la inteligencia ejecutiva de josé antonio marina

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  • 7/29/2019 La inteligencia ejecutiva de Jos Antonio Marina

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    La inteligencia ejecutiva de Jos Antonio

    Marina

    La capacidad de dirigir el comportamiento se basa enelegir bien las metas, aprovechar la informacin

    disponible y regular las emociones | Propone dar

    prioridad a "la capacidad de soportar el esfuerzo, de

    aguantar las molestias y de guiarse por recompensas

    lejanas" | Marina pone de relieve nociones populares

    en la psicologa del pasado, como la voluntad o el

    carcter, que parecan haber desaparecido de escena

    Cultura| 20/06/2012 - 03:31h

    ESTEBAN HERNNDEZ

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    La inteligencia es uno de los ejes del pensamiento de Jos Antonio Marina (Toledo,1939), con sus implicaciones en la creatividad artstica, la educacin y la tica. El

    pensador apuesta ahora por el concepto de 'inteligencia ejecutiva', aquellas habilidadesgracias a las cuales somos capaces de convertir las ideas en realidades. Revisamos stey otros hilos conductores de su obra

    http://www.lavanguardia.com/cultura/index.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/index.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.htmlhttp://www.lavanguardia.com/cultura/index.html
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    Portada del suplemento Cultura|s (20/06/2012)

    Bibliografa

    Jos Antonio MarinaLa inteligencia ejecutivaARIEL / BIBLIOTECA UP192 PGINAS16 EUROS

    Crear en la vanguardiaLIBROS DE VANGUARDIA360 PGINAS9,95 EUROS

    1. Cuenta J.A. Marina el caso de un exalumno, un chico con un elevado coeficiente deinteligencia y exitoso estudiante, que comenz a creerse por encima de sus maestros.Dotado de notables cualidades, se dej llevar por la sensacin de que ninguna de las

    personas que le rodeaba poda ensearle algo. Perdi inters por los estudios y empez aliderar una banda de chavales a los que animaba a cometer pequeos hurtos. Quinceaos despus, aquel joven est en la crcel por trfico de drogas. Podramos decir que

    estamos ante una persona inteligente? No lo parece.

    Otra historia relatada enLa inteligencia ejecutiva, que Marina toma prestada delpsiclogo Robert Hare, es la de un nio de trece aos que mat a golpes a un compaeroporque no le haba proporcionado la cantidad de droga que haban pactado a cambio de250 dlares. Lo llamativo era que el asesino fue definido por su comunidad como unchico normal, cuando hablbamos de alguien que delinqua con frecuencia, fumabamarihuana y haba sido expulsado de su colegio por robar. De alguna forma, lascaractersticas del chico, como la impulsividad, la irresponsabilidad y su falta deremordimientos, no slo haban dejado de ser rechazadas y combatidas por su entorno,sino que eran contempladas desde la complacencia. Rasgos psicopticos como loscitados no slo son ya frecuentes, sino que comienzan a ser percibidos, en determinadasreas de nuestra sociedad, como dignos de imitacin.

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    En ambos ejemplos quedan sintetizados dos de los equvocos ms frecuentes con losque la educacin suele tropezar. Por un lado, entendamos que la inteligencia estabavinculada nicamente a cuestiones como la capacidad deductiva, el conocimiento, lalgica, etctera, lo que haca que juzgsemos a alguien como sobresaliente con

    independencia de su conducta. As, un profesor de tica poda ser muy brillante, yadmirado por tal hecho, aunque sus comportamientos privados distasen mucho de sercorrectos. Pero, como demuestra el caso del joven delincuente, de qu nos sirve ser tanlistos si no somos capaces de sacar provecho de nuestras habilidades? No tendra lainteligencia mucho ms que ver con poder disponer de los mecanismos necesarios paraescoger nuestras metas y realizarlas efectivamente? Esta es, sin duda, la perspectiva que

    prefiere Marina, para quien la inteligencia ejecutiva, el concepto con el que intenta darun paso adelante en su teora, no es otra cosa que "la capacidad de dirigir bien elcomportamiento, eligiendo las metas, aprovechando la informacin y regulando lasemociones". Aquellas destrezas que unen la idea con su realizacin, y que sirven paraelegir objetivos, elaborar proyectos y organizar la accin para realizarlos (La

    inteligencia ejecutiva, pag. 21) son las que debemos potenciar, porque de nada sirvedisponer de una gran capacidad analtica o de una enorme habilidad relacional sidespus no podemos llevar a la prctica todo lo planificado. Este giro en la concepcinde la inteligencia, seala Marina, est ligado a muchas de las tendencias psicolgicasactuales que, impulsadas por la neurociencia, estn operando en todos los campos de la

    psicologa, ya sea en su aplicacin clnica, ya en la social o en la econmica.

    2. La inteligencia, asegura Marina, est estructurada en dos niveles. En un primerestrato, el computacional, se hallan las ideas, los sentimientos, deseos, imaginaciones eimpulsos; en el segundo, el ejecutivo, encontramos aquellos mecanismos que tratan, conmayor o menor xito, de controlar, dirigir, corregir, iniciar o apagar todas esasoperaciones mentales generadas en el primer nivel. Esa es la pequea (o gran) batallaque tiene lugar en el interior de cada ser humano, y que resulta en gran medida la

    principal tarea social, como es el control de la accin. Saber dirigirnos hacia el lugarcorrecto, saber dominar ese nivel generador llevndolo hacia los cauces correctos notiene que ver slo con la fuerza de voluntad individual, sino que depende en granmedida del entorno en el que el ser humano se desenvuelve.

    El problema es que las teoras psicolgicas y sociolgicas contemporneas, aquellas quese han impuesto socialmente en los ltimos aos, perciban la educacin como algo

    perteneciente a la esfera privada, como si slo los padres o los profesores que tratan con

    los nios pudieran ejercer influencia sobre ellos. Para Marina, que siempre ha defendidoque para educar hace falta toda la tribu, tal visin contiene un gran error.

    El nio hiperactivo es un buen ejemplo del cambio de paradigma que propugna.Mientras las terapias del pasado trataban de que los pacientes llegaran a una especie deautoconciencia a travs de la cual cambiar las percepciones y los comportamientos, laactual entiende, y especficamente en lo que se refiere a los ms pequeos, que la mejormanera de modificar actitudes es cambiar el entorno. La tendencia del nio a actuar demodo rpido e irreflexivo se controla principalmente yendo de fuera hacia dentro (pag.75). Si se quiere que un hiperactivo interiorice las normas, se le debe dar un ambienteestructurado, suministrndole la informacin necesaria (y no ms) ,anticipndole los

    sucesos, reforzndole positivamente y atrayendo su atencin sobre lo esencial. Endefinitiva, se le debe proveer de un contexto que facilite la concentracin, que le

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    conduzca hacia sus objetivos y que le ofrezca unas pautas claras que pueda interiorizar afuerza de repetirlas. El nio no va a cambiar su comportamiento porque tenga un mayorconocimiento de lo que le ocurre, ni tampoco por temor al castigo, sino porque le hemosfacilitado un ambiente cuyas instrucciones entiende, donde hay adultos en los que puedeconfiar, y que le guan por los caminos adecuados. As se podr poner a trabajar

    eficazmente su working memory, su memoria procedimental, de modo que puedainteriorizar las pautas necesarias. La repeticin, el esfuerzo, la prctica y la insistencia,y no el talento, son las que nos harn manejar una determinada materia. Laautodisciplina y la repeticin son las que nos dan poder (pag. 167).

    Y este es un cambio esencial en el proceso educativo, pero tambin en el social.Encauzar los deseos y los impulsos hacia la finalidad adecuada no es pura cuestin deautodominio, sino que se vuelve cosa de todos. Debemos generar contextos que

    permitan que las cosas se puedan poner en prctica y eso implica reactivar de nuevosmodos la importancia del control social.

    3. Para educar correctamente, debemos enfocar los problemas de otra manera,priorizando "la capacidad de soportar el esfuerzo, de aguantar las molestias y de guiarsepor recompensas lejanas", virtudes que constituyen la esencia de la ejecutividad (pag.34). Incluso aquellas personas que cuentan con habilidades como la capacidad de inhibirla respuesta, dirigir la atencin, planificar metas, controlarse emocionalmente o serflexibles en la realizacin de planes, no consiguen nada si no aaden elementosdecisivos de autocontrol y de proyeccin en el futuro.

    Con esta perspectiva, Marina vuelve a poner de relieve nociones enormementepopulares en la psicologa del pasado, como la voluntad o el carcter, que parecanhaber desaparecido de escena. En realidad, subraya el filsofo, aunque ahora se utilizantrminos como dficit de atencin, hiperactividad, impulsividad, problemas de controlde los impulsos, abulia o trastornos del lbulo frontal, seguimos refirindonos a algo tan

    bsico y tan importante como es el control de la accin. Y para conseguir este objetivo,debemos evitar un error habitual en las nuevas tendencias psicolgicas. Es verdad,insiste Marina, que ya no se trata de activar aquellas facultades que nos permitenconocer mejor la realidad, pero tampoco debemos caer en la trampa a la que nos lleva el

    pensamiento positivo, como es reducirlo todo a los estados de nimo. Esa creenciasegn la cual cambiando la percepcin se cambia la realidad es muy peligrosa por suconservadurismo extremo, afirma Marina. Quiz ms conocimiento no nos saque delatolladero, pero su ausencia, esto es, su sustitucin por la pura voluntad, como propugna

    la psicologa positiva, tampoco es el camino. De lo que se trata es de estimular lacapacidad creativa de nuestra inteligencia. En la vida no hay soluciones bien perfiladasque simplemente estn esperando que alguien las descubra, sino problemas que nosobligan a inventar continuamente cmo resolverlos. La tarea de la educacin es

    potenciar esas habilidades, movilizando las fuerzas que nos ayudarn a crear losremedios. Para ello, potenciar lo cognitivo no basta, resultando imprescindiblefortalecer la voluntad. En consecuencia, apunta Marina, "ha llegado el momento deelaborar una pedagoga de la atencin, del autocontrol y de la perseverancia" (pag. 182),esto es, de forjar el carcter.