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Julio Concepción Suárez 203 21. LA víA DE LA CARISA (2° tramo) ENTRE CARABANZO y CARRACEO (O A CASORvíA): POR LOS RESTOS DE LA CALZÁ ROMANA o LUGAR Y HORA DE SALIDA: Carabanzo, sobre las 9 de la mañana (con- viene madrugar, pues la ruta se vuelve un poco larga, con tantos panoramas). o LUGAR y HORA DE LLEGADA: Carraceo, sobre las 5 de la tarde; Ca- sorvía, sobre las 7. o PARAJES DE INTERÉS: La Cruz, La Calzá la Vieya, El Picu Ranero, El Dolmen del Padrún (Carabanés), Carraceo, Pena Furá ... o NIVEL DE DIFICULTAD: medio-alto, por la duración de la ruta, aun- que es casi llana en su mayoría. o ÉPOCA RECOMENDADA: desde comienzos de la primavera, cuando los días empiezan a suplir. También por el verano arriba, en el otoño ... o TIEMPOS: la ruta es larga, aunque se puede acortar y bajar antes a los pueblos (Columbiecho, Palacio ...). o DESCRIPCiÓN DE LA RUTA Dejamos el coche en Caraban- zo, cuando algunos vecinos co- mienzan alrededor de sus portales los trabajos de todas las mañanas. En el silencio de las caleyas, to- mamos la primera diapositiva del Palacio en ruinas, por su fachada más lozana (tal vez por casuali- dad, la del escudo, la que mira al poniente). Por las caleyas y caminos de los nombres: Ablino Tras El Palacio, están las casas de Ablino: barrio actual resguar- dado del norte por la loma, y bien orientado al suroeste. Más allá de las caleyas de Carabanzo, aunque sea a estas horas tempranas, el nombre de Ablino nos lleva por los caminos romanos (lat. Avellinus, a su vez, antropónirno derivado de la región italiana de Abella (abun- dante entonces en 'avellanas'). El mismo origen dejó, Caudal abajo, el nombre en Ablaña. Pensamos que este barrio de Ablino, no por casualidad junto al palacio, pudo ser el núcleo origi- nal de la villa de Carabanzo: los dominios del primer posesor, con el tiempo representados en el edi- ficio palaciego 13. Nos lo confirma la parte cimera del poblado: Cimevicha, sin duda, 'encima de la villa'. Los mismos componentes de ambos nombres se agruparon de otra forma para el mis- mo resultado leonés en Villablino (aquí ya sin lugar para las dudas). Los últimos teyaos de chábanas, más lozanas hoy que el propio palacio Desde Ablino, tomamos el camín por la derecha de la iglesia, 13 Ver más informaciones en Por los pueblos pp. 325 ss.

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Page 1: Julio Concepción Suárez 203 · Julio Concepción Suárez 203 21. LA víA DE LA CARISA (2° tramo) ENTRE CARABANZO y CARRACEO (OA CASORvíA): POR LOS RESTOS DE LA CALZÁ ROMANA o

Julio Concepción Suárez 203

21. LA víA DE LA CARISA (2° tramo) ENTRE CARABANZO yCARRACEO (O A CASORvíA): POR LOS RESTOS DE LACALZÁ ROMANA

o LUGAR Y HORA DE SALIDA: Carabanzo, sobre las 9 de la mañana (con-viene madrugar, pues la ruta se vuelve un poco larga, con tantos panoramas).

o LUGAR y HORA DE LLEGADA: Carraceo, sobre las 5 de la tarde; Ca-sorvía, sobre las 7.

o PARAJES DE INTERÉS: La Cruz, La Calzá la Vieya, El Picu Ranero,El Dolmen del Padrún (Carabanés), Carraceo, Pena Furá ...

o NIVEL DE DIFICULTAD: medio-alto, por la duración de la ruta, aun-que es casi llana en su mayoría.

o ÉPOCA RECOMENDADA: desde comienzos de la primavera, cuandolos días empiezan a suplir. También por el verano arriba, en el otoño ...

o TIEMPOS: la ruta es larga, aunque se puede acortar y bajar antes a lospueblos (Columbiecho, Palacio ...).

o DESCRIPCiÓN DE LA RUTADejamos el coche en Caraban-

zo, cuando algunos vecinos co-mienzan alrededor de sus portaleslos trabajos de todas las mañanas.En el silencio de las caleyas, to-mamos la primera diapositiva delPalacio en ruinas, por su fachadamás lozana (tal vez por casuali-dad, la del escudo, la que mira alponiente).

Por las caleyas y caminos delos nombres: Ablino

Tras El Palacio, están las casasde Ablino: barrio actual resguar-dado del norte por la loma, y bienorientado al suroeste. Más allá delas caleyas de Carabanzo, aunquesea a estas horas tempranas, elnombre de Ablino nos lleva por loscaminos romanos (lat. Avellinus,a su vez, antropónirno derivado dela región italiana de Abella (abun-dante entonces en 'avellanas'). El

mismo origen dejó, Caudal abajo,el nombre en Ablaña.Pensamos que este barrio de

Ablino, no por casualidad junto alpalacio, pudo ser el núcleo origi-nal de la villa de Carabanzo: losdominios del primer posesor, conel tiempo representados en el edi-ficio palaciego 13.

Nos lo confirma la parte cimeradel poblado: Cimevicha, sin duda,'encima de la villa'. Los mismoscomponentes de ambos nombres seagruparon de otra forma para el mis-mo resultado leonés en Villablino(aquí ya sin lugar para las dudas).

Los últimos teyaos dechábanas, más lozanas hoyque el propio palacio

Desde Ablino, tomamos elcamín por la derecha de la iglesia,

13 Ver más informaciones en Por los pueblospp. 325 ss.

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tras las güertas y güertos entre lascasas. En las caleyas de Caraban-zo late el sabor rural de un pueblotransformado: quedan para con-tarlo los últimos teyaos de chába-nas, cuidadosamente conservadassobre algunos edificios de gana-dos.Las chábanas de Carabanzo si-

guen respetadas en sus últimos te-yaos: junto a plaquetas de cerámi-ca, balcones con cristaleras, o te-rrazas de alumnio donde hubo co-rreores de maera, tienen, todavía,su lugar las chábanas. Tal vez, unsentido homenaje a los vecinosdel pueblo, que un día las tallaron,y levantaron allí sobre los tejados,sin otros mecanismos que sus pro-pias manos.Contrastan, así, en Carabanzo

las chábanas con el Palacio, comohabían de contrastar entonces losteyaos más finos sobre balconestorniaos, respecto a estas losasmás toscas traídas de las canterasde los montes. Incluso duraronmás las chábanas que el propioartesonado palaciego. Resulta cu-rioso el dato.

La vía romana, a su paso porCarabanzo

Sobre la cuadra cimera del pue-blo, dejamos el camino que siguehorizontal a Los Cuarteles (anti-guos barracones de las minas), yascendemos ligeros por la pista(antigua vía romana) que sigue ala izquierda hacia las fincas deCasomero: cuadras y praos sobreel pueblo, que fueron sembradoshasta hace pocos años.

POR LAS MONTAÑAS DE LENA

Sobre los rellanos de Casomero,otra pista se desvía a la izquierda,que, en pocos metros, conduce aLa Santa: el monumento a los mi-neros. Desde el pequeño miradorse abre una amplia panorámica so-bre los vecinos pueblos alleranos.

Siempre en dirección sur y sur-deste, sin desviamos de la pistamás ancha, seguimos tomando al-tura de loma en loma. En el altode Les Cruces (que ya lleva elnombre la 'encrucijada'), conflu-yen los caminos que proceden delos distintos cordal es, con los queascienden de La Estrada, PenaCastro, Boo... (nombres todosellos con resonancias romanas alpaso de la calzada).

La vía romana de La Carisa,salvada en algunos metrosde las garras de unas palas

Unos metros más arriba, bajo ElPicu Sopena (,bajo las peñas'),están los praos de La Campa (unaexplanada muy soleyera). Quedaaquí un buen ejemplo de lo quefue la Vía Romana de La Carisa(salvada por milagro para contar-lo). El tramo que sobrevive demomento (unos 100 m. tirandolargo, con una caja de 4 m anchopor 3 de fondo), debe dar graciassólo a los romanos y a las zarzas.Es primavera temprana, serpen-

tean los cabritos de niebla entrelos valles, como hasta hace pocashoras había de serpentear una cu-liebra que encontramos aplastadaen la pista por las ruedas de unmotor. Y apostilla Pedro el de Boo-vaqueru en estos altos-: si mates

Julio Concepción Suárez

una culiebra en abril, onde la ma-tes, ha de cubrir la nieve. Seguroque volvió a nevar en mayo.

Parajes a medias entrelenenses y alleranos

Con la vista puesta en los pue-blos sobre Morea (Oyanco, Piñe-res, Cabañaquinta ...), dejamos elfirme de la pista, y ascendemos alcordal divisorio de Sopena, poruna senda que zigzaguea a lacumbre.Bien merece la pena el espectá-

culo a medias entre los pueblos le-nenses y los alleranos. Seguimosel sendero por la misma línea di-vrsona de ambas vertientes,dueños con la vista a un tiempo delos dos concejos: valles, regueros,brañas, caliares ... No sabríamosdecir si más bucólicos y agresteslos alleranos, o los lenenses.

La piedra pudinga de lacima: entre los altos deRanero y las orillas del mar

Un dato del terreno dejaron aldescubierto las garras de las má-quinas en su merodeo por los altosde Ranero: una prolongada capade piedra pudinga (cantos roda-dos) de todos los tamaños aflora ala superficie en los taludes de lapista, a estos 950 m de altura.Se diría que hasta allí llegó el

mismo litoral del mar (tampocosomos expertos); o que algún cur-so de río fue desplazado desde elcauce del valle hasta el alto delmonte (lo hemos de consultar); oque algún día (¡quién sabe cuán-

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do!), se combinaron en sus des-plazamientos por los terremotoslos picos de las montañas con lasriberas del mar.En fin, o que algún plegamiento

remoto juntó las capas del carbóncon las pulidas piedras pudingas,blancas y de tacto suave, una ymil veces abatidas entre las en-crespadas olas de cualquier playa.Todas se dan la mano ahora en es-tos altos que zanjaron unas palas.A lo largo de la pista por Rane-

ro continúa el interés que ofrecenlas pudingas: encajadas comogüevos en los taludes, sin huecosintermedios, se diría que fueroncolocadas con cuidado sobre unacapa de cemento compacta con eltiempo. Con las últimas nevadas,nuevos huecos, finos y uniformes,van quedando en el talud que cor-taron las palas, a medida que se

Por la calzá romana de La Carisa, tras los

pasos de Carisio

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desmorona alguna piedra. (Toma-mos unas cuantas diapositivas delproceso).

Los fósiles de Espinas

Jugando con las pudingas entrelos dedos, caemos de golpe en ElMayéu Espinas: topaera y vistosacampa en pando, por tradicióncompartida entre los ganaderos deAller y Lena. Desde el pequeñocantizal que mira al poniente, ote-amos el serpenteo enmarañado depistas que, una vez más, se diríantrazadas al azar de calicata en ca-licata. A 10 fondero, las casas deLa Vega' l Ciegu y Columbiecho,Ya por el camín real desde El

Mayéu Espinas al Dolmen dePadrún (por un trozo más, supervi-viente de la calzada), nos detienenotros vestigios removidos por lasmáquinas entre los escombros depistas: los fósiles de las pizarras.En el tramo de Espinas hasta el

Dolmen fuimos recogiendo pe-queños cuerpos, de un tono terro-so intenso, incrustrados en mediode las pizarras convertidas en lajaspor las retro. Nos intrigan unaspequeñas manchas enquistadas,por el contraste que supone un co-lor amarillento en capas (el colordel fósil), recortado en el gris os-curo de las cacayas (las pizarras).Recogemos por los desmontes

pequeños fósiles ovalados (unos2-3 cms de largo, por -1'5 de an-cho y grueso). Pero se desconchanen parte, al intentar separarlos desu refugio en la oquedad milena-ria de la pizarra. (Volvemos a con-formamos con filmar los fósiles).

POR LAS MONTAÑAS DE LENA

Una visita más al Dolmen dePadrún

Como al principio queda seña-lado (ruta 3), por los restos de lavía romana desde Espinas, arribaen dirección surdeste, llegamos alDolmen de Padrún.A la izquierda de la pista, justo

tras la finca del pareon, sobre unacorta escalinata natural se escondela campera redondeada del Dól-men de Padrún (Dolmen de Cara-banés, El Cementerio de Cara-banés, para los alleranos).Una vez más, hacemos alto so-

bre las grandes piedras, planas sal-vadas también de las máquinaspor simple cuestión de zarzas y deazar. Las filmamos en todas lasposturas: como si fuera la últimavez que nos las dejaran ver (des-cripción en ruta 3), antes de pasara cualquier terraza, o a cualquierjardín junto a las olas del mar.

De Carabanés a Carraceo:entre el verde intenso de losacebos y los tonos blancosdel abedul

Desfilamos cabizbajos del re-cinto, de nuevo a la vía romana re-convertida en pista forestal. A po-cos minutos del Dolmen, nos re-frescamos en La Fuente Cara-banés, que tantas fatigas mitigó acaminantes, ganaderos y ganadosen su trasiego por el camin real alos puertos de verano.Continuamos por la vertiente

allerana, otra vez entre las capasde pudinga fina, removidas por lapista. Entre, los tonos grisáceos de

Julio Concepción Suárez

la pudinga y los verdes siempreintensos de acebos y carrascos, re-lucen espigados los troncos delabidul: blanquecinos, brillantes,tersos, algunos, ligeramente cor-vos en la base hasta encontrar lavertical del sol.En dirección a Carraceo, de co-

liada en collada, nos asomamos encada mayéu a la vertiente lenense,para otear desde el alto los pue-blos del valle: Felgueras, Palacio,La Cobertoria, Las Campas, San-ta Cristina, La Vega'l Rey ... Yalotro lado del río, Otero, Mamora-na, Palaciós, Piedracea ...Hasta el mayéu de Carraceo, no

cambiamos de ladera. En todo es-te tramo, perdemos casi las hue-llas de la vía romana, reducida,muy de cuando en cuando, a unafranja de pradera más verde, aúnno engullida por los depistes delas máquinas.

De Carraceo a Pena Furá

Ya sobre El Mayéu Carraceo,dejamos la vía romana, que siguepor la vertiente de Aller. Lleva-mos muchos pasos en las chiru-cas, por lo que dejamos el resto dela calzá hasta Pendilla, para otraruta. Con las contemplaciones quellevamos, quedan casi un par dehoras a Casorvía. (Según la época,también podíamos hacer tarde ynoche en esta braña).Sobre Carraceo, tomamos una

senda que parte de la cuaña en lacima del cordal, justo en línea conla cabana que los alleranos tradu-jeron en tabierna a la antiguausanza (pan y vino para seguir en

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la brecha). Nos desviamos por unateyu de la vertiente de Lena(unos 200 grados al suroeste), di-rectos a la cresta caliza que se re-corta al fondo: Pena Furá. La sen-da se anda bien.Por esta cara oeste del montícu-

lo, pronto damos en L' Ancruciá(pradera entre fincas) de nombretransparente: 'la encrucijada' delos caminos derivados de la víaromana (también podríamos rode-ar un poco más arriba por Chixin-cos, Calaverdás ...).En L'Ancruciá se bifurca la cal-

zada: a la derecha, a Malveo, o ha-cia el valle de Felgueras, Palacio ySanta Cristina; a la izquierda, porla cara este de la peña, a Casorvía.A nuestros pies van quedando lospoblados de Linares de Riba, Li-nares de Baxo, San Pelayo, Misie-gos, Congostinas ...

La peña horadada sobreCasorvía: el furecu de PenaFurá

Aunque las botas y las rodillasempiezan a pesar; hacemos unpenúltimo esfuerzo y subimos a laventana abierta en la peña sobreCasorvía, por su punto más débil: elboquete casi al final del crestón (alsur). Un par de metros de diámetro,que más parecen labrados a golpede mazas y piquetas, que por la pro-pia erosión de la caliza: el furecuparece, por lo menos, arreglado (di-cen que es una oquedad natural).Estratégicamente situado el ori-

ficio a 50 m sobre la vía de La Ca-risa, se nos ocurre pensar que elfuracu formaba parte de los obje-

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208 POR LAS MONTAÑAS DE LENA

a La Pala

LENA

A

PicuAA

Ranero

A

AA A

al Vache

CARABANZO 9

N

9

ALLER

(continúa)

•• Inicio Ruta-Ruta= Carretera - Pista- - Camino Secundario¿, Capillae Cuadra! Fuente• Pico•• Cabana/!> Población

Julio Concepción Suárez 209

N

(conlinuación)

LENA

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FELGUERAS 99 A 9 <,

9

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"Inicio Ruta_Ruta= Carretera - Pista- - Camino Secundario¿, Capillae Cuadra! Fuente• Pico•• Cabanat!It Población

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La piedra pudinga ensamblada bajo los al-

tos de Ranero

tivos romanos: el minucioso escu-driñamiento, siempre previo a lasincursiones y cruzadas de aquellosestrategas por los altos.Instalados en la pequeña plata-

forma abierta en la roca (sin aso-marse demasiado al abismo), dis-frutamos un buen rato del es-pectáculo: un abanico de campe-ras, montes, vaguadas, valles,picos, corros, curuchos, castras,castiechos, caminos, sendas, sen-deros, poblados, despoblados ..., seabre entre el Payares, el Lena, elGüerna, y el Caudal abajo. Enfrente El Curchu Braña, Chago,La Cobertoria, L'Aramo ...

Varios caminos a Casorvía

I':n[re las conjeturas sobre loscstrutcgus que hublun de proteger

POR LAS )VIONTAÑAS DE LENA

la vía, tomamos la senda que bor-dea por la izquierda la peña (fin-cas de La Muesa y el Masgaín).Aquí los caminos se bifurcan parallegar al mismo punto (Casorvía):a la derecha, por Las Morteras yLos Campos. Bajo la peña, por LaGuariza y por Agualrío. A la iz-quierda, ladera de Linares, porVía Cabachos. Por los tres cami-nos llegamos al poblado en tiem-pos parecidos (casi una hora, des-pacio).Decidimos hoy por Vía Caba-

chos. Descendemos un tramo porel camino más ancho que baja aLinares (a la izquierda), y ascen-demos suaves hacia el mayéu y lafinca de la loma a la derecha.Desde el altozano de La Muezca,seguimos la senda ya más desdi-bujada que desciende por El Mas-gaín, Cueto, El Prociíru, Pena laDuerna, Burones y Casorvía.Pronto divisamos, por fin, el an-

cho camino que procede de Lina-res por la izquierda. El resto espista de tractores. Con algún queotro músculo pidiendo un puyu pasentase, pasamos por Burones,Vía Cabachos, El Culumbiichu,Fondes de Vicha, Los Carbayeosy La Iglesia '1pueblu. Casorvía.