la literatura de ficción

12
La literatura de ficción Análisis robado de varios libros en lengua castellana. El objetivo es obtener otros libros en lengua castellana que no se consiguen sin el intercambio. Todo esto no tiene sentido. Es una burla. Albert Sánchez Piñol: La piel fría Idioma original: catalán Título original: La pell freda Año de publicación: 2002 Valoración: bastante recomendable 37 idiomas. La leche de idiomas son 37. Esos son los que, según figura en la portada de la trigésimo-segunda (32, otro número nada desdeñable) edición, los que, en 2009, habían sido todos a los que esta novela había sido traducida, desde el catalán en el que la he leído. Algo debe tener, pienso cuando decido leerla. No será solamente el empeño de algún editor entusiasmado que la traduce a un primer idioma de mayor alcance y hace que todo el mundo enloquezca en el marco de una feria

Upload: dapertutto79

Post on 22-Dec-2015

222 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

Ensayo sobre la crítica de libros en lengua castellana motivado por la obtención de un nuevo libro

TRANSCRIPT

Page 1: La Literatura de Ficción

La literatura de ficción

Análisis robado de varios libros en lengua castellana. El objetivo es obtener otros libros en lengua castellana que no se consiguen sin el intercambio. Todo esto no tiene sentido. Es una burla.

Albert Sánchez Piñol: La piel fría

Idioma original: catalánTítulo original: La pell fredaAño de publicación: 2002Valoración: bastante recomendable

37 idiomas. La leche de idiomas son 37. Esos son los que, según figura en la portada de la trigésimo-segunda (32, otro número nada desdeñable) edición, los que, en 2009, habían sido todos a los que esta novela había sido traducida, desde el catalán en el que la he leído. Algo debe tener, pienso cuando decido leerla. No será solamente el empeño de algún editor entusiasmado que la traduce a un primer idioma de mayor alcance y hace que todo el mundo enloquezca en el marco de una feria literaria de alto rango. No. 37 idiomas son tantos que ya me acuden a la memoria hasta alfabetos diferentes, hasta culturas que puede ser que absorban e interpreten este libro de forma radicalmente diferente.Porque de eso se trata, ya que estamos. De todas las interpretaciones potenciales que se pueden hacer de esta novela de planteamiento esquemático, casi espartano, y, por tanto, proclive a buscarle rápidamente referencias en la literatura más clásica.Un narrador sin nombre (al que vamos a llamar Kollege) es técnico oficial atmosférico cuyo pasado entronca con algún lejano conflicto armado en las Islas Británicas. Es llevado en

Page 2: La Literatura de Ficción

misión laboral a una isla (podríamos llamarle islote o peñasco o terreno perdido en medio del océano) donde quedará poco menos que abandonado, con la única, parca, extraña y poco comunicativa compañía del encargado del faro. De este sí sabemos el nombre con seguridad: se llama Batís Caffo y es austriaco. Del profesional al que Kollege reemplaza nunca más se supo. Todo parece ir a ser normal: todo lo normal que pueda ser la existencia en un par de kilómetros cuadrados en forma de L en medio de un mar bravo, con la clara expectativa de la soledad que, claro, permite la reflexión, o la tranquilidad, o el aburrimiento. Pero no: porque resulta que, en las noches de la isla, bien pronto, empieza a ser asaltado por unos curiosos seres, los citaucas, que surgen del mar y se aventuran hacia la caseta en que Kollege intenta hacer su trabajo, con intenciones agresivas. Pronto las jornadas consistirán en eso: trabajar y subsistir durante el día, resistir el ataque por la noche. Ante ese enemigo común, Kollege y Caffó emprenderán una entente cordiale defensiva: se trata de garantizar acabar con los citaucas de una vez por todas. Aneris, tercer personaje, es una citauca hembra que, capturada y convertida en mascota, sirve a Caffó de solaz sexual. Me ahorro las especulaciones sobre pastores, ovejas, y soledad en los pastos. Aneris se convertirá, lógicamente, en un motivo de conflicto entre ellos.Y poco más.Adivino que una novela como La piel fría debe ser una preferida (como por ejemplo, Mecanoscrit del segón origen de Pedrolo) entre el profesorado de literatura de los últimos años de ESO o el bachillerato. La de encendidos debates que habrán suscitado las diversas posibles interpretaciones del texto. Que si el racismo, que si la conquista, que si la civilización, que si la asimilación o no de la diferencia, que si la enajenación de los pequeños espacios. No por casualidad dice la solapa que Sánchez Piñol es antropólogo, primero, y escritor, luego. En este sentido, La piel fría resulta pluscuamperfecta para muchos ejemplos de evolución de la conducta humana, en lo individual, en lo social, etc.Pero si nos ceñimos a lo literario, y a su originalidad, ese territorio lo han pisado ya muchos. Y no hace poco tiempo, precisamente. Verne, Poe, Defoe, Lovecraft, son referencias ineludibles para muchas de las situaciones de La piel fría. Y contra más nos acercamos a la actual literatura del simbolismo, más proliferan: Caffó se erige como un coronel Kurtz cualquiera y Kollege parece ir a convertirse de un momento a otro en uno de los enajenados que pueblan los libros de Stephen King. Y todos vamos a acordarnos de cosas como la serie Lost. Y no es que Sánchez Piñol no lo haga bien, no demuestre más que de sobra su oficio. La tensión crece y sabemos que nos llevará a un faux finale inquietante, y así es. Aún así, 37 idiomas, ya que estamos, me parecen demasiados.

Orhan Pamuk: El museo de la inocencia

Page 3: La Literatura de Ficción

Idioma original: turcoTítulo original: Masumiyet MüzesiAño de publicación: 2008Valoración: Muy recomendableTraducción: Rafael Carpintero Ortega

Creo que hay pocas novelas contemporáneas que estén dedicadas exclusivamente a contar una historia de amor, y que la cuenten sin ironía ni distanciamiento escépticos. Parece que lo moderno, lo cool, es renegar del amor y hablar de él cínicamente, como algo en lo que solo creen los ingenuos o los adolescentes. "El amor es un invento occidental", parecemos pensar, o incluso "el amor es un invento de Hollywood". Pero Orhan Pamuk no parece pensar eso: sus novelas contienen casi siempre historias de amor apasionadas, irracionales y tan extremas que llegan a resultar destructivas. Así pasaba en La vida nueva, en Nieve y, en un nivel aún superior, en El museo de la inocencia, que tiene algo de Romeo y Julieta, de El amor en los tiempos del cólera pero también mucho propio y genuino de Pamuk.

El argumento de El museo de la inocencia es puramente el de una novela romántica: el rico y acomodado Kemal, que está a punto de casarse con la rica y acomodada Sibel, se encuentra en una tienda de accesorios de lujo con una pariente lejana bastante más joven, Füsun, y mantiene con ella una relación fugaz y violentamente apasionada de dos meses. Esos dos meses son el origen de una pasión (una obsesión, podríamos decir) que durará para toda la vida, y que lo lleva a abandonar a su prometida, a descuidar sus negocios y a arriesgarse al ridículo público y a la ruina con la esperanza de que algún día Füsun y él puedan volver a estar juntos y vivir felices para siempre. Durante estos años de paciente espera, Kemal va acumulando pequeños objetos (y otros no tan pequeños) relacionados con su amada, y los reúne en su particular "museo", en la casa donde una vez estuvieron juntos.

El museo de la inocencia tiene un arranque magistral; las primeras cien o ciento cincuenta páginas se devoran, con la sensación de estar ante una de esas historias de amor universales que siempre se recuerdan; después el ritmo de la novela, como el de la relación entre Kemal y Füsun, se detiene hasta casi estancarse, sin dejar nunca de ser una novela entrañable y conmovedora por momentos; y en las últimas cien páginas vuelve a recuperar el ritmo, acelerando hasta el desenlace. Creo que no nos corresponde a nosotros juzgar si una pasión

Page 4: La Literatura de Ficción

tan obsesiva y que llega a ser tan destructiva como esta sería, en la vida real, adorable o insana; pero como creación literaria es ciertamente memorable.

Naturalmente, en las 600 páginas de la novela hay mucho más que simplemente la relación entre Kemal y Füsun, aunque este sea el foco central absoluto de la narración: encontramos un panorama del mundo del cine turco en los años 70 y 80, una visión irónica sobre la clase alta de Turquía o sobre la occidentalización de Estambul (simbolizada, cómo no, por la llegada de la Coca-Cola) o una aproximación a las costumbres turcas, en particular en las relaciones sociales o de pareja. Pero todo esto es secundario, en comparación con la importancia de la relación amorosa entre Kemal y Füsun.

Como muchos lectores ya deben saber a estas alturas, el Museo de la Inocencia existe realmente: Pamuk lo imaginó, al mismo tiempo que escribía esta novela, como un museo en el que se muestran algunos de los objetos de su amada que (supuestamente) Kemal recopila: cerillas, colillas, cucharas, figuritas de porcelana, pintalabios... Su apertura estaba prevista para 2010, coincidiendo con la Estambul Capital Cultural, pero finalmente se retrasó hasta 2012. Lo importante es que desde entonces quien quiera puede pasarse por el museo y celebrar el amor de Kemal y Füsun, uno de los grandes amores de la literatura contemporánea.

Javier Marías: Vidas escritas

Idioma: españolAño de publicación: 1992Valoración: muy recomendable

No soy demasiado devoto del santoral literario y, aún mucho menos, de la prosa de Javier Marías. No obstante, he de reconocer que este libro suyo en particular me encanta y suelo releer a menudo alguno de sus capítulos. Porque este Vidas escritas está compuesto a base de semblanzas de un buen puñado de escritores, la mayoría célebres representantes del universo de las letras, así como una serie de observaciones hechas a partir de retratos fotográficos, en

Page 5: La Literatura de Ficción

un apartado llamado "Artistas perfectos". Se trata de artículos que fueron apareciendo, antes de 1992, en las revistas Claves de la Razón Práctica y El Paseante. El libro cuenta además con otro apartado titulado "Mujeres fugitivas", semblanzas de unas cuantas escritoras -algunas no demasiado conocidas, al menos para mí-, que aparecieron en 1993 en la revista Woman.

Estos retratos que hace Marías no tiene mucho que ver con las biografías al uso y menos aún con lo que podemos encontrar en la wikipedia -ay, qué tiempos aquéllos en los que ni siquiera existía internet...-; sí que relata brevemente las circunstancias familiares y natalicias de los retratados y algo de sus carreras literarias, pero, sobre todo, se centra en sus costumbres y manías, algunas anécdotas -ciertas o no- que se cuentan de ellos y ellas y sus enfermedades, así como las circunstancias de su muerte. Son semblanzas amablemente irónicas, en la mayoría de los casos (sólo hay tres retratados por los que el autor, según reconoce en el prólogo, sentía poca simpatía), que nos desvela el lado cotidiano y doméstico, casi banal (aunque es en éstos detalles "banales" en los que a veces reside la clave para entender a las personas) de grandes figuras literarias de las que a menudo no conocemos sino su nombre escrito en la portada de sus libros.

Para quien pueda interesar, la lista de ilustres retratados es la siguiente: Faulkner, Conrad, Isak Dinesen, Joyce, Lampedusa, Henry James, Conan Doyle, Stevenson, Turgueniev, Thomas Mann, Nabokov, Rilke, Lowry, Madame du Deffand, Kipling, Rimbaud, Djuna Barnes, Wilde, Mishima, Laurence Sterne, Lady Stanhope, Vernon Lee, Adah Isaacs Menken, Violet Hunt, Julie de Lespinasse y Emily Brönte.

(Esto, sin tener en cuenta los fotografiados en el capítulo "Artistas perfectos", que van desde Dickens a Poe, pasando por la falsa máscara mortuoria de William Blake).

Mis retratos favoritos, quizás por simpatía, son los dedicados a Malcolm Lowry, Sterne y Lampedusa. Aunque también el que dedica a Yukio Mishima, como ejemplo fehaciente de hasta dónde se puede llegar haciendo el tontaina, a pesar de la brillantez demostrada en el ámbito literario.

Por último, mencionar que Marías volvió a repetir este ejercicio -o parecido- en una recopilación publicada como Miramientos en 1997, en donde retrataba a una serie de autores en lengua española -entre ellos él mismo, me temo- a partir de unas cuantas fotos de cada uno de ellos. El resultado creo que no fue tan brillante, y, en todo caso, menos divertido.

Colaboración: Los Austrias (1516-1700) de John Lynch

Page 6: La Literatura de Ficción

Idioma original: inglésTítulo original: Spain 1516-1598. From Nation State to World Empire y The Hispanic World in Crisis and Change 1598-1700Año de publicación: 2000Valoración: Muy recomendable (Imprescindible para interesados en el tema)

En alguna ocasión he escrito reseñas sobre libros de Historia, y lo cierto es que presentan una dificultad fundamental: en general, y salvo excepciones, no está en nuestra mano valorar la exactitud de lo que el autor nos cuenta. Dicho de otro modo, que deberemos dar por bueno el relato de los hechos, y el comentario se deberá centrar en aspectos más bien formales, o en una impresión general sobre el trabajo. Cuestiones por tanto donde prevalece lo intuitivo y casi todo es subjetividad.

Pero, claro, cuando lo que tenemos entre manos es, más que un clásico, una obra de referencia en un tema concreto, el asunto se pone complicado. Porque el hispanista inglés John Lynch es una de las voces más respetadas cuando se trata de esa dinastía que reinó en España en los siglos XVI y XVII.

En principio, el tocho, que ronda las 800 páginas, se editó en dos volúmenes, posteriormente refundidos en uno, tras una profunda revisión de los contenidos. La obra está estructurada de forma que funde los planos cronológico y temático, y lo hace con notable maestría, lo que, a mi juicio, permite profundizar en cada aspecto sin quedar constreñido por las fechas, aunque sin llegar a perderse la sincronía.

Lo que se nos cuenta no se limita ni mucho menos a las habituales historietas de la Corte, las batallas y las conspiraciones. Comenzamos cogiendo el hilo de los últimos años de los Reyes Católicos y su complicada sucesión y, ya con Carlos V en el trono, cada uno de los reinados se llena de contenido tocando los temas de mayor envergadura, analizados siempre de forma exhaustiva y rigurosa: naturalmente, la aventura americana (a la que dedica una buena proporción del texto), la economía y los distintos segmentos sociales, el conflicto religioso, la posición de España respecto de los Estados centrales de Europa, el choque con el Islam.

Page 7: La Literatura de Ficción

La hábil aleación de los dos enfoques permite que el lector navegue aparentemente sin un rumbo fijo, pero sin que cueste trabajo ir conociendo con detalle cada uno de los asuntos que se nos plantean. Y, lo que es más importante, construyendose una imagen clara y sólida de la realidad de la época.

Advertimos que Lynch evita colocar etiquetas con calificativos gruesos, en general se muestra ecuánime con los personajes y, a lo sumo, desliza con sutileza (o sea, lejos de la exagerada implicación de Zweig, por ejemplo) una cierta valoración: la laboriosidad de Felipe II, la versatilidad de Alejandro Farnesio, el talento de Olivares, o la vocación modernizadora de Oropesa, por ejemplo.

Pero, en realidad, entiendo que el hecho de ahorrar juicios terminantes sobre individuos concretos, por muy reyes absolutos que fuesen (o no tanto?), responde al concepto básico que maneja el autor y que constituye el alma misma del trabajo: no son estos personajes quienes mueven la Historia, sino el país como organismo vivo, su economía, su estructura social.

De esta forma, el libro responde mucho mejor a su título original inglés, que pone el acento en España y no en los Austrias, y así, son la arquitectura institucional y, sobre todo, la realidad social y económica los determinantes de la evolución de estos dos siglos de Historia. La perspectiva se aleja del típico manual y profundiza en la compleja interacción de los citados elementos para irnos presentando un relato coherente, pormenorizado y exhaustivo del país como actor económico.

Precisamente, el peso determinante de la economía determina que el libro no haga concesiones: aunque la exposición es clara y no resulta abrumadora, tampoco esperemos amenidad ni ligereza para hacer llevadera la lectura. Es un trabajo científico, y haremos bien en asumirlo desde el principio para que no nos aplaste.

Al margen de todo lo anterior, hay algo que tampoco puedo dejar pasar, y menos en un foro dedicado a los libros: ¿cómo pueden escribirse 800 páginas sobre la España de los siglos XVI y XVII sin hacer una sola mención a las artes y las letras de la época? Si estamos de acuerdo en priorizar la realidad social sobre la política, cabe preguntarse si el arte no forma parte de esa realidad, tanto como la agricultura, la burocracia, las epidemias de peste o el comercio. En consecuencia ¿dónde está el Siglo de Oro, que coincide prácticamente por completo con el periodo que abarca el libro? Bueno, pues apenas encontramos un par de citas de pasada de Lope, Quevedo y Cervantes, si no recuerdo mal.

Por lo demás, el volumen resulta impresionante, realmente imprescindible para conocer esta etapa fundamental de nuestra Historia.

Diego Zúñiga: Racimo

Page 8: La Literatura de Ficción

Idioma original: españolAño de publicación: 2014Valoración: muy recomendable

En Racimo los hombres tienen apellidos y las mujeres nombres de pila. En Racimo el protagonista es un fotógrafo que se llama Torres Leiva, que, de forma casual, se ve involucrado en la reaparición de Ximena. Ximena es una niña que asiste a clases al colegio Pedro Prado, en Alto Hospicio, al norte de Chile, y a ese colegio asistían todas las niñas que, como Ximena, han ido desapareciendo. Niñas de cortas edades, entre los nueve y los quince, niñas que, conforme avancemos en la novela, no solo están relacionadas por esa condición. Ximena es la única que vuelve a aparecer, pero su estado es deplorable y rápidamente entra en coma. García, redactor del medio para el que trabaja Torres Leiva (que ha malvivido fotografiando bodas y bautizos) rápidamente pone en marcha el operativo necesario para la cobertura de los hechos. 

Periodistas en guisa detectivesca, niñas desaparecidas, ciudades fronterizas, escritor chileno. Mal lo tengo para no mencionar cierto autor.

Sigamos. Torres Leiva no puede limitarse a tomar fotografías. Su vida es dispersa y cambiante, pero la búsqueda de la verdad se convierte en una especie de tabla de salvación. No será sencillo, ni será breve. Diego Zúñiga, escritor que podría abanderar una generación, o situarse en un sitio preeminente, lo cuenta con frases cortas, directas, en un presente muy tenso, adornadas de forma espartana (no minimalista) con descripciones puntuales, precisas, no de paisajes o de rasgos, sino de situaciones en su conjunto. La historia de la investigación empieza a encontrar asideros en otras coincidencias. El 11-S chileno que colisiona con el norteamericano. La historia de la transición chilena de la sangrienta dictadura de Pinochet a la situación actual que queda reflejada por la igualación que supone la condición de familiar de las víctimas: otro apellido, Mamani, es el de un diputado que apela a la disolución de las

Page 9: La Literatura de Ficción

diferencias del pasado como signo de reconciliación, un posible elemento de influencia para que el misterio avance en su resolución.

Racimo se sitúa en ese terreno tan en boga donde lo literario confluye (y se apodera) con tonalidades policíacas, con enigmas que, intuimos desde el primer momento, no siempre es prioritario que se resuelvan. El viaje es el mensaje, y el recorrido tiene pleno sentido: Torres Leiva reflexiona sobre situaciones de su vida mientras acarrea sus cámaras, sus carretes (hasta que cae en la compra de una cámara digital), y a la vez, no puede evitar una cierta involucración en toda la situación que se deriva de convivir con los familiares de las víctimas, de empatizar y de comprender el dolor de la eterna expectativa. Racimo es una novela moderna pero no es víctima de esa modernidad empeñada en cortar historias por detrás o por delante, en aislar la esencialidad. Racimo se lee casi del tirón y el sentido del crescendo no es un truco para el enganche del lector. Se sigue en ello porque lo que leemos nos gusta, nos interesa, y sus elipsis y sus saltos en el tiempo nos atrapan. Atentos a los siguientes pasos de Zúñiga.