historia e historiografía de las relaciones internacionales

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  • 8/9/2019 Historia e Historiografía de Las Relaciones Internacionales

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    HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALESBRIAN C. SCHMIDT

    Por lo tanto, hoy en día, después de un cuarto de siglo de actividad, el estudio de las

    relaciones internacionales se encuentra todavía en un estado de gran confusión. El alcance

    de la materia, los métodos de análisis y de síntesis que ha de seguirse, las disposiciones

    administrativas adecuadas a realizar en los planes de estudios universitarios, la

    organización de la investigación - todos estos son asuntos de controversia continua. !ir",

    #$%&' &(

    En resumen, como un campo de investigación, las relaciones internacionales hoy se

    aseme)a a un escenario poco marcado de salida en la que una multiplicidad de programas y

    estrategias de investigación competir, coe*istir, superposición, o retener un espléndido

    aislamiento. +evestimiento, #$$' ##(

    El campo de los estudios internacionales se ha convertido en un poco como la orre de

    a/el, lleno de una cacofonía de voces diferentes - o, como algunos han implicado, un

    con)unto de tri/us que son muy territoriales, francotiradores en los que vienen demasiado

    cerca y preferir estar con los que son como ellos. 0omo resultado, el campo de las

    relaciones internacionales se ha convertido en una sociedad de cartera administrativa en

    lugar de un área intelectualmente coherente de investigación o una comunidad de

    académicos. 1ermann, #$$2' 3(

    Estas citas indican una respuesta preliminar a los que cuestionan el valor de la participación

    en la investigación so/re la historia de disciplina del campo de las relaciones

    internacionales 4+(. 5ientras que un diagnóstico com6n de la situación contemporánea del

    campo es que carece de una identidad coherente, las declaraciones anteriormente indicanque la identidad del campo nunca ha sido tan seguro como muchos podrían imaginar. 7na

    rápida revisión de li/ros recientes y artículos que se encuentran en el n6mero cada vez

    mayor de revistas especializadas, y los programas de las reuniones anuales de la 8sociación

    de Estudios 4nternacionales 498( y ritish 4nternational 9tudies 8ssociation 498(,

    revela un comple)o campo de alcance e*traordinario, sin em/argo, un elemento de sospecha

    sigue siendo fundido en la tarea de e*aminar su historia. 7na posi/le e*plicación de la

    renuencia a conceder legitimidad a esta tarea de investigación es la noción com6n de que ya

    sa/emos la historia. :tra posi/ilidad es que los de la corriente principal están satisfechos

    con la historia dominante que se di)o so/re el desarrollo del campo. En cualquier caso, no

    hay escasez de cuentas /reves sinópticas de esta historia en los li/ros de te*to

    introductorios, artículos estado-de-el-campo y 498 discursos presidenciales.

    Estas entregas frecuencia vuelven a contar una historia convencional de la forma en que el

    campo ha progresado a través de una serie de fases' idealista, realista, conductista,

     post/ehavioralist, pluralista, neorrealista, racionalista, pospositivista y constructivista. ;a

    imagen de las tres primeras fases ha sido tan profundamente arraigado en la mente de los

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    estudiantes y académicos que casi parece que no hay forma alternativa de entender la

    historia temprana del campo. 1edley ull, por e)emplo, afirmó que es

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    enfrenta la política internacional, un sentido histórico más e*igente nos recuerda que los

    enfoques contemporáneos suelen ser reencarnaciones de los discursos anteriores. 9in un

    conocimiento suficiente de cómo ha evolucionado el campo, e*iste el peligro constante de

    reinventar continuamente la rueda. 1ay, de hecho, mucha evidencia para apoyar la tesis de

    que mucho de lo que se toma como nueva es en realidad profundamente arraigadas en el

     pasado discursivo del campo. Por 6ltimo, una historia perspicaz del campo ofrece una /asefructífera para la refle*ión crítica so/re el presente. El conocimiento de lo real, en

    oposición a la mítica, la historia puede o/ligarnos a reevaluar algunas de nuestras imágenes

    dominantes del campo y dar lugar a la apertura de un espacio muy necesario en el que

     pensar en la política internacional en el nuevo milenio.

    5i propósito en este capítulo no es ofrecer una historia completa del campo definido en

    términos generales o disciplina de 4+. Ho sólo sería un esfuerzo tan imposi/le en este

    conte*to, pero, como indicaré más adelante, hay una am/igIedad suficiente con respecto a

    la identidad propia del campo, con respecto a sus orígenes, sede institucional, y las

    fronteras geográficas, que simplemente escri/ir un genérico historia de 4+ sin a/ordar este

    tipo de cuestiones en detalle ha llegado al punto de ser contraproducente. Por otra parte,

    mientras que gran parte del tra/a)o previo so/re la historia del campo no ha e*hi/ido

    suficiente sofisticación teórica y metodológica en acercarse a la tarea de proporcionar un

    relato histórico adecuado, algunos tra/a)os recientes en esta área están o/ligando a los

    académicos para afrontar una serie de cuestiones historiográficas. Esta 6ltima ola de /eca

    reconoce claramente el vínculo necesario que e*iste entre el esta/lecimiento de la identidad

    de la disciplina y la presentación de una imagen de su historia. Por otra parte, la forma en

    que se reconstruye la historia de 4+ se ha convertido en casi tan importante como la propia

    cuenta sustantiva, y por lo tanto se convierte en crucial importancia para a/ordar la cuestión

    de la investigación /ásica de cómo se de/e a/ordar la tarea de escri/ir una historia de la

    disciplina.

    Joy a comenzar por discutir /revemente una serie de cuestiones persistentes y contenciosos

    so/re la medida en que hay un campo /ien definido de 4+ que tiene una identidad propia,

    así como la no menos polémica cuestión de si la historia del campo de/e ser escrito desde

    un marco cosmopolita de referencia - que no presta atención significativa a las diferencias

    nacionales e institucionales distintas - o si es necesario a/ordar esta tarea desde dentro de

    conte*tos nacionales claramente demarcadas. 8 pesar de que de/ería ser evidente que el 4+ 

    es un campo académico discreta después de más de cincuenta a cien a@os de evolución,

    dependiendo de cómo se las fechas la génesis del campo, han surgido continuamente

    am/igIedades respecto tanto el carácter de la materia y los límites institucionales del

    campo. 8gregando a la confusión en torno a la identidad del campo es el hecho de la

    dominación a/rumadora y continua de la comunidad académica de 8mérica del 4+ que a

    veces lleva a la conclusión errónea de que la historia de 4+ es sinónimo de su desarrollo en

    los Estados 7nidos. 9i /ien hay mucho mérito en #$&&( la afirmación de 9tanley

    1offmann que 4+ es una ciencia social estadounidense, a pesar de la influencia de un gran

    n6mero de académicos nacidos en Europa, tam/ién es el caso que a pesar del impacto

    glo/al del modelo americano, hay muchos comunidades académicas indígenas que tienen

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    su propio historial disciplinario 6nico. Este es, por e)emplo, claramente el caso de la

    Escuela de 4nglés, cuyas contri/uciones han comenzado recientemente a ser de/idamente

    documentada y evaluada Dunne, #$$2B ;ittle, >333(. 0iertamente, estas comunidades se

    han visto profundamente afectados por los desarrollos teóricos y metodológicos en los

    Estados 7nidos, pero sin em/argo son las diferencias en la forma en que se estudió el tema

    en diferentes partes del mundo Korgensen, >333(. El carácter interdisciplinario del campo ylas diferencias en escenarios nacionales a veces llevar a la conclusión de que una disciplina

    distinta o campo de 4+ en realidad no e*isten, pero a pesar de las am/igIedades so/re los

    límites disciplinarios y una sede institucional, 4+, como un campo de estudio académico,

    tiene una identidad profesional clara y el discurso.

    5e concentro en la pró*ima la historiografía del 4+, es decir, tanto la /eca en la historia del

    campo y los principios metodológicos implicados en que la investigación y la escritura. 5i

    atención se centrará en dos pro/lemas fundamentales' primero, presentismo, que implica la

     práctica de escri/ir una historia del campo para el propósito de hacer un punto so/re su

    carácter presenteB y segundo, el conte*tualismo, que parte del supuesto de que los

    acontecimientos e*ógenos en el ám/ito de la política internacional han estructurado

    fundamentalmente el desarrollo de 4+ como un campo de estudio académico. Joy a tratar 

    de ilustrar estas cuestiones mediante la revisión de la literatura e*istente. +ecientemente, se

    ha producido un nota/le incremento en la cantidad y la calidad de la literatura so/re la

    historia del campo, y se puede argumentar que, en general, la historia de las ciencias

    sociales se está convirtiendo en una especialidad distinta de investigación. Esta nueva

    literatura ha puesto en duda el aumento de las imágenes convencionales del desarrollo de

    4+. 5i propósito fundamental en este capítulo es el de impugnar la comprensión dominante

    de la forma en que el campo ha progresado y para fomentar un tra/a)o más sofisticado en la

    historia disciplinaria de 4+.

    8 lo largo del capítulo, de vez en cuando hacer referencia a un marco conceptual

    desarrollado por Kohn unnell #$$2(. El marco, qué términos unnell las

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    teóricas, metodológicas y epistemológicas que han surgido desde el campo primero entró

    en e*istencia a menudo han estado involucrados con la /6squeda de lograr la autoridad

    so/re la práctica de la política internacional. L las historias de 4+, como muchos de los que

    se ofrecen en las otras ciencias sociales, a menudo han servido para conceder una

    interpretación particular del campo con el fin de legitimar una imagen contemporánea de un

    enfoque científico. Esta /6squeda de validación e*plica en parte la atracción en la cienciasocial de convertir a la historia y filosofía de la ciencia natural, otra de las prácticas de

    segundo orden, en lo que representa para el crecimiento del campo. 9erá a través del medio

    de la historia disciplinaria que, en términos de unnell, califica como un B :lson y el

    novio, #$$#B :lson y :nuf, #$2AB Palmer, #$23B hompson, #$A>B Gright, #$AA(. 5ientras

    que la controversia es, en algunos aspectos, relacionados con el polémico asunto de los

    orígenes y límites geográficos del terreno, implica fundamentalmente la cuestión de la

    identidad de 4+ como un discurso de segundo orden y el estado de su o/)eto de estudio.

    8unque es evidente que esta cuestión nunca ha sido contestada satisfactoriamente, el

    historial disciplinario proporciona un punto de vista perspicaz para ver la manera en que el

    campo ha intentado esta/lecer su propia identidad.

    El período que precede al punto en el que podemos discernir la identidad del campo como

    una práctica académica diferenciada se puede llamar su

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     pregunta interesante e importante que a menudo se ha respondido se@alando tema 6nico del

    campo, por lo general se define en términos de la política en la ausencia de una autoridad

    central, así como aportando elementos de diversas /ases epistemológicas y metodológicas.

    9in em/argo, no mientras la cuestión de si 4+ es una disciplina distinta es intrigante, es

    importante que esto se convierta en un o/stáculo para la reconstrucción de la historia del

    estudio de la política internacional.

    Estos pro/lemas, sin em/argo, ponen de relieve la importancia de identificar y centrarse en

    el conte*to institucional del campo con claridad. ;a varia/ilidad en el conte*to institucional

    es, en parte, responsa/le de la amplia gama de fechas que se han utilizado para marcar el

    nacimiento del campo. 9e hace una gran diferencia, por e)emplo, si 4+ se institucionalizó

    como una disciplina separada, al igual que en gran parte el caso después de la Primera

    uerra 5undial en el +eino 7nido, donde se crearon una serie de cátedras independientes,

    o como un su/-campo de la política ciencia, como fue el caso en los Estados 7nidos,

    8lemania y Crancia.? em/argo historias ortodo*as han sido más proclives a enfatizar el

    impacto de los acontecimientos políticos importantes en el desarrollo del campo que el

    carácter del marco institucional del campo. En el caso de Estados 7nidos, por e)emplo, es

    imposi/le escri/ir la historia de 4+ sin u/icarla dentro de la matriz disciplinaria de la

    ciencia política norteamericana. Esto es diferente de la e*periencia histórica de 4+ en el

    +eino 7nido, donde no era una parte de la ciencia política, sino más /ien un nuevo campo

    de investigación con una casa departamental separada 1ill, #$2&B Gaever, #$$2(. 8demás

    de estas variaciones institucionales, e*isten numerosas diferencias con respecto al clima

    intelectual, el acceso a la información, apoyo a la investigación, los vínculos entre el

    go/ierno y el mundo académico, y la estructura general y el carácter del sistema

    universitario 9impson, #$$2B 9mith, #$2A(.

    ;a importancia de conte*to institucional está estrechamente relacionada con la cuestión del

    conte*to nacional del campo. ;as variaciones en la estructura institucional están

    íntimamente relacionados con el entorno nacional en el que se encuentra 4+. ;a cuestión de

    si los límites de 4+ de/en ser demarcados en términos de un país en particular o si de/e ser 

    vista como un esfuerzo más cosmopolita sin tener en cuenta las diferencias nacionales

    complica la tarea de escri/ir una historia de la disciplina. 9in em/argo, mientras que la

    creación de una disciplina verdaderamente glo/al puede, tal vez, ser una aspiración, los

    estudios contin6an indicando que el estudio académico de la política internacional está

    marcado por el /ritánico, y en especial de 8mérica, el provincianismo. Desde 9tanley

    1offmann pu/licó su famoso artículo

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    las tendencias y de/ates, 4+, como notas Gaever, =es muy diferente en diferentes lugares

    (. Pero mientras que la falta de sofisticación teórica está

    definitivamente arraigada en el supuesto de que los médicos ya conocen la historia del

    campo, factores adicionales están en el tra/a)o en el fortalecimiento de la tendencia a

    simplificar, y así distorsionar, esa historia.

    Tradiciones: Analítica e Histórico

    1ay una creencia general de que la historia del campo puede e*plicarse por referencia a una

    tradición continua que se remonta a la 8tenas clásica y se e*tiende hasta el presente. ;a

    literatura 4+ contiene numerosas referencias a la idea de que e*isten tradiciones épicas de

     pensamiento internacional que han dado origen a las escuelas o paradigmas como el

    realismo y el li/eralismo 0lar", #$2$ coherentesB Donnelly, #$$AB 1olsti, #$2AB !ugler,

    #$$?B acher y 5ateo, #$$A(. 8demás, y lo más importante para la discusión que nos

    ocupa, hay una convicción generalizada de que estas antiguas tradiciones representan una

     parte integral del pasado del campo y, por lo tanto, son relevantes para la comprensión de la

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    identidad contemporánea del campo. 7n e)emplo de esta creencia se puede encontrar en la

    encuesta de Kace" !ugler de la literatura so/re el conflicto y la guerra en el que afirma que

    el (, a 5orgenthau #$%2(, a :rgans"i #$A2(, a Jals #$&$( y para ilpin #$2#( =!ugler, #$$?' %2?-%(. 9i /ien es cierto que el estudio de los teóricos

    asociados con el canon clásico del pensamiento político occidental constituye un elemento

    de la práctica de la 4+, como lo demuestra, por e)emplo, por el 1om/re de !enneth Galtz,

    el Estado y la guerra #$A$(, que es, sin em/argo, un error fundamental para presumir que

    el tra/a)o de los teóricos políticos clásicos como ucídides o !ant puede interpretarse como

    antecedentes constitutivos de la literatura de 4+ contemporáneo.

    1ay una cierta ironía en la tendencia generalizada de los estudiosos contemporáneos para

    hacer referencia a los escritos de los teóricos políticos clásicos en que uno de los supuestos

    dominantes durante muchos a@os fue que el canon de te*tos clásicos desde Platón a 5ar*

    no tenía mucho que decir so/re la política internacional. Esta fue la opinión popularizada

    en esa polémica, el 5artin Gight =Por qué no hay eoría 4nternacionalQ B !nutsen, #$$&B 9chmidt, >333B Gal"er, #$$?B

    Gilliams, #$$>(. David oucher ha argumentado que una de las razones por 4+ no cuentacon un canon esta/lecido de te*tos clásicos se deriva del error que los teóricos 4+ hicieron

    cuando =cortar a la deriva de la corriente principal de la teoría política con el fin de

    desarrollar sus propias teorías y conceptos

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    discusiones de una tradición de 4+ son generalizados y, como +o/ Gal"er #$$?( ha

    se@alado, le)os de ser monolítica, tienden a hacer menos referencia a las tradiciones

    históricas reales, es decir, los patrones autoconstituidas de la práctica convencional a través

    del cual las ideas se transmiten dentro un marco discursivo reconoci/le esta/lecido, que a

    una construcción retrospectiva analítica que en gran medida se define por criterios y

     preocupaciones actuales. En el caso de la historia disciplinaria de 4+, se presentan talestradiciones retrospectivamente construidos como el realismo como si representaran una

    tradición real o selfconstituted en el campo, y serios pro/lemas en la comprensión y escri/ir 

    la historia de resultado 4+ cuando la primera esté confundido, o presentado como, esta

    6ltima.

    Nuizás la mayor dificultad es que tales interpretaciones épicas del pasado desvían la

    atención de las prácticas académicas reales y personas que han contri/uido al desarrollo y

    la identidad actual del campo. En lugar de una historia que traza la genealogía de los

    eruditos académicos que participaron conscientemente e institucionalmente en el discurso

     profesional de 4+, se nos presenta con una versión idealizada del pasado en forma de una

    tradición continua que se e*tiende desde la antigIedad hasta el presente. Estas cuentas

    épicas, que son la norma en muchos de los te*tos universitarios destacados, sirven para

    reforzar la idea de que ya sa/emos la historia del campo. 8tención normalmente se dedica a

    =padres fundadores=, como ucídides, 5aquiavelo y !ant, mientras que una gran cantidad

    de personas que han contri/uido al estudio académico institucionalizado de la política

    internacional se descuidan sistemáticamente. 5ientras que los eruditos académicos como

    Kames ryce, Crederic" 9. Dunn, Pitman Potter y Paul 9. +einsch pueden no ser tan

    históricamente fascinante, que son mucho más 6til para localizar el desarrollo real del

    campo.

     El presentismo

    ;a tendencia generalizada a escri/ir la historia del campo en términos de su participación

    en una tradición antigua o clásica del pensamiento a menudo sirve para conferir legitimidad

    a un programa de investigación contemporánea. 7no de los propósitos principales de las

    diversas historias de 4+ es decir algo con autoridad so/re el carácter actual del campo, y

    esto a menudo contri/uye a la tendencia a distorsionar la historia del campo. En fin, ya sea

     para defender una nueva dirección para el campo y para criticar a su estructura actual, o,

     por el contrario, para defender el statu quo, los académicos a menudo se sienten o/ligados a

     )ustificar su posición en referencia y la caracterización de la evolución general del campo.

    Por e)emplo, las historias que tratan de e*plicar el aumento y la posterior dominación de la

    teoría realista con frecuencia se sienten o/ligados a demostrar las ideas eternas de latradición realista, a partir de ucídides o 5aquiavelo. L los que critican periódicamente el

    carácter pluralista del campo a menudo hacen referencia a un período anterior cuando ha/ía

    supuestamente un paradigma dominante o enfoque que la unió. El quid de la cuestión es

    que muchos de los intentos de refle*ionar so/re la historia de 4+ se llevan a ca/o en gran

     parte con fines =presentistas= en vez de con la intención de cuidado y precisión la

    reconstrucción del pasado.

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    1istoria

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     paradigma por otro constituye el

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    que en realidad hay una variedad de realismos 8shley, #$2#B Doyle, #$$&B Dunne, #$$&B

    Cran"el, #$$B oldmann , #$22B uzzini, #$$2(. 9in em/argo, casi todo el mundo en el

    campo es capaz de identificar los rasgos centrales que están asociados con el realismo, que

    suelen incluir las siguientes reivindicaciones' que el Estado so/erano es el actor más

    importante en la política internacionalB que el comportamiento del Estado se puede e*plicar 

    racionalmenteB que los Estados son actores unitariosB que e*iste una clara distinción entre la política nacional e internacionalB que los estados persiguen el poder en un entorno de

    autoayuda anárquicaB y que las cuestiones de la guerra y la paz son de suma importancia. El

     predominio del realismo ha llevado Kac" Donnelly sugerir que B 0arr, S#$?$T #$%B uzzini, #$$2B 1ollis y 9mith, #$$#B

    !egley y Gitt"opf, #$2$B 9mith 5K, #$2B Jasquez, #$$2(. 8lgunos de los otros

     paradigmas rivales al realismo han incluido el

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    cognitiva so/re la materia o/)eto de la política internacional, 4+ ha se@alado a los filósofos

    de la ciencia en la creencia de que pueden proporcionar las /ases para un )uicio y

    evaluación empírica. Cerguson y 5ans/ach, por e)emplo, tenga en cuenta que la atracción

    del marco de !uhn para descri/ir la historia del 4+ es que permitió =estudiosos de las

    relaciones internacionales que se avance en su campo rodeado de incoherencia teórica

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    Dunn, #$%2B Co*, #$%$B uzzini, #$$2B !ir", #$%&B 5K 9mith, #$2B hompson, #$3(. ;a

    supuesta superioridad de la visión realista ha hecho que parezca necesario e*aminar 

    cuidadosamente la naturaleza de los reclamos hechos por los que escri/en en el campo

    antes de la 9egunda uerra 5undial o incluso los escritos de muchos de los que son

    considerados como los primeros realistas. ;os

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    #$$B +eynolds, #$&?B +ogoFs"i, #$2B Jital, #$&(. eorge ;is"a descri/ió el período en

    el que el de/ate entre tradicionalistas y los conductistas se llevó a ca/o como la =década

    heroica

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    un pluralismo a vivir con =Gaever, #$$' #AA(. En otras pala/ras, las afirmaciones so/re la

    ascendencia del neorrealismo no significa/a que los partidarios de un enfoque o li/eral

    pluralista( mar*ista glo/alista( de)ó de aportar al discurso de 4+, y algunos incluso han

    cuestionado si los tres (. 9eg6n

    Losef ;apid, el ataque por las feministas, la Escuela de Cran"furt teóricos críticos, y post-

    estructuralistas so/re lo que perci/ían como las /ases epistemológicas positivistas del

    campo marcaron el comienzo de una =tercera de/ate

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    estudiosos de entreguerras tenían una misión práctica de reformar la práctica de la política

    internacional, este o/)etivo, que es endémica de la naturaleza misma de metapractices de

    segundo orden, no ha de)ado de animar la historia del campo. Este o/)etivo, sostengo, no en

    sí mismo calificar la empresa como utópico. 5uchos de los que han dado en llamar a su vez

    =idealistas= fuera, una inspección más cercana, o si desea suscri/irse a una posición que es

    muy diferente de la forma en que se han caracterizado en la literatura secundaria. ;aetiqueta convencional del idealismo que se ha unido al período de entreguerras de /eca 4+ 

    tergiversa seriamente el carácter real de la conversación que esta/a siendo dirigido hacia la

     política internacional Entendimiento :siander, #$$2B 9chmidt, #$$2aB Gilson, #$$2(.

    8demás de distorsionar gravemente los a@os formativos de la historia del campo, la

    etiqueta idealista ha inhi/ido la comprensión de algunas de las continuidades discursivas

     profundas que e*isten entre el presente y el pasado.

    al vez la continuidad más importante es el concepto de anarquía que se ha dado el campo

    de la 4+ de una identidad discursiva distinta. 8unque pudiera parecer a aquellos que noestán familiarizados con la historia institucional de 4+ que la anarquía es cierto

    rompeca/ezas de investigación recientemente descu/ierto que se presta a las 6ltimas

    herramientas de investigación social científica, la anarquía - y el concepto estrechamente

    relacionado de la so/eranía - ha servido de principio constituyente /ásico a través de la

    evolución del campo 9chmidt, #$$2/(. ;os estudiosos de entreguerras eran muy

    conscientes del hecho de que su tema, que incluyó un análisis de las causas de la guerra y la

     paz, directamente a/orda las cuestiones derivadas de la e*istencia de estados so/eranos en

    un estado de anarquía Dic"inson, #$#, #$>(. 5uchos de los que escri/en en el período

    de entreguerras entiende que la so/eranía y la anarquía esta/an ine*trica/lemente asociados

    con, y mutuamente constitutiva de, entre sí, y esto e*plica por qué gran parte del discurso

    de entreguerras se centró en el concepto de la so/eranía estatal. En su estudio de la

    situación, los científicos políticos esta/lecieron un vínculo teórico entre los aspectos

    internos y e*ternos de la so/eranía del Estado, así como entre la política nacional e

    internacional. ;a teoría )urídica del Estado, que, durante el a@o #$33, fue el paradigma más

    influyente para el estudio de la ciencia política, representa el medio internacional como uno

    en que los estados llevaron una e*istencia independiente y aislada Gillough/y, #$#2(. ;os

    defensores de la teoría )urídica evoca/an la imagen pre-contractual de los individuos que

    viven en un estado de naturaleza para descri/ir la condición e*terna de los estados y

    di/u)aron muchas de las mismas conclusiones pesimistas que los realistas han hecho acerca

    de la política realizadas en ausencia de una autoridad central.

    8 partir de la década de #$>3, la teoría )urídica fue desafiado por un nuevo grupo de

     pensadores que colectivamente planteó la teoría del pluralismo que transformó

    fundamentalmente el discurso de la ciencia política y 4+ unnell, #$$?B ;ittle, #$$B

    9chmidt, #$$2/(. ;os pluralistas como 1arold ;as"i #$>#, #$>&( y 5ary Par"er Collett

    S#$#2T #$?%( argumentaron que la teoría )urídica era totalmente incompati/le con la

    condición moderna de la interdependencia, y esto indica claramente que el Estado ya no era

    omnipotente y e*entos de toda otra fuentes de autoridad. ;a calidad interdependiente de la

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     política internacional, que los pluralistas llevó a ser a*iomático, )unto con la e*istencia de

    muchos sindicatos p6/licos internacionales +einsch, #$##(, plantea serias dudas so/re la

    validez de la afirmación de que cada Estado-nación era totalmente so/erano en relación a

    todos otros actores. 1ay muchas similitudes entre la crítica de la teoría )urídica pluralista y

    el de/ate so/re la interdependencia que tuvo lugar durante la década de #$&3, y sin

    em/argo casi no hay reconocimiento de este discurso antes de Gilde, #$$#(. +ichard Pocoargumenta que una de las razones principales por la herencia intelectual del pluralismo se

    ha oscurecido se deriva de la

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    teóricas o paradigmas, nunca se llevó a ca/o entre el período de entreguerras y los

    estudiosos posterior a la 9egunda uerra 5undial.

    En comparación con la investigación reciente so/re el período de entreguerras de la historia

    del campo, los detalles generalmente asociados con el (.

    8unque admito que hay alg6n mérito en cada una de estas cuentas, ni capta suficientemente

    la naturaleza de los conflictos que se produ)eron durante los a@os #$A3 y #$3. 7na forma

    de enfrentarse con este período es para ver los eventos en términos de marco de las órdenes

    del discurso de unnell. 7na cuestión crucial que informó al de/ate comportamiento fue el

     pro/lema de la autoridad cognitiva del 4+ como un discurso de segundo orden. Es cada vez

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    más se convirtió en el caso, especialmente en el conte*to de 8mérica, que la ciencia

     proporciona el modelo para lograr la autoridad del conocimiento, y la /6squeda durante los

    a@os #$A3 y #$3, así como antes y después de este período, fue de emular lo que se cree

    que es los cánones de la investigación en las ciencias naturales. El compromiso con el logro

    de un cuerpo de conocimientos so/re política internacional que fue científicamente creí/le

    y que podrían generar autoridad práctica siempre ha sido un o/)etivo que define el campo.;o que ha cam/iado con el transcurso del tiempo es el contenido de la idea de la ciencia.

    7na de las consecuencias de descuidar un estudio cuidadoso de la historia del campo ha

    sido un fracaso para reconocer adecuadamente la la/or de los miem/ros de la Escuela de

    0iencias Políticas de 0hicago. En los a@os #$>3 y #$?3, 1arold ;assFell, 0harles 5erriam

    y Nuincy Gright creían que esta/an en la vanguardia del desarrollo de una ciencia universal

    de la política Co*, #$&AB !ahler, #$$&(. 0omo Gilliam . +. Co* ha se@alado, cuando la

     política mundial comenzó a pu/licarse en #$%2, ha/ía dos escuelas de pensamiento muy

    diferentes remodelación del estudio académico de 4+' la escuela realista y la escuela

    dirigida por 5erriam, que

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    9ea o no aceptamos la idea de que un

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    8unque es difícil dar una perspectiva histórica adecuada so/re estos acontecimientos más

    recientes, es simplemente imposi/le agrupar a todas estas controversias /a)o un gran de/ate

    maestro. Ho importa cuáles son las características generales que asignamos al de/ate, no

    nos ayudaría a comprender la historia más reciente del campo. Gaever ha sugerido que una

    manera de conseguir más allá de la confusión de ver las 6ltimas novedades en cuanto a un

    tercer de/ate singular es mediante el reconocimiento de que hemos entrado en un 333B Jázquez, #$$A(, sugiere que hagamos una fuerte diferenciación entre, por un lado, se

    acerca, como la teoría crítica, el posestructuralismo, el posmodernismo y versiones

    específicas del constructivismo y el feminismo, que caen /a)o la etiqueta post-positivismo

    y, por otro lado, la corriente principal, que argumenta está casado con una ortodo*ia

    racionalista. Este 6ltimo es visto como el resultado de lo que Gaever #$$( llama una

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    ofreciendo lo que muchos podrían argumentar que los supuestos esenciales iniciales para

    e*plicar la política internacional, ya que ha sido tradicionalmente definido por el campo de

    4+ rieco, #$$&B Kervis, #$$2B 5earsheimer, #$$%WA(. Esto puede e*plicar en parte por 

    qué, de todos los enfoques alternativos que han entrado en el terreno desde principios de

    #$23, concepción particular de Gendt del constructivismo, que acepta muchos de los

    supuestos del realismo, es el enfoque adoptado más en serio por la corriente principal dehoy. Para consternación de algunos de los eruditos críticos en el campo, Gendt #$$$(

    afirma que su versión del constructivismo es capaz de entretener el papel de las ideas, las

    normas y el proceso de formación de la identidad y al mismo tiempo la suscripción de un

    mundo realista -Jer y una epistemología positivista. De esta manera, parte de la literatura

    más reciente so/re el estado del campo está anunciando el constructivismo como enfoque o

     paradigma nuevo de campo para el estudio de la política internacional !atzenstein et al.,

    #$$$B Galt, #$$2(.

    CONCLUSIÓN

    8unque hay una sensación general de que ya sa/emos la historia del campo, l han tratadode demostrar que hay muchos pro/lemas con la historia convencional acerca de cómo el

    campo se ha desarrollado. 8lgunos de los tra/a)os más recientes so/re la historia de 4+ 

    sugieren que muchos de nuestros entendimientos dominantes del campo no son más que

    mitos ooth, #$$B !ahler, #$$&B Gilson, #$$2(, y uno de los pro/lemas con este tipo de

    mitos es que que a menudo no sólo tergiversan el pasado, pero siguen desinformar a la

     presente. ;a investigación so/re la historia del campo no es simplemente un e)ercicio de las

    antigIedades, pero un intento de aumentar nuestra capacidad de e*aminar críticamente la

    contemporaneidad del campo por una comprensión de las raíces intelectuales de la que ha

    evolucionado. E*iste un vínculo íntimo entre la identidad disciplinaria y la manera en que

    entendemos la historia del campo. Para un campo que parece estar perpetuamente

    consumida por las crisis de identidad, una cuidadosa atención a algunas de las identidades

    anteriores en que está/amos poseíamos representaría una agenda de investigación

    fructífera. 1ay una gran oportunidad para los diversos enfoques en el campo para e*plorar 

    sus propias raíces intelectuales y, por lo tanto, a reconocer algunas de las continuidades

    entre el pasado y el presente. al e)ercicio incluso podría ayudar a prevenir la tendencia a

    que el campo de proclamar algo /astante antiguo como nuevo.

    Para que la investigación de la historia del campo para reci/ir el mismo respeto intelectual

    como otras áreas de investigación, más atención se de/e poner en los supuestos teóricos y

    metodológicos involucrados. ;a ausencia de tal atención en gran parte de la literatura

    e*istente so/re la historia del campo ha servido para reforzar la idea de que la historia de 4+ es evidente por sí mismo o trivial. 7n e)emplo es el e*plícito, así como implícita

    conte*tualismo que ha informado que muchas de las cuentas ortodo*as del desarrollo del

    campo. 8unque se sugiere a menudo que el conte*to e*terno proporcionado por los

    acontecimientos políticos

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    manifiesta en el cam/io conceptual o teórico de/en ser empíricamente demostradas y no

    sólo asumió. 8unque 4+ se conci/e como una empresa académica dedicada al estudio de la

     política internacional, esto no implica automáticamente que los acontecimientos e*ógenos

    que componen la materia en cualquier punto dado en el tiempo pueden e*plicar lo que

    sucede en el interior del campo. Desde el punto de vista de la historia disciplinaria, el quid

    de la cuestión de/e ser cómo el campo tiene, o no sé, respondió intelectualmente a losfactores e*ternos en lugar de como estos factores pueden dar cuenta de la dinámica dentro

    del campo. L más atención se de/e poner en el conte*to interno del campo como su

    u/icación en el sistema universitario, fuentes de financiación y las normas profesionales.

    7n interno en comparación con un enfoque e*terno /ien puede ayudar a e*plicar las

    diferencias nacionales distintas en cómo el campo se ha desarrollado.

    9i /ien he sugerido que podría, por diversas razones, ser /eneficioso para los diversos

    enfoques o escuelas de pensamiento en el campo a la crónica de su propio desarrollo

    discursivo, esto no significa que la historia disciplinaria de/e simplemente servir como un

    vehículo para la legitimación y la crítica. 0omo unnell ha declarado, la verdad es muy a

    menudo más convincente que la ficción y lleva tanta fuerza crítica #$$#(. 8unque puede

    ha/er una tendencia a que las historias del campo para ser presentista, se ha hecho evidente

    que esto a menudo da lugar a distorsiones graves. En lugar de tratar de decir algo con

    autoridad so/re el carácter actual del campo, podría ser más 6til tratar de decir algo

    definitivo so/re el pasado del campo.

    Es evidente que un n6mero de diferentes enfoques y metodologías se puede utilizar para

    recuperar la historia disciplinaria de 4+. 5ientras que he defendido en otro lugar un

    enfoque historiográfico que se puede descri/ir como una historia discursiva interna crítica

    9chmidt, #$$2a, #$$2/(, uzzini #$$2( a/oga por un enfoque sociológico histórico,

    Gaever #$$2( a/arca una sociología de vista científico, y 9mith #$$A( a/oga por un

    método genealógico informado por la o/ra de Coucault. 1ay espacio para todos estos

    enfoques y más, pero lo importante es que la historia disciplinaria puede ser un vehículo

     para fomentar una perspectiva crítica y la apertura de un espacio adicional en el que pensar 

    en los dilemas centrales que siguen para enfrentar el estudio de la política internacional.

    Estas ideas, sin em/argo, dependen de disipar los malentendidos que han plagado el tra/a)o

     pasado en la historia de 4+.