la función ideológica de la historiografía cubana en los años sesenta del siglo xx

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LA FUNCIÓN IDEOLÓGICA DE LA HISTORIOGRAFÍA CUBANA EN LA DÉCADA DEL SESENTA DEL SIGLO XX Yaíma Martínez Alemán Universidad Central de las Villas, Santa Clara, Villa Clara, Cuba Resumen: La ponencia "La función ideológica de la historiografía cubana en la década del sesenta del siglo XX", analiza, desde una perspectiva general, el mundo ideológico de los años sesenta en Cuba y la unidad concreta que se da entre el discurso politico y la producción historiográfica de la etapa. Se define esta historiografía como un arma ideológica fundamental para legitimar el presente revolucionario y el nuevo ideal social que lo guiaba. Se resume brevemente la politica editorial e institucional de esta primera década revolucionaria orientada a convertir la historia en un fenómeno de masas y en una fuente esencialmente ideológica capaz de crear, no sólo en los intelectuales, sino en la totalidad del pueblo cubano, la nueva conciencia socialista. Se describen los temas fundamentales de esta historiografía, haciendo un apartado en el tema de la formación de la nación cubana, destacando la significación ideológica de cada una de estas temáticas y del tema de la formación nacional en particular, dada su importancia central en la his- toriografía de la década. Se enumeran y describen deforma general los aspectos en que se da el tratamiento teórico de este tema, asi como los autores y las obras emblemáticas. Se hace referencia al hecho de que, a pesar del impulso que la Revolución dio al oficio del historiador y a la historia como ciencia propiamente, la producción historiográfica de dicha etapa resultó más reinterpretativa que investigativa, lo que denota la sublimación de su función ideológica por encima de la teórica. Incursionar en el estudio de cualquier forma de la actividad espiritual que se desarrolle en los marcos de la sociedad clasista conlleva, necesariamente, a la reflexión en torno a su relación con la ideología del momento histórico concreto en que se enmarca.' La historia y las múltiples parcelas que se desarrollan en su interior, como la historiografía y la teoría de la historia, van a estar fuertemente signadas por la ideología de la época y van a desempeñar un rol importante en la lucha de clases. En épocas de revoluciones esta relación entre ideología e historiografía se tensa al máximo. Es por ello que La Revolución Cubana encuentra en la historia de Cuba aquella fuente más capaz de legitimarla como proceso. Esta ponencia, enmarcada 1. Se asume la definición de ideología que aporta el marxismo clásico: un sistema de ideas que tiene un carácter clasista y que bajo formas históricamente condicionadas domina la producción espiritual en los diferentes momentos que atraviesa la sociedad antagónica; una falsa conciencia que cada clase social tiene de si misma y que intenta hacer pasar como eterna y universal; omitiendo las reales contra- dicciones de clases, que se dan en la vida material y económica de la sociedad. No obstante se destaca su carácter activo: su capacidad de unir y desunir voluntades, de legitimar y deslegitimar ideales sociales. Para el marxismo la ideología va unida a la división social del trabajo, se reproduce constantemente por medio de los ideólogos activos, profesionales, dentro de los cuales se destacan los historiadores. Latin American Research Review, Vol. 48, No. 3. © 2013 by the Latin American Studies Association.

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  • LA FUNCIN IDEOLGICA DE LAHISTORIOGRAFA CUBANA EN LA DCADA

    DEL SESENTA DEL SIGLO XX

    Yama Martnez AlemnUniversidad Central de las Villas, Santa Clara, Villa Clara, Cuba

    Resumen: La ponencia "La funcin ideolgica de la historiografa cubana en la dcadadel sesenta del siglo XX", analiza, desde una perspectiva general, el mundo ideolgicode los aos sesenta en Cuba y la unidad concreta que se da entre el discurso politico yla produccin historiogrfica de la etapa. Se define esta historiografa como un armaideolgica fundamental para legitimar el presente revolucionario y el nuevo ideal socialque lo guiaba. Se resume brevemente la politica editorial e institucional de esta primeradcada revolucionaria orientada a convertir la historia en un fenmeno de masas y enuna fuente esencialmente ideolgica capaz de crear, no slo en los intelectuales, sino enla totalidad del pueblo cubano, la nueva conciencia socialista. Se describen los temasfundamentales de esta historiografa, haciendo un apartado en el tema de la formacin dela nacin cubana, destacando la significacin ideolgica de cada una de estas temticasy del tema de la formacin nacional en particular, dada su importancia central en la his-toriografa de la dcada. Se enumeran y describen deforma general los aspectos en quese da el tratamiento terico de este tema, asi como los autores y las obras emblemticas.Se hace referencia al hecho de que, a pesar del impulso que la Revolucin dio al oficio delhistoriador y a la historia como ciencia propiamente, la produccin historiogrfica dedicha etapa result ms reinterpretativa que investigativa, lo que denota la sublimacinde su funcin ideolgica por encima de la terica.

    Incursionar en el estudio de cualquier forma de la actividad espiritual quese desarrolle en los marcos de la sociedad clasista conlleva, necesariamente, a lareflexin en torno a su relacin con la ideologa del momento histrico concretoen que se enmarca.' La historia y las mltiples parcelas que se desarrollan en suinterior, como la historiografa y la teora de la historia, van a estar fuertementesignadas por la ideologa de la poca y van a desempear un rol importante en lalucha de clases.

    En pocas de revoluciones esta relacin entre ideologa e historiografa se tensaal mximo. Es por ello que La Revolucin Cubana encuentra en la historia de Cubaaquella fuente ms capaz de legitimarla como proceso. Esta ponencia, enmarcada

    1. Se asume la definicin de ideologa que aporta el marxismo clsico: un sistema de ideas que tieneun carcter clasista y que bajo formas histricamente condicionadas domina la produccin espiritualen los diferentes momentos que atraviesa la sociedad antagnica; una falsa conciencia que cada clasesocial tiene de si misma y que intenta hacer pasar como eterna y universal; omitiendo las reales contra-dicciones de clases, que se dan en la vida material y econmica de la sociedad. No obstante se destaca sucarcter activo: su capacidad de unir y desunir voluntades, de legitimar y deslegitimar ideales sociales.Para el marxismo la ideologa va unida a la divisin social del trabajo, se reproduce constantemente pormedio de los idelogos activos, profesionales, dentro de los cuales se destacan los historiadores.

    Latin American Research Review, Vol. 48, No. 3. 2013 by the Latin American Studies Association.

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    en una investigacin mayor que pretende caracterizar cientficamente el ideal so-cial de la revolucin cubana en la dcada fundacional, no es ms que un primeracercamiento a lo que signific la historia y la historiografa para una dcada con-vulsa como lo fue la de los aos sesenta. Las investigaciones en torno a este temason escasas y no sistematizadas, es un tema que generalmente le ha interesado a lapropia intelectualidad cubana y que slo haba sido abordada ensaysticamente. Eltrabajo ms completo que nos sirvi de fuente terica fue el de Osear Zanetti Le-cuona. Isla en la historia: La historiografa cubana del siglo XX, en el cual, no obstante,el autor no enfoca el asunto desde una perspectiva ideolgica. Por lo que nuestrainvestigacin abri un camino inexplorado para e] cual no existan fuentes teri-cas concretas, solo fuentes secundarias que fueron pertinentemente consultadas.La novedad de la investigacin en que se enmarca este ensayo, est precisamenteen el anlisis ideolgico de esa historiografa y no en una simple descripcin.

    La Revolucin Cubana constituy la concrecin de un proceso marcado porsucesivas frustraciones y reafirmaciones en la conformacin de una nacin verda-deramente soberana; el triunfo de una revolucin que se consideraba centenaria(Zanetti Lecuona 2005,47). Esta conciencia de su papel como sujeto histrico lleva la vanguardia revolucionaria, encabezada por Eidel Castro, y a la intelectualidadligada a ella, a buscar los fundamentos del proceso revolucionario en la tradicinde lucha del pueblo cubano: "Nuestra Revolucin, con su estilo, con sus caracte-rsticas esenciales, tiene races muy profundas en la historia de nuestra patria. Poreso decimos, y por eso es necesario que lo comprendamos con claridad todos losrevolucionarios, que nuestra Revolucin es una Revo]ucin, y que esa Revolucincomenz el 10 de Octubre de 1868" (Castro Ruz 1980, 50).

    En este mismo sentido, Fidel hace explcita la importancia de la historia deCuba en el presente revo]ucionario: "nada nos ensear mejor a comprender ]oque es una revolucin, nada nos ensear mejor a comprender el proceso queconstituye una revolucin, nada nos ensear mejor a entender qu quiere decirrevolucin, que el anlisis de la historia de nuestro pas, que el estudio de la his-toria de nuestro pueblo y de las races revolucionarias de nuestro pueblo" (CastroRuz 1980,50).

    Es as como se institucionaliza la historia de Cuba. En 1962 las condiciones deprofesionalizacin del historiador superan las de la poca repub]icana: se abre]a Escuela de Historia en la Universidad de La Habana y en la Universidad deOriente; se fundan centros de investigacin, entre ellos un instituto de historiaadscrito a la Academia de Ciencias, y se crean redes nacionales de archivos, mu-seos histricos e instituciones especializadas en la investigacin, la publicaciny la divulgacin de la historia nacional (Zanetti Lecuona 2005, 46; Plasencia 1967,94). Estos cambios responden a la necesidad de formar a los nuevos historiadoresque necesitaba el presente revolucionario, con conciencia socialista. "La nuevasociedad que se aspiraba a construir necesitaba que los hijos de obreros y campe-sinos fueran capaces de hacer la nueva historia de Cuba" (Plasencia 1967,94).

    Entre 1959 y 1962 se imprimieron cerca de noventa obras de historia de Cuba,adems de biografas y trabajos sobre la Revolucin. La Oficina del Historiadorde la Ciudad de la Habana se encarg de publicar las obras de Emilio Roig deLeuchsenring. El Consejo Nacional de Cultura y ]a Comisin Naciona] Cubana

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    de la UNESCO publicaron obras historiogrficas clsicas, como las contenidas enla coleccin "Biblioteca de Autores Cubanos". El Archivo Nacional y la Academiade Historia asumieron la publicacin de documentos histricos. El Ministerio deEducacin emprendi la publicacin masiva de textos con carcter marxista: Lec-ciones de historia de Cuba, de Sergio Aguirre; El marxismo y la historia de Cuba, deCarlos Rafael Rodriguez; y Los fundamentos del socialismo en Ctiba, de Blas Roca(Plasencia 1967,93).

    La Biblioteca Nacional y las universidades emprendieron una labor de divul-gacin, adems de orientar sus publicaciones a diversos temas de la historia na-cional. La Comisin de Investigaciones Histricas de las Escuelas de InstruccinRevolucionaria (EIR) edita obras colectivas destinadas a la docencia en las Escue-las de Instruccin Revolucionaria: Cronologa de la Revolucin cubana 1952-1965,40aniversario de la Fundacin del Partido Comunista de Cuba, regmenes precapitalistas.La importancia de la labor desarrollada por este grupo est en los documentosoriginales y las fuentes testimoniales con las que cuentan, lo que permiti ampliarla informacin sobre el periodo republicano (Plasencia 1967, 96).

    En torno a la celebracin del centenario de la Guerra de los Diez Aos se pro-duce otro boom editorial y ven la luz obras novedosas y tambin nuevas colec-ciones de clsicos como la "Coleccin Centenario", adems de la realizacin deeventos como el Concurso Centenario, auspiciado por la Universidad Central delas Villas, en el propio ao 1968.

    Para comprender de una forma ms cabal cmo se da este rescate de la historiade Cuba y la funcin politica que se le confiere en los aos sesenta, es imprescin-dible abordar el fundamento ideolgico de la nueva historiografia. Tema bastantesusceptible dada la poca informacin sinttica y objetiva que se tiene al respecto.Informacin sobre la ideologia de la Revolucin Cubana hay suficiente, nacionale internacionalmente, pero desde un punto de vista cientifico-objetivo, ha sidomuy poco estudiada, por ello no son muchas las fuentes a citar en este sentido.Generalmente la opinin interna carece de objetividad al sublimar la pica revo-lucionaria y la opinin externa al pretender ver ms manchas que luz en el sol dela Revolucin.

    Fernando Martinez Heredia, uno de los pensadores cubanos que ms ha abor-dado el tema de la ideologia revolucionaria con agudeza y objetividad, al carac-terizar el mundo ideolgico de los sesenta, comienza por definir la Revolucincomo "socialista de liberacin nacional", como un proceso contradictorio en quese sintetizan los ideales socialistas y nacionalistas del pueblo cubano. Por ello,concibe el "socialismo cubano" como una expresin particular, que tiene comoesencia el "patriotismo radical", un socialismo que se situaba en el centro de laliberacin nacional (Martinez Heredia 2008a, 17).

    Precisamente considera, como expresin ms concreta de ese patriotismo radi-cal, la consigna de los "cien aos de lucha" lanzada por Fidel, en el que se sinteti-zaba la tradicin de lucha del pueblo cubano.^ Esto, a su modo de ver, concretabauna posicin respecto al socialismo en Cuba, vinculando el poder y el proyecto

    2. Fidel Castro acua esta idea en su discurso: "Velada conmemorativa de los cien aos de lucha", enoctubre de 1968 (Castro Ruz 1980).

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    anticapitalista con la gran tradicin de luchas de liberacin de la nacin, en lamisma medida en que reivindicaba su carcter popular predominante y el nexoentre justicia social y libertad:La posicin ideolgica de los cien aos de lucha fortaleci an ms la legitimidad del rgi-men, y a la Revolucin Cubana frente a sus enemigos; pronto ayudara tambin a enfrentarlos intentos de colonizacin de izquierda de la etapa siguiente, la que comenz a iniciosde los aos sesenta. Pero esa posicin ideolgica tambin llev a que se le reclamara ala historia una funcin de fundamentacin poltica de la Revolucin. (Martnez Heredia2008a, 118)

    No obstante, distingue la etapa de mayor auge de ese patriotismo radical(1959-1961) de la etapa en que el marxismo-leninismo comenz a tener fuerzamasiva (a partir de 1961), con una lectura propia, nacional lo que, segn l,choca con la ideologa teorizada sovitica y con el pensamiento cubano afin aaquella (Martnez Heredia 1995). Por otra parte, hace referencia a Ja nueva funda-mentacin del concepto pueblo; su capacidad para unir las voluntades diversas afavor del cambio, ms all de cualquier militancia poltica. Constituy a decirdel autor la forma propia, "nacionalista" que adquiri el socialismo en Cuba(Martnez Heredia 2009b, 238). De esta manera no duda en afirmar el carcterdefinitorio del nacionalismo en el mundo espiritual revolucionario, como la tra-dicin cultural e ideolgica ms legtima del pueblo cubano (Martnez Heredia2009a, 233-234).

    Este ambiente ideolgico, unido a la amplia poltica editorial y divulgativa im-pulsada por la Revolucin, convertir el conocimiento de la historia de Cuba enun fenmeno de masas, en un espacio de amplio debate (Martnez Heredia 2009c,141). Se acepta conscientemente la relacin estrecha entre teora e ideologa, suactividad poltica dentro de la Revolucin: "por vez primera en nuestra existen-cia nacional se plantea la necesidad del historiador, no como un intelectual sinocomo instrumento efectivo en la construccin del socialismo" (Martnez Heredia2009b, 96).

    Resultan emblemticos, en este sentido, los criterios vertidos por Manuel Mo-reno Eraginals en su ensayo "La historia como arma" (1966). Parte de definir lahistoria como una ciencia burguesa y de la crtica a sus contemporneos que, apesar de proponrselo, no haban logrado revolucionar los postulados de la histo-riografa republicana; para luego argumentar la necesidad de escribir la "verda-dera historia" de Cuba.^ Considera que el reto del bistoriador en la Revolucin eracambiarse a s mismo, superar las contradicciones clasistas y los vicios intelectua-

    3. En este sentido expone: "Creemos que ha llegado el momento en que nos replanteemos hones-tamente en obligado aporte al socialismo que crece vigoroso, cmo captar la verdadera historia,como crear el historiador nuevo que nos entregue la historia nueva, liberada de concepciones clasistasburguesas. [...] Las bases de la historia burguesa se van destruyendo ellas solas porque contradicen laverdad revolucionaria de nuestros das y aparecen a los ojos de los hombres nuevos como un atajo dementiras sin sentido. Pero este proceso de autodestruccin es lento, [...] ya que constituyen superestruc-turas que llegaron a categora espiritual, sobre todo en la generacin de transicin. Quizs si el mayorpeligro est en el seudomaterialismo histrico que emerge y florece en los perodos de transicin comouna forma de oportunismo intelectual y que confunde fcilmente a la juventud" (Moreno Fraginals1966, 25-26).

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    les que lo caracterizaban, hacer de su obra un producto social y comprometersecon la realidad revolucionaria por contradictoria que fuera."*

    No obstante, para ser verdaderamente renovadora, la reformulacin del dis-curso histrico nacional demandaba no slo una crtica profunda y perspicaz dela historiografa precedente, sino tambin una radical ampliacin de la base emp-rica de los estudios histricos. En este sentido se orientaron obras como El ingenio(1964), de Manuel Moreno Eraginals, y El general Don Miguel Tacn y su poca (1963),de Juan Prez de la Riva, as como otras investigaciones de este mismo autor msvinculadas a la temtica de las migraciones. Estas obras constituyen una muestradel quehacer investigativo de los sesenta, ya que ambos autores, uno en la ramade la industria azucarera y el otro ms vinculado a los temas sociales, logran am-pliar el conocimiento en el contacto con documentos histricos hasta el momentoinexplorados, desde enfoques novedosos que rompan con lo establecido por lahistoriografa anterior.

    Sin embargo, la historiografa de los aos sesenta se caracteriz ms por lareinterpretacin y la crtica historiogrfica, que por la investigacin, desde pautasideolgicas que pretenden romper con las establecidas por la historiografa bur-guesa, aplicando los conceptos marxistas al material historiogrfico disponible(Euntanellas 1974, 12). Es por ello que autores como Eernando Martnez Herediaenfatizan en el carcter revisionista de la historiografa de los sesenta:En el terreno de la historia nacional surgieron muy fuertes necesidades de revisar narra-ciones y modos de historiar, de buscar otros asuntos histricos y develar otros hechos yprotagonistas. Ciertos personajes desaparecieron o fueron condenados, y otros desconoci-dos hicieron su entrada en la historia. Mientras el pueblo cubano tomaba el poder sobre lascosas y las calles, los actores colectivos de los eventos pasados, el pueblo que fue, la gentesin historia, tocaba a las puertas de la historia. (Martnez Heredia 2008b, 119)

    Por este camino se rescatan los temas econmicos ms controvertidos; se de-fine la raz de la economa cubana monoproductora en la condicin de coloniaque haba caracterizado siempre a Cuba, haciendo nfasis en la crtica a la pene-tracin norteamericana. Los autores ms destacados en este sentido fueron JulioLe Riverend y Emilio Roig de Leuchsenring. Ambos hacen patente el ideal antiim-perialista que animaba a la joven revolucin; el primero desde una orientacinmarxista, y el segundo desde el pensamiento martiano fundamentalmente.^

    Los temas sociales ms recurrentes fueron: la evolucin del movimiento obrero

    4. De acuerdo con esto expresa: "Quien no sienta la alegra infinita de estar aqu en este mundorevuelto y cambiante, peligroso y bello, doloroso y sangriento como un parto, pero como el creador deuna nueva vida, est incapacitado para escribir historia. Y quien, sobre todas las pequeas rencillas per-sonales no sienta su deber moral de entregarlo todo por la Revolucin, y est consciente de las taras quearrastra y que no debe transmitir; quien en esta hora no sienta el deber de crear; quien no sienta el deberde estar aqu aunque sea simplemente quemndose como lea en este fuego; quienes no estn ms allde tu libro o el mo, de te-escribo-la-nota-de-tu-libro para que luego t me-escribas-la-nota-de-mi-libro,jams podrn ser historiadores" (Moreno Fraginals 1966, 28).

    5. De Le Riverend se pueden citar las obras "Races del 24 de febrero: La economa y la sociedadcubana de 1878-1895" (1965b), Historia econmica de Cuba (1965a) y La Repblica: Dependencia y revolucin(1966); y de Emilio Roig de Leuchsenring, Los Estados Unidos contra Cuba Ubre (1959), Los Estados Unidoscontra Cuba republicana (1960a), Hostilidad permanente de los Estados Unidos contra la independencia de Cuba(1960b) y Tradicin antiimperialista de nuestra historia (1962).

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    cubano, el problema de la esclavitud, el negro y la mujer, el campesino, como seresdiscriminados y como parte activa de la nacionalidad cubana; reflejo del nuevoideal social revolucionario que aspiraba, ante todo, a la igualdad, la justicia socialy la valoracin del trabajo como actividad esencialmente humana. Por otra partese le confiere gran importancia a la significacin histrica de las migraciones y lascontradicciones de clases en el desarrollo de la nacin cubana.

    El problema del negro ser abordado desde la crtica a la esclavitud y la trataen los siglos coloniales, as como a la discriminacin de que fue objeto histrica-mente hasta el triunfo de la Revolucin. Para subvertir la imagen negativa delnegro se le presenta como un elemento determinante en la historia de Cuba, enla conformacin de su pueblo, siguiendo la lnea trazada por Fernando Ortiz.Los historiadores que ms trabajaron la temtica fueron Juan Prez de la Rivaque adems se distinguir por sus estudios en torno a las migraciones chinasy caribeas fundamentalmente, Walterio Carbonell y Jos Luciano Franco. Esteltimo lo aborda desde una perspectiva renovadora, ya que enfoca el problemade la esclavitud y la emancipacin del negro, a partir de un anlisis profundo delcontexto caribeo y estableciendo una identificacin entre los procesos indepen-dentistas de Hait, Repblica Dominicana y Cuba.'

    La evolucin del movimiento obrero cubano ser tratado fundamentalmentepor Jos Rivero Muiz, mientras que Pedro Deschamps se encargar de estudiarel papel que desempearon los campesinos y las clases medias en la historianacional.

    La importancia de estos temas sociales est dada por la forma en que se piensay se afirma el presente desde la valoracin crtica del pasado. La denuncia de ladiscriminacin social y racial, y la reivindicacin de la clase obrera y campesina,estn orientadas hacia el fortalecimiento de la ideologa socialista que guiaba a laRevolucin y hacia la aprobacin de todas las reformas sociales, polticas y eco-nmicas que estaba impulsando la direccin del pas. En la misma medida se re-chazan todos los prejuicios burgueses que a lo largo de la colonia y la neocoloniatrajeron consigo la marginalidad y la discriminacin en la sociedad cubana.'

    A pesar de que el escenario histrico por excelencia en las obras de la etapafue el siglo XIX, fundamentalmente el perodo de guerras independentistas, larepblica no est ausente. La reflexin en torno al perodo republicano se centraen la denuncia de la corrupcin poltica, las lacras sociales, el subdesarrollo eco-nmico, la dependencia econmica hacia los Estados Unidos; desde el sentimiento

    6. De Juan Prez de la Riva se puede mencionar Cuadro sinptico de la esclavitud en Cuba (1961), Brazospara el azcar: Historia de un viejo problema (1965), "Demografa de los cules chinos en Cuba" (1967),"Una isla con dos historias" (1968) e Historia de a gente sin historia, "Cuba y la inmigracin antillana,1900-1930" (1979); de Walterio Carbonell, Critica: Cmo surgi la cidtura nacional (1961); de Jos LucianoFranco, Ruta de Antonio Maceo en el Caribe (1961), La conspiracin de Aponte (1963), Plcido, una polmica quetiene cien aos (1964), "La presencia negra en el nuevo mundo" (1964), Revoluciones y conflictos internacio-nales en el Caribe (1965) e Historia de la Revolucin de Hait (1966); y de Sergio Aguirre, "El cincuentenariode un gran crimen" (1962).

    7. Es frecuente encontrar en las obras historiogrficas de la dcada sobre todo en las de Aguirre,Emilio Roig y Walterio Carbonell una comparacin entre el pasado histrico y el presente revolu-cionario, mostrando la superioridad del presente ya que el gobierno revolucionario se percibe como elnico capaz de establecer en Cuba la verdadera justicia social, por la que se luchaba desde el siglo XIX.

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    nacionalista y anti-imperialista que alentaba a la joven revolucin y respondiendoa la necesidad de mostrar las conquistas sociales que se iban obteniendo en elpresente. Hay adems, una marcada preocupacin por el proceso revolucionariode los aos treinta, que se consideraba el antecedente inmediato de la Revolu-cin triunfante. Esto tambin tiene una justificacin ideolgica: en este procesohistrico est la semilla del ideal comunista que nutri al nuevo ideal socialrevolucionario.*

    Dentro de los temas internacionales ms relevantes se encuentra la reflexin entorno al proceso independentista en Amrica Latina y el Caribe, as como las rela-ciones con la ex Unin de Repblicas Socialistas Soviticas; lo que est en perfectaconsonancia con la apertura de Cuba al campo socialista y al intercambio culturalcon los pueb]os de Amrica.'

    Como una forma de legitimar la violencia revolucionaria, los temas blicostambin ocuparan un papel relevante, centrndose en el estudio de las guerrasde independencia como antecedentes de la Revo]ucin Cubana y como forja de lanacin. Esto responde a un tema central en la historiografa de la poca: la forma-cin de la nacionalidad y la nacin cubana. La reflexin en torno a este procesoest determinada por las nuevas pautas ideolgicas que impona el movimientorevolucionario. Vale detenerse en este tema, por cuanto fue precisamente a travsde la reflexin en torno al proceso de formacin nacional, que se sublim la fun-cin ideolgica de esta historiografa.

    Una vez ms se vuelve sobre el tema de la formacin de la nacin cubana, desdeposiciones que pretendan, conscientemente, romper con los conceptos estableci-dos por la historiografa republicana. No obstante, tericamente su abordaje semantuvo en los marcos en que haba sido trabajado por las corrientes nacionalistay marxista anteriores. Lo significativo de su tratamiento en estos primeros aosde la Revolucin, fue la connotacin ideolgica que adquiri: se reinterpreta la na-cin cubana en un proceso revolucionario profundamente contradictorio en quemiden fuerzas el ideal socialista y el nacionalista, en la misma medida en que sevan fundiendo en un mismo movimiento ideolgico.

    Esta reflexin en torno a la nacin cubana respondi a la necesidad de legiti-mar hacia el interior y hacia el exterior del pas, la nacin socialista y el carcternacional del socialismo cubano, sin perder de vista la proyeccin internacionalistapropia de su orientacin comunista.'" La expresin terica historiogrfica deesta sntesis ideolgica se da en la identificacin que se establece entre la categorade nacin y la de lucha de clases (Martnez Heredia 2009a).

    8. Pueden mencionarse como obras representativas en el abordaje del perodo republicano, desdevarias aristas: Tres temas de la Reforma Universitaria (1959), de Jos Antonio Portuondo, Males y vicios deCuba republicana: Sus causas y remedios (1961), de Emilio Roig, adems de las obras suyas ya mencionadas;"Algunas luchas sociales en Cuba republicana" (1965), de Sergio Aguirre; y las obras ya citadas de JulioLe Riverend.

    9. Las obras ms representativas en este sentido fueron El convenio cubano-sovitico (1960) de CeperoBonilla, Documentos para la historia de Mxico (1961a) e Historia de a Revolucin de Hait (1966), de JosLuciano Franco; y "Antecedentes de la Primera Internacional" (1964a) y "Vida y obra de la PrimeraInternacional" (1964b) de Sergio Aguirre.

    10. Esta idea fue aportada por Fernando Martinez Heredia en una entrevista realizada para la pre-sente investigacin.

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    El abordaje de este tema fue promovido por los historiadores marxistas queadquirian protagonismo en estos aos (De la Torre 1985), en la misma medida enque se definia el carcter socialista de la Revolucin Cubana. A decir de FernandoMartinez Heredia el marxismo constituy, en esta primera dcada de revolucin,un espacio de debate donde median fuerzas las dos vertientes del socialismo cu-bano heredadas de la repblica: "la de los adhrentes al partido comunista y alpensamiento marxista de la poca el llamado estalinismo, y la de los pensa-dores y activistas ajenos a ese partido" (Martinez Heredia 2008c, 19).

    El tratamiento terico de este tema va a estar mediado por la influencia delmarxismo sovitico y el llamado marxismo nacionalista. Los historiadores de lossesenta fueron ms reacios que otros profesionales de las ciencias sociales a ad-herirse a la influencia extranjera, por lo que la visin nacionalista del marxismologra imponerse. Esto se debe al respaldo que la direccin politica dio a la fuertetradicin historiogrfica nacionalista ("La historia" 1996). Aparentemente su desa-rrollo se da desde la contraposicin entre esos dos marxismos, cuando en realidadel mtodo marxista slo se asume externamente, siendo el nacionalismo, la esen-cia del debate (Leiva Lajara 2008, 53). Sin embargo, no pueden absolutizarse ni suforma marxista ni su forma nacionalista, por cuanto, la historiografia cubana delos sesenta en general constituy una simbiosis entre nacionalismo y marxismo(Zanetti Lecuona 2005,47-48).

    Los historiadores ms significativos, por la trascendencia de su obra ante eltema tratado, fueron: Walterio Carbonell, Jos Antonio Portuondo, Emilio Roigde Leuchsenring, Carlos Chain Soler, Jos Luciano Franco, Manuel Moreno Fragi-nals, Julio Le Riverend, Juan Prez de la Riva y Osear Pino-Santos. En menor me-dida intervienen autores como: Elias Entralgo, Salvador Morales, Alicia CspedesCarrillo y Ana A. Lomas Gonzlez, Benito A. Besada, Carlos Funtanellas, RobertoRozza, Jos A. Fidalgo y Sergio Benvenutto. Para obtener una visin ms concretadel desarrollo de este tema en la historiografia de los sesenta se impone esclarecera qu grupos emisores de opinin en torno a la historia de Cuba y al tema de laformacin nacional concretamente, responden estos historiadores.

    En primer lugar se destaca la funcin legitimadora de la Escuela de Historia,marcada por la perspectiva de Sergio Aguirre. sta no contaba con intelectualesde primer nivel, ya que se nutra de profesores de bachillerato. El plan de estudiose elabor a partir de la experiencia de las escuelas del partido, con una intencinideolgica bien determinada y dogmtica, que exclua a gran parte de los histo-riadores profesionales que provenan de la repblica. En 1968 se cierra el ciclo deAguirre en la escuela y comienza a dirigirla Jos Tabares del Real, proveniente delMovimiento 26 de julio."

    Otro grupo de importancia fue la Biblioteca Nacional, en la cual se destacaronhistoriadores como Manuel Moreno Fraginals, Jorge Ibarra, Walterio Carbonell yJuan Prez de la Riva. Ibarra, adems, trabajara para el MINFAR, as como CarlosChain Soler, militar de profesin. Moreno Fraginals tambin difunde sus obras eimparte conferencias en la Universidad de las Villas y la Universidad de Oriente.

    11. Este dato tambin se recogi a travs de entrevistas realizadas al investigador Fernando MartnezHeredia y a la historiadora Berta Alvarez, profesora de la Escuela de Historia en los aos sesenta.

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    Por otra parte fue significativa la labor de historiadores como Le Riverend y Glo-ria Garca en el Archivo Nacional y en el Instituto de Historia y de Emilio Roig deLeuchsenring en la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana."

    El tratamiento del tema de la formacin de la nacin cubana en la historiogra-fa de los sesenta no se reduce a la reflexin en torno a su origen, sino que abarca,adems, otros aspectos. Estos son: la caracterizacin del modo de produccin y dela clase dominante en el siglo XIX, la determinacin de la contradiccin funda-mental inherente al proceso de formacin nacional, la valoracin de las corrientesideolgicas del siglo XIX, el anlisis de los llamados padres fundadores de la na-cionalidad cubana y la concepcin de la nacin cubana como proceso nico y sudeterminacin clasista.

    El primer aspecto constituye una reflexin en torno al tipo de sociedad en quecomienza a nacer la nacin cubana y a la clase social que le dio origen; se parte delmtodo marxista para analizar cmo un modo de produccin particular se insertaen un modo de produccin universal. El segundo aspecto busca determinar lascondiciones objetivas que llevaron al proceso de formacin nacional; partiendode las contradicciones clasistas que lo generaron. El tercer aspecto reflexiona entorno a las formas polticas que van tomando estas contradicciones clasistas yvalora el carcter nacional o antinacional de las diversas corrientes ideolgicas. Elcuarto aspecto se ocupa de determinar los sujetos fundamentales del proceso deformacin de la nacin cubana. El quinto aspecto sintetiza el desarrollo del tema,valorando este proceso como una unidad bistrica que se cierra con la RevolucinCubana y con el protagonismo de la clase obrera.

    De una forma u otra, estos cuestionamientos haban tenido lugar a lo largode la historiografa republicana, por lo que se contaba con una tradicin tericaal respecto, que se actualizaba desde un cuestionamiento constante. Los nuevospresupuestos ideolgicos de los que parta la Revolucin propiciaron que en lanueva concepcin de la nacin cubana se produjera una sntesis de la lnea liberal-nacionalista trazada por Ramiro Guerra y Emilio Roig de Leucbsenring yel marxismo sovitico." Tambin cobran gran importancia el "patriotismonacionalista"" y el revisionismo bistoriogrfico de Cepero Bonilla, bien identi-ficado con las capas bajas de la sociedad, los grupos histricamente marginadosy con el llamado marxismo nacionalista. Estas dos Jneas historiogrficas, con-trapuestas desde el perodo republicano, se fundirn contradictoriamente anteel tratamiento del tema tratado, por lo que se genera un debate al respecto enestos aos. Es por ello que algunos investigadores como Osear Zanetti y GraziellaPogolotti afirman que el anlisis del tema de la nacin cubana constituy unaimportante polmica historiogrfica que se concreta en el ao 1968:

    12. En la misma entrevista realizada a Berta Alvarez.13. Se siguen, en lo fundamental, los lineamientos del Partido Socialista Popular (PSP), que tuvie-

    ron gran importancia en los primeros aos de la Revolucin. Va a tener una importancia singular elintercambio cultural y econmico que comenzaba a fortalecerse con la Unin de Repblicas SocialistaSoviticas y la amplia difusin de Los fundamentos del socialismo en Cuba (1960), de Blas Roca.

    14. Esta categora fue definida por Mildred de la Torre (2008, 55) como una de las formas adquiridaspor lo que ella llama "la historiografa de resistencia" en Cuba, de aliento esencialmente nacionalista ypopular, que proviene de la repblica y tiene como reto escribir la "nueva historia".

  • LA FUNCIN IDEOLGICA DE LA HISTORIOGRAFA CUBANA I 7 7

    Desarrollada en torno a la conmemoracin del centenario de la Revolucin de 1868 iniciode las guerras de independencia, esa polmica sobre el proceso formativo de la nacininvolucrara a los ms destacados historiadores del momento, en cuyos criterios se contras-taban las diversas interpretaciones del problema, y se adverta la intencin por lo generalimplcita de definir ciertos lineamienfos de lo que habra de ser el discurso histriconacional de la Revolucin. (Zanetti Lecuona 2005, 49)

    Para este autor aquella polmica se sintetizara con las palabras pronunciadaspor Fidel en la Velada Conmemorativa de los Cien Aos de Lucha, en octubre de1968 (Zanetti Lecuona 2005, 50).

    Graziella Pogolotti (2006, xiii) describe, en apretada sntesis, la esencia de estapolmica y hace referencia a la importancia poltico-ideolgica que tuvo en laprimera dcada revolucionaria:El diseo de una estrategia revolucionaria implicaba, asimismo, la relectura de la historiade la nacin. [. . .] Se iniciaba una discusin en la que participaran historiadores de genera-ciones y formaciones diversas [...] desde Sergio Aguirre y Julio Le Riverend, hasta los msjvenes como Manuel Moreno Fraginals y Jorge Ibarra. El problema se centr en definir lallamada contradiccin fundamental del siglo XIX cubano. [...] El asunto resultaba esencial,por cuanto en el ayer residan algunas interrogantes del presente, sobre todo cuando Fidelsubrayaba, al trmino de la dcada, en 1868, la continuidad de los cien aos de lucha. La de-finicin de los trminos de la oposicin desbordaba la descripcin del mero acontecer paraatravesar, en sus alcances, el conjunto de la sociedad, incluida su dimensin cultural. De ahse derivaba la valoracin de los protagonistas de la construccin del andamiaje ideolgicodel siglo XIX. En torno a Jos Antonio Saco se radicalizaban las posiciones.

    Ambos autores destacan la importancia de los criterios vertidos por Fidel entorno a la formacin de la nacin cubana. Ciertamente result significativa la con-tinuidad histrica que Fidel estableci, desde el discurso poltico, entre la van-guardia revolucionaria del presente y la de las guerras de independencia, cuandoexpresa que: "nosotros entonces habramos sido como ellos, ellos hoy habransido como nosotros" (Castro Ruz 1965,11). Ya en plena celebracin del Centenariofue decisiva su formulacin acerca de la Revolucin como resultado de "cien aosde lucha":Y nosotros debemos saber, como revolucionarios, que cuando decimos de nuestro deberde defender esta tierra, de defender esta patria, de defender esta Revolucin, hemos depensar que no estamos defendiendo la obra de diez aos, hemos de pensar que no estamosdefendiendo la Revolucin de una generacin: hemos de pensar que estamos defendiendola obra de 100 aos! Hemos de pensar que no estamos defendiendo aquello por lo cualcayeron miles de nuestros compaeros, sino aquello por lo cual cayeron cientos de miles decubanos a lo largo de cien aos! (Castro Ruz 1980,69)

    En el ambiente poltico e ideolgico de los aos sesenta, Fidel simboliza la sn-tesis del pensamiento y la accin revolucionaria a lo largo de esos "cien aos";de sus dos caminos posibles: la justicia social y la libertad nacional. Es por elloque sus palabras, desde una concepcin esencialmente poltica, tienen la fuerzasuficiente para sintetizar las diversas posiciones asumidas por los historiadoresen torno a la formacin de la nacin cubana.

    Si bien existen testimonios de que tal polmica se gener en conferencias, ta-lleres y otros espacios de debate en aquellos aos y que tena como principales

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    contendientes a Jorge Ibarra y Sergio Aguirre;'' en la obra historiogrfica no seevidencia esta polmica. Las diversas posiciones asumidas por los historiadoresante el problema de la nacin no siempre derivaron en una contraposicin tericae ideolgica una vez expuestas en la obra escrita, en muchos casos las diferencias,ms que esenciales, resultaron formales.

    Si bien no puede decirse que la historiografa cubana de esta primera dcadarevolucionaria se caracteriza esencialmente por la renovacin terica, dada la su-blimacin de su funcin ideolgica, resulta innegable el impulso que la Revolu-cin dio a la escritura de la historia y al oficio del historiador; por cuanto propici,empricamente, la apertura a temas nuevos o insuficientemente tratados con ante-rioridad. El nuevo esfuerzo creador comenz a orientarse hacia la crtica a la his-toriografa tradicional y la ideologa burguesa que la inspiraba; lo que significabael rechazo a los enfoques, motivaciones y contenidos que justificaban la existenciade la repblica neocolonial y la afirmacin del carcter profundamente patriticode la Revolucin Cubana.

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    15. Este dato tambin se obtuvo a travs de las entrevistas realizadas a Fernando Martnez Heredia ya Berta Alvarez, adems en otras dos entrevistas realizadas a la historiadora Carmen Guerra, testigo dela dcada tambin y al historiador Jorge Ibarra.

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