joaquín sabina se equivocó, joaco del garzo no

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JOAQUÍN SABINA SE EQUIVOCÓ, JOACO DEL GARZO NO Mi escritor europeo favorito es Céline. He leído tres veces su “Viaje…”, otras tantas “Muerte a crédito” e igual cantidad de veces “Guignol’s Band”, a la vez de haber devorado la denominada “trilogía alemana” en distintas etapas de mi vida y siempre la sensación fue la misma: la de recibir un golpe feroz, brutal. La desnudez absoluta de una sociedad sórdida en un mundo perdido. En fin, Louis Ferdinand Céline me sacudió las entrañas. Admiro su escritura, su fraseo exasperante, la presentación de esa atmósfera oclusiva y desgarradora, de ese ahogo insoportable. Louis Destouches, tal su verdadero nombre, fue un nazi confeso, un colaborador del régimen de Vichy. Ese hombre fue, políticamente, deleznable. Sus posiciones incluso han quedado refrendadas en algunos libelos de su producción, como las “Bagatelles…” de 1937. Destouches, el hombre, detestable. Céline, el escritor, insoslayable. Jamás, en caso de haber tenido la ocasión, podría haber sido amigo de un hombre como Louis Destouches; jamás podría vanagloriarme de su amistad, en modo alguno. Pero siempre, absolutamente siempre, estaré en condiciones de rendirme a la literatura de Louis Ferdinand Céline y de conminar a todos aquellos que no lo han leído, a que no se priven de tal experiencia. En este sentido, Sabina se equivoca. En unas poco agraciadas declaraciones, Joaquín arranca mal cuando dice oponerse a un intento de “veto”, que no fue tal, hacia la figura de Vargas Llosa, haciéndose eco, él, tan de “izquierdas”, de lo expresado por la prensa canalla. Pero además se jacta de su amistad con el escritor peruano afirmando que “a sus amigos no le pido carné de identidad ni les pregunto sus ideas políticas” y sugiere que leamos sus novelas, las que, según sus propias palabras “son más de izquierdas que muchos autores de izquierdas”. Joaquín confunde los planos; en principio, desde el ámbito intelectual y académico argentino no se ha cuestionado la calidad literaria de Vargas Llosa, del que en Argentina se ha leído mucho más

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Acerca de las declaraciones de Sabina en relación a la próxima intervención del escritor Vargas Llosa en la nueva edición de la Feria del Libro en Bs.As.

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Page 1: Joaquín Sabina se equivocó, Joaco del Garzo no

JOAQUÍN SABINA SE EQUIVOCÓ, JOACO DEL GARZO NO

Mi escritor europeo favorito es Céline. He leído tres veces su “Viaje…”, otras tantas “Muerte a crédito” e igual cantidad de veces “Guignol’s Band”, a la vez de haber devorado la denominada “trilogía alemana” en distintas etapas de mi vida y siempre la sensación fue la misma: la de recibir un golpe feroz, brutal. La desnudez absoluta de una sociedad sórdida en un mundo perdido. En fin, Louis Ferdinand Céline me sacudió las entrañas. Admiro su escritura, su fraseo exasperante, la presentación de esa atmósfera oclusiva y desgarradora, de ese ahogo insoportable.

Louis Destouches, tal su verdadero nombre, fue un nazi confeso, un colaborador del régimen de Vichy. Ese hombre fue, políticamente, deleznable. Sus posiciones incluso han quedado refrendadas en algunos libelos de su producción, como las “Bagatelles…” de 1937. Destouches, el hombre, detestable. Céline, el escritor, insoslayable.

Jamás, en caso de haber tenido la ocasión, podría haber sido amigo de un hombre como Louis Destouches; jamás podría vanagloriarme de su amistad, en modo alguno. Pero siempre, absolutamente siempre, estaré en condiciones de rendirme a la literatura de Louis Ferdinand Céline y de conminar a todos aquellos que no lo han leído, a que no se priven de tal experiencia.

En este sentido, Sabina se equivoca. En unas poco agraciadas declaraciones, Joaquín arranca mal cuando dice oponerse a un intento de “veto”, que no fue tal, hacia la figura de Vargas Llosa, haciéndose eco, él, tan de “izquierdas”, de lo expresado por la prensa canalla. Pero además se jacta de su amistad con el escritor peruano afirmando que “a sus amigos no le pido carné de identidad ni les pregunto sus ideas políticas” y sugiere que leamos sus novelas, las que, según sus propias palabras “son más de izquierdas que muchos autores de izquierdas”.

Joaquín confunde los planos; en principio, desde el ámbito intelectual y académico argentino no se ha cuestionado la calidad literaria de Vargas Llosa, del que en Argentina se ha leído mucho más que en la natal y esclerótica España de Sabina. Se respeta su obra a la vez que se alerta de que desde hace un par de décadas, don Vargas Llosa no gira por el mundo para hablar de literatura, sino en su carácter de representante pago, muy bien pago, del poder financiero internacional, ese poder que es el único responsable de las consecutivas debacles que atraviesa el mundo, como la que ahora mismo está azolando a aquella otrora España “nueva rica”, cuna de Joaquín. Ese poder que aprovecha la imagen de hombre culto e inteligente del gran escritor para propagar la miserabilidad de su credo. Ese mismo poder que soborna, inventa guerras, derroca gobiernos por diversos medios y compra, fundamentalmente compra, almas débiles en nuestros países para ponerlas a su servicio. El remedo del cipayo indio que ya no lleva fusil y faltriquera, sino traje y notebook.

En fin, quizás sea demasiado escribir sobre algo que viene de España. De ese país no puede esperase nada; hace siglos que no produce intelectualmente algo original.

Page 2: Joaquín Sabina se equivocó, Joaco del Garzo no

Gran parte de mis amigos no piensan como yo, no adhieren al peronismo ni comulgan con la izquierda nacional, mis sellos distintivos, como tampoco son de San Lorenzo. Lo único que les exijo (y ellos a mí) es una posición ética que supone un límite que no se puede trasvasar. Sabina admira la obra del peruano, pero a la vez se declara amigo de Vargas Llosa, lo que me habilita a pensar, ucrónicamente, que podría haber sido, de tener la oportunidad en tiempo y espacio, amigo de Louis Destouches. Yo, en cambio, admirando la obra de Céline y parte de la de Vargas Llosa, no podría ser amigo de ninguno de los dos. Como tampoco lo sería de Joaquín Sabina. Yo, si tuviera la oportunidad, sería amigo de Joaco del Garzo1.

1 Personaje creado por el humorista Diego Capusotto, cuyas caracterísitcas son las de un cantautor español que no oculta su desprecio por la Argentina, país al que a pesar de todo viene seguido por que se lleva carradas de dinero.

Page 3: Joaquín Sabina se equivocó, Joaco del Garzo no

Marcelo Fernández Portillo

15-03-2011