jueves santo[1]

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Para situar el Evangelio La frase inicial introduce no solo el discurso de la cena, sino toda la narración de la entrega y muerte de Jesús. Se omite toda mención a Je- rusalén: esta Pascua será la de Jesús, la que permitirá el éxodo de las tinieblas a la Luz (pasar de este mundo al Pa- dre). NO va la muerte -su hora- arrastrado por las cir- cunstancias, sino que da su vida voluntariamente-cons- cientemente. Su amor hasta el fin será la nueva Escritura (Dt 31,24); amor y fidelidad (Jn1,14) será al característica de la nueva humanidad. La ambición y la codicia -“la- drón”- induce a Judas a la traición. El enemigo-diáblo, el dinero-poder, es el principio de homicidio y mentira que inspira al círculo dirigente; engendra hombres que son enemigos/diablos. Jesús parece que tiene plena conciencia de su misión -el Padre ama al hijo y todo lo que ha puesto en su mano- de su origen y de su itinerario y meta: el don total de sí, en Jueves Santo z AÑO A z Jn 13, 1-15 z Primera lectura z Éx 12, 1-8. 11-14 z “Prescripciones sobre la cena pascual”. z Salmo z 115 z “El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo”. z Segunda lectura z 1Co 11, 23-26 z “Cada vez que co- méis y bebéis proclamáis la muerte del Señor”. z Evangelio z Jn 13, 1-15 z “Los amó hasta el extremo”. A ntes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Es- taban cenando; ya el diablo había suscitado en el cora- zón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dice: «No me lavarás los pies ja- más». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Compren- déis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».

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Page 1: Jueves santo[1]

Para situar el Evangelio

La frase inicial introduce nosolo el discurso de la cena,sino toda la narración de laentrega y muerte de Jesús.Se omite toda mención a Je-rusalén: esta Pascua será lade Jesús, la que permitirá eléxodo de las tinieblas a la Luz(pasar de este mundo al Pa-dre). NO va la muerte -suhora- arrastrado por las cir-cunstancias, sino que da suvida voluntariamente-cons-cientemente. Su amor hastael fin será la nueva Escritura

(Dt 31,24); amor y fidelidad(Jn1,14) será al característicade la nueva humanidad.

La ambición y la codicia -“la-drón”- induce a Judas a latraición. El enemigo-diáblo, eldinero-poder, es el principiode homicidio y mentira queinspira al círculo dirigente;engendra hombres que sonenemigos/diablos.

Jesús parece que tiene plenaconciencia de su misión -elPadre ama al hijo y todo loque ha puesto en su mano-

de su origen y de su itinerarioy meta: el don total de sí, en

Jueves Santo AÑO A Jn 13, 1-15

Primera lectura Éx 12, 1-8. 11-14 “Prescripcionessobre la cena pascual”.

Salmo 115 “El cáliz de la bendición es comunióncon la sangre de Cristo”.

Segunda lectura 1Co 11, 23-26 “Cada vez que co-méis y bebéis proclamáis la muerte del Señor”.

Evangelio Jn 13, 1-15 “Los amó hasta el extremo”.

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesúsque había llegado su hora de pasar de estemundo al Padre, habiendo amado a los suyos

que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Es-taban cenando; ya el diablo había suscitado en el cora-zón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intenciónde entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre habíapuesto todo en sus manos, que venía de Dios y aDios volvía, se levanta de la cena, se quita elmanto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echaagua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a losdiscípulos, secándoselos con la toalla que se habíaceñido. Llegó a Simón Pedro y este le dice: «Señor,¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo que yohago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderásmás tarde». Pedro le dice: «No me lavarás los pies ja-más». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parteconmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies,sino también las manos y la cabeza». Jesús le dice: «Unoque se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Tambiénvosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo:«No todos estáis limpios».

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Compren-déis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decísbien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotrosdebéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho convosotros, vosotros también lo hagáis».

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Dejó el manto y tomó el manto, vemos un pa-ralelo con con Jn 10,17s: entregar al vida/reco-brarla.

Extrañeza y protesta de Pedro: llama a JesúsSeñor. Para él Jesús debe ocupar el trono de Is-rael: él es súbdito, no admite la igualdad. Jesúsno se extraña de la protesta de Pedro que man-tiene el esquema de una sociedad injusta(mantener las diferencias-rangos). Jesús res-ponde con contundencia: si no admite el amorque crea igualdad, no puede estar con él, nopuede participar en su Espíritu; quien rechazael servicio como rasgo definitivo del grupo que-da excluido de la unión con él.

La reacción de Pedro muestra su adhesión per-sonal a Jesús, pero no entiende su manera deobrar… esta dispuesto ha hacer lo que Jesúsdiga por ser voluntad del jefe, no por convic-ción. No acepta la acción como servicio, laacepta como rito religiosos (purificación que eli-mina algún obstáculo para estar con Jesús).

Jesús corrige la interpretación de Pedro, no setrata de un rito, sino del servicio (el paño ceñi-do); esto es, es el hacer propio el mensaje loque purifica al hombre.

Tomar el manto, recobrar la vida-autoridad (“yoentrego mi vida y así la recobro”). Jesús no sequita el paño/toalla, señal de su servicio, quecontinuará para siempre. Y vuelve a la posiciónde hombre libre (se recostó a la mesa) con elpaño puesto: el servicio no disminuye la liber-tad ni la dignidad del hombre.

Lo que hace Jesús, Maestro y Señor, es válidopara todos. No impone, sino que intenta queasimilemos (comer su carne). Con su acción,les ha dado experiencia de ser amados y les haenseñado ha amar como él (Maestro). El servi-cio no nace del sentido del deber, sino de la es-pontaneidad del amor.

el que Dios está plenamente presente comovida absoluta.

El manto, la prenda exterior, la vestidura derespeto, propia del Señor y maestro que Jesúsera; y se queda solo con la túnica, que es elatuendo de los siervos. Coge una toalla y se laciñe a la cintura, y así queda vestido como uncriado (Lc 22,27) símbolo del servicio; así va aenseñar a los suyos qué significa el amor fiel.Les muestra su amor, que es el del Padre, quese ejerce en el servicio al hombre desde abajo.Ni el deseo de hacer bien puede justificar po-nerse por encima del hombre… esto equivaldríaa ponerse por encima de Dios. Jesús, el Señor,se hace servidor, por tanto, se propone dar li-bertad -dar categoría de señores- y crear así laigualdad, eliminando todo rango. Todos han deser libres y, por su servicio, seguir creando li-bertad e igualdad.

Ruego por pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristoy, así, poder seguirlo mejor.

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.

Leo el texto. Después contemplo y subrayo.

Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otras personajes, la BUENA NOTICIAque escucho... ¿Dejo que Jesús se me haga servidor, que tenga la iniciativa en mi vida, quese me meta tanto en casa que no pueda vivir sin Él?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el evan-gelio… ¿A quién encuentro que viva haciendo caso de lo que Jesús dijo: “lo que yo he hechocon vosotros…”?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

Page 3: Jueves santo[1]

VER

El Domingo de Ramos decíamos que frente al mal,el dolor, el sufrimiento... sólo cabe una entrega

por amor, como Jesús hizo. Y esa entrega por amorpuede hacerse de una vez, en un momento pun-tual y por una circunstancia excepcional, pero so-bre todo se realiza día a día, como un servicio alos demás. Si nos detenemos a pensar, caeremosen la cuenta de que son muchas las personas que,desde el anonimato, viven desde esa actitud de servi-cio: unas veces por su profesión; otras veces asumiendoalgún tipo de voluntariado; otras veces en los aconteci-mientos cotidianos... Pero todos tienen algo en común: nose limitan a “cumplir”, a “hacer su trabajo”, a “quedar bien”, sinoque van más allá, poniendo un cuidado y una atención especial no sólo en elmodo de hacer lo que hacen, sino teniendo presente a la persona que en ese mo-mento tienen delante, sea conocida o desconocida. No son simplemente personas serviciales; se ponen enlugar del otro y se plantean: “¿Qué necesita de mí, qué puedo hacer por él?”.

MEDITACIÓN DELJUEVES SANTO

¡Tantas veces como has llamado a mi puerta,para invitarme a tu eucaristía, Señor!

Aquí me tienes, recordando tus llamadasy la celebración misteriosa de tu última cena.

Desde niño me siento a tu mesa,invitado y querido.

y tú siempre me acoges con amor.Pero yo me acostumbro y no caigo en la cuenta

de que algo muy grandeestá ocurriendo cada vez.

¡Sentarme a tu mesa y comer contigo!En realidad tú mismo eres la comida,

la mesa y los cantos.Tú me alimentas, y yo me transformo en ti.¡Quién pudiera verlo y palparlo y sentirlo!

Pero creo, Señor, aunque no lo vea,y te quiero, te doy gracias hoy de todo corazón.

Sigue, Señor, transformando mis entrañaspara hacerme como eras túy como sigues siendo hoy:

hermano verdadero de toda mujer,de todo hombre...

Envuélveme con tu calor eucarísticoy expándeme,

Ensánchame desde tu mesahasta la calle, hasta el mundo:

hasta esa fraternidad que acoge,que ama, que abraza,que se compromete

Ver Juzgar Actuar “Misterio del servicio”

con la justicia y los pobres,contigo, a tu lado siempre, cantando...

Mis eucaristías tienen que cambiar, Señor.Tienen que ser mucho más calientes,

hacerse ternura y despuésmovilización por los pobres.

Cuántas ganas tengo de celebrar tu pascua, Contigo, a tu lado, cantando... y actuando.

P. Loidi, Mar adentro

Page 4: Jueves santo[1]

JUZGAR

En esta Semana Santa, ante el misterio que su-pone la existencia humana, ante todo lo que

no podemos comprender ni explicar y que nosprovoca incertidumbre y miedo, vamos a encon-trarnos con el Misterio de Dios, que aunque seainabarcable por nuestra razón, no provoca miedoe incertidumbre, sino que nos ofrece la única cer-teza sobre la que apoyarnos. Y hoy, Jueves Santo,vemos que frente el misterio del mal hay otro mis-terio mayor: el del amor, porque también el amores otro misterio. Sobre todo cuando ese amor sehace servicio, y aún es más misterio cuando sehace servicio hacia quienes humanamente “no lomerecen”, o hacia desconocidos. Por eso la entre-ga de amor servicial es el distintivo de los cristia-nos, porque entonces estamos testimoniando demodo creíble el Misterio de Amor que es Dios.

El Evangelio de hoy no deja lugar a dudas: «Jesús...habiendo amado a los suyos... los amó hasta el ex-tremo». Humanamente podríamos pensar que losdiscípulos no merecen tantos desvelos y atencio-nes por parte de Jesús; no acaban de entenderle,siguen con sus esquemas... Pero aun así, Jesús losama «hasta el extremo». Y puesto que no acabande entender sus palabras, Jesús hace un gesto quese les quedará grabado: se pone a lavarles lospies. Jesús, «El Maestro» y «El Señor», adopta unaactitud de servicio humilde. El por qué de su acti-tud es un misterio para sus discípulos (y para nos-otros), incluso provoca el rechazo de Pedro («Se-ñor, ¿lavarme los pies tú a mí? »); pero Jesús insis-te: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora,pero lo comprenderás más tarde». Y es tan impor-tante entrar en el misterio del servicio, que indica:«Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo».Ser discípulos de Jesús conlleva necesariamenteadoptar esa actitud de servicio: «Pues si yo, elMaestro y el Señor, os he lavado los pies, tambiénvosotros debéis lavaros los pies unos a otros».Una actitud de servicio que requiere no quedar-

nos en el simple y correcto cumplimiento, sino irmás allá: «os he dado ejemplo para que lo que yohe hecho con vosotros, vosotros también lo ha-gáis». Seguir su ejemplo es entrar en ese misteriodel servicio por amor, “lavar los pies”, incluso aquienes no lo merecen o no me gustan.

ACTUAR

El Misterio de Amor entregado hasta el extremonos cuestiona esta tarde: ¿Cómo evalúo mi tra-

to con los demás, en casa, en el trabajo, con veci-nos y amigos...? ¿Me conformo con “cumplir” co-rrectamente, o procuro ponerme en el lugar delotro y plantearme qué necesita de mí y qué pue-do hacer por él? ¿Estoy dispuesto a seguir el ejem-plo de Jesús para ir “más allá” y entrar en el mis-terio del servicio por amor? ¿Estoy “lavando lospies” a alguien?

Para que podamos adentrarnos en el Misterio delAmor entregado que se hace servicio humilde,para que podamos seguir el ejemplo de Jesús, Élmismo se nos entrega en el sacramento de suamor: la Eucaristía. Que la comunión y posterioradoración ante el Monumento nos haga sentirnosen “común-unión” con Jesús para que, aunquehaya cosas que “no entendamos ahora”, estemosdispuestos a “lavarnos los pies unos a otros” paraseguir su ejemplo y ante el misterio del mal y deldolor, sepamos mostrar el Misterio del Amor queen Jesús se nos ha revelado.

Acción Católica GeneralAlfonso XI, 4 5º

28014 - Madridwww.accioncatolicageneral.es