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ERRANCIA LITORALES ABRIL 2015
JUGAR Y CREAR DESDE LA OPOSICIÓN
MIRIAM PARDO FARIÑA
Resumen: El presente artículo trata sobre Daniel, un niño silente diagnosticado con Mutismo
selectivo y cuya posición subjetiva instalará un insistente llamado del Sujeto hacia su
reconocimiento abriendo la interrogante acerca de la castración del Otro. A partir de los
intervalos creados entre los significantes, Daniel se apropiará del lenguaje jugando con este
último a través de creativos dibujos a veces acompañados de escritura. Interrumpiendo la
palabra pronunciada y tan esperada por los adultos, el niño provocará desconcierto al negarse a
responder por medio del habla. Su lenguaje, enlazado con su sistema imaginario, le llevará a
producir un sinnúmero de pictogramas, dibujos y palabras escritas creando variados chistes que
producirán divertimento. Su silencio desbordante se erigirá entonces como un llamado al Otro
ejercitándose a través de lo que Lacan llamará “la palabra verdadera” que logrará interrogar los
enunciados perfectos procedentes especialmente del padre a quien le negará la palabra. Esto
último le permitirá humanizar su encuentro con el padre a partir del absurdo que ambos lograrán
compartir.
Palabras clave: Lenguaje, palabra, significante, verdad, jugar, crear.
Daniel de 12 años llega a mi consulta por lo que el padre refiere “problemas relacionales por
ser demasiado retraído”. La madre refiere sentirse “cansada” porque “ha sido un año intenso
de doctores” debido a la agresividad presentada por el niño específicamente en el colegio, a lo
que se agregó un marcado Mutismo selectivo.
Los padres de Daniel se separaron cuando él tenía casi 3 años; mucho tiempo después la madre
inicia una relación de pareja con la cual tiene una niña. Daniel vive actualmente con su madre y
con su hermana de 2 años y 7 meses.
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Con respecto a su diagnóstico, que fue coincidente con los hallazgos clínicos que encontrara
durante su análisis, se mantuvo también el diagnóstico de Trastorno de Asperger (DSM-IV)
junto con acentuados rasgos paranoides de personalidad conducentes a centrar sus pensamientos
en algunas ideas tales como espías o agentes secretos. Daniel es el mejor alumno de su clase y
los tests de inteligencia aplicados por otros profesionales, indicaron inteligencia superior
(escalas de Wechsler).
En las primeras sesiones, Daniel me dirige la palabra pronunciándola con voz en extremo baja
aunque suficientemente audible. Su expresión facial es rígida y se detectan algunos movimientos
involuntarios incluyendo, de vez en cuando, la fijación de la mirada hacia algún punto.
Responde a mis preguntas y acepta dibujar luego de mi solicitud haciendo referencia a sus
producciones aunque no de manera espontánea sino por mi interés de escuchar su texto hablado.
Durante la aplicación de la prueba House, Tree and Person (H.T.P.), Daniel incluirá
prontamente a un personaje de ficción llamado Slender Man, el cual formará parte de todos sus
guiones en las primeras sesiones de trabajo. En este caso, ante la consigna del Dibujo del Árbol,
el niño incorporará a más personajes siendo uno de ellos asesinado por Slender Man y a quien
Daniel volverá a resaltar con la rúbrica escrita con colores y signos de exclamación: ¡Slender
Man! Respecto a esto se abren mis primeras interrogantes alusivas a un sujeto silenciado, pero
que me quiere decir algo a través de la palabra escrita y pronunciada, siendo un tremendo
privilegio dado su mutismo selectivo; Daniel acentuará lo que quiere decir al dirigir un llamado
a través de este personaje que no tiene rostro y por lo tanto tampoco boca, pero que puede
irrumpir, asesinar, asustar, contraponerse y dejar su rúbrica escrita con sangre.
Si bien, Daniel priva de la palabra a muchos permaneciendo en silencio, ejercerá un llamado
cuando así lo disponga articulando la palabra eficientemente. En La tópica de lo imaginario
(1954) del Seminario 1, refiriéndose al caso Dick, Lacan afirmará: “este niño ya tiene un sistema
de lenguaje suficiente. La prueba está en que juega con él. Incluso lo utiliza para dirigir un juego
de oposición contra los intentos de intrusión de los adultos”(1). De este modo, en el Dibujo de la
1Lacan J. (2004), La tópica de lo imaginario (1954) Seminario 1, p. 134
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Familia, Daniel dibujará a la madre, al padre y al hijo, presentando a los padres con dimensiones
muy grandes con respecto al pequeño hijo que no permanecerá por mucho tiempo en el papel.
Daniel agregará a Slender Man usurpando el lugar del hijo: “Slender se disfrazó de niño y raptó
al real, mató al real”, afirmará el paciente al mismo tiempo que logrará dibujar a este personaje
sobrepuesto al niño de la familia y con una mancha roja en la zona de la boca lo que permitirá
nuevamente escuchar un llamado referido a las oposiciones. Esto último quedará mejor develado
en la insistencia de Daniel por burlar a los padres escribiendo un título para su producción
gráfica que dirá SLENDER (escrito en rojo) v/s Familia.
“El llamado cobra su valor en el sistema ya adquirido del lenguaje”(2) y que en este caso se
enlaza magistralmente con el registro imaginario poniéndose en juego su dramática trama
edípica en donde efectúa el asesinato de los padres y el propio por este héroe súper hombre,
Slender Man, quien pese a no tener rostro y no hablar, es el más omnipotente.
El juego oposicionista que establecerá Daniel en cada uno de sus dibujos destacará un repetitivo
guión imaginario alusivo a la permanente rivalidad entre los personajes que irá presentando en
sus escenas hasta destruirlos. Lo anterior, se irá desarrollando de otras maneras durante su
análisis buscando las formas de establecer oposiciones en su juego imaginario; sin embargo, lo
llamativo de Daniel es que siempre elegirá actividades y juegos que impliquen la utilización de
la palabra por excelencia como es el caso del Pictionary y el Ahorcado, en el primero caso, será
necesario adivinar lo que representa a través del dibujo, pero implicará que antes de adivinar
entregue la pista pronunciándola en voz alta; en el segundo caso, será necesario adivinar la
palabra oculta antes de que se forme toda la figura humana o que el personaje quede
colgado/ahorcado (sin palabra).
Luego de la breve presentación del caso y sus dinámicas, cabe preguntarse acerca de la presencia
o ausencia del jugar en Daniel y los desprendimientos que se pueden hacer a partir de esto.
2Ídem, p.135
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Desde las primeras sesiones y durante el transcurso del análisis, Daniel pondrá de relieve
oposiciones de diversa índole, tales como las que se detallan a continuación:
1) Slender Man (personaje poderoso, cruel e inmortal) v/s Slender (personaje
susceptible de morir por usar sólo un disfraz).
2) Padre – madre e hijo.
3) Slender v/s Familia.
junto con un sinnúmero de oposiciones disfrazando la verdad exigida por un juego como el
Pictionary al evitar exitosamente que la analista logre adivinar la respuesta correcta. Con
respecto a esto último se detallan las siguientes viñetas:
1) Palabra a adivinar: Madonna. Daniel dibuja a una mujer gorda con collar de perlas, sin
cuello, cabizbaja y ojos con forma de cuadrados. Dibuja en una de sus manos un letrero
que dice: “Mejor cantante”.
2) Palabra a adivinar: Loro. Daniel dibuja un ave cuadrada y de la cual extrae dos nubes
con palabras idénticas: “pata, peta, pita, pota”.
3) Palabra a adivinar: Héroe. Daniel dibuja una especie de dinosaurio pequeño del cual
hace vociferar en el dibujo muchas veces la palabra “culo”, para luego derivar a
“hérculo” y continuar jugando con metonimias: “tubérculo”, “artículo”, “círculo”,
“montículo” hasta concluir escribiendo “las palabras mágicas v/s culo”. Cabe destacar
que el dibujo del dinosaurio queda casi imperceptible bajo el cúmulo de palabras
escritas.
4) Palabra a adivinar: Irritación. Daniel dibuja a un bebé llorando junto a una caja pequeña
de la cual se desplegó una sorpresa al salir con resorte.
Se subraya que Daniel se tomará mucho tiempo para dibujar haciendo dibujos sorprendentes y
frente a los cuales mostrará complacencia y en algunos casos risa manifiesta. Durante su análisis,
el niño incluirá más distractores perfeccionando sus dibujos para que la analista no logre
adivinar.
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Cabe destacar que en sesiones posteriores Daniel buscará ayudarme facilitándome los hallazgos.
Se cita como ejemplo:
1) Palabra a adivinar: Estados Unidos. Daniel dibuja al presidente (sólo el rostro y
escribiendo la palabra presidente), la NASA escribiendo dicha palabra y ante la
imposibilidad de adivinar, agrega la Estatua de la Libertad facilitando el descubrimiento.
2) Palabra a adivinar: Cine. Daniel dibuja la entrada del cine colocando el nombre de dos
películas de dibujos animados y escribiendo en la parte superior “Cine”.
En Función y campo de la palabra Lacan plantea el problema acerca de las relaciones entre el
sujeto de la palabra y el lenguaje estableciendo tres paradojas a partir de las cuales se referirá a
la locura en donde detectará “la libertad negativa de una palabra que ha renunciado hacerse
entender”(3), así como a la tríada inhibición, síntoma y angustia, propia de las neurosis. Mientras
en la locura la ausencia de palabra se da a conocer por los estereotipos del discurso en donde el
sujeto en cuestión “es hablado más que habla él”, en la segunda paradoja “la palabra es aquí
expulsada del discurso concreto que ordena la conciencia” siendo el síntoma “el significante de
un significado reprimido de la conciencia del sujeto (...) Pero es una palabra en ejercicio pleno,
porque incluye el discurso del otro en el secreto de su cifra”(4) y tal como acontece con Daniel,
¿acaso su palabra traducida en el grafema minucioso, en la prosodia enigmática de la
pronunciación, en la letra escrita con tesón, da cuenta de los laberintos de su Zwangsneurose
como podría pensar Freud?
La tercera paradoja a la cual aludirá Lacan “es la del sujeto que pierde su sentido en las
objetivaciones del discurso”(5) y acontece cuando el sujeto comienza a hablarnos de él. ¿Cuál
será el desafío clínico? Despojar el sentido de la verdad que tiende a disfrazar la subjetividad
atrapada en el muro del lenguaje. De este modo, mientras Daniel será muy acucioso con el
despliegue de reglas inherentes a los juegos escogidos, inclusive rigidizando su pensamiento
para ser fidedigno a los enunciados del discurso aprobando o desaprobando si la palabra
3 Lacan, J. (2005) Función y campo de la palabra (1953) , p. 269) 4 Ídem p. 269-270 5 Ibidem p. 270
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pronunciada no se ajusta con estricto rigor a lo que señala la tarjeta del Pictionary, el sujeto
pondrá en juego el jugar con oposiciones en tanto que algo ha sido reprimido, sólo así se podría
comprender la posibilidad de jugar ejerciendo en plenitud la creación de metáforas y metonimias
desplazadas en la cadena significante.
En El creador literario y el fantaseo (1908), Freud afirma que el niño cuando juega “toma muy
en serio su juego, emplea en él grandes montos de afecto”( 6 ) tal como lo hace Daniel
generalmente dispuesto a controlar, a lanzar los dados con fuerza o menos fuerza según su
posición e incluso a dejarse ganar cuando así lo ha dispuesto. No culminará cada momento del
juego hasta que el reloj de arena no termine por trasladar incluso su último grano y sancionará
una palabra dicha a medias. Su posibilidad de diferenciar la realidad del juego, pese al
investimento afectivo, le llevará a “apuntalar sus objetos y situaciones imaginados en cosas
palpables y visibles del mundo real,”(7) se divertirá, colaborará, se opondrá y querrá saber quién
ganará la partida. A ratos parece un adulto, a ratos un niño que se divierte en su jugar constante
con oposiciones y sin impedimentos para ocultar su deseo de ser más grande a través del jugar
imitando “en el juego lo que le ha devenido familiar de la vida de los mayores.”(8) Y el historial
clínico de Daniel da cuenta de aquella “vida de los mayores” en donde se exacerban los discursos
saturados por asertos en donde no cabe la posibilidad para el error lógico porque es sancionado;
de esta manera, Daniel ha ido reproduciendo desde muy niño esta posición familiar alusiva a la
perfección discursiva puesta en juego a través del dogmatismo de los enunciados, pero frente a
lo cual se ha opuesto manifiestamente por medio de la palabra reservada para él. Será así,
entonces, que el sujeto encontrará un lugar poniendo en entredicho la verdad “científica”
pronunciada con sus asertos mostrando que estos últimos también pueden constituirse en
sofismas cuando no hablan al sujeto al transformarse en argumentaciones que para Daniel serán
falsas en cuanto no lo leen en su subjetividad aunque los enunciados estén dotados de sentido
sintácticamente completos. Así Daniel cubrirá con engaños la verdad de la ciencia a través de
distractores y de muchos chistes graficados en sus dibujos y escritos como confirmación del
absurdo; su risa acompañará estos movimientos direccionados a hacer caer la ortopedia de lo
6Freud, S. (2007), El creador literario y el fantaseo (1908), Obras completas, Amorrortu Editores p. 127) 7 Ídem p. 128 8 Ibídem p. 129
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verdadero y esto, lo comenzará a poner en juego desde su primera sesión apelando al absurdo
de Slender Man.
Esta “subjetividad creadora” de Daniel se traduce en dominios específicos en donde destaca por
su creatividad para dibujar y para operar con números siendo el primero de su clase en estos
afanes. Es allí donde Daniel articula magistralmente lo imaginario con lo simbólico capturando
lo real jugando con la presencia-ausencia de lo que ya no está y que puede retornar desde otro
lugar. Juega con las palabras cuando puede y quiere hacerlo, priva de la misma ante quienes
pretende instalar una pregunta, aunque él conscientemente no lo sepa, interroga, descoloca y
desespera.
Avanzado su análisis, Daniel hará un giro interesante en el juego que tanto le gusta y escoge, el
Pictionary. Habiendo sido siempre tan difícil adivinar lo que él dibujaba por su empleo de
absurdos y distractores, un divertimento para ambos, en una sesión Daniel dibujará de manera
evidente la palabra o idea contenida en la tarjeta aunque igualmente haciendo dibujos divertidos.
Así, por ejemplo, el niño reproducirá de forma biunívoca: abeja, relámpago, pájaro, tortuga,
cubo y escuela, entre muchas otras ideas, escribiendo dos veces la palabra escuela, junto con la
producción gráfica lo que hará más evidente aún la respuesta. De buenas a primeras, se podría
pensar que Daniel quiere que la analista gane la partida avanzando más rápido, pero la gracia
para el sujeto no consistirá en quien gane o pierda, sino en el divertimento del recorrido que en
este momento del juego pareciera quedar marcado por la certidumbre anticipada que me llevará
a tomar también un movimiento propio para enlazar el discurso.
De manera similar, al tratarse de mi turno en la partida, las respuestas de Daniel rondarán a la
respuesta correcta haciendo como si en realidad no supiera. Allí, nuevamente, se dará paso al
jugar desde la oposición, en donde las palabras de Daniel serán verdaderas en tanto discurrirán
desde su decir y no a partir de la correspondencia perfecta y biunívoca de lo dicho por medio de
enunciados. Así, por ejemplo, ante dibujos representativos de objetos tan variados como libro,
estrella, puerta, columpio, caramelo, etc., el sujeto jugará con la oposición creativa de lo que se
desliza más allá de la gráfica, el fonema y el grafema. El dibujo de una estrella, intentará ser
adivinado por Daniel a través de rodeos asociados en la cadena significante que subrayarán la
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posición subjetiva tendiente a la movilidad del sujeto a través del chiste, sé lo que es, pero es
como si no lo supiera, entonces las asociaciones se transformarán en un divertimento. A
diferencia de las primeras sesiones, en este juego Daniel ya no responderá con la precisión de
su amplio conocimiento, sino que irá musitando respuestas tales como “cometa”, “asteroide”,
“supernova”, siendo para Daniel muy divertido el significante supernova; al fin y al cabo una
supernova es un tipo de estrella, pero no es, precisamente, la palabra ESTRELLA que debe ser
respondida de acuerdo a las reglas del Pictionary y ese es el chiste.
Desde aquella vez, Daniel continuará desplegando su jugar desde la oposición significante. Se
restará como el niño del conocimiento, tal como es reconocido por su entorno, especialmente
escolar, para dar cuenta de su deseo puesto allí en el enlace con la escena:
Es ciertamente de un lenguaje de lo que se trata, en efecto, en el simbolismo
sacado a la luz por el análisis. Este lenguaje (...) tiene el carácter universal de
una lengua que se hiciese entender en todas las otras lenguas, pero al mismo
tiempo, por ser el lenguaje que capta el deseo en el punto mismo en que se
humaniza haciéndose reconocer, es absolutamente particular al sujeto.(9)
La ausencia del cometa, del asteroide y de la supernova tendrá más efectos que el dibujo de la
estrella y su nominación consecuente; se trata del efecto significante en cuyo intervalo el sujeto
evanescente es transformado. Más allá de lo que Lacan señalará como lenguaje-signo, tendiente
a llevarnos a la trampa de leer el texto a partir de la verdad que evocaría el sentido, Daniel juega
con el lenguaje contrastando con la fijación de los códigos; “pues la función del lenguaje no es
informar, sino evocar, lo que busco en la palabra es la respuesta del otro. Lo que me constituye
como sujeto es mi pregunta”(10).
Al comienzo de cada sesión la rutina obsesiva de Daniel arrastrará hacia la mesa de trabajo los
mismos e incansables juegos de mesa que al principio sólo daban cuenta de su afán por ganar o
9 Lacan, Op. cit., 2005, p. 282
10 Ídem p. 288
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controlar. El giro posterior en donde el sujeto desplegará su jugar por medio de la oposición
sorprendente del lenguaje, subrayará al deseo que se pondrá en juego. De acuerdo a lo anterior,
Daniel extraerá el objeto para hacerlo desaparecer provocando el retorno de lo que es pura
ausencia. El juego consistirá en la adivinanza propiamente tal deseando hacer lugar en el Otro;
la repetición aparentemente idéntica en tantas sesiones de juego, será al mismo tiempo siempre
diferente hasta que el sujeto del inconsciente se haga oír, “así el símbolo se manifiesta en primer
lugar como asesinato de la cosa y esta muerte constituye en el sujeto la eternización de su
deseo.”(11)
En La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud (1957), Lacan señalará
que “lo escrito se distingue en efecto por una preeminencia del texto.”(12) En ocasiones, Daniel
no sólo dibujará, sino que también insistirá en dejar por escrito lo que está representando
haciendo aún más elocuente la transmisión de su texto; será a partir de ese juego con las palabras,
como una bisagra que permite el movimiento, que aparecerá el jugar desde la oposición; ¿y la
letra?, sencillamente habrá que tomarla al pie de la letra, como “ese soporte material que el
discurso concreto toma del lenguaje.”(13) La adivinanza estará implicada más allá de la letra
escrita con negro y a veces con el color rojo acentuando el dramatismo de la encrucijada edípica
de Daniel y su oposición férrea al padre representado por el hijo como el poseedor de la docta
verdad entendida como correspondencia biunívoca de la palabra con la cosa, lo que resulta
apropiado desde la erudición difícilmente debatible del padre de Daniel.
A partir de la propuesta del absurdo entre dibujos y palabras enlazadas en frases o solitarias,
Daniel desplegará la cadena significante por medio de metáforas y metonimias yendo más allá
de la demostración. Así, mientras su padre sostendrá un razonamiento de alto nivel, en
sobremanera erudito y argumentativo, logrando demostrar lo verdadero y falso de las
afirmaciones, para Daniel en su devenir como sujeto no demostrará, pudiendo hacerlo, sino que
jugará a no saber y a establecer oposiciones significantes posicionándose desde la duda, el
ocultamiento y la confusión, puesto “que no hay ninguna significación que se sostenga si no es
11 Ibídem p. 307 12 Lacan, J. (2005), La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud (1957), p. 473 13 Ídem p. 475
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por referencia a otra significación.”(14) Lo anterior descolocará al otro generándose confusión
por medio del magnífico movimiento del sujeto que, al final de cuentas, remitirá a que la verdad
tiene estructura de ficción. Se tratará de la inversión del cogito cartesiano cogito ergo sum, para
guiarnos hacia “el pienso donde no soy, luego soy donde no pienso.”(15)
Este misterio con dos caras se une al hecho de que la verdad no se evoca sino
en esa dimensión de coartada por la que todo “realismo” en la creación toma
su virtud de la metonimia, así como a ese otro de que el sentido sólo entrega su
acceso al doble codo de la metáfora, cuando se tiene su clave única: la S y la s
del algoritmo saussuriano no están en el mismo plano, y el hombre se engañaba
creyéndose colocado en su eje común que no está en ninguna parte.(16)
Ya desde sus primeras elaboraciones, Daniel disfrazó la instancia de lo evidente. Así, por
ejemplo, en el Dibujo de la Familia, el niño sólo pegó balones ya diseñados con material goma
eva y situándolos perfectamente alineados en el papel. Comenzará con una pelota de fútbol de
color amarillo, para pegar a su lado otra de básquet y de color naranjo, ubicando a su lado una
pelota más pequeña de color azul hasta culminar con la más pequeña en tamaño y de color
amarillo. La estructura de una familia no quedará evidenciada al tratarse de 4 pelotas en cuya
zona superior colocará sólo el semblante de otro balón en color blanco; sin importar los dibujos
de figuras humanas, la riqueza de su texto estará en su escritura bajo cada balón escribiendo de
izquierda a derecha, comenzando desde la pelota de fútbol “papá, mamá, yo, Ana”; la pelota
blanca casi imperceptible será Slender Man y que escribirá con rojo. Cada uno de ellos aludiendo
a un significante en relación a otro significante que representa al sujeto, quedará establecido de
manera elocuente al ocupar cada cual un lugar insustituible, incluyendo al personaje que en ese
entonces era crucial para Daniel por el peligro que representaba para el niño. Por lo tanto, lejos
de leer el signo y clausurar la vía interpretativa mediante una lectura de los enunciados, plano
imaginario, cada personaje representado con balones diferentes en tamaños y colores, pero
distinguidos además por la palabra, abrirá la pregunta por el sujeto: “Función más digna de
14 Ibídem p. 477 15 Ibídem p. 498 16 Ibídem p. 498
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subrayarse en la palabra que la de disfrazar el pensamiento (casi siempre indefinible) del sujeto:
a saber, la de indicar el lugar de ese sujeto en la búsqueda de lo verdadero.”(17)
Durante su análisis, la creatividad de Daniel para separar las palabras en medio de dibujos y
entregar pistas falsas será un divertimento en transferencia. Así, por ejemplo, escribirá junto al
dibujo de una mujer con micrófono: “Yo canto mal, pero escribo poesía” y en medio del dibujo,
casi de forma imperceptible, dirá por una parte “Sha” y por otra “Kira”, que sólo a través de
su enlace representará a la cantante a la que, a su vez, ligará con canto mal y poesía. Diría Lacan
“una palabra por otra”, ¿quién podría pensar que detrás de la afirmación “yo canto mal pero
escribo poesía” se alude a una cantante de fama mundial que debiera cantar bien? Creación
constante de oposiciones por parte del sujeto quien interroga al otro a través de su decir. Se
trataría como del movimiento de mensajes confusos en el registro de la estrategia de su jugar en
donde Daniel engañará a su adversario aunque insistiendo en la gracia (Witz) como comicidad
enteramente subjetiva.(18)
De ahí en adelante, su análisis transcurrirá por medio del dibujo y la palabra escrita a veces
siendo más críptico y en otras, más evidente. Con respecto a esto último, Daniel, por ejemplo,
dibujará un vagabundo con ojos adormilados, un diente, barba crecida, moscas a su alrededor y
un perro junto al personaje, escribiendo además la palabra “vagabundo”, la que resultará
redundante tras la caricaturización del personaje; sin embargo, aquello le producirá risa puesto
que en la coincidencia entre lo figurativo y la palabra encontrará el divertimento. “Para elucidar
el nexo del chiste con lo cómico, K. Fischer (1889) recurre a la caricatura, a la que considera
situada entre ambos. Asunto de la comicidad es lo feo en cualquiera de las formas en que se
manifieste.”(19) Daniel decide expresarse en cada sesión a través de palabras conjugadas con
17 Ibídem, p. 485 18 (Cfr. Freud, 2000, p. 11). 19 Lacan, J. Op. cit. p. 12
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ocurrentes caricaturas; se dedica más a dibujar que a escribir, la letra sólo pareciera acompañar
los dibujos que prioriza en las adivinanzas, formaciones sustitutivas en la abreviación del texto
escrito.
Con el paso del tiempo, el padre de Daniel señalará en una entrevista: “Yo ya aprendí a aceptar
a mi hijo como es, aprendí a aceptarlo y ya no le exigiré que me hable... ¡qué me hable cuando
quiera!, sólo quiero que sea feliz”. Y Daniel seguirá hablando a su modo, estableciendo un rico
tejido inscrito a partir de conexiones y sustituciones combinando pictogramas, elaborados
dibujos y palabras plasmadas en el papel de las cuales se desprenderán nuevos enlaces y sentidos
diversos. Decidirá dirigirse por medio de la palabra hablada a quien él seleccione y cerrará esta
posibilidad incluso a su padre abriendo nuevas vías para dirigir un llamado utilizando la
escritura. A partir de allí se desarrollará su creación divergente a través de la excelencia de la
caricatura y los chistes tendientes a desconcertar con la palabra a medida que juega adueñándose
del lenguaje. La gracia para Daniel consistirá en no vociferar las palabras que el otro quiere oír.
BIBLIOGRAFIA
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