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Año 1I.

Panamá, 15 de Agosto de 1905 .

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z~ ~L GRAN ESPE IFI 0—~ Para aumentar y embellecer el Cabello

LAS SIETE HERMANAS

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AÑO Ii.

Panamá, República de Pana—á, 15 de Agosto de 1903. NUNI 39

EL HERALDO DEL ISTMO^--R cVISTA ILUSTRADA-n%

Eirector: GUILLB!el+t® ANDREVE. f °Bien faire et Iaisser dire."

misticas

AY allá en las orillas de la laguna deLa Quinta, un sauce melancólico quemoja de contínuo su cabellera verde enel agua que refleja el cielo y los ramajes,

como si tuviese en su fondo un país encantado.

Al viejo sauce llegan aparejados los pájaros ylos amantes. Allí escuché una tarde, cuando del solquedaba apenas en el cielo un tinte violeta que seesfumaba por las ondas, y sobre el gran Andes neva-do un decreciente color de rosa que era como unatímida caricia de la luz enamorada, un rumor de be-sos cerca del tronco y un aleteo en la cumbre.

Estaban los dos, la amada y el amado, en un ban-co rústico, bajo el toldo del sauce . Al frente, se exten-día la laguna tranquila, con su puente enarcado, ylos árboles temblorosos de la ribera, y mas allá se al-zaba entre el verdor de las hojas la fachada del pala-cio de la Exposición, con sus candores de bronce enactitud de velas.

La dama es hermosa: él, un gentil muchachoque la acariciaba con los dedos y los labios, los cabe-llos negros ylas manos gráciles de ninfa.

Y sobre las dos almas ardientes y sobre los doscuerpos juntos, cuchicheaban en lengua rítmica y ala-da las dos aves . Y arriba el cielo, con su inmensidad ycon su fiesta de nubes; plumas de oro, alas de fuego,vellones de púrpura, fondos azules, flordelisados deópalo, derramaba la magnificencia de su pompa, lasoberanía de su grandeza augusta.

Bajo las aguas se agitaban como en un molino desangre viva, los peces veloces de aletas doradas.

Al resplandor crepuscular, todo el paisaje se veíacomo envuelto en una polvareda de sol tamizado yeran el alma del cuadro aquellos dos amantes : él mo-reno, gallardo y vigoroso, con una barba fina y se-dosa, de esas que gustan de tocar las mujeres : ellarubia,- -un verso de Goethe!---vestida con trage grislustroso y en el pecho una rosa fresca, como su bocaroja que pedía el beso .

RUD J~ N DARIO

A SOR QUIMERAPallida, sed nu .mcls pand. pulchmNmen,

En nombre de tu rostro de lirio enfermo,en nombre de tu seno, frágil abrigodonde en noches pobladas de espanto duermo,

¡yo te bendigo!En nombre de tus ojos de adormideras,

doliente y solitario fanal que sigo:en nombre de lo inmenso de tus ojeras,

¡yo te bendigo:

II

Yo te dedicoel ímpetu orgulloso con que en las cimas

de todos los calvarios, me crucifico,iluso ! pretendiendo que te redimas!

Yo te consagroun cuerpo que martirio solo atesorav un alma siempre obscura, que por milagro,del cáliz de ese cuerpo no se evapora . ..

III

Mujer, tu sangre vela mi sangre cálida;mujer, tus besos fingen besos de estrella;mujer, todos me dicen que eres muy pálida,

pero muy bella . ..

Te hizo el Dios tremendo mi desposada;ven, te aguardo en un lecho nupcial de espinas;no puedes alejarte de mi jornada,porque une nuestras vidas, ensangrentadacadena de cilicios y disciplinas.

ANATHEMA SITI

Si negare alguno que Santa María,del Dios Paracleto, paloma-que albea,concibió sin mengua de su doncellía,

¡anatema sea!Anatema los que burlan el prodigio sin segundo

de la flor intactayúber queda fruto siendo yema,que los vientres que conozcan, como légamo infecundo,no les brinden sino espurias floraciones . ¡Anatema!

II

Si alguno dijere que Cristo divino

-por nos pecadores no murió en 7udéani su cuerpo es hostia ni su sangre vino,

;anatema sea!Anatema los que ríen de oblaciones celestiales

en que un Dios,loco de mmores,es la víctima suprema;que no formen para ellos ni su harina los trigalesnisus néctares sabrosos los viñedos. ¡Anatema!

III

Si alguno afirmare que el alma no existe,que en los cráneos áridos perece la idea,que la luz no surge tras la sombra triste,

;anatema sea!Anatema los que dicen al mortal que tema y dude,

anatema los que dicen al mortal que dude y tema•queen la noche de sus duelos ni un cariño los escudeni los bese la esperanza de los justos . ¡Anatema!

Ancano NERVo.

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E,i He=raldo dEl Istmo 114

Mucbedumbres iauoradastos de vida . universal . y fueron olvidados . Y enel seno de la Tierra que presenció impávida susdevaneos se urezrlaron, se pudrieron . seiden-tificaron, r~rnquisttulores y conquistados . el Se-ñor poderoso c el siervo vil- el criminal y eljusto . el verdugo y la víctima. y la memoriade ellos se ImnIió pa:a siempre . (le tal modoqne apenas si gnar,lam•.s el recuerdo. en librosolvi•lalos en su mayor parte en los anaquelesde ]as librerías. de unos cuantos miles de nom-bres entre una muchedumbre - ele inillones ymillones.

Y la vida fue para todos estos ignorados, co-mo es aím hoy para nosotros, una eterna con_tradiccióu. un dilema terrible é inevitable . Elfaua.tismo levantó altares qne la impiedad des-truyó : se burló el Crimen de la Justicia : los bue-nos regaron semilla generosa que fueron piso-teando los malos : y eu su eterno vaivénlasgen-tes amaron hoy- para mañana odiar ; tuvieron féen todo v sin emba rgo de todo se balaron:establecieron el reinado de los Siete Pecados.Capitales, y uo c•ansados de la Eterna Comediavolvieron á eonreuzar no bien hubieron acaba-do. y así eternamente. de paiires á hijos. porsiglos de siglos.

La naturaleza en tanto impilsible ante estosderrunrbaniemos, nos sonríe siempre y por do-quier- y- eterna en su juventud nos brinda hoycon sus galas como brindó en el pasado á todasesas lnuelredumbres desapatecidas . Y en estemismo cementerio. en donde- como en uDrincón de olvido - yace" ignorarlos muchosque ayer hacían la misma vida nuestra. mies_tras que ellos no reciben en sus nichos un ra-yo de luz, ni alcanza el sol á calentar gas hue-sos. ni á impresionarlos el canto de un pájaro.muestra ella orgullosa en la mañana de Abril,todo el esplendor con que se viste en la esta-ción del año bella y germinante . la que nos haceamar la vida con mas fuerza, y-por un momen-to, por tino sólo, nos hace olvidar todas las

formas gallardas; los romanos audaces con la renta siglos . Los débiles v apocados de genio

, .-~

,>'pompa de sus águilas vencedoras• los bárbaros como Carlos VII, Enrique III y Carlos IV . Se

_ -

-,delasGaliasconsusescudosdepielesysuscabe- multiplicaron los filósofos predicando lasdoc- ~~LN~<-~- 3~ ¿/ .,

~alleras recias ; los germanos de azules ojos ; los trinas erras contrarias y luego todos ellos- cuan-

Ullenos de faz mongólica; los godos funda- do les llegó el turno, después de un efímerodores : los eseitas errantes; los siervos de la vivir, de un minuto ocupado en el tiempo. segleba de los tiempos feudales ; los señorea de hundieron, se convirtieron en mie os elemen-

l.a coronación de Pombo

-- V la mañana radiosa, cabe el mar

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riente y bajo el sol brillante, el ce-

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inenterio florido extendía ante

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uti vista sus calles blancas, sus

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cruces blancas y sus mármolesblancos también con la impolu-ta blancura de los cisnes . El pai-

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raje expléndido parecía la evoca-cióu rte un cuento de hallas . Los

c.arboles cabeceaban sobre lastumbas coleo cuchicheando con

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los muertos, v éstos, abandonados

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eu sus fosas, sin aire, sin luz, sin

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espacio, tenían muy cerca de si, ysin embargo qué lejos, todo un

inundo. ese anudo lleno ete vida que bulle, seagita y se renueva constantemente . Rompíaen brotes la semilla fecunda en la estaciónpropicia, piaban los pajarillos en las ramasex.endidas que semejaban brazos alargadosp_~r.t brindar un asidero á los náufragos elela villa y zumbaban revelando los insectos mul-ticolores. Y allí• en aquel lugarde descan-so, de soledad, de renunciamiento invo-luntario, olvidando tristezas y dolores . sedespertó en mí con mayor fuerza el amor ú lavida, á esta vida miserable que tantas miseriasy tanta desolaciones acumula.

Y estremecido ante la idea de la muerte, re-sistiéndome á la ley inexorable, la memoria delos que fueron vino á mí, y pasaron ante misojos abiertos al misterio del pasado, en lentodesfile . en enorme procesión, todos los pueblos ylas razas todas ele la tierra Vi primero al hom-bre troglodita, habitador de las cavernas, consu hacha ele sílex v su figura hirsuta ; luegoá las razas primitivas del oriente, de que hacemención el más bello libro ; después á los egip-cios artistas, á los caldeos sabios, á los feniciosindustriosos y á los melos guerreros . Y tambiénpasar on, en pos de estos ; otros muchos pueblos,en lenta caravana: los griegos de civilización

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~E ha vuelto á hablar en Colom•bis da lo que fué un día tópicoque la gratitud nacional brin-

dó á los amantes de las letras : la co-' ronación del eminente poeta Rafael

POmbO.¿ Pero por qué no se lleva á cabo

f

la idea noble?—les pregunto desdeacá álos colombianos .—Yé soy ist-

1~1 mello. más istmeño que muchos que41D pasean la prosopopeya de abnegacro-/~i.res y patriotismos; pero una hoja de

laurel no deja ría de colocarla en lafrente de Pombo, aunque me vuelvaná excomulgar los que en mis-afectosíntimos no han visto sino reflejos

quizás de inconsecuencias indecibles.Nada me importa con lo vulgar y artero;

pero sí me preocupa la gloria de los que esca-laron la vida de lo intelectual y del espíritu.

Shakespeare y Dante, y Cervantes y Dfil-ton y Tomás de Xempis nada tienen que verconmigo ; y, sin emba rgo, . mi espíritu, á travésdel infinito de 19 muerte, se alimenta en el deellos y con el de ellos vive en comunión másíntima que con el de los indiferentes que pasantodos los días por mi casa y se quitan ante míel sombrero con muestras de aparente respeto.

Yo deseo, como el que más, la coronaciónde Pombo, porque ese hombre, que en cuerpo

horca y cuchillo ; los reyes guerreras y los re-yes corrompidos : los fuertes y los sabios : el iu-dio de la América con sU catrrttj de fiechas yel negro de Africa con sU lanza y so maza:los lapones de rasgos caninos y los árabes elehermosas Pa°dones : el hindo fan ático y el chi-no curioso ; lo antiguo y lo moderno : lo qUec causó la Fama y lo que cubre Piadoso el olvi-do: lo que fué y que no se rá ya Ales : la Hu-manidad muerta. en fin.

La Humanidad huerta, sí . c:on todas sus pa-siones, vicios, virtudes y delitos. La historiadel pasado á grandes ras-as, la enseñanzade las tumbas qne poco aprovecha porquepoco se escucha. La expesieión del bien y delmal, ele] anal sobre tAdO. pues que sus raleeshan crecido grandemente en el co azón hr-mano.

Y qué nos resta ele todo lo pasado? Izadamás que una lección enorme sobre lo efímeroé inútil ele la vanidad humana. Esas multitu-des que pasaron ya, un día sintieron la alegríay también la tristeza de vivir vida humana.Bajo el sol y en los mismos lugares que hoyhabitamos los que hemos de ir á reunirnoscon ellos, amaron y odiaran, ó mejor clicboamaron solamente si es cierto que el odio nono es mas que una forera del amor . Ora en-caminados por la senda del Bien, aunque pocasveces, regaran en la tierra árida semilla precio-sa que nA ha germinado . En brazos del INfalsus pasiones fueron feroces. Vinieron las gran-des guerras, los incendios, los crímenes todos•de pueblos y de hombres . Hubo desórdenes es-pantosus y convulsiones extremas ; surgieron losbandidos coronados : Neenrol, Ciro, Alejan-dro, Aníbal, César, Tiberio, Calígrda. -Atila•Tamerlán, Bayaceto, Carlos V ., Federico, Carlos%IL Napoleón. Las hembras criminales comoCleopatra, Lucrecia Borgia, Isabel II, Catalinade Hédicis y Catalina de Rusia . Los granelesfarsantes, sacerdotes de religiones diversas que

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- •1 •i 1avanza a el e aun o an rguo, mes aur o sus se c esputan el r oro o r e a ver a . yace cua- tristezas de la vida.

endeble lleva el alma ete los grandes, le ha dadoá su patria momentos ele gloria; y maneto lapatria sabe agradecer. hace lo que va á hacer,lo que debe hacer: coronar al hijo que le diósu cerebro y su nervio.

Colombia es un país extraordinario por suintelectualidad . Esto es lugar común, pero quemerece repetirse. Algunos se ríen de eso, por-que no comprenden lo que el toma vale sobreel cuerpo : pero no resuelven nada, aunque si-gan riéndose con la risa de Sancho, con apre-ciaciones muy dignas ele lo muy trasparente.

Que se corone á Pombo, que bien lo mere-ce. Ese es poeta, y poeta de veras . Superiorá Zorrilla en fuerza é intensidad artísticas, resu-mió el alma de la patria en poesías que suina-ion en todas formas el alma cde la Lira. Esaes su gloria . Por eso Colombia debe colocar leuna corona en sus sienes ; pero una corona quetenga algo ele aquel ramo de naranjo en florque llevó José Eusebio Caro al destierro ; de lapoesía superior de José Joaquín Ortíz, e de laclásica y perfecta de Dliguel A . Caro,. v de ladelicada y sencilla de Gutiérrez González, y dela meditada y profunda ele González Camar-go Y después de todo eso, la corona debe sercolocada en la cabeza del poeta por la mujerbogotana. digna de su nombre nativo, que havenido á ser, no sin justicia, sinónimo de refi-nada cultu a y de bondad suprema

SALOMóN PoNcE AGUILERA.Panamá, 4 de Agosto de 1905.

(de GOET "E)

Balada de Mign®n

;Conoces 11 la tierra que el azshar perfuma.Do en v erde . obsc•uro brillan unniujas de oro y miel.Donde no empuña el cielo caliginosa brumo]' entrelazados crecen el mirlo y el lauml!-:So la conoce', dime . . . . P-saln. esallfDonde ;.helo ir co p tiKo

d rivfr jmao d ú.

:Conoces tú el leOncio que un rey POMPOSO habita.Con pfirtico r s :donee que alumbran tonta luz.Y PrIll"Pe> de nuírned . oqe sl verme---- Pobrecita'Derinae---¿qne .c has hecho- -de dónde vienes to s"sNO In conoccstdime . .- . Ps allf. ele alíaDo uu1CrO estar contigoY vivirjunto dif.

3 Conoce', ta aquél "conte que ate al abismo on Puente_Que escalan bas :ur'rnna, en g en L•, proceseGu.Donde retumba el trueno é hidrÓPico el torrenteS_ precipita altísimo con retumbante sour¿Conóceseo . oh'Mne-trot Yn nOri. Der vhf

Anhelo irme contijod vivir junto ii ti ,

lid PALM POa1E0.

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El Heraldo dEl Istmo, 115

T)011 Rctlnóli Vaibes lbpezSu muerte es dolorosa para mí, porque fue

uno de mis buenos amigos sin reservas qué meestimuló siempre. Los amigos! Si uno no vive en-tre ellos sino recogiendo contrariedades e incon-secuencias! Acaso por esta cruel enseHanza de lamisexperiencia no cuento sino muy pocos, aun delos mos que vinieron á la vida cuando yo vine yque vivieron conmigo en comunión diaria.

Don RAMóN VALDÉS L. es de los pocos á quie-nes no cabe la sentencia. Cuando desvalido, seinteresó por mí; cuando ocupé posiciones de rela-tiva importancia., fue el mismo amigo. No puedodecir nada mejor en su obsequio como testimoniode mi gratitud genuina.

_ _Fue combatido y combatió en el mar azaroso

de la política. Pero los rencores que dejara, yaterminaron, porque la muerte sabe acallarlos parasiempre. Su vida pública será juzgada más tarde;por ahora toda pasión debe estrellarse ante lapuerta de su tumba, y la misma Justicia se impe-re silencio, porque sabe que ella es eterna, y loshombres no somos sino aristas que venimos a con-tar un minuto en la vida.

Fue padre de familia generoso y noble;y para conlos que sufren y lloranfue su mano fuen-te que tuvo el recurso oportuno de cristianas consolaciones .

SALOMON PONCE AGUILERA.

Agosto 12 de 1905.

A LA BELLEZAPLEGARIA EN ACRÓPOLIS

~~\11 nobleza! :Oh belleza((~/v~J1 sencilla y verdadera!

Diosa cuyo culto signi-fica razón y cordura : oh tú,cuyo templo es una leccióneterna de conciencia v de sin-ceridad, llego tarde al um-bral de tus misterios ; traigo átu altar muchos remordimien-tos- Para encontrarte he ne-cesitado pesquisas infinitas deiniciación, que con una son-risa conferías al ateniense.apenas nacía; yo la he con-quistado á fuerza (le reflexio-nes, á costa. de largos esfuer-zos .

He nacido, diosa de ojosazules, de padres bárbaros,entre los cimerianos buenos yvirtuosos que habitan al bor-de de una mar sombría, eri-zada de rocas, batirla siemprepor las tempestades . Se cono-ec allí apenas el sol ; las florescon los musgos marinos, lasalgas y las conchas coloridas,

qnc sc encuentran en el fondo de las bahíass-d ¡tru-i:r~ . Las nubes parecen sin color, y lamisma alegría es un poco triste; pero fuentesdo rana fría suden allí, de la roca, y los ojos de1, jóvenes son corno esas verdes fuentes en lasque„ sobre fondos de hierbas ouduladas, se mi-ra el ciclo.

Mis antecesores, hasta tan lejos como po-dernos reuroutar en nuestros recuerdos, esta-ban consagrados á. las navegaciones lejanas, enmarri qne tus argonautas no conocieron . Yooí. cuando era joven, las canciones de los viajespobres: fui arrullado con el recuerdo de loshielos flotantes, de los mares brumosos, seme-jantes á leche, de las islas pobladas de pájarosqne cantan á sus horas, y duo, emprendiendoel vnolo todos juntos, obscurecen el cielo.

Sacerdotes de un culto extranjero, venidode los sirios de Palestina, se tomaron la penade educarme: Eran cuerdos y sanos. Me en-

vive aún y vivirá eternamente en el corazónde la humanidad?

ETe acuerdas de aquel día en que, bajo elarcontado de Dionisodoro, vino aquí un feo ju-diito, hablando el griego de los sirios, reco-rriendo tus atrios, sin comprenderte, leyendotus inscripciones por completo al revés, y cre-yendo encontrar en tu recinto un altar dedicadoá un dios que será el Dios desconocido? Y bien,ese judiíto ha vencido; durante mil allos se teha tratado de ídolo, oh Verdad : el mundo hasido un desierto en el que no germinaba ningu-na flor. Durante ese tiempo te callabas, ohSalpiux, clarín del pensamiento . Diosa del or-den, imagen de la estabilidad celeste, se era cul-pable por amarte, y, ahora que á fuerza deconcienzudo trabajo hemos logrado acercanosá tí, se nos acusa de haber cometido un crimencontra el espíritu humano, rompiendo cadenassin las que se paseaba Platón.

Tú sola eres joven, oh Cera ; tú sola erespura, oh Virgen; tú solo eres sana, oh Aigia;tú sola eres fuerte, oh Victoria . Las ciudadestú las guardas, oh Pómacos ; tú tienes lo quenecesitas de Marte, oh Area ; la paz es tu fin, ohPacífica, Legisladora fuente de las constitucio-nes justas; Democracia, tú cuyo dogma funda-mental es que del pueblo se origina todo bien,y que en todos los lugares en que no hay pueblo .

-para nutrir é inspirar el genio, no , hay nada:enséñanos á extraer el diamante de las multi-tudes impuras, - Providencia de Júpiter, obre-ra divina, madre de toda industria, protectoradel trabajo, oh Ergané, tú que haces la noble-za del trabajador civilizado, y que lo ponestan por encima del seyta perezoso ; oh Pruden-te, á quien Jesús dió nacimiento después dehaberse replegado sobre sí mismo, después dehaber respirado profundamente ; tú que habi-tas en tu padre, enteramente unido á un séríntimo ; tú que eres su compañera y su concien-cia; Energía de Jesús, chispa que enciendes ymantienes el fuego en los héroes y en los hom-bres de genio, haz de nosotros espiritualistasenmplidos. El día en que los atenienses y losrodios compitieron luchando por medio de sussacrificios, tú preferiste habitar entre los -ate-nienses, como más cuerdos. Tu padre, sin em-bargo, hizo descender á Platón en una nube deoro á la ciudad de los rodios, porque ellos tam-bién había rendido homenaje á su hija. Losrodios fueron ricos ; pero los atenienses, fuerondueños del ingenio, es decir, del verdadero júbilo, de la eterna alegría, de la divina infanciadel corazón.

No se salvará el mundo sino volviendo ptí, repudiando sus- ligas bárbaras . Corramos,vengamos en multitud . "¡Qué hermoso díaaquél en que todas las ciudades que se han lle-vado restos de tu templo, Venecia, París, Lon-dres, Copenhague, reparen sus latrocinios, for-men theorías sagradas para traer los despojosque poseen diciendo : «Perdónanos, Diosa! fuepara salvarlos de los malos genios de la noche,y reconstruyan tus muros al són de la flautapara expiar el crimen del infame Lisandro.Luego irán á Esparta, á maldecir el suelo don-de estuvo aquella dueña y seilora de erroressombríos y á insultarlo porque Atenas no exis-te ya.

Firme en tí, resistiré á mis fatales conse-jeros; á mi escepticismo, que me hace dudardel pueblo; á mi inquietud de espíritu, que,cuando ha encontrado la verdad, me hace bus -carla aún; á mi fantasía, que, después que larazón ha fallado, me impide mantenerme en re-poso. Oh Arquegeta, ideal que el hombre degenio encarna en sus obras maestras ; mejorquiero ser el último de tu casa que el primerode cualquiera otra parte. Sí, me adheriré alestilóbato de tu templo, olvidaré toda disciplinafuera de la tuya; me haré estilita sobre tus co-lumnas; estará mi celda sobre tu arquitrabe.Más difícil empresa! Por tí, me haré, si puedo,intolerante parcial . No amaré sino á. tí . Voyá aprender tu lengua, á olvidar lo demás. Se-ré injusto para lo que no te concierna ; me ha-ré el servidor del último de tus hijos. Exalta-ré, lisonjearé á los habitantes - actuales de latierra que das á Erecteo. Intentaré amar has-

se laron las largas historias de %conos, que hacreado el mundo, y de su hijo que, según se di-ce, ha efectuado un viaje por la tierra. Sustemplos son tres veces tan altos como el tuyo,olr Euritimia, y semejantes á selvas ; nada másque no son sólidos; se derrumban al cabo dequinientos 6 seiscientos años ; son fantasías debárbaros que se imaginan que se puede haceralgo bueno fuera de las reglas que tú has tra-zado á tus inspirados, oh Razón. Pero esostemplos me agradaban : yo no había estudiadotu arte divino, y encontraba en ellos á Dios.Se cantaban allí cánticos de los que me acuer-do aún:—«Salve, Estrella del Mar . . . . Reina delos que gimen en este Valle de lágrimas ;> 6bien :—«Rosa Dlística, Torre de Marfil . Casa deOro, Estrella de la Matlana.H Mira, diosa,cuando recuerdo estos cantos, mi corazón sefunde: me vuelvo casi apóstata. Perdónameesta ridiculez; no puedes figurarte el encantoque los magos bárbaros han puesto en esos ver-sos, y cuánto me ha costado seguir á la razónpor completo desnuda.

Y luego, si supieras cómo se ha vuelto di-fícil servirte . Toda nobleza ha desaparecido.Los seytas han conquistado el mundo . No hayya república de hombres libres, no hay ya másque reyes nacidos de una sangre densa, majes-tades de las que tu sonreirías. Pesarlos hiper-bóreos llaman ligeros á quienes te sirven . . ..Una panu1,eociu temible, una liga de todas lastonterías, extiende sobre el mundo una tapa deplomo bajo la cual uno se ahoga Aun los quete honran, ¡cómo deben causarte lástima! ¡Teacuerdas de aquel caledonio que, hace cincuen-ta años, quebró tu templo á martillazos parallevárselo á Thilé? Así lo hacen todos . . . . Yohe escrito, según algunas de las reglas que túamas, ó Teonóe, la vida del joven dios á quienserví en mi infancia : ellos me tratan como á unEvemero; me escriben para preguntarme qué finme he propuesto; no estiman más que lo quesirve para hacer fructificar sus mesas de trn-p,zitas. ¿Más para 'qué se escribe la vida de losdioses, i oh cielos! sino es para hacer amar lodivino que existió en ellos, y para mostrar que

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EI He-raldo dEl lstmo 116

Ea el Museo del Prado = _ 'ta sus defectos : me persuadiré ¡oh Hippia! deque desciendo de los jinetes que celebran alláarriba, sobre el mármol de tu friso, su fiestaeterna . Arrancarró de ini corazón toda fibraque no sea razón y arte puro . Cesaré de amarmis enfermedades, de complacerme en nii fie-bre. ¡Sostén mi. firme propósito, oh Salutífera:ayúdame. oh tú que salvas!

¡Cuántas dificultades, en efecto, preveo!¡Cuantos hábitos de espíritu tendré que cam-biar•! Cuántos recuerdos encantadores deberéa. ranclr ele mi corazón! Lo intentaré ; pero noestoy seguro de mí. Tarde te he canoeido, be-lleza perfecta . Tendré retrocesos, debilidades.Una filosofía perversa, sin duda, me ha llevado,Ccreer que el bien y el mal, el placer y el dolor,ló bello y lo feo, la razón y la locura, se tralas-fórman iinos'en'otros por matices tan indiscer-nibles como los del cuello de la paloma . Noamar nada, no ódiar nada de un modo absoluto,se vuelve entonces uña cordura . Si una socie-dad, -si una filosofía, si . tina religión hubiera po-seído la verdad absoluta, esa sociedad, esa filo-sofía, esa religión habrían vepcido á las otrasy vivirían solas á ;la hora que es. Todos losque hasta aquí han creído tener raazón, se hanengafiado:- lo vemos claramente . ¿.Podemos,sin loca fatuidad, . creer que el porvenir no nosjuzgará, como juzgamos el pasado? Hé aquílas blafemias que me sugiere mi espíritu pro-fundamente averiado . Una literatura que,como la tuya, fuera de todo punto sana, no ex-citaría ya aHora sino displicencia.

Somfes de mi ingenuidlo . ..- Sí : : displicen-cia . . . .Estamos inficionadog : ¿cómo reme-diarlo? Iré más lejos, deidad ór-toál m te di-ré la depravación íntima de iqi ~or~zón: Ra-zón y buen sentido no bastan . - 'Hay poesía, enel Strymon helarlo y en la embriaguez del - tra- _-cio. Vendrán siglos en qge tus discípulos- pa-sen por discípulos de la displic@ncia, - El mun-do es más grande . de lo que crees. Si hubieraisvisto las nieves del polo y los misterios del cíe-lo austral. tu frente, oh diosa, siempre tran-quila, no estaría tan serena• tn cabeza, más

-granele, abrazaría diversos géneros de belleza.-Eres verdadera, pura, perfecta- tu mármol

no tiene mancha: pero el templo de Hagia So-fía que está en Bizancio, produce . también unefecto dirimo, con sus ladrillos y sus yesos . EsLa imagen de la bóveda del cielo. Se derrum- .hará ; pero si tu celo debiera ser bastante gran-de para contener á una multitud, se derrumbaría también.

Un inmenso río de olvido nos arrastra áun remolino sin nombre. i Oh abismo, tú- eresel Dios único! Las lágrimas de todos los pue-blos son verdaderas lágrimas; los sueños de to-dos los justos encierran una parte de verdad.Todo no es aquí abajo más que símbolo y sue-ño. Los dioses pasan como los hombres . y nosería bueno que fueran eternos, La fe que seha tenido no debe ser nunca una cadena. Nose tienen duda hacia ellas. cuando se la ha enro-llado cuidadosamente en la mortaja de púrpu-ra en que duermen los dioses muertos.

ERNESTo RENÁN.

VeritasA MI HIJA MARíA EMILIA.

Como flor entre las llores.Hija de mi vida, luces;Que en tu imágen reproducesLa Virgen de mis amores!

De hérmosa tienes-la palma:Porgrie siendo mi tesoro,Encarnas á la que adoroComo el alma de ini. - alma.

Busco amoroso las HuellasDe tu ilusión y tu anheloPorque así tendré en mi cieloDos primorosas estrellas.

Que vagando entre las llores,Ile mi existencia dichosa,- Tengo contigo y mi esposaEl amor de los amores.

JF.R6NI.lfO OSSA .

Cuando bajo mis plantas sentí tierra española,un capricho, á manera de mujer 6 de ola,me arrastró hacia el Museo, donde largos salonesmudamente me hablaron de cien generaciones:en los cuadros pendientes de los épicos muros,ví pasar, como sombras de otros tIempos oscuros,procesiones de obispos y magnates r damas,entre un revoloteo de mantos y orillamas:y guerreros sentados en lustrosos corceles,entre lanzas agndas y redonc7os broqueles.

Entonces. nn L:aaauello_c c~nu~o .de es rlocn ciencual de un espejo raro que tuviese conciencia,ante esos mudos lienzos de desdeñosa . calma,¡sentí que cuatro siglos cayeron sobre mi alMa:Y América, la india . se despertó en mis venas.veneá en los nombre, blandos é irgnió1C vare cedm :n<.¡al llenarse de orgullo por las grrandes conquista,de esos grandes guerreros como grandes artistas'

Velázquez, Goya. . .. El mismo poeta de los Ande,.que al condor ele las cumbres pidi ó su ; alas grui<le,para llegar adonde fatíganse Ios vientos,ante esos dOs artistas se postra sin alientos,al ver Que . en cada cuadro donde nnn Edad >e cy~aei :,.;el uno es todo Fuerza y el otro es todo Gracia'

Velázquez suma aquella dinasticr mordíaque encadenó á su trono dos mundos en un día.que equilibró los astros . que redondeó el planetay en cada gran guerrero cristalizó uo poeta:y Gola suma esa otra prismática v gal :nrteEdad, en cayo brillo cada ojo es un dianiante.cada mantilla tela de araña prodigiosa,cada cintura deuvne, cada ni jilla rosa . . ..

~STA mañana por una cir-cunstancia casiml pasa-mos por frente riel ce-

menterio, v al dirigir la vista ha-cia las enfiladas bóvedas, túmu-los y cruces que indican la fraseelocuente y funeral de Peyuiexcotice p ace, no pudimos por cienosque recordar inuchas cosas tris-tes, muchas cosAs amargas quese diluyen en memorias lejanas.como que ya nos hallamos mm-lejos de aquellos (lías de moce-dad dichosa que más nunca vol-verán.

Con insistencia miramos ha-cia uno de los ángulos del pan-teón allí donde en remotas horasdimos respetuosa y callada se-pudtura al cadáver eusaun enta-amigo y compañero Emilio Fa-

;Ha transcurrido tanto tiempo de aquel su-ceso! Queréis saberlo ? Pues lo referiré enbreves párrafos, cromo que nie parece que ayerno más lo presencié asombrado.

Por aquellos años. los más aficionadas entrenosotros á embadurnar cuartillas ele papel sopretexto de hacer ensayos literarios, acostum-brábamos congregarnos con reo dar frecuenciacon el inocentón y pacífico objeto de leer en laintimidar) lo que la masa gris contenida ennuestra pobre mollera hubiera producido en al-gún momento de ocio quizás desventurado.

No hay para que decir que eran motivo de.disputas, alterCadOs y fogosas discusiones laspiezas seudo-litorarias que solían souieter~e aljuicio de aquel Ateneo en gestación : pero seacomo fuere, no recordamos que sucediera al-guna vez, que por tal circunstancia . alguno denosotros se hubiese enojado Ó dudo por ofen-dido por opiniones más o menos intransigentesó más 6 menos cáusticas . En mayor ó menorcantidad todos p osefamos el saludable y prove-choso miedo de la modestia.

Eu una de aquellas noches• Sebastián. elpinctu úa•ido, corro lo calificaba uno de nuestros

Velázquez, Goya . . . . l•.o esos dos únicos pinceleshay Fuerza vGracia : hay tado: coraza s loropeles,Velázquez ~i más ojos evoca las escenasde la Conquista : hay algo que corre por mis venasque, ante sus arulros, finge rememorar figurasde cascos relucientes . bruñid-ns armaduras,tizona+ rechinante , y olímpicos caballosqnc bacon ehirp•xr la ~(•dr<' 1 11 s. dn .us callox . . ..Goya á mis ojos pone la Edad del Coloniaje,clonde el Virrev rasca su galoneado traje,,u nítida peluca h,jo el tricornio leve,su c:asrcón de r*rsi• su pantalón de nieve:ó que sc emL•rza, ea calles de lobreguez resbalar trepa á unos balcones por retorcida escala . . ..

Velázquez, Goya . . . . i n ambns laclásica paletade .dúb:ase, á mis ojo, de indiano y de poeta,como un arco Ir¡s hecho con l :~rinia, r flores,que, Gualdo nuestra raza vacila en sin dolores,;se tiende, en igmll forma que traslastempestades,sobre la catalata de toda, las Edades!

A,í cuando aquel día sentí tierra española,un capricho á manera de mujer ú (le Ola,are arrastró hacia el Museo . donde largos salonesnualaniente me hablaron de cien generaciones.;Con qué orgullo pujante sub'.evóseme el estro;v al mirar cada cuadra, le decía:- Soy vuestro!

Pensé que el triunfo insigne de tan genial belleza:o jo era comparable con mi Naturaleza:sentí que se ilustraba, por dentro de mí barro,sangre de C'alcuchima con sangre de Pizarro:,e quise en el Musco . remando en mi montaña,;,er la mitad de :%in ricay lamitad de España:

JOSÉ. SANTOS C1HOCANO.

Madrid . .Junio Y+ de 1905.

PARA Aizi , rHu Aizpunu.

colegas . anunció la lectura (le un cuento quehabía escrito en días anteriores . Con ésta pro-ducción llegaba á la quinta obra literaria, desil carrera de uovel literato. manifestando porla última nn tan ardiente entusiasmo, que yanosotros, sin haber oído su lectura, eonsiderá-uiosla conto su obra esquisita y magistraL

—Bueno, señores . imploro de ustedes ladebida atención para lo que voy á leer : y espe-ro de ustedes que. coa la franqueza que acos-t unbran, nie digan si he acertado ó no, en elart u lento . plan y forma de la relación queva á escuchar.

-lluy bien .--dijo Fabián secamente.—pue-des principiar . que ya iremos atado yerbashasta formar el haz.

--C'omprentlo—repaso Sebastián un tantopicado—cada cual paga los beneficios que reci-be con lo que tiene y puede . Serás hervilearocuando noe prometes yerba : pero háganme elhonor de obsequiarme con un momento de si-lencio. pues voy á principiar la lectura- Elevento es este :

Lo FATAL.

"La atracción simpática de sentimientos alparecer idénticos, aproximó suus corazones para(lile se conmoviesen y agitasen en tina sola ex-plosión de amor.

"Lastenia y Sergio se amaron casi desdeniños: fué c orno á manera de nua precocidaderótica . que presidía inflexible una suerte ma-nifiesta.

"Sergio. partienlarniente dominado por lanerviosidad de sil temperamento, demostrabauna vehemencia }- éntusiasnw en sil carijIo, queen ocasiones 61 'mismo sorprendido se interro-gaba taciturno :—Y yo por qué la amaré tánto?

' ~9sí las cosas. transcurrieron varios artosque con sil parsimoniosa lentitud vid rizabandía por día aquel afecto incontenible.

"Pero desgraciadamente aquellas relacio-nes no eran del agrado y beneplácito de los pa-dres de Lastenia. Para. ellos se erg ría el obs-táculo formidable de la diferencia social queecistía entre Sergio y la niña aristocráticaC'misidernlxm que era una desigualdad ivacep-

do de nuestrobre .

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El eraldo dEl lstmo - 117

table por cuanto relajaba y hasta corrompía latradicional sucesión de raza y posición socialen que se encontraban. En consecuencia. die-ron principio á tomar medidas precautehativas.eneaminad s directamente á destruir los senti-mientos que habían sorprendido en los jóvenesamantes.

--Y para obtener este fin, resolvieron lo que.en talles casos suelen practicar las familias acau-daladas y orgullosas; esto es, emprender uuviaje al extranjero• con el objeto de que lassuaves reprimendas y ]a, arusen:ia. se encarga-sen de obscurecer el amor con el deuso y obs-curo polvo del olvido-

— o anduvieron tan equivocados los pro-geuitores ole Lastenia, en la idea que se propu-sieron realizar . presto que los resultarlos queambicionaban, no solo superaron sus deseos,sino que con inesperadas creces, fueron aumen-tados con las venturosas probabilidades de unenlace por toda suerte ventajoso para la fami-lia. Y en efecto. así se verificó después ole cortotiempo."

-Cosa extraña!-interrumpió bruscamenteEmilio Fabre-algo idéntico me sucedió tam-biéu. Prosigue, Sebastiáu.

••De regreso del exterior la familia de Las-tenia y ya instalada en su vieja casa solariega.la personalidad moral del pobre Sergio su Frióuu cambio radical en su raíz ."

--Cosa extraña : lo mismo que vo-volvióá inte-eru tupir Emilio Fabra. cuyosojitos negrosrelampagueaban con el magnetismo de una vi-bora. Prosigue. Sebastián, prosigue.

—En aquellos primeros días de angustiasorda v decepción profunda, Sergio adusto yconcentrado en sí mismo, elaboraba en las ti-nieblas de su alma un proyecto tremebundo,sino una venganzapropiamente dicha, sí como1u desquite á los ultrajes del destino que le su-núa en el más hondo desconsuelo.

-Perdonaba á Lastenia su veleidad 6 perfi-dia, concediéndole razón justificada al orgullode sus padres ; hacíase cargo del infranqueablev poderoso obstáculo que el sarcasmo de lasuerte había interpuesto en su camino, y pene-trado de toda la evidencia de la fatalidad que lecontristaba con dureza, pensaba. pensaba coninsistencia inflexible en el modo 6 la manerade sohicionar aquel conflicto, aquel íntimodesastre que le desgarraba el alma y las en-tralias.

•-En tanto paseábase á lo largo de su cuar-to, y se agitaba y revolvía como una fiera aco-rralada."

-¡Cielo santo! lo mismo que vo-volvió de

nuevo á interrumpir Emilio Fabre, quien estavez púsose de pie . mirando de un malo extralloy sombrío á Sebastián• que continuó de estamanera;

aDe pronto Sergio detúvose en mitad de laestancia. clavó sus ardientes pupilas en un cua-dro que representaba el paisaje de un campotranquilo lleno de luz, verdor y harmonía y co-mo si hubiése encoutrado en su propio corazónun algo sedativo para el ardor de sus pesares.suspiró suavemente exclamando con voz tró-mula y pausarla .:

- ;Ah!Lastenia Lastenia del alma mía!«Y prosigió diciendo :-Cuando la tiranía

de lo fatal marca inexorable el derrotero de unavida, la derrota inevitable se impone y se en-troniza dentro el alma . porque hasta la últimaesperanza ya es un lívido cadáver . Yo no ele-gí in¡ suerte, ni tampoco el esposo de Lastenia•ten donde, pues . podrá hallarse la culpa 6 eldelito, Y sin embarga siento y juzgo que unode los dos está demás en este nnmdo. Uno delos dos está demás ;sí! ;sí' ;está demás!

«Y bruscamente introduciendo la manoderecha en el bolsillo clel pantalón, sacó nuablanca moneda, que miró atentamente, mur-murando de una manera sorda, como para quele escuchase su propio creacón :-Este pedazode metal va escribir el epílogo de la historiade mí alma: y tiene que ser así, porque la vi-da como basta el presente es inaceptable éinsoportable, El ó yó: así lo exijo, el Destino;muerto sin ella, ó vivo sin uaclic : esta es nti

lev. Decidamos! sello para él y cara paratal, esto es : Sello ordenará sn uruerte y cara or-denará-la raía.

«Y asl diciendo aventó hacía el techo lamoneda -conejos-brillantes y-febriles que la si-guieron en su curso, hasta caer al suelo contimbre agudo y harmonioso.

«Sergio se aproximó con_ lentitud al sitiodonde estaba la moneda ; áé inclinó y la vió,la vió una, dos, tres veces . .: . : . . Fatalidad!estaba pronunciada srr sent_encia. . . .- i le habíasalido cara!

-«Está bien!-apenas dijo Sergio, con acen-to altivo y desdeiloso.

«Y sus amigos le vieron dormido parasiembre al otro día. dormido para siempre.,para siempre, y con el rostro ensangrentadoy él c .-áne~ hecho pedazos.«

-Has terminado Sebastián?-preguntó Emi-lio Fabra, cuyo rostro descompuesto y pálido,nos causó viva extralleza.

-Sí, ya he terminado ; ¿se te ofrece algu-na objeción ó advertencia?

-Sí, una objeción 6 advertencia, pero muygrande, muy grande. Tu cuento en su princi-pio es verídico, raal y positivo ; por rara com-c:dencia, tu ficción literaria tiene exacta y ca-bal correspondencia con un secreto episodio dela historia de mi alma; has referido la mitadde la verdad y yo voy á completarla, quierodecir, yo voy tí transformar la trágicli creaciónde. tu ardiente fantasía en una obra de verdad,de tristeza y de pasión.

Y con presteza Emilio Fabra dirigió la dies-tra á la faltriquera de su pautalón y sacando

n }7 O es un cuento frutolIS1\~JLIl de la imaginación,

de esos que uno es-cribe al correr de la plumay que va desarrollando ámedida que traza un nuevorenglón, nó. Es una histo-ria triste, dolorosamentetriste, sufrida por una almaviuda, por una de esas al-mas enfermas que, comoaves ciegas, vuelan por mu-cho tiempo á través del in-finito sin encontrar la dul-ce, compaIIera de sus sueñosy que una vez que la en-cuentra la vuelve á perderen una noche de tempestad;una historia cruel sentidapor el alma incomprensibley enigmática de mi amigoSaulo, el eterno melancóli-co, el impertérrito tacitur-no.

Su carta es muy amar-ga y la narra brevemente.

Todos los martas, dice,á la hora en que salía aquelvapor la encontraba recos-tada á la baranda del mue-lle viendo con ojos entriste-cidos el horizonte donde sehundía el vapor lentamen-

te, dejando en el cielo rojo su larga y sombríacabellera de humo negro.

Aquella mujer me fué interesante. Québuscaba allí? Bajaba á entregar á los conoci-dos cautas para sus padres ó quizá para algún .amaute que la suerte alejó de su lado? Eraacaso un deseo vehemente ole admirar ole nuevolas castas de su patria lejana! Yo no lo sa-bía entonces, pero adivinaba á través de todoaquello una historia ole dolor que me hizo pen-sar en ella muchas veces.

Un día le hablé. Qué le dije? Yo lo igno-ro pero debió ser una tontería porque tampo-co recuerdo su repuesta• Después la vi en lacalle y sus ojos brillaren de alegría y me saludósonriendo: me detuve para verla pasar y su ros-tro se volvió varias veces y nuestras miradasse encontraron otras tantas. Después nada:ella se perlita entre los traseuntes que pasabanpor la acera y yo seguí distraído- llevando elconvencimiento de que aquella mujer me ama-.ba.

una brillante moneda exclamó ante nosotroscon voz terrible:

- Ira de Dios! 61 6 yó; así lo exige el Desti-no, Decidamos! sello ordenará, su muerte ycara ordenará la mía!

Y acto seguido arrojó al aire la moneda ; lacual al caer con ruido seco y firme rodó pausa-damente un corto trecho hasta detenerse lapié de un gran sillón.

Emilio se acercó resuelto al lugar en don-de estaba la moneda ; se inclinó y miró con aten-ción profunda; irgióse nuevamente y mirándo-nos á todos coh expresión demente y fiera, dijocon acento de aspereza:

-Me ha salido cara- Está bien; ya hemosconcluído!

Y al otro día y á la misma . hora, nosotrosvimos á Emilio Fabre dormido para siempre,como el desventurado Sergio de Sebastián,dormido para siempre y con el rostro ensan-grentado y el cráneo hecho pedazos.

Traía á la memoria el rostro de mi amigay veía que con sus grandes ojos negros de se-dosas pestailas, con su tez morena. y sonrosa-da y sus labios finos y rojos era digna de seramada por cualquiera . Y quién podría decir-me que esa mujer no era ella. la soñada, la es-perada por tantos años? . . . . Creo que con el pri-mer soplo de esperanza comencé á querer áGilma.

Después la vf varias veces y sus ojos memiraron siempre tiernos•y acariciadores, perocreí advertir á través de la pupila como un al-borear de desconfianza, como si temiera no ha-.ber despertado en mi corazón un sentimientoanálogo al suyo. Yo la amaba . sinembargo, pe-ro me dejaba querer temeroso de romper aque-lla nueva ilusión como había roto tantas otras.

El día temido llegó al fin: fue un martesde Carnaval . Yo iba cabizbajo pensando, talvez con envidia, en la alegría de los demáscuando oí que me nombraban, alcé el rostro yme encontré con mi amiga . Cómo sabía minombre? Después me lo contó todo : ella ha-bla averiguado cómo me llamaba; sabía que yoera un triste incurable que caminaba en pos deuna quimera y quería consolazwe algún tiem-po si no tenía poder suficiente para curarme deltodo. Aquella noche gocé mucho, tanto comonunca me lo imaginé en mis sueños ole dicha.Gilma también estaba radiante de felicidad detal modo que su alegría me molestaba . Pobre'.Ella, lo mismo que y o, tenía un espíritu enfer-mo y ansioso de encontrar otra alma hermana.

Qué más - te puedo decir? He-sido tan fe-liz que la felicidad me ha ahogado. Gilma seamoldaba á todas mis exigencias y caprichoscon una sonrisa encantadora. Aquella docili-dad llegó á molestarme ; hubiera deseado algu-na resistencia que hubiera hecho entrar en es-lór -á mi córazóu que se moría de frío y deinacción.

Un día le pedí que no me quisiera tanto yabrió los ojos llena de extrañeza . como si nocomprendiera lo que le decía, y al fin rompióá llorar amargamente abrazándose á mí con de-sesperación.

Entonces comencé á pensar que la • separa-ción se imponía si quería salvarme. Las pri-meras ráfagas de hastío comenzaban á soplaren mi alma, y comprendí que había que sacri-ficar el presente si quería asegurar el porvenir.Si ya era imposiblepara mí vivir del amor, erapreciso que guardara algo- entre , los- plieguesde mi corazón para alimentarme del recuerdo.

Le comuniqué ft Gilrna mi resolución y los

A- ,~IA ~NFIH; AMA

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E,1 Heraldo dEl Istmo 118

motivos queme inducían á llevarla á cabo.Al principió lloró mucho : no me comprendía,no me quería comprender . Después se doble-gó á mi voluntad como siempre.

Todo estaba listo para mi viaje . Gilma so-llozaba mientras metía en mi maleta todasaquellas cosas de -que sólo ama mujer se acuer-da en esos momentos, mas de pronto suspen-dió su tarea y rompió á llorar con desespera-ción, Yo la traje hacia mí, le di un beso, ytomándola de la mano la conduje á una sillacerca de la mía.

Escucha, Gilma, le dije : Yo era un enfermo, más todavía, era un mnerto . 'En la pleni-tud de la vida, cuando todos los hombres aspi-ran al triunfo y á la gloria, ya la esperanza ha-bía doblado sus alas blancas dentro de mi pecho y había lanzado su último suspiro al verlas injusticias del mundo y convencida de queera inútil luchar contra esa fuerza superiorque dirige el destino de los hombres . Enton-ces comencé á pensar en una mujer salvadoradistinta á todas las que había conocido, anima-les bonitos que alzaban su voz de pasión en esegrito inmenso de la naturaleza. En mis sue-Dos de enamorado yo formé, no su cuerpo quepara los hombres como yo es cosa secundaria,sino los pétalos de la flor que yo le deseaba poralma. Cuando ví que aquella mujer no aparecía y que su última esperanza comenzaba ámarchitarse dentro de mi corazón pensé en elsuicidio. Pero para qué? me dije- Era un tra-bajo inútil y después de todo lo mismo daba.

late entonces cuando te ví por primera vez.Al pronto no hice caso de tí : Será una detantas, pensé ; pero después, cuando á travésdel cristal de tu pupila principié á adivinar tuanna, principié también ápensar que tú podrías-ser ella, la mujer soñada, la mujer impalpable.que llevaba en mi imaginación.

Lo demás tú lo sabes tan bien como yo.La mujer de carne y hueso ha superado larga-mente á la mujer de humo; he sido tan feliz quela dicha me ha rebosadq por los poros y la feli-cidad es también un veneno que mata con unaagonía más lenta y más amarga que el mismodolor: ese veneno se llama el hastío. Yasus primeros soplos comienzan á helar micorazón y nuestra separación mañana quizásería demasiado tarde.

Resígnate, pues, pensando en lo mucho quenos hemos amado y en que hemos alcanzado ladicha de encontrar sobre latierra la personifica-ción del ideal que nos habíamos forjado. Piensaque ya en nuestras horas de dolor tendremos unrecuerdo dulce y puro que nos refrescará el al-ma trayéndonos perfumes de atrás, olores delpasado.

El vapor pitaba tristemente llamando á lospasajeros y yo me levanté y tomé la maleta.Ella se abrazó á mí llorando y yo la aparté sua-vemente y bajé la escalera con precipitación:sentía que me arrancaban el alma. Ya en lacalle oí de nuevo sus gritos y tuve deseos devolverme y enjugarle las lágrimas con mis be-sos, pero pensé en el porvenir y me sentí fuerte.Llegué á la playa y tomé un pequeño bote paraque me condujera á bordo. Cuando pisé lacubierta del vapor vi á Gilma en la playa quecaminaba de un lado á otro con los cabellos endesorden como una loca . Levaron ancla. Elvapor comenzó á andar y la costa donde dejabami corazón y mis dichas todas fué azuleando,fué azuleando detrás de las ondas que rompía laproa del buque, has_a que se botr6 por fin entrelas sombras de la noehe que caía . El sacrificioestaba consumado! - - ..

Me he salvado, querido amigo, porque mivida antes vacía tiene hoy un objeto : llorar lamuerte de la mujer ideal; me he salvado por-que antes me moría de hastío y hoy me muerode dolor.

Si mañana, cuando ya tenga la cabeza blan-ca y el corazón helado, el Destino me pone fren-te á ella, habrá completado la obra que yo co-meneé, porque nuestras manos frías y rugosasse buscarán para recordar con trémulosapretones la dulce historia - de nuestrajuventud, el amor única, el Sol sin ocaso, el!dolo que no rodó por el polvo.

RICARDO AII110 .

Melchor lasso de la VegaEl 1, HERALDO DEL ISTMO se complace

--

en exhibir el retrato de Don Melchor Las-

_,

de la Ve1=a Educado en la antigua Es

4 t rn'- . _ cuela Normal ele Institutores, abrazó confe de Apostol la carrera de la enseñanza; yá los estudios que se, relacionan con ella,

ha cons :iarrado todas las energías de su es-

1 a

píritu.Diputarlo á las Asambleas, Visitador

i"

- ,^ q-~Fiscal, Catedrático en materias difíciles en

4y varios colegios, son puestos que ha desem-

`tz s+

-,

f

- -

peri do con inteligencia y á contentamiento

Y.

de la generalidad.

r

Actualmente ocupa posición distinguida

a

en el Ramo de Instrucción Públicay por sus-

conocimientos en laPedagogíamoderna, por

Paf

I/

esa consagración que no se debilita, sino

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que más bien crece con su edad, está con-4`

tribuyendo en forma eficaz y con lujo dec,s patriotismo, en el cambio de rumbo, que-

reinos y debemos decir, en sentido técnico,de la enseñanza primaria de la República.

En resumen, nuestro amigo Lasso esú - un ejemplo viviente de lo que pueden la

perseverancia; la buena conducta y elestudio.—LL.

Documento notableparte de levante el dicho rrio grande que sedice chepa desde la dicha mitad del camino en-tre las dichas dos provincias de tubanama echepo hasta donde entra la finar del sur e nomas ni allende incluyendose el dicho rrio consus rriberas quedando por terminos de la dichacibdad Y par la vianda del norte como corre latierra de la dicha provincia de chepa toda latIerra y provincias que son en las aguas ver-tientes a la dicha mar del sur hasta la provin-cia del cacique que se dice acarachirubi y porque en el nombre de dios que es en laotra costa del norte esta norte sur con ladicha cibdad y provincia de panama el qual asípor estar en el paraxe y asiento que esta comopor que se espera que se liara e poblara alliuna villa aclarastes que toda la tierra que estaentre la una provincia e la otra que son lasprovincias de juanaga e pequeani chag-te sePartan por medio por manera que la dicha cib-dad oviese por aquella vanda por sus termi-nos v oxidas la mitad de la dicha tierra y lavilla que se hiciere en el nombre de dios laotra mitad quedando a la dicha cibdad la pro-vincia de tarre que los cristianos llaman elca-cique viejo y- todo lo demas que cupiese en ladicha sil mitad de la provincia de juanaga e detodas las otras tierras y provincias que estu-vieren en la dicha tierra que estan entre estadicha provincia e la otra riel nombre de diosno embargante que todas o partes dellas estu-viesen aguas vertientes a la mar del norte entodo lo qual entran las provincias de caretaquo llaman los cristianos el cacique de la rropae la provincia de cotonaga e la dicha provinciade acharachirubi con todas las tierras e termi-nos a ellas pertenecientes y por la vanda delhueste ques hacia el poniente todas las tierrase terminos y exidos rrios e pastos e rriberasque ay desde la dicha cibdad hasta la provinciade chiru en lo qual entran las provincias deperequIto e tabore y chame por que hasta allillega la lengua de cueba y por la vanda del surlas yslas c1e taboga que agora se dizen la yslade santo tome

y las otras pequeñas las yslas dela trenidad par niauera que todo lo que se in-cluye ansi por mar como por tierra dentro delos dichos termiios e provincias suso declaradas distes y senalastes en nnestro nombre porterminos y- exidos y pastos a la dicha nuevacibdad de panama e por su parte nos fue supli-cado e pedido por merced les mandasemos con-firmar e aprovar el dicho señalamiento de ters"tinos o como la nuestra merced fuese e no-por las clic?ias causas visto en el nnestro con-

Don José E. Lefevre, Secretario pri-vado del Exmo. Sr. Presidente de la Re-pública, nos ha cedido cortesmente parasu publicación copia de un documento im-portante existente en el Archivo de Indiasde Sevilla, referente á los limites sefiala-dos á, la ciudad de Panamá la Vieja por elMuy Serenísimo Señor don Carlos V de Es-pafia y I de Alemania.

El documento en referencia es el si-guiente :

Confirmación a la cibdadde panama de los terminosque el gobernador le señaloquedando tres leguas en elcomedio para el pueblo quese ha de hacer.

Don carlos por la gracia de dios &. a vosel nuestro lugarteniente general e governadorde castilla del oro e vuestros lugartenientes elas otras nuestras justicias e jueces ele todas lascibdades villas elugares dellaasi a los que agorason como a los que seran de aqui adelante eatodos e a cada uno de vos salud e gracia. sepa-des que por parte de los vecinos pobladores dela nueva cibdad de panama que esta fundadaen la costa de la mar del sur de la dicha car-tilla del oro me es fecha rrelación que al tiempoque poblaron y asentaron en ella pidieron a vosel dicho nuestro lugarteniento general y gover-nador que señalasedes y partiesecles los teraii-nos que la dicha cibdad avia de aver y que vosen nuestro nombre los señalastes e partistesen esta manera que fuesen terminos de la di-cha cibdad comeinando por la parte del lesteques al levante toda la tierra desde el =¡ogrande que se dice chepa hasta la dicha cibdadde panama el qual señalastes yamojonastes porseñal y cabeca de termino por aquella parteque se entiende el mismo rrio con sus rriberasde una parte y de otra por manera que entraen- los dichos terminos por la dicha vanda delleste las provincias de thepavera y pacora ychopo hasta donde se parten tierra y terminosde la dicha provincia de chepa con tubana eque hasta allí corran e lleguen los dichos ter-minos de la dicha cibdad e que por aquella van-da sera el mojon fin y cabeca y señal Bellosala mitad del camino qne ay desde la proviu-oia e asiento viejo del cacique de tubauamahasta le provincia e asiento viejo del dicho ca-cique de chepa que sea mojon y cabeca de losdichos terminos de la dicha cibdad por la dic'ia

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El Heraldo dEl Istmo - 119

S ,jo de las indias fue acordado que deviamosmandar ciar esta nuestra carta en la dicharrazon por la qual confirmamos e aprovaniosa la dicha cibdad e vecinos della el rreparti-luiento de terminos que vos el dicho nuesta•ohugarteniente general y governador en nuestronombre les distes e concedistes e si nescesarioes hacemos nueva merced gracia, e denlacionBello a la. dicha cibdad por agora y para siem-pre jamas de los dichos terminos qme de sasose contienen pero por cuanta plaziendo a nuestro seIIor entencleulos mandar poblar en el co-medio del camino de la dicha titulad y la c¡])-dad del dmien c las villas de ac.•a y el nom-1 e de dios un pueblo para seguridad del dicho• amino y para la contratacion que se esperaque ha de de ayer y la dicha poblacion a deser muyuescesariaentiendeseque en el comedio(lc-lles ba, de quedar un termino rredondo detres leguas en ancho y para ea que s~ hed :fi-que el dicho pueblo o lo que n .>s Areremcs s--r-vidos mandar hacer de las (indos dachas treileguas la mitad quepa dentro dr-n los dichos li-nmtes e terminos que de sur» can de-'aradosa la dieta cibdad e la o .•a nrita;l ea los otras

GOSTO, el ares del sol lujoso. ha en-

LIh!\,trado ya, y ahora, mientras escriboestas líneas. una claridad radiante

que invade el cielo y hace más fácil la obser-vación basta en sus mínimos detalles delos objetes que nos rodean, me obliga á re-cordar el derroche de luz conque el Astro Reybaña al pueblecito en que uaci, durante losmeses calurosos y bellos de verano.

Allí la atmósfera parece más diáfana y lasombra de la montaña á cuya falda reposa elcaserío . resulta gracáosísima al destacar sobreese fondo verde azuloso halagando la vista.los techos rojos de las casitas y la hermosatorre. erauicla y blanca. de la iglesia que conla voz de sus campanas. ordena el descanso álos trabajadores á la hora melancólica en queel día agoniza. derrotado por las primerassombras de la tarde.

Momentos antes las muchachas del pueblo,en li—tipos pequeños. llenando el aire con lasonoridad armoniosa de sus risas frescas y cris-talinas, han ido al arroyo vecino en busca delagua necesaria para el (lía siguiente, llenassiempre de salud y vida, de lozanía, de per-fuune y de belleza - . ..

El cuadro pastoril—que yo minora. me can-so de contemplar—es uno de los más sinrpá.-ticos y atrayentes que he mirado en ni¡ vida.y tiene para rní el raro y agradable don elehacerme evocar horas y recuerdos felices deni¡ niñez tranquila-

Y las muchachas bajan—domando el llano(-en sus trajes vistosos y sus zapatos de rasode. distíntos colores—con sus orerirpu recosta-dos firmemente á sus caderas de formas gra-ciosas, llenas y redondas . bien peinados yado r nadss sus cabellos con jazmines y rosasque fácilmente—mi pueblo es la patria delAmor y de las flores.—Lan adquirido en algnnhuerto del caserío . - . - - -

;Ah, mi terruño!

Aquí sobre mi mesa de trabajo reposa nuap>odol, fruto de simpatía de un distinguido en-ballaro p:n.•a la señora esposa del primer Ma-

terminos que con ellos se juntan lo qual seraen la parte e lugar que paresciere a vos el di-cho nUestro lugarteniente general e governa-dor e que las dichas tres leguas no entren nisean terminos de las dichas cibdades ni villassino del pueblo que nos mandaremos probeerno embargante que entren dentro de los ter-minos e limites que como dicho es estau o estu-vieren dados y que esta dicha merced y con-firnracion no se entienda ni se extienda en lo quetoca á las dichas tres leguas de termino rredondo por ende nos vos mandamos a todas e a ca-da uno de vos que todos guardeis e cmnplais estanuestra provision merced e confirmation en ellac onthenida segund y como en ella se contiene econtra el thenor e forma della ni contra cosa al-guna ni parts de lo en ella conthenido no vaya-des ni pase les ni cansintaysyr ni pasar entiempo alguno so pena ole la nustra merced yole cient mili pesos para la nuestra camara emandamos que se tome la razon & dada enburgos a seys cuas del mes de setiembre delaño del sCñor de mill e quinientos e veinte eun aros fr:na.la e rzofrenclnda de los dichos.

glstrado de la República, que pa-ra su publicación en esta Revistaba sido enviada al amigo Aure-130 Máxinl0.

Dice así la postal en referen-s

"La revolución que dió porresaltado la emancipación de Sud

: Am§rica,

comenzó en Quito en1509. Doña rllauuela Cañizares áquiera llamaron "la mujer fuerte,"era la más decidida por la revolu-ción v á ella se debió el éxito al-canzado en la

noche del 9 deAgostO.

También

el

tres de

No-.__= viembre tuco su "mujer fuerte :"

Doña María de Amador á cuyoentusiasmo y nobles esfuerzos, brillaron pa-ra el Istmo auroras de Redención .—ARIsTIDEsARJONA . "

Ramón Quezada compañero de ar-mas de la República de Nicaragua, publica enel número 19 de :,IlPo,ervi revista literaria deManagua. Ios siguiente versos que con placerreproduzco, por ser la inspiradora, señorita dealtas -prendas, de una belleza admirable y buenaamiga ole EL HERALDo DEL ISTMO.

He ii-luí los versos de Quezada:

A LOLITA VALLARINO

EN PANAMÁ

Niña,Niña bermosa Que enloqueces. dulce niña Que enamoras.Que enamoras . . . . que enamorasCon tus ojos tan profundos,Con tres ojos tan ardientes,Con tus ojos tan obscuros Allá van estos cantares de las ondas afligidas.De las ondas afligidasDe estos lagos tan inmensos,De estos lagos tan azules,De estos lagos tan inquietos Y por ellos princesita de los cuentos i4momd0s.Y escritos por Darío sobre pétalos rosados,Me enviarís unasonrisn de tus labios encendidos.De tus labios encendidos .- . .--De tus labios nacarados .

Sárn.

El poeta centroamericano, tal vez al verpublicado por esta Revista en uno de sus pri-meros números el retrato de la señorlta Valla-rino, leyó con placer este verso de Romeo:

Riudá~>uc.lr lwmr-najv ole leal admiracióny lleno de sentimiento . sugestionado por lacontemplación de la belleza absoluta, escribióesas líneas imaginándose que viajaba por eldulce país del Ensueño, en donde la Bellezatiene siempre su trono.

Poeta amigo, gracias por vuestro - galantehomenaje!

El tres. al clarear el {lía, ante el altar, lle-nos de unción, de fe y de amor, unieron parasiempre sus destinos dos estimable3 jóvenes.adornados de cualidades buenas . Son esos,fe-lices desposados Augusto Arango, joven activo,culto y apacible, y Ana Isabel Icaza. bella.apuesta y virtuosa en el explendor de sus quin-ce primaveras.

Dignos como son de la felicidad eterna, losvotos del cronista son todos porque la sepclaque recorran, esmaltada de flores, no tengapara ellos tropiezos ni peligros.

e'*

El retrato que arriba aparece es el de unnotable poeta y literato francés, Hemy deR.egnier, miembro de la Academia francesa.

Regnier. que es casado con una hija de Jo-sé María de Heredia el inmortal autor de LosTrr feos, es considerado por algunos como elprimer poeta francés de actualidad, puesto quele disputa Jean Moreas el griego sublime.

Cierro estas líneas con una noticia agra-dable para los que algo se preocupan por elprogreso del país. Don Carlos Endara, conocidoartista, acaba de completar la instalación de sutaller de fotograbado, y ya,' desde el próximonúmero, se engalanará EL HERALDO DEL ISTMO

con grabados nacionales, hechos por el seIIorEndara. El suceso bien vale la pena de registra-se, y de felicitarnos todos por él . No pensáis le,mismo, adorables lectorcitas; mías?

Largo viajeJosé Agustín Arango Jované, Coronel de la

República istmeña y Edecán de S. E. el Presi-dente de ella, emprendió el viaje sin retorno enla tarde del 6. El sentimiento ocasionado por supartida es grande. Joven inteligente, caballerocortés y militar sin miedo, supo captare todoel cariño y toda la estimación públicos . Se vaen la segunda juventud, la que templa los ardo-res primeros y depura de ilusiopes el ideal hu-mano, preparando para las luchas de la edad vi-ril.

Deja el viajero una esposa inconsolable, unalarga y cariñosa familia afligida y un gruponumeroso de amigos que sienten sinceramentesu pérdida y que no pudiendo resignarse ante laverdad aterradora, murmuran con el dulceNájera:

"El borgoña en su copa aun le espera:vibrando están las cuerdas del plago;vinieron á buscarlo y está fuera,Pero él ha de volver . . . . ¡Es muy temprano!"

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El Hc=raido del Istmo 12®

Las canas de mi madre(VIENDO SU RETRATO)

Imagen bella de mi madre amada,En esta inmensidad dulce consuelo;Cuán hermosa te encuentras colocadaEn tu marco de rojo terciopelo.

Se reflejan de tu alma las virtudesTras las pupilas de tus bellos ojos:Y aire regio que impone multitudesTe dan de tus cabellos los manojos.

Esos lampo .', de plata cual aurorasD.: un despertar en época de invierno,Da tus viejos pesaresson las horas,De tu pasada vida el sello eterno.

Son ellos tus inmensas amarguras,De un pasado infelizrecuerdo triste;De aquél dolor sin fin son las torturasCuando á mi padre en mi niñez perdiste.

Ellos son tus cuidados y desvelos,Aquéllas noches largasde agoníaEn que, implorando á los sagrados cielos,:~ encontraba llorando el nuevo día.

Mientras que alegre, á tu sufrir ajeno,De tus crueles dolores inocente,Me dormía feliz sobre tu senoAl tierno arrullo de tu orar ferviente.

El valor ignoraba de esas canas,De acerbo padecer emblema santo;Guedejas que la luz vieron tempranas,¡Pobres! nacidas del dolor y el llanto!

;Sedosas, negras cabelleras, lejos!¡Lejos dorados }• explendentes rizos!¡Na teneis de estas hebras los reflejos!¡No tenéis de esta nieve los hechizos!

;Vosotras no sabéis que son dolores,Brotáis, pero impelidas por los años;Vivís solo entre halagos seductores,E ignoráis de la vida los engaños!.

;Oh, canas de mi madre venerables!¡Oh, imagen que mis penas aminora!Al través de estos mares insondablesLa ofrenda recibid del que os adora!!

JOSÉ GuILLERMO BATALLA.

NewYork, Junio 1S de 1901.

Lo que nos dice un señor don Tal

Sin sorpresa, porque estamos acostumbradosá oír toda clase de gruñidora disonancia que ge-neralmente brota del hocico de la innoble pasiónque amarillenta el rostro, y sin indignación,puesto que lo que se nos dice apenas alcanza áimportunar nuestro desdén, hemos leído en ElCojo Ilustrado, de Caracas, las históricas frasesque reproducimos á continuación:"Revistas Panamefias .—EL HERALDO DEL ISTMO.

—Directer : Guillermo Andreve.Una prueba de la fuerza literaria de Colom-

bia la da EL HERALDO DEL ISTMO, al recoger ensus páginas la produccíón mental de los pana-mefios. Aquel fragmento de Colombia, separadoayer de ella por una misteriosa ciénega (i 7) vírgen,y hoyy por la garra de una política cartavinesa,célebre sólo por ser un accidente geogrAco en-tre el azul . de dos mares, fué siempre el frag-mento más antiliterario de Colombia . Hoy enla luna de miel de su libertad. bajo el ala rubiadel dollar, en sus humos de República, la anti-gua vanidad, la vieja herencia noble, la gallardasangre recóndita, ha puesto en la mano de losque nacieron en esa puerta que se abre, la plu-ma, é intentan, con una ingenuidad infantil, to-da audacia, repujar y pulir en el metal de lalengua, joyas de prosa y rima, sin pensar quesu literatura á pesar del oro y del hierro yankee,es colombiana . Darío Herrera, al parecer nacj-do en esa tierra, donde lo que menos vale esla tierra puesto que estorba á la civilización,aparece •hoy como la primera pluma literariade Panamá, después de haber sido un escritor

de los buenos de Colombia . Cabeza de crtónpanameña y no cola de león colombia no , 1ce haberse dicho el poeta amigo . a cuyo derre-dor, en EL HERALDO DEL IS'ISIO, tie 11a agrar iado una juventud, ni muy numerosa ni brillante,en los cuales fl,uran Ios nombres de .tulio ArJO-na Q Antonio Burgos, Simón Rivas . ~L'unml h..Amador y otros, que en el alba de e: a república

cosmopolita, tristemente efímera, guanian toda-vía en el encaje de sus crepáscul'>s. cono bro-che de oro, ]a chispa breve de un fuego fatuoliterario . escapado tal vez de la virgen ciéneg i ( ;')enorme que le hace la caridad de unirla á unrobusto v lírico pedazo de la américa-h¡spa na. ( ;'i

A . FF.RNLVDEz GARCIA . "

De todo lo transcrito se deduce: que Ifr, ilF-RALDO DEL ISTMO . al recoger en Sus p1',mas ]aproducción mental ele nuestros literatos . da unaprueba de fuerza literaria indiscutible ; que Pa-namá ha sido el fragmento más antiliterario deColombia ; qve a] señor Fernández. García, ape-sar de tener el alma muy bella, como en estiloanémico él mismo asegura en un mezquino ar-tículo ; le sientan muy mal, tan mal como la feal-dad del carro que arrastraba sn alma bella, nues-tros humos de República independiente bajo elala rubia del omnipotente dollar : eue por causasde nuestra vieja dependencia de Colombia . es porlo que podemos tomarla pluma—como si Colombianos hubiera enseñado aleo—Y eso con audacia in-fantil, para con el metaÍ de la lengua repujar ypulir joyas de prosa y rima, sin pensar que nues-tra literatura, apesar del oroy hierro yankees, escolombiana, advertencia que puede valorarse comouna sandez redonda Y cabal . Y por último que enderredor de EL HERALDO DEL ISTMO, se lla agru-pado una juventud, ni numerosa ni brillante, queen el alba de nuestra Repúblida, tristemente efí-mera, guarda la chispa breve de un fuego fatuoliterario escapado de la vírgen cienaga que nosune caritativa á un pedazo de la América his-pana.

ñfuv bien! Aplaudimos el criterio ch¡bchaconque nos juzga, pero aquello de lo ríryere ciéna-yu si no es un disparate, al menos hay que acep-tarlo como una potetería literaria mac de oca-sión y que sienta á las mi] maravillas al cardu-men de críticos de nuestras republiquillas, los quedesgraciadamente no son otra cosa que Yafetoszara~uteros.

Pero basta : y dada la belleza de alma del se-ñor Revistero . confiamos en que no muy tarde.nos aprovecharemos de su neurosis, ó por mejordecir, desu ictericia intelectual, para que nos pro-loguice las proclamas de Roosevelt y los decretosde Marroquín ; y basta, repetimos, que el asuntono merece mayores consideraciones Y sobradobuen sentido tiene el lector para comprender queen este caso se trata, nada menos, que de su Ex-celencia el señor Zoquete .

R.

Clarinada

Con frecuencia recibimos, indudablementepara su publicación en esta Revista, prosa yversos del todo ingenuos, que van al cesto sinremedio alguno . Ojalá que los aficionados á esosenvíos los suspendieran, pues sólo publicaremosde hoy en adelante material de colaboración so-licitada, 6 el que nos envíen nuestros amigos li-terarios del exterior .

Personal

El joven Enrique Abad, recientemente llega-do de los Estados Unidos, acaba de terminar conéxito sus estudios de comercio, y el diploma queha recibido de sus maestros acredita su compe-tencia Y dice bien de sus cualidades intelectua-les . Pór error nuestro, al saludarlo en númeropasado, dijimos que venía á pasar al lado delos suyos época de vacaciones Nos place hoyrec-tificar nuestrodicho y felicitarlo cordialmente,lo mismo que ásu señor padre don David Abad,por haber terminado con lucimiento su carrera.

Por la Patria

Roberto Lewis, el artista genial, ha obtenidoun nuevo triunfo en París . Un cuadro suyo, ex-puesto en el salón de la Exposición de )París yProvincias obtuvo un premio, el tercero, consis-te en una medalla de cermeille

AI felicitar al amigo nos sentimos orgullo-sos de sus triunfos que en definitiva vienen á serde todos, pues que la gloria que él alcanza esgloria nacional, ya que es costumbre estable-

cima que sean para la Patria los méritos quesus hijos coseeh :m en cualquier campo, muchasveces sin auxilio de ella .

Buen suceso

José Santos ('hocsmo, el poeta de los Andes,ha encontrado en Madrid una acogida afectuosay entusiasta en grado tál como de seguro nuncaimaginó cl buen aanigo . 'Todos los periódicos hanencontrado para él frases de elogio y todos loa1¡terat>s h>ep-anns lo han recibido con cariño.3lariano de r `u•ia, entre ellos. ha tenido para elp , >eta peru . :n,> p:nlabras fraternales, de esas queIlcgau al cornoll

('h~x:uan no ha sido insensible á esas demos-traciones y su alma vibra inspirada por seres ycns:cs españoles . Y da á Ios vientos de la pu-blicidad ca su prólogo (le Ahmr dr- Antrricrl-libro en preparación -en que hace dedicatoriade la obra á Mf+mso Rey . va sus bellos versosF.'u ef Nnseo rlel 1',vdn, los primeros que produjoen tierra española, á los que damos cabida enlugar aparte . tn:n índolos de El Imparcial deMaddd de :3 de -Julio .

Duelo

71 Doctor Ramón Valdés Lopez, ProcuradorGeneral de la Nación v ciudadano meritorio,falleció en la noche del r, al -, del presente mes..lmigos v apreciadares del extinto . sentimos sumuerte v presentaos á su hijo don Ramón M.Valdés . v con el á los demás familiares, nuestraexpresión de condolencia.

En otro lugar publicamos el retrato del fi-nado acompañado de unas bellas lineas de nues-tro ilustrado colaborador Doctor Ponce Aguilera.

El cementerio

Rechinan las puertas sobre sus goznes en-mohec¡aos y nos parece escuchar extrañas que-jas quese escapan al infinito por los arcos rotos,ó se pierden va,.aemte á lo largo de los co-rredores de gavetas, como si el espíritu de lasoledad huyese sorprendido á nuestra llegada.Cre}-érase que las marmóreas estatuas- de losmonumentos se hilo puesto en pie de improviso,y una salva de bustos nos mira fijamente consus ojos en blanco.

El musgo, las ortigas. las bardanas han bro-tado entre las desunidas losas los arbolillossincultivar nos detienen el paso con sus ramas, co-mo si nos ;aplicasen que no siguiéramos ade-lante. Las rosas parecen ensangrentadas entrelas espinas . y las gotas de lluvia suspendidas ensus pétalos brillan como lágrimas : las floresahogadas por las verbas nocivas exhalan perfu-mes extraños que producen ensueños ó vértigos.—Th . GAUTIER .

Folleto

Acusamos recibo del folleto La PunkideCha-mc.delseñor General don Rafael Aizpuru . Inspecfor General del Ejército Nacional-

Agradecemos el envío .

Mi Misa Rosa

Aristides \toll nos encía con galante dedi-catoria, desde Ponte en Puerto Rico, su librode versos 1íi Ilisu Rona, del cual hablaremos ennuestro próximo número .

Eclécticas

La segundo entrega de EdFclicas se repar-te con el presente número. Dificultades materia-les nos impidieron repartirla con elnúmero 38.

Concurso literario

Proyectamos abrir un concurso literario conmotivo del segundo aniversario de nuestra inde-pendencia de Colombia . En próximo número pu-blicaremos las condiciones.

de todas clasesacaban de recibirlos señores Clle-Yalier, ndreve &L onipañja . - - - -

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FOLLETIN DE "EL HERALDO DEL ISTMO . "45

Blanca de VarellesNOVELA OE PASIÓN

--~.•s DE JEAN DE LA HIRE +w

TraduccIón de' EV ERARDO VELARDE

CAPITULO SEGUNDO

IV

Urania vincit Amor.

VIRG1L10.

(C011 till it aci(511)

En los primeros días de Enero comen-zó á nevar, causando una gran admiración.Los habitantes de Baillaury afirmaban que,desde hacía más de diez años, no se habíavisto la nieve sino sobre las cimas más ele-vadas de las montañas : en Madeloch, lasAbejas, la Torre del Mediodía y el Cani-gon. En verdad, el lecho de nieve teníaapenas dos dedos de espesor y el sol An po-co tiempo la derritió toda. Desde la venta-na de su cuarto, Blanca que adoraba lavirginidod cándida de la naturaleza, pudover las montañas y el valle adornados deuna blancura. resplandeciente.

A lo lejos, las casas de Collioure cen-telleaban al contacto del sol, netamentedestacadas sobre la mar azul, entretantoque hacia el centro del valle el río, conge-lado en parte, despedía gavillas de fuego.Delgadas franjas raramente trinchadas,en formas de encajes caprichosos decoran-do el jubón de los árboles, colgaban de lasramas formando aquello una como deslum-brante hechicería de luz, algo como un or-nato lujurioso de pantomima.

Dm ante todo el día. Jacobo corría porla montaña regresando á las horas de co-mida con la tez enardecido por la fría brisa,los cabellos en desorden y las manos de-solladas por las puntas (le las rocas queescalaba.

Un día que permaneció largo tiempoen un desfiladero en donde los vientos so-plaban con impetuosidad, fue víctima al

regresar al castillo de un violento dolor decabeza acompañado de calofríos . Alarma-(la, Blanca lo hizo ac ortprse, mas al díasiguiente habiéndose declarado una fuertefiebre, corrió á advertir á su abuelo quien,alomo médico, examinó al enfermo:

---Jacobo ha pescado un resfriado.Una ligera bronquitis . . . . Más temo lafie-bre. Con un temperamento semejante ellopuede hacerse grave . . . . Sinembargo, sidelira por momentos, no te asustes, Blan-ca . . . . No temas nada :_ nosotros lo curare-mos.

Prescribió la quinina, una poción cal-mante ,y regresó á su habitación.

Hasta por la tarde, Blanca prodigó áJacobo toda clase de cuidados . Demasiadoabatida, no se quedó dormida. sino muytarde. Luisa, fatigada, dormitaba sobreuna silla en el comedor. Blanca le permi-tió retirarse y pasó ella también á sucuarto.

Después de haber encendido la lámpa-ra, se detuvo casualmente ante el espejo yse contempló: uno de los lazos de cinta queadornaba su cabeza, habiéndose aflojado,caía sobre una, de sus mejllascubriendo en-teramente el lobulo de la oreja . Viéndoseasí. tuvo una humorada y, con las puntas delos dedos, lo alzó, forzándose por arreglar-lo, pero de nuevo cayó . Entonces, desha-ciéndose completamente el peinado, no obs-tante ser la ora inadecuada, quiso peinarsede nuevo. Más, al comenzar, inconscien-temente, encontró bello su rostro encua-drado por el rondal adorable de su sueltacabellera, y sonriente, carantoñera, volvien-do á media la cabeza, se admiró con coque-tería. No bastándole el espejo, se dirigióhacia la p .<rtek~; hizo girar los vidrios y secontempló de frente, de perfil y de trescuartos. Por un extraño fenómeno de ló-gica, al mismo tiempo que el sentimientode su belleza, sintió nacer en sí la sensa-ción de la debilidad inherente á su sexo .

fastidios de la existencia, sin preocupa-ción por el inquietante mañana, sin traba-jo fatigante por los resultados problemáti-cos; había poco á poco desarrollado en ellaesa sensación de dibilidad, de la cual, hasta.entonces no se había dado cuenta . Y la ne-cesidad de apoyarse sobre algo, la necesi-dad de agradar para encontrar y conquis-tar ese apoyo, la. había vuelto insensible-mente coqueta, atenta, más que en el pa-sado, por los encantos de su cuerpo. Fuépor eso por lo que durante mucho tiempose miró, vagamente feliz del descubrimien-to de su fuerza, de su propia fuerza . Ensu alma despuntó de súbito la eflorescen-cia de un sentimiento : el fastidio de no te-ner á nadie en quien ensayar y ejercer supoder . Luego, seria, cruzó por su imagi-nación este pensamiento: No estaba allíJacobo en quien podía constatar la influen-ciaa. de su gracia. Satisfecha, dirigiendocon mano experta las tres caras de lapsyché, rememoró las circunstancias en lasque la virilidad de Jacobo se había arrodi-llado ante el altar de su belleza . No era élacaso un admirador, un amante cual los deapasionadas novelas, cuando, al pie de lamontaña de las Abejas, le había gritadocon un arrangne de su naturaleza joven ycándida: Tu eres bella? ¿No era él un apa-sionado de sus caricias cuando, despuésde la muerte de Juan Bautista, se habíasenido gozoso porque esa muerte lo desem-barazaba de un rival? . . . .

Won Mill ard .)

Su vida sedentaria, sin lucha contra los