kirchner en el infierno

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Este cuento relata la llegada de Kirchner al Infierno y algunos castigos que recibe.Edad recomendada: mayores de 16 años.

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Page 1: Kirchner en El Infierno

Kirchner en el infiernoProtagonistas:

Hades Joseph Goebbels

Néstor Kirchner Adolf Hitler

Benito MussoliniJosiv Stalin

Page 2: Kirchner en El Infierno

Tras discutir con Moyano por teléfono, Kirchner sufrió un ataque a ese pequeño, negro, perverso corazón que tenía. Cayó y golpeó su cabeza con una mesita de luz.Al despertar, pudo ver su cuerpo en el piso con espuma en la boca. Junto a él se encontraba Cristina, su hijo Máximo, Oscar Parrilli llorando como una niña y su empleada Makena.En ese momento, Néstor sintió una mano en el hombro. Volteó a mirar y allí estaba ella, la Parca, vestida de negro y con una guadaña en su mano.

-Qué hashés acá, este no era el trato –dijo Kirchner.-Qué trato, mortal? Tienes que venir conmigo.-Le prometí a Lushifer una guerra civil, a cambio de riqueza para mi familia.-Ah, ese mentiroso. Mala suerte. Sígueme.Néstor, resignado siguió a la Huesuda, mientras veía su cuerpo inerte y a su familia llorando alrededor.-Cierra los ojos –dijo la Parca.Kirchner los cerró y al abrirlos se encontraban en un bosque, de noche, aunque no se podía ver la luna. Los árboles y el pasto parecían grises en vez de verdes. Empezaron a caminar por el bosque, en silencio hasta que uno de los dos habló.

-No estoy listo para ir al shielo, tenía tantas cosas para hasher –se quejó Kirchner.-Cielo? Créeme, no podrías entrar ahí.-Pero, soy una buena persona. Ayudé a mucha gente.-Primero, tu Alma debe ser purgada. Vas a pasar un tiempo en el infierno, luego otro en el purgatorio. Recién entonces, podrás entrar al Cielo, aunque lo dudo mucho.-Explícame, por qué?-Has sembrado el odio entre hermanos y matado niños de hambre, entre otras cosas.-Pero y la Ashignación por hijo, los planes.-Sabes bien que fue sólo para sacar votos, pero no soy quién para juzgarte. Creo que ya hablé demasiado.

A partir de ese momento, Néstor continuó haciendo preguntas, pero Ella ya no contestó. Finalmente, llegaron hasta una cueva, una gruta y bajaron hasta encontrar a un ser de barba, vestido con una túnica celeste y con un cetro en la mano.-Hades –lo saludó la Parca.-Catrina, que te trae por aquí.-Te traigo otro “hombre importante”. Espero que te sirva.

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-Gracias! Son mis favoritos.-Nos vemos pronto –dijo, y se marchó.En ese momento, un perro negro con tres cabezas como las de un pitbull, y gigante del tamaño de un automóvil apareció de un rincón y empezó a correr directo hacia Kirchner. Quizás con el objetivo de desgarrarlo en mil pedazos.-Cerbero! –gritó Hades, y el perro se detuvo apenas a un metro de Néstor, aunque seguía gruñendo.Es uno de nosotros, Cerbero, cálmate –continuó.Néstor había mojado sus pantalones.-Pensé que habías dejado la Esperanza afuera, mortal.-C-c-cómo? –preguntó Kirchner.-No hay Esperanza en el infierno, ni Orgullo en el purgatorio. Qué no te lo dijo..? -N-No.-Fffff –suspiró el dueño del inframundo.Vamos, despréndete de ella, vas a pasar un buen rato con nosotros –dijo a continuación.Néstor, que no estaba acostumbrado a que lo traten así, finalmente se resignó y perdió la Esperanza. Apenas lo hizo, Cerbero empezó a mover la cola y darle lengüetazos amistosos.

Iniciaron su descenso en el infierno, los tres. Las paredes eran de roca volcánica, seca y dura. Cada tanto había en una esquina una lámpara con una llama eterna, para alumbrar el camino.-Qué lugar tan horrible –pensó Kirchner.-No tanto como tu cara, mortal –dijo Hades ofendido, quién al parecer oyó sus pensamientos.Por fin llegaron a un lugar enorme, donde había cientos de personas sentadas en mesas muy largas, comiendo y bebiendo. Apenas entraron, se escuchó un gran silencio.-Caballeros, les presento a un nuevo compañero. Su nombre es Néstor Kirchner, de Argentina.-Ehhhh!! –gritó la multitud, enardecida.

En seguida, algunos se acercaron a saludarlos, uno de ellos Adolf Hitler sonriendo le dijo:-Amigo! Siéntate con nosotros –y lo abrazó del hombro.En la mesa de Adolf, se encontraban Benito Mussolini, Josif Stalin y Juan Domingo Perón, entre otras personalidades destacadas.-Gracias muchachosh, no esperaba este reshibimiento –dijo Néstor.Luego, al notar la presencia del general Perón, quiso saludarlo:-General, esh un gran honor estar junto a usted –dijo.Perón lo miro sonriente, pero no contestó, solo reía pero no hablaba.-Qué raro, qué le pasha? –pensó Kirchner.

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-Se volvió loco –contestó Joseph Goebbels-. Cada vez que alguien pronuncia su nombre en la Tierra, él lo escucha en su mente -apuntando su dedo índice a la cabeza--Ahhh –dijo Kirchner asombrado.-Nosotros también, pero ya estamos acostumbrados –agregó Hitler.-No shabía que ustedes hablaban español, muchachos –dijo Néstor.-No estamos hablando, estamos pensando –respondió Goebbels.Al rato, le acercaron una copa de acero con un líquido rojo. Kirchner la bebió, pero inmediatamente escupió su contenido. Stalin golpeó lo mesa riendo y Goebbels rió a carcajadas como una hiena.-Qué es? –preguntó Néstor.-Es sangre, camarada –contestó Stalin-. Vamos, me vas a decir que no la disfrutaste.-Y espera a ver la comida –dijo Goebbels, sonriente.Luego, le pasaron un plato, hecho de barro cocido al parecer. En su interior había gusanos, todavía vivos y vísceras de algún animal. Néstor prefirió no comer.-No tengo hambre, muchachosh, muchas gracias –se excusó.

******Estuvieron un rato conversando y contando chistes, uno de los más divertidos era Mussolini que personificaba los chistes con gestos y tonos minuciosos. Néstor ya empezaba a sentirse en casa.-La verdad, penshé que el infierno iba a ser otra cosa, pero no parece tan malo –dijo Néstor.Apenas terminó de decir eso, aparecieron dos guardias. Altos, de unos dos metros de altura cada uno, con la piel y el rostro similares a los de un reptil. Otra vez se escuchó un silencio, ni un murmullo en la multitud.Los guardias fueron directo a donde estaba Kirchner y lo tomaron de los brazos. Hades los guió hacia una especie de habitación.-Adonde me llevan? –gritó Kirchner, desesperado.-Por ser tu primer día, mortal, vamos a empezar por algo suave –contestó Hades.A ver, déjame ver mmm sí. Esto puede ser –continuó, mientras ojeaba un libro.-Qué es? No, por favor, soy inoshente –gritó Kirchner, mientras uno de los guardias con cara de iguana lo miraba.-Una mujer… embarazada salía de un banco y fue baleada por ladrones, que ya tenían antecedentes penales –leyó Hades de aquel enigmático libro.-Pero yo no fui…-Ella sobrevivió, pero el bebé… murió. Así que, vamos a hacer lo siguiente, mortal:Vas a sentir lo que ella sintió, lo que el niño sintió y luego eso es todo por hoy.-No, no es justo –gritaba Néstor.-Enciérrenlo.

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Los guardias encerraron a Kirchner en la habitación, que se encontraba totalmente a oscuras.Después de un rato, por fin pudo ver algo. Se encontraba en el cuerpo de una mujer saliendo de un banco, allí dos ladrones la interceptaron y le dispararon en el estómago. Néstor pudo sentir como la bala ingresaba a su cuerpo, sintió la sangre caliente que empezaba a salir y la angustia por el niño que llevaba adentro.

Luego de eso, Néstor se desmayó y al despertar se encontraba en un lugar extraño, como bajo agua pero de un color naranja. No podía respirar. Estaba en un vientre materno. Otra vez, sintió como una bala le perforaba el cuerpo, escuchaba los pensamientos, la angustia de su madre. Era un dolor indescriptible. Todo se oscureció.

Cuando volvió a despertar, los guardias lo sacaron de la habitación.-Llévenlo a su celda –dijo Hades.Ya en la celda, Kirchner acostado sobre una cama de piedra recordaba todo, temblando. Así fue su primer día.

******Al día siguiente, lo despertaron para almorzar otra vez en aquellas mesas largas.-Cómo fue tu primera sesión, camarada? –preguntó Stalin.-No sabía que había caushado tanto dolor.-Quizás puedas salir antes que nosotros de este lugar –trató de consolarlo Hitler.-Cómo she mide el tiempo acá?-Un año aquí son 3 años en la Tierra –contestó Goebbels, mostrando tres dedos de su mano.-Cómo sabes eso? Deja de mentir, Joseph –dijo Adolf.-No estoy mintiendo, jefe. Se lo escuché decir a Hades.-Y esos monstruosh qué son, los que me llevaron? –pregunto Néstor.-No quieres saber lo que son, pero sí te voy a decir algo, esas bestias son muy fuertes –contestó Joseph.-Tienen la fuerza de 40 hombres –agregó Hitler.-Hace un tiempo hubo una rebelión, no fuimos rivales para ellos –dijo Stalin, como resignado.

En ese momento, alguien se acercó a la mesa, era Ernesto Guevara mejor conocido como el “Che”. Adolf y Mussolini lo miraban con rencor, Stalin sin embargo lo observaba con una sonrisa cálida y paternal.-Voy a llevarme esto, espero que no te importe –dijo el Che, tomando el vaso de Kirchner.-No, como me voy a enojar si sos mi…

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Antes que termine la frase, el Che le arrojó el contenido del vaso en la cara a Kirchner. La multitud enardecida empezó a gritar. Guevara le propinó un par de golpes a Kirchner, hasta que vinieron unos guardias a separarlos. Ambos fueron llevados frente a Hades.-No podías esperar, no? –dijo Hades mirando a Guevara- Enciérrenlo- continuó.-Y tú, pensé que habías aprendido algo ayer.-Pero señor, yo no empecé, she lo juro.Hades volvió a ojear el Libro, hasta que encontró algo.-Oh, esto te va encantar, mortal. Un tren chocó en Argentina provocando 51 muertos y 900 heridos.-No, por favor no –gritó Néstor.-Vas a sentir lo que sintió cada uno de ellos. Enciérrenlo –dijo Hades a continuación.Otros guardias lo tomaron de los brazos y lo encerraron en una cámara del terror. Al salir, lo llevaron a su celda. Kirchner se quedó sentado, babeando y con la mirada perdida, de a ratos temblaba. No podía hablar.

******

Al día siguiente, otra vez lo despertaron y lo llevaron al comedor. Todavía se veía perturbado. Mussolini se sentó a su lado y abrazando su hombro le alcanzó un plato de comida.-Qué pasó, argentino? Cuéntanos –preguntó a continuación.-No una… 50… todos –murmuró Kirchner.-50? Eso no es nada, no jefe? –dijo Goebbels, ante lo cual Hitler lo miró con ira.-Todos hemos estado allí, camarada. Pero usted tiene la fortuna de no haber atravesado una guerra –agregó Stalin.-Pero no entiendo, muchachosh, yo no maté a nadie.-Dos cosas. Una, haz jurado hacer cumplir la ley por Él y la patria. Dos, pudiste haber evitado esas muertes –explicó Joseph.-Quién es Él?-No podemos nombrarlo, no mientras estemos aquí –contestó Hitler, con culpa en sus ojos.-Entonces, she puede salir! -Sí, camarada. Aquel que haya pagado su deuda es enviado al Purgatorio.-Goebbels! –dijo Hades, acompañado de unos guardias.-Yes! –dijo Joseph, y se levantó de la mesa sonriente. Luego, fue escoltado hacia una de las cámaras del terror.-Por qué she puso contento? –preguntó Néstor.-Él cree que va salir pronto, antes que nosotros. Mira a tu alrededor, argentino –dijo el Duce.Néstor giró su cabeza y vió grandes figuras de la Antigüedad comiendo y bebiendo, hablando entre ellos: Gengis Kan, Atila, Vlad Tepes, Napoleón, Iván el terrible, Saladino, Julio Cesar entre muchos otros.-Entonces, puede ser que yo salga antes también –reflexionó Néstor.

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-Qué te dije de la esperanza, mortal? –Interrumpió Hades, que se encontraba detrás de él.- Tráiganlo –ordenó después.Dos guardias llevaron a Kirchner otra vez hacia una cámara del horror. Esta vez, no se resistió.-Hoy tengo algo especial para ti –dijo Hades, ojeando un libro y luego empezó a leer:-Un joven fue secuestrado y luego asesinado cuando intentó escapar. Su padre le pidió Justicia al presidente Kirchner… -Hades se detuvo y miró a Néstor a los ojos- … quién le respondió diciendo “ustedes quieren que vuelvan los militares”.Luego cerró el libro y se acercó a Kirchner, éste le contestó:-Pero she hizo justicia, los asesinos están presos.-Bien, mortal. No vas a sentir lo que sufrió el muchacho, pero sí lo que sintió el padre y los cientos de miles que marcharon pidiendo seguridad. Enciérrenlo.-No, no es justo –gritaba Néstor, su soberbia le había costado cara.Tras salir de la cámara, Kirchner estaba angustiado. Durante tres días permaneció en su celda, sin comer, ni beber, ni dormir.Hasta que por fin Hades mandó a traerlo al comedor. Néstor permaneció callado, mirando cómo se movían los gusanos en su plato, los demás lo observaban. Hasta que Mussolini le preguntó:-No tienes hambre, argentino? –Kirchner no contestó.-Hey, te estoy hablando –insistió tocándole el hombro.-Déjalo en paz, Duce. Seguro tuvo una sesión múltiple –comentó Goebbels.-Y yo no? –grito Mussolini, golpeando la mesa- Todos nosotros!

Los demás lo miraron sin contestar. Hades, que vió la escena se acercó para ver qué pasaba.-Hay algún problema?-Parece que al argentino no le gusta tu comida.-No tengo hambre –dijo Néstor.-Está bien, mortal, entonces yo te voy a enseñar. Tráiganlo –dijo llamando a dos guardias.Otra vez frente a una cámara del terror, Hades abrió un libro y tras hojearlo un poco empezó a leer:-Un niño en Argentina, de una familia humilde, con sólo 8 años murió de hambre en los brazos de su madre.-Pero y la asignación, y los planes? –argumentó Néstor.-Los precios subieron, recuerdas? Acosaste a los campesinos con impuestos y los llevaste a la ruina. La producción de alimentos bajó por tu culpa.-Hhhh –Kirchner no sabía qué contestar.-Qué? Dijiste algo? No te escucho. Enciérrenlo –dijo a continuación.El cuarto estaba oscuro, hasta que por fin pudo ver con claridad. Néstor estaba ahora en el cuerpo de un niño de 8 años.Su madre, con mucho amor le prendía los botones del guardapolvo para ir a la escuela. Lo despidió con un beso y salió de casa.

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La cabeza le picaba mucho y sus zapatillas estaban gastadas, pero eran las únicas que tenía. Entró a la clase y se sentó en el fondo.La maestra hablaba y escribía en el pizarrón, pero él no entendía. Se sentía mareado, le dolía la cabeza. -Qué me pasa? -pensó Néstor, y se desmayó.Inmediatamente, su maestra llamó al portero y lo llevaron a la cocina.-Comiste algo, Néstor? –preguntó preocupada.-Sí, seño, cocido con pan –contestó. Ella no pudo evitar las lágrimas.Le dio plata al portero y le pidió que compre comida. Él fue y trajo un sanguche de milanesa y una manzana.-Come Néstor –le dijeron.Apenas un mordisco dio y no pudo seguir. Su estómago era demasiado pequeño. Inmediatamente, vomitó y empezó a sentir un fuerte dolor. Era como si le clavaran agujas o como si una mano invisible le retorciera las tripas.Tuvieron que llevarlo al hospital. Allí también fue su madre. Lloraba desconsolada, sosteniendo su mano.-Perdóneme –murmuro, ya sin fuerzas acostado en la cama.-No, hijo. Perdoname vos. Es mi culpa –dijo ella llorando.Néstor empezó a sentir hambre, pero a la vez ganas de vomitar y otra vez retorcijones. Lloraba y gritaba.Hasta que ya no sintió dolor. Su vista se nubló lentamente, contemplando el rostro de aquella madre. Y dejó de respirar.Al terminar la sesión, lo llevaron a su celda. Se quedó acostado, mirando la pared, con lágrimas en los ojos.

******Otro día en el comedor. Esta vez Kirchner sí se animo a comer.-Ves? No es tan malo –dijo Goebbels sosteniendo un pedazo de víscera con las dos manos, como si fuera una pata de pollo.-Sé cómo se siente, camarada. Yo mismo todavía estoy pagando esa deuda –dijo Stalin.-No sabía que había caushado tanto daño. Ojalá pudiera volver y advertir a mis hijos.-Aunque volvieras, no podrías devolverles la vida a los que mataste –reflexionó Joseph.-La vida es lo más preciado que hay, porque una vez que se pierde no se puede recuperar –dijo Hitler, que al parecer había aprendido la lección.Apenas terminó de decir eso, se escuchó un silencio atroz. Apenas se oían los jadeos de Cerbero. Hades llegó con un nuevo miembro:-Caballeros, les presento a su nuevo compañero, Emilio Massera de Argentina.-Eeeehhhh! –gritó la multitud enardecida y golpeando la mesa.-Lo conoces, argentino? –preguntó Mussolini.-No, no shé quién es –contesto Kirchner, haciéndose el loco.Al día siguiente, otra vez en el comedor Néstor y sus amigos. Hades lo mandó a llamar.

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-Estuve leyendo tu libro y encontré algo interesante, sabes.-Me vash a castigar por cada asesinato que hay en mi país? –dijo Kirchner con un tono insolente.Hades golpeó su cetro en el piso y las rodillas de Néstor se doblaron.-Que te quede claro, tú decidiste venir aquí, con tus acciones. Tenías la vida de millones bajo tu cargo, te olvidas?-Sí, señor –dijo Kirchner, arrodillado.-Qué hacías cuando la gente te pedía Justicia? Te reías de ellos, liberabas asesinos y ladrones!Néstor bajó la mirada y no contestó.-Por eso, ahora tengo algo especial para ti –y empezó a leer un libro:-Dos turistas fueron abusadas y asesinadas en Argentina. En una zona que se suponía debía estar vigilada.-Pero espera, yo no shoy mujer, Hades –dijo Néstor desesperado.-Enciérrenlo.

Kirchner despertó en el cuerpo de una mujer, hermosa y delicada, junto a una amiga caminaba sobre un monte con vista a la ciudad. Era casi medianoche.De pronto, aparecieron dos hombres y a la fuerza se las llevaron a un costado del camino, tapándoles la boca para que no griten.La otra chica intentó escapar, pero recibió un disparo por la espalda y cayó, empezó a desangrarse. Néstor empezó a llorar, les pidió por favor que la dejen ir, pero sólo podía hablar en francés, como si hubiera olvidado el español.Esas palabras, encendieron más a los secuestradores. Uno de ellos la recostó sobre el piso y le abrió las piernas. Se bajó el jean y le levantó la falda. Kirchner sintió como la ultrajaban, sus genitales empezaron a sangrar hasta que la bestia finalmente acabó. Se levantó y se cerró el cierre del jean.Ahora era el turno del otro. Este tomó a Néstor y lo volteó, lo obligó a apoyarse en sus manos y rodillas. Tomando fuerte su cintura empezó a penetrarla con violencia por atrás. Kirchner intentó zafarse, pero no tenía la fuerza suficiente. Sentía los gemidos y sonidos como los de un cerdo en su espalda, hasta que terminó. El tipo se levantó y se subió el pantalón.-No podemos dejarla acá –dijo uno.-Es cierto, puede contar todo –dijo el otro y sacó un revólver de la cintura.Luego le disparó en la cabeza a Kirchner. Su vista empezó a oscurecerse, mientras observaba el cuerpo inerte de su amiga.Al salir de la cámara del terror, lo llevaron a su celda. Néstor todavía sentía dolor en sus genitales y le dolía la cabeza, como si efectivamente una bala se la hubiera atravesado.

******Otro día en el comedor.-Me pregunto cuánto más va durar esto? –preguntó Kirchner.-Hasta que hayas sentido todo el dolor que causaste –contestó Goebbels.-Ha cuánta gente has matado, camarada? –preguntó Stalin.

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-Yo no maté a nadie, no hishe nada malo.-Ajaj! –gritó Goebbels con una sonora carcajada, los demás también sonrieron.-Gobernaste un país, camarada. Cada vida era responsabilidad tuya.Néstor quedó pensando, sin contestar.Hades estaba caminando por el comedor, seleccionando a quien darle una sesión, hasta que llegó a donde estaban ellos.-Bien, mortales, quién quiere venir?Todos levantaron la mano, excepto Néstor.

-Ahh, así que a su majestad no le gustan las sesiones. Tráiganlo, y también a Hitler y Mussolini –ordenó.Ya en otra habitación.-No quieres hacerte cargo de tus actos, no? –le preguntó Hades a Néstor.-No es eso, sólo me parece injusto. Hay cosas que no podía controlar y me hacesh pagar igual.-Maldito egoísta, no has aprendido nada aún! Tú decidías la calidad de vida de tu pueblo y si había justicia o no.-Esosh eran los jueces! –gritó Kirchner, desafiante.-Y quién controla a los jueces? Quién hace las leyes?Néstor se quedó mirando a Hades, con ira en sus ojos.-Enciérrenlo ya. Sáquenlo de mi vista.

La habitación estaba a oscuras. Hasta que por fin pudo ver algo. Néstor miró sus manos y las tenía arrugadas.Se encontraba en el cuerpo de una anciana de 85 años. Al parecer vivía sola, no había nadie más en casa, sólo fotografías de su esposo e hijos, y la televisión encendida.De pronto, escuchó un ruido en su patio trasero, el perro ladraba pero pronto se calló. Alguien golpeaba la puerta desde afuera. Néstor se levantó del sofá y fue hasta el teléfono, le costaba caminar por lo que tuvo que usar un bastón.Pero cuando llegó al teléfono ya era tarde, tres ladrones habían ingresado a su casa. Uno de ellos se acercó corriendo y le arrancó el teléfono de la mano.-Vieja de mierda! –le dijo.-Qué quieren chicos? –preguntó Kirchner, al borde del llanto.-Queremos la platita, abuela, donde está? –preguntó uno, a la vez que sacaba un revólver y lo sacudía como un abanico.-No tengo nada, soy jubilada.Apenas dijo eso, uno de los ladrones la empujó sobre una mesa. Kirchner cayó y se rompió una costilla, el dolor era inmenso. El que tenía el revólver se acercó en cuclillas y la agarró del cabello.-No me chamuyés, vieja. Dónde está la plata? –volvió a preguntar.-No tengo nada.Apenas dijo eso, los delincuentes la golpearon con patadas y pisotones en la cabeza. Kirchner recordó su mesita de luz.-Dónde está?

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-En mi mesita de luz, al lado de mi cama.Dos fueron a la habitación y encontraron el dinero.-$3000 pesos? $3000 pesos! –dijo uno y pateó a Kirchner en el estómago con vehemencia.-Está bien, vamos boludo.-Chau abuela –dijo uno en tono burlón, y se fueron.Néstor quedó en el piso, la sangre empezaba a brotar de su boca y su visión empezaba a oscurecerse, mientras observaba una foto de su esposo fallecido en la pared.

Luego fue llevado a su celda, hasta el día siguiente.-No veo la hora de salir del Infierno.-Después de esto sigue el purgatorio, camarada.-Cualquier lugar es preferible a este –dijo Goebbels y llevó su vaso a la boca.Y así pasan los días de Néstor Kirchner en el infierno. Donde cosecha todo lo que sembró en vida por una eternidad.

FIN