos,tansólo,tehabríasnegadoacreermecomo lo estás haciendo ahora! ¿Piensas, acaso, que te hubiese creído?¿Vacilaríaenmentirunhombrequehabíahecholoqueyotevihacerati…,yque se condujocomo tú te condujistemás tarde, respectode ese asunto?Terepitoquemecontuvoelhorrordeoírtementir,luegodehaberexperimentadoelhorrordecomprobarqueerasunladrón.¡Hablasdeestocomosisetratarade un malentendido que pudiera disiparse mediante unas pocas palabras!¡Bien!,elmalentendidohaterminado.¿Seharectificadoalgo?¡No!,lascosassehallan comoantes. ¡No te creo, ahora! ¡Nocreoquehayas encontrado lacamisadedormir,niqueexistaesacartadeRosannaSpearman,nocreounasolapalabradeloquehasdicho!Túlorobaste…¡Yotevi!Simulasteayudaralapolicía;¡lovitambién!YempeñasteeldiamanteenlacasadelprestamistadeLondres, ¡estoy segura de ello! ¡Hiciste recaer tu deshonra (gracias amiindignosilencio)sobreunhombreinocente!¡YfuistehaciaelContinentecontubotín, a lamañanasiguiente!Luegode tantavileza, sólounacosapodíasaúnhacer.Veniraquíconunaúltimamentiraenloslabios…,¡veniraquíparadecirmequehesidoinjustacontigo!

Sihubierapermanecidoallíun instantemás,quiénsabequépalabras,delas cuales me hubiese arrepentido en vano posteriormente, habría dejadoescapardemislabios.Pasédelargoasuladoyabríporsegundavezlapuerta.Por segunda vez, también —y con la frenética terquedad de una mujerexcitada—,measiódelbrazoyseinterpusoenmicamino.

—Déjameir,Raquel—ledije—.Serámejorparalosdos.Déjameir.

Suhisterismoysucóleralehinchabanelpecho…suanhelosarespiraciónmegolpeócasienelrostro,entantomereteníajuntoalapuerta.

—¿Por qué has venido? —insistió, desesperada—. Te lo vuelvo apreguntar…,¿porquéhasvenido?¿Tienesmiedodequetedelate?Ahoraqueeresunhombrerico;ahoraqueocupasunlugarenelmundoypuedescasarteconladamamásencumbradadelatierra…,¿temesquedigayolaspalabrasquenolehedichoanadiehastaahoramásqueati?¡Nopuedohacerlo!¡Nopuedodenunciarte!Soypeor,siesposibletalcosa,peordeloquetúeres.

Volvió a estallar en sollozos. Luchó consigo misma fieramente; asió mibrazomásymásfuertemente.

—Nopuedoarrancartedemicorazón—medijo—,¡niaunahora!¡Puedesestarsegurodeestavergonzosa,deestaindignaflaquezaquenopuedelucharcontigo más que de esta manera! —abandonando súbitamente mi brazo…elevó susmanos y las retorció frenéticamente en el aire—. ¡Cualquiera otramujer rehuiría laacciónde tocarlo!—exclamó—.¡Oh,Diosmío! ¡Oh,Diosmío!¡Medesprecioamímisma,máshondamentedeloquelodesprecioaél!

Las lágrimas forzaronsupasoa travésdemispupilas,adespechodemímismo…;nopodíaseguirsufriendopormástiempotanhorrendasituación.

—Tendrásquecomprenderquehassidoinjustaconmigo,sinembargo—ledije—.¡Delocontrarionohabrásdevolveravermejamás!

Dichoestomealejé.Ellaabandonóde inmediato lasillaenquesehabíadejadocaerunmomentoantes;sepusodepie,desúbito—¡lanoblecriatura!—,ymesiguióatravésdelcuartoexterior,parahacermellegarunapostrerayclementefrasededespedida.

—¡Franklin!—me dijo—. ¡Te perdono! ¡Oh, Franklin, Franklin, no nosvolveremosavernuncamás!¡Dimequemeperdonasamí!

Yome volví para demostrarle con la expresión demi rostro queme eraimposible recurrir a la palabra…Me volví y la saludé con lamano y la viturbiamente,comoenunsueño,atravésdelaslágrimasquemevencieron,alfin.

Un instante después la más honda amargura había ya pasado. Meencontrabanuevamenteeneljardín.

Nolapudeyaverniescuchar.

CAPÍTULOVIII

En lasúltimashorasdeesamisma tarde,mesorprendió lavisitaquemehizoenmialojamientoMr.Bruff.

Uncambionotableseadvertíaenlasmanerasdelabogado.Habíaperdidosuhabitualcordialidadysuconfianza.Porprimeravezensuvidameestrechóensilenciolamano.

—¿SevayaparaHampstead?—lepregunté,pordeciralgo.

—Acabo,justamente,deabandonarHampstead—merespondió—.Sé,Mr.Franklin, que ha logrado usted enterarse, por fin, de la verdad. Pero,honestamente, le digo que, de haber previsto yo el precio que debía ustedpagarporello,hubierapreferidodejarloenlastinieblas.

—¿HavistoustedaRaquel?

—HevenidohaciaaquíluegodellevarladeregresoaPortlandPlace;eraimposible dejar que se volviera sola en el vehículo. Difícilmente podríahacerloaustedresponsable—teniendoencuentaquelavioustedenmicasayconmipermiso—delgolpequeestainfortunadaentrevistahasignificadoparaella.Todocuantopuedoyohaceresesforzarmeporevitaruna repeticióndeesta desgracia. Ella es joven, posee un carácter enérgico, y lograrásobreponerse a esto con la ayuda del tiempo y del reposo. Necesitoasegurarmede que usted no habrá de estorbarla en su recuperación. ¿Puedoconfiar en que no intentará verla usted nuevamente…, sin contar con miautorizaciónyaprobación?

—Luegode loqueellaha sufridoy loqueyohe soportado—ledije—,puedeustedconfiarenmí.

—¿Melopromete?

—Ledoymipalabra.

Mr.Bruff pareció aliviado.Depositando su sombrero arrimó su silla a lamía.

—¡Esoyaestáarreglado!—dijo—.Ahora,hablemosdel futuro…,de sufuturo,quierodecir.Enmiopinión,lasconsecuenciasdelextrañogirotomadopor este asunto son, en pocas palabras, las siguientes: en primer lugar, noshallamos seguros de que Raquel le ha dicho a usted toda la verdad, tanclaramente como es posible expresarla con palabras. En segundo lugar—yauncreyendocomocreemosquealguna terribleequivocaciónseescondeenalgunapartedeesteasunto—apenassipodemoscondenarlaporelhechodeque lo crea a usted culpable, basándose en el testimonio de sus propiossentidos,respaldadoséstos,comolohansido,pordeterminadascircunstanciasque parecen hablar ante los mismos de una manera harto concluyente encontradeusted.

Aquílointerrumpí.

—Yo no condeno a Raquel —le dije—. Sólo lamento que no lograraconvencerse a sí misma de que debía hablarme claramente cuando era elmomentooportuno.

—De la misma manera podría usted lamentar el que Raquel no seacualquierotrapersona—mereplicóMr.Bruff—.Yaunasí,dudoqueningunamuchacha delicada que hubiera puesto su ilusión en casarse con usted, sehubiese atrevido a acusarlo, en la cara, de ladrón. De cualquier modo, noconcordabacon lanaturalezadeRaquelelhacer talcosa.Enunasuntomuydistintodeéstesuyo—yquelacolocó,noobstante,enunasituaciónnomuy

diversadelaqueocupóconrespectoausted—lleguéasaberqueactuóbajolainfluenciadeunmotivosimilaralquegravitósobreellaenesteasuntoenqueintervinousted.Porotraparte,comomedijoellamismadurantenuestroviajede regreso a la ciudadesta tarde,dehaberhabladoella claramente en aquelentonces, hubiera creído tanto en su negativa como ha creído ahora. ¿Quépuedeusted contestarle a esto?Nohay respuestaposible. ¡Vamos! ¡Vamos!,Mr.Franklin;sehacomprobadoquemipuntodevistarespectodeestecasoera erróneo; lo admito…, pero, tal como están las cosas, puede ser quemiconsejoseadignodeserseguido,apesardeello.Ledigosinceramentequenoharemos más que perder el tiempo y devanarnos los sesos sin provechoalguno,siesqueintentamosvolveratrásparahacerensayosydesembrollarunasunto tan espantosamente complicado desde el principio. Volvámosle laespalda con decisión a cuanto ocurrió el año último en la casa de LadyVerinder;yveamosquéesloquepodemosdescubrirenelfuturo,enlugardecomprobarquéesloquenologramospercibirenelpasado.

—Sin duda olvida usted —le dije— que todo el asunto perteneceesencialmentealpasado…,enloqueamiconcierne.

—Contésteme esta pregunta —me replicó míster Bruff—. ¿Se halla laPiedraLunarimplicadaenelfondodetandesgraciadoasunto?…¿Síono?

—Sí…,naturalmente.

—Muy bien. ¿Qué creemos nosotros que se hizo con la Piedra LunarcuandofuellevadaaLondres?

—LefueentregadaenprendaaMr.Luker.

—Sabemosqueno fueusted lapersonaque la empeñó. ¿Sabemosacasoquiénlohizo?

—No.

—¿Dóndesehallaahora,ennuestraopinión,laPiedraLunar?

—DepositadaencasadelosbanquerosdemísterLuker.

—Exactamente.Ahorabien,observelosiguiente.

Nos hallamos ya en el mes de junio. Hacia fin de este mes, no puedoprecisareldía,habrá transcurridounañodesdeeldíaenque, segúnnuestracreencia,fueempeñadalagema.Existe laposibilidad—paradecir lomenosde ello— de que la persona que la empeñó pueda hallarse lista en estosmomentos para rescatarla, cuando haya expirado ese plazo de un año. Deocurrir tal cosa, el propio míster Luker en persona —de acuerdo con lostérminosdesupropiocontrato—deberárecibireldiamantedemanosdelosbanqueros.Entalescircunstancias,propongoqueseestablezcavigilanciaenelbanco,tanprontocomoelpresentemesseaproximeasufin,paradescubrira

lapersonaaquienmísterLuker lereintegrará laPiedraLunar.¿Meentiendeustedahora?

Yoadmití,untantodemalagana,quese trataba,seacomofuere,deunaideanovedosa.

—Me pertenece amí tanto como aMr.Murthwaite—dijoMr. Bruff—.Jamáshubierapenetradoenmicabezadenohaber sidopor laconversaciónquesostuveconélhacealgúntiempo.DeestarenlociertoMr.Murthwaite,esprobablequeloshindúessehallenrondandoelbancohacialaspostrimeríasdeeste mes, también…, y es posible que ocurra entonces algo serio. Lo queacaezcanodebeimportarnosnada,niaustedniamí…,comonoseaenloquese refiere a la ayuda que pueda prestarnos para echarle el guante a esemisterioso personaje que empeñó el diamante. Dicha persona, puede ustedestar segurode ello, es responsable,nopretendodecirdequémanera, de lasituación en que se halla usted en estemomento, y sólo ella podrá hacerlorecobrarellugarqueocupabaanteriormenteenlaestimacióndeRaquel.

—No puedo negar—le dije— que el plan que me propone enfrenta ladificultaddeunamaneramuyosada,muyingeniosaymuynovedosa.Pero…

—Pero,¿tieneustedquehacermealgunaobjeción?

—Sí.Miobjecióneslasiguiente:suplannosobligaráaaguardar.

—Concedido.Segúnmiscálculosnecesitaremosaguardaralrededordeunaquincena…,másomenos.¿Esmuchotiempo?

—Toda una vida, míster Bruff, para quien se halla en mi situación. Miexistenciameresultarásencillamenteintolerable,amenosquenohagadeunavezalgodestinadoalimpiarmireputación.

—Bien,bien,locomprendo.¿Hapensadoustedalgo?

—HepensadoconsultaralSargentoCuff.

—Se ha retirado de la policía. Es inútil esperar ninguna ayuda delSargento.

—Yosédóndeencontrarlo;podré,almenos,hacerlaprueba.

—Hágala—dijo Mr. Bruff, luego de meditar un instante—. El caso haadquirido un aspecto tan extraordinario desde el tiempo en que actuó elSargento Cuff, que es posible que usted logre revivir su interés por lainvestigación.Pruébeloyhágamesaberelresultado.Mientrastanto—medijo,poniéndosedepie—,denohacerustedhallazgoalgunoduranteellapsoquehabrádetranscurrirdesdeahorahastafindemes,¿mehallaréyoenlibertadparaensayar,pormiparte,quéesloquepuedahacerse,segúnloqueaconsejeelresultadodelavigilanciaestablecidaenelbanco?

—Seguramente—lerespondí—;amenosqueloreleveyocompletamente,enelintervalo,delanecesidaddeefectuardichoexperimento.

Mr.Bruffsesonrióyseencasquetóelsombrero.

—DígalealSargentoCuff—mereplicó—queyoopinoqueelhallazgodela verdad depende del hallazgo de la persona que empeñó el diamante. YhágameustedsaberquéesloquelesugieresuexperienciaalSargento.

Yasífuecomonosdespedimosesanoche.

En las primeras horas de la mañana del día siguiente, partí hacia lapequeña ciudad de Dorking…, lugar adonde se había retirado el SargentoCuff,segúnmedijoBetteredge.

LuegodeinquirirenelhotelmehalléenposesióndelosdatosnecesariosparadarconelcottagedelSargento.Sellegabaalmismoporundesiertoatajodelasafuerasdelaciudadysealzabaaquélconfortablementeenmediodesuspropiosjardines,protegidoporunsólidomurodeladrillosenlapartetraserayloscostadosyporunelevadosetovivoalfrente.Lapuerta,ornamentadaensuparte superiorporun enrejadobellamentepintado, estaba cerrada.Luegodehacersonarlacampanilla,atisbéatravésdelenrejadoypudeadvertir laflorfavorita del gran Cuff en todas partes: floreciendo en el jardín, apiñándosejuntoalapuerta,yasomándosehaciaelinterior,enlasventanas.¡Lejosdeloscrímenesymisteriosdelagranciudad,esteilustreapresadordeladronesvivíaplácidamente los últimos años sibaríticos de su existencia, sumergido en lasrosas!

Una honorable ancianame abrió la puerta y destruyó de golpe todas lasesperanzas que yo forjara sobre la base de la ayuda que el Sargento Cuffpodríaprestarme.Habíapartido,justamenteeldíaanterior,paraIrlanda.

Lamujersonrió.

—Unsolonegociolopreocupaahora,señor—medijo—:eldelasrosas.Cierto jardinero de un gran personaje de Irlanda ha descubierto una nuevamaneradecultivarlasrosas…,yMr.Cuffhaidoallíparaaveriguardequésetrata.

—¿Sabeustedcuándoregresará?

—No podría informarle con exactitud, señor. Míster Cuff me dijo queregresaría en seguida o se quedaría allá algún tiempo, según que eldescubrimiento resultara digno de estudio o no mereciera su atención. Siquiere usted dejarle algún mensaje pondré el mayor cuidado, señor enhacérselollegar.

Yoledimitarjeta, luegodehaberescritoenella,conlápiz, losiguiente:«Tengo algo que decirle respecto de la Piedra Lunar. Tan pronto regrese,

hágamelo saber.» Hecho esto, no me quedaba otra cosa por hacer quesometermealascircunstanciasyregresaraLondres.

Enlascondicionestanirritablesenquemehallabaenlaépocaalacualmeestoy refiriendo, mi infructuoso viaje hacia el cottage del Sargento no hizomásqueacrecentarmi incontenible impulsodehaceralgunacosa.Elmismodíaque regreséaDorkingdecidíque lapróximamañanahabríadehallarmeentregadoaunnuevoesfuerzo:eldeavanzaramarchasforzadas,yatravésdetodoslosobstáculos,delasombraalaluz.

¿Quéformahabríadeadoptarmipróximoexperimento?

SimiexcelenteamigoBetteredgesehubiesehalladopresente,mientrasmededicabayoameditarsobretalcuestión,yhubierapodidosorprenderelcursode mis pensamientos, habría dicho, sin lugar a dudas, que era la facetagermana demi carácter la que se hallaba ahora en primer plano. Hablandoseriamente, era posible, tal vez, afirmar que mi educación germana eraresponsable,hastaciertopunto,deese laberintodeespeculacionesenmediode las cuales andaba ahora extraviado. Pasé casi toda la noche sentado,fumandoyconstruyendoteorías,cadaunamáshondamenteimprobablequelaquelahabíaprecedido.Cuandologrédormirme,misfantasíasdelavigiliamepersiguieron durante el sueño. Al levantarme al día siguiente, el aspectoobjetivosubjetivo y el subjetivoobjetivo del asunto, se hallabaninexplicablementeconfundidosenmimente;ycomencéeldíaquehabríadesertestigodemipróximoesfuerzoenfavordedeterminadaacciónpositivademi parte, preguntándome si tenía derecho alguno, desde el punto de vistafilosófico,aconsiderarcomoexistentecosaalguna,inclusoeldiamante,sobrelatierra.

Cuánto tiempohubierapermanecidoextraviadoen lanieblademipropiametafísica,dehabermedejadoasolasparadesenredarmipropioembrollo,esalgoquenopodríadeningunamaneraespecificar.Comoseprobómástarde,la casualidad vino a rescatarme y logró liberarme con toda fortuna.OcurrióquemepuseesamañanalamismachaquetaquellevabaeldíademientrevistaconRaquel.Mientrasbuscabaciertacosaenunodelosbolsillos,dieronmisdedosconunrugosotrozodepapel;losaquédeallíycomprobéquesetratabadelaolvidadacartadeBetteredge.

Meparecióinjustodejarsinrespuestaamiviejoybuenamigo.Yasífuecomomedirigíhaciamiescritorioymepusealeerdenuevosucarta.

Unamisivaenlacualnoaparecenadaimportantehacequeseamuydifícilla respuesta.El esfuerzo actual deBetteredge por entrar en correspondenciaconmigo, encuadraba dentro de esa categoría de cartas. El ayudante deMr.Candy,porotronombre,EzraJennings,lehabíadichoasuamoquemevioenla estación; yMr.Candy, por su parte, deseaba verme para hablar conmigo

respecto de cierto asunto, la próxima vez que fuera yo a Frizinghall. ¿Quépodía respondérsele a esto que fuera digno del papel empleado para ello?Sentado allí comencé a trazar de memoria diversos retratos del extrañoayudantedeMr.Candy,sobrelahojadepapelquehabíadecididoconsagrarlea Betteredge…, hasta que me di cuenta, de manera repentina, que elincorregibleEzraJenningssecruzabanuevamenteenmicamino.Arrojé,porlo menos, una docena de retratos del hombre del cabello blanquinegro (sucabello,entodosloscasos,presentabaunaspectonotable)dentrodelcestodepapeles…,yreciénentoncesyallí,enelmismolugar,comencéaredactarmirespuesta para Betteredge. Resultó ésta la más vulgar de las cartas…, peroejerciósobremíuninflujoexcelente.Elesfuerzoqueimplicóelescribiresaspocas líneas en un inglés sencillo despejó totalmente mi cabeza de losnebulososdisparatesquelallenarandesdeeldíaanterior.

Consagrándome nuevamente a la dilucidación del impenetrable enigmaque significaba mi situación para mí mismo, intenté ahora afrontar ladificultad, investigando el asunto desde un punto de vista enteramentepráctico.Siendo, comoeran todavíaparamí, ininteligibles los eventosde lanochedelcumpleaños,dirigímiatenciónunpocomáshaciaatrásybusquéenmi memoria, de lo ocurrido en las primeras horas del día del cumpleaños,algúnhechoquepudieraayudarmeadarconlapistaquebuscaba.

¿Había ocurrido algo mientras Raquel y yo estábamos terminando depintar la puerta, o más tarde cuando me dirigí a caballo a Frizinghall, oposteriormente, cuando volví, acompañado por Godfrey Ablewhite y sushermanas, o más tarde aún, cuando deposité la Piedra Lunar en manos deRaquel, o posteriormente todavía, cuando llegaron los invitados y noshallamos todos reunidos en torno a lamesa de la fiesta?Mimemoria pudodisponer de todos los eslabones, con lamayor facilidad, hasta llegar a esteúltimo evento. Al mirar hacia atrás en busca de los pormenores de índolesocial acaecidos durante la comida del día de cumpleaños, advertí que mehallabaenunpuntomuerto,alcomienzo,nomás,delaencuesta.Noeracapazde recordar el número exacto de huéspedes que se sentaron alrededor de lamesaconmigo.

Comprobar que me hallaba aquí completamente en duda e inferir deinmediato que las incidencias de la comida podrían depararme una especialrecompensaporeltrabajoquemetomaraeninvestigarlas,formabanparte,enmi caso, de un plan mental único. Y creo que cualquiera otra persona, deencontrarseenmisituación,hubierarazonadodelamismamanera.Cuandolabúsqueda de lo que nos interesa personalmente nos lleva a convertirnos enmotivo de análisis para nosotrosmismos, sospechamos, naturalmente, de loquenoconocemos.Unavezquedispusedelosnombresdetodaslaspersonasque se hallaron presentes en la comida, resolví —como un medio que me

sirviera para enriquecer los deficientes recursos de mi propia memoria—apelar a lamemoria del resto de los huéspedes; registrar en el papel cuantopudieranellosrecordardelosactossocialescumplidoseldíadelcumpleañosycompararluegoelresultadoasíobtenido,alaluzdeloacontecidodespuésquelosinvitadosabandonaronlacasa.

Esteúltimo,elmásnovedosodetodoslosexperimentosefectuadospormíen el campo de la investigación —y el cual le hubiera sido atribuido porBetteredgealafacetamásluminosaofrancesademicarácter,actuandoeneseinstante en todo su apogeo—,puede con justicia reclamar el derechode serregistrado aquí, de acuerdo con sus propios méritos. Por inverosímil queparezca, acababa yo, por fin, de palpar a tientas, realmente, el sendero queconducíahacialamismaentrañadelproblema.Nonecesitabaahoramásqueunaligeraayudaquemesirvieraparaguiarmeporelcaminoverdaderodesdeelprincipio.Antesdequehubieratranscurridounnuevodíaestaayudamefuedada por uno de los invitados que se halló presente en la fiesta del día delcumpleaños.

Trazadoya el plan, sehacíanecesario, antesquenada, conseguir la listacompletadeloshuéspedes,cosafácildelograrporintermediodeBetteredge.Resolví, pues, regresar a Yorkshire ese mismo día y dar comienzo a lainvestigaciónalamañanasiguiente.

ErayademasiadotardeparatomareltrenquepartíadeLondresantesdemediodía.Nohabíaotraalternativacomonofueraladeaguardar,cercadetreshoras,lapartidadelpróximotren.¿PodríahaceralgoenLondres,duranteeseintervalo,quemefueradealgunautilidad?

Misideasretornaron,obstinadamente,alacomidadeldíadelcumpleaños.

Aunquehabíaolvidadoelnúmeroexactodeloscomensales,yenmuchoscasos aun los nombres,me acordaba lo suficiente de lo ocurrido comoparasaberquelamayorpartenocomponíaeltodo.Unospocos,entrenosotros,noéramos residentes habituales del condado. Yome contaba entre esos pocos.Mr.Murthwaite era otro.GodfreyAblewhite, también,Mr.Bruff…, no;meacordé de que cierto asunto le había impedido asistir. ¿Se halló presentealgunaseñoraresidenteenLondres?SóloaMissClackpodíaincluirlaenesacategoría.Noobstante,heaquí tres invitadosaquienes, seacomofuere,eraconveniente que yo viera antes de abandonar la ciudad. De inmediato medirigíhaciaeldespachodeMr.Bruff,pues,desconociendoladireccióndelaspersonas a quienes debía buscar, consideré posible que aquél pudieraayudarmeaencontrarlas.

Mr. Bruff se hallaba tan ocupado que apenas si me concedió un solominutodesuvaliosotiempo.Duranteeseminuto,sinembargo,selasarreglópara opinar —de la manera más desalentadora— respecto de todas las

preguntasquelehice.

Enprimerlugar,considerabamimásrecientemétodoparadarconlaclavedelmisteriodemasiadodescabelladocomoparasertomadosiquieraenserio.Ensegundo,terceroycuartolugar,Mr.Murthwaitesehallabaactualmenteencamino de lo que fuera el teatro de sus antiguas proezas;MissClack habíavenidoamenosysehallabainstalada,poreconomía,enFrancia;Mr.GodfreyAblewhitepodríaonopodríaserencontradoenalgúnlugardeLondres.¿Porquénopreguntabaporélenelclub?¿YporquénoloexcusabaaMr.Bruffpor tenerquevolverseasusocupacionesyverseobligadoadecirmebuenosdías?

HabiendoquedadoreducidoelcampodemisactividadesenLondreshastaelpuntodeincluirtansóloenéllanecesidaddehallarelparaderodeGodfrey,atendíelconsejodelabogadoymedirigí,porlotanto,haciaelclub.

Enelvestíbulomeencontréconunodelossocios,queeraunviejoamigode mi primo y a quien yo también conocía. Dicho caballero, luego deaclararmeelmisteriodelparaderodeGodfrey,mepusoaltantodedoshechosdesuvidaquenohabíanllegadohastaentoncesamisoídos.

Alparecer,Godfrey, lejosdehabersesentidoabrumadopor laanulación,departedeRaquel,de supromesamatrimonial, sehabíadedicadoahacerlerequerimientosamorosos,pocodespués,aotrajovenfamosaporsusriquezas.Supedido prosperó y elmatrimonio llegó a ser considerado comouna cosaestablecida y segura. Pero he aquí que otra vez el compromiso había sidosúbita e inesperadamente anulado a causa, según se decía, de una seriadivergenciasurgidaentreelnovioyelpadredeladama,respectoalacuestióndeladote.

Como compensación por este segundo desastre matrimonial, había sidoGodfrey,pocotiempodespués,objetodelapasionadorecuerdopecuniariodepartedeunadesusmuchasadmiradoras.Ciertaviejadamaacaudalada—muyrespetadaenelsenode laLigadeMadrespara laConfeccióndePantalonesCortosyqueeraunagranamigadeMissClack(aquiennolegóotracosaqueunanillodeluto)—dejóaladmirableymeritorioGodfreyunlegadodecincomil libras. Luego de recibir tan preciosa adición a sus modestos recursospecuniarios, se le oyó decir que necesitaba un pequeño descanso en lo queconcernía a sus labores caritativas y que el doctor le había prescrito «unaescapada al Continente, la cual podría ser muy benéfica para su salud». Siquería verlo, sería conveniente que no dejara pasarmucho tiempo antes dehacerlelavisitaproyectada.

Yomelancé,enelacto,ensubusca.

Lamismafatalidadquemehizollegarconundíaderetrasoalacasadel

Sargento Cuff, me hizo llegar un día más tarde, también, a la de Godfrey.HabíaabandonadoLondreslamañanaanterioreneltrenperiódicodeDover.CruzaríahastaOstende,ysucriadocreíaqueabrigabaelpropósitodedirigirseaBruselas.

Lafechadesuregresoerauntantoincierta;peropodíaestarsegurodequehabríadepermanecerporlomenostresmesesenelextranjero.

Regreséamialojamientountantodeprimido.Tresdelosconvidadosalacomidadeldíadelcumpleaños—lostresexcepcionalmenteinteligentes—sehallabanfuerademialcance,enelprecisoinstanteenquemásnecesariomehubiera sido comunicarme con ellos. Mis postreras esperanzas reposabanahoraenBetteredgeyenlosamigosdeladifuntaLadyVerinderquepudieraencontraraúnenlasinmediacionesdelacasadecampodeRaquel.

En esa ocasión viajé directamente hasta Frizinghall…, ciudad que seconvirtió en el centro, esta vez, demi investigación. Llegué allí a una horademasiadoavanzadadelatardeparapodercomunicarmeconBetteredge.Alamañana siguiente envié recadero con una carta, en la cual le rogaba que sereunieraconmigoenmihotel,lomásprontoquelefueraposible.

Luegodetomarlaprecaución—enparteparaganartiempoyenparteparacomplaceraBetteredge—deenviarvolandoadichomensajeroasudestino,contaba con la razonable perspectiva, de no ocurrir ninguna demorainesperada, de ver al anciano antes de que hubieran transcurrido dos horasdesde el instante en que envié por él. Durante este intervalo me dispuse aemplearmitiempoenlatareadedarcomienzoalproyectodelaencuestaentrelos convidados de la fiesta del día de cumpleaños a quienes conocíapersonalmente y se hallaban más a mano. Estos eran: mis parientes, losAblewhite,yMr.Candy.Eldoctor,quehabíaexpresadoqueteníauninterésparticular en verme, vivía en la calle siguiente. Así fue como me dirigíprimerohaciaMr.Candy.

LuegodeloquemedijeraBetteredge,yoesperaba,naturalmente,percibirenelrostrodeldoctorlashuellasdelagravedolenciaquelohabíaaquejado.Peronomeencontrabaabsolutamentepreparadoparaelcambioqueadvertíenél en cuanto hubo penetrado en la habitación y me estrechó la mano. Sumirada era turbia, su cabello se había tornado enteramente gris, su cara sehallabamustiaysufigurasehabíaencogido.Dirigímivistahaciaquienfueraunavezundoctorvivaracho,parlanchínychistoso—asociadoenmirecuerdoa la perpetración de incorregibles indiscreciones sociales e innumerableschanzasjuveniles—ynoadvertíotrovestigioenéldesuseranteriorquesuantiguainclinaciónporlaeleganciavulgarenelvestir.Elhombrenoeramásqueunaruina;perosusropasysuspedrerías—comohaciendocruelescarniodel cambio operado en su persona— eran tan ostentosas y llamativas como

siempre.

—Muchasveceshepensadoenusted,Mr.Blake—medijo—,ymealegrosinceramenteporvolverloaver,alfin.¡Sihayalgoquepuedahacerporusted,leruegomeconsidereasudisposición,señor…,enteramenteasudisposición!

Dijo estas breves y vulgares palabras con una prisa y una vehemenciainnecesariasydejando traslucir una curiosidadpor conocer elmotivodemiviajeaYorkshire,quefuecompletamente—diríaqueinfantilmente—incapazdeocultar.

De acuerdo con el propósito que tenía yo en vista, había, naturalmente,previstolanecesidaddeentrarenunaespeciedeaclaraciónpersonal,antesdetener la menor esperanza de lograr interesar a esa gente, la mayoríadesconocida paramí, a fin de que hicieran elmayor esfuerzo posible de suparte para auxiliarme en mi empresa. En mi viaje hacia Frizinghall habíapreparadolarespuesta…,yaprovechéahoralaoportunidadquesemeofrecíaparaensayarlaenlapersonadeMr.Candy.

—Estuve en Yorkshire el otro día y vuelvo a encontrarme en Yorkshireahora,cumpliendounamisióndeaspectountantoromántico—ledije—.Setratadeunasunto,Mr.Candy,quelesinteresódeunauotramaneraatodoslos amigos de la difunta Lady Verinder. ¿Recuerda usted la misteriosadesaparicióndeldiamantehindú,acaecidahacealrededordeunaño?Ciertoshechosocurridosúltimamentehandadolugaralaesperanzadequepuedeaúnserhallado…,yyocomomiembroquesoydelafamilia,estoyinteresadoenrecobrarlo. Entre los obstáculos que encuentro en mi camino, se halla lanecesidad de reunir nuevamente todas las pruebas que se descubrieron enaquelentoncesyotrasmás,siesposible.ElcasoofrececiertascaracterísticasquehacenaconsejablequeyorevivaentodossusdetallesloocurridoencasadeMissVerinderlanochedelcumpleaños.Ymeatrevoahoraarecurriralosamigosde sudifuntamadreque sehallabanpresentes allí endichaocasión,paraquemeprestenelauxiliodesumemoria…

Al llegar a esta altura enmi experimento con las frases explicativas,mecontuve repentinamente,aladvertira travésdel rostrodeMr.Candyquemipruebahabíafracasadototalmente.

Elpequeñodoctorpermaneciótodoeltiempoqueyohabléinquietoensusilla y tirando de las puntas de sus dedos. Sus ojos turbios y acuosos sehallaban fijos enmi rostro con una expresión vaga y a la vez ansiosamenteinquisitiva, que causabapena.Era imposible adivinar loquepensaba en esemomento.Laúnicacosaclaramenteperceptibleeraquehabíayofracasadoenmipropósitodeatraersuatención,luegodehaberpronunciadolasdosotresprimeraspalabrasdemidiscurso.Laúnicaprobabilidadqueteníadehacerloacordarse de símismo parecía residir en el hecho de cambiar el tema de la

conversación.Ensayé,pues,unnuevotópicoinmediatamente.

—¡Ybastaya—ledijealegremente—delosmotivosquemehantraídoaFrizinghall! Ahora es su turno, Mr. Candy. Me envió usted un recado porintermediodeGabrielBetteredge…

Dejódetirardesusdedosentoncesysedespabilósúbitamente.

—¡Sí!,¡sí!,¡sí!—exclamóansiosamente—.¡Esoes!¡Leenviéaustedunrecado!

—Y Betteredge me lo hizo llegar debidamente por carta —proseguí—.Decíaustedallíqueteníaquedecirmealgolapróximavezquearribarayoaestapoblación.¡Ybien,Mr.Candy,aquíestoy!

—¡Aquí estáusted!—repitió eldoctor—.Betteredge teníamucha razón.Tenía yo que decirle algo a usted. Ese era mi mensaje. ¡Qué hombremaravillosoesBetteredge!¡Quémemoria!¡Asuedad,quémemoria!

Volvió a caer otra vez en el silencio, y comenzó a tirar de sus dedosnuevamente.AcordándomedeloqueleoyeradeciraBetteredgeencuantoalefecto producido en su memoria por la fiebre, proseguí hablando en laesperanzadequepodíaayudarloarecordar.

—Hacíamuchotiempoquenonosveíamos—ledije—.Laúltimavezquenosvimosfuedurantelaúltimacomidadecumpleañosquediomipobretía.

—¡Esoes!—gritóMr.Candy—.¡Lacomidadeldíadelcumpleaños!

Sepusoimpulsivamentedepieymemiróalacara.Unprofundosonrojofluyó de manera súbita a través de su rostro marchito y volvió a sentarsebruscamente,comosifueraconscientedehaberdadoaconocerunaflaquezaque deseara mantener oculta. Era evidente, lastimosamente evidente, queconocíalaslagunasdesumemoriayqueseempeñabaenocultarlasalosojosdesusamigos.

Hasta aquí, no había hecho élmás que apelar ami compasión. Pero laspalabrasqueacababadedecir,pocascomoeran,elevaroninstantáneamentemicuriosidadalmásaltonivelposible.Lacomidadeldíadelcumpleañoshabíallegado a convertirse en el único acontecimiento del pasado hacia el cualdirigía yo mi mirada, experimentando un sentimiento que era una extrañamezcladeesperanzayrecelo.¡Yheaquíqueesemismoacontecimientosurgíade pronto para proclamarse a sí mismo de manera inequívoca como unamateriasobrelacualteníaMr.Candyalgoimportantequedecir!

Tratédeayudarlounavezmás.Peroahoramipropiointerés,queasomabaen el fondo demi compasión, me urgió demanera un tanto premiosa parallevaracaboloquemeproponíaalcanzar.

—Haráyaprontounaño—ledije—queestuvimossentadosentornodetanagradablemesa.¿Tieneustedalgúnapunteensudiariooencualquierotraparteadondeconsteloquequeríadecirme?

Mr. Candy comprendió la insinuación y me hizo percibir que laconsiderabacomouninsulto.

—No necesito de ningún apunte, Mr. Blake —me dijo con bastanteempaque—. ¡No soy todavía tan viejo…, ymimemoria, gracias aDios, esdignadelamayorconfianzaaún!

Innecesario es que diga que decliné advertir que se hallaba ofendidoconmigo.

—¡Ojalápudieradecirlomismodemimemoria!—lerespondí—.Siempreque trato yo de recordar alguna escena ocurrida hace un año, rara vez mirecuerdoestanvívidocomoquisierayoquefuese.LacomidaenlodeLadyVerinder,porejemplo…

Mr.Candyvolvió a animarse en cuanto la alusión se deslizó a través demislabios.

—¡Ah, la comida, la comida en casa de LadyVerinder!—exclamómásansiosoquenunca—.Tengoalgoquedecirlerespectodeella.

Susojosmemiraronconlamismaangustiosaexpresióninquisitiva,conlamismaansia,lamismavaguedadydenotandoidénticasensacióndemiserabledesamparo que antes. Evidentemente se esforzaba, aunque en vano, porrecobrarsuperdidamemoria.

—Fue una comida muy agradable —estalló súbitamente y dando laimpresión de que decía exactamente lo que anhelaba decir—. Una comidamuyagradable,Mr.Blake,¿nolepareceausted?

Asintióconlacabeza,sesonrióypareciócreerelpobrehombrequehabíatriunfadoensuesfuerzoporocultarlatotalbancarrotadesumemoriabajounaoportunaintervencióndesupresenciadeánimo.

Tan lamentable era su aspecto que decidí cambiar súbitamente deconversación —interesado como me hallaba tan hondamente por larecuperacióndesumemoria—,ymereferíaciertoshechosdeinteréslocal.

Estos lograron desatarle la lengua. Tanto los minúsculos e inútilesescándaloscomolasdisputasacaecidasenlaciudad,algunasdelascuales,lasmás viejas, no hacía más de un mes, volvían, al parecer, fácilmente a sumemoria.Charlabadetalestemasdeunamaneraquehacíarecordar,enparte,elfluirafableychistosodesuconversacióndeantaño.Perohabíainstantesenque, en plena conversación, vacilaba de golpe…, me miraba durante unmomento con la misma vaga e inquisitiva expresión con que me miraba

antes…, se dominaba… y volvía al asunto abandonado. Yo me sometípacientementeaestemartirio(¿puedeseracasootracosaqueunmartirioparaunhombredeinteresescosmopolitaselabsorberconsilenciosaresignaciónlasnovedadesproducidasenunaciudaddecampo?),hastaqueelrelojubicadoeneldelanterodelachimeneamehizosaberquemivisitasehabíaprolongadoatravésdemásdemediahora.Considerandoque teníaahoraciertoderechoapensar que mi sacrificio era completo, me levanté para partir. Mientras leestrechabalamano,Mr.Candyvolvióareferirse,porsucuenta,alafiestadeldíadelcumpleaños.

—Mealegromuchodehaberlevueltoaver—medijo—.Yopensaba…,realmente pensaba,Mr. Blake, hablar con usted. Respecto de la comida encasa de Lady Verinder, ¿sabe usted? Una comida agradable… realmenteagradable,¿noleparece?

Entantorepetíalafrase,parecíasentirsetanpocosegurodehaberlogradoocultarmelaslagunasdesumemoria,comoocurrieraenelprimermomento.Sumiradapreocupadavolvióaensombrecersusemblante,yluegodehacermepensar que me había de acompañar hasta la puerta de calle, cambiósúbitamentede idea,hizo sonar la campanilla endemandade sucriaday sequedóaguardandoenlasala.

Yodescendílentamentelaescalera,conladescorazonadasensacióndequeel doctor tenía algo que decirme de vital importancia paramí, pero que sehallabafísicamenteincapacitadoparahacerlo.Elesfuerzoqueimplicabaparaélrecordarqueteníaalgoquedecirmeera,demanerahartoevidente,elúnicoesfuerzoquesudébilmemoriasehallabaencondicionesdeefectuar.

En el preciso instante en que luego de llegar al último de los peldañosdoblé una esquina para dirigirme hacia el vestíbulo exterior se abriósuavementeunapuertaenalgúnlugarde laplantabajade lacasayunavozamabledijodetrásdemí:

—Mucho me temo, señor, que haya usted encontrado a Mr. Candylamentablementecambiado,¿noesasí?

MevolvíymeencontrédeprontocaraacaraconEzraJennings.

CAPÍTULOIX

La hermosa criada del doctor estaba aguardándome con la mano puestasobrelaabiertapuertadecalle.LadeslumbranteluzmatinalqueinundabaelvestíbulocaíaplenamentesobreelrostrodelayudantedeMr.Candy,cuandomevolvíparamirarlo.

Era imposible refutar a Betteredge cuando decía que el aspecto de EzraJennings, juzgándolo desde un punto de vista ordinario, predisponía en sucontra.Tantosupielgitanacomosusdescarnadasmejillasysusflacoshuesosfaciales,yasí tambiénsusojossoñadores,suextraordinariacabelleradedoscolores y el asombroso contraste ofrecido por su rostro y su figura, que lohacíaaparecercomounapersonaviejay jovena lavez,parecíanhabersidocalculadoscomoparaproducirunamalaimpresiónenelespíritudecualquierdesconocido.Noobstante—ysintiendocomosentíayotodoello—,nopuedonegarqueEzraJenningsdespertóenmíciertasimpatíaquemefueimposibleresistir.EntantoquemiexperienciadelavidameaconsejabaresponderasupreguntaydecirlequehabíaenverdadhalladoaMr.Candylamentablementecambiadoyproseguirdespuésmicaminohastasalirdelacasa,elinterésquedespertóenmíEzraJenningsmehizoecharraícesenellugaryledioaéllaoportunidaddehablarmeenprivadodeldoctor,oportunidadquehabíaestado,evidentemente,acechando.

—¿Vaustedporelmismocamino,Mr.Jennings?—ledije,alobservarquellevabasusombreroenlamano—.YovoyalacasademitíaMrs.Ablewhite.

Ezra Jenningsme contestó que tenía que ir a ver a un paciente y debíadirigirseenlamismadirección.

Alsalirjuntosdelacasaobservéquelalindacriada—quenofuemásquetodasonrisayamabilidadencuantoledilosbuenosdíasalsalir—recibióunpequeñoymodestoencargodepartedeEzra Jennings, relativoa lahoraenquedebíaesperarsesuregreso,conloslabiosfruncidosydirigiendosuvistaostensiblemente hacia cualquier parte, antes que mirarlo a él a la cara. Elpobreinfeliznoera,evidentemente,unserqueridoenlacasa.Fueradeellayde acuerdo con lo queme dijeraBetteredge, era impopular en todas partes.«¡Quévidalasuya!»,penséentantodescendíamoslaescalinataexterior.

Luegodehabersereferido,porsuparte,alaenfermedaddeldoctor,EzraJennings parecía determinado a dejar que yo reanudara la conversación conesetema.Susilenciomedecíademanerasignificativa:«Ahoraessuturno.»Yo también tenía mis motivos para referirme a la enfermedad del doctor yaceptéprestamentelaresponsabilidaddehablarprimero.

—A juzgar por el cambio que advierto en él —comencé a decir—, ladolencia deMr. Candy debe de haber sidomuchomás grave de lo que yosupuse,¿noesasí?

—Esunmilagro—dijoEzraJennings—quehayasobrevividoalamisma.

—¿Sehallaacasoalgunavezsumemoriaenmejorescondicionesdeloqueseencuentrahoy?Sehaesforzadopordecirme…

—¿Algoquesucedióantesdequeenfermara?—mepreguntóelayudante,

alrepararqueyovacilaba.

—Sí.

—Sumemoriade loshechosocurridosenesaépocaestá incurablementedebilitada—me dijo Ezra Jennings—. Casi debemos deplorar que el pobrehombreconservealgúnrestodelamisma.Mientrasqueporunladosehallaencondicionesderecordarconfusamenteciertosplanesideadosporél—cosasque debió decir o hacer aquí y allá, antes de enfermarse—, se muestra, almismotiempo,incapazderecordarenquéconsistíandichosplanes,ocuáleseran las cosas que tenía que hacer o decir. Tiene dolorosa conciencia de supropia impotencia y se esfuerza angustiosamente, como usted lo habrácomprobado,porocultartalcosaalosojosdelosdemás.Sialsanarsehubieralevantadosinrecordarunsolodetalledelpasado,seríaunhombremuchomásfeliz. ¡Quizá lo fuéramos también todos nosotros —añadió, sonriendotristemente—,sipudiéramos,porlomenos,olvidar!

—¿Nohayacasoenlavidadetodosloshombres,ysinlugaradudas—lerepliqué—, ciertos hechos cuya memoria no deberían ellos desear que seperdieratotalmente?

—Eso,creo,puededecirsede lamayorpartede loshombres,Mr.Blake.Peromuchometemoquenopuedadecirse,enverdad,detodos.¿TieneustedalgúnmotivoparasuponerqueeserecuerdoperdidoqueMr.Candyseesforzóporrecobrar—haceuninstante,cuandoustedlehabló—,esunrecuerdoqueustedconsideraqueesimprescindiblequeélconserve,enfavordeusted?

Aldecirestaspalabrasporsucuenta, rozóprecisamenteel temarespectodel cualme hallaba yo ansioso por consultarlo. El interés que sentí por esehombre extraño me había impelido en el primer momento a darle laoportunidaddehablarme,peroabsteniéndomealmismo tiempode referirmepormiparteasuamo,hastatantonoestuvieralosuficientementeconvencidodequesetratabadeunapersonaencuyadelicadezaydiscreciónpodíaconfiar.Lopocoquemehabíadichohastaahorasirvióparaconvencermedequemehallaba ante un caballero. Poseía lo que me aventuré a llamar ese innatodominiodesímismo,queesunaseguramuestradebuenaeducaciónnosóloen Inglaterra, sinoencualquier regióndelmundocivilizado.Cualquieraquefueraelmotivoqueloguioahacermelapreguntaqueacababadedirigirme,nodudéunsoloinstanteenquesejustificaba—hastaahíporlomenos—elquelecontestaseyosinlamenorreserva.

—Creo que tengo el más grande interés —le dije— en reconstruir eseperdido recuerdo queMr. Candy es incapaz de hacer revivir. ¿Puede ustedaconsejarme algún método que me sirva para ayudarle a refrescar susrecuerdos?

EzraJenningsmemiróyun relámpagode interés repentinobrillóensusojoscastañosysoñadores.

—LamemoriadeMr.Candyseencuentrafueradelalcancedetodaayuda—me dijo—. Yo he tratado de prestarle esa ayuda, desde que surestablecimientolopermitióhablarpositivamentedelasunto.

Estomedesanimó,ynodejédereconocerlo.

—Leconfiesoquemehizoustedconcebirlaposibilidaddeunarespuestamenosdesalentadoraqueésa—ledije.

EzraJenningssesonrió.

—Puedeserque,despuésdetodo,nosetratedeunaréplicadefinitiva,Mr.Blake.PuedeserqueseaposiblereconstruirelrecuerdoperdidodeMr.Candy,sinnecesidadderecurriraMr.Candy.

—¿Deveras? ¿Seríauna indiscrecióndemiparte el preguntarle…cómopodríasereso?

—Deningunamanera.Laúnicadificultadquetengoparacontestarleasupreguntaesladeexplicarmeamímismo.¿Puedocontarconsupaciencia,sipaso a referirme, nuevamente, a la enfermedad de Mr. Candy, y si no leescatimoalhacerloahoraciertosdetallesprofesionales?

—¡Por favor, prosiga! ¡Ya ha despertado usted enmí un gran interés entornodeesosdetalles!

Mi vehemencia pareció divertirlo…, quizá debiera más bien decir,agradarlo.Volvióa sonreír.Habíamosyadejado trasdenosotros lasúltimasviviendas de la ciudad. Ezra Jennings se detuvo un instante y cortó variasfloressilvestresdeunsetoquesehallabaauncostadodelcamino.

—¡Qué hermosas son! —dijo sencillamente mostrándome su pequeñoramillete—. ¡Y cuán pocas son las personas, al parecer, que las admiran enInglaterracomoellasmerecen!

—¿NohavividoustedsiempreenInglaterra?—ledije.

—No.Henacidoymehecriado,duranteciertotiempo,enunadenuestrascolonias.Mi padre era inglés, peromimadre…Nos estamos desviando deltema, Mr. Blake, y por culpa mía. La verdad es que he asociado a estasmodestasflorecillasdeseto…Noimportaaqué;hablábamosdeMr.Candy,yaMr.Candyvolveremosahora.

Relacionando las pocas palabras que de tan mala gana se le escaparon,respectodesímismo,conesamelancólicaopinióndelavidaquelollevabaapensarquelafelicidaddelhombreestribabaenelcompletoolvidodelpasado,me convencí de que la historia que había yo leído en su rostro era, en dos

sentidos,almenos,suhistoriaverdadera.Enprimerlugar,habíasufridoloquepocoshombreshanpadecidoy,ensegundolugar,existíaensusangreinglesaelingredientedeunarazaextranjera.

—Sindudahabráustedoídohablarde lacausade laenfermedaddeMr.Candy—medijo,retomandolapalabra—.Lanochedeldinner-partydeLadyVerinder llovió a cántaros. Mi amo regresó en medio de la lluvia en subirlochoycuando llegóasucasasehallabacaladohasta loshuesos.Allíseencontró con un urgente mensaje de un enfermo que lo aguardaba yprocediendodelamaneramásdesdichada,resolviópartiralpuntoparaverasu paciente, sin haberse cambiado de ropa.Yome hallaba profesionalmenteocupado esa noche atendiendo un caso a cierta distancia de Frizinghall. AlregresaralamañanasiguientehalléquemeestabaesperandomuyalarmadoellacayodeMr.Candypara llevarmealcuartodesuamo.Poreseentonceselmalhabíayaobrado;laenfermedadestabaensuapogeo.

—Laenfermedad,segúnsemedijoentérminosgenerales,consistióenunafiebre—ledije.

—No podría yo añadir una sola palabra que hiciera más exacta suclasificación—merespondióEzraJennings—.Desdeelprimerinstantehastaelúltimo,dicha fiebrenoasumióninguna formaespecífica. InmediatamentemandéllamaradosamigosprofesionalesdeMr.Candy,ambosmédicos,quesehallabanenlaciudad,paraquemedieranaconocersuopiniónalrespecto.Los dos convinieron conmigo en que se trataba de algo serio, pero tambiéndisintieroncompletamenteencuantoaltratamientoqueyoqueríaaplicarle.Elpuntodevistaquesosteníanellosporunladoyyoporelotro,encuantoasupulso,eratotalmenteopuesto.Losdosmédicos,razonandoporlaceleridaddelos latidos,manifestaronquedebíaadoptarseúnicamenteun tratamientoquetendieraadisminuirlos.Yo,pormiparte,admitíquesupulsoerarápido,peroleshicenotarquesualarmanteestadodedebilidad indicabaunagotamientogeneral de su naturaleza física y exigía claramente la administración deestimulantes. Los dos médicos se declararon partidarios del avenate, lalimonada, el hordiate y otras cosas por el estilo. Yo, del champaña o delbrandy,delamoniacoylaquinina.¡Comoustedve,unaseriadivergencia!Unadiferencia de opiniones entre dos médicos de sólida reputación local y undesconocidoquenoeramásqueunayudanteenlacasa.Durantelosprimerosdíasnomequedóotraalternativaqueladecederantelosmásancianosymásdoctos;mientras,elpacienteseagravabamásymás.Yointentéporsegundavez recurrir al convincente e innegable testimoniode supulso.Su celeridaderamayor y la fiebre había aumentado.Ambosmédicos tomaron como unaofensamiobstinación.Ymedijeron:«Mr. Jennings,obiennosentendemosnosotrosconelenfermo,oustedsehacecargodeél. ¿Quéescoge?»Yo lesdije: «Caballeros, concédanme cinco minutos para pensarlo y esa pregunta

categórica habrá de tener una respuesta categórica.» Cuando el plazo huboexpirado,mehalléprontoparadarlesmicontestación.Ylesdije:«¿Senieganustedesdeplanoaprobareltratamientobasadoenlosestimulantes?»Ambosse rehusaron, con las palabras estrictamente necesarias para ello. «Piensoponerlo en práctica inmediatamente, caballeros.» «Si lo hace usted, Mr.Jennings, abandonaremos el caso.» Yo bajé a la bodega en busca de unabotelladechampañayleadministréluegomediovasodelmismoalpacientecon mis propias manos. Los dos médicos tomaron sus sombreros yabandonaronlacasaensilencio.

—Asumióustedunagraveresponsabilidad—ledije—.Dehallarmeyoensulugar,muchometemoquenomehubieraatrevidoahacerlo.

—Dehallarseustedenmi lugar,Mr.Blake,hubierausted recordadoqueMr.Candy lehabíadadoempleoencircunstancias tales,que loconvertíanaustedensudeudorportodasuexistencia.Dehallarseustedenmilugarhabríavistoquesusaludseapagabadehoraenhoraysehubieraarriesgadoahacercualquier cosa antes que ver cómo el único hombre que lo amparó en estatierrasemoríaantesusojos.¡Nocreaustedquenoteníayoconcienciadelasituaciónenquemehabíacolocado!Hubomomentosenque lleguéa sentirtodalamiseriademisoledadyelpeligrodemitremendaresponsabilidad.Dehabersidoyounhombrefeliz,dehabersidolamíaunaprósperaexistencia,creo que hubiera sucumbido bajo el peso de la labor queme impuse. Perocomoyonoteníaamisespaldasningúntiempofelizhaciaelcualdirigirmivista, ni podía añorar ningún estado de sosiego mental que me obligara apercibir contraste alguno con la duda y la ansiedad del presente…, memantuve firme, y a través de todos los obstáculos, llevé adelante miresolución. Hacia el mediodía, que era cuando las condiciones del pacientealcanzaban elmás alto nivel demejoría,me tomaba yo el reposo que tantonecesitaba.Duranteelrestodelasveinticuatrohorasdeldíaymientrassuvidaestuvo en peligro, jamás me alejé de su lecho. Hacia el crepúsculo, comoocurre habitualmente en tales casos, el delirio inherente a la fiebre se hacíapresente.Semantenía,conmayoromenorintensidad,durantelashorasdelanoche, y cesaba en ese terrible período que abarca las primeras horas de lamañana—desdelasdoshastalascinco—,cuandoaunlasenergíasvitalesdelas personas más sanas alcanzan su más bajo nivel. Es en esos momentoscuandorecogelaMuertesumásabundantecosechadevidashumanas.Yeraen eseperíodo cuandoyoy ella luchábamos junto al lecho,paradeterminarquiénhabríadequedarseconelhombreque reposabaenél. Jamásdudédeltratamiento al cual lo apostara todo.Cuando fallabaelvino, le administrababrandy. Y cuando los otros estimulantes dejaron de surtir efecto, doblé ladosis. Luego de un intervalo de incertidumbre—cuya repetición le ruego aDios no se produzca jamás—, llegó un día en que, lentamente, aunque demaneraapreciable,comenzóapercibirseunadisminucióndeloslatidosy,lo

queeraaúnmejor,seprodujouncambioenlascaracterísticasdelgolpeteo…,uninnegablecambioqueapuntabahacialaestabilidadylasalud.Entoncesfuecuando advertí que lo había salvado y cuando, debo reconocerlo, me vineabajoamivez.Abandoné ladébilmanodelpobreenfermosobreel lechoyprorrumpí en sollozos. ¡Un desahogo histérico, Mr. Blake…, un desahogohistéricotansólo!¡Losfisiólogosdicen,ytienenrazón,quealgunoshombresnacenconcaracterísticasfemeninas…;yosoyunodeellos!

Hizo esta amarga defensa profesional de sus lágrimas, hablandocalmosamenteysinafectación,comolohabíahechohastaentonces.Tantosuademáncomosupalabrademostrarondesdeelprincipiohastaelfinalquesehallaba particularmente, casi enfermizamente, preocupado por no exhibirsecomounobjetodignodeinterésparamí.

—Sin duda se preguntará usted por qué razón lo he fatigado con todasestasminucias, ¿no es así?—prosiguió—.Debo decirle,Mr.Blake, que noencuentrootrocaminomejorqueéseparallevarloadondeloquieroconducirenseguida.Ahoraquesehallaustedaltantodelaclasedevidaquellevabayodurante la enfermedad de Mr. Candy estará en condiciones de comprendercuángrandementenecesitado,detantoentanto,mehallabayodealigerar lacargaquepesabasobremiespíritu,conalgoquefueseunaespeciederespiro.Hetenidolapretensióndeemplearmishoras libres,desdehacevariosaños,en lapreparacióndeun librodirigidoa losmiembrosdemiprofesión…unlibro que tiene por tema el delicado e intrincado asunto del cerebro y elsistemanervioso.Esprobablequeno lo terminenuncay lomásseguroseráquenoaparezcajamás.Noporesohadejadodeserparamíelcompañerodemuchasdemishorassolitariasyfuetambiénélquienmeayudóasobrellevarlos momentos de angustia—esos momentos que empleé nada más que envelar—juntoallechodeMr.Candy.Yalehedichoqueéstedeliraba,¿noesasí?¿Ylehemencionado,también,laépocaenquecomenzóadesvariar?

—Sí.

—Bien;yohabíallegadoenmilibro,poreseentonces,alpasajequedebíatratar precisamente del delirio. No habré de molestarlo a usted de ningunamaneraconteoríaalgunasobrelamateria…;meconcretarétansóloadecirlelo que le interesa a usted en el presente. Innumerables veces se me haocurrido,duranteelejerciciode lamedicina,ponerendudaelhechodequepodamos justificadamente inferir en los casos de delirio, que la pérdida delhablatienequeinvolucrarnecesariamentelapérdidadelafacultaddepensar,enidénticamedida.LadolenciadelpobreMr.Candymediolaoportunidaddeponer a prueba mi objeción. Debido a mi conocimiento del arte de lataquigrafía, me hallaba en condiciones de registrar las «divagaciones» delpaciente, respetando exactamente las palabras emitidas por sus labios.¿Percibeustedlametaalaquemevoyaproximando,Mr.Blake?

Yo la advertí claramente y aguardé, conteniendo el aliento, a que dijeramás.

—Aratosperdidos—prosiguióEzraJennings—medediquéatraducirmisnotastaquigráficasallenguajecorriente…,dejandolargosespaciosentreunayotrafraseinconclusayaunentrelasmeraspalabrassueltas,talcomobrotaronéstas de los labios de Mr. Candy. Le apliqué entonces al caso el mismorazonamientoqueponemosenpráctica cuandonoshallamosenel trancedereunirlasdiferentespiezasdeun«rompecabezasinfantil».Alcomenzar,todoesconfusión;perotodopodráserpuestoenordenhastallegaraconstituirunafigura,sóloconquehallemoselsistemaverdaderoparahacerlo.Deacuerdocon este plan, llené los espacios en blanco con las palabras que las frasesinconclusasolaspalabrassueltasmesugirieronquehabíansidopensadasporel paciente; alteré luegounayotravez laspalabrashastaque logrédar conaquellasqueresultaronserelcomplementonaturaldelasquelasantecedíanylas sucedían en el papel. El resultado fue que no sólo pude llenar de esamaneraelvacíodemuchashorasdeansiedad,sinoquearribéaalgoquevino,segúnmepareció,aconfirmarmiteoría.Hablandoconmássencillez,luegodehaber enlazado las diferentes frases inconclusas entre sí, descubrí que lasuperior facultad del pensamiento había seguido obrando de manera más omenoshilvanadaenlamentedelenfermoduranteeltiempoenquelainferiorfacultadde la expresiónpermanecía enun estadode casi total impotencia yconfusión.

—¡Un momento! —interrumpí ansiosamente. ¿Apareció mi nombredurantealgunadelasdivagaciones?

—Verá usted, Mr. Blake. Entre los testimonios escritos que prueban laverdaddelaaseveraciónqueacabodeanticiparle—o,mejordicho,entrelosvariosexperimentosefectuadosparaponerapruebamiaserción—hayunoenelqueaparecesunombre.DurantecasitodalanochelamentedeMr.Candyse había hallado ocupada en algo que les concierne a ambos. Yo anoté laspalabras sueltas, tal como fueron brotando de sus labios, sobre una hoja depapel.Yheregistradoloseslabonesdescubiertospormíyquevinculanentresíaesaspalabras,enotrahojadepapel.Elproducto,utilizandoellenguajedelosaritméticos,esun inteligible relato…,relacionado,primeramente,conunhecho realmente acaecido en el pasado y luego con algo que Mr. Candyhubiera hecho en el futuro, de no habérsele cruzado en el camino laenfermedad que vino a impedírselo. La cuestión reside en averiguar si estoconstituyeonoelrecuerdoperdidoqueélseesforzóporhallarestamañana,cuandoustedlovisitó,¿noesasí?

—¡Nohay lamenorduda!—le respondí—.Regresemos inmediatamenteparaveresospapeles.

—Absolutamenteimposible,Mr.Blake.

—¿Porqué?

—Póngase usted en mi lugar, por un momento—dijo Ezra Jennings—.¿Le revelaría usted a otra persona las palabras que han surgido de manerainconsciente de labios de su doliente enfermo y su desvalido amigo, sinasegurarsepreviamentedequeexiste,enverdad,unarazónquejustifiquetalcosa?

Yo advertí que no había réplica posible; pero traté, no obstante, derefutarlo.

—Miconducta frente aunhechodenaturaleza tandelicadacomoesealque usted se refiere—le conteste— se hallaría sujeta en gran medida a lacuestióndesilarevelacióncomprometeonoamiamigo.

—Yo he dispuesto necesariamente del tiempo suficiente para considerareseaspectode lacuestión—medijoEzraJennings—.DondequieraqueunanotaincluíaalgoqueMr.Candyhubieradeseadomantenerensecreto,resolvíyoromper talnota.Losexperimentosmanuscritosefectuadosa laverade lacama demi amigo no incluyen ahora nada que él vacilaría en comunicar aotros,enelcasodequerecuperara lamemoria.En loqueaustedserefiere,measisteaúnlarazóndesuponerdequehayenmisnotasalgoqueéldesearíarealmentecomunicarle…

—¿Yaúnvacilausted?

—Sí,aúnvacilo.¡Tengaencuentalascircunstanciasenlascualesobtuvela información que ahora poseo! Inofensiva como es la misma, no puedoconvencerme de que debo entregársela a usted, amenos queme demuestreusted que le asiste unmotivo para pedirme tal cosa. ¡Tanmal ha estado elpobre,Mr.Blake,y tanenteramentehadependidodemí!¿Lepidomuchoaustedalrogarlequemeinsinúe,nomás,quéclasedeinteréseselquelollevahaciaeserecuerdoperdido…,oenquécreeustedqueconsisteelmismo?

De haberle respondido con la misma franqueza que sus palabras y susmaneras exigían demí,me hubiera visto obligado a reconocer abiertamentequesesospechabaqueyoeraelladróndeldiamante.PeseaqueelimpulsivointerésquehabíasentidoenelprimermomentoporEzraJenningssehabíaidoacrecentando posteriormente de manera extraordinaria, no había logradodestruir la invencible repugnancia que me causaba el hecho de revelarle ladegradanteposiciónenquemehallaba.Unavezmásmerefugiéenlasfrasesexplicativasquehabíapreparadoparaenfrentaralosdesconocidos.

Estaveznotuvemotivoalgunoparaquejarmedelafaltadeatencióndelapersonaaquienmedirigía.EzraJenningsmeescuchópacientemente,auncon

ansiedad,mientrasledirigílapalabra.

—Lamento haber despertado su expectativa, Mr. Blake, sólo paradesilusionarlo después —me dijo—. Durante todo el tiempo que duró laenfermedad deMr. Candy, desde el primer día hasta el último, ni una solapalabrarelativaaldiamanteseescapódesuslabios.Elasuntoconelcualoíque relacionaba él su nombre, Mr. Blake, puedo asegurarle que no guardarelaciónvisiblealgunaconladesapariciónorecuperacióndelagemadeMissVerinder.

Habíamos llegadoen tantodecíaélestaspalabrasaunsitioenelcual lacarretera por donde íbamos caminando se bifurcaba. Un camino conducíahacialacasadeMr.Ablewhiteyelotrohaciaunaaldeasituadaenmediodeunbrezal,dosotresmillasmásallá.EzraJenningssedetuvoantelarutaqueconducíaalaaldea.

—Tengo que ir en esa dirección —me dijo—. Lamento real yverdaderamente,Mr.Blake,elnopoderserledeningunautilidad.

Su voz me convenció de que hablaba sinceramente. Sus dulces ojoscastañossedetuvieronporunmomentoenmirostroconmelancólicointerés.Haciéndome una reverencia echó a andar, sin agregar una sola palabra, endireccióndelaaldea.

Duranteunoodosminutospermanecíallíinmóvil,viendocómoseperdíaen ladistancia, llevándoseconélymás lejos loqueyoestaba seguroahoraque era la clave de lo que buscaba. Luego de haberse alejado un tanto, sevolvióparamirarme.Aladvertirquemehallabaenelmismolugar,sedetuvocomosiestuvieradudandorespectoasiyodeseabaonodirigirledenuevolapalabra. ¡No tuve tiempo para detenerme a razonar sobre mi propiasituación…, para recordarme a mí mismo de que estaba perdiendo mioportunidadenelquepodríaserelpuntodecisivodemiexistencia,ytodoellonadamásqueporhalagarmiamorpropio!Sólocontéconeltiemposuficienteparadecirleprimeroquevolvierayparapensarluego.Sospechoquesoyunodeloshombresmásimprudentesdelmundo.Ledijequevolviera…,yluegomedijeamímismo:«Ahoranohayyaremedio.¡Debodecirlelaverdad!»

El desanduvo su camino de inmediato. Y yo avancé a lo largo de lacarreteraparairasuencuentro.

—Mr.Jennings—ledije—.Nohesidototalmentehonradoconusted.ElinterésquemellevaareconstruirelrecuerdoperdidodeMr.CandynotienenadaqueverconlarecuperacióndelaPiedraLunar.Ungraveasuntopersonalhamotivadomi visita aYorkshire. Sólo una excusa tengo para justificar elhechodenohaberlehabladoconfranquezarespectodeestacuestión.Esmásdolorosodeloquepuedenexpresarlomispalabras,paramí,elhechodeponer

altantoacualquierpersonadelasituaciónenquerealmentemehallo.

EzraJenningsmemiróconloqueeraenélelprimeratisbodeasombro,desdequeyoloconocía.

—No tengo el derecho, Mr. Blake, ni el deseo —me dijo—, deentremeterme en sus asuntos privados. Permítame que le pida perdón porhaberlosometido,delamaneramásinocente,aunapruebaangustiosa.

—Tieneustedelperfectoderecho—lerepliqué—defijarlascondicionessegún lascuales sehalladispuestoa revelarme loqueoyó juntoal lechodeMr.Candy.Comprendoyrespetoladelicadezaquegravitasobreusted,enloque se refiere a ese asunto. ¿Cómopuedoesperarquemedispenseusted suconfianzasiyomeresistoadispensarlelamía?Debeustedconocer,yhabrádeconocerlo,elobjetodemiinterésenloqueconciernealoqueMr.Candyqueríacomunicarme.Siocurrieraquemeequivocaseenmianticipacióndelascosas y que usted demostrara que no puede ayudarme luego de hallarseplenamentealtantodeloqueyonecesito,apelaréasuhonorparaqueguardemisecreto…;algomedicequenoconfiaréenvano.

—¡Alto ahí,Mr.Blake! Tengo algo que decirle, algo que deberé decirleantesdequepronuncieustedunapalabramás.

Yo lomiréasombrado.Lazarpadeuna terribleemociónparecióhaberloasidoparasacudirlohastaelalma.Supielgitanasealteróyadquirióunmatizpálido,grisáceo,lívido;susojossetornarondesúbitoenunosojosbrillantesysalvajes.Suvozdescendióhastaadquirirun tono—bajo,graveyresuelto—que yo oía ahora por vez primera. Los latentes recursos naturales de esehombreparaelbienoparaelmal—difícilhubierasidodeterminarloeneseinstante— surgieron a la superficie de su ser y semostraron antemí con lamismarapidezdelrelámpago.

—Antesdequedepositeustedsuconfianzaenmipersona—prosiguió—,deberáyhabráde saberenquécircunstanciashicemientradaen la casadeMr.Candy.Nomellevaráellomuchotiempo.Nopretendo,señor,contarlemihistoria, como es usual decir, a ningún hombre.Mi historia habrá demorirconmigo.SólolepidoquemepermitaustedqueledigaloquelehedichoaMr.Candy.Sipersisteustedluegodehabermeoídoenquererdecirmeloquesehapropuesto,contaráustedcontodamiatenciónymepondréenteramenteasusórdenes.¿Seguimosandando?

La reprimida angustia de su rostro me hizo callar. Le respondí con unsigno.Yseguimosandando.

Luego de haber avanzado unos pocos metros, Ezra Jennings se detuvojuntoaunportilloqueseabríaeneltoscomurodepiedraqueseparaelbrezaldelacarreteraeneselugar.

—¿Quéleparecesidescansamosunmomento,Mr.Blake?—mepreguntó—.Nosoyyaeldeantes…yhayciertascosasquemefatigan.

Yo le di mi aprobación, naturalmente. El abrió la marcha y luego deintroducirseatravésdelaaberturasedeslizósobreunaparceladehierbaquecrecía en el brezal, protegida del lado más próximo a la carretera por unconjuntodearbustosyárbolesenanos,desdelacualsedivisabaenlaopuestadirecciónlagrandeyextraordinariamentedesoladaperspectivaconstituidaporlasombríayyermasuperficiedelpáramo.Elcielosehabíanubladodurantelaúltimamediahora.Laluzsetornabaopacayladistanciapococlara.

El rostro amable de la Naturaleza salió a nuestro encuentro, exhibiendounaexpresiónsuave,tranquilaeincolora…,ysinningunasonrisa.

Nossentamosensilencio,EzraJenningscolocóaun ladosusombreroydeslizósumano,fatigadamente,sobresufrentey,enlamismaforma,después,porentresucabelloasombrosamenteblanquinegro.Luegoarrojósuramilletede flores silvestres, comosi los recuerdosque lasmismasdespertabanenélfueranahorarecuerdosqueloherían.

—¡Mr. Blake! —me dijo súbitamente—, se halla usted en una malacompañía.Lasombradeunahorribleacusaciónhaestadopendiendosobremídurantemuchosaños.Ledigo lopeordesdeelprincipio.Soyyounhombrecuyavidanoesmásqueundespojoycuyareputaciónyanoexiste.

Yointentéhablar.Peroélmedetuvo.

—No —me dijo—, perdón, todavía no. No se comprometa medianteninguna expresión de simpatía de la cual pueda usted mañana sentirsearrepentido.Me he referido a una sombra que ha pendido sobremí durantemuchosaños.Diversas circunstancias, relacionadascon lamisma.hablanenmi contra. No puedo reconocer ante mí mismo en qué consiste dichaacusación.Ymehallo incapacitado, totalmente incapacitado,paraprobarmiinocencia.Sólopuedojurar,comocristiano,quesoyinocente.Esinútilapelaramihonordehombre.

Sedetuvonuevamente.Yoledirigíunamiradacomprensiva.Peroélnomerespondió con ninguna mirada en momento alguno. Todo su ser parecíasumergidoenlaagoníadelrecuerdoysusenergíasabsorbidasporunesfuerzoverbal.

—Mucho es lo que podría decir —prosiguió— en lo que se refiere alimplacable trato que he recibido de mi propia familia y a la implacableenemistadquemehahechosuvíctima.PeroelmalyaestáhechoylaJusticianotieneremedioahora.Renunciaréafatigarlooaapenarlo,señor,siellomeesposible.Enloscomienzosdemicarrera,aquíenestepaís,esavilcalumniade que le hablé al principio dio en tierra conmigo para siempre. Renuncié

entonces a cuanto podía aspirar dentro del campo de mi profesión; elanonimatofuelamejoralternativaqueseofrecióantemivista.Abandonéalamujeramada…¿Cómopodíacondenarlaacompartirmidesgracia?Unaplazade ayudante de médico se me ofreció en un remoto rincón de Inglaterra.Obtuvedichoempleo.Unapromesade tranquilidady tambiéndeoscuridad,pensé. Pero estaba equivocado. Los rumores malignos, auxiliados por eltiempoylaoportunidad,viajanpacientementeyhastaunagrandistancia.Laacusación,delaquehabíahuido,mesiguiólospasos.Yoadvertísucercanía.Y fui capaz de abandonar voluntariamente mi posición, llevándome lostestimonios a queme hice acreedor. Ellosme sirvieron para procurarme unnuevopuestoenunnuevoyremotodistrito.Pasóciertotiemponuevamenteyotravezlacalumnia,quefueungolpedemuerteparamireputación,medioalcance.Estaveznoadvertísupresencia.Mipatronomedijo:«Mr.Jennings,notengoningúnmotivodequejacontrausted;perodeberáustedrectificarseode lo contrario abandonar el puesto.» No me quedaba más que una solaalternativa… Y dejé el puesto. Es innecesario que me detenga aquí paradecirle lomucho que he sufrido después de eso. Sólo tengo ahora cuarentaaños.Mireustedmicaray leaenella lahistoriadevariosañosdepenurias.Terminaron éstos con mi venida a este lugar y con mi encuentro con Mr.Candy. Necesitaba el doctor un ayudante. En lo que concernía a micompetencia lo remití a mi último patrono. Quedaba aún por aclarar lacuestióndemireputación.Ledijeentoncesloquelehedichoaustedahora…;nadamásqueeso.Leprevineque seproduciríandificultadesauncuandoélme creyera. «Aquí, como en cualquier otra parte», le dije, «rechazaré esamáscaraculpablequeimplicatodonombresupuesto;nomehallomásasalvoen Frizinghall que en ningún otro lugar de la sombra que me sigue, vayadondevaya.»Yélmerespondió:«Noacostumbrohacerlascosasamedias…,le creo y lo compadezco. Si está usted decidido a afrontar cualquieracontecimientoqueseproduzca,yo también loestaré.» ¡ElTodopoderoso lobendiga!Mehadadoalbergue,empleoyademástranquilidadespiritual…,ytengo la completa seguridad (la he tenido desde hace variosmeses) de quenadaocurriráquelehagalamentaraéltalcosa.

—¿Hamuertoyalacalumnia?—ledije.

—Se muestra más activa que nunca. Pero cuando llegue aquí será yademasiadotarde.

—¿Abandonaráustedellugar?

—No,Mr. Blake…Ya estarémuerto. Desde hace diez años padezco deuna incurable dolencia interna. No le ocultaré a usted que me hubieraabandonadoalaagoníadeesedolorpermitiéndolequeacabaraconmigohaceyamuchosañosdenohabersidoporunaúltimacosadignadeinterésquemerestahacerenlavidayquetornamiexistenciaenunhechoquerevisteante

mímismoalgunaimportanciatodavía.Necesitoprever lonecesarioparaunapersonaquemeesmuyquerida,yaquiennohabrédeverjamás.Mipequeñopatrimonio personal difícilmente podrá servirle para emanciparla de losdemás. La esperanza de alcanzar a vivir lo suficiente para hacer que aquélaumentehastaunacifradeterminada,meimpulsóaresistirlaenfermedadconel mejor paliativo a mi alcance. Para mi enfermedad, el único paliativorealmenteeficazes…elopio.Aestadroga todopoderosaycompasiva lehedebidounaprórrogademuchosañosenelcumplimientodemisentenciademuerte. Pero aun las virtudes del opio tienen su límite. El progreso de midolenciamehaidoobligandopaulatinamenteaconvertirelusodelopioenunabuso de la droga. Al cabo estoy sintiendo las consecuencias. Mis nerviosestán destrozados;mis noches son noches de horror.El fin no se hallamuylejano.Puedevenirya…Nohevividonitrabajadoenvano.Lapequeñasumade que le hablé está a punto de ser reunida, y me hallo en condiciones decompletarlasimisúltimasreservasorgánicasnoseagotanantesdeloqueyoespero.Apenassiséporqué lehecomunicadotodasestasdivagaciones.Nocreo que sea yo tanmodesto comopara apelar a su compasión.Quizá hayasidoporquesemehaocurridopensarqueustedmecomprenderíamásprontoencuantosupieraquesilehedichoestohasidoporlacompletaseguridadquetengode serunmoribundo.Noquiero engañarlo,Mr.Blake,diciéndolequeustedmeinteresa.Nohehechomásquevalermedelacuestióndelapérdidade la memoria de mi amigo, para intimar con usted. He especulado con laposibilidaddequesintieraustedunacuriosidadpasajerarespectodeloqueélqueríadecirleydequemecreyeraamícapazdesatisfacerla.¿Hayalgoquepuedaservirmedeexcusaporhabermeentremetidoconusted?Quizásí.Unhombre que ha vivido como yo he vivido suele amargarse cuando meditasobre el destino de la especie. Tiene usted juventud, riquezas, salud, unasituación en elmundo ymuchas posibilidades ante sí…; usted y los que sehallanensusmismascondicionesmehacenverelladobrillantedelavidaymereconcilianconestemundoquehabrédedejar.Cualquieraseaelepílogodeestaconversación,noolvidarénuncaquemehaconcedidoustedunagraciaalhacermesentirtalcosa.Dependedeustedahora,señor,eldecirmeloqueseproponíacomunicarmeoeldesearmebuenosdías.

Sólounarespuestapodíadarleaestepedido.Sinvacilarunsoloinstanteleconté la verdad, tan sin reservas como la he contado para ustedes en estaspáginas.

Él sepuso súbitamentedepieymemiró ansiosamentey conteniendoelaliento,amedidaquemeaproximabaalincidentecentraldemirelato.

—Esciertoquepenetré en lahabitación—ledije—,yes cierto tambiénquemeapoderédeldiamante.Solopuedojustificarambascosasdiciendoque,sea lo que fuere lo que haya hecho, lo efectué sin saberlo yomismoPuede

ustedcreerquelehedicholaverdad…

EzraJenningsmeasióconvehemenciadelbrazo.

—¡Alto ahí! —me dijo—. Me ha sugerido usted más de lo que ustedmismo supone. ¿Ha tenido usted alguna vez la costumbre de hacer uso delopio?

—Jamásloheprobadoenmivida.

—¿Sehallabansusnerviosresentidoselañopasadoenestamismafecha?¿Sintióalgunainquietuddesusada,algunairritacióndesacostumbrada?

—Sí.

—¿Dormíaustedmal?

—Malísimamente.Muchasnochesnodormíunsoloinstante.

—¿Constituyólanochedelcumpleañosunaexcepción?Tratederecordar.¿Durmióustedbienesedíaúnicamente?

—¡Lorecuerdo!Dormíprofundamente.

Soltómibrazotansúbitamentecomolohabíaasido…,ymemiróconelaire de un hombre en cuyamente acaba de disiparse la última duda que loabrumaba.

—Es éste un día notable, tanto en su vida como en la mía —me dijogravemente—.Estoyahora absolutamente seguro,Mr.Blake,deunacosa…LoqueMr.Candyqueríadecirleestamañana,lotengoregistradoenlasnotasque tomé junto a la cama del paciente.Aguarde, que eso no es todo.Estoyfirmementeconvencidodequepodréprobarlequeestabausted inconscientecuandoentróen lahabitaciónyechómanodeldiamante.Demetiempoparameditaryparahacerlealgunaspreguntas.¡Creoquelavindicacióndesubuennombresehallaenmismanos!

—¡Explíquese,porDios!¿Quéquiereusteddecir?

Enmediodelaexcitaciónprovocadaennosotrosporeldiálogo,habíamosavanzadounospasosmásalládelgrupodeárbolesenanosqueyahedichonosocultabanalosojosdelosdemás.AntesdequeEzraJenningshubieratenidotiempo de responderme, fue llamado desde la carretera por un hombreextraordinariamente excitado, el cual había estado evidentementeacechándolo.

—Yavoy—lerespondió—;¡conlamayorrapidezposible!—ysevolvióhaciamí—.Deboatenderuncasourgenteenlaaldea.Deberíaestarallídesdehacemediahora…Deboatenderelllamadoenseguida.Concédameusteddoshoras y vuelva a la casa deMr. Candy…Me comprometo a ponerme a su

disposiciónentonces.

—¡Cuánto tiempo tendré que esperar! exclamé con impaciencia—. ¿Nopodríaustedcalmarmiansiedadconalgunapalabraexplicativa,antesdeirse?

—Setratadeunasuntodemasiadoserioparaquepuedaserexplicadodemanera precipitada, Mr. Blake. No crea que trato de poner a prueba supaciencia intencionadamente…Noharíamásqueaumentarsuexpectativasiintentara remediar las cosas en el estado en que se encuentran actualmente.¡EnFrizinghall,señor,dentrodedoshoras!

Elhombredelacarreteravolvióallamarlo.Yélsealejóprecipitadamente,abandonándomeallí.

CAPÍTULOX

Dequémanerasehubieracomportadocualquierotrohombreduranteeseintervalo de expectativa a que me vi condenado, es algo que no pretendoaclarar.Lainfluenciaqueesasdoshorasdepruebaejercieronsobremífuelasiguiente: me sentí físicamente incapaz, todo el tiempo, de permanecertranquilo en un mismo sitio y espiritualmente imposibilitado de hablar connadie hasta no haber oído primero todo lo que Ezra Jennings tenía quedecirme.

En este estado de ánimo renuncié no sólo a la visita que había pensadohacerle aMrs. Ablewhite…, sino que no sentí ni elmenor deseo de ver alpropioGabrielBetteredge.

De regreso en Frizinghall le dejé una nota a Betteredge, en la cual lecomunicaba que había sido llamado y que mi ausencia duraría unas pocashoras,peroquepodíatenerlaseguridaddequeregresaríahacialastresdelatarde. Le rogaba que durante ese intervalo ordenara su comida para la horahabitual y matara el tiempo comomejor le pareciera. Como bien yo sabía,poseíaunamultituddeamigosenFrizinghallynosehallaríaendificultadesparaocuparsutiempo,hastatantoregresarayoalhotel.

Unavezrealizadoesto,hicelamayorpartedemitrayectoporlasafuerasde la ciudad nuevamente y me dediqué a vagar por el solitario brezal querodeaaFrizinghallhastaqueelrelojmeprevinodequehabíallegado,porfin,lahoraderegresaralacasadeMr.Candy.

MeencontréallíconEzraJennings,quiensehallabalistoyaguardándome.

Estabasentadoasolasenunpequeñocuartoquecomunicabamedianteunapuerta de vidrio con una sala de operaciones. Diagramas horrendamente

coloreadosquehablabandelosestragoscausadosportemiblesenfermedades,colgabanenlosdesoladosmurosdecolordeante.Unarmarioparalibrosllenodevolúmenesdemedicinadeteriorados,yornamentadoen suparte superiorconun cráneo en lugardel bustohabitual; unagranmesadepino salpicadaprofusamentedetinta;sillasdemaderacomoesasquesevenhabitualmenteenlas cocinas y cabañas; un droguete deshilachado en el centro del cuarto; unsumideroconunapiletayuncanaldedesagüeempotradoenelmuroyquesugería de manera horrible su vinculación con los trabajos quirúrgicos,componíantodoelmoblajedelcuarto.Lasabejaszumbabanentrelasescasasfloresde los tiestos colocados en laparte exteriorde laventana, lospájaroscantabaneneljardínyeldébileintermitentesonidodeunpianodesafinadodealgunacasadelasinmediacionesseabríapasohastamisoídos,alafuerza,de vez en cuando. En cualquier otro sitio todos esos rumores habitualeshubieranpenetradocomomensajerosalegresdelmundocotidianodeafuera.Allí se introducíancomo intrusos,enunaatmósferadesilencioqueningunaotra cosa que no fuera el sufrimiento humano tenía el privilegio de turbar.Dirigímivistahaciaelestuchedecaobadondeseguardabanlosinstrumentosquirúrgicos y hacia el enorme rollo de hilaza queocupabapor su cuenta unlugarenlosanaquelesymeestremecíinteriormentealpensarenlossonidosfamiliaresyconcordantesconlavidaordinariadelcuartodeEzraJennings.

—Noledaréningunaexcusa,Mr.Blake,porhaberlorecibidoenestesitio—medijo—.Eséstalaúnicahabitacióndelacasaenqueaestahoradeldíapodemos tener la seguridad de no ser molestados por nadie. He aquí mispapelesyalistosparausted,yheaquítambiénestosdoslibrosaloscualesesposibleque tengamosnecesidadderecurrirantesdequehayamos terminadocon este asunto. Aproxime su silla a la mesa de manera que podamosconsultarloslosdosalavez.

Yo me aproximé a la mesa y Ezra Jennings me alargó sus notasmanuscritas. Consistían éstas en dos grandes folios. Una de las hojas sehallaba escrita sólo a intervalos. La otra, con tinta roja y tinta negra,presentaba un escrito que la cubría de arriba abajo. Bajo los efectos de lairritante curiosidad que experimentaba en ese momento, hice a un lado lasegundadelashojasdepapel,desesperado.

—¡Apiádesedemí!—ledije—.Dígamequéesloquedeboesperar,antesdequeintenteleeresto.

—Con mucho gusto, Mr. Blake. ¿Le molestará contestar una o dospreguntasmás?

—¡Pregúntemeloqueseleantoje!

Memiró con su triste sonrisa en los labios y unamirada benevolente einteresadaensustiernosojososcuros.

—Según me ha manifestado —me dijo—, jamás, que usted sepa, haprobadoelopioensuvida.

—¿Queyosepa?—repetí.

—Comprenderáenseguidaporquélehablocontantareserva.Prosigamos.Que usted sepa, no ha probado jamás el opio. En estamisma fecha, el añopasado,teníaustedlosnerviosirritadosydormíamuymalporlasnoches.Lanoche del cumpleaños, no obstante, se produjo una excepción a la regla:durmióustedperfectamente.¿Voybienhastaaquí?

—Enteramentebien.

—¿Sabeustedaquéatribuirleelmotivodesumalestarnerviosoydesufaltadesueño?

—Noséaquéatribuirlo.RecuerdoahoraqueelviejoBetteredgehizounaconjeturaalrespecto.Peroapenassiesdignademención.

—Perdón. Toda cosa es digna de mención en un caso como éste.Betteredgeleatribuyóesesueñoaalgo.¿Aqué?

—Amiabandonodeltabaco.

—¿Habíasidoustedantesunfumadorinveterado?

—Sí.

—¿Abandonóustedelcigarrodegolpe?

—Sí.

—BetteredgesehallabacompletamenteenlociertoMr.Blake.Cuandoelfumaresunhábito, tieneque serunhombredeanormal constituciónelqueseacapazdeabandonarlosúbitamentesinqueseresientatemporariamentesusistemanervioso.Aellosedebieron,enmiopinión,susnochesdeinsomnio.MipróximapreguntaserefiereaMr.Candy.¿Recuerdaustedhabersostenidoalgo que se parezca a una disputa con él —durante la comida del día delcumpleañosoposteriormente—,sobreeltemadesuprofesión?

La pregunta despertó en el acto en mi memoria un recuerdo dormido,vinculado con la noche de la fiesta. La estúpida reyerta que hubo en talocasiónentreCandyyyohasidodescritaconunaextensiónmuchomayordéla que merece en el décimo capítulo de la Narración de Betteredge. Losdetalles que allí se dan de la disputa —tan poco pensé yo en ellosposteriormente— no lograron de ninguna manera hacerse presentes en esaocasiónenmimemoria.Todoloquerecordabay loquepudedecirleaEzraJennings fue que la emprendí con el arte de la medicina con la suficienteimprudenciaylasuficienteobstinacióncomoparasacardesuscasillasaunaMr.Candy.RecordabatambiénqueLadyVerindersehabíainterpuestoconel

propósito de poner fin a la disputa y que el pequeño doctor y yo habíamos«hecholaspaces»,comodicenloschicos,yllegadoasertangrandesamigos,antes de estrecharnos las manos esa noche, como nunca lo fuéramosanteriormente.

—Hay algomás—dijoEzra Jennings—, que esmuy importante que yosepa.¿Teníaustedalgúnmotivoparasentirseespecialmenteinquietoenloqueconciernealdiamante,enestamismafecha,elañopasado?

—Tenía los más poderosos motivos para inquietarme respecto deldiamante.Sabíaqueeraelcentrodeuncomplotysemeprevinoqueenmicarácter de poseedor de la piedra debían adoptarse ciertas medidas paraprotegeraMissVerinder.

—¿Sostuvoustedconalguien,inmediatamentedespuésdehaberseretiradoadescansarlanochedeldíadelcumpleaños,algunaconversaciónacercadelaseguridaddeldiamante?

—La cuestión del diamante dio lugar a una conversación entre LadyVerinderysuhija…

—¿Lacualsedesarrollóalalcancedesuoído?

—Sí.

EzraJenningsasiólasnotasquesehallabansobrelamesaylascolocóenmismanos.

—Mr.Blake—medijo—,si leeustedahoraestasnotasa la luzquemispreguntasysusrespuestashanarrojadosobreellas,haráusteddosasombrososdescubrimientosrelacionadosconsupersona.Comprobará,primero,queentróustedenelgabinetedeMissVerinderyechómanodeldiamanteenunestadohipnóticoproducidoporelopio,ysegundo,queelopiolefueadministradoaustedporMr.Candy—sinqueustedlosupiera—pararefutarprácticamentelasopinionesqueustedexpresaradurantelacomidadeldíadelcumpleaños.

Yo permanecí sentado, con los papeles en la mano, completamenteestupefacto.

—Trate de perdonar al pobre Mr. Candy —me dijo su ayudantecortésmente—.Admitoque lehacausadoun terribledaño,pero lohahechoinocentemente.Sileechaunvistazoaesasnotascomprobaráquedenohabersido por su enfermedad habría él vuelto a la casa de Lady Verinder a lamañanasiguientedeldíadelafiestayhabríaconfesadoserelautordelatretaque le jugara a usted.Miss Verinder se hubiera enterado de ello y hubieseinterrogadoaldoctor…,ylaverdad,quesehamantenidoocultadurantetodounaño,hubierasidoconocidaenunsolodía.

Yoempecéarecobrarme.

—Mr. Candy se halla fuera del alcance de mi resentimiento —le dije,colérico—.Perolatretaquemehizonodejaporeso,enlomásmínimo,deserunafelonía.Podréperdonarle,perojamáslaolvidaré.

—Nohaymédicoquenocometatalfelonía,Mr.Blake,enlaprácticadesuprofesión. Esa ignorante desconfianza del opio (en Inglaterra) no se hallasolamente limitadaa las clasesmásbajasymenoscultivadas.Todomédico,durantelalargaprácticadesuprofesión,seveobligado,devezencuando,aengañarasuspacientesenlamismaformaenqueMr.Candylohaengañadoausted. No justifico la tontería de jugarle a usted una mala pasada en talescircunstancias. Sólo abogo ante usted por una más exacta y más piadosainterpretacióndelosmotivos.

—¿Cómoocurrióello?—lepregunté—.¿Quiénmeadministróelláudanosinqueyoloadvirtiera?

—Nomehalloencondicionesdedecírselo.Nadaqueserefieraaesapartedel asunto escapó de los labios deMr. Candy durante todo el curso de suenfermedad.Quizásupropiamemorialeindiquelapersonasospechosa.¿Quéleparece?

—No.

—Es inútil entonces proseguir la investigación. El láudano le fueadministrado a usted secretamente, de alguna manera. Dejemos eso yprosigamos con otros asuntos de mayor interés inmediato. Lea usted misnotas,siesquepuede.Familiaricesuspensamientosconloqueocurrióenelpasado. Tengo algo que proponerle, muy osado y emocionante que serelacionaconelfuturo.

Estasúltimaspalabrasmeestimularon.

Empecé a estudiar los papeles, en el orden en que Ezra Jennings loscolocara enmismanos. El de arriba era el que conteníamenor cantidad depalabras.Aparecíanenél lassiguientespalabrassueltasy frases inconclusasquebrotarondelabiosdeMr.Candydurantesudelirio:

«… Mr. Franklin Blake… y agradable… descender un grado…medicina… confiesa… dormir de noche… le digo… resentidos…medicamento…éldice…medicamento…yandaratientasenlaoscuridadeslamismacosa…todos losconvidadosa lamesa…yoledigo…atientasenbuscadelsueño…sólounmedicamento…Éldice…dirigiendoaotrociego…sé lo que eso significa… ingenioso… una noche de descanso a pesar de símismo… necesita dormir… el botiquín de Lady Verinder… veinticincomínimas…sinqueél losepa…mañanaa lamañana…Ybien,Mr.Blake…medicamentohoy…jamás…sinél…equivoca,Mr.Candy…excelente…sinél… le descargo… verdad… otra cosa además… excelente… dosis de

láudano,señor…cama…que…medicinaahora.»

Aquí terminaba la primera de las hojas de papel. Se la devolví a EzraJennings.

—¿Esoesloqueustedoyójuntoasucama?—lepregunté.

—Es exacta y literalmente lo queoí—me respondió—; exceptuando lasrepeticiones que aparecen en mis notas taquigráficas y que no han sidotransferidasaquí.Ciertasfrasesypalabraslasrepitióyaunadocenadeveces,yacincuentaveces,deacuerdoconlaimportanciaqueélleatribuíaalaideaque representaban. Dichas repeticiones, en tal sentido, me fueron de ciertautilidad en la tarea de ir uniendo todos los fragmentos. No crea—añadió,indicándome la segunda hoja— que pretendo haber registrado allí,exactamente,lasmismasexpresionesquehubierausadoMr.Candydehabersehallado en condiciones de hablar hilvanadamente. Sólo afirmo que hepenetrado, a través del obstáculo que representaban sus palabras inconexas,hasta el pensamiento central que las eslabonó todo el tiempo, bajo lasuperficie.Juzgueustedporsímismo.

Mevolvíhacialasegundahojaqueahorasabíayoconstituíalaclavedelaanterior.

Unavezmásaparecíanantemí lasdivagacionesdeMr.Candy, copiadascontintanegra;losespaciosentreellashabíansidollenadosporEzraJenningscon tinta roja. Transcribo aquí el resultado demanera sencilla; teniendo encuentaqueeltextooriginalysuinterpretaciónsehallanmuypróximoselunodelotro,enestaspáginas,parasercomparadosyverificados.

«…Mr.FranklinBlakeesinteligenteyagradable,peronecesitadescenderun grado en la escala, cuando habla de medicina. Confiesa que no puededormirdenoche.Yoledigoquesusnerviossehallanresentidosyquedebíatomar algún medicamento. Él dice que tomar un medicamento y andar atientasenlaoscuridadsonunamismacosa.Delantedetodoslosconvidadosala mesa yo le digo: usted va a tientas en busca del sueño y sólo unmedicamentopodráayudarloarecuperarlo.Éldice:heoídohablardeunciegodirigiendoaotrociegoyahorasé loqueesosignifica. Ingenioso…Peroyopuedoproporcionarleunanochededescansoapesardesímismo.Enverdad,necesitadormiryelbotiquíndeLadyVerindersehallaamidisposición.Ledoyveinticincomínimasdeláudanoestanochesinqueéllosepa;yvoyalacasamañana a la mañana. “Y bien,Mr. Blake, ¿tomará usted una pequeñadosis de medicamento hoy? Jamás habrá de dormir sin él…” “En eso seequivoca, Mr. Candy; he pasado una noche excelente sin él.” ¡Entonces ledescargolaverdad!“Hadisfrutadousteddeotracosa,además, tanexcelentecomoesanochededescansoquedicehabergozado;habebidoustedunadosisdeláudano,señor,antesdeirsealacama.¿Quéopinaustedahoradelartede

lamedicina?”»

Unaadmiraciónproducidapor laobra ingenuadelhombrequeurdióesatextura tan delicada y completa, valiéndose de tan embrollada madeja, fue,naturalmente, la primera sensación que experimenté en tanto le devolvía elmanuscrito a Ezra Jennings. Modestamente me interrumpió en cuantocomencé a exteriorizar mi sentimiento de sorpresa y me preguntó si laconclusiónqueyoextraíadesusnotaseralamismaalacualélarribara.

—¿Creeusted, en lamismamedida enqueyo lo creo—medijo—,queobróbajolosefectosdelláudanocuandohizoustedloquehizolanochedelcumpleañosdeMissVerinder?

—Ignoroabsolutamentelosefectosdelláudanoparapoderdarunaopiniónal respecto —le respondí—. Sólo me resta acatar lo que usted dice yconvencermeamímismodequeestáustedenlocierto.

—Muybien.Lapróximapreguntaeslasiguiente.

Usted está convencido y yo también lo estoy…, ¿cómo podremosconvenceralosdemás?

Yoseñalélosdosmanuscritosquesehallabanentreambossobrelamesa.EzraJenningssacudiólacabeza.

—¡Son inútiles, Mr. Blake! Completamente inútiles en las actualescircunstancias, por tres razones incontestables. En primer lugar, estas notashansidotomadasencircunstanciasqueescapanenteramentealacomprensiónde la mayoría de las gentes. ¡Que se hallan en oposición a la misma, paracomenzar! En segundo lugar, estas notas simbolizan una teoría médica ymetafísica. ¡En oposición a las gentes también! En tercer lugar, han sidoescritas pormí; no existe otra cosa quemi testimonio personal como únicagarantíadequenosetratademerasfábulas.Recuerdeustedloqueledijeenel páramo…, y pregúntese luego a sí mismo qué valor puede tener miaserción.¡No!,misnotasposeentansólociertovalor,enloquerespectaalaopinióndelasgentes.Suinocenciadebeservindicadayellasdemuestranqueesposibletalcosa.Tenemosquesometeraunapruebanuestracreencia…,yustedseráelhombrequelohaga.

—¿Dequémanera?—lepregunté.

Élseinclinóansiosamente,atravésdelamesaquenosseparaba.

—¿Sehalladispuestoaensayarunosadoexperimento?

—Haré cualquier cosa que sirva para librarme de la sospecha que pesasobremíenestemomento.

—¿Se sometería usted a ciertas molestias personales durante cierto

tiempo?

—Acualquiermolestiaquesea.

—¿Querráustedsometersesinreservasamivoluntad?Habrádeexponersealasburlasdelostontosysufrirlasreconvencionesdealgunosamigoscuyasopinionessehallaustedobligadoarespetar…

—¡Dígamequées loque tengoquehacer!—prorrumpí impaciente—.Yvengaloqueviniere,habrédehacerlo.

—Setratadeesto,Mr.Blake—merespondió—.Robaráustedeldiamante,en estado inconsciente, por segunda vez, en presencia de testigos cuyotestimonioestéfueradetodasospecha.

Yopeguéunsaltoymepusedepie.Quisehablar.Peronopudemásquemirarlealrostro.

—Creo que eso puede hacerse —prosiguió—. Y habrá de hacerse…,siemprequecuenteconsuayuda.Tratedeserenarse…,siénteseyescucheloque tengo que decirle. Usted ha vuelto a su costumbre de fumar; lo hecomprobadoconmispropiosojos.¿Cuántohacequevolvióafumar?

—Cercadeunaño.

—¿Fumaustedmásomenosqueantes?

—Más.

—¿Abandonaríadenuevoesehábito? ¡Degolpe,quiero significar, comolohizoustedantes!

Yocomencéavislumbrarsuintención.

—Loabandonarédesdeahoramismo—lerespondí.

—Dereproducirselasmismasconsecuenciasaquediolugarelloenelmesdejuniodelañoanterior—medijoEzraJennings—;desufrirustedahoradeinsomniopor lasnochescomosufrióenaquelentonces,habremosganadolaprimerabatalla.Lohabremosretrotraídoaustedalmismoestadodenerviosodesasosiegoenquesehallólanochedelcumpleaños.Silogramosenseguidareconstruir, ohacer revivir aproximadamente, losdetalles domésticosque lorodearonenaquelentoncesyvolvemosainteresarasumentedenuevoenlasvarias cuestiones relacionadas con el diamante, que la conmovieron en esaoportunidad, lo habremos colocado a usted de nuevo, y en lamedida de loposible,enlamismasituaciónfísicaymentalenquesehallabacuandolefueadministrado el opio el año anterior. En tal caso podemos razonablementeesperarqueunarepeticióndeladosisnosllevará,enmayoromenormedida,aunarepeticióndelosefectos.Heaquímiproposiciónexpresadaenunaspocasyprecipitadaspalabras.Ustedveráahorasihayonounmotivoquejustifique

miproposición.

Sevolvióhaciaunodelosvolúmenesquesehallabanasuladoyloabrióenlapáginaseñaladaconunatiradepapel.

—Nocreaquevoyacansarloconalgunalecturadecarácterpsicológico—medijo—.Sientoquemehallocomprometidoaprobar,parahacerlejusticiaaustedyhacermejusticiaamímismo,quenoleestoypidiendoqueensayemoseste experimento en atención a ninguna teoría de mi propia invención.Principiosya consagradosy reconocidas autoridades en lamateria justificanmi punto de vista. Concédame usted cinco minutos de atención y mecomprometo ademostrarleque la ciencia acepta loqueyo lepropongo,porfantásticaquepuedaparecerlemiproposición.Aquí,enprimerlugar,sehallaexpuestoelprincipiofisiológicoenelcualyomebaso,porunapersonadelaautoridaddeldoctorCarpenter.Léaloustedmismo.

Y me alargó el trozo de papel que servía de señalador en el libro. Sehallabanallíescritaslassiguientespalabras:

«A lo que parece, tiene mucha base la creencia de que toda impresiónsensorialquehasidoalgunavezrecogidaporlaconcienciaquedaregistrada,porasídecirlo,enelcerebroyessusceptibledeserreproducidaciertotiempodespués, aunqueno tenga lamente concienciade ella, durante todo el lapsointermedio.»

—¿Estáclarohastaaquí?—mepreguntóEzraJennings.

—Perfectamenteclaro.

Empujóentoncesellibroabiertoatravésdelamesaenmidirecciónymeseñalóunpasajemarcadoconlíneasdelápiz.

—Ahora—medijo—leaelrelatodeesecasoqueguarda,enmiopinión,una estrecha relación con el suyo y con el experimento a que lo estoytentando.Tengaencuenta,Mr.Blake,antesdecomenzar,quemerefieroahoraa uno de losmás grandes fisiólogos ingleses. El libro que tiene usted en lamanoeslaFisiologíaHumanadeldoctorElliotsonyelcasoqueeldoctorcitasehallarespaldadoporlaautorizadapalabradeltanconocidoMr.Combe.

Elpasajeaquealudíaestabaconcebidoenlossiguientestérminos:

«“EldoctorAbelmecontóelcaso”,diceMr.Combe,“delporteroirlandésdeun almacén, el cual olvidaba en estadode templanza lo quehabía hechodurantesuembriaguez;peroquealponerseborrachorecordabanuevamenteloque hiciera durante su anterior período de embriaguez. En cierta ocasión,hallándoseborrachoperdióunpaquetedeciertovaloryenlosmomentosdetemplanzaposterioresnosupodarcuentadelmismo.Lapróximavezqueseemborrachó recordé que había dejado el paquete en cierta casa; como éste

carecíadedirección,habíapermanecidoallíasalvoypudorecuperarlocuandofueporél.”»

—¿Estáclarootravez?—preguntóEzraJennings.

—Tanclarocomoesposible.

Echómanodeltrozodepapel,locolocóensulugarycerróellibro.

—¿Sehallaustedconvencidodequenohehabladosinoapoyándomeenuna fuente fidedigna?—mepreguntó—.Sino lo está, no tendrémásque irhastaesosanaquelesyustedleerálospasajesquepuedoyoindicarle.

—Estoyplenamenteconvencido—ledije—,ynoesnecesarioqueleaunapalabramás.

—Enesecaso,podemosvolverahoraalacuestióndesuinteréspersonalporesteasunto.Mesientoenlaobligacióndedecirlequeasícomohayunprohay un contra, en lo que concierne al experimento. De lograr este añoreproducir exactamente las circunstancias que se produjeron el anterior,arribamos, infaliblemente,desdeelpuntodevista fisiológico,aun resultadoexactamente igual al de entonces. Pero esto —debemos admitirlo— esliteralmente imposible. Sólo podemos confiar en aproximarnos a talescircunstancias,y,porotraparte,denolograrretrotraerloaustedenlamedidade lo necesario al estado en que entonces se hallaba, esta aventura nuestrahabráde fracasar.Si triunfamos—yyo abrigopormiparte la esperanzadeque tendremos éxito—, podrá usted, por lo menos, repetir sus actos de lanoche del cumpleaños de manera tal que llegue a convencer a cualquierpersona razonable de que es usted inocente,moralmente hablando, del robodel diamante. Creo ahora,Mr. Blake, que le he expuesto la cuestión, en suanversoyreverso,conlostérminosmásexactosamialcanceydentrodeloslímites que a mí mismo me he impuesto. Si hay alguna cosa que no hayaentendidousted,dígamecuáles…;sipuedoaclarárselaselaaclararé.

—Hecomprendidoperfectamente—ledije—cuantoacabadeexplicarme.Peroreconozcoquemesientoperplejoanteunhechoquenomehaaclaradotodavía.

—¿Dequésetrata?

—Noentiendocómopudoel láudanoejercer eseefectoenmí.No logroexplicarmecómofuequebajélaescalerayanduveporloscorredoresyabríycerré las gavetas de un bufete y regresé luego ami cuarto. Todas ésas sonactividadesfísicas.Yopensabaqueelprimerefectodelopioeraprovocarenunounestadodeestuporyqueaesoseguíaelsueño.

—¡Elerrorcorriente,respectodelopio,Mr.Blake!Enestemomentoestoyesforzandomiinteligencia(talcomolooye)enfavorsuyo,bajolosefectosde

una dosis de láudano, diez veces, más o menos, mayor que la que leadministróaustedMr.Candy.Perodesecheustedsiquieremitestimonio…,aun en este asunto que se halla dentro del radio de acción de mi propiaexperiencia.Heprevistolaobjeciónqueacabadehacermeymeheprovistodeun testimonio independiente que habrá de pesar debidamente en su espíritu,comoasítambiéneneldetodossusamigos.

Ymealcanzóelsegundodeloslibrosquetrajeraalamesa.

—¡Ahí tiene —me dijo— las celebérrimas Confesiones de un inglésfumadordeopio!Lléveseellibroyléalo.EnelpasajequelehemarcadoveráustedcómocadavezqueDeQuinceyefectuabaloqueéldenomina«unaorgíadeopio»,obiensedirigíaalparaísode laóperaparagozarde lamúsica,obiensededicabaavagabundearlossábadosporlanocheporlosmercadosdeLondres,paraobservarlostruequesytransaccionesdelasgenteshumildesqueseproveíandelasviandasdestinadasalascomidasdeldomingo.Ybastayadel asunto que se refiere a la facultad que tiene el hombre de desempeñartareasactivasydeandardeunlugaraotrobajolainfluenciadelopio.

—Bastaya,sí,enloqueaesoserefiere—ledije—;peronohasatisfechoustedaúnmicuriosidadenloqueconciernealosefectosqueejercióelopioenmipersonaenparticular.

—Trataréde responderle conpocaspalabras—medijoEzra Jennings—.La accióndel opioprovocageneralmentedos efectos distintos…Durante elprimer período de la misma su efecto es estimulante; durante el segundo,sedante. Bajo sus primeros efectos, las más recientes y vívidas sensacionesrecogidas por su mente —sobre todo las relativas al diamante— es muyprobable que, dado el estado mórbidamente sensitivo en que se hallaba susistemanervioso,sehayanintensificado, imponiéndosesobresuraciocinioysu voluntad…, exactamente de la misma manera en que obra un sueñoordinario. Bajo tales efectos y lentamente cualquier aprensión que hubiereustedsentidoduranteeldía,encuantoa laseguridaddeldiamante,debiódehaberseacentuado,dandolugaraqueladudaseconvirtieraencerteza,loquelo impulsó a obrar físicamente para salvaguardar la gema, dirigiendo suspasos, con lamira puesta en ello, hacia el cuarto en el que luegopenetró ydebió guiar su mano hacia las gavetas del bufete, hasta hacerle dar con elcajón en que se hallaba la piedra. Bajo la tóxica influencia ejercida en sumente por el opio, puede usted haber hecho todo eso.Más tarde, cuando elperíodo de calma sucedió al estimulante, debió usted de haber caído en unestado de inercia y sopor. Más tarde aún se habrá sumergido usted en unprofundosueño.Alllegarlamañanadebiódedespertarsetanignorantedeloquehizodurantelanochecomosiregresaradelasantípodas.¿Leheaclaradodemaneradiscretamentesatisfactorialacuestiónhastaaquí?

—Tantomelahaaclarado—ledije—quedeseoahoraqueprosiga.Mehaexplicado usted cómo penetré en el cuarto y echémano del diamante. PeroMissVerinderme vio salir de allí con la gema en lasmanos. ¿Puede ustedreconstruirloquehicedespués?¿Puededecirmeloquehiceinmediatamente?

—Aeseasuntoibaareferirmeprecisamenteahora—mereplicó—.Ymepreguntosielexperimentoquemepropongoefectuarparaprobarsuinocencianopuedeconvertirsealmismotiempoenelmedioquesirvapararecuperareldiamante desaparecido. Luego de abandonar el gabinete de Miss Verinderdebió usted, con toda seguridad, de haberse dirigido hacia su propiahabitación…

—Sí;¿yluego?

—Esprobable,Mr.Blake—nomeatrevoadecirmás—que la ideaqueustedteníadesalvaguardareldiamantelohayallevado,porlógicadeducción,aladeocultarloyqueelesconditehayasidosupropiodormitorio.Entalcasopuedeserqueserepitaaquíelcasodelporteroirlandés.Quizárecuerdeustedbajolosefectosdeunasegundadosisdeopioellugarenquebajolosefectosdelaprimeradosisescondióustedeldiamante.

Mellegóahorael turnoamíparaaclararlelascosasaEzraJennings.Locontuve,antesdequetuvieratiempodeañadirunasolapalabra.

—Estáustedespeculando—ledije—conundesenlacequeposiblementenoocurrirá.EldiamanteseencuentraenestemomentoenLondres.

Seestremecióymemirómuysorprendido.

—¿EnLondres?—repitió—.¿CómofueapararaLondresdesdelacasadeLadyVerinder?

—Nadielosabe.

—Lo sacó usted, con sus propias manos, del bufete del cuarto deMissVerinder.¿Cómofuedespojadousteddeél?

—Notengolamenorideadeello.

—¿Lovioustedaldespertarsealamañanasiguiente?

—No.

—¿LoharecuperadoMissVerinder?

—No.

—¡Mr. Blake, hay algo aquí que requiere ser puesto en claro! ¿Mepermitirá usted que le pregunte cómo el diamante se halla actualmente enLondres?

EralamismapreguntaquelehabíahechoyoaMr.Bruff,encuantoinicié,ami regreso a Inglaterra, la investigación relativa a la PiedraLunar. Enmirespuesta aEzra Jennings utilicé, en consecuencia, lasmismas palabras queoyerayodelabiosdelabogado…yquelessonyaconocidasaloslectoresdeestaspáginas.

Élnosedio,evidentemente,porsatisfechoconmíréplica.

—Contodoelrespetoquememerecesupersona—medijo—yladesuconsejero legal,me atrevo a decirle quemantengo la opinión que acabo deexpresarle.Bien sé que lamisma está basada en unamera suposición. Peroperdónemequelehaganotarquelasuyasebasatambiénenunaconjetura.

El punto de vista que adoptó ahora respecto del asunto resultabaenteramente nuevo para mí. Me mantuve expectante y ansioso por oír ladefensaqueharíadelmismo.

—Yo supongo —prosiguió Ezra Jennings— que el opio, luego deimpelerloaustedaposesionarsedeldiamanteconelpropósitodeponerloasalvo,pudohaberlo impelido,por elmismomotivoe idénticapresiónde suinflujo,aocultarlagemaenalgúnrincóndesucuarto.Yusted,porsuparte,supone que los conspiradores hindúes no pueden equivocarse de ningunamanera.LoshindúessedirigieronhacialacasadeMr.Luker…¡Eldiamantetienequehallarse,portanto,encasadeMr.Luker!¿Puedeustedacasoofreceralguna prueba de que la Piedra Lunar fue llevada en algún momento aLondres? ¡Sinosabeustedsiquieraquiénoquiénes la llevaronallídesde lacasadeLadyVerinder!¿PuedeustedprobarquelagemafueempeñadaenlacasadeMr.Luker?EstedeclaraquejamáshaoídohablardelaPiedraLunaryenelrecibodesusbanquerosnoconstaotracosasinoquesetratadeunajoyadegranprecio.LoshindúesdanporsentadoqueMr.Lukermiente…,yusted,porsuparte,queaquéllossehallanenlocierto.Todoloquepuedodecirendefensa de mi punto de vista es que lo considero posible. ¿Qué otrosfundamentoslógicosolegalespuedeustedaducirenfavordelsuyo?

El asunto había sido planteado por él en términos enérgicos, pero no sepodíanegar,almismotiempo,queerandepeso.

—Confiesoquemehaceustedvacilar—lerepliqué—.¿SeopondríaustedaqueleescribieraaMr.Bruff,paracomunicarleloqueacabadedecirme?

—Al contrario, me sentiré complacido si lo hace. Con la ayuda de suexperiencia nos hallaremos en condiciones de estudiar el asunto bajo unanuevaluz.Mientrastantovolvamosalacuestióndelopio.Hemosconvenidoquehabrádedejarusteddefumardesdeestemomento,¿noesasí?

—Desdeahoramismo.

—Esteconstituyeelprimerpaso.Elpróximohabrádesereldereconstruir,enlamedidadeloposible,losdetallesdomésticosquelorodeabanaustedelañopasadoenestamismafecha.

¿Cómopodríalograrsetalcosa?LadyVerinderhabíamuerto.Raquelyyo,hasta tanto siguiera recayendo sobre mí la sospecha del robo,permaneceríamosdistanciados demanera irrevocable.GodfreyAblewhite sehallabaviajandoporelContinente.Resultabasimplementeimposiblereunirdenuevo a las gentes que se hallaban en la casa cuando yo dormí en ella porúltima vez. El anuncio de esta objeción no desorientó, al parecer, a EzraJennings. Le dabamuy poca importancia,me dijo, al hecho de que pudierareunirsedenuevoalasmismaspersonas,dadoqueseríavanalaesperanzaquepudieraunotenerrespectoalaposibilidaddequesiguieranteniendodemílamisma opinión que tuvieron en el pasado. Por otra parte, era de vitalimportanciaparaeléxitodelexperimento,segúnél,quevierayolosmismosobjetosquemerodearanelañoanterior,laúltimavezqueestuveenlacasa.

—Por encima de todo —me dijo—, deberá usted dormir en el mismocuartoenquedurmiólanochedelcumpleaños,elcualdeberáestaramuebladodelamismamaneraqueentonces.Lasescaleras,loscorredoresyelgabinetedeMissVerinderdeberánpresentarelmismoaspectoquepresentaroncuandolosvioustedporúltimavez.Esabsolutamenteimprescindible,Mr.Blake,quetodomueble que haya sido quitado de su lugar vuelva a ser reintegrado almismo,enesapartedelacasa.DenadaservirásusacrificiodeloscigarrossínologramospermisodeMissVerinderparahacertalcosa.

—¿Quiénhabrádesolicitartalpermiso?—lepregunté.

—¿Nopodríaserusted?

—Hay que descartarlo. Luego de lo ocurrido entre ambos a raíz de lapérdidadeldiamante,nopuedo,talcomoestánlascosasactualmente,niiraverlaniescribirle.

EzraJenningshizounapausaparameditarduranteunbreveinstante.

—¿Mepermitiráustedhacerleunapreguntadelicada?—medijo.

Yoleindiquéconungestoquepodíahacerlo.

—¿Mehalloen locierto,Mr.Blake,alsuponer(segúnmelohandejadoentreverunaodospalabrasqueacabandedeslizarsea travésde sus labios)quesintióustedporMissVerinderenelpasadouninterésqueibamásalládelocorriente?

—Enteramenteenlocierto.

—¿Seviocorrespondidoesesentimiento?

—Sí.

—¿CreeustedqueMissVerinderseríacapazdesentirunfuerteinterésporestatentativadeprobarsuinocencia?

—Estoysegurodeello.

—Entonces yo seré quien le escriba a Miss Verinder…, si me autorizaustedahacerlo.

—¿Paraponerlaaltantodelaproposiciónqueacabadehacerme?

—Paraponerlaaltantodecuantohemostratadohoyaquínosotros.

De más está decir que acepté ansiosamente el servicio que acababa deofrecerme.

—Tendré tiempo de despachar la carta por el correo de hoy—me dijo,mientrasobservabalahoraensureloj—.¡Noseolvidedeguardarbajollavesuscigarrillosencuantoregresealhotel!Iréaverlomañanaalamañanaparaenterarmedecómopasólanoche.

Melevantéparadespedirmeeintentéexpresarleelsinceroagradecimientoqueexperimentabaantesubondadosoofrecimiento.

Estrujandomimanocordialmente,merespondió:

—Recuerdeloqueledijeenelpáramo.Si logrohacerle,Mr.Blake,estepequeñoservicio,seráentoncesparamícomosivieracaerunúltimorayodelsolsobreelcrepúsculodeunlargodíanebuloso.

Nos separamos. Era entonces el quince de junio. Los sucesos de lospróximosdiezdías—cadaunodeellosmásomenosvinculadodirectamenteconelexperimentodelcualfuiyoelobjetopasivo—sehallanregistradosdelamaneramásfidedignaenel«Diario»quehabitualmenteescribíaelayudantedeMr.Candy.NadahaocultadoEzraJenningsensuspáginas,nideunsolodetallesehaolvidado.Dejemos,pues,queseaEzraJenningsquiennosdigadequémanerase llevóa lapráctica laaventuraque tuvoporbaseelopioycuálfueelresultado.

****

CUARTANARRACIÓN

FragmentosdelDiariodeEzraJennings.

CAPÍTULOI

1849,Junio15.

Luego de haber tenido que interrumpirla varias veces a causa de mispacientes y de mis propios dolores físicos, he dado término a la carta queenviaréaMissVerindercon tiempoparapoderdespacharlaporelcorreodehoy. He fracasado en mi intento de lograr una misiva breve, como era mideseo.Peroheexpuesto lascosasclaramenteenella.Según los términosenqueestáconcebida,MissVerinderpodráadoptarladecisiónquemásleplazca.Si resuelve asistir a dicho experimento lo hará siguiendo los dictados de sulibrealbedríoynocomofavorquenoshagaaMr.FranklinBlakeoamí.

Junio16.

Me levanté tarde, luegodeunanochehorrenda; elopio ingeridoayerhatomado su venganza sobre mí persiguiéndome con una serie de sueñoshorribles. En un instante dado, me hallaba girando en el espacio vacío enmediodelosespectrosdelosmuertos:amigosyenemigosconjuntamente.Yde súbito, el rostro único y bienamado que no habré de volver a ver jamássurgióalaverademilechofosforesciendoconunaluzhorribleenmediodeladensa oscuridad, me clavó su mirada y se burló de mí. Un ligerorecrudecimientodemiviejaenfermedadalahoratempranaenqueelloocurrehabitualmente recibió mi enhorabuena, por implicar un cambio. Vino adispersarlasvisiones…,ysetornótolerableacausadeello.

MimalanochehizoquemeretrasaraenlavisitaquedebíahacerleaMr.FranklinBlake.Lohalléapoltronadoensusofá,desayunándoseconbrandyyaguadesoda,yunagalletaseca.

—Hetenidoelmejorcomienzoquepudierausteddesear—medijo—.Hepasado una noche agitada, miserable; y me levanté con una falta total deapetito.Exactamentelomismoquemeocurrióelañopasadocuandoabandonélos cigarros. Cuanto más pronto me sea suministrada la segunda dosis deláudano,máscomplacidomesentiré.

—Habrá usted de ingerirla lo antes posible —le respondí—. Mientrastanto,debemosvelarporsusaluddelamejormanera.Sidejamosqueustedsedebilite,fracasaremosenesesentido.Tendráustedquesentirapetitoalahoradecomer.Enotraspalabras,deberáustedhacerunpaseoacaballooapieestamañanaparaaspirarunpocodeairefresco.

—Montaré,sipuedenhallarmeaquíunbuencaballo.Y,entreparéntesis,leescribíayeraMr.Bruff.¿Lehaescritousted,porsuparte,aMissVerinder?

—Sí…,porelcorreonocturnodeayer.

—Muy bien; sin duda habremos de saber mañana ambos alguna noticia

dignadeserescuchada.Nosevayaaún.Tengoalgoquedecirle.Segúncreo,me dio usted a entender la víspera que nuestro experimento con el opio nohabríadeseracogido,posiblemente,demaneramuyfavorableporalgunosdemis amigos. Estaba usted completamente en lo cierto; considero a GabrielBetteredgecomounodemisviejosamigosylecausaráaustedsindudagraciael saber que protestó de lamaneramás violenta cuando estuve con él ayer«¡Innumerablessonlaslocurasquehacometidoustedduranteelcursodesuexistencia,Mr.Franklin;peroéstasobrepasaatodaslasanteriores!»¡Taleslaopinión de Betteredge! Espero que usted respete sus prejuicios, cuando seencuentreconél.

AbandonéaMr.Blakeparairaveramispacientesymesentímejorymásfeliz,pesealobrevequehabíasidolaentrevistaquemantuveconél.

¿Cuálesel secretode laatracciónqueestehombreejercesobremí?¿Sedebe ella nadamásque al contraste ofrecidopor lamanera francay cordialcon que me permitió llegar a convertirme en su amigo y la despiadadadesconfianzayelreceloconquemeenfrentanlasotrasgentes?¿Oexisteenél,realmente,algoquevieneasatisfaceresegrandeseoqueyosientoporunpoco de simpatía humana…, anhelo que sobrevive a la soledad y a laspersecucionesdeinnumerablesañosyqueseacentúa,alparecer,másymásamedidaque se aproxima lahora enquenohabréde sufrir ni sentir yanadamás?¡Cuáninútilessontodasestaspreguntas!Mr.Blakehahechoquelavidavuelvaainteresarme.Conformémonosconestoycesemosdeindagarenquéconsisteesenuevointerésquesientoporlascosasdelavida.

Junio17.

Antesdeldesayuno,estamañana,meanuncióMr.CandyquepartiríahaciaelsurdeInglaterraparahacerleunavisitadequincedíasaunamigoqueallítiene. Antes de irse me dio el pobre hombre una serie de instruccionesespecialesrelativasalospacientes,talcomosisiguieracontandoconlalargaprácticaqueposeía antesdequecayera enfermo. ¡Depoco sirveella ahora!Otrosmédicos lo han superado ya a él y nadie que pueda evitarlo habrá deemplearmeamí.

Quizá constituyaun evento afortunado el hechodequedeba ausentarmejustamenteenestemomento.SehabríaofendidosinolohubiesepuestoyoaltantodelexperimentoqueestoyapuntoderealizarconMr.Blake.Y,porotraparte, apenas sime atrevo a imaginar lo que habría ocurrido de haberle yodispensado mi confianza. Mejor es que sucedan así las cosas.Incuestionablementemejoresqueasísea.

ElcorreometrajolarespuestadeMissVerinderluegodequeMr.Candyabandonólacasa.

¡Encantadora misiva! Y que ha servido para que me forme la mejoropinióndeella.NohayporquéocultarelinterésquehandespertadoenMissVerinder nuestras actividades.Me ha dicho de lamaneramás bella quemicarta lahaconvencidode la inocenciadeMr.Blakeyquenohay lamenornecesidad (en lo que a ella le concierne) de someter a una prueba miafirmación.Llegaaúnareprobarseasímisma—¡delamaneramásinjusta,lapobre!—lacircunstanciadenohabersidocapazdeintuirasudebidotiempocuál podía ser la verdadera solución del enigma. El motivo de ello deriva,evidentemente,de algomásquedelmeroempeñoen expiarundañoque lecausó involuntariamente a otra persona. Patente resulta que lo ha amadodurantetodoeltiempoenquepermanecieronseparados.Enmásdeunpasaje,eléxtasisqueleproduceeldescubrimientodelhechodequeélhamerecidosuamor irrumpe, de pronto, inocentemente, en medio de las más rígidasformalidades de la pluma y la tinta y desafía aun a esa vallamás recia queimplicaelactodeescribirleaundesconocido.¿Seráposible,mepregunto,alleer esa carta encantadora, que yo, entre todas las gentes que habitan estemundo, haya sido escogido como el intermediario que sirva para unirnuevamente a esta joven pareja? Mi dicha individual ha sido pisoteada; elamor,arrancadodemiexistencia.¿Vivirélosuficienteparapoderasistiralafelicidad de otros que me deberán su dicha…; podré asistir a ese amorrenaciente fomentadopormí? ¡OhMuertemisericordiosa,permítemeque loveanmisojosantesdequetusbrazosmeciñanydequecuchicheetuvozenmisoídos:«¡Descansaalfin!»

Dos pedidos contiene la carta. Mediante uno de ellos se me prohíbemostrarlelamismaaMr.FranklinBlake.Estoyautorizadoparacomunicarleaéste que Miss Verinder accede de buena a gana a poner su casa a nuestradisposición;allíterminamimisión.

Hastaaquíesfácilsatisfacersusdeseos.Peroelsegundopedidomecolocaenunserioaprieto.

No satisfecha conhaberle escrito aMr.Betteredgedándole instruccionesparaquecumplatodaslasórdenesquelehagamosllegar,mehapedidoMissVerinder permiso para que la dejemos supervisar personalmente larestauracióndesupropiogabinete.Sóloaguardaunapalabraafirmativademiparte para trasladarse a Yorkshire con el fin de convertirse en uno de lostestigos,lanocheenqueserealiceporsegundavezlapruebadelopio.

He aquí nuevamente unmotivo oculto debajo de la superficie y he aquítambiénqueyocreohallarmeencondicionesdedescubrirlo.

LoquemehaprohibidoqueledigaaMr.FranklinBlakeesalgoqueella,según interpreto yo sus palabras, se halla ansiosa por comunicarle con suspropioslabios,antesdequeélseasometidoalapruebaquetieneporobjeto

vindicarlo a los ojos de las gentes. Comprendo y admiro tan generosapreocupaciónporabsolverlo,antesdequesuinocenciaseaonoprobada.Eséstalaexpiaciónqueestáansiosaporpagarlapobremuchacha,luegodehabersidoinocenteeinevitablementeinjustaconél.Peronopuedeser.Notengolamenor duda de que la agitación provocada en ambos por el encuentro—alrevivir sus sentimientos de antaño y despertar nuevas esperanzas en ellos—influiría en el estadomental deMr. Blake, siendo de fatales consecuenciaspara el buen éxitodel experimento.Bastantedificultosa seráyadepor sí latarea de retrotraerlo, tal como están las cosas ahora, exactamente o por lomenosdelamaneramásaproximadaposible,alasituaciónmentalenquesehallabaelañoanterior.Sialgúnnuevointerésoalgunanuevaemociónvinieraaagitarlo,latentativaresultaríasimplementeinfructuosa.

Y,sinembargo,yapesardeello,noseatrevemicorazónadefraudarla.Deboesforzarme,antesdequepartaelúltimocorreo,parahallarlamaneradecomplacer a Miss Verinder, sin entorpecer por ello el cumplimiento delservicioquemehecomprometidoaprestarleaMr.FranklinBlake.

Dosdelatarde.

Acaboderegresardemisvisitasmédicasamispacientes;comencé,comoesdesuponer,porllamaralhotel.

ElinformequemehadadoMr.Blakerespectodelaúltimanocheesigualqueeldelaanterior.Hadormidotansóloaintervalos;esoestodo.Perosienteconmenorintensidadhoysusefectos,luegodelsueñodequegozódespuésdelacomidadeayer.Esesueñodespuésdelacomidafueelresultado,sinlugaradudas, de la cabalgata que efectuó siguiendo mi consejo. Mucho me temoverme obligado a acortar la duración de sus restauradores ejercicios al airelibre.Notienequehallarsedemasiadobien,comotampocodemasiadomal.Setrata,comodicenlosmarineros,deunamaniobradifícil.

Mr. Blake no ha recibido aún noticias de Mr. Bruff. Demostró hallarseansiosoporsabersihabíarecibidoyolarespuestadeMissVerinder.

Le dije lo que se me ha permitido decirle; nada más que eso. Fuecompletamenteinútilelinventarexcusasparajustificarelhechodenohaberlemostrado la esquela. Me dijo, de manera bastante amarga, el pobre, quecomprendíalosescrúpulosquemeinclinabanaprocederdeesamanera.

«Ella asiente, sin duda, pero no se trata más que de un acto de meracortesíaydejusticiacorriente»,medijo.«Sereservaparasímismasupropiaopiniónrespectodemipersonayquedaa laesperadel resultado.»MesentígrandementetentadodeinsinuarlequeahoraeraéltaninjustoconellacomolohabíasidoMissVerinderconélanteriormente.Peroluegodereflexionar,nome atreví a adelantarme para presentarla a ella en su doble y magnífico

carácterdemujerquesemuestrasorprendidayqueperdona.

Mivisitafuemuybreve.Luegodemiexperienciadelaotranoche,mehevisto en la obligación de renunciar una vez más a mis dosis de opio. Lainevitable consecuencia de ello ha sido un terrible recrudecimiento de mienfermedad que ha vuelto a enseñorearse de mi cuerpo. Ante los primerossíntomasdelataqueabandonéaMr.Blakerepentinamente,paranoalarmarloodeprimirlo.Suduraciónfuedesólouncuartodehora,estavez,ymedejóconlasfuerzassuficientesparapodercontinuarmitrabajo.

Cincodelatarde.

LeheescritomirespuestaaMissVerinder.

Deaprobarellamiproposición,serviráéstaparareconciliarlosdeseosdeambas partes. Luego de enumerar las objeciones que se oponen a larealizacióndeunaentrevistaentreMr.Blakeyellaantesdequehayatenidolugar el experimento, le he aconsejado el anticipar su viaje de manera quepuedaarribaralacasasecretamentelanocheenqueseefectúelaprueba.DeviajareneltrendelatardeprocedentedeLondres,demoraríasullegadahastalasnueve.Esaes lahoraenqueyomehecomprometidoaversinpeligroaMr.Blake en su dormitorio; de esamaneraMissVerinder estará en libertadparaocuparsuspropiashabitacioneshastaquellegueelmomentoenqueseleadministreaaquélladosisdeláudano.Unavezhechoesto,nohabránadaqueseopongaaqueasistaellaasusresultados, juntocon todos losdemás.Alamañana siguiente podrá mostrarle, si es que lo desea, la correspondenciaintercambiadaconmigoyledemostraráasíquelohabíaabsuelto,porsuparte,antesdequesuinocenciafuerapuestaaprueba.

En tal sentido leheescrito.Estoes cuanto tengoquedecirhoy.MañanahabrédeveraMr.Betteredgeparadarlelasinstruccionesnecesariasrespectodelareaperturadelacasa.

Junio18.

Me he retrasado nuevamente en mi visita a Mr. Franklin Blake. Nuevorecrudecimientodemi terribledolencia en lasprimerashorasde lamañana,seguidoestavezporunatotalpostraciónqueduróvariashoras.Preveoyaque,adespechodelcastigoquemeimpondrátalcosa,meveréenlaobligaciónderecurrir por centésima vez al opio. Si no tuviera que pensarmás que enmímismo,preferiríalosagudosdoloresalossueñoshorrendos.Perolosdoloresfísicosmeagotan.Simedejovencerporellos,resultaráentoncesprobablequenopuedaprestarleningúnservicioaMr.Blakeenelpreciso instanteenquemásmenecesite.

Eranyacasilasnuevedelamañanacuandolleguéalhotel.Lavisita,pesea la miserable condición en que yo me encontraba, resultó de lo más

divertida…gracias, enteramente, a la presencia deGabriel Betteredge en laescena.

Lohalléenlahabitacióncuandoentréenella.Sealejóhacialaventanayseasomóaellamientrasyoledirigíalaprimerapreguntaamipaciente.

Mr.Blakepasóotramalanocheysintió losefectosde la faltade reposoestamañana,demaneramásintensaquenunca.

AcontinuaciónlepreguntésihabíarecibidonoticiasdeMr.Bruff.

Unacartadeéstehabíallegadoesamismamañana.Mr.Bruffexpresabaenella, en los términosmás enérgicos, su desaprobación por el plan en que sehallaba empeñado su cliente y amigo a instancias mías. Era perjudicial…,porquedespertabaesperanzasquenuncacristalizarían.Yeratambiénunacosaininteligible para sumente, excepto si se la juzgaba como una farsa, y unafarsa relacionada con el mesmerismo, la clarividencia y otras cosas afines.DesordenaríalacasadeMissVerinderyterminaríapordesordenaralapropiamuchacha. Le había expuesto el caso (sin dar mención de nombres) a unmédicoeminenteyeleminentefacultativohabíasonreído,sacudidolacabezay dicho… absolutamente nada. Sobre esa base Mr. Bruff hacía constar suprotesta,sinpasardeallí.

Mi pregunta siguiente se relacionaba con el diamante. ¿Podía exhibir elabogadoalgunapruebaquesirvieraparademostrarquelagemaseencontrabaenLondres?

No, el letrado se negaba simplemente a discutir la cuestión. El, por suparte,sehallabasegurodequelaPiedraLunarhabíasidoempeñadaenlacasadeMr. Luker. Su eminente amigo ausente,Mr.Murthwaite (cuyo profundoconocimientodelcarácterhindúnadiepodíaponerenduda),estaba tambiénconvencidodeello.Entalescircunstanciasyantelasmuchasdemandasquelehabían sido hechas en elmismo sentido, declinaba entablar nuevas disputasrespectodelasunto.EltiempohabríadedemostrarsisehallabaenlociertooequivocadoyMr.Bruffaguardabaconfiadosufallo.

Eracompletamenteevidente—auncuandoMr.Blakenohubieraaclaradoelcontenidode lacarta,en lugarde leer loquerealmentehabíasidoenellaescrito—que ladesconfianzaquedespertabaenélmipersonaera loque lohabíallevadoaadoptaresaactitud.Habiendoyoprevistoelresultado,nomesentímortificadonisorprendido.LepreguntéaMr.Blakesilaprotestadesuamigo lo había sorprendido. Y me replicó enfáticamente que la misma nohabíaproducidoelmenorefectoenél.Mehallabayoenlibertadluegodeestopara descartar a Mr. Bruff sin la menor contemplación, y así lo hice, enconsecuencia.

Seprodujounapausaennuestraconversación…;GabrielBetteredgevino

entonceshacianosotrosdesdesuretirojuntoalaventana.

—¿Me concederá usted la gracia de escucharme, señor? —inquirió,dirigiéndoseamí.

—Mepongoasuenteradisposición—lerespondí.

Betteredge tomó entonces una silla y se sentó junto a la mesa. Acontinuaciónsacóarelucirunenormeyantiguolibrodeapuntesdecueroyunlápiz que hacía juego con él, por sus dimensiones. Luego de colocarse losespejuelos,abrióellibrodeapuntesenunapáginaenblancoymedirigió,unavezmás,lapalabra.

—He vivido —me dijo Betteredge mirándome severamente— cerca decincuenta años al servicio demi difunta ama. Fui antes paje al servicio delviejoLord,supadre.Mehalloactualmenteentrelossetentaylosochentaañosdeedad…,nointeresaahorasaberloexactamente.Semereconoceunaregularexperiencia y conocimiento de la vida, como a la gran mayoría de loshombres.¿Yenquéculmina todoesto?Culmina,Mr.EzraJennings,enunatriquiñuela de ilusionistas que tendrá por base a Mr. Franklin Blake y alayudantedeunmédico,conjuntamenteconunabotelladeláudanoy,¡vamos!,se me designa a mí para que a mi avanzada edad desempeñe el papel delmuchachoqueayudaalilusionista.

Mr.Blakeestallóenunacarcajada.Yo intentéhablar.Betteredge levantósumanoparaindicarnosquenohabíaconcluido.

—¡Niuna sola palabra,Mr. Jennings!—medijo—.Nonecesito quemediga usted una sola palabra.Gracias aDios poseomis principios. Si semedieseunaordenque fuesegemeladecualquierade lasquepodríadarmeunmoradordelBedlamlacumpliría,siemprequeprovinieradelamoodelama,segúnlascircunstancias,sin importársememuchodeello.Podréteneryomiopiniónque,enestecasocoincide,leruegotenganabienrecordarlo,conladeMr. Bruff… ¡del gran Mr. Bruff! —dijo Betteredge elevando su voz ysacudiendo su cabeza ante mí, de manera solemne—. Pero no importa; laretiroapesardeello.Mijovenamamedice,porejemplo,«Hagaesto».Yyolerespondo:«Miss,suordenserácumplida.»Aquímehalloconmilibroymilápiz…; este último no tan aguzado en su extremo como yo desearía; perocuando hasta los propios cristianos pierden la cabeza, ¿cómo es posibleesperar que los lápices conserven sus puntas? Ordene usted, Mr. Jennings.Tolerarésusórdenesenelpapel,señor.Peromehallodispuestoanoaparecerni detrás ni delante de ellas tan siquiera a una distancia del ancho de uncabello.Nosoymásqueunmeroagente…,¡nadamásqueunmeroagente!—repitióBetteredge, sintiendoun infinitoalivioanteel retratoqueacababadehacerdesímismo.

—Mucholamento—comencéadeciryo—quenocoincidamos…

—¡Nome incluyaamíenel asunto!—interrumpióBetteredge—.Nosetrata de una cuestión de coincidencia, sino de obediencia. Deme usted susinstrucciones,señor…,demeustedsusinstrucciones.

Mr.Blakemehizounaseñalparaqueaprovecharaalvuelolaoportunidadquesemeofrecía.Yole«dientoncesmisinstrucciones»demaneratansimpleygravecomomefueposiblehacerlo.

—Deseoquesereabranciertasdependenciasdelacasa—ledije—,yquese las amueble exactamente de la misma manera en que se hallabanamuebladaselañopasado.

Betteredgelediounpreliminarlamidoalaimperfectapuntadesulápiz.

—¡Nombrelasdependencias,Mr.Jennings!—dijoaltivamente.

—Primeramenteelvestíbulointeriorqueconducealaescaleraprincipal.

—Primero, el vestíbulo interior —escribió Betteredge—. Imposibleamueblarlotalcualsehallabaelañoanterior…,paracomenzar.

—¿Porqué?

—Porque había allí un buharro embalsamado, Mr. Jennings. Cuando lafamilia abandonó la casa el año pasado, el buharro fue colocado entre lasdemáscosas,yalsercolocadoentrelasdemáscosas,elbuharroreventó.

—Excluiremoselbuharroentonces.

Betteredge tomó nota de la exclusión. «El vestíbulo interior deberá seramuebladodelamismamaneraqueelañoanterior.Sólodeberáexcluirseunbuharroquereventó.»

—Tengalabondaddeproseguir,Mr.Jennings.

—Laalfombrahabrádesercolocadasobre laescalera talcualsehallabaenellaanteriormente.

—«Laalfombradeberásercolocadasobrelaescaleratalcualsehallabaenellaanteriormente.»Lamentotenerquedefraudarlo,señor.Perotampocoesopodrállevarseacabo.

—¿Porquéno?

—Porqueelhombreque lacolocóhamuerto,Mr. Jennings,ynohayentoda Inglaterra,pormásque lobusque,quien sea capazdehacer concordar,comoéllohacía,cualquierrincóndeunacasaconunaalfombra.

—Muybien.DebemosencontraralquemásseleaproximeenInglaterra.

Betteredgevolvióatomarnotayyoproseguíconmisinstrucciones.

—El gabinete de Miss Verinder deberá ser restaurado hasta que logreadquirirelmismoaspectoqueposeíaelañopasado,tambiénelcorredorqueconducedesdeelgabinetehastaelprimerrellano,yelsegundocorredor,quevadesdeelsegundorellanohastalasalcobassuperiores,yeldormitorioqueocupóenjunioúltimoMr.FranklinBlake.

El lápiz romo de Betteredge me seguía concienzudamente, palabra porpalabra.

—Prosiga, señor—me dijo con sardónica gravedad—. Hay todavía unabuenareservadepalabrasenlapuntademilápiz.

Yoledijequenoteníayamásinstruccionesquedarle.

—Señor—medijoBetteredge—,enesecasoyotengounaodoscosasquehacernotar.

Abriósulibrodeapuntesenunanuevapáginayleaplicoasuinagotablelápizunnuevolamidopreliminar.

—Quisierasaber—comenzóadecir—sipuedoonolavarmelasmanos…

—Naturalmente que sí —dijo Mr. Blake—. Tocaré la campanilla endemandadelmozo.

—… respecto de ciertas responsabilidades —prosiguió Betteredge,imperturbablemente dispuesto a no ver en el cuarto a nadie más que a símismo y a mí—. Para comenzar me referiré al gabinete deMiss Verinder.CuandolevantamoselañoúltimolaalfombraMr.Jennings,descubrimosallíuna sorprendente cantidad de alfileres. ¿Debo hacerme responsable de laoperacióndereintegrarlosmismosaeselugar?

—Seguramentequeno.

Betteredgetomónotaalpuntodelaconcesiónqueseleotorgaba.

—Encuantoalprimercorredor—prosiguió—,cuandoquitamosdeéllosornamentos,sacamosdeallílaestatuadeunniñodesnudoyrollizo…,aquiensedesignabaenelcatálogodelacasaconelnombreprofanode«Cupido,diosdelAmor».El añoanteriorpodíanversedosalasen lapartecarnosade sushombros.Enelmismoinstanteenquequitéyomisojosdeél,perdióunadeellas.¿DebohacermeresponsableporelaladeCupido?

YolehiceunanuevaconcesiónyBetteredgevolvióatomarnota.

—Enloqueconciernealsegundocorredor—continuó—,comonoseveíanada en él el año pasado como no fueran las puertas de las habitaciones(respectodelascualesprestaréjuramentosisemeexigetalcosa),eslaúnica

partedelacasaporlacual,admito,mesientoenteramentetranquilo.PeroenloqueserefierealaalcobadeMr.Franklin(siesquehayquehacerlerecobraralamismaelaspectoqueposeíaanteriormente),quieroquesemedigaantesquiénhabráderesponsabilizarseporeleternodesordenquehabrádeimperarenella,pormásqueselaarregleinfinidaddeveces:lospantalonesporaquí,las toallasporallíy susnovelas francesasdesparramadaspor todaspartes…Insisto:¿quiénhabrádecorrerconlaresponsabilidaddedestruirelordenquereinaenelcuartodeMr.Franklin:éloyo?

Mr. Blake declaró que él habría de asumir con el mayor placer dicharesponsabilidad.Betteredgeseobstinóennoprestaroídoaningúnplan,parasorteardificultades,quenocontaraconmisanciónyaprobación.Yoaprobélaproposición deMr. Blake y Betteredge registró esta última anotación en sulibrodeapuntes.

—Vayaustedaindagarenlacasa,Mr.Jennings,apartirdemañana—medijo,poniéndosedepie—.Mehallaráustedtrabajandoconjuntamenteconlaspersonasqueseannecesariasparaayudarmeenmilabor.Conelmayorrespetoleruegomepermitaagradecerle,señor,porelhechodehaberpasadoporaltoelasuntodelbuharroembalsamadoyeldelaladeCupido…,y tambiénporhabermepermitido lavarme lasmanos respecto de ciertas responsabilidades,como ser los alfileres que se hallaban sobre la alfombra y el desordenimperanteenelcuartodeMr.Franklin.Enmicarácterdecriado,hecontraídoconustedunaenormedeuda.Eneldehombre,debodecirlequetieneustedlacabeza llena de larvas; y quiero dejar constancia de mi oposición a suexperimento, al que considero una ilusión y una trampa. ¡No tema usted, acausadeello,quemissentimientosdehombrehabrándeimponersesobrelosdeberesdelcriado!Seráustedobedecido,señor…;apesardelaslarvas,seráustedobedecido.¡Sitodoestoconcluyeconelincendiodelacasa,malditosihabré de ir yo en busca de los extintores, amenos queme lo ordene ustedprimeropormediodeuncampanillazo!

Conestaafirmacióndedespedida,mehizounareverenciayabandonólahabitación.

—¿Creeustedquepodemosconfiarenél?—lepreguntéaMr.Blake.

—Sin reserva alguna—me respondió éste—.Cuandovayamos a la casahallaremosquenadahasidodescuidado,niolvidado.

Junio19.

¡Unanuevaprotestasehaalzadoencontradenuestrosplanes!Estavezsetratadeunadama.

Elcorreodelamañanametrajohoydoscartas.UnadeMissVerinder,enlacualéstaapruebadelamaneramásbondadosalosprocedimientosquelehe

propuesto.Laotradeunaseñorabajocuyatutelaseencuentraaquélla…,unatalMrs.Merridew.

Mrs.MerridewmepresentasussaludosynopretendecomprendersiquieraelasuntoquehasidoeltemademicorrespondenciaconMissVerinder,ensusraíces científicas. Juzgando la cosa desde un punto de vista social, sinembargo, considera que puede pronunciarse libremente respecto delmismo.Probablemente,afirmaMrs.Merridew,desconozcayolacircunstanciadequeMissVerinderapenascuentadiecinueveañosdeedad.Permitirqueunajovendesuedadasista,sinuna«acompañante»,enunacasaatestanciadehombres,aunexperimentomédico,constituyeunultrajealdecoroqueMrs.Merridewnopuededeningunamaneratolerar.Dellevarseadelantelaidea,consideraráun deber de su parte —hecho que implicará un enorme sacrificio de supersonalconveniencia—acompañaraMissVerinderensuviajeaYorkshire.En tales circunstancias se atreve a pedirme y espera que yo accedabuenamentea reconsiderarelasunto,yaquehapodidocomprobarqueMissVerinder no acepta otra opinión que la mía. Quizá su presencia no seanecesaria y una sola palabra bastaría para librarnos, tanto aMrs.Merridewcomoamí,deunadesagradableresponsabilidad.

Traduciendo este lenguaje de vulgar cortesía al inglés corriente, nosencontramos con que esto quiere decir, en mi opinión, queMrs.Merridewsiente unmiedomortal por la opinión de las gentes. Desgraciadamente, haacudidoalhombrequemenosmotivostieneparasentirningúnrespetoporsuopinión. No habré yo de defraudar a Miss Verinder ni de demorar lareconciliacióndedosjóvenesqueseamanyquehanpermanecidoseparadosyademasiadotiempo.Traduciendoestodel ingléscorrienteaunlenguajedevulgarcortesía,nosencontramosconqueestoquieredecirqueMr.JenningslepresentasussaludosaMrs.Merridewylamentanoconsiderarjustificadaunamayorintromisióndelamismaenesteasunto.

El informe personal deMr.Blake, estamañana, ha sido igual al del díaprecedente.HemosresueltonomolestaraBetteredgeconningunavigilanciaen su casa hoy. Mañana será el momento oportuno para realizar nuestraprimeravisitadeinspección.

Junio20.

Mr. Blake está comenzando a sentir un permanente desasosiego por lasnoches. Cuantomás pronto sean reamueblados los cuartos, mejor.Mientrasnos dirigíamos hacia la casa esta mañana, me ha consultado, con ciertanerviosa impaciencia e indecisión, respecto de una carta, que le ha sidoremitidadesdeLondres,firmadaporelSargentoCuff.

LeescribeéstedesdeIrlanda.Reconocequeharecibido,porintermediodesuamadellaves,unatarjetayunmensajequeMr.Blakedejóensuresidencia

próximaaDorkingyanunciaqueesprobablequeregreseaInglaterradentrode una semana o antes aún.Mientras tanto, le ruega le conceda el favor desaberquémotivos son losque impulsanaMr.Blakeaquererhablarconél,comoanunciadichomensaje,sobrelacuestióndelaPiedraLunar.DelograrMr. Blake convencerlo de que cometió una grave equivocación durante lainvestigación del año último relacionada con el diamante, considerará undeber suyo (teniendo en cuenta la generosa acogida que le dispensara ladifunta Lady Verinder) ponerse a la disposición de dicho caballero. De noocurrir eso, ruega se le permita permanecer en su retiro, rodeado de laspacíficasatraccionesquelebrindalafloriculturacampesina.

Luegodehaber leído su carta, novacilé en aconsejarle aMr.Blakequedebía poner en conocimiento del Sargento, al contestarle, todo lo acaecidodesde que la investigación fuera abandonada el año último, dejando que élmismo extrajera sus propias conclusiones de la mera confrontación de loshechos.

Despuésdemeditarsobreello,lesugerítambiénqueinvitaraalSargentoapresenciar el experimento, en el casodeque regresara a Inglaterra a tiempoparaunirseconnosotros.Decualquiermanerahabríadeserunvaliosotestigo,y de probarse que me hallaba yo equivocado al creer que el diamante sehallabaocultoenlahabitacióndeMr.Blake,suconsejopodríasernosdegranutilidadduranteelcurso futurodeacontecimientossusceptiblesdeescaparami fiscalización. Este último argumento decidió, al parecer, a Mr. Blake.Prometióésteseguirmiconsejo.

Elgolpedelmartillonosinformó,entantopenetrábamosenelsenderoqueconducíaalacasa,quelatareadereequiparlaestabaensuapogeo.

Betteredge,ataviadoparaesaocasiónconungorroencarnadodepescadory un delantal de bayeta verde, salió a recibirnos al vestíbulo anterior. Encuantomevioextrajodesubolsillosulibrodeapuntesyunlápizyseobstinóen tomar nota de cuanto yo le dije. Miráramos hacia donde mirásemos,pudimoscomprobar,comohabíaprevistoMr.Blake,queeltrabajoavanzabatan rápida e inteligentemente como era posible que ello ocurriera. PeroquedabaaúnmuchoporhacerenelvestíbulointerioryenelcuartodeMissVerinder.Eradudosoquelacasasehallaralistaantesdelfindesemana.

Luego de felicitar a Betteredge por la actividad desplegada (persistió entomarnotacadavezqueabríyolabocaydeclinó,almismotiempo,prestarlela menor atención a cuanta cosa dijeraMr. Blake) y de comprometernos arealizarunasegundavisitadeinspeccióndentrodeundíaodosdespués,nosdispusimos a abandonar la casa por el camino trasero. Antes de quehubiéramos traspuesto los pasillos de la planta baja, fui detenido porBetteredge en el preciso instante en que trasponía yo la puerta de su

habitación.

—¿Me permitirá decirle dos palabras en privado?—me preguntó en uncuchicheomisterioso.

Yoaccedí,naturalmente.Mr.Blakesiguióavanzandoysedirigióhaciaeljardínparaaguardarmeallí,mientrasyopenetrabajuntoconBetteredgeenelcuartodeéste.EsperabaunanuevademandaenfavordeciertasconcesionesbasadasenelprecedenteyasentadoporelbuharroembalsamadoyelaladeCupido.Antemigransorpresa,colocóBetteredgeconfiadamentesumanoenmibrazoymehizoestaextraordinariapregunta:

—Mr.Jennings,¿conoceusted,porcasualidad,alRobinsónCrusoe?

Lerespondíquelohabíaleídodeniño.

—¿Nuncamásdesdeentonces?—inquirióBetteredge.

—Nuncamás.

Dio unos pasos hacia atrás ymemiró con una expresión de compasivacuriosidad,atemperadaporunhorrorsupersticioso.

—NohaleídoalRobinsónCrusoedesdequeeraunniño—dijoBetteredgedirigiéndoseasímismo…,noamí—.¡Veamosquéefecto leproduceahoraRobinsónCrusoe!

Abriendo una alacena que se hallaba en un rincón extrajo de ella unvolumenpolvorientocuyaspáginasestabandobladasenlasesquinasyelcualexhalóunintensoolordetabacoviejoencuantosepusoélahojearlo.Luegodehaberdadoconelpasajeacuyabúsquedasehabía,alparecer,lanzado,merogó que lo acompañara hasta uno de los rincones; siempre con su airemisteriosamenteconfidencialyhablandoenuncuchicheo.

—Se trata, señor, de esa frase suya con el láudano y la persona deMr.FranklinBlake—comenzóadecirme—.Entantosehallanlosoperariosenlacasa mis deberes de criado se imponen sobre mis sentimientos de hombre.Cuando aquéllos se van, estos últimos se imponen sobre mis deberes decriado.Muybien.Anoche,Mr. Jennings, se hizo carne enmí, de lamaneramásfirme,laideadequeestanuevaaventuramédicasuyahabríadeterminarmalamente.Dehaberobedecidoyoaestavozinteriorhabríaquitadotodoslosmuebles con mis propias manos y prevenido a los operarios que debíanalejarsedelafinca,cuandosepresentaranenellaalamañanasiguiente.

—Mehaalegradocomprobar,atravésdeloquehevistoescaleraarriba—ledije—,queseharesistidoustedaesavozinterior.

—Resistirnoeslapalabra—replicóBetteredge—.Lucharsí.Heluchado,señor, acosado por las silenciosas órdenes interiores que me instigaban a

seguirpordeterminadocaminoylasórdenesescritasenestelibrodeapuntesquemearrastrabanhaciaotro,hastaquellegué(yperdónporlaexpresión)asentirunsudorfríosobremicuerpo.Enmediodetanhorribleconmocióndelamenteylaxituddelcuerpo,¿aquéremediohubederecurrir?Alquenunca,señor,mehadefraudadodurante losúltimos treintaaños,ymásaún: ¡aestelibro!

Le aplicó entonces un sonoro golpe al libro con sumano abierta e hizobrotardeélunperfumeañejodetabacomáspenetrantequenunca.

—¿Quéesloquehallé—prosiguióBetteredge—enlaprimerapáginaconque dieron mis ojos al abrirlo? Este tremendo pasaje, señor, página cientosetenta y ocho: «Luegode estas ymuchas otras reflexiones similares lleguémás tarde a formularme para mi propio gobierno esta regla infalible: quecuando quiera que esas advertencias interiores o presiones demimentemeinstigaranahaceronohacerunacosaquesepresentaraantemí,oaseguirporestecaminooporelotro, jamásdebíadejardeobedeceraesaVozsecreta.»¡Porelpanquemealimenta,Mr.Jennings,ésasfueronlasprimeraspalabrasque encontraron mis ojos en el preciso instante en que me aprontaba paradesafiarelDictadosecreto!¿Noveustednadaquesalgadelocomúnentodoesto,señor?

—Veounacoincidencia…,nadamásqueeso.

—¿No vacila usted un tanto, Mr. Jennings, respecto de su proyectadaaventuramédica?

—Absolutamentenada.

Betteredge me clavó una dura mirada, en medio de un silencio mortal.Cerrósulibrocondeliberadaparsimonia,lovolvióaguardarbajollaveenlaalacenaconextraordinariocuidado,girósobresímismoyvolvióaclavarmeunaduramirada.Luegohabló.

—Señor —me dijo gravemente—, mucha es la tolerancia que hay quetenerconunapersonaquenohavueltoaleerRobinsónCrusoedesdequeeraunniño.Ledeseoaustedmuybuenosdías.

Abrió la puerta,me hizo una profunda reverencia yme dejó en libertadpara que descubriera por mí mismo el camino que conducía al jardín. MeencontréconMr.Blakeenelmomentoenqueésteregresabaalacasa.

—Nonecesitadecirmeusted loquehaocurrido—medijo—.Betteredgeacaba de jugar su última carta: ha descubierto sin duda alguna proféticaalusión en elRobinsónCrusoe. ¿Ha acogido usted demanera favorable esaalusión suya? ¿No? ¿Ha dejado traslucir que no cree en Robinsón Crusoe?¡Mr. Jennings!; ha pasado usted a ocupar el más bajo lugar posible en su

escaladevalores.Digaustedloquedigayhagaloquehagaenelfuturo,veráusted cómonohabrá él demalgastar una solapalabra conusted, desde estemismoinstante.

Junio21.

UnabrevenotabastaráporhoyenmiDiario.

Mr.Blakehavividolapeornochepasadaporélhastaahora.Mehevistoobligado a recetarle unmedicamento. Felizmente los hombres de naturalezasensitivacomolasuyasonmuysensiblesalaaccióndelasmedicinas.Denoserasí,mesentiríainclinadoapensarquenohabríadehallarseabsolutamenteen condiciones de soportar el experimento, cuando llegue el momento dehacerlo.

En lo que a mí se refiere, luego de una pequeña tregua respecto de midolencia, sufrí un ataque estamañana, del cual no habré de decir otra cosacomonoseaquemeimpulsóarecurrirdenuevoalopio.Cerraréahoraestelibroytomaréladosismáxima…estoes,quinientasgotas.

Junio22.

Nuestrasperspectivassonmejoreshoy.Mr.Blakehasentidoungranalivioen su malestar nervioso. Ha dormido un poco anoche. En cuanto a mí, hepasado, gracias al opio, una noche que ha sido la noche de un hombreatontado.Nopodríadecirquedesperté; laexpresiónmáscorrectaseríadecirquerecobrélossentidos.

Fuimos a la casapara comprobar si había sidoya reamueblada.La tareaterminará mañana…, sábado. Tal como predijo Mr. Blake, Betteredge noopusoningúnnuevoobstáculo.Desdeelprimermomentohastaelúltimonodejó de hacer gala de una abominable cortesía y de un silencio igualmenteabominable.

Mi aventura médica (como la designa Betteredge) tendrá que ser ahorainevitablemente postergada hasta el lunes próximo. Mañana los operariospermaneceránhastamuy tarde en la casa.Aldía siguiente, la clásica tiraníadeldomingo,queconstituye todauna instituciónenestepaís libre,habráderegular el horario de los trenes de una manera que tornará completamenteimposibleparanosotroselpedirleanadiequeviajehastaaquídesdeLondres.Hasta el lunes no hay otra cosa que hacer comono sea la de vigilar con elmayor cuidado a Mr. Blake y mantenerlo, si es posible, dentro del mismoestadoenqueseencuentrahoy.

Mientras tanto lo he convencidode que debe escribirle aMr.Bruff paradecirle que es de vital importancia que se halle aquí presente en calidad detestigo.Escojodemaneraespecialalabogado,porloshondosprejuiciosque

alimentaencontradenosotros.Sillegamosaconvencerloaél,nuestrotriunfoalcanzarálacategoríadeunacontecimiento.

Mr.BlakelehaescritotambiénalSargentoCuff,yyo,pormiparte,leheenviadounaslíneasaMissVerinder.ConellosyelviejoBetteredge(quienes,realmente, un personaje importante en la familia) reuniremos un númerosuficientedetestigosparaelpropósitoenvista…,sinincluiraMrs.Merridew,siesqueéstapersisteensacrificarseasímismaporatenderalasopinionesdelasgentes.

Junio23.

Nuevamente se ha vengado demí el opio la última noche. No importa,deboseguirutilizándolohastaquellegueellunesysevayadeltodo.

Mr. Blake no se siente muy bien hoy. Confiesa que a las dos de lamadrugadaabrióelcajónenquesehallanguardadossuscigarros.Sólotriunfóenel intentodevolverloacerrar luegodeunviolentoesfuerzo.Supróximopaso,deacuerdoconlodispuestoparaloscasosdeemergencia,fuearrojarlallaveporlaventana.Elmozolatrajoaldíasiguiente,luegodehaberlahalladoenelfondodeunacisternavacía…¡AsíobraelHado!Hetomadoposesióndelallavehastaellunespróximo.

Junio24.

Mr. Blake y yo hemos efectuado un largo paseo en un coche abierto.Ambos experimentamos la benéfica influencia de esta bendita y suaveatmósferaestival.Comíconélenelhotel.Fueungranalivioparamí—yaquelo había encontrado sobreexcitado y agotado en la mañana— verlo dormirsobre el sofá profundamente durante dos horas luego de la comida.Aunquepasaraahoraunanuevamalanoche…,notemoyasusconsecuencias.

Junio25,lunes.

¡Eldíadelexperimento!Sonlascincodelatarde.Acabamosdellegaralacasa.

LaprimeraymásimportantecuestióneslaqueserefierealasaluddeMr.Blake.

Hastadondeyosoycapazdejuzgarprometeéste,desdeelpuntodevistafisiológico, hallarse en un estado tan propicio para la acción del opio estanoche como lo estuvo a esta misma altura del año anterior. Sus nervios seencuentran esta tarde en un estado de excitación que se aproxima al de lairritaciónnerviosa.Cambiadecolorpornada;sumanovacilaysesobresaltaantecualquierruidocasualyantelainesperadaaparicióndepersonasycosas.

Todo esto se debe a la falta de reposo nocturno, el cual es nerviosaconsecuencia, a su vez, del súbito abandono del hábito de fumar, luego de

habersidoéstellevadoalextremo.Heaquílasmismasfuerzasdelañoanteriorenplenaactividadnuevamente,yheaquítambién,segúntodaslasapariencias,losmismosefectosdeentonces.¿Semantendrálasemejanzaluegodehaberseefectuado la prueba final? Los hechos por ocurrir esta noche serán los quedecidan.

Mientras escriboyo estas líneas,Mr.Blake se estádivirtiendo junto a lamesadebillarqueseencuentraenelvestíbulointerior,mediantelaprácticadelas diferentes maneras de golpear con el taco, tal cual acostumbraba hacercuando era huéspedde la casa en juniodel añopasado.He traídomidiarioaquí,enparteparallenarconéllashorasenblancoquehabrándetranscurrirentrehoyymañanaporlamañanayenparteconlaesperanzadequeocurraalgodignodeserregistradoalinstante.

¿Heomitidoalgoaestaaltura?Unaojeadasobrelanotaescritaayervienea recordarmequemehe olvidadode registrar la llegada del correomatinal.Permítanme cubrir esta laguna, antes de que cierremomentáneamente estaspáginasparareunirmeconMr.Blake.

DebodecirquerecibíunaspocaslíneasayerdepartedeMissVerinder.Hadispuesto ésta viajar en el tren nocturno, según yo le recomendé. Mrs.Merridewpersisteenacompañarla.Lacartainsinúaqueésta,cuyocarácteresdeordinarioexcelente,sehallauntantoamoscadaypideparaella ladebidaindulgenciadebidoasuedadysuscostumbres.Meesforzaré,pormiparte,enmis relaciones con Mrs. Merridew, por emular la moderación puesta demanifiestoporBetteredgeensutratopersonalconmigo.Nosrecibióéstehoyportentosamenteataviadoconsumejorchaquetanegraysumástiesacorbatablanca.CadavezquemiraenmidirecciónmerecuerdaconsusojosquenoheleídoelRobinsónCrusoedesdequeeraunniñoyseapiadarespetuosamentedemí.

AyertambiénrecibióMr.Blakelarespuestadelabogado.Mr.Bruffaceptala invitación…, previa protesta. Considera evidentemente necesario que uncaballerodotadodesentidocomúnacompañeaMissVerinderhastalaescenadonde habrá de desarrollarse lo que él se atreve a llamar la exhibiciónpreparadapornosotros.Afaltadeunamejorescolta,Mr.Bruffhabrádeserelcaballero que la acompañe. Así es como la pobre Miss Verinder habrá decontar con dos «acompañantes». ¡Es un alivio pensar que la opinión de lasgenteshabrádeversesatisfechaconesto!

NadahemossabidodelSargentoCuff.SindudasehallaaúnenIrlanda.Nodebemosesperarverloaquíestanoche.

En este momento entra Betteredge para decirme que Mr. Blake hapreguntadopormí.Deboabandonarlaplumaporelmomento.

Sietedelatarde.

Hemos estado recorriendo nuevamente todas las habitacionesreamuebladasylasescaleras;yhemosefectuadounagradablepaseoentrelosarbustos,queeraellugarfavoritodeMr.Blakelaúltimavezquesehospedóaquí.Deestamaneraconfíohacerrevivirensumente lasviejassensacionesproducidasenélporloslugaresylascosas,tanvívidamentecomoseaposiblehacerlo.

Noshallamosyaapuntodesentarnosalamesa,exactamentealamismahoraenqueseefectuólacomidadeldíadelcumpleañosanterior.Miinterésporelasuntoespuramentecientífico.Elláudanodeberáserleadministradoala misma altura del proceso digestivo en que le fue administrado el añopasado.

Luego de transcurrido un intervalo razonable, después de la cena, mepropongoencauzar la conversaciónnuevamente—de lamaneramásnaturalqueme sea posible— hacia el tema del diamante y hacia el complot hindúdestinadoarobarlo.Unavezquehayallenadosumenteconesasideas,habréhecho cuanto está a mi alcance hacer antes de que llegue el instante deadministrarlelasegundadosis.

Ochoymediadelanoche.

Recién en estemomento seme ha presentado la oportunidad de cumplircon el más importante de todos mis deberes: el de indagar en el botiquínfamiliarenbuscadelláudanoqueMr.Candyutilizóelañopasado.

HacediezminutossorprendíaBetteredgedesocupadoyledijequéeraloquenecesitaba.Sinhacerlamásmínimaobjeciónysinintentarsiquierasacararelucirsulibrodeapuntesmecondujo(dedicándometodasuatenciónacadapasoquedábamos)haciaeldepósitoenqueseguardaelbotiquín.

Diconlabotella lacualsehallabacuidadosamentecerradaconun tapóndevidrioamarradoconcuero.Elpreparadodeopiocontenidoenellaresultóser, talcomoyomelohabía imaginado, tinturacomúnde láudano.Comolabotella se halla bastante llena todavía, he resuelto usar con preferencia sucontenidoenlugardeemplearcualquieradelospreparadosconquehetenidolaprecaucióndeproveermeparauncasodeemergencia.

La cuestión que se refiere a la cantidad que habrá de administrárselepresentaalgunasdificultades.Luegodepensarenelloheresueltoaumentarladosis.

Mis notas me informan que Mr. Candy no le administró más queveinticinco mínimas. Se trata de una dosis demasiado pobre para haberproducidolosefectosqueprodujoentonces…,auntratándosedeunapersona

tansensitivacomoesMr.Blake.Lomásprobable,enmiopinión,esqueMr.Candy le haya dado una dosis mayor que la que él mismo creyó haberleadministradosabiendo,comosé,queesmuyafectoalosplaceresdelamesayque midió la dosis del láudano el día del cumpleaños luego de la comida.Comoquiera que sea, correré el riesgo de aumentar la dosis a cuarentamínimas.EnestaocasiónMr.Blakesabedeantemanoquehabrádeingerirelláudano,locualequivale,desdeelpuntodevistafisiológico,adecir(aunqueélseainconscientedeello)quesehallaráencondicionesdeofrecerunamayorresistenciaa susefectos.Dehallarmeen locierto,unadosismayor se tornaimperativaparaproducirlosmismosresultadosaquediolugarladosismenordelañopasado.

Diezdelanoche.

Lostestigosoconvidados(¿cómolosllamaremos?)hanllegadoalacasahaceunahora.

Poco antes de las nueve logré convencer a Mr. Blake de que debíaacompañarme hasta su alcoba. Justifiquémi pedido diciéndole que deseabaqueleecharaunaúltimaojeadaaéstaparaasegurarsedequenadahabíasidoolvidadodurantelaoperacióndereamueblarla.Previamenteresolví,decomúnacuerdoconBetteredge,queeldormitoriodeMr.Bruffhabríadeserelcuartocontiguo al deMr. Blake y que yo sería informado del arribo del abogadomediante un golpe en la puerta. Cinco minutos antes de que el reloj delvestíbulodieralasnueveoísullamadoy,alsalirdeallí,meencontréconMr.Bruffenelcorredor.

Mi aparienciapersonal, comode costumbre, sevolvía en contramía.LadesconfianzaquedespertabayoenMr.Bruffaflorabademanerabienvisibleensusojos.Acostumbradocomomehalloalefectoqueproducemipersonaen los desconocidos, no vacilé un solo instante en decirle lo que tenía quecomunicarleantesdequeelabogadoseintrodujeraenelcuartodeMr.Blake.

—Sindudaustedhavenidoaquí encompañíadeMrs.MerridewyMissVerinder,¿noesasí?—ledije.

—Sí—merespondióMr.Bruffconlamayorsequedadposible.

—Miss Verinder le habrá dicho, probablemente, que yo deseo que supresenciaenlacasa,asícomotambiénladeMrs.Merridew,naturalmente,seamantenidaensecretoanteMr.Blake,hastadespuésdehabersidoefectuadoelexperimentoquetendráporbaseasupersona,¿noesasí?

—¡Séquetengoqueretenermilengua,señor!—dijoMr.Bruffimpaciente—.Tan acostumbrado estoy a guardar silencio ante las locuras humanas engeneral,quemeencuentropreparadoparamantenermibocacerradaenestaocasión.¿Sehallaustedsatisfechoconesto?

YomeinclinéydejéqueBetteredgeleenseñarasuhabitación.Esteúltimome dirigió al partir una últimamirada que quería significar, tal como si lohubieraexpresadoconidénticonúmerodepalabras:«Acabausteddehallarlahormadesuzapato,Mr.Jennings…;sunombreesMr.Bruff.»

Sehacíanecesarioahorasaliralencuentrodelasdosdamas.Descendílaescalera—untantonervioso,loconfieso—endireccióndelgabinetedeMissVerinder.

Lamujerdeljardinero(aquienseleencomendólamisióndeacomodaralas señoras) me salió al encuentro en el corredor del primer piso. Estaexcelentemujerme trata con excesiva urbanidad, la cual no esmás que elfrutoevidentedelterrorqueleinspiro.Meclavasumirada,tiemblaymehacereverencias en cuanto le dirijo la palabra.Al preguntarle porMissVerinderclavó de nuevo enmí sumirada, se puso a temblar yme hubiera sin dudahechoalgunareverenciaenseguidasinohubiesesidoporquelapropiaMissVerinderdiouncortebruscoa lamismaalabrirsúbitamente lapuertadesugabinete.

—¿Esusted,Mr.Jennings?—preguntó.

Antesdequehubieratenidoyotiempoderesponderle,saliódelcuartoconpasovivoparavenirahablarmeenelcorredor.Nosencontramosbajolaluzdeunalámparasostenidaporunsoporte.Encuantomevio,MissVerindersedetuvo, vacilante. Se recobró instantáneamente, enrojeció por un instante yluego,conencantadorafranqueza,metendiósumano.

—Nopuedo tratarlo comoaundesconocido,Mr. Jennings—medijo—.¡Oh,sisupieraustedlofelizquemehanhechosuscartas!

Dirigió haciami horrible rostro rugoso una brillantemirada de gratitud;cosa tan desusada en mi experiencia con mis semejantes, que me halléperplejo en cuanto a la respuesta que debía darle. No me hallabaabsolutamentepreparadoparaafrontarsubondadysubelleza.Lamiseriadeinnumerablesañosnohallegadoaendurecer,graciasaDios,micorazón.Memostré ante ella tan atolondrado y tímido como un mozalbete que no hallegadoaúnalosdiecinueveaños.

—¿Dóndeestáélahora?—mepreguntó,dandolibrecursoaloquemásleinteresaba:Mr.Blake—.¿Quéestáhaciendoahora?¿Hahabladodemí?¿Sehalladebuenhumor?¿Quétallohaimpresionadolacasaluegodeloocurridodurante el último año? ¿Cuándo le dará usted el láudano? ¿Podré hallarmepresentecuandoloviertaustedenlabotella?¡Estoytanexcitadayestantamicuriosidad!… Tengo que decirle a usted diez mil cosas, pero como seamontonantodasalavezenmicabeza,noséconcuálempezar.¿Leasombraaustedlacuriosidadquesientoporesto?

—No—lerespondí—.Meatrevoadecirquelajustificoenteramente.

Ellaseencontrabamásalládecualquiermezquinayfalsaexteriorizaciónde azoramiento. Yme respondió como si hubiera yo sido su hermano o supadre.

—Me ha liberado usted de una desdicha indecible; me ha hecho ustedrevivir. ¿Cómo podría ser yo tan desgraciada como para ocultarle cualquiercosa a usted? Lo amo a él—me dijo simplemente—; lo he amado en todoinstante…,auncuandofuiinjustaconélenmispensamientos,auncuandoledije lasmáscruelesyduraspalabras.¿Serviráesopara justificarme?Confíoquesí…Muchometemoqueésaseamiúnicajustificación.Cuandomañanaélseenteredequeestoyenlacasa,¿creeusted…?

Sedetuvootravezymemirómuyansiosa.

—Cuandomañanaélseenteredeello—ledije—,creoquedebieraustedúnicamentedecirleloquemeacabadedeciramí.

Su rostro volvió a encenderse; dio un pasomás haciamí. Sus dedos sepusieronajugarnerviosamenteconunaflorqueyohabíacortadoeneljardínypuestoenelojaldelasolapademichaqueta.

—Usted lo ha estado viendo a menudo últimamente —me dijo—. ¿Hapodidoustedpercibir,verdaderayrealmente,talcosa?

—Verdaderayrealmente—lerespondí—.Yestoycompletamentesegurodeloquehabrádeacaecermañana.Ojalápudieraestarloenlamismamedidarespectodeloqueocurriráestanoche.

A esta altura de la conversación fuimos interrumpidos por Betteredge,quienaparecióconlabandejadelté.Entantopasabaamiladoendirecciónalgabinete,medirigióunanuevayexpresivamirada.«¡Ay!,¡ay!,golpeeahoraque el hierro está en ascua. La horma de su zapato, Mr. Jennings, estáarriba…,¡lahormaestáarriba!»

Loseguimosdentrode lahabitación.Unadamaancianaypequeña,muyelegantementevestida, que se hallaba enun rincón, abismada en la tarea debordar una tela, dejó caer su labor sobre el regazo y profirió un breve yamortiguado grito, al ver por primera vez mi piel gitana y mi cabelloblanquinegro.

—Mrs.Merridew—dijoMissVerinder—,ésteesMr.Jennings.

—LeruegoaMr.Jenningsquemeperdone—dijolaviejadamamirandoaMiss Verinder y hablándome a mí—. Los viajes en ferrocarril me ponensiemprenerviosa.Meestoyesforzandoporaquietarmimenteconesta laborcotidiana. Ignoro simibordado sehalla fuerade lugar en tanextraordinariaocasión. Si Mr. Jennings considera que dificulta sus planes médicos, lo

abandonaré,naturalmente,muygustosa.

Yo me apresuré a aprobar la presencia del bordado exactamente de lamismamaneraenquehabíaaprobadolaausenciadelbuharroreventadoydelaladeCupido.Mrs.Merridewhizounesfuerzo—unencomiableesfuerzo—para dirigir la vista hacia mi cabellera. ¡No!, no podía ser. Mrs. MerridewvolvióamiraraMissVerinder.

—Si Mr. Jennings me lo permitiera —prosiguió la vieja dama—, meagradaríasolicitarleunfavor.Mr.Jenningssehallaapuntodellevaracabounexperimento científico.Cuandoyo eramuchacha asistía habitualmente a losexperimentos científicos efectuados en la escuela, los cuales terminabaninvariablemente con una explosión.Me agradaría por eso queMr. Jenningsfuera tan amable como para advertirme a tiempo esta vez. Y me agradaríatambiénquelapruebatuvieralugarantesdequemefueseyoalacama.

Yo intenté asegurarle a Mrs. Merridew que el programa, en estaoportunidad,noincluíaexplosiónalguna.

—No—dijolaanciana—.LeestoymuyagradecidaaMr.Jennings…Séque me está engañando por mi propio bien. Pero prefiero que me hableclaramente. Estoy completamente resignada a escuchar la explosión…, sóloquedeseoque,deserposible,ocurraéstaantesdequeyomevayaalacama.

En esemismo instante se abrió la puerta yMrs.Merridew profirió otroapagadoalarido.¿Laexplosión?No,simplementeBetteredge.

—Usted dispense, Mr. Jennings —dijo Betteredge, de la manera másesforzadamenteíntimaquelefueposibleutilizar—.Mr.Franklindeseasaberdóndesehallausted.Teniendoencuentaquemehaordenadoustedengañarlorespectoalapresenciademijovenamaenlacasa,lehecontestadoquenolosabía.Esto,segúntendráustedabienreconocer,esunamentira.Hallándome,comomehallo,señor,conunpiesobrelatumba,cuantasmenosmentirasmeexijausted,másagradecidoleestaréenelmomentoenquemiconcienciamellamearendircuentasyhayallegadomihora.

Demasiadourgíaeltiempoparamalgastarlo,aunquesólohubierasidounbreve instante, en reflexiones sobreesacuestiónpuramenteespeculativaqueteníaporbasealaconcienciadeBetteredge.Mr.Blakehabríadelanzarseenmibusca,amenosquefuerayoaverloensucuarto.MissVerindermesiguiócuandosalíalcorredor.

—Parece que todos se han confabulado en contra de usted—medijo—.¿Quéquieredeciresto?

—Setratadelaprotestahabitualdelmundo,MissVerinderenunaescalamuyínfima,contratodoloqueesnuevo.

—¿QuéharemosconMrs.Merridew?

—Dígalequelaexplosiónocurrirámañanaalasnuevedelamañana.

—¿Paraquesevayaadormir?

—Sí…,paraquesevayaadormir.

MissVerinderregresóasugabineteyyoascendíporlaescaleraparairalcuartodeMr.Blake.

Ante mi sorpresa lo hallé solo, paseándose inquieto por su cuarto y untantoirritadoporhabersidolibradoasímismo.

—¿DóndeestáMr.Bruff?—lepregunté:

El señaló la puerta cerrada que comunicaba con el cuarto contiguo.Mr.Bruffhabíaestadoconéluninstante;pretendiórenovarsusprotestasencontradenuestroexperimentoyhabíafracasadounavezmás,sinproducirlamenorimpresiónenelánimodeMr.Blake.Luegodeesto,elabogadobuscórefugioen una cartera de cuero negro henchida hasta reventar de documentosprofesionales. «Los trabajos serios de la vida —admitió— se hallabanenteramentefuerade lugarenesaoportunidad.Pero los trabajosseriosde lavidadebíanser,apesardeello,continuados.QuizáMr.Blakeseríatanamablecomoparatolerarloshábitosanticuadosdeunhombrepráctico.Eltiempoesoro…,yenloqueconcerníaaMr.Jennings,podíatenerlacompletaseguridadde queMr. Bruff se pondría de inmediato a su disposición en cuanto fuerallamado.»

Conunaexcusahabíaregresadoelabogadoasuhabitación,sumergiendoobstinadamentesuatenciónenelinteriordesunegracartera.

Yo me acordé del bordado de Mrs. Merridew y de la conciencia deBetteredge. Existe una maravillosa similitud entre las facetas sólidas delcarácterdeuninglésylasdeotroinglés…,comoasítambiénunasemejanzamaravillosaentrelasexpresionesbásicasdelrostrodeuninglésylasdeotroinglés.

—¿Cuándomedaráustedelláudano?—mepreguntóMr.Blakedemaneraimpaciente.

—Tendráustedque aguardarunpocomás—ledije—.Mequedaré aquíparahacerlecompañíahastaquelleguelahora.

Noeranaúnlasdiez.LaspreviasindagacionesquehabíayoefectuadoanteBetteredgeyMr.BlakemellevaronalaconclusióndequeMr.Candylehabíaadministrado a aquél la dosis de láudano después de las once de la noche.Resolví, en consecuencia, no administrarle esta segunda dosis antes de esahora.

Conversamos durante un momento; pero ninguno de los dos dejó desentirse preocupado por las cercanas ordalías. Nuestra conversaciónlanguideció pronto…, y decayó luego totalmente.Mr.Blake volvió a hojearperezosamentelosvolúmenesquesehallabansobrelamesadesualcoba.Elguardián; el Tatter; La Pamela, de Richardson; El hombre sensible, deMackenzie;ElLorenzodeMédicis,deRoscoe,yelCarlosV,deRobertson…;todas ellas obras clásicas, todas (naturalmente) inmensamente superiores acualquier obra aparecida posteriormente y todas también (según mi actualpunto de vista) poseedoras del granmérito de no encadenar la voluntad dellector ni de excitar el cerebro de nadie. Dejo a Mr. Blake librado a laapaciguadorainfluenciadeesaliteraturaejemplarymededico,pormiparte,aregistrarestanotaenmiDiario.

Mirelojmeanunciaquesoncercadelasonce.Deberécerrarestaspáginasunavezmás.

Dosdelamañana.

Elexperimentoyaseharealizado,conelresultadoquepasaréadescribir.

AlasoncedelanochehicesonarlacampanillaendemandadeBetteredgeylecomuniquéaMr.Blake,porfin,quedebíaprepararseparairalacama.

Measoméalaventanaparacontemplarlanoche.Eraunanochetranquilaylluviosa,similarentalsentidoalanochedelcumpleaños…,elveintiunodejuniodelañoanterior.Aunqueconfiesoquenocreoenlosaugurios,resultabaconfortante, al menos, no hallar ningún influjo nervioso —perturbacioneseléctricasosignosdetormenta—enlaatmósfera.Betteredgeseaproximóalaventanaydepositómisteriosamenteun trozodepapel enmimano.Enél sehallabanescritaslassiguienteslíneas:

«Mrs.Merridewseha ido a la cama seguradeque la explosiónocurrirámañanaa lasnuevede lamañanaydequehabréyodepermanecer en estesitioenlacasahastaqueellavengaalibertarme.Notienelamásremotaideadequeelexperimentohabrádeefectuarseenmigabinete…,de locontrariohubierapermanecidoenéltodalanoche.Estoysolaymuyexcitada.Leruegomedejevercómovierteustedelláudano;necesitoocuparmeenalgo,aunquenoseamásqueenelcarácterdemeraespectadora.»—R.V.

SeguíenposdeBetteredgefueradelcuartoyledijequellevaraelbotiquínalgabinetedeMissVerinder.

Laordenlotomó,alparecer,enteramentedesorpresa.¡Memirócomosisospecharaqueyoalbergabaalgúnocultodesigniomédico respectodeMissVerinder!

—¿Me atreveré a preguntarle—medijo—qué tiene que ver el botiquín

conlapersonademijovenama?

—Quédeseenelgabineteylosabrá.

Betteredge pareció dudar de su propia habilidad para controlarme demaneraefectivaenestaocasiónenqueunbotiquínsehallabaincluidoenmisactividades.

—¿Objetaráustedlaintervención,señor—mepreguntó—,deMr.Bruffenestafasedelasunto?

—¡Alcontrario!LepediréenseguidaaMr.Bruffquemeacompañeabajo.

Betteredge se alejó para ir en busca del botiquín, sin agregar una solapalabra.Yo regresé al cuarto deMr.Blake y golpeé en la puerta del cuartocontiguo,Mr.Brufflaabrióyaparecióantemíconsuspapelesenlamano…,sumergidoenlaLey,impermeablealainfluenciadelaMedicina.

—Lamento tener que molestarlo —le dije—. Pero voy a preparar elláudano para Mr. Blake; vengo a solicitarle que se halle presente en elmomentoenquelohaga.

—¿Sí?—medijoMr.Bruff,conlasnuevedécimaspartesdesuatenciónconcentradas en suspapeles yuna soladécimadedicadademalagana amipersona—.¿Tienealgomásquedecirme?

—Tengoquemolestarlo para pedirle que regrese a este lugar conmigoyveacómoleadministroladosisaMr.Blake.

—¿Tienealgomásquedecirme?

—Unaúltimacosa.MeveoenlaobligacióndemolestarloparapedirlequesequedeenelcuartodeMr.Blakeypermanezcaalaesperadeloquepuedaocurrir.

—¡Oh,muybien!—dijoMr.Bruff—.QueseaenmicuartooeneldeMr.Blake…,lomismoda;puedoproseguirconmi trabajoencualquierparte.Amenosqueustedobjete,Mr.Jennings,laintromisióndeestadosisdesentidocomúnensusactividades.

Antesdequehubieratenidoyotiempoderesponderle,elpropioMr.Blakeledirigiólapalabraalabogadodesdesulecho.

—¿Quiereusted,enverdad,decirquenosienteelmenorinterésporloqueestárealmenteapuntodeocurrir?—lepreguntó—.¡Mr.Bruff,tieneustedlaimaginacióndeunavaca!

—Lavacaesunanimalmuyútil,Mr.Blake—dijoelletrado.

Dichoesto,abandonóelcuarto trasdemí,siempreconsuspapelesen lamano.

Encontramos a Miss Verinder pálida y agitada, recorriendo inquieta, dearriba abajo, su gabinete. Junto a una mesa que se hallaba en un rincónpermanecíadeguardiaBetteredgepróximoalbotiquín.Mr.Bruffsesentóenlaprimerasillaqueencontróy,emulandolautilidaddelavaca,sesumergióalpuntoensuspapeles.

Miss Verinder me arrastró aparte y volvió instantáneamente a dejarseabsorberporloúnicoqueleinteresaba…,lapersonadeMr.Blake.

—¿Cómoseencuentraélahora?—mepreguntó—.¿Estánervioso?,¿estáirritado?¿Creeustedquetendráéxitoelexperimento?¿Estáustedsegurodequenoleharádaño?

—Completamenteseguro.Vengaavercómoviertoladosis.

—¡Unmomento!Sonyamásdelasonce.¿Cuántotiempohabrádepasarantesdequeocurraalgo?

—Noesfácildecirlo.Unahora,talvez.

—Sindudaelcuartosehallaráaoscurascomoelañopasado,¿noesasí?

—Seguramente.

—Aguardaréenmialcoba…,comohiceentonces.Mantendrélapuertauntantoentreabierta.Muypocaeralaaberturaelañopasado.Observarélapuertadelgabineteyencuantolaveamoverseapagarémibujía.

Así fue como procedí la noche demi cumpleaños. Y así deberá ocurrirahora,¿noesasí?

—¿Estásegura,MissVerinder,dequeesdueñadesímisma?

—¡Porélsoycapazdecualquiercosa!—merespondióconvehemencia.

Una sola mirada dirigida a su rostro bastó para demostrarme que podíaconfiarenella.NuevamentemedirigíaMr.Bruff.

—Lamento tener que decirle que deberá abandonar por unmomento suspapeles—ledije.

—¡Oh,seguramente!—medijoysepusodepiesobresaltado,comosilohubiera interrumpido en un pasaje particularmente interesante, y me siguióhastaellugarenquesehallabaelbotiquín.Unavezjuntoaélyprivadoahorade la honda excitación que le procuraba incidentalmente la práctica de suprofesión,dirigiósuvistahaciaBetteredgeybostezóluegohastiado.

MissVerinderseacercóamíconuncántarodeaguafríaqueacababadetomardesobreuntrinchero.

—¡Déjeme verter el agua! —cuchicheó a mi oído—. ¡Yo tengo que

intervenirenesto!

Yovertíycontélascuarentamínimasyvolquéelláudanoenunvasoparamedicamentos.

—Llénelo hasta sus tres cuartas partes —le dije y alargué el vaso endireccióndeMissVerinder.

LuegoledijeaBetteredgequecerraraconllaveelbotiquín,puesyanolonecesitaba.Unaexpresióndeindeciblealiviocubrióelrostrodelviejocriado.¡Evidentementehabíasospechadoqueyoteníaalgúnotrodesignioencontradesujovenama!

Luego de añadir el agua según lo que yo le había indicado, asió MissVerinder, por un momento —mientras Betteredge se dedicaba a cerrar elbotiquínyMr.Bruffretornabaasuspapeles—,elvasomedicinal,ydepositóunbesotímidosobresuborde.

—Cuando usted se lo dé a tomar —me cuchicheó esta encantadoramuchacha—,hagaquebebaellíquidoporestelugar.

Yo extraje demi bolsillo el fragmento de cristal que habría de hacer lasvecesdeldiamanteyseloentregué.

—Usted también tiene que intervenir en esto—le dije—. Deberá ustedcolocar este cristal en elmismo sitio en que colocó la Piedra Lunar el añopasado.

Ella abrió la marcha en dirección del bufete hindú y colocó el falsodiamante en el interior de lamisma gaveta en que colocara la noche de sucumpleaños el diamante auténtico. Mr. Bruff asistió al acto bajo protesta,como había asistido a todos los procedimientos efectuados hasta entonces.Pero el cariz hondamente dramático que empezaba a asumir ahora elexperimento demostró ser, lo cual me divirtió grandemente, demasiadoabsorbenteparapodersereludidoporlafacultaddeautocontroldeBetteredge.Sumanotemblócuandoasiólabujíayansiosamentemurmuró:

—¿Estáustedsegura,Miss,dequeeséstalagaveta?

Yoabrílamarchaahorahaciaafueranuevamente,llevandoelláudanoyelagua. En la puerta me detuve para dirigirle una última advertencia a MissVerinder.

—Nosedemorealapagarlaluz—ledije.

—La apagaré de un soplo—me respondió—.Y aguardaré enmi alcobaconunasolabujíaencendida.

Luegocerróanuestrasespaldaslapuertadesugabinete.SeguidoporMr.BruffyBetteredge,retornéalcuartodeMr.Blake.

Lo hallamos inquieto y revolviéndose de uno a otro lado en el lecho ypreguntándose, irritado, si habría o no de tomar el láudano esa noche. Enpresenciadelosdostestigosleadministréladosis,learreglélasalmohadasylerecomendéquereposaraallítendidoyaguardaralosacontecimientos.

Su lecho, encortinado con una ligera zaraza, se hallaba colocado con lacabeceradispuestacontraelmurodelcuartodemaneratal,queacadaladodelmismo quedaban dos amplios espacios libres. Yo corrí completamente lascortinasquehabíaenunodesuscostados,yapostéenesapartedelcuarto,quesetornóinvisibleparasusojos,aMr.BruffyaBetteredgeparaqueasistieranalresultado.Alospiesdelacamacorrílascortinashastalamitad,ycoloquémisillaaunacortadistanciadelasmismas,parapermitirlequemevieraonome viera, que me hablara o no me hablara, según lo que aconsejaran lascircunstancias.Habiéndosemeinformadoquesiempredormíaconalguna luzensuhabitación,coloquéunadelasdoslucessobreunamesitaquesehallabajuntoalacabeceradelacamaydemaneratalquesufulgornolohirieraenlosojos.LaotrabujíaselaentreguéaMr.Bruff;suresplandor,aesadistancia,eraamortiguadoporlazarazadelascortinas.Laventanahabíasidoabiertaensupartesuperiorparaquepudierarenovarseelairedelahabitación.Caíaunasuave lluvia; la casa se hallaba silenciosa.Eran las once y veinte, segúnmireloj, cuando ya todos los preparativos habían sido completados y cuandotomé asiento en la silla situada a los pies del lecho y hacia un costado delmismo.

Mr. Bruff retomó sus papeles, sintiendo por ellos, al parecer, un interésmáshondoquenunca.Peroaldirigirlemimirada,logréadvertirciertossignossegurosquemeconvencierondeque laLeycomenzabaaperder,porfin,sudominiosobreél.Laexpectante situaciónenquenoshallábamoscolocados,empezó a ejercer demanera paulatina su influencia aun sobre sumente tanpoco imaginativa. En lo que concierne a Betteredge, la solidez de susprincipios y la dignidad de su conducta se habían tornado, en lo que a esteasunto se refiere, en mero y hueco palabrerío. Se olvidó de que yo estabarealizando una treta de ilusionista con Mr. Franklin Blake; de que habíatrastornadolacasadearribaabajoydequenohabíaleídoalRobinsónCrusoedesdeniño.

—Por amor de Dios, señor —cuchicheó a mi oído—, díganos cuándohabrádecomenzarasurtirefecto.

—No antes de medianoche —le contesté en un cuchicheo—. Quédesequietoensusillaynohable.

Betteredgedescendióhastaelmásbajogradodefamiliaridadconmigo,sinintentarlucharparasalvarseasímismo.¡Merespondióconunguiño!

Al dirigirmi vista haciaMr. Blake, lo vimás inquieto que nunca en su

lecho; ansiosamente se preguntaba cómo el láudano no había comenzado acorroborar aún sus cualidades. De haberle dicho en su situación actual quecuanto más inquieto se mostrara y más preguntas hiciera, más dilataría elresultado que estábamos nosotros aguardando, hubiera hecho una cosacompletamente inútil. Lo más sabio era hacerlo olvidar la idea del opio yllevarloinsensiblementeapensarencualquieraotracosa.

Conestaideaenlamenteloestimuléaqueconversaraconmigoymelasarregléparaencauzar,pormiparte, laconversación,demaneradehacerquesu atención recayera sobre un asunto del que habíamos tratado ya en lasprimeras horas de la noche: el asunto del diamante.Me esforcé por hacerlerecordaraquellospasajesdelahistoriadelaPiedraLunarqueserelacionabanconel trasladodelamismadeLondresaYorkshire;elriesgoqueMr.BlakehabíacorridoalretirarladelbancodeFrizinghallylainesperadaaparicióndeloshindúesenlacasalatardedeldíadelcumpleaños.Aparentéenseguida,enrelación con estos eventos, no haber comprendido gran parte de lo queMr.Blakemehabíadichohacíatansólounaspocashoras.Yasífuecomolofuiobligando a hablar del tema con el cual se hacía ahora vialmente necesarioimpregnarsumente,sinhacerlesospecharsiquieraqueloestabaimpulsandoahablarconunpropósitodeterminado.Pocoapocofueponiendotantointerésenlatareaderectificarme,queseolvidóderevolverseenlacama.Sumentesehallabamuylejosdelacuestióndelopioenelmomentoculminanteenquesusojosmeadvirtieronporvezprimeraqueelopiocomenzabaaadueñarsedesucerebro.

Consulté mi reloj. Eran las doce menos cinco cuando los síntomaspremonitoriosdelosefectosdelláudanocomenzaronahacersevisiblesamisojos.

Aestaaltura,ningúnojoprofanohubierasidocapazdedescubrircambioalgunoensupersona.Pero,amedidaqueseibansucediendolosminutosdelnuevo día, el sutil y veloz proceso de la droga comenzó a anunciarse demaneramásclara.Lasublime intoxicacióndelopio fulguróensusojosyelrocíofurtivodesutranspiracióncomenzóarelucirensurostro.Cincominutosdespuéslaconversaciónqueaúnseguíamanteniendoconmigosetornó,desuparte, en una charla incoherente. Se aferró a la cuestión del diamante, perodejóinconclusassusfrases.Pocomástardelasfrasesseconvirtieronenmeraspalabrassueltas.Luegoseprodujounintervalodesilencio.Despuéssesentóen el lecho, y en seguida, preocupado aún por la cuestión del diamante,comenzó a hablar de nuevo…, pero sin dirigirse a mí, sino conversandoconsigo mismo. Este cambio me aseguró de que acababa de cumplirse laprimeraetapadelexperimento.Laestimulanteinfluenciadelopioacababadehacerpresadeél.

Eranahora lasdoceyveintitrésminutos.En lapróximamediahora,a lo

sumo,sedecidiríalacuestióndesiselevantabaonodellechoyabandonabasucuarto.

Suspendiendo el aliento y empeñado en observarlo—yante el indecibletriunfoquesignificabaparamíasistiralcumplimientodelaprimeraetapadelexperimento,queadoptabaelcarizyseproducíacasialamismahoraqueyohabíaprevisto—meolvidécompletamentedemisdoscompañerosdevigilia.Dirigiendomivisita, ahora, hacia ellos, pudever cómo laLey, representadaallí por los papeles deMr.Bruff, yacía abandonada sobre el piso.El propioMr.Bruffsehallabaatisbandoansiosamenteatravésdeunahendiduraqueseabríaentrelascortinasmalcerradasdellecho.YBetteredge,dejandodeladoenteramentelasconvenienciassociales,escudriñabaporencimadelhombrodeMr.Bruff.

Ambos retrocedieron súbitamente al ver que yo los estaba observando,igualquedosescolaressorprendidosenunafaltaporsumaestro.Conunsignolesindiquéquesedespojarandesucalzado,talcualloestabahaciendoyoenese momento. De darnos Mr. Blake la oportunidad de seguirlo, eraabsolutamentenecesariohacerlosinproducirelmenorruido.

Diez minutos transcurrieron…, y nada ocurrió. De pronto apartó de sucuerpo la ropa de la cama, y sacó una pierna fuera del lecho. Nosotrosaguardamos.

—Ojalá no lo hubiera retirado nunca del banco—se dijo a símismo—.Allísehallabaseguro.

Mi corazón latíaviolentamente: el pulsobatíamis sienes con furia. ¡Sustemoresrespectodelaseguridaddeldiamanteconstituíannuevamentelaideapredominanteensucerebro!Sobreesteúnicoejedescansabatodoeléxitodelexperimento. La perspectiva que tan súbitamente se abría antemis ojos eraalgodemasiadopotenteparamisnerviosmaltrechos.Meviobligadoaapartarmi vista de él, ya que de lo contrario hubiese perdido el control sobre mímismo.

Seprodujootrointervalodesilencio.

Cuando,recuperadalaconfianzaenmímismo,volvíamirarlo,sehallabafuerade lacamayerguidoauncostadode lamisma.Suspupilassehabíancontraído; las niñas de sus ojos fulguraban a la luz de las bujías en tantobalanceaba lentamente su cabeza. Estaba meditando; dudaba…, volvió ahablar.

—¿Cómo puedo yo saberlo? —dijo—. Los hindúes pueden hallarseocultosenlacasa.

Se detuvo y echó a andar lentamente hacia el otro extremo de la

habitación.Sevolvióluego…,aguardó…,yregresóalacama.

—Nisiquieraestáguardadobajollave—prosiguió—.Sehallaenlagavetadesubufete.Ylagavetanotienecerradura.

Sesentósobreelbordedelacama.

—Cualquierapodríarobarlo—dijo.

Volvióalevantarseinquietoyrepitiósusprimeraspalabras:

—¡Cómo puedo yo saberlo? Los hindúes pueden hallarse ocultos en lacasa.

Aguardónuevamente.Yomecoloquédetrásde lacortinasemicerradadesu lecho.Dirigiósuvistaen tornode lahabitación:una luzvagarefulgíaensusojos.Fueunmomentoemocionante.Seprodujociertapausa.¿Unapausaenlosefectosdelopio,unapausaenlaactividaddesucerebro?¿Quiénpodríahaberloasegurado?Tododependíaahoradeloquehicieraenseguida.

¡Volvióadejarsecaersobreellecho!

Unahorribledudacruzópormimente.¿Eraposiblequelaacciónsedantedel opio se estuviera haciendo ya presente? Mi experiencia me decía locontrario.Pero,¿dequésirvelaexperienciaenloqueserefierealopio?Nohay probablemente en elmundodos hombres en los cuales el efecto de esadrogaseaexactamenteelmismo.¿Existíaacasoalgunapeculiaridadfuncionalen él que tornaba distinto el efecto de la droga? ¿Fracasaríamos al bordemismodeléxito?

¡No!Heaquíqueselevantababruscamente.

—¿Cómo diablos podré dormir —dijo— con esta preocupación en mimente?

Dirigió su vista hacia la bujía que ardía sobre la mesa que estaba a lacabeceradesulecho.Luegodeunapausaechómanodelabujía.

Yoapaguélaotraluzquebrillabadetrásdelacortinacerradaymeretiré,juntoconMr.BruffyBetteredge,al rincónquesehallabamásalejadode lacama.Conunaseñallesimpusesilencio,comosisuspropiasvidashubierandependidodelmismo.

Aguardamos…,sinvernioírnada.Aguardamosocultosasusojosdetrásdelascortinas.

La bujía que él tenía asida del otro lado semovió demanera repentina.Inmediatamente lo vimos deslizarse veloz y silenciosamente a nuestro ladoconlabujíaenlamano.

Abrióluegolapuertadelaalcobaypasóatravésdelvano.

Loseguimosa lo largodelcorredor.Luego,escaleraabajo.Loseguimosdespuésalolargodelsegundocorredor.Enningúnmomentosediovuelta,enningúninstantevaciló.

Abrióentonceslapuertadelgabineteyentróenél,dejandotrassílapuertaabierta.

La puerta se hallaba sujeta (igual que todas las otras de la casa) congrandesyantiguosgoznes.Cuandoselaabría,unahendedurasurgíaentrelamismaylajamba.Yoleshiceseñasamisdoscompañerosparaqueespiaranatravésdeellayevitarasíquesedejaranver.Encuantoamí—delotroladodela puerta también—, me coloqué en el lado opuesto. En la pared, a miizquierda, seabríaunnichoenel cualpodíaocultarmeenel casodequeélintentaradarselavueltaymirarhaciaelcorredor.

Avanzóhastaelcentrodelahabitaciónconlabujíaaúnenlamano;miróentornosuyo,peroenningúnmomentodirigiósuvistahaciaatrás.

YoviquelapuertadelaalcobadeMissVerindersehallabaentreabierta.Esta había apagado la luz. Se controlaba a símismanoblemente.El vago yblancoperfildesuvestidoestivaleraloúnicoquealcanzabayoadistinguir.Nadiequenolohubierasabidodeantemanohabríasospechadolapresenciadeunserhumanoenelcuarto.Semanteníaenlaoscuridad:niunapalabra,nielmenormovimientodejóescapar.

Eraahoralaunaydiezdelamadrugada.Enmediodeesesilenciomortal,oí el suave caer de la lluvia y el trémulo tránsito del viento a través de losárboles.

Luegodepermanecerindecisoduranteunminutooalgomásenelcentrodelahabitación,sedirigióhaciaunaesquinapróximaalaventada,dondesehallabaelbufetehindú.

Colocóentonceslavelasobrelapartesuperiordelmueble.Abrióycerró,unatrasotra,lasgavetashastaquedioconaquellaenquesehallabaelfalsodiamante.Miró hacia su interior un breve instante. Y luego tomó la piedrafalsaconsumanoderecha.Conlaizquierdaasiólabujíaquesehallabasobreelbufete.

Retrocedióalgunospasos,haciaelcentrodelahabitación,ysedetuvoallínuevamente.

Hasta aquí había repetido exactamente lo que hiciera la noche delcumpleaños.¿Habríadesersupróximopasoidénticoalqueefectuaraelañoanterior? ¿Abandonaría el cuarto? ¿Regresaría ahora, como yo pensaba quehabía hecho entonces, a su dormitorio? ¿Nos mostraría ahora lo que habíahechoconeldiamantealregresarasuhabitación?

Suprimeracto,cuandovolvióamoverse, fuediferentedelqueejecutarabajo la influencia del opio en la anterior ocasión. Colocó la vela sobre unamesayerróduranteunbreveinstanteendireccióndelmáslejanorincóndelcuarto. Allí había un sofá. Se recostó pesadamente sobre su espaldar,apoyándoseensumanoizquierda…,yentoncessereanimóyretornóalcentrode la habitación. Pude ver ahora sus ojos. Se estaban tornando más y másopacoseinexpresivos;subrilloseibaapagandorápidamente.

La emoción del instante demostró ser excesiva para la facultad deautodominiodeMissVerinder.Estaavanzóunospasos…,yluegosedetuvo.Mr. Bruff y Betteredge me miraron a través del vano por primera vez. Laposibilidad de un chasco próximo empezaba a insinuarse en sus mentes lomismoqueenlamía.

Sinembargo, en tanto siguiera él allí, podíamosabrigarcierta esperanza.Aguardamosconindecibleexpectaciónsupróximopaso.

Suactosiguientefuedecisivo.Dejócaereldiamantefalsodesumano.

Este rodóy fueadetenersedelantedelvanode lapuerta…,enteramentevisible a sus ojos y a los de todo elmundo. No hizo ningún esfuerzo pararecogerlo;ledirigióunamiradavagay,entantolohacía,dejócaersucabezahasta hundirla en su pecho. Vaciló…, se animó durante un momento…,regresóconpasoinestablehaciaelsofá…,ysesentóenél.Realizóenseguidaunúltimoesfuerzo; tratóde levantarseyvolvióahundirseensuasiento.Sucabezacayósobreloscojinesdelsofá.Eraentonceslaunayveinticincodelamadrugada.Antesdequehubieratenidoyotiempodeguardarmirelojenelbolsillo,estabadormido.

Todohabíaconcluido.Lainfluenciasedantedeladrogahizopresadeél;elexperimentohabíallegadoasufin.

Entré en el cuarto y les dije a Mr. Bruff y a Betteredge que podíanseguirme.Nohabíaporqué temerelmolestarlo.Noshallábamosen libertadparamovernosyhablar,ahora.

—La primera cosa que deberemos resolver—les dije—, habrá de ser lacuestióndequéharemosconél.Probablementeseguirádurmiendodurantelaspróximas seis o siete horas, por lo menos. De aquí a su cuarto hay ciertadistancia.Cuandoyoeramásjovenpodríahaberlollevadoallísinayuda.Peronimi saludnimis fuerzas son lasdeentonces…Muchome temo tenerquepedirlesquemeayuden.

Antesdequeningunode losdoshubiera tenido tiempode responderme,me llamó Miss Verinder en voz baja. La encontré junto a la puerta de suaposentoconelpequeñochalyelcubrecamadesulechoencima.

—¿Piensaustedvigilarlomientrasduerme?—mepreguntó.

—Sí.Nomehallo tan seguro respectode laaccióndelopio, en sucaso,comoparadejarlosolo.

Mealargóentonceselchalyelcubrecama.

—¿Paraquémolestarlo?—cuchicheóamilado—.Queduermaenelsofá.Yopuedocerrarlapuertademicuartoypermanecerenél.

Eraéste,conmucho,elmássimpleyseguroprocedimientoaseguirconélesanoche.LesmencionélacosaaMr.BruffyBetteredge,quienesaprobaronelprocedimiento.Encincominutos lo tendícómodamentesobreelsofáylocubríligeramenteconelchalyelcubrecama.MissVerindernosdiolasbuenasnochesycerrólapuerta.Apedidomíonosdirigimoslostresrestanteshacialamesaquehabíaenelcentrodelcuarto,sobrelacualseguíaardiendolabujíaysehallabanlosmaterialesparaescribir,ynosubicamosentornodelamisma.

—Antes de separarnos —comencé a decirles— tengo algo quemanifestarles respecto del experimento que se llevó a cabo esta noche.Dosobjetivoseranlosquedebíanalcanzarseatravésdeél.ElprimeroconsistíaenprobarqueMr.Blakeentróenestecuartoyseapoderódeldiamante,elañopasado,demanerainconscienteeirresponsableyobrandobajolosefectosdelopio. Luego de lo que acabamos de ver, ¿se hallan ustedes convencidos deello?

Ambosmerespondieronafirmativamente,sinlamenorvacilación.

—Elsegundoobjetivo—proseguí—consistíaendescubrirquées loquehizoconeldiamanteluegoqueMissVerinderlosorprendiócuandosalíadesugabinete con la gema en lamano, la noche de su cumpleaños. El éxito, encuantoaeste segundoobjetivo,dependía,naturalmente,delhechodequeélcontinuara haciendo exactamente lomismo que hizo el año anterior. No haocurridotalcosay,porlotanto,hafracasadoensufinúltimoelexperimento.Noniegoqueel resultadomehadesilusionado…,peropuedohonestamenteafirmarquenomehallosorprendidodeello.DesdeelprimermomentoledijeaMr.Blakeque el éxito denuestra tentativadependíadenuestra capacidadpara reproducir lascondiciones físicasymoralesenquesehallabaélelañopasadoyleprevinequeesoeraentretodaslascosasdelmundoloquemásseparecíaaunimposible.Sólohemosreproducidoenpartetalescondicionesyelexperimentohaalcanzado,por lo tanto,unéxitoparcial.Tambiénesposibleque lehayaadministradounadosisexcesivade láudano.Pero,pormiparte,considerolaprimerarazónquelesexpusecomolaverdaderacausadelfracasoque tenemosque lamentar,comoasí tambiéndeléxitodelcual tenemosquealegrarnos.

Luegodedecirestaspalabrascoloquéelmaterialparaescribirdelantede

Mr. Bruff y le pregunté si tenía alguna objeción que hacerle —antes desepararnos—ami ideadeque redactaray firmaraunaexposiciónde loqueacababade ver con sus propios ojos.Apoderándose en seguida de la plumaredactóladeclaraciónconlafluidaprestezadeunamanoexperta.

—Ledeboesto—medijo,entantofirmabaeldocumento—amaneradereparaciónporloocurridoentrenosotros,enhorasmástempranasdelanoche.Le pido,Mr. Jennings, perdón por haber dudado de usted. Acaba usted dehacerleaFranklinBlakeunincalculableservicio.Deacuerdoconlajergademioficio,haganadoustedelpleito.

La excusa que dio Betteredge se halló en un todo de acuerdo con suscaracterísticas.

—Mr. Jennings—medijo—, si vuelve usted a leer elRobinsónCrusoe,cosaque lerecomiendoencarecidamentequehaga,hallaráustedqueéstenotienereparoalgunoenreconocerquesehaequivocadocadavezqueellohaocurrido.Leruego,señor,tengalabondaddedisculparmeenestaocasión;enlamismasituaciónseencontróRobinsónCrusoe.

Dichasestaspalabras,firmóasuvezeldocumento.

Mr.Bruffmellevóapartecuandonoslevantamosdelamesa.

—Unapalabramásrespectoaldiamante—medijo—.Segúnsuteoría,Mr.FranklinBlakeocultó laPiedraLunar en su cuarto.Según lamía, laPiedraLunar se halla en manos de los banqueros de Mr. Luker en Londres. Nodisputaremossobrequiénsehallaenlocierto.Sólosetratadeaveriguarcuáldelasdosteoríaspodráserpuestaapruebaprimero,¿noleparece?

—Mi teoría —le dije— ya ha sido puesta a prueba esta noche, y hafracasado.

—La mía —replicó Mr. Bruff— está siendo sometida a pruebaactualmente. Durante los dos últimos días he establecido vigilancia en elbanco para observar las actividades de Mr. Luker, y habré de mantener lamisma hasta el último día del presentemes. Sé que habrá de ser élmismoquienvayaaretirardemanosdesusbanqueroseldiamante…,ycorroelalburdequelapersonaquehaempeñadoeldiamante loobliguearetirarlodeallímedianteelpagodelrescate.Entalcasomehallaréencondicionesdepoderleecharelguanteadichapersona.¡Ycontaremosentoncesconlaperspectivadeaclarar por completo el misterio exactamente en el punto en que éste semuestra actualmente más intrincado! ¿Admite usted que tengo razón hastaaquí?

Yoasentíprestamente.

—Retornaréa laciudadenel trende lasdiez—prosiguióel abogado—.

Puedeserqueamiregresomeencuentreconalgúnnuevoacontecimiento…,ypuede ocurrir que me sea absolutamente imprescindible tener a mano aFranklinBlakeparaapelaraélencasodenecesidad.Mepropongodecirle,tanpronto despierte, que debe regresar conmigo a Londres. Luego de todo loocurrido,¿puedoconfiarenquemerespaldaráustedconsuinfluencia?

—¡Seguramente!—ledije.

Mr.Bruffmeestrechólamanoyabandonóelcuarto.Betteredgelosiguióafuera.

Medirigí entonceshacia el sofáparaobservar aMr.Blake.No sehabíamovido desde que yo lo dejé allí y le arreglé un lecho en el sofá; seguíasumidoenunsueñoquietoyprofundo.

Entantomehallabaobservándolooíquelapuertadeldormitorioseabríasuavemente.UnavezmásviaparecerenelumbralaMissVerinderensubellotrajeestival.

—Concédameustedunúltimofavor—medijoenvozbaja—.Permítamequeloobservejuntamenteconusted.

Yo vacilé…, no en atención a las reglas del decoro, sino en favor delreposonocturnodeella.Seaproximóentoncesamíymetomódelamano.

—Nopuedodormir;nisiquierapermanecersentadaenmihabitación—medijo—.¡Oh,Mr.Jennings,póngaseenmilugarydígameluegosinodesearíacontodaelalmasentarseaquíparaobservarlo!¡Dígamequesí!¡Porfavor!

¿Seránecesarioquedigaqueaccedí?¡Porsupuestoqueno!

Arrastró una silla hasta situarla a los pies del sofá. Lo miró entoncessumidaenuncalladoéxtasisdefelicidad,hastaquelaslágrimasasomaronasusojos.Selasenjugóydijoquehabríadeirenbuscadesulabor.Latrajoallí, pero no dio una sola puntada.Quedó aquélla sobre su regazo…; no sesintiósiquieraconfuerzasparaapartarsuvistadeéleltiemposuficienteparaenhebrarsuaguja.Yorecordémipropiajuventud.Ypenséenlosdulcesojosque volcaron cierta vez su amor sobre mí. Para aliviar mi corazón de tanpesadacargamevolvíhaciamiDiarioyescribíenélloqueaquídoyaluz.

Asífuecomovelamosjuntosensilencio.Unoabsorbidoporsuescritura;laotraporsupasión.

Horatrashorasiguióélsumidoensusueñoprofundo.Laluzdelnuevodíaavanzómásymásenlahabitación,peroélsiguiósiempreinmóvil.

Hacia las seis percibí los síntomas premonitorios demi dolencia.Me viobligadoadejarlasolaconélduranteunbreveespaciodetiempo.Ledijequeibaarriba,alcuartodeMr.Blake,enbuscadeunanuevaalmohadaparaél.No

fue muy prolongado el ataque esa vez. Poco tiempo después me sentí encondicionesdeaventurarmearegresarparaquepudieraellavermedenuevoallí.

La hallé, a mi retorno, a la cabecera del sofá. En ese preciso instanterozaba con sus labios la frente de él. Yo sacudí la cabeza con la mayordiscreciónposibleyleindiquésusilla.Sevolvióparamirarmeyadvertíensurostrounabrillantesonrisayunfascinanterubor.

—¡Ustedhubierahecholomismo—cuchicheó—dehallarseenmilugar!

Son exactamente las ocho de la mañana. Ha empezado a moverse porprimeravez.

MissVerindersehalladehinojosjuntoalsofá.Sehacolocadoallídetalmaneraparaquecuandoseabranlosojosdesuamadolohagandirectamentesobreelrostrodeella.

¿Losdejarésolos?

¡Sí!

Oncedelamañana.

YahanarregladolascosasporsímismosysehanidotodosaLondreseneltrendelasdiez.Mibrevesueñodichosohaconcluido.Hevueltoadespertaralarealidaddemividasolitariaysinamigos.

Nomeatrevoallevaralpapellasbondadosaspalabrasquemehandicho,especialmenteMissVerinder yMr.Blake.Además, no es necesario.Dichaspalabras habrán de regresar a mi memoria en mis horas solitarias, parasostenermeenelespacioquemequedaaúndevida.Mr.Blakeseráquienmeescriba y me tenga al tanto de lo que ocurra en Londres. Miss Verinderretornará a Yorkshire en el otoño (para casarse, sin duda), y yo tendré quetomarme un día de descanso y ser huésped suyo en su casa. ¡OhDiosmío,cómo me emocionó el ver asomarse a sus ojos una mirada de agradecidafelicidadylacálidapresióndesumanocuandomedijo:«¡Estoesobrasuya!»

Mispobrespacientesmeestánaguardando. ¡Devueltaestamañanaamivieja rutina! ¡De vuelta esta noche a esa odiosa alternativa quemeobliga aescogerentreelopiooeldolor!

¡Alabado seaDiospor sumisericordia!Acabodever brillar unpequeñorayodesolenmivida…Acabodeviviruninstantedichoso.

****

QUINTANARRACIÓN

RetomaelhilodelahistoriaFranklinBlake.

CAPÍTULOI

SólounaspocaspalabrasnecesitanserdichasdemiparteparacompletarelrelatoqueapareceenelDiariodeEzraJennings.

En lo que a mí se refiere, debo decir que desperté la mañana del díaveinticinco,ignorandocompletamenteloquehicieraydijerabajolosefectosdelopio,desdeelinstanteenqueladrogaseapoderódemivoluntad,hastaelmomentoenqueabrí losojossobreel sofáquesehallabaenelgabinetedeRaquel.

De lo que acaeció a continuación no creo que deba yo dar cuenta endetalle.Limitándomealasconsecuencias,sólotengoquedecirqueRaquelyyonosentendimos recíprocamenteantesdequeunasolapalabraexplicativahubiera sido dicha por ambas partes.Renuncio a detallar, como así tambiénRaquel se niega a ello, la extraordinaria celeridad de nuestra reconciliación.Señor, señora: miren hacia atrás, hacia la época en que ambos se sentíanligados apasionadamente el uno al otro…, y se enterarán entonces, tan biencomo yo, de lo que acaeció luego de queEzra Jennings cerró la puerta delgabinete.

Notengo,sinembargo,reparoalgunoendeclararquenoshubierasindudadescubiertoMrs.Merridew, de no haber sido por la presencia de ánimo deRaquel.Aloírel rumorde las ropasde laviejadamaenelcorredor,echóacorrer hacia allí para salirle al encuentro. Le oí entonces decir a Mrs.Merridew: «¿Qué ocurre?», y luego aRaquel responderle: «¡La explosión!»Mrs.Merridewsedejó llevar en seguidadelbrazohacia el jardín, fueradelalcancedelchoqueinminente.Cuandoretornóalacasameencontróenelhallymeexpresósugrandeadmiraciónporlosenormesprogresosefectuadosporlacienciadesdelaépocaenqueellaeraniña.

—Lasexplosionesdeahora,Mr.Blake,soninfinitamentemássuavesquelas de antaño. Le aseguro que apenas si oí desde el jardín la que acaba deproducir Mr. Jennings. ¡Y ni el menor olor percibo ahora aquí en la casa!Tendréquedisculparmeante su amigo el doctor. ¡Noesmásqueun simpleactodejusticiaeldecirquelohahechotododelamaneramásbella!

Así fue como, luego de conquistar a Betteredge y a Mr. Bruff, EzraJenningsacababadeconquistaralapropiaMrs.Merridew.¡Existe,despuésdetodo,enlasgentesunfilóndegenerosidadignorado!

Durante el desayuno, Mr. Bruff no tuvo ningún reparo en poner demanifiestolosmotivosquelehacíandesearqueyoloacompañaraaLondresen el tren de la mañana. La vigilancia mantenida sobre el banco y lasderivacionesquepodríaéstaalcanzardespertarondemaneratanirresistiblelacuriosidaddeRaquel,quedecidióderepente(siemprequeMrs.Merridewnoseopusiera)acompañarnosennuestroviajederetornoalaciudadparapoderhallarse al alcance de las primeras noticias que se recibieran de nuestrasactividades.

Mrs. Merridew probó ser toda indulgencia y mansedumbre luego de lamanera tan suave en que se había conducido con ella la explosión; yBetteredgefueinformado,portanto,dequehabríamosderegresaraLondreslos cuatro, en el trenmatinal.Yo estaba convencido de que aquél habría depedirnos permiso para acompañarnos. Pero Raquel había muy sabiamentedispuestoparasufielyantiguocriadounaocupaciónquedespertósuinterés.Leencargóllevarasutérminolatareadereamueblarlacasay,porotraparte,se hallaba en ese instante demasiado recargado de obligaciones domésticaspara sentir la «fiebre detectivesca» en la misma medida en que la hubierasentidodeserotraslascircunstancias.

LoúnicoquelamentamosaldirigirnoshaciaLondresfuelanecesidaddetenerque alejarnosmásbruscamentede loquehubiéramosdeseadodeEzraJennings. Fue imposible persuadirlo para que nos acompañara. Sólo pudeprometerlepormipartequeleescribiríayRaquellogrótansóloconvencerlode que debía ir a verla cuando regresara a Yorkshire. Todo indicaba quehabríamosdeencontrarnosdentrodeunospocosmesesy,sinembargo,cuánmelancólicavisiónofrecióantenosotroslasolitariafiguradenuestromejorymás querido amigo sobre la plataforma de la estación en tanto el tren sealejabadeésta.

AnuestroarriboaLondres,Mr.Bruff sevioacosadoporunmuchachitotrajeado con una chaqueta y unos raídos pantalones de paño negro que setornaba notable en virtud de la extraordinaria prominencia de sus ojos. Seproyectabanéstos tanhacia afuerayhurgaban tan libremente a su alrededorqueuno sepreguntaba inquieto cómoeraposibleque semantuvieran en lasórbitas.Luegodeescucharalmuchacho,Mr.BruffpreguntóalasdamassinosexcusaríanpornoacompañarlasderegresohastaPortlandPlace.Apenashabíatenido yo tiempo de decirle a Raquel que regresaría para comunicarle aldetalle loqueocurriera, cuando fui asidodelbrazoporMr.Bruff,quienmeobligó a introducirme apresuradamente en un cabriolé. Elmuchacho de losojosdesencajadossesentóenelpescantejuntoalcocheroyésterecibióordendedirigirsealaLombardStreet.

—¿Novedadesenelasuntodelbanco?—lepregunté,entantoarrancabaelvehículo.

—NovedadesrelativasaMr.Luker—medijoMr.Bruff—.HaceunahoraselohavistoabandonarsucasadeLambethenuncabriolé,acompañadodedospersonas,quienesfueronidentificadaspormishombrescomooficialesdepolicía trajeados con su ropa ordinaria. Si elmotivo de tal preocupación hasidoeltemorqueMr.Lukerexperimentaanteloshindúes,laconclusiónquedeellasederivaesevidente.Vahaciaelbancoahorapararetirareldiamante.

—¿Ynosotrosnosdirigimosallíparaverloquepasaba?

—Sí…,oparaescucharloquehapasado,siyatodohaterminadocuandolleguemos.¿Sefijóustedenmimuchacho…,elqueestáallíenelpescante?

—¡Mehefijadoensusojos!

Mr.Bruffserio.

—Enmibufete lo llamanaestepobreypequeñodesdichado«Grosella»—me dijo—. Yo lo utilizo como mensajero, y desearía tan sólo que esosescribientesmíos que le han dado tal apodo fueran tan dignos de confianzacomoél.«Grosella»es,Mr.Blake,unodelosmuchachosmásperspicacesdeLondres,adespechodesusojos.

Eran las cincomenosveinte cuandonosdetuvimos frente albancoen laLombardStreet.«Grosella»ledirigióunamiradaansiosaasuamo,entantoleabríalaportezueladelcabriolé.

—¿Quieres entrar tú también?—le preguntó de manera bondadosa Mr.Bruff—.Entra,pues,ysígueme,pegadoamistalones,hastanuevaorden.Estan veloz como el rayo —prosiguió Mr. Bruff dirigiéndose a mí en uncuchicheo—.Dospalabrassonsuficientespara«Grosella»,cuandoparaotromuchachosenecesitaríanveinte.

Penetramos en el banco. La primera oficina —con el largo mostradordetrás del cual se hallaban sentados los cajeros—, se veía abarrotada depúblicoqueaguardabasuturnopararetirarodepositardineroantesdequeelbancocerraraalascincodelatarde.

Dos hombres, salidos de la multitud, se aproximaron a Mr. Bruff, tanprontolovieronaparecerallí.

—Ybien—dijoelabogado—.¿Lohanvisto?

—Pasódelantedenosotroshacemediahora,señor,ysiguióendireccióndelaoficinainterior.

—¿Nohasalidoaúndeallí?

—No,señor.

Mr.Bruffsevolvióhaciamí.

—Aguardaremos—medijo.

Yomiréamialrededorenbuscadelostreshindúes.Nielmenorrastrodeellosadvertíenningunaparte.Elúnicodeloscircunstantesquesehacíanotarporsupieloscuraeraunhombrealtoquevestíaunachaquetadetimonelyunsombreroredondoyqueteníalaaparienciadeunmarinero.¡Seríaalgunodeloshindúesdisfrazado!¡Imposible!Eramásaltoquecualquieradeellos,ysurostro, en la parte en que no se hallaba cubierto por su densa barba negra,tenía,porlomenos,eldobledelanchodelrostrodecualquieradelostres.

—Debentenersuespíaenalgunaparte—dijoMr.Bruff,entantodirigíasuvista,asuvez,endireccióndeloscuromarinero—.Yésedebedesersuhombre.

Antesdequehubieratenidotiempodeagregarunasolapalabra,elfaldónde su chaqueta fue tironeado desde atrás por su trasgo-ayudante de ojos degrosella.

Mr.Bruffdirigiósumiradahaciadondedirigíalasuyaelmuchacho.

—¡Silencio!—dijo—.¡AquíestáMr.Luker!

Provenientedelasmásremotasregionesdelbanco,surgióantenosotroselprestamistaseguidoporsusdosguardianespoliciales,quevestíaneluniformeordinario.

—No lo pierda de vista—dijo Mr. Bruff en un cuchicheo—. Si ha deentregarleeldiamanteaalguno,habrádehacerloaquídentro.

Sin reparar en ninguno de los dos, prosiguió lentamente Mr. Luker sucamino en dirección de la puerta…, ya en medio de la más abigarradamultitud, ya a través de los claros en que había poca gente. Con la mayorclaridad pude advertir un movimiento de su mano cuando pasó junto a unhombre bajo y fornido que vestía un decoroso y sobrio traje color gris. Elhombre se estremeció un tanto y miró detrás de sí. Mr. Luker prosiguióandandolentamenteenmediodelamultitud.Yaenlapuerta,susdosguardiassecolocaronunoacadaladosuyo.LostresfueronseguidosporunodelosdoshombresdeMr.Bruffylosperdíentoncesdevista.

Yomiréalabogadoyluegolancéunasignificativamiradaendireccióndelhombredeldecorosotrajegris.

—¡Sí!—cuchicheóMr.Bruff—.¡Tambiényolohevisto!

Dirigiósuvistaentornodesíenbuscadesusegundohombre.Estenosehallabaenningunaparte.Miródetrásdesíendemandadesutrasgo-ayudante.«Grosella»habíatambiéndesaparecido.

—¿Qué diablos significa esto? —dijo Mr. Bruff irritado—. Nos han

abandonadoenelprecisoinstanteenquemáslosnecesitábamos.

Lellegóalhombredeltrajegriselturnoderealizarsuoperacióndelantedelmostrador.Pagóconuncheque,leentregaronunrecibo,ysevolvióparasalir.

—¿Qué haremos ahora? —me preguntó míster Bruff—. No podemosdegradarnosnosotroshastaelpuntodeseguirlelospasos.

—¡Yo sí!—le dije—. ¡Noperdería de vista a ese hombre aunque semeofrecierandiezmillibraspornohacerlo!

—En ese caso—replicóMr.Bruff—, yo tampoco lo perdería de vista austedporeldobledeesacantidad.¡Hermosasituaciónparaunhombredemiposición!—refunfuñóparasímismo,entantosalíamosdelbancoenposdeldesconocido—.¡PorDios,novayaamencionarleestoanadie!Mearruinaríasilosupieran.

El hombre del traje gris se introdujo en un ómnibus que corría hacia eloeste.Ambospenetramosenelvehículodetrásdeél.EnelinteriorMr.Brufftenía latentes reservas juveniles. ¡Afirmo de manera positiva que al tomarasientoenelvehículoenrojeció!

El hombre del traje gris descendió del ómnibus y se encaminó haciaOxford Street. Nosotros lo seguimos, hasta que lo vimos entrar en unadroguería.

Mr.Bruffseestremeció.

—¡Miquímico!exclamó—.Muchometemoquenoshemosequivocado.

Penetramos en la tienda,Mr. Bruff y el propietario intercambiaron unaspocaspalabrasenprivado.Elabogadoregresóamiladoenteramenteabatido.

—Esto habla muy en favor nuestro—me dijo, mientras me tomaba delbrazoymeconducíaafuera—;¡esunmotivodesatisfacción!

—¿Quéesloquehablaenfavornuestro?—lepregunté.

—¡Mr.Blake,somoslospeoresdetectivesaficionadosquepusieronjamássusmanosenunasunto!Elhombredel trajegrissehalladesdehace treintaaños al servicio del químico. Fue enviado al banco para efectuar un pago anombre de su amo, y sabe tanto de la Piedra Lunar como un niño reciénnacido.

Yolepreguntéquéesloqueharíamosahora.

—Regresaremos a mi despacho —dijo Mr. Bruff—. «Grosella» y misegundohombrehabránseguidoaalgúnotro;esevidente.Confiemosenquehabránsabidoellosmirarentornosuyo,porlomenos.

CuandollegamosaGray'sInnSquarenosencontramosconqueelsegundode los hombres deMr. Bruff había arribado allí antes que nosotros. Habíaestadoaguardandodurantemásdeuncuartodehora.

—¡Ybien!—ledijoMr.Bruff—.¿Quénuevastiene?

—Lamento, señor, tener que decirle —replicó el nombre— que me heequivocado. Hubiera jurado que vi aMr. Luker entregar algo a un ancianocaballero quevestía ungabánde color claro.Y resulta claroque el ancianocaballero no es otro, señor, que el más respetable de los maestros dequincalleríadeEastcheap.

—¿Dóndeestá«Grosella»?—lepreguntóMr.Bruffresignado.

Elhombreclavóenélsumirada.

—Nolosé,señor.Nolohevueltoaverdesdequeabandonéelbanco.

Mr.Brufflodespidió.

—Una de dos —me dijo—: o bien «Grosella» ha huido, o bien se haentregadoa la cazapor sucuenta. ¿Qué leparece sinosquedamosacomeraquí por si regresa el muchacho dentro de una hora o dos? Tengo en mibodegaunbuenvinoypodremos,además,comprarunatajadadecarneenelbar.

ComimosenlashabitacionesdeMr.Bruff.Antesdequeelmantelhubierasidoquitadofueanunciada«unapersona»quedeseabahablarconel letrado.¿Setratabade«Grosella»?No;sólodelhombrequehabíasidoencargadodeseguirlelospasosaMr.Lukercuandosalióéstedelbanco.

Suinformenorevistióningúninterés.Mr.Lukerhabíaretornadoasucasaydespedidoasuescolta.Nohabíavueltoasalirdespués.Haciaelcrepúsculo,laspersianashabíansidocerradasylaspuertasacerrojadas.Tantolacalledelfrentedelacasacomoelsenderoposteriorfueroncuidadosamentevigilados.Nielmenorvestigiodeloshindúeshabíasidoadvertido.Niunasolapersonamerodeódurantetodoeltiempoentornodelafinca.Luegodedejarsentadosestoshechos,elhombredijoquequedabaalaesperadenuevasórdenes.Mr.Brufflodespidióporesanoche.

—¿Cree usted queMr. Luker se llevó consigo la Piedra Lunar hasta sudomicilio?—lepregunté.

—Elno—medijoMr.Bruff—.Deningunamanerahabríadespedidoalosdospolicíassihubieracorridoelriesgodeguardarnuevamenteeldiamanteensucasa.

Aguardamosmediahoramás almuchachoy lo hicimos envano.Erayahora de queMr.Bruff regresara aHampstead y de que fuera yo a Portland

PlaceenbuscadeRaquel.Ledejémi tarjetaalconserjeen lashabitaciones,conalgunaslíneasenlascualesdeclarabaquemehallaríaenmialojamientohacia las diez y media de la noche. Dicha tarjeta debía serle entregada almuchacho,encasodequeésteregresaraallí.

Hayhombresquetieneneldondecumplirconlapalabraempeñadayotrosel de no cumplirla. Yo pertenezco a este último grupo. Añadan a esto lacircunstancia de que pasé la tarde en Portland Place sentado en el mismoasiento ocupadoporRaquel, en una habitaciónde cuarenta pies de largo encuyo lejano confín se encontrabaMrs.Merridew. ¿Habrá quien se asombrecuandoledigaqueregreséamialojamientoa lasdoceymedia,enlugardehacerloalasdiezymedia?¡Quéinsensiblehabríadeserdichapersona!¡Ydequémaneramáshondadeseonollegarnuncaaconocerla!

Encuantoentré,micriadomeentregóunpapel.

Pude leer allí, escritas con pulcra letra forense, las siguientes palabras:«Usted dispense, señor, perome estoy durmiendo.Regresarémañana por lamañana,entrelasnueveylasdiez.»Misindagacionesmedemostraronqueunmuchacho de ojos singularísimos había llamado a la casa, presentado mitarjetaymensaje, ydespuésdehaber aguardadounahora sehabíaquedadodormido y de nuevo despertado; escribió luego unas líneas para mí y semarchó a su casa… después de informarle gravemente al criado que «noserviríaparanadaamenosquedescansaradurantelanoche».

A lasnuevehorasdeldía siguientemehallabayo listopara recibir amivisita.Alasnueveymediaoíunrumordepasosmásalládemipuerta.

—¡Adelante,«Grosella»!—grité.

—Gracias,señor—merespondióunavozmelancólicaygrave.

La puerta se abrió. Yo me puse de pie en un brinco y me hallé cara acara…¡conelSargentoCuff!

—Pensé que podría venir aquí, Mr. Blake, ante la perspectiva de quecomenzaraustedsusactividadesenlaciudad,antesdeescribirleaYorkshire—medijoelSargento.

Sehallabamásflacoymásmustioquenunca.Susojosnohabíanperdidosuantiguaexpresiónastuta(tansutilmentepuntualizadaporBetteredgeensuNarración): «miraban como si esperaran ver en unomás de lo que uno eracapazdepercibirensímismo».Pero,hastadondepuedelaropatransformaraun hombre, había cambiado el aspecto del Sargento más allá de todaidentificación.Llevabaahoraunblancosombrerodeampliasalas,unalivianachaquetadecazador,pantalónblancoypolainasdecolorpardo.Sosteníaunreciobastónderoble.Todo,ensuaspectoysuademán,parecíaproclamarque

habíapasadoenelcampotodasuvida.Cuandolofelicitéporsumetamorfosiseludió tomar lacosaenbroma.Sequejómuyseriamentede los ruidosy losoloresdeLondres.¡Afirmoqueestoymuylejosdeasegurarquenohablóconun acento ligeramente campesino! Lo invité a desayunarse. Y el inocentecampesinosesobresaltódemaneraextraordinaria.¡Élsedesayunabaalasseisymedia…,yseibaalacamaalamismahoraquelasgallinas!

—Regresé anoche de Irlanda —me dijo el Sargento apuntandodirectamentehaciaelobjetivoprácticodesuvisitayconsuhabitualmaneraenigmática—.Antesdeirmealacamaleílacartaenlacualustedmerelataloocurridodespuésqueyoabandoné lapesquisaen tornodeldiamante,elañoúltimo. Sólo una cosa tengo que decir, por mi parte. Me he equivocadocompletamente.Cómopodríahaberpercibidohombrealgunolascosasensuaspecto verdadero, de hallarse en la situación en que yome hallaba en eseentonces, es algo que nome atrevo a afirmar que sé. Pero ello no altera larealidad de los hechos.Debo reconocer que hice un lío del asunto.Y no elprimerode los líos,Mr.Blake,quehancaracterizadomicarreraprofesional.Sólo en los libros los funcionariosde la policíade investigaciones sehallanporencimadeesaflaquezahumanaqueconsisteenequivocarse.

—Ha llegado usted en el momento más oportuno para recuperar sureputación—ledije.

—Usteddispense,Mr.Blake—mereplicóelSargento—.Ahoraqueestoyretiradodelserviciomeimportauncominomireputación.¡Notengoyanadaque ver con ella, a Dios gracias! Si he venido aquí, señor, ha sido enagradecimientoa lagenerosidadque tuvoparaconmigoyenmemoriade ladifunta Lady Verinder. Retornaré a mi antigua labor—si es que usted menecesitayconfíaenmí—,enatencióna loqueacabodedecirleynoaotracosa.Esunacuestióndehonorparamí.Ahorabien,Mr.Blake,¿quégirohatomadoelasuntodesdequemeescribieraustedsuúltimacarta?

Lecontélodelexperimentodelopioyloocurridodespuésenelbancodela Lombard Street. Se sintió grandemente impresionado por lo primero; eraalgoenteramentenuevoparaél.YsemostróparticularmenteinteresadoporlateoríadeEzraJenningsrelativaaloqueyohabíahechoconeldiamanteluegodeabandonarelgabinetedeRaquellanochedesucumpleaños.

—NoestoydeacuerdoconMr.JenningscuandodicequeustedocultólaPiedraLunar—medijoelSargentoCuff—.Peroconvengoconél,sinlugaradudas, cuando afirma que usted debió de haber llevado el diamante a sucuarto.

—¿Ybien?—lepregunté—.¿Quéocurriódespués?

—¿No tiene usted la menor sospecha de lo que pudo haber sucedido,

señor?

—Absolutamente.

—¿YMr.Bruffsospechaalgo?

—Tantocomoyo.

ElSargentoselevantóyavanzóhastamiescritorio.Regresóluegodeallíconunsobresellado.Seleíaenéllapalabra«Privado»ysehallabadirigidoamí;enunaesquinasepercibíalafirmadelSargento.

—Elañopasadomeequivoquéenmissospechas—medijo—;yesposiblequetambiénahoraequivoquealculpable.Noabraestesobre,Mr.Blake,hastanohaberdadoconlaverdad;compareentonceselnombredelculpableconelqueyoheescritoenestacartasellada.

YointrodujelacartaenmibolsilloylepreguntéalSargentoquépensabadelasmedidasquetomarayoenelbanco.

—Muy buenas, señor —me respondió—; exactamente las quecorrespondíanentalescircunstancias.

PeroademáshayotrapersonaquedebióservistaconMr.Luker.

—¿Justamente la persona que usted menciona en la carta que acaba deentregarme?

—Sí, Mr. Blake, la persona mencionada en mi carta. Eso no puedeayudarnosahora.AsudebidotiempotendréalgoqueproponerlesaustedyaMr.Bruff.Aguardaremosmientras tanto la llegadadelmuchacho;puede serquetengaalgoimportantequedecirnos.

Eran ya cerca de las diez y el muchacho no había aparecido aún. ElSargento empezó a ocuparse de otros temas. Me preguntó por su antiguoamigo Betteredge y por su viejo enemigo, el jardinero. Un minuto más yhubieravueltosindudaareferirsealantiguotemadesusrosasfavoritas,denohabervenidoa interrumpirnosmicriado,quienmedijoqueelmuchachosehallabaabajo.

Antes de entrar en la habitación se detuvo «Grosella» en el umbral y ledirigióunamiradarecelosaaldesconocidoqueseencontrabaconmigo.Yoleindiquequeseacercara.

—Puedes hablar delante de este caballero —le dije—. Ha venido aayudarme y se halla al tanto de todo lo ocurrido. SargentoCuff—añadí—,ésteeselmuchachoquetrabajaeneldespachodeMr.Bruff.

En nuestromodernomundo civilizado la celebridad (no importa de quéclase)es lapalancaquemueve todas lascosas.LafamadelgranCuffhabía

llegado incluso a los oídos del pequeño «Grosella». Los ojos sueltos delmuchachoempezaronagirardetalmaneraencuantomencionéyoelnombreilustre,quelleguéapensarquehabríanderodarsobrelaalfombra.

—Ven acá,muchacho—ledijo elSargento—,ydinos lo que tienesquedecirnos.

Laatenciónqueledispensabaesegranhombre—elhéroedeinnumerableshistorias, famosas en los bufetes de los abogados de Londres— pareciófascinar al muchacho. Se colocó delante del Sargento Cuff e introdujo susmanos en los bolsillos según la manera adoptada habitualmente por losneófitosquevanaserinterrogadosporvezprimera.

—¿Cómo te llamas?—le dijo el Sargento, comenzando con la primerapreguntadelinterrogatorio.

—OctaviusGuy—respondióelmuchacho—.Peroenlaoficinamellaman«Grosella»,acausademisojos.

—OctaviusGuy,porotronombre«Grosella»—prosiguióelSargentoconlamayorgravedad—;desaparecistedelbancoayer.¿Pordóndehasandado?

—Usteddispense,señor;heestadosiguiendoaunhombre.

—¿Quiénera?

—Unhombrealto,señor,conunabarbagrandeynegrayvestidocomounmarinero.

—¡Meacuerdodeél!—prorrumpí—.Mr.Bruffyyopensamosquepodíaserunespíaalserviciodeloshindúes.

El Sargento Cuff no pareció impresionarse mucho en cuanto a lo quepensáramosMr.Bruffyyo.Prosiguióinterrogandoa«Grosella».

—Bien—dijo—,¿porquéseguistealmarinero?

—Usted dispense, señor, pero Mr. Bruff quería saber si Mr. Luker leentregabaalgunacosaaalguien,alsalirdelbanco.YyoviqueMr.Lukerleentregóalgoalmarinerodelabarbanegra.

—¿PorquénoledijisteaMr.Bruffloqueacababasdever?

—Notuvetiempodedecirlenadaanadie,señor,porqueelmarinerosaliómuyapurado.

—¿Ytúcorristedetrásdeél…,eh?

—Sí,señor.

—«Grosella» —le dijo el Sargento, y le acarició la cabeza—, en tupequeño cráneohay algo…queno es precisamente algodónen rama.Estoy

muysatisfechocontigohastaaquí.

Elmuchachoenrojeciódeplacer.ElSargentoCuffprosiguió:

—Bien,¿yquéesloquehizoelmarinerounavezenlacalle?

—Llamóuncabriolé,señor.

—¿Yquéhicistetúentonces?

—Echéacorrerdetrásdelcabriolé.

Antes de que el Sargento hubiera tenido tiempo de darle forma a supróximapregunta, fueanunciadootrovisitante…,el escribienteprincipaldeMr.Bruff.

Considerandoque eramuy importanteno interrumpir el interrogatorio alque el Sargento estaba sometiendo almuchacho, recibí al empleado en otrocuarto. Traía malas noticias de su patrono. La agitación y el ajetreo de losúltimos dos días demostraron ser una carga excesiva paraMr. Bruff. Habíadespertadoesamañanaconunataquedegota,sehabíarecluidoensucuartodeHampstead ymucho lamentaba el verse obligado, enmedio de la críticasituaciónenquenosencontrábamos,deprivarmedelconsejoylaayudadeunhombreexperimentado.Suempleadoprincipal recibió laordendeponerseamidisposicióny sehallabadispuesto ahacer cuanto sehallara a su alcanceparareemplazaraMr.Bruff.

En seguida le escribí unas líneas al anciano caballero para aquietar suespíritu mediante la noticia de la visita del Sargento Cuff; añadí que«Grosella»erasometidoenesemomentoauninterrogatorioyleprometíquehabríadeinformaraMr.Bruff,yafueraporcartaopersonalmente,respectodelo que aconteciera más tarde, ese día. Luego de haber despachado alescribienteaHampsteadconminota,regreséalcuartoquehabíaabandonadoanteriormente y hallé al SargentoCuff junto a la chimenea disponiéndose ahacersonarlacampanilla.

—Usteddispense,Mr.Blake—medijoelSargento—.Estabaapuntodemandarleadecirconsucriadoquenecesitabahablarconusted.Nomecabelamenordudadeque estemuchacho…,deque estevaliosísimomuchacho—añadióelSargentoentantoacariciabalacabezade«Grosella»—,haseguidoalhombrequedebíaseguir.Sehaperdidountiempoprecioso,señor,debidoalainfortunadacircunstanciadenohabersehalladoustedensucasaalasdiezymedia de la noche. Lo único que cabe hacer ahora es mandar a buscar uncabriolé.

Cinco minutos más tarde el Sargento Cuff y yo (con «Grosella» en elpescanteactuandoa lamaneradeguía, juntoal cochero)noshallábamosencaminohaciaelEste,endireccióndelaciudad.

—Unodeestosdías—medijoelSargentoapuntandohacia laventanillafronteradel cabriolé—estemuchachohabrádehacerproezasenmiantiguaprofesión.Eselmáshábilyvivazdelosjóvenesqueheencontradoenmuchosaños.Habrádeoírustedahora,Mr.Blake,el fundamentode loquemedijoestemuchachocuandosehallabaustedfueradelahabitación.Creoqueestabaustedallícuandodijoqueechóacorrerdetrásdelcabriolé,¿noesasí?

—Sí.

—Bien, señor; el cabriolé se dirigió desde la Lombard Street hasta laTowerWharf.Elmarinerode labarbanegrabajóyhablóconeldespenserodelvapordelalíneadeRotterdamquehabríadepartiralamañanasiguiente.Le pidió permiso para ir a bordo en seguida y para dormir en su litera esanoche.Eldespenseroledijoqueno.Loscamarotes,lasliteras,loscolchonesylaropadecamahabríandesersometidos,todosellos,aunalimpiezageneralesa nochey ningúnpasajero podría hallarse a bordo antes de lamañana.Elmarinerosevolvióyabandonóelmuelle.Cuandollegódenuevoalacalleelmuchachopercibió,porprimeravez,aunhombrequevestíaunasdecorosasprendasdemecánicoyquesepaseabasobreel ladoopuestodelcamino,sinperder de vista, aparentemente, al marinero. Este se detuvo frente a unatabernadelasinmediacionesypenetróluegoenella.Elmuchacho—quenosupo qué hacer entonces— se dedicó a deambular entre algunos otrosmuchachos y a clavar sumirada en las lindas cosas que veía a través de laventana de la taberna. Advirtió que el mecánico aguardaba como él, perosiempredesdeel ladoopuestode la calle.Unminutomás tardeaparecióuncabrioléqueavanzandodespaciosamentefueadetenerseenellugarenquesehallaba el mecánico. El muchacho sólo pudo distinguir claramente a unapersonadentrodelvehículo,lacualseinclinabahaciaafuera,porlaventanilla,parahablarconelmecánico.Describióelmuchachoaesapersona,Mr.Blake,sinquehubieramediadoinsinuaciónalgunademiparte,comoaunhombrederostrotanoscurocomoeldeunhindú.

Era evidente, a esta altura, queMr. Bruff y yo habíamos cometido otraequivocación.Elmarinero de la barba negra no era, de ningunamanera, unespíaalserviciodelosconspiradoreshindúes.¿Seríaacasoelhombrequesehallabaenposesióndeldiamante?

—Luegodeunbreveinstante—prosiguióelSargento—,elcabrioléechóaandardenuevolentamente,calleabajo.Elmecánicocruzólacalleypenetróen la posada. El muchacho siguió afuera hasta que se sintió hambriento yfatigado…,ypenetróentoncesasuvezenella.Teníaunchelínenelbolsilloygozó,segúnmedijo,deunaopíparacomida,constituidaporunamorcilla,unpastel de anguila y una botella de cerveza de jengibre. ¿Qué es lo que nopuededigerirelestómagodeunmuchacho?Lasustanciaencuestiónestáaúnpordescubrirse.

—¿Quéesloquevioenlaposada?—lepregunté.

—Bien,Mr.Blake,vioalmarineroleyendoundiariojuntoaunamesayalmecánicoleyendootrodiariojuntoaotramesa.Erayaelcrepúsculocuandoselevantóelmarinerodesuasientoyabandonóellugar.Alllegaralacalle,dirigióunamiradarecelosaentornodesí.Elmuchacho—porsertalcosa—pasóinadvertido.Elmecániconohabíasalidoaún.Elmarineroechóaandaryamirarentornodesí,comosinoestuvierasegurodeloquedebíahacerenseguida.Unavezmásaparecióelmecánicosobreelladoopuestodelcamino.ElmarinerosiguióandandohastaquellegóalShoreLanequeconducehacialaLowerThamesStreet.Allísedetuvoanteunaposadaqueostentaelnombrede«LaRuedadelaFortuna»,yluegodeobservarsuexteriorseintrodujoenella.«Grosella»loimitó.Ungrannúmerodepersonaslamayorpartedeellasdeaspectodecentesehallabanenelbar.«LaRuedadelaFortuna»esunacasamuyestimada,Mr.Blake,tantoporsucervezanegracomoporsuspastelesdecerdo.

LasdigresionesdelSargentomeirritaron.Élloadvirtióyselimitódesdeentonces,demaneraexclusiva,altestimoniode«Grosella».

—Elmarinero—dijoretomandoelhilo—preguntósihabíaallícamaparaél.Eldueñolerespondió:«No;sehallantodasocupadas.»Lamuchachadelaposada lo rectificóydijo:«La“número10”sehalladesocupada.»Unmozofue encargado de enseñarle al marinero la «número 10». Exactamente unmomentoantesdequeestoocurriera,advirtió«Grosella»almecánicoentrelasgentes de la fonda. Antes de que el mozo hubiera respondido al llamado,desapareció el mecánico. El marinero fue conducido hasta su cuarto. Nosabiendo qué hacer de inmediato, «Grosella» tuvo la sabia idea de aguardarparaver loqueocurría.Algoocurrió, en efecto.El amo fue llamado.Vocescoléricas llegaron desde arriba. Súbitamente volvió a aparecer el mecánicoasido por el cuello, esta vez por el dueño, y exhibiendo ante el muysorprendido«Grosella»todoslosrasgosdelborracho.Elamololanzóporlapuertay lo amenazócon llamar a lapolicía sivolvíaa entrar.Según loquedijeronduranteelaltercado,parecequeelhombrehabíasidodescubiertoenla«número 10», donde sostuvo con la obstinación de un beodo que el cuartohabíasidotomadoporél.«Grosella»,sorprendidoporlasúbitaborracheradeun hombre que hasta un momento antes estaba sereno, no pudo resistir latentacióndeecharacorrerporlacalledetrásdelmecánico.Mientrassehallóala vista de la posada siguió el hombre haciendo eses de la manera másvergonzosa. En cuanto dobló la esquina, recobró instantáneamente suequilibrioysetornóenelmásrespetablemiembrodelasociedadquehubieradeseado uno ver. «Grosella» regresó a «La Rueda de la Fortuna»completamente confundido. Aguardó nuevamente, a la espera de lo quepudieseacontecer.Nadaocurrióynadaviouoyórelacionadoconelmarinero.

Decidióentoncesvolveralbufete.Acababadetomarestadecisióncuando,¿aquién cree usted que vio aparecer en el lado opuesto de la calle si no almecániconuevamente?Elevóéstesuvistahaciadeterminadaventanasituadaen lacimade laposada,yqueera laúnicaquesehallaba iluminada.La luzpareció aliviar su espíritu. Abandonó el lugar de inmediato. El muchachoregresó aGray's Inn, recogióallí su tarjetaymensaje.Preguntóporustedyfracasó en su demanda.He aquí,Mr.Blake, el estado en que se encuentranactualmentelascosas.

—¿Quéopinausteddelasunto,Sargento?

—Consideroquelasituaciónesseria,señor.Basándomeenloquehavistoelmuchacho,creo,paraempezar,que loshindúessehallan implicadosenelasunto.

—Sí.YevidentementeelmarinerofuequienrecibióeldiamantedemanosdeMr.Luker.Extrañomepareceque tantoMr.Bruffcomosuhombreyyonoshayamosequivocadorespectodequiénpodíaseresapersona.

—No es tan extraño,Mr.Blake.Teniendo en cuenta el riesgo que dichapersonahabríadecorrer,esmuyprobablequeMr.Lukerloshayadespistadoaustedesmediantealgunatretaconvenidaconellos.

—¿Cómo interpreta usted lo ocurrido en la posada?—le pregunté—.Elhombrevestidodemecánicohaobrado,naturalmente,bajolasórdenesdeloshindúes. Perome hallo tan perplejo ante esa súbita simulación de ebriedadcomo«Grosella».

—Creoquepuedodarleunavislumbredeloqueesosignifica—medijoelSargento—.Siustedmeditasobreellohabrádellegaralaconclusióndequedicho individuodebió recibir instruccionesun tanto estrictas departede loshindúes.Elloshubieranpodidoseridentificadosmuyfácilmenteparacorrerelriesgo de mostrarse en el banco o en la posada…; se vieron, por tanto,compelidos a confiar totalmente en su intermediario. Muy bien. Suintermediario se entera en la posada del número del cuarto que elmarineroocuparáallíesanoche…,cuartoquehabrádeservirlederefugio(amenosquenos hallemos totalmente equivocados) al diamante esa noche. En talescircunstanciasloshindúes,puedeestarsegurodeello,habráninsistidoenqueleshicieraunadescripcióndelcuarto,quelospusieraaltantodelaubicacióndelmismoenlacasa,delasposibilidadesqueseofrecíanparapenetrarenéldesdeafuera,etcétera.¿Dequémanerahabríadeobrarelhombreparacumplirdichas instrucciones? ¡Exactamente de la manera que obró! Corrió escaleraarribaparaecharleunaojeadaal cuartoantesdeque fueraconducidoallí elmarinero.Alserdescubiertoenmediodesusindagaciones,consideróquelamejormaneradesortearelescollohabríadeserunsimulacrodeborrachera.Asíescomodescifroyoelenigma.Luegodehabersidoarrojadodelaposada,

se dirigió probablemente con un informe hacia el lugar en que lo estabanaguardando sus jefes.Y éstos, sin duda, le ordenaronque volviera para quecomprobarasielmarinerosehabíainstaladorealmenteenlaposadahastaeldíasiguiente.Encuantoaloacaecidoen«LaRuedadelaFortuna»,luegoqueelmuchachosefuedeallí,deberíamoshaberlodescubiertonosotrosmismosanoche.Sonahoralasoncedelamañana.Esperemoslomejoryveamosquéesloquepodemosdescubrir.

Un cuarto de hora más tarde se detuvo el cabriolé en Shore Lane y«Grosella»nosabriólaportezuelaparaquesaliéramosdeél.

—¿Listo?—preguntóelSargento.

—Listo—respondióelmuchacho.

Encuantoentramosen«LaRuedadelaFortuna»,aunsusojosinexpertospercibieronquealgomaloocurríaenlacasa.

Laúnicapersonaquesehallabadetrásdelmostradorenelcualseservíanlos licores era una azorada y joven doméstica, perfectamente ignorante deltrabajo que ejecutaba. Uno o dos parroquianos que aguardaban su tragomatinal golpeaban impacientes con sus monedas sobre el mostrador. Lamuchachadelafondasurgiódesdeelmásremotorincóndelasaladerecibo,excitada y preocupada. Cuando el Sargento Cuff preguntó por el amo, lerespondió bruscamente que éste se encontraba arriba y que no deseaba sermolestadopornadie.

—Vengaconmigo,señor—medijoelSargentoCuff,abriendo lamarchafríamente hacia arriba y haciéndole una señal al muchacho para que nossiguiera.

Lamuchachadelaposadallamóasuamoyledijoqueunosdesconocidosviolaban la casa. En el primer piso nos salió al encuentro el dueño, quienbajabaprecipitadamenteymuyirritado,paraverloqueocurría.

—¿Quiéndiablosesustedyquéesloquebuscaaquí?—preguntó.

—Cálmese —le dijo serenamente el Sargento—. Para empezar le diréquiénsoy.SoyelSargentoCuff.

Elnombre ilustreprodujounefecto instantáneo.El irritadopatronoabriódeparenparlaspuertasdeungabineteyseexcusóanteelSargentoCuff.

—Estoy nervioso y fuera de mí, señor…, ésa es la verdad—le dijo—.Algo desagradable ha ocurrido esta mañana en mi casa. Un hombre de mioficiosehallaexpuestoaperderlapacienciaacadainstante,SargentoCuff.

—Sin duda alguna—dijo el Sargento—. Si usted me lo permite iré algranoen seguida respectode loquenosha traídoaquí.Tantoestecaballero

comoyonosvemosen lanecesidaddemolestarloconunaspocaspreguntasqueserefierenaunasuntodeinterésparaustedyparanosotros.

—¿Aquéserefiereelmismo?—preguntóelposadero.

—Aunhombremoreno,vestidodemarineroquedurmióaquíanoche.

—¡Diosmío! ¡Es lamismapersonaqueahoraestádandovuelta lacasa!exclamóelposadero—.¿Sabenustedoestecaballeroalgorespectodeél?

—No podremos asegurárselo antes de haberlo visto —le respondió elSargento.

—¿Verlo?—repitióelposadero—.Esesoalgoquenadiehasidocapazdelogrardesdelassietedelamañanadehoy.Esaeralahoraenquedijoanocheque debía despertársele. Se lo llamó…, pero no hubo respuesta. Probaronnuevamentealasochoyluegoalasnueve,peroenvano.¡Todofueinútil!¡Heahíquelapuertaseguíacerradaconllave…,yquenoseescuchabaelmenorruidoenelcuarto!Estuveafueraestamañana,ynohacemásdeuncuartodehora que he regresado. Yo mismo he estado golpeando a la puerta, sinresultado alguno. He enviado al mozo en busca del carpintero. Si loscaballeros pueden aguardar unos minutos, la puerta será abierta y podránenterarsedeloocurrido.

—¿Se hallaba borracho ese hombre anoche? —le preguntó el SargentoCuff.

—Completamente sereno, señor; de lo contrario no lo hubiera dejadodormir,deningunamanera,enmicasa.

—¿Pagóporadelantadosucama?

—No.

—¿Pudohaberescapadodelahabitaciónsinsalirporlapuerta?

—Se tratadeunabuhardilla—dijoelmesonero—.Peroensucielo rasohayunatrampaquedasobreeltejado…,yunpocomásabajo,sobrelacalle,hayunacasavacíaquesehallaenreparaciones.¿Creeusted,Sargento,queeltunantesehaescapadoporallísinpagar?

—Unmarinero—dijoelSargentoCuff—lohabríahechoenlasprimerashorasdelamañana,antesdequelacalleseanimase.Sabríacómotreparynohabríadefallarlelacabezacuandosehallarasobrelostejadosdelascasas.

No había terminado de hablar cuando fue anunciada la llegada delcarpintero.Inmediatamentenosdirigimostodosescalerasarriba,endireccióndelpisosuperior.Advertíqueel semblantedelSargento teníaunaexpresióndesusadamente grave, aun tratándose de él. También me chocó, como algoextraño,elhechodequeledijeraalmuchacho(luegodehaberloestimulado

previamenteaquenossiguiera)queaguardaraabajonuestroregreso.

Elmartilloyelescoplodelcarpinterodieroncuentaenpocosminutosdelapuerta.Peroalgúnmueblehabíasidocolocadoamaneradebarricadadelladodeadentro.Empujandolapuertahicimosesteobstáculoaunladoylogramospenetrar en el cuarto. Elmesonero fue el primero en entrar; el Sargento, elsegundo;yo,eltercero.Losdemáscircunstantesnossiguieron.

Todosdirigimosnuestravistahaciael lechoy todosnosestremecimosalunísono.

Elhombrenohabíaabandonadolahabitación.Estabatendidoensulecho,vestidoyconunablancaalmohadaqueleocultabatotalmenteelrostro.

—¿Quésignificaesto?—preguntóelmesonero,indicandolaalmohada.

ElSargentoCuffseaproximóalacamasinresponderleyquitódeallí laalmohada.

La atezada faz del hombre tenía una expresión plácida y tranquila; sunegrocabelloysubarbasehallabanligera,muyligeramenteendesorden.Susojos,abiertostotalmente,clavabanunamiradavidriosayabstractaenelcieloraso. La expresión fija y turbia de sus ojos me horrorizó. Me volví paradirigirme hacia la ventana abierta. Los demás permanecieron al lado delSargentoCuff,estoes,juntoalacama.

—¡Tieneunataque!—oídeciralmesonero.

—Está muerto —respondió el Sargento—. Envíe por el médico máspróximoyporlapolicía.

El mozo fue el encargado de cumplir ambas órdenes. Una especie deextraño hechizo parecía mantener al Sargento adherido a la cama. Y unaextraña curiosidad parecíamantener a los demás a la expectativa de lo quehabríadehacerenseguidaelSargento.

Yomevolvínuevamentehacia laventana.Un instantedespués sentíquealguientirabadelfaldóndemichaquetayqueunavozminúsculacuchicheabaamisespaldas:

—¡Mireesto,señor!

«Grosella» nos había seguido dentro del cuarto. Sus ojos desencajadosgirabanespantosamente…,peronodetemor,sinodejúbilo.Acababadehacerundescubrimientodetectivescoporsupropiacuenta.

—¡Mireesto!—insistió,ymecondujohaciaunamesaquesehallabaenunrincóndelcuarto.

Sobre aquella se veía un pequeño estuche de madera, abierto y vacío.

Hacia un lado del estuche había un trozo de algodón, de ése que usan losjoyeros.Yenelopuestoseveíaunahojadepapelblancodesgarrado,conunselloparcialmentedestruidoyuna inscripción todavíaperfectamente legible.Loquehabíaallíescritoeralosiguiente:

«Depositado en casa de los señores Bushe, Lysaught y Bushe, por Mr.SeptimusLuker,deMiddlesexPlace,Lambeth,unpequeñoestuchedemaderaquecontieneunajoyadegranprecio.Elestuche,alserreclamado,sólohabrádeserentregadoapedidopersonaldeMr.Luker.»

Estas líneasdespejaban todaduda respectodeunacosapor lomenos.Elmarinero se había hallado en posesión de la Piedra Lunar al abandonar elbancolavíspera.

Sentí denuevoque tirabandemi faldón. «Grosella»nohabía terminadoaúnconmigo.

—¡Robo! —cuchicheó el muchacho, apuntando embelesado hacia elestuchevacío.

—Seteordenóaguardarabajo—ledije—.¡Vetedeaquí!

—¡Ycrimen!—añadió«Grosella»,apuntandoconmayorfruicióntodavíahaciaelhombredellecho.

Había algo espantoso en ese regodeo del muchacho con el horror de laescena,quetomándoloporlosdoshombroslopusefueradelcuarto.

En el preciso instante en que cruzaba el umbral oí que el SargentoCuffpreguntabapormí.Seencontróconmigocuandoyaderegresopenetrabaenelcuarto,ymeobligóaacompañarlohastaellecho.

—¡Mr.Blake!—medijo—.Observélacaradeestehombre.¡Esunacarafalsa…yaquítieneustedpruebadeello!

Trazódeinmediatoconsudedounalíneadelgadayprofundamenteblanca,enretroceso,atravésdelaatezadafrentedelmuerto,hastallegarasunegracabellerauntantodesordenada.

—Veamos lo que hay debajo de esto —dijo el Sargento, mientras asíarepentinamenteyconfirmeademánlanegracabellera.

Misnerviosnoeranlosuficientementefuertescomoparasoportartalcosa.

Volvíaalejarmedellecho.

Loprimeroquevieronmisojosenelotroextremodelahabitaciónfuealincorregible «Grosella», encaramado sobre una silla y observando con elaliento en suspenso y por encima de las cabezas de las personas mayorescuantohacíaelSargento.

—¡Leestáarrancandolapeluca!—cuchicheó«Grosella»,apiadándosedemí, porque era yo la única persona allí que no podía ver lo que estabaocurriendo.

Hubo una pausa…; luego se oyó un grito de asombro, proferido porquienesrodeabanellecho.

—¡Lehaquitadolabarba!—exclamó«Grosella».

Se produjo una nueva pausa. El Sargento Cuff pidió alguna cosa. Elposaderosedirigióhaciaellavaboyregresójuntoalacamaconunajofainallenadeaguayunatoalla.

«Grosella»sepusoabailardeexcitaciónsobrelasilla.

—¡Subaustedaquíamilado,señor!¡Leestálavandolacara!

ElSargentoseabriópasobruscamenteentrelaspersonasquelorodeabanyavanzódirectamenteconel rostrohorrorizadohacia el sitio enqueyomeencontraba.

—¡Vuelva usted junto al lecho, señor!—comenzó a decirme. Se acercómáshaciamí,meobservóysecontuvoasímismo—.¡No!—dijoalvolverahablar—.Abraustedprimerolacartasellada…,lacartaqueleentreguéestamañana.

Yohiceloquemedecía.

—Leausted,Mr.Blake,elnombrequeheescritoallí.

Yo leí el nombre que había escrito él en ella. Era el siguiente: GodfreyAblewhite.

Fuiconélhaciaallíydirigímivistahaciaelhombrequeyacíaenlacama:GodfreyAblewhite.

****

SEXTANARRACIÓN

AcargodelSargentoCuff.

CAPÍTULOI

Dorking,Surrey,julio30,1849.—ParaFranklinBlake.Esq.Señor:

Le ruego disculpe el retraso con que le envío el Informe que me

comprometí a remitirle. Me he demorado, para poder escribir un informecompleto, porque he tenido que evitar, aquí y allá, ciertos obstáculos quepudieronsersalvadosmercedaunpocodetiempoypaciencia.

El objeto quemepropuse antemímismo acaba de ser alcanzado, segúnespero.Hallaráustedenestaspáginaslaréplicadecasitodas—sinodetodas—laspreguntasqueserefierenaldifuntoMr.GodfreyAblewhiteyqueustedmehizolaúltimavezquetuveelhonordeencontrarmeconusted.

Mepropongo,enprimerlugar,comunicarlecuantosesaberespectodelamanera en que halló lamuerte su primo, complementando el relato con lasdeducciones y conclusiones que, de acuerdo con mi opinión, podemosjustificadamenteextraerdeloshechos.

Me esforzaré, en segundo lugar, por poner en su conocimiento todos losdescubrimientos que he hecho en lo que se refiere a las actividadesdesplegadasporMr.GodfreyAblewhiteantes,duranteydespuésdelaépocaenqueustedyélseencontraron,cuandoeranamboshuéspedesenlacasadecampodeladifuntaLadyVerinder.

CAPÍTULOII

Mereferiré,pues,enprimerlugaralamuertedesuprimo.

Segúnmiparecer, esunhechocomprobadoyque sehalla fuerade todaduda el de que fue asesinado mientras dormía o apenas despertó, siendoasfixiadoconunaalmohadadesupropiolecho…,quelosautoresdelcrimensonlostreshindúes…,yquelametaprevista,yalcanzada,delcrimeneraladeentrarenposesióndeldiamantedenominadolaPiedraLunar.

Loshechosdequesedesprendeestánenlahabitacióndelatabernayenparte de las pruebas reunidas durante la investigación dirigida por elinvestigador.

Alviolentarselapuertadelcuarto,eldifuntocaballerofuehalladosinvidaconlaalmohadadesulechocontralacara.Elmédicoqueloexaminó,alserinformadorespectodeestedetalle,consideróqueelaspectopresentadoporelcadáver se tornaba perfectamente compatible con la idea de unamuerte porasfixia…,oseaconladeuncrimencometidoporalgunapersonaopersonasluegodehacerpresiónconlaalmohadacontralanarizylabocadelextinto,hastaquearaízdelacongestióndelospulmonessobrevinolamuerte.

Mereferiréenseguidaalmotivodelcrimen.

Un pequeño estuche, a cuyo lado se encontró un papel sellado sacado

anteriormentedelmismo(elpapelllevabaunainscripción),fuehalladoabiertoy vacío sobre unamesa del cuarto.Mr.Luker en persona ha identificado elestuche, el sellado y la inscripción. Ha declarado luego que aquél contuvo,realmente,aldiamante llamado laPiedraLunar;haadmitido tambiénque leentregó el estuche (sellado) a Mr. Godfrey Ablewhite (disfrazado en eseinstante)latardedelveintiséisdejunioúltimo.

De esto se deduce claramente que el robo de la PiedraLunar ha sido elmóvildelcrimen.

Hablaréahoradelamaneraenquesecometióelasesinato.

Al registrarse el cuarto, que mide solamente siete pies de altura, sedescubrió,abiertaenelcieloraso,unatrampaquecomunicaconeltejadodelacasa.Lapequeñaescalautilizadaparasubiralatrampa(yqueeraguardadadebajodelacama)fuehalladaaseguradaenlaaberturadearriba,demanerade poder facilitarle una cómoda huida a cualquier persona o cualesquierapersonasquedesearanabandonarelcuarto.Enlapropiatrampafuehallada,enla madera, una abertura cuadrada, hecha al parecer con un instrumentoexcesivamentecortante,exactamentedetrásdelcerrojoqueservíaparacerrarla puerta desde adentro. De esta manera cualquier persona hubiera podidocorrer desde afuera el cerrojo, abrir la puerta y dejarse caer (o ser bajadasilenciosamenteporuncómplice),dentrodelcuarto,cuyaaltura,segúnhemosyadicho,alcanzatansóloasietepies.Quedichapersonaopersonasentraronenlahabitacióndeesamanera,surgeevidentedelapresenciadelaaberturadescrita.Encuantoalprocedimientoempleadoporlapersona(olaspersonas)quedebierontreparaltejadodelaposada,debemoshacernotarquelaterceracasadellugaresmásbajayquesehallavacíayenreparaciones;queunalargaescala había sido dejada allí por los obreros, la cual conducía desde elpavimento hasta la cima del edificio…, y que al volver a su trabajo en lamañanadeldía27 seencontraron losobrerosconqueel tablónquedejaronamarrado a la escala para evitar que alguno la utilizase durante su ausenciahabía sido quitado de allí y se encontraba en el suelo. En cuanto a laposibilidaddeascenderporlaescala,deandarsobrelostejadosdelascasas,devolver luegoydedescendernuevamente sin ser visto…, remitámonos altestimoniodelvigilantenocturno,quiendeclaraquesolamentepasaporShoreLanedosvecesporhoracuandoefectúasuronda.Segúnaseveranlosvecinos,Shore Lane se convierte después de la medianoche en una de las mástranquilasydesiertascallesdeLondres.Deellosededucenuevamente,delamaneramás clara, que—con la debida precaución y presencia de ánimo—cualquier hombre u hombres pueden haber ascendido por la escala ydescendidoporella,luego,sinservistos.Unavezsobreeltechodelaposadasehaprobado,medianteelensayoefectuadoalefecto,quecualquierhombre,tendido sobre la trampa, pudohaber cortado lamaderade lamisma, sin ser

visto por ningún transeúnte a causa del parapeto que se levanta sobre elfrontispiciodelacasa.

Finalmente,mereferiréalapersonaopersonasqueperpetraronelcrimen.

Essabido:1)Queloshindúesteníaninterésenapoderarsedeldiamante.2)Es, por lomenos, probable que el hombre con apariencia de hindú a quienOctaviusGuyviohablaratravésdelaventanilladelcabrioléconelindividuovestido demecánico fuera uno de los tres conspiradores indostánicos. 3)Esseguro que ese mismo individuo vestido de mecánico fue quien estuvosiguiendoaMr.GodfreyAblewhitedurante toda la tardedeldía26yquienfuehalladoeneldormitorio,antesdequeMr.Ablewhitefueraintroducidoallíen circunstancias tales que lo llevaban a uno a sospechar que había ido aexaminarlahabitación.4)Untrozodegusanillodeorodesgarrado,recogidoenelpisodeldormitorio,hasidoconocidoporalgunosexpertosenlamateriacomodefabricaciónindiayclasificadodentrodeunacategoríadegusanillosdeorodesconocidaen Inglaterra.5)En lamañanadeldía27, treshombres,cuyaaparienciaconcordabaconladescripciónquesetienedelostreshindúes,fueron vistos en la Lower Thames Street, seguidos hasta la TowerWharf yobservadoscuandoseembarcaronenelvaporquepartíaparaRotterdam.

Existenpruebasmorales,sinomateriales,dequeelcrimenfuecometidoporloshindúes.

Queel individuodisfrazadodemecánicohayasidoonouncómplicedelcrimenesalgoimposibledeaclarar.Quehayapodidocometerelasesinatosinayudadenadieesalgoquesehallafueradeloslímitesdeloposible.Dehaberactuadosolo,difícilmentehubierapodidoasfixiaraMr.Ablewhite—quieneramásaltoymásfornidoqueél—,sindarlugaraunaluchaoaalgúngritodepartede éste.Elmesonero, queduermeen el cuartode abajo, nooyónada.Todaslaspruebasconducenaladeduccióndequemásdeunhombresehallaimplicadoenelcrimen…ylascircunstancias,repito,justificanlacreenciadequefueronloshindúessusautores.

Sólo me cabe añadir que el veredicto del investigador fue el siguiente:crimen premeditado, cometido por una o varias personas desconocidas. LafamiliadeMr.Ablewhitehaofrecidouna recompensayno sehanahorradomediosparadarconlosculpables.Elhombrevestidodemecánicohaeludidotodas las preguntas. Se está sobre la pista de los hindúes En cuanto a laposibilidaddecapturaraestosúltimos,tengoalgoquedecirlesobreello,peroloharéalfinaldeesteinforme.

Mientrastantoyluegodehaberledichocuantoesnecesarioquesepausteden torno a la muerte de Mr. Godfrey Ablewhite, pasaré de inmediato areferirmealasactividadesdelmismoantes,duranteydespuésdelaépocaenqueustedyélseencontraronencasadeladifuntaLadyVerinder.

CAPÍTULOIII

En lo que concierne al asunto que pongo sobre el tapete, debo aclarardesde el principio que la vida de Mr. Godfrey Ablewhite presentó dosaspectos.

Su faz pública nos ofreció el espectáculo de un caballero que gozaba deuna envidiable reputación de orador de mítines de beneficencia y que sehallaba dotadode altas dotes de administrador, puestas por él al servicio devarias Sociedades de Beneficencia, la mayor parte de ellas de carácterfemenino.Lafacetaocultadesupersonanosofrecíaaestemismocaballerobajo la imagen totalmente diferente de un hombre que vive para el placer,poseedordeunacasaquintaen lossuburbios,queno llevasunombrecomotampocolollevaladamaquehabitaenlaquinta.

Las investigaciones realizadas por mí en la finca me llevaron aldescubrimiento de varios hermosos lienzos y estatuas; de un moblajebellamente escogidoy admirablemente trabajadoydeun invernáculodondepuedenverselasmásextrañasvariedadesdeflores,cuyasigualesnohabríadeser fácil encontrar en todoLondres.La investigación realizadaante ladamamehallevadoaldescubrimientodeciertasjoyasdignasdeparangonarseconlas flores, y diversos carruajes y caballos, los cuales han despertado(justificadamente)enelParque laadmiracióndepersonas losuficientementeidóneascomoparajuzgarlaestructuradeunosylarazadelosotros.

Todoesto,hastaaquí,esmuyconocido.Lacasaquintayladamasondoscosas tan familiares dentro de la vida londinense que tendré que excusarmeporhaberlasmencionadoaquí.Peroloquedejadesercomúnyfamiliar(enloqueamíserefiere)eslacircunstanciadequetodasestascosasbellasfueronnosolamenteordenadas,sinopagadas.Loscuadros,lasestatuas,lasflores,lasjoyas, los carruajes y los caballos, según comprobé con indecible asombrodurante mi investigación, no han dado lugar a una deuda de siquiera seispeniques.Enloqueatañealacasaquinta,hasidocompradaypagadadeltodoypuestaanombredeladama.

Pormás queme hubiera esforzado por dar con la clave de este enigmahabría,pormiparte,fracasadodenohabersidoporlamuertedeMr.GodfreyAblewhite,queobligóaefectuaruninventariodesusbienes.

Losresultadosdelainvestigaciónfueronéstos:

A Mr. Godfrey Ablewhite le fue confiado el cuidado de una suma dedinero que alcanzaba a veinte mil libras, por ser uno de los dos

administradoresdelosbienesdeunjovencaballero,queeratodavíamenordeedad en el año mil ochocientos cuarenta y ocho. Dicha misión habría determinaryel jovencaballerorecibiría lasveintemil libraseldíaenqueesteúltimollegaraalamayoríadeedad,estoes,duranteelmesdefebrerodelañomil ochocientos cincuenta.Mientras tanto, el joven gozaría de una renta deseiscientas libras,quehabríadeserlepagadaporsusdosadministradoresendosocasionesduranteelaño:enlaNavidadyeldíadeSanJuan.Dicharentale fue pagada regularmente por el administrador ejecutivo Mr. GodfreyAblewhite. Las veinte mil libras (de las cuales se suponía que provenía larenta) habían sido gastadas hasta el último cuarto de penique, en diferentesépocas; su extinción total se produjo al terminar el año demil ochocientoscuarentaysiete.Elpoderqueautorizabaalosbanquerosavenderlasaccionesy lasdiversasórdenesescritasen lasquese les indicabaelmontode loquedebían vender se hallaba suscrito por ambos administradores. La firma delsegundo administrador (un oficial retirado que vivía en el campo) fuefalsificadaporeladministradorejecutivo…,esdecir,Mr.GodfreyAblewhite.

Todos estos detalles sirven para explicar la honorable conducta de Mr.Godfrey,enloqueserefierealpagodelasdeudasqueleocasionaronsudamaysucasaquinta,y,(comohabrádeverustedenseguida)otrascosas,además.

Podemos ya avanzar hasta dar con la fecha del cumpleaños de MissVerindereldíaveintiunodejunioenelañomilochocientoscuarentayocho.

Lavísperadeesedía,Mr.GodfreyAblewhitearribóalacasadesupadreylesolicitó (como lohesabidoporbocadelpropioMr.Ablewhite,padre)unpréstamodetrescientaslibras.Repareustedenlasumaytengaencuenta,alavez, que el pago semestral que debía hacerle al joven caballero tenía quehacerlo en efectivo el día veinticuatro de ese mes. Y también, que toda lafortunadeljovenhabíasidodisipadaporsuadministradorafinesdelañomilochocientoscuarentaysiete.

Mr.Ablewhite,padre,serehusóaprestarleunsolocuartodepeniqueasuhijo.

Al día siguiente Mr. Godfrey Ablewhite cabalgó junto con usted endirección de la casa de Lady Verinder. Pocas horas más tardeMr. Godfrey(comoustedmismomelohadicho)lepidióaMissVerinderquesecasaraconél.Enelloveíaunasalida,sinlugaradudas—deaceptarella—paratodassusinquietudeseconómicaspresentesy futuras.Pero,debidoalgiro tomadoporlossucesos,¿quéocurrió?MissVerinderlorechazó.

La noche del cumpleaños, por lo tanto, la situación financiera de Mr.GodfreyAblewhiteera lasiguiente:sehallabaen laobligacióndeconseguirtrescientaslibrasparaeldíaveinticuatrodeesemismomesyveintemillibrasparaelmesde febrerodel añomilochocientoscincuenta.De fracasaren su

intento,erahombreperdido.

Entalescircunstancias,¿quéesloqueocurreenseguida?

ExasperaustedaMr.Candy,eldoctor,aldiscutirsobreelespinosotemadesuprofesión,yél le juegaunamalapasada, como réplica, conunadosisdeláudano.Le confía la administración de la dosis (preparada en una pequeñaredoma)aMr.GodfreyAblewhite,quienhaconfesadosuparticipaciónenelasuntoencircunstanciasqueyaledaréaustedaconocer.Mr.Godfreysehallatantomásdispuestoaintervenirenelcomplot,cuantoquehasidolavíctimadesulenguamordaz,Mr.Blake,esamismanoche.Apoya,pues,aBetteredge,cuandoésteleaconsejaaustedquebebaunpocodebrandyconaguaantesdeirse a la cama.Yvierte luego, a escondidas, ladosisde láudanoen sugroghelado.Ustedbebeentonceslamezcla.

Cambiemos ahora de escenario si no le es a usted molesto, y vayamoshacia la casa de Mr. Luker en Lambeth. Permítame ahora hacerle notar, amaneradeprólogo,queMr.Bruffyyohemoshalladolamaneradeobligaralprestamista a confesarlo todo. Hemos discernido luego ambos,cuidadosamente,cuantoélnosdijoyseloofrecemosacontinuaciónaquí.

CAPÍTULOIV

En las últimas horas de la tarde del día veintitrés de junio de milochocientoscuarentayocho,Mr.Luker fuesorprendidopor lavisitadeMr.GodfreyAblewhite.MayorfueaúnsusorpresacuandovioqueMr.GodfreylemostrabalaPiedraLunar.NohaypersonaalgunaenEuropa(deacuerdoconloqueledicesuexperienciaaMr.Luker)queposeaundiamanteparecido.

Mr.GodfreyAblewhite le hizo dosmodestas proposiciones relacionadasconlamagníficagema.PrimeropreguntósiMr.Lukerseríatanbuenocomoparacomprarle lapiedra,y luego inquiriósiéste (dadoelcasodequenosehallaraencondicionesdecomprarla)seencargaríadevenderlacobrandounacomisiónporello,despuésdeanticiparleunasumadedinero.

Mr.Lukerprobóeldiamante,lopesóytasó,antesderesponderleunasolapalabra. Según su tasación (y teniendo en cuenta la grieta que la hendía) eldiamantevalíatreintamillibras.

Luegodearribaraestaconclusión,abriópor finMr.Luker subocaparapreguntarle: «¿Cómo llegó esto a susmanos?» ¡Seis palabras tan sólo!Pero¡quéenormesignificaciónteníanlasmismas!

Mr.GodfreyAblewhitecomenzóa tejerunahistoria.Mr.Lukervolvióa

abrirlabocaysólodijotrespalabrasestavez.«¡Esonoservirá!»

Mr.GodfreyAblewhitecomenzóunanuevahistoria.Mr.Lukernovolvióamalgastar una sola palabra con él. Se levantó e hizo sonar la campanilla endemandadelcriadoquehabríadeenseñarlelapuertaalcaballero.

Antesemejantemedidacompulsiva,Mr.Godfreyhizounesfuerzoyledioaconocerunanuevaversióndelasunto,delasiguientemanera:

Luegodeverter a hurtadillas el láudano en el brandy con agua, le habíadichoaustedbuenasnochesysehabíadirigidoasuhabitación.Estaestabacontiguaaladeustedysecomunicabaconellapormediodeunapuerta.Alentrar en su cuarto, Mr. Godfrey (según él supuso) cerró la puerta. Susproblemaseconómicoslomantuvierondespierto.Permaneciósentadoenbataychinelasdurantecercadeunahoraabsorbidoporsuspreocupaciones.Enelpreciso instante en que se disponía a irse a la cama, oyó que usted hablabaconsigo mismo en la otra habitación y al acercarse a la puerta medianeradescubrióquenolahabíacerradocomohabíacreído.

Seasomóentoncesasucuartoparaverquéesloqueocurría.Ycomprobóque usted abandonaba en esemismo instante su alcoba con una bujía en lamano. Oyó luego que usted se decía a sí mismo, con una voz totalmentedistintade la suyahabitual,«¿Cómopuedoyo saberlo?Loshindúespuedenhallarseocultosenlacasa».

Hasta ese momento había él supuesto, simplemente (al administrarle ladosis de láudano), que no hacíamás que participar en la tarea de hacerlo austed víctima de una broma inofensiva. Pero ahora pensó que el láudanoejercía sobre usted un efecto que no había sido previsto ni por él ni por elpropio doctor.Ante el temor de que le ocurriera a usted algún accidente, losiguióensilencioparaobservarsusmovimientos.

LosiguióhastaelgabinetedeMissVerinderyloviopenetrarenél.Usteddejólapuertaabierta.Atisbóentoncesatravésdelahendeduraqueseprodujoentrelajambaylapuerta,antesdeaventurarseapenetrarenelcuarto.

Desde allí, no solamente lo vio a usted apoderarse del diamante que sehallabaen lagaveta,sinoquedescubrió tambiéncómoMissVerinderseguíaen silencio sus movimientos desde la puerta abierta de su dormitorio.Comprobóentoncesqueellatambiénlovioaustedecharmanodeldiamante.

Antes de abandonar el gabinete, vaciló usted durante un momento. Mr.Godfrey aprovechó ese titubeo para regresar a su dormitorio antes de queustedsalieraylodescubriese.Acababaapenasderegresarasucuarto,cuandousted hizo lo propio en el suyo.Usted lo vio (según creyó él) en elmismoinstante en que trasponía la puerta medianera. Sea como fuere, lo llamó austedconunavozextrañaysomnolienta.

Él se volvió, y usted le dirigió entonces unamirada turbia y aletargada.Luegocolocóustedeldiamanteensumano,yledijo:«Llévalo,Godfrey,otravez, al banco de tu padre. Aquí peligra… aquí peligra.» Usted se volvióentoncesconpasovacilanteyseechóencimasubata.Despuéssesentóenelgransillónquesehallabaensudormitorio,yhablódenuevo:«Yonopuedollevarlo al banco. Mi cabeza me pesa como si fuera de plomo, no sientosiquiera mis pies.» Hundió usted entonces su cabeza en el espaldar delsillón…dejóescaparunpesadosuspiro…ysesumióenelsueño.

Mr. Godfrey Ablewhite regresó con el diamante a su cuarto. Según susdeclaraciones, aún no había decidido por ese entonces lo que habría dehacer…comonofueramantenersealaexpectativayaguardarloshechosqueseproduciríanalamañanasiguiente.

Al llegarésta,suspalabrasysuconducta,Mr.Blake, loconvencierondeque usted ignoraba en absoluto lo que había hecho y dicho la nocheprecedente.Almismotiempo,laspalabrasylaconductadeMissVerinderloconvencieron de que ésta se hallaba dispuesta a no decir nada, por piedadhaciausted,deloocurrido.DeresolverseMr.GodfreyAblewhiteaconservareldiamante,podríahacerloconlamayorimpunidad.Amitaddecaminoentreél y su ruina se hallaba la Piedra Lunar. Mr. Godfrey decidió entoncesguardarselaPiedraLunarenelbolsillo.

CAPÍTULOV

Estaeslahistoriaquesuprimonarró,presionadoporlanecesidad,aMr.Luker.

Mr. Luker consideró que la misma, en lo que concierne a los detallesprincipales, era auténtica, basándose en el hecho de que Mr. GodfreyAblewhite era demasiado bruto para inventarla.Mr. Bruff y yo estamos deacuerdoconMr.Lukerrespectodelavalidezdeeseargumentoparademostrarlaveracidaddelahistoria.

El próximo problema a resolver era el de determinar de qué maneraprocedería Mr. Luker en la cuestión de la Piedra Lunar. Propuso éste lassiguientescondiciones,alasqueconsiderabacomolasúnicasbajolascualessecomplicaría(aunteniendoencuentalaíndoledesutrabajo)enesadudosaypeligrosaoperación.

Mr.LukerconsentiríaenotorgarleaMr.GodfreyAblewhiteunpréstamoporvalordedosmil libras,conlacondicióndequelaPiedraLunarlefueraentregadaencalidaddeprenda.Sialcumplirseunañoapartirdeesafecha,

Mr.GodfreyAblewhite le abonabaaMr.Luker tresmil libras,podría aquélretirareldiamante,encalidaddeprendarescatada.Sialcumplirseelañonolograba éste reunir la suma requerida, la prenda (por otronombre, laPiedraLunar)habríadepasarapoderdefinitivodeMr.Luker,elcual,enestecaso,habría de entregarle aMr.Godfrey, en calidad de generoso presente, variaspólizas promisorias (relacionadas con operaciones anteriores) y que sehallabanenpoderdelprestamista.

InnecesarioesquedigaqueMr.Godfreyserehusóindignadoaaceptartanmonstruosascondiciones.Mr.Lukerledevolvióalpuntoeldiamanteydioporterminadalaentrevista.

Su primo se dirigió hacia la puerta y se volvió luego desde allí. ¿Cómopodíaestarsegurodequelaconversaciónqueacababadesosteneresanocheconsuamigoseríamantenidaestrictamenteensecretoporéste?

Mr.Lukernosecomprometióaello.DehaberaceptadoMr.Godfreysuscondiciones,habríaéstehechodeélsucómpliceyhubierapodidocontar,porlotanto,consusilencio,sinlugaradudas.Talcomosepresentabanlascosas,Mr. Luker debía guiarse por lo que le aconsejara su interés personal. Dehacérsele alguna pregunta embarazosa, ¿cómo podía esperarse que secomprometiera a sí mismo por hacerle un favor a un hombre que se habíanegadoanegociarconél?

Al recibir esta réplica, Mr. Godfrey Ablewhite hizo lo que cualquierindividuo(humanoodeotraespecie)hacesiemprequedescubrequehacaídoenunatrampa.Dirigióentornosuyounamiradadeimpotentedesesperación.La fecha del día, visible a través de una pequeña y elegante tarjeta que sehallabaenunacajasituadasobreeldelanterodelachimeneadelprestamista,atrajo por casualidad su mirada. Era el veintitrés de junio. El veinticuatrodebería pagarle trescientas libras al joven caballero de quien era eladministrador y ninguna otra oportunidad de conseguir ese dinero se leofrecía, comono fuera la que acababa de ofrecerleMr.Luker.De no haberexistido tan miserable obstáculo, habría podido llevar el diamante aÁmsterdam,dondelohabríaconvertidoenunartículomásnegociable,luegodehacerlofragmentarenvariaspiedrasdistintas.Talcomosepresentabanlascosas, no contaba con otra alternativa que no fuera la de aceptar lascondicionesdeMr.Luker.Despuésdetodo,teníatodounañopordelanteparareunirlastresmillibras…yunañoesunlapsoconsiderable.

Mr.Lukerredactóalpuntolosdocumentosdelcaso.Unavezfirmados,leentregó aMr.GodfreyAblewhite dos cheques.Uno fechado el 23de junio,por trescientas libras.Yotro con una fecha posterior en una semana, por elrestodelasuma…,estoes,pormilsetecientaslibras.

CómofuequelaPiedraLunarpasóapoderdelosbanquerosdeMr.Luker

ydequémanerafuerontratadosambosporloshindúes,luegoqueseefectuóeltraspaso,esalgoqueustedyaconoce.

El próximo acontecimiento en la vida de su primo se halla nuevamentevinculadoconMissVerinder.Porsegundavezlepidióquesecasaraconél…y, luego de haber sido aceptado, consintió, a pedido de ella, en romper elcompromiso.Unadelasrazonesquelollevaronahacertalconcesiónhasidopuesta en evidencia porMr. Bruff.MissVerinder poseía tan sólo una rentavitaliciaenloquerespectaalaspropiedadesdejadasporsumadre,yaélnohabríadeserleposiblesacardeallílasveintemillibrasdisipadas.

Sin duda usted me dirá que él podría haber obtenido las tres mil librasnecesarias para rescatar el diamante, de haberse casado con ella.Indudablemente podría haberlo hecho…, siempre que ni su esposa ni lostutores administradores de ella se hubieran opuesto a adelantarle más de lamitaddelarentaasudisposiciónconvistasaunasuntodesconocido,duranteel primer año de su matrimonio. Pero, aunque hubiera logrado vencer talobstáculo,otroescolloleestabaesperandomásallá.Ladamadelacasaquintahabía oído hablar de la boda en cierne. Se trata, Mr. Blake, de una mujersoberbiaypertenecienteaesacategoríademujeresdelascualesnopuedeunoburlarse…, una mujer de leve complexión y de nariz aguileña. Ellaexperimentó entonces el más profundo desprecio por la persona de Mr.GodfreyAblewhite.Desprecioquehabríadeadquiriruncarácter silencioso,siemprequeéllehicieraunhermosoregalo.Delocontrarioseharíalenguasdeél.La rentavitaliciadeMissVerinder leofrecía tantasprobabilidadesdeadquirirese«regalo»comodelograrreunirlasveintemillibras.Nopodía,porlotanto,casarse…,nopodíadeningunamaneradesposarseconella,entalescircunstancias.

Cómo fuequeprobó suertenuevamente conotradamaydequémaneraestecompromisofueanuladoporcuestionesdedinero,soncosasqueustedyaconoce. También se halla usted al tanto del asunto del legado de cincomillibrasquelefuedejadopocotiempodespuésporunadelastantasadmiradorasdelsexodébilqueestehombretanagraciadoyfascinadortuvolahabilidaddeganarse durante su existencia. Dicho legado (como ya ha sido probado) locondujoalamuerte.

Heaveriguadoquealpartiralexterior,luegodeentrarenposesióndelascinco mil libras, se dirigió a Ámsterdam. Allí hizo todos los arreglosnecesariosparadividireldiamanteenvariaspiedrasdistintas.Regresóluego(disfrazado) y rescató la Piedra Lunar el día señalado. Después de dejartranscurrirvariosdías(precauciónconvenidaporambaspartes),decidióretirarlagema,realmente,delbanco.DehaberlogradoélarribarsanoysalvoconlamismaaÁmsterdam,habríacontadoconeltiempoapenassuficiente(desdeelmes de julio del cuarenta y nueve y hasta elmes de febrero del cincuenta,

fechaestaúltimaenqueeljovencaballerollegaríaalamayoríadeedad)parahacerfragmentareldiamanteyconvertirenunartículonegociable(pulidasono)alasdistintaspiedrasobtenidasdeél.Juzgueustedatravésdeestosituvoonotuvoélmotivosparacorrerelriesgoquerealmenteafrontó.Enloqueaélrespecta, se tratadeunacuestiónde«vidaomuerte»…,comoquizáningúnotrohombrehayaafrontadojamás.

Sóloquierorecordarle,antesdedar términoaesteInforme,queexiste laprobabilidaddepoderecharleelguantealoshindúesyderecuperarlaPiedraLunar. Estos se hallan actualmente en camino (según hay motivos parasuponer)aBombay,abordodeunbuquemercantedelasIndiasOrientales.Elbarco,denomediarningúnaccidente,nohabráde tocarotropuertoqueésedurante su trayecto y las autoridades de Bombay (puestas sobre avisomediantecartadespachadaporvíaterrestre)sehallaránlistasparaabordarlanaveencuantoentrelamismaapuerto.

Tengo el honor de suscribirme, mi querido señor, su más fiel servidor,RichardCuff, exSargentode laDivisiónde Investigaciones,ScotlandYard,Londres.

****

SEPTIMANARRACIÓN

DeunacartaescritaporMr.Candy.

Frizinghall,miércoles,sept.26,1849.

MiqueridoMr.FranklinBlake:

Sin duda sospechará usted la triste nueva que estoy a punto decomunicarle, en cuanto advierta, en este sobre sin abrir, la carta que ledirigiera usted a Ezra Jennings. Murió en mis brazos al caer la tarde delmiércolesúltimo.

No debe usted reprocharme el no haberle informado antes que su fin sehallaba próximo. El me prohibió expresamente comunicarle tal cosa. «Mehallo en deuda con Mr. Franklin Blake, me dijo, por haberme hecho viviralgunosdíasdichosos.Noloentristezca,Mr.Candy,noloentristezca.»

Sus sufrimientos, hasta las últimas seis horas de su vida, fueronespantosos.Enlosintervalosdecalma,cuandoteníalamentelúcida,leroguéquemedieraelnombredealgunosdesusparientesparaescribirles.Mepidióentoncesqueloperdonarapornopoderaccederaloqueyolepedía.Yluegome dijo—sin amargura— que habría demorir como había vivido, esto es,

olvidado y sin amigos. Mantuvo su designio hasta el último momento. Noexisteahoralamenorposibilidaddedescribirnadarespectodesupersona.Suhistoriaesunapáginaenblanco.

Lavísperadesumuertemeindicóellugarenquesehallabansuspapeles.Selosllevéallecho.Habíaentreellosunmanojodeviejascartasquehizoaun lado. También un libro inconcluso y su Diario…, compuesto de variosvolúmenes entrelazados. Abrió el correspondiente al año actual y arrancóentoncesdeélunaporunalaspáginasquesereferíanalaépocaqueustedyélcompartieron.«Entrégueselas»,medijo,«aMr.FranklinBlake.Puedeserqueenlosañosporvenirtengainterésenecharleunaojeadaaloquesehallaaquíescrito.» De inmediato enlazó sus manos y le pidió a Dios en un ruegoferviente que los bendijera a usted y a sus seres queridos. Pero en seguidacambiódeopinión.«¡No!»,merespondiócuandoyomeofrecíparaescribirleausted,«¡noquieroapenarlo!»

Asupedidorecogíacontinuaciónlospapelesrestantes—osea,elmanojodecartas,ellibroinconclusoylosvariosvolúmenesquecomponensuDiario—ylosguardéatodosenunsobreselladoconmipropiosello.«Prométame»,medijo,«queustedmismohabrádecolocarestoenmiataúdyquehabrádevelarporquenadielotoqueenadelante.»

Yomecomprometíaello.Ylapromesahasidocumplida.

Mepidióluegootracosa,alacualaccedíluegodeviolentaluchaconmigomismo. «Quemi tumba sea olvidada»,me dijo. «Deme usted la palabra dehonor de que no habrá de permitir que ningúnmonumento—ni siquiera lalápidamásvulgar—habrádeindicarelsitioenquemehalleenterrado.Quierodormir ignorado. Quiero reposar olvidado.» En cuanto yo traté de hacerlecambiar de opinión, se agitó por primera y última vez, de la manera másviolenta.Nopudesoportareseespectáculoycedí.Sólounpequeñomontículodehierba señala el lugar enque reposa.Conel correrdel tiempohabrándelevantarse en torno de élmás ymás lápidas.Y las gentes que nos sucedanhabrándemirarconasombrolatumbainnominada.

Segúnyalehedicho,seishorasantesdesumuertedejódesufrir.Dormitóun poco. Creo que soñó. En una o dos ocasiones se sonrió. Un nombre demujer, según me pareció—el nombre de «ella»—, brotó por ese entoncesvarias veces de sus labios. Pocos minutos antes de morir me pidió que lolevantara sobre la almohada para poder ver elevarse el sol a través de laventana.Sehallabamuydébil.Sucabezaseinclinósobremihombro.Ydijoen cuchicheo: «¡Ya llega!» Luego me pidió: «¡Béseme!» Yo lo besé en lafrente.Súbitamente levantó lacabeza.La luzdelsol ledioenel rostro.Unabellaexpresión,unaexpresiónangelical,cubriósucara.Yexclamótresveces:«¡Paz, ¡paz!, ¡paz!» Su cabeza volvió a caer sobre mi hombro, el largo

infortunioquefuesuvidahabíallegadoasufin.

Así fue como se alejó de nuestro lado. Fue, en mi opinión, un granhombre…,aunqueelmundonohayasabidonuncanadadeél.Sobrellevósudestino cruel con el mayor coraje. Poseía el carácter más dulce que hayaencontradoyojamásenunhombre.Supérdidalehadejadomuysolo.Quizánohevueltoahallarmenuncaenteramentebiendesdequeestuveenfermo.Avecespiensoabandonarmiprofesióne irmedeaquíparaprobar lasaguasylosbañosdealgúnsitioextranjeroenbeneficiodemisalud.

Corre el rumor aquí de que usted y Miss Verinder se casarán el mespróximo.Leruegoaceptemismássincerascongratulaciones.

LaspáginasarrancadasdelDiariodemipobreamigoloestánesperandoaustedenmicasa…,selladasyconelnombresuyoenelsobre.Nomeatrevíaenviárselasporcorreo.

SaludosparaMissVerinder,aquienlehagollegar,a lavez,mismejoresaugurios.Mesuscribo,miqueridoMr.FranklinBlake,suseguroservidor.

ThomasCandy.

****

OCTAVANARRACIÓN

AcargodeGabrielBetteredge.

CAPÍTULOI

Yosoylapersona(comosindudarecordaránustedes)queabriólamarchaenestaspáginasydiocomienzoalahistoria.Tambiénhabrédeserlaquesequededetrás,porasídecirlo,paracerrarla.

Quenadiecreaquequieroyoañadiraquíciertaspalabrasfinalesrespectodeldiamantehindú.Aborrezcoesagemaaciagayremitoallector,enloqueaesoserefiere,anteotraspersonasdemásautoridadquelamíaparaconocer,como sindudaquerráhacerlo, cualquier novedad relativa a laPiedraLunar.Mipropósitoeseldedaraconoceraquíunsucesodelavidadelafamilia,quehasidopasadoporaltoportodoelmundoyqueyonopermitiréqueseatanirrespetuosamentedejadodelado.Elhechoencuestiónes…elcasamientodeMissRaquel conMr. FranklinBlake. Este interesante suceso se produjo ennuestra casa de Yorkshire el martes nueve de octubre de mil ochocientoscuarentaynueve.Yovestíunnuevotrajeentalocasión.Ylaparejaderecién

casadosfueapasarsulunademielaEscocia.

Escasascomohan sido las fiestas ennuestra casadesde lamuertedemipobreama,deboreconocerqueenocasióndelabodatomé,haciaelfinaldeldía,untragodemásenhonordelafecha.

Sihanhechoustedesalgunavezloqueyohehecho,habrándecomprenderysentirloqueyohecomprendidoysentido.Delocontrario,esmuyprobablequedigan:«¡Viejoestúpido!, ¿porquénosdice tal cosa?»La razónquemeasisteparahacerloeslasiguiente:

Luegodehaberbebido,pues,esetrago(¡válgameDios!,ustedestambiéntienensuviciofavorito:sóloqueelviciodeustedesnoesigualalmíoyéstenoes igualaldeustedes), recurríde inmediatoalúnicoremedio infalible…,ésequeustedesyaconocenyquellevaelnombredeRobinsónCrusoe.Enquépáginaabríestelibrosinigualesalgoquenopodríadeterminarlo.Peroenquélugardelmismoviquedejabanlaslíneasdesucederselasunasalasotras,esalgo que conozco perfectamente. Se trataba de la página trescientosdieciocho…,en laque apareceel siguientepasaje relativoalmatrimoniodeRobinsónCrusoe:

«Ala luzde tales ideashubedemeditarsobremisnuevoscompromisos:tenía una esposa…» (¡Observen que también la teníaMr. Franklin!)…, «unhijo ya…» (¡observen nuevamente, que podía ser el caso de Mr. Franklin,también!…), «y mi mujer, entonces…» Lo que hizo o dejó de hacer«entonces»lamujerdeRobinsónCrusoefuealgoquenosentíelmenordeseodeconocer.Tachéconmi lápizelpasajequese referíaalhijoycoloquéunpedazo de papel en dicha página para que sirviera de indicador: «Descansaallí, le dije, hasta que Mr. Franklin y Miss Raquel lleven varios meses decasados…;¡entoncesveremosloqueocurre!»

Pasaronlosmeses(másdelosqueyosuponía)yningunaoportunidadsemepresentódeiraperturbarlacalmadelindicadordellibro.Nofuesinoenelactualmesdenoviembre, correspondiente al añomil ochocientos cincuenta,cuandopenetróMr.Franklinenmicuartoconelmejorde loshumoresparadecirme:

—¡Betteredge, tengo cierta noticia que darte! Algo habrá de ocurrir ennuestracasaantesquetranscurranmuchosmeses.

—¿Serefierealafamilia,señor?—lepregunté.

—Leconciernecompletamentealafamilia—medijoMr.Franklin.

—¿Tienealgoqueverconellosubuenaesposa,simedispensa,señor?

—Muchoesloquetienequeverellaenelasunto—medijoMr.Franklin,comenzandoaexperimentarciertasorpresa.

—Nonecesitausted,señor,agregarunasolapalabramás—lerespondí—.¡Dioslosbendigaalosdos!¡Losfelicitodetodocorazón!

Mr.Franklinmeclavósuvistacomounapersonaheridaporelrayo.

—¿Me permites preguntarte dónde te informaste?—me preguntó—. Yopor mi parte me informé (dentro del mayor secreto) hace apenas cincominutos.

¡He aquí una gran oportunidad para exhibir amiRobinsónCrusoe! ¡Heaquílaoportunidaddedarlecturaalfragmentodomésticorelacionadoconlacriatura,quehabíamarcadoconunaseñaleldíadelabodadeMr.Franklin!Leleíentonceslasmilagrosaspalabrasconunénfasisqueleshacíajusticia…,ylomiréluegoalacaraconlosojosseveros.

—¿Cree usted ahora, señor, en Robinsón Crusoe?—le pregunté con lasolemnidadqueseajustabaalaocasión.

—¡Betteredge!—medijoMr.Franklinconlamismasolemnidad—,meheconvencido,alfin.

Nosestrechamoslasmanos…,ypercibíquelohabíaconvencido.

Hechoelrelatodeestesucesoextraordinario,llegaasufinmireapariciónenestaspáginas.Quenadieseríadelaúnicaanécdotaquehenarradoaquí.Enbuena hora podrán ustedes reírse de cuanta cosa haya escrito yo en estaspáginas.PeronocuandosetratadeRobinsónCrusoe,porDios,porqueesésteun asunto serio para mí…, y les ruego que lo tomen ustedes de la mismamanera,porlotanto.

Dicholocual,heterminadoconmirelato.Señorasyseñores,leshagounareverenciaydoyporterminadaaquíestahistoria.

****

EPÍLOGO

Hallazgodeldiamante.

CAPÍTULOI

InformedelsubalternodelSargentoCuff(1849)

ElveintisietedejunioúltimorecibídelSargentoCufflaordendeseguiratreshombres,hindúeslostres,aquienessesuponíaautoresdeunasesinato.SeloshabíavistoesamañanaenlaTowerWharfenelmomentodeembarcarse

condestinoaRotterdam.

Yo partí de Londres en un vapor perteneciente a otra compañía, en lamañanadeljueves28.

AlarribaraRotterdamtuvelasuertededarconelcapitándelvaporquepartiera el día miércoles. Me comunicó él mismo que los hindúes habíanviajado,enefecto,encalidaddepasajerosabordodesunave…perotansólohastaGravesend.Cercadeestelugarunodelostreshombrespreguntóaquéhora llegarían a Calais. Al ser informado que el buque se dirigía haciaRotterdam,el intérpretedelgrupoexpresólamásgrandesorpresaydisgustoporelerrorquehabíancometidoélysusdosamigos.Lostres(manifestó)sehallabandispuestosaperdersudinero,siemprequeelcapitánlosdejaraenlacosta.Compadeciéndosedesusituacióndeextranjerosenunatierraextrañaynoteniendomotivoalgunoparadetenerlos,elcapitánseñalóhaciaunodelosbotesdedesembarcoylostreshombresabandonaronlanave.Comoresultabaevidentequeestaactituddeloshindúeshabíasidoplaneadadeantemanoporellos, para evitar que les fuera seguida la pista, resolví yo de inmediatoregresaraInglaterra.AbandonélanaveenGravesendymeenteréallíqueloshindúes se habían dirigido desde ese lugar hacia Londres. Allí me puse denuevosobresupistaysupequehabíanpartidohaciaPlymouth.Enestaúltimaciudadmeinformaronquecuarentayochohorasanteshabíanpartidoabordodel Bewley Castle, buque mercante de la línea de la India, que se dirigíadirectamentehaciaBombay.

Alrecibiresteinforme,dispusoelSargentoCuffponerseencomunicaciónporvíaterrestreconlasautoridadesdeaquellaciudad,demaneraquelanavepudieraserabordadaporlapolicíaencuantoentraraapuerto.Cumplidoesteúltimorequisito,mimisión,respectodeesteasunto,quedóterminada.Ynohevueltoaoírdesdeentoncesnadaquesevinculeconelmismo.

CAPÍTULOII

InformedelCapitán(1849)

ElSargentoCuffmehapedidoquedescribaciertoshechosrelativosatreshombres (segúnparece indostánicos)queviajaroncomopasajerosduranteelúltimo verano en el BewleyCastle,mientras iba éste en viaje directo haciaBombay,bajomicomando.

Los indostánicos se reunieron con nosotros en Plymouth. Durante latravesíanollegóhastamíningunaquejarespectodesuconducta.Selosalojóen la parte delantera de la nave. Pocas fueron las ocasiones en que los vi

personalmente.

DurantelaúltimapartedelviajetuvimoslamalasuertedecontarcontanpocovientoquenosdemorótresdíasytresnochesenlasproximidadesdelacostadelaIndia.ComonotengoenmipoderelDiariodeviaje,nopuedodaraconoceraquínilalongitudnilalatitudenquenosencontrábamos.Enloquese refiere a nuestra situación, por lo tanto, sólo puedo decir, de manerageneral,quelascorrientesnosempujabanhacialacostayquecuandovolvióasoplarelvientoalcanzamoselpuertoveinticuatrohorasmástarde.

La disciplina de un barco (como todo hombre de mar sabe) se relajadurante una charla prolongada. Eso fue lo que ocurrió enmi barco.Ciertoscaballeros del pasaje hicieron bajar algunos de los más pequeños botes delbarcoysedivirtieronentresí,remandoentornodeélynadandocuandoelsol,hacia el crepúsculo, era lo suficiente débil como para permitirles talpasatiempo. Los botes, una vez terminado el asunto, debieron haber sidocolgadosdenuevoensuslugaresrespectivos.Peronofueasí;selosamarróauncostadodelanave.

Enpartedebidoalcaloryenparteacausadelainfluenciadeprimentedeltiempo, ni los oficiales ni los tripulantes demostraron mayor celo en suslaboresmientrasdurólacalma.

Durantelaterceranoche,nadadesusadofuevistouoídoporlaguardiadeabordo.Al llegar lamañanaseadvirtióqueunode losbotesmáspequeñoshabíadesaparecido…,yenseguidasupimosquetambiénlostresindostánicossehabíanesfumado.

Dehaberrobadoelloselbotepocodespuésdellegadalanoche(locualnopongoyoenduda),próximoscomonoshallábamosalacosta,hubierasidoenvanoquenoslanzáramosensupersecución,aldescubrirsufugaenlamañana.Notengolamenordudadequearribaronalacosta(tomandodebidanotadeltiempo que habrán perdido a causa de la fatiga y de remar por instantestorpemente)antesdelalba.

Sólo al llegar a puertome enteré delmotivo que habían tenidomis trespasajeros para aprovechar la primera oportunidad que se les presentó paraescapar del barco. En cuanto a mí, solamente pude declarar ante lasautoridadesloquedeclaroenestemomentoaquí.Estasjuzgaronconvenientellamarmealordenporelrelajamientodeladisciplina.Yyomedisculpoporesacausaanteellosymispatronos.Desdeeseentoncesnadahevueltoasaberde los tres indostánicos. Nada puedo añadir, por otra parte, a lo que ya hedicho.

CAPÍTULOIII

InformedeMr.Murthwaite(1850)

(DeunacartaescritaaMr.Cuff)

¿Recuerda usted, mi querido señor, a cierto personaje semisalvaje conquien se encontró enunacomida efectuada enLondresdurante el otoñodelañomilochocientoscuarentayocho?Permítamerecordarlequeelnombredelmismo es Murthwaite y que usted y él mantuvieron una prolongadaconversacióndespuésdelacomida.Eltemadeellafueciertodiamantehindúdenominado laPiedraLunar y el complot tramado en ese entoncesparadarconlagema.

Poco tiempo despuésme di yo a vagabundear por las regiones delAsiaCentral.Deallíregreséaloslugaresquefueronescenariodealgunasdemisaventuras en el pasado, situados hacia el norte y noroeste de la India.Hacealrededordeunaquincenamehallabaenciertodistritooprovincia(muypococonocidoporloseuropeos),llamadoKattiawar.

Allí fue donde me ocurrió una aventura que (por increíble que elloparezca)habrádeinteresarledesobremaneraausted,personalmente.

En las bárbaras regiones de Kattiawar (y se dará usted una idea de susalvajismocuandoledigaquelosagricultoresaranallílatierraarmadoshastalosdientes),elpueblolerindeuncultofanáticoalaviejareligiónindostánica,el antiguocultodeBrahmaydeVichnú.Las escasas familiasmahometanasdiseminadasenlasralasaldeasdelinteriorjamásprueban,portemor,ningunaclasede carne.Cualquiermahometanodel cual se sospeche tan sóloquehamatadoaeseanimalsagradoqueeslavaca,escondenado,sinmásnimás,porsuspiadosos convecinos indostánicos.Para fomentar el entusiasmo religiosode esas gentes, se hallan dentro de los límites de Kattiawar dos famosossantuarios a los que concurren los peregrinos indostánicos. Uno de ellos esDwarka,lugardenacimientodeldiosKrishna.ElotroeslaciudadsagradadeSomnauth,saqueadaydestruidahacemuchotiempo,enelsigloundécimo,porelconquistadormahometanoMahmouddeGhizni.

Siendoésalasegundavezquemeencontrabaentanrománticasregiones,resolví no abandonar Kattiawar sin echarle antes una nueva ojeada a lasmagníficas ruinasdeSomnauth.Mehallaba,desdeel lugarenqueplaneé latravesía(segúnmiscálculosmásaproximadosdeeseentonces),atresdíasdeviajeapiedelaciudadsagrada.

Poco tiempo llevabaencamino,cuandopudeadvertirqueotraspersonas—queibanengruposdeadosydeatres—marchaban,segúnparecía,enmimismadirección.

A aquellos que me dirigieron la palabra les dije que era un indostánicobudistadeunaprovincia lejana,enmarchahaciaelsantuario. Innecesarioesqueledigaquemiropaestabaenuntododeacuerdoconmispalabras.Siaelloagregoeldatodequeconozcolalenguadeesasgentestanbiencomolapropiayquesoylosuficientementedelgadoymorenocomoparahacerdifícillatareadequesereconozcaenmíauneuropeo,comprenderáustedporquémotivonomecostóungranesfuerzoelseraceptadodeinmediatoentreesasgentes; no como compatriota, sino comoun desconocido procedente de unaprovincialejanadesupropiopaís.

Enelsegundodíademimarchaelnúmerodeindostánicosqueviajabaenlamismadirecciónhabíaaumentadoenvarioscentenares.Altercerdía,eranmileslosquecomponíanesamultitud:todosenmarchaconvergentehaciaunametaúnica:laciudaddeSomnauth.

Un pequeño servicio que le hice a uno de mis compañeros deperegrinación durante el tercer día de la travesía me facilitó el acceso alcírculo constituido por ciertos indostánicos pertenecientes a la casta máselevada. Por su intermedio me enteré de que esa muchedumbre tenía elpropósitodeasistiraunagranceremoniareligiosaqueseverificaríasobreunacolinasituadaacortadistanciadeSomnauth.ElactoseríaenhonordeldiosdelaLunayhabríadecelebrarseenlanoche.

Lamultitudnosobligóademorarnos,amedidaqueavanzábamoshaciaellugarfijadoparaelacto.Cuandoarribamosalacolina,lalunabrillabaenloalto del cielo.Mis amigos indostánicos poseían un cierto privilegio especialquelespermitíapenetrarenelsantuario.Cortésmentemeinvitaronaquelossiguiera. Al llegar al templo advertimos que éste se hallaba oculto tras unacortinaquependíadedosárbolesmagníficos.Debajodelosárbolesunestratorocososeproyectabahaciaafuera,amaneradeplataformanatural.Debajodeéstafuedondemesitué,encompañíademisdosamigosindostánicos.

Aldirigirmivistahaciaabajo,pudecontemplarelmásgrandeespectáculoque hayan podido ofrecer jamás la naturaleza y el hombre combinados. Lavertientemás suavede la colina se transformaba imperceptiblementeenunaplanicieherbosaenlacualuníansusaguastresríos.Haciaunlado,elcorrersinuosoyalegredelagua,yavisible,yaocultaentrelosárboles,hastadondealcanzabalavista.Haciaelotro,lainmóvilsuperficiedelocéanodormidoenla calma de la noche. Pueble usted tan hermoso escenario con unamuchedumbre de diez mil seres humanos vestidos todos de blanco ydiseminados por ambos costados de la colina, inundando la planicie ybordeando las costasmás próximas de los tres ríos sinuosos, alumbre ustedluegoesepuntodellegadadelosperegrinosconlaslocasllamasrojasdeloshachones y las antorchas, que serpean a intervalos por encima de esainnumerablemultitud;eimagineporúltimoalalunadelEstevertiendosuluz

magníficadesdeuncieloinmaculado…,ypodráustedtenerentoncesunaideadelavistaqueseofrecióantemisojoscuandomiréhaciaabajodesdelacimadelacolina.

Un acorde quejumbroso producido por flautas e instrumentos de cuerdahizoquevolvierayoafijarmiatencióneneltemploescondido.

Al volverme distinguí las figuras de tres hombres de pie sobre laplataforma rocosa. A la figura central la identifiqué como la del hombre aquienledirigílapalabraenInglaterra,eldíaenquesehicieronpresentesloshindúesenlaterrazadeLadyVerinder.Sindudaalgunalosdosquelohabíanacompañadoenaquellaocasiónerantambiénlosmismosqueloacompañabanahora.

Unodelosindostánicos,quesehallabapróximoamí,pudoadvertirqueyomeestremecía.Enuncuchicheomeexplicóelmotivodelaaparicióndeesastresfigurassobrelaplataformadepiedra.

Se trataba de tres brahmanes (me dijo), que renunciaron a su casta porservirasuDios.Ustedleshabíaordenadoquedebíanpurificarse,medianteunviaje de peregrinación. Esa noche habrían de partir los tres hombres.Siguiendo tres rumbosdistintos habríandedar comienzo a superegrinaciónporlossantuariosdelaIndia.Jamáshabríandevolverseamirarmutuamenteala cara. En ningún instante habrían de detenerse para reposar, desde elmomentoenquesesepararanhastaaquelenqueencontraranlamuerte.

En cuanto terminó de cuchichearme estas palabras llegó a su término elacorde quejumbroso. Los tres hombres se postraron sobre la roca, ante lacortina del santuario oculto. Después se levantaron, mirándose a la caramutuamente y se abrazaron. Luego descendieron por caminos distintos, endirecciónde lamuchedumbre.Lasgentes leshicieron lugar enmediodeunsilencio mortal. Entre tres grupos se dividió la multitud al unísono. Ylentamentevolviólagente,porúltimo,afundirseenunasolaygrandemasablanca.Lahuellaabiertapor los tresbrahmanesenmediode lasfilasdesuscamaradas mortales se borró totalmente. No volvimos a verlos desde eseentonces.

Un nuevo acorde musical, potente y jubiloso, se alzó desde el templooculto. Lamultitud, en tornomío, se estremeció y se aproximaronmás losunosalosotros.

Lacortinaquependíadelosdosárbolesfuedescorridayvimosaparecerelsantuarioantenuestravista.

Allí, en lo alto de un tronco elevado y sentado sobre su antílopecaracterístico, con sus cuatro brazos desplegados en dirección de los cuatropuntoscardinales;allí,cerniéndosemuyporencimadenosotros,envueltoen

sombríayterriblemajestadeinundadoporlamísticaluzquecaíadelcielo,sehallaba el dios lunar. ¡Y sobre la frente de la deidad brillaba el mismodiamante quevi fulgurar anteriormente en Inglaterra sobre la pechera de unvestidodemujer!

Sí; luego de un lapso de ocho centurias la Piedra Lunar volvía a brillarsobrelosmurosdelaciudadsagradaenquecomenzósuhistoria.Cómologrólagemaretornarasubárbara tierranativa,ya travésde lascircunstanciasopor medio de qué crímenes consiguieron los hindúes rescatar su piedrasagrada,esalgoquequizáustedsepa;yoconfieso,pormiparte,queloignoro.LaperdióusteddevistaenInglaterray(siesqueséyoalgorespectodeesasgentes)nohabrádevolverlaaverjamás.

Asíescomotranscurrenlosañosyserepitenlossucesosdeunoyotro;yasíescomolosmismoseventosvuelvenaacaecerunayotravezenlosciclosdeltiempo.¿CuálesseránlaspróximasaventurasdelaPiedraLunar?¡Quiénpodríadecirlo!