la historia de las relaciones internacionales

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Número 42 (2001) LA HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES, Juan Carlos Pereira Castañares, ed. Presentación -La Historia de las Relaciones Internacionales: Notas para una aproximación historiográfica, José Luis Neila Hernández -Historia del Tiempo Presente e Historia de las Relaciones Internacionales, Montserrat Huguet Santos -La Historia de las Relaciones Internacionales y de la política exterior española, Antonio Moreno Juste -Transición y política exterior: el nuevo reto de la historiografía española, Juan Carlos Pereira Castañares -La Europa del Este en la historiografía española de las relaciones internacionales, Ricardo M. Martín de la Guardia y Guillermo Á. Pérez Sánchez -La historiografía de los países afroasiáticos, José U. Martínez Carreras y Belén Pozuelo Mascaraque Miscelánea -El procurador agustino Eduardo Navarro y los regulares ante la crisis de Filipinas (1896-1898), Roberto Blanco Andrés -La desarticulación de la propiedad comunal en España, siglos XVIII-XX: una aproximación multicausal y socioambiental a la historia de los montes públicos, Antonio Ortega -De la Burguesía a las Elites, entre la ambigüedad y la renovación conceptual, Pedro Carasa Ensayos bibliográficos -Sociabilidad e historiografía en la España contemporánea, Elena Maza -Un siglo de política exterior, Florentino Portero

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  • Nmero 42 (2001) LA HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES, Juan Carlos Pereira Castaares, ed. Presentacin -La Historia de las Relaciones Internacionales: Notas para una aproximacin historiogrfica, Jos Luis Neila Hernndez -Historia del Tiempo Presente e Historia de las Relaciones Internacionales, Montserrat Huguet Santos -La Historia de las Relaciones Internacionales y de la poltica exterior espaola, Antonio Moreno Juste -Transicin y poltica exterior: el nuevo reto de la historiografa espaola, Juan Carlos Pereira Castaares -La Europa del Este en la historiografa espaola de las relaciones internacionales, Ricardo M. Martn de la Guardia y Guillermo . Prez Snchez -La historiografa de los pases afroasiticos, Jos U. Martnez Carreras y Beln Pozuelo Mascaraque Miscelnea -El procurador agustino Eduardo Navarro y los regulares ante la crisis de Filipinas (1896-1898), Roberto Blanco Andrs -La desarticulacin de la propiedad comunal en Espaa, siglos XVIII-XX: una aproximacin multicausal y socioambiental a la historia de los montes pblicos, Antonio Ortega -De la Burguesa a las Elites, entre la ambigedad y la renovacin conceptual, Pedro Carasa Ensayos bibliogrficos -Sociabilidad e historiografa en la Espaa contempornea, Elena Maza -Un siglo de poltica exterior, Florentino Portero

  • AYER42*2001

    ASOCIACIN DE HISTORIA CONTEMPORNEAMARCIAL PONS, EDICIONES DE HISTORIA~ S. A.

  • EDITAN:

    Asociacin de Historia ContemporneaMarcial Pons, Ediciones de Historia, S. A.

    Director

    Ramn Villares Paz

    Secretario

    Manuel Surez Cortina

    Consejo Editorial

    Mara Dolores de la Calle Velasco, Salvador Cruz Artacho,Carlos Forcadell lvarez, Flix Luengo Teixidor, Conxita Mir Cun',

    Jos Snchez Jimnez, Ismael Saz Campos

    Correspondencia y administracinMarcial Pons, Ediciones de Historia, S. A.CI San Sotero, 628037 Madrid

  • LA HISTORIADE LAS RELACIONESINTERNACIONALES

  • Asociacin de Historia ContemporneaMarcial Pons, Ediciones de Historia, S. A.

    ISBN: 84-95:379-29-5Depsito legal: M. 38.106-2001ISSN: 1134-2227

    Fotocomposicin: INFoRTEx, S. L.

    Impresin: CLOSAS-RCOYEN, S. L.Polgono Igarsa. Paracuellos de Jarama (Madrid)

  • AYER42*2001

    SUMARIO

    DOSSIER

    LA HISTORIA DE LAS RELACIONESINTERNACIONALES

    Juan Carlos Pereira Castaares (ed.)

    Presentacin, Juan Carlos Pereira Castaares 11La Historia de las Relaciones Internacionales: Notas para una

    aproximacin historiogrfica, Jos Luis Neila Hernndez 17Historia del Tiempo Presente e Historia de las Relaciones Inter-

    nacionales, Montserrat H uguet Santos 43La Historia de las Relaciones Internacionales y de la poltica exte-

    rior espaola, Antonio Moreno Juste 71Transicin y poltica exterior: el nuevo reto de la historiogra/a

    espaola, Juan Carlos Pereira Castaares 97La Europa del Este en la historiogra/a espaola de las relaciones

    internacionales, Ricardo M. Martn de la Guardia y Guillermo. Prez Snchez 125

    La historia de los pases a/roasiticos, Jos U. Martnez Carrerasy Beln Pozuelo Masearaque 149

    MISCELNEA

    El procurador agustino Eduardo Navarro y los regulares ante lacrisis de Filipinas (1896-1898), Roherto Blanco Andrs 165

    AYER 42*2001

  • 8 Sumario

    La desarticulacin de la propiedad comunal en Espaa,siglos "YVlll-XX: una aproximacin multicausal y socioambientala la historia de los montes pblicos, Antonio Ortega 191

    De la Burguesa a las Elites, entre la ambigedad y la renovacinconceptual, Pedro Carasa 213

    ENSAYOS BIBLIOGRFICOS

    Sociabilidad e historiografa en la Espaa contempornea, ElenaMaza Zorrilla 24]

    Un siglo de poltica exterior, Florentino Portero 253

  • DOSSIER

  • Presentacin

    Juan Carlos PereiraUniversidad Complutense

    La Historia de las Relaciones Internacionales en Espaa es unadisciplina cientfica joven; acadmicamente incorporada hace pocos aosa los estudios universitarios; incomprendida en muchos casos al con-fundirse con meras descripciones anecdticas de negociaciones diplo-mticas, guerras y tratados -la vieja Historia Diplomtica-; que,sin embargo, despunta en el ltimo lustro de forma destacada en elpanorama historiogrfico espaol.

    Sorprende hoy, por ejemplo, el gran nmero de universidades quehan incorporado en sus renovados planes de estudio, asignaturas quese insertan en el rea cientfica de la la Historia de las RelacionesInternacionales (recordemos que, segn la UNESCO, su cdigo es550610), desde la Historia de la Poltica Exterior de Espaa a laHistoria de la Integracin Europea o la propia Historia de las Rela-ciones Internacionales. Ello nos indica una nueva sensibilidad en lacomunidad de historiadores -no slo contemporanestas- hacia lointernacional, inexistente anteriormente en los viejos planes de estudioy en el profesorado. Estoy convencido, porque lo observo diariamenteen mis clases, que tambin es fruto de una demanda social de nuestrosalumnos inquietos o interesados por los temas internacionales, del pasadopero tambin actuales, de los que son protagonistas privilegiados.

    Por otro lado, no es menos cierto el auge experimentado en lapublicacin de libros y artculos sobre esta materia de estudio e inves-tigacin. Basta repasar cualquier catlogo o consultar una base de datospara apreciar este hecho. Publicaciones, por otra parte, que en muchos

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    casos deben an superar la fase descriptiva sobre la analtica; tratarde romper ese esquematismo fcil al identificar Historia de las RelacionesInternacionales con Poltica Exterior; afrontar el siempre tan temidoreto epistemolgico en las ciencias sociales; abrirse ms a otras dis-ciplinas en favor de la tan deseada interdisciplinariedad; acudir a lahistoria comparada y, en definitiva, abordar con ms riesgo nuevastemticas, an hoy inditas en nuestra historiografa. Carencias o dficits,por otra parte, que no son exclusivas de la Historia de las RelacionesInternacionales, como nos recordaba hace muy poco Gonzalo Pasamaral hacer un balance muy oportuno de la historiografa contemporneaespaola.

    Hay tambin un dato que debemos mencionar y que es muy sig-nificativo de este renacer al que hacamos referencia anteriormente.En 1991 un grupo de historiadores decidimos crear una asociacinque reuniera a los especialistas o interesados espaoles en Historiade las Relaciones Internacionales. De varias reuniones surgi la ComisinEspaiiola de Historia de las Relaciones Internacionales que, tras su lega-lizacin, inici su andadura con algunas reticencias por parte de algunossectores. La realidad ha sido bien distinta. Hoy la CEHRI, que mehonro en presidir, agrupa a casi 130 socios, desde catedrticos a becarios,desde investigadores consagrados a jvenes universitarios muy com-prometidos con su trabajo. Dos grandes congresos, varias publicaciones,un boletn informativo o una pgina WEB son, entre otros, los resultadosde la labor que inici el profesor Hiplito de la Torre como primerpresidente y que desde 1998 la nueva Junta Directiva sigue mejorandoy ampliando. Se demuestra con ello que ese aserto sobre la actitudreticente de los espaoles a asociarse y apostar por las actividadescolectivas, frente al tradicional individualismo, no siempre es correcto,por lo menos en nuestro mbito.

    Otro de los retos que an nos faltaba por alcanzar se ha logradotambin: la publicacin por espaoles y para espaoles de un librode referencia sobre Historia de las Relaciones Internacionales. Perma-nentemente tenamos que acudir como obras generales al ya clsicotrabajo de Pierre Renouvin, Historia de las Relaciones Internacionales(siglos XIX y xx), escrito entre 1953 y 1958, y publicado en espaolen 1969; que se vio completado por el escrito por Jean-Baptiste DuroselleHistoire diplomatique de 1919 a nos jours, cuya 13.a edicin aparecaen las libreras en 1998, y que incomprensiblemente an no se hatraducido al espaol; y por las ms recientes Storia delle relazioni inter-

  • Presentacin 13

    nazionali, 1918-1992, escrita por Ennio di Nolfo en 1994 o la traduccinen 1997 de la obra de Charles Zorgbibe. Gracias al apoyo de muchoscolegas y de la editorial Ariel, se acaba de cubrir recientemente tambinese vaco, siendo as la historiografa espaola, junto con la francesay la italiana, la que dispone ya de un libro de consulta obligada eneste rea cientfica. Un libro, bajo el ttulo Historia de las RelacionesInternacionales Contemporneas, en el que participamos 25 profesoresuniversitarios de 13 universidades, todos ellos expertos en cada unade las materias de su competencia y, por cierto, adems miembrosde la CEHRI.

    A pesar de todo lo dicho, tenamos los historiadores espaoles espe-cializados en relaciones internacionales un compromiso con todos nues-tras colegas contemporanestas. Un doble compromiso, me atrevera asealar. Por un lado, presentarnos y presentar la Historia de las Rela-ciones Internacionales en el contexto de la historiografa espaola actual,que se encuentra en un renovado proceso de transformacin. Por otrolado, hacer un balance sobre lo escrito y lo dicho, sobre las aportacionesrealizadas y sobre lo que nos queda por hacer. La oportunidad nosha llegado con la publicacin de este nmero de Ayer que el lectortiene en sus manos. Gracias tambin al apoyo del presidente de laAsociacin de Historia Contempornea, profesor Ramn Villares; dela Junta Directiva y el Consejo Editorial, y de forma muy especialdel prof. Manuel Surez, que ha seguido con la atencin y el rigoral que nos tiene acostumbrado la edicin de este nmero, hemos podidotambin cumplir con este compromiso.

    Como editor de este nmero hubiese querido que participaran mshistoriadores en el mismo, pero las limitaciones de espacio o los com-promisos adquiridos con anterioridad por algunos autores en otros casos,han hecho que slo seamos ocho los que presentamos un primer balancede la Historia de las Relaciones Internacionales en la Historiografaespaola.

    Nada mejor que comenzar con el trabajo de Jos Luis Neila paraabordar el reto que nos habamos planteado. Sintetizar en pocas pginasel marco terico de la Historia de las Relaciones Internacionales enten-dida como el estudio cientfico y global de las relaciones histricasque se han desarrollado entre los hombres, los estados y las colec-tividades supranacionales en el seno de la sociedad internacional,no ha sido fcil. Su lectura nos permite ir viendo cmo se va desarrollandoesta corriente desde la clsica Historia Diplomtica, pero tambin

  • 14 Juan Carlos Pereira

    cmo se inserta dentro de las ciencias de la sociedad internacional.Sin duda, la renovacin vendr asociada a dos historiadores, PierreRenouvin y Jean-Baptiste Duroselle, y por extensin a la historiografafrancesa, as como a la nocin muItifactorial de fuerzas profundas.Las escuelas britnicas, italianas y alemanas, principalmente, irndesarrollando progresivamente sus investigaciones, sus estructuras aso-ciativas y sus planteamientos interpretativos. El panorama al despuntarel siglo XXI de nuestra disciplina es, cuando menos, alentador, aunquean nos queda camino por recorrer.

    Conectado con el trabajo anterior presentamos el elaborado por Mont-serrat Huguet. Estudiosa de la Historia del Tiempo Presente, unadisciplina en tiempo de elaboracin terica, e historiadora de las rela-ciones internacionales, aborda en su artculo la relacin entre el presentey los cambios tan trascendentales que se han producido en la sociedadinternacional. Cambios que han afectado a nuestra forma de entenderel pasado, el orden internacional, el concepto de soberana nacionalo simplemente el de actor en el contexto internacional. Las condicionesderivadas de un mapa poltico mundial incierto e inestable, especial-mente desde 1989, hacen an ms necesaria la utilizacin de la car-tografa, con la carga ideolgica que ello representa, as como la especialrelacin entre poder y espacio, estudiada por la Geopoltica, de todolo cual se ocupa Montserrat Huguet en su pormenorizado estudio.

    Como es lgico y una vez establecidas las referencias generales,debamos pasar a ocuparnos de la situacin en Espaa de la Historiade las Relaciones Internacionales. Antonio Moreno ha logrado en unnmero limitado de pginas, presentar un estado de la cuestin lo sufi-cientemente representativo para desde l reflexionar sobre lo que hastaaqu hemos conseguido los historiadores espaoles. Unos historiadoresque estamos en deuda con Jos Mara Jover, introductor y divulgadoren nuestro pas de esta corriente historiogrfica entre estudiantes einvestigadores, gracias al cual hemos podido valorar la importanciadel estudio de la poltica exterior, de las fuerzas profundas aplicadasa nuestra sociedad, el papel del estadista o del concepto de civilizacin[vid. mi trabajo Espaa en la poltica internacional. La obra de JosMara Joven>, en Poltica Exterior, nm. 74 (2000), pp. 151-156].

    Para Antonio Moreno ha sido difcil la transicin en Espaa entreuna Historia Diplomtica y una Historia de las Relaciones Internacio-nales, en un pas en el que las cuestiones internacionales han sidosiempre secundarias y en donde el paradigma de la historia econ-

  • Presentacin 15

    mico-social ha dominado la Historia y a los historiadores. El excesivopeso de las relaciones bilaterales en los estudios sobre poltica exterior;el desequilibrio entre los perodos histricos analizados; la escasas obrasgenerales; el limitado debate terico o las dificultades institucionalespara desarrollar las investigaciones necesarias, son reflexiones que deforma natural se observan cuando se trata de hacer un balance his-toriogrfico actual. A pesar de estos y otros condicionantes, hoy podemosser moderadamente optimistas y reafirmarnos en la necesidad de reno-vacin permanente que como en cualquier otra disciplina cientfica

    debe producirse.

    En este sentido se inserta el trabajo que sobre la Transicin yla Poltica Exterior he incorporado a este nmero. Las transicionesen general y la transicin espaola hacia la democracia en particular,cuentan ya con una amplia bibliografa. Los debates sobre estos procesosde cambio poltico son permanentes, pero hasta fechas recientes nose haban considerado en ellos la influencia del contexto internacional.De igual modo la relacin entre cambio en poltica interior -del auto-ritarismo a la democracia- y cambio en poltica exterior -de la teoradel Poder Exterior a la democratizacin de las decisiones y el control-,no haba sido tenida en cuenta por los transitlogos. El caso espaoles muy significativo en este sentido. Hoy y como consecuencia de variosfactores y de las diversas oleadas democratizadoras, este panorama seha alterado y nadie duda en analizar el contexto internacional y elcambio que tambin se produce en la poltica exterior en cualquierproceso de transicin. Los historiadores espaoles de relaciones inter-nacionales estamos, pues, en pleno proceso de renovacin en el estudiodel moclelo de transicin espaola -coyuntura trascendental parala gnesis del Tiempo Presente-, desde estos nuevos parmetrosy en este trabajo se presentan los primeros resultados de una inves-tigacin actualmente en curso.

    Como consecuencia, precisamente, de una de estas oleadas demo-cratizadoras, la que se inicia en la Europa del Este desde 1989, loshistoriadores espaoles se han incorporado tambin al escaso elencode especialistas espaoles en este rea europea tan desconocida paranosotros. Tanto Ricardo M. Martn como Guillermo A. Prez, repre-sentantes cualificados de este grupo de estudiosos, abordan en su trabajola forma en la que se ha analizado la Europa del Este en su conjunto,la historia de los diferentes Estados que en la misma se integran yla influencia del contexto internacional y sistmico desde un punto

  • 16 Juan Carlos Pereira

    de vista socialista, especialmente desde la dcada de los ochenta enla historiografa espaola. Los resultados hasta ahora alcanzados sonmucho ms de lo esperado, aunque todava estn lejanos de los quenos ofrecen cientficamente e institucionalmente otras historiografasde nuestro entorno.

    Por ltimo, y como un complemento a la perspectiva eurocntricade la Historia de las Relaciones Internacionales en Espaa se presentael trabajo de Jos U. Martnez Carreras y Beln Pozuelo. Si MartnezCarreras ha sido el introductor de estos estudios en el mundo universitario-especialmente referido al mbito africano y de Oriente Medio-,Pozuelo ha desarrollado una importante labor en el mbito del mundoasitico y del Pacfico. En su artculo nos presentan las etapas colo-nizadoras y descolonizadoras en el sistema internacional contemporneo.Desde esta base realizan un recorrido histrico y actual de la situacinde los estudios afroasiticos en Espaa, poniendo de manifiesto el cambioque tambin se ha producido en este mbito geohistrico.

    En definitiva, confiamos en que este primer balance, que comotodo balance siempre ser incompleto y no del gusto de todos los lectores,sirva cuando menos para dar a conocer una corriente historiogrficams, una parte especfica de la fragmentacin de la Historia o unaisla en el archipilago de la Historia, que desea ocupar tambinun espacio en la Historia Contempornea espaola.

  • La Historia de las RelacionesInternacionales: Notas para

    una aproximacin historiogrfica

    Jos Luis Neila HernndezUniversidad Autnoma de Madrid

    Las relaciones internacionales como construccin cultural es indi-sociable del marco histrico en que surge y evoluciona. Una nocindinmica y compleja en su naturaleza que impregna de forma constantela visin y la interpretacin del pasado. La expresin atesora, en smisma, un doble plano de convergencia: por un lado, el que circunscribea un sector de la realidad social y, por otro, el que traza su contornocomo disciplina cientfica~~ l. Una doble dimensin caracterizada asu vez por la constante interaccin e interdependencia entre el objetoy el sujeto. El historiador, del mismo modo que otros cientficos sociales,ha sido y es creador de nuestra visin del mundo.

    Al aproximamos al estudio de las relaciones internacionales, algunoshistoriadores, como Brunello Vigezzi, han insistido en la necesaria con-textualizacin y periodizacin para conocer no slo la realidad social,sino tambin las condiciones sociales del conocimiento. En un Coloquiocelebrado en Pars en 1985, el historiador italiano incida en la con-veniencia de historizar no slo las fuentes y el modo de leerlas, sinotambin las relaciones entre las ciencias sociales y la historia 2. Pri-sionero de su tiempo, en el sentido braudeliano, el historiador interroga

    I Vase BAI{B~:, E.: Relaciones internacionales, Madrid, Tecnos, 199.5, p. 19. Enuna misma lnea argumental consltense los trabajos de TRLYOL y SEBBA, A.: La Teorade las Relaciones Internacionales como Sociologa (Introduccin al estudio de las Relacl.mesInternacionales), Madrid, Instituto de Estudios Polticos, 19.58, pp. .5-18, YDEL AIH:NAL, C.:Introduccin a las relaciones internacionales, Madrid, Tecnos, 1987, p. 16.

    2 Vase BOSSUAT, G.; JAIWIN, P.; MAHI::S, A., y REY-UlPEZ, A.: Problemes de mthodepour les historiens europens, en Relalons Internalonales, nm. 42, verano de 198.5,

    AYER 42*2001

  • 18 Jos Luis Neila Hernndez

    al pasado bajo la influencia de sus circunstancias personales y laspautas de pensamiento preminentes en su entorno cultural. El constantedilogo entre el historiador y otros analistas sociales con el pasadosiempre se ejercita desde el horizonte del presente.

    Desde estas premisas afrontamos el modesto empeiio de estas pgi-nas, la aproximacin a la evolucin y la naturaleza de la inquietudintelectual por analizar y comprender la realidad social internacional,desde la historia de las relaciones internacionales y el horizonte delas ciencias sociales.

    Cualquier paso en esta direccin habra de llevarnos a dilatar eltrazo de estas pinceladas preliminares para preguntarnos ,qu enten-demos por relaciones internacionales y en su aspecto ms sustancialpor lo internacional? Los primeros pasos con los que encamina DanielColard su estudio introductorio a las relaciones internacionales se ciernensobre la gnesis y la semntica del trmino internacional. ste, ensu sentido literal entre las naciones, fue una nocin acuiiada porel filsofo ingls Jeremy Bentham a finales del siglo XVIII \ evocandoun mundo organizado y dividido -en palabras de D. Held- en espa-cios nacionales y extranjeros: el mundo interior de la poltica nacionalterritorialmente limitada y el mundo exterior de los asuntos diplomticos,militares y de seguridad 4. Un mundo forjado, por tanto, a la medidade los Estados.

    En su naturaleza y su gnesis las relaciones internacionales cor-porezan una parte muy significativa de la experiencia histrica de lacivilizacin occidental. En la medida en que Occidente ha desempeiiadoun papel hegemnico en el mundo en la trayectoria de su modernidad,su sistema o sistemas de relaciones sociales internacionales y sus meca-nismos intelectuales para hacerlo inteligible, y a menudo legitimarlo,traducen esa posicin privilegiada.

    La configuracin de la sociedad internacional actual, mediando untrgico ciclo de guerras mundiales, fue el resultado, como acertadamente

    p. 224, donde se recoge la intervenci6n de Bnmello Vigezzi en el debate. Sobre elmismo tema volvera a incidir en L'histoire des relations internationales: formationet perspectives, en tleeting of Sttutgart. Problems and discussion on the History oflntemational Relations, Cahier nm. 1, Madrid, Commission of History of InternationalRelations, agosto de 1990, p. 19.

    :1 COLAIW, D.: Les relations internationales, Pars, Masson, 1981, p. 11.

    4 HELIl, D.: Hay que regular la globalizaci6n'?, en Claves de razn prctica,nm. 99, enero-febrero de 2000, p. 4.

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 19

    vaticinaba Alfred Zimmern, del trnsito desde un mundo determinadopor las relaciones entre los Estados hacia un mundo basado en lasrelaciones entre los pueblos .>. La nocin de relaciones internacionaleshaba de retratar, en consecuencia, un universo social ms amplio ycomplejo. Un universo que no se poda reducir al haz de relacionesinterestatales, el ncleo de lo que constitua -en opinin de RaymondAron- tradicionalmente las relaciones internacionales, sino en el quese desenvolvan a su vez: las relaciones internacionales, en sentidoestricto, en referencia a las relaciones establecidas entre individuosy entre grupos que pertenecen a naciones diferentes; y las relacionestransnacionales, que se establecen a travs de las fronteras, y queestn determinadas por colectivos, por organizaciones no explcitamentevinculadas a una entidad poltica c..

    En tanto que disciplina cientfica, la aproximacin intelectual auna realidad social tan multidimensional y compleja ha dado lugara una extraordinaria heterogeneidad terminolgica y conceptual en virtudde los diferentes contextos histricos, la pluralidad en las tradicionesculturales o las distintas estrategias en la configuracin del campo deestudio. En el marco de las tradiciones y convenciones dominantesen el viejo continente, Esther Barb y Celestino del Arenal asumenla denominacin de relaciones internacionales como disciplina-marco.A partir de ella, escribe Celestino del Arenal, se abarca:

    ( ... ) el conjunto de las relaciones sociales que configuran la sociedadinternacional, tanto las de carcter poltico como las no polticas, sean eco-nmicas, culturales, humanitarias, religiosas, etc., tanto las que se producenentre los Estados como las que tienen lugar entre otros actores de la sociedadinternacional y entre stos y los Estados. De esta forma (... ) puede decirse,

    en principio, que las relaciones internacionales es la ciencia que se ocupade la sociedad internacional 7.

    Una disciplina matriz que ha ido adquiriendo autonoma cientficarespecto a otras cieneias sociales y una de cuyas seas de identidades su carcter transdisciplinar. Siendo la historia una va de conocimiento

    .> ZIMMEHN, A.: The Study (~/InternationalRelations, Oxford, Clarendon Press, 19:n,pp. ;") y ss. Citado en PALOMAHES, C.: Hegemona y cambio en la teora de las relacionesinternacionales, en Afers Internacionals, nm. 22, p. 21.

    (j AIWN, R.: Lecciones sohre la historia. Cursos del Colli'ge de Frunce, Mxico, Fondode Cultura Econmica, 1996, pp. 266-267.

    7 DI:I. AHEr-,AL, c.: Introduccin a las ... , p. 20.

  • 20 Jos Luis Neila Hernndez

    indispensable en una disciplina joven y autnoma en el panorama aca-dmico de la ltima mitad de siglo, la valoracin del papel y el lugarde la historia difcilmente se puede realizar con rigor sin contemplaren su conjunto el decurso histrico de los saberes sobre la realidadinternacional. Y es desde este ngulo, el de la historia de las relacionesinternacionales, entendida como el estudio cientfico y global de lasrelaciones histricas que se han desarrollado entre los hombres, losestados y las colectividades supranacionales en el seno de la sociedadinternacional -en palabras de Juan Carlos Pereira- j, desde el cualpretendemos esbozar su lugar en el seno de la ciencia de la sociedadinternacional y en el plano del conocimiento histrico.

    1. El lugar de la historia en la ciencia de la sociedadinternacionah: el dilogo entre la teora y la historia

    Entendida la ciencia de la sociedad internacional como mareogeneral del conocimiento en el que se insertan las distintas disciplinascientficas que histricamente se han ocupado de forma explcita delas relaciones internacionales, Celestino del Arenal argumenta que:

    (...) el derecho internacional es histricamente la primera disciplina quemerece el calificativo de ciencia de la sociedad internacional, seguida pos-teriormente de la historia diplomtica y de la diplomacia, si bien en el siglo xxperdern tal sentido y alcance ante el desarrollo de una nueva disciplina,las relaciones internacionales, que se presenta como la ciencia de la sociedadinternacional de nuestros das lJ.

    En consecuencia, el contexto histrico y las propias condicionessociales del conocimiento conferirn un contenido diferenciado a laexpresin ciencia de la sociedad internacional en virtud de las vasde aproximacin intelectual a las relaciones internacionales.

    El privilegiado punto de mira desde el que la historia -la historiadiplomtica- y el derecho internacional observaban y conformaban

    R PEHEIHA, 1. c.: Introduccin. La historia de las relaciones internacionales enEspaa. Respuestas, propuestas y conclusiones, en VV. AA.: La historia de las relacionesinternacionales: una visin desde Espaa, Madrid, CEHRI, Universidad Complutensede Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Ministerio de Educacin y Ciencia, 1996,p.5.

    ') DE AHENAL, C.: Introduccin a las... , p. 26.

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 21

    una determinada visin de la realidad internacional hasta bien avanzadoel siglo xx, fue dejando paso a un nuevo orden intelectual. Un nuevoorden en el conocimiento del medio internacional, propugnado ya en1919 por D. P. Heatley en su obra Diplomacy and the Study of Inter-national Relations 10, que traduca la inquietud de crculos acadmicosy polticos por comprender y actuar sobre una realidad internacionalen transformacin. La emergencia de nuevos fenmenos haba de llevarconsigo necesariamente la creacin de inditos instrumentos y mtodosde anlisis 11 y efectivamente, el ciclo de guerras mundiales en el trans-curso del cual se fue cimentando y configurando la sociedad internacionalactual depar una revolucin de similar magnitud en el orden inte-lectual. A su vez, la emergencia de las relaciones internacionales, comodisciplina cientfica autnoma, no es sino el reflejo de un proceso msamplio en el marco del conocimiento en torno al hombre como sujetosocial, el trnsito -si se nos permite esta licencia- del siglo de lahistoria al de las ciencias sociales.

    Asimilados desde mltiples perspectivas y tradiciones estos cambiosen las sociedades occidentales, el ascendente anglosajn en la con-cepcin y el desarrollo de la sociedad internacional en aquel contextohistrico se dejara sentir en el origen y la consolidacin de las relacionesinternacionales como nueva disciplina cientfica. La emergente disci-plina canalizaba desde el mbito acadmico el compromiso por evitarel drama de una nueva contienda y la construccin de un marco deconvivencia internacional que garantizase la paz a partir de los cimientosideolgicos del liberalismo. Fue, por tanto, en esta atmsfera en laque surgieron las primeras iniciativas acadmicas para promover unaeducacin, unas corrientes de opinin y rigurosos estudios para promoverla paz y analizar en su globalidad las relaciones internacionales. NuevaYork y Londres seran los escenarios de los primeros centros de inves-tigacin en relaciones internacionales -el Council on Foreign Rela-tions y The Royal Institute of International Affairs, respectivamen-te- creados en 1919 y de los que emanaran las prestigiosas revistasForeign Affairs e International Affairs. En los campus universitariosafloraran, asimismo, las primeras ctedras como la Woodrow Wilsonde Relaciones Internacionales en Aberyswyth en 1918 o la de relaciones

    lO HEATLEY, D. P.: Diplomacy and Study oIlntemational Relations, Oxford, Cla-rendom Press, 1919.

    II Cfr. PALOMAI{ES, C.: Hegemona y cambio... , p. 19.

  • 22 Jos Luis NeiLa Hernndez

    internacionales en la London School of Economics and Political Scien-ce desde 1923 12.

    En el continente, donde tambin haba arraigado la literatura yel pensamiento pacifista tanto de euo liberal como marxista, el creeienteinters por los asuntos internacionales transit dentro de los confinestradicionales del derecho, la historia y la sociologa. En conseeuencia,el predominio acadmico del derecho internacional y de la historiadiplomtica determin la mayor parte de los anlisis e interpretaeionesde la realidad internacional, obstaculizando y aplazando la consolidacinde las relaciones internacionales como disciplina autnoma, cimentadaen la ciencia poltica u.

    Definidas sucintamente estas pautas, en un momento crucial enel amanecer de un nuevo orden intelectual en el estudio de las relacionesinternacionales, no juzgamos estas pginas como el lugar ms idneopara profundizar en las principales claves y los avatares en la evolucinde la nueva disciplina cientfica. S estimamos, en cambio, convenienteprecisar las referencias sobre las grandes lneas y debates en las rela-ciones internacionales, sin cuya consideracin difcilmente podra afron-tarse la reflexin en torno a los encuentros y desencuentros entre lahistoria y la teora.

    Tras la consolidacin de las relaeiones internacionales como dis-ciplina cientfica, despus de la 11 Guerra Mundial, los sueesivos debatesy paradigmas ilustran los esfuerzos de adaptacin y de comprensina la cambiante realidad social internacional. Los grandes debates desdeel idealismo-realismo, del perodo de entreguerras, a la controversiatradicionalismo-ciencismo de las dcadas de los cincuenta y sesentay, por ltimo, el debate interparadigmtico de los aos oehenta, trans-curren, en opinin de Gustavo Palomares, al hilo de las siguientespremIsas:

    Si en anteriores momentos de la todava corta historia de las relacionesinternacionales como ciencia el objeto de debate estuvo centrado en el campode estudio, en el concepto o la metodologa ms adecuada para el anlisisde los fenmenos internacionales, desde finales de los aos setenta es la cuestin

    12 Vase LANCIIOHNE, R., y PAHK, W.: 1nternational History in Britain, en VV. AA.,La Historia de... , pp. 101-102; DEL AHENAL, C.: Introduccin a las... , pp. 44-47, Y BAHBI\E.: Relaciones Internacionales ... , p. 3l.

    1:1 DEL AHENAL, C.: Introduccin a Las... , pp. 58 Y I:H-;~4.

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 23

    relativa al modelo o diferentes modelos de las relaciones inlernaeionales laque est en el centro del debate terico que caracteriza esta ciencia 14.

    El modelo de aproximacin a las relaciones internacionales, comocentro de gravedad del debate interparadigmtico, ha sido objeto deuna amplia y renovadora literatura especializada. Entendidos los pa-radigmas, en palabras del propio Thomas S. Kuhn en 1962, comorealizaciones cientficas universalmente reconocidas que, durante ciertotiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comu-nidad cientfica 1", desde estas pginas asumimos el concepto en unsentido amplio y flexible en la misma lnea en que lo hace EstherBarb, es decir, como una concepcin global del objeto estudiadoy un mapa que ofrece una imagen del mundo y una gua de inves-tigacin l.

    Atendiendo a criterios esenciales como la visin del mundo propiade un enfoque, los actores bsicos y la delimitacin del objeto de estudio,desde los aos ochenta se ha cimentado un cierto consenso al diferenciarlos paradigmas concurrentes en la disciplina que, en opinin de KepaSodupe, seran: el estatocntrico, el globalista y el estructuralista 17.El debate interparadigmtico -prosigue-, lejos de ilustrar una faseprecientfica en la disciplina, expresa, en cambio, la existencia deun paradigma, en su momento respaldado abrumadoramente por la comu-nidad acadmica, que ha comenzado a ser cuestionado por visionesalternativas del mundo IH.

    El paradigma estatocntrico ha sido el modelo hegemnico en elestudio de las relaciones internacionales y se ha erigido en el patrndominante en la nueva disciplina. En el seno de la tradicin de pen-samiento hobbesiano, el realismo fue portador de una visin eminen-temente conflictiva de las relaciones internacionales, asociada al fracasodel sistema internacional de Versalles y el mundo de la guerra fra,y en la que el Estado era el autntico protagonista de las relaciones

    14 PALOMAHES, G.: Hegemona y cambio... , p. 28.1" KUHN, T. S.: La estructura de las revoluciones cientficas, Mxico, Fondo de

    Cultura Econmica, 2000, p. 1:3.)(, BAHBI::, E.: Relaciones internacionales ... , pp..56-57.l! SOJ)LJI'E, K.: El estado actual de las relaciones internacionales corno Ciencia

    social: crisis o pluralismo paradigmtico?, en Revista de Estudios Polticos, nm. 75,enero-marzo de] 992, pp. 179. Vase, asimismo, P,'\1.0MAHES, G.: Hegemona y cambio... .pp. :30-31, y BAHIII::, E.: Relaciones Internacionales ... p..57.

    lB SOIJUI'E, K.: El estado actuaL., p. 18:~.

  • 24 jos Luis Neila Hernndez

    internacionales en un mundo en el que prevaleca el estado de natu-raleza. El estatocentrismo fue, asimismo, el patrn en el que se fra-guaron tanto el idealismo como el behaviorismo 19.

    Desde los aos setenta se modelaran aproximaciones globales alter-nativas al estatocentrismo, desde las cuales se pretenda afrontar lacomprensin y el anlisis de nuevos fenmenos e inditos problemasinternacionales. Entre las nuevas respuestas, el globalismo aboga, desdeuna perspectiva occidental y liberal, por una visin sistmica del mundoque desborda el estrecho marco de los Estados para desplazar su ejede gravedad a la sociedad internacional, en la que intervienen e inte-ractan un amplio abanico de actores. La otra opcin alternativa deven-dra del paradigma estrucluralista. Mas crtica y anti-sistema en susformulaciones se presenta como heredera de los tericos del imperia-lismo, en su mayora marxistas. Una tradicin de pensamiento que desdeel siglo XIX ha suscitado una visin del pasado y del mundo alternativaal estatocentrismo. Si bien es cierto que el estructuralismo surgi, enprimera instancia, como una crtica a la teora del desarrollo vigenteen Occidente, ha ido asumiendo desde sus mltiples formulaciones-la teora de la dependencia, el anlisis centro-periferia o la teoradel sistema mundo- el carcter de un verdadero paradigma alternativo.

    Suscitada la cuestin paradigmtica en el horizonte ms ampliode la ciencia de la sociedad internacional, algunos especialistas comoK. 1. Holsti llegaron a mediados de los setenta a la conclusin deque las relaciones internacionales se han desarrollado desde el siglo XVIIhasta la dcada de los setenta del siglo xx en el marco de un nicoparadigma, el eslalocnlrico :20. El panorama actual proyecta una imagenmultiparadigmtica en la que predominio del estatocentrismo es cues-tionado por enfoques alternativos que, si bien desde diferentes polos,abundan en una visin holstica y sociocnlrica superadora no slodel altar del Estado, sino tambin de la concepcin exclusiva de unsistema internacional basado en los mismos.

    La crisis del paradigma estatocntrico revela, en suma, la propiatransformacin de la sociedad internacional y de la disciplina en latranslacin del eje de gravedad en las relaciones internacionales desdeel Estado a la sociedad, en toda su complejidad y multiplicidad con-siderada y manifiesta en la heterogeneidad y la escala de sus actores,

    JI) fbidem, p. 192.20 Ibdem, p. 183.

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 25

    trascendiendo desde el individuo hasta la propia sociedad internacional,y la extraordinaria diversidad de sus interacciones.

    La eclosin de las ciencias sociales tras la Segunda Guerra Mundiales un fenmeno esencial para comprender los senderos de renovacinen la historia como conocimiento cientfico. En esta lnea argumental,los avatares de las relaciones internacionales como disciplina cientficano pueden disociarse del proceso de construccin de una historia delas relaciones internacionales, superadora de las limitaciones de la his-toria tradicional decimonnica, en el mundo acadmico occidental. Eneste juego de haces, la multidisciplinariedad se ha convertido a lolargo del siglo en un rasgo capital en los estudios sobre las relacionesinternacionales. El lugar de la historia de las relaciones internacionalesen el marco de las ciencias sociales que se ocupan de la realidadinternacional y el desafo por hacer de la historia un estudio cien-tficamente elaborado -en expresin de Lucien Febvre 21_ ha aca-parado el inters de algunos historiadores y cientficos sociales desdeel prisma de la relacin entre historia y teora.

    La teora y la historia de las relaciones internacionales, consideradascomo un producto intelectual caracterstico de este ltimo mediosiglo 22, han coexistido frecuentando lugares comunes y conscientes dela necesaria interdisciplinariedad, pero en permanente recelo e incer-tidumbre respecto a sus mutuos vnculos. La historia de las relacionesinternacionales, una va de estudio de reciente implantacin en lashistoriografas europeas occidentales, se ha desenvuelto en un planode evidente desigualdad respecto a la teora de las relaciones inter-nacionales.

    La divisin, pero no oposicin, entre la historia y la teora ha con-figurado una serie de estereotipos que evidencia las luces y las sombrasen el indispensable dilogo entre ambas. Brunello Vigezzi, el historiadorde las relaciones internacionales que mayor atencin ha prestado aeste debate en los ltimos aos, sistematiza el haz de imgenes rec-procas, que desde el polo de la percepcin de los tericos respecto

    21 Ff:llVIU:, L.: Combates por la historia, Barcelona, Planeta-Agostini, 1986, p. 40.22 Vase VICEZZI. Brunello: Tericos e historiadores de las relaciones internacio-

    nales. Discusiones y perspectivas, en DUHOSHI.E, J.-B.: Todo imperio perecer. Teorasobre las relaciones internacionales, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1998, p. 440.Los encuentros y desencuentros entre la teora y la historia de las relaciones inter-nacionales transcurren al hilo del debate tradicional historia-ciencia y el posterior replan-teamiento del que ha sido objeto desde la filosofa de la ciencia en la posmodernidad.

  • 26 Jos Luis Neila Hernrulez

    de los historiadores ha devenido: en primer trmino, en la desconfianza,cuando no el rechazo, hacia la historia diplomtica, como expresinde la reaccin frente al historicismo en el que surgi la teora y latendencia de la historia a justificar los acontecimientos; en segundolugar, en las dificultades, inherentes o adquiridas, del historiador paraocuparse de los acontecimientos y de los problemas contemporneos;en tercer trmino, en la distancia que separa al historiador de la reflexina la accin; a continuacin, en la reclusin de la aportacin de lahistoria como mera materia prima para la formulacin y la verificacinde la teora; y, por ltimo, en una delimitacin de tareas segn lanaturaleza metodolgica de cada saber, en virtud de la cual la historia,en la medida en que se ocupa del acontecimiento singular, nicoy no reproducible, comprende la situacin que corresponde almomento, mientras que la teora, comprometida con el establecimientode los vnculos entre los acontecimientos, indaga en las constantes,las grandes explicaciones y, en definitiva, en la generalizacin n.

    Desde el polo opuesto, la percepcin de la teora por parte delos historiadores de las relaciones internacionales cristaliz en un sen-timiento de desconfianza hacia aqulla, en la medida en que sta reto-maba las aspiraciones de las ciencias naturales (o de ciertas cienciassociales)>> reduciendo a un plano estrictamente racional un objeto deestudio que escapaba por su propia naturaleza de aquel constreidocors.

    El dilogo entre la teora y la historia se ha movido, por tanto,en un clima de mutuos recelos que, slo a partir de la dcada delos setenta, como conclua un estudio realizado en la universidad deStanford, comenzaba a dar signos de una mayor vitalidad. En aqueltrabajo, Paul Cordon Lauren, tras pincelar la escasa integracin entreambas, abogaba por un dilogo ineludible de forma que condujera auna mejor historia, a una mejor teora, y quizs, si fuera correctamenteutilizada, a una mejor poltica exterior 21. Siendo an en este finalde siglo distantes los balcones entre la teora y la historia, las vas

    n VICEZZI, B.: La vita internazionale tra storia e teoria (

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 27

    de aproximacin e intercambio han alcanzado un punto, como bienafirma Brunello Vigezzi, en el que la teora ha experimentado lahistoria y la historia ha experimentado la teora 2".

    El esbozo acadmico e historiogrfico de la historia de las relacionesinternacionales ha de llevarnos, en ltima instancia, a su escenarionatural, la historia.

    2. La isla de la historia de las relaciones internacionalesen el archipilago de la historia

    La isla de la historia de las relaciones internacionales, sirvlen-donos de la metfora cartogrfica sugerida en alguna ocasin por elhistoriador italiano Ennio di Nolfo 2(" ha ido afianzando sus recursosdesde los aos cincuenta enriqueciendo el acervo de sus habitantesa tenor de los prstamos y experiencias adquiridos desde los confinesdel archipilago, en confluencia con su propia memoria y lejanas tra-diciones.

    Expresin de los esfuerzos de adaptacin y renovacin del cono-cimiento histrico por abrazar una realidad internacional en constantetransformacin, su perfil y su naturaleza han brotado desde el debatey la polmica historiogrfica que siempre acompaa a la emergenciade una nueva disciplina. La historia de las relaciones internacionales,aun con las lgicas peculiaridades conceptuales y metodolgicas decada comunidad historiogrfica, se ha desenvuelto hasta fechas recientesdentro del exclusivo predominio del paradigma eslalocntrico, en sintonacon el tratamiento que desde las ciencias sociales se ha dispensadoa las relaciones internacionales y con la propia evolucin de la sociedadinternacional.

    A mediados de los aos setenta, el socilogo Man~el Merle entendaque a pesar de la ampliacin del campo de investigacin y la renovacinde los mtodos, entre los historiadores de las relaciones internacionales

    2" En el primer sentido, los trabajos de Talcott Parsons, Morton Kaplan, Karl Deutscho 1rnrnanuel Wallerstein de aproximacin a la historia han encontrado su eco en laotra orilla a tenor de los esfuerzos tericos de Jean-Baptiste DlIroselle, Ren Giralllt,Klalls Hildebrandt o la tarea realizada en el seno del lhitish Committee on the TheoryoI' Internalional Politics (vase VICEZZI, B.: La vila inlernazionale ... , pp. 30 Y ss.).

    2(, DI Nouu, E.: Quelques observations sur les lendances actllelles des tudesd'histoire des relations internationales en Italie, en Relations lnternationales, nm. 42,verano de 198.">, p. 201.

  • 28 Jos Luis Neila Hernndez

    la hiptesis fundamental contina manteniendo que los Estados son

    los actores principales, si no exclusivos, de las relaciones internacio-

    nales. El estudio de las fuerzas profundas slo introduca unos

    matices en el cuadro clsico 27. Sin embargo, las fuerzas profundas

    haban transformado la relacin del historiador con la historia de las

    relaciones internacionales y abierto a los investigadores nuevos hori-

    zontes. Pero, ,cules haban sido las circunstancias y los supuestos

    sobre los que se haba cimentado la renovacin de los estudios histricos

    acerca de la realidad internacional, desde el escenario comn de la

    historiograra occidentar?

    En el orden intelectual precedente al ciclo de guerras mundiales,

    que nos remite al estudio clsico de las relaciones internacionales,

    la historia diplomtica junto al Derecho eran las disciplinas que enexclusividad convergan sobre aquella realidad social. Como creacin

    intelectual tpica de la modernidad europea, la historia diplomtica

    refund y adapt a las nuevas circunstancias los conceptos y pautas

    de trabajo de la historia de los tratados, cuyos orgenes se remontanal siglo XVI 28, Y retrat un medio internacional caracterizado por la

    consolidacin y extensin de los Estados-nacin y la institucionalizacinde un sistema interestatal amparado en la nocin de equilibrio de poder,

    que se proyectara al mundo de ultramar desde el Concierto Europeo.

    El surgimiento de una conciencia y una ciencia histricas en la

    Europa del siglo XIX fue un fenmeno indisoluble a la configuracin

    y consolidacin del Estado-nacin. Expresiva la historia diplomtica

    de los fundamentos esenciales del historicismo, como concepcin domi-

    nante de la ciencia histrica de la Europa decimonnica, sta se arti-

    culaba en un patrn metodolgico caracterizado por una narracin basada

    en la reconstruccin de los acontecimientos polticos y diplomticos

    de acuerdo con su curso cronolgico, por un relato ms descriptivoque analtico y por una fundamentacin cientfica amparada en la obje-tividad del documento diplomtico, principio y fin en la tarea del his-

    toriador. La primaca de lo poltico entre aquellos historiadores era

    n MEHLE, S.: Sociologa de las relaciones internacionales, Madrid, Alianza Uni-versidad, 1986, p. 65.

    211 Vase el ensayo historiogrfico de PEHEIKA, J. c.: .

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 29

    un calco de la actitud y la visin del mundo por parte de los diplomticosy del horizonte de las cancilleras 29.

    Pero los profundos cambios que acontecieron en el devenir de lasociedad internacional y el nuevo horizonte intelectual en el que emer-gan las ciencias sociales, a los que ya hemos hecho mencin, convergancon la agitacin que desde diferentes latitudes y desde finales delsiglo XIX iba prendiendo en algunos crculos historiogrficos frente alhistoricismo. A caballo entre un siglo y otro, fueron surgiendo sen-sibilidades y actitudes crticas hacia el encorsetamiento del discursodel historicismo. Historiadores que abogaban por una visin omnicom-prensiva de la historia, en la que tuvieran cabida no slo los hechospolticos, sino tambin la vida econmica, social y cultural. Frente allimitado vuelo de la narracin, centrada en la reconstruccin de losacontecimientos ligados al devenir de las lites dominantes y los Estados,promovan el anlisis de las estructuras sociales en que esos acon-tecimientos acaecan. Argumentos que apuntaban, en opinin de JulinCasanova, hacia una nocin de historia como ciencia social que exa-minaba los procesos sociales con la ayuda de teoras explcitas y unaparato conceptual que, no obstante, deba tener en cuenta la historicidaddel contexto nico en el que esos fenmenos ocurran :\0. Una nuevasensibilidad que se alimentaba del dilogo con otras ciencias socialesy predicaba el camino de la interdisciplinariedad.

    En Europa la resistencia y la inercia de la historiografa tradicionalfue mucho mayor y puesto que fue en el viejo continente donde seafianz una centenaria tradicin de historia diplomtica y donde bro-taran y se institucionalizaran nuevos caminos en el anlisis y com-prensin histrica de las relaciones internacionales, sobre este escenariohistoriogrfico hilaremos la transicin en el discurso histrico. Sin duda,la propuesta ms radical y ambiciosa por construir una nueva historiaen la Europa de la primera mitad de siglo se fragu en los crculosacadmicos franceses. La construccin de la llamada nouvelle histoire,

    2') RFNOllvIN, P.: Historia de las relaciones internacionales, Madrid, Aguijar, t. I,vol. I, ]967, p. IV. Consltese, asimismo, para la valoracin de la naturaleza de lahistoria diplomtica los estudios de: CHAIC, G.: The Historian and the Study of Inter-national Relations, en The American Historical Review, vol. 88, nm. 1, febrero de198:~, pp. 2 Y 7; DUHosFLLF, J.-B.: De l'histoire diplomatique a )'histoire des relationsintemationales, en Mlanges Pierre Renouvin. tudes d'histoife des relations interna-tionales, Paris, PUF, 1966, pp. 1-2, Y ELlZALm:, M.a D.: Diplomacia y diplomticos ... ,p. :~l.

    :\0 C~SANovA, 1.: La historia social y los historiadores, Barcelona, Crtica, p. 22.

  • Jos Luis Neila Hernndez

    a raz de los esfuerzos de Lucien Febvre y Marc Bloch y su bautismofundacional con la creacin en 1929 de la revista Annales d'histoireconomique et social, evocaba un ideario en las antpodas del histo-ricismo. Los Combates por la historia de Lucien Febvre tuvieron suparticular episodio, su pequeo combate por la historia -en expresinde lean-Pien"e Aguet- frente a la historia diplomtica tal como laentendan :\1. Las meditaciones que Febvre llev a cabo sobre ciertasobras de historia diplomtica servan de vehculo para denostar y des-nudar las insuficiencias de la historia episdica, y de un relato queslo se preocupaba de la corteza superficial de su globo, de su esferapoltico-diplomtica :tz.

    Sobre estas premisas reformulara Fernand Braudel su tesis doctoralal desplazar el sujeto de su investigacin de la figura del rey, Felipe11, al Mediterrneo. Publicada en 1949, El Mediterrneo y el mundomediterrneo en tiempos de Felipe Il, integraba la historia diplomticaen su arquitectura general del tiempo, en el tercer escaln -el deltiempo corto, el del acontecimiento-, y en el esfuerzo por hacer unahistoria total.

    La emergencia de una nueva historia cientfica, que cristalizaratras la Segunda Guerra Mundial en la institucionalizacin de la historiasocial, y la conciencia, en amplios crculos de la comunidad acadmica,en torno a las limitaciones del historicismo, fue un fenmeno que, conlgicas diferencias y peculiaridades nacionales, caracteriz el decursode las historiografas de Europa Occidental. Entretanto, los estudioshistricos internacionales afrontaran un proceso de transicin en quela historia diplomtica tradicional fue sometida a una profunda revisin,al socaire de los cambios promovidos desde la historia cientfica ylas ciencias sociales y a la estela de una sociedad internacional cuyastransformaciones haban desbordado los cnones del mundo decimo-nnico, hbitat natural en el que se haba desarrollado la historia diplo-mtica. El itinerario de aquella transicin no culmin en una historiadiplomtica remozada sino en la emergencia de una nueva nocin his-

    :;1 ACLET, jean-Pierre: "Un combat pour l'histoire: Lucien Febvre et l'histoire diplo-matique, en FHlEIJLA"IJEIl, S.; KAI'UII, H., y RESZLEII, A.: L'histurien et Les relationsinternationaLes, Genve, Institute Universitaire des Hautes ~~tudes Internationales, ] 981,p.6.

    :\2 FEIIVIlE, L.: Comhates pur la... , p. 98. Las dos obras que son objeto de reflexinfueron la Histoire diplomatique de I'Europe (1871-1914) publicada en 1930 bajo ladireccin de Henri Hauser y ,a paix arme et les relations internacionales de 1871rl 1914 de A. Roubaud publicada en 1945, aunque fue terminada en 1940.

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 31

    toriogrfica, la historia de las relaciones internacionales. Pero, ,qusupuso la historia de las relaciones internacionales en trminos his-toriogrficos?, y cul fue el alcance de la misma en la historiografaeuropea?

    Una respuesta preliminar a la primera cuestin bien pudiera comen-zar por la valoracin que, en su momento, ya hiciera Jean-BaptisteDuroselle al comparar la lnea de trabajo de Pierre Renouvin en losaos cincuenta con la de mile Bourgeois y concluir que el cambioera de tal magnitud como el paso de un mumlo en dos dimensionesa un universo en tres dimensiones :G. La incardinacin y la aceptacinde la nueva disciplina no transcurri sin reticencias y sin friccionesen un contexto cientfico dominado en aquellas dcadas, como bienadvierte Mara Victoria Lpez-Cordn, por el papel y el anlisis delas estructuras :~4. En Francia este camino se recorri en una atmsferahistoriogrfica caracterizada por sus grandes oscilaciones y el afn rup-turista auspiciado desde Annales. En cambio, en otras historiografascomo la britnica, la italiana y la alemana, persisti -en opinin dela citada historiadora- una cierta fidelidad a la historia diplomticatradicional, progresivamente enriquecida con las aportaciones que lle-garon desde otros campos y que afectaban ms al sistema de anlisisque al mbito de la investigacin :ts. Todo ello permiti una renovacindesde dentro ms escalonada, no exenta de las propias peculiaridadesnacionales.

    Los orgenes y los primeros indicios de renovacin en los estudioshistricos sobre las relaciones internacionales surgieron tras la GranGuelTa y en los aos del perodo de entreguerras. El anlisis del nuevosistema internacional y la preservacin de la paz anim a la creacindel Institute Universitaire des Hautes tudes Internationales en Gine-bra por iniciativa de William Rappard y Paul Mantoux y las institucionesya mencionadas en el mbito anglosajn, as como al surgimiento delas primeras ctedras en Aberyswyth, Oxford y Londres y en las querecalaron destacados historiadores como Alfred Zimmern, Edward HalletCalT o Arnold 1. Toynbee.

    :1:1 DUI{OSEI.U:, J.-8.: De l'histoire diplornatique ... , p. 4.:\4 LI'EZ-COIllH'", M." V.: Bases sociales e ideolgicas de la poltica internacional

    espaola, en I Encuentro peninsular de Historia de las Relaciones Internacionales, Zamora,Ministerio de Asuntos Exteriores, Fundacin Rei Afonso Henriques, Banco EspirituSanto, 1998, p. 195.

    ;\., lbidern, p. 197.

  • 32 Jos Luis Neila Hernndez

    Desde estos crculos se emprendera, como en otras historiografaseuropeas, un ingente esfuerzo de investigacin e indagacin sobre lanueva realidad internacional y las causas y responsabilidades de laGuerra del Catorce. El debate sobre las responsabilidades y las causasde la guerra bipolariz buena parte de los esfuerzos de la historia diplo-mtica, tanto en Alemania para para responder y desmantelar las tesisdel Tratado de Versalles :lCJ como en Francia para legitimar los fun-damentos de la paz. Es sintomtico, en este sentido, la especializacinde Pierre Renouvin durante aquellos aos en la historia de la guerradesde la Universidad de la Sorbona. Pero en el transcurso de aquellosaos la evolucin de su obra y la creacin del Institut d'Histoiredes Relations Internationales Contemporaines en 1935 estableceranlos cimientos para una profunda renovacin conceptual y metodolgica.En Italia, el profesor Brunello Vigezzi nos recuerda la sensibilidadevocada por la Nueva Escuela de Historia Moderna y Contempornea,fundada en Roma a finales de la dcada de los veinte, en la que G.Volpe subrayaba la conveniencia de habituarse a considerar las rela-ciones internacionales, de modo que no se contemplase la poltica exte-rior como algo autnomo, sino entrelazado con la cultura, con la economay con toda la historia de los pueblos :\7. Aquella atmsfera de renovacinque emerga en algunos crculos acadmicos se haba explicitado, asi-mismo, en el VII Congreso Internacional de Ciencias Histricas, cele-brado en Varsovia en 1933, en el transcurso del cual algunas inter-venciones insistan en las limitaciones de la historia diplomtica paraanalizar y comprender la complejidad de los recientes fenmenos inter-nacionales :18.

    No ser, sin embargo, hasta despus de la Segunda Guerra Mundial,y especialmente en el curso de la dcada de los cincuenta, el momentoen que cristalice la nueva disciplina histrica y se inicie su insti-tucionalizacin y socializacin acadmiea, as como el debate sobresu naturaleza y su lugar entre las ciencias sociales.

    En Francia, la obra y la tarea acadmica e intelectual de PierreRenouvin y Jean-Baptiste Duroselle, perfilada y conceptualizada a partirde la noen de las fuerzas profundas, cimentaran el contenido ylos contornos de la historia de las relaciones internacionales como nueva

    ;\1> Vase MLLEH, K.-J.: La situation dans la Rpublique fdrale d'Allemagne,en Relations Internationales, nm. 42, verano de 1985, p. 146.

    ;\7 VICEZZI, 8.: Quelques remarques sur. .. , pp. 190-191.; Vase PEHEIHA, J. c.: De la Historia... , p. 157.

  • La Historia de las Relaciones Internacionales

    disciplina histrica. La coherencia de sus postulados, apuntalados porsu implantacin y consolidacin institucional, y su lnea evolutiva orien-tada hacia la ampliacin y la profundizacin de sus contenidos y desus propuestas metodolgicas, se han dejado sentir con mayor o menorintensidad en la historiografa europea hasta convertirse en un puntode referencia ineludible en la disciplina.

    La historia de las relaciones internacionales en Francia inicia suetapa decisiva en la segunda posguerra mundial. Por delante restabaun laborioso camino para madurar, explicitar y sistematizar el nuevomtodo, en el curso del cual dos obras atesoraran en sus pginas esteesfuerzo renovador. En primer trmino, la publicacin entre 1953 y1958 de los ocho volmenes de un clsico La Historia de las relacionesinternacionales y, aos despus, en 1964 la aparicin de la obra lntro-duction (ll'histoire des relations internationales, elaborada por Renouviny su estrecho colaborador, Jean-Baptiste Duroselle. Ambas obras colmanuno de los objetivos explicitados por Renouvin en la introduccin generala la Historia de las relaciones internacionales, situar las relacionesinternacionales dentro del cuadro de la historia general -historia eco-nmica y social, historia de las ideas y de las instituciones- :\(). Enaquellas obras, a pesar del calado conceptual y metodolgico de lasegunda, Renouvin nunca dio una construccin formal a la teora delas fuerzas profundasHJ. La formulacin terica no slo de la nociny la teora de las fuerzas profundas, sino la ambicin por proponeruna teora de las relaciones internacionales a base de historia alcan-zara su mxima expresin en la historiografa francesa con motivo dela publicacin en 1981 del libro de Duroselle Tout Empire prira. Unevision thorique des relations internationales, luego revisado y puestoal da en ] 992.

    La labor investigadora, divulgativa y pedaggica se impuls no slodesde las aulas universitarias, sino a travs de centros especializados

    :1') RI':NOUVIN, P.: Historia de las relaciones internacionales, t. 1, vol. 1, Madrid, Edi-torial Aguilar, 1967, p. XIV. Habra que recordar en este contexto la publicacin en1962 de otro trabajo clsico en el estudio de las relaciones internacionales, Paz yguerra entre las naciones, de Haymond Aron, obra desde la que se esbozaba una teoradI' la historia dI' las relaciones intprnacionales, ljlwbrando el marco cronolgico l' inda-gando pn los mvilps dI' la poltica exterior y los mecanismos dt~ las rdaciones inter-nacionales (vase Fuo{(), 1\1.: Vers le renouvdlpment de l'histoire des relations inter-natjonales, en Armales, XX, nm. 1, 1965, p. 175).

    +11 Vase DlIHO~I:L1.1-:, J.-B.: Pierre HenoLlvin (189:3-1974), en Revue d'HistoireiVloderne et Conternporaine, t. XXII, octubre-diciembrp de 1975, p. 504.

  • 34 Jos Luis Neila Hernndez

    como el Institut Pierre Renouvin de la Universidad de Pars -sucesordel que fuera creado en 19.35- y la

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 35

    asumidos por la historia de las relaciones internacionales pero sin relegarla entidad y la importancia del acontecimiento. Las fuerzas profundashabilitan un cauce a la reconstruccin cientfica del acontecimiento 44.Desde el punto de vista de Duroselle la controversia entre historiaepisdica e historia estructural estaba agotada, una vez que se coincidaen considerar que toda historia deba aspirar y deba ser total 4;'.

    Buenos conocedores de la obra de Annales, Renouvin y Durosellepretendan una historia de las relaciones internacionales continuista,asumiendo la herencia de la historia diplomtica, y renovadora, actua-lizando el estudio histrico de la realidad internacional de acuerdocon el horizonte de las pretensiones cientficas de la historia y delas ciencias sociales. Una sntesis superadora de la controversia entrela historia episdica y la historia estructural lCJ Su obra ha posibilitadola incorporacin posterior de nuevas lneas de investigacin y nuevoshorizontes al estudio de una realidad internacional irreductible a lasaproximaciones exclusivamente estatocntricas.

    Al otro lado del Canal de la Mancha, la historia, y en concretola historia diplomtica, seguira ocupando un lugar central entre losestudios internacionales en el perodo de entreguerras. La renovacinde la historia sobre la realidad internacional cobrara un definitivoimpulso desde los aos cincuenta 47. Aquel trnsito tuvo lugar al abrigode una historiografa caracterizada, en opinin de Anthony Adamthwaite,por la ausencia de tumultos ideolgicos l8 La historiografa britnica,a su vez, se ha mostrado tradicionalmente escptica hacia la abstracciny los esquemas tericos, otorgando un trato predilecto a las singula-ridades. Una sensibilidad explcitamente enunciada desde la historiade las relaciones internacionales por Donald Cameron Watt, una decuyas lecciones inaugurales -concretamente la de 1983- llevaba por

    II Vase THOBIE, J.: La dialectique fon:es profondes-dcision dans l'histoire des

    rdations internationales, en Relations lnternationales, nm. 41, primavera de 1985,p.29.

    1" DI!I{()~ELU:, J.-B.: De I'histoire , p. 14.Ih Dl!I{()~ELu:, J.-B.: I)e I'histoire , p. 14, Y MILZA, P.: l\1entalits eollectives

    f't relations internationales, en Relations lnternationales, nm. 4] , prirnavf'ra de 1985,p.9:3.

    47 Vase LA-'CHOHNE, R., y PAHK, W.: International History in ... , p. 98.la AIl\\1THWAITE, A.: L'tat de la rf'chen:lw dans le domaine de l'histoire df's

    relations inkrnationales en Grandf'-Brf'tagne, en Relations lnternationales, nm. 42,verano de 1985, p. ]66.

  • 36 Jos Luis /Veila Hemndez

    ttulo What About the People'? Abstraction and Reality in Historyand the Social Sciences? (J.

    El desarrollo y consolidacin acadmica de la historia de las rela-ciones internacionales en Gran Bretaa ha tenido lugar prioritariamentedesde tres focos: Cambridge, Oxford y Londres ;,0. En la Universidadde Cambridge, la labor de Hinsley tras la Segunda Guerra Mundialcristaliz en un dinmico centro de estudios histricos internacionalesy su afianzamiento como una rama de la historia entre la dcada delos cincuenta y de los setenta. En Oxford, los estudios histricos inter-nacionales adquiriran notoriedad, dentro de la comunidad acadmica,a tenor del magisterio de A. J. P. Taylor, que en las dcadas de loscincuenta y sesenta bien podra ser considerado, a juicio de RichardLanghorne, como el gran historiador britnico de historia internacionalde la posguerra. Por ltimo, en Londres la ctedra de historia inter-nacional de la London School of Economics and Political Sciencedevendra despus de la Segunda Guerra Mundial en la ~~reacin deun Departamento de Historia Internacional, cuya direccin ha recadoen prestigiosos historiadores como W. N. Medlicott, James Joll y DonalCameron Watt. En las ltimas dcadas los estudios sobre historia delas relaciones internacionales se han extendido con rapidez por la geo-grafa britnica y se han institucionalizado nuevos marcos de cooperacina tenor de la creacin en 1988 del British International History Groupy la labor de revistas cientficas como Diplornacy and SlaleCr(~fi y elJournal ofInternational Studies.

    El desbordamiento de la vieja historia diplomtica y el limitadocampo de visin de las cancilleras ha trascendido, bsicamente, alcalor de un discurso histrico hilado desde la tradicin narrativa yel prestigio de la historia poltica en los crculos acadmicos. La historiade las relaciones internacionales en Gran Bretaa se ha desenvueltoprioritariamente desde un prisma estatocntrico.

    Los estudios sobre la poltica exterior britnica, abordados en suglobalidad o a partir de diferentes perspectivas -el proceso de tomade decisiones, los servicios de informacin y propaganda o la opininpblica- y sobre el sistema internacional de Estados, mayoritariosen la produccin historiogrfica, ilustran la amplitud de campo quegradualmente se ha ido incorporando al estudio de las relaciones inter-

    (1) lbidem, p. 166.:lO Vasf' L\NCItOI{NE, R., y P\HK, W.:

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 37

    nacionales, consecuencia del dilogo con la historia social y con lasciencias sociales SI.

    De retorno al continente, la historiografa italiana sobre las relacionesinternacionales transcurri por los meandros de la historia y la evolucinde la poltica exterior del nuevo Estado desde su unificacin. BrunelloVigezzi y Ennio di Nolfo coinciden en destacar la decisiva influenciade los acontecimientos y procesos de la historia de la ltima entrelas grandes potencias sobre el modo de considerar y analizar el desarro-llo de su poltica exterior ;,2.

    La transicin hacia la historia de las relaciones internacionales enItalia tras la Segunda Guerra Mundial, y en especial desde la dcadade los cincuenta, se llev a cabo desde un panorama acadmico ehistoriogrfico caraderizado por los hilos de continuidad y la inerciadel historicismo que cohabitara y competira, desde la dcada de losveinte y los treinta, con propuestas ms renovadoras y totalizantes queno alteraran sustancialmente el estatocentrismo dominante.

    Desde la historiografa tradicional emanan dos lneas de estudio,cuya incidencia sera muy notable en el desarrollo de los estudios his-tricos internacionales tras la segunda posguerra mundial. Por un lado,la historia diplomtica clsica, encarnada en Mario Toscano. Su aten-cin privilegiada a las lites y los Estados, su predileccin por la docu-mentacin diplomtica y el cuidado estilo de una narracin coherentey continua, no debe ocultar la complejidad metodolgica y conceptualde su obra S:l. Por otro, Rodolfo Mosca es la figura ms representativade una tendencia que ha propugnado la vinculacin de la historiade los tratados, debidamente renovada, con la ciencia poltica. Desdeesta perspediva convergen el estudio de la lgica de una situacin,de un acuerdo o de un sistema internacional y el anlisis de los cambioshistricos S4.

    A considerable distancia de la historia diplomtica emergera otralnea de trabajo desde la que historiadores como Federico Chabod,Carlo Morandi, Walter Maturi o Ernesto Sestan aspiraran a una historia

    'JI Es sintomlico, pn este sentido, el muestreo bibliogrfico, mayoritariamentp deobras desdp finales de los setenta, realizado por AIlAMTHWAITE, A.: L'tat de ... ,pp. 166-167.

    'J2 VI(;I':ZZI, n.: Qudques remarques sur I'histoire des relations intemationales enItalie: formation el perspective, pn Relations Intemationales, nm. 42, verano de 1985,pp. 192-193, Y DI NOLFO, E.: Quelques observations sur... , pp. 202-20:~.

    :,:1 Vase DI Nou'O, E.: Quelques observations sur. .. , p. 204.:)~ VI(;I':ZZI, n.: Quelques remarqups sur. .. , p. 197.

  • 38 Jos Luis Neila Hernndez

    global o total, capaz de comprender y reconstruir la realidad en susaspectos ms diversos. La publicacin en 1951 de la obra de FedericoChabod Storia della politica estera italiana dal 1870 al 1896 ofrecauna interpretacin de la poltica exterior en conexin con las grandescorrientes que agitaban al pas y con las orientaciones generales dela civilizacin europea de este perodo.

    La historiografa italiana sobre las relaciones internacionales, recep-tiva a los aires de renovacin procedentes de la escuela francesay cuya influencia tambin se dejara sentir en la formacin de juristasy politlogos desde la dcada de los cincuenta ss, se convertira enel transcurso de la dcada de los ochenta en uno de los focos msdinmicos y renovadores de la historia de las relaciones internacionalesen Europa.

    La creacin en 1985 de la revista Storia delle Relazioni Interna-zionali, publicada por la Accademia Europea di Studi lnternazionalide Florencia y bajo la direccin de Ennio di Nolfo, se ha convertidoen un escenario privilegiado desde el cual observar la inquietud inte-lectual de la historiografa transalpina.

    En la historiografa alemana, y en la de la Repblica Federal desdesu creacin, sobre las relaciones internacionales las pautas de con-tinuidad y renovacin discurren dentro de anlogos patrones. El trnsitohacia la historia de las relaciones internacionales tendr mayoritaria-mente lugar, como en otras historiografas, desde la lealtad y la tradicinde la historia poltica y la ampliacin de la perspectiva de anlisisde las relaciones internacionales.

    Pero tras estas pautas esenciales de continuidad y cambio, el his-toriador alemn Klaus-Jrgen Mller concluye a mediados de los ochentaque Alemania es comme un pays sous-dvelopp en lo que a lasituacin acadmica y cultural de la historia de las relaciones inter-nacionales se refiere. Reflejo, en su opinin, de la carencia de unatradicin continua y firmemente establecida en el mundo universitarioy en el marco de las ciencias histricas. Las razones son mltiples,a tenor de la propia naturaleza del sistema educativo, al promover laenseanza de una historia excesivamente polarizada en lo alemn, yde la situacin acadmica e intelectual de las relaciones internacionales,donde la historia ha cedido el protagonismo a las ciencias polticas.Por ltimo, el decurso histrico de Alemania y sus dramticas cesuras

    :l" Vase PEIlEIIlA, J. C.: "')e la historia... , p. 165.

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 39

    han influido de forma decisiva en los registros y la naturaleza del discursohistrico S6.

    Nunca desapareci, sin embargo, la tradicin historiogrfica en Ale-mania en el anlisis de la poltica exterior y el sistema internacionalde las grandes potencias, en la obra de algunos historiadores comoEgmont Zechlin, Ludwig Dehio y Theodor Schieder S7. El trnsito dela historia diplomtica a la historia de las relaciones internacionalesse ha desenvuelto desde la dcada de los sesenta, en opinin de FranzKnipping, en un escenario caracterizado por una produccin historio-grfica abundante, pero muy dispersa y descoordinada.

    A diferencia de Francia, en Alemania no ha surgido un ncleohistoriogrfico, similar al tndem Renouvin-Duroselle, en torno al cualse vertebrase una renovacin conceptual y un nuevo discurso del mtodoni unos cauces institucionales, comparables al Instituto PielTe Renouvin.A pesar del esfuerzo y del magisterio de algunos historiadores comoAndreas Hillgruber, que desde los aos setenta ha encarnado el desafopor construir una nueva historia de las relaciones internacionales:lB,la necesaria complementariedad entre las fuerzas profundas y la accinde los hombres de Estado tropieza con numerosas reservas en los crculosuniversitarios alemanes. En consecuem~ia, en la dcada de los ochentala lnea dominante de anlisis en la historiografa sobre las relacionesinternacionales es, en opinin de Franz Knipping, la de la historiapoltica, en un sentido amplio, desde la que se privilegia el estudiodel proceso de toma de decisiones, sin olvidar los factores estructurales.Son minoritarias, en cambio, las aproximaciones que enfatizan el papelde los factores socio-econmicos y culturales como motor de las rela-ciones internacionales s'J.

    Sin duda la geografa acadmica de la historia de las relacionesinternacionales quedara incompleta sin la adecuada atencin a la his-toriografa de las medias y pequeas potencias. No quisiramos que

    :lh Vase MliLLEH, K.-J.: La sitllation clans la l{pllbliqlle fclrale cI'Al1emagne,en Relations InternationaLes. nm. 42, verano clf' 19R5, pp. 145-14.

    :l7 lbidern, p. 147; Y vase asimismo los amplios repertorios bibliogrficos de Kr-.II'-I'INC, F.: L'historiographie des re(ations internationales f'n Allemagnf' Fdrale: qudquesremarques sur la silllation aeluel1e, en Relaons lnternationales, nm. 42, verano de19R5, pp. 149-16:3, y HILllEBHANIlT, K.: The Cerman Historiography on the Historyof Inlernational Relations, en VV. AA., La historia de... , pp. 106-117.

    :la MCJLLI':H, K.-J.: La situation dans ... , pp. 147-148.:,') Tal sera el caso de los trabajos de Klaus Hildehrandt desde una perspectiva

    f'structuralista (vase KNII'I'INC, F.: L'historiographie des ... , p. 154).

  • 40 Jos Luis Neila Hernndez

    las inevitables restricciones de espacio a estas pagmas, cercenaran elinters y la aportacin de otras historiografas como la portuguesa, lasuiza, la belga o la espaola, esta ltima objeto de un estudio por-menorizado en este mismo nmero. Muy influidas por las grandes his-toriografas, y en diferente grado abiertas e incorporadas a la renovacinde los estudios histricos internacionales, sus aportaciones y su par-ticipacin en los debates cientficos enriquecen sustancialmente la dis-ciplina. Los esfuerzos por formular una aproximacin a la realidad inter-nacional ajustada a las circunstancias de un actor menor, dominadointelectualmente por esquemas tericos emanados de las grandes poten-cias, las aportaciones tericas al estudio de la jerarqua de los actoresinternacionales o la revisin de nociones tradicionales como la neu-tralidad, son ejemplos ilustrativos de ese enriquecimiento al que hada-mos alusin.

    En la panormica actual, grandes y pequeas historiografas hanincrementado extraordinariamente sus contactos, aunque siempre desdela atalaya de sus propias experiencias y percepciones nacionales. Desdeesta ptica no quisieramos terminar nuestro esbozo sin hacer un balancede urgencia acef(~a de las expectativas historiogrficas sobre las rela-ciones internacionales y en qu medida la tendencia en la translacindel eje de gravedad del Estado a la sociedad en la teora de las relacionesinternacionales tiene algn reflejo en el trabajo de los historiadores.

    3. Del Estado a la sociedad en la historiografa sobre la historiade las relaciones internacionales?

    En el Congreso sobre Historia y Metodologa de las RelacionesInternacionales celebrado en Perugia en 1989, entre las grandes cues-tiones que fueron objeto de debate en su agenda figuraban las relacionesentre la historia y la teora, as como el dilogo con otras cienciassociales, adems de aspectos concernientes al estado de la investigaciny la enseanza de la disciplina en diferentes pases (,(J. Aspectos queen sus diferentes perspectivas ya haban aflorado, de algn modo, enel Coloquio celebrado cuatro aos antes en Pars, y siguen siendo,en este fin de siglo, cuestiones centrales en el trabajo de los historiadores

    (,0 PEln:lllA, J. c.: De la historia... , p. 16;~.

  • La Historia de las Relaciones Internacionales 41

    como se deduce del quehacer de la Comisin de Historia de las Rela-ciones Internacionales, establecida en Miln en 1981 61.

    En un escenario entre cuyos bastidores circula el debate sobre laciencia y el conocimiento que ha caracterizado el pensamiento de laposmodernidad, la reflexin y los desafos de la historia de las rela-ciones internacionales trascienden al hilo de la encrucijada entre para-digmas y el eclecticismo reinante en la ciencia de la sociedad inter-nacional y a la estela del debate suscitado en el campo de la historia,a tenor de la crisis del determinismo objetivista que ha caracterizadoa las grandes lneas del pensamiento histrico cientfico tras la SegundaGuerra Mundial en Occidente 62.

    En este contexto, desde la dcada de los ochenta los hilos de conexinentre la historia estruetural, bsicamente la historia econmica y lahistoria social, y la historia de las relaciones internacionales parecenacentuarse, a la vez que se diluyen algunos de los prejuicios tradi-cionales. Los planteamientos metodolgicos y conceptuales en la historiade las relaciones internacionales, ms all del programa de las fuerzasprofundas -en el caso de la historiografa francesa- se han ampliadohacia los terrenos de la historia social, siempre desde el carcter desntesis de la disciplina 6;\.

    La nouvelle histoire de las relaciones internacionales, en expresinde Pierre Milza 64, o la historia social de las relaciones internacionalesasimila, en nuestra opinin, las limitaciones del paradigma estatocntricoy refleja una amplitud de campo en su objeto de estudio, cuyos contornosse difuminan en la totalidad y la complejidad de la nocin de sociedad,

    (,) Vase COM~II;;;;IO'" m HISTOI{Y OF ]NTEI{~.\TIO~\1. REI.ATIONS, Report on Actil'ities

    /996-2000, elaborado por Brunello Vigez, Milano, Commission of History of Inter-national Relations, 2000.

    (:Z Consltese sobre esta cuestin el artculo de JULIA, S.: ,,,La historia en crisis'~,en El Pas, 29 de julio de 199;3, pp. 1-2.

    Id El influjo de las nuevas corrientes historiogrficas y los actuales derroteros porlos que avanza la historia de las relaciones internacionales, en opinin de Mara VictoriaLfwz-Cordn, no implican que se dejen de lado las denominadas fuerzas praj/indasde que hablara Renouvin, ni que los factores coyunturales queden diluidos por la tomaen consideracin de condicionamientos menos explcitos, sino que los problemas, losconflictos y las opciones nos parecen hoy como menos inevitables y, por tanto, mssujetos a coordenadas de carcter mltiple que resultan ms prximas a la historiasocial que a la geopoltica (L()I'E/-COI{!J()N, M." V.: "Bases social(>s e ... , p. 1(5).

    (,1 MILlA, P.: Mentalits collectives el relations internationales, en Relations lnter-Iworwles, nm. 41, primavera de 1985, p. 104.

  • 42 Jos Luis Neila Hernndez

    en cuyo universo encuentran cabida el heterogneo elenco de actorese interacciones de la sociedad internacional contempornea (.l.

    Ciertamente, la aproximacin a las relaciones internacionales desdela ptica, cualquiera que sea, del Estado contina siendo dominanteen la ciencia de la sociedad internacional, y por supuesto en la historiade las relaciones internacionales. Pero no menos cierto es que la natu-raleza de la sociedad internacional actual resulta inasequible en sutotalidad desde esa perspectiva tradicional, de modo que el adecuadoanlisis y comprensin de la misma en su sentido histrico difcilmenteser posible sin un paralelo esfuerzo de renovacin y adaptacin delutillaje intelectual para llevarlo a cabo. Una realidad en transformacinsobre la que ya adverta Saul Friedlnder a principios de la dcadade los ochenta, en los siguientes trminos:

    (... ) les ralits nouvelles des relations internationales (relations inte-rtatiques, mais aussi relations transnationales de plus en plus et relationsinterculturelles mergentes a des multiples niveaux) excluaient dsormaisl'existence d'un paradigme d'interprtation unique de ce domaine, a supposerqu'un paradigme ait jamais t formulable (j(j.

    En este contexto proclive a la pluralidad de teoras interpretativas,el abanico de teoras utilizables, desde la perspectiva del historiador,se acrecentar a medida que se consolide la colaboracin entre loshistoriadores y los tericos y el intercambio entre la historia y las cienciassociales.

    (,; A efectos empricos resulta sumamente ilustrativa la mera consulta de los ndicesde la revista Relations lnlernationals desde su fundacin en 1974 hasta la actualidadpara constatar la multiplicidad de perspectivas sociales desde las que se aborda lahistoria de las relaciones internacionales, aunque luego la mayor parte de las apOltacionesen cada nmero monogrfico sean puestas en escena desde diferentes historiografasnacionales (un sumario de los ndices entre 1974 y 1993 puede consultarse en elnmero correspondiente de diciembre de 19(4). En la misma medida resulta sintomticoel elenco de encuentros cientficos promovidos en el seno de la Comisin de Historiade las Relaciones desde 1989, abordando cuestiones de mtodo, fuentes, el problemade las guerras en el siglo xx, la potencia, la neutralidad o los escenarios de las relacionesinternacionales (vase COMVlISSIOr\ (W HISTOBY OF lyn:BNATlor\AI. REI.ATIONS, Report onActivities... ).

    (( FBIEDLAr\DEB, S., Y MOLNAB, M.: Histoire nouvelle et histoire des relations inter-nationales, en FIUEDI..~NIlEB,S.; K\l'lIH, H., Y RESZI.EB, A.: l/historien el... , p. 87.

  • Historia del Tiempo Presentee Historia de las Relaciones

    Internacionales

    Montserrat Huguet Santosuniversidad Carlos III

    l. Una Historia del Presente

    El lapso de tiempo que transcurre entre la vivencia como experienciay la expectativa como promesa de futuro, el peso de esta percepcines el tiempo en que se mueve la Historia del Tiempo Presente 1, estoes, del tiempo compartido por las generaciones vivas 2 como experienciahistrica. El presente, ha escrito Julio Arstegui :\ contiene una formaespecial de historicidad, que se relaciona con la forma en que nuestra

    I Pese a que los orgenes de la Historia del Presente, bajo diferentes denominaciones,se encuentran desde la dcada de los aos setenta en Francia, Alemania y Reino Unido-vase el esfuerzo por los temas de la historia reciente de la revista Vingtieme Siecle,dirigida por lean Pierre Rioux-, en los aos noventa Espaa se incorpora a los estudiosde esta joven disciplina desgajada de la Historia Contempornea, desde una perspectivams terica que prctica. Es preciso sealar algunos de los ms recientes trabajosen este sentido. En primer lugar, el coordinado por DAZ BAI{HAIJO, M. P.: Historiadel Tiempo Presente. Teora y Metodologa, Universidad de Extremadura, 1998, y AI{()s-TECUI, ]., et alii: Dossier: Historia y Tiempo presente, Cuadernos de Historia Con-tempornea, nm. 20, Universidad Complutense, Madrid, 1998. Y finalmente CU:STA,J.: Historia del Presente, Madrid, Eudema, 199:~.

    2 Dentro de la amplsima produccin acerca de la teora de generacin, indicamosdos trabajos recientes que actualizan la cuestin. ZAHCO, ]., y l{lIETA, A.:

  • 44 Montserrat Huguet Santos

    intuicin y conocimiento capta el sentido del tiempo. Es siempre unmomento fugaz, en transicin. Se tratara de una historicidad activa,frente a la del pasado, que constituye siempre una reconstruccin.

    Cules son los rasgos del tiempo histrico en que vivimos? Antetodo, la idea de presente conlleva en su referencia social la de lacoetaneidad, la intensa conciencia comn de la especificidad del tiempovivido, que las gentes viven como historial, en un afn precisamentepor retener el tiempo y aminorar el vrtigo de la incertidumbre. Estoconduce a la tendencia genrica que abre las puertas a la historizacinde las vidas privadas y de las gentes, que la inflacin meditica tiendea favorecer. En segundo trmino, es fcilmente perceptible que la ava-lancha informativa nos sita en una fase de acopio y archivo de lamemoria s que, pese a la revolucin que supone la irrupcin de lossoportes digitales, pone de manifiesto la limitacin de las herramientas (.En este orden de cosas la historizacin de lo coetneo est necesitadade la formulacin de mtodos y protocolos mediante los cuales desbrozarla informacin. En tercer lugar, la percepcin agigantada del entornoinmediato. Desde el momento en que las tecnologas hacen posibleser y estar en todas partes a un mismo tiempo, una suerte de ubicuidaden definitiva, el conocimiento del medio carece de fronteras, porquees verstil en el tiempo y en razn de las circunstancias de los individuosy de los grupos humanos.

    Digamos tambin que, siempre que se aplique una metodologahistrica, en general la Historia del Presente se adapta bien a los lla-mados anlisis de actualidad, al periodismo de investigacin y a loslenguajes audiovisuales. Lo cual no equivale a concebir la Historiadel Presente como anlisis de la actualidad o como indagacin perio-dstica. Es, sin embargo, una evidencia de este entendimiento el que,cada vez ms, los planes de estudio de las Facultades de Periodismoreclaman la imparticin de la disciplina Historia del Tiempo Presente.

    el Acerca de la historizacin de la experiencia como fundamento para construiruna Historia del Presente, ver AI{(lSTEClIl, J.:

  • Historia del Tiempo Presente e Historia de las Relaciones Internacionales 45

    Ahora bien, desde un punto de vista terico, la Historia del Presenteviene planteando una serie de reflexiones y de dudas muy sustancialesque aportan datos significativos sobre las dificultades que encuentrala disciplina para fijar sus propias sei'ias de identidad 7. La primeray ms insistente es sin duda la de la perspectiva temporal. Vinculadaa ella se sustancia con fuerza en segundo lugar la naturaleza y elpapel de los acontecimientos. La tercera se refiere a la naturaleza dela funcin histrica de los propios testigos de la Historia. La cuartaviene a considerar la posibilidad de la Historia del Presente comofuente primaria en s misma. Una quinta reflexin tratara de enfocarel vnculo entre la Historia del Presente y las disciplinas colateralespara definir un escenario de accin incierto y resbaladizo del que nadieparece querer responsabilizarse: ,disciplinariedad o interdisciplinarie-dad?, podra ser la disyuntiva. Cada una de estas cuestiones, por ssola o en concatenacin con las dems, no es, por otra parte, ajenaa la propia reflexin que la Historia ha hecho sobre s misma en todoslos tiempos. Veamos su especificidad en el Tiempo Presente.

    El valor que el sentido comn confiere a la perspectiva temporalpara la confeccin del discurso histrico no parece sostenerse en elcaso de la Historia del Presente, ya que las percepciones de los pro-tagonistas de los hechos, el conjunto de sus memorias, aportan la nocinde testimonio, permitiendo al historiador comprender mejor los fen-menos. Toda construccin histrica se ve, por lo tanto, favorecida sipara su elaboracin puede contar con su propia historia del presente.La impresin del espectador o el intento de explicar el fenmeno oel proceso histrico en directo ayuda enormemente al historiador. Sinembargo, el historiador conoce perfectamente las cautelas con que hade enfrentarse a los testimonios de los protagonistas y de los espectadoresde la Historia, lo que le lleva a tomar en cuenta un matiz que noes en absoluto balad, si bien es preciso reconocer que el mantenimientode su importancia requiere una buena dosis de fe. Nos referimos ala cualidad del observador: el historiador del presente formula sus cons-trucciones desde una atalaya privilegiada, la que le otorga su propiorecorrido histrico y su mentalidad. Renunciar a esta condicin es tanintil por imposible como por poco prctico, ya que es la mentalidadhistrica una rara cualidad, difcilmente aprehendible, pero perfecta-mente natural. Pero ante todo necesaria en nuestros das, ya que hacer

    7 Algunas de estas reflexiones han sido recientemente abordadas por CAHTON ASII,T.: "El presente como Historia, en Claves de la Razn Prctica, nm. 102, pp. 22-26.

  • 46 Monlserrat Huguet Santos

    frente a la Historia del Presente exige, en los comienzos del siglo XXI,un esfuerzo de discriminacin sin precedentes en el contexto de laselva informativa de nuestro mundo actual.

    Pero si la discriminacin, asistida por el criterio personal, es nece-saria, lo es sin duda ms an que efectuemos el registro de los acon-tecimientos en el sentido ms amplio posible, en este caso sin dis-criminar. Por ello, la fuente audiovisual resulta imprescindible. Desdeel presente, careciendo an de la informacin acerca de los efectoso consecuencias -que no de los hechos posteriores- que van a deri-varse de los asuntos acaecidos hoy, y a pesar de que apliquemos elinsustituible criterio histrico, podemos equivocarnos en la discrimi-nacin o eleccin de los sujetos que consideramos esenciales en losprocesos histricos estudiados. El futuro historiogrfico necesitar, ade-ms de los relatos del presente, de aquellas fuentes que puedan completarun panorama al margen de nuestra eleccin. Tanto es as que la Historiadel Presente, aun a riesgo de perder identidad como disciplina, nopuede permitirse el lujo de erradicar de entrada ningn campo disciplinary mucho menos ninguna tipologa de fuentes. Estando la Historia delPresente muy prxima al llamado periodismo de investigacin y vin-culada a la literatura en tanto expresin narrativa, cada vez son mslos historiadores que compaginan, con mejor o peor oficio, su intersprofesional por la Historia con el trabajo como analistas de la realidadpresente en medios de difusin peridica y audiovisual.

    Ciertamente, el encuentro entre ambos medios, Historia e infor-macin, provoca rozaduras de importancia, que no deben ser, no