la historia reciente de chile a travÉs de la polÍtica … · 2019-03-04 · la historia reciente...

DOCUMENTO

LA HISTORIA RECIENTE DE CHILEA TRAVÉS DE "LA SEMANA POLÍTICA"

(TERCERA PARTE)

Miguel González Pino*

E1 presente documento corresponde a la tercera parte (de unaserie de cuatro) de una antología de artículos publicados en la sección "LaSemana Política" del diario El Mercurio. La primera de ellas abarcó el pe-ríodo que va desde 1965 a 1970, y la segunda, de enero de 1971 a sep-tiembre de 1973.1

Este tercer capítulo comprende desde el 11 de septiembre de 1973 ajunio de 1978. De acuerdo con el desarrollo de los mismos artículos, apartir de esta última fecha se considera iniciado el proceso de transición ala democracia.

Llama la atención en esta tercera serie de artículos la coexistenciade dos tipos de comentarios: aquellos que se refieren a los sucesos de lasemana, y que por lo tanto se basan en las noticias relevantes que hanocurrido en materia política, y otros, nuevos, que tienen el carácter deproposiciones doctrinales.

En cuanto a los primeros, el "estilo mercurial", del que se habló enla primera parte de esta serie2 adquiere características muy especiales. Yano se escribe para el "público político" que sigue los acontecimientos,

* Abogado y periodista. Investigador del Centro de Estudios Públicos.Fiscal del Consejo de Etica de los Medios de Comunicación.

1 Véanse Estudios Públicos 46 y 47 (otoño e invierno 1992).2 Estudios Públicos 46, p. 365.

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sino que más bien el comentarista tiene como lector a la propia autoridad.Así, el hecho que motiva el comentario a veces no se menciona, o bien setrata de sucesos que están en conocimiento de la autoridad, pero que nohan sido publicados. Se comienza reconociendo lo positivo de la accióndel gobierno respecto de ese hecho, y luego, en un tono de sugerencia, sedesliza la crítica, cuidando siempre de no herir susceptibilidades. Quienquiera entender y descubrir la crítica, lo logra, pero quien lee superficial-mente, o no está al tanto de los acontecimientos, recoge sólo la aprobacióna la gestión gubernamental.3

El segundo grupo de artículos, también dirigido a quienes formanparte del gobierno, expone el pensamiento del articulista (que como ya lohemos dicho es, en este período, el director del diario, Arturo FontaineAldunate) respecto de cómo debe construirse el futuro régimen chileno,4

partiendo siempre de documentos o declaraciones del gobierno, en torno alos cuales desarrolla sus propias ideas.

El tema más recurrente en este período es el de la importancia deuna comunicación expedita entre la autoridad y la ciudadanía, que permitaa ésta sentirse incorporada al proceso que se está gestando. También pre-ocupa al articulista que, superada la emergencia institucional, se construyaen forma participativa la nueva institucionalidad chilena.5

Tal como en las publicaciones anteriores, para mejor comprensiónde los artículos se señalan al comienzo detalles acerca de los hechos a quese refiere el comentarista, con indicación de la fuente donde puede encon-trarse la información respectiva, teniendo presente, especialmente en estaserie, que los artículos no siempre se refieren a hechos específicos o deconocimiento público.

3 Véase a continuación, por ejemplo, el artículo "Comunicación social",del 21 de octubre de 1973.

4 Véase en esta serie, por ejemplo, el artículo "Desarrollo social", del 4 deagosto de 1974.

5 Véase a continuación, por ejemplo, el artículo "Solución propia a proble-mas universales", del 6 de noviembre de 1977.

LA HISTORIA RECIENTE DE CHILE 387

LA SEMANA POLÍTICA*(1973 - 1978)

Carácter fundacional de la intervención(16 de septiembre de 1973)

El artículo analiza el pronunciamiento militar del 11 de septiembre, enespecial los conceptos contenidos en el Bando Nº 5 de la Junta Militar[cuyo texto se encuentra reproducido en Ordenamiento Constitucional,Edit. Jurídica de Chile, 1980] que se refieren a sus fundamentos. La frasede Salvador Allende que se cita está tomada de un discurso radial pro-nunciado el 29 de junio de 1973.

La Semana Política

JUNTA DE GOBIERNO MILITAR

El martes 11 la ciudadanía seimpuso por radio de la constituciónde una Junta de Gobierno, formadapor el Comandante en Jefe del Ejér-cito, general de división don Au-gusto Pinochet Ugarte; el Coman-dante en Jefe de la Armada Nacio-nal, vicealmirante don José ToribioMerino; el Comandante en Jefe dela Fuerza Aérea, general del airedon Gustavo Leigh, y el DirectorGeneral de Carabineros, general donCésar Mendoza Duran.

Luego de solicitar públicamenteal señor Allende la entrega de sucargo de Presidente a las Fuerzas

* Se incluye índice de artículos alfinal del documento, al igual que enlas secciones anteriores publicadas enEstudios Públicos 46 y 47.

Armadas y Carabineros, el BandoNº 1 de la Junta afirmaba que dichosinstitutos "están unidos para iniciarla histórica y responsable misión deluchar por la liberación de la patriay evitar que nuestro país caiga bajoel yugo marxista, y por la restaura-ción del orden y la instituciona-lidad". Luego se daban las primerasinstrucciones a la población acercade sus derechos y de su seguridad.

Desde el primer instante se ad-virtió que lo que ocurría era frutode una meditada y responsable de-cisión de las instituciones armadasy de orden, decisión que se adoptóen aras del superior interés de lapatria y cuyo cumplimiento ha idodemostrando no sólo su justifica-ción moral sino el valor que ha sidonecesario para adoptarla y llevarlainflexiblemente a cabo.

La propia Junta, en el BandoNº 5, demostró las razones que mo-


vían a actuar a las Fuerzas Armadasy Carabineros. La conferencia deprensa ofrecida el viernes por elMinistro del Interior, general donOscar Bonilla, vino a reforzar conantecedentes de hecho el gravísimopeligro que ha corrido el país enmanos de quienes capitaneaban lallamada "Unidad Popular" y queincluso trajeron a Chile "asesinosimportados" —al decir del Ministrodel Interior— para que dispararancontra soldados y simples ciudada-nos chilenos.

El señor Allende se negó a en-tregar el mando, no obstante que laexigencia de las Fuerzas Armadas yCarabineros unidos coincidía en susfundamentos con lo afirmado el 22de agosto por el Congreso Nacionaly estaba respaldada por los gremiosy por la inmensa mayoría ciudadana.En efecto, ante el absoluto rechazodel gobernante depuesto a la ideade hacer la "rectificación profun-da" que las circunstancias exigían,la única salida posible de la crisismoral, política, social y económicaera el abandono del poder supremopor parte de su detentador.

No aceptó el señor Allende darvoluntariamente ese paso; se cons-tituyó en el Palacio de la Moneda yresistió a la Junta de Gobierno Mi-litar apoyado esencialmente por ex-tremistas armados con elementosmodernos de origen soviético ycheco que formaban su milicia in-constitucional e ilegal; incluso loscarabineros que componen la Guar-dia del Palacio obedecieron la or-den de la Junta de Gobierno Military se retiraron del Palacio de la Mo-neda.

La empecinada resistencia delos extremistas que empleaban ar-mas clandestinas de guerra desde el

palacio y desde los edificios cerca-nos a éste convirtió la ocupación dela sede de los Presidentes de Chileen una operación bélica, en que sol-dados chilenos lucharon valiente-mente contra milicianos chilenos yextranjeros, fuertemente armados.

Este solo hecho y los abundan-tes arsenales descubiertos en diver-sos puntos del territorio, además delpoderoso armamento encontrado enLa Moneda y en otras dos mansio-nes del gobernante desaparecido,demuestran que el cargo formuladopúblicamente por la Unidad Popu-lar a las FF.AA. en el sentido deque habrían hecho uso erróneo dela ley de control de armas era porcompleto falso. Asimismo eran fal-sas las acusaciones del Partido Co-munista acerca de que los sectoresdemocráticos estaban impulsandouna guerra civil. Era falsa e hipócrita—como oportunamente lo hicimosver— la campaña "contra la guerracivil", que se inició por los comu-nistas, siguió toda la UP y logrócomprometer a algunas mentalida-des ingenuas que clamaban por unaflojamiento de las fuerzas demo-cráticas sin más resultado que dartiempo al comunismo para producirsu Yakarta.

"Armas tendrá el pueblo" dijo elseñor Allende cuando lo sorpren-dió el golpe del 29 de junio. A lafrase luego quiso dársele un simplesentido alegórico. Ahora se sabequiénes se dirigían hacia la guerracivil, quiénes contaban con el auxi-lio de recursos, armas y mercena-rios extranjeros y quiénes estabanen la más alta esfera del régimendepuesto, en sus seguidores, en elPartido Comunista, en el PartidoSocialista, en el Partido Radicalcenista, en el Mapu, en la Izquierda


Cristiana, en el Mir y en los otrosgrupos marxistas. Todos ellos esta-ban dispuestos a encender la guerracivil y empleaban la vía democráti-ca como táctica.

FUNDAMENTOS DE LADECISIÓN MILITAR

El Bando Nº 5 de la Junta deGobierno Militar, emitido en la ma-ñana del martes, antes de que caye-ra el régimen marxista, da las razo-nes que justifican la intervenciónmilitar: grave ilegitimidad del go-bierno marxista, demostrada "alquebrantar los derechos fundamen-tales de libertad de expresión, li-bertad de enseñanza, derecho de re-unión, derecho de huelga, derechode petición, derecho de propiedad,y derecho en general, a una digna ysegura subsistencia"; quebranta-miento de la unidad nacional, fo-mentando la lucha de clases, per-diendo el aporte de todos los chile-nos al bien de la Patria y llevándolaa un enfrentamiento fratricida "trasideas extrañas a nuestra idiosincra-sia, falsas y probadamente fracasa-das", incapacidad de mantener laconvivencia entre los chilenos "alno acatar ni hacer cumplir el Dere-cho"; haberse el Gobierno coloca-do al margen de la Constitución, envariadas formas disimuladas o fla-grantes, "las que, por distintos mo-tivos, han quedado sin sanción", usode "resquicios legales" para atrope-llar o no cumplir las leyes, falta alrespeto mutuo que se deben los Po-deres del Estado, "dejando sin efectolas decisiones del Congreso Nacio-nal, del Poder Judicial y de la Con-traloría General de la República"; yextralimitación de funciones porparte del Poder Ejecutivo, "procu-

rando acumular en sus manos lamayor cantidad de poder político yeconómico, en desmedro de activi-dades nacionales vitales y ponien-do en grave peligro todos los dere-chos y libertades de los habitantesdel país".

A estos graves e irrefutables car-gos, la Junta añade "que el Presi-dente de la República ha mostradoa la faz del país que su autoridadpersonal está condicionada a lasdecisiones de comités y directivasde partidos políticos y grupos quele acompañan, perdiendo la ima-gen de máxima autoridad que laConstitución le asigna, y por tantoel carácter presidencial del Go-bierno".

La Junta observa además el es-tancamiento o retroceso económi-co y la hiperinflación; "sin que sevean indicios siquiera de preocu-pación por esos problemas, los queestán entregados a su sola suertepor el Gobierno, que aparece comoun mero espectador de ellos".

Con estos antecedentes la Juntade Gobierno afirma que "está enpeligro la seguridad interna y exter-na del país, que se arriesga la sub-sistencia de nuestro Estado Inde-pendiente y que la mantención delGobierno es inconveniente para losaltos intereses de la República y desu Pueblo Soberano".

"A la luz de la doctrina clásicaque caracteriza nuestro pensamien-to histórico", los antecedentesmencionados por la Junta son sufi-cientes —expresa ésta— "para jus-tificar nuestra intervención para de-poner al Gobierno ilegítimo, inmo-ral y no representativo del gransentir nacional, evitando así losmayores males que el actual vacíodel poder puede producir, pues para


lograr esto no hay otros medios ra-zonablemente exitosos".

Los propósitos militares son losde "restablecer la normalidad eco-nómica y social del país, la paz,tranquilidad y seguridad perdidas".

Las FF.AA. y Carabineros hanasumido con dichos fundamentos"el deber moral que la Patria lesimpone de destituir al Gobierno que,aunque inicialmente legítimo, hacaído en la ilegitimidad flagrante".El Bando agrega que los uniforma-dos asumirán el Poder "por el sololapso que las circunstancias lo exi-jan".

El nuevo Gobierno sostiene sulegitimidad en los hechos y cir-cunstancias mencionados, ademásde apoyarse "en la evidencia delsentir de la gran mayoría nacional".De ahí desprende su propia autori-dad, la justicia de sus normas orien-tadas al bien común y el carácterobligatorio de las mismas.

Siguiendo este esquema general,analizándolo, profundizándolo yapoyándolo en la conducta de la UPfrente a las Fuerzas Armadas y Ca-rabineros antes y después de caídoel señor Allende, el Ministro delInterior, general don Osear Bonilla,explicó a los periodistas las razonesdel pronunciamiento militar.

CARÁCTER FUNDACIONALDE LA INTERVENCIÓN

En el acuerdo de 22 de agosto, elCongreso Nacional declaró el gra-ve quebrantamiento institucionalestableciendo circunstanciadamen-te las formas en que el Gobiernodel señor Allende se había salido dela Constitución y de la Ley. El mis-mo acuerdo recordaba a los Minis-tros militares de entonces que "las

Fuerzas Armadas y el Cuerpo deCarabineros son y deben ser, por supropia naturaleza, garantía para to-dos los chilenos y no sólo para unsector de la nación o para una com-binación política". Añadía que lapresencia en el Gobierno de esosjefes militares "no puede prestarsepara que cubran con su aval deter-minada política partidista y mino-ritaria, sino que debe encaminarse arestablecer las condiciones de plenoimperio de la Constitución y de lasleyes, y de convivencia indispensa-ble para garantizar a Chile su esta-bilidad institucional, paz civil, se-guridad y desarrollo".

El señor Allende contestó enforma inadecuada esta advertencia,y diversos gremios solicitaron alPresidente que renunciara volunta-riamente al cargo, mientras que losparos iban deteniendo la actividaddel país.

Las Fuerzas Armadas se encon-traron con una institucionalidad de-rrumbada, con una ciudadanía des-esperada, con una economía des-truida y con la puesta en marchasubrepticia de un poderoso disposi-tivo paramilitar, dotado de armassoviéticas y checas, así como deinstrucción y mercenarios extran-jeros, hechos estos últimos que loselementos civiles desconocían, almenos en las magnitudes que se hanevidenciado con la resistencia quelos guerrilleros oponen a las FuerzasArmadas.

Los propios sectores políticos,con sus errores, divisiones y vacila-ciones, no lograron superar una si-tuación que ellos mismos habíancontribuido a producir.

Circunstancias ajenas a las Fuer-zas Armadas y Carabineros han de-terminado pues que estas institu-


ciones profesionales y apolíticastengan ahora que fundar un régi-men constitucional, que dé garan-tías a todos los chilenos —como loquería el acuerdo del 22 de agos-to—. Este régimen se ha iniciadoen una dura lucha contra el "cáncermarxista" —para emplear la expre-sión del miembro de la Junta gene-ral Leigh— y se ha propuesto noincurrir en los errores que hicieronposible la dramática situación queel país vive a partir de 1970.

Los hombres de armas están lu-chando por la Patria y no han llega-do al poder ni para defender anti-guos privilegios ni para revivir pa-sadas corruptelas, sino para asegu-rar la estabilidad institucional, la pazcivil, la seguridad y el desarrollo,conforme lo expresaba el acuerdode la Cámara de Diputados de fecha22 de agosto.

La lucha contra el extremismoextranjero armado ha impuesto elestado de sitio, y las condicionesapremiantes de la misma lucha im-piden que la correspondiente decla-ración sea discutida en un Congre-so, dando tiempo así a los adversa-rios de Chile para que se reagrupeny dilaten los indispensables opera-tivos militares. Así se explican eldecreto ley que declara el estado desitio y la decisión de la Junta de

Gobierno, adoptada el jueves, queclausura el Congreso Nacional de-clarando vacantes los cargos parla-mentarios. La vacancia de dichoscargos impide que los extremistasrebeldes se amparen en el fueroparlamentario, lo que habrían con-seguido al seguir en funciones elPoder Legislativo. No está de másrecordar que las serias comproba-ciones de fraude electoral coloca-ban en tela de juicio la investidurade muchos parlamentarios, a lo me-nos en el aspecto moral. La severi-dad con que proceden las FuerzasArmadas y Carabineros demuestraque ellas han asumido consciente-mente su papel de conductores deuna nación que no los tenía y queestaba reemplazándolos por losabanderados de ideologías y poten-cias extranjeras. Gracias a este pro-ceder, el país ha evitado una guerracivil profunda y dilatada, en tantoque ha salvado su libertad ante elpeligro inminente de caer sin retor-no en la tiranía comunista.

De la acción de la Junta de Go-bierno Militar debe surgir nuestrademocracia renovada y purificada,a través de instituciones que alien-ten el trabajo creador, destierren lademagogia y hagan inútil parasiempre la retórica política o la es-téril burocracia.


Comunicación social(21 de octubre de 1973)

Se analiza la situación del momento: brusca alza de los precios del pan.fideos, azúcar, carne, aceite y otros; una gran mayoría de los artículospasan a tener precio libre (antes era fijado por la autoridad) (EM, 16octubre, pág. 27).Las donaciones voluntarias para la reconstrucción nacional alcanzan yaa la suma de 330 millones de escudos (EM, 26 octubre, pág. 25).

La Semana Política

COMUNICACIÓN SOCIAL

El estado legal de guerra internaen que el país se encuentra tiende arestringir la libertad de la comuni-cación entre las autoridades y elpúblico. La garantía de éxito deciertos operativos impone la reser-va, en tanto que la búsqueda de lapaz social exige eludir temas con-flictivos, pero ninguna de esas doslimitaciones nos puede hacer olvi-dar que la autoridad suprema debesaber lo que piensa la ciudadanía yque esta última ha de estar impues-ta de las verdaderas intenciones ypropósitos de sus gobernantes. Paraobtener dicha finalidad, es indis-pensable una comunicación sociallibre y ágil, aunque las circunstan-cias no permitan una plena libertadde expresión.

En los últimos días se ha plan-teado un grave caso de faltas en lacomunicación social. Se trata delprograma económico en marcha,cuyos primeros y naturales efectosconsisten en una brusca alza de losprecios para los consumidores jun-to con explicables dificultades quese suscitan a los sectores producti-vos o comerciales para que adoptendecisiones económicas.

La población ha recibido a laJunta de Gobierno con grandes es-peranzas. La generosidad de laserogaciones venidas de los secto-res modestos en favor de la recons-trucción nacional así lo demuestra,como lo hizo presente el señor Mi-nistro del Interior, general Bonilla,al interrumpir su trabajo para aten-der a un grupo de escolares que letraía en una caja de cartón el valorde lo reunido por sus compañeros.Sin embargo, esa esperanza necesi-ta ser mantenida en la etapa dolo-rosa de adaptación entre la canti-dad de cosas disponibles para loschilenos y la capacidad de éstos pa-ra adquirirlas. Como dijo el Minis-tro de Economía, señor Léniz, elprecio de las mercaderías no pue-de ser inferior a lo que cuesta pro-ducirlas. Si esta regla no se aplica,lo que ocurre es que el artículo nose produce o empieza a transarseen la clandestinidad, en el mercadonegro, es decir, en el comercio quepaga el costo de producción máslas utilidades de los intermediariosque compensan con subidas ga-nancias el riesgo de incurrir ensanciones, lo que significa que elprecio pagado por el consumidor esenormemente superior al que


desembolsaría en un mercado nor-mal.

El plan económico está siendodefendido por los señores Ministros,por los técnicos y por los medios depublicidad, pero el Gobierno no hapodido poner en juego todo el enor-me apoyo moral con que cuenta parapersuadir a la población de que lasalzas de precios no son obra delcapricho de los funcionarios o de lacodicia de los ricos, sino la conse-cuencia de tres años de indescripti-ble derroche.

Los gobiernos disponen de há-biles consejeros y de informantesdiestros, pero es fácil que entre ellosse deslicen tentativas equivocadasde cerrar el acceso auténtico delpueblo a los gobernantes. Son estoselementos los que cortan la verda-dera comunicación social, el con-tacto espontáneo entre la ciudadaníay el mando supremo.

El asunto es grave porque, enestado de guerra y de sitio, en pre-sencia de enemigos internos y ex-ternos, no es concebible prescindirde medidas de seguridad, entre ellaslas referentes a comunicaciones.Sin embargo, los buenos contactosentre Gobierno y pueblo son indis-pensables para la reconstruccióndel país. La conciliación de ambasrealidades no es fácil. La seguridadinterna y externa obliga al sigilo, entanto que las penurias impuestas porel paso de la anarquía demagógicaal orden productivo necesitan de unaamplia comprensión popular. Re-solver esta contraposición no es ta-rea sencilla.

La ex "Unidad Popular" se que-jó a menudo de que su aparato pu-blicitario era incapaz y que cedíaposiciones frente a la ágil ofensivadel periodismo libre. Dicho aparato

publicitario tenía a su favor una po-lítica demagógica en que el obre-ro, el empleado, el estudiante, elconsumidor, eran halagados con laexaltación ficticia de su consumo ycon la exhibición de un imaginariopoder de los trabajadores. Esa polí-tica demagógica fracasó por obrade los hechos, pero gracias al do-minio de la publicidad logró dejaruna imagen mundial atrayente yarriesgar a los chilenos a que vuel-van a la nostalgia, como ha sucedi-do en su tiempo con los dos Pre-sidentes Alessandri y con el Presi-dente Ibáñez.

¿Se está preparando al país pa-ra comprender por sí mismo lo queocurre? La madurez política chile-na, la organización social y los há-bitos de los chilenos exigen queellos reflexionen por sí mismos ycomprendan el momento en que sevive. Para estos efectos, no cabeconfundir la información veraz yatractiva con la propaganda. Asícomo es perjudicial el halago aloficialismo en vez de la crítica res-petuosa y positiva.

ÉPOCA NUEVA

Los cortocircuitos de la comuni-cación entre gobernantes y gober-nados han impedido hasta ahora queel grueso de la población compren-da que entramos a una nueva épocahistórica, que se pone fin a cincuentaaños de hábitos que culminaron conel desastre de la UP. Se ha exaltadocon razón el espíritu portaliano, peroevidentemente eso no significa quepueda retrocederse a la época enque vivió don Diego Portales. Todolo contrario: hay que imitar al granMinistro en lo que él hizo, que fueprecisamente la creación de una


verdadera república en forma, laconstrucción de algo nuevo con losmateriales que tenía a su disposi-ción. El espíritu portaliano de laJunta es también un espíritu crea-dor y renovador. Sólo ese espírituy las expectativas de engrandeci-miento del país justifican los gran-des sacrificios que están imponién-dose a la ciudadanía.

Por décadas se ha hablado tantoentre nosotros de revolución, queesa palabra es hoy un gastado lugarcomún. Pero la verdadera revolu-ción es la que se está operando enestos días y que las fallas de la co-municación social no permiten quese aprecie por el público.

Es revolucionario, en efecto,que nuestro país esté ensayando laproeza inédita de convertirse real-mente en una república de trabaja-dores, vale decir, en una sociedaden que trabajemos todos y nos ga-nemos la vida entregando productoso servicios útiles para los demás.Esa auténtica república de trabaja-dores destierra al burócrata, al agi-tador, al especulador y al monopo-lista. En esa sociedad no hay regí-menes de privilegio para el emplea-do respecto del obrero ni del em-presario con relación de quienesparticipan en la empresa. La liber-tad de precios y la desapariciónde proteccionismos indebidos a lasempresas obligan a ser trabajado-res y eficientes a todos los chilenos.Sólo prosperarán en ese clima loshombres de empresa, los técnicosy los demás trabajadores que sepanganarse la vida.

Es revolucionario también quelos chilenos pasemos de los dere-chos en el papel y de las proclama-ciones demagógicas al disfruteconcreto de las cosas. El derecho a

la salud debe traducirse en buenosy numerosos hospitales, en abun-dancia de medicamentos y en dis-ponibilidad de profesionales de lamedicina y paramedicina. El dere-cho a la vida significa en la prácticala batida contra los asaltantes ybandidos que aún pululan en Chile,así como también en la acciónpolicial honesta y en la justicia rá-pida, oportuna y barata. El derechoa la libertad consiste en moversesin temor dentro del territorio y sa-lir y entrar de él sin trabas; en tra-bajar, comprar y vender en cualquierpunto del país y sin persecuciones uhostigamientos; y en expresarsepúblicamente y optar sin controlesen el plano de la conciencia, y tam-bién de la política, apenas el estadode guerra y de sitio lo permitan.

Durante los últimos años la li-bertad irrestricta de que nos enor-gullecemos no ha sido obstáculopara que la capital santiaguina opri-ma a las provincias; para que el bu-rócrata veje o postergue al particu-lar; para que los injuriadores y ca-lumniadores proliferen; para que losdemagogos hagan promesas y pro-pongan "40 medidas" que no estándispuestos a cumplir; para que labaratura de los precios esté en losíndices oficiales, pero no en la ca-nasta de la dueña de casa; para quelos derechos sociales estén en lostextos de las leyes, pero no en ladura vida del campesino, del pobla-dor, del obrero industrial, del em-pleado modesto.

Las urgencias de estos días hanpuesto el acento en la reconstruc-ción, pero esa palabra podría dar laidea de que vamos a retroceder, deque vamos a volver a lo de antes.La verdad es que estamos en loscomienzos de un verdadero resur-


gimiento o, mejor dicho, de un "re-nacimiento", pues la hermosatarea actual es hacer un país, crearuna república que ha quedado des-vencijada; construir una economíanueva desde las cenizas de la anti-gua e iniciar una sociedad de lostrabajadores y para los trabajadores.

El concepto de trabajador tomasu exacto significado y escapa a lasdistorsiones a que lo sometió el re-sentimiento. Trabajadores son losque trabajan, es decir, los altos jefesmilitares, las autoridades todas, loshombres de armas, los funcionarios,civiles, las dueñas de casa, los em-presarios, los profesionales, lostécnicos, los empleados de oficinay los operarios. La dignificacióndel trabajador no está en la dema-gogia o en la sensiblería, sino enconferir la dignidad propia al tra-bajo y mostrar que en el esfuerzodel blindado, del alto horno, de lacomputación, de las prensas, de lapala o del tractor está la realizaciónde la dignidad del chileno. De eseesfuerzo común y armónico ven-drán el techo decente, la alimenta-ción abundante, producida en nues-tra tierra, la igualdad de oportuni-dades educacionales y de salud, así

como el deporte, las diversiones ytodos los demás sanos agrados de lavida.

El programa económico suponepues una ética nueva y un desen-tumecimiento de nuestro pueblo,sometido por largos años a la toxi-na de la inflación y de la mentira.

El renacimiento del país suponeuna vasta obra de educación de lasmasas y dicha obra sólo está al al-cance de medios informativos in-dependientes y libres, capaces deaplicar su especialización profesio-nal a la debida inteligencia de lospropósitos de los gobernantes, atraducir verazmente al público talespropósitos y a realizar la críticaconstructiva que toda gran obra re-quiere. El oficialismo en la comu-nicación —el uso preferente de me-dios informativos oficiales— es unpeligro para el propio Gobierno,salvo en lo que respecta a los ope-rativos militares que pudieran frus-trarse por falta de reserva. La pre-ocupación de algunos por "la ima-gen" se calmaría bastante si los me-dios informativos independientestuvieran toda la libertad necesariapara decir la verdad del Gobierno,que es la honesta verdad de Chile.


Supremo Gobierno(28 de octubre de 1973)

Se analiza la campaña en el exterior contra la Junta de Gobierno. Mu-chos líderes de la Unidad Popular se encuentran asilados en embajadas(Gastón Pascal Allende, Mireya Baltra, Gladys Marín y otros). El Gobier-no pide a las embajadas una lista de asilados y anuncia que podrán salirdel país (EM, 8 octubre, pág. 16). Se destaca el papel de la Secretaría deGobierno.

La Semana Política

GOBIERNO INTERIOR

Múltiples y difíciles son los pro-blemas que debe afrontar el Go-bierno. En primer término, el paísse encuentra en un estado de gue-rra interno, debido a la resistencia aveces sorda y a veces violentamen-te sorpresiva del comunismo dentrodel territorio, en connivencia con elexterior. El comunismo ha perdidouna batalla demasiado grande en elcaso de Chile para que se resigne aabandonar el campo sin más. Losprincipales líderes comunistas hansalido de la clandestinidad y se en-cuentran asilados en Embajadas depaíses de Europa Occidental, depaíses del Mercado Común y no delComecón, de países de la OTAN yno del Pacto de Varsovia. Pero laacción clandestina contra el Go-bierno militar continúa y es proba-ble que cuente con apoyos signifi-cativos por parte de Cuba, capatazde imperialismo soviético en Amé-rica, y de otros países.

El comunismo a su vez movilizala campaña publicitaria, entre ino-cente y malintencionada, que desa-rrollan contra Chile muchos órganosde prensa con el auxilio de maloschilenos que han vivido en la opu-

lencia en países extraños, merced alos dólares que recibían como pro-ducto del trabajo de sus compatrio-tas. Este asunto publicitario no tie-ne más inconveniente que el de ha-cer más difícil la labor diplomáti-ca de un Gobierno que sólo aspiraa la paz y a la amistad en el campointernacional.

El ataque interno y externo sesuma la quiebra de la economíachilena, saqueada hasta extremoscasi inconcebibles por la ex UnidadPopular. La reconstitución de la es-tructura económica desarticulada, lanormalización de las actividades, losviolentos reajustes de precios queson necesarios para que los bienesse produzcan, todo eso implica unenorme sacrificio para la población,así como también una heroica re-nuncia a las tentaciones demagógi-cas y populistas.

El actual Gobierno es respetadoy respetable. Sus actitudes puedenarrancar aplausos de admiración yde gratitud, pero sus medidas nopodrán ser "populares", en el senti-do que dan los políticos a esa pala-bra. La guerra trae sacrificios e in-popularidad. El estado de sitio en-vuelve sacrificios e impopularidad.La reconstrucción implica sacrifi-


cio e impopularidad. Sobre esto nocaben ilusiones. La creación de unanueva institucionalidad redimidade los vicios que hicieron caer a laanterior no es un asunto de oratoriay de halago popular.

En este cuadro de realidades, loesencial es que el Gobierno consigael máximo de eficacia con el míni-mo de sacrificio para la población.

En el orden económico se estáaplicando un plan que debe dar se-guros resultados con tal que el Go-bierno tenga la valentía de soportarlas presiones de los intereses heri-dos y la queja de todo un país queha perdido el hábito del trabajo yque carece de espíritu de previsión.Los sufrimientos de hoy serán elbienestar del mañana, porque asíconquistan los pueblos fuertes sudestino. Para lograr esto, la Junta ysus Ministros se verán obligados adominar muchas veces sus senti-mientos para seguir la marcha haciael futuro, oyendo y comprendiendoel malestar que provoca la recons-trucción económica, pero sin cederen las medidas de saneamiento.

Herramienta principal de unapolítica eficaz es por cierto el usoque se haga de los mecanismos deGobierno Interior. Están ellos des-tinados en primer término a asegu-rar el orden público y la tranquili-dad de los ciudadanos, dentro delas circunstancias en que el país seencuentra.

La acción que se realice paradesterrar la escalada de delincuen-cia a que el país estaba entregado ypara mover a las autoridades admi-nistrativas territoriales a que se de-diquen a la limpieza moral y mate-rial de la nación, no es por cierto laúnica tarea política, pero sin lugar adudas es posible mostrar allí una

rápida eficacia e imprimir un nuevosello a la vida pública chilena.

Aunque ciertos equivocados ex-pertos de la política no lo crean, elpueblo sencillo de Chile tiene de-seos de orden y de paz. Experimen-tan muchas necesidades materiales.Ha sufrido y se le ha explotado du-rante gobiernos de derecha, de cen-tro, de izquierda y de extrema iz-quierda. Todavía tiene pacienciapara soportar, siempre que un Go-bierno interior eficaz muestre conhechos que está gobernando, queya no promete, que las realizacionesvendrán de a poco, pero que ya esposible que muchachas humildes nosean violadas a pocos metros de suscasas, o que los asaltos a mansalvano constituyan la rutina de ciertascalles, como ocurría en tiempos dela Unidad Popular.

Hay que apreciar en lo que valeel orden. Quienes no son o no hansido pobres ignoran la incertidum-bre y el temor que genera el estadode indefensión y falta de autoridad.

Bien se sabe que el orden y lamoralidad pública no forman todoel bien común posible, pero hayotros servicios y otras funcionesestatales destinados a satisfacer lasnumerosas necesidades sociales deChile. Lo importante es que los en-cargados del orden comprendan quela verdadera política del Gobiernointerior, la del combate al bandidajey la de la limpieza, tiene un valorauténticamente popular.

SUPREMO GOBIERNO

A cargo del Poder Ejecutivo ydel Legislativo se encuentra la Jun-ta Militar. De ella depende la con-ducción de las relaciones interna-cionales, a través del Ministerio de


Relaciones Exteriores; la política deseguridad nacional, a través de lasFuerzas Armadas y Carabineros; lapolítica financiera y económica, através del comité económico deMinistros; la política educacional,por el Ministerio de Educación; lapolítica social, a través de los Mi-nisterios del Trabajo, Salud, Vi-vienda y, en fin, la atención de to-dos los asuntos que reclama el Go-bierno de la nación y la adminis-tración del Estado. Además, disuel-to el Parlamento, corresponde a laJunta la dictación de Resolucionessobre materias propias de Ley.

El Supremo Gobierno, que radi-ca en la Junta, necesita de un ins-trumento de relación con la ciuda-danía, y allí está el papel de la Se-cretaría General de Gobierno, re-partición que no es un Ministeriocomo los otros, sino la voz directade la Junta frente al país, el secre-tariado que comunica al SupremoGobierno con el pueblo.

Hay consenso nacional en quela comunicación a que nos referi-mos no puede ser una propaganda,es decir, un mensaje unilateral,siempre dirigido desde arriba, sinoun intercambio que permita al Go-bierno auscultar sin intermediariose interesados el efectivo sentir delpueblo.

Es conveniente y hasta necesarioque los Ministros vayan al terrenoy tomen contacto directo con el pú-blico, pero su impresión ocular nopodrá ser nunca completa, porquees difícil la sinceridad directa paracon el gobernante y porque jamáspodrá éste conceder todas las entre-vistas y recorrer todos los lugareshasta palpar lo que en verdad ocurre.

Es indispensable también quehaya medios informativos libres que

reflejen honestamente el juicio dela opinión pública sobre la marchadel Gobierno y sobre las dificultadesde la convivencia nacional. Sin em-bargo, tampoco los periodistas soncapaces por sí solos de dar el cuadrocompleto. No toda la ciudadaníallega a los medios informativos niéstos pueden reunir la informaciónexhaustiva y atribuirle la justa im-portancia que cada contenido de ellamerece.

Además de la propia informaciónreservada del Gobierno, del contac-to personal de los altos personeroscon el público, de la auscultacióndel país que pueden hacer los me-dios informativos independientes yde los demás elementos de juiciocon que cuenta el Estado, la Secre-taría General —operando en el ni-vel de la Junta— puede captar elsentir de lo que podría llamarse elpoder social.

Entendemos por poder socialel que se exprese en los organis-mos juveniles, en las institucionesfemeninas y en los gremios propia-mente tales.

Este poder social ha actuado enChile, y la ex Unidad Popular expe-rimentó dolorosamente la fuerzamoral de las mujeres, de los jóvenesy de los gremios. Esa fuerza morales el apoyo más sincero de todobuen gobierno y el agente más fielpara captar el sentimiento público.

La relación entre la Junta y elpoder social debería ser directa, esdecir, efectuarse a través de la Se-cretaría General de Gobierno y sólomediante ella. La administración delos asuntos laborales correspondeal Ministerio del Trabajo; los pro-blemas habitacionales y de Urbani-zación al Ministerio de la Vivien-da; la política educacional corres-


ponde al Ministerio del ramo, lostemas de higiene ambiental, sani-tarios y de atención médica, al Mi-nisterio de Salud, etc. Pero estosproblemas sociales son específicosy no miran a la organización delpueblo en sí mismo. Los asuntosjuveniles no se agotan con la ma-teria educacional. Los problemasde las madres no están sólo en eltema de la atención materno-infan-til ni los gremios tienen sólo con-flictos laborales. En todo un inmen-so campo comunitario, en que eljoven es joven, el trabajador es tra-bajador —cualquiera que sea el lu-gar que ocupe en la faena produc-tiva— y en que la mujer es mujer,papel en que representa a la fami-lia, a los niños y al futuro de lanación.

El poder social a que nos referi-mos existe en Chile. No ha surgidodesde arriba. No tiene la Junta queimponerlos. En las provincias y enlas regiones, los hombres de trabajose han unido. En las comunas, lasorganizaciones femeninas actúanpor encima de las divisiones parti-distas. Los jóvenes también en mu-

chos casos han logrado superar lasbarreras partidarias.

Un grave error de muchos regí-menes autoritarios ha sido desco-nocer el poder social. Otro no menosgrave ha sido el de crear un aparatooficialista que simula al poder so-cial y con el cual dichos regímenespretendían reemplazar la expresiónpolítica del pueblo.

Fácil es no cometer esos erroresen Chile. El poder político está enla Junta de Gobierno y sólo en ella.El poder social nació mucho antesdel 11 de septiembre. Ha sido utili-zado, maniobrado y engañado porlos políticos, pero ahora debe que-darse como poder social. Y los ser-vicios u oficinas de la SecretaríaGeneral de Gobierno deberían serlos órganos de contacto entre el po-der político y el poder social. Sieste último es auténtico y expresasin disfraces el sentir de la juventud,de la mujer y de los hombres detrabajo, el Gobierno podrá contaren las difíciles horas futuras con lacolaboración consciente —y tal vezen algunos casos crítica— de laciudadanía independiente.


Movilización social(10 de febrero de 1974)

El 31 de enero, el Presidente de la Junta de Gobierno, general AugustoPinochet, dio comienzo en Arica a una gira por el norte del país (EM, 1febrero, pág. 1). El 3 de febrero se dirigió a Iquique para luego continuara Antofagasta (EM, 4 febrero pág. 17) y terminar con visitas a Calama,Chuquicamata y algunas salitreras (EM, 6 febrero pág. 1).

La Semana Política

MOVILIZACIÓN SOCIAL

La visita del Presidente de laJunta de Gobierno al norte del terri-torio es un índice de que el pueblocomprende y apoya la política delrégimen militar.

Un Gobierno que reemplaza aun sistema de halago metódico a lasmasas; que está expuesto a los clá-sicos reparos del poder no generadoen las urnas, y que pone en prácticauna política antidemagógica, de sa-na rectificación económica, de dis-ciplina, de grandes sacrificios y deesfuerzo colectivo, no puede espe-rar aplausos fáciles.

Cualquier observador impar-cial bien informado sobre la historiachilena de los últimos años llega ala conclusión de que el costoso yfracasado experimento marxista nopodía erradicarse sino por medio delas armas. En consecuencia, el de-rrocamiento del señor Allende y eldesmantelamiento de la capacidadofensiva comunista eran hechos in-evitables, así como esencialmenteligados a la presencia institucionalde las Fuerzas Armadas en el poder.

Ese observador bien informadollegaría también a la conclusión deque el estancamiento económico deChile era insuperable, a menos que

se eliminaran los factores parali-zantes de la actividad productiva yque los recursos del país se asigna-ran del modo más eficiente. Tal li-beración supone la economía demercado y, por tanto, el fin de losprivilegios emanados de errores le-gales o de la tolerancia ante el abu-so monopolista de grupos de em-presarios o de trabajadores. La dis-yuntiva en que el país se encontra-ba era continuar de tumbo en tum-bo, prolongando y agravando el es-tancamiento económico, o instaurarla dura política de realismo que es-tá desplegando el Gobierno militar.Ahora bien, la demagogia y los in-tereses creados por la politiqueríahabían llegado a tal punto que unapolítica económica sana era virtual-mente imposible, a menos que serealizara por gobernantes que noestuvieran ligados al vaivén de losfavores electorales. El régimen mi-litar y la reconstrucción económicason, pues, términos inseparables.

El Presidente de la Junta de Go-bierno, general don Augusto Pino-chet, no fue evidentemente al norteen busca de aplausos. Ninguno delos integrantes de la Junta los nece-sita, aunque todos ellos los recibenen forma continua en sus aparicio-nes públicas.


El general Pinochet iba a expli-carle al pueblo los fundamentosde la acción militar, y lo que mere-ce subrayarse es que los trabajado-res comprenden la seriedad de lospropósitos de las instituciones ar-madas, saben que ellas no soninstrumentos de intereses subalter-nos y tienen esperanzas de que lospesados sacrificios de las alzas deprecios y de los impuestos se tra-duzcan en una recuperación efecti-va del país para la libertad, la dig-nidad y el bienestar de todos.

Es probable que el Presidente dela Junta Militar se haya persuadidode la conveniencia y aun de la ne-cesidad de que personeros del Go-bierno visiten las regiones del terri-torio, palpen las necesidades de lasprovincias y acudan a resolverlassin dilaciones. En el orden de mate-rias de su ramo, el Ministro de Eco-nomía, don Fernando Léniz, ha de-sarrollado una vasta labor de difu-sión y de explicación de ideas. Esalabor ha trascendido las fronteras yse han abierto las puertas de impor-tantes centros financieros conven-cidos por las razones poderosas queafianzan la causa de Chile. La ex-plicación y la presencia de los hom-bres de Gobierno resultan necesariaspara el cumplimiento de los planesde la reconstrucción nacional.

Cabe preguntarse sin embargoacerca de si permanecerán los tér-minos actuales de relación entregobernantes y gobernados. En otraspalabras, se trata de saber si el go-bernante proseguirá actuando y ex-plicando sus actuaciones mientrasla ciudadanía asiste a un procesodel que no se sentiría participante,o si se abren posibilidades para laactuación responsable del elementocivil en la vida pública.

Parece innecesario insistir enestos momentos en que cualquieraforma de movilización social o departicipación ciudadana en la vidapública habrá de adecuarse a la rea-lidad política actual, adecuaciónque excluye el regreso al esquemade partidos tal cual se han dado es-tos en los últimos años. El asam-bleísmo, la concentración de losafanes en los mecanismos electora-les, la preferencia por el legalismoaun en contra de la libertad o de lajusticia, la confusión entre el espí-ritu público y el espíritu de banderíapartidista, y varios otros rasgos dela decadencia del partidismo no po-drán repetirse mientras el régimenactual actúe de acuerdo a los fun-damentos que le dieron origen.

Parece evidente que la partici-pación institucional de las FuerzasArmadas en el mando supremo nodesnaturaliza el papel esencial dedichas fuerzas. Siempre habrá quedistinguir entre el poder políticodel Estado y la fuerza jerárquica or-ganizada que está al servicio de és-te. Si bien en los titulares del man-do supremo se identifican el poderpolítico y el poder militar, en losdemás escalones la diferencia vaestableciéndose. Dicha diferenciaobliga a reconocer que el poder po-lítico (aun ejercido por militares)necesita un tipo de apoyo y de par-ticipación ciudadana que no en-contrará en las Fuerzas Armadas.Estas últimas participan jerárqui-camente y en último término obe-decen al poder del Estado. Lo quese requiere es que la ciudadanía noligada por el deber militar respaldey tome responsabilidades volunta-rias en la lucha que la Junta de Go-bierno da para la reconstrucción deChile.


Reconociendo entonces la nece-sidad no sólo del pronunciamientomilitar sino de la permanencia delrégimen como supuesto esencialde la reconstrucción, debemos ad-mitir que el propio régimen necesi-ta apoyo y participación de la ciu-dadanía, sin que ello implique vol-ver al esquema partidista superadoy sin que tampoco satisfaga comofórmula estable el solo respaldomilitar.

¿Cómo encontrar una moviliza-ción de la ciudadanía que signifi-que el concurso responsable y vo-luntario de los particulares a la tareade sacrificio en que están empeña-das las Fuerzas Armadas? ¿Cómohacer una movilización generosa ypositiva de esfuerzo ciudadano, quevaya más allá del acatamiento res-petuoso de las normas oficiales odel aplauso ocasional a los méritosde los hombres de Gobierno? ¿Có-mo comprometer a largo plazo alciudadano común en la batalla de lareconstrucción? He aquí el tema quesuscita el alentador viaje del gene-ral Pinochet al norte del país.

DESCENTRALIZACIÓN REGIONAL

Uno de los factores que tal vezpodría facilitar la movilización ciu-dadana se encuentra en el desarrollodescentralizado del país.

Descentralizar significa estable-cer varios centros de influencia enel territorio y no tan sólo crear pro-vincias o supraprovincias másgrandes.

Descentralizar equivale en lapráctica a "desantiaguinizar" a Chiley no simplemente facilitar el ma-nejo metropolitano central estable-ciendo unidades provinciales másextensas.

La "regionalización" debe servirpara descentralizar el país, ofre-ciendo a las personas y a los valo-res del territorio chileno posibilida-des de desenvolvimiento libre quejamás han tenido. Esas posibilida-des —en el plano económico— sedan con la política liberadora de lasiniciativas que impulsa el Gobier-no, pero es fundamental que la es-tructura administrativa del país noconspire contra la flexibilidad delas decisiones económicas, a travésdel centralismo burocrático.

Por lo demás, el aspecto econó-mico, con ser decisivo y ocupar enel presente estado de necesidad, elprimer plano de las preocupacionespúblicas y particulares, no es elúnico de la nación. Hay toda unariqueza variada de costumbres, tra-diciones, peculiaridades idiomáti-cas, valores literarios y artísticos,que debiera expresarse y expandir-se en una vida regional auténtica.Existen además expectativas edu-cacionales concordantes con losatributos y recursos de las regiones.Pero más importante que lo anteriores que en el nivel regional se des-piertan vocaciones de liderato, sur-gen auténticos gobernantes zonales,es posible que los gremios adquie-ran su servicial significación y que,en definitiva, la formación políticasana venga del aprendizaje local yde la prueba de las aptitudes en lalucha práctica con los problemas decada rincón de Chile.

Las capacidades políticas ideo-logizantes y extranjerizantes debie-ran reemplazarse por la aptitud demanejar los asuntos reales que pre-ocupan a los chilenos a lo largo delterritorio, aptitud que se adquiereen el trato y confrontación con lasdificultades de alguna de las unida-


des geo-económico-culturales enque se divide el país. Y la naciona-lización profunda del quehacer po-lítico sólo se adquiere —paradóji-camente— por la vía de aceptar,respetar y desenvolver las regiones.

Por cierto que la actividad regio-nal intensa no excluye sino quepostula con más premiosa exigenciala formación universal. El regio-nalismo parroquiano y localista estodo lo contrario de la auténticadescentralización. Hay que abrir lasregiones a la actividad moderna yexaltar sus valores para elevarlosrealmente antes que para convertir-los en objeto de culto localista.

Si resulta necesario el apoyociudadano consciente y responsablea las tareas de la reconstrucción na-cional, la más adecuada forma departicipación civil en la vida públi-ca parece ser el aporte de los veci-nos, de las familias, de los organis-mos locales. De ahí entonces que laregionalización ofrezca virtualida-

des insospechadas, tanto para au-mentar la eficiencia administrativadel Estado como para mejorar ladistribución del elemento humanoen el territorio y, sobre todo, paradarle contenido concreto a la accióngremial, a las tareas vecinales y alas iniciativas sociales de centrosde madres, clubes sociales, centrosdeportivos y juveniles.

La descentralización puede noser el único de los medios de pro-vocar la movilización social acti-va, pero lo cierto es que en el planoregional aparecen las tendenciasmás vivas, más realizadoras y demás leal apoyo a una política deresurgimiento nacional.

Los movimientos regionales nocubren todo el aspecto de la partici-pación y movilización sociales. Son,sin embargo, un aporte concreto ydisponible para una nueva institu-cionalidad porque suponen la expe-riencia y el conocimiento efectivosde Chile.


Un nacionalismo pragmático(17 de marzo de 1974)

El 11 de marzo, al cumplir 6 meses de Gobierno, el Presidente de la Juntahace una exposición al país (EM, 12 de marzo, pág 1), para luego em-prender viaje a Brasil con el fin de asistir a la toma del mando delPresidente Ernesto GeiseL En el viaje se reúne, además, con el Presidentede Uruguay (EM, 13 marzo, pág. 1). Asume el mando de la Junta elalmirante José Toribio Merino. Se da a conocer la "Declaración de Prin-cipios" del Gobierno (EM, 13 marzo, pág. 21), la cual es analizada en elartículo.

La Semana Política

ENUNCIACIÓN DE PRINCIPIOS

Cumplidos seis meses de Go-bierno de la Junta Militar tuvo lugarla exposición del Presidente de ella,general don Augusto PinochetUgarte, y la opinión pública conociódiversos documentos que definen lalínea política del régimen.

El general Pinochet, en la sesiónsolemne celebrada el 11 de marzoen el edificio Diego Portales, mani-festó satisfacción por la tarea rea-lizada y confianza en el futuro. Rei-teró en su exposición oficial el ca-rácter autoritario, nacionalista y an-ticomunista del Gobierno.

Al dirigirse en visita oficial alBrasil, con motivo de la Transmi-sión del Mando en esa República,oportunidad de encuentro y diálo-go con gobernantes sudamericanosafines, el Presidente de la Juntadestacó la característica de los últi-mos años de la historia política delcontinente en que las Fuerzas Ar-madas habían asumido institucionaly orgánicamente el poder en diver-sos países, en vista de las insufi-ciencias del sistema político domi-

nante en ellos. Tanto el viaje alBrasil como el discurso del lunes11 y el mensaje antes de salir delpaís constituyen una progresiva de-finición de propósitos.

A esto se añade la "Declara-ción de Principios del Gobierno deChile", documento oficial que ve laluz pública el miércoles 13 con lafirma de los cuatros señores miem-bros de la Junta.

La Declaración es un documen-to que carece de precedentes enChile.

Aparte de que llama la atenciónpor la solidez, concisión y riquezade sus ideas, su singularidad resideen conseguir afirmaciones concretasy pragmáticas después de haberseremontado a las alturas de los prin-cipios esenciales.

Hemos tenido documentos polí-ticos de gran elevación que no des-cienden a planteamientos concre-tos o estudios acuciosos de materiasespecíficas que dan por supuestos oque simplemente ignoran los altosprincipios.

La Declaración se apoya en unaconcepción explícita del hombre y


de la sociedad, conforme al pensa-miento político del humanismocristiano tradicional. Dicho pensa-miento es, en realidad, el único quepuede sortear con éxito la dictaduratotalitaria. Las proposiciones de laDeclaración son terminantementepersonalistas: el hombre tiene dere-chos naturales anteriores y superio-res al Estado; el Estado debe estaral servicio de la persona y no alrevés; el fin del Estado es el biencomún general.

Estos principios sirven a la Jun-ta de Gobierno para rechazar tantoel individualismo liberal como elcolectivismo totalitario. El rechazose extiende a las terceras posicio-nes en cuanto ellas impliquen "diá-logos" o entendimientos con el co-munismo.

El documento sostiene tambiénque el bien común exige respetarel principio de subsidiariedad, nor-ma según la cual el campo de ac-ción de una sociedad está limitadopor las competencias de los entesinferiores a ella. En virtud de esteprincipio, corresponde al Estadoasumir sólo aquellas actividadesque las sociedades intermedias olos particulares no están en condi-ciones de desarrollar por sí mis-mos, ya sea por la naturaleza de di-chas actividades, ya sea porquelos llamados a desempeñarlas nolo hacen por negligencia, incapaci-dad u otra causa. El Estado actúaen subsidio y en razón del bien co-mún.

Aplicando el mencionado prin-cipio, la Declaración afirma que"cuanto mayor sea el estatismo queafecte a una sociedad, menor serásu efectiva libertad, por extendidoque sea el ejercicio ciudadano delos derechos políticos".

"El principio de subsidiariedadpresupone el derecho a la libre ini-ciativa en el campo económico",dice la Junta. "La centralizaciónexcluyeme de toda la actividadeconómica por el Estado no sóloconduce a una sociedad estatista,que termina por negar prácticamen-te la libertad personal, sino queademás prescinde de la capacidadcreadora de los particulares en elterreno empresarial, cuyo reempla-zo por el burócrata perjudica el sur-gimiento de nuevas fuentes de pro-ducción y de trabajo".

Luego de reconocer la misióndel Estado en el campo económico,como contralor y garante de la librecompetencia contra cualquier abusoo monopolio y como planificadorde la actividad general, la Declara-ción establece que "sería inútil ad-mitir la iniciativa de los particula-res en el campo económico si no sereconoce conjuntamente el derechode propiedad privada tanto sobrebienes de consumo como sobre me-dios de producción".

Veamos, pues, cómo la Declara-ción de Principios del Gobierno deChile avanza mucho en la concep-ción básica de la nueva institucio-nalidad: el hombre está antes que elEstado; el Estado se encuentra alservicio de la persona, el fin delEstado es el bien común general; elbien común impone el principio desubsidiariedad; éste a su vez impli-ca el derecho a la libre iniciativa enel campo económico; tal iniciativasería inútil si no se reconoce el de-recho de propiedad privada.

Las ideas expresadas deben re-calcarse, analizarse y comentarse,pues las prácticas administrativas,económicas y financieras se en-cuentran todavía lejos de ceñirse


plenamente al contenido de la De-claración de Principios del Gobier-no de Chile.

UN NACIONALISMO PRAGMÁTICO

Fundado en los principios uni-versales del humanismo clásico, elpensamiento político del Gobiernobusca en la realidad chilena los ele-mentos que completen y lleven asu plena aplicación aquellos prin-cipios.

La opinión pública ha recibidosucesivas expresiones del generaldon Augusto Pinochet, del almi-rante don José Toribio Merino,del general don Gustavo Leigh y delgeneral don César Mendoza, que,en oportunidades distintas, han idomodelando este pensamiento na-cionalista amplio y pragmático, quese funda, en primer lugar, en la bús-queda de la unidad espiritual de loschilenos, cuyo arquetipo es la uni-dad real y profunda de las FuerzasArmadas y Carabineros.

El patriótico desprendimiento yel alto sentido de responsabilidadhan creado visibles lazos solidariosentre los miembros de la Junta, losque se extienden hacia las institu-ciones bajo su mando. Allí está labase del régimen y la esperanza dela unidad creciente de Chile.

Durante la ausencia del generalPinochet, la Presidencia de la Juntade Gobierno ha pasado al almirantedon José Toribio Merino, de acuer-do con el orden de precedencia es-tablecido. La ceremonia correspon-diente a la actitud de la Junta, de lasinstituciones armadas y del país en-tero demuestran que el criterio uni-tario ni siquiera se pone en duda.

Partiendo de la unidad nacional,la Declaración se refiere a un Pro-

yecto Nacional que integre los im-perativos de la Seguridad y del De-sarrollo, sin perjuicio de lo aseve-rado por la Junta en orden al rolsubsidiario del Estado.

El Gobierno autoritario, imper-sonal y justo, conforme a la tradi-ción portaliana, aparece como elcentro de la nueva institucionalidad.Luego vienen las proposiciones deigualdad ante la ley y ante la vida;dignidad del trabajo; estímulo almérito y al esfuerzo personal; so-briedad y austeridad de quienesmandan; despolitización de la fun-ción pública.

El orden jurídico deberá seguirdentro del respeto a los derechoshumanos, a la libertad de concien-cia y al derecho a discrepar. Sinduda, una de las tareas más intere-santes será encontrar la confluenciaentre la disciplina y la libertad, en-tre la unidad y la pluralidad, entrela más amplia tolerancia y la seve-ridad con los que propugnan la des-trucción del orden moral y espiritualdel país.

Este sentido jurídico rectamenteentendido hace que Chile no seaneutral frente al marxismo y que el"actual Gobierno no tema ni vacileen declararse antimarxista".

La Junta concibe un Gobiernoautoritario dentro de la órbita desus atribuciones, lo que no es in-compatible con la descentralizacióndel poder, tanto en lo funcionalcomo en lo territorial.

El documento que glosamos dis-tingue entre poder político o facul-tad de gobernar el Estado y el po-der social o facultad de autogobier-no de los cuerpos intermedios. LasFuerzas Armadas y Carabineros hanasumido la plenitud del poder polí-tico.


La Junta no fija plazo para elcumplimiento de su misión, "por-que la tarea de reconstruir moral,institucional y materialmente alpaís, requiere una acción profunday prolongada". Sin embargo, aun-que no fija plazo, "entregará opor-tunamente el poder político a quie-nes el pueblo elija", pero ello nosignifica que las FF.AA y de Ordense desentiendan de su sucesión gu-bernativa, pues consideran parte desu misión "el inspirar un nuevo ygran movimiento cívico-militar"."Al integrar ese gran movimientode unidad nacional que nace, supe-rando antiguas divisiones y bande-rías partidistas, la Junta de Gobier-no llama a todos los chilenos...".He aquí, pues, toda una definiciónpolítica y un llamamiento a la orga-nización cívica.

En lo que se refiere al poder so-cial de los organismos intermedios,la Junta proclama su independenciay aspira a su despolitización; señalaun nuevo sentido de responsabili-dad y solidaridad al gremio, e im-

pulsa la descentralización y regio-nalización territoriales.

La declaración proclama la ne-cesidad del desarrollo económicovinculado al desarrollo social y en-tiende que este proceso está some-tido a "una escala de valores mora-les y espirituales propios de nuestratradición chilena y cristiana".

El nacionalismo de la Declara-ción de Principios es no sólo prag-mático y clásico a la vez sino quetambién posee dirección universal,lo que corresponde a la tradiciónchilena de comprender y absorberlos aportes de la civilización occi-dental y europea conjugándolos alos imperativos de una situaciónhistórica y geopolítica concreta. Unnacionalismo amplio, abierto, hu-manista y universalista es el queinspira a las Fuerzas Armadas yCarabineros. El recoge lo mejor delpasado, vigoriza y unifica el pre-sente, para proyectar en el porveniruna nación segura de sí misma yejecutora responsable de su propiodestino.


Régimen de partidos(7 de abril de 1974)

El artículo se basa en una entrevista de El Mercurio al asesor económicodel Gobierno, Raúl Sáez (EM, 6 abril, pág. 25), quien critica el sistema departidos existente en Chile hasta 1973, y, desde allí, se refiere luego a laregionalización como posibilidad de crear una efectiva forma de participa-ción democrática.

La Semana Política

RÉGIMEN DE PARTIDOS

En una entrevista concedida a "ElMercurio" al pasar por AlemaniaFederal, el asesor económico de laJunta de Gobierno, Raúl Sáez, abriópaso a una distinción entre "régi-men de partidos" (el que regía antesdel 11 de septiembre) y los regíme-nes jurídicos presidencial o parla-mentario.

Advierte Raúl Sáez que los go-biernos elegidos popularmente ennuestro país se apartaron del pue-blo mismo, quedando supeditadosa directivas partidistas. En efecto,era frecuente que los candidatos sepresentaran con sus propias ideasy su sello personal, para sentir des-pués la fuerza de la presión de supropio partido que les imponíanombramientos o líneas de acción.La lucha, a veces desesperada, porimponer las prerrogativas presi-denciales en contra de la prepoten-cia partidista, y el casi inevita-ble doblegamiento en algunos ca-sos ante dichas presiones, formaronla historia de los presidentes chile-nos a partir de don Pedro AguirreCerda.

Según Raúl Sáez, ese "régimende partidos" no era ni presidencialni parlamentario.

En el hecho no era otra cosa quela progresiva dominación de las di-rectivas partidistas sobre los desti-nos del país. Esos grupos a su vezestaban controlados por asambleas,pequeñas en número, pero influ-yentes, dueñas del éxito parlamen-tario y de cierta influencia en elpresupuesto, capaces en definitivade sustituir el poder legítimo de losrepresentantes del pueblo por unpoder anónimo, invisible e irres-ponsable que se traducía en unacuerdo de madrugada o en unagestión de pasillo.

Las pugnas entre el Ejecutivo yel Congreso, iniciadas vigorosa-mente en la Administración Ibáñez,tuvieron en parte su origen en elgradual avance del "régimen departidos" que encontraba en el Par-lamento muchos medios de satisfa-cer ambiciones.

Los comunistas llevaron al ex-tremo el "régimen de partidos", tra-tando de destruir las facultades pre-sidenciales y haciendo del Jefe delEstado un ejecutor del programa dela ex Unidad Popular, un mero in-térprete de los acuerdos de las co-misiones políticas de la combina-ción marxista. El señor Allendeasumió esta calidad de Mandatariode los partidos que lo apoyaban y


sostuvo por eso que no era el Pre-sidente de todos los chilenos. Efec-tivamente, lo era sólo de la UnidadPopular, y más como gerente quecomo verdadero Presidente. Contodo, en algunos casos debió apar-tarse de las pretensiones de sus par-tidarios y tuvo que afrontar enton-ces las insolencias y los desbor-des de quienes hoy se pasean porel mundo fingiéndose camaradasleales del gobernante desapare-cido.

El régimen presidencial, quetan positiva influencia tuvo en laformación de la República, fue des-virtuado por la hipertrofia partidis-ta. El gran poder tradicional delos Presidentes de Chile, en el ordenpolítico, fue creciendo desmesuraday anárquicamente en el orden ad-ministrativo, hasta dejar al PrimerMandatario como cabeza de unaenorme máquina de control econó-mico cuyos movimientos ni él mis-mo podía dirigir. En esa máquinase alojaban los intereses partidistasaliados o enemistados entre sí, perocasi siempre opuestos al verdaderodesarrollo nacional.

Los Presidentes soportaron enalgunas oportunidades con firmezao desempeñaron con habilidad elpapel contradictorio que las condi-ciones políticas les imponían; suvoluntad era prácticamente omní-moda en teoría, pero los frenos ydesviaciones colocados por los co-mandos partidistas frustraban mu-chas de sus órdenes o hacían surgiriniciativas que rebasaban el deseopresidencial.

La lucha de los titulares del Po-der Ejecutivo tuvo que darse simul-táneamente con los opositores ypartidarios, lo que ocasionó un grandesgaste de tiempo y de energía y

una notoria merma en la eficienciadel Gobierno.

El régimen de partidos, en laacepción de gobiernos de las direc-tivas partidistas, vino en el hecho asuplantar a los elegidos por el pue-blo y a violentar por eso la voluntadde electorado. La ciudadanía elegíaa un político, confiada en las condi-ciones de éste, pero el "régimen departidos" daba oportunidad de graninfluencia a otros políticos, los cua-les no siempre habían sido o eranpartidarios del gobernante, pues enno pocos casos éste debió aceptarla colaboración de quienes ostenta-ban concepciones adversas a la Ad-ministración que servían.

DESCENTRALIZACIÓN

Y DEMOCRACIA

El "régimen de partidos" ibaconduciendo a pasos agigantados ala dictadura marxista. El país viocon asombro cómo se llevaba apuestos de responsabilidad a indi-viduos que no tenían otro antece-dente que su oficio de agitadores.Ministerios, instituciones y empre-sas cayeron en manos de verdade-ras bandas de delincuentes que uti-lizaban el poder sin contrapeso dela maquinaria gubernativa para ar-mar con ella una guerra de extermi-nio a quien se opusiera al castroco-munismo.

Las Fuerzas Armadas y Cara-bineros frustraron por completo laintentona e iniciaron el camino ha-cia una nueva institucionalidad.

Uno de los pasos importantes delnuevo orden jurídico lo constituyeel proyecto de regionalización delpaís, asunto que se estudia con elaporte ilustrado de los mejores ju-ristas de la nación, entre ellos, del


Presidente de la Corte Suprema, donEnrique Urrutia Manzano.

Hay en la regionalización un va-lioso germen de democracia real,sobre el que corresponde tomarconciencia. En efecto, el estableci-miento de centros regionales de de-cisión administrativa y económicaevita los intermediarios entre lasprovincias y Santiago para una granvariedad de materias. La decisióninmediata de las autoridades loca-les no sólo es más rápida sino queestá sujeta a vigilancia más directade la ciudadanía. En una zona juris-diccional de extensión apropiada,la acción de la autoridad se ve y sejuzga con mayor exactitud, sin op-timismos ni pesimismos. En lasrelaciones entre la autoridad regio-nal y la población de esa zona esposible una verdadera democracia,en el sentido de que la ausencia deintermediarios y la proximidad fa-cilitan la colaboración y el diálogoentre gobernantes y gobernados;están más cerca unos y otros; esposible rectificar errores y adoptariniciativas sin demora; puede escu-charse al público con frecuencia ysin obstáculos.

En las regiones puede desa-rrollarse lo que la Declaración dePrincipios del Gobierno denominaPoder Social. Dicho poder existe;lo constituyen los gremios y demásagrupaciones formadas en la activi-dad y defensa de la comunidad. Estepoder tiene sentido en el plano re-gional, pues allí las actividades la-borales, vecinales y sociales en ge-neral, pueden confluir sin connota-ción partidista, asociándose o dis-crepando entre sí, movidas por losintereses de la región.

Ahora bien, una autoridad admi-nistrativa flexible y descentralizada

es más eficaz desde el punto de vis-ta del Gobierno Supremo, pues esteúltimo sólo se detiene en las deci-siones de importancia para el biencomún nacional y sus órdenes no seextravían en la selva de los organis-mos burocráticos.

Si la regionalización permiteinstaurar naturalmente la democra-cia sin necesaria hipertrofia parti-dista, sobre la base de que las orga-nizaciones comunitarias participeno sean escuchadas por las autorida-des en los planes de interés local,también debe esperarse que un paísdescentralizado haga fracasar anti-cipadamente al profesionalismopolítico. No tiene sentido volver alrégimen que expiró el 11 de sep-tiembre de 1973, si la labor legisla-tiva se ocupa sólo de las leyes dealcance general; si la labor admi-nistrativa central resuelve los asun-tos más importantes, y si la granmasa de los intereses particularesse satisface en el juego de la liber-tad o está comprendida en las juris-dicciones regionales. En el caso su-puesto, no habría necesidad deabundantes intermediarios oficio-sos entre Santiago y provincias; laautoridad del Estado sería eficazen su esfera propia, y las libertadespúblicas se desarrollarían no en eldisturbio politiquero sino en la par-ticipación eficiente en los gobier-nos regionales, provinciales y mu-nicipales.

Un régimen fuertemente auto-ritario en la cúspide, pero libre ydescentralizado en todos los demásniveles, sería capaz de impedirque el país volviera al "régimen departidos" o que una minoría audazse apoderara del timón para lle-var a Chile a la dictadura del pro-letariado. La armonía entre autori-


dad y libertad; entre mando únicoy delegaciones escalonadas delpoder; entre disciplina y organi-zación social, es una meta políticasin duda difícil. El plan de regio-

nalización en estudio puede enca-minarse en ese sentido, superandolas viejas pugnas y los obstáculospara la marcha ágil de la Repú-blica.


Asume el Poder Ejecutivo presidente de la Junta(30 de junio de 1974)

En ceremonia efectuada el 27 de junio asume como Jefe de Estado elPresidente de la Junta de Gobierno, general Augusto Pinochet (EM, 28junio, pág. l). Previamente se había promulgado el Estatuto de la Junta,donde se especifican las distintas funciones de sus integrantes (EM, 26junio, pág. l).El general Pinochet concede entrevista a El Mercurio en la que explica elsignificado de este Estatuto (EM, 21 junio, pág. l).

La Semana Política

ESTATUTO CONSTITUCIONAL

Con un nuevo gesto de patrio-tismo, la Junta de Gobierno ha da-do un paso que el país esperaba.Cuando las Fuerzas Armadas asu-mieron el Gobierno y la adminis-tración del país, el poder político seconcentró en la Junta Militar, orga-nismo que ha adoptado simultánea-mente decisiones legislativas y me-didas administrativas. Era, sin em-bargo, previsible que la administra-ción del Estado se radicara en unasola persona y naturalmente esamisión le correspondía al Presiden-te de la Junta.

El Estatuto Jurídico de la Juntade Gobierno, documento que tienepor su naturaleza carácter constitu-cional, satisface la necesidad de quela Junta de Gobierno defina la am-plitud de sus poderes y que al mis-mo tiempo designe a un Jefe delEstado. Estos dos objetivos son losprincipales del Estatuto.

La trascendencia de este actoconstitucional es innegable. El hademostrado desprendimiento, el ti-no político y la visión de los señoresmiembros de la Junta de Gobierno,

pues la nueva construcción jurí-dica se ha logrado a través de undebate sereno y razonado. En otrostiempos o lugares la magnitud delas resoluciones adoptadas pudosignificar inquietudes o distancia-mientos de mucha gravedad. Noha sido el caso del régimen chileno,en que el cambio se ha alcanzadodentro de una completa armonía ysolidaridad de las cuatro fuerzas ar-madas.

El Estatuto determina que laJunta de Gobierno ejerce, mediantedecretos leyes, el Poder Constitu-yente y el Poder Legislativo.

Innecesario parece recalcar latrascendencia de esta declaración.A través de decretos leyes acordadospor la unanimidad de sus miembrosy firmados por todos ellos, la Juntade Gobierno tiene la facultad dedictar leyes y en consecuencia demodificar o derogar cualquier pre-cepto legal en vigor o crear otrosnuevos. Más importante todavía esla facultad de la Junta para ejercerel Poder Constituyente, obrando enla forma ya dicha. Puede la Juntapor tanto enmendar la Constitución,derogando o modificando alguno de


sus preceptos o agregando nuevos,así como puede dictar una nuevaCarta Fundamental.

Los cuatro miembros de la Juntade Gobierno, actuando unidos, tie-nen, pues, en sus manos todo el po-der necesario para edificar una nue-va institucionalidad.

Es muy conveniente que la Jun-ta como tal se haya liberado de al-gunas tareas gubernativas y admi-nistrativas, a fin de consagrarse alenorme trabajo de establecer las lí-neas simples y armónicas de un Es-tado y de un orden jurídico verda-deramente justos.

Desde el momento en que laJunta ejercita el Poder Constituyen-te, sus facultades no se limitan porel decreto ley que consigna el textodel reciente Estatuto. Dichas normaspueden modificarse, si para elloconcurre la unanimidad de la Junta.Además, el mencionado órganoconstituyente puede seguir dictandodecretos leyes complementarios omodificatorios de la legislación vi-gente.

Aunque no lo dice el estatuto enforma expresa, sus normas modifi-can sustancialmente la Carta Políti-ca de 1925. No sólo está disuelto elCongreso elegido en virtud de dichaConstitución y han cesado en suscargos los senadores y diputadosque formaban esa Corporación, si-no que además se ha creado —omejor dicho, confirmado— un nue-vo órgano legislativo, que reempla-za por ahora en sus funciones a lasdos Cámaras y al Congreso Pleno.El ejercicio por la Junta de los Po-deres Constituyente y Legislativoes un hecho que se produjo el 11 deseptiembre de 1973, pero la decla-ración formal y explícita de ello seha realizado el miércoles 26 de junio

del año en curso. En virtud de taldeclaración, el régimen políticochileno cambia no sólo en el hecho,sino en el derecho, y cambia en susustancia misma, es decir, en la ge-neración y en el ejercicio del poder.

El Estatuto no señala plazo parael desempeño de los titulares de losPoderes Constituyentes, Ejecutivoy Legislativo.

El mecanismo de subrogacio-nes y reemplazos indica, por suparte, que el régimen establecido seconcibe para prolongarse por eltiempo que las Fuerzas Armadasestimen necesario a fin de cumplirlos fines del movimiento del 11 deseptiembre.

En este texto y en este espírituqueda señalado el Presidente de laJunta de Gobierno como titular delPoder Ejecutivo y como Jefe Su-premo de la Nación.

ASUME EL PODER EJECUTIVOPRESIDENTE DE LA JUNTA

En solemne ceremonia celebra-da el jueves último, el Presidentede la Junta de Gobierno, generaldon Augusto Pinochet Ugarte, reci-bió, en forma excepcional, del Pre-sidente de la Corte Suprema, quesimboliza la marcha jurídica de laNación, las insignias del mandosupremo.

Se cumplió así el otro objetivoprincipal del Estatuto Jurídico de laJunta de Gobierno, cual era entregara un miembro de dicho organismo,concretamente a su Presidente, lasatribuciones que la Constitución ylas leyes de la República reservanal Presidente de la República, em-pezando desde luego por aquelladisposición según la cual a dichoalto funcionario le está confiada la


administración y gobierno del Es-tado, en términos que su autoridadse extiende a todo cuanto tiene porobjeto la conservación del ordenpúblico interno y la seguridad exte-rior de la República, dentro de lasnormas constitucionales y legales.

Era necesario que el país siguie-ra teniendo un solo Jefe Supremode la Nación no tan sólo porque laautoridad unipersonal se efectúa conmayor expedición que ejercitada porlos cuerpos colegiados, sino porquela tradición jurídica del país y loshábitos políticos de la Nación seidentifican históricamente con la fi-gura de un Mandatario que, segúnla creación portaliana, recibe sobresus hombros la mayor autoridad altiempo que el peso de la máximaresponsabilidad.

Al Jefe del Estado le correspon-de el gobierno, es decir la orienta-ción concreta y diaria de la marchade la Nación. Es además el admi-nistrador supremo. De él dependenlos Ministros, los Jefes de Serviciosy los Agentes Diplomáticos. A élcorresponde el mando de las fuer-zas; en fin, es la cabeza del Estado.

En otros países, los cargos delJefe del Estado y de Jefe de Gobier-no no se confunden. Así ocurre enlos regímenes parlamentarios y enalgunas organizaciones políticasespeciales, como la francesa y laespañola. En la concepción presi-dencial chilena, el titular del Po-der Ejecutivo es uno solo, y a él lecorresponden tanto la representacióndel Estado como el gobierno y laadministración del mismo.

Desde el mismo día 11 de sep-tiembre de 1973 el general Pino-chet asumió el papel de cabeza delrégimen y de Presidente de la Jun-ta. Su autoridad ha sido en el he-

cho reconocida y acatada desde en-tonces.

Con la reciente formulaciónconstitucional, esa autoridad setransforma en una responsabilidadexclusiva para todo lo que se refie-re a la administración del Estado.Cierto es que los Ministros seránnombrados por el Presidente de laRepública, con acuerdo de la Junta,disposición que mantiene una cier-ta coparticipación de órdenes y res-ponsabilidades, pero no es menoscierto que el Estatuto dispone quelos Ministros permanecerán en suscargos mientras cuenten con laconfianza del Presidente de la Jun-ta. Este último principio significaen el hecho que la responsabilidadpolítica por la conducción del Es-tado reposa en el Presidente, con loque el Gobierno militar se entroncade este modo con la tradición jurí-dica chilena.

La presencia de un Jefe de Esta-do, con autoridad suficiente paraconducir con eficacia la maquinariadel Gobierno y para desarrollar unapolítica interior y exterior de justiciay de progreso, es lo que permiteabrigar esperanzas en el futuro na-cional. El país no olvida que losgrandes períodos de realizacioneschilenas han coincidido con Ejecu-tivos fuertes, imparciales y entera-mente dedicados al servicio del país.

Atraviesa Chile un período muydifícil, en que la población está pa-gando con sacrificios enormes lasconsecuencias de un prolongadoderroche de recursos y de distorsiónde la realidad económica. Pero loschilenos no pueden contentarse conaceptar el sacrificio y con esperarpasivamente tiempos mejores. Espreciso actuar sin demora y tomarel conjunto de medidas indispensa-


bles para activar la economía, paraemplear oportunamente los fondosdisponibles para estimular las in-versiones y para darle a la ciudada-nía un marco de expectativas afir-mado en decisiones concretas y ac-tuales.

En el orden político internacio-nal y nacional se espera que el paíslleve a la práctica la voluntad dereconquistar y de sobrepasar lasmetas a que Chile llegó en el pasa-do. La Junta de Gobierno ha cum-plido una extraordinaria labor dereconstrucción moral y de puestaen marcha de la reconstrucciónmaterial. Queda todavía un vastocampo de perfeccionamiento legis-lativo e institucional en que le cabela intervención conjunta a la Juntade Gobierno, y falta aún mucha ac-ción específica para que los distin-tos servicios públicos se inspirenen un espíritu nuevo, para que sequiebren las rutinas y para que seabra paso al trabajo creador en todoslos planos de la vida nacional.

Las posibilidades de éxito de estalabor gigantesca dependen de quelas autoridades dispongan de todoel tiempo necesario para desarro-llarla. La continuidad y estabilidadson elementos probados como in-dispensables para levantar a lospaíses de la postración y la pobreza.Lo conveniente es que el tiempo seaproveche día por día y hora porhora.

La evidencia de que el régimense constituye por un período largo

aparece del mecanismo de subro-gaciones y reemplazo dentro de laJunta. En síntesis, la Presidencia dela Junta y, en consecuencia, el ejer-cicio del Poder Ejecutivo corres-ponden por subrogación a los de-más miembros de la Junta en el or-den de precedencia establecido. Siuno de dichos miembros se imposi-bilita será reemplazado por el Ofi-cial General de Armas en servicioactivo más antiguo de la instituciónrespectiva. Pero el subrogante pa-sará al cuarto lugar de precedencia,cualquiera que sea la institución aque pertenezca, en caso de muerteo imposibilidad absoluta de unmiembro de la Junta, los demás in-tegrantes designarán al Comandan-te en Jefe o General Director quedeba reemplazar al titular desapare-cido o impedido. Esta última normaes muy lógica por cuanto el cargomás alto de la jerarquía de cada ins-titución castrense no debe ser ma-teria de ascenso automático sino denombramiento de la suprema auto-ridad. Esto es todavía más lógicocuando se trata de un jefe que pasaa integrar el Poder Legislativo yConstitucional con expectativas deasumir el Poder Ejecutivo.

El acto en que el PresidentePinochet asumió el poder como JefeSupremo de la Nación es, en resu-men, el hecho más importante ocu-rrido en el país desde la propiaconstitución de la Junta Militar deGobierno el 11 de septiembre de1973.


Desarrollo social(4 de agosto de 1974)

El artículo comienza comentando el fallo del Consejo de Guerra de laFuerza Aérea, que pide la pena de muerte para cuatro personas (EM, 4agosto, pág. 17). Luego se refiere en detalle a la reunión del generalGustavo Leigh, integrante de la Junta de Gobierno, con 2.500 dirigentesde organizaciones comunitarias en el edificio Diego Portales, en la cualles informó sobre la política de desarrollo social del gobierno (EM, 1agosto, págs. 1 y 19).

La Semana Política

DESARROLLO SOCIAL

Como era previsible, en el ex-terior se desató una tempestad deprotestas, con motivo del fallo delConsejo de Guerra de la FACH quepropone cuatro penas de muerte yotras graves condenas para los mi-litares y civiles procesados ante di-cho Consejo.

El fallo será examinado cuida-dosamente por juristas y expertosde todo el mundo con el ánimo deestablecer si los hechos puniblesestán probados con arreglo a la leysi la calificación de los delitos es laprocedente y, en fin, si las penaspropuestas para los procesados seajustan a derecho, tomadas en con-sideración todas las circunstancias.

Tal vez el Consejo de guerra nohaya encontrado otro camino que elextraordinariamente severo quepropuso. Quedará entregado a laprudencia del Juez de Aviaciónpresentar una resolución final queconjugue el vigor de la justicia mi-litar con los atemperamientos queaconsejan la equidad y los principiosgenerales de derecho.

Lo ocurrido en este proceso sir-ve para apreciar hasta qué punto los

actos de las autoridades chilenasestán sometidos a observación porlos numerosos núcleos de influenciay organizaciones políticas que si-guen directa o indirectamente la lí-nea estratégica comunista.

Los chilenos desearían que lasdecisiones judiciales y administra-tivas adoptadas por las autoridadesdentro del territorio nacional y enla órbita de su jurisdicción fueranrespetadas íntegramente desde quese dictan con entera prescindenciade todo poder extraño. Sin embargo,en el hecho esta clase de decisionesse toman a la luz de la opinión pú-blica mundial y sería ingenuo ha-cer caso omiso de su repercusiónextema.

Por fortuna, la sentencia delConsejo de Guerra no es definitivay el "cúmplase" puede introducirmodificaciones sustanciales a lo re-suelto. Se espera que un nuevoanálisis jurídico de los hechos salvelos posibles errores de interpretaciónque se hacen notar en el fallo pro-puesto al Juez de Aviación.

Mientras la mencionada senten-cia sirve de pretexto para nuevasacciones contra Chile, provocadasdesde el exterior, el país sigue


avanzando hacia la solución desus problemas económicos y so-ciales.

El miércoles 31 el Comandanteen Jefe de la Fuerza Aérea y miem-bro de la Junta de Gobierno, gene-ral don Gustavo Leigh, celebró unaimportante reunión con dirigentesde organizaciones comunitarias, alos cuales expuso la política de de-sarrollo social del Gobierno.

El general Leigh criticó las solu-ciones dadas en el pasado a los pro-blemas del desarrollo social e hizopresente que se importaban doctri-nas extranjeras para el quehacerpolítico nacional.

De las intervenciones escucha-das en la reunión de dirigentes co-munitarios con el general Leigh yde otros antecedentes se desprendeque el Gobierno va a atacar a fondoy en toda su extensión los proble-mas del desarrollo social, pues noes el propósito que la reconstruc-ción se mantenga en el solo campoeconómico, sino que abarcará nece-sariamente las órbitas social, cultu-ral y todo el conjunto de las preocu-paciones o necesidades de los chi-lenos.

El desarrollo social, mirado des-de el punto de vista de sus metasobjetivas, tiende a mejorar la cali-dad de la vida y a elevar las posibi-lidades físicas y morales de lapoblación.

Concretamente, hay en el paísun gran déficit de nutrición, existenenfermedades crónicas o insufi-ciencias orgánicas o síquicas quenecesitan ser atendidas en formasistemática, faltan hábitos de higieney moralidad en los individuos y enlas familias y, por último, es indis-pensable desenvolver las técnicasde capacitación que produzcan ap-

titudes económicas en la gran masade la población.

El otro gran tema del desarrollosocial es todo lo tocante al "habitat"de la población, es decir, la vivien-da digna, el equipamiento comuni-tario mínimo, la urbanización ade-cuada y todo el conjunto de bienesfísicos, sean de propiedad indivi-dual, cooperativa o comunal, quelas personas y las familias necesitanpara llevar una existencia sana yarmónica.

Si de las metas objetivas del de-sarrollo social pasamos al elementosubjetivo, habrá que decir que lasola acción del Gobierno es incapazde conseguir dichas metas y queresulta indispensable la labor de lacomunidad organizada.

LA COMUNIDAD

"Terminó la hora en que estába-mos sin hacer nada, esperándolotodo del Gobierno", dijo el generalLeigh. "Esperamos que todos apor-ten su talento creador, esfuerzo yvoluntad".

Por su parte, el Ministro del In-terior, general César Benavides,manifestó que "el desarrollo no seráposible sin la participación activade los dirigentes de las organiza-ciones comunitarias".

Es claro que el desarrollo socialexige la generosa labor de las auto-ridades y de los funcionarios públi-cos en la órbita de sus respectivascompetencias. La acción de los In-tendentes Regionales, de los Go-bernadores Provinciales y sobretodo de los Alcaldes resultará deci-siva para poner en movimiento lasfuerzas y organizaciones comunita-rias, pero habrá que contar ademáscon la labor que despliegue el Go-


bierno en todos los niveles, así comola que desarrollen los servicios pú-blicos y empresas del Estado enigual sentido.

El general Leigh pidió hace al-gún tiempo la colaboración delsector económico privado para eldesarrollo social. La Confederaciónde la Producción y del Comercioestá avanzando en el estudio deplanes que implican una respuestadecidida a la proposición del Go-bierno. Las empresas y los empre-sarios, a través de sus gremios oindividualmente, colaborarán aldesarrollo social tanto en el interiorde las propias empresas como en elcontorno de las mismas.

La búsqueda del progreso físicoy moral de la población y el alza dela calidad de la vida ambiental, fa-miliar y personal serán entoncespreocupación de las autoridades ypersoneros del sector público, ensus respectivas competencias, ytambién de los organismos del sec-tor privado. Es comprensible que laaplicación de la capacidad empre-sarial al diagnóstico y tratamien-to de los problemas sociales se tra-duzca en soluciones prácticas paranumerosos problemas candentes.

Pero el gran factor o agente deldesarrollo social mismo será la co-munidad misma en sus diversasmagnitudes, a través de instrumen-tos tales como las juntas de vecinos,centros de madres, clubes juvenilesy otros.

Hace un año la ciudadanía semovilizaba en contra del gobiernodespótico de la Unidad Popular através de los partidos, pero sobretodo a través de las organizacionescomunitarias. Chile probó estarconstituido por una democracia or-gánica o de base, que surgía en los

gremios, en los sindicatos, en losbarrios, en las comunidades peque-ñas o grandes. Fueron los vecinos,los pobladores, los trabajadores li-bres, las dueñas de casa, los estu-diantes, el factor de movilizaciónde masas con que el marxismo nocontó y que pudo trascender losmarcos partidistas para transfor-marse en un gran estado de ánimo,en una corriente de comunicaciónciudadana estrecha y en un comúnanhelo de liberar al país del comu-nismo.

Esa capacidad de movilizaciónes aprovechable para construir unasociedad libre y justa, imbuida enuna doctrina nacional tan simplecomo realista. El desarrollo socialrequiere líderes en las organizacio-nes comunitarias, personas de visióny de carácter que comprendan laimportancia de las tareas en bene-ficio de la comunidad, entregando aellas su entusiasmo y su esfuerzoorganizado. El desarrollo social co-munitario es un crecimiento deabajo hacia arriba. Empieza puesen los grupos de dimensiones mo-destas y se propone metas reducidas,pero el movimiento se extiende enondas cada vez más amplias y per-mite establecer organismos y agru-paciones que van desde lo localhasta lo nacional.

La comunidad tipo parece limi-tarse en general al espacio de lacomuna o a funciones dentro de ella.De allí el papel vital que habrán dedesempeñar los alcaldes en la nue-va estructura administrativa. Deldinamismo y capacidad de los jefescomunales dependerá en gran parteel éxito de las iniciativas comunita-rias y el desarrollo social efectivo.

Debe destacarse en la políticasocial expuesta por el general Leigh


el enfoque directo hacia el mejora-miento de la comunidad en el cam-po de la cultura, de la educación,de la justicia, de la defensa nacio-nal, de la salud, de la vivienda, delas obras públicas, del trabajo, deltransporte, de la empresa y del de-porte. Se trata de un enfoque en queno hay un ápice de demagogia y síen cambio el propósito firme derealizar una transformación profun-da en los hábitos y condiciones devida de nuestro pueblo, una trans-formación que exigirá inventiva,capacidades y recursos económicosde importancia. Pero todo ello ven-drá porque el país mismo, a travésde sus comunidades, encontrará lamanera de allegar medios a la solu-ción de sus problemas sociales.

El énfasis en la política social nose pone en desmedro del desarrolloeconómico, pero es importante queel país aprecie que las miras del

Gobierno están lejos de resignarsea llegar a determinados logros eco-nómicos, a determinados niveles deingreso o de consumo. Aunque taleslogros son indispensables para elsólido desarrollo social, el país ten-drá que superar las limitaciones dela sociedad de consumo para lo cualtiende a centrar en la persona y ensus altos valores el eje de su pro-greso. Una moral no materialista einspirada en un bien entendido hu-manismo está más en consonanciacon el espíritu popular chileno quela moral basada en el lucro. Si seemplea el lucro como acicate de laactividad económica pero se en-cuentran estímulos vitales, morales,humanos, patrióticos para movili-zar el resto de la existencia, nuestropaís habrá sembrado los gérmenesde la verdadera libertad, la que sefunda precisamente en la dignidadde la persona.


Participación indispensable(26 de enero de 1975)

En los primeros días del mes se da a conocer el proyecto de "EstatutoSocial de la Empresa", el que establece formas de participación de lostrabajadores en las empresas en que laboran. (Este, promulgado luego enmayo de 1975 [Decreto Ley 1.006], fue dejado en suspenso para entrar envigencia con posterioridad, lo que en definitiva nunca ocurrió.) El comen-tario se refiere, además, a la necesaria transparencia en el proceso deelaboración de decretos leyes.

La Semana Política

PARTICIPACIÓN INDISPENSABLE

El Estatuto Social de la Empresavuelve a colocar en el primer planoel concepto de participación social.

Dicho concepto tiene un campomás vasto que el de la empresa y delas relaciones laborales, ya quepuede extenderse a toda la esfera dela comunidad organizada. A estesentido amplio vamos a referirnos,pues la participación del trabajoen la empresa parece un paso haciaotros tipos de colaboración entresectores sociales.

Desde luego, la participaciónen una empresa o en una sociedadcualquiera no implica de suyo ni elderecho a elegir a los que conducenel organismo ni la intervención enla administración con carácterdecisorio. La participación es sobretodo información razonada de lasmedidas de gobierno que se adoptanen la empresa u organismo de quese trate. La información, la consul-ta y el diálogo no significan que laautoridad disminuye sino que esobedecida con responsabilidad yconciencia por los subordinados.Estos últimos necesitan ser tomadosen cuenta y conocer los motivos de

las decisiones que les afectan, sal-vo que la reserva acerca de aquéllossea estrictamente indispensable.

En el nivel político la participa-ción aparece como indispensablepara Chile, en el sentido de que laciudadanía esté debidamente infor-mada de las resoluciones que leafectan y de sus fundamentos. Laparticipación implica también cier-ta organización civil, así como laposibilidad de consultas locales oregionales o en los niveles que seancompatibles con el estado de emer-gencia.

La participación social es unanecesidad en Chile, pues este paísestá habituado a responder en for-ma consciente a las exigencias de lavida cívica. Una larga tradición de-mocrática ha impuesto su sello entérminos de que no pueda prescin-dirse de la ciudadanía.

Por otra parte, el estado deemergencia durante un períodoprolongado se justifica porque ve-nimos saliendo del caos que generóla hipertrofia y el abuso de las prác-ticas democráticas. ¿Cómo encon-trar entonces los cauces de la parti-cipación, sin que el país retroceda alos prejuicios y métodos que lo lle-


varón al marxismo y casi a la de-sintegración nacional?

La solución del problema será,sin duda, larga y difícil, pero nohabría que olvidar que Chile ha si-do en varios aspectos una avanzadapolítica en América latina. Es posi-ble confiar, pues, en que se encuen-tre el camino para que nuestra de-mocracia evolucione hacia esque-mas igualitarios que superen losdivisionismos clasistas y los apeti-tos demagógicos, hacia fórmulastan alejadas del paternalismo comode los impulsos anárquicos, cuyodevastador efecto apreció el país enlos últimos años.

Entretanto, y sin perjuicio delreceso de la actividad partidistaoficial, la polémica política ha revi-vido. Aunque no se presentan ver-daderas alternativas al régimen mi-litar y a su programa, las posicio-nes del Gobierno están siendo con-trovertidas y las objeciones a losplanes económicos toman fácil-mente la apariencia de críticas po-líticas.

Por escrito, por radio, por tele-visión y en privado, la crítica seabre camino. Ella puede tomar elfilo negativo y frivolo que simple-mente erosiona famas, políticas einiciativas, sin llevar aparejado unpropósito ambicioso. Otros, sin-tiéndose víctimas oprimidas por elreceso y sin estar en condicionesde ofrecer alternativas razonables,embisten mentalmente contra elrégimen y sirven de aliados fácilesa quien se proponga alguna aven-tura subversiva. Finalmente se danlos opositores desde dentro, los quemanifiestan marcadamente su ad-hesión al régimen, pero que sostie-nen puntos de discordancia profun-da con la política en marcha.

¿Qué hacer con esta crítica, cuyasola presencia contradice la versiónextranjera de que aquí existe unadictadura mutiladora que enmude-ce toda réplica? Un método seríaconvertir en verdadera esa imagenextranjera de nuestro país y reprimirdrásticamente las críticas. La otraactitud es precisamente buscar losmecanismos de participación a finde que las objeciones se canalicen ylas críticas se efectúen dentro delrégimen en vez de llevarse a cabofuera de él, fuera del país o subrep-ticia o clandestinamente.

Lo que parece incompatible conla situación imperante es la indife-rencia frente a este problema —elde las objeciones y las críticas polí-ticas—, problema que se hará másagudo con el progreso de la parti-cipación laboral en las empresas.Hemos visto objeciones económi-cas transformadas de hecho en opo-siciones políticas. Lo probable esque surjan oposiciones y descon-tentos laborales transformadostambién, y con más capacidad depresión, en fuerzas opositoras.

La participación es inevitable,indispensable y saludable para unrégimen político que conoce susmetas y que registra anticipada-mente las ventajas y riesgos del tra-to igualitario con la ciudadanía. Enun comentario anterior nos refería-mos a la necesidad de que los mili-tares apolíticos hicieran política enel poder. Ahora afirmamos que laimplantación de la participaciónexige un manejo cuidadoso e ima-ginativo a fin de que se desempeñecomo canal entre el Gobierno y laciudadanía, como medio de enten-dimiento y de cooperación, comoapoyo en último término a la uni-dad nacional.


NORMAS OBJETIVAS Y ESTABLES

El paulatino incremento de lacolaboración de la ciudadanía en lasresponsabilidades públicas, aunquemás no sea por el hecho de estarmejor informada, exigirá poco apoco que la labor de los PoderesPúblicos se normalice en el sentidode que las esferas de competenciade las distintas autoridades y jerar-quías queden definidas de maneraestable y objetiva.

Los difíciles momentos vividosexplican de sobra la adopción deresoluciones legales y aun constitu-cionales con gran rapidez. La mis-ma situación explica la gran canti-dad y variedad de disposiciones quese han dictado. Por último, las ur-gencias de toda índole fuerzan aveces a las autoridades de alta je-rarquía a tomar resoluciones queincumben por su naturaleza a auto-ridades inferiores, lo que hace per-der tiempo a las primeras e inhibe aestas últimas.

Las normas constitucionales vi-gentes establecen con precisiónque el ejercicio del Poder Ejecutivocorresponde al Presidente de la Re-pública, quien lo es también de laJunta. Añaden esas disposicionesque el Poder Legislativo y Consti-tuyente corresponde a la Junta. Esosprincipios deben haber sido objetode alguna reglamentación interna envirtud de la cual se eliminen en loposible las confusiones entre las re-glas constitucionales, las legales ylas reglamentarias o decretos. Deigual manera sería conveniente quela tramitación que genera las distin-tas clases de normas fuera muy pre-cisa, a fin de simplificar la forma-ción de los decretos leyes y de lasnormas constitucionales.

En los períodos más graves deuna emergencia nacional es posibleque la prudencia y el patriotismosean los únicos inspiradores de laacción de muchos ciudadanos. Co-mo este clima moral dista de serpermanente, resulta imperiosa laexistencia de leyes escritas y depenas pre-establecidas. Las leyes ylas sanciones objetivas suprimen,a veces, la espontaneidad de losgrandes momentos, pero en el largotiempo inculcan la justicia y con-forman al derecho la conducta degobernantes y gobernados.

El régimen militar se ha preocu-pado desde el primer momento dedar base legal a todas sus decisiones.La mayoría ciudadana tiene con-ciencia de la legitimidad del pro-nunciamiento del 11 de septiembrede 1973 y sabe que las Fuerzas Ar-madas no pudieron obrar de otromodo que como lo han hecho antes,durante y después del pronuncia-miento. En esta legitimidad se fun-da el edificio institucional queconstruyen las Fuerzas Armadas enel ejercicio del poder.

Ahora bien, una cosa es que lasresoluciones sean legítimas por serlola autoridad que las dicta y por obrarella en la esfera de su competencia,y otra cosa distinta es que las deci-siones se elaboren y adopten en for-ma expedita y eficaz. Para este se-gundo aspecto parece necesario quese diseñen con claridad los canalesque cada resolución debe recorrer,las instancias a que está sometida,los términos o plazos de cada unade ellas y en fin la magnitud de lasdeliberaciones necesarias para quelas normas queden definitivamenteperfeccionadas. La gestación de lasreglas constitucionales, legales yadministrativas necesita de proce-


dimientos que racionalicen la tra-mitación, de debates formales delos organismos que intervienen enla formación de dichas reglas y dela información pública necesariapara que la ciudadanía pueda suge-rir observaciones a las iniciativasen curso.

Las normas que fijan la compe-tencia y los procedimientos para lageneración de las reglas legales tie-nen la ventaja de señalar concreta-mente a los responsables de la res-pectiva decisión y facilitan el co-nocimiento público de los motivospor los cuales se legisla en tal ocual sentido.

Se evitarían críticas a las dispo-siciones ya dictadas y se suprimiríanlas presiones para modificarlas sien el proceso de elaboración par-ticiparan los afectados a través desus sugerencias. Cierto es que ellomultiplicaría las peticiones de au-diencias y los memorándums quesolicitan rectificaciones o enmien-das a los proyectos, pero los intere-sados intervendrían antes de que lasiniciativas se conviertan en la leyy no después, evitando así cambiosen las decisiones una vez tomadas.Debe añadirse que, si se fijan las

competencias de las autoridades quedeben intervenir en estas materias,serán ellas las que reciban a los in-teresados, dejando a las autorida-des superiores en libertad para pla-nificar la labor general del Estado ypara resolver los asuntos de altatrascendencia.

Nos hemos extendido en este as-pecto aparentemente formal del tra-bajo del Gobierno, porque la clari-dad y publicidad en la formación delas reglas legales es un paso impor-tante en el trato franco del régimencon la ciudadanía. Es mejor que ha-ya discusión entre los que hacen lasleyes y los afectados con ellas. Re-sulta más conveniente que las ob-servaciones y las críticas se haganen el seno de los organismos delpropio régimen antes que fuera ycontra él, o en el extranjero. En fin,hay una participación sana, cons-tructiva y no demagógica. Es la quese hace con sinceridad y que impor-ta cooperar a la mejor marcha delEstado. Se espera que esas mismascaracterísticas tenga la participaciónlaboral en la empresa, y que en lasáreas municipal, provincial y regio-nal se den formas semejantes de ac-tividad solidaria.


Baja moral de la prensa en la era marxista(9 de febrero de 1975)

A propósito del Día de la Prensa se comenta la reciente informaciónpublicada por El Mercurio, acerca de la venta del periódico Clarín a Sal-vador Allende, por medio de un tercero (EM, 4 febrero, pág. 1).

La Semana Política

EJEMPLO DE LA PRENSACHILENA EN AMERICA

En las proximidades de la cele-bración de un nuevo aniversario dela histórica fundación de la prensachilena se hacen presentes circuns-tancias que impulsan a reflexionarsobre el espíritu que ella tuvo en elpasado, las graves vicisitudes porque atravesó en años recientes y elpapel que se espera para el futuroen la orientación del espíritu públi-co y búsqueda de nuevas formasinstitucionales.

Es un hecho histórico que el pe-riodismo chileno estuvo desde elcomienzo de la pasada centuria enla vanguardia del progreso culturaly técnico. Fue tal vez el primeroque lanzó a la luz pública periódi-cos desvinculados de la servidum-bre gubernativa. En América latina,después de la emancipación, semantuvo largos años el oficialismode la prensa, en razón de que ellahabía surgido impulsada y sosteni-da económicamente por los gobier-nos y era muy onerosa y poco re-munerativa la industria impresora.Los periódicos de aquel entoncestenían que pasar por las horcascaudinas de la ayuda económica delos poderes públicos, los cuales, asu vez, les imponían ciertos requi-sitos bastante reñidos con su inde-

pendencia. Fue frecuente en la épo-ca que las suscripciones de las ofi-cinas públicas constituyeran el in-greso principal para la subsistenciade los diarios y se recuerda que eldía en que el Ministro don ManuelCamilo Vial las canceló como san-ción a la publicidad de su nombra-miento de Fiscal de la Corte Supre-ma, que él deseaba mantener en re-serva, se reafirmó la independenciaen la labor informativa.

Otra característica que enaltecióa nuestra primera prensa fue queella desde el comienzo formó unneto contraste con la falta de auto-nomía de la mayoría de los diariosdel continente americano, y que aello agregó su amplia acogida a losperiodistas divorciados de los go-biernos despóticos e inestables queimperaban en otras naciones. Eldiarismo chileno del primer terciodel siglo pasado constituyó asilopara muchos escritores exiliados desus países, que encontraron tribunaen las páginas de hojas pequeñas ensu formato pero grandes por el es-píritu de quienes les conducían.Aquí llegaron a colaborar en laspáginas de "El Mercurio" de Val-paraíso con sus brillantes plumas elargentino Sarmiento y el uruguayoJuan Carlos Gómez, y sentó plazade redactor en "El Progreso" deSantiago el brillante jurista Juan


Bautista Mitre. Y lo que honró másesa comunidad internacional de tra-bajo fue que los extranjeros abor-daban temas y polemizaban con losperiodistas nacionales sin restricciónalguna. Este internacionalismo hacíaaparecer las brillantes plumas deBenjamín Vicuña Mackenna y deManuel Amunátegui, en la enton-ces prensa libre de Cuba y el Perú,donde el último de los nombradosfundó el centenario "El Comercio"de Lima.

A pesar de que América latinavivía en un ámbito modesto y apar-tado y en los albores republicanosllegaba a las páginas de los diariosel bullente movimiento ideológicoy técnico de Europa y Norteaméri-ca. Camilo Henríquez inició la pu-blicación de la "Aurora de Chile",parafraseando escritos y concep-tos proclamados por la RevoluciónFrancesa, y abrió un surco que pu-do mantenerse con dificultades ycontrastes, pero que forjó el almamisma del periodismo chileno. Elpadre de los editores nacionales,Camilo Henríquez González, naci-do en Valdivia el 20 de julio de1769, profesó como fraile de la Or-den de la Buena Muerte, en 1790.Camilo Henríquez imprimió la"Aurora de Chile" el 13 de febrerode 1812, siendo aquellas débileshojas el baluarte de los principiosque se forjaban en la mente delos patriotas. Su hermana, doñaMelchora Henríquez, fundó unafamilia que ha ilustrado por largosaños el periodismo nacional alcontraer matrimonio en Argenti-na con don Diego Pérez de Arce,de quienes descienden, por lo me-nos, cuatro generaciones de redac-tores de las columnas de "El Mer-curio".

Camilo Henríquez está en elcentro de una constelación históri-ca de la actividad de la prensa na-cional y es acreedor a todos los ho-nores que se rinden desde hace 163años a la fecha.

BAJA MORAL DE LA PRENSAEN LA ERA MARXISTA

Una gran descomposición polí-tica con disgregación de fuerzas ypartidos, culminó el año 1952, co-rrespondiendo a ella un paralelodescenso moral en diversos secto-res periodísticos; se dijera que laRepública volvía a los tiempos dela anarquía liberando fuerzas quese precipitaban sin cauce y hacíantemblar los sólidos cimientos de lanacionalidad. En esos turbios mo-mentos de nuestra historia emergie-ron de los fondos más corrompidoscondotieros de la pluma que conaudacia y protección del poder seapoderaron de ciertos medios decomunicación y comenzaron a uti-lizarlos para los fines más delez-nables y el escarnio de la honra depersonas o instituciones. Significa-tivamente volvieron a repetirse ac-tuaciones de escándalo que sólo te-nían parangón con las que se regis-traron en América cuando no exis-tían gobiernos en forma y las únicasexpresiones que circulaban entre elpúblico eran las de los panfleterosmás irresponsables. La historia re-cuerda a uno de ellos, Manuel Ani-ceto Padilla, que ofreció sus servi-cios de periodista mercenario a to-das las Repúblicas de América delSur, poseído de un satánico propó-sito de impedir la constitución degobiernos libres, de desatar la pro-cacidad en la prensa escrita y deejecutar los actos más nefandos a la


sombra de protectores poderosos.Corrían por las venas de ManuelAniceto Padilla caudales de sangremestiza que, según los que lo ob-servaron en su tiempo, explicabanla duplicidad de su conducta, losactos desleales contra quienes lohabían beneficiado y su desapren-sión para servir y atacar alterna-tivamente a los políticos de sutiempo.

"Los juicios que los gobernantesnos han dejado sobre Padilla sonmuy duros —expresa Encina—. Lomismo los de Buenos Aires que losde Bolivia, Perú y Chile lo presen-taron como el arquetipo del intri-gante y del agitador verboso, delprofesional de la calumnia y de lainjuria sin riesgos y del sinvergüen-za perfecto."

Personaje de tal filiación moralapareció en Chile cien años des-pués, con iguales perfiles, en lapersona de Darío Sainte-Marie, alias"Volpone". Este engendro surgió afines de la década del 40. Habíaadquirido escuela antes en activi-dades tortuosas, a través de muchospaíses americanos ofreciendo supluma y su capacidad de intriga alos dictadores que arrendaron susservicios en Venezuela, Lima ySanto Domingo, escribiendo pane-gíricos de ellos con estipendios endólares. Regresó aprovechando lareñida campaña de 1952, en la que,después de denigrar al candidato queresultó triunfante, logró, por la in-triga y la humillación, ponerse a suservicio con la obligación contrac-tual de destruir la honra de todosaquellos que se opusieran al régi-men. Reapareció entonces bajo elescudo del pseudónimo de "Vol-pone" que habría de darle nausea-bunda celebridad. Con acopios

ilícitos de recursos acumulados enla explotación del diario oficial "LaNación", cuya dirección alcanzó pormedios sorpresivos y vedados, fun-dó sucesivamente varios diarios,siendo el principal "Clarín", califi-cado acertadamente como "cloacaperiodística".

El que sufrió las mayores de-tracciones fue el líder del socialis-mo, Salvador Allende, a quien ex-hibió en las más denigrantes de lascondiciones como aprovechador decaudales públicos y organizador denegocios al amparo de su investi-dura parlamentaria. Bajo el epígra-fe "Vida sin Paralelo" acumuló loscargos más odiosos para un político,presentándolo como aprovechadorde la buena fe popular. Nada deesto obstó para que después se fue-ra aproximando e incorporándoseal círculo de sus íntimos y le pro-digara páginas enteras de elogio yadulo, alentando sus ambicionespresidenciales dentro de la combi-nación de izquierda que finalmentese transformó en la Unidad Popular.

En la semana recién transcurri-da la opinión pública se ha impues-to con asombro de que ese mismodiario "Clarín" con que Volponezarandeó y halagó a SalvadorAllende, según convenía a sus bas-tardos intereses, había sido com-prado en centenares de miles de dó-lares por el ex Mandatario, queprofesó de demócrata, moralista yprotector del pueblo chileno. Losdocumentos auténticos aparecieronreproducidos el martes 4, despuésde ser ubicados en cajas de seguri-dad del desaparecido líder del mar-xismo "a la chilena".

Los valores por un total de US$1.530.000 alimentaron la cuenta ci-frada de Darío Sainte-Marie.


Esta inaudita operación permitoal siniestro personaje retirar del paíscaudales mal habidos para ir a resi-dir tranquila y opulentamente a Es-paña, donde hoy se encuentra.

Volpone, al huir en 1972, dejóuna parte importante de su fortunaen mansiones situadas en balneariosde lujo, donde Salvador Allendeconcurría a celebrar ocultas reunio-nes y fiestas ambiguas, acompañadode su guardia de corps fuertementearmada, que él bautizó como Grupode Amigos Personales (GAP).

De la putrefacción que dejó trasde sí el régimen marxista de la Uni-dad Popular el capítulo de las aso-ciaciones ilícitas entre SalvadorAllende y Sainte-Marie es quizá elmás increíble, y parece haber hecho

escuela porque en estos mismos díasse ha denunciado al mundo que losorganizadores de colectas para re-unir dólares y contratar mercenariosque ataquen a Chile en el exteriorhan defraudado gran parte de lascontribuciones reunidas en los paí-ses marxistas y en otros que no loson, pero que desean aparecer comotales para obtener provecho públicode sectores de izquierda.

En la fecha que se acerca paracelebrar la fundación de la "Auro-ra de Chile" ha sido afortunado queaparecieran en toda su evidencia lafalsía de Allende y de sus más ínti-mos colaboradores y las páginasnegras que el régimen de la UnidadPopular escribió para la historia dela prensa nacional.


Comunicación necesaria(9 de marzo de 1975)

El artículo analiza los estilos de la comunicación civil y militar, destacandoluego la necesidad de mecanismos regulares de comunicación entre el Go-bierno y la ciudadanía.

La Semana Política

COMUNICACIÓN NECESARIA

Las Fuerzas Armadas han mos-trado una notable capacidad paratomar el control del país para poneren marcha la actividad nacional enla dirección que el país reclamaba.La operación realizada puede cali-ficarse de ocupación militar rápida,completa y eficiente.

Nadie puede extrañarse, entonces,que el nuevo poder —el de las Fuer-zas Armadas— tienda a imprimir suestilo y sus características a sectoresnormalmente ajenos a la influenciamilitar directa.

En el plano político y adminis-trativo, la influencia de las FuerzasArmadas ofrece aspectos muy favo-rables desde que está traducida en elimperio del orden, de la disciplina yde la moralidad, en tanto que hancesado las graves tensiones políticasque se enseñorearon en el país du-rante gran parte de los últimos diezaños.

Con el predominio castrense sehan establecido, además, modalida-des de relación humana muy propiasdel régimen militar. Una caracterís-tica de éste es, por ejemplo, el res-peto del "conducto regular" en lascomunicaciones entre los distintosniveles jerárquicos. Según esteprincipio, un individuo no puede di-rigirse a un jefe sin haberse comuni-

cado primero con su superior in-mediato y con las demás jerarquíasque median entre aquel individuo yel jefe al cual desea dirigirse.

La comunicación por conductoregular en la profesión de las armases, no sólo conveniente, sino indis-pensable. Surge como una exigen-cia esencial de la disciplina, la cualforma, a su vez, el ingrediente bási-co de la eficiencia operativa de loscuerpos armados. Hay que añadir aeso que la materia de las comunica-ciones militares, con ser muchas ve-ces complejísima y obligar a seriosanálisis científicos y técnicos, se re-fiere siempre al campo de la guerra,a la defensa de objetivos, a la con-quista y control de posiciones y a lapuesta en marcha de las actividadesen posiciones tomadas. Organiza-ciones largamente pensadas y con-cebidas para cumplir esos fines; unelemento humano entrenado en ladisciplina y demás virtudes milita-res, y las características y motiva-ciones de la actividad de la guerra,imponen —como decíamos— elconducto regular, y a través de él seconsiguen gran fluidez y precisiónen las comunicaciones entre losmandados y el personal de los diver-sos grados.

También en la actividad civil esconveniente y necesario observar elconducto regular en las comunica-


ciones, pero no siempre habrá queser muy rígido al respecto. Los go-bernantes suelen buscar diversoscanales para su propia información.Así, es visible el interés del Presi-dente Pinochet y también de los de-más miembros de la Junta de Go-bierno, por tomar contacto directocon la ciudadanía, por observar laactividad de los chilenos en los sitiosde trabajo y de reunión, y por inte-rrogar a los jefes de familia sobresus problemas. Si el gobernante notomara esta iniciativa, debería con-formarse con los fríos oficios conque los diversos niveles administra-tivos registran el estado de la nación,lo que arrojaría una imagen incom-pleta y a veces distorsionada de larealidad.

Pero la actividad política y ad-ministrativa requiere aún más.Comporta, en muchos casos, el im-perativo de que las jerarquías másmodestas puedan dirigirse a los je-fes de servicios, a los Ministros y,en ocasiones importantes, a S. E. elPresidente de la República, con elfin de exponer ideas, así como nadadebe impedir que las más altas au-toridades se informen a través defuncionarios situados en distintosgrados jerárquicos.

Esta intercomunicación dentrode la actividad administrativa no esobstáculo para que impere el másestricto orden y para que las deci-siones emanen tan sólo de las auto-ridades competentes.

La marcha política y administra-tiva del país es por naturaleza flexibley requiere de los que la encabezan laposesión del mayor número de an-tecedentes sobre las materias que vanresolviendo. El conducto regular serásiempre el medio oficial de infor-mación, pero las delicadas cuestio-

nes nacionales e internacionales en-vueltas en la actividad del Gobier-no, así como los intereses y pasionesque se forman en tomo al poder,hacen aconsejable que la rigidez je-rárquica no se transforme en petri-ficación y en anquilosamiento.

Aunque hay muchos civiles cola-borando en la Administración, mo-tivos explicables llevaron a entregarcargos destacados a miembros delas Fuerzas Armadas. Por otra parte,personal en retiro de estas institu-ciones se ha reincorporado al ser-vicio y se encuentra sometido a lasnormas y a la disciplina de aquéllas.

En este amplio sector uniforma-do prima severamente la comunica-ción por conducto regular. Además,los propios civiles tienden a asimilarel estilo castrense y son entoncesescasas las oportunidades en que losjefes obtienen la comunicación es-pontánea y rápida desde los nivelessubalternos.

Algunos titulares de altos cargossuelen esperar órdenes para obrar, ocumplen escrupulosamente sólo lasrecibidas y se limitan a transmitirhacia arriba las consultas o dudasque tales órdenes merecen, evitandoen lo posible una decisión personal.Esto habla muy bien de la disciplinay del espíritu de renunciamiento delsoldado; se justifica además plena-mente en las circunstancias y mo-tivaciones de la vida militar, peroen la rutina política y administrativapone obstáculos a la expedición delas comunicaciones.

LA INFORMACIÓN REQUERIDA

El país viene convaleciendo deuna larga hipertrofia de la crítica, dela polémica y de la publicación ex-cesiva de lo público y lo privado.


Las Fuerzas Armadas han interveni-do para rectificar dicho exceso queera síntoma de anarquía moral. Im-porta mucho, sin embargo, que lle-guemos a la normalidad en vez depasarnos al extremo contrario, al dela ausencia de análisis, al predomi-nio del automatismo.

La existencia contemporánea es-tá tejida de información. Mientrasmás rica, variada y rápida sea ésta,mientras más asimilable y utilizable,mejores serán las decisiones adop-tadas en todos los niveles.

Una amplia y flexible intercomu-nicación de las distintas jerarquíasdel sector público es uno de los ele-mentos adecuados para enriquecerla información de los gobernantes yasegurar así la posibilidad de deci-siones óptimas en los planos políti-co y administrativo.

Hoy otros elementos que concu-rren al mismo fin. A este respecto esclaro el papel de los medios de co-municación social en cuanto pro-porcionan a las autoridades y al pú-blico un conocimiento de los hechosrelevantes internos y externos. ElGobierno que encabeza el Presiden-te Pinochet ha mostrado compren-der en todo su alcance el valor deesos medios y S.E. ha sido enfáticoa este respecto.

Los medios de comunicación so-cial son verdaderos colaboradores delGobierno, en la medida que trans-miten información fidedigna, aunqueesto no significa que deban ahorrarcríticas o contentarse con actuar demeros transmisores de ideas o pro-pósitos oficiales.

Mientras más libre sea el sistemade comunicación social, mejor pue-de reflejar éste el sentir de la ciuda-danía y prestar de este modo el másvalioso auxilio al Gobierno. Por otra

parte, la prensa ilustra muchas vecesa la opinión pública y a la autoridadsuprema sobre hechos que los pro-pios funcionarios desearían quizásmantener ocultos o atenuados, peroque el bien común aconseja divul-gar para que los vicios se corrijan ylos criterios equivocados se rectifi-quen.

Hay otro tipo de información queresulta indispensable para la buenamarcha del Estado.

En un régimen político partidistay con actividad parlamentaria lasdecisiones legislativas se conocen ycomentan con mucha amplitud. Lasengorrosas y a veces dramáticas tra-mitaciones de las leyes por el Con-greso en Chile presentaban el in-conveniente de que la presión de losintereses incluía a menudo normasde privilegio dentro de una leyorientada al bien común, pero a lavez permitían que el legislador re-cogiera todas las opiniones posiblesacerca del proyecto en estudio.

En el régimen actual, el legisla-dor es la propia Junta de Gobiernoy los intereses de círculo quedan almargen. No se ha establecido unmecanismo regular a través del cualel estudio y redacción de los pro-yectos más importantes lleguen aconocimiento de los servicios o áreasdel sector público que serán afecta-dos por la legislación o reglamenta-ción en trámite.

Mientras dure el receso políticono habrá representación popular enel nivel legislativo, pero nada im-pediría que un Consejo de Estado oalgún otro órgano consultivo llevaraa la Junta de Gobierno el sentir y laexperiencia de los especialistas encada materia sobre la que se estálegislando. Este Consejo podría a suvez escuchar informes y auscultar la


opinión más autorizada en los asun-tos sometidos a su estudio.

Un mecanismo de esta índole,constituido oficialmente y tal vez através de norma constitucional, per-mitiría que los proyectos legislati-vos trasuntaran decisiones adopta-das después del análisis de todos lospuntos de vista que deben recogersedentro del Estado. Procediendo asíla tramitación de los asuntos, seríamás rápida en su conjunto, desdeque las opiniones de los interesadosse considerarían dentro de plazosregulares y sin entorpecer el cursodel proyecto. Por otra parte, los tex-tos legales preverían las situacionesque actualmente son materia fre-cuentemente de nuevos textos acla-ratorios o rectificatorios.

La información adecuada, opor-tuna y rápida sobre las normas per-mitiría a los abogados redactores

contar con todo el acopio de antece-dentes para proponer la justa deci-sión de los conflictos que debenzanjarse mediante las normas lega-les. A su vez, la Junta de Gobiernotendría a mano las alternativas de ladecisión legal que debe adoptar, enla confianza de que se ha hecho loposible por tomar en cuenta los in-terés legítimos en juego.

El poder será más justo, sólido yefectivo en la medida en que las de-cisiones que adopte cuenten con lamayor información disponible. Losmedios de recoger y comunicar lainformación política son necesaria-mente flexibles y variados. El cum-plimiento de los altos fines que seproponen las Fuerzas Armadas en laconducción de la República se cum-plirán eficazmente en la medida deque ellas dispongan de toda la in-formación requerida para decidir.


Estado y libertad económica(22 de junio de 1975)

Dos hechos independientes sirven de base al comentario de esta semana:en primer lugar, la declaración del Presidente Pinochet (EM, 20 de junio,pág. 17) a raíz de la petición que hiciera un sector de la Iglesia Luterana enorden a expulsar del país al Obispo luterano Helmut Frenz por actividadescalificadas de políticas (EM, 18 junio, pág. 18, y entrevista a Frenz en EM,21 de junio, pág. 19).El segundo hecho, de carácter económico, se refiere al límite de 500 milescudos mensuales que el gobierno ha establecido para el retiro de fondosdepositados en Valores Hipotecarios Reajustables (VHR) emitidos por lasAsociaciones de Ahorro y Préstamo (EM, 17 de junio, pág. 1). La medida,cuya finalidad es mantener la política antiinflacionaria, afecta a 120 milahorrantes.

La Semana Política

LIBERTAD DE CONCIENCIA

Satisfacción general ha produci-do la declaración del Presidente dela República acerca de que no lecorresponde al Gobierno entrome-terse en las situaciones internas queviven las comunidades religiosas.La intervención oficial sólo corres-pondería en el caso de que las per-sonas en conflicto hubiesen infrin-gido disposiciones vigentes.

El general Pinochet dijo tambiénque sigue con interés cualquier pro-blema que afecte a las comunidadesespirituales, pues la misión del go-bernante es escuchar y estar infor-mado, pero "en ningún caso inter-venir" en estas materias.

Las declaraciones fueron formu-ladas a propósito del rumor que ha-bía circulado sobre una posible ex-pulsión del país del Obispo luteranoseñor Helmut Frenz.

Con lo dicho, el Gobierno mues-tra respeto por la libertar de con-

ciencia, que es uno de los princi-pios básicos de nuestra República.Este respeto no es indiferencia sinomás bien interés por las comunida-des espirituales, pero en ningún casopuede transformarse en "interven-ción", salvo que estén comprometi-das las normas vigentes, es decir,que se cometa un delito o se incurraen alguna otra acción ilegal.

Por su parte el Obispo Frenz haexpresado que la fe cristiana y laideología marxista no son compa-tibles, lo que es obvio y evidente,porque la fe cristiana afirma laexistencia de Dios, en tanto que laideología marxista está precisa-mente fundada en la inexistenciade Dios, en el ateísmo.

El Obispo señor Frenz no ha di-cho pues nada nuevo al sostener laincompatibilidad entre la fe cristia-na y la ideología comunista.

La novedad actual no reside enesta incompatibilidad de conceptossino en que los comunistas ateos y


materialistas permanecen fieles asus principios, en tanto que ciertoscristianos empiezan a aceptar dehecho el ser instrumentalizados porel comunismo.

Cuando el Papa Pío XI declaróque "el comunismo es intrínseca-mente perverso" y condenó la cola-boración de los fieles cristianoscon dicho movimiento, no hizomás que traducir el significado realque tiene la incompatibilidad en-tre fe cristiana e ideología comu-nista. El comunismo es esencial-mente ateo porque es esencialmen-te materialista, y su interpretaciónmaterialista del movimiento histó-rico lo lleva con toda lógica a pro-clamar la lucha de clases y la dicta-dura del proletariado. De ahí enton-ces que la incompatibilidad adver-tida por el Obispo Frenz es una ver-dadera y profunda contradicción, nosólo en las palabras o en los gestosformales sino en las actitudes yen las conductas individuales y so-ciales.

Una de las paradojas de estaépoca es que los materialistas co-munistas muestran más "idealismo",es decir más rigor en el cumpli-miento de sus principios, que mu-chos cristianos, ya se dejen éstosarrastrar por el materialismo de lacomodidad, ya se entreguen almaterialismo de la lucha de clasesy al mito de la revolución prole-taria.

El Gobierno afirma y practica lalibertad de conciencia. Ello no ex-cluye ni podría excluir su defini-ción anticomunista, porque la ac-ción del comunismo no es ejerciciolegítimo de la libertad de concien-cia sino que, por el contrario, es laamenaza de supresión de dicha li-bertad y de todas las demás.

ESTADO Y LIBERTAD ECONÓMICA

Los expertos del Gobierno estánllevando a cabo con éxito una expe-riencia de libertad económica, peroes importante no perder de vista lanaturaleza de esa política para noincurrir en confusiones.

Se ha establecido la libertad deprecios, mas la línea oficial está le-jos de la economía manchesterianadel siglo pasado. En otras palabras,la política se funda en la eficienciadel mercado como criterio regula-dor de los precios y, por tanto, comoel método más eficiente para la co-rrecta asignación de los recursos dela comunidad, pero eso no significaque el Estado renuncie a su facul-tad de intervenir en resguardo delinterés público, ya sea para eliminarmonopolios o para conjurar cual-quier peligro financiero o económi-co que amenace al país.

La soberanía de un Estado esirrenunciable y este poder debe es-tar siempre al servicio del bien co-mún. El Gobierno ha de intervenirpara asegurar el desenvolvimientodel mercado y para reducir lo másrápidamente posible el ritmo de lainflación. Lo que ha ocurrido conlos VHR es un ejemplo de esta in-tervención que, contra todas las crí-ticas, resultó una medida eficaz yno provocó los costos políticos quelos augures de turno habían profeti-zado.

En lo económico, el Gobiernoestá empeñado en conseguir unamoneda sólida y un sistema de pre-cios reales. Para lograr ambos fi-nes, no dejará de intervenir como lohacen todos los Estados contempo-ráneos.

Debe tenerse claro, además, quela libertad económica y la búsque-


da de financiamientos legítimos parael sector público no pueden obligara todas las instituciones del Esta-do a transformarse en empresas co-merciales. Las que tienen este últi-mo carácter podrán seguir las leyesdel mercado, pero hay servicios pú-blicos que no pueden ser rentablesen el sentido en que las empresaslo son. Más aún, hay empresas deutilidad pública que deben atendera usuarios incurriendo a veces engrandes pérdidas.

Se comprende que en estos mo-mentos de rectificación profunda delas estructuras del Estado y de lasmodalidades de acción de éste, nosea posible resolver diversos casosparticulares que se encuentran gra-vemente afectados por una políticageneral de reducción del gasto pú-blico y de impulso hacia el autofi-nanciamiento de las empresas esta-tales.

No obstante, las autoridades de-bieran velar para que no se paralicenmedios de transporte que evitan elaislamiento de ciertas regiones opara que las economías no empie-cen por los medicamentos más in-dispensables para un hospital, odestruyendo las posibilidades deinvestigaciones universitarias enmarcha.

Según el principio de la subsi-diariedad, formulado por el Go-bierno, corresponde al Estado reali-

zar toda aquella labor de bien co-mún que los particulares no son ca-paces de emprender. Esa labor es-pecífica del Estado debe subsistiren un régimen de libertad económi-ca y llegar a ser todavía más eficazque en un sistema de frondosa bu-rocracia. Dicha labor específica tie-ne un costo que el país necesitaafrontar como imperativo de suexistencia como nación organizada.

Las buenas doctrinas suelen te-ner discípulos mediocres que lasaplican mal por omisión o por ex-ceso. No sería extraño que los crite-rios para reducir el gasto público opara financiar las instituciones es-tuvieran guiados a veces por algu-nos de aquellos discípulos. No fal-tarán tampoco casos en que la re-sistencia a la transformación de laeconomía por parte de ciertos nú-cleos del sector público se expresea través de la adopción de medidasabsurdas que hagan aparecer al Go-bierno en una actitud incomprensi-va o antisocial cuando bien podríancortar gastos con menos daño desus servicios.

La eliminación de rutinas y abu-sos a fin de implantar una economíasana no excluye la vigilancia nece-saria sobre estos errores de criterio,voluntarios o involuntarios, quepueden perjudicar la buena marchade la política de libertad económicay estabilización.


Situación universitaria(24 de agosto de 1975)

Por estos días se anuncia la expulsión de 44 docentes y funcionarios de lasede oriente de la Universidad de Chile por actividades políticas (EM, 16agosto, pág. 21) y la creación de comités regionales para racionalizar laactividad universitaria (EM, 18 agosto, pág. 15).El artículo analiza la situación del trabajo universitario y la necesidad deestablecer las bases del futuro quehacer universitario, respetando su la-bor propia, pero teniendo presente el peligro de su penetración por elcomunismo.

La Semana Política

SITUACIÓN UNIVERSITARIA

El programa económico del Go-bierno está teniendo éxito, lo que,por cierto, no significa que la situa-ción de la mayoría de los habitan-tes sea aliviada o que vaya a expe-rimentar un alivio notorio a cortoplazo.

Se comprueba este éxito porqueya no hay dudas de que la inflaciónempieza a detenerse, y el tema delas críticas es ahora el llamado cos-to social de la política económica,tópico este último que también cedesu lugar a otras preocupaciones. Losproblemas nacionales van enfocán-dose progresivamente por el Go-bierno, y, como éste trata de darlessoluciones verdaderas, ellas tardanen dar sus frutos, lo que hace ima-ginar que las autoridades son insen-sibles a las inquietudes del momen-to. Cuando los críticos ya se cansa-ban de clamar por las alzas de losprecios, la inflación empezó a de-clinar. Cuando parecía que el ham-bre, la cesantía y el empleo mínimoestaban desatendidos, ya el Gobier-no está organizando y movilizando

efectivos para afrontar las conse-cuencias de la política recesiva, cu-yo carácter indispensable e inevita-ble resulta comprobado a las claras.No hay que alarmarse, pues, con elaparecimiento de nuevos problemasy con la tardanza relativa en que seconozcan las soluciones. General-mente esos problemas no eran nue-vos sino que estaban apagados porla evidencia e inminencia de otros.La inflación de la UP era menossensible que la inseguridad y la es-casez que provoca el proceso de-sintegrador del marxismo. La segu-ridad, el orden y la limpieza delrégimen militar se destacaron sobrelas alzas de precios después del 11de septiembre, y éstas empezaron agolpear la conciencia ciudadanacuando el país se había acostumbra-do, en cierto modo, al orden, porqueeste valor estaba asegurado por losmilitares. El costo social fue el centrode la inquietud cuando ya era claroque la inflación cedía. En fin, po-drían multiplicarse los ejemplos.

Pues bien, ahora preocupa muyespecialmente la Universidad. Es unproblema complejísimo y que com-


promete zonas vitales de la nación.Es un asunto que debe meditarse ycomprenderse en sus verdaderas di-mensiones, porque un desconoci-miento de su naturaleza o de sutrascendencia haría incurrir en unactitud descuidada e indiferente, oen una preocupación solícita peroprecipitada.

La Universidad es una parte muyimportante del futuro nacional, puesconstituye el centro del pensamien-to teórico del país, de la cienciaestrictamente desinteresada, de laactividad propiamente académica.Allí está gran parte del futuro, puessi bien las decisiones de los gober-nantes marcan la línea del país,ocurre que esas mismas decisiones,los ejecutantes de ellas y quienessean afectados por las mismas res-ponderán, quieran o no, al moldeque les fija un determinado pensa-miento nacional. De la Universidadsurgen los futuros profesionales,los futuros cuadros civiles, pero másimportante que eso es el conjuntode premisas filosóficas, científicasy morales que se difunden en losclaustros y que determinan la tareay el estilo de cada generación.

La situación universitaria es, confrecuencia, delicada, porque com-promete sectores sociales natural-mente inquietos, porque afecta ac-tividades cuyo resultado puede ser,a largo plazo, muy decisivo y por-que está situada en un complejo derelaciones intelectuales, científicasy políticas de mucha influencia enel país y con resonancia en el ex-tranjero.

CRITICA Y AGITACIÓN

El trabajo universitario es, porsu propia índole, crítico y libre. Sin

someter a discusión y análisis lasproposiciones científicas no haysino el repetir y copiar mecánica-mente los conceptos, es decir, no seda el trabajo intelectual mínimo re-querido por el saber superior. Estesaber exige libertad para investigary para expresarse, pues el progresode la ciencia está en el avance de larazón por los caminos que le perte-necen y no en el acatamiento a undogmatismo oficial que se impusie-ra por vía de autoridad.

Los privilegios universitariosencuentran su fundamento en la na-turaleza del saber superior y en lascondiciones adecuadas para su cul-tivo.

Es innegable que esos privilegiosle han servido al comunismo paraenquistarse en las universidades delmundo libre con una facilidad y conuna impunidad que contrastan conla persecución que sufre en el ofi-cialismo intelectual soviético cual-quiera idea heterodoxa.

Los comunistas piden liberta-des y autonomía académicas paraatrincherarse dentro de la Universi-dad, pero, una vez en posesión delpoder, niegan esos derechos a susopositores. Esa experiencia es la delos propios universitarios chilenosque conocieron primero la agitacióny luego el terror y el silenciamientoen los claustros dominados poco apoco por el comunismo.

Pero el constante peligro comu-nista en las universidades occiden-tales no debe hacer perder el pro-fundo aprecio por el valor de la uni-versidad como elemento crítico,como centro de diversos saberes ycomo núcleo de irradiación intelec-tual. Tal vez, por el contrario, habríaque aprender de los mismos comu-nistas su comprensión de la impor-


tancia de la cultura, de la ciencia ydel arte como factores de poder. Lossaberes superiores son —para no-sotros— mucho más que meros ins-trumentos de poder, pero sería im-perdonable que un régimen nacio-nal, humanista y cristiano, como elactual, no tuviera en cuenta este as-pecto y desconociera que la "con-quista" de la Universidad es unaoperación en que armonizan la dis-ciplina con el respeto a las modali-dades inherentes al clima humanoespecial en que se desarrolla la vidaacadémica.

La autonomía universitaria pa-só de hecho a ser un mito del pasa-do, pero es de toda convenienciaque las medidas del Gobierno enesta área no den a maestros y estu-diantes la impresión de que su mi-sión en la sociedad no es apreciadapor las autoridades.

La reducción presupuestaria seaplicó con un determinado criterio,a la vez que el costo de la educaciónsuperior empezó a elevarse, todo locual facilita los descontentos y porconsiguiente el trabajo de los agita-dores. La misma complejidad de lasestructuras y de los asuntos univer-sitarios ha impedido al parecer quelas autoridades disciernan entre lasposiciones críticas y los quebranta-mientos del receso partidista, asícomo no ha resultado fácil protegerlos claustros contra los agitadoresmanteniendo el respeto a las ideas.En muchos casos los elementos máspeligrosos aparecen colaborandomientras que personalidades inde-pendientes y francas se exponen asanciones.

Lo primero que necesitan losverdaderos universitarios es com-prensión y respeto por su labor. Enesa línea encontrarán siempre, sin

duda, al enérgico pero justicieroMinistro de Educación, almirantedon Arturo Troncoso.

La tarea académica no es sólouna preparación profesional sino elcultivo de las ciencias humanas yde la naturaleza, tarea —repeti-mos— forzosamente crítica y querequiere libertad. Parte de esta últi-ma es una cierta tranquilidad, unacierta seguridad para los que se de-dican —muy sacrificadamente aveces— al ejercicio del saber supe-rior.

La Universidad es parte del te-rritorio nacional y por tanto estásujeta a las normas del estado desitio, así como a las medidas deorden que las actuales circunstan-cias imponen. Lo importante esque tales medidas apunten a loselementos que no son auténtica-mente universitarios, a los agitado-res, y que las comunidades acadé-micas puedan apreciar que las au-toridades velan por la libertad y laseguridad del trabajo universitario.

¿QUE HACER CON LA UNIVERSIDAD?

La pregunta no puede obvia-mente contestarse en pocas líneas.Este comentario aspira sobre todo ainvitar al debate sobre tan impor-tante materia.

El inquieto ambiente universita-rio está influyendo en el futuro na-cional. No pueden la ciudadanía yel Gobierno prescindir de esa reali-dad. Tampoco pueden aparecer te-miéndola y como cercándola, o bienintentando vaciarla de su espíritu.Hay que contar con la Universidadcomo ella es por su naturaleza y deacuerdo a las posibilidades chilenas.

Se necesitaría una concepciónprecisa de lo que debe y puede ser


nuestra universidad hoy día. Habrátal vez que separar la actividad uni-versitaria básica y esencial de losagregados accidentales. Por diver-sas razones, las carreras universita-rias han experimentado un enormeincremento, produciendo una con-fusión entre el saber superior y laenseñanza de oficios o profesionesque podría impartirse en institutosindependientes. Si se acepta que laUniversidad tiene como objetoesencial el hacer ciencia y el ense-ñar disciplinas profundamente liga-das con la ciencia, el presupuesto yla administración de las universi-dades podrían aliviarse de muchasresponsabilidades ajenas a la tareapropiamente académica.

Una segunda sugerencia dignade estudio es procurar que el núme-ro de alumnos, de disciplinas y decátedras por cada universidad seade magnitudes manejables. Es pre-ferible multiplicar el número deuniversidades o dar más indepen-dencia a las sedes, a fin de que cadacorporación tenga dimensionesque hagan posible una verdaderaconvivencia académica y un em-pleo racional de los recursos y deltiempo.

En las presentes circunstanciaslas relaciones de las universidadescon el Gobierno son necesariamen-te muy estrechas. Tal vez debieraconsiderarse una mejor vinculacióna través de un subsecretario o de unfuncionario con rango ministerial,dedicado específicamente a la aten-ción de los problemas de las uni-versidades. En ese nivel y con laasesoría del Consejo de Rectorespodría elaborarse la política uni-versitaria, en términos de conciliarel respeto por el trabajo académico,

el apoyo financiero a las universi-dades y la colaboración de la en-señanza superior con el sistema na-cional de educación.

De todas maneras, las conside-raciones anteriores carecen de sen-tido si la actitud hacia la Universi-dad es de desconocimiento de lanaturaleza de ésta y en consecuen-cia no se establece el trato justo delproblema.

No habrá verdaderamente unatransformación profunda de la na-ción y un movimiento renovador delos motivos espirituales de ésta, amenos que la Universidad reasumasu papel de conductora de la culturadel país. Por eso cuando se habladel desarrollo de la ciencia no bastacon pensar en las ciencias físico-matemáticas, sino que hay queatender especialmente a las cienciashumanas: la filosofía, las letras, laslenguas clásicas y los idiomas vivos,la historia y el derecho requierenuna especial preocupación. La De-claración de Principios proclama elcarácter humanista del régimen. Laexpresión de ello ha de encontrarsecon el tiempo en el lenguaje oficial,en el idioma corriente de los ciuda-danos, en la literatura y en la teoríay práctica del derecho. Una culturaverdaderamente humana y verda-deramente libres es lo que hay queesperar de la Universidad. Ello nosupone abandono de las cienciasde la naturaleza ni de las conquistasdel pensamiento actual, sino que porel contrario es todo el universo dela inteligencia el que puede abrirsea la Universidad, con tal que em-plee bien sus modestos medios, seemancipe de los rencores partidis-tas y disfrute de libertad y seguridadacadémicas.


Constitución vigente(21 de septiembre de 1975)

Partiendo del anuncio del Presidente Pinochet respecto de la prontapromulgación de Actas Constitucionales en el Mensaje del 11 de septiembrey de la entrevista concedida a El Mercurio por el abogado Enrique Ortúzar,que preside la comisión formada por el gobierno para redactar la nuevaConstitución chilena, el artículo analiza los pros y contras de lapromulgación de las mencionadas actas, y la necesidad de clarificar lavigencia de las garantías fundamentales que establece la Constitución de2925 (EM, 12 de septiembre, pág. 26, y EM, 15 septiembre, pág. 17).

CONSTITUCIÓN VIGENTE

El anuncio del Presidente de laRepública sobre la eventual pro-mulgación de Actas Constituciona-les, que serían otras tantas etapasde la carta Fundamental, ha hechopensar a algunos que el país se en-cuentra en una especie de vacíoconstitucional que corresponderíallenar a la brevedad.

Dicho supuesto vacío no existe,porque rige hasta hoy la Carta de1925, con sus modificaciones in-troducidas por el poder constitu-yente previsto en ella y las aproba-das después por la Junta de Gobier-no Militar en ejercicio de sus facul-tades. Las disposiciones suprimidasde la Constitución de 1925 fueronreemplazadas por otras, en términostales que el conjunto de normasfundamentales es capaz hoy día deregular tanto el funcionamiento delPoder Público como de establecerlos derechos de los ciudadanos.

Es lícito discrepar de algunas delas soluciones jurídicas adoptadasen el curso de este profundo cam-bio institucional que estamos vi-

viendo, pero resulta evidente quelas soluciones están en vigor y queson obligatorias para los órganosdel Estado y para los ciudadanos.

Parece conveniente que se definaen términos jurídicos la naturalezade la nueva institucionalidad, pre-cisando los principios en que seinspira. Pero, con razón, el señorEnrique Ortúzar, presidente de laComisión Redactora Constitucio-nal, ha llamado la atención sobrelas profundas mutaciones en el or-den moral, cultural, político, socialy económico que necesariamentedeberán proyectarse en la futurainstitucionalidad. Ello ilustra acer-ca de la magnitud de la tarea em-prendida por la Comisión redactoray sobre los riesgos que tiene fijar enun texto legal principios ordenado-res de un proceso en marcha.

La idea de que la democracia nodebe otorgarles a sus adversarioslas armas para que la destruyan, nopuede ser más justa. Su propioenunciado lleva a un futuro diálogopolítico en que por definición notengan parte aquellos adversarios dela democracia o aquellas asociacio-


nes reñidas con la seguridad o so-beranía nacionales. Sin embargo, larealidad actual de Chile es que vi-vimos en un régimen de emergen-cia con receso político completo enque no es concebible todavía el jue-go democrático. Sólo ventajas pre-senta el anticiparse a trazar las lí-neas de la futura convivencia de-mocrática, pero, para ser realistas,eso quedará por el momento en unasimple anticipación.

Más compleja todavía es la tareade regular la generación y estruc-tura de los órganos del Poder Polí-tico. El país sabe que la quiebra dela juridicidad democrática dejó enpie como instituciones legítimas alas Fuerzas Armadas, y los mandossuperiores de éstas, junto con ex-presar su respeto hacia la existenciay atribuciones privativas del PoderJudicial, asumieron la plenitud delPoder Político y para tal efecto seconstituyeron en Junta. La evolu-ción del proceso político llevó a laJunta a designar a su presidente co-mo Presidente de la República, en-tregándole el ejercicio del PoderEjecutivo, en tanto que los PoderesConstituyente y Legislativo queda-ron en la Junta misma.

El régimen así descrito cuentacon indiscutible apoyo ciudadano ydescansa en la decisión firme de lasFuerzas Armadas de asumir el po-der por el lapso "que las circuns-tancias exijan", lapso que se medirápor la consecución de los objetivosy no por el transcurso de un tiempodeterminado.

Es innecesario y hasta inconve-niente adoptar soluciones jurídicasde carácter duradero en esta mate-ria hasta que no maduren por com-pleto las transformaciones iniciadasel 11 de septiembre de 1973. Así lo

entiende don Enrique Ortúzar enentrevista concedida a nuestro dia-rio, y son atendibles sus reservas.

La exigencia de la buena fe en elejercicio de la autoridad adminis-trativa y el establecimiento de tri-bunales contencioso-administrati-vos, encargados de conocer y juz-gar acerca de los posibles abusosque puedan cometer las autoridadespolíticas y administrativas, son dosimportantes progresos de la normaconstitucional aconsejados por laexperiencia del país.

Igual cosa podría decirse de laextensión del derecho de amparo ala protección de todas las garantíasconstitucionales y no sólo de la li-bertad personal, así como de otrasinteresantes innovaciones anuncia-das por el Gobierno como futurasnormas constitucionales.

Parece necesario sin embargoinsistir en que Chile posee una nor-ma fundamental vigente y que noaparece urgencia alguna en codifi-car o verter en un nuevo texto másorgánico dicha norma fundamental.Hay democracias que no han esti-mado necesario formular su Cons-titución en un solo texto, como esel caso de Gran Bretaña, y hay tira-nías que disponen de una elocuen-te Carta Constitucional, como es elcaso de la Unión Soviética.

CONSTITUCIÓN Y CONSENSO

¿Qué persiguen las autoridadesal dictar Actas Constitucionalesparciales, como las anunciadas? Elpropósito es tal vez exponer en or-den sistemático algunas materiasya contenidas en nuestra ley funda-mental, explicitando preceptos omejorando otros, a fin de que sepueda cumplir su sentido y respetar


más cabalmente las intencionescontenidas en la Constitución. Re-sulta en cambio difícil concebir enChile una norma constitucionalcompletamente nueva. El propiotexto de 1925 emana del de 1833 yéste arranca en parte de otros másantiguos. Pueden siempre efectuar-se enmiendas, modificaciones operfeccionamientos, pero cabe ob-servar con cautela el cambio radi-cal en esta materia.

Con riesgo de simplificar en ex-tremo el asunto, diremos que lasConstituciones miran principal-mente a dos objetivos: a regular lageneración, competencia y fun-cionamiento del Poder Público, yen resguardar los derechos de losciudadanos frente a ese Poder Pú-blico.

Siendo así es natural que lasConstituciones emanen de un cier-to consenso cívico, determinado porel debate público y por la propiaexperiencia histórica. El del 11 deseptiembre de 1973 fue un pronun-ciamiento militar respaldado am-pliamente por la ciudadanía y querepresentaba la única sana reaccióninstitucional ante la quiebra políti-ca, jurídica, social y económica enque el país se encontraba. Nada esmás lógico entonces que a raíz deeste hecho surja una adecuada fór-mula constitucional.

El pronunciamiento fue una re-acción legítima que va encontrandosus cauces jurídicos, pero cuya for-ma constitucional parece exigir unconsenso más explícito que la pro-pia jornada militar del 11 de sep-tiembre y el fervor ciudadano ma-nifestado tan reiteradamente des-pués en apoyo al Gobierno. La ex-presión de ese consenso llegará ensu oportunidad, en el sentido de que

el país podrá pronunciarse sobre elmodo de generar el Poder Político yde fijar sus límites, así como sobreel contenido de las garantías consti-tucionales.

Entre tanto es discutible la ven-taja de dar naturaleza constitucio-nal orgánica a la dictación de nor-mas que virtualmente se encuentranya en nuestro ordenamiento jurídi-co y que, para hacerse más claras oespecíficas, sólo necesitan del sis-tema de decretos leyes con ejerci-cio del poder constitucional, talcomo se procede actualmente parasolucionar las dificultades parcialesque surgen con motivo de la orga-nización y funcionamiento del ré-gimen.

En septiembre de 1973 era con-cebible que se dictara un ActaConstitucional, aunque pensamosque fue sensato omitir aquel forma-lismo. En todo caso, a fines de 1975o principios de 1976, no se ve ur-gencia o el motivo para que losconceptos de la nueva instituciona-lidad deban tomar la forma de untexto constitucional por partes o enun todo. Ello se explicaría mejor enpresencia de un vacío constitucio-nal, pero no en el caso presente, enque están adoptadas todas las me-didas para el trabajo normal de losórganos del Estado y en que es po-sible dictar con expedición todasuerte de normas destinadas a per-feccionar el respeto a los derechoshumanos o introducir otros mejora-mientos en nuestras leyes.

Hay en cambio riesgo políticoen el despacho parcial de una Cons-titución. En efecto, no faltarán vo-ces que pidan el funcionamiento delmecanismo electoral a la brevedadposible para que el pueblo se pro-nuncie sobre los textos constitucio-


nales. Bien sabemos que, destrui-dos los registros pertinentes y esta-blecido el receso partidista, no haymedios actuales para provocar unaconsulta popular. El solo plantea-miento de esa posibilidad suscitaríaexplicables ambiciones y haría to-davía más difícil la recuperaciónmoral y económica del país. Unasociedad tan hiperpolitizada comola nuestra se valdrá de cualquierexpediente para volver a sus anti-guos hábitos, y la discusión consti-tucional puede ser un buen pretextopara la ruptura del presente esque-ma, sin que ello traiga ventajas nipara la paz ni para el bienestar delos chilenos.

Estas son las razones por lascuales creemos aconsejable aceptarla evidencia de que el país tiene unrégimen constitucional y que éstese encuentra en vigor íntegramen-te en lo que se refiere a los derechosde la persona humana consagradosen la Constitución de 1925 bajo laforma de garantías constitucionales.Las normas sobre generación y na-turaleza del Poder Político sufrie-

ron cambios profundos por causadel pronunciamiento militar y lomismo ocurrió con las que se refie-ren al régimen de emergencia. Entodo esto, nuevas disposiciones re-emplazan a las que existían.

El sano propósito de dar carácterorgánico y sistemático a las normasfundamentales vigentes, así comode introducirles cambios destinadosa perfeccionarlas dentro de su mis-mo espíritu, podría servir para quese inquietaran los ansiosos de in-quietarse y se infundiera en el granpúblico el juicio erróneo de quenuestro país se encuentra meneste-roso de una norma constitucionalque nunca ha perdido. No son engeneral esta clase de normas las másnecesarias sino la presencia de unaimaginación política apta para in-terpretar y traducir en realidadesdurables el cambio moral y socialque está operando. Una vez conso-lidado el esquema político será me-nos difícil que los juristas sometanal país el conjunto de reglas conce-bidas para que ese esquema sea via-ble y duradero.


Nuevas circunstancias favorables(8 de febrero de 1976)

El 27 de enero se realiza en el patio de honor de la Escuela Militar unaceremonia en que las cuatro ramas de las Fuerzas Armadas y de Ordenproclaman su lealtad al Gobierno Militar. Se presentan los estandartes detodos los regimientos del país y presiden la ceremonia los cuatro inte-grantes de la Junta (EM, 28 enero, pág. 1).Se anuncia que se ha solicitado al Banco Mundial un crédito de 33 millo-nes de dólares para proyectarlos en la gran minería del cobre (EM, 29enero, pág. 17).Haciendo uso de las disposiciones del Decreto Ley 1.281, el Jefe de la Zonade Emergencia de Santiago ordenó la clausura de la radio PresidenteBalmaceda (del Partido Demócrata Cristiano) por "su campaña de propa-ganda antipatriótica", el día 20 de enero (EM, 21 enero, pág. 17). Estaclausura fue levantada al comenzar febrero por resolución de la justicia.

La Semana Política

NUEVAS CIRCUNSTANCIASFAVORABLES

A partir del acto de lealtad alGobierno ejecutado por las FuerzasArmadas el martes 27 de enero, seha producido un cambio favorablede las circunstancias que el régimenmilitar seguramente aprovecharáen beneficio de sus altos fines.

En efecto, la expresión de unidady solidaridad, así como la fuerza or-ganizada que significó aquella cere-monia, ha impresionado a la opiniónpública llevándola a la evidencia deque los militares no han intervenidoen la marcha del país por casualidado para demostraciones transitorias.El régimen castrense tomó forma demarcha y dio orden de avanzar, enaquella imprevista concentración deoficiales generales, jefes, oficiales,clases y soldados.

Mientras en el plano interno de

las filas crece la conciencia de uni-dad y la confianza, no ceden losobstáculos de la vida política. Sediría que la acción pública se hahecho ejemplarmente difícil enChile; que llevar una política exte-rior honesta es lo mismo que pro-vocar toda clase de resistencia; queluchar a fondo contra la preparaciónde la guerrilla subversiva se prestapara las más graves incomprensio-nes; que realizar un programa eco-nómico congruente concita las opo-siciones más enérgicas, a la vez quemás disímiles entre sí. Esa consta-tación no debe impulsar al des-aliento sino servir de incentivo pararespuestas cada vez más rápidas ycerteras ante las dificultades sobre-vinientes.

Se presentan ahora nuevas cir-cunstancias favorables. La confian-za interna de los sectores castrensesse traspasa invisible pero eficaz-


mente a la ciudadanía civil. El datode la estabilidad del Gobierno, deuna estabilidad que nuestro país noconocía en la época de los vaivenesde asamblea, resulta elemento másimportante para la acción de hoy.Es también de signo positivo laaprobación por el Banco Mundialdel préstamo solicitado para la granminería del cobre, porque indica queesa institución no sucumbió a losprejuicios políticos de ciertos go-biernos, porque además abre laspuertas a nuevas negociaciones in-ternacionales y finalmente porquerefuerza la política financiera denuestro Gobierno. Favorable resul-ta asimismo el envío de una misióneconómica de alto nivel que presideel Ministro de Hacienda, señor Jor-ge Cauas, a los países árabes, cuyaspautas de trabajo están llamadas aampliar las relaciones comercialesde Chile con ese importante sectordel mundo. En el orden político in-ternacional debe mencionarse comode mucha importancia el avancehacia relaciones amistosas y de in-tegración con el Gobierno de Boli-via, a través de la eventual solucióndel problema de la mediterraneidadde ésta. En el orden interno hay quedestacar la reglamentación que fa-vorece a los detenidos por el Esta-do de Sitio y el inmediato cumpli-miento del fallo judicial que dispu-so el término de la suspensión de laradio Balmaceda acreditando elrespeto del régimen por las senten-cias de los Tribunales.

Aunque la conjura internacionale interior sigue activa, han cesadolos rumores sobre supuestos ulti-mátums y todas las versiones quecomprometían la unidad o la esta-bilidad de la Junta Militar de Go-bierno. De igual manera, el co-

mienzo de debate político al estilopartidista que se había insinuado araíz de la publicación de un ex go-bernante, dejó de existir quedandoen evidencia la falta de verdaderaactualidad que caracterizaba a todoaquello.

Las circunstancias anotadas sonfavorables, pero sobre todo sonaprovechables merced a un desplie-gue de habilidad y de trabajo polí-ticos.

El régimen fundamentalmen-te orientado hacia las necesidadesbásicas del pueblo de Chile y res-pondiendo a un imperativo de estanación —acertado por lo tanto en loesencial—, pierde algunas vecesposibilidades por carecer de la rapi-dez de acción que le imponen susnumerosos adversarios y las difí-ciles contingencias que le salen alpaso. Se necesita, es cierto, unaagillidad extraordinaria para adap-tarse a las cambiantes complejida-des que comporta la trayectoria po-lítica elegida para Chile por susFuerzas Armadas. Si esta trayecto-ria consistiera en dejarse llevar, enentregarse a la demagogia, en con-seguir a toda costa buena voluntadinternacional, etc., el problema norevestiría las magnitudes que tiene.La visión de un gran objetivo na-cional comporta mayores exigenciasy trae consigo más dificultades.

EXIGENCIAS DE LA TAREA

Para aprovechar los elementosfavorables y desarrollar cada vezmás iniciativa, el régimen necesitacon urgencia mejorar en algunosaspectos.

Al Gobierno le falta desde luegoun asesoramiento político y jurídi-co suficiente.


Podrían darse muchos ejemplosilustrativos a este respecto, pero talvez baste con señalar los casos dela suspensión indefinida de RadioBalmaceda y el Decreto Ley 1.281que faculta a los jefes de zona deemergencia para suspender mediosinformativos transitoriamente porcausales muy amplias.

En el caso de Radio Balmaceda,lo que tal vez se propuso el Gobier-no era imponer el receso partidistaque estima infringido en las trans-misiones de aquélla, pero la decisiónmisma de suspender la radio se fun-dó en la facultad del jefe de zona deemergencia para reprimir la propa-ganda antipatriótica, que contem-pla la Ley de Seguridad Interior delEstado. Parecía obvio que el con-cepto de reprimir un tipo de propa-ganda no incluye la suspensión in-definida del medio que transmitedicha propaganda, sobre todo cuan-do la Junta de Gobierno, medianteel Decreto 1.281, ha concedido alos jefes de zona de emergencia fa-cultades específicas para decretaresas suspensiones.

Debe celebrar el pronto acata-miento que dio la autoridad militara la resolución de la Corte Marcialque dispuso se dejara sin efecto lasuspensión de Radio Balmaceda.Ello habla con elocuencia de la rec-titud de los propósitos del Gobier-no Militar y de su voluntad de so-meterse a las leyes. Pero política yjurídicamente la medida adoptadano era aconsejable.

Algo similar ocurre con el De-creto Ley 1.281, que ha despertadoresistencia unánime en el periodis-mo nacional fundada en anteceden-tes constitucionales y legales queno han sido discutidos.

Tal vez la misma presión perio-

dística ha llevado al Ministro Se-cretario General de Gobierno, ge-neral don Hernán Béjares, a procla-mar que el decreto ley será mante-nido. El régimen militar entiendeafirmar así su carácter autoritario ysu disposición a oír pero no necesa-riamente a seguir las opiniones ciu-dadanas.

Pero ¿era necesaria la dictaciónde esta norma? ¿Se pensó en lasconsecuencias que ella tiene actual-mente y para el futuro? Cuando seoye decir que no es el ánimo delGobierno impedir el ejercicio legí-timo de la libertad de prensa, menoscomprensible resulta que se hayadictado esta norma, que tal vez sedispuso para otros objetivos perocuyo texto es por desgracia bastan-te claro. Faltó sin duda en el casoasesoramiento político y legalapropiado.

Cabe preguntarse si la acción delConsejo de Estado podrá cumplireste asesoramiento en todos los de-talles y con toda la asiduidad queexige la marcha diaria de los asun-tos públicos. En todo caso, pareceevidente que los jefes militares hanestado alejados durante toda su ca-rrera profesional del juego políticoy que disponen de asesores jurídi-cos competentes en el ámbito insti-tucional castrense, lo que lleva apensar en las conveniencias de unasesoramiento con perspectivas po-líticas y jurídicas más generales.

El otro elemento indispensablede la acción es la organización ad-ministrativa del Estado, que el Go-bierno militar heredó de sus ante-cesores.

En el campo administrativo lavoz de orden ha sido la de las eco-nomías presupuestarias, línea muysaludable por cierto y apta para ali-


viar al Estado de la burocracia in-útil, de las prácticas administrati-vas anacrónicas e innecesarias y delas funciones y responsabilidadesduplicadas o difusas.

Sería injusto negar el progresode ciertos servicios en la asimilaciónde los nuevos criterios administra-tivos, pero es ya oportuno que elrégimen militar empiece a forjar unaAdministración eficiente, racional,impersonal y apolítica, infundiendoun nuevo espíritu a los serviciospúblicos. No basta para ello con or-ganigramas y reestructuraciones. Elproceso debe ser más vital y prácti-co. Podría empezar por ejemplo porla exigencia de cumplimiento pun-tual de los horarios de trabajo a par-tir de los jefes, y por ampliar lostiempos dedicados a la atención delpúblico. Luego cabría estimular lasiniciativas para la supresión de trá-mites inútiles o para la simplifica-ción de las diligencias administrati-vas. En fin, los servicios públicosdeberían mostrar en su organizacióny en su trabajo que el país se trans-forma y se moderniza aumentandosu eficiencia en todos los niveles.

Un tercer punto que debe mere-cer renovada preocupación es la lu-cha contra la cesantía. Las autori-dades financieras han declarado re-petidamente que no faltan recursospara llevar el número de empleosmínimos hasta el nivel que sea ne-

cesario. Es éste un imperativo dedefensa de la vida misma de la po-blación. Nadie debe carecer enChile de la posibilidad de lograr unempleo mínimo y la renta que ésteproporcione debiera ser adecuadapara el sustento del trabajador.

El empleo mínimo requiere or-ganizaciones a nivel regional y mu-nicipal con posibilidades de recibira los trabajadores y de encomen-darles tareas productivas. Las auto-ridades se dan generalmente porsatisfechas con lo realizado en estamateria, pero los niveles de desem-pleo continúan altos, lo que indica-ría que los empleos mínimos debie-ran incrementarse. Paralelamente, esposible que funcionen más y mejo-res estímulos a la contratación pri-vada de mano de obra calificada yno calificada. En fin, lo importantees que existan la conciencia viva ylos mandos eficaces, así como losrecursos oportunos para enfrentarel desempleo.

No habrá que olvidar sin embar-go que la mayor eficiencia política,jurídica y social del régimen chile-no sólo le ayudará en la lucha enque está empeñado, pero no harádesaparecer los obstáculos en sucamino. Estos son inherentes a esecamino, es decir a la dirección ele-gida para hacer de Chile una naciónverdaderamente independiente, li-bre y digna.


Un paso más(27 de junio de 1976)

El Banco Central anuncia que se estudiará una rebaja en los impuestos(EM, 27 junio, pág. 1), lo que tiene favorable acogida en el sector privado(EM, 10 junio, pág. 17).El Servicio de Impuestos Internos informa que desde el 1 de julio el IVA(Impuesto al Valor Agregado) se pagará quincenalmente y no mensualmente(EM, 20 junio, pág. 27 y 23 junio, pág. 19). Esto provoca gran oposición decomerciantes e industriales (EM, junio, pág. 23, y 24 junio, pág. 17).Se da a conocer informe de CONARA (Comisión Nacional de ReformaAdministrativa) sobre reformas administrativas y las deficiencias del sistemaactual (EM, 20 junio, pág. 29).El Mercurio comienza una serie de reportajes a las poblaciones marginalesde Santiago para analizar los problemas básicos que ahí se viven (EM, 25junio, pág. l, y 26 junio, pág. 1).

La Semana Política

UN PASO MAS

A medida que el país avanza porel camino que ha emprendido, lesobrevienen alternadamente días deánimo y días de desaliento.

Sólo la firme y tranquila perse-verancia del Presidente Pinochet escapaz de marchar sin doblegarseen medio de las presiones de losentusiastas que de súbito se trans-forman en desanimados o que pasande este último extremo al primero.Es en definitiva la voluntad presi-dencial la que sostiene el desarrollode una política destinada a favore-cer a largo plazo a todos los chilenossin excepción alguna, pero que enel corto plazo hiere intereses, im-pone sacrificios y presenta a la veztodas la ventajas y todos los incon-venientes de una acción drástica yprofunda.

Uno de los secretos del débil

desarrollo chileno, que contrastacon el desenvolvimiento de unacultura intelectual y política debastante complejidad, reside en queel ciudadano se protegió de su pro-pia inferioridad económica buscan-do un régimen de excepción para síy para su gremio o su grupo. Ungigantismo estatal y burocráticosometió a los habitantes a distintosmecanismos de protección y con-trol. El sistema provocó desigual-dades, monopolios y mal aprove-chamiento de los recursos humanosy materiales. Las protecciones, lasbonificaciones, las exenciones y lasfranquicias operaron siempre enfavor de algunos —a veces de muypocos— y en perjuicio de los demás.

La política del régimen militartiende a establecer la verdaderaigualdad de oportunidades y la au-téntica libertad del ciudadano paraforjar su propio destino. De ahí el


esfuerzo por implantar una econo-mía abierta, es decir con dinamis-mo exportador e importador; la in-sistencia en disminuir el tamaño delsector público en lo que tiene deinerte, ineficaz y dispendioso; lalucha por sanear la balanza de pagosy defender el buen crédito interna-cional de Chile, y en fin todas lasmedidas tendientes a someter laasignación de los recursos econó-micos y las leyes del mercado, esdecir, a las decisiones de los usua-rios y consumidores de dichos re-cursos.

La seriedad de esta política pue-de medirse a través del mejora-miento de las disponibilidades delpaís en moneda extranjera sin quehaya aumentado prácticamente elendeudamiento y con un precio parael cobre de alrededor de 70 centavosde dólar la libra. Si se prosigue enesta línea de formación de reservasy el precio del cobre continúa ele-vándose en los próximos meses,nuestra posición en divisas podríallegar teóricamente al término delaño a mil millones o más de dólares.

Pero todo en la economía tienesu costo. Este ahorro en divisas sig-nifica restricción del consumo de lapoblación, ya sea porque se han ex-portado bienes que antes se consu-mían en el territorio, ya sea porquehan disminuido ciertas importacio-nes. A esto debe añadirse una tasainflacionaria todavía alta. Y la se-cuela de todo ello en el nivel medioy popular se refleja en el elevadí-simo costo de la vida y en el grannúmero de cesantes.

Quienes soportan el mayor pesode esta política rectificadora se en-cuentran en los sectores modestos,empezando por los de extrema po-breza y siguiendo también por

grandes capas de población de in-gresos bajos y medios.

No quiere esto decir que las per-sonas de grandes ingresos no esténaportando a su vez una contribu-ción tributaria importante y experi-mentando restricciones económicaspor falta de demanda y por alzascontinuas de los costos, pero el casode los más pobres es muchas vecesnada menos que un problema desimple subsistencia.

En todo caso, el sacrificio de lapoblación está representado ahoraen la considerable mejoría del cré-dito internacional del país y en laconsiguiente disponibilidad de di-visas.

Por lo mismo, parece llegado elmomento de dar un paso más, impi-diendo que la prolongación del es-fuerzo traiga demasiada fatiga y secorra el peligro de detener el pro-greso o de retroceder a etapas yarecorridas.

Muchas veces en la historia losdifíciles logros de un gobierno seriohan venido a ser malbaratados paradar lucimiento a un grupo de dema-gogos que lo sucede, aprovechán-dose de los fondos acumulados porel período austero y constructor.Gracias a la firmeza del PresidentePinochet que ha preferido cierta-mente orientarse a la reconstrucciónprofunda del país y no al éxito ligeroy momentáneo, el programa econó-mico sigue aplicándose sin atenua-ciones, pero dicho programa tendráéxito en la medida en que tome encuenta las realidades sociales delpaís.

A este respecto parece indispen-sable vigilar la extensión efectivade la cesantía y adaptar los recursosy la organización del empleo míni-mo a la magnitud del fenómeno. De

LA HISTORIA RECIENTE DE CHELE 449

igual manera parece necesario vigi-lar y medir el funcionamiento efec-tivo de la entrega de alimentación alos escolares, tanto en volumen deayuda como en calidad de la misma.Tal vez proceda multiplicar los au-xilios, sobre todo durante el cursodel invierno.

La acción social está íntima-mente relacionada no sólo con losMinisterios de Salud y Educación,sino también con la ejecución delos programas de Obras Públicas yVivienda. El presupuesto fiscal dioespecial énfasis a las inversionessociales. Lo importante es que losrecursos se canalicen hacia obrasfísicas que proporcionen trabajo ypresten el servicio a que están des-tinadas.

Las Fuerzas Armadas y diversasreparticiones del Gobierno han rea-lizado una labor social muy impor-tante, que aparece encabezada yanimada por el Presidente de la Re-pública y por su señora esposa,acompañados por los integrantes dela Junta de Gobierno y sus señorasesposas. Pese a todo ese esfuerzo,se diría que el país no llega aún aconcebir una estrategia global y unaacción suficientemente intensa so-bre los males que aquejan a los sec-tores más desposeídos.

LAS REALIDADES

Los progresos de la balanza depagos y la previsión de las futurasexpectativas en este punto parecenllevar al Gobierno a conceder laprimera prioridad nuevamente a lalucha contra la inflación.

Esto supone desburocratizar ysimplificar la maquinaria del Esta-do, llegando hasta la supresión lisay llana de los servicios que no res-

ponden ya a la finalidad con quefueron creados.

La polémica sobre el IVA y laimpresión generalizada de que elpaís llegó al límite de la carga tri-butaria indican que el financia-miento del Estado debe buscarse enla reducción del tamaño del sectorpúblico antes que en aumentos delos impuestos.

Desde hace años los gobiernosvienen hablando de economías pre-supuestarias, pero con frecuenciaellas no se dirigen hacia la supresiónde servicios y programas, sino haciala suspensión transitoria de los fon-dos para el funcionamiento de lasoficinas y hacia la baja de la activi-dad de éstas. La poda verdaderaimplica eliminar funciones y pro-pósitos que no se justifican, supri-mir trámites engorrosos e inútiles,simplificar la estructura del sectorpúblico y bajar el número de losempleos. El Gobierno militar haavanzado mucho en ese sentido yes, desde luego, notoria la labor deCONARA como programación deuna reforma administrativa integral.Se advierte, sin embargo, que lasurgencias fiscales van a imponer unaacción rápida para reducir el tama-ño del sector público y desburo-cratizarlo, pues el aumento de losimpuestos ya no es posible y la al-ternativa que queda es proseguir conla inflación.

Hablando de reducción y eficien-cia del sector público, ¿se han hechoen los servicios del propio sectoreconómico del Gobierno —Ha-cienda y Economía, especialmen-te— las reformas necesarias paraque se conviertan en instrumentoseficaces y oportunos del programade los señores Ministros y de suequipo técnico de alto nivel?


Por otra parte, el Gobierno sos-tiene la economía abierta y al efec-to promueve intensamente las ex-portaciones, así como no se asustapor el incremento de las importa-ciones. El comercio exterior —co-mo el interno— suponen comprar yvender paralelamente. Dentro deesta concepción económica, parecelógico que se advierta con tiempoque a la crisis por carencia de divi-sas, que teníamos el año pasado,sobrevienen ahora problemas parael empleo inteligente del superávitactual y del previsible.

Las medidas para bajar los cos-tos de producción adquieren espe-cial importancia en estos momentos:desde luego, el dólar, que influyeen casi todos los precios, el impuestode la seguridad social, mediante lareforma de ésta, y los demás facto-res que inciden en los precios y enla contratación de personal.

El régimen militar no está rea-lizando un mero ordenamiento nipretende resolver los problemas na-cionales con criterio inmediatista.Se empeña por el contrario en lareconstrucción nacional, transfor-mando para ello los hábitos, prejui-cios y privilegios tradicionales,aparte de reformar la organizaciónadministrativa y política de la na-ción. El cambio es mucho máshondo y significativo de lo que ha-bitualmente se piensa. Es nada me-nos que el cambio para el desarrollopleno, con todo su cortejo de sacri-ficios, trabajos y tensiones.

El cambio es para la liberacióneconómica de todos los chilenos,con la meta de igualdad de oportu-nidades. Pero este proceso exige unespíritu pragmático y flexible, parano olvidarse de que hay miles dechilenos en inferioridad actual decondiciones para la competencia enel mercado de bienes y servicios;de que ese mismo mercado tieneobstáculos en un país montañoso,segmentado en valles profundos,con un territorio de extrema longi-tud y servido por insuficientes me-dios de comunicaciones y transpor-tes; de que, en fin, el tamaño denuestra economía y la distancia enque Chile se encuentra de los centrosabastecedores mundiales hacenlento y difícil el juego pleno delmercado. Tampoco puede olvidarseobviamente que en el mundo inter-nacional funcionan los protec-cionismos y los dumpings hasta departe de las naciones que más seufanan con sus economías de mer-cado.

Lo dicho no significa que el pro-grama económico debiera desvir-tuarse o debilitarse. Sólo sugiere quela labor del Gobierno en sus diver-sos niveles y servicios públicos de-be estar coordinada con las decisio-nes superiores; que la acción socialglobal es indispensable y urgente;y que siempre es dable introducirajustes en las políticas concretaspara tomar en cuenta la realidad delpaís, sin que ello implique renunciaa los principios del sistema.


Autoridad del Estado(8 de agosto de 1976)

Los abogados Jaime Castillo Velasco y Eugenio Velasco Letelier son ex-pulsados del país por el gobierno, acusados de constituir un peligro parala Seguridad Interior del Estado (EM, 7 de agosto, pág. 23).

La Semana Política

MAQUINA DEL ESTADO

El secreto de la obra de Portales,cuyo espíritu se invoca predomi-nantemente en el actual régimen,fue haber diseñado una máquinainstitucional independiente de laspersonas que gobernaban. El audazy resuelto Ministro concibió y echóa andar el Estado de Chile, lo quefue por cierto una obra de arte, unaconstrucción objetiva, tan indepen-diente de su creador como de quie-nes la manejaban. En los deceniosdel primer período republicano sesucedieron gobernantes que dispo-nían prácticamente de la totalidaddel poder, tanto ejecutivo como le-gislativo. Ellos eran verdaderosmonarcas, sujetos naturalmente a laley, pero responsables únicos du-rante su período no sólo de la admi-nistración y de la política, sinotambién de la legislación de aque-llos días.

La institución del Presidente dela República —primera y tal vez lamás original de las institucioneschilenas— concentra en la personadel Jefe del Estado la totalidad delpoder supremo y la suma de las res-ponsabilidades de la República. Elrégimen de Portales concebía su au-toridad impersonal en el sentido deque ninguno de los titulares del po-der vinculaba su título a sus condi-

ciones personales o a las circunstan-cias de su designación. Cada desig-nado gobernaba en su período conplena conciencia de que era el depo-sitario único y exclusivo del podersupremo en la República. Cumplidosu término, entregaba el mando conla misma abnegación ciudadana conque lo había asumido.

Otras naciones latinoamericanashan sido más favorecidas por lasriquezas naturales de su suelo o porla prodigalidad de los talentos, Chile—a través de Portales— recibiócomo don en medio de su pobrezael genio de la organización política.Colaboraron a ello la lejanía y lalimitada cuota de posibilidadeseconómicas e intelectuales con quepodía (y puede) contar nuestro país.

El genio de la organización polí-tica consistió en automatizar el fun-cionamiento del Estado. Hubo enotras naciones personalidades másbrillantes y magnéticas que lasnuestras. Se dieron caudillos y jefesilustres, cuyos deseos eran suscep-tibles de encarnarse en leyes o deedificar naciones. No fue éste elcaso de Chile. Nunca en nuestropaís el Estado fue emanación de lapersonalidad del gobernante. Por elcontrario, la maquinaria institucio-nal funcionó por sí sola y se impu-so a los gobernantes a través de losaños. Es cierto que la eficiencia de


la maquinaria dependía en granparte de la habilidad y concienciade quien la manejaba. Es tambiéncierto que esta maquinaria políticanecesitaba una moral pública quela justificara e impulsara. La demo-cracia parlamentaria de los últimos40 años fue designando personali-dades para las cuales era cada vezmás difícil responder a la singulari-dad de la vieja institución presiden-cial portaliana y, por otra parte, laética nacional que inspiró las mili-cias portalianas, que empujó a losciviles a la guerra contra la Confe-deración y a la Guerra del Pacífico,y que configuró la sobria adminis-tración chilena, se había ido desva-neciendo con el tiempo.

El funcionamiento automático—ajeno a las personas y a las in-fluencias— que caracterizó al Esta-do chileno era eficiente mientras semantenían los rasgos históricos ysociales del edificio portaliano. Amedida del desgaste comenzaron aintroducirse toda suerte de parásitosy de elementos destructores. Losúltimos y casi vergonzantes restosdel Estado portaliano vinieron anaufragar en el régimen marxistade Salvador Allende. En ese perío-do se utilizaron las normas en con-tra de los principios que las mismascontenían, y se empleó la autoridaden contra de lo que sustentaba yhacía posible aquella autoridad. Esofue el derrumbe del antiguo y ve-nerable edificio. Quienes han veni-do a la vida después de ese derrum-be, difícilmente pueden comprenderla magnitud del desastre e imaginarlo que era aquel edificio portalianoque ellos conocerán tan sólo por lahistoria.

La quiebra institucional produ-cida con Allende señala el término

definitivo del régimen portaliano.Por fortuna, las Fuerzas Armadas—formadas en una tradición deobediencia constitucional y de neu-tralidad profesional— toman con-ciencia de que son el único elementode continuidad de la República, deque en ellas reside y se mantiene lalegitimidad institucional y de quesólo los institutos armados tienen eltítulo moral para generar una nuevainstitucionalidad. Pero esta institu-cionalidad nueva está muy lejos deun régimen de emergencia, provi-sional y de facto. Las Fuerzas Ar-madas han comprendido desde hacelargo tiempo que ellas están llama-das a forjar una nueva organizaciónjurídica.

Tan importante empresa es sólodable dentro del marco chileno deprincipios y tradiciones. En conse-cuencia, no podría concebirse unanueva institucionalidad que estu-viera desconectada con la corrientemoral que configura nuestro desen-volvimiento histórico.

Conforme a lo dicho, la institu-cionalidad propiamente tal suponeuna cierta automaticidad, una formade funcionamiento de los organis-mos públicos según reglas que nopueden ser variadas discrecional-mente por la autoridad superior. Ahíreside, precisamente, toda la dife-rencia entre los despotismos transi-torios y adjetivos y la construccióninstitucional de larga y profundaperspectiva; en la capacidad de losgobernantes para crear o no máqui-nas semovientes, que se mueven porsí mismas, esto es, en virtud de re-glas jurídicas adecuadas para la ac-ción e intervención de funcionariosmedios que no demandan continua-mente la venia de la autoridad su-prema.


AUTORIDAD DEL ESTADO

El grave trastorno institucionalprovocado por el allendismo impu-so la intervención de las FuerzasArmadas y la implantación de unrégimen autoritario.

El sistema chileno actual puededespertar adhesiones o resistencias,pero es indiscutiblemente un mode-lo muy definido de acción políticacontemporánea. Responde al fun-cionamiento de los mecanismos de-fensivos naturales de las FuerzasArmadas en presencia de un gravedeterioro nacional, como fue el ré-gimen marxista. Ahora bien, en elcurso de la acción esas Fuerzas Ar-madas han ido configurando unaautoridad única en el nivel supremo,la que recibe la adhesión y leal co-laboración de todos los mandoscastrenses. Hay entre nosotros, pues,un solo centro de poder y, por tanto,de responsabilidad política y admi-nistrativa. Dicho autoritarismo cen-tralizado, con apoyo de la unidadférrea de las instituciones armadas,se ha convertido en el adversariomás temible para el comunismo ydemás tendencias disolventes.

El régimen militar está próximoa cumplir tres años, en los cuales haasegurado la paz cívica y sentadolas bases del futuro desarrollo.

La reciente adopción de severasmedidas respecto de dos persone-ros políticos, a los que el Gobiernoacusa de participar en actividadessubversivas, recuerda a la ciudada-nía la vigencia del estado de sitio yla actividad de una autoridad mili-tar que no da cuenta a nadie de susdecisiones.

Mientras rija esta situación deemergencia en que la opinión pú-blica no participa de los hechos po-

líticos ni siquiera por la vía de lainformación, sólo podrá avanzarseen los estudios de una nueva insti-tucionalidad, pero será difícil queestá surja con las característicasoriginales que debían serle propias.Una nueva organización constitu-cional no consiste, obviamente, enlegalizar por escrito y en perpetuarasí un sistema de emergencia. Espreferible mantener este último sis-tema tal como funciona y seguirahondando en las reflexiones sobrela manera de reconstruir la autori-dad del Estado con el automatismoen que estribaba su primitiva efi-ciencia.

Entretanto, hay que decir queson respetables las razones de se-guridad que se invocan para la me-dida de expulsión de los señoresCastillo y Velasco, y debe enten-derse que la reserva oficial sobrelos fundamentos de hecho de su re-solución corresponde también aimperativos de seguridad. Con todo,habría sido deseable que el públicoconociera las acusaciones concre-tas y circunstanciadas, a fin de quese apreciara la justicia con que elGobierno ha actuado. A falta de unaexplicación suficiente, la autoridaddel Estado puede apelar a la con-fianza del país, pero no cuenta conla participación ciudadana en estamateria, ni tampoco la requiere.

Ahora bien, el apoyo último delos gobiernos es la opinión públicay con este factor contaron las Fuer-zas Armadas el 11 de septiembre de1973. El Gobierno sigue recibiendoese apoyo, pero él constituye un actode fe en la honestidad de intencio-nes y en la prudencia de los respon-sables del Estado. Precisamenteporque falta el automatismo de quehablábamos y existe una muy limi-


tada participación ciudadana en elconocimiento de las decisiones yde los motivos de éstas, el país debehacer renovadamente un acto deconfianza y de fe en el mando su-premo. La vía de la información(no de la propaganda ni de los co-municados sucintos), de la infor-mación honesta y circunstanciadade los hechos políticos más impor-tantes, constituye una manera porla que la ciudadanía participe yapoye a conciencia las decisionesde la autoridad. Hay importantessectores que no desean otra cosaque vivir tranquilos y que nada lesinteresa de lo que ocurre en la esferapolítica. Pero, aparte de que aún és-tos se preocupan de los hechos ad-ministrativos que les afectan, resul-ta inconveniente que un gobiernose apoye en la suma de las indife-rencias. Necesita, por el contrario,el respaldo vivo y activo de unaopinión pública que no está forma-da por la masa amorfa, sino por lossectores que reflexionan y que in-fluyen en la comunidad. La partici-pación de los grupos más responsa-

bles y dinámicos es la que se en-cuentra por la vía de la informaciónhonesta, aunque ella no tiene porqué ser siempre grata a las autori-dades.

Bien sabemos que en el país hayuna amplia información económi-ca y administrativa. Las preocupa-ciones sociales, culturales, deporti-vas, y sobre todo económicas, en-cuentran amplia cabida en las noti-cias y en los debates periodísticos.No ocurre lo mismo en el planopolítico, donde sin quebranto delreceso partidista pudieran las fuen-tes informativas oficiales ser másabiertas en todos los casos en que laestricta seguridad nacional no estéen juego.

Las Fuerzas Armadas están em-peñadas en labrar una nueva insti-tucionalidad. Ello no significa nivolver a la antigua ni recurrir for-zosamente a procedimientos elec-torales conocidos, pero debiera im-plicar la instauración gradual de unamayor participación ciudadana através del conocimiento objetivo delos actos jurídicos de la autoridad.


La inevitable política(10 de octubre de 1976)

Entre los acontecimientos recientes está la publicación del detalle de losgastos sociales que está realizando el gobierno (EM, 1 de octubre, pág.1). En el texto se alude al "Mapa de la Extrema Pobreza" —estudioelaborado por la Oficina de Planificación Nacional y la Universidad Ca-tólica—, en el que se señalan, a base de una tabla, los lugares de Chiledonde se concentran las familias catalogadas como de extrema pobreza(EM, Informe Económico Mensual Nº 14, pág. 5).En discurso pronunciado en Naciones Unidas, el Ministro de RelacionesExteriores, almirante Patricio Carvajal, expresó que "la URSS es el ene-migo número uno de la paz mundial" (EM, 6 de octubre, pág. 21). En latelevisión norteamericana, el candidato presidencial Jimmy Carter se re-fiere a operaciones de la CIA en Chile y a la ayuda prestada por elgobierno republicano a la Junta Militar chilena (EM, 7 de octubre, pág. 1y EM, 8 de octubre, pág. 1).

La Semana Política

NO SOLO ECONOMÍA

Cuando las Fuerzas Armadasasumieron la responsabilidad delpoder existían dos órdenes de pro-gamas de acción claros y congruen-tes. Uno de ellos era el relativo a laSeguridad Nacional, estudiado porel Ejército y por las demás institu-ciones de la Defensa, desde nivelesteóricos en la Academia de Guerrahasta planificaciones detalladas yconcretas en los diversos EstadosMayores. El 11 de septiembre de1973 fue una decisión de SeguridadNacional. La forma en que los ins-titutos armados controlaron el paíse inmovilizaron las resistenciasextremistas es una prueba de que elconjunto de ideas individualizadobajo el concepto de Seguridad Na-cional tenía claridad, eficacia ygrupo ejecutor organizado. El otro

programa ideado como sistema in-ternamente lógico y con un grupode ejecutores bien preciso fue el planeconómico de Gobierno.

Ambos programas —el de segu-ridad y el económico— han des-pertado críticas, oposiciones y cla-mores de los afectados. Por diversasrazones y desde distintos ánguloshan sido combatidos, pero los res-ponsables de su ejecución han con-tinuado adelante con una inflexibi-lidad que parece prenda de la com-pleta fe que ellos tienen en el éxitofeliz de su esfuerzo. Han podido sereficaces e inflexibles porque partíande premisas claras y acudían a mé-todos probados. No es extraño, en-tonces, que tales programas se hayanimpuesto por su propio dinamismoy que hayan abarcado no sólo suámbito específico, sino, en el hecho,todo el horizonte público del país.


Cuando se advierten la seriedaddel trabajo del actual Gobierno yla honestidad con que desafía a losintereses, a los prejuicios y a lasrutinas, no faltan quienes piensanque éste es uno de los mejores go-biernos chilenos, sobre todo en elaspecto financiero administrativo.Pero, obviamente, no es este últimoaspecto el que realmente le da pro-yección al régimen ni es el que pro-voca todas las reacciones que sabe-mos se generan contra Chile y suGobierno militar. Hay una gran po-lítica enunciada con firmeza pornuestro Gobierno. Contra ella vandesde los estudios sesudos hasta lasconsignas de los carteles murales.También contra ella van, en el fon-do, los ataques al programa econó-mico y las dudas sobre la honradezinterna del concepto de SeguridadNacional.

Hay, entonces, una posición po-lítica del Gobierno, que en estosmomentos resulta original, nove-dosa, valiente y susceptible de tras-cendencia. Debe reconocerse, sinembargo, que esa política asume unrostro de mera probidad adminis-trativa, o de medidas de SeguridadNacional o de porfiada lucha porinstaurar una economía de merca-do. Los tres elementos que acaba-mos de citar son capaces de intere-sar y aun de conmover políticamen-te, pero este patrimonio de alta po-lítica disponible no encuentra he-rramientas suficientes eficaces porcausa de que no hubo en el planopolítico una meditación tan seria yunos equipos tan integrados comolos que se presentaron para la Se-guridad Nacional y para el programaeconómico.

No puede un comentario pre-tender equipararse a la reflexión

poderada y profunda que precedió alos planes de Seguridad Nacional yEconómica. Sólo cabe sugerir quese dé en el plano político una laborde grupo, una búsqueda de claridady unos realizadores que tengancierta equivalencia con lo efectuadoen aquellos otros órdenes.

La presencia y la acción delequipo económico no tan sólo tie-nen eficacia realizadora, sino queconstituyen una cierta característicadel régimen. Ahora bien, lo acon-sejable es que el grupo económicono se confunda completamente conel Gobierno. En otras palabras, in-teresa que, además de las nocionesy medidas económicas, se realiceny difundan nociones y medidas po-líticas.

Nunca será de temer que nuestropaís se vea arrastrado a un econo-micismo, si por tal se entiende unaauténtica supeditación de todos losvalores al espíritu de lucro. El ver-dadero peligro no está ahí, sino enla posibilidad de que, por falta decreación en las otras esferas de lavida civil y cultural, los conceptoseconómicos y las normas mercanti-les ocupen todo el espacio que legí-timamente corresponde a principiosy conductas de más jerarquía real,como es el caso de la verdaderapolítica.

LA INEVITABLE POLÍTICA

El régimen militar puede decre-tar el receso partidista y aun, si selo propone, disolver los antiguospartidos políticos, pero jamás po-drá prescindir de la política. Estodebe tenerse muy especialmente encuenta en las circunstancias actua-les, cuando el país se esmera portrazar y recorrer un camino inde-


pendiente. Tal independencia nopuede ser un aislamiento suicida ouna aventura irreal. Se trata, cierta-mente, de una resolución política,lo que supone apoyos, medios,fuerzas, idoneidad para cumplir elfin propuesto.

No hace mucho hablamos de lanecesidad de una acción diplomáti-ca y, someramente, de sus elemen-tos más necesarios. Tal vez con-venga ahora recordar que una polí-tica exterior, por independiente ydigna que se la suponga, necesitaaliados y hasta seguidores. La polí-tica internacional chilena de los úl-timos decenios había discurridodentro del marco del poder protec-tor de los Estados Unidos, marcoque ni siquiera sobrepasó totalmentela Unidad Popular. ¿Qué ocurreahora? ¿Se había dado antes el casode que un candidato vigoroso a laPresidencia de los Estados Unidos—como el señor Carter— hubieraentretenido a sus televidentes conreiterados ataques a Chile? ¿Ha es-tado en otra oportunidad el paísprivado de la ayuda militar norte-americana, desde que dicho progra-ma empezó a aplicarse?

Parece indispensable y urgenteuna reflexión política de carácterinternacional. Resulta forzoso vol-ver a pensar sobre el papel que jue-ga Chile en el concierto de las na-ciones y acerca de sus posibilidadesy expectativas más sensatas. Lapolítica internacional no resulta sersiempre una exposición de fidelida-des doctrinarias, pero tal vez lo mássignificativo de una línea de acciónexterior justificable es la ausenciade contradicciones profundas en lasalianzas o en las beligerancias deun país. Esa línea exterior ha de serpensada a la luz de las exigencias

permanentes de la nación, de lo queconstituye propiamente una políticade Estado, pero también debe con-templar, como es obvio, los maticesde la situación del momento, lo quepermite también que aquella políti-ca sobreviva.

El problema es más visible en elcampo internacional, pero no esmenos relevante en lo interno.También en este último la políticase edifica sobre alianzas y se definefrente a contradicciones. No puederealizarse una labor pública establesin atender a esta realidad.

Tenemos, por ejemplo, que loseconomistas han efectuado un aná-lisis profundo para detectar e indi-vidualizar los focos de extrema po-breza en el territorio, con lo cualhan demostrado que los políticostradicionales descuidaron el sectormás pobre y desvalido de la nación.La deducción es clara a este respec-to: surge con meridiana evidenciala convicción de que aquellos polí-ticos, no obstante sus aparentesposturas populares, fueron incapa-ces de cumplir una auténtica y ge-nuina política popular.

Si el tema de la extremada po-breza queda desposeído de sus con-notaciones humanitarias y emocio-nales para analizar desde la fría luzpolítica la conclusión no es tandesfavorable para los viejos tribunospartidistas. Es cierto que los llama-dos partidos populares —para nohablar de los demás— no tuvieronpreocupación alguna por los secto-res realmente más desfavorecidos yabandonados de la sociedad. Sinembargo, lo cierto es que una polí-tica se sustenta y alimenta de apo-yos sociales efectivos. Aquellospolíticos mal llamados populares talvez no se preocuparon suficiente-


mente del modestísimo agricultorminifundista, del artesano relegadoa las áreas rurales, del prestatario dehumildes servicios no afiliado a sin-dicatos o partidos y, en fin, de mu-chos de los multitudinarios despla-zados de la economía moderna chi-lena. ¿Por qué no se preocuparon deesos sectores? Porque aquellos polí-ticos cuidaban su fuerza social deapoyo y sustentación, que no estabaciertamente en los medios rurales ourbanos más pobres, sino en los sin-dicatos, en las industrias, en los me-dios estudiantiles e intelectuales, enfin, en los sectores sociales que res-paldaban a dichos políticos.

El interés profundo por levan-tar de su postración a los sectoresde estrema pobreza es una de lascaracterísticas más nobles de esteGobierno. La convicción de que elmejoramiento de los más pobres nopuede hacerse en Chile de otra ma-nera, sino a costa de los sectoresmedios —los ricos son pocos en elpaís y no tan ricos como para quesus impuestos y aun su completodespojo influyan significativamenteen la distribución del ingreso—, esotra de las verdades no discutidas.Sin embargo, el extremismo en latesis de defensa de los demás pobrespuede llegar al sacrificio demasiadorápido y profundo de los sectoresmedios, con olvido de que este Go-bierno, como cualquier otro, tienensu principal respaldo en la clasemedia, entendida como una profun-da capa social que viene desde losobreros especializados y calificadoshasta muchos de los más prósperosempresarios. La atención cuidado-sa de la clase media parece un datoelemental de la política chilena, quedebía estar en cualquiera conside-ración de un programa que no de-

pendiera tan sólo del ángulo econó-mico.

Hablando de búsqueda de apoyosy de la influencia de la clase media,surge espontáneamente el tema de laUniversidad. Ella es el centro pen-sante del país, y por mil razones, laflor y nata de los sectores mediosde Chile. He ahí una zona digna delmáximo cuidado. Sería un errorsuponer que allí los enemigos sóloradican en el extremismo marxis-ta o en alguna que otra tesis contra-ria al Gobierno. El peligro en laUniversidad se encuentra, princi-palmente, en el olvido en que pu-dieran caer las autoridades acercade la función de aquélla. Por consi-guiente, todo el esfuerzo que se hagapara devolver a la Universidad supapel de hogar libre del pensamien-to debe juzgarse útil para la políti-ca en el sentido más elevado de lamisma. La Universidad no es unasunto de disciplina aplicable des-de el exterior ni un mero problemade financiamiento. Se trata de unser vivo que obedece a sus propiasleyes —las del pensamiento— ycuya respuesta ante exigencias con-tradictorias con su ser es morir. Deahí, entonces, la extrema peligrosi-dad del problema universitario.

Resumiendo, diríamos que el te-ma político no ha tenido la reflexióny profundización que merecieron elde la Seguridad Nacional y el Pro-grama Económico. Debe añadirseque la política es decisiva y que noconsiste en el mero diseño de accio-nes por realizar, sino, también, en labúsqueda de apoyos y fuerzas parallevar a la práctica aquellas acciones.En nuestro caso, la clase media y laUniversidad parecen un soporte in-dispensable, y requieren, por tanto,de cuidados y preferente atención.


Unidad y solidaridad(31 de octubre de 1976)

Se precisa el sentido de la unidad nacional, señalándola como una vincu-lación de personas y hechos en el tiempo; una vinculación con la tierrapatria y una vinculación política. Esta unidad debe traducirse, en definiti-va, en solidaridad social.

La Semana Política

UNIDAD NACIONAL

El concepto de unidad nacionales tan básico y obvio que parecieraa veces carecer de contenido políti-co concreto. ¿Qué nación y, aúnmás, qué organización social cual-quiera deja de aspirar a la unidad encuanto afirma su propia existencia?Insistir, pues en la unidad nacionales como redundar en un elementoque, por pertenecer a todos, se diríaque no pertenece a ninguno y que,por tanto, no sirve ni para unir nipara distinguir a unos de otros. Asíconsiderado, sería algo tan amplioy envolvente como la atmósfera;vale decir, una realidad tan necesa-ria como impalpable, habitual ypoco novedosa, una realidad que enconsecuencia no sería idónea paraapoyar una empresa de carácterpolítico.

La objeción tendría validez si nose dieran algunas circunstanciasmuy propias de la actual situaciónchilena, en las que la unidad nacio-nal constituye una meta y, en ciertomodo, una novedad.

Desde hace algunos años loschilenos están sintiendo que se en-cuentra en juego la existencia mis-ma de la nación chilena. Tendenciasforáneas impulsaron divisionesprofundas entre connacionales que

llevaron a desgarrar y desgajar launidad de la convivencia. Durantela administración Allende, y aunantes, se advirtieron temblores deintensidad progresiva que amena-zaban aquella unidad. Cuando la si-tuación estuvo a punto de tornarseincontrolable, las Fuerzas Armadasasumieron el poder e iniciaron lareconstrucción moral y material delpaís, poniendo término a la acciónpública de las fuerzas disociadoras.

Muchos pudieron pensar que elestablecimiento del régimen militarchileno iba a observarse con indi-ferencia por la opinión mundial, yque no pocos americanos —delnorte, centro y sur— iban a sentirsesatisfechos de que una cabeza depuente soviética en el Pacífico Suramericano hubiera quedado frustra-da por la acción de las Fuerzas Ar-madas de Chile. El tiempo ha mos-trado, sin embargo, que el supuestosocialismo democrático de Allendetenía la mejor imagen internacional,y que los acontecimientos iniciadosel 11 de septiembre de 1973 con-tradecían los prejuicios, los interesesy las tendencias de la política mun-dial. No sólo no hubo indiferencia,sino hostilidad, y los que pudieronalegrarse de la derrota soviética enChile han tenido pocas oportuni-dades de manifestarse a favor de


nuestro Gobierno, a causa de lapropia situación mundial y de al-gunos errores de nuestra parte en elplanteamiento de la posición chi-lena.

Después de tres años de régimenmilitar, la campaña exterior sigueaumentando en virulencia y en am-plitud. Ello señala la imperiosa ne-cesidad de poner el acento en elfrente externo y de dedicar las me-jores capacidades a la política exte-rior, pero ya es evidente que la me-jor estrategia resultaría débil a me-nos que lograra un gran respaldociudadano en lo interno.

La unidad nacional parece algovago e intangible mientras no estáamenazada la existencia misma dela nación.

Pero cuanto esto ocurre, el lla-mamiento a la unidad equivale auna apelación al ser nacional.

Frente a los peligros de la diso-ciación y de la subversión, y frentea un emergencia internacional na-da fácil, el país no puede respondersino con un robustecimiento de suunidad interna. Esta unidad deja, portanto, de ser un enunciado vacío, yaparece como la forma espontáneade encarar una amenaza vital. Losriesgos inminentes de aislamiento olas decisiones extranjeras incompa-tibles con la soberanía o la dignidadnacional han de encontrarse con unpaís íntimamente unido y solidario.

LAS BASES DE LA UNIDAD

La unidad nacional importa des-de luego una vinculación de perso-nas y hechos en el tiempo. La na-ción se une a lo largo de sus hazañasy de la sucesión del modesto acon-tecer cotidiano. Y se une a travésde los vivos y de los muertos. La

veneración a estos últimos, que sepalpa tan vivamente el día 2 de no-viembre, es una manera en que elpueblo recobra su pasado familiar.El homenaje a los héroes es unaforma en que la nación se reen-cuentra a sí misma en los grandesejemplos.

No hay, pues, unidad nacionalsin un sentido dinámico de la tradi-ción, lo que resulta evidente alconsiderar que la nación misma esun ente histórico, una singularidadque se mantiene como tal a lo largodel tiempo y que se caracteriza porperpetuarse a través de las genera-ciones.

La unidad nacional importa, ensegundo término, una vinculacióna la tierra patria, al territorio físicocon todas sus posibilidades y carac-terísticas. La defensa del patrimonionatural respecto de los agentes dedestrucción, el sentido de la geo-grafía y del paisaje, el contacto conla naturaleza chilena, el conoci-miento y cultivo de los recursos re-novables, el apego al bosque, al mar,a la cordillera, son algunos de loselementos en que descansa la nece-saria unidad. La tierra es la sede dela comunidad nacional. De cómo secuide esta tierra y dé sus frutos,conservándose y remozándose, de-penderá el destino que puedan tenersus habitantes.

Un tercer plano de la unidad na-cional es el de la vinculación polí-tica. En los últimos años Chile hasufrido hondas disensiones cívicasque llegaron a quebrantar la convi-vencia nacional. No ha sido posiblehasta ahora reconstruir, por así de-cirlo, esta convivencia. Al contra-rio, las difíciles circunstancias enque el país se encuentra han agra-vado ciertas divisiones, empezando


por las que representan y acentúanciertos chilenos exiliados. La uni-dad nacional en el plano políticoimplica superar las mutuas incom-prensiones y deponer los rencorespersonales. No podría envolver undesarme doctrinario en el sentidode que la conciliación nuble la cla-ridad de los principios y haga menosnítidas las contradicciones y lasidentidades. La unidad nacional nopuede reconocer como suyos aquienes son precisamente enemigosde dicha unidad en nombre de lalucha de clases y del internaciona-lismo socialista, pero sí puede abrirlos brazos mucho más ampliamenteque lo que han permitido los durosaños de lucha anticomunista y deresistencia a la incomprensión ex-terior.

Hay tareas cívicas de naturalezagenuinamente unitaria, donde pue-den atenuarse las disensiones anti-guas. El pasado común, la tierracomún y las empresas sociales queno tienen más bandera que la chile-na podrían servir como factoresvinculantes de la unidad nacional.También, y sobre todo, ha de servirla conciencia de que el país debesubsistir como tal, en medio de se-rias amenazas morales, económi-cas y políticas. Tratándose de re-construir objetivamente el país y dedefender su sustancia misma, tal vezsea posible que se reúnan volunta-des ajenas a todo espíritu de partidoo, a lo menos, capaces de relegarlos intereses partidistas cuando setrata del bien común mostrado converacidad y honestidad.

Las tareas cívicas unitarias de-bieran servir como nuevas formasde desarrollo del espíritu público ycomo manifestaciones de una acti-vidad política superior, desligada e

independiente de grupos o faccio-nes. La participación de los civiles,no en el régimen sino en el Gobier-no, podría encontrar sus cauces or-gánicos en la realización de estastareas unitarias en que puede apli-carse la voluntad de servicio, la ca-pacidad creadora y las aptitudes pa-ra conducir hombres y organiza-ciones.

UNIDAD Y SOLIDARIDAD

La unidad nacional necesita tra-ducirse, por último, en solidaridadsocial. En la actualidad, la cohe-sión interna de la nación chilena yel respaldo ciudadano para empren-der grandes proyectos colectivos osencillamente para resistir presio-nes foráneas han de tener por basela existencia de una verdadera co-munidad de valores, afectos e inte-reses.

Los lazos del pasado, de la tierray de la posible colaboración polí-tica, tienden a debilitarse a medidaque surgen los desniveles sociales.Las diferencias van más allá de lacuantía de los respectivos ingresos.Las distancias entre los sectores so-ciales corresponden a raíces cultu-rales diversas, a distintos grados deaislamiento geográfico, al accesodesigual a la ilustración, a la comu-nicación y a la educación moder-nas, lo que se refleja, a su vez, enhábitos, aspiraciones y modalida-des de vida disímiles. De ahí, en-tonces, que nuestra unidad nacional,tan sólida en aspectos visibles, en-cierre debilidades internas que sonproducto de hondos distanciamien-tos sociales y culturales, heredadosde otros regímenes y nunca atendi-dos por las políticas que se consi-deraban avanzadas.


El régimen militar tiene el méri-to de haber publicado y enfatizadoel diagnóstico de la extrema pobre-za, que es una de las formas de estedistanciamiento social. Son apre-ciables, además, los esfuerzos querealiza el Estado, dentro de los exi-guos recursos de que dispone, pararemediar los males más agudos dela extrema pobreza.

Pero los distanciamientos socia-les no afectan sólo a los sectoresmás pobres. Aun los grupos relati-vamente más favorecidos mantie-nen distancias apreciables entre sí.Esos desniveles parecen habersehecho más evidentes desde el mo-mento en que el Gobieno eliminómuchos subsidios al consumo, dejóen libertad los precios y aplicó me-didas de austeridad que tenían quereflejarse en desempleo pronuncia-do. No es que el programa econó-mico haya aumentado realmentelos desniveles. Lo que ha hecho esdesnudar el estado de pobreza aque nos redujeron los años de des-orden y el impacto de la crisis ener-gética.

La cesantía disfrazada ha pasadoen muchos casos a transformarseen cesantía real. El clima de com-petencia económica exige aptitudesque no siempre posee el chileno

común, enfermo crónico del mal queEncina calificó de "inferioridadeconómica". El acento en la activi-dad financiera por sobre la indus-trial y agrícola ha ocasionado tam-bién desplazamiento. Por último, laorientación hacia la economíaabierta va colocando a ciertos sec-tores en situación de familiaridadcon el consumo elevado y refinadode productos extranjeros, lo quehace sensible la distancia respectode otros sectores sociales más atra-sados.

Se diría, en fin, que antes del 11de septiembre de 1973 el país buscómil artificios para ocultar diferen-cias sociales y económicas profun-das. A contar del pronunciamientolas brechas no se disimulan. Y estotiene que ser una invitación a resol-ver los problemas del desarrollodesigual. No sólo el de la extremapobreza, sino el de la clase trabaja-dora industrial y la clase media re-zagadas, junto al peligro de proleta-rizar la clase media.

La unidad nacional ha de refle-jarse en una solidaridad social efec-tiva, no simplemente paternalista,eficaz y dirigida a derribar obs-táculos y acortar distancias. Unaacción de unidad nacional es, pues,un vastísimo programa cívico.


El régimen militar(14 de noviembre de 1976)

Se analiza aquí la necesidad de permanencia del régimen militar, paraenseguida distinguir entre régimen y Gobierno, señalando que este últimodebe ser de carácter nacional, en el que se integren militares y civiles.

La Semana Política

EL RÉGIMEN MILITAR

La creciente presión externacontra el país no está inspirada enel propósito de restaurar la demo-cracia liberal en Chile, sino en el deprovocar el fracaso y el derrumbedel régimen militar.

En el exterior hay elementos quecultivan el odio y el ánimo de des-quite propios y ajenos. Nadie podríahacerse ilusiones sobre lo que sig-nifique en la práctica el cumpli-miento de los propósitos hostiles alrégimen militar. Los casos de Viet-nam, de Camboya y de Angola serepetirían en nuestro país. Tal vezel proceso podría insinuarse conmodalidades que ocultaran la verdaddel cambio. Siempre habrá disfracesdemocráticos iniciales para escon-der la acción comunista y pasar conel mínimo de ruido a un régimentotalitario vengativo y sangriento.En el momento adecuado, se cerra-ría la cortina hacia el exterior y sesilenciarían el dolor y la protesta,con complicidad de muchos exper-tos en derechos humanos y de mu-chos apóstoles de la democracia yde la liberación del hombre.

Quienes piensan en Chile que elodio externo tiene por blancos tansólo al Presidente Pinochet, a losseñores miembros de la Junta deGobierno y a otras altas personali-

dades se equivocan por completo.El desquite comunista no perdonaríaa ningún hombre de armas, a nin-gún jefe, oficial, suboficial, clase osoldado, a ningún funcionario civilque hubiera prestado servicios alrégimen militar, y, por último, a na-die de la gran multitud de quienesactiva o pasivamente colaboran conla situación establecida.

La subsistencia del régimen mi-litar es un supuesto fundamentalde la paz, del orden y de la unidadnacionales, pero también es la basede la seguridad personal de un grannúmero de chilenos.

Quienes saldrían gravementeafectados en un vuelco de la situa-ción resultan a veces los críticosmás exigentes del régimen y losmenos colaboradores. Son muchoslos que toman distancia y ven comodesde un balcón los acontecimien-tos, como si lo que ocurre no loscomprometiera vitalmente a ellos ya sus hogares.

Si en la actualidad pudiera plan-tearse a la inmensa mayoría de loschilenos la disyuntiva entre el régi-men militar y la caída en el comu-nismo, cuyos primeros síntomas sesintieron en el Gobierno de Allende,ciertamente la respuesta favoreceríaal régimen militar. Sin embargo, esadisyuntiva no se presenta a las ima-ginaciones con suficiente claridad,


desde que el marxismo y el filo-marxismo exhiben falsas tercerasposiciones que oscurecen el cuadroy engañan sobre el significado finalde estas últimas.

Es, pues, necesario que la opi-nión pública no se deje confundirni desanimar. La alternativa del ré-gimen militar no es por ahora otraque el comunismo, aunque éste em-piece utilizando aliados de rostroapacible y de gesto moderado. Todoaconseja, por lo tanto, apoyar al ré-gimen militar y prestarle la colabo-ración que requiere.

Los chilenos sensatos estiman,sin duda, indispensable al actual ré-gimen, y nadie, rectamente y en susano juicio, podría desear que losmilitares se alejaran del poder. Elsolo enunciado de tal perspectiva laconvierte en indeseable, conside-rando lo que ocurriría en ese caso.

La discusión se orienta más bienhacia los medios que aseguren lavitalidad y eficiencia del régimenmilitar, sin que lo priven de ningu-na de sus características ni debilitensu poder.

En este plano se sitúa la distin-ción entre régimen y Gobierno, loque no significa por cierto propiciardirecta o indirectamente un régimenmilitar y un Gobierno civil.

El régimen militar surge de ladestrucción de la institucionalidadpor obra del marxismo, a resultasde lo cual las Fuerzas Armadas, através de sus mandos instituciona-les, constituyen un Gobierno y dancomienzo a una nueva organizaciónnacional. Desde el 11 de septiem-bre de 1973 las Fuerzas Armadas seconvierten en la fuente indiscutidadel poder político, y en el respaldodel Gobierno que ellas resolvieronformar.

La cabeza del régimen militar,a la vez que del Gobierno, es elPresidente de la República, quienes también Comandante en Jefe delEjército.

Ahora bien, ¿por qué y paraqué hacer la distinción entre régi-men militar y Gobierno? La razón yel objetivo miran a conferir solidez,flexibilidad y eficacia al primero,pero en ningún caso se relacionancon el imposible de un régimen mi-litar expresado en un Gobierno sinmilitares. Sería equivocado, enconsecuencia, ver en la distinciónun criterio que opusiera militares aciviles, o que insinuara la margina-ción de los primeros de las funcio-nes del Estado.

Las Fuerzas Armadas han cons-tituido legítimamente un régimen yestán comprometidas en la creaciónde una nueva institucionalidad. Ellasforman, respaldan e inspiran el Go-bierno surgido de su pronuncia-miento, pero no pueden identificar-se como tales con las políticas yactos administrativos del Gobierno.Las Fuerzas Armadas tienen finesque se confunden con los de la na-ción misma; trascienden, por tanto,las contingencias de un Gobiernoy no podrían comprometerse niarriesgar sus valores permanentesen el juicio de la opinión pública aque está expuesto todo Gobierno.Las Fuerzas Armadas, como tales,se encuentran fuera del debate po-lítico y, por tanto, son independien-tes del Gobierno. El régimen militarestá unido al Gobierno que ha for-mado, pero es importante que no seconfundan los valores que él repre-senta con las alternativas políticasy con los personeros que las llevana cabo. Un planteamiento económi-co, una gestión ministerial, una mi-


sión política cualquiera no deberíancomprometer al régimen militar sinoal Gobierno.

Por otra parte, la distinción a quenos referimos es válida en el senti-do de que el Gobierno no está des-empeñado directamente por las ra-mas de las Fuerzas Armadas y Ca-rabineros, aunque sus miembrosactúen en puestos de responsabili-dad gubernativa. Esos funcionariosno son delegados de la respectivainstitución en el Gobierno, puesdependen constitucionalmente delPresidente de la República. El régi-men, por tanto, es militar, pero nolo es el Gobierno, en el cual sirvenmilitares y civiles en virtud delnombramiento presidencial y sinatender a su condición de unifor-mados o de sin uniformes.

Debe añadirse que la distinciónentre régimen y Gobierno es apli-cable al caso en que la gran mayo-ría de los altos cargos públicos sedesempeñe por uniformados. Ni aúnasí estaríamos en presencia de unGobierno militar, a condición de quelos nombramientos y relaciones je-rárquicas en el servicio civil del Es-tado se subordinen al jefe del Go-bierno.

GOBIERNO NACIONAL

La distinción entre régimen mi-litar y Gobierno se hace, pues, conel objeto de respetar la independen-cia de las Fuerzas Armadas y de noasociarlas, ni indirectamente si-quiera, a las contingencias de lapolítica diaria. Se hace, además, ladistinción para asegurar la unidad yeficacia de la acción gubernativa,sobre la base de la autoridad delPoder Ejecutivo, al cual se subordi-nan en el desempeño de sus cargos

todos los funcionarios, vistan o nouniforme. Cabe, por último, subra-yar que ello da libertad al Jefe delEstado para designar a los indivi-duos más idóneos en los respecti-vos cargos.

Más que para oponer militares aciviles, las nociones de régimen yGobierno debieran propender a laintegración de unos y otros en eltrabajo gubernativo desde el mo-mento en que realizan una mismaacción, con idénticos objetivos ybajo la misma obediencia.

El Gobierno del Presidente Pi-nochet reúne por eso especialescondiciones para llevar adelante unapolítica nacional, como efectiva-mente ha estado haciéndolo. Labúsqueda del bienestar a largo pla-zo de la mayoría en el campo eco-nómico, los programas de erradica-ción de la extrema pobreza y otrosson manifestaciones de este carácternacional de la política que se sigue.

Esta línea de conducta puede de-finirse como política de Estado, en-tendiendo por tal aquella que estáal servicio de los fines permanentesde la nación y que no es instrumen-talizada por grupos o sectores de lacomunidad.

La presencia de un régimen quese apoya en las Fuerzas Armadas yque participa, por tanto, del carácternacional permanente e indiscutidode aquéllas, constituye un factor desustentación de la política de Esta-do. El Gobierno que la realice podrásostenerla con más firmeza y per-sistencia, en la medida en que ex-prese los objetivos del régimen mi-litar.

Ese Gobierno nacional adquierevigor en la medida en que el pueblocomprende su verdadero carácter yse siente efectivamente interpreta-


do por su política. La coincidenciadel pueblo con el Gobierno se logradifícilmente a través de promesasdemagógicas. El camino —ya lo haprobado el Gobierno— es despertarlas coincidencias, mostrándose ca-paz de satisfacer los hondos anhelosde elevación y de dignidad realesque abriga el pueblo. Si el gober-nante es depositario de las esperan-zas más profundas y nobles de laciudadanía canalizará también laconfianza popular y podrá exigir lostrabajos y sacrificios implícitos entoda gran obra política.

Una oportunidad de reafirmaresta línea de conducta se abre ahoraa raíz de que se evidencian nuevasy palpables muestras de la profundaincomprensión internacional quenos rodea. Frente a ella es cierta-mente necesario contar con dispo-sitivos políticos eficaces, en térmi-nos que la magnitud de las adversi-dades no abrume a los encargadosde la conducción del país ni hagavacilar al régimen militar en símismo. Pero, aun antes que eso, elGobierno debe contar con el apoyociudadano explícito, es decir, con

la solidaridad renovada de la comu-nidad nacional en presencia de lospeligros de aislamiento externo quese ciernen sobre la patria.

Un Gobierno nacional, no sóloen los principios sino en los hechos,un Gobierno que interprete a la ciu-dadanía y en el cual ésta participeactivamente, tendrá la fuerza sufi-ciente para resistir los embates ex-ternos y para superar sus propiasdificultades. De ahí el imperativode que exista una verdadera políticanacional, caracterizada por un am-plio movimiento envolvente —y noaislante— del Gobierno. Son gran-des los valores en juego si el régi-men militar no logra completar laformación de los mecanismos polí-ticos de Gobierno o avanzar en ac-ciones que mantengan a la ciudada-nía toda cohesionada respaldándolo.De ahí la insistencia en presentarcon distintas fases el tema de lapolítica, no para minimizarlo dis-cutiendo el papel de militares y ci-viles, sino para insinuar una políti-ca de Estado que libre al régimen yal Gobierno de los peligros delencastillamiento.


Otra quimera del oro(23 de enero de 1977)

Se analizan los problemas financieros del momento, sus causas y la nece-sidad de restaurar los valores morales en la actividad económica, a raízde la designación del Ministro en Visita Sergio Dunlop para investigar lasituación de entidades financieras tales como la Cooperativa "La Fami-lia" , Financiera "Finregio", Cooperativa "El Sendero", Sociedad de In-versiones por Región, etc. (EM, 16 enero, pág. 11; EM, 23 enero, pág. 9).El Presidente Pinochet realizó un recorrido por la zona austral del país,embarcándose luego en un transporte de la Armada para visitar las baseschilenas en el territorio antartico.

La Semana Política

OTRA QUIMERA DEL ORO

Los recursos de Chile se obtie-nen mediante una explotación cos-tosa y difícil. Nunca ha sido ésta latierra de la abundancia. Sólo el tra-bajo de las generaciones ha conse-guido a veces un atesoramiento quecasi nunca ha llegado a la opulen-cia. El país desconoce el enriqueci-miento rápido y duradero a la vez.Tiene, en cambio, experiencias enlos vaivenes de fortuna y en los im-previstos derrumbes de las ilusio-nes. Chile, en resumen, es un paíspobre en que la sobriedad de vida yel trabajo tesonero abren el únicocamino sólido del bienestar.

A la caída del régimen de Allen-de, la descapitalización de las em-presas y el empobrecimiento de losciudadanos corrían a parejas con lapenuria fiscal.

El programa económico del Go-bierno militar creó las condicionespara salir de aquel empobrecimien-to, implantando la sinceridad eco-nómica, es decir, estableciendo losprecios verdaderos de las cosas y,

por tanto, las magnitudes exactasde las fortunas de individuos y em-presas. El mercado ha sido el grandetector de la verdad económica y,en el terreno del dinero y del inte-rés, ha sido el mercado de capitalesel agente de la veracidad.

En pleno régimen de libertadeconómica se produjo el rápido re-greso de las empresas CORFO alsector privado, con las solas excep-ciones conocidas. Esta operaciónofreció a los grupos económicosparticulares tentadoras expectati-vas de adquirir negocios de diver-sos giros y tamaños.

Las circunstancias estaban da-das para superar poco a poco el em-pobrecimiento, pero el país no habíadejado de ser pobre y no habíansurgido por algún milagro los re-quisitos para enriquecerse en laholganza y en el buen vivir. Por elcontrario, el régimen de libertadexigía más trabajo, más responsa-bilidad y más sentido profesionalpara las actividades económicas. Enel mundo financiero, las celebradascualidades de los "ágiles y dinámi-


cos" debían ceder la primacía a loscalculadores fríos y cautelosos. Laalegre desaprensión siguió adelan-te, pero sólo los que se preparabana las inclemencias del nuevo climatenían destino.

El nuevo clima implicaba aceptarque Chile había sido rebajado ensus posibilidades económicas y queesa descapitalización era una pesa-da carga para los salarios y patri-monios del país. Los primeros quesufrieron los efectos sensibles delfenómeno fueron los trabajadores,que vieron alzarse los preciosmientras sus salarios los seguían abastante distancia. Pero el empo-brecimiento significaba, además,que muchos tenedores de capital nopodían recuperar todo lo perdido yque muchas empresas no iban a so-brevivir en el giro y los volúmenesque registraban antes.

No había que confundir un régi-men de libertad con un régimen delicencia. Por el contrario, ahoraeran más necesarios que nunca eltrabajo, la sobriedad, el buen em-pleo de los recursos, la prudencia yla imaginación moderada por elrealismo.

Sin embargo, la libertad econó-mica y las amplias posibilidades decomerciar el dinero dieron pábulo ala codicia. En vez de comprendercada cual los límites de su propiapobreza, empezaron unos a conser-var o adquirir a crédito, en tantoque otros vivían holgadamente dela usura. En resumen, ciertas em-presas y personas no supieron ajus-tar sus miras y sus gastos a losnuevos tiempos. No faltaron enri-quecimientos bruscos y vidas os-tentosas para el promedio habi-tual chileno. Tampoco escasearonlas compras de empresas CORFO a

precios altísimos si se toma encuenta la rentabilidad de dichos ne-gocios.

Mientras el grueso de los traba-jadores no tuvo más alternativa queadaptarse económicamente a las li-mitaciones de su poder adquisitivo,un grupo de personas apostó en elhecho contra la política del Gobier-no y se empeñó en mantener acti-vos sobre la base de pagar eleva-dísimos intereses por el financia-miento de esos negocios. Aunqueen todos los círculos se oye decirdesde hace tiempo que nadie puedepagar intereses tan altos como losque llegaron a estipularse, otrogrupo de apostadores jugó contrael riesgo del crédito, obteniendoentradas suculentas de la usura.

Dichas apuestas se cursaroncontando con la posibilidad de queel Gobierno cediera en su políticaintransigente, suponiendo que elPresidente de la República dejarade dar respaldo a la línea de sanea-miento económico en marcha; ima-ginando, en fin, que el Gobierno ylas Fuerzas Armadas iban a asus-tarse por el descalabro de ciertasfirmas y hasta por una cadena decesaciones de pagos. Es posibleque alguno haya pensado que suseguridad estaba en el gran volumende su pasivo y, por tanto, en laenorme magnitud del daño queproduciría su insolvencia. Por for-tuna para el país, la política econó-mica se ha mantenido con firmeza,colocando a los grandes deudoresen la necesidad de disminuir susactivos para hacer frente a sus obli-gaciones.

Quienes se han dejado arrastrarpor una especie de quimera del orotienen ahora que moderar sus ambi-ciones.


VUELTA A LA REALIDAD

Los que han corrido el albur demantener grandes activos desfinan-ciados o de pretender intereses deextorsión se han mostrado más au-daces mientras menos capacidadprofesional tenían para moverse enel mercado financiero. Tal vez nose advirtió oportunamente que estecomercio supone una gran dosis deexperiencia, de tino y de prudencia.Los últimos acontecimientos de-muestran que no está abierto paratodos el éxito en el mercado deldinero y que para triunfar en él serequiere mucho más que disponerde créditos, influencia y capitales.La eficiencia profesional se necesi-ta en este campo, como en cualquierotro, con el agravante de que no semanifiesta por un título ni por unosestudios académicos, sino por unconjunto de condiciones y aptitudesque se van desplegando con la ex-periencia.

Por parte del Gobierno faltó,asimismo, suficiente capacidadprofesional. En efecto, el control delas entidades financieras se limitó alas llamadas formales, dejando enpeligrosa libertad a los informales.Por otra parte, los obstáculos paraconstituir entidades financieras for-males estimulaban la creación delas informales.

La reacción oficial frente a lospocos casos críticos se produjoaplicando correctivos en generalbien orientados, pero las mismasmedidas pudieron haber contribuidoa normalizar mejor la situación sise hubieran estudiado a la luz detodos los antecedentes en la materia.Como se ha dicho por las autorida-des, el mercado formal se encuen-tra en orden y las dificultades sur-

gen de la legislación reciente quereservó la captación de recursospúblicos a las entidades formales.Pero, precisamente aquí está elproblema. La decisión legal queprohibió abruptamente una activi-dad que era lícita el día anterior, esla principal causa de las perturba-ciones de aquellas empresas me-dianas y pequeñas que estaban acu-diendo al crédito de particulares enespera de una posibilidad de expor-tar o de un aumento de la demandainterna o del aporte de capital deterceros, o, en fin, de cualquier otrofactor que regularizara su situaciónfinanciera. Las dificultades deaquellas firmas no derivan de la li-bertad económica ni del programade Gobierno, sino de una medidalegal que no dio tiempo suficientepara que el mercado informal seadaptara al reordenamiento.

En cambio, no se ha despachadoaún el proyecto de ley sobre ofertapública de valores, que recoge laexperiencia de otros países en estamateria y que procura dar seriedada la intermediación financiera, sindisminuir la libertad ni favorecerposibles monopolios de la captacióndel dinero.

Las dificultades producidas setraducen a menudo en situacionesdolorosas que envuelven a personasmuchas veces ajenas a toda partici-pación en las causas de aquéllas.Sin embargo, esta crisis es una eta-pa de la regularización del mercadoque resulta inevitable al establecerun sistema de libertad que resultabadesconocido tanto para los particu-lares como para el aparato adminis-trativo del Gobierno.

En este cuadro es forzoso refe-rirse también a la influencia de losmanejos dolosos en las operaciones


financieras. Afortunadamente noson muchos los casos delictuosos,pero resulta necesario que la justiciaproceda con la mayor energía entodos ellos, con el objeto de queesto sirva de escarmiento. La únicamanera de salvar la libertad es elcastigo riguroso de los que abusande ella. En cambio, la falta de san-ción de los delitos favorece loscontroles masivos que hostigan porigual a los inocentes que a los pre-suntos culpables, a la vez que mul-tiplican la burocracia.

Pero las actitudes severas han dedirigirse al dolo propiamente tal o ala negligencia muy grave, sin olvi-dar que las reacciones poco serenasfrente a ciertas dificultades puedentransformar en delitos a simples in-cumplimientos comerciales.

La experiencia de la crisis enciertas áreas del mercado de capita-les será positiva siempre que signi-fique una vuelta del país a su propiarealidad. En otras palabras, debieraaprovecharse lo sucedido para res-taurar los valores morales en la ac-tividad económica, para reafirmarel primado del trabajo sobre la es-peculación, para regresar al sentidode la responsabilidad en los admi-nistradores de bienes ajenos y parareconocer los límites de las ambi-ciones de dinero. Lo peor sería

equivocarse culpando de lo que su-cede a la libertad económica o alprograma económico de Gobierno.Hay que reconocer, en cambio, queha habido ligereza en el manejo deinstrumentos de gran efecto poten-cial y que en la confusión han apa-recido individuos de pocos escrú-pulos.

El regreso del Presidente de laRepública de la Antartica, despuésde un viaje de la más alta significa-ción, se produce en momentos enque el mercado de capitales se nor-maliza y en que están aprovechán-dose las experiencias para el avan-ce del programa económico. Se es-pera que la presencia del Jefe delEstado en la capital sea una reafir-mación de dicho programa y, portanto, de la necesidad de que lasmedidas del Gobierno confluyan almantenimiento de la economía demercado, cuyos frutos positivos es-tán a la vista, pese a las perturba-ciones financieras específicas re-gistradas en estos días. El perfec-cionamiento del sistema irá saneán-dolo y habituando a la ciudadanía aque el mercado de capitales es todolo contrario de una invitación al ocioremunerado, así como la libertad deimportación libre no coloca a nadieen la obligación de vivir y consumirmás allá de sus medios.


Reforma constitucional(6 de febrero de 1977)

El 31 de enero se publica en el Diario Oficial una reforma al Acta Consti-tucional Número 4, que se refiere a la procedencia del recurso de protec-ción, establecido en el Acta Nº 3, durante la vigencia de regímenes deexcepción constitucional. El proyecto de reforma fue tramitado con reser-va, sin que se hubiera dado información acerca de su preparación (EM, 1febrero, pág. 19).

La Semana Política

REFORMA CONSTITUCIONAL

Estas columnas han sostenidomás de una vez que el Gobiernodispone de una idea y un plan cla-ros sobre Seguridad Nacional, asícomo de un esquema congruente ylógico para el Programa Económi-co, materias en las cuales se advier-ten coherencia y objetivos precisos.No ocurre lo mismo, se ha dicho,en lo que se refiere a la línea jurídi-co-política del régimen, punto sinduda importante, puesto que el Es-tado se conduce mediante pautasjurídicas e institucionales, sin cuyapresencia no hay propiamente doc-trina política en el verdadero senti-do de la palabra.

La imprecisión de la línea jurídi-co-política aparece de manifiesto enla reforma constitucional publicadaen el Diario Oficial el 31 de enerode este año.

La reforma deroga el artículo 14del Acta Constitucional Nº 4, quedecía textualmente así: "Los recur-sos de protección y de amparo esta-blecidos en los artículos 2 y 3 delActa Constitucional Nº 3 sólo seránprocedentes en la medida que seanintegralmente compatibles con las

disposiciones legales que rijan lasreferidas situaciones de emergen-cia".

En sustitución de la norma dero-gada se ha dictado la siguiente: "Elrecurso de protección establecido enel artículo 2º del Acta Constitucio-nal Nº 3 será improcedente en lassituaciones de emergencia sea delas contempladas en el Acta Cons-titucional Nº 4 de 1976 o en otrasnormas constitucionales o legales".

Un primer examen de la reformaconstitucional indica al lector queel precepto derogado permitía enta-blar los recursos de protección y deamparo, durante los regímenes deemergencia, "en la medida que seanintegralmente compatibles con lasdisposiciones legales que rijan lasreferidas situaciones de emergen-cia". El precepto que sustituye alderogado declara, en cambio, "im-procedente" el recurso de protecciónen los regímenes de emergencia ynada dice sobre el recurso de am-paro.

De esta modificación constitu-cional, cuya trascendencia es mu-cha, nada se supo hasta la aparicióndel Diario Oficial del lunes 31 deenero. No hubo debate público so-


bre el tema ni se dio informaciónacerca de que la Junta de Gobiernoestuviera debatiendo una enmiendaconstitucional. Más aún, no hayconstancia de que fuera consultadasobre el punto. Y al parecer no tuvotampoco intervención el Ministe-rio de Justicia, al que le correspon-de de hecho y de derecho la secre-taría en los asuntos relaüvos al des-pacho de normas constitucionales ode cuerpos legales de importancia.

¿Hubo motivos que justificaranuna acción rápida y la prescinden-cia de los consultores o canales ha-bituales para una modificación denormas constitucionales que fueronpromulgadas el 11 de septiembreúltimo? La pregunta no es fácil decontestar, pues no se divisa la utili-dad de este cambio, mientras queresultan evidentes las desventajasdel mismo.

Cuando se promulgaron las Ac-tas Constitucionales Nos. 3 y 4 elGobierno encomió la novedad yméritos del recurso de protección,que constituye en efecto un modooriginal de resguardar los derechosy garantías constitucionales apartede la libertad personal que se cautelacon el recurso de amparo. En otraspalabras, el régimen constitucionalcontempla el amparo en contra delarresto arbitrario. El recurso deprotección defiende por su parte ala persona en contra de toda priva-ción, perturbación o amenaza en ellegítimo ejercicio de las garantíasindividuales, por causa de actos uomisiones arbitrarios o ilegales.

Debe añadirse que el recurso deprotección provino de la experien-cia jurídica recogida en la época dela Unidad Popular, en que los ciu-dadanos veían desconocidas susgarantías constitucionales por actos

arbitrarios de que resultaba a ve-ces difícil o imposible reclamar conbuen resultado.

La amplitud del recurso de pro-tección permite que un individuoacuda a la Corte de Apelacionesrespectiva y obtenga las providen-cias necesarias para restablecer elimperio del derecho, ya sea que elatropello venga de la autoridad o deun simple particular.

El recurso de protección es sinperjuicio de los demás derechos quetenga el afectado, pues lo que persi-gue es la salvaguardia de los dere-chos constitucionales. Es éste unmodo para lograr que las autorida-des y los particulares se atengan alrespeto de tales derechos, de modoque en ningún caso el ciudadanoquede en la indefensión con respec-to a las garantías que las normasconstitucionales le aseguran.

Como era natural, los recursosde amparo y de protección no pue-den ejercitarse con las mismas ca-racterísticas en los regímenes deemergencia que en un período nor-mal. De ahí que el constituyentereconociera la vigencia de los re-cursos de amparo de protecciónen las situaciones de emergencia,pero sólo en la medida en que "seanintegralmente compatibles con lasdisposiciones legales que rijan lasreferidas situaciones de emergen-cia".

Esta limitación significaba queel recurso de amparo quedaba res-tringido porque los tribunales de-ben respetar la competencia propiadel Poder Ejecutivo, que es el queadopta las medidas de seguridad ycalifica soberanamente los motivosde sus órdenes.

En cuanto al recurso de protec-ción, éste quedaba forzosamente li-


mitado por el ejercicio de las facul-tades que competen al Gobierno enlas situaciones de emergencia, cu-yos diversos estados comportan su-cesivas restricciones de la libertadque, obviamente, no podían versequebrantadas por este recurso ex-cepcional.

El Acta Constitucional Nº 4 fi-ja un plazo dentro del cual debedictarse la ley complementaria res-pectiva. Esa era la oportunidad nor-mal para reglamentar los casos enque procede o no procede el recur-so de protección, a fin de armonizarespecíficamente cada uno de losatributos del Poder Ejecutivo en lassituaciones de emergencia con lasposibilidades concedidas a los par-ticulares para la defensa de sus de-rechos. Por ejemplo, en el "estadode defensa contra la subversión" elPresidente de la República puederestringir el derecho de reunión sinexpresar causa, y, evidentemente,nadie podría invocar el derecho deprotección en este caso. Nadie tam-poco podría evitar con este recursorestricciones a la libertad de prensaen los casos en que el Presidente dela República tiene potestad pararestringir dicha libertad, conformea las normas constitucionales.

En vez de dictar una ley comple-mentaria del Acta Nº 4 como estabaprevisto en ella, se ha modificadodicha Acta disponiendo ahora queel recurso de protección es impro-cedente y omitiendo toda decisiónsobre el recurso de amparo.

CONSECUENCIAS DE LA REFORMA

Al declarar improcedente el re-curso de protección para todas lassituaciones de emergencia se cam-bia en el hecho la doctrina constitu-

cional formulada en septiembre úl-timo. La improcedencia significa,en primer lugar, que los abusos oarbitrariedades de un particular encontra de otro particular dejan detener esta vía de reparación especial,lo que no tiene ventaja alguna. Lamodificación de una norma funda-mental a menos de cinco meses dedictada no constituye una buenapráctica porque siembra dudas so-bre la estabilidad de la legislación.El peligro de que la norma constitu-cional se prestara para que se para-petasen tras ella situaciones abu-sivas o contrarias a la SeguridadNacional se habría conjurado conla ley complementaria que contem-pla el propio texto del Acta Nº 4. Sihubiera hecho falta, pudierondictarse otras leyes que regularan elreceso político o que, en fin, cum-plieran los objetivos de SeguridadNacional que se han tenido en vista.

Es, sobre todo, digno de regis-trarse el hecho de que en esta etapade nuestra evolución política serestrinja un recurso constitucionalde protección, sin que ello traigaaparejado un beneficio para el ordenpúblico o la Seguridad Nacional,pues todo lo que pudiera temersedel abuso de este recurso pudo evi-tarse con decretos leyes que no hu-bieran alterado la naciente institu-cionalidad constitucional.

Lo ocurrido es una experienciapara el Gobierno y para el país. Se-ría erróneo suponer que la reformaconstitucional significaba un cam-bio de orientación o que tiene al-cances políticos apreciables. Másjusto es interpretar el hecho comoinsuficiencia de asesoría o, mejordicho, como la falta de un esquemainstitucional y político tan claro ycoherente como los de Seguridad


Nacional y el Programa Económi-co. Mientras la línea política, quese refleja obviamente en las deci-siones constitucionales no se es-tructure como un todo continuo yarmónico pueden presentarse situa-ciones como ésta, difíciles de expli-car y que no han merecido un escla-recimiento de las autoridades.

Un buen esquema político y ju-rídico supone una concepción talque permita el juego automático delas disposiciones, sin que haya ne-

cesidad de meter mano en ellas pa-ra enmendarlas cada vez que ocurreun caso supuestamente imprevisi-ble. La gran obra política tiene algode maquinal y en buena parte estáguiada por su propio peso. En lopolítico se ha avanzado en princi-pios teóricos, pero faltan el plano yla construcción misma de la má-quina. Por lo mismo, hay que mirarcon calma estas experiencias, sibien no cabe guardar silencio fren-te a ellas.


Libertad de información13 de febrero de 1977

Con motivo de celebrarse el "Día de la Prensa", se analiza el decreto delJefe de Zona en Estado de Emergencia de Santiago que ordenó la suspen-sión indefinida de las transmisiones de la Radio Presidente Balmaceda, porel hecho de pertenecer a un partido político declarado en receso (Demo-cracia Cristiana) (EM, 1 febrero, pág. 3). La Corte de Apelaciones deSantiago rechaza recurso de protección en favor de la Radio (Texto delfallo: EM, 12 febrero, pág. 19). El director de El Mercurio, Arturo FontaineAldunate, da una conferencia sobre "Función de la Prensa en la VidaNacional" (EM, 13 febrero, separata).

La Semana Política

EL CASO DE RADIO BALMACEDA

En el plano jurídico, el problemacentral que plantea la suspensiónde Radio Balmaceda consiste en es-tablecer si en este régimen de emer-gencia puede el Gobierno o la auto-ridad militar respectiva suspenderindefinidamente un medio de difu-sión, en virtud de razones de segu-ridad o por quebrantamiento del re-ceso político.

Los términos en que se formuleeste amplísimo poder del Ejecutivopueden ser diversos, pero es impor-tante que en los Tribunales se hayamencionado el carácter virtualmenteabsoluto de esta potestad.

Corresponde a los jueces y ju-ristas definir la cuestión, en tantoque a la ciudadanía le asiste el de-recho de examinar el caso concretode la suspensión de Radio Balma-ceda desde un punto de vista políti-co general.

Desde luego, es evidente laenorme popularidad del Presiden-te Pinochet en todo el país. La per-sona de S. E. cuenta con el firmeapoyo de las mayorías nacionales,

pese a las críticas o descontentos decírculos aislados. Aunque el Presi-dente no silencia su compromisopersonal con la labor administrati-va del Gobierno y su respaldo a ella—singularmente al programa eco-nómico—, las objeciones u oposi-ciones que despiertan determinadasmedidas o algunos efectos de la po-lítica gubernativa no alcanzan a to-car al Presidente.

El Jefe del Estado queda, pues,al margen de la crítica pública, porcorrosiva, injusta o apasionada queella sea.

El régimen militar, en segundotérmino, dispone del amplio respal-do ciudadano. Cuenta con una ma-sa de partidarios efectivos; se apo-ya, además, en el respeto tradicio-nal del pueblo por sus Fuerzas Ar-madas y finalmente aparece, aunpara los descontentos, como la solaalternativa posible de poder.

Sabe la ciudadanía que su op-ción única es el apoyo al régimen yque lo contrario es el regreso al caos,a la anarquía y, en último término,a la dictadura comunista.


El Gobierno mismo, por último,comete errores y está expuesto na-turalmente a los reparos que justa oinjustamente le prodigan en públi-co o en privado los ciudadanos. Sinembargo, hay sobre este particularun hecho nuevo. Existe la confian-za de que la misma autoridad quecomete el error lo advierta y lo co-rrija. Existe la evidencia de que lacontinuidad de la Administración esun principio de solución de los pro-blemas nacionales y que el antiguosistema pendular en que se alterna-ban autoritarios con demagogos,independientes con políticos, libe-rales con socialistas, estabilizadoresde la economía con inflacionistas,es ya un sistema superado. La líneacontinúa admitiendo los ajustes yrectificaciones prudentes, aplacalas expectativas malsanas, las ten-taciones demagógicas y las ambi-ciones desmedidas. El país esperafrutos lentos pero seguros, logradospor la paz cívica y por la concepcióny ejecución de programas a largoplazo.

En este cuadro hay que situar lapropaganda negativa de ciertos po-líticos virtualmente ya sin eco, y lapublicidad tendenciosa de algunoscontados medios de expresión. ¿Esconveniente para el Jefe del Estado,para el régimen militar, para el Go-bierno, la aplicación de mano duracontra ciertos medios informati-vos? Sin duda este punto es de lacompetencia y decisión privativasdel Jefe del Estado, pero hay undeber ciudadano en representarlealmente el pro y el contra de estasituación.

Nadie ignora que hay sectorespolíticos desplazados y ofendidos.¿Dejarán ellos de existir porque seles silencia una radioemisora? De

ninguna manera. ¿Avanzan políti-camente mucho con la propagandaradial? Es difícil saberlo, pero lasolidez del Gobierno y el visiblemejoramiento que se advierte en elpaís colocan a los opositores polí-ticos en una actitud virtualmentecontraria a la realidad. Parece mássensato que el Gobierno autoritario,fuerte, apartidista, independiente deideologías y empeñado en las reali-zaciones, deje abiertas las posibili-dades de disentir, sin perjuicio deque recabe el castigo más severo alos delitos que se cometan contra elorden público.

La Radio Balmaceda iba subien-do el tono de las críticas e insinua-ciones contra el Gobierno. Este úl-timo no encontró un expedientemejor que el adoptado. Con ello,sin embargo, las autoridades atraenla atención sobre la radio suspendi-da, en tanto que los periodistas detodos los sectores manifiestan susolidaridad a los afectados. El costopolítico de la medida es, pues, muyalto. Debe recordarse que en el ré-gimen de la Unidad Popular laoposición política virtualmenteprovocaba la clausura de las radiosy que la detención de periodistasera motivo para nuevas provoca-ciones, con todo lo cual el ambientese tornaba más desfavorable para elGobierno de la época. Aunque lasituación actual es completamentediversa en virtud de la adhesión y laconfianza ciudadanas frente al ré-gimen, no parece aconsejable favo-recer esta clase de inquietudes.

LIBERTAD DE INFORMACIÓN

Hoy es el aniversario de la apa-rición del primer ejemplar de la"Aurora de Chile". Ayer el perio-


dismo celebró el Día de la Prensa.Siempre en estas ocasiones se re-nueva la fe en la libertad de prensay se formulan análisis y comentariossobre el alcance de la libertad deinformación como base y protecto-ra de todas las libertades públicas.

En esta oportunidad es conve-niente insistir en que la libertad deprensa es una conquista ciudadanaque nace con la independencia na-cional y que forma parte del másapreciado patrimonio de los chile-nos. Esta libertad no es, por cierto,absoluta. Admite las limitacionesconstitucionales pertinentes y noampara ni el abuso ni el delito. Perola vulneración de esta libertad esmirada con preocupación por laciudadanía y despierta la resistenciamoral de los periodistas.

El régimen militar ha contadocon una colaboración notable de laprensa, que no se debe, como algu-nos podrían suponer, a tendenciasoportunistas o al temor. Pruebas handado los periodistas chilenos de suespíritu de independencia y decisiónen otros momentos. El apoyo delperiodismo al régimen actual nacede la confianza en la honestidad delas Fuerzas Armadas, en las durasexperiencias vividas durante laUnidad Popular y en la esperanzade que este Gobierno estable, firmey pragmático resuelva los problemascrónicos del país. No podemos de-cir que el respaldo de la prensa esesencial para un gobierno militar,pero nadie ignora que no hay polí-tica que pueda llevarse adelante sinopinión pública, sobre todo en unpaís como Chile.

Es una coincidencia lamentableque el caso de Radio Balmaceda seproduzca en los días en que el pen-samiento de los periodistas y el co-

mentario de los medios informati-vos evocan a fray Camilo Henríquezjunto a los principios de libertadque han dado validez a nuestra vidacívica.

Pueden las autoridades dar muybuenas razones para la medida ysus defensores legales probar queel Ejecutivo está facultado para elloy para mucho más. El problema,por desgracia, trasciende al ámbi-to legal. Se ha dicho más arriba queel Presidente, el régimen militar yel Gobierno poseen un amplio res-paldo ciudadano, Pero dicho apo-yo es básicamente un fenómenode confianza que, en muchas medi-das, tiene su base en las expresionespúblicas de adhesión que dan mu-chos medios informativos al com-probar los hechos morales y mate-riales favorables que ya hemos se-ñalado. Por el bien del país es dedesear fervientemente que este res-paldo público de la prensa no sedebilite.

Pese a las amplísimas y discre-cionales atribuciones que posee elGobierno en virtud del Estado deEmergencia, parece aconsejable quelos medios informativos como talesactúen dentro de un marco legalclaro y firme. No hay inconvenien-te en que disposiciones objetivasprevias señalen el campo de lo ilí-cito, pero no es positivo que la ac-ción de los periodistas y de los me-dios esté sujeta a una eventual me-dida administrativa que se adoptasegún el criterio de la autoridadpertinente y que nadie puede, en elhecho, revisar.

La grave cuestión planteada esprecisamente la de la libertad deexpresión, entendida como la segu-ridad de los medios informativospara actuar sin otros límites que los


fijados de manera determinadapor la ley que reprime abusos o de-litos.

No está de más recordar que elamplio y mayoritario respaldo delperiodismo al régimen militar y alGobierno tiene su mérito en el he-cho de que se da libremente, sintemor y sin interés. No se ve larazón de que las autoridades se pri-ven por propia iniciativa de estafuerza que milita en su favor y que,en lugar de la adhesión de unaprensa libre, logren el silencio o elaplauso, obligados o remunerados.

No hay sino ventajas en el ejer-cicio de la libertad de información,porque la noticia falsa se desmientecon pruebas sólidas; el comentariomalévolo se contrarresta con análi-sis positivos y bien fundados; laobjeción crítica fundamentada en-cuentra su réplica en otros argu-mentos. Pero la ciudadanía conocelos hechos fundamentales, puede deeste modo desoír rumores y se im-pone también de los diversos plan-teamientos que surgen normalmen-te en las cuestiones públicas en todorégimen de convivencia sano.

Es cierto que el país vive unaemergencia, que tiene poderososenemigos externos y que hay gru-pos que se suman a tales amenazasdesde el interior. Conviene desen-mascarar públicamente esos hechosy hacer luz sobre toda amenaza deeste género. Pero también convieneque las críticas no se silencien, puesel Gobierno y el país deben admitirel debate y el análisis de lo queocurre, sin que esto signifique desuyo quebrantar el receso político.Las autoridades saben que la obraadministrativa y de rectificacióneconómica que está en marcha esdemasiado importante como para nosometerla con amplitud a la discu-sión y hasta a la objeción de malafe. Esta última no dura mucho en laopinión pública.

Es cierto que el país pide y ne-cesita un régimen autoritario, perodicha autoridad institucional escompatible con las libertades esen-ciales y se prestigia más y más en lamedida en que las restringe sólo enlo que es legal y estrictamente in-dispensable para el mantenimientodel orden público.


Normas éticas y desarrollo económico(20 de febrero de 1977)

La Superintendencia de Bancos dicta nuevas normas sobre intermediaciónfinanciera, estableciendo más obligaciones y responsabilidades para lasentidades que participan en ella (EM, 19 febrero, pág. 19).

La Semana Política

NORMAS ETICAS YDESARROLLO ECONÓMICO

Si bien es cierto que desde quese dieron a conocer las bases de lapolítica económica gubernativa co-menzó a hablarse de la necesidadde organizar el mercado de capita-les, no es menos efectivo que no seconcibió esto último como elemen-to básico de las medidas que se co-menzaban a aplicar.

En la opinión pública el merca-do de capitales apareció como unanueva modalidad para activar lasinversiones y los negocios, pero noexistía al ponérselo en movimientouna reglamentación probada sobrela forma en que debían operar lasorganizaciones financieras y ban-carias y las personas individual-mente consideradas para un nor-mal juego de los intereses compro-metidos en la intermediación de di-neros.

Al evidenciarse la crisis de unsistema que no funcionaba con uni-formidad, desde que se reconocíaque algunas financieras se conside-raban normales y otras anormales,se hizo indispensable estudiar la re-glamentación que faltaba y las me-didas de intervención en determi-nadas organizaciones, para poner aresguardo las colocaciones de nu-merosos ahorrantes que se veían

perjudicados por la falta de cumpli-miento de las entidades que habíancaptado depósitos y no estaban encondiciones de responder de su re-integro.

En una primera etapa se consi-guió crear un ambiente de regula-ción, llegándose a otorgar la garan-tía del Estado a los depósitos de losahorrantes hasta por sumas indivi-duales de 50 mil pesos.

El esfuerzo del Banco Central yde la Superintendencia de Bancosno logró conjurar enteramente lassituaciones anormales que se habíanproducido y seguían produciéndose.

Así se comprende que haya sidonecesario poner en vigencia nuevasdisposiciones a fines de esta sema-na para conseguir una regularizaciónmás satisfactoria que la alcanzadaanteriormente.

Las nuevas normas de interme-diación financiera juegan dentro delDL. 1.638, del 30 de diciembre delaño último, y de los acuerdos adop-tados el 19 de enero de este año enel Consejo Monetario.

La circular señala que "los úni-cos efectos de comercio que puedenintermediar las instituciones finan-cieras autorizadas, sin que éstas seobliguen directa o indirectamente asu pago, son los pagarés y letras decambio emitidos por empresas delEstado o sociedades anónimas y


cuya emisión se encuentre previa-mente registrada en la Superinten-dencia de Compañías de Seguros,Sociedades Anónimas y Bolsas deComercio, hecho que deberá esta-blecer la institución financiera conel correspondiente certificado ema-nado de dicha Superintendencia".

"En consecuencia, agrega la de-claración, cualquier otro efecto decomercio que una institución fi-nanciera autorizada coloque o ne-gocie con el público deberá necesa-riamente llevar incorporada la obli-gación o responsabilidad en el pagode la institución financiera, ya seaen forma indirecta, como suscrip-tor de un pagaré o aceptante de unaletra de cambio, o en forma directacomo aval o fiador o endosante".

Las disposiciones citadas abar-can a 49 financieras, y los términosen que se individualizan tanto lasinstituciones financieras autorizadascomo la forma de garantir las ope-raciones son suficientemente rigu-rosos para considerar que se ha he-cho un serio avance para sanear elmercado de capitales.

MORALIZACIÓN DE LOS NEGOCIOS

Las progresivas precaucionesque se han venido adoptando eranesperadas para evitar que continua-ra subsistiendo una falta de con-fianza moral en los negocios.

También por este camino se no-tifica al país que las operacionesdel mercado de capitales no son enabsoluto una amenaza para la esta-bilidad de la política económica yque el Gobierno no sólo procedió acautelar los intereses de los peque-ños ahorrantes afectados por las ac-tuaciones de las financieras, sinoque se propone que el conjunto de

operaciones que se refieren a esesector se desenvuelva bajo normasserias y que contribuyan a estimularla inversión y a reprimir los nego-cios simplemente especulativos.

Otro aspecto al que hay que re-ferirse en esta oportunidad es a laconfusión producida entre el nego-cio bancario y la obtención de re-cursos exclusivamente para el de-sarrollo de industrias dependientesde los que asumen dichos negociosbancarios.

Nadie discute ni se podría opo-ner a que los poseedores de empre-sas pudiesen utilizar créditos ban-carios para movilizarlas, pero muydistinto es el caso de los que hanrecurrido a operar institucionesbancarias exclusivamente con pro-pósitos de expansión para negociospropios, con los lamentables resul-tados que han quedado a la vista enbancos que se consideraban biencimentados y dirigidos.

Es necesario asegurar las basespara un funcionamiento permanen-temente sano de la actividad ban-caria, aunque para ello fuera nece-sario modificar la legislación vi-gente.

La función bancaria debe estarclaramente deslindada de afanesespeculativos actuales o potencia-les. Y, por sobre todo, hay que evi-tar que a pretexto de un funciona-miento normal de la tasa de interésse excedan las operaciones en fa-vor de sectores, empresas o perso-nas determinados, porque es biensabido que la tasa de interés estáregulada por una normal emisiónde dinero y que al violentar estaúltima a lo único que se llega es alestímulo de la inflación y, en mu-chos casos, sólo para beneficio desectores limitados.


Las consideraciones antes es-tampadas tienen el propósito decontribuir a un restablecimiento dela ética en los negocios, lo que esperfectamente factible dentro de unaeconomía en que no desparezca unasaludable libertad unida a la nece-saria vigilancia de los hábitos co-merciales y bancarios.

Hay que tener en cuenta que enla medida en que se logre moralizarla vida económica se hará la mejordefensa del plan que el Gobiernoviene poniendo en práctica con unaamplia cooperación de la ciudada-nía y no pocos sacrificios de losque trabajan y producen.

Se comprende perfectamente quelas difíciles obligaciones que recaensobre el equipo económico no ha-yan permitido ir eliminando algunoshábitos inveterados en nuestra or-ganización económica. Pero ello nosignifica que falte ánimo para em-prender una labor que depure elambiente nacional y que haga con-cebir con seriedad a toda la ciuda-danía, y muy especialmente a quie-nes pueden orientarla, como son losmedios de comunicación, que elasentamiento de una labor de Go-bierno que tantos logros ha alcan-zado requiere una acción más ejem-plarizada.


Contra el extremismo(13 de marzo de 1977)

En los primeros días de marzo se suceden acontecimientos políticos queson analizados en el comentario: el día 10 renuncia el gabinete ministe-rial, procediéndose al reemplazo de dos ministros (EM, 12 marzo, pág. 1).El viernes 11 el Ministro Secretario General de Gobierno denuncia laviolación del receso político por parte de los dirigentes democratacris-tianos Andrés Zaldívar y Tomás Reyes, quienes hicieron circular docu-mentos con sus opiniones políticas entre los militantes del partido (EM,12 marzo, pág. 30).Se dicta un Bando que restringe la circulación de nuevos impresos (Bando107) (EM, 13 marzo, pág. l).

La Semana Política

CAMBIOS SORPRESIVOS

Al cumplirse tres años y mediodel régimen militar y tres de la pu-blicación de la Declaración dePrincipios, el Gobierno ha procedi-do a tomar diversas iniciativas.

En la semana antepasada seanunciaron medidas destinadas aexpandir la actividad económica. Enesta semana se produjo la renunciacolectiva del Gabinete y la peticióngeneral de renuncias a los jefes deservicios y funcionarios de la con-fianza del Presidente. La breve cri-sis de Gabinete se solucionó con elalejamiento del Ministro de Justicia,don Miguel Schweitzer, quien ex-perimentaba natural cansancio des-pués de la gran labor cumplida, ydel Ministro de la Vivienda, donCarlos Granifo, que no podía pro-longar más el sacrificio de sus inte-reses personales envuelto en las ta-reas de su cargo. Los sucesores, se-ñores Renato Damilano y EdmundoRuiz, son profesionales de presti-gio que se han desempeñado con

éxito en otras funciones públicas yde quienes mucho se espera.

El viernes en la tarde, el Minis-tro Secretario General de Gobierno,general don Hernán Béjares, reunióa representantes de los medios in-formativos, a fin de darles a conocerdocumentos de origen democra-tacristiano que revelan en sus auto-res y propiciadores —cualesquieraque sean— una evidente violacióndel receso político partidista, lo quese demostraría, hasta el grado deconjura y conspiración, en otrosdocumentos provenientes del ex-tranjero.

La reacción del Gobierno frentea estos hechos ha sido severa. Enadelante, la fundación, edición, pu-blicación, circulación, distribucióny comercialización en cualquierforma de nuevos diarios, revistas,periódicos e impresos en generaldeberán contar con la autorizaciónprevia de la Jefatura de Zona enEstado de Emergencia. A la mismaautorización quedan sujetas la im-portación y comercialización de


toda clase de libros, diarios, revis-tas e impresos en general. A ello seañade el decreto-ley dictado por laJunta de Gobierno, en ejercicio desu Poder Constituyente, en virtuddel cual se suspende la norma cons-titucional que garantiza a los ciu-dadanos el ejercicio de sus derechospolíticos y disuelve los partidos.

Los fundamentos de este decreto-ley expresan que determinados par-tidos han proseguido en acción noobstante el receso, lo que fomentala confrontación ideológico-parti-dista, y que dicha medida es indis-pensable para propender a la inte-gración armónica de todos los sec-tores de la nación.

El decreto-ley declara disueltos"todos los partidos políticos y enti-dades, agrupaciones, facciones omovimientos de carácter políticono comprendidos en el decreto-leyNº 77 de 1973", esto es, el que di-solvió los partidos marxistas.

Prohibe, además, la "existencia,organización, actuación y propa-ganda, por cualquier medio, de to-dos los partidos políticos, entidadesy demás organizaciones señaladasen el presente decreto-ley".

Los infractores a estas normasserán penados con presidio, relega-ción o extrañamiento, hasta porcinco años, más la inhabilitaciónabsoluta perpetua para ocupar cual-quier cargo público o en servicios oentidades en que el Fisco tenga par-ticipación mayoritaria.

En consonancia con estas dis-posiciones, el decreto-ley suspen-de la vigencia del artículo de laConstitución que garantiza los de-rechos políticos y ampara a los par-tidos, norma introducida en su for-ma actual por una enmienda de1971.

La opinión pública no esperabaestas medias ni estaba impuesta delas actividades clandestinas que hadenunciado el Gobierno. Constitu-ye, por cierto, una sorpresa el quese haya estimado necesario reforzaraún más el control en materia deexpresión pública y de institucio-nalidad política.

Sólo una minoría desea el fra-caso del régimen militar o propug-na un régimen partidista despojadode autoridad, que sería la antesalade un sangriento desquite marxista.En cambio, muchos partidarios res-ponsables del régimen verán coninquietud el curso de los aconteci-mientos.

Se diría que a los tres años de laDeclaración de Principios, losplanteamientos de ésta empiezan aser objeto de cierta revisión inter-na. El cambio puede apreciarse dela sola lectura de algunos párrafosde la Declaración que dicen así:"Chile ha vivido siempre dentro deun orden jurídico. La majestad dela ley ha estado invariablementepresente en nuestra evolución social.Pero además ese orden jurídico hasido siempre reflejo del aprecioprofundo que el chileno siente porla dignidad espiritual de la personahumana y, consiguientemente, desus derechos fundamentales. Es enese respeto por los derechos huma-nos, más que en su tradición de ge-neración popular y sucesión consti-tucional de los Gobiernos, dondedebe encontrarse la savia y la mé-dula de la democracia chilena". Yañade la Declaración: "Otra impor-tante característica de nuestra tra-dición jurídica ha sido el respetopor la libertad de conciencia y elderecho a discrepar. Ambos aspec-tos deberán ser preservados por el


Estado de Derecho que el movi-miento del 11 de septiembre se pro-pone recrear, pero cuya vigenciafundamental ha sido mantenidadentro de las medidas de emergen-cia que él mismo contempla. Losderechos humanos deberán refor-zarse para que su ejercicio puedaser efectivamente disfrutado portodos y ampliarse a sus manifesta-ciones sociales más modernas. Elderecho a discrepar deberá sermantenido, pero la experiencia delos últimos años indica la necesidadde fijar los límites admisibles deesa discrepancia. No puede permi-tirse nunca que, en nombre de unpluralismo mal entendido, una de-mocracia ingenua permita que ac-túen libremente en su seno gruposorganizados que auspician la vio-lencia guerrillera para alcanzar elpoder o que, fingiendo aceptar lasreglas de la democracia, sustentanuna doctrina y una moral cuyo ob-jetivo es el de construir un Estadototalitario. En consecuencia, lospartidos y movimientos marxistasno serán nuevamente admitidos enla vida cívica".

Orden jurídico, libertad de con-ciencia, derecho a discrepar y ex-clusión de los partidos y movi-mientos marxistas es la fórmula dela Declaración de Principios.

CONTRA EL EXTREMISMO

En virtud de los cambios anun-ciados, el derecho a discrepar pú-blicamente aparece reducido y seconvierte en delictiva cualquieraactividad político-partidista, loque podría regir aun respecto de or-ganizaciones que no eran parti-dos políticos el 11 de septiembre de1973.

Pudo configurarse el delito deviolación del receso partidista ypenársele severamente, con lo cualse habrían desanimado las inten-tonas más visibles de reconstruc-ción de la antigua actividad parti-dista.

En esas mismas normas pudohaberse diseñado lo que es atropellodel receso y lo que es ejercicio legí-timo del derecho de discrepar, asícomo lo que es organización lícitade la ciudadanía con fines públicos.

En virtud de una regla constitu-cional, la actividad política apare-ce rechazada por completo y estoafecta o puede afectar inclusive alas organizaciones sociales de apo-yo al Gobierno, desde que podríanestimarse "entidades, agrupaciones,facciones o movimientos de carác-ter político".

Por otra parte, la libertad de ex-presión recibe un cercenamiento alsometer a las autoridades militaresla circulación de nuevos impresos.

El cerco internacional contraChile no se aliviará con estas medi-das. Las mismas pruebas de ligere-za y de falta de autoridad moral enque han incurrido nuestros detrac-tores, al injuriar y repudiar traicio-neramente a nuestro país mientrasabsuelven al Presidente Amin, nopodrán aprovecharse con tanta efi-cacia si damos nuevos argumentosen contra nuestra.

El azaroso y continuo debate enlas Naciones Unidas, así como laacción diplomática normal deChile frente a los países amigosdeben verosímilmente contar conmás tropiezos, en vista de los cam-bios políticos recientes.

La interpretación extranjera ten-derá por cierto a ligar estas nuevasmedidas con la renuncia general de


funcionarios y con los accidentesocurridos en el mercado de capita-les, dando así una falsa imagen deinestabilidad que sería muy negati-va para todos los objetivos que elpaís persigue.

En el plano interno, lo ocurridono facilita la apertura de canalesde expresión y comunicación de laciudadanía con el Gobierno, puesel carácter general de las normascomprende no sólo a los infractoresdel receso político sino que podríadesanimar cualquier intento de par-ticipación civil en la actividad pú-blica que no sea la de servir cargosfuncionarios.

En cuanto a la eficacia de la di-solución de los partidos, es de temerque la medida agudice y refuerce laactividad clandestina del PartidoComunista, entrenado largamentepara estas emergencias. Probable-mente otros sectores sean arrastra-dos a la clandestinidad, situaciónque nunca es propicia a la modera-ción y en que triunfan y dirigen losmás exaltados. Por último, los gru-pos que podrían organizarse comointérpretes de algún pensamientocoincidente con el régimen tampo-co verán caminos expeditos.

Una pregunta surge en el examende estos hechos: ¿no están acasoalgunos dirigentes de la estrategiadel Gobierno llevando a éste a darla batalla en el terreno deseado porsus enemigos? A estos últimos les

conviene extremar las cosas y pre-sentar al régimen militar comoopuesto a las tradiciones jurídicas ypolíticas chilenas. Les conviene,además, que el bloqueo internacio-nal aumente y que se multipliquenlos enemigos internos y externos delrégimen imperante. Ocurre a vecesque las ayudas y los auxilios másgenerosos, por excesivos o inopor-tunos, no constituyen un verdaderosocorro.

Por fortuna, los hechos políticosno son irreversibles y no hay ten-dencias de los acontecimientosque no admitan alguna rectifica-ción. Tal vez los casos que comen-tamos sirvan para ilustrar al Go-bierno acerca de la dirección quesigue y darle confianza de que sucompleja tarea va teniendo éxitosen muchos campos, lo cual concurrea facilitar la integración armónicade los chilenos sin necesidad demedidas que aumenten las incom-prensiones.

Si es difícil conciliar el ordencon la libertad, esa tarea es todavíamás ardua en las situaciones deemergencia que vive Chile. De ahíla conveniencia de no abandonarsea los extremismos y de no confundir,ni siquiera respecto de un problemaparcial, lo que son los requerimien-tos de la emergencia con las normasque dan estructura y estabilidad aledificio institucional que construyeel régimen.


Encogimiento cultural(10 de abril de 1977)

Se estudian con mayor detenimiento las consecuencias de las restriccio-nes a la fundación de periódicos, edición de libros e importación de librose impresos que han sido implantadas desde el mes de marzo.

La Semana Política

ENCOGIMIENTO CULTURAL

No han sido el salitre ni el cobreni sus otras riquezas las que hanpermitido que nuestro país alcanzaratempranamente los niveles de orga-nización institucional y de convi-vencia cívica que son característicasde su historia. Tampoco ha sido laabundancia material o alguna situa-ción geográfica privilegiada lo queatrajo a nuestras universidadesmúltiples alumnos de toda Américay que desplegó nuestra influencia ynuestro prestigio en diversas latitu-des. En verdad Chile es lo que espor su cultura, por el talento de sugente, por la apertura de sus fronte-ras a todas las ideas y por la capa-cidad de sus maestros.

Hay desarrollos económicos muysuperiores al nuestro. No ha habido,en cambio, en los países de hablaespañola, desarrollos políticos, ex-periencias sociales y realizacionesinstitucionales que tengan parangóncon los de Chile en los últimos 150años. Orientaciones equivocadashan frustrado no pocas de las posi-bilidades culturales y científicaschilenas, pero, con todas sus limi-taciones, el cultivo de las capacida-des intelectuales ha sido una meta yun logro parcial siempre llenos depromesas. Las universidades hanconseguido una tradición de estu-

dio e investigación. Los escritoresy artistas chilenos han podido des-envolverse dentro de la pobreza denuestro medio. Los profesionales yespecialistas chilenos han figuradocon decoro en los torneos del mun-do. En fin, el horizonte intelectualde nuestro país, limitado por lasdistancias y obstáculos de la geo-grafía, logró ensancharse y ofrecerrenovadas esperanzas a la juventud.

El colapso institucional de laUnidad Popular trajo a tierra muchasilusiones y evidenció erroresgravísimos en la conducción denuestra política y en la visión denuestra cultura. Pero la reaccióncontra dicho colapso y el esfuerzode la reconstrucción nacional nosignifican que el país pueda partirde cero y hacer tabla rasa de suherencia cultural e intelectual. Espreciso rectificar errores, pero noes lícito destruir o desconocer loque es nuestra cultura y el derechoque a ella tienen el pueblo, los jó-venes, los ciudadanos todos.

El Bando Nº 107 de la Jefaturade Zona en Estado de Emergenciadel Area Metropolitana (repetido enlas otras zonas del país) obliga asolicitar la autorización previa de laautoridad militar para "la importa-ción y comercialización de todaclase de libros, diarios, revistas eimpresos en general", además de


exigir igual requisito para la edi-ción, publicación y circulación denuevos impresos producidos enChile.

Pudo creerse que esta norma, quelimita enérgicamente la libertad deexpresión, iba a tardar en aplicarseo constituía una medida de adver-tencia, pese a lo cual estas columnasestamparon en su tiempo las obser-vaciones críticas que ella merecíaen principio.

Se ha sabido ahora que en Chileno hay libertad de importación delibros e impresos, por establecerloasí disposiciones reservadas queaplica la Dirección Nacional deComunicación Social.

No interesa que la prohibiciónrecaiga sobre el literato snobistaizquierdista Cortázar o sobre eleconomista derechista Pijou. Lo querealmente debe llamar la atenciónes que entre nosotros haya trabaspara la importación de libros y otrosimpresos. ¡Se puede importar whis-ky, cigarrillos y foie gras, pero nose pueden traer libros! Esto es loque llama la atención, sin que elloimplique olvidar por un momentoque el país se encuentra en régimende emergencia.

La Iglesia Católica eliminó elíndice de Libros Prohibidos cuandoadvirtió que las ideas contenidas enaquellos se divulgaban en formastodavía más distorsionadas y per-versas a través de plagios y adap-taciones, y cuando percibió, sobretodo, que la permanencia de muchosfieles en una especie de asepsia in-telectual los hacía más vulnerablesa los viejos errores humanos, apa-rentemente nuevos bajo el esplen-dor de lo prohibido.

No es posible que un régimeninstitucional chileno, que nuestro

régimen militar, establecido parasalvar la libertad, resucite el meca-nismo del "Index", respecto de loslibros extranjeros o de las nuevaspublicaciones que puedan efectuar-se en Chile.

Esto no es un problema políti-co. Es un asunto cultural. Nadie,absolutamente nadie, por buena in-tención que tenga y por elevada quesea su ciencia, tiene la posibilidadde decidir con justicia qué es loque puede o no puede leer la genteadulta. Más aún, el solo hecho deque haya instancias calificadoras delas lecturas lícitas o ilícitas comportaun angostamiento cultural, un en-cogimiento de las posibilidades dereflexión, de investigación y decrítica a que tienen derecho los chi-lenos.

No debe olvidarse que el mar-xismo perdió la opinión pública delpaís, perdió en buena lid las mentesy las conciencias, fue repudiado porlos amplios sectores sociales cuan-do se le conoció de cerca. Mientrasera un promesa auroleada y lejana,tenía atractivos. Cuando estuvo aquíy empezó a dar frutos, vino el re-chazo profundo, desde dentro de lamentalidad nacional. Ahora bien, elmarxismo perdió la batalla de lasmentes cuando en los puestos dediarios se vendía literatura marxistaa bajo precio y cuando las calles ycaminos estaban abarrotados depropaganda comunista. El contactocon el pensamiento y la oratoria delos prohombres del materialismodialéctico produjo la fatiga y sirvióde vacuna para la reacción genera-lizada del organismo nacional.

Es este un país maduro, que ne-cesita estar informado y asomarse atodos los horizontes del mundo. Niel marxismo ni ningún otro pensa-


miento, ninguna creación literaria,artística o científica deben serle ne-gados. Gracias a esa madurez, el 11de septiembre logró el consenso cí-vico. Sería un error imperdonableque el país se encerrara en una es-pecie de asepsia ortodoxa al estilofranquista, pues corre el riesgo deque aquí sobrevenga lo que en elpostfranquismo; el afán de "desta-pe" y la búsqueda infantil de no-vedades. Chile ha de seguir siendolo que es: un país sensato que hatriunfado del comunismo, antes quenada en el terreno de las conviccio-nes y que por eso no les teme a lasideas, sino que, al contrario, buscaen la confrontación intelectual unade las manera de vigorizar su cul-tura. Volver a la menor edad enestos asuntos, aceptar padrinos oinquisidores de las ideas y teorías,someterse a dieta restrictiva de lec-tura, constituye un peligroso retro-ceso, incompatible con la gran vic-toria de la libertad obtenida el 11 deseptiembre de 1973.

SEGURIDAD NACIONAL Y CULTURA

£1 análisis de cualquier medidade Gobierno debe partir de la pre-misa de que estamos en régimen deemergencia y de que la seguridadnacional no puede ser descuidada.

A nuestro juicio, las restriccionesa la importación, producción inter-na o circulación de libros no contri-buyen al resguardo del orden pú-blico o de la seguridad nacional.

En efecto, ya hemos dicho queChile venció al marxismo en plenadifusión y discusión de todas lasideas, escritas o habladas. El nivelintelectual del país aconseja que elpúblico tenga amplio acceso a lasideas. El Gobierno y las Fuerzas

Armadas han de tener confianza enque su posición no se defiende re-huyendo las críticas sino afrontán-dolas y que no hay motivo para quealgún libro pueda ser objetivamen-te peligroso si hay otro y muchosotros que lo rebaten. La ampliaapertura intelectual del país es, pues,la mejor salvaguardia del régimen,desde que uno de los privilegios deéste es haber llegado al poder conel aplauso de una mayoría nacionalhastiada y desengañada del marxis-mo. Las nuevas generaciones de-ben ser también vacunadas en eldebate intelectual libre, en que secomparen experiencias, tendenciasy teorías, en que se conozca la rea-lidad espiritual y cultural del mun-do contemporáneo. Chile formaparte de este mundo y su propiagesta nacional es un buen aporte anuestra época, por lo que el país nodebe ausentarse de ella ni asustarsede los vientos exteriores.

La seguridad nacional no con-siste sólo en factores negativos sinomuy especialmente en los positivos.Ella exige, por ejemplo, motivar yfundamentar los objetivos naciona-les. Ella exige, en nuestro caso con-creto, que el desengaño popularacerca del marxismo vaya transfor-mándose en un cuerpo de ideas ca-paces de inspirar adhesión y queinterpreten el Chile de hoy y al chi-leno de hoy con arreglo a sanosprincipios racionales. Todo estecomplejo trabajo requiere lecturasy reflexiones. No hay quien puedamedir la calidad y magnitud de losmateriales que se necesitan paraproducir una nueva mentalidad quecorresponda a la tradición y que sea,a la vez, fiel a su tiempo. Sólo lacompleta apertura de las fronteras atodo lo que signifique literatura,


poesía, filosofía, ciencias políticasy sociales, ciencias naturales ycualquiera otra forma de expresióndel pensamiento o de la aptitudcreadora del hombre, puede ali-mentar intelectualmente a los quedeben seguir superando al marxis-mo. Sólo así será factible evitar elantimarxismo repetidor para avan-zar en el desarrollo de una auténticay rica cultura chilena insertada enla corriente de la cultura universal.

La seguridad nacional ha de serinseparable de una cultura nacio-nal. Esta será sobre todo obra de losjóvenes, de los que inician su ma-gisterio intelectual y de los que seencuentran en pleno aprendizaje. Alos jóvenes no puede cerrárseles el

horizonte y acostumbrárseles a quese deslicen a hurtadillas en buscade lo prohibido, que por este solohecho resulta magnificado y seconvierte en invenciblementeatractivo. A los jóvenes hay que ha-bituarlos a la lucha intelectual ho-nesta, al conocimiento y a la inves-tigación francos, a la crítica valien-te. Con todo ello gana el país, ganala cultura nacional, gana la seguri-dad nacional y gana el régimen mi-litar.

La restricción de cualquiera cla-se de libros es, pues, contraria a laseguridad nacional y contraria auna larga y no interrumpida tradi-ción de libertad intelectual a la queChile debe gran parte de lo que es.


Gestación institucional(17 de julio de 1977)

En la celebración del Día de la Juventud, en la cumbre del CerroChacarillas en Santiago, el Primer Mandatario anuncia el comienzo de laetapa de "transición para 1981". En ella el Poder Constituyente lo ejer-cerá la Junta con consulta al Consejo de Estado; se instalará una CámaraLegislativa designada por la Junta. A partir de 1985, esta Cámara seelegirá por sufragio universal (2/3 de sus miembros) y designará al Presi-dente de la República. Junto con ello se dictará la Nueva Constitución.(EM, 10 junio, pág. 33). También señala como características de la nuevademocracia el que será autoritaria, protegida, integradora, tecnificada yde auténtica participación.

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ESTABILIDAD DEL RÉGIMEN

Los anuncios presidenciales deChacarillas pueden considerarse,desde un punto de vista formal, co-mo proposiciones o delineamientosque se traducirán en definitiva ennormas dictadas por la Junta de Go-bierno, en el ejercicio de su potes-tad constituyente. Sin embargo, hayaspectos políticos de fondo que co-rresponden a la inspiración centraldel régimen y que aparecen escla-recidos en el discurso del sábadopasado.

En primer término, no habrácambios institucionales hasta 1980.El país vive una etapa de recupera-ción en que el poder correspondeíntegramente a las Fuerzas Arma-das y que debiera ser aprovechadopara gestar la nueva institucio-nalidad, a la vez que para situar a lasociedad chilena en el camino deldesarrollo acelerado. Este desarrollohabrá de ser el genuino suyo paraque perdure y verdaderamente flo-rezca, así como la institucionalidad

habrá de continuar las líneas mar-cadas por el estilo nacional que fijanuestra historia.

Las expresiones del Presidentede la República hacen presumirque calcula en unos tres años másel tiempo necesario para el logro dela plena pacificación del país y pa-ra la construcción de las bases eco-nómicas y sociales del Chile futuro.En efecto, es prudente pensar queel programa económico proporcio-ne frutos cada vez más abundantesen los próximos años, siempre quelas medidas sigan aplicándose demanera inflexible y a condiciónde que los recursos se administrencon la rigurosa prudencia hastaahora imperante. También puedesuponerse que el nivel de empleo yel término medio de los ingresos dela población hayan experimentadoaumentos notorios. Finalmente, esdable confiar en que la amenazaextremista externa e interna hayaaflojado lo suficiente como para quela paz social y la seguridad nacio-nal se consoliden.


Sólo en 1980 habrá llegado parael régimen el momento de dar unpaso hacia la entrega del poder a lacivilidad. Las modalidades de esteperíodo de transición, apenas insi-nuadas por S. E., pueden ser mu-chas y admiten un amplio y serenoanálisis. En ningún caso ha llega-do todavía el fin del receso políti-co ni está a la vista un cuadro defi-nitivo de futuro institucional.

Las conclusiones políticas clarasque resultan del discurso de Chaca-rillas son que el régimen se man-tiene inalterable hasta 1980 y quedentro de una evolución que puedeno ser corta, éste busca llegar a laplena participación ciudadana.Además, el Presidente proclama eldeber de que gobernantes y gober-nados se sometan a una norma jurí-dica, objetiva e impersonal. Con nomenos énfasis reconoce a las Fuer-zas Armadas un papel tutelar de lasinstituciones.

Estas conclusiones políticassimples han producido tranquilidaden la opinión pública, pues llevanal convencimiento de que el régi-men no busca la inmovilidad, peroque a la vez las Fuerzas Armadas seempeñan responsablemente encrear un estado de cosas que hagaimposible la vuelta al desastreconjurado el 11 de septiembre de1973.

Es una ventaja que se hayan re-gistrado favorables reacciones ex-ternas hacia los anuncios del Presi-dente Pinochet, pero el Gobiernose encargó de hacer público que lasdecisiones constitucionales que seadopten a raíz de las ideas expuestascorresponden al ejercicio de la so-beranía interna. Resulta oportunala aclaración porque las compla-cencias demasiado explícitas e in-

sistentes son la otra cara de la inter-vención extranjera. Lo que aquí seresuelva debiera ser respetado pornuestros amigos, sin que les corres-ponda a ellos ni condenarnos ni ab-solvernos.

Los anuncios a que nos referi-mos están lejos de implicar unaoportunidad para que las figuraspolíticas con claras posiciones par-tidistas reiteren sus planteamien-tos. No hay por ahora lugar areestrenos, reediciones o reapari-ciones, sobre todo cuando las per-sonas y los temas no han cambiadomientras el país cambia velozmen-te, dejando atrás a quienes no hanadvertido el profundo viraje que lasFuerzas Armadas han impreso a lavida pública y a la conducción eco-nómica.

El afán de situar la pugna polí-tica en primer plano impulsa a al-gunos a deducir desacuerdos fun-damentales en la Junta de Gobiernobasados en declaraciones ocasiona-les de dos de los miembros de ésta.En lo esencial del régimen, de susmotivaciones y de su justificaciónprofunda, no hay ciertamente ni lamás leve desavenencia entre losseñores integrantes de la Junta deGobierno. Pueden, en cambio,existir, y hasta es sano que existan,puntos de vista diferentes sobre de-terminadas materias. La expresiónde estos últimos debe mirarse, sobretodo, como aportes válidos a la ma-duración del proceso y en nadaafectan a la probada estabilidad delrégimen. Se diría que, por el con-trario, son signos de dicha estabili-dad y motivo para que los particu-lares, las empresas y las colectivi-dades de todo género formulen pla-nes a largo plazo, contando conaquella solidez.


GESTACIÓN INSTITUCIONAL

En los próximos tres años seabren dos alternativas posibles enel terreno político. Una de ellas esel abandono liso y llano de la pre-ocupación por los problemas públi-cos; la caída en la indolencia cívicay la falta de nuevas vocaciones eideas políticas, en tanto que un gru-po de juristas bosqueja la nuevainstitucionalidad, muy especial-mente sobre la base de la de lasFuerzas Armadas y de la restringidamanifestación de la ciudadanía. Elotro camino es aprovechar estosaños para desarrollar un sistema devida pública en que florezca la ver-dadera libertad, en que surjan ideaspolíticas y en que, sin embargo, elpoder no pueda usarse para sofocarla libertad.

La primera alternativa aplacatoda expresión de los problemaspúblicos, pero no impide que el ex-tremismo y el totalitarismo sobre-vivan, se organicen y esperen suhora. Cuando las Fuerzas Armadasse retiren, no habrá poder organi-zado en el bando de la libertad y delorden mientras los totalitarios es-grimirán las banderas de la demo-cracia y de la libertad.

De ahí la importancia de que elperíodo propiamente militar del ré-gimen establecido el 11 de sep-tiembre de 1973 permita la germi-nación y gestación institucionales,creando el sistema en que la libertadsea compatible con el orden y enque las instituciones no requieranel apoyo indefinidamente prolon-gado de las Fuerzas Armadas. Todoesto exige la discusión y propaga-ción de ideas políticas que permi-tan establecer poco a poco el fun-cionamiento de las instituciones li-

bres en virtud del dinamismo propiode éstas.

La propiedad privada es el fun-damento material de la sociedad li-bre. La prohibición constitucionalde que un ciudadano sea despojadode lo suyo, salvo indemnización alcontado de la expropiación, es laúnica garantía efectiva de la pro-piedad. El Estado tiene derecho aexpropiar, pero no tiene derecho aexigirles crédito forzoso a los ex-propiados ni a fijar indemnizacio-nes arbitrarias a las expropiacio-nes. El derecho de propiedad no estágarantido tan estrictamente en lasActas Constitucionales. Es deseableque se discuta la conveniencia deimpedir el pago a plazo de las ex-propiaciones. Para pagarlas, el Es-tado debiera acudir a su propio cré-dito, pero no imponer plazos de pa-go que constituyen el camino deldespojo.

El poder coercitivo debe reser-varse exclusivamente al Estado.Ningún particular o ningún grupode particulares, llámese gremio,asociación, cartel de empresarios,grupo financiero, federación sindi-cal, colegio profesional, etc., puedeimponer obligatoriamente tarifas,precios, condiciones de trabajo olimitaciones a la libertad del mis-mo, sobre la base de una coacciónfundada en la fuerza del grupo y noen la autoridad de la ley. Tan sólola autoridad legal puede obligar porla fuerza.

A ningún gobernante, a ningunaCámara Legislativa, a ninguna au-toridad puede permitírsele el abusodel poder monetario. En este senti-do, el financiamiento riguroso delos presupuestos, la aprobación deproyectos de acuerdo con su renta-bilidad económica y social, la am-


plia publicidad del costo real e in-dividual de los programas de gastospúblicos y la independencia delinstituto emisor son algunas de lasnormas decisivas para proteger lalibertad. Es preciso estudiar dispo-siciones constitucionales que haganimposible el cohecho de los ciuda-danos a través de ofertas demagó-gicas que van a financiarse en últi-mo término con el impuesto regre-sivo de la inflación. La mejor de-fensa de la libertad se identifica conla defensa del signo monetario, elcual es señal de poderío de la nación,de libertad de los ciudadanos y depatriótica moderación de sus auto-ridades.

La prohibición constitucionalde que las leyes tengan efecto re-troactivo, es decir, que se apliquena situaciones regidas normalmentepor la ley anterior, afectando dere-chos adquiridos bajo ésta, es otragarantía esencial de la propiedad yde la libertad. En un período de re-construcción y recuperación excep-cionalísimo, como el presente, handebido admitirse decisiones legalescon efecto retroactivo, pero, a me-dida que la situación tienda a nor-malizarse, es deseable que esto noocurra y que, para el futuro, logreconsagración constitucional la noretroactividad de las leyes.

Si la función tutelar de las Fuer-zas Armadas sobre las institucionesse identifica con la defensa de la

propiedad privada, de la monedanacional, del poder del Estado comotitular único de la coacción y de laestabilidad del sistema legal, puededecirse que los institutos armadosserán garantes de la libertad y quepreservarán a la República de tododespotismo.

En la actualidad el Gobierno es-tá cumpliendo de hecho con talesprincipios y por ello no se deja verla importancia que tiene la estruc-turación orgánica y sistemática delos mismos. Sin embargo, parececonveniente aprovechar el períodode recuperación con tal objeto.Dentro del mencionado sistema, laintermediación abusiva de los par-tidos no sería ya posible y la políti-ca alcanzaría otro nivel. Supuestoel funcionamiento de una organiza-ción jurídica en que se incluyan,entre otros, principios como los se-ñalados, será difícil que la demo-cracia vaya a ser destruida por lademagogia. En el mismo supuesto,el análisis de las alternativas para eltránsito del poder militar al podercivil reviste otro carácter, porque lalibertad fundamental queda asegu-rada a lo largo de todo el proceso.Careciendo la demagogia de recur-sos económicos y de arbitrios lega-les, puede discutirse con serenidadacerca de las modalidades en quehabrá de expresarse auténticamentela ciudadanía en las institucionesdemocráticas.


Solución propia a problemas universales(6 de noviembre de 1977)

El artículo se refiere a la descomposición moral que se advierte en Occi-dente, a la sociedad de consumo, y en general al materialismo que corroea la sociedad, confrontándolo con las soluciones que se pueden dar enChile a este problema a partir del pronunciamiento militar, el cual debecontinuar el proceso iniciado para impulsar la reconstrucción moral yjurídica del país.

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SOLUCIÓN PROPIA APROBLEMAS UNIVERSALES

La plaga del terrorismo es unode los signos de la profunda des-composición de los valores y prin-cipios de la civilización occidental.Los terroristas no surgen por gene-ración espontánea: hay toda una lí-nea de pensamiento que tolera, pro-voca e incita esos crímenes, y hayun marco espiritual, social y econó-mico que los hace posibles. Los de-sequilibrios graves en el campo delas ideas trastornan la sociedad,en tanto que los serios conflictossociales atentan a la estabilidad psí-quica de los individuos o, a la in-versa, la hora del desorden social ypolítico es una cita para los inesta-bles y desequilibrados.

El comunismo, como ideologíatotalitaria, como interpretacióndogmática de la estructura y de lamarcha de la sociedad, y como ins-trumento de propagación del impe-rialismo con sede en Moscú, cons-tituye una gravísima amenaza. Perono sería tal, si Occidente no estu-viera íntimamente debilitado y des-quiciado, como lo ha visto con tan-ta claridad el escritor Solzhenitsyn.

El fenómeno generalizado de lainflación combinada con el estag-namiento o, por lo menos, con elcrecimiento débil de las economías;la dictatura de las centrales sindi-cales sobre los políticos, partidos ygobiernos; el auge del crimen, de ladroga y de la pornografía; el desor-den y suciedad entronizados en lascalles y que avanzan hasta la po-lución de los mares, son algunos delos síntomas de una descomposi-ción que acusa orígenes espiritua-les remotos y vastos. La llamadaeconomía de consumo —que nopuede confundirse con un régimeneconómico atento a las señales delmercado y estimulador de la sanacompetencia—, la exacerbación ar-tificial de los apetitos y la afirma-ción del individualismo ciego de losinstintos, despertaron aspiracionesa un nivel de vida general suscep-tible de descarrilar la sociedad. Labúsqueda de las dos casas y de losdos autos por familia, más todo elequipamiento doméstico a la últimamoda, debían terminar en la dis-yuntiva de la inflación o del desem-pleo, en la crisis energética y engraves tensiones sociales. El desor-den íntimo del individuo engendró


la indisciplina social y esta últimaha empezado a estorbar la antiguaeficiencia de las sociedades indus-triales y a introducir la locura y lairracionalidad (como es el caso delterrorismo) en pueblos histórica-mente ordenados, metódicos y ce-rebrales.

El antiguo orden público y so-cial, que llegó a parecer un valordespreciable frente a las ambicio-sas tareas del desarrollo y a lasproezas de la tecnología, ha mos-trado su carácter necesario desde elmomento en que las violaciones dedicho orden se hacen habituales yla indisciplina se transforma en há-bito colectivo.

Los conflictos políticos internosy externos complican todavía másesta situación de desorden.

£1 pronunciamiento militar del11 de septiembre de 1973 es la res-puesta de un país en desarrollofrente a los gérmenes destructivosde la disciplina social. En Chile sedieron los aspectos políticos del de-sorden contemporáneo y tambiénapareció el desequilibrio psíquico ymoral, acompañado de diversosfactores que parecen anticipos de loque ahora viven sociedades muchomás maduras que la nuestra.

La solución chilena puede sercriticada y en algunos aspectos cri-ticable, pero constituye una manerade afrontar al materialismo inhu-mano que lleva a la descomposiciónsocial; implica en realidad un re-conocimiento de que los antiguosmoldes políticos y de convivenciano sirven para superar el caos cir-cundante; y, sobre todo, traduce lareacción frente a un conjunto deproblemas que no son meramentechilenos, que son la carga del hom-bre contemporáneo y que no pue-

den ya abordarse con el instrumentalpolítico o ideológico del pasado re-ciente.

¿Quién no desea entre nosotrosel pleno e irrestricto imperio de laslibertades públicas? ¿Quién puededespreocuparse de las causas yconsecuencias de la desocupación?¿Quién no quiere paz, abundancia ybienestar para todos?

No pocas de las críticas al Go-bierno representan el afán nostál-gico de situaciones que ya no exis-ten. Aquellos valores y bienes quese anhelan están imaginados comosi no hubiera existido en Chile laUnidad Popular; como si las fuer-zas disociadoras se hubieran desin-tegrado y desaparecido; como si lasituación mundial fuera la de los"milagros" económicos que hacíansubir el precio de nuestro cobre sinque el país pudiera aprovecharlodebidamente a causa de su postra-ción política.

Es justo buscar formas de parti-cipación cívica y canales adecua-dos de comunicación entre el Go-bierno y la ciudadanía; es indispen-sable seguir caminando hacia lanueva institucionalidad y el afian-zamiento del régimen de derecho;pero resultaría imperdonable la acti-tud suicida de olvidar nuestra propiaexperiencia y, sobre todo, de ignorarque Chile afronta problemas de ca-rácter universal, casi siempre malresueltos en el exterior, y que tiendena agravarse en los países más civili-zados y adelantados del planeta.

No parece del caso envanecer-nos con la solución chilena, tan di-fícil, sacrificada e internacional-mente incomprendida. Pero lo cier-to es que ya no podemos encontrarmodelos en el exterior, porque sen-cillamente no existen.


FINALIDAD HUMANADE LA SOCIEDAD

El régimen militar chileno partede la convicción de que la sociedady la economía tienen por finalidadal hombre como persona. Esto loafirma la Declaración de Principiosdel Gobierno. De allí surgen las te-sis de que los derechos esencialesde la persona son anteriores y supe-riores al Estado; que el objetivo deéste es el bien común; que la socie-dad política ha de organizarse en unrégimen de derecho; que el principiode subsidiariedad señala los límitesde la acción del Estado, de los or-ganismos intermedios y del indivi-duo, etc.

Pero este conjunto de premisasse apoya en un mínimo de discipli-na social y de seguridad nacional.El individuo no se debe a sí mismoy a sus instintos. La nación no pue-de entregarse a la anarquía y a ladisociación. El Estado debe mante-nerse unido y conservar su perfilhistórico y cultural.

En un período de emergencia, lafuerza puede reemplazar con éxitoa muchas convicciones y establecerun clima de orden, consagración altrabajo y unidad extema en la ciu-dadanía. Dicho clima no es de suyodurable, si bien su prolongaciónpuede ser propicia al arraigo de vir-tudes y hábitos capaces de sobrepo-nerse en el futuro a la anarquía. Ensí mismo el régimen de emergenciano suprime los conflictos socialesni elimina tendencias, banderas eideologías. Tal vez, al contrario, lafalta de ejercicio de la actividadpública y la ausencia de confronta-ción de las posiciones políticas co-locan a los partidos e idearios enuna cierta hibernación que les per-

mite revivir intactos y hacer tablarasa de los principios del orden au-toritario.

Uno de los problemas que afron-ta nuestro régimen chileno es cómoasegurar que su inspiración genui-na de repulsa al materialismo y a ladisociación moral se mantenga, demodo que no vuelva a repetirse laamarga experiencia del período1970-1973.

Ciertamente pueden buscarsefórmulas constitucionales y legales,pero los textos más sabios seríanincapaces de producir un orden so-cial y político duradero, si al mismotiempo no se restablece el equilibriointerno del hombre y se buscan es-tructuras sociales más naturales yarmónicas.

El actual período de emergen-cia no debiera ser desfavorable aldesarrollo de una obra de formaciónespiritual, intelectual y física de lajuventud, tendiente a reconocer yperseguir la plena realización huma-na de los individuos, su orden y con-formación jerárquica interiores.

Por otra parte, una política eco-nómica que pone el acento en eldesarrollo de los recursos naturalesy que tiende a provocar empleos enla agricultura, la agroindustria, lapesca y la minería, tratando de inte-rrumpir el proceso de congestiona-miento urbano y de hacinamientopoblacional, tendría que llevar a unacierta humanización en la vida deltrabajo, en la vivienda y en la con-vivencia de los chilenos. El desa-rrollo económico fundado en lasposibilidades naturales del territo-rio debiera coincidir, pues, con unasalida de la población desde lasgrandes ciudades hacia camposabiertos y hacia condiciones éticasy físicas más sanas.


Esta tendencia humanizante de-biera reforzarse con la regionaliza-ción, en la medida en que este pro-grama entregue a las regiones yprovincias la conveniente libertady simplicidad en su gobierno local.La regionalización ha de conside-rarse, además, como un terreno fa-vorable para experiencias de par-ticipación ciudadana que van des-de la asesoría o el consejo hasta laadopción de iniciativas de adelantozonal.

Por último, la progresiva des-concentración del poder que signi-fican el desenvolvimiento adminis-trativo y económico de las regionesa la vez que el retiro del Estado dela actividad productora directa,tiende a consolidar la autoridad yla fuerza del Gobierno en su papelesencialmente político y militar,pero impide que un leve golpe detimón gubernativo central influya

sobre la sociedad entera. En 1970una minoría se entronizó en el go-bierno central y ejerció su influen-cia nefasta sobre el país mismo. Ellono habría ocurrido en un sistema devigoroso desarrollo regional y deamplia diseminación del poder eco-nómico a lo largo del territorio y através de la ciudadanía. El centra-lismo hizo posible el absolutismodel poder y de la influencia en elcampo social y político.

Corresponde a las Fuerzas Ar-madas continuar el proceso libera-dor que iniciaron el 11 de septiem-bre de 1973. Este no termina con laderrota del poder político y armadode la izquierda marxista sino quecontinúa con la reconstrucción mo-ral y jurídica del país, en términosde que la victoria sobre el materia-lismo y la descomposición moralconduzca al mayor desarrollo posi-ble de los valores humanos.


Repartición de la carga(13 de noviembre de 1977)

El día 2 de noviembre, parte de los trabajadores de la mina en el mineralde "El Teniente", en Rancagua, no se presentaron a sus faenas (EM, 3noviembre, pág. 27).Los dirigentes sindicales señalan que no se trata de un movimientohuelguístico organizado, pero que sí existe inquietud de los trabajadorespor no encontrar respuesta a algunas peticiones (EM, 4 noviembre pág.1). Luego de conversaciones entre los dirigentes y Codelco se acuerda unanticipo general para los trabajadores, y el estudio de una solución másglobal a sus problemas (EM, 8 noviembre, pág. 1).

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EL TEMA DE LOS TRABAJADORES

Las dificultades producidas enEl Teniente a propósito de las re-muneraciones de los trabajadores deese mineral, colocan al país en unasituación nueva, que no debe que-dar sin análisis.

Desde luego, el Presidente de laRepública ha dispuesto que se aco-jan las peticiones principales de lostrabajadores y que se practique unestudio a fondo de la situación eco-nómica de éstos.

Las solas instrucciones presi-denciales indican que la inquietudlaboral no tiene origen o propósitosmeramente políticos, sino que res-ponde a una realidad. Por tanto, nohay lugar en este caso para que seatribuya a comunistas o demócratascristianos un conflicto que las au-toridades procuran solucionar conla mayor comprensión. Apartar lamirada del contenido de esos con-flictos e interpretarlos como ma-niobras de los adversarios del régi-men les otorga a éstos simplemen-te el beneficio de suponerlos defen-

diendo una causa justa. Se les rega-la así una posición meritoria quedebe pertenecer al Gobierno.

Prueba de ello es que éste se pre-ocupa de atender rápidamente elsentir de los trabajadores.

Es de lamentar, sin embargo,que las fórmulas de arreglo surgie-ran después de un paro parcial enciertas faenas, lo que podría ali-mentar otras ambiciones sobre labase de la infundada hipótesis deque lo ocurrido indicaría una debi-lidad del Gobierno. Tan erróneaconclusión sólo aparece como ima-ginable porque las raíces y dimen-siones del conflicto se mantuvieronen reserva hasta que la prensa in-formó sobre el ausentismo al traba-jo de los mineros.

Si los antecedentes se hubieranconocido con oportunidad, el paroparcial se habría evitado y las solu-ciones habrían prevenido la crisis.

La equivocada interpretaciónacerca de la debilidad se apoyatambién en el hecho mismo del paro.Resulta difícil concebir, en efecto,que se haya concertado y efectuado


una suspensión del trabajo de ciertaimportancia en pleno régimen deemergencia.

En todo caso, es satisfactorio queel Presidente de la República hayadispuesto las medidas para resolverel problema.

La solución incide en el pro-pio manejo administrativo deCodelco, pues la actual políticaeconómica tiende a que las empre-sas públicas no recurran a ayudaspresupuestarias adicionales para elpago de las planillas. En otras épo-cas, el conflicto laboral dentro delas empresas públicas se soluciona-ba poniendo en marcha la emisiónde billetes nuevos y dejaba, portanto, inalterable el funcionamien-to habitual de aquellas empresas,con sus ventajas y deficiencias,con sus buenos hábitos y sus rutinasantieconómicas. En la actualidad,los trabajadores de las empresaspúblicas deben ganar sus remune-raciones con cargo a las entradasde aquéllas. Los arreglos labora-les implican, por consiguiente, unacondicionamiento interno de lasempresas o una expansión de losnegocios de éstas, susceptible de fi-nanciar las aspiraciones de los tra-bajadores.

Suele creerse que la situacióndeprimida de algunos sectores la-borales se debe a la política econó-mica del Gobierno, pero esto no esasí. Dicha política restringe los me-dios de pago y las asignaciones pre-supuestarias, pero la forma en quese distribuyan los recursos dentrode las empresas no tiene por qué sernecesariamente desfavorable a lostrabajadores más postergados. Losprogramas de inversiones y los gas-tos corrientes no destinados a lostrabajadores tendrán que tomar en

cuenta los derechos de éstos, lasconquistas sociales y la defensa dela capacidad adquisitiva de las re-muneraciones.

Es posible, sin embargo, que, aunmanteniendo las más severaestrictez en los gastos de inversióny operación de las empresas no hayamargen para satisfacer las peticioneseconómicas de los trabajadores. Eneste caso, los últimos comprenderánla situación con tal que se la expli-quen. Los trabajadores han dadomuestras de su capacidad para so-portar los malos tiempos y de acep-tar con lealtad los sacrificios queimpone la consecución del bien co-mún. Pero no puede pedírseles queacepten en forma indefinida unadistribución desigual del sacrificioque no aparezca justificada.

Lo dicho viene a subrayar la im-perativa necesidad de la informa-ción. Información interna en lasempresas. Información pública alpaís. Nadie de buena fe dejará deaceptar las limitaciones, insalvablespor ahora, que son efecto del derro-che de la Unidad Popular, de la caí-da del precio del cobre, del altocosto de la energía y del corte delas relaciones económicas entrenuestro país y los centros exporta-dores de capitales. Pero no es tanfácil evitar comparaciones entre lasduras faenas en la montaña con re-compensa insuficiente, frente a ni-veles envidiables de remuneracio-nes y de comodidad en el trabajo.Si tal diferencia se conoce y se ex-plica —pues sin duda debe ser ex-plicable y justificada—, los traba-jadores y el país aceptarán el hecho,y se evitarán posibles conflictos.

Lo importante es que no vuelvaa repetirse una situación sorpresivacomo la ocurrida en El Teniente. A


evitarla contribuirán el espíritu dejusticia en la distribución de los re-cursos de las empresas, la buenaadministración de las relaciones in-dustriales y la existencia de canalesinformativos internos y externos quefavorezcan la confianza de los tra-bajadores y de la ciudadanía.

REPARTICIÓN DE LA CARGA

El país sale con dificultades deun régimen socialista paternalistapara ingresar a un sistema de liber-tad. Al parecer, no había métodomás eficaz para producir la transi-ción que dejar libres los precios,inclusive el precio del dinero queson los intereses, y presionar parael equilibrio del presupuesto intro-duciendo severos cortes al gastopúblico.

Esta política, dirigida a largoplazo hacia el desarrollo, y defen-sora, en último término, de los in-tereses de los más modestos, pasaforzosamente por un período en queel desempleo castiga a muchos ho-gares y en que se restringe la capa-cidad de compra de grandes secto-res. El fenómeno va acompañadopor la presencia de grandes utilida-des en algunas áreas económicas ypor el gasto y hasta el derroche enconsumos suntuarios o semisuntua-rios de parte de ciertos grupos. Lalibertad de importación, indispen-sable para exportar y para el juegolibre de los precios internos, sepresta a algunos desbordes que nopocos encuentran desafiantes.

En pleno proceso de adaptacióna patrones enteramente nuevos,pueden echarse de menos ciertosafinamientos y, aun, advertirse fa-llas. Es virtualmente imposible ma-nejar al mismo tiempo, y sin erro-

res ni vacilaciones, la multiplicidadde variables que influyen en unatransmutación económica de la na-turaleza de la emprendida por elpaís. Al poner el acento en una va-riable, puede no cuidarse lo bastanteotra o desentenderse por completouna tercera; luego se invierte el or-den de prioridades, y así ocurrehasta el momento en que todo mar-cha por los nuevos cauces, nuncapor cierto sin sobresaltos e injusti-cias pero, a lo menos, con relativanormalidad.

Las condiciones económicas ac-tuales son bastante más auspicio-sas que hace un par de años. Pero latendencia a la recuperación no essinónimo de tranquilidad. A medidaque las condiciones mejoran, cadacual desea progresar más rápida-mente, surgen nuevas necesidadesy se aprecian con más agudeza lasdiferencias sociales y de rentas.

El terreno se presenta propicioal incremento de las críticas a lagestión del Gobierno y para culpara su política económica de una in-quietud que no es más que el frutode un mejoramiento conseguido condicha política. Superado el colapsonacional que trajo el marxismo, le-vantada la economía de la postra-ción de 1975 y puestas las basespara un resurgimiento acelerado, semultiplican los anatemas contralos grupos económicos, viene elclamor por la insuficiencia de lossalarios, brotan las peticiones deanticipos y se condena el lujo de lasminorías.

El problema planteado en el co-bre puede servir a la vez de síntomay de lección en este cambio de cir-cunstancias, favorable de suyo, perosusceptible de ser mal interpretadoy políticamente mal administrado.


Las fallas que se advierten noson consecuencia de la políticaeconómica. Los objetivos que estapersigue son justos y van lográn-dose, por desgracia, con inevitablelentitud. El descontento actual y delpróximo futuro es el resultado pa-radójico de que la situación mejorapero no lo suficiente para que seavisible y despierte el optimismo. Porúltimo, la falta de adecuada infor-mación a los trabajadores no prote-ge el orden sino que lo perjudica.

Hay, sin embargo, hechos anor-males que no son consecuencia dela política del Gobierno pero quedeben ser corregidos. Así, porejemplo, una cosa es la apertura alcomercio exterior y otra distinta esla exacerbación de los consumossuntuarios; una cosa es la libertadde iniciativa en el campo económi-co y otra muy distinta es la ostenta-ción arrogante de un bienestardesproporcionado para las fuerzasdel país y, en todo caso, que noguarda relación alguna con las pe-nurias de gran parte de la pobla-ción. Estas fallas no son conse-

cuencia de la política económica nise remedian con el alza de los aran-celes a los artículos importados deconsumo selecto. No es por la víade los aranceles sino del impuestointerno como hay que detener elconsumo suntuario excesivo.

El impuesto interno al gastofrancamente suntuario, a través delIVA u otros mecanismos, sería unade las maneras de que se eviten di-ferencias irritantes entre las claseso grupos sociales. El perfecciona-miento de la fiscalización tributariageneral es un paso en el mismo sen-tido. Debe haber otros. Lo impor-tante es que el acento en la libertadno deje atrás la preocupación porevitar desproporciones injustifica-das en el sacrificio económico.Dentro de su misma política, el Go-bierno posee herramientas paracontener los derroches sin desalen-tar las iniciativas ni cortar el vuelode la libertad económica. Salvar loesencial y lo positivo de esta políti-ca, sancionando al mismo tiempolos abusos y adelantándose a salvarlas fallas, es lo que se impone hoy.


Papel de la información pública(12 de febrero de 1978)

Al celebrarse nuevamente el Día de la Prensa se pasa revista a la impor-tancia de la información relativa a las actividades, proyectos, iniciativas odecisiones que toma el Gobierno a través de sus distintos niveles e institu-ciones, y a la necesidad de que dicha información se canalice en formaexpedita hacia la prensa.Se hace referencia además a la Consulta Nacional, realizada el 4 deenero. En ella se pidió votar "Sí" o "No" al siguiente punto: "Frente a laagresión internacional desatada en contra del Gobierno de nuestra patria,respaldo al Presidente Pinochet en su defensa de la dignidad de Chile yreafirmo la legitimidad del Gobierno de la República para encabezarsoberanamente el proceso de institucionalización del país".El resultado de la consulta fue el siguiente:

Por el SI: 4.012.023 votos (75%)Por el NO: 1.092.226 votos (20,4%)Blancos y nulos: 244.923 votos (4,6%)

La Semana Política

PAPEL DE LA INFORMACIÓNPUBLICA

En diversos aspectos el Gobiernomilitar demuestra una eficacia y unacapacidad realizadora pocas vecesvistas. No hay duda alguna de queel país, gracias a esta acción, expe-rimenta un cambio profundo desus estructuras y de sus hábitos. Sinembargo, la misma velocidad delproceso genera nuevos problemas yexige más realizaciones. Entre tan-to, la acción contraria al Gobierno,dentro y fuera del país, aprovechacualquier falta o deficiencia admi-nistrativa para desprestigiar el con-junto de la obra.

Una manera concreta de defenderel trabajo gubernativo y de darle asu vez agilidad y expedición es am-pliar la información pública acercade aquél.

Como resultado del quiebre dela organización jurídica vigentehasta el 11 de septiembre de 1973 ydel control de los militares sobre lamaquinaria administrativa del Es-tado, las modalidades de la funciónde legislar y de administrar hancambiado. En la actualidad, losproyectos de decreto ley procedende diversas fuentes y son objetode estudio por muchos organismos.Igual ocurre con las decisiones ad-ministrativas. En algunas oportu-nidades, una decisión de gran tras-cendencia se adopta con extremarapidez y saltando los trámites es-tablecidos. En otros casos, las nor-mas y resoluciones sufren retardoso toman sendas extraviadas, lo quedilata la solución de los proble-mas.

Un sinnúmero de comisiones yotros organismos estudian, redac-


tan, o evalúan proyectos y progra-mas. Con frecuencia es difícil se-guir la pista de un proyecto, asícomo se ignora a veces quién es elautor de ésta u otra modificación ono se sabe por qué motivo la fórmulalegal que ya parecía resuelta y apunto de entrar en vigencia quedaparalizada. Sin perjuicio de lo ante-rior, las grandes decisiones que in-teresan al Gobierno, ya sea en elorden institucional como en el ad-ministrativo o financiero, van apro-bándose de acuerdo a las necesida-des. No ocurre lo mismo con deci-siones como la reforma de la segu-ridad social y otras, detenidas porobstáculos que a veces surgen en elpropio seno del Gobierno.

Las condiciones por completoexcepcionales que vive el país enlos planos jurídico y administrativodeterminan regímenes también ex-cepcionales de legislación y admi-nistración.

Lo dicho puede llevar al desen-canto a los puristas jurídicos, quecon toda razón claman por caucesordenados, metódicos y objetivospara el debido curso de los asuntospúblicos. Muy deseable es llegar aeste punto óptimo, pero, por ahora,la realidad del Estado es la que des-cribimos: no existe, en efecto, unsistema, sino varios que funcio-nan simultáneamente para prepararlas decisiones. Por cierto que en lacúspide se impone la unidad, perono todos los asuntos llegan al nivelsupremo en el orden de su impor-tancia, pues avanzan, se modificano se detienen en los períodos pre-paratorios de las resoluciones fi-nales.

Sin pretender, por el momento,que esta situación se modifique demanera sustancial, porque ello se-

ría quimérico, vale la pena exami-nar si no hay algún medio de impe-dir atascamientos innecesarios o deque se tomen iniciativas que obli-guen a desandar caminos en el tra-bajo de administración y legislación,antes de que los asuntos lleguen aconsiderarse por el Presidente de laRepública o por la Junta de Go-bierno.

El medio de ir introduciendocierto orden en los sistemas quepreparan las decisiones no pareceser otro que el de la amplia y com-pleta información pública en estasmaterias.

El país cuenta con medios infor-mativos que no buscan el sensa-cionalismo ni cultivan la oposiciónpolítica. Es posible, entonces, quelas noticias acerca de proyectos le-gislativos o administrativos lleguenal público en términos objetivos,dando lugar a que los interesados ylos especialistas formulen observa-ciones. En todos los casos en que lainformación no vaya a ser mal utili-zada o pueda frustrar el éxito de lasmedidas, resulta ventajoso dar a co-nocer el pensamiento del Gobiernoy brindar oportunidad a que los par-ticulares expongan el suyo. La re-serva respecto de asuntos como lalegislación cultural, laboral, de se-guridad social u otros, conduce aveces a que las autoridades se veanprivadas de útiles sugerencias o, porel contrario, de la oportunidad pararefutar errores o prejuicios sobre susproyectos.

También es útil que exista infor-mación pública acerca del curso in-terno de las iniciativas. No son elGobierno ni el Presidente Pinochetquienes retardan tal o cual medidade beneficio de un sector determi-nado. El público debiera saber que


el asunto se encuentra en éste oaquel organismo o servicio y queestá pendiente del informe de tal ocual perito. Nada es más saludableque la luz plena sobre estas materias,y no hay mejor animador que laopinión pública para los funciona-rios remolones o indecisos.

No menos conveniente es confe-rir a los expertos y funcionarios laresponsabilidad personal por susiniciativas o decisiones. La legisla-ción que se está despachando y lasresoluciones administrativas que seadoptan surgen de proposiciones deasesores o expertos. Lo que intere-sa conocer públicamente es la au-toría de tales proposiciones, o, a lomenos, la identidad de los organis-mos o servicios que las formulan

La información sobre el conteni-do de los proyectos de importancia,sobre el itinerario que siguen lastramitaciones y sobre la individua-lidad de quienes proponen iniciati-vas, modificaciones, aceleracioneso paralizaciones en estas materiassería de indudable beneficio para elGobierno. En efecto, todas o casitodas las ineficiencias del sistemapodrían advertirse a tiempo, preci-samente en el período preparatoriode las normas. En segundo término,la plena luz sobre el desarrollo delos trabajos legislativo y adminis-trativo aumentaría el sentido deresponsabilidad de quienes inter-vienen en aquéllos, evitando dila-ciones innecesarias y obligando aestudiar y resolver con la máximadedicación y sentido del bien co-mún. En tercer lugar, la informaciónpública sobre la labor del Gobiernoaliviaría al propio Presidente de laRepública de las consecuencias deerrores o tardanzas que escapan porcompleto a su control. Muchas ve-

ces se atribuye al Gobierno o a lasFuerzas Armadas lo que con fre-cuencia es iniciativa y responsabi-lidad de un funcionario o de algúnorganismo intermedio. El papel dela información pública es establecerla verdad a este respecto.

FUENTES DE INFORMACIÓN

A fin de que la información pú-blica desempeñe su papel y preste alas autoridades los servicios insus-tituibles que debe brindarles, es ne-cesaria una actividad periodísti-ca de gran eficiencia profesional,pero se requiere igualmente de ladisposición de fuentes informativaspara suministrar los datos necesa-rios.

Dichas fuentes informativas son,en este caso, los servicios públicosy las comisiones u organismos ase-sores que constituyen los canalespor donde discurre la labor legisla-tiva y administrativa del país.

Después de un largo tiempo enque la exacerbación del partidismopolítico y del espíritu polémico hizopensar que la divulgación excesivaobstaculiza la solución correcta demuchos problemas, puede habersecaído en el extremo contrario, en laexcesiva e innecesaria reserva entorno a asuntos que debieran venti-larse en público con más ventajasque inconvenientes.

Esta desmesurada reserva con-tribuye a dar espectacularidad ysensacionalismo a hechos que pa-sarían inadvertidos en otro momen-to; o el carácter de sorpresa a situa-ciones rutinarias e intrascendentes.

Si los organismos públicos y co-misiones legislativas o asesoras en-tregaran normal y fluidamente noti-cias acerca de sus trabajos y pro-


yectos sin esperar a que éstos ad-quieran su perfil definitivo, se con-seguiría todo el apoyo que la infor-mación pública oportuna podría daral Gobierno. No importa que losproyectos o trabajos sean suscep-tibles de modificaciones o afrontencríticas. El conocimiento del públi-co acerca de los principales hechosque van a afectarlo en lo sucesivo yel ordenado debate ciudadano sobreesos asuntos de interés público nopueden dejar de beneficiar al país,pero el proceso no se desarrolla entodas sus posibilidades si no hayconciencia en el Gobierno de lasventajas de una participación cívicaa través de la información completay honesta de los acontecimientos yproblemas.

De más está decir que hay asun-tos concernientes a la seguridad na-cional y otros sobre los cuales lainformación y el debate serán siem-pre necesariamente restringidos.La institución de la sesión parla-mentaria secreta no es sino el reco-nocimiento de que, aun en el recin-to que más miraba al público por sunaturaleza y funciones, era impres-cindible la reserva en ciertas cues-tiones graves.

El error está en exagerar la re-serva y en convertir las pequeñascosas en secretos de Estado. Seequivocan los que confunden la in-formación pública, esto es, la trans-misión a la ciudadanía de la verdadde lo que acontece en cuanto tengainterés general con la publicidad ola propaganda de ciertos mensajes.Estas últimas son instrumentostambién valiosos de divulgación de

valores, y ciertamente no podránnunca ser descuidados. Pero la in-formación pública a que nos referi-mos mira a describir la acción delEstado y de sus servidores tal comoes y no como ellos quisieran quefuera conocida y apreciada. Estegénero de información es el propia-mente periodístico y se desarrollanormalmente entre nosotros, deacuerdo a una vieja tradición de li-bertad de prensa. Sólo que las con-diciones del régimen impulsan aciertos sectores del Gobierno a ex-tremar el celo en cuanto a reduciren lo posible la entrega de noticiasque aún no corresponden a reali-zaciones completas o a decisionesdefinitivas. La elaboración mismade la acción y lo que ocurre en elperíodo preparatorio a ella suelendescartarse como noticia por losfuncionarios. Sin embargo, la luzsobre este período ayuda a la Ad-ministración a conocerse a sí mis-ma y ayuda al país a apreciar lo queestán haciendo el Gobierno y elpueblo.

Hechos como la Consulta Na-cional del 4 de enero evidenciaronel buen juicio del país y, por tanto,el derecho de la ciudadanía a dis-poner de una excelente informaciónbásica. Se ha avanzado en esta últi-ma materia, pero se progresaríamucho más en el ordenamiento ad-ministrativo e institucional si la luztranquila del trabajo informativoserio y de la crítica reflexiva co-operara plenamente al positivo es-fuerzo de bien público en que seempeñan el Gobierno y las FuerzasArmadas.


El marco de la discusión(7 de mayo de 1978)

Se comenta el nombramiento de nuevos civiles en el gabinete, encabeza-dos por el Ministro del Interior, Sergio Fernández, al que se agregan elMinistro de Relaciones Exteriores, Hernán Cubillos, y de Agricultura,Alfonso Márquez de la Plata.El 18 de abril se publica en el Diario Oficial un decreto ley mediante elcual se establece una amnistía general, que favorece a quienes han come-tido determinados delitos entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 demarzo de 1978.

La Semana Política

EL MARCO DE LA DISCUSIÓN

El nombramiento de ministrosciviles en las carteras de Interior,Relaciones, Agricultura y Trans-portes, más el decreto de amnistíageneral, están lejos de correspondera la entronización de pretendidaslíneas blandas o de trasuntar debi-lidad por parte del Gobierno. Se di-ría que, al contrario, el manejo mássuelto es índice de una crecienteseguridad de las autoridades en laconsolidación del régimen.

Como es natural, el rostro civildel Gobierno deja sorprendidos aquienes quisieran perpetuar parasiempre la presencia tranquilizado-ra de los militares en el poder. Losque desean esta paz bajo las armasno comprenden que el ejercicio di-recto del Gobierno por los militareses necesariamente producto de unaemergencia y que tiene, por tanto,carácter transitorio. Si durante elperíodo de la paz armada los civilesno logran crear hábitos e institucio-nes que funcionen con independen-cia del respaldo militar, el enormeesfuerzo y el sacrificio de las Fuer-

zas Armadas en la emergencia sefrustrarían. De ahí la convenienciade la progresiva participación civilen el Gobierno, e inclusive, de laformación de corrientes de opiniónsustentadoras de una línea que in-terprete en el campo civil los obje-tivos patrióticos que movilizaron alas Fuerzas Armadas a interveniren la conducción del país.

No siempre se comprende que laparticipación civil es una exigenciade contribución a la responsabilidad,al riesgo y al peso de los asuntospúblicos. El propósito dista muchode ser el desplazamiento de los mi-litares en beneficio de los civiles.Se trata, por el contrario, de un re-levo que vaya poco a poco reinte-grando a los militares a sus laboresespecíficas y reeducando a los civi-les para el ejercicio de la plenitudde las funciones públicas con unsentido nacional superador de anti-guos divisionismos, mezquindadesy apetitos.

El reemplazo de militares porciviles idóneos en algunos altoscargos no tiene por qué debilitar alGobierno o significar ablanda-


miento de principios o desvío en lapersecución de objetivos. Muy porel contrario, la participación civiltendrá justificación y valor en lamisma medida en que aplique cri-terio flexible y tácticas apropiadasa la gestión política, para la reali-zación de los mismos objetivosplanteados en el pronunciamientomilitar del 11 de septiembre de1973.

La ciudadanía tiene que volver aconvivir en paz, en orden y en jus-ticia, mediante instituciones quegaranticen tales valores y, sobretodo, mediante el imperio de unamoral pública que anteponga el in-terés supremo del país a los finesindividuales. El período preparato-rio puede no ser breve y será me-nester una amplia cooperación cí-vico-militar como ya se la estáviendo en magnitudes que no tie-nen precedentes en nuestra historia.La participación civil irá coinci-diendo con el diseño y la marchade la institucionalidad, en un pro-ceso que requiere valentía y a lavez prudencia, pues ha de conser-varse todo lo positivo de este granmomento del país, y, sin embargo,ir más allá de él para edificar unrégimen verdaderamente libre ydemocrático.

Sería un error y una grave injus-ticia desconocer la enorme capaci-dad desplegada por el Ejército y porlas demás ramas de la Defensa alservicio de la reconstrucción nacio-nal. Sin la firmeza y tenacidad delPresidente Pinochet y sin el des-pliegue de las grandes virtudes mi-litares de las instituciones castrensesy de orden el país no habría logradosalir del caos y avanzar rápidamen-te por el camino del progreso, apesar de las dificultades acumula-

das a su paso. Corresponde ahora alos elementos civiles proseguir, enel campo en que actúan, las líneastrazadas desde el 11 de septiembrede 1973.

Si en algunos ha habido inquie-tudes porque interpretaron que laparticipación civil era un debilita-miento y un peligro, otros sectoreshan creído que la mayor presenciade civiles en el Gobierno era unaoportunidad para multiplicar laguerrilla ideológica contra el régi-men y para ejercer toda suerte depresiones políticas dirigidas a de-rribar las medidas que impidenel simple regreso a la situación an-terior al pronunciamiento mili-tar.

La oposición al Gobierno militarno parece numerosa, pero tiene vozpotente y multiplica con habilidadlos ataques. Sus estrategos suelenestar convencidos de que el régimendispone de menor apoyo que enenero de este año y que hay que darahora la batalla para impedir quecoseche los frutos de sus éxitoseconómicos, los que a mediano pla-zo habrán de transformarse en so-ciales y políticos.

Derrotados por la Consulta del 4de enero, perplejos con la amnistíageneral y las otras medidas libe-radoras, han creído rehabilitarseutilizando las iniciativas del Go-bierno para exigir más y más aper-tura política en un intento por ace-lerar el ansiado advenimiento de losmecanismos electorales. En el or-den institucional, los opositores noaceptan otro esquema que el de lademocracia según el modelo norte-americano, negando implícitamen-te que la democracia chilena tieneorígenes muy anteriores a la deJefferson. En el orden universitario


esgrimen la resurrección de la Fechcomo un campo de entrenamientopara el juego político. En el ordensocial atacan el desempleo, pero noadmiten medida alguna tendiente aquebrar las rigideces económicasque obstaculizan el crecimientode las ocupaciones. En el orden in-ternacional, se advierten las coinci-dencias entre las presiones foráneaspara imponernos fórmulas y con-ductas políticas con análogos mo-vimientos internos.

Parecería que algunos sectoresquieren aprovecharse de la voluntadde concordia y pacificación del Go-bierno para conseguir mejores po-siciones de poder, y que las rectifi-caciones serias promovidas por elrégimen tienen apenas una buenaacogida formal pero luego son uti-lizadas para abrir nuevos puntos deconflicto y para dar paso a nuevasexigencias.

Es interesante, pues, que se pre-cise el marco de la discusión ins-titucional y política. Ni hay lugarpara que los numerosos partidariosdel Gobierno presuman vacilacio-nes o debilidades en lo que es elempleo político flexible del propiovigor del régimen; tampoco haycabida para que se dé por eliminadoel período de emergencia y cadacual pueda campear en la actividadpartidista como mejor le pareciere,aun perjudicando la unidad y segu-ridad del país. Algunas decisionesseveras del Ministro del Interior,relativas a impedir reingresos in-convenientes al territorio y a la ex-pulsión de extranjeros no merece-dores de la hospitalidad del país,son indicios de que la presencia ci-vil en el Gobierno es compatiblecon una afirmación clara de la au-toridad.

EL RÉGIMEN

La incorporación de civiles seha efectuado en el plano del Go-bierno mientras que el régimen mi-litar permanece inalterable. LasFuerzas Armadas asumieron uncompromiso el 11 de septiembre de1973 y lo mantienen. El régimencomo tal no ha retrocedido ni cam-biado. La circunstancia de que va-yan ahora civiles a otros puestos deresponsabilidad política evidenciaque nuevos hombres llegan a losfrentes de lucha y desgaste, cuyascontingencias afectarán a esoshombres y al Gobierno pero no alrégimen.

La evolución política necesariahacia el régimen civil se ve todavíaremota. Se diría que estamos enuna etapa de gobierno civil y régi-men militar. El otro paso implicatiempo y requerirá de los acondi-cionamientos indispensables paraque la demagogia y la irresponsabi-lidad no dilapiden lo ganado en es-tos años.

Por otra parte, el gobierno siguey seguirá siendo presidencial. ElPresidente es a la vez Jefe de Esta-do y del Gobierno, como corres-ponde a nuestras tradiciones repu-blicanas. S.E. es cabeza del régimenmilitar y cabeza del Estado y delGobierno. Tal situación no se haalterado en lo más mínimo con ladesignación de nuevos Ministrosciviles.

El Ministro del Interior, señorSergio Fernández, no es "Premier"ni Primer Ministro como algunoshabían supuesto. El encabeza elGabinete —no el Gobierno—, reci-bió el encargo especial de proponera S.E. la nómina de Ministros y tienetambién la misión específica de


ejecutar las acciones encaminadasa la nueva institucionalidad.

Como ya se ha dicho, las carac-terísticas que rodearon su nombra-miento tienen más que todo un finpráctico. Primeramente, se tratabade conferir unidad de acción internay externa al Gobierno, para lo cualS.E. concibió la idea de hacer res-ponsable a un equipo civil de dichalabor, tal como existe un equipomilitar a cargo de la seguridad y unequipo técnico a cargo de la gestióneconómica. Razones de coyunturadan singular prioridad actual a laacción política. De ahí que el nom-bramiento y las primeras iniciativasdel Ministro Fernández hayan teni-do relieve. Un segundo motivo lle-vó al Presidente Pinochet a proce-der en la forma en que lo hizo: pa-recía necesario nombrar a un eje-cutor responsable de encauzar y or-denar el proceso de la nueva insti-tucionalidad. Esta última no depen-de sólo de la formulación de buenasnormas a cargo de expertos juristas,sino que implica un conjunto con-certado de decisiones que han deadoptarse por quien disponga deautoridad suficiente para exigir alas autoridades y organismos la ta-rea que conduzca a la instituciona-lización. Ningún Ministerio está enmejores condiciones que el de Inte-rior para cumplir con eficacia estamisión orientadora y coordinadora.

Las primeras resoluciones mi-nisteriales han demostrado que elGobierno se mantiene en la líneafijada en Chacarillas y, sobre todo,en el espíritu de aquella declaraciónpresidencial. Dicho espíritu está ín-timamente relacionado con el pro-pósito de establecer y mantener unordenamiento jurídico objetivo enque sea la ley la que mande y no seaésta impuesta por las voluntadespasajeras. Esta juridicidad del Esta-do y del Gobierno, manifestada enque los organismos de poder se su-jeten a la norma preestablecida, tie-ne más importancia para la vigen-cia de los derechos humanos y parael bien público en general que elregreso a los partidos y a las elec-ciones. Sin querer desvalorizar nilos unos ni las otras, se diría que elactual marco de la discusión trans-curre dentro del régimen militar ypor el período suficiente para quese cumplan los objetivos económi-cos y sociales que miran al desarro-llo ordenado y, consiguientemente,a la victoria sobre la pobreza y lacesantía. Pero ese mismo desarrolloexige un régimen de derecho, unacatamiento constante de las auto-ridades a la ley. Ello no es debilidadde un Gobierno sino mando confuerza moral, pues pasando una trasotra las circunstancias extraordina-rias se hacen injustificadas las fa-cultades de excepción.


Comunistas y creyentes(11 de junio de 1978)

Tanto en el país como en el extranjero tiene lugar una serie de manifesta-ciones de protesta por los desaparecidos, en la que participan tanto mar-xistas como sectores cristianos: 20 sacerdotes y jóvenes laicos efectúanactividades de protesta en la Parroquia San Antonio María Claret (EM, 2de junio, pág. 33); se realizan cerca de 60 huelgas en el exterior (EM, 3de junio, pág. 37; EM, 4 de junio pág. 37), así como jornadas de ayuno ensedes internacionales, parroquias y sindicatos (EM, 6 de junio, pág. 25).A raíz de lo anterior, se dan a conocer los actuales planteamientos delcomunismo cubano sobre la religión.

La Semana Política

DESENMASCARAMIENTO

La protesta por los desapareci-dos, realizada a través de huelgasde hambre y algunas modestas ma-nifestaciones callejeras, no ha im-pedido que el Gobierno continúeinvestigando los casos respectivosy estudiando la manera de solucio-nar los aspectos humanos subsana-bles de aquel problema.

Paralelamente a la realidad moraly social de los desaparecidos se haevidenciado públicamente la pre-sencia activa de los comunistas que,por primera vez durante el régimenmilitar, se quitan la careta y apare-cen explotando políticamente eldolor de los inocentes, en lo quesiguen una vieja táctica demostrati-va de la frialdad con que operan.

A eso hay que añadir que, unavez más, los comunistas empiezana echar por delante a sectores cris-tianos de izquierda, los que suelenofenderse cuando se les acusa deservir de instrumentos a la antiguasecta totalitaria. Sin embargo, suobsecuencia ideológica y política

con el comunismo justifica las pre-venciones más categóricas respectoa esas actitudes revestidas de hu-manidad, paz, y libertad, que en elhecho están encuadradas en una es-trategia amplia de carácter mundialque pretende hacer de Chile una ca-beza de puente del comunismo.

La acción comunista se ha reve-lado además tan vigorosa que, nue-vamente, los sectores medios o mo-derados se encontraron con que elcontrol de la protesta pasaba a ma-nos de los marxistas. Ni siquiera larealización de huelgas de hambreen las iglesias o la participación desacerdotes en el movimiento hizoperder de vista a la opinión públicael verdadero carácter del fenómeno.Pareciera que una dinámica incon-trastable llevara la rebeldía mode-rada contra el régimen actual haciael comunismo, pasando por ciertoscristianos alborotados, así como laDemocracia Cristiana moderada nopudo evitar el MAPU y el régimenmismo desembocó en Allende.

Los factores indicados llevan apensar que el camino de la verdade-


ra democracia chilena no se en-cuentra en la alianza de los enemi-gos internos y externos del régimenmilitar sino en la evolución inteli-gente de éste hacia un sistema ins-titucional objetivo que asegure lalibertad y la justicia. Perder, encambio, la cabeza en protestas don-de se confunden valores humanoslegítimos con la presión de unacampaña internacional comunista eshacer el juego a ésta. No por casua-lidad se realizan simultáneamenteen 17 países y 79 ciudades diversashuelgas de hambre que comprendena 579 personas. La participación defiguras comunistas mundiales en elmovimiento no permite desconocerel verdadero espíritu y la finalidaddirectamente política de las protes-tas. Los desaparecidos y el dolor delos familiares han sido apenas unpretexto para dar consistencia a unaoposición marxista por primeravez visible dentro del país desde el11 de septiembre de 1973.

El desenmascaramiento del co-munismo operante en Chile es algopositivo dentro del triste ciclo deprotestas que no sólo pretende urgiral Gobierno, sino alimentar la espe-ranza de los familiares afligidos através de versiones acerca de quelas personas buscadas se encontra-rían presas en tal o cual lugar. Eldesenmascaramiento es positivoporque obliga a la ciudadanía a re-accionar e implica una advertenciade que los agitadores intentarán atoda costa mantener viva la inte-rrogante dolorosa a fin de que no seproduzcan la reconciliación y la paz.

COMUNISTAS Y CREYENTES

En diciembre de 1975 se celebróen La Habana el Primer Congreso

del Partido Comunista de Cuba. Unade las tesis de dicha conferencia serefiere a "la religión, la Iglesia y loscreyentes". Ese documento repitelos principios clásicos marxistassobre religión e indica la estrategiade los comunistas con los cristianos.

Como es obvio, la tesis cubanamuestra que el totalitarismo ateo noha cambiado: "La religión es unade las formas de la conciencia socialy, como tal, un reflejo de la con-ciencia del hombre de la realidadexterior. Su origen es terrenal y nocelestial. Su particularidad respec-to de las demás formas de la con-ciencia radica en que por su esenciaconstituye un reflejo fantástico,tergiversado y falso de dicha reali-dad que está determinado funda-mentalmente por las condicionesde vida de los hombres". (Cap. 1,N° 7).

En otro lugar el documento esta-blece que "para el partido (comu-nista), cuyo fundamento filosóficoes el materialismo dialéctico y elmaterialismo histórico, la religiónno es un asunto privado, pues entresus deberes está el actuar de modoque las masas gradualmente, en elcurso de la lucha activa por la nue-va sociedad, se liberen de las creen-cias religiosas". (1, 14).

"El partido considera indispen-sable que la enseñanza que se im-parta sea estrictamente científicay laica, basada en la concepciónmarxista-leninista sobre la educa-ción comunista de las nuevas gene-raciones" (III, 40), enseñanza queha de estar "enteramente libre deconcepciones o puntos de vista ex-traños a la ciencia, tanto en la expo-sición como en la explicación delos hechos y fenómenos naturales ysociales". (III, 42).


La "tesis" cubana analiza "lasresponsabilidades de nuestra revo-lución con el resto del movimientorevolucionario y su especial signi-ficación para América latina, queaporta más de la tercera parte de lamembresía católica mundial, ydonde el catolicismo cuenta con unagran penetración e influye en lascapas sociales más humildes". (VI,67). Sigue más adelante el docu-mento aseverando que "es notoria yfrecuente la aparición de gruposcristianos y de clérigos de diversospaíses de nuestra América que seincorporan a las luchas revolucio-narias o que las favorecen desdeposiciones que estiman compati-bles con su fe religiosa. Grupos co-mo los denominados "cristianos porel socialismo", "sacerdotes tercer-mundistas", "sacerdotes por el pue-blo" y otros constituyen fuerzas que,no obstante las confusiones quepueden expresarse en sus platafor-mas programáticas y tácticas, nopueden subestimarse en la luchacontra el imperialismo, por la libe-ración nacional y social. Lo mismopuede decirse de las agrupacionespolíticas de izquierda cristiana quese conciertan con los partidos co-munista y obreros y movimientosrevolucionarios y progresistas deAmérica latina" (VI, 68).

"El Partido de la clase obrera,por principio, no puede dejar deofrecer su apoyo a la lucha de lossectores cristianos avanzados y re-novadores" (VI, 71). Ese apoyoconducirá a la participación de "co-munistas y cristianos revolucio-narios" en la "edificación socialis-ta", la que a su vez "ayudará a di-chos creyentes a librarse de cual-quier superstición que les estorbe larealización de los fines verdadera-

mente humanos de la sociedad queconstruimos" (XI, 96).

La estrategia está cínicamen-te expresada: "ciencia y religión seoponen inconciliablemente" (III,28); "es poco menos que ilusoriosuperar la religión sin arrancar susraíces sociales" (1,11); la búsquedade cooperación con los creyentesrevolucionarios, que "no sólo ex-ponen y propagan los éxitos de laedificación socialista en nuestropaís, sino que proponen y logran amenudo la adopción de resolucio-nes en favor de los pueblos que lu-chan por su liberación, de condenade los regímenes racistas, neofas-cistas y tiránicos, contra el colonia-lismo, etc." (VII, 80); a este res-pecto, el "Partido aprecia como po-sitiva la acción de estos dirigen-tes eclesiásticos, algunos de elloscon personalidad continental" (VII,81), y, en fin, el triunfo de la "edi-ficación socialista", gracias al va-lioso aporte de los cristianos.

UNA RESPUESTA

La estrategia internacional co-munista respecto de los cristianosen América latina es algo que Chilehabía venido sufriendo varios añosantes del régimen marxista deAllende. La situación es ahora másclara y el compromiso político deizquierda por parte de sacerdotes,monjes y laicos cristianos empiezaa ser un hecho conocido y no obje-tado oficialmente por las autorida-des eclesiásticas, tal vez sobrepasa-das por el fenómeno revolucionarioy por las condiciones sociales difí-ciles de que éste se alimenta.

Se diría que, en ausencia de ex-presiones políticas públicas, secto-res democráticos cristianos y ag-


nósticos, así como elementos de laizquierda marxista, encuentran surefugio en las iglesias y están ha-ciendo de la religión un agitadocampo de batalla, tan perjudicialpara el país y el régimen como paralas propias finalidades de las igle-sias.

Hace falta, cada vez con más ur-gencia, que la inmensa mayoríaciudadana, que opta por la libertaddentro del orden y que busca la jus-ticia efectiva por sobre la demago-gia inoperante, encuentre tambiénformas de pensamiento y expresiónasí como de adecuada organización.

Es ya un hecho que el comunis-mo se moviliza con eficacia y quepenetra a profundidades descono-cidas en los sectores religiosos. Elapoyo ciudadano al régimen de or-den y de engrandecimiento econó-mico no puede ser pasivo ni con-tentarse ideológicamente con unideario materialista de sociedad deconsumo. La libertad económica hade ser una de las expresiones delvalor de la persona humana y no unpretexto para el desenfreno de losegoísmos. La acción para el desa-rrollo social, iniciada con tanto en-tusiasmo por algunos sectores deempresarios al empezar el régimenmilitar, debiera continuarse yampliarse con el concurso crecientede los organismos gremiales y de laciudadanía toda. La actividad inte-lectual universitaria ha de enrique-

cerse en la búsqueda de los valorespropios de nuestra nacionalidadacreditando al mismo tiempo el ca-rácter libre y crítico de la vida aca-démica. En fin, son muchos los re-cursos de que dispone una naciónpara afirmarse a sí misma y enfren-tar a sus enemigos. Lo importantees que tales recursos se empleen yque el régimen militar logre más ymás colaboración activa para que elpaís siga avanzando en la línea deindependencia que se ha trazado.

Si se han equivocado los quepensaban que Chile aceptaría un ré-gimen fascista de corte totalitario ouna dictadura personalista según elmodelo histórico latinoamericano,también se equivocan los que creenque el régimen militar es un sistemade administración destinado a dartregua a las tendencias que antesdel 11 de septiembre de 1973 con-dujeron el país a la anarquía.

La propaganda internacionalobsesionante a propósito de los de-rechos humanos y las presiones delas minorías políticas internas nopueden hacer perder de vista al paísque, pese a sus actuales dificultades,tiene en sus manos la oportunidadquizás única de resolver los proble-mas básicos de su estructura socialy económica, así como de recons-truir una ética nacional que desafíelos morbos de la sociedad contem-poránea permaneciendo fiel a laesencia de la historia chilena.


ÍNDICE DE ARTÍCULOS

Carácter fundacional de la intervención (16 de septiembre de 1973).....387Comunicación social (21 de octubre de 1973) ........................................392Supremo Gobierno (28 de octubre de 1973)............................................396Movilización social (10 de febrero de 1974)...........................................400Un nacionalismo pragmático (17 de marzo de 1974)..............................404Régimen de partidos (7 de abril de 1974) ...............................................408Asume el Poder Ejecutivo presidente de la Junta

(30 de junio de 1974) ..........................................................................412Desarrollo social (4 de agosto de 1974) ..................................................416Participación indispensable (26 de enero de 1975) .................................420Baja moral de la prensa en la era marxista (9 de febrero de 1975) .......424Comunicación necesaria (9 de marzo de 1975) .......................................428Estado y libertad económica (22 de junio de 1975)................................432Situación universitaria (24 de agosto de 1975)........................................435Constitución vigente (21 de septiembre de 1975) ...................................439Nuevas circunstancias favorables (8 de febrero de 1976) .......................443Un paso más (27 de junio de 1976).........................................................447Autoridad del Estado (8 de agosto de 1976) ...........................................451La inevitable política (10 de octubre de 1976)........................................455Unidad y solidaridad (31 de octubre de 1976) ........................................459El régimen militar (14 de noviembre de 1976) .......................................463Otra quimera del oro (23 de enero de 1977) ...........................................467Reforma constitucional (6 de febrero de 1977) .......................................471Libertad de información (13 de febrero de 1977) ...................................475Normas éticas y desarrollo económico (20 de febrero de 1977) ............479Contra el extremismo (13 de marzo de 1977) .........................................482Encogimiento cultural (10 de abril de 1977) ...........................................486Gestación institucional (17 de julio de 1977) ..........................................490Solución propia a problemas universales (6 de noviembre de 1977) .....494Repartición de la carga (13 de noviembre de 1977) ...............................498Papel de la información pública (12 de febrero de 1978).......................502El marco de la discusión (7 de mayo de 1978) .......................................506Comunistas y creyentes (11 de junio de 1978) ..................................510

la historia reciente de chile a travÉs de la polÍtica … · 2019-03-04 · la historia reciente...

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