la guerra de los mundos

174
LA GUERRA DE LOS MUNDOS LIBRO I: LA LLEGADA DE LOS MARCIANOS 1 LA VÍSPERA DE LA GUERRA Nadie habría creído, en los últimos años del siglo XIX, que este mundo estaba siendo observado minuciosa y atentamente por inteligencias superiores a la del hombre y no obstante tan mortales como la suya; que mientras los hombres se entretenían con sus diversas preocupaciones estaban siendo objeto de escrutinio y estudio, puede que tan exhaustivo como cuando se examinan en un microscopio las criaturas efímeras que se acumulan y multiplican en una gota de agua. Sumidos en una complacencia infinita, los hombres iban y venían por este planeta con sus pequeños asuntos, confiados en su dominio de la materia. Es posible que los infusorios vistos a través del microscopio hagan exactamente lo mismo. Nadie imaginaba que los mundos más antiguos del espacio fueran a suponer un peligro para la humanidad, y nadie se acordaba de ellos salvo para descartar la idea de que albergaran vida, considerándola imposible o improbable. Resulta curioso recordar algunos de los hábitos mentales de aquellos días pasados. Como mucho, los terrestres se imaginaban que quizá habría otros hombres en Marte, puede que inferiores a ellos y dispuestos a recibir una iniciativa misionera. Pero atravesando el abismo del espacio, mentes que son respecto a nuestras mentes como las nuestras respecto a las de las bestias perecederas, intelectos vastos, fríos e implacables, contemplaban este planeta con ojos envidiosos, y tramaban lenta y decididamente sus planes contra nosotros. Y a principios del siglo XX llegó la gran desilusión. El planeta Marte, apenas necesito recordárselo al lector, gira alrededor del Sol a una distancia media de doscientos veinticinco mil millones de kilómetros, y la luz y el calor que reciben de él no son ni siquiera la mitad de los que recibe este mundo. Debe de ser, si la hipótesis nebular contiene

Upload: amolibros

Post on 19-Aug-2015

235 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

LA GUERRA DE LOS MUNDOSLA GUERRA DE LOS MUNDOS.LA GUERRA DE LOS MUNDOS.LA GUERRA DE LOS MUNDOS..

TRANSCRIPT

LA GUERRA DE LOS MUNDOSLIBRO I: LA LLEGADA DE LOS MARCIANOS1LA VSPERA DE LA GUERRANadie habra credo, en los ltimos aos del siglo XIX, que este mundo estaba siendo observadominuciosa y atentamente por inteligencias superiores a la del hombre y no obstante tan mortalescomo la suya; que mientras los hombres se entretenan con sus diversas preocupaciones estabansiendo objeto de escrutinio y estudio, puede que tan exhaustivo como cuando se examinan en unmicroscopio las criaturas emeras que se acumulan y multiplican en una gota de agua! "umidos enuna complacencia ininita, los hombres iban y venan por este planeta con sus pequeos asuntos,coniados en su dominio de la materia! #s posible que los inusorios vistos a trav$s del microscopiohagan exactamente lo mismo! Nadie imaginaba que los mundos m%s antiguos del espacio ueran asuponer un peligro para la humanidad, y nadie se acordaba de ellos salvo para descartar la idea deque albergaran vida, consider%ndola imposible o improbable! &esulta curioso recordar algunos delos h%bitos mentales de aquellos das pasados! 'omo mucho, los terrestres se imaginaban que qui(%habra otros hombres en )arte, puede que ineriores a ellos y dispuestos a recibir una iniciativamisionera! *ero atravesando el abismo del espacio, mentes que son respecto a nuestras mentes comolas nuestras respecto a las de las bestias perecederas, intelectos vastos, ros e implacables,contemplaban este planeta con ojos envidiosos, y tramaban lenta y decididamente sus planes contranosotros! + a principios del siglo XX lleg, la gran desilusi,n!#l planeta )arte, apenas necesito record%rselo al lector, gira alrededor del "ol a una distanciamedia de doscientos veinticinco mil millones de -il,metros, y la lu( y el calor que reciben de $l noson ni siquiera la mitad de los que recibe este mundo! .ebe de ser, si la hip,tesis nebular contienealgo de verdad, m%s antiguo que nuestro mundo, y la vida seguramente se inici, en su supericiemucho antes de que la /ierra dejara de estar undida! #l hecho de que apenas tenga una s$ptima partedel volumen de la /ierra debi, de acelerar su enriamiento hasta una temperatura que permitiera quesurgiese la vida! *osee aire, agua y todo lo necesario para permitir la existencia de seres vivos!*ero el hombre es tan arrogante, y est% tan cegado por su vanidad, que hasta el inal del siglo XIXningn escritor expres, ninguna idea de que pudiera haberse desarrollado vida inteligente all lejos,ni, de hecho, en cualquier otra parte, m%s all% del nivel terrestre! Ni se concibi, que, dado que )artees m%s antiguo que nuestro planeta, apenas posee una cuarta parte de su %rea de supericie y est% m%salejado del "ol, no solo se aleja m%s del inicio de la vida sino que se aproxima a su in!#l enriamiento secular que algn da se extender% por nuestro planeta ya ha llegado mucho m%slejos en el planeta vecino! "u estado sico contina siendo mayormente un misterio, pero ahorasabemos que incluso en la regi,n ecuatorial la temperatura del medioda apenas se aproxima a la denuestro invierno m%s ro! "u aire est% mucho m%s atenuado que el nuestro, sus oc$anos handisminuido hasta cubrir solamente un tercio de su supericie, y al cambiar las lentas estaciones seacumulan y unden enormes casquetes de nieve en cada polo que inundan peri,dicamente sus (onastempladas! #sa ltima ase de agotamiento, que an nos resulta increblemente lejana, se haconvertido en un problema actual para los habitantes de )arte! 0a presi,n inmediata de la necesidadha ortalecido sus intelectos, ha hecho aumentar sus poderes y ha endurecido sus cora(ones! +mirando el espacio con instrumentos e inteligencias con las que nosotros apenas hemos soado, venque lo m%s cercano, a tan solo cincuenta y seis millones de -il,metros en direcci,n al "ol, es unaestrella matutina de esperan(a, nuestro planeta, m%s c%lido, verde de vegetaci,n y gris de agua, cuyaatm,sera nublada indica ertilidad, y atisban entre las volutas de nubes a la deriva amplios tramos deterreno populoso y mares estrechos y a(ulados!+ nosotros, los hombres, las criaturas que habitamos este planeta, debemos de ser por lo menostan extraos y humildes para ellos como los monos y l$mures para nosotros! #l lado intelectual delhombre admite que la vida es una lucha incesante por la existencia, y parecera que tambi$n es lo quecreen las mentes de )arte! "u mundo lleva mucho tiempo enri%ndose, y este mundo sigue lleno devida, aunque solo lo habiten lo que ellos consideran animales ineriores! 0levar la guerra endirecci,n al "ol es, realmente, la nica escapatoria que tienen ante la destrucci,n que generaci,n trasgeneraci,n se cierne sobre ellos!+ antes de que los ju(guemos con severidad excesiva debemos recordar lo implacable y proundaque ha sido la destrucci,n causada por nuestra propia especie, no solo de los animales, como elbisonte y el dodo, ya desaparecidos, sino tambi$n de sus ra(as ineriores! *ese a su aspecto humano,los tasmanos ueron totalmente erradicados en una guerra de exterminio que libraron los inmigranteseuropeos en el transcurso de cincuenta aos! 1Nos consideramos tan ap,stoles de la compasi,n quenos quejaramos si los marcianos batallaran con id$ntico espritu20os marcianos parecen haber calculado su incursi,n con una sutile(a increble, pues suconocimiento matem%tico excede de manera evidente al nuestro, y han ejecutado sus preparativos conuna unanimidad casi perecta! "chiaparelli y otros hombres observaron el planeta rojo 3resultacurioso, por cierto, que durante incontables siglos )arte haya sido la estrella de la guerra3, pero nolograron interpretar las apariciones luctuantes de las seales que tan bien identiicaron! .urante todoese tiempo los marcianos tienen que haber estado prepar%ndose!#n 4567, cuando la /ierra entr, en posici,n con )arte, se vio una gran lu( en la parte iluminadadel planeta, primero la detect, el 8bservatorio 0ic-, luego *errotin, de Ni(a, y m%s tarde otrosobservadores! 0os lectores ingleses supieron de ella por primera ve( en el nmero de Nature conecha del 9 de agosto! )e inclino a pensar que ese destello pudo deberse a la undici,n del enormeca,n, en el hoyo gigantesco de su planeta, desde donde nos dispararon! "e vieron unas marcasextraas, todava sin explicaci,n, cerca del lugar de ese estallido durante las dos oposicionessiguientes!0a tormenta descarg, sobre nosotros hace ahora seis aos! )ientras )arte se acercaba a laoposici,n, 0avelle de :ava puso en marcha el intercambio astron,mico con la asombrosa revelaci,nde un gran estallido de gas incandescente sobre el planeta! ;aba ocurrido hacia la medianoche delda 49, y el espectroscopio, al que recurri, de inmediato, indic, la presencia de una masa de gasllameante, b%sicamente hidr,geno, que se mova a una velocidad descomunal hacia la /ierra! #sacola de uego se volvi, invisible a eso de las doce y cuarto! !0a rase acab, resultando particularmente adecuada! ?un as, al da siguiente los peri,dicos nodijeron nada al respecto, a excepci,n de una breve nota en el Daily Telegraph, y el mundo sigui,ignorando uno de los mayores peligros que ha amena(ado jam%s a la ra(a humana! +o no habrasabido nada de la erupci,n si no me hubiera citado con 8gilvy, el amoso astr,nomo, en 8ttersha@! sera una palabra mejor para describirloH era tan brillante que el cieloa(ul intenso y las extensiones brumosas de tierra marr,n hacia 'hertsey, cubiertas de pinos negros,parecieron oscurecerse abruptamente cuando brot, y seguir a oscuras tras dispersarse! ?l mismotiempo empe(, a orse un silbido d$bil!)%s all% del hoyo se encontraba el grupito de gente con la bandera blanca al rente, que se habandetenido por lo que estaba sucediendo, y ormaban una caravana de pequeas iguras negrasverticales sobre el terreno negro! 'uando se al(, el humo verde, sus rostros se iluminaron en verdep%lido, y volvieron a oscurecerse cuando se disip,! #ntonces, lentamente, el silbido se ueconvirtiendo en (umbido, en un (umbido largo y uerte! Fna igura encorvada empe(, a salirdespacio del hoyo, y el rastro de un rayo de lu( pareci, parpadear procedente de ella!.e inmediato unos destellos de llamas reales salieron disparados del grupo de hombresdesperdigados, con un resplandor que saltaba de uno a otro! #ra como si un rayo invisible los atacaray produjera llamas blancas! #ra como si, repentina y moment%neamente, cada hombre se incendiara!#ntonces, a la lu( de su propia destrucci,n, los vi tambalearse y caer, y los que los acompaabanse volvan para echar a correr!)e qued$ mirando, pues an no comprenda que en aquel grupito distante la muerte saltaba de unhombre a otro! 0o nico que pensaba era que se trataba de algo muy extrao! Di un destello casisilencioso y cegador, y un hombre cay, de cabe(a y se qued, inm,vil; al atravesarlos el rayoinvisible de calor, los pinos se incendiaron, y todos y cada uno de los tojos secos quedaron envueltos9en llamas con un solo golpe sordo! ? lo lejos, hacia Lnaphill, vi los destellos de %rboles y setos ycasas de madera que de repente ardan!#sta muerte llameante, esta espada invisible e inevitable de calor se estaba extendiendor%pidamente y sin pausa! Not$ que se me acercaba por los arbustos, que ardan al alcan(arlos, y estabademasiado at,nito y estupeacto para moverme! 8 el chisporroteo del uego en los arenales y elchillido repentino de un caballo que se haba quedado igual de estupeacto! #ntonces ue como si undedo invisible aunque muy caliente se introdujera a trav$s del bre(o entre los marcianos y yo, y,ormando una lnea curva m%s all% de los arenales, la tierra oscura humeaba y crepitaba! ?lgo cay,con estr$pito muy lejos, a la i(quierda, donde la carretera de la estaci,n de Io-ing se abre hacia elcampo comunal! .e inmediato cesaron los silbidos y (umbidos, y el objeto negro y abovedado sehundi, lentamente hasta desaparecer en el hoyo!/odo esto ocurri, con tanta rapide( que yo me qued$ parali(ado, anonadado y deslumbrado porlos destellos de lu(! "i la muerte hubiera descrito un crculo entero, se me habra llevadoaprovechando mi sorpresa! *ero pas, y me perdon, la vida, y la noche que me rodeaba se volvi, derepente oscura y desconocida!?hora el l,brego terreno ondulante pareca casi negro, a excepci,n de donde las cal(adas sevean grises y p%lidas bajo el sombro a(ul del cielo oscurecido! "e haba hecho de noche y, derepente, no haba nadie! #n lo alto las estrellas se iban reuniendo, y al oeste el cielo segua p%lido,luminoso, de un a(ul casi verdoso! 0as copas de los pinos y los tejados de ;orsell se vean deinidosy negros en contraste con el arrebol occidental! 0os marcianos y sus aparatos resultaban totalmenteinvisibles, a excepci,n del d$bil m%stil sobre el que se agitaba su espejo bamboleante! ;abaragmentos de arbustos y %rboles aislados que an humeaban y brillaban, y las casas en direcci,n a laestaci,n de Io-ing enviaban lenguas de llamas hacia la quietud del aire nocturno!Nada haba cambiado a excepci,n de todo eso y de una estupeacci,n terrible! #l grupito depuntos negros con bandera haba sido exterminado, pero me pareci, que la calma de la noche apenasse haba perturbado!)e di cuenta de que me hallaba en aquel terreno oscuro indeenso, desprotegido y solo! .erepente, como si me hubiera cado encima, me sobrevino el miedo!)e volv con esuer(o y empec$ a correr a tientas a trav$s del bre(o!#l miedo que senta no era racional, sino p%nico y terror no solo por los marcianos, sino tambi$npor el crepsculo y la quietud que me rodeaban! 0leg, a amedrentarme tanto que corra llorando ensilencio, como un nio! #n cuanto me volv no me atrev a mirar atr%s!&ecuerdo el convencimiento absoluto de que jugaban conmigo, de que en ese momento, justoantes de ponerme a salvo, aquella muerte misteriosa se abalan(ara sobre m, tan r%pida como unrayo de lu(, desde el hoyo que rodeaba el cilindro, y que me derribara!6EL RAYO DE CALOR EN LA CARRETERA DE CHOBHAM?n me maravilla c,mo los marcianos pudieron acabar con los hombres tan r%pida ysilenciosamente! )uchos piensan que de algn modo lograron generar un calor intenso en unac%mara donde pr%cticamente no haba conductividad! + lo proyectaban en un rayo paralelo contracualquier objeto gracias a un espejo parab,lico pulido cuya composici,n se desconoce, tal como elespejo parab,lico de un aro proyecta un ha( de lu(! "in embargo, nadie ha sido capa( de demostrartodos estos detalles! 0o hicieran como lo hicieran, lo que es seguro es que todo se basaba en un rayode calor! 'alor, y una lu( invisible en lugar de visible! 'ualquier cosa combustible se inlama alentrar en contacto con $lA el plomo corre como el agua; el rayo ablanda el hierro, resquebraja yunde el cristal, y al tocar el agua explota precipitadamente y se vapori(a!?quella noche casi cuarenta personas yacan bajo la lu( de las estrellas en torno al hoyo,carboni(adas y deormadas hasta quedar irreconocibles, y durante toda la noche el campo entre;orsell y )aybury qued, desierto e iluminado por las llamas!0a noticia de la matan(a debi, de llegar a 'hobham, Io-ing y 8ttersha@ al mismo tiempo! #nIo-ing las tiendas cerraron cuando sucedi, la tragedia, y varias personas, tenderos y dem%s, atradaspor las historias que haban odo, cru(aron el puente de ;orsell y la carretera que discurre entre los10setos hasta el campo comunal! *ueden imaginarse a los j,venes acicalados tras terminar el trabajo delda, que aprovecharon la novedad, igual que haran con cualquier otra, como excusa para caminarjuntos y disrutar de un lirteo trivial! *ueden imaginarse el murmullo de voces por la carretera en elocasoJ'laro que para entonces en Io-ing poca gente saba que el cilindro se haba abierto, aunque elpobre ;enderson envi, a un mensajero en bicicleta a la oicina de correos con un telegrama especialpara el peri,dico de la noche!'uando llegaron estos muchachos en grupos de dos y tres, se encontraron con grupitos de genteque hablaba excitada y miraba hacia el espejo giratorio sobre los arenales, y los reci$n llegados notardaron, sin duda, en contagiarse del entusiasmo por lo que estaba ocurriendo!;acia las ocho y media, cuando la .elegaci,n qued, destruida, puede que hubiera unamuchedumbre de m%s de trescientas personas en aquel lugar, sin contar a los que se haban salido dela carretera para aproximarse a los marcianos! /ambi$n haba tres policas, uno de ellos montado,que se esor(aban, siguiendo las instrucciones de "tent, por mantener a la gente apartada y disuadirlade que se aproximara al cilindro! ;ubo ciertos abucheos por parte de los m%s irrelexivos yexcitables, para quienes una multitud siempre supone una ocasi,n para armar ruido y hacerpayasadas!?nticip%ndose a posibles enrentamientos, en cuanto salieron los marcianos, "tent y 8gilvyhaban telegraiado al cuartel desde ;orsell pidiendo una compaa de soldados para ayudar aproteger a estas extraas criaturas de la violencia! .espu$s volvieron para liderar el avanceinortunado! 0a descripci,n de su muerte, tal y como la presenci, la multitud, se aproxima mucho amis propias impresionesA tres bocanadas de humo verde, un (umbido intenso y llamaradas!No obstante, aquella multitud se salv, de manera todava m%s milagrosa que yo, pues unmontculo de arena cubierto de bre(o obstaculi(, el paso inerior del rayo de calor! "i el espejoparab,lico se hubiera al(ado unos pocos metros m%s, no habra sobrevivido nadie para contar lahistoria! Dieron los destellos y a los hombres caer, y una mano invisible, por as llamarla, queprenda los arbustos mientras corra hacia ellos a trav$s del crepsculo! + entonces, emitiendo unsilbido que se al(, por encima del (umbido del hoyo, el rayo pas, ro(ando por encima de nuestrascabe(as, ilumin, las copas de las hayas que bordeaban la carretera, parti, los ladrillos, destro(, lasventanas, prendi, uego a sus marcos y derrib, parte del aguil,n de la casa m%s cercana a la esquina!?nte el ruido sordo y repentino, el silbido y el resplandor de los %rboles inlamados, parece quela multitud presa del p%nico vacil, unos instantes! #mpe(aron a caer chispas y ramitas ardiendo en lacarretera, y hojas sueltas en llamas! 0os sombreros y vestidos se incendiaron! #ntonces se oy, ungrito procedente del campo comunal! "e oyeron m%s gritos y chillidos, y de repente un policamontado se acerc, galopando entre la conusi,n agarr%ndose la cabe(a con las manos, gritando!3BMue vienenC 3chill, una mujer, y todos se volvieron precipitadamente y empujaron a los quequedaban detr%s para despejar el camino de vuelta a Io-ing!.ebieron de salir disparados y a ciegas como un rebao de ovejas! .onde la carretera se estrechay oscurece entre los terraplenes altos la multitud qued, atascada, y se produjo una lucha desesperada!No todos lograron escapar; tres personas al menos, dos mujeres y un niito, quedaron aplastadas ypisoteadas, y all las dejaron morir entre el terror y la oscuridad!7CMO LLEGU A CASA*or mi parte, no recuerdo nada de mi huida excepto la tensi,n de chocar contra los %rboles yatravesar el bre(o a trompicones! /odo lo que me rodeaba reproduca los terrores invisibles de losmarcianosA la espada implacable de calor pareca arremolinarse por todas partes, agitarse por encimade mi cabe(a antes de descender, golpearme y arrebatarme la vida! 0legu$ a la carretera entre el crucey ;orsell, y corr por ella hasta el cruce!0leg, un punto en que ya no poda continuar! 0a intensidad de mis emociones y de la huida mehaban dejado exhausto, y me tambale$ hasta desplomarme en el borde del camino! #so sucedi, cercadel puente que cru(a el canal junto a la %brica de gas! 'a y me qued$ inm,vil!.eb de permanecer as un rato!110uego me incorpor$, extraamente perplejo! ?l principio no entenda c,mo haba llegado hastaall! )e haba despojado del terror como de una prenda de ropa! +a no tena el sombrero y se mehaba soltado el cierre del cuello! *ocos minutos antes solo existan tres cosas para mA la inmensidadde la noche, el espacio y la naturale(a; mi propia debilidad y angustia, y la proximidad de la muerte!*ero entonces ue como si algo se hubiera volcado, y el punto de vista se alter, bruscamente! No seprodujo una transici,n consciente de un estado de %nimo a otro! Dolv a convertirme en el mismo desiempre, en un ciudadano respetable y corriente! #l campo silencioso, el impulso de la huida, lasllamas crecientes parecan pertenecer a un sueo! )e pregunt$ si todas esas cosas haban sucedidorealmente, pues no poda cre$rmelo!)e levant$ y camin$ vacilante por la pendiente inclinada del puente! /ena la mente totalmenteparali(ada, at,nita! 0os msculos y nervios parecan desprovistos de uer(a! )e atrevera a airmarque me tambaleaba como un borracho! Fna cabe(a se asom, por encima del arco, y apareci, laigura de un obrero cargado con una cesta! :unto a $l corra un niito! *as, por mi lado dese%ndomebuenas noches! Muera hablar con $l, pero no lo hice! &espond a su saludo arullando sin sentido ysegu cru(ando el puente!*or encima del arco de )aybury un tren, un tumulto inlado de humo blanco y llameante quebrotaba de un gusano largo con ventanas iluminadas, pas, disparado hacia el sur, traquetea quetraquetea, entre estr$pitos y golpes, hasta que desapareci,! Fn corrillo apenas distinguible de gentehablaba en la verja de una de las casas de la bonita hilera de hastiales denominada 8riental /errace!/odo era tan real y tan amiliarJ By transcurra detr%s de mC B#ra una locura, era algo increbleC )edije que tales cosas no podan ser de verdad!*uede que yo sea un hombre de estados de %nimo excepcionales! No s$ si mi experiencia es muycomn! ? veces suro una extrasima sensaci,n de distanciamiento de m mismo y del mundo queme rodea; parece que lo vea todo desde uera, desde un punto inconcebiblemente remoto, uera deltiempo, del espacio, de la tensi,n y de la tragedia! *ues aquella noche esta sensaci,n se apoder, dem! #sa era la otra cara de mi sueo!"in embargo, el problema era la incongruencia absoluta entre aquella serenidad y la muerte velo(que sobrevolaba cerca, a poco m%s de tres -il,metros! "e oa el ruido de la %brica de gas, y todas lasl%mparas el$ctricas estaban encendidas! )e detuve ante el grupo de gente!31Mu$ se sabe del campo comunal2 3pregunt$!;aba dos hombres y una mujer en la verja!31Mu$2 3dijo uno de los hombres, volvi$ndose!31Mu$ se sabe del campo comunal2 3repet!31No acaba de volver de ah2 3preguntaron los hombres!30a gente se ha puesto muy pesada con eso 3dijo la mujer al otro lado de la verja3! 1Mu$sucede231No han odo hablar de los hombres de )arte2 3pregunt$3! 1.e las criaturas de )arte23"uiciente 3contest, la mujer por encima de la verja3, gracias! 3+ los tres se rieron!)e senta estpido y me puse urioso! Intent$ contarles lo que haba visto, pero vi que no poda!Dolvieron a rerse ante mis rases entrecortadas!3*ues an oir%n hablar m%s de ello 3airm$, y continu$ hasta casa!#staba tan demacrado que asust$ a mi esposa en la entrada! *as$ al comedor, me sent$, beb unpoco de vino y en cuanto reun uer(as suicientes le expliqu$ lo que haba visto! 0a cena, que erara, estaba servida, pero permaneci, olvidada en la mesa mientras le explicaba mi historia!3;ay que tener en cuenta algo 3le dije, para aplacar los miedos que haba despertado3, y esque son las criaturas m%s lentas que he visto jam%s arrastrarse! *uede que se queden con el hoyo ymaten a la gente que se acerque a ellas, pero no pueden salir de allJ ?un as, Bqu$ horrorosas sonC3BNo, queridoC 3exclam, mi esposa, runciendo el ceo y colocando su mano sobre la ma!3B*obre 8gilvyC 3me lament$3! B+ pensar que puede estar all muertoC?l menos a mi esposa no le pareci, que mi experiencia uera increble! *ero cuando vi la palide(de su rostro, dej$ de hablar!3*uede que vengan aquJ 3no dejaba de repetir ella!12Insist en que tomara vino, e intent$ tranquili(arla!3?penas pueden moverse 3reiter$!Intent$ conortarla a ella y a m mismo repitiendo todo lo que 8gilvy me haba contado sobre laimposibilidad de que los marcianos pudieran instalarse en la /ierra! &ecalqu$ el problemagravitacional! #n la supericie de la /ierra la uer(a de la gravedad es tres veces mayor que en lasupericie de )arte! Fn marciano, por tanto, pesara tres veces m%s que en )arte, mientras que suuer(a muscular sera la misma! "u cuerpo le resultara de plomo! #sa era realmente la opini,ngeneral! /anto el Timescomo el Daily Telegraph, por ejemplo, insistieron al respecto a la maanasiguiente, y ambos pasaron por alto, tal y como hice yo, dos inluencias evidentes que modiicaban lasituaci,n!?hora sabemos que la atm,sera de la /ierra contiene mucho m%s oxgeno o mucho menos arg,nGcomo se preiera deinirloH que )arte! 0os eectos estimulantes de este exceso de oxgeno en losmarcianos debieron de contribuir en gran medida a contrarrestar el aumento de peso de sus cuerpos!+, en segundo lugar, todos pasamos por alto el hecho de que una inteligencia mec%nica como la queposean los marcianos era bastante capa( de prescindir del esuer(o muscular si era preciso!#ntonces no tuve en cuenta estas cuestiones, por lo que mis ra(onamientos no sirvieron de nadacontra las posibilidades de los invasores! 'on el vino y la comida, la conian(a en mi propio hogar yla necesidad de tranquili(ar a mi esposa, me ui volviendo m%s atrevido y seguro de m mismo sindarme cuenta!3;an cometido una estupide( 3airm$, sealando la copa de vino3! "on peligrosos, porque,sin duda, est%n aterrori(ados! *uede que no esperaran hallar seres vivos! .esde luego, no seres vivosinteligentes!>Fn proyectil en el hoyo 3coment$3! "i lo peor llega a lo peor, los mataremos a todos!"in duda, la excitaci,n intensa provocada por lo sucedido haba dejado mis poderes perceptivosen un estado de eretismo! /odava ahora, recuerdo aquella cena con una vive(a extraordinaria! #lrostro dulce y ansioso de mi querida esposa mir%ndome por debajo de la l%mpara rosa, el mantelblanco y la vajilla de plata y cristal 3porque en aquella $poca incluso los escritores ilos,icosdisrutaban de muchos pequeos lujos3, y el vino carmes y prpura en mi copa resultandistinguibles como en una otograa! ?l terminar me qued$ sentado acompaando un cigarrillo conunas nueces, lamentando la precipitaci,n de 8gilvy y denunciando la alta de arrojo y previsi,n delos marcianos!?s podra haberlo considerado un respetable dodo de )auricio en su nido, que ante la llegada deuna embarcaci,n de marineros implacables en busca de alimento animal habra comentadoA30os mataremos a picota(os maana, querido!+o no lo saba, pero aquella ue la ltima cena civili(ada que tom$ durante muchos das extraosy terribles!8EL VIERNES POR LA NOCHE0o m%s extraordinario, de entre todas las cosas ins,litas y maravillosas que ocurrieron aquelviernes, ue c,mo encajaron los h%bitos corrientes de nuestro orden social con los inicios de unaserie de sucesos que acabaran por derribarlo sbitamente! "i el viernes por la noche hubieran cogidoun comp%s y dibujado un crculo con un radio de ocho -il,metros en torno a los arenales de Io-ing,dudo que hubiera quedado un solo ser humano uera de $l, de no tratarse de algn pariente de "tent ode los tres o cuatro ciclistas o londinenses que yacan muertos en el campo comunal, cuyasemociones o h%bitos se vieran aectados por los reci$n llegados! )uchas personas haban odo hablardel cilindro, por supuesto, y hablaban de ello en su tiempo libre, pero desde luego no caus, lasensaci,n que habra producido un ultim%tum a ?lemania!#n 0ondres, aquella noche, el telegrama del pobre ;enderson describiendo c,mo se ibadesenroscando el proyectil se consider, un bulo, y tras pedirle autentiicaci,n y no obtener respuesta,pues el hombre haba muerto, su peri,dico nocturno decidi, no imprimir ninguna edici,n especial!Incluso dentro del crculo de ocho -il,metros la mayor parte de la gente estaba inerte! +a hedescrito el comportamiento de los hombres y mujeres con los que habl$! #n toda la regi,n la gente se13dedicaba a comer y beber; los trabajadores remataban las tareas del da; acostaban a los nios; losj,venes se paseaban por los caminos haci$ndose la corte y los estudiantes se sentaban ante sus libros!*uede que se oyera un murmullo en las calles del pueblo, que hubiera un tema nuevo y dominanteen los bares y que algn que otro mensajero, o incluso un testigo ocular de los ltimos sucesos,causara un torbellino de excitaci,n, un gritero y carreras de un lado a otro, pero en general la rutinacotidiana de trabajar, comer, beber y dormir continuaba igual que desde haca innumerables aos,como si en el cielo no hubiera ningn planeta llamado )arte! Incluso era as en la estaci,n deIo-ing y en ;orsell y 'hobham!#n el cruce de Io-ing los trenes pararon y siguieron su viaje; otros pasaron a vas muertas; lospasajeros se apearon y esperaron, y todo sigui, del modo m%s normal posible hasta muy tarde!"alt%ndose el monopolio de venta de "mith, un chico de la ciudad venda peri,dicos con las noticiasde la tarde! #l impacto sonoro de los vagones y el silbido agudo de las locomotoras del cruce seme(claba con los gritos de =B;ombres de )arteC>! ? eso de las nueve llegaron a la estaci,n unoshombres, muy alterados, con noticias increbles, pero no causaron m%s alboroto que el que habranprovocado unos borrachos! 0as personas que iban traqueteando hacia 0ondres miraban la oscuridadtras las ventanillas del vag,n y solo vean una chispa parpadeante e inusual que ascenda procedentede ;orsell, un brillo rojo y una ina capa de humo pasaba entre las estrellas, y pensaban que no eram%s que un uego en el monte! "olo se perciba cierta intranquilidad en el lmite del campo comunal!)edia docena de casas de campo ardan en el linde de Io-ing! ;aba luces encendidas en todas lascasas que daban al campo comunal que compartan los tres pueblos, y la gente de all se mantuvodespierta hasta el amanecer!Fna multitud curiosa permaneca incansable, iba y vena gente, pero la muchedumbre permaneca,tanto en el puente de 'hobham como en el de ;orsell! Fna o dos almas aventureras, segn sedescubri, m%s tarde, se adentraron en la oscuridad y se arrastraron hasta acercarse bastante a losmarcianos, pero nunca volvieron, porque de ve( en cuando un rayo de lu(, como el ha( relector deun barco de guerra, barra el campo, tras lo cual vena el rayo de calor! "alvo por el rayo ocasional,aquella gran extensi,n del campo comunal estaba silenciosa y desierta, y los cuerpos carboni(adosyacieron all durante toda la noche, bajo las estrellas, y durante todo el da siguiente! )uchaspersonas oyeron un martilleo procedente del hoyo!?s estaban las cosas el viernes por la noche! #n el centro, clav%ndose en la piel de nuestro viejoplaneta /ierra como un dardo envenenado, estaba el cilindro! "in embargo, el veneno apenas habaempe(ado a actuar! ? su alrededor haba un tro(o de tierra silenciosa, que arda en algunos puntos, yalgunos objetos oscuros apenas distinguibles yacan contorsionados! /ambi$n arda algn que otroarbusto o %rbol! )%s all% haba cierto alboroto, pero la tierra a lo lejos an no haba llegado ainlamarse! #n el resto del mundo la corriente de la vida segua luyendo como lua desde tiempoinmemorial! 0a iebre de la guerra que acabara obstruyendo venas y arterias, insensibili(andonervios y destruyendo cerebros an tena que brotar!0os marcianos se pasaron la noche martilleando y movi$ndose, insomnes, inatigables,trabajando en la puesta a punto de sus m%quinas, y una y otra ve( una bocanada de humo de un blancoverdoso se arremolinaba hacia el cielo iluminado por las estrellas!? eso de las once una compaa de soldados atraves, ;orsell, y se despleg, alrededor del lindedel campo comunal para ormar un cord,n! )%s adelante, una segunda compaa march, por'hobham para desplegarse en el lado norte del campo! Darios oiciales del cuartel de In-ermanhaban estado all aquel mismo da, y uno de ellos, el mayor #den, haba desaparecido! #l coronel delregimiento lleg, al puente de 'hobham y a medianoche estaba muy ocupado interrogando a lamultitud! 0as autoridades militares eran desde luego conscientes de la gravedad del asunto! ? eso delas once, segn pudieron airmar los peri,dicos de la maana, un escuadr,n de hsares, dos maximsy unos cuatrocientos hombres del regimiento de 'ardigan salieron de ?ldershot!Fnos segundos despu$s de la medianoche el gento de la carretera de 'hertsey, en Io-ing, vioque una estrella caa del cielo en los pinares al noroeste! #ra de color verdoso y brill, en silenciocomo un rel%mpago de verano! #se ue el segundo cilindro!914EMPIEZA LA LUCHA#l s%bado ha quedado en mi memoria como un da de suspense! Nue tambi$n un da de lasitud,c%lido y bochornoso, cuyo bar,metro me comentan que no dej, de luctuar! ;aba dormido muypoco, aunque mi esposa s que logr, dormirse, y me levant$ temprano! )e dirig al jardn antes dedesayunar y me qued$ escuchando, pero en la direcci,n del campo comunal no se oa nada exceptouna alondra!#l lechero vino como de costumbre! 8 el traqueteo de su carro y ui a la porte(uela lateral parapreguntarle por las ltimas noticias! , y notard, en alcan(ar al primer trpode, a pocos metros de distancia, y se agach, hacia algo que haba enel suelo! No me cabe duda de que aquella cosa ue el tercero de los die( cilindros que nos dispararondesde )arte!*as$ varios minutos bajo la lluvia y la oscuridad observando, gracias a la lu( intermitente, a estosseres monstruosos de metal que se despla(aban por encima de los setos! #n aquel momento empe(, acaer una ina cortina de grani(o, con lo que las iguras se volvan m%s borrosas y luego volvan aresplandecer! .e ve( en cuando haba una tregua entre los rel%mpagos y la noche se los tragaba!+o estaba empapado de grani(o por arriba y del agua del charco por abajo! /ard$ un rato en(aarme de la perplejidad y encaramarme por el terrapl$n hasta un lugar m%s seco, o en pensarsiquiera en el peligro inminente al que estaba expuesto!No muy lejos haba una cabaa de madera vieja y pequea, rodeada por una parcela donde habansembrado patatas! *or in consegu ponerme en pie y, agach%ndome y ocult%ndome donde pude, corrhasta la cabaa! 0lam$ a la puerta, aunque no o a nadie dentro Gsi es que haba alguienH, hasta quedesist y, aprovechado una (anja durante la mayor parte del camino, consegu arrastrarme sin que mevieran aquellas m%quinas monstruosas hasta el pinar en direcci,n a )aybury!"egu avan(ando protegido por el bosque, mojado y temblando para entonces, hacia mi casa!'amin$ entre los %rboles tratando de hallar el camino! #l bosque estaba realmente oscuro, porque losrayos cada ve( eran menos recuentes y el grani(o, que caa en un torrente, ormaba columnas atrav$s de los espacios que dejaba el denso ollaje!"i hubiera entendido el signiicado de todo lo que haba visto habra vuelto de inmediato a trav$sde Eyleet hasta "treet 'obham, para as volver a reunirme con mi esposa en 0eatherhead! *eroaquella noche la extrae(a de las cosas que me rodeaban y mi lamentable estado sico, pues estabamagullado, agotado, calado hasta los huesos, ensordecido y cegado por la tormenta, me lo19impidieron!"e me haba ocurrido ir hasta mi casa, y esa era la nica motivaci,n con que contaba! ?vanc$tambale%ndome entre los %rboles, ca en una (anja y me rasgu$ las rodillas con una tabla, hasta quesub chapoteando al camino que vena del 'ollege ?rms! .igo chapoteando porque el agua de latormenta arrastraba la arena por la colina ormando un torrente turbio!?ll, en la oscuridad, un hombre trope(, conmigo y me hi(o caer hacia atr%s! Krit, aterrori(ado,cay, a un lado y sali, disparado antes de que lograra recuperarme y decirle algo! /anta era lapresi,n de la tormenta en aquel momento que me cost, muchsimo subir la colina! )e acerqu$ a lavalla, a la i(quierda, y me abr paso entre las estacas!'erca de la cima me top$ con algo blando, y gracias a un rel%mpago vi entre mis pies un mont,nde tela negra y un par de botas! ?ntes de que pudiera distinguir claramente a aquel hombre tumbado,el parpadeo de lu( haba terminado! )e inclin$ hacia $l esperando el siguiente rel%mpago! 'uandolleg, vi que era un hombre corpulento, vestido con ropa barata pero no gastada; tena la cabe(ainclinada bajo el cuerpo, y yaca desmadejado cerca de la valla, como si lo hubieran arrojadoviolentamente contra ella!"uperando la repugnancia natural de quien nunca antes haba tocado un cad%ver, me inclin$ y le dila vuelta para buscarle los latidos! #staba muerto! ?l parecer se haba roto el cuello! #l rel%mpagobrill, por tercera ve( y apareci, su rostro! )e puse en pie de un salto! #ra el dueo del "potted .og,cuyo vehculo me haba llevado!*as$ por encima de $l con cautela y segu avan(ando por la colina! )e encamin$ hacia lacomisara de polica y el 'ollege ?rms en direcci,n a mi casa! #n la colina no arda nada, aunque delcampo comunal an vena un resplandor rojo y un remolino ondulante de humo roji(o quecontrastaba con el grani(o torrencial! *or lo que vea gracias a los rel%mpagos, las casas que merodeaban estaban mayormente intactas! :unto al 'ollege ?rms, en la carretera, yaca un mont,noscuro!"iguiendo la carretera hacia el puente de )aybury se oan voces y pasos, pero no tuve valor paragritar o dirigirme hacia ellos! #ntr$ tras abrir la puerta con la llave, ech$ la cerradura y el cerrojo,ui tambale%ndome hasta el pie de la escalera y me sent$! )i mente estaba inundada por aquellosmonstruos met%licos que avan(aban a (ancadas y por el cad%ver aplastado contra la valla!)e agach$ al pie de la escalera de espaldas a la pared, tiritando violentamente!11EN LA VENTANA+a he comentado que mis ataques emotivos tienen la costumbre de agotarse por si solos! ?l cabode un rato me di cuenta de que estaba ro y mojado y de que haba pequeos charcos en la alombrade la escalera a mi alrededor! )e levant$ casi mec%nicamente, ui al comedor y beb un poco de@his-y, y entonces pens$ que deba cambiarme de ropa!.espu$s sub a mi estudio, pero por qu$ lo hice la verdad es que no lo s$! 0a ventana de miestudio da a los %rboles y a la va del tren de ;orsell 'ommon! 'on las prisas de nuestra marchahaba dejado esa ventana abierta! #n el pasillo no haba lu(, y a dierencia de la imagen que rodeabael marco de la ventana, un lado de la habitaci,n pareca impenetrable oscuro! )e detuve justo en laentrada!0a tormenta haba pasado! 0as torres del 8riental 'ollege y los pinos que lo rodeaban habandesaparecido, y muy lejos, iluminado por un vvido resplandor rojo, se vea el campo comunal querodeaba los arenales! Eajo aquella lu(, unas iguras negras enormes, grotescas y extraas se aanabande un lado a otro!*areca realmente que en aquella direcci,n todo el campo estuviera en llamasA una amplia laderasalpicada de diminutas lenguas de uego que oscilaban y se contorsionaban con las r%agas de latormenta, que amainaba, y proyectaban un relejo rojo sobre el cielo cubierto de nubes ligeras! .eve( en cuando, las nubes de humo de unas conlagraciones m%s cercanas atravesaban la ventana yocultaban las iguras marcianas! +o no vea lo que estaban haciendo, ni distingua sus ormas conclaridad, ni reconoca los objetos negros con los que se aanaban! /ampoco vea el uego m%scercano, aunque sus relejos bailaban en la pared y el techo del estudio! Fn intenso olor resinoso a20quemado inundaba el aire!'err$ la puerta sin hacer ruido y me deslic$ hacia la ventana! #l campo de visi,n se abri, hastaque, por un lado, alcan(aba las casas junto a la estaci,n de Io-ing, y por el otro los pinarescarboni(ados y ennegrecidos de Eyleet! ;aba una lu( bajo la colina, en la va del tren, cerca delpuente, y varias de las casas de la carretera de )aybury y las calles cercanas a la estaci,n ormabanruinas brillantes! ?l principio la lu( de la va me sorprendi,; vi un mont,n negro y un resplandorvvido, y a su derecha una ila de rect%ngulos amarillos! #ntonces comprend que se trataba de un trenestrellado, cuya parte delantera haba chocado y estaba en llamas, mientras que los vagones de detr%sseguan sobre los rales!#ntre estos tres puntos de lu(, las casas, el tren y el campo en llamas en direcci,n a 'hobham, seextendan ragmentos irregulares de campo oscuro, interrumpidos por intervalos de terreno pocoiluminado y humeante! ?quella extensi,n negra incendiada constitua un espect%culo de lo m%sextrao! )e recordaba especialmente a *otteries de noche! ?l principio no logr$ distinguir a ningunapersona, aunque estuve mirando ijamente! )%s tarde vi recortadas contra la lu( de la estaci,n deIo-ing diversas iguras negras que corran una tras otra atravesando la va!B+ este era el pequeo mundo en el que haba vivido seguro tantos aos, este caos exaltadoC ?nno saba qu$ haba ocurrido durante las ltimas siete horas, ni tampoco saba, aunque empe(aba aimagin%rmela, cu%l era la relaci,n entre estos colosos mec%nicos y las lentas criaturas que haba vistodesparramarse uera del cilindro! )ovido por un extrao inter$s impersonal, volv la silla de miescritorio hacia la ventana, me sent$ y me qued$ mirando el paisaje ennegrecido, sobre todo a las trescriaturas negras gigantescas que iban y venan bajo el resplandor que cubra los arenales!*arecan terriblemente ocupadas! #mpec$ a preguntarme qu$ podan ser! 1#ran m%quinasinteligentes2 )e pareca que tal cosa era imposible! 18 haba un marciano dentro de cada una de ellasque mandaba y las diriga de modo parecido a como el cerebro del hombre manda sobre su cuerpo2#mpec$ a comparar aquellas criaturas con m%quinas humanas, a preguntarme por primera ve( en lavida c,mo un animal inteligente pero inerior entendera un acora(ado o una locomotora!0a tormenta haba dejado el cielo despejado, y por encima del humo de la tierra ardiente elpuntito cada ve( m%s apagado de )arte caa hacia el oeste, cuando un soldado entr, en mi jardn! 8que ro(aba la valla y, desembara(%ndome de la letargia que se haba apoderado de m, baj$ la vista ylo atisb$ trepando por la empali(ada! ?l ver a otro ser humano se me pas, el sopor y me asom$ansioso por la ventana!3B*sstC 3susurr$!"e detuvo a horcajadas en la valla, dudando, pero la salt, y cru(, el c$sped hasta la esquina de lacasa! "e agach, y continu, sin hacer ruido!31Mui$n anda ah2 3pregunt, susurrando tambi$n, coloc%ndose bajo la ventana y al(ando lavista!31?d,nde va2 3pregunt$!3Mui$n sabe!31Intenta esconderse23?s es!3#ntre en la casa 3le indiqu$!Eaj$, abr la puerta, le dej$ entrar y volv a cerrarla! No le vea la cara! No llevaba sombrero ytena la chaqueta desabrochada!3B.ios moC 3exclam, cuando le hice pasar!31Mu$ ha ocurrido2 3pregunt$!31Mu$ no ha ocurrido2 3*ese a la oscuridad vi que esbo(aba un gesto desesperado3! Nos hananiquilado, es que nos han aniquiladoJ 3repeta una y otra ve(!)e sigui, de orma casi mec%nica hasta el comedor!3/ome un poco de @his-y 3le suger, y vert una dosis considerable!"e lo bebi,! #ntonces se sent, de golpe ante la mesa, hundi, la cabe(a entre los bra(os y empe(,a sollo(ar como un nio pequeo, arrebatado por la emoci,n, lo que curiosamente hi(o que meolvidara de mi reciente desesperaci,n!21+o permaneca a su lado, expectante! ;asta al cabo de un buen rato no logr, serenarse yresponder a mis preguntas, y entonces contest, de manera desconcertante, a reta(os!#ra ch,er de artillera, y no haba entrado en acci,n hasta las siete! #n ese momento disparabanpor todo el terreno, y se deca que el primer grupo de marcianos se estaba arrastrando lentamentehacia el segundo cilindro, protegidos por un escudo de metal!)%s adelante ese escudo se al(, tambale%ndose con patas de trpode y se convirti, en la primerade las m%quinas guerreras que yo haba visto! #l ca,n que llevaba el artillero se coloc, cerca de;orsell para dominar los arenales, y su llegada ue lo que precipit, la acci,n! 'uando los del arm,ntomaron la retaguardia, el caballo de este artillero trope(, con una madriguera y cay, en unadepresi,n del terreno! #n ese mismo instante el ca,n explot, tras $l, estall, la munici,n, el uego lorode, y qued, sepultado bajo un mont,n de hombres y caballos muertos y carboni(ados!3)e he quedado quieto 3explic,3, muerto de miedo, con el cuarto delantero de un caballoencima de m! Nos han liquidado! + el olorJ Bay, .ios moC B'omo a carne quemadaC )e he hechodao en la espalda al caer del caballo, y me he tenido que quedar ah hasta encontrarme mejor! Fnminuto antes bamos desilando, y luego pam, bum, iuJ B0iquidadosC"e qued, escondido bajo el caballo muerto durante mucho rato, mirando urtivamente hacia elcampo comunal! 0os hombres de 'ardigan haban intentado una carga, una escaramu(a contra elhoyo, pero los haban aniquilado! 0uego el monstruo se puso en pie y empe(, a caminar lentamentepor el campo entre los pocos ugitivos que quedaban, girando la capucha a modo de cabe(a como siuera un ser humano encapuchado! Fna especie de bra(o cargaba con un complicado estuche met%licoen el que centelleaban rel%mpagos verdes, y por el conducto de este bra(o atacaba el rayo de calor!#n pocos minutos no qued,, segn pudo ver el soldado, ni un ser vivo en el campo, y todos los%rboles y arbustos que todava no eran esqueletos ennegrecidos estaban en llamas! 0os hsares sehallaban en la carretera m%s all% de donde se curvaba la tierra, y el artillero no los vea! 8y, a lasmaxims repiquetear durante un rato hasta que se sumieron en el silencio! #l gigante se guard, laestaci,n de Io-ing y las casas que haba alrededor para el inal, hasta que en un instante dispar, elrayo de calor y la ciudad se convirti, en un mont,n de ruinas ardientes! 0uego la criatura apag, elrayo de calor y, d%ndole la espalda al artillero, empe(, a balancearse hacia los pinares incendiadosque albergaban el segundo cilindro! #ntonces otro /it%n centelleante se arm, y sali, del hoyo!#l segundo monstruo sigui, al primero, y el artillero aprovech, la ocasi,n para arrastrarse conmucha cautela por las ceni(as de bre(o calientes hacia ;orsell! 'onsigui, meterse en la trincherajunto a la carretera, y as escap, a Io-ing! ? partir de ah su relato se volvi, entrecortado! #l lugarse haba vuelto intransitable! ?l parecer quedaban unas cuantas personas vivas, desesperadas en sumayora, y muchas quemadas y escaldadas! #l uego oblig, al artillero a desviarse, y se ocult, entrealgunos montones chamuscados de paredes cadas cuando volvi, uno de los marcianos gigantes! Dioa uno perseguir a un hombre, atraparlo con uno de sus tent%culos acerados y golpearle la cabe(acontra el tronco de un pino! ?l in, tras caer la noche, el artillero sali, disparado y atraves, elterrapl$n del errocarril!.esde entonces haba estado ocult%ndose mientras avan(aba en direcci,n a )aybury, con laesperan(a de librarse del peligro si se diriga hacia 0ondres! 0a gente se esconda en trincheras ybodegas, y muchos de los supervivientes se haban dirigido hacia el pueblo de Io-ing y "end! #lsoldado se mora de sed, hasta que encontr, una caera destro(ada cerca del arco de la estaci,n, dela que sala el agua a borbotones, como una uente sobre la carretera!#sta ue la historia que poco a poco le sonsaqu$! "e ue calmando al explic%rmela intentandohacerme ver lo que $l haba visto! ?l principio de todo me cont, que no haba comido nada desde elmedioda; en la despensa encontr$ un poco de cordero y pan y lo llev$ al comedor! No encendimosninguna l%mpara por miedo a atraer a los marcianos, y nuestras manos se tocaban una y otra ve(junto al pan o la carne! )ientras el artillero hablaba, todo lo que nos rodeaba se destac,, oscuro, en laoscuridad, y los arbustos pisoteados y los rosales rotos se vieron m%s ntidos tras la ventana! *arecaque varios hombres o animales hubiesen atravesado el c$sped a toda prisa! #mpec$ a ver la cara delsoldado, oscurecida y demacrada, como sin duda lo estaba la ma!'uando terminamos de comer subimos sin hacer ruido a mi estudio, en el piso de arriba, y yo22volv a mirar por la ventana abierta! #n una noche el valle se haba convertido en un valle de ceni(as!0os uegos haban menguado! .onde antes haba llamas ahora haba espirales de humo, pero losinnumerables restos de casas destro(adas y derruidas y %rboles arrasados y ennegrecidos resaltaban,adustos y terribles, bajo la lu( implacable del amanecer! ?lgn que otro objeto se haba librado,como una seal blanca del tren por aqu o el extremo de un invernadero por all%, claro y relucienteentre los destro(os! Nunca en toda la historia de la guerra la destrucci,n haba sido tanindiscriminada y universal! Erillando a la creciente lu( del este, tres gigantes met%licos permanecanen torno al hoyo, rotando las capuchas como si inspeccionaran la desolaci,n que haban causado!)e pareci, que el hoyo haba aumentado de tamao, y de su interior brotaban r%agas constantesde vapor negro y brillante hacia el amanecer cada ve( m%s claroA ascendan arremolinadas, estallabany se desvanecan!? lo lejos se vean las columnas de uego alrededor de 'hobham, que se convirtieron en humorojo al tocar el alba!12LO QUE VI DE LA DESTRUCCIN DE WEYBRIDGE YSHEPPERTON?l iluminarse el amanecer nos retiramos de la ventana desde la que observ%bamos a losmarcianos y bajamos sin hacer ruido!#l artillero estaba de acuerdo conmigo en que la casa no era lugar para quedarse! era todo lo que saban!#l servicio erroviario se haba vuelto muy desorgani(ado! #n la estaci,n haba bastantespersonas esperando a amigos procedentes de puntos de la red del suroeste! Fn caballero anciano conel pelo gris se acerc, e insult, amargamente a la "outhPIestern 'ompany ante mi hermano!3;ay que desenmascararla 3se justiic,!0legaron uno o dos trenes procedentes de &ichmond, *utney y Lingston con personas que habansalido a pasear en barca y se encontraron las esclusas cerradas y la sensaci,n de p%nico en el aire! Fnhombre con un lazer a(ul y blanco le cont, a mi hermano un mont,n de noticias extraas!3;ay multitud de personas que se dirigen hacia Lingston en carruajes, carros y cosas as, concajas de objetos de valor y todo eso 3explic,3! Dienen de )olesey, Ieybridge y Ialton, y dicenque han odo caones en 'hertsey, muchos disparos, y que unos soldados montados les han dicho quese marcharan enseguida porque venan los marcianos! Nosotros omos que disparaban caones en laestaci,n de ;ampton 'ourt, pero pensamos que eran truenos! 1Mu$ diantre quiere decir todo eso2 0osmarcianos no pueden salir de su hoyo, 1verdad2)i hermano no saba qu$ decirle!)%s adelante descubri, que la sensaci,n de inquietud se haba extendido a los clientes del metro,y que los excursionistas domingueros empe(aban a volver de todos los =pulmones> del suroeste 3como Earnes, Iimbledon, &ichmond *ar- y Le@3 a horas demasiado tempranas, pero ninguno deellos saba m%s que las vaguedades que haba odo! /odos los que tenan que pasar por la estaci,nterminal parecan de mal humor!32? eso de las cinco, el gento que se acumulaba en la estaci,n estaba tremendamente excitado porla apertura de la lnea, que casi siempre est% cerrada, entre las estaciones del sureste y el suroeste, yporque pasaron vagones cargados con caones enormes y repletos de soldados! #sas ueron lasarmas que llevaron desde Iool@ich y 'hatham para cubrir Lingston! ;ubo un intercambio decomentarios jocososA =B8s vamos a comerC B"omos domadores de ierasC>, y cosas por el estilo! ?lcabo de un rato una brigada policial lleg, a la estaci,n y empe(, a despejar los andenes, y mihermano regres, a la calle!0as campanas de la iglesia tocaban a vsperas, y un pelot,n de muchachas del #j$rcito de"alvaci,n baj, cantando por Iaterloo &oad! #n el puente, unos cuantos haraganes observaban unaextraa espuma marr,n que llegaba a rachas con la corriente! #l sol se estaba poniendo, y la /orredel &eloj y las casas del *arlamento se al(aban en contraste con uno de los cielos m%s pacicos quese puedan imaginar, un cielo de oro, atravesado por largas ranjas transversales de nubes prpuras yroji(as! "e habl, de un cuerpo que lotaba! Fno de los hombres que haba all, y que dijo que erareservista, explic, a mi hermano que haba visto el heli,grao parpadeando en el oeste!#n Iellington "treet mi hermano se encontr, con una pareja de mo(os corpulentos que acababande salir disparados de Nleet "treet cargando peri,dicos, todava hmedos, con titulares llamativosA=B/errible cat%stroeC>, se gritaban el uno al otro por Iellington "treet! =B0ucha en IeybridgeC B0adescripci,n enteraC B&echa(o de los marcianosC, B0ondres en peligroC>! /uvo que dar tres peniquespor un ejemplar de ese peri,dico!Nue entonces, y solo entonces, cuando empe(, a percatarse del poder de aquellos monstruos y elterror que inundan! "e enter, de que no eran solamente un puado de criaturas pequeas y lentas,sino mentes que movan enormes cuerpos mec%nicos que podan despla(arse r%pidamente y atacarcon tanta contundencia que ni siquiera los caones m%s potentes podan hacerles rente!0os describan como =m%quinas enormes semejantes a araas, de m%s de treinta metros de alto,que podan alcan(ar la velocidad de un tren expreso y disparar un rayo de calor intenso>! "e habancolocado bateras ocultas, sobre todo caones de campaa, por el campo en torno a ;orsell'ommon, y especialmente en la regi,n entre Io-ing y 0ondres! ;aban visto a cinco de aquellasm%quinas despla(arse hacia el /%mesis, y una de ellas, por una aortunada casualidad, haba sidodestruida! #n otros casos los proyectiles haban allado, mientras que los rayos de calor habananiquilado totalmente las bateras! "e mencionaban numerosas p$rdidas de soldados, pero el tono delparte era optimista!;aban logrado repeler a los marcianos, no eran invulnerables! "e haban retirado a su tri%ngulode cilindros en los alrededores de Io-ing! 0os exploradores que hacan seales con los heli,graosavan(aban hacia ellos por todos los lancos! 0os caones se despla(aban r%pidamente desde Iindsor,*ortsmouth, ?ldershot, Iool@ich, incluso desde el norte; haba, entre otros, caones alambrados denoventa y cinco toneladas procedentes de Iool@ich! #n conjunto haba ciento diecis$is en posici,n ocoloc%ndose a toda prisa, cubriendo sobre todo 0ondres! #n Inglaterra nunca haba habido unaconcentraci,n tan grande o tan r%pida de material militar!"e esperaba poder destruir de inmediato cualquier otro cilindro que cayera con explosivos de altapotencia, que se estaban abricando y distribuyendo a toda velocidad! "in duda, continuaba elinorme, la situaci,n no poda ser m%s anormal y grave, pero se exhortaba al pblico a evitar ydesalentar el p%nico! ?unque los marcianos eran sumamente extraos y terribles, no deba de haberm%s de veinte, y nosotros $ramos millones!0as autoridades tenan motivos para suponer, a ju(gar por el tamao de los cilindros, que en cadauno de ellos no haba m%s de cinco, unos quince en total! + por lo menos se haban deshecho de uno,si no de m%s! "e avisara al pblico de cuando el peligro se aproximara, y se estaban tomandomedidas exhaustivas para proteger a la gente en las (onas residenciales amena(adas del suroeste! +as, reiterando y garanti(ando una y otra ve( la seguridad de 0ondres y la capacidad de lasautoridades para enrentarse a las diicultades, terminaba lo que era casi una proclama!"e imprimi, con un tipo de letra enorme en un papel tan reciente que segua hmedo, y no hubotiempo para aadir una palabra de comentario! &esultaba curioso, opin, mi hermano, ver el mododespiadado en que haban recortado y suprimido los contenidos habituales del peri,dico para dejar33espacio a esta inormaci,n!*or toda Iellington "treet se vea a gente abriendo las p%ginas rosadas y leyendo, y el "trand sevolvi, ruidoso de repente con las voces de un ej$rcito de vendedores que seguan a los dos primeros!;aba hombres que bajaban a empujones de los autobuses para hacerse con algn ejemplar! 0o ciertoes que estas noticias estimulaban inmensamente a la gente, cualquiera que uera su apata previa!#staban abriendo las persianas de una tienda de mapas, me explic, mi hermano, y vio a un hombrevestido de domingo, con guantes amarillo lim,n incluidos, que colocaba a toda prisa mapas de"urrey en el escaparate!'ontinuando por "trand hasta /raalgar "quare con el peri,dico en la mano, mi hermano se top,con unos cuantos ugitivos del oeste de "urrey! ;aba un hombre con su esposa y dos nios, quellevaba algunos muebles en un carro como los de los verduleros! Dena del puente de Iestminster, ylo segua de cerca un carro de heno con cinco o seis personas de aspecto respetable dentro, y algunascajas y ardos! #stas personas tenan la cara demacrada, y su aspecto general contrastabaenormemente con el esplendor dominical de los que iban en los ,mnibus! 0a gente vestida a la modalos miraba desde los coches de caballos! "e detuvieron en la pla(a como si no supieran qu$ caminotomar, y acabaron girando hacia el este por el "trand! ? cierta distancia iba un hombre con ropa detrabajo, montado en uno de esos triciclos anticuados con una ruedecita delantera! Iba sucio y tena lacara blanca!)i hermano baj, por Dictoria y se encontr, a unas cuantas personas con id$ntico aspecto! "e lehaba ocurrido que qui(% me vera! "e percat, de que haba un nmero inusual de policas regulandoel tr%ico! ?lgunos de los reugiados intercambiaban noticias con la gente de los ,mnibus! Fno deellos airmaba haber visto a los marcianos!3#ran calderas con (ancos, se lo digo, que iban dando (ancadas como si ueran hombres!0a mayora de los ugitivos estaban excitados y agitados por su extraa experiencia!*asado Dictoria, los bares hacan negocio con los reci$n llegados! #n todas las esquinas habagrupos de gente leyendo los peri,dicos, hablando eu,ricos, o mirando a los visitantes inusuales deaquel domingo! *arecan aumentar a medida que avan(aba la noche, hasta que, segn mi hermano, lascalles se asemejaban a la calle mayor de #psom en da de derbi! )i hermano habl, con varios deestos ugitivos y obtuvo respuestas insatisactorias de casi todos!Ninguno de ellos pudo darle ninguna noticia sobre Io-ing, excepto un hombre que le asegur,que la poblaci,n haba quedado totalmente destruida la noche anterior!3Dengo de Eyleet 3explic,3! *or la maana, temprano, ha llegado un hombre en bicicleta yha ido de puerta en puerta advirti$ndonos que nos march%ramos! 0uego han venido soldados! ;emossalido a mirar, y haba nubes de humo hacia el sur, solo humo, y no se vea un alma en esa direcci,n!0uego hemos odo los caones de 'hertsey, y a la gente que vena de Ieybridge! ?s que he cerradomi casa y he venido!#n aquel momento en las calles cunda la sensaci,n de que haba que culpar a las autoridadesporque no haban conseguido librarse de los invasores sin causar todas aquellas molestias!? eso de las ocho se oy, claramente por todo el sur de 0ondres el ruido de un intenso combate!)i hermano no lo oy, debido al tr%ico en las calles principales, pero logr, percibirlo al metersepor las callejuelas silenciosas que daban al ro!Nue caminando desde Iestminster hasta su apartamento, cerca de &egentQs *ar-, y lleg, a eso delas die(! "e haba puesto muy nervioso por lo que poda haberme ocurrido, y le preocupaba lamagnitud evidente del problema! "e vea inclinado a repasar, como yo haba hecho el s%bado, losdetalles militares! *ens, en todos aquellos caones silenciosos, expectantes, del camporepentinamente n,mada, y trat, de imaginarse las =calderas con (ancos> de m%s de treinta metros!*asaron una o dos carretas con reugiados por 8xord "treet, y varias por )arylebone &oad,pero las noticias se extendan tan despacio que &egent "treet y *ortland *lace estaban repletas de lospaseantes habituales los domingos por la noche, aunque hablaban en grupos, y resiguiendo el bordede &egentQs *ar- haba tantas parejas =deambulando> sin decir nada bajo las l%mparas de gasdispersas como de costumbre! 0a noche era c%lida y silenciosa, y un tanto opresiva; el ruido de loscaones continuaba intermitente, y pasada la medianoche parece que hubo rel%mpagos diusos en el34sur!)i hermano lea y relea el peri,dico, y se tema que me hubiera ocurrido algo terrible! #stabainquieto, y despu$s de cenar volvi, a salir sin rumbo ijo, regres, y trat, en vano de distraerse conlos apuntes para el examen! "e ue a dormir poco despu$s de medianoche, y en la madrugada dellunes el alboroto de los que llamaban a las puertas, los pies corriendo por la calle, el tamborileodistante y el clamor de las campanas lo despert, de unos sueos escabrosos! Fnos relejos rojosbailaban en el techo! "e qued, perplejo durante un instante, pregunt%ndose si se haba hecho de da oel mundo se haba vuelto loco! #ntonces salt, de la cama y corri, a la ventana!"u cuarto estaba en un %tico, y asom, la cabe(a! *or toda la calle oy, que resonaba una docena deveces el mismo ruido que acababa de hacer al abrir la ventana, y aparecieron cabe(as sumidas en todaclase de desalios nocturnos! "e gritaban preguntas!3BMue vienenC 3grit, un polica, golpeando la puerta3! BDienen los marcianosC 3+ se dirigi,a toda prisa a la puerta siguiente!#l redoble de tambores y trompetas proceda del cuartel de ?lbany "treet, y todas las iglesias a sualcance se aanaban en matar el sueo tocando a rebato con vehemencia y desorden! 8y, el chasquidode las puertas al abrirse, y en las casas de enrente una ventana tras otra saltaba de la oscuridad a lailuminaci,n amarilla!*or la calle se acerc, galopando un carruaje cerrado, que al llegar a la esquina hi(o un ruidosbito y estrepitoso, convertido en estruendo bajo la ventana, y ue disminuyendo lentamente alalejarse! .etr%s llegaron un par de coches de caballos, precursores de una larga procesi,n devehculos que huan, la mayora de los cuales en ve( de bajar la pendiente hacia #uston se dirigan ala estaci,n de 'hal- Narm, donde se estaban llenando trenes especiales hacia el noroeste!)i hermano pas, mucho rato mirando por la ventana, perplejo y sin reaccionar, observandoc,mo los policas llamaban a golpes a una puerta tras otra, y transmitan su incomprensible mensaje!0uego la puerta detr%s de $l se abri,, y entr, el hombre que viva al otro lado del rellano, vestidosolamente con camisa, pantalones y (apatillas, con los tirantes cados en torno a la cintura y el peloan desordenado por la almohada!31Mu$ demonios pasa2 3pregunt,3! 1;ay un incendio2 *ero Bqu$ esc%ndalo es esteC?mbos sacaron la cabe(a por la ventana, esor(%ndose por or lo que gritaban los policas! 0agente sala de las calles aledaas y se quedaba hablando en grupos en las esquinas!31Mu$ diablos est% ocurriendo2 3pregunt, el vecino de mi hermano!)i hermano le respondi, con vaguedades y empe(, a vestirse, pero iba corriendo con cadaprenda hasta la ventana para no perderse nada de la excitaci,n creciente! + entonces, unos hombresque vendan peri,dicos demasiado temprano se acercaron gritando por la calleA3B0ondres corre peligro de asixiaC BNor(adas las deensas de Lingston y &ichmondC B#spantosasmatan(as en el valle del /%mesisC+ a su alrededor 3en las habitaciones de debajo, en las casas de cada lado y de enrente, y detr%s,en las terra(as del parque y en el centenar de calles de aquella parte de )arylebone, y en el distrito deIestbourne *ar- y "t! *ancras, y al oeste y al norte en Lilburn, "t! :ohnQs Iood y ;ampstead, y haciael este, en "horeditch, ;ighbury, ;aggerston y ;oxton, y, en realidad, por toda la inmensidad de0ondres desde #aling hasta #ast ;am3 la gente se rotaba los ojos y abra las ventanas para mirar yhacer preguntas intiles, y se vesta a toda prisa mientras por las calles corra el primer soplo de latormenta de miedo que se avecinaba! Nue el amanecer del gran p%nico! 0ondres, que se haba acostadoel domingo por la noche ajena e indierente a todo, amaneca el lunes con una intensa sensaci,n depeligro!'omo desde su ventana no lograba saber qu$ estaba sucediendo, mi hermano baj, y sali, a lacalle, justo cuando entre los parapetos de las casas el cielo se volvi, rosado con la lu( temprana delamanecer! 0a gente que hua a pie y en vehculos aumentaba a cada momento!3B;umo negroC 3oy, que gritaban! + otra ve(3A B;umo negroC#l contagio de un miedo tan un%nime era inevitable!)ientras mi herman, dudaba en el umbral de la puerta vio que se acercaba otro vendedor deperi,dicos y cogi, uno enseguida! #l hombre sali, pitando con el resto, y ue vendiendo sus35peri,dicos a un cheln mientras corra, lo que generaba una combinaci,n grotesca de p%nico ybeneicio!+ en ese peri,dico mi hermano ley, el parte catastr,ico del comandante en jeeA=0os marcianos pueden descargar nubes enormes de vapor negro y venenoso mediante cohetes!;an contenido a nuestras bateras, destruido &ichmond, Lingston y Iimbledon, y avan(an lentamentehacia 0ondres, arrasando todo lo que encuentran por el camino! #s imposible detenerlos! 0a nicaorma de salvarse del humo negro es huir de inmediato>!#so era todo, pero bastaba! /oda la poblaci,n de aquella gran ciudad de seis millones dehabitantes se mova, escapaba, corra; en aquel momento salan en masa hacia el norte!3B;umo negroC 3gritaban las voces3! BNuegoC0as campanas de la iglesia vecina resonaron con un esc%ndalo met%lico, y un carro que conducansin la debida atenci,n choc,, entre gritos e insultos, contra el abrevadero del inal de la calle! 0ahorrible lu( amarilla iba y vena en las casas, y algunos de los coches de caballos que pasabanpresuman de los aroles an encendidos! + por encima de sus cabe(as, el amanecer se volva m%sluminoso, claro, estable y tranquilo!)i hermano oy, pasos corriendo por las habitaciones, y que bajaban y suban las escaleras detr%sde $l! "u casera se acerc, a la puerta, mal cubierta con una bata y un chal; su marido la sigui,lament%ndose!'omo mi hermano empe(, a percatarse de la importancia de todo aquello, volvi, a toda prisa asu cuarto, se meti, todo el dinero del que dispona 3die( libras en total3 en los bolsillos y volvi, asalir a la calle!15LO QUE HABA OCURRIDO EN SURREY)ientras el cura divagaba sentado bajo el seto en los prados llanos cerca de ;alliord, y mientrasmi hermano observaba a los ugitivos que se amontonaban en el puente de Iestminster, losmarcianos haban reanudado la oensiva! *or lo que se puede deducir de los relatos contradictoriosque se han presentado, la mayora de ellos permaneci, ocupada con los preparativos en el hoyo de;orsell hasta las nueve de la noche, ultimando a toda prisa una operaci,n en la que liberaronenormes cantidades de humo verde!*ero hubo tres que salieron hacia las ocho de la tarde y, avan(ando lenta y cautelosamente, seabrieron paso a trav$s de Eyleet y *yrord hacia &ipley y Ieybridge, y as se hallaron a la vista delas bateras expectantes recortadas contra la puesta de sol! #stos marcianos no avan(aban ormandoun cuerpo, sino una lnea, de modo que deban de quedar a un par de -il,metros y medio unos deotros! "e comunicaban mediante unos silbidos que parecan sirenas y recorran la escala subiendo ybajando de una nota a otra!#stos silbidos y los caona(os en &ipley y "t! KeorgeQs ;ill ue lo que omos en Fpper ;alliord!0os soldados de artillera de &ipley, que eran voluntarios totalmente inexpertos a los que nuncadeberan haber puesto en tal situaci,n, dispararon una descarga descontrolada, prematura e ineica(,y escaparon a caballo y a pie por el pueblo desierto, mientras los marcianos, sin necesidad de usar surayo de calor, caminaron tranquilamente por encima de sus caones, pisando con cautela entre ellos,y los adelantaron, de modo que llegaron inesperadamente hasta los caones de *ainshill *ar-, quedestruyeron!No obstante, los hombres de "t! KeorgeQs ;ill estaban mejor comandados o tenan m%s aplomo!8cultos por un pinar, parece que el marciano que estaba m%s cerca no se los esperaba! *repararon suscaones con tanta tranquilidad como si estuvieran desilando, y dispararon a una distancia de casi un-il,metro!0os proyectiles destellaron alrededor del marciano, y vieron que daba unos pocos pasos, setambaleaba y caa! /odos gritaron al unsono, y recargaron los caones a una velocidad ren$tica! #lmarciano desplomado proiri, un aullido prolongado, y enseguida un segundo giganteresplandeciente le respondi, y apareci, por encima de los %rboles del sur! ?l parecer, uno de losproyectiles haba destro(ado una pata del trpode! /oda la segunda carga pas, volando lejos delmarciano del suelo, mientras sus compaeros cargaban con sus rayos de calor contra la batera! 0a36munici,n explot,, todos los pinos que rodeaban los caones estallaron en llamas, y solo uno o doshombres que ya estaban corriendo por la cima de la colina lograron escapar!.espu$s de este ataque, parece ser que los tres marcianos se pidieron consejo mutuamente y sedetuvieron, y los exploradores que los observaban inormaron de que permanecieron inm,viles porcompleto durante la media hora siguiente! #l marciano que haban desplomado sali, arrastr%ndoselenta y pesadamente de su capucha! #ra una pequea igura marr,n, que desde esa distancia recordabaa una ins,lita manchita de roa, y al parecer se enrasc, en la reparaci,n de su soporte! ? eso de lasnueve ya haba terminado, pues volvi, a verse su capucha por encima de los %rboles!*asaban pocos minutos de las nueve de la noche cuando a estos tres centinelas se les sumaroncuatro marcianos m%s, cada uno de los cuales cargaba con un tubo negro grueso! #ntregaron sendostubos similares a los otros tres, y los siete procedieron a distribuirse, equidistantes, ormando unalnea curva entre "t! KeorgeQs ;ill, Ieybridge y el pueblo de "end, al suroeste de &ipley!Fna docena de cohetes salieron disparados de las colinas delante de ellos en cuanto comen(aron amoverse, y advirtieron a las bateras que esperaban cerca de .itton y #sher! ?l mismo tiempo, cuatrode sus m%quinas guerreras, armadas tambi$n con tubos, atravesaron el ro, y dos de ellas, negras encontraste con el cielo de poniente, aparecieron ante nosotros 3el cura y yo3 mientras nosapresur%bamos, cansados y con mucho esuer(o, por la carretera que va hacia el norte saliendo de;alliord! Nos pareca que se movan sobre una nube, pues una neblina lechosa cubra los campos yse al(aba hasta un tercio de su altura!?l verlos el cura ahog, un grit, y ech, a correr, pero yo saba que salir corriendo no serva denada y ui hacia un lado y me arrastr$ entre las ortigas y las (ar(as cubiertas de roco hasta la (anjaamplia que haba junto a la carretera! , como brotanlos bulbos de las lili%ceas, o como los anim%lculos en el p,lipo de agua dulce!#n el hombre, y en todos los animales terrestres superiores, ese m$todo reproductivo hadesaparecido, pero desde luego era tambi$n el m$todo primitivo en la /ierra! #ntre los animalesineriores, y hasta el nivel de los tunicados, primos de los vertebrados, se daban los dos procesossimult%neamente, pero el m$todo sexual acab, reempla(ando a su competidor! #n )arte, no obstante,parece haber ocurrido justo lo contrario!)erece la pena destacar que cierto escritor especulativo de reputaci,n casi cientica, que escribi,mucho antes de la invasi,n marciana, predijo que el hombre adquirira una estructura inal no muydistinta de la actual condici,n marciana! "u proeca, recuerdo, apareci, en noviembre o diciembrede 456R en una publicaci,n que hace mucho que desapareci,, el Pall #all $udget, y recuerdo lacaricatura que de ello hicieron en una revista prePmarciana llamada Punch! ue, no obstante, la que arraig, en competici,n con las ormasterrestres! 0a trepadora roja tuvo un desarrollo emero, y pocas personas la han visto crecer, perodurante un tiempo la hierba roja creci, con un vigor y una exuberancia sorprendentes! "e extendi,junto al hoyo para cuando lleg, el tercer o cuarto da de nuestro cautiverio, y sus ramas tipo cactusormaron una hilera carmn hasta los bordes de nuestra ventana triangular! )%s adelante la encontr$repartida por todo el campo, y sobre todo donde haba una corriente de agua!0os marcianos posean lo que pareca un ,rgano auditivo, un solo tambor redondo en la partetrasera de su cabe(aPcuerpo, y ojos que alcan(aban un campo visual no muy distinto del nuestro, aexcepci,n de que, segn *hilips, el a(ul y el violeta eran como el negro para ellos! 0a suposici,ngeneral es que se comunicaban mediante sonidos y gesticulaciones tentaculares; esto se basa, porejemplo, en el panleto, h%bil pero compilado con precipitaci,n Gescrito evidentemente por alguienque no ue testigo ocular de las acciones marcianasH, al que ya he hecho reerencia y que, hasta ahora,ha sido la principal uente de inormaci,n sobre ellos! "in embargo, ningn otro ser humanosuperviviente vio tanto a los marcianos en acci,n como yo! No es que quiera atribuirme m$ritos porun accidente, pero lo cierto es que as ue! + airmo que los vi de cerca una y otra ve(, y que vi acuatro, cinco y, en una ocasi,n, a seis de ellos reali(ando lenta y conjuntamente las operaciones m%scomplicadas sin ruido ni gesto alguno! "us peculiares gritos precedan siempre a la alimentaci,n; nolos modulaban, ni se trataba, a mi parecer, de ninguna clase de seal, sino tan solo de que espirabanaire antes de ponerse a succionar! 'reo que puedo airmar que poseo al menos conocimientosrudimentarios de psicologa, y en este sentido estoy convencido 3tan convencido como de cualquierotra cosa3 de que los marcianos intercambiaban pensamientos sin ninguna intermediaci,n sica,pese a que antes estaba irmemente convencido de lo contrario! ?ntes de la invasi,n marciana, comoalgn lector ocasional tal ve( recuerde, haba escrito con cierta vehemencia en contra de la teoratelep%tica!0os marcianos no llevaban ropa! "us concepciones del ornamento y el decoro eran or(osamentedistintas de las nuestras; y no solo eran mucho menos sensibles a los cambios de temperatura quenosotros, sino que los cambios de presi,n no parecan haberles aectado! *ero aunque no llevabanropa, era en los otros aadidos artiiciales a sus recursos corporales donde radicaba su gransuperioridad respecto al hombre! Nosotros, con nuestras bicicletas y patines, nuestras m%quinasvoladoras herederas de 0ilienthal, nuestros caones, pistolas y dem%s, est%bamos todava al comien(ode la evoluci,n que los marcianos ya han completado! "e han convertido pr%cticamente en meroscerebros, llevan cuerpos distintos segn sus necesidades como los hombres llevan trajes para vestirsey cogen una bicicleta cuando tienen prisa o un paraguas cuando llueve! + de sus aparatos puede quenada maraville m%s al hombre que la curiosa ausencia del mecanismo dominante en casi todos losarteactos humanosA no tienen ruedas; ninguna de las cosas que trajeron a la /ierra indica ni sugiereque utilicen ruedas! 'abra esperarlas por lo menos en la locomoci,n! + en este sentido resultacurioso sealar que incluso en este planeta la Naturale(a nunca ha dado con la rueda, o ha preeridootros recursos para desarrollarse! No solamente los marcianos o no conocan Glo cual resultaincrebleH o se abstenan de usar la rueda, sino que en sus aparatos se usa muy poco el pivote ijo, o elpivote relativamente ijo, de modo que los movimientos circulares se coninan a un solo plano! 'asitodas las articulaciones de la maquinaria presentan un sistema complicado de partes desli(antes quese despla(aban por encima de cojinetes de ricci,n pequeos pero elegantemente curvos! + siguiendocon esta descripci,n detallada, resulta destacable que las largas palancas de sus m%quinas se accionanen la mayora de los casos mediante una especie de alsa musculatura de discos en una unda el%stica;estos discos se polari(an y se atraen intensamente al verse atravesados por una corriente el$ctrica! .eeste modo se produca el curioso paralelismo con el movimiento de los animales, que tansorprendente e inquietante resultaba al observador humano! #sa pseudo musculatura abundaba en lam%quina instrumental, la que tena aspecto de cangrejo, que cuando mir$ por primera ve( a trav$s dela rendija estaba vaciando el cilindro! *areca ininitamente m%s viva que los marcianos que yacanjunto a ella a la lu( del atardecer, jadeando, agitando unos tent%culos intiles y movi$ndosed$bilmente tras su largo viaje por el espacio!57?l atardecer segua observando sus lentos movimientos, ij%ndome en todos los extraos detallesde su orma, cuando el cura me record, su presencia tir%ndome violentamente del bra(o! )e volv yme lo encontr$ con el ceo runcido y unos labios silenciosos pero elocuentes! Muera la rendija, porla que solo poda mirar uno de nosotros, as que tuve que privarme de observarlos durante un ratomientras $l disrutaba de ese privilegio!'uando volv a mirar, la ocupada m%quina instrumental ya haba armado con varias de las pie(asque haba extrado del cilindro una igura que se pareca sin lugar a dudas a la suya; y abajo, a lai(quierda, apareci, una maquinita excavadora que emita r%agas de vapor verde e iba recorriendo elhoyo, excavando y levantando terraplenes de un modo met,dico y selectivo! #sa era la uente delruido vibrante y continuo, y el motivo por el que temblaba nuestro reugio ruinoso eran sussacudidas rtmicas! "ilbaba y pitaba al avan(ar! *or lo que pude ver, no la llevaba ningn marciano!3LOS DAS DE ENCIERRO/uvimos que apartarnos de nuestra mirilla y escondernos en la leera cuando lleg, una segundam%quina guerrera, ya que temamos que desde su altura el marciano nos viera! )%s adelantecomen(amos a sentirnos menos expuestos a sus ojos, pues para quien mirara deslumbrado por la lu(del sol nuestro reugio deba de estar totalmente a oscuras, pero al principio ante la m%s leveindicaci,n de acercamiento nos escabullamos a la leera con el cora(,n latiendo a toda velocidad!*ese al peligro que poda suponer, la atracci,n de la rendija resultaba irresistible para ambos! ?horarecuerdo con cierta estupeacci,n que, a pesar del incalculable peligro de morir de hambre o dearontar una muerte an m%s espantosa, todava nos pele%bamos amargamente por el horribleprivilegio de ver! 'orramos por la cocina de un modo grotesco que combinaba la ansiedad y eltemor a hacer ruido, y nos peg%bamos, y nos empuj%bamos y patale%bamos, a escasos centmetros deque nos vieran!#l hecho es que nuestros temperamentos y h%bitos de pensamiento y acci,n eran completamenteincompatibles, y el peligro y el aislamiento en que nos hall%bamos solo acentuaban esaincompatibilidad! #n ;alliord haba empe(ado a detestar la costumbre del cura de proclamar suindeensi,n, su estpida rigide( mental! "u retahla interminable de quejas menoscababa cualquierade mis esuer(os por tra(ar un plan de acci,n, y en ocasiones, cuando se acumulaban e intensiicaban,estaba a punto de volverme totalmente loco! 'areca de toda compostura, como una mujer tonta! "epasaba horas seguidas llorando, y en verdad creo que este nio mimado por la vida acab, pensandoque sus d$biles l%grimas haban resultado eicaces en algn sentido, mientras yo permaneca sentadoen la oscuridad incapa( de dejar de pensar en $l debido a sus importunidades! 'oma m%s que yo, y envano le sealaba que nuestra nica oportunidad de sobrevivir se basaba en permanecer en la casahasta que los marcianos hubieran terminado con el hoyo, que durante aquella larga espera pacientepodra acabar present%ndose el momento en que necesit%ramos comida! 'oma y beba impulsiva ypesadamente a intervalos largos! .orma poco!? medida que ueron pasando los das, su despreocupaci,n absoluta y su alta de respetointensiicaron tanto nuestros surimientos y peligros que, por mucho que lo detestara, tuve querecurrir a amena(as, y por ltimo a los golpes! #so lo hi(o entrar en ra(,n durante un tiempo! "inembargo, era una de esas criaturas d$biles, una de esas almas carentes de orgullo, timoratas,an$micas, odiosas, movida por sospechosas maquinaciones, que no se enrentan ni a .ios ni alhombre, que no se enrentan siquiera a s mismas!)e resulta desagradable recordar y escribir estas cosas, pero las relato para que a mi historia nole alte nada! ? los que han escapado de los aspectos m%s oscuros y terribles de la vida no les costar%criticar mi brutalidad, mi estallido de rabia en nuestra tragedia inal, porque saben lo que est% mal tanbien como cualquiera, pero no lo que les acontece a los hombres torturados, pero los que hayansurido, los que se hayan visto reducidos a lo m%s elemental se mostrar%n m%s compasivos!+ mientras dentro tena lugar una batalla a oscuras y entre susurros, entre quien se aerraba a lacomida y la bebida y quien le propinaba golpes, uera, bajo la lu( inmisericorde de aquel junioterrible, se hallaba la extraa maravilla, la nueva rutina de los marcianos en el hoyo! .$jenme quevuelva a esas primeras experiencias que tuve! ?l cabo de mucho tiempo volv a aventurarme a la58mirilla, y descubr que los reci$n llegados haban recibido los reuer(os de los ocupantes de nadamenos que tres m%quinas guerreras! #stas ltimas haban trado consigo unos aparatos nuevos, que sehallaban ordenados en torno al cilindro! +a haban completado la segunda m%quina instrumental, queestaba ocupada equipando a uno de los nuevos arteactos! /ena un cuerpo parecido a una lata deleche, sobre el que oscilaba un recept%culo en orma de pera, y del que lua un polvo blancoormando una cuenca circular por debajo!Fn tent%culo de la m%quina instrumental le transmita a esta cuenca el movimiento oscilante! +con dos manos que parecan esp%tulas, la m%quina instrumental extraa grandes cantidades de arcillaque arrojaba en el recept%culo superior en orma de pera, mientras con otro bra(o abraperi,dicamente una puerta y sacaba restos oxidados y ennegrecidos de la parte de en medio de lam%quina! 8tro tent%culo acerado diriga el polvo de la cuenca por un canal estriado hasta unrecipiente que no vea debido a un mont,n de polvo a(ulado! .e este recipiente brotaba una inacolumna de humo verde hacia el aire silencioso! )ientras miraba, la m%quina instrumental extendi,con un d$bil tintineo un tent%culo telesc,pico que un instante antes no era m%s que una protuberanciaroma, hasta que la punta del tent%culo qued, oculta tras el mont,n de arcilla! Fn segundo m%s tardelevant, una barra de aluminio blanco, an inmaculada y deslumbrante, y la deposit, sobre una pilacreciente de barras que se hallaba a un lado del hoyo! #ntre el atardecer y la lu( de las estrellas, estahabilidosa m%quina debi, de hacer m%s de un centenar de barras como esa a partir de la arcilla enbruto, y el mont,n de polvo a(ulado continu, creciendo sin parar hasta sobresalir del hoyo!#l contraste entre los movimientos r%pidos y complejos de estos aparatos y la torpe(a inerte yjadeante de sus amos era exagerado, y durante das tuve que repetirme que, de todos ellos, los seresvivos eran realmente estos ltimos!#l cura estaba en posesi,n de la mirilla cuando trajeron a los primeros hombres al hoyo! +oestaba sentado debajo, acurrucado, escuchando atentamente! ;i(o un movimiento repentino haciaatr%s, y yo, temiendo que nos observaran, me agach$ aterrori(ado! , hasta que de repente retir, la cabe(a ydesapareci,!)e puse a escuchar 3verdaderamente no estaba sordo3, pero lo cierto es que el hoyo estaba encompleto silencio! 8 un ruido parecido al revoloteo de las alas de un p%jaro, y un gra(nido ronco,aunque eso ue todo!*as$ un buen rato echado cerca de la mirilla, sin atreverme a apartar las plantas rojas queobstaculi(aban la vista! 8 una o dos veces un d$bil repiqueteo, como las pisadas de un perro yendode ac% para all% en la arena, que quedaba muy por debajo de m, y m%s ruidos de p%jaros, pero eso uetodo hasta que, animado por el silencio, me atrev a mirar hacia uera!? excepci,n de una esquina donde una multitud de cuervos saltaba y se peleaba por los esqueletosde los muertos que los marcianos haban consumido, no haba ningn ser vivo en el hoyo!)ir$ a mi alrededor, sin poder creer lo que vea! /oda la maquinaria haba desaparecido! "alvopor el mont,n de polvo a(ul gris%ceo en una esquina y algunas barras de aluminio en la otra, losp%jaros negros y los esqueletos, el lugar no era m%s que un hoyo circular en la arena, vaco!0entamente me abr paso entre la hierba roja y me encaram$ a la montaa de escombros! Dea entodas direcciones salvo detr%s de m, hacia el norte, y no descubr ni rastro de los marcianos! #l hoyodescenda en vertical desde donde me hallaba, pero continuando por los escombros haba una cuestapracticable hasta lo m%s elevado de las ruinas! 0a oportunidad de escapar se haba presentado, y meech$ a temblar!.ud$ durante un rato, y entonces, en un arranque de determinaci,n desesperada, y con el cora(,npalpitando violentamente, sub como pude hasta lo alto del mont,n de escombros en el que tantotiempo llevaba sepultado!Dolv a mirar alrededor! ;acia el norte tampoco se vea ningn marciano!0a ltima ve( que la haba visto a plena lu( del da, en aquella parte de "heen haba una calleatestada de c,modas casas blancas y rojas, con abundantes %rboles intercalados que daban sombra! #ncambio ahora me hallaba sobre un mont,n de ladrillos hechos aicos, arcilla y grava, sobre los quese extenda una espesura de plantas rojas en orma de cactus hasta la altura de la rodilla, sin que unasola planta terrestre les disputara el lugar! 0os %rboles pr,ximos estaban marchitos y marrones, perom%s adelante una red de tallos rojos trepaba por los troncos an vivos!/odas las casas vecinas haban quedado destro(adas, pero ninguna se haba quemado; las paredesseguan en pie, en ocasiones hasta el segundo piso, haba ventanas rotas y puertas destruidas! 0ahierba roja creca tumultuosamente en las habitaciones sin tejado! .ebajo de m estaba el gran hoyo,donde los cuervos se peleaban por los desperdicios! 8tros tantos p%jaros saltaban entre las ruinas!0ejos de all vi a un gato demacrado escabullirse por la pared, pero nada indicaba la presencia deningn hombre!63#n contraste con mi encierro reciente, el da pareca tremendamente luminosoA el cielo era de una(ul brillante! Fna brisa delicada haca que la hierba roja que cubra cada palmo de terreno sinocupar se balanceara con delicade(a! B+, ay, qu$ dulce era ese aireC6LA OBRA DE QUINCE DAS*as$ un rato tambale%ndome entre los escombros pese a estar a salvo! .entro de la guarida $tidade la que haba salido, me haba concentrado en pensar solamente en nuestra seguridad inmediata! Nome haba enterado de lo que haba sucedido en el mundo, ni me haba imaginado esa visi,nsorprendente de cosas desconocidas! #speraba ver "heen en ruinas, pero me pareci, que el paisajeque me rodeaba, extrao y chill,n, perteneca a otro planeta!*or un instante sent una emoci,n que no suelen sentir los hombres corrientes, pero que laspobres bestias a las que dominamos conocen demasiado bien! )e sent como debe de sentirse unconejo que al volver a su madriguera se encuentra con una docena de peones ocupados excavando loscimientos de una casa! "ent un primer atisbo de algo que acab, qued%ndome muy claro, y que meagobi, durante dasA una sensaci,n de destronamiento, el convencimiento de que ya no era el amo,sino un animal entre animales, bajo el control de los marcianos! Nosotros seramos como ellosA nosdedicaramos a acechar y observar, a correr y ocultarnos; el terror y el imperio del hombre habanterminado!*ero en cuanto asimil$ esta extrae(a la idea se desvaneci,, y lo que m%s me importaba era elhambre debida a mi largo y terrible ayuno! #n la direcci,n opuesta al hoyo vi, detr%s de un murocubierto de rojo, un jardn que no estaba sepultado! #sto me dio una pista, y me met hasta lasrodillas, y a veces hasta el cuello, en la hierba roja! 0a densidad de la hierba me tranquili(aba, puesme saba oculto! 0a pared meda casi dos metros, y cuando intent$ trepar por ella descubr que nopoda! ?s que continu$ rode%ndola hasta llegar a una esquina y unas rocas que me permitanencaramarme y dejarme caer en el jardn que tanto anhelaba! ?ll encontr$ varias cebolletas, un parde bulbos de gladiolo y unas cuantas (anahorias sin madurar! 0o cog todo y, trepando por una pareden ruinas, continu$ mi camino entre %rboles escarlata y carmes hacia Le@ 3era como atravesar unaavenida de gotas de sangre gigantes3 obsesionado con dos ideasA conseguir m%s comida y salir, tanpronto y tan lejos como mis uer(as me lo permitieran, de la regi,n execrable y sobrenatural delhoyo!Fn poco m%s adelante encontr$, en una pradera, unas cuantas setas, que tambi$n devor$, y luegouna gran alombra de agua somera que lua donde antes haba prados! #ste escaso alimento solo mesirvi, para abrirme el apetito! ?l principio me sorprendi, la crecida en un da c%lido y seco deverano, pero m%s adelante descubr que la haba provocado la exuberancia tropical de la hierba roja!#n cuanto esta vegetaci,n extraordinaria encontraba agua, se volva gigantesca y su ecundidad,incomparable! Derti, sus semillas en el agua del Iey y el /%mesis, y sus tit%nicas rondas acu%ticas,que crecan r%pidamente, no tardaron en invadir ambos ros!#n *utney, como vi despu$s, el puente casi haba quedado cubierto por esta maraa de hierba, y en&ichmond las aguas del /%mesis tambi$n manaban ormando una corriente amplia y poco prounda atrav$s de los prados de ;ampton y /@ic-enham! ?l extenderse las aguas, la hierba las segua, hastaque las casas en ruinas del valle del /%mesis quedaron durante un tiempo anegadas en aquel pantanorojo, cuya orilla explor$, y gran parte de la desolaci,n causada por los marcianos qued, oculta!?l inal la hierba roja sucumbi, casi tan r%pido como se haba extendido! Fna enermedadulcerosa, debida, se cree, a la acci,n de ciertas bacterias, acab, apoder%ndose de ellas! ;oy en da,gracias a la selecci,n natural, todas las plantas terrestres han adquirido una poderosa resistenciacontra las enermedades bacterianas, nunca sucumben sin pelear, pero la hierba roja se pudri, comosi ya estuviera marchita! 0as rondas se decoloraron, y luego se marchitaron y quebraron! "edeshacan nada m%s ro(arlas, y las aguas que haban estimulado su crecimiento al principio llevaronsus ltimos restos hasta el mar!0o primero que hice al encontrarme con esta agua ue, por supuesto, saciar la sed! Eebmuchsimo, y, movido por un impulso, ro unas hojas de hierba roja; pero estaban acuosas, y tenanun sabor terrible, met%lico! Di que el agua era lo bastante baja para vadearla, aunque las hierbas rojas64se me enredaban un poco en los pies! "in embargo, la corriente se volva m%s prounda al acercarmeal ro, por lo que volv a )ortla-e! 'onsegu seguir la carretera a trav$s de las ruinas ocasionales decasas, vallas y arolas, hasta que sal del torrente y me dirig hasta la colina por &oehampton y sal a*utney 'ommon!?ll el paisaje dejaba de ser extrao y desconocido para convertirse en los restos de lo conocidoAalgunas partes del terreno parecan devastados por un cicl,n, y al cabo de pocos metros me hallabaen espacios totalmente intactos, casas con las persianas perectamente echadas y las puertas cerradas,como si sus dueos se hubieran ido a pasar el da uera, o estuvieran durmiendo dentro! 0a hierbaroja era menos abundante; los %rboles altos del camino se haban librado de la trepadora roja! Eusqu$comida entre los %rboles y no encontr$ nada, y tambi$n asalt$ un par de casas silenciosas, pero yahaban entrado a saquearlas! )e pas$ el resto del da descansando en unos arbustos, pues estabadebilitado y demasiado cansado para continuar!.urante todo ese tiempo no vi ningn ser humano, ni tampoco rastro de los marcianos! )eencontr$ a un par de perros am$licos, pero ambos huyeron dando grandes rodeos cuando intent$acercarme a ellos! 'erca de &oehampton haba visto dos esqueletos humanos 3no cuerpos, sinoesqueletos, totalmente desollados3 y en el bosque cercano me encontr$ los huesos aplastados ydesperdigados de varios gatos y conejos, y el cr%neo de una oveja! ?unque ro lo que pude de todosellos, no haba nada que sacarles!'uando se puso el sol continu$ por la carretera hacia *utney, donde creo que haban utili(ado elrayo de calor por algn motivo! #n un huerto pasado &oehampton consegu unas cuantas patatastodava verdes, suicientes para acallar mi hambre! .esde ese huerto se vean, hacia abajo, *utney y elro! 'on el anochecer el lugar adquira un aspecto particularmente desoladoA %rboles ennegrecidos,ruinas abandonadas y tambi$n renegridas y, bajando por la colina, las alombras de agua del roinundado, teidas de rojo por la hierba! + por encima de todo, el silencio! )e sum en un terrorindescriptible cuando me di cuenta de lo r%pido que se haba producido ese cambio desolador!*as$ un rato pensando que haban erradicado a la humanidad de la a( de la /ierra, y que yoestaba ah solo y era el nico que quedaba con vida! )uy cerca de la cima de *utney ;ill me encontr$otro esqueleto con los bra(os dislocados a varios metros del resto del cuerpo! )ientras seguaadelante me ui convenciendo de que, a excepci,n de algunos re(agados como yo, se haba logradoexterminar a la humanidad en aquella parte del mundo! *ens$ que los marcianos se haban ido,dejando el campo arrasado, para buscar comida en otra parte! *uede que en