la biblia y la ciencia
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La Biblia y la ciencia
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:1; 2:1, 2; 7:11-24;
Deuteronomio 4:32; Salmo 100:3; 139:14; Isaías 42:5; 45:18; Jeremías 33:22; Juan 1:1-3;
Hebreos 1:2.
PENSAMIENTO CLAVE: Aunque a menudo se considera que está en contraposición con
la Biblia, la ciencia puede ayudarnos a fortalecer nuestra fe en la Palabra de Dios.
DURANTE LOS PRIMEROS AÑOS DE LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA (el siglo
XVII), la ciencia era considerada como un camino para entender a Dios. Todos los gigantes
de la primera época (Descartes, Kepler, Galileo, Copérnico, Newton) creyeron que su
misión era revelar la obra del Creador. Kepler, al hablar acerca de sus realizaciones,
escribió: “Estoy robando los vasos de oro de los egipcios para construir un tabernáculo para
mi Dios con ellos.[...] Yo doy forma al metal, y escribo el libro. Si ha de ser leído por la
gente del presente o del futuro, es indiferente: que espere a sus lectores por cien años, ya
que Dios mismo ha estado esperando seis mil años para que uno lo estudie”. Sin embargo,
con el tiempo, la ciencia comenzó a apartarse de la idea de Dios eligiendo, en cambio,
trabajar bajo un paradigma puramente materialista y ateo. Por supuesto, esto llevó a una
lucha entre la fe y la ciencia, de la que hoy oímos con frecuencia.
Aunque ciertamente reconocemos los desafíos que puede presentar la ciencia para la fe,
esta semana nos concentraremos en lugares donde la ciencia realmente nos ha dado razones
para que tengamos confianza en la Biblia.
“COINCIDENCIAS ANTRÓPICAS”
Lee Génesis 1:1; 2:1 y 2; Deuteronomio 4:32; Salmo 100:3; Isaías 42:5; 45:18; Juan 1:1
al 3; Colosenses 1:16; Hebreos 1:2; Apocalipsis 10:6; y 14:7. ¿Qué punto en común tienen
todos estos textos?
Durante mucho tiempo una gran parte de la ciencia trabajaba sobre la base de la suposición
de que toda existencia, incluyendo la vida humana, era el resultado del azar; somos
producto de un gran accidente, nada más.
Sin embargo, ahora la ciencia parece estar moviéndose en otra dirección. De hecho, se ha
acuñado una expresión nueva: “Coincidencias antrópicas”, que deriva de la palabra griega
ánthropos, que significa “hombre”. La ciencia revela que hay muchos factores en el
universo que están finamente armonizados, cuya variación más ínfima crearía un ambiente
inapropiado para la existencia humana. Es casi como pensar que el universo hubiera sido
creado pensando en la humanidad.
¿Cuáles son algunas de estas “coincidencias antrópicas?”
Para comenzar, si la tasa de expansión después de la creación del universo hubiera sido
menor de una parte en cien millones, el universo se habría desplomado sobre sí mismo. Por
otro lado, si hubiera sido mayor en la proporción que una parte en cien millones, el
universo se habría expandido demasiado rápidamente como para que se formaran las
estrellas o los planetas.
Además, una de las fuerzas básicas conocidas de la naturaleza se llama la “gran fuerza
nuclear”.
Si hubiera sido levemente más débil, habría existido solo el hidrógeno en el universo; si
hubiera sido un poco mayor, habría existido solo helio. De ambas maneras, la humanidad
tal como la conocemos no podría haberse formado en ese ambiente.
Existen muchos otros ejemplos, suficientes para que aun alguien como el famoso Stephen
Hawking (que no es precisamente un creacionista bíblico) tenga que admitir: “La
probabilidad en contra de que surgiera un universo como el nuestro de algo como el Big
Bang es enorme. [...] Yo creo que hay implicaciones claramente religiosas”.–Citado en Ian
Barbour, When Science Meets Religion, p. 58.
El poeta norteamericano Walt Whitman escribió en cierta ocasión: “La articulación más
pequeña de mi mano pone en ridículo a toda la maquinaria”. ¿Qué otros ejemplos tomados
de la naturaleza ponen “en ridículo a toda la maquinaria”? ¿Qué nos enseña toda esta
maravillosa complejidad y diseño acerca de nuestro Creador? Prepárate para presentar tus
propios ejemplos en la clase.
Lunes 7 de mayo ASTRONOMÍA
¿Has estado afuera alguna vez, en una noche clara, para contemplar las estrellas? ¿Cuántas
pudiste contar? Aunque son muchas, no son más que las que podemos contar por lo menos
con el ojo desnudo, que es como los escritores bíblicos las vieron.
Lee Jeremías 33:22. ¿Cuántas estrellas dice allí el profeta que hay?
Tolomeo contó 1.056 estrellas hace muchos siglos; Tycho Brahe contó 777; Kepler, 1.005.
Antes de la invención del telescopio en el siglo XVII, la gente creía que el número de las
estrellas era 5.119. Por supuesto, el telescopio cambió esto dramáticamente. Hoy,
especialmente mediante las mediciones del telescopio espacial Hubble, el número de
estrellas parece estar más allá de toda cuenta. Se estima que hay centenares de miles de
millones de estrellas solo en nuestra galaxia. Los astrónomos han estimado que hay unas
1022 (es decir, diez mil trillones, un 10 seguido por 22 ceros) de estrellas en el universo. Si
pudiéramos contar diez estrellas por segundo, llevaría por lo menos 100 mil billones de
años contar hasta 1022. Y, con el tiempo, ¿quién sabe cuántas más se descubrirán?
Lee Job 22:12. ¿Qué más está diciendo Elifaz acerca de las estrellas?
Muchos pueblos antiguos creían que las estrellas estaban a diversas distancias, desde unos
pocos kilómetros hasta unos pocos centenares de kilómetros, como mínimo. En los últimos
siglos, la ciencia ha mostrado cuán distantes realmente están. El sol está a 150 millones de
kilómetros de distancia (93 millones de millas) de la tierra, y es nuestra estrella más
cercana.
Otras, aun si viajáramos a la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo), nos
llevaría centenares, miles y aun millones de años llegar a ellas. Y, aunque Elifaz
probablemente no estuviera pensando en la astronomía, sin embargo hizo una afirmación
que la ciencia ha probado ser realmente cierta.
Aunque es bueno cuando la ciencia parece confirmar nuestra fe, ¿por qué debemos ser
cuidadosos en no fundamentar demasiado nuestro asidero en la ciencia cuando se trata de
asuntos de fe? ¿Por qué es importante, además, recordar que la ciencia es solo una actividad
humana? Ver Jer. 17:9; 1 Cor. 1:21; 3:19.
Martes 8 de mayo FORMIDABLES SON TUS OBRAS
Aunque tal vez incurra un poco en exageraciones, la siguiente cita nos dice algo acerca de
la complejidad del cerebro humano. “Hay billones de neuronas en un cerebro humano; el
número de formas de conexiones posibles entre ellas es mayor que el número de átomos en
todo el universo”.–Ian Barbour, When Science Meets Religion, p. 62.
Recordando la cita recién transcrita, lee Salmo 139:14. ¿De qué modo la ciencia ha
afirmado la veracidad de este texto?
Como señalábamos en la sección del domingo, la ciencia se ha apartado más y más del
argumento del azar para explicar la existencia de la vida humana; y esto no resulta extraño.
A lo largo de los años, mientras la ciencia ha avanzado continuamente, al aprender más y
más acerca de las maravillas de la creación, la evidencia en favor del diseño se ha vuelto
cada vez más sólida. En realidad, es tan fuerte, que recientemente un adversario muy locuaz
del diseño inteligente (y las implicaciones de un Creador intencional detrás de él) alegaba
que el universo es una cosa que sencillamente Parecería que hubiese sido diseñada aunque,
por supuesto, no lo es; en otras palabras, solamente parece serlo, decía.
En la misma línea, Francis Crick, probablemente el biólogo más famoso del siglo XX y un
ateo vehemente, llegó a la conclusión de que la vida era demasiado compleja para haber
surgido en los supuestos miles de millones de años entre el enfriamiento de la tierra y el
rápido surgimiento de las formas vivas. Por ello, Crick especulaba que la vida debió
haberse iniciado en alguna otra parte, y luego fue traída a la tierra, tal vez por seres
espaciales que querían ver la tierra (ver otra vez 1 Cor. 3:19; Sal. 14:1).
Otro desarrollo interesante resultó de la obra del bioquímico Michael Behe. Charles Darwin
basó parcialmente su Teoría de la Evolución sobre la idea de que los cambios en las
especies ocurrieron con el tiempo por medio de pequeñas modificaciones adaptativas,
sencillas y sucesivas. Darwin mencionó que, si se pudiera demostrar que cualquier órgano
complejo no pasó por ese proceso, su teoría quedaría demolida.
Behe, que no es un creacionista bíblico, mostró diversos aspectos del organismo humano –
las cilias, el ojo, la coagulación de la sangre– que no pudieron haber surgido de acuerdo con
el esquema básico del evolucionismo. Si una parte, o siquiera un paso, no estuviera allí
desde el principio, el órgano o el proceso no podría existir. Su evidencia presenta un
enorme desafío al modelo evolucionista de la creación. Por lo tanto, sigue en pie la
pregunta: Si estas cosas no ocurrieron al azar, por medio de procesos evolutivos, entonces,
¿cómo surgieron (Juan 1:1-4; Hech. 17:28)?
Miércoles 9 de mayo UN CORAZÓN ALEGRE, UN ESPÍRITU QUEBRANTADO
Lee Proverbios 17:22. ¿Qué mensaje sencillo y a la vez profundo se encuentra en este
versículo? ¿De qué modo has experimentado tú mismo la verdad de estos principios?
¿Es realmente cierto que un corazón alegre es tan terapéutico como una medicina? A lo
largo de los años, los hombres de ciencia comprenden más y más el vínculo inseparable
entre la mente y el cuerpo; lo que impacta a una, impacta al otro. La investigación muestra
que, por ejemplo, algo tan sencillo como una buena risa ejercita los pulmones, estimula el
sistema circulatorio y aumenta el ingreso de oxígeno. También estimula el sistema nervioso
simpático, para fabricar endorfinas, los opiáceos naturales del organismo, que pueden
suavizar y relajar la mente, y aun aumentar la actividad de las células inmunes.
Por otro lado, en la última mitad del versículo, se implica que la depresión puede impactar
la salud de una manera negativa.
“Sin embargo, en años recientes se han acumulado evidencias de que la psicología puede
realmente afectar la biología. Por ejemplo, se ha encontrado, en diversos estudios, que la
gente que sufre de depresión tiene un riesgo mayor de enfermedades del corazón y otras
enfermedades. Otras investigaciones han mostrado que las heridas demoran más en sanar
en mujeres que cuidan de pacientes con enfermedad de Alzheimer que en otras mujeres que
no tienen el mismo nivel de estrés. Y se ha encontrado que las personas bajo estrés son más
susceptibles a los resfríos y la gripe, y tienen síntomas más severos después de que
enferman”.–Erica Goode, “Power of Positive Thinking May Have a Health Benefit, Study
Says”, New York Times (2 de septiembre de 2003).
Además, un estudio reciente de la Universidad de Wisconsin muestra que “la activación de
las regiones del cerebro asociadas con las emociones negativas parece debilitar la respuesta
inmunológica de las personas a la vacuna contra la gripe”.–Ibíd.
¿Cuál es el mensaje, para nosotros, que contiene Filipenses 4:6 al 8? Aunque a menudo
tendemos a considerar estos pasajes a la luz solo del aspecto espiritual, ¿qué clase de
beneficios podemos también obtener de las palabras de Pablo aquí? ¿Qué cambios
necesitas hacer en las cosas que lees, miras o escuchas a fin de recibir plenamente las
promesas que se encuentran en estos versículos?
Jueves 10 de mayo LA CIENCIA Y EL DILUVIO
Lee Génesis 7:11 al 24. ¿Qué clase de devastación produjo este diluvio sobre la tierra?
Si la frase hebrea “grande abismo” (Gén. 7:11) se refiere a los océanos, entonces la
implicación es que en el primer día del diluvio, cuando comenzó a caer la lluvia, el fondo
del océano pudo haberse quebrado por el surgimiento de “todas las fuentes” (vers. 11). Un
evento catastrófico de dimensiones tan globales debería haber dejado evidencias por todo el
mundo de que ocurrió; y la ciencia muestra que, en realidad, esto fue así. Hay depósitos
globales en las capas de rocas consistentes con el diluvio del Génesis (aunque no son
pruebas de él). Estos depósitos geológicos contribuyen a la manera en que se identifican y
definen las capas de rocas.
Secuencias gigantescas de areniscas cubiertas de esquistos y caliza conforman lo que se
llaman rocas “cámbricas”; también hay caliza masiva, trasportada, que se encuentra en
ciertos niveles de rocas; así como los depósitos de carbón (hulla) y petróleo que se
encuentran en todos estos niveles. Todos estos depósitos son compatibles con la ocurrencia
de un diluvio universal.
Además, la destrucción de la vida sobre esta tierra durante el diluvio del Génesis fue muy
amplia, como se describe en Génesis 7:21 y 22. En nuestro mundo moderno, la
conservación de plantas y animales que mueren es muy escasa: estos organismos se
descomponen y se reciclan a fin de proporcionar nutrientes necesarios para que la vida
continúe. Sin embargo, enterradas en los sedimentos geológicos hay extensas
concentraciones de fósiles con evidencias de una gran variedad de plantas y animales que
no existen en nuestro mundo actual, lo que es una evidencia que se aviene a la historia del
diluvio.
Otra evidencia es el rápido y masivo depósito de rocas, arenas y barro. Hay capas de rocas
en toda la tierra que han sido depositadas tan rápidamente, que no existe evidencia de
erosión entre las capas. Y, aunque la comunidad geológica a menudo alega que estas capas
necesitaron millones de años para formarse, las rocas no muestran evidencias directas de
que haya transcurrido tanto tiempo. Estas capas de rocas, sin embargo, no resuelven todos
los problemas con respecto al tiempo; de este modo, los métodos de datación y las
secuencias de los fósiles en el registro de las rocas sigue debatiéndose, por lo menos por
ahora.
Aunque Dios nos da razones para cimentar nuestra fe, siempre hay lugar para dudar.
¿Cómo puedes vivir de manera que alimentes tu fe en vez de tus dudas? Es decir, ¿qué
cosas prácticas puedes hacer todos los días para que te ayuden a fortalecerte en lo que
crees?
Viernes 11 de mayo
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: El ministerio de curación, “La cura mental”, pp. 185-
200; “En contacto con la naturaleza”, pp. 201-205; Comentario bíblico adventista, “El
Génesis y la geología”, t. 1, pp. 75-103.
“Quien conoce a Dios y su Palabra mediante la experiencia personal, tiene fe arraigada en
la divinidad de las Sagradas Escrituras. Ha comprobado que la Palabra de Dios es verdad, y
sabe que la verdad no puede contradecirse nunca. No aquilata la Biblia por las ideas que los
hombres tienen de la ciencia, sino que somete más bien estas ideas a la prueba de la
autoridad infalible. Sabe que en la ciencia verdadera no puede haber nada contrario a la
enseñanza de la Palabra; puesto que ambas proceden del mismo Autor, la verdadera
comprensión de ambas demostrará que hay armonía entre ellas. Todo lo que en la llamada
enseñanza científica contradiga al testimonio de la Palabra de Dios no es más que
suposición humana” (MC 367).
“Dios es el fundamento de todas las cosas. Toda verdadera ciencia está en armonía con sus
obras; toda verdadera educación nos induce a obedecer a su gobierno. La ciencia abre
nuevas maravillas ante nuestra vista, se remonta alto y explora nuevas profundidades, pero
de su búsqueda no trae nada que esté en conflicto con la divina revelación. La ignorancia
puede tratar de respaldar puntos de vista falsos con respecto a Dios valiéndose para ello de
la ciencia; pero, el libro de la naturaleza y la Palabra escrita se iluminan mutuamente. De
esa manera somos inducidos a adorar al Creador y confiar con inteligencia en su Palabra”
(PP 108).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1 En la clase, compartan las respuestas que dieron a la pregunta final de la sección del
domingo. ¿Qué pueden aprender de los ejemplos de los demás?
2 ¿Qué puede hacerse para ayudar a alguien que, desviado por los argumentos del
cientificismo, encuentra muy difícil creer en la Biblia? ¿Cómo puedes ayudarlo?
3 Si están dispuestos, compartan con la clase algunas experiencias personales acerca del
poder de la mente sobre el cuerpo y la salud. ¿Qué han aprendido que puede ayudar a otros?
¿Qué lugar tiene la oración, el estudio de la Biblia, la testificación y la ministración a las
necesidades de otros en ayudarlos a sanarse mentalmente y aun físicamente?