joseph ratzinger - creación y pecado

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  • 8/13/2019 Joseph Ratzinger - Creacin y Pecado

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    CREACIN Y PECADO

    CARDENAL JOSEPH RATZINGER

    Presentacin ............................................... 2I. DIOS CREADOR ..................................... 91. La diferencia entre forma y fondo en el relato dela Creacin ............................................... 122. La unidad de la Biblia como criterio de

    interpretacin ............................................ 163. El criterio cristolgico .......................... 23

    II SIGNIFICADO DE LOS RELATOS BBLICOSDE LA CREACIN ................................... 261. La racionalidad de la creencia en la Creacin 292. Significado permanente de los elementossimblicos del texto .................................. 32a) Creacin y culto ................................. 34b) La estructura sabtica de la Creacin 37

    c) Explotacin de la tierra? ................... 40III. LA CREACIN DEL HOMBRE ........ 461. El hombre, formado de la tierra ........... 472. Imagen de Dios .................................... 493. Creacin y Evolucin ........................... 54

    IV. PECADO Y SALVACIN ................. 621. Sobre el tema del pecado ...................... 642. Limitaciones y libertad del hombre ...... 673. El pecado original ................................ 74

    4. La respuesta del Nuevo Testamento .... 77

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    Presentacin

    En el breve Prlogo con el que comienza este libro, elpropio Cardenal Ratzinger ha dejado constancia

    escrita de las inquietudes teolgicas y pastorales quele ocupaban cuando concibi su contenido en 1981 ycuando, aos despus, en 1985, lo dio a la imprenta.

    El Pastor que pronunciaba en 1981 estos Sermones de

    Cuaresma en la Catedral de Munich, dicesis de la queera Arzobispo desde 1977, era al mismo tiempo unimportante y conocido telogo, antiguo profesor deDogmtica en las Facultades teolgicas de Bonn(1959-1963), Mnster (1963-1966), Tubinga(1966-1969) y Ratisbona (1969-1977). Bajo ambospuntos de vista -como Pastor de la Iglesia, sanamentepreocupado por la vida espiritual de sus fieles, y comoexperto telogo, que advierte con facilidad dnde

    estn las necesidades y los problemas- se propuso elCardenal Ratzinger desarrollar aquel ao unacatequesis de adultos, que contribuyese a reavivar enlos creyentes los contenidos y el sentido de la doctrinacristiana sobre la Creacin.

    Qu motivos le movieron a ocuparse precisamente deesa materia? Sin duda, los mismos que ms tarde,siendo ya Prefecto de la Congregacin para laDoctrina de la Fe, le impulsaron a enviar el texto

    retocado de aquellas catequesis a la imprenta, paraconvertirlas en el presente libro. Estn expresados con

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    claridad en el Prlogo, al hacer notar, en un tono deserena gravedad, la casi total desaparicin delmensaje sobre la Creacin en la catequesis, la

    predicacin y la teologa. En un tiempo como elnuestro, en el que la cuestin ecolgica ha alcanzadoun altsimo grado de inters social y se cuidan conparticular sensibilidad las relaciones del hombre consu entorno natural, ha dejado paradjicamente de

    orse en la sociedad dicho mensaje cristiano. En unapoca como la actual, en la que -como sealaba elCardenal Ratzinger en un discurso pronunciado enmayo de 1989 ante los Obispos responsables de las

    Comisiones doctrinales de las diferentes ConferenciasEpiscopales de Europa- experimentamos el rebelarsede la creacin contra las manipulaciones del hombre yse plantea, como problema central de nuestraresponsabilidad tica, la cuestin de los lmites y

    normas de nuestra intervencin sobre la creacin, esaltamente sorprendente que la doctrina de la creacincomo contenido de fe haya sido en parte abandonaday sustituida por vagas consideraciones de filosofaexistencial.

    El mundo creado no es conocido por muchos en su msprofunda verdad de ser un don amoroso hecho alhombre por Dios Creador, en el que se contiene unaenseanza sobre el Amor y la Sabidura creadora -y,

    por tanto un profundo mensaje moral dirigido a laconciencia del hombre-, y la humanidad sufre a travs

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    de esa ignorancia o de ese olvido, una hondadesorientacin respecto del sentido de las cosas y de lapropia existencia del hombre. De ah la urgente

    gravedad del problema de la Creacin en lapredicacin actual, o bien, en frase mucho ms fuertey explcita, la necesidad de que el mensaje sobre DiosCreador vuelva a encontrar en nuestra predicacin elrango que le es debido. Es urgente, en definitiva,

    anunciar a los hombres contemporneos la verdad dela Creacin y, para alcanzar ese fin, reavivar ante todoen la conciencia de los cristianos la enseanzarevelada.

    En el discurso de 1989 antes citado, en el que pasabarevista a los problemas que la fe encuentra hoy enEuropa, retomaba el Cardenal Ratzinger el hilo de lasideas contenidas en este libro y formulaba con nitidezsu pensamiento. Sus palabras, que recogemos en partea continuacin, no slo ayudan a entender laimportancia del anuncio cristiano de la Creacin, sinoque tambin, indirectamente, dan a las pginas de estelibro -en las que se expone esa verdad con sencillez y

    profundidad una viva utilidad teolgica y pastoral.Es cierto que considerar a la naturaleza comoinstancia moral sigue estando mal visto. Una reaccinmarcada por un temor irracional ante la tcnica

    contina conviviendo con la incapacidad parareconocer un mensaje espiritual en el mundo corpreo.

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    La naturaleza sigue siendo vista como una realidad ens irracional, que por otra parte muestra estructurasmatemticas que se pueden evaluar tcnicamente. Que

    la naturaleza posea una racionalidad matemtica hallegado a ser algo, por as decir, tangible; pero que enella se anuncie tambin una racionalidad moral esrechazado como una fantasa metafsica. El declinar dela metafsica se ha visto acompaado por el declinar

    de la doctrina de la creacin. En su lugar se ha situadouna filosofa de la evolucin (que quiero expresamentedistinguir de la hiptesis cientfica de la evolucin),que pretende extraer de la naturaleza reglas para hacer

    posible, mediante una orientacin adecuada delulterior desarrollo, la optimizacin de la vida. Lanaturaleza, que de este modo debera convertirse enmaestra, es sin embargo considerada como unanaturaleza ciega que inconscientemente combina, de

    manera casual, lo que el hombre debe imitarconscientemente. La relacin del hombre con lanaturaleza (que ya no es vista como creacin) es demanipulacin, y no llega a ser de escucha. Es unarelacin de dominio, basada en la presuncin de que elclculo racional pueda llegar a ser tan inteligente comola evolucin, y conseguir as que el mundo progresede un modo mejor a todo cuanto ha sido hasta ahora elcamino de la evolucin sin la intervencin del hombre.

    La conciencia, de la que ahora se habla, es poresencia muda, as como la naturaleza es ciega: slo

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    calcula qu intervenciones ofrecen mayoresposibilidades de mejora. Si eso puede (y segn lalgica del punto de partida debera) realizarse de modo

    colectivo, hay entonces necesidad de un partido que,como instrumento de la historia, tome de la mano laevolucin del individuo. Pero eso puede tambinsuceder individualmente; entonces la conciencia tomala expresin de una autonoma del sujeto, que en la

    gran estructura csmica slo puede parecer unaabsurda presuncin.

    Que ninguna de estas soluciones sea de gran ayudaes, en verdad, evidente, y aqu radica la profunda

    desesperacin de la humanidad de hoy, que se escondedetrs de la fachada de un optimismo oficial. Ypermanece al tiempo una silenciosa conviccin de lanecesidad de una alternativa que nos pueda conducirfuera de los caminos sin salida de nuestraplausibilidad. Y quizs se d tambin, ms de lo quepensamos, una silenciosa esperanza de que uncristianismo renovado pudiera ser dicha alternativa.Pero slo puede ser elaborada si la doctrina de la

    creacin es nuevamente desarrollada. Esto debera ser,en consecuencia, considerado como uno de loscompromisos ms urgentes de la teologa actual.

    Debemos hacer nuevamente visible qu significa que

    el mundo ha sido creado con sabidura y que el actocreador de Dios es algo fundamentalmente distinto de

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    la provocacin de una explosin primordial. Sloentonces conciencia y norma podrn retornar de nuevoa una relacin recproca correcta. Entonces se har

    visible, en efecto, que conciencia no es un clculoindividualista (o colectivista) sino una con-ciencia conla creacin y, a travs de ella, con Dios, el Creador. Sehar entonces nuevamente reconocible que lagrandeza del hombre no consiste en la miserable

    autonoma de un enano que se proclama nicosoberano, sino en el hecho de que su ser deja traslucirla ms alta sabidura, la verdad misma. Se harentonces manifiesto que el hombre es tanto ms

    grande cuanto ms crece en l la capacidad de ponersea la escucha del profundo mensaje de la creacin, delmensaje del Creador. Y entonces aparecer claramenteque la consonancia con la creacin, cuya sabidura seconvertir para nosotros en norma, no significa

    limitacin de nuestra libertad, sino que es expresin denuestra razonabilidad y de nuestra dignidad. Tambinle es entonces reconocido al cuerpo el honor que lecompete: ya no es usado como una cosa, sino que esel templo de la autntica dignidad del hombre, porquees construccin de Dios en el mundo. Y entonces sehace manifiesta la igual dignidad de varn y mujer,justamente en el hecho de ser distintos. Comenzarentonces a comprenderse de nuevo que su corporeidad

    tiene races que alcanzan las profundidadesmetafsicas y que da fundamento a una simblica

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    metafsica cuya negacin u olvido no enaltece alhombre sino que lo destruye.

    Prlogo

    La amenaza que sufre la vida por obra del hombre,

    asunto ste del que se habla hoy en todas partes, ha

    dado una mayor prioridad al tema de la Creacin.

    Pero, al mismo tiempo, paradjicamente, se puedeobservar una casi total desaparicin del mensaje de la

    Creacin en la catequesis, en la predicacin e incluso

    en la teologa[1].Los relatos de la Creacin se han

    quedado escondidos; su mensaje ya no se considera

    racionalmente vlido. Por este motivo, decid, en la

    primavera de 1981, pronunciar cuatro conferencias

    cuaresmales en la catedral de Nuestra Seora de A

    Munich a modo de catequesis sobre la Creacin, para

    adultos. No pude entonces satisfacer el deseo que mefue sugerido muchas veces, de publicarlas en forma de

    libro, porque me faltaba tiempo para trabajar a fondo

    en las grabaciones magnetofnicas, cedidas

    amablemente por diferentes partes. En los aos

    siguientes, debido a mi nuevo cargo, pude ver con msclaridad esta necesidad del tema de la Creacin en la

    predicacin actual; por eso me sent obligado a

    rescatar los antiguos manuscritos y a prepararlos

    para la imprenta, con lo que su contenido fundamentalha permanecido invariable junto con las limitaciones

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn1https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn1https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn1
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    propias de su origen oral. Espero que este librito

    pueda servir de impulso para que surjan otros mejores

    y que de esta manera el anuncio de Dios Creador

    recupere el rango que le corresponde en nuestrapredicacin.

    Roma, festividad de San Agustn de 1985

    Joseph Card. Ratzinger

    I. DIOS CREADOR

    En el principio Dios cre los cielos y la tierra. La

    tierra era caos y vaco, y la oscuridad cubra lasuperficie del ocano. Pero el espritu de Dios se

    cerna sobre la superficie de las aguas.

    Dijo Dios: Haya luz. Y hubo luz. Dios vio que la luz

    era buena, y separ Dios la luz de la oscuridad. Y Dios

    llam a la luz da, y a la oscuridad la llam noche.

    Atardeci y amaneci: da uno.

    Dios dijo: Haya un firmamento en medio de las aguas

    y haya separacin entre unas aguas y otras. Y Dios

    hizo el firmamento y separ las aguas de debajo del

    firmamento de las aguas de encima del firmamento. Y

    as sucedi. Y Dios llam al firmamento cielos.

    Atardeci y amaneci: da segundo.

    Dios dijo: Que se renan las aguas de debajo de loscielos en un solo lugar, y aparezca lo seco. Y as

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    sucedi. Y Dios llam a lo seco tierra, y a la reunin

    de las aguas la llam mares. Y Dios vio que estaba

    bien. Despus Dios dijo: Que la tierra germine hierba

    verde, hierba que produzca semilla, rboles frutalesque den fruto segn su especie, con semilla dentro,

    sobre la tierra. Y as sucedi. Y germin la tierra

    hierba verde, hierba que produce semilla segn su

    especie, y rboles que dan fruto con semilla dentro,

    segn su especie. Y Dios vio que estaba bien.Atardeci y amaneci: da tercero.

    Dios dijo: Haya lumbreras en el firmamento de los

    cielos para separar el da de la noche y que sean

    seales para las estaciones, los das y los aos. Y quehaya lumbreras en el firmamento de los cielos para

    alumbrar sobre la tierra. Y as sucedi. Y Dios hizo

    las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para

    regir el da, y la lumbrera menor para regir la noche,

    y las estrellas. Y Dios las puso en el firmamento de los

    cielos para alumbrar la tierra, para regir el da y la

    noche, y para separar la luz de la oscuridad. Y Dios

    vio que estaba bien. Atardeci y amaneci: da cuarto

    (Gen 1,1-49).

    Estas palabras con las que comienza la SagradaEscritura me producen siempre la misma impresin

    que el taido festivo y lejano de una antigua campana,la cual logra con su belleza y solemnidad conmover mi

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    corazn y permitir adivinar algo del misterio de laeternidad. Para muchos de nosotros, adems, va unidoa estas palabras el recuerdo de nuestro primer contacto

    con el libro sagrado de Dios, la Biblia, que se abraante nuestros ojos por este pasaje, que nos trasladabaenseguida lejos de nuestro mundo pequeo e infantil,nos cautivaba con su poesa y nos permita adivinaralgo de lo inconmensurable de la Creacin y de su

    Creador.

    Y, sin embargo, frente a estas palabras se produce unacierta contradiccin; resultan hermosas y familiares,pero son tambin verdaderas? Todo parece indicar lo

    contrario, pues la Ciencia ha abandonado desde haceya mucho tiempo estas imgenes que acabamos de or:la idea de un Universo abarcable con la vista en eltiempo y en el espacio y la de una Creacin construidapieza a pieza en siete das. En lugar de esto nosencontramos ahora con dimensiones que sobrepasantodo lo imaginable. Se habla de la explosin originariaocurrida hace muchos miles de millones de aos conla que comenz la expansin del Universo que

    prosigue ininterrumpidamente su curso y nada de queen un orden sucesivo fueran colgados los astros nicreada la tierra, sino que a travs de complicadoscaminos y durante largos perodos de tiempo se hanido formando lentamente la tierra y el Universo tal y

    como nosotros los conocemos.

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    Entonces, ya no es vlido este relato de ahora enadelante? De hecho, hace algn tiempo, un telogodijo que la Creacin se haba convertido en un

    concepto irreal y que desde un punto de vistaintelectual ya no se deba hablar ms de Creacin, sinonicamente de mutacin y de seleccin. Sonverdaderas aquellas palabras? O acaso ellas junto contoda la palabra de Dios y con toda la tradicin bblica

    nos hacen retroceder a los sueos de infancia de lahistoria de la humanidad, sueos de los que quizsentimos aoranza, pero en cuya bsqueda nopodemos ir porque de nostalgia no se vive? Existe

    tambin una respuesta positiva que podamos dar enesta poca nuestra?

    1. La diferencia entre forma y fondo en el relato de

    la Creacin

    Precisamente una primera respuesta se elabor hace yaalgn tiempo cuando iba cristalizando la teora de laformacin cientfica del Universo; respuesta queprobablemente muchos de ustedes han aprendido enlas clases de religin. Dice as: La Biblia no es un

    tratado cientfico ni tampoco pretende serlo. Es unlibro religioso; no es posible, Por lo tanto, extraer del ningn tipo de dato cientfico, ni aprender cmo seprodujo naturalmente el origen del mundo;

    nicamente podemos obtener de l un conocimientoreligioso. Todo lo dems es imaginacin, una manera

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    de hacer comprensible a los hombres lo profundo, loverdadero. Hay que distinguir, pues, entre la forma derepresentacin y el contenido representado. La forma

    se escogi de los modos de conocimiento de aqueltiempo, de las imgenes con las que los hombres deentonces vivan, con las que se expresaban y pensaban,con las que eran capaces de entender lo grandioso, logenuino. Y solamente lo verdadero, que se ilustraba

    por medio de las imgenes, era lo que en realidadpermaneca y se entenda. De manera que la Escriturano pretende contarnos cmo progresivamente sefueron originando las diferentes plantas, ni cmo se

    formaron el sol, la luna y las estrellas, sino que enltimo extremo quiere decirnos slo una cosa: Dios hacreado el Universo. El mundo no es, como crean loshombres de aquel tiempo, un laberinto de fuerzascontrapuestas ni la morada de poderes demonacos, de

    los que el hombre debe protegerse. El sol y la luna noson divinidades que lo dominan, ni el cielo, superior anosotros, est habitado por misteriosas y contrapuestasdivinidades, sino que todo esto procede nicamente deuna fuerza, de la Razn eterna de Dios que en laPalabra se ha transformado en fuerza creadora. Todoprocede de la Palabra de Dios, la misma Palabra queencontramos en el acontecimiento de la fe. Y as noslo los hombres, al conocer que el Universo procede

    de la Palabra, perdieron el miedo a los dioses ydemonios, sino que tambin el Universo se inclin

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    ante la razn que se eleva hacia Dios. De esta forma,el hombre se abri saliendo sin temor al encuentro deeste Dios. Esta narracin le permiti conocer, dejando

    a un lado el mundo de los dioses y de las fuerzasmisteriosas, la verdadera explicacin: que slo unafuerza est al final de todo y nosotros en sus manos:el Dios vivo, y que esta misma fuerza que ha creado latierra y las estrellas, la misma que contiene el Universo

    entero, es la que encontramos en la Palabra de laSagrada Escritura. En esa Palabra palparnos laautntica fuerza originaria del Universo, el verdaderoPoder sobre todo poder[2].

    Creo que esta interpretacin es correcta, pero nosuficiente. Pues si se nos ha dicho que tenemos quedistinguir entre las imgenes y el concepto, podramosentonces replicar: por qu no se nos ha dicho estoantes? Porque, evidentemente, si antes se hubieraentendido as, no habra tenido lugar el proceso deGalileo. Y de esta manera se acrecienta la sospecha deque, al fin y al cabo, quiz esta explicacin no sea msque un truco de la Iglesia y de los telogos que, en

    realidad, se han quedado sin argumentos y, por noquerer reconocerlo, buscan un escondite tras el cualatrincherarse. En resumen, da la impresin de que lahistoria del cristianismo a lo largo de los ltimos 400aos no ha sido ms que un continuo batirse en

    retirada, durante la cual han sido arrancadas una poruna todas las afirmaciones de la fe y de la teologa.

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn2https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn2
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    Desde luego, siempre se ha encontrado algn trucopara poderse replegar. Pero es prcticamenteinevitable el miedo de que poco a poco hemos sido

    empujados al vaco y de que llegar un momento enque ya no haya nada que defender ni camuflar; y en elque todo el terreno de la Escritura y de la fe serocupado por el convencimiento racionalista de quetodo esto no se puede ya tomar en serio. A esto se une

    tambin otro aspecto incmodo. Uno puedepreguntarse lo siguiente: si los telogos e inclusotambin la Iglesia pueden as mover los lmites entreimagen y mensaje, entre lo que se hunde en el pasado

    y lo que todava es vlido, por qu no hacerlo tambinen otros casos, por ejemplo con los milagros de Jess,quizs y tambin por qu no con el punto central, esdecir, con la cruz y con la resurreccin del Seor? Unamaniobra que pretenda defender la fe diciendo: detrs

    de lo que ah est y de lo que nosotros no podemos yadefender, se encuentra precisamente lo ms verdadero.Esa maniobra lleva a menudo directamente a unaimpugnacin de la fe, porque entonces uno secuestiona tanto la honestidad del intrprete como elsupuesto de si en realidad existe algo permanente. Acausa de tales consideraciones teolgicas, muchostienen al menos la impresin de que la fe de la Iglesiaes como una medusa que no se puede agarrar por

    ningn lado y que no permite encontrar el ncleo en elcual uno puede finalmente agarrarse. De estas poco

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    decididas interpretaciones de la palabra bblica, hoy enmoda, que ms parecen un pretexto que unainterpretacin, surge este cristianismo enfermo, que ya

    no est en realidad de parte de s mismo y que por esono puede irradiar valor ni entusiasmo. Ms bien da laimpresin de ser una asociacin que continahablando aunque ya no tenga propiamente nada quedecir, porque las palabras rebuscadas no se proponen

    convencer, sino que tratan solamente de esconder sudeficiencia.

    2. La unidad de la Biblia como criterio de

    interpretacin

    Ahora una vez ms debemos preguntarnos: ladiferencia entre imagen y verdadero mensaje, es sloun pretexto porque no podemos atenernos literalmenteal texto, pero sin embargo queremos continuar

    hacindolo? O, existen medios en la misma Biblia,que nos ensean tales caminos, es decir, que certificantambin en ella misma esta diferencia? Presenta laBiblia claramente ante nosotros indicaciones de estaclase, y la fe de la Iglesia ha sabido de su existencia y

    las ha reconocido tambin en otros tiempos?

    Con esta pregunta volvamos de nuevo a la SagradaEscritura! All podemos apreciar, en primer lugar, queel relato de la Creacin contenido en el primer captulo

    del Gnesis, que hemos odo, no est ah como unbloque errtico, terminado y cerrado en s mismo. Al

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    fin y al cabo la Sagrada Escritura no es como unanovela o un simple manual, escritos de un tirn desdeel principio hasta el final; es ms bien el eco de la

    historia de Dios con su pueblo. Es el resultado de lasluchas y los caminos de esta historia; recorrindolos,podemos conocer los auges y decadencias, lossufrimientos, las esperanzas, la grandeza y de nuevo laflaqueza de esta historia. La Biblia es, pues, expresin

    del empeo de Dios por hacerse progresivamentecomprensible al hombre; pero es al mismo tiempoexpresin del esfuerzo humano por comprenderprogresivamente a Dios. De manera que el tema de la

    Creacin no aparece slo una vez, sino que acompaaa Israel a lo largo de su historia; en efecto, todo elAntiguo Testamento es un caminar en compaa de laPalabra de Dios. A lo largo de este caminar se ha idoconformando, paso a paso, la autntica expresin de la

    Biblia. De ah que nosotros slo podamos reconoceren la totalidad de ese camino su verdadera direccin.De esta manera, como un camino, van juntos elAntiguo y el Nuevo Testamento. El AntiguoTestamento se presenta para los cristianos, ensustancia, como un avanzar hacia Cristo.Precisamente, en lo que a El respecta, se hace evidentelo que propiamente quera decir, lo que paso a pasosignificaba. De modo que cada parte recibe su sentido

    del conjunto, y ste lo recibe de su meta final, deCristo. Y nosotros, desde un punto de vista teolgico,

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    slo interpretamos correctamente un texto enconcreto -as lo vieron los Padres de la Iglesia y la fede la Iglesia de todas las pocas-, cuando lo

    consideramos como parte de un camino que va haciadelante, es decir, cuando reconocemos en l ladireccin interior de este camino[3].

    Qu significado tiene entonces esta consideracin

    para comprender la historia de la Creacin? En primerlugar, debe constatarse que Israel siempre ha credo enDios Creador y en esa creencia coincide con todas lasgrandes culturas de la Antigedad. Pues, incluso enmedio del oscurecimiento del monotesmo, todas las

    grandes culturas han conocido siempre a un Creadordel cielo y de la tierra, en una sorprendentecoincidencia tambin entre civilizaciones que nuncapudieron externamente tener puntos de contacto. Estacoincidencia nos permite atisbar el contacto,profundsimo y nunca perdido del todo, de lahumanidad con la verdad de Dios. En Israel mismo, eltema de la Creacin ha experimentado muy diversassituaciones. Nunca ha estado del todo ausente, pero

    tampoco ha tenido siempre la misma importancia.Hubo perodos de tiempo en los que Israel estaba tanocupada con los sufrimientos o esperanzas de suhistoria, tan pendiente de su actualidad inmediata queapenas senta la necesidad de dirigir su atencin a la

    Creacin, apenas era capaz de hacerlo. El autnticogran momento, en el que la Creacin se convirti en el

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn3https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn3https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn3
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    tema dominante, fue el exilio babilnico. En esa pocafue tambin cuando el relato, que acabamos de or,basado desde luego en una tradicin muy antigua,

    adquiri su forma propia y actual. Israel haba perdidosu tierra, su Templo. Para la mentalidad de entonces,estos sucesos eran algo inconcebible, pues significabaque el Dios de Israel haba sido vencido, un Dios alque haban podido serle arrebatados su pueblo, su

    tierra, sus adoradores. Un Dios, incapaz de proteger suculto y a sus adoradores, era entonces considerado undios dbil, totalmente intil. En cuanto divinidad habasido rechazada. De manera que la expulsin de su

    tierra y la desaparicin de este pueblo del mapa fuepara Israel una tremenda prueba de fe: entonces, hasido vencido nuestro Dios?, se ha quedado vacanuestra fe?

    En ese momento, los profetas abrieron una nuevapgina, y aprendi Israel que precisamente entonces sele mostraba el verdadero rostro de su Dios, que noestaba unido a aquella superficie de tierra. Nunca lohaba estado: El haba prometido ese trozo de tierra a

    Abraham antes de que l tuviera all su casa. Habasido capaz de sacar a su pueblo de Egipto. Ambascosas haba podido hacerlas porque no era Dios de unatierra, sino que dominaba sobre el cielo y la tierra. Ypor eso ahora poda desterrar a otro pas a su pueblo

    infiel para all manifestarse. Se hizo comprensibleentonces que este Dios de Israel no era un Dios como

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    los dems dioses, sino el Dios que dominaba sobretodos los pases y todos los pueblos. Y esto lo podaEl, porque El mismo haba creado todo: el cielo y la

    tierra. En el destierro, en la aparente derrota de Israel,se abri el camino para el reconocimiento del Dios,que sostiene en sus manos a todos los pueblos y todala historia; al Dios portador de todo, porque es elCreador de todo, en quien est todo el poder.

    Esta fe tena, por lo tanto, que encontrar su autnticorostro precisamente en la que se celebraba yrepresentaba litrgicamente la nueva Creacin delUniverso. Tena que encontrar su rostro frente al gran

    relato babilnico de la Creacin, Enuma Elish(Cuando en lo alto), que a su manera describe elorigen del Universo. Este relato deca que el mundo seorigin de una lucha entre fuerzas enfrentadas y queencontr su autntica forma cuando apareci el dios dela luz, Marduk, y parti el cuerpo del dragnoriginario. De este cuerpo dividido haban surgido elcielo y la tierra. Los dos juntos, el firmamento y latierra, habran salido, pues, del cuerpo del dragn

    muerto; y de su sangre haba creado Marduk a loshombres. Es una imagen inquietante del Universo ydel hombre la que encontramos aqu: el Universo es enrealidad el cuerpo de un dragn, y el hombre lleva ens sangre de dragn. En la base del Universo acecha lo

    inquietante, y en lo ms profundo del hombre seencuentra la rebelin, lo demonaco y la maldad.

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    Segn esta representacin slo el representante deMarduk, el dictador, el rey de Babilonia puede vencerlo demonaco y poner en orden el Universo[4].

    Estas representaciones no son, sin embargo, purafabulacin: dejan traslucir las inquietantesexperiencias del hombre con el Universo y consigomismo. Pues a menudo parece como si el mundo fuera

    realmente la morada de un dragn y la sangre delhombre, sangre de dragn. Pero frente a todas estasatormentadas experiencias, el relato de la SagradaEscritura dice: no ha sido as. Toda esta historia de lasfuerzas inquietantes se diluye en media frase: la tierra

    estaba desierta y vaca. En las palabras hebreas aquutilizadas, se esconden an las expresiones que habannombrado al dragn, a la fuerza demonaca. Slo queaqu es la Nada frente al Dios que es el nico poderoso.Y frente a cualquier temor ante estas fuerzasdemonacas se nos dice: slo Dios, la eterna Sabiduraque es el eterno Amor, ha creado el Universo, que ensus manos est. Comprendemos ya la lucha que seesconde detrs de este pasaje bblico; su verdadero

    drama es que deja de lado todos aquellos complejosmitos reconduciendo el Universo a la Sabidura deDios y a la Palabra de Dios. Esto se podra mostrarpasaje a pasaje en este texto; por ejemplo, cuando elsol y la luna son designados como astros que Dios

    cuelga en el cielo para medir los tiempos. A loshombres de entonces deba parecerles un enorme

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn4https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn4
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    sacrilegio caracterizar las grandes divinidades, queeran el sol y la luna, como astros para la medida deltiempo. Es la osada y la sobriedad de la fe la que

    luchando con los mitos paganos pone de manifiesto laluz de la verdad, al ensearnos que el Universo no esuna lucha de demonios, sino que procede de la razn,de la Razn de Dios y descansa en la palabra de Dios.De este modo, este relato de la Creacin resulta ser

    como la Ilustracin decisiva de la historia, como laruptura con los temores que haban reprimido a loshombres. Significa la liberacin del Universo por larazn, el reconocimiento de su racionalidad y de su

    libertad. Pero este relato tambin resulta ser como laverdadera Ilustracin porque sita la razn humana enel fundamento originario de la Razn creadora deDios, para basarla as en la verdad y en el amor, ya quesin esta Ilustracin sera desmesurada y en ltima

    instancia necia. Todava hemos de tomar algo ms enconsideracin. Acabo de decir precisamente que Israelaprende poco a poco lo que es la Creacin, enfrentadoal ambiente pagano, en lucha con su corazn. Estopresupone que el relato clsico de la Creacin no es elnico texto, relativo a ella, del Libro Sagrado.Inmediatamente detrs le sigue otro, redactado antes,con otras imgenes. En los Salmos tenemos de nuevootros, y tras ellos contina el empeo por clarificar la

    creencia en la Creacin: tras el encuentro con elmundo griego se replantea el tema en la literatura

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    sapiencial sin mantenerse ligado a las antiguasimgenes -como los siete das, etc.-. En la Bibliamisma podemos ver cmo las imgenes se van

    transformando a medida que avanza el pensamiento. Yse transforman para dar en cada momento testimoniode unasola cosa, que es la que verdaderamente le hallegado de la Palabra de Dios: el mensaje de suCreacin. En la Biblia, pues, las imgenes son libres,

    se corrigen continuamente, dejando traslucir en estelento y combativo avance que slo son eso, imgenesque descubren algo ms profundo y grandioso.

    3. El criterio cristolgico

    Algo ms decisivo debemos tomar an enconsideracin: con el Antiguo Testamento el caminono ha llegado a su fin. Lo que aborda la literaturasapiencial es el ltimo puente de un largo camino, el

    puente que nos conduce al mensaje de Jesucristo, a laNueva Alianza. Precisamente aqu encontramos elrelato definitivo y equilibrado de la Creacin de laSagrada Escritura. Dice as: En el principio la Palabraexista y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era

    Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo sehizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuantoexiste. (Ioh 1,1-3). Juan, muy conscientemente, havuelto a tomar aqu las palabras con las que comienza

    la Biblia y ha ledo de nuevo el relato de la Creacin apartir de Cristo para contar, otra vez y definitivamente,

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    por medio de las imgenes qu es la Palabra con la queDios quiere mover nuestro corazn. De esta manera senos hace evidente que nosotros, los cristianos, leemos

    el Antiguo Testamento no en s mismo y por s mismo;lo leemos siempre con El y por El. De ah que notengamos que cumplir la ley de Moiss, ni lasprescripciones de pureza ni los preceptos sobre losalimentos ni todo lo dems, sin que por eso la palabra

    bblica se haya quedado vaca de sentido ni decontenido. No leemos todo esto como algo que est ens mismo terminado. Lo leemos con Aquel en el quetodo se ha cumplido y en el que todo cobra su autntico

    valor y verdad. Por eso, leemos el relato de la Creacinde la misma manera que la Ley, tambin con El, y porEl sabemos -por El, no por un truco posteriormenteinventado- lo que Dios a travs de los siglos quisoprogresivamente imprimir en el alma y en el corazn

    del hombre. Cristo nos libera de la esclavitud de laletra y nos devuelve de nuevo la verdad de lasimgenes.

    Tambin la Iglesia Antigua y la de la Edad Media

    saban que la Biblia es un todo y que la omosverdaderamente cuando la omos desde Cristo: desdela libertad que El nos ha dado y desde la profundidadpor la que El nos hace evidente lo que permanece atravs de las imgenes, el cimiento firme sobre el que

    en todo momento podemos mantenernos seguros. Fueal comienzo de la Edad Moderna cuando se fue

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    olvidando poco a poco esta dinmica, la unidad vivade la Escritura que solamente podemos entender en lalibertad que El nos da y en la certeza que proviene de

    esta libertad. El pensamiento histrico, entonces enauge, quera leer cada pasaje slo en s mismo, en sudesnuda literalidad. Buscaba slo la explicacinprecisa de lo particular y olvidaba la Biblia como untodo. Se lean -en una palabra- los textos ya no hacia

    adelante sino hacia atrs, es decir, ya no hacia Cristo,sino desde su supuesto origen. Ya no se quera conocerlo que un pasaje deca o lo que una cosa era a partir desu forma plenamente terminada, sino a partir de su

    comienzo, de su origen. A causa de este aislamientodel todo, de esta literalidad de lo particular quecontradice toda la esencia interna del texto bblico, yque nicamente tena validez cientfica -a causa deesto, precisamente, se origin aquel conflicto entre

    ciencia y teologa, que an hoy perdura como unacarga para la fe-. Esto no debi nunca producirse,porque la fe era, desde el comienzo, ms grande, msamplia y ms profunda. La creencia en la Creacin noes hoy tampoco irreal, es hoy tambin racional. Es,contemplada incluso desde los resultados cientficos,la mejor hiptesis, la que aclara ms y mejor quetodas las dems teoras. La fe es racional. La razn dela Creacin procede de la Razn de Dios: no existe, en

    realidad, ninguna otra respuesta convincente. Tambinhoy es todava vlido lo que el pagano Aristteles, 400

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    aos antes de Cristo, dijo frente a quienes afirmabanque todo se haba originado por casualidad -ekt'automatou-; lo deca, aunque l mismo no poda

    creer en la Creacin[5]. La razn del Universo nospermite reconocer la Razn de Dios, y la Biblia es ycontina siendo la verdadera Ilustracin la que haentregado el Universo a la razn del hombre y no a suexplotacin por el hombre, porque la razn lo abri a

    la verdad y al amor de Dios. Por eso, no necesitamostampoco hoy esconder la creencia en la Creacin. No

    podemos permitirnos esconderla. Pues slo si elUniverso procede de la libertad, del amor y de la razn,

    slo si stas son las fuerzas propiamente dominantes,podemos confiar unos en otros, encaminarnos al futuroy vivir como hombres. Slo porque Dios es el Creadorde todas las cosas, es su Seor, y solamente por eso,podemos orarle. Y esto significa que la libertad y el

    amor no son ideas impotentes, sino las fuerzasfundamentales de la realidad.

    Por eso, tambin hoy en agradecimiento y con alegrapodemos y queremos hacer la profesin de fe de la

    Iglesia: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creadordel cielo y de la tierra. Amn.

    II SIGNIFICADO DE LOS RELATOSBBLICOS DE LA CREACIN

    Dios dijo: Que las aguas pululen de seres vivos, yvuelen las aves sobre la tierra por la superficie del

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn5https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn5
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    firmamento de los cielos. Y Dios cre a los grandes

    cetceos y a todos los seres vivos que reptan y reptiles

    que pululan en las aguas segn su especie, y a todas

    las aves aladas segn su especie. Y Dios vio queestaba bien. Entonces Dios los bendijo diciendo:

    Creced y multiplicaos; y llenad las aguas de los

    mares, y que las aves se multipliquen en la tierra.

    Atardeci y amaneci: da quinto.

    Dios dijo: Que la tierra produzca seres vivos segn su

    especie, ganado, reptiles y animales salvajes segn su

    especie. Y as sucedi. Dios hizo los animales salvajes

    segn su especie, los ganados segn su especie y todos

    los reptiles del campo segn su especie. Y Dios vio queestaba bien.

    Dijo Dios: Hagamos el hombre a nuestra imagen,

    como semejanza nuestra, y domine sobre los peces del

    mar, y sobre las aves de los cielos, sobre los ganados,sobre todos los animales salvajes, y sobre todos los

    reptiles que reptan sobre la tierra. Y Dios cre al

    hombre a su imagen, lo cre a imagen de Dios, varn

    y mujer los cre. Y Dios los bendijo, y les dijo Dios:

    Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla;dominad sobre los peces del mar, sobre las aves de los

    cielos. Y sobre todo animal que se arrastra sobre la

    tierra. Y Dios dijo: He aqu que os he dado toda hierba

    portadora de semilla que hay en la superficie de toda

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    la tierra, y todo rbol cuyo fruto lleva semilla; os

    servir de alimento.

    A todos los animales salvajes, a todas las aves de los

    cielos, y a todos los reptiles de la tierra; a todo, ser

    vivo, doy la hierba verde como alimento. Y sucedi as.

    Y Dios vio todo lo que hizo y he aqu que era muy

    bueno. Atardeci y amaneci: da sexto.

    Quedaron concluidos los cielos y la tierra y todo suejrcito. Dios concluy en el sptimo da la obra que

    haba hecho, y descans el da sptimo de toda la obra

    que haba hecho. Y Dios bendijo al da sptimo y lo

    santific, porque ese da descans Dios de toda la

    obra que Dios cre al actuar.

    Estos son los orgenes de los cielos y la tierra cuando

    fueron creados (Gen 1,20-2,4).

    En nuestra primera aproximacin a la creencia en laCreacin, enseada por la Biblia y por la Iglesia, noshan quedado claras sobre todo dos cosas. La primerapodemos resumirla as: como cristianos leemos laSagrada Escritura con Cristo. El es nuestro gua travs

    de ella. El nos ensea fielmente lo que es la imagen ydnde radica el autntico y permanente contenido delmensaje bblico. Y al mismo tiempo que nos libera deuna falsa esclavitud de la literalidad del texto, esgaranta de la verdad, firme y realista, de la Biblia queno se disuelve en una nebulosa de beateras sino que

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    permanece como un claro cimiento sobre el quepodemos afirmarnos. La segunda es: la creencia en laCreacin es algo racional y aunque la razn por s sola

    no pueda quizs explicarla, sin embargo, si acude en sibsqueda, encuentra en ella la respuesta esperada.

    1. La racionalidad de la creencia en la Creacin

    Debemos profundizar este aspecto en dos direcciones.

    En primer lugar se trata del simple Que de laCreacin que reclama un fundamento. Remite aaquella fuerza que exista al principio y poda decir:Hgase!, En el siglo XIX esto se entenda de otramanera. La ciencia estaba marcada por las dos grandesteoras de la conservacin, la conservacin de lamateria y la de la energa. El Universo entero aparecaas como un cosmos eterno, estable y regido por lasleyes perpetuas de la naturaleza, que procede de s

    mismo y en s mismo existe y que no necesita nadaexterno. Estaba ah como un todo, razn por la cualLaplace pudo decir: Ya no necesito ms la hiptesisde Dios. Pero entonces surgieron nuevosconocimientos. Se descubri la teora de la entropa

    que sostiene que la energa se consume llegando a unestado a partir del cual ya no puede volver a sertransformada. Esto significa que el Universo sigue uncurso de desarrollo y extincin. Lo temporal est

    inscrito dentro de l mismo. Apareci luego la teorade la transformacin de la materia en energa que

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    modificaba las dos teoras de la conservacin. Surgila teora de la relatividad y an se fueron incorporandootros conocimientos que venan a demostrar que el

    Universo, en cierto modo, contena en s sus propioshorarios, horarios que nos permiten reconocer unprincipio y un fin, un camino desde el principio hastael final. Aun en el caso de que las pocas seextendieran inconmensurablemente, aun entonces, a

    travs incluso de la oscuridad de miles de millones deaos, en ese conocimiento de la temporalidad delexistir se hace evidente de nuevo aquel momento quese llama en la Biblia el comienzo, aquel comienzo que

    remite a Aquel que tena poder para crear la existencia,para decir: Hgase! y se hizo.

    Una segunda consideracin es la que se refiere ya noal puro Que del ser, sino al diseo, por as decir, delUniverso; al modelo conforme al cual ste se haconstruido. Pues de aquel Hgase! no se originuna masa catica. Cuanto ms sabemos del Universoms nos sale al paso, procedente de l, una razn,cuyos caminos slo con asombro podemos considerar.

    A travs de ellos vemos de nuevo renovado aquelEspritu Creador al que tambin se debe nuestra propiarazn. Albert Einstein dijo una vez que en las leyes dela naturaleza se manifiesta una razn tan considerableque, frente a ella, cualquier ingenio del pensamiento o

    de la organizacin humana no es ms que un plidoreflejo[6]. Sabemos cmo, en lo ms grande, en el

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn6https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn6
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    mundo de los astros se manifiesta una poderosa raznque los mantiene juntos en el cosmos. Pero cada vezms aprendemos tambin a observar lo ms pequeo,

    las clulas, las unidades originarias de la vida; en ellasdescubrimos igualmente una racionalidad que nosasombra, hasta tal punto que debemos decir con SanBuenaventura: Quien aqu no ve, es ciego. Quienaqu no oye, est sordo y quien aqu no empieza a

    ensalzar y a adorar al Espritu Creador, es que estmudo. Jacques Monod, que rechazaba todo tipo decreencia en Dios como no cientfica y reconduca elUniverso entero a la conjuncin del azar y la

    necesidad, cuenta en su obra, en la que intentaresumidamente exponer y fundamentar su visin delUniverso, que despus de sus conferencias, luegoconvertidas en libro, Franois Mauriac haba dicho:lo que este profesor nos quiere demostrar es an ms

    increble que lo que se le exige creer al cristiano[7].Monod no lo discute. Su tesis sostiene que todo elconcierto de la naturaleza es un producto de errores ydisonancias. Y no puede menos que decirse a s mismoque tal concepcin es realmente absurda. Pero elmtodo cientfico -eso dice l- le lleva a no admitirninguna pregunta cuya respuesta tenga que llamarseDios. Qu mtodo tan pobre! -se puede solamenteaadir-. A travs de la razn de la Creacin nos

    contempla Dios mismo. La fsica y la biologa, lasciencias por excelencia, nos han proporcionado un

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn7https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn7https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn7
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    nuevo e inaudito relato de la Creacin con grandes ynuevas imgenes que nos permiten reconocer el rostrodel Creador y nos hacen saber de nuevo: S, en el

    primer comienzo y en el fundamento de todo ser estelEspritu Creador. El Universo no es producto de laoscuridad ni de la sinrazn. Procede delentendimiento, procede de la libertad, procede de labelleza que es amor. Ver esto nos da el valor necesario

    para vivir; nos fortalece para sobrellevar sin miedo laaventura de la vida.

    2. Significado permanente de los elementos

    simblicos del texto

    Estas dos consideraciones, con las que hemosprofundizado en los aspectos fundamentales de laprimera meditacin, nos permiten avanzar un pasoms. Hasta ahora se nos ha puesto de manifiesto que

    los relatos bblicos de la Creacin presentan un modode hablar de la realidad distinto del que conocemos porla fsica y la biologa. No describen el proceso de laevolucin ni la estructura matemtica de la materia,sino que expresan de muchas maneras lo siguiente:

    slo existe un Dios; el Universo no es una lucha defuerzas oscuras, sino Creacin de su Palabra. Pero estono significa que las frases particulares del texto bblicose queden carentes de sentido y que slo permanezca

    vlido este, por as decir, desnudo extracto. Tambinellas son expresin de la verdad, de un modo

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    ciertamente distinto del empleado en la fsica y en labiologa. Son verdad de una manera simblica, delmismo modo que una ventana gtica, por ejemplo, nos

    permite reconocer algo ms profundo en sus trazadosy en su juego de luces. Slo dos elementos querradestacar aqu. Uno: el relato bblico de la Creacin estmarcado por una serie de cifras que no reproducen laestructura matemtica del Universo, sino en cierto

    modo la trama interna de su tejido, la idea segn la cualha sido concebido. Dominan en l las cifras tres,cuatro, siete y diez. Diez veces se dice en el relato:Dios habl. En estas diez veces la historia de la

    Creacin anticipa ya los diez Mandamientos. Nospermite reconocer que en cierta manera estos diezMandamientos son un eco de la Creacin; noarbitrarios inventos con los cuales se han levantadovallas a la libertad del hombre, sino introduccin en el

    Espritu, en la lengua y en el significado de laCreacin, lengua traducida del Universo, lgicatraducida de Dios que construy el Universo. La ciframs utilizada de todas es el siete; en el esquema de lossiete das se acua sin lmites el Todo. Esta es la cifrade una fase de la luna; as por medio de este relato senos dice que el ritmo de nuestro astro fraterno nosmuestra tambin el ritmo de la vida humana. Se noshace perceptible que nosotros, los hombres, no

    estamos reducidos a nuestro pequeo Yo, sino queestamos inmersos en el ritmo del cosmos; que, en

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    cierta manera, el cielo tambin marca el ritmo, elmovimiento de nuestra propia vida, permitiendo quenos adentremos en la razn del cosmos. En la Biblia

    este pensamiento ha avanzado un paso ms. Nos hacesaber que el ritmo de los astros es expresin rnsprofunda del ritmo del corazn, del ritmo del Amor deDios que en l se manifiesta[8].

    a) Creacin y cultoY llegamos as al segundo elemento simblico delrelato de la Creacin sobre el cual me gustara deciralgo. Pues no es que meramente nos encontremos conel ritmo del siete y su significado csmico; es que esteritmo se encuentra al servicio de un mensaje que vaan ms all. La Creacin est dirigida hacia el Sabbat,el sbado, que es una seal de la alianza entre Dios yel hombre. Tenemos que reflexionar con ms exactitud

    sobre este tema; de momento, en un primer impulso,podemos deducir de aqu lo siguiente: la Creacin seha construido para dirigirse al momento de laadoracin. La Creacin se ha hecho con el fin de serun espacio de adoracin. Y ella se cumple y se

    desarrolla correctamente cada vez que de nuevo existepara la adoracin. Operi Dei nihil praeponatur dijoen su Regla San Benito: Nada debe anteponerse alservicio de Dios. Esto no es expresin de una

    exaltada piedad, sino pura y autntica traduccin delrelato de la Creacin, de su mensaje para nuestra vida.

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    El verdadero centro, la fuerza que, provocando elritmo de las estrellas y de nuestra vida las mueve ygobierna en su interior, es la adoracin. Por eso el

    ritmo de nuestra vida palpita correctamente cuando haquedado impregnado por ella.

    En ltima instancia esto es algo conocido por todos lospueblos. En todas las culturas los relatos de la

    Creacin han surgido para expresar que el Universoexiste para el culto, para la glorificacin de Dios. Estacoincidencia de las culturas en las cuestiones msprofundas de la humanidad es algo muy valioso. Enmis conversaciones con obispos africanos y asiticos,

    especialmente tambin en los Snodos de Obispos, seme hace evidente, como algo siempre nuevo y amenudo sorprendente, la profunda concordanciaexistente entre la creencia bblica y las grandestradiciones de los pueblos. En ellas ha permanecido unsaber originario del hombre que se abre hacia Cristo.Nuestro peligro hoy, en las civilizaciones tcnicas,consiste precisamente en que nos hemos separado deeste saber originario, en que la sabihondez de un

    equivocado espritu cientfico nos impide escuchar elmandato de la Creacin. Existe un saber originariocomn que sirve de gua y unin a las grandes culturas.

    Bien es verdad que, para ser honrados, debemos aadir

    que este saber est continuamente regenerndose. Lasreligiones universales conocen este gran pensamiento

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    de que el Universo existe para la adoracin. Peroqueda desfigurado muchas veces por la idea de quecon la adoracin el hombre les da a los dioses aquello

    que ellos necesitan. Se piensa que la divinidad necesitaesta preocupacin de los hombres y que de esta manerael culto mantiene el Universo. Pero esto deja abierta lapuerta a especular con la fuerza. El hombre puedeentonces decir: los dioses me necesitan, luego yo

    tambin puedo ejercer mi presin sobre ellos,chantajearlos en caso de necesidad. De la pura relacinamorosa, que debera ser la adoracin, surge esteintento de chantaje por aduearse uno mismo del

    Universo. Y as el culto incurre en una falsificacin delUniverso y del hombre. Por consiguiente, la Biblia,ciertamente, pudo hacer suyo este pensamiento bsicode la disposicin del Universo para la adoracin, peroal mismo tiempo tuvo tambin que depurarlo. En ella

    esta idea, como ya se ha dicho, surge precisamente conla imagen del Sabbat. La Biblia dice: la Creacin estestructurada de acuerdo con el orden del Sabbat. Y elSabbat es, por otra parte, el resumen de la Tor, la Leyde Israel. Lo cual significa que la adoracin contieneen s misma una forma moral. En ella est interiorizadatoda la organizacin moral de Dios. Slo as esverdaderamente adoracin. Una cosa ms que aadir:la Tor, la Ley, es expresin de la historia que Israel

    vive con Dios. Es expresin de la alianza, y la alianza

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    es expresin del Amor de Dios, de su S al hombre queEl ha creado para amar y ser amado.

    Ahora podemos apreciar mejor este pensamiento.

    Podemos decir: Dios ha creado el Universo paraentablar con los hombres una historia de amor. Lo hacreado para que haya amor. Tras esto surgen laspalabras de Israel que apuntan directamente hacia el

    Nuevo Testamento. Sobre la Tor, que materializa losecreto de la alianza, de la historia de amor de Dioscon los hombres, se ha dicho en las escrituras judas:Ella exista al principio, estaba con Dios, a travs deella ha llegado a ser todo lo que existe. Era la luz y la

    vida de los hombres. Juan necesitaba simplementevolver a tomar estas frmulas refirindolas al que es lapalabra viva de Dios para decir: Todo se hizo porella (Ioh 1.3), Ya antes Pablo haba dicho: En lfueron creadas todas las cosas (Col. 1,16; cfr. Col.1,15-23). Dios ha creado el Universo para poderhacerse hombre y desparramar su amor, paraextenderlo tambin hacia nosotros, invitndonos aparticipar de l.

    b) La estructura sabtica de la Creacin[9]

    Y ahora avancemos algo ms para entender mejorestos pensamientos. En el relato de la Creacin, elSabbat, el sbado, aparece descrito como el da en el

    que el hombre, en la libertad de la adoracin, participade la libertad de Dios, de la serenidad de Dios y as de

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn9https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn9
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    la paz de Dios. Celebrar el Sabbat significa celebrar laalianza, volver al origen, limpiar todo de las impurezasque nuestro actuar ha introducido. Significa tambin,

    al mismo tiempo, avanzar hacia un mundo nuevo en elque ya no habr esclavos y seores, sino hijos libres deDios, hacia un mundo en el que el hombre, el animal yla tierra participarn todos juntos fraternalmente de lapaz de Dios y de su libertad.

    A partir de este pensamiento se ha desarrollado lalegislacin social mosaica. Se funda en el hecho de queel sbado produce la igualdad de todas las cosas. Y detal modo se ha extendido ms all del da sabtico

    semanal, que cada siete aos hay un ao sabtico en elque la tierra y los hombres pueden descansar. Cadacuarenta y nueve aos (= 7 x 7) se sita el gran aosabtico, en el que se perdonan todas las culpas y seanulan todas las compras y ventas. Uno se encuentrade nuevo ante un renovado comienzo en el que elmundo se recibe otra vez de las manos creadoras deDios. El peso de esta disposicin, de hecho nunca bienseguida, podemos quiz verlo mejor, en una breve

    indicacin del libro de las Crnicas. Ya en la primerameditacin me he referido a cmo Israel haba sufridoen el exilio, durante el cual Dios en cierto modo sehaba negado a s mismo y se haba arrebatado sutierra, su Templo y su culto. Tambin despus del

    exilio continu la reflexin: por qu Dios pudohacernos esto?, por qu este castigo desmedido con

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    el que Dios en cierto modo se castigaba a s mismo?,en un momento en el que todava era inimaginablecmo en la cruz Dios cargara sobre s con todas las

    culpas que por su historia de amor con los hombres sehaba dejado infligir. Cmo pudo ser eso? Larespuesta del libro de las Crnicas dice: los muchospecados cometidos contra los que clamaron losprofetas no podan ser en el fondo motivo suficiente

    para un castigo tan desmedido. El motivo ha debuscarse en algo an ms profundamente arraigado. Ellibro de las Crnicas describe as esta causa msprofunda del exilio: Hasta que el pas haya pagado

    sus sbados, descansar todos los das de ladesolacin, hasta que se cumplan los setenta aos (2Cron 36,21).

    Esto quiere decir: el hombre ha rechazado la serenidadde Dios, la tranquilidad que procede de El, laadoracin, su paz y su libertad, cayendo de este modoen la esclavitud de su quehacer. Ha empujado alUniverso a la esclavitud de su activismo y con ello seha esclavizado a s mismo. Por eso Dios deba darle el

    Sabbat que l ya no quera. Con su No al ritmo de lalibertad y de la tranquilidad procedente de Dios, elhombre se ha alejado de su semejanza con Dios parapisotear el Universo. Por eso deba ser arrancado de laobstinacin en su propio obrar, por eso Dios deba

    devolverle a su ms autntica realidad, rescatarlo deldominio de su quehacer. Operi De nihil

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    praeponatur lo primero es la adoracin, la libertad yla serenidad de Dios. As y slo as puede el hombrevivir de verdad.

    c) Explotacin de la tierra?

    Llegamos as a la ltima consideracin. Hay unapalabra del relato de la Creacin que necesita unainterpretacin especial. Me estoy refiriendo al

    conocido versculo 28 del primer captulo, al dictadode Dios a los hombres: Someted la tierra!. Hacetiempo que esta frase ha venido siendo utilizada comopunto de partida para atacar al cristianismo. Comoconsecuencia despiadada de esta frase se desvirta alcristianismo mismo considerndolo el nico culpablede la miseria de nuestros das. El Club de Roma, quehace ya diez aos con su toque de alarma acerca de loslmites del desarrollo sacudi hasta los cimientos la

    creencia en el progreso de la poca de la postguerra,ha entendido su crtica a la civilizacin, crtica que seha ido haciendo cada vez ms espiritual, tambin comouna crtica al cristianismo que estara en la raz de estacivilizacin de la explotacin: el mandato dado a los

    hombres de someter la tierra habra abierto aquelfunesto camino cuyo amargo final ahora se perfila. Unescritor de Munich, al hilo de este pensamiento, acula frase desde entonces fervorosamente repetida sobre

    las consecuencias despiadadas del cristianismo. Anteshemos elogiado que el Universo, por la creencia en la

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    Creacin, se haba desdivinizado y racionalizado, queel sol y la luna ya no eran grandes y siniestrasdivinidades, sino simplemente luminarias, que los

    animales y las plantas haban perdido su carctermtico; pues bien todo esto precisamente se haconvertido en una acusacin contra el cristianismo. Elcristianismo sera el que habra convertido a losgrandes poderes hermanos del Universo en objetos de

    uso de los hombres, llevndole as a abusar de lasfuerzas de este Universo, plantas y animales, con unaideologa del progreso que slo piensa en s misma yslo en s misma cree.

    Qu decir a todo esto? El mandato del Creador alhombre quiere decir que ste debe cuidar el Universocomo Creacin de Dios, de acuerdo con el ritmo y lalgica de la Creacin. El significado del mandato sedescribe en el captulo siguiente del Gnesis con laspalabras labrar y cuidar (2, 15). Nos introduce porlo tanto en la lengua de la Creacin misma; significaque le ha sido dada para aquello de lo que ella es capazy a lo que ha sido llamada, pero no para volverse en su

    contra. La creencia bblica incluye sobre todo que elhombre no est encerrado en s mismo; siempre ha detener presente que se encuentra dentro del gran cuerpode la historia, que finalmente se convertir en elCuerpo de Cristo. Pasado; presente y futuro deben

    encontrarse y abrirse camino en la vida de cadahombre. Nuestro tiempo ha quedado ya a salvo de

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    puesto que, en definitiva, la cuestin de la Creacin nopuede contestarse ms que como procedente delEspritu Creador, por eso se interpretaba la pregunta

    como carente de sentido. La Creacin creada nocuenta; es el hombre el que debe producir la verdaderaCreacin que luego le ser til. De ah latransformacin del mandato fundamental del hombre,de ah que el progreso sea la autntica verdad y la

    materia el material a partir del cual el hombre crea elUniverso que lo har digno de vivir en l[10]. ErnstBloch ha reforzado estos pensamientos de una maneraverdaderamente angustiosa. La verdad, ha dicho, no es

    lo que nosotros percibimos. Verdad es nicamente latransformacin. Verdad es, segn esto, lo que seimpone, y la realidad es consecuentemente unaindicacin para la accin, es un adiestramiento para elataque[11]. Necesita un polo concreto de odio[12]en

    el que encontrar el mpetu necesario para latransformacin. De este modo para Bloch lo bello noes la transparencia de la verdad de las cosas, sino eldescubrimiento del futuro hacia el que nos dirigimos yque nosotros mismos hacemos. Por eso, dice, lacatedral del futuro ser el laboratorio, y las centraleselctricas sern las grandes iglesias gticas del futuro.Pues -segn l- ya no ser necesaria la distincin entredomingo y da laborable; ya no har falta ningn

    sbado porque el hombre es en todo su propio creador.Dejar tambin de esforzarse simplemente por

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn10https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn11https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn12https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn12https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn11https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn10
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    dominar y configurar la naturaleza y, por el contrario,la concebir en s misma como transformacin[13].Aqu est formulado, con una claridad que no

    encontramos otras veces, lo que constituye la opresinde nuestro tiempo. Antes, el hombre poda siempretransformar cosas concretas en la naturaleza. Lanaturaleza como tal no era objeto, sino condicinprevia de su actuacin. Ahora le ha sido entregada

    como un todo; pero as el hombre se ve, de repente,expuesto a su ms profunda amenaza. El punto de par-tida de esta situacin se encuentra en aquellaconcepcin que contempla la Creacin como producto

    nicamente del azar y de la necesidad, que no obedecea ninguna razn y de la que no se puede extraerninguna enseanza. Ha enmudecido aquel ritmointerior que nos haba marcado el relato de la SagradaEscritura: el ritmo de la adoracin, que es el ritmo de

    la historia de amor de Dios con los hombres. Bien esverdad que hoy percibimos visiblemente los horriblesresultados de tal enfoque. Sentimos una amenaza queno afecta a un futuro lejano, sino a nosotros mismos, anuestra inmediatez. Ha desaparecido la sumisin de lafe, el orgullo del quehacer ha fracasado. Y as seconfigura una actitud nueva y no menos nociva, unenfoque que considera al hombre como perturbador dela paz, como el que todo lo destruye y que es el

    verdadero parsito, la enfermedad de la naturaleza. Elhombre ya no se gusta a s mismo. Preferira volverse

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn13https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn13https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn13
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    atrs para que la naturaleza pudiera de nuevo estarsana. Pero as tampoco construimos el Universo. Puescontradecimos al Creador cuando ya no queremos al

    hombre como El lo ha querido. Con esto nosantificamos la naturaleza, nos destruimos nosotros yla Creacin. Le arrebatamos la esperanza que existe enella y la grandiosidad a la que est llamada.

    De modo que el camino cristiano permanece como elque verdaderamente salva. Propio del camino cristianoes el convencimiento de que nosotros slo podemosser verdaderamente creativos y, por tanto, creadoressi lo somos en unin con el Creador del Universo. Slo

    podemos servir verdaderamente a la tierra cuando latomamos siguiendo la instruccin de la Palabra deDios. Y entonces podemos perfeccionar y haceravanzar al Universo y a nosotros mismos.

    Operi De nihil praeponatur -a la obra de Dios no seanteponga nada-; al servicio de Dios nada debeanteponerse. Esta frase s que es una contribucin a laconservacin del mundo creado frente a la falsaadoracin del progreso, frente a la adoracin de la

    transformacin, destructora del hombre, y frente a lablasfemia del hombre que destruye a la vez el Uni-verso y la Creacin, apartndolos de su destino final.Slo el Creador es el verdadero Redentor del hombre,

    y slo si confiamos en el Creador estamos en el camino

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    de la salvacin del Universo, del hombre y de lascosas. Amn.

    III. LA CREACIN DEL HOMBRE

    El da en que Yahweh Dios hizo tierra y cielos, antes

    de que hubiera ningn arbusto silvestre en la tierra, y

    antes de que germinara ninguna hierba del campo,

    porque Yahweh Dios no haba hecho llover sobre la

    tierra, ni exista hombre para trabajar el suelo,

    aunque un manantial brotaba de la tierra y regaba

    toda la superficie del suelo; entonces Yahweh Dios

    form al hombre con polvo del suelo, insufl en susnarices aliento de vida, y el hombre se convirti en un

    ser vivo.

    Y Yahweh Dios plant un jardn en Edn, al oriente, y

    situ all al hombre que haba formado. E hizoYahweh Dios brotar del suelo toda clase de rboles

    agradables a la vista y buenos para comer, y, en medio

    del jardn, el rbol de la vida y el rbol de la ciencia

    del bien y del mal (Gen 2,4-9).

    Qu es el hombre? Esta pregunta se plantea como unaimposicin a cada generacin y a cada hombre enparticular; pues, a diferencia de los animales, la vida

    no nos ha sido sin ms trazada hasta el final. Lo que es

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    el ser humano representa tambin para cada uno denosotros una tarea, una llamada a nuestra libertad.Cada uno debe interrogarse de nuevo por el ser

    humano, decidir quin o qu quiere l ser comohombre. Cada uno de nosotros en su vida, lo quiera ono, debe responder a la pregunta de qu es el serhumano. Qu es el hombre? El relato de la SagradaEscritura nos sirve como indicador del camino que nos

    conduce al misterioso pas del ser humano. Nos sirvede ayuda para reconocer lo que es el proyecto de Dioscon el hombre. Nos ayuda a dar creadoramente larespuesta nueva que Dios espera de cada uno de

    nosotros.1. El hombre, formado de la tierra[14]

    Qu quiere decir exactamente esto? En primer lugar,se nos informa de que Dios form a los hombres del

    barro, lo que constituye al mismo tiempo unahumillacin y un consuelo. Humillacin porque nosdice: no eres ningn dios; no te has hecho a ti mismoy no dispones del Todo; ests limitado. Eres un serpara la muerte como todo ser vivo, eres slo tierra.

    Pero tambin supone un consuelo, pues adems nosdice: el hombre no es ningn demonio, como hastaentonces haba podido parecer, ningn espritumaligno; no ha sido formado a partir de fuerzas

    negativas, sino que ha sido creado de la buena tierra deDios. Aqu resplandece algo an ms profundo, pues

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn14https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn14
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    se nos dice que todos los hombres son tierra. Ms allde todas las diferencias creadas por la cultura y por lahistoria, permanece la constatacin de que nosotros, en

    definitiva, somos lo mismo, somos el mismo. Estepensamiento que en la Edad Media, en la poca de lasgrandes epidemias de peste, se acu bajo la forma dedanzas de la muerte a causa de las horriblesexperiencias vividas por el gran poder amenazador de

    la muerte, se pone de manifiesto en que emperador ymendigo, seor y esclavo, son, en ltima instancia,uno y el mismo hombre, formado de una y la mismatierra y destinado a volver a ella. En todas las

    tribulaciones y apogeos de la historia el hombrepermanece igual, como tierra, formado de ella ydestinado a volver a ella.

    De esta manera, se pone de manifiesto la unidad detodo el gnero humano: todos nosotros procedemossolamente de una tierra. No hay sangre y suelo dediferentes clases. Y por la misma causa no hayhombres diferentes, como crean los mitos de muchasreligiones y tambin se manifiesta en concepciones de

    nuestro mundo de hoy. No hay castas ni razasdiferentes, en las que los hombres posean un valordiferente. Todos nosotros somos la nica humanidad,formada por Dios de la nica tierra. Esta concepcindel hombre es un pensamiento dominante tanto en el

    relato de la Creacin como en la Biblia entera. Frentea todas las segregaciones y envanecimiento! del

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    hombre, con los que quiere colocarse por encima de yfrente a los otros, la humanidad se explica como lanica Creacin de Dios, procedente de una sola tierra.

    Y lo que se ha dicho al principio, volver a repetirsedespus del diluvio: en la gran genealoga del captulodcimo del Gnesis aparece de nuevo la mismaconcepcin de que slo hay un hombre en los muchoshombres. La Biblia pronuncia un No decidido contra

    todo racismo, contra toda divisin de la humanidad.

    2. Imagen de Dios

    Pero para que el hombre sea tal, debe acontecer unasegunda cosa. La materia prima es la tierra, de ellasaldr el hombre porque al cuerpo formado con ellaDios le insufla su aliento en la nariz. La realidad divinaentra en el Universo. El primer relato de la Creacin,que ha sido objeto de las meditaciones anteriores, dice

    lo mismo con otra imagen ms profunda. Dice as: Elhombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios(cfr. Gen 1,26 y ss.). En l se tocan el cielo y la tierra.Dios entra a travs del hombre en la Creacin; elhombre est dirigido a Dios. Ha sido llamado por El.

    La Palabra de Dios de la Antigua Alianza sigueteniendo valor para cada hombre en particular: Tellamo por tu nombre, eres mo. Cada hombre esconocido y amado por Dios; ha sido querido por Dios;

    es imagen de Dios. En esto precisamente consiste laprofunda y gran unidad de la humanidad, en que todos

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    nosotros, cada hombre cumple un proyecto de Diosque brota de la idea misma de la Creacin. Por eso dicela Biblia: Quien maltrata al hombre, maltrata la

    propiedad de Dios (Gen 9, 5). La vida humana estbajo la especial proteccin de Dios, porque cualquierhombre, por pobre o muy acaudalado que sea, porenfermo o achacoso, por intil o importante que puedaser, nacido o no nacido, enfermo incurable o rebosante

    de energa vital, cualquier hombre lleva en s el alientode Dios, es imagen suya. Esta es la causa ms profundade la inviolabilidad de la dignidad humana; y a ellotienden, en ltima instancia, todas las civilizaciones.

    Porque all donde ya no se ve al hombre comocolocado bajo la proteccin de Dios, como portador lmismo del aliento divino, all es donde comienzan asurgir las consideraciones acerca de su utilidad, all esdonde surge la barbarie que aplasta la dignidad del

    hombre. Y donde sucede al contrario ' all aparece lacategora de lo espiritual y de lo tico.

    Nuestro destino depende por completo de quelogremos defender esta dignidad moral del hombre en

    el mundo de la tcnica y de todas sus posibilidades.Pues en esta poca tcnico-cientfica se est dando unaclase de tentacin especial. La actitud tcnica ycientfica ha trado consigo un tipo especial de certeza,aquella que puede confirmarse a travs del

    experimento y de la frmula matemtica. Estoefectivamente ha proporcionado al hombre una

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    liberacin expresa del temor y de la supersticin y leha dado un determinado poder sobre el Universo. Peroah radica precisamente la tentacin, en considerar

    solamente como racional, y por lo tanto serio lo quepuede comprobarse por el experimento y el clculo. Locual supone, por consiguiente, que lo moral y losagrado ya no cuentan para nada. Han quedadorelegados a la esfera de lo superado, de lo irracional.

    Pero cuando el hombre hace esto, cuando reducimosla tica a la fsica, entonces disolvemos locaracterstico del hombre, ya no lo liberamos, sino quelo destruimos. Hemos de distinguir de nuevo lo que ya

    Kant conoca y saba muy bien: que hay dos formas derazn, la terica y la prctica, como l las denominaba.Digmoslo tranquilamente: la razn cientfico-fsica yla moral-religiosa. No se puede explicar la razn moralcomo un irracionalismo ciego o como una

    supersticin, slo por el hecho de que se ha originadode una manera distinta o porque su conocimiento serepresenta de un modo no matemtico. Es una y la msgrande de las dos formas de razn, la que precisamentepuede conservar la categora humana de la ciencia y dela tcnica y preservarlas de convertirse en ladestruccin del hombre. Kant habl ya de la primacade la razn prctica sobre la terica, de que lo msgrande, las realidades ms profundas y decisivas son

    aquellas que la razn moral del hombre reconoce en sulibertad moral. Y ah, aadimos nosotros, est el

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    espacio del ser-imagen-de-Dios, eso que hace alhombre ser algo ms que tierra[15].

    Demos ahora otro paso. Lo esencial de una imagen

    consiste en que representa algo. Cuando yo la miro,reconozco por ejemplo al hombre que est en ella, elpaisaje, etc. Remite a otra cosa que est ms all de smisma. Lo caracterstico de la imagen, por lo tanto, no

    consiste en lo que es meramente en s misma, leo,lienzo y marco; su caracterstica como imagen consisteen que va ms all de s misma, en que muestra algoque no es en s misma. As, el ser-imagen-de-Diossignifica sobre todo que el hombre no puede estar

    cerrado en s mismo. Y cuando lo intenta, se equivoca.Ser-imagen-de-Dios significa remisin. Es ladinmica que pone en movimiento al hombre haciatodo-lo-dems. Significa, pues, capacidad de relacin;es la capacidad divina del hombre. En consecuencia,el hombre lo es en su ms alto grado cuando sale de smismo, cuando llega a ser capaz de decirle a Dios: T.De ah que a la pregunta de qu es lo que diferenciapropiamente al hombre del animal y en qu consiste su

    mxima novedad se debe contestar que el hombre esel ser que Dios fue capaz de imaginar; es el ser quepuede orar y que est en lo ms profundo de s mismocuando encuentra la relacin con su Creador. Por eso,ser-imagen-de-Dios significa tambin que el hombre

    es un ser de la palabra y del amor; un ser delmovimiento hacia el otro, destinado a darse al otro, y

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn15https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn15
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    precisamente en esta entrega de s mismo se recobra as mismo.

    La Sagrada Escritura nos posibilita dar todava otro

    paso adelante, si seguimos una vez ms nuestra normafundamental de que el Antiguo y el Nuevo Testamentodeben leerse juntos, ya que es precisamente a partir delNuevo de donde se entresaca el ms profundo

    significado del Antiguo. En el Nuevo TestamentoCristo es denominado el segundo Adn, el definitivoAdn y la imagen de Dios (p. ej., 1 Cor 15,44-48; Col1,15). Esto quiere decir que precisamente en El sepone de manifiesto la respuesta definitiva a la

    pregunta: qu es el hombre? Slo en El aparece elcontenido ms profundo de este proyecto. El es elhombre definitivo, y la Creacin es en cierto modo unanteproyecto de El. As que podemos decir: el hombrees el ser que puede llegar a ser hermano de Jesucristo.Es la criatura que puede llegar a ser una con Cristo yen El con Dios mismo. Esto es lo que significa esaremisin de la Creacin a Cristo, del primero alsegundo Adn, que el hombre es un ser en camino, en

    trnsito. Todava no es l mismo, tiene que llegar aserlo definitivamente. Y aqu, en medio de la reflexinsobre la Creacin, nos aparece ya el misterio pascual,el misterio del grano de trigo que muere. El hombredebe convertirse con Cristo en el grano de trigo que

    muere para poder verdaderamente resucitar, paralevantarse verdaderamente, para ser l mismo (cfr. 1oh

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    12,24). El hombre no se comprende nicamente desdesu origen pasado ni desde una parte aislada quellamamos presente. Est dirigido hacia el futuro que es

    el que precisamente le permite adivinar quin es l(cfr. Joh 3,2). Tenemos siempre que ver en el otrohombre a aqul con el que yo alguna vez participarde la alegra de Dios. Debemos contemplar al otrocomo aqul con el que estoy llamado a ser en comn

    miembro del Cuerpo de Cristo, con el que yo algn dame sentar a la mesa de Abrahn, de Isaac, de Jacob, ala mesa de Jesucristo, para ser su hermano y con lhermano de Jesucristo, hijo de Dios.

    3. Creacin y Evolucin

    Podramos concluir ahora que todo esto es hermoso yest bien, pero, al fin y al cabo, no est encontradiccin con nuestros conocimientos cientficos,

    segn los cuales el hombre procede del reino animal?No necesariamente. Muchos pensadores hanreconocido desde hace ya mucho tiempo que aqu nose produce ninguna disyuntiva. No podemos decir:Creacin o Evolucin; la manera correcta de plantear

    el problema debe ser: Creacin y Evolucin, puesambas cosas responden a preguntas distintas. Lahistoria del barro y del aliento de Dios, que hemos odoantes, no nos cuenta cmo se origina el hombre. Nos

    relata qu es l, su origen ms ntimo, nos clasifica elproyecto que hay detrs de l. Y a la inversa, la teora

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    de la evolucin trata de conocer y describir perodosbiolgicos. Pero con ello no puede aclarar el origen delproyecto hombre, su origen ntimo ni su propia

    esencia. Nos encontramos, pues, ante dos preguntasque en la misma medida se complementan y que no seexcluyen mutuamente.

    Pero miremos ahora un poco ms de cerca, porque

    precisamente el progreso del pensamiento en las dosltimas dcadas nos ayuda tambin a considerar denuevo esa unidad interna de la Creacin y de laevolucin de la fe y de la razn. A las concepcionespropias del siglo XIX perteneca el hecho de tener cada

    vez ms en cuenta la historicidad, el desarrollo detodas las cosas. Se vio entonces que las cosas quetenemos por inmutables y siempre idnticas sonproducto de un largo devenir. Esto es vlido tanto enla esfera de lo humano como en la de la naturaleza. Sepuso de manifiesto que el Universo entero no es algoas como una gran caja en la que todo se ha introducidouna vez terminado, sino que ms bien hay quecompararlo al desarrollo y crecimiento de un rbol

    vivo cuyas ramas crecen cada vez ms altas haciaarriba. Esta consideracin general ha sido y esexpuesta, a menudo, de un modo fantstico, pero conel progreso de la investigacin se perfila cada vez conms claridad el modo correcto con que se ha de

    comprender.

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    Muy brevemente querra aclarar algo acerca de estocon especial referencia a Jacques Monod que nospuede servir muy bien como testigo no sospechoso; se

    trata, por un lado, de un cientfico de gran categora, ypor otro, de un luchador decidido contra toda creenciaen la Creacin[16].

    Me parecen de suma importancia dos relevantes y

    fundamentales precisiones suyas. La primera dice: Enla realidad no existe slo la necesidad. No es posible,como pretenda todava Laplace y como Hegelintentaba imaginar, que en el Universo todas las cosasderiven de forma sucesiva una de la otra con absoluta

    necesidad. No existe ninguna frmula que permitaestablecer una deduccin obligatoria de todo. En elUniverso no existe slo la necesidad sino tambin,dice Monod, el azar. Como cristianos nospermitiramos ir ms all y decir: existe la libertad.Pero volvamos a Monod. El seala que existenespecialmente dos realidades, las cuales no tienenobligatoriamente que existir: pueden existir, pero notienen que existir. Una de ellas es la vida. As, del

    mismo modo que existen las leyes fsicas pudo ellaoriginarse, pero no tuvo que hacerlo. Aade, adems,que era muy improbable que esto sucediera. Laprobabilidad matemtica para ello era prcticamentecero, de manera que tambin se puede suponer que

    solamente esa nica vez, en nuestra tierra, ocurri ese

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn16https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn16https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn16
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    muy improbable acontecimiento de que se originara lavida[17].

    Lo segundo que pudo, pero no tuvo a la fuerza que

    existir es el misterioso ser humano. Este es tambinhasta tal punto improbable ' que Monod comocientfico sostiene que dado su grado deimprobabilidad, slo una vez puede haber sucedido el

    que este ser se originara. Somos, dice l, unacasualidad. Nos ha tocado en la lotera un nmeropremiado y debemos sentirnos como alguien queinesperadamente ha ganado mil millones jugando a lalotera[18]. De esta manera, con su lenguaje ateo

    expresa de nuevo lo que la fe de los siglos pasadoshaba denominado la contingencia del ser humano ylo que haba llevado a la fe a orar as: Yo no tena queexistir, pero existo y T, oh! Dios, me has querido. Enel lugar de la voluntad de Dios, Monod coloca el azar,el premio que nos ha tocado en la lotera. Si esto fueraas, sera entonces muy cuestionable el poderrealmente afirmar que a la vez se tratara de un premio.Durante una breve conversacin con un taxista, ste

    me hizo la observacin de que cada vez era ms lagente joven que le deca: Nadie me ha preguntado siyo quera haber nacido. Y me contaba tambin unprofesor que al tratar de hacerle ver a un nio elagradecimiento que les deba a sus padres, dicindole:

    Tienes que agradecerles que vives!, ste le habacontestado: Por eso no les estoy nada agradecido.

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn17https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn18https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn18https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn17
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    ms refinada de las mquinas. Estas, comparadas conel proyecto organismo, estn chapuceramenteconcebidas y construidas. Una segunda diferencia

    ahonda an ms: el proyecto organismo se acciona a smismo desde dentro, no como las mquinas que debenser activadas por alguien desde fuera. Y, por ltimo, latercera diferencia: el proyecto organismo tiene lacapacidad de reproducirse; el proyecto puede por s

    mismo renovarse y transmitirse. Dicho de otro modo:posee la facultad de la reproduccin por medio de lacual entra de nuevo en la existencia un todo vivo yarmonioso[19].

    Y aqu se nos presenta algo totalmente inesperado ymuy importante que Monod denomina el ladoplatnico del Universo. Es lo siguiente: no existemeramente el devenir en el que todo cambiaincesantemente, existe tambin lo estable, las ideaspermanentes que iluminan la realidad y son susprincipios rectores constantes. Existe la estabilidad yest creada de tal manera que cada organismo vivotransmite de nuevo exactamente su muestra, el

    proyecto que l es. Cada organismo ha sidoconstruido -como expresa Monod- de una maneraconservadora. En la reproduccin se reproduce denuevo a s mismo. Monod lo formula as: en lamoderna Biologa la evolucin no es ninguna

    caracterstica de los seres vivos, sino que su

    https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn19https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=305d22b498&view=att&th=1286f1224e998d5b&attid=0.1&disp=inline&zw%230.1__edn19
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    caracterstica es precisamente que son inmutables: sereproducen, su proyecto permanece[20].

    Monod encuentra despus el camino hacia la

    evolucin, en la afirmacin de que en la transmisindel proyecto puede haber un fallo. Como la naturalezaes conservadora, reproducir este fallo cada vez que lesuceda. Tales fallos pueden acumularse, y de la suma

    de ellos puede originarse algo nuevo. De aqu sededuce una conclusin desconcertante: todo elUniverso de los vivos se ha originado de esta manera,incluido el hombre; somos el producto de un fallocasual[21].

    Qu debemos decir a esta respuesta? Es asunto de laciencia aclarar cules son los factores que determinanel crecimiento del rbol de la vida y la aparicin denuevas ramas. Esto