la gran crisis

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    Traficantes de Sueos no es una casa editorial, ni siquiera unaeditorial independiente que contempla la publicacin de unacoleccin variable de textos crticos. Es, por el contrario, un pro-yecto, en el sentido estricto de apuesta, que se dirige a carto-grafiar las lneas constituyentes de otras formas de vida. Laconstruccin terica y prctica de la caja de herramientas que,con palabras propias, puede componer el ciclo de luchas de lasprximas dcadas.

    Sin complacencias con la arcaica sacralidad del libro, sin con-cesiones con el narcisismo literario, sin lealtad alguna a losusurpadores del saber, TdS adopta sin ambages la libertad deacceso al conocimiento. Queda, por tanto, permitida y abiertala reproduccin total o parcial de los textos publicados, encualquier formato imaginable, salvo por explcita voluntaddel autor o de la autora y slo en el caso de las ediciones connimo de lucro.

    Omnia suntcommunia!

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    mapas 27

    Mapas. Cartas para orientarse en la geografa variable de lanueva composicin del trabajo, de la movilidad entre fronteras,de las transformaciones urbanas. Mutaciones veloces que exi-gen la introduccin de lneas de fuerza a travs de las discusio-nes de mayor potencia en el horizonte global.

    Mapas recoge y traduce algunos ensayos, que con lucidez y unagran fuerza expresiva han sabido reconocer las posibilidades

    polticas contenidas en el relieve sinuoso y controvertido de losnuevos planos de la existencia.

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    Edicin original: Crisi dell' economia globale. Mercati finanziari, lottesociali e nuovi scenari politici, Verona, ombre corte / Uninomade, 2009.1 edicin: 1000 ejemplaresOctubre de 2009

    Ttulo:La gran crisis de la economa global. Mercados financieros, luchassociales y nuevos escenarios polticos.

    Autores:

    Andrea Fumagalli, Stefano Lucarelli, Christian Marazzi, SandroMezzadra, Antonio Negri y Carlo Vercellone

    Traduccin:Ezequiel Gatto .Maquetacin y diseo de cubierta:Traficantes de [email protected]:Traficantes de SueosC/ Embajadores 35, local 628012 Madrid. Tlf: 915320928e-mail:[email protected]:Queimada Grficas.C/ Salitre, 15 28012, Madrid

    Tlf: 915305211

    ISBN 13: 978-84-96453-43-2Depsito legal: M-42648-2009

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    Usted es libre de:

    * copiar, distribuir y comunicar pblicamente la obra

    Bajo las condiciones siguientes:

    Reconocimiento. Debe reconocer los crditos de la obra de la manera especificada por el autor o el licenciador (perono de una manera que sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso que hace de su obra)..

    Sin obras derivadas. No se puede alterar, transformar o generar una obra derivada a partir de esta obra.

    * Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los trminos de la licencia de esta obra.* Alguna de estas condiciones puede no aplicarse si se obtiene el permiso del titular de los derechos de autor.* Nada en esta licencia menoscaba o restringe los derechos morales del autor.

    Los derechos derivados de usos legtimos u otras limitaciones reconocidas por ley no se ven afectados por lo anterior.

    2009, de los textos, cada uno de los autores. 2009, de la edicin, Traficantes de Sueos.

    creativecommonsCCL I C E N C I A C R E A T I V E C O M M O N SReconocimiento-Sin obras derivadas 3.0 Espaa

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    mapas

    La gran crisis de la

    economa globalMercados financieros, luchas sociales

    y nuevos escenarios polticos

    Andrea Fumagalli, Stefano

    Lucarelli, Christian Marazzi,Sandro Mezzadra, Antonio Negri yCarlo Vercellone

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    Prlogo. 9

    Introduccin. SandroMezzadra 11

    1. La violencia del capitalismo financiero. ChristianMarazzi 21

    2. Crisis de la ley del valor y devenir renta de la ganancia.

    Apuntes sobre la crisis sistmica delcapitalismo cognitivo. CarloVercellone 63

    3. Crisis econmica global ygovernanceeconnomico-social. Andrea Fumagalli 99

    4. La financiarizacin como formade biopoder. StefanoLucarelli 125

    5. Nada ser como antes. Diez tesis sobre la crisisfinanciera. Para una reflexin sobre la situacinsocio-econmica 149

    6. Postfacio. Algunas reflexiones sobre la renta durantela Gran Crisis de 2007 (y siguientes). ToniNegri 175

    ndice

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    DEVOLVER TODA LA RADICALIDAD al pensamiento sobre lacoyuntura es una urgencia implcita en toda crisis econmi-ca. Y sin embargo, estas aportaciones van mucho ms all dela lectura de la crisis. Nos hablan de una cesura epocal, deuna transformacin radical del capitalismo y de sus modosde extorsin y extraccin de valor. Comn a todas ellas es lacerteza de que esta crisis no es simplemente el resultado de

    la inestabilidad del capitalismo financiero que ms tardeacabara por atacar la economa real. No hay ya lugar para ladistincin entre un capitalismo industrial (bueno, o al menosreformable) y un capitalismo financiero (parasitario) quedistorsionara el funcionamiento de una economa rescata-

    ble, en caso de devolver todas las funciones positivas al desa-rrollo eficaz de las fuerzas productivas.

    No obstante, la financiarizacin que late detrs de la

    crisis es el producto de algo: de una incapacidad paraseguir el curso normal de la explotacin del trabajo,sometido en la fbrica o en la oficina a los ritmos simpleso complejos de la extraccin de valor. La financiarizacinparece el resultado de una gran mutacin del trabajo,vuelto cada vez ms sofisticado y rico, mezclado y enre-vesado con la propia vida. Bajo esta perspectiva, esta crisis esla primera crisis de lo que los autores llaman biocapita-lismo o capitalismo cognitivo. Y es tambin la constata-cin de que el capitalismo, como modo de organizacineconmica y social, ha perdido toda funcin progresiva.

    Prlogo

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    La gran crisis de la economa global

    Una tal lectura es diametralmente opuesta a la que es comnen la mayora de las izquierdas, repartidas entre la ms est-ril de las reacciones anticapitalistas y la urgencia por pro-

    mover la reforma del sistema (normalmente en una vueltaimposible a las viejas polticas estatalo-keynesianas). La pro-puesta de este libro es, antes al contrario, tomar el pulso a lascorrientes subterrneas que han irrumpido en la crisis, loca-lizarlas y sealarlas como potencias revolucionarias del cam-

    bio posible. Nada menos apropiado en la atmsfera de obli-gada colaboracin impuesta por el desastre econmico. Ynada ms propio de los autores aqu reunidos: nuevos y vie-

    jos obreristas, federados en el laboratorio poltico-intelectual

    que en Italia se llama Uninomade, en simtrica equivalenciacon las Universidades Nmadas que en el Estado espaol yen Brasil llevan ya una dcada funcionando.

    De todos modos, antes de dar comienzo a la lectura,resulta obligado recordar que la edicin en castellano de estelibro es una seleccin reducida de la versin italiana; a suvez producto de una discusin colectiva en varios encuen-tros y seminarios, y primera entrega de una larga serie de

    ttulos, de los que esperamos traducir algunos para esta edi-torial. Por otra parte, esta edicin tiene tambin un origenmultinacional. Traducido en Rosario (Argentina), este textoser modificado y publicado en breve plazo por los amigosy amigas de Tinta Limn, editorial hermana de Traficantesde Sueos y compaera en una ya interminable lista de cola-

    boraciones y coediciones. Finalmente, queremos agradecer aSandro Mezzadra y Andrea Fumagalli, coordinadores de laedicin italiana, la oportunidad brindada de publicar estas

    contribuciones y todas las ayudas facilitadas en este proceso.

    Traficantes deSueosSeptiembre2009

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    1. LA PASIN POR EL CONOCIMIENTO, el deseo impaciente decomprender el mundo para transformarlo: hay seguramen-te tambin mucha razn en la Uninomade y en particularen este volumen que inaugura su coleccin de libros enItalia. Pero es la temperatura emotiva de las discusionesque animan la red lo que constituye su principal valor aa-dido. Desde hace ya cuatro aos (el primer seminario de

    Uninomade, dedicado a guerra y democracia, que se des-arroll en Padua el 29 y 30 de enero del 20051), al menos tresgeneraciones de investigadores y activistas formados en lashuellas de la tradicin del obrerismo italiano se encuentranperidicamente en seminarios en los que han participadocentenares de personas. Europa y las redes, la nueva formaasumida por la metrpoli y la governance, las institucionesde lo comn, las relaciones entre arte contemporneo y acti-vismo, la metamorfosis del trabajo y aquellas de la

    Universidad son algunos de los temas abordados en estosaos, siempre en dilogo continuo con experiencias anlogasque se estn desarrollando en los cinco continentes.

    El punto de partida de nuestro trabajo es la conciencia deque vivimos en una poca en la cual es el mismo estatutode los saberes lo que hay que modificar radicalmente, impo-niendo repensar la relacin entre la produccin de conocimiento

    IntroduccinSandro Mezzadra

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    1 Vanse los materiales en Marcello Tar (ed.), Guerra e democrazia,Roma, Manifestolibri, 2005.

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    Venimos, como se ha dicho, de la gran tradicin del obreris-mo revolucionario italiano, y nuestro trabajo se inserta den-tro de aquello que en el debate internacional es referido con

    la frmula, ciertamente insatisfactoria pero no carente de efi-cacia, de post-obrerismo. Advertimos, sin embargo, la fuerteexigencia de poner en discusin nuestros propios instru-mentos tericos, de abrirnos a una discusin con otrascorrientes, con otras practicastericasque en estos aos hancontribuido a la comprensin critica del presente: desde losestudios postcoloniales a los desarrollos ms recientes delfeminismo, de la reflexin sobre los nuevos medios de comu-nicacin a las nuevas fronteras de la filosofa poltica, por

    citar algunos ejemplos. An bajo un claro perfil poltico,nuestra propuesta se dirige a todos los campos. Tenemos unprofundo afecto por la ciencia y la racionalidadde la sub-versin, y no titubeamos en definirnos, an y siempre, revo-lucionarios. Pero no es ciertamente de frmulas vacas que senutre nuestro trabajo terico y poltico. Nos interesan lasluchas y los sujetos que viven, sufren, construyen alegra ycooperacin dentro de ellas. Es a estos sujetos, sin pedirdocumentos de identidad, a quien nos dirigimos. Slo quien

    nada tiene que decir sobre el presente vive entrampado entrepresuntas herencias gloriosas del pasado: no es nuestro caso.

    2. A la crisis global en la que vivimos no poda menos quededicarse este primer libro de la coleccin de Uninomade.Dos seminarios lo han gestado: el primero desarrollado enBolonia, en el Departamento de Poltica, Instituciones e

    Historia y en el centro social TPO, entre el 12 y el 13 de sep-tiembre de 2008; el segundo tuvo lugar en Roma, en laFacultad de Filosofa de la Sapienza y en el taller okupadoESC, entre el 31 de enero y el primero de febrero de este ao.Pero este volumen no presenta las actas de los dos semina-rios: es mucho ms, es el resultado de un debate colectivoque se ha prolongado durante meses, a travs de nuestralista de discusin y una serie de encuentros en Italia, enEspaa y en Francia, incluyendo adems de los autores de lascontribuciones aqu publicadas decenas y decenas de com-paeros y compaeras. Una reflexin coral, pues, slo enparte sintetizada en las 10 tesis que cierran el volumen.

    Introduccin 13

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    La gran crisis de la economa global

    Una conviccin de fondo ha guiado nuestro trabajo duranteestos meses, sirviendo de base a la crnica urgente de la cri-sis: lo que estamos viviendo es una crisis de nuevo tipo, que

    invierte la figura global del capitalismo que emergi renova-do de la gran crisis de los aos setenta a partir de aquelladeclaracin de inconvertibilidad del dlar que, inaugurandoen agosto de 1971 el rgimen de cambios flexibles, se propu-so en esencia desenganchar el sistema monetario de lasluchas sobre el salario del obrero masa multinacional.Sabemos bien lo hemos aprendido de Fernand Braudel yde los tericos de la World System Theoryque la financia-rizacin no es un fenmeno nuevo. Conocemos, por ejem-

    plo, la importancia de la expansin financiera que tuvo comosede principal el enclave capitalista de la Italia septentrionalentre finales del siglo XIV y principios del siglo XV, durantela cual se formaron los agentes del primer ciclo sistmico deacumulacin y se prefiguraron las principales caractersticasde todas las expansiones financieras posteriores.3

    Y sin embargo estamos convencidos que en nuestro tiem-po, independientemente de cuanto pueda pensarse a prop-

    sito del pasado, ya no vale la tesis, central por ejemplo en eltrabajo de Giovanni Arrighi, segn la cual los ciclos sist-micos de acumulacin estn constituidos por fases deexpansin financiera a la que siguen fases de expansinmaterial.4 Lo que nos parece evidente, y que los ensayos deChristian Marazzi y Andrea Fumagalli argumentan en deta-lle, es el penetrante carcter de lo financiero dentro de uncapitalismo que en los ltimos diez aos ha asumido carac-teres radicalmente nuevos. Hasta el punto de que la misma

    distincin entre economa real y economa financiera entre expansin material y expansin financiera sepresta hoy a perder su fundamento, en primer lugar desdeuna perspectiva analtica.

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    3 Giovanni Arrighi, El largo siglo XX, Madrid, Akal. Cuestiones deAntagonismo, 2006.4 Ibidem. Rico en apuntes innovadores es por lo dems, tambin desde

    este punto de vista, el reciente e importante trabajo de Giovanni Arrighi,Adam SmithenPekn. Geneaologa del sigloXXI, Madrid, Akal. Cuestionesde Antagonismo, 2008.

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    Es un problema que concierne a nuestra comprensin hist-rica de aquello que el modo de produccin capitalista hasido y es. Ya hemos aprendido, sobre la base de un amplia

    masa de estudios historiogrficos, que ha existido un capita-lismo anterior a la revolucin industrial, un capitalismopre-industrial, de base esencialmente comercial. Resultaas evidente la posibilidad de que exista un capitalismopost-industrial, que algunas de las contribuciones publica-das en este volumen proponen definir provisoriamente conformulas tales como capitalismo cognitivo o bio-capita-lismo. Ms importante que la pertinencia de estas formulases, sin embrago, el problema que las mismas proponen, en

    particular acerca de la funcin de lo financiero. En un librofundamental, publicado en 1909, Rudolf Hilferding analizabala base de dos fenmenos claves de su tiempo el desarro-llo de las sociedades annimas y del banco mixto de crditoindustrial al modo alemn, esto es, las transformacionesque estaban afectando a las finanzas en la cumbre del proce-so inaugurado por la Revolucin industrial, por aquel cortehistrico a partir del cual el capitalismo se haba hecho, pre-cisamente, industrial.5 Nuestra conviccin es que lo financie-

    ro debe ser investigado hoy con la misma perspectiva meto-dolgica, considerando as las transformaciones que le hanafectado en las ltimas dcadas en tanto sntomas de unaanloga cesura epocal.

    3. Valga, de una vez por todas, ponernos de acuerdo: cuan-do hablamos de una transformacin radical del modo de

    produccin capitalista, de un capitalismo que ya no esindustrial, estamos bien lejos de negar la importancia incluso creciente en ciertos aspectos que produccin y tra-

    bajo industrial continan teniendo a nivel global, incluso ennuestros propios territorios. Insistimos sobre el hecho de queesta produccin y este trabajo son progresivamente articu-lados en bajo el mando de procesos de valoracin y acu-mulacin del capital que funcionan segn lgicas diversas de

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    5 Cfr. Rudolf Hilferding, El capital financiero, Valencia, Alfons elMagnanim, 1995.

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    aquellas esencialmente industriales.6 Llamamos la aten-cin sobre el hecho de que estos procesos vienen extendin-dose cada vez ms sobre el fondo de la explotacin y de la

    captura de la productividad de potencias abstractas ycomunes del saber al bios, de la cooperacin social a aque-lla que Carlo Vercellone define como la produccin delhombre por el hombre. Y es sobre esta base, por lo dems,sobre la que debe ser leda la tesis del devenir renta de laganancia, presentada, en el volumen, por el mismoVercellone y, en el eplogo, por Antonio Negri.

    Surgen problemas enormes para la definicin de lo que

    es hoy, al nivel global en el que se determinan valoracin yacumulacin del capital, la composicin de clase. Aqu noslimitamos a subrayar cmo sta emerge, entre otras cosas, deuna productiva confrontacin con aquella global labor his-toryque en los ltimos aos ha modificado profundamentelos estudios histricos sobre el proletariado y la clase obre-ra.7 Una perspectiva de larga duracin, capaz al mismo tiem-po de emanciparse de las restricciones de un punto de vistanacional y eurocntrico, permite redefinir los debates

    sobre la precariedad y la flexibilidad del trabajo. Y libe-rarlos de la hipoteca de una imagen de la relacin laboralnormal de tiempo indeterminado y dotada de una seriede derechos sociales que aparece en realidad construidasobre las caractersticas del fordismo de Occidente. Y que,en caso de considerarla desde la perspectiva de la larga his-toria global del modo de produccin capitalista, aparece bas-tante ms excepcional que normal.8 Es precisamente por

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    6 Acerca del concepto de articulacin en referencia al capital global,vase el capitulo 6 de Sandro Mezzadra, Lacondizionepostcoloniale. Storiaepoliticanel presenteglobale, Verona, ombre corte, 2008.7 Vanse al menos los trabajos de Marcel van der Linden, TransnationalLabourHistory. Explorations, Ashgate, Aldershot, 2003; Labor History:An International Movement, LabourHistory, nm. 89, 2005, pp. 225-233;y Workers of the World. Essays Toward a Global Labor History, Brill,LeidenBoston (Ma.), 2008. Pero tngase presente tambin el extraordi-nario libro de Peter Linebaugh y Marcus Rediker, Iribelli dellAtlantico.La storia perduta diunutopia libertaria, Miln, Feltrinelli, 2004.8

    Vase en este sentido Marcel van der Linden, Normalarbeit dasEnde einer Fiktion. Wie der Proletar vershwand und wieder zurck-kehrte, Fantomas, nm. 6, invierno de 2004-2005, pp. 26-29.

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    esto, por lo que vale sealar, una vez ms, que este asuntoimplica una cuestin fundamental desde el punto de vistapoltico, no menos que desde el histrico y analtico.

    Es por otro lado una cuestin, como muchas otras abor-dadas en el volumen, que interpela de forma problemticaalgunos conceptos fundamentales forjados en el mismo labo-ratorio terico del obrerismo italiano. Lo hemos sealado enotro lugar a propsito de la relacin entre subsuncin for-mal y subsuncin real del trabajo en el capital, y entreplusvala absoluta y plusvala relativa9 (Antonio Negriretoma aqu la cuestin, desarrollndola en el terreno del

    anlisis de la renta). De forma ms general, se trata de unarelacin determinada entre luchas y desarrollo, y tambinentre ciclo y crisis, que parece que ya no tiene lugar en lamedida en que se tome seriamente el argumento de CarloVercellone a propsito del agotamiento de las virtudes pro-gresivas del capital. Por ltimo, el mismo mtodo de la ten-dencia, ciertamente entre las herencias ms preciosas delobrerismo histrico, tiene que ser recalibrado consecuente-mente sobre los ritmos de un desarrollo capitalista que pare-

    ce inscribirse en la crisis como horizonte definitivo.

    4. Tambin aqu ser bueno que aclararemos. Lejos de noso-tros est la idea de desenterrar hiptesis de colapso. Elcapital es crisis, y en la crisis puede sobrevivir durantesiglos Tampoco est descontado que despus del capitalis-mo venga algo mejor. En todo caso, tendemos a pensar, con

    Walter Benjamin, que el capitalismo no morir de muertenatural.10 Aquello sobre lo que razonamos es un cambioacerca de las coordenadas temporales del capitalismo locual significa, en primer lugar, el modo en el que el capitalintenta organizar el tiempo y la vida de las mujeres y loshombres que son sometidos a su mando y que viven la rea-lidad de la explotacin no menos radical que aquel que ha

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    9Vanse el captulo 6 y el apndice de Sandro Mezzadra, Lac

    ondizi

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    postcoloniale, cit.10 Walter Benjamin, Parscapital del sigloXIX.

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    La gran crisis de la economa global

    invertido sus coordenadas espaciales en el presente glo-bal. Tratamos particularmente de derivar algunas conse-cuencias desde la perspectiva de las categoras polticas con

    las cuales debe ser leda la crisis. Si Andrea Fumagalli subra-ya, en este sentido, la problematicidad de cada estabilizacinreformista del desarrollo capitalista contemporneo,Christian Marazzi se detiene sobre las torsiones a que essometida, en la crisis, la categora degovernance.

    Otras consideraciones se podran agregar desde el puntode vista de las transformaciones de los conceptos y de losproblemas polticos que emergen del anlisis de la crisis. Por

    ejemplo, se podra pensar largamente sobre las aventuras deuna concepto clsico de la poltica moderna, el de opininpublica, que por lo menos a partir del capitulo XII de laGeneral Theoryde John Maynard Keynes11 hemos aprendidoa explorar en el terreno de los mercados burstiles. Cul esla funcin de la opinin en una situacin en la cual, casi evo-cando una crisis de legibilidad (la incapacidad del capitalde leer la composicin del trabajo de cuya explotacin vive),la misma se encuentra operando dentro una niebla de datos?

    Incluso sera posible decir todava algo ms, y slo a modode sealamiento taquigrfico de un tema fundamental abordado en este volumen por Stefano Lucarelli: cmodefinir de modo riguroso la metamorfosis del poder y de lafigura de la subjetividad que corresponden a las transforma-ciones descritas?

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    11John Maynard Keynes, Occupazione, interesseemoneta. Teoria generale,Turn, Utet, 1947, pp. 129-143 [ed. cast.: Teora general de laocupacin, elinters y la moneda, Buenos Aires, FCE, 2009]. Escribe adems Keynes:Una valoracin convencional, que es el resultado de la psicologa colecti-va de un gran nmero de individuos ignorantes, est sujeta a variacionesviolentas a causa de una repentina fluctuacin de la opinin, debida afactores que en realidad no ejercen una gran influencia sobre el rendi-miento prospectivo (ibidem, p. 135). Ya cuarenta aos antes, Max Weberen el marco de un anlisis de las bolsas como dispositivos de regu-lacin y de organizacin entonces ya imprescindibles en la economacapitalista industrial haba subrayado cmo era de vital importanciaque la formacin y la fijacin de los precios (de los cursos) en bolsase realizara de modo slido y correcto (Max Weber, DieBrse [1894];GesammelteAufstzezurSoziologieund Sozialpolitik, Tubinga, Mohr, 1988,

    p. 278). Y haba llamado la atencin sobre los efectos de perturbacinque la intervencin, difcilmente calculable, del pblico (dasPublikum) poda determinar (ibidem, pp. 308, 313 y 316).

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    Sin embargo, querramos detenernos sobre otro aspecto amodo de conclusin: el sentido preciso de los riesgosyde lasoportunidades que la crisis presenta. El ataque (explcita-

    mente racista) a la condicin de los inmigrantes que hemosconocido en estos meses en Italia es una primera degusta-cin de estos riesgos, de los cuales se podran encontrarsemejanzas precisas en otros pases del mundo.12 De fondoestn las grandes tensiones geopolticas y monetarias descri-tas por Christian Marazzi, con el espectro de la guerra (deaqullas en curso y de aqullas que se preparan) siemprepresente en nuestro horizonte. Pero, en su conjunto, las con-tribuciones que aqu presentamos indican terrenos funda-

    mentales de lucha que, justamente en la crisis, se abren ymuestran la posibilidad cabal de trabajar por una salidahacia delante. Una salida de la crisis, naturalmente, en ladireccin de la construccin de un nuevo terreno comn,sobre el cual reinventar la igualdad y la libertad, es lo queconstituye, y seguir constituyendo, el verdadero hilo con-ductor del recorrido de Uninomade: las luchas sobre la rentay sobre el salario y las luchas sobre el bienestarse presentancompletamente resignificadas dentro de la crisis. Y constitu-

    yen el campo privilegiado en el que experimentar la sntesisde un uso desprejuiciado del reformismo teniendo con-ciencia de sus lmites estructurales y la reapertura de unaperspectiva revolucionaria sobre la cual nos invita a pensarel eplogo de Antonio Negri.

    Introduccin 19

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    12 Por no referir al hecho de que, a principios de diciembre del pasadoao, Vladimir Putin prcticamente ha anunciado en televisin en direc-to la intencin de expulsar de Rusia a un par de millones de inmigrantesprocedentes de las repblicas ex-soviticas, nos limitamos a dos ejemplosextrados de la crnica reciente y referidos a los inmigrantes indios enlos Pases del Golfo y a las migraciones internas, que han representado una delas armas esenciales del desarrollo econmico chino de los ltimos aos: N.Raghuraman, Indians Flee Dubai as Dreams Crash - Fall out of EconomicCrisis, daijiworld.com, 14 de enero de 2009, (http://www.daijiworld.com/news/news_disp.asp?n_id=55704&n_tit=Indians); y Simon Rabinovitch,

    Economic crisis reverses flood of migrants in China, InternationalHeraldTribune, 30 de diciembre de 2008 (http://www.iht.com/articles/2008/12/30/business/col31.php).

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    ANTES DE INTERPRETAR POLTICAMENTE la crisis del capitalismofinanciero es til resumir en algunos datos el cuadro macro-econmico y financiero global, a poco ms de un ao ymedio de la explosin de la burbuja inmobiliaria y bancaria.

    Digamos rpidamente, citando un artculo de MartinWolf partidario inteligente de la globalizacin liberal enel Financial Times del 7 de enero de 2009, que, an siendonecesarios, los aumentos decididamente elevados del dficitfederal estadounidense y la expansin del crdito a cargo delos bancos centrales de todo el mundo, tendrn efectos palia-tivos provisorios, y no estarn en condiciones de restablecertasas de crecimiento normales y duraderas. Es verosmil

    pensar que en el curso del 2009, y an despus, asistiremosa una sucesin de falsas recuperaciones, un movimientoespasmdico de las bolsas seguido de repetidos estruendosy posteriores intervenciones de los gobiernos tendentes acontener la crisis.

    Estamos, en definitiva, frente a una crisis sistmica quereclama fundamentalchangesque, al menos por el momento,ninguno est realmente en condiciones de prescribir demanera convincente. La poltica monetaria, si acaso til parareanimar economas en recesin, carece completamente deeficacia cuando se ingresa en una crisis depresiva como la

    1. La violencia del capitalismofinanciero

    Christian Marazzi

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    que estamos viviendo. La razn es que, en una crisis como laactual que en parte se asemeja a lo que Japn experimen-t en la dcada de 1990, los canales de transmisin de las

    intervenciones monetarias (reduccin de las tasas de inters,emisin de liquidez, intervencin sobre las tasas de cambio,aumento de las reservas bancarias) estn fuera de juego, esdecir, no logran transmitir los impulsos del crdito a las empre-sas y a las economas familiares, necesarios para relanzar elconsumo. La diferencia con el caso de Japn es que, por enton-ces, el estallido de la burbuja tuvo efectos depresivos sobre lasinversiones en capital, que a finales de los aos ochenta repre-sentaban el 17 % del PIB, mientras que la crisis que estall en

    Estados Unidos est teniendo efectos directos sobre el 70 % delPIB que est constituido por el consumo de las economas fami-liares estadounidenses. Dado que el consumidor norteameri-cano es de lejos el ms importante del mundo, las implicacionesglobales del terremoto estadounidense post-burbuja son, defi-nitivamente, ms severas que las sufridas por Japn.1

    Sobre la base de un estudio de Carmen Reinhart deMaryland University y de Kenneth Rogoff de Harvard,2

    podemos ver de qu manera esta crisis resulta ser, conmucho, la ms profunda de los ltimos decenios. Una crisisbancaria como sta, observan los autores con mirada retros-pectiva, suelen prolongarse al menos durante dos aos confuertes cadas del PIB. Los colapsos de los mercados bursti-les son profundos, con un descenso promedio de los preciosreales de los bienes inmobiliarios cercano al 35 %, en un arcode seis aos, y un declive del 55 % de los precios de los ttu-los inmobiliarios durante tres o cuatro aos. La tasa de des-

    ocupacin siempre de media suele aumentar un 7 % encuatro aos, mientras que la produccin disminuye un 9 %.Al mismo tiempo, el valor real de la deuda pblica aumentapor lo general un 86 %; esto se debe slo en una mnimaparte al costo de recapitalizacin de los bancos. En cambio,depende en gran medida del colapso de los ingresos fiscales.

    La gran crisis de la economa global22

    sepermitelacopia

    1 Stephen Roach, US not certain of avoiding Japan-style lost decade,

    Financial Time

    s, 14 de enero de 2009.2 The Aftermath ofFinancial Crises, diciembre 2008, www.economics.har-vard.edu/faculty/rogofff/files/Aftermath.pdf).

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    En cualquier caso, para poder funcionar como remolque dela demanda mundial, los pases emergentes deben, ademsde aumentar los salarios internos, direccionar sus ahorros ya

    no hacia los pases occidentales dficitarios sino hacia lademanda interna, lo que priva al circuito financiero y mone-tario global del mecanismo que ha permitido a la economaglobal funcionar durante aos, a pesar, o ms bien en virtud,de los profundos desequilibrios estructurales. Por lo tanto,es posible que, despus de la crisis, los pases emergentes seconviertan en la fuerza econmica hegemnica en la cual seinviertan los ahorros de los pases desarrollados, cambiandoas el sentido de los flujos de capital y reduciendo algo el

    nivel de consumo de estos ltimos. No obstante, nadie esten condiciones de prever la duracin de esta crisis y con ellala capacidad poltica, ms que econmica, de gestionar lamultiplicacin acumulativa de las contradicciones sociales ypolticas que estn ya manifestndose.

    Por consiguiente, no se puede menos que concentrar laatencin sobre la marcha de la demanda en los pases avan-zados, en particular Estados Unidos. Si se tiene en cuenta

    que en EEUU entre el tercer trimestre del 2007 y el tercer tri-mestre del 2008 se ha producido una cada en la demanda decrdito privado cercana al 13 % del PIB, es indudable que elahorro neto y esto no slo en EEUU est destinado apermanecer en ndices positivos durante varios aos. Enotras palabras, los agentes privados harn todo lo posiblepara reducir sus deudas, lo cual slo puede volver vanas lasmedidas monetarias para el relanzamiento del consumo.Asumiendo, por el momento, un excedente financiero del

    sector privado del 6 % del PIB y un dficit estructural de labalanza comercial del 4 %, el dficit fiscal debera ser, segnun clculo de Wolf en el artculo ya citado, cercano al 10 %,y esto indefinidamente! Como si esto no fuera suficiente, espreciso no olvidar los obstculos a los que se enfrenta el des-endeudamiento de las empresas, causado por el efecto cru-zado de tasas de inters nominal tendentes a cero y la reduc-cin de precios (deflacin): en situaciones de ese tipo, lastasas reales de inters son muy elevadas y el pago de las deu-das se vuelve, en consecuencia, muy oneroso. Precisamentepor esta razn no puede excluirse una segunda oleada decrisis bancarias. Tal como escribe Michel Aglietta, si esa

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    permanencer por debajo del umbral del billn de dlares delcoste final del plan econmico para garantizarse el apoyo delos republicanos?5

    El programa de Obama se constituye en un 60 % de gastopblico asistencia sanitaria, inversiones en infraestructu-ra, probable adquisiciones de hipotecas morosas por 40.000 100.000 millones de dlares extrados de la segunda partede los 350.000 millones de dlares del Troubled assetreliefpro-

    gramme (TARP) y en un 40 % de reducciones fiscales. Sinembargo, Joseph Stiglitz, en una intervencin en el FinancialTimes6 ha exhortado a no despilfarrar el estmulo en dismi-

    nuciones de los gravmenes fiscales, que en esta crisis estndestinadas a fracasar. Por ejemplo, el recorte fiscal que entren vigencia en febrero del 2008 ha sido utilizado slo en un50 % en aumentos de compras, mientras que el resto delrdito disponible fue utilizado para disminuir las deudasprivadas. Hoy, una reduccin de los gravmenes sera, conmucha probabilidad, utilzada en su totalidad para achicarlas deudas, a excepcin de los casos de las familias pobrescon una alta propensin al consumo. Mucho mejor sera, si

    se quiere continuar por la va de los recortes fiscales, vincu-lar las reducciones que benefician a las empresas con aumen-tos de las inversiones, preferentemente en innovaciones.Gastar en infraestructura, educacin y tecnologa crea acti-vos; aumenta la produccin futura.

    Desde un punto de vista ms general, con independenciadel hecho de que los estmulos estatales se constituyan pre-dominantemente por aumentos de gastos a discrecin como

    en Estados Unidos o por efectos ms o menos automticosacarreados por aumentos en el gasto social como enEuropa, lagovernanceestatal de la crisis depende, en lti-mo trmino, de la capacidad de tomar a prstamo capitalesrecurriendo al mercado de obligaciones. La dimensin de lasemisiones de ttulos pblicos programados para el 2009 esestratosfrica: en Estados Unidos se prev que sea de dos

    La gran crisis de la economa global26

    sepermitelacopia

    5El plan de Obama no basta, La

    re

    pubblica, 10 de enero de 2009.6 Joseph Stiglitz, Do not squander America's stimulus on tax cut,

    Financial Times, 16 de enero de 2009.

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    billones de dlares, una cifra cercana al 14 % del PIB; enInglaterra se vendern 215.000 millones de dlares de obli-gaciones (10 % del PIB); mientras tanto, se esperan emisiones

    importantes de bondsen todos los pases del mundo, inclui-do Alemania, que en un primer momento haba intentandoresisitir a los estimulaciones fiscales de tipo anglosajn(tachadas inicialmente de keynesianismo grosero por laseora Merkel).

    El recurso a los mercados de obligaciones por parte de losEstados, en un rastrillaje de capitales para cubrir el dficitcreciente, no debera, en principio, constituir un problema

    notable, especialmente en periodos de deflacin como el queestamos atravesando, caracterizado por una reduccin con-tinua de las tasas de inters (lo cual redunda en rendimien-tos fijos reales relativamente elevados para los inversores enobligaciones). Sin embargo, la expectativa de los mercadosde un colapso de la inflacin y, como consecuencia de ello,un posible aumento de las dificultades estatales de honrar elservicio de la deuda con entradas fiscales crecientes (nor-malmente inducidas por la inflacin) est provocando ya un

    aumento de las tasas reales de inters sobre los Bonos delTesoro, y esto incluso en los pases econmicamente msricos. Los inversores internacionales en ttulos pblicospiden rendimientos nominales y reales ms elevados paraprotegerse mejor contra los riesgos de default estatales.Segn los analistas, an sin desestimar que existen sealesde burbuja especulativa en los mercados de obligaciones quepueden explicar la distorsin de los precios, es sin embargoinquietante que las tasas de inters real hayan aumentado en

    el mismo momento en que los gobiernos comenzaron atomar prstamos.7

    En pases como Espaa, Grecia, Irlanda e Italia, que hastafinales del 2007 tenan diferenciales de rendimiento de losBoT (Bonos del Tesoro) apenas superiores a los de Alemania,los problemas de financiacin del dficit pblico han idoaumentando de modo evidente desde diciembre de 2008.

    La violencia del capitalismo financiero 27

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    7 Chris Giles, David Oakley y Michael Mackenzie, Onerous issuance,Financial Times, 7 de enero de 2009.

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    no parece estar en grado de evitar la quiebra en cadena detodas las instituciones bancarias insolventes y detentorasde una cantidad inverosmil de ttulos txicos. Es muy posi-

    ble que dentro de dos aos las economas de todos los pa-ses, a pesar de las medidas de estmulo a la economa, estntodava en depresin (stag-deflacin), as como tambin esposible que cada pas busque la repatriacin de porciones dedemanda a travs de devaluaciones y medidas proteccio-nistas (desglobalizacin) para intentar postergar al mximola rendicin de cuentas con los contribuyentes llamados apagar los dficit pblicos. Los mrgenes de maniobra dela poltica econmica y monetaria para gestionar eficaz-

    mente la crisis son muy estrechos. A las clsicas medidaskeynesianas le faltan los canales de transmisin de los est-mulos estatales a la economa real, a la demanda de produc-tos, servicios y bienes de capital. Por otra parte, tiene pocosentido hablar de un nuevo Bretton Woods sin tener en cuen-ta las profundas transformaciones en el orden monetariointernacional, transformaciones que reflejan la crisis de lassoberanas nacionales resultante de la globalizacin. Si encambio se quiere hablar de un nuevo NewDeal, es decir de

    un proceso desde abajo para sostener los beneficios, laocupacin y el sistema de crdito, entonces es necesario ana-lizar las fuerzas sociales, los sujetos, las formas de lucha quepueden dar sustancia de manera polticamente innovadora ala salida de la crisis.

    Lgicas financieras

    El proceso de financiarizacin que ha desembocado en la cri-sis que estamos viviendo se distingue de todas las otras fasesde financiarizacin ocurridas durante el siglo XX. Las crisisfinancieras clsicas se ubicaban en un momento preciso delciclo econmico (D-M-D), en especial al final del ciclo, y enconcomitancia con una cada de la tasa de ganancia comoefecto de la competencia capitalista a escala internacional y

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    de la presencia de fuerzas sociales que minaban los equili-brios geopolticos de la divisin internacional del trabajo.Por consiguiente, la financiarizacin tpica del siglo XX

    representaba una tentativa, en cierto modo parasitaria ydesesperada, de recuperar en los mercados financierosaquello que el capital ya no lograba capturar en la economareal. La acumulacin y centralizacin especfica de capitalportador de inters, como lo define Marx en el libro III deEl Capital, llamado tambin capital ficticio, gestionado pre-dominantemente por los bancos, asuma bien, en cuanto pro-duccin autnoma de dinero a travs de dinero, una de lasprincipales caractersticas de los procesos de financiariza-

    cin propios del siglo XX (ya puestos en evidencia por Marxa mediados del siglo XIX). Las crisis financieras, por lo tanto,se basaban en una relacin contradictoria entre economareal y economa financiera, una relacin que hoy ya no seplantea en aquellos trminos.

    La economa financiera es hoy invasiva, se expande a lolargo de todo el ciclo econmico, lo acompaa, por as decir,desde el inicio hasta el final. Grficamente, hoy se est en lo

    financiero incluso cuando se va de shoppingal supermerca-do, desde el momento en que se paga con tarjeta de crdito.La industria automovilstica, para dar slo un ejemplo, fun-ciona completamente sobre mecanismos crediticios (com-pras a plazo, leasing, etc.). Estamos as en un perodo histricoen el que el elemento financiero es consustancial a toda laproduccin de bienes y servicios.

    Junto a los beneficios industriales no reinvertidos en

    capital instrumental y en salarios dentro de cada economa,las fuentes que alimentan la financiarizacin actual se hanmultiplicado: estn los beneficios derivados de la repatria-cin de dividendos y royaltiesproducidos como resultado deinversiones directas en el exterior, los flujos de inters pro-venientes del Tercer Mundo; a estas fuentes deben agregarselos flujos de inters sobre los prstamos bancarios otorgadosa los pases emergentes, las plusvalas derivadas de las mate-rias primas, las sumas acumuladas por individuos y familiasadineradas que son invertidas en los mercados burstiles, losfondos de pensiones y de inversin. La multiplicacin y exten-sin de las fuentes y los agentes del capital portador de inters

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    del 50 %) entre los aos sesenta y setenta debida al agota-miento de las bases tecnolgicas y econmicas del fordismo,en particular a la saturacin de los mercados de bienes de

    consumo de masas como efecto de la rigidez de los procesosproductivos, del capital constante y del salario obrero polti-camente mantenido por la fuerza a la baja. En la cima desu desarrollo, y dada una determinada composicin orgni-ca del capital (C/V), el capitalismo fordista ha cesado deestar en condiciones de succionar plusvalor al trabajoobrero vivo. Por lo tanto, desde la segunda mitad de losaos setenta, la principal fuerza impulsora de la economamundial ha sido el intento incesante de las empresas capita-

    listas de sus propietarios e inversores de regresar,valindose de diferentes medios, a los altos niveles de la tasade ganancia de veinte aos atrs.9 Sabemos cmo siguiadelante esa historia: reduccin de los costes del trabajo, ata-que a los sindicatos, automatizacin y robotizacin de pro-cesos laborales completos, deslocalizacin en pases con

    bajos salarios, precarizacin del trabajo y diversificacin delos modelos de consumo. Y, justamente, financiarizacin: esdecir, aumento de las ganancias no como excedente de los

    ingresos sobre los costos (o sea, no siguiendo la lgica manu-facturera-fordista) sino como excedente del valor en la Bolsadel tiempo T2 respecto al T1 donde el lapso entre T1 y T2puede llegar a ser de pocos das.

    En efecto, el recurso a los mercados financieros por partede las empresas para restablecer sus tasas de ganancia no hatenido nunca que ver realmente con la financiacin de lasactividades de la empresa a travs de la emisin de ttulos; y

    ello debido a que las empresas han tenido siempre ampliosmrgenes de autofinanciacin. Las empresas estadouniden-ses, las empresas del pas ms financiarizado del mundo,han utilizado la financiacin mediante la emisin de accionesslo en un 1 % de los casos necesarios; las alemanes, mien-tras tanto, lo han hecho en un 2 %. En otras palabras, lafinanciarizacin de la economa ha sido un proceso de recu-peracin de la redituabilidad del capital despus de un periodode descenso de la tasa de ganancia; un dispositivo exteriora

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    9 Luciano Gallino, L'impresa irresponsabile, Turn, Einaudi, 2005.

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    los procesos directamente productivos para acrecentar laredituabilidad del capital. Es ese mismo dispositivo el queha llevado a las empresas a interiorizar de manera irres-

    ponsable el paradigma del shareholdervalue, de la primacadel valor de las acciones sobre el de una multiplicidad deportadores de inters denominado stakeholdervalue(queincluye asalariados, consumidores, proveedores, medioam-

    biente, generaciones futuras). La porcin de ganancia(industrial) sobre el rdito total de las empresas, que entrelas dcadas de 1960 y 1970 descendi del 24 % al 15-17 % enEstados Unidos, no ha superado nunca desde entonces msdel 14-15 % y la financiarizacin, en consecuencia, se ha

    estructuralizado, convirtindose a todos los efectos en elmodusoperandidel capitalismo contemporneo.

    Como ha sido demostrado por Greta Krippner, sobre la basede un anlisis completo de los datos disponibles, en EstadosUnidos la porcin del total de las ganancias atribuibles a lasentidades financieras, aseguradoras e inmobiliarias casialcanz en los ochenta, para superar en los noventa, la por-cin atribuible al sector manufacturero. Todava ms impor-tante es el hecho de que en los aos setenta y ochenta lassociedades no financieras hayan incrementado bruscamentesus inversiones en productos financieros respecto a las rea-lizadas en instalaciones y maquinarias y se hayan vueltocada vez ms dependientes de las porciones de rdito yganancias derivadas de sus propias inversiones financierasen desmedro de las derivadas de sus respectivas actividadesproductivas. Es particularmente significativa la constatacinde Krippner segn la cual, en esta tendencia hacia la finan-ciarizacin de la economa no financiera, el sector manufac-turero ha sido no slo cuantitativamente predominante sinoque incluso se ha puesto a la cabeza del proceso.10

    Esto es suficiente para guardar definitivamente en el tico ladistincin entre economa real (industrial) y economa finan-ciera, que diferencia las ganancias industriales de las ganan-cias financieras ficticias. Como tambin para dejar de iden-tificar, tanto desde el punto de vista terico como histrico, elcapitalismo con el capitalismo industrial (tal y como escribeArrighi, un tpico acto de fe del que el marxismo ortodoxo no

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    10 Giovanni Arrighi, Adam Smith en Pekn. Genealoga del siglo XXI,Madrid, Akal. Cuestiones de Antagonismo, 2008.

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    ve necesaria una fundamentacin). Si es que se quiere hablar deempresa irresponsable para describir el paradigma del share-holder value que las empresas hicieron suyo en estos ltimos

    treinta aos, entonces es preciso hablar de una transformacindel proceso de produccin basada en el devenir renta de laganancia, para usar la feliz expresin de Carlo Vercellone.

    No caben dudas de que, bajo la configuracin posfordis-ta del capitalismo financiero, en la cual la parte de los sala-rios se reduce y se precariza mientras que las inversiones encapital se estancan, el problema de la realizacin de lasganancias (es decir, la venta de plusvalor producido) nos

    enva al papel del consumo a travs de ingresosno salariales.Bajo esta forma distributiva, la reproduccin del capital (conla extrema polarizacin de la riqueza elevada que lo caracte-riza) se efectua en parte gracias al aumento del consumo delos rentier y en parte gracias al consumo endeudado de losasalariados. La financiarizacin tambin ha redistribuido,aun si de forma fuertemente desigual y precaria (pinsese enlas pensiones derivadas de la jubilacin complementaria

    basada en la primaca de las contribuciones) rentas financie-

    ras a los trabajadores asalariados bajo la doble modalidad derentas mobiliarias e inmobiliarias (en Estados Unidos, del 20 %y del 80 %, respectivamente). Se da as, por consiguiente, juntoal de la ganancia, un devenir renta del salario.

    En particular, es el endeudamiento de las economasdomsticas, al cual le correponde una reduccin ms omenos pronunciada de los ahorros mayor en EstadosUnidos que en Europa lo que ha permitido al capitalismo

    financiero reproducirse en una escala ampliada y global. Sepuede afirmar que, paralelamente al encogimiento de la fun-cin redistributiva del Estado social, en este perodo se haasistido a una suerte de privatizacin del deficit spendingderaigambre keynesiana, es decir, se ha creado una demandaagregada a travs de la deuda privada (con un relativo des-plazamiento del riesgo hacia las economas privadas).

    La explosin del endeudamiento privado ha sido facilita-do, sobre todo despus del derrumbe del Nasdaq en 2000-2002, por una poltica monetaria muy expansiva y por laderegulationbancaria, las cuales han favorecido la ttulizacin

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    de los ttulos basados en las deudas: Collaterized DebtObligation (CDO) y CollaterizedLoansObligations (CLO),a los que se suman los CreditDefaultSwaps los ttulos deri-

    vados y de reaseguro que son intercambiados (de hecho, tro-cados) entre los operadores para protegerse de los riesgos deinversin. El conjunto de todos estos derivados del crditoalcanza la cifra de 6,2 billones de dlares, una multiplicacinpor un factor 100 en diez aos.11

    La titulizacin permite sanear de los balances de institutoso agencias de crdito (hipotecario, pero tambien de tarjetasde crdito) los prstamos erogados a los clientes, vendin-

    dolos a los bancos de inversin. Estos ltimos constituyenpools de crditos con riesgos diferenciados (de buenos amenos buenos) y, sobre esta base, emiten ttulos que a conti-nuacin son cedidos a estructuras financieras creadas ad hoc(conocidas como conduitsy vehculos especiales) que finan-cian el precio de compra a travs de deudas a corto plazo.Finalmente, los ttulos son colocados entre inversores talescomo los hedgefunds, las bancas de inversin, los fondos depensiones. Esta compleja ingeniera financiera permite, en

    buena medida, aumentar artificialmente el volumen globalde crdito (efecto palanca) liberando a los balances de losinstitutos de crdito de los prstamos efectuados de tal formaque sean puestos en condicin de poder erogar nuevos prsta-mos. Se trata de una suerte de multiplicacin de los panes y lospeces, puesto que el riesgo de ampliacin de la brecha entre flujosde ttulos, en tanto derecho a una parte del plusvalor creado,y los flujos de intereses y dividendos puramente monetariosest implcito en el multiplicador del crdito vehiculizado

    por la titularizacin (efecto palanca).El endeudamiento hipotecario estadounidense, que ha

    alcanzado ms del 70 % del PIB para una deuda total de laeconoma interna cercana al 93 % del PIB, ha constituidola fuente principal del aumento del consumo a partir de2000 y, desde 2002, el motor de la burbuja inmobiliaria.

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    11 Para un glosario de ttulos titulizadosy de instrumentos financierosderivados, vase Charles R. Morris, Crack. Come siamoarrivati alcollassodel mercatoecosaciriserva ilfuturo, Roma, Elliot Edizioni, 2008.

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    El consumo ha sido alimentado por el denominado remorta-ging: la posibilidad de renegociar los crditos hipotecariospara obtener nuevos prstamos gracias al aumento inflacio-

    nista del precio de las viviendas. Este mecanismo, llamadohomeequityextraction, ha jugado un papel fundamental en elcrecimiento econmico estadounidense. El US Bureau ofEconomicAnalysisha estimado que los ndice de crecimientodel PIB debidos al aumento del home equity extraction hansido de un promedio de 1,5 % entre 2002 y 2007. Sin elimpacto positivo del crdito hipotecario y del aumento delconsumo, el alza del PIB estadounidense habra sido igual oincluso inferior al de la zona euro.12

    Las hipotecas subprime demuestran que para crecer yproducir beneficios, el capital financiero tiene necesidad deinvolucrar, adems de a la clase media, tambin a los pobres.Para funcionar, este capitalismo debe invertir sobre la nudavida de personas que no pueden ofrecer garanta alguna,que no ofrecen nada sino a s mismos. Es un capitalismo quehace de la nuda vida una fuente directa de ganancia. Lofinanciero funciona, por otra parte, montado en la expectati-

    va de un aumento creciente e infinito de los precios de losbienes inmobiliarios (efecto riqueza), una aumento inflacionis-ta sin el cual no sera posible cooptar a los potenciales despose-dos, condicin necesaria para asegurar la continuidad de lasganancias financieras. Se trata de una suerte de esquema dePonzi, o de juego del aeroplano, en el cual los ltimos que ingre-saron permiten a los primeros ser remunerados, como ensea lacadena de San Antonio urdida por Madoff, el ex-presidentedel Nasdaq, quien logr recoger algo as como 50.000 millones

    de dlares, lo que implic a su vez a un nmero impresionan-te de respetables operadores financieros.

    El umbral de este proceso inclusivo esta dado por la con-tradiccin entre derechos de propiedad social (como lavivienda) y derechos de propiedad privada, entre expansinde las necesidades sociales y la lgica privada de los merca-

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    sepermitelacopia

    12Jacques Sapir, L'conomiepolitique internationalede lacriseet laquestiondu nouveau Bretton Woods: Leons pour des temps de crise, mimeo,

    [email protected].

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    dos. Sobre este umbral se juega la lucha de clases, como tam-bin la capacidad o no del capital de salir de su propia crisis.Se trata de un umbraltemporal, si se piensa, por ejemplo, en

    la arquitectura de los contratos hipotecarios tpicos de lashipotecas subprime. La frmula de 2+28, por la cual durantelos dos primeros aos los interes hipotecarios son fijos y

    bajos precisamente para cooptar cada vez ms propieta-riosmientras que en los otros veintiocho aos son varia-

    bles y, por lo tanto, sujetos al andar general de la coyunturay la poltica monetaria, representa un ejemplo de contradic-cin entre derechos de propiedad social y derechos de pro-piedad privada. Despus de dos aos de predominio relati-

    vo del valor de uso (acceso a la vivienda), se pasa a veintio-cho aos de predominio del valor de cambio, con efectos deexpulsin/exclusin extremadamente violentos. De esamanera, la lgica financiera produce un (bien) comn queluego divide y privatiza, con la expulsin de los habitantesdel comn, por medio de la creacin artificial de escasezdetodo tipo: de medios financieros, de liquidez, de derechos,de deseo, de poder. Un proceso que recuerda la poca de loscercamientos en el siglo XVII (enclosures), mediante el cual

    los campesinos que vivan de y sobre la tierra como biencomn fueron expulsados por procesos de privatizacin ydivisin de la tierra comn, procesos que dieron origen alproletariado moderno y a su nuda vida.

    Hablando de Spinoza y de su resistencia a la norma y a ladisciplina de la soberana, Augusto Illuminati pone en evi-dencia la naturaleza jurdico-normativa de los procesos decercamientos: Spinoza no ignora la tierra, pero la suya no es

    la campaa perimetrada de lasenclosures

    del siglo XVII, cerca-da para la cra de animales y la caza, donde las ovejas paradecirlo con los levellersdevoraban a los hombres; no es la tie-rra donde los hombres son reducidos a ovejas inertes, queaprenden a servir, porque aquella no es paz ni ciudadana,sino ms bien solitudo, desierto.13 En ese sentido, la acu-mulacin originaria o primitiva, es decir, la salarizacin oproletarizacin de millones de personas es, como ha sidodemostrado por Sandro Mezzadra, un proceso que se representa

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    13 Augusto Illuminati, Spinoza atlantico, Miln, Edizioni Ghilbi, 2008, p. 15.

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    histricamente toda vez que la expansin del capital chocacontra lo comn producido por relaciones sociales de coope-racin libres de las leyes de la explotacin capitalista.14 La

    produccin de lo comn precede, por lo tanto, al desarrollocapitalista, lo anticipa, lo excede, y determina sus articula-ciones futuras.

    Acerca del devenir renta15 de la ganancia

    El papel noparasitario de las finanzas, su capacidad de pro-ducir rentas de tal forma que se asegure el consumo, no seexplica, sin embargo, slo desde el punto de vista distributi-vo. Es muy cierto que las finanzas se nutren de la gananciano acumulada, no reinvertida en capital (constante y varia-

    ble) y multiplicada en modo exponencial gracias a la inge-

    niera financiera, como tambin es cierto que el aumento delas ganancias permite distribuir porciones de plusvalor a losdetentores de activos patrimoniales. Desde esta perspectiva(repetimos: distributiva), el anlisis de la financiarizacinresalta procesos realmente perversos tales como la autono-ma del capital financiero respecto a cualquier interscolectivo (estabilidad salarial y ocupacional, colapso de laspensiones y de los ahorros invertidos en Bolsa, imposibili-dad de acceder al consumo a crdito, vaporizacin de las

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    14 Sandro Mezzadra, La cosiddetta accumulazione originaria, en AAVV,Lessicomarxiano, Roma, Manifestolibri, 2008.15 El trmino renta en castellano est asimilado a cualquier tipo de ingreso,ya sea derivado de la rentabilidad de un factor de produccin (capital, tra-bajo, etc...) o de un ttulo de propiedad. Aqu y en los artculos que siguendebe entenderse en su acepcin antigua, todava vigente en la mayora delas lenguas europeas, y en el concepto castellano de rentista, como laobtencin pecuniaria derivada de un ttulo de propiedad: como la renta dela tierra, la renta inmobiliaria o la renta financiera. Por lo tanto, la renta seopone, en esta acepcin, al salario (pago de una prestacin de tiempo-traba-

    jo) y a la tradicional ganancia industrial (considerada en la economa polti-ca clsica como la justa remuneracin del trabajo de coordinacin y organi-zacin del capitalista industrial). [N. del E.]

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    becas de estudio), dinmicas autorreferenciales en las cualesla bsqueda de rendimientos financieros cada vez ms ele-vados genera aumentos en las ganancias ficticias a travs de

    la proliferacin de instrumentos financieros ingobernables,fuera de toda regla y control. El desarrollo-crisis de estemodo de produccin agudiza el desfase entre las necesida-des sociales y las lgicas financieras basadas en criterios dehiper-redituabilidad: en los pases desarrollados, la afirma-cin del modelo antropogentico, en el cual el consumo seorienta de manera creciente hacia el sector social, sanitario,educativo y cultural, se confronta con la privatizacin deamplios sectores gestionados anteriormente con criterios

    pblicos; en los pases emergentes, la expansin de los mbi-tos de valorizacin provoca procesos de hiperexplotacin ydestruccin de las economas locales. Las exigencias de redi-tuabilidad impuestas por el capitalismo financiero a la socie-dad refuerzan la regresin social en el marco del avanceimpetuoso de un modelo de crecimiento que, para distribuirriqueza, sacrifica de buena gana la cohesin social y la calidadde vida. Deflacin salarial, patologizacin del trabajo conaumentos en los costes sanitarios generados por el estrs labo-

    ral (que llegan a alcanzar el 3 % del PIB), empeoramiento de losbalances sociales, son efectos de la lgica financiera y de las des-localizaciones empresariales tpicas del capitalismo financiero.

    El problema es que, analizado desde un punto de vistadistributivo (en ltima instancia economicista), el desarro-llo-crisis del capitalismo financiero conduce a un verdade-ro callejn sin salida. Todo lo que se ha tirado por la ven-tana es decir, el lugar comn de la naturaleza parasitaria

    de lo financiero

    vuelve a entrar, implcitamente, por lapuerta principal. El impasse, terico antes incluso que prc-tico-poltico, est ante los ojos de todos: la imposibilidadde elaborar estrategias de salida de la crisis, el recurso amedidas de estmulo a la economa que, al presuponer, la sal-vacin de las finanzas (de las cuales somos autnticos rehenes)vuelven vanas las posibilidades de relanzamiento econmico.

    Para analizar crticamente, es decir, polticamente, la cri-sis del capitalismo financiero es necesario comenzar por elprincipio: el aumento de las ganancias sin acumulacin queest en el origen de la financiarizacin. Es necesario, pues,

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    analizar la financiarizacin en tanto que la otra cara deun proceso de produccin de valor que ha venido afir-mndose a partir de la crisis del modelo fordista, o sea, a

    partir de la incapacidad capitalista de succionar plusva-lor al trabajo vivo inmediato, al trabajo asalariado fabril.Latesisque aqu seofreceesque la financiarizacinnoesunadesviacin improductiva/parasitaria deporcionescrecientes de

    plusvalory deahorroscolectivos sino laforma deacumulacindel capital simtrica a losnuevos procesos de produccin delvalor. De acuerdo con esta tesis, la crisis financiera actuales interpretada como un bloqueo de la acumulacin decapital ms que como un resultado implosivo de un pro-

    ceso signado por la ausencia de acumulacin de capital.

    Junto al papel de lo financiero en la esfera del consumo,lo que ha sucedido en estos ltimos treinta aos es una trans-formacin de los procesos mismos de produccin de plusva-lor. Ha tenido lugar una transformacin de los procesos devalorizacin por la cual stos ya no circunscriben la extrac-cin de valor a los lugares adscritos a la produccin de bien-es y servicios sino que la extienden ms all de los portones

    de las fbricas, entrando directamente en la esfera de cir

    cula-cindel capital. Se trata de la ampliacin de los procesos deextraccin de valor hacia la esfera de la reproduccin y ladistribucin, un fenmeno dicho de pasadabien conoci-do por las mujeres desde hace ya mucho tiempo. Cada vezms explcitamente, incluso en sitios de elaboracin de teora yestrategias gerenciales, se habla de externalizacin de los proce-sos de produccin, de crowdsourcing, es decir, de puesta envalor de la multitud (crowd) y de sus formas de vida.16

    Analizar el capitalismo financiero desde el punto de vistade lo productivo significa hablar de bioeconoma17 o de bioca-pitalismo: Esa forma que se caracteriza por su creciente entre-lazamiento con la vida de los seres humanos. Anteriormente,el capitalismo recurra principalmente a las funciones de

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    16Jeff Howe, Crowdsourcing. Whythepowerofthecrowd is drivingthefutureofbusiness, Nueva York, 2008.

    17 Andrea Fumagalli,Bioeconomiaecapitalismocognitivo, Roma, Carocci, 2007[ed. cast.: Bioeconoma ycapitalismocognitivo, Madrid, Traficantes de Sueos,en preparacin].

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    transformacin de las materias primas desarrolladaspor las maquinarias y por los cuerpos de los trabajadores.El biocapitalismo, en cambio, produce valor extrayndolo,

    no slo del cuerpo operando como instrumento materialde trabajo sino tambin del cuerpo comprendido en su glo-

    balidad.18 En nuestro anlisis de la crisis financiera, lareferencia a la bibliografa de estudios y teoras del biocapi-talismo y del capitalismo cognitivo desarrollado en estosaos es meramente de tipo metodolgico: ms que una cui-dadosa y exhaustiva descripcin de sus caractersticas msdestacadas (por otra parte ya efectuada por los autoresrecin citados y por un nmero creciente de estudiosos), nos

    interesa aqu resaltar el nexo entre financiarizacin y proce-sos de produccin del valor que est en la base del desarro-llo-crisis del nuevo capitalismo.

    Los ejemplos empricos de externalizacin de la produc-cin del valor, de su extensin hacia la esfera reproductivason, a estas alturas, muchsimos.19 Desde aquella primerafase de outsourcing empresarial que vio la emergencia deltrabajo atpico y del trabajo autnomo de segunda genera-

    cin, la colonizacin capitalista de la esfera de la circulacinha procedido sin descanso, hasta transformar al consumidoren un autntico productor de valor econmico. Es til, ancorriendo el riesgo de simplificar el anlisis, reflexionarsobre ejemplos ya paradigmticos. Pinsese en Ikea que, des-pus de haber delegado en el cliente toda una serie de fun-ciones (individuacin del cdigo del artculo deseado, bs-queda del objeto, descarga de la gndola, carga sobre elcoche, etc.), externaliza el trabajo de montaje del sistema de

    bilbiotecas modulares Billy; es decir, externaliza costes fijosy variables importantes que son, desde ahora, soportadospor el consumidor con un mnimo de beneficio en el preciode los productos, al tiempo que la empresa disfruta de enor-mes ahorros en trminos de costes. Se pueden dar otrosejemplos: las empresas de software, empezando porMicrosoft y Google, habitualmente dan a probar las nuevas

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    18 Vanni Codeluppi, Ilbiocapitalismo. Verso lo sfruttamento integrale dicorpi,

    cervelliedemozioni, Turn, Bollati Boringhieri, 2008.19 Marie-Anne Dujarier,Letravail duconsommateur.DeMcDoeBay:commentnouscoproduisonscequenous achetons, Pars, La dcouverte, 2008.

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    versiones de sus programas a los consumidores; pero noslo ellas: tambin los programas pertenecientes al deno-minado open source softwareson frutos del trabajo de mejo-

    ra desarrollado por una multitud de personas, de consu-midores productivos.

    Una primera consecuencia de los nuevos procesos devalorizacin del capital es la siguiente: la cantidad de plus-valor creado por los nuevos dispositivos de extraccin devalor es enorme. Aquella se basa en la compresin del salariodirecto e indirecto (pensiones, asistencia social, rendimientode los ahorros individuales y colectivos), sobre la reduccin

    del trabajo socialmente necesario mediante sistemas empre-sariales flexibles y reticulares (precarizacin, ocupacinintermitente) y sobre la creacin de un nicho cada vez msvasto de trabajo gratuito (trabajo en la esfera del consumo yde la reproduccin, sumados a la intensificacin del trabajocognitivo). La cantidad de plusvalor, es decir de trabajo nopagado, se encuentra en el origen del aumento de las ganan-cias no reinvertidas en la esfera de la produccin; por lotanto, ganancias cuyo aumento no genera crecimiento ocu-

    pacional ni mucho menos salarial.Desde esta perspectiva, y en referencia a un debate mar-

    xista sobre las causas de la crisis,20 se puede estar de acuerdocon la tesis de Alain Bihr segn la cual estamos actualmenteen presencia de un excedente de plusvalor; sin embargo, adiferencia de Birh y de Hudson (ya citado), eso no es el resul-tado de una falta de acumulacin, de una no reinversin delas ganancias en capital constante y variable. El excedente es,encambio,

    el resultado de unnuevoprocesodeacumulacin

    quedesde la crisis del fordismo en adelante se ha dado enla esfe-ra de la circulacin y la reproduccin del capital. Las obje-ciones de Franois Chesnais, para quien el excedente deplusvalor no ha llevado slo a la bsqueda de nuevos nichosde mercado, dado que un nmero importante de multina-cionales estadounidenses y europeas han incrementado dehecho sus inversiones directas en el exterior (en China,Brasil y, con alguna dificultad, India) debera ser ampliada:

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    20 Vase el debate desarrollado en la revista LaBrche.

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    de ocupacin y salarios sino en un aumento puro y simple delvalor de las acciones. La autofinanciacin de las inversiones, entodo caso, demuestra que la operatoria de la acumulacin tiene

    que ver con la financiarizacin en tanto dispositivo de produc-cin y captacin del valor en la sociedad.

    El aumento de las ganancias de los ltimos treinta aoses, pues, imputable a una produccin de plusvalor con acu-mulacin, aun cuando esta ltima adquiri una forma indi-ta, externa a los clsicos procesos de produccin. Se ve justi-ficada, en este sentido, la idea de un devenir renta de laganancia (y en parte tambin del salario) como efecto de la

    captacin de un valor producido fuera de los espacios inme-diatamente productivos.

    El actual sistema productivo asemeja, curiosamente, alcircuito econmico del siglo XVIII, centrado en la activi-dad agrcola y teorizado por los fisicratas. En losTableaux conomiques de Quesnay, la renta representa lacuota del producto neto generado por el trabajo agrcolaasalariado (el cual inclua el trabajo del capitalista arren-

    datario, cuyo rdito era considerado de la misma formaque el salario de sus trabajadores, y no como ganancia),mientras que los medios fsicos de produccin no sonsiquiera tomados en consideracin. Quesnay defina a losproductores de bienes instrumentales (capital constante)como pertenecientes a la clase estril, es decir no produc-tora de producto neto. Excluir al capital constante los

    bienes instrumentalesde los factores de produccin delproducto neto constituy, ciertamente, un error, como

    fuera demostrado por los padres de la economa polticaclsica durante la ola de la primera revolucin industrial.Pero se trat de un error productor de conocimientos, si escierto que el posterior descubrimiento del valor econmicodel capital constante y de su diferencia cualitativa respec-to al capital variable estuvo en la base del salto epistemo-lgico que sign radicalmente la modernidad del capita-lismo, es decir, la separacin entre capital y trabajo laautonomizacin recproca de ambos factores de produc-cin as como la operatoria de desarrollo-crisis delcapitalismo naciente.

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    Se podra decir que las formas de vida que inervan el cuerposocial son el equivalente de la tierra en la teora de la rentade Ricardo. Slo que, a diferencia de la renta ricardiana

    (absoluta y diferencial), la renta contempornea es asimila-ble a la ganancia precisamente en virtudde los procesos definanciarizacin. La financiarizacin, con las lgicas que leson especficas, en particular la autonomizacin de la pro-duccin de dinero por medio de dinero respecto de los pro-cesos inmediatamente productivos, es la otra cara de laexternalizacin de la produccin de valor tpica del biocapi-talismo. Aquella no solamente contribuye a crear la demandaefectiva necesaria para la realizacindel plusvalor producido; no

    slo crea, pues, la masa de rentas y de deudas sin la cual el cre-cimiento del PIB sera modesto, o directamente se habra estan-cado. La financiarizacin determinade manera fundamental lascontinuas innovaciones, los constantes saltos productivos del

    biocapitalismo, y lo hace imponiendo a todas las empresas cotizantes o noy a la sociedad entera sus lgicas hiperpro-ductivistas centradas en la primaca del valor de las acciones.Los saltos productivos determinados por la financiarizacin sehacen efectivos sistemticamente a travs de la destruccin

    creativa de capital, por medio de crisis cada vez ms frecuen-tes y cercanas entre s; crisis en las cuales el acceso a la riquezasocial, despus de haber sido requerido con fines instrumenta-les, es destruido una vez tras otra.

    Desde la crisis del fordismo en los aos setenta, las burbu-jas especulativas son interpretadas como momentos de crisis enun proceso de larga duracin de colonizacin capitalista de laesfera de la circulacin. Este proceso es global, lo cual quiere

    decir que despliega la globalizacin como proceso de subsun-cin de porciones crecientes de periferias socioeconmicas loca-les y globales segn la lgica del biocapitalismo financiero. Elpasaje del imperialismo al imperio (de una relacin de depen-dencia entre desarrollo y subdesarrollo en la cual las econo-mas del Sur, adems de ser fuentes de materias primas a buenprecio, cumplan esencialmente una funcin de mercados exter-nospara los productos del Norte), a la globalizacin imperial,en la cual pierde fuerza la dicotoma dentro/fuera debe ser ads-crito a la lgica capitalista de externalizacin de los procesos deproduccin de valor. La financiarizacin representa la modalidadadecuada y perversa deacumulacin delnuevocapitalismo.

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    deflacin competitiva y limitacin del consumo interno. Si aesto se agrega la apertura al comercio internacional de pa-ses como China e India, se comprende cmo la mutacin

    asitica haya producido un resultado neto deflacionista: sinduda para los salarios, que de golpe han sufrido los efectosde la duplicacin del volumen mundial de fuerza de trabajoactiva, pero tambin para los bienes industriales de consumoproducidos y exportados por China y, en una medida menorpero cualitativamente importante, por India. La deflacinsalarial se ha visto, por otra parte, fuertemente agravadapor la irrupcin dentro de las empresas del sector de la eco-noma real de lgicas financieras a travs de procedimientos

    tales como la readquisicin de empresas por medio deendeudamientos de tipo leveragedbuy-out (o LBO).26

    El riesgo de deflacin se revela todava ms real a partirde la crisis de la burbuja Internet. En efecto, desde 2002, eldesendeudamiento de las empresas endeudadas en el pero-do expansivo de la burbuja de Internet (1998-2000), obliga ala Reserva Federal de Alan Greenspan a perseguir una pol-tica monetaria expansiva. Para evitar caer en el crculo vicio-

    so de la deflacin experimentado por Japn en los aosnoventa, las autoridades monetarias estadounidenses deci-den mantener bajas las tasas de inters (en torno al 1 %)durante un perodo particularmente largo; asimismo, esto sedebe a que con las quiebras de empresas (Enron, por citarslo una) intervenidas despus de 2002, la poltica moneta-ria expansiva no logra restablecer la confianza de los merca-dos burstiles. En cualquier caso, las tasas de inters realesnegativas favorecen el endeudamiento privado, pero al

    mismo tiempo incitan a los bancos a desarrollar la panoplia deinstrumentos financieros y la titulizacin hoy bajo acusacin(los famosos toxicassets)para aumentar el volumen de crdito.

    La burbuja inmobiliaria de las subprime comienza en estecontexto. Las empresas logran, si bien parcialmente, librarse desus deudas gracias a tasas reales negativas; las economasdomsticas estadounidenses, al contrario, se endeudan (fre-cuentemente y de buena gana se les solicitaque se endeuden) de

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    26 Sapir, op. cit., p. 5.

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    modo exponencial. El aumento del consumo por medio del cr-dito agrava el dficit comercial estadounidense y, en consecuen-cia, refuerza todava ms las polticas monetarias mercantilistas

    de los pases asiticos (que, como ya se ha dicho, esterilizan lasganancias obtenidas adquiriendo masivamente dlares paraevitar su devaluacin mientras que con los excedentes presu-puestarios crean los fondos soberanos de inversin). La tendenciadeflacionista se agrava, incluso porque los excedentes comercia-les de los pases asiticos (a pesar de las medidas de esteriliza-cin) generan inversiones en los propios pases exportadores,inversiones que a su vez mejoran la competitividad de los pasesemergentes no slo por el bajo coste del trabajo, sino tambin

    por la calidad de los productos y un valor agregado ms alto.

    A pesar de su esquematismo, la descripcin de la din-mica que ha conducido a la explosin de la burbuja subprimedemuestra que la crisis madur dentro de una precisa confi-guracin mundial del proceso de acumulacin capitalista.Dentro de esta configuracin, la financiarizacin ha permiti-do al capital global crecer, gracias a la produccin de rentasfinancieras y de deudas por consumo que han dado coheren-

    cia sistmicaa los intercambios internacionales. El crecimien-to global, especialmente despus de la crisis de la burbuja de

    Internet y del desendeudamiento de las empresas que vino acontinuacin, ha visto al capital reestructurarse posterior-mente con procesos de externalizacin que redujeron elcoste del trabajo vivo mientras aumentaron la cantidad deplusvalor, sin correlacin con aumentos proporcionales enlas inversiones de capital constante. En efecto, en especial de1998 a 2007, las grandes empresas (S&P500) han experimen-

    tado un aumento particularmente elevado de la parte de lasganancias no reinvertidas (free cash flow margins), una acu-mulacin de liquidez paralela al aumento tambin elevadodel consumo, ya sea por reduccin del ahorro en las familiascomo por el recurso al endeudamiento.

    Como siempre, las crisis del capital se desencadenan acausa de las mismas fuerzas que han determinado su creci-miento (el tpico movimiento palindrmico del ciclo de losnegocios). Pero estacrisis saca a la luz algo indito respectoa las crisis precedentes: la prdida de capacidad de las auto-ridades monetarias estadounidenses de gestionar la liquidez

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    que llega a su mercado como consecuencia de la estrategiamonetaria mercantilista puesta en juego por los pasesasiticos despus de la crisis de 1997-1999. Esta especificidad

    (Alan Greenspan habl en su momento de enigma, conun-drum), ya resaltada por Michel Aglietta y Laurent Berrebi,27

    nos reenva a las consecuencias de la afluencia de liquidezdesde los pases emergentes, productores y exportadores depetrleo hacia el mercado de ttulos y obligaciones estadou-nidense, en particular los treasurybondsy las obligaciones deFannie Mae y Freddie Mac. La afluencia masiva y continuade liquidez desde los pases emergentes reduce, de hecho,las tasas de inters a largo plazo, como los Bonos del

    Tesoro, y esto a pesar de los intentos repetidos de la Fedentre 2004 y 2007 de frenar el aumento del volumen de cr-ditos mediante el alza de las tasas de inters a corto plazo(que del 1 % saltan hasta el 5.2 %). Es esta situacin muyespecial de curvas invertidas, donde las tasas de inters alargo plazo se han vuelto inferiores a las tasas a corto plazosituacin atpica para un perodo tan largo, la que hahecho que el costo del crdito haya permanecido muy bajopor mucho tiempo en Estados Unidos, a pesar de una polti-

    ca monetaria cada vez ms restrictiva.28

    Pudiendo tomarprstamos en los mercados de moneda al por mayor, los ban-cos tienen los medios para dar crditos siempre ms arries-gados a las economas internas. En consecuencia, los preciosde los bienes inmobiliarios aumentan hasta el otoo del 2006en Estados Unidos y hasta 2008 en diversos pases europeos(en Francia aumentan de un 60 a un 80 %, mientras que enInglaterra y en Espaa duplican sus valores en diez aos).

    La crisis degovernance

    de las autoridades monetariasestadounidenses se explica, por lo tanto, como una incapaci-dad de gestin de los efectos de la afluencia de liquidez pro-veniente del resto del mundo, sobre todo de los pasesemergentes. De hecho, la globalizacin post-crisis asiticaocultadentro de los pases desarrollados el incremento delriesgo de crisis interno al ciclo de los negocios, puesto que

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    27Michel Aglietta y Laurent Berrebi, Dso

    r

    dr

    es dans lecapit

    alisme mon-dial, Pars, Odile Jacob, 2007.28 Aglietta, op. cit., p. 39.

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    la reduccin de los premios sobre los riesgos de las obligacio-nes (ttulos a largo plazo) favorece la exposicin del sectorfinanciero a la valorizacin de todos los activos patrimoniales.

    Nuevamente, en este proceso, es la dimensin temporal lavariable central en el anlisis de la crisis. Los signos de la crisisinmobiliaria se manifiestan ya a partir de 2004, tal es as que laFedinicia entonces su carrera hacia el aumento de las tasas deinters. Pero la afluencia de liquidez desde el exterior vuelvevanas las medidas de poltica monetaria, por lo cual la burbu-

    ja contina inflndose, impertrrita, hasta agosto de 2007. Yeso no es lo nico, ya a mediados de 2006 los precios inmobi-

    liarios detienen su ascenso para luego comenzar a bajar haciafinales del mismo ao; sin embargo la burbuja explota en agos-to de 2007 porque las agencias de calificacin (rating)se deci-den finalmente a desclasificar los ttulos (a esa altura txicos)emitidos sobre el crdito. Es decir, un ao despus de la inver-sin del ciclo de los negocios.29

    La crisis degovernancemonetaria, en otras palabras, des-vela un desfase entre el ciclo econmico y el ciclo monetario,

    en el sentido que el primero se desarrolla en un tiempo msacotado que el segundo. En el ciclo de la economa real,como en todos los business cycles, la crisis comienza en elmomento en que un aumento inflacionista de los precios(por ejemplo, de los bienes inmobiliarios, pero no slo deellos) termina induciendo un aumento decreciente de lademanda. La demanda crece cada vez ms lentamente por-que la actualizacin del flujo de rditos futuros ya no justifi-ca el aumento irracional de los precios de los bienes sobre

    los cuales se concentra la burbuja. En los antiguos cicloseconmicos, esta ralentizacin se manifestaba, con frecuen-cia, cuando se produca un acercamiento al pleno empleo.Para el sistema bancario esto significaba una ralentizacindel ritmo de pago de los crditos otorgados en la fase ascen-dente del ciclo. Es decir, las empresas y los consumidoresendeudados daban signos de dificultad para pagar sus deudaspuesto que el volumen de las ventas (para las empresas) y/o de

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    29 Para corroborar esta reconstruccin de la crisis post-asitica, vaseTheEconomist, When a flow becomes a flood, 24 de enero de 2009.

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    los rditos (para las economas familiares) comenzaban a redu-cirse. Para los bancos, desde los secundarios a los bancos cen-trales, este era el momento de aumentar las tasas de inters.

    La globalizacin financiera pospone la rendicin decuentas, la inversin del ciclo, justamente porque el volumende los crditos a las empresas y a los consumidores puedecontinuar aumentando a pesar de los signos de inversin delciclo de la economa real interna (comienzo de la cada de losprecios de los bienes inmobiliarios). Por su parte, la marchade la balanza de pagos estadounidense contribuye a ocultarlos sntomas de la crisis inminente. En efecto, mientras la

    afluencia masiva de ahorros desde los pases emergentes enbsqueda de rendimientos no elevados, pero seguros, escontrabalanceada por el flujo de inversiones estadouniden-ses directas en el exterior (las cuales tienen rendimientossuperiores a los producidos dentro de Estados Unidos y queaumentan las ganancias de la empresas estadounidenses,sobre todo cuando el dlar est relativamente bajo respectoa las otras monedas), las autoridades monetarias puedenevitar tener que afrontar el problema, desde mucho tiempo

    antes eviden

    te pa

    r

    atodos, de los desequilibrios comercialesinternacionales.

    Por otra parte, el desfase temporal en el cual se realiza lacrisis de governance monetaria estadounidense est en elorigen de la transformacin de la crisis regional en crisisinmediatamenteglobal. Esto se debe, seguramente, a la dise-minacin de los riesgos y de los ttulos txicos, que en esteperodo contagian las carteras de los bancos, aseguradoras,hedge

    yequityfunds

    , fondos de pensiones y de inversin detodo el mundo. Pero si se mira bien, se trata de una crisis queva mucho ms all de la difusin mundial de ttulos txicos,como lo demuestra la total ineficacia de las medidas de inter-vencin que han tomado hasta ahora los gobiernos de todoel mundo para recapitalizar el sistema bancario y de seguroscon inyecciones gigantescas de liquidez. La crisis degovernancemonetaria, se puede entonces afirmar, explica slouna parte,slo el comienzode la crisis que estamos viviendo. Prueba deello es que, en el peor momento de la crisis financiera octu-

    bre de 2008, contrariamente a lo que todos esperaban,el dlar se revalu respecto a todas las otras monedas.

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    La anomala es que el dlar se ha reforzado en el curso delas ltimas semanas contra casi todas las otras monedas .30

    Sin embargo, puede suceder, como sucedi despus de la

    revalorizacin de agosto de 2007 (en plena crisis de lassubprime), que el dlar vuelva a perder valor, con inevita-

    bles efectos inflacionarios a escala mundial (causados,como en el curso del 2007-08, por fuertes alzas del preciodel petrleo y de los bienes alimenticios). Lo que hacesuponer que los desequilibrios globales entre pasesestructuralmente deficitarios, como Estados Unidos eInglaterra, y pases estructuralemente en supervit, comolos pases emergentes, pero tambin como Alemania y

    Japn, estn destinados a durar mucho tiempo. Muchotiempo, es decir ms allde las medidas de rescate y rede-finicin de las reglas bancarias y financieras que, despusde la crisis de Internet y hasta la explosin de la burbujasubprime, han permitido al flujo de liquidez en direccin aEstados Unidos producir aqul efecto palanca sobre elcrdito que ya hemos visto.

    Sera suficiente con hacerse una pregunta, slo en apa-

    riencia provocadora: qu otra cosa podan hacer las autori-dades monetarias estadounidenses y del resto del mundo?De seguro, con la razn que da el despus se puede decir detodo; se podran, por ejemplo, invocar (ex post, precisamente)polticas monetarias prudentes, aumentos de las reservas

    bancarias, mejores controles de calidad de los ttulos emi-tidos, reglas ms estrictas para las titulizaciones basadasen crditos hipotecarios subprime, y as sucesivamente.Pero, qu habran podido hacer las autoridades moneta-

    rias estadounidenses y los bancos centrales de los pasesemergentes las primeras enfrentadas al riesgo de defla-cin, los segundos maltrechos despus de la crisis de1997-1999? La respuesta es: nada distinto de lo que hicie-ron. Es suficiente con decir que si la Fed hubiese aplicadouna poltica monetaria ms restrictiva para contener o dis-minuir el dficit externo de la balanza corriente, el resulta-do habra sido la recesin en Estados Unidos y, comoconsecuencia de ello, tambin en los pases emergentes.

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    30 Eichengreen, op. cit.

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    Y ms all de todo, cmo habra podido justificar la Fedun poltica monetaria restrictiva, cuando el problema noera la inflacin sino ms bien la deflacin?

    Basta con recordar que una de las caractersticas peculiaresdel capitalismo financiero actual y de la poltica monetariaque le es propia es la imposibilidad de gestionar desdefuera lo que sucede dentro del ciclo econmico-financiero.Los anlisis tericos de Andr Orlan, Michel Aglietta,Robert Schiller, George Soros, Frderic Lordon, por citar losmejores, demuestran que, para interpretar el comportamientode los operadores financieros sobre la base de modelos de

    value-at-risk, es imposible distinguir entre funcin cognitiva yfuncin manipulativa, entre racionalidad econmica y compor-tamiento mimtico de la multiplicidad de los actores. La teoraneoclsica de las expectativas racionales basadas sobre la infor-macin perfecta y transparente de los mercado hace tiempo queha quedado fuera de juego puesto que excluye un factor centralde los mercados financieros: la intrnseca incertidumbre que loscaracteriza, una incertidumbre basada sobre la prdida deimportancia de la dicotoma entre economa real y economa

    financiera, entre dentro y fuera del sistema econmico global.Existe una particular debilidad ontolgica en los modelos declculo de las probabilidades utilizados para evaluar losriesgos que se debe a la naturaleza endgenade las interac-ciones entre operadores financieros.31 Todo lo