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La de Bringas Por Benito Pérez Galdós

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LadeBringas

Por

BenitoPérezGaldós

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I

Era aquello... ¿cómo lo diré yo?... un gallardo artificio sepulcral deatrevidísima arquitectura, grandioso de traza, en ornamentos rico, por unaparteseveroyrectilíneoalamaneraviñolesca,porotramovido,ondulanteyquebradizoalausanzagótica,conciertosatisbosplaterescosdondemenossepensaba;yporfincresteríassemejantesalasdelestilotirolésqueprevaleceenlos kioskos. Tenía piramidal escalinata, zócalos greco-romanos, y luegomachones y paramentos ojivales, con pináculos, gárgolas y doseletes. Porarriba y por abajo, a izquierda y derecha, cantidad de antorchas, urnas,murciélagos, ánforas, búhos, coronas de siemprevivas, aladas clepsidras,guadañas,palmas,anguilasenroscadasyotrosemblemasdelmorirydelvivireterno.Estosobjetosseencaramabanunossobreotros,cualsisedisputasen,pulgadaapulgada,elsitioquehabíandeocupar.Enelcentrodelmausoleo,unangelón de buen tallo y mejores carnes se inclinaba sobra una lápida, enactitud atribulada y luctuosa, tapándose los ojos con la mano comoavergonzado de llorar; de cuya vergüenza se podía colegir que era varón.Teníaestecaballeritoalaymediaderizadasyfinísimasplumas,quelecaíanpor la trasera con desmayada gentileza, y calzaba sus pies de mujer conbotitos, coturnos o alpargatas; que de todo había un poco en aquellaelegantísima interpretación de la zapatería angelical. Por la cabeza le corríaunacomoguirnaldaconcintas,queseenredabandespuésensubrazoderecho.Siaprimeravistasepodíasospecharqueeltalgimoteabaporlamolestiadellevartantacosasobresí,alas,flores,cintajos,yplumas,améndeunrelojitodearena,bienprontosecaíaenlacuentadequeelmotivodesudueloeralatriste memoria de las virginales criaturas encerradas dentro del sarcófago.Publicaban desconsoladamente sus nombres diversas letras compungidas, decuyos trazos inferiores salían unos lagrimones que figuraban resbalar por elmármolalmododebabasescurridizas.Portalmododeexpresiónlasafligidasletrascontribuíanalmelancólicoefectodelmonumento.

Pero lo más bonito era quizás el sauce, ese arbolito sentimental que deantiguonombranllorón,yquedesdelallegadadelaRetóricaalmundovieneteniendo una participación más o menos criminal en toda elegía que secomete. Su ondulado tronco elevábase junto al cenotafio, y de las altasesparcidas ramas caía la lluvia, de hojitas tenues, desmayadas, agonizantes.Dabanganasdehacerleoleralgúnfuertealcaloideparaquesedespabilaseyvolviera en sí de su poético síncope. El tal sauce era irremplazable en unaépocaenqueaúnnosehacía leñade losárbolesdel romanticismo.Elsueloestabasembradodegraciosasplantasyflores,queseerguíansobre tallosdediversos tamaños. Había margaritas, pensamientos, pasionarias, girasoles,

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lirios y tulipanes enormes, todos respetuosamente inclinados en señal detristeza... El fondo o perspectiva consistía en el progresivo alejamiento deotros saucesdemenos talla, que se iban a llorar amocoybaba caminodelhorizonte. Más allá veíanse suaves contornos de montañas, que ondulabancayéndosecomosiestuvieranbebidas;luegohabíaunpocodemar,otropocoderío,elconfusoperfildeunaciudadcongóticastorresyalmenas;yarriba,enelespaciodestinadoalcielo,unaobleaquedebíadeser laLunaa juzgarporlosblancosreflejosdeellaqueesmaltabanlasaguasylosmontes.

Elcolordeestabellaobradearteeracastaño,negroyrubio.Lagradacióndeloscuroalclaroservíaparaproducirilusionesdeperspectivaaérea.Estabaencerradaenunóvaloquepodríatenermediavaraensudiámetromayor,yelaspectodeellanoerademancha sinodedibujo,hallándoseexpresado todopormediodetrazosopuntos.¿Eratalladulce,aguafuerte,planchadeacero,bojopacienzudaobraejecutadaapuntadelápizdurooconplumaalatintachina?...Reparadenlonimio,escrupulosoyfirmedetandifícil trabajo.Lashojasdelsaucesepodríancontarunaporuna.Elartistahabíaqueridoexpresarel conjunto, no por el conjunto mismo sino por la suma de pormenores,copiandoindoctamentealaNaturaleza;yparaobtenerelfollaje,tuvolasantacalma de calzarse las hojitas todas una después de otra. Habíalas tandiminutas,queno sepodíanver sinoconmicroscopio.Todoel claro-oscurodelsepulcroconsistíaenmenudosórdenesdebienagrupadaslíneas,formandopeine y enrejadosmás omenos ligeros según la diferente intensidad de losvalores.En elmodelado del angelote había tintas tan delicadas, que sólo seformabandeunanebulosadepuntos pequeñísimos.Parecía quehabía caídoarenillasobreelfondoblanco.Lostalespuntos,imitandoelestilodelatalladulce,seespesabanenlososcuros,serarificabanydesvanecíanenlosclaros,dandodesí,conestaalternaybiendistribuidamasa, la ilusióndel relieve...Era,en fin,el talcenotafioun trabajodepelooenpelo,génerodeartequetuvociertaboga,ysuautorD.FranciscoBringasdemostrabaenélhabilidadbenedictina,unalimpiezademanosyunaseguridaddevistaquerayabanenlomaravilloso,sinounpoquitomásallá.

II

Era un delicado obsequio con el cual quería nuestro buen Thiers pagardiferentes deudas de gratitud a su insigne amigoD.ManuelMaría José delPez. Este próvido sujeto administrativo había dado a la familia Bringas enMarzodeaquelaño(1868)nuevaspruebasdesugenerosidad.SinaguardaraquePaquitosehiciera licenciadoendoso tresDerechos,habíaleadjudicadounempleílloenHaciendaconcincomilrealetes,loquenoesmalprincipiode

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carreraburocráticaa losdiezyseisañosmalcumplidos.Toda lasaldeestenombramiento, quepor lo tempranoparecía el aguadel bautismo, estaba enqueminiño,atareadoconsusclasesdelaUniversidadyconaquellaslecturasde Filosofía de laHistoria y deDerecho deGentes a que se entregaba confuror, no ponía los pies en la oficinamás que para cobrar los cuatrocientosdiezyseisrealesypicoqueleregalábamoscadamesporsulindacara.

AunqueenelengreídomeollodeRosalíaBringassehabía incrustrado laidea de que la credencial aquella no era favor sino el cumplimiento de undeberdelEstadoparaconlosespañolitosprecoces,estabaagradecidísimaaladiligenciaconquePezhizoentenderycumpliralapatriasusobligaciones.Elreconocimiento de D. Francisco, mucho más fervoroso, no acertaba aencontrarparamanifestarsemediosproporcionadosasuintensidad.Unregalo,sihabíadesercorrespondientealamagnituddelfavor,nocabíadentrodelosestrechosposiblesdelafamilia.Habíaquepensarenalgooriginal,admirabley valioso que al bendito señor no le costara dinero, algo que brotase de sufecunda cabeza y tomara cuerpoy vida en sus plasmantesmanos de artista.Dios,queatodoatiende,arreglólacosaconformealosnoblesdeseosdemiamigo.Unañoantessehabíallevadodeestemundo,paraadornarconellasugloria,alamayordelashijasdePez,interesanteseñoritadequinceaños.Ladesconsolada madre conservaba los hermosos cabellos de Juanita y andababuscando un habilidoso que hiciera con ellos una obra conmemorativa yornamentaldeesasqueyasóloseven,marchitasysucias,enelescaparatedeanticuadospeluquerosoenalgunosnichosdeCamposanto.LoquelaseñoradePez quería era... algo comoponer en verso una cosa poética que está enprosa. No tenía ella, sin duda por bastante elocuentes las espesas guedejas,olorosas aún, entre cuya maraña creyérase escondida parte del alma de lapobreniña.Quería lamadrequeaquellofuerabonitoyquehablara lenguajesemejantealquehablanlosversoscomunes,laescayola,lasfloresdetrapo,lapurpurinaylosNocturnosfácilesparapiano.EnteradoBringasdeesteantojodeCarolina,lanzócontodoelvigordesuespírituelgritodeuneureka.Élibaaserelversificador.

«Yo, señora, yo...»—tartamudeó, conteniendo a duras penas el fervorartísticoquellenabasualma.

—Esverdad...Usted sabráhaceresocomootrasmuchascosas.Esustedtanhábil...

—¿Dequécoloreselcabello?

—Ahoramismo lo verá usted—dijo lamamá abriendo, no sin emoción,unacajitaquehabíasidodedulces,yerayadepósitoazulyrosadefúnebresmemorias—.Veaustedquétrenza...esdeuncastañohermosísimo.

—¡Oh!, sí, ¡soberbio!—profirió Bringas temblando de gozo—. Pero nos

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hacíafaltaunpocoderubio.

—¿Rubio?...Yotengodetodoscolores.VeaustedestosrizosdemiArturínquesememurióalostresaños.

—Deliciosotono.Esoropuro...¿Yesterubioclaro?

—¡Ah!, la cabellera de Joaquín. Se la cortamos a los diez años. ¡Quélástima! Parecía una pintura. Fue un dolormeter la tijera en aquella cabezaincomparable... pero el médico no quiso transigir. Joaquín estabaconvalecientedeuntabardillo,ysucaraahiladaapenasseveíadentrodeaquelsoldepelos.

—Bien, bien; tenemos castaño y dos tonos de rubio. Para entonar novendríamalunpocodenegro...

—UtilizaremoselpelodeRosa.Hija,tráemeunodetusañadidos.

D.Franciscotomó,noyaentusiasmado,sinoextático,laguedejaqueseleofreció.

«Ahora...—dijo algo balbuciente—. Porque verá usted, Carolina... tengouna idea... la estoy viendo. Es un cenotafio en campo funeral, con sauces,muchasflores...Esdenoche».

—¿Denoche?

—Quiero decir, que para dar melancolía al paisaje del fondo, convieneponerlo todo en cierta penumbra... Habrá agua, allá, allá, muy lejos, unasuperficietranquiiiila,unbruñidoespeeeejo...¿mecomprendeusted?...

—¿Quéesello?,¿agua,cristal...?

—Un lago, señora, una, especie de bahía. Fíjese usted: los saucesextiendenlasramasasí...comosigotearan.Porentreelfollajesealcanzaavereldiscodelaluna,cuyaluzpálidaplatealascumbresdeloscerroslejanos,yproduceuntemblorcito...¿estáusted?,untemblorcitosobrelasuperficie...

—¡Oh!, sí... del agua.Comprendido, comprendido. ¡Loqueausted se leocurre...!

—Puesbien,señora,paraestebonitoefectomeharíanfaltaalgunascanas.

—¡Jesús!,¡canas!...Meríotontamentedelapurodeustedporunacosaquetenemostandesobra...Veaustedmicosecha,Sr.D.Francisco.Noquisierayopoder proporcionar a usted en tanta abundancia esos rayos de luna que lehacenfalta...Conesteañadido(Sacandounolargoycopioso.)nolloraráustedporcanas...

TomóBringaselblancomechón,yjuntándoloalosdemás,oprimiolotodocontrasupechoconespasmodeartista.Tenía, ¡ohdicha!,orodedos tonos,

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nítidayrelucienteplata,ébanoyaquelcastañosienosoyrománticoquehabíadeserlanotadominante.

«Loque sí espero de la rectitudde usted—dijoCarolina, disimulando ladesconfianzaconlacortesía—,esqueporningúncasointroduzcaenlaobracabelloquenoseanuestro.Todosehadehacerconpelodelafamilia».

—Señora,¡porlosclavosdeCristo!...¿Mecreeustedcapazdeadulterar...?

—No... no, si nodigo...Es que los artistas, cuando se dejan llevar de lainspiración (Riendo.) pierden toda ideademoralidad, y con tal de lograrunefecto...

—¡Carolina!...

Saliódelacasaelbuenamigo,febrilytembliqueante.Teníalaenfermedadepiléptica de la gestación artística. La obra, recién encarnada en su mente,anunciaba ya con íntimos rebullicios que era un ser vivo, y se desarrollabapotentísima oprimiendo las paredes del cerebro y excitando los paresnerviosos,quellevabaninexplicablessensacionesdeahogoalarespiración,ala epidermis hormiguilla, a las extremidades desasosiego, y al ser todoimpaciencia, temores, no sé qué más... Al mismo tiempo su fantasía seregalaba de antemano con la imagen de la obra, figurándosela ya parida ypalpitante,completa,acabada,conlaformadelmoldeenqueestuviera.Otrasvecesveíalanacerporpartes,asomandoahoraunmiembro,luegootro,hastaque toda entera aparecía en el reino de la luz.Veíami enfermo idealista elcenotafiodeentremezcladosórdenesdearquitectura,elángelllorón,elsaucecompungidoconsusramascolgantes,comobabasqueselecaenalcielo,lasfloresquepor todaspartesesmaltabanelpiso, los términos lejanoscon todaaquellatristezalacustreylunática...Interrumpiendoestahermosavisióndelaobranon-nata, llameabanenelcerebrodelartista,almodode fuegos fatuos(natural complemento de una cosa tan funeraria), ciertas ideas atañederas alpresupuestode laobra.Bringas las acariciaba,prestándoles aquella atenciónde hombre práctico que no excluía en él las desazones espasmódicas de lacreacióngenial.Contandomentalmente,decía:

III

«Gomalaca:dosrealesymedio.Atodotirargastarécincoreales...Unastenacillasdeflorista,pueslasquetengosonunpocogruesas:tresreales.Uncristalbien limpio:realymedio.Cuatrodocenasdepistilosmuymenudos,anoserquepuedahacerlosdepelo,quelohedeintentar:dosymedio.Total:quince reales. Luego viene lo más costoso, que es el cristal convexo y el

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marco;peropiensoutilizareldelperritobordadodemiprimaJosefa,dándoleunamano de purpurina. En fin, con purpurina, cristal convexo, colgadero eimprevistos...vendráaimportartodounosveintiochoatreintareales».

Aldía siguiente,queeradomingo,pusomanosa laobra.Nogustándoleninguno de los dibujos de monumento fúnebre que en su colección tenía,resolvióhaceruno;mascomonoladabaelnaipeporlainvención,compuso,con partes tomadas de obras diferentes, el bien trabado conjunto que antesdescribí.ProcedíaelsaucedeLatumbadeNapoleónenSantaElena;elángelquehacíapucheroshabíavenidodeltúmuloquepusieronenelEscorialparalos funerales de una de las mujeres de Fernando VII, y la lontananza fuetomada de un grabadito de no sé qué librote Lamartinesco que era todo unpurojarabe.Finalmente,lasfloreslascosechóBringaseneljardíndeunlibroilustradosobreelLenguajedelastales,queproveníadelabibliotecadedoñaCándida.

Este trabajo previo del dibujo ocupó al artista como media semana, yquedótansatisfechodeél,quehubodeotorgarseasímismo,enelsilenciodelafalsamodestia,ardientesplácemes.«Estátodotanpropio—decíalaPipaónconentusiasmointeligente—,quepareceseestáviendoelaguamansay losrayosdelalunahaciendoenellacomounascosquillasdeluz...».

Pegó Bringas su dibujo sobre un tablero, y puso encima el cristal,adaptándoloyfijándolodetalmodoquenosepudiesemover.Hechoesto,lodemás era puro trabajo de habilidad, paciencia y pulcritud. Consistía en irexpresando con pelos pegados en la superficie superior del cristal todas laslíneas del dibujo que debajo estaba, tarea verdaderamente peliaguda, por ladificultaddemanejarcosatansutilyescurridizacomoeselhumanocabello.Enlasgrandeslíneasmenosmal;perocuandohabíaquerepresentarsombras,pormedioderayadosmásomenosfinos,elartistaempleabaseriesdepeloscortados del tamaño necesario, los cuales iba pegando cuidadosamente congomalaca,encaliente,hastaimitarelrayadodelburilenlaplanchadeacerooenelboj.Enlastintasmuyfinas,Bringashabíaextremadoysutilizadosuartehasta llegar a lo microscópico. Era un innovador. Ningún capilífice habíadiscurridohastaentonceshacerpuntosdepelo,picandoestecontijerashastaobtenercuerpecillosqueparecíanmoléculas,ypegar luegoestospuntosunocerca de otro, jamás unidos, de modo que imitasen el punteado de la talladulce.Usabaparaestofinísimospinceles,yaunplumasdepajaritosafiladasconsaliva;ydespuésdebienpicadoelcabellosobreuncristal,ibacogiendocada punto para ponerlo en su sitio, previamente untado de laca. Lacombinacióndetonosaumentabalaenredosaprolijidaddeestaobra,puesparaqueresultasearmónica,conveníaponeraquícastaño,allánegro,porestaotraparterubio,oroenloscabellosdelángel,plataentodoloqueestuvieradebajodelfuerodelaclaridadlunar.Perodetodotriunfabaaquelbendito.¿Ycómo

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no,sisusmanosparecíaquenotocabanlascosas;sisuvistaeracomoladeunlince, y sus dedos debían de ser dedos del céfiro que acaricia las flores sinajarlas?... ¡Quédiablodehombre!Habría sido capazdehacerun rosariodegranosdearena,siseponeaello,odereproducirlacatedraldeToledoenunacáscaradeavellana.

TodoelmesdeMarzoselollevóenelcenotafioyenelsauce,cuyashojasfueronbrotandounaporuna, y amediadosdeAbril tenía el ángelbrazosycabeza.Cuantosveíanestamaravillaquedábanseprendadosdelaoriginalidady hermosura de ella y ponían aD. Francisco entre losmás eximios artistas,asegurando que si viese tal obra algún extranjerazo, algún inglesote rico deesosquesuelenveniraEspañaenbuscadecosasbuenas,daríanporellaunaporradadedineroyselallevaríanalospaísesquesabenapreciarlasobrasdelingenio.TeníaBringassutallerenelenormehuecodeunaventanaquedabaalCampodelMoro...

Porque la familia vivía en Palacio en una de las habitaciones del pisosegundoquesirvendealberguealosempleadosdelaCasaReal.

Embelesadoconlaobradepelo,semeolvidódecirquealláporFebrerodel68D.FranciscofuenombradooficialprimerodelaIntendenciadelRealPatrimoniocontreintamilrealesdesueldo,casalmédico,botica,agua,leñaydemás ventajas inherentes a la vecindad regia. Tal canonjía realizaba lasaspiracionesde toda suvida,ynocambiaraThiers aquel supuesto tanalto,seguro y respetuoso por la silla del Primado de las Españas.Amargaban sucontentolasvocesquecorríanenaquelcondenadoaño68sobresihabríaonotrastornoshorrorosos,yeltemordequelallamadarevoluciónestallaraalfincon estruendo. Aunque la idea del acabamiento de la monarquía sonabasiempreenelcerebrodelbuenhombrecomounaideaabsurda,algoasícomoeldesequilibriodelosorbesplanetarios,siemprequeenuncaféotertuliaoíavaticiniosde jarana,anunciosde lagorda,ocomentarios lúgubresde lomalqueibanelGobiernoylaReina,leentrabaunciertocalofrío,yelcorazónselecontraíahastaponérsele,asuparecer,deltamañodeunabellota.

Ciento veinte y cuatro escalones tenía que subir D. Francisco por laescaleradeDamasparallegardesdeelpatioalpisosegundodePalacio,pisoque constituye con el tercero una verdadera ciudad, asentada sobre losespléndidos techos de la regia morada. Esta ciudad, donde alternanpacíficamentearistocracia,clasemediaypueblo,esunarealrepúblicaquelosmonarcas se han puesto por corona, y engarzadas en su inmenso circuito,guardamuestras diversas de toda clase de personas. La primera vez queD.Manuel Pez y yo fuimos a visitar a Bringas en su nuevo domicilio, nosperdimosenaqueldédalodondeniélniyohabíamosentradonunca.Alpisarsu primer recinto, entrando por la escalera de Damas, un cancerbero consombrerodetrespicos,despuésdetomarnoslafiliación,indiconoselcamino

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que habíamos de seguir para dar con la casa de nuestro amigo. «Tuercenustedesalaizquierda,despuésaladerecha...Hayunaescalerita.Despuéssebajaotravez...Número67».

IV

¡Quesiquieres!...Echamosaandarporaquelpasillodebaldosinesrojos,al cualyo llamaríacalleocallejónpor sumagnitud,porestaralumbradoenalgunaspartesconmecherosdegasyporlosángulosyvueltasquehace.Detrecho en trecho encontrábamos espacios, quenodudo en llamarplazoletas,inundadosdeluzsolar,lacualentrabaporgrandeshuecosabiertosalpatio.Laclaridaddeldía,reflejadaporlasparedesblancas,penetrabaalolargodelospasadizos, callejones, túneles o como quiera llamárseles, se perdía y sedesmayaba en ellos, hasta morir completamente a la vista de las rojizosabanicosdelgas,queseagitabantemblandodentrodeunahumadocírculoybajoundoseletedelatón.

En todas partes hallábamos puertas de cuarterones, unas recién pintadas,descoloridas y apolilladas otras, numeradas todas; mas en ningunadescubrimos el guarismo que buscábamos. En esta veíamos pendiente unlujoso cordón de seda, despojo de la tapicería palaciega; en aquella undeshilachado cordel. Con tal signo algunas viviendas acusaban arreglo ylimpieza, otras desorden o escasez, y los trozos de estera de alfombra queasomaban por bajo de las puertas también nos decían algo de la especialaposentación de cada interior. Hallábamos domicilios deshabitados, conpuertastelarañosas,rejasenmohecidas,yporalgunoshuecostapadosconrotasalambrerassoplabaelairetrayéndonoselvahofríodeestanciassolitarias.Porciertoslugaresanduvimosqueparecíanbarriosabandonados,ylasbóvedasdedesigual alturadevolvíanconeco triste el sonardenuestrospasos.Subimosuna escalera, bajamos otra, y creo que tornamos a subir, pues resueltos abuscarpornosotrosmismoseldichosonúmero,nopreguntábamosaningúntranseúnte, prefiriendo el grato afán de la exploración por lugares tanmisteriosos. La idea de perdernos no nos contrariaba mucho, porquesaboreábamosdeantemanomanoelgustodesaliralfinapuertosinauxiliodeprácticoyporvirtuddenuestropropio instinto topográfico.El laberintonosatraía,yadelante,adelantesiempre,seguíamos tanprontoalumbradosporelsolcomoporelgas,describiendoángulosymásángulos.Detrechoentrechoalgún ventanón abierto sobre la terraza nos corregía los defectos de nuestraderrota, y mirando a la cúpula de la capilla, nos orientábamos y fijábamosnuestraverdaderaposición.

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«Aquí—dijoPezalgoimpaciente—,nosepuedevenirsinunplanoyagujademarear. Esto debe de ser el ala delMediodía.Mire usted los techos delSalóndeColumnasydelaescalera...¡Quémoles!».

Enefecto,grandesformaspiramidalesforradasdeplomonosindicabanlasgrandestechumbresencuyasuperficieinferiorhacenvolatineslosangelonesdeBayeu.

A lomejor, andando siempre, nos encontrábamos en un espacio cerradoquerecibíalaluzdeclaraboyasabiertaseneltecho,yteníamosqueregresaren busca de salida. Viendo por fuera la correcta mole del alcázar, no secomprenden las irregularidadesdeaquelpueblofabricadoensuspisosaltos.Es que durante un siglo no se ha hecho allí más que modificar a troche ymoche la distribución primitiva, tapiando por aquí, abriendo por allá,condenando escaleras, ensanchando unas habitaciones a costa de otras,convirtiendolacalleenviviendaylaviviendaencalle,agujerandoparedesycerrando huecos. Hay escaleras que empiezan y no acaban; vestíbulos oplazoletasenquesevenblanqueadastechumbresquefuerondehabitacionesinferiores.Hay palomares donde antes hubo salones, y salas que un tiempofueroncajadeunagallardaescalera.Lasdecaracol se encuentranenvariospuntos,sinquesesepaadóndevanaparar,ypuertas tabicadas,huecosconalambrera,trasloscualesnosevemásquesoledad,polvoytinieblas.

A un sitio llegamos donde Pez dijo: «esto es un barrio popular».Vimosmedia docenas de chicos que jugaban a los soldados con gorros de papel,espadas y fusiles de caña.Más allá, en un espacio ancho y alumbrado porenormeventanaconreja, lascuerdasderopapuestaasecarnosobligabanabajar la cabeza para seguir andando. En las paredes no faltaban muñecospintados ni inscripciones indecorosas. No pocas puertas de las viviendasestaban abiertas, ypor ellas veíamos cocinas con suspucheroshumeantesylos vasares orlados de cenefas de papel. Algunas mujeres lavaban ropa engrandes artesones, otras se estaban peinando fuera de las puertas, como sidijéramos,enmediodelacalle.

«Vanustedesperdidos»—nosdijounaqueteníaenbrazosunmuchachónforradoenbayetasamarillas.

—BuscamoslacasadeD.FranciscoBringas.

—¿Bringas?... ya, ya sé—dijo una anciana que estaba sentada junto a lagran reja—. Aquí cerca. No tienen ustedes más que bajar por la primeraescaleradecaracolyluegodarmediavuelta...Bringas,sí,eselsacristándelaCapilla.

—¿Qué está usted diciendo, señora? Buscamos al oficial primero de laIntendencia.

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—Entoncesseráabajo,enlaterraza.¿Sabenustedesiralafuente?

—No.

—¿SabenlaescaleradeCáceres?

—Tampoco.

—¿Sabeneloratorio?

—Nosabemosnada.

—¿Yelcorodeloratorio?¿Ylospalomares?

Resultado: queno conocíamosningunapartede aquel laberínticopuebloformado de recovecos, burladeros y sorpresas, capricho de la arquitectura ymofa de la simetría. Pero nuestra impericia no se daba por vencida, yrechazamoslasofertasdeunmuchachoquequisosernuestroguía.

«Estamos en el ala de la Plaza de Oriente, es a saber, en el hemisferioopuestoalquehabitanuestroamigo—dijoPezconciertoénfasisgeográficode personaje de Julio Verne—. Propongámonos trasladarnos al ala dePoniente,paralocualnosofrecenseguromediodeorientaciónlacúpuladelaCapilla y los techos de la escalera. Una vez posesionados del cuerpo deOccidente, hemos de ser tontos si no damos con la casa deBringas.Yo novuelvomásaquísinunbuenplano,brújula...yprovisionesdeboca».

Antesdepartirparaaquellasegundaetapadenuestroviaje,miramosporelventanónelhermosopanoramadelaPlazadeOrienteylapartedeMadridquedesde allí se descubre, con más de cincuenta cúpulas, espadañas ycampanarios.El caballodeFelipe IVnosparecíaun juguete, elTeatroRealunabarraca,yelplanosuperiordelcornisamentodePalaciounanchopuentesobre el precipicio, por donde podría correr con holgura quien no padecieravértigos. Más abajo de donde estábamos tenían sus nidos las palomas, aquienesvelamosprecipitarseenelhondoabismodelaPlaza,enparejasoengrupos,ysubir luegoenvelocísimacurvaaposarseenloscapitelesyenlasmolduras.Susarrullosparecentaninherentesaledificiocomolaspiedrasquelocomponen.En los infinitoshuecosdeaquella fabricadamontañahabita lasalvaje república de palomas, ocupándola con regio y no disputado señorío.Son los parásitos queviven entre las arrugas de la epidermis del coloso.Esfamaqueno les importannada lasrevoluciones;nienaquel libreaire,nienaquella secular roca hay nada que turbe el augusto dominio de estas reinasindiscutidaseindiscutibles.

Andando. Pez había adquirido en los libritos de Verne nocionesgeográficas;selasechabadeprácticoyacadapasomedecía:«Ahoravamospor elMediodía... Forzosamente hemos de encontrar el paso de poniente anuestraderecha...Podemosbajarsinmiedoalpisosegundoporestaescalera

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de caracol... Bien... ¿en dónde estamos?Ya no se ve la cúpula, ni un tristepararrayos.Estamosenlossombríosreinosdelgas...Puesvolvamosarribaporestaotraescaleraquesenosvienealamano...¿Quéesesto?¿NoshallamosotravezenelaladeOriente?Sí,porquemirandoalpatioporestaventana,lacúpulaestáanuestraderecha...Creaustedqueesebosquedechimeneasmecausamareo.Parécemequenavegoyquetodaestamoledatumboscomounbarco.Aesteladoparecequeestálafuente,porquevanyvienenmujeresconcántaros...Ea,yomerindo,yopidopráctico,yonodoyunpasomás...Hemosandadomásdemedialeguaynopuedoconmicuerpo...Unguía,unguía,yquemesaquenprontodeaquí».

LaProvidenciadeparonosnuestrasalvaciónenlaconsiderablepersonadelaviudadeGarcíaGrande,quesenospareciódeimprovisosaliendodeunadelasmásfeasymásroñosaspuertasqueanuestroladoveíamos.

V

Cuántonosalegramosdeaquel encuentro,nohayparaquédecirlo.Ella,porelcontrario,pareciomesorprendidadesagradablemente,comapersonaquenoquiereservistaenlugaresimpropiosdesujerarquía.Susprimeraspalabras,dichas a tropezones y entremezcladas con las fórmulas del saludo,confirmaronaquelmimododepensar.

«Nolesruegoquepasen,porqueestanoesmicasa...Meheinstaladoaquíprovisionalmente,mientras se arregla lahabitaciónde abajodondeestaba lagenerala.Esestounhorror,unacosaatroz...SuMajestadseempeñóenquehabíadeaposentarmeenPalacioynohepodidonegarmeaello...«Candidita,nopuedovivir lejosde ti...Candidita,venteconmigo...Candidita,dispóndetodo loqueestédesocupadoarriba...»Nada,nada,puesaPalacio.Metomismueblesensietecarrosdemudanza,ymeencuentroconqueelcuartodelageneralaestállenodealbañiles...¡Esunhorror!...secaeuntabique...elestucoperdido... losbaldosines tecleanbajo lospies...En fin, que tengoquemetermisqueridos trastos en este aposento,bastantegrande, sí, pero incapazparamí...VeríanustedeslasdostablasdeRafaeltiradasporelsuelo,revueltasconlavajilla;elgranlienzodeTristáncontralapared;lasporcelanasmetidasenpaja todavía; las mesas patas arriba; las lámparas y los biombos y otrasmuchas cosas en desorden, esperando sitio, todo hecho una atrocidad, unhorror...Créanlo,estoynerviosa.Acostumbradaavermiscosasarregladasmeabrumalaestrechez,lafaltadeespacio...Yestavecindaddemozasderetrete,deporterosdebanda,pinchesycasilleresmeenfadaloqueustedesnopuedenfigurarse.SuMajestadmeperdone; perobienmepodía haber dejado enmi

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casa de la calle de la Cruzada, grandona, friota, eso sí; pero de unacomodidad... No me faltaba sitio para nada y todos los tapices estabancolgados.Aquínosé,nosé...Creoqueenlahabitaciónquevoyaocuparhadefaltarmetambiénsitioparatodo...¡Quéhemosdehacer!...allávanleyesdoquierenreyes».

Dijoestoentonodejovialconformidad,cualpersonaquesacrificabasusgustos y su bienestar al amistoso capricho de una Reina. Guiábanos por elcorredor, y cuando salimos a la terrazapara acortar camino, señaló con aireimponenteaunafiladepuertasdiciendo:

«Estaparteeslaquevoyaocupar.LadePortasemudóalladodealláparadejarme sitio... Derribo tabiques para unir dos habitaciones y ponerme encomunicaciónconlaescaleradeCáceres,porlacualpuedobajarfácilmentealagaleríaprincipalyentrarenlaCámara...Mandoponertreschimeneasmásyunaseriedemamparas...».

D. Manuel, como hombre muy político, apoyaba estas razones; perodemasiado sabía con quién hablaba y el caso que debía hacer de aquellascacareadasgrandezas.Pormiparte,comolaviudadeGarcíaGrandemeeraaúnpuntomenosquedesconocida,puesmifamiliartratoconellaseverificómástarde,enlostiemposdeMáximoManso,miamigo,todocuantoaquellaseñoradijomelotragué,ylomenosquemeocurríaeraqueestabahablandocon el más próximo pariente de S. M. Aquel derribar de tabiques y aqueldisponerobrasymudanzas,hicieronenmicandidezelefectodeunlenguajeregio hablado desde la penúltima grada de un trono.El respetome impedíadesplegarloslabios.

Llegamos por fin a las habitaciones de Bringas. Comprendimos quehabíamospasadoporellasinconocerla,porestarborradoelnúmero.Eraunahermosa y amplia vivienda, de pocos pero tan grandes aposentos, que lacapacidadsuplíaalnúmerodeellos.Losmueblesdenuestroamigoholgabanen la vasta sala de abovedado techo; pero el retrato de D. Juan de Pipaón,suspendido frente a la puerta de entrada, decía con sus sagaces ojos a todovisitante:«Aquísíqueestamosbien».PorlasventanasquecaíanalCampodelMoro entraban torrentes de luz y alegría. No tenía despacho la casa; peroBringas se había arreglado uno muy bonito en el hueco de la ventana delgabinete principal, separándolo de la pieza con un cortinón de fieltro. Allícabían muy bien su mesa de trabajo, dos o tres sillas, y en la pared losestantillos de las herramientas con otros mil cachivaches de sus variadasindustrias. En la ventana del gabinete de la izquierda se había instaladoPaquitocontodoelfárragodesubiblioteca,papelotesyelcopiosoarchivodesusapuntesdeclase,queibaencaminodeabultartantocomoeldeSimancas.Estosdosgabineteserananchosydebóveda,yenlapareddelfondotenían,como la sala, sendas alcobas de capacidad catedralesca, sin estuco,

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blanqueadas, cubiertos los pisos de estera de cordoncillo. Las tres alcobasrecibíanluzdelapuertaydeclaraboyasconrejadealambrequeseabríanalgran corredor-calle de la ciudad palatina. Por algunos de estos tragalucesentrabaenplenodíaresplandordegas.Enlaalcobadelgabinetedeladerechaseinstalóellechomatrimonial;ladelasala,queeramayorymásclara,servíaaRosalíadeguardarropa,ydecuartodelabor;ladelgabinetedelaizquierdase convirtió en comedor por su proximidad a la cocina. En dos piezasinterioresdormíanloshijos.

Ignoro si partió de la fértil fantasía de Bringas o de la pedantescaasimilacióndePaquitolaideadeponeralosaposentosdelahumildemoradanombresdefamosasestanciasdelpisoprincipal.Almesdehabitarallí,todoslosBringaschicosygrandesllamabanalasalaSalóndeEmbajadores,porserdestinadaavisitasdecumplidoyceremonia.Algabinetedeladerecha,dondeestabaeldespachodeThiersylaalcobaconyugal,selellamabaGasparini,sindudapor ser lomásbonitode lacasa.Elotrogabinete fuebautizadoconelnombre de la Saleta. El comedor-alcoba fue Salón de columnas; la alcoba-guardarroparecibiópormoteelCamón,deunaestanciadePalacioquesirvede sala de guardias, y a la pieza interior donde se planchaba, se la llamó laFurriela.

Parairasuoficina,D.Francisconoteníaquesaliralacalle.ObienbajabalaescaleradeCáceres,atravesandoluegoelpatio,obien,sieltiempoestaballuvioso, recorría laciudadaltahasta laescaleradeDamas,dirigiéndoseporlasarcadasalRealPatrimonio.Comosalíapocoalacalle,hastaelparaguashabía dejado de serle necesario en aquella feliz vivienda, complemento detodossusgustosydeseos.

EnlavecindadhabíafamiliasaquienesRosalía,contodosuorgullete,noteníamásremedioqueconceptuarsuperiores.Otrasestabanmuyporbajodesu grandeza pipaónica; pero con todas se trataba y a todas devolvió laceremoniosa visita inaugural de su residencia en la población superpalatina.DoñaCándida...

VI

Pero antes de seguir, quiero quitar de esta relación el estorbo de mipersonalidad, lo que lograré explicando en breves palabras el objeto de mivisitaalSr.deBringas.HabíayorematadounlotedeleñasyotrodehierbasenRiofrío;ycomoocurrieraninformalidadesgravesenlaadjudicación,tuveciertosdimesydiretesconunadministradorcillodelaCasaReal,dedondemevino el peligro de un pleito. Ya empezaba a sentir las pesadas caricias del

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procurador,cuandoresolvímatarlacuestiónensuorigen.D.ManuelPez,elarregladorde todas lascosas,el recomendadorsempiterno,elhombrede losvolantitosyde lasnotitas,brindoseasacarmedelpaso.Yo ledebíaalgunosfavores;perolosqueélmedebíaamíerandemayorimportanciaycuantía.Quiso,pues,nivelarmiagradecimientoconelsuyo,llevándomeenpersonaaveraloficialprimerodelPatrimonioparaquefueraasílarecomendaciónmásexpresiva y eficaz. Todo salió según el deseo de entrambos. Tan servicial ydiligentesemostróelbuenD.Francisco,quealosdosdíasdehaberlevisto,miasuntoestabazanjado.DoscaponesdeBayonayunadocenadebotellasdevinodemipropiacosechaleregaléel4deOctubre,díadesusanto,yaúnnomeparecióestafinezaproporcionadaalservicioquemehabíahecho.

ProsigoahoraconDoñaCándida.¡Oh,quémujer!,¡quéjarabedepicoelsuyo!Erafrecuenteoírleestafrase:«Mevoy,mevoy,quehadeveniravermemi administrador, y no quiero hacerle esperar. Es hombre ocupadísimo». Obien esta: «Anda algo atrasada ahora la cobranza de los alquileres de miscasas».MáximoManso,cuandoseponeacontarcosasdeella,empiezaynoconcluye.En1868estaseñoraconservabaaúnmuchapartedesuserantiguoydelasgrandezasdesureinadosocialduranteloscincoañosdeO'Donnell.Poraquel tiempo se comía precipitadamente los restos del caudal que allegó sumarido,ynohabíadíaenquenosaliesedelacasaunajoya,uncuadrito,unmueble con la misión de traer dineros para atender a las necesidadesdomésticas. De los conflictos con su casero, a quien debía medio año dealquileres,meocuparíasituvieseespacioparaello.LaReinalasalvódeestosapurillos,pagándole losatrasosdecasayofreciéndoleunahabitaciónen losaltosdePalacio,que la infeliznovacilóenaceptar... «Mehemetidoenesecuchitril por complacer a Su Majestad y estar cerca de ella, mientras mearreglan las piezasde la terraza... ¡Ay, quéposmade arquitecto!...Levoy acalentar las orejas...». Así se expresaba constantemente, y transcurrieronmuchos meses sin que la ilustre viuda abandonara su choza provisional.Cuando laencontramosPezyyo,y tuvimoselhonordequenosguiaraa lamoradadeBringas,ya llevabanmásdeunañodeabandonoypodredumbrelasfamosastablasdeRafael,elcuadrodeTristánylasotrasmilpreciosidadesquepormilagrodeDiosnoestabanenlosmuseos.

Era Cándida una de las más constantes visitas de los Bringas. Rosalíasentía hacia ella respetuoso afecto y la oía siempre con sumisión,conceptuándolacomogranautoridadenmateriassocialesyentodasuertedeelegancias. A los ojos de la señora de Thiers, el brillantísimo pasado deCándida había dejado, al borrarse del tiempo, resplandores de prestigio ynoblezaentornoalbustoromanoyaltiesoempaquedelailustreviuda.Estaaureola fascinaba a Rosalía, quien, extremando su respeto a las majestadescaídas,aparentaba,tomarenserioaquellodemiadministrador,miscasas...SeexpresabaCándidaentodaslasocasionesconundesparpajoyunaseguridady

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unbocaabajotodoelmundoquenodabanlugararéplica.VivíaenelaladeOriente,elbarriomáshumildedeloquehemosconvenidoenllamarciudad;peroningúnotrovecinodeestahacíamásvisitasniestabamástiempofuerade su domicilio. Todo el santo día lo pasaba de casa en casa, llamando adistintaspuertas,visitando,charlando,recorriendotodaslaspartesdelcolosodesdelascocinasalospalomares;yporlasnoches,sinhabersalidoalacalle,llegaba a su choza provisional tan rendida como si hubiera corrido medioMadrid.NoteníamásfamiliaqueunasobrinitallamadaIrene,deunosnueveo diez años, huérfana de un hermano de García Grande que había sidocaballerizodeS.M.EstaeralainseparableamiguitadelaniñadeBringas,yporlastardesselasveía,muñecaenmanoymeriendaenboca,jugandoenlaterrazaoenlaspartesmásclarasdeaquellasluengascallescubiertas.

La persona de más viso de cuantas allí vivían, y que en concepto deRosalíaocupabael lugar inmediatamente inferioralde la familia real,era lavivida del general Minio, camarera mayor de Su Majestad, personadistinguidísimaysin tachaporcualquier ladoquese lamirase.EnlaciudadllamábanlatodosporelcariñosoypopularnombrededoñaTula;peroRosalíajamás le apeabael título,y todoera:«condesaesto, condesa lootroy lodemás allá». Esta bondadosa y noble señora era hermana de la condesa deTelleríaydeAlejandroSánchezBotín,quehasidodiputadotantasvecesyhafigurado ya enmedia docena de partidos. Los Sánchez Botín son de buenafamilia, creo que de un alcurniado solar del Bierzo, y tienen parentesco,aunqueremoto,conlafamiliadeAransis.Enunmismodíasecasaronlasdoshermanas,MilagrosconelmarquésdeTellería,yGertrudis,queeralamayor,con el coronelMinio, que rápidamente ascendió a general, ganandobatallascortesanasenlasantecámaraspalatinas.NohabíadíadecumpleañosdeReyesoPríncipesenqueélnopescaraunacruzogrado.Cuandoyanolepodíandarnadasuperior,enordendemilicia,alosdosentorchados,meleagraciaronconel título de conde de Santa Bárbara (de una finca que tenía en Navarra),nombre que por tener cierto olorcillo de pólvora, cuadraba bien a su oficio,aunque se decía de él que nunca había olido más que la que gastamos ensalvas.Lafamadevalientequegozabadebiófundarseenqueeramuybruto.Eneldesordendenuestras ideasfácilmenteconvertimosenhéroesa losqueapenassabenescribirsunombre.LociertoesqueD.PedroMinio,marquésdeSanta Bárbara, era persona imponente en una parada, o pasando revista deinspecciónenloscuarteles,odandomilitaresgritosenlasvariasDireccionesquedesempeñó.Salvoalgunasescaramuzassinimportanciaenquetomópartedurante laprimeraguerra, civil, lahistoriamilitardenuestropaísno ledijonunca«estabocaesmía».PeropasaráalaposteridadporloscélebresdichosdelaespadadeDemóstenes,lateladePentecostésyelalmadeGaribaldi,poraquellodeiralaHabanahaciendoescalaenFilipinas,conotrascosillasque,coleccionadasporsussubalternos, formanundeliciosocentóndedisparates.

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La Reina los sabía de corrido y los contaba con mucha sal. Pero norevolvamoslascenizasdeestanulidad,dequienlacondesadecía,enelmásescondido pliegue de la confianza, que era una bestia condecorada, yocupémonosdesuviuda.

VII

EraentodotandistintadelamarquesadeTelleríaquenoparecíanhijasdelamismamadre.Tampocoteníasemejanza,nienlacondiciónnienlafigura,con su célebre hermano Alejandro Sánchez Botín, hombre de grandesarbitrios. Las raras prendas de que estaba adornada parece que tenían sucomplementoenotra formade ladistinciónhumana, ladesgracia,privilegiode los seres que se avecinan a lo perfecto. Los dos hijos que heredaron elnombre, la rudeza y los solecismos del general eran dos buenas alhajas. LoquepasóaquellamadremártirparahacerlesseguirlacarreradeCaballeríanoes para contado. Fueron cinco o seis años de cruel lucha con la barbarie ydesaplicacióndelosmuchachos,deunpugilatofatigosoconlosprofesores;ygraciasalnombreque llevabanya lascartitasqueescribíaencadacurso laReina, salieron adelante.Ya eran oficiales y estaban colocados, cuando unanuevaseriededisgustosamargabalaexistenciadedoñaTula.Nopasabamessinqueunodesuspimpolloshicieraalgunabarbaridad.Cuestiones,desafíos,borracheras,sumarias,timbas,trampas,eranlahistoriadetodoslosdías,ylamamá tenía que poner remedio a ello con las recomendaciones y con losdesembolsos.Llegóasentirsetanfatigada,quecuandoelmayor,quetambiénsellamabaPedroMinio,lemanifestóeldeseodeirseaCuba,notuvofuerzasparacontrariarle.Elotrosequeríacasarconunamujerdemalosantecedentes.Nueva batalla de la madre, que empleó, para evitarlo, cuantos recursos lepermitíansuconocimientodelmundoysualtaposición.Estaseñoradijounafrasequesequedógrabadaenlamentedecuantoslaoímos,gritoabsurdoydolorido del egoísmo contra lamaternidad, y que si no fuera una paradoja,seríablasfemiacontralaNaturalezaylaespeciehumana.Hablabandehijosyde las madres que deseaban tenerlos, así como de las que los tenían enexcesivo número. «¡Ah, los hijos!—dijo doña Tula con tristísimo acento—.Sonunaenfermedaddenuevemesesyunaconvalecenciadetodalavida».

Si los hijos de aquella señora eran idiotas, raquíticos y feos comodemonios, en cambio su hermana Milagros había dado al mundo cuatroángelesmarcadosdesdesuedadtiernaconelsellodelahermosura,lagraciayla discreción. Aquel Leopoldito tan travieso y mono; aquel Gustavito tanprecoz, tan sabidillo y sentado; aquel Luisito tan místico, que parecía unaprendiz de santo, y principalmente aquella María, de ojos verdes y perfil

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helénico,Venusextraídade las ruinasdeGrecia, soberanaesculturaviva,¿aquémadrenoenvanecerían?DoñaTulaadorabaasussobrinos.Eranparaellahijosquenolehabíancausadoningúndolor;hijosdeotraparalasmolestiasysuyospara lasgracias.AMaría,queporentoncescumplieraquinceaños, laadoraba con pasión de abuela, o sea dos veces madre, y la tenía un tantoconsentidaymimosa.IbalahermosaniñalosdomingosyjuevesapasarcondoñaTulatodoeldía;tambiénsolíairlosmartesylosviernes,yavecesloslunes y sábados. Los días de fiesta reuníanse allí varias amiguitas de lagenerala,entreellaslasniñasdeD.BuenaventuradeLantigua,yunaprimadeestas,hijadelcélebre jurisconsultoD. JuandeLantigua, lacual, sinoestoyequivocado,sellamabaGloria.

¡María Santísima!, ¡lo que parecía aquella terraza!Había ninfas de trajealtoquemuyprontoibaadescenderhastaelsuelo,yotrasdevestidobajoquedossemanasanteshabíasidoalto.Lasqueacababanderecibirlainvestidurademujeres se paseaban en grupos, cogidas del brazo, haciendo ensayos deformalidadydeconversaciónsosegadaydiscreta.Lasmáspequeñascorrían,enseñandohastamediapierna,ynoesaventuradodecirqueIsabelitaBringasy la sobrina de doña Cándida eran las que más alborotaban. Cuando poraquellas galerías conseguía deslizarse con furtivo atrevimiento algún novioagridulce,algúnpollancopretendiente,debastoncito,corbatadecolor,hongoclaro, y tal vez pitillo en boquilla de ámbar... ¡ayDiosmío!, ¿quién podríacontar las risas, los escondites, las sosadas, el juego inocente, la tonteríadeliciosadeaquellasfrescasalmasqueacababandeabrirsuscorolasalsoldelavida?Lasbrevescláusulasqueligerassecruzabaneran,porunlado,lomásinsulsodelperfeccionadolenguajesocial,yporotroelingenuobalbucirdelassociedades primitivas. En todos estos casos se repite incesantemente elprincipiodelmundo,estoes,lospruritosdelaCreación,elquererser.

LajuguetonabandadademujeresamedioformarinvadíaeldomiciliodeBringas.Rosalía,gozosadetratarsecondoñaTula,conlosTellerías,conlosLantiguas,recibíalasconlosbrazosabiertos,ylasobsequiabacondulces,quese hacía traer previamente de la repostería de Palacio. «Jueguen, enreden,griten y alboroten, que a mí no me incomodan»—les decía Bringasfestivamente desde el hueco de la ventana, donde estaba sumergido en elpiélagoinmensodesuspelos.Yellasnosehacíanderogar;abríanelpiano;unadeellasaporreabaunapolkaowals,ylasotras,abrazándoseenparejas,bailaban,volteabanalegres,riendo,chillandoybesándose.

«Bailen, corran; la casa es deustedes, niñas queridas»—decíaThiers sinapartar lavistade losátomosquepegabasobreelvidrio;yellas lo tomabantanalpiedelaletraquecorríandanzandodeGasparinialaSaletayasaltossemetían en el Camón y en Columnas. Pues digo... cuando les daba porrevolverle a Isabelita sus muñecas, era lo de empezar y no concluir.

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Precisamentelasmástalludaseranlasqueconmásfurorseentreteníanenestegraciosísimo simulacro de la vida doméstica, vistiendo y desnudandomujercitas de porcelana y estopa, arropando bebés con ojos de vidrio ymoviendolostrastosdeunacocinadehojalataodeungabinetedecartón.Loqueembargabaelánimodetodas,llegandohastaproducirrivalidades,eraunamuñecaenormequeD.AgustínCaballerolehabíamandadoaIsabelitadesdeBurdeos, la cual eraunabuenapieza;movía losojos,decíapapáymamáyteníaarticulacionesparasercolocadaentodaslasposturas.Deaquelloaunacriaturanohabíamásqueunpaso,padecer.Vistiéronlaaquellatardedechula,y cuando un cierto rumorcillo petulante indicaba la proximidad de lospolluelos en el pasillo; cuando se oían sus risotadas a estilo de calaveras ysonaban muy cerca sus voces, que el mes anterior habían adquirido laronquera de la virilidad, las niñas asomaban la muñeca a la alta reja delCamón,yaquíeranlasboberíasdeellosylainocentediversióndeellas.

Pormás queD. Francisco protestase del gusto que tenía en ver su casallenadeserafines,algunavezlemolestaban.Cuandoselesocurríaadmirarlaobra peluda y se enracimaban en torno a lamesa, el gran artista, sin poderrespirar dentro de aquella corona de preciosas cabezas, les decía riendo:«Niñas, por amor de Dios, echaos un poco atrás. Para ver no necesitanahogarme...nivertermelalaca.Cuidado,Gloria,quetemellevasesospelospegados en lamanga. Son el tronco del sauce. Cuidado,María, que con tualientoseechanalaireestascanas...Atrás,atrás;hacermeelfavor...».

VIII

Yellas:«¡québoniiito,quéprecioooso...!¡AlabaaadoDios...quédedosdeángel!D.Francisco,sevaustedaquedarciego...».

LoquecuentoocurríaenlaPrimaveradel68,yelJuevesSantodeaquelañofueunodelosdíasenquemásalborotaron.DonFrancisco,santificadordelas fiestas, asistió de gran etiqueta, con su cruz y todo, a la solemnidadreligiosa en la capilla. Rosalía también se personó en la regia morada,juzgandoqueeraindispensablesupresenciaparaquelasceremoniastuviesentodoelbrilloypompaconvenientes.Cándidanobajó,aparentemente«porqueestaba cansada de ceremoniales», en realidad porque no tenía vestido. LaschicasdeLantiguaylaSudreinvadierondesdemuytempranolahabitacióndedoña Tula, que por razón de su cargo bajó muy emperejilada, dejando elgracioso rebaño a cargo de una señora que la acompañaba. ¡Cuánto dedivirtieron aquel día, y cuánto hicieron rabiar a los pollos Leoncito,Federiquito Cimarra, el de Horro y otros no menos guapos y bien

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aprovechados!Lesinvitaronasubirconengañoaunpalomaraltodiciéndolesquedesdeallíseveíaelinteriordelacapilla,yluegomelesencerraronhastamediatarde.

Comoeranamigasdelsacristán,vecinodeCándida,pudieroncolocarseenlaescaleradelacapillahastavislumbrar,porentrepuertasentornadas,lamitradel patriarca y dos velas apagadas del tenebrario, un altar cubierto de telamorada, algunas calvas de capellanes y algunos pechos de gentiles hombrescargadosdecrucesybandas;peronadamás.Pocomástardelograronveralgodelahermosaceremoniadedarlacomidaalospobresdespuésdellavatorio.Hay en el alameridional de la terraza unas grandes claraboyas de cristales,protegidos por redes de alambre. Corresponden a la escalera principal, alSalóndeGuardiasyaldeColumnas.Asomándoseporellas,sevetandecercaelcurvotecho,queresultanmonstruosasygroseramentepintadas lasfigurasque lo decoran. Angelones y ninfas extienden por la escocia sus piernasenormes,cabalgandosobrenubesquesemejanpacasdealgodóngris.Deotrasfiguras creeríase que con el esfuerzo de su colosalmusculatura levantan envilolaarmazóndeltecho.Encambio,lasfloresdelaalfombra,queseveenloprofundo,tomaríanseporminiaturas.

Multitud de personas de todas clases, habitantes en la ciudad, acudierontempranitoacogerpuestoenlasclaraboyasdelSalóndeColumnasparaverlacomidadelospobres.Seenracimabanlasmujeresjuntoalosgrandescírculosde cristales, y como no faltaban agujeros, las que podían colocarse en ladelantera,aunquefuerarepartiendocodazos,gozabandeaquelpomposoactode humildad regia que cada cual interpretará comoquiera.No faltaba quiencortaraelvidrioconeldiamantedeunasortijaparapracticarhuequecillosallídonde no los había. ¡Qué desorden, qué rumor de gentío impaciente ydicharachero!Laspersonasextrañas,quehabían idoencalidadde invitadas,erantanimpertinentesquequeríanparasitodoslosmiraderos.MasCándida,con aquella autoridad de que sabía revestirse en toda ocasión grave,mandódespejar una de las claraboyas para que tomaran libre posesión de ella lasniñas de Tellería, Lantigua y Bringas. ¡Demontre de señora! Amenazó conponerenlacalleatodalagenteforasterasinoselaobedecía.

CuriosoespectáculoeraeldelSalóndeColumnasvistodesdeeltecho.Lamesa de los doce pobres no se veíamuybien; pero la de las doce ancianasestabaenfrenteyniundetalleseperdía.¡Quéavergonzadaslasinfelicesconsus vestidos demerino, susmantones nuevos y sus pañuelos por la cabeza!¡Verseentretantapompa,servidasporlamismaReina,ellasqueeldíaantespedíanuntristeochavoenlapuertadeunaiglesia!...Noalzabansusojosdelamesa más que para mirar atónitas a las personas que les servían. Algunasderramabanlágrimasdeazoramientomásquedegratitud,porquesusituaciónentrelospoderososdelatierrayantelacaridaddeetiquetaquelasfavorecía,

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más era para humillar que para engreír. Si todos los esfuerzos de laimaginación no bastarían a representarnos a Cristo de frac, tampoco hayrazonamientoquenospueda convencer deque esta comediapalaciega tienenadaqueverconelEvangelio.

Los platos eran tomados en la puerta, de manos de los criados, por lasestiradaspersonasquehacíandecamarerosentanpiadosaocasión.Formandocadena, las damas y gentiles hombres los iban pasando hasta las propiasmanosde losReyes,quienes lospresentabana lospobresconciertoairedebenevolencia y cortesía, única nota simpática en la farsa de aquel cuadroteatral.Perolosinfelicesnocomían,quesidecomersetrataramuyapuradossehabíandever.Seguramentesustorpesmanosnorecordabancómosellevalacomidaalaboca.Puestaslasracionessobrelamesa,uncriadolascogíaylas ibaponiendoensendoscestosque teníacadapobredetrásdesuasiento.Pocodespués,cuandolaspersonasrealesylagrandezaabandonaronelSalón,salieron aquellos con su canasto, y en los aposentos de la repostería lesesperaban los fondistas deMadrid o bien otros singulares negociantes paracomprarlestodoporunoscuantosduros.

Mientras duró la comida, las graciosas espectadoras no cesaban en sucharlapicotera.MaríaEgipciaca,habríadeseadoestarabajo,congranvestidode cola, pasandobandejas.Unade las deLantigua se aventuraba a sostenerqueaquelloeraunacomediamalrepresentada,yotrasólosefijabaenellujodelostrajesyuniformes.

—Mira,miramimamá.¿Lavesconsuvestidomelocotón?Está juntoalseñordePez,conversandoconél.

—Sí... ahora miran al techo... Bien sabe que estamos aquí. Y a D.Franciscotambiénleveo,allí...juntoalmayordomodesemana.Asuladomimamá...

—¡Qué hermosa está la marquesa con su falda de color malva y sumanto!... ¡Ah!, doña Tula, doña Tula... si mirara para arriba, si nos viera...Aquíestamos...

—Cadaceremoniadeestas lecuestaami tíamuchas jaquecasymuchosdisgustos, porque no sabéis las recomendaciones que recibe... Paraveinticuatro pobres, hay unas trescientas recomendaciones. Todos los díascartasyrecaditosdelamarquesaolacondesa.¡Hija...!,parecequelesvanadarundestinogordo.

—Dímeloami,niña—manifestóconsoberanohastíoCándida—,queayeryhoynomehandejadovivir.Tomasa,lamozadecámara,vecinamía,fuelaencargadadelavaralastalesdoceancianaspobresycambiarlessuspingajospor los olorosos vestidos que se han puesto hoy. ¡Pobres mujeres! Es la

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segunda agua que les cae en su vida, y sería la primera si no se hubieranbautizado.¡Ay,hijas!... ¡quéescena ladeestamañana!Créanlo,hangastadouna tinaja de agua de colonia... Yo quise ayudar un poco, porque así meparecíacumpliralgodeloquenosordenaNuestroSeñorJesucristo.Sinoespormí,elfregadonoseacabaentodalamañana...Hablandoconverdad,siyofuera pobre yme trajeran a esta ceremonia no lo había de agradecer nada,porquefrancamente,elsustoquepasanylamolestiadeversetanlavados,nosecompensanconloquelesdan.

Lasgraciosaspollas,encuyatiernaedadtantovalorteníanloespiritualeimaginativo,nocomprendíanestasrazonesprácticasdelaexperimentadadoñaCándida,ytodoloencontrabanpropio,bonitoyadecuadoaladoblemajestaddelaReligiónydelTrono...

IsabelitaBringaseraunaniñaraquítica,débil,espiritada,yseobservabanenellapredisposicionesepilépticas.Susueñoeramuyamenudoturbadoporangustiosaspesadillas,seguidasdevómitoyconvulsiones,yaveces,faltandoeste síntoma, el precoz mal se manifestaba de un modomás alarmante. Seponía como lela y tardaba mucho en comprender las cosas, perdiendocompletamentelavivacidadinfantil.Noselapodíaregañar,yenelcolegiolamaestrateníaordendenoimponerleningúncastigoniexigirdeellaaplicaciónytrabajo.Siduranteeldíapresenciabaalgoqueexcitasesusensibilidadosecontabandelantedeellacasoslastimosos,porlanocheloreproducíatodoensuagitado sueño.Esto se agravabacuandopor excesoen las comidasopormalascondicionesdeesta,eltrabajodigestivodelestómagodelapobreniñaera superior a sus escasas fuerzas. Aquel jueves doña Tula dio de comerespléndidamenteasusamiguitas.LaniñadeBringasseatracódeunplatodeleche,quelegustabamucho;perobiencarolopagólapobre,puesnohacíauncuartodehoraquesehabíaacostado,cuandofueacometidadefiebreydelirio,y empezó a ver y sentir entre horribles disparates todos los incidentes,personasycosasdeaqueldía tanbulliciosoenque sehabíadivertido tanto.Repetía los juegos por la terraza; veía a las chicas todas, enormementedesfiguradas, y a Cándida como una gran pastora negra que guardaba elrebaño; asistía nuevamente a la ceremonia de la comida de los pobres,asomadaporunhuecode la claraboya,y las figurasdel techo se animaban,sacandofuerasusmanazasparaasustaraloscuriosos...Despuésoyótocarlamarchareal.¿EraquelaReinasubíaalaterraza?No;aparecíanporlapuertadelaescaleradeDamassumamá,asidaalbrazodePez,ysupapádandoelsuyoalamarquesadeTellería.¡Quéguapasveníanarrastrandoaquellascolasque sinduda teníanmásdeuna legua!...Yellos, ¡québien empaquetadosyquétiesos!...Veníanadescansary tomarunrefrigerioencasadedoñaTula,para acompañar más tarde a la Señora y a toda la Corte en la visita deSagrarios...PortodaslaspuertasdelapartealtadePalacioaparecíanlibreasvarias, mucho trapo azul y rojo, mucho galón de oro y plata, infinitos

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tricornios...Delirandomás,veíalaciudadresplandecienteyesmaltadademilcolorines.Seguramenteeraunaciudaddemuñecas;¡peroquémuñecas!...Pordiversosladossalíanblancaspelucas,yningunapuertaseabríaenloshuecosdelpisosegundo,sindarpasoaunabonitafiguradecera,estopaoporcelana;ytodascorríanporlospasadizosgritando:«yaeslahora...».Enlasescalerassecruzabangalonesquesubíancongalonesquebajaban...Todoslosmuñecostenían prisa. A este se le olvidaba una cosa, a aquel otra, una hebilla, unapluma,uncordón.Unosllamabanasusmujeresparaquelesalcanzasenalgo,ytodosrepetían:«¡lahora...!».Despuéssearremolinabanabajo,enlaescaleraprincipal.Enelpatio,losalabarderosserevolvíanconloscocherosylacayos,yeracomounagrancazuelaenquehirvieranmiembroshumanosdemuchoscolores,retorciéndosealaaccióndelcalor...Sumamáysupapávolvieronaaparecer...¡Vaya,queibanhermosotes!PeromuchomásbonitoestaríasupapácuandosehiciesecaballerodelSantoSepulcro.ElReyteníaempeñoenello,ylehabíaprometidoregalarleeluniformecon todos losaccesoriosdeespada,espuelas y demás. ¡Qué guapín estaría su papá con su casaca blanca, todablanca!...Alllegaraquí,lapobreniñasentíaempapadoenteramentesuserenuna idea de blancura; al propio tiempo una obstrucción horrible laembarazaba,cualsi lascosasquereproducíasucerebro,muñecosyPalacio,estuvieran contenidas dentro de su estómago chiquito. Con angustiosasconvulsiones lo arrojaba todo fuera y se contenía el delirar, y ¡sentía unalivio...!Sumamáhabía saltadodel lechopara acudir a socorrerla. Isabelitaoíaclaramente,yadespierta,lacariñosavozqueledecía:«Yapasó,almamía;esonoesnada».

IX

LabellezadeMilagrosnohabíallegadoaúnalocasoenquesenosapareceen la triste historia de su yerno por los años de 75 a 78; pero se alejaba yabastante del meridiano de la vida. El procedimiento de restauración queempleaba con rara habilidad no se denunciaba aún a sí mismo, como esosrevocosdeslucidosporlasmalascondicionesdeledificioaqueseaplican.Ladefendíandel tiempo su ingenio, su elegancia, su refinadogusto en artesdevestimentaylasimpatíaquesabíainspiraracuantosnolatratabandecerca.

Todas estas cualidades subyugaban por igual el espíritu de RosalíaBringas; pero la que descollaba entre ellas como la más tiránica era elexquisitogustoenmateriadetraposymodas.EstedondesuamigaeraparalaBringascomounsolresplandecientealcualnosepodíamirarcaraacarasindeslumbrarse.Porqueen tal estimación tenía la autoridadde lamarquesaenestostratados,quenoseatrevíaateneropiniónquenofueraunreflejodelas

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augustas verdades proclamadas por ella. Todas las dudas sobre un color oformadevestidoquedabancortadasconunapalabradeMilagros.Loqueestadecíaerayacuerpojurídicoparatodacuestiónqueocurrieradespués,ycomono sólo legislaba sino que autorizaba su doctrina con el buen ejemplo,vistiéndose de una manera intachable, la de Bringas, que en esta época denuestra historia se había apasionado grandemente por los vestidos, elevó aMilagrosensualmaunverdaderoaltar.LaviudadeGarcíaGrandecautivabaa Rosalía con su prestigio de figura histórica. Respetábala esta como a losdiosesdeunareligiónmuerta;masaMilagroslateníaenelpredicamentodelos dogmas vivos y de los dioses en ejercicio. Nadie en el mundo, ni aunBringas,teníasobrelaPipaónascendientetangrandecomoMilagros.Aquellamujer,autoritariayalgodescortésconlosigualeseinferiores,sevolvíatímidaenpresenciadesuídolo,queeratambiénsumaestro.

LosregalitosdeAgustínCaballeroylacesióndetodaslasgalasquehabíacompradopara suboda,despertaronenRosalía aquellapasióndelvestir.Suantiguamodestia, quemás tenía de necesidad que de virtud, fue sometida auna prueba de la que no salió victoriosa. En otro tiempo, la prudencia deThierspudoponerunfrenoa losapetitosde lujo,haciéndonoscreera todosque no existían, cuando lo único positivo en esto era la imposibilidad desatisfacerlos. Es el incidente primordial de la historia humana, y el casoeterno, el caso de los casos en ordende fragilidad.Mientras no se probó lafruta,prohibidaporaquelDiosdoméstico, todomarchabamuybien.Pero lamanzanafuemordida,sinqueelDemoniotomaraaquíformadeserpientenideotroanimalruin,yadiósmimodestia.Despuésdehaberestrenadotantosytanhermosostrajes,¿cómoresignarseavolvera los trapitosantiguosyanovariarnuncademoda?Estonopodíaser.AquelbenditoAgustínhabíasido,generosamenteysinpensarlo,elcorruptordesuprima;habíasidolaserpientedebuenafequelemetióenlacabezalasmáspeligrosasvanidadesquepuedenahuecarelcerebrodeunamujer.Losregalitosfueronlafrutacuyadulzuralequitólainocencia,yporculpadeellosunángelconespadaderasomelaechóde aquel paraíso en que su Bringas la tenía tan sujeta. Nada, nada... cuestatrabajocreerqueaquellodeDoñaEvaseatanremoto.Diganloquequieran,debiópasarayer,segúnestádefresquitoypalpitanteeltalsuceso.Parecequelohantraídolosperiódicosdeanoche.

Como Bringas reprobaba que sumujer variase de vestidos y gastase engalas y adornos, ella afectaba despreciar las novedades; pero a cencerrostapadosestabasiemprehaciendoreformas,combinandotraposeinterpretandomás omenos libremente lo que traían los figurines. CuandoMilagros iba apasarunratoconella,siBringasestabaenlaoficina,charlabanasusanchas,desahogandocadacualasumodolapasiónqueaentrambasdominaba.

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X

Pero si el santo varón estaba en su hueco de ventana, zambullido en elmicrocosmosdelaobradepelo,lasdosdamasseencerrabanenelCamón,yallísedespachabanasugustosintestigos.TirabaRosalíadeloscajonesdelacómodasuavementeparanohacerruido;sacabafaldas,cuerpospendientesdereforma, pedazos de tela cortada o por cortar, tiras de terciopelo y seda; yponiéndolo todo sobre un sofá, sobre sillas, baúles o en el suelo si eranecesario;empezabaunfebrilconsejosobreloquesedebíahacerparalograrel efecto mejor y más llamativo dentro de la distinción. Estos consejos notenían término, y si se tomara acta de ellos, ofrecerían un curioso registroenciclopédicodeestapasiónmujerilquehaceenelmundomásestragosquelas revoluciones. Las dos hablaban en voz baja para que no se enteraseBringas, y era su cuchicheo rápido, ahogado, vehemente, a veces indicandoindecisiónysobresalto,aveceselentusiasmodeunaideafeliz.Lostérminosfranceses que matizaban este coloquio se despegaban del tejido de nuestralengua;peroaunqueseaclavándolosconalfileres,loshedesujetarparaqueelexóticoidiomadelostraposnopierdasugenialidadcastiza.

ROSALÍA.—(Mirando un figurín.) Si he de decir la verdad, yo noentiendoesto.No sé cómosehandeunir atrás los faldonesde la casacadeguardiafrancesa.

MILAGROS.—(Conciertoaturdimiento,alcualsesobreponepocoapocosugranjuicio.)Dejemosaunladolosfigurines.Seguirlosservilmentellevaaloafectadoyestrepitoso.Empecemosporlaeleccióndetela.¿Eligeustedlamuselina blanca con viso de foulard? Pues entonces no puede adoptarse lacasaca.

ROSALÍA.—(Condecisión.)No;escojoresueltamenteelgrosglasé,colorcenizasderosa.Sobrinomehadichoqueledevuelvaelquemesobre.Elgrosglasémeloponeaveinticuatroreales.

MILAGROS.—(Meditando.)Bueno:puessinosfijamosenelgrosglasé,yoharíalafaldaadornadaconcuatrovolantesdeunascuatropulgas;¿aver?,no; de cinco o seis, poniéndolo al borde un bies estrecho de glasé verdenaciente...¿Eh?

ROSALÍA.—(Contemplando en éxtasis lo que aún no es más que unaabstracción.)Muybien...¿Yelcuerpo?

MILAGROS.—(Tomandouncuerpoamediohacerymodelandoconsushábilesmanosenlatelalassolapasylosfaldones.)Lacasacaguardiafrancesavaabiertaencorazón,consolapas,ysecierraalcostadosobreeltallocontres

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o cuatro botones verdes... aquí. Los faldones... ¿me comprende usted?, seabrenpordelante...así...mostrandoel forro,queesverdecomolasolapa;yesasvueltasseunenatrásconahuecador...(Ladama,echandoatrássusmanos,ahueca su propio vestido en aquella parte prominentísima, donde se han dereunir las vueltas de los faldones de la casaca.) ¿Se entera usted?... Resultamonísimo.Yahedichoqueelforrodeestacasacaesdegrosverdeyllevaalbordede las vueltas un ruchede cinta igual a la de los volantes... ¿qué tal?¡Ah!, no olvide usted que para este traje hace falta camiseta de batista bienplegadita,conencajevalenciennesplegadoenelcuello...lospuñosholgaditos,holgaditos;quecaigansobrelasmuñecas.

ROSALÍA.—¡Oh!...camisetastengodedosotresclases...

MILAGROS.—Hevisto laque lehavenidodeParísaPilarSanSalomóconeltrajeparacomidayteatro...(Conemociónestética,poniendolosojosenblanco.)¡Quétraje!¡Cosamásdivina...!

ROSALÍA.—(Conansiosointerés.)¿Cómoes?

MILAGROS.—Falda de raso rosa, tocando al suelo, adornada con unvolante cubierto de encaje. ¡Qué cosa más chic! Sobre el mismo van ochocintasdeterciopelonegro.

ROSALÍA.—¿Ybullones?

MILAGROS.—Cuatroórdenes.Luego,sobrelafalda,seajustaalacintura(Uniendoalapalabralamímicadescriptivadelasmanosensupropiotalle.)¿comprendeusted?...seajustaalacinturaunmantodecorte...Vieneasí,ycaepor acá, formando atrás un cogido, un gran pouff. (Con entusiasmo.) ¡Quéoriginal!Pordebajodelcogidoseprolonganengrancolalosmismosbullonesqueenlafalda;¡peroquébienideado!¡Esdelosublime!...Veausted...así...poraquí...ensemejanteforma...correspondiendoconellossolamenteporunretroussé...Esdecir,queelmantotieneunasolapacuyospicosvienenaquí...bajoelpouff...¿entiendeusted,querida?

ROSALÍA.—(Embebecida.)Sí...entiendo...loveo...Seráprecioso...

MILAGROS.—(Expresando soberbiamente con un gesto la acertadacolocacióndeloquedescribe.)Lazograndederasosobrelosbullones...Esdeunefectomaravilloso.

ROSALÍA.—(Asimilándosetodoloqueoye.)¿Yelcuerpo?

MILAGROS.—Muybajo,contirantessujetosaloshombrospormediodelazos... Pero cuidado: estos lazos no tienen caídas... ¡La camiseta es de unanovedad...!, de seda bullonada con cintas estrechitas de terciopelo pasadasentrepuntos.Lasmangaslargas...

ROSALÍA.—(Quitandoyponiendo telasy retazosparacompararmejor.)

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Semeocurreunaideaparalacamisetadeestetraje.Siescojoalfinelcolorcenizasderosa...(Deteniéndosemeditabunda.)¡Quétorpesoyparadecidirme!El figurín... (Recogiendo todo con susto y rapidez.)Me parece que siento aBringas.Sonunsuplicioestostapujos...

MILAGROS.—(Ayudándola a guardar todo atropelladamente.) Sí; sientosu tosecilla. Ay, amiga, su marido de usted parece la Aduana, por lo quepersiguelostrapos...Escondamoselcontrabando.

Ratos felices eran para Rosalía estos que pasaba con la marquesadiscutiendolaformaymaneradearreglarsusvestidos.Peroelgozomayordeellaeraacompañarasuamigaalastiendas,aunquepasabadesconsuelospornopodercomprarlasmuchísimascosasbuenasqueveía.Eltiemposelesibasin sentirlo. Milagros se hacía mostrar todo lo de la tienda, revolvía,comparando;pasabadelbruscoantojoalfríodesdén;regateaba,yconcluíaporadquirir diferentes cosas, cuyo importe cargábanle en su cuenta. Rosalía, sialgocompraba,despuésdepensarlomuchoydarmilvueltasaldinero,pagabasiempre a tocateja. Sus compras no eran generalmente más que de retales,pedacitosoalgunatelaanticuada,parahacercombinacionesconlobuenoqueella tenía en su casa, y refundir lo viejo dándole viso y representación denovedad.

PeroundíavioencasadeSobrinoHermanosunamanteleta...¡quépieza,quémanzanadeEva!Lapasióndelcoleccionistaenpresenciadeunejemplarraro,elentusiasmodelcazadoralavistadeunabravaycorpulentaresnonosdanideadeestaformidablequerenciadeltrapoenciertasmujeres.ARosalíaseleibanlosojostraslasoberbiaprenda,cuandoelamabledependientedelcomercio enseñaba un surtido de ellas, amontonándolas sobre el mostradorcomosifueransacosvacíos.Preguntócontimidezelprecioynoseatrevióaregatearla.La enormidad del coste la aterraba casi tanto como la seducía loespléndido de la pieza, en la cual el terciopelo, el paño y la brillantecordonería secombinabanperegrinamente.Ensucasanopudoapartarde laimaginación, todo aquel día y toda la noche, la dichosamanteleta, y de talmodo arrebataba su sangre el ardor del deseo, que temió un ataquillo deerisipelasinolosaciaba.VolvióconMilagrosatiendasaldíasiguiente,conánimodenoentraren ladeSobrino,donde lagran tentaciónestaba;peroelDemonioarregló lascosasparaque fueran,yheaquíqueaparecenotravezsobreelmostrador lascajasblancas,aquellasarcasdesatinadocartóndondesearchivan lossueñosde lasdamas.Eldependiente lassacabaunaporuna,formandonegrapila.Lapreferidaaparecióconsuformaeleganteysulujosapasamanería, en la cual las centellicas negras del abalorio, temblando entrefelpas,confirmabantodoloque lospoetashandichodelmantode lanoche.Rosalíahubodesentirfríoenelpecho,ardorenlassienes,yensushombroslos nervios le sugirieron tan al vivo la sensación del contacto y peso de la

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manteleta,quecreyóllevarlayapuesta.

—¡Cómprelausted...porDios!—dijoMilagrosasuamigadeunmodotaninsinuante que los dependientes y elmismo Sobrino no pudieronmenos deapoyarunconceptotanjuicioso.¿Porquéhadeprivarsedeunaprendaquelecaetanbien?

Y cuando los tenderos se alejaron un poco en dirección a otro grupo deparroquianas,lamarquesasiguiócatequizandoasuamigaconestesusurro:

—Nosepriveusteddecomprarlasilegusta...yenverdad,esmuybarata...Bastaquevengaustedconmigoparaquenotenganecesidaddepagarlaahora.Yotengoaquímuchocrédito.Nolepasaránaustedlacuentahastadentrodealgunosmeses,alaentradadelverano,yquizásafindeaño.

LaideadellargoplazohizotitubearaRosalía,inclinandotodosuespíritudel lado de la compra... La verdad, mil setecientos reales no eran sumaexorbitanteparaella,yfácilleseríareunirlos,silaprenderalevendíaalgunascosas que ya no quería ponerse; si además economizaba, escatimando conpacienciaytesónelgastodiariodelacasa.LopeoreraqueBringasnohabíade autorizar un gasto tan considerable en cosa que no era de necesidadabsoluta.

Otras veces había hecho ella misma sus polkas y manteletas, pidiendoprestadaunaparamodelo.Comprando losavíosen lasubidadeSantaCruz,empalmando pedazos, disimulando remiendos, obtenía un resultadosatisfactorioconmuchotrabajoypocodinero.¿PerocómopodíancompararselaspobreteríashechasporellaconaquelbrillantemodelovenidodeParís?...Bringasnoautorizaríaaquellujoquesindudalehabíadeparecerasiático,yparaquelacosapasara,eranecesarioengañarle...No,no;nosedeterminaba.Elhechoeragrave,yaqueldespilfarroromperíadeunmodohartobruscolastradicionesdelafamilia.Mas¡eratanhermosalamanteleta...!Losparisienseslahabíanhechoparaella...Sedeterminaba,¿síono?

XI

Sedeterminó,sí,yparaexplicarlaposesióndetansoberbiagala,tuvoqueapelaral recursillo,un tantogastadoya,de lamunificenciadeSuMajestad.Aquídelascasualidades.HallábaseRosalíaenlaCámaraRealenelmomentoque destapaban unas cajas recién llegadas de París. La Reina se probó uncanesúqueleveníaestrecho,uncuerpoqueleestabaancho.Larealmodista,allí presente, hacía observaciones sobre la manera de arreglar aquellasprendas. Luego, de una caja preciosa forrada de cretona por dentro y por

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fuera...una telaqueparecía rasete... sacaron tresmanteletas.Unadeellas lecaíamaravillosamenteaSuMajestad;lasotrasdosno.«Ponteesa,Rosaliíta...¿Quétal?Nipintada».Enefecto,niconmedidaestuvieramejor.«¡Québien,québien!...Aver,vuélvete...¿Sabesquemedanoséquédequitártela?No,note laquites...».«PeroSeñora,poramordeDios...».«No,déjala.Es tuyaporderechodeconquista.¡Esquetienesuncuerpo...!Úsalaenminombre,ynosehablemásdeello».Deestamanera tangallardaobsequiabaa susamigas lagraciosa soberana... Faltó poco para que ami buenThiers se le saltaran laslágrimasoyendoelbiencontadorelato.

Si no estoy equivocado, la deglución de esta gran bola por el anchotragaderodeD.FranciscoacaecióenAbril.TranquiladescansabaRosalíaenla idea de lo remoto del pago, creyendo poder reunir la suma en un par demeses, cuando allá por los primeros días de Mayo... ¡zas!, la cuenta. Porentonces fue el casamiento de la Infanta Isabel, y estaba la Pipaón muyentretenida, sin acordarse de su compromiso ni de la cuenta de Sobrino.Quedoseyerta al recibirla, ymiraba con alelados ojos el papel sin acertar asalirdelpasoconunarespuestauobservacióncualquiera,porquepensarquesaldría con dinero era pensar lo imposible...Nunca se había visto en tranceigual, porque Bringas tenía por sistema no comprar nada sin el dinero pordelante.Alfin,tartamudeando,dijoalcondenadohombredelacuentaqueellapasaríaapagarla«mañana...no,alotrodía;enfin,undíadeestos».

Por fortuna,Bringas no estaba en casa.Dos o tres días vivióRosalía engrande incertidumbre. Cada vez que sonaba la campanilla, parecíale quellegaba otra vez el dichoso hombre aquel con el antipático papelito... ¡SiBringas se enteraba...! Pensando esto, su zozobra era verdadero terror, yempezó a discurrir elmodode salir del paso. Pocos días antes había tenidocasilamitaddeldinero;peroconfiadaenquenolapasaríanlacuenta,habíalogastado en cosillas para los niños.No le gustaba componerse ella sola, sinoque tenía vanidad en emperejilar bien a sus hijos para que alternarandignamente con los niños de otras familias de la ciudad. En estos pitos yflautas,asaber,unoscuellitos,unarreglodesombrero,mediasazules,guantesencarnados,unagorrademarinoquedecíaenletrasdeotroNumancia,ydoscinturones de cuero se lo habían ido la semana anterior más de seiscientosreales, los cuales no hubieran podido reunirse en su bolsillo sin sustituir,durantelargatemporada,elprincipiodefaldadeterneraporunplatodesesosaltos,queseponíanundíasíyotrono,alternandocontortilladeescabeche.

El arqueode su caja no arrojómás de ciento doce reales, y en la tiendahabía una trampita de queBringas no tenía noticia. ¿Qué hacer, Señor?Erapreciso buscar dinero a todo trance. ¿Pero dónde, cómo? Hizo discretasinsinuacionesaMilagros,pero lamarquesaestabaafectadaaqueldíadeunasorderaintelectualtanpersistentequenocomprendiónada.Lasdistraccionese

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incongruenciasdeladeTelleríapodíantraducirseasí:«queridaamiga, llameusted a otra puerta». ¿A qué puerta?, ¿a la de Cándida? Intentolo Rosalía,hallando en la ilustre viuda los mejores deseos; pero daba la malditacasualidaddequesuadministradornolehabíatraídoaúnlarecaudacióndelascasas...Luegosehabíametidoenunosgastosdereparaciones...Enfin,quenohabíasalvaciónporaquellaparte.AlcabolaProvidenciadeparóaRosalíaelsuspiradoauxiliopormediacióndeaquelGonzaloTorres,amigoconstantedelafamilia,elcuallesvisitabatanamenudoenPalaciocomoenlacasadelaCostanilla.

SolíamanejarTorresdinerosajenos,yavecesteníaensupodercantidadesnopequeñas,delascualessacabaalgúnbeneficiodurantelabreveposesióndeellas. Aprovechando la ausencia de su marido, declarole Rosalía con tantoénfasis como sinceridad su apuro, y el bueno de Gonzalo la tranquilizó almomento. ¡Qué pronto volvieron las rosas, para hablar a lo poético, aldemudado rostro de la dama!... Felizmente, Torres tenía en su poder unacantidadqueeradeMompousyBruil;perosincuidadoningunopodíadilatarla entrega unmes. Si la de Bringas se comprometía a devolverla losmil ysetecientos reales en el plazo de treinta días, ningún inconveniente había enfacilitárselos.Alcontrario,élteníamuchísimogusto...¡Unmes!,¡quédicha!Nitantotiemponecesitabaellaparareunirlacantidad,bienexprimiendoconimplacablesahorroselpresupuestoordinario,bienvendiendoalgunasprendasque ya habían pasado de moda... ¡Ah!, cuidadito... secreto absoluto conBringas...

Segura ya de poder cumplir con Sobrino Hermanos, se descargaba suconcienciadeunpesohorrible.YanolecortaríalarespiraciónelmiedodequeaparecieseelfunestocobradordelatiendacuandoBringasestabaenlacasa.Recobróelapetitoquehabíaperdido,ysusnerviossetranquilizaron.Esque,la verdad, hallábase por aquellos días bajo la acción de un trastornoespasmódicoquesimulabaunadesazóngrave,ylecostótrabajoimpedirquesumaridollamaraalmédicodeFamilia.

Seestabaponiendoelmantónparairapagar(puesTorresletrajoeldineroaquella misma tarde), cuando entró Milagros. ¡Qué guapa venía y quéelegante!...«Mireusted...hetomadoestacintaazulparaelcanesú.Esdeuntono muy nuevo y con un tornasol verde que... ¿ve usted como cambia?...Descansaréunmomentoyluegosaldremosjuntas.Traigomicoche...¡Ah!¡Sivieraustedquesombreros tanpreciososhan recibido lasToscanas!Hayunoque es paramodelo, divino, originalísimo, sobrenatural. Figúrese usted... unFloriándepaja de Italia, adornadode flores del campoy terciopelonegro...Aquí,aunladito,tieneunaaigretteconpienegrocolocadaasí,así...Pordetrásvelonegroquecaesobrelaespalda...Peropidenporélunojodelacara».

ROSALÍA.—(sintiendounbulle-bulleensucabezayrepresentándose,con

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admirablepoderdealucinación,elconjuntoylaspartestodasdelbiendescritosombrero.)Aunquenolohemosdecomprar,pasaremosporallíparaverlo.

Salieron juntas y entraron en el coche, que esperaba en la puerta delPríncipe.Milagroscharlabasinfatiga.Ocuposede lascosasquehabíavisto,delastelasparaveranoquehabíanllegadoalatiendadeSobrinoHermanosydelasobrasqueproyectaba,enordendevestimenta,contandoconlosnomuyabundantes recursos a que la tenía reducida su marido. Repentinamenteacordosedequedebíapagarlacomposturayreformadeunalfilerencasadeldiamantista... ¡Qué diablura!, se le había olvidado el portamonedas, y enaquella casa ni le daban crédito ni quería solicitarlo, por cierta cuestióndesabrida que tuvo en otro tiempo con el dueño de ella... No había queapurarse por tan poca cosa. Rosalía llevaba dinero. «¡Ah!, bueno... es lomismo.Selodaréaustedmañanaopasado...Enfin,cuandonosveamos».

Por un instante quedose perpleja y desconcertada la señora del buenThiers, no sabiendo si arrepentirse del ofrecimiento que había hecho, o sicongratularsedelservicioquegallardamenteprestabaasuamiga.Peroelalmahumana es manantial inagotable de remedios para sus propios males, y laturbación deRosalía curose con un raciocinio que en sumollera brotómuyoportunamente,elcualhubodedesenvolverseasí:«PagolamitaddelacuentaaSobrino,asegurándolequelaotramitadserásinfaltaelmesqueviene.DoyaMilagroslostreintadurosquenecesita¡lapobre!,yaúnmequedaalgoparaelpedazodefoulard,paralasdosotresplumasdelsombrerodeIsabelitaylosbotonesdenácar.Laverdad,nomepuedopasarsinellos».Todosecumplióalpiedelaletra,conformealprogramadeaquelraciocinionacidoenelzarandeodeuncoche,corriendodetiendaentienda,bajolaacciónintoxicantedeunaembriaguezdetrapos.

XII

D.Francisco,absortoenelinterésdesuobra,noseapartabaniunpuntode ella, aprovechando todo el tiempo que le dejaba libre su descansadoempleo.Conmalacuerdohabíasuprimidoelpasearporlastardes,costumbreen él antigua; y su amigo D.ManuelMaría José Pez, viéndose privado dequienlehacíaparejaenaquellahoradehigiénicosolaz,seibatancampanteaPalacioparanoperderlacostumbredelacompañíaBringuística.

EltrayectodesdeelMinisterioaPalacio,lanadacortaescaleradeDamaseran campo suficiente de un saludable ejercicio; y si además salía con D.Franciscoosumujeradarcuatrovueltasporlamagníficaterrazaquerodeaelpatio grande, ya tenía asegurado unmediano apetito para la hora de comer.

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Las amonestaciones más cariñosas eran siempre ineficaces para apartar aBringasdesufaenamientrasdurabalaluzsolar.Niquelerogaran,niquelereprendieran,nique leaugurasenmareos,cefalalgiaoceguera, seconseguíaque parase en la febril aunque ordenadamarcha de su trabajo. Pez charlabacon él algunos ratos de los sucesos políticos; pero comúnmente iba conRosalíaadarunavueltaporlaterraza.Aquelpaseoerasosegadoygratísimo,porquelacavidaddeledificiodefiendealaterrazadelosembatesdelaire,sinperjuiciodelaventilación.ElmáspuroyricoairedelasierraesparaPalacioypara su ciudaddoméstica, situada lejosdel espesoalientode laVillay enalturatalquenilaspalomasygorrionesgozandeatmósferamássanaymásprontamenterenovada.Elpaseoporsitiotanmonumentalhalagabalafantasíadeladama,trayéndolereminiscenciasdeaquellosfondosarquitectónicosqueRubens, Veronés, Vanlóo otros pintores ponen en sus cuadros, con lo quemagnifican las figuras y les danun airemuy aristocrático.Pez yRosalía sesuponían destacados elegantemente sobre aquel fondo de balaustradas,molduras,archivoltasyjarrones,suposiciónque,sinpensarlo,lescompelíaaarmonizarsuaposturayaunsupasoconlamajestaddelaescena.

EraestePezelhombremáscorrectoque sepodíaver,modeloexcelentedelempleadoquellamanaltoporqueletocaracióngrandeenelrepartimientode limosnas que hace el Estado; hombre que en su persona y estilo llevabacomosimbolizadaslasoberaníadelgobiernoylasvenerablesmuletillasdelaadministración. Era de trato muy amable y cultísimo, de conversacióninsustancialyamena,capazdehacersobrecualquierasunto,porextrañoquefueseasuentenderoficinesco,unaobservaciónparadójica.Habíapasadotodasuvidaalretorterodeloshombrespolíticos,yteníaconocimientosprolijosdela historia contemporánea, que en sus labios componíase de un sin fin deanécdotas personales. Poseía la erudición de los chascarrillos políticos, ymanejabaelcaudaldefrasesparlamentariasconpasmosafacilidad.Bajoestefollajeseescondíaunáridodescreimiento,elateísmodelosprincipiosylafedeloshechosconsumados,achaquemuycomúnenlosquesehancriadoalospechos de la política española, gobernada por el acaso.Hombre curtido pordentroyporfuera,incapazdeentusiasmopornada,revelabaPezensucaraunreposo semejante, aunque parezca extraño, al de los santos que gozan labienaventuranzaeterna.Sí,elrostrodePezdecía:«Hellegadoalaplenituddelostiemposcómodos.Estoyenmicentro».Eralacaradelquesehapropuestonoalterarsepornadani tomar lascosasmuyen serio,quees lomismoqueresolverelgranproblemadelavida.Paraéllaadministracióneraunatapaderade fórmulas baldías, creada para encubrir el sistema práctico del favorpersonal, cuya clave está en el cohechoy las recomendaciones.Nadie sabíaserviralosamigoscontantaeficaciacomoPez,dedondelevinolaopinióndebuena persona. Nadie como él sabía agradar a todos, y aun entre losrevolucionariosteníamuchosdevotos.

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Su carácter salía sin estorbo a su cara simpática, sin arrugas,admirablemente conservada, como ciertas caras inglesas curtidas por el airelibreyelejercicio.Erancincuentaañosqueparecíanpocomásdecuarenta;mediosiglodecoradoconpatillasybigotedeorooscuroconligeramezcladeplata, limpios, relucientes, declarando en su brillo que se les consagraba unbuen ratito en el tocador.Susojos eran españolesnetos, deuna serenidadydulzuratales,querecordabanlosqueMurillosupopintarinterpretandoaSanJosé.SiPeznoseafeitaraelmentónyenvezdelevitallevaratúnicayvara,sería la imagen viva del santo Patriarca, tal como nos le han trasmitido lospintores.Aquellosojosdecíanatodoelquelosmiraba:«SoylaexpresióndeesaEspañadormida,beatífica,quesegozaenserjuguetedelossucesosyennada se mete con tal que la dejen comer tranquila; que no anda, que nadaespera y vive de la ilusión del presente mirando al cielo, con una varaflorecidaenlamano;quesesometeatodoelquelaquieromandar,vengadedondeviniere,yprofesaelsocialismomanso;quenoentiendedeideas,nideacción,nidenadaquenoseasoñarydigerir».

Vestía este caballero casi casi como un figurín. Daba gozo ver suextraordinaria pulcritud. Su ropa tenía la virtud de no ajarse ni empolvarsenuncaylecaíasobreelcuerpocomopintada.Mañanaytarde,Pezvestíadelamismamanera,conlevitacerradadepaño,pantalónqueparecíaestrenadoelmismo día y chistera reluciente, sin que este esmero pareciese afectado nirevelara esfuerzo o molestia en él. Así como en los grandes estilistas laexcesiva lima parece naturalidad fácil, en él la corrección era como undesgaire bien aprendido.Llevaba a todas partes el empaque de la oficina, ycreeríase que levita, pantalón y sombrero eran parte integrante de la oficinamisma,delaDirección,delaAdministración,comoenotroordenloeranlosvolantes con membrete, el retrato de la Reina, los sillones forrados deterciopeloyloslegajosatadosconcintasrojas.

Cuandohablaba,seleoíacongusto,yélgustabatambiéndeoírse,porquerecorríaconlasmiradaselrostrodesusoyentesparasorprenderelefectoqueenellosproducía.Sulenguajehabíaseadaptadoalestilopolíticocreadoentrenosotros por la prensa y la tribuna. Nutrido aquel ingenio en las propiasfuentes de la amplificación, no acertaba a expresar ningún concepto entérminosjustosyprecisos,sinoquelosdabasiempreportriplicado.

Vadeejemplo.

THIERS.—(sin apartar la vista de su obra.)¿Qué hay de destierro degenerales?

PEZ.—Al punto a que han llegado las cosas, amigo D. Francisco, esimposible, es muy difícil, es arriesgadísimo aventurar juicio alguno. Larevolucióndequetantonoshemosreído,dequetantonoshemosburlado,de

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que tanto nos hemos mofado, va avanzando, va minando, va labrando sucamino,yloúnicoquedebemosdesear,loúnicoquedebemospedir,esquenose declare verdadera incompatibilidad, verdadera lucha, verdadera guerra amuerteentreesamismarevoluciónylasinstituciones,entrelasnuevasideasyelTrono,entrelasreformasindispensablesylapersonadeSuMajestad.

XIII

PezyRosalía,comohedicho,salíanadarvueltasporlaterraza.LaninfadeRubens,carnosayredonda,yelespiritualSanJosé,delevitaysinvaradeazucenas, se sublimaban sobre aquel fondo arquitectónico de piedra blancaque parece tosco marfil. Ella arrastraba la cola de su elegante bata por laslimpiasbaldosasunidasconasfalto,yél,conlamanoizquierdaenelbolsillodel pantalón, recogido el borde de la levita, accionaba levemente con laderecha,empuñandounjuncoporlamitad.Aveceslosruidosdelpatioatraíanla atención de ambos y se asomaban a la balaustrada. Era el coche de lasinfantitas, que iban de paseo, o el del ministro de Estado que entraba.Deteníanse a ratos delante de los cristales de la habitación de doña Tula,porquedesdedentropersonasconocidaslessaludabanconexpresivomoverdemanos.YaseparabanahablarcondoñaAntonia, laguardarropa,quecorríalaspersianasyregabasustiestos;yaselesuníaalgunadistinguidapersonadela vecindad, la señora del secretario del Rey, la hermana del mayordomosegundo, el inspector general con su hija, y paseaban juntos conversandofrívolamente. Cuando estaban enteramente solos, el digno funcionario solíaconfiaraRosalíasusdisgustosdomésticos,queúltimamentehabíanllegadoaturbarlaventurosaserenidaddesucarácter.

¡Oh!ElgranPeznoerafelizensuvidaconyugal.LaseñoradePez,pornombre Carolina, prima de los Lantiguas (aunque equivocadamente se hadicho enotrahistoria quedescendíadel frondoso árbol pipaónico), se habíaentregadoaladevoción.Laqueenotrotiempofuelamismadulzura,habíasevuelto arisca e intratable. Todo la enfadaba y estaba siempre riñendo. Contantos alardes de perfección moral y aquella monomanía de prácticasreligiosas, no se podían sufrir sus rasgos de genio endemoniado, sufiscalización inquisitorial ni menos sus ásperas censuras de las accionesajenas.Pasabanmeses sinqueellay sumaridocambiasenuna solapalabra.Eralacasacomounclubporeldisputarconstanteylasreyertasfundadasencualquierbobería.«Silabatallafueraexclusivamenteentreellayyo,—decíaPez—, lo llevaría con paciencia—pero de poco tiempo acá intervienen concalornuestroshijos».Laspobresniñasnosemostrabandeseosasdeseguirasu mamá por aquel camino de salvación... Naturalmente, eran jóvenes y

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gustabandeiralteatroyfrecuentarlasociedad.¡Quéescándalos,quésofocos,qué lloriqueosporesta incompatibilidaddelsolazmundanoyde losdeberesreligiosos! No pasaba día sin que hubiese alguna tremolina y tambiénsíncopes,porloscualeseraprecisollamaralmédicoytraerestasylasotrasdrogas... Pez procuraba transigir, concordar voluntades; pero no conseguíanada. En último caso, siempre se inclinaba del lado de las pobres chicas,porque lemortificaba verlas rezandomás de la cuenta y haciendo estúpidaspenitencias. Si ellas eran muy cristianas y católicas, ¿a qué conducía elvolverlas santas y mártires a quemarropa? Por su parte, D. Manuelconceptuaba indispensable el freno religioso para el sostenimiento de lasociedad y el orden. Siempre había defendido la Religión y le parecíamuybienquelosgobiernoslaprotegieran,persiguiendoalosdifamadoresdeella.Llegaba hasta admitir, como indispensable en el régimen político de sutiempo,lamojigateríadelEstado,perolamojigateríaprivadalereventaba.

Lomásgravede todoera la luchadeCarolinacon sushijosvarones.Elpequeñonopodíalibrarseaúndelatutelamaterna,yestabatodoeldíaenlaiglesia con su librito en lamano.Pero Joaquín,queya teníaveintidós años,abogado, filósofo, economista, literato, revistero, historiógrafo, poeta,teogonista,ateneísta,¿cómosepodíasometeraconfesarycomulgartodoslosdomingos? Federico también era muy precoz y hacía articulejos sobre elMajabarata.Eltruenogordoestallabacuandounouotrodecíanalgoqueasumamáleparecíasacrilegio.¡Cristolaquesearmaba!Undía,comiendo,tiróCarolinadelmantel,rompiólosplatos,derramóelcontenidodeellosylasalyel vino, y se encerró en su cuarto, donde estuvo llorando tres horas. A laspobrecitasRosayJosefaquehastaelOtoñoanteriorhabíanvestidodecorto,las obligaba a confesar todos los meses. ¡Inocentes!, ¿qué pecados podíantener,sinisiquierateníannovio?

Lo peor era que la displicente señora echaba a Pez la culpa de lairreligiosidad de la prole. Sí, él era un ateo enmascarado, un herejote, unracionalista,puessecontentabaconoírmisasólolosdomingos,casidesdelapuerta,charlandodepolíticaconD.FranciscoCucúrbitas.Creíaqueconhacerunagenuflexióncuandoalzaban,arrodillarsesobreelpañueloygarabatearseen el pecho y la frente la señal de la cruz, bastaba. Para eso valíamás serprotestante. En todo el tiempo que llevaba de casada no le había vistoacercarseniunasolavezal tribunalde lapenitencia.Susdevocioneshabíansidopuramentedecorativas,comollevarhachaenunaprocesiónosentarseenlosbancosdepreferidoscuandoseconsagrabaunobispo...Enfin,conestastonterías de su mujer, estaba el pobre Pez, no en el agua, sino sofocado yaburridísimo.BiensabíaélquiénhabíametidoaCarolinaenestefregadodelmisticismo, y no era obra que su prima Serafinita de Lantigua, que gozabaopinión de santa. Hablando en plata, la tal prima era una calamidad. En laiglesiaveíansediariamentealasseisdelamañanaCarolinaySerafinita,yallí

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sedespachabana sugusto.Encasa, la señoradePez,cambiandoaveceselestiloconminatorioporelcomparativo,poníapormodeloasushijoslavirtudde Luisito Sudre, el de Tellería, que era un santo en leche, y ya se dabazurriagazosensusrosadascarnes.AlpobrePezledecíaconstantementequesemiraseenelespejodeD.JuandeLantigua,elgrancatólico,elgranletradoy escritor, tan piadoso en la teoría como en la práctica, pues no hacía nadacontrario al dogma; ni su cristiandad era de fórmula, sino sincera y real;hombrevalienteyrecto,quenoseavergonzabadecumplirconlaIglesiaydeestarsetreshorasderodillasalladodelasbeatas.NoeracomoPez,comotodalacatervamoderada,quehacedelareligiónunaescaleraparasubiralosaltospuestos;noeracomoesoshombresqueseenriquecenconlosbienesdelCleroy luego predican el Catolicismo en el Congreso para engañar a los bobos;comoesoshombresquellevanaCristoenloslabiosyaLuzbelenelcorazón,yquecreenquedandoalgunoscuartitosparaelPapayahancumplido.¡Farsa,comedia,abominación!

Enfin,D.Manuelhabíatomadoenaborrecimientosudomicilio,yestabaen él lo menos posible. La tranquilidad no existía para él más que en laoficina, dondenohacíamásque fumary recibir a los amigos, y en casadealgunode estos, comoBringas, por ejemplo. ¡Oh!, ¡cuánto envidiaba la pazdelhogardeD.Franciscoyaquelladulcearmoníaentreloscaracteresdeunoyotrocónyuge!Élhabíasidofelizensustiempos;peroyano.EtinArcadiaego.Eraunparia,undesterrado,ypedíaporfavorqueletuvierancariñoyaunquelemimaran,paraconsolarsedelatormentosavidaquellevabaensucasa.

ContabaPezestascosasaRosalíacongranvehemencia,yellaleoíaconinterésvivísimoyconlástima.Charlando,charlando,apenassentíanelcorrerdelashoras,ycuandodelhondopatiosalíalasombralenta,mezcladadeunfresquecillo húmedo; cuando la luz solar se dilataba en las alturas yempezabanaclavetearelcielolaspálidasestrellas,D.Francisco,dejandoloslaboriosos pelos, aparecía frotándose los ojos, y tomaba parte en laconversación.

XIV

DesdequeelprimoAgustínemigróaBurdeos, losdeBringasnoibanalteatrosinodetardeentarde,ocupandolocalidadesdeamigosenfermosodeaquellosqueseaburríandelarepeticiónexcesivadeunapiezadramática.Norecuerdo si eran los lunes o losmartes cuandoMilagros hacía la gracia dequedarse en casa. D. Francisco iba a estas reuniones con su mujer; peroúltimamentese sentía tan fatigadoqueRosalía tuvoque ir solaconPaquito.

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En Mayo, la proximidad de los exámenes obligaba al discreto joven a nodesampararsusestudios,yentoncesacompañabaasumamáhastaelportaldelacasadeTellería,volviéndosealasuyayalafatigadesuslibros.PezeraelencargadodellevaralaseñoradeBringasaldomicilioconyugalalasdoceolaunadelanoche,yporelcamino,quedesdeelprimertrozodelacalledeAtochaaPalacionoesmuy largo, raravezdejabaD.Manuelde entonar lajeremiada de sus disturbios domésticos. Cada noche relataba episodios máslastimosos,yconseguíamoverborrascasdecompasiónenelpechodeRosalía.

Cuando esta llegaba a su vivienda, ya don Francisco, fatigadas vista ycabezaporhaberleídodosotresperiódicosdespuésdeltrabajodelcenotafio,sehabíametidoenlacamaydormitabatosiendounosratosyroncandootros.Después de dar una vuelta por el cuarto de los niños para ver si estabandesabrigados o si Isabelita tenía pesadilla, Rosalía charlaba un poco con sumarido, mientras iba soltando una por una sus galas, sus faldas y aquellamáquina del corsé donde su carne, prisionera, reclamaba con muy visiblesmodoslalibertad.AunqueteníamuchogustoeniralastertuliasdeMilagros,la rutina de adular a su marido inspirábale conceptos algo contrarios a laverdad; pero bien se lo pueden perdonar en gracia de los juiciosmaravillosamente exactos que hacía sobre cosas y personas observadas porellaenlossalonesdeTellería.

«Hijito, si tú no vuelves, yo no voymás allá.Me fastidia la tertulia deMilagros lo que no puedes figurarte...Aquello no es paramí. ¡Se ven unascosas...! ¡Por cierto queme reímás...!La pobreMilagros, como tiene tantaconfianzaconmigo,todomelocuentaysésusapuroscomosilospasarayomisma.Esunasofocación,yyonosécómoesamujertienealmapararecibirgente sin poseermedios para nada. Esta noche no ha dadomás que cuatromelindres, cuatro porquerías... ¡qué vergüenza! Figúrate lo que saldrándiciendo los gorrones quenovan a esas casasmásquepara que les dendecenar...Enmividahevistomujerdemáspecho.Habíandadolassieteyaúnno sabíacomoarreglar elbuffet.Mandóa la confitería... esparamorirsederisa...ynoquisieronfiarleveintelibrasdepastas.Nosédedóndesacóaqueljamónendulcequeeratodorecortesysobras,niaquellacabezadejabalíqueolía a desperdicios... En fin, un asco... Tenía buenos vinos, eso sí... Vete asaberdedóndeloshasacado,yquiéneselincautoqueselosdio...Estabalapobre apuradísima; pero ¡cómo lo disimulaba...! No creas, tan campante,sonriendoatodoelmundo;ycuandoibaparadentrosetrasformabayparecíaun capitán de barco mandando la maniobra en caso de naufragio.(Indignándose.)¡Ah!,esebadulaque,esezanganotedelmarquéstienelaculpa.Estáempeñadohastalosojos,yeldíaenquelosacreedoresseechenencima,notendrácamisaqueponerse.LapobreMilagrosesmuybuena,esunalmadeDios;perohayquereconocerqueesmuygastadora.Sileponenmildurosenlamano,selosgastaenundíacomosifuerancienreales.Yoledoyconsejos,

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lopredico,letrazounplan,unmétodo;pero¡quia!,esinútil.Avecesparecereformada; pero sale, pasa por una tienda, ve cualquier trapo, y adiós midinero...pierdeelseso,leentralafiebre...Yoledigo,cuandolaveocomprar:«Yaselesaltóausteduntornillodelacabeza...»¡Ysivieras...!Loshijosdanlástima.EstanocheentréenelcuartodeLeopoldito,ytedigoquepareceunbiombodeunazapateríadeportal;laparedllenademamarrachospegadosconobleas, escenasde toros, caricaturasdeperiódicos... en fin, indecentísimo,ycadacosaporsulado,todorevuelto;muchoolordepotinguedebotica,porqueel chico es una laceria; noveluchas de a peseta en vez de libros de estudio;látigosybastonesentalnúmeroquehabríaparaponertiendadeello;lacamadeshecha, porque se había levantado a las seis de la tarde... Por allí andabacojeando, con las botas rotas, pidiendo de comer y atisbando los dulces yfiambresque traían,paraabalanzarseaelloscomounhambriento...Gustavoyaesotracosa. ¡Quéformalitoyquébieneducado!Allíandabadiscutiendocon los hombres y echando mucha palabra retumbante... Se me figura unmuñecodeScroppconsufraquitosietemesino,ycuandohabla,lomismoquecuandoanda,parecequelehandadocuerdaconunallave...Maríaeslaqueseestá poniendo hermosísima. Lamarquesa no la presenta aún para que no laenvejezca, y da dolor ver aquella mujercita tan desarrollada ya... no creas,tienemásdelanteraquesumamá...dadolorverlametidaalládentrojugandocon las muñecas, enredando con las criadas o copiando temas del francés.Bastanteteníaquehacerlapobreestanocheconvigilaralhermanitoparaquenometiesesusmanossuciasentodoynosobaselosdulcesynolamieraloshelados...Yotoméunayemaqueapestabaaaceitedehígadodebacalao,ydefijoanduvieronporallílosdedosdeLeopoldito.

»(Indignadaotravez.)Peroelmarqués...¡vayaunapunte!Quienleoyeyno leconoce,creequeeselhombremás juiciosodelmundo.NohablamásquedelSenadoydelascosasquehadichoovaadecirallí.¡Quépicodeoro!Él arreglaría todos los asuntos de España si le dejaran... Pero como no ledejan, eso se pierde el país. Según dice, las comisiones le absorben todo eltiempo...Dictamenacá,dictamenallá...MehadichoMilagrosquedealgunosmeses a esta parte se dedica a las criadas, y quenopuede entrar en la casaningunaque no sea un espanto de fea.En fin, que elmarqués, bajo aquellacapita de caballero, es una sentina.Amínomepuedever, porque le sueltocadaindirecta...Esquemedaasco,ylapobreMilagrosmecausamuchapena.¡Pobre mujer, pobre mártir! Figúrate que su mariducho, como ella dice, latiene siempre a la cuarta pregunta, y la infeliz pasa la pena negra para saliradelanteconelgastodelacasa.Así,noextrañoquelapobrecitahayatenidoalgunasdistracciones...Nosoyyoquien lodice; lodicenotros,yaunque lorepitoenconfianza,nosignificaestoquelocrea,porqueasabersi...».

D. Francisco, dormido ya profundamente, estaba tan distante de todasaquellasmiseriasquesumujercontabacomoloestáelCielodelaTierra.

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XV

No versaban todas las confidencias sobre el mismo tema; que la fértilimaginación de Rosalía buscaba instintivamente la variedad en aquellasnocturnas raciones de jarabe de pico con que arrullaba a su buen esposo.Atentaasostenersiempreelpapelquerepresentabayquedesdealgúntiempoexigía de ella mucho esmero, por apartarse cada día más de la expresiónsincera de su carácter, mostrábase disgustada de cosas que en realidad leproducíanmásagradoquepena,verbigratia:

«¡Ay, hijito!, yo creí que nuestro amigo Pez no acababa esta noche decontarme sus trapisondasdomésticas.Deveras, le tengo lástima... ¡peroquémareodehombreyquéorganillodelamentaciones!CarolinanotieneperdóndeDios,ybienpodíaenmendarse,almenosparaevitarnos las jaquecasquenosdasumarido...».

D.Franciscosedormíaantesqueella.AvecesRosalíaestabadesveladaeinquietahastamuytarde,envidiandoeldulcísimodescansodeaquelbendito,quereposabasobresuconcienciablandacomounángelsobrelasnubesdelaGloria.Laingeniosadamanohallabablandurassemejantes,sinoalgoduroyconpicosquelateníaendesasosiegotodalanoche.Porquesupasióndellujolahabíallevadoinsensiblementeaunterrenoerizadodepeligros,yteníaqueocultarlasadquisicionesquehacíadecontinuoporlosmediosmáscontrariosalatradicióneconómicadeBringas.Teníaloscajonesdelacómodaatestadosde pedazos de tela, estos cortados, aquellos por cortar. Enorme baúlmundoguardaba,consospechosadiscreción,milespeciesdearreosdiversos,losunosantiguos,retocadosonuevoslosotros,todoamediohacer,revelandolasúbitainterrupción del trabajo por la presencia de testigos importunos.Era precisoocultar esto a lavigilancia fiscal deD.Franciscoque en todo semetía, queinterpelaba hasta por un carrete de algodón no presupuesto en su plan degastos.Rosalíasedesvelabapensandoenlosembustesquehabíandeservirlededescargoencasodesorpresa.¿Conquépatrañasexplicaríaelcrecimientograndedelariquezayvariedaddesuguardarropa?PorquelamuletilladelosregalosdelaReinaestabayamuygastadaynopodíausarsemástiemposinpeligro.

UndíaD.Franciscovolviódelaoficinaantesdeloqueacostumbraba,ysorprendió aRosalía en lomás entretenidode su trabajo, funcionando en elCamón,comosiestefuerauntallerdemodista,yasistidadeunacostureraquehabíallevadoacasa.MásquetallerparecíaelCamónlasucursaldeSobrinoHermanos.

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«¿Peeeromujer,quéesesto?»—dijoThiersabsorto,comoquienvecosassobrenaturalesomágicasynodacréditoasusojos.

Había allí como unas veinticuatro varas de Mozambique, del de a dospesetasvara,acuadros,bonitayvaporosatelaquelaPipaón,ensueños,veíatodaslasnochessobresuscarnes.Laenormetiradetraposearrastrabaporlahabitación,seencaramabaa lassillas,secolgabadelosbrazosdelsofáyseextendíaenel suelopara serdivididaenpedazospor la tijerade laoficiala,que, de rodillas, consultaba con patrones de papel antes de cortar. Tiras yrecortesdeglasé,delasmásextrañasseccionesgeométricas,cortadosalbies,veíanse sobre el baúl esperando la mano hábil que los combinase con elMozambique. Trozos de brillante raso de colores vivos eran los toquescalientes,aúnnosalidosdelapaleta,queelbuenodeBringasviodiseminadosportodalapieza,entremalenroscadascintasyfragmentosdeencaje.Lasdosmujeres no podían andar por allí sin que sus faldas se enredaran en elMozambiqueyenunasveintevarasdepoplínazulmarinoquesehabíacaídodeunasillayseentrelazabaconlastirasdefoulard.Deaquelbonitodesordensalíaeseolorespecialísimode tiendaderopas,queesunrestode losoloresdeltintefabril,mezcladoconlosdelpapelylamaderadelosembalajes.Sobreel sofá, media docena de figurines ostentaban en mentirosos colores esasdamas imposibles, delgadas como juncos, tiesas comopalos, cuyospies sondel tamaño de los dedos de lamano; damas que tienen por boca una obleaencarnada, que parecen vestidas de papel y se miran unas a otras confisonomíadeimbecilidad.

Alversecogidainfraganti,elprimerimpulsodeRosalíafuerecogertodo;perolefaltótiempo,yelpavormismosugirioleunaprontasalida,rasgogenialdeaquelsutilísimoentendimiento.

«Calla, hombre, por Dios—le dijo, pasándole el brazo por la espalda ysacándole suavemente del Camón para que no se enterase lamodista—. Esque...yocreíquetelohabíacontadoanoche.EsosvestidossondeMilagros.Ayer, ¡si vieras!, tuvo la pobre una espantosa reyerta con ese caribe delmarqués.Quesiéleraelquegastaba,quesigastabamásella,quesitú,quesiyo...Porpocohayunatragedia.Yoestabapresente...ytedigoqueyaestabapensando en mandar que trajeran árnica... Milagros, que ahora no puedeencargarlenadaaEponinaporquesumaridonolepagabalascuentas,comprólas telas y llevó a su casa una modista para hacerse un par de trajes deverano...¿Quécosamásnatural?LapobresearreglabaconveinticuatrovarasdeMozambique,adospesetasvara,yveintidósdepoplín,acatorce...Yavesquéeconomía.Puesnada;entraaquel tagarote,quesindudaveníadeperdercientosdedurosaunasota,ylomismofueverlastelasylamodista,empiezaaecharporaquellabocaunasherejías...¡SantoCristo!Yomequedé...Nada:todo se le volvía pisotear la tela y dar con el pie a los figurines, diciendo:

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¡Brrr...!,quéséyo.Que lapobreMilagros lehaarruinadoconsuspingajos.¿Hasvistoquéborricadas?Luegosequitódecuentos,ycogiendoalapobremodistaporunbrazo,laplantóenlacalle,sindarletiempoaquesepusieralamantilla.¿Hasvistoquépedazodebárbaro?...Milagrossedesmayó.Tuvimosque aplicarle éter y qué sé yo qué más cosas... En fin, por sacarla de estecompromiso, he tenido que traerme a casa las telas y lamodista para haceraquí la labor.Ellavendráluegoadirigirla,porqueyo,francamente,entiendopoco de estas cosas tan historiadas y tan recargaditas. Emilia, esa chica, esmuyhábilytrabajaporpocodinero...Esunainfelizsinpretensiones,peroledapalmetazoalcélebreWorth,notecreas...».

Conestas ingeniosidades,aquelbuencristianoseaplacó,ycomoalpocorato vino la marquesa, se encerraron las tres en el Camón y estuvieronpicoteando todo el día, cortando, midiendo, probando, deshaciendo yvolviendoaprobar,lodichoporRosalíaresultótanverosímilcomolaverdad.Preocupábase, a todas estas, la dama de las insuperables dificultades quesobrevendríancuandoestrenaseaquellosvestidos,puesentalcaso,ycontralaevidencia, no valdrían los bien trabados enredos que sabía imaginar. Seconsolabaconlaesperanzadeunhechoqueseríasoluciónmuyfácilysegura.GonzálezBravohabíaofrecidoaD.Franciscoungobiernodeprovincia.Pezleinstabaparaqueaceptase,segurodequeseluciríaydequelaprovinciaaquien le cayese un gobernador tan honradoy respetable, habría de saltar degozo.Peroaéllerepugnabaloespinosodelcargo,ynoqueríaabandonarsutranquilidad y aquel vivir oscuro en que era tan feliz. Si al fin aceptabaBringas, se iría solo a su ínsula, y la desconsolada esposa se quedaría enMadridconlibertaddeestrenarcuantosvestidosquisiera.Perosiendolomásprobablequeelgraneconomistanoaceptase,Rosalía se calentaba los sesosdiscurriendo la salida de su compromiso, y al fin halló una fórmula que,muchoantesdelaocasióndeemplearla,revolvíayensayabaensumente.

XVI

Yaves,hijito—decíaparasíunmesantesdequeelhechofuerareal—,loquehapasado...Noteloquisedecirparaquenotedisgustaras,porquealfinnuestraamigaes,yencasasehahechoestetrabajo.Emilialeexigióelpagoadelantado... Pura terquedad. ¡De repente, cañonazo!... Sobrino le pasó lacuenta.NiaunacosaniaotrapudoatenderlapobreMilagros...Notienesideadelastrapisondas...Yatecontaré.Enfin,quehetenidoquequedarmeconlosvestidospormenosde la tercerapartede suvaloryme loshearregladoyomisma para no gastar... Es regalado, es una verdadera ganga... Emilia se haempeñadoenello,ydicequelepaguecuandoyoquiera...Yaves...

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Bien preparada estaba la comedia para cuando llegase el caso derepresentarla. Entre tanto, se trabajaba sin descanso en el Camón, conasistencia de Milagros, que cada día llevaba una novedad, ideas felices, lainspiraciónmásrecientedesugeniofecundísimo,verbigratia:

«Yo no puedo ser muy espléndida este verano. Verá usted cómo mearreglo.EncasadelosHijosdeRotondomehandadounasveinticincovarasdeBareges,muyarregladito...MehadicholadeSanSalomóqueelBaregessellevarámuchoesteverano.Francamente,losMozambiquesmeapestanya...Puessí...arreglaréesevestidoconunasencillezverdaderamentepastoril.Veráusted... tres volantes y adorno de sedas delgadas. El volantito estrecho,guarnecido de encaje, y el entredós, bordado, formando hombrera a lojockey...Cinturóncolor lilacerradopordelanteconunaescarapelita...¿Sabeusted que aquel sombrero me parece algo estrepitoso?... Tengo otro enproyecto.Veráusted.Conuncasquetequeguardodelañopasadoylascintasaquellasdeterciopelo...Nomefaltanmásqueunpenachoyunmaraboutdenovedadquelepondréalladoderecho,así...».

A principios deMayo,Rosalía tuvo que sustraerse, no sin pena, a aqueldeliciosotrabajo.ElmédicohabíaordenadoqueIsabelitafuerasacadaapaseotodas lasmañanas.El tiempoestabahermosísimoyconvidabaagozarde laapacible amenidad del Retiro. Empezó la dama sus paseos matutinos conIsabelitayelpequeñuelo,ydesdeelsegundodíaselesagregóelseñordePez,que padecía de rebeldes inapetencias.Moreno Rubio le había prescrito quemadrugara,quesepusieraentrepechoyespaldaunvasograndedeaguadelafuente Egipcia o de la Salud, y que la paseara después por espacio de doshorasantesdelahoradelalmuerzo.

¡Qué contentos iban los cuatro a lo Reservado, cuya entrada se lesfranqueaba,porserRosalíadelacasa!¡YcuántogozabanloschicosviendolacasitadelPobre,ladelContrabandistaylaPersa,echandomigas,alospatitosdelacasadelPescador,subiendoalacarreraporlasespiralesdelaMontañaartificial, que es en verdad, el colmo del artificio! Todos aquellos regioscaprichos,asícomolaCasadeFieras,declaranlaépocadeFernandoVII,quesienpolíticafuebrutalidad,enartesfuetonteríapura.

Rosalía y D. Manuel, influidos favorablemente por la gala de lavegetación,lafrescuradelaireyelpicordelsoldeMayo,sereverdecían,yaratos casi eran tan chiquillos como los chiquillos, es decir, que charlabanatolondradamente, y su andar no era siempre todo lo mesurado quecorrespondeapersonasgraves,puesyaloprecipitaban,yaloconteníanmásdelacuenta,mientraslosniñosjugabanalesconditeentrelasespesasmatas.Elvaso de agua, obrandomaravillosamente sobre lamucosa y todo el aparatodigestivodelbuen funcionario,producía efectosmaravillosos.Activadas susfunciones vitales, recobraba su alegría y verbosidad ampulosa: los instintos

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galantesnosequedabanatrásenaquellaresurrecciónmatutina.Parecementiraque un vaso de agua produzca tales efectos. ¡Cuántas veces tenemos en lamano, sin percatarnos de ello, el remedio de inveterados males!... La fácilpalabradePez,saltandodeunconceptoaotro,llegóalcapítulodelaslisonjas,que en aquel caso eran muy fundadas, y allí fue el ponderar la frescura ygraciadeladama.¡Québienlesentabatodoloqueseponía,yquémajestadensuporte!Pocaspersonasposeíancomoellaelartedevestirseyelsecretode hacer elegante cuanto usara... Estas bocanadas de incienso ahogaban aRosalía, quiero decir, que el depósito de la vanidad (cierta vejiga que losfatuos tienen en el pecho) se le inflaba extraordinariamente y apenas lepermitía respirar. También a ella le cosquilleaba en el interior el deseo dehaceralgunasconfidencias;peroelrespetodesumaridoleponíaunfreno.Porfin,tantoextremóPezlospanegíricosdeella,quelaindiscreciónsesobrepusoa la prudencia. Les vi varias veces cuando regresaban, ella cargada con unramodelilas,elvelounpocoechadoatrás,cualsisacrificaralacomposturaalalibertaddelavidacampestre,elrostroalgoencendidoporlaagitacióndelpaseoylavehemenciadeldiscurso;élcargadoconotroramosuplementario,hecho un pollastro, con diez años quitados por ensalmo de encima de sucuerpo;losniños,revoloteandooradelante,oradetrás,ensuciándosedetierray azotándose con varitas, sacudiendo los árboles tiernos y saltando lasacequiassalidasdemadre.Rosalíahablaba;¿peroquién,sinoelmismoPez,podría recoger sus palabras, impregnadas de un cierto desconsuelo ymelancolíadulce?

La pobrecita no podía lucir nada, porque su marido... Ante todo, no secansaría de repetir que era un ángel, un ser de perfección... Pero esto noquitabaquefueramuytacañoyquelatuviesesujetaaunmaltraer,desluciday olvidada.Y no era ciertamente porque careciese demedios, puesBringasteníasusahorros,reunidoscuartoacuarto.¿Yparaqué?Paramalditalacosa,porelsimplegustodejuntarmonedasenuncajoncilloycontarlasyremirarlasde vez en cuando... Sin duda aquel hombre... que era muy bueno, eso sí,espososinperoypadreexcelente...no sabíacolocara sumujerenel rangoqueporsuposicióncorrespondíaaentrambos.Porqueella teníaquealternarconlaspersonasdemásviso,contítulosyconlamismaReina;yBringas,noviendo las cosasmás que con ojos demiseria, se empeñaba en reducirla alvestidito demerino y a cuatro harapos anticuados y feos. ¡Oh!, lo que ellasufría,loquepenabaparaadecentarseeracosaincreíble.¡SóloDiosyellalosabían!...Porquesumaridollevabacuentayrazóndetodo,yhastaelperejilquesegastabaenlacocinasetraducíaenguarismosensulibrodeapuntes...La pobre esposa, atenta a la dignidad de su posición social, era un puroNewton, por las matemáticas que tenía que revolver en su caletre paraprocurarse algún sobrante del gasto de la casa y estirar las mezquinascantidadesqueBringas ledabaparavestirse.Lacuitadasepelaba losdedos

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cosiendoyarreglándosesusvestidos;y laminuciosidaddeélen lacuentayrazóneratanextremada,queseveíaysedeseabaparapoderfiltrarundíatresreales,otrodosymedio;yavecesnadapodíahacer.Lacontinuidaddeestasmolestiasconstituíaunavidademartirio,ynoesquequisiesetenerlujo,no:mas juzgaba que su decoro y el contacto con altas personas le imponíandeberesineludibles;creíaqueellaylosniñosnodebíanhacermalpapelenlascasas a donde iban, ni le gustaba que las amigas la mirasen de reojo ycuchichearan entre sí, observando en ella una faldade taraceaounaprendacursiyanticuada...Noobstante,queríaentrañablementeasumarido,porquefueradeaquellodelasmiseriaseraunhombrecompleto,unserdeelección,buenoy cariñoso, honrado comopocoso comoninguno, hombreque jamáshabía tenido trapicheos ni tratado conmujerzuelas, ni puesto un duro a unacarta, y por fin, de genio tan pacífico, que como no le tocaran a suspresupuestos, se hacía de él lo que se quería...Considerando esto, la infelizllevaba con paciencia lo otro, es decir, los apurillos para vestirse, y semanejaba como podía para no desmerecer de su elevada clase... De donderesultaba que ambos, el Sr. de Pez y la señora de Bringas teníanrespectivamente susmotivos de disentimiento conyugal, él por causa de lasfuribundas santidades de su esposa, ella por las sordideces de sumarido; locualpruebaquenadieencuentracompletadichaenestemíseromundo,yquees rarísimo hallar dos caracteres en completo acomodo y compenetracióndentrodelajauladelmatrimonio,pueseldiabloolasociedadoDiosmismodesconciertanycambianlasparejasparaquetodosrabien,ytodos,cadacualensujaula,haganméritosparalagloriaeterna.

XVII

Cuando la conversación recayó en estas filosofías, iban saliendo por lapuerta de la Glorieta. Ya estaban descuajadas las famosas alamedas decastañosdeIndias,quitadalaverjaypuestosalaventalosterrenos,operaciónquese llamórasgo.Estapalabrafuemuyfunestapara laMonarquía,árbolaquien no le valió ser más antiguo que los castaños, porque también me ledescuajaronehicieronleñadeél.

AlpasardelRetiro a las calles, lospaseantes recobraban su compostura.Iban delante los niños dándose las manos. Los mayores, a la vista de lapoblaciónregular,cesabanenaquellasconfidenciasqueparecíanfrutosabrosodelaamenidadcampesina.Eracomopasardeunpaíslibreaotrodondetodoescorrectoyreglamentario.Ensucasa,cuandotrabajabaenelCamónsolaocon Emilia, la Bringas solía rumiar las expansiones de la mañana,añadiéndoles conceptillos que no se atrevían a traspasar las fronteras del

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pensamiento. Sin desatender los trapos, la soñadora dama se iba por esosmundos, ejercitando el derecho de revisión y rectificación de las cosassociales,concedidoenelreinodelamenteatodoslosquesecreenfueradesulugaromalapareados.

«EsePezsíqueesunhombre.Alladosuyosíquepodríalucircualquiermujerdeentendimiento,debuenapresencia,dearistocráticoporte.PerocomotodoandatrocadoletocóesamularezonadeCarolina...¡Todoalrevés!¿Quémujerdeméritono seempequeñeceyanulaal ladodeestepoquita-cosadeBringas,quenovemásquemenudencias,yesincapazdehacerunabrillantecarreraydecalzarseunaposiciónilustre?...Ya,¿quésepuedeesperardeunhombreque,cuandoleofrecenungobierno,envezdesaltardegozoseponeadar suspiros y a decir: «más que el bastónme gustanmis herramientas?...»¡Oh,Pez,aquelsíqueeshombre!Yaséyoquémujerlecorresponderíasilascosas del mundo estuvieran al derecho y cada persona en su sitio. Para talhombre, una mujer de principios, de mucha labia, señora de finísimosmodales,yquesupierahonrarasumaridohonrándoseasípropia;quesupieradarle lucimiento luciéndose ellamisma; una dama que se creciera cada díahaciéndole crecer, porque el secreto de las brillantes carreras de algunoshombresestáeneltalentodesusmujeres.PaquitodecíaayerqueNapoleónnohubierasidonadasinJosefina.Sienvezdeesabeatavivieraal ladodePezunadamaquereunieraensussaloneslomásselectodelapolítica,yaPezseríaministro...Deveras...¡siyotuvieraamiladounsujetosemejante...!PerovayaustedahacerministroaBringas,unhombrequeseponedemalhumorcuandohayquedaraguaconazucarilloacualquieraquevieneacasa;unhombrequequierequemevistadehábitoyllevealosniñosconalpargatas.¡Ah!,roñoso,menguado,nuncaserásnada...¡OhPez!,situvierasporesposaalamujerquete corresponde, ¿cómo habías de consentir que saliera a la calle hecha unadefesioparaponerteenridículo?...Aprendetú,bobo,dequienconcincuentamilrealesdesueldoviveconlaaparienciadedocemildurosderentaypagaveinticuatro mil reales de casa. Y no es que tenga deudas, es que sabeagenciarseysacapartidodesuposición.Estonolosabránuncaunpoca-cosa,un pisa-hormigas queme está predicando tres horas porque puse o no pusesietegarbanzosmásenelcocido;estonoloentiendequiennovemásalládesusueldomezquino,yestátemblandodequeledenunacruzpornocomprarlasinsignias;quiennoquieresergobernadordeunaprovincia;quienseoponea que el aguador me suba dos cubas más de agua, porque, según él, conmojarse el palmito ya basta; quien sostiene que no necesitomás que diez yochovarasdetelaparaunvestido,ymerecomiendaqueadornelossombrerosde losniñosconcintadamascadade laqueusan los licenciadosdelejércitoparacolgarseelcanuto;quiensostienequeelpelodecabraesmásbonitoqueelgro,yllamacargazónalascapotassóloporquenosonbaratas;quiennomedeja arreglar la bata con cintas otomanas y se atrevió a proponerme que

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utilizaralascintasamarillasdelosmazosdecigarrosdelprimoAgustín...».

Algunastardes,cuandoPezyRosalíanopodíansalira la terrazaacausadelmal tiempo, los tres tertuliaban enGasparini.Tenían que oír los elogiosqueD.Manuelhacíadelaestupendaobradesuamigo.Depiejuntoaél,conlamano izquierda en el bolsillo del pantalón,mascándose el bigote, dejabacaermiradasdecríticosobreelmaravillosocristaltanpobladodepeloscomohumana cabeza, en algunas partes cabelludo, en otras claro, en todas comoreciénafeitado,gomoso,pegajoso,conbrillosemejantealdelasperfumadaspringuesdetocador.

«Esunamaravilla...¡Quémanos!,¡quépaciencia!EstaobradebierairaunMuseo».

Yparasí,mascandomásfuerteymetiendomáslamanoenelbolsillo:

«Vayaunamamarrachada...Escomosalidadeesacabezadecorcho.Sólotú, grandísimo tonto, haces tales esperpentos, y sólo amimujer le gustan...Soiselunoparaelotro».

Retiroseaqueldíadel trabajoD.Franciscomásfatigadoquenunca.Veíalosobjetosdoblesyteníalacabezatanmareadacomosiestuvieseabordodeunbuque.Peroélconfiabaenquetaldesazónseríapasajera,ysefelicitabadeladelantoybonitoefectodelaobra.Elángelestabacompletamentemodeladoyaconaquellos increíblespuntosdepelo.Elsauceprotegíaconsus llorosasramas la tumba, y era lástima que no hubiese cabellos verdes, pues si talexistieralailusiónseríacompleta.Alfondonadalefaltabaya;eraunmodelodeperspectivamelancólica,hastatalpunto,quesóloquientuviesecorazóndepeñapodíaverlosinsentirganadehacerpucheros.Faltabanaúnlasfloresdelpiso y todo el primer término, dondeBringas discurrió a última hora ponerunascolumnasrotasycaídas,asícomodetemploenruinas,conlocuallaideadeladesolaciónerarepresentadadelmodomásperfecto.

A principios de Junio vimos parte de este trabajo concluido; pero aúnrestaban varias cosillas, girasoles chiquitos, pensamientos grandes, amén deunas cuantas mariposas sentimentales de negras alas, posadas aquí y allí,libando el dulcemacassar en los cálices de aquella flora piliforme. Por losmismosdíasocurrieronsucesosaloscualeseldignoartistaeracompletamenteextraño;masporestemotivomismonodebenseraquíolvidados.YfuequecuandoseaproximabaeldíaseñaladoparadevolveraTorressudinero,estabaRosalíatancabizbaja,quesepodríacreer,viéndola,quelehabíanrobadoalgoo inferido alguna descomunal ofensa. Cálculos y más cálculos hizo,desbaratándose el seso, sin llegar a la solución del temido problema, y losnúmeros negábanse a complacerla, dándole la cifra que necesitaba... ¡Quéidea!¿AcudiríaalSr.dePez?¡Oh!,sillamaraaestapuertaseguramenteseríaoída,peronoseatrevía.Además,D.Manuelsemarchabaalasazónparalos

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bañosdeArchena,(puessinunpardecarenasanualeserahombreperdido),ynovolveríahastael20.El12sepresentóTorresconsusojosdehuevosdurosimpregnados de una dulzura atónita. Era la imagen de la amabilidad, en elsupuestodequeleestándandogarrote.SusonreírempalagosohizoaRosalíaelefectodeunfluidomiasmáticoquesefiltrabaenellaylaponíaenferma.¡Ycuán impertinente su nariz chica, y cuán cargante la maña de resobarse labarba,comosiquisieraextraerdeellaalgunasustancia!Aquelhombreguapín,que siempre fue aRosalía indiferente, pareciole entoncesunbonitoverdugoqueselepresentabaconlacuerdaylahopa.

XVIII

¡Yquenoveníapocoapremianteeltal!...¡Vayaunapunte!Paraeldía14sinfaltanecesitabaeso.Perosinquepudieraretrasarseniundía,niunahora,porquesuhonorestabacomprometidoencasadeMompous,yencasodequeRosalíanopudieracumplir,severíaprecisadoapedireldineroaD.Francisco.

«PorDios...nodigaustedtaldisparate.¡Jesús!...Ustedsehavueltoloco-tartamudeóladeBringascontemblorysobresalto».

Volvióaecharsuscuentasporcentésimavez.Niaunvendiendocosasquenodeseabavender,podríareunirlasuma.Laprenderalehabíatraídoalgunascantidades;peropartedeellaslashabíagastadomibuenaseñoraencomprarcuatrofrusleríasparacomponerasusniños.¡SiMilagroslehubieradevueltoaquellosseiscientosrealesqueleanticipóparapagaraljoyero...!Puessí,eraprecisoqueselosdevolviera.Selospediríaterminantemente.SiporartedelDemonio, o más bien por milagro de Su DivinaMajestad, tuviera Cándidaalgúndinero...!CándidaledebíacincodurosqueRosalíaleprestóparadarlavuelta de un billete de cien escudos. También aquellos extraviados realesdebían volver al redil. Haciendo propósitos de energía, fue a ver a lamarquesa.¡Casualidadfunesta!Lamarquesaestabaenunafunciónreligiosa,quecosteabaconotras señoras.EraunaNovenadedicadaano séqué santotitular,conManifiesto,Estación,Rosario,Sermón,Novena,GozosdelSanto,SantoDiosyReserva.AcudióalláRosalía,deseosadeverasuamigaaquellamismatarde.Lacalleestaballenadecocheselegantes.Enlaiglesia,hechaunascuadeoro,concortinasde terciopelodelbarato,cenefasdepapeldorado,candilejasmil,enormesramilletesdetrapoyunospabellonesqueparecíandeteatrodetercerorden,habíatalconcurrencia,queeramuydifícilpenetrarenella.Rosalía logróabrirsecaminoporentreelelegantegentío;peronopudollegar hasta donde estaba la marquesa, que se había encaramado en elpresbiterio, cerca de los curas. Pasó tiempo,mucho tiempo, durante el cual

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Rosalíaoyómediosermónpatético,aflautado,unguisotedelugarescomunescon salsa de gestos de teatro; oyó cantorriosmás omenos gangosos, y porúltimo se hizo tan tarde, pero tan tarde, que desesperando ver el fin de ladilatadafunción,tuvoquemarcharsesinhablarconMilagros.Lapobreseñoraeraunamártirdelosinsufriblesmétodosdesumarido,ynopodíaretrasarsuvuelta a la casa, porque si la comida no estaba puesta en lamesa a la horaprecisa, D. Francisco bufaba y decía cosas muy desagradables, como porejemplo:«Hijita,metienesmuertodedebilidad.Otravezavisa,ycomeremossolos».

Lanochelapasómuyintranquila,yaldíasiguiente,13deJunio,aesodelasdoce,cuandosedisponíaavisitarasuamiga,heaquíquesepresentaesta,sobresaltada, manifestando en la expresión de su rostro que algoextraordinarioleocurría;ylodeclarabanasí,nosóloeldescuidoplásticodelmismo, sino la turbación de la voz y otros síntomas espasmódicos. Rosalíaparticipódeaquelsobresaltocuandoleoyódecir:

«¡Ay!,¡amigademialma,enquéconflictomeveo!Siustednomesacaenbien...».

—¿Yo?—dijo laBringasapartándose,puescomprendióquese tratabadeun problema monetario como el suyo—. Precisamente viene usted a buenahora...Siustedsupiera...Alláibayo.

—¿A casa?... Le diré a usted lo que sucede para queme tenga lástima,mucha lástima. Mañana tengo baile y cena, una solemnidad de familia,absolutamente indispensable. Ya he repartido las invitaciones... ¡verá ustedqué chasco! Hija, deme usted por Dios un vaso de agua, porque no puedohablar. Tengo algo aquí que me corta la respiración...(Después de tragaralgunos buches de agua.) Para evitarme quebraderos de cabeza, encargo lacenaaBonelli.Ayerlemandollamar.Creoarreglarlofácilmente;peroeltal,con todo su descaro, me exige que le he de pagar las tres cenas que se ledeben. Yo bien quisiera; figúrese usted si me gustará deber... ¡Ay!, créalousted, mi mariducho tiene la culpa de que vivamos de esta manera... Perovamosaloquedecía.¿Quéestabayodiciendo?Nosabeustedcómoestámicabeza.¡Ah!EnvistadelaexigenciadeBonelli,mandollamarestamañanaaTrouchín,eldelacalledelArenal,quenuncamehaservidonada;lepropongoservirme la cena demañana, la ajusto, nos convenimos; pero el condenado¿creeráusted?,conmuchascortesíasymuchalabiamedicequesinolepagoanticipadamentenohaycena...Estoyaesuninsulto.Jamásmehapasadocosaigual...Lediréausted.Esquelosreposterostodossonunos.SindudaBonellifueapreveniraTrouchínyallevarleelcuentodequeyoledebíatrescenas.Es una conspiración contra mí, un complot... Si bien se mira, no les faltarazón, querida; ¿pero yo qué culpa tengo? ¡Ese hombre incapaz, mimaridillo...!Cuantosedigadeélespoco.Espropiamenteincalumniable...He

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tenidoque pagarle ayer una cuenta de su sastre, que se había colgadode lacampanilla de la puerta de casa... Con que ya ve usted mi situación;aconséjeme,indíquemealgunasalida.

Rosalía,conhumildesrazones,sedeclaróincapazdebrujulearasuamigaporaquellaberinto,mayormentecuandoellaestabaenunaprietosemejante,ycontabaconrecobraraqueldíalos...aquellosseiscientosreales...

«¡Oh!, sí; me acuerdo perfectamente... Anteayer me los eché en elportamonedas para traérselos a usted... dispénseme... pero antes de salir decasa, se presentó el cobrador de laCongregación con el recibo demi cuotaparalafuncióndeayery...hijademialma,notuvemásremedioqueaflojar...Porciertoqueayerlaviaustedenlaiglesia,ysentíquenoestuvieraamiladoparahacerleobservaralgunascosas.Lafunciónbonitísima;pero¿novioustedcuántomamarracho?LadeCucúrbitassefuealaiglesiaconaquelestrepitosovestido color de tabaco que parece un hábito de la orden deEstancadas. Eluniformedelacasa.LadeSanSalomóestabatambiénmuyestrepitosa.Nohevistoenmividamayorpouff,yaunquedicenquelatendenciadelamodaesaumentarlo,creoquelaiglesiapidemoderaciónenesto.Nadaquierodecirdelbullonado tan estupendo que llevaba... ¿pues y la cola?... En cuanto amí...¿usted me miró bien? No se podía pedir más sencillez... Pero vuelvo a mipleito,queridamía.¿Nomeaconsejaustedalgo?Discurrapormí;puesyomehe vuelto como tonta. Si de aquí a mañana no resuelvo la cuestión, estoyperdida...Creaustedqueesparasuicidarse».

PorcuriosidadpreguntóRosalíaasuamigaloquenecesitaba,yoyéndoledecirqueunosnueveomásbiendiezmilreales,pusounacarademalhumorqueaumentólatribulacióndelayatanatribuladaMilagros.

«¡Ay!,quépocosalientosmedausted...Ypara colmodedesdicha, ayertardeme hizo Eponina un escándalo. Si lo que amíme pasa no le pasa anadie...Mehapuestounascuentas...delomásestrepitoso...Porunahechura¡dosmil reales!,poravíosdeaquellabata,sóloporavíos, ¡milquinientos!...Esparamatarla...».

«¡Diez mil reales!—murmuró Rosalía mirando al suelo y contando lassílabascomosifueranmonedas—.Conlaquintapartetendríayobastante».

—Diga usted; D. Francisco...—indicóMilagros con animación, dando aentenderqueelbenditoBringasdebíadetenerahorros.

—¡Cállese usted por Dios! Si mi marido supiera...—replicó la otraaterrorizada—.Estascosaslesacandequicio.

—¿YCándida?...

—¡AveMaríaPurísima!

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—Podía darse el caso... Olvidé decirle a usted que, empeñando tres ocuatrocosillas,podréreunircuatromilreales.Sólonecesitoseis.

—Imposibledetodaimposibilidad.

—EseTorres...—murmuróMilagrosconlabocatanseca,quelalenguaselepegabaalpaladar.

—¡Jesús! ¡Torres!... ¡qué disparate!...—exclamó Rosalía viendo alzarseanteella,comounaapariciónfantástica,laimagendesuacreedor—.Nosésihe dicho a usted que mañana antes de las doce... ¡Ay!, fue una locura lacompradeaquellamanteleta.Yaveusted...¿quénecesidadteníayodeestosahogos?

—Es una bicoca, hija—manifestó la marquesa con aquel tono y aire desuperioridadindulgentequesabíatomarcuandoleconvenía—.Sisalgodemiconflicto, esa futesa por que usted se apura tanto, corre de mi cuenta.(Acercándosemásasuamigayoprimiéndoleelbrazo.)DonFranciscodebedetenermuchoparnéguardado,dineroimproductivo,onzasobreonza,aestilodepaleto.¡Quéatrasotangrande!Asíestáelpaíscomoestá,porqueelcapitalnocircula,porquetodoelmetálicoestáenlasarcas,sinbeneficioparanadie,niparaelqueloposee.D.Franciscoesdelosquepiensanqueeldinerodebecriar telarañas.Enestosuapreciablemaridodeustedescomo los lugareñosricos.¿Porquénoleproponeustedunacosa?Quemepresteloquenecesito...seentiende,conel interésdebido,ymedianteunaobligaciónformal.¡Yonoquiero...!

—DudoyoqueBringas...

—(Con calor.) Pues hija, alguna influencia ha de tener usted sobre él...Pues no faltaba más. ¿Es usted tonta? Con decirle: «hombre, por amor deDios,esedinerononosproducenada».Yduro,duro,paraqueaprenda.¿Oesque no tenemos carácter...? Yo creí que él le consultaba a usted todo, y sedejabadominarporquienleganaeninteligenciaygobierno...Aver,decídaseaproponérselo.Lodichodicho:encasodequenosarreglemos,elpiquillodeustedcorredemicuenta.(Riendo.)Loconsideraremoscomocorretaje.

—Dudoyoquemimarido...¡Quia,imposible..!

Pero, aun creyendo imposible lo que se le había ocurrido a su ingeniosaamiga, Rosalía meditaba sobre ello. La misma dificultad insuperable delasuntoatraíasuespíritu,comolosgrandesproblemasembelesanyfascinanlosentendimientossuperiores.DuranteunratonoseoyóenGasparinimásruidoquelossuspirosdelaPipaónyalgunastosecillasdelamarquesa,quenoteníasus bronquios en elmejor estado.Como las dos amigas estaban solas en lacasa, pues Bringas no había vuelto de la oficina, ni del colegio los niños,podíanhablarcontodalibertaddesuscuitassinhacermisteriodeellas.Volvió

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ladeTelleríaaexplanarsuproposición,robusteciéndolaconrazonesdegranpeso(¡oh!,¡eldinerodemanosmuertaseslacausadelatrasodelanación!)yconzalameríasmuycucas;maslaBringaspersistíaenconsiderarlapropuestacomounadelascuestionesmásarduasyescabrosasquepodíanofrecersealavoluntad humana. Acometerla sólo era como encaramarse a las cimas delheroísmo.EnelpropioestadoseguíanlasdoscuandoselesaparecióCándida,muyrisueñayoronda.VeníadeveraSuMajestadyadoñaTula,ydespuéshabía estado en las cocinas, donde el cocinero jefe se empeñó en hacerleaceptar tres entrecotes y un par de perdices. «Cosas de Galland...». Era unhombre que no se cansaba de obsequiarla, y por no desairarle, ella habíadicho:«Puesquemelosubanacasa».

«Luego lemandaré a usted una perdiz y dos entrecotes—dijo a Rosalíaazotándola con su abanico—. No, nome lo agradezca... Si yo no lo he deprobar.Amímesobracarne...Ayerherepartidoentrelosvecinosunsolomillomagnífico que mandé traer de la plaza del Carmen, esperando tenerconvidados...¡Sivieraustedaquellapobregentequéagradecida...!MicasaeslaBeneficencia.Eldíaqueyomemudedeaquelcuartohandecorrerporallímuchaslágrimas».

XIX

Y luego, llevando sus ideas a un terrenomuy distinto del de la caridad,aunquetambiénmuyinteresante,sedejódecirloquealaletrasecopia:

«¿Me podrán decir ustedes dónde y cómo y de qué manera podría yocolocarunpocodedinero,unacantidadquemesobra?...Queseacosasegurayconunproductomoderado...».

Elefectoqueestascláusulashicieronenlasdosamigasnofuetangrandecomo debía esperarse. En la cara de Rosalía se pintaba una incredulidadindiferente, que poco después se resolvió en alarma, recordando que elpréstamodecincodurossolicitadounmesantesporCándida,habíatenidounpreámbuloparecidoalqueacababadeoír.Milagros,sintenerconfianzaenloquelaGarcíaGrandedecía,sospechabaquehubiesealgodeverdadenello,olo que es lomismo, se amparaba a lo absurdo como el desesperado que seagarraalclavoardiendo.

«Perodigausted,Cándida...¿Esedinerolotieneusted?».

—Hija mía, no sea usted material... No lo tengo precisamente en elbolsillo,perocomosilotuviera...UndíadeestosmelohadetraerMuñozySones...

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—(Condesaliento.)Undíadeestos...ya.

—Yacostumbropensarlascosascontiempo...Francamente,nomegustatenergruesassumasencasa,porqueaunenestavecindadpalaciegahaymalagente...

Sin dar importancia a los proyectos rentísticos de Cándida, Milagrosobservabaelvestido.Poraquellaépoca,lailustreviudaempezabaadeclinarostensiblementeensuporteyenlalimpiezaycomposturadesuvestimenta,sibiennohabíallegado,niconmucho,allastimosoextremodeabandonoenquelahemosconocidomástarde.

Losniñosentrarondelcolegio,yRosalíafueadarleslamerienda.

«¡Qué mona está Isabelita!»—dijo Cándida a Milagros; y a poco dedecirlo, se dirigió hacia Columnas, dejando sola con su acerba pena a miseñora lamarquesa.Estaoyóelgorjearde lospequeños, lavozde lamamáriñéndoles por su impaciencia y el chasquido de los besos que Cándida lesdaba.AlpocoratoaparecióRosalíaenGasparini,yMilagroslavioceñudayrisueña a un tiempo mismo, como cuando no podemos sustraernos a losefectosdeunodeesoslancescómicosquesuelenocurrirenlasocasionesmástristes.

«Veaustedquégracia—dijoRosalíaaloídodesuamiga—.Mehadichoenel comedor, conmucho secreto,que lehagael favordeadelantarleotroscincoduros».

Milagros se sonrió, como un enfermo que hace esfuerzos por distraerse.Prontovolvióacaerenaquellahondatristezaquelaaplanabacomounafiebreconsuntiva. Por su mente pasaba el terrible lance de la noche próxima, losconvidadosquellegaban,lossalonesllenándose,ellavestidaconsugranfaldade raso rosa, de enorme pouff y larguísima cola, afectando alegría, y elproblemade lacenasin resolveraún.Porqueen talnochenopodíasalirdelpasoconcuatrofrioleras...¡Québochorno!...Rosalíaviolosojosdesuamigahumedecidosporlaslágrimas,yquisoconsolarla.

«Ese perdulario sin conciencia, esa inutilidad...»—fue lo único que se leocurrió.

D.Franciscoentróalpocorato,menosvivarachoyhumorísticodeloquesolía.Milagroslesaludódelamaneramásafectuosa,quejándoseluegodesudesgraciadasuerteyde lo inexorablequeDioseraconella,nodándolemásquepenassobrepenas.Bringaslaconfortabaconrazonescristianas,aunqueleteníaciertaojeriza,ya inveterada,pornohaber recibidodeellael regalodePascuaquecreyeramerecercuandolecompusolaarquetademarfil.Perocasicasihabíallegadomiamigoalperdóndelaofensa,aunquesinolvidarla;ysisehadedecirverdad,noleagradabanmucholasintimidadesdesumujercon

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aquellaseñora,aunconsiderándolaspuramentecircunscritasaloconcernientealramodevestidos.

«¿No tendré el gusto de verle a usted mañana en mi casa?»—dijo lamarquesa.

D.Franciscoseexcusócongalantería,aprestándoseaponerlasmanosensu magna obra. Empezaba a notar que le eran perjudiciales las salidas denoche...Sucabezanoestababuena.Élloatribuíaalosnervios,yquizásfueseefecto del tiempo, del nublado, pues parecía como si quisiera desgajarse elcieloenagua,ynuncaacababade romper.Aquellamañanasehabíasentidomuy mal en la oficina... El jefe opinaba que todo era cosa del estómago,recomendándoleunapildoritadeacíbarencadacomida.Peroéleratanpocoamigo de las botiquerías, que no se determinaba a tomar nada... Por estadesazónseprivabadeasistiralasoiréedeMilagros,ysecontentaríaconleerlarelaciónquetrajeranlosperiódicos.

«Todavía, todavía—dijo la cuitada con lúgubre tristeza—,no sé, no sé...Quizás no haya nada...Me pasan cosas horrorosas...Nome pregunte usted.Esosequedaparamí,paramísola.Permítameustedquenodigaunapalabramás.Mibuenmariditoesunaalhaja...peronomecorrespondeamícontarsusproezas...Demasiadopúblicassonpordesgracia...Noseríausteddemísimevellorar.Ciertascosas...».

Bringas no sabía qué decirle. Despidiose ella con un fuerte apretón demanos,yunafectuosoHastamañana.

Enlasalayenelpasillolasdosamigassesecretearonunratito.

«Hepreparadoelterreno—dijoMilagrosconagonía—.Ahoraaventúreseusted...sinmiedo.Deseguro...».

—¡Ay!,hijamía,usteddelira,ustedsueñadespierta.Sísabréyo...

—Entonces... quiere decir que no hay solución para mí—murmuró laafligidaseñoraabrazandoasuamiga,yapretándosecontraella.

Rosalía,conmovidísima,noledijonada.

«Almenos—tartamudeó lamarquesa—, cuénteleusted loquemepasa...PuedeserqueDiosletoquealcorazón».

—SelocontaréencuantosevayaCándida.¡Perosivieraustedquépocasesperanzas tengo!...Mejordicho,no tongoninguna... ¡Yyo!,¿yyo,quemeveoenunconflictoigual?¿Quéinventaréyodeaquíamañana?...Yahoraquemeocurre,¿porquénoacudeustedasuhermana?

—Por Dios, hija, no sé cómo dice usted eso. ¡Mi hermana!... ¡Me hasalvadoya tantasveces! ¡Heabusado tanto!Nopuedeser.Nonoshablamos

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ahora.Hacedíastuvimosunacuestión.Enfin,antesqueacudiramihermana,iréaSuMajestad,meecharéasuspies...

—Sí,sí,seguramente...eslomejor.

—No, no, no... Creo que de aquí a mañana me moriré de dolor. ¿Estáabierta lacapilla?Voyarezarunrato,aversielSeñormeilumina...Adiós,adiós...Volverémañana,aver,aversihayalgunaesperanza.

ElabatidorostrodeRosalíarevelababienquetalesperanzanoeramásqueun sueño de aquella mente arbitrista. Deba hacerse constar que la pena denuestramuyaltaseñoradeBringaseramotivadaporsuspropiasdificultades,nopor lasdesuapreciableamiga.Confiaba tantoen lasperegrinasdotesdeMilagros, que decía para sí: «No sé cómo será, pero ella saldrá del paso».Cuandolamarquesaledioelúltimoapretóndemanos,Rosalíaledijo:

«Yamecontaráustedmañanacómolohaarreglado».

YcuandofuehaciaelnichodeBringasparacontarleelcaso,élletomóladelanteraconestasacerbaspalabras:

«¿Quéenredostraeahora laTellería?Lodesiempre,apuritos.Yanohayincautosquefíenaesagenteelvalordedosreales.Lacastadebobossevaacabandoafuerzaderecibirchascos».

LabocadeRosalía teníaunsello.Noosabapronunciarunasolapalabra.Clavadosensumente,comounInri,teníalaimagendeTorresylosfunestosguarismosdelasumaqueeraindispensablepagarle.Confesarasumaridoelaprietoenqueseveíaeradeclararunaseriedeatentadosclandestinoscontralaeconomíadoméstica,queeralasegundareligióndeBringas.PerosiDiosnoledeparabaunasolución,éraleforzosoapechugarconaqueldolorosoremediode confesarse y con sus consecuencias, que debían de ser muy malas. No,Cristo Padre; era preciso inventar algo, buscar, revolver medio mundo,ahondarenlasentrañasoscurísimasdelproblemaparadarconlaclavedeél.Antesquevenderaleconomistaelsecretodesuscompras,queerantalvezelprincipalhechizodesuvidasosayrutinaria,optabaporhacerelsacrificiodesusgalas,porarrancarseaquellospedazosdesucorazónquesemanifestabanenelmundorealenformadetelas,encajesycintas,yarrojarlosalavoracidaddelaprenderaparaqueselosvendieseporpocomásdenada.Heroísmohacíafalta,nolágrimas.

Pensando en esto, retirose al Camón para pensarmejor, pues allí teníansiempresus ideasmásclaridad.Cándida,despuésdeenredarunratocon losniños, fue a dar conversación a Bringas. Rosalía la oía desde su taller, sindistinguirmáspalabrasqueadministradorypapeldelEstado...consolidado...revolución... generalesCanarias...Montpensier...Dios nos asista...Hablabande negocios altos y de política baja. De repente la dama oyó violentísimo

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estrépito, comodeunmueblequevienea tierrayde lozaque se rompe.AlfuertegolpesiguióungritodeBringas,mastanagudoydoloroso,queRosalíase quedó sin aliento, fría, parada... ¿Qué era? ¿Se había caído la bóveda ycogidodebajoalmejordelosmaridos?

XX

Pasado el breve estupor que tan insólitos ruidos le produjeron, RosalíacorrióhaciaGasparini,yallí,¡SantoDios!,viounespectáculoincomprensible.Bringas estaba en medio de la habitación, el rostro descompuesto, de unapalidezaterradora,lasmanoscrispadas,losojosmuyabiertos,muyabiertos...Unmueblecillo,quealladodelamesateníaconelcacharrodegomalacaylalamparilla de alcohol para calentarla, había caído empujado por el artistacuando este se levantó atropelladamente de su sillón. El espíritu derramadoardíasobrelaalfombraconvagorosallama.Cándidaseocupabaconprestezaen apagarlo, pisándolo, para lo cual tuvo que alzarse las faldas hasta muycercadelarodilla.Dabasaltosyacudíaconelpesodesupieadondelallamaeramás viva;mas como también corría por el suelo la goma laca líquida ycaliente,queessustanciamuypegajosa,lassuelasdelcalzadodelarespetableseñora se adherían tan fuertemente al piso, que no podía, sin un medianoesfuerzo,levantarlas.

Rosalíafuederechaasumarido,elcual,sintiéndolacerca,seagarróaellacon ansiedad convulsiva, y volviendo a todos lados sus ojos, parecía buscaralgoqueseleescapaba.Surostroexpresabaterrortanvivo,quesumujernorecordabahabervistoenélnadasemejante.

«¿Qué?...»—fueloúnicoqueella,ensuconsternación,pudodecir.

Bringas se frotó los ojos, los volvió a abrir, y moviendo mucho lospárpados, como los poetas cuando leen sus versos, exclamó con acento quedesgarraba:

«¡Noveo!...¡Noveo!».

Rosalíanopudoañadirnada;talerasuespanto.LadeGarcíaGrande,quehabía logrado dominar el fuego, aunque no evitar completamente laadherenciadesusbotasalpiso,acudióallastimosogrupo...

«Esonoseránada»—dijoobservandoaquelextrañomirardeD.Francisco.

—¿Endóndeestálaventana,laventana?...—gimióel infelizenlamayordesesperación.

—Ahí,ahí,¿nolaves?...—gritóRosalía,volviéndolehacialaluz.

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—No,nolaveo,noteveo,noveonada...Oscuridadcompleta,absoluta...Todonegro...

—¡Ay!,esemalditotrabajo...Bientelodije,bientelodecíantodos...Peroesopasará...

Rosalía estaba más muerta que viva... No le ocurría nada. La pena laahogaba.Cándida,procediendoconmáscalma,empezóatomardisposiciones.

«Sentémosleenelsofá...Ahoraconvendríallamaralmédico».

Leacercaronal sofá,yenél sedesplomóel enfermocondesesperación,comosi sedejaracaeren suataúd.Palpaba losobjetos,palpabaa sumujer,queniunpuntoseseparódeél.

«Bien te lo decíamos—repitió, ahogándose en lágrimas y disimulando eldesentonodelavoz—.Esacondenadaobradepelo...trabajandotodoeldía...Sinotabascansanciodelavista,¿paraquéseguir?».

—Mishijos,¿dóndeestán?—murmuróBringas.

Junto a la puerta estaban Isabelita y Alfonsín, aterrados, mudos, sinatreverse a dar un paso: el pequeño con el pan de lamerienda en lamano,masticándololentamente;laniñaseria,conlasmanosalaespalda,mirandoeltristegrupodesuspadresconsternados.Rosalíalesmandóacercarse.Bringaslespalpó,diolesmilbesos,lamentándosedenopoderlesver,yaugurandoqueyanolesveríanunca.Máslágrimasderramóelpobrecitoenaquelcuartodehora que en toda su vida anterior, y la Pipaón, considerando aquella súbitadesgracia queDios le enviaba, la conceptuó castigo de las faltas que habíacometido. Fue preciso al fin sacar de allí a los pequeñuelos. Prudencia seencargóderetenerlesenlaFurrielaydenodejarlespasar.InspirabacuidadoIsabelita por el temor de que la fuerte impresión recibida le produjese untrastornoespasmódicomásgravequelosanteriores.Entretanto,laseñoradeGarcíaGrande,más obsequiosa y servicial con los amigos en las ocasionescríticas,sedesvivíaporserútil.

«Yomismairéenbuscadelmédico.Veránustedescómonosdicequeestonoesnada.YotuveunacosasemejantecuandoaprendíelpuntodeFlandes.Sentíderepenteunaperturbaciónrarísimaenlavista;luegoempecéaverlosobjetospartidosporlamitad.Todoparóenunfuertedolordecabeza.Jaquecaoftálmicallamanaeso.Recuerdohaberoídodeciramimédicoqueenalgunoscasossepierdecompletamentelavistaporunashoras,porundía...Seréneseusted,mi amigoD. Francisco, y tómese un vasito de agua con un poco devino.Prontovuelvo.

Saliódiligente,conganassincerasdeservir,ynohallandoalmédicoquevivíaenlacasa,fueabuscaraldeguardia.Mientrasestuvieronsolos,Bringas

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y sumujer apenas hablaron.Ella no cesaba demirarle, con la esperanza deque, cuando menos se pensase, recobraran aquellos ojos atónitos el donpreciosísimo para que fueron criados; él empezaba a ejercitar el sentidopeculiardelosciegos,eltacto,ylaveíaconlasmanos,yaestrechandolasdeella,yapalpándolacariñosaydetenidamente.Algunapalabrasuelta,suspirosylamentacionesdelpobreenfermo,eranlaúnicaexpresiónverbaldeaquellatristeescena,máselocuentecuantomáscallada.

Elmédicovinoal fin.Cándida,noquisodejarlede lamanohastaentrarcon él en la casa. Era un viejo afable, de la escuela antigua, excelentediagnosticador, tímido para prescribir, y según se decía, poco afortunado.Enterándose de los antecedentes del caso, calificó el mal de congestiónretiniana.

«Delaretina—apoyóCándida—.Esopasa.Prontorecobrarálavista;peroesetrabajodelospelos,amiguito,deloustedporterminado».

—Si yo lo decía, si yo lo anunciaba—exclamó briosamente la Bringas,reanimadaconlasesperanzasquedabaelmédico—.¿Yahora...?

El doctor prescribió reposo absoluto, dieta, y para el día próximo underivativo.Ordenótambiénunvendajenegro,uncalmanteligeroparaencasode insomnio, y ofreció venir temprano a lamañana siguiente para examinarcon detención los ojos del enfermo. Era ya tarde, y la última luz solar seretiraba lúgubremente de la habitación. Cuando el bondadoso anciano seretiró,Bringasysumujerestabanmásanimados.

«Nada, hijos míos, no hay que apurarse—les dijo Cándida, cuya útiloficiosidadaentrambosservíadegranconsuelo—.Ahoraacostarse...ydormirsisepuede.Nadademiedo,nidepensarenloquenohadeser.Serenidadyunpoquitodepaciencia.Escuestióndehorasodeunpardedíastodolomás.Yome encargo de traer lasmedicinas y cuanto haga falta. Les acompañarétambiéntodalanoche,sifuerepreciso...».

Cuandolaservicialseñoravolviódelabotica,yaRosalíahabíaacostadoasumarido,despuésdevendarleconungranpedazode tafetánnegro.Comotodo ciego incipiente, Bringas afectaba no necesitar de extraña ayuda paradesnudarse, y conociendo la tribulación de su mujer, tenía el heroísmo dereanimarla con expresiones cariñosas, como si él fuera el sano y ella laenferma.

«Probablementeestopasará...Peroescargante.Nienbromamegustaestodenover.Tranquilízate,queyolollevaréconpaciencia,ycasicasiprincipioyaaacostumbrarme...Mealegrarémuchodenotenerquellamaraunoculista,puesestos,aunquecuren,siemprecuestanunojodelacara».

Pasó la noche sin suceso alguno notable; Bringas harto inquieto, con

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agudísimodolor cefalálgico y en los ojos,Rosalía en vela, compartiendo sucuidado y vigilancia entre el marido ciego y la niña epiléptica, que fueacometidadepesadillasmásalarmantesquelasdeordinario,pueslasescenasde aquella tarde la excitaron vivísimamente. Por dicha de todos, Candiditaacompañó a su atribulada amiga la noche entera, consolándola con su solapresenciayprestándoleauxiliosmuyeficaces.Eramuypropiaparacasostalesysabíamilcosillasútilesdemedicinadoméstica.Alomásdifícilencontrabaprontasolución;jamásseacobardaba,nisusbaqueteadoshuesosconocíanelcansancio.

Alalbapocomásomenos,Rosalía,vencidadelsueño,seadormecióenunsillónfrenteallechoconyugaldondeelbuenodeThiersreposaba,aletargadoya; y lomismo fue caer la señora en aquellamodorra que empezará ver alTorresysubarbaynarizfamosas.Tambiénseofrecióasuvistalasuma,quecorríapiezatraspieza,desarrollandosusunidadesendilatadoespacio,yviolaapremiante hora de aquel día, que despuntaba amenazador... Recobrose lainfeliz súbitamente abriendo los ojos.Creyó haber oído un ¡ay! deBringas;perodebiódeserilusiónsuya,pueselsantovarónparecíamuytranquilo,ysumesuradoalientoindicabaquealfinsehabíadormidodeveras.

«¡Torres...eldinero!—pensóRosalíasacudiendolacabezaparaahuyentaraquellaidea,comosiestafueraunmoscónqueseleposaraenlafrente—.¡Yenquécircunstancias,Diosmío!...».

XXI

Pero casi al mismo tiempo que tal decía vínole rápidamente alpensamiento, como esos rayos celestes de que nos habla elmisticismo, unaidea salvadora, una solución fácil, eficacísima, derivada ¡oh rarezas de lavida!, de lamisma situación aflictiva en que la familia se encontraba. ¡QuécosashaceDios!Élsesabráporquélashace.

Levantosedelsillónquedamenteyconmuchapausaparanodespertaralenfermo.Yasabíaloqueteníaquehacer.Lacosaeraclarayfácil.Loquenopudohacerseeldíaanterior,seharíaenaqueltanfunesto.Habíapensadoellavariasvecesen loscandelabrosdeplata,pero¿cómoempeñarlos sinqueD.Francisco, hombre de tan buen ojo, se enterase?... ¡Ya podía ser, ya podíaser!...Ellatendríabuencuidadodereponerlosensusitio,juntandomuyprontoeldineroprecisoparaeldesempeño,yasísumaridonosepercataríadenadacuando recobrase la vista. ¡Pluguiera aDios y aSantaLucía que esto fuerapronto!Nosiendoquizásbastanteelproductodeloscandelabrosparaallegarlacantidadquenecesitaba,puesademásdeldinerodeTorres,lehacíafaltael

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del segundo plazo de Sobrino Hermanos, dispuso unir a las mencionadaspiezasdeplatalostornillosdebrillantesqueenlasorejasllevaba,donativodeAgustínCaballero.Bringasnopodíanotarlafalta,ysiporacasolanotabaalpasarlelamanoporlacara,ellalediríacualquiercosa,lediríaque...

Queseloshabíaquitadoenseñaldeduelo.

DoñaCándida le venía comodemolde para la operación de crédito queproyectaba. Encontrola en el comedor, tan campante, tan despabilada, tandespiertacomosinohubierapasadounamalanoche.AlpuntosacóRosalíaelchocolate, para que su amiga se hiciese a su gusto el que había de tomar.Mientraslarespetableseñoraseocupabadeestoconlaprolijidadquesiempreponía en tan grata operación, su amiga le participó sus proyectos.Oyéronseduranteunratitocuchicheos íntimos,yviose lacabezadeCándidahaciendomovimientosafirmativos,bastantesadarseguridadalamismaduda.

«Antes de las doce estará todo hecho. Tranquilícese usted... Para estascosas me valgo yo de un amigo que es un lince... Sigilo, actividad,entendimiento,todolotiene;ydespachaestosencargosenundecirJesús».

Haymotivosparacreerqueyaporaquellaépoca, lasegundaetapadesudecadencia,principiabaCándidaavisitarenpersonaelMontedePiedadylascasas de préstamos, bien para asuntos de su propia conveniencia, bien paraprestar un delicado servicio a cualquier amiga de mucha confianza. A estollamabaMáximoManso la segundamanera de doñaCándida, y debo hacerconstarqueaúnhubounaterceramaneramuchomáslastimosa.

Todosearregló,pues,aquellamañanatanfácilyprontamentecomoladeGarcíaGrandehabíadicho,puesnoeran lasonceymediacuandoyaestabaelladevueltaconeldinero.TomoloRosalíaconansiaysealegródeposeerlobastante para cumplir con Torres y con Sobrino, conservando un resto paraatencioncillasdepocomásomenos.

«No sé cómo agradecerle a usted...—dijo con vehemencia a su insigneamiga, estrechándole lasmanos—. Pronto volverá todo a casa, pues nomegusta que mis alhajas hagan estas excursiones; y sólo por una grannecesidad...».

Nosesabecomorodólaconversaciónhaciaunciertoapurilloquehabía,porlamuchacalmadeunpícaroadministrador...Cuestióndedosotresdías...¿Cómonegarestefavoraquiensehabíaportadotanbien?Rosalíacreyóquesearrancabaunpedazodesusentrañascuandoselefuerondeentrelasmanosaquellosdiezdurosconqueapagólasedmetálicadesuamiga.Peronohabíamásremedio.MuygozosapasódoñaCándidaaveraBringas,elcualdijoquesesentíamejor,aunquemuydébildelacabeza.Elmédicolehabíaexaminadopor lamañana y su pronóstico fue bastante favorable. Recobraría pronto la

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vista...y...Auncreíaveralgocuandoseapartabalavenda...Loquehacíafaltaeramuchoreposo,pacienciaytomarconmétodoypuntualidadlasmedicinasprescritas.

«¿Quiénhaentrado?»—preguntóBringasvivamente.

—MeparecequeeselSr.deTorres—replicóCándida—,quehavenidoapreguntarporusted.

—Tengo la cabeza tandébil, y almismo tiempo tan trastornada, quemeparecióoírcontardinero...Aunquenoquiera,yaunqueelmédicomeordenoquenomeocupedenada,nopuedomenosdeprestaratenciónatodoloquepasaenlacasa.Nolopuedoremediar.Tengoeloídosiemprealerta,yhastacuandomeduermoparécemequenosemeescapaningúnrumor.

Díjole ella cuerdamente que todo cerebro enfermo pide inacción; que leconvenía entregar sus sentidos a la indiferencia y al descanso; quemientrasestuvieseenlacamanoselehabíadedarconversación,yqueniaunsushijosdebieran entrar en la alcoba. Con esto se manifestó él conforme, dando ungransuspiro,ysostuvoqueparaloquenecesitabamáspacienciayfuerzadevoluntaderaparareprimirsuafándeenterarsedetodoydedarórdenes.

Mientras esto se hablaba en la oscura alcoba, Rosalía cuchicheaba conTorresenlaSaleta.Porgrandesquefueronlasprecaucionestomadasparanohacerruidodedineroalcontarveintedurosenplata,algúnlevetintinhubodevibrarenlahabitaciónyextenderseporlacasaenondastenueshastallegaralsutil oído de Bringas. Torres, muy afectado por la dolencia de su amigo,expresó la esperanza de que no fuera cosa grave... El tenedor de libros deMompoushabíatenidounataquesemejante,alavista.«Nada;queestandoundía escribiendo, sequedóciego...Creyeronalprincipioqueeragota serena;pero con diez días de venda y algunas medicinas se puso bueno, aunquesiempredelicado.EnlosbañosdeQuintoseacabódecurar...».DespidioseelsusodichotancontentoporllevarsesudinerocomoafligidoporelpercancedeD.Francisco.

AIsabelita,queestabatriste,afectadaysinganasdecomer,lamandaronacasa de Cándida para que pasara allí todo el día jugando con Irene y otrasniñasdelavecindad.Alfonsínfuealcolegio,yPaquito,aquienlaenfermedaddesupapáteníamuymelancólico,nosaliódelacasaniquisoprobarbocadoen el almuerzo. Cándida fue la única persona que allí mostró un regularapetito.

«Esprecisoalimentarse,aunqueseahaciendounesfuerzo—decíaa ladeBringas—.Nosedejeustedirasí.Hayquetomarfuerzasparapodervelarytrabajaryatenderatodo...Yotampocotengoganas;peromedomino,hija,ycomoporobligación,porqueespreciso».

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Poco después recibió nuestra amiga una esquelita deMilagros en que ledecíaquetodosehabíaarregladoalfinsatisfactoriamente,yquelaesperabaporlanoche.Lacartarespirabaalegríaysatisfacción.

«EstapobreMilagrosnosabeloquenospasa...—dijoRosalíarompiendola carta—. La pobre me suplica que no falte esta noche. Hijo, vete unmomentoalláydalecuentadeestadesgracia...Mira,al regreso tepasasporcasadePezyenteras tambiénaCarolina... ¡Ah!,ella tiene laculpa,consusobrasdepelo.¡Quéesperpentodemujer!...».

La modista fue aquel día; pero la señora la despidió diciéndole que noestaba laMagdalena para tafetanes; que volviera la próxima semana. Por latardefuetambiénMilagros,quesentíamuchonohabersabidoanteselsucesoparairvolandoaconsolarasuamiga.Supenasinceranoeraparteaocultarlasatisfacciónquelaembargabaporelfelizarreglodesuconflictometálicoenaqueldíacrítico.Cómoydequémanerasehabíahechoelarreglo,yalodiríamás adelante, pues no era ocasión de importunarla con cosas que no leimportaban...«¿Yelmédicoquédice?».Laexcelenteseñoraesperabaquelaceguera fueseunadesazóndepocosdías.Pediría aDiosquecurase a aquelhombretanbueno,aaquelmodelodelospadresdefamilia...«¡Cuántosientoquenopuedaustedvenirestanocheamicasa!...Deseguroestarálareuniónmuy brillante, y en cuanto al buffet será de lo más espléndido... Ya, ya lecontaréaustedcómo...Haypararato».

Despidiéndosejuntoalapuerta,nopudoreprimiralgunosdesahogosmuyespontáneos de su pasión dominante. Como quien dice un secreto deimportancia, declaró a su amiga que se pondría aquella noche el vestido demuselinablancaconvisodefoulard,colorlila,alcualhabíahechoponerunentredós y casaca Watteau... A última hora se había podido arreglar unacamiseta como la que lemandaron de París a la de San Salomó... Pensabapeinarse con el cabello levantado, ondulado, gran trenza alrededor de lacabezay largosbuclespordetrás...«Enfin,noestáusteddehumorparaoírtantatontería...Adiós,adiós...MañanavendréasabercomosiguenuestroD.Franciscoyacontar,acontar...».

Bringas,quedetodoseenteraba,dijoasuesposa:

«Ya oí tus secreteos con la Tellería en la puerta. ¿Y qué tal? ¿Ha caídoalgúnbobo?...¡Pobremujer!Deverastedigoquemásvalecomerenpazunpedazo de pan con cebolla, que vivir como esa gente, entre grandezasrevestidas de agonía... ¡Y esta noche gran jaleo!... Te juro que les tengolástima».

XXII

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Animábase mucho, porque cuando se alzaba un poquito la venda,contraviniendolasórdenesdelmédico,percibíalaluz,aunqueconimpresiónturbadaydolorosa.Comoquieraquefuese,teníaelconvencimientodequeelórganonoestabaperdidoydequemástardeotempranorecobraríaelusodeaquellafunciónpreciosísima.Elcosquilleolemolestabamuchoytambiénlavisión calenturienta de millares de puntos luminosos o de tenues rayosmetálicos, movibles, fugaces, imágenes de los malditos y nunca bienexecrados pelos que conservaba la enferma retina. Con todo, llevaba mihombresumalresignadamente,yloquepedíaporDioseraquelesacarandellecho;pueseraparaélgrandísimosuplicioestartendidobocaarriba,revueltoentre lassábanasardientes.Permitioleelmédico levantarsede lacamaa lostres días, mas con orden terminante de no moverse de un sillón y estarsequieto y mudo, indiferente a todo y sin recibir visitas ni ocuparse de cosaalguna, siempre vendado rigurosamente. Levantose, y le instalaron enGasparini,encómodosillónconalmohadas.Nosepermitíaquenadieentraraa darle conversación, ni se le obedecía cuando suplicaba a Paquito por lasnochesqueleleyesealgúndiario.Respectoasuapartamientodelosasuntosdomésticos,pocopudolograrRosalía,puesaunqueélsepreciabadedejaralcuidadodeellatodaslascosas,nopodíacontenersuanhelodeautoridad,deaquellaautoridadtanbienejercidadurantelargosaños;yacadamomentoseacordabadelbuenusoquehabíahechodesusfunciones.

—Rosalía...

—¿Quéquieres,hijito?

—¿Quéprincipiohaspuestohoy?

—¿Paraquéteocupas...?

—Mehaolidoaestofadodevaca...Nome loniegues...Ahora,másquenunca,hayqueapelara las tortillasdepatatas,a lasalcachofasrellenas,a lalonganiza,ysimeapuras,aasaduradecarnero,sinolvidarlascarrilladas.SitefíasdeCándidayleencargaslacompra,prontonosdejaráporpuertas.Yasabesqueesaseñoraderrochódosfortunasencomistrajos...Diunacosa:ayerpusisteparaalmorzarmerluzafrita.

—Esquecreíqueelmédicotemandaríatomarla.Poresosetrajo.Despuésresultóqueno.

—Oyeunacosa...¿DóndeestáahoraCándida?

—EstáenlaFurriela.Notemasqueteoiga.

—¿Porquénohaces,conbuenmodo,quesevayaacomerasucasa?Nomegustanconvidadosperpetuos.Undía,dos,pase...

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—Perohombre... ¡Si supierascuántomehaayudado lapobre...!Mañanaveremos.Nopuedodecirledebuenasaprimerasquesevaya...

—¿QuétehatraídoPrudenciadelaplazadelaCebada?

—Lastresarrobasdepatatas.

—¿Acómo?

—Aseisreales.

—Mira,hijita,noolvidesdeapuntartodo,paraquecuandoyoestébueno,puedaseguirllevandolacuentadelmes.¿Hastraídoaceite?Notraigasvino,puesyasabesqueyonologastoporahora.Elmédicomedicequetomeundeditode Jerez;perono locompres.SidoñaTula temanda lasdosbotellasque te prometió, lo tomaré; si no, no. Si Candidita sigue viniendo por lasmañanasyesforzosodarlelajicaritadechocolate...¿Mepodráoír?

—No,nohaynadie.

—Pues digo que traigas para ella del de a cuatro reales, que sin duda lesabráagloria:yodudoqueensucasacateellaotracosaqueeldetres...Estoypensandoenelregaloquetenemosquehaceralmédico,yenesosenosvanairtodosnuestrosahorros.Ygraciasquenometraigaacáunoculista,quesilollega a traer, apaga y vámonos.Dios querrá no sea preciso...Ayer habló detomarbaños.Tiemblodepensarlo.Estodelosbañosesunamonsergaquelosmédicos han inventado ahora para acabar de exprimir el jugo a los pobresenfermos. En mi tiempo no había tales baños, y por eso no había másenfermedades.Alcontrario,creoquemoríamenosgente.Sihabladebaños,telorecomiendo,hija,ponlemalacara,comoselapongoyo.

LomássingulareraquenienaquelestadomíserohubodeabandonarmibuenThierslacontabilidaddesucasa.Mientrasestuvoenel lecho,dioasumujerlasllavesdelagavetadondeteníaeldinero;perodesdequeselevantóquiso empuñardenuevo las riendasdel gobiernoy ejercer aquella soberanafunción,queeselatributomásclarodelaautoridaddoméstica.Noacobardadopor su ceguera y sobreponiendo su activo espíritu a la dolencia corporal,levantábasedesuasiento,acercábasealamesa,palpabalosmueblesparanotropezar,yabríalagavetaparasacarelcajoncitodondeestabaeldinero.Habíaadquiridoyasutacto,entancortoperíodoeducativo,lafinuraqueposeenenelsuyolosprivadosdelavista,yconocíalasmonedassóloconsopesarlasysobarlas un poco.Con la arqueta sobre las rodillas, iba sacando y contandohastaponerlaregateadacantidadenlasmanosdesumujer.Estahacíaalgunaobservacióntímida:«Yaves,hijito,elgastoesmayorenestosdías».

—Pues que no lo sea. Arréglate... ¡Ah! Hoy es sábado: los veinticuatrorealesdelcarbonero...Encuantoalmaestrodebaile, si insisteen subirmás

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cubas,queyonopagomásquelodecostumbre;lodemásesporsucuenta.Nomepongasmáscaldodegallina,anoserqueelcocinerojefetemandealguna.Suprimido el cuarto de gallina o el medio pollo. Felizmente me heacostumbradoanoserhombredemelindres.Elcaldodelcocidoconsubuenhuesoytuétanovalemásquenada.

Rosalía,pornocontrariarle,atododecíaamén.Despuésdesacareldinerodel gasto cuotidiano, quedábase Bringas un rato con la arqueta sobre lasrodillas;ylevantandounfalsofondoqueelmueblecillotenía,sacabaunaviejay sobada cartera, entre cuyosdobleces iban apareciendo algunosbilletes delBanco.Conexquisito tacto los repasaba, losdesdoblaba, losvolvíaadoblarcuidadosamente,diciendo:«Esteeseldequinientos,éstosdosdecuatromil...etcétera». Conocíalos por el orden en que estaban colocados... Luego poníatodo en su sitio con respetuosa pausa, guardaba el arca, y echando la llave,depositaba esta en el bolsillo izquierdo de su chaleco. La señora le guiabahastavolverleaponerenelsillón.Estosehacíasiempreapuertacerrada;puesantes de escudriñar su tesoromandaba aRosalía que echase el pasador a lapuertaparaquenoentraranadie.

UnasemanatrascurriódesdeeldíadeSanAntonio,tristísimafechaenlacasa,sinqueelenfermoadelantaragrancosa.Noestabamejor,bienesverdadque tampoco había empeorado, lo cual al fin y al cabo, siempre es unconsuelo.Nohabíadudaalgunadequelasfuncionesópticasseconservabanintactas,esdecir,queD.Franciscoveía;maseratanpenosalaimpresióndelaluz en sus ojos, que si por un instante se levantaba la venda, los cruelesdolores y el ardor vivísimo que sentía obligábanle a ponérsela otra vez. Sumujer lecuidabaconunesmeroyatencióndignosdelmayorelogio.Ella leponíalascompresasdebelladonasobrelospárpadoscuandolosdoloreserangrandes, y le frotaba las sienes con belladona y láudano. Dábale todas lasnocheselcalomelanoconligeradosisdeopiocuandohabíainsomnio;peroennadaponíatantocuidadolasolícitaesposacomoenamonestarleparaquenose levantasenunca lavenda; pues era el pobre señor tanvivodegenio, quedesde que se sentía un poquito mejor ya le faltaba tiempo para echar unamiraditaalmundo,comodecía.

—PorDios,hombre,noseasasí...Miraque teperjudicas.Erescomoloschiquillos.Nosédequétevalenlarazónylosaños.Tediceelmédicoquepornada del mundo te descubras, y tú empeñado en que sí... De ese modo noadelantas nada. Ten paciencia, que día llegará en que te quites ese trapajonegro y puedas mirar directamente al sol. Pero ahora, por algún tiempo,cieguecitoynadamásquecieguecito.Conquemuchaformalidad,quesidasenabrirlaventanita,comodices,teamarrarélasmanos.

—Es que esta maldita venda—dijo Bringas dando un suspiro—, meagobia, me pesa como si fuera el bastión de una muralla... Es verdad que

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padezcomuchocuandomehierelaluz;perotambiénlaimpaciencia,ysobretodolaoscuridadmemortificanhorriblemente...Esunconsueloverderatoenratoalgunacosilla,aunquesólosealacavidaddelahabitación,conlosobjetosconfusosycomoborrados;esconsueloverte,yporciertoquesinomeengañaesta pícara retina enferma, tienes puesta una bata de seda... La que te dioAgustín¿nolahabíasdeshechoparacortarunvestidoalaniña?Aindamais,laquellevasahoraesdeuncolorasícomogrosella...

XXIII

Rosalía oyó esto desde la puerta. Desconcertada al pronto, no tardó enrecobrarsuserenidad,ydijoriendo:

—¿Puesnodicequellevobatadeseda?...Sí,parabatasdesedaestamos...Ahítienesloquetevaleasomartealaventanita.Todolovescambiado,todolovesequivocado;eltartánseteantojaseda,yestecolorpardosucioteparecegrosella...

—Puesyojuraría...

—No jures, hijito, que es pecado... ¡Batas de seda...!, qué más quisierayo...

Ysalióprontamente.EnelCamónmudólabataqueteníapuestaporotramuyvieja,queeralaquegeneralmenteusaba...

—¿Estásaquí?—preguntóBringasdespuésdeaguardarunrato,duranteelcualhubodedudarsisuesposaestabapresenteono.

—Aquí estoy... sí—respondió Rosalía contestando apresurada—. Elpanadero...hoynohetomadomásquetreslibras...

—Puesyojuraría...¿Seráquetodoloveotrastornado?

—¿Todavía estás con lo de la bata?...—dijo Rosalía acercándose a él yhaciéndolecaricias...

Elciegotocólatela,estrujándolaentresusdedos.

«Loqueesaltacto,lanaes,ymuyseñoralana».

Y después de otra pausa, durante la cual ella no dijo nada, Bringas,azuzadoporsuingénitasuspicacia,añadió:

—Como no te la mudaras en el ratito que estuviste fuera... Me parecióhabersentidoruidoyfrotamientodetela...

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—¡Jesús!... Oír es. Puede que sí. Está ahí la modista arreglando losvestidosdeMilagros...

Paquito,queacababadeentrarde lacalle,sesentó juntoasupadreparacontarle algunas anécdotas de las que corrían y leerle sueltos de periódico.AquellatardefueMilagros,quetambiénhabíaidolasanteriores,demostrandoporlasaluddelSr.D.Franciscouninterésverdaderamentefraternal.Algunosratitosleacompañaba;peroprontosedirigíanellaysucolegaalaposentomáslejano,queeralaFurriela.

Nuncaexplicóclaramentelamarquesaasuamigacómohabíasidoaquelfeliz arreglo de la famosa apretura del día 14; pero ello debió de ser unpréstamoacortísimoplazo,porloqueseverámásadelante.Lociertoesquelacenafueesplendidísima,yuncélebrecronistadesalones,conaquelestiloeunucoquelesespeculiar,laponderóyensalzóhastalasnubes,usandofrasesentreespañolasyfrancesasquenorepitoportemoraque,leyéndolas,sientanmisbuenoslectoresensuestómagoefectosparecidosalosdeltártaroemético.CuandoleleyeronadonFranciscolarelacióndelalucidafiesta,elbuenseñornocesabaderepetir:«¡Quiénseríaelbobo,quiénseríaelbobo...!».

Los primeros días después del sarao, Milagros parecía muy satisfecha.Paulatinamente su contento amenguaba, y hacia el 20 podríais notar en ellasúbitosataquesdetristeza.Nopasóel22sinquearatosrevelaraconhondossuspirosunaaprensiónmuygrave.PorSanJuanya losratosde tranquilidaderan los menos, y la marquesa anunció a su amiga, confidencias muydesagradables.Estaseasustabaoyendotalesaugurios,yveíavenirunanubemásnegray tempestuosaque lapasada.Entre tanto, loscariñosdeMilagroseran tan extremados, que Rosalía no sabía cómo agradecerlos. A menudohablabande trajesymodas, aunque la deBringasno teníagustoparanada,mientras suesposoestuvieseenfermo.Por fortuna,elmédicoanunciabaunacuraciónpronta,yconestepronósticofeliztomabatalesalientosladama,quesuespírituempezóareservarunhueconopequeñoparatodoloconcernienteal orden de la indumentaria elegante. Los regalitos deMilagros en aquellaocasión triste le llegaban al alma. Y cuenta que no eran bicoca estosobsequios. Una tarde, al despedirse, le dijo: «¿Sabe usted que el sombreroFloriánnomevabien?Austedlecaeríaperfectamente.Selovoyamandar».

Yselomandó.Otrodíahablarondevestidos,conmáscalor.«Eldepelodecabra,quetengoamediohacernomegusta.Seloenviarémañana...Comoustedhadeirforzosamenteabañosconsumarido,puedeusarloallá...No,nomeloagradezcausted.Sinomesirve...Tambiénletraeréelfichúconcintadeterciopelo verde y un casquete de fieltro para que usted se lo arreglefácilmente. Para baños, delicioso. Le mandaré igualmente flores, plumas,aigrettes...Tengoseiscajonesllenosdeestascosas...Hoymellevólamodistalabatagrosella...¿Sabeustedquenomevamuybien?Esecolorsólosienta

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bien a las gruesas, a las caras frescas... ¿La quiere usted? Puede hacerlealgunas variaciones, ensancharla un poquito, y le servirá... La tela esriquísima».

Heaquícómoentraronenlacasatodasestasricasprendas.Rosalía,comohemosdicho,no teníagustoparanada,y las ibaalmacenandoenelCamón.Algunavez,cuandosuespírituestabasosegado,porlasbuenasesperanzasquedaba elmédico, solía encerrarse en la citada pieza para probarse la bata, elvestido, el sombrero... Sin poder resistir la tentación, dispuso con Emiliavarios arreglos, alargando unas cosas, reformando completamente otras. Aveces,dejándosellevardesuapasionadoafán,salíadelCamónydabadosotresvueltaspor la casacon todosaquellos arreos sobre sucuerpo.ParaestoesperabaaquelacriadaylosniñosestuviesenfuerayD.Franciscoencerradoen Gasparini con Paquito. Más de una vez se mostró engalanada a laadmiración de Cándida, solicitando del criterio de esta una aprobación ocensura juiciosas.Laviudasiemprese sentía tocadadel furordelaplauso,yparaquenolodieseconaspavientosruidosos,Rosalíasellegabaaellaconeldedo en la boca, incitándola a reprimir toda manifestación de pasmo ysorpresa,nofueraquealgúnsutiloídopercibieseloqueenlaSaletaocurría.LuegotornabamelancólicaalrecatadoCamón,yallísedespojabadeaquellasgalas,diciendoconpena:«Notengogustoparanada,noestámiespírituparaestasbromas».

El26fuecuandoladeTellería,nopudiendoyacontenerlaoladetristezaquesedesbordabaensuafligidopecho,lavertiósobreeldesubuenaamiga,previoesteexordiopatéticoquenoshaconservadolahistoria:

«Tambiénlemandaréaustedelvestidodemuselinaconvisosvioleta...ytodosmis encajes de Valenciennes, punto deAlenzon y guipure. ¿Para quéquieronadaya?Laspocas joyasquemequedan talvez seanalgúndíaparausted...Yoestoyperdida;notengomásremedioqueesconderme,entrarenunconvento,huir,oquéséyo...Sipudieraentrarenunconvento,seríalomejor...YsiDiosmequisierallevar,¡quéserviciomeharía!...Peronoséloquemedigo... Se pasmará usted de verme tan aturdida, tan trastornada, que noparezco la misma... ¡Cuándo usted sepa...! Es que llueven sobre mí lascalamidades, como si el Señor quisiera probarme. Dicen que así se hacenméritospara laotravida,y tieneque ser, tieneque ser,porque sino, amigamía, ¿qué cosamás triste que penar aquí y penar allá?... Yo nací conmalaestrella...Hastaahora, losconflictosenquemehapuestomimariduchohansido tales, que loshe ido sorteandoconmaña...Dios sabeelméritogrande,¿quédigomérito?,elheroísmodeestosúltimosaños.¡Quésofocacionesparasostenerladignidaddelacasa,paraquealoshijosnolesfaltasenada!...¡Yalgunosdías,quéafánhorrorosoparaqueloscriadospudierandecir:«Lasopaestá en la mesa!...» ¡Cuánta humillación, cuánto padecer, y qué lucha,

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amiguita, qué lucha conacreedores, congenteordinariay con toda clasedepedigüeños!... Pero cuando se van acumulando las dificultades, cuando seprolongamucho el sistema de abrir un hueco para tapar otro y prorrogar yaplazar, llegaundíaenque todosevade través;escomounbarcoyamuyviejoyremendadoquederepenteseabre...¡plum!...y...».

Alllegaraestodelbarcoaveriado,ellenguajedelapobreseñora,másquelenguaje, era un sollozo continuo. Rosalía, casi tan apenada como ella, laincitóaqueexplicaraelmotivodetantadesdicha,paraversi,conocidodeunamaneraclarayconcreta,erafácilbuscarleremedio.Maslamarquesanosupoo no quiso exponer su conflicto en términos categóricos. Ello era cosa dereunirparafindemesunacantidadnopequeña.Sinola tenía,veríaseenelmayorymásgravecompromisodesuvida,yquizás,osinquizás,expuestaalvilipendiodeserllevadaalostribunalesdejusticia.Pero¿quéera...?¿Talvezqueunamigosehabíacomprometidoporsacarladeldifícilpasoyellahabíapuestosumalhadada firma...? ¡Lamuy tonta!,¿porquénosecortó lamanoantes...?Esverdadquesisehubieracortadolamanecita,nohabríatenidocenaenlamilvecesmalhadadanochedel14.

Rosalía,que sabíade lógicamásque lamarquesa,díjolequeporquénoescribíaasuadministradordeAlmendralejoparaqueleanticipaselarentadeltrimestre, aunque fuera con descuento. A lo que Milagros contestó entresuspirosqueyaestaprobablesoluciónsehabíatanteadoynopodíacontarconlarentahastael15deJulio...Esosí,larentaerasegura,yalapersonaquelehicieraelanticipo,lepagaríapuntualmenteendichafecha.

—Pero¿nopuedeustedaplazar...?

—Imposible,hija,imposible...Tanimposiblecomoquevuelenlosbueyesoquemimaridotengasentidocomún.

—¿Ysuhermanadeusted,Tula...?

—Másabsurdoaún...

Rosalíaalzóloshombros.Noveíasalvación.PeroMilagros,queibatraselquid de que su amiga la sacase de aquel profundo atolladero enque estaba,echole los brazos al cuello y con ahogada voz le deletreó en el oído estaspalabras,máslacrimosasqueelcenotafioenqueD.Franciscohabíatrabajadocontanmalafortuna:«Usted...usted,amigadelalma,puedesalvarme...».

Dicho esto, le entró una congoja y una convulsioncilla de estas que lasmujeresllamanataquedenervios,porllamarlodealgunamanera,seguidadeunespasmodelosquerecibenelbonitonombredesíncope.

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XXIV

Fueprecisotraerleunvasitodeagua,desabrocharleelcorsé,ynoséquémás.

—Peroyo...¿cómo...?—exclamabaRosalía,muchodespués,espantada—,¿cómopuedoyo...?

—Pidiéndolo a D. Francisco. Le daré interés, el rédito que quiera y unpagaré en toda regla... Traerá la carta demi administrador para que la vea.Dicequecuentecon la rentaparael15.NoesmiadministradorcomoeldedoñaCándida,unvanofantasma,sinounserdecarneyhueso.Bienseconoceesoenquesusanticipossonsiemprealveinteporciento.

Rosalíadenegabaenérgicamentecon lacabezaycon lavoz...«Hijamía,ustedsehace ilusiones.Mimaridono tieneuncuarto.Ysi lo tuviera,no lodaría.Ustednoleconoce...».

Aestarazónterminanteopusolaangustiadaseñoraotrasquedenotabansuperspicaciaylosinfinitosrecursosdesuingenio.QueD.Franciscoteníaeraun punto inconcuso, superior a todas las dudas. Sentado este principio, lacuestiónquedaba reducidaavercómosevaciabaelmisterioso tesoroen lasnecesitadas manos de Milagros. Si una esposa fiel tomaba a su cargo estaempresa,quenoeraunarcodeiglesia,bienpodíaefectuarselatrasferenciasincontar con Bringas para nada. La fiel esposa no debía tener escrúpulos deconcienciaporestaacciónuntantoincorrectaytemeraria,porquelacantidadsería repuesta antes deque el buen señor se hallara en estadode advertir lafalta.

—Puesqué,¿creeustedqueD.Franciscoveráantesdeldía15deJulio?

Estapregunta,hechaporMilagrosenelcalordelaimprovisación,lastimóbastanteaRosalía.

—Yoesperoquesí,ysiasínofuera,comolodeseotanto,quierosuponerquenotardaráenrecobrarlavista.

—Perdóneme usted, amiga querida, si soy poco delicada. A veces digounosdisparates...Ustednosabeloqueesunasituacióncomoestaenqueyomeveo.Viveustedenlagloriaynocomprendecómonosretorcemosynosachicharramos y aun blasfemamos los condenados en este infierno deMadrid...¡Lascosasqueamísemeocurren...!Enuncasocomoeste,noseasusteustedycréame loque ledigo...enuncasocomoeste,mefiguroquesería capaz hasta de apropiarme lo ajeno... se entiende con propósito dedevolver.¡Ay!Cuandoentroenmicasayveoalporteroensucuartitobajo,comiéndoseunassopasdeajoconlaportera,¡medaunaenvidia...!Quisiera

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mandarle a mi principal y quedarme yo en la portería, aunque tuviera quebarrerelportal todas lasmañanas, limpiar losmetalesy lavar laescaleradearribaabajo...Siesloquedigo,mevendríabienencerrarmeenunconventoynoacordarmemásdelmundo.Peromishijos,mispobreshijos...¿Quéseríadeellos entonces?...Cuando case aMaría, ¡quién sabe...!, puede ser, puede serque me decida a buscar descanso en la vida religiosa... Por lo menos,renunciaré almundoyharévida recogida enmipropia casa;no tendrémásvestidoqueunhábitodelCarmen,yaquípaz...Porlasmañanasmimisa,porlas tardes visitar a alguna amiga, y por la noche a casa... Acostarmetempranito,queeslomássaludabley...¡Ay,quéricavida!...

Despuésquevolvióainsinuarsupretensión,noobteniendodeRosalíasinofríasnegativas,dijosúbitamente:

«A ver cómo nos arreglamos para ir juntas a baños. Yo siento muchoretrasarme,peroantesdeprincipiosdeAgostocreoquenopodráser.¿NohadichoelmédicoaúnquéaguasvaatomarBringas?Yoiréadondeustedvaya,pues para mis males lo mismo son unas aguas que obras... Todo está enzarandearseunpocoysalirdeestehorno».

En esto del viajecito a baños era Rosalía más comunicativa que en elanteriortema.Biendeseabaveranearperoaúnnohabíadichoelmédiconadaterminante.Bringasnoquería irpornohacergastos;perosielmédicose lomandaba, ¿cómonegarse a ello...?A la señoramismano le sentaríamal unpocodeexpansiónymovimiento,puesestabadelicaditayalgodesmejorada...Deestepaliquede losbañospasarona losvestidos,y tras lasobservacionesvinieron las probaturas... Rosalía se puso el de mozambique, ya casiconcluido,ysuamigalafelicitótancalurosamenteporelbuenairequeconéltenía,queapocomásrevientadevanidadlahijadecienPipaones.

«Siesustedelegantísima...sicuantoustedseponeresultamaravilloso.Laverdad,noesporqueseaustedmiamiga...Atodoelmundolodigo:siustedquisiera,notendríarival.¡Quécuerpo!,¡quécaídadehombros!Francamente,usted,siemprequesequierevestir,oscurececuantoseleponeallado».

—Que aRosalía se le caía la baba con esta adulación, no hay para quédecirlo.Eraunaestupidezquepersonade talmérito tuvieraqueescondersubuena ropa, ponérsela a hurtadillas e inventarmilmentiras para justificar elusodediversasprendasqueparecíanajustadasa suhermosocuerpopor losmismosángelesde lamoda.Alquitarse aquellasgalasdelantede su amiga,pensabaeneltremendoproblemadeexplicaralmaridolaadquisicióndeellas,cuandonotuvieramásremedioquelucirlasantesusojosonolucirlas.

Milagros no se despidió sin repetir con amaneramiento compungido susahogosyelremedioquesolicitaba.Porfin,Rosalíaconfortósuespírituconunveremos,yelrostrodelaTelleríailuminoseconunchispazodealegría.

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«Mañana—dijo ya en la puerta—, le mandaré aquella blonda que legustaba a usted tanto... No, no me lo agradezca... Yo soy la que tiene queagradecer, y si usted me saca del pantano... (Estampándole dos sonoros ysentimentalesbesos.)gratitudeterna...Adiós».

PoraquellosdíasvolviódeArchenaD.ManuelPez, contentode lobienquelehabíansentadolasaguas,conbuencolor,mejorapetitoyánimosparatodo. Su primera visita fue para Bringas, de cuya enfermedad había tenidonoticiaenlosbaños,yleanimómuchoysebrindóaacompañarlepormañana,tardeynoche,dedicándoletodoeltiempoquesusquehaceresledejabanlibre.Cumplió esto al pie de la letra, y su presencia en la casa llegó a ser tanreglamentaria,quecuandonoibaparecíaquefaltabaalgo.Aratosentreteníaalenfermo con los sucesos políticos, contándole mil chuscadas; pero teníacuidadodenoponderarlospeligrosdelTrononielmalcursoquetomabanlascosas,puesmiD.Francisco,encuantooíahablardelallamadarevolución,seponíatristísimoydabaunossuspirosquepartíanelalma.Cuandohabíaotrosacompañantes en Gasparini, o cuando se consideraba perjudicial laconversaciónmuyprolongada,PezseibaalaSaletaoaEmbajadores,dondeRosalía,hallándolealpaso,cambiabaalgunaspalabrasconél.Notabaladamaen su amigo un mudo y ceremonioso respeto, y las galanterías con que laobsequiabaeransiemprecaballerescasydeestilountantorebuscado.Ellalecorrespondía con sentimientos de admiración, de una pureza intachable,porque Pez se agigantabamás cada día a sus ojos, como tipo del personajeoficial, del alto empleado, fastuoso y cortesano. En la mente de la Pipaón,ningún ideal de hombre podía ser completo sin estar bañado en la doradaatmósfera de una nómina. Si Pez no hubiera sido empleado, habría perdidomuchoa susojos, acostumbradosaver elmundocomosi todoél fueraunaoficina y no se conocieran otros medios de vivir que los del presupuesto.Luego aquel aire elegante, aquella levita negra cerrada, sin una mota,planchada, estirada, cual si hubiera nacido en la misma piel del sujeto;aquellos cuellos comoel ampode lanieve, altos, tiesos; aquelpantalónqueparecía estrenado el mismo día; ¡aquellas manos de mujer cuidadas conesmero...!

XXV

¡Yaquelmododepeinarsetansencilloytanseñoralmismotiempo,aqueldiscreto uso de finos perfumes, aquella olorosa cartera de cuero de Rusia,aquellosmodales finosyaquelhablarpomposo,diciendo lascosasdedosotresmanerasparaquefueranmejorcomprendidas...!Niunasolavez,siempreque ledecía algo,dejabadeemplear alguna frasede sentido ingeniosoyun

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poco doble. Rosalía no las hubiera oído quizás con gusto si no le inspiraraindulgencialaconsideracióndequelasmerecíamuybienydequeenciertomodolasociedadteníaconelladeudasdehomenaje,quehastaentoncesnolehabían sido pagadas en ninguna forma. Venía a ser Pez, en buena ley, eldesagraviador de ella, el que en nombre de la sociedad le pagaba olvidadostributos.

Como apretaba bastante el calor, principalmente por la tarde, a causa deestarlacasaalPoniente,lafamiliabuscabadesahogoenlaterraza.Unatarde,conpermisodelmédico,salióelmismoD.Francisco,apoyadoenelbrazodePez, y dio un par de vueltas;mas no le sentó bien, y se dejaron los paseoshasta que el enfermo se hallase en mejores condiciones. Pero por versoprivadodeaquelesparcimiento,nogustabaquelosdemásseprivasen,yconfrecuencia instabaa sumujerparaquesaliesea tomarelaire.«Hijita,noséquémedadeverteencerradaenestacazuela.Yonosientoelcalor;pero túquenocesasdeandardeaquíparaallí,estarásabrasada.Saltea la terraza».LasmásdelasvecesnegábaseRosalía.«Noestoyyoparapaseos...déjame».Peroalgunastardessalía.ElseñordePezlaacompañaba.Undíaqueélsalióprimero, porque verdaderamente se ahogaba en el caldeado gabinete, la vioaparecer con su bata grosella, adornada de encajes, abanicándose. Estabaelegantísima,algoestrepitosa,comodiríaMilagros;peromuybien,muybien.Contar los piropos que le echó Pez sería convertir este libro en un largomadrigal.Sinsabercómo,dejoseirladamaalimpulsodeunaespontaneidadviolentaqueensuespíritubullía,ycontóasuamigoel incidentedelabata,sorprendida por el esposo en un momento en que se alzó la venda...«¡Pobrecito!,nolegustaverenmícosasqueleparecendeunlujoexcesivo...yquizástengarazón...».DeaquípasólaPipaónaconsideracionesgenerales.ParaBringasnohabíamásqueloscuatrotraposdesiempre,bienapañaditos,ylasmetamorfosisdeunmismovestidohastaloinfinito...Porciertoqueellanosabíacómoarreglarse.Deunapartelasolicitabalaobedienciaquedebíaasumarido, de otra el deseo de presentarse decentemente, con dignidad... ¡pordecorodeélmismo!«Sisetratarademísola,meimportaríapoco.Peroesporél,porél...paraquenodiganporahíquemevistodetarasca».

Todo esto lo aprobaba Pez con frase no ya decidida sino vehemente, yllegó a indignarse, increpando duramente a su amigo por mezquindad tancontraria a las exigencias sociales... «Ese hombre no conoce que su propiadignidad, que su propio decoro, que su propio interés... ¿Cómoha de hacercarreraunhombresemejante,unhombrequeasídiscurre,unhombrequedeeste modo procede?...». Rosalía se extendió aún más en el terreno de lasconfidencias, no callando las agonías que pasaba para ocultar a Bringas laspequeñascomprasqueseveíaobligadaahacer...«Aveces,nosabeusted loquepadezco;tengoquementir,tengoqueinventarhistorias...».TancaballeroeraPezytannoble,quedespuésdecompadecerasuamigacontodaelalma,

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sebrindóaprestarlesudesinteresadaayudasiporlasincalificablessordidecesdeBringasseveíaellaencualquiersituacióndifícil...«Ohayamistadentrelosdos, o no la hay; o hay franqueza, o no. Ello quedaría entre usted y yo...¡Cómo consentir que usted... con tanto valer, tanto mérito, con una figuracomohaypocas,dejedelucir...!».

Ysiguiótaldiluviodeelogios,queRosalíaseabanicabamásparaatenuarel vivísimo calor que a su epidermis salía. Su bonita nariz de facetas sehinchaba, se hinchaba hasta reventar... «Voy a darle el refresco... son lassiete»—dijodesúbito.Tambiénelladebíatomarlo,quebienlonecesitaba.

Conlasseguridadesquedioelmédicoalsiguientedía,sepusierontodosmuy contentos. Oyéronse de nuevo risas en la casa, y el paciente mismo,recobrando sus ánimos, despedía chispas de impaciencia y vivacidad. «Lasemanaqueentra—habíadichoeldoctor—,lequitaremosaustedeltrapo.Esovamuybien.Paralaotrasemananotendráustedsinoligerasalteracionesenla visión, y podrá salir a la calle con espejuelos oscuros. Absteniéndosedurante el verano de todo trabajo en que se canse la vista, para el otoñovolverá usted a su oficina y a las ocupaciones ordinarias, renunciando parasiempre a jugar con pelos... Los trabajos mecánicos que afectan al sistemamuscular le sentarán bien, como la carpintería, por ejemplo, la tornería,labores campestres... Pero nada de menudencias». Muy mal gesto pusoBringascuandoelmédicoagregóaesto la indicaciónde tomar lasaguasdeCestona.Hubo aquello de «patraña; en otros tiempos nadie tomaba baños ymoríamenosgente»ylodeque«losbañossonunpretextoparagastardineroylucirlasseñorassusarrumacos...».AloqueelviejoGalenocontestóconunaapologíavehementedelamedicaciónhidropática...«Sealoquequiera,hijito—declaróRosalía,conmáselocuenciaenlasventanillasdelanarizqueenloslabios—;elmédico lomandaybasta...¿Queespatraña?...Esonoescuentatuya.Enestoscasosdebehacersetodoparaquenoquedeeldesconsuelodenohaberlo hecho si te pones peor... El clima de las provincias en verano teacabarádereponer. ¡Oh!, loqueespormí,aquímequedaría,pueselviajar,másesmolestiaqueotracosa;perolosniños(Acentuandolaafirmaciónconenfáticosademanes.)nopuedenpasarseunañomássinlosbañosdemar».

Apesardeque lastimabasuespírituaquellaperspectivadeviaje,con lasmolestias consiguientes, elmucho gastar, el pedir billetes gratuitos y demáschinchorrerías,D.Franciscoestabatancontentoquelerebozabalaalegríaenloslabios,ynopodíaestarcalladoniunminuto.«Encuantomepongabien,voyaemprenderuntrabajodecarpintería.Tevoyahacerunarmarioparalaropa,tanbuenoytanfamoso,quelagentepedirápapeletaparaverlo,comolaHistoriaNatural,yCaballerizas.ElarrendatariodelascortasdeBalsaínmedacuantamadera de pinome haga falta... En los sótanos de esta casa hay undepósitodecaobasqueseestánpudriendo,ySuMajestadmepermitirásacar

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una piececita... El contratista del panteón de Infantes del Escorial me haofrecidotodoelmármolquequiera.Teharéunarmariodemármol...digounpanteón para la ropa... no, haré un magnífico lavabo y una consola... Y aCandiditalevoyahacertambiénunmueble...Deherramientasestoytalcual...Peromeprocuraréotras...ome lasprestaráelcontratistade lasobrasdeLaGranja...».Hablandodeesto,metiósucucharadalaviuda,diciendoalartistaque ella le podría suministrar para su trabajo losmodelosmás suntuosos yelegantes.TeníaunaconsolaconincrustacionesquepertenecióalmismísimoGrimaldi,yunroperotraídodeParísporladelosUrsinos.EncuantoaltallerqueD. Francisco necesitaba, fácil le sería conseguir de SuMajestad que lecediera un local de losmuchos que estaban inhabitados y vacíos en el pisotercero. Precisamente junto al oratorio había una gran sala con excelentesluces, en otro tiempo palomar, que ni hecha adrede sería mejor para aquelobjeto. Con tanto brío se restregaba las manos Bringas, que poco faltó sindudaparaecharchispasdeellas.«Vamosbien,bien.Veayo,yverántodosmisobras...»eraloquesincesardecía.

InútilcreodecirqueRosalíaestabatambiénmuyalegre.Suqueridoesposorecobraría la salud, la vista, que es la mejor parte de ella y de la vida, yvolvería a desempeñar en aquella casa sus funciones de soberanía paterna.Mascomoningunadichaescompletaenestedetestablemundo,sinoquelossucesos prósperos han de llevar siempre consigo su proyección triste, comollevanloscuerpostodossusombra,aquelplacerdelaBringasteníaporunodesusladosunaoscuridaddesapacible.Eraqueporaquellaregióndesumenteseextendíaelrecuerdodeloscandelabrosempeñadosydelforzosocompromisode redimirlos antes que Bringas recobrase la vista y, con ella, el mirarvigilante, la observación entrometida, la curiosidad implacable, policiaca,ratonil.Seguramente,sillegabaeldíafelizyloscandelabrosnoestabanenlaconsolanilostornillosenlasbonitasorejasdeladama,loprimeroquenotaríaaquellinceseríalafaltadeestosobjetos...¡Horrordabaelpensarlo!...Vedpordóndelapropiafelicidadengendrabaunapunzantepena,detalsuertequelainfeliz dama se hallaba en una perplejidad harto dolorosa. La expresabadiciéndosequetalvezsealegraríadenoestartanalegre.

La impacienciayvivacidaddeBringas semanifestabanenuna fiebredeintervención doméstica, en un comodelirio de administración, vigilando sinver y dirigiendo todo lo mismo que si viera. Ni un instante dejaba depromulgardisposicionesvarias,yélmismosecontestabaalaspreguntasquehacía.Sumujer,justoesdecirlo,teníalacabezalocacontaltarabilla.

XXVI

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«Hijita,oyeloquetedigo...Sivamosalfinaesoscondenadosbaños, tearreglarásconlosvestidosquetienes.Losmudas,loscambias,lequitasaunouna cosa para ponérsela a otro... y como nuevo. Todas dirán que te los hamandadoWorth.Nocreas,así lohacenhasta lasduquesas...CuentoconqueSu Majestad le ponga dos letritas al jefe del movimiento para que nos débilletesgratisparatodos...Otracosa:sitúlotomasatucargoylosabeshacer,podrás conseguir que la Señora ordene a la Intendencia que seme den dospagaselmesdeJulio...¿YporquénoJulioyAgosto?Todoseráquelosepashacer,yquealhablarledenuestroviajeteaflijasydigasquenopodemosporfaltade...Ellodependedequelacojasdetemplebenéfico,yfácilserá,porquecasisiempreestáenesetemple...Atumañalodejo...Losniñosnonecesitanvestidos...Si acasoalgúnsombreritochico...Nohagasnadahastaqueyo lovea. Capaz eres de gastar un sentido y ponerlos muy llamativos, con unoscanastosen lacabezaque leshagansudarelquilo.Yomepondréel jipijapaqueAgustínsedejóolvidado,yconmilevisacdelanilla,elquemehicehaceseisaños,ymi trajemahónquesiempreparecenuevo... tancampante.Haréque nos den un coche reservado para poder llevar comida, cocinilla en quehacer chocolate, un colchón, almohadas, botijo de agua y alguna otra cosaútil...Enfin,serealizaráelviajecomosepueda».

Continúa la tarabilla: «¿Qué ruido es ese que he sentido? ¿Quéme hanroto?Desdequenoveo llevo lacuentade losplatosycopasquehesentidocaer,ynobajandedocenaymedia.Cuandovea,Diosmío,voyaencontrarlacasahechaunalástima.Nomedigasqueno.Meparecequeestoyviendoeldesordendetodoymilgastosinútiles.Nomeexplicoeseconsumoenormedepetróleo,ahoraquenonecesitoluz.YaPrudencia,¿seletomabienlacuenta?Apostaríaqueno.Conaquellodequeelamonove,todoesbarullo.Dicesquedelimonesveinticuatroreales.¿PerotúhasmandadotraeracátodalahuertadeValencia?Puessilasmedicinasnoscostarandinero,tendríamosquepedirlimosna.Enfin,póngameyobueno,ytodoirábien.Meparecequedesdequeestoyasínosehacenmuchascosasquetengoordenadas...Ya;comoelamonove... Ni se trae la carne de falda, ni he vuelto a tener noticia del señorescabechederueda,queesunseñorplatomuyarreglado,nisemehadichosisiguenviniendolosmostachonesdeacuartoparaelpostre...Enladistribucióndel tiempo no se lo que se hará. Dices que no puedes estar en todo, y yopregunto que por qué razón no ha de limpiar Paquito los cubiertos cuandovienedelaclase.¿Puesqué?¿Unseñorlicenciadodesmereceporesto?Puessupadrelohahechoyloharácuandorecobrelavista...Tambiénestoysegurodequenohaces quitar a los niños los zapatos cuandovienendel colegio, yponerselosviejos.Enelruidodelaspisadasconozcoqueandancorreteandoconelcalzadodesaliralacalle.Bienpodíahabérseteocurridotraerlesunasalpargatitas,queparaestetiemposonlomejor...Peroyoveré,yoveré,ytodovolverá a aquel tole-tole sin el cual no podemos vivir...Y seme figura que

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Prudencianolavatodoloquedebiera.Noseráporfaltadejabón,delcualseha gastadomás de la cuenta en estos días en queme hemudado tan pocasveces,sinhaberusadocuellosnipuños...ApostaríaaquecuandoCandiditahatomadocafé,noselohashechoconelmismodeldíaanterior,sinoquelohascoladonuevo.Poreltufilloquedespideloheconocido.Bien,bien,fomentarvicios;paraesoestamos».

EstacantinelanosonababienenlosoídosdeRosalía,ymenosentonces.Trataba de volver todas las cosas al estado en que se hallaran antes, y deobedecer puntualmente las prolijas reglas que afluían sin cesar de aquelinagotable manantial de legislación doméstica. Trajo las alpargatas de loschicos, yBringas dispuso que no fueran ya a la escuela porque el excesivocalorleseranocivo,yelasueto,sobreserunaeconomía,eramuyhigiénico.Ellos lo agradecieronmucho, y todo el santo día se lo pasaban corriendo yjugandoenloscorredoresconampliosroponesdedril,obienseibanalpisotercero en busca de otros niños y de Irene. Eran los seresmás felices de lacasa,casitantocomolaspalomasqueanidanenloshuecosdelaarquitecturayenvuelventodoelgrandiosoedificioenunaatmósferadearrullos.

Por aquellos días tuvieron una visita, que a entrambos esposos causóextrañeza y un sentimiento algo distante de la satisfacción.Una persona decuyo nombre no querían acordarse,Refugio SánchezEmperador, presentoseenlacasa,cuandomenoslaesperaban.Veníamuycohibida,porlocualcreyóRosalía que disimulaba su desparpajo para poder alternar, siquiera unmomento,conpersonasdecentes.Bienprontodijoelmotivodesuvisita.SuhermanaAmparo lehabíaescritodesdeBurdeos... ¡ay!,muydoloridapor laenfermedaddeD.Francisco...«Dicequedesdequelosuponopiensaenotracosa». Le encargaba que inmediatamente fuese a visitar a los señores, seenterasedecómoseguíaelenfermo,yseloescribieraacorreovuelto.Queríasaberdeéldosotresvecesporsemanalomenos...D.Agustíntambiénestabaconmuchocuidadoydeseandosabernoticias...

Bringas se mostró muy agradecido, y tanto encareció su mejoría, queRefugiohubode creer que sólopor capricho llevaba aquella enormevenda.«Dilesqueyaestoybienyque lesagradezcomuchosuatención...».Rosalíasintióganasdedecircuatrofrescasalaqueteníaelatrevimientodeprofanarlahonradacasaentrandoenella;perolacomposturaqueguardabaD.Franciscoylosbuenosmodosdelachicalacontuvieron.Nopudo,sinembargo,guardarlasfórmulassocialesconella,yapenaslasaludó,sindarlelamano.MientraslajovenhablabaconBringas,laPipaóndelaBarcaentrabaysalíacomositalvisitanoestuvieraenlacasa.Fijándoseenellaalpaso,hubodeadvertiralgoque disminuyó sus antipatías. No fue el comedimiento y gravedad quemostraba; no fueron las cosas razonables y bien medidas que dijo; fue suvestido,queeraelegantísimo,denovedad,admirablementecortado,hechoy

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adornado.Rosalíalamirabadesoslayoynopudomenosdepasmarsedeaquelpelodecabradeuncolortanoriginalybonito,ydelaspectodecentísimodelajoven,bienenguantadaymejor calzada.«Esgraciosilla»—dijopara sí; y sequedó con ganas de preguntarle dónde había comprado el pelo de cabra...QuizásAmparitose lohabíamandadodeBurdeos. ¡Luego llevabaunalfilerdepechotanchic...!¡CómoselefueronlosojostrasélaRosalía!».

«¿Y túqué tehaces?»—lepreguntóD.Franciscovolviendohacia ella elrostro,cualsilapudieraveraltravésdelanegravenda.

—¿Yo?...—replicó la Sánchez un poco desconcertada al pronto, perorecobrándose con lamayorviveza—.Puesnada, ahorano trabajo.Estoyunpocodelicada;medueleelpecho;avecesmecuesta trabajo respirarypasoalgunasnochessindormir.¿Sabeusted?,desdequemeacuesto,parecequesemeponeunapiedraaquí...Mihermanamemandaloquenecesitoparapasarlodesahogadamenteycondescanso.Vivoconunasseñorasmuydecentes,quemequierenmucho.Hagounavidamuyretirada...Puescomo ibadiciendoausted,mihermanaquierequemeocupeenalgo.Comonopuedotrabajardeagujanienmáquina,Amparoseempeñaenquepongaunestablecimientodemodas, y para empezarme hamandado un cajón grandísimo de sombreros,fichús, pamelas, lazos, corbatitas, camisetitas... preciosidades.EnMadridnosehanvistonuncacosasdetantanovedadybuengusto.Tambiénherecibidocasquetes de paja y tela, cintas de mil clases, plumas, marabús, egretas,penachos, amazonas, toques, alones, colibrises, esprís, y cuanto Dios crió.Estoyhaciendoensayosaverquetalmecompongo...Yahebuscadoalgunasparroquianas de la grandeza, y han ido a mi casa muchas señoras... Todasencantadasdeloquetengo.Hemandadohacerunastarjetitas...

Diciéndolo, sacó del bolsillo una para darla a Rosalía, quien con maldesarrugado ceño la tomó, dignándose agraciar a la joven con una sonrisabenévola,laprimeraqueRefugiohabíavistoenaquellosdesdeñososlabios.Ymientras la joven calípiga continuaba encareciendo los primores de aquellaindustria en que se había metido, la Bringas oíala con algún interés,perdonandoquizáselvilipendiodelapersonaporlaexcelsituddelasuntoquetrataba. Así como el Espíritu Santo bajando a los labios del pecadorarrepentido,puedesantificaraeste,Refugio,alosojosdesuilustrepariente,seredimíaporladivinidaddesudiscurso.

«¿Conquemoditas?—dijoD.Franciscochanceándose—.¡Bonitonegocio!¡Vayaunosmicosquetevanadartusparroquianas!Aquíellujoestáenrazóninversadeldineroconquepagarlo.Muchoojo,niña...Semefiguraquesituhermanitanotemandaconquévivir,loqueesconeltraponuevotecomeráslos codos de hambre... ¿Y vienes a sonsacarnos para que seamos tusparroquianos? Chica, por Dios, toca, toca a otra puerta... Tu industria es laruinade las familiasyelnoviciadodeSanBernardino.Pero tedeseobuena

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suerte, y te recomiendo que no tengas entrañas, si quieres defenderte de lamiseria. ¡Duro en ellas! Por lo que vale doce, cobra cuarenta, y así con elexcesodelasquepaguencubreslafaltadelasquenotedenuncuarto...¡Ayquégracia!...».

Un buen rato le duró la risa, de la que participaron todos los presentes,incluso la señora, quien tuvo la increíble bondad de acompañar a Refugiohastalapuerta,yobsequiarlaconalgunasfrasesamables.

XXVII

«¿Nolepreguntastesisehancasado?»—dijoRosalíaasuesposo,cuandovolvióapresuradamentealladodeél.

—Tuvelapalabraenlabocamásdeunavezparapreguntárselo;peronomeatreví,portemoraquemedijesequeno,ytomaseyounberrinchín.

—Hetenidoquecontenerme,paranoponerlaenlacalle—declaróladamahaciendo todo lo necesario para mostrarse poseída de un furor sacro, hijolegítimodelsentimientodeladignidad—.Esosadíametérsenosaquíyvenirconrecadosestúpidosdelabuenapiezadesuhermanita...otraquetal.¡NiquénosimportaqueAmparoseintereseonopornosotros!...PueslossentimientosdeAgustín tambiénmehacengracia...Unagenteparaquienelcatecismoescomo los pliegos de aleluyas... Yo estaba volada oyéndola. No sé cómo túteníaspacienciaparaaguantartalretahíladementirasysandeces...Yahorasesale convendernovedades... ¡quéporquerías seránesas!Teaseguroquemedabaunasco...

La entrada del Sr. de Pez cortó la serie de observaciones que sin dudahabíandeilustrarelasunto.Pocodespués,Bringas,quenosecansabanuncadedarórdenes,dispusoquedeallí enadelante se comiesea launaounaymedia,ausanzaespañola,cenandoalasnuevedelanoche.Estonosóloeramáscómodoenlaestacióncalorosa,sinomáseconómico,porquesegastabamenoscarbón.Lacenadebíadeserdecosaligera.Recomendómihombrelaslentejas,menestrasdeacelgasyguisantes,aunquefuerandecaldonegro, lassopas de ajo, y abstinencia de carne por las noches.Este plan no teníamásinconvenientequelanecesidaddeañadiralosestómagos,detarde,elpesodeun chocolatito, cuya carga, por la circunstancia de haberse pegado doñaCándidaa la familiacomouna lapa,sehacíapuntomenosque insoportable.VerdadesqueDiosibasiempreenayudadeThiers,porquedoñaTula,queenverano adoptaba el mismo sistema de comidas, hacía todas las tardes unchocolate riquísimo y casi siempre mandaba al enfermo una jícara, bien

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custodiadademojicónybizcochos.

«Esta doña Tula—decía Bringas cuando sentía entrar a la criada de suvecina—,esunapersonamuyatenta...».

Rosalía pasaba a la vivienda de Doña Tula, y rara vez faltaba Pez alchocolate de las seis y media.. Allí se encontraban otras personas muycalificadasdelaciudad,comolahermanadelintendente,unseñorcapellánaveces,eloficialsegundodelamayordomía,elinspectorgeneral,elmédicoyotros.Milagrosnoponíanuncalospiesenlacasadesuhermana,pueshacíaalgún tiempoque no se trataban.Hablandode lamarquesa, solía doñaTuladesignarla con alguna reticencia; pero sin pasar de aquí. María estaba casisiempre,ytodosseencantabanconella,mimándola.LadeBringashacíaallípúblico alarde de su vestido mozambique y Cándida lucía el suyo de gronegro,únicoqueconservabaenbuenestado.OciososerádecirquehallándosepresenteelSr.dePez,ningúnotromortalpodíaatreversealevantarelgalloenuna conversación de política o sobre cualquier asunto de sustancia. Por miparteconfiesoqueelmododehablardeaquelseñortanguapínydepalabrastan bienmedidas, ejercía no sé qué acción narcótica sobremis nervios. Lomismoeraponerseélaexplicarelporquédesuconsecuenciaconelpartidomoderado,yameparecíaqueundulcebeleñosederramabaenmicerebro,yelsillón de doñaTula, acariciándome en sus calientes brazos,me convidaba adormirlasiesta.Lacortesía,noobstante,obligábamealucharconelmalditosueño, de lo que resultaba un estado semejante al que los médicos llamancoma vigil, un ver sin ver, transición de imagen a fantasma, un oír sin oír,mezcla de son y zumbido. La pintoresca habitación, que a causa del calorestabamediocerradayenlasombra;laluzqueentrabafiltradaporlateladelos trasparentes, iluminando con tropical coloración las enormes flores deestos;eltonobajodetapizdescoloridoqueteníantodasloscosasenaquellasoñolienta cavidad; los ligeros carraspeos de doña Cándida y sus bostezos,discretamentetapadosconlapalmadelamano;lahermosuradeMaríaSudrequenoparecíacosadeestemundo;elmozambiquedeRosalíaconpintitasquemareabanlavista,yfinalmenteellentoarrullodelasmecedorasyelchischasdelosabanicosdecincooseisdamas,eranotrostantosagentesletárgicosenmi cerebro.Comobrillaban las lentejuelas de algunos abanicos, así relucíanlos conceptosuno trasotro...Elverano se anticipaba aquel añoy seríamuycruel...LosgeneraleshabíanllegadoaCanarias...PrimestabaenVichy...LaReinairíaalaGranjaydespuésaLequeitio...Seempezabanallevarlascolasalgorecogidas,yparabañoslascolasestabanyaproscritas...GonzálezBravoestabamalodelestómago...CabrerahabíaidoaveralNiñoterso...

Últimamente se destacaba la voz de Pez, de un tono íntimamenterelacionado con su áureo bigote, que por la igualdad de los pelos parecíaartificial,yelefectonarcóticocrecía...Eltalnopodíaversinamargatristeza

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la situación a que habían llegado las cosas por culpa de unos y otros... Larevoluciónconsutodoonadaylosmoderadosconsunonpossumusponíanalpaís al borde de la pendiente, al borde del abismo, al borde del precipicio.Estabaelbuenseñordesilusionado,ynocreíaquehubierayaremedioparaelmal.Esteeraunpaísdeperdición,unpaísdeaventuras,unpaísdivididoentrela conspiración y la resistencia.Así no podía haber progreso ni adelanto, nimejoras, ni tampoco administración. Él lo estaba diciendo siempre: «másadministración,másadministración»;peroerapredicarendesierto.Todoslosserviciospúblicosestabanenmantillas.TeníaPezun idealqueacariciabasumente organizadora, ¿pero cómo realizarlo? Su ideal eramontar un sistemaadministrativoperfecto,conochentaonoventaDireccionesgenerales.Quenohubieramanifestación algunade lavidanacionalque se escapara a la tutelasabiadelEstado.Asíandaríatodobien.Elpaísnopensaba,elpaísnoobraba,el país era idiota. Era preciso, pues, que el Estado pensase y obrase por él,porque sóloelEstadoera inteligente.Comoestonopodía realizarse,Pez serecogíaensuespíritusiempretriste,yafectabaaquellasoberanaindiferenciade todas las cosas. Considerábase superior a sus contemporáneos, almenosveía más, columbraba otra cosa mejor, y como no lograba llevarla a larealidad, de aquí su flemática calma. Consolábase acariciando mentalmentesus principios, en medio del general desconcierto. Para contemplar en sufantasía la regeneracióndeEspaña,apartaba losojosde lacorrupciónde lascostumbres,deaqueldespreciode todas las leyesque ibacundiendo... ¡Oh!,Pez se conceptuaba dichoso con el depósito de principios que tenía en sucuerpo. Adoraba la moral pura, la rectitud inflexible, y su conciencia leindemnizabade las infamiasqueveíapordoquier...QuisieraDiosqueaquelidealnoseapartasedesualma...pues,quenoseledesvanecieraalcontactodetantapillería;quisieraDios...

Noséel tiempoquetrascurrióentreaquelsegundoquisierayundiscretogolpecitoquemediodoñaCándidaenlarodilla...

«¿Estáusteddistraído?»—medijo.

—No,no,quia,señora...estabaoyendoadonManuel,que...

—SiD.Manuelhasalidoalaterraza.EsSerafinitadeLantiguaquecuentalamuertedesumarido.Estoyhorripilada...

—¡Ah!,yotambién...horripiladísimo.

XXVIII

Vagabanindolentesporlaterraza,comosihicierantiempo,Pez,Rosalíay

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la hermanadel intendente.Esta fue a la viviendadel sumiller, y la eleganteparejasequedósola...ElpobreD.Manueleraenverdaddignodelástima.Lamonomanía religiosade sumujer llegabaya a tan enfadoso extremoquenoera posible soportarla... «¿Qué cree usted?, me incocoraba tanto oír aSerafinita el cuento, ya tan viejo y resobado de sus penalidades, que estabadeseandoecharacorrer...Aquellavozdecanturriadecoroyaquellossuspirosde funeralme atacan los nervios...Yo soy religiosoy creo cuanto la Iglesiamandacreer;peroestagentequeseacuestaconDiosyconDiosselevantasemesientaenlabocadelestómago.EsaSerafinitaeslaquelehasorbidolossesosamipobreCarolina,eslaautorademidesgraciaydelaborrecimientoque tengo a mi propio domicilio... ¡Oh!, amiga mía, no sabe usted quéenfermedad tan triste es esa del horror a la casa... Felizmente no la conoceusted... Yo quisiera estar fuera todo el día, y no parecer por allí...Insensiblementemeacostumbroaconsiderarcomocasapropialacasademiamigo,yniuninstantesemevadelpensamientolacomparaciónentreelcalorcordialdeaquíylafrialdadsecadeallá...Soyhombrequenopuedevivirsincariño.Esparamí tannecesariocomoel aire.Sinélmeasfixio,memuero.Allídondeloencuentro,armomitiendayallímequedo...».

IsabelitayAlfonsínpasaroncorriendo.Ibansofocados,sudorosos,detantocomohabíanbregadoenlagaleríadelpisoterceroconIreneylaschicasdeljefedecocinas.«¡Hija,cómoestás!...—dijoRosalía,deteniendoa laniña—.Tieneslacaracomouncangrejococido...Ahoracorreaire...méteteencasa;noteconstipes...¿Yestegranuja...?¿Veustedcómoviene?,todorotoyhechounAdán.Mireustedquérodillas...Siselepusieratrajedehierrolomismolorompería...».

«¡Quégraciosobarbián!Esdelapieldeldiablo...Esteseráunhombre»—indicóPezbesándole,ybesandotambiénalaniña.

—Damecuartos—dijoelpequeñocondescaro.

—¿Ve usted qué pillete?... ¡chico!... ¿qué es eso?...No haga usted caso.Tienelamalacostumbredepedircuartosatodoelmundo.Nosédóndehabráaprendidotalesmañas.Esunarisa...UnatardequelesllevéaquelesvieraSuMajestad... ¡bochornomayor no he pasado enmí vida! No habíamedio dehacerleshablarunapalabra:derepente,estebribónseplanta,miraalaReinacon la mayor desvergüenza del mundo, y alargando su manocita... «damecuartos».SuMajestadrompióareír.

—Bien,señoritoprecoz,tomacuartos.

—¿Quéhaceusted?Silosquiereparacomprarporquerías...Estatontanopide;perocuandoselosdanlostoma.Nocreaustedqueesgastadora.¡Quia!Todolovaguardandoensuhuchaytieneyauncapital.Estasale...

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—Saleapapá...

—Vaya, a casa, que os enfriáis aquí... ¡Cómo sudas, hija!...Allá voy enseguida.

DecuatrobrincossepusieronenlapuertadelaescaleradeCáceres,yporallípasaronasucasa.Pezdiounsuspiro.Rosalíallevabaensumanounarosamedioestrujada,olorosísima,encuyocálizintroducíalanarizderatoenrato,cualsiquisieraaspirardeunaveztodoelaromacontenidoenella.Talfloreradignafundadenariztanbonita.

«Porqueusted—dijoPezvolviendoa su temaquejumbrón—tendráal finqueecharmedesucasa...tanpegajosoeimpertinentesoy».

Ella debió de contestar que no había para qué expulsar a nadie, y él,animándose, pidió perdón de su apego a la familia Bringas... Privarle delconsuelodetalesafeccioneshabríasidounacrueldad;yhablandoenplata,elfocodeatracción...sí,estaeralapalabra,elfocodeatracción...«noencuentroqueestétantoenmibuenamigocomoenmiamigaincomparable.Ustedmecomprendemejor que él y que nadie. Es particular; el día en que no puedocambiardospalabrasconustedparecequemefaltaalgo,parecequenotienenjugo que beber las raíces de la vida, parece que se seca la savia del ser...».TirabaPezhacialopoéticoyfilosófico,yRosalía,oyéndoleconhenchimientode vanidad y de nariz, aplastaba contra esta la rosa, cuya fragancia lesenvolvíaaentrambos.

«Estasimpatíairresistibleesmásfuertequeyo.Prohíbameustedvenir,yverá cómo se extingue una vida consagrada en otro tiempo a la familia, ysiemprealserviciodelpaís...;haráustedelmayordañoquesepuedehaceraunhombre...sinprovechodenadie...».

Nodebióellademostrarsemuyarisca,porqueelotroexpresósudeseodeque se vieranmás amenudo...Cuando el pobrecitoBringas se curase, ¿porqué no habían de verse con frecuencia y demodo que pudieran hablar conalgunalibertad...?

Aúnhabíamuchoquedecir;peronoeraposibleprolongarelpaseíto.Alllegaralapuertadelacasa,salióIsabelitaalencuentrodesumamágritandoconinocentejúbilo:«¡Papáve,papáve!».EntraronapresuradamenteRosalíayPez, poseídos de gozopor tan buena nueva, y vieron aD.Francisco que sepaseabade largoa largoenGasparinicon lavendaalzada,gesticulando, tannerviosoyexcitadoqueparecíademente.

«Nadamás que un poco de escozor, una penita... Pero todo lo veo... Austed, querido Pez, le encuentro más joven... Pues mi mujer se ha quitadoquince años... ¡Por vida del sayo de las oncemil vírgenes...! Estoy loco dealegría...Nadamásqueunborderojizoenlosobjetos,nadamás...laclaridad

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meofendeunpoco...Cuestióndealgunosdías...Abrázame,mujer,abrazarmetodos...».

—No cantes victoria, no cantes victoria tan pronto—indicó Rosalía,flechadasúbitamenteporunpensamientotristeenmediodesualegría—.Hayquetemerlarecaída...Asertú,yonomequitaríalavenda.

—¿Qué es esto?—dijo el médico, que entró sin anunciarse—. ¿Jaranatenemos?¿Quécorreríassonesas,amigoBringas?Lavenda...Nohayquefiartodavía.

—Claroesquenoconviene.Unpocomásdepaciencia,hombre.Luegolosbaños...

—¿Québaños?...yonovoyabaños—aseguróThiersdejándoseponer lavenda por las autorizadas manos del médico—. No los necesito. No mevenganconpapas.

—Eso loveremos—manifestóeldoctorconbondad—.Ahoraa lacárcelotravez.Nosemeescapeustedantesde tiempo,quepodría sucederque laprisión se alargasemás de lo regular.Vamosmuy bien, vamosmuy bien, yllegaremossiseguimosdespacio.

LaluzcrepuscularconlacualnuestroqueridoThiershabíatenidoelgustoinmensodeprobarelrestablecimientodesusfuncionesópticas,sedesvanecíalentamente.Porfin, lahabitaciónsealumbrabasóloconelresplandorqueelsolhabíadejadoenelcielodetrásdelaCasadeCampo,yaqueleratanfuertecomoelllameardeunincendio.Rosalíaquisoencenderluz,peroBringassaltóvivamenteconlaobservacióndequelaluznohacíafaltaparanada...«Esoes,lamparitaparaquenosasemosdecalor...Dispenseusted,Sr.D.Manuel;peromeparecequeestamosmejoraoscuras...Paquito,abretodalaventana.Queentreelaire,aire,aire...».

Pocodespués,Bringas,cansadodeoírlasanécdotasuniversitariasquesuhijitolecontaba,dijoenvozalta:«Sr.dePez...¿Noestá?».

«Noestá»—observóPaquito.

—¡Rosalía!

—¡Mamá!—gritóeljovenllamando.

PocodespuésaparecióRosalía.Sumajestuosafigura,fantasmablancoenmediodelasombra,traíacomounmisterioteatralalasolitariahabitaciónenqueelpadreyelhijoestaban,rodeadosdetinieblaseinvisibles.

«¿SehamarchadoD.Manuel?».

—No, está en el balcón de la Saleta, contemplando... siento que no lopuedasver...contemplandoelresplandorquehadejadoelsolhaciaPoniente...

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Escomosiseestuvieraquemandomediomundo.

—Ve, no le dejes solo... Hoy le hice una pequeña indicación acerca delascensodelniño,ymeparecequenolohatomadomal.Dijounveremosquemehaolidoa sí... ¡Ah!,noolvidesquea lasnuevemenoscuartohemosdecenar.

AdichahoradespidiosePez,yRosalía,trocandosugalanabataporotradetrapilloysuszapatosbajosporunaszapatillasdesueladecáñamo,empezóadisponerlacena.Quejábasedeunfuertedolordecabezaynotomaríamásqueunpocodemenestra.Sumarido le rogabaque se recogiera;másella«teníahartoquehacerparaacostarsetantemprano...».¡Ay!,latertuliadedoñaTulayaquelcharlaquetecharladePezySerafinita,habíanlepuestosucabezacomounbombo...LuegoelD.ManueleracapazdedarjaquecaalgallodelaPasiónconlacantineladesuslamentaciones.YaerantantassuscalamidadesqueJobsequedabatamañito.

—En fin, hija, acuestate, para que descanses de toda esamonserga... EsprecisooírconpacienciatodoloquePeznosquieracontar,porque...yavesloquedice.Somossupañode lágrimas,yaquívieneelpobreadesahogarsuspenas.

HizoalfinRosalíaloquesuesposoleordenaba.Levantadoslosmanteles,seapagaronlasluces,yencargadoPaquitodedarasupapálasmedicinasquetomaba más tarde, la cabeza de la ilustre dama buscó descanso en lasalmohadas.Elsueño,noobstante,vinotarde,trasunlargoratodecavilacióncongestiva.

XXIX

Loscandelabrosdeplata...elpeligrodequesumaridodescubrieseprontoque habían hechoun viaje aPeñaranda deBracamonte... elmedio de evitaresto... el señor de Pez, su ideal... ¡Oh, qué hombre tan extraordinario yfascinador! ¡Qué elevación demiras, qué superioridad!... Con decir que eracapaz, si le dejaban, de organizar un sistema administrativo con ochenta ycuatro Direcciones generales, está dicho lo que podía dar de sí aquellasoberana cabeza... ¡Y qué finura y distinción de modales, qué generosidadcaballeresca!...Seguramente,siellaseveíaencualquierahogo,acudiríaPezaauxiliarla con aquella delicadeza galante que Bringas no conocía ni habíamostradojamásenningúntiempo,niauncuandofuesupretendiente,nienlosdías de la luna demiel, pasados enNavalcarnero... ¡Qué tinte tan ordinariohabía tenido siempre su vida toda! Hasta el pueblo elegido para la

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inauguraciónmatrimonial era horriblemente inculto, antipático y contrario atoda idea de buen tono... Bien se acordaba la dama de aquel lugarón, deaquellaposadaenquenohabíaniunasillacómodaenquesentarse,deaquelolor a ganado y a paja, de aquel vino sabiendo a pez y aquellas chuletassabiendoacuero...LuegoelpedestreBringasnolehablabamásquedecosasvulgares.EnMadrid,eldíaantesdecasarse,nofuehombreparagastarseseiscuartosenunramoderositasdeolor...EnNavalcarnerolehabíaregaladounbotijito, y la llevaba a pasear por los trigos, permitiéndose coger amapolas,quesedeshojabanenseguida.Aellalegustabamuypocoelcampoyloúnicoquese lohabríahecho tolerableera lacaza;peroBringasseasustabade lostiros, y habiéndole llevado en cierta ocasión el alcalde a una campañavenatoria,porpocomataalpropioalcalde.Erahombrede tanmalapunteríaquenodabanialviento...DevueltaenMadrid,habíaempezadoaquellavidamatrimonial reglamentada, oprimida, compuesta de estrecheces yfingimientos,unacomediadomésticadedíaydenoche,entreelmetódicoyrutinariocorrerdelosochavosylashoras.Ella,sometidaahombretanvulgar,habíallegadoaaprendersufríopapelylorepresentabacomounamáquinasindarsecuentadeloquehacía.Aquelmuñecohízolamadredecuatrohijos,unodeloscualeshabíamuertoenlalactancia.Ellalesqueríaentrañablemente,ygracias a esto, iba creciendo el vivo aprecio que elmuñeco había llegado ainspirarle...Deseabaqueeltalvivieseytuvierasalud;laesposafielseguiríaasulado,haciendosupapelconaquelladestrezaquelehabíandadotantosañosdehipocresía.Peroparasíanhelabaardientementealgomásquevidaysalad;deseabaunpoco,unpoquitosiquieradeloquenuncahabíatenido,libertad,ysalir,aunquesolofuerapormodofigurado,deaquellaestrechezvergonzante.Porque, lo decía con sinceridad, envidiaba a los mendigos, pues estos, elochavoquetienenlogozanconlibertad,mientrasqueella...

Venciolaelsueño.NiaunsintióelpesodeBringasinclinandoelcolchón.Aldespertar,elprimerpensamientodelailustredamafueparaloscandelabrosprisioneros.

—¿Quétalteencuentras?

—Me parece—dijo el esposo dando un gran suspiro—, que no voy tanbien como esperaba. Estoy desvelado desde las cuatro. He oído todas lashoras,lasmediasyloscuartos.Sientoescozor,dolor,ylaideaderecibirlaluzenlosojosmehorroriza.

Pasoselamañanaengranincertidumbrehastaquevinoeldoctor.Estesemostródescorazonadoyuntantoperplejo,titubeandoenlasrazonesmédicascon que explicar el retroceso de la enfermedad del pobre Thiers. ¿Eraresultadodeunpocodeexcesoenlacomida...?¿Eraunefectodelabelladonaydesaparecería atenuando lamedicación? ¿Era...?Enuna palabra, conveníavolver al reposo, no impacientarse, resguardar absolutamente los ojos de la

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luz,yyaquenoseresignabaapermanecerenlacama,nodebíamoversedelsillónniocuparsedenadanitenertertuliaenelcuarto...Latristezaconquemibuenamigooyóestasprescripcionesnoesparadicha.¿Ves,ves?—ledijosuesposahinchandodesmedidamentelanariz—.Ahítienesloquesacasdehacergracias,dequerercurarteendosdías.Telovengodiciendo,ytú...Sieresunchiquillo...

Abatidísimo,eldesdichadoseñornodecíaunapalabra.Todoeldíaestuvoenelsillón,conlasmanoscruzadas,volteandolospulgaresunosobreotro.Sumujer y su hijo le confortaban con palabras cariñosas,más él no se daba apartido,ysudolorcómoqueseexacerbabaconlospaliativosverbales.Porlatarde, el inteligente Pez, hablando con Rosalía del asunto, dijo con muchotino:

—Yonosécómodesdeelprimerdíanollamaronustedesaunoculista...Este buen señor (por elmédico)meparece amí que entiendo tantodeojoscomountopo.

—Lo mismo he dicho yo—replicó la dama, queriendo expresar conelocuentemohínyalzamientodehombros la sordidezde sumarido—.PerováyaleustedaBringasconesasideas.Dicequeno,quelosoculistasnovanmásqueacogerdinero...Ynoesqueaéllefalte.Tienesuseconomías...peronosedecidiráagastarlasporsusaludsinoenelúltimotrance,cuandoyalaenfermedadlediga:«Labolsaolavista».

Mucha gracia le hizo a D. Manuel esta interpretación pintoresca de laavaricia de su amigo, y hablando con él después, le insinuó la idea deconsultar aun especialista en enfermedadesde losojos.Estavezno recibiómal el enfermo la indicación.Descorazonado e impaciente, consideraba quesuseconomíasvalíanbienunrayodeluz,ysólodijo:«Hágaseloqueustedesquieran».

Por la noche, Milagros fue a acompañar a su correligionaria en trapos.Esta, comono sehabíanvistodesde la semana anterior, creía resueltoya elproblemafinancieroquepusoalamarquesatanangustiadaenlosúltimosdíasde Junio. Francamente, yo también lo creí. Pero tanto Rosalía como el quetieneelhonordeescribirestosrenglones,advertíamosconsorpresaqueenelrostrodelaaristócratanobrillabanaquellosresplandoresdecontentoquesonsegura expresión de reciente victoria. En efecto, la Tellería no tardó endeclararquesuasuntillonoestabaresueltosinoaplazado.Afuerzaderuegoshabía conseguido una prórroga hasta el día 10. Corría el 7 de Julio, y sólofaltaban tres días. ¡Por todos los Santos del cielo, por lo quemás amase suamiga,lerogabaque...!

Rosalíasepusoeldedoen laboca, recomendando ladiscreción.AndabaporallíIsabelita,yestaniñateníalafeamañadecontartodoloqueoía.Era

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unrelojderepetición,yensupresenciaeraforzosoandarconmuchocuidado,porqueenseguidalefaltabatiempoparairconelcuentoasupapá.Díasanteshabía hecho reír al buen señor con esta delación inocente: «Papá, dice D.Manuelqueyosalgoati...enqueguardotodosloscuartosquemedan».

XXX

Loquelevalióuncariñosoestrujónyunbesodesupapáquerido.

Yaquellanoche,sintiéndolaentrarensucuarto,llamolaylasentóensusrodillas.«¿Tumamá...?».

—Está en la Saleta con la marquesa—replicó la niña, que hablaba conclaridad y rapidez—.Me dijo queme viniera para acá. Lamarquesa estaballorandoporqueestamosa7.

«Estamos a 7—había dichoMilagros a la Pipaón, cruzando lasmanos yhechaunalástima—,¡ysiparaeldía10nohepodidoreunir...!Amímevaadarunataquecerebral...Ustednosabecómoestámicabeza».

Sehabían encerrado, y en la soledadde la habitación, sin luz, porque elamo de la casa era partidario frenético del oscurantismo en todas susmanifestaciones,ladoloridaseñoraseexplayabayderrochabaasusanchaseltesoro de su dolor, manifestándolo de mil modos con florida inspiraciónelegíaca... El día le era antipático. Gustaba de la noche para cebarse en lacontemplación de su pena.Mirando a las estrellas, creía sentir inexplicableconsuelo...Lasestrellascomoqueleprometíanalgolisonjero,obienlanzabana lo interior de su alma un cierto destello metálico... Es muy peregrino elparentescodelosastrosconeloroacuñado...Lainfeliznoteníayaesperanzaennadaniennadiemásqueensuamiguita...Habíacontadoconqueella lasalvaría...¿Cómo?Esosíquenosabíadecirlo.Selehabíaaparecidoensueñosconaquellasusonrisaangélicayaquelairedistinguidísimo...

«PorMaríaSantísima—dijoRosalía—,nosehagaustedilusiones,querida,yonopuedo,nopuedo,nopuedo...».

—Quesípuede,quesípuede—replicóMilagros,conuna insistenciaqueejercíaciertafascinaciónenelánimodelaotra—.Bastaquerer...Lacosanoesdesmesurada.Hepodidoreunircincomilreales:mefaltansólootroscincomil.Bringas...

—No sé con qué palabras he de decir a usted que esmás fácil que nosbebamostodaelaguadelmar.

—Olvidaba decirle que traigo aquí la carta de mi administrador,

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asegurandoquedel15al20...Noséquémejorgarantíapodríadar.Además,nofaltaráunaobligaciónformal...Siestonosearregla,nopodrésoportarlavergüenzaquemeaguarda...Deseguroquemevanabuscarymeencuentranmuerta.Avecesdigo:«¿Nohabráuncataclismo,unterremotoocosaasíantesdel día 10?. Pienso en la revolución, y créalo usted... desearía que hubiesealgo...Mebasta conuna semanade jaranay tiros,durante la cualnopuedasalirlagentealacalle...Peronieso,querida.¿SabeustedquealosgeneralesSerrano,DulceyCaballerodeRodas leshanpuestopresos, ydicenque lesmandaránaCanariasyquetambiéndestierranalduquedeMontpensier?Conestasprecauciones¡ay!,nohabráquienlevanteelgallo».

—¿ACanarias? ¡A los quintos infiernos!—exclamó la Pipaón con júbilo—. Eso me gusta; que los pongan lejos, y se acabaron los sustos. Queconspiren ahora. ¿Y también al infanteme le dan aire...?Voy a decírselo aBringas,queestoparaélesoromolido.Corrióladamaallevarasuesposolasfelicesnuevas,yesteseregocijócomosilecayeralalotería(tantono,perosíunpoquitomenos),celebrandoelhechoconlasexpresionesmásardientes.

«Bien,bien,bien.Esoesgobernar.LuegodicenqueIbrahimClareteestáido; lo que está es más despabilado que nunca, grandísimos pillos. Ea,conspirad ahora contra la mejor de las Reinas... ¿Con que a la sombra?¡HombremásbravoqueesepresidentedelConsejo...!Ledaríayodosabrazosbienapretados...¡ACanariasconellos,comosidijéramos,aUltramar!Ysisepierdeelbarcoqueloslleva,mejor...Nolopuedoremediar,medanganasdesaliralaterrazaydarun¡vivalaReina!muyfuerte,muyfuerte».

Poco faltó para que lo hiciera como lo decía.Un rato después,Milagroslisonjeabaconcharlapintoresca lapasióndinásticadeBringas,ypedíaparalos generales, no una muerte, sino cien muertes, y para todos los queconspirasenel cadalso.Conestas cosas se animabamuchoel enfermo;pero¡ay!, que el día siguientehabíade ser de losmásnegrosde suvida. ¡Pobreseñor!,despuésdehaberpasadolanochemuyinquieto,observóporlamañanaunapérdidacasiabsolutadelafacultaddever.Elmédicoestabatanaturdido,queniaunacertóconlasfórmulasescurridizasqueellosempleancuandonoquierenconfesarsevencidos.Perohombredeconciencia, supoal finabdicarsu autoridad antes de producirmayoresmales, diciendo: «Es preciso que leveaaustedunoculista.QueleveaaustedGolfín».

D. Francisco creyó que se le caía el cielo encima. Sin duda sumal eragrave.Vencidaporeltemorlaavaricia,nopensóenponerreparoaldictamendesumédicoydetodalafamilia.Consternadostodos,fiabanenlaprodigiosaciencia del más afamado curador de ojos que tenía España. Acordose nodilatarlaconsultaniunsolodía,niunahora.

¡Ah, Golfín!... Bringas le conocía. Era hombre del cual se contaban

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maravillas.Amuchosciegosdesahuciadoshabíadadovista.EnAméricasdelSurydelNortehabíaganadodinerales,yenEspañanosedescuidabatampocoen esto. ¡Vaya una hormiga! Por batir unas cataratas al marqués de Castrohabíallevadodiezyochomilreales,yporlacuradeunaconjuntivitisdelniñodeCucúrbitas,habíapuestounacuentatal,quelosCucúrbitas,parapagarla,seempeñaronporseisaños.«Pero,enfin,Diosnosasista,ysalgamosconbiende esta. Cúreme el tal Golfín, y que me deje en los puros cueros...».Discurrioseluegosobresiiríaelenfermoalaconsultaoharíanveniracasaaloculista,decidiéndoseBringasporloprimero,queeralomásbarato.

«Paquitoyyonosmetemosenuncoche,yallá...».

—No,quenoestásparasaliralacalle.Élvendrá.

—Quenoviene,mujer.Estospotentadosdelaciencianosemuevendesucasamásqueparavisitarapríncipesogentedemuchísimodinero.

—Tedigoquevendrá.Voyabajo.SuMajestadlepondrácuatroletras...

—Esomepareceacertadísimo.YsilaSeñoraquiereañadirquesetratadeunpobre...mejorquemejor.Diostebendiga,hijita.

Y vino Golfín y le vio, y con su ruda bondad infundiole ánimos y laesperanzaquecomenzabaaperder.Ladolencianoeragrave;perolacuraciónsería lenta. «Paciencia, muchísima paciencia, y cumplimiento exacto,escrupulosísimodeloqueyoprescriba.Hayunpocodeconjuntivitis,queesprecisocombatirconprontitudyenergía».

¡Pobre,desgraciadoBringas!Pordepronto,cama,dieta,quietud,atropina.

Inaugurose con esto una vida tristísima para el infeliz Thiers. Ya no levalió quitarse la venda, pues apenas veía gota, y le daba tanta pena, que sevolvióalastinieblas,enlascualessuúnicoconsueloerarecordarlaspalabrasdeGolfínyaquellapromesacelestialconquesedespedía:«Ustedverá,ustedveráloquenuncahavisto»,queriendoponderarasílaplenituddelafacultadpreciosa que estimamos sobre todas las demás de nuestro cuerpo. ¡Ver!...¿Pero cuándo,Diospoderoso; cuándo,SantaLucía bendita?Paciencia no lefaltabaalpobrehombre,queenaquellasituacióninclinóconardorsuespírituhacia la contemplación religiosa, y se pasaba parte de las solitarias horasrezando.Sumujernoseseparabadeélsinocuandoalgunavisitaimportunaloobligaba a ello, cuando Milagros entraba con aire afligido, y llamándolaaparte,melaobsequiabaconunpardelágrimasodezalamerascaricias...Yanohabíaquepensarenbaños,amenosquenose restablecieseBringasparalosprimerosdíasdeAgosto,locualnoparecíaprobable.

Pezeradelosamigosmásconstantesenaquellatribulacióndelahonradafamilia.Una tardequepudohablara solasconRosalíaenGasparini,esta le

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dijo: «Entramos ahora en una época de dificultades, de la cual no sé cómovamos a salir». A lo que D. Manuel contestó con un arranque quijotesco,ofreciéndoseaayudarlaentodasaquellasdificultades,decualquierclasequefuesen.Estenoblepensamientopenetrabaenelespíritudeladamacomounrayodeluzcelestial.Yapodíacontarconalgúnsosténenlasborrascasquesuvidaulteriorletrajese.Yahabíatrasellaunlugarderetirada,unareservaparacualquiercasocrítico...Yaveíacercadesíunbrazo,unescudo...Lavidaseleofrecíamásllana,másabierta...«Yocuidaré—pensaba—,dequeestaamistadymihonradeznoseanincompatibles».

XXXI

Viendo a su esposo tan decaído ymaltrecho se reverdeció enRosalía elcariñodeotros tiempos; y el aprecio enque siempre le teníadepurábasedecaprichosas malquerencias para resurgir grande y cordial, tocando enveneración. Agasajaba en su pensamiento la vanidosa dama al buencompañero de su vida durante tantos años, el cual, si no le habíaproporcionado satisfacciones muy vivas del amor propio, tampoco le habíadadodisgustos.Recordabaentoncesaquellaexistenciamatrimonialprosaicaytranquila,llenadeescasecesydegocessencillos,quesiaisladamenteparecíande poco valor, apreciados en total ofrecían a la memoria un conjuntoagradable. Al lado de Bringas no había gozado ella ni comodidades, nirepresentación,niplaceres,nigrandeza,nilujo,nadadeloquelecorrespondíaporderechodesuhermosuraydesusergenuinamentearistocrático;peroencambio,¡quésosiegoyquédulcecorrerdelosdías,sinahogosnitrampas,niacreedores! No deber nada a nadie era el gran principio de aquel hombrepedestre, y con él fueron tan cursis como honrados y tan pobretes comofelices.Seguramente,siaellalehubieratocadounhombrecomoPez,estaríaenposiciónmásbrillante...«PeroDiossabe—pensómuycuerdamente—,lasagoníasquesepasanenesascasasdondesegastasiempremásde loquesetiene.Esohayqueverlodecercaypasarloysentirloparaconocerlobien».

ElloesqueRosalía, con laagravacióndelmalde sumaridoseacercabamoralymentalmenteaél,apretandoloslazosmatrimoniales.Laatraccióndeladesgraciaobrabaesteprodigio,yelhábitodecompartirtodoelcontingentedelavida,asíenloadversocomoenloventuroso.¡Yconquécelolecuidaba!¡Quémanoslassuyastansutilesparacurar!¡Conquégraciayartederramabael bálsamo de palabras tiernas sobre el espíritu del enfermo! Él estaba tanagradecido, que no cesaba de alabar a Dios por el bien que le concedía,inspirando a su compañera aquel admirable sentimiento del deber conyugal.Alegrías íntimas endulzaban su pena y penetrado de religioso ardor,

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considerabaqueloscuidadosdesumujereranfielexpresióndelaasistenciadivina. Sólo estaba abatido cuando ella, por razón de sus quehaceres, seapartabadesulado;yacadainstantelallamabaparalamenorcosa,rogándolequeabreviaselomásposiblesusocupacionesparaconsagrarseaél.

Entodoestetiempo,Rosalíadiodemanoalasgalassuntuarias.Noteníatiemponitranquilidaddeespírituparapensarentrapos.Estosyacíansepultosenloscajonesdelascómodas,esperandoocasiónmáspropiciademostrarse.Niseleocurríaaellacomponerse...¡Buenosestabanlostiemposparapensarenperifollos!¿Erahastíoverdaderodellujooabnegación?Algohabíadeunay de otra cosa. Si era abnegación, esta llegaba al extremo de presentarsedelante del Sr. de Pez con el empaque casero más prosaico que se podríaimaginar. La única presunción que conservaba era la de llevar siempre sumejor corsé para que no se le desbaratase el cuerpo. Pero su peinado eraprimitivo,yensubatasepodíanestudiarporinduccióntodaslasincidenciasdelgobiernodeunacasapobre.UnatardehabíadichoaD.Manuel:«Nomemireusted.Estoyhechaun espantajo».Yél le había contestado: «Así, y detodas maneras, siempre está usted preciosa», galantería que ella agradeciómucho.

La debilidad del cuerpo trae necesariamente flojedades lamentables alcarácter más entero. Una enfermedad prolongada remeda en el hombre losefectosdelavejez,asimilándolealosniños,yelbuenBringasnoselibródeesteachaquefísico-moral.Elabatimientoencendíaenélardoresdeternura,ylaternurasetraducíaenciertoentusiasmomimoso.

«Hijita,nomedigasqueeresmujer.Yotedigoqueeresunángel...Mira,hastaahoranosehahechoenlacasamásvoluntadquelamía.Hassidounaesclava.Dehoyenadelantenoseharámásquetuvoluntad.Elesclavoseréyo».

ElprimerdíadeloquellamaremoselreinadodeGolfín,D.Franciscosehizo traer a la cama la caja del dinero, para sacar por sí mismo, como decostumbre,eldelgastodiario.Perobienprontoaquellaternuramimosa,omásbienpuerilpasividaddequeanteshablé,leinspiróconfianzasquenuncahabíatenido.«Noespreciso,hijita,quetraigaselcajoncillo.Tomalallaveysacaloqueteparezcaprudente».Laseñoraasílohacía.EnloquenosedescuidabadespuésBringaseraenpedir las llavesyguardarlasdebajode sualmohada,porquetodoslosentusiasmosyaunlaflaquezaseniloinfantiltienensulímite.

De este modo pudo Rosalía explorar libremente el tesoro secreto.Revolvió, contóy recontó todo loquehabía eneldoble fondo,pasmándosedel caudal allí guardado. Su marido tenía mucho más de lo que ellasospechaba; erauncapitalista.Habíacincobilletesdecuatromil reales,quecomponíanmil duros, y después un pico en billetes pequeños que sumaban

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tres mil setecientos. Los cinco billetes grandes formaban el más elegantecuadernillo que la dama había visto en su vida. Al examinar aquello,renacieronlosrencorcillosylasquejasquediferentesveceshabíanperturbadosu espíritu... ¡Quien tal poseía la privaba de ponerse un vestido nuevo! ¡Eldueñode aquella suma se empeñaba envestir a sumujer comouna amadecura!...¡Oh,quéhombremásñoño!...Si,comoéldecía,enlosucesivoibaaser ella verdadera señora de la casa, precisábale variar de temperamento,mostrarsemás exigente, ydar a las economíasde la familiaun empleomásadecuado a la dignidad de la misma... Guardar dinero de aquel modo, sinobtenerdeélningúnproducto,¿noerauna tontería? ¡Sialmenos lodieraainterés o lo emplease en cualquiera de las Sociedades que repartendividendos...!

EldescubrimientodeltesorosacólasideasdeRosalíadeaquelcírculodemodestia y abnegación en que las había encerrado la enfermedad de sumarido.Esteledijoenunraptodeentusiasmo:«Cuandomepongabueno,tecompraré unvestidodegro, y para el invierno, si sigobien, tendrás unodeterciopelo.Esprecisoqueteluzcasalgunavez,noconlosregalosdelaReinay de las amigas, sino con el producto de mi economía y de mi honradotrabajo».

Yellaempezóaconsiderarquesieltesoronolepertenecíaporentero,lamayor parte de él debía estar en sus manos. «Bastante me he privado,bastantesescaseceshesufridoparaqueahora,teniéndolo,paselosahogosquepaso.Sinoquieredármelo,yaleharéentenderlaconsideraciónquemedebe».En esta situación de espíritu la cogió unamañanaMilagros, con tan buenasuerte, que parecía que la Providencia lo había preparado todo parasatisfacción de la dichosísima marquesa. Sucedió que aún no había estaconcluido de anunciar con suspiros y ayes la inminencia de su catástrofe,cuandoRosalíacondecididotonoledijo:

«¿Ustedmefirmaunpagarécomprometiéndoseadevolvermedentrodeunmes la cantidad que yo le dé ahora? Porque mientras más amigas, másformalidad.¿Ustedmedauninterésdedosporcientoalmes?¿Ustedañadealpagarélosseiscientosrealesaquellos?...Porqueunacosaeslaamistad,amigamía,yelnegocio...Yocreoqueustednoseofenderá...».

NohayparaquéañadirquelaTelleríadijoatodoquesíconexpresionessincerasyardorosas.Nocreerlahabríasidocomoponerendudalaluzdeldía.

«Puesconesascondiciones ledaréaustedcuatromilrealitos»,—declaróRosalíaconínfulasdeprestamista».

Los que han tenido la dicha de ver, ora realmente, ora en extáticafiguración,elcieloabiertoyenéllascohortesdeángelesvoladorescantandolasalabanzasdelSeñor,noponendesegurounacaramásradiantequelaque

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pusoMilagrosaloíraquelventurosoanuncio.Pero...

XXXII

Nohayfelicidadquenotengasupero,yeldelafelicidaddelamarquesaeraqueparacompletarlasumahacíanfaltaunoscincomil...Porquesí;estabapendienteunacuentecilla...Estonoveníaalcaso.Enlorelativoainterés, lomismo le dabados, que cuatro, que seis. «Esto esmaterial, hija, ymientrasmásprovechoparausted,mayorserámisatisfacción».DudóRosalíaunratito;peroalfintodofuearregladoagustodeentrambas,yaquellamismatardeseextendió y firmó el contrato en la Furriela, con todas las precaucionesnecesariasparaqueIsabelita,queandabahusmeandoporallí,noseenterasedenada.

Milagros se despidió de D. Francisco con las frases más cordiales ycaramelosasquehabíapronunciadoensuvida.«¡Oh!,¡quémujertieneusted!Dioslehamandadounodesusarcángelespredilectos.Nosequejeusteddesumal,queridoamigo,puesesonovalenada,yprontosanará.DégraciasaDios,pues los que tienen a su lado personas como Rosalía, ya pueden recibircalamidades y soportarlas con valor...». Don Francisco le alargó la manoconmovidísimo, mientras oía el chasquido de los frenéticos besos que lamarquesadabaalángelpredilecto.

Adiferentesimpulsoshabíaobedecidoestealhacerloquehizo.Primero,el deseo de complacer a su amiga la estimulaba grandemente. En segundolugar,laidea,tantasvecesexpresadaporBringas,dequeellapodíadisponerde todo se había posesionado de su entendimiento, engendrando en él otrasideas de dominio y autoridad. Era preciso mostrar con hechos, aunquetraspasaranalgoloslímitesdelaprudencia,quehabíadejadodeseresclavayqueasumíasupartedesoberaníaenladistribucióndelafortunaconyugal.Nosóloconestosetranquilizabasuconciencia,sinoconlaconsideracióndequeel disponer del dinero lo hacía para colocarlo a rédito. El poquita-cosa notendríarazónparaquejarsesi loscincomilvolvíana lacajaconelaumentocorrespondiente.Y por último, todo lo expuesto no habría bastado quizás adeterminar en ella la temeraria acción del préstamo, si no contara con laretirada segura en el caso extremo de que Bringas lo descubriera y lodesaprobase;sinocontaraconlosofrecimientosquelatardeanteriorlehabíahecho el amigo de la casa. El cual, llevándola a la ventana, a la hora delcrepúsculo,paraadmirarlagalaymelancolíadelhorizonte,habíaledichoentérminosmuyclarosloquealaletrasecopia:

«Siporalgúnmotivo,seaporlosgastosdelaenfermedaddeesteseñor,o

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porqueustednopuedanivelarbiensupresupuesto;siporalgúnmotivo,digo,seveustedenvueltaendificultades,notienemásquehacermeunaindicación,bienverbalmente,bienpormediodeunaesquela,yalinstanteyo...No,siestono tienenadadeparticular...Perdoneustedque lomanifiestedeunamaneracruda,deunamanerabrutal,deunamaneraquizáspocodelicada.Talescosasnopueden tratarsedeotromodo.Estoquedadeustedparamí,yelprimeroque lo ha de ignorar esBringas...En el senode la confianza, de la amistadhonradaypura,yopuedoofrecer loqueme sobrayustedaceptar loque lefaltasinmenoscabodeladignidaddeningunodelosdos».

Siguieronaesto frasesdeunordenmásrománticoquefinanciero,en lascuales el desgraciado señor expresó una vez más el consuelo queexperimentaba su alma dolorida respirando la atmósfera de aquella casa, ydescargandoelfardodesuspenasenlaindulgentepersonaqueocupabayaelprimer lugar en su corazón y en sus pensamientos. Rosalía se retiró de laventanaconlacabezatrastornada.Debuenaganasehabríaestadoallíunpardehorasmásoyendoaquellasretóricasque,asujuicio,erancomoatrasadasdeudasdehomenajequeelmundoteníaquesaldarconella.

AlgunosdíastrascurrieronsinqueBringasadvirtieramudanzasensibleensudolencia.Golfínlemartirizabacruelmentetresvecesporsemana,pasándolepor los párpados un pincel mojado en nitrato de plata, después otro pincelhumedecido en una solución de sal común.Nuestro amigo veía las estrellasconesto,ynecesitabadetodaslasfuerzasdesuespírituydetodasudignidaddehombreparanoponerseaberrearcomounchiquillo.Conlaaplicacióndeunascompresasdeaguafría,sudolorsecalmaba.Algúntiempodespuésdelaquema sentía relativo bienestar, y se creía mejor y alababa a Golfínampulosamente.Pasadosdiezodocedíasconeste sistema,el sabiooculistaasegurabaqueentodoAgostoestaríaelbuenseñormuymejorado,yqueenSetiembrelacuraciónseríacompletayradical.Tantafeteníaelenfermoenlaspalabras de aquel insigne maestro, que no dudaba de la veracidad delpronóstico.Despuésdel 20, la cauterización, que se hacía ya con sulfato decobre,eramenosdolorosa,yelenfermopodíaestaralgunosratossinvendaenlahabitaciónmásoscura,perosinfijarlaatenciónenobjetoalguno.

Las hiperbólicas alabanzas queD. Francisco hacía deGolfín la llevabancomopor lamanoaotroordende ideas,yarrugandoelceño,poníacaradepocosamigos.«CuandopiensoenlacuentecitaquemevaaponerestaSantaLucía con gabán—decía—,me tiemblan las carnes. Él me curará los de lacara,peromesacaráunojodelbolsillo...Noesqueyoescatime, tratándosedelprecioso tesorode lavista;noesqueyosientadar todosmisahorros, siprecisofuera;peroelloes,hijita,queesteportentonosvaadejarsincamisa».

Bien se les alcanzabaa entrambos,maridoymujer, que los especialistascélebres tienen siempre en cuenta, al pedir sus honorarios, la fortuna del

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enfermo.Aunrico,aunpotentadoleabrenencanal,esosí;perocuandosetrata de un triste empleado o de cualquier persona de humilde posición, sehumanizanysabenadaptarsealarealidad.Rosalíasupodeunafamilia(lasdela Caña precisamente), a quien Golfín había llevado muy poco por laextirpación de un quiste, seguida de una cura lenta y difícil. Firme en estasideasdejusticiadistributiva,aplicadaalahumanidaddolorida,elgranThiers,cuando Golfín estaba presente, no cesaba de aturdirle con bien estudiadaslamentacionesde su suerte.Elbuen señor se lloraba tanto,quecasi casi eracomo pedir una limosna: «¡Ay, Sr.D. Teodoro, todami vida le bendeciré austedporelbienquemehace,ymáslebendigoaustedpormishijosquepormí, pues los pobrecitos no tendrán que comer si yo no tengo ojos con quever!...¡Ay,D.Teodorodemialma...cúremeprontoparaquepuedaponermeatrabajar, pues si esto dura, adiós familia!... Estamos en un atraso horrible acausa demi enfermedad. En la Intendenciame han rebajado el sueldo a lamitad,ycomoyonoveapronto...¡quéporvenir!...Ynolodigopormí.Pocome importa acabarmis días en un hospital; pero estos pobres niños... estospedazosdemicorazón...».

XXXIII

Mal concordaban estas ideas con las que Golfín tenía de la posición yarraigodelosseñoresdeBringas,puescomohabíavistotantasvecesalafelizparejaenlosteatros,enlospaseosysitiospúblicos,muybienvestidosunoyotra;comoademáshabíavistoaRosalíapaseandoencocheen laCastellanacon lamarquesa deTellería, la deFúcar o la deSantaBárbara, y aun creíahaberla encontrado en alguna reunión elegante, compitiendo en galas y entiesura con las personas de más alta alcurnia, suponía, dando valor a estossignossociales,queD.Franciscoerahombrederentas,oporlomenos,unodeesosfuncionariosquesabenextraerdelapolíticaeljugoqueenvanoquierenotrossacardeladuraysecamateriadeltrabajo.PeroaquelGolfíneraunpocoinocenteencosasdelmundo,ycomohabíapasadolamayorpartedesuvidaenelextranjero,conocíamalnuestrascostumbresyestaespecialidaddelvivirmadrileño, que en otra parte se llamarían Misterios, pero que aquí no sonmisterioparanadie.

A medida que Bringas iba entrando en caja, advertía su mujer que sedebilitabanaquellosraptosdecariñoconyugalquetanvivamenteleatacaronenlosdíaslúgubresdesuenfermedad.Observabaellaquetalesexageracionesde cariño se avenían mal con la esperanza de remedio, y que cuando estallevaba la ventaja sobre el desánimo, el niño senil, llorón y soboncitorecobraba lascondicionesvirilesdesucarácterreal.Pordecontado,aquello

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de tú serás la señora de la casa y yo el esclavo resultó ser jarabe de pico,mimitosdeenfermoimpertinente.Desdequemihombrepudogobernarsesoloypasar lashorassinsufrimiento,aunqueprivadode lavista,ensusillóndeGasparini,yalehabíaentradocomounahormiguilladeinspeccionartodoydedisponeryenterarsedelasmenudenciasdelacasa...Rosalía,pornooírle,ledejabasoloconPaquitooconIsabelitalamayorpartedeldía,ypretextandoocupaciones, se daba largas encerronas en el Camón, donde nuevamenteempezó a funcionar Emilia en medio de un mar de trapos y cintas, cuyasencrespadasolasllegabanhastalapuerta.

Pero el economista, impaciente pormostrar a cada instante su autoridad,mandábalavenirasupresencia,yallí,conademanesyaquenoconmiradasdejuezinexorable,hacíapúblicaostentación(solíaestarpresenteTorresoalgúnotroamigo)desusoberaníadoméstica.

«Mehueleaguisotedeazúcar.¿Quéesesto?Laniñamehadichoquevioestamañanaungranpaquetetraídodelatienda...¿Porquénosemehadadocuentadeesto?...».

Rosalíacontestaba torpementequeaqueldíacomeríaen lacasaelSr.dePezyqueestehuéspednodebíasertratadocomoCandidita,aquienseledabadepostremediobolloydoshigospasados.

«Pero,hija,túdebeshaberechadoalfuegounaarrobadecanela...Estálacasa apestada... Si yo estuviera bueno, no se harían estas cosas así.Seguramente habrás hecho natillas para un ejército... No se te ocurre nada.Con preguntar al cocinero cómo se hacía tal o cual cosa, él te lo hubieramandado hecho... Y vamos a ver: ¿Qué ruido de tijeretazos es ese que hesentido hoy todo el día?... Quisiera yo ver eso, y qué faenas trae aquí esaholgazana de Emilia... ¿De qué se trata, de vestidos para la marquesa? Esmucho cuento este que tengamos aquí taller demodista para su señoría...Ydimeunacosa,¿quévestidos lehashechoa losniños,queayer llamaban laatenciónenlaplazadeOriente?».

—¡Llamandolaatención!

—Sí, llamando la atención... por bien vestidos...Menosmal que sea poreso.Golfínmedijo estamañana:«Hevisto ayer enelPradoa susniñosdeusted tan elegantes...». Fíjate bien, ¡tan elegantes! Créelo, hija mía, estapalabrilla me ha sabido muy mal y la tengo atravesada. ¿Qué pensará denosotros ese buen señor, cuando ve que nuestros hijos salen por ahí hechosunoscorderosderifa,comolosdelaspersonasmásricas?...Pensarácualquierdisparate... Algo de esto me figuraba yo, porque ayer, en un ratito quedesvendadoestuve,viquelaniñateníapuestasunasmediasencarnadasmuyfinas.¿Dedóndehasalidoeso?...Yyaquelastiene,¿porquénoselasquitaalentrarencasa?...¿Quéesesto?¿Quépasaaquí?...Deellonosocuparemos

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cuandoyoveaclaroysindolor,queDiosquieraseamuypronto.

Con estas andróminas, Rosalía estaba, fácil es suponerlo, dada a losdemonios. Procuraba apaciguarle con sutiles explicaciones de todo; mas suingenio no llegaba a alcanzar por completo el deseado fin, por serextraordinaria la suspicacia del buen economista ymuy grande su saber encosas y artes domésticas.A solas desahogaba la dama su oprimido corazón,pronunciando mudamente alguna frase iracunda, rencorosa: «Malditocominero, ¿cuándo te probaré yo que nomemereces?... ¿No comprenderásnuncaqueunamujercomoyohadecostaralgomásqueunamadellaves?...¿No lo comprendes, bobito, ñoñito, ratoncito Pérez? Pues yo te lo harécomprender».

Hacíaplanesdeemancipacióngradual,yestudiabafrasesconqueprontodebíamanifestarsufirmeintentoderomperaquellatontayridículaesclavitud;pero todos sus ánimos venían a tierra cuando consideraba el gran bochornoquecaeríasobreella,sielbobitodescubría laexploraciónhechaeneldoblefondodel arcadel tesoro. ¡CristoPadre, cómose ibaaponer!...Grandísimafalta había ella cometido al sustraer aquella porción de la fortuna conyugal,pues aunque la conceptuabamuy suya, nodebió tomarla sin consentimientodelpropioratoncitoPérez...Peromayorhabíasidosuyerroalcreerqueconsemejantehombresepodíantenerbromasdetalnaturaleza.Lasdisculpasqueenlaocasióndelactohabíaconceptuadotanrazonables,parecíanleyavanaseimpropiasdeunapersonaseria.Losmóvilesaqueobedecióantojáronselesinfundamento alguno,y su conciencia le arguyópoderosamente.No,nopodíaesperaraquesumaridoadvirtieselafalta.Dábaleunafuertecongojasólodepensarqueladescubría;yeraindispensablereponerensusitiolamalhadadacantidad, seismil reales, pues había tomado cincomil paraMilagros ymilparadesempeñarloscandelabrosyotrasmenudencias.

Lanecesidaddeestadevoluciónseimpusodetalmodoasuespíritu,queyanopensabaenotracosa.Contabaconlafuerzadelpagaréyconlapalabradelamarquesa.Estalatranquilizóeldía22,diciéndole:«Todoestáarreglado.Puede usted descuidar». Pero entre tanto, Rosalía pasaba la pena negra,temiendoacadainstanteunacatástrofeydiscurriendotodaclasedeindustriasymaquinacionesparaevitarla.Hastaentonceselbobitopersistíaenlabuenacostumbrededar a sumujer las llavesparaque ella sacasede la arqueta eldinero. Pero una tarde antójasele volver a las andadas y sacar el funestocajoncillo, y lo abrey empieza amanosear loquedentrohabía... ¡Ay,Dios,míoquétrance,quémomento!AlaPipaónuncolorseleibayotroselevenía.Estabalelaysuterrorimpedíaletomarunaresolución.

«Tú... siempre enredando... No haces caso de lo que dice D. Teodoro...¡Quéhombre!...Dameacálacaja».

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—Quitaallá,calamidad—dijoBringasdefendiendosutesoroconademánenérgico.

Contó loscentenesdeorounoporuno; tocó lasdosonzas,el relojviejoquehabíasidodesupadre,unacadenaymedallónantiquísimos...Comonofaltaba nada, no había peligro mientras no fuese alzado el doble fondo...Rosalíasintióimpulsosdegritar«¡quesequemalacasa!»,uotrabarbaridadsemejante;peronoseatrevióporqueestabapresentePaquito.Yalasflexiblesmanosdelcomineroacariciabanlapartepordondelatapadeldoblefondoselevantaba. Rosalía invocó a todos los santos, a todas las Vírgenes, a laSantísimaTrinidad,yaunsecreequehizoalgunapromesaaSantaRitasilasacabaenbiendeaquelapuro.PerocuandoyaD.Franciscometíalauñaenelhuequecillo de la madera, hubo en su espíritu un cambio de intención quedebió de sermilagroso...Retirando sus dedos cerró la arqueta.ARosalía levolvióelalmaalcuerpo,ysuspulmonesrespirarondenuevo.Habíaestadoenuntris...Sindudanolepasabaporlaimaginaciónasumaridolaideaniaunlasospecha del desfalco, y aunque solía repasar los billetes sólo por gusto, enaquella ocasión no lo hizo sabe Dios por qué. Quizás todas aquellasinvocaciones que la señora hizo a los santos obtuvieron buena acogida, yalgúnángelinspiróalratoncitoPérezlaideadedejarparaotravezelrecuentodesusahorros.

XXXIV

Pero la Pipaón no las tuvo todas consigo hasta que no le vio guardar laarqueta,ponerlaensusitiocuidadosamente,comoseponeenlacunaunniñodormido,yecharlallavealagaveta.SóloentonceselevósumentealCieloenaccióndegraciasporelgranfavorqueacababadeotorgarle.Peroloquenosucedió aquel día por especial intervención de la divinidad, podíamuybienocurrirenotro.Nosiempreestánlossantosdelmismohumor.Porsisegundavezse leantojabaregistrareldoblefondo,discurrió la industriosaseñoraunarbitrioque,asuparecer,aplazaríaelconflictomientras llegabaelmomentodeconjurarloresueltamentereponiendoeldinero.Imaginó,pues,colocarenlacajaunospedacitosdepapeldeltamañodelosbilletes,ysilograbaencontrarpapel igualen lacalidadde lapasta,demodoqueno resultasediferenciaaltacto, el engaño era fácil, porque sumaridonohabíadeverlos sino con losdedos...Púsosealaobra,yrebuscóyexaminócuantopapelhabíaenlacasa.Porfin,enlamesadePaquitohallóunoquepareciolemuysemejante,porsuflexibilidadyconsistencia,alqueempleabaelBancoensusbilletes.Obtuvoesta certidumbre después de un detenido trabajo de comparación entra lasdistintasclasesdepapelyunbilletededoscientosrealesqueconservaba.Para

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refinarlaimitación,faltabadarlelapátinadeluso,aquellasuavidadpegajosaqueresultadelpasoportantasmanosdecajerosycobradores,porlasdelospródigosasícomoporlasdelosavaros.Rosalíasometiólostrozosaunaseriede operaciones equivalentes al traqueteo de los billetes en la circulaciónpública.

—¿Québuscasaquí,niña?—dijoconenfadoaIsabelitaqueiba,comodecostumbre, ameter suhocicoen todo—.Vetea acompañarapapá,queestásolito.

EncerroseenelCamónparaevitarindiscreciones,yallíarrugabaelpapel,dejándolocomounabola.Luegoloestiraba,loplanchabaconlapalmadelamano, hasta que los repetidos estrujones le daban la deseada flexibilidad.Echaba de menos aquella epidermis pringosa que los verdaderos billetestienen; ¿pero cómo obtener esto? Pareciole imposible, aunque sus manosestabanmuybienpreparadasparaelobjeto.Acababadehacerunascroquetasenlacocina,yhabíatenidocuidadodenolavarselasmanosparaquepudieranimprimirsobreelpapelalgodeaquellasuciedadalacualningúnidealista,queyosepa,hahechoascostodavía.

Cuando creyó haber trabajado bastante, quiso hacer prueba de su obra.Entrábaledesconfianzaydecía:«Noséquétieneestepapelqueningúnotroseleiguala.Meparecequenoleengaño».Ysusdedoshacíanunestudiodetactosobre el billete verdadero y los fingidos. «Supongamos que no veo...Supongamosquemeponenestedelanteyquetratodediferenciarellegítimode los... ¡Oh!, no hay duda posible. Se conoce en seguida...». Y dando unsuspirosedesanimabatanto,quecasicasihuboderenunciaralasuperchería...«No, no—pensó después—. Cuando se está en el secreto, se nota más ladiferencia; pero no estando en el secreto... Los pondré en el doble fondo, yDiosdirá.Alláveremos».

Alanochecerdeaqueldía,cuandoBringassacólaarqueta, ladamateníasuspapelespreparadosparahacerlosactuarconvenientementeencasodequeelcomineroabrieseeldoblefondo.Peronoloabrió.EntoncesRosalía,comoparaimpedirlelamolestiadeiralamesa,lequitódelasmanoselcajoncillo,yenelbrevetiempoqueemplearaparacolocarloensusitio,supointroducirlospapeluchosque,cuandosepasaserevistadepresente,debíanresponderporlosquesehabíanidoaotraparte.Porsupuesto,aquellasoluciónprovisionaleramuypeligrosa,yconveníaacelerarladefinitivaexigiendodeMilagroselpagodelpréstamo.

Aldíasiguiente,quefueel25deJulio,díadeSantiago,apretóelcalordeunamanerahorrible.BringasestabaenmangasdecamisayRosalía,conunabatadepercalmuyligero,nocesabadeabanicarse,renegandoacadainstantedel clima deMadrid y de aquella exposición a Poniente que había elegido

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Bringasparasuvivienda.¡Yelcomineroteníaladesfachatezdedecirqueelcalorlegustaba,queeramuysanoyquecompadecíaalostontosqueseibanfuera! Aquel mismo día de Santiago el gran economista había anunciadosolemneydecididamentea toda la familiaqueno iríanabaños,con locualestabaRosalíamássulfuradaqueconelcalor.¡PrisioneraenMadriddurantela canícula, cuando todas sus relaciones habían emigrado! La alta ciudadpalatinaestabayacasidesierta.LaReinasehabíaidoaLequeitio,yconelladoñaTula,doñaAntonia,lamayorymáslucidapartedelaaltaservidumbre.MilagrosyelseñordePeztambiénestabanpreparandosuviaje.Sequedaría,pues, sola la pobrecita, sin más amistad que Torres, Cándida y losempleadillosygentemenudaquevivíanenelpisotercero...Suexcitacióneratal, que en todo el día no dijo una palabra sosegada, y todas las que de suaugustabocasalíaneranásperas,desapacibles,amenazadoras.Paquitoestabatendido sobre una estera leyendo novelas y periódicos. Alfonsín enredabacomo de costumbre, insensible al calor, mas con los calzones abiertos pordelanteypordetrás,mostrandolacarnesonrosadaysacandoalfrescotodoloque quisiera salir. Isabelita no soportaba la temperatura tan bien como suhermano.Pálida,ojerosaysinfuerzasparanada,searrojabasobrelassillasyenelsuelo,conunamodorracalenturienta,desperezándosesincesarbuscandolos cuerpos duros y fríos para restregarse contra ellos. Olvidada de susmuñecas, no teníagustoparanada;nohacíamásqueobservar loque en sucasapasaba,quefuebastantesingularaqueldía.DonFranciscodispusoquesehicieraungazpachoparalacena.Éllosabíahacermejorquenadie,yenotrostiempossepersonabaen lacocinacon lasmangasde lacamisa recogidas,yhacíaungazpachotalqueeracosadechuparselosdedos.Masnopudiendoenaquella ocasión ir a la cocina, daba sus disposiciones desde el gabinete.Isabelita era el telégrafo que las trasmitía, perezosa, y a cada instante iba yvenía con estos partes culinarios: «Dice que piquéis dos cebollas en laensaladera...quenopongáismásqueuntomate,bienlimpiodesuspepitas...Dicequecortéisbienlospedacitosdepan...yquepongáispocoajo...Dicequenoechéismuchaaguayquehayamásvinagrequeaceite...Quepongáisdospepinossisonpequeños,yqueleechéistambiénpimienta...asícomomediodedal».

Porlanochelapobreniñateníaunapetitovoraz,yaunquesupapádecíaque el gazpachonohabía quedadobien, a ella le gustómucho, y tomose laraciónmásgrandequepudo.Cuandoseacostó,lapesadezdelsueñoinfantilimpedíale sentir las dificultades de la digestión de aquel fárrago que habíaintroducidoensuestómago.Susnerviosseinsubordinaronysucerebro,cualsiestuvieracomprimidoentredosfuerzas,laaccióncongestivadelsueñoylaacciónnerviosa,empezóafuncionarconextravaganteviveza,reproduciendotodo lo que durante el día había actuado en él por conducto directo de lossentidos.En suhorrorosapesadilla, Isabel vio entrar aMilagrosyhablar en

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secretoconsumamá.LasdossemetieronenelCamón,yallíestuvieronunratito contando dinero y charlando. Después vino el Sr. de Pez, que era unseñorantipático,asícomoundiablo,conpatillasdeazafrányunoscalzonesverdes. Él y su papá hablaron de política diciendo que unos pícaros muygrandes iban a cortarles la cabeza a todas las personas, y que correría porMadrid un río de sangre.Elmismo río de sangre envolvía poco después enondasrojas,asumamáyalpropioSr.dePez,cuandohablabanenlaSaleta,elladiciendoquenoibanyaalosbaños,yél:«yonopuedoyadetenermemás,porquemis chicas estánmuy impacientes». Después el Sr. de Pez se poníatodoazulyechaballamasporlosojos,yaldarlealaniñaunbesolaquemaba.LuegohabíacogidoaAlfonsínypuéstolesobresusrodillasdiciéndole:«Perohombre,notedavergüenzadeirenseñando...».AloqueAlfonsíncontestarapidiendo cuartos según su costumbre... Más tarde, cuando ningún extrañoquedaba en la casa, su papá se había puesto furioso por unas cosas que lecontestósumamá.Supapálehabíadicho:«eresunagastadora»,yella,muyenfadadasehabíametidoenelCamón...Despuéshabíaentradootravisita.EraelSr.deVargas,elcajerodelaIntendencia,laoficinadesupapá.Hablando,hablando, Vargas había dicho a su papá: «Mi querido D. Francisco, elintendentehamandadoquedesdeelmesqueentranoseleaboneaustedmásquelamitaddelsueldo».Aloíresto,supapaítosehabíaquedadomásblancoque el papel, más blanco que la leche, más blanco todavía, ¡y daba unossuspiros...!Hablandohablando,Vargasysupapádijeron tambiénque ibanacorrerríosdesangre,yquelallamadarevoluciónveníasinremedio.Sumamáentró en el gabinete cuando se despedía el tal Vargas, que era un señorpequeño, tan pequeño como una pulga, y parecía que andaba a saltitos. Sumamáysupapáhabíanvueltoadecirsecosasasícomodeenfadoyaponersedevueltamedia...Éldabagolpesenlosbrazosdelsillón,yelladabavueltasporGasparini.Nuncahabíavistoellaasuspapástanenfurruñados.«Eresunagastadora...».«Ytúunmezquino».«Contigonoesposiblelaeconomíanielorden...». «Pues contigo no se puede vivir...». «Qué sería de ti sin mí...».«Puesamínomemerecestú...».¡VálganosDios!SumamásehabíametidoenelCamónllorando.Ellafuedetrásyentrótambiénparaconsolarla;queríasubírselealasrodillas,peronopodía.SumamáeratangrandecomotodoelPalacio Real, más grande aún. Su mamá le había dado besos. Después,desenfadándose,habíasacadounvestido,yluegootro,yotro,ymuchastelasycintas.EnestoentrasupapáderepenteenelCamón,sinvenda,ysumamádaungritodemiedo.

«Yaveo,señora,yaveo—dicesupapámuyatufado—,quemeha traídousted aquí una tienda de trapos...». Y su mamá, azorada con la cara muyencendida,nodecíamásque:«yo...yo...verás...».

Enesto,lapobreniña,llegandoalperíodoculminantedesudelirio,sintióquedentrodesucuerposeoprimíanextrañosobjetosypersonas.Todolotenía

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ella en símisma, cual si se hubiera tragadomediomundo. En su estómagochiquitoseasentaban,teñidosderepugnantesyespesoscolores,obstruyéndolayapretándolehorriblementelasentrañas,supapá,sumamá,losvestidosdesumamá, el Camón, el Palacio, el Sr. de Pez, Milagros, Alfonsito, Vargas,Torres... Retorciose doloridamente su cuerpo para desocuparse de aquellacargadecosasypersonasque looprimía,y ¡bruumm...!, allá fue todo fueracomountorrente.

XXXV

Se sintió aliviada... libre de aquel espantoso hervor de su cerebro. Sumamá le limpiaba el sudor de su frente, llamándola con palabras cariñosas.HabíasentidoRosalíasusquejidos,síntomaindudabledelapesadilla,ysaltódelacamaparacorrerensusocorro.Eranlasdoce.Hízoledespuésunatazadeté,yayudadadePrudencialemudólassábanas.Alamediahoralapobreniña descansaba tranquila, y sumamá se fue a dormir al sofá del gabinete,porque la cama despedía fuego. Antes quiso dar parte a su marido de ladesazóndelaniña.

—¿Lodesiempre?—preguntóéldesdeelembozodelaúnicasábanaconquesecubría.

—Sí, lo de siempre, pesadilla, convulsiones; ha sido de los ataquesmásfuertes. Por fin se ha tranquilizado. ¡Pobre ángel! Tú te empeñas en que anuestra niña se le arraigue esta propensión a la epilepsia... ¡sabiendoque secorrigeconlosbañosdemar...!

—LomismosonlosdelosJerónimos...digo,sonmejores.

LavozdeRosalía,objetandoalgo,seperdióenlosaposentosinmediatos.Bringas,despuésdetoserunpoco,envolvióenlasnubesdelsueñosuopiniónsobre la superioridad de los baños delManzanares ante todos los baños delmundo.

La mejoría de nuestro amigo se acentuaba tanto, que Golfín desdemediadosdeJuliodejódeiralacasa.D.Francisco,acompañadodePaquito,iba a la consulta dos veces por semana.Como el doctor tenía su casa en lacalledelArenal,pocotrechohabíaquerecorrer.Lososcuroscristalesdeunasgafasoftálmicas,améndeunagranviseraverde,resguardabansusojosdelaluz, Golfín, siempre amabilísimo con el recomendado de Su Majestad, ledespachabapronto.Estabamuysatisfechodesucura,yelogiabalaexcelentenaturalezadelenfermo,vencedoradelmalenpocassemanas.EnlaúltimadeJulioanuncióeloculistaasuclientequesemarchabaaprincipiosdeAgostoa

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darunavueltaporAlemania.«Peroyanonecesitaustedqueyolovea.Ledoydealta,yporloquepuedaocurrir,unodemisayudantespasaráporaquítresocuatrovecesmientrasyo esté fuera».Bringasoyó con júbilo esta despedidadelconcienzudomédico,indiciociertodequeelmalestabavencido.Llevadodesuhonradezydelicadeza,rogóaldoctorqueantesdepartirlepasase...«Yausted me entiende... la cuentecita de sus honorarios». Golfín se deshizo encumplidos. «Tiempo habrá... ¿qué prisa tiene usted?... En fin, como ustedquiera...».Yelgraneconomista,alsalirconsuhijo,pesabaenlabalanzadesumentelostérminosdeaquelenigmaaritméticoqueprontosehabíaderevelar.¿Quétiporeguladoroquétarifaleaplicaría?¿Leconsideraríacomopobredesolemnidad, como empleado alto, como rentista bajo o como burguésvergonzanteypordiosero?AtodashorasdeldíaydelanochepensabaThiersenesto,ydeseabaquelacuentallegaseparasalirdesuangustiosaduda.

DesdequeD.Franciscoanuncióasuesposa,queaprincipiosdeAgostoeranecesariopagaralmédico,lapobreseñoracreyómásurgentelareposiciónde los billetes sustraídos de la arqueta. Felizmente,Milagros le había dadopocomásdelamitaddeloquesudeudaimportaba,conpromesadeentregarelrestoantesdemarcharseaBiarritz.«Lascosassemevanarreglandobien—ledijo—.Seguramentetendrélobastanteparaloscompromisosdeestosdías,yauncreopoderdejaraustedalgosilonecesita...No,nohayqueagradecer...Esquenomehacefalta,ymásseguroestáenesasmanosqueenlasmías».Conestaspromesasyofrecimientos,laPipaónveíapróximoeltérminodesuahogo.Contentasambas,aunqueladeThiersteníalosespíritusalgoabatidospor no poder ir a baños, pasaban ratos deliciosos hablando de modas. LaTellería, con aquel arte tan admirable y tan suyo, se las compusomuy bienparavolver a tomaralgunasde las cosillasque regalóaRosalía enaquellosraptosdecariñoprecursoresdelempréstito.«Puestoqueustednosale,malditalafaltaqueleharáestapamela...niestaformadepaja...Verécómolaarregloyoparamí...Aquínopodráustedusarelpelodecabra.Estelamuyimpropiadeestoscalores.Comoallásesientefrescoalgunosdías,melallevo.Yohedetraerle a usted cosas mejores... ¡Ah!, le dejaré unas varas de crudillo paravestidosdelospequeñuelos,yunospedazosdecrespónquemehansobrado».ContodoseconformabalaBringas.NopudiendoellalucirseenlasprovinciasdelNorte,queríavengarsedesudestinoengalanandoasuprole;yasehabíaprovisto de figurines, y proyectaba cosas no vistas para que Isabelita yAlfonsopublicaranenlaPlazadeOriente,entrelafestivarepúblicadeniños,elbuengustodesuopulentamamá.

«Tiene Sobrino unos abrigos de verano—decía Milagros—, que meentusiasman.Nomevoysintomaruno.Yasabeusted...mediospañuelosdeimitaciónaChantilly,conguipure».

—Los he visto, hija; los he visto ayer—replicó la otra dando un gran

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suspiro.

—No se desconsuele usted, querida—dijo Milagros acariciándola—. EnBayonasecompranestascosasporlamitad,yluegoseintroducensinpagarderechos.Yoletraeréaustedunodeestosmediospañuelos,másbonitoquelos que tiene Sobrino... ¿Quiere usted para los niños un poco de piel deldiablo,acuadritos,quenomehacefalta?Selamandaré.EncambiomellevoestosfichúsquenosonpropiosparaMadrid...¿IráustedalPrado?Allí,conelvelitoylacamisetabasta.LossombrerosparecequesedespegandelacabezaenelveranodeMadrid.Estaarmaduradelinóquemandéaustedparanadaleservirá.Usarelayo.Seladevolveréenelotoñoadornadaconalgo,demuchanovedad,quenoseconozca todavíaporaquí... ¡Ah!, le recomiendopara losniñosunossombrerosmarinerosquehatraídoSempereyunascomogorrasoboinas.Sonmonísimas...Ynohagaustedmáscompras:lemandaréunpardemediasazulesparacadauno,ycreotenerunbuenpedazodepiquéquepodráustedutilizar.

Encambiode lascosasquecon tantazandunga iba recuperando,envioleun lío compuesto de informes retazos, cintas y recortes que, en puridad, noservíanparanada.GraciasquesaliesedeallíunacorbataparaPaquitoyotraparaelexcelsopescuezodelratoncitoPérez.

UnamañanaquelaPipaónestabasola,puesThiershabíaidoalaconsulta,presentose inopinadamente Pez. Vestido de verano, con el ligero y elegantetrajedealpacadecolor,parecíaunpollo.VeíalesiempreRosalíacongusto,yen aquella ocasión le vio con mayor agrado, por lo terso y remozado queestaba.Cadavezsecrecíamásenelespíritudelanobleseñoralaimagendeaquelsujeto,yseafianzabamásenlosdominiosdesupensamiento.Yantesque los atractivos exteriores de él, antes que sus modales y su señorío, lacautivaban los propósitos que hizo de protegerla en cualquier circunstanciaaflictiva.Hubiéraserendidoalprotectorantesquealamante;quierodecirquesi Pez no hubiera puesto aquellas paralelas del ofrecimiento positivo, elterreno ganado habría sido mucho menos grande. Él, no obstante ser muyexperto, contabamás con la fuerza de sus gracias personales que con aquelotro medio de combate. Pero a muy pocos es dado conocer todas lasvariedadesde laflaquezahumana.Aquelbélicoartificio,usadosimplementecomoauxiliar,resultómáseficazquelosdisparosdeCupido.

Y aquel día estuvo Pez tan expresivo desde los primerosmomentos, tanatrevidilloydespabilado,queRosalía, considerándosesolaconélen lacasa(pues también los niños y Prudencia habían salido) se vio en grandísimaturbación.Cuantoensualmahabíaderectoypudoroso,asíloingénitocomoloeducadoporBringasentantosañosdeintachablevidaconyugal,sesublevóy se puso enguardia.Pez resultaba ser unmuchacho casquivano en aquellahora crítica; transfigurose en un romántico de los que se decoran con

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desesperación,yseengalananconunbonitoanhelodemorirse.Sulenguajeysus modos, perfectamente adaptados al ardoroso temple de la canícula,aterraronaRosalía,primerizaenaquelladesazóndelasamistadesculpables.Dígaseyrepítaseenhonorsuyo.Hallómicalaverónunavirtuosaresistenciaquenoesperaba,puessegúnsufrase,queleoímásdeunavez,habíacreídoque,porsuexcesivamadurez,aquellafrutasecaíadelárbolporsísola.

XXXVI

ElanálisisdelavirtuddelaPipaónarrojaunsingularísimoresultado.Pezno había tenido la habilidad o la suerte de sorprenderla en uno de aquellosinfelicesmomentosenquelasatisfaccióndeuncaprichoolasapreturasdeuncompromisomovíanensualmapoderososapetitosdeposeercantidades,quevariaban según las circunstancias. En tales momentos, su pasión de losperifollos o el anhelo de cubrir las apariencias y de tapar sus trampas, lacegabanhastaelpuntodequenovacilaraencomprareltriunfoconlamonedade su honor...Así se explica el enigma de la derrota de Pez. Cuando quisoexpugnarlaplaza,estasehallababienabastecida.LaBringasteníadineroenaquellosdías.Milagroshabíalepagadomásdelamitaddesudeuda,yelrestoselodaríaseguramenteeldomingopróximo,conmásalgoquedeseabadejarensupodercomoreserva.Seguradesalirbiendelcompromisomásurgente,aquella señora tan frescota y lozana se creía en el caso de hacer gala de suentereza,deunavirtudmenossensiblealautorqueal interés.Conunafraseque conservo en la memoria, calificó Pez aquel carácter vanidoso, aqueltemperamento inaccesible a todapasiónqueno fuera la devestir bien.Dijoestegranobservadorqueeracomolostoros,queacudenmásal trapoquealhombre.

Insistía en sus románticas vehemenciasmi amigo, y quién sabe si al finhabría tenido la contiendaun término funesto...Pero la entradade losniñosfue como intervención de la divina Providencia en el asunto. Poco despuésllegóD.Francisco,yambosseñoreshablaronunpocodepolítica,deaquellaobcecada política de González Bravo, que en boca de Pez, por especialdisposición de su ánimo, tomaba un tinte muy pesimista. D. Francisco seespeluznabaoyéndole.LaprisióndelosgeneralesydelduquedeMontpensierera una torpeza. Los revolucionarios habían dicho suÚltima palabra en LaIberiadeaquellosdías,yelGobiernohabíalanzadosuúltimoreto.ElEjércitosimpatizaba con la revolución,yhasta sedecíaque laMarina... «¡PorDios,señor de Pez, no hable usted barbaridad semejante!»—exclamaba Thiersllevándose ambasmanos a la cabeza y olvidándose de retirarlas durante unrato.

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«Yo me lavo las manos—dijo el otro—. Yo estoy viendo venir uncataclismo,y francamente,cuandohesabidoque laUnión liberal,queesunpartidodegobierno,queesunpartidodeorden,queesunpartidoserio,ayudaalosrevolucionarios,quéquiereusted...noveolacosatannegra...».

ApuntoestuvoThiersdeincomodarse,pueslabenevolenciadesuamigocomoqueparecíapreludiodeunadefección.SiguióBringasdesfogandosuiracontralosprogresistas,laMiliciaNacional,Espartero,sinolvidarelchas-cás;contra el titulado Himno de Riego, contra los llamados demócratas y todobichoviviente,hastaquePez,hastiado,llevólaconversaciónalasuntodesuviaje.ÉlnoteníaimpaciencianicreíaquefueseabsolutamentenecesarioparasusaludabandonarlosMadriles;perosusniñasleacosabantantoparaquelasllevase pronto a San Sebastián, que ya no podía dilatar más la expedición.QueríanlaspobrecillaslucirenlaConchayenlaZurriolalosperendenguesdela estación, y tal era su entusiasmo por esto, que si no las llevaba pronto,reventaríandetristeza.Sumamásequedabaaquí,prosternadadelantedelaltardelasÁnimasycomadreandoenlassacristíasconotrasbeatonasdesumismaestofa.DescansoylibertaderaparalaspobresniñaselviajealNorte,yenesteconceptonopodíamenosdeserprovechosoalaendeblesaluddeambas.Paraelpapámáseramolestiaqueesparcimientoeltalviajecito,porquesushijaslemareaban con las frecuentes excursiones a Bayona para comprar trapos ypasarlosdecontrabando.YnonecesitabanJosefitayRositahacerloquehacenotras, que se visten lo comprado y meten en los baúles lo de uso; ninecesitabanponersedosabrigosde invierno,unosobreotro,y seisparesdemediasydosfaldasycuatromanteletas.LacircunstanciafelizdesersupapáDirector en Hacienda las eximía de aquella sofocante manera decontrabandear. El administrador de la Aduana de Irún debía el puesto queocupaba anuestroPez, y también él eraPezpor el costadomaterno, con locual,dichoseestáquelasniñassetraíanaEspañamediaFrancia.«Esparamíuna ocasión de infinitos compromisos este viaje—agregaba don Manuelfinalmente—,porque no puedo asomar la nariz enBayona y enBiarritz sinqueme vea acosado por las señoras de alta ymedia categoría, pidiendo laconsabidatarjetaovolantitoparaelprimodeIrún...Lasmásdelasvecesnopuedo negarlo... Está ya en nuestras costumbres y parece una quijotería elmirarporlaRenta.EsgenuinamenteespañolestodeverenelEstadoelladrónlegal, el ladrón permanente, el ladrón histórico... Entre otros adagios deinmoral filosofía, hay aquel de tiene cien años de perdón, etcétera... Es mitema;estoesunpaísperdido...Yvayaustedaechárselademoralista.Elañopasado,unamarquesabastanteacomodada,aquiennoquisefacilitarelpasodeuncargamentodevestidos,porpocomesacalosojos.Sepusohechaunaleonayclamabaporlarevoluciónylosdemagogos.Unaduquesa,demasiadolista,sedioelgustodepasar,enmisbarbasyenlasbarbasdelprimodeIrún...¡pásmeseusted!...¡cincuentaycuatrobaúlesllenosdenovedades!».

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Dichoesto,retirose,yaldíasiguientevolvióparadespedirse,puesaquellamisma tarde se marchaba. Un ratito pudo hablar a solas con Rosalía, y semostró tan llagadodel corazóny tanheridodepuntadedespechoamoroso,que la honesta señora no pudomenos de compadecerle, sintiendo al propiotiempodosclasesdevanidad;ladeltriunfodesuvirtudylanomenosgrandedeserobjetodepasióntanformidable.Grandesdebíandesersuméritoysubelleza cuando se postraba ante ella, como un chicuelo, varón tan serio ysosegado, cuando hombres de aquel temple se chiflaban ante ella y habríancompradoconsuvida(textual)cualquierfavorcillo.

Milagrosnosalióhastael29.¡Cuántasocupacionestuvoaquellosúltimosdías,yquéangustiaspasabaparaprepararsuviaje!

«Queridísimaamiga—dijoRosalía,asolasconellaenelCamón—,ustedmehadedispensarqueno le entregue, antesde irme, aquel restoque falta.Supongo que podrá usted esperar unos días. Al apoderado de casa dejoencargodeponerensusmanosesacantidadel5oel6delpróximo,puesparaentonces ha de cobrar ciertas cantidades de unos censos deZafra.Descuideusted,quenolefaltará.EsloprimeroquehepuestoenlalistadeencargosquedejoaEnríquez,yparaquenoseleolvide,siemprequeleveomachacoenlomismo.«Cuidadocómodejausteddeentregar...cuidado,Enríquez...Elpicodemiamigaesloprimero».

Muymal le supo a esta tal dilación; pero como la promesa parecía tansolemney no eramucho esperar al 5 deAgosto, hubo de tranquilizarse. Suamiga prosiguió aturdiéndola con su estrepitoso cariño y perjurando que lehabíadetraerdeFranciamilregalitosdealtísimanovedad.«Supongoqueallítropezaremos con Pez, para que nos libre del mareo de la Aduana, que esinsoportableconaquellosempleadostanordinarios.Siselesdeja,capacessondeabrir todos losbaúles... yyo llevo la frioleradecatorce.Deallá siempretraigotresocuatromás.Nopuedeustedfigurarsecómoestoyderendidaconeltrabajodeestosdías.Mimaridillonomeayudanada.Todoselohandedarhecho. Este año ni siquiera se ha tomado la molestia de pedir los billetesgratis.Yo lohe tenidoquehacer,poniendocartitasalPresidentedelComitéejecutivo, y al fin a regañadientes me los han dado. Pero no he podidoconseguirquenosdendos reservadoscomootrosaños, sinounosolo. ¡Quéinjusticia!...YoledigoaSudrequeesteeselpagoqueledanpordefenderenel Senado a la Compañía como él la defiende, contra viento y marea. Mepongonerviosísima losdíasdeviaje.Meparecequesiempresequedaalgo,que no vamos a alcanzar el tren, queme van a hacer pagar un sentido porexceso de peso... ¡Ya ve usted, catorce baúles! Es un laberinto de mildemonios.Leopolditollevasuperro,MaríasugatitadeAngorayGustavounajauladepájarosparaunamigo.Hayquepensarhastaenloquehandecomerporelcaminoesos irracionales... ¡Y todoestoenunsolodepartamento,que

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pareceráunarcadeNoé!Felizmenteconocemosalconductor,yMaríayyo,despuésquecenemosenÁvila,nospasaremosaunaberlina-cama...LlevoaAsunción...nopuedovivirsinmidoncella.Losbultosdemano,creoquenobajarán de veinticuatro. Yo no duermo nada si no llevo mis almohadas. AAgustínnohayquien lequitede lacabezael llevaruna jofainapara lavarsedosotresvecesenelcamino.Mimaletita-tocadornosepuedequedaratrás,porquenomegustallegaralasestacioneshechaunafacha.Leopolditollevasutablerodedamas,elbilboquet, lacuestiónromana,supistolitadesalónyuna cartera donde apunta todos los túneles y la hora que es en todas lasestaciones.Gustavocargaconmediadocenadelibrotesparairleyendoporelcamino; y el maula de mi marido, que sólo piensa en su comodidad, seenfurecesilefaltanlaszapatillas,elgrangorrodeseda,elcojíndeviento...Atodo tengo que atender, porque no podemos tener un criado para cada uno.Esostiempospasaron,¡ay!,ysemefiguraquenohandevolver.

XXXVII

Unfuerteabrazodio lamarquesaaD.Francisco,deseándolecon todaelalmacompletorestablecimiento;besóalosniños,yporúltimo,sedespidiódesuamigaenlapuertacontodasuertedemimosycaricias.

TristeydesconsoladasequedóRosalía,nosóloporlaausenciadelaamigamás querida, sino por su propio confinamiento, por aquel no salir, que eracomo un destierro. ¡Bonito verano la aguardaba, sola, aburrida,achicharrándose, sufriendo al más impertinente y cócora de los maridos,pasando, en suma, el sonrojo de permanecer enMadrid cuando veraneabanhastalosporterosypatronasdehuéspedes!Tenerquedecir:«nohemossalidoeste verano» era una declaración de pobreza y cursilería que se negaban aformularlosaristocráticoslabiosdelahijadelosPipaonesyCalderonesdelaBarca,deaquellailustrerepresentantedeunadinastíadecriadospalatinos.¡SialmenosfueranunosdiítasalaGranja,dondeSuMajestadlesproporcionaríaalgúndesvánenquemeterseydondepodríandarseunpocodelustre,aunquesólollevaranporequipajeunasalforjasconracióndetocinoybacalao,comolospaletoscuandovanabaños...!Perono,aquelcalifadomésticorechazabaindignadotodaideadeperderdevistalaVillayCorte,hablandopestesdelostontosyperdidosqueveraneancondineroprestado,ydelosquesepasanaquítresmesesacuartodepitanzaporelgustodevivirunosdíasenfondasydarseimportanciaponiendofaltasaloquelesdandecomerenellas.

Aquella asperezamatrimonial de que se hizomenciónmás arriba se fuepocoapocosuavizando.NieraBringasintoleranteenungradosuperlativo,y

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aunquelofuese,sabíasacrificaralapazconyugalalgunapartedesusdogmaseconómicos.LasexplicacionesqueRosalíadiodeaquelimprovisadolujonole satisfacían completamente; pero con un esfuerzo de buena voluntad supoadmitirelgraneconomistaalgunasdeellas.Lafedesureligiónmatrimoniallemandabacreeralgoinexplicable,ylocreyó.SiRosalíanohubierapasadode allí, la paz, despuésde aquella alteraciónpasajera, habría vuelto a reinarsólidamenteenlacasa;maslaPipaónnosabíayacontenerse,yelhábitodeeludir secretamente las reglas de la Orden bringuística estaba ya muyarraigado en su alma. Proporcionábale este hábito, además de lassatisfaccionesdelavanidad,unplacerrecóndito.Quienportantotiempohabíasido esclava, ¿por qué algunaveznohabía dehacer sugusto?Cadaunadeaquellas acciones incorrectas y clandestinas le acariciaba el alma antes ydespuésde consumada.La conciencia sabía sacar, no se sabededónde,milsofisterías con que justificar todo plenamente. «Bastantes privaciones hetenido... ¿Pues acaso no merezco yo otra posición?... Se tendrá queacostumbraravermeunpocomásemancipada...Yal finyalcabo,yomiroporeldecorodelafamilia...».

Loquemásconturbabasuespírituenaquellosprimerosdíasdesoledadycaloreralanecesidaddevolveraponereldineroenlaarqueta.Milagrosnolehabía dado todo. ¿De dónde sacar lo que faltaba? Al instante se acordó deTorres,ydesdequetuvoocasióndeello,hízoleunaindicacióndiscreta.«Élnotenía; ¡qué lástima!Sialgúnamigosuyo tuviera...En fin,aldía siguiente lacontestación».AnuestraamiganoselecocíaelpanhastasaberlarespuestadeTorres, porque a cadamomento creía próxima la catástrofe, la cual seríagrande,fuerteeinevitable,desdequeBringasregistrasesutesoro.Porfortunao por especial intervención de los santos y santas a quienes la Pipaóninvocaba, aún no se le había ocurrido al buen hombre levantar la tapa deldoblefondo.¡Perocuandolohiciera...!Yyanovalíaelarbitriodelospapelesque imitaban con grosero arte los billetes, porque el ratoncito veía, aunquemal, y no era posible que se fiase sólo del tacto para hacer el arqueode sucaja.Sobreascuasestuvoladamatodoeldía31ypartedelinmediato,hastaque Torres le dio esperanzas de remedio. Empezó poniendo dificultades,ponderandoloquehabíatrabajadoparahacercomprenderlaconvenienciadelpréstamoasuamigo.ElcualerauntalTorquemada,hombrequenodabasudinerosingarantía.Enaquellaocasión,noobstante,enobsequioaTorres,noexigiríalafirmadelmaridoenelcontrato,puesladelaseñorabastaba...Nopodía hacer el empréstitomás que por unmes, con fecha improrrogable, ydandocuatromil realesseharíaelpagarédecuatromilquinientos. ¡Ah!,deloscuatromilsededuciríandoscientosrealesdecorretaje...

LoscielosabiertosvioRosalíacuandoTorresledioestasnoticias,ytodopareciolepoco,réditoycorretaje,paraelgranfavorqueselehacía.Conlostresmilochocientosrealestendríabastanteparasuobjeto,yaunlesobrarían

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unosseisdurosparaalgoimprevistoqueocurriese.Todoquedaríaarregladoalsiguientedía2deAgosto.

Yel tiempoapremiaba,yelpeligroerainminente,comoseveráporestafrasedeBringas,textualmentecopiada:

«Hijita,mañanamemandaGolfínlacuentayhabráquepagárselapasadomañana3.Élsemarchael4,segúnmehadichohoy.Metiemblanlascarnescuandopiensoqueeseseñormevaatomarporhombredeposibles.¿Cuántomepondrá?¿Seteocurreati?Yohepensadoenesotodalanoche,yhetenidopesadillascomolasdeIsabelita...YhoymedijoGolfínunafrasequemedioescalofríos...Loquetedigo;meestásperdiendoconellustreestrepitosoquetedas...Puesmiraquemehacegracia...cuandonosésiquedaremosmalconel doctor, que este me diga... así, con ese tonillo impertinente... «Sr. D.Francisco,ayerviasuseñorasalirdemisadedoceenSanGinés...¡Siempretan elegante!...». Pues tu dichosa elegancia va a ser el cuchillo con que esehombremevaasegarelcuello».

Alasdiezymediadelotrodía,mientrasdonFranciscoy toda la familiamenuda estaban de paseo en la Cuesta de la Vega, quedó realizada laoperación. Aparecieron con usurera exactitud, a la hora fija, Torres yTorquemada.Esteeraunhombredemedianaedad,canoso, labarbaafeitadade cuatro días, moreno y con un cierto aire clerical. Era en él costumbreinvariablepreguntarporlafamiliaalhacersusaludo,yhablabaseparandolaspalabrasyponiendoentrelospárrafosasmáticaspausas,demodoqueelqueleescuchabanopodíamenosdesentirsecontaminadodeentorpecimientosenlaemisión del aliento. Acompañaba sus fatigosos discursos de una lentaelevación del brazo derecho, formando con los dedos índice y pulgar unaespeciederosquillaparaponérselaasuinterlocutordelantedelosojos,comounobjetodeveneración.Lavisitafuebreve.LaúnicapartedelcontratoaqueRosalía puso reparo fue la referente al plazo de un mes, que le parecíademasiadocorto;peroTorquemadaaseguróquenoleeraposiblealargarlo.«Aprincipios de Setiembre tenía que... dar una fianza en la Diputación...Provincial,porquesepresentabaalasubastadela...carneparalosHospitales.Pensáralobienla...señora,puessicreíanotenerposiblespara...reembolsarleen la fecha...convenida,elpréstamo...noseverificaría».A todoseavino ladama,atentasóloasalirdelconflictodeldía;tomóeldinero,firmó,ylosdosamigossedespidieron,dejandoexpresionesparaeldueñodelacasa,aquienunodeellosnoconocía.ContentísimasequedólaPipaón,ynopensabamásqueenelmododeintroducirenlaarquetalosdineros.Unapequeñadificultadocurría, y era que no teniendounbillete de 400 escudos, sino varios de lospequeños, había de procurarse uno de aquellos. Si los billetes eran de otraclase, aunque la cantidad fuese lamisma, el cominero se llamaría a engaño.Conpretextodehacerunavisitasalióporlatarde,asustadísima,sospechando

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siemprequeasumaridoseleantojase,mientrasellaestabafuera,registrarelerario. Pero un ángel bueno velaba por ella; nada ocurrió durante el tiempoque empleara en hacer el desusado cambio de billetes pequeños por unogrande.ElcambistadelacalledelCarmenlamiróconciertoasombro.Porlanoche, la delicada operación de reponer la cantidad sustraída fue hecha contodafelicidad.

PocasvecessehabíasentidomiamigoBringastannerviosocomoenlosratosqueprecedieronalallegadadelacuentadeGolfín.Aesodelasdiezdeldía3,mandóaPaquitoconunrecadoverbal,suplicandoaldoctorleremitiesesin tardanza la nota de los honorarios de su asistenciamédica, y serían lasonceymediacuandoeljovenregresóalacasa,trayendounacarta.Bringasnorespirabamientras sumano trémula rompía el sobre y desdoblaba el papel.Rosalía aguardaba también con anhelosa curiosidad... ¡Ocho mil reales!LeyendoestasumaBringassequedóperplejo,vacilanteentre laalegríay lapena,puessilacantidadleparecíaexcesiva,porotraparte,sustemoresdequefuera disparatadamente grande, se calmaban ante la cifra verdadera. Habíacreídoavecesquenobajaríalacuentadedoceodiezyseismilreales,yestasospechaleponíafueradesí;otrasnolaconceptuabasuperioracuatromil.Larealidadhabíapartidoladiferenciaentreestasdossumasilusorias,yporfineleconomista vino a consolarse con razonamientos de la escuela de DonHermógenes, diciendo que si ocho mil reales eran mucho dinero encomparación de cuatro, eran poca cosa relativamente a diez y seis... Unrazonar más suyo que de Don Hermógenes dominaba el tumulto de ideasaritméticasqueenaquelmomentohervíaensucerebro;yeraqueGolfín,porserelenfermorecomendadodelaReina,nodebíahaberlellevadonada...

XXXVIII

«Peroenfin,meconformo.Nohesalidomal,pueshesalidoconojos.Loprimeroeslasalud,yloprimerodelasaludlavista.Ylaverdadesqueeseasesinomehacuradobien.¡Ochomilrealitos!Esmuyposible—añadiódandoun suspiro e incomodándose levemente—, que si no hubiera sido por tuselegancias,elescopetazonohabríapasadodecuatromil...».

Sacó el dinero, hizo poner una carta muy fina y muy cortés, dando lasgraciasalsabiodoctorporsuadmirableasistencia,ytodo,cartaybilletes,¡ohdulcesprendasdesualma!, lo introdujoenunsobremagnífico,de losde laoficina.Paquitofueallevarestesegundorecado.SiBringasveíacontristezala expatriación de sus queridos billetes, por otra parte experimentaba lasatisfacciónhondayvivadepagar.Esteplacersóloesdadoalaspersonasde

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muchoarreglo,quealeconomizareldineroeconomizan lassensacionesqueproduce,ydeestas,secontentancongozarlasmáspurasyespirituales.

Deslizábanse después de este día, con lentitud tediosa, los del mes deAgosto, el mes en queMadrid no es Madrid, sino una sartén solitaria. EnaquellostiemposnohabíamásteatrodeveranoqueelcircodePrice,consusinsufribles caballitos y sus clows que hacían todas las noches las mismasgracias.ElhistóricoPradoera elúnico sitiode solaz,y en supenumbra losgrupos amorosos y las tertulias pasaban el tiempo en conversacionesmás omenosaburridas,defendiéndosedelcalorcon losabanicazosy lossorbosdeaguafresca.LosmadrileñosquepasanelveranoenlaVillasonlosverdaderosdesterrados, los proscritos, y su único consuelo es decir que beben lamejoraguadelmundo.

Ensuhorriblehastío,nogustabalaPipaóndeiralPrado,porqueeraestocomopasarrevistademiseriaycursilería.Habíaempleadoyamuchasveceslaenojosa fórmula-explicaciónde sudestierro: «Teníamos tomada casa enSanSebastián,poroconlaenfermedaddeBringas...»;ycansadadeella,esquivabalasocasionesderepetirla.PorlanochelosBringasyalgunaspersonasdelaspocas que en la ciudad habían quedado, solían sacar sillas a la terraza, yformabanenelladodelNorteungrupoquenocarecíadeanimación.Cándidano faltaba nunca. Completaban la pandilla la señora de un Montero deEspinosa,lasdedosjefesdeoficio,ladeunoficialdelaSecretaríaParticular,ladeldirectorde lasRealesMesas, ladel jefedelGuardarropadelRey.Delsexomasculinoasistían lospoquísimosqueenMadridestaban,y erande laclasemásbaja;peroeselveranomuydemocratizante,ymisqueridosBringas,anhelososde sociedad,no sedesdeñabandealternar, enuna tertulia al raso,con porteros deBanda y deVidriera, con el encargado delGuardamuebles,conel ayudantedePlatería, condoscasilleres,gente todade seismil realespara abajo. A estos solía unirse algún ayudante de cocina, que gozaba decatorcemil,yalgúnujierdeSaleta,quepercibíanuevemil.Endichastertuliasse hablaba del calor que había hecho por el día, de la Corte, que ya habíasalidodelaGranjaparaLequeitio,ydeotrasmenudenciasdelpersonalydelacasa.Enelpisoterceroyenlosespaciosquealmododeplazoletascortanlalongituddelospasillos-calles,habíatambiéntertuliasformadasdemozosdeoficio, doncellas, barrenderos y gente que subía deCaballerizas. En el sitiocorrespondiente a las grandes rejas que dan a la plaza de Oriente, sobre lacornisa,lahuelgadurabatodalanochecongrananimación,risas,guitarreoyalgún refresco de horchata de cepas. Doña Cándida trinaba contra estosdesórdenes,porquenopodíapegar losojosentodalanoche,yamenazabaalostransgresorescondenunciarlosalInspectorgeneral.

Por lasmañanas toda la familia bajaba alManzanares, donde Isabelita yAlfonsín se bañaban. El papá había sacado nuevamente a luz su traje de

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mahón,yconesto,yelsombrerodepajaparecíaqueacababadevenirdelaHabana.Resguardadosdelaluzporespejuelosmuyoscuros,susojossanabanrápidamente, gracias al puntual cumplimientodel plan curativoque le habíadejadoGolfín.Elairedelamañanaylaalegríadelbalnearioleponíandemuybuen humor, y sin cesar aseguraba que si los tontos que se van fueraconocieran los establecimientos de los Jerónimos, Cipreses, el Arco Iris, laEsmeralda y el Andaluz, de fijo no tendrían ganas de emigrar. TambiénPaquitosearrojabaintrépidoa lasondasdeaquellospequeñosmaressucios,metidos entre esteras, ynadabaqueeraunprimor,depie sobre el fondo.AAlfonsíneraprecisopegarleparahacerlesalir,y laniñanoentrabasinoa lafuerza. Regresaban los cinco lentamente, los pequeños con apetito deavestruces, D. Francisco muy contento y también con propósitos de nodesairar el almuerzo. Para bajar al río, la Bringas tenía que vencer larepugnanciaqueaquelloleinspiraba.Sóloporamordesushijoseraellacapazdehacer tal sacrificio.Ledaban asco el aguay los bañistas, todosgente depocomás omenos. No podíamirar sin horror los tabiques de esteras, máspropiosparaatentaraladecenciaquepararesguardarla,yelvoceríodetantachiquilleríaordinarialeatacabalosnervios.

Porlastardes,casialanochecer,solíabajaraMadrid,paravisitaraalgunaamiga o dar una vuelta por las tiendas conocidas.En estas había poquísimagente.Luengacortinamanteníaenellocalunaatmósferamenoscalorosaquela de la calle, y esta penumbra, como la ociosidad, convidaba a losdependientesadormirsobrelaspiezasdetela.Devezencuandoencontrabaen casa de Sobrino Hermanos a alguna señora rezagada, a alguna proscritacomoella.Nueva ediciónde la famosa fórmula: «Teníamos tomada casa enSanSebastián;pero...».Laotrasolíadecirconlaudablefranqueza:«NosotrosesperamosalostrenesbaratosdeSetiembre».

Como en aquellos días los tenderos estaban mano sobre mano,entreteníanseenmostraralaseñoratelasdiversasycositasdecapricho.«Estose llevarámucho en el otoño... De esto viene ahora surtido, porque será lamodadelaestación».Talesfrasesparecíansalirdelosplieguesdelaspiezasal ser desdobladas. El principal, que se estaba disponiendo para hacer elacostumbrado viaje a París, la incitaba a comprar algo, y ella caía en latentación, unas veces porque se le presentaban verdaderas gangas, otrasporqueelgéneroleentrabaporelojoderecho,encendiendotodoslosfuegosde su pasión trapística, y no podíamenos de satisfacer, so pena de padecermucho,eldeseodeadquirirlo.¡Oh!Delmartiriodeaquelveranosehabíaderesarcirenelpróximootoño,vistiéndosecomoDiosmandaba,quisiéraloonosumarido.Teníapropósitodehacerseunvestidonuevodeterciopeloparaelinvierno y una capota de las más airosas, nuevas y elegantes. A sus niñospequeños les vestiría como principitos. Ya, ya vería el bobillo con quiéntrataba... Pensando en estos y otros planes, recorría despacio las calles para

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volverasucasa;deteníaseantelosescaparatesdemodasydejoyería,yhacíamilcálculossobre laprobabilidadmásomenosremotadeposeeralgode lomuchovaliosoyricoqueveía.LatristezadeMadridentalépocaaumentabasu tristeza. El sosiego de algunas calles a las horas de más calor, elmelancólicoalaridodelosquepregonanhorchatasylimonadas,elpasotardodeloscaballosjadeantes,laspuertasdelastiendasencapuchadasconluengostoldos,mássonparaabatirquepararegocijarelánimodequientambiénsienteensuepidermiselefectodeunaaltatemperaturayensuespíritulanostalgiade las playas. Las tormentas precedidas de viento y sucia polvareda leexcitabanhorriblementelosnervios,ysuúnicogustoalpresenciarlaseraverdesmentidoslospronósticosmeteorológicosdeBringas,elcual,desdequeelcielo se nublaba, decía: «verás cómo esta tarde refresca». ¡Qué había derefrescar...!Alcontrario,duplicabaelcalor.

Si alguna vez salía por la noche, la atmósfera pesada y sofocante de lasprimerashorasdeestalaponíadeunhumorendiablado,ymásaúnelpensarcuánfeliceseranlosqueenaquelmomentosepaseabanenlaZurriola.TodoMadridleparecíaordinario,soez,unlugarónpobladodelagentemászafiaypuercadelmundo.Cuandoveíaaloshabitantesdelosbarriosmáspopularesposesionadosdelasaceras,ellosenmangasdecamisa,ellasmuyalaligera,los chiquillosmedio desnudos enredando en el arroyo, creía hallarse en unpueblo de moros, según la idea que tenía de las ciudades africanas.Levantábasetempranoysebañabaensupropiacasa,pornoquererrebajarseasernáyadedeunríotanpedestreycursicomoelseñordeManzanares.Enlasprimeras horas del día, abiertos de par en par los balcones de la casa, quedaban aPoniente, entrabaunpocode fresco, y el cuerpoy el espíritu de ladamarecibíanalgúnconsuelo.Cuandoibaadarunavueltecitaporlastiendas,lamortificaban los olores que por diversas puertas salían en las callesmáspopulosas, olor de humanidad y de guisotes. Las rejas de los sótanosdespedíanenalgunossitiosunaondadefrescuraquelaconvidabaadetenerse;masenaquellossótanosdondehabíacocinas,elvahoeratanrepugnantequelaempujabahaciaelarroyo.Veíacondelicia lasmangasde riego, sintiendoganasderecibirladuchaensuspropiascarnes;peroluegosedesprendíadelsuelounvaporasfixiante,mezcladodeemanacionesnadabalsámicas,que laobligabaaavivarelpaso.Losperrosbebíanen loscharcossucios formadospor los chorros del riego y después refugiábanse en la sombra, como losvendedoresambulantes,cansadosdepregonarzapatillasdecabra,tubos,todoa real, puntillas, guías de ferrocarril, pitos y pucheros artificiales paraeconomía de carbón... En aquellas horas, en aquella horrible y molestaestación,sólolasmoscasyBringaseranfelices.

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XXXIX

Fue,sí,eldíadeSanLorenzocuandorecibieronunacartaqueaentramboslesdejóperplejosyasícomoatontados.¿Aquiénnolesalealpasoalgunavezlo maravilloso, ese elemento de vida que los antiguos representaban poraparicionesdeángeles,diosesygenios?Ennuestraedadlomaravillosoexistelomismoqueen laspasadas, sóloque losángeleshanvariadodenombreyfigura,ynoentrannuncaporelagujerode la llave.Loextraordinarioqueamis queridos amigos sorprendió en su soledad, fue una carta de AgustínCaballero.Unoyotrocreyeronqueelpropiofantasmadelgenerosoindianoseles ponía delante. Expresándose en plural, les decía que habían tomado unacasa enArcachón, y sabedores de que aBringas y a los niños les conveníarespirar aires frescos y salinos, les invitaban a pasar un mes allá. Elofrecimiento era tan cordial como explícito. La casa era muy grande, conjardín y mil comodidades. Los señores de Bringas serían hospedados a lograndeytratadosacuerpoderey,sinquetuvieranquehacergastodeningunaclase... «Amparo y yo—decía la carta en conclusión—, nos alegraremosmuchodequeaceptéis».

ElprimerimpulsodeRosalíafuedeodioydespecho...¡Atreverseainvitaraunafamiliahonrada...!«Esoesparadarse lustrealternandoconnosotros...Eso es para poder pasar por personas decentes, presentándose en nuestracompañía... En una palabra, quieren que seamos el pabellón honrado quecubra la mercancía de contrabando... ¿No te da ira? Porque esto es unainjuria».

D.Francisco estaba tan ocupado en desenredar el espantoso lío de ideasquelacartaarmóensumente,queaúnnohabíatenidotiempodeindignarse.Ella siguió rumiando su despecho, y en la tempestad de nubarrones que sedesató en su cerebro, brillaban relámpagos que decían: «¡Arcachón!».En elretumbantesondeestapalabra,máschicysimpáticaaúnsieraemitidaporlanariz, ibacomoenvueltounmundodesatisfaccioneselegantes. IraFrancia,encontrarenlaestacióndeSanSebastiánoSanJuandeLuzaalgunasfamiliasespañolas conocidas y decirles, después de los primeros saludos: «Voy aArcachón»,eracomoconfesarseemparentadaconelpadreEterno.Alpensaresto,unabocanadadehumobalsámicosalíadelcorazóndeladama,llenabatodo su tórax y se le subía hasta la nariz, dándole un picor muy vivo yahuecándosela considerablemente. Por fin el cerebro de Bringas, tras unlaboriosísimoparto,dioaluzestaidea:

—¿Sehabráncasado?...

—¡Casarse!...nolocreas...Puespocolohabríancacareado...Nada,vivencomolosanimales...Esunaindecenciaquenosinvitenavivirensucompañía.

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Pues ¿qué?... ¿no hay ya distinciones entre las personas, no haymoralidad?¡Creenquenosotrostenemostanpocavergüenzacomoellos...!

—¡Quélástimaquenoesténcasados!—murmuróeleconomistamirandoasuspulgaresqueestabanquietosunofrenteaotro,comorecelososdeunirse—.Porque si vivieran comoDiosmanda...Yaves quéproporción. ¡Billetesgratis,casagratis,comidagratis!...

La idea de humillarse a Amparo y ser su huésped y deberle un favorgrande,sublevóelorgullodelaPipaón...

—Túseríascapazdeaceptar—dijo—.Yonopuedorebajarmeatanto.

—No,yono...Esquedecía...Pongoporcaso—tartamudeóBringas,másperplejoaún—.Ynotenemosmotivosparaasegurarquenosehayancasado.

—Cásense o no... ¿Te parece que es digno...?, esa tonta a quien hemosdadodecomerlassobrasdenuestracasa...

—Ay, hijamía, no te remontes, ¿quién se acuerda ya de eso?Elmundoolvida pronto esas cosas.Al que tiene dinero no se le pregunta nunca si hacomidolasopaboba.Figúratetú,enArcachónnadienosconocerá,niaellosnianosotros...Noesqueyoquierair.Alcontrario.Lecontestarédándolelasgracias...

Talnegativapusonuevamenteantelosojosdeladamalaidealperspectivade un viaje a aquel famoso sitio de recreo. «Arcachón». ¡Con qué músicadeliciosasonaríaen lasvisitasdeotoñoesta fraseque,depuroaristocrática,tenía algo del crujir de la seda: «Hemos estado enArcachón».Bastaba estachispa para hacer estallar otra vez la tormenta en aquel ahuecado cerebro,mientras el de Bringas hervía en consideraciones económicas: «¡Pasar unatemporadita en Francia sin gastar un real!...». Los dos esposos estuvierondurante largo rato contemplando y revolviendo sus propias ideas, sincomunicárselasnicambiarunapalabra.Avecessemirabanensilencio.Cadacualesperaba,sinduda,queelotrodijeraalgo,proponiendounafórmuladeconciliación... Por la tarde se volvió a hablar del asunto; más Rosalía,henchidadesoberbia,persistióensusrepugnanciasyenponeraAgustínyaAmparoporlossuelos...Porlanoche,lailusióndelviajeganóensuespíritutantoterreno,queseaventuróahacerseunapregunta inspiradaenelsentidorectodelascosas:«¿YamíquémeimportaquesecasenosedejendecasaroqueellaseacomoDiosquiere?».Sualmaseinundabadetolerancia;peronoqueríadarsubrazoatorcernimanifestarsevencida,porlocualesperabaquesu marido cediera antes para hacerlo después ella afectando obediencia yresignación. El gran Thiers, en tanto, después de pesar en su mente lasventajasdelviaje,mirabaasuesposacomodeseandoquedeellapartiese lainiciativa de conciliación. Era como cuando dos están enojados y ninguno

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quiereserelprimeroenromperelhieloyhablardepaces.

Rosalía se acostó, segura de que Bringas, a la mañana siguiente, semostraría inclinadoa aceptar la invitaciónde suprimo.Ya sabía ella loquetenía que decir. Primero, mucha ira, mucha protesta de dignidad, muchapalabrería contraAmparo yAgustín, después una serie demodulaciones detransición.Ella(Rosalía)acostumbrabanohacercasodesípropiaysacrificarsugustoalgustode losdemás...Por sushijosestabadispuestaahacer todogénero de sacrificios y a pasar sonrojos y humillaciones. Era evidente queIsabelitanecesitababañosdemaryAlfonsitotambién...Anteestanecesidad,losgustosdeella,susescrúpulos,no teníanningúnvalor.Enunapalabra,siBringasopinabaquedebíanir,ellacerraríalosojosy...

Perocontraloqueesperaba,elcomineronohablóunapalabradeviajealamañana siguiente. Levantose tarareando y parecía olvidado del asunto. EnvanoRosalíalepinchaba,echandopestescontralosbañosdelosJerónimosyquejándosedeuncalormortífero.Élnodecíamás sino:«Para loquequedaya...Desdeel15empezaráarefrescar».ConestosedesesperabaRosalía.

Aguardó hasta la tarde, impaciente y llena de ansiedad, y viendo que elratoncitoPéreznomentabaparanadaaltalArcachón,aventuroseadecir:

«Peroenfin,¿quécontestasaAgustín?Yotediréquepormiparte,aunquemerepugnavivirconesagente...yaves,porlosniños...».

—¡Quéniñosniquéochocuartos!Estánmuybuenos...—exclamóBringasagitandoelsombrerodepaja,comosifueraadarunviva—.SilosbañosdelManzanaressonlosmejoresdelmundo...Miraquécoloreshaechadolaniña.Alfonsito parece un roble... Cada vezme ríomás de los tontos que se vanfuera...Ynocreas,anocheheestadopensandoeneso...Diganloquequieran,siempre hay gastos. Tendríamos billetes gratis hasta la frontera; ¿pero de lafronteraparaallá?

—Si no son más que doscientos treinta kilómetros—dijo con granespontaneidad Rosalía, que había alimentado su ilusión leyendo la Guía deferrocarriles.

—Sean pocos o muchos, esos kilómetros nos habrían de salir caros.Además,¿cómo ir sin llevarlesun regalo?¿Teparecebienentrarensucasacon las manos vacías?... Luego, otros gastos... Resueltamente no vamos.Desdeel15yarefresca.Observacómovanachicandolosdías.Anocheyalatemperatura fue más suave... No nos movamos, hija, que bien nos va enMadrid.

Oyó esto Rosalía con vivo enojo; pero su misma soberbia le vedabacontradecirlo.Callose;yenelpecholehacíanrevoltijoslasculebrillasdesuilusión desvanecida. Ya se había acostumbrado a la idea de encontrar a las

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amigasenlaestacióndeSanSebastiánydarlesconArcachónenloshocicos,deponerensuscartasladatadeArcachón,yporfin,deArcachonizarseparatodoelotoñoeinviernopróximos.

XL

Enla tristezadesudestierro,unasolacosaalegrabaelalmadela infelizseñora, y era que sus niños gozaban de inmejorable salud. Isabelita, cuyasdesazones tenían siempre a su mamá muy sobre ascuas, no había sufrido,durante el verano, ninguno de aquellos trastornos espasmódicos quemarchitabansuinfancia.FueranonobuenoslosbañosdelosJerónimos,elloesquelaniñahabíaganado,tomándolos,carnesycolores,améndeunapetitoexcelente. En cuanto al pequeño, excuso decir que con las aguas delManzanaressepusoareventardesano.Surobustezeratal,quenocesabadeprobarseasímismaydecultivarseparallegarasermásgrandeypoderosa.Elinstintodedesarrolloleimpulsabaincesantementealosejercicioscorporales,yaensayaryaprenderactosdetrabajosaenergía.Subiralasmayoresalturasque pudiera, trepar por una pilastra, hacer cabriolas, cargar pesos, arrastrarmuebles,verterydistribuiragua,jugarconfuegoysipodíaconpólvora,eranlosdivertimientosquemásleencantaban.Norevelabaaptitudesdehabilidadmecánicacomosupapá.Eramásbienunhábildestructordecuantocaíaensusmanos.Duranteaquellastareasdefuerza,echabadesuboquitablasfemiasyternosaprendidosenlacalle.Cuandolamelindrosadesuhermanitalosoía,¡santoDios!, en seguida iba corriendo a llevar el cuento a su padre. «Papá,Alfonsito está diciendo cosas...». Y D. Francisco, que aborrecía loslenguarajos,gritaba:«Niño,venaquípronto.Quemetraigandelacocinaunaguindilla».Yaconlaguindillaenlamano,yteniendoalcriminalcogidoporelpescuezo, hacía ademán da querer restregarle con ella los hocicos; pero lemiraba ceñudo, diciendo: «Por esta vez, pase; pero como repitas esasporquerías,tequemolaboca,ysetecaelalengua,yluego,envezdehablarcomolaspersonas,rebuznaráscomolosburros».

Alfonsito teníapasiónpor loscarrosdemudanza.Verunodeestosen lacalleerasumayordelicia.Todoleentusiasmaba,losforzudoscaballos,aquelcajóndondeibaunacasa,losespejoscolgadosdebajo,yporúltimo,aquellosgandulesdeblusaazulqueibansentadosarriba,dormitandoallentovaivéndelamáquina.Su ilusión era ser comoaquellos tíos, dirigir un carro, cargarlo,descargarlo, y se imaginaba uno tan grande, tan grande que cupieran en éltodoslosmueblesdePalacio.Ensudeliriodeimitación,ejercitandoelespírituylosmúsculos,seentreteníahorasenterasendarasupensamientoelmayorgrado de realidad posible. Como D. Quijote soñaba aventuras y las hacía

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reales hasta dondepodía, asíAlfonsín imaginabadescomunalesmudanzas ytratabaderealizarlas.D.Francisco,queestabaenGaspariniconIsabelita,oíaruidodetrastos,chasquidosdelátigo,yestaspalabrotas:¡Ala...arriba...upa...ajo... arre caballo!Enmedio del cuarto apilaba sillas, y entre los huecos deellas ponía cacharros, trebejos, la piedra de machacar carne, la mano delalmirez,líosdetrapo,escobasycuantoencontrabaamano.Elgatoibaencimadetodo.Despuésempezabaadescargarlatigazossobreelmontón,ysialgunacosasecaía,allíeranlosgritosyelpatear.Encendidoelrostroysudoroso,elbravo chico no paraba hasta que Isabelita iba a informarse, de parte de supapá,delmotivodetalestrépito.

—Sivieras,papaíto—decíalaniña,muertaderisa—;hapuestosillasunassobreotras,yestádandolatigazosydiciendounasborricadas...

—Dile a ese gallegote que si voy allá le pondré cada nalga como untomate...

(Bringas tenía la mala costumbre de llamar gallegos a los brutos,costumbre muy generalizada en Madrid y que acusa tanta grosería comoignorancia.)

Isabelita teníagustoso inclinacionesmuydistintasde lasdesuhermano.Másque ladiferenciadesexo, lade temperamentoeracausadeque losdoshermanos jugasen casi siempre aparte uno del otro. No miremos conindiferencia el retoñar de los caracteres humanos en estos bosquejos depersonas que llamamos niños. Ellos son nuestras premisas; nosotros ¿quésomossinosusconsecuencias?

Digo que Isabelita, si alguna vez jugaba con muñecas, no tenía en estogusto tan grande como en reunir y coleccionar y guardar cosillas. Tenía lamanía coleccionista.Cuanta baratija inútil caía en susmanos, cuanto objetorodaba sindueñopor la casa, iba aparar aunas cajitasqueella tenía enunrincón a los pies de su cama. ¡Y cuidado que tocara nadie aquel depósitosagrado!...SiAlfonsínseatrevíaaponersusprofanasmanosenél,yateníalaniñamotivo para estar gimoteando y suspirando una semana entera... Estoshábitosdeurracaparecíaqueseexacerbabancuandoestabamásdelicadadesalud.Suúnicocontentoeraentoncesrevolversutesoro,ordenarydistribuirlosobjetos,queerandeunavariedadextraordinaria,ypor locomún,deunainutilidad absoluta. Los pedacitos de lanas de bordar y de sedas y trapollenaban un cajón. Los botones, las etiquetas de perfumería, las cintas decigarros,lossellosdecorreo,lasplumasdeacerousadas,lascajasdecerillasvacías,lasmilcosasinformes,fragmentossinusoniaplicación,rayabanenloincalculable. Pero el montón más querido lo componían las estampitasfrancesasdadascomopremioenlaescuela,loscromitosdelSagradoCorazón,delAmorHermoso,deMaríaAlacoqueydeBernardette,pinturillasenqueel

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arteparisiénrepresentalascosassantasconelmismoestilodelosfigurinesdemodas. También había lo que ella llamaba papel de encaje, que son lashojuelas estampadas que cubren las cajas de tabacos. Aquello era de loscigarrosdeAgustín, y se lohabíadadoFelipe.No contaré lospapelillos deagujasvacíos,losguantesviejos,lostornillos,lasfloresdetrapo,lospitosdeSanIsidro,losmuñequillos,restosdeunnacimiento,lasmilmenudenciasallíhacinadas.EnotraparteteníaIsabelmuybienguardadasuhucha,dentrodelacual,alagitarla,sonabaunamúsicadeliciosadecuartos.Estabayatanllena,quepesabaasícomounquintal.NolecostabaaellapocotrabajovigilarlayesconderladelascodiciosasmiradasyrapacesmanosdeAlfonsín,que,silodejaran, laromperíaparacogereldineroygastarlo todoen triquitraques...ocompraruncarrodemudanzaconcaballosdeverdad.

Tan enamorada estaba Isabelita de su tesoro de cachivaches, que loreservabadetodoelmundo,hastadesumamá;puesestaselodescomponía,se lodesordenaba,yparecía tenerloenpocaestima,puesalgunavezledijo:«Noseascominera,hija.¿Quégusto tienesenguardar tantaporquería?».Laúnicapersonaaquienellaconsentíaponerlasmanoseneltesoroerasupapá;puesesteadmirabalapacienciadelaniñaylealababaelhábitodeguardar.Enaquelloslargosdíasdeverano,D.Francisco,quenopodíaleerni trabajarniocuparseennada,sehubieraaburridodelolindo,sinotuvieseelrecursodejugar con su hija a revolver, ordenar y distribuir cosillas. «Ángel—decíadespués de dormir su siesta—, tráete las cajitas y nos entretendremos».LosdosenGasparini, sin testigos, sepasaban toda la tarde sentadosenel suelo,sacando los objetos y clasificándolos, para volver a guardarlos después conmucho cuidado. «Algunas de estas cosas servirán todavía—decía eleconomista—. Pongamos los huesos de albaricoque juntitos aquí. Vamos acontarlos:sonveintitrés.Ahoraseponeencimaunpapel,¿estás?Primerosemete en medio la cajita de plumas con las cuentas dentro, para que no secorran los huesos de albaricoque... ¡Ajajá! Venga otro papel. Veme dandoahoralascajasdefósforos;dos,dos...dos...dos.¿Ves?Secubretodoyasínosepuedenrodar.Siguenloscacharritos...Nopongamoslosbotonesdehuesoalladodelosdemetal:separemosigualmentelosdehuesodelosdemadera,no sea que riñan. En todas partes hay clases, hija mía... Así... Ahoracoloquemos estos líos de trapos a un ladito, para, que no se junten con lasflores artificiales, no sea que tengan envidia de ellas y se echen a reñir. Entodasparteshaymalaspasiones...Lasobrasdeartepor separado.EsteeselMuseo a donde vienen los ingleses, que son estos pitos del Santo... Vemedandocosas...».

Frecuentemente,despuésdepuestotodo,sevolvíaasacarparameterlodenuevo, colocado de otra manera. También jugaban ambos a las muñecas,vistiéndolasydesnudándolas, recibiendoypagandovisitas.En tanto,elotrobrutodeAlfonsínarreabalascaballeríasycargabasucarrohastaquenopodía

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más. En todos los contratiempos el pequeñuelo iba a buscar refugio en lasfaldas de su querida mamá, así como la niña siempre se arrimaba a D.Franciscoparabuscarmimoopedir justiciaenalgúnpleitoconsuhermano.Alfonso sabía engolosinar a su madre con caricias astutas cuando queríaobtenerdeellaalgunosochavos,ylabesuqueabayhacíamilzalamerías.

—Un secreto, mamá—decía subiéndosele al regazo, y abrazándola yaplicándolesubocaaloído—.Unsecreto...

—Ya,ya,¡ay,quérico!,loquemiángelquiereesuncuartito,¿verdad?

Yelmuypillosilabeabaeneloídodesumamáestaspalabrasmástenuesqueelaleteodeunamosca:

—Dicepapáqueyosalgoati,quésoyunloco.

XLI

ConterrorviolaingeniosaseñoraquepasabanunotrasotrolosdíasdelasegundaquincenadeAgosto,porque,segúntodaslasseñales,trasellosdebíanvenir los primeros de Setiembre. Torres, a quien hizo una indicación deprórroga,sepusopálidoydijoqueTorquemadanopodíaesperarporestoylootro y lo de más allá... Bien claro se lo habían dicho ambos el día de lacelebracióndelcontrato.Eralacláusulaprincipal,yseguramenteelseñordeTorquemadalocontabacomoseguro...

Yoyendoesto,sopesabaladamaensumentelasdificultadesdelcaso,másgraves entoncesque lohabían sido enotros análogos.Ocioso esdecir, puesciertascosassedicenporsímismas,queelapoderadodeMilagrosnollevóaRosalía el 4 ni el 5, ni ningún otro día de Agosto lo que aquella le habíaprometido.DeCándidanodebíaesperarmásque fantasías. ¿Aquiénvolverlos ojos? Los de Bringas veían, y era locura pensar en sustraer otra vezcantidad alguna del tesoro doméstico. Hablar a su marido con franqueza yconfesarlesufragilidadhabríasidoquizáslomejor;perotambiéneralomásdifícil.¡Buenosepondría!...Seríacosadealquilarbalconesparaoírle.¡DesdequeBringasseenterasedesusenredos,vendríaunperíododerepresiónfuerteque aterraba más a Rosalía que los apuros que pasaba! Su plan eraemanciparsepocoapoco;deningúnmodoatarsealaautoridadconlazosmásapretados...Se lasarreglaría sola, comoDios ledieraaentender.Diosno laabandonaría,puesotrasvecesnolahabíaabandonado.

Desdequepasóel25,notabaentodosusercomezón,fiebre,recelo,ysuslabiosgustabanhielamarguísima.Laideadelcompromisoenqueseibaavernoladejabalibreunmomento,yningúncálculolallevabaalaprobabilidad

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deunasoluciónconveniente...¡SiPezvolvierapronto!...¡Él,quetantasvecesle había ofrecido...! Pero acordándose de lo arisca que con él estuvo en laocasióndemarras,recelabaque,alregresaraMadrid,suinsigneamigonosehallara tan dispuesto a la munificencia... «¡Oh!, no—decía luego—, le hevueltoloco.Harédeélloquequiera».Alpensarenesto,recordabalaescenadeaqueldía,concluyendoporacusarsedeexcesivamentemelindrosa...Siellano hubiera sido tan... tan... tan tonta, no habría tenido necesidad de pedirdinero al cafre de Torquemada. ¡Una mujer de su condición verse en talesagonías...!,¿yporqué?,porunamiserablecantidad...Bienpodríatenermilesdedurossiquisiera.OchoañosanteselmarquésdeFúcar,queconfrecuenciala veía en casa deMilagros, le había hecho la corte. ¿Y ella?... un puercoespín.YnoerasóloelmarquésdeFúcarsuúnicoadmirador.Otrosmuchos,ytodos ricos, habíanle manifestado con insistente galantería que estabandispuestosahacercualquierdisparate.Peroellasiemprepermanecióinflexibleen su esquiva honradez. Ni sospechara nunca que esta inflexibilidad, alta yfirme comouna torre, pudiera algún día sentirse vacilar en sus cimientos, yhubo de parecerle tan extraño lo que a la sazón pensaba, que se creyómuyobra de lo que había sido. «La necesidad—se dijo—, es la que hace loscaracteres». Ella tiene la culpa de muchas desgracias, y considerando esto,debemosserindulgentesconlaspersonasquenoseportancomoDiosmanda.Antesdeacusarlas,debemosdecir:Tomaloquenecesitas;cómpratedecomer;tápate esas carnes... ¿Estás bien comida, bien vestida? Pues ahora... vengamoralidad.

Discurriendo así, Rosalía se admiraba a sí misma, quiero decir queadmirabaalaRosalíadelaépocaanterioralostrampantojosquealasazónlatraían tan desconcertada; y si por una parte no podía ver sin cierto rubor locursiqueeraendichaépoca,porotraseenorgullecíadeversetanhonradaytan conforme con su vida miserable. El alcázar de su felicidad ramplonapermanecíaaúnenpie;peroyaestabahechaycargadalaminaparavolarlo.Antes de dar fuego, la que aún era intachable, de hecho, lo contemplabamelancólicaparapoderrecordarlobiencuandosesentarasobresusruinas.

EnlasúltimasnochesdeAgostoibaalgunavezalPrado,dondesereuníacon las Cucúrbitas, y aunque horriblemente atormentada por la idea delcompromiso inminente, tomaba parte en las conversaciones ligeras de latertulia. Se formaba un grupo bastante animado, al que concurrían algunoscaballeros. La Bringas pasábales mentalmente revista de inspección,examinando las condiciones pecuniarias de cada uno. «Este—pensaba—, esmáspobrequenosotros;todofacha,todoapariencia,ydebajodetantooropeluntristesueldodeveintemilreales.Nosécómoselasarreglaparamanteneraquelfamilión...».«Estenotienemásquetrampasymuchojarabedepico...».«¡Ah!,estesíqueeshombre:lesuponendocemildurosderenta;perosedicequeno legustan lasmujeres...».«¡Oh!,este síqueesenamorado;perovaa

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queellaslemantengan...yquéajaditoestá...».«Estenotienesobrequécaersemuerto...esunlibertinodemalgustoquenohacecalaveradasmásqueconlasmujeresdemalavida...».«Heaquíunoaquienyodebogustarmucho,segúnla cara que me pone y las cosas que me dice... pero sé por Torres queTorquemadaleprestódosmilrealesparallevarabañosasumujer,queestábaldada... ¡pobrecita!...». De esta revista resultaba que casi todos eranpobretonesmás omenos vergonzantes, que escondían sumiseria debajo deunalevitacompradaconmilahogos,ylospocosqueteníanalgúndineroerande temperamento reposado y frío... Veíase la dama encerrada en un doblecírculo infranqueable.Pobreteríaeraeluno,honradezelotro.Si los saltaba,¿adónde iría a caer?... Observando en la semioscuridad del Prado laprocesionalmarea de paseantes, veía pasar algunas personas,muy contadas,que atraían la atención de su exaltado espíritu. El farol más próximo lesiluminaba lo bastante para reconocerles; después se perdían en la sombrapolvorosa.VioalmarquésdeFúcar,quehabíavueltoyadeBiarritz,orondo,craso, todo forrado de billetes de Banco; aOnésimo, que solíamirar comosuyoelTesoropúblico,aTrujilloelbanquero,aMompous,alagentedeBolsaD.BuenaventuradeLantigua,yotros.Deestospoderosos,unoslaconocían,otrosno;algunodeelloshabíaledirigidotalcualvezmiradasquedebíandeseramorosas.Otroserandeintachablescostumbresdentroyfueradesucasa...

Retirose Rosalía a la suya, con la cabeza llena de todo aquel personalmatritense,ylesveíapasarporlaregiónmásencendidadesucerebro,yendoyviniendo como en el Prado. Ahora los pobres, luego los ricos, después loshonrados... y vuelta a empezar. Paramayor confusión suya,Bringas parecíaque estaba aquellos días más amable, más cariñoso; pero en lo referente agastos,mostrábaseinflexiblecomonunca:

«Hijita—ledijoalacostarse—.DesdeelprimerodeSetiembrevolveréalaoficina. Es preciso trabajar, y sobre todo economizar. Nos hemos atrasadoconsiderablemente, y hay que recobrar a fuerza de privaciones el terrenoperdido. Cuento contigo hoy como he contado siempre; cuento con tueconomía,contudocilidadycontubuensentido.Sihemosdesaliradelante,convienequeenunañoporlomenosnosegasteniunrealenpingajos.Veoqueconloquetienespodrásestareleganteporespaciodeseisañoslomenos.Ysivendierasalgoparapoderhacermeyountrajecito,bienteloagradeceríanestospobreshuesos...Perdónamesialgunavezhesidounpocodurocontigoycon ciertas mañas que sacabas... Me parecía que te salías algo de nuestrorégimen tradicional. Pero teniendo en cuenta tus virtudes, cierromis ojos aaquelladisparatadaostentaciónyesperoquetúmecorrespondas,volviendoatumodestiaynoponiéndomeenelcasodehacerunajusticiada.Deestemodonuestroshijostendránpanquellevaralabocayzapatosconquecalzarse,yyopodréesperartranquilolavejez».

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Estas severas y razonables expresiones por una parte la conmovían, porotralaaterraban.Volveralranciosistemadeuntrapitoatrásyotrodelante,yalasinfinitasmetamorfosisdelvestidomelocotón,éraleyaimposible;engañaraaquelinfelizdábalemuchapena.Enestaperplejidadentregábasealacaso,alaProvidencia,diciendo:«Diosmeayudará.Losacontecimientosmediránloquedebohacer».

SielgranPezvolvieraprontolasacaríadeaquelatolladero.Estudiabaellaelmedio de explotar su liberalidad sin venderse.Consiguiendo esto sería lamujermás listadelorbe...Pero faltabaqueD.Manuel regresaradeaquelloscansadosbaños.CarolinahabíadichoquevendríaaprincipiosdeSetiembre,sinfijarfecha.¡Quéansiedad!¡Yeldía2...!

Loprimeroqueteníaquehacerlaafanadaseñoraeradetenerelgolpedelprestamista,oaplazarloporunosdíasalmenos,hastaquePezviniera.ApesardelasconsideracionespesimistasdeTorres,ellaesperabaobteneralgúnéxitopresentándoseaTorquemada,yeldía31seaventuróairacasadeeste,pasodesagradable,peronecesario,encuyobuenresultadofiaba.Vivíaeltalenlatravesía de Moriana, en un cuarto grande, polvoriento, tenebroso, llenoenteramentedemueblesycuadrotesdevariogustoyprecio,despojosde suenormeclientela.Museodel lujoimposible,deldespilfarro,delasgloriasdeundía,aquellacasaeratodalágrimasytristeza.Rosalíasintiósecretopavoralentrarenella,ycuandoTorquemadaseleapareció,saliendodeentreaquellostrastosconungorroturcoyunchaquetóndepañodealademosca,leentraronganasdellorar.

XLII

«¿Ylafamilia?»—lepreguntóTorquemadaalsaludarla.

—Notienenovedad;gracias...—replicóladamasentándoseenlasillaqueseleofreció.

Alinstanteexpusosupretensióndeprórroga,empleandosonrisasamablesy los términos más dulces que podía imaginar. Pero Torquemada oyó laproposiciónconfríaseriedad,yluego,ofreciendoalasmiradasdeRosalíalarosca formadaconsusdedos,comoseofrece lahostiaa laadoraciónde losfieles,ledijoestaspalabrasfatídicas.

«Señora,yadijeaustedqueno...puedo,nopuedodeningunamanera.Esdetodopuntoim...posible».

Yviendoque lavíctimasenegabaacreer tantacrueldad,echóelúltimoargumentoenestaforma:

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«Simipadremepidiera...esaprórroga,noselaconcedería.Ustednosabeloapuradoqueestoy.Tengoforzosamentequehacer...undepósito.Vaenellomihonor».

La repetición de la súplica, hasta llegar a la pesadez, no quebrantabaaquellaroca.

«Diezdíasnadamás»—decíaellaconelpagaréatravesadoenlagarganta.

—Nidiezminutos,señora;nopuede...ser.Mucho...losiento;perosieldía2...

—PorDios,hombre,porsumadre...

—Meveréobligadoapresentar...elpagaréalseñordeBringas,quetienedinero...meconsta...

Apesardeesto,lapobreseñora,quepasóaquellanocheatormentadaporelinsomnioylazozobra,volvióaldíasiguienteavisitarasuacreedor.

«¿Ylafamilia?»—lepreguntóéldespuésdelsaludo.

Rosalía suplicó con más vehemencia que el día anterior, y Torquemadanegabaynegabaynegaba,acentuandosucrueldadconlapavorosaapariciónde la rosquilla en el espacio comprendido entre las miradas de los dosinterlocutores.

La Pipaón confió a las lágrimas lo que no habían podido conseguir lossuspiros. El prestamista, creyendo que se desmayaba, hizo traer un vaso deagua,queellanoquisoprobar,porqueledabaasco.Elpoderdeunamujerquellorasevioenaquelcaso;pueslapeñadeTorquemadaseablandóalfin,ylaprórrogafueotorgada.

«Perolejuroausted,señora,quesieldía7...».

—El7no,el10...

—El8.Verdadesqueel8esfiesta,laVirgende...Setiembre.Paraqueveaustedquelaquierocomplacer,pongoel9.Perosiel9noserealizaelpago,meveréenlaprecisión...elSr.donFranciscotienedinero...meconsta.

—¡Ay,graciasaDios!,hastael10.

Rosalía se conceptuaba dichosa al ver delante de sí aquellos días derespiro.EnestetiempovendríaPezquizás.TrajéraleDiospronto.

DesdeelprimerodeSetiembre,Bringasempezóa ira laoficina,aunquetrabajabamuypoco,ysepasabatodoeltiempohablandoconelsegundojefe.EraunapicardíaquelehubierancercenadoelsueldoenelmesdeAgosto,yencuanto laSeñoraviniera,pensabaél interesarlaensufavorparasubsanarundespropósitotansingracia.MientrasThiersestabaensuoficina,sumujer

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pasabalashorascasisola.Raravezibanvisitasalacasa;pueslamayorpartede sus amigas, a excepción de las de Cucúrbitas, no habían vuelto aún debaños.Doso tres veces fue a verlaRefugio, y charlarondemodasyde losartículosquehabíarecibidodeBurdeos.LaPipaónnolatratabayacontantaaltivez,aunquecuidandosiempredeestablecer ladiferenciaqueexisteentreunaseñorahonradayunamujerdeconductamisteriosayequívoca.

Desde que aquellos ahogos financieros empezaron a sofocarla, Rosalíahabíaadquirido lacostumbredecalcular,siemprequehablabaconcualquierpersona,eldineroquelatalpersonapodíatener.«Estaperratienedinero—sedijociertodíamirandoaladeSánchezyoyendoladescripciónampulosadelcomercioqueibaaestablecer».

Alverlasalirdelacasa,ocurrioleaRosalíalaatrevidísimaideadeacudiraella... ¡Qué horror! Esta idea fue al punto rechazada por ignominiosa. No,antes de humillarse tanto y perder tan en absoluto su dignidad, la Bringaspreferíaquesumaridoledieraelgranescándaloyledijesecuantohabíaquedecir... ¡Buena pieza era la talRefugio!Roja de vergüenza se ponía nuestraamiga sólo de pensar que se rebajaba a pedirle favores de cierta clase.Precisamente el día antes lehabía contadoTorresque ladichosaniña era elescándalo de la vecindad, y estaba enredada con tres o cuatro hombres a lavez.

Eldía5undependientedeSobrinoHermanosfueaavisaraRosalíaqueempezaba a llegar deParís el género nuevode la estación.Eranmaravillas.QueríaSobrinoque sudistinguidaparroquianaviese todoydiera suparecersobrealgunas telasdeunanovedadalgoestrepitosa.Acudióellaal reclamo;perolomuchoynuevoyricoquevionofueparteadistraerladelapenaquellenaba su alma.Habría deseado comprar todo o siquiera algo; pero ¿cómo,¡Santo Dios!, en la situación apuradísima en que estaba, amenazada de ungravecataclismodoméstico?«Estolohetraídoparausted»,—ledecíaSobrinocon infernal amabilidad. Pero ella, poniendo una cara desconsoladísima yquejándosededolordecabeza,negábaseacomprar,aunquelosojosseleibantras de las originales telas, y más aún tras de los admirables modeloscolocadosenlosmaniquís.Enfichús,encajes,manteletas,camisetas,pellizas,estabanallí lasMilyunanochesde los trapos.Eldía6, ya con el dogal alcuello,tristeyapenassinesperanza,conganasdeecharseallorarysintiendoensualmacomounsecretoanhelodeconfesarseasumarido,Rosalíavolvióacasa de Sobrino Hermanos. Iba por distraerse nada más y arrancar de sucerebro,duranteunrato,latemerosaimagendeTorquemada.PorlacalledelArenalencontróaJoaquinitoPez,elcual,muygozoso,ledijo:«Hemostenidoparte,mañanallegan».OírestoRosalía,yverelcieloabierto,lacerrazóndesualmadespejada, lacuestióndeldía9 resuelta,yelmundomejorado,y lahumanidadredimidadesusañejosdolores, fue todouno.Siguiópor lacalle

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adelante despidiendo alegría de su rostro fresco; y entrando en la tienda deSobrino,empezóavercosasyadarsobretodasellassuparecer,encareciendounas,desdeñandootras,nohartanuncadeverydecomentar.«Quemellevenestoacasa...Vaya,Sr.Sobrino,alfinsesaleustedconlasuya;mequedoconel fichú».Estasyotras frases, todas referentesaadquisiciones,matizabanelcharlarlocodeaqueldía.

XLIII

Llegó el grande hombre. Rosalía no se equivocaba al suponer que laprimeravisitadeél,ydespuésdequitarseelpolvodelcamino,seríaparasusamigosdePalacio.YdesdequeBringassefuealaoficina,emperejilosepararecibir al que,mientras estuvo ausente, había llenado su pensamiento en lashorasdemayor tristeza.PorquedefijoD.Manuelvendríade losbañosmásavispado,máscaballerescoymásliberalqueantes lofuera,y lofuemucho.La dama conoció sus pasos cuando se acercaba a la puerta, y le entró untemblor...luegounavergüenza...¡Ánimo,mujer!Echóunvistazoenelespejoasuaspectopersonal,queerainmejorable,ydespuésdehacerleaguardarunpoquito, salió a Embajadores... La emoción debió entorpecerla un poco alsaludarle.ApenassediocuentadequeconfundíaunaspalabrasconotrasydequeseembarullabaunpocoalhablardelacompletamejoríadeBringas.¡YquébuenoestabaPez!Parecíaquesehabíaquitadodiezañosmásdeencima,yquesehallabaenlaplenituddelostiempospisciformes.Suamabilidad,sudistinción no habían cambiado nada; pero algo observó Rosalía desde elprincipiodelavisita,quelehubodeparecertanextrañocomodesconsolador.EllahabíacreídoquePez,desdeelprimermomento,semostraríatanvivodegeniocomoeldíademarras,yenestosellevóunsolemnechasco.Miamigose presentaba juicioso, reservadísimo, y no tenía para ella sino lasconsideracionesdiscretasycomedidasquesedebenaunaseñora.¿Eraquesehabíaverificadouncambioradicalensussentimientos?Puesnoseríaporqueellanoestuvierabienguapa,queenrealidadhabíaechadoelrestoaqueldía...PasabatiempoylaBringasnovolvíadesuasombro,elcualseibaresolviendoen despecho amedida que Pez agotaba todos los temas de conversación, eltiempo,elcalordeMadrid,lasaluddetodos,lasconspiraciones,sintocar,nipor incidencia, el que ella estimaba más oportuno. El laconismo de lasrespuestasdeellayelénfasisnerviosoconqueseabanicaba,eranindiciosdesucontrariedad.YPez,cadavezmásfrío,conunciertoairecillodepersonasuperior a las miserias humanas, continuaba hablando de cosas indiferentescon admirable seso, sin perder la brújula, sin decir nada que anunciase unaconcienciavacilanteounavirtudenpeligro.Habíaseconvertido,porgraciade

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losairesdelNorte,enunvarónejemplar,modeloderectitudytemplanza.SuparecidoconelSantoPatriarcaantojóseleaRosalíamásvivoquenunca;peroconsideróaquellabellezarubiacomolamássosaperfeccióndelmundo.Nolefaltabamásquelavaradeazucenasparapasarafigurarenlacartulinadeloscromos de a peseta que se venden por las calles. A Rosalía empezó arepugnarletantacircunspección,yyaestabareuniendotodosudesprecioparadedicárselo por entero, cuando la idea de los compromisos del día 9 laacometióconfuria.Pez,leyendoensucara,ledijo:«Estáustedpálida».

Rosalía no le contestó.Estaba embebecida en su pena, diciendo: «Pecar,llámotenecesidadydigolamayorverdaddelmundo...Puesnonecesitando,¿quémujerhabrátantontaquenodesprecieatodaestacanalladehombres?».

Pez,unpocomástierno,díjolequenotabaenellaalgodeextraño,tristeza,quizáspreocupacionesgraves.Estaindicaciónlaconsideróellacomounafelizcoyuntura para decir algo. Iba a probar si Pez era el mismo caballerovivaracho y rumboso de antes, o si se había trocado en un empedernidoegoísta. La dama, haciendo también graciosos alardes de reserva, replicó:«Cosasmías.Loqueamímepasa,¿aquiéninteresamásqueamísola?».

Lentamente mi amigo descendía de aquellas cimas de virtud en que sehabíaencaramado.Inclinosemáshaciaellaylehablódeingratitudentonodequejaamorosa.Rosalíavislumbróhorizontesdesalvaciónquealumbrabancondébilluzlastinieblasdeaquelfunestodía9,yatanpróximo.Comollamarondesúbitoalapuertayentraronlospequeños,nopudoladeBringassermásexplícita,niPez tampoco;únicamente tuvoella tiempodehacerconstarunacosa:«Deseabamuchoqueustedvolviese.Tengoquehablarle...».

Losbesuqueosdelosniñosinterrumpieronestagrataconferencia,queibatan conforme al plan de la Pipaón. Peromás tarde, después del regreso deBringas y del largo párrafo que él y Pez echaron sobre las cosas políticas,Rosalía tuvo ocasión de cambiar con su amigo más de una palabra en laSaleta,secretamente,conloqueélpusopuntoalavisitayseretiró.

MásbientristequealegreestuvolaPipaóntodaaquellatardeynoche.Suesposoadvirtióenellaunasobriedadverbalquerayabaenmutismo;ysegúnsu costumbre, no hizo esfuerzo alguno por corregirla. En toda casa espreferiblesiemprelaconcisióndeunamujerasulocuacidad,yThiersnoteníagranempeñoenalterarestaregla.Enlamañanadeldía8,Rosalía,vestidaconpulcrasencillez,sedespidiódesumarido.Ibaamisa,comolodemostrabaeldevocionariocontapasdenácarquellevaraenlamano...Sumaridonodebíaextrañar que tardase algo, pues iba a ver a la de Cucúrbitas que estaba enpeligrodemuerte.

«OíqueledabanhoylosSacramentos»—dijoBringasconverdaderapena.

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Saliódespuésdedarsusdisposicionesparaelalmuerzo,enlapresunciónde tardar algo, y Thiers se quedó en manos del barbero, pues desde laenfermedadnoconfiabaensuvistalobastanteparaafeitarsesolo.AsuladoestabaPaquitodeAsís,aquienelpapáechabaunareprimendaamistosaporvariosmotivos;eraelunoqueminiño,nopudiendosustraersealainfluenciaquesobrelajuventudejercetodaideaexpansiva,sehabíadejadocontaminaren laUniversidaddelmalde simpatíaspor la llamada revolución.Entre suscompañerostremolabaelestandartedeloscurantismo;perodepocoacáhabíaen su pensamiento reservas, condescendencias, debilidades...; en fin, que elangelito estaba algo tocado del virus... «Del virus revolucionario—repitióBringasdosotresvecesmientraslerapaban—,yesprecisoqueesosetecurederaíz.Yaverás,yaveráslaquesearmasitriunfaesacanalla.LoshorroresdelaRevoluciónfrancesavanasersainetesencomparacióndelastragediasqueaquítendremos».

Otramaña del mozalbete traíamuy quemado a D. Francisco, y era queempezaba a dañar su espíritu elmaleficio de una perversa doctrina tituladakrausista. Bringas la había oído calificar de pestilente a un sabio capellánamigosuyo.Dealgúntiempoacá,PaquitodeAsísandabaconunasenredosasmonsergasdelyo,elnoyo,elotroyeldemásallá,quesacabandequicioalbuenD.Francisco.Esteledijo,enresumidascuentas,quesinoechabadesucabeza aquellas filosofías, le iba a quitar de la Universidad y a ponerle dehorteraenunatienda.

Trascurriótodalamañana,ycansadosdeesperaraRosalía,almorzaron.Laseñorallegóaesodelauna,unpocosofocada.«Muymalitalapobre»—dijoadelantándoseasumarido,queyateníalabocaabiertaparapreguntarloporlahermana de Cucúrbitas. Y se encerró en el Camón para quitarse el velo ycambiar de vestido. Por la tarde salieron todos a paseo con los trapitos decristianar, en correcta formación, los pequeños muy compuestitos, mamá ypapátangravesyapersonadoscomosiempre.Buenoserádecirquenunca,entiempo alguno, había la Pipaón de la Barca tenido a su esposo por másrespetable que aquel día... Le miraba y le oía con cierta veneración y seconceptuabaextraordinariamente inferioraél,pero tan inferiorquecasicasinomerecíafijarsusojosenél.Atontadaydistraídaestuvoenelpaseo,yensucasa, por la noche, más aún. Su espíritu, apartado de las sencillas escenasdomésticasydecuantoallísehizoysedijo,vivíaenregióndistinta,atentoacosasremotasydesconocidasabsolutamenteparalosdemás.«Vayaqueestásenbabiaestanoche—dijoBringasalgoenojado—,alnotarlaterceraocuartadesusequivocaciones».

Yellano seatrevióachistar.Después,mientraselpadrey lospequeñosjugabanalalotería,encerroseellaenelCamón,yallí,sentada,cruzadoslosbrazos, la barba sobre el pecho, se entregó a las meditaciones que querían

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devorarsuentendimientocomolallamadevoralaaristaseca.

XLIV

«¡Qué cara puso!... Aunque lo disimulaba, conocí que le había sabidomal... Este viajeme ha arruinado... A las niñas se les antojaba todo lo queveíanenBayona...Hegastadolarentadeunaño...Apesardeeso,veremos,yo lo arreglaré... lo buscaré... ¡Oh, Virgen! Venderse y no cobrar nuestroprecio,estremendacosa...Perono;élharáunesfuerzopornoquedarconmigoenunasituacióndesairadayridícula...(Exhalandotressuspirosseguidos,queformabancomounrosariodecongoja.)Mañanaloveremos.Mañanaalasdiezrecibiré la contestacióndefinitivade loquepuedehacer... ¡Oh!, él reventaráantesqueponerseenridículo...Sinolotiene,quelobusque.Essudeber.¿Novalgoyomás,muchísimomás?¿Noledoyuntesoroporunamiseria?¿Quéesestoencomparacióndelasfortunasquehanconsumidootras?Vergüenzadanombrar tal cantidad delante de un caballero... Tengo enmi boca todas lashielesqueunabocapuedesentir...».

En dolorosa incertidumbre pasó la noche, despertando a cada instante alaguijonazodesuideacandenteyaguda.Elcuerpodormíaylaideavelaba.Nopodíalaesposamirarsinenvidialadulcepazdeaquellaconcienciaqueasuladoyacía.EldormirdeD.Franciscoeracomoeldeunmozodecuerdaqueha tenidomucho trabajo durante el día y que al cerrar los ojos se quita deencima también todas las cargas del espíritu. ¡Dichoso hombre! Él no teníanecesidades y era feliz con su trajemahón.No veíamás allá de su corbatacursiybarata,deaquellasquevendenlostenderosalairelibreinstaladosenlaesquinadelaCasadeCorreos.«Dimetusnecesidadesytedirésiereshonradoono».EsterefránlesalíaaRosalíadelcerebrosinqueellasedieracuentadesermaestraenfilosofíapopular.

«Porque los santos, ¿qué fueron?—decía—;personasaquienesno se lesimportaba nada salir a la calle hechos unos adefesios. Indudablemente notengo yo esta despreocupación, que es la base de la virtud. Digan lo quequieran, el santo nace. No se adquiere este mérito con la voluntad, ni hayquienloposeasinolohatraídoconsigodelotromundo.Mimaridonacióparacursiymoriráenolordesantidad».Estonoquitabaqueleenvidiase,puesibaviendolossinsaboresquetraeylocaroquecuestaelnoquerersercursi.Lainfeliz estaba rodeada de peligros, llena de zozobras y remordimientos,mientrassuesposodormíatranquiloalladodelabismo.

Dormía como si tuvieramuy lejos la vergüenza que tan próxima estabarealmente. Y por más que la vanidosa quisiera aplacar su conciencia con

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sofismas, la conciencia no se dejaba embaucar y se revolvía inquieta. Suaspecto,horriblementeacusador,nopodíaservistoporRosalíamientrasaestanoselequitarandedelantedelosojos,primero,elconflictodeldía9,cuyasolución exigía sacrificios grandes, sin exceptuar el de la honra; segundo,ciertastelarañasdesedaqueleenvolvíanlacara,puesenlainquietudfebrildeaquellanoche,todassusideas,susremordimientosmismos,pasaban,comolaluzporuntamiz,altravésdeunconfusoimaginardegalasyperendenguesdeotoño.

Por la mañana, cuando llevó el chocolate a Bringas, hallole alegre ydecidor, tarareando canciones. Ella, por el contrario, se acobardabaconsiderablemente. Más tarde, Cándida, que era la encargada de traerle decasadeSobrinolascompras,paranoinfundirsospechasalratoncitoPérez,lellevóvariascosas.Tanabstraídaestabaladama,considerandolospeligrosdeaqueldía,quenotuvoespíritumásqueparacontemplarelorgandíylafelpilladurante breves minutos, y lo guardó todo precipitadamente en una de lascómodas...AlasoncerecibiríaloqueesperabadePez.SobrelasdiezymediaibaBringasinvariablementeasuoficina.Aqueldíafuemenospuntualquedecostumbre, ymientras almorzaba, todo aquel regocijo conquedespertara sedesvaneció,porquePaquitoleleyóunospapelesclandestinosquecorríanporMadrid,amenazandoalaReinayasegurandolaproximidaddesucaída.«Simevuelvesatraeraquíesasasquerosidades—dijoThiersbufandodeira—,tequito de la Universidad y te pongo de hortera en una tienda de la calle deToledo».

Sefue trinando,yalpocorato recibióRosalíaelpapelqueesperabacontanta ansia. «Abulta poco—pensó, con el alma enunhilo,metiéndose en elCamónparaabrirelsobreasolas,puesandabaporallíCándidaconcadaojocomounasaeta—.Abultapoco—repitió sacandodel sobreunpapel—;aquínovienenada».Yenefecto,noeramásqueunacarta,escritaconlalimpiaycorrecta letra del director deHacienda.La cólera que invadió el alma de laPipaón al ver que la carta no traía consigo compañía de otros papeles, leimpedía leer.Ensumanotemblabaelpliego,escritopor trescarillas.Leíaasaltos, buscando las cláusulas terminantes y positivas. En pocos segundosrecorrió la dichosa epístola... Cada frase de ella le desgarraba las entrañascomo si las palabras fueran garfios... «Estaba afligidísimo, desolado, por nopodercomplacerlaaqueldía...».«Éraleimposibledetodopunto...».«Sehabíaencontradolacasaenunatrasolamentable,conuncúmuloenormedecuentaspor pagar...». «Su situación era angustiosa ymuy otra de lo que al exteriorparecía...». «Declaraba sin rebozo, en el seno de la confianza, que todo elboatode sucasanoeramásqueapariencia...».«Apesardeesto, élhubieraacudidopresurosísimoenauxiliodesuamiga,sicasualmenteenaquelmismodíanotuvieraunvencimientoineludible...».«Peromásadelante...».

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Rosalíanopudoacabardeleer.Laira,lavergüenzalacegaron...Rompiólacartayestrujólospedazos.¡Sipudierahacerlomismoconelvil!...Sí,eraunvil,puesbienlehabíadichoellaquesetratabadeunacuestióndehonraydelapazdesucasa...¡Quéhombres!Ellahabíatenidolailusióndefigurarseaalgunosconproporcionescaballerescas...¡Quéerroryquédesilusión!¡Yparaeso se había envilecido como se envileció!Merecía que alguien le diera debofetadas y que su marido la echara de aquel honrado hogar... Ignominiagrandeeravenderse,perodarsedebalde...!Alllegaraesto,lágrimasdeiraydolorcorrieronporsusmejillas.Eranlasprimerasquederramabadespuésdecasada,pueslasquehabíavertidocuandosushijosteníanalgunaenfermedadgraveeranlágrimasdeotraclase.

Y lo peor de todo era que estaba perdida... Si a las tres de la tarde noentrabaencasadel inquisidor,dineroenmano...El tal laesperaríahasta lastres,hastalastres,niunminutomás.Pensandoesto,Rosalíasentíaunvolcánensucabeza.¿Yaquién,VirgendelCarmen,volveríasusojos,aquién?...Nipara encomendarse a todos los Santos y a todas las Vírgenes tenía yaserenidadsuespíritu.Enélnocabíamásqueladesesperación...Perocuandoseentregabaaella,sindefensa,unrayodeesperanzacruzóporlaatmósferatempestuosadeaquelcerebro...Refugio...

Sí,Torres ledijopocosdíasantesqueRefugiohabíacobradoencasadeTrujillo diez mil reales que su hermana le mandaba para poner elestablecimiento.

XLV

Eltiempoahogaba;lasituaciónnoadmitíaespera.Sindetenerseameditarlaconvenienciadeaquelpaso,seaventuróadarlo.Eranlasdoce.«AntesqueBringas me descubra—decía poniéndose precipitadamente la mantilla—,prefieropasarportodo,prefierorebajarmeapedirestefavorauna...».

RefugiovivíaenlacalledeBordadores,frentealaplazoletadeSanGinés,enunacasadebuenaapariencia.SorprendióaRosalíaelaspectodecentedelaescalera.Creíaencontrarunaentradainmundayvecindadmalísima,yeratodolocontrario.Lavecindadnopodíasermásrespetable:enelbajounatiendadeobjetosdebronceparaelcultoeclesiástico;enelentresueloungranalmacénde paños de Béjar, con placa de cobre en la mampara; en el principal, laredaccióndeunperiódicoreligioso.EstodioaladeBringasmuchosánimos,ybien losnecesitaba la infeliz, pues iba comoalmatadero, considerando loqueaquelpasoladegradaba.«¡Loquepuedelanecesidad!—pensóaltirardelacampanilladelsegundo—.Yquiénmehabíadedecirqueyobeberíadeesta

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agua.Ahorasólofaltaquemeecheacajasdestempladas,paraqueseamayormivergüenzaymicastigocompleto».

La misma Refugio le abrió la puerta, y sorprendiose mucho de verla.Rosalía,turbadísima,vacilabaentrelarisaylaseriedad,nosabíasiaplicarala de Sánchez el trato familiar o el trato fino. El caso era muy extraño yencerraba un problema de sociabilidad de muy difícil solución. Desde lapuerta a la sala no hubo más que medias palabras, frases cortadas,monosílabos.

«Paseustedporaquí—dijoRefugioalaseñoradeBringasindicándolelapuertadelgabinete—.Celestina,ayúdameadesocuparestossillones».

LaquerespondíaalnombredeCelestinadebladesercriada.Asílopensónuestra amiga en los primerosmomentos,mas luego hubo de rectificar estejuicio.ElaspectodeCelestinaeratanextrañocomoeldeRefugio,yalmismotiempotansemejantealdeesta,quenosepodríafácilmentedecircuáldelasdos era la señora. «Lo probable—pensó la Bringas sentándose en el primersillónquesedesocupó—,esqueningunadelasdoslosea».

LadeSánchezteníasuhermosocabelloenelmayordesorden.Nosehabíapeinadoaún.Cubría subusto ligerachambra, tanmalcerrada,queenseñabaparte del seno ubérrimo. Arrastraba unos zapatos de presillas puestos enchancleta,ylostaconesibanmarcandosobreelpisodebaldosínuncompásdepasoshartoestrepitoso.

«Ibaaecharmelabata—dijoRefugio,despuésderevolverenunmontónderopasqueestabasobreelsofá—,perocomoustedesdeconfianza...».

—Sí, hija, no te molestes—replicó la de Bringas afirmándose en lanecesidaddeseramable—.Conestecalor...

Mientras esto decía, observó la pieza en que estaba. Nunca había vistodesbarajustesemejantenitanestrafalariamezcladecosasbuenasymalas.Lasala,cuyapuertadecomunicaciónconelgabineteestabaabierta,parecíaunatrastienda, y encima de todas las sillas no se veía otra cosa que sombrerosarmadosyporarmar,piezasdecinta,recortes,hilachas.Destapadascajasdecartónmostrabanmanojosdefloresdetrapo,finísimas,todasrevueltas,ajadasen lo que cabe, tratándose de flores contrahechas.Algunas, aunque parezcamentira,pedíanquelasrociaranconunpocodeagua.Tambiénhabíafichúsdeazabachey felpilla, camisetasdehiloyalgunaspiezasdeencaje.Estamasacaóticadeobjetosdemodaextendíasehastaelgabinete, invadiendoalgunasdelassillasypartedelsofá,confundiéndoseconlasropasdeuso,comosiunamano revolucionaria se hubiera empeñado en evitar allí hasta lasprobabilidades de arreglo. Dos o tres vestidos de la Sánchez, enseñando elforro, con el cuerpo al revés y las mangas estiradas, bostezaban sobre los

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sillones.Unabotadepielbronceadaandabapordebajodelamesa,mientrassuparejasehabíasubidoalaconsola.Unlibrodecuentadelavanderaestabaabierto sobre el velador mostrando apuntes de letra de mujer:Chambras 6;enaguas14,etc...Elveladoreradehierroconbarniznegroyflorespintadas.Sobre la chimenea, un reloj debroncemuy elegante alternaba indignamentecondosperrosdeporcelanadorados,demalísimogusto,conlasorejasrotas.Lasláminasdelasparedesestabantorcidas,yunadelascortinasdesgarrada;elpisollenodemanchas;lalámparacolganteconeltuboahumadísimo.Porlamal entornada puerta de la alcoba se veía un lecho grande, dorado, dearmaduraimperial,sindeshaceryconlasropasendesorden,comosialguienhubieraacabadodelevantarse.

Refugio creía que la señora deBringas la visitaba, cediendo al fin a susinstancias,paraverlosartículosdesuindustria.

«Ha venido usted un poco tarde—le dijo—. ¿Sabe usted que estoyvendiendo todo? Yo no sirvo para esto. No sé en qué estaba pensando mihermanacuandoseleocurrióqueyopodíametermeacomerciante...Paraqueusted sehaga cargo... desdeque estoy en esto, nohehechomásqueperderdinero:pocospagan,yyonotengogenioparaimportunar...Así,cuantomáspronto salgade estospingajos,mejor.Muchas señorashanvenido,y sevanllevandolopocoquemequeda».

—Sin embargo—dijo Rosalía, sacando de una caja varios marabouts yaigrettesydeotralazosycordones—,aúnhayaquícosasmuybonitas.

—¿Le gustan a usted esas aigrettes?...—manifestó Refugio, gozosa depoderserrumbosaconella—.Puedellevárselas...selasregalo.

—¡Oh!,no...nofaltabamás...

—Sí,sí,quetengomuchogustoenello.

Para que alguname lo compre y no lo pague, valemás...Mire usted—añadió pasando a la sala—, también le doy este sombrero: está sin arreglar,peropuedeustedllevarselacintaquequiera.

Rosalía, asombrada de esta generosidad, y un tanto dispuesta a mirar aRefugioconojosmásbenévolos,insistíaenrechazarlosobsequios.

«¿Me desaira usted porque soy pobre?»—le dijo con aceradareconvención.

SiRosalíanohubieraidoaverlaconelobjetoquesabemos;sisuafándeproporcionarse dinero no fuera tal que la obligaba a pasar por todo,seguramentehabríarechazadolasfinezasconqueaquellamujer,taninferioraellapor todosconceptos,quería subirhasta suelevadaesfera;peronoquisomostrarle esquivez en el momento de pedir un favor... ¡Y qué favor tan

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denigrante!Cuandoleveníaalpensamientolaideadeformularsupetición,seempapabatodosuserenrepugnancia,comosiporlosporosleentraraunlicorasqueroso y amargo y corriese por sus venas y le subiera al paladar.Variasvecesquisohacersudemanday faltáronle fuerzasparaello.Hastapensónodecirnadayhuirdeaquellacasa.Perolalógicainflexibledesunecesidadlaamarraba allí, y no viendo a su compromiso otro remedio, érale forzosoapechugarconaquelcaliz.«Yaquehehechoelsacrificiodevenir—pensaba—, nome voy sin probar fortuna». El tiempo apremiaba; ya había dado launa...Dos o tres veces trajo las palabras de lamente a la boca, y allí se lequedaron revueltas con una saliva que era hiel pura. «¡Qué tonta soy!—pensaba—. ¡Tener reparo delante de esta chiquilla...!». Por fin, tanto luchó,quelaspalabrassalierontropezando.Lainfelizseabanicaba,fingiendopocointerésenelasunto,yhacíaesfuerzosparaaparecerserenayahuyentardesusmejillaselborbotóndesangre.

«Bueno...puesahora,Refugio,vamosahablardeotracosa.Yohevenidoapedirteunfavor».

—¿Unfavor?—dijolaotraconvivísimacuriosidad.

—Unfavor,sí—añadiólaBringas,aquienaquellacuriosidaddesconcertóunpoco—.Esdecir,sipuedes,quesino,nohayquehablar.

—Usteddirá...

—Pues... es decir, si puedes—prosiguió la dama, tragándose la hiel quetantoleestorbaba—.Yonecesitounacantidad.Meconstaquetú tienes...Séque has cobrado en casa de Trujillo no sé cuanto... Pues bien, si quieresprestarme por unos días cinco mil reales, te lo agradeceré mucho... Seentiende,sipuedes,sino,no.

XLVI

¡Quédescansadasequedócuandolodijo!Parecíaqueelgranpesoqueensu pecho tenía se aligeraba. Refugio la oyó con calma, no pareciendosorprendida. Después hizo con la boca unos mimos muy particulares. Sucontestaciónnotardómucho.

«Le diré a usted... dinero tengo, pero no sé si podré disponer de él.Metraeránmañanaunascuentasmuygordas...».

Mirábalaa losojoscon impertinente fijeza.Rosalíahubieradeseadoqueno lamirase tantoyque ledieseprontoeldinero.DespuésdeunapausaenqueRefugioparecíahacer estudiosdecálculoenel entrecejode laBringas,

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tornóadecir:

«Loqueeseldinero...lotengo,veausted».

Revolvió un cajoncillo que parecía costurero, y del fondo de él sacó unpuñado de cosas. Eran trapos, hilos desmadejados y billetes de Banco,formandotodounamasa.

«Veausted...nomefalta.Pero...».

ARosalíaseleencendieronlosespírituscuandoviolosbilletes.PeroselellenarondetinieblascuandolacondenadachicadeSánchezvolvióametereldineroenloprofundo,ymoviendolacabeza,ledijo:

«¡Ay!,nopuedo,señora,nopuedo...».

LaPipaónpensóasí:«Loquequiereestabribona,esqueyomehumillemás, que yo le ruegue y le suplique y haga algún puchero delante de ella...quierequemearrastreasuspiesparapisotearme...¡Ah!,cochinísima,siyonoestuvieracomoestoy,¿sabesloqueharía?Pueslevantartelafaldaycogerelpalo de una escoba y llenarte de cardenales ese promontorio de carne quetienes...Grandísimaloca,¿quémáshonraquieresqueprestartúdineroaunapersonacomoyo?».

Comoesnatural,nadadeestoquepensabaladamafuedicho.Alcontrario,huboderecurriraexpresionesmelosasyapropiadasalocríticodelcaso.

«Piénsalo bien, hija. Quizás puedas... Lo que tienes que pagar tal vezpuedaaplazarseporunosdías,mientrasquelomío...».

—Qué más quisiera yo—dijo la otra con afectada conmiseración—.Bastantesientoquesevayaustedconlasmanosvacías...

El sentido altamente protector de esta frase humilló aRosalíamás de loque estaba. La hubiera cogido por aquellos pelos tan abundantes, pararestregarleelhocicocontraelsuelo.

«¿Nopodríashacerunesfuerzo...?»—indicó,sacandovalordelointimodesupecho.

—¡Quémás quisiera yo!...Me da tristeza de no poder socorrer a usted.Creaquelosientomuydeveras.YoharíacualquiercosaenobsequiodeustedydeD.Francisco...

—No—dijoRosalíaconviveza, lastimadadeoírelnombredesumarido—.Esto es cosamía exclusivamente.Ni hay para qué enterar aBringas denada...¡Oh!,escosamía,mía...

—¡Ah!... ya—murmuró Refugio, mirándola otra vez fijamente en elentrecejo.

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Rosalíaadvirtióquedespuésdeobservarla,lamalditarevolvíadenuevoenelcosturero...¿Seablandabaalfinysacabalosbilletes?No...Hizoungestocomodepersonaqueseesfuerzaentenercarácterparavencersudebilidad,yrepitió:

«No puedo, no puedo... Y lo que usted no consiga de mí, ¿quién loconseguiría?PorustedoporD.Franciscoharíalosimposibles,ymequitaríaelpandelaboca.Creaustedquetengomiedoamifaltadecarácter;yosoymuy tonta, y si ustedme lloramucho, puede queme ablande y caiga en latontería de prestarle el dinero; la tontería, sí, porque me hace muchísimafalta».

«Nada—pensó Rosalía hecha un basilisco—. Esta sin vergüenza quierequemelepongaderodillasdelante...Noloveráella».

En alta voz, afectandouna calmaque estabamuy lejos de tener, le dijo:—«Sitantaextorsióntecansa,nohaynadadelodicho».

—No puedo, no puedo. Es un compromiso tan grande el que tengo...—manifestólaSánchezeneltonodequiencortaunacuestión.

—Bueno,noteapures...

—Conque...¿ycómonohanidoustedesabaños?

Estecambiocompletoenlaconversación,pusoaRosalíasobreascuas.Sedoblaba lahoja.Nohabíaquepensarenelpréstamo.Alaestúpidapreguntadelveraneocontestólaseñoraconlaprimersandezqueselevinoalaboca.En aquel momento sentía tanto calor que se habría echado en remojo paraimpedirlacombustióncompletadesucuerpotodo.

«Hija,haceaquíunbochornohorrible».

—Espereusted,entornarélasmaderasparaqueentremenosluz.

Duranteun rato, laPipaón,conelalmaenunhilo,miró lasestampasdetorerosqueadornabanlapared.Veíalasconfundidasconladesazónangustiosadesualma.Aquelafánsojuzgabasudignidaddetalmodo,quenovacilóenhumillarseunpocomás.Dandoconsuabanicoungolpecitoen larodilladeRefugio,pronuncióestaspalabras,alascualeshubodedar,nosinesfuerzo,untonilloligeramentecariñoso:

«Vaya,mujer;préstameesedinero».

—¿Qué?—preguntóRefugiosorprendida. ¡Ah!,eldinero.Creaustedquenomeacordabayadesemejantecosa...¿Peroqué,tantafaltalehace?¿Estanfuerteelsofoco?Francamente,yocreíqueusteddabaarédito,noquetomaba.

A esta maliciosa observación, habría contestado Rosalía tirándole deaquellas greñas despeinadas. ¿Pero qué había de hacer? Tragar acíbar y

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someterseatodo.

«Sí,hija,elcompromisoesfuertecillo.Siquieres,setedaráinterés...comoteconvenga».

—¡Jesús!, nome ofenda usted. Si yo le prestara a usted lo que desea, ysientomuchonoestarensituación, loharíasin interés.Entrepersonasde lafamilianodebeserdeotramanera.

CuandooyóladePipaónqueaquellabuenapiezasecontabaentrelosdelafamilia,estuvoapuntodeperderlosestribos...Erademasiadosuplicioaquelpara resistirlo sin estallar. Rosalía apretaba los dientes, haciendo cuantasmuecas fueronnecesariaspara imitar sonrisas. «Deboestar echando espumaporlaboca—pensaba—.Sinomevoyprontodeaquí,creoquemedaalgo».

Refugiovolvióametersumanoenelcostureroysacóelenvoltoriodelosbilletes. ¡Jesús divino! ¡Si al fin se resolvería...! La de Bringas la vio, condisimulada ansia, sobar y repasar los billetes como si los contara.Después,moviendolacabezaenseñaldedesconsuelo,dijolamuy...:«Sinomequedayanada...¡Ay!,señora,noesposible,noesposible».

Pero no guardó el envoltorio en donde estaba, sino que lo puso sobre lachimenea.EstedetalleavivólasmuertasesperanzasdeRosalía.

«Porquemireusted—agrególaotraestirándoseenelsillón,comosifueraunacama,y tocandocasiconsuspies lasrodillasde ladama—;aquídondemeve,estoyarruinada.Memetíenunnegocioquenoentiendo,ycomonotengocarácter, todossehanaprovechadodemipavisoseríaparaexplotarme.Al principio, muy bien; la mar salada y sus arenas... Yo recibía el género,veníanlasseñorasyselollevabancomolaespuma.Comoqueeratododelomejor, y nada caropor cierto.Pero cuando tocaban a pagar... aquí te quierover.«Quemeesperea lasemanaqueentra...»«Quepasaréporallí...»«Quevuelva...»«Quenotengo...»«Quetorna,quevira»,yafindefiesta,miseriaytrampas. Ay, qué Madrid este, todo apariencia. Dice un caballero que yoconozco,queestoesunCarnavaldetodoslosdías,enquelospobressevistendericos.Yaquí,salvomediadocena,todossonpobres.Facha,señora,ynadamásquefacha.Estagentenoentiendedecomodidadesdentrodecasa.Vivenenlacalle,yporvestirsebienypoderiralteatro,hayfamiliaquesemantienetodoelañocontortillasdepatatas...Conozcoseñorasdeempleadosqueestáncesanteslamitaddelaño,ydagustoverlastanguapetonas.Parecenduquesas,ylosniñosprincipitos.¿Cómoeseso?Yonolosé.Diceuncaballeroqueyoconozco, que de esos misterios está lleno Madrid. Muchas no comen parapoder vestirse; pero algunas se las arreglan de otromodo...Yo sé historias,¡ah!, yo he visto mundo... las tales se buscan la vida, se negocian el trapocomo pueden, y luego hablan de otras, ¡como si ellas no fueran peores!...Total,quedeloquevendínohecobradomásquelamitad:laotramitadanda

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sueltaporahí,ynohaycristianoque lacobre. ¡Sopla-ollas, fantasmonas!Yluegoveníanaquídándoseunpisto...«Grandísimas...—lesdigoparamí—,yono engaño a nadie; yo vivo demi trabajo. Pero vosotras engañáis a mediomundo,yqueréishacervestidosdesedaconelpandelpobre»Yóigalasustedechar humo por aquellas bocas, criticando y despreciando a otras pobres.Algunahahabidoquedespuésdemirarmeporencimadelhombro,ydehacermilenredosparanopagarme,havenidoaquíapedirmedinero...¿Yparaquésería?...talvezparadárseloasuquerido».

Al soltar esta retahíla con un énfasis y un calor que declaraban hallarsemuy poseída de su asunto, echaba sobre la infeliz postulante miradasardientes. Esta, hinchando enormemente las ventanillas de la nariz, los ojosbajos, el resuello fatigoso, oía y se amordazaba y contenía sus ganasfuribundasdehacerodecircualquierdisparate.

XLVII

«Por ese descaro—le hubiera dicho ella—, por ese cinismo con que túhablasdeseñoras,cuyozapatonomerecesdescalzar,setedebíaarrancaresalengua de víbora y luego azotarte públicamente por las calles, desnuda demediocuerpoarriba,así,así,así...».

Ensumente,ledabalosazotesylaponíaencarneviva.TanvoladaestabayalaBringasytangrandeesfuerzoteníaquehacerparacontenerse,quehallópreferible cualquier catástrofe doméstica al tormento horroroso que padecía.«Me voy—pensaba—, no puedo aguantar. Prefiero que mi marido medesprecieymeesclavice,aqueestamiserablemeescupalacaracomomelaestáescupiendo».

Peroalpensaresto, figurábaseveralseñordeTorquemadaexponiendoaD.Francisco,conlarosquillapordelante,laobligacióndesatisfacerladeuda;representábase luego al irritado esposo... No, con todo el poder de suimaginación, no podía representarse la noble ira de aquel santo hombre tanenemigo de enredos. «Antes que eso—concluyó por decir—, todo, todo,incluso que esta frutilla temprana me pisotee... Yo sola paso la vergüenza;nadiemelosabeyninadiemelohadesacaralacara».

«Un caballero amigo mío—dijo Refugio pasando de aquel tonoconvencidoaldelajovialligereza—,mehadichoqueaquítodoespobretería,queaquínohayaristocraciaverdadera,yquelagranmayoríadelosquepasanporricosycalaverasnosonmásqueunoscursis...Porqueveausted...¿Enquépaís del mundo se ve que una señora con título, como la Tellería, ande

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pidiendomil realesprestados,comomeloshapedidoamí?Aquíhahabidoquiensehapegadountiroporhaberperdidoseiscientosrealesaunacarta.Ycuando un señorito se gasta cien claretes con una mujer, dicen que haarruinadoalafamilia.Puesnoquierohablardelosquevivendegorra,comomuchitosaquienesyoconozco,quevana los teatrosconbilletes regalados,que viajan gratis, y hasta se ponen vestidos usados ya por otras personas...¡Todo por aparentar!... Cuando veo a estos tales,me pongo yomuy hueca,porquenodeboanadie,ysilodebolopago;vivodemitrabajo,ynadietienequeverconmisacciones,yloprimeroquedigoesquenoengañoanadie,queelquenomequieraasíquemedeje,¿estáusted?,porquede lomíocomo...Celestina,veteaLevanteydiquenostraigancafé.¿Quiereustedcafé?».

—Gracias,replicóRosalíacondesabrimiento,yagastadaslasfuerzas.

Levantosepara retirarse.Aquellamujer le repugnaba tantoyheríade talmodo su orgullo con lo ordinario de aquellas expresiones y la ruindad deaquellospensamientos,quenoquisohumillarsemás.Refugioladetuvoporelbrazo,diciéndoleenunacarcajada:

«¿Deverasnoquiereustedtomarcaféconnosotras?Espérese,quesemeestáocurriendodarleeldinero».

Rosalía se sentó,y alegrósele el almaconestaspalabras.Aqueldiablilloqueteníadelanteyquelehacíamilmuecasindecentes,tornosehumanoyaunagradable.

«Sonlasdosycuarto»—suspiróladeBringassinpoderdejardesonreír,yencontrandounagraciaparticularenlabocagrandeyenladentaduramelladadeRefugio.

—¿Aquéhoratienequepagar?

—Alastres—sedejódecirlaotracongranespontaneidad.

—Aúnsobratiempo.

OyoseelruidodelapuertaqueCelestinahabíacerradodegolpe,alsalirenbuscadelcafé.Ladeldientemenos,estirándosemásy tomandounaactitudmásqueperezosa,chabacana,ledijoentrerisasmuydescorteses:

«Si estuviera aquí laSeñora, no pasaría usted esos apurillos, porque conecharseasuspiesy llorarleunpoco...DicenquelaSeñoraconsuelaa todaslasamigasquelevanconhistoriasyquetienenmaridostacañosoperdularios.Ya se ve; si yo tuviera enmimano, comoella, todo el dinerode la nación,tambiénloharía.Perodéjeseustedestar,queyaleajustaránlascuentas.Diceuncaballeroquevieneacasa,queahorasíquesearmadeveras».

«¿Perocuántoscaballerosconocestú,grandísimoapunte?—lehabríadichoRosalía,sihubieraestadoensituacióndesersevera—.Tútratascontodoslos

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caballeros del género humano. ¿No habrá uno que te tire, de una bofetada,todoslosdientesquetequedan,yque,porcierto,sonmuybonitos?».

—Sí,loqueesahora—añadióRefugiocondesparpajo—,cambiaremosdeaires...VayanconDios.Habrálibertad,libertades...

Estafaltaderespeto,estamaneradehablardeSuMajestadenfadótantoala dama, que estuvo a punto de dar al traste con toda su circunspección yllegarsealainfameydecirle:

«Para que aprendas a hablar como se debe, toma este arañazo...».Contentose con dos o tres monosílabos de reprobación. Su cara estaba yacomounpimiento.EnunadeaquellasmanotadasquedabalaSánchez,tiróuncestitoquesobrelachimeneaestaba,ydeélcayóunacajetilladecigarros.

«¿También fumas, cochinaza?»—habríale preguntado Rosalía, si hubierapodido hablar con espontaneidad; pero miró a la otra recoger del suelo lacajetilla,ynodijonada.

Alpocoratoentróelmozoconelcafé,ydejóelserviciosobreelvelador.Fue preciso quitar muchas cosas para hacerle sitio. Refugio y Celestina,después de repetir su invitación a la de Bringas, se prepararon a tomarlo.Ambassedabanrespectivamenteelmismotratamientoysetuteabanconigualfranqueza.Lodicho,nosesabíacuáldelasdoseralacriadaycuállaseñora,aunquerealmenteCelestinaestabaunpocomásderrotadaquelaotra.

«¡VirgendelCarmen!—exclamóparasíRosalía—.¡Conquégentemehemetido!...SielSeñormesacaenbiendeestemalpaso,nuncamásvolveréadarotrosemejante».

—Celestina—dijolamelladaentonoamistoso—,¿yyonomepeinohoy?

Laotraexplicósutardanzaconlomuchoqueteníaquehacer.Todoestabaaúnsinarreglar,elgabinetecomounaleonera,laalcobalomismo...CuandoRefugioacabódetomarsucaféyCelestinaempezabaaponeralgúnordenenelgabinete,Rosalía,nopudiendorefrenarsuimpaciencia,cerróconestrepitoelabanico...

«Debedesermuytarde.Lastresmenoscuartoquizás».

—Lo peor de todo—dijo Refugio, jugando con su víctima—, es que...Ahorameacuerdo...Sinopuedo,nopuedodarleaustednada.Yasemehabíaolvidadoquehoymismo,estatardemisma,tengoquepagardosmilypicodereales.

Rosalía creyó firmemente que una culebra se le enroscaba en el pecho,apretándola hasta ahogarla. No tuvo fuerzas para decir nada. Hubiéraseabalanzadoalamiserableparaclavarleenaquellacaradiablescalasdiezuñasde sus extremidades superiores. Pero esto que algunas veces se piensa y se

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desea, rara vez se hace. Levantose... Sólo pudo articular un sonido gutural,débilexpresióndesuira,atenazadaporladignidad.

«Estájugandoconmigocomoungatoconunaboladepapel...—pensó—.Mevoy;sino,laahogo...».

—Aguardeusted—dijoRefugio—.Semeocurreunacosa.Bastaquehayaprometido socorrer austed,paraquenomevuelva atrás.LapalabradeunaSánchez Emperador es palabra imperial... Y sobre todo, tratándose de lafamilia...

«Sueltalafamiliadetubocaasquerosa»—lehubieradichoRosalía.

—Puessemeocurrequepuedopediresoaunaamiga.

—¿Perotehacescargodelahoraquees?—dijoladeBringas,recobrandolaesperanza.

—Sivivemuycercadeaquí,enlacalledelaSal...

—¿Peroteestásconesacalma?

—Quia...Tendrétiempodepeinarme.¡Celestina!

—Mujer...notienestiempo.

Refugio se levantó. Rosalía, dando algunos pasos hacia ella, cogió elvestidoyloahuecó,haciendoademándeponérselo...

—Échateestevestido...teponesunmanto,unpañueloporlacabeza...

Refugio pasó a la alcoba.Desde ella dijo: «¿mi corsé?» y la deBringascorrióallevárselo,yleayudóaceñírselo.Cuandoestabanentaloperación,lataimadasedejódeciresto:

«BienpodíaelSr.dePezlibrarlaausteddeestascrujías...Peronosiempreselecogecondinero.Tronadilloandaelpobreahora...».

Rosalía nodijo nada.Lavergüenza le quemaba el rostro y le oprimía elcorazón. Lo que hizo fue apretar el corsé y tirar furiosamente del cordón,comosiquisierapartirendosmitadeselcuerpodeladiablesa.

«Señora,porDios,quemedivideusted...Yonomeaprieto tanto.Esosedeja para las gordonas que quieren ponerse un tallecito de sílfide... Qué leparece,¿mepeinaré?».

—No... recógeteelpeloconunaredecilla,conunacinta...Asíestásmuybien... estásmejor... con esamelena alborotada... Pareces unaHerodías quehayenuncuadrodePalacio...Vamos,avíate...súbeteesospelos...Miraqueesmuytarde...Aver,yoteayudaré.

Sentose Refugio, y la Bringas le arregló la abundante cabellera en un

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periquete.

«Vaya una doncella queme he echado...—dijo la de Sánchez, riendo—.¡Tantohonor...!».

Yluegocuandoparecíadispuestaasalir,sepusoacantaryadarvueltasporelgabinete.Rosalíavioconterrorquesesentabaenunsillónconmuchacalma.

«¡Peromujer!...»—exclamólaBringassulfurada...

Había en su cerebro un rebullicio como el de los relojes de paredmomentosantesdedarlahora.Ylaotraconrefinadacalmadijoasí:

«Hacemuchocalor;notengoganasdesalir».

—Perotú...¿juegas...oqué...?

—Noseapureusted,señora,noseencabrite,noseencumbre—replicólaSánchez—.Sisemevieneconsofoquinasyconaquellodeordenoymando,nohemoshechonada.Ustedensucasa,yyoenlamía.Loscincomilreales...mírelosusted; aquí están.Porno salir se losvoyadar,yyobuscaré loquenecesito.

XLVIII

Como, a pesar de esto, no se los ponía en la mano, Rosalía estaba enascuas.

«Y levoy adar un consejo—prosiguió lamiserable—,unbuen consejo,para que vea queme intereso por la familia.Y es que no ande en líos conDoñaMilagros,queescapazdevolverdelrevésalamássentada.Métaseensurincón,alaveradelpisa-hormigas,ydéjesedehistorias...NovayamásacasadeSobrinoycréame.EsmuchoMadrideste.NosefíedeloscariñitosdelaTellería,queesmuyladinaymuycuca».

Rosalía daba cabezadas de aquiescencia. Por fin, la Sánchez puso en sumano los billetes... ¡Oh!, ¡qué descanso sintió en su alma la desdichadaseñora!...Porsia ladiablesase leocurríaquitárselos,decidiómarcharsesintardanza.

«¿Qué,sevausted?».

—Es muy tarde. No puedo perder ni un minuto. Ya sabes que te loagradezcomucho.¡Ah!...¿Quieresquehagamosunrecibito?

—No hace falta—dijo Refugio con arranque, echándoselas de noble y

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desprendida—.Entrepersonasde la familia... ¡Ah!, esta tarde lemandaréelsombreroylasdemáscosillas.

—Comoquieras...

—Aguardeunmomento,quelevoyadecirunacosa.

—¿Qué?—preguntóRosalíaaterradaotravez.

—LevoyacontarloquedijodeustedlamarquesadeTellería.

—¿Demí?

—Deusted... ahí, sentadita en esemismo sillón.Mepareceque la estoyoyendo.Fueeldíaantesdemarcharseabaños.Vinoacomprarmeunasfloresartificiales.Hablódeustedydijo...¡quérisa!...dijoqueerausted¡unacursi!

Rosalíasequedópetrificada.Aquella frase laheríaen lomásvivodesualma.Puñalada igualnohabía recibidonunca.Ycuandobajabapresurosa laescalera,eldolordeaquellaheridadelamorpropiolaatormentabamásquelasquehabíarecibidoensuhonra.¡Unacursi!Elespantosoanatemasefijóensumente,dondedebíaquedarcomounletreroeternoestampadoafuegosobrelacarne.

«Diosmío, lo que he padecido hoy sólo tú lo sabes... Creo queme hansalido canas—pensaba al ir en coche a casa de Torquemada—. ¡QuéGólgota!...».

Yfueysubióanhelante,porqueyahabíandadolastres.Perotuvolasuertede encontrar al inquisidor, ya impaciente y dispuesto para ir a Palacio. Larecibiósonriendoypreguntolepor lasaludde lafamilia.Laadoraciónde larosquillaformadaconlosdedosnolamortificótantocomootrosdías.Elgustodeconjuraraquelgranpeligroyde librarsedeacreedor tanantipático,no lepermitíafijarseenexterioridadesmásomenoscargantes.Abreviandolasesiónlo más posible, se despidió. ¡Las humillaciones de aquel día la tenían tannerviosa...!

«Nopuede serqueMilagroshayadichoesodemí—pensaba, caminodePalacio,atormentadaporaquellainscripciónhorriblequelequemabalafrente—.Esmentiradeesabribona...¡Quédía!Cuandollegueacasaloprimeroquehedeveressimehellenadodecanas.Lacosanohasidoparamenos».

Yloprimeroquehizofuemirarsealespejo.Digámosloparatranquilidadde lasdamasqueen situaciónsemejante sepudieranver.No lehabía salidoninguna cana.Y si le salieron, no se le conocían.Y si se la conocieran, yahabríaellabuscadomediodetaparlas.

Lo que sí está fuera de toda duda es que a consecuencia de loscontratiempos de aquellos días, estaba la señora tan aplanada y con los

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espíritus tan decaídos, que su esposo llegó a figurarse que había perdido lasalud.«Tútienesalgo;nomeloniegues.¿Quieresquevengaelmédico?...Yaves, si hubieras tomado los baños de los Jerónimos, otro gallo te cantara».Peroellaasegurabano tenernada,ysinoseopusoaquevinieraelmédico,tampoco declaró a este ninguna dolencia terminante. Todo era cosa de lospícaros nervios, esos diablillos que se divierten en molestar a las señorasdistinguidas,cuandonolesayudanensusdisimulos.Lopositivoenladesazónde la de Bringas era su tristeza, temores de todo y por la menor causa,inapetencia,principalmenteunamaneraespecialynovísimadeconsiderarasumarido.Sienlaestimaciónqueporélsentíahabíaunabajaconsiderable,lasformasexternasdelrespetoacusabanciertorefinamientoyestudio.Adiversosjuiciosseprestaesto;peroenlaimposibilidaddeponerenluzdeevidencialascausasdetalsibaritismodeafectosexteriores,hayquerecurriralahipótesis,yverenellosalgosemejantealaszalameríasqueseempleanparacatequizaraunempleadodeAduanascuandosequierepasarcontrabando.Rosalíaprobabael sistema pacífico y venal para el alijo de sus trapos. Poco a poco ibaexhibiéndolos. Cada día reparaba D. Francisco algo nuevo, trabándose unadiscusiónqueella intentabaaplacarcongraciososembustesyconcariciasytérminosdulzones.Peronosiempre loconseguía,yelhonradoseñor llegóapreocuparse seriamentedeaquellos lujosquesalíanporescotillón,como lassorpresasdeteatros.Másdeunavezsemanifestóinflexibleenlademandadeexplicaciones, preparándose a oírlas con un arsenal de lógica, ante cuyoaparatotemblabalaesposacomouncriminalantelaspruebas.Peroyaellaseiba curtiendo poco a poco, o mejor dicho, blindándose contra aquellafiscalización impertinente. Empezó por no tomarla muy a pechos y por noimportárselemuchoqueelratoncitoPérezcreyeraonoloqueelladecía.Yaestabaresueltaaexplicarsusirregularidadesconlaincontrovertiblelógicadelporquesí,cuandounacontecimientogravísimovinoalibrarladeaquellapena,porqueeladuanerosevolviócomotontoyolvidócompletamentesuspapeles.AqueltrastornomoralymentaldeBringasfuedelamanerasiguiente:

Unamañanabajóalaoficinatantranquilocomodecostumbre,ytodavíanohabíapuestoloscodossobrelamesa,cuandounodesuscompañeros,elSr.de Vargas, se llegó a él y le dijo al oído: «Se ha sublevado la Marina».Pareciole a Bringas tan absurda la noticia, que se echó a reír. Pero Vargasinsistía,dabadetalles,recitabaeltextodelostelegramas...D.Franciscoestuvolargo ratoaturdido, comoelque recibeuncantoen la cabeza.Niaunpodíarespirar...Elotroañadió,paraacabardedesconcertarle,palabrasmáslúgubres.«Eldiluvio,amigoBringas...Ahorasíqueesdeveras».Recobradoun tantonuestro economista, fue con su amigo y otros empleados al cuarto delsubintendente (el intendente estaba en San Sebastián), y allí vio a otrosindividuosde lacasa, todosconsternadísimos.«Lacosaesmuyseria... ¡Quéinfamia!...¡LaMarinaespañola!...¿Perocómo?Yaseve;encuantohatenido

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buques...Siparececuento...YelGobierno,¿quéhará?...Mandarunejércitoinmediatamente... Pero quia, si es un torrente... Cádiz sublevada, Sevillasublevada,todaAndalucíaardiendo...PobreSeñora...Bienselodecían,yellasinhacercaso...¿YlosgeneralesqueestabanenCanarias?...PuesenCádiz.¿YPrim?NavegandohaciaBarcelona...Enfin,ladeacabose».

Estoocurríael19.Bringassubióasucasamásmuertoquevivo.Todoeldíaylossiguientesestuvocomolelo;nocomía,nodormía,nohacíamásquepedirnoticias,abrazarcasillorandoalosquelastraíanfavorables,despediracajasdestempladasalosquelasreferíanadversas.Elpobreseñor,abstraídodetodo, seolvidóhastade la administraciónde su casa.Si enaquellosdías sevistesumujerdeEmperatrizdeGolconda,lamiraysequedatanfresco.

Con la pérdida del apetito trastornose su naturaleza. Francamente, habíamotivo para temer en él una perturbación grave. Andaba con dificultad,pronunciabatorpementealgunaspalabras,yelórganodelavisiónhabíavueltoasusantiguasmañas,alterandoycoloreandodeunmodoextrañolosobjetos.¡Qué lástima, estropearse así cuando iba tanbiende la vista, quedeterminóconcluir la obra de pelo, de la cual faltaba muy poco! «Nada, nada—solíadecir—,siestagraninfamiaprevalece,yomemuero».

Rosalía y Paquito de Asís también estaban muy alicaídos, si bien laprimerateníamomentosenquelacuriosidadpodíamásquelapena.

La revolución era cosa mala, según decían todos, pero también era lodesconocido,y lodesconocidoatrae las imaginacionesexaltadas,y seducealos que se han creado en su vida una situación irregular. Vendrían otrostiempos,otromododeser,algonuevo,estupendoyquedierajuego.«Enfin—pensabaella—,veremoseso».

Pezcontinuabayendoalacasa;masellalehabíatomadotalaversión,queapenas le dirigía la palabra. Con respecto a esto, los pensamientos de laorgullosadamaerantantosytanvarios,quenoacertaréareproducirlos.Hacíapropósitodenovolverapescaralimañasdetanpocasustancia,ysefigurabaestartendiendosusredesenmaresanchosybatidos,porcuyasaguascruzarangallardostiburones,pompososballenatosypejesdeverdaderofuste.Sumentesoñadora la llevaba a los días del próximo invierno, en los cuales pensabainaugurarunacampañasocial tanentretenidacomofructífera.EsquivandoeltratodePeces,Telleríasygentedepocomásomenos,buscaríamássólidosyeficacesapoyosenlosFúcares,losTrujillo,losCimarrayotrasfamiliasdelaaristocraciapositiva.

XLIX

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Eraelacabamientodelmundo...D.Franciscooyó,gimiendo,quetambiénsepronunciabanBéjar,Santoña,Santanderyotrasplazas.ElseñordePez,conuna crueldad sin ejemplo, dijo a su amigo que no pensara en que talderrumbamientosepodíacomponer,pues laReinaestabaperdidayno teníamás remedio que meterse en Francia... ¡Bien había dicho él, bien habíaanunciado,bienhabíapronosticadoyvaticinadoloqueestabapasando!

Cándida,porelcontrario,traíabuenasnoticias...«Novalichessaleconunejército atroz, peromuy atroz... Verá usted cómo los desbarata en un decirJesús... Cuentan que en algunos pueblos de Andalucía han rechazado a losrebeldes... Aquí haymucha gente que quiere alarmar, y pinta las cosas concoloresdemasiadovivos.Yoheoídoquenoestantocomosedice».

Bringaslediounabrazo.«¿YeltituladoPrimdóndeestá?»—preguntó.

—Oí que le habían dado un tiro... Y si no, se lo darán más tarde... YosostengoquesilaReinatuvieraánimoparavenirseacáypresentarse,yecharunaarenga,diciendo:todossoismishijos,searreglaríaestofácilmente.

Lo mismo pensaba Bringas; pero él hubiera preferido que resucitaraNarváez,cosaunpocodifícil.«¡Oh!,siD.Ramónviviera...Puescomoestonoseresuelvapronto,vamosatenerenMadridunadegollina,porquecomoaquíhaypoca tropa, los llamadosdemócratasodemagogosseecharána lacalle.Tendremosunaguillotina en cadaplazuela».Cadadía estaba el pobre señormásenfermo.Seadmirabadela tranquilidaddesuscompañeros,quehabíantomado con calma la catástrofe, y no creían imposible colarse en cualquierotra oficina, si la revolución hacia tabla rasa del Patrimonio Real. Y tanindecorosa hallaba la idea de la defección, que aseguraba estar dispuesto apedir una limosna por las calles antes que una credencial a los tituladosrevolucionarios.

«Perohombre, no te apures—ledecía sumujer—.Volverás a losSantosLugares».

—¿Pero tú crees, tonta, que van a quedar Lugares Santos? Todos seránlugares pecadores. Verás la que se arma: guillotinas, sangre, ateísmo,desvergüenza,yporfin,vendránlasnaciones...notecreas,yapuedequeesténviniendo...ensocorrodelaReina;vendránlasnacionesyserepartiránnuestrapobreEspaña.

Casiledaalbuenseñorunataqueapopléticoeldía29cuandosesupoenMadrid lo de Alcolea. Madrid se pronunciaba también. Llevó la noticiaPaquito, que había pasado por la Puerta del Sol y visto mucha gente... Ungeneral arengaba a la muchedumbre, y otro se quitaba las hombreras deluniforme.Despuésdeesto, lagentecorríapor lascallesconmásseñalesde

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júbilo que de pánico. Grupos diversos recorrían las calles dando vivas a laRevolución,alaMarina,alEjército,ydiciendoqueIsabelIInoerayaReina.Algunos llevaban banderas con diferentes lemas y otros quitaban las realescoronas de las tiendas. Todo esto lo contó Paquito de Asís a su papá,atenuando loque leparecíaquehabíade serledesagradable.Elpobrechicoteníaquedisimular,porquesibiensuentendimientoseamoldabaa las ideasde su padre, era niño y no podía sustraerse a la fascinación que la libertadejercesobretodoespíritudespiertoqueempiezaaenredarconlosjuguetesdelsaber histórico y social. Contando aquellas cosas en tono de duelo yconsternación, un gozo extraño, incomprensible, le retozaba por todo elcuerpo.Noacertabaacomprenderlacausadeello;peroerasindudaquesualmanohabíapodidoprecaversecontraelalborozoexpansivodelacapital,ylohabíarespiradocomolospulmonesrespiranelaireenquelosdemásviven.

«Ya no hay remedio—dijo Bringas, sacando fuerzas de su extremadoabatimiento—. Ahora preparémonos. Que sea lo que Dios quiera.Resignación.Lasturbasnotardaráneninvadirestacasaparasaquearla...Noperdonaránanadie.Mostrémonosdignos,aceptemoselmartirio...».

Se le atravesaba algo en la garganta... Callaron todos, atendiendo a losruidos que en los pasillos de la ciudad sonabany en el patio.Gran zozobrareinabaen toda lacasa.Losvecinossalíana laspuertasa sabernoticiasyacomunicarsesus impresiones.Bajabanalgunos,ansiososdesabersiocurríannovedades; pero en el patio había gran silencio, y aunque las puertaspermanecían abiertas, no entraba bicho viviente. Cuando menos se laesperaba,entróCándidaturbadísima,diciendoentreahogadosgemidos:

«Ya...ya...».

—¿Qué,señora,quéhay?

—El saqueo... ¡Ay D. Francisco de mi alma!... Por la calle de Lepantohemos visto bajar las turbas. ¡Pero qué fachas, qué rostros patibularios, québarbassinpeinar,quémanospuercas!...Nada,queahoranosdegüellan.

—PerolaguardiadePalacio...losalabarderos...

—Si deben andar sublevados también... Todos son unos. ¡El Señor nosasista!

Hubounratodepánicoenlacasa;masnofuedelargaduración,porquelosBringas,saliendoalpasillo,vieronqueporallídiscurríanalgunosvecinosdelaciudad,tansosegadoscomosinadapasara.

«¿Peroquéhay?».

—Nada:unoscuantoschiquillosqueestánalborotandoenelportal;peronohaycuidado.DelAyuntamientohanmandadounaguardia.

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PaquitodeAsísbajó, contra laopiniónde supadre, que temía cualquiercatástrofeinesperada,yalamediahorasubiócontandoloqueocurría.

«Abajohayunaguardiadepaisanos».

—¿Conarmas?

—Sí,delasquecogieronestatardeenelParque...Peroesgentepacífica.Unos llevan sombrero, otros gorra, estemontera y aquel boina. Parece queestándebroma.

—Sí,parabromitasestamos...¿Ylatropa?

—Seharetiradoalcuartel.

—Demodo,¡SantoCristodelPerdón!,queestamosenpoderdelacanalla,delosdescamisados,delasllamadasmasas...

—Hanpuesto un cartel que dice:Palacio de laNación, custodiadopor elPueblo.

—Sí,buenacuentadarán...—dijoBringascondolorvivísimo—.NovaaquedarenPalacioniunahilacha.Lasuerteesqueantesdellegaraquítienenmuchoenquecebarse,ycuandosubanaestosbarrios,yaestarántanhartos,que...

Continuó durante la noche la intranquilidad. Bringas y otros muchosvecinosnoseacostaronohicierontraerprovisionesparamuchosdías.Acadainstante temían verse acometidos por las turbas. Pero con gran sorpresaobservaronqueningúnruidoturbabalapazaugustadelAlcázar.Parecíaquelainstituciónmonárquica dormía aún en él, tranquila y sosegada, como en losbuenostiempos.

En la mañana del 30, Cándida entró muy sofocada. «¿No saben lo quepasa?»—dijoantesdesaludar.

«¿Qué, señora, qué?»—preguntaron todos con la mayor ansiedad,creyendoquealgomuyestupendohabíaocurrido.

—PuesqueesapobregentequecustodiaaPalacionohacenadoentodalanoche. Desde media tarde de ayer están ahí, y nadie se ha acordado demandarlesalgoconquealimentarse.YonoséenquépiensalaJunta,porquehandesaberquehayunaJuntaquellamanrevolucionaria,nielAyuntamiento.Creaustedquedalástimaverlos.Yobajéestamañanayestuvehablandoconellos.Nocreausted,Sr.D.Francisco,unospobrecillos,almasdeDios...Comono nos manden acá otros descamisados que esos, ya podemos echarnos adormir. Algunos se subieron a las habitaciones reales, y andaban por allíhechosunosbobos,mirandoalostechos.Otrospreguntabanporlascocinas.¡Eraundolor,unacosaatroz,hijo,verlesmuertecitosdehambre!Medabauna

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lástima, que nopuedeusted figurarse.Mis vecinas y otrasmuchas personasdel tercero les han bajado al fin alguna cosilla, y en el portal grande estánsentados en grupos. Para una tortilla hay treinta bocas; para una botella devinocincuenta.Enfin,esunarisa.Bajeustedyverá,verá.Nohaymiedo;sonunosangelotes.¿Robar?Niunahebra.¿Matar?Siacasoalgunapaloma.Dosotresdeellossehanentretenidoencazaranuestrasinocentesvecinas;peroconmuymalafortuna.Losrevolucionariostienenmalapuntería.

—¡Pobrespalomas!...Enefecto—dijoBringas—,yohesentidotirosestamañana.

—Pocas han caído. Amí me han regalado tres, gordísimas... Le digo austedqueesosinfelicessonlamejorgentedelmundo.

—Amíquenomedigan—exclamóBringasamostazado—.Esonocuela,esoespatraña.Aquíhayalgúnintríngulis.Ysíesverdadloqueusteddice,esanoescanalla,lorepito,esanoescanalla;soncaballeros...disfrazados.

L

Cuando las cosasmarcharon con regularidad y se aseguró enMadrid elorden, apenas turbado, y la Junta se apoderó de Palacio en toda regla,nombrandoquienlocustodiase,yestableciendoenélunaguardiadelejército,loshabitantesdelbarriopalatinosetranquilizaronporcompletorespectodesuseguridadpersonal;masotraespeciedeinquietudlesembargaba,yeraquenotardarían en ser expulsados de lo que había venido a ser el Palacio de laNación.Muchos empezabanahacer sus cábalasparaquedarse.Otros, comoBringas, querían manifestar a la revolución su desprecio, desalojando enseguidalaviviendaquenolespertenecía.Tuveocasióndeconoceryapreciarlossentimientosdecadaunodeloshabitantesdelaciudadenesteparticular,porquemisuerteomidesgraciaquisoquefueseyoeldesignadoporlaJuntapara custodiar el coloso y administrar todo lo que había pertenecido a laCorona.Desdequemeinstaléenmioficina,faltábametiempoparaoíra losvecinosangustiadosdelaciudad.Aalgunos,porrazóndesucargo,nohabíamás remedio que dejarles, pues ellos solos conocían ciertos pormenoresadministrativos que debían conservarse. En este caso estaban los guarda-mueblesy laguarda-ropa.Otrosexponíansutiles razonesparanosalir,ynofaltó quien alegaseméritos revolucionarios para ser inquilino de la Nación,como antes lo había sido de la Monarquía. Todos traían cartas derecomendación de diferentes personajes caídos o por caer, levantados o porlevantar,pidiendoconellas,obienalojamientoperpetuo,obienprórrogaparamudarse. La viuda de García Grande trájome una carga tan espantosa de

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tarjetasy cartas, queporno leerlas lepermití queocupara sucuarto todoeltiempoquequisiera.

YosabíaqueBringasdeseabasalir inmediatamente.Perosuesposafueavermepara suplicarmeque les permitiese estar unmes enPalacio,mientrasbuscaban casa, a lo que accedí de muy buen grado. Hablando de aquellosextraordinariosynuncavistossucesos,díjome ladistinguidaseñoraqueellano miraba la revolución con ojos tan implacables como su marido; queconfiabaenlavueltadelaReina,porquelosespañolesnosepodíanpasarsinella, y que en tanto, había que esperar los sucesos para juzgarlos.Vendríanseguramente tiempos distintos, otra manera de ser, otras costumbres; lariqueza se iría de una parte a otra; habría grandes trastornos, caídas yelevacionesrepentinas,sorpresas,prodigiosyesemovimientodesordenadoeirreflexivode toda sociedadquehavividomucho tiempo impacientedeunatrasformación.Por loque laBringasdijo, fueraenestos términosoenotrosquenorecuerdo,vineacomprenderquelaimaginacióndelainsigneseñorasedejabailusionarporlodesconocido.

Quise tener con Bringas la consideración de subir a notificarlepersonalmente que podía permanecer en la vivienda todo el tiempo quequisiera.Peroél,dándomelasgracias,aseguróquenoqueríadeberfavoresala tituladaNaciónyquenoveía las santashorasde salir de allí.Pez estabapresente,yhablamostodosdelossucesosdeaquellosdíasydelaJuntaydelGobiernoprovisionalqueseacababadeformar.ABringaslesacabadequicioquePeznoestuvieratanindignadocomodebíaesperarsedesusantecedentes.Peroeste,conreposadolenguajeyjuiciososentido,sedefendíaenalteciendola teoría de los hechos consumados, que son la clave de la Política y de laHistoria.«¿Puesqué,vamosaderramartorrentesdesangre?—decía—.¿Quéhapasado?Loqueyoveníadiciendo,loqueyoveníaprofetizando,loqueyoveníaanunciando.Hayquedoblarlacabezaanteloshechos,yesperar,esperaraverquédande sí estos señores».Además, el granPez creíaque laUniónliberal en la revolución era una garantía de que esta no iría por caminospeligrosos.Élesperaba tranquiloycesante,yhabíadichoa los setembrinos:«Ahoraveremosquétalseportanustedes.Yocreoqueloharánlomismoquenosotros,porqueelpaísnoleshadeayudar...».¡Yquéfelizcasualidad!Casitodos los individuos que compusieron la Junta eran amigos suyos. Algunostenían con él parentesco, es decir, que eran algo Peces. En el GobiernoProvisionaltampocolefaltabanamistadesyparentescos,yadondequieraquevolvía mi amigo sus ojos, veía caras pisciformes. Y antes que casualidad,llamemosaestoFilosofíadelaHistoria.

MisreiteradasinstanciasnohicierondesistiraBringasdesupropósitodedesalojarlacasa.Suseñora,queentróenmidespachoadarmegraciaseldíamismodelamudanza,díjomequehabíantomadounacasamuymodesta,pero

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quetomaríanotramejor,puesellanopodíavivirenuntugurioestrechoymásalto que la torre de Santa Cruz. ¡Bringas cesante, Paquito cesante! Estasituación era verdaderamente un cataclismo económico-bringuístico, y noinducíaapensarengrandezas.Perodeunmodoodeotro,lafamiliateníaquehacer esfuerzos para no desmerecer de su dignidad tradicional y mostrarsesiempreenelmismopiedecoroso.«Enestascríticascircunstancias—medijodespués de una larga conferencia en que me agració con miradas un tantoflamígeras—,lasuertedelafamiliadependedemí.Yolasacaréadelante».

Cómo se las compondríapara este fin es cosaqueno caedentrode esterelato.Lasnuevastrazasdeestaseñoranoestánaúnennuestrotintero.Loquesípuedeasegurarse,porreferenciasbiencomprobadas,esqueenlosucesivosupoladeBringastriunfarfácilmenteyconciertodonairedelassituacionespenosasquelecreabansusirregularidades.Espuntoincontrovertiblequeparasaldar suscuentasconRefugioyquitarsedeencimaesta repugnantemosca,no tuvo que afanarse tanto como en ocasiones parecidas, descritas en estelibro. Y es que tales ocasiones, lances, dramas mansos, o como quierallamárseles, fueron los ensayos de aquella mudanza moral, y debieron decogerlainexpertaycomonovicia.

Francamente, naturalmente, les vi salir con pena. El día que salieron, laciudadaltaparecíaunaplazaamenazadadebombardeo.Nohabíaentodaellamásquemudanzas,atropelladomovimientodepersonasyuntrasiegocolosalde muebles y trastos diversos. Por las oscuras calles no se podía transitar.Gozaba extraordinariamente con aquel espectáculo Alfonsito Bringas, quehabríadeseadoencargarsedeltrasportedetodoencarrosdesupropiedad.

AlratoncitoPérezdaba lástimaverle.Apoyadoenelbrazodesuseñora,andabacon lentitud, lavistaperturbada, indecisaelhabla.Serenayun tantomajestuosa,RosalíanodijounapalabraentodoeltrayectodesdelacasaalaPlaza deOriente,mas de sus ojos elocuentes se desprendía una convicciónorgullosa, la conciencia de su papel de piedra angular de la casa en tanaflictivascircunstancias.

Entérminosprecisosoíestomismodesuspropioslabiosmásadelante,enrecatada entrevista. Estábamos en plena época revolucionaria. Quiso repetirlaspruebasdesuruinosaamistad,másyomeapresuréaponerlespunto,puessiparecíanaturalqueellafueseelsosténdelacesantefamilia,nomecreíayoen el caso de serlo, contra todos los fueros de la moral y de la economíadoméstica.

Finde«LADEBRINGAS»

MADRID.Abril-mayode1884.

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