la obra poética de dámaso alonso 1

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ELSIEALVARADODERICORD LA OBRAPOÉTICA DE DÁMASO ALONSO PRÓLOGO DERICARDO / .ALFARO f, EDITORIAL GREDOS, S . A . MADRID

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La Obra Poética de Dámaso Alonso 1

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  • ELSIE ALVARADO DE RICORD

    LA OBRA POTICA

    DE

    DMASO ALONSO

    PRLOGODE RICARDO /

    . ALFARO

    f,

    EDITORIAL GREDOS, S . A.

    MADRID

  • ELSIE ALVARADO DE RICORD

    LA OBRA POTICA DE

    DMASO ALONSO

    La exgesis de la obra potica de

    Dmaso Alonso es empresa intelectual

    que exige excepcionales cualidades de

    observacin, de interpretacin y de na-

    rracin. Penetrar en el alma y el cora-

    zn de un poeta y despus explicar,

    analizar y exaltar las bellezas y verda-

    des encerradas en sus versos ; descifrar

    sus metforas y poner de relieve la

    magnificencia de sus imgenes ; desen-

    traar el significado y el tino con que

    se han empleado nombres, eptetos y

    giros que se salen de los moldes co-

    rrientes, y en una palabra, poner al

    alcance de la generalidad la compren-

    sin y la apreciacin plenas que son

    solamente patrimonio de una lite, es

  • LA OBRA POTICA

    DE DMASO ALONSO

  • ELSIE ALVARADO DE RICORD

    f,

    EDITORIAL GREDOS, S.

    MADRID

    A

  • ELSIE ALVARADO DE RICORD, 1968.

    EDITORIAL GREDOS, S. A .

    Snchez Pacheco, 83, Madrid . Espaa .

    Depsito Legal : M . 22274-1967 .

    Grficas Cndor, S. A., Snchez Pacheco, 83 . Madrid, 1968 .-3028 .

  • A Humberto E. Ricord

    y a nuestra hija,

    lide Ricord Alvarado.

  • PRLOGO

    En el otoo de 1962 lleg a Madrid una joven panamea con

    el propsito de hacer estudios en ese afamado centro del saber

    y de la cultura. Por su fina complexin, por su aspecto extrema-

    damente juvenil, cualquiera la habra tomado por una colegiala

    que acababa de terminar sus estudios secundarios. Pero aquellas

    apariencias atractivas eran engaosas . La recin llegada era una

    madre de familia y profesora universitaria que en un noble afn de

    superacin y de amor a la ciencia se haba resuelto a hacer el

    sacrificio de dejar por un tiempo las dulzuras de su hogar para

    ir a ensanchar sus conocimientos en cursos de post-grado en la

    renombrada Universidad Central de Madrid .

    Los antecedentes de la joven profesora eran por dems nota-

    bles. Desde 1958 enseaba Gramtica y Literatura espaolas en

    la Universidad de Panam y tena ttulo de Licenciada en Filosofa

    y Letras ; en sus estudios profesionales haba obtenido la califi-

    cacin de sobresaliente en todas las asignaturas ; haba escalado el

    primer puesto en la Facultad de umanidades y en toda la Uni-

    versidad; haba conquistado la calidad de Miembro de la confra-

    ternidad de honor Sigma Lambda ; haba escrito y publicado agu-

    dos trabajos de crtica literaria y enjundiosos ensayos ; haba co-

    laborado con brillo en revistas y peridicos ; haba ganado premios

    en el prestigioso concurso literario "Ricardo Mir", y por encima

    de todo, se haba revelado como poetisa de gran altura cuyo primer

    volumen de versos, olocausto de rosa, editado en 1952, la haba

    consagrado dentro y fuera del pas como valor excelso de la lrica

  • ro

    La obra potica de Dmaso Alonso

    panamea. El nombre de aquella descollante figura de la ctedra

    fecunda, de la prosa elegante, de la crtica de buena ley y de la

    poesa cargada de inspiracin, era el mismo de la autora de este

    libro : Elsie Alvarado de Ricord .

    Al impulso de su insaciable sed de sabidura, Elsie Alvarado

    sigui en Madrid cursos avanzados de Gramtica General, Intro-

    duccin a la Fontica, Crtica Literaria, Teora del Poema y Va-

    lores hispnicos de Rubn Daro . All ampli sus conocimientos

    de la literatura espaola que tanto amor le inspiraba, pero con-

    centr sus estudios en la lrica del siglo xx, la representada por

    las generaciones que comenzaron a brillar en Espaa al finalizar

    el XIX y que produjeron en las bellas letras una transformacin

    tan profunda como la que marc en la vida nacional e interna-

    cional la catstrofe del 98. Estudi con avidez la obra potica de

    Unamuno, de Machado, de Juan Ramn Jimnez; se familiariz

    con la tcnica y la inspiracin de Garca Lorca y de Alberti, de

    Aleixandre y de Salinas, de Jorge Guilln y de Gerardo Diego;

    pero cautivaron su sentimiento y avasallaron su espritu las estro-

    fas inquietantes y fascinadoras de Dmaso Alonso . En la obra de

    este egregio poeta, crtico y fillogo encontr Elsie Alvarado la

    rica mina de emocin y de pensamiento, de pasin y de sentido

    humano, de sustancia filosfica y de valor esttico que ella ha des-

    crito de manera magistral en este magnfico libro .

    Elsie Alvarado prosigui sus estudios matritenses con la aspi-

    racin de graduarse de Doctora en Filologa Romnica . Cuando

    lleg para ella la hora de escribir su tesis doctoral escogi como

    tema "La Obra Potica de Dmaso Alonso", decisin atrevida sin

    duda, pero que ella acometi con fervor, desarroll con talento

    insuperable y coron con xito esplendoroso . El jurado Calificador

    debi sentir asombro al leer la produccin de la joven profesora

    panamea, concebida y escrita con una madurez de criterio, un

    tino interpretativo y una diafanidad de estilo que solamente se

    esperan de personas que han dedicado los aos de una larga vida

    a las nobles faenas del pensar, el aprender y el ensear . La tesis

    doctoral de la seora de Ricord mereci la calificacin de sobre-

  • Prlogo

    Ir

    saliente cum laude y gan el Primer Premio entre las tesis docto-

    rales hispanoamericanas producidas en Espaa durante los aos

    1962-63 . Esta laureada tesis constituye el contenido de este vo-

    lumen .

    Slido fundamento tuvieron esas calificaciones y esos premios .

    La exgesis de la obra potica de Dmaso Alonso es empresa in-

    telectual que exige excepcionales cualidades de observacin, de

    interpretacin y de narracin . Penetrar en el alma y el corazn

    de un poeta y despus explicar, analizar y exaltar las bellezas y

    verdades encerradas en sus versos ; descifrar sus metforas y po-

    ner de relieve la magnificencia de sus imgenes ; desentraar el

    significado y el tino con que se han empleado nombres, eptetos

    y giros que se salen de los moldes corrientes, y en una palabra,

    poner al alcance de la generalidad la comprensin y la apreciacin

    plenas que son solamente patrimonio de una elite, es labor que

    revela una sensibilidad artstica y una afinidad espiritual de pri-

    mera magnitud. No es aventurado pensar que por ser Elsie Alva-

    rado una poetisa que a su estro lrico ana las severas disciplinas

    de la ciencia del lenguaje, ha podido ella realizar con tanto luci-

    miento la tarea de interpretar la obra potica del esclarecido bardo

    y lingista espaol .

    Si a las estrofas de Dmaso Alonso les tributamos el home-

    naje que se debe a todo lo que constituye belleza y fuerza, ori-

    ginalidad y tcnica, arte y emocin, en la exgesis de su obra po-

    tica es preciso reconocer el mrito excepcional de suplir con las

    penetrantes observaciones de la intrprete las fallas que pueda

    haber en el comn de los lectores . ay positivo deleite y provecho

    en la manera como Elsie Alvarado presenta el panorama de una

    obra potica que como dice ella misma, "es representativa de una

    etapa histrica porque en ella se expresa la conmocin de nuestro

    mundo desangrado por la actividad blica, y asimismo expresa

    la angustia del hombre concreto, su terror y su urgencia de paz

    y de serenidad espiritual".

    Vasto y hondo es el tema de este libro, pero la autora ha do-

    minado la dificultad formidable de sus dimensiones . Si los que

  • 12

    La obra potica de Dmaso Alonso

    leen a Dmaso Alonso lo admiran y encomian, los que lean a

    Elsie Alvarado de Ricord sentirn acrecentarse su admiracin y sus

    elogios .

    Sea bienvenido a la bibliografa nacional este libro vigoroso y

    denso, al cual le vaticino fuerte y simptica repercusin entre los

    amantes de las bellas letras en todo el mundo hispnico .

    RICARDOJ.ALFARO

  • RAZN DEL MTODO

    Al iniciar este trabajo se nos plantearon varias posibilidades

    en cuanto al mtodo que convendra seguir. La primera de ellas

    consista en estudiar la obra lrica de don Dmaso Alonso con un

    criterio temtico, considerndola en diferentes aspectos : Dios, mun-

    do, amor, muerte, belleza . Otro camino hubiera sido el de dar

    preferencia a ciertos aspectos formales o eruditos : la mtrica, las

    imgenes, las influencias literarias recibidas o ejercidas sobre la

    generacin posterior . emos preferido situar nuestro estudio en

    una lnea interpretativa, sin abandonar totalmente ambas incita-

    ciones. El propio ponente, Dr. Santiago Montero Daz, acept

    y en gran parte sugiri este camino . De esta suerte, sin prescindir

    por completo de sealar la posicin del poeta en su momento his-

    trico-literario, o del estudio de sus metforas, o del examen de su

    temtica fundamental, hemos antepuesto a todo ello la unidad in-

    terpretativa, el afn de asir en su profunda e ntima coherencia la

    significacin de la poesa -y la potica- de nuestro autor.

    De este modo eludimos el sistematismo formal basado en un

    desmenuzamiento abstracto -por temas- de la obra potica de

    Dmaso Alonso . Eludimos la mera erudicin, sin renunciar, claro

    est, a los datos fundamentales . Los captulos de nuestro trabajo

    quedan designados segn los ttulos de los diversos libros publi-

    cados hasta hoy por el autor estudiado .

    Apoyan este criterio dos poderosas razones . Una de ellas es la

    autonoma, la interna unidad de cada uno de esos libros, el hecho

    de que cada uno de ellos posea un sentido, un contorno y un con-

  • 14La obra potica de Dmaso Alonso

    tenido propios. La segunda razn se encierra en el hecho de que

    esta produccin potica se haya desplegado en el tiempo segn un

    ritmo de grandes silencios, espaciada y despaciosamente, y cada

    libro significa algo as como el fruto -muy maduro- de un largo

    y callado esfuerzo potico .

    El mtodo aplicado, pues, se apoya en las caractersticas con

    que la obra de Dmaso Alonso se nos presenta objetivamente, y

    -desde el punto de vista de su personalidad- en la forma pecu-

    liarsima con que su poesa ha sido elaborada .

  • CAPTULO 1

    DMASO ALONSO EN SU GENERACIN

    Dentro de la lrica espaola del siglo xx, de extraordinaria rique-

    za, que cuenta con figuras como Unamuno, Antonio Machado y Juan

    Ramn Jimnez, la generacin del27

    ha aportado algunos nom-

    bres que -ya por la calidad intrnseca de su obra, ya por su valor

    representativo- son tambin definitivos en la historia de la lite-

    ratura : Dmaso Alonso, Rafael Alberti, Garca Lorca, Pedro Sa-

    linas, Vicente Aleixandre, Jorge Guilln, Gerardo Diego.

    Esta denominacin generacional, debida al hecho de que su

    primera figuracin pblica como grupo se efectu en 1927 con

    motivo del tercer centenario de la muerte de Gngora, parece ms

    cientfica que las de "generacin del 25", o "generacin de la dic-

    tadura" que tambin se le suelen aplicar .

    Dueos de una cultura universitaria bien asimilada, casi todos

    estos poetas han servido con eficacia ctedras de literatura en di-

    versas universidades espaolas y extranjeras . La vena creadora de

    ellos no se limita a la poesa, sino que se extiende hacia otros g-

    neros ; pero siendo esencialmente poetas, han proyectado hacia sus

    otros escritos ese carcter lrico que Salinas consider "el signo de

    la literatura espaola del siglo xx", y que invade hasta las regiones

    "generalmente fras del ensayo"' .

    1 Salinas, Pedro : "El signo de la literatura espaola del siglo xx", en

    Literatura espaola siglo XX, Clsicos y Modernos, Mxico, 1948.

  • 16

    La obra potica de Dmaso Alonso

    En efecto, el teatro de Lorca y de Alberti, la critica de D-

    maso Alonso, de Gerardo Diego y del mismo Salinas, pese a la

    diferencia de gnero, estn impregnados ntimamente de fervor

    lrico .

    No obstante darse en este grupo de escritores casi todos los

    elementos que se consideran constitutivos de una generacin lite-

    raria (natalidad cercana, cultura, lenguaje generacional, trato hu-

    mano, experiencia generacional, etc.), cada uno de ellos tiene una

    personalidad lrica completamente suya . A diferencia de las nuevas

    corrientes de la poesa social en que los autores tienden a identi-

    ficarse -con las naturales salvedades- unidos por un propsito

    comn, los de la generacin del 27 se diferencian acentuadamente .

    Bien es cierto que sus primeros pasos poticos como grupo se

    dieron dentro de los terrenos de la poesa pura, de tan felices lo-

    gros en la obra de Jorge Guilln, y en la cual corresponde a Ge-

    rardo Diego un papel histrico principalisimo. Sin embargo, en el

    desarrollo de sus obras, cada uno se orient hacia rumbos muy

    diversos, en ocasiones contrarios .

    Lorca tuvo en lo popular su mejor asiento durante varios aos,

    pues su gracia y originalidad, sin parangn en muchos siglos, favo-

    recieron tal carcter ; aunque es en el Llanto por Ignacio Snchez

    Mejas, ya con tendencias cultas, donde alcanza su mxima ex-

    presin. Aleixandre se encontr en el ansia de plenitud csmica;

    la belleza de sus versos tiene un aliento de juventud perenne . Guilln

    mantiene, en lo interno y en lo externo, una posicin muy cohe-

    rente, y su poesa, esencial y limpia, de perfil quiz en exceso

    riguroso, incorpora al gnero el vocabulario filosfico. Salinas de-

    pur cada vez ms su poesa, un tanto a lo Guilln, pero sin per-

    der su natural fluidez : su posicin idealista da a sus versos una

    finura singular. Alberti, que demostr desde muy joven un talento

    creador extraordinario, representa la mayor evolucin. Al decir de

    Federico de Ons, "ha sido el ms acabado gongorino, avanzado

    ultrasta, cantor de los temas de la vida moderna, humorista cine-

    matogrfico, poeta puro y sobrerrealista de lo subconsciente, poeta

    proletario y comunista . . . Y estas cualidades, que podran interpre-

  • Dmaso Alonso en su generacin

    17

    tarse en sentido peyorativo, nacen en l seguramente de una capa-

    cidad potica autntica, genial y peligrosa, que en lo mismo que

    tiene de juego, movilidad y desarraigo, lleva el sello ms caracte-

    rstico de nuestro tiempo"

    2.

    Dmaso Alonso, cuyo primer libro apareci en 1921, o sea

    mucho antes de que estos poetas se constituyeran como grupo,

    pas bruscamente de una poesa en tono menor, a lo Machado y

    Juan Ramn, aunque ya con caractersticas tpicamente suyas, hasta

    un plano casi antittico, en el que hasta hoy se ha mantenido, en

    mayor o menor grado . Su nica incursin en la poesa pura se

    concreta en seis breves poemas, recogidos bajo el nombre de Tor-

    menta, en OSCURANOTICIA . No se asimil su personalidad a esta

    forma que, segn l mismo afirma, le result congeladora . De all

    el gran lapso que hay entre su primer libro y el segundo : 1921-

    1944. En OSCURA NOTICIA e IJOS DE LA IRA,

    publicados en el 44,

    Dmaso Alonso orienta la poesa hacia una visin ms integral. Con

    referencia aOSCURA NOTICIA, ngel Valbuena Prat dice en su estu-

    dio sobre "El humanismo y la nueva literatura : Dmaso Alonso",

    que "bajo el sereno mirar de un humanista de hoy, late un mundo

    de insatisfacciones y torturas". Dice tambin, respecto al huma-

    nismo, que "en este sentido de disciplina de cultura unido a m-

    ritos de poeta y prosista original, la figura ms significativa del

    actual instante es la de Dmaso Alonso" 3.

    Su poesa, llamada por l mismo desarraigada en cuanto no se

    asienta sobre una visin del mundo en reposo, es, sin embargo, o

    quiz por ello mismo, la de mayor fuerza potica dentro de los de

    su generacin, la de mayores entronques sociales -con excepcin

    de la ltima etapa de Alberti- y la que con ms plenitud ha des-

    cubierto al hombre en sus zonas luminosas y en las oscuras.

    La fuerza incomparable de esta poesa viene determinada in-

    teriormente por la drstica fluctuacin desde la ms humilde ter-

    2Federico de Ons :

    Antologa de la poesa espaola e hispanoameri-

    cana, publicaciones de la R. F. E., Madrid, 1934 (Pg

    . 1.119) .

    3 Valbuena Prat, ngel : istoria dela literatura espaola,

    III,

    Ed. Gustavo Gil, S . A., Barcelona, 1953 (pg

    . 654, 4. ed .) .

    Dmaso Alonso.-2

  • 18

    La obra potica de Dmaso Alonso

    nura hasta la ms iracunda rebelda social y csmica . Y este signo

    dialctico se expresa en una voz que por consiguiente va tambin

    de lo delicado a lo bronco .

    Los recursos estilsticos responden, como en toda la obra, a su

    verdad esencial ; funcionan dentro de ese sistema, y por l cobran

    sentido. De ah que dentro de un estudio interpretativo, el criterio

    ms fiel sea quizs el que se hace dentro de esta realidad vital, no

    por abstracciones artificiales que tanto malogran el propsito de

    aprehender la poesa en funcin del acto esttico . O sea que en este

    caso conviene enfocar la voz, la palabra, en plenitud, ms que en

    sus figuras literarias . Segn dice Luis Felipe Vivanco, "por su pa-

    labra los conoceris (a los poetas) y no por sus imgenes" 1. En fin,

    que debe tenderse a mirar el poema en su unidad, siempre ms

    importante, en los grandes poemas, que los elementos aislados .

    Y puesto que entre las causas del lenguaje, materia, forma, fi-

    nalidad, y factores histricos, etc ., el agente o causa eficiente es

    fundamental, conviene la referencia al poeta, a su personalidad,

    que es uno de los filtros por donde se cierne la sensibilidad de una

    poca. Don Rafael de Balbn destaca esa importancia en estos tr-

    minos : "La unidad del poema tiene su razn inmediata en la per-

    sonalidad del poeta, y su causa ms profunda y decisiva en la

    finalidad potica buscada por el autor . Esa unidad fundamental del

    poema, es primordialmente unidad espiritual ; pero su huella pasa

    como profunda impronta unitaria a sealar el material fnico, con

    que se configura el signo manifestativo de la vivencia creadora .

    ay sin embargo bastantes grados diferenciales en la manifesta-

    cin de la unidad poemtica, porque el caudal de necesarias refe-

    rencias objetivas con que se construye la obra literaria, es muy

    variable segn los gneros o finalidades poticas" 5 .

    La poesa de Dmaso Alonso es representativa de una etapa

    histrica porque en ella se expresa la conmocin de nuestro mundo

    4 Luis Felipe Vivanco : Introduccin a la poesa espaola contem-

    pornea, Ed. Guadarrama, S . L., Madrid, 1927, pg . 264.

    5 Rafael de Balbn : Sistema de rtmica castellana, Gredos, Madrid,

    1962, pg . 283 .

  • Dmaso Alonso en su generacin

    19

    desangrado por la actividad blica ; y asimismo expresa la angustia

    del hombre concreto, su terror y su urgencia de paz y de serenidad

    espiritual.

    Dmaso Alonso, poeta, crtico, fillogo (desde 1933 es catedr-

    tico de Filologa Romnica en la Universidad Central de Madrid),

    se desenvuelve magistralmente en los tres terrenos, que en ocasio-

    nes no se delimitan del todo . O sea que el lrico suele invadir al

    crtico, y el fillogo asoma en el poeta (en su esfuerzo definitorio,

    en su abundancia expresiva, etc .) ; y esa pasin con que el fillogo

    busca en la ciencia la captura exhaustiva de la palabra, no es

    acaso el amor a la esencia que caracteriza al lrico? De la conjun-

    cin del investigador cientfico y del creador artstico nace la gran-

    deza de su obra. En el verso, por su intenso contenido potico ;

    en la filologa, por su asombrosa erudicin, manifiesta en su abun-

    dantsima bibliografa ; en la crtica, por su autntica comunin con

    la obra de arte, sorprendida en su signo vital .

    Es preciso anotar que el formalismo de que con tanta frecuencia

    se resiente la obra de los poetas cultos, en especial de los crticos,

    es lo ms alejado de la obra de Dmaso Alonso. Y esa actitud va-

    liente con que relega el artificio que disfraza o adultera la fuerza

    creadora, se evidencia tambin en el hecho de que su poesa no se

    quiebra en juegos estilsticos, sino que trae desde su ltima esencia,

    como toda gran poesa, la contextura del tema, que es, segn Jac

    ques Maritam, seal "de la extensin intelectual del poeta, de sus

    conocimientos ms o menos universales, de su facultad racional y

    energa de percepcin, de su comprensin, del dominio de su inte-

    ligencia, de la amplitud y unidad de sus horizontes mentales" . (El

    poder unificador del tema) "le viene del poder creador de la intui-

    cin potica" 6 .

    Sin que medie un afn de establecer prioridades, es fcil advertir

    que si su labor en la ciencia del lenguaje se basa en el ms escru-

    puloso rigor metdico, en la poticase desbordan incontenibles

    6 Jacques Maritain: La poesa y el arte . Emec Editores, S . A. Bue-

    nos Aires,, 1955. (Cap . Las tres manifestaciones de la intuicincreadora),

    pgs. 4x4-5 .

  • 20 La obra potica de Dmaso Alonso

    los caudales de la vida anmica ; y su centro es el hombre, que, de-

    batindose entre las fuerzas contrarias que rigen el mundo, ruge

    por su miseria y clama por su fe, hasta alcanzar finalmente la con-

    fianza sustentada en los valores positivos del ser humano, repre-

    sentados en ese canto a la esperanza que es el poema Las Alas .

  • CAPTULO II

    POEMAS PUROS

    Para asomarse al hondo y rico mundo de la poesa de Dmaso

    Alonso, el primer libro, Poemas puros, poemillas de la ciudad, que

    recoge parte de la produccin adolescente, ofrece un soneto inicial

    cuyo ttulo es todo un smbolo, sin duda presentido por la extraor-

    dinaria intuicin del poeta : La ventana, abierta. En efecto, desde

    all se observan virtualmente las esencias que luego habrn de al-

    canzar vigoroso desarrollo y diversas ramificaciones en las obras

    posteriores : la actitud interrogativa ante los giros de la sensibili-

    dad que se abre a las solicitaciones del ambiente; el encuentro di-

    recto de valores opuestos, en pugna vital ; una tendencia a la sin-

    ceridad, observable en la fisonoma sorprendida, tpicamente ado-

    lescente, de las vivencias poetizadas y en especial en el carcter

    definido de la voz, que se da a toda luz, sin entornarse .

    Es una poesa apenas joven, pero ya duea de los instrumentos

    con que abrir su futuro : sensibilidad profunda y talento expresivo .

    La delicadeza y la inmadurez de los cantos no tocan la visin del

    mundo; si bien no tiene sta el slido andamiaje que ha de cobrar

    despus, s descubre esa misma madera, todava tierna, que al for-

    talecerse con las cortezas de los aos sucesivos alcanzar la cor-

    pulencia y la estatura de la gran poesa de ijos de la Ira, Oscura

    Noticia y ombre y Dios.

  • 22

    La obra potica de DmasoAlonso

    La temtica es varia y parece ir tanteando con todos los sentidos

    la conformacin de un camino recin descubierto. El alma colabora,

    y de all el toque espiritual de los poemas ; de all tambin esos

    signos de inquietud, si bien de faz risuea, con que comienza esa

    interrogacin que en las etapas sucesivas alcanzar caracteres real-

    mente dramticos .

    Se trata, eso s, de poemas juveniles, sencillos, puros (en el

    sentido de tersos, como aclarar el autor en Las Alas,para diluci-

    dar, dentro de la ambigedad del vocablo, la acepcin a que el

    titulo de este libro apunta) .

    Cuando la curiosidad del poeta tiende los brazos a la belleza

    del mundo, recuerda que es la arcilla el material de que concibe al

    hombre; pero as como la primavera glorifica todo origen de ba-

    rro, tambin la juventud insufla nuevos zumos al hombre, que es-

    piritualizan en floraciones insospechadas :

    Qu nueva luz, qu clara maravilla

    se aposent en mi alma? En el oscuro

    calabozo camal se hundi la arcilla.

    ay en el cielo azul un vuelo puro

    de palomas en celo .

    (La ventana, abierta)

    En el tratamiento de los temas hay sutiles muestras de origi-

    nalidad, dispersas en la obra, pero apenas en germen ; y alguna

    ligera inquietud que no llega a la zozobra :

    oy, da puro, me asom a la muerte .

    La vida dormitaba

    Yel cielo estaba absorto, ensimismado

    en tus pupilas, alma .

    (Eternidad)

    Y caen de las estrellas

    los sueos altos .

    Si vienen a la tierra

    se volvern llorando .

    (Noche)

  • Poemas puros

    23

    Las pobres almas tienen hambre y sed.

    Pero no pueden

    comprenderos,

    comprenderse.

    (Fiesta popular)

    Dejndome el anillo de promesas :

    una

    castidad que est triste en estas manos

    sucias .

    (Ejemplos)

    El tono fundamental del libro es, sin embargo, una amable

    ternura, por momentos alterada por los visajes, casi imprecisos, del

    descontento, pero ste slo en la dosis natural a todo joven sensi-

    ble; no alcanza ni con mucho el carcter definido que las experien-

    cias dolorosas le imprimirn despus, cuando ofuscan y provocan

    las briosas rebeliones de la voluntad .

    Como ejemplo de la destreza con que el poeta ejerci desde

    entonces el dominio del verso, los sonetos que inauguran el libro

    dan cuenta de una digna y armoniosa mesura formal .

    Una alegra clara, incontaminada, de quien disfruta el naci-

    miento del da creyndolo a la medida del espritu ; creyendo, asi-

    mismo, que un corazn joven es recipiente para asentar el flujo de

    la naturaleza desde todos los rdenes :

    No era de ritmo, no era de armona

    ni de color . El corazn la sabe,

    pero decir cmo era no podra

    porque no es forma, ni en la forma cabe .

    (Cmo era)

    El camino por donde discurre esta alborozada alegra est bor-

    deado de claridades conceptuales, de msicas jubilosas, que los

    vocablos portan :

    Y el cielo azul comienza a clarear

    divinamente, para el corazn .

    (Pas)

  • 24

    La obra potica de Dmaso Alonso

    Y dando vida a los poemas, la savia, la confianza en un futuro

    feliz, hijo de los sueos, derivados de los momentos ms puros del

    espritu, esferas azules a donde no han subido el hervor de la lucha

    ni el calor enervante de las verdades terrenas . Ni siquiera una real

    pasin que hable en presente. Los versos a la novia son un canto

    a la espera, no a la musa "de carne y hueso" ; o bien a la mujer

    ideal, no vista : presentida . El tiempo y el espacio, como marcos

    remotos, envuelven en una vaga niebla

    la ciudad, de tan lejos presentida,

    donde estar mi blanca prometida

    esperndome siempre a la ventana .

    (Pas)

    As coloreada de sueo, la poesa de este momento impresiona

    como un destello de sinceridad personal, menos patente ya cuando

    en vez de expresar perodos de ilusin que le son propios, alude

    al cansancio de los recuerdos, con un dejo machadiano -pero sin

    su gravedad- que se acenta con el vocabulario empleado y con

    las imgenes de relativa sencillez :

    Volvers a deshora

    por un camino viejo,

    a la ciudad antigua donde duermen

    tus recuerdos .

    (Volvers a deshora)

    O sea que esa estructura melanclica, transida de tenues evo-

    caciones, que por motivos especiales alcanz tal grandeza potica

    en Antonio Machado, no parece conformarse al tono temperamen-

    tal de la poesa de Dmaso Alonso . Con todo, tambin en estos

    casos hay logros como el siguiente :

    Y he de entrar en la noche,

    como una sombra vieja,

    con la humedad que del jardn regado

    hasta tu cuarto ascienda .

    (Llegar en el crepsculo)

  • Poemas puros

    25

    Este tono menor constituye una de las diferencias ms notables

    con su produccin posterior, y dada la impetuosidad que va a

    imperar despus en esta poesa, expresin de un carcter radical,

    cabra pensar que ms que por la perplejidad de quien se inicia,

    est dominada por las concepciones estticas de ese perodo, por

    la vigencia, si bien no exclusiva, del gusto por los matices -heren-

    cia francesa- en que cualquier grito o manifestacin autntica-

    mente volitiva podra parecer una estridencia .

    Esas fuerzas exteriores han coaccionado tan ostensiblemente la

    actividad potica de Dmaso Alonso, que luego la tendencia arte-

    purista de su generacin, la del 27, hubo de silenciarlo durante va-

    rios aos, segn l mismo confiesa en el ensayo Una generacin

    potica (1920-1936).

    Lo que s se da, como elemento puramente personal en estos

    versos, y se mantiene a lo largo de toda la produccin, es la insis-

    tencia en el uso de los diminutivos como los instrumentos ms ade-

    cuados para vaciar la ternura. Y este rasgo estilstico que no es

    sino un signo de acercamiento con el medio, de simpata hacia las

    cosas humildes y pequeas ("Y le cerr los ojos / la mayorcita /

    de sus hermanas") est presente hasta en sus momentos poticos

    ms llenos de turbulencias, aqullos dictados por la angustia y el

    sobrecogimiento que las acciones blicas producen . Es la misma

    ternura que, asilada en las reconditeces del corazn, sobrevivir al

    terror, y que el poeta dejar ver a ratos como el contrapunto, o el

    polo hacia el cual pendula su nimo, para no aniquilarse.

    As puede afirmarse que gran parte de los elementos perma-

    nentes en su poesa estn dados en esta primera obra ; es decir,

    los que tienen sus races en la intimidad personal . Pero su inquie-

    tud de entonces, sus actitudes frente al mundo, quiz esencial-

    mente las mismas, crecieron y se transfiguraron en forma revolu-

    cionaria -es decir, no de pacfica evolucin natural sino por saltos

    violentos- debido a las convulsiones sociales que padeci direc-

    tamente durante la guerra civil espaola, y en seguida de manera

    menos directa con la segunda conflagracin mundial .

  • 26

    La obra potica de Dmaso Alonso

    Luego a nadie sorprender la distancia emocional que media

    entre estos poemas y los escritos con posterioridad al 36, que figu-

    ran en ijos de la Ira, Oscura Noticia y ombre y Dios . En un

    caso corriente, en que la existencia hubiera seguido su curso tran-

    quilo, el cambio no habra sido tan brusco ; pero las circunstancias

    histricas que los separan son tan abruptas que precisa su conside-

    racin para seguir la lnea trazada por la misma mano que ante el

    tema de la muerte, se pronunciaba en su primera juventud con la

    serenidad siguiente, reposada desde el ttulo del poema : Eternidad:

    oy, da puro, me asom a la muerte .

    La vida dormitaba

    y el cielo estaba absorto, ensimismado

    en tus pupilas, alma.

    donde la muerte evoca un contenido conceptual, de ente metaf-

    sico que no ocasiona el ms leve temblor, y que luego se ir col-

    mando de sustancialidad hasta llegar a los umbrales de la desespe-

    racin

    Morir! Morir!

    Ay, no dais muerte al mundo, s alarido,

    agona, estertor inacabables!

    (Races del odio, IJOS DE LA IRA)

    El contraste no puede ser ms radical . En l conviene subra-

    yar tambin las calmadas visiones del hogar, y la adjetivacin que

    las circunda de un aire idlico, de leyenda :

    e aqu la calma del hogar lejano,

    el manso ro, el otoal paisaje .

    (El descanso)

    Igual . El patio, el pozo, las hortensias

    y el huertecillo diluido al fondo .

    Estatismo que igualmente podra corresponder a la descripcin

    de un paisaje real que se contempla, o que se retiene en la me-

  • Poemas puros

    27

    mora, o que se construye con datos aislados, inclusive de lecturas,

    o que se admira en un cuadro.

    Tambin el paisaje urbano se recorta en breves pinceladas,

    un tanto escuetas, con algo de pintoresquismo :

    Una isla de luz en la noche :

    una esperanza . Lento

    caminar.

    Se abre y se cierra lejos, y me llama :

    zarza florida, verso nuevo,

    ola de mar.

    (Una isla de luz)

    La variedad de motivos, si bien indicio de riqueza temtica

    e imaginativa, lo es tambin de un prematuro hasto . Porque a ve-

    ces se trata de motivos intrascendentes, a los que hay que asirse

    para mantener viva la sensibilidad frente a la monotona de las

    horas :

    Yo estoy cansado . Miro

    esta ciudad

    -una ciudad cualquiera-

    donde ha veinte aos vivo.

    Todo est igual.

    Un nio

    intilmente cuenta las estrellas

    en el balcn vecino .

    (Los contadores de estrellas)

    As esta Fiesta popular que en vez de entonar el nimo acen-

    ta el cansancio, como si en ella se pusiera ms de manifiesto la

    soledad de los hombres que vanamente intentan identificarse :

    -Es intil que gires, mamotreto,

    con tu rgano litrgico :

    no pueden

    comprenderte.

  • 28

    La obra potica de Dmaso Alonso

    El asunto, tal como est visto, podra dar pie a un poema so-

    cial de gran aliento, pero se siega por constreirse a la observacin

    de las almas, como si fueran ellas las que en su afn de acerca-

    miento movieran los resortes de las congregaciones populares, y la

    atencin no se fija en el verdadero mvil, de corte mucho ms ma-

    terial que espiritual :

    Las pobres almas tienen hambre y sed.

    Pero no pueden

    comprenderos,

    comprenderse.

    Todas las almas vienen

    con la rosa del sol, y con el lirio

    de la sombra se vuelven .

    De este consciente "error" de enfoque, el semblante desdibu-

    jado del poema, ms todava por las delicadas comparaciones esta-

    blecidas ("la rosa del sol", "el lirio de la sombra") . Anloga frial-

    dad se advierte en El Derribo, donde se da un giro realista, pero

    muy exterior, al derribo de un edificio, aunque aqu la pupila re-

    cibe tambin algo de las impresiones interiores del poeta :

    Ya se le ven las tripas a la alcoba

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Tan pdica, cerrada, silenciosa,

    ahora muestra a la calle sus vergenzas,

    su sexo viejo :

    Lamentables cosas

    por las que el alma

    -fango y lluvia tenue-

    a un da ms azul y claro torna.

    Son poemas breves, en versos cortos, casi todos con rima (aso-

    nante y consonante), giles por la construccin, salpicados, a veces,

    de figuras audaces que hablan de talento creador, pero se resienten

    de falta de un estmulo efectivo, capaz de inspirar un poema de

    gran alcance :

  • Poemas puros

    La terraza .

    En tus ojos

    la ciudad se ha dormido .

    Acariciamos, tcitos,

    palabras que enlazadas diferimos .

    (La una)

    Cundo

    romperemos, extticos, la luna,

    amigo mo, hermano?

    (Racimos de burgueses)

    El entusiasmo inicial del libro comienza a declinar apenas ex-

    plotados los motivos principales, y se va diluyendo lentamente en

    tonalidades crepusculares, o en aspiraciones de aliento otoal. Del

    sentido de los siguientes ttulos puede inferirse la soolienta va-

    guedad del contenido : Versos de otoo ; Tarde ; Crepsculo ;

    Msica callejera ; Vienes ; La Espera; El paseo; Ejemplos; Ma-

    drigal de las once; Fantasa, recgeme ; Recuerdos de viaje ; Moti-

    vo viejo y sentimental ; Gota pequea, mi dolor ; Tarde ; Voz nueva

    y aflautada.

    El alma, que irrumpi maravillada en el primer poema, se va

    desvaneciendo tambin :

    Est el alma tranquila

    y la tarde desnuda tiene una luz rosada.

    El padre Sol vigila

    -intilmente, pues no ocurre nada-

    Mi alma est de alivio

    luto, y tiene una gracia interesante

    mientras el aire tibio

    la empuja, sin timn, hacia adelante .

    (Tarde)

    Pero an dentro de esta especie de dispersin temtica, de la

    voz a la deriva, hay algunos rasgos que descubren una marcada

    vocacin por los temas profundos . Slo que sta comienza apenas

    29

  • 30

    La obra potica de Dmaso Alonso

    a incubarse, muy reprimida por los modos literarios imperantes . O

    sea que la vena potica de Dmaso Alonso ; por naturaleza dilatada,

    haba de ceirse al gusto por lo sutil, por lo discreto, modos para

    los cuales eran ms aptos los poemas breves y los metros cortos . La

    economa de palabras era la frmula al uso.

    La falta de intensidad dramtica en estos versos no es, pues,

    caracterstica particular de ellos, sino justamente el denominador

    comn a toda la lrica de entonces ; y a la vez uno de los ms noto-

    rios puntos de divergencia con las otras obras poticas del autor .

    Quiz resulte excesivo aclarar que no se insina aqu que la poesa

    espaola de entonces adolezca de superficialidad, sino que aun

    dentro de su seria inclinacin, su tnica es, en cierto sentido, la

    sobriedad en el sentimiento y en el ademn .

    Para este decir a media voz, la sugerencia ofrece innumerables

    vetas; y en ocasiones juega al misterio ; as en este poema sin

    ttulo, donde el artculo neutro mantiene el motivo central en la

    penumbra :

    En tu gran bolso perfumado

    -oh, la mujer de ojeras incoloras!-te lo llevaste.

    Devulveme lo poco que tena .

    (En tu gran bolso)

    La atencin al detalle esencial abstrado del cuadro -tambin

    tributo a la poca- queda ejemplificada en la ltima estrofa del

    Madrigal de las once :

    Por detrs de la verja del jardn,

    resbala,

    quieta,

    tu sombrilla blanca .

    Frente a estos ingenuos escarceos, despuntan, aunque disgre-

    gadas, algunas notas graves, de esas que ms tarde irn expandin-

    dose hasta llenar por completo el recinto de la poesa. Y por otra

    parte, ese amor -manifiesto en su arte y en su ciencia- por los

  • Poemas puros

    dones entraables de la palabra ; y el deseo de domear su gran

    magia expresiva :

    Viene

    tu corazn pequeo y encendido .

    Ay, mi mano no sabe acariciarlo

    sino

    con las palabras tristes

    y secas que ha aprendido .

    (Amadas que no tuve)

    Desde el balcn se oan los secretos

    del jardn misterioso como un alma.

    (La espera)

    (En los versos precedentes parece haberse asimilado algo de

    la delicadeza juanramoniana .)

    Ay, pescador de lunas que yo fui!

    . . .y traje este cansancio

    y este aire rancio

    (Recuerdos de viaje)

    Puede decirse que la concepcin de estos poemas -por su

    fondo, por su forma- se adapta a las corrientes literarias de esos

    aos, y que en especial las restricciones tcnicas (o si se prefiere,

    las conquistas) constituyeron una leve vestidura de la que la poesa,

    en su crecimiento, se desprendi por un fenmeno natural .

    Ms decisivo an fue el cambio que se oper interiormente,

    pues este primer libro, con toda su pureza y todo su fervor po-

    tico, carece de un verdadero principio unitario, de esa estructura

    maciza, de gran poesa, que sus obras siguientes desarrollaron . Lo

    cual no puede atribuirse solamente a la inseguridad juvenil, sino a

    la falta de ese roce con el mundo que es imprescindible a toda

    obra de envergadura ; a la falta de contacto con los problemas con-

    cretos -mxime cuando se trata de una personalidad activa, din-

    mica-; o a la reclusin de la vida a ideales en exceso aislados,

    31

  • 32

    La obra potica de Dmaso Alonso

    individuales, que no se amoldan a su carcter, volcado con verda-

    dera explosividad sobre el escenario de los intereses sustantivos,

    trascendentes, y poco dado a la delectacin en las confidencias n-

    timas, de tipo sentimental, en particular amoroso, que habitan este

    libro de juventud. Es obvio que en ello lleva tambin mucho la

    mentalidad reinante y la paz -siquiera sea exterior- del medio

    en que se vive .

    Porque de entonces a esta parte, la poesa -de Dmaso Alon-

    so y de las nuevas generaciones- ha asumido una nueva posicin,

    completamente distinta, resultado inmediato de los trastornos so-

    ciales padecidos durante la guerra . Ya no hay cabida para las lan-

    guideces espirituales, y la visin del paisaje no propicia el hasto .

    Mientras entonces la vida poda ser contemplada artsticamente

    como una tediosa rutina, ahora se respira a pulmn pleno y se la

    siente sobrecargada de una apremiante movilidad .

    No se trata, como un hecho simple, de que el arte se haya

    tornado beligerante por el surgimiento de una conciencia social en

    sus cultivadores, sino que sta se ha dado precisamente porque la

    realidad lo ha determinado as, ya que la guerra puso al desnudo

    una serie de desajustes en todos los rdenes, para combatir los cua-

    les haban de colaborar distintas fuerzas, en especial las de los

    intelectuales como orientadores, ya que ellos -en general vecinos

    colindantes de los grupos desamparados, cuando no emanados di-

    rectamente de los mismos- no podan permanecer ciegos ante tal

    desventura.

    LA RELIGIOSIDAD

    En ntima relacin con este asunto est el hecho visible de la

    ausencia del tema de Dios en la poesa juvenil de Dmaso Alonso

    ("Sube, quieta, a los labios la oracin / que ha tanto tiempo que

    no s rezar", Pas) y su figuracin dominante en las etapas poste-

    riores, cuando la angustia le muestra las limitaciones de la razn

    para explicar y resolver los complejos problemas individuales y

    colectivos, y slo encuentra, como salida nica, la actitud religiosa

    que busca consuelo . Mas no se presenta con ojos de mansedumbre

  • Poemas puros

    33

    y las manos unidas en gesto de plegaria, sino agitando los brazos,

    levantando los puos, llena de contorsiones, casi como una enfer-

    medad emocional . Y es que esta poesa social espaola, en que D-

    maso Alonso participa como uno de los maestros indiscutibles,

    tiene, en una de sus vertientes (desde luego que no en toda ella),

    la peculiaridad de seguir, como la medieval y la mstica del si-

    glo XVI, con los ojos puestos en Dios ; pero ahora no se alimenta

    de la esperanza segura de aquellas edades y la orientacin definida

    que de all emanaba, capaz de la renuncia a los bienes terrenos en

    vista a la bienaventuranza futura, sino que quiere para el presente,

    con la angustiada disconformidad de sus experiencias, tan tremendas

    que, al no vislumbrar medios humanos que solucionen inmediata-

    mente y por va de paz la crisis, vuelve a clamar a Dios, quizs

    atribuyndole una responsabilidad indirecta en el desconcierto so-

    cial .

    No es entonces necesario especular demasiado con las posibles

    causas de esa evolucin en la actitud religiosa en la poesa de D-

    maso Alonso, que va desde una aparente indiferencia hasta un sen-

    timiento medular angustiado . Esta ltima condicin no es exclu-

    siva de su lrica. Al respecto, llama mucho la atencin la perdurable

    influencia que en la poesa espaola tuvo Unamuno con su sentido

    religioso agnico o de pugna interior .

    No es frecuente tal actitud en la nueva lrica hispanoamerica-

    na, que es acaso menos trgica pero tambin estremecida, y que

    en general no eleva su protesta a los cielos, sino que la enfoca ha-

    cia la tierra, no por falta de audacia, sino tal vez porque no ha

    perdido la confianza en los poderes organizados del hombre, su-

    puesto sobre el que descansan su virtual optimismo, su declara-

    da y precisa intencin orientadora, y sus efectivas -aunque limi-

    tadas- resonancias polticas .

    Aqu cabe reconocer el enorme peso que en la madre patria

    tiene la tradicin religiosa, de races seculares, infiltradas en la

    historia de este pueblo con herosmo y sangre en sus perodos ms

    lgidos, ya superados, y acogida en el sistema educativo como uno

    de sus pilares fundamentales .

    Dmaso Alonso.-3

  • La obra potica de Dmaso Alonso

    Ahora bien, es preciso reconocer que frente a la poesa reli-

    giosa surge, rompiendo diques, tomando posesin de la tierra y

    conquistando para el hombre los espacios celestes, esa escuadra que

    encabezan -tambin como grandes maestros- Jos ierro y Blas

    de Otero (en su ltima etapa) .

    En sntesis, Poemas puros, poemillas de la ciudad, discreta se-

    leccin de los versos juveniles de Dmaso Alonso, es poesa de

    frescura matinal, hija de una vocacin artstica que asoma en su

    pureza, ya revestida de timidez, probando fortuna con el estilo del

    momento, ya con la donosura de las formas clsicas .

    Gracias a la contextura acerada que cobr despus, puede el

    lector acercarse retrospectivamente a ella y auscultar el vivero de

    sentimientos, de actitudes en potencia, y contrastar la placidez ex-

    presiva, espejo de la interior, de estos versos cuya continuidad vital

    se dio por una anttesis imprevista.

    As la incipiente alegra, que si no complet su gnesis al me-

    nos deline los contornos del sueo en los primeros poemas ; la

    visin del paisaje, difana, tranquila, y luego casi inadvertida como

    una grata costumbre ; la ternura abrigando con diminutivos a los

    seres pequeos ; adecundose a la temtica, la elegante mesura de

    los sonetos alterna con un ritmo a veces cortado en continuos en-

    cabalgamientos ; la bsqueda de la verdad de las cosas, matriz de

    la interrogacin literaria ; una casi adivinacin de presagios oscu-

    ros, difusa pero inequvoca ; el encuentro del espritu como una

    esencia superior al reino de la materia ; alguna muestra de inofen-

    sivo humor, generalmente revertido sobre s mismo ; el sentimiento

    de la soledad, no angustiado, sino nostlgico, romnticamente com-

    partido por el paisaje ; la aspiracin humilde -que slo una mi-

    nora realiza- de un rincn propio, para resguardar de la intem-

    perie la intimidad, o sea del ingrato peregrinaje a que viven obli-

    gados tantos hombres :

    Yo soy un pobre loco y slo quiero

    un jardn con su tapia de ladrillos

    y un rayito de sol .

    (Fantasa, recgeme . . .)

    34

  • Poemas puros

    Es, pues, la fase de los sueos individuales, de la poesa tan

    ebria de alma que no da hospedaje a la materia, esa desconocida

    que ms tarde le proporcionar el ptimo material para la actividad

    creadora.

    Pero en el caso especfico de este libro, aisladamente, dentro

    de la rbita que como obra primera le corresponde, ms valioso

    quiz que esas semillas emocionales cuyo desarrollo tanto dependi

    de las condiciones atmosfricas, es el preciado fruto que en s cons-

    tituyen los sonetos, en particular el segundo -Cmo era- tan

    logrado en su total armona . Pues lo frecuente es que al enfrentar-

    nos a un soneto se nos adelante su pura simetra (metro, rima, rit-

    mo, fluidez) y luego advirtamos el contenido, dispuesto con mayor

    o menor destreza dentro del precioso molde . Pero los reales sone-

    tos (as, ste) son como los templos : relegaramos a un segundo

    plano, inconscientemente, su arte, apenas penetramos su alma, si

    en ellos fuera posible, conceptual o emocionalmente, hacer tal es-

    cisin. Es lo que sucede con los de Garcilaso, Quevedo, Gngora.

    A tal grado los recursos estilsticos vienen determinados por la

    intuicin creadora, fundidos en el complejo artstico, que a travs

    de ellos pueden auscultarse las motivaciones interiores del poema .

    UNCOMENTARIO ESPECIAL

    Cmo era es el ttulo del soneto que comentaremos, alusivo a

    una mujer presente en el tiempo real, pero no limitada, sino ex-

    tendida emocionalmente hacia el pasado como hacia su principio,

    y tambin hacia el futuro, por el ansia de proyeccin que todo

    bien inspira .

    La puerta, franca. Vino queda y suave .

    Ni materia ni espritu . Traa

    una ligera inclinacin de nave

    y una luz matinal de claro da .

    No era de ritmo, no era de armona

    ni de color . El corazn la sabe,

    pero decir cmo era no podra

    porque no es forma, ni en la forma cabe .

    35

  • 36La obra potica de Dmaso Alonso

    Lengua, barro mortal, cincel inepto,

    deja la flor intacta del concepto

    en esta clara noche de mi boda,

    y canta mansamente, humildemente,

    la sensacin, la forma, el accidente,

    mientras Ella me llena el alma toda

    Un epgrafe de Juan Ramn Jimnez,es razn del ttulo :

    "Cmo era, Dios mo, cmo era?" . Abre el soneto una percepcin

    visual : "La puerta, franca", signo de expectativa, por el valor

    simblico que tradicionalmente acompaa a la palabra puerta; sen-

    tido que en este caso se intensifica con el punto ortogrfico que al

    aislar gramaticalmente la frase le concede de hecho un valor propio

    independiente.

    "La puerta, franca", prenuncia la lentitud de la entrada, como

    un marco esttico, por lo cual se omite el movimiento verbal, me-

    diante la elipsis .

    Los cuartetos desenvuelven el afn, no de describir a esta mu-

    jer, sino de expresar poticamente su condicin indefinible ; por ello

    al introducirla se prescinde del pronombre correspondiente, ella,

    que tampoco se menciona en el ttulo .

    Vino queda y suave.

    Es decir, el poeta la presenta en una forma tcita, si cabe la

    paradoja. Circundada de un misterio que de ella misma emana .

    Todas las negaciones que se desgranan, una tras otra, en los cuar-

    tetos, hablan de los intentos fallidos por asirla conceptualmente. Y

    esta fuga interior en que flucta de un extremo hasta el otro ("Ni

    materia ni espritu") es como la trmula gracia implcita, que com-

    plementa la tersura formal del poema: de ah su plenitud.

    Es preciso entonces aludir a la colocacin de los elementos en este

    soneto, aunque es obvio que su equilibrio esttico no se debe a

    una calculada disposicin tcnica, sino al genio de la armonaque

    lo informa.

  • Poemas puros

    37

    As, en el pirmer verso, figuran dos oraciones : la primera, dos

    miembros : nombre y calificativo, y el verbo en elipsis, sealada

    por una pausa ; la segunda, dos miembros : dos calificativos, y pre-

    cedindolos, el verbo, que viene a quedar as entre ambas oracio-

    nes, estableciendo el balance, o como el centro del sistema gra-

    matical y versal.

    Frente al estatismo de "la puerta, franca", cuya funcin es la

    espera, al entrar la mujer se da la movilidad de los adjetivos, "que-

    da y suave", que mediante el verbo predican de ella una especie

    de ritmo voluptuoso que los sentidos del poeta captan .

    Pero de inmediato, en el segundo verso, una doble negacin

    anula la anterior posibilidad de un indicio material y por anticipa-

    do la de un indicio espiritual que parece desprenderse de los dos

    versos siguientes, coordinados y aparejados por las ideas y por la

    sintaxis :

    una ligera inclinacin de nave

    y una luz matinal de claro da,

    verso 3 : adjetivo, sustantivo, nombre en genitivo ;

    verso 4 : sustantivo, adjetivo, nombre en genitivo, precedido de adjetivo .

    El paso del pretrito indefinido al imperfecto (vino-traa) hace

    an ms difusa, ms diluida su temporalidad ; es la entrega, pues,

    al tiempo que trata de prolongar la vivencia hacia lo ilimitado,

    valindose para ello de su carcter imperfectivo, que al no poder

    avanzar hacia lo porvenir, se distiende en los dominios del pasado,

    por lo cual nos remite poticamente a la nostalgia. Pero a la vez,

    como contrapartida, hay en el verso cuarto una explosin de des-

    tellos que provienen simultneamente de cuatro vocablos, como de

    los cuatro puntos cardinales :

    y una luz matinal de claro da.

    En este juego del capturar y el esquivarse, dado en oposicio-

    nes, afirmaciones y negaciones, discurre el segundo cuarteto:

  • 38La obra potica de Dmaso

    Alonso

    No era de ritmo, no era de armona

    ni de color. El corazn la sabe,

    pero decir cmo era no podra

    porque no es forma, ni en la forma cabe .

    Y all donde la inteligencia falla, tratando de ordenar

    racio-

    nalmente

    a base de experiencias sensoriales, la sensibilidad triun-

    fa a su manera, intuyendo directamente, y an usurpando un tr-

    mino sobre el que la semntica ha dado derechos de propiedad al

    intelecto : "el corazn la sabe" . Una victoria inefable, que confiesa

    sus lmites con la conjuncin adversativa pero, aunque tras ella se

    adivina algo del regocijo de quien atesora una gloria secreta .

    Ntese el paralelismo interno -lxico y sintctico- del quinto

    verso :

    No era de ritmo, no era de armona

    adverbio de negacin, verbo, preposicin, sustantivo ;

    adverbio de negacin, verbo, preposicin, sustantivo .

    Rompiendo el cauce, se vierte hacia el elemento tercero en el

    verbo siguiente, donde un nuevo impulso lrico introduce una

    pausa inesperada, cortante, para dejar espacio al corazn, en una

    oracin que se inicia en este verso y se despliega hasta el final de

    la estrofa, desenvolvindose en proposiciones coordinadas :

    ni de color. El corazn la sabe,

    pero decir cmo era no podra

    porque no es forma, ni en la forma cabe.

    El sptimo verso sigue una lnea precisa, tersa, y en el octavo

    se reestablece el equilibrio del quinto, en un nuevo paralelismo in-

    terno. Ahora los elementos son : conjuncin, adverbio, verbo, nom-

    bre; conjuncin, preposicin, nombre, verbo .

    La oposicin entre el sentir y el conocer que presentan los

    cuartetos, se resuelve en el triunfo del sentir .

    De ah derivan casi como algo natural, los tercetos . En ellos el

    nimo promulga su adhesin a este triunfo y dicta en imperativos

  • Poemas puros

    39

    sus amorosos anhelos. Se dirige a un vocativo que se refiere a la

    palabra, o a la voz, o a la razn discursiva, pero especialmente

    simbolizado en el vocablo de significacin ms concreta (lengua), y

    por tanto ms cargado de matizaciones populares, en este caso des-

    pectivas, ms reforzadas an por las calificaciones peyorativas que

    el poeta aade, endilgadas contra su propio inters definitorio, y

    que contrastan con la intencin enaltecedora de los trminos alu-

    sivos a la mujer indefinible:

    Lengua, barro mortal, cincel inepto,

    deja la flor intacta del concepto

    en esta clara noche de mi boda .

    Luego el concepto conservar su perfeccin, su pureza, mien-

    tras el habla no lo desfigure . La noche alude quizs a la penumbra

    en que se mantiene la vivencia, clara por la alegra que la preside .

    Enlazando las ideas de los tercetos, la conjuncin copulativa y,

    que inicia el segundo, enfrenta al primer imperativo, "deja" (que

    implica una prohibicin) con ste, "canta",

    y canta mansamente, humildemente,

    la sensacin, la forma, el accidente,

    mientras Ella me llena el alma toda .

    que es una afirmacin musical, dilatada en su lentitud en todo el

    verso, mediante los adverbios en mente, que se presentan sin la

    usual apcope del que va en primer trmino, plcidamente exten-

    didos en un perfecto ritmo ymbico que intensifica su musicalidad

    porque se da un venturoso caso de fontica expresiva en que todas

    las slabas favorecidas con el acento estn a la vez trabadas por la

    nasal /n/ y por la lateral /1/, que aportan sonoridad y la pro-

    longan :

    y /cn/ta /mn/sa/mn/te, hu/mil/de/mn/te

    (acento fundamental en sexta) .

    El verso siguiente, que es el que lleva el complemento directo

    de cantar, mantiene tambin la trabazn en nasal /n/ /m/ de las

  • 40

    La obra potica de Dmaso Alonso

    acentuadas (4 ., 6.a y ro.") ; tiene el acento esencial en la sexta

    y uno auxiliar en la cuarta, ms el inevitable de la dcima, siendo

    un endecaslabo. En tres nombres se distribuye la lnea de aspira-

    cin del poeta, que, como ya se revel expresamente en el terceto

    anterior, no se encamina hacia la exactitud conceptual, sino hacia

    el oscuro flujo sensorial y emotivo ("la sensacin, la sombra, el ac-

    cidente") que ya no se detiene hasta el ltimo verso, donde por

    primera vez aparece ella:

    mientras Ella me llena el alma toda,

    La mayscula del pronombre es el pedestal admirativo que l

    poeta le erige para situarla por encima del nivel comn . Este verso

    recoge la emocin de todo el soneto, y se extasa en su unicidad,

    sin una repeticin, ni semntica ni sintctica, sin pausas interio-

    res, sin hiprbatos que disloquen o interrumpan la armoniosa iden-

    tidad entre vivencia y expresin, posesionado de su estirpe clsica,

    sntesis del fluyente ritmo espiritual, magistralmente plasmado en

    la serena estructura del poema .

  • CAPTULO III

    OSCURA NOTICIA

    Si la vida misma es el abrevadero donde los grandes poetas

    surten la temtica de sus obras, y las presiones histricas orien-

    tan su sensibilidad, cada obra representar la posicin de un autor

    dentro del panorama social en que est inserto.

    Un poeta de tan robusto temperamento como Dmaso Alonso,

    que tiene adems una formacin acadmica excelente que no se

    queda en la corteza como algo postizo sino que constituye parte

    consustancial de su personalidad, reflejar en su obra, inevitable-

    mente, esta fusin de sensibilidad y cultura, que como en Quevedo

    y en Unamuno, en vez de enfriar o adulterar la inspiracin, la vigo-

    rizan en grado extraordinario.

    Quiz el rasgo primero de esta poesa es la fuerza vital con

    que ella brota, ya en la lucha dialctica con que duda y persigue

    una fe, ya en las afirmaciones categricas con que concluye, preci-

    sas, lapidarias, incluso cuando persiste en una posicin interroga-

    tiva o dubitativa que considera insolubles.

    Por el carcter antolgico de Oscura Noticia, libro que recoge

    poemas inditos de distintas fechas, se advierte en l una variedad

    temtica mayor todava que en la primera obra, Poemas Puros,

    Poemillas de la Ciudad, pero la unidad emocional est aqu bien

    demarcada, y sobre todo la concepcin de la realidad como una

  • 42

    La obra potica de Dmaso Alonso

    pugna continua entre elementos vitales y mortales que mantienen

    al hombre en tensin permanente, en actitud perpleja, oscura .

    Como factores positivos estn la vida, el amor, la belleza,la

    sangre, el instinto vital de la naturaleza, casi todos en su desnudez

    elemental ; contra ellos, la muerte, el tiempo, y sus derivados : la

    noche, el viento, que percuten directamente en la conciencia dra-

    mtica del hombre y su sentimiento de soledad .

    Dios, concebido en su infinitud, no participa como una fuerza

    ms, sino que las contiene a todas, las integra . Y en consecuencia,

    cuando el poeta lo reclama como aliado o como padre y no obtiene

    respuesta, lo busca fuera de los lmites del bien y del mal, con-

    cepciones sujetas a la relatividad propia del criterio humano, que

    aunque pudiera estar fuera de las contingencias de la historia o

    por encima de ellas, sera, en toda forma, humano, y como tal,

    imperfecto .

    Por ello el poeta busca a Dios por diversos caminos . Y lo que

    espera de l no es la bienaventuranza, sino la solucin a los con-

    flictos; porque en l confluyen vida y muerte, dolor y gozo, ma-

    teria y espritu, creacin y destruccin . Estos son los elementos

    que bullen en Oscura Noticia.

    (Sueo de las dos ciervas . - Solo . - Ms an.- A

    losque van a na-

    cer. -

    Destruccin inminente. -Dura luz de muerte . -

    La muerte . -

    A una habitacin. - Muerte aplazada. - A un poeta muerto.)

    En el Sueo de las dos ciervas se da la alegora del hombre

    que suena su angustiosa vida, cobijado por "el rbol del espacio".

    Desde all ve la huida de las dos ciervas, luz y sombra, da y no-

    che, smbolos de la temporalidad, que van, veloces, hacia lo eter-

    no, Dios, centro de todo .

    Las ciervas al pasar cortan el viento, cuyo ligero rocecons-

    tituye el vivir del hombre: inestable, fugaz, insustancial . Pero como

    en tales condiciones no tiene la certeza de su propioespejismo,

    se presenta en forma interrogativa:

    Vivir no es ms que el roce de su viento?

  • Oscura noticia

    En la poesa de Dmaso Alonso el viento tiene un simbolismo

    rico y fundamental, que se entrelaza con las ideas del tiempo, la

    muerte, el cambio, el devenir. El espacio es un rbol que florece

    y alumbra la "noche : los siglos" .

    Desde el momento en que el hombre problematiza el sentido

    de la vida y comprende su soledad, "se le eriza el alma" . Esta fi-

    gura mediante la cual se le atribuyen cualidades fsicas al alma

    tiende a vincular indisolublemente los estados psquicos con las reac-

    ciones corporales, pues ambos constituyen nuestro ser .

    En la estrofa siguiente, por un caso de anfora, cada verso

    comienza con la forma verbal huye, en un presente actual lleno

    aqu de angustia, porque es el tiempo de lo que est en transcurso

    y no se puede delimitar . Si el tiempo huye de nosotros, en l huye,

    implcitamente, el espacio, que es el campo de la accin ; y huye

    Dios, que es origen y sntesis :

    uye el gran rbol que florece estrellas,

    huyen las ciervas de los pies veloces,

    huye la fuente.

    Al alterarse el orden gramatical con la anteposicin del verbo

    al sujeto en los tres versos, se destaca ms la sensacin de aisla-

    miento y abandono del hombre : todo cambia, nada permanece. a

    comprendido que el cambio es vida y a la vez muerte, y que todo

    lo que hoy se le da le ser raptado por la va del cambio, del

    pasar : por eso ansa la permanencia, la fijeza, como si en ella pu-

    diera tomar posesin absoluta de la vida con todos sus ingredien-

    tes, y prenderse a algo definitivo .

    Igual que el tiempo y el espacio, Dios aparece visto subjetiva-

    mente por el hombre, como un correr sin fin, como una fuente ;

    con el engaoso mecanismo visual de quien mira "girar" el sol .

    Con base en esta creencia, el patetismo alcanza su clmax en el

    verso siguiente :

    Por qu nos huyes, Dios, por qu nos huyes?

    43

  • 44La obra potica de Dmaso Alonso

    Y ello se debe en parte al fondo de humildad que supone la

    pregunta, mucho ms cuando se formula desde un plano clara-

    mente afectivo ; tambin al hecho de que el poeta, despus de ha-

    ber aludido a l con perfrasis ("la hontana de aguas frescas", "el

    hito", "la fuente") se ve obligado al nombre, porque ahora se trata

    de una interrogacin directa, que no da lugar al rodeo . Al duplicar

    la pregunta se aumenta el efecto emocional .

    La negativa que le da la conciencia se desgaja en un lamento

    final

    Ay, nunca formas llegarn a esencia,

    nunca ciervas a fuente fugitiva!

    Ay, nunca, nunca!

    en que la interjeccin ay se rinde ante el sentido de imposibilidad

    inexorable que conlleva el adverbio nunca .

    Y se siente tan solo, que busca un asidero. acia qu norte?

    Desde la entraa se elev mi grito

    y no me respondas. Soledad

    absoluta. Solo . Solo .

    (Solo)

    Sin duda busca a Dios, y no habindolo hallado por las sendas

    trilladas milenariamente, lo busca por el desgarramiento :

    Oh, s, yo tengo miedo

    a la absoluta soledad .

    Miedo a tu soledad . Sienta tu garra,

    tu beso de furor.

    No se lo inflige a s mismo, como en una penitencia o en un sa-

    crificio a cambio de algn bien, sino que lo espera como un bien

    en s, como un signo de la divina existencia, que ha de librarlo de

    la soledad, de hecho el ms aflictivo de los sentimientos : "Soy

    hombre, y estoy solo" .

    No le da nombre a Dios para no limitarlo . Quiere su compaa,

    su ignoto ser, aunque su infinitud se resista a la forma, al conoc-

  • Oscura noticia

    45

    miento y a la nominacin . Sentirlo como un incendio destructor, co-

    mo es de suponerse que resultara el roce de lo eterno con un fr-

    gil punto de la energa csmica : "Aniquila, disuelve, incendia, oh

    furia" (Ms an).

    No espera una visin, y en consecuencia al explorar se apoya

    como un invidente, en el tacto y el odo, pero tampoco le valen :

    Inundacin, volcn, viento te llamas?

    Te llamas lenta suavidad de agosto . . .?

    Quiere un contacto con lo absoluto, que aniquile cuanto hay

    en l de perentorio ; la materia inconstante, y el alma misma si es

    que su objetividad ha de constituir un lastre para esta inmersin

    plena en la inteligencia universal :

    Oh s, hireme an ms, deshazme, sea

    una ausencia, un vaco :

    slo recuerdo,

    slo recuerdo tuyo.

    Y duerma en tu recuerdo cl sueo largo,

    oh, t, sin nombre.

    (Ms an)

    El poeta escoge la permanencia en el recuerdo, porque acaso

    tambin entre nosotros sera el recuerdo el ms estable de los dones,

    si la memoria fuera fiel y pudiera conservarlo en su forma acabada y

    perfecta, libre del riesgo y la variabilidad con que el presente y

    el futuro lo traicionan .

    Para el hombre que reflexiona, la propia inestabilidad es, desde

    el punto de vista personal, la ms lamentable de las condiciones,

    puesto que entraa lo perecedero . El cambio, que es ley general de

    la naturaleza, necesaria, y por consiguiente positiva, supone un con-

    tinuo sacrificio individual y es mucho ms apremiante que aquellos

    dioses o aquellos monstruos legendarios a cuya idolatra se inmola-

    ron tantas vctimas como un medio de garantizar el bienestar co-

    lectivo .

  • 46

    La obra potica de Dmaso Alonso

    El equilibrio de este mundo supone entonces el dolor y la angus-

    tia. Y los que vienen a l irn a dar "a la mar que es el morir" . El

    poeta se enternece por los que van a nacer . "Cun cerca todava

    de las manos de Dios!" Su imaginacin no carece, sin embargo, de

    gravedad terrena ; reconoce la venerable calidad de la primera cuna

    -las entraas maternas- escala intermedia entre Dios y la tierra :

    Oh, vosotros le veis, seres profundos,

    y saltis en el vientre de la madre .

    (A los que van a nacer)

    Fraguados en la sonrisa de Dios, cmo lanzarlos al torbellino?

    El poeta contrasta aquel ambiente de pureza infantil con el contur-

    bado quehacer de ste, y quiere refrenar el impulso de la conti-

    nuidad :

    Seris torrente en furia

    que va a rodar al pramo. Seris

    indagacin y grito sin respuesta .

    Ay, guardad esa luz estremecida .

    Ay, refrenad el agua,

    volved al centro exacto .

    Ay de vosotros .

    (A los que van a nacer)

    Y exprimiendo con la voz de su ms acendrada ternura la afec-

    tividad del lector, transporta desde aquellos parasos a este medio

    caldeado a las criaturas tal como las conoce la experiencia, apenas

    formadas, con los sentidos todava durmiendo, frgiles e indefensas

    ante la spera acometida con que el mundo las recibe

    :

    . . . Ay de esos cieguecitos

    de leche no cuajada,

    de tierna pulpa vegetal, dormida .

    Ay, copos de manteca,

    que hacia el mercado vais -de sus ordeos

    modelados por Dios, an en su msica,

    con las gotas an de su roco-

    entre las verdes hojas de los teros.

    (A los que van a nacer)

  • Oscura noticia

    47

    En condiciones anlogas en cuanto a indefensin, las plantas cre-

    cen expuestas a caer desgajadas ante el egosmo humano . El hombre

    tiende a considerarse no un elemento ms dentro de la naturaleza, o

    el ms desarrollado, sino el eje, el centro al cual todo lo dems debe

    rendir vasallaje ; y acta de acuerdo con este criterio : es su ten-

    dencia centrpeta .

    Se vale, como algo lgico y justo, de cuanto la naturaleza "le

    ofrece" ( asta el lenguaje se hace eco de tal actitud) . Y si dialoga

    con las plantas, es inclinndose, humildemente, hacia esos seres gene-

    rosos y desvalidos, con ms misericordia por su fragilidad que agra-

    decimiento por su sabia leccin de convivencia .

    abituado a destruir para satisfacer el instinto de conservacin

    de la especie, por una reaccin casi refleja desprende las ramas pe-

    queas que encuentra a su paso . Si se detiene a meditar, dudar ;

    y de la duda surge la interrogacin :

    Te quebrar, varita de avellano,

    te quebrar quizs?

    (Destruccin inminente)

    Al formularla se manifiesta la ternura, en los vocativos con que

    intenta comunicarse : varita, tierna vida, frgil ser, dulce pulpa, rama

    desvalida. Consecuencia directa es el empleo del verbo juega, que

    evoca la actividad infantil :

    Mas, no; te dejar . . . Juegaen el viento .

    Y aqu surge esta figuracin de la vida como un frenes, que

    se halla en varios poemas : "Este gran frenes siempre en futuro" (A

    un poeta muerto, III, OSCURA NOTICIA). Equipara la vida a un estado

    anmico de exaltacin dichosa ; una euforia que es como un remolino

    interior en que se agitan y se mezclan la alegra y el espanto, la vida

    y la muerte :

    Mas, no ; te dejar . . . Juegaen el viento

    hasta que pierdas, al otoo agudo,

    tu verde frenes, hoja tras hoja .

  • 48La obra potica de Dmaso Alonso

    Dame otoo tambin, Seor, que siento

    no s qu hondo crujir, qu espanto mudo .

    Detn, oh Dios, tu llamarada roja .

    (Destruccin inminente)

    Y la muerte se vincula, tambin repetidas veces, con la luz del

    verano, tal vez por asociacin con el poder destructor del fuego . El

    poeta quiere apurar la frescura del otoo como un paliativo a ese

    ardor febril .

    Este mismo sentimiento se desarrolla extensamente como tema

    central en el poema Dura luz de muerte :

    La muerte no tiene pasos

    cautelosos, ni guadaa .

    La muerte es !a luz. Qu honda

    !a luz de! verano, amada!

    El calor de agosto -enervante para las personas muy sensibles

    a los cambios climticos- enciende en la mente una hoguera de in-

    quietud; una renuncia a toda idea de reposo, como si cuanto surge

    viniera predestinado a arder en ese frenes, a consumirse, as en los

    hombres como en la naturaleza :

    Cmo !o saben !as rosas!

    Botn que nace, !o canta .

    (Dura luz de muerte)

    La forma exclamativa que se repite en varias estrofas mantiene

    en tensin el ritmo ; y el empleo del octoslabo, propio del roman-

    ce, bien recortado mtricamente, con pocos encabalgamientos, con-

    tribuye a la claridad conceptual, aunque sta no llega hasta el grado

    de lo popular en razn del valor metafrico de las expresiones .

    El cielo estalla en luz que es muerte, y el poeta implora a la

    naturaleza el amparo de sus fuentes de frescura: las ramas que som-

    brean, las flores, el agua. Siente la llamada de la vida en el canto

    de los pjaros, en los rboles, en los ojos con que el amor lo mira,

    en la dulzura musical de la acequia :

  • Oscura noticia

    Dmaso Alonso.-4

    Y, amor, en tus triste ojos

    qu tierna luz tamizada,

    cmo me llama la vida,

    qu imperiosamente llama,

    mientras deshila la acequia

    -caaveral, arpa y flauta-

    su dulce engao de msica,

    su piadoso engao) Gracias. . .

    Y se entrega como una brizna a la proteccin maternal de la

    tierra, que a travs de los sentidos acaricia el espritu; la msica

    dulce, la "tierna luz tamizada", el canto de la vida en un ritmo

    trocaico de seduccin sensorial:

    qu imperiosamente llama

    En el poema se enfrentan luz y sombra como el choque de muer-

    te y vida. Un duelo a campo abierto en que la naturaleza no es un

    simple escenario, sino protagonista . Dentro de ella, el hombre se

    reduce a una pequea partcula, porque en este combate universal su

    inteligencia no le sirve de arma ni lo preserva del poder aniquilador

    de la luz. El fuego destructor es evidente, y el agua, aliada de la

    vida, no representa en cambio una fuerza de creacin sino apenas

    un "dulce engao" donde el poeta quisiera soar candorosamente

    ("mi frgil vida, acunadla / como una hojita pequea"), esquivando

    la luz

    Que duerma bien] Que no vea

    cmo, saturna, prepara

    esos funerales ocres

    la fosca luz acerada.

    (Dura luz de muerte)

    Esta contraposicin de los elementos originarios es quiz el pun-

    to de partida en la visin dialctica del mundo que informa la poesa

    de Dmaso Alonso, visin que abarca desde la inmensidad csmica

    49

  • So

    La obra potica de Dmaso Alonso

    hasta lo particular inmediato, que es donde realmente se satura de

    contenido humano.

    Ahora bien, al despedirse del hombre, la vida suele prodigarle

    una caricia, preludio del abandono : son las visiones ltimas en que

    el moribundo flota, aguas altas, panoramas abiertos, pasajes fragmen-

    tarios del pasado que al destejerse dejan sentir de nuevo su dulce

    laxitud :

    Oh, mirar aquel cielo . ., aquellas eras . . .

    aquella luz punzante. . . cuando nios :

    corran hacia el lamo los potros

    -qu fresco- matinales .., y la hierba . . .

    y el agua oculta para sed de amores .

    (La muerte)

    En los puntos suspensivos, como en ondas, se da la sensacin del

    bogar lento, sobre elementos de plcida frescura : cuando el mundo

    amaneca para el hombre, como un cendal envolvente .

    Pero la ley de los contrarios en lucha acaba por imponerse, fa-

    tal e inapelable, "fra mquina sin sangre" al servicio de la muerte :

    . . .Cuando la enorme fuerza nos arrastra,

    cuando la fra mquina sin sangre

    hacia otro sol ms fuerte nos inmola.

    (La muerte)

    En la habitacin donde el enfermo suea -."atad de piso y te-

    cho"- se cruzan espacio y tiempo como un ancla; pero l escapa

    por el corazn, "puerta patente a la vida, / ventana abierta al en-

    sueo" (A una habitacin) .Los das, o la vida que pasa, o las aguas,

    desgastarn los muros, a la vez que el espacio -viento fro- los

    ir desplazando .

    Entretanto en la llanura, la vastedad del paisaje se enciende en

    augurios de muerte, que se anuncia en "las feroces jauras del vera-

    no", o sea el viento .

    Como sntoma de agona, la vida ofrece un lenitivo en la reac-

    cin defensiva de la memoria, que extrae de sus arsenales las imge-

  • Oscura noticia

    nes de la serenidad y la dulzura para atenuar los ardores de la

    fiebre :

    Ay, por qu cuando crujen los sarmientos

    de la fiebre, tal vez se abren recnditas,

    difanas salas

    de dulce aroma o brisa?

    Tras una curva de la senda, surge

    la verja de un jardn . Franca, la puerta .

    Es un hervor de pjaros, un sollozar de fuentes,

    dentro, la verde luz extraa .

    (Muerte aplazada)

    En los momentos cruciales es difcil el deslinde entre memorias

    y presentimientos : se agolpan y se entrelazan como desatados del

    orden temporal . Basta una fuerte sacudida para perturbar todo lo

    que consideramos catalogado en nuestra psicologa ; cuando nos reco-

    bramos seguimos en la impresin de haber dado una vuelta, de haber

    girado en espacio y en tiempo, y hallarnos de regreso :

    Monstruosas flores,

    flores de otras laderas,

    exhalan grueso aroma,

    casi carnal .

    . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Yo miraba en silencio

    la fresca sombra del jardn

    (oh quietud, oh perfume letal, oh luz extraa) .

    (Muerte aplazada)

    En esta zona fronteriza la muerte ha capitulado en la batalla :

    Me grit : "No, t sigue tu camino".

    Y seal a la tarde .

    Ya era un lago de sombra la llanura,

    y aullaban a lo lejos

    las feroces jauras del verano .

    (Muerte aplazada)

    51

  • 52

    La obra potica de DmasoAlonso

    Porque el ardor del tiempo, en nueva estacin, comienza a de-

    clinar, y la sombra ha cubierto la visin amenazante .

    Pero entre los poemas consagrados en este libro al tema de la

    muerte, el de mayor aliento y quiz tambin el de mayor conciencia

    esttica es el que se intitula A un poeta muerto . Es, en realidad,

    un gran poema, visto desde todos los ngulos .

    A su grandeza concurren, en primer trmino, una potente ins-

    piracin sostenida en un alto nivel en toda la extensin del canto ;

    el tono de gravedad asentado en solemnes endecaslabos ; las interro-

    gaciones ensombrecidas por la nostalgia sobre un fondo de evocacin

    vital ; el sentimiento entraable por la muerte del amigo fraterno, y

    sobre todo ese digno silencio que no se empaa con una sola men-

    cin anecdtica del golpe artero que derrib al poeta en pleno flo-

    recer artstico.

    Un ritmo lento, de elega, retarda las estrofas, y las voces, enlu-

    tadas, tienen la opacidad de las verdades definitivas, como si la triste-

    za las inmovilizara en una sola lnea tonal donde hasta la interroga-

    cin y la exclamacin moderan sus modulaciones caractersticas.

    En efecto, slo en el poema tercero parece percibirse un movi-

    miento ascensional, cuando la reflexin logra canalizar hacia un norte

    positivo la tristeza para que desemboque en una luz reparadora : la

    idea de que la inmortalidad slo se alcanza traspasando los umbrales

    de la muerte.

    La gravedad sin pausas del poema no se traduce en monotona .

    ay un intento de dilogo vivo en que el autor pregunta al amigo, no

    slo sobre el misterio, sino tambin sobre su circunstancia particular ;

    y los trminos con que a l se dirige hacen suponer que se refiere a

    un altsimo poeta -Federico Garca Lorca-, raptado bruscamente

    por la muerte :

    Qu fue de tu rbol gil, todo viento?

    Qu fue de ti, gallarda cresta viva?

    y aquella norma oscura

    que encadenaba en msica palabras,

    Qu nmeros impone a las estrellas,

    qu ley al Sol, qu signos a lo extenso?

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