la feria de lota en el escenario local de la...
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UNIVERSIDAD DE CONCEPCION
FACULTAD DE HUMANIDADES Y ARTE
PROGRAMA DE MAGISTER EN ARTE Y PATRIMONIO
LA FERIA DE LOTA EN EL ESCENARIO LOCAL DE
LA GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA Y CULTURAL
TESIS PARA OPTAR AL GRADO ACADEMICO DE
MAGISTER EN ARTE Y PATRIMONIO
PROFESORA GUÍA: DRA. NOELIA CARRASCO HENRÍQUEZ
CANDIDATO: MARIO CABRERA DELGADO
CONCEPCIÓN, SEPTIEMBRE 2018
TABLA DE CONTENIDOS
Índice de tablas, Figuras y fotos iv
Resumen v
I. INTRODUCCIÓN 1
II. DISEÑO METODÓLOGICO 3
1. HIPÓTESIS DE TRABAJO 3
2. OBJETIVOS 4
A. OBJETIVO GENERAL 4
B. OBJETIVOS ESPECÍFICOS 4
3. METODOLOGÍA 5
A. DISEÑO MUESTRAL 5
B. DISEÑO DE INSTRUMENTO DE RECOLECCIÓN DE
INFORMACIÓN
7
C. LIMITACIONES METODOLÓGICAS 7
III. CONTEXTO HISTÓRICO DE LOTA 9
A. LOTA, CIUDAD MINERA 9
B. LOTA BAJO O LA PERIFERIA DE LA CIUDAD OBRERA 16
C. LOTA DESPUES DEL CARBÓN 22
IV. MARCO TEÓRICO 28
A. GLOBALIZACIÓN CULTURAL Y CAPITALISMO GLOBAL 28
ii
B. CULTURA GLOBAL Y CULTURA LOCAL DEL
CONSUMO
36
V. EXPERIENCIAS DE FERIANTES: RELACIONES Y
RESISTENCIAS
44
VI. LA FERIA DE LOTA COMO RECURSO
PATRIMONIAL
53
VII. CONCLUSIONES 63
VIII. BIBLIOGRAFÍA 67
IX. ANEXOS 73
iii
INDICE DE TABLAS, FIGURAS Y FOTOS.
Tabla N°1 Locatarios entrevistados visualizados porcentualmente
según sus productos comercializados, elaboración
propia
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Figura 1 Mapa elaborado por López y Pérez (2013: 210) 26
Figura 2 Levantamiento topográfico Feria de Lota. Fuente:
Municipalidad de Lota
46
Foto N°1 Ernesto Cansino, año 2016 "Relatos visuales"
elaboración propia
48
Foto N°2 Local de mariscos " Ricas Cholgas donde la Fabiola",
año 2016 "Relatos visuales" elaboración propia
49
Foto N°3 Sra. Victorina "Relatos visuales”. Fuente: Pablo Retamal
año 2018.
58
iv
RESUMEN
La tesis para optar al grado académico de magister en arte y patrimonio, denominada "La
feria de Lota en el escenario local de la globalización económica y cultural" se desarrolló a
partir de una investigación teórico práctica asentada en la comuna de Lota, específicamente
en Lota bajo, en el barrio Feria libre de Lota. Siendo un grupo de feriantes y locatarios los
actores principales de este proceso con quienes se desplegó la investigación de campo,
que se complementó con escasa bibliografía existente.
En la investigación quedan evidenciados aspectos propios de la de la feria de Lota que la
caracterizan como un territorio comercial particular que ha sabido enfrentar y convivir con
la llegada de la globalización a la comuna, teniendo como base para su logro, tres
elementos que se identificaron en dicho proceso y son determinantes y se resaltan en este
trabajo.
A modo de contexto, posiciona la línea férrea como determinante en la geografía de la
comuna entre un "Lota alto" y un " Lota bajo". De igual forma, es de gran relevancia en la
génesis de la feria de Lota por la circulación y abastecimiento de sus productos.
Dentro de los aspectos identificados, en primer lugar, los lazos de afecto, empatía y
familiaridad que se fueron generando entre los locatarios.
El sentido de identidad traspasado por generaciones marcando un estilo de convivencia
que es el reflejo de las tradiciones familiares y la historia heredara del carbón.
La lucha constante por mantener su actividad comercial disponible a la demanda y
necesidad de sus clientes.
Lo anterior, en el marco de un espacio social validado desde la lógica patrimonial desde
sus propios actores a casi dos décadas desde el cese de la actividad carbonífera.
v.
1
I. INTRUDUCCIÓN
La historia de Lota parece estar marcada por lo que Joseph Stiglitz llamó «la
maldición de los recursos naturales» (2006). En nombre del progreso se han cometido una
serie de atrocidades y perjuicios contra la humanidad, aun cuando esta última sólo debería
ser la beneficiada. Así ocurrió en Lota con la fiebre del oro negro y sigue ocurriendo ahora,
a través de la llamada globalización económica y cultural.
Sin lugar a duda Lota tiene una historia particular de la cual los lotinos se sienten
parte y constituye su identidad. Fueron pocos los lugares de Chile en donde la
industrialización se presentó, sin embargo, estos lugares quedaron marcados
profundamente a lo largo de la historia. En el caso de Lota, su historia estuvo marcada por
la presencia en primer lugar de la guerra de Arauco y las importantes batallas que se
desataron en la zona, a lo cual se suma la construcción de los fuertes que darían origen a
la ciudad. Posteriormente, con la independencia de Chile, la zona de Arauco atrajo a los
capitales chilenos por el potencial que presentaban sus recursos naturales, especialmente
la existencia de importantes yacimientos de carbón.
Dicha riqueza mineral significó la llegada de la familia Cousiño, alrededor de la cual
giraría la mayor parte de la historia de Lota. Paralelo a dicha ciudad obrera que llegó a ser
pionera del progreso material de Chile y Sudamérica, se desarrolló una ciudad periférica,
oculta bajo la otra ciudad obrera que representaba la luz propia del progreso decimonónico.
Esta ciudad contrastaba con la vida vilipendiada de Lota Bajo, la cual se transformó en una
vía de escape del paternalismo industrial de la familia Cousiño, como ha sido ampliamente
destacado por las investigaciones realizadas en torno a la particular historia de Lota.
En dicho marco nació la Feria de Lota, objeto de estudio de la presente investigación
contexto de referencia del patrimonio inmaterial de las ferias libres. Considerando su
importancia para la cultura lotina resulta relevante poder preguntarse por su naturaleza ante
el fenómeno de la globalización. ¿Qué será de la tradicional feria de Lota ante los embates
de la globalización cultural? Para poder responder a dicha cuestión es que se desarrollará
la presente investigación.
2
El presente documento se compone de cinco partes: en la primera parte se
describen los procedimientos metodológicos seguidos en la investigación, así como los
objetivos e hipótesis que la guiaron. En la segunda parte se desarrolla una revisión de la
historia de Lota articulando su pasado colonial, minero y contemporáneo para mostrar cómo
estos configuraron la realidad vivida en Lota bajo y en particular en su Feria libre. En la
tercera parte se desarrollan los aspectos teóricos de la presente tesis enfocándose en la
cultura y la globalización destacando los efectos de esta última sobre los niveles macros y
micros de la cultura. Finalmente, en los últimos dos capítulos se desarrolla lo más
importante de la presente tesis: una descripción y análisis de los efectos que ha tenido la
globalización sobre los feriantes y la feria de Lota.
3
II. DISEÑO METODOLÓGICO
1. HIPÓTESIS DE TRABAJO
Lota ha transitado históricamente por dos etapas del capitalismo: la primera corresponde a
un capitalismo industrial organizado en torno a la realidad minera y periférica de la ciudad
de Lota el cual terminó con el cierre de la labor extractiva carbonífera en 1997; la segunda
corresponde a un capitalismo neoliberal caracterizado por la globalización económica y
cultural de la ciudad de Lota.
Frente a dicha situación es que los comerciantes de la feria de Lota han presentado
una serie de características de resiliencia cultural adaptándose al nuevo fenómeno del
capitalismo moderno tardío. Dicha respuesta se ha desarrollado dentro de marcos
economicistas –el cómo palear las pérdidas por la nueva competencia- y dentro de marcos
culturales que se expresan a través de las nociones de «identidad» y «patrimonio». De lo
anterior se desprende que si bien se podría sostener que el fenómeno vivido en Lota
corresponde a una defensa racional de los intereses económicos de los feriantes; también,
se puede reconocer una subjetividad en los lotinos, a saber, efectivamente Lota ha visto
amenazada y reelaborada su identidad y patrimonio. Por lo mismo, la comunidad lotina ha
hecho un uso efectivo de las nociones de identidad y patrimonio que adquieren los valores
de crear una comunidad unida por pertenecer a una serie de prácticas tradicionales que se
transforman en parte de la negociación cultural frente el fenómeno de hegemonización
cultural de la globalización. De ahí la importancia de la Feria de Lota como lugar
representante de la cultura local y de la cuenca del Carbón, sin obviar que la propia
condición patrimonial es también una categoría que se ha hecho parte de la orgánica
conceptual y práctica de la globalización capitalista contemporánea.
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2. OBJETIVOS
A. OBJETIVO GENERAL
Identificar las principales características del proceso de patrimonialización y la comunidad
de actores de la Feria de Lota frente al fenómeno de la globalización.
B. OBJETIVOS ESPECIFICOS
i. Describir el contexto histórico de la ciudad de Lota y su feria.
ii. Explicar el proceso de globalización económica y cultural acaecido en la ciudad de
Lota a partir de la experiencia de sus feriantes.
iii. Analizar los mecanismos de reacción de la comunidad de actores de la Feria de
Lota frente al fenómeno de la globalización económica y cultural.
iv. Analizar el modo en que la condición patrimonial abre un nuevo espacio para la
redefinición económica e identitaria de la Feria de Lota.
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3. METODOLOGÍA
A. DISEÑO MUESTRAL
UNIVERSO
El universo de población de esta investigación está constituido por el conjunto de
comerciantes de la Feria de Lota.
MUESTRA
La elección de la muestra de entrevistados/as se realizó, según los siguientes criterios:
Rol: personas que vendan sus productos en la feria
Permanencia: personas que presentaran más de un año vendiendo
sus productos en la feria.
Ubicación: personas que se ubicaran en diversos puntos de la feria,
en tanto, sectores de productos, calles y pasadizos.
Productos en venta: personas que tuvieran en venta diversos
productos dentro de los cuales salieron los siguientes: vestuario,
menaje y juguetes, frutas y verduras, pescados y mariscos,
comidas y bebidas, finalmente otros productos (condimentos, mote
con huesillo, etc.)
Edad del feriante: personas de diversas edades.
De esta manera, la muestra fue mixta para poder representar el mayor espectro
generacional, de productos, permanencia y ubicación y quedó compuesta por 20 feriantes
de la Feria de Lota, a saber:
En cuanto al rango etareo se consideraron tres grupos; 6 personas hasta 30 años
de edad que representan un 30 %, 11 personas entre 31 y 60 años con un 55%, 3 mayores
de 60 años con un 15 %.
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De los entrevistados, 14 correspondiente al 70% llevaba entre de 10 y 20 años
comercializando sus productos en la feria, 4 con un 20% entre 5 y 9 años y 2 con un 10%
menos de 5 años.
En cuanto a los productos comercializados, la clasificación queda de la siguiente
forma:
Tipo de producto comercializado Cantidad de locatarios
entrevistados
Porcentaje de la
muestra
Pescados y mariscos 3 15%
Carnes y embutidos 2 10%
Frutas y verduras 4 20%
Cocinerías y servicios de alimentación 3 15%
Ropa y calzado 3 15%
Juguetes, menaje y artículos varios 2 10%
Yerbas y productos artesanales 2 10%
Cordonería y géneros 1 5%
(Tabla N°1 Locatarios entrevistados visualizados porcentualmente según sus productos
comercializados, elaboración propia)
7
B. DISEÑO DE INSTRUMENTO DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN
La metodología empleada para efectos de analizar cómo han reaccionado los feriantes ante
las transformaciones suscitadas por la globalización económica y cultural en los últimos
años en Lota, corresponde a un diseño de tipo cualitativo, mediante la aplicación de dos
instrumentos metodológicos. Con ello, se espera poder identificar y describir características
desde lo general y espontáneo a lo particular y dirigido.
En una primera fase exploratoria se recurrió al análisis documental sobre el contexto
histórico de la ciudad de Lota y su inserción económica en el marco de la globalización y la
importancia patrimonial y turística de la Feria de Lota Bajo. Posteriormente se utilizarán
instrumentos de mapeo colectivo a través de entrevistas con énfasis en la participación
comunitaria, la presencia de informantes claves y la observación directa para, de tal forma,
rescatar el relato de la muestra de estudio teniendo en cuenta dimensiones como el perfil
del feriante, la transgeneracionalidad y el desafío que despierta la presencia de los malls
chinos. En este momento de la investigación, la recolección de información se recogerá por
medio de una pauta, en la aplicación de una entrevista dirigida a 20 feriantes en las cuales
se abordarán las distintas dimensiones presentes en el marco de la tesis.
C. LIMITACIONES METODOLÓGICAS
A modo de descripción del contexto de estudio es importante considerar que junto con la
falta de literatura y de estadísticas en materia del rubro de ferias libres, especialmente
cuando se trata de datos desagregados a nivel local, el obstáculo principal ha sido la
recolección de información de tipo cuantitativo. En específico, datos numéricos primarios
tales como la cantidad de personas que asisten regularmente a la feria, así como la cantidad
de personas que asisten de forma ocasional, además de sus hábitos de compra en la feria
y en otros lugares como los supermercados y los mall’s chinos.
El desafío es mucho mayor, no sólo debido al boom de la era de las tecnologías de
la información y de las comunicaciones (TIC's) que viene a debilitar los límites de lo que se
entiende por lo público y lo privado, sino también por la, a veces, infranqueable barrera de
confidencialidad que caracteriza a las instituciones y grupos sociales. Esto último se
8
expresa especialmente cuando se forma parte de una feria libre, propia de economías de
baja escala que por antonomasia advierte una forma directa y descomplejizada de
relaciones organizacionales que se estructuran en base a un flujo de comunicación cercana
y directa, lo cual exige adquirir un cierto capital de confianza con el grupo a investigar.
Aunque existió durante el proceso de investigación gran apertura de parte de los
informantes claves, quienes manifestando su interés en ser parte de esta investigación, se
generaron dificultades en la administración de sus tiempos para las fechas acordadas en la
entrega de información. La jornada diaria que cesa posterior a las 18:00 hrs. les dificultaba
disponer de largos espacios de tiempos para la conversación y aplicación del instrumento.
De igual forma, los factores externos que se presentaron durante el período debilitaron en
parte la construcción de capital de confianza entre los entrevistados y el entrevistador, para
acceder a otros informantes no considerados inicialmente, y así complementar esta
investigación. En consecuencia, una solución a esta situación fue enfatizar sobre los fines
estrictamente académicos de la investigación para poder así lograr entrevistar a las
personas más adecuadas como representantes de la feria.
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III. CONTEXTO HISTÓRICO DE LOTA
La ciudad de Lota surgió en 1662, llegando a ser la primera ciudad industrial de Chile y
actualmente la ciudad con uno de los mayores índices de cesantía del país. ¿Qué sucedió
en 350 años para que la primera ciudad chilena en poseer una planta hidroeléctrica y un
ferrocarril eléctrico, además de telefonía de superficie y subterránea, alumbrado público,
redes de gas, alcantarillado, calefacción domiciliaría, ascensores para bajar y subir a los
piques, un tren subterráneo para conducir a los trabajadores y extraer el mineral e
instalaciones portuarias, se convirtiera en una ciudad tristemente celebrada por sus
problemas sociales? La respuesta a dicha pregunta se encuentra estrechamente vinculada
a la historia minera de la ciudad de Lota.
A. LOTA, CIUDAD MINERA
Los orígenes de la actual ciudad de Lota no se encuentran en su potencial energético.
Contrario al orden capitalista al cual aspiraban las ciudades obreras decimonónicas, los
orígenes de Lota se mezclan con el caos de la guerra. Durante la colonización española,
Concepción como capital del Reino de Chile y principal ciudad de la frontera requería de
una constante vigilancia ante la posibilidad de un ataque de los nativos. Por dicha razón,
en 1550 se produce el primer reconocimiento de la zona ubicada al sur de la
desembocadura del río Biobío, al mando de Jerónimo de Alderete. Lo único que
encontraron los españoles en dicha ocasión fue una población indígena en un asentamiento
que denominaban «Louta» (pequeño caserío en mapudungun) en la actual zona de
Colcura, que los indígenas llamaban «Andalicán» (Astorquiza, 1929: 15-6). Al año siguiente
los españoles volvieron cruzar el río, pero esta vez no corrieron la misma suerte. Pedro de
Valdivia al mando de 50 jinetes sería capturado y asesinado por los mapuches. El desastre
de la expedición, que costó la vida del capitán de la invasión y colonización española al
actual territorio chileno, quiso ser vengada por una tercera expedición española al mando
de Francisco de Villagrán en 1554; sin embargo, los mapuche liderados por Lautaro
terminaron con la vida de los españoles en los cerros de Marigüeñu, cerro precisamente
conocido como «Cerros de Villagrán». Dicha derrota afectó tanto la moral de los españoles
10
como la de Lautaro. No sería la última vez que la, por entonces capital de Chile, corriera
dicha suerte.
Frente a los fracasos militares en la zona, el gobernador de Chile, Alonso de Ribera
decidió establecer en 1602 un fuerte llamado «San Miguel de Arcángel» –actual fuerte de
Colcura- el cual fue varias veces abandonado y repoblado producto de la gran sublevación
mapuche ocurrida entre 1654 y 1662. Posteriormente, debido al mal estado en el que se
encontraba el mencionado fuerte, el gobernador Pedro Porter Casanate decidió establecer
en 1661 un segundo fuerte en el cerro Villagrán –el actual Fuerte de Lota. La elección del
lugar que daría origen a la ciudad de Lota se debe a que permitía vigilar, tanto, los cerros
Marigüeño, como las vegas de Colcura, además de permitir el arribo de barcos españoles
en auxilio desde el mar. Porter no se equivocó, y el éxito del asentamiento militar permitió
que un año después, por disposición del gobernador Ángel de Peredo, se construyera una
villa alrededor del fuerte, la que fue bautizada con el nombre de «Santa María de
Guadalupe» por ser fundada el día de la virgen (Medina, 1906: 667; Astorquiza, 1929: 27).
Con el correr de los años el lugar se transformó en un pequeño pueblo, de no más de 20
familias, conocido como Lota. Así se configuraron los orígenes de lo que sería la ciudad
más industrializada de Chile en la larga guerra sostenida contra los mapuches.
Más allá de su ubicación estratégica como punto de avanzada al sur de la
desembocadura del río Biobío, la ciudad de Lota presentaba una riqueza mineral en Carbón
que era explotada de manera artesanal en algunas bocaminas, ya que el carbón no
presentaba una mayor utilidad que la doméstica para calentar el hogar y cocinar los
alimentos (Mackay, 1912: 22-3 en Ortega, 1992: 134). Todo cambió con el advenimiento de
la revolución industrial en el siglo XVIII. El precursor de dicha revolución sería el motor
accionado por vapor de agua, el cual se lograba a través de la combustión del líquido,
principalmente, a través del carbón –mineral masivo en Inglaterra, cuna de la revolución
industrial. El desarrollo de tal tecnología permitió que se lograra la movilización de grandes
locomotoras y barcos, lo que en definitiva significó el aumento de las comunicaciones, el
transporte y, consiguientemente, la demanda de carbón. Como consecuencia de lo anterior,
considerando la posición estratégica de Lota -prácticamente ubicada en la mitad de Chile-
ésta podía suministrar el Carbón necesario para los trenes que recorrerían el país desde el
norte chileno hasta la frontera. Además, se aprovechó su posición costera para suministrar
el carbón necesario a los cerca de 200 barcos anuales que obligadamente debían transitar
por el estrecho de Magallanes si querían atravesar los dos océanos que cercan el
11
continente americano –único medio de conexión transitable entre el océano Pacífico y el
Atlántico hasta la creación del canal de Panamá en 1914.
Aprovechando dicha oportunidad, en 1849 Jorge Rojas Miranda inició la explotación
del Carbón en la zona de Punta Puchoco, Coronel. Sería la primera explotación industrial
del mineral en la cuenca del carbón; sin embargo, no sería la única. Siguiendo el ejemplo
de Rojas, al sur del actual territorio de Lota el Intendente de Concepción José Antonio
Alemparte Vial y Tomás Bland Garland compraron un terreno al cacique mapuche
Carbullanca. El nuevo terreno, transformado en la Hacienda Colcura, contaba con no más
de 20 habitantes los cuales se dedicaban al cultivo del trigo para ser procesado en unos
molinos ubicados en Tomé que pertenecían a los mismos dueños. En forma paralela
también se dedicaron a la extracción en baja escala del carbón. Fue precisamente gracias
al procesamiento del cultivo de trigo del valle de Colcura que los dueños de la hacienda en
cuestión entraron en contacto con el incipiente empresario Matías Cousiño Jorquera, quién
terminó por comprar la hacienda Colcura en mayo de 1852. De la reunión de los tres citados
empresarios más Juan Alemparte Lastra se formó el 9 de septiembre de 1852 la Compañía
Carbonífera de Lota (Artorquiza y Galleguillos, 1952: 57).
Realizada la formalización de la compañía de Alemparte, Bland y Cousiño, se
compraron más terrenos a los indígenas, esta vez los adyacentes al mar, dando inició a la
construcción de tres bocaminas en la zona, lo que, ante la escasa mano de obra presente
en la hacienda, estimuló la migración masiva de campesinos e indígenas hacia la incipiente
industria minera. Esta se desarrolló en tres fases: la primera, 1850-1855; la segunda, 1860;
la tercera de estabilización, 1865-1875 –a lo que hay que sumar la posterior migración
extranjera, principalmente como personal técnico (Vivallos y Brito, 2010). Transcurrieron los
primeros difíciles años y en 1853 ya se podía contar 122 obreros trabajando en las minas
del carbón de Lota y Coronel; un año después, más de 900 obreros en 38 bocaminas
(Sotomayor, 1856, citado en Artorquiza y Galleguillos, 1952: 59; cf. Ortega, 1992: 134;
Rodríguez y Medina, 2011: 148). No obstante, dichas cifras y el esfuerzo y el capital
invertido no fueron suficientes para evitar el fracaso inicial de la compañía minera, por lo
que en 1856 los hermanos Alemparte abandonan la compañía, haciendo los mismo Garland
poco después. Consecuentemente, la salida de casi todos los inversionistas significó que
la compañía quedara en posesión completa de Matías Cousiño y su hijo Luis Cousiño
Squella.
12
A pesar de las pérdidas, los Cousiño hicieron venir desde Inglaterra especialistas de
la minería para que capacitaran a los obreros de la compañía, los cuales como se ha
señalado previamente eran principalmente campesinos contratados para dichas labores.
También se comenzó la edificación de casas, para los técnicos primeros, y posteriormente
para los obreros que hasta el momento vivían en ranchos y chozas. Los nuevos hogares
de los mineros carecían de luz, agua potable y alcantarillado, teniendo como espacios
comunes los lavaderos y los hornos de barro, verdaderos espacios de socialización para
las familias de los obreros (Benedetti, 2011: 194). A pesar del fracaso inicial, finalmente la
industria del carbón en Lota comienza a remontar y tener éxito; sin embargo, en 1863 el
magnate del carbón, Matías Cousiño, falleció dejando como herencia a su hijo Luis la
administración de una ciudad obrera con más de 3000 habitantes de los cuales 600 eran
mineros (Artorquiza y Galleguillos, 1952: 90; Ortega, 1992: 133).
Una de las razones del éxito económico de la familia Cousiño se encuentra en la
integración vertical de la extracción y comercialización del carbón, lo que también ha sido
calificado como un holding (Rodríguez y Medina, 2011: 159; cf. Nazer, Llorca, y Navarrete,
2017: 58). Para ello la Compañía Carbonífera de Lota comenzó a construir –ya sea por
necesidad legitima o intenciones de crear un monopolio vertical- una industria del carbón
con total independencia hacia otro tipo de industrias auxiliares. En otras palabras, para los
Cousiño no era suficiente controlar únicamente la extracción del Carbón desde las minas
de Lota; más aún, aspiraban a un control que iba desde la creación de los recursos
necesarios para la extracción del carbón, pasando por la posesión y administración de los
medios de transporte hasta, finalmente, el control de la comercialización del oro negro.
Dicha expansión vertical de la compañía minera permitió incrementar las ya suculentas
ganancias que dejaban las minas del carbón.
Como consecuencia de lo anterior, el mencionado proyecto de integración vertical
se concretó, en primer lugar, en la creación de una serie de industrias orientadas a la
extracción del carbón, a saber: una industria de vidrio, de ladrillos refractarios y de fundición
de cobre que eran pertenecientes a Lota Green S.A.; además de una industria forestal
perteneciente a la Sociedad Agrícola y Forestal Colcura. En segundo lugar, orientado al
transporte del carbón, la compañía minera llegó a poseer una flota de cuatro barcos y cinco
remolcadores pertenecientes a la Compañía Naviera Arauco S.A. Por si fuera poco, la
familia Cousiño fue la precursora de la construcción de la primera planta hidroeléctrica del
país -y la segunda en Sudamérica- en el río Chivilingo. Este último hito de la ingeniería
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mundial se comunicaba con la ciudad de Lota a través de un tendido de 12 kilómetros de
largo entregando energía eléctrica para el funcionamiento del primer ferrocarril eléctrico de
Chile a fines del siglo XIX. Posteriormente, la energía eléctrica también sería usada para
reemplazar las bombas extractoras de agua que funcionaban a vapor, el ascensor de la
mina, las recién inventadas ampolletas incandescentes y un tranvía que circulaba la ciudad.
Sumado a lo anterior se construyeron nuevas obras para los trabajadores con el fin de
consolidar la imitación de las ciudades obreras de Europa: casa para los trabajadores, un
hospital, colegios, mercados, restaurantes, baños, plazas de juegos, parques, campos
deportivos, cine, teatro, radio y piscinas (Artorquiza y Galleguillos, 1952: 18-32). Además
de telefonía de superficie y subterránea, un tren subterráneo, alumbrado eléctrico, redes de
gas, calefacción domiciliaría –para las casas de los técnicos y administrativos. Sin duda, en
dicho contexto la población lotina giraba en torno al paternalismo industrial del negocio de
la familia Cousiño (Godoy, 2015 y 2016; Benedetti, 2011: 178; Venegas, 2015; Vivallos y
Brito, 2010). No había muchas alternativas.
Todos estos hitos de la historia industrial de Chile permiten hablar del desarrollo de
un polo industrial generado en la ciudad de Lota que presentó de manera patente los
elementos propios de la industrialización capitalista, a saber: la creación de una burguesía
representada por la familia Cousiño y un masivo proletariado correspondiente a los
trabajadores de Lota (Aravena y Betancur, 1996). Tal como lo atestigua Astorquiza (1952),
en un poco oculto panegírico a la familia Cousiño, las minas del Carbón bajo la mano de
los Cousiño sufrieron un cambio radical en la forma en que se explotaba el oro negro, lo
que trajo aparejado un cambio del mismo nivel en la ciudad que se creó en torno al centro
minero, a saber, un cambio desde las relaciones entre latifundista e inquilino propias de la
colonia a un nuevo tipo de relación entre capitalista y proletario propio de la era industrial.
Otra de las razones del éxito industrial de la compañía minera de los Cousiño se
debe a la ausencia del Estado, lo que permitió que la compañía minera creara su propia
ciudad obrera en plena frontera. Gracias a esta última característica, es decir, al hecho que
Lota se encontrara en la frontera entre los indígenas mapuches y el recién formado Estado
chileno se permitió que la compañía minera ejerciera un rol paternalista sobre los
campesinos e indígenas transformados en obreros. Para tal fin el patronato industrial de la
Compañía carbonífera de Lota abogaba a través de su Departamento de bienestar, obra de
Carlos Cousiño, un control, tanto de la vida privada como pública de los trabajadores de la
mina de carbón, con el fin de crear al obrero modelo. Igualmente, como han señalado
14
diversos autores, las razones consistían en suplir la carencia del Estado para enfrentar
problemas como «el bandolerismo, el vagabundaje, el abandono de faenas y la
estacionalidad de la mano de obra, que provenía fundamentalmente del mundo campesino
y que regresaba a éste en tiempos de cosecha» (Benedetti, 2011: 179; cf. Ortega, 1992:
132).
Para aplicar dicho paternalismo y asegurarse la dependencia de los trabajadores a
la mina es que la compañía de la familia Cousiño recurrió a varias artimañas, entre las
cuales Benedetti (2011: 179-85 y 195-6; cf. Godoy, 2016: 32-3) identifica cinco: primero, la
policía privada, segundo: las fichas y los vales: en un primer momento aceptadas en
cualquier comercio de Lota Bajo o Concepción, posteriormente se verían limitadas
exclusivamente a su uso en las quincenas (locales comerciales de la Compañía minera
equivalentes a las pulperías del Salitre en el norte chileno); tercero, la intervención política
a través del control electoral de los trabajadores; cuarto, la aplicación de la justicia a través
de medidas de castigo y recompensa según el comportamiento de los trabajadores el cual
era minuciosamente registrado; finalmente, como medida extrema usada contra los
dirigentes sindicales, el desalojo desde los pabellones del trabajador y de su familia.
A pesar de ello, las cosas no salieron como la Compañía lo hubiera deseado. La
construcción de la ciudad obrera, la masiva migración de los trabajadores a la ciudad minera
y el exacerbado paternalismo de la familia Cousiño hacia sus trabajadores terminó por
desembocar en la infame condición de los lotinos. La cruda vida que debían llevar los
mineros de Lota fue ilustrada ricamente a través de uno de los trabajadores de la familia
Cousiño: Baldomero Lillo. En la obra literaria «Sub-terra» se describe como era la vida
cotidiana de los trabajadores del carbón quienes, a pesar de poseer los últimos adelantos
que ofrecía la industrialización, paradójicamente debían sufrir las penurias características
de la cuestión social provocadas por la industrialización y las masivas migraciones hacia
las ciudades.
A modo de ilustración se puede señalar que entre los problemas que tenían los
obreros del carbón se encontraba la precariedad del trabajo en las minas, lugares donde
los accidentes eran comunes dejando a más de un obrero impedido de trabajar o fallecido,
lo que implicaba enviar, generalmente, a una numerosa familia a la miseria. Cabe
mencionar que los accidentes más frecuentes ante los cuales se enfrentaban los mineros
consistían en el peligro de morir ahogados por una inundación, sepultados por un derrumbe,
electrocutados o quemados por las explosiones del gas grisú presentes en las minas.
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Sumado a lo anterior las condiciones laborales regulares de los trabajadores incluían
horarios de trabajo superior a las 10 horas diarias y la práctica común de la compañía de
pagar los salarios atrasados con el propósito de mantener arraigada la mano de obra
migratoria, especialmente para los peones que migraban constantemente de regreso al
campo (Necochea, 1986; Benedetti, 2011). Además, la ausencia de agua potable que era
obtenida desde el rio o algún pozo y la presencia de baños compartidos acarrearon
condiciones de insalubridad que mantuvo altas tasas de mortalidad, especialmente en los
niños. Enfermedades como la viruela, la cólera, el coqueluche y la influenza son ejemplos
claros de cómo las condiciones de vida de los trabajadores de la mina fueron diezmadas
por epidemias ocurridas en los años 1888, 1890 y 1897 en Lota, Coronel y Concepción
(Benedetti, 2011).
Frente a dichas condiciones de vida y considerando el contexto histórico de la
llamada «cuestión social», fue un fenómeno normal el surgimiento de organizaciones de
trabajadores en Lota. Se crearon mutuales, primeramente, los artesanos y comerciantes,
posteriormente de los mineros del carbón; por ejemplo, la sociedad filarmónica de Lota
(1885) a sociedad de socorros mutuos de Lota (1890) y un hito para la historia de los
trabajadores del carbón sería la formación de la Federación de trabajadores de Lota y
Coronel (1902) siendo la primera que agrupó obreros del mundo del carbón y de otras áreas
que no pertenecían a la burguesía de la cuenca del carbón.
La Federación de trabajadores implantó las ideas de las mutuales del salitre que
iban más allá de la idea del ahorro y el ayudarse mutuamente; sino que además abogó para
que los trabajadores se organizaran y movilizaran para modificar las relaciones que
mantenían con sus empleadores. Dicha organización dio lugar a que los obreros
comenzaran a exigir ciertas mejoras en sus condiciones labores, especialmente las
relacionadas con los siguientes puntos: primero, la supresión del pago con fichas y vales;
segundo, la libertad de asociación; tercero, el pago de los salarios mensualmente; cuarto,
eliminar el monopolio de la quincena; quinto, eliminar las multas por ausencia laboral
(Benedetti, 2011: 222). A causa de ello, en Lota se presenciaron varios motines, protestas
y huelgas que se manifestaron de forma violenta, en muchos casos con la muerte de más
de un minero o incluso del personal administrativo de la compañía. La violencia de aquellas
rencillas queda clara con el hecho de que llegaron a participar militares del Regimiento
Chacabuco de Concepción (Benedetti, 2011: 243). No obstante, las voces de protesta
fueron calladas después de la masacre de la escuela Santa María en el norte chileno.
16
Después de la sangrienta masacre de los obreros salitreros y sus familias la voz de los
trabajadores en Chile no se volvería a escuchar por muchos años.
B. LOTA BAJO O LA PERIFERIA DE LA CIUDAD OBRERA.
Junto al desarrollo de la ciudad obrera se comenzó a formar un pequeño poblado en la
periferia de la ciudad, específicamente a las faldas del cerro que albergaba las instalaciones
de la compañía. La nueva conurbación se transformó en un complemento a la ciudad
obrera, aunque claramente diferenciable. Frente a ello, la ciudad minera comenzó a ser
conocida como «Lota Alto» mientras que su compañera como «Lota Bajo». Como describe
Luis Ortega, los contrastes entre ambas ciudades eran bien claros:
En Lota, cuya población había aumentado en forma importante, se había acentuado
el contraste entre el sector Bajo y el Alto. El primero, si bien poseía una planta
regular, era de construcciones desordenadas y de mala calidad. Su nutrido
comercio, del cual también participaban numerosos extranjeros, lo hacía un poblado
muy activo; sus numerosos lugares de entretención constituían un compacto núcleo
en el sector sur-poniente. Allí, en forma más marcada que en los alrededores de la
plaza, las construcciones eran desordenadas y precarias. Las calles y aceras no
conocían de cuidados, por lo que en verano se cubrían de nubes de polvo mientras
que en invierno se convertían en lodazales difíciles de transitar. Lota Bajo era por el
día un activo centro comercial y administrativo; por las noches, su vida estaba
dominada por la algarabía, las diversiones y el alcohol. Y también por las riñas, los
asaltos y los robos: como en el título de una canción, muchas décadas más tarde,
la noche era brava en Lota. […] Lota Alto, en cambio, a pesar de su trazado irregular
definido por la topografía, era una zona de construcciones de mejor calidad, si bien
diferenciadas. El área habitada por el personal técnico, los gerentes y la capa
administrativa superior, era de buenas casas que rodeaban a los edificios de la
empresa; una zona de transición donde se encontraba la iglesia, el teatro y el
comercio, la separaban de los galpones que constituían las habitaciones de los
mineros. Las calles estaban asfaltadas y las aceras pavimentadas y aún cubiertas
por baldosas en algunos sectores (1992: 136).
17
En la práctica, Lota Bajo surgió como un complemento a Lota Alto, ofreciendo
alternativas para los mineros donde podían salir del control patronal de la compañía minera
y regresar a un lugar más cercano al contexto rural de donde provenían (Venegas, 2015).
Así, se fue consolidando Lota Bajo como un área destinada a satisfacer necesidades de los
obreros que no se podían lograr en la ciudad obrera, como lo eran, por ejemplo, el comprar
libremente productos traídos del campo y asistir todo tipo de celebraciones que incluían el
alcohol y la prostitución.
Fue en dicho contexto en el cual se desarrolló lo que actualmente se conoce como
la «Feria libre de Lota». La historia de la Feria libre de Lota es la historia compartida de las
ferias libres en Chile. Las «cañadas», como eran conocidas este tipo de ferias durante la
colonia, tuvieron su origen en las zonas urbanas por lo que eran muy escasas durante el
siglo XVIII y XIX –en promedio sólo el 15% de la población era urbana en esos siglos
(Salazar, 2003). Dicho fenómeno netamente urbano, tuvo su presencia sólo en las grandes
ciudades del país entre las cuales se pueden mencionar: Concepción, Chillán y Los Ángeles
(Salazar, 2003: 37). La excepción resultó ser Lota, la cual ante la migración masiva de
trabajadores desde el campo y el crecimiento urbano acelerado por la creación de una
ciudad obrera permitieron el surgimiento de una pequeña cañada en el sector conocido
como «Mercado viejo» o «Corralón» en las Calles Monsalve y Caupolicán.
Como señala Gabriel Salazar, alrededor de las cañadas se formaban grandes
aglomeraciones de personas para comprar a los llamados «introductores», es decir, los
campesinos que traían sus productos desde el campo para poder comerciarlos en la ciudad.
Los principales consumidores de estos introductores eran los llamados «regatones» que
compraban grandes cantidades para poder revenderlos una vez que la feria itinerante se
acabara. Junto al fenómeno de los regatones surgió un nuevo tipo de vendedor: los
llamados «caxoneros», quienes eran vendedores de artesanías y todo tipo de productos
manufacturados en mercados conocidos como «baratillos». Próximo al comercio se
formaban, para la entretención de los asistentes, ramadas, chinganas, burdeles, billares,
peleas de gallo y carreras a la chilena. Toda dicha conmoción en el orden propio de las
ciudades resultaba ser una novedad para la monótona vida de los obreros, ya que traía
espectáculos que tenían la capacidad de desordenar la vida cotidiana de los trabajadores.
Asimismo, el pintoresco espacio llamaba la atención de los extranjeros, tal como lo
atestiguan dos ciudadanos estadounidenses que entregan una rica descripción de lo que
se podía encontrar en las ferias de Chile:
18
Dentro de una manzana cercada por filas de casas bajas de un piso hay una gran
variedad de puestos de venta y bancas, en los cuales uno puede encontrar en la
estación no sólo todos los productos de la tierra, del aire y el agua del país, sino
también grupos de vendedores ambulantes con artículos de mercería, peinetas,
jabones, cuchillería y alfarería común en todas sus formas; y como pocos individuos
de la clase pobre tienen otra cosa que utensilios de greda, la alfarería es un
importantísimo ítem de su economía doméstica… La oferta de verduras, frutas y
flores es variada y los precios moderados… Las calles laterales están ocupadas por
locales de venta de granos, porotos, ropas, etc. y un largo y bajo galpón, en el lado
oeste, está lleno de ponchos, pellones y arreos para caballos… otra calle cerca del
río está poblada de tendales, bajo las cuales se sientan mujeres con canastos de
zapatos… En otra calle están las carretas y las mulas, con sus cargas que vienen o
van para el campo, un lugar saturado de gente, del cual uno es afortunado de
escapar por una puerta que da a la calle de los carniceros… (Gillis, 1855: 184-7 en
Salazar, 2013: 40).
Como señala Salazar: «Cañadas, ferias libres y chinganas constituyeron, pues, un
paquete popular con más impacto cultural que económico y con más incidencia, por tanto,
en lo social, moral y legal que en otros planos del espacio público» (2013: 43, cursivas
mías). Así lo demuestra el hecho de las disputas entre el control estatal y eclesiástico contra
la performatividad espontanea de los comerciantes de la feria. El control se intentó ejercer
desde el Estado con el fin de controlar el comercio y obtener impuestos y desde la iglesia,
con el fin de velar por la moral de dichos lugares. El primer lugar se aplicó un control sobre
la prostitución que se ejercía especialmente en las chinganas, para posteriormente dar lugar
a una regulación de las matanzas públicas de los animales que, por motivos de higiene, se
establecieron en mataderos municipales. De esta forma las ferias fueron relegadas de las
plazas de las ciudades, que en el caso de Concepción se realizaba en la plaza de
Independencia (Mihovilovich, 2013: 5), hacia la periferia. Todo ello en el contexto de una
reforma urbana de las ciudades chilenas.
Aunque indeseados por las autoridades, dichos espacios fueron tolerados por los
cabildos y posteriormente por las municipalidades. Por ejemplo, en las actas del Cabildo
abierto de Concepción se pueden encontrar las siguientes órdenes emanadas por José
Miguel Carrera en 1812: «[...] mantener en la plaza de abastos el orden, la higiene, la
19
limpieza y la exactitud de las medidas, cuyo cumplimiento correspondía vigilar a los
regidores de turno» (Amunátegui, 1930: 89). Aunque las quejas también eran abundantes
[E]stos individuos tienen su permanencia y estación diaria en el citado punto, al que
lleban consigo sus familias o parte de ellas… arman sus tolderías… las petacas,
fuegos, sillas, bancos y otros trastos de comercio… El bullicio que principia desde
el amanecer de cada día hasta que anochece… las groseras e indesentes palabras
que con frecuencia halli se oyen, siendo imposible evitar la desmoralización en
nuestras familias, el desaseo de la calle... los sobrantes de comida… hasen de la
calle el mismo uso si fuese su propiedad (Bilbao y otros, 1835: 52 en Salazar, 2003:
63).
A pesar de las protestas y los intentos de retomar la ciudad por parte de la
municipalidad los esfuerzos fueron en vano. Por el contrario, el proceso de reorganización
de la ciudad derivó en el aumento del comercio ambulante y un crecimiento progresivo del
comercio regatón. Ante dicho fenómeno no hubo más opción que aceptar el comercio
informal, pero organizándolo. Tal cambio de paradigma dio como resultado el nacimiento
de las ferias libres contemporáneas. Salazar marca como hito el año 1938. «Sólo en 1938,
con el triunfo del Frente Popular, se ratificó de modo definitivo el subsistema de abasto
conocido como ‘ferias libres’» (Salazar, 2003: 81). Bajo el control municipal las ferias libres
se transformaron en relación con sus predecesoras coloniales, careciendo de las
entretenciones propias de las cañadas y enfocándose en el intercambio de frutas y
verduras.
Y si las «cañadas» se llenaban de carretas, bueyes, mulas y ramadas de venta, las
«ferias libres» se llenaron de carretones y carretelas tiradas por caballos (primero),
y camiones y camionetas (después), siempre alineados a un costado de las filas de
tendales y puestos de venta (Salazar, 2003: 84).
Bajo el intento del control municipal en la actualidad las ferias libres se enfrentan a
nuevos desafíos. La globalización y la llegada de los malls con el orden y pulcritud se han
opuesto totalmente al desorden y falta de aseo de las ferias libres; no obstante, estas aún
conservan ventajas sobre las otras que le entregan cierto atractivo. Por ejemplo, la atención
personalizada y el conocimiento de los vecinos, frente a la atención amable pero
despersonalizada de los grandes centros comerciales. Además, se encuentran los servicios
complementarios que entregan las ferias libres en un código propio de éstas, como son los
20
acomodadores de autos, vendedores de bebidas, helados, café y de almuerzos para los
feriantes, incluso los cargadores de bolsas. Otra de las características propias de las ferias
libres es la presencia de los llamados «coleros», a saber, los vendedores que se presentan
ocasionalmente a vender productos manufacturados como ropa, menaje, libros entre otros
cachivaches que son tolerados por los vendedores de ferias libres, pero siempre y cuando
se pongan al final de la feria. Tales vendedores ayudan a diversificar la oferta de la feria por
lo que la hacen más atractiva y diversa.
Actualmente, según el Catastro nacional de ferias libres (2016) realizado por el
Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC) existen 1114 ferias libres a lo largo del país,
de las cuales 143 se encuentran en la región del Biobío. No obstante, no todas presentan
las mismas características. La particularidad de la Feria de Lota se encuentra en que ésta
se ha transformado en un importante centro de comercialización con vendedores que
provienen de distintos lugares de la región para sumarse a los comerciantes locales
atendiendo los 365 días del año. Entre los 477 puestos de la Feria de Lota se pueden
encontrar productos como papas de Cañete, quesos de Arauco, miel de Santa Juana,
mariscos de Punta Lavapiés, de Isla Mocha y de la Isla Santa María, verduras, frutas,
carnes, yerbas y algunos puestos de comida con empanadas, pescado fritos, ensaladas y
legumbres. Además de ropa nueva y usada, juguetes, muebles, abarrotes, zapatos,
menaje, flores, chicha dulce, frutos secos, condimentos, artículos de ferretería, huevos,
aceitunas, carnes ahumadas, arrollado de huaso, dulces, pan amasado, choclos, gallinas y
conejos, ají cacho de cabra, ají seco y merquén. También es posible encontrar bares y
bodegas que aparecen cada cierto tramo. Todo se reúne y mezcla, dando forma a un lugar
único en su género en la región y, por lo mismo, ampliamente conocido y recorrido.
A partir de dichas características comerciales la Feria de Lota
[H]a sido históricamente referencia en obras de relevantes artistas y periodistas
enamorados del folclore y la cultura popular, como Patricio Manns o Alfonso Alcalde.
Y no es para menos si este lugar es conocido hace años en Concepción y sus
alrededores por albergar la tradición gastronómica popular más surtida del Biobío:
«pasada a campo y mina» y las bodegas de vinos más animadas (Cornejo, Aguirre
y Gaete, 2014: 29).
No obstante, su importancia para la ciudad de Lota, su feria se encuentra mal
documentada. No existen antecedentes respecto a las fechas exactas de cuando se
21
comenzó con esta actividad; no obstante, Aguirre, Cornejo y Gaete (2014) sostienen que
entre los años 50 y 60, durante el período estival, comienza a consolidarse la Feria de Lota
con la llegada de carretas desde distintos lugares de la región para comercializar sus
productos. Desde aquella fecha la actividad ha sido heredada por las siguientes
generaciones transformándose en una tradición familiar que, en cuanto colectiva, se ha
transformado en una tradición local (cf. Peñaloza, Denegri y Gerhard, 2015: 18). Como tal,
es posible señalar que la Feria de Lota presenta las características para ser considerada
como parte del patrimonio inmaterial de Lota, al entenderse que el patrimonio comprende
«tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a
nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales,
rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y
saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional» (UNESCO, s/f: 3).1 Juicio similar
es el emitido por SERCOTEC (2016: 43), institución que sostiene que «Desde la
perspectiva sociocultural, en el marco del desarrollo sostenible, las ferias libres representan
expresiones culturales propias, transmitidas por generaciones, relacionando lo rural con lo
urbano. Forman parte del patrimonio cultural nacional […]». No obstante, lo anterior, las
prácticas de las municipalidades contradicen dicha evaluación de las ferias libres realizada
desde el gobierno central. Como relata Gabriel Salazar (2013: 100) cuando Valparaíso se
encontraba en proceso de postulación para ser Patrimonio de la humanidad la feria de
pescados y mariscos ubicada en la calle Uruguay fue reubicada y modificada en su
estructura por considerarse que no era digna de una ciudad Patrimonial. Sin ir más lejos la
ciudad de Concepción está viviendo un proceso similar entre la disputa de los feriantes del
centro de la ciudad y la Municipalidad liderada por Álvaro Ortiz.
Más allá de aquellas disputas estéticas desarrolladas en Valparaíso y Concepción
que muchas veces ocultan intereses económicos relativos a impuestos, aún es conducente
aseverar que la feria de Lota ha ido acrecentando su relevancia a nivel local y regional
debido a su particular trayectoria que se ha mantenido viva en la práctica y en la memoria
de los que de alguna u otra manera han recibido esta herencia patrimonial a través de sus
familias. Cabe señalar que en la Feria de Lota en su mayoría son mujeres las que atienden
22
los puestos, y tras sus relatos se encuentran historias sobre el cierre de las minas. Ellas
tenían que hacer algo «ya que los maridos no sacaban nada con quedarse llorando y
esperando que los recontratarán si ya la minas estaban cerradas y tenían que seguir
comiendo y alimentando a sus hijos». Además, por otras características que presenta la
ciudad de Lota las mujeres se veían obligadas a «tomar las riendas del hogar».
En síntesis, se puede sostener que, asumiendo una legitimidad histórica y un
derecho de estar ahí, las ferias libres han tenido que enfrentar diversos problemas frente a
los nuevos tiempos. El primero la formalización de los mercados de intercambio que ha
llevado a una disputa entre «vendedores formarles» y «vendedores informales»; el segundo
problema, derivado del anterior es la jerarquización de considerar a la feria como un centro
comercial inferior al centro comercial nacido desde la segunda mitad del siglo XX cuyo ícono
es el mall (Peñaloza, Denegri y Gerhard, 2015: 19). Bajo dichas circunstancias es que las
ferias locales han perdido importancia para el Estado y sólo persistido con fuerza en las
ciudades periféricas como es en Lota. En el caso de la ciudad minera, la economía de la
ciudad ha tenido que adaptarse al cierre de las minas en la medida de lo posible y las
antiguas prácticas de las ferias libres, como espacio para el acceso a los productos de
primera necesidad y a precios más bajos se han visto vitalizadas (Peñaloza, Denegri y
Gerhard, 2015).
C. LOTA DESPUÉS DEL CARBÓN
La historia de altos y bajos de la ciudad minera terminaría en 1997 con el cierre de
las minas del carbón por su inviabilidad económica, el abandono del combustible que llegó
a ser conocido como el «oro negro» y su reemplazo a nivel mundial por otras matrices
energéticas, a saber, el petróleo y la electricidad producida por fuentes hídricas. Frente a la
nueva situación, de una Lota sin minas del carbón, la ciudad pasaría por una vicisitud de tal
magnitud que sólo se puede comparar con la sufrida a la llegada de la familia Cousiño.
El cierre de las minas que estaban por aquel entonces bajo la administración de la
Empresa Nacional del Carbón (ENACAR), dejó como saldo la suma 1.157 mineros
cesantes, además de los 620 funcionarios despedidos con anticipación al cierre definitivo.
En dicho contexto, el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, en respuesta a las protestas
23
generalizadas en Lota que ya se estaban desarrollando por varias semanas, anunció la
inversión de recursos extraordinarios en la zona por parte de la CORFO, ENACAR y el
Fondo de Asistencia a la Reconversión Productiva de la Zona del Carbón (FARCAR) con el
objetivo de paliarla situación que vivían la gran masa de mineros. Dicho anuncio desembocó
en el Programa de Reconversión Laboral y Productiva de la Zona del Carbón (PRLP) que
se extendió entre los años 1995 y 2002 (PUC, 2004). Sí bien el PRLP tenía por objetivo
primario el solucionar el problema de la gran masa de mineros que quedaron cesantes,
formalmente sus objetivos fueron los siguientes:
[Primero,] entregar a los mineros despedidos que no cumplían los requisitos para
jubilar anticipadamente en lo inmediato, una opción de obtener ingresos a través de
diversas modalidades de acuerdo al Grupo en que fue clasificado cada trabajador
según su edad y antigüedad en la mina y en la empresa. [Segundo,] provocar una
reconversión productiva de la Zona del Carbón que permita generar puestos de
trabajo adicionales al crecimiento histórico y disminuir los elevados niveles de
desempleo a través de un conjunto de incentivos a la inversión productiva y de
subsidios a la contratación de mano de obra adicional de la zona Arauco (PUC,
2004: 1).
Tal horizonte se debía concretar en cuatro formas: primero, con la capacitación
laboral de los ex mineros; segundo, con la posibilidad de una jubilación anticipada; tercero,
con varias medidas orientadas a incentivar la inversión de empresarios nacionales y/o
extranjeros en la zona; por último, un subsidio para las empresas que contrataran a
habitantes de la zona de Arauco -población laboral estimada en 200 mil personas- (PUC,
2004).
El impacto que tuvo el mencionado proyecto en la zona del carbón ha sido objeto de
varias evaluaciones con resultados evidentemente dispares. Por un lado, de acuerdo a la
evaluación del PRLP llevado a cabo por la Pontificia Universidad Católica (PUC), el
programa del gobierno fue exitoso, debido a que se cumplieron considerablemente las
metas propuestas; sin embargo, señala el informe, a un alto costo económico lo que pone
en duda su eficiencia (PUC, 2004: 103-4; cf.Pérez, Muñoz, Sanhueza, 2004). Por otro lado,
autores como Philippe De Dinechin (2001; cf. Moyano, 2014; Sanzana, 2015; Cornejo,
2017; Astete y Vaccari, 2017) tienen una visión distinta a la de los docentes de economía
de la PUC: Lota se transformó en una ciudad que vive de los subsidios. Si bien las opiniones
sobre los resultados del PRLP son dispares, en los datos duros, Lota continúa liderando la
24
cesantía a nivel nacional. No obstante, lo anterior, las medidas que se implementaron como
complementación al PRLP, conocidas como el Plan Integral para el Desarrollo de la
Comuna de Lota lograron trascender las implementadas por el programa principal
transformándose en verdaderos iconos de lucha por la reconversión de Lota. En este
contexto, cobra especial importancia la aparición y promoción del turismo como medio de
reconversión de la ciudad minera.
Las dos principales estrategias del plan integral fueron la creación del Circuito
Turístico Lota y la creación de un Centro de Formación Técnica a cargo de la Universidad
de Concepción (PUC, 2004: 24). Este último aún se mantiene activo; mientras que, en el
caso del turismo, destaca el uso que se ha realizado del patrimonio histórico de Lota como
atractivo, el cual se ha visto complementado con otros recursos con potencial turístico de
la zona. A fin de cuentas, el Programa de reconversión laboral y productiva de la zona del
carbón fue un total fracasó a largo plazo. Así, frente a dicha situación Lota sigue luchando
ahora, por convertir la ciudad minera en una ciudad turística.
El fomento del turismo se inició en 1998 con el Circuito Turístico Lota, el cual incluía
como atractivos de la zona el Parque Isidora Cousiño, la Mina Chiflón del Diablo, el Museo
Histórico de Lota y la Central eléctrica Chivilingo. En la actualidad se suma a ello la
declaración de 12 monumentos históricos nacionales en la zona de la cuenca del carbón lo
que ha transformado a la ciudad de Lota como la más patrimonial del país.2 Además, se
han invertido recursos destinados al mejoramiento de los locales de la feria de Lota para
poder integrar el sector de Lota bajo al potenciado turismo de Lota alto. Dichas medidas
estuvieron orientadas principalmente a la infraestructura de los puestos y la mejora de las
instalaciones sanitarias, aunque tales problemas continúan en la palestra cuando se debate
sobre el valor turístico de la feria de Lota.
En la página siguiente se puede observar un mapa que logra graficar las zonas
patrimoniales de Lota así como su potencial turístico. La identificación de más de 50 zonas
2 Fuerte de Lota, Fuerte de Colcura, Planta hidroeléctrica de Chivilingo, Teatro del Sindicato N° 6, Pabellón 83, Mina Chiflón del Diablo, Parque Isidora Cousiño, Torre del Centenario de Lota, Gota de
Leche, Desayuno Escolar, Sector de Chambeque, Sector de Lota Alto. Además del Sector Maule Schwager y del Sector Puchoco-Schwager ubicados en Coronel y de Las colecciones de platería y joyería Mapuche, de textiles Mapuche y de cerámica artística de Lota ubicados en el museo Stöm
de Chiguayante. Para una descripción del parque véase: Palacios (2012) y Muñoz y Sanhueza (2017).
25
patrimoniales por López y Pérez (2013) es numerosa; no obstante, la arquitecta María
Muñoz ha identificado más de 220 lugares patrimoniales lo que a juicio de la académica se
explicaría
[P]orque los habitantes de Lota tienen un conocimiento más profundo y detallado de
su ciudad y aportaban una visión que, generalmente, es más completa que la visión
del experto que en cierta medida posa su mirada en los elementos más evidentes y
visibles. Al recurrir a las experiencias y recuerdos de las personas que viven en la
ciudad fue posible reconocer y valorar una serie de lugares que no tienen una
materialidad patrimonial visible, pero que son significativos por su carga afectiva,
por su condición de lugares donde se alberga la memoria colectiva (Barría, 2015:
71-2).
26
Uno de los problemas que presenta el intento de volver a la ciudad de Lota en un
atractivo turístico para la zona ha sido la excesiva focalización en Lota Alto, olvidando los
atractivos que posee Lota Bajo, entre ellos su feria libre, además de la posibilidad de
complementar ambas zonas con la ciudad de Coronel. Otro problema, de carácter técnico
es la falta de protección del patrimonio de la zona, ya que no existe un plan regulador que
defina claramente qué lugares deben estar afectos a conservación además del paulatino
abandono de la CORFO y de entidades externas como Fundación Chile, así como de
posibles riesgos ambientales que puedan afectarlo (López y Vidal, 2012; López y Pérez,
Figura 1.
Mapa elaborado por
López y Pérez (2013:
210).
27
2013; cf. López, Bisbal, y Pérez, 2016; Rock, 2008). No obstante, lo anterior, se han
realizado ciertos avances por parte de diversas instituciones del Estado, especialmente en
lo relativo al cuidado del patrimonio arquitectónico de Lota (Torres, 2014). Por otro lado,
aún existe la posibilidad de explotar la cercanía de la zona con la ciudad de Concepción, la
cual presenta un amplio desarrollo urbano, así como la posibilidad de revitalizar el puerto
de la ciudad que alguna vez cumplió un uso minero y que ahora aspira a desarrollar un uso
turístico y sea capaz de atraer cruceros con pasajeros internacionales (cf. Santoro, 2012).
Aunque como han sostenido varios autores (Dinechin, 2001; Rodríguez y Medina,
2011; López y Pérez 2013) Lota no puede depender exclusivamente del turismo para
reactivar su economía; por el contrario, el patrimonio minero de la zona debe tener un uso
turístico con vista a ser parte de una diversa producción económica de la zona. De esta
forma se evitaría volver a cometer el mismo error de tener una ciudad mono-productiva que
dependa exclusivamente de una industria.
Finalmente, se puede preguntar: ¿qué es lo que sienten los lotinos y lotinas frente a
este nuevo escenario?. Ser parte de Lota es ser parte de una identidad vinculada a la
extracción del carbón, identidad minera remozada por una serie de símbolos que se pueden
encontrar en sus calles desde los nombres de los lugares hasta sus murales y museos
(Ramírez, 2013; Barría, 2015; Sanzana, 2015; Muñoz y Sanhueza 2017). Dicha identidad
también ha sido reforzada desde afuera, sobre todo por el turismo que busca precisamente
la ciudad descrita por Baldomero Lillo (2005).
28
IV. MARCO TEÓRICO
A. GLOBALIZACIÓN CULTURAL Y CAPITALISMO GLOBAL
Si la Feria de Lota se consolidó con el cierre de las minas, como reconocen sus mismos
comerciantes, ahora se encuentra frente a un nuevo fenómeno, la globalización definida
como «un conjunto de posibilidades y proyectos utópicos que se extendieron como un
reguero de pólvora por numerosos pueblos, estados y esferas publicas tras el final de la
guerra fría» (Appadurai, 2007: 14). Dichas posibilidades y proyectos utópicos se
materializarían a través de:
[I]ntegración más estrecha de los países y los pueblos del mundo, producida por la
enorme reducción de los costes de transporte y comunicación, y el
desmantelamiento de las barreras artificiales a los flujos de bienes, servicios,
capitales, conocimientos y (en menor grado) personas a través de las fronteras
(Stiglitz, 2002: 34).
Consiguientemente la globalización ha sido un fenómeno progresivo que ha ido de
la mano con las nuevas posibilidades que ha entregado el desarrollo de los medios de
comunicación y transporte. Así es posible hablar de diversos grados o estados de la
globalización pudiendo rastrearse hasta en la antigüedad cuando Mesopotamia era el
centro más importante del mundo al unir Asia, África y Europa; aunque, dicha incipiente
globalización se ha complejizado y se piensa hoy como en un fenómeno contemporáneo o
en el mejor de los casos propio del siglo XX posterior a la guerra fría. Lo cierto es que la
globalización es un fenómeno que se encuentra más cercano a lo global actualmente de lo
que podría haber sido hace cuatro mil años; sin embargo, no hay que pensar que la
globalización es un fenómeno total. Aún existen muchos lugares que se encuentran ajenos
al alcance de los medios de transporte regulares y aún de los medios de comunicación
masivos; por lo que la globalización sigue siendo un fenómeno parcial, aunque en un claro
ascenso. Así lo demuestra la creciente bibliografía sobre el tema.
29
El fenómeno de la globalización puede ser analizado en dos áreas de influencia: la
económica y la cultural. Ambas serán descritas a continuación, poniendo especial atención
a la última, es decir, a la globalización cultural.
El fenómeno de la globalización económica ha sido ampliamente trabajado por
diversos científicos sociales, entre los que destaca el nobel de economía Joseph Stiglitz.
Como se desprende de la obra del autor mencionado, El malestar en la globalización, y de
parte de la bibliografía existente, el concepto de globalización económica está
estrechamente vinculado con el contexto histórico del fin de la guerra fría, a saber, el triunfo
de una ideología que defendía el neoliberalismo, el capitalismo y la democracia frente a otra
que defendía el socialismo y la dictadura del proletariado. Finalmente, la ideología
triunfadora defendida por la superpotencia Estados Unidos se extendió por el mundo a
través de los Estados-nación modernos que terminaron de consolidarse a fines del siglo XX
después de dos siglos de su nacimiento. En dicho contexto el mundo quedó dividido en dos:
el primer mundo que surgió triunfante de la guerra fría y el tercer mundo que surgió de los
Estados que habían estado al margen de la guerra fría. Para explicar el fenómeno de
desigualdad patente entre las dos clases de Estados es que se desarrollaron una serie de
teorías y modelos para graficar dicha explicación, entre las que destacan la teoría de la
modernización y las teorías neoliberales. Estas sostenían que los países del tercer mundo
eran países en desarrollo que debían alcanzar al primer mundo siguiendo las mismas
etapas que había seguido el viejo continente. Para propiciar y acelerar dicho desarrollo es
que se fomentó la reorientación de dos instituciones supraestatales que debían resguardar
dicho objetivo: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) a las cuales
se sumaría posteriormente la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Si bien en sus comienzos los objetivos de las dos primeras organizaciones eran de
una nobleza propia y esperable después de ocurrida una cruenta segunda guerra mundial,
con el fin de la guerra fría los objetivos de dichas instituciones se orientaron a fomentar la
ideología triunfante de fines del siglo XX (Stiglitz, 2002). Así se consideraba que la
globalización de los mercados defendida por el FMI, el BM y la OMC sería el fenómeno que
iba a permitir que el tercer mundo alcanzase a los países desarrollados y se propagara el
respeto y la tolerancia entre las diversas culturas del mundo, las cuales abrazarían los
valores del neoliberalismo y la democracia como había anunciado Francis Fukuyama
(1992).
30
Empíricamente, los datos parecen darles la razón a los defensores del
neoliberalismo. Como sostiene Stiglitz (2002) la globalización ha permitido que muchos
países de Asia que estaban sumidos en la pobreza desarrollaran su comercio exterior y se
inundaran de fábricas que emplean a millones de trabajadores que antes vivían en la cruda
pobreza rural. Y, aunque, «[p]uede que para algunos en Occidente los empleos poco
remunerados de Nike sean explotación, pero para multitudes en el mundo subdesarrollado
trabajar en una fábrica es ampliamente preferible a permanecer en el campo y cultivar arroz
[sic]» (Stiglitz, 2002: 28).
Además, gracias a la globalización el acceso al conocimiento es inconmensurable,
lo que ha permitido una mayor auto-instrucción y ha fomentado a los propios movimientos
antiglobalización que abogan por una mayor justicia social, como lo demuestra la primavera
árabe. En definitiva, la mayor circulación de capitales internacionales ha permitido el
crecimiento del bienestar material y personal. Pese a lo anterior, aún existe la percepción
de que algo está mal en la globalización. En definitiva, ¿Cuál es el problema de la
globalización? Como señala el mismo Stiglitz, la globalización ha presentado una serie de
problemas para el mundo contemporáneo. La investigación sustentada empíricamente
también permite demostrar que la desigualdad económica entre los países industrializados
y los países subdesarrollados ha crecido, así como la desigualdad económica entre las
clases sociales. La concentración de la riqueza mundial en el 1% de la población mundial
llega al extremo de ser inmoral. Los países que se entregaron al capitalismo y el
neoliberalismo como los de la ex Unión Soviética no han presentado el crecimiento que se
suponía que tendrían con exiguas excepciones como los tigres asiáticos o el caso chileno.
De acuerdo con la tesis de Stiglitz, las razones del fracaso de la globalización en
cuanto a la igualdad en el crecimiento y desarrollo se explican por las instituciones
económicas que se encuentran tras el fenómeno. Detrás del FMI, el BM y la OMC se
encuentran el GroupofSeven (G7), es decir, los siete países más industrializados del
mundo: Estados Unidos, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Japón. Más aún,
sostiene el ex director del Banco Mundial, que específicamente detrás de dichas
instituciones se encuentran los correspondientes siete ministros de economía del G7,
quienes «están estrechamente vinculados a algunos intereses financieros y comerciales»
(Stiglitz, 2002: 48; cf.: 260 y 281). De acuerdo a Stiglitz el problema que tienen instituciones
internacionales como el FMI es que los economistas que lo lideran no toman sus decisiones
de forma racional en base a un sustento empírico, digamos científico; por el contrario, los
31
economistas actúan de acuerdo a una ideología: el neoliberalismo es el mejor sistema
económico y dicha teoría es un dogma cultural que hay que aplicar.
Por lo tanto, el problema de la globalización no radica en la globalización o en las
instituciones que la representan; por el contrario, radica en los esquemas mentales y
culturales de quienes forman parte de estas instituciones. Como sentencia Stiglitz: «la
globalización en sí misma no es buena ni mala» (Stiglitz, 2002: 46). «El problema no es la
globalización sino el modo en que ha sido gestionada» (Stiglitz, 2002: 269). Para muchos
economistas del G7, la ideología sólo es dejada de lado cuando los intereses personales y
los nacionales se ven involucrados. Paradójicamente, los países desarrollados:
Habían predicado —y forzado— la apertura de los mercados en los países
subdesarrollados para sus productos industriales, pero seguían con sus mercados
cerrados ante los productos de los países en desarrollo, como los textiles y la
agricultura. Predicaron a los países en desarrollo para que no subsidiaran a sus
industrias, pero ellos siguieron derramando miles de millones en subsidios a los
agricultores, haciendo imposible que los países en desarrollo pudieran competir.
Predicaron las virtudes de los mercados competitivos, pero EE. UU. se apresuró a
propiciar cárteles globales en el acero y el aluminio cuando sus industrias locales
fueron amenazadas por las importaciones. Estados Unidos recomendó la
liberalización de los servicios financieros, pero rechazó la liberalización de los
sectores donde los países subdesarrollados tienen fuerza, como la construcción y
los servicios marítimos. Como hemos apuntado, la agenda comercial ha sido tan
injusta que no sólo los países pobres no han recibido una cuota equitativa de los
beneficios, sino que la región más pobre del mundo, el África subsahariana, de
hecho, empeoró como resultado de la última ronda de las negociaciones
comerciales (2003: 305).
En definitiva, la globalización económica a través de tres instituciones
internacionales «a menudo parece sustituir las antiguas dictaduras de las elites nacionales
por las nuevas dictaduras de las finanzas internacionales» (Stiglitz, 2002: 308).
32
La otra cara de la globalización, la globalización cultural ha resultado un proceso
igual de complejo y cuestionable. Pero ¿qué es la globalización cultural?
«Cultura» es un concepto sumamente usado en ciencias sociales y humanidades y,
por lo mismo, difícilmente definido. Muestra de ello lo constituye el libro Cultura de Alfred
Kroeber y Clyde Kluckhohn, donde ambos autores realizan una revisión extensa de las
diversas definiciones que ha tenido el concepto «cultura» -más de 164 definiciones
identificaron los autores en la bibliografía existente sobre el tema (Kroeber y Kluckhohn,
1952: 291). Sumado a lo anterior, se han desarrollado nuevos fenómenos que han
diversificado y complejizado la noción de cultura, como lo es el caso de la «cultura como
recurso» que se desarrollará posteriormente. Por lo tanto, debido a la complejidad que
presenta hasta para la misma antropología la definición de «cultura» es que en la presente
se desarrollará, en primer lugar, una definición de lo que aquí se entenderá por cultura, para
posteriormente adentrase en el fenómeno de la globalización cultural. Por cultura se
entenderá el conjunto de normas y comportamientos que se transmiten a través del
aprendizaje en un grupo de personas y que permite distinguir claramente a sus miembros
de otro grupo que presente una cultura distinta. Por lo tanto, por «globalización cultural» se
refiere al fenómeno por el cual las diversas culturas del mundo sufren un proceso de
transculturización e interculturización en diversas medidas.
A partir de lo anterior, es posible identificar que el fenómeno de la globalización
cultural ha dado lugar a dos tesis: la primera, sostiene que la globalización se ha
transformado en la homogeneización de una cultura dominante por sobre otras; la segunda
sostiene que la globalización es un fenómeno que ha diversificado las culturas existentes
sólo transformándolas. Las relaciones entre ambas tesis han sido objeto de un amplio
debate académico; sin embargo, actualmente parecen imponerse las tesis que abogan por
una síntesis de ambas teorías para evitar el reduccionismo de tomar una postura parcial al
defender una de éstas y rechazar la otra. A continuación, se revisarán en detalle estás dos
tesis para posteriormente compararlas y sintetizarlas.
Se ha sostenido por diversos autores que la globalización económica vino
acompañada por la globalización cultural la cual se manifestó de la misma manera que la
primera, a saber, si la primera fue la imposición de un sistema económico a nivel global, la
segunda fue la imposición de una cultura a nivel global. En ambos casos el icono es la
superpotencia surgida después de la guerra fría: Estados Unidos. Por lo tanto, siguiendo la
tesis anterior, la cultura de Estados Unidos ha sido la que se ha impuesto sobre el mundo
33
al igual que lo fue el neoliberalismo, el capitalismo y la democracia. La simplicidad de dicha
tesis es evidente y responde a un modelo que busca graficar la complejidad de los procesos
culturales que se han vivido tras la caída del muro de Berlín. Estados Unidos y la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas surgieron como vencedores de la segunda guerra
mundial lo que dio como resultado una guerra fría entre las dos superpotencias. Si bien la
guerra se llevó a cabo en países del tercer mundo, cada uno de los países compitió por
expandir su área de influencia recurriendo al soft-power, es decir, al uso de recursos no-
marciales para ejercer su influencia sobre los países del tercer mundo. Dicha política se
incrementó después de que Estados Unidos perdiera la guerra contra Vietnam del Norte;
demostrando que el ejército más poderoso del mundo no era suficiente para derrotar a un
pequeño ejército en una guerra de guerrillas. En otras palabras, el ejercicio de la fuerza no
era suficiente para doblegar una ideología distinta; por el contrario, la propaganda se
mostraría como un recurso más útil. Como resultado, tanto Estados Unidos como la Unión
Soviética recurrieron a la propaganda de sus ideologías lo que llevó a que se comenzará a
extender sus culturas. Dicho fenómeno se consideró como una forma de imperialismo
cultural el cual se entiende como «una forma de imposición ideológica desarrollada a través
de los medios de comunicación y otros medios de producción cultural a fin de establecer
los valores de una sociedad dominante en una determinada sociedad periférica o
dependiente» (González y Viloria, 2007: 154). Con el fin de la guerra fría Estados Unidos
continuó con su política de soft-power lo que ha demostrado que el neoliberalismo y la
hegemonía cultural se han nutrido mutuamente principalmente a través de los medios de
comunicación masivos que han transcendido casi todas las fronteras.
La tesis del imperialismo cultural debe ser entendida como la tesis que sostenía que
la cultura de los países dominantes ha sido impuesta a sujetos pasivos del tercer mundo y
a otros países desarrollados (Tomlinson, 2001). El corolario es una homogeneización de la
cultura a nivel global en la cual desde la guerra fría han prevalecido los imperativos
culturales de occidente, especialmente de los Estados Unidos. Esto no significa que el
imperialismo cultural sea equiparable al fenómeno que ha sido conocido como
«americanización» de la cultura, más bien dicho fenómeno es parte del imperialismo
cultural. La principal característica que presenta la teoría del imperialismo cultural es que
ésta surgió para criticar otras dos teorías: la primera es la teoría de la modernización, la
cual expresaba que el modelo de desarrollo occidental debía ser el seguido por el resto del
mundo; por ejemplo, el modelo de crecimiento de Whitman Rostow o el de Daniel Lerner.
La segunda, la teoría del libre mercado, sostenía que la cultura de occidente había sido
34
libremente demandada por el resto del mundo; por ejemplo, el éxito del cine estadounidense
se debería a una simple relación de oferta y demanda.
Ahora bien, la teoría de la modernización ha sido ampliamente criticada, dando paso
a la tesis de la hegemonía cultural cuyo apogeo se encontró en la Escuela de Frankfurt y
se ha visto revitalizada indirectamente por la teoría de la dependencia de Immanuel
Wallerstein y los estudios poscoloniales como los del argentino Enrique Dussel. También
se pueden correlacionar con las tesis de hegemonía cultural de Antonio Gramsci o la de
violencia simbólica de Pierre Bourdieu, aunque las tesis de estos autores estén más
enfocadas en la imposición de los valores burgueses antes que nacionales. Si bien la tesis
de la hegemonía cultural fue ampliamente aceptada también ha sido objeto de duras
críticas: como sostiene Yúdice «[s]e ha dicho que en las condiciones determinadas por la
globalización lo que difunde la lógica prevaleciente de la acumulación es la diferencia y no
la homogeneización» (2002: 44). En síntesis, las críticas que se han presentado a la tesis
de la hegemonía cultural son tres: primero, la resistencia de las minorías –especialmente
indígenas- a la exposición a otras culturas; segundo, la tesis poco justificada que sostiene
que la simple exposición a una cultura considerada hegemónica influenciará a otras culturas
pasivas; tercero, la hegemonía cultural defiende implícitamente la idea de la existencia de
una pureza cultural.
En el caso del enfoque sobre la cultura desde un punto de vista neoliberal, es decir,
que considera a la cultura de forma similar a un bien de consumo se ha entendido la
«globalización cultural» como las relaciones entre sujetos libres que eligen entre las
diversas posibilidades que ofrece la cultura (Demont-Heinrich, 2011: 667). La cultura es
algo que se elige voluntariamente, así como la resistencia hacia la homogeneización de la
cultura. Este último fenómeno de la resistencia ha dado lugar al surgimiento de culturas
propias, en el marco de su vinculación a la globalización cultural, rechazando por ende la
idea de la homogeneización. Por ejemplo, la creación de tribus urbanas que son
características de una cultura como es el caso de los llamados «pokemónes» en Chile.
Además, la resistencia cultural también se puede expresar en un rechazo explícito hacia
otra cultura, fenómeno que ha sido conocido como «localización» (Demont-Heinrich, 2011;
cf.Yúdice, 2002; Tomlinson, 2001). Pippa Norris y Ronald Inglehart (2009) han mostrado
cómo las culturas que se ven expuestas a una influencia externa poseen mecanismos de
resistencia que los autores han denominado «firewalls». Los firewalls que identifican Norris
e Inglehart son la falta de infraestructura comunicacional y acceso a productos del mercado
35
internacional, además de los conservadores que pueden llegar a ser las sociedades
tradicionales, como lo ha demostrado Claude Lévi-Strauss (1964) quien las denominó, por
lo mismo, sociedades frías.
En definitiva, el problema que presenta la tesis de la globalización cultural bajo un
paradigma neoliberal es que la cultura no es un proceso unilateral que influya en un solo
sentido. Por el contrario, el encuentro entre dos culturas implica un intercambio cultural en
varios niveles, lo que termina por influir a ambas partes. Por lo tanto, no se puede decir que
una cultura global ha influenciado el resto de las culturas que la han aceptado; más bien en
el mismo proceso se produce una influencia mutua siempre en el marco de estructuras de
desigualdad.
Las diferencias que presentan la globalización y el imperialismo cultural radican en
que el imperialismo cultural presenta un proyecto coherente y racionalizado de la difusión
de la cultura como principal fin de acción. Por otro lado, la globalización se presenta como
la interconexión e interdependencia económica y cultural que tiene como consecuencia
procesos de trans-culturalización que no son primariamente deseados. Se puede sostener
que la globalización no aspira al imperialismo cultural; pero puede ser uno de los factores
que podría llegar a provocar una hegemonía de la cultura si se sigue la tesis del
imperialismo cultural. Autores como Demont-Heinrich, sostienen que la mejor visión de esto
puede ser una síntesis de ambas teorías que permitan visualizar el juego de poder entre
macro fuerzas de la hegemonía cultural frente a las micro fuerzas de las minorías culturales
que se resisten a ser homogeneizadas (Demont-Heinrich, 2011). A pesar de que se abogue
por una síntesis de ambas teorías, la sola idea de que exista una hegemonía cultural ha
sido bastante criticada. En otras palabras, el imperialismo cultural resultó ser una visión
restringida del complejo fenómeno de la inter y trans culturalización propia de los siglos XX
y XXI.
La globalización en Chile es paradigmática. Las elites chilenas son las únicas que
se han visto beneficiadas con la globalización en la región (Duque, 2007). El éxito de la
globalización económica en Chile ha significado que ésta se haya presentado como el único
medio por el cual Chile saldrá del subdesarrollo y se convertirá en un país desarrollado.
Con dicho pensamiento, las elites económicas, políticas y sociales –que muchas veces
coinciden en América Latina- han defendido el neoliberalismo como política de desarrollo
36
estatal fomentándose por ello una serie de TLC con diversos países del mundo.3 Los TLC
han permitido la entrada de cantidades inmensas de productos manufacturados y la salida
de productos primarios lo que ha consolidado el rol de Chile como exportador de materias
primas y consumidor de las industrias de los países desarrollados en la economía mundial.
En el caso del TLC con China, éste se concretizó con la llegada de los Malls chinos y de
una serie de productos fabricados en dicho país. La economía nacional se vio
profundamente modificada y Lota no quedó ajena a aquel proceso.
La llegada de la globalización a Lota se ha presentado en la posibilidad de acceder
al mundo a través de una pantalla. La cultura se hegemoniza y la identidad se transforma
lo que lleva a las nuevas generaciones a preferir comer un hamburguesa a comer una fruta.
Dicha realidad cultural afecta directamente a la Feria de Lota al destacar como lugar que
ofrece productos locales frente a los productos que se podrían encontrar en casi cualquier
parte del mundo como lo es la comida rápida. Sin lugar a dudas los jóvenes son los más
influenciados por esta cultura snob que tiene puestos los ojos en la cultura extranjera.
Además de aquel fenómeno cultural se produce el mencionado fenómeno económico. La
economía también se hegemoniza y las transacciones son cada vez más racionales y
burocráticas cosificando a los sujetos.
B. CULTURA GLOBAL Y CULTURA LOCAL DEL CONSUMO
La cultura se ha convertido en un bien de consumo. Dicho fenómeno puede tener profusas
explicaciones desde diversas disciplinas; sin embargo, la que parece llegar a la raíz de la
cuestión es la desarrollada por el filósofo alemán Martin Heidegger.
Heidegger desarrolló una tesis que permite comprender dicha cuestión. De acuerdo
con el filósofo alemán la cosa pensante de Descartes simboliza todas las metáforas que
usa el ser humano para pensar en sí mismo como un sujeto, es decir, las nociones como
yo, el alma, el agente, el individuo han dado lugar a un pensamiento egoísta propio de la
humanidad. Desde ese lugar privilegiado de sujeto autoimpuesto para sí mismo, el ser
3 Hasta el momento se han firmado 51 TLC con países de los cinco continentes entre los que destacan los TLC con Estados Unidos, China y la Unión Europea.
37
humano ha hecho un uso desmedido de la naturaleza. Esta visión antropocéntrica del
mundo Heidegger la llamó «tecnología». Por «tecnología» debe entenderse una manera
específica de ver el mundo: una forma que considera que todas las cosas que están en el
mundo lo están para que el ser humano las consuma. A través de la tecnología los entes
que son pensados por el ser humano se convierten en «bestand», que en alemán puede
ser traducido como «reserva» o «recurso disponible». En otras palabras, para el ser
humano todo lo que hay en el universo está ahí para que lo pueda usar a su gusto.
El proceder histórico de los seres humanos a través de la gestell (asignación) se ha
manifestado en la división del mundo: lo disponible para ser usado y lo que no puede serlo.
De acuerdo con Heidegger, primero, se dividió el mundo entre el mar y la tierra. A la tierra
se le asignaron fronteras que no son naturales: continentes, Estados, comunidades. Así
dividida, cada porción de ésta tiene sus propios recursos los cuales fueron a su vez divididos
al igual que sus habitantes, es decir, entre los animales no-humanos y los animales
humanos-esclavos. La actitud tecnológica del ser humano como cosa pensante lo condujo
a imponerse a los otros seres que no son considerados como pensantes y, por ende,
inferiores. Esta actitud tecnológica tiene otra consecuencia. Lleva a separar a los seres de
sus lugares originarios. Es como el llevar un animal salvaje a un zoológico. Un oso en un
zoológico deja de ser un oso. El ser humano como el animal no-humano sacado de su
cultura o hábitat deja de ser lo que era para convertirse en un instrumento. Esta actitud no
sólo se refleja hacia los animales. También se puede observar en la Europa colonizadora
donde la Tierra fue dividida como un recurso y los habitantes humanos de ella también lo
fueron. Bajo esta actitud filosófica en apariencia inocente se ha explotado el mundo y
perdido su respeto.
Para terminar con la explotación del mundo por parte del ser humano es necesario
volver a una actitud de respeto para reencontrarse con el ser. Sólo dándose cuenta de que
el ser humano es un ser entre muchos otros podrá vivir en armonía con el resto de los seres.
Para ello Heidegger sostiene que es necesario superar la actitud tecnológica del ser
humano la cual amenaza con que toda revelación del ser sea consumida, con que todo lo
que se desoculte lo será como recurso. La superación de la actitud tecnológica que ve todo
como recurso se lograría a través de lo que Heidegger llamó «sorge» (cuidado). El cuidado
brinda una alternativa a la actitud tecnológica, y permite vivir con autenticidad. Cuando el
Dasein, es decir, el ser humano en una actitud no tecnológica ve el mundo desde la
38
perspectiva del cuidado, comprende que todos los seres del mundo están interconectados
y la humanidad es sólo uno de esos seres.
Una forma de apreciar los nexos entre los seres que la tecnología ignora es el arte.
El arte es lo opuesto de la tecnología, porque no trata a los seres como «recursos
disponibles», como cosas que esperan ser usadas por el ser humano. Por ejemplo, en el
cuadro de Vincent Van Gogh analizado por Heidegger se puede experimentar el verdadero
sentido de un par de zapatos (Heidegger, 1958: 58). Por lo tanto, se puede decir con
Heidegger que en la obra de arte opera la verdad del ser. Mediante el contraste entre arte
y tecnología Heidegger intenta mostrar que hay diferentes formas de ser en el mundo.
Algunas, como el arte, implican un cuidado de las cosas en su contexto y significado
histórico. Esto es parte de la vida auténtica, es decir, superar las fuerzas sociales que
determinan a los sujetos y le atribuyen roles sociales. Pero otras, como las actitudes
tecnológicas que tratan como un recurso disponible al mundo, niegan que somos un ser
entre muchos seres y en consecuencia se niega el ser.
Al reconocerse el ser humano como Dasein y no como cosa pensante, se está en
condición de percibir que las prácticas sociales permiten la relación con el ser, al mismo
tiempo que muestra cómo vivir acorde con ella. Heidegger buscó las palabras
fundamentales, una poética que tendiera un puente con el ser. Mediante el lenguaje se
puede experimentar la relación original con el misterio de la existencia. El lenguaje es como
una memoria extendida del ser que registra todos los momentos en que hubo seres que
surgieron de la existencia (Heidegger, 1997: 187). Al quitar las capas de sedimentos que la
historia ha depositado sobre la experiencia original de las palabras capitales de la vida –
verdad, conocimiento, ser humano, etc.- se puede vivir una vez más en una relación con
los acontecimientos de la existencia. El ser fue velado primero por las ideas de Platón, luego
por la sustancia de Aristóteles, la cosa pensante de Descartes, el imperativo categórico de
Kant y hasta por la voluntad de poder de Nietzsche. Poco a poco el ser quedó olvidado
detrás de los razonamientos, el cálculo, la lógica. Por olvidar la característica más
importante de la existencia humana, se ha pagado un precio demasiado alto: un mundo
dominado por la actitud tecnológica. Todo está sometido al cálculo y la vida regida por la
eficiencia, el máximo beneficio al menor costo. Así la naturaleza pasa a ser sojuzgada y
manipulada; sin embargo, para Heidegger el peligro de la tecnología no reside en esta o
aquella máquina ni en que sus usos arruinen el medio ambiente o arrasen una sociedad,
39
sino en que el pensamiento tecnológico ejerce coerción sobre los seres para hacerlos
aparecer como recurso.
Coincidiendo con la tesis de Heidegger, Yúdice sostiene que «la globalización
aceleró la trasformación de todo en recurso» (Yúdice, 2002: 43). Incluso la cultura. La razón
se encuentra en que la cultura forma parte de lo que está ahí, cosificado y disponible para
ser usado como un recurso en el nombre del progreso material y espiritual de la humanidad.
Dicha perspectiva de la cultura ha sido potenciada en el contexto del sistema económico
imperante desde el siglo XV, a saber, el capitalismo. Por lo tanto, la cultura se ha
transformado en un recurso capitalista capaz de generar más capital; por ejemplo, el uso
comercial que puede llegar a tener la cultura a través de los museos, el turismo, o más
notoriamente la cultura del entretenimiento.
Bajo tal paradigma capitalista, se han invertido cuantiosas sumas de dinero en la
cultura con el fin de acrecentar tanto el capital monetario y humano de cada país. Como
sostiene Yúdice (2002) se ha desarrollado el paradigma no justificado que sostiene que la
cultura puede ser un medio que permite solucionar diversos problemas sociales. Por dicha
razón, la cultura se encuentra ante la necesidad de justificar su existencia al mostrar que
es capaz de generar un mayor capital. Como sostiene Santana «la cultura por la cultura
misma, cualquiera sea ésta, nunca será financiada, a menos que proporcione una forma
indirecta de ganancia» (Santana, 1999; en Yúdice, 2002: 29). Sobra decir que el criterio
capitalista ha logrado imponerse por sobre otros criterios, como podrían ser los valores
estéticos o patrimoniales de la cultura. Sumado a lo anterior el hecho de que el criterio
económico sea cuantificable facilita la evaluación y comparación sobre lo que se quiere
invertir. Más difícil aún resultaría establecer un criterio estético ante lo cual el relativismo es
evidente. De ahí que en el sentido económico el criterio de inversión en la cultura es
meramente monetario: «el ‘resultado final’ es que las instituciones culturales y quienes las
financian recurren cada vez más a la medición de la utilidad porque no hay otra manera
aceptada de legitimar la inversión en lo social» (Yúdice, 2002: 30).
Por ello, la cultura que genera mayores ganancias es la que se ve más fomentada
produciendo lo que los sociólogos han llamado el efecto Mateo, es decir, la cultura más
difundida es la que más se fomenta; mientras que la más desconocida no adquiere los
espacios necesarios para hacerse visible. El ejemplo claro de ello lo constituye la llamada
«cultura de la entretención», la cual ha sido totalmente apropiada por capitales privados
con el fin de generar mayor capital. Como sostiene Yúdice:
40
La protección de los recursos culturales expropiados por los grandes complejos del
entretenimiento comporta no solo la ley, sino también el uso de fuerzas policiales y
militares, por ejemplo, en la lucha contra la piratería de aquello que en la industria
del entretenimiento se denomina «el tráfico de música», que se estima excede el
volumen del narcotráfico (Yúdice, 2002: 51; cf. Stiglitz, 2002: 305-6)
La cultura a fin de cuentas se ha transformado en un suculento negocio para el
capitalismo contemporáneo. Dicha cultura de la entretención ha sido confrontada a lo que
se conoce como cultura selecta, la cual a diferencia de la anterior al no estar orientada a
las grandes masas y no presentar los fines comerciales de las primeras, escaparían a los
criterios comerciales de las anteriores. No obstante, incluso lo que se considera como
cultura selecta, también ha sido objeto del mercado con un público más reducido, pero aun
así comercializable como puede ser la venta de pinturas a valores millonarios o la venta de
discos o entradas a conciertos de música clásica. En otras palabras, la cultura en toda su
amplitud ha sido objeto de la actitud tecnológica del ser humano.
En oposición a dicha actitud hacia el mundo, Heidegger reconoció que se puede
volver al ser de las cosas partiendo de una existencia autentica. Una forma de ello, de
cuidado de la cultura es la valoración que se ha realizado de ésta al declararla patrimonio.
Con el propósito de conservar la cultura y la naturaleza es que «[l]a UNESCO creó el
concepto de ‘Patrimonio Mundial’ para proteger lugares de un valor universal excepcional».4
El patrimonio mundial puede ser entendido como una forma de valorizar la cultura
de la humanidad con criterios que no son economicistas; por el contrario, con criterios
subjetivos que permiten sostener lo que es valioso para la humanidad, tanto de la naturaleza
como de la cultura, y no lo que necesariamente pueda generar riquezas en un sentido
capitalista. En ese sentido, la UNESCO considera que la cultura es necesaria para el
progreso de la humanidad, porque ésta brinda el carácter humanista que debe tener
cualquier programa político o económico. En definitiva, el reconocimiento y respeto de la
diversidad cultural permitirán que el desarrollo sea un fenómeno inclusivo y equitativo.
4Sobre las UNESCO. Recuperado el 10 de marzo de 2018, de Sitio Web de la UNESCO:
https://es.unesco.org/about-us/introducing-unesco
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Partiendo de dicho paradigma, la UNESCO ha clasificado el patrimonio mundial de
dos formas: el patrimonio natural y el patrimonio cultural.
Por patrimonio cultural la UNESCO entiende:
Los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales,
elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos
de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de
la historia, del arte o de la ciencia, […] Los conjuntos: grupos de construcciones,
aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un
valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la
ciencia,[…] Los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la
naturaleza así como las zonas incluidos los lugares arqueológicos que tengan un
valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o
antropológico (UNESCO, 1973: 141).
Bajo dicho marco las obras que han sido declaradas patrimonio cultural de la
humanidad refieren a una ínfima parte de la cultura de la humanidad, lo que no ha impedido
que parte de este patrimonio se pierda; por ejemplo, la desaparición de idiomas por
desinterés sobre el tema o la destrucción de obras de arte y arquitectónicas a causa de las
guerras.
Por otra parte, la declaración de la UNESCO de lugares como patrimonios
mundiales de la humanidad se ha transformado en una importante herramienta de
publicidad para atraer turistas; por lo que nuevamente la cultura adquiere un carácter
capitalista. Además, la atracción de turistas con fines comerciales implica que se fomenta
la mayor cantidad posible de estos para acrecentar las ganancias lo que termina
repercutiendo negativamente en el cuidado que deberían tener dichos lugares; razón por la
cual fueron precisamente declarados patrimonio de la humanidad. No obstante, el estatus
de patrimonio también puede ser una potente herramienta para poder difundir el patrimonio
inmaterial lo que redunda en su conservación.
Claramente dicha cuestión surge bajo el paradigma de la cultura como un bien
capital para el desarrollo económico y social. En otras palabras, se puede ganar dinero con
la cultura, específicamente con el patrimonio. Ahora bien, ¿qué tipo de uso se le podía dar
al patrimonio para generar capital? La solución a dicha cuestión se encontró en el turismo.
42
El turismo ha sido definido por la Organización Mundial del Turismo (OMT) como «[...] las
actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al
de su entorno habitual, por un período de tiempo consecutivo inferior a un año con fines de
ocio, por negocios y otros» (OMT, s/f.: 46).
Se configura así un paradigma dentro del cual las posibilidades comerciales que
entregan el turismo y la cultura son enormes, de ahí que la declaración de lugares
completos como patrimonio de la humanidad ha incentivado la explotación comercial de
éstos a través del turismo. Dicho fenómeno ha sido tan potenciado que ha surgido un nuevo
tipo de turismo: el turismo cultural. Por «turismo cultural» se entiende:
[El turismo] basado en las atracciones culturales que posee el destino, ya sean
permanentes o temporales, tales como museos, actuaciones teatrales o musicales,
orquestas, etc., o basado en las características culturales y/o sociales de una
población que dispone de un estilo tradicional de vida o de unas características
propias, como es el caso de las reservas indias en los EE. UU (OMT, s/f: 139)
El turismo cultural si bien ha sido presentado como una forma de explotación
capitalista de la cultura, sus defensores sostienen que presenta las siguientes ventajas:
primero, fomenta el desarrollo de una región; segundo, permite financiar los cuidados
necesarios que requiere una zona patrimonial. Por un lado, permite que la región receptora
de los turistas adquiera una nueva fuente de ingresos a través de la entrega de una serie
de servicios que van desde el transporte hasta el hospedaje o las comidas. Por otro lado,
el turismo cultural también ha permitido fomentar la conservación del patrimonio cultural,
especialmente el inmaterial e histórico que requieren de especiales cuidados y medidas de
protección.
Lo anterior puede ser sintetizado en lo que se ha conocido como turismo
sustentable, es decir, la satisfacción de las necesidades culturales y económicas
manteniendo la integridad cultural. El turismo sustentable, por lo tanto, debe ser aquel que
es capaz de mantener una capacidad de carga controlada. Por «capacidad de carga» se
entiende el máximo de personas que pueden visitar un lugar turístico sin dañarlo (López y
Pérez, 2013).
43
De esta forma el turismo a sitios turístico-patrimoniales en comunas como Lota no
puede sobreexplotarse, exponiendo el recurso turístico a un deterioro debido a la excesiva
demanda, versus la oferta aún inexperta.
En el caso particular del patrimonio cultural minero, a partir de los años noventa
surge desde la planificación urbana un interés por su reutilización para usos culturales y
turísticos (López y Pérez, 2013: 203). El uso del patrimonio minero a nivel mundial tiene
como caso paradigmático el de Inglaterra, cuna de la revolución industrial y fuerte productor
del ya poco usado recurso energético. La finalidad de aquel uso está en rescatar lo que
alguna vez fueron las ciudades obreras mineras a través del turismo. En el caso chileno la
industria minera tuvo una fuerte presencia a lo largo de Chile; sin embargo, debido a la
prolongada decadencia en el uso de los minerales como recurso energético los bienes
usados en la extracción del mineral se encuentran en malas condiciones y han sido mal
gestionados (Lorca, 2016: 111-2).
44
V. EXPERIENCIAS DE FERIANTES: RELACIONES Y RESISTENCIAS.
La aplicación de los instrumentos diseñados para recabar la información en torno al
objeto de estudio y su posterior análisis, contemplaban contenidos que guiaron la
exploración y descripción de los relatos y sus significados. Estos temas fueron
determinados de manera inductiva y deductiva, es decir, se elaboró inicialmente una pauta
de temas y subtemas que se transformó de manera progresiva a medida que se realizaban
las entrevistas acabando finalmente en cuatro cuestiones cuyas respuestas se sintetizan
en esta tesis.
En primer lugar, las visitas fueron de manera más informal, para establecer lazos de
confianza con las 20 personas que formaron parte fundamental de esta investigación. En
diálogos que se desarrollaron tras la compra de un pan amasado, una sierra ahumada,
queso fresco, ropa usada, entre otras cosas, les preguntaba qué había significado para
ellos la llegada de los Malls chinos a Lota y si esto había variado sus ingresos. Desde el
principio planteaban que mermaron sus ingresos percibidos por sus ventas, y que
consideraban que era casi un boom en todas partes. En Lota hay tres locales comerciales,
pero no de gran envergadura, estos son: Zhongtian importadora y exportadora limitada,
ubicado en una de las calles principales de acceso a la feria, los otros dos se encuentran
en la calle Caupolicán y son de características similares. De igual forma se referían a ellos
como parte de la modernidad y el cambio que está viviendo Chile y el mundo.
Los recorridos realizados por la feria de Lota durante la investigación permitieron
apreciar características de su dinámica como espacio social comercial, en donde la
comunidad de actores vinculados a esta configuración, le asignan y atribuyen un gran valor
histórico, especialmente asociado a sus vivencias, la forma de convivir, el desarrollo de sus
actividades mercantiles y el aprendizaje de sus oficios.
La particular organización de los espacios de la feria se destaca por una
transformación diaria ya que en el día aparecen distintos puestos adosados a las casas y
los comerciantes extienden sus tarimas y mesones armables para disponer sus productos
a los visitantes. Durante la noche el espacio se transforma en un callejón de circulación de
perros vagos e indigentes generalmente bebidos que lo utilizan para pernoctar.
45
La feria de Lota no es un lugar de dificultoso acceso, de hecho, se ubica en el centro
de la ciudad en el sector de Lota Bajo. La realidad de las ferias que comparten este tipo de
entornos y se denominan "libres" es que constituyen espacios públicos, abiertos e inclusivos
en la mayoría de los casos, espacios que con el paso de los años han devenido en territorios
reconocidos.
Se ha documentado que las ferias, tal y como existen hoy, son el resultado de un
largo y complejo proceso de expansión, a través del cual el comercio local, libre y entre
ciudadanos, ha ido conquistando espacios para su desarrollo (Salazar, 2003)
A muy tempranas horas pasa un camión de servicio de aseo municipal haciendo
limpieza y recogiendo restos y desperdicios que quedan regados en el lugar tras cada
jornada. También se preocupan de los excrementos de perros y el papel higiénico de baños
improvisados que emergen en la noche.
La jornada comienza a la 8:00 de la mañana, donde los comerciantes empiezan a levantar
las puertas de los locales y arman con gran destreza sus escenarios comerciales. Debido
al vínculo y organización que se dieron con el tiempo, la mayoría toma su primera comida
en el transcurso de la instalación de su puesto. Comen pan amasado, toman café y milo
calentito, de igual forma comienza la conversa con los vecinos y amigos que comparten la
tarea. La diversidad de productos que se comercializan y los variados colores y sabores
armonizan el paisaje en donde cada elemento se constituye en un elemento significante en
la configuración de esta área. Los primeros puestos son tiendas edificadas, que a la vista
tienen continuidad hacia atrás, y en donde se venden frutas, verduras y abarrotes.
El desfile de feriantes se inclina al género femenino, quienes comentan con sus
pares lo sucedido durante la noche en sus hogares, las noticias escuchadas en la tv y radio
local. Luego comienzan a llegar los clientes con variadas demandas, tomando y evaluando
los productos exhibidos sin recriminación de los locatarios y feriantes. Se escucha "Elija
casera", "está todo fresquito". Se repiten frases de este tipo por todo el espacio de la feria.
La feria no cuenta con una estructura vial adaptada para el comercio ya que es un
lugar que fue adoptado por un grupo de comerciantes para desarrollar su actividad. No tiene
accesos libres en caso de emergencias que requieran el ingreso de vehículos como
ambulancias, carros de bomberos entre otros. Por otra parte, un aspecto relevante es que
todas las calles de la feria están conectadas con el centro de la ciudad.
46
De acuerdo al artículo número tres de la Ordenanza Municipal (Municipalidad de
Lota, 2000) que dicta la ocupación de espacios, locales y puestos de la feria, la feria de
Lota funciona en el radio comprendido entre las siguientes calles: Calle Caupolicán-entre
Pedro Aguirre Cerda y Galvarino; Calle Cousiño- desde Caupolicán a Monsalve; Calle
Aníbal Pinto- desde Caupolicán a Pedro Aguirre Cerda; Calle Esmeralda - desde
Caupolicán a Monsalve; Callejón Saavedra- desde Esmeralda a Caupolicán; Pasaje Lota-
desde Monsalve a Callejón Duharte; Calle Monsalve- desde Cousiño a Caupolicán (Sector
Playa): Calle Matta- entre Galvarino y Duharte; Calle Galvarino (lado oeste)- entre Matta y
Caupolicán (Cornejo,2017: 79).
Figura 2. Levantamiento topográfico Feria de Lota. Fuente: Municipalidad de Lota.
Entre los feriantes existe una dinámica relacional que, según relatan, se ha
sostenido a partir de sus lazos consanguíneos, de amistad y de empatía tras un
conocimiento más profundo de sus propias realidades familiares y sociales. Según
47
manifiestan lo/as entrevistados/as el hecho de sentir que comparten el sentido de
pertenencia hacia la feria les da un sentido de comunidad.
Según Gilberto Giménez (2003) tanto la identidad de un grupo como su cultura se
construyen precisamente a partir de la apropiación por parte de los actores sociales, de
determinados repertorios culturales considerados simultáneamente como diferenciadores
(hacia afuera) y definidores de la propia unidad y especificidad (hacia adentro). Es decir, la
identidad no es más que la cultura interiorizada por los sujetos, considerada bajo el ángulo
de su función diferenciadora y contrastiva en relación con otros sujetos (p.19). Esta
apropiación de repertorios culturales mencionada por Giménez hace referencia a “actores
sociales”, es decir, a sujetos que de forma individual son capaces de consumir y producir
identidad colectiva, entendiendo que la identidad es un atributo “relacional” (Giménez,
2017:19).
Don Ernesto Cansino, locatario de un puesto de frutos secos, legumbres y productos varios
lleva más de 18 años trabajando en la feria. Nos indica que existen códigos entre ellos que
se fueron dando como medio de regulación territorial. La feria ocupaba en sus orígenes
menos del 50 % del polígono que dispone actualmente. Los feriantes se organizan para
dejar un espacio libre central entre los puestos desde la vereda este y oeste, y eso ha
funcionado bien. Con el paso del tiempo, cada una de las calles que colindan con el centro
de la ciudad fueron poblándose de puestos establecidos y "al paso" de vendedores que no
son ambulantes, nos aclara, pero que no vienen todos los días de la semana como es su
caso.
Si bien existe una jerarquía con gran respeto a los más antiguos, como nos relata
don Ernesto, no se puede negar que los jóvenes llegan con sus propias ideas a querer
cambiar todo, cuesta que entiendan, pero finalmente terminan cediendo.
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Foto N° 1 Ernesto Cansino, año 2016 "Relatos visuales" elaboración propia.
El contacto con los locatarios al acercarse a preguntar por sus productos, o solicitar
información respecto a otros, es la oportunidad para establecer un diálogo casual y percibir
sus impresiones respecto a la nueva etapa que han tenido que ir enfrentando. Los productos
que ofrecen pueden ser seleccionados al gusto del consumidor nos indican, cosa que no
sucede en las demás ferias libres, en donde el 30% de los productos van descompuestos
o son de mala calidad.
Sus mariscos son frescos y traídos en su mayoría de la Isla Santa María, sin
problemas de marea roja. El puesto de la Sra. Fabiola es uno de los que tiene bastante
afluencia de público que viene con la finalidad de comprar el producto "Cholgas" para la
preparación en el domicilio o llevárselo como colación.
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Foto N° 2 Local de mariscos " Ricas Cholgas donde la Fabiola", año 2016 "Relatos visuales"
elaboración propia.
Los antecedentes recopilados en torno a las rutinas y la cotidianeidad de la feria permiten
sostener que se trata de un espacio social denso y complejo.
Don Ernesto manifiesta que él sabe que no ha sido fácil la vida en la feria, que el clima y
los estados de salud no les dan las energías todos los días, pero que él y sus colegas se
apoyan tanto entre ellos que hacen que el día se haga corto y entretenido.
Uno no se podía imaginar las cosas modernas de ahora, por ejemplo, uno a veces
está escuchando la radio y aparece alguien con un celular a mostrar un video de
risa. Eso ni pensarlo. Esas cosas son de ahora y hay que verlas del lado positivo.
Imagínese que uno se oponga a los cambios, hoy las mujeres estarían en sus
casas preparando el almuerzo y si usted se da cuenta aquí hay más mujeres que
hombres trabajando. Es de los cambios de la vida, cambios que hemos visto en la
feria y que seguro seguiremos viendo (Cansino,2017)
La feria de Lota no solo ha constituido un espacio de intercambio económico en la
historia local de la comuna, sino también un lugar en el que se ha transmitido y reproducido
una parte significativa de la cultura lotina mediante el intercambio de símbolos, significados
y saberes colectivos. Por este motivo, se propone comprender al espacio de la feria como
espacio de resiliencia, a saber,"… un proceso dinámico de trabajo consciente, destinado a
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lograr una mejor adaptación al nuevo contexto, con efectos sólo visibles a medio/largo
plazo, que no resulta una cualidad inherente a todas las ciudades". (Méndez Gutiérrez del
Valle, 2013: 491).
Existe, según nos relatan lo/as entrevistados/as una transmisión saberes, conocimientos y
experiencias, un conjunto de bienes culturales que valoran positivamente y les permiten
realizar una prospectiva de su actividad. Así lo menciona la Sra. Yolanda Silva locataria de
un puesto de ropa de segunda selección:
Aquí estamos todos los días juntos, desde bien chicos, cada día uno va aprendiendo
algo nuevo. Nuevo para la pega o para la vida, pero siempre se aprende algo. Yo
aprendí a querer mi trabajo, antes venía para ganar plata y ahora porque me gusta.
Me gusta tanto que no me dan ganas de irme para la casa. Acá tengo a mi otra
familia y juntos hemos construido esta relación que no podemos perder (Silva, 2017)
La feria tiene distintos momentos de afluencia de público. Hay horarios durante el
día de mayor oleada, como a la hora de almuerzo, en donde los feriantes manifiestan que
se debe a los horarios de los trabajadores que se acercan a comprar una colación rápida,
un ceviche o unas empanadas al mercado. Los fines de semana también se percibe mayor
cantidad de visitantes, sin embargo, nos mencionan que son personas que vienen de otros
lados a comprar o simplemente a pasear por la feria. Las quincenas y fines de mes nos
relatan que se genera una visita masiva con mayor gasto en productos, lo que les obliga a
tener un stock adicional dispuesto para satisfacer la demanda.
Los entrevistados/as nos indican que esta situación se da hace muchos años, es
una tradición para ellos, heredada de la época de auge del carbón. Desde pequeños los
paseos de fines de semana y para el pago, eran a la feria. No hemos perdido esta tradición,
al contrario, las fechas han cambiado ya que los programas de empleo tienen otras fechas
de pago, pero se mantiene esa dinámica.
En la tradición, el nexo de continuidad entre el pasado y el presente existe un
aspecto permanente y otro susceptible al cambio. La tradición, además, resulta de un
proceso de decantación cultural y de hibridación que deriva del pasado transformado y de
su incorporación en el presente. Cada comunidad, colectivo, grupo humano, social, por otra
parte, construye y recrea su tradición en función de diferentes experiencias históricas. Es
51
decir, cada grupo específico con una experiencia colectiva común posee una cultura o
tradición propia (Godelier, 1990).
La feria por sus características físicas tangibles y de la memoria y tradición de los
locatarios y ciudadanos de Lota, según expresan, es un espacio de grandes luchas, en
donde han logrado mantenerla de forma ininterrumpida.
Los/las entrevistado/das opinan que la relación que han mantenido con las
autoridades municipales ha sido a través de un diálogo con altos y bajos que en momentos
los ha llevado a radicalizar sus acciones por no concordar en puntos de vista, sin embargo,
no han sentido imposiciones de su parte.
La Sra. Yolanda comenta que han tenido sus diferencias con las autoridades que se han
acercado a la feria con la intención de ir a mejorar sus condiciones laborales.
Llegó aquí un día un encargado municipal de SERPLAC o SERPLAN no recuerdo
bien, pero venían 4 personas con huincha en mano a medir cuales serían los
tamaños que tendrían nuestros puestos de ventas. Ni siquiera se presentaron los
patudos, llegaron y midieron y cuando me fue a avisar la vecina Rosa, yo partí a
echarles su "para de carros" Aquí hay una directiva y si quieren hacer algo, primero
se pregunta les dije. De ahí hubo buena onda. (Yolanda, 2018)
La situación más compleja se generó cuando les plantearon la remodelación de la
feria en la lógica de la modernización y mejoramiento de espacios. Esto no fue aceptado
debido a que no reconocen que la configuración de los espacios sea atractiva para los
visitantes. Esta lucha se dio a través de diálogos, reuniones, organizaciones sindicales,
gremiales y otras que no fueron muy fácil de convocar ya que la opinión es dispar, pero
respetuosa a la mayoría.
Los/las entrevistados/das se reconocen como actores claves en la permanencia y
reconocimiento de la feria de Lota, plantean que es una dinámica que les fue transferida
por las generaciones anteriores de feriantes de forma afectiva y efectiva. También hacen
mención que por parte de las autoridades locales y agrupaciones culturales de la comuna
existe interés en que esta feria sea un patrimonio reconocido por las entidades y
autoridades competentes. Al respecto consideran que esto podrá traer nuevos recursos a
Lota que los favorecerán directamente, ya que a medida que ha pasado el tiempo, los fines
de semana ha aumentado la cantidad de personas que vienen a la feria, incluso
52
delegaciones de adultos mayores, de agrupaciones culturales de otras regiones pasan a la
feria, según nos menciona la Sra. Yolanda:
Vienen muchos extranjeros y compran bastantes productos, nos piden permiso para
tomar fotografías y tratan de comunicarse con nosotros a pesar de que a veces no
hablan nuestro idioma. Se conocen altiro los extranjeros porque se visten distinto.
Sabe qué hace un par de años vinieron de la tele igual, y no solo de un canal, hemos
salido para todo Chile y eso atrae público y para nosotros también atrae recursos.
Para mí no tanto, jajaja, ya que ellos no van a venir a Lota a comprar ropa usada,
pero a mis colegas le va muy bien. Bueno el año pasado vino una señorita de la tele
y me compro una chaqueta de cuero usada. Yo no pensaba que ella se iba a detener
a comprarme, pero me dijo que vestirse con ropa usada era común en Santiago. Ve
que de a poco viene más gente. (Yolanda, 2017).
En los últimos años, y con la celebración del día de patrimonio cultural la comunidad
y las autoridades comenzaron a mirar la feria de otra forma, incluso se han realizado
pequeñas rutas y actos culturales.
Los/las entrevistados/das han sabido recepcionar esta revaloración de la feria como
un espacio, no sólo de características comerciales, sino un espacio de tradiciones y
atractivo cultural para sus visitantes.
La participación democrática de los actores involucrados directa o indirectamente
con la feria de Lota con la lógica de resistencia al modelo globalizador, constituyen el gran
capital que ha asentado la legitimidad del proceso de búsqueda de permanencia y
proyección de este espacio en el tiempo.
El sentido de pertenencia de las personas involucradas en este desafío colectivo es
una manera de sentirse identificado con esta tarea que asumieron inicialmente como un
mecanismo de protección a su labor comercial y en beneficio de sus economías familiares,
que fue tomando nuevas dimensiones de forma consiente en la resistencia a la
homogenización cultural.
53
VI. LA FERIA DE LOTA COMO RECURSO PATRIMONIAL.
En la actualidad se ha llegado al consenso global que considera el patrimonio
cultural como el conjunto de bienes tangibles e intangibles producidos por las sociedades
humanas, a los que se les asigna el valor de expresar las identidades culturales de las
mismas, su historia y ser utilizados recurso promotor del desarrollo económico.
Reafirmando este enfoque, Muñoz (2001) recalca la importancia del patrimonio cultural para
el conocimiento de una sociedad sobre su cultura y sobre sí misma, de su valor como
portador de mensajes esenciales o de su capacidad de fortalecer lazos de organización
histórica y mantener la memoria colectiva. Se reconocen dentro de esta categoría de
patrimonios a los parques naturales, reservas de la biosfera, costumbres y leyendas,
música, artesanía, folklore, centros industriales, obras de ingeniería, religiones, entre otros
elementos constituyentes del repertorio patrimonial. (Maillard, 2012)
La definición de Patrimonio Cultural ha ido cambiando históricamente de acuerdo a criterios
e intereses propios de las épocas o periodos en que se han constituido y las variaciones
conceptuales sobre la cultura. En la actualidad, entender la dimensión cultural y política del
patrimonio implica conocer “las razones porque algunos bienes destacan sobre otros, en
los modos y usos a que se destinan, bajo que categorías y justificaciones son interpretados
y en los agentes implicados en tales decisiones .” (Fernández de la Paz, 2006 citado en
Maillard,2012). Es decir, analizar el patrimonio cultural como una construcción social implica
comprender que esta construcción está ligada a una hegemonía social y cultural que otorga
legitimación y por lo tanto no se puede aislar del contexto sociopolítico en el cual se
produce.
Para conocer las ferias y sus actores sociales, debes desplazarte por su fisonomía,
utilizando al máximo tus sentidos. Si bien en términos generales tal como las conocemos
hoy, las ferias libres han configurado su existencia a partir del desarrollo del comercio
callejero informal del cual han heredado mucho de su carácter, así también los feriantes
actuales son herederos del oficio tradicional de los regatones o peones urbanos y rurales.
Estos compraban productos hortofrutícolas y ganaderos para revenderlos más tarde en la
naciente ciudad de Santiago y con el tiempo lograron un nivel importante de arraigo en sus
barrios populares y periféricos (Salazar, 2003).
54
En mi caso, he conocido muchas ferias libres. Viví en Santiago muchos años y
acompañaba a mi madre a las compras pesadas a la feria, por ser el mayor de los
hermanos. La feria de Lota la conozco y visito hace muchos años ya que nací en la comuna
de Lota. La feria es un lugar que visito regularmente para acceder a sus productos de
calidad y a bajo costo. Por lo demás es un paseo que me agrada mucho ya que me conecta
con esta comuna minera, sus historias y tradiciones. Un lugar inundado de colores, sabores
y aromas que se perciben al transitar por ella. Es inevitable encontrarse con algún conocido
e intercambiar las últimas novedades de la comuna, mientras los ecos y coros promocionan
sus productos.
Tal y como se describe en la metodología, las pautas de entrevistas realizadas para
sustentar la tesis constan de cuatro temas que contienen 18 preguntas. Los temas
planteados fueron: el contexto de Lota y la feria, los efectos de la globalización en Lota y la
feria, la reacción de los feriantes y la feria frente a la globalización y como último tema los
efectos de la patrimonialización de la feria.
Las respuestas en los primeros temas tuvieron algunas diferencias entre los
entrevistados/as. Respecto a la historia de la feria, en su mayoría señalaron que se
relacionaba con la llegada de la mina y la extracción del carbón, sin embargo, otros
desconocían su origen. De acuerdo a lo expuesto por algunos entrevistados, señalan que
sus padres y abuelos les indicaban que los inicios de la feria se dieron en el "Mercado viejo",
afirmación que se corrobora por datos que escucharon o les contaron terceros, sin mayores
antecedentes de fechas.
De acuerdo a lo planteado en la investigación de Javiera Cornejo el año 2017, su
ubicación original se encuentra en la confluencia de las calles Monsalve y Caupolicán. Esta
vieja estructura de madera nos refiere sin duda a un espacio que tuvo por función
inicialmente el estacionamiento y reposo de animales de carga, una especie de abrevadero
principalmente para caballos y bueyes de tiro. Muchos testimonios de la época lo señalan
también como el espacio donde se origina el comercio de hortalizas, frutas y verduras en
Lota Bajo. Este corralón o corral grande donde se ubicaban los caballos, burros y bueyes,
albergaba después los productos que venían desde distancias lejanas, principalmente
carne faenada y productos de cecinas y quesos elaborados artesanalmente, provenientes
de Santa Juana, Carampangue, Laraquete, Curanilahue y sectores rurales de Arauco. Al
Corralón se le puede identificar también como un espacio de intercambio complementario
a la venta de pescados y mariscos que se realizaba en las distintas caletas y que se
distribuía de diferentes formas. (Cornejo,2017)
55
En base a los datos respecto a la fecha exacta del nacimiento de la feria, se estima
que se forjó de forma espontánea hacia el año 1940.Los relatos coinciden respecto a los
hitos que han marcado su historia, en la cual la línea férrea fue fundamental, ya que el tren
traía a los productores que venían a comercializar sus quesos y hortalizas de la ciudad de
Arauco y Santa Juana. Respecto a lo mismo hace referencia Cornejo en su investigación
del año 2017. La línea del tren es un principio fundacional de la feria pues, si bien comenzó
con comerciantes agrupados vendiendo en el sector del Corralón, estos fueron conducidos
por el tren que los movilizaba hasta la ciudad, desde diversos lugares del tramo Arauco-
Santa Juana. Posteriormente, alrededor del Corralón los feriantes fueron implementando
diversas estrategias de ubicación que se legitimaron con el tiempo. Hoy, los puestos
comerciales dan la espalda a la línea del tren por razones de seguridad, pero la gran
característica de este mercado es que bordea la línea férrea en todo momento, y el tren al
pasar remueve cada cierto tiempo el suelo, las tiendas y a los transeúntes. (Cornejo,2017)
Respecto al relato que desarrollaron frente a como habían llegado a trabajar a la
feria, en su mayoría, a excepción de 3 personas, planteaban que llegaron debido a que sus
familiares directos; padres, madres, abuelos habían hecho lo mismo y por lo tanto, se trata
de un trabajo heredado.
Incluso en base a la configuración de puestos y locales comerciales que se da en la
feria, los entrevistados plantearon que cada nuevo puesto que se instala, generalmente va
a estar emparentado con otros puestos de la feria. Es porque el hermano o vecino invita a
un cercano a desarrollarse en este ámbito. De igual forma, tiene una identidad con el
territorio, ya que los productos a la venta eran en su mayoría, alimentos de la zona y
alrededores.
También el trabajo en la feria se da de forma auto determinada, con el fin de
independizarse de su familia sostenedora. De igual forma puede ocurrir que una persona
que ha trabajado de empleado en un puesto durante un buen período de tiempo se decida,
finalmente, a trabajar un puesto propio. Es una estructura dinámica y variable; en algunos
momentos personas que estaban ayudando en la venta, se independizan e instalan sus
puestos. Luego pueden desistir y entregarle ese espacio a algún familiar o amigo.
Como lo plantea Margarita Browne en su investigación publicada el año 2012
respecto a las ferias Libres:
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Nos interesa recalcar aquí la idea que hemos querido ilustrar con el relato
correspondiente a este apartado, y que tiene que ver con la forma dinámica y poco
rígida - horizontal, si se quiere – en que se configuran los diferentes roles o los
diferentes quehaceres en el contexto de la feria. Alguien que es cliente de una feria
puede pasar a ocupar en la misma el rol de vendedor en la cola e incluso, con el
tiempo, podría pasar a tener un puesto establecido. Del mismo modo puede suceder
que quien alguna vez tuvo un puesto en la feria hoy se dedique a trabajar de
ayudante o vendedor ambulante, incluso quienes han dejado de trabajar en la feria
pueden volver a ella sólo a comprar o a visitar de vez en cuando. Por supuesto, los
feriantes se compran y venden mutuamente, así como a los otros personajes de la
feria. De este modo, da la impresión de que la feria funcionara como si se tratase
siempre del mismo grupo de personas, aunque los límites de cada uno tendrían un
grado importante de dinamismo y permeabilidad. En este punto resulta interesante
resaltar un aspecto del lenguaje propio de la feria que resulta coherente con esta
lógica: en la relación entre un vendedor y un comprador que se da en la feria, ambas
partes reconocen al otro como su casero (o casera). No existe, en este caso, una
diferenciación explícita que fije a priori el rol de cada una de las personas que
participan de la interacción. La denominación es la misma hacia uno y otro lado,
recíproca. (Browne, 2012).
Así pasamos a los temas dos y tres, enfocados a la globalización y sus efectos para
la comuna y la feria, y como reaccionó la comunidad activa ante esta situación. Para ellos
la "modernidad" como se refieren, se ha sabido llevar de forma natural nos relata la Sra.
Ruth que comercializa sierra ahumada:
Al principio, fue la novedad la llegada de los malls chinos, toda la gente quería ir a
comprar, se compraba cualquier cosita que vendieran, por lo barato y porque eran
cosas que no se veían en el comercio en Lota. El sushi se hizo famoso en poco
tiempo y al principio fue por curiosidad, yo misma caí en eso, por lo rápido que era
para no tener que cocinar, pero eso duró poco. No nos dimos cuenta como se
quedaron sin causarnos grandes bajas en las ventas. Lo que pasa es que la feria
tiene algo que atrae a la gente, siempre estará, acuérdese de lo que yo le digo,
nosotros vamos a morir y la feria va a continuar. Es que, aunque se instale un Mall
como el de Coronel, la gente ya tiene incorporado en su ADN que la feria es de
todos y es parte de nuestra historia. (Sra. Ruth, 2017).
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La feria, nos refieren los entrevistados, es casi una segunda casa, un espacio común
en donde se comparten experiencias, emociones, vivencias, similar a la vida en
vecindarios. Se trata de la idea del vecindario o barrio, que puede ser reconocida en
relación a una cierta intimidad que se atribuye al espacio: “el vecindario es el lugar en
donde uno se siente como en casa” (Tuan 2007: 290).
La noción que tienen los entrevistados respecto a la proyección de la feria en el
tiempo tiene relación con que a medida que ha transcurrido el tiempo la feria ha ido
cambiando debido a la adaptación de los locatarios en base a las demandas y cambios
sociales que ha vivido esta sociedad. A modo de ejemplo nos relata la Sra. Victorina
vendedora de yerbas:
Antes no se hacían cebiches ni comida rápida como completos y sopaipillas, en la
feria, sólo se vendían los productos para su preparación o se vendía comida en
locales establecidos, ahora sin embargo señor, se vende a la pasada de todo lo que
uno quiera, ni siquiera es necesario almorzar en su casa antes de venir de compras.
Eso es por la comodidad de estos tiempos también. Yo me recuerdo cuando recién
conocí la feria, mi tía Josefina me traían en una vianda un plato de legumbres o
carbonada. Porque las mujeres siempre son bien importantes en la feria, somos bien
importantes, a pesar de que ahora las mamás que vienen con sus niños a trabajar,
le dan plata para unas sopaipillas y listo. Mire cuando vaya caminando y se va a dar
cuenta. A pesar de esos cambios la cosa se ha mantenido y va a continuar por
siempre la feria, eso se lo aseguro (Victorina,2017).
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Foto N° 3 Sra. Victorina "Relatos visuales" . Fuente: Pablo Retamal año 2018.
Es importante mencionar la relevancia que le dan los/las entrevistados/das al rol que han
asumidos las mujeres de la comuna en la economía de sus hogares, partiendo con un
protagonismo en la época donde el carbón estaba en pleno auge. Las esposas de los
mineros tenían una dinámica diaria de mantención del hogar y los hijos que comenzaba a
muy tempranas horas y terminaban muy tarde tras acompañar al marido y escucharlo
comentar su jornada laboral.
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La preparación del pan y el lavado de la ropa eran tareas cotidianas comunitarias.
Actualmente, en la feria existe mayor predominio de las mujeres en los puestos de venta
y lo atribuyen a que el hombre estaba más acostumbrado a la vida y el trabajo de la mina.
El pan continúa siendo uno de los productos más solicitados y antiguos de la feria.
Hay 4 puestos a la pasada de pan amasado. Lo presentan en una carretilla envuelta en
sacos de harina blancos albos que envuelven el pan "lulo minero". Este producto nos
cuenta la señora Margarita es uno de los que ha permanecido desde la época que estaba
en funcionamiento la mina. Es una labor que proviene desde que ellas confeccionaban el
pan diario para la casa y para enviar el "mange" a sus maridos que bajaban a la mina y
llevaban este producto para acompañar el almuerzo.
Frente al tema cuatro en la entrevista aplicada a los 20 feriantes, la respuesta es
concluyente, la feria de Lota representa para la comunidad de sus locatarios un recurso
patrimonial que debe permanecer en el tiempo.
En otras palabras, no basta con que la feria sea considerada valiosa para atribuirle
un valor patrimonial, sino avalar esta pregunta con las respuestas emanadas en las
entrevistas realizadas a los feriantes en base a esta temática.
La feria de Lota para los locatarios y feriantes tiene una característica que la hace
diferente a las ferias libres que existen en Chile. La Sra. Ana Sáez que trabaja en la
comercialización del queso fresco traído de Arauco nos relata que viene tres veces a la
semana solamente y se instala en el callejón Saavedra junto a sus "colegas" de las yerbas,
los huevos frescos, y las verduras orgánicas. Ella destaca con énfasis que la feria de Lota
es la única que existe el país que atiende los trescientos sesenta y cinco días del año.
Es importante que trabaje de corrido todo el año caballero y nunca ha parado a pesar
del clima. Solo ha tenido que cerrar para las inundaciones. Fue triste esa vez ya que
las personas que venden ropa perdieron casi todos sus productos y eso no le hace
bien a nadie. Yo no vine esa semana ya que me cogió una fuerte gripe...Pero como
le decía es un lugar que no se da en todos lados. Imagínese que aquí hemos visto
nacer y morir a personas. Nos han visitado autoridades importantes. No hay muchos
robos...curaditos va a ver en cada esquina, pero no hay maldad, la gente que viene
a robar no es de acá es gente que ha llegado de fuera de Santiago y vienen con
otras costumbres. Yo me quiero morir trabajando acá caballero, acá tengo a mi
familia y me siento bien. (Sra. Ana Sáez 2018)
Los relatos coinciden en el aprecio hacia la feria. Se comparte un sentimiento de
pertenencia e identidad como parte de la memoria vivencial.
60
Por otro lado, nos relatan los/las entrevistados/das que para ellos/as trabajar en la feria es
una gran oportunidad. Si bien todos los días no se gana lo mismo, sus ingresos les generan
satisfacción y agrado. Hacen mención de que no tienen jefe por lo tanto no son apatronados,
no tienen que cumplir horarios ni pedir permisos para realizar trámites. No ven como
debilidad el no tener sistema de salud o previsión. Distinguen su condición en tanto la que
vivían los mineros.
Nos menciona Fermín Torres de 46 años, locatario de un puesto de frutas y
verduras, que su padre y su abuelo eran mineros, ejercieron ese oficio a muy temprana
edad y toda su infancia al igual que la de sus pares fue similar. La economía era escaza y
era propio de cada hogar asumir las consecuencias del alcohol, la violencia y el mal trato;
Aún recuerdo cuando llegaba fin de mes y mi madre se preparaba durante el día
para recibir a mi viejo. Generalmente llegaba muy de tarde o noche, bebido, enojado
y sin dinero. Yo y mis hermanos nos quedábamos callados en la cama. Mi mamá lo
retaba y finalmente terminaba acostándolo con lágrimas en la cara. Nunca vimos
golpes en la casa ni los recibimos. No tuvimos lujos, pero tampoco pasábamos
hambre. Cuando estaba de buena con un poco de trago nos contaba su historia y
terminaba llorando. La escuchamos mil veces. Su abuelo nos contaba sufrió mucho
en la mina. Desde muy niño tuvo que trabajar para apoyar a sus padres. Yo empecé
de niño nos decía y siempre terminaba con su frase típica "la única herencia que les
voy a dejar son los estudios" no quiero que trabajen en la mina, no quiero que
trabajen apatronados, sean emprendedores y cuiden su plata. (Torres, 2018)
Cornejo lo menciona en su investigación el año 2017:
61
Pero, sobre todo, el comerciante tenía independencia y no absorbía la explotación
laboral y las pésimas condiciones a las que sometía la carbonífera. El feriante no
tenía patrón y sus bienes eran propios. Lejos de esta libertad, entre 1965 y 1970,
los mineros todavía hacían uso como arrendatarios de las casas y los muebles que
la empresa les entregaba, sin llegar a ser propietarios jamás. Así, por ejemplo,
buena parte de la tragedia que sobrevenía con la muerte de un minero pasaba
porque su viuda y sus hijos debían dejar la casa en que vivían inmediatamente
después del deceso. A la familia entonces, no le quedaba más alternativa que
conseguir ayuda para sobrevivir. Las viudas a veces eran empleadas por la Fábrica
de Cerámicas de Lota (Reyes et al., 2014). El comerciante, por su parte, no pasaba
por esto, aunque, por supuesto, la estrecha relación familiar y social entre feriantes
y mineros hizo que muchos feriantes de mejor situación económica tuvieran que
solidarizar. En su familia, Victoria recuerda haber sufrido los embates de la pobreza
en su casa materna cuando su padre minero no pudo trabajar durante un período.
En esos momentos, recuerda a su abuelo Albino llegar con bolsas llenas de comida
y abarrotes para la familia (Cornejo, 2017)
En el divagar por la feria de Lota de forma cotidiana entra de forma natural el
referirse a ella como un recurso patrimonial que fue surgiendo sin pensarlo, según expresan
los feriantes. En tanto, plantearse la idea, en este marco, de que la feria de Lota pueda
comprenderse desde el concepto de patrimonio, en su dimensión inmaterial, significa
considerar que ella cumple una función identitaria en tanto permite imaginar la “comunidad”
que allí se desarrolla (Browne, 2012).
"Es necesario cuidar esta herencia que nos han dejado", dice la Sra. Victorina," la
feria debe permanecer y depende de cada uno de los que acá trabajamos, más las
autoridades y los que vendrán después. Es un espacio de identidad que hay que proteger"
(Victorina, 2017).
62
De acuerdo a Cornejo (2017); en referencia a Augé (2000), la feria como lugar antropológico
es el espacio donde habita la identidad ya que permite la diferenciación de la comunidad, y
por ende, señala el sentido de pertenencia a un territorio. También es relacional, ya que da
lugar a relaciones de coexistencia; y es histórico, pues se trata del lugar donde se expresa
la herencia. En el lugar antropológico, las relaciones se dan en instancias de cruce, de
encuentros que, en el caso de la feria, podemos identificar con itinerarios o recorridos en
los que nos topamos, recurrentemente, mediante ritos recreados, técnicas y prácticas de la
vida cotidiana capaces de expresar la feria en su totalidad (Cuellar, 1996). Como dijimos,
cuando se conjugan identidad y relación podemos hablar de lugar histórico. Y quien allí vive
reconoce en él señales que escapan a la historia como ciencia, pues se trata del lugar que
han construido los antepasados (Sanguinetti, 2007). En palabras de Augé (2000): “el
habitante del lugar antropológico vive en la historia, no hace la historia” (p.60). Por eso no
existen fechas en el relato sobre el pasado, aunque sí certezas y algunas absolutas, como:
“la feria siempre ha existido”. En la memoria se encuentra el relato sobre los orígenes
resistiendo los embates del olvido y a pesar de las transformaciones que han resultado de
los cambios drásticos, de las revoluciones, de las catástrofes, de los golpes de Estado.
En concordancia con lo que plantea Prats, el patrimonio local se construye a través
de una interpretación intersubjetiva, esto es, colectiva. Al mismo tiempo, esta memoria
antes de ser compartida es individual o biográfica, es decir, determina los referentes en que
la comunidad va a fijar sus discursos identitarios, con un carácter casi totémico, pero
también los contenidos mismos de esos discursos. La memoria compartida, antes que
colectiva, es, por supuesto, una construcción social, como es una construcción también, de
carácter más o menos individual, la memoria biográfica (Prats, 2005). De esta manera,
el patrimonio local, por las características antes mencionadas, tiene mayor potencial
reflexivo y afectivo en la formalización de los discursos.
No resulta fácil imaginarse la posibilidad de renunciar a la existencia de la feria, ya
que cada persona que ha participado de la entrevista, al igual que aquellas con las que
conversé o crucé un par de palabras la veían casi con vigencia perpetua.
Los logros y progresos humanos derivan de los bienes intangibles, del conocimiento,
dado que son las ideas las que motivan a las personas a crear el patrimonio, material o
inmaterial. Por esta razón hay que valorar, más que los productos y las creaciones, a los
productores y creadores (Aikawa 2004).
63
VII. CONCLUSIONES
El objetivo fundamental de esta tesis era abordar la problemática de los feriantes de
la feria de Lota, frente a la llegada de los Malls Chinos a la comuna, y conocer sus
estrategias para enfrentar dicha situación.
Concluido el proceso de recolección de datos, análisis y posterior interpretación de
los resultados obtenido en las entrevistas individuales realizadas a 20 feriantes de la feria
de Lota, la presente investigación se enfocó principalmente en responder a la hipótesis
planteada.
Uno de los defectos que tuvo la técnica de muestreo fue el grado de incertidumbre
que quedó respecto a la población que no está incluida en la muestra. Por lo anterior, la
hipótesis planteada y las conclusiones mencionadas en lo que sigue no obedecen
exclusivamente a la información arrojada por la encuesta, sino que forman parte del trabajo
de campo en su totalidad.
En la búsqueda del conocer las principales características del proceso de
patrimonialización de la feria de Lota, se pudieron identificar varios aspectos, sin embargo,
es fundamental el rol protagónico que asumen los locatarios y feriantes como actores
principales de este proceso, adaptándose y adecuando su actividad al fenómeno de la
globalización. Poniendo énfasis en las características y cualidades de la feria que la hacen
particular dentro de sus símiles.
La feria de Lota mantiene una estructura de comercio semi regulada, el espacio
dentro de la feria se organiza y distribuye de forma auto gestionada y el funcionamiento
está normado en su mayoría por reglas sociales propias.
Los actores sociales de la feria de Lota, al igual que la comunidad con la que
intercambié durante el proceso de investigación, le otorgan a la feria de Lota un valor
histórico patrimonial relevante tanto en su quehacer, como en su vida personal. La
reconocen como un espacio social histórico comercial, que ha permanecido durante mucho
tiempo como parte de la herencia cultural que distingue a la comuna y la particulariza por
su dinámica comercial, su configuración espacial, su organización, productos
comercializados y su atractivo para visitantes.
64
Los feriantes se presentan conformes y no agredidos ante la llegada de la
modernidad a la comuna, como la llaman, y esa actitud generalizada la sustentan en que
los productos que se comercializan en este espacio comercial no son de competencia con
los que se comercializan en los malls chinos.
Lo anterior se basaría en que la feria no compite con los grandes comerciantes de
Malls chinos y/o supermercados e incluso con locales comerciales minoristas ya que el
costo es más accesible, se puede comprar en pequeñas cantidades, se puede negociar el
costo del producto entre otros atributos.
La transmisión de generaciones ligadas al comercio en la feria ha generado una
conciencia entre ellos como sujetos, sobre el valor que entraña la conservación de su
patrimonio, tanto para su generación y las venideras, lo que les demanda un importante
incremento de organización del colectivo.
De igual forma, la conservación de la memoria es una de las herramientas para ello,
ya que les permite generar conciencia de “un algo común”, no solo recuerdos cargados de
añoranza, sino confianza de un futuro común manteniendo la tradición y tomando fuerza a
partir de la perspectiva de pasado hacia un futuro del cual se puede sacar provecho.
En este proceso, se reconoce el rol que han cumplido las mujeres en la cultura
minera como madres preocupadas, esposas entregadas, dueñas de casa atentas,
eficientes y movilizadas socialmente. Mujeres que hoy son protagonistas en la feria por sus
liderazgos en la organización interna y sus emprendimientos económicos con los cuales
aportan y/o mantienen la economía familiar. Hay algunos relatos específicamente, de los
más antiguos, que acentúan el hecho de que en este particular espacio que marca una
parte de la identidad y la historia de Lota, son las mujeres las que asumen un protagonismo
principal, quienes se gastaban el lomo por vender sus productos y ayudar a parar la olla en
la casa cuando la pega no estaba buena.
La mina marca un hito fundamental para los/las entrevistados/das, pues la
reconocen como parte de la historia de la comuna y de la feria misma. La feria de Lota pone
de manifiesto así el gran significado y arraigo que tiene la comunidad a esta actividad
instaurada por años en la cotidianidad de los Lotinos, que no solo se presenta como una
cara o fachada física, sino que adquiere valor por estar relacionada con una memoria
65
colectiva, con un contexto, con un paisaje, con usos y actividades, con una particularidad
que la hacen más rica y completa.
Se identifica que los sujetos implicados de a poco fueron dándose cuenta de las
características que tiene el lugar donde han laborado por años, que cada componente de
su recinto comercial contiene aspectos que fueron propiciándose a partir de los roles y
participación de ellos como actores claves y protagonistas. En este proceso fueron
apropiándose de la feria como su patrimonio, como un lugar que les pertenece y de lo cual
muchas generaciones podrán hacer uso.
Como lo menciona una de las locatarias perteneciente al sindicato de trabajadores de Lota,
con un sentido de pertenencia y propiedad que cabe resaltar:
“Al final de la feria está la parte de la ropa americana, al igual que al principio. Casi
llegando a la línea del tren solo se venden mariscos y pescados y atrás está la
cocinería y los hornos para los pescados ahumados. Antes de llegar a ese lugar de
la feria, están quienes venden calzado nacional y antes los que venden ropa nueva.
Entre ese largo pasillo hay otro que lleva a la feria donde venden cositas típicas de
la zona: El maqui, los alfajores de mercocha, el mote y la nalca, además de las frutas
y verduras que se encuentran en todas partes”
Esta feria es única en Chile y lejos la más grande del sur y probablemente de todo
el país, ofreciendo además de una diversidad de productos que habla de la mezcla de
identidades culturales, campesina, minera, marítima pesquera y mapuche que a los
visitantes les consiente una experiencia de gran satisfacción y conocimiento.
Sin duda, los locatarios se manifiestan receptivos y atentos a los cambios que se
han generado en la feria y lo observan según sus relatos, como una fuente inagotable de
aprendizajes acerca de lo nuestro.
No se logró tener claridad respecto a la fecha donde nace la feria, pero coinciden
los testimonios respecto a que se remontan a los tiempos del ferrocarril y que su
abastecimiento se nutre de distintas localidades, desde donde los vendedores portaban sus
productos frescos para comercializarlos inicialmente de forma ambulante.
A pesar de que la comuna de Lota mantiene altos índice de pobreza y cesantía, y
sumado a ello, la llegada de la globalización económica y cultural, es una de las ciudades
66
más ricas en historia, cultura y valor humano, siendo la feria uno de los espacios que la
destacan y dan soporte emocional y hereditario al Lotino y atrae turistas de forma regular
sin debilitar su carácter y repertorio patrimonial.
La feria cumple con las características según la visión de los entrevistados/as para
convertirse en su patrimonio y ser reconocidos como tales.
La feria de Lota puede ser revisada tangiblemente, pero son esas costumbres y tradiciones
los vasos comunicantes de un espacio único.
Esta investigación teórica y práctica demuestra que es efectiva la existencia de un
patrimonio cultural intangible en la feria de Lota, que sus actores sociales son protagonistas
y testigos de su identidad.
La tesis permitió documentar una experiencia llena de desafíos, y que busca
contribuir al acervo bibliográfico de este espacio de la comuna de Lota con tanta historia y
relatos y tan escaza documentación.
67
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73
IX. ANEXOS
PAUTA DE LA ENTREVISTA
Identificación del Feriante
1. Nombre:
2. Ubicación:
3. Tipo de puesto: Local establecido o puesto de venta.
4. Productos que vende:
Tema 1: El contexto de Lota Bajo y la feria
1. ¿Cuál es su historia en la Feria de Lota?
-Cómo llegó a la feria
-Hace cuanto trabaja aquí
-Tiene familia trabajando o que haya trabajado en la feria.
2. ¿Cómo es la relación que mantiene con los clientes y con los otros feriantes?
3. ¿Cómo es la relación que mantienen ustedes, los feriantes, con la municipalidad?
4. ¿Cómo era antes la feria? ¿Cuáles son los mayores cambios que usted ha observado?
Tema 2: Los efectos de la globalización en Lota y la feria.
1. Usted siente que la llegada de cadenas de supermercados y mall's chinos ha afectado a
la feria ¿Por qué?
-Considera los mall’s chinos como una competencia
-Siente que ha perdido clientela
-Siente que han disminuido las ventas
2. La feria parece tener mayor variedad de productos ahora, mucho de ellos importados
como la ropa y los juguetes. ¿Cree que ello es bueno o malo para la feria? ¿Por qué?
74
3. Considera que las nuevas generaciones están perdiendo interés en las tradiciones y en
la feria de Lota.
Tema 3: La reacción de los feriantes y la feria frente a la globalización
1. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas que presenta la feria en relación con el comercio
del centro de Lota?
2. ¿Por qué cree que la gente debería ir a comprar a la feria y no a los supermercados o
mall’s chinos?
3. ¿Considera que se deben hacer cambios a la feria o se debe mantener como ha sido
siempre?
-Arreglo de calles
-Arreglo de locales
-Mejoramientos al tránsito peatonal
-Presencia de seguridad constante
4. ¿Ha tenido que realizar algún cambio en los últimos 10 años en cuanto a la venta de sus
productos o en el local?
Tema 4: Los efectos de la patrimonialización de la feria.
1. Piensa que esta feria cumple con los requisitos para constituirse como patrimonio de
Chile.
2. Considera que el turismo sería un beneficio para la feria
3. ¿Cómo creé que será la feria de Lota cuando desaparezca está generación de feriantes?
¿Usted creé que se mantendrá cómo usted la conoce actualmente?