la música hay que amarla y entenderla como un idioma

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“La música hay que amarla y entenderla como un idioma” Por Oscar López Nos encontramos en TORRENT donde, antes de cenar nos hemos reunido varios amigos con Joaquín Clerch para hacer esta entrevista. Y es que un gran evento en el mundo de la guitarra ha acaecido tras estrenarse el pasado 27 de Junio el "Concierto número 1 para guitarra y orquesta" de J. Clerch dedicado Eliot Fisk y interpretado por Ricardo Gallén junto a la orquesta del Conservatorio de Torrent. Pude conocerle unos días antes del estreno gracias a Ricardo, que fue el que tuvo la idea original de hacer esta entrevista. A continuación os transcribo lo que posiblemente sea la entrevista más densa y musicalmente más “profunda” que he hecho. Emocionante e interesante, lo podréis comprobar vosotros mismos. Gracias a Rubén González, a Pedro Mateo y a Ricardo por participar en la confección de esta entrevista Pregunta: Háblanos de tus inicios en la guitarra de los años en los que empezaste en Cuba ¿Cómo fueron?

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Page 1: La Música Hay Que Amarla y Entenderla Como Un Idioma

 

 

“La música hay que amarla y entenderla como un idioma”

Por Oscar López

    

Nos encontramos en TORRENT donde, antes de cenar nos hemos reunido varios amigos con Joaquín Clerch para hacer esta entrevista. Y es que un gran evento en el mundo de la guitarra ha acaecido tras estrenarse el pasado 27 de Junio el "Concierto número 1 para guitarra y orquesta" de J. Clerch dedicado Eliot Fisk y interpretado por Ricardo Gallén junto a la orquesta del Conservatorio de Torrent. Pude conocerle unos días antes del estreno gracias a Ricardo, que fue el que tuvo la idea original de hacer esta entrevista.

 A continuación os transcribo lo que posiblemente sea la entrevista más densa y musicalmente más “profunda” que he hecho. Emocionante e interesante, lo podréis comprobar vosotros mismos. Gracias a Rubén González, a Pedro Mateo y a Ricardo por participar en la confección de esta entrevista  

 

 

Pregunta: Háblanos de tus inicios en la guitarra de los años en los que empezaste en Cuba  ¿Cómo fueron?

Respuesta:  (Se pone a pensar... y sonríe) - ¡Me estoy volviendo viejo! Mira, yo me acuerdo un poco de fotos y otro poco de lo que me dice mi madre. Lo primero que hice fue tocar cajas de galletas, en Cuba son metálicas como un tom tom.  Supongo que jugaba con esos cacharros porque de pronto recuerdo tener fotos con cuatro años tocando los platillos y una caja redoblante. Luego, y aun antes de hablar de la guitarra, recuerdo que mi madre me llevó a un músico que vivía en mi misma cuadra -la cuadra es el bloque- y que tocaba la trompeta. Recuerdo que los tres primeros sonidos de la escala de do mayor los tocaba en la trompeta.

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 Y no se cómo pasa que también tengo una foto con una guitarra de juguete, o sea que algún momento le habré dicho a mi madre: ¡Yo, Guitarra! Y parece ser que ahí fue el instrumento que me gustó.  Más adelante si me acuerdo de mi primer maestro privado. Cuando de pequeño iba al hospital porque era alérgico-asmático mi madre conocía a una persona que me dio mis primeras clases. Estoy hablando de (creo) cinco, seis o siete años ya. Aquí aprendí a tocar rancheras. (Joaquín nos canta)

  -¡Ese lunar que tienes cielito lindo junto a la boca....!

  A mi madre le gustaba que le tocara eso. Mi padre me llevaba con sus amigos, a veces en un bar,  a veces en casa de alguien y les decía: - ¡ahora mi hijo les va a tocar algo! Y yo les tocaba una cancioncita. La primera profesora que me enseñó la guitarra de una forma mas didáctica, y acompañar la música popular con algunos arpegios y punteos fue Leopoldina Núñez, una persona que hizo en Cuba una labor muy linda con los niños; y con la cual aprendí mis primeras piecesitas clásicas.

 

 Pregunta: ¿Cuándo te "enganchó" el mundo de la guitarra clásica?

 Respuesta: Cuando tenía 10 u 11 años mi madre me llevó a la prueba de acceso a la escuela de música. Allá en Cuba para entrar hay que hacer prueba de ingreso y le dijeron a mi madre que yo no tenía condiciones musicales y no pude entrar. Mi padre llamó a un "narrador de pelota" que conocía. Ya sabes, en Cuba en vez de fútbol, es la pelota el deporte nacional. Como yo quería estudiar la música hubo que buscar una forma, entonces gracias al "narrador de pelota" quien ya había ayudado a un pianista cubano muy importante llamado Frank Fernández, le llamó, y este último me llevó a la escuela nacional de arte. En Cuba esto se llama "palanca" y a través de esta en cuestión, entro en la escuela de arte y comienzo a estudiar la guitarra clásica.

 

P: Maestros que has tenido,  que te hayan marcado, y por qué.

 R: Tengo que decir una cosa y es que he sido un privilegiado en esta vida, he tenido los mejores maestros que se pueden tener y a veces me da miedo cuando empiezo a citar nombres que se me olvide alguno. Entonces, me acuerdo del libro de memorias de Isadora Duncan en el que dice:

 -"Perdónenme mis amantes si no los cito a todos.  Créanme que aunque no los cite de ninguno me olvidé y que con todos disfruté, como se disfruta al escuchar una sinfonía de Beethoven".

 Te digo esto porque hasta mi maestro de Armonía fue importante para mí ¿entiendes?, mi maestro de solfeo...  Mira, recuerdo que un día  en la Universidad de música de la Habana: ISA, haciendo los estudios de composición,  me dice una maestra de lectura de partitura al piano -para estudiar la composición hay que estudiar cómo leer la partitura de orquesta al piano-

  - ¡Cada nota y cada sonido debe ser como el juicio final de tu vida!  

 Te digo esto para que veas que estuve siempre rodeado de grandes maestros, maestros que me marcaron o que fueron determinantes. Respecto a la guitarra  los que hicieron mi técnica, o en los cuales yo me inspiré más para hacer mi técnica, fueron Vicky Rodríguez, profesor de Cuba que fue también el maestro de Marco

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Tamayo, que en realidad se llama Antonio Alberto Rodríguez, y Costas Cotsiolis, que me volvió loco cuando yo tenía dieciséis años y finalmente Rey Guerra. Esos fueron los tres grandes maestros de la guitarra. Paralelamente a esta edad empiezo a dar clases de guitarra con Leo Brouwer allá en la Habana. Él nunca dio clases en un conservatorio pues no lo dejaron porque no tenía un título universitario. Entonces la primera clase con Leo, que por cierto nunca olvidaré, llegué a su piso, yo recuerdo estar muy nervioso y él me dijo:

 - ¿Quieres lavarte las manos?

Yo que nunca me había lavado las manos para tocar la guitarra... (risas)  salgo y cojo la guitarra, una guitarrita mala que tenia y cuando voy a afinar salta la tuerca de afinar. ¡Tang! Y saltó. Yo le dije que no se preocupara, que lo arreglaría y lo que él hizo, que nunca olvidaré, fue  decirme:

 - "Hasta que tengas una guitarra buena, te voy a dar una de mis guitarras".

La estuve tocando como tres años. Recuerdo que en esa primera clase  toqué el estudio uno de H. Villa-Lobos.  Pero date cuenta por qué te hablo de Leo más que como maestro de guitarra, como maestro de música: muchas cosas que a mi se me quedan marcadas en mi estilo son de Leo. Ese estilo de rubato, de pararte, de quedarte, de  combinar el apoyando y el tirando; cosa esta que la generación de guitarristas de hoy en día casi no usa, y algo muy peculiar de lo que me doy cuenta ahora: en las piezas de Leo se encuentran con frecuencia formulas de arpegios -no musicalmente hablando, si no técnicamente– ya sean simples o compuesta, lo que organiza muy bien la mano derecha, y de una forma casi inconsciente cuando he tocado otras piezas incluyendo Bach, he tratado de organizar la mano derecha de forma parecida.

 Y finalmente a través de Leo Brouwer,  y esto si es importante, yo empecé a amar la música clásica. Porque yo era más bien de corte popular y me quedaba dormido de pequeñito con Beethoven. Date cuenta que mi padre era estadista y mi madre modista. Entonces fue la música de  Brouwer, la primera música clásica que me impresionó ya a una temprana edad. Para terminar, un año después conocí a una de las personas que más tengo que agradecer yo en esta vida, el maestro Carlos Fariñas, quien cuando yo contaba con 17 años me empezó a enseñar las formas musicales. Yo ya había compuesto mis cositas sin idea de nada y aun las conservo pero espero que nadie las vea, jeje.  Por aquellos tiempos Carlos Fariñas tenía un taller de composición en la escuela de arte y comencé a recibir clases con el, continuando un año mas tarde en el ISA, -universidad de música– mis estudios de composición.  

 Hay otros dos maestros que también me marcaron de forma determinante, Eliot Fisk y Antoni Spiri el asistente de Nikolaus Harnoncourt. Y fíjate que no lo fue tanto el Maestro Nikolaus como su asistente, tampoco quiero decir con esto que no fuese importante el encuentro con el gran maestro, el posee la magia de hacerte vibrar, cuando explica la música... pero fue Spiri quien hizo conmigo el trabajo intelectual, mostrándome las fuentes donde encontrar respuestas a mis preguntas, que en materia de música antigua no eran pocas. Respecto a Eliot Fisk, creo que las palabras no alcanzarían para expresar todo el cariño, todo el conocimiento y toda la ayuda que desde nuestro primer encuentro en el otoño de 1989 en München, el me ha brindado, de una forma mas sencilla, si no llega a ser por él yo no estaría aquí hablado contigo. Y de forma mas concreta, quiero poner un ejemplo donde siento muy directamente mi trabajo con Eliot: la grabación de las Folias de España que hice en Polonia en 1994.

 

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P: ¿El guitarrista nace o se hace?

 R: ¿El futbolista nace o se hace? ¿Qué opinas? Un poco de los dos, un poco de todo ¿no? Porque fíjate, tendría que tener las piernas de Ronaldo, tendría que ser inteligente porque si no es inteligente no puede crear ocasiones para que le pasen la pelota, ni para dar buenos pases y esas condiciones nacen; ahora bien, hay que desarrollarlas y pulirlas, porque de otra formas no pasarías de ser el futbolista del barrio.

  P: Háblanos de tu tiempo libre cuando no preparas conciertos, compones o das clases. R: Musicalmente no tengo tiempo libre, siempre estoy retrasado.  Aunque ahora que lo pienso bien, la verdad es que no tengo en general ratos libres. Es extraño pero es así. Si me voy con los alumnos o a un concierto a jugar un partido de fútbol no es porque tenga ratos libres sino porque me quito trabajo pendiente con gusto. Ahora mismo tengo que editar un disco que grabé en el 98, estoy terminando una pieza para guitarra y orquesta, y estoy preparando un concierto que doy dentro de semana y media... en estos momentos de mi vida no conozco lo que son ratos libres.

 

P: ¿Qué guitarra usas?

 R: Una Paco Marín.

 P: ¿Palosanto del Brasil o de la India?

 R: No he tenido muchas guitarras de palosanto de la India. Casi todas mis guitarras fueron construidas con palosanto del Brasil, así que no puedo responderte mejor a esa pregunta.

  

P: Consejos para que los jóvenes  de hoy en día lleguen a ser grandes guitarristas.

 R: Yo creo que no soy la mejor persona para pronunciar ese consejo porque me suena demasiado superficial. Pero si puedo dar un consejo para ser feliz con la música, ya sea la guitarra o el violín. Hay que amarla y entenderla como un idioma. El guitarrista que no conozca su idioma nunca  va a ser feliz ni con la guitarra ni con la música, aunque haga escalas a toda pastilla y toqué rapidísimo los caprichos de Paganini.  La música hay que entenderla como tú conoces el castellano y puedes  hacer una carta, o una entrevista que puedes dictar o escribir, etc. En el idioma conocemos las palabras simples, las profundas, las metáforas, que escribir para hacer más interesante lo que queremos decir, puede ser Miguel Hernández o Julio Iglesias, pero hay un conocimiento

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claro del idioma. La mayoría de los músicos no tienen un conocimiento claro de la música. Hay que conocer el idioma de la música, para poder amarla como se ama a una persona. Música no es solo  color y fuerza, sino forma; que es la capacidad intelectual que tiene  el ser humano para organizar la experiencia vivida al hacer una partitura. Pienso que en este tiempo que estamos viviendo de tanta mierda y tanta superficialidad, porque nos están comiendo el coco con todo, la gente en sus casas ya casi ni leen. Tener la música como compañera, o como compañero es una suerte en esta vida. Sintetizando, hay que conocer la música como se debe conocer el idioma y amarla como se ama a la persona mas querida.

 

 

P: ¿Qué hace un cubano estudiando a Bach en Alemania? 

R: Yo conocí a Bach desde Cuba, cuando comencé mis estudios de polifonía y de contrapunto hace muchos años, o dicho de otra forma, desde que conocí la música como lenguaje y comencé a enamorarme de ella. Mira, podríamos decir que Bach es el Dios de la música. Pero para entender la interpretación de Bach creo que si es importante entender el país alemán. No hay vinculación directa. Es decir, no es como la música en Cuba donde la música Folclórica tiene que ver mucho con la Música de Brouwer. Bach no era un folclorista y no es un folclore lo que aprendes en Alemania. Pero la forma de ser, el idioma, las costumbres, las danzas que se bailaban en esa época, son imprescindibles para entender el estilo de Bach.  Entonces el aprender el idioma, el vivir allí, el contacto con mis maestros... En realidad y para ser honestos yo aprendí la música antigua en Austria y no en Alemania pero bueno, allí se habla también en alemán.

 

 P: Cuéntanos cómo es un día en tu vida allí en Düsseldorf

 R: Pues mira, me acosté la noche anterior a las cuatro de la mañana y por eso no madrugué a las 10, hora en la que me estaba esperando mi alumna Ulrique. Así que tengo que comprimir todo en una hora porque llega otro alumno después. Termino a las 6 de la tarde con un estrés del carajo porque dos días después cojo un avión porque cinco días más tarde tengo que dar un concierto y no he tenido tiempo de estudiar. Me manda un e-mail Roberto Limón, el que me encargó la obra que estoy terminando y que se tiene que estrenar en Septiembre y antes de abrirlo no se si leerlo porque se que me va a meter prisa:

 -¡La música, que tengo que aprendérmela! 

 Así que lo abro finalmente porque tengo que abrirlo y entonces me empiezo a volver loco, estudio dos horas la guitarra, si es que puedo, me pongo a componer y no me sale nada bien. Y así estoy hasta las cuatro o las cinco de la mañana. Así empato con el próximo día que será muy parecido...

 

 P: Qué ha supuesto para ti la música de Brouwer y Fariñas.

 R: Ha supuesto para mí... el sentido de mi vida. Con esto te estoy diciendo que estas dos personas me enseñaron a amar la música, antes de yo amar a Brahms, antes de yo amar a Tchaikovsky o a Bach yo amé su música.

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P: Háblanos de la obra que se estrenó hace unos días, tu primer Concierto para guitarra y orquesta. 

R: Primero de todo respeto la palabra compositor demasiado para sentirme compositor. Esa palabra hay que ganársela y  yo no me la he ganado. Yo estudio la composición y pienso que la vida me ha dado una cantidad de talento y una cantidad de capacidad para sentir cosas hermosas en la música y para poder ponerlas en el papel y transmitirlas. La entidad encargada de la cultura en Hallein, - ciudad donde vivía, a unos 15 kilómetros de

Salzburgo – a través de su director F. Bahner, me encargó dos obras, un concierto de violín y uno de guitarra. Lo empecé  en el 2001. Creo que en Julio en algún momento tenía 20 compases del primer  movimiento. Entre agosto y finales de Septiembre lo terminé. Como ya tenia en mente la idea de escribirle algo a Eliot, y así agradecerle todo lo que hizo por mi, retomé una pequeña pieza que había comenzado a escribir para el, después de una conversación donde me habló de su hermano. Te explico, Eliot Fisk tiene un hermano anormal, es como un niño grande, mayor que yo. Una cosa que me impactó mucho fue cuando Eliot me enseñó las fotos de su hermano por primera vez y vi la ternura y la bondad con que Eliot hablaba de su hermano. Entonces por eso el tema del concierto ta rararir ro.. (lo canta...) suena así como un niño. Luego todo se mezcla, la inocencia (las consonancias) y el dolor que causa su estado (las disonancias), en general empleo mucho el bitonalismo –por llamar de algún modo el lenguaje armónico que utilizo- para reflejar este estado subrealista en que puede vivir una persona así.

 

P: Cuéntanos cómo compusiste el concierto. Cerebralmente, desde una idea musical, a través de  células rítmicas estilo Brouwer...

 R: En la vida, a veces  hay palabras o frases que se te quedan... igual es la música. Dos de los temas de ese concierto, uno me vino en el omnibus en el que subes antes de subir a un avión. Me entró, me gustó, no me dejaba...  y lo apunté. Ya ahí sabía como iba a hacer el concierto. El tema del segundo movimiento un día de baja con la actual compañera que tengo en Salzburgo. Una vez que pensaba que se acababa todo, llegué a casa decaído y me puse el video de "Tosca" y me puse esa escena del final cuando le van matar. Entonces me vino el tema, me fui al piano y salió. Quince compases seguidos. El tema del III mov.,  es la "Guitarresca"  en modo menor. Pero como la creación musical no es sólo la inspiración, como dice Lorca:

 -"Hay que esperar a que se vaya el duende para empezar a crear".

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 Hay siempre una mezcla de todo. Respecto a la pregunta, los temas a veces vienen. Cuando no vienen temas vienen colores. Tú sabes que quieres un clima, que quieres crear algo. Entonces yo me siento en el piano. Se me ocurre un temita y también lo toco en la guitarra para saber si son tocables las notas que escribo. Como no escribo en do mayor  ni en sol mayor me gusta saber cómo embarro la armonía probando mucho al piano. A veces en el piano, son cosas inexplicables, empiezas y ya te sale algo.  A veces estás componiendo algo y no estas contento con un pedazo de música y no sabes la solución porque lo has rehecho cinco o seis veces. De pronto después de dos o tres días vuelves y sin poder explicarlo viene una solución. Así que el proceso de la creación es algo que no puedo explicar. Pero que quede claro que yo no soy ningún genio. Para enterarme bien de lo que yo imagino en este cerebro me ayudo de mi sintetizador que aunque no tiene todas las octavas es muy útil.

  

P: Y si alguien dice que tu concierto "suena un poco a Leo Brouwer" ¿Qué le dirías?

 R: Para mí sería un orgullo. Te voy a responder con otra pregunta. ¿Qué le dirían a Mozart si una de sus sinfonías suena a Haydn? ¿Qué le dirían a Beethoven si una de sus sinfonías suena a Mozart?  ¿Que le dirían a Bach si muchas de sus melodías líricas sonara a Vivaldi? Entiendes... Eso es así.  Yo se lo decía a Leo:

 -"Oye Leo, no me tomes a mal si mi música suena a ti. Eso es que te quiero".

 Los primeros motivos africanos que a mi me impresionaron en la música, me llegaron a través de Leo. Me acuerdo del "Concierto de Lieja" que yo lo tocaba con 16 años. Y me acuerdo que los muchachos que estudiaban danza en la escuela de arte, cantaban la misma melodía africana que Leo utiliza en el III mov. O por ejemplo: el tritono o cuarta aumentada. Tienes un acorde de do mayor y usas el Fa sostenido:

 - Maríaaaa, I just met a girl ….

 (canta la melodía de la famosa canción de Bernstein) también lo aprendí a querer a través de Leo. Hay que decir que Leo ha inventado el lenguaje de la guitarra moderna. O si no lo ha inventado podríamos decir que lo ha terminado de inventar. Nadie que conozca a Leo va a poder componer sin tener que sentir su idioma, y aunque muchos de esos intervalos que me llegaron a través de él ya estaban en la música afrocubana, la manera de decirlos Leo es inconfundible. Por otra parte, hay que decir que esta misma fuente, influyó a otros compositores cubanos, es decir, no tiene por qué venir tal tema de Leo porque suene a su música, sino que la fuente es la música afrocubana; que también los tiene Fariñas en su música... pero ya te digo, yo tengo una mezcla  entre  Fariñas y Leo. Entonces me dice  Ricardo Gallén:

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 - Si, pero ¡Suena a ti!

 Pero  no soy tan bueno como ellos (se ríe).

  

P: El disco que acabas de grabar con los dos conciertos de Fariñas y de Leo…

R: Leo me escribió el concierto de la Habana, y Carlos su único concierto para guitarra, son dos conciertos muy especiales pues uno de mis grandes sueños fue que mis dos grandes maestros me dedicaran un concierto, y el sueño se hizo realidad. Los conciertos están grabados con La Orquesta de Gran Canaria bajo la dirección de Adrian Lepper, y como el master le pertenece a ellos, imagino que lo sacarán con su sello discográfico.

  

P: ¿Qué crees que es importante para la formación de un compositor?

 R: Manejar bien los recursos composicionales como son la armonía y el contrapunto, por ejemplo, y sobre todo conocer bien las formas clásicas: construcción de frases, períodos, la forma sonata, las variaciones etc. Y después las técnicas de vanguardia remontándose a Bartok, Stravinsky, al dodecafonismo y todos los caminos que nos dejo el siglo XX en general.

  

P: ¿Todos los estilos del Siglo XX te han llamado por igual la atención?

 R: Si. Me impresiona mucho una obra de Penderecky que se llama "Trenos a la víctimas de Hiroshima". Shoenberg me fascina, un hombre que hizo "La noche transfigurara" que era tonal... luego cambió y nos lego obras tan importantes, como sus cinco piezas para piano op. 23, piezas impresionantes que grabó Pollini magistralmente. Me impresionó muchísima gente... Todo me impresionó, todo el Siglo XX.

 

P: ¿Cómo te sientes como "artista minoritario" y creador en este mundo donde la música que nos venden en la radio y la televisión es una basura con la que se trafica?

R: Un día mi representante me dijo que pensaba que algún día la música sería un objeto de museo, en los próximos 100 años. Es decir, así como vamos a ver un lienzo, iremos al museo de música a escuchar una pieza de Beethoven... Ella lo dice en tono irónico pero yo a veces he pensado que puede llegar a ser cierto. De todas formas con la guitarra no existe la gran carrera, pues nuestro instrumento no cuenta con obras escritas por los grandes maestros sinfónicos. La guitarra siempre va a ser el instrumento de "NOSOTROS". Pero yo la amo y voy a seguir con ella. A veces me entra la duda y me pregunto más de una vez qué es toda esta "mierda" que hago yo en la vida,  Entonces he puesto  el tercer movimiento de la sinfonía de Brahms el “Poco allegretto" y me he dicho:

 -Para eso vives, para tener el privilegio y la suerte de ser feliz y conocer esa música. De una gente tan grande como e hombre fue. Nada más que eso. Nada

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más que para escucharla. Para saber que hubo alguien tan grande... para eso valió la pena haber vivido. 

También pienso que en 150 años haya un tonto como yo que pueda ser feliz con la música que hago, ya sea como intérprete o como compositor, que  haya alguien que sienta cariño por mi música como yo lo siento por Brahms; salvando las distancias, de hecho  Ricardo ha sido muchas veces feliz con mi música, y eso me da alegría y me da energías para vivir.   

Si miras alrededor hay muchos chicos que tocan la guitarra, con ellos quizá no podré compartir la “Guitarresca” pero sí el Homage de Falla a Debussy, y cosas así siempre valen la pena. También debemos aceptar que nuestra música no es siempre fácil de comprender, aún estando entre colegas: yo recuerdo a Ricardo Gallén cuando le di "En Volos" pensó: 

 - Este tío se volvió loco, no tiene ni pies ni cabeza lo que me ha dado.

 No me lo dijo pero lo pensó. Y meses después, quería tanto en "En Volos" como a una de las pocas piezas del repertorio. Eso es lo lindo. Yo cada vez que escucho a Beethoven estoy descubriendo algo. Y te juro que en mi vida no me voy a creer que llego a ese nivel, ni a la mitad de eso, pero el cariño lo puedo sentir. El arte se vive para eso. Si tienes ese amor, si eres capaz de sentirlo y ser feliz, y miras a los demás que no lo entienden, sonríete en tu interior pensando que no los  puedes cambiar. 

P: ¿Cuántas obras para guitarra has escrito?

 R: Pocas…  “Guitarresca”, “En Volos”, y dos o tres de la época primera que no me acuerdo ni del nombre. Tengo una “Sonata” para Violín y guitarra de cuando  tenía 17 años, un “Estudio” y “Yemaya”. El “Concierto número 1” para guitarra y orquesta. También tengo un “Canon para cuatro guitarras” y como ves he compuesto poco para nuestro instrumento. La época que más escribí fue cuando estudiaba composición pero era para otros instrumentos. Ahora  estoy terminando mi “Concierto para violín y orquesta” y me han encargado dos piezas para guitarra, y a ver de donde saco ese tiempo, pues me lleva mucho componer.

 P: ¿No piensas que merece la pena dedicarse más a la composición en vez de la interpretación? 

R: Es una pregunta difícil, pero como intérprete he vivido momentos inolvidables, como por ejemplo tocar el concierto de Carlos Fariñas, y que nadie se enfade, es uno de los conciertos más grandes que se han escrito para guitarra y orquesta, Fariñas falleció sin escuchar el resultado final de la grabación. Si escuchó el estreno en Polonia que fue un desastre, y pudo escuchar solo parte de la grabación sin editar; pero vivió el cariño. Me vio muy feliz, muy, muy feliz con el concierto y hubo momentos que compartimos con ese concierto que serán irrepetiblemente hermosos... tampoco me preocupa ser un compositor famoso, ni de hacer 100 obras para guitarra, al fin y al cabo ya tengo cuatro o cinco: y no soy un Beethoven o un Brahms...

 

P: Entonces ¿Te ves más intérprete que compositor?

 R: Necesito la interpretación en mi vida, necesito tocar aunque a veces me falte el tiempo para estudiar, porque me parece que estoy mejorando.  Yo voy a dejar de

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tocar el día que crea que no tengo nada que mejorar. Todavía me parece que hay cosas que voy descubriendo, por eso necesito tocar.

 

P: Cuéntanos tus proyectos a corto plazo. Qué haces. A dónde te vas..

 R: Toco en Salzburgo la semana que viene, después enseño una semana más en la escuela pues vengo a Cartagena y después a finales de Agosto me voy a una ciudad en Austria donde tengo un curso y un concierto. Después me voy a Brandenburgo a hacer el Aranjuez. El 30 de Noviembre este año voy a estrenar el concierto de Carlos Fariñas en la Habana.

  Por Oscar López    ::::    Julio de 2003

 

 

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