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UNIVERSIDAD DE MEXICO 23 J. Chávez Morooo: Paño lateral del fresco en la Alhóndiga de Granaditas Por Jorge CRESPO DE LA SERNA PLASTICAS ha tenido la decisión y el ánimo indis- pensables para realizar tal empresa. Y la ha cumplido, con tal fervor y conoci- miento de su noble oficio, que la obra puede y debe ser considerada, desde aho- ra, como suma perfecta de todo lo que sugiere y hace evocar este lugar, de tan emocionante historia. Su tono está en ab- soluta correspondencia con el espiritu, grave y austero, de la arquitectura del zanne escribe en otra carta a Bernard: "En el contacto con la naturaleza e edu- ca el ojo. Mediante tanto ver y trabajar se vuelve concéntrico. Quiero decir con esto: en una naranja, una esfera, una cabeza exi te un punto que es el más alto de todos y este punto más alto se encuen- tra siempre más cerca de nuestro ojo, a pe ar del efecto extraordinariamente in- tenso de la luz y las sombras y a pesar de los efectos del color. La orillas de los objeto se mueven hacia un punto \ central, que se halla a la altura de nue'- tro horizonte." El papel de este punto más alto, de cuya ignificación habla igual- mente Corot, está aquí l' servado a un requisito aparentemente insignificante: la botella con su corcho café claro. Una disposición muy meditada que abe em- plear conscientemente el efecto funcional de los valores óptico-plásticos. Esto significa otra cosa más: El pin- tor incita al espectador, hace activo el ver del espectador. En la obra de Rafael o de Murillo se ofrece al contemplador una belleza preformada por el arti ta, captable inmediatamente para el ojo. Se exige de él tan sólo que la reciba o, ex- presándolo cen una frase usual, "que se entregue a la obra de arte". Es más fuer- te la exigencia que nos impone una obra de Cézanne. Con ayuda de las indicacio- nes formales que se le dan, el espectador tiene que transformar en emoción propia la emoción expresada por la obra. Es de- (Pasa a la pág. 32) ARTES JOSE CHAVEZ MORADO EN LA ALHONDIGA DE GRANADITAS G RAN problema para un pintor el recibir el encargo de una com- posición pictórica mural en un edificio como la Alhóndiga, cuyo sólo nombre evoca el período más dra- mático y culminante de nuestras guerras de independencia. José Chávez Morade Unen entre ellas las tres zonas y, 10 que es 10 esencial, hacen que ya no estén una encima de la otra, sino una detrás de la otra, es decir, de nuevo se produce un movimiento en profundidad. El colorido del cuadro sirve a la misma estrategia es- tructural. En la indumentaria de los hom- bres notamos como colores un verde grisá- ceo, un gris que tira a un moreno rojizo y un poco de blanco. El blanco de los cuellos, también la pipa blanca de barro y las superficies blancas de los naipes. Son pues, exclusivamente colores fríos, que según la observación óptica de Cé- zanne alejan al objeto representado del ojo, en dirección de profundidad. Las su- perficies horizontales, o sea la arista de la mesa y el forro de felpa del sofá están pintados en colores cálidos: color mamey y rojo. Por lo tanto estos planos tien- den ópticamente hacia adelante y son em- pujados hacia atrás por la masa de los cuerpos. Otra vez, movimiento hacia ade- lante y hacia atrás; movimiento de unas masas contra otras; movimiento en pro- fundidad que se vuelve movimiento es- pacial. Aque!lo que la pintura eurooea desde Mantegna y Leonardo procura lo- grar mediante la perspectiva, se alcanza aquí sin destruir el carácter de superficie de la superficie. La botella como tercera vertical dentro de esta composición hace que la pared del sofá retroceda aún más, se ve claramente cóm'o crea distancia en- tre mesa y sofá y confiere corporeidad a las figuras representadas como planas. Cé- los hombres más profundidad que super- ficie horizontal y de ahí la necesidad de mezclar en nuestras vibraciones lumino- sas reproducidas por los tonos rojos y amarillos, una cantidad suficiente de to- nos azules, para alcanzar el efecto de la atmó fera." Veamos una representación diferente de! Mont Sainte Victoire. Diferente no ólo en cuanto al punto de vista desde el cual se pintó, diferente sobre todo en lo que concierne a la estructura plástica. Nos preguntamos: ¿ Qué es lo que determinó a Cézanne a crear este cuadro del Mont Sainte Victoire tan por completo distin- to del otro? Evidentemente -y esta es la única respuesta que puede tener esa pre- gunta-, para crear con otros recursos plásticos una unidad pictórica nueva y di- símil. El árbol que vemos a la izquierda en e! primer término, representa la ver- tical, es decir, indica la profundidad: un enorme espacio articulado por una suce- sión de líneas horizontales, que aparecen y desaparecen y vuelven a surgir luego en otro lugar, en una superficie más ale- jada, por ejemplo, en el puente que ve- mos a la derecha. Podríamos decir que se trata de ir penetrando en aquel espacio hasta donde las líneas horizontales se amontonan formando una masa vertical: las dos colinas del fondo. Y este movi- miento en profundidad lo hacen suyo las ramas de los árboles, que se extienden sobre todo el horizonte en un ritmo diná- mico netamente barroco. Recordemos que el punto de partida para el joven Cézanne fué el arte barroco. Admiraba al Tintore- to y copió al Greco. Por 10 demás, Cézan- ne fué, más allá de las fronteras de Es- paña, e! primero en redescubrir al Greco. Cézanne no se da por satisfecho con la mezcla de los tonos, con la adición de tonos azules a los tonos rojos de la que habla en su carta. A fin de evitar que el color destruya la superficie, lo emplea no para modelar el objeto sino como elemen- to creador de espacio, como valor fun- cional de la superficie pictórica. Colocan- do un segmento de superficie contra otro, desarrolla el movimiento en profundidad y al mismo tiempo lo retarda para impe- dir que el conjunto se vuelva demasiado plano y para no caer en un decorativismo privado de vida espacial. Lo que actúa en la obra de Cézanne es ese "sens cons- tructif" de los franceses, esa disciplina de la creación artística que toma como mo- delo al arte clásico de Italia -pensemos en Poussin, en Chardin, en Ingres- y que en Francia se ha apreciado siempre como una gran cualidad. Ya un poco familiarizados con las ba- ses teóricas del arte de Cézanne, contem- plemos ahora ese otro cuadro suyo "Los jugadores de naipes", conservado en Pa- rís, en el Louvre. Tenemos aquí la típica composición clásica: un eje -central, fuer- temente acentuado por la botella de vino. Es casi simétrica la disposición de las dos figuras a la derecha y a la izuierda de ésta. Los ángulos que los brazos forman adelante, son más o menos iguales. Los dos cuerpos están dispuestos en un pla- no paralelo a la arista de la mesa en pri- mer término' y al respaldo del sofá al fondo. Así surgen tres zonas, que son cortadas por las masas, de tendencia ver- tical, de los dos cuerpos. Estas dos vertica- les tienen que cumplir la misma función óptica que le tocaba en e! cuadro del Mont Sainte Victoire al árbol de! primer plano.

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Page 1: l' · ra, como suma perfecta de todo lo que sugiere y hace evocar este lugar, de tan ... cabeza exi te un punto que es el más alto ... La orillas de los objeto se mueven hacia un

UNIVERSIDAD DE MEXICO 23

J. Chávez M orooo: Paño lateral del fresco en la Alhóndiga de Granaditas

Por Jorge CRESPO DE LA SERNA

PLASTICASha tenido la decisión y el ánimo indis­pensables para realizar tal empresa. Y laha cumplido, con tal fervor y conoci­miento de su noble oficio, que la obrapuede y debe ser considerada, desde aho­ra, como suma perfecta de todo lo quesugiere y hace evocar este lugar, de tanemocionante historia. Su tono está en ab­soluta correspondencia con el espiritu,grave y austero, de la arquitectura del

zanne escribe en otra carta a Bernard:"En el contacto con la naturaleza e edu­ca el ojo. Mediante tanto ver y trabajarse vuelve concéntrico. Quiero decir conesto: en una naranja, una esfera, unacabeza exi te un punto que es el más altode todos y este punto más alto se encuen­tra siempre más cerca de nuestro ojo, ape ar del efecto extraordinariamente in­tenso de la luz y las sombras y a pesarde los efectos del color. La orillas delos objeto se mueven hacia un punto \central, que se halla a la altura de nue'­tro horizonte." El papel de este punto másalto, de cuya ignificación habla igual­mente Corot, está aquí l' servado a unrequisito aparentemente insignificante:la botella con su corcho café claro. Unadisposición muy meditada que abe em­plear conscientemente el efecto funcionalde los valores óptico-plásticos.

Esto significa otra cosa más: El pin­tor incita al espectador, hace activo elver del espectador. En la obra de Rafaelo de Murillo se ofrece al contempladoruna belleza preformada por el arti ta,captable inmediatamente para el ojo. Seexige de él tan sólo que la reciba o, ex­presándolo cen una frase usual, "que seentregue a la obra de arte". Es más fuer­te la exigencia que nos impone una obrade Cézanne. Con ayuda de las indicacio­nes formales que se le dan, el espectadortiene que transformar en emoción propiala emoción expresada por la obra. Es de-

(Pasa a la pág. 32)

ARTESJOSE CHAVEZ MORADO EN LAALHONDIGA DE GRANADITAS

GRAN problema para un pintor el

recibir el encargo de una com­posición pictórica mural en unedificio como la Alhóndiga, cuyo

sólo nombre evoca el período más dra­mático y culminante de nuestras guerrasde independencia. José Chávez Morade

Unen entre ellas las tres zonas y, 10 quees 10 esencial, hacen que ya no estén unaencima de la otra, sino una detrás de laotra, es decir, de nuevo se produce unmovimiento en profundidad. El coloridodel cuadro sirve a la misma estrategia es­tructural. En la indumentaria de los hom­bres notamos como colores un verde grisá­ceo, un gris que tira a un moreno rojizoy un poco de blanco. El blanco de loscuellos, también la pipa blanca de barroy las superficies blancas de los naipes.Son pues, exclusivamente colores fríos,que según la observación óptica de Cé­zanne alejan al objeto representado delojo, en dirección de profundidad. Las su­perficies horizontales, o sea la arista dela mesa y el forro de felpa del sofá estánpintados en colores cálidos: color mameyy rojo. Por lo tanto estos planos tien­den ópticamente hacia adelante y son em­pujados hacia atrás por la masa de loscuerpos. Otra vez, movimiento hacia ade­lante y hacia atrás; movimiento de unasmasas contra otras; movimiento en pro­fundidad que se vuelve movimiento es­pacial. Aque!lo que la pintura eurooeadesde Mantegna y Leonardo procura lo­grar mediante la perspectiva, se alcanzaaquí sin destruir el carácter de superficiede la superficie. La botella como terceravertical dentro de esta composición haceque la pared del sofá retroceda aún más,se ve claramente cóm'o crea distancia en­tre mesa y sofá y confiere corporeidad alas figuras representadas como planas. Cé-

los hombres más profundidad que super­ficie horizontal y de ahí la necesidad demezclar en nuestras vibraciones lumino­sas reproducidas por los tonos rojos yamarillos, una cantidad suficiente de to­nos azules, para alcanzar el efecto de laatmó fera."

Veamos una representación diferentede! Mont Sainte Victoire. Diferente noólo en cuanto al punto de vista desde el

cual se pintó, diferente sobre todo en loque concierne a la estructura plástica. N ospreguntamos: ¿ Qué es lo que determinó aCézanne a crear este cuadro del MontSainte Victoire tan por completo distin­to del otro? Evidentemente -y esta es laúnica respuesta que puede tener esa pre­gunta-, para crear con otros recursosplásticos una unidad pictórica nueva y di­símil. El árbol que vemos a la izquierdaen e! primer término, representa la ver­tical, es decir, indica la profundidad: unenorme espacio articulado por una suce­sión de líneas horizontales, que apareceny desaparecen y vuelven a surgir luegoen otro lugar, en una superficie más ale­jada, por ejemplo, en el puente que ve­mos a la derecha. Podríamos decir quese trata de ir penetrando en aquel espaciohasta donde las líneas horizontales seamontonan formando una masa vertical:las dos colinas del fondo. Y este movi­miento en profundidad lo hacen suyo lasramas de los árboles, que se extiendensobre todo el horizonte en un ritmo diná­mico netamente barroco. Recordemos queel punto de partida para el joven Cézannefué el arte barroco. Admiraba al Tintore­to y copió al Greco. Por 10 demás, Cézan­ne fué, más allá de las fronteras de Es­paña, e! primero en redescubrir al Greco.

Cézanne no se da por satisfecho conla mezcla de los tonos, con la adición detonos azules a los tonos rojos de la quehabla en su carta. A fin de evitar que elcolor destruya la superficie, lo emplea nopara modelar el objeto sino como elemen­to creador de espacio, como valor fun­cional de la superficie pictórica. Colocan­do un segmento de superficie contra otro,desarrolla el movimiento en profundidady al mismo tiempo lo retarda para impe­dir que el conjunto se vuelva demasiadoplano y para no caer en un decorativismoprivado de vida espacial. Lo que actúaen la obra de Cézanne es ese "sens cons­tructif" de los franceses, esa disciplina dela creación artística que toma como mo­delo al arte clásico de Italia -pensemosen Poussin, en Chardin, en Ingres- yque en Francia se ha apreciado siemprecomo una gran cualidad.

Ya un poco familiarizados con las ba­ses teóricas del arte de Cézanne, contem­plemos ahora ese otro cuadro suyo "Losjugadores de naipes", conservado en Pa­rís, en el Louvre. Tenemos aquí la típicacomposición clásica: un eje -central, fuer­temente acentuado por la botella de vino.Es casi simétrica la disposición de las dosfiguras a la derecha y a la izuierda deésta. Los ángulos que los brazos formanadelante, son más o menos iguales. Losdos cuerpos están dispuestos en un pla­no paralelo a la arista de la mesa en pri­mer término' y al respaldo del sofá alfondo. Así surgen tres zonas, que soncortadas por las masas, de tendencia ver­tical, de los dos cuerpos. Estas dos vertica­les tienen que cumplir la misma funciónóptica que le tocaba en e! cuadro del MontSainte Victoire al árbol de! primer plano.

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

Lienzo central del fresco de Chávez Morado y vista conjunto del 1nWIIO

edificio, y con las gestas que en él sedesarrollaron. Es un tono heroico, deverdadera epopeya.

El hermoso fresco ha sido pintado enuna ele las dos escaleras -de dos tramossencillos- que conducen a la parte altadel edificio de severas l'íneas neoclásicas,casi escurialescas, por así elecir. Los ar­cos abovedados -como el del arranquede la escalera- los polígonos irregularesformados por la intersección de las dia­gonales de los dos tramos y sus corres­pondientes balaustradas - los paños de lapared central y los laterales; el techo debóveda; y la partición efectuada por eleje de sostenimiento y dirección de lasdos diagonales y el descanso de la esca­lera; así como las dos secciones de labóveda, a que da lugar esta distribuciónsimétrica, han sido aprovechados por elpintor en la organizaci.án rítmica, diná­mica, de los diversos "momentos" histó­ricos o simbólicos, con los que analiza ydetalla, ampliándolo, el concepto centralde la obra, o sea la "abolición de la es­clavitud" por el Cura Hidalgo.

No ha representado al "iniciador" co­mo al adalid que empuña la bandera ylanza el grito de guerra, sino como alpadre que ha dedicado sus vigilias a la

F. Orlando, "Bodegón"

Sección del gmn díptico cmtml

Zú~iiga, "Mujer sentada"

educación del indio, y que sie~te en supropia carne, el hierro de las cadenasque aherrojan voluntades y domeñan jus­tos anhelos. La figura concebida por Chá­vez Morado tiene un gran carácter deoriginalidad. Al interpretarla en su as­pecto más importante acaso, la ha hechomás humana, y de un aliento más ele­vado que la connotación anecdótica quetradicionalmente le ha acompañado. Juz­go este Hidalgo comparable, con honor,con la _estupenda versión de Orozco enel Palacio de Gobierno en Jalisco, y alcuadro de Alfredo Za1ce, en que apa­rece el libertador en una vestidura blan­ca, con la dulzura y a la vez la energíade un profeta bíblico.

Está emplazada esta representación-tan elocuente y acertada- en el i"íenzoque se distingue al colocarse uno delantede los primeros peldaños de la escalera.Este lienzo y el: correspondiente al fondodonde está el descanso y prosigue ésta,en su segundo tramo, forman ópticamen­te un verdadero díptico, cuyo eje divi­sorio estructural estaría reforzado porla confluencia de dos arcos superioresen altorrelieve, y por la proyección óp­tica de la columna-eje de toda la- esca­lera. La figura ele Hidalgo, en un gesto

J. Luis CuevaS, "Poseída"

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U JI\TERSIDAD DE MEXICO

paternal, e yergue elltre UII grupo dehumildes parias que se acogen a sus bra­zo : unos en actitud suplicante y de su­prema angu tia, otros ya confortados conel contacto cálido y alentador del ilumi­nado. En e te grupo, de mucha fuerzaemotiva, pueden observarse analogíasformaJe con algunas figuras que rodeanal Prometeo de Orozco. en la Universi­dad de Pomona, E. U. Estas influencias,menos obvias y ya muy bien asimiladasy transformada, privan en otros áng-u­los de la magna composición; y demues­tran afinidade y simpatías, que sin durhcontribuyen mucho a realzar el yalor delarte de Chávez Morado.

La otra sección del díptico es una con­tinuación de la primera escena. Uno delos brazo de Hidalgo, extendido hacia laderecha (izquier la del espectador) su­giere la accion al magnífico grupo degente insurgente que avanza con deci­sión y valentía hacia adelante. Tanto enel grupo de desamparados y maniatadoscomo en éste de los esforzados guerre­ros improvisados de! pueblo, hay queadmirar, no sólo los rasgos somáticosque lo tipifican, sino como la acción estáconstruida en una especie de abanicoabierto, es decir: por un haz de diago­nales que se van abriendo sobre un pun­to de incisión -a la izquierda- lo cualimprime gran dinamismo a la escena.

La figura de Hidalgo está en el cen­tro del panel que he descrito. Sus brazosforman también diagonales. En la partesuperior Chávez Morado ideó represen­tar el movimiento de una campana echa­da a vuelo, en colores muy claros, lumi­nosos, que evoca el simujtaneísmo an~lí­tico de los futuristas. Esta conCepClQ;l,al par que forma un verdadero halo entorno a la cabeza en perfil de Hidalgo,es un aporte semiabstracto que ca,sa muybien, junto con otros rasgos y slln~olosde parecida naturaleza, ~or: 10 estncta­mente figurativo de las cltstll1tas escenas.que, por otro lado, están hech~s con elcriterio simplificador, neor.realIsta, q.uecaracteriza a la escuela nlt'Xlcana de pin-tura.

A modo de preparación de ;1I11bo~ te­mas a la entrada de la escalera, el pintorha ~tilizado admirablemente los pañoslaterales y el ancho arco situados en pri­mer término, para poner en ello.s dosantecedentes, o sea el grupo ele mll1eroSele la época colonial. en acto ([e subir ybajar por el boquete de una mina, y elgrupo dramático de ~sclavos n~gro.s.

puestos en cepos, que gimen su mIseriaen 10 más hondo ele la bodega de una

carabela.La bóveda y los lados de! gran cub,o,

al que se accede inmeclIatal1len~~, estanpintados con escenas de la acclOn ,con­quistadora, por una parte, y el. derrumbelógico de todo el aparato dominador, enla otra parl'e. Es realmente una exce­lente síntesis histórica Hevada a cabo pormedio de imágenes reales, conocidas: ~lAguila que cae (Cuauhtemoc), Cortes,e! Padre Las Casas, el misionero, losencomenderos, la sección transversal deuna carabela realizada en parte para mos­trar sus entrañas en la trama de cuader­nas y sollados. El legendario Pípila-osímbolo que evocan los orígelles de Mé­xico, las vicisitudes de los anos de con­quista y vasallaje, los guerrero a .~aballocuyas armaduras y yelmos. ~amblen re­cuerdan escenas del Hosplclo de..Gua­dalajara; la muchedumb're m~:l1mf~~ad~de los dominadores cuyo clestlllo estaescrito"; e! militar español en forma de

cS<jueleto. que se bak ya a la desespe­rada, con la espada rota; y dominandotodo un cielo cárdeno en que yuelan de­satentados muchos yampiros y. antes,aquel en quc se enfrentan signos mágicos,agoreros. dc ambas fuenas.

No hay acumulación de figuras. Lonecesario. Y naturalmente, el efecto ge­neral es el de un conjuntll :lnnónico,de un colorido ajustado al ambiente yal carácter trágico y vívido e1d tema.Dominan colores ele tierras: ocres, grises.negros, blancos oxidados, algunos ver­eles grisáceos, y ese tono como de sangrécoagulada, que da el viol'eta ele Marte.Guanajuato. ciudad de ensueño)' de le­yenda, ha inspirado en mucha parte estapal·eta cálida en q uc, como apuntaba yaCardoza y Aragón, se reconoccn los to­nos y los matices del paisaje Jacal.tanto rústico como urbano.

Geles Cabrera, "EsclIlt'nra abst'racta"

Lópe::: Soriollo, "A p/i/udes ell hul/d'

111aY/'íne::: A r/erh(', "/)('sran,w"

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Ch[l\'ez Morado ha logrado. además,cohonestar el simbolismo patriótico, hu­mano, y universal, de su tema motor,con alusiones inteligentes a la persisten­cia de ciertos fenómenos o su analogía,en el tiempo. Esto e lo que signi fica eljóven guerrero indio que en uno de lopaños del disco central empuña una ban­dera roja ("cha ritas" fervorosa d(; todaslas épocas) ; los )'elm,os de los caballerosarmados que recuerdan la pelicula "Ale­xander N ewsky". con el signo de loguerreros teutones, antecesores del na­cisma (espiritu de implacabilidad e in­justicia); los miserables conformistasmestizos -los "colaboracionistas"- du­rante el régimen español (que no sonúnicamente de entonces); los inquisido­res que equivocamente pareccn unosku-klux-klanes; el minero indio sepul­taelo que da nacimiento a venero de ri­queza con esa muerte aparente y esehaz de rayos que, como en el "Milagrode Milán", cae de una pobre claraboyasobl'e las cuerpos "di"inamente huma­nos" de los escla,'os negros,

La pintura es de una gran coherenciay fuerza, l':stá hecha con soltura, conun admirab:'e dibujo; y el artista halogrado obtener una materia fina)' trans­parente (usó el fresco bWJl/O, ya legen­dario en nuestro mu ral) que imprimeluminosidad vibratoria a los tonos y con-

Mir!tt'I, "Paslor dI' M ir!tnarán"

trastes de su~ propi()~ val()re~. Desdeel punto de vista de la t~cnica :s. unfresco de primerí si llla ca 11 (\ a<,1. lhav~z!VIorilelo sc ha superado en el 05ten.sl­blemente. a pesar de la bondild profesIO­nal de sus otras obras murales ·:n laCiudad 'Cnivcrsitaria y en la casa "Cib.¡",Tardó más o menos un año en llevarlo'l término. Cubrir dosciento~ metros~uadrados en total no es tarea fácil. nilllucho menos. tampoco resoll'er lo quepodría llamarse -en len~uaje (!e alari­fe- el Hpartido" de la dllllenslon y f'S­tructura del lugar designado para hacerla pintura. Puede estar satisfecho delresultado que no vacIlo en declarar mag­nífico. Sus ejercicios y su deSl'elos hanvalido la prna, pues en realIdad le danya carta de naturaleza-hasta ahora ape­nas parcial y aproxll11~da- entre losmejores pintores ll1Urallstas de nuestro"movimiento" plástico.

Como complemento ele este somero(;nsayo de interpretación elel, fresco se­ñalo algunos hitos de cmotIva fuerzay sabia plasmación que. se (~estacan <1;'1conjunto, por su sustantl\'aClon. Adcmasdel Hidalgo: el' bello cuerpo d.c~nudo de!minero, al que ya aludí; el mISIonero elemirada ardiente que está al lado de Co~­tés, en el puente de la carabela; la f 1­

gura enérgica d··[ Padre, :;.-as Casas, f'nactitud d(' reto y protecclOn; el Cuauh­térnoc; el jO'-P!1 que e~tlelldf' las manoscabe rl cuerpo del 1.1 bertador: el otro

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26 UNIVERSIDAD DE MEXICO

(¿ existencialista?, tal "ez, sin proponér­selo) de la realidad que le rodea y larealidad que evoca su innegables espí­ritu nostálgico ...

y ya que se ha hablado arriba del Ja­pón bueno es hacer constar aquí el buenéxito logrado por esa especie de avanza­da que organizaron Inés Amor. Kitaga­\Va yel periódieo "Mainichi", de Tokio.y más tarde la gran exposición enviadapor el INBA (sobre la cual habrá deampliar este comentario). Ambos hechoshan despertado un interés n0n11e en lagran' nación oriental. La munificenciacon que cooperaron a estas empresas, ellujo de los catálogos, carteles y demásdemostraciones, en torno a ellas, on ig­no fehaciente de la curiosidad culturalque anima a tal pueblo.

En la galería Romano ha habido unaexposición-homenaje al pintor Gilbc'rloChávez, cuyos cuadros "impresionista .,del paisaje mexicano tienen poesía tris­te muy subjetiva, que no es precisamentela copia mecánica del' dato real. All ímismo un joven. Carlas López Soria.no,se presenta por vez primera en público.Es buen dibujante y cura bien de la téc­nica. En cuestión de tema <lnda aún unpoco extraviado, 10 cual es natural. Supintura parece obra de un aficionado coneso que llaman "dotes". Es posible quetenga más tarde un desarrollo normal ysatisfactorio.

Hubo un severo y sentido homenajea la memoria de José Moreno Villa, ene] Ateneo Español de México, con elque coincidió una exposición de sus pin­turas. El fino y penetrante escritor ycrítico de arte sabía manejar bien el pin­cel. Y tenía una gracia y una intención'que están patentes cn muchas de sustelas. Buen retratisté', su fantasía se de~­

pliega con inusitada facilidad e11 esce­nas mil, de mucha luminosidad y exce­lent,e factura. Ha sido Ul1 regalo volvera ver estas obl'as, en que sigue vivo' '.:ngran espíritu.

El pintor belga rc'sidente entre nos­otros, Charles Michcl, abrió su casa, díaspasados, para enseñar sus pinturas yademás otros aspectos de su proteica cu­riosidad v habilidad. Al' lado de su artepictórico,' basado en una especie de in­tenciÓ.'n preciosista que lleva hacia 10eminentemente decorativo y efectista,nos mostró piezas eleslumbrantes de es­maltes en bajo y alto relieve; de ;nuybuen gusto; así como modelos hechos aescala, ele barcos antiguos. principalmen­te. Su armonía corre parejas, en puntoa buena técnica, con su pintura ....

Otra exposición colectiva ha tenido lu­gar en la galería ·'Proteo'·. La de Enri­que Clilllent, FcL-ipe Orlando, MatíasGoer.itz. Gim.éllcz Botcy y José LuisCucvas. El prime¡;o presenta algunoscuad ros en que se advierte su inquietudpor ir desc.ubriendo caminos, por lo cualticnen caráctl"lr muy distinto, unos deotros, aún cuando tengan esa habilidadde oficio, l'se sentido del color. y esesentido decorativo y de cierta poesía quesus formas suscita¡n en el espe~tador.

Sus esmaltes son muy interesantes. Elsegundo está representado por sus aluci­nantes cuadros intimistas que son unprt¡texto 'para una organiza,ción únic.aelel color )' la forma en juegos de unaluz viva y potente, sábiamente adminis­trada. No cansan las obras de Orlando,pero ante estas últimas he comenzado apreguntarme si soy yo quién mira enellas una uniformidad un tanto "manie­rista". o si en realidad así es ...

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/Ji/mio di' .1 0.1',: C/l'lIIrn/r Oro::;ro

(;illlhlr:: I3I1/t'.\', "Pl'rro au//olldo"

Radrígul':: LU11a, "Sa//illlbm¡qui"

\'isto prl'll'rl'ntl'mente en sus ddl'ctos ysus dcsorbitancias.

Eh la galcria ck Arll' ifexicano haexpuesto unas "manchas" con temas di­rectos del paisaje mexicano, Tamigi Ki­/ag07 'o. Al propio tiempo se exhibían cs­tampas coloreadas, finísimas, del pintorjaponés Sharaltu. :\ estas dos exhibicio­nes ha sucedido la de A IIlollio RodríguezLUlla, l'l pintor de "lo mclancólico"; deun intimismo que no sólo se advierteen lo liminar de las rosas. sino en lo queellas dejan entrev('l'; imbuído de un pa­tetismo manso ." callaclo de aceptación

bien intt'nci(¡nado a la \'L'Z o por e~',

mismo, sná quien PUl'(];¡ rastrl'ar talesdistingos.

BREVI':~

En el Salón de !a 1'lástica lVIc'xic:ln;,se h;ln celebrado las' siguientes eXl':)­siciones; de FaJl/l,' Rabcl, exquisit<\ Vfina intérprete de la niñez y de la dul­cedumbre silenciosa y humildl' del pue­blo l1lexicano, con un gran st'ntido dt·lo esencial. saturado de gran '~ernur:l;

de Fraucisco V ázq Ifez, gra bildor, posec­dar de un buen oficio y de mucho eI­

rácter derorati\'o; de un grupo (k ,-'scul­tares que pomposamente sc titula "Sa­lón", v CJuc tiene algunos hallazgos, co­mo el del "Gamo" ele Gu-illcrlflo TOlfs­sailft, y algunas piezas dc Pl'alleiseo ZIÍ­¡'iga, Al'enas Retalleourl, iglfoeio /lsún­soLo, Gerllláll Cuelo, GeLes Cabrera, ,./:idcncio v I<osa CasliLlo. (Señalo la in'­cidencia de un tema \'a ml1\' manido: elde representar la mujer incíígena en \.;:­rias posiciones; sobre todo la "ucatecavista con r.jos de turista H'rnácu:'o -des­cubridor de i\mérica- que ya Ya siendoun manierismo. por no decir un acade­mismo, . bastante p, 'bre); la magníficade dibujos de José ClemclI/e Oro:;co, 'lll,;¡de las ]'llejores que se han poelido admi­r;)r ele él, y que nos demuestra su gnnestro mágico y su maestría de mano, enla representaciún despiadada del hombre,

A/aní::, "Hurra l'n /a lllOn/ilIll/"

que enarbola la bandera encima del gru­po de insurgentes; la primera figLll'ade estos; la madre indígena y el niño,en grupo patético con el feroz encomen­dero que la marca a ella con un hierrocandente como en el fresco del PalacioNacional', de Diego Rivera; y el gencl'al

. español derrotado, que recuerda una eta­pa de fantasia popt¡]'ar del propio ChávezMorado. En cambio. y no obstante estarbien construido no tiene igual calidadel Pípila. por el sitio en que está colo­cado; y el grupo de figuras simbólicasde la primera bóveda tampoco. Resultaun tanto aglomerado. y mueve a confu­sión en el espectador. [ste sector que seextiende hasta la parte superior elel panelcentral (el ele Hidalgo) tiene, de todosmodos, a'ciertos en colorido y en algunasformas, como la que representa el prin­cipio de la viela y la muerte en la teo­gonía precolombina (Nahui-Olin), her­m050 motivo dcco'rativo v luminoso. Laintegración ck la media- sección trans­versal de una carabela con las graciosasbalaustradas ck una escakrilla superio;'subsidiaria. que conduce a la azotea,es perfecta, pues esta estructura de pie­dra clara semeja el castillo ele popa dela nave. El balance de los aciertos ro­tundos y las pequeñas deficiencias reo' .í.sulta satisfactúrio por todos cOllceptosJ Jpues solan1'i"ntc un espíritu exigentl: y