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LA FILOSOFÍA NATURAL EN ATENAS
Atenas es la capital de Grecia y actualmente la ciudad más grande del país. Es el
centro principal de la vida económica, cultural y política griega. La historia de
Atenas se extiende más de 3000 años, lo que la convierte en una de las ciudades
habitadas más antiguas.
Después del sometimiento de las ciudades jonias por los persas, Atenas derrotó a
estos últimos en el 490 a. C. justo en la época de los inventos griegos como el de
Teodoro de Samos inventor, entre otras cosas, del nivel y el torno. Todo esto
permitió que las artes florecieran en Atenas y que se convirtiera en uno de los
mayores centros culturales e intelectuales del mundo entre los siglos V y III a. C.
En aquellos tiempos no se distinguía entre las actividades científicas y filosóficas,
y mucho menos entre diferentes tipos de ciencias, sino que todo el conocimiento
se englobaba en el término genérico de “Filosofía Natural”. En los principios de la
filosofía natural ateniense se nota un apego a lo intelectual y un desprecio a lo
artesanal, aspecto que queda bien claro con la siguiente afirmación de Jenofonte:
«Las llamadas artes mecánicas llevan un estigma social, siendo debidamente
despreciadas en nuestras ciudades».
Entre las mentes más brillantes de Atenas se encuentran Anaxágoras, Sócrates,
Platón, Eudoxo de Cnido, Heráclides del Ponto, Aristóteles, Teofrasto, Estratón y
Epicuro.
Anaxágoras (499 a. C – 428 a. C) era amigo del gran líder militar y político
ateniense Pericles.
Fue acusado de impiedad y castigado por afirmar que el Sol es un dios, sino una
roca incandescente mucho más grande que Atenas.
También propuso que la luz de la Luna se debe a la reflexión de la luz solar que
llega a la Tierra. Esta idea le permitió ser el primero en explicar correctamente las
fases de la Luna.
Para Sócrates (Atenas, 470 – íd., 399 a. C) la tarea del filósofo consistía en la
ordenación del hombre y de la sociedad humana. Así que se ocupó de problemas
de carácter ético y político.
Platón (Atenas, 428 – íd., 347 a. C), discípulo de Sócrates, consideraba que si
una filosofía pretendía ser general debía incorporar una teoría sobre la naturaleza
del universo y que dicha teoría debía subordinarse a la ética, la política y la
teología. De este modo Platón desarrollo una filosofía en armonía con sus
opiniones políticas y teológicas.
Al igual que Pitágoras, planteó que los cuerpos celestes constituían seres nobles y
divinos con movimientos perfectos y circulares. Sostenía que el Universo en un
principio era un caos increado y su orden se debe al plan de un ser sobrenatural
(Demiurgo).
La concepción platónica del universo era esencialmente matemática. Suponía que
las partículas de los cuatro elementos que componen todo eran tetraedros (fuego),
octaedros (aire), icosaedros (agua) y cubos (tierra); además que los cielos estaban
constituidos por dodecaedros y que el conjunto del universo era una esfera y que
éste estaba vivo razón por la cual se movía (rotaba).
Para Platón el hombre es el animal principal y los demás animales son producto
de la degeneración del hombre al transmigrar su alma a formas corporales
inferiores.
Eudoxo de Cnido (409 a. C – 355 a. C) fue discípulo de Platón, sin embargo fue
el primero en unir la astronomía cuantitativa con la especulación cosmológica.
Eudoxo descompuso los complejos fenómenos periódicos celestes en un cierto
número de movimientos periódicos simples y a cada una de estos movimientos
simples le asignó un círculo o una esfera con centro en la tierra. Así una describía
la aparente rotación de los cielos, otra el periodo de rotación mensual, o anual o
cualquier otro movimiento.
Sin embrago el sistema de Eudoxo implicaba dificultades desde el principio, por
ejemplo, exigía que los cuerpos celestes se moviesen siempre a la misma
distancia de la Tierra y se sabía que algunos planetas mostraban variaciones de
brillo, lo que sugería que poseían movimientos de alejamiento y acercamiento
respecto a la Tierra.
Heráclides del Ponto (373 a. C. – ?) sugirió que los planetas Mercurio y Venus se
movían en orbitas circulares alrededor del Sol explicando con esto el problema del
cambió de brillo que surgió del Sistema Eudoxiano; que la Tierra rotaba en torno a
su eje, para explicar la supuesta rotación de los cielos; y que cada estrella era un
mundo y por consiguiente que el universo era infinito.
Para Aristóteles (384 a. C – 322 a. C.) el universo estaba estructurado por un
mundo sublunar, un mundo supralunar y el Primum Mobile (motor inmóvil de
universo). Consiguientemente, para Aristóteles había una diferencia entre el tipo
de material celeste (mundo supralunar) y el terrestre (mundo sublunar). Así, todos
los cuerpos celestes eran más nobles que cualquier objeto terrestre. Además
planteó que el ser es el producto de cuatro tipos fundamentales de causas: la
material, la formal, la eficiente y la final.
Aristóteles sostenía que todo cuerpo podía mantenerse en movimiento si estaba
en contacto con un motor constante interno o externo que le bridara dicho
movimiento.
En el campo de la biología, Aristóteles clasificó 540 especies de animales
estudiando su estructura anatómica que para él era la expresión de sus causas
formales. Sostenía que el grado de madurez de un animal en el momento de nacer
era un criterio importante de su sistema clasificatorio y que el grado de perfección
de estos debía a la calidad de sus almas siendo el hombre poseedor de tres almas
una vegetativa, una sensitiva y una racional.
Teofrasto (372 a. C. – 288 a. C.) describió y clasificó numerosas especies de
plantas. Para Teofrasto las causas eficaces eran lo único que interesaba a la
ciencia. Sugería que los fenómenos naturales debían explicarse en términos de
procesos observados en las artes mecánicas.
Estratón (340 a. C. – 268 a. C.) además de recurrir a la observación para hacer
su filosofía paso a la experimentación de esta forma concluyó que el agua llenaba
los espacios vacíos entre la partículas de aire y que al incinerar la madera parte de
su materia escapaba dejando pequeños poros vacíos. A Estratón se le atribuye el
libro IV de la Meteorología de Aristóteles que constituye la única obra griega que
trata de problemas química antes de la alquimia alejandrina.
La teoría atómica revivió en Atenas gracias a Epicuro de Samos (342 a. C. – 270
a. C.) quien planteaba que el alma es un compuesto de átomos. Epicuro proponía
eliminar el temor a los dioses utilizando la teoría para combatir la religión.
Después de Estratón, Atenas dio muy pocas cosas de importancia científica. Es
claro que el quehacer filosófico y científico de aquel entonces se caracterizaba por
ser más cercano a las prácticas artesanales ya que las usaban para desarrollar
sus teorías a diferencia del método adoptado por los Socráticos y los Platónicos.
Claro es que aunque Aristóteles era discípulo de Platón, sus últimos trabajos
científicos se centraron más en la observación directa, proceder desaconsejado
por platón.
Finalmente, los centros principales de la ciencia griega cambiaron a otros lugares,
especialmente a Alejandría.