la experiencia del deseo abisal la fonte

Upload: mariaocd

Post on 05-Apr-2018

226 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    1/22

    La experiencia del deseo abisal en San

    Juan de la Cruz: Que bien s yo la fonteque mana y corre

    Salvador Ros Garca

    Al abordar la obra de San Juan de la Cruz no habra que perder de vista que estamosante un mstico, un hombre espiritual, y a la vez un extraordinario poeta: el poeta mstico porantonomasia de la literatura espaola, el ms eximio y el ms breve -con slo 15 poemas quesuman en total 960 versos, de los cuales 264, correspondientes a la triloga lrica de Cntico-

    Noche-Llama, le han hecho justamente famoso-, y que slo enfocndolo poticamente se lepuede comprender, pues todo l es poesa, en el sentido ms noble de la palabra, por cuanto queen la rica polisemia de sus versos se encierra ya todo su mensaje. As lo recordaba DomingoYndurin, como premisa obligada para todo tipo de lectores: La mayor cantidad deinformacin y la ms valiosa se encierra en la poesa, que es el hecho diferencial, el testimonioms prximo a la fuente, directo. Por ello, incluso y sobre todo para telogos y doctrinales, es la

    poesa el texto ms rico1.

    Efectivamente, es en la poesa donde se encuentra lo esencial de su experiencia, algo que lnunca quiso transmitir en prosa, en relatos o descripciones de fenmenos como los de SantaTeresa. En su obra, por ejemplo, no encontraremos nada semejante al episodio teresiano de latransverberacin o al de las llagas de San Francisco en el monte Alverna. Todo lo que podemossaber de su experiencia tenemos que buscarlo en los poemas, en el manantial de los smbolosque fluyen por ellos2. Y aunque es cierto que el poeta ha despersonalizado en parte esos poemasal hacerlos existenciales, transfigurando el yo ntimo en un yo fundamental, desnudado detodo lo anecdtico, con el fin de que pudiera leerse y reconocerse en ellos la historia decualquier alma, no obstante, por debajo del smbolo sigue estando su propia experiencia3, cuyosversos se enuncian de manera autobiogrfica, en primera persona e incluso con el yo msenftico4.

    Tal es el caso del poema Que bien s yo la fonte que mana y corre, o Cantar del alma quese huelga de conocer a Dios por fe, como se anuncia en el manuscrito de Sanlcar, cdice deautenticidad indiscutible al ser revisado y corregido por el propio Juan de la Cruz; poema que,como vamos a ver, constituye una de las expresiones ms logradas y hermosas del deseo

    profundo del hombre, de lo que l llama el deseo abisal, la experiencia del Dios deseado ydeseante (deseado por deseante) en el centro del alma5.

    1

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    2/22

    El poema Que bien s yo la fonteCantar del alma que se huelga de conocer a Dios por fe

    Que6 bien s yo la fonte7 que mana y corre,aunque es de noche.

    1 Aquella eterna fonte est escondida8,que bien s yo do9 tiene su manida10,

    aunque es de noche. 5

    2 Su origen no lo s, pues no le tiene,mas s que todo origen de ella viene,

    aunque es de noche,

    3 S que no puede ser

    11

    cosa

    12

    tan bella

    13

    ,y que cielos y tierra beben della14, 10aunque es de noche.

    4 Bien s que suelo15 en ella no se halla,y que ninguno puede vadealla16,

    aunque es de noche.

    5 Su claridad nunca es oscurecida, 15y s que toda luz de ella es venida,

    aunque es de noche.

    6 S ser tan caudalosos sus corrientes17,que infiernos, cielos riegan, y las gentes18,

    aunque es de noche. 20

    7 El corriente que nace de esta fuente,bien s que es tan capaz y omnipotente,

    aunque es de noche.

    8 El corriente que de estas dos19procede,s que ninguna de ellas le precede, 25

    aunque es de noche.

    9 Aquesta eterna fonte est escondidaen este vivo pan por darnos vida,

    aunque es de noche.

    10 Aqu se est llamando20a las criaturas, 30y de esta agua se hartan, aunque a oscuras,

    porque es de noche.

    11 Aquesta viva fuente que deseo,en este pan de vida yo la veo,

    aunque es de noche. 35

    2

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    3/22

    Lugar y fecha de composicin

    El poema Que bien s yo la fonte, junto con elRomance sobre el Evangelio In principioerat Verbum, el otro Romance que va por Super Flumina Babilonis y las 31 primerascanciones del Cntico espiritual, fue compuesto en las amargas circunstancias del cautiveriotoledano, donde el poeta mstico permaneci secuestrado por espacio de nueve largos meses(desde principios de diciembre de 1577 hasta mediados de agosto de 1578) en lo queeufemsticamente se ha llamado crcel, pero que en realidad no era otra cosa que el hueco deuna pared, un zulo que tena de ancho seis pies y hasta diez de largo, sin otra luz nirespiradero sino una saetera en lo alto, de hasta tres dedos de ancho, porque, como se habahecho para retrete de esta sala en que poner un servicio cuando aposentaban en ella a algn

    prelado grave, no le haban dado ms luz21, y en unas condiciones inhumanas, de absolutaincomunicacin, fsica y espiritual, pues se le priv incluso hasta del consuelo de celebrar lamisa22.

    En aquel encerramiento, en aquellas condiciones que pusieron a prueba la fortaleza fsica,psicolgica y espiritual de fray Juan, se produjo el despegue conocido de su lrica excepcional.Al principio, sin papel, sin tinta, sin apenas luz, y sin otra lectura que la del breviario y un librode devociones, el prisionero fue cincelando versos de memoria; despus, gracias a la

    benevolencia del nuevo carcelero que le proporcion los tiles indispensables, traslad al papelaquellos versos aurorales, que quizs tambin pudo pulir y completar. As fue como compuso elcuadernillo de las cuatro piezas poticas que sac consigo, cuando una noche de agostoavanzado, y con la complicidad del benvolo carcelero, se fug del calabozo toledano.

    En cuanto a la fecha exacta en la que habra compuesto el poema que nos ocupa, JosVicente Rodrguez propuso hace ya algn tiempo, con argumentos serios, la posibilidad de queel motivo inspirador hubieran sido las fiestas litrgicas de la Santsima Trinidad y del CorpusChristi, que segn el calendario de 1578 se sucedieron en los das 25 y 29 de mayorespectivamente, cuando el prisionero dispona ya de los tiles necesarios para poder escribir23.Sin embargo, la mayora de los crticos no parece haberse enterado de semejante propuesta,

    pues todava hoy se sigue repitiendo, por pura inercia y sin datos fiables, la de una fecha mstarda: en torno a la fiesta de la Asuncin, a mediados de agosto, en vsperas de escaparse 24.

    El episodio de la crcel fue seguramente el ms dramtico de su existencia, tambin el msllamativo, a veces casi el nico recordado por la memoria colectiva, aunque a decir verdad loms admirable del caso es que saliera como sali, que en lugar de sacar frustracin yagresividad fuera capaz de sacar lo mejor de s mismo, hasta el punto de que cabra preguntarsesi realmente hubiera podido sobrevivir en aquellas condiciones y durante tanto tiempo de nohaberse dedicado a componer aquellos poemas25. La poesa -se preguntaba Juan RamnJimnez- sale de la vida o la vida de la poesa?26. En el caso de San Juan de la Cruz, no sera

    precisamente para hacer brotar de aquellos versos la vida que queran arrebatarle, el deseo msprofundo sin el cual ningn ser humano puede sobrevivir? Esa apremiante necesidad, comorecordara despus Rilke en sus Cartas a un joven poeta, es el origen de toda obra de arte:

    Una obra de arte es buena cuando brota de la necesidad. En esa ndole de su origenest su juicio, no hay otro. Por eso, mi distinguido amigo, no sabra darle ms consejo queste: entrar en s mismo y examinar las profundidades de que brota su vida: en esemanantial encontrar usted la respuesta a la pregunta de si debe crear27.

    La creacin potica de Juan de la Cruz en la crcel de Toledo parece responder,efectivamente, a ese principio de necesidad enunciado por Rilke:

    3

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    4/22

    Entre en usted. Examine ese fundamento que usted llama escribir; ponga a prueba siextiende sus races hasta el lugar ms profundo de su corazn; reconozca si se morirausted si se le privara de escribir. Esto, sobre todo: pregntese en la hora ms silenciosa desu noche: debo escribir? Excave en s mismo, en busca de una respuesta profunda. Y sista hubiera de ser de asentimiento, si hubiera usted de enfrentarse a esta grave preguntacon un enrgico y sencillo debo, entonces construya su vida segn esa necesidad. Entonces

    intente, como el primer hombre, decir lo que ve y lo que experimenta y ama y pierde... Yaunque estuviera usted en una crcel cuyas paredes no dejaran llegar a sus sentidosninguno de los rumores del mundo, no seguira teniendo siempre su infancia, esa riqueza

    preciosa, regia, el tesoro de los recuerdos? Vuelva ah su atencin. Intente hacer emergerlas sumergidas sensaciones de ese ancho pasado28.

    Los comentarios de Rilke parecen conducirnos a la fuente misma de la lrica sanjuanista, aesas profundidades de las que brota la vida:

    Lo que se necesita es slo esto: soledad, gran soledad interior. Entrar en s y no

    encontrarse con nadie durante horas y horas. Estar solo, como se estaba solo de nio,cuando los mayores andaban por ah, enredados con cosas que parecan importantes ygrandes, porque los mayores parecan tan ocupados y porque no se entenda nada de lo quehacan... Piense usted en el mundo que lleva en usted mismo, y llame como quiera a ese

    pensar; bien sea recuerdo de la infancia propia o anhelo del propio porvenir, pero estatento ante lo que surge en usted, y pngalo por encima de todo lo que observe en torno.Su acontecer ms ntimo es digno de todo su amor; en l debe usted trabajar, de un modo ode otro, y no perder demasiado tiempo ni demasiado nimo en explicar a la gente su

    posicin29.

    En fin, el calabozo toledano fue para Juan de la Cruz como una abundante mina conmuchos senos de tesoros, en los cuales el alma no puede entrar ni puede llegar a ellos si no pasa

    primero por la estructura del padecer interior y exterior a la divina sabidura (CB 37, 4),porque el ms puro padecer trae ms ntimo y puro entender, y por consiguiente ms puro ysubido gozar, porque es de ms adentro saber (CB 36, 12). Algo semejante a lo que otro

    prisionero insigne, fray Luis de Len, expresaba de su encarcelamiento en Valladolid, losefectos positivos de aquel ocio que le permitira culminar otra obra cimera de la literaturaespaola:

    Ya que la vida pasada, ocupada y trabajosa, me fue estorbo para que no pusiese estemi deseo y juicio en ejecucin, no me parece que debo perder la ocasin de este ocio enque la injuria y mala voluntad de algunas personas me han puesto; porque, aunque sonmuchos los trabajos que me tienen cercado..., han serenado mi nima con tanta paz, que noslo en la enmienda de mis costumbres, sino tambin en el negocio de la verdad, veo ahoray puedo hacer lo que antes no haca. Y hame convertido este trabajo el Seor en mi luz ysalud, y con las manos de los que me pretendan daar ha sacado mi bien30.

    Estructura del poema

    4

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    5/22

    Aparte del dptico inicial que sirve de encabezamiento, el poema se presenta claramentecon una estructura tripartita (muy propia de Juan de la Cruz), desarrollada en tres tiempos: a) enlas cinco primeras canciones (coplas 1-5), el poeta expresa el conocimiento de una misteriosamente, lejana e ntima a la vez, y de sus benficas propiedades; b) en las tres siguientes (coplas6-8), dice conocer tambin el dinamismo de esa fuente, que sale de s, se desborda en unoscaudalosos corrientes que llegan hasta los confines del orbe; y c) en las tres ltimas (coplas 9-

    11), el poeta habla no ya de un conocimiento sino de un estado de ntima unin con la fuente,tan identificado con ella que son una misma cosa.

    En cuanto a su temtica, no hay que olvidar que este poema naci a la par del primerCntico (CA), en el que se habla tambin de una cristalina fuente (la cancin 11) a la que el

    poeta mstico le peda el cumplimiento de su deseo, que le reflejara los ojos deseados / quetengo en mis entraas dibujados, la mirada del Amado que lleva dentro. Esa estrofa 11 -Ohcristalina fuente, / si en esos tus semblantes plateados / formases de repente / los ojos deseados /que tengo en mis entraas dibujados- es clave en el proceso del Cntico, marca el final de la

    bsqueda por parte de la amada y la primera aparicin del Amado. Como bien dijo Jos ngelValente, es el eje del Cntico, por lo que en cierto modo, el Cntico habra de leerse desde

    la cancin 1131

    . Y sta -aadimos nosotros- habra que leerla desde el poema Que bien s yo lafonte, pues aunque en principio parecen distintas -la fuente del Cntico es esttica; esta otra esdinmica, mana y corre, originando a su paso todo un estremecimiento csmico-, en realidadson iguales, se trata de la misma fuente especular nocturna -de semblantes plateados en elCntico, de brillo espectral, lo mismo que va diciendo la cadencia repetitiva aunque es denoche-, y ambas con la misma significacin simblica: la fuente como lugar de encuentro, detransparencia absoluta, donde se da la objetividad del amor, la visin del deseo.

    La experiencia del fondo: el deseo abisal

    Poesa es voz de lo inefable -deca Juan Ramn Jimnez-. A pocos poetas les ha sido dadotener esa voz. En Espaa la tuvo San Juan de la Cruz 32. Siguiendo esta intuicin, se podradecir que para el mstico Carmelita la poesa es propiamente la voz del deseo, porque el deseo,en su esencia, es tambin inefable, su origen y su finalidad estn ms all de toda palabra. Conrazn se ha dicho que el deseo es el sinus cordis, el seno del corazn del hombre (SanAgustn)33, el conatus essendi, el impulso de ser en plenitud, la esencia misma del hombre(Spinoza)34.

    Deseo es ordinariamente deseo de algo. Deseamos aquello que necesitamos, que nos esindispensable para realizarnos como sujetos. A este primer nivel pertenecen los innumerables

    deseos orientados a los bienes concretos que satisfacen nuestras mltiples necesidades, quesirven de motivacin para todo lo que hacemos. Pero si analizamos en profundidad el misteriodel corazn humano, por debajo de los mltiples deseos late un deseo radical que ya no dependedel sujeto, anterior a l, en el que ste se ve envuelto y que, ms que orientarle a la posesin deun bien mundano, suscita en l una tendencia que ningn bien mundano es capaz de aquietar.

    Esto es lo que los autores medievales llamaban el desiderium naturale videndi Deum, eldeseo natural de ver a Dios, es decir, el deseo de Dios mismo, en el que su trmino es al mismotiempo su origen, al que el hombre est siempre abierto, pero con el que no consigue coincidir,

    porque es el origen del que est constantemente surgiendo; y natural, porque no es un deseoaadido al espritu humano, sino constitutivo de su ser, expresin del ser humano como ser-

    para-Dios35

    .Tambin San Juan de la Cruz remite a ese nivel profundo del deseo cuando distingue entre

    los muchos deseos y lo que desea tu corazn; Niega tus deseos y hallars lo que desea tu

    5

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    6/22

    corazn (Dichos 15), es decir, el deseo que es tu corazn. Y para mostrar la hondura de esedeseo que es el corazn del hombre, utiliza un calificativo propio: deseo abisal, esto es, deseoabismal, deseo insondable para el hombre como son los abismos36.

    As, pues, por debajo de los deseos que el hombre produce, existe el deseo que leconstituye, el deseo de infinito que slo el Infinito ha podido grabar en nosotros al hacernos a su

    imagen -el deseo del hombre es el deseo del Otro

    37

    - y que por eso habla a gritos de quien leha puesto en nosotros y nos orienta permanentemente hacia un ms all de todo lo que nosofrecen los distintos objetos mundanos que se corresponden con nuestros deseos inmediatos. Elcontenido de ese deseo radical es el Sumo Bien, o, por otro nombre, la felicidad, algo que todohombre ve en su corazn38, que natural y sobrenaturalmente apetece (CB 38, 3). En estesentido se podra definir a Dios como la Fuente del Deseo, porque el deseo de Dios esdisposicin para unirse con Dios (LlB 3, 26).

    El hombre aparece as como un ser que aspira a ser algo que slo puede hacerse realidadpor donacin de aquel al que su deseo aspira. Consiguientemente, el itinerario del alma haciaDios, segn San Juan de la Cruz, se resume en ese paso purificador de los mltiples deseos del

    apetito que vierten al hombre fuera de s, hacia los objetos de esos deseos, a lo que de verdaddesea su corazn, hacia la presencia de la que procede y con la que slo puede encontrarseyendo ms all de s mismo39.

    Pues bien, esta experiencia del deseo abisal es la que canta y cuenta el poeta mstico enel poema Que bien s yo la fonte que mana y corre, el descubrimiento del fondo ltimo delsujeto, all donde puede decirse sin asomo de pantesmo que el centro del alma es Dios (LlB1,12), y al que se llega en un descenso anlogo al descrito por Teilhard de Chardin:

    As, pues, acaso por primera vez en mi vida (yo, que se supone medito todos losdas!), tom una lmpara y abandonando la zona, en apariencia clara, de mis ocupaciones yde mis relaciones cotidianas, baj a lo ms ntimo de m mismo. A cada peldao que

    descenda, se me descubra en m otro personaje, al que no poda denominar exactamente,y que ya no me obedeca. Y cuando hube de detener mi exploracin, porque me faltabasuelo bajo los pies, me hall sobre un abismo sin fondo, del que surga, viniendo yo no sde dnde, el chorro que me atrevo a llamar mi vida... Fue entonces cuando, emocionadocon mi propio descubrimiento, quise salir a la luz del da, olvidar el enigma inquietante enel entorno confortador de las cosas familiares, volver a empezar a vivir en superficie, sinsondear imprudentemente los abismos. Pero he aqu que, bajo el propio espectculo de lasagitaciones humanas, vi reaparecer ante mis ojos avisados al Desconocido de quien querahuir. Esta vez no se me ocultaba en el fondo de un abismo: se disimulaba ahora bajo lamultitud de azares entretejidos, en donde se forma la urdimbre del Universo y la de mi

    pequea individualidad. Pero era el mismo misterio: yo lo he reconocido... S, Dios mo locreo: y lo creo tanto ms gustosamente cuanto que en ello no se juega slo mi tranquilidad,sino mi realizacin; eres T quien est en el origen del impulso, y en el trmino de esaatraccin. En la vida que brota en m, en esta materia que me sostiene, hallo algo todavamejor que tus dones: te hallo a Ti mismo; a Ti, que me haces participar de tu ser y que memoldeas40.

    Una experiencia que en el lenguaje religioso del mstico Carmelita equivale al desposorioespiritual: El alma, en este estado de desposorio espiritual, est con aquella gran fuerza dedeseo abisalpor la unin con Dios, as como la piedra cuando con grande mpetu y velocidadva llegando hacia su centro (CB 17, 1), siendo Dios aqu el principal amante, que con laomnipotencia de su abisal amorabsorbe el alma en s con ms eficacia y fuerza que un torrentede fuego (CB 31, 2).

    6

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    7/22

    La copla inicial: las profundidades del smbolo

    Que bien s yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche

    Los encabezamientos poticos de Juan de la Cruz, cuando utiliza las formas populares decoplas o glosas a lo divino, suelen ser de tres o cuatro versos. Este es de dos, y ademsirregulares, con un endecaslabo y un pentaslabo en rima asonante, lo que a juicio de DmasoAlonso parece un hbrido raro de dos mundos literarios distintos: el petrarquista o italianizante,al que corresponderan el endecaslabo primero y los pareados de las dems estrofas, y eltradicional castellano al que pertenecera el pentaslabo aunque es de noche, desligado de larima de las estrofas y convertido en cadencia repetitiva del poema41. De ser as, novedad

    renacentista y tradicin castellana se habran fusionado en la forma de esta composicinpotica, que se inicia con un que sin acento, de carcter enunciativo o de ilacin, sin verbointroductor (como en la famosa copla sobre el caballero de Olmedo: Que de noche le mataron /al caballero...), y que refuerza la afirmacin inicial en un tono muy natural.

    Igualmente extraa le pareca al mismo Dmaso Alonso la forma arcaica de fonte, sindiptongacin, y que repite en los vv. 3 y 27, cuando en otras dos ocasiones utiliza la forma cultay diptongada de fuente (en los vv. 21 y 33). Esa falta de diptongacin de la tnica le haca

    pensar al eminente crtico en posibles reminiscencias del romance de Fontefrida o de algnvillancico popular que sobrevivi total o parcialmente en los dos primeros versos, donde laformafonte vena dictada por un esquema asonante (fonte/ corre/ noche) y con tres versos en

    lugar de dos: un heptaslabo -Que bien s yo la fonte- ms dos pentaslabos -que mana ycorre,/ aunque es de noche-, resultando as una copla de estilo popular con ritmo deseguidilla42.

    Sea como fuere, el hecho es que en el encabezamiento estn ya las dos imgenes centralesdel poema: la fuente y la noche; imgenes aparentemente contrarias, de transparencia yoscuridad, enunciadas afirmativa y negativamente, con verbos de percepcin inmediata y unaestructura de oposicin, mediante la anttesis de un saber y un no-saber: un saber del esprituque se va afirmando de manera creciente hasta la estrofa 8 inclusive, repitiendo diez veces elverbo saber en primera persona, con sentido ponderativo incluso (bien s yo, s que, biens que), y un no-saber de los sentidos, figurado por la cadencia aunque es de noche, que se

    repite siempre al final de cada estrofa como un taido constante. Por otra parte, ambasimgenes, la mente y la noche, transparencia y oscuridad, se fusionan de tal manera en el poemaque constituyen en rigor un solo smbolo: agua tenebrosa (2N 16, 11-13), la experiencia delfondo, de la inmersin abisal43, con una red de relaciones que condensan verbalmente laexperiencia del poeta mstico y que slo de esa manera paradjica, poniendo en tensin mximaal lenguaje con un trmino aparentemente asible y otro inasible, puede decirse44.

    a) La fuente.- En todas las culturas y en todas las pocas, las fuentes han fascinado siemprea los hombres: el agua que sale de la hendidura de la roca es como el surgir del misterio, lainesperada aparicin de algo desconocido y a la vez ntimamente deseado, un flujo vital queviene de las profundas entraas de la tierra y que es el smbolo mismo de la vida humana, de lavida que hay escondida en el corazn de todo hombre. Gastn Bachelard y Mircea Eliade noshan hecho ver todo lo que ella simboliza: todo lo que el corazn desea puede reducirse siemprea la figura del agua, el mayor de los deseos, el don divino verdaderamente inagotable45.

    7

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    8/22

    Para San Juan de la Cruz, como dir expresamente al final del poema, la fuente es elsmbolo del deseo -aquesta viva fuente que deseo-, del deseo abisal que lo deseable suscita,que nace a partir de su objeto, no de lo que le falta, sino de lo que le desborda, y que es fuenteabisal de amor (CB 12, 9), del amor de Dios (en genitivo subjetivo), siendo Dios aqu el

    principal amante, que con la omnipotencia de su abisal amor absorbe al alma en s (CB 31, 2).Smbolo que, como en la Biblia, tiene mltiples significados: de Dios, porque Dios es como la

    fuente, de la cual cada uno coge como lleva el vaso (2S 21, 2); del hombre, porque esta almaes en la que est hecha esta fuente de que dice Cristo por San Juan que su agua salta hasta lavida eterna (CB 20, 11); del amor, fuente abisal de amor (CB 12, 9); de la fe, llmalafuente, porque de ella le manan al alma las aguas de todos los bienes espirituales (CB 12, 3).

    b) La noche.- Desde siempre la noche ha sido el smbolo de una fuerza oculta que fermentael devenir, la gestacin de todas las manifestaciones de vida, y que tanto en la tradicin bblicacomo en la literatura popular aparece como aliada del amor, como lugar del encuentro amoroso,como tiempo de salvacin. Para Juan de la Cruz, la noche lo llena todo, es el smbolo msfecundo de toda su obra y no est afectado jams por un carcter negativo; todo lo contrario: lanoche es el resplandor mismo de Dios, perceptible nicamente en la oscuridad de la fe por el

    exceso de luz que recibe, as como el que ms cerca del sol llegase, ms tinieblas y pena lecausara su grande resplandor por la flaqueza e impureza de su ojo; de donde tan inmensa es laluz espiritual de Dios, y tanto excede al entendimiento natural, que cuando llega ms cerca leciega y oscurece (2N 16, 11; Cfr. 2S 3; 24, 4).

    Canciones 1-5: la divinidad escondida

    El primer grupo estrfico del poema es una serie enunciativa de afirmaciones y negacionessobre las propiedades de una misteriosa fuente, de la que el poeta mstico dice tener unconocimiento por experiencia (conocimiento cierto y oscuro) y que va exponiendo a travs de

    unas profundas analogas con el verbo saber en primer persona.

    [1] Aquella eterna fonte est escondida,que bien s yo do tiene su manida,

    aunque es de noche.

    La afirmacin inicial indica dos propiedades de la mente: que es eterna y que estescondida, realidad trascendente que se refuerza adems con el pronombre demostrativoaquella, designndola como cosa lejana, distinta y distante del sujeto locutor. Pero acto

    seguido, a la afirmacin de primer verso le sigue una exclamacin emocionada en la que elpoeta asegura conocer bien el lugar donde esa fuente tiene su manida (en la doble acepcinde morada y manantial), el centro donde se da a sentir, donde brota el surtidor del deseo.

    El poeta nos habla aqu de lo eterno en el hombre, de una experiencia de lo divino vividacomo un impulso de ser (conatus essendi), como una fuerza de atraccin grabada en su esprituy que le hace sentir -en palabras de Zubiri- una fabulosa paradoja: la presencia de la msabsoluta trascendencia en la ms ntima inmanencia del sujeto, una otreidad trascendente en laraz de su inmanencia, lo ms otro que yo, puesto que es lo que me hace ser, pero que es loms mo, porque lo que me hace es precisamente mi realidad siendo, mi yo siendo real46.Presencia que ya San Agustn haba denominado como el interior intimo meo et superior

    summo meo, ms ntima que mi propia intimidad y superior a lo ms alto de mi ser47. Presenciatrascendente, la cual es ajena a todo ojo mortal y escondida de todo humano entendimiento(CB 1, 3), y al mismo tiempo inmanente, puesto que el Verbo Hijo de Dios, juntamente con el

    8

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    9/22

    Padre y el Espritu Santo, esencial y presencialmente est escondido en el ntimo ser del alma(CB 1, 6). Presencia, en fin, que le hace exclamar al mstico: Oh, pues, alma, t misma eres elaposento donde l mora, el escondrijo donde est escondido, que es cosa de grandecontentamiento y alegra para ti ver que todo tu bien y esperanza est tan cerca de ti (CB 1,7)48.

    [2] Su origen no lo s, pues no le tiene,mas s que todo origen de ella viene, aunque es de noche.

    De la afirmacin se pasa a la negacin. A lo dicho en la estrofa anterior, el mstico quiere dejarbien claro que ese lugar donde la fuente tiene su manida no es propiamente su origen, porotra parte imposible de saber, pues no le tiene, aunque s sabe que ella es la causa originariade todo lo que existe, fuente de vida en todos los planos de la existencia, agua primordial quecontiene la infinidad de lo posible.

    Esa fuente sin origen pero originaria de todo, adems de una similitud con el relato bblico

    de la creacin (Gen 1, 2), se corresponde tambin con una larga tradicin simblica denumerosas culturas que han visto en el agua una condicin materna, la cuna del ser49. Para Juande la Cruz se corresponde adems con lo dicho en los doce primeros versos del Romance sobreel Evangelio In principio erat Verbum, en los que hablando de Dios Padre repite seis veces laambigedad smica del trmino principio, como adverbio atemporal y sustantivo eterno: lera el mismo principio,/ por eso de l careca;/ el Verbo se llama Hijo,/ que del principio naca;de donde se deduce que la fuente es divina no slo por ser eterna, por carecer de origen, sino

    por ser paterna, porque todo origen de ella viene. Padre significa creador y dador de vida,aqul de quien toda paternidad toma su nombre (Ef 3, 15). Por eso, todo lo que va diciendode la fuente en este primer grupo estrfico del poema es una clara referencia a Dios Padre, la

    fontalis plenitudo50.

    [3] S que no puede ser cosa tan bella,y que cielos y tierra beben della,

    aunque es de noche.

    El poeta afirma otra propiedad de la fuente; su extraordinaria belleza, tan excesiva queresulta indescriptible, no admite comparacin, y a la vez tan activa que sustenta todo eluniverso, que cielos y tierra beben della. Esa belleza en grado sumo, ms all de toda formaesttica, viene a ser como una sustancia del bien, una Hermosura que tiene en s todas lashermosuras, que deca tambin Santa Teresa (C 22, 6), gracia que agracia, esto es,

    sobrederivada [derivada por exceso] y comunicada de aquella infinita hermosura sobrenaturalde la figura de Dios, cuyo mirar viste de hermosura y alegra el mundo y a todos los cielos (CB6, 1).

    Esto es lo que el mstico dice saber por experiencia, que siendo Dios en s todas esashermosuras y gracias eminentsimamente, en infinito sobre todas las criaturas (1S 4, 4; 3S 21,2), inclinndose al alma con misericordia, imprime e infunde en ella su amor y gracia, con quela hermosea y levanta tanto, que la hace consorte de la misma Divinidad (CB 32, 4), y por locual parece al alma que todo el universo es un mar de amor en que ella est engolfada, noechando de ver trmino ni fin donde se acabe ese amor, sintiendo en s, como habernos dicho, elvivo punto y centro del amor (LlB 2, 10).

    [4] Bien s que suelo en ella no se halla,y que ninguno puede vadealla,

    9

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    10/22

    aunque es de noche.

    El poeta vuelve a la forma negativa para decir que la fuente eterna y sin origen tampoco tienelmites ni contornos, es una inmensidad en la que no se hace pie -un pilago sin suelo demaravillas, segn Santa Teresa (C 22, 6)-, por lo que, consecuentemente, ninguno puedevadealla.

    El trmino vadearlo utiliza Juan de la Cruz slo en esta ocasin, creando con este hpaxun contexto parecido al de la visin bblica del profeta Ezequiel sobre la fuente que manaba

    bajo el umbral del templo: era un torrente que no poda cruzar, pues haban crecido las aguas yno se haca pe, un torrente que no se poda vadear (Ez 47, 5). Aparte del paralelismo bblico,el significado del trmino es el mismo que ya haba dicho en la cancin 7 delntreme donde no

    supe sobre la contemplacin: Y es de tan alta excelencia / aqueste sumo saber, / que no hayfacultad ni ciencia / que le puedan emprender51, y que aplicado a la realidad de la fuente quieredecir que es inaprensible por los recursos o asideros del conocimiento humano: que Dios no esun objeto de posesin conquistable por nuestro esfuerzo, sino la fuerza que nos mueve a

    buscarlo; no es un bien concreto que venga a satisfacer el corazn del hombre, sino la raz deuna aspiracin que lo mantiene en el deseo permanente de l: Estas aguas de deleitesinteriores no nacen en la tierra; hasta el cielo se ha de abrir la boca del deseo, vaca decualquiera otra llenura (Carta 7, a las Carmelitas Descalzas de Beas, 18 noviembre 1586).

    [5] Su claridad minea es oscurecida,y s que toda luz de ella es venida,

    aunque es de noche.

    A la afirmacin de la tercera estrofa sobre la belleza de la fuente se aade ahora la de suexcesiva claridad, luz de luz, origen de toda luz, en la que resuenan el lumen de lumine delcredo niceno-constantinopolitano y otras expresiones bblicas: Dios habita en una luz

    inaccesible, a quien no ha visto ningn ser humano ni le puede ver (1Tim 6, 16); Dios mo,qu grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto (Sal 103,1-2); en ti est la fuente viva y tu luz nos hace ver la luz (Sal 36, 10).

    La luz no la vemos, pero gracias a ella vemos. Es la luz la que hace ver al vidente y a losseres visibles. La luz es una categora metafsica. Lo mismo que el deseo de Dios en el hombre,que es divina luz y amor (LlB 3, 49), infinita luz e infinito fuego (LlB 1, 21; 3, 2), la luz yobjeto del alma (LlB 3, 70). Y desde aqu es como hay que entender el smbolo de la noche,como expresin de esa condicin misteriosa de Dios presente en el alma y que por exceder lasfacultades humanas del conocimiento ordinario constituye para ella una tiniebla, una nocheoscura, pero no por falta de luz, sino por exceso de luz, que ciega tanto como alumbra e ilumina

    deslumbrando.

    Canciones 6-8: la accin de sus caudalosos corrientes

    Aunque prosigue la misma forma enunciativa con el verbo saber, el poema cambia deplano y de imgenes. De la fuente esttica se pasa ahora a la accin desbordante de unoscaudalosos corrientes que llegan hasta los confines del orbe y originan a su paso todo unestremecimiento csmico. Dios tambin sale de s mismo -escriba el Pseudo Dionisio- cuando

    cautiva a todos los seres por el sortilegio de su amor y de su deseo52

    .

    [6] S ser tan caudalosos sus corrientes,

    10

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    11/22

    que infiernos, cielos riegan, y las gentes,aunque es de noche.

    La fuente que estaba escondida y sustentaba el universo, que cielos y tierra beben della, salehacia fuera de manera incontenible, como un chorro a presin y en unos caudalososcorrientes que lo invaden todo, que infiernos, cielos riegan, y las gentes. A este respecto se

    pregunta Colin P. Thompson: Acaso est apuntando San Juan una forma embrionaria de ladoctrina del universalismo, en la que la misericordia divina alcanza incluso hasta el infierno?53.Y aade: La expresin podra ser meramente hiperblica, una forma sobrecogedora de

    presentar al lector la magnanimidad de la misericordia divina54.

    En principio hay que decir que se trata de una afirmacin bblica: Si escalo el cielo, allests t; si me acuesto en el abismo, all te encuentro (Sal 139, 8; Cfr. Am 9, 2: 1 Sam 2, 6; Os13, 14); Seor, tu misericordia llega al cielo, tu fidelidad hasta las nubes; tu justicia hasta lasaltas cordilleras, tus sentencias son como el ocano inmenso; t socorres a hombres y animales;qu inapreciable es tu misericordia, oh Dios!, los humanos se acogen a la sombra de tus alas;se nutren de lo sabroso de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias (Sal 36, 6-9; 65,10-14). El amor de Dios llega incluso hasta los infiernos, cosa que los Padres de la Iglesiaentendieron muy bien: El Seor lleg a todas partes de la creacin, a fin de que todosencuentren por todas partes al Logos, hasta el que se halla extraviado en el mundo de losdemonios55. No engloba Dios con su propia e incomprensible profundidad todas las

    profundidades del mundo infernal. l, que es ms alto que los cielos y ms profundo tambinque el infierno, porque en su trascendencia lo rene todo?56.

    [7] El corriente que nace de esta fuente,bien s que es tan capaz y omnipotente, aunque es de noche.

    La expresin genrica anterior de los tan caudalosos corrientes se concreta ahora en unoparticular y de condicin personal, que nace de esta fuente y que como ella es tan capaz yomnipotente. Este corriente es una clara alusin a la persona de Jesucristo, cuya capacidady omnipotencia aluden a su vez a su gesto redentor, al valor expresado por el propio poetaen el coloquio intratrinitario delRomance sobre el Evangelio In principio erat Verbum: Unaesposa que te ame, / mi Hijo, darte quera, / que por tu valor merezca / tener nuestra compaa(vv. 77-80), y en el que resuena el himno cristolgico paulino de Col 1, 15-20: Porque en lquiso Dios que residiera toda la plenitud, y por l quiso reconciliar consigo todos los seres, losdel cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

    [8] El corriente que de estas dos procede,s que ninguna de ellas le precede, aunque es de noche.

    Se afirma la presencia activa de otro corriente personal que procede de estas dos y alque ninguna de ellas le precede -sintagmas que apuntan a un sustantivo elptico de gnerofemenino:personas-, para aludir en esta ocasin a la del Espritu Santo, que procede del Padrey del Hijo, y con la que se completa la referencia trinitaria: El cual torrente es el EsprituSanto, porque, como dice San Juan [Ap 22, 1], l es el ro resplandeciente de agua viva quenace de la silla de Dios y del Cordero, cuyas aguas, por ser ellas amor ntimo de Dios,ntimamente infunden al alma y le dan a beber este torrente de amor (CB 26, 1). Se hace ver

    as la dinmica trinitaria de la fuente, su accin salvfica ad extra, en trminos no ya de ordenmetafsico (procesiones y misiones), sino cercanos a la simblica nupcial del Romancetrinitario: Como amado en el amante, / uno en otro resida, / y aquese Amor que los une / en lo

    11

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    12/22

    mismo convena / con el uno y con el otro / en igualdad y vala; / tres personas y un amado /entre todos tres haba (vv. 21-28).

    Canciones 9-11: La visin del deseo

    Despus de describir la trayectoria alegrica de los caudalosos corrientes en referenciadirecta a las tres personas divinas, el poeta vuelve los ojos a la imagen central de la fuente, conla que parece que quisiera comenzar de nuevo el poema, y con una forma enunciativa en la quedesaparece el verbo saber, lo que denota otro nivel de percepcin, otro estado de conciencia:el paso del saber a la contemplacin57. Y as es como si dijera: Oh, si esas verdades queinforme y oscuramente me enseas encubiertas en tus artculos de fe acabases ya de drmelasclara y formadamente descubiertas en ellos, como lo pide mi deseo! (CB 12, 5)58.

    [9] Aquesta eterna fonte est escondidaen este vivo pan por darnos vida, aunque es de noche.

    Arranca la estrofa con el mismo verso de la primera, cambiando nicamente eldemostrativo aquella por aquesta, en un sentido de cercana, de inmediatez. Curiosamente,todos los decticos de estas tres canciones finales -aquesta eterna fonte, este vivo pan,aqu, esta agua, aquesta viva fuente, este pan de vida- denotan ese mismo efecto. Y esque con ese fin de hacerse ms cercana, por darnos vida, la fuente se ha escondido en unarealidad visible, en la presencia de un pan vivo y vivificante, smbolo del Cristo eucarstico ydel ardiente deseo de su encamacin: Ardientemente he deseado comer esta Pascua convosotros (Lc 22, 15-16).

    [10] Aqu se est llamando a las criaturas,y de esta agua se hartan, aunque a oscuras, porque es de noche.

    Se abre la estrofa con un dectico solemne -Aqu-, referido directamente a Cristo que seofrece a s mismo como fuente y pan a las criaturas, en las que se incluyen los cielos, losinfiernos, la tierra y las gentes de la estrofa sexta. Domingo Yndurin, en su breve comentario,afirmaba que la conexin doctrinal inmediata del poema se estableca sin duda con el agua de lasamaritana59. No daba ms explicaciones, pero estaba en lo cierto. Y es que todo el poema,

    como ha visto Colin P. Thompson, es una recreacin de diversos pasajes del cuarto evangelio:Los textos en cuestin del evangelista son la visita de Nicodemo a Jess de noche en elcaptulo tercero, el encuentro de Jess junto al pozo con la mujer de Samaria en el captulocuarto, los ros de agua viva que Jess promete que corrern en el seno del creyente (7, 38), eldiscurso sobre el pan de vida (6, 48ss) y el prlogo (1) 60.

    En este caso, efectivamente, la estrofa viene a ser como un compendio de los discursosevanglicos del pan de vida (Jn 6, 1-71) y del agua viva (Jn 4, 1-39; 7, 37-39), con un decticoinicial -Aqu- que tiene el valor de un oxmoron61, con mltiples significados. En primerlugar, como smbolo personal del deseo de Cristo llamando a las criaturas, atrayendo a todoshacia s con el reclamo y el gesto de trgica belleza que el poeta explicitar despus en los

    versos finales delPastorcico. Y de aqu, por extensin, la unin mstica entre Cristo y el poeta,sobre ese estado de contemplacin en el que se realiza el cumplimiento de la promesaevanglica: El que beba del agua que yo le d, no tendr sed jams, pues el agua que yo le d

    12

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    13/22

    se convertir en l en fuente de agua que salta hasta la vida eterna (Jn 4, 13-14; 7, 37-38). Elpropio Juan de la Cruz parece autorizar esta interpretacin cuando, hablando precisamente delmatrimonio espiritual, asegura: porque esta alma es en la que est hecha esta fuente de quedice Cristo que su agua salta hasta la vida eterna (CB 20, 11)62. Lo que por otra parteconcuerda con las promesas anunciadas en elRomance trinitario: Una esposa que te ame,/ miHijo, darte quera,/ que por tu valor merezca/ tener nuestra compaa/ y comer pan a una mesa/

    del mismo que yo coma,/ porque conozca los bienes/ que en tal Hijo yo tena/ y se congracieconmigo/ de tu gracia y lozana (vv. 77-86). Todo ello, por supuesto, en la oscuridad de la fe-a oscuras,/ porque es de noche-, que por eso, para reforzar esa condicin esencial de la fe, el

    poeta ha sustituido el ritmo adversativo de la cadencia aunque es de noche por unaafirmacin causal: porque es de noche. En fin, como deca Jorge Guilln, en la poesa de SanJuan de la Cruz todo es smbolo, todo es lo que es y algo ms63.

    [11] Aquesta viva fuente que deseoen este pan de vida yo la veo, aunque es de noche.

    Lo insinuado en la estrofa anterior se confirma en esta ltima, donde el poeta anuncia conaire de jbilo la identificacin de ambas imgenes (viva fuente / vivo pan, ambas con el mismoepteto) en su yo ms ntimo, con verbos de percepcin inmediata en primera persona(deseo/veo) y en un estado de unin en el cual el alma no sirve de otra cosa sino de altar, enque Dios es adorado en alabanza y amor (1S 5, 7). Se produce aqu la visin del deseo a lamanera del salmista ante la ciudad santa: Todas mis fuentes estn en ti (Sal 87, 7).

    En trminos puramente literarios, la visin de esta estrofa nos remite a la cancin 11 delCntico, ya que aqu parece cumplirse lo que en aqulla peda la amada a la cristalina fuente:ser por vista por los ojos deseados, por los ojos de Otro, por el deseo del Amado que llevaba

    dentro; y la respuesta inmediata en una sensacin de vrtigo: Aprtalos, Amado, cuyos ojos,presentes en el texto slo como pronombre encltico los (rara vez una expresin taninsignificante ha recibido una carga semntica tan fuerte), eran ms de lo que ella podasoportar. Segn esto, los ojos vistos en la fuente son simultneamente de ella y de l, puesaunque son los ojos de Otro, ella los lleva grabados en sus entraas y los proyecta al mirarse enla fuente, la cual se los devuelve como mirada del Amado y como respuesta al ansiosoAdnde? con que comenzaba el poema: el Amado haba huido hacia adentro, hacia el fondoo sustancia del alma, y ah lo encuentra ella como mirada entraal, como mirada que habla.Ambos se ven en una sola mirada. Como deca Hallj: El ojo con el que t me ves es el ojocon el que yo te veo64. Y Eckhart en el Sermn 12, comentado por Hegel: El ojo con el queveo a Dios es el mismo ojo con el que Dios me ve 65. Ver a Dios, por tanto, es ser visto por l:

    Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de unmodo parcial, pero entonces conocer como soy conocido (1 Cor 13,12).

    Desde aqu podemos decir que esa visin del deseo, la visin del mstico, es una inmersinen el no ver (una inversin de la mirada y a la vez una extincin del ego), esto es, la cegadoracontemplacin que se produce en el mbito de la fe: aunque es de noche. En la mediacin dela fe, el deseado descubre al deseante y ambos quedan amorosamente unidos en la visin. Esuna mirada de gracia que agracia, de manera que mirando el uno al otro, ve cada uno en el otrosu hermosura, siendo la una y la del otro tu hermosura sola, absorta yo en tu hermosura, comova diciendo en la descripcin lrica de CB 36, 5, que es una bellsima oracin dirigida al Amadoy en la que repite 25 veces la palabra hermosura.

    Pero la visin no es propiamente el lugar de un decir, sino de un aparecer. De ah queel poema termine, sin ms, como disolvindose en la luz, en la transparencia de la aparicin, a

    13

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    14/22

    la vez que queda abierto con la accin de esos dos verbos en presente durativo: deseo / veo.La unin mstica no aniquila, sino que engendra un nuevo, ms intenso y acrecido deseo,

    porque Dios nunca est ocioso (LlB 1, 8) y a medida que se comunica, dilata la capacidad delalma para hacerla susceptible de recibir mayores bienes, porque cuanto ms quiere dar, tantoms hace desear, y de ah que el alma, cuanto ms desea a Dios, ms le posee, y la posesinde Dios da deleite y hartura al alma..., tanto ms de hartura y deleite cuanto mayor es el deseo

    (Carta 15, a Leonor de San Gabriel, 8 julio 1589; LlB 3,23)66

    .

    Conclusin

    Llegados al final del poema, y para no dilatar ms el ya largo comentario, resumimos loexpuesto en tres conclusiones.

    En primer lugar, est claro que el poema de laFonte es el canto de un preso, de un hombre

    bajo tierra; pero no es ningn lamento, ninguna elega, sino todo lo contrario, una experienciagozosa cantada a manera de himno. Podra decirse que es el himno con el que soaraDostoyevski tres siglos ms tarde en Los hermanos Karamazov. Cmo podra yo vivir bajotierra sin Dios?... Si arrojan a Dios de la tierra, debajo de la tierra lo encontraremos nosotros!Un presidiario sin Dios es imposible, ms imposible an que un hombre en libertad. Entoncesnosotros, hombres bajo tierra, desde el fondo de la tierra, elevaremos un himno trgico a Dios,fuente de la alegra. Gloria a Dios y a su alegra! Lo amo!67.

    En segundo lugar, como ya indicamos en otra ocasin, es un himno de carcter litrgico,celebrativo, hasta el punto incluso de que se podra considerar como una plegaria eucarstica: latrayectoria descrita de la fuente, con las sucesivas imgenes alegricas del Dios trinitario, con la

    simbologa sacramental de Cristo y el ardiente deseo escatolgico de las estrofas finales secorresponde, en efecto, con la estructura de una plegaria eucarstica, en la que se sucedetambin la misma dialctica trinitaria de toda la Historia Salutis, desde la creacin hasta la

    parusa68.

    Y en tercer lugar, el poema es una perfecta sntesis de fe vivida, de algo tan ntimamentevivido como expresivamente inventado69, transmitido de la manera mistaggica ms eficaz, loque en este caso equivale a la funcin suprema del arte y justifica el pronstico que hiciera donMiguel de Unamuno hace justamente un siglo: Cuando la ortodoxia catlica no sea sino unacuriosidad histrica, San Juan de la Cruz seguir iluminando las mentes y calentando loscorazones70.

    14

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    15/22

    Notas

    1 D. Yndurin, San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia, en nsula 537 (septiembre1991) p. 20.

    2 Lo propio del smbolo, lo ms valioso, es su posibilidad de acceder a dimensiones de loreal que no pueden expresarse mediante conceptos. El smbolo se refiere a realidadesinaccesibles en s mismas, pero capaces de hacerse parcialmente presentes a travs deun significante. En palabras de Paul Ricoeur, llamo smbolo a toda estructura designificacin en que un sentido directo, primario, literal, designa por exceso otro sentidoindirecto, secundario, figurado, que no puede ser aprehendido ms que a travs delprimero (P. Ricoeur, Hermenutica y estructuralismo, Buenos Aires, 1975, p. 17).

    3 Dicho de forma ms precisa: la ralit symbolise dans le symbole n'est donn niavant ni aprs le symbole, mais en mme temps, dans une saisie unique et totale del'esprit (Lucien Marie de Saint Joseph, Exprience mystique et expression symbolique

    chez Saint Jean de la Croix, en Polarit du symbole, Etudes Carmelitaines, 1966, p. 31).

    4 El yo del poeta aparece expresamente 23 veces; 5 en el Romance Super fluminaBabylonis (vv. 19, 37, 43, 51, 62); 4 en el poema de la Noche (vv. 13, 19, 29, 32); 4 enPor toda la hermosura (vv. 2, 10, 66, 74); 3 en Que bien s yo la fonte (vv. 1, 4, 34); 3en Vivo sin vivir en m(vv. 4, 11, 55); 2 en el Cntico (vv. 9 y 133 de CB; 1 en Entrmedonde no supe (v. 4); 1 en Tras de un amoroso lance (v. 5).

    5 Para los principales estudios del poema, Cfr. M. Diego Snchez, Bibliografa sistemticade san Juan de la Cruz, Madrid, 2000, pp. 295-297 y M. Jess Mancho, San Juan de laCruz. Cntico espiritual y Poesa completa, Barcelona, 2000, pp. 764-774, que comenta

    el valor de esos estudios.

    6 Que: no es un qu adverbial exclamativo, sino el que de ilacin o continuativo,caracterstico de la poesa popular: Que de noche le mataron / al caballero....

    7 fonte: fuente. Forma arcaica, sin diptongacin, repetida en vv. 3 y 27. En los vv. 21 y33 utiliza la forma culta y diptongada de fuente.

    8 escondida: recurdese la fuente sellada de Cant 4, 12.

    9 do: donde, adonde.

    10 manida: expresin nica en los escritos sanjuanistas y con dos acepciones igualmentevlidas: morada, aposento, escondrijo, como dice en CB 1, 7 (del latn manere), perotambin, por etimologa popular: manantial, lugar donde mana la fuente (del latnmanare, segn Helmut Hatzfeld, Cristbal Cuevas).

    11 ser: haber, existir.

    12 cosa: nada. En frases negativas posee el valor de una negacin absoluta.

    15

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    16/22

    13 bella: vocablo escaso (6 veces) frente al tradicional hermosura (192 veces),

    14 della: forma contracta de ella, por exigencias mtricas.

    15 suelo: fondo.

    16 vadealla: vadearla, hacer pie. Otro hpax del lxico sanjuanista.

    17 S ser tan caudalosos sus corrientes: S que sus corrientes son tan caudalosos. Enmasculino, como despus en los vv. 21 y 24.

    18 que infiernos, cielos riegan, y las gentes: que riegan infiernos, cielos y las gentes.Hiprbaton renacentista de imitacin latina.

    19

    de estas dos: se sobreentiende personas.

    20 llamando: convidando con insistencia y amor.

    21 Como refiere Inocencio de San Andrs, el cual lugar de la dicha crcel este testigoha visto (Cfr. Silverio de Santa Teresa. Biblioteca Mstica Carmelitana ( = BMC), t. 14,p. 66). Ms detalles en Alonso de la Madre de Dios, Vida, virtudes y milagros del SantoPadre Fray Juan de la Cruz, ed. Fortunato Antoln, Madrid, 1989, p. 246.

    22 Prescindiendo de la injusticia inicial de su encerramiento, hay que decir que se le

    aplic la normativa habitual, los rigores establecidos en las Constituciones de losCarmelitas de 1462 para el delito de rebelda y contumacia del que fue acusado. Loacontecido en aquel lculo inhspito del convento de Toledo sigue siendo en muchosaspectos un secreto. Los hagigrafos y los declarantes en los procesos lo han recreadocon todo lujo de detalles, pero no son nada fiables, por ms que algunos digan habrseloodo decir al propio fray Juan. Lo ms seguro es que ste, desde su altura humana yespiritual, no dijera nada a nadie. As lo manifestaba despus el P. Juan Evangelista, quehaba sido su compaero durante once aos: jams le o decir cosa que se pudieseentender que era sobrenatural y que pudiera redundar en alabanza suya, que andecirnos su prisin y trabajos nunca se lo o decir aunque se lo preguntamos algunasveces (Carta al P. Jernimo de San Jos, 1 de enero de 1630, en BMC, t. 10, p. 340). Elnico testimonio directo es el proporcionado por el segundo carcelero, fray Juan de Santa

    Mara, si bien condicionado por la lejana en el tiempo (cuarenta aos despus de losacontecimientos) y quiz tambin, adems de la veneracin, por la complicidad en lafuga (Cfr. BMC, t. 14, pp. 289-292).

    23 Giuseppe Vincenzo dell'Eucaristia, La fonte nella notte, en Rivista di Vita Spirituale 16(1962) p. 394.

    24 Sin ms fundamento que la declaracin fantaseada del lego Martn de la Asuncin,segn el cual el dicho Santo le cont a este testigo, pretendiendo aficionarlo mucho a ladevocin de Nuestra Seora, que entrando otro da en la dicha prisin el prelado deldicho convento [de Toledo] con otro religioso u otros dos, el dicho Santo estaba hincado

    de rodillas en oracin, algo afligido de la dicha prisin, y lleg el dicho prelado y le dio unpuntapi, dicindole: por qu no os levantis viniendo yo a veros? Y el dicho padre lerespondi que no poda levantarse tan de prisa por estar agravado con las prisiones. Y el

    16

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    17/22

    dicho prelado le dijo: pues en qu se piensa ahora? Y el dicho Santo le respondi cmoestaba pensando que otro da era da de Nuestra Seora y gustara mucho decir misa yconsolarse: y el dicho prelado le respondi que no sera en sus das, y con esto se sali,dejando al dicho Santo muy afligido por no dejarle salir a decir misa; y que luego aquellanoche siguiente se le apareci Nuestra Seora con mucho resplandor y claridad y le dijo:hijo, ten paciencia, que presto se acabarn estos trabajos y saldrs de la prisin y dirsmisa y te consolaras (BMC, t. 14, pp. 95-96; t. 23, pp. 370-371). Vase el trabajo de

    crtica histrica que sobre este material informativo ha realizado J. L. Snchez Lora, Eldiseo de la santidad. La desfiguracin de San Juan de la Cruz, Universidad de Huelva,2004.

    25 Tampoco hay que olvidar que ya por entonces era un mstico definido, como lodemuestran las coplas del ntreme donde no supe, anteriores a la crcel, en las que haceuna perfecta descripcin de su experiencia mstica (de manera autobiogrfica en las tresprimeras y mistaggica en las siguientes), as como por la respuesta teresiana delVejamen a un escrito suyo hoy perdido.

    26 J. R. Jimnez, Ideoloja (1897-1957), ed. Antonio Snchez Romeralo, Barcelona,1990, p. 291.

    27 R. M. Rilke, Cartas a un joven poeta, trad. Jos Mara Valverde, Madrid, 2003, carta1, p. 24.

    28 Ibidem, pp. 22-23.

    29 Ibid., carta 6, p. 60.

    30 Fray Luis de Len. De los nombres de Cristo, ed. Cristbal Cuevas, Madrid 1982. pp.145-146. Tambin de San Juan de vila se afirma que su profundizacin en el misteriode Cristo coincidi con los meses de su prisin en Sevilla (Obras completas del santomaestro Juan de vila, t. 1. Madrid 1970. p. 52ss). La literatura espaola, ciertamente,sabe mucho de crceles: el Arcipreste de Hita, Cervantes, Mateo Alemn, Quevedo, etc.

    31 J. A. Valente, El ojo de agua, en La piedra y el centro, Barcelona, 1991, pp. 79-80.

    32 J. R. Jimnez, o. c., p. 466.

    33 San Agustn, Tratados sobre el Evangelio de San Juan 40, 10; Confesiones I, 1, 1;Soliloquios, cap. 30; Manual, cap. 3; Sermn 80 c. I, 7; Cfr. I. Bochet, Saint Augustin etle dsir de Dieu, Pars, 1982.

    34 B. Spinoza, tica IV, Propositio 18; cupiditas est ipsa hominis essentia, hoc estconatus, quo homo in suo esse perseverare conatur.

    35 Cfr. San Bernardo, Sermones sobre los Cantares 84, 1; Sto. Toms de Aquino,Summa Theologica I, q. 12, a. 1, 4, 5; I-II, q. 3, a. 8; I-II, q. 5, a. 5; De veritate, q. 27;Contra Gentiles, lib. 3, cap. 48, 50 y 57. Nicols de Cusa lo llamaba deseo intelectual y

    deca que, al mismo tiempo que deseo, era nostalgia, aoranza, eco de la presencia quelo constituye, que no se deja percibir de forma directa ni se presta a ser un objeto msde la tendencia humana, pero que tiene algo de pregustatio, de experiencia afectiva,

    17

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    18/22

    de manera que en ese sentir hambre de Dios, su vaco y ausencia, se manifiesta laatraccin que ejerce sobre l. (Cfr. N. de Cusa, La visin de Dios, trad. e introd. ngelLuis Gonzlez, Pamplona 1994; M. lvarez, Aoranza y conocimiento de Dios en la obrade Nicols de Cusa, en L. Scheffczyk, W. W. Dettlof, R. Heinzmann (eds.), Wahrheit undVerkndigung. Michael Schmaus zum 70. Geburtstag, vol. I, Mnchen-Paderborn-Wien,1987, pp. 651-685). Dicho de otro modo: el hombre no podra sentir sed si no hubieseagua dentro de s como algo connatural a su propio organismo. Por eso, a propsito de

    este deseo, recordaba Schillebeeckx: Guando una escritora como Simone de Beauvoir,que se declara atea, escribe: "Por qu Dios no se muestra a todo el mundo por lomenos una vez y aunque slo sea por un instante? Entonces podramos creer", estponiendo todo al revs, pero manifiesta al mismo tiempo que no podemos liberarnos deldeseo de ver a Dios. Este "deseo natural" es uno de los rasgos constitutivos esencialesde la autocomprensin a la que puede llegar la criatura con sus propias fuerzas (E.Schillebeeckx, Dios y el hombre. Salamanca, 1969, p. 211).

    36 El adjetivo abisal lo emplea 10 veces: Cfr. CB 12, 9; 14, 22; 17, 1; 31. 2; LlB 1,15;3, 71; CA 13, 22; LlA 3, 62.

    37 Expresin famosa de J. Lacan, crits, Pars, 1966, p. 628 (ms ampliamente en LeSeminaire, XX, Pars, 1975) y que puede interpretarse con lo que dice la esposa delCantar bblico: Yo soy de mi amado y hacia m se tiende su deseo (Cant 7, 11).

    38 Cfr. San Agustn, De Trinitate XIV, 15, 21; Confesiones I, 1, 1.

    39 No hace falta decir que para San Juan de la Cruz el amor y el deseo son lo mismo:No puede dejar de desear el alma enamorada (CB 9, 7); encindese la voluntad enamar y desear (CB 25, 5). La oposicin entre deseo y amor corresponde a un falsoespiritualismo que, por culpabilidad, niega un deseo siempre presente (A. Vergote,

    Dette et dsir, Pars, 1978). Toda la antropologa sanjuanista se formula en clave dedeseo, expresamente mencionado unas 400 veces como sustantivo y verbo. Cfr. M. S.Rolln,Amour et dsir chez Saint Jean de la Croix, en Nouvelle Revue Thologique 113(1991) 498-515; B. Ses, Teora y prctica del deseo segn San Juan de la Cruz, ennsula 537 (septiembre 1991) 31-33; M. F. de Haro, Deseos, en Diccionario de San Juande la Cruz, Burgos, 2000, pp. 380-391.

    40 P. Teilhard de Chardin, El medio divino. Ensayo de vida interior, Madrid, 2000, pp.48-50. En la profundidad de s mismo, por ser tal, el hombre no sabe ya dnde terminal y dnde empieza Dios. El lenguaje mismo es impropio. En todo caso, en la profundidades donde Dios se hace encontradizo al hombre, Profundidad que tiene tantos nombrescomo numerosas son las experiencias que el hombre tiene de ella: Si la palabra Dios noposee para vosotros mucho significado, traducidla entonces y hablad de la profundidaden vuestra vida, del origen de vuestro ser, de aquello que os atae incondicionalmente,de aquello que tomis en serio sin reserva alguna. Cuando hagis esto, tendris quizque olvidar algunas de las cosas que aprendisteis sobre Dios; quiz, incluso, la palabramisma. Porque cuando hayis conocido que Dios significa profundidad, sabris mucho del (P. Tillich, La dimensin perdida, Bilbao, 1970, p. 113).

    41 D. Alonso, La poesa de San Juan de la Cruz (Desde esta ladera), Madrid, 1942, pp.122-127; Id., Poesa espaola. Ensayo de mtodos y lmites estilsticos, Madrid, 1976, p.277. Analiza este hibridismo G. Tavard, Jean de la Croix, pote mystique, Pars, 1987,pp. 33-39.

    42 D. Alonso. La poesa de San Juan de la Cruz, p. 122; Id., Poesa espaola, p. 276. Deopinin parecida M. Wilson, San Juan de la Cruz; Poems, Londres. 1975, pp. 35-36; R.

    18

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    19/22

    Asn, San Juan de la Cruz. Poesa completa y comentarios en prosa, Barcelona, 1986, p.XXIV.

    43 As lo cree tambin J. A. Valente, o. c., p. 76.

    44

    A propsito de la paradoja en el lenguaje religioso, he aqu la valoracin que hacaJung: Por modo extrao, la paradoja es uno de los supremos bienes espirituales; elcarcter unvoco, empero, es un signo de debilidad. Por eso una religin se empobreceinteriormente cuando pierde o disminuye sus paradojas; el aumento de las cuales, encambio, la enriquece, pues slo la paradoja es capaz de abrazar aproximadamente laplenitud de la vida, en tanto que lo unvoco y lo falto de contradiccin son cosasunilaterales y, por tanto, inadecuadas para expresar lo inasible (C. G. Jung, Psicologa yalquimia, Buenos Aires, 1957, p. 26).

    45 G. Bachelard, El agua y los sueos. Ensayo sobre la imaginacin de la materia ,Mxico, 1978, p. 227; M. Eliade, Las aguas y el simbolismo acutico, en Tratado deHistoria de las Religiones. Morfologa y dialctica de lo sagrado, Madrid, 1981, pp. 200-

    226, con abundante bibliografa. Toda la Biblia, desde la primera pgina del Gnesishasta la ltima del Apocalipsis, est surcada por una corriente de agua que se vatransformando en distintos smbolos de carcter personal: de Dios Padre, fuente desalvacin (Is 12, 3), fuente de vida (Sal 36. 10; 42, 1-2; 63, 2), fuente desabidura (Prov 18, 4; 20, 5); de Cristo, que se lo aplica a s mismo (Jn 4, 10.13s); delEspritu Santo, del que Cristo prometi hacer partcipes a todos los que creyeran en l(Jn 4, 14; 7, 37-39); del amor que hay en el hombre (Is 58, 5; Cant 4, 12.15; Prov 5,15-18); etc.

    46 X. Zubiri, El hombre y Dios, Madrid 1984, p. 84. La trascendencia de Dios no significalejana de la realidad y de las personas. Precisamente por ser absolutamente

    trascendente puede ser y es inmanente en la totalidad de lo real hacindolo ser, dndolede ser, fundamentndolo. Nicols de Cusa, habiendo ledo en San Agustn que Dios estotalmente otro (totus alius), dijo con toda razn que por eso mismo es no-otro, no tieneotro (non aliud) en relacin con todo lo creado, cuyo ser consiste en ser sin que nadiesea el otro de s (Cfr. N. de Cusa, Du non-autre, ed. H. Pasqua, Pars, 2002).

    47 San Agustn, Confesiones III, 6, 11. Esta presencia inobjetiva de la trascendencia enel centro de lo real y en el corazn del sujeto es lo que la fenomenologa de la religin hadesignado con el trmino de Misterio: Cfr. J. Martn Velasco, Fenomenologa de lareligin, en M. Fraij, Filosofa de la religin. Estudios y textos, Madrid, 1994, pp. 67-87:Id., Dios, misterio santo, en la historia de las religiones, en Vivir en Dios. Hablar de Dios,hoy, XIV Semana de Estudios de Teologa Pastoral, Estella, 2004, pp. 99-137.

    48 Y la preciosa descripcin de Balthasar.- El hombre, en su ms ntima entraa estdialgicamente diseado. Su inteligencia est dotada con una luz propia exactamenteadecuada para lo que necesita, para escuchar al Dios que le habla. Su voluntad es tansuperior a todos los instintos y tan abierta a todos los bienes como para seguir sincoacciones los atractivos del bien ms beatificante. El hombre es el ser con un misterioen su corazn, que es mayor que l misino. Est construido corno tabernculo, ceido deun misterio sagrado... Dios no es el T como si fuera respecto a m otro yo extrao. Esten el yo, pero tambin sobre el yo; por estar sobre el yo como Yo absoluto, est en el yohumano como su ms honda raz y fundamento (H. U. von Balthasar, La oracincontemplativa, Madrid, 1985. p. 16).

    49 Cfr. M. Eliade, o. c., p. 202s. De ah que pudiera decir Novalis que no estabanequivocados los antiguos sabios cuando buscaban en el agua el origen de las cosas, pues

    19

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    20/22

    todas las sensaciones de placer que experimentamos son tan slo modos diversos de fluiren nosotros ese agua primordial que hay en nuestro interior (Los discpulos de Sais,1798, cit. en G. Ravasi, El agua y la luz, Santander, 1991, pp. 18-19). Porque, comoexplicaba Bachelard, en el agua duermen las mismas potencias latentes que en el almade los hombres (G. Bachelard, o. c., p. 225).

    50 As lo cree tambin G. Tavard, o. c., pp. 33-39. Dios no fabrica el mundo, ni loconstruye: le hace ser. Y por eso, porque Dios es el que hace ser a todo lo dems, noest en paralelo con nada, es -en ajustada expresin de Zubiri- ortogonal operpendicular a las criaturas. Ser para la criatura significa estar siendo trada al ser;pero no por alguien a su nivel que le devorase el propio espacio, sino por el creador quese lo est abriendo y otorgando.

    51 emprender: en el sentido de aprehender, apresar, dominar.

    52 Pseudo Dionisio, Los nombres de Dios IV, 13.

    53 C. P. Thompson, Canciones en la noche. Estudio sobre san Juan de la Cruz, Madrid,2002, p. 118.

    54 Ibid., p. 119.

    55 San Atanasio, De Incarnatione 45: PG 25.177. Cfr. San Agustn, Confesiones I, 2, 2.

    56 San Gregorio Magno, Moralia in Job 1.10: PL 928. En trminos parecidos sepronunciaba un gran mstico contemporneo, el padre Sofronio del Monte Athos, cuando

    preguntado por la posibilidad del infierno, qu pasara si alguien se negara a abrir sucorazn a ese amor que se le ofrece, respondi: Tenga por seguro que mientras hayaalguien en el infierno, Cristo est all con l (Cfr. Archimandrita Sophrony, Ver a Dioscomo l es. Autobiografa espiritual. Salamanca. 2002).

    57 Algunos crticos han expresado sus reservas sobre este final del poema. MargaretWilson, aunque admite que el principio es magnfico, afirma: Es una lstima que acabetan falto de gracia. En concreto, nota una cada despus de la cancin quinta: Laestrofa se torna pedestre y el simbolismo de la fuente se reduce primero a una alegoramuy floja de la formacin de la Trinidad para vincularse luego con dificultad a la idea dela presencia de Dios en el Sacramento (M. Wilson, Saint John of the Cross: The Poems,

    Londres. 1975, pp. 35-36).

    58 A este respecto escriba Thomas Merton: La contemplacin es la ms alta expresinde la vida intelectual y espiritual del hombre... La vvida comprensin de que nuestravida y nuestro ser proceden de una Fuente invisible, trascendente e infinitamenteabundante. La contemplacin es, por encima de todo, la conciencia de la realidad de esaFuente. Conocer la Fuente, oscura, inexplicablemente, pero con una certidumbre que vams all de la razn y de la sencilla fe; es una especie de visin espiritual..., que ve sinver y conoce sin conocer. Es una profundidad de fe ms honda (T. Merton. Nuevassemillas de contemplacin, Buenos Aires, 1963, p. 15).

    59 D. Yndurin, San Juan de la Cruz. Poesa, Madrid. 1983. p. 221.

    20

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    21/22

    60 C. P. Thompson, o. c., p. 113, Conviccin que vuelve a repetir ms adelante: Elpoema es una amalgama y reelaboracin creativa donde la bsqueda de Nicodemo por lanoche se identifica con la sed de la mujer junto al pozo, a las que ambos encuentransolucin en el pan de vida, que tambin es la luz del mundo y el agua viva (p. 121). Ycon la que concluye: As, pues, puede ser mejor considerarlo como una meditacinsobre el tercer y cuarto captulo del Evangelio segn San Juan, presentado conimaginacin por el narrador en primera persona que adopta la voz de Nicodemo y la

    mujer de Samaria (p. 124).

    61 Segn la sugerente definicin de Michel de Certeau: el oxmoron pertenece a lacategora de los "metasememas" que remiten a un ms all del lenguaje, tal como lohace el demostrativo. Es un dectico: muestra lo que no dice. La combinacin de los dostrminos sustituye la existencia de un tercero y lo presenta como ausente. Crea unagujero en el lenguaje. Abre en l un sitio a lo indecible. Es un lenguaje que apunta a unno-lenguaje (M. de Certeau, La fable mystique, Pars, 1982 pp. 198-199; trad.espaola, Mxico, 1993, p. 174). Cfr. T. Polo, San Juan de la Cruz: La fuerza de un deciry la circulacin de la palabra, Madrid. 1993, p. 98ss.

    62 Como es sabido, el texto de Jn 7, 37-38 es un caso de exgesis polifnica,deliberadamente ambiguo para permitir ambas interpretaciones: la fuente es el coraznde Cristo, sin duda, pero tambin el corazn del creyente. ste bebe el agua delmanantial de Cristo, y luego ese agua se convierte en su seno en un manantialpermanente.

    63 J. Guilln, Lenguaje insuficiente. San Juan de la Cruz o lo inefable mstico, enLenguaje y poesa, Madrid, 1969, p. 80.

    64 Cfr. L. Massignon, Hocen Mansur Hallj; Diwan, Pars. 1955, Con el ojo del corazn

    vi a mi Seor / y le dije; Quin eres T? Y l me respondi: / T!.

    65 Cfr. Meister Eckhart, Deutsche Predigten und Traktate, ed. y trad. J. Quint, Zurc,1979.

    66 Esta dilatacin del deseo es lo que San Gregorio de Nisa denominaba con el trminoepctasis, en correspondencia con el texto paulino de Flp 3, 13: olvido lo que dej atrsy me lanzo a lo que est por delante (epecteinomenos), como tensin permanenteoriginada por el deseo de Dios: El participar de los bienes eternos acrecienta el deseo amedida que participa ms de ellos... El que sube no se detiene jams, va de ascenso enascenso, sin que tengan fin los grandes descubrimientos. El deseo del que sube jams se

    satisface con lo andado, sigue un deseo ms intenso, luego otro, ms profundo an, yotro y otros, que impulsan al alma a elevarse sin cesar por la ruta del infinito, anhelandosiempre bienes superiores (Homilas sobre el Cantar de los cantares 8, 1). Los deseosde Moiss quedan satisfechos justamente en la medida misma en que Moiss no quedasaciado, porque todo deseo del bien que lleva a esta ascensin sigue siemprecreciendo a medida que se acerca ms al bien. En esto consiste precisamente ver a Dios,en que crezca cada vez ms el deseo de verle (Vida de Moiss, XX, nn. 235-239).

    67 F. M. Dostoyevski, Los hermanos Karamazov, Parte IV, libro XI, cap. IV, en ObrasCompletas, ed. castellana de Augusto Vidal, estudio preliminar de J. L. Aranguren, vol.VIII, Edit. Vergara, Barcelona, 1969, p. 847.

    68 Cfr. S. Ros, El poema Que bien s yo la fonte; la plegaria eucarstica de un mstico,en Revista de Espiritualidad 54 (1995) 75-113. El hecho de que en el poema no

    21

  • 7/31/2019 La Experiencia Del Deseo Abisal La Fonte

    22/22

    aparezcan otros elementos sacramentales, el relato de la institucin, latransubstanciacin de las especies, no impide considerarlo como tal, puesto que laEucarista no se ordena ni culmina en la transubstanciacin de las especies, sino en latranspersonalizacin de los hombres: lo que est en juego y para lo que Cristo instituysu memorial, no son las substancias, sino las personas; de manera que si aqullas secambian, es para cambiar a quienes las reciben; la Eucarista no puede acabar sino en laconfiguracin con Cristo. Y eso es precisamente lo que canta el mstico en este poema.

    Mucho ms de lo supona H. Hatzfeld, Una explicacin estilstica del Cantar del alma quese huelga de conoscer a Dios por fe de San Juan de la Cruz, en Estudios literarios sobremstica espaola, Madrid, 1968, p. 348, y que repite M. de Santiago, San Juan de laCruz. Obra potica, Barcelona, 1989, diciendo que este poema es una consolacin paras mismo en la crcel de Toledo, o para un alma vacilante y asaltada de escrpulos, queno se trata de una experiencia mstica del santo, sino para consolarse a s mismo oconsolar a aquellos que no son msticos (pp. 41 y 45).

    69 J. Guilln, o. c., p. 109.

    70 M. de Unamuno, Epistolario indito, I (1894-1914), ed. Laureano Robles, Madrid,1991, carta 94, a Enrique Herrero Ducloux, enero 1906, p. 207. As lo expresaba tambinel poeta Francisco Brines en una reciente entrevista: Lo que tiene el arte -y la poesapor supuesto- es que te saca de tus propios lmites, y lo entiendes aunque no sea de tuenvoltura humana. Y por la emocin esttica te identificas con aquello. Al identificarte teemocionas. De ah pueden ocurrir cosas impensables que un discurso o ensayo nolograran. Si eres ateo, aunque oigas un sermn no crees en Dios. Pero el mismoagnstico lee a San Juan de la Cruz y se emociona. Y no por eso cree en la mstica, perocree en aqul que desde la mstica, desde su verdad, ha escrito ese poema tanmaravilloso (en Blanco y Negro Cultural630 (21-2-2004), p. 5).