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La Guerra de los Mundos Por H. G. Wells

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LaGuerradelosMundos

Por

H.G.Wells

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LIBROPRIMERO

LALLEGADADELOSMARCIANOS

1

LAVÍSPERADELAGUERRA

En los últimos años del siglo diecinueve nadie habría creído que losasuntoshumanoseranobservadosagudayatentamenteporinteligenciasmásdesarrolladas que la del hombre y, sin embargo, tanmortales como él; quemientras los hombres se ocupaban de sus cosas eran estudiados quizá tan afondo como el sabio estudia a través delmicroscopio las pasajeras criaturasqueseagitanymultiplicanenunagotadeagua.Coninfinitacomplacencia,laraza humana continuaba sus ocupaciones sobre este globo, abrigando lailusióndesusuperioridadsobrelamateria.Esmuyposiblequelosinfusoriosque se hallan bajo el microscopio hagan lo mismo. Nadie supuso que losmundosmásviejosdel espacio fueran fuentesdepeligroparanosotros, o sipensóenellos,fuesóloparadesecharcomoimposibleoimprobablelaideadequepudieranestarhabitados.Resultacuriosorecordaralgunosdeloshábitosmentalesdeaquellosdíaspasados.Encasodetenerencuentaalgoasí,lomásque suponíamos era que tal vez hubiera en Marte seres quizá inferiores anosotros y que estarían dispuestos a recibir de buen grado una expediciónenviadadesdeaquí.Empero,desdeotropuntodel espacio, intelectos fríosycalculadoresymentesque son en relación con lasnuestras loque éstas sonpara las de las bestias, observaban la Tierra con ojos envidiosos mientrasformabanconlentitudsusplanescontranuestraraza.Yacomienzosdelsigloveintetuvimoslagrandesilusión.

CasinonecesitorecordarallectorqueelplanetaMartegiraalrededordelSolaunadistanciadecientocuarentamillonesdemillasyquerecibedelastroreyapenas lamitadde la luzyelcalorque llegana laTierra.Siesquehayalgo de verdad en la hipótesis corriente sobre la formación del sistemaplanetario,debesermuchomásantiguoquenuestromundo,ylavidanacióenél mucho antes que nuestro planeta se solidificara. El hecho de que tieneapenas una séptima parte del volumen de la Tierra debe haber acelerado suenfriamiento,dándoleuna temperaturaquepermitiera laapariciónde lavidasobresusuperficie.Tieneaireyagua,asícomotambiéntodolonecesarioparasostenerlaexistenciadeseresanimados.

Perotanvanoeselhombreytantolociegasuvanidad,quehastafinesdelsiglodiecinueveningúnescritorexpresó la ideadequeallí sepudierahaber

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desarrolladounarazadeseresdotadosdeinteligenciaquepudiesecompararsecon la nuestra. Tampoco se concibió la verdad de que siendo Marte másantiguoquenuestraTierraydotadosólodeunacuartapartedelasuperficiedenuestro planeta, además de hallarse situado más lejos del Sol, era lógicoadmitir que no sólo está más distante de los comienzos de la vida, sinotambiénmuchomáscercadesufin.

Elenfriamientoquealgúndíahadesufrirnuestromundohallegadoyaaunpuntomuyavanzadoennuestrovecino.Suestadomaterialestodavíaensumayorparteunmisterio;peroahorasabemosqueaunensuregiónecuatoriallatemperaturadelmediodíanollegaaserlaquetenemosnosotrosennuestrosinviernosmáscrudos.Suatmósfera esmuchomás tenueque lanuestra, susocéanossehanreducidohastacubrirsólounatercerapartedesusuperficie,yalsucedersesuslentasestacionessefundelanievedelospolosparainundarperiódicamente las zonas templadas. Esa última etapa de agotamiento, quetodavía es para nosotros increíblemente remota, se ha convertido ya en unproblemaactualparalosmarcianos.Lapresiónconstantedelanecesidadlesagudizóelintelecto,aumentandosuspoderesperceptivosyendureciendosuscorazones.Yalmiraratravésdelespacioconinstrumentoseinteligenciasconlosqueapenassihemossoñado,venasólotreintaycincomillonesdemillasdeellosunaestrellamatutinadelaesperanza:nuestropropioplaneta,muchomástemplado,llenodelverdordelavegetaciónydelazuldelagua,conunaatmósfera nebulosaque indica fertilidady con amplias extensionesde tierracapazdesostenerlavidaengrannúmero.

Ynosotros,loshombresquehabitamosestaTierra,debemosserparaellostanextrañosypocoimportantescomolosonlosmonosyloslémuresparaelhombre.Elintelectodelhombreadmiteyaquelavidaesunaluchaincesante,yparecequeéstaes también lacreenciaque imperaenMarte.Sumundosehalla enelperíododel enfriamiento,yelnuestroestá todavía llenodevida,pero de una vida que ellos consideran como perteneciente a animalesinferiores.Así,pues,suúnicaesperanzadesobreviviraldestinofatalquelesamenaza desde varias generaciones atrás reside en llevar la guerra hacia suvecinomáspróximo.

Y antes de juzgarlos con demasiada dureza debemos recordar ladestrucción cruel y total que nuestra especie ha causado no sólo entre losanimales,comoelbisonteyeldido,sinotambiénentrelasrazasinferiores,Apesar de su apariencia humana, los tasmanios fueron exterminados porcompleto en una guerra de extinción llevada a cabo por los inmigranteseuropeos durante un lapso que duró escasamente cincuenta años. ¿Es quesomos acaso tan misericordiosos como para quejarnos si los marcianosguerrearanconlasmismasintencionesconrespectoanosotros?

Losmarcianosdebenhabercalculadosullegadaconextraordinariajusteza

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—sus conocimientos matemáticos exceden en mucho a los nuestros—yllevadoacabosuspreparativosdeunamaneraperfecta.

De haberlo permitido nuestros instrumentos podríamos haber visto lossíntomas del mal ya en el siglo dieciocho. Hombres como Schiaparelliobservaronelplanetarojo—quedurantesigloshasidolaestrelladelaguerra—,peronollegaronainterpretarlasfluctuacionesenlasmarcasquetanbienasentaron sobre sus mapas. Durante ese tiempo los marcianos deben haberestadopreparándose.

Durantelaoposicióndemilochocientosnoventaycuatroseviounagranluzenlaparteiluminadadeldisco,primerodesdeelObservatorioLick.LuegolanotóPerrotin,enNiza,ydespuésotrosastrónomos.

Los lectores ingleses se enteraron de la noticia en el ejemplar deNaturequeaparecióeldosdeagosto.Meinclinoacreerquelaluzdebehabersidoeldisparodelcañóngigantesco,unvastotúnelexcavadoensuplaneta,ydesdeelcualhicieronfuegosobrenosotros.Durantelasdosoposicionessiguientesseavistaronmarcasmuyrarascercadellugarenquehuboelprimerestallidoluminoso.

Hace ya seis años que se descargó la tempestad en nuestro planeta. Alaproximarse Marte a la oposición, Lavelle, de Java, hizo cundir entre suscolegas del mundo la noticia de que había una enorme nube de gasincandescentesobreelplanetavecino.Estanubesehizovisibleamedianochedel día doce, y el espectroscopio, al que apeló de inmediato, indicaba unamasadegasardiente,casi todohidrógeno,quesemovíaaenormevelocidadendireccióna laTierra.Estechorrodefuegose tornóinvisiblealrededordelasdoceycuarto.Lavellelocomparóaunallamaradacolosallanzadadesdeelplanetaconlaviolenciasúbitaconqueescapaelgasdepólvoradelabocadeuncañón.

Esta frase resultó singularmente apropiada.Sin embargo, al día siguienteno apareció nada de esto en los diarios, excepción hecha de una breve notapublicadaenelDailyTelegraph,y elmundocontinuó ignorandounode lospeligrosmásgravesqueamenazóalarazahumana.Esposiblequeyonomehubiera enterado de lo que antecede si no hubiese encontrado enOttershawcon el famoso astrónomoOgilvy.Éste se hallabamuy entusiasmado ante lanoticia, y debido a la exuberancia de su reacción, me invitó a que leacompañaraaquellanocheaobservarelplanetarojo.

Apesardetodoloquesucediódesdeentonces,todavíarecuerdocontodaclaridad la vigilia de aquella noche: el observatorio oscuro y silencioso, lalámpara cubierta que arrojaba sus débiles rayos de luz sobre un rincón delpiso,ladelgadaaberturadeltechoporlaquesedivisabaunrectángulonegrotachonadodeestrellas.

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Ogilvyandabadeunladoaotro;leoíasinverle.Poreltelescopioseveíauncírculoazuloscuroyelpequeñoplanetaqueentrabaenelcampovisual.Parecía algo muy pequeño, brillante e inmóvil, marcado con rayastransversalesyalgoachatadoenlospolos.¡Peroquépequeñoera!Apenassiparecíaunpuntitode luz.Daba la impresióndeque temblaraunpoco.Masestosedebíaaqueeltelescopiovibrabaacausadelamaquinariaderelojeríaqueseguíaelmovimientodelastro.

Mientras lo observaba, Marte pareció agrandarse y empequeñecerse,avanzar y retroceder, pero comprendí que la impresión la motivaba elcansanciodemivista.Sehallabaacuarentamillonesdemillas,alotro ladodelespacio.Pocaspersonascomprendenlainmensidaddelvacíoenelcualsemueveelpolvodeluniversomaterial.

Enelmismocampovisualrecuerdoquevitrespuntitosdeluz,estrellitasinfinitamente remotas, alrededor de las cuales predominaba la negrurainsondabledelespacio.Yasabeellectorquéaspectotieneesanegruradurantelas noches estrelladas. Vista por el telescopio parece aún más profunda. Einvisibleparamí,porqueera;tanpequeñoysehallabatanlejos,volandoconvelocidadconstanteatravésdeaquelladistanciaincreíble,acercándoseminutoaminuto,llegabaelobjetoquenosmandaban,eseobjetoquehabríadecausartantasluchas,calamidadesymuertesennuestromundo.Nosoñésiquieraenélmientras miraba; nadie en la Tierra podía imaginar la presencia del certeroproyectil.

Tambiénaquellanochehubootroestallidodegaseneldistanteplaneta.Yolovi.Fueun resplandor rojizoen losbordes según seagrandó levementealdarelcronómetrolasdoce.AlverloselodijeaOgilvyyélocupómilugar.Hacía calor y sintiéndome sediento avancé a tientas por la oscuridad endirección a la mesita sobre la que se hallaba el sifón, mientras que Ogilvylanzaba exclamacionesde entusiasmoal estudiar el chorrodegasqueveníahacianosotros.

Aquella noche partió otro proyectil invisible en su viaje desde Marte.Iniciabasu trayectoriaveinticuatrohorasdespuésdelprimero.Recuerdoquemequedésentadoalamesa,deseosodetenerunaluzparapoderfumaryverelhumodemipipa, y sin sospechar el significadodel resplandorquehabíadescubierto y de todo el cambio que traería a mi vida. Ogilvy estuvoobservando hasta la una, hora en que abandonó el telescopio. Encendimosentonces el farol y fuimos a la casa. Abajo, en la oscuridad, se hallabanOttershawyChertsey,dondecentenaresdepersonasdormíanplácidamente.

OgilvyhizonumerososcomentariosacercadelplanetaMarteyseburlódelaideadequetuviesehabitantesydequeéstosnosestuvieranhaciendoseñas.Su opinión era que estaba cayendo sobre el planeta una profusa lluvia de

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meteoritos o que se había iniciado en su superficie alguna gigantescaexplosiónvolcánica.Memanifestólodifícilqueeraquelaevoluciónorgánicahubieraseguidoelmismocaminoenlosdosplanetasvecinos.

—LaposibilidaddequeexistanenMarteseresparecidosaloshumanosesmuyremota—medijo.

Centenaresdeobservadoresvieronlallamaradadeaquellanocheydelasdiez siguientes. Por qué cesaron los disparos después del décimo nadie haintentadoexplicarlo.Quizáseaque losgasesproducidospor lasexplosionescausaron inconvenientes a los marcianos. Densas nubes de humo o polvo,visiblescomopequeñosmanchonesgriseseneltelescopio,sediseminaronporlaatmósferadelplanetayoscurecieronsusdetallesmásfamiliares.

Al fin se ocuparon los diarios de esas anormalidades, y en uno y otroaparecieronalgunasnotasreferentesalosvolcanesdeMarte.Recuerdoquelarevista Punch aprovechó el tema para presentar una de sus acostumbradascaricaturas políticas. Y sin que nadie lo sospechara, aquellos proyectilesdisparadospor losmarcianosaproximábansehacia laTierraamuchasmillasporsegundo,avanzandoconstantemente,horatrashoraydíatrasdía,cadavezmás próximos. Paréceme ahora casi increíblementemaravilloso que con esepeligro pendiente sobre nuestras cabezas pudiéramos ocuparnos de nuestrasmezquinascosillascomolohacíamos.RecuerdoeljúbilodeMarkhamcuandoconsiguióunanuevafotografíadelplanetaparaeldiarioilustradoqueeditabaenaquellosdías.Lagentedeahoranoalcanzaadarsecuentadelaabundanciayelempujedenuestrosdiariosdelsiglodiecinueve.Pormiparte,yoestabamuyentretenidoenaprendera andar enbicicletayocupadoenuna seriedeescritos sobre el probable desarrollo de las ideas morales a medida queprogresaralacivilización.

Una noche, cuando el primer proyectil debía hallarse apenas a diezmillonesdemillas,salíaapasearconmiesposa.Brillaban lasestrellasenelcielo y le describí los signos del Zodiaco, indicándole aMarte, que era unpuntitode luzbrillanteenelcénityhaciaelcualapuntabanentonces tantostelescopios.Eraunanochecálida,ycuandoregresábamosacasasecruzaroncon nosotros varios excursionistas de Chertsey e Isleworth, que cantaban yhacíansonarsusinstrumentosmusicales.Veíanselucesenlasventanasdelascasas. Desde la estación nos llegó el sonido de los trenes y el rugir de suslocomotoras convertíase en melodía debido a la magia de la distancia. Miesposameseñalóelresplandordelasseñalesrojas,verdesyamarillas,quesedestacabanenelcielocomosobreunfondodeterciopelo.Parecíanreinarpordoquierlacalmaylaseguridad.

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2

LAESTRELLAFUGAZ

Luego llegó la noche en que cayó la primera estrella. Se la vio por lamañanatempranovolandosobreWinchesterendirecciónaleste.Pasóagranaltura,dejandoasupasounaestelallameante.Centenaresdepersonasdebenhaberladivisado,tomándolaporunaestrellafugaz.Albincomentóquedejabatras de sí una estela verdosa que resplandecía durante unos segundos.Denning, que era nuestra autoridad máxima en la materia, afirmó que, alparecer,sehallabaaunaalturadenoventaocienmillas,yagregóquecayóalaTierraaunascienmillasalestededondeélsehallaba.

Yomeencontrabaencasaaesahora.Estabaescribiendoenmiestudio,yaunquemisventanasdanhaciaOttershawyteníacorridas lascortinas,novinada fuera de lugar. Empero, ese objeto extraño que llegó a nuestra Tierradesdeelespaciodebehabercaídomientrasmeencontrabayoallísentado,yesseguro que lo habría visto si hubiera levantado la vista en el momentooportuno.Algunosdelosquelavieronpasarafirmanqueviajabaproduciendounzumbidoespecial.Pormiparte,yonooínada.MuchosdeloshabitantesdeBerkshire,SurreyyMiddlesexdebenhaberlaobservadocaeryensumayoríalaconfundieronconunmeteoritocomún.

Nadieparecehabersemolestadoeniraverlaesanoche.

Pero a la mañana siguiente, muy temprano, el pobre Ogilvy, que habíavistolaestrellafugazyqueestabaconvencidodequeelmeteoritosehallabaencampoabierto,entreHorsell,OttershawyWoking,se levantóde lacamaconlaideadehallarlo.Yloencontró,enefecto,pocodespuésdelamanecerynomuylejosdelosarenales.Elimpactodelproyectilhabíahechounagujeroenormey laarenay la tierra fueronarrojadasen todasdireccionessobre losbrezos, formando montones que eran visibles desde una milla y media dedistancia.Haciaelestehabíaseincendiadolahierbayelhumoazulelevábasealcielo.

El objeto estaba casi enteramente sepultado en la arena, entre los restosastilladosdeunabetoquehabíadestrozadoensucaída.Lapartedescubiertateníaelaspectodeunenormecilindrocubiertodebarroysuslíneasexterioresestabansuavizadasporunasincrustacionescomoescamasdecolorparduzco.Sudiámetroeradeunostreintametros.

Ogilvyacercósealobjeto,sorprendiéndoseantesutamañoymásaúndesuforma,yaquelamayoríadelosmeteoritossoncasicompletamenteesféricos.Peroestabatodavíatanrecalentadoporsupasoatravésdelaatmósfera,queera imposible aproximarse. Un ruido raro que le llegó desde el interior del

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cilindro lo atribuyó al enfriamiento desigual de su superficie, pues en aquelentoncesnoselehabíaocurridoquepudieraserhueco.

Permaneció de pie al borde del pozo que el objeto cavara para sí,estudiandocongranatenciónsuextrañoaspecto,ymuyasombradodebidoasu forma y color desusados. Al mismo tiempo sospechó que había ciertaevidenciadequesullegadanoeracasual.Reinabaelsilencioaesahorayelsol,queseelevabayasobrelospinosdeWeybridge,comenzabaacalentarlaTierra. No recordó haber oído pájaros aquella mañana y es seguro que nocorríaelmenorsoplodebrisa,demodoquelosúnicossonidosquepercibiófueronlosmuylevesquellegabandesdeelinteriordelcilindro.Seencontrabasoloenelcampo.

Súbitamentenotó con sorpresaquepartede las cenizas solidificadasquecubrían elmeteorito estabandesprendiéndosedel extremocircular.Caían enescamas y llovían sobre la arena. De pronto cayó un pedazo muy grande,produciendounruidoqueleparalizóelcorazón.

Porunmomentonocomprendióloquesignificabaesto,yaunqueelcalorera excesivo, bajó al pozo y acercóse todo lo posible al objeto para ver lascosas conmás claridad.Le pareció entonces que el enfriamiento del cuerpodebíaexplicaraquello;masloquedioelmentísaesaideafueelhechodequelacenizacaíasólodeunextremodelcilindro.

Entonces percibió que el extremo circular del cilindro rotaba con granlentitud.Eratangradualestemovimiento,quelodescubriósóloalfijarsequeunamarca negra que había estado cerca de él unos cincominutos antes sehallabaahoraalotroladodelacircunferencia.Aunentoncesnointerpretóloqueestosignificabahastaqueoyóunrechinamientoraroyvioquelamarcanegra daba otro empujón. Entonces comprendió la verdad. ¡El cilindro eraartificial, estaba hueco y su extremo se abría! Algo que estaba dentro delobjetohacíagirarsutapa.

—¡Dios mío!—exclamó Ogilvy—. Allí dentro hay hombres. Y estaránsemiquemados.Quierenescapar.

InstantáneamenterelacionóelcilindroconlasexplosionesdeMarte.

Laideadelascriaturasallíconfinadasresultóletanespantosa,queolvidóelcaloryadelantóseparaayudara losque seesforzabanpordesenroscar latapa.Peroafortunadamente,lasradiacionescalóricaslecontuvieronantesquepudiera quemarse las manos sobre el metal, todavía candente. Aun así,quedóseirresolutoporunmomento;luegogirósobresustalones,trepófueradelpozoypartióatodacarreraendirecciónaWoking.Debíanserentonceslasseisdelamañana.Encontróseconuncarreteroytratódehacerlecomprenderlo que sucedía; mas su relato era tan increíble y su aspecto tan poco

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recomendable, que el otro siguió viaje sin prestarle atención. Lo mismo leocurrió con el tabernero que estaba abriendo las puertas de su negocio enHorsellBridge.Elindividuocreyóqueeraunlocoescapadodelmanicomioytratóvanamentedeencerrarloensutaberna.EstocalmóuntantoaOgilvy,ycuandovio aHenderson, el periodista londinense, que acababade salir a sujardín,lellamódesdelaaceraylogróhacerseentender.

—Henderson—dijo—,¿vioustedlaestrellafugazdeanoche?

—Sí.

—PuesahoraestáenelcampodeHorsell.

—¡Cielos!—exclamóelperiodista—.Unmeteorito,¿eh?¡Magnífico!

—Pero es algomás que unmeteorito. ¡Es un cilindro artificial!...Y hayalgodentro.

Hendersonseirguióconsupalaenlamano.

—¿Cómo?—inquirió,pueserasordodeunoído.

Ogilvylecontóentonces todoloquehabíavistoyHendersontardóunosminutosenasimilar el significadode su relato.Soltó luego lapala, tomósuchaquetay salióal camino.Losdoshombrescorrieronen seguidaal campocomunaly encontraronel cilindro todavía en lamismaposición.Pero ahorahabíancesadolosruidosinterioresyundelgadocírculodemetalbrillantesemostraba entre el extremo y el cuerpo del objeto. Con un ruido sibilanteentrabaosalíaelaireporelbordedelatapa.

Escucharon un rato, golpearon el metal con un palo, y al no obtenerrespuesta sacaron en conclusiónque el ser o los seresque sehallaban en elinteriordebíanestardesmayadosomuertos.

Naturalmente,nopudieronhacernada.Gritaronexpresionesdeconsueloypromesas y regresaron a la villa en busca de auxilio. Es fácil imaginarloscubiertos de arena, con los cabellos desordenados y presas de la excitacióncorriendoporlacallealahoraenqueloscomerciantesabríansusnegociosyla gente asomaba a las ventanas de sus dormitorios. Henderson fue deinmediato a la estación ferroviaria, a fin de telegrafiar la noticia aLondres.Losartículosperiodísticoshabíanpreparadoaloshombrespararecibirlaideasindemasiadoescepticismo.

Alrededordelasochohabíapartidoyahaciaelcampocomunalunnúmerode muchachos y hombres desocupados, que deseaban ver a «los hombresmuertosdeMarte».Talfuelainterpretaciónquesedioalrelato.Amímelocontó el repartidor de diarios a eso de las nuevemenos cuarto, cuando salípara buscar mi Daily Chronicle. Por supuesto, me sobresalté, y no perdítiempoensalirycruzarelpuentedeOttershawparadirigirmealosarenales.

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3

ENELCAMPOCOMUNALDEHORSELL

Encontréungrupodeunasveintepersonasquerodeabaelenormepozoenelcualreposabaelcilindro.

Yahedescritoelaspectodeaquelcuerpocolosalsepultadoenelsuelo.Elcésped y la tierra que lo rodeaban parecían chamuscados como por unaexplosión súbita. Sin duda alguna habíase producido una llamarada por lafuerzadel impacto.HendersonyOgilvyno estaban allí.Creoque se dieroncuentadequenosepodíahacernadaporelmomentoyfueronadesayunaracasadelprimero.

Habíacuatroocincomuchachossentadossobreelbordedelpozoytodosellos sedivertían arrojandopiedras a lagigantescamasa.Pusepunto final aesadiversión,ydespuésdeexplicarlesdequésetrataba,sepusieronajugaralamanchacorriendoentreloscuriosos.

Enelgrupodepersonasmayoreshabíaunpardeciclistas,unjardineroquesolíatrabajarencasa,unaniñaconunbebéenbrazos,elcarniceroGreggysuhijitoydosotresholgazanesqueteníanlacostumbredevagabundearporlaestación. Se hablaba poco. En aquellos días el pueblo inglés poseíaconocimientos muy vagos sobre astronomía. Casi todos ellos miraban ensilencioelextremochatodelcilindro,elcualestabaaúntalcomolodejaranOgilvyyHender son.Me figuroque se sentíandesengañados al nover unapiladecadávereschamuscados.

Algunos se fueronmientrasme hallaba yo allí y también llegaron otros.Entréenelpozoymeparecióoírvagosmovimientosamispies.Eraevidentequelatapahabíadejadoderotar.Sóloentonces,cuandomeacerquétantoalobjeto,medicuentadeloextrañoqueera.Aprimeravista,noresultabamásinteresantequeuncarrotumbadoounárbolderribadoatravésdelcamino.Nisiquieraeso.

Más que nada parecía un tambor de gas oxidado y semienterrado. Eranecesario poseer ciertamedida de educación científica para percibir que lasescamasgrisesquecubríanelobjetonoerandeóxidocomún,yqueelmetalamarilloblancuzcoque relucíaen laaberturade la tapa teníaunmatizpocofamiliar. El término «extraterrestre» no tenía significado alguno para lamayoríadelosmirones.

Al mismo tiempo me hice cargo perfectamente de que el objeto habíallegado desde el planeta Marte, pero creí improbable que contuviera seres

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vivos. Pensé que la tapa se desenroscaba automáticamente. A pesar de lasafirmacionesdeOgilvy,erapartidariodelateoríadequehabíahabitantesenMarte.Comencéapensarenlaposibilidaddequeelcilindrocontuvieraalgúnmanuscrito,yenseguidaimaginélodifícilqueresultaríasutraducción,parapreguntarmeluegosinohabríadentromonedasymodelosuotrascosasporelestilo.Noobstante,medijequeerademasiadograndeparatalespropósitosysentíimpacienciaporverloabierto.

Alrededorde lasnueve,alverquenoocurríanada, regreséamicasadeMaybury,peromefuemuydifícilponermeatrabajarenmisinvestigacionesabstractas.

En la tarde había cambiado mucho el aspecto del campo comunal. Lasprimeras ediciones de los diarios vespertinos habían sorprendido a Londresconenormestitulares,comoelquesigue:

«SERECIBEUNMENSAJEDEMARTE»

ExtraordinarianoticiadeWoking

Además,eltelegramaenviadoporOgilvyalaSociedadAstronómicahabíadespertadolaatencióndetodoslosobservatoriosdelreino.

Habíamásdemediadocenadecochesde laestacióndeWokingparadosen el camino cerca de los arenales, un sulky procedente de Chobham y uncarruajedeaspectomajestuoso.Además,viungrannúmerodebicicletas.Yapesardelcalorreinante,grancantidaddepersonasdebíahabersetrasladadoapie desde Woking y Chettsey, de modo que encontré allí una multitudconsiderable.

Hacíamuchocalor,noseveíaunasolanubeenelcielo,nosoplabalamáslevebrisaylaúnicasombraproyectadaenelsueloeraladelosescasospinos.Habíase extinguido el fuego en los brezos, pero el terreno llano que seextendía hacia Ottershaw estaba ennegrecido en todo lo que alcanzaba adivisarlavista,ydelmismoelevábasetodavíaelhumoenpequeñasvolutas.

Un comerciante emprendedor había enviado a su hijo con una carretillallenademanzanasybotellasdegaseosas.

Acercándome al borde del pozo, lo vi ocupadopor ungrupo constituidopormediadocenadehombres.

Estaban allí Henderson, Ogilvy y un individuo alto y rubio que—segúnsupedespués—eraStent,astrónomodelObservatorioReal,convariosobrerosque blandían palas y picos. Stent daba órdenes con voz clara y aguda. Sehallabadepie sobre el cilindro, el cual parecía estar yamuchomás frío; surostromostrábaseenrojecidoyllenodetranspiración,yalgoparecíairritarle.

Una gran parte del cilindro estaba ya al descubierto, aunque su extremo

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inferiorseencontrabatodavíasepultado.TanprontocomomevioOgilvyentreloscuriosos,meinvitóabajarymepreguntósitendríainconvenienteeniraveralordHilton,elseñordelcastillo.

Agregó que la multitud, y en especial los muchachos, dificultaban lostrabajosdeexcavación.Deseabancolocarunabarandillaparaquelagentesemantuviera a distancia. Me dijo que de cuando en cuando se oía un ruidoprocedente del interior del casco, pero que los obreros no habían podidodestornillarlatapa,yaqueéstanopresentabaprotuberancianiasideroalguno.Lasparedesdelcilindroparecíanserextraordinariamentegruesasyeraposiblequeloslevessonidosqueoíanfueranenrealidadgritosygolpesmuyfuertesprocedentesdelinterior.

Mealegrédehacerleelfavorquemepedía,ganandoasíelderechodeserunodelosespectadoresprivilegiadosqueseríanadmitidosdentrodelrecintoproyectado. No hallé a lord Hilton en su casa; pero me informaron que loesperaban en el tren que llegaría de Londres a las seis. Como aún eran lascinco y cuarto me fui a casa a tomar el té y eché luego a andar hacia laestaciónpararecibirlo.

4

SEABREELCILINDRO

Se ponía ya el sol cuando volví al campo comunal. Varios gruposdiseminados llegaban apresuradamente desdeWoking, y unao dos personasregresaban a sus hogares. La multitud que rodeaba el pozo habíaseacrecentado y se recortaba contra el cielo amarillento. Eran quizá unasdoscientaspersonas.Oívocesymepareciónotarmovimientoscomodeluchaalrededordelaexcavación.Estohizoqueimaginaracosasraras.

AlacercarmemásoílavozdeStent:

—¡Atrás!¡Atrás!

Unmuchachoadelantósecorriendohaciamí.

—Seestámoviendo—medijo al pasar—.Sedesenrosca.Nomegustaymevoyacasa.

Seguí avanzando hacia la multitud. Tuve la impresión de que habíadoscientas o trescientas personas dándose codazos y empujándose unas aotras,yentreellasnoeranlasmujereslasmenosactivas.

—¡Sehacaídoalpozo!—gritóalguien.

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—¡Atrás!—exclamaronvarios.

La muchedumbre se apartó un tanto y aproveché la oportunidad paraabrirme paso a codazos. Todos parecían muy excitados y oí un zumbidoprocedentedelpozo.

—¡Oiga!—exclamó Ogilvy en ese momento—. Ayúdenos a mantener arayaaestosidiotas.Todavíanosabemosloquehaydentrodeestecondenadocasco.

ViaunjovendependientedeunatiendadeWokingquesehallabaparadosobreelcilindroytratabadesalirdelpozo.Elgentíolehabíahechocaerconsusempujones.

Desde el interior del casco estaban desenroscando la tapa y ya se veíanunoscincuentacentímetrosdelarelucienterosca.Alguiensetropezóconmigoyestuveapuntodecaersobre la tapa.Mevolví,yalhacerlodebióhaberseterminadodeefectuarlaaberturaylatapacayóatierraconunsonorogolpe.Diuncodazoalapersonaqueestabadetrásdemíyvolvídenuevolacabezahacia el objeto. Por un momento me pareció que la cavidad circular eracompletamentenegra.Teníaentonceselsolfrentealosojos.

Creoquetodosesperabanversaliraunhombre,quizáalgodiferentedelosterrestres,pero,enesencia,unsercomoloshumanos.Estoysegurodequetalfuemiidea,Peromientrasmirabavialgoquesemovíaentrelassombras.Eradecolorgrisysemovíasinuosamente,ydespuéspercibídosdiscosluminososparecidosaojos,Unmomentomástardeseproyectóenelaireyhaciamíalgoque se asemejaba a una serpiente gris nomás gruesa que un bastón. A eseprimertentáculosiguióinmediatamenteotro.

Meestremecísúbitamente.Unadelasmujeresqueestabanmásatráslanzóungritoagudo.Mevolvíamedias,sinapartarlosojosdelcilindro,delcualseproyectaban otros tentáculos más, y comencé a empujar a la gente paraalejarmedelbordedelpozo.Viqueel terror reemplazabaalasombroen losrostros de los queme rodeaban.Oí exclamaciones inarticuladas procedentesde todas las gargantas y hubo un movimiento general hacia atrás. Eldependienteseguíaesforzándoseporsalirdelagujero.Meencontrésoloynotéquelagentedelladoopuestodelpozoechabaacorrer.EntreellosibaStent.Mirédenuevohaciaelcilindroymedominóuntemorincontrolable,quemeobligóaquedarmeinmóvilyconlosojosfijosenelproyectilquellegaradeMarte.

Unbulto redondeado,grisáceoydel tamañoaproximadoaldeunoso selevantabaconlentitudygrandificultadsaliendodelcilindro.

Al salir y ser iluminado por la luz relució como el cuero mojado. Dosgrandesojososcurosmemirabancon tremenda fijeza.Era redondoypodría

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decirse que tenía cara. Había una boca bajo los ojos: la abertura temblaba,abriéndose y cerrándose convulsivamente mientras babeaba. El cuerpopalpitaba de manera violenta. Un delgado apéndice tentacular se aferró albordedelcilindro;otroseagitóenelaire.

Los que nunca han visto un marciano vivo no pueden imaginar lohorroroso de su aspecto. La extraña boca en forma de uve, con su labiosuperior en punta; la ausencia de frente; la carencia de barbilla debajo dellabio inferior, parecido a una cuña; el incesante palpitar de esa boca; lostentáculos,queledanelaspectodeunagorgona;ellaboriosofuncionamientode sus pulmones en nuestra atmósfera; la evidente pesadez de susmovimientos,debidoa lamayorfuerzadegravedaddenuestroplaneta,yenespeciallaextraordinariaintensidadconquemiransusojosinmensos...Todoelloproduceunefectomuyparecidoaldelanáusea.

Hayalgoprofundamentedesagradableensupielolivácea,yalgo terribleen la torpe lentitud de sus tediosos movimientos. Aun en aquel primerencuentro,yalaprimeramirada,mesentídominadoporlarepugnanciayelterror.

Súbitamentedesaparecióelmonstruo.Habíarebasadoelbordedelcilindrocayendo a tierra con un golpe sordo, como el que podría producir una granmasadecueroaldarconfuerzaenelsuelo.Leoílanzarungritoronco,ydeinmediatoaparecióotradelascriaturasenlasombraprofundadelabocadelcilindro.

Ante esome sentí liberado demi inmovilidad, giré sobremis talones yeché a correr desesperadamente hacia el primer grupo de árboles, que sehallaba aunos cienmetrosdedistancia; pero corrí a tropezonesymediodecostado,puesmefueimposibledejardemiraralosmonstruos.

Una vez entre los pinos y matorrales me detuve jadeante y aguardé eldesarrollodelosacontecimientos.

Elcampocomunalalrededordelosarenalesestabasalpicadodegenteque,comoyo,mirabacon terrory fascinacióna esas criaturas, omejordicho, almontóndetierralevantadoalbordedelpozoenelcualsehallaban,Yluego,conrenovadoterror,viunobjetoredondoynegroquesobresalíadelpozo.Erala cabeza del dependiente, que cayera en él. De pronto logró levantarse yapoyarunarodillaenelborde,perovolvióadeslizarsehaciaabajohastaquesólo quedó visible su cabeza. Súbitamente desapareció yme pareció oír ungrito lejano.Tuve el impulsomomentáneo de correr a prestarle ayuda, perofuemásfuertemipánicoquemivoluntad.

Luegono sevionadamásque losmontonesde arenaproyectadoshaciaafueraporlacaídadelcilindro.

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Cualquiera que llegara desde Chobham o Woking se habría asombradoanteelespectáculo:unamultituddeunascienomáspersonasparadasenunamplio círculo irregular, en zanjas, detrás de matorrales, portones y setos,hablandopocoymirandoconfijezahaciaunoscuantosmontonesdearena.Lacarretilla de gaseosas destacábase contra el cielo carmesí y en los arenaleshabía una hilera de vehículos cuyos caballos pateaban el suelo o comíantranquilamenteelgranodelosmorralespendientesdesuscabezas.

5

ELRAYOCALÓRICO

Despuésquehubevistoalosmarcianossalirdelcilindroenelquellegarana laTierra,unaespeciede fascinaciónparalizóporcompletomicuerpo.Mequedé parado entre los brezos con la vista fija en el montículo que losocultaba.Enmialmalibrábaseunabatallaentreelmiedoylacuriosidad.

Nomeatrevíaavolverhaciaelpozo,perosentíaunextraordinariodeseode observar su interior. Por esta causa comencé a caminar describiendo unaamplia curva en busca de algún punto ventajoso y mirando continuamentehacia losmontonesdearena tras loscuales seocultaban los recién llegados.Enciertaoportunidadvielmovimientodeunaseriedeapéndicesdelgadosynegros, parecidos a los tentáculos de un pulpo, que de inmediatodesaparecieron.Despuésseelevóunadelgadavaraarticuladaqueteníaensupartesuperiorundisco,elcualgirabaconunmovimientobamboleante.¿Quéestaríanhaciendo?

Lamayoríadelosespectadoreshabíaformadodosgrupos:unodeellossehallaba en dirección a Woking y el otro hacia Chobham. Evidentemente,estabanpasandoporelmismoconflictomentalqueyo.Habíaalgunoscercademíymeacerquéaunvecinomíocuyonombreignoro.

—¡Québestiashorribles!—medijo—.¡Diosmío!¡Québestiashorribles!

Yvolvióarepetirestounayotravez.

—¿Vioalhombrequecayóalpozo?—lepregunté.

Masnomerespondió.Nosquedamosensilencioobservandolosarenalesymefiguroqueambosencontrábamosciertoconsueloenlacompañíamutua.

Despuésmedesviéhaciaunapequeñaelevaciónde tierra,que tendríaunmetroomásdealtura,ycuandolebusquéconlavistaviqueseibacaminodeWoking.

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Comenzóaoscurecerantesqueocurrieranadamás.Elgruposituadoalaizquierda, en dirección a Woking, parecía haber crecido en número y oímurmullosprocedentesdeeselugar.ElqueseencontrabahaciaChobhamsedispersó.Enelpozonohabíamovimientoalguno.

Fue esto lo que dio coraje a la gente. También supongo que los queacababande llegardesdeWoking ayudaron a todos a recobrar su confianza.Sea como fuere, al comenzar a oscurecer se inició un movimiento lento eintermitenteenlosarenales.Estemovimientopareciócobrarfuerzaamedidaque continuaba el silencio y la calma en los alrededores del cilindro.Avanzabangrupitosdedosotres,sedetenían,observabanyvolvíanaavanzar,dispersándose al mismo tiempo en un semicírculo irregular que prometíaencerrarelpozoentresusdosextremos.Pormiparte,yotambiéncomencéamarcharhaciaelcilindro.

Vi entonces algunos cocheros y otras personas que habían entrado sinmiedo en los arenales y oí ruido de cascos y ruedas.Avisté de pronto a unmuchacho que se iba con la carretilla de manzanas y gaseosas. Y luegodescubríungrupitodehombresqueavanzabandesde ladirecciónenquesehallabaHorsell.Seencontrabanyaaunostreintametrosdelpozoyelprimerodeellosagitabaunabanderablanca.

Eraladelegación.Habíaseefectuadounaapresuradaconsulta,ycomolosmarcianoseran,sindudaalguna,inteligentes,apesardesuaspectorepulsivo,se resolvió tratar de comunicarse con ellos y demostrarles así que tambiénnosotrosposeíamosfacultadesrazonadoras.

Labanderaseagitabadederechaaizquierda.Yomeencontrabademasiadolejos para reconocer a ningunode los componentes del grupo; pero despuéssupequeOgilvy,StentyHendersonestabanentreellos.Ladelegaciónhabíaarrastrado tras de sí en su avance a la circunferencia del que era ahora uncírculocasicompletodecuriosos,yunnúmerodefigurasnegraslaseguíanadistanciaprudente.Súbitamentesevioun resplandorde luzydelpozosalióunacantidaddehumoverdeyluminosoentresbocanadasclaramentevisibles.Estasbocanadasseelevaronunatrasotrahacialoaltodelaatmósfera.

Elhumo(llamaseríaquizálapalabracorrecta)eratanbrillantequeelcieloy los alrededores parecieron oscurecerse momentáneamente y quedar luegomásnegrosaldesaparecerlaluz.Almismotiemposeoyóunsonidosibilante.

Másalládelpozoestabaelgrupitodepersonasconlabanderablancaalacabeza.Ante el extraño fenómeno todos se detuvieron.Al elevarse el humoverde, sus rostros mostráronse fugazmente a mi vista con un matiz pálidoverdosoyvolvieronadesapareceralapagarseelresplandor.

Elsonidosibilantesefueconvirtiendoenunzumbidoagudoyluegoenun

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ruidoprolongadoyquejumbroso.Lentamentese levantódelpozounaformaextrañaydeellaparecióemergerunrayodeluz.

De inmediato saltaron del grupo de hombres grandes llamaradas, quefuerondeunoaotro.Era como si un chorrode fuego invisible los tocarayestallaseenunablancallama.Eracomosicadahombresehubieraconvertidosúbitamenteenunatea.

Luego,alaluzmismaquelosdestruía,losvitambalearseycaer,mientrasquelosqueestabancercasevolvíanparahuir.

Mequedémirandolaescenasincomprenderaúnqueeralamuerteloquesaltabadeunhombreaotroenaquelgentíolejano.Todoloquesentíentoncesera que se trataba de algo raro. Un silencioso rayo de luz cegadora y loshombrescaíanparaquedarseinmóviles,yalpasarsobrelospinoslainvisibleoladecalor,éstosestallabanenllamasycadasetoymatorralconvertíaseenunahoguera.YhacialadireccióndeKnaphillvielresplandordelosárbolesyedificiosdemaderaqueardíanviolentamente.

Esa muerte ardiente, esa inevitable ola de calor, se extendía en losalrededores con rapidez. La noté acercarse haciamí por losmatorrales quetocabayencendíaymequedédemasiadoaturdidoparamoverme.Oíelcrujirdel fuego en los arenales y el súbito chillido de un caballo, que murióinstantáneamente.Despuésfuecomosiundedoinvisibleyardientepasarapor_ los brezos entre el lugar en queme encontraba y el sitio ocupadopor losmarcianos,yalolargodelacurvatrazadamásalládelosarenalescomenzóahumearyresquebrajarseel terreno.Algocayóconunruidoestrepitosoenellugar en que el camino de la estación deWoking llega al campo comunal.Luegocesóel zumbido,yelobjetonegro,parecidoaunacúpula, sehundiódentrodelpozoperdiéndosedevista.

Todoestohabíaocurridocontalrapidez,queestuveallíinmóvilyatontadopor los relámpagosde luz sin saberquéhacer.Dehaberdescrito el rayouncírculocompletoesseguroquemehubieraalcanzadoporsorpresa.Peropasósin tocarme y dejó los terrenos de mi alrededor ennegrecidos y casiirreconocibles.

Elcampoparecíaahoracompletamentenegro,exceptodondesuscaminossedestacabancomofranjasgrisesbajolaluzdébilreflejadadesdeelcieloporlosúltimosresplandoresdelsol.Enloaltocomenzabanabrillarlasestrellasyhaciaeloesteveíanseaúnlosdestellosdeldíamoribundo.

Las copas de los pinos y los techos de Horsell destacáronse claramentecontraesosúltimos resplandoresenoccidente.Losmarcianosysusaparatoseran ya completamente invisibles, excepción hecha del delgado mástil, encuyoextremocontinuabagirandoelespejo.

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Aquí y allá se veían setos y árboles que humeaban todavía, y desde lascasasdeWokingseelevabangrandesllamaradashacialoaltodelcielo.

Con excepción de esto y el tremendo asombro queme embargaba, nadahabíacambiado.Elgrupitodepuntosnegrosconsubanderablancahabíasidoexterminadosinqueseturbaramucholapazdelanochecer.

Hasta entonces no comprendí que me encontraba allí indefenso y solo.Súbitamente,comoalgoquemecayeradeencima,measaltóelmiedo.

Conungranesfuerzomevolvíycomencéacorreratropezonesporentrelosbrezos.

El miedo que me dominaba no era un miedo racional, sino un terrorpánico,nosóloacausadelosmarcianos,sinotambiéndebidoalatranquilidadyelsilencioquemerodeaban.Talfuesuefecto,quecorríllorandocomounniño.Cuandohubeemprendidolacarreraniunasolavezmeatrevíavolverlacabeza.

Recuerdoquetuvelaimpresióndequeestabanjugandoconmigoyqueenpocosminutos,cuandoestuvieraapuntodesalvarme,esamuertemisteriosa,tanrápidacomoelpasodelaluz,saltaríatrasdemíparamatarme.

6

ELRAYOCALÓRICOENELCAMINODECHOBHAM

Todavía no se ha podido aclarar cómo lograban los marcianos matarhombrescontantarapidezytalsilencio.Muchosopinanqueenciertomodopueden generar un calor intensísimo en una cámara completamente aislada.Este calor intenso lo proyectan en un rayo paralelo pormedio de un espejoparabólico de composición desconocida, tal como funcionaba el espejoparabólicodelosfaros.

Peronadiehapodidocomprobarestosdetalles.Seacomofuere,esseguroqueloesencialenelaparatoeselrayocalórico.Caloryluzinvisible.Todoloqueseacombustibleseconvierteenllamasalsertocadoporelrayo:elplomocorrecomoagua,elhierroseablanda,elvidrioserompeysefunde,ycuandotocaelagua,éstaestallaenunanubedevapor.

Aquella noche unas cuarenta personas quedaron tendidas alrededor delpozo, quemadas y desfiguradas por completo, y durante las horas de laoscuridadelcampocomunalqueseextiendeentreHorsellyMayburyquedódesiertoeiluminadoporlasllamas.

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EsprobablequelanoticiadelahecatombellegaraaChobham,WokingyOttershaw,másomenos,almismotiempo.EnWokingsehabíancerradoyalosnegocioscuandoocurriólatragedia,yunnúmerodeempleados,atraídosporlosrelatosqueoyeran,cruzabanelpuentedeHorsellymarchabanporelcamino flanqueado de setos que va hacia el campo comunal. Ya podráimaginar el lector a los más jóvenes, acicalados después de su trabajo yaprovechandolanovedadcomoexcusaparapasearjuntosyflirtearduranteelpaseo.

Naturalmente,hastaesemomentoeranpocaslaspersonasquesabíanqueel cilindro se había abierto, aunque el pobre Henderson había enviado unmensajeroalcorreoconuntelegramaespecialparaundiariovespertino.

Cuando estas personas salieron de a dos y de a tres al campo abierto,vieron varios grupitos que hablaban con vehemencia y miraban al espejogiratorio que sobresalía del pozo. Sin duda alguna, los recién llegados secontagiarondelaexcitaciónreinante.

Alrededorde lasochoymedia,cuandofuedestruida ladelegación,debehaber habido una muchedumbre de unas trescientas personas o más en ellugar, aparte de los que salieron del camino para acercarse más a losmarcianos.Tambiénhabíatresagentesdepolicía,unodeellosacaballo,que,en obediencia a las órdenes de Stent, hacían todo lo posible por alejar a lagenteeimpedirlesqueseaproximaranalcilindro.

Algunosdelosmenossensatosprotestaronavozengritoyseburlarondelosrepresentantesdelaley.

Stent y Ogilvy, que temían la posibilidad de un desorden, habíantelegrafiadoalcuartelparapedirunacompañíadesoldadosqueprotegieraalosmarcianosdecualquieractodeviolenciaporpartedelamultitud.Despuésregresaron para guiar al grupo que se adelantó para parlamentar con losvisitantes. La descripción de su muerte, tal como la presenció la multitud,concuerdaconmispropiasimpresiones:lastresnubéculasdehumoverde,elzumbidopenetranteylasllamaradas.

Ese grupo de personas escapó de la muerte por puro milagro. Sólo lessalvóelhechodequeuna lomaarenosa interceptó laparte inferiordel rayocalórico.Dehaberestadoalgomásaltoelespejoparabólico,ningunodeelloshubieravividoparacontarloquepasó.

Vieronlosdestellosy loshombresquecaíanyluegolesparecióqueunamanoinvisibleencendíalosmatorralesmientrassedirigíahaciaellos.Luego,conunzumbidoqueahogóalprocedentedelpozo,elrayopasóporencimadesus cabezas, encendiendo las copas de las hayas que flanquean el camino,quebrandolosladrillos,destrozandovidrios,incendiandomarcosdeventanas

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yhaciendodesmoronarunapartedelaltillodeunacasapróximaalaesquina.

Al ocurrir todo esto, el grupo, dominado por el pánico, parece habervaciladounosmomentos.

Chispas y ramillas ardientes comenzaron a caer al camino. Sombreros yvestidosseincendiaron.Luegooyeronlosgritosdelcampocomunal.

Resonaban alaridos y gritos, y de pronto llegó hasta ellos el policíamontado, que se tomaba la cabeza con ambas manos y aullaba como unendemoniado.

—¡Yaviene!—chillóunamujer.

Acto seguido se volvieron todos y empezaron a empujarse unos a otrosdesesperados por escapar haciaWoking.Deben haber huido tan ciegamentecomounrebañodeovejas.Dondeelcaminoseangostaypasaporentredosbarrancos de cierta altura se apiñó la multitud y se libró una luchadesesperada.Notodosescaparon;dosmujeresyunniñofueronaplastadosypisoteados, quedando allí abandonados para morir en medio del terror y laoscuridad.

7

CÓMOLLEGUÉACASA

Pormiparte,norecuerdonadademihuida,exceptolassacudidasquemellevéalchocarcontralosárbolesytropezarentrelosbrezos.Amialrededorparecíancernirse los terrores traídospor losmarcianos.Aquellacrueloladecalor parecía andar de un lado para otro, volando sobre mi cabeza, paradescenderdeprontoyquitarmelavida.LleguéalcaminoentrelaencrucijadayHorsellycorríporallíenlocacarrera.

Al fin no pude seguir adelante, estaba agotado por la violencia de misemociones y pormi fuga, y fui a caer a un costado del camino,muy cercadondeelpuentecruzaelcanalaescasadistanciadelosgasómetros.Caíyallímequedé.

Debohaberestadoenesesitiodurantelargorato.

De pronto me senté sintiéndome perplejo. Por un momento no pudecomprendercómohabíallegadoallí.

Miterrorhabíasedesvanecidosúbitamente.Noteníasombreroynotéquemicuelloestabadesprendido.

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Unosminutoshabíatenidofrenteamísólotrescosas:lainmensidaddelanoche, del espacio y de la Naturaleza;mi propia debilidad y angustia, y lacercanía de lamuerte.Ahora era como si algo se hubiese dado vuelta ymipuntodevistasealteróporcompleto.Notuveconcienciadelatransicióndeunestadomentalalotro.Volvíaserdeprontolapersonadetodoslosdías,elciudadano común y decente. El campo silencioso, el impulso de huir y lasllamaradasmeparecieroncosadepesadilla.Mepreguntéentoncessihabríanocurridoenrealidad,masnopudecreerlo.

Mepusedepieyascendíconpasoinsegurolaempinadacurvadelpuente.Mi mente estaba en blanco, mis músculos y nervios parecían carentes deenergíaycreoquemispasoserantambaleantes.Unacabezaapareciósobrelapartesuperiordelacurva,yalratovisubirunobreroquellevabauncanasto.A su lado corría un niño. El hombreme saludó al pasar ami lado. Estuvetentadodedirigirlelapalabra,masnolohiceyrespondíasusaludoconunainclinacióndecabeza.

Sobre el puente ferroviario de Maybury pasó un tren echando humo ypitando constantemente. Un grupo de personas conversaban a la entrada deunadelascasasqueconstituyenelgrupollamadoOrientalTerrace.Todoestoerarealyconocido.¡Yloquedejabaatrás!Aquelloerafantástico.Medijequenopodíaser.

Tal vez mis estados de ánimo sean excepcionales. A veces experimentounaextrañasensacióndedesapegoymeseparodemicuerpoydelmundoquemerodea,observándolotododesdeafuera,desdeunpuntoinconcebiblementeremoto,fueradel tiempoydelespacio.Esta impresióneramuyfuerteenmíaquellanoche.Allíteníaahoraotroaspectodemisueño.

Pero lomaloera la incongruenciaentreesta serenidady lamuerteciertaquesehallabaamenosdedosmillasdedistancia.Oíelruidodelagentequetrabajaba en los gasómetros y vi encendidas todas las luces eléctricas. Medetuvejuntoalgrupito.

—¿Quénovedadeshaydelcampocomunal?—pregunté.

Habíaallídoshombresyunamujer.

—¿Eh?—dijounodeloshombres.

—¿Quénovedadeshaydelcampocomunal?—repetí.

—¿Novieneusteddeallí?—inquirieronamboshombres.

—Lagente que ha ido al campo comunal se ha vuelto tonta—declaró lamujer—.¿Dequésetrata?

—¿NohaoídohablardeloshombresdeMarte?—exclamé.

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—Másdelonecesario—dijoella,ylostresrompieronareír.

Me sentí aturdido y furioso. Hice un esfuerzo, pero me fue imposiblecontarlesloocurrido.Denuevoserieronantemisfrasesinconexas.

—Yaoiránmásalrespecto—dije,yseguímicamino.

Mi esposame esperaba a la puerta y se sobresaltó al verme tan pálido.Entréenelcomedor,toméasiento,bebíunpocodevino,ytanprontomehuberecobrado lo suficiente le conté lo que había visto. La cena, fría ya, estabaservida y quedó olvidada sobre la mesa mientras relataba yo losacontecimientos.

—Hayalgoimportante—expreséparacalmarlostemoresdemiesposa—.Son las criaturas más torpes que he visto en mi vida. Quizá retengan laposesióndelpozoymatenalosqueseacerquen,perodeallínopuedensalir...¡Peroquéhorriblesson!

—Cálmate,querido—medijomiesposatomándomedelamano.

—¡PobreOgilvy!¡Pensarquedebeestarallísinvida!

Por lomenos, ami esposano le resultó increíble el relato.Cuandovi lopálidaqueestaba,callédepronto.

—Podríanveniraquí—dijoellaunayotravez.

Laobliguéatomarunpocodevinoytratédetranquilizarla.

—Apenassipuedenmoverse—ledije.

ComencéacalmarlarepitiendotodoloquemedijeraOgilvyacercadelaimposibilidad de que losmarcianos se establecieran en la Tierra.Mencionéespecialmente ladificultadpresentadapornuestra fuerzadegravedad.SobrelasuperficiedelaTierralaatracciónestresvecesmayorquesobreMarte.Portanto, los marcianos debían pesar aquí tres veces más que en su planeta,aunque su fuerza muscular fuera la misma. En verdad, ésta era la opinióngeneral. Tanto el Times como el Daily Telegraph, por ejemplo, insistieronsobreelpuntolamañanasiguiente,yambosdiariospasaronporalto,comolohiceyo,dosinfluenciasqueevidentementehabríandemodificarestasituaciónparalosvisitantes.

AhorasabemosquelaatmósferadelaTierracontienemuchomásoxígenoo mucho menos argón que la deMarte. La influencia vigorizadora de esteexcesodeoxígenodebe,sinduda,habercontrarrestadoelefectodelaumentode peso en sus cuerpos. Además, todos olvidamos el hecho de que losmarcianos poseían suficiente habilidad mecánica como para no verseobligadosahacermásesfuerzosmuscularesquelosnecesarios.

Masyonotuveencuentaesospuntosenaquelmomento,y,portanto,mi

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razonamientoresultófallido.

Unavezquemehubealimentadoymeviantelanecesidaddetranquilizaramiesposa,fuicobrandomásvalor.

—Han cometido un error—comenté—. Son peligrosos porqueseguramente están aterrorizados. Tal vez no esperaban encontrar aquí seresvivientes y mucho menos dotados de inteligencia. Una granada en el pozoterminarácontodosellossiesnecesario.

Laintensaexcitaciónproducidaporlosacontecimientospresenciadospusoamispoderesperceptivosenunestadodeeretismo.Aunahorarecuerdocontodaclaridad todos losdetallesde lamesaa laqueestuvesentado.Elrostroansiosodemiesposa,quemecontemplabaa la luzde la lámpara;elmantelblanco y el servicio de platería y cristal—pues en aquel entonces hasta losescritoresdetemasfilosóficosteníamosciertoslujos—;elvinoenmicopa...Todoelloestáclaramentegrabadoenmicerebro.

Al terminar lacenamepuseafumaruncigarrillo,mientras lamentabaelarrojodeOgilvyyhacíacomentariossobrelaexterminacióndelosmarcianos.

LomismohabráhechoalgúnrespetableelidodelaisladeFranciacuandocomentó en su nido la llegada de aquel barco lleno de marineros quenecesitabanalimentos.«Mañanalosmataremosapicotazos,querida».

Yoloignoraba,peroaquéllafuemiúltimacenacivilizadaenunperíododemuchosdíasextrañosyterribles.

8

LANOCHEDELVIERNES

Enmiopinión,lomásextraordinariodetodoloextrañoymaravillosoqueocurrió aquel viernes fue el encadenamiento de los hábitos comunes denuestro orden social con los primeros comienzos de la serie deacontecimientosquehabríandeecharportierraaquelorden.

SielviernesporlanochesehubieratomadounpardecompasesytrazadouncírculoconunradiodecincomillasalrededordelosarenalesdeWoking,dudo que se hubiera encontrado fuera de ese círculo ningún ser humano—amenos que fuera algún pariente de Stent o de los tres o cuatro ciclistas ylondinenses que yacíanmuertos en el campo comunal—cuyas emociones ocostumbresfueranafectadasenlomínimoporlosvisitantesdelespacio.

Muchaspersonashabíanoídohablardelcilindroy locomentabanensus

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momentos de ocio; pero es seguro que el extraño objeto no produjo lasensaciónquehabríacausadounultimátumdadoaAlemania.

EltelegramaquemandóHendersonaLondresdescribiendolaaberturadelproyectil fue considerado como una invención, y después de telegrafiarpidiendoqueloratificarasinobtenerrespuesta,sudiariodecidiónoimprimirunaediciónespecial.

Dentrodelcírculodecincomillaslamayoríadelagentenohizonada.Yohedescritolaconductadeloshombresymujeresconquieneshablé.Entodoel distrito la gente cenaba tranquilamente; los trabajadores atendían susjardines después de la labor del día; los niños eran llevados a la cama; losjóvenes paseaban por los senderos haciéndose el amor; los estudiantes leíansustextos.

Quizá hubiera ciertos murmullos en las calles de la villa y un tópicodominanteenlastabernas.Aquíyalláaparecíaunmensajerooalgúntestigoocular, causando gran entusiasmo ymuchos corros. Pero en sumayor partecontinuócomosiemprelarutinadetrabajar,comer,beberydormir...ParecíaqueelplanetaMartenoexistieraeneluniverso.AunenlaestacióndeWokingyenHorsellyChobhamocurríaesto.

EnelempalmeWoking,hastahorasmuyavanzadas, lostrenesparabanyseguían viaje; los pasajeros descendían y subían a los vagones y todomarchabacomodecostumbre.Unmuchachodelaciudadvendíadiariosconlasnoticiasdelatarde.Elruidosecodelosparachoquesalchocaryelagudosilbato de las locomotoras se mezclaban con sus gritos de «Hombres deMarte».

Hombresmuynerviosos entraron a las nueve en la estación connoticiasincreíbles y no causaronmás turbaciónque la quepodrían haber provocadoalgunos ebrios. La gente que viajaba hacia Londres asomábase a lasventanillasysóloveíanalgunaschispasquedanzabanenelaireendirecciónaHorsell,unresplandorrojizoyunanubedehumoenloalto,ypensabanquenoocurríanadamásserioqueunincendioentrelosbrezos.Sóloalrededordelcampocomunalsenotabaalgofueradelugar.Habíamediadocenadealdeasque ardían en los límites deWoking. Veíanse luces en todas las casas quedabanalcampoylagenteestuvodespiertahastaelamanecer.

Una multitud de curiosos se hallaba en los puentes de Chobham y deHorsell.Mástardesesupoquedosotresarrojadosindividuospartieronenlaoscuridadyseacercaron,arrastrándose,hastaelpozo;peronovolvieronmás,puesdecuandoencuandounrayodeluzcomoeldeunfarorecorríaelcampocomunal, y tras de él seguía el rayo calórico. Salvo estos dos o tresinfortunados,elcampoestabasilenciosoydesierto,yloscadáveresquemadosestuvierontendidosallítodalanocheytodoeldíasiguiente.Muchosoyeron

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elresonardemartillosprocedentesdelpozo.

Así estaban lascosaselviernespor lanoche.Enel centro,yclavadoennuestroviejoplanetacomoundardoenvenenado,sehallabaelcilindro.Maselvenenonohabíacomenzadoasurtirefectotodavía.Asualrededorhabíaunaextensióndeterrenoqueardíaenpartesyenelqueseveíanalgunosobjetososcurosqueyacíanendiversasposiciones.Aquíyalláhabíaunsetoounárbolenllamas.Másalláseextendíaunalíneaocupadaporpersonasdominadasporelterror,yalotroladodeesalíneanosehabíaextendidoaúnelpánico.Enelrestodelmundocontinuabafluyendolavidacomolohicieraduranteañossincuento.Lafiebredelaguerra,quepocodespuéshabríadeendurecervenasyarterias,matarnerviosydestruircerebros,nosehabíadesarrolladoaún.

Durantetodalanocheestuvieronlosmarcianosmartillandoymoviéndose,infatigablesensutrabajo,conmáquinasquepreparaban.Aveceslevantábasehaciaelcieloestrelladounanubéculadehumoverdoso.

AlrededordelasoncepasóporHorsellunacompañíadesoldados,quesedesplegóporlosbordesdelcampocomunalparaformaruncordón.AlgomástardepasóotracompañíaporChobhamparaocuparellímitenortedelcampo.MástempranohabíanllegadoallívariosoficialesdelcuarteldeInkermanyselamentaba la desaparición del mayor Edén. El coronel del regimiento llegóhasta el puente de Chobham y estuvo interrogando a la multitud hasta lamedianoche. Las autoridades militares comprendían la seriedad de lasituación.Segúnanunciaron losdiariosde lamañana siguiente, a esode lasonce de la noche partieron de Aldershot un escuadrón de húsares, dosametralladoras Maxim y unos cuatrocientos hombres del Regimiento deCardigan.

Pocos segundos después de medianoche, el gentío que se hallaba en elcamino deChertsey vio caer otra estrella, que fue a dar entre los pinos delbosquecilloquehayhaciaelnoroeste.Cayóconunaluzverdosayprodujoundestellosimilaraldelosrelámpagosdeverano.Eraelsegundocilindro.

9

COMIENZALALUCHA

El sábado ha quedado grabado en mi memoria como un día deincertidumbre. Fue también una jornada calurosa y pesada y el termómetrofluctuóconstantemente.

Yo había dormido poco, aunquemi esposa logró descansar bien. Por lamañana me levanté muy temprano. Salí al jardín antes de desayunar y me

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quedéescuchando,perodelladodelcampocomunalnoseoíanadamásqueelcantodeunaalondra.

Ellecherollegócomodecostumbre.Oíelestrépitodesucarroyfuihacialapuerta lateralparapedirle lasúltimasnoticias.Me informóquedurante lanoche losmarcianoshabíansido rodeadospor las tropasyqueseesperabancañones.

En ese momento oí algo que me tranquilizó. Era el tren que iba haciaWoking.

—Nolosvanamatarsipuedenevitarlo—dijoellechero.

Viamivecinoqueestabatrabajandoensujardínycharléconélduranteun rato. Después fui a desayunar. Aquella mañana no ocurrió nadaexcepcional.Mivecinoopinabaquelastropaspodríancapturarodestruiralosmarcianosduranteeltranscursodeldía.

—Es una pena que no quieran tratos con nosotros —observó—. Seríainteresante saber cómo viven en otro planeta. Quizá aprenderíamos algunascosas.

Acercósea lacercaymediounpuñadode fresas.Almismo tiempomecontóquesehabíaincendiadoelbosquedepinospróximoalcampodegolfdeByfleet.

—Dicenquehacaídoallíotrodeloscondenadosproyectiles.Eselnúmerodos.Peroconunobastaysobra.Estolecostarámuchodineroalascompañíasdeseguros.

Rió jovialmente al decir esto y agregó que el bosque estaba todavía enllamas.

—Elterrenoestarámuycalientedurantevariosdíasdebidoalasagujasdepino—agregó.Sepusoserio,yluegodijo—:¡PobreOgilvy!

Después del desayuno decidí ir hasta el campo comunal. Bajo el puenteferroviario encontré a un grupo de soldados del Cuerpo de Zapadores, quelucíangorrospequeños, sucias chaquetillas rojas, camisas azules, pantalonesoscurosybotasdemediacaña.

Medijeronquenosepermitíapasaralotroladodelcanal,yalmirarhaciaelpuenteviaunode lossoldadosdelRegimientodeCardiganquemontabaallí la guardia.Duranteun rato estuve conversandoconestoshombresy lescontéquelanocheanteriorhabíavistoalosmarcianos.Ellosteníanideasmuyvagasacercadelosvisitantes,demodoquemeinterrogaronconvivointerés.Dijeronque ignorabanquiénhabía autorizado lamovilizaciónde las tropas;opinaban que se había producido una disputa al respecto en los GuardiasMontados.Elzapadorordinarioesmuchomáscultoqueelsoldadocomúny

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comentaronlasposibilidadesdela luchaenperspectivaconbastantejusteza.Lesdescribíelrayocalóricoycomenzaronadiscutirentreellos.

—Lo mejor sería arrastrarnos hasta encontrar refugio y tirotearlos—expresóuno.

—¡Bah!—dijootro—.¿Cómosepuedeencontrarrefugiocontraesecalor?¡Sitecocinan!Loquehayquehaceresllegarlomáscercaposibleycavarunatrinchera.

—¡Túytustrincheras!Siemprelasquieres.Niquefuerasunconejo.

—¿Esverdadquenotienencuello?—dijodeprontountercero.

Repetíladescripciónquehicieraunmomentoantes.

—Octopus—dijoél—.Asíqueestaveztendremosquepelearconpeces.

—Noesuncrimenmatarbestiasasí—manifestóelquehablaraprimero.

—¿Porquéno loscañoneandeunavezy terminanconellos?—preguntóotro—.Nosesabeloquesoncapacesdehacer.

—¿Y dónde están las balas? No hay tiempo. Creo que deberíamosatacarlosahorasinperderniunminuto.

Asícontinuarondiscutiendo.Alcabodeunratomealejédeellosyfuialaestaciónparabuscartantosdiariosmatutinoscomohubiera.

Masnofatigaréallectorconunadescripcióndeaquellamañanatanlargayde la tarde,más largaaún.No logréverelcampocomunal,pues incluso lastorres de las iglesias de Horsell y Chobham estaban ocupadas por lasautoridades militares. Los soldados con quienes hablé no sabían nada: losoficialesestabanmuyocupadosynoquisierondarmeinformes.Lagentedelpueblo se sentía nuevamente segura ante la presencia del ejército, y porprimera vezme enteré de que el hijo del cigarreroMarshall era uno de losmuertos en el campo.Los soldados habían obligado a los que vivían en lasafuerasdeHorsellacerrarsuscasasysalirdeellas.

Volvíacasaalrededordelasdos.Estabamuycansado,pues,comoyahedicho,eldíaeramuycalurosoypesado,ypor la tardemerefresquéconunbañofrío.Alrededorde lascuatroymedia fuia laestaciónparaadquirirundiario vespertino, pues los de la mañana habían publicado una descripciónmuypocodetalladadelamuertedeStent,Henderson,Ogilvyylosotros.Peronoencontréenellosnadaquenosupiera.

Losmarcianosno semostraronparanada.Parecíanmuyocupadosen supozoyseoíaelresonardelosmartillazos,mientrasquelascolumnasdehumoeranconstantes.Aparentemente,estabanpreparándoseparaunalucha.

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«Se han hecho nuevas tentativas de comunicarse con ellos, mas no seobtuvoelmenoréxito»,eralafórmulaempleadaporlosdiarios.Unzapadorme dijo que las señales las hacía un soldado ubicado en una zanja con unabanderaatadaaunavaramuylarga.Losmarcianosleprestarontantaatencióncomolaqueprestaríamosnosotrosalosmugidosdeunavaca.Deboconfesarque la vista de todo este armamento y de los preparativos me excitó enextremo.Metornébeligeranteyenmiindignaciónderrotéalosinvasoresdediversasmaneras.Volvieron amí parte de los sueños de batalla y heroísmoque tuviera durante mi niñez. En esos momentos me pareció una batalladesigual. Los marcianos daban la impresión de encontrarse totalmenteindefensosensupozo.

Alrededordelastrescomenzaronaoírselasdetonacionesdeuncañónqueestaba en Chertsey o Addlestone.Me enteré de que estaban cañoneando elbosque de pinos donde había caído el segundo cilindro, pues deseabandestruirloantesqueseabriera.MaseranyalascincocuandollegóaChobhamelcañónquehabríadeusarsecontraelprimergrupodemarcianos.

Aesodelasseis,cuandoestabatomandoeltéconmiesposaenlaglorietay hablaba con entusiasmo acerca de la batalla que se libraba a nuestroalrededor,oíunadetonaciónahogadaprocedentedelcampocomunal.Aestosiguió una descarga cerrada. Luego se oyó un estruendo violentísimo muycercadenosotrosytemblólatierraanuestrospies.Vientoncesquelascopasde losárbolesquerodeabanelcolegio«Oriental»estallabanen llamasrojas,mientrasqueelcampanariodelaiglesiasedesmoronabahechounaruina.

La parte superior de la torre había desaparecido y los techos del colegiodabanlaimpresióndehabersidovíctimasdeunabombadecientoneladas.Seresquebrajóunadenuestraschimeneascomosilehubierandadouncañonazo,yuntrozodelamismacayóabajoarruinandounmacizodefloresquehabíajuntoalaventanademiestudio.

Miesposayyonosquedamosanonadados.DespuésmehicecargodequelacumbredeMayburyHilldebíaestaralalcancedelrayocalóricoahoraquenoestabaeledificiodelcolegioensucamino.

Alcomprenderestotoméamiesposadelbrazoysinlamenorceremoniala llevé al camino.Después llamé a la criada, diciéndole queyomismo iríaarribaabuscarelcofrequetantopedía.

—No podemos quedarnos aquí—exclamé, y en ese mismo momento sereanudaronlosdisparosenelcampocomunal.

—¿Perodóndepodemosir?—preguntómiesposallenadeterror.

Por un instante estuve perplejo. Luego recordé a nuestros primos deLeatherhead.

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—¡Leatherhead!—gritéporsobreeltronarlejanodelcañón.

Ellamiróhacia laparte inferiorde lacuesta.Lagente salíade suscasasparaverquépasaba.

—¿YcómovamosallegaraLeatherhead?—preguntó.

Colina abajovi aungrupodehúsaresquepasabapordebajodelpuenteferroviario. Tres galoparon por los portales abiertos del colegio «Oriente»;otrosdosdesmontaronparacorrerdecasaencasa.

Elsolquebrillabaatravésdelascolumnasdehumoquesealzabansobrelosárbolesparecíadecolorrojosangreeiluminabatodoconunaluzextraña.

—Quédateaquí—dijeamiesposa—.Porahoraestarásasalvo.

Partí en seguida hacia el «PerroManchado», pues sabía que el posaderotenía un coche y un caballo. Eché a correr al darme cuenta de que en unmomentocomenzaríanatrasladarsetodoslosquesehallaraneneseladodelacolina.

Halléalhombreensugraneroyviquenosehabíahechocargodeloquepasabadetrásdesucasa.Conélestabaotrohombre,quemedabalaespalda.

—Tendráquedarmeunalibra—decíaelposadero—.Yyonotengoanadiequelolleve.

—Yoledarédos—dijeporencimadelhombrodeldesconocido.

—¿Acambiodequé?

—Ylotraerédevueltaparamedianoche—agregué.

—¡Caramba!—exclamó el posadero—. ¿Qué apuro tiene? Estoyvendiendomicerdo.¿Doslibrasymelotraedevuelta?¿Quépasaaquí?

Le expliqué apresuradamente que debía irme demi casa y así obtuve elvehículo en alquiler. En esemomento nome pareció tan importante que elposadero se fuerade la suya.Measegurédequemediera el coche sinmásdemora,ydejándoloacargodemiesposaydelacriada,corríalinteriordelacasaparaempacaralgunosobjetosdevalorqueteníamos.

Lashayasdelazonacomenzaronaardermientrasmeocupabayodeestoylascercanasdelcaminoquedaroniluminadasporunaluzrojiza.Unodeloshúsaresllegóentoncesalacasaparaadvertirnosquenosfuéramos.Estabaporseguirsucaminocuandosalíyoconmistesorosenvueltosenunmantel.

—¿Quénovedadeshay?—legrité.

Se volvió entonces para contestarme algo respecto a que «salen de unacosaqueparecelatapadeunafuente»,ycontinuósucaminohacialapuerta

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delacasasituadaenlacima.Unanubedehumonegroquecruzóelcaminoloocultó por un instante. Yo corrí hasta la puerta de mi vecino y llamé paraconvencermedeloqueyasabía.ÉlysuesposahabíanpartidoparaLondres,cerrandolacasahastasuvuelta.

Volvíaentrarparabuscarelcofredelacriada,locarguéenlapartetraseradelcocheysaltéluegoalpescante.UnmomentomástardedejábamosatráselhumoyeldesordenydescendíamosporlaladeraopuestadeMayburyHillendirecciónaOldWoldng.

Frente a nosotros se veía el paisaje tranquilo e iluminado por el sol; aambosladosestabalacampiñasembradadetrigoylahosteríaMayburyconsucartelsobrelapuerta.Enlaparteinferiordelacuestamevolvíparamirarloquedejábamosatrás.Espesascolumnasdehumoyllamassealzabanenelairetranquiloproyectandosombrasoscurassobrelosárbolesdeleste.Elhumoseextendíayahaciaelesteyeloeste.Elcaminoestabasalpicadodegentequecorría hacia nosotros. Y muy levemente oímos el repiqueteo de lasametralladoras, que al final callaron. También nos llegaron las detonacionesintermitentesdelosfusiles.Alparecer,losmarcianosincendiabantodoloquehabíadentrodelalcancedelrayocalórico.

No soy muy experto en guiar caballos y tuve que prestar atención alcamino.Cuandovolvíamirarhaciaatrás,lasegundacolinahabíaocultadoyaelhumonegro.CastiguéalequinoconellátigoyaflojélasriendashastaqueWokingySendquedaronentrenosotrosyel campodebatalla.Entreambaspoblacionesalcancéypaséaldoctor.

10

DURANTELATORMENTA

LeatherheadestáaunasdocemillasdeMayburyHill.ElaromadelhenopredominabaenelairecuandollegamosalaspraderasdemásalládePyrford,y en los setos de ambos lados del camino veíanse multitudes de rosassilvestres.Losdisparos,queempezabanmientras salíamosdeMayburyHill,cesarontanbruscamentecomoseiniciaronylanocheestabaahoratranquilaysilenciosa. Llegamos a Leatherhead alrededor de las nueve y el caballodescansóunahoramientrascenabayoconmisprimosy les recomendabaelcuidadodemiesposa.

Ella guardó silencio durante el viaje y la vi preocupada y llena deaprensión. Traté de tranquilizarla diciéndole que los marcianos estabancondenados a quedarse en el pozo a causa de su pesadez y que lomás que

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podían hacer era arrastrarse apenas unosmetros fuera del agujero. Pero ellamecontestóconmonosílabos.Denohabersidoporlapromesaquehicieraalposadero, creo queme habría obligado a quedarme aquella noche con ella.¡Ojalá lo hubiera hecho! Recuerdo que estaba muy pálida cuando nosseparamos.

Por mi parte, todo ese día había estado bajo los efectos de una granexcitación.Me dominaba algo muy semejante a la fiebre de la guerra, queocasionalmentehacepresadealgunascomunidadescivilizadas,yenmifuerointernonolamentabamuchotenerquevolveraMayburyaquellanoche.Hastatemíque losúltimosdisparossignificaran laexterminaciónde los invasores.Sólopuedoexpresarmiestadodeánimodiciendoquedeseabaparticipardelmomentotriunfal.

Erancasilasoncecuandoiniciéelregreso.Lanochesetornómuyoscuraparamí,quesalíadeunacasailuminada,yelcalorreinanteeraopresivo.Enloaltopasabanraudaslasnubes,aunqueniunsoplodebrisaagitabalossetosanuestroalrededor.Elcriadodemisprimosencendiólaslámparasdelcoche.Porsuerteconocíayomuybienelcamino.

Mi esposa quedóse a la luz de la puerta yme observó hasta que subí alcarruaje.Despuésgirósobresustalonesyentró,dejandoallíamisprimos,quemedesearonbuenviaje.

Al principio me sentí algo deprimido al pensar en los temores de miesposa; pero muy pronto me puse a pensar en los marcianos. En aquelentoncesignorabayolamarchadelacontiendadeaquellanoche.Nisiquieraconocíalascircunstanciasquehabíanprecipitadoelconflicto.

Al cruzar por Ockham vi en el horizonte occidental un resplandor rojosangre,quealacercarmemássefueextendiendoporelcielo.Lasnubesdelatormenta que se avecinaba se mezclaron entonces con las masas de humonegroyrojo.

RipleyStreet estaba desierto, y salvounaqueotra ventana iluminada, laaldeanodabaseñalesdevida;noobstante,aduraspenasevitéunaccidenteenla esquina del camino de Pyrford, donde se hallaba reunido un grupo depersonasquemedabalaespalda.

No me dijeron nada al pasar yo. No sé lo que sabían respecto a losacontecimientosdelmomentoeignorosienesascasassilenciosasfrentealasquepasésehallabanlosocupantesdurmiendotranquilamenteosehabíanidotodosparapresenciarlosterroresdelanoche.

Desde Ripley hasta que pasé por Pyrford estuve en el valle delWey ydesdeallínopudeverelresplandorrojizo.Alascenderlacolinaquehaymásallá de la iglesia dePyrford, el resplandor estuvodenuevo amivista y los

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árbolesdemialrededortemblabanconlosprimerossoplosdevientoquetraíalatormenta.

Despuésoídar lasdoceenelcampanariodel templo,quedejabaatrás,yluego avisté los contornos de Maybury HUÍ, con sus árboles y techosrecortándoseclaramentecontraelfondorojodelcielo.

Enelmomentomismoenqueveíaesto,unresplandorverdosoiluminóelcamino,poniendoderelieveelbosquequeseextendíahaciaAddlestone.Sentíun tirón de las riendas y vi entonces que las nubes se habían apartado paradejarpasoaundestellodefuegoverdoso,queiluminóvivamenteelcieloyloscamposamiizquierda.¡Eralaterceraestrellaquecaía!

Inmediatamente después se iniciaron los primeros relámpagos de latormentayeltruenocomenzóahacerseoírdesdeloalto.Elcaballomordióelfrenoyechóacorrercomoenloquecido.

Una cuesta suave corre hacia el pie de Maybury HUÍ, y por allídescendimos. Una vez que se iniciaron los relámpagos, éstos se sucedieronunos tras otros con su correspondiente acompañamiento de truenos. Losdestelloserancegadoresydificultómásmisituaciónelhechodequeempezóacaerungranizoquemegolpeólacaraconfuerza.

Demomentonovimásqueelcaminoqueteníadelante;perodeprontomellamó la atención algo que se movía rápidamente por la otra cuesta deMayburyHUÍ.Alprincipiolotoméporeltechomojadodeunacasa,perounode los relámpagos lo iluminóypudever que semovíabamboleándose.Fueuna visión fugaz, un movimiento confuso en la oscuridad, y luego otrorelámpagovolvióabrillarypudeverelobjetoconperfectaclaridad.

¿Cómo podría describirlo? Era un trípode monstruoso, más alto quemuchascasas,yquepasabasobrelospinosylosaplastabaensucarrera;unamáquinaandantedemetalreluciente,queavanzabaahoraporentrelosbrezos;delamismacolgabancuerdasdeaceroarticuladasyelruidotumultuosodesuandarsemezclabaconelrugidodelostruenos.

Un relámpago, y se destacó vividamente, con dos pies en el aire, paradesvanecerse y reaparecer casi instantáneamente cien metros más adelantecuandobrillóelsiguienterelámpago.¿Puedeellectorimaginarungigantescobancodeordeñarquemarcherápidamenteporelcampo?Talfuelaimpresiónquetuveenesosmomentos.

Súbitamenteseapartaronlosárbolesdelbosquequeteníadelante.Fueronarrancados y arrojados a cierta distancia y después apareció otro enormetrípode,quecorríadirectamentehaciamí.

Al ver al segundomonstruo perdí por completo el valor. Sin lanzar otra

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miradadesvié el caballohacia laderechayunmomentodespuésvolcaba elcoche. Las varas se rompieron ruidosamente y yo me vi arrojado hacia uncharcollenodeagua.

Salí del charco casi inmediatamente ymequedé agazapadodetrás de unmatorral. El caballo yacíamuerto y a la luz de los relámpagos vi el cochevolcado y la silueta de una rueda que giraba con lentitud. Un momentodespués pasó por mi lado el mecanismo colosal y siguió cuesta arriba endirecciónaPyrford.

Vistodemáscerca,elartefactoresultabaincreíblementeextraño,puesnotéentonces que no era un simple aparato quemarchara a ciegas. Era, sí, unamáquina y resonaba metálicamente al avanzar, mientras que sus largostentáculosflexibles(unodeloscualesasíaeltroncodeunpino)semecíanasuscostados.

Ibaeligiendosucaminoalavanzaryelcapuchóncolordebronceque larematabasemovíadeunladoaotrocomosifueraunacabezaquesevolvieraparamirarasualrededor.Detrásdelcuerpoprincipalhabíaunobjetoenormedemetalblanco,comoungigantescocanastodepescador,yunhumoverdososalía de las uniones de los miembros al andar el monstruo. Un momentodespuésdesapareciódemivista.

Estoesloquevientoncesyfuetodomuyvagoeimpreciso.

Al pasar lanzó un aullido ensordecedor, que ahogó el retumbar de lostruenos. Sonaba como: «¡Alú! ¡Alú!»Unmomentomás tarde estaba con sucompañero,amediamilladedistancia,yagachándosesobrealgoquehabíaenelcampo.EstoysegurodequeeseobjetoalqueprestaronsuatencióneraeltercerodelosdiezcilindrosquedispararoncontranosotrosdesdeMarte.

Durante varios minutos estuve allí agazapado, observando a la luzintermitentedelosrelámpagosaaquellosseresmonstruososquesemovíanadistancia.Comenzaba a caer una llovizna fina y debido a esto noté que susfiguras desaparecían por momentos para reaparecer luego. De cuando encuandocesabanlosdestellosenelcieloylanochevolvíaatragarlos.

Estaba yo completamente empapado y pasó largo rato antes que miasombromepermitierareaccionarlosuficientecomoparasubiraterrenomásaltoyseco.

Nomuylejosdemíviunachozarodeadaporunhuertodepatatas.Corríhacia ella en busca de refugio y llamé a la puerta,mas no obtuve respuestaalguna.Desistíentonces,yaprovechandolazanjaalcostadodelcaminologréalejarmesinquemevieranlosmonstruosyllegaralbosquedepinos.

Protegido ya entre los árboles continué andando en dirección ami casa.

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Reinabaallíunaoscuridadcompleta,pues los relámpagoseranahoramuchomenosfrecuentes,y la lluvia,quecaíaa torrentes, formabaunacortinaamialrededor.

Sihubieracomprendidoel significadode todo loqueacababadever,deinmediato me hubiese vuelto por Byflett hasta Street Cobham y de allí aLeatherheadaunirmeconmiesposa.

Tenía la vaga idea de ir a mi casa y eso fue todo lo que me interesó.Anduve a tropezones por entre los árboles, caí en una zanja y me golpeécontralastablasparallegar,finalmente,alcaminillodelCollegeArms.

En medio de la oscuridad se tropezó conmigo un hombre y me hizoretroceder. El pobre individuo profirió un grito de terror, saltó hacia uncostado y echó a correr antes queme recobrase yo lo suficiente como paradirigirle la palabra. Tan fuerte era la tormenta, que me costó muchísimoascenderlacuesta.Meacerquéalacercadelaizquierdayfuiagarrándomealospostesparapodersubir.

Cercade la cima tropecé con algoblandoy a la luzdeun relámpagovientre mis pies un trozo de género y un par de zapatos. Antes que pudierapercibirbiencómoestabatendidoelhombre,volvióareinarlaoscuridad.

Mequedéparadosobreélesperandoelrelámpagosiguiente.Cuandobrillóla luz vi que era un hombre fornido que vestía pobremente; tenía la cabezadobladabajoelcuerpoyestaba tendidoal ladode lacerca,comosihubierasidoarrojadohaciaellacontremendaviolencia.

Venciendolarepugnancianaturaldequiennohatocadonuncauncadáver,meagachéylevolvíparatocarleelpecho.Estabamuerto.Aparentemente,sehabíadesnucado.

Volvióabrillarelrelámpagoyalverlelacaramelevantédeunsalto.Eraelposaderodel«PerroManchado»,aquienalquilaraelcoche.

Pasé sobre él y continué cuesta arriba, pasando por la comisaría y elCollegeArmspara iramicasa.Noardíanadaen la ladera,aunquesobreelcampocomunalseveíaaúnelresplandorrojizoylasespesasnubesdehumo.Segúnvialaluzdelosrelámpagos,lamayoríadelascasasdelosalrededoresestabanintactas.CercadelCollegeArmsdescubríunbultonegroqueyacíaenmediodelcamino.

Camino abajo, en dirección al puente de Maybury, resonaban voces ypasos,masnotuveelcorajedegritarparaatraerlaatencióndelosquefueran.Entréenmicasa,echéllavealapuertayavancétambaleantehastaelpiedelaescalera, sentándome en el último escalón.No hacíamás que pensar en losmonstruosmetálicosyenelcadáveraplastadocontralacerca.

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Me acurruqué allí con la espalda contra la pared y me estremecíviolentamente.

11

DESDELAVENTANA

Yaheaclaradoquemisemocionessuelenagotarseporsísolas.Alcabodeuntiempodescubríqueestabamojadoysentíafrío,mientrasqueamispiessehabíanformadocharcosdeagua.Melevantécasimecánicamente,entréenelcomedorparabeberunpocodegüisquiydespuésfuiacambiarmederopa.

Hecho esto subí a mi estudio, aunque no sé por qué fui allí. Desde laventana de esa estancia se divisa el campo comunal de Horsell sobre losárbolesyel ferrocarril.Enel apresuramientodenuestrapartida lahabíamosdejadoabierta.Alllegaralapuertamedetuveymiréconatenciónlaescenaenmarcadaenlaaberturadelaventana.

Habíapasadolatormenta.Noexistíanyalastorresdelcolegio«Oriental»nilospinosdesualrededor,ymuylejos,iluminadoporunvividoresplandorrojizo, se veía perfectamente el campo que rodeaba los arenales. Sobre elfondoluminososeveíanmoverseenormesformasnegrasextrañasygrotescas.

Parecía, en verdad, como si toda la región de aquel lado estuvieraquemándoseylasllamasseagitabanconlasráfagasdevientoyproyectabansuslucessobrelasnubes.Decuandoencuandopasabafrentealaventanaunacolumnadehumo,queocultabaalosmarcianos.Nopudeverloquehacíannidivisarlos a ellos con claridad, como tampocome fue posible reconocer losobjetosnegrosconquetrabajaban.

Cerré lapuertaconsuavidadyavancéhacia laventana.Alhacerestoseamplió mi campo visual hasta que por un lado pude percibir las casas deWoking,ydelotro,losbosquesennegrecidosdeByfleet.HabíaunaluzcercadelarcodelferrocarrilyvariasdelascasasdelcaminodeMayburyydelascallespróximasalaestaciónestabanenruinas.Alprincipiomeintrigóloquevienlosrieles,pueseraunrectángulonegroyunresplandormuyvivido,asícomotambiénunahileraderectángulosamarillentos.Despuésnotéqueerauntrenvolcado,cuyaparteanteriorestabadestrozadayerapresadelas llamas,mientrasquelosvagonesposteriorescontinuabanaúnsobrelasvías.

Entre estos tres centros principales de luz, la casa, el tren y el campoincendiado en dirección a Chobham, se extendían trechos irregulares delugaresoscuros,interrumpidosaquíyalláporlosrescoldosdelosbrezosaúnhumeantes.

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Alprincipionopuedeveraningúnserhumano,aunqueagucélavistaentodomomento.MástardevicontralaluzdelaestaciónWokingunnúmerodefigurasnegrasquecorríanunatrasotra.

¡Y éste era el pequeño mundo en el que había vivido tranquilamenteduranteaños!¡Estecaosdemuerteyfuego!Aúnignorabaloocurridoenlasúltimas siete horas y no conocía, aunque ya comenzaba a sospecharlo, quérelaciónhabíaentreesoscolososmecánicosylostorpesseresquevierasalirdelcilindro.

Con una extraña impresión de interés objetivo volví mi sillón hacia laventana, tomé asiento y me puse a mirar hacia el exterior, fijándomeespecialmenteenlostresgigantesnegrosqueibandeunladoaotroentreelresplandorqueiluminabalosarenales.

Parecían estar notablemente ocupados y me pregunté qué serían.¿Mecanismos inteligentes?Medijeque talcosaera imposible.¿Ohabríaunmarcianodentrodecadauno,dirigiendoalgigantetalcomoelcerebrodeunhombredirigeelcuerpo?Comencéacomparar loscolososconlasmáquinasconstruidasporloshombres,ymepregunté,porprimeravezenmivida,quépareceríanaunanimalnuestrosacorazadosonuestraslocomotoras.

Ya sehabíaaclaradoel cieloaldescargarse la tormentay sobreelhumoque se elevabade la tierra ardientepodíaverse el punto luminosodeMartequedeclinabahaciaoccidente.Enesemomentoentróunsoldadoenmijardín.Oíunruidoenlacercay,saliendodemiabstracción,miréhaciaabajoylevitreparsobrelastablas.Alveraotroserhumanosalídemiletargoymeinclinésobreelalféizar.

—¡Oiga!—llaméenvozbaja.

El otro se detuvo sobre la cerca. Luego pasó al jardín y. cruzó hacia lacasa.

—¿Quiénes?—dijoentonoquedo,ymiróhacialaventana.

—¿Dóndevausted?—lepregunté.

—SóloDioslosabe.

—¿Quiereesconderse?

—Asíes.

—Entreentonces—ledije.

Bajé,abrílapuerta,lehicepasaryvolvíaecharlallave.Nopudeverlelacara.Nollevabagorrayteníalachaquetaabierta.

—¡Diosmío!—exclamóalentrar.

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—¿Quépasó?

—Pregúntemequéesloquenopasó—dijo,yvienlapenumbraquehacíaungestodedesesperación—.Nosbarrieronporcompleto.

Repitióestaúltimafraseunayotravez.

Mesiguióluegohaciaelcomedor.

—Tomeunpocodegüisqui—ledijesirviéndoleunacopallena.

Labebiódeunsorboysesentóa lamesa.Poniendo lacabezasobre losbrazos rompió a llorar como un niño, mientras que yo, olvidando midesesperaciónreciente,lemirabasorprendido.

Pasó largo rato antes que pudiera calmar sus nervios y responder amispreguntas,yentoncesmecontestódemaneraentrecortadayentonoperplejo.Era artillero y había entrado en acción a eso de las siete.A esa hora ya seefectuaban disparos en el campo comunal y decíase que el primer grupo demarcianos se arrastraba lentamente hacia el segundo cilindro protegiéndosebajouncaparazóndemetal.

Algomástarde,elcaparazónseparósobresuspatasamaneradetrípodeyconvirtióseenlaprimeradelasmáquinasquevierayo.ElcañónqueservíaelsoldadoquedóubicadocercadeHorsell,afindedominarconéllosarenales,y su llegada había precipitado los acontecimientos. Cuando los artilleros sedisponíanaentrarenfunciones,sucaballometióunapataenunaconejerayloarrojó a una depresión del terreno.Almismo tiempo estalló el cañón a. susespaldas, volaron las municiones y le rodeó el fuego, mientras que él seencontrótendidobajounmontóndehombresycaballosmuertos.

—Me quedé quieto—manifestó—. El miedo me había atontado y teníaencimaelcuartodelanterodeuncaballo.Noshabíanbarridoporcompleto.Elolor...¡Diosmío!Eracomodecarneasada.Lacaídamelastimólaespaldaytuvequequedarmetendidohastaquesemepasóeldolor.Unmomentoanteshabíamosestadocomoenundesfileydeprontosefuetodoaldemonio.

Habíase escondido debajo del caballo muerto durante largo tiempo,espiandodecuandoencuando.LossoldadosdelcuerpodeCardiganhabíanintentado efectuar una avanzada en formación de escaramuza, pero fueronexterminadostodosdesdeelpozo.Luegoselevantóelmonstruoycomenzóacaminar lentamente de un lado a otro del campo comunal, entre los pocossupervivientes,dandovueltaelcapuchóntalcomosifueralacabezadeunserhumano. En uno de sus tentáculosmetálicos llevaba un complicado aparatodelquesalíandestellosverdososyporcuyotuboproyectabaelrayocalórico.

Segúnmecontóelsoldado,enpocosminutosnoquedóunalmavivienteenelcampoytodoslosmatorralesyárbolesquenoestabanyaquemadosse

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convirtieronenunapiraardiente.Loshúsaressehallaban trasunacurvadelcamino y no los vio.Oyó durante un rato el tableteo de las ametralladoras,pero luego cesaron los disparos. El gigante dejó para el final la estaciónWokingylascasasquelarodeaban.Entoncesproyectósurayocalóricoylaaldeaseconvirtióenunmontónderuinasllameantes.

Despuésdiolaespaldaalartilleroysefuehaciaelbosquedepinos,enquesehallabaelsegundocilindro.

Unsegundogigantesalióentoncesdelpozoysiguióalprimero.

ElartillerosearrastróporlosbrezoscalientesendirecciónaHorsell,logróllegarconvidahastalazanjaquebordeaelcaminoyasíconsiguióescapardeWoking.Meexplicóqueallíquedabanalgunoshombresconvida,muchosdeellosconquemadurasytodosaterrorizados.Elfuegoleobligóadarunrodeoytuvoqueesconderseentrelosrestosrecalentadosdeunaparedalvolverunodelosmarcianos.Vioqueelmonstruoperseguíaaunhombre,lotomabaconunodesustentáculosmetálicosyledestrozabalacabezacontraunárbol.Alfin, después que cayó la noche, el artillero echó a correr y pudo cruzar elterraplénferroviario.

Desde entonces estuvo caminando hacia Maybury con la esperanza deescapar del peligro y dirigirse a Londres. La gente se ocultaba en zanjas ysótanosymuchosdelossobrevivienteshabíanseidoaWokingySend.Lasedlehizosufrirmuchohastaquehallóuncañodeaguacorrientequeestabarotoydelcualsalíaellíquidocomodeunmanantial.

Esto fue lo queme contó demanera fragmentaria. El artillero se calmógradualmente mientras me relataba sus aventuras. No había comido nadadesdemediodía,demodoquefuiabuscarunpocodecarneypanalaalacenaypusetodosobrelamesa.

No encendimos luz por temor de atraer a los marcianos, de modo quetuvimosquecomeraoscuras.

Mientras hablaba él comenzaron a disiparse las sombras y poco a pocopudimos distinguir los setos pisoteados y los rosales en ruinas del jardín.Parecía que un número de hombres o animales había cruzado el lugar a lacarrera. Me fue posible ver el rostro ennegrecido y macilento de micompañero.

Cuando terminamosde comer subimos ami estudioydenuevomiréyopor la ventana. En una noche se había convertido el valle en un campo decenizas. Ya no ardían tanto los fuegos. Donde antes había llamas ahora seveían columnasdehumo;pero las innumerables ruinasde casasderruidasyárbolesarrancadosyconsumidosporlasllamas,queantesestuvieranocultospor lassombrasde lanoche,ahoramostrábanseconaspecto terriblea la luz

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crueldelamanecer.Noobstante,aquíyalláveíasealgoquehabíaescapadodela destrucción: una señal ferroviaria por aquí, el extremo de un invernaderopor allá y algunas otras cosas. Jamás en la historia de la guerra habíaseefectuadodestrucciónsemejante.Ybrillandoalaluzcrecientedelorienteviatres de los gigantes metálicos parados cerca del pozo, con sus capuchonesrotandocomosiinspeccionaranladesolacióndequefuerancausa.

Me pareció que el pozo se había agrandado y a cadamomento salía delinteriorunanubedevaporverdosoqueseelevabahaciaelcielo.

Másallá sedestacaban las llamaradasprocedentesdeChobham,queconlasprimeraslucesdelalbaseconvirtieronengrandesnubesdehumoteñidasderojo.

12

LADESTRUCCIÓNDEWEYBRIDGEYSHEPPERTON

Al acrecentarse la luz del día nos alejamos de la ventana, desde la quehabíamosobservadoalosmarcianos,ydescendimosalaplantabaja.

El artillero concordó conmigo que no era conveniente permanecer en lacasa.TeníapensadoseguirviajehaciaLondresyunirsedenuevoasubatería,queeralanúmerodocedelaArtilleríaMontada.Pormiparte,yomeproponíaregresardeinmediatoaLeatherhead,ytantomehabíaimpresionadoelpoderdestructivodelosmarcianos,quedecidíllevaramiesposaaNewhavenysalirconelladelpaís.YamedabacuentadequelaregióncercanaaLondresdebíaser por fuerza el escenario de una guerra desastrosa antes que se pudieraterminarconlosmonstruos.

Pero entre nosotros y Leatherhead se hallaba el tercer cilindro con losgigantesque loguardaban.Dehaberestadosolocreoquehubieracorridoelriesgodecruzarporallí.Peroelartilleromedisuadió.

—Noestaríabienquedejaraviudaasuesposa—medijo.

AlfinaccedíairconélporentrelosbosqueshastaStreetChobham,dondenos separaríamos. Desde allí trataría yo de dar un rodeo por Epsom hastallegaraLeatherhead.

Debíhaberpartidoenseguida;peromicompañeroerahombreduchoenesas cosas y me hizo buscar un frasco, que llenó de güisqui. Después nosllenamoslosbolsillosconbizcochosytrozosdecarne.

Salimos al fin de la casa y corrimos lomás rápidamente posible por el

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camino por el que viniera yo durante la noche. Las casas parecíanabandonadas. En el camino vimos un grupo de tres cadáveres carbonizadosporelrayocalóricoyaquíyalláencontramoscosasquehabíadejadocaerlagenteensuhuida:unreloj,unachinela,unacucharadeplatayotrosobjetospor el estilo.En la esquinadel correohabíauncarrito conuna rueda rotaycargado de cajas y muebles. Entre los restos descubrimos una caja paraguardardineroquehabíasidoforzada.

Excepciónhechadelorfanato,quetodavíaestabaquemándose,ningunadelascasashabía sufridomuchoenesaparte.El rayocalóricohabía tocado laparte superior de las chimeneas y pasado de largo. Pero, salvo nosotros, noparecíahaberunalmavivienteenMayburyHill.Lamayoríadeloshabitanteshabíanhuidooestabanocultos.

Descendimosporelsendero,pasandojuntoalcuerpodelhombrevestidodenegroyempapadoahoraacausadelalluviadelanoche.Alfinentramosen el bosque al pie de la cuesta. Por allí avanzamos hasta el ferrocarril sinencontrar a nadie. El bosque del otro lado de los rieles estaba en ruinas: lamayoría de los árboles habían caído, aunque aún quedaban algunos queelevabanhaciaelcielosustroncosdesnudosyennegrecidos.

Pornuestrolado,elfuegonohabíahechomásquechamuscarlosárbolesmás próximos sin extenderse mucho. En un sitio vimos que los leñadoreshabían estado trabajando el sábado; en un claro había troncos aserradosformando pilas, así como también una sierra con sumáquina de vapor. Nomuylejosseveíaunachozaimprovisada.

No soplaba viento aquella mañana y reinaba un silencio extraordinario.Hasta los pájaros callaban, y nosotros, al avanzar, hablábamos en vozmuybaja,mirandoacadamomentosobrenuestroshombros.

Unaodosvecesnosdetuvimosparaescuchar.

Alcabodeuntiemponosacercamosalcaminoyoímosruidodecascos.Vimos entonces por entre los árboles a tres soldados de caballería quecabalgaban lentamente hacia Woking. Los llamamos y se detuvieron paraesperarnos.Eranuntenienteydosreclutasdeloctavodehúsares,quellevabanunheliógrafo.

—Sonustedes los primeroshombres quevemospor aquí estamañana—expresóelteniente—.¿Quépasa?

Su voz y su expresión denotaban entusiasmo.Los dos soldadosmirabanconcuriosidad.Elartillerosaltóalcaminoysecuadrómilitarmente.

—Anochequedódestruidonuestrocañón,señor.Yomeestuveocultandoyahora ibaenbuscademibatería.Creoqueavistaráa losmarcianosamedia

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milladeaquí.

—¿Quéaspectotienen?—inquirióelteniente.

—Son gigantes con armaduras, señor. Miden treinta metros; tienen trespatas y un cuerpo comode aluminio, con una gran cabeza cubierta por unaespeciedecapuchón.

—¡Vamos,vamos!—exclamóeloficial—.¡Quétontería!

—Yaveráusted,señor.Llevanunacajaquedisparafuegoymataatodoelmundo.

—¿Unarmadefuego?

—No,señor—repusoelartillero,ydescribióvividamenteelrayocalórico.

El teniente le interrumpió en mitad de su explicación y me dirigió unamirada.Yomehallabatodavíaauncostadodelcamino.

—¿Loviousted?—mepreguntóeloficial.

—Eslaverdad—contesté.

—Bien, supongo que también tendré que verlo yo —volvióse hacia elartillero—:Nosotrostenemosordendehacersaliralagentedesuscasas.SigaustedsucaminoypreséntesealbrigadiergeneralMarvin.Dígaleaéltodoloquesabe.EstáenWeybridge.¿Conoceelcamino?

—Loconozcoyo—intervine.Élvolviódenuevosucaballohaciaelsur.—¿Mediamilladijo?—preguntó.

—Másomenos—leindiquéhaciaelsurconlamano.

Élmediolasgracias,partióconsussoldadosynovolvimosaverlosmás.

Algomás adelante nos encontramos en el camino con un grupo de tresmujeresydosniños,queestabandesocupandounacasucha.Habíanseprovistodeuncarritodemanoylocargabancontodaclasedeatadosymueblesviejos.Estabandemasiadoatareadosparadirigirnoslapalabracuandopasamos.

CercadelaestaciónByfleetsalimosdeentrelospinosyvimosquereinabalacalmaenlacampiña.

Estábamosmuylejosdelalcancedelrayocalórico,ydenohabersidoporlascasasabandonadasyelgrupodesoldadosdepieenelpuenteferroviario,eldíanoshabríaparecidocornocualquierotrodomingo.

Varios carros avanzaban rechinantes por el camino de Addlestone, y deprontovimosporunportónquedabaauncamposeiscañonesdedocelibrassituadosaigualdistanciaunodeotroyapuntandohaciaWoking.Losartillerosestabanesperandojuntoaloscañonesyloscarrosdemunicionessehallabana

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pocadistanciadeellos.

—Asímegusta—dije—.Porlomenos,haránblancounavez.Elartilleroseparóunmomentojuntoalportón.

—Seguiréviaje—dijo.

Másadelante,encaminohaciaWeybridgeyalotroladodelpuente,habíaunnúmerode reclutasqueestabanhaciendoun largo terraplén, trasdelcualvimosmáscañones.

—Arcosy flechas contra el rayo—comentó el artillero—.Todavía nohevistoeserayodefuego.

Losoficialesquenoestabanocupadosmirabanhaciaelsurconatenciónylossoldadosinterrumpíanavecessulaborparamirarenlamismadirección.

EnByfleet reinabaelmayordesorden.Lagenteempacabasusefectos,yunaveintenadehúsares, algunosdesmontadosyotros a caballo, llamabanalaspuertasparaadvertiratodosquedesocuparansuscasas.Enlacalledelavilla estaban cargando tres o cuatro carretones del gobierno y un viejoómnibus, así como también otros vehículos.Habíamucha gente y lamayorpartevestíasusropasdomingueras.Alossoldadoslescostabamuchohacerlescomprenderlagravedaddelasituación.Vimosaunancianoconunaenormecajayunaveintenaomásdetiestosdeorquídeas.Elviejoreñíaalcaboquesenegabaacargarsustesoros.Yomedetuveyletomédelbrazo.

—¿Sabeloquehayallá?—ledijeindicandohacialospinosqueocultabanalosmarcianos.

—¿Eh?—exclamó volviéndose—. Estaba explicando al cabo que estasfloressonvaliosas.

—¡Lamuerte!—legrité—.¡Llegalamuerte!¡Lamuerte!Ydejándolequeloentendiera, si leeraposible, seguí trasdelartillero.Al llegara laesquinavolví la cabeza.El soldadohabíaseapartadoyel anciano seguía juntoa susorquídeas,mientrasquemirabaperplejohacialosárboles.

EnWeybridgenadiepudodecirnosdóndeestabaelcuartelgeneral.Enelpuebloreinabalamayorconfusión.Portodaspartesseveíanvehículosdelomásvariados.Loshabitantesdellugarempacabansuscosasconlaayudadelagente del río. Mientras tanto, el vicario celebraba una misa temprana y sucampanasehacíaoíracadamomento.

El artillero y yo nos sentamos junto a la fuente y comimos lo quellevábamos encima. Patrullas de granaderos vestidos de blanco advertían alpueblo que se fueran o se refugiaran en sus sótanos tan pronto comocomenzaranlosdisparos.

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Alcruzarelpuente ferroviariovimosquesehabía reunidograncantidaddepersonasenlaestaciónysusalrededoresyelandénestabaatestadodecajasypaquetes.CreoquesehabíadetenidoeltránsitoordinariodetrenesparadarpasoalastropasycañonesdeChertsey.Despuésmeenteréqueselibróunaverdadera batalla para conseguir entrar en los trenes especiales que salieronalgomástarde.

Nos quedamos en Weybridge hasta el mediodía y a esa hora nosencontramosenellugarpróximoaSheppertonLock,dondeseunenelWeyyelTámesis.Partedeltiempolopasamosayudandoadosancianasacargaruncarrodemano.

La desembocadura delWey es triple y en ese punto se pueden alquilarembarcaciones.Además,habíauntransbordadoralotroladodelrío.SobrelamargenquedaaSheppertonhabíaunaposada,yalgomásalláseelevabalatorredelaiglesiadeShepperton.

Allíencontramosunaruidosamultituddefugitivos.Lahuidanosehabíaconvertidotodavíaenpánico;perovimosyamuchamásgentedelaquepodíacruzar en las embarcaciones.Muchos llegabancargadosconpesados fardos;hastavimosaunmatrimoniollevandoentreamboslapuertadeunexcusadoenlaquehabíanapiladosusposesiones.UnhombrenosdijoquepensabairsedesdelaestaciónShepperton.

Oíansemuchosgritosyalgunoshastabromeaban.Todosparecíantenerlaideadeque losmarcianoseransimplemente sereshumanos formidablesquepodríanatacarysaquearlapoblación,peroquealfinseríanexterminados.Acadamomentomiraban algunos hacia la campiña deChertsey, pero por eseladoreinabalacalma.

Al otro lado del Támesis, excepto en los lugares donde llegaban lasembarcaciones, todo estaba tranquilo, lo cual contrastaba con la margen deSurrey.Losquedesembarcabanallíseibanandandoporelcamino.

El transbordador acababa de hacer uno de sus viajes. Tres soldados sehallaban en el prado bromeando con los fugitivos sin ofrecerles la menorayuda.Lahosteríaestabacerradadebidoalahora.

—¿Quéeseso?—gritódeprontounbotero.

En ese momento se repitió el sonido procedente de Chertsey. Era elestampidolejanodeuncañonazo.

Comenzaba la lucha.Casi inmediatamenteempezaronadispararuna trasotralasbateríasocultasdetrásdelosárboles.Unamujerlanzóungritoytodosseinmovilizaronantelainiciacióndelashostilidades.Noseveíanada,salvolacampiñaylasvacasquepastabanenlascercanías.

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—Lossoldadoslosdetendrán—expresóentonodubitativounamujerquesehallabapróximaamí.

Sobrelosárbolesseelevabaunaespeciedeneblina.

Deprontovimosunagrancolumnadehumohacialapartesuperiordelrío,e inmediatamente tembló el suelo a nuestros pies y se oyó una terribleexplosión,cuyasvibracioneshicieronañicosdosotresventanasdelascasasvecinas.

—¡Allíestán!—gritóunhombredeazul—.¡Allá!¿Nolosven?

Aparecieronunotrasotrocuatromarcianosconsusarmaduras,alotroladode los árboles que bordeaban el prado de Chertsey. Iban caminandorápidamente hacia el río. Al principio parecían figuras pequeñas queavanzabanconpasobamboleanteytanraudocomoelvuelodeunpájaro.

Luego apareció el quinto, que avanzaba en línea oblicua hacia nosotros.Susgigantescoscuerposrelucíanalaluzdelsolalavanzarhacialoscañones,tornándosecadavezmásgrandesamedidaqueseaproximaban.Elmáslejanoblandía una enorme caja, y el espantoso rayo calórico, que ya viera yo enacciónelviernesporlanoche,partióhaciaChertseyydiodellenoenlavilla.

Alveraquellascriaturasextrañasyterribles,lamultitudqueseencontrabaa orillas del agua quedóse paralizada de horror. Por un momento reinó elsilencio. Después se oyó un roncomurmullo y un movimiento de pies, asícomounchapoteoenelagua.Unhombre,demasiadoasustadoparasoltarelbultoquellevaba,sevolvióymehizotemblaralgolpearmeconsucarga.Unamujermediounempellónypasócorriendopormilado.Yotambiénmevolvícontodos,masnoeratangrandemiterrorcomoparaimpedirmepensar.Teníaencuentaelmortíferorayocalórico.Lasoluciónerametersebajoelagua.—¡Alagua!—gritésinquemeprestaranatención.Mevolvídenuevoyechéacorrerhaciaelmarcianoqueseaproximabaymearrojéalagua.Otroshicieronlomismo.Todoelpasajedeunaembarcaciónquevolvíasaltóhacianosotroscuandopaséyocorriendo.Laspiedrasamispieseranmuyresbaladizasyelríoestabatanbajoquecorríporespaciodeseismetrossinhundirmemásquehastalacintura.

Luego, cuando el marciano se hallaba apenas a doscientos metros dedistancia, me introduje bajo la superficie. En mis oídos resonaron comotruenosloschapoteosdelosotrosqueselanzaronalríodesdeambasorillas.

Peroelmonstruomarcianonosprestóentoncestantaatencióncomolaquehubiera otorgado un hombre a las hormigas del hormiguero cuyo pie hadestrozado.Cuandovolvíasacarlacabezadelagua,elcapuchóndelgigantemecánicoapuntabahacialasbaterías,quecontinuabanhaciendofuegodesdeel otro ladodel río, y al avanzarpuso en funcionamiento loquedebehaber

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sidoelgeneradordelrayocalórico.

Unmomentodespuésestabaenlaorillaydeunpasosalvólamitaddelaanchuradelrío.Lasrodillasdesusdospatasdelanterassedoblaronenlaotramargenydespuéssevolvióaerguirentodasuestatura,cercayadelavilladeShepperton. Entonces dispararon simultáneamente los seis cañones queestabanocultostraslosúltimosedificiosdelaaldea.

Las súbitas detonaciones casi paralizaron mi corazón. El monstruolevantabaya lacajadel rayocalóricocuando laprimeragranadaestallóseismetrosmásarribadelcapuchón.

Lancé un grito de asombro.Vi a los otrosmarcianos,mas no les prestéatención. Lo que me interesaba era el incidente más próximo.Simultáneamente estallaron otras dos granadas cerca del cuerpo en elmomentoenqueelcapuchónsevolvíaparaverlacuartagranada,quenopudoesquivar.

El proyectil hizo explosión en lamisma cara delmonstruo.El capuchónpareció hincharse y voló en numerosos fragmentos de carne roja y metalreluciente.

—¡Hizoblanco!—gritéyoconentusiasmo.

Oílosgritosdejúbilodelosquemerodeabanyenesemomentohubierasaltadodelaguaacausadelaalegría.

Elcolosodecapitadosetambaleócomoungiganteebrio,masnocayó.Pormilagro recobró el equilibrio y, sin saber ya por dónde iba, avanzórápidamentehaciaSheppertonconlacajadelrayocalóricosostenidaenalto.

La inteligencia viviente, el marciano que ocupaba el capuchón, estabamuerto y hecho trizas, y elmonstruo no era ahoramás que un complicadoaparato de metal que iba hacia su destrucción. Adelantóse en línea recta,incapaz de guiarse; tropezó con la torre de la iglesia, derribándola con lafuerzadesu impulso; sedesvióauncostado, siguióandandoycayó,al fin,contremendoestrépito,enlasaguasdelrío.

Una violenta explosión hizo temblar la tierra, y un manantial de agua,vapor,barroymetaldestrozadovolóhaciaelcielo.Alcaerenelríolacajadelrayocalórico, el aguahabíase convertidoen seguida envapor.Unmomentodespués avanzó río arriba una tremenda ola de agua casi hirviente. Vi a lagente que trataba de alcanzar la costa y oí sus gritos por el tremendo ruidocausadoporlacaídadelmarciano.

Poruninstantenoprestéatenciónalaguacalienteyolvidéquedebíatratardesalvarme.Avancéasaltosporelrío,apartandodemipasoaunhombre,ylleguéhasta lacurva.Desdeallíviunadocenadebotesabandonadosquese

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mecíanviolentamentesobre lasolas.Elmarcianoyacíade travésenel ríoyestabasumergidocasiporentero.Espesasnubesdevaporselevantabandelosrestos, y por entre ellas pude ver vagamente las piernas gigantescas quegolpeabanelaguayhacíanvolarelbarroporelaire.Lostentáculossemovíanygolpeabancomobrazosdeunservivientey,salvopor lo inciertodeestosmovimientos, era como si un ser herido se debatiera entre las olasesforzándoseporsalvarlavida.

Enormes cantidades de un fluido color castaño salían a chorros de lamáquina.

Desvióentoncesmiatenciónunsonidoagudosemejantealdeunasirena.Unhombrequesehallabacercamegritóalgoyseñalóconlamano.Almirarhaciaatrásvialosotrosmarcianosqueavanzabancontrancosgigantescosporla orilla del río desde la dirección deChertsey. Los cañones de Sheppertonvolvieronafuncionar,peroestavezsinhacerningúnblanco.

Al ver esto volví a meterme de nuevo en el agua y, conteniendo larespiraciónlomásquepude,avancépordebajodelasuperficiehastaqueyano pudemás. El agua se agitaba ami alrededor y cada vez se tornabamáscaliente.

Cuando levanté la cabeza para poder respirar y me quité el agua y loscabellosdelosojos,elvaporseelevabacomounanieblablanca,queocultóalprincipioalosmarcianos.Elruidoeraensordecedor.

Despuéslosvivagamente.Erancolosalesfigurasgrises,magnificadasporlaneblina.Habíanpasadojuntoamíydosdeellosseestabanagachandojuntoalosrestosdesucompañero.

El terceroyelcuartosehallabanparados juntoaellosenelagua,unoadoscientosmetrosdedondeestabayo,yelotro,haciaLaleham.Levantabanlosgeneradoresdelrayocalóricoybarríanconéllosalrededores.

Todo a mi alrededor reinaba un desorden de ruidos ensordecedores: elmetálicosondelosmarcianos,elestrépitodecasasquecaían,elgolpesordode los árboles al dar en tierra y el crujir y bramar de las llamas.Un humonegro muy denso se mezclaba ahora con el vapor procedente del río, y almoverse el rayo calórico sobre Neybridge, su paso era marcado porrelámpagosdeluzblancaquedejabaunaesteladellamaradas.Lascasasmáspróximas seguían aún intactas, aguardando su fin,mientras que el fuego sepaseabatrasellasdeunladoaotro.

Porunosminutosmequedéallí,conelaguacasihirvientehastalaalturadelpecho,aturdidopormisituaciónysinesperanzasdepodersalvarme.Viala gente que salía del agua por entre los cañaverales, como ranas queescaparananteelavancedelhombre.

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Yde pronto saltó haciamí el resplandor del rayo calórico. Las casas sedesplomaban al disolverse bajo sus efectos; los árboles se incendiabaninstantáneamente. Corrió de un lado a otro por el caminillo, tocando a losfugitivosyllegandoalbordedelagua,amenosdecincuentametrosdedondeme hallaba yo. Cruzó el río hacia Shepperton y el agua se elevó en unacolumnadevaporantesupaso.Yomevolvíhacialacosta.

Unmomentomásyunaolaenormedeaguaenebullicióncorrióhaciamí.Lancé un grito de dolor, y escaldado, medio ciego y aturdido avancétambaleándomeporelhirvientelíquidoparairalaorilla.Dehabertropezadohubieramuertoallímismo.Casiindefenso,alavistadelosmarcianos,sobreelcabodesnudoque indica launióndelWeyyelTámesis.Sóloesperaba lamuerte.

Tengo el recuerdo vago de que el pie de un marciano se asentó a unaveintenademetrosdemicabeza,clavándoseenlaarena,girandohaciaunoyotro lado, y levantándose de nuevo. Hubo un lapso de suspenso; despuéscargaronloscuatrolosrestosdesucamaradaysealejaron,alfin,porentreelhumoparaperderseenladistancia.

Entonces, poco a poco,me fui dando cuenta de que había escapado pormilagro.

13

MIENCUENTROCONELCURA

Despuésdeesta súbita lección sobreelpoderde lasarmas terrestres, losmarcianosseretiraronasuposiciónoriginaldelcampocomunaldeHorsell,yensuapresuramiento,ycargadoscomoibanconlosrestosdesucompañero,dejarondeveramuchoshombresqueseencontrabanen lamismasituaciónqueyo.

Si hubieran dejado al gigante destruido y continuado su marcha haciaadelante,nohabríanencontradoentoncesnadaque les impidiera llegarhastaLondres y es seguro que hubiesen llegado a la capital mucho antes que seenteraran de su proximidad. Su ataque habría sido tan súbito y destructivocomolofueelterremotoqueasolóLisboahaceyaunsiglo.

Masnoteníanprisa.Uncilindroseguíaaotroensuviajeinterplanetario;cada veinticuatro horas recibían refuerzos.Ymientras tanto, las autoridadesmilitares y navales, conocedoras ya del terrible poder de sus enemigos,trabajaban con furiosa energía. Cada minuto se instalaba un nuevo cañón,hastaqueantesdelanochecerhabíaunodetrásdecadaseto,decada filade

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casas,decadalomaentreKingstonyRichmond.

Yentodalaextensióndeladesoladaáreadeveintemillascuadradasquerodeaba el campamentomarcianodeHorsell se arrastraban los exploradorescon los heliógrafos, que habrían de advertir a los artilleros la llegada delenemigo.

Pero losmarcianos comprendían ahora que teníamos un arma potente yqueerapeligrosoacercarsealoshumanos,yniunsolohombreseaventuróamenosdeunamilladeloscilindrossinpagarsuosadíaconlavida.

Parece que los gigantes pasaron la primera parte de la tarde yendo yviniendodeunladoaotroparatrasladartodalacargadelsegundoyeltercercilindro—que estaban en Addlestone y en Pyrford—a su pozo original deHorsell. Allí, sobre los brezos ennegrecidos y los edificios en ruinas, sehallaba un centinela de guardia, mientras que los demás abandonaron susenormes máquinas guerreras para descender al pozo. Allí estuvierontrabajandohastamuyentradalanoche,yladensacolumnadehumoverdequeselevantabadellugarpudoservistadesdelascolinasdeMerrowyaundesdeBansteadyEpsonDowns.

Ymientraslosmarcianos,amiespalda,sepreparabanasíparasupróximoataque,yfrenteamíseaprestabalahumanidadparaladefensa,fuiavanzandocongrantrabajoendirecciónaLondres.

Vi unbotecillo abandonadoque iba sin rumbo corriente abajo.Mequitécasitodasmisropas,alcancélaembarcaciónylogréalejarmedeesamanera.No tenía remos, pero logré hacer avanzar el bote con las manos, poniendorumbo a Halliford y Walton. Este trabajo me resultaba muy tedioso yconstantementemiraba hacia atrás. Seguí río abajo porque consideré que elaguamebrindaríalaúnicaoportunidaddesalvarmesivolvíanlosgigantes.

Elaguacalientecorrióconmigoríoabajo,demodoqueporespaciodeunamillaapenassipudever lacosta.Apesarde todo,unavezalcancéadivisaruna fila de figuras negras que cruzaban corriendo la campiña desdeWeybridge.

Alparecer,Hallifordestabadesiertoyvariasdelascasasquedabanalríoeran presa de las llamas. Poco más adelante, los cañaverales de la costahumeabanyardíanyunalíneadefuegoavanzabaporuncampodeheno.

Durante largo tiempo me dejé llevar por la corriente, pues no me fueposible hacer esfuerzo alguno a causa del agotamiento que me dominaba.Luegomeembargódenuevoel temory renové la tareade impulsar elboteconlasmanos.Elsolmequemabalaespaldadesnuda.Alfin,cuandoavistéelpuentedeWaltonalotro ladode lacurva,quedécompletamenteexhaustoydesembarqué en la orilla deMiddlesex, tendiéndome entre las altas hierbas.

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Creoqueseríanlascuatroolascincodelatarde.Melevantéalfin,ycaminépor espacio demediamilla sin encontrar a nadie, yme tendí de nuevo a lasombradeunseto.

Creorecordarqueduranteesacaminataestuvehablandoconmigomismosinsaberquédecía.Tambiénsentíamuchasedylamenténohaberbebidomásagua. Lo curioso es que me sentí furioso contra mi esposa; no sé por quécausa, pero mi impotente deseo de llegar a Leatherhead me preocupaba enexceso.Norecuerdoclaramentelallegadadelcura.Quizámequedédormido.Lo que sé es que le vi allí sentado con la vista fija en los resplandores queiluminabanelcielo.

Mesentéymimovimientoatrajosuatención.

—¿Tieneagua?—lepregunté.

Negóconlacabeza.

—Haceunahoraquepideustedagua—medijo.

Por unmomento guardamos silencio mientras nos contemplábamos.Mefiguroquehabrávistoenmíaunsermuyextraño.Noteníaotraropaquelospantalones y calcetines; mi espalda estaba enrojecida por el sol, y mi caraennegrecidaporelhumo.

Él, por su parte, parecía hombre de carácter muy débil a juzgar por subarbilla hundida y sus ojos de un azul pálido incapaces demirar de frente.Hablódepronto,volviendolavistahaciaotrolado.

—¿Quésignificaesto?—dijo—.¿Quésignifica?

Lemirésinresponderle.

Élextendióunamanoblancaydelgadaydijoentonoquejoso:

—¿Por qué se permiten estas cosas? ¿Qué pecados hemos cometido?Había terminado el servicio de lamañana, iba yo caminando por el caminoparaaclararmelasideas,cuandoocurriótodoesto.¡Fuego,terremoto,muerte!Como si estuviéramos en Sodoma y Gomorra. Deshechas todas nuestrasobras...¿Quésonestosmarcianos?

—¿Quésomosnosotros?—repliquéaclarándomelagarganta.

Élse tomólasrodillascon lasmanosyvolvióseparamirarmedenuevo.Durantemediominutonoscontemplamosensilencio.

—Iba caminando para aclarar mis ideas—dijo—. De pronto..., ¡fuego,terremoto,muerte!

Volvióacallar,bajandolacabezacasihastalasrodillas.

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Pocodespuésagitóunamano.

—Todas lasobras..., las escuelasdominicales. ¿Quéhemoshecho? ¿QuéhizoWeybridge?Todo destruido. ¡La iglesia!La reconstruimos hace apenastresaños.¡Desaparecida!¡Aplastada!¿Porqué?

Otrapausayvolvióahablarcomosihubieraenloquecido.

—¡Elhumodesufuegoseelevaporsiemprejamás!—gritó.

RefulgieronsusojosyseñalóhaciaWeybridgeconeldedo.

Para ese entonces ya me había dado cuenta de lo que le ocurría.Evidentemente,eraunfugitivodeWeybridge,ylatremendatragediaenlaquesevieraenvueltohabíaleprivado,enparte,delarazón.

—¿EstamoslejosdeSunbury?—lepreguntéeneltonomásnaturalposible.

—¿Qué podemos hacer?—dijo él—. ¿Están en todas partes esosmonstruos?¿EsquelaTierralesperteneceahora?

—¿EstamoslejosdeSunbury?

—Estamismamañanacelebréunamisa...

—Lascosashancambiado—ledijeentonosereno—.Nodebemosperderlacabeza.Todavíaquedanesperanzas.

—¡Esperanzas!

—Sí,ymuchas...,apesardetodaestadestrucción.

Comencé a explicarlemi punto de vista respecto a nuestra situación.Alprincipiomeescuchó;masamedidaqueyocontinuaba,susojosvolvieronatornarseopacosyapartólavista.

—Estodebeserelprincipiodelfin—dijointerrumpiéndome—.¡Elfin!¡Eldía terribledelSeñor!Cuando loshombrespidana lasmontañasy las rocasque les caigan encima y les oculten para no ver el rostro de Él, que estarásentadosobresutrono.

Ceséentoncesenmislaboriososrazonamientos,mepusedepiey,paradojuntoaél,leapoyéunamanosobreelhombro.

—Sea hombre—le dije—. El miedo le hace desvariar. ¿De qué sirve lareligiónsidejadeexistirantelascalamidades?Pienseenloqueyahicieronalos hombres los terremotos, inundaciones, guerras y volcanes. ¿Creía ustedqueDios había exceptuado aWeybridge?... ¡Vamos, hombre,Dios no es unagentedeseguros!

Porunratoestuvimoscallados.

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—¿Pero cómo podemos escapar?—me preguntó él de pronto—. Soninvulnerables,noconocenlapiedad...

—Nilounoniquizálootro—repuse—.Ycuantomáspoderosossean,mássensatos y precavidos debemos ser nosotros. Hace menos de tres horaslograronmataraunodeellosnomuylejosdeaquí.

—¿Lomataron?—exclamómirando a su alrededor—. ¿Cómo es posiblequesepuedamataraunenviadodelSeñor?

—Yo mismo lo vi—manifesté, y le narré el incidente—. Nosotros nosencontramosenlopeordelabatalla,esoestodo.

—¿Quésonesosdestellosenelcielo?—mepreguntódepronto.

Leexpliquéqueeraunheliógrafo,quehacíaseñales.

—Estamos en el centro de las actividades bélicas, aunque esté todo tantranquilo—manifesté—.Esedestello en el cielo indicaque se aproximaunabatalla.DeaquellaparteestánlosmarcianosyhaciaelladodeLondres,dondese levantan las colinas alrededor de Richmond y Kinston, están cavandotrincherasyformandoterraplenesquesirvandeparapetoa loscañonesy lastropas.Dentrodepocovolveránporaquílosmarcianos...

Mientrashablabayoasí, elcurase levantódeunsaltoyme interrumpióconunademán.

—¡Escuche!—dijo.

Desdeelotroladodelascolinas,másalládelagua,nosllegóelestampidoapagadodeloscañonesdistantesygritosapenasaudibles.

Luego reinó el silencio. Un escarabajo pasó zumbando sobre el seto ysiguiósuvuelo.

En el oeste veíase la luna, que brillaba débilmente sobre el humoprocedentedeWeybridgeyShepperton.

—Serámejorquesigamosestesenderohaciaelnorte—dije.

14

ENLONDRES

Mi hermano menor estaba en Londres cuando los marcianos atacaronWoking.Eraestudiantedemedicinayseestabapreparandoparaunexamen,motivoporelcualnoseenteródelallegadadelosvisitantesdelespaciohasta

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elsábadoporlamañana.

Los diarios de ese día publicaban, además de varios artículos especialessobre el planeta Marte, un telegrama conciso y vago, que resultó aún másintriganteporsubrevedad.

Alarmados por la proximidad de una multitud, los marcianos habíanmatadoaciertonúmerodepersonasconunarmamuyrápida,segúnexplicabael telegrama. El mensaje concluía con estas palabras: «Aunque sonformidables, losmarcianosnohansalidodelpozoenquecayeronyparecenincapacesdehacerlo.

Probablementesedebeestoalamayoratraccióndelagravedadterrestre.»Sobreestepuntobasaronloseditorialistassusartículos.

Naturalmente,todoslosestudiantesdelaclasedebiologíaalaqueasistíamihermanoestabanmuyinteresados,peroenlacallenohuboseñalesdemásexcitaciónqueladecostumbre.

Losdiariosdelatardeaprovecharonentodoloposiblelaspocasnoticiasquetenían.Nopodíancontarnadaquenofueranlosmovimientosdelastropasen los alrededores del campo comunal y el incendio de los bosques entreWokingyWeybridge.

Luego,a lasocho, laSí. JamesGazette lanzóunaediciónespecial, en lacual anunció la interrupción de las comunicaciones telegráficas. Se atribuyóeste inconveniente a la caída de los pinos ardientes sobre la línea. Aquellanochenosesuponadamásrespectoalalucha.

Mi hermano no sintió la menor ansiedad con respecto a nosotros, puessabíaporlasnoticiasperiodísticasqueelcilindrosehallabaadosmillasdemicasa.Decidióiraquellanocheavisitarme,afindeveralosmarcianosantesque los mataran. Despachó un telegrama—que no llegó a su destino—alrededordelascuatroypasólaveladaenunsalóndeconciertos.

Aquel sábadopor la noche tambiénhubouna tormenta enLondres ymihermano llegó a la estación de Waterloo en un coche de plaza. En laplataformadelaquesuelepartireltrendemedianocheseenteróalcabodeunratodequeunaccidenteimpedíalallegadadetreneshastaWoking.Nopudoaveriguar qué clase de accidente había ocurrido, pues ni las autoridadesferroviariaslosabían.

No hubo ningún revuelo en la estación, ya que los funcionarios de laempresahacíancorrerlostrenesdeesahoraporVirginiaWateroGuildford,en lugar de hacerlos pasar, como siempre, por Woking. También estabanocupadosenhacerlosarreglosnecesariosparaalterarlarutadeSouthamptonyPortsmouth,quesirvenlostrenesdeexcursióndominical.Exceptuandoalos

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altos jefes del ferrocarril, pocas personas relacionaron con losmarcianos lainterrupcióndelascomunicaciones.

En otro relato de estos acontecimientos he leído que el domingo por lamañana «se sobresaltó todo Londres ante las noticias deWoking». A decirverdad, no había nada que justificara frase tan extravagante.Muchos de loshabitantesdeLondresnooyeronhablarde losmarcianoshastaelpánicodellunesporlamañana.Losqueseenterarontardaronuntiempoencomprenderplenamente el significado de los telegramas que publicaban los diarios deldomingo.Lamayoríade loshabitantesdeLondresno lee losdiariosde esedía.

Además, la convicción de la seguridad personal está tan grabada en lamentedel londinenseyestancomúnquelosdiariosexagerenlascosas,quepudieronleersinelmenortemorlasiguientenoticia:«Alrededordelassietedeanochelosmarcianossalierondelcilindro,yavanzandobajoelamparodeuna armadura de escudosmetálicos, han destruido por completo la estaciónWoking con sus casas adyacentes y a todo un batallón del Regimiento deCardigan. No se conocen detalles. Las ametralladoras Maxim resultancompletamenteinútilescontrasusarmadurasyloscañonesfueroninutilizadospor ellos. Los húsares van hacia Chertsey. Los marcianos parecen avanzarlentamentehaciaChertseyyWindsor.HaygranansiedadenWestSurreyyseestán cavando trincheras y levantando terraplenes para contener su avancehaciaLondres.”

Así fue como publicó el Sunday Sun la noticia, y un artículomuy bienredactadoqueaparecióenelRefereecomparólosacontecimientosconloqueocurriríasisesoltarantodaslasfierasdeunzoológicoenunaaldea.

EnLondresnadie sabíanada respectoa lanaturalezade losmarcianosytodavía persistía la idea de que los monstruos debían ser muy torpes: «Searrastran trabajosamente» era la expresión empleada en todas las primerasnoticias respecto a ellos.Ningunode los telegramaspudohaber sidoescritoporuntestigopresencial.

Losdiariosdominicaleslanzaronalacallediversasedicionesamedidaquellegabanlasnoticias.Algunoslohicieronaunsintenerlas.Masnohubonadanuevoquedecir al pueblohasta la caídade la tarde, cuando las autoridadesdieron a las agencias de prensa las noticias que tenían. Se afirmaba que loshabitantes de Walton y Weybridge, así como también de todo el distritocircundante, marchaban por los caminos en dirección a la capital. Eso eratodo.

Porlamañana,mihermanofuealaiglesiadelHospitaldeHuérfanossinsaber todavía lo que había pasado la noche anterior. En el templo oyóalusionessobrelainvasiónyelcuradijounamisaporlapaz.

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AlsalircompróelReferee.SealarmóalleerlasnoticiasydenuevofuealaestaciónWaterlooparaversisehabíanrestablecidolascomunicaciones.Lagentequeandabaporlacallenoparecíaafectadaporlasextrañasnovedadesqueproclamabanlosvendedoresdediarios.Seinteresaban,sí,ysisesentíanalarmadoserasóloporlosresidentesdelaspoblacionesquesemencionaban.

EnlaestaciónseenteróporprimeravezdequeestabaninterrumpidaslaslíneasdeWindsoryChertsey.

Los empleados le dijeron que se habían recibido varios telegramasextrañosdesde las estacionesdeByfleet yChertsey, peroqueyano llegabaninguna noticia más. Mi hermano no pudo obtener informes precisos alrespecto.TodoloqueledijeronfuequeseestabalibrandounabatallaenlosalrededoresdeWeybridge.

El servicio de trenes estaba muy desorganizado. En la estación habíamuchas personas que esperaban amigos procedentes del sudoeste. No eranpocoslosqueprotestabancontralafaltadeseriedaddelaempresa.

Llegarondos trenesprocedentesdeRichmond,PutneyyKingstoncon lagentequehabía idoapasareldíaaorillasdel río.Losviajerosencontraroncerrados losmuellesysevolvieron.Unodeellosdioamihermanonoticiasmuyextrañas.

—HaymuchísimagentequellegaaKingtonencarrosycochescargadosde todos sus efectos personales—dijo—. Vienen de Molesey, Weybridge yWalton, y dicen que en Chertsey se han oídomuchos cañonazos y que lossoldadosdecaballeríaleshandichoquesevayanenseguidaporquelleganlosmarcianos.NosotrosoímoscañonazosenlaestacióndeHamptonCourt,perocreíamosqueerantruenos.¿Quédiablossignificatodoesto?Losmarcianosnopuedensalirdesupozo,¿verdad?

Mihermanonopudodecirlenada.

Despuésdescubrióquelaalarmahabíacundidoalosclientesdelostrenessubterráneosyquelosexcursionistasdelosdomingoscomenzabanavolverdetodaslasestacionesdelsudoesteahorademasiadotemprana;peronadiesabíanadaconcreto.Todos losque llegabana lasestacionesparecíanestardemalhumor.

Alrededordelascincoseprodujogranrevueloenlaestaciónalhabilitarselalíneaentrelasestacionessudesteysudoesteparapermitirelpasodegrandescañones y gran número de Roldados. Éstas eran las armas que llevaron aWoolwich y Chatham para proteger a Kingston. Los curiosos hicieroncomentariosfestivos,quefueroncontestadosdeigualguisaporlosreclutas.

—¡Loscomerán!

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—Somoslosdomadoresdefieras.

Yotrasfrasesporelestilo.

Pocodespuésllegóunpelotóndepolicías,quehizoretiraralagentedelosandenes.Mihermanosalióentoncesalacalle.

Las campanas de las iglesias llamaban para el servicio vespertino y ungrupode jóvenesdelEjércitodeSalvación llegó cantandopor el caminodeWaterloo.Sobreelpuentehabíaciertonúmerodeholgazanesqueobservabanunaescoriararadecolorcastañoquellegabaporelrío.PoníaseelsolycontrauncieloespléndidoserecortabanlassiluetasdelaTorredelRelojydelaCasadelParlamento.Alguiencomentóalgoacercadeuncuerpoqueflotabaenelagua.Unodelosmirones,queafirmabaserreservista,dijoamihermanoquehabíavistohaciaeloestelosdestellosdeunheliógrafo.

En la calleWellingtonmi hermano se encontró con dos individuos malentrazadosquesalíandelacalleFleetcondiariosreciénimpresosyllevabangrandescartelones.

—¡Horrible catástrofe!—gritaban ambosmientras corrían porWellington—. ¡Una batalla en Weybridge! ¡Descripción completa! ¡Se rechaza a losmarcianos!¡Londres,enpeligro!

Tuvoquepagartrespeniquesporunejemplardeesediario.

Sólo entonces comprendió, en parte, la amenaza que representaban losmonstruos.Supoquenoeranunsimplepuñadodecriaturaspequeñasytorpes,sino que poseían mentes inteligentes que gobernaban enormes cuerposmecánicosyquepodían trasladarsecon rapidezyatacar con tal efectividad,queaunloscañonesmáspoderososnoerancapacesdedetenerlos.

Se los describía como «gigantescasmáquinas similares a arañas de casitreintametrosdealtura,capacesdedesarrollarlavelocidaddeuntrenexpresoydueñasdeun armaquedespedía un rayode calor potentísimo».Habíanseinstaladobateríasen la regiónde losalrededoresdeHorsellyespecialmenteentre los distritos de Woking y Londres. Cinco de las máquinas fueronavistadas cuando avanzaban hacia el Támesis y una de ellas, por grancasualidad, fue destruida. En los otros casos erraron las balas y las bateríasfueronaniquiladasdeinmediatoporelrayocalórico.Semencionabangrandesbajasdesoldados,peroeltonogeneraldeldespachoeraoptimista.

Losmarcianoshabíansidorechazados;portanto,noeraninvulnerables.Seretiraron de nuevo a su triángulo de cilindros, en el círculo que rodeaba aWoking. Los soldados del Cuerpo de Señales avanzaban hacia ellos desdetodas direcciones. Desde Windsor, Portsmouth, Aldershot y Woolwichllegabancañonesde largoalcance,ydelnorteseesperabaunodenoventay

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cincotoneladas.Untotaldecientodieciséisestabanyaenposición,casitodosprotegiendolacapital.Eralaprimeravezqueseefectuabaunaconcentracióntanrápidaeimportantedematerialdeguerra.

Se esperaba que cualquier otro cilindro que cayera fuese destruido deinmediatoporexplosivosdealtapotencia,loscualesseestabanyafabricandoy distribuyendo. Sin duda alguna, continuaba el despacho, la situación eragrave,peroserecomendabaalpúblicoquenosedejaradominarporelpánico.Se admitía que los marcianos eran criaturas extrañas y extremadamentepeligrosas, mas no podía haber más que veinte de ellos contra nuestrosmillones.

A juzgarpor el tamañode los cilindros, las autoridades suponíanquenohabíamásdecincotripulantesencadaunodeellos,osea,untotaldequince.Por lomenos, se había dadomuerte a uno y quizá amás. El público seríaadvertido con tiempo de la proximidad del peligro y se estaban tomandograndes precauciones para proteger a los habitantes de los suburbios delsudoeste,queestabanahoraamenazados.

Yasí,conreiteradasmanifestacionesacercadequeLondresestabaasalvoylaseguridaddequelasautoridadespodíanhacerfrentealasdificultades,secerrabaestaquasiproclamación.

Todoestoestabaimpresoenletrasgrandes,ytanfrescaeralatintaqueeldiarioestabahúmedo.Nohubotiempoparaagregarningúncomentario.Segúnmi hermano, resultaba curioso ver cómo se había sacrificado el resto de lasnoticiasparacederespacioaloqueantecede.

Por toda la calleWellington veíase a la gente que compraba los diariospara leerlos, y de pronto se oyeron en el Strand las voces de los otrosvendedores,queseguíana losprimeros.Lagentedescendíadelosvehículoscolectivos para comprar ejemplares. No hay duda que, fuera cual fuese suapatíaprimera,lagentesintiósemuyexcitadaanteestasnovedades.EldueñodeunacasademapasdelStrandquitólospostigosasuescaparateysepusoaexhibirenélvariosmapasdeSurrey.

Mientrasmarchaba por el Strand en dirección a Trafalgar Square con eldiariobajoelbrazo,mihermanovioavariosdelosfugitivosquellegabanaWestSurrey.

Había un hombre que guiaba un carro como el de los verduleros. En elvehículoviajabansuesposaysusdoshijosjuntoconalgunosmuebles.LlegódesdeelpuentedeWestminster,ytrasélseviouncarretóndecargarhenoconcinco o seis personas de aspecto muy respetable, que llevaban consigonumerosas cajas y paquetes. Estaban todos muy pálidos y su aparienciacontrastaba notablemente con la de los bien ataviados pasajeros que los

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mirabandesdelosómnibus.

Sedetuvieronenlaplazacomosinosupieranquécaminoseguiry,alfin,tomaronhaciaelesteporelStrand.Pocomásatrásllegóunhombreconropasde trabajo, quemontaba una de esas bicicletas antiguas con una ruedamáspequeñaquelaotra.Estabamuysucioyteníaelrostroblancocomolatiza.

MihermanotomóentonceshaciaVictoriaysecruzóconotrosrefugiados.Seleocurriólavagaideadequequizámevieraamí.Notóquehabíaungrannúmerodepolicíasregulandoeltránsito.Algunosdelosfugitivoscambiabannoticiasconlagentedelosvehículoscolectivos.Unoafirmabahabervistoalosmarcianos.

—Soncalderassobretrípodesycaminancomohombres—declaró.

Casitodosmostrábansemuyanimadosporsuextrañaaventura.

Más allá de Victoria, las tabernas hacían gran negocio con los reciénllegados. En todas las esquinas veíanse grupos de personas leyendo diarios,conversando animadamente o mirando con gran curiosidad a losextraordinariosvisitantes.Éstosparecieronaumentardenúmeroalavanzarlanoche,hastaque,alfin,lascallesestuvierontanatestadascomoladeEpsoneldíadelDerby.Mihermanodirigiólapalabraavariosdelosfugitivos,masnopudoaveriguarnadaconcreto.

NingunodeellosledionoticiasdeWoking,hastaqueencontróaunoqueledijoqueWokinghabíasidoenteramentedestruidolanocheanterior.

—Vengo de Byfleet—manifestó el individuo—. Esta mañana tempranopasóporlaaldeaunhombre,quellamóentodaslaspuertasparaavisarnosquenosfuéramos.Despuésllegaronlossoldados.Salimosamiraryvimosgrandesnubesdehumohaciael sur.Nadamásquehumo,ydesdeese ladono llegónadie.DespuésoímosloscañonesdeChertseyyvimosalagentequeveníadeWeybridge.Poresocerrémicasaymevinealacapital.

Enesosmomentospredominabaenlacallelaideadequelasautoridadestenían la culpa por no haber podido terminar con los invasores sin tantoinconvenienteparalapoblación.

Alrededor de las ocho, en todo el sur de Londres se oyeron claramentenumerosos cañonazos. Mi hermano no pudo oírlos a causa del ruido deltránsito en las calles principales, pero al tomar por las callejas menosconcurridas para ir hacia el río le fue posible captar con toda claridad losestampidos.

RegresódeWestminsterasuapartamentodeRegentParkcercadelasdos.Yasesentíamuypreocupadopormíyleinquietabalaevidentemagnituddelpeligro.Comolohicierayoelsábado,pensómuchoenlosdetallesmilitares

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del asunto y en todos los cañones que esperaban en la campiña, así comotambién en los fugitivos. Con un esfuerzo mental trató de imaginar cómoseríanlas«calderassobretrípodes»detreintametrosdealtura.

Dos o tres carros cargados de refugiados pasaron por la calle Oxford yvariosibanporelcaminodeMarylebone;perocontantalentitudcundíanlasnoticias,quelacalleRegentyelcaminodePortlandestabanatestadosdesuspaseantes dominicales de costumbre, aunque notábase ahora que muchosformabangruposparacambiar ideas,yporRegentParkhabía tantasparejasconversando bajo los faroles de gas como en otras oportunidades.La nocheestabacáliday tranquila,asícomotambiénalgoopresiva,yelestampidodelos cañonazos continuó de manera intermitente. A medianoche pareció quehubierarelámpagosendirecciónalsur.

Mi hermano leyó el diario temiendo que me hubiera ocurrido lo peor.Estaba inquieto, y después de la cena salió de nuevo a pasear sin rumbo.Regresóyenvanoquisodistraersuatencióndedicándosealestudio.Acostósepocodespuésdemedianoche,yenlamadrugadadellunesledespertóelruidodistantedelasllamadasalaspuertas,depiesquecorrían,detamboreslejanosy de campanadas. Sobre el cielo raso vio reflejos rojos. Por un momentoquedóse asombrado, preguntándose si había llegado el día o si el mundoestabaloco.Despuéssaltódellechoparacorrerhacialaventana.

Su habitación era un ático, y al asomar la cabeza se repitió en toda lamanzana el ruido que produjera su ventana al abrirse y en otras aberturasaparecieron otras cabezas como la suya. Alguien comenzó a formularpreguntas.

—¡Ya llegan!—gritó un policía llamando a una puerta—. ¡Llegan losmarcianos!

Acto seguido corrió hacia la puerta contigua. El batir de tambores y lasnotasdeunclarínacercábansedesdeelcuarteldelacalleAlbanyytodaslasiglesias de los alrededores mataban el sueño con el repiqueteo de suscampanas.

Oíanse puertas que se abrían y todas las ventanas de la manzana seiluminaron.

Callearriballegóvelozmenteuncarruajecerrado,quepasóhaciendogranruido sobre las piedras de la calle y se perdió en la distancia.Pocodespuésllegaron dos coches de plaza, los precursores de una larga procesión devehículos, que iban en sumayor parte hacia la estaciónChalk Farm, dondecargabanentonceslostrenesespecialesdelnoroesteenlugardehacerlodesdeEuston.

Durante largo rato estuvo mi hermano asomado a la ventana, lleno de

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asombro, mirando a los policías, que llamaban a todas las puertas ycomunicaban su incomprensible mensaje. Luego se abrió la puerta de suhabitaciónyentróelvecinoqueocupabaelcuartodelotroladodelcorredor.Elhombrevestíapantalones,camisayzapatillas;llevabacolgandolostirantesyteníaelcabelloendesorden.

—¿Qué diablos pasa?—preguntó—. ¿Es un incendio? ¡Qué bochincheendiablado!

Ambos seasomaronpor laventana, esforzándoseporoír loquegritabanlosagentesdepolicía.Lagentesalíadelascalleslateralesyformabagruposenlasesquinas.

—¿Qué demonios pasa?—volvió a preguntar el vecino. Mi hermano lerespondióalgovagoyempezóavestirse,yendoentreprendayprendahastalaventana para no perder nada de lo que sucedía en las calles. Al poco ratollegaronhombresquevendíandiarios.

—¡Londres en peligro de sofocación!—gritaban—. ¡Han caído lasdefensas de Kingston y Richmond! ¡Horribles desastres en el valle delTámesis!

Ytodoasualrededor:enloscuartosdeabajo,enlascasasdeambosladosydelaaceraopuesta,ydetrás,enParkTerraceyenuncentenardeotrascallesde aquella parte de Marylebone y del distrito de Westbourne Park y St.Paneras; hacia el oeste y noroeste, en Kilburn, en St. John's Wood y enHampstead;haciaeleste, enShoreditch,Highbury,HaggerstonyHoxton,y,ensuma,entodalavastaciudaddeLondres,desdeEalinghastaEastHam,lagente se restregaba los ojos y abría las ventanas para mirar hacia fuera yformularpreguntas, y sevestía apresuradamente cuando losprimeros soplosdelatormentadeltemorempezabanarecorrerlascalles.Aquellofueelalbadel gran pánico. Londres, que el domingo por la noche se había acostadoestúpidoeinerte,despertóenlamadrugadadellunesparahacersecargodelainminenciadelpeligro.Comodesdesuventananopodíaenterarsedeloquepasaba,mihermanobajóalacalleenelmomentoenqueelcieloseteñíaderosa con la llegada del alba. La gente, que huía a pie y en toda clase devehículos,tornábasecadavezmásnumerosa.

—¡Humo negro!—gritaban unos y otros. Fue inevitable que cundiera elterrorysecontagiaran todosde lamismaenfermedad.Mientrasmihermanovacilabasobreelescalónde lapuerta,vioqueseacercabaotrovendedordediarios y adquirió uno. El hombre corría con todos los demás y al mismotiempo iba vendiendo sus diarios a un chelín el ejemplar... Grotescacombinacióndepánicoyansialucrativa.

Yenesediarioleyómihermanoelcatastróficodespachodelcomandante

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enjefe:

«Los marcianos están descargando enormes nubes de vapor negro yponzoñosopormediodecohetes.Handestrozadonuestrasbaterías,destruidoRichmond, Kingston y Wimbledon, y avanzan lentamente hacia Londres,arrasandotodoloquehayasupaso.Esimposibledetenerlos.Laúnicamaneradesalvarsedelhumonegroeslafugainmediata.”

Eso era todo, pero bastaba.Toda la población de la gran ciudad, de seismillonesdehabitantes,seponíaenmovimientoyechabaacorrer;notardaríamuchoenhuirenmasahaciaelnorte.

—¡Humonegro!—gritabanlasvoces—.¡Fuego!

Lascampanasdelasiglesiasdoblabansincesar.Uncarroguiadoconpocahabilidadsevolcóenmediodelosgritosdesusocupantesyfueadarcontraunafuente.Laslucesseencendíanentodaslascasasyalgunosdeloscochesque pasaban tenían todavía sus faroles encendidos. Y en lo alto del cieloacrecentábaselaluzdelnuevodía.

Mihermanooyóquecorríantodosenlashabitacionesysubíanybajabanlas escaleras. La casera llegó a la puerta envuelta en un salto de cama yseguidaporsuesposo.

Cuando se dio cuenta de todas estas cosas volvió apresuradamente a sucuarto,pusoensusbolsillos lasdiez librasqueconstituían todosucapitalyvolvióasaliralacalle.

15

LOQUESUCEDIÓENSURREY

Los marcianos habían renovado su ofensiva cuando el cura y yo noshallábamoshablandocercadeHallifordymientrasmihermanoobservabaalosgruposdefugitivosquellegabanporelpuentedeWestminster.

Segúnpuede conjeturarse por los relatos diversos que se hicieronde susactividades, la mayoría de ellos estuvieron haciendo sus preparativos en elpozodeHorsellhastalasnuevedeaquellanoche,apresurandountrabajoqueprovocógrandescantidadesdehumoverde.

Tres de ellos salieron alrededor de las ocho, y avanzando lenta ycautelosamente pasaron por Byfleet y Pyrford en dirección a Ripley yWeybridge,llegandoasíalavistadelasbaterías,queesperabanelmomentodeentrarenacción.

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Estos marcianos no avanzaron unidos, sino a una distancia de milla ymediaunodeotro,ysecomunicaronpormediodeaullidos,comoelululardeunasirena.

Fueronestosaullidosy loscañonazosprocedentesdeSt.GeorgeHill losqueoímosnosotrosenUpperHalliford.LosartillerosdeRipley,voluntariosde poca experiencia, que nunca debieron haber ocupado aquella posición,dispararonunaandanadaprematuraeinútilyescaparonapieyacaballoporlaaldeadesierta.Elmarcianoalqueatacaronmarchó tranquilamentehasta suscañones, sin usar siquiera su rayo calórico, avanzó por entre las piezas deartillería y cayó inesperadamente sobre los cañones de Painshill Park, loscualesdestruyóporcompleto.

Pero los soldadosdeSt.GeorgeHill estabanmejordirigidoso eranmásvalientes.Ocultosenunbosquecillocomoestaban,parecenhabertomadoporsorpresaalmarcianoquesehallabamáspróximoaellos.Apuntaronsusarmastandeliberadamentecomosihicieranprácticasdetiroehicieronfuegodesdeunadistanciademilmetros.

Lasgranadasestallaron todasalrededordelmonstruoy levieronavanzarunos pasos más, tambalearse y caer. Todos gritaron jubilosos einmediatamentevolvieronacargar loscañones.Elmarcianoderribado lanzóun prolongado grito ululante y de inmediato le respondió uno de suscompañerosapareciendoporentrelosárbolesdelsur.

Unade lasgranadashabíadestruidounapatadel trípodeque sostenía almarciano caído. La segunda descarga no hizo blanco, y los otros dosmarcianoshicieronfuncionarsimultáneamentesusrayoscalóricosapuntandoalabatería.Estallólamunición,seincendiaronlospinosdelosalrededoresysóloescaparonunoodosdelosartilleros,queyacorríansobrelacimadelacolina.

Despuésdeestoparecequelostresgigantessostuvieronunaconferenciayse detuvieron, y los exploradores que los observaban afirman quepermanecieronallíparadosdurantelasiguientemediahora.

Elmarcianoquefueraderribadosaliómuydespaciodesucapuchónysepuso a reparar el daño sufrido por uno de los soportes de su máquina.Alrededordelasnueveyahabíaterminado,ysevolvióaversucapuchónporencimadelosárboles.

Eran las nueve yminutos cuando llegaron hasta los tres centinelas otroscuatromarcianos,quellevabangruesostubosnegros.Unodeestostubosfueentregadoacadacualdelostresylossietesedistribuyeronentoncesaigualdistanciaentresí,formandounalíneacurvaentreSt.GeorgeHull,WeybridgeylaaldeadeSend,alsudoestedeRipley.

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Tanpronto comenzaron amoverse volaron de las colinas una docena decohetes,queadvirtierondelpeligroalasbateríasdeDittonyEsher.Almismotiempo, cuatrode losgigantes, similarmente armados con tubos, cruzaronelrío,yadosdeellosvimoselcurayyocuandoavanzábamostrabajosamenteporelcaminoqueseextiendealnortedeHalliford.Nosparecióquesemoríansobreunanube,puesunaneblinablancacubríaloscamposyseelevabahastaunatercerapartedesualtura.

Alverelespectáculo,elcuralanzóungritoahogadoyechóacorrer;peroyosabíaqueerainútilescapardeesamaneraymevolvíhaciauncostadoparainternarme por entre los matorrales y bajar a la ancha zanja que bordea elcamino.Élvolviólacabeza,violoquehacíayoyfueaunirseconmigo.

Losdosmarcianossedetuvieron,elmáspróximomirandohaciaSunbury,yelotro,endirecciónaStaines,abastantedistancia.

Habíancesadosusaullidosyocuparonsusposicionesen laextensa líneacurvaenelsilenciomásabsoluto.Estalíneaeraunaespeciedemedialunadedocemillasdelargo.Jamássehainiciadounabatallacontantosilencio.ParanosotrosyparaalgúnobservadorsituadoenRipley,elefectohubierasidoelmismo:losmarcianosparecíanestarenplenaposesióndetodoloquecubríalanoche, iluminadasólopor la luna, lasestrellasy losúltimosresplandoresyadébilesdeldíafenecido.

Pero enfrentando a esa media luna desde todas partes, en Staines,Hounslow,Ditton,Esher,Ockham,detrásdelascolinasybosquesdelsurdelríoyalotroladodelascampiñasdelnorte,sehallabanloscañones.

Estallaronloscohetesdeseñalesyllovieronsuschispasfugazmenteenloaltodelcielo,y losqueservíana loscañonessedispusierona la lucha.Losmarcianosnoteníanmásqueavanzarhacialalíneadefuegoeinmediatamenteestallaríalabatalla.

Sindudaalguna,laideaquepredominabaenlamentedetodos,talcomoocurríaconmigo,eralareferentealenigmadeloquelosmarcianospensabande nosotros. ¿Se darían cuenta de que estábamos organizados, teníamosdisciplinay trabajábamosenconjunto?¿O interpretabannuestroscohetes, elestallido de nuestras granadas y nuestra constante vigilancia de sucampamentocomointerpretaríamosnosotroslafuriosaunanimidaddeataqueenunenjambredeabejascuyacolmenahubiéramosdestruido?

¿Soñabanquepodríanexterminarnos?Uncentenardepreguntassimilarespresentábanse a mi mente mientras vigilaba al centinela. Además, tenía yopresentelasfuerzasocultasquesehallabanendirecciónaLondres.¿Habríanpreparado trampas? ¿Estaban listas las fábricas deHounslow? ¿Tendrían loslondinenseselcorajededefendersuciudadhastaelfin?

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Luego, al cabo de una espera que nos resultó interminable, oímos elestampidodistantedeuncañonazo.

Siguió otro y luego otro más cercano. Y entonces el marciano que sehallabapróximoanosotros levantó su tuboy lodescargó comounapistola,produciendounestampidoestruendosoquehizotemblarelsuelo.

Lomismo hizo el gigante que estaba hacia el lado de Staines.No hubofogonazo ni humo, sólo se produjo la detonación. Me llamaron tanto laatención esas armas y las detonaciones continuadas, que olvidé el riesgo ytrepé hasta elmatorral paramirar hacia Sunbury. Cuando hice esto, oí ateadetonación y un proyectil de buen tamaño pasó por el aire en dirección aHouslow.

Esperé,por lomenos,verhumoo fuegouotra evidenciadeefectividad.Mastodoloquevifueelcieloazulprofundo,conunaestrellasolitaria,y laneblina blanca que se extendía sobre la tierra.Y no hubo otro golpe ni unaexplosiónquehicieraecoalaprimera.Volvióareinarelsilencio.

—¿Quéhapasado?—preguntóelcuraacercándoseme.

—¡Sóloelcielolosabe!—repuse.

Pasó un murciélago, que se perdió en la distancia. Comenzó luego undistantetumultodegritos,quecesódepronto.Mirédenuevoalmarcianoyviqueibaahorahaciaelesteconpasorápidoybamboleante.

Acadamomentoesperabayoquedispararacontraélalgunadelasbateríasocultas,peroelsilenciodelanochenofueinterrumpidopornada.Lafiguradelmarcianofuetornándosemáspequeñaamedidaquesealejabay,alfin,selotragaronlaneblinaylassombrasdelanoche.Siguiendounmismoimpulso,ambostrepamosmásarriba.EndirecciónaSunburyseveíaalgooscuro,comosihubieracrecidosúbitamenteporallíunacolinacónicaquenosimpidieravermás allá, y luego, algo más lejos, por el lado deWalton, vimos otro bultosimilar.Esasformaselevadassefuerontornandomásbajasyanchasmientraslasmirábamos.

Impulsado por una idea súbita, miré hacia el norte y percibí por allí laterceradeaquellaslomasnegras.

Reinaba un silencio de muerte. Hacia el sudeste oímos entonces a losmarcianos, que aullaban para comunicarse unos con otros, y luego volvió atemblarelaireconeldistantedetonardesusarmas.Perolaartilleríaterrestrenorespondióalataque.

En ese momento no comprendimos de qué se trataba; pero después meenteraría yo del significado de aquellas lomas que formaran sobre la tierra.Cadaunodelosmarcianosqueintegrabanlalíneadeavanzadaquehedescrito

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habíadescargadopormediodel tubounenormerecipientesobre lascolinas,arboladas, gruposde casasuotro refugioposiblepara los cañones.Algunosdispararon sólo uno de los recipientes; otros, dos, como el que viéramosnosotros;sedicequeeldeRipleydescargónomenosdecinco.

Losrecipientesserompíanaldarentierra—noestallaban—,yalinstantedejabanenlibertadunenormevolumendeunvaporpesadoqueselevantabaen una especie de nube: una loma gaseosa que se hundía y se extendíalentamente sobre la región circundante. Y el contacto de aquel vaporsignificabalamuerteparatodoserquerespira.

Estevaporerapesado,muchomásqueelhumomásdenso,demodoquedespuésdehaberseelevadoalromperseelrecipiente,volvíaahundirseporelaireycorríasobreelsuelomásbiencomounlíquido,abandonandolascolinasyextendiéndoseporlosvalles,zanjasycorrientesdeagua,talcomolohaceelgas de ácido carbónico que emerge de las fisuras volcánicas.Y al entrar encontactoconelaguaseoperabaunatransformaciónquímicaylasuperficiedellíquidoquedabacubiertainstantáneamenteporunaescoria,quesehundíaconlentitudpara dejar sitio al resto de la sustancia.Esta escoria era insoluble yresulta extraño que—a pesar del efectomortal del gas—se pudiera beber elaguaasícontaminadasinsufrirdañoalguno.

Elvapornosedisipabacomolohaceelverdaderogas.Quedabaunidoenmontones,corriendolentamentepor la tierraycediendomuypocoapocoalempujedel vientoparahundirse, al fin, en la tierra en formadepolvo.Conexcepcióndequeunelementodesconocidodaungrupodecuatrolíneasenelazuldelespectro,nadasabemossobrelanaturalezadeestasustancia.

Unavezterminadasudispersión,elhumonegroseadheríatantoalsuelo,aunantesdesuprecipitación,queaquincemetrosdealtura,enlostechosyenlospisossuperioresdelascasasaltas,asícomotambiénenlosárboles,existíalaposibilidaddeescapara susefectosponzoñosos,comoquedódemostradoaquellanocheenStreetChobhamyDitton.

El hombre que se salvó en el primero de estos lugares hace un relatonotable de lo extraño de aquella corriente negra y de cómo la vio desde elcampanariodelaiglesia,asícomotambiéndelaspectoqueteníanlascasasdelaaldeaalelevarsecomofantasmassobreesemardetinta.Duranteundíaymediopermanecióallí, fatigado,mediomuertodehambreyquemadoporelsol, viendo el cielo azul en lo alto y abajo la tierra como una extensión deterciopelonegrodelaquesobresalíantejadosrojos,lascopasdelosárbolesymástardesetosvelados,portonesyparedes.

Pero aquello fue en Street Chobham, donde el vapor negro quedó hastahundirseporsísoloen la tierra.Por logeneral,cuandoyahabíaservidosusfines,losmarcianosloeliminabanpormediodeunacorrientedevapor.

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Esto hicieron con las lomas de vapor próximas a nosotros, mientras losobservábamosdesde laventanadeunacasaabandonadadeUpperHalliford,dondenoshabíamosrefugiado.DesdeallívimosmoverselosreflectoressobreRichmondHillyKingstonHuí,yalrededorde lasonce tembló laventanayoímoselestampidodelosgrandescañonesdesitioqueinstalaranenaquelloslugares. Las detonaciones continuaron intermitentemente por espacio de unCuarto de hora, disparando granadas al azar contra losmarcianos invisiblesque se encontraban enHampton yDitton. Después se apagaron los pálidosrayosdelaluzeléctricayfueronreemplazadosporunresplandorrojizo.

Luegocayóelcuartocilindro,unbrillantemeteoroverde.SupemástardequehabíaidoadarenBusheyPark.AntesqueentraranenacciónloscañonesdeRichmondyKingstonhubounaandanadabreveendirecciónalsudoeste,ycreo que fueron los artilleros, que dispararon sus armas antes que el vapornegrolosenvolviera.

Deestamanera,yobrandotanmetódicamentecomoloharíanloshombrespara exterminar una colonia de avispas, losmarcianos extendieron su vaporportodoelcampoendirecciónaLondres.

Losextremosdesufilasefueronseparandolentamentehastaque,alfin,sehallaron extendidos desde Hanwell a Coombe y Malden. Durante toda lanoche avanzaron con sus mortíferos tubos. Después que fue derribado elmarciano en St. George Hill, ni una sola vez dieron a la artillería laoportunidad de hacer otro blanco. Donde hubiera la posibilidad de que seencontrase un arma oculta descargaban otro recipiente de vapor negro, ydondeloscañonesestabanalavista,empleabanelrayocalórico.

Alrededor de medianoche, los árboles que ardían en las laderas deRichmondParkyelresplandordeKingstonHillproyectabansuluzsobreunacapadehumonegroquecubríatodoelvalledelTámesisyseextendíahastadondealcanzabalavista.

Por estemar de tinta avanzaban dos gigantes, que lanzaban hacia todosladossuschorrosdevaporparalimpiarelterreno.

Aquellanochelosmarcianosnoemplearonmuchosurayocalórico,yaseaporquedisponíandeunacantidadlimitadadelmaterialconqueloproducíanoporquenodeseabandestruirelpaís, sinosólo terminarcon laoposiciónqueles presentaran. En esto último tuvieron el mayor éxito. El domingo por lanoche terminó la oposición organizada contra susmovimientos.Después nohuboyaningúngrupodehombresquepudieraenfrentárseles;taninútileralaempresa.Aunlas tripulacionesde los torpederosydestructoresquesubieronpor el Támesis con sus embarcaciones se negaron a parar, se amotinaron yvolvierondenuevolaproahaciaelmar.Laúnicaoperaciónofensivaqueseaventuraron a llevar a cabo los hombres después de aquella noche fue la

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preparación de minas y pozos, y aun en eso no se trabajó con muchoentusiasmo.

Sólo podemos suponer el destino corrido por las baterías de Esher, lascuales aguardaban con tanta expectación la llegada del enemigo.Sobrevivientesnohubo.Nospodemosimaginarelordenreinante;losoficialesdeguardia;losartilleroslistos;lasbalasalalcancedelamano;losservidoresde laspiezasconsuscaballosycarros; losgruposdeciviles,queesperabantancercacomoleserapermitido;laquietuddelanoche;lasambulanciasylastiendasdelosenfermerosconlosheridosdeWeybridge.Luego,elestampidoapagadodelosdisparosqueefectuaronlosmarcianos;elproyectilquevolabasobreárbolesycasaspararomperseenloscamposcercanos.

Tambiénpodemosimaginarelcambiodeactituddetodos;elhumonegro,queavanzabarápidamenteyseelevabaennegreciéndolotodoparacaerluegosobre sus víctimas; los hombres y caballos, velados por el gas, corriendodesesperados para ir a caer al fin; los cañones abandonados; los soldadosdebatiéndose en el suelo, y la expansión rápidadel conodehumoopaco.Yluego,lanocheylamuerte;nadamásqueunamasasilenciosadevaporqueocultaasusmuertos.

Antesdelamanecer,elvapornegrocorríaporlascallesdeRichmond,yelyacasidesintegradoorganismodelgobiernohacíaunúltimoesfuerzo,afindeprepararalapoblacióndeLondresparalahuida.

16

ELÉXODODELONDRES

Yahabráimaginadoellectorlarugienteolademiedoqueazotólaciudadmásgrandedelmundoalamanecerdellunes:lacorrientedefuga,quesefueconvirtiendocon rapidezenun torrente enfurecidoen los alrededoresde lasestacionesferroviarias,seconvirtióenunaluchaamuerteenlosmuellesdelTámesisybuscósalidaportodosloscanalesdisponiblesdelnorteydeleste.A las diez de la mañana perdía coherencia la organización policial, y amediodíasedesplomabaporcompletoladelosferrocarriles.

Todas las líneas ferroviarias del norte del Támesis y los habitantes delsudestehabíansidoadvertidosdelpeligroalamedianochedeldomingo,ylostrenesse llenabanconrapidez,mientrasquelagente luchabaconsalvajismoporconseguirespacioenlosvagones.

Alastresdelatardemuchoseranaplastadosypisoteados,aunenlacalleBishipsgate; a doscientos metros de la estación de la calle Liverpool se

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disparaban revólveres, se apuñalaba a muchos y los agentes de policía quefueronenviadosadirigirel tránsitodejábanse llevarpor lacóleray rompíanlascabezasdelaspersonasalasquedebíanproteger.

Y al avanzar el día y negarse los maquinistas y fogoneros a regresar aLondres,lapresióndeléxodoobligóalamultitudaalejarsedelasestacionesyvolcarseporloscaminosqueibanhaciaelnorte.

A mediodía habíase visto un marciano en Barnes y una nube de vapornegro, que se hundía lentamente, avanzaba por el Támesis y los llanos deLambeth, impidiendo la huida por los puentes. Otra nube negra presentósesobreEalingyrodeóaungrupitodesobrevivientesquesehallabaenCastleHillyquedeallínopudodescender.

Despuésdeuna inútil tentativaporsubiraun trendelnoroesteenChalkFarm, mi hermano salió a ese camino, cruzó por entre un enjambre devehículos y tuvo la suerte de ser uno de los primeros que saquearon unnegocio de venta de bicicletas. El neumático delantero de la máquina queobtuvoseabrióalsacarloporelescaparate;perosindarleimportancia,montóenellaypartiósinotraheridaqueungolperecibidoenlamuñeca.

Laparte inferiordelaempinadaHaverstookHillera impasable,debidoaloscadáveresdenumerososcaballosallícaídos,ymihermanotomóentoncesporelcaminoBelsize.

Asílogrósalvarsedelopeordelpánico,soslayandoelcaminoEdgwareyllegar a esta población alrededor de las siete, fatigadoy conmucho apetito,peromuchísimoantesquelamultitud.

A lo largo del camino se hallaba la gente apiñada, observando con grancuriosidada los fugitivos.Allí lepasóungrupodeciclistas,varios jinetesydosautomóviles.AunamilladeEdgwareserompiólallantadelanteradesubicicletaytuvoqueabandonarlamáquinayseguircaminoapie.

En la calle principal de la aldea había algunos comercios abiertos y lospobladores se agrupaban en las aceras, los portales y ventanas, mirandoasombrados a la extraordinaria procesión de fugitivos que llegaba allí. Mihermanoconsiguióobteneralgodealimentoenunahostería.

Por un tiempo quedóse en Edgware, sin saber qué rumbo tomar. Losrefugiadosaumentabanennúmero.

Muchosdeellos,comomihermano,parecíandispuestosaquedarseenlaaldea.NohabíanuevasnoticiasdelosinvasoresdeMarte.

Aesahoraelcaminoestabaatestado,perolacongestiónnoeragrave.Lamayoría de los fugitivosmontaban bicicletas, pero pronto se vieron algunosautomóviles,cochesdeplazaycarruajescerrados,quelevantabanelpolvoen

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grandesnubesporelcaminohaciaSt.Albans.

LaideadeirhastaChelmsford,dondeteníaunosamigos,impulsó,alfin,ami hermano a partir por un camino tranquilo que se extendía hacia el este.Pocodespuésllegóaunportillodemolinete,yluegodetransponerlosiguióunsendero que iba hacia el noroeste. Pasó cerca de varias granjas y algunasaldeascuyosnombresignoraba.Vioapocosfugitivos,hastaqueseencontróenelsenderodeHighBarnetcondosdamas,quefueronluegosuscompañerasdeviaje.Llegóallugaratiempoparasalvarlas.

Oyó sus gritos, y al correr para dar vuelta a la curva vio a un par deindividuosqueseesforzabanporarrancarlasdelcochecilloenelqueviajaban,mientrasqueuntercerotratabadeconteneralnerviosocaballo.

Unadelasdamas,mujerbajayvestidadeblanco,nohacíamásquegritar;perolaotra,unajovenmorenayesbelta,golpeabaconsulátigoalhombrequelateníasujetaporunamuñeca.

Mi hermano se hizo cargo de la situación al instante, lanzó un grito ycorrió hacia el lugar en que se desarrollaba la lucha. Uno de los hombresdesistiódesusintencionesyvolviósehaciaél.Alverlaexpresióndelotro,mihermano comprendió que era inevitable una pelea, y como era un pugilistaexperto,loatacóinmediatamente,derribándolocontralaruedadelvehículo.

No era ése el momento apropiado para mostrarse caballeresco, y actoseguidolodesmayódeunpuntapié.

Tomó luegopor el cuelloalqueaprisionaba lamuñecade ladama.Oyóentoncesruidodecascos,sintióqueel látigo legolpeabaentre losojos,yelhombrealqueasíaseliberóyechóacorrerporelcamino.

Medioatontado,seencontrófrentealquehabíacontenidoalcaballo,yvioentoncesqueelcochesealejabacaminoabajomeciéndosedeunladoaotroyconambasmujeresvueltashaciaél.

Su antagonista, que era un sujeto fornido, trató de abrazarlo, y él lecontuvoconungolpealacara.Elotrosediocuentaentoncesdequeestabasoloydiounsaltoparaesquivarloycorrertrasdelcoche.

Mi hermano le siguió y cayó al suelo. Otro de los sujetos, que habíaechadoacorrertrasél,cayótambién.

Unmomentodespuésseacercóeltercerodelosindividuosyentrelosdosloataron.Mihermanosehabríavistoenungraveapurosiladamadelgadanohubiera vuelto en su ayuda con gran audacia. Parece que tenía un revólver,peroelarmaestabadebajodelasientocuandolasatacaron.Disparódesdeseismetrosdedistanciay labalapasóa escasos centímetrosde la cabezademihermano. El menos valeroso de los ladrones echó a correr seguido por su

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compañero,quelereprochabasucobardía.Ambossedetuvieronjuntoalqueyacíatendidoenelcamino.

—¡Tomeesto!—dijolajovenamihermanodándoleelrevólver.

—Vuelva al coche—le ordenó él mientras se enjugaba la sangre quemanabadesuslabios.

Ellasevolviósindecirpalabrayambosmarcharonhaciadondelamujerde blanco se esforzaba por contener al atemorizado caballo. Los ladronesparecíanhabersedadoporvencidosysealejaron.

—Mesentaréaquí,simepermiten—dijoentonces,ysubióalpescante.

Ladamamirósobresuhombro.

—Demelasriendas—dijo,yazuzóalcaballodeunlatigazo.

Unmomentomás tarde,unacurvadelcaminoocultóa los tres ladrones,queseiban.

De esta manera completamente inesperada, mi hermano se encontró,jadeante, con un corte en un labio, la barbilla magullada y los nudilloslastimados,viajandoporuncaminodesconocidoconestasdosmujeres.

Se enteró de que eran la esposa y la hermanamenor de un cirujanoquevivía en Stanmore y que había vuelto en la madrugada de atender un casourgenteenPinner.Alenterarseenunaestacióndelcaminodequeavanzabanlos marcianos fue apresuradamente a su casa, despertó a las mujeres,empaquetó algunas provisiones, puso su revólver debajo del asiento—porsuerte para mi hermano—y les dijo que fueran a Edgware, donde podríantomaruntren.Quedóseatrásparaavisaralosvecinosydijoquelasalcanzaríaalascuatroymediadelamañana.Peroeranyacercadelasnueveynohabíanvuelto averle.EnEdgwarenopudierondetenersedebidoal intenso tránsitoquepasabaporlaaldeayporesofueronhastaesecaminolateral.

Esto fue loquecontaronamihermanopocoapoco,cuandovolvieronadetenersecercadeNewBarnet.

Él lesprometióhacerlescompañía,por lomenos,hastaquedecidieranloque iban a hacer o hasta que llegara elmédico.Manifestó ser experto en elmanejo del revólver —arma desconocida para él—, a fin de infundirlesconfianza.

Hicieron una especie de campamento al lado del camino y el caballo sepusoamordisquearunseto.Él lescontósuhuidadeLondresy todo loquesabía de losmarcianos. El sol fue ascendiendo en el cielo y al cabo de untiempodejarondehablaryquedáronseesperando.

Varioscaminantespasaronporallí,yporellos supomihermanoalgunas

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noticias. Cada respuesta que recibía acrecentaba su impresión del grandesastre sufrido por la humanidad y aumentaba su convicción de que eranecesarioproseguirlahuidainmediatamente.Porestemotivolosugirióasusacompañantes.

—Tenemos dinero—dijo la más delgada, y vaciló un poco. Miró a mihermanoalosojosydesapareciósuincertidumbre.

—Yotambiénlotengo—dijoél.

Ellaleexplicóquellevabantreintalibrasenoro,ademásdeunbilletedecinco,y sugirióque conesopodrían tomarun tren enSt.Albanso enNewBarnet.Mihermanocreyóimposiblehacerlo,yaquehabíavistoloocurridoenLondresconlostrenes,yexpresósuideadecruzarEssexhaciaHarwichyasíescapardelpaís.

La señora Elphinstone, que era la dama de blanco, no quiso escucharrazones y siguió llamando a «George»; pero su cuñada eramuy decidida y,finalmente,accedióalasugestióndemihermano.

Así, pues, siguieron hacia Barnet con la intención de cruzar el GranCaminodelNorte.Mihermano ibacaminando juntoalcocheparacansaralcaballolomenosposible.

Amedidaqueavanzabaeldíaacrecentábaseelcalorylaarenablancuzcasobrelaquepisabansetornócegadorayardiente,demodoquesólopudieronviajar conmucha lentitud. Los setos estaban cubiertos de polvo, ymientrasavanzaban hacia Barnet oyeron cada vez más claramente un tumultoextraordinario.

Comenzaron a encontrarse conmás gente.En sumayoríamiraban todoshacia adelante con la vista fija; iban murmurando por lo bajo; estabanfatigados,pálidosysucios.Unhombrevestidodeetiquetasecruzóconellos.Ibacaminandoycon losojosfijosenelsuelo.Oyeronsuvozy,alvolverseparamirarle,levieronllevarseunamanoaloscabellosygolpearconlaotraalgo invisible. Pasado su paroxismo de ira continuó camino sinmirar haciaatrásniunasolavez.

CuandosiguieronhacialaencrucijadaalsurdeBarnetvieronaunamujerqueseaproximabaalcaminoporuncampodelaizquierdallevandounniñoen brazos y seguida por otros dos. Luego apareció un hombre vestido denegro, conungruesobastón enunamanoyunamaleta en la otra.Despuésvieronllegarporlacurvauncarritoarrastradoporunsudorosocaballonegroyguiado por un joven de sombrero hongo cubierto de polvo.Viajaban con éltresmuchachasyunpardeniños.

—¿Por aquí podremos dar la vuelta por Edgware? —preguntó el

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conductor,queestabamuypálido.

Cuando mi hermano le hubo contestado afirmativamente tomó hacia laizquierda,azotóalcaballoysefuesindarlelasgracias.

Mihermanonotóunhumogrispálidoqueselevantabaentrelascasasqueteníafrenteasíyquevelabalafachadablancadeunedificioquesehallabadetrásde lasvillas.LaseñoraElphinstonelanzóungritoalverunamasadellamasrojasquesaltabandelasviviendashaciaelcielo.Elruidotumultuosoresultó ser ahora una cacofonía de voces, el rechinar de muchas ruedas, elcrujirdevehículosyelgolpeardecascossobreelsuelo.Elcaminodescribíaallíunacurvacerrada,amenosdecincuentametrosdelaencrucijada.

—¡Diosmío!—gritólaseñoraElphinstone—.¿Adondenosllevausted?

Mihermanosedetuvo.

Elcaminoprincipalestaballenodegente,erauntorrentedesereshumanosque avanzaban apresuradamente hacia el norte, mientras unos empujaban aotros.Una gran nube de polvo blanco y luminoso por el resplandor del soltornabaindistintoelespectáculoyeraconstantementerenovadoporlaspatasdegrancantidaddecaballos, lospiesdehombresymujeresy las ruedasdevehículosdetodaclase.

—¡Paso!—gritabanlasvoces—.¡Abranpaso!

Tratar de llegar al cruce del sendero por el camino principal era comoquerer avanzarhacia las llamasyelhumodeun incendio; lamultitud rugíacomolas llamas,yelpolvoeratancálidoypenetrantecomoelhumo.Y,enverdad,algomásadelanteardíaunavilla,cuyohumoaumentabalaconfusiónreinante.

Doshombres se cruzaron con ellos.Después pasóunamujermuy sucia,quellevabaunatadoderopasyllorabasincesar.

Todo lo que pudieron ver del camino de Londres entre las casas de laderecha era una tumultuosa corriente de personas sucias, que avanzabanapretujadas entre las casas de ambos lados; las cabezas negras, las formasindefinibles,tornábanseclarasalllegaralaesquina;pasaryperderdenuevosu individualidaden la confusamultitud,quedesaparecía entreunanubedepolvo.

—¡Adelante!¡Adelante!—gritabanlasvoces—.¡Paso!¡Paso!

Las manos de uno presionaban sobre las espaldas de otro. Mi hermanoquedóseparadojuntoalcaballo.

Luego,irresistiblementeatraído,avanzópasoapasoporelsendero.

Edgware había sido una escena de confusión; Chalk Farm, un tumulto

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indescriptible;peroestoeratodaunapoblaciónenmovimiento.Resultadifícilimaginaraaquellamultitud.Noteníacarácterpropio.Lasfigurassalíandelaesquinayseperdíandandolaespaldaalgrupoparadoenelsendero.Porloscostadosibanlosquemarchabanapie,amenazadosporlasruedas,cayendoacadamomentoalaszanjasytropezandounosconotros.

Los vehículos iban unos tras otros, dejando poco espacio para los otroscochesmásveloces,quedecuandoencuandoseadelantabanalpresentárselesunaaberturapropicia,obligandoasíaloscaminantesadiseminarsecontralascercasyportalesdelascasas.

—¡Adelante!—eraelgrito—.¡Adelante!¡Yavienen!

Sobre un carro viajaba un ciego, que vestía el uniforme del Ejército deSalvación.Ibahaciendoademanesvagosygritaba:

—¡Eternidad!¡Eternidad!

Suvoz era roncaymuypotente, demodoquemihermano le oyóhastamuchodespuésqueelciegosehuboperdidoenelpolvodelsur.Algunosdelos que iban en los carros castigaban a sus caballos y reñían con los demásconductores; otros estaban inmóviles, con la vista fija en el vacío; otros semordíanlasuñasoyacíanpostradosenelfondodesusvehículos.Loscaballosteníanloshocicoscubiertosdeespumaylosojosenrojecidos.

Había coches de plaza, carruajes cerrados, carros y carretas en númeroinfinito.El carretóndeun cerveceropasó rechinandocon susdos ruedasdeeseladosalpicadasdesangrefresca.

—¡Abranpaso!—gritabantodos—.¡Abranpaso!

—¡Eternidad!—continuabaexclamandoelciego.

Veíanse mujeres bien vestidas con niños que lloraban y avanzaban atropezones,conlasropaselegantescubiertasdepolvoylosrostrosbañadosenlágrimas. Conmuchas de ellas avanzaban hombres: algunos, atentos; otros,salvajesydesconfiados.Alladodeellosibanalgunasmujeresdelacalle,quevestíandeslucidostrajesnegroshechosjironesyproferíangruesaspalabrotas.Había también obreros fornidos, hombres desaliñados vistiendo comodependientes, un soldado herido, individuos vestidos con el uniforme deempleados del ferrocarril y uno que sólo tenía puesto un camisón con unabrigoencima.

Peroapesardelovariadodesucomposición,aquellahuesteteníaalgoencomún. Notábase el miedo y el dolor en todos los rostros y el terror losimpulsaba.Untumultoenelcamino,unapeleaporunpocodeespacio,hacíaquetodosapresuraranelpaso.Elcaloryelpolvohabíanhechoyasuefectoenlamultitud.

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Tenían el cutis reseco y los labios ennegrecidos y resquebrajados.Todosestaban sedientos, cansados y doloridos. Y entre los gritos diversos se oíandisputas, reproches,gemidosdefatiga; lasvocesdecasi todoseranroncasydébiles.Ycontinuamenteserepetíanestaspalabras:

—¡Paso!¡Paso!¡Lleganlosmarcianos!

Pocos se detenían o se apartaban de la corriente. El sendero tocaba elcamino carretero de manera oblicua y daba la impresión de llegar desdeLondres. No obstante, muchos entraron en él; los más débiles salieron delmontónparadescansarun ratoe introducirsenuevamente.Aciertadistanciade la entrada yacía un hombre con una pierna al descubierto y envuelto entraposensangrentados.Loacompañabandosamigos.

Unviejodemenguadaestatura,que lucíaunbigotedecortemilitaryunsuciolevitónnegro,salióparasentarsejuntoalseto;sequitóunzapato—teníael calcetín ensangrentado—, lo sacudió para sacarle un guijarro y volvió areanudarlamarcha.Pocodespuéssearrojóbajoelsetounaniñitadeochoonueveañosyrompióallorar:

—¡Nopuedoseguir!¡Nopuedoseguir!

Mihermanosaliódesuestupefacciónylaalzóenbrazosparallevárselaala señorita Elphinstone. Tan pronto como la tocó él, la niña quedósecompletamenteinmóvil,comosiladominaraelmiedo.

—¡Ellen!—chillóunamujerdelamultitud—.¡Ellen!

La niña apartóse entonces del coche para ir hacia el camino carreterogritando:

—¡Mamá!

—Yavienen—dijounjinetequecruzófrentealaentradadelsendero.

—¡Apártesedelpaso!—gritóuncocherodesdeloaltodesuvehículo,ymihermanoviouncarruajecerradoqueentrabaenelcaminillo.

La gente se apretujó para no ser aplastada por el caballo. Mi hermanoretirósucochehaciaelsetoyelcocheropasóparadetenersejuntoalacurva.El vehículo tenía una lanzapara dos caballos, pero sólouno iba atado a lasriendas.

Mihermanovioporentreelpolvoquedoshombresbajabandelcocheunacamillaylaponíansobreelcésped.

Unodeellosseleacercóatodocorrer.

—¿Dónde hay agua?—preguntó—. Está moribundo y tiene sed. Es lordGarrick.

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—¿LordGarrick?—exclamómihermano—.¿Eljuezsupremo?

—¿Dóndehayagua?

—Quizáhayaalgúngrifoenunadelascasas.Nosotrosnollevamosynomeatrevoadejaramigente.

Elotroseabriópasoporentrelamultitudhastalapuertadelacasadelaesquina.

—¡Adelante!—le gritaban todos dándole empellones—. ¡Ya vienen!¡Adelante!

Luego llamó la atención demi hermano un hombre barbudo y de rostroafiladoquellevabaunmaletíndemano.Elmaletínseabrióenesemomentoydesuinteriorcayóunamasadesoberanosdeoro,quesediseminóaldarentierra.Lasmonedasrodaronporentre lospiesde loshombresy laspatasdeloscaballos.Elhombresedetuvoymiróestúpidamentelasmonedas.Enesemomentolegolpeólavaradeuncocheylehizotrastabillar.Lanzóunaullido,volvióhaciaatrásylaruedadeuncarrolepasórozandoelcuerpo.

—¡Paso!—gritaronlosquemarchabanasualrededor—.¡Abranpaso!

Tanprontocomohubopasadoelcoche,elindividuosearrojósobrelapilademonedasycomenzóallevarlasapuñadosasusbolsillos.Uncaballollegóhasta él y un momento después el hombre se levantaba a medias para seraplastadoluegoporloscascos.

—¡Cuidado!—gritó mi hermano, y apartando del paso a una mujeresforzóseporasirlasriendasdelanimal.

Antesquepudieralograrlooyóungritobajolasruedasyvioporentreelpolvo que la llanta pasaba sobre la espalda del pobre desgraciado. Elconductordel carroasestóun latigazoamihermano.Éstecorrióen seguidahacia la parte posterior del vehículo. Los gritos le aturdieron un tanto. Elhombresedebatíaenelpolvo,entresudinero,eincapazdelevantarlo,porquela rueda habíale quebrado la columna vertebral y sus piernas no teníanmovimiento.Mihermanoseirguióentonces,gritándolealconductordelcochesiguiente, y un hombre que montaba en un caballo negro adelantóse paraprestarleayuda.

—Sáquelodelcamino—dijoeljinete.

Tomándoloporel cuellode la levita,mihermanocomenzóaarrastrar alpobrehombre.Peroelotroseguíaempeñadoenrecogersudineroymiróasubenefactorconexpresióncolérica,mientrasquelogolpeabaconelpuñollenodemonedas.

—¡Adelante!¡Adelante!—gritabanlasvocesdetodos—.¡Paso!¡Paso!

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Oyóseunruidoestrepitosoalgolpearlavaradeuncarruajecontralaparteposteriordelcarroquedetuvieraeljinete.

Mi hermano levantó la vista y el hombre del oro volvió la cabeza paramorderle la mano con que le tenía sujeto del cuello. Hubo un choque y elcaballonegrosedesviódecostado,mientrasqueavanzabarápidamente.Unode los cascos rozó el pie demi hermano.Éste soltó al caído y dio un saltoatrás.Vioentoncesquelacóleraerareemplazadaporel terrorenlacaradelcaído,yunmomentodespuéselpobredesgraciadoquedabaocultoasuvista;mihermanosevioarrastradomásalládelaentradadelsenderoydebióhacergrandesesfuerzosparavolverallí.

Vio que la señoritaElphinstone se cubría los ojos y que un niñomirabafijamentealgooscuroeinmóvilquehabíaenelsueloyeraaplastadocadavezmásporlasruedasquepasaban.

—¡Volvamos atrás!—gritó entonces, e hizo volver al caballo—. Nopodemoscruzaresteinfierno.

Se alejaron por el sendero por espacio de unos cien metros, hasta quequedó oculta a su vista la vociferante multitud. Al pasar por la curva delcamino viomi hermano la cara delmoribundo tendido en la zanja.Las dosmujeresseestremecieronalverlo.

Más allá de la curva se detuvo de nuevo mi hermano. La señoritaElphinstone estaba muy pálida y su cuñada lloraba desconsoladamente yhabíaseolvidadoyadellamara«George».Mihermanosintiósehorrorizadoyperplejo a la vez. Tan pronto como hubieron retrocedido comprendió loinevitableyurgentequeeraintentarelcruce.Volvióseentonceshacialajoven.

—Debemosirporallí—declaró,ydenuevohizovolveralcaballo.

Porsegundavezenesedíademostrólajovensufortalezadecarácter.Paraabrirsepasoporeltorrentehumano,mihermanoseinternóenélydetuvoauncoche,mientrasguiabaasucaballohaciaelotrolado.

Uncarroenganchósusruedasconlasdeellosysiguiódespuésdearrancarunalargaastilladelcochecillo.Unmomentodespuésquedabanprisionerosdeltorrenteyeranarrastradoshaciaadelante.Conlasmarcasdeloslatigazosquele asestara el cochero,mihermano saltó al cochecilloy tomó las riendasdemanodelajoven.

—Apunte al hombre que está detrás si nos empuja mucho—ordenódándoleelrevólver—.No...,apúntelealcaballo.

Despuéscomenzóabuscarlaoportunidaddedesviarsehacialaderechadelcamino.Perounavezenlacorrienteparecióperderelcontrolyformarpartede la caravana interminable. Cruzaron Chipping Barnet con los demás, y

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estaban casi unamilla más allá del pueblo antes que pudieran abrirse pasohaciaelotroladodelcamino.Elruidoylaconfusióneranindescriptibles;peroenelpuebloymásalláhabíavarioscaminossecundariosque,enciertomodo,aliviaronlapresióndelamarcha.

TomaronhaciaelesteporHadley,yallíyalgomásadelanteseencontraronconunagranmultitudquebebíaenelarroyoymuchosdecuyoscomponentesluchabanporllegarhastaelagua.

Luego, desde una colina próxima a Sast Barnet, vieron dos trenes queavanzabanlentamente,unotrasotro,sinseñalesniorden,llenosdepasajeros,muchos de los cuales iban hasta sobre los carbones del tender. AmbosconvoyesviajabanhaciaelnorteporlasvíasdelGranNorteño.

MihermanosuponequedebenhabersellenadofueradeLondres,puesenaquelentoncesel terror incontrolablede lapoblaciónhabía imposibilitado laentradaenlasterminales.

Cerca de ese lugar se detuvieron para descansar por el resto de la tarde,pues la violencia del día habíalos agotado por completo. Comenzaban ya asufrirlosrigoresdelhambre:lanocheestabafríayningunodeellosseatrevióadormir.Yal caer lanochevieronpasarpor el caminoamuchaspersonas,quehuíandepeligrosdesconocidoseibanenladireccióndelaquellegaramihermano.

17

ELTHUNDERCHILD

Dehaber sido ladestrucciónelúnicoobjetivode losmarcianos,el luneshabrían podido aniquilar a toda la población de Londres, que se hallabaextendiéndose lentamente por los condados vecinos.Ladesesperada fuga serealizabano sóloporBarnet, sino tambiénporEdgvvareyWalthamAbbey,así como también a lo largo de los caminos al este de Southend yShoeburynessyporelsurdelTámesishaciaDealyBroadstairs.

SiaquellamañanadejuniohubierapodidounoascendersobreLondresenunglobo,todosloscaminosdelnorteyelestequesalíandeldédalodecallesle hubieran parecido salpicados de negro con los fugitivos, y cada puntitohabríasidounserhumanodominadoporelterrorylaincomodidadfísica.

Enelcapítuloanteriorherelatadoendetalleladescripciónquemehizomihermano, a fin de que el lector pueda darse cuenta de las reaccionesexperimentadasporunodelosfugitivos.Jamásenlahistoriadelmundoseha

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trasladadoy sufrido tantounamasahumana tanextraordinariamentegrande.Laslegendariashuestesdelosgodosyloshunos,losejércitosmásnumerososque vio Asia en toda su historia, habrían sido apenas una gota en aqueltorrente.Ynoeraéstaunamarchadisciplinada,sinounaestampidagigantescayterrible,sinordenysinrumbo:seismillonesdepersonas,desarmadasysinprovisiones,avanzandosinpausa.Aquellofueelcomienzodelderrumbedelacivilización,delahecatombedelahumanidad.

Allíabajoelocupantedelglobohabríavistoeltrazadodelascallesentodasuextensión,lascasas,iglesias,plazas,jardines—todoabandonado—,queseextendíancomounenormemapa...,yhaciaelsurcompletamenteborradoeldibujo. Sobre Ealing, Richmond, Wimbledon, le hubiera parecido que unaplumamonstruosahabíaarrojadotintasobreelmapa.Lentaeincesantementese ibaextendiendocadamanchónnegro, lanzandoramificacionesporaquíypor allá, amontonándose a veces contra una elevación del terreno yderramándoseluegorápidamentesobreunvallereciénhallado, talcomounagotadetintaseextiendesobreunpapelsecante.

Ymásallá,delotroladodelascolinasazulesqueseelevanalsurdelrío,losrelucientesmarcianosmarchabandeunladoaotro,derramandocalmosaymetódicamente su nube ponzoñosa sobre la región y disipándola luego conchorrosdevaporcuandohabíaservidoasusfines.Despuéstomabanposesióndel terreno así ganado.No parecen haber tenido la idea de exterminar, sinomásbienladedesmoralizarporcompletoalpuebloyacabarconlaoposición.Hicieron estallar todos los depósitos de pólvora que hallaron, cortaron loscables telegráficos y arruinaron las vías ferroviarias. Estaban cortando lostendonesde lahumanidad.Parecíanno tenerapuroenextenderelcampodesusoperaciones,yaqueldíanopasarondelapartecentraldeLondres.

Esposiblequeunnúmeroconsiderabledegente sehayaquedadoensuscasasduranteellunesporlamañana.Esseguroquemuchosmurieronensushogares,sofocadosporelhumonegro.

Hasta elmediodía el charco deLondres presentó un aspecto asombroso.Vaporesyembarcacionesdetodaclasesehallabanallíanclados,ysedicequemuchos que nadaron hasta esas embarcaciones fueron rechazados a vivafuerzayseahogaron.AlrededordelaunadelatardeaparecióentrelosarcosdelpuentedeBlackfriardselrestodeunanubedevapornegro.Alocurriresto,el charco se convirtió en la escenade confusión enloquecedora, de luchasychoques,yporuntiempolasbarcasylanchasseapretujaronenelarconortedelpuentedelaTorreylosmarinerostuvieronquelucharsalvajementecontralaspersonasquese lesecharonencimadesdeelmuelle.Muchosdescendíanporlascolumnasdelpuente...

Unahoramás tarde, cuandoaparecióunmarcianopordetrásde laTorre

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delRelojyseacercóporelrío,noquedabanmásquerestosdeembarcacionescercadeLimehouse.Yahablarédelacaídadelquintocilindro.ElsextocayóenWimbledon.Mi hermano, que montaba la guardia mientras dormían lasmujeresenelcochecillo,vioundestelloverdososobrelascolinas.

El martes habían seguido su marcha por la campiña en dirección aColchester y el mar. Se confirmó entonces que los marcianos ocupaban yatodo Londres. Habían sido vistos enHaighgate y aun enNeasden. Peromihermanonolosavistóhastaeldíasiguiente.

Aquel día, las multitudes diseminadas por la región comenzaron acomprenderquenecesitabanalimentosconurgencia.Amedidaqueaumentabael hambre comenzaron a dejarse de lado las consideraciones hacia losderechosajenos.Losgranjerossalieronadefendersuganadoysusgranerosconarmasenlasmanos.

Como mi hermano, muchos se dirigían hacia el este, y hubo algunosdesesperados que hasta regresaron a Londres en busca de alimentos. Éstoseran en su mayoría los pobladores de los suburbios del norte, que sóloconocíandeoídas losefectosdelhumonegro.Mihermanoseenteróque lamitad de los componentes del gobierno habíanse reunido en Birmingham yque allí se estaban preparando grandes cantidades de explosivos paraemplearlosenminasautomáticasenloscondadoscentrales.

LedijerontambiénquelaempresaferroviariaMidlandhabíareemplazadoalpersonalquedesertaraenelprimerdíadepánico,acababadereanudarsusserviciosyhacíacorrertrenesdesdeSt.AlbanshaciaelnorteafindealiviarlacongestiónenloscondadospróximosaLondres.EnChippingOngarhabíaungran cartel que anunciaba que en las poblaciones del norte se disponía degrandes reservas de harina y que antes de transcurrir veinticuatro horas sedistribuiría pan entre las personas de los alrededores. Mas esto no le hizorenunciar al plandehuidaque formulara, los trenes continuaron todo el díahacia el este y no vieron del pan más que la promesa. A decir verdad, lomismolesocurrióatodoslosnecesitados.

Aquella noche cayó la séptima estrella, ésta sobre Primrose Hill.DescendiómientrasestabadeguardialaseñoritaElphinstone,quieninsistíaenalternarlosturnosconmihermano.

Los tres fugitivos, que habían pasado la noche en un campo de trigo,llegaronelmiércolesaChelmsfordyallí se incautódelcaballoungrupodeciudadanosquesehacíallamarComitédeAbastecimientos

Públicos.Afirmaronqueelanimalsepodíacomerynolesdieronacambiootra cosa que las promesas de que al día siguiente recibirían su parte delalimento.PorallícorríaelrumordequelosmarcianossehallabanenEpping

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y se tuvo la noticia de que se había hecho volar la fábrica de pólvora deWaltham

Abbeyenunavanatentativadedestruiraunodelosinvasores.

Desdelastorresdelasiglesias,lagenteobservabaelcampoporsillegabanlosmarcianos.Mihermano—porsuerteparaél,segúnresultóluego—prefirióseguirviajede inmediatohacia lacostaantesqueesperaralimentos,aunquelostresestabandesfallecidosdehambre.AlmediodíapasaronporTillingham,aldeaenlaquereinabaelsilencioyqueparecíadesierta,excepciónhechadealgunos furtivos saqueadores que andaban a la caza de alimentos. Cerca deTillinghamavistarondeprontoelmaryvieronlamultitudmásextraordinariadeembarcacionesqueseaposibleimaginar.

DespuésquelosmarinerosnopudieronseguirsubiendoporelTámesis,sedirigieron a la costa de Essex, a Harwich y Walton. Las embarcacionesformabanunalíneacurva,queseperdíaalolejosendirecciónaNaze.Cercade la costa había una multitud de barcas pesqueras inglesas, escocesas,francesas, holandesas y suecas; lanchas de vapor del Támesis, yates, boteseléctricos, y más allá se veían barcos de mayor tonelaje: una multitud decarboneros,fletadores,barcosdeganado,depasajeros,tanquesdepetróleo,unviejotransportedetropasylosdeserviciodeSouthamptonyHamburgo,yalo largo de la costa azul, al otro lado de Blackwater, mi hermano pudodistinguirvagamenteunenjambredebotes,cuyostripulantesregateabanconlagentedelaplaya.

Aunasdosmillasmarafuerasehallabaunbarcodeguerradelíneasmuybajas.EraeldestructorThunderChild.Ésteeraelúnicobarcodeguerraquehabía a la vista; pero muy lejos, hacia la derecha, divisábase una nube dehumo negro, que indicaba la presencia de los otros barcos de la flota delCanal,queformabanunahileramuyextendidayestabanlistosparaentrarenacción, Se hallaban de guardia al otro lado del estuario del Támesis y allíestuvieron, durante el curso de la conquista marciana, vigilantes, peroincapacesdeevitarladerrota.

Alverelmar,laseñoraElphinstonefuepresadelterror.JamáshabíasalidodeInglaterra;hubierapreferidomorirantesqueencontrarsesinamigosenunatierraextraña.Lapobremujerparecíaimaginarquelosfrancesesymarcianosdebíansermuysimilares.Durantelosdosdíasdeviajehabíasetornadocadavez más histérica y deprimida. Su idea predominante era la de volver aStanmore.Allísiemprehabíaestadoasalvo.Allíencontraríana«George»...

Con gran dificultad consiguieron llevarla hasta la playa, donde pocodespuéslogrómihermanollamarlaatencióndealgunosqueestabanabordodeunvaporde ruedasprocedentedelTámesis.Lesmandaronunbotey lescobrarontreintayseislibrasporlostres.ElbarcoibarumboaOstende,según

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lesdijeron.

Eranmásomenoslasdoscuando,despuésdepagarelpasajealaentrada,mihermanoseencontróabordodelbarcoconsusdoscompañeras.Abordohabíaalimentos,aunqueapreciosexorbitantes,y los trescomieronsentadosenunodelosbancosdeproa.

Habíayaunoscuarentapasajeros,algunosdeloscualesgastaronhastaelúltimopeniqueparapagarelpasaje;peroelcapitánsedetuvoenBlackwaterhasta las cincode la tarde, cargandomásgentehasta que la cubierta estuvocompletamenteatestada.Probablementesehabríaquedadomástiempodenohabersidoporloscañonazosquecomenzaronaresonaraesahoraenelsur.Como en respuesta a las detonaciones, el barco de guerra disparó un cañónpequeño e izó una serie de banderines. De sus chimeneas salió una espesanubedehumonegro.

Algunos de los pasajeros opinaban que los disparos provenían deShoeburyness,hastaquesenotóquelasdetonacionesresonabancadavezmáscerca. Almismo tiempo, en dirección al sudeste, aparecieron en elmar losmástilesypuentesdetresacorazadosqueseaproximabanatodamarcha.Perolaatencióndemihermanosedesvióhaciaelsuryleparecióverunacolumnadehumoqueseelevabaenlalejanía.

El vapor de ruedas avanzaba ya hacia el este de la larga hilera deembarcaciones y la costa baja de Essex se dibujaba en la distancia cuandoaparecióunmarcianomuyalolejos,avanzandoporlabarrosaorilladesdeladireccióndeFoulness.

Al ver esto el capitán comenzó a maldecir enfurecido por habersedemoradotantoylasruedasparecieroncontagiarsedesutemor.

Todoslospasajerossepararonsobrelasamurasolosbancosparamiraraaquelgigante,másaltoquelosárbolesolas torresdetierra,yqueavanzabaconpasosemejantealdelossereshumanos.

Eraelprimermarcianoqueveíamihermanoysequedómásasombradoque temeroso observando al titán, que avanzaba deliberadamente hacia lasembarcaciones, introduciéndose cada vez más en el agua a medida que sealejabadelacosta.

Luego,muchomás allá del Crouch, apareció otro, que pasaba sobre losárboles, y después otro, más lejano aún, avanzando por un reluciente llanobarrosoqueparecíacernirseamitaddecaminoentreelmaryelcielo.

Todos iban hacia el mar, como si quisieran impedir la huida de lasnumerosasembarcacionesquesehallabanentreFoulnessyelNaze.

Apesardeque lamaquinariadelbarco funcionabaa todovapor,yde la

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espumaquelevantabanlasruedasasupaso,nologróalejarseconsuficientevelocidad.

Almirar hacia el sudoeste,mi hermano vio que las otras embarcacionesemprendíanyalahuida;unbarcopasabaaotro;unalanchasecruzódelantedeunremolcador; salíahumode todas laschimeneasyseoíaelzumbarde lassirenas.Lefascinótantoestoyelpeligroqueseaproximabaporlaizquierda,quenosefijóenloqueocurríamaradentro.Yentonceslearrojódelbancoenqueestabasentadounasúbitamaniobradelvapor,quesedesviabadelpasodeotraembarcaciónparanoserhundido.Asualrededorseoyerongritos,ruidodepasosyunburraquepareciósercontestadodesdelejos.Seinclinóelvaporylehizorodarporlacubierta.

Alfinsepusodepieyvioaestribor,amenosdecienmetrosdedistancia,unaenormemoledeaceroconlaformadelahojadeunaradoquecortabaelaguay laarrojabahaciaambos ladosenolasenormesqueagitaronalvapor,inclinándolodetalmodoquesusruedasquedaronpormomentosenelaire.

Una lluvia de espuma le cegó por unos segundos. Cuando volvió aaclarárselelavistavioqueelmonstruohabíapasadoyavanzabavelozmentehacia lacosta.Dela largaestructurasealzabangrandespuentesyen loaltoveíansedoschimeneasquelanzabanalairegrandescolumnasdehumonegrosalpicadoderojo.

EraeldestructorThunderChild,queibaadefenderalasembarcacionesenpeligro.

Mihermanologrómantenerelequilibriotomándosedelaamuraymiródenuevohacia losmarcianos,viendoque los tres sehallabanahoramuycercaunodelotroyquehabíanavanzadotantomaradentroquesustrípodesestabansumergidoscasiporentero.Asíhundidosyvistostandelejosnoparecíanmásformidablesquelaenormemoledeacerodeldestructor.

Al parecer, los marcianos observaban a su nuevo antagonista con ciertoasombro.Esposiblequeloconsiderarancomounodeellos.ElThunderChildnodisparósuscañones,sinoquesiguióavanzandoatodovaporendirecciónalos monstruos. Probablemente fue este detalle el que le permitió acercarsetanto al enemigo. Los marcianos no sabían qué era. Un solo disparo y lohabríanhundidodeinmediatoconsurayocalórico.

Eldestructoravanzabaatalvelocidad,queenunminutoparecióhallarseamitaddecaminoentreelvaporderuedasylosmarcianos.

De pronto, el marciano que se encontraba más adelante bajó su tubo ydescargó un recipiente del gas negro contra el barco de guerra. El proyectilgolpeócontraelcostadodelcascoyderramóunchorrodelanegrasustancia,quesedesvióhaciaestribor,levantándoseluegoenunanubedelaqueescapó

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eldestructor.Paralosquemirabandesdeelvaporderuedas,atanpocaalturasobre el agua y con el sol en los ojos, pareció que se hallaban ya entre losmarcianos.

Vio que los monstruos se separaban y se levantaban sobre el agua alretrocederhacialatierra,yunodeelloslevantóelgeneradordelrayocalórico.Apuntóconélhaciaabajoyunanubedevaporlevantósedelaguaaltocarlaelrayo.Seguramente atravesóel cascodeldestructor comounhierro candenteatraviesaunpapel.

Una llamarada súbita apareció por entre el vapor, que se elevaba, y elmarciano se tambaleó entonces. Un momento más y se desplomaba,elevándose hacia lo alto gran cantidad de agua y de vapor. Resonaron loscañonesdelThunderChild,disparandounotrasotro,yunabalagolpeóenelaguamuycercadelvaporderuedas,rebotandosobreotrosbarcosquehuíanhaciaelnorteyhaciendoañicosunalancha.

Peronadiesefijómuchoeneso.Alver lacaídadelmarciano,elcapitánlanzógritos inarticulados,que fueron repetidospor lospasajeros,apiñadosapopa.Yluegovolvieronagritar,puesdelasnubesblancasdevaporsalióalgonegroylargoque,aunsiendopresadelasllamas,continuabaelataque.

Eldestructorseguíaconvida.Segúnparece,elmecanismodeladirecciónestaba intactoy susmáquinascontinuabanen funcionamiento.Dirigióseconderechura hacia el segundomarciano, y estaba amenos de cienmetros delgigantecuandovolvióaentrarenacciónelrayocalórico.Entonceshubounaexplosiónviolenta,undestellocegador,ysuscubiertasychimeneassaltaronhaciaelcielo.Elmarcianosetambaleódebidoalaviolenciadelaexplosiónyun momento después la ruina humeante, que continuaba avanzando con elímpetudesupaso,lehabíagolpeado,destrozándolecomosifueraunmuñecodecartón.

Mihermanolanzóungritoinvoluntarioyenseguidaselevantóunanubedehumoyvaporqueocultólaescena.

—¡Dos!—aullóelcapitán.

Todosgritaban,ylosgritosfueronrepetidosporlosocupantesdelasotrasembarcaciones,quesealejabanmaradentro.

Lanubedevapor continuócerniéndose sobre el aguadurante largo rato,ocultandoasíalosmarcianosyalacosta.Ydurantetodoestetiempoelvaporsealejabaconstantementedellugar.Cuando,alfin,seaclarólaconfusión,seinterpuso la nube negra del gas ponzoñoso y ya no se pudo ver ni al tercermarciano ni a los restos delThunderChild. Pero los otros barcos de guerraestabanahoramuycercayavanzabanlentamentehaciatierra.

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El pequeño barco siguió internándose en el mar y los acorazados sealejaronendirecciónalacosta,lacualsehallabaahoraocultaporunanubedevaporygasnegro,quesecombinabadelamaneramásextraña.

Laflotafugitivasediseminabahaciaelnoresteyvariosvelerosnavegabanentrelosbuquesdeguerrayelvaporderuedas.Alcabodeuntiempo,yantesde llegar a la nube de vapor, los acorazados se desviaron hacia el norte,hicieron otro viraje y se alejaron de nuevo en dirección al sur. La costa seperdióentoncesdevista.

En esemomento llegóhasta los viajeros el tronar lejanode los cañones.Todosseapiñaronenlabordaparamirarhaciaeloeste,peronopudieronvernada con claridad. Una masa de humo se levantaba para ocultar el sol. Elbarcosiguióavanzandoatodamáquina.

Elsolsehundióentrenubesgrises,elcielofueoscureciéndoseyenloaltocomenzó a titilar una estrella solitaria. Reinaba casi por completo la nochecuandoelcapitánlanzóungritoeindicóhacialoalto.

Mihermanoforzólavista.Deaquellamasagrisoscurasealzóalgohacialoaltoyavanzódemaneraoblicuaycongranrapidezporentrelasnubesdeoccidente.Eraalgochatoymuygrandequedescribíaunavastacurva,tornósecada vez más pequeño, se hundió con lentitud y volvió a perderse en elmisterio de la noche. Y al volar dejó caer una lluvia de tinieblas sobre laTierra.

****

LIBROSEGUNDO

LATIERRADOMINADAPORLOSMARCIANOS

1

APLASTADOS

Enelprimerlibromeheapartadountantodemisaventuraspararelatarlasexperiencias demi hermano, y durante el transcurso de los acontecimientosnarradosenlosdosúltimoscapítulos,elcurayyohemosestadoocultosenlacasaabandonadadeHalliford,dondehuimosparaescapardelhumonegro.

Allíreanudominarración.

Estuvimosenesacasaeldomingopor lanocheytodoeldíasiguiente—quefueeldelpánico—,enunaislitadeluzseparadadelrestodelmundopor

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el humo negro. No podíamos hacer otra cosa que esperar en la mayorinactividadduranteesascuarentayochohoras.

Yo estaba terriblemente ansioso por mi esposa. Me la figuré enLeatherhead,aterrorizada,enpeligro,llorándomeyapormuerto.Mepaseéporlashabitacionesylancéexclamacionesalpensarencómomehallabaapartadodeellayentodoloquepodríaocurriríadurantenuestraseparación.Sabíaquemiprimoerahombrecapazdehacer frenteacualquieremergencia;peronoera laclasede individuoquesedieracuentadelpeligroconprontitudyqueobrarasinpérdidadetiempo.Loquesenecesitabaenesosmomentosnoerabravura,sinocircunspección.

Me consolaba, no obstante, la creencia de que losmarcianos iban haciaLondres, alejándose de ella. Esos vagos temores me tornaron demasiadosensitivo.Prontomesentíirritadoantelasconstantesexclamacionesdelcura.Mehartédeversuegoístadesesperación.Despuésdereñirle inútilmentemeaparté de él, quedándome en un cuarto en que había globos, juegos ycuadernos,yera,mesiguióhastaallí,mefuialdesványmeencerré,afinmesiguióhastaallí,mefuialaltilloymeencerré,afindeestarasolasconmispreocupaciones.

Todoesedíaylamañanadelsiguienteestuvimoscompletamentecercadosporelhumonegro.Eldomingoporlanochevimosseñalesdequehabíagenteenlacasavecina;unacaraenunaventanayalgunaslucesquesemovían,asícomotambiénelruidodeunapuertaalcerrarse.Masnoséquiéneseranniquéfue de ellos. Al día siguiente no los vimosmás. El humo negro se deslizólentamentehaciaelríodurantetodalamañanadellunes,acercándosecadavezmás a nosotros y pasando, al fin, por el camino próximo a la casa que nosservíadeescondite.

Alrededor delmediodía se presentó unmarciano para dispersar el humocon un chorro de vapor, que silbó al tocar las paredes, destrozó todas lasventanasyquemólamanodelcuracuandoéstehuyódelasala.

Cuando nos adelantamos, al fin, por las habitaciones empapadas yvolvimosamirarhaciaafuera,el terrenoexteriorparecíahabersidocubiertoporunaabundantenievenegra.Almirarhaciaelríonosasombróveralgorojoquesemezclabaconlanegruradelacampiñaquemada.

Poruntiemponocomprendíenquésentidoafectabaestonuestrasituación,salvoquenosveíamoslibres,alfin,delterriblehumonegro.Perodespuéscaíen la cuenta de que ya no estábamos prisioneros, de que podíamos escapar.Tanprontocomomedicuentadeestovolvíaformularmisplanesdeacción.Peroelcurasemostrópocorazonableynadadispuestoaseguirme.

—Aquíestamosasalvo—expresóvariasveces.

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Decidí dejarlo. ¡Ojalá lo hubiera hecho! Mejor preparado ahora por lasenseñanzas del artillero, busqué alimento y bebida. Había hallado aceite yalgunostraposparatratarmisquemadurasytométambiénunsombreroyunacamisadefranelaqueestabanenunodelosdormitorios.

Cuandomicompañerosediocuentadequemeiríasolosedecidió,alfin,aacompañarme.YcomoreinólacalmadurantetodalatardepartimosaesodelascincoporelcaminoennegrecidoqueseextendíahaciaSunbury.

En esta población, así como también a lo largo del camino, habíacadáverestendidosendiversasactitudes—tantodehombrescomodecaballos—, carros volcados ymaletas diseminadas, todo ello cubierto por un polvonegro.

AquelmantodepolvonegromehizopensarenloquehabíaleídosobreladestruccióndePompeya.

LlegamosaHamptonCourtsindificultadesyallínosalivióuntantoveruntrozodeterrenoherbosoqueasomabaporentrelanegruracircundante.

CruzamosBusheyPark,pordondeavistamosaalgunoshombresymujeresque se alejaban en dirección a Hampton, y así llegamos a Twickenham.Aquéllaseranlasprimeraspersonasqueveíamos.

Del otro lado del camino, más allá de Ham y Petersham, los bosquesseguíanardiendo.Twickenhamnohabíasufridolosefectosdelrayocalóriconi del humo negro y allí encontramos algunas personas, aunque nadie pudodarmeningunanoticia.Ensumayoríaerancomonosotrosyaprovechabanlacalmamomentáneaparacambiarderefugio.

Tengolaimpresióndequemuchasdelascasasseguíanocupadasporsusatemorizadosdueños, loscualesnoseatrevíanahuir.Allí tambiénveíase laevidencia de una fuga apresurada por el camino.Recuerdo vívidamente tresbicicletas destrozadas y aplastadas por las ruedas de los vehículos que lespasaranporencima.

Alrededor de las ocho y media cruzamos el puente de Richmond, y alhacerlo noté que flotaba por el río una granmasa roja de variosmetros deanchura. No sé lo que era—no tuve tiempo para estudiarla—y la considerécomoalgomáshorribledeloqueresultóserenrealidad.Tambiénallí,enellado de Surrey, estaba el polvo negro que fuera humo ymuchos cadáverescercadelaestación.Novimosa losmarcianoshastaquenosencontramosaciertadistanciadeBarnes.

Alolejosavistamosaungrupodetrespersonas,quecorríanporunacalletransversalendirecciónalrío.

Colinaarriba,elpueblodeRichmondestabaardiendo;enlasafuerasdela

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poblaciónnohabíarastrosdelhumonegro.

Depronto, cuandonos acercábamos aKew, llegó corriendoungrupodegente y sobre los tejados vimos la parte superior de una de las máquinasguerrerasdelosmarcianos,amenosdecienmetrosdenosotros.

Nosquedamosanonadadosanteelpeligro,ysielmarcianohubieramiradohaciaabajohabríamosperecidodeinmediato.Estábamostanaterrorizadosquenonosatrevimosaseguiradelante,sinoquenosdesviamosparaescondernosenelcobertizodeunjardín.Allíseacurrucóelcura,llorandosilenciosamenteynegándoseamoverse.

Peromi ideade llegar aLeatherheadnomedabadescanso; al oscurecervolvíasalir.Avancéporentrelossetosyalolargodeunpasajeparaleloaunacasaqueseelevabaenmediodeunamplioterreno,saliendoasíalcaminoqueibaaKew.Elcurasalióentoncesdelcobertizoparaseguirme.

Aquella segunda salida fue la locura más grande que cometí, pues eraevidente que los marcianos se hallaban en los alrededores. No acababa dealcanzarmemi compañerocuandovimosotrode losgigantes endirecciónaKewLodge.Cuatroocincofigurasnegrascorríanfrenteaélporuncampo,yen seguida nos dimos cuenta de que el marciano los perseguía. En treszancadasestuvojuntoaellosylosfugitivossealejarondeentresuspiernasentodasdirecciones.Noempleósurayocalóricoparamatarlos,sinoquelosfueapresando uno por uno. Aparentemente, los arrojaba al interior de un grancajón metálico que llevaba colgado atrás, tal como los canastos que llevanpendientesdelhombrolospescadores.

Fue laprimeravezquecomprendíque losmarcianospodrían tenerotrasintenciones que no fueran la de destruir a la humanidad vencida. Por unmomentonosquedamospetrificados; luegogiramossobrenuestros talonesytranspusimoslapuertaqueteníamosanuestraespaldaparaentrarenunjardíncerrado.

Caímosluegoenunazanjayallínosquedamos,sinatrevernosasusurrarsiquierahastaquebrillaronlasestrellasenelcielo.

Creoqueeranya lasoncede lanochecuandocobramos suficientevalorpara salir de nuevo. Esta vez no nos aventuramos por el camino, sino queavanzamos sigilosamente por entre los setos y plantaciones, mientras queestudiábamos la oscuridad circundante en busca de los marcianos, queparecían hallarse por todas partes. En un punto pasamos sobre un áreaquemadayennegrecida,queahoraseestabaenfriando.

Vimos también un número de cadáveres horriblemente quemados en lacabezayloshombros,peroconlaspiernasintactas.Aunosquincemetrosdeunahileradecañonesdestrozadoshabíanumerososcaballosmuertos.

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Sheenhabíaescapadode ladestrucción,pero laaldeaestabasilenciosaydesierta.Allínoencontramosmuertos,aunquelanocheerademasiadooscuraparaquepudiéramosverlascalleslaterales.EnSheensequejódeprontomicompañerodequesufríahambreysedydecidimosprobarsuerteenunadelascasas.

Laprimeraenlaqueentramos,despuésdeforzarunaventana,eraunavillaapartadade lasdemás.Allínoencontramosotrocomestiblequeun trozodequesoviejo.Mashabíaaguaparabeber,ymeapoderédeunhachapequeña,quemeserviríaparaentrarenalgunaotravivienda.

CruzamoselcaminohastaunlugardondeelmismodescribeunacurvaendirecciónaMortlake.Allíseelevabaunacasablancaenelcentrodeunjardíncerrado,yenladespensaencontramosciertacantidaddealimentos.Habíadospanesgrandes,unbisteccrudoymediojamón.Doyestosdetallestanprecisosporque ocurrió que estábamos destinados a subsistir con esas provisionesdurante los quince días siguientes. Bajo un anaquel encontramos variasbotellas de cerveza y había dos bolsas de alubias y un poco de lechuga.Laalacenadabaaunacocina,en laquehabía leña.Enunarmariodescubrimoscercadeunadocenadebotellasdevino,latasdesopaysalmónydoslatasdebizcochos.

Nos sentamos en la cocina, sin atrevernos a encender la luz, y comimospan y jamón, bebiendo también el contenido de una botella de cerveza. Elcura,queseguíamostrándoseatemorizadoeinquieto,sugirióquesiguiéramosviaje,yyoleestabarecomendandoquerepusierasusfuerzasconelalimentocuandosucedióloquehabríadeaprisionarnos.

—Todavíanopuedesermedianoche—dije.

Enesemomentohuboundestellocegadordeluzverdosa.Todalacocinaquedóiluminadafugazmenteparaoscurecercasienseguida.

Siguió luego una conmoción tal como jamás he vuelto a oír. Casiinstantáneamente resonó detrás de mí un tremendo golpe, el estrépito demuchosvidrios,unestruendoyelruidodelasparedesquesedesplomabananuestroalrededor.Actoseguidosenosvinoencimaelrevoquedelcieloraso,haciéndoseañicossobrenuestrascabezas.

Yo caí contra la manija del horno y quedé atontado. Estuve sin sentidodurante largo rato, según me dijo luego el cura, y cuando me recobréestábamosdenuevoenlaoscuridadyélteníalacaraempapadaensangre,quelemanabadeunaheridaenlafrente.

Por un tiempo no pude recordar lo que había pasado. Luego me fuihaciendocargopocoapocodelosucedido.

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—¿Estámejor?—mepreguntóelcuraenvozmuybaja.

Mesentéentoncespararesponderle.

—Nosemueva—medijo—.Elpisoestácubiertodefragmentosdelozayvasosdelarmario.Nosepuedemoversinhacerruidoycreoqueellosestánfuera.

Nosquedamostanensilencio,quepudimosoírmutuamenteelsonidolevedenuestra respiración.Todoparecía encalma, aunqueenciertaoportunidadcayóunpocoderevoquedelaparedydioenelsueloconungolpesordo.Enelexterior,ymuycercadenosotros,resonabaunruidometálicointermitente.

—¡Eso!—dijoelcuracuandoserepitióelsonido.

—Sí—repuse—.¿Peroquées?

—Unmarciano.

Volvíaprestaratención.

—Noseparecealrayocalórico—expresé,yporunmomentotuvelaideadequeunadelasmáquinasguerrerasdelosmarcianoshabíatropezadoconlacasa, tal como aquella otra que viera derribar la torre de la iglesia deShepperton.

Nuestra situación era tan extraña e incomprensible, que durante tres ocuatrohoras,hastaquellegóelalba,nonosmovimoscasinada.Yentoncessefiltrólaluzalinteriordelacasa,aunquenoporlaventana,quesiguióoscura,sinoporunaaberturatriangularentreuntiranteyunmontóndeladrillosrotosenlaparedanuestraespalda.Porprimeravezvimosvagamentelacocinaenquenoshallábamos.

Laventanahabíasidodestrozadaporunamasadetierranegra,quellegabahasta lamesa a la que habíamos estado sentados. Fuera, la tierra se apilabahastagranalturacontraelcostadodelacasa.Enlapartesuperiordelmarcodelaventanapudeveruncañoarrancadodelsuelo.

El piso estaba cubierto de loza destrozada; el extremo de la cocina quedabaalcuerpoprincipaldeledificioestabaderribado,ycomoporallíbrillabalaluzdeldía,eraevidentequelamayorpartedelacasasehabíadesplomado.

Contrastandovívidamentecontodaestaruinavimosqueelarmarioestabaintactocongranpartedesucontenido.

Alaclararselaluzobservamosporlaaberturadelaparedelcuerpodeunmarciano,que, según supongo,montaba laguardia junto al cilindro, todavíacandente.

Antetalespectáculonosalejamostodoloposibledelaluzyfuimoshacia

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laoscuridaddellavadero.

Bruscamentemehicecargodeloocurrido.

—El quinto cilindro—susurré—.El quinto disparo deMarte ha dado enestacasaynoshaatrapadoentrelasruinas.

Duranteunmomentoestuvoelcuraensilencio;luegomurmuró:

—¡QueDiosseapiadedenosotros!

Pocodespuésleoísollozarporlobajo.

Conexcepcióndeesesonido,guardamoselmásabsolutosilencio.Pormiparte,apenassimeatrevíaarespirar,ymequedéconlosojosclavadosenlaluzdébilquellegabaporlapuertadelacocina.

Alcanzabaaverapenaslacarapálidadelcura,sucuelloysuspuños.Enelexterior comenzó a resonar un martilleo metálico, al que siguió un ulularviolento. Un momento más tarde, tras un intervalo de silencio, oímos unsilbidocomoelescapedeunamáquinadevapor.

Estos ruidos, en su mayor parte misteriosos, continuaron de maneraintermitente y parecieron acrecentar en número amedida que transcurría eltiempo.Despuésoímosgolpesmesuradosyunavibraciónviolenta,quehizotemblar todo lo que nos rodeaba y saltar los recipientes que había en elarmario.Enciertaoportunidadseeclipsólaluzylaentradadelacocinaquedócompletamente a oscuras. Durante muchas horas nos quedamos allíacurrucadosensilencioytemblorosos,hastaque,alfin,seagotaronnuestrasfuerzas...

Pasadounlapsomedespertéhambriento.Creoquedebehabertranscurridolamayor parte de undía antes quedespertara.Mi hambre era tan insistentequemeobligóa entrar en acción.Ledije ami compañeroque iba abuscaralimentosyavancéatientashacialadespensa.Élnomerespondió,perotanprontocomoempecéacomerleoíacercarsearrastrándose.

2

LOQUEVIMOSDESDELASRUINAS

Despuésdecomervolvimosallavadero,yallídebohabermedormidootravez,puescuandolevantédenuevolacabezameencontrésolo.Lavibraciónylosgolpescontinuabanconpersistenciacansadora.

Variasveces llaméal cura envozbaja, y al fin avancé a tientashasta la

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puertadelacocina.

Todavíaeradedíaylevialotroladodelcuartoapoyadocontralaaberturatriangular que daba al lugar donde se hallaban los marcianos. Tenía loshombroslevantadosynopudeverlelacabeza.

Oí una serie de ruidos, casi como los que predominan en un tallermecánico,ylasparedestemblabanconlavibracióncontinuadelosgolpes.Atravésdelaaberturapudeverlacopadeunárbolteñidadeoroyelazuldelcielotranquilodelatarde.

Por un momento me quedé mirando al cura, y al fin avancé con grancuidadoporentrelosfragmentosdelozaquecubríanelpiso.

Toqué la pierna demi compañeroy él dio un respingo tanviolento, quederribóuntrozoderevoque,haciéndolocaeralsueloconfuerteruido.Leasídel brazo temiendo que gritara y durante largo rato nos quedamoscompletamenteinmóviles.

Después me volví para ver lo que quedaba de la pared. La caída delrevoquehabíadejadounarajavertical,y levantándomeconcuidadosobreeltirante pude mirar por allí hacia lo que el día anterior fuera un tranquilocaminosuburbano.Vastofueelcambioqueobservé.

El quinto cilindro debe haber caído exactamente sobre la casa quevisitáramos primero. El edificio había desaparecido, completamentepulverizadoylanzadoaloscuatrovientosporelgolpe.

Elcilindroyacíaahoramuchomásabajodeloscimientosoriginales,enunprofundoagujero,yamuchomásamplioqueelpozoquevierayoenWoking.Todalatierradealrededorhabíasaltadoanteeltremendoimpactoyformabamontonesquetapabanlascasasadyacentes.Habíasalpicadoigualqueelbarroalrecibirelgolpeviolentodeunmartillo.

Nuestracasahabíasedesplomadohaciaatrás;lapartedelantera,inclusoelpiso bajo, estaba completamente destruida; por casualidad se salvaron lacocinay el lavadero, los cuales estabanahora sepultadosbajo la tierray lasruinasportodaspartesmenosporelladoquedabaalcilindro.

Estábamos,pues,albordemismodelgranfosocircularquelosmarcianosse ocupaban en abrir. Los golpes que oíamos procedían de atrás, y a cadamomentoselevantabaunanubedevaporverdosoquenosobstruíalavisión.

Elproyectilhabíaseabiertoyaenelcentrodelpozo,ysobreelbordemáslejano del agujero, entre los restos de los setos, vimos una de las grandesmáquinas de guerra, abandonada ahora por su ocupante, y destacándose entodasualturacontraelcielo.

Alprincipionomefijémuchoenelpozooenelcilindro,aunquemeha

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resultado más conveniente describirlos primero. Lo que más me llamó laatención en aquellos momentos fue el extraordinario mecanismo relucientequerealizabatrabajosenlaexcavación,ytambiénlasextrañascriaturasquesearrastrabanlentaypenosamentesobreunmontóndetierrapróximo.

Elmecanismome interesómás que nada. Era uno de esos complicadosaparatosquedespuésdimosenllamarmáquinasdetrabajoycuyoestudiohadadoyauntremendoimpulsoalosinventosterrestres.

Aprimeravistaparecíaserunaespeciedearañametálicadotadadecincopatas articuladas ymuy ágiles y con un número extraordinario de palancas,barrasy tentáculos.Lamayoríade susbrazosestabanmetidosenel cuerpo;perocon tres largos tentáculos retirabaunnúmerodevaras, chapasybarrasquefortificabanlasparedesdelcilindro.Alirlasextrayendolaslevantabaparadepositarlassobreunespaciollanoqueteníadetrás.

Susmovimientoserantanrápidos,complejosyperfectos,quealprincipiono la toméporunamáquina,apesardesubrillometálico.Lasmáquinasdeguerra estaban extraordinariamente bien coordinadas en todos susmovimientos,peronopodíancompararsealaquemirabaahora.Lagentequenuncahavistoestasestructurasysólopuedeguiarseporlosvanosesfuerzosde los dibujantes y las descripciones imperfectas de testigos oculares, comoyo,nosedacuentadelacualidaddevidaqueposeían.

Recuerdo particularmente la ilustración incluida en uno de los primerosfolletos que se publicaron para dar al público un relato consecutivo de laguerra. Es evidente que el artista hizo un estudio apresurado de una de lasmáquinas guerreras, y allí terminaba su conocimiento de la materia. Laspresentócomotrípodesfijos,sinflexibilidadningunayconunamonotoníadeefectomuyengañadora.El folletoqueconteníaestosdibujosestuvomuyenboga y lo menciono aquí simplemente para advertir al lector contra laimpresiónquepuedanhabercreado.Separecíantantoalosmarcianosqueyovienaccióncomopuedeparecerseunmuñecoholandésaunserhumano.Enmiopinión,elfolletohabríaresultadomuchomásútilsinellos.

Alprincipio,comodije,lamáquinadetrabajonomediolaimpresióndeque fuera tal, sino más bien una criatura parecida a un cangrejo con untegumento reluciente,mientrasqueelmarcianoque la controlabayqueconsusdelicadostentáculosprovocabasusmovimientosmepareciósimplementeel equivalente a la porción cerebral del cangrejo. Pero luego percibí lasemejanzadesupiegriscastañoyrelucienteconladelosotroscuerposquesehallaban tendidos en el sucio, y entonces me hice cargo de la verdaderanaturalezadelhabilísimoobrero.Aldarmecuentadeestomiinteréssedesvióentonces hacia los verdaderos marcianos. Ya había tenido una impresiónpasajera de ellos y no oscurecía ahora mi razón el primer momento de

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repugnancia.Además,mehallabaoculto e inmóvil ynomeveíaobligadoahuir.

Vi entonces que eran las criaturas más extraterrestres que imaginarsepueda. Eran enormes cuerpos redondeados—más bien debería decir cabezas—,deunmetroveintedediámetro,ycadauno teníadelanteunacara.Estacara no tenía nariz—los marcianos parecen no haber tenido el sentido delolfato—,sinosólounpardeojosmuygrandesydecoloroscuro,ydebajodeellosunaespeciedepicocarnoso.Enlaparteposteriordelacabezaocuerpo—nosécómollamarlo—habíaunasuperficietirantequeoficiabadetímpanoya laquedespuéssehaconsideradocomolaoreja,aunquedebehabersidocasiinútilennuestraatmósfera,másdensaqueladeMarte.

En un grupo alrededor de la boca había dieciséis tentáculos delgados ysemejantes a látigos, dispuestos en dos montones de ocho cada uno. Estosmontones han sido llamados manos por el profesor Howes, el distinguidoanatomista.

Cuando vi a esosmarcianos parecían todos esforzarse por alzarse sobreesas manos; pero, naturalmente, con el peso aumentado debido a la mayorgravedaddelaTierra,estolesresultabaimposible.Hayrazonesparasuponerque en su planeta materno deben haber avanzado sobre ellos con relativafacilidad.

Dirédepasoqueelestudiodeestossereshademostradodespuésquesuanatomía interna era muy sencilla. La mayor parte de la estructura era elcerebro,queenviabaenormesnerviosa losojos,orejay tentáculos táctiles.!Además de esto estaban los complicados pulmones, a los que daba la bocadirectamente,yluegoelcorazónysusarterias.Lalaboriosafunciónpulmonarcausada por nuestra atmósfera, más densa, y por la mayor atracción;gravitacionaleraclaramenteevidenteenlosconvulsivosmovimientosdesuscuerpos.

Y esto es el total de los órganos marcianos. Por extraño que el detallepuedapareceraunserhumano,todoelcomplejoaparatodeladigestión,queforma lamayor parte de nuestros cuerpos, no existe en losmarcianos.Erancabezas, solamentecabezas.Entrañasno tenían.Nocomíany,naturalmente,no teníannadaquedigerir.Encambio, seapoderabande lasangre frescadeotros seres vivientes y la inyectaban en sus venas. Yomismo: los he vistohaceresto,comolomencionaréasudebidotiempo.Peroaunquesemetachededemasiadoescrupuloso,nopuedodecidirmeadescribir loquenomefueposibleestarmirandomuchotiempo.Bastedecirquelasangreobtenidadeunanimal todavía vivo, en la mayoría de los casos de un ser humano, eraintroducida directamente en el canal receptor por medio de una pipetapequeña...

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Sin duda alguna, la sola idea de este procedimiento nos resultahorriblementerepulsiva,masalmismotiempoopinoquedeberíamosrecordarlorepulsivosquehabríandeparecernuestroshábitoscarnívorosaunconejodotadodefacultadesrazonadoras.

Son innegables lasventajas fisiológicasde laprácticade la inyeccióndesangre. Para aceptarlas basta pensar en el tremendo derroche de tiempo yenergíaqueesparaloshumanoslafuncióndecomeryelprocesodigestivo.Nuestros cuerpos están constituidos casi por completo por glándulas,conductosyórganoscuyafunciónes ladeconvertirensangre losalimentosmásheterogéneos.Losprocesosdigestivosysus reaccionessobreelsistemanerviosoconsumennuestras fuerzasyafectannuestrasmentes.Loshombressuelenserfelicesodesdichadossegúntenganelhígadosanooenfermoodeacuerdoconelfuncionamientodesusglándulasgástricas.Perolosmarcianosse encuentran elevados en un plano superior a todas estas fluctuacionesorgánicasdeestadosdeánimoyemoción.

Su innegable preferencia por los hombres para que les sirvieran dealimentoseexplica,enparte,por los restosde lasvíctimasque trajeronconellosdesdeMartecomoprovisión.Estascriaturas,segúnpodemosjuzgarporlos despojos que cayeron en manos humanas, eran bípedos, con frágilesesqueletossilíceos(casicomoeldelasesponjassilíceas)ydébilmusculatura,deunmetroochentadeestatura,cabeza redondaygrandesojos.Alparecer,trajeron dos o tres en cada cilindro y todos murieron antes que llegaran atierra.Esmejorque así fuera, pues el esfuerzodequererpararse ennuestroplanetahabríadestrozadotodosloshuesosdesuscuerpos.

Yyaqueestoyocupadoenestadescripciónagregaréalgunosdetalles,queaunque no fueron evidentes para nosotros en aquel entonces, permitirán allector que no los conoce formarse una ideamás clara de lo que eran estascriaturastanbelicosas.

Enotros trespuntosdiferíanfisiológicamentedenosotros.Estosseresnodormíannunca,comono lohaceelcorazóndelhombre.Comonoteníanungran sistema muscular que debiera recuperarse de sus fatigas, la extinciónperiódica que es el sueño era desconocida para ellos. No parecen haberconocidoloqueeselcansancio.EnnuestraTierrajamáspudieronmoversesinhacer grandes esfuerzos; sin embargo, estuvieron en movimiento hasta elúltimo minuto. Cumplían veinticuatro horas de labor durante el día, comoquizálohaganenlaTierralashormigas.

Además, por extraño que parezca en un mundo sexual, los marcianoscarecían de sexo y, por tanto, se veían libres de las tumultuosas emocionescausadasenlossereshumanosporesadiferencia.Yanocabelamenordudadequeunmarcianojovennacióaquí,enlaTierra,durantelacontienda,ysele

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hallóadheridoasupadre,comounpimpollo,talcomoaparecenlosbulbosdelosliriosolosanimalesjóvenesenelpólipodeaguadulce.

Enelhombreyentodaslasformasmásadelantadasdevidaterrestreesesistemadecrecimientohadesaparecido;peroaunenlaTierrafue,sinduda,elqueprimóalprincipio.Entrelosanimalesmásbajosdelaescala,yaunhastaen los tunicados, aquellos primeros primos de los animales vertebrados, losdosprocesosocurrenporigual;pero,finalmente,elmétodosexualterminóporsobrepasarasucompetidor.

EnMarte,empero,haocurridolocontrario.

Vale la pena comentar que cierto escritor de reputación quasi científica,que escribiómuchoantesde la invasiónmarciana, profetizópara el hombreunaestructurafinalnomuydiferentedelapredominanteentrelosmarcianos.Segúnrecuerdo,suprofecíafuepublicadaennoviembreodiciembrede1893,en una publicación extinta ya hace tiempo, el Pall Malí Budget, y no heolvidadounaparodiadelamismaqueaparecióenunperiódicopremarcianollamadoPunch.Declaró—escribiendoensondechanza—quelaperfeccióndelos adelantos mecánicos terminaría por reemplazar a los órganos, y laperfección de las sustancias químicas, a la digestión; que detalles externos,talescomoelpelo, lanariz, losdientes, lasorejas, labarbilla,noeranpartesesencialesdelserhumano,yquelatendenciadelaselecciónnaturalllegaríaasuprimirlosenlossiglosvenideros.Sóloelcerebroquedaríacomonecesidadcardinal.Sólounapartedelcuerpoteníaunmotivoverdaderoparasubsistir,yconellosereferíaalamano,«maestrayagentedelcerebro».Mientrasqueelrestodelcerebroseempequeñeciera,lasmanosseagrandarían.

Muchas palabras acertadas se escriben en broma, y en los marcianostenemoslapruebainnegabledelasupresióndelaspectoanimaldelorganismoporlainteligencia.

Por mi parte, no me cuesta creer que los marcianos pueden serdescendientes de seres nomuy diferentes de nosotros. Con el correr de lasedades se fueron desarrollando el cerebro y las manos (estas últimas seconvirtieron,alfin,endosgruposdedelicadostentáculos)aexpensasdelrestodel cuerpo. Sin el cuerpo es natural que el cerebro se convirtiera en unainteligencia más egoísta y carente del sustrato emocional de los sereshumanos.

Elúltimopuntoimportanteenelcualdiferíandenosotrosestossereseraalgo que cualquiera habría considerado como un detalle trivial. Losmicroorganismos que causan tantas enfermedades en la Tierra no hanaparecido enMarte o la ciencia de losmarcianos los ha eliminado hace yasiglos. Todos los males, las fiebres y los contagios de la vida humana, latuberculosis,elcáncer, los tumoresyotrosflagelossimilaresnoexistenpara

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ellos.Yyaquehablode lasdiferenciasentre lavidamarcianay la terrestrealudiréaquíalacuriosahierbaroja.

Al parecer, el reino vegetal deMarte, en lugar de ser verde en su colorpredominante,esdeunmatizvividamenterojo.Seacomofuere, lassemillasque (intencionada o accidentalmente) trajeron consigo los marcianos sedesarrollaronentodosloscasoscomoplantasdeesecolor.Noobstante,sóloaquella que se conoce popularmente con el nombre de hierba roja logrócompetir con las plantas terrestres. La enredadera roja es un vegetal decrecimiento muy transitorio y pocas personas alcanzaron a verla. Pero lahierbarojamedróporuntiempoconunvigoryunaexuberanciaasombrosos.Se extendió por los costados del pozo el tercer o cuarto día de nuestroencierro,ysusramas,semejantesalasdelcacto,formaronunrebordecarmesíen nuestra ventana triangular. Después la vi crecer en todo el país yespecialmentedondehabíacorrientesdeagua.

Los marcianos tenían lo que parece haber sido un órgano auditorio, unsimpleparchevibratorioenlaparteposteriordelacabeza-cuerpo,yojosconunalcancevisualnomuydiferentedelnuestro,salvoque,segúnPhilips, loscolores azul y violeta los veían como negros. Es creencia corriente que secomunicaban por medio de sonidos y movimientos tentaculares; esto seasegura, por ejemplo, en el folleto, bien urdido, pero apresuradamentecompilado(escrito,evidentemente,poralguienquenopresenciólasaccionesde losmarcianos),alcualhealudidoya,yquehasidohastaahora lafuenteprincipaldeinformaciónreferenteanuestrosvisitantes.

Ahorabien, ningún serhumanovivientevio tanbien a losmarcianos ensus ocupaciones como yo. No me ufano de lo que fue un accidente, perotampoco puedo negar lo que es verdad.Y yo afirmo que los observé desdemuy cerca una y otra vez y que he visto cuatro, cinco y hasta seis de ellosllevandoacabocongran trabajo las tareasmáscomplicadas sincambiarunsolosonidoocomunicarsepormediodelmovimientodesus tentáculos.Suspeculiares gritos ululantes solían preceder, por lo general, al trabajo dealimentarse; no teníanmodulación alguna y, según creo, no eran una señal,sino simplemente la expiración de aire preparatoria para la operación desuccionar.

Creoposeer,porlomenos,unconocimientoelementaldefisiología,yenestoestoyconvencidodequelosmarcianoscambiabanideassinnecesidaddemediosfísicos.Ymeconvencídeestoapesardemisideaspreconcebidasdelo contrario. Antes de la invasión marciana, como quizá lo recuerde algúnlectorocasional,habíaescritoconnopocavehemenciadeexpresiónalgunosensayosquenegabanlaposibilidaddelacomunicacióntelepática.

Losmarcianos no llevaban ropa alguna. Su concepción de ornamentos y

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decoro debía por fuerza ser diferente de la nuestra, y no sólo eran muchomenossensiblesquenosotrosaloscambiosdetemperatura,sinoquetambiénparecequeloscambiosdepresiónnoafectabanseriamentesusalud.Massinousaban ropas era precisamente en sus otras adiciones a sus capacidadescorporalesdonderesidíasugransuperioridadsobreelhombre.Nosotros,connuestras bicicletas y patines, nuestrasmáquinas Lilienthal de planear por elaire, nuestras armas y bastones, así como también con otras cosas, noshallamos en los comienzos de la evolución, que para los marcianos ya hacompletadosucírculo.

Ellossehanconvertidoprácticamenteenpurocerebroyusansusdiversoscuerpos según sus necesidades, tal como los hombres usamos trajes ytomamosunabicicletaenunmomentodeapuroounparaguascuandollueve.

Y con respecto a sus aparatos, quizá no haya para el hombre nadamásmaravillosoqueelhechocuriosodequeeldetallepredominanteentodoslosmecanismosideadosporelhombre,osea,larueda,noexisteparaellos.Entretodas lascosasque trajerona laTierranohaynadaquesugieraelusode larueda.Seríalógicoesperarquelausaran,porlomenos,enlalocomoción.YconrespectoaestopodríacomentardepasolocuriosoqueresultapensarqueenlaTierralanaturalezanuncahacreadolaruedayhapreferidootrosmediospara su desarrollo. Y no sólo no conocían los marcianos (cosa que pareceincreíble)larueda,oseabsteníandeemplearla,sinoquetambiénhacíanmuypocousodelpivotefijoosemifijoensusaparatos,locualhubieralimitadolosmovimientos circulares a un soloplano.Casi todas las articulacionesde susmaquinarias presentan un complicado sistema de partes deslizantes que semueven sobre pequeños cojinetes de fricción perfectamente curvados. Y yaqueestoyenestosdetallesagregaréquelaspalancaslargasdesusaparatossonmovidasencasitodosloscasosporunaespeciedemusculaturaformadapordiscos dentro de una funda elástica; estos discos quedan polarizados y seatraen con gran fuerza al ser tocados por una corriente eléctrica. De estamanera se lograba el curioso paralelismo con losmovimientos animales, elcualresultótanextraordinarioyturbadorparalosobservadoreshumanos.

Estosquasimúsculosabundanenlamáquinadetrabajoqueseparecíaauncangrejoyalacualviocupadaendescargarelcilindrolaprimeravezquemeasomé a la ranura. Daba la impresión de ser mucho más viva que losmarcianos,queyacíanenelsuelo,jadeantesymoviéndosecongrandificultaddespuésdelvastoviajeatravésdelespacio.

Mientrasestabamirandosusdébilesmovimientosynotandocadaunodelosextrañosdetallesdesusformas,elcuramerecordósupresenciatirándomeviolentamentedelbrazo.Alvolvermevisurostrodesfiguradoporunamuecaylasilenciosaelocuenciadesuslabios.Queríalaranura,laquesólopermitíaespiaraunoporvez.Así,pues,tuvequedejardeobservarlosporuntiempo,

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mientrasélgozabadetalprivilegio.

Cuandovolvíamirar, lamáquinade trabajoyahabíaunidovariasde laspiezasdelaparatoquesacaradelcilindrodándoleunaformaqueeraigualalasuya.Hacialaizquierdaaparecióalavistaunpequeñomecanismoexcavador,que emitía chorros de vapor verde y avanzaba por los bordes del pozo,excavando y amontonando la tierra de manera metódica y eficiente. Esteaparatoeraelquehabíacausadoelgolpeteoregularylosrítmicostembloresque hacían vibrar nuestro ruinoso refugio. Resoplaba y silbaba al trabajar.Segúnmefueposiblever,ningúnmarcianolodirigía.

3

LOSDÍASDEENCIERRO

La llegadade la segundamáquina guerrera nos alejó de nuestromiradorobligándonos a ocultarnos en el lavadero, pues temíamos que desde suelevación el marciano pudiera vernos por encima de nuestra barrera. Másadelante comenzamos ano temer tanto el peligrodequenosvieran, yaqueellos se hallaban a plena luz del sol, y por fuerza nuestro refugio deberíaparecerles completamente oscuro. Pero al principio, la menor sugestión deproximidaddesupartenoshacíacorrerallavaderoconelcorazónenlaboca.

Sinembargo,apesardel riesgo terriblequecorríamos, laatracciónde laranuraerairresistibleparaambos.Yahorarecuerdoconnopocaadmiraciónque a pesar del peligro infinito en que nos hallábamos entre la muerte porhambre y la muerte más terrible en manos del enemigo luchábamos, noobstante,porelhorribleprivilegiodeespiaralosmarcianos.Corríamosporlacocina con paso grotesco, en el que se notaba el apuro y el sigilo, y nosgolpeábamosconlospuñosylospiesaescasoscentímetrosdelaranura.

Elcasoesqueéramosincompatibles,tantoencaráctercomoenmaneradepensar y obrar, y nuestro peligro y aislamiento sólo servían para acentuaraquellaincompatibilidad.

EnHallifordyahabíanotadosucostumbrede lanzarexclamacionesysuestúpida rigidez mental. Sus interminables monólogos, proferidos entredientes,impedíantodoslosesfuerzosquehacíayoporhallarunplandeaccióny,aveces,mellevabahastaelbordedelalocura.Enloconcernientealafaltadecontrol,separecíaaunamujertonta.Solíallorarhorasenterasycreoquehastaelfinpensóeseniñomimadodelavidaquesusdébileslágrimasteníanciertaeficacia.Yyomequedabasentadoenlaoscuridad,incapazdenopensarenél,debidoaloimportunoqueera.Comíamásqueyoyenvanofuequele

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señalaraquenuestraúnicaposibilidaddesalvaciónresidíaenpermanecerenlacasahastaquelosmarcianoshubieranterminadoenelpozo,queduranteesalargaesperallegaríaelmomentoenquenosharíanfaltalosalimentos.Comíaybebíaimpulsivamente,atiborrándoseacadaminuto.Dormíamuypoco.

A medida que pasaban los días, su completa falta de cuidado y deconsideracionesparaconmigoacrecentótantonuestromalestarypeligroque,apesardenoagradarmeelmétodo,tuvequeapelaralasamenazasy,alfin,alosgolpes.Estolehizorecobrarlacorduraporuntiempo.Peroeraunadeesaspersonasdébilesyllenasdeestulciafurtiva,quenohacenfrenteniaDiosnialhombreynisiquieraasímismos,carentesdeorgullo,timoratasyconalmasanémicasyodiosas.

Meresultadesagradablerecordaryescribirestascosas;perolasmencionoafindequenofaltenadaamirelato.Losquehanescapadoalosmomentosmalos de la vida no vacilarán en condenar mi brutalidad y mi estallido decóleradenuestratragediafinal,puesconocentanbiencomoyoladiferenciaentreelbienyelmal,masnosabenhastaquélímitespuedellegarunapersonatorturada. Pero aquellos que han sufrido y han llegado hasta las cosaselementalesseránmáscomprensivosconmigo.

Y mientras que adentro librábamos nuestras luchas en silencio, nosarrebatábamoslacomidaylabebidaycambiábamosgolpes,enelexteriorsesucedíalamaravillaextraordinaria,larutinadesconocidaparanosotrosdelosmarcianosdelpozo.Perovolvamosaaquellasprimerasimpresionesmías.

Después de largo rato volví a la ranura para descubrir que los reciénllegados habían recibido el refuerzo de los ocupantes de tres máquinasguerreras. Estos últimos habían llevado consigo nuevos aparatos, que sehallaban alineados en orden alrededor del cilindro. La segundamáquina detrabajo estaba ya completa y se ocupaba en servir a uno de los nuevosaparatos.Eraésteuncuerpoparecidoaunrecipientedelecheensusformasgenerales,ysobreelmismooscilabaunreceptáculoenformadepera,delcualfluíaunacorrientedepolvoblancoqueibaacaeraunhoyocirculardemásabajo.

El movimiento oscilatorio era impartido al aparato por la máquina detrabajo.Condosmanos espatuladas, lamáquinade trabajo extraíamasasdearcillaylasarrojabaalinteriordelreceptáculosuperior,mientrasqueconsuotrobrazoabríaperiódicamenteunaportezuelaysacabadelapartemediadelamáquinalaescoriaennegrecida.Otrotentáculometálicodirigíaelpolvodelhoyocircularalolargodeuncanalendirecciónaunreceptáculoqueestabaocultoamivistaporunmontóndepolvoazulino.Deesereceptáculoinvisibleselevantabahaciaelcielounadelgadacolumnadehumoverdoso.

Mientrasmehallabamirando,lamáquinadetrabajoextendió,amanerade

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un telescopioyconun sonidomusical,un tentáculo,queunmomentoantesera sólounaespeciedemuñón.El tentáculo se alargóhastaque su extremoquedó oculto detrás delmontón de arcilla.Un segundo después sacaba a lavista una barra de aluminio blanco y reluciente y la depositaba entre otrasbarras,queformabanunapilaauncostadodelpozo.Entreelamanecery lanoche aquella máquina maravillosa debe haber hecho más de cien barrassimilaressinotramateriaprimaquelaarcilla,yelmontóndepolvoazulinosefuelevantandopaulatinamentehastaquesobrepasóelbordedelfoso.

Elcontrasteentrelosmovimientosrápidosycomplejosdeestosaparatosylatorpezadesusamoseranotable,ydurantemuchosdíastuvequehacerunesfuerzomentalparaconvencermedequeestosúltimoseranen realidad losseresdotadosdevida.

El cura tenía posesión de la ranura cuando los primeros hombres fueronllevados al pozo. Yo me hallaba sentado abajo escuchando con la mayoratención.Deprontohizounbruscomovimientohaciaatrás,yyo,temerosodeque nos hubieran visto,me acurruqué transido de terror.Él se deslizó haciaabajosobrelosescombrosyacurrucóseamiladogesticulandoaterrorizado,yporunmomentocompartísustemores.

Sus ademanes indicaban queme dejaba la ranura, y al cabo de un rato,mientrasmicuriosidadmedabacoraje,mepusedepie,pasésobreélytrepéhastaaquélla.

Al principio no vi razón alguna para su terror. Habíase iniciado elanochecerybrillabandébilmente las estrellas,peroel fosoestaba iluminadopor el fuego verde. Toda la escena era una combinación de resplandoresverdes y sombras negras que se movían y fatigaban la vista. Por todo ellopasaban los murciélagos sin detenerse. Ya no se veía a los marcianos, elmontón de polvo azulino habíase elevado y los ocultaba a mi vista, y unamáquinaguerrera,conlaspiernascontraídas,sehallabaalotroladodelpozo.Luego,entreelclamordelasmaquinarias,llegóamisoídosalgosemejanteavoceshumanas.

Mequedéacurrucadoobservandoalamáquinaguerreracongranatenciónyconvenciéndomeporprimeravezdequeelcapuchónconteníarealmenteaunmarciano.Al elevarse las llamasverdespudever el brillo aceitosode sutegumento y el refulgir de sus ojos. De pronto oí un grito y vi un largotentáculoquepasaba sobre el hombrode lamáquinapara introducirse en lajaula que colgaba de su espalda. Levantó luego algo que se agitabaviolentamente y que se recortó oscuro contra el cielo estrellado.Al bajar eltentáculo vi a la luz del fuego que era un hombre. Por un instante estuvoclaramente a la vista.Era un hombre robusto, rubicundoy de edadmadura.Vestía muy bien, y tres días antes debía haber sido un individuo de

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importanciaenelmundo.Visusojosmuyabiertosyelreflejodesusgemelosycadenadeoro.

Desapareció detrás del montón de polvo y por un momento reinó elsilencio.Despuésseelevóungritoterribleenlanocheyelgozosoululardelosmarcianos...

Medeslicésobrelosescombros,mepusedepie,metapélasorejasconlasmanosycorríhaciaellavadero.Elcura,quehabíaestadoacurrucadoconlosbrazossobrelacabeza,levantólavistaalpasaryo,lanzandoungritoagudoalverqueleabandonaba,ymesiguiócorriendo...

Aquella noche, mientras nos hallábamos en el lavadero dominados pornuestroterroryporlafascinaciónqueofrecíalavisióndelpozo,meesforcéenvanoporconcebiralgúnplandefuga.Después,duranteelsegundodía,yapudeconsiderarnuestrasituaciónconmásclaridad.

Vi que el cura no estaba en condiciones de ayudarme en nada; extrañosterrores habíanle convertido ya en una criatura de impulsos violentos,robándole la razón. Prácticamente se había hundido hasta el nivel de unanimal.

Pormiparte,hiceunesfuerzoyaclarémisideas.Unavezquepudehacerfrente a los hechos con frialdad se me ocurrió que, por terrible que fueranuestrasituación,nohabíaaúnmotivoparadesesperardeltodo.

Nuestrasalvacióndependíadelaposibilidaddequelosmarcianostuvieranesepozocomocampamentotemporario.Yaunquelomantuvierandemanerapermanentepodríanconsiderarinnecesariovigilarlosiempreyeraposiblequese nos presentara una oportunidad de escapar. También tuve en cuenta laposibilidad de abrirnos paso cavando en dirección opuesta al foso; pero alprincipio me pareció que corríamos el riesgo de salir a la vista de algunamáquinaguerreraqueestuvieseenguardia.Además,tendríaquehabercavadoyosolo.Elcuranomehubieraayudadoennada.

Si es que no me falla la memoria, fue el tercer día cuando vi morir almuchacho.Fue laúnicavezqueobservérealmentecómosealimentaban losmarcianos.Despuésdeestaexperienciaestuveapartadode la ranuradurantecasitodoundía.

Me fui al lavadero, quité la puerta y pasé varias horas cavando conmihachalomássilenciosamenteposible;perocuandohubeabiertounagujerodemásdemediometrodeprofundidad,latierrasueltacayócongranruidoynomeatrevíacontinuar.Perdíelánimoyestuveechadolargotiempoenelsuelo,sin valor para levantarme nimoverme. Y después de aquello abandoné porcompletolaideadeabrirmepasocavando.

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Taleralaimpresiónquemehabíancausadolosinvasores,quealprincipionoabriguélamenoresperanzadequenosliberarasuderrotaporloshumanos.Perolacuartaoquintanocheoíexplosionescomoloscañonazos.

Eramuytardeylalunabrillabaenelcielo.Losmarcianoshabíansacadolamáquinaexcavadora,ysalvolamáquinaguerrera,quesehallabaenelladoopuestodelpozo,yunamáquinadetrabajo,quelaborabaenunrincónfuerademicampovisual,ellugarestabadesierto.Excepciónhechadelresplandorpálidodelamáquinadetrabajoydeloslistonesdeluzlunar,elfososehallabaen la oscuridad y reinaba allí el silencio, que interrumpía sólo el tintineomusicaldelamáquinadetrabajo.

Oíaullaraunperroyese sonido familiarmehizoaguzareloído.Llegóentonceshastamíeldetonardepotentesestampidos.Seisdetonacioneslleguéacontar,ydespuésdeunlargointervaloresonaronotrasseis.Esofuetodo.

4

LAMUERTEDELCURA

Fueelsextodíadenuestroencierrocuandoespiéporúltimavezyapocome encontré solo. En lugar demantenerse cerca demí y tratar de ganar laranura, el cura había vuelto al lavadero. Se me ocurrió una idea súbita yregreséconrapidezyensilencio.Enlaoscuridadleoíbeber.Tendílasmanosyalcancéaasirunabotelladevino.

Luchamosduranteunosminutos.Labotellacayóalsueloysehizoañicos;yo desistí de mis esfuerzos y me puse en pie. Nos quedamos jadeantes,amenazándonosmutuamente.Al fin,meplanté entre él y los alimentos y leexpresémideterminacióndeiniciarunadisciplinarígida.Dividílosalimentosdelaalacenaenracionesquenosdurasendiezdías.Esamañananolepermitícomer nada más. Por la tarde hizo un esfuerzo por apoderarse de lasprovisiones.Yohabíaestadodurmiendo,perodespertédeinmediato.

Durante todo el día y toda la noche estuvimos sentados el uno frente alotro: yo, agotado, pero resuelto, y él, sollozante y quejándose de que teníahambre.Séquefueundíayunanoche,peroamímeparecióunaeternidad.

Yasí terminóal fin, en luchaabierta,nuestracreciente incompatibilidad.Durante dos días luchamos en silencio. Hubo momentos en que le golpeéfuriosamente,yotrosenquetratédepersuadirle,yenciertaoportunidadquisesobornarleconlaúltimabotelladevino,yaquehabíauncañodedesagüedelquepodíayoobteneraguadelluvia.

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Pero ni la fuerza ni la bondad me sirvieron de nada; el hombre habíarebasadoyaloslímitesdelarazón.

No desistía ni de los ataques contra los alimentos ni de sus ruidososmonólogos.Lasprecaucionesmásrudimentariasparahacerhabitablenuestraprisiónnoquisoobservarlas.Lentamentecomencéanotarelderrumbetotaldesu inteligencia y me hice cargo de que mi compañero de encierro era unenfermo.

Porciertosrecuerdosvagosqueconservo,meinclinoapensarquetambiénmimentefallabaaveces.

Solía tener pesadillas horribles cadavezquemedormía.Parece extraño,perocreoqueladebilidadylalocuradelcurameadvirtierondelpeligroymeobligaronamantenermecuerdo.

El octavo día comenzó a hablar en alta voz en lugar de susurrar y nadapudehacerparaquemoderaseeltono.

—¡Es justo, oh Dios!—decía una y otra vez—. Es muy justo. Seamoscastigadostodos.Hemospecadoytefallamos.Habíapobrezaydesdicha;lospobres eran aplastados en el polvo y yo no dije nada. Prediqué locurasaceptablescuandodebíhabermeimpuesto,aunquemurieraporello,ypedidoquesearrepintieran...Opresoresdelpobreynecesitado...¡ElvinodelSeñor!

Luegovolvíadeprontoa recordar el alimentodequeyo leprivabay seponíaallorar,pediry,alfin,aamenazar.Comenzóaelevarlavoz.Leroguéqueno lo hiciera.Notó que tenía entonces unaventaja sobremí y amenazócongritaryatraerasíalosmarcianos.

Por un tiempo me asustó eso; pero cualquier concesión habría limitadonuestrasposibilidadesdesalvación.Ledesafié,aunquenoestabamuysegurodequenoeracapazdecumplirsuamenaza.Peroaqueldíanolohizo.Hablócada vezmás alto durante lamayor parte de los días octavo y noveno. Susamenazas y ruegos se mezclaban con un torrente en el que expresaba suarrepentimientopornohabercumplidoconsudeberparaconDios.Todoestohizo que le compadeciera. Luego durmió un rato' y al despertar empezó denuevo conmayores energías y en voz tan alta, que por fuerza debí hacerledesistir.

—¡Calle!—leimploré.

Se levantó sobre sus rodillas, pues había estado sentado cerca delfregadero.

—He callado demasiado tiempo—manifestó en tono que debió haberllegado hasta el pozo—. Ahora debo hacer mi declaración. ¡Pobre de estaciudadinfiel!¡Calamidad!¡Aydenosotros!¡AydeloshabitantesdelaTierra,

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quenooyenlavozdelatrompeta!...

—¡Calle!—dije poniéndome en pie, temeroso de que nos oyeran losmarcianos—.¡PoramordeDios!...

—¡No!—exclamóelcuraavozengrito,parándosetambiénylevantandolosbrazos—.¡Hablaré!LapalabradelSeñorsalepormiboca.

Entressaltosllegóhastalapuertaquedabaalacocina.

—Debohablar.Mevoy.Yamehedemoradodemasiado.

Extendí lamanoy toqué lacuchillacolgadade lapared.Casienseguidasalídetrásdeél.Meenloquecíaeltemor.Antesquehubieracruzadolacocinale había alcanzado. Obedeciendo a un último rasgo humanitario volví lapesadacuchillaylegolpeéconelmango.Cayóbocaabajoyquedósetendidoenelsuelo.Yotropecéconélymequedéjadeante.

Deprontooíun ruidoprovenientedeafuera.Eraelgolpedel revoquealdeslizarse y caer, y la abertura triangular se oscureció de inmediato. Allevantar la vista vi la parte inferior de la máquina de trabajo. Uno de sustentáculos se abría paso sobre los escombros, otro tentó entre los tirantescaídos.

Mequedépetrificado.Luegoviatravésdeunaplanchadevidriocercadelborde del cuerpo la cara y los grandes ojos oscuros de un marciano quemiraba.Despuésseextendióunlargotentáculohaciaelinterior.

Mevolvíconunesfuerzo, tropecéconelcuraysaltépara llegarhasta lapuerta del lavadero. El tentáculo habíase introducido ya dos metros en elrecintoysemovíadeunladoaotroconmovimientosalgobruscos.

Porunmomentomequedéfascinadoantesuavance.Luego,lanzandoundébilgritoahogado, entréenel lavadero.Temblabaviolentamenteyaduraspenas pudemantenerme en pie.Abrí la puerta del depósito de carbón ymequedéallí,en las tinieblas,mirandohacia lapuertade lacocina.¿Mehabríavistoelmarciano?¿Quéharíaahora?

Algo semovía allí deun lado aotro congran cuidado; a ratosgolpeabacontra la pared o hacía un movimiento repentino acompañado de un levetintinearmetálico,comolosmovimientosdeunallaveenunllavero.

Luegounpesadocuerpo—supemuybienloqueera—fuearrastradoporelpisodelacocinahacialaranura.

Sin poder resistir, me deslicé hasta la puerta y espié desde allí. En eltriángulode luzexterior estabaelmarcianodentrode lamáquinade trabajoobservandolacabezadelcura.Deinmediatopenséquededuciríamipresenciaporlamarcadelgolpequeleaplicara.

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Volvíaldepósitodecarbón,cerrélapuertaycomencéacubrirmelomásposible con la leña y los trozos de carbón que había allí. A cada instanteinterrumpíaestatareaparaescucharsielmarcianohabíavueltoaintroducirsutentáculoporlaabertura.

Oí entonces el leve sonidometálico. Lo sentí palpar por toda la cocina.Luegollegómáscercaycalculéquesehallabaenellavadero.Medijequesulongitud no sería suficiente para alcanzarme yme puse a orar. El tentáculopasórascandolapuertadeldepósito.

Transcurrió entonces un tiempo de suspenso intolerable y lo oí luegotocandoelcierre.Habíaencontradolapuertaylosmarcianossabíanabrirlas.

Estuvotentandounminutoelcierrey,alfin,laabrió.

Pudevereltentáculo,queseparecíaalatrompadeunelefante.Serpenteóhaciamí y tocó las paredes, los carbones, la leña y el techo. Era como ungusanonegroquemecierasuciegacabezadeunladoaotro.

Unaveztocóeltacóndemizapato.Estuveapuntodegritarymecontuvemordiéndomelamano.Porunmomentoreinóelsilencio.Casimeparecióquesehabía retirado.Despuésoíun ruidosecoyel tentáculoapresóalgo. ¡Creíqueeraamí!Luegosaliódeldepósito.Porunmomentonoestuvesegurodeestoúltimo.Alparecer,sehabíallevadountrozodecarbónparaexaminarlo.

Aproveché la oportunidad para cambiar de posición, pues me estabaacalambrando,ymepuseaescuchar.

Poco después oí el sonido lento y deliberado del tentáculo, que seaproximabadenuevo.Pocoapocose fueacercando, rascando lasparedesygolpeandolosmuebles.

Mientrasme hallaba así pendiente de susmovimientos, golpeó la puertadeldepósitoylacerró.Leoíentrarenlaalacena;rompióunabotellaygolpeóla latade losbizcochos.Despuésresonóunfuertegolpecontra lapuertadeldepósitoyluegoelsilencio.

¿Sehabríaido?

Alfin,medijequesí.

No volvió a entrar en el lavadero; pero estuve todo el décimo día allímetido,tapadocasienteramenteporelcarbónylaleña,sinatrevermeasalirni para calmar la sed, que me torturaba. Fue el undécimo día cuando meaventuréasalirdemirefugio.

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ELSILENCIO

Lo primero que hice antes de ir a la despensa fue asegurar la puerta decomunicaciónentrelacocinayellavadero.Peroladespensaestabavacía;noquedaba en ella nada de alimento. Al parecer, se lo había llevado todo elmarciano.Anteestedescubrimientomedesesperérealmenteporprimeravez.Nielundécimonielduodécimodíatoméalimentosniagua.

Alprincipiosentílagargantasecayseagotaronmisfuerzasconrapidez.Estuve sentado en la oscuridad del lavadero, en un estado de completapostración.Nohacíamásquepensarencomer.Penséqueestabasordo,pueshabíancesadoporcompletolosruidosqueacostumbrabaaoírprocedentesdelpozo.Noteníafuerzassuficientesparaarrastrarmeensilenciohastalaranura,puesdehaberlastenidohubieseidoamirar.

Elduodécimodíamedolíatantolagarganta,quecorríelriesgodellamarlaatenciónde losmarcianosyataqué labombadeaguade lluviaquehabíajunto al fregadero, obteniendo así buena cantidad de agua ennegrecida y demalgusto.Memortificóestoymeanimómuchoelhechodequeelruidonohubieraatraídoaningúntentáculoinvestigador.

Duranteesetiempopensémuchoenelcurayenlaformacomomurió.

El decimotercer día bebí más agua, dormité a ratos, pensé en comer yformuléplanesdefugaimposibles.

Cuandomedormía soñabaconhorribles fantasmas, con lamuertedemicompañero o con deliciosas comidas; pero dormido o despierto sentía unagudodolor,quemeobligabaabeberaguaunayotravez.

Laluzqueentrabaenellavaderonoerayagris,sinoroja.Paramimentedesordenada,ésteeraelcolordelasangre.

Eldecimocuartodíasalíalacocinaymesorprendíalverquelahierbarojahabía cubierto toda la ranura de la pared, filtrando así la luz exterior ytornándolarojiza.

Fue en lamañana del decimoquinto día cuando oí una serie de sonidosfamiliaresen lacocina.Alescuchar los identifiquécomo los resoplidosyelrascar de las patas de un perro. Salí entonces y vi la nariz del can, queasomaba por entre la roja vegetación. Esto me sorprendió en extremo. Alsentirmiolor,elperrolanzóunladrido.

Penséquesipodíainducirleaentrarsinhacermuchoruidoquizámeseríaposiblematarloy comerlo; de todosmodos,mepareció aconsejablematarloparaquesusmovimientosnollamaranlaatencióndelosmarcianos.

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Avancéentoncesllamándoloenvozbaja,peroelanimalretiródeprontolacabezaydesapareció.

Agucé el oído—no estaba sordo—, pero era evidente que reinaba elsilencio en el pozo.Oí algo así como el aletear de pájaros y unos chillidosroncos,peroesofuetodo.

Durantelargoratoestuvecercadelagujero,masnomeatrevíaapartarlasplantasquelotapaban.Unaodosvecesoílospasosdelperro,queibadeunladoaotroporelexterior,yserepitieronlosaleteos.Alfin,animadoporelsilencio,medecidíaasomarme.

Salvoenel rincón,dondeunamultituddecuervos sepeleaban sobre losesqueletosdelosmuertosquesirvierandealimentoalosmarcianos,nohabíaotroservivienteenelpozo.

Miréhaciatodosladoscasisincreereneltestimoniodemissentidos.Todalamaquinaria había desaparecido. Excepción hecha de unmontón de polvoazulino en un rincón, algunas barras de aluminio n otro, los cuervos y losesqueletos,ellugarnoeraotracosaqueunpozodesierto.

Lentamente salí por entre la hierba roja y me paré sobre una pila deescombros.Podíaveren todasdirecciones,menoshaciaelnorte,ynohabíapor allí marcianos. Había llegado mi oportunidad de escapar. Al hacermecargodeestocomencéatemblar.

Vacilé un rato y luego, en un impulso desesperado y con el corazónlatiéndome violentamente, subí a lo alto de las ruinas bajo las cuales meencontrarasepultadotantotiempo.

De nuevo miré a mi alrededor. Tampoco hacia el norte se veía ningúnmarciano.

LaúltimavezquevieraaSheena la luzdeldía, lapoblaciónhabíasidouna bien cuidada calle flanqueada de casas blancas de tejados rojos ynumerosos árboles de sombra. Ahora me encontré con un montón deescombros, sobre el cual se extendía una multitud de plantas rojas queparecíancactosyllegabanhastalaalturadelarodilla.Lavegetaciónterrestrenoledisputabalaposesióndelterreno.Losárbolespróximosestabanmuertos;enlosmáslejanosviqueunaseriedetallosrojoscubríanlostroncosyramas.

Lascasasvecinashabíansedesplomadotodas,peroningunadeellasestabaquemada;algunasdelasparedesmanteníanseenpiehastalaalturadelprimerpiso,consusventanasrotasypuertasdestrozadas.

Lahierbarojacrecíaexuberanteensushabitacionessintecho.Debajodemísehallabaelenormepozodondeloscuervossedisputabanlosrestos.Alolejos vi a un gato flaco que se deslizaba a lo largo de una pared, pero no

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descubríseñalalgunadesereshumanos.

En contraste con mi reciente encierro, el día me parecíaextraordinariamente brillante, el cielo de un azul intenso. Una suave brisamecíaconstantementealahierbaroja,quecubríatodoelterrenolibre.Y,¡ah!,ladulzuradelairelibre.

6

DESPUÉSDEQUINCEDÍAS

Duranteuntiempomequedéparadosobrelapiladeescombrossinpensarenelpeligro.Dentrodelacuevadelaqueacababadesalirsólohabíapensadoen nuestra seguridad inmediata. No me hice cargo de lo que sucedía en elmundo,no imaginéelsorprendenteespectáculoquemeesperabaa lasalida.Había esperado ver a Sheen en ruinas... y ahora tenía ante mí el paisajefantásticodeotroplaneta.

Enesemomentoexperimentéunaemociónqueestámásalládelalcancedeloshombres,peroquelaspobresbestiasalasquedominamosconocenmuybien.Mesentícomopodríasentirseelconejoalvolverasucuevayversedeprontoanteunadocenadepeonesquecavanallíloscimientosparaunacasa.Tuve el primer atisbo de algo que poco después se tornó bien claro a mimente,quemeoprimiódurantemuchosdías:mesentídestronado,comprendíque no era ya uno de los amos, sino un animal más entre los animalessojuzgadospor losmarcianos.Nosotros tendríamosquehacer lomismoqueaquéllos:vivirenconstantepeligro,vigilar,correryocultarnos;elimperiodelhombreacababadefenecer.

Peroestaideaextrañaseborródemimentetanprontosehubopresentadoynopenséyaenotracosaquenofuerasatisfacermihambredetantosdías.Acierta distancia, al otro lado de una pared cubierta de rojo, vi un trozo deterrenoaldescubierto.Estomediounaideayavancéporentrelahierbaroja,queenpartesmellegabahastaelcuello.Ladensidaddelasextrañasplantasmebrindabaunesconditeseguro.Laparedteníaunmetroochentadealto,ycuandolaintentétrepardescubríquemisfuerzasnomelopermitían.

Por eso avancé un trecho por su lado, llegué a una esquina y vi allí unmontóndeescombros,quemepermitiósubiraellaybajaralahuertadelotrolado. Allí encontré algunas cebollas, un par de bulbos de gladiolos y unacantidad de zanahorias no del todo maduras. Me apoderé de todo ello y,salvando de nuevo la pared en ruinas, seguí camino por entre los árbolesescarlatas en dirección a Kew. Aquello era como marchar por una avenida

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flanqueadaporgigantescasgotasdesangre.

Miideaprincipaleraobtenermásalimentosyalejarmedelosalrededoresdelpozotodoloquemepermitieranmispiernas.

A cierta distancia, en un lugar cubierto de hierba, había un grupo dehongos,quedevoré,ydespuéslleguéaunlagodepocaprofundidadsobreloque antes fuera un campo sembrado. Estos escasos alimentos sólo sirvieronparaavivarmihambre.Alprincipiomesorprendióverallíaguaaesaalturadelaño,perodespuésdescubríqueestosedebíaalaexuberanciatropicaldelahierba roja. Al encontrar agua, esta extraordinaria vegetación se tornabagigantescay adquiría una fecundidadnotable.Sus semillas llegaronhasta elWeyyelTámesis,ylatitánicaplanta,quecrecíacontantarapidez,ahogódeinmediatoaambosríos.

En Putney, como lo comprobé después, el puente estaba cubierto porcompleto por esa hierba, y también en Richmond se vertían las aguas delTámesis en un amplio lago, que cubría las campiñas de Hampton yTwickenham.Alextenderselasaguas,lahierbalasseguía,hastaquelasvillasenruinasdelvalledelTámesisestuvieronporuntiempoperdidasenmediodeun pantano rojo—cuyasmárgenes exploré—, y gran parte de la desolacióncausadaporlosmarcianosquedóasíoculta.

Al fin, sucumbió la hierba roja con tanta rapidez como se extendió. Fuepresadeunaenfermedaddebidaa laaccióndeciertasbacterias.Ahorabien,porobradelaselecciónnatural,todaslasplantasterrestreshanadquiridounaresistencia especial contra las enfermedades de ese tipo; jamás mueren sindefenderse.Perolahierbarojasepudriócomoalgoyamuerto.Perdióelcoloryfueencogiéndoseytornándosequebradiza.Serompíaaltocarla,ylasaguas,que estimularon su crecimiento, se llevaron sus últimos vestigios hacia elmar...

Naturalmente, loprimeroquehiceal llegaralaguafuesatisfacermised.Bebímucho,ymovidoporun impulso,me llevé a labocaunpuñadode lahierba;peroeramuyacuosaydeundesagradablesabormetálico.

Descubríqueellagoteníapocaprofundidadyquemeeraposiblecaminarpor allí, aunque la hierba roja dificultaba bastante el paso; pero como elpantanosetornabamásprofundoamedidaquemeacercabaalrío,mevolvíhaciaMortlake.

Logréseguirelcaminofijándomeenlasruinasdelasvillasyenlascercasy columnas de alumbrado, consiguiendo salir, al fin, de ese lugar, subir poruna cuesta que iba hacia Rochampton e ir a parar al campo comunal dePutney.

Allícambiabalaescena.Loextrañoypocofamiliarconvertíaseenlaruina

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de lo conocido. En algunos lugares parecía haber pasado un ciclón, y alavanzar un centenar de metros encontré espacios en perfectas condiciones;casasconsuspersianasypuertascerradas,comosisusdueñossehubieranidopor un día o estuvieran durmiendo en el interior. La hierba roja eramenosabundante; los árboles del camino estaban libres de la enredaderamarciana.Busqué alimentos entre los árboles, pero no hallé nada. Entré en un par decasas silenciosas, sólo para descubrir que ya habían estado antes otrossaqueadores.

Comoestabademasiado,agotadoparacontinuarandandodescanséelrestodeldíaentrelossetos.

Durante todo este tiemponovi seres humanosni descubrí rastros de losmarcianos. Encontré un par de perros hambrientos, pero los dos se alejaronapresuradamente cuando intenté atraerlos.CercadeRochamptonhabía vistodosesqueletoshumanos,yenelbosquecillojuntoalquemehallabadescubríloshuesosaplastadosdevariosgatosyconejos,comoasí tambiéneldeunaoveja.Aunquequiseroerestoshuesos,nopudesaciarmihambre.

Después de la caída del sol seguí andando por el camino en dirección aPutney, donde creo que por alguna razón usaron los marcianos su rayocalórico.En un jardín del otro lado de la población obtuve una cantidad depatatasapenasmaduras,queengullícongrangusto.Desdeesahuertasepodíaver Putney y el río.Reinaba allí la desolación: árboles ennegrecidos, ruinasabandonadas,yalpiedelacolinaveíaseelríoteñidoderojo.Y,sobretodo,secerníaelsilenciocomounpesadomanto.Alpensarenlarapidezconquesehabíaoperadouncambiotanaterrador,mesentíllenodedesesperación.

Poruntiempocreíquelahumanidadhabíadejadodeexistiryqueerayoelúnicohombrequequedabaconvida.CercadelacimadePutneyHillencontréotro esqueleto humano, con los brazos arrancados.Al seguir avanzandomeconvencí cada vezmás de que ya se había cumplido la exterminación de laraza humana. Pensé que losmarcianos habrían seguido sumarcha para ir aotraparteenbuscadealimento.TalvezenesemomentoestabandestruyendoParísoBerlínoquizásehabíanidohaciaelnorte...

7

ELHOMBREDEPUTNEYHILL

AquellanochelapaséenlahosteríaquesehallaenloaltodePutneyHillyporprimeravezdesdemihuidaaLeatherheaddormíenunacama.Norelataréel trabajo inútil que me costó forzar la entrada en la hostería—después

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descubríque lapuertaprincipalestabasin llave—nicómoregistré todas lashabitaciones en busca de alimento hasta que, ya a punto de renunciar,encontré,alfin,unpanroídoporlasratasydoslatasdeananásenconserva.Lacasayahabíasidosaqueada.Despuésdescubríenelbaralgunosbizcochosysandwiches,quehabíanpasadoporaltolosqueestuvieronallíantesqueyo.Lossandwichesnopudecomerlos,perolosbizcochosestabanbuenosehiceunaabundanteprovisióndeellos.

No encendí lámparas por temor de que algúnmarciano se aproximara aaquella parte de Londres durante la noche. Antes de acostarme sufrí unintervalo de inquietud y anduve de ventana en ventana espiando hacia elexteriorpor siveíaa losmonstruos.Dormípoco.Mientrasmehallabaen lacamapudepensarcomonolohicieradesdemiúltimariñaconelcura.Desdeentonces hasta ese momento mi condición mental había sido una rápidasucesióndevagosestadosemocionalesounaespeciedeestúpidanegacióndelainteligencia.Peroaquellanoche,fortificadoyaporlosalimentosingeridos,pudereflexionarconclaridad.

Tres detalles se esforzaban por lograr el predominio absoluto en micerebro:lamuertedelcura,elparaderodelosmarcianosyelposibledestinocorridopormiesposa.Loprimeronomecausabahorrorniremordimiento;loconsideraba simplemente como algo terminado y como un recuerdodesagradable,peronadamás.Meveíaentoncescomomeveoahora, llevadopaso a paso hacia aquel acto de violencia, víctima de una sucesión deaccidentesquemecondujoa la tragediafinal.Nosentíaremordimientos;sinembargo,memolestabael recuerdo.Enelsilenciode lanoche,presadeesasensacióndelaproximidaddeDiosquesolemosexperimentarmientrasreinanelsilencioylaoscuridad,meforméelúnicojuicioporaquelmomentodeiraytemor.

Revisémentalmentecadaaspectodenuestrasrelacionesdesdeelmomentoenquelehalléjuntoamí,sinprestaratenciónamisedyseñalandohaciaelhumolasllamasquesealzabandelasruinasdeWeybridge.

En ningúnmomento nos comprendimos. De haber previsto lo que iba aocurrir le hubiera dejado en Halliford. Mas no preví nada, y el crimen espreveryobrar.Dejoconstanciadeesto talcomofue.Nohubotestigos:bienpodría haber ocultado estas cosas. Pero lo incluyo en mi relato, como heincluidotodo,yqueellectorseformeeljuicioqueledictesucriterio.

Ycuandohubedejadodeladoelrecuerdodesucuerpoinertehicefrentealproblemadelosmarcianosyalposibledestinodemiesposa.Conrespectoaloprimeronoteníainformealguno;podíaimaginarmilcosas, lomismoquecon lo segundo. Y de pronto, la nocheme pareció terrible.Me senté en ellecho,conlavistaclavadaenlaoscuridad.Pedíalcieloqueelrayocalóricola

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hubieramatadosúbitamenteysincausarlesufrimientos.Desdelanochedemiregreso de Leatherhead no había orado. Había murmurado plegarias falsas,había orado como los paganos profieren encantamientos en casos de apuro;peroahoraoréenrealidad,concordurayfe,caraacaracon las tinieblasdeDios. ¡Extraña noche!Ymás extraña aún en esto: tan pronto como llegó elalba,yo,quehabíahabladoconDios,salídelacasafurtivamente,comolarataabandonasucueva.Eraentoncesunanimal inferior, tanperseguidocomoelroedoralquehemencionado.Esseguroquesiestaguerranonosenseñóotracosa, nos hizo, por lo menos, ser comprensivos con las bestias a las quedominamos.

Eraundíamagníficoyelcieloseteñíaderosaeneloriente.Enelcaminoque se extiende desde Putney Hill hasta Wimbledon había una serie dedolorososvestigiosdelaterrorizadotorrente,quedebehaberllegadoaLondreseldomingoporlanoche,despuésqueseiniciaronlashostilidades.

Vi un carrodedos ruedas conuna inscripciónquedecía:ThomasLobb,verdulero,NewMalden.Teníaunaruedadestrozadayjuntoalmismohabíaunsombrero de paja incrustado en el barro ahora seco.En la parte superior deWest Hill descubrí muchos vidrios manchados de sangre cerca de unabrevaderoderribado.

Mismovimientoseranlánguidos,misplanesmuyvagos.TeníalaideadeirhastaLeatherhead,aunquenoignorabaqueeranmuyescasaslasposibilidadesdequehallaraallíamiesposa.Amenosquelamuerteleshubierasorprendidosúbitamente,eralógicosuponerquemisprimoshabíanhuido;peromeparecióque podría enterarme allí de la dirección en que habían marchado loshabitantes de Surrey. Deseaba encontrar a mi esposa, pero no sabía cómohacerlo.Enesosmomentoscaíenlacuentademiterriblesoledad.

DesdelaesquinaavancéporentrelossetosyárboleshacialoslímitesdelampliocampocomunaldeWimbledon.

Aquellaextensiónoscuraestabasalpicadaenparteporfloresderetamayargomasamarillas;novilahierbaroja,ycuandoandabadeunladoaotro,sindecidirmeasaliracampoabierto,selevantóelsol,inundándolotodoconsuluzyvitalidad.

Descubríentoncesungrupoderanasmuyocupadasenalimentarseenuncharquito entre los árboles.Me detuve paramirarlas y ellasme dieron unalecciónensufirmevoluntaddecontinuarviviendo.

Poco después me volví con la extraña impresión de que alguien meobservaba y descubrí algo acurrucado entre unmatorral cercano.Me quedémirándolo.Despuésdiunpasoenesadirecciónydelmatorralselevantóunhombre armado con un machete. Me acerqué con lentitud mientras él me

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observabaensilencioysinmoverse.

Alavanzarmedicuentadequevestíaropastansuciascomolasmías.Enverdad,dabalaimpresióndehabersearrastradoporlaszanjasdelcamino.Susnegroscabellos le caían sobre losojosy sus faccionesmostrábanseoscuras,suciasyenflaquecidas,razónporlacualnolereconocíalprincipio.Teníauntajoenrojecidoenlaparteinferiordelacara.

—¡Deténgase!—megritócuandomehallabaadiezmetrosdeél.

Medetuvedeinmediato.

—¿Dedóndeviene?—mepreguntóconvozronca.

Mequedépensandomientrasloexaminabaconatención.

—VengodeMortlake—dijealfin—.Estuvesepultadocercadelpozoquehicieronlosmarcianosalrededordesucilindro.Logrésaliryheescapado.

—Poraquínohayalimentos—manifestó—.Estaregiónesmía.Todaestacolinahastaelrío,yporatrás,hastaClaphamyelbordedelcampocomunal.Haycomidaparaunosolo.¿Haciadóndeva?

—Nosé—lerespondíconlentitud—.Estuvesepultadoenlasruinasdeunacasadurantetreceocatorcedías.Noséquéhapasado.

Memiróconexpresióndubitativayluegodiounrespingofijándoseenmíconmásatención.

—No deseo quedarme por aquí—agregué—. Creo que seguiré haciaLeatherhead,puesallíestabamiesposa.

Élmeseñalóconeldedo.

—Es usted—dijo—. El hombre de Woking. ¿Y no lo mataron enWeybridge?

Loreconocíenelmismomomento.

—Ustedeselartilleroqueentróenmijardín.

—¡Qué buena suerte!—exclamó—. Somos afortunados. ¡Usted!—metendióladiestrayselaestreché—.Yomemetíenundesagüe.Ydespuésquese fueron escapé por los campos hacia Walton. Pero... todavía no hacedieciséisdíasyestáustedllenodecanas.

Miródeprontoporencimadelhombro.

—Noesmásqueunacorneja—agregó—.Estosdíasseenteraunodequehastalospájaroshacensombra.

Estamos muy al descubierto. Metámonos entre esos matorrales y

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conversaremos.

—¿Havistoalosmarcianos?—inquirí—.Desdequesalí...

—SehanidoalotroladodeLondres.Creoqueallítienenuncampamentomás grande. Por allá, por el lado de Hampstead, el cielo se llena de lucesdurante la noche. Es como una gran ciudad, y en el resplandor se los vemoverse.Dedíanosevenada.Peromáscerca...,noloshevisto...—contóconlos dedos—en cinco días. Vi a dos de ellos al otro lado de Hammersmith.Llevabanalgogrande.Yanteanoche...—hizounapausayagregóenvozmásbaja—: Fue cuestión de luces, pero había algo en el aire. Creo que hanconstruidounamáquinadevolaryestánexperimentandoconella.

Medetuvesobremanosyrodillas.Yahabíamosllegadoalosmatorrales.

—¿Vuelan?

—Sí;vuelan—repuso.

Meintrodujepordebajodelasramasymesenté.

—La humanidad está perdida—expresé—. Si pueden hacer eso darán lavueltaalmundo...

Élasintió.

—Sí.Peroesoaliviaráunpocolascosasporaquí.Además...—memiróalos ojos—. ¿No está usted convencido de que la humanidad está liquidada?Yo,sí.Estamosvencidos.

Mequedémirándole.Porextrañoqueparezca,nohabíallegadoyoaestaconclusión.Elhechomeresultóperfectamenteobvioaloírseloafirmar.Aúnabrigabauna esperanzavagao,másbien, conservabaunamaneradepensardesarrollada durante la costumbre de toda una vida. Él repitió con absolutaconvicción:

—Estamosvencidos.Guardósilenciounmomento.

—Ha terminado todo—dijo luego—. Ellos perdieron uno. Sólo uno. SehanafianzadoenlaTierraydestrozaronalapotenciamásgrandedelmundo.Nosaplastaron.LamuertedeaqueldeWeybridgefueunaccidente.Yéstosnosonmásquelosprimeros.Siguenviniendo.Esasestrellasverdes...Nohevistoningunaenlosúltimoscincooseisdías,peroestoysegurodequecaentodaslas noches en alguna parte. No se puede hacer nada. ¡Estamos aplastados!¡Vencidos!

Nolerespondí.Mequedéconlavistaclavadaenelvacíoesforzándomeenvanoporpensaralgoquedesvirtuarasusafirmaciones.

—Estonoesunaguerra—continuóelartillero—.Nuncalofue.Tampoco

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lashormigaspudieronhacernoslaguerraanosotros.

Súbitamenterecordéaquellanochedelobservatorio.

—Despuésdeltercerdisparonohubomás...Porlomenos,hastaquellegóelprimercilindro.

—¿Cómolosabeusted?—mepreguntó.Seloexpliqué.

—Sehabrá descompuesto el cañón—dijo entonces—. ¿Pero qué importaeso? Ya lo arreglarán. Y aunque haya una demora, el final será el mismo.Hombres contra hormigas. Las hormigas construyen sus ciudades, viven enellasy tienen susguerrasy sus revoluciones,hastaque loshombresquierenquitarlas de en medio, y entonces desaparecen. Eso es lo que somos...Hormigas.Sóloque...

—¿Sí?—leurgí.

—Somos hormigas comestibles. Nos quedamos mirándonos. —¿Y quéharánconnosotros?—dijealfin.

—En eso he estado pensando. Después de Weybridge me fui al sur,pensandosiempre.Viloquepasaba.Lamayorpartedelagentegritabayseexcitaba.Peroyonosoydelosquegritan.Hevistolamuertedecercaunaodosveces;nosoyunsoldadoornamentalylamuertenomeasusta.Puesbien,elquesesalvaeselquepiensa.Vique todosse ibanalsurymedije:«Poraquel lado no durarán los alimentos.» Y me volví. Fui en busca de losmarcianos, como el gorrión busca a los hombres—con un amplio ademánindicólosalrededores—.Portodaspartessemuerendehambreamontonesysepisoteanunosaotros...

Viomiexpresiónyseinterrumpióuninstante.

—Sindudaalguna, losque teníandinero escaparon»aFrancia—continuóalpoco—.Aquíhaycomida.Latasdeconservasenlastiendasdecomestibles;vinos, licores, aguas minerales, y los caños principales de desagüe y lascloacasgrandes estánvacíos.Ahorabien, le estabadiciendo loquepensabayo.«Aquíhayseresinteligentes—medije—.Yparecequenosquierencomoalimento.»Primerodestruiránnuestrosbarcos,máquinas, armas, ciudades,yterminaránconelordenylaorganización.Todoesodesaparecerá.Sifuéramosdeltamañodelashormigaspodríamossalvarnos.PeronolosomosÉsaeslaprimeraseguridadquetenemos,¿eh?

Asentí.

—Asíes.Yalohepensado.Puesbien,vamosahora.Porelmomentonoscapturancuandoquieren.Unmarcianonotienemásquecaminarunasmillaspara encontrar unamultitud en fuga.Yundía vi a uno enWandsworthquehacía pedazos las casas y rebuscaba entre las ruinas. Pero no seguirán

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haciendoeso.Tanprontocomohayanterminadoconnuestrasarmasybarcos,destruidonuestrosferrocarrilesyfinalizadolascosasqueestánhaciendoaquícomenzarán a cazarnos de manera sistemática, eligiendo a los mejores yguardándonos en jaulas. Eso es lo que harán después de un tiempo. ¡Dios!todavíanohanempezadoconnosotros.¿Nosedacuenta?

—¿Nohanempezado?—exclamé.

—No. Lo que ha pasado hasta ahora se debe a que no hemos tenido laprudenciadequedarnosquietosyloshemosmolestadoconnuestroscañonesytonterías.Además,perdimoslacabezayhuimosengrandesmultitudeshaciadondenohabíamásseguridadqueenlossitiosenqueestábamos.Todavíanoquierenmolestarnos. Están fabricando sus cosas, todas las que no pudierontraerconsigo,ypreparandolonecesarioparaelrestodesuraza.Posiblementesedebaaesoquehayandejadodecaerotroscilindros,pues,sinduda,temenaplastar a los que ya están aquí. Y en lugar de correr a ciegas o de juntardinamitaconlaesperanzadehacerlosvolartenemosqueprepararnosparaunnuevoestadodecosas.Asíescomolopiensoyo.Noestáesodeacuerdoconlo que el hombre desea para su especie, pero es lo que nos aconsejan lascircunstancias. Sobre ese principio me basé para obrar. Las ciudades, lasnaciones, la civilización, el progreso..., todo eso ha terminado. Finalizó lapartida.Estamosvencidos.

—Perosiesasí,¿paraquéhemosdeseguirviviendo?

Elartilleromemiróconfijezaduranteunmomento.

—Nohabrámásconciertoshastadentrodeunmillónomásdeaños;nohabráunaacademiarealdeartesnirestaurantesdelujo.Sisondiversionesloque le interesan puede olvidarse de ellas. Si tiene modales delicados o ledesagrada comer las arvejas con el cuchillo o pronunciarmalas palabras, leconvienedejardeladoesosreparos.Yanoservirándenada.

—¿Quieredecir...?

—Quierodecirqueloshombrescomoyosonlosqueseguiránviviendo...,paraquenosepierdalaraza.Ledigoqueestoyfirmementedispuestoavivir.Ysinomeequivoco,usted tambiéndemostrará loquevaleyserácomoyo.No vamos a permitir que nos exterminen. Y tampoco pienso dejar que mecapturen,medomestiquenymeengordencomoauncerdooaunavaca.¡Uf!¡Esosmalditosbichosquesearrastran!

—Noquerrádecirque...

—Sí. Yo viviré bajo sus pies. Ya lo tengo proyectado a la perfección.Estamos vencidos; no sabemos lo suficiente.Debemos aprender para lograrotra oportunidad de triunfar. Y tenemos que vivir y mantenernos

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independientes mientras aprendemos. ¿Comprende? Eso es lo que ha dehacerse.

Lomiréconfijeza,llenodeasombroyprofundamenteconmovidoporsuresolución.

—¡Diosmío!—exclamé—.¡Esustedtodounhombre!

Actoseguidoleestrechélamano.

—¿Eh?—dijoélconlosojosrelucientes—.Lopensébien,¿eh?

—Prosigausted.

—Puesbien, losquenoquieranseratrapadosdebenprepararse.Yoyalohehecho.Esosí,notodosnosotrostenemosloquesenecesitaparaserbestiassalvajes,yesoesloquehemosdeser.Poresoleestuveobservando.Tuvemisdudas al verle tan delgado. Claro que no sabía que era usted ni que habíaestado sepultado. Todos éstos, los que vivían en estas casas, y todos loscondenados dependientes de comercio, que vivían por allá, no sirven. Notienencoraje,nosueñanniansíannada,yelquenotieneesascosas,novaleunardite.

»Todosellossolíansalircorriendoparael trabajo.Hevistocentenaresdeellos, con el desayuno en la mano, correr para tomar su tren por temor dellegartardealtrabajoyperderelempleo.Sededicabananegociosquenuncaquisieron entender. Volvían corriendo a sus casas por temor de no llegar atiempoparalacena.Sequedabanensushogaresdespuésdecomerportemora la oscuridad de las calles. Y dormían con sus esposas no porque lasquisieran,sinoporqueellasteníanunpocodedinero,quelesbrindabaalgodeseguridadensusmiserablesvidas.Vidasaseguradasportemoralamuerteyalosaccidentes.

»Y los domingos..., elmiedo alMásAllá. ¡Como si el infierno quisieraconejos! Pues bien, los marcianos serán una bendición para ellos. Bonitasjaulas,bienaireadas;alimentosdeprimera;nadadepreocupaciones...Despuésdeunasemanadeandarcorriendoporloscampossinnadaquecomeriránporsu propia voluntad para que los capturen. Al cabo de un tiempo estaráncontentos y se preguntarán qué hacía la gente antes que los marcianos sehicierancargodelascosas.

»Ylosborrachosylosholgazanes...,yamelosimagino.Todossevolveránreligiosos.Haycentenaresdecosasquehevistoyquesóloenestosúltimosdías comencé a ver con claridad. Muchos aceptarán las cosas como sepresenten y otros se afligirán porque algo anda mal y pensarán que esnecesariohaceralgo.

«Ahora bien, cuando las cosas se ponen de tal manera que muchas

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personasopinanquedeberíanhaceralgo,losdébilesdecarácterylosquesedebilitan con mucho pensar siempre inventan una especie de religión debrazos cruzados, muy pía y superior, y se someten a la persecución y a lavoluntaddelSeñor.Posiblementelohayavistousted.Enesasjaulasresonaránloshimnosylossalmos.Ylosmenossimplescontribuiránconunpocode...,¿cómosellama?...Erotismo.

Hizounapausa.

—Esmuyposiblequelosmarcianostenganpreferidosentreellos;quelesenseñenahacerpruebas.¿Quiénsabe?Puedequesepongansentimentalesconalgúnmuchachitoquesecrióentreellosydebasersacrificado.Yesposiblequeenseñenaalgunosaperseguirnos.

—No—exclamé—.¡Esoesimposible!Ningúnserhumano...

—¿Dequésirvenesasmentiras?—me interrumpióelartillero—.Muchoshombresloharíancongusto.¿Dequévalefingirquenoesasí?

Yyosucumbíasuconvicción.

—Sivienenabuscarme...¡Dios!Sivienenabuscarme...

Callóparameditarconelceñofruncido.

Me puse a pensar en lo que había dicho. No encontré argumentos paraoponer a sus afirmaciones.En los días anteriores a la invasión nadie habríapuestoendudamisuperioridadintelectualencomparaciónconlasuya—yo,un conocido escritor de temas filosóficos, y él, un soldado común—y, sinembargo, él ya había delineado una situación que yo no alcanzaba acomprenderdeltodo.

—¿Quéhaceusted?—preguntéalpoco—.¿Quéplanestiene?

Vacilóunmomentoantesdecontestarme.

—Verá usted—dijo al fin—. ¿Qué tenemos que hacer? Tenemos queinventar una clase de vida en la que los hombres puedan medrar ymultiplicarse y estén seguros de poder criar a sus hijos. Sí... Espere unmomento y le aclararé lo que pienso que puede hacerse. Los mansosdesapareceráncomolasbestiasmansas;enpocasgeneracionesserángordos,estaránbiencuidados...yservirándealimentoalosmarcianos.Elriesgoestáen que los que sigamos sueltos nos volvamos salvajes y degeneremos paraconvertirnosenunaespeciederazaferoz...Veráusted,piensovivirbajotierra.Heelegidolascloacasylosdesagües.Claroquelosquenolosconocencreenquesonalgoterrible;perodebajodeLondreshaymilesymilesdeconductos,y en unos cuantos días de lluvia, estando la ciudad desocupada, quedaránperfectamente limpios. Los caños principales son lo bastante grandes yaireadosparavivir.Además,estánlossótanos,lasbóvedasdelosbancosyde

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lastiendas,ydesdeellossepuedenabrirpasajeshastaloscaños.Ylostúnelesdelferrocarrilylosdeltrensubterráneo.¿Eh?¿Comprende?Formaremosunabanda de hombres fuertes e inteligentes. No aceptaremos a cualquiera quequieraunírsenos.Alosdébiles,losrechazaremos.

—¿Comopensabahacerconmigo?

—Bueno...,porlomenos,parlamentéconusted,¿no?

—Nodiscutiremoselpunto.Prosiga.

—Los que estén con nosotros deberán obedecer órdenes. Tambiéntendremos mujeres sanas y fuertes; madres y maestras. Nada de damasdelicadasyestúpidas.Noqueremosdébilesytontos.Lavidavuelveaservidaverdaderaylosinútilesytorpesdebendesaparecer.Deberíanestardispuestosamorir.Alfinyalcabo,seríadeslealquesiguieranviviendoparacontaminarlaraza.Porotraparte,nopodríanserfelices.

»Nos reuniremos en todos esos lugares.Nuestrodistrito seráLondres.Yhastapodremosmantenerunaguardiayandaraldescubiertocuandosealejenlosmarcianos.Esposiblequehastapodamosjugaralcricket.Asísalvaremoslaraza.¿Eh?¿Noesposible?Peroesodesalvarlarazanoesnada.Comoledije, así seremos ratas solamente. Lo importante es que salvemos nuestrosconocimientos y los aumentemos. En eso intervendrán los hombres comousted. Hay libros, modelos. Debemos hacer depósitos bien profundos yobtener todos los libros que podamos; nada de novelas y estúpidas poesías,sino libros de ideas y de ciencia. Iremos alMuseoBritánico a recoger esosvolúmenes.En especial tendremos que conservar nuestra ciencia y aprendermás.Debemos observar a losmarcianos.Algunos de nosotros iremos comoespías.Cuandoestétodoenmarchaesposiblequevayayomismoymedejecapturar.Yloimportanteesquedejaremosenpazalosmarcianos.Nisiquierarobaremos. Si vemos que los molestamos en algo, nos iremos. Hay quedemostrarles que no pensamos hacerles daño. Sí, ya lo sé. Pero soninteligentes y nos cazarán si tienen todo lo que quieren y nos consideranalimañasinofensivas.

Elartillerohizounapausaypusounamanosobremibrazo.

—Alfinyalcabo,quizánoseatantoloquetengamosqueaprenderantesde... Imagíneseesto:cuatroocincodesusmáquinasdeguerraseapartandepronto;rayoscalóricosaderechaeizquierdayniunmarcianoquelosmaneje.Niunmarciano,sinohombres;hombresquehanaprendidoahacerlo.Quizáseaenmitiempo.¡Quéagradableseríatenerunadeesasmáquinasysurayocalórico! ¡Qué magnífico controlar eso! ¿Que'' importaría que nos hicieranpedazos, al fin, si se pudiera liquidar a unos cuantos así? Entonces sí queabrirían los ojos esos marcianos. ¿No se lo imagina usted? ¿No los ve ya

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arrastrándose trabajosamente hacia sus otros aparatos? En todos ellosencontrarían algo descompuesto. Y mientras estuvieran arreglando losdesperfectos, ¡paf!, llega el rayo calórico y el hombre vuelve a recobrar losuyo.

Duranteunratodominóporcompletomimentelaaudaciaimaginativadelindividuoyel tonodecorajeyseguridadconquehablaba.Creí sinningunavacilaciónen suprofecíadeldestinohumanoyen laposibilidadde llevar acabosuasombrosoplan,yellectorquemeconsideresusceptibleytontodebecontrastarsuposición,pensareneltemaponiéndoseenmilugareimaginarseasímismo,comomehallabayoenaquellosmomentos,acurrucadoentrelosmatorralesyllenodeaprensión.

De estamanera hablamos durante parte de lamañana, y algomás tarde,unavezquehubimoscomprobadoquenohabíamarcianosenlosalrededores,corrimos precipitadamente hacia la casa de Putney Hill, donde mi nuevocompañerohabía instaladosucubil.Eraelsótanodelcarbón,ycuandovieltrabajo que llevara a cabo en una semana—un túnel de sólo diezmetros delargo,conelquepensaballegarhastalacloacaprincipaldePutneyHill—tuvemi primera sospecha sobre el abismo que había entre sus sueños y sucapacidadpara llevarlosacabo.Unpozoasípodíayohaberlocavadoenundía.Perocreíenéllosuficientecomoparaayudarleatrabajaraquellamañanahastapasadoelmediodía.

Teníamos una carretilla y arrojábamos a la cocina la tierra extraída.Nosrefrescamosconunalatadesopadetortugayvinodeladespensavecina.Enesta labor encontré el curioso alivio de la impresión que me embargaba alencontrarme en un mundo tan extraño. Mientras trabajábamos reflexionélargamentesobresusproyectosy,alfin,comenzaronapresentarseobjecionesydudas;pero seguí cavandoallí toda lamañana,puesmealegraba tenerdenuevoalgodefinidoquehacer.

Alcabodeunahoracomencéapensarenladistanciaquedebíamoscavarantesdellegaralacloacayenlaposibilidadqueteníamosdenodarconella.Miobjeciónprimerafuequetuviéramosquecavaruntúneltanlargocuandoeraposibleentrarenlacloacadeinmediatoporunadelastomasdelacalleyexcavar desde ella hacia la casa. También me pareció que mi amigo habíaelegido mal la casa y que requería un túnel demasiado largo. Y cuandoempezaba a hacerme cargo de estos detalles, el artillero dejó la pala y memiró.

—Estamos trabajandobien—dijo—.Dejémosloporun rato.Creoqueyaeshoradeiraexplorarlosalrededoresdesdeeltecho.

Yoerapartidariodecontinuar,ytrasligeravacilación,éltomódenuevolapala.Deprontosemeocurrióunaideaeinterrumpímilabor.Élmeimitóde

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inmediato.

—¿Porquéandabacaminandoporelcampocomunalenvezdeestaraquí?—lepregunté.

—Estaba tomando aire—repuso—. Ya volvía. Es menos peligroso denoche.

—Pero¿yeltrabajo?

—Unonopuedetrabajarsiempre—dijo.

De inmediato lo vi tal cual era. Él titubeó un instante, con la pala en lamano.

—Ahora deberíamos hacer un reconocimiento desde arriba, pues si seacercaalgunodeellospodríaoírelruidoytomarnosdesorpresa—manifestó.

Yanomesentídispuestoaobjetar.Juntosfuimosaltechoynosparamossobre una escalera para espiar desde la puerta de la azotea. No se veíamarcianoalgunoynosaventuramosasalir.

Desde el parapeto no podíamos ver casi nada de Putney debido a losmatorrales;perodominábamosel río,queeraunamasadehierba roja,y laspartes más bajas de Lamberth, completamente inundadas. La enredaderamarcianasubíapor losárbolescercanosalviejopalacioy lasramasmuertassobresalíanporentrelosrojosracimos.Resultabaextrañovercuanporenterodependían del agua aquellas plantas para propagarse. A nuestro alrededorningunadelasdoshabíalogradomedrar.

Miramos hacia el norte, y al otro lado de Kensington vimos que seelevabangrandesnubesdehumodenso.

ElartillerocomenzóahablarmedelaclasedegentequeaúnquedabaenLondres.

—Una noche de la semana pasada algunos locos pusieron enfuncionamientolascentraleseléctricas.

TodalacalleRegentyelCircusseiluminaronderepenteyallísejuntaronmujeres pintadas y hombres borrachos, que estuvieron bailando y gritandohastaelamanecer.

»MelocontóunhombrequeestuvoallíyparecequealllegareldíavieronunamáquinaguerreraparadacercadeLanghammirándolos.Diossabecuántotiempohabíaestadoallí.Bajóporelcaminohaciaellosyseapoderódecercade cien, que estaban demasiado borrachos y asustados para huir. ¡Grotescovislumbre de una época que ninguna historia llegará a describircompletamente!

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Despuésdeesto,yen respuestaamispreguntas,volvióamencionar susgrandiososplanes.Enseguidaseentusiasmóyhablócontantaelocuenciadela posibilidadde capturar unamáquinaguerrera, que casi estuve a puntodevolverle a creer. Pero ahora, que ya comenzaba a entender su carácter,comprendíporquéinsistíaenquenosehicieranadaprecipitadamente.Ynotéqueahoranoeracuestióndequefueraélenpersonaquiencapturaseohicierafrentealamáquina.

Alcabodeunratobajamosalsótano.Ningunodelosdosestabadispuestoa continuar el trabajo, y cuando él sugirió que comiéramos, acepté de buengrado.Mi compañero se tornó de prontomuy generoso, y cuando hubimoscomidosefueyvolviópocodespués trayendounoscigarrosexcelentes.Losencendimos,y suoptimismo llegóal punto culminante.Sentíase inclinadoaconsiderarmillegadacomoalgoextraordinario.

—Haychampañaenelsótano—dijo.

—Podremoscavarmejorsiseguimostomandoestevino—repuse.

—No. Hoy soy yo el anfitrión. Tomaremos champaña. ¡Dios santo!Bastantegrandeeslatareaquenosespera.Descansemosycobremosfuerzasmientraspodamos.Mirelasampollasquetengoenlasmanos.

Y continuando la idea de tomarnos un día de descanso, jugamos a lascartasdespuésdelacomida.Meenseñóajugareuchre,ydespuésdedividiraLondresentreambos,quedándomeyoconlapartedelnorteyélconladelsur,nos disputamos las distintas parroquias. Por grotesco y alocado que parezcaestoalsobriolector,eslapuraverdad,ylomásextraordinarioesqueeljuegomeresultóenextremointeresante.

¡Cuanextrañaeslamentedelhombre!Estandonuestraespeciealbordedela muerte o de la peor de las degradaciones, sin perspectiva clara antenosotros, salvo la de una muerte espantosa, pudimos estar allí sentados,siguiendo los caprichos de los cartones pintados y jugando con granentusiasmo.

Después me enseñó a jugar al póquer y le gané luego tres partidas deajedrez.Alllegarlanocheestábamostaninteresados,quedecidimoscorrerelriesgodeencenderunalámpara.

Cenamos al cabo de una serie interminable de partidas y el artilleroterminóconelchampaña.

Continuamos fumando los cigarros.Élno eraya el enérgico regeneradordesuespeciequeencontrarayoenlamañana.Seguíamostrándoseoptimista;maseraelsuyounoptimismomásreflexivoymenosdinámico.Recuerdoqueterminóconunbrindisamisalud,expresadoenundiscursodepocavariedad

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ymuchosbalbuceos.Toméentoncesun cigarroy subí paraver las lucesdequemehabía hablado, las que según él brillaban conmatices verdosos a lolargodelascolinasHighgate.

AlprincipiomiréhaciaelValledeLondresconciertasorpresa.Lascolinasdel norte estaban envueltas en la mayor oscuridad; los fuegos próximos aKensington relucían con reflejos rojizos, y de cuando en cuando se elevabaunallamaradadecolornaranja,queterminabaporperderseenelazuloscurodelcielo.

Todo el resto de Londres estaba en tinieblas. Luego, algo más cerca,percibí una luz extraña, un resplandor fosforescente de color violeta pálido,que titilaba ante los impulsos de la brisa. Por un momento no pudeidentificarlo y después comprendí que debía ser la hierba roja la que locausaba.

Al darme cuenta de esto despertóse en mí de nuevo el sentido de laproporción.MiréentonceshaciaMarte,quebrillabaenOccidente,ymevolvíluegoparacontemplarlargamentelastinieblasdondesehallabanHampsteadyHighgate.

Mucho tiempoestuvesobre laazoteapensandoen losgrotescoscambiosque viera en ese día.Recordémis estadosmentales, desde la plegaria de lamedianochehastalasestúpidaspartidasdenaipes.

Experimenté entonces una repugnancia súbita y recuerdo que arrojé elcigarroconciertosimbolismoderrochador.

Comprendíenseguidalaexageracióndemilocura.Erauntraidorparamiesposayparamiraza;mesentíllenoderemordimientos.

Toméentonces la resolucióndedejaral extrañoe indisciplinadosoñadordegrandescosasasolasconsubebidayalimentosyentrarenLondres.Meparecióqueallí tendríamásposibilidadesdeenterarmede loquehacían losmarcianosymissemejantes.Todavíamehallabaenlaazoteacuandoseelevólalunaenelcielo.

8

LACIUDADMUERTA

Despuésquemehubeseparadodelartillero,descendílacolinaytoméporla calle High cruzando el puente hasta Fulham. La hierba roja crecíaprofusamenteenaquel entoncesycubría casi todoelpuente,pero sushojaspresentábanse ya descoloridas en muchas partes, víctimas, sin duda, de la

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enfermedadquepocodespuéslashabríaexterminado.

En la esquina del camino que dobla hacia la estación de Putney Bridgeencontré a un hombre tendido en el suelo.Le cubría por completo el polvonegro y estaba vivo, pero se encontraba completamente borracho. No pudesacarlemásquemaldiciones,ycuandomeaproximéquisoatacarme.Creoqueme habría quedado con él de no haber sido por el aspecto brutal de susfacciones.

Había polvo negro en todo el camino desde el puente en adelante, y enFulham abundaba aúnmás. En las calles reinaba un silencio impresionante.Conseguí algo de comer en una panadería del barrio. Ya en dirección aWalhamGreen,lascallesestabanlibresdelpolvo,ypaséfrenteaungrupodecasasqueardían;elruidodelincendiomeresultóagradableenmediodetantosilencio.AlseguirhaciaBromptonvolvióadeprimirmelaquietudreinante.

Allí encontré, una vez más, el polvo negro en las calles y sobre loscadáveres,deloscualesviunadocenaentodalaextensióndelFulhamRoad.Hacíadíasqueestabanmuertos,razónporlacualmeapresuréaalejarme.Elpolvonegro loscubríaa todos,suavizandosuscontornos.Losperroshabíanatacadoavarios.

Dondenoseveíapolvonegro laciudadpresentabaelaspectonormaldelos domingos, con sus tiendas cerradas, las casas desocupadas y el silenciogeneral. En algunos sitios habían andado los saqueadores, pero sólo en loscomerciosdecomestiblesylicores.Vielcristaldestrozadodelescaparatedeuna joyería, pero alguien debía haber interrumpido al ladrón, pues habíanumerosascadenasdeoroyalgunosrelojesdiseminadosporlaacera.Nomemolestéen tocarlos.Másadelanteencontréunamujerhechaunovilloenunportal; la mano que apoyaba sobre una rodilla tenía una herida, que habíasangrado sobre su vestido, y junto a ella vi los restos de una botella dechampaña.Parecíadormida,peroestabamuerta.

Cuanto más me adentraba en Londres, tanto más profundo se hacía elsilencio. Pero no era tanto el silencio de la muerte, sino más bien el delsuspenso y la expectativa. En cualquier momento podía llegar allí la manodestructora que hiciera su obra nefasta en los límites de la metrópoli,aniquilandoEalingyKilburn.

EnSouthKensingtonnohabíacadáveresnipolvonegro.Fueallídondeoíporprimeravezlosaullidos.

Eranéstoscomounlargosollozocompuestodedosnotasqueserepetíanalternativamente.«Ula,ula,ula», erael sonidoescalofrianteque llegóamisoídos.Cuandopasabaporlascallesquecorríandenorteasurseacrecentabasu volumen, perdiéndose luego por entre las casas. Se tornó

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extraordinariamente voluminoso en el Exhibition Road. Allí me detuve,mirando haciaKensingtonGardens, asombrado ante el extraño gemido, queparecíallegardesdemuylejos.Eracomosieltremendodesiertodeedificioshubierahalladounavozqueexpresarasuterrorysoledad.

«Ula,ula,ula»,serepetía lanotasobrehumanaengrandesondassonorasquebarríanlaanchacalle.

Me volví hacia el norte, mirando los portales de hierro de Hyde Park.EstuvetentadodeentrarenelMuseodeHistoriaNaturalysubiralastorres,afindeverelotroladodelparque.Perodecidíseguirporlascalles,dondeeraposible ocultarse con más rapidez en caso de peligro, y por ello continuéavanzandoporelExhibitionRoad.

Todas las mansiones de ambos lados de la avenida estaban desiertas ysilenciosasymispasosdespertabanlosecosdormidosdelaarteria.Enelotroextremo,cercadelaentradadelparque,viunextrañoespectáculo:unómnibusvolcado y el esqueleto completamente limpio de un caballo. Durante untiempomequedémirandoestocongranasombroydespuéscontinuéhaciaelpuentequesalvaelSerpentine.

Lavozsetornómássonora,aunquenoveíayonadasobrelostechosdelascasas del lado norte del parque. «Ula, ula, ula», gritaba la voz, procedente,segúnme pareció, del distrito próximo aRegent Park. El tremendo gemidohizosuefectoenmimente.Apabullósemiánimoyeltemorhizopresaenmí.Descubríquemesentíafatigado,doloridoynuevamentehambriento.

Yaeramásdemediodía.¿Porquévagabasoloenesaciudaddemuerte?¿Por qué estaba yo solo en pie, cuando todoLondres yacía cubierto por sumortajanegra?Mesentíintolerablementesolitario.Recordéviejosamigosqueolvidaraañosatrás.Penséenlosvenenosdelasfarmacias,enloslicoresdelastiendasdevino;recordéalosotrosdosseres:uno,borracho,yelotro,muerto,queparecíanserlosúnicosquecompartíanlaciudadconmigo...

EntréenlacalleOxfordporMarbleArchyallívidenuevoelpolvonegroyloscadáveres,mientrasquedelasrejillasdeventilacióndelossótanossalíaunolorhorrible.Elcalordelalargacaminataavivómised.Congrantrabajologréentrarenunrestauranteyobteneralimentoybebida.Despuésdecomerme sentí agotado y fui a una salita interior para acostarme en un sofá queencontréallí.

Despertéconeltremendogemidoresonandoenmisoídos:«Ula,ula,ula».Caíayalanoche,ydespuésdehabermeapoderadodealgunosbizcochosyunpoco de queso—el depósito de carne no contenía más que gusanos—seguícaminohacia las plazuelas residenciales de la calleBaker, hasta que salí, alfin,aRegentPark.

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Alsalirporelextremode lacalleBakervi sobre losárbolesymuya lolejoselcapuchóndelgigantemarcianodelcualproveníaelincesanteaullido.No me sentí aterrorizado. Aquello fue como algo muy natural. Lo estuveobservandountiempo,peroelmonstruonosemovió.Parecíaestarparadoygritarynopudeadivinarlarazóndequehicieratalcosa.

Tratédeformularunplandeacción,peroelperpetuoaullidomeaturdió.Talvez estabademasiadocansadopara ser cauteloso.Locierto esque sentícuriosidadporsaberaquésedebíaelmonótonogemido.

MealejédelparqueytoméporParkRoadconlaintencióndedarlavueltaentornodelespacioabierto.

Avancébiena cubiertoy logréver almarcianodesde ladireccióndeSt.John'sWood.AlhallarmeadoscientosmetrosdelacalleBakeroíuncorodeladridosyviprimeroaunperroquellevabaentrelosdientesuntrozodecarneputrefacta.Elanimalibaendirecciónhaciamíyleseguíaungrupodeotroscanes. El primero describió un amplio rodeo para alejarse de mí, como sitemieraqueledisputaselacarne.Alperderselosladridosalolejosvolvíaoírclaramenteelululardelmarciano.

Me encontré con la máquina de trabajo destrozada en camino hacia laestación de St. John'sWood.Al principio creí que una de las casas habíasedesplomadosobrelacalle.CuandotrepésobrelosescombrosviconsorpresaelSansónmecánicoenelsuelo,consustentáculosdobladosyrotosentrelasruinasqueélmismohabíacausado.Lapartedelanteraestabaaplastada.Pareceque había avanzado ciegamente hacia la casa y quedó destrozada al caerleencimalosescombros.Tuvelaimpresióndequeestopodríahaberocurridosilamáquinade trabajohabíaescapadoalcontroldelmarcianoque laguiaba.No pude meterme entre los escombros para observarla mejor y estaba yademasiadooscuroparaquepudieraverlasangredequeestabamanchadosuasientoylosrestosdelmarcianoquedejaranlosperros.

Masmaravilladoaúnporloqueacababadever,seguíhaciaPrimroseHill.Muyalolejos,porunclaroentrelosárboles,viaunsegundomarciano,taninmóvilcomoelprimero,paradoenelparquedelJardínZoológico.

Pocomásalláde losrestosde lamáquinade trabajovolvíaencontrar lahierba roja y vi que elCanalRegent era unamasa esponjosa de vegetacióncarmesí.

Cuando cruzaba el puente cesó de pronto el prolongado gemido. Elsilenciosubsiguientemeprodujolamismaimpresióndeuntruenorepentino.

Las casasdemi alrededor se elevabanentre las sombras; los árbolesdelparque se tornaban negros.La hierba roja trepaba por entre las ruinas hastabastantealtura.Lanoche,madredel terrorydelmisterio,secerníayasobre

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mí. Pero mientras sonaba aquella voz, la soledad había sido soportable; envirtuddeella,Londreshabíaparecidovivo,yestedetallemesostuvo.Luegoocurrióelcambio,fenecióalgo—noséqué—yelsilenciosetornóaplastante.

Londresparecíamirarme.Lasventanasdelascasasblancaserancomolascuencas vacías de cráneos blanqueados por el tiempo. Mi imaginacióndescubrióamilenemigosquesemovíansilenciososamialrededor.Elterrorhizo presa enmí.Más adelante, la calle habíase tornado tan negra como latintayviunaformaretorcidaenmediodelcamino.Nopudeseguir.Mevolvípor St. John'sWoodRoad y eché a correr para alejarme de aquella quietudinsoportableeirhaciaKilburn.

Meocultédelanocheyelsilencio,hastamuchodespuésdelasdoce,enunrefugioparacocherosquehayenHarrowRoad.Peroantesdelamanecervolví a recobrar el valor, y mientras brillaban todavía las estrellas salí denuevoendirecciónaRegentPark.

Meextraviéporelcaminoyalpocovi,alamedialuzdelalba,lacurvadePrimroseHill,alotroextremode la largaavenida.Ensucimasehallabauntercermarciano,erguidoeinmóvilcomolosotros.

Unaideainsanaseposesionódemí.Terminaríadeunavezcontodo.Eramejormorirymeahorraríalamolestiadesuicidarme.Marchédecididamentehacia el titán, y luego, al acercarme más y acrecentarse la luz, vi que unamultitud de pájaros negros volaba en círculos y se apiñaba alrededor delcapuchón.Anteeseespectáculodiounvuelcomicorazónyactoseguidoechéacorrerporelcamino.

PasérápidamenteporentrelafrondosahierbarojaquecubríaSt.Edmond'sTerrace,crucécongranesfuerzountorrentequenacíaenloscañosprincipalesdelserviciodelaguaydesembocabaenAlbertRoadysalíalpradoantesqueseelevaraelsol.

Grandesmontones de tierra habíanse apilado alrededor de la cima de lacolinaformandounenormereducto—aquellaeralamásgrandeylaúltimadelasfortalezashechasporlosmarcianos—,ydesdedetrásdelosmontonesdetierraseelevabaunadelgadacolumnadehumo.Contraelfondodelcielovilasiluetadeunperroqueechabaacorreryseperdíadevista.

La idea que se presentara amimente se tornómás real y aceptable.Nosentí temor, sino un júbilo extraordinario, al correr colina arriba hacia elmonstruo inmóvil. Del capuchón pendían jirones de carne parda, que lospájarospicoteaban.

Unmomentomásyhabíatrepadoalamuralladetierra.Yateníaamivistael enorme reducto. Era un espacio muy grande y había en él máquinasgigantescas,altaspilasdematerialesyextrañosrefugios.Ydiseminadospor

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todas partes: algunos en sus máquinas de guerra derribadas; otros en lasmáquinasdetrabajo,ahorainmóviles,yunadocenadeellostendidosenunahilerasilenciosa,sehallabanlosmarcianos...,¡todosmuertos!Destruidosporlasbacteriasdelacorrupciónydelaenfermedad,contralascualesnoteníandefensas;destruidos,comoleestabaocurriendoalahierbaroja;derrotados—después que fallaron todos los inventos del hombre—por los seres máshumildesqueDios,ensusabiduría,hapuestosobrelaTierra.

Habíasucedidoloqueyoymuchosotrospodríamoshaberprevistosinonoshubieracegadoelterror.Losgérmenesdelasenfermedadeshanatacadoala humanidad desde el comienzo del mundo, exterminaron a muchos denuestrosantecesoresprehumanosdesdequeseiniciólavidaenlaTierra.Peroenvirtuddelaselecciónnaturaldenuestraespecie,larazahumanadesarrollólas defensas necesarias para resistirlos. No sucumbimos sin lucha ante elataque de los microbios, y muchas de las bacterias—las que causan laputrefacciónenlamateriamuerta,porejemplo—nologranarraigoalgunoennuestroscuerposvivientes.

PeronoexistenlasbacteriasenMarte,ynobienllegaronlosinvasores,nobien bebieron y se alimentaron, nuestros aliadosmicroscópicos iniciaron suobra destructora. Ya cuando los observé yo estaban irrevocablementecondenados,muriendoypudriéndosemientrasandabandeunladoparaotro.

Era inevitable. Con un billón de muertes ha adquirido el hombre suderechoaviviren laTierraynadiepuededisputárselo;no lohabríaperdidoaunquelosmarcianoshubieransidodiezvecesmáspoderososdeloqueeran,puesnoenvanovivenymuerenloshombres.

Aquí y allá se encontraban diseminados cerca de cincuenta, en total, enaquelúltimoreducto,sorprendidosporunamuertequedebehaberlesparecidoincomprensible.

Paramí también resultó incomprensible sumuerte.Todo loquesupe fueque esos seres, que habían sido tan terribles para el hombre, estaban ahoramuertos. Por un momento creí que la destrucción de Senaquerib se habíarepetido, queDioshabíase arrepentido, que elÁngelde laMuerte loshabíamatadodurantelanoche.

Me quedé mirando hacia el interior del pozo y mi corazón latiójubilosamente.Enesemomentomeiluminóconsusrayoselsolnaciente.Elpozoestabatodavíaenlapenumbra;lastremendasmáquinas,tanmaravillosasen su poder y complejidad, tan extraterrestres en su forma, mostrábansefantásticas,vagasyextrañasentrelassombras.

Oíqueunamultituddeperros reñíaentre loscadáveresqueyacíanenelpozo. Del otro lado del reducto yacía la granmáquina de volar con la que

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habían estado experimentando en nuestra atmósfera, más densa, cuando lessorprendiólacorrupciónylamuerte.

Aloírgraznidosenloaltomiréhacialaenormemáquinaguerrera,quenovolveríaalucharmás,yvilosrestosdecarnerojaquependíandelosasientos,volcadosensucapuchón.

Me volví paramirar cuesta abajo hacia donde se hallaban los otros dosmarcianos, rodeados por los pájaros negros. Uno de ellos había muertomientras llamabaa suscompañeros;quizá fueelúltimoen fenecery suvozcontinuóresonandohastaqueseagotólafuerzamotrizdesumáquina.Ahorarelucíanamboscomoinofensivostrípodesdebrillantemetalalaluzclaradelsolquenacía...

Alrededordelpozo,ysalvadacomopormilagrodeunadestruccióntotal,seextendíalamadredelasciudades.LosquehanvistoLondressóloveladoporsussombríosmantosdehumonopuedenimaginarladesnudaclaridadylabellezadelsilenciosodédalodecasas.

Hacia el este, sobre las ruinas ennegrecidas deAlbertTerracey la agujaquebradadelaiglesia,elsolbrillabadeslumbranteenelcielolímpido,yaquíy allá captaba la luz alguna faceta de una claraboya de cristales. Los rayostocaban ya el depósito de vinos próximo a la estación Chalk Famm, y losvastos terrenosdel ferrocarril,marcadosantescon los relucientes rieles,queahoraestabanteñidosdeherrumbredebidoaldesuso.

HaciaelnortesehallabanKilburnyHampstead;haciaeloesteseperdíalavisióndelagranciudaddebidoaladistancia,yhaciaelsur,alotroladodelpozo,viclaramente laextensiónverdedeRegentPark,elhotelLangham, lacúpula delAlbertHall, el Instituto Imperial y las gigantescasmansiones deBromptonRoad.A lo lejos se elevaban las azuladas colinasdeSurreyy lastorresdelCrystalPalace relucíancomodosvarasdeplata.LacúpuladeSt.Paul'smostrábaseoscuracontraelresplandordelsol,yporprimeravezviqueteníaunenormeagujeroensucostadooccidental.

Y mientras contemplaba aquella vasta extensión de casas, fábricas eiglesias, silenciosas y abandonadas; mientras pensaba en las esperanzas yesfuerzos, en lasvidasquecontribuyerona la construccióndeaquel refugiohumano y en la terrible amenaza que se cernió sobre todo ello; cuandocomprendí que la sombra habíase disipado, que los hombres recorrerían suscalles y que esta vasta ciudad muerta volvería una vez más a la vida,experimentéunaemociónqueestuvoapuntodearrancarlágrimasdemisojos.

Había pasado la tempestad. Ese mismo día comenzaría la cura. Lossobrevivientes diseminados por el país—sin líderes, sin ley, sin alimentos,comoovejassinsupastor—,losmilesquehuyeranporelmar,emprenderían

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elregreso;lapulsacióndelavida,cadavezmásfuerte,volveríaalatirenlascallesdesiertasyaverterseporlasplazuelasabandonadas.

Fueracual fuese ladestrucción,habíaseyadetenido lamanodestructora.Todas las ruinas, los ennegrecidos esqueletos de los edificios, que parecíanmirarcondesesperaciónhaciaelverdordelacolina,resonaríanahoraconlosmartillazosdelosconstructores.AlpensarestotendílasmanoshaciaelcieloydilasgraciasaDios.Enunaño,medije;enunaño...

Y luego, con fuerzas aplastadoras, volvió a mi mente la idea de misituación,elrecuerdodemiesposayeldelavidadeesperanzayternuraquehabíacesadoparasiempre.

9

LOSRESTOS

Yahorallegalapartemásextrañademirelato.Y,sinembargo,quizánoseadeltodoextraña.Recuerdoclara,fríayvívidamentetodoloquehiceaqueldíahastaelmomentoenquemehalléparado,llorandoyalabadoaDios,sobrelacimadePrimroseHUÍ.Lodemásnolorecuerdo...

Delostresdíassiguientesnosénada.Despuésmeenterédequenofuiyoelprimerdescubridorde laderrotamarciana.Hubootrosvagabundosque lodescubrieron la noche anterior. Un hombre—el primero—había ido a St.Martin's-le-Grand,ymientrasmehallabayoenelrefugioparacocheros,logrótelegrafiar a París. De allí se retransmitió la noticia a todo el mundo. Milciudades,aprisionadasporlamásterribleaprensión,seiluminarondepronto;lo sabían ya en Dublín, en Edimburgo, en Manchester, en Birmingham,cuandomeencontrabayoparadoalbordedelpozo.

Ya los hombres, que lloraban de gozo, interrumpían su trabajo parafelicitarse y darse la mano. Otros trepaban a los trenes para dirigirse aLondres.Las campanasde las iglesias, que enmudecieronquincedías antes,empezaron a tocar a vuelo y resonaron en toda Inglaterra. Hombres enbicicletas,flacosydesaliñados,corríanportodosloscaminoscomunicandoagritos lanoticia. ¡Y losalimentos!Desdeelotro ladodel canal,delmardelNorteydelAtlánticollegabanyacargamentosdetrigo,panycarne.

TodoslosbarcosdelmundoparecíandirigirseaLondresenaquellosdías.

Perodeestonadarecuerdo.Yovaguédementeporlascalles.Meencontré,alfin,enlacasadeciertaspersonasbondadosas,quemeencontraronaltercerdíaandandosinrumbo,gritandoyllorandoporSt.John'sWood.Despuésme

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dijeronqueibacantandounacanciónimprovisadasobre«elúltimohombreenlaTierra».Preocupadascomoestabanporsuspropiosasuntos,esaspersonas,aquienestantodeboycuyasbondadesquisieraagradecer,peroqueignorosusnombres,metomaronasucargoymecuidaron.

Alparecer, seenteraronde fragmentosdemihistoriadurante losdíasenqueestuvedelirante.

Cuando se hubo recobrado mi mente, me dieron con gran suavidad lanoticia del destino corrido por Leatherhead.Dos días después de quedar yoaprisionadoen lacasaderruida,unmarcianodestruyóaquellapoblaciónporcompleto y exterminó a todos sus habitantes. Al parecer, la barrió porcompleto sin la menor provocación, como podría un muchacho aplastar unhormiguerosóloporcapricho.

Erayounhombrecompletamenteabatidoyfueronmuybuenosconmigo.Conellosestuvedurantecuatrodíasdespuésderecuperarme.Todoesetiemposentíunanheloinmensodeiraverloquequedabadeaquellavidatanfelizdemipasado.Eraundeseodesesperadodecontemplarmipropiadesdicha.Ellosme disuadieron e hicieron todo lo posible por convencerme de que no lohiciera. Pero, al fin, no pude resistir ya el impulso y, prometiéndoles quevolvería,me separé de ellos con lágrimas en los ojos y salí de nuevo a lascalles,quevieraporúltimavezoscurasyabandonadas.

Ya estaban llenas de gente que volvía, en ciertos lugares vi abiertos loscomerciosydescubríunafuentedebeberyaenfuncionamiento.

Recuerdo lo hermoso que parecía el día cuando inicié mi melancólicamarchahacia lacasitadeWokingyelnumerosopúblicoqueandabapor lascalles,ahorallenasdevida.

Había tantagenteen todaspartes,quemepareció increíblequeunagranpartede lapoblaciónhubiera sido sacrificada.Pero luegonoté lapalidezdetodos, el desaliño de la mayoría, la fijeza de las miradas y los harapos demuchos. Los rostros se mostraban con dos expresiones: un júbiloextraordinarioyunaresoluciónsañuda.Salvoporestedetalle,Londresparecíaunaciudaddevagabundos.EnlasiglesiasdistribuíanelpanquenosenviaraelGobierno francés. Los pocos caballos que vi estaban terriblemente flacos.Delgados agentes especiales, con un brazalete blanco sobre la manga,ocupaban casi todas las esquinas. Vi poco de los daños causados por losmarcianoshastaquelleguéalacalleWellington,dondedescubrílahierbarojaquetrepabaporlosparamentosdelpuentedeWaterloo.

Y en la esquina del puente vi uno de los contrastes comunes de aquellaépocagrotesca:unahojadepapelque semecía sobreunmatorraldehierbaroja. Era un aviso del primer diario que reiniciaba sus actividades, elDaily

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Mail.

Adquiríunejemplarconunpeniqueennegrecidoquehalléenmibolsillo.La mayor parte del diario estaba en blanco, pero el solitario editor quecompuso el ejemplar habíase divertido distribuyendo espacios recuadradosparaavisosenlapáginafinal.Loimpresoerapuraemoción;lasagenciasdenoticiasnoestabantodavíaenfuncionamiento.Nomeenterédenadanuevo,salvoqueeneltranscursodeunasemanayasehabíanconseguidoresultadosasombrososconelexamendelosmecanismosmarcianos.

Entre otras cosas, el artículo aseguraba lo que no creí entonces: que sehabíadescubierto«elsecretodelvuelo».

En Waterloo encontré los trenes gratis, que llevaban a la gente a sushogares. Había pocos viajeros en el tren, pues el primer contingente hablapasado ya. Como no estaba de humor para conversar, me metí en uncompartimiento y me puse a mirar la devastación que se deslizaba por laventanillaalpasodeltren.

Precisamentealsalirdelaestaciónsesacudióelconvoyalpasarsobrelosrieles provisionales, y a ambos lados de las vías, las casas eran ruinasennegrecidas. Hasta llegar a Clapham Junction, la cara de Londres estabasucia con los restos del humo negro, a pesar de la lluvia, que había caídodurante cuarentayochohoras seguidas,y en el empalmeestaban reparandolasvías,demodoquetuvimosquetomarporundesvío.

Entodoelrecorridodesdeallíenadelanteelpaísmostrábasecambiadoydesconocido.Wimbledonhabía sufrido grandes destrozos.Debido a que susbosques no estaban quemados, Walton parecía la menos dañada de laspoblacionesdelalínea.ElWandle,elMoleytodoslosotrosarroyoseranunamasa de hierba roja; pero los bosques deSurrey eran demasiado secos paraquelaextrañavegetaciónsehubieraarraigado.

Más allá de Wimbledon, en ciertos terrenos plantados, se veían losmontonesdetierradesalojadaporelsextocilindro.Grancantidaddepersonasrodeabaelpozo,yensuinteriortrabajabaunnúmerodezapadores.Enloaltoflameaba nuestra bandera, mostrando al sol sus alegres colores. Losalrededores estaban cubiertos de la vegetación carmesí y sus reflejosmolestabanlavista.Paraaliviarmevolví losojoshaciaelgrisdelascenizasmáscercanasyelazuldelascolinasqueseelevabanmásaleste.

Antes de llegar a la estación deWoking nos detuvimos porque estabanreparando las vías, demodo que descendí enByfleet y eché a andar por elcamino deMaybury, pasando por el lugar donde el artillero y yo habíamosconversado con los húsares. Después vi el sitio donde se me apareciera elmarcianodurantelatormenta.Movidoporlacuriosidad,salídelcaminopara

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buscar entre los rojosmatorrales el cochecillo destrozado y el esqueleto delcaballo.Durantelargoratoestuvecontemplandoestosvestigios...

Después regresé por el bosque de pinos, abriéndome paso por entre lahierba roja, que en algunas partes me llegaba hasta el cuello. Supe que eldueñodelahosteríahabíasidosepultado.Seguí luegoypaséporelCollegeArms,llegandoasíamialdea.Unhombre,quesehallabaparadoalapuertadeunchalet,mesaludóalpasar,llamándomeporminombre.

Miré hacia mi casa con un rayo de esperanza, que se desvaneció deinmediato.Lapuertahabíasidoforzadayseabríalentamentealacercarmeyo.

Volvió a cerrarse con fuerza. Las cortinas de mi estudio se agitaron,saliendoporlaventanaabiertadesdelaqueelartilleroyyoviéramosllegarelalba.Nadielahabíavueltoacerrar.Lossetos,aplastados,estabantalcomolosdejarayohacíaunmes.Entréenelvestíbuloycomprobéquelacasaestabadesierta.

La alfombra de la escalera se hallaba arrugada y descolorida en el sitiodondemehabíaacurrucadoyoalentrarempapadodespuésdelatormentalanochedelacatástrofe.Lahuellabarrosadenuestrospasosseguíamarcadaenlosescalones.

Subíamiestudioyvisobrelamesalahojadepapelquedejaralatardeenqueseabrióelcilindro.

Duranteunmomentomequedémirandomisabandonadasteorías.Eraunensayo sobre el probable desarrollo de las ideasmorales en relación con eladelanto del proceso civilizador, y la última frase era el comienzo de unaprofecía.Habíaescrito:«Dentrodedoscientosañospodemosesperar...”

Lafrasesecortabaallí.Recordéentoncesmiincapacidaddefijarlamenteaquella mañana de un mes atrás y cómo me había interrumpido para ir acomprarelDailyChronicle.Recordécómohabíaavanzadoporeljardínalverllegaralvendedoryloquemehabíadichorespectoalos«hombresdeMarte».

Bajé y fui al comedor. Vi allí la carne y el pan, completamentecorrompidos,yunabotelladecervezacaída,talcomoladejáramoselartilleroyyo.Mihogarestabadesierto.Comprendíloinadecuadodelaesperanzaqueabrigaratantotiempo.Yentoncesocurrióunacosaextraña.

—Es inútil—dijo una voz—. La casa está desierta. No ha habido aquínadiedesdehacemucho.Notequedesaquíparasufrir.Sólotútesalvaste.

Mesobresalté.¿Esquehabíaexpresadoenvozaltamispensamientos?Mevolví,viendoquelapuertavidrieraestabaabierta.Diunpasohaciaellaymiréalexterior.

Yallí,asombradosytemerosos,talcomomesentíayo,seencontrabanmi

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primoymiesposa.Ellalanzóungritoahogado.

—Vine—dijo—.Sabía...Sabía...

Sellevóunamanoalagargantaylavitambalearse.Deunsaltoestuveasuladotomándolaenmisbrazos.

10

EPILOGO

Ahora,queestoyconcluyendomirelato,nopuedomenosquelamentarlopocoquepuedoagregaralosmuchospuntosquequedantodavíasinaclarar.En un sentido es seguro que seme criticará.Mi especialidad es la filosofíaespeculativa. Mis conocimientos de la fisiología comparada se limitan a lalecturadeunoodoslibros;peromeparecequelassugestionesdeCarverconrespectoalarazóndelarápidamuertedelosmarcianosestanprobablecomopara ser considerada como una conclusión demostrada. Así lo he dado porsupuestoenminarración.

Sea como fuere, en todos los cadáveres de los marcianos que seexaminaron después de la guerra no se encontró ninguna bacteria que nopertenecieraalasespeciesterrestresconocidas.Elhechodequenoenterraranasusmuertosylasmatanzasqueperpetraronindicantambiénqueignorabanporcompletolaexistenciadelprocesoputrefactivo.Noobstante,aunqueestoparecemuyprobable,nosehallegadoademostrarconcluyentemente.

Tampoco se conoce la composición del humo negro, que emplearon losmarcianos con efectos tan fatales, y el generador del rayo calórico siguesiendounenigma.LosterriblesdesastresdeloslaboratoriosdeEalingySouthKesington han quitado a los expertos el deseo de seguir investigando elaparato.Losanálisisdelespectrodelpolvonegroindican,sinlugaradudas,lapresenciadeungrupodetreslíneasbrillantesenelverde,yesposiblequesecombineconelargónparaformarunasustanciaqueobraconefectoinmediatoy fatal sobre algunos de los constituyentes de la sangre. Pero talesespeculaciones vagas interesaránmuy poco al lector general, para quien heescritoestahistoria.Enelmomentooportunonoseanalizólaescoriadecolorpardo que flotó por el Támesis, después de la destrucción de Shepperton, yahorayahadesaparecidoporcompleto.

Yahe incluidoel resultadodelexamenanatómicoqueseefectuócon losrestosdelosmarcianosquedejaronintactoslosperros.Perotodosconocenelmagníficoejemplar,casicompleto,queseconservaenalcoholenelMuseodeHistoriaNatural,asícomotambiénlosincontablesdibujosquesehicierondel

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mismo,yapartedeeso,elinteréssobresufisiologíayestructuraespuramentecientífico.

Una cuestión de más grave interés universal es la posibilidad de otroataqueporpartedelosmarcianos.

No creo que se haya prestado la suficiente atención a ese aspecto delasunto. Por ahora, el planetaMarte se halla en su puntomás alejado de laTierra;perocadavezqueseacerquetemeréqueserenuevesuaventura.Seacomo fuere, deberíamos prepararnos.Me parece que sería posible ubicar lasituación del cañón que efectúa los disparos, mantener una vigilanciaconstantesobreesapartedelplanetaypreverlallegadadelpróximoataque.

Entalcasopodríadestruirseelcilindrocondinamitaoacañonazosantesqueseenfriara losuficientecomoparaquesalieransusocupantesomataraéstosabalazostanprontoseabrieralatapadelproyectil.

Esmiopiniónquehanperdidounagranventajaal fracasarensuprimerataqueporsorpresa.

Posiblementeloveanellosdeigualmanera.

Lessinghaexpresadoexcelentes razonespara suponerque losmarcianoshan logrado llegarhasta el planetaVenus.Haceya sietemesesqueVenusyMarte estaban alineados con el sol, es decir, que Marte se hallaba enoposición, desde el punto de vista de un observador, de Venus. Despuésapareció una marca sinuosa y de gran luminosidad en la parte oscura delplaneta interior, y casi al mismo tiempo se descubrió una marca oscura,similarmentesinuosa,enunafotografíadeldiscomarciano.Sóloesnecesariover los dibujos que las representan para comprender perfectamente suextraordinariasemejanza.

Seacomofuere,esperemosonouna invasión,estosacontecimientoshandecambiarnuestrospuntosdevistaconrespectoalporvenirdeloshumanos.Ahora sabemos que no podemos considerar a este planeta comocompletamenteseguroparaelhombre;jamáspodremospreverelmaloelbieninvisiblesquepuedenllegarnossúbitamentedesdeelespacio.Esposiblequela invasiónde losmarcianosresulte,al fin,beneficiosaparanosotros;por lomenos, nos ha robado aquella serena confianza en el futuro, que es lamássegura fuente dedecadencia.Los regalos quehahecho a la ciencia humanason extraordinarios, y otro de sus dones fue una nueva concepción del biencomún.

Puedeserquea travésde la inmensidaddelespacio losmarcianoshayanobservado el destino corrido por sus primeros colonizadores y hayanaprendidolalección.TambiénesposiblequeenelplanetaVenusencontraranunterrenomásacogedorparaellos.Fueraloquefuese,durantemuchosaños

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seguiremos observando con ansiedad el disco marciano, y esos dardos delcieloquellamamosestrellasfugacesprovocaránsiempreunestremecimientoatodosloshabitantesdeesteplaneta.

Noseríaunaexageraciónafirmarquelospuntosdevistadeloshombressehan ampliado considerablemente. Antes que cayera el cilindro existía lacreenciageneraldequeentodalainmensidaddelespacionohabíaotravidaqueladenuestradiminutaesfera.Ahoravemoslascosasconmásclaridad.

SilosmarcianospuedenllegaraVenus,nohayrazónparasuponerquelahazañasea imposibleparaelhombre,ycuandoel lentoenfriamientodel soltorneinhabitableestaTierra,comohadesuceder,sindudaalguna,esposiblequeelhilodevidaquenacióaquípuedaextenderseyapresardentrode suslazos a nuestros hermanos del sistema solar. ¿Llegaremos a efectuar laconquista?

Vagaymaravillosaeslavisiónqueheconjuradoenmimentesobrelavidaqueseextiendadesdeestasementeradelsistemaplanetarioparallegaratodoslosrinconesdelinfinitoespaciosideral.Peroesunsueñomuyremoto.Podríaser,porotraparte,queladestruccióndelosmarcianosseasólounintervaloderespiro.Quizáelfuturolespertenezcaaellosynoanosotros.

Debo confesar que el peligro y las penurias sufridas han dejado en mimenteladudayeltemoralainseguridad.Sentadoenmiestudio,escribiendoa la luzde la lámpara,veodeprontoqueelvallede abajo está envuelto enllamas y siento como si la casa a mi alrededor estuviera desierta. Salgo aByfleet Road, por donde pasan los vehículos de los visitantes, un carnicerocon su carro, un obrero en su bicicleta, niños que van a la escuela, ysúbitamentese tornantodosvagose irrealesantemisojos,ydenuevocorroconelartilleroporelcampoenvueltoenelsilencio.

De noche veo el polvo negro, que oscurece las calles silenciosas, ydescubro loscadáveresquecubreaquellanegramortaja;se levantanantemíhechosjironesymordidosporlosperros.Charlanconvocesfantasmalesysetornan fieros, más pálidos, más desagradables, llegando, al fin, a serfantásticas parodias de seres humanos. Despierto entonces, frío yamedrentado,enlaoscuridaddemicuarto.

VoyaLondres,veolasmultitudesquellenanlacalleFleetyelStrand,yseme ocurre que son espectros del pasado que pululan por las arterias que hevistoyosilenciosasyabandonadas;fantasmasenunaciudadmuerta,imitacióndevidaenuncuerpogalvanizado.

Y tambiénme resultaextrañopararmeenPrimroseHill, como lohiceeldíaantesdeescribiresteúltimocapítulo,yverelgranconjuntodeedificiosapenasdibujadostraselhumoylaniebla,descubriralagentequecaminade

Page 136: La Guerra de los Mundos - Colegio Santa María del Bosque · 2020. 3. 26. · LA VÍSPERA DE LA GUERRA En los últimos años del siglo diecinueve nadie habría creído que los asuntos

un lado a otro entre los macizos de flores de la cuesta, contemplar a loscuriososquerodeanlamáquinamarcianaquetodavíaseencuentraallí,oírlasvocesdelosniñosquejueganyrecordarlavezquelovitodoconclaridadyendetalle,desnudoysilencioso,alamaneceraquelúltimodíadegloria...

Ylomásextrañoestenerdenuevoentrelasmíaslamanodemiesposaypensarquelasupusemuerta,comoellamecontótambiénentrelasvíctimas.

FIN

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