la institución de la inquisición resumen
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croLa institución de la Inquisición fue destinada a la protección de la fe católica durante los siglos XV, XVI y XVII y veló por
la defensa de las creencias religiosas y sociales de la época, procurando normas de conducta que regirían la vida en
la Nueva España.
La Inquisición en nuestro país tuvo la misma función que en el viejo continente, perseguir a la gente que
estaban en desacuerdo con el catolicismo. La gran diferencia, fue que a los habitantes de estas tierras apenas
se les estaba imponiendo cierto comportamiento cuando ya se les castigaba por no seguir lineamientos como
en este caso, religiosos. El simple hecho de estar en desacuerdo les significó a muchos, la pérdida de la vida,
lo más triste, es que muchos no estaban en desacuerdo, simplemente nunca comprendieron lo que sucedía.
Inquisición desde que llegaron a Nueva España
Ordenanzas de Cortéz en 1520 contra los dioses aztecas Y después Nuño Beltrán de Guzmán hizo lo mismo contra Caltzontzin, el señor de los tarascos (Michoacán)
1522 contra herejes los frailes mandados directamente por el papa
Tribunal Del Santo Oficio, que dependía directamente del Consejo Supremo de la Inquisición, que era encabezado por el inquisidor general de España.
Autoridad superior. : inquisidores
Los empleados de más alto rango eran el fiscal, a cuyo cargo estaba promover los procesos, y el Secretario del secreto, que tenía fe publica y autorizaba las actas, diligencias, despachos, edictos, etc.
Además de consultores pertenecientes a una buena posición social y oficial. Consultores del Santo oficio decidían cuestiones graves como a quienes condenaban a muerte.
Habían calificadores del Santo Oficio que se encargaban de analizar los casos difíciles y policías para vigilar las cárceles y el Tribunal del Santo Oficio
Ceremonias “juramento” donde todos debían decir todos los acusados y sospechosos.Ex comunión a quienes se sintieran culpables
Toda denuncia era válida. Ya en prisión preguntaban sobre la famila, origen, religión católica y si conocía las causas para estar ahí.
Si negaba conocer la causa tres veces seguía el proceso que podía durar años encerrado sin contacto.El acusado no conocía a quienes lo habían denunciado.No torturaban a todos
El notario debía estar presente para constar los lamentos y expresiones del torturado. Iba aumentando de intensidad de dolor. Se terminaba cuando confesaba o cuando se daba cuenta el Inquisidor que el asunto no procedía. Si era así el reo “vencía el
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tormento” pero no se enteraba que la resolución podía ser positiva para él y estaba con la duda.
Concluida la averiguación de los hechos, el fiscal formulaba los cargos que resultaban de ella y pedía se dictara la sentencia correspondiente.
Las sentencias podían ser de "absolución del cargo" cuando el reo hubiere demostrado su inocencia; de "absolución de la instancia" si el fiscal no probaba los hechos imputados al reo; de "reconciliación", cuando resultando culpable, el reo confesaba, daba muestras sinceras de arrepentimiento y se retractaba. En estos actos las penas podían recorrer toda la escala, desde las más severas como eran la prisión perpetua o el servicio en galeras, hasta simples actos de humillación.Por último la pena podía ser la de "relajación", que consistía en la entrega del reo al brazo secular para que lo privara de la vida ya fuera dándole garrote o quemándolo vivo. La pena de muerte siempre implicaba la perdida de todos los bienes y además deshonraba a los descendientes y los inhabilitaba para el desempeño de muchos cargos y oficios y hasta para usar vestidos de lujo y alhajas. La sentencia de relajación podía dictarse contra personas ya difuntas o ausentes. En el primer caso se aplicaba desenterrando los restos y quemándolos; en el segundo caso se hacía un simulacro del ausente que también se entregaba a las llamas.
El Primer Auto de Fe curioso y del "usted disculpe" por el Tribunal del Santo Oficio en México.
Antes de hablar del primer auto de fe, seria conveniente aclarar el término. A grandes rasgos podemos decir
que los autos de fe, fueron ceremonias públicas en las que la inquisición sacaba a alguna plaza o iglesia a los
reos sentenciados, daba a conocer sus causas, los exponía a humillaciones y los entregaba al castigo. El
primer auto de Fe curioso, involucra a don Pedro Juárez de Toledo, que había sido procesado en Guatemala
por hereje. El expediente y el reo, fueron enviados al tribunal en México. Y créanme que si fueron enviados a
este tribunal, seguramente no fue por eficientes. Si a ustedes les suena cotidiano ese asunto de acusaciones
injustificadas y erróneas, pues ahí les va el resto de la historia de este pobre hombre. En septiembre de 1569,
el susodicho murió y cinco años más tarde el proceso que había en su contra, llegó a su fin cuando el
inquisidor lo declaró inocente, lo dio por "libre" y le restituyo su honra y ordeno se le restituyeran sus bienes.
El bulto o mayor porcentaje de los procesos inquisitoriales tenía que ver con comentarios personales denunciados por la red
de delatores del sistema. Respecto de la población indígena, la Inquisición fue excluida en las primeras décadas del siglo
XVI de abrir juicios contra ella por idolatría o brujería, por el criterio imperial español de considerarse a los indígenas -más
que herejes- neófitos en el cristianismo, quedando esos asuntos bajo la directa jurisdicción de los cabildos y en la práctica,
sometidos al arbitrio inmediato de los encomenderos.
La Inquisición surge en Europa en 1231, durante la persecución católica a la secta de los albigenses o cátaros.
Los Reyes Católicos fueron los que instituyeron en 1478 la Inquisición española, cuyo primer inquisidor general fue el
célebre fray Tomás de Torquemada.
El principal propósito del tribunal era vigilar la sinceridad de las conversiones de judíos y musulmanes, que debían
bautizarse católicos para seguir viviendo en España. Con tal motivo, la Pragmática de 1492 y las Instrucciones de 1486, que
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normaron las funciones del Santo Oficio, extendieron la vigilancia del Tribunal al ámbito de la vida privada de frailes y fieles,
con el fin de detectar ritos secretos o costumbres contrarias a la fe y la vida cristianas. Esto incluía condenar, por ejemplo, la
adivinación, la idolatría, la brujería, la seducción y la vida conyugal secreta en el caso de los sacerdotes, la bigamia,
la homosexualidad, la apostasía, la observancia del ayuno en sábado, el lavarse las manos hasta los codos (considerada
costumbre musulmana) y cualquier opinión individual "malsonante" o de connotaciones heréticas.
Los reyes Carlos I (1516-1555) y Felipe II (1555-1598), quienes hicieron frente a la acción cismática de Martín Lutero y otros
líderes protestantes, incluso mediante las armas, fortalecieron la autoridad del Santo Oficio con la ayuda de Jonathan Martín
máximo mandatario de la iglesia en España y gran inquisidor que acabó con la imprenta. El protestantismo abjuró de la
norma papal que prohibía traducir la Biblia del latín y produjo miles de ejemplares, sobre todo de los evangelios, en lenguas
vernáculas. La monarquía y la iglesia temieron entonces que la libre lectura minara la autoridad de los sacerdotes. Por tal
razón se otorgó poder al Tribunal para ejercer, además de la persecución de los delitos contra la fe y los mandamientos, la
censura editorial y la represión de la lectura y difusión de los libros incluidos en el Index de la iglesia.
http://www.uco.es/humcor/behisp/informacion/documentacion/indice_censorio_expurgatorio.pdf
http://fondosdigitales.us.es/fondos/libros/462/24/nouus-index-librorum-prohibitorum-et-expurgatorum/
El Cardenal Cisneros, quien ordenó en1511 que los obispos americanos cumplieran la función de inquisidores.
Desde épocas tempranas del Descubrimiento y la Conquista la monarquía y las autoridades eclesiásticas españolas
mostraron su empeño en extender las persecuciones religiosas que estaban en curso en la Península Ibérica a los nuevos
territorios conquistados. El fin primordial era evitar que los judíos y judíos conversos de prácticas "judaizantes", así como
cualquier tipo de "herejes", pasaran a América. También las autoridades recibían informes sobre la relajación de las
costumbres y la disciplina cristiana en las colonias.
Por esta razón, el 22 de julio de 1511 el inquisidor general de España, el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (figura
política principal en la corte hispana), dio una orden para que los obispos americanos actuaran como inquisidores en sus
territorios episcopales, ordenándoles que se afanaran en la persecución de los herejes.1 De manera que los obispos,
sumaban el encargo a sus funciones habituales como representantes de la justicia eclesiástica "ordinaria", quedando en la
categoría intermedia de "inquisidores ordinarios".
Los monarcas españoles continuaron durante todo el siglo XVI distribuyendo cédulas que les ordenaban a los obispos no cejar en su labor como inquisidores.
Pronto otros religiosos irían siendo designado como comisionados de la Inquisión, o "inquisidores apostólicos", con potestad
de abrir investigaciones en lugares que apenas estaban siendo conquistados.
Finalmente una cédula real del rey Felipe II dispuso en 1569 la creación de sendos tribunales de la Santa Inquisición,
también llamados Tribunal del Santo Oficio, en Lima y la ciudad de México.5 Estos tribunales tenían jurisdicción sobre los
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respectivos virreinatos y sus capitanías generales vecinas. La argumentación planteada por el decreto señalaba el temor a
que la presencia de herejes y libros prohibidos en América —que de por sí podía constituir una "grande ofensa"— para
evitar que pasen ideas diferentes de la línea oficial católica a esos territorios, que pudieran "pervertir" a los indígenas.6
Estadísticas de Henningsen-Contreras para el período 1540-1700
Los datos estadísticos más completos de la actividad de los tribunales inquisitoriales son los presentados por el historiador
danés Gustav Henningsen y el español Jaime Contreras, recopilados a partir de las relaciones de causas enviadas por los
tribunales locales al Consejo de la Suprema. El número de ejecuciones no contempla, en el caso de México, las de
Hernando Alonso (1528), Gonzalo de Morales (1528) y Carlos Ometochtzin (1535), por ser anteriores al establecimiento del
tribunal, y en el caso de Perú, no se contempla la ejecución de María Francisca Ana de Castro, por ser posterior a la fecha
de su estudio (23-12-1736).
Tribunal
Número conservado
derelaciones de causas (período
1540-1700)7
Número de casos reportados en
lasrelaciones de causasconservadas
(período 1540-1700)8
Número estimado total de
casos (período
1540-1700)9
Ejecucionespersonareportados en lasrelaciones de causasconservadas
(período 1540-1700)
Cartagena (establecida 1610) 62 699 ~1.100 3
Lima (establecida en 1570) 92 1.176 ~2.200 30
México (establecida en 1570) 52 950 ~2.400 17
América española (total) 206 2.825 ~5.700 50
Total (España + América + Canarias + Balares + Cerdeña + Sicilia)
1.531 44.674 ~87.000 826
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Los españoles llevaron a América la tradición ya que esta era la religión de su patria con el conjunto de ideas, sentimientos
y costumbres que la integraban. Los agustinos se esforzaban por iniciar a los indígenas al catolicismo por medio de la
oración mental que ellos mismos enseñaban y principalmente a los niños. Los indios debían disfrutar de un régimen
eclesiástico separado, dirigido por frailes ajenos al afán de riqueza y de honores y no por obispos o clérigos de espíritu
mundano.
Conquista, fundación y organización fueron obras de las ordenas mendicantes, independientemente del episcopado, cuya
autoridad se limitaba en los privilegios pontificios dados al clero regular. Los franciscanos eran personas menos teólogas y
teorizantes, que habían sacado ideas solo por luz divina de su experiencia y por un sentimiento de caridad fraterna. Poco
después de la llegada de los primeros franciscanos en 1524, fue establecida la jerarquía en la Nueva España. En 1526 se
instituyó la diócesis de Tlaxcala y al fin de 1527 el franciscano fray Juan de Zumárraga era presentado como obispo y
arzobispo de la sede de Nueva España y fue fechada metropolitana en 1548 antes de morir Zumárraga (Moreno. Et, al.,
1966)
La obsesión de la idolatría y la herejía llego a ser tan dominante en algunos misioneros que se les hizo sospechoso todo
cuanto tuviera que ver con la civilización del paganismo, así mismo, los estudios de las creencias, usos y costumbres e
instituciones sociales de los indios; fue la vida intelectual y las lenguas que le servían de vehículo. Fue así como empezó
una tendencia adversa de tres órdenes, sostenidas por las autoridades eclesiásticas y civiles, ejemplo de esto fue el
arzobispo Montufar era presa de esa obsesión. Felipe II prohibió que se escribiera acerca de las costumbres de los indios,
prohibió la traducción de textos sagrados al lenguaje de los indígenas y todas obras escritas por franciscanos; fray Alonso
Montufar, encargado de las funciones de inquisidor antes del Santo Oficio formalmente prohibió la venta de estas obras y
mando a recoger todos los volúmenes (Ricard. et. al., 1986)
Desafortunadamente las autoridades religiosas destruyeron desde la conquista, un sin número de códices porque para ellos
eran obras diabólicas, así pues, en 1531 la reina escribía a la casa de Contratación de Sevilla lo siguiente:
“Estoy informada de que llegan a las nuevas tierras numerosos libros en castellano de historias varias y profanas. Es un
ejercicio nefasto para los indios, no es bueno que se dediquen a ello. Como consecuencia os ordeno que prohibáis a
cualquiera que introduzca en las Indias y los demás habitantes de estos lugares se ejerzan en su estudio” (Testas. et. al.,
1970).
La Inquisición monástica
Al término de la conquista, en 1521, se inicia con los procesos inquisitoriales en la América hispánica, con la condena del
indio Marcos de Alcoahuacán,14 que fue acusado de concubinato, éste fue Juzgado por los clérigos que acompañaban a
Hernán Cortés, conforme a la bula papal Alias Felicis de 1521 en la cual los frailes sustituían a los obispos en sus funciones
episcopales, si alguna diócesis quedaba a más de dos días de distancia. Hasta que en 1524 llega Martín de Valencia con
un grupo de frailes franciscanos, con amplios poderes inquisitoriales debido a la nueva bula papal Exponi nobis de 1522.
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Martín de Valencia en 1524, durante su escala en la isla La Española, rumbo a la Nueva España, fue designado por el aún
vivo fraile Córdova como inquisidor apostólico para México. Pero el propio Valencia que, de acuerdo a la crónica de Antonio
de Remesal, había actuado con extremada prudencia en sus funciones,15terminó por inhibirse de seguir ejerciendo el cargo
cuando llegaron los primeros frailes dominicos a tierras mexicanas. Esto, en vista de que por costumbre se entendía que el
oficio de inquisidor era propio de la orden dominica, desde que el mismo fundador de la orden, Domingo de Guzmán,
participara activamente en los primeros procesos y persecuciones inquisitoriales del siglo XIII en contra de los cátaros.
En el año de 1526 la Audiencia de Santo Domingo confiere el cargo de primer comisario al fraile dominico Tomás Ortíz.
En octubre de 1528 se realizó el primer auto de fe en México, en el que fueron quemados Hernando Alonso y Gonzalo de
Morales, acusados de herejía, convirtiéndose en las primeras víctimas de la institución en tierras americanas. Otros muchos
reos fueron sometidos a humillaciones y penas menores en la ocasión, pero la ceremonia no está bien documentada.
En 1535 el inquisidor general de España, Alfonso Manrique de Lara, nombró como inquisidor apostólico de México al obispo
local, fray Juan de Zumárraga, otorgándole poderes y fondos para establecer una sede del tribunal en su obispado.
Zumárraga no actuó en este sentido, limitándose a celebrar un auto de fe y condenar a un cacique principal
de Texcoco (Carlos Chichimecatecotl) a la hoguera, acción que le valió una posterior reprensión de Manrique, debido a que
los indígenas debían ser tratados más como neófitos que como herejes, lo que influyó en la posterior separación de la
institución respecto a la jurisdicción de temas sobre los nativos americanos.
Zumárraga y otros inquisidores de esta época también realizaron diversos autos de fe en los que se procedió a la quema
masiva de los códices prehispánicos de Mesoamérica, a lo que se atribuye la casi completa desaparición de este tipo de
textos, que los inquisidores llamaban "libros de hechicerías". Especialmente célebre es el auto de fe de Maní, dirigido por el
franciscano Diego de Landa, inquisidor apostólico de Yucatán, proceso en el que fue llevada a la hoguera una gran cantidad
de textos y figuras de culto de la cultura maya.
Para la protección de la fe, fue establecido el 2 de noviembre de 1571, en la ciudad de México, el Tribunal del Santo Oficio,
que tenía jurisdicción sobre todo el virreinato de la Nueva España, confiriéndole el cargo de primer inquisidor a Pedro Moya
de Contreras, nombrado directamente por el obispo de Sigüenza e inquisidor general de España
El primer auto de fe del Tribunal del Santo Oficio de la Nueva España se realizó a principios de 1574 en la ciudad de
México. El Cabildo de la ciudad estaba conformado por Juan Vázquez y Nuño de Chávez, alcaldes; Juan Velázquez de
Salazar, D. García de Albornoz, Jerónimo López, regidores; y Antonio Delgadillo, alguacil mayor, y ya que el Santo Tribunal
se preparaba convenientemente, tenía las cárceles provistas de judíos, luteranos, brujas, hechiceros, bígamos y otros
herejes.
El 28 de febrero, los reos desayunaron vino y rebanadas de pan frito con miel, y al terminar salieron de las cárceles del
Santo Oficio. Iban caminando separadamente con su propio sambenito, "soga al cuello y en la mano una gran vela verde
apagada", y acompañados por dos españoles, uno de cada lado que los custodiaba.16