la brujilla y el rey
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LA BRUJILLA Y EL REY
Presentación Esta pequeña historia ha querido contar un pasaje de la vida de personas reales, con hechos vividos, disfrutados y sufridos llevados a personajes de cuento.
El sufrimiento y las adversidades que encontramos en la vida, las tenemos que asumir solo como el escalón que precede al impulso para seguir adelante.
Los años nos dan la sabiduría suficiente para enmendar nuestra escala de valores, advirtiéndonos que de nada sirve tenerlo todo, si se carece de “Libertad”.
Este cuento ante todo, y por encima de todas las adversidades es una maravillosa historia de amor entre dos personas, sean cual sean sus personajes, porque el ser humano es capaz de amar, aun sabiendo que su amor será siempre un amor imposible. José Antonio López López
LA BRUJILLA Y EL REY
Prólogo
En la vida existen personas que tienen sueños e ilusiones, muchos de ellos, la mayoría, se quedan en eso, sueños, pero hay unos pocos que trabajan y luchan para que estos sean una realidad, este es el caso de Jose, una persona ajena totalmente al mundo de la escritura, que con su esfuerzo y tesón ha hecho posible el poder ver la luz esta historia que ahora tienes en tus manos, portada, textos y fotografías, han estado dando vueltas día tras día en el interior de su mente intentando encajar perfectamente, hasta llegado el momento justo pasar a convertirse en el fruto anhelado, en el parto feliz de una larga gestación., por ello a todos esos locos soñadores que invierten su tiempo y su dinero en hacer participe a todos los demás su sueño, a todos ellos… SUERTE
Pepe Hernández.
Capitulo 1
Hace muchos años, en un pueblecito de montaña
nació una niña rubia con ojos azules.
No era muy grande, de piel clara y rosada, tenia
algo en su mirada que te hacia sonreír, quizás su
alegría, su bondad, su inocencia o ese encanto
misterioso que desprendía desde su primer día de
vida.
Esa niña paso una infancia feliz siempre
arropada por sus padres y una hermana un poco
mayor que ella.
Ya se sabe que las madres tienen un sexto
sentido, fue entonces, al cumplir cinco años
José Antonio López López
cuando su madre se dio cuenta que algo raro
pasaba a su alrededor, cada vez que la niña jugaba
con las muñecas de trapo o con las cáscaras de
nuez del bosque donde vivían, le sucedían cosas
extrañas pero a la vez maravillosas, los pequeños
animalitos se le acercaban sin miedo y parecían
entenderla en sus juegos, todo lo que tocaba o
pensaba… parecía cobrar vida… tenia unos
poderes extraordinarios, maravillosos o quizás…
mágicos.
LA BRUJILLA Y EL REY
La madre asustada, intento ocultar en los años
siguientes tales cualidades, para que ni su hermana
ni su padre se dieran cuenta, pero pasaban los
años y la niña se hacia cada día mas bonita y mas
sabia.
José Antonio López López
Ya pasada la edad de la veintena la pequeña
niña rubia se convirtió en una hermosa muchacha,
capaz de enamorar a cualquier ser de la tierra.
Sus poderes aún seguían intactos, y todos los
vecinos de las casas de alrededor ya sabían que era
una mujer especial. Cuando la veían en ocasiones
les pedían remedios y pócimas para curar
pequeños males arraigados al los fríos del invierno,
cremas milagrosas para buscar novio a las demás
muchachas y plantas medicinales para las tomas de
ojo y otras cosas raras.
Tenia un corazón enorme.
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Por las mañanas ayudaba en la casa, siempre
estaba en la cocina, le encantaba prepararle a su
padre para su vuelta del trabajo un rico guisado de
Penques, Borreta o un buen gazpacho. Siempre le
sorprendía con algún rollíco de almendras, un
Kataki o un buen herbero.
Todas las tardes después de realizar las tareas de
la casa, salía por el pueblo a visitar a los mas
ancianos del lugar, pero sobre todo a la gente mas
necesitada.
Medicinas, comida, ropa o juguetes llenaban su
morral, hasta que un día ocurrió algo inesperado,
su padre enfermó de tal manera que la muchacha
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de ojos azules que a pesar de su corta edad, era
considerada por las gentes de alrededor como una
brujilla buena y sabia.
No encontraba un remedio eficaz para la cura de
su padre, fueron meses muy difíciles, intentando
una y otra vez pedir ayuda a gente sabia y
curanderos muy nombrados, pero la brujilla se
sentía desesperada e invocaba a los magos o seres
misteriosos del bosque para que le ayudaran. La
impotencia se apoderaba de su suerte, de su
sonrisa y de su alegría.
Sin perder un minuto decidió adentrarse en la
espesura de la montaña buscando el ingrediente
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eficaz que calmase esa maldita dolencia. Hablaba
sola en el bosque pidiendo esa sabiduría que le
hiciera curar tal enfermedad para ella desconocida
hasta ahora, resignada, se decía que cambiaría su
alma por lo que fuera en tal de encontrar ese
remedio.
De pronto, cuando menos se lo esperaba,
desde unos arbustos cercanos apareció una
persona muy mayor, se diría que tenia cientos de
años, la muchacha sorprendida y temblorosa le
pregunto -¿quien es usted? ¿vive aquí en el
bosque?-, la viejecita tapada con una capa oscura y
con una capucha que apenas dejaba ver las
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facciones de su cara la miro fijamente, y tras un
instante de calma tensa empezó hablar…
Fue en el momento en el que pronunció su
primera palabra cuando la bella muchacha
comprendió que era un ser divino. El tono de su
voz la fue envolviendo en un éxtasis de sabiduría
contagiosa, fascinada por todo lo que comentaba y
oía… hubo un momento en el que se dio cuenta
que ninguna de las dos estaba hablando, solo con
las miradas, sus mentes se trasmitían una a la otra
toda la conversación que intuían… era todo
maravilloso. La viejecita que estaba envuelta en un
resplandor como una aureola, se acerco, levanto
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su mano, dirigió su dedo y le dio un suave toque
en la frente transfiriéndole toda su luz, -Tóc- y la
anciana se fue apagando poco a poco… hasta que
desapareció.
Un sonido de angustia la hizo despertar de su
reposo entre las hierbas del bosque. Estaba
aturdida, confusa, pensando que había sido todo
un sueño, le extraño verse rodeada por infinidad
de animalitos, y al intentar levantarse se dio cuenta
que sus poderes se habían multiplicado por mil, ya
que con solo pensar lo que quería… esto sucedía.
De pronto, volvió a escuchar el mismo grito de
amargura… pero esos gritos de ¿dónde venían?.
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Aunque estaba muy lejos de su casa, de hay le
parecían venir, -¡¡Dios mío!!- dijo ella… era su
madre desesperada expresando a gritos su dolor.
Pero algo asombroso ocurría… la brujilla fue
solo pensarlo y en un segundo, apareció en la
puerta de su casa.
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Al entrar, un silencio embargó a toda la familia…
A la muchacha brujilla le rodeaba una luz brillante
y preciosa que iluminaba la habitación… -¿que
sucede madre, por que gritáis de esa manera?- la
madre hundida y cubierta en lagrimas le
comunicaba que su padre acababa de morir,
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apresurándose subió a la habitación donde su
padre yacía en la cama, donde había estado
enfermo durante algún tiempo. La brujilla se
abrazó al padre concentrándose en todo el poder
que había obtenido… pero sucedía algo fatal… la
viejecita misteriosa del bosque, de todos los
poderes que le había transmitido en ese sueño,
solo faltaba uno, el de devolver la vida .
Fueron momentos muy duros y de impotencia al
saber que si hubiera llegado un poco antes, quizás
su padre viviría. La brujilla de ojos azules salió
fuera de la casa, grito y grito de rabia con tanta
fuerza que hizo volar a todos los pajarillos, fueron
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cientos quizás miles los que se reunieron
revoloteando por encima de los arboles… ¿Pero
que hacían? formaban una palabra… era
maravilloso, el nombre de su padre aparecía
formado en el cielo por los pajarillos con un
mensaje de amor que le decía “ hija te quiero”.
Ya pasados unos días y de vuelta en casa a la
rutina diaria, tomo una gran decisión, sacó de un
pequeño saquito una flor llena de unos increíbles
pétalos luminosos de color malva. Mientras su
madre estaba cocinando en la casa, nadie se dio
cuenta… se acerco al fogón y echo solo un pétalo
de esa increíble flor al caldero.
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-¡¡Brujilla!! ¡¡llama a tu hermana y venir las dos a
comer!!- les grito su madre, ella con todo el cariño
que unas hijas se merecen, lleno los platos con una
sopa riquísima… no habían metido mas de dos
veces la cuchara y algo extraño les estaba
pasando… sus caras de desánimo y tristeza
estaban cambiando por momentos. Su hermana y
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su madre comenzaban a mirarse una a la otra un
tanto desconcertadas, pero riendo y alegrándose
de una manera extraordinaria, olvidando todos los
males y todas las desgracias que les habían pasado
solo hacia unos días, la brujilla… solo ella, sabia
que en la comida les había echado la flor de la
felicidad y que de esa manera serian eternamente
felices hasta el final de sus días.
Ataviada con algunos sacos de ropa, algo de
comida y envuelta en esa misma luz que vio aquel
fatal día en su sueño, llamó a su madre y a su
hermana, -!madre¡ venid, venid-, -¿Qué quieres
hija?-
José Antonio López López
-madre, he tomado una decisión, voy a partir
hacia otro lugar, quiero ver otras tierras, otras
ciudades y conocer gente diferente, pero madre,
sabes que cualquier día o en cualquier momento
que me necesitéis, con solo pensarlo me tendréis a
vuestro lado-. No hubo penas, ni lagrimas, la
madre entendiendo las ilusiones de su querida hija
y asumiendo feliz y contenta la decisión tomada, le
dio un beso en la frente. Mirándola fijamente le
dijo, -hija, intenta ser todo lo feliz que mereces-.
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Capitulo 2
La brujilla empezó andar por un camino, sin
hacer uso de sus poderes para poder disfrutar de
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todos aquellos rincones donde había pasado su
infancia, aquel árbol en forma de casa, aquel río
donde se había bañado tantas veces a
escondidas[…] Caminó días enteros pasando
varias noches durmiendo a la luz de las estrellas,
nunca en su vida, había llegado tan lejos.
Al despertar en esa mañana se sentía de forma
especial, algo diferente, tenia como un
presentimiento… -hoy… ¡¡no se que me pasa!!- y
después de comer unas rosquillas con miel (que
por cierto… le gustaban “mogollón”), emprendió
de nuevo su camino, disfrutando como nunca,
siguiendo la ladera del rio.
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Hacia un día maravilloso, el sol se abría paso entre
las ramas de los arboles, el viento acariciaba su
rostro y la hacia sentir libre y feliz, pero en un
claro del bosque y por encima de ellos, vio
aparecer una especie de colmenas o torres
gigantescas que la dejaron asombrada.
-Dios mío que belleza-, exclamó, solo ando unos
metros mas cuando delante de ella y ante sus ojos
se alzaba un enorme y precioso castillo.
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Acercándose sigilosamente y con el miedo en el
cuerpo rodeaba las murallas enormes sin quitar de
la vista a tan majestuosa fortaleza. De pronto llegó
donde se encontraba una puerta con una altura
impresionante, bella pero a la vez muy vieja y
maltratada por el tiempo. Tenía unos leones como
pomos de llamada que daba miedo tocarlos. Se
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dijo así misma… -¿¡como voy a tener miedo!?, una
brujilla nunca tiene miedo-. Agarró con las dos
manos uno de esos enormes pomos con cabeza de
león y se dispuso a llamar…
Un enorme ruido retumbaba en el bosque
invadiendo el sonido de los pajarillos y el silencio
del entorno, una, otra y otra vez llamaba… pero
nadie le hacia caso. Se preguntaba si el castillo
estaría deshabitado. -¡será posible!- decía, -¡para
una vez que veo algo así!-.
Quedó pensativa, por un momento se
preguntaba quien habría vivido ahí… le podía la
intriga y la curiosidad.
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Cabizbaja y algo malhumorada se dio la vuelta
para seguir su camino, cuando en la misma
explanada de antesala a la puerta, se dio cuenta
que había una estatua desaliñada pero a la vez con
una silueta misteriosa. Al acercarse vio asombrada
que estaba ataviada con una enorme espada, armas
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y un gran escudo que descansaba en la base del
pedestal. Se apreciaba en el mismo un gran relieve
en forma de corazón y que de tan magnífica
escultura sobresalían las puntas de una hermosa
corona. No le hizo falta ni un segundo más,
comprendió que era un Rey…. el Rey de
Corazones.
Se sintió fascinada por tal estatua… y sin darse
cuenta se puso el sol, caía la tarde decidiendo
dormir al pie de la misma, -¡uf que cansada!- decía
la brujilla sentada, pensativa y apoyando su cabeza
intentaba escuchar. Eran los sonidos de los
habitantes del bosque, sus amigos que le
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acompañaban en tan largo viaje, en un instante,
quedo inmersa en un precioso sueño.
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Era ya noche cerrada, y en la mitad de su descanso
ocurrió algo… la tierra temblaba, el viento
arreciaba invadiéndola un enorme escalofrío,
estaba confundida […] -Pero ¿que pasa?- la estatua
de aquel maravilloso Rey estaba cobrando vida.
No se lo podía creer, ahora sí tenia miedo y estaba
asustada. Después de un pequeño silencio escuchó
-¿que te trae por aquí hermosa mujer?- le preguntó
el Rey… sigilosa y temblorosa le contesto que
venia de muy lejos con el objetivo de conocer
gente y comenzar una nueva vida. El Rey había
visto pasar a mucha gente durante muchos años
desde su pedestal, pero enseguida se dio cuenta
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que era una persona especial, quedando
maravillado y atraído por tan bella y misteriosa
mujer.
En un descuido de la luna se iluminaron sus
hermosos ojos, el Rey le dijo: -Daría todo mi reino
por ver a la luz del día el color de tus ojos-, la
brujilla un poco atolondrada, saco fuerzas y sin
temblarle la mano dirigió su dedo derecho como
una flecha hacia la cabeza del Rey… -Tóc-. Con
un suave toque en el centro de su frente hizo que
se iluminara todo a su alrededor… el Rey quedó
perplejo al ver el color azul cielo de sus ojos, esa
mirada dulce y llena de misterio que veía por
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primera vez. Embelesado y seducido pasaban los
minutos, ni el uno ni el otro bajaban la cabeza,
hasta que el Rey se dirigió a ella dejando en el aire
una palabra… -“Te quiero”-.
Bastaron solo unos momentos para que se
enamoraran, acercaron sus bocas y sellaron el más
maravilloso de los besos, ella cerro los ojos y
saboreo la pasión y la dulzura con la que el Rey la
besaba. Fue un beso tierno y largo… muy largo.
La brujilla poco a poco, abrió los ojos y dijo -
¿Qué pasa? Me he quedado dormida… ¡¡no por
Dios!! ¿que es esto?- y soltando unas lagrimas se
dio cuenta que todo había sido solo un sueño.
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No se lo podía creer, era demasiado bonito para
que fuera verdad. La brujilla enfadada y con malos
modales recogió sus sacos y sus avatares y le
volvió la espalda a la estatua. Llena de rabia
empezó a caminar y alejarse de ella, caminaba,
caminaba pero no avanzaba, -¿que me pasa?-
decía, -me pellizcare por si es una pesadilla, no es
posible- decía. Algo le impedía alejarse de la
estatua, volvió la cabeza y se acerco muy despacio.
Al llegar al pedestal miro hacia arriba, y entre
lagrimas exclamó -¿que me estas haciendo? ¿Qué
me ocurre?-. Con sus pequeñas manos se seco las
lagrimas, -¿pero que hago? ¡si es solo una estatua!
LA BRUJILLA Y EL REY
¿Por qué le estoy hablando?-, pensativa y llena de
inseguridad se arrodilló apoyando su frente sobre
el frio granito. Confundida y enojada pensaba, que
le hubiese gustado que fuera verdad todo lo
soñado; parecía escuchar la voz del Rey, el sabor
de ese beso y todavía recordaba ese “Te quiero”
en el aire.
Suspiró profundamente… y sin darse cuenta
empezó a palpitarle deprisa el corazón, eran sus
poderes que estaban en marcha… -¡¡si soy
brujilla!!- se dijo -si puedo… si puedo-, cerró los
ojos con tal fuerza que la tierra tembló durante
unos segundos, y se hizo el silencio;
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no se oía nada, ni siquiera el aire soplar por
encima de las copas de los árboles, ni el cantar de
los pájaros.
Fue abriendo sus preciosos ojos poco a poco, y
por arte de magia allí estaba el Rey plantado
delante de ella.
Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y sin
mediar palabra se fundieron en un eterno abrazo.
El Rey al despegarse de ella le dijo -¡acompáñame
a mi castillo!-. Cogida de su mano y casi sin tocar
sus pies en el suelo, como flotando, se acercaron a
la puerta del castillo.
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No parecía la misma puerta, los hierbajos y la
maleza que la cubrían habían desaparecido, sus
pomos de leones brillaban como el oro […]
Sonaron las trompetas que anunciaban la entrada
del Rey, de pronto la puerta se abrió dejando ver
todas las maravillas que en su interior escondían.
José Antonio López López
Fascinada recorrían el corto trayecto del patio de
armas hasta llegar a una puerta enrejada. Al
cruzarla, se encontró en una sala con fascinantes
tapices y grandes escudos de armas; no eran
muchos pero si bien vestidos los sirvientes del Rey
que allí le aguardaban. Al llegar al salón del trono
unas damas amablemente le pidieron que les
acompañase, la llevaron hacia las partes mas
oscuras y mas intimas de la fortaleza, en ella
existían unos baños donde años atrás los árabes se
acicalaban y compartían sus experiencias en los
comercios del oro y sedas, con los vendedores que
venían de países lejanos.
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Pocos sabían de este sitio en el castillo, lo presidia
un gran escudo de armas y unos antiguos arcos
árabes.
Estaba muy oscuro y solo una fila de velas
iluminaba el rostro de la hermosa brujilla. Ese
silencio y con solo esa luz, el sonido del agua en
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los baños parecía relajar todos los sentidos, se
quito la túnica blanca con la que las criadas de la
corte la habían preparado, y desnuda se metió en
el agua transparente y cálida. La tranquilidad era
absoluta, cerro los ojos e inclino su cabeza hasta
cubrir sus oídos, envuelta en ese silencio y en esa
paz, pensó que había encontrado la felicidad.
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La brujilla no se dio cuenta de que en la
oscuridad de los baños, en un rincón del agradable
aljibe se encontraba el Rey observándola,
admirado por tanta belleza veía como sus ojos
azules se reflejaban en el agua cristalina.
Mientras, la brujilla se bañaba y todo ocurría en
silencio, en un ambiente… mágico y sereno.
El Rey se aproximó lentamente sin dejar de
mirarla, el agua era tan transparente que dejaba ver
el cuerpo desnudo de tan bella mujer; la cogió de
la cintura y se acerco hasta sentir su piel, era
maravilloso, los dos enamorados se acariciaban
mientras se decían multitud de cosas con sólo
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mirarse. El tiempo pasaba, hasta que los dos
comprendieron que llego el momento de salir del
agua, de la mano y sin apenas tocar las frías
baldosas se dirigieron hacia la alcoba del Rey.
Parecía sonar una música celestial y romántica,
venida de una habitación contigua, música de
arpas, cítaras y demás instrumentos de cuerda.
El Rey con una suave voz le dijo a la hermosa
brujilla, -¡acuéstate y relájate!-, ella desnuda y sin
ningún miedo pero temblorosa de amor, apoyó su
cabeza en la almohada y cerró sus ojos… el Rey le
decía que escuchara la dulce música y que sintiera
hasta el mas mínimo detalle. Él, sutilmente cogió
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una hermosa rosa y comenzó a acariciarla por
todo su cuerpo, la brujilla en esos momentos solo
hubiese querido parar el tiempo.
De repente empezó a percibir una sensación
extraña, caían encima de su cuerpo dulces y suaves
cosas que no conseguía acertar que podían ser,
eran agradables y frías, ligeras y de buen olor… la
música dejó de sonar y cuando abrió los ojos vio
que le había cubierto todo su cuerpo desnudo de
preciosos pétalos de rosas. La brujilla estaba
maravillada no acertaba a comprender como todo
un Rey podía tener tan semejante sutileza; ella se
acerco a su boca y comenzó a besarlo, uno y otro
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beso acompañado de las más suaves caricias que
se han escrito en la historia, siendo los
preliminares de la mas hermosas sensaciones,
hasta que abrieron las puertas del placer e hicieron
el amor.
Capitulo 3
La luz del comienzo del día iluminaba sus
cuerpos; al dar un rayo de sol en la cara de la
hermosa brujilla, esta despertó… miró a su
alrededor y se quedo pensando un momento,
dudó, pero vio que todo era verdad, que el Rey
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todavía estaba dormido a su lado y que el destino
no le había jugado una mala pasada. Ella lo miraba
tiernamente, escuchando atenta su respiración.
Como una suave pluma dejaba sus dedos correr
por su cuello, al incorporarse de la cama, al lado
de su almohada había una preciosa rosa roja y un
pequeño pergamino con una cinta dorada, lo abrió
y vió que eran unas letras escritas por su amado
que decían…
José Antonio López López
“Un día vendrás y me preguntaras a quien quieres mas, si
a tu vida o a mi, yo te responderé ¡a mi vida!, agacharas la
cabeza y te iras sin saber, que mi vida eres Tu”
“Anónimo”
LA BRUJILLA Y EL REY
A menudo descubrían cosas nuevas y hacían que
cada día fuese distinto, el Rey estaba
tremendamente enamorado. Cada noche mientras
la brujilla dormía, éste la miraba y lloraba en
silencio sabiendo que nunca llegaría a ser suya,
había algo en su interior que lo martirizaba, existía
una terrible maldición legada de sus antepasados,
en la que los Reyes nunca podrían salir del castillo.
Aún así sentía tanto amor por la brujilla, que
decidió callar para no romper ese momento tan
maravilloso.
El Rey organizaba torneos, y hacia venir a su
reino a los mas famosos acróbatas, magos y
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contorsionistas, e incluso gentes que escupían
fuego.
Le regalaba las mejores sedas, joyas centenarias y
perfumes de locura, y al acabar el día estaban
LA BRUJILLA Y EL REY
deseando quedarse a solas en la alcoba real. Cada
noche hacían el amor sin que decreciera la pasión
que sentían desde su primer encuentro, ella tenia
todo lo que una persona podía desear, y así
pasaron unos maravillosos días que sin duda
estaban siendo los mejores de su vida.
Un día la brujilla le dijo al Rey que quería salir al
bosque, que echaba de menos la naturaleza, el aire
fresco, el contacto con todos sus amigos los
animales que desde niña siempre le habían
acompañado, bañarse de nuevo en el rio, volver a
su casa y contar la suerte que había tenido o quizás
traerse a su hermana y a su madre para que
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compartieran tanta felicidad. Su cara llena de
ilusión e inquietudes lo decía todo, el Rey la miró y
le preguntó -¿para que quieres salir si aquí tienes
todo lo que necesitas?, además desde la ventana de
la gran torre incluso puedes ver mas allá del
bosque-.
LA BRUJILLA Y EL REY
La brujilla no dijo nada, pero enseguida
comprendió que el día que salió de su casa quería
conocer gente, y encontrar la gran ciudad que una
vez su padre le contó.
En otro momento y sin pensarlo se dirigió al
Soberano, -esta bien, ¡¡quiero salir del castillo!! y
quiero que nos vayamos juntos a recorrer el
mundo-, el Rey por un momento calló… y al
mirarle a los ojos exclamó, -eres libre, puedes
marcharte amor mío si lo deseas, pero yo estoy
atado a una maldición y nunca podré salir de mi
fortaleza-, -¡¡pero si soy brujilla!! tengo poderes, y
debes confiar en mi-.
José Antonio López López
A la mañana siguiente los criados le habían
preparado en la puerta del castillo, todo lo que
pudiera necesitar; ropas, telas y algunas joyas de
los antepasados del reino. La hermosa brujilla bajo
las escaleras hasta la antesala de la puerta de la
mano del Rey, ella estaba decidida y totalmente
convencida, le decía -¡vamos… salgamos juntos!-.
De la mano cruzaron la puerta del castillo, solo
llevaban unos pasos cuando… como en aquella
ocasión la tierra volvió a temblar bajo sus pies
durante unos segundos. Sujetaba con todas sus
fuerzas a su Rey hasta que sus manos se soltaron y
un escalofrío la envolvió estrepitosamente.
LA BRUJILLA Y EL REY
Asustada agachó la cabeza y la escondió entre sus
rodillas, estaba perpleja, no sabia que estaba
pasando… pero al levantarse se dió cuenta que la
maldición de la que el Rey le habló, se había hecho
realidad; miro hacia el pedestal y vio que estaba
allí, su Rey de nuevo se había convertido en frio y
sucio granito. -¡Dios mío! que he hecho, amor
mío, ¿porque tiene que pasarme esto?- se abrazó al
pedestal y grito con todas sus fuerzas. -“Te
quiero…”- desde el interior de la roca se
escuchaba una voz que decía, -Brujilla, sigue sola
tu camino, encuentra tu príncipe que te haga feliz
de la manera que te mereces, que te lleve a esa
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ciudad que tanto anhelas, pero nunca me olvides,
porque sabes que solo Tú puedes devolverme a la
vida. Cada vez que me necesites puedes venir a
verme y con solo desearlo me tendrás fuera de
esta fría roca… y recuerda siempre, que en esta
fortaleza que se encuentra detrás de nosotros,
nunca se ha escrito una historia de amor tan noble
y hermosa como la que hemos vivido-.
La brujilla alzo su boca y lo besó cerrando sus
ojos, al abrirlos vio como de la propia roca
brotaban lagrimas de amor eterno, pero nunca
lagrimas de despedida.
LA BRUJILLA Y EL REY
Se dio la vuelta y ando varios pasos… pero antes
quiso mirar de nuevo a su amado Rey.
Algo cambió en el pedestal centenario, había un
mensaje que decía…
TE QUIERO BRUJILLA
“SIEMPRE”.
FIN
José Antonio López López
Autor: José Antonio López López
JOSSE PELUQUERO A TI MUJER, DONDE QUIERA QUE ESTES.