la canciÓn · sea este el punto de encuentro para el diálogo y la discusión fecundos y...
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El Canto Insurgente Vocero de aquellos que no tienen voz
Mérida, Venezuela. 30 de marzo de 2014. Año 1, Nº 2
LA CANCIÓN COMO PROTESTA
2
Sean bienvenidos de nuevo a este espa-
cio de encuentro.
Cuando supimos hace días que la Guar-
dia Nacional Bolivariana de Venezuela usó can-
ciones de Alí Primera para reprimir manifestan-
tes, no nos quedó más que tratar de responder-
nos a nosotros mismos cómo es que sucedió
algo así, cómo un grupo de personas puede
apropiarse de un patrimonio que se supone nos
pertenece a todos los hombres de buena volun-
tad que vemos en Alí y en muchos otros canto-
res la voz de quienes nunca tuvimos una propia.
Algunos parecieran olvidar que la canción de
protesta es eso precisamente: música y letra
que trata de arrancarle al poder, aunque sea
por unos breves instantes, esa mirada que de
otro modo nunca lograría hacia los débiles, ha-
cia los que no pueden sentarse a dialogar por-
que no son líderes políticos; obligarlo a oír con
cuatros, zambombas y gargantas esos proble-
mas que algunos consideran simple y llana criti-
conería. Mal podría entonces un gobierno apro-
piarse de temas musicales que denuncian graví-
simos problemas que ellos suponen ya resuel-
tos.
La canción es una de esas manifestacio-
nes culturales que alcanza un grado extraordi-
nario de universalidad que otras expresiones
artísticas no tienen: no hace falta saber leer y
escribir para aprenderse una canción, para tara-
rearla, para silbarla, y para que se quede indele-
blemente marcada en nuestras mentes y nues-
tros corazones para siempre, convertida así en
una de las más puras y hermosas revelaciones
del espíritu humano y vehículo fundamental
para la transmisión de ideas. La canción protes-
ta es casi la única arma con que cuenta una mul-
titud de personas deseosas de un cambio pro-
fundo en sus vidas, en sus sociedades; cambios
que van desde elementales peticiones materia-
les, hasta la transformación total del sistema
político, económico, social y cultural, pasando
por las luchas por igualdad, justicia e indepen-
dencia.
Agradecemos la recepción que ha teni-
do este medio y reiteramos nuestra invitación a
participar en nuestras páginas. Esperamos que
sea este el punto de encuentro para el diálogo y
la discusión fecundos y necesarios
EDITORIAL
sIMONCITO Vale la pena
ser multado
LUDOVICO
Pulida está la roca
donde trastabilló
cien veces el
cien pies
Reparo
en que hay
formas de que ella
pueda vencer la gravedad
Y se abra paso
entre cristales
que ya estaban rotos
pero aún sostenidos
por la ceguera
que nos deja el hambre
Sólo basta el estrepito
El ruido sorpresivo
La palabra corrosiva
Para saber
que hay cosas
por las que vale la pena
ser multado
Lo que sigue al poema
Es simple burocracia
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El Canto Insurgente. Del pueblo para el pueblo | Nº2, 30 de marzo de 2014
No es
verdad,
Simón Bolívar
que al hacer tu
juramento histórico
en Monte Sacro
no pensaste que tu brazo
hoy se sintiera cansado
de tantos que
se han colgado
para escudarse
en tu nombre?"
?
3
¡Ah mundo! qué lindo el cuatro
cuando suena por el pueblo
dan ganas de echarle mano
a la risa y a los sueños
de ver mi gente feliz
es decir que ya no manden
los que ya han mandado aquí…
Alí Primera
Pocas cosas son tan perturbadoras
como saber a la Guardia Nacional Boli-
variana (GNB) reprimiendo ciudadanos
al son del canto de Alí Primera. Lo des-
concertante de este hecho, ha generado
revuelo en la opinión pública nacional,
comenzando por la del mismo Servan-
do Primera, hijo del cantor. Cómo ex-
plicar el secuestro del Cantor del Pue-
blo por parte de un organismo repre-
sor. Alí no dudaba en afirmar que su
canto era del pueblo: pero quién
es el pueblo, cómo pode-
mos definir esa construc-
ción arquetípica a
partir del chavismo
como pensamien-
to hegemónico y
configurador de
un orden político
en la actualidad.
Habría que
comenzar por definir
al chavismo como
eso, como el rostro
de un orden esta-
blecido en el
país desde
hace quince
años. Sa-
b e m o s
que la
p r o c e -
d e n c i a
del cha-
vismo no
se remon-
ta a la
izquierda
radical venezo-
lana de los años poste-
riores a la caída de la dictadura de Pérez
Jiménez, sino más bien de una facción
conspirativa del ejército venezolano que
venía desde los años 80 cabalgando sobre
la posibilidad de la restauración de un
militarismo nacionalista en Venezuela.
Por tanto, bien poco tendría que buscar
el chavismo en la épica de la Lucha Arma-
da o de la Canción Militante, sino por
burda apropiación o expropiación. Pasa-
ría también por aclarar que, de forma
descarada, las Fuerzas Armadas de Vene-
zuela se autodenominan chavistas, en
franco desacato e incumplimiento del tex-
to constitucional. Así que, hablar de la
GNB, es hablar del chavismo en uniforme
verde.
El orden se fundamenta a partir de
dos ejes: el poder y la verdad. La posibili-
dad real, fáctica, de que el chavismo se
hiciera con el poder a partir de 1998, po-
nía sobre la mesa la construcción de una
verdad justificadora que sustentara su per-
manencia en el poder, no solo por la vía
electoral. No hay en esencia, por parte
del chavismo, la construcción de un ima-
ginario político, sino –como decíamos– la
apropiación de un discurso menos áspero
y más romántico que el del militarismo: a
falta de una épica decorosa, el chavismo
ha optado por la expropiación de las que
se forjaron al calor de las luchas civiles; se
afincaron entonces en la reedición de la
épica de la izquierda subversiva de los
años 60 y 70. La verdad, en este caso,
nos habla de la fundamentación o el ins-
trumento que el poder utiliza para legiti-
marse, y para ello se erige sobre un dis-
curso de sacralidad divina y el estableci-
miento de una moral en la que se ha to-
mado partido por el bien vs. el mal.
Una de las sacralidades legitimado-
ras del imaginario político del populismo
en la modernidad es precisamente el pue-
blo; no es casualidad que el chavismo
afianzara su discurso en el supuesto de
que “la voz del pueblo es la voz de
Dios”, y por tanto, si la soberanía reside
en el pueblo, quien tenga de su lado la
soberanía popular es prácticamente un
enviado divino –aunque el pensamiento
hegemónico, como censor y juez, deter-
mina quién es y quién no es “pueblo”, a
pesar de esta–. A todas luces, la GNB, co-
mo parte del poder ostentado por el cha-
vismo, se ampara en esa verdad, en un
discurso legitimador según el cual ellos
son “el pueblo en armas”, actúa por tan-
to en función de la apropiación de un
discurso maniqueo en el que representan
la vanguardia del bien contra el mal, y
evidentemente el mal es representado
por toda aquella alteridad que amenace
el pensamiento hegemónico. Eso conlleva
a situar a la oposición venezolana –más
allá de representar una buena parte de la
soberanía popular– como un sector de la
vida social que no es digno de llamarse
pueblo. Vaya usted a saber si esta lógica
esgrimida por el chavismo no es una lógi-
ca fascista.
Enarbolar el canto de Alí Primera es,
ante todo, levantar las banderas de una
lucha en la que se toma partido por el
pueblo, y es allí donde radica el mensaje
incongruente de la GNB. Entre otras co-
sas, no solo se trata del secuestro del can-
to de Alí, sino del la expropiación de la
palabra pueblo por parte de una institu-
ción donde puertas adentro de sus cuarte-
les el término civil es utilizado como un
insulto sumamente denigrante. No obs-
tante, el canto de Alí Primera de a poco
ha venido abandonando al pensamiento
oficial, ha dejado de asistir a una lucha
que ya no tiene careta revolucionaria por
ponerse, la palabra de Alí Primera se po-
ne pesada, se viene tornando incómoda
frente a un gobierno cada vez más reac-
cionario
Lugar común desinfectado Ludovico
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El Canto expropiado
El Canto Insurgente. Del pueblo para el pueblo | Nº2, 30 de marzo de 2014
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El Canto Insurgente. Del pueblo para el pueblo | Nº2, 30 de marzo de 2014
Las expresiones artísticas han forjado
un repertorio de ideas revolucionarias en la
historia mundial, estas son producto del
acervo cultural de las sociedades y son úti-
les para manifestar un descontento. Dentro
de este sistema artístico la música fue, es y
será protagonista en las protestas contra
los sistemas políticos despóticos, contra las
guerras y contra las injusticias sociales. De
este modo, la música es una revelación del
hombre que busca la libertad del alma, pen-
sando en un bienestar común con el entorno
que lo rodea.
Uno de los principios fundamentales del
taoísmo —doctrina filosófica china— es el
equilibrio del hombre con la naturaleza, por
ello la música es utilizada dentro de esta
corriente para elevar el estado material de
la condición humana a una forma metafísica
armonizada con el universo, con el propósito
alcanzar la inmortalidad a través de una
realización plena. El Tao orienta el rumbo de
la sociedad hacia un orden perfecto, en es-
te caso, la mú- sica es un ente
estable- cedor del
equili- brio
perfecto entre el individuo y su ecosistema.
La música es una expresión del alma,
es intangible e inefable, solo nuestros senti-
mientos logran una conexión entre el arte
de los sonidos y la vida diaria. No hay que
olvidar la historia ni a su legado, en ella hay
numerosos ejemplos reivindicativos de cau-
sas justas, son tan abundantes como las lá-
grimas y como el sufrimiento de los oprimi-
dos; son tantas las melodías, los cánticos
que piden libertad, igualdad y justicia, que
nos deben inspirar a unir nuestras voces pa-
ra cantarle con el alma a nuestro país y a su
situación actual.
Tomemos diversas referencias como
“los cantos patriotas” que sirvieron para
alentar a nuestros próceres independentis-
tas en sus batallas contra el imperio español,
asimismo analicemos “el canto de trabajo”
improvisado por los negros esclavos del sur
de Estados Unidos durante el siglo XIX co-
mo forma de protesta a favor de la aboli-
ción de la esclavitud, de igual manera identi-
fiquémonos con la samba y su origen vincu-
lado con la critica política; sin dejar de men-
cionar a grandes exponentes del canto
protesta buscando la liberación del hombre
y su equidad dentro de la sociedad, entre
ellos Víctor Jara, Alí Primera, Bob Marley y John
Lennon. Estos ejemplos se hicieron escuchar
y se hicieron sentir dentro de sus socieda-
des, así lograron cambiar su historia, proyec-
tando la causa justa como la verdad triun-
fante.
Mohandas Gandhi describe al
arte como una manifestación espiritual,
por ello la mejor obra artística del ser
humano es aquella que demuestre la
pureza de su alma, acoplada con la
fuerza del amor y de la verdad
(Satyagraha). Mahatma propone que la
música sea una herramienta útil para
armonizar al ser humano, el ritmo y la
melodía son elementos que ordenan
una obra; de igual manera, estas herra-
mientas son útiles para coordinar los
movimientos de la sociedad y de sus
protestas reivindicativas. Citando a
Gandhij:
“En la instrucción hay un ritmo y una
música que hacen que la acción resulte fácil
y eliminan la fatiga. Si pudiéramos conseguir
que los trescientos millones de habitantes de
nuestra nación pudieran ser instruidos de
modo que se movieran juntos y actuaran
juntos y, si fuera necesario, murieran juntos
como una sola persona, conseguiríamos la
independencia sin descargar un solo golpe, y
daríamos un ejemplo de revolución pacifica
para que todo el mundo la imitara.”
El contexto de la India y su lucha por
la independencia en la primera mitad del
siglo XX difiere de la realidad venezolana
“socialista del siglo XXI”, pero los métodos
de protestas culturales y pacificas son con-
tundentes si actuamos como el arte de la
música, unidos bajo el mismo movimiento, con
la misma tónica, entonando el amor más pu-
ro que se pueda profesar hacia esta tierra,
luchando por lo que todos queremos, ¡UN
PAÍS MEJOR !
Por eso hacemos un llamado a nues-
tros amigos lectores y amigos protestantes
para que produzcamos cultura, conocimien-
tos, arte, música, que cuestionen el aparato
político y corrupto que hoy nos gobierna.
Que nos mueva el amor hacia Venezuela
para que nuestras almas se expresen libre-
mente y logren crear conciencia en aquellos
que no la tienen, o en aquellos que la tienen
comprada por un sueldo. A todos nos ago-
bian los mismos problemas ¿por qué no ca-
minamos juntos para resolver la crisis? Como
la música debemos estar unidos bajo un mis-
mo estandarte, como una sola alma para
establecer la armonía entre compatriotas y
la nación
Mi canto doy, es lo único que tengo,
para decirte hoy que mi patria es mí apego.
No la quiero dejar como la aguja en el pajar,
lo que quiero es luchar
y por mi patria cantar.
Adiós al corrupto,
adiós delincuente,
mi alma doy a Dios y a la música
por un país diferente.
La Rapsodia del Frontino El Frontino Rapsoda
La música: Insurgencia del alma
Símbolo de la Áhimsa o No violencia
5 El Canto Insurgente. Del pueblo para el pueblo | Nº2, 30 de marzo de 2014
Canción protesta
después de los sesenta
canción de próstata.
Mario Benedetti
Haiku 137.
Viva fue la voz de Mercedes Sosa y vi-vo el sentimiento con que cantó. Su mú-sica fue una ofrenda al pueblo, no solo argentino ni latinoamericano, sino al pue-blo oprimido. En medio de las funestas dictaduras que azotaron a la socie-
dad latinoamericana de los años ’70, las letras de la Negra se al-zaron y volaron –en compañía de otros cantores– entre las multitudes que exigían reivindicaciones y justi-cia sociales. Para Sosa la música no tenía color, credo o geografía: mani-festó el llanto del pueblo en distintas partes del mundo y al lado de va-rios artistas de diversos géneros musicales, y aunque fue censurada muchas veces por la dictadura, la Negra siguió luchando con su me-jor arma: la música
Las letras de la Negra
Graffita
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6 El Canto Insurgente. Del pueblo para el pueblo | Nº2, 30 de marzo de 2014
En ocasiones, cuando la
muerte trágica y llena de odio
ahoga la vida de los antepasa-
dos, su herencia queda como
la hojarasca dejada por los ár-
boles caídos, que aunque no
sean apercibidas a priori, ha-
cen sentir su eco en el silencio
de un verano polvoriento, mien-
tras el viento las emociona y
levanta haciendo con su músi-
ca el preludio de un antiguo
juego, de una nueva vida, el
renacer de un espíritu olvidado.
Es cuestión del pueblo
permitir que se vuelva a hacer
sentir la esencia de lo perdido
a cuenta de sangre y destruc-
ción: la sombra de un Taita
vengador. Esperemos que sa-
biamente el mismo, en su con-
junto, se niegue.
En el año 2010 el cineasta
Luis Alberto Lamata presenta la
versión cinematográfica de la
obra literaria Boves el Urogallo
(1972), de Francisco Herrera
Luque. Un reto creador no de
poca envergadura. La trama
de la película se desenvuelve
en torno a la vida de un ser hu-
mano que sobrevive a cuenta
de la venta de caballos, luego
como pulpero, pero que los
avatares de una sociedad con-
vulsionada –rayando en la mi-
seria de su humanidad, no por
falta de recursos, sino por con-
flictos mentales internos–, su-
cumbe ante la depravación
tenaz de un alma enajenada:
José Tomas Boves. Uno de los
símbolos del pasado venezo-
lano, quien acabó con la pri-
mera República, jamás borrado
por la Historia oficial, aquel
quien decidió tomar la justicia
con sus manos y usarla para
imprimir su inclemente signo de
venganza en aquellos mantua-
nos que por conveniencia se
unían a la causa patriótica de
la Independencia de Venezue-
la.
Con una sensación de re-
vancha, engendrada por los
rencores sembrados por la aris-
tocracia colonial, sobre negros
e indios, entre blancos y mestizos,
sin distinción alguna, cada esta-
mento social padeciendo de al-
gún escupitajo en la cara o una
que otra bofetada de quien so-
cialmente estaba más arriba, se
perfilaba una fuerza imposible de
parar. Es Boves, y no los revolu-
cionarios republicanos, quien ha-
ce explotar junto con su partida
de llaneros, la bomba que el me-
chero del 19 Abril prendió. Fueron
ellos el combustible que espera-
ba la chispa para desatar su in-
calculable tragedia.
El Boves proyectado por
Lamata –encarnado por Juvel
Vielma–, muestra su doble face-
ta: heroica por una parte, visce-
ral y oscura por la otra, reivindica
y venga con crueldad, causando
un shock en el espectador que
no puede más que reflexionar
sobre el contradictorio personaje.
Sin duda, el cineasta tiene un fin
ulterior, como lo logra percibir
Pablo Abraham en su Viaje históri-
co hacia la maldad, escrito críti-
co acerca de la película:
Más allá de la glorifica-
ción de la gesta independentista,
centrada en los próceres, enca-
bezada por la figura de Simón
Bolívar, que la historia oficial de
nuevo cuño se empeña en man-
tener, Lamata nos muestra otro
lado mucho más oscuro y quizás
más verídico: la tragedia que re-
presenta el uso del fuego y la
sangre como casi únicos recur-
sos para construir una nación.
Es quizás su advertencia dirigi-
da a unos venezolanos de hoy,
condenados por el propio Boves,
a seguir buscando el tan desea-
do Taita que nos redima de nues-
tros males.
Esta advertencia, puede
coincidir con nuestra actual situa-
ción, cuando el malestar social
ha dejado entrever la tragedia
del odio y la soberbia, y las inten-
ciones de armar al pueblo, como
si a punta de balas se pudiera
construir la nación o un salvaje
caudillo su redentor.
Más de 30 muertos, pro-
ducto de la última ola de protes-
ta y descontento civil ha dejado
este delirio de violencia. La voz
de un caudillo muerto en las cor-
netas de una tanqueta que escu-
pe fuego, canta un himno de
“Patria querida” a la vez que de-
rriba puertas de residencias civi-
les, extendiendo la alfombra roja
para el paso amenazante de gru-
pos armados expertos en robar e
incendiar, cuales piromaníacos,
rojos también, y no por casuali-
dad.
Como suerte de augurio,
allí, en el monologo imaginario
del Boves asesinado, queda el
mensaje y la condena de Lama-
ta, para un país al que las aga-
llas se le inflan cuando de caudi-
llo se trata:
Pazguatos traidores todos.
Yo los condeno a perderse en los
siglos buscando un taita. ¡Y que
viva la patria, coño! ¡Que viva la
patria, carajo!
La historia no se repite,
pues el siglo XIX no es igual al XX
o al XXI, pero por aquí asomó su
cara otro caudillo, dejando su
rastro de humo y misterio. No
queremos un vengador, nosotros
como pueblo, hoy
más que nunca
necesitamos con-
ciliación, generar
el ambiente pro-
picio para los
grandes
a p o r t e s
que enri-
quecen nues-
tra cultura, inspi-
rado en los valores
democráticos, plura-
listas y de concordia,
como nuestras únicas
armas de paz
A la
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Bachaco R
ebelde
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7
Se levantó temprano ese día.
Esa noche soñó cuando tuvo el
accidente en la Valle-Coche. Tenía
tiempo sin acordarse de la vaina, me-
nos mal que no pasó de un buen susto.
Puso a hacer café para no des-
pertar a Sol. Casi terminando de beber
el último sorbo, Servando lo llama y le
cuenta que la Guardia anda poniendo
sus canciones para reprimir a los mu-
chachos.
Semerenda arrechera…
Ve el video que le manda y es
verdad. Por ahí le dijeron los del go-
bierno –tratando de excusarse– que lo
hicieron para moralizar a la tropa, pero
qué va… él no es un carajito. Después
de viejo no se va a poner a creer en
bolserías.
Cuando cae la tarde, echado
en la hamaca que la brisa paraguane-
ra no deja de bambolear, se acuerda
de repente de Chávez, su amigo. De
cuando tuvo el honor de ser su Ministro
de Cultura. De cuando tuvo que renun-
ciarle porque aquella vaina no había
cómo componerla: la corrupción devo-
ró el ministerio y no había nada que
hacer, más que tratar de pagar la nó-
mina. Estar dentro del monstruo de la
burocracia venezolana lo hizo meditar
sobre si realmente algo había cambia-
do. Esa fue la única forma en que pudo
ver a un hombre olvidar la arrogancia
que lo caracterizaba y por poco no se
le arrodilló para pedirle que reconside-
rara la medida. Claro que quería apo-
yar la revolución, pero la decisión era
firme, él no era hombre de oficina,
además, en un ministerio no podía se-
guir recorriendo Venezuela para can-
tar sus canciones.
Entonces Chávez le pidió que
se quedara un rato con él. Alí
agarró un cuatro que siem-
pre estaba disponible en el
despacho, se fueron al
jardín de Pa-
lacio y
empezó el pequeño concierto. Mien-
tras el comandante cantaba “La gue-
rra del petróleo”, no pudo evitar sentir
sobre sí los ojos enceguecidos de odio
y miseria de Diosdado; él también lo vio
y no dejó de preguntarse como siem-
pre hacía. Coño, ¿de dónde sacó Chá-
vez que estos carajos militares son so-
cialistas, si allá en la Academia les en-
señan que lo importante es el orden y
la disciplina?, ¿cómo se hace una revo-
lución en donde unos mandan y muchos
obedecen?, ¿dónde estuvieron todos
en el Caracazo, por ejemplo?, ¿cómo
andan tipos así todavía con él si se la
pasan robando a manos llenas?
Se fue para no volver jamás. De
a poco se fue separando de Chávez y
de la gente del gobierno: de aquel
porque su círculo íntimo lo apartó cada
vez más de las personas a las que
realmente quería, de estos porque
nunca soportaron la rigurosa franque-
za que tenía para cantarle sus cuatro
vainas a la gente en la cara.
Aun así siguieron usando sus
canciones en todos los eventos que
había, y él gustoso las ofreció porque
confiaba en que el camino era largo y,
por ende, el correcto; que todavía fal-
taba mucho por recorrer para llegar a
la sociedad justa con la que siempre
soñó y que su música quizás ayudaba
a al pueblo a sentirse parte de la re-
volución.
Pero Chávez ,murió y con él sus
esperanzas. Trató de visitarlo en su
enfermedad pero no se lo permitieron.
Sólo le quedó darle su último canto jun-
to al gentirurio que esperaba verlo en
la Academia Militar.
Casi como
por justi-
cia poética ve a los mismos muchachos
que llevaron plomo en la cuarta por
reclamar sus derechos, dirigir la repre-
sión en la quinta. Seguro ya no oyen
sus discos porque sería como mentar
la cuerda en la casa del ahorcado.
Quieren cerrarte a tu pueblo
con llaves de oscuridad
quieren que construyas
máquinas
para matar mariposas
y evitar que vuelen
llevando la luz
tantas veces han cambiado
tu boína azul
por los absurdos cascos
de un orden feudal
Y ahora, qué buena vaina… Por
exigir respeto a sus canciones, por
decir que sus letras no son para repri-
mir estudiantes, porque él también lo
fue (nunca se deja de serlo) y bastante
plana y lacrimógena llevó por defender
sus ideales, porque por eso mismo pa-
rió sus canciones, para que ahora ven-
gan los represores envalentonados a
tratar de silenciar gritos y consignas
con su voz y su cuatro; por todo eso
ahora el presidente lo tachó de apátri-
da, de vendido a la derecha, pregun-
tándole en cadena nacional cuánto le
paga el imperial ismo
p a r a traicionar al
pueblo.
Lloró un ra-
to, aga- rró papel y
lápiz y
se puso
a com-
poner pa-
ra seguir
s iendo
Alí
Alí, 2014 EL MALPENSANTE
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El Canto Insurgente. Del pueblo para el pueblo | Nº2, 30 de marzo de 2014
La Ultima
A ti
Lengua cortada
No los odio, no los desprecio, no los maldigo, ni aborrezco. No viví, no sentí, no corrí, ni nací. La guarimba, tupamaros, delincuencia, gobernantes, imprudencia me mataron a mí. Sin país, sin derechos, sin hogar, sin amigos, sin familia sin sueños sin ti mami… sin ti papi… porque Venezuela, no te conocí.
En memoria del bebé de Adriana
Urquiola, quien jamás nació.
fascismo es...
...el secuestro de los poderes del Estado por un
partido político único.
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El Canto Insurgente. Del pueblo para el pueblo | Nº2, 30 de marzo de 2014