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JarochoCuantico @jarochocuantico Suplemento Científico de La Jornada Veracruz i z z Domingo 6 de agosto de 2017 i Año 7 i Número 77 i Coordinador: Manuel Martínez Morales SEMBLANZA DE UN JOVEN INVESTIGADOR

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JarochoCuantico

@jarochocuantico

Suplemento Científico de La Jornada Veracruz i La Jornada Veracruz i La Jornada Veracruz Domingo 6 de agosto de 2017 i Año 7 i Número 77 i Número 77 i Número 77 Coordinador: Manuel Martínez Morales

SEMBLANZA DE UN

JOVEN INVESTIGADOR

Javier nació el 3 de diciembre de 1975 en la Ciudad de México, cuando tenía tres años su familia se mudó a Xalapa donde cursó

el preescolar, después vivieron en Oaxaca (de donde eran originarios) y ahí estudió la primaria y parte de la secundaria en escuelas públicas. Antes de concluir este nivel educativo regresó a Xalapa para cursar el tercer grado en la Secundaria Técnica Indus-trial No. 105; posteriormente ingresó a la Escuela de Bachilleres “Ricardo Flores Magón, Oficial B”. Él mismo comentaba que no fue un alumno des-tacado durante este periodo, prefería divertirse, “echar relajo”, dedicarle tiempo a la banda de guerra —donde disfrutaba tocar el bombo— en lugar de estudiar, eso lo dejaba al final, de una sentada leía el temario del exa-men y lo pasaba sin ninguna dificul-tad, lo que indicaba que cuando se lo proponía aprendía con facilidad.

Desde pequeño fue inquieto y curio-so, constantemente se hacía pregun-tas sobre el comportamiento propio y el de las personas con las que interac-tuaba, no por crítica sino en un afán de comprenderse y comprenderlos. Su tema favorito ‘la vida’ (la existencia), quiénes somos, qué nos hace felices, cuál es nuestro propósito en este mun-do tan caótico, qué papel jugamos en la vida de los demás; y siempre lle-gaba a la misma conclusión: la vida es simple, nosotros solos la complica-mos. Decía que para no meternos en problemas había que seguir una regla básica: no hagas a los demás lo que

no quieras que te hagan a ti, premisa que se convirtió en una forma de vida.

Tenía un espíritu infantil y un alma vieja. Disfrutaba de las pequeñas co-sas de la vida, pasar tiempo con su familia —que era lo más importan-te para él—, con los amigos, reír a carcajadas, estar tranquilo, ser feliz. Le gustaba la banda británica de rock Queen, así como los Creedence Clearwater Revival, éste grupo es uno de los favoritos de su mamá y le pedía que le enseñara pasos de baile, as-pecto que también disfrutaba mucho. Era fan de Mazinger Z y Dragon Ball, le gustaba la trilogía The Matrix y tam-bién Inception (El origen); curiosamen-te en estas historias se tocan temas del bien contra el mal, la complejidad de la mente humana, el futuro, las máqui-nas, la inteligencia artificial, cosas de las que le gustaba platicar y construir sus propias hipótesis.

Fuimos compañeros de clase du-rante la licenciatura en psicología, era el más alegre del salón, le gustaba llevarle la contraria a los profesores pero más con el ánimo de cuestionar-los para tratar de entender lo que nos explicaban que de molestarlos, aun-que a veces no todos entendían esta estrategia.

A pesar de las adversidades a las que se enfrentó —que no fueron po-cas— nunca se dio por vencido, ante cada obstáculo se hacía más fuerte y trataba de mantenerse positivo. Para sacar sus estudios adelante realizó varios trabajos: ayudó en el negocio familiar, fue mesero, vendió palomitas

de maíz, amenizó fiestas como DJ, y siempre sacó buenas notas; tuvo beca a lo largo de la carrera y se tituló por promedio (hasta le dio tiempo de to-mar clases de batería). A la par de esto —y del servicio social— estudió inglés y francés, en realidad la pro-nunciación no se le daba tan bien con el francés, pero lo intentaba, y era gracioso escucharlo hablar.

Realizó el servicio social con el Dr. Jorge Vaca en el Instituto de Investiga-ciones en Educación de la UV, ahí co-menzó su camino hacia la investiga-ción. Esta preparación le permitió in-gresar al Departamento de Investiga-ciones Educativas del Cinvestav y tra-bajar con la Dra. Irma Fuenlabrada. Luego ingresó al Doctorado, también en la UV, y obtuvo mención honorífica al titularse. En ambos posgrados fue becado por Conacyt. Realizó estan-cias académicas y de investigación en la UNAM, en la Université Paris 8 en París, Francia, en la UAM y en el IPN. A mediados del año pasado ingresó a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca como PTC, sus colegas y estudiantes lo conside-raban un defensor de la educación y en poco tiempo se ganó su cariño y admiración.

Los que tuvimos el privilegio de tra-bajar con él coincidimos en que era una persona comprometida, con fuer-tes principios, implicado en su labor como docente, investigador y sobre todo con sus estudiantes. La formación académica que recibió le permitió dis-tinguir y valorar lo realmente impor-tante: la calidad humana, que a veces olvidamos y pasamos por alto en esta profesión.

Otra de sus cualidades era su hu-mildad, nunca necesitó de grandes reconocimientos ni elogios, disfrutaba de su trabajo y éste habla por sí solo. Luchó por lo que quería ser y tener y al final lo consiguió, puso dedicación,

esfuerzo y coraje en cada paso que dio para alcanzar sus metas y ser un buen profesionista, colega, amigo, un gran hermano y excelente hijo. Como todos en esta vida tenía algunos de-fectos, uno de ellos era que quería realizar varias tareas a la vez, siem-pre andaba a las prisas —descuidan-do así su salud— y llegaba tarde a todas partes.

El 11 de abril de este año, a la edad de 41 años, su espíritu aventure-ro lo llevó a explorar otros cielos.

Javier, aunque nos parece que fue breve el tiempo que pasaste entre no-sotros dejaste una huella importante a seguir, reconocemos tus pasos y el ca-mino que transitaste en donde disfruta-mos de tu compañía. Nos enseñaste a vivir con intensidad, alegría y optimis-mo. Lamentablemente no te dio tiem-po de disfrutar todos tus logros pero hablar de ti y de tu trabajo es nuestra forma de reconocer que lo que hiciste no fue en vano. Fue un honor haber sido tu amiga, compañera y colega.

¡Disfrutemos de la vida! Segura-mente es el consejo que él nos daría i

Denise Hernández: Doctora en Comunicación Lingüística y Mediación Multilingüe por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), miembro del Pro-grama de Investigación e Innovación en Educación Superior de la UV.

1. Conocí a Javier hace más de 22 años, durante todo este tiempo pude verlo en varias facetas de su vida y compartir muchas vivencias: alegrías, logros, tristezas, preocupaciones. En este es-pacio les revelo algunos datos sobre él, previo consentimiento de su familia claro está, a quienes les doy las gra-cias por haberme permitido quererlos y compartir algunas de las cosas que aquí les cuento.

Las despedidas no tendrían por qué ser siempre tristes, sin embargo, cuando al-guien nos deja de forma súbita, brusca e inesperada, algo se fragmenta dentro

de nosotros y necesitamos de un periodo considerable para poder recuperarnos, o por lo menos intentar asimilarlo. El Dr. Ja-vier Bustamante nos dejó el vacío de una despedida. Colega y amigo, se desempeñó como investigador educativo. En los últimos meses no radicaba más en Xalapa, sin em-bargo, gran parte de sus estudios y su vida profesional los realizó en esta ciudad. A él le dedicamos este número especial, como un homenaje a su vida y a su carrera. Espe-ramos que los lectores lo conozcan a través

de los diversos escritos aquí presentados. Organizamos este número exponiendo dis-

tintos aspectos de su vida. Incluimos una breve semblanza donde intentamos mostrar la parte humana y sensible de Javier, con virtudes y de-fectos. También, con algunas anécdotas, quisi-mos destacar qué tipo de alumno, profesionista y colega fue.

No quisimos perder la oportunidad de discutir sobre la trayectoria laboral del Dr. Bustamante, misma que nos ha llevado a hacer una reflexión de la situación actual de la formación de jóvenes investigadores y su —tortuosa— inserción en el campo laboral.

También expusimos y comentamos parte de su obra. Presentamos algunos libros en los que

Javier participó como autor y coordinador y des-tacamos uno de sus principales artículos de in-vestigación en el que se reflexiona —de manera crítica— sobre las pruebas estandarizadas en la educación básica.

Entre sus múltiples facetas se encuentra la de do-cente y es a través del testimonio de sus estudiantes que mostramos esta parte de su trayectoria.

Los autores del suplemento somos colegas y amigos que compartimos con él muchas expe-riencias, tanto personales como profesionales. A todos nos tomó por sorpresa su partida y a través de estos artículos queremos rendirle un merecido homenaje; una despedida a nuestra manera —a la suya— para difundir su legado y sus experiencias de vida ied

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Director: Tulio Moreno Alvarado / Subdirector: Leopoldo Gavito Nanson / Coordinador: Manuel Martínez Morales / Edición: Mayra Licona Aguilar / Corrección: José Armando Preciado Vargas

Correspondencia y colaboraciones: [email protected] / Facebook.com/ElJarochoCuantico / Twitter: @jarochocuantico

Comité Editorial: Carlos Vargas Madrazo, Valentina Martínez Valdés, Lorenzo M. Bozada Robles, Hipólito Rodríguez y Lilia América Albert

2 El Jarocho cuántico 6 dE agosto dE 2017

Vida y obra de

Alfonso Javier Bustamante Santos: joven investigador, docente y amigo

w Denise Hernández

BOSQUEJO BIOGRÁFICO1

36 dE agosto dE 2017 El Jarocho cuántico

Conocí a Javier en una de las seis entrevistas que solicité a los más de 100 postulantes de la 15º Generación del Programa de Maes-tría que ofrece el Departamento de Inves-

tigaciones Educativas del Cinvestav1. Llegar a esta entrevista, última fase del largo y tortuoso proceso de selección de alumnos, significa que los candidatos han probado cumplir los requisitos para incorporar-se al Programa, sólo faltaba que el profes@r, titular de la línea de investigación a la que quieren adscri-birse para realizar su trabajo de tesis, los seleccione de quienes han llegado a esta fase con base en los espacios ofertados para dicha línea.

En el caso de Javier, la pregunta central era cono-cer ¿por qué un Licenciado en Psicología tenía inte-rés en formase como investigador en didáctica de la matemática?

Huelga decir que sus argumentos me convencie-ron, pero sobre todo su sinceridad y frescura, a título de ejemplo, él mencionó que tenía curiosidad, entre otras cosas, por saber si mi libro interactivo de mate-máticas para niños chiquitos2 realmente funcionaba como “decían por ahí”.

¿Has trabajado con él?, le pregunté, no, no, ¡ni siquiera lo conozco!, pero eso dicen…Ya está, ahí

tienes un tema interesante de tesis y de paso saldrías de dudas…claro ¡si te acepto como alumno! ¡Upps, había puesto los dedos en la puerta!, se sonrió y quiso arreglarle con un: “seguramente es muy bueno (el mentado libro interactivo)”.

El propósito del trabajo de tesis3 de Javier, fue evaluar la usabilidad del software –que lo metiera en tan comprometidos líos en la entrevista–, específica-mente comparó las características del software con los parámetros convencionales que garantizan la usabilidad de los programas interactivos y realizó un largo proceso de observación de un grupo de niños trabajando con el software en su ambiente natural, el aula de cómputo de su escuela. Esto le permitió docu-mentar y sustentar un interesante contrato didáctico entre los niños y su interlocutor, porque querían que el software se comportara como lo hacía su maestra en clase quien después de uno o dos intentos fallidos al resolver un problema, les da la respuesta correcta. Entre otros hallazgos Javier descubrió las estrategias con que los niños interactúan con el programa infor-mático y las múltiples maneras en que se favorece “la socialización de saberes entre pares, la concentra-ción en las actividades de aprendizaje y la respuesta comprometida frente al conocimiento; así mismo, se reduce la transposición didáctica que inevitablemen-te hace el maestro de la propuesta didáctica original (LTG Matemáticas Segundo Grado)”4.

Cabe aclarar, en descargo a las frescuras de Ja-vier sobre la calidad del trabajo de quien pudiera llegar a ser su directora de tesis, que yo también tenía interés de estudiar el alcance y las limitaciones del multicitado libro interactivo, como recurso para favorecer la construcción del conocimiento matemá-tico en niños que inician su tránsito por la escuela primaria.

Porque si bien, en el proceso de elaboración del software, se habían realizado algunas experiencias focalizadas con pequeños grupos de niños para va-lorar sus reacciones al trabajar con un software, así como la comprensión de las actividades planteadas; estas experiencias no respondían precisamente la pregunta: ¿cuáles son los efectos de los problemas de usabilidad en la interacción del niño con el pro-grama informático objeto de estudio? Esta fue una de las dos preguntas que orientaron la indagatoria que realizó Javier mientras que la otra refiere a la medida en que el libro interactivo responde a los parámetros de usabilidad de un software.

El año pasado en una compilación coordinada por Miguel A. Casillas y Alberto Ramírez Martinell sobre reflexiones temáticas de educación virtual y re-cursos digitales, se publicó el artículo Consideracio-nes para el desarrollo del software educativo: el libro animado de matemáticas como objeto de análisis5. En este artículo comparto la autoría con Javier y se trata de una versión actualizada de los hallazgos más significativos de su tesis. Pero sobre todo nos dio la oportunidad de dialogar nuevamente no solo so-bre temas académicos sino también –como era nues-tra costumbre– sobre muchos y diversos temas, de plantearnos incluso futuras maneras de seguir traba-jando juntos. Me encontré con un Javier que distaba mucho de aquel joven que conocí en marzo o abril del año 2000, no recuerdo si ya era doctor o estaba por serlo, contaba con una trayectoria profesional en desarrollo con la ilusión que da haber concretado un espacio académico en donde dar curso a las in-quietudes intelectuales: el Centro de Investigación en Lengua Escrita y Matemática S.C. (CILEM) sociedad civil que él fundó, aun así mantenía su sencillez, afa-bilidad y su sonrisa tímida pero franca.

Nunca imaginé que esos planes a futuro que imaginamos no podrían concretarse, su partida me sorprendió y me dejó una gran sensación de descon-cierto frente a esa dura realidad de la vida que es la muerte i

*Profesora Investigadora del DIE-Cinvestav en Di-dáctica de la Matemática desde 1979. Estudia pro-cesos de aprendizaje matemático de alumnos de educación básica; procesos de re-conceptualizacion disciplinaria y metodológica de los docentes y con-ceptualizaciones matemáticas de adultos de baja escolaridad y/o indígenas.

Javier, un alumno que me dejó gratos recuerdos

w Irma Fuenlabrada*

Notas al Pie

1. Centro de Investigación y de Estudios Avan-zados del Instituto Politécnico Nacional.

2. Libro Animado Interactivo. Libro de Texto Gratuito. Matemáticas Segundo Grado. (1997). México: CENEDIC, Universidad de Colima.

3. Bustamante, J. (2006). Impacto de la usa-bilidad de un software de matemáticas en

el hacer de los niños. Tesis de Maestría en Ciencias, Departamento de investigaciones Educativas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. México: Cinvestav.

4. Tomado del resumen de la tesis de Javier.5. Casillas, M. y Ramírez-Martinell, A. (Co-

ords.). (2016). Háblame de TIC 3: Educa-ción Virtual y Recursos Educativos. Córdo-ba, Argentina: Brujas.

Hace aproximadamente cinco años, Javier Bustamante me pidió ayuda con un aspecto técnico de su investigación

doctoral: necesitaba capturar en vi-deo las entrevistas que realizaba a es-tudiantes de educación primaria y se-cundaria. En aquel entonces, Javier di-rigía mi tesis de maestría. Cualquiera en esas circunstancias se consideraría obligado a aceptar, pero en mi caso fue diferente, yo acepté más por amis-tad que por relación profesional. Al final, grabar estas entrevistas resultó ser una experiencia muy significativa que me enseñó cuestiones científicas y éticas sobre una forma específica de investigar el aprendizaje. Esta expe-riencia también refleja cualidades de Javier dignas de recordar.

Durante la interacción con los alum-nos de su estudio, Javier tenía dos ro-les o maneras de ser: el investigador y el profesor. Sin duda, la principal razón por la que entrevistaba a estos estudiantes era analizar las formas en las que resolvían un problema matemático, ese era su rol de inves-tigador. El problema decía: “Héctor camina 35 metros y da 70 pasos. En promedio, ¿de qué tamaño son sus pasos?” (Bustamante, 2014, p. 54). Era una situación experimental que ponía a prueba algunos conocimien-tos matemáticos de los estudiantes, así que también era una oportunidad de aprendizaje. Ahí aparecía el rol de profesor de Javier, que se empeñaba en encontrar maneras efectivas de en-señar matemáticas.

La entrevista seguía el método clí-nico de Piaget (1978), que Javier do-minaba. Con preguntas precisas ayu-

daba a los estudiantes a resolver el problema matemático por sí mismos; con sumo cuidado evitaba sugerirles los procedimientos o las respuestas. En términos generales, se podría de-cir que había dos tipos de estudian-tes: por un lado, los que resolvieron el problema con facilidad, y por otro, los que experimentaron dificultades. No fueron pocos los que se cansaron o frustraron. Especialmente los alum-nos con dificultades despertaban al Javier-profesor, que los intentaba sa-car del abatimiento con paciencia y creatividad.

Recuerdo una entrevista en la que Javier planteó un problema más pal-pable a una estudiante con dificulta-des. Le pidió determinar el tamaño de sus propios pasos; usando un flexóme-tro, midieron el largo del aula donde se realizaba la entrevista y la estu-diante lo recorrió contando sus pasos. Ella no lograba dividir 4.8 metros entre 8 pasos. Ante la frustración él la animó: “No te preocupes, si no en-tiendes algo, yo te digo. A ver, en voz alta dime qué estás haciendo”. Des-pués de otros intentos, la estudiante se declaró cansada, así que Javier le ofreció terminar la entrevista. Ante la amabilidad de Javier la chica decidió seguir intentando. Por sus dificultades, Javier le propuso hacer otra división: “cuatro paletas entre dos niños”. Ella escribió:

4 2“Cuatro entre dos”.

Versión de la estudiante.

Ahí Javier se dio cuenta de que la expresión oral de la división estaba interfiriendo con su escritura. Después de reconocer el problema principal, le enseñó la forma correcta de escribir el

algoritmo y le recomendó estudiarlo y practicarlo.

2 4“Cuatro entre dos”. Versión correcta.

Así mismo vi a Javier con otros estu-diantes: midieron mesas y aulas con diferentes instrumentos (flexómetros, cintas métricas, reglas y escuadras), contaron pasos y midieron su lon-gitud, incluso usaron la palma de la mano como unidad de medida. Si no transformó la frustración y confusión de los alumnos en una situación diver-tida, por lo menos la hizo soportable: se rieron de ellos mismos y se dieron la oportunidad de equivocarse. Debo destacar que, para su investigación, lograr la resolución del problema no era lo importante, sino documentar las estrategias espontáneas de los alumnos. Esos esfuerzos para que los alumnos resolvieran el problema —y aprendieran de él— estaban mo-tivados por el Javier-profesor, que se preocupaba por aportar algo a estos estudiantes.

La investigación científica ya es por sí misma un servicio a la sociedad. La ética del investigador educativo lo anima a servir: a devolver resultados a las personas que estudia, a publi-car tanto para los círculos de expertos como para el público general. Javier fue más allá, se manejó de una mane-ra ejemplar, convirtiendo su método de investigación en un servicio directo a los alumnos. También se esforzó por devolver resultados y sugerencias a los profesores de los alumnos que estudió. Lo acompañé a exponerlos y le ayudé a impartir un taller para proponer es-trategias y mejorar el aprendizaje de las matemáticas. Su carisma y franque-za le ayudaron a comunicar sus resul-

tados sobre un tema delicado: a nadie le gusta que le digan cómo hacer su trabajo pero Javier lo hacía con tanta pericia y amenidad que nadie se mo-lestó.

En resumen, ayudar a Javier con aspectos técnicos de su investigación doctoral me permitió apreciar no sólo el sofisticado método de entrevista clínica sino un ejemplo muy claro de vocación de servicio, empatía y ge-nerosidad. Por ayudarle, aprendí que la meta de la investigación sobre el aprendizaje es más que la revelación de procesos de construcción de cono-cimiento, es más que publicar resulta-dos para los círculos de expertos, es —sobre todo— aportar un granito de arena para que la gente de carne y hueso pueda aprender mejor i

*Profesor asistente y doctoran-do del programa Traducción y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Pompeu Fabra (Bar-celona). Miembro del Grupo de Investigación en Aprendizaje y Enseñanza de Lenguas (UPF) y del Centro de Investigación en Lengua Escrita y Matemáticas.

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w Francisco J. Martínez Ortega*

El Jarocho cuántico 6 dE agosto dE 2017

Más allá de investigar el aprendizaje

BibliografíaBustamante, J. (2014). Lengua-je, escritura y conceptualización matemática (Tesis doctoral, Uni-versidad Veracruzana). Recupera-do de http://cdigital.uv.mx/han-dle/123456789/42498

Piaget, J. (1978). El método clínico. En Lecturas de Psicología del niño. Madrid: Alianza editorial. Pp. 265-287.

56 dE agosto dE 2017 El Jarocho cuántico

Este texto no busca describir lineal y exhaustiva-mente la trayectoria de Javier Bustamante, sino resaltar un aspecto de ella que ilustra algunas inconsistencias entre las políticas de formación

de investigadores en México y las políticas de inser-ción laboral de los jóvenes investigadores.

Javier era un luchador entusiasta y sonriente, siempre activo, actitud que lo llevó a desplegar esfuerzos por incursionar en escuelas privadas, en instituciones públicas e incluso fundar una sociedad civil cuyo objeto es la realización de investigación y de docencia en el campo que cultivó y quería seguir haciéndolo: el Centro de Investigación en Lengua Es-crita y Matémática S.C. (CILEM) cuyo registro logró en el Reniecyt.

Hoy, las instituciones mexicanas manejan una do-ble política, a imagen y semejanza de la época de Porfirio Díaz. En papel no existía la esclavitud, pero sí en los hechos. En nuestra época, nos enfrentamos a este tipo de duplicidad política (y moral) en todos los ámbitos de intervención del gobierno mexicano: educación (en todos los niveles), salud, energéticos, problemas ambientales... A estas alturas del siglo XXI las estrategias no han cambiado mucho: en papel se cuenta con políticas que hacen parecer a México un país moderno, democrático, preocupado por la edu-cación, el medio ambiente... en pleno progreso aco-plado a los países más desarrollados. En la realidad se cuenta con muchas instituciones fallidas, vacías, que aparentan hacer las cosas correctamente pero que en verdad hacen lo mínimo indispensable para poder decir que hacen (leyes, regulación y protec-ción ambientales, investigación, educación).

En México existen muchos investigadores nacio-nales y extranjeros de una gran calidad intelectual y moral, que realizan actividades de investigación, docencia y difusión con la mayor dedicación, el más genuino interés por el desarrollo de sus campos de investigación y sin que les importe una remune-ración económica excesiva. Creo que desafortuna-damente son una minoría y pueden o no tener título de doctorado o pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

El Conacyt y el SNI han permitido la formación de muchos investigadores en México a lo largo de más de cuatro décadas que, sin embargo, sobre todo en la última, no encuentran al concluir su formación un entorno propicio para su inserción laboral estable en una institución que apoye seriamente el trabajo de investigación, en parte debido a que hay que adaptarse a otras políticas. Tan sólo como referen-cia puede consultarse la nota periodística del día 30 de junio de 2017 (http://www.jornada.unam.mx/2017/06/29/sociedad/027n1soc) cuyo en-cabezado es “Sin empleo, 41.6% de mexicanos formados en ciencia y tecnología”.

Continuó su formación participando en una inves-tigación de amplio espectro por varios años, como investigador interino, que abordó temas de la adqui-sición de la lengua escrita, las matemáticas y los sis-temas de evaluación de los aprendizajes de los niños que se publicó en 2010. Además, en su trabajo doc-toral exploró nuevamente la educación matemática bajo un enfoque poco conocido en México pero in-fluyente en Europa, relativo a la teoría de los campos conceptuales de Gérard Vergnaud, heredero de las tradiciones piagetianas desarrolladas en Francia por Pierre Gréco, uno de los más importantes psicólogos franceses de todos los tiempos, con importantes tra-bajos en el ámbito de la educación matemática.

Recordó con su tesis que hay más de una manera de abordar la investigación en educación matemá-tica (como en casi todos los campos), aparte de la de los paradigmas dominantes, el de la ingeniería didáctica francesa dominante en el DIE-Cinvestav (y por tanto en la SEP) y el de la Educación Matemática de corte americano tal como ha sido asimilado en Barcelona.

Y sin embargo Javier no obtuvo plaza como inves-tigador donde se formó, tras varios años de trabajar para esa universidad, haberse doctorado y tener mé-ritos más que suficientes. ¿Por qué esa universidad no pudo o no quiso incorporarlo? Porque las políticas de papel son unas y las políticas reales son otras.

Para comprenderlo, hay que decir que las políti-

cas universitarias se rigen por fórmulas similares a las de la política nacional y juegan igual los intereses de grupo y las relaciones con la autoridad, de tal forma que algo similar “al presidencialismo nacio-nal” rige en las universidades públicas. Los méritos académicos, la lógica del reemplazo generacional de los investigadores no importa frente a las phami-lias académicas, muchas veces institucionalizadas en Cuerpos y Redes que, salvo excepciones, constituyen verdaderas maphias universitarias que manejan pre-supuestos, evaluaciones institucionales, programas y líneas de investigación y el ingreso de investigadores usando los recursos necesarios para perpetuar el po-der (y no el desarrollo del conocimiento) y el control de las instituciones de investigación y sus presupues-tos, ahí incluido el Conacyt y el SNI.

Para muchas autoridades universitarias, lo que importa es que no “haya problemas”, que no se ha-gan públicas las dificultades y fracturas instituciona-les (a veces profundas y complejas). Lo que importa es que se pueda construir y difundir una imagen, ante todo de “trabajo de punta”, “progreso”, “ca-lidad” y “cohesión institucional”: se puede siempre maquillar las estadísticas de los posgrados y obte-ner el reconocimiento de excelencia; aprobar las tesis como estén, con tal de que el investigador que la dirige pueda reportar una tesis concluida más en su evaluación del SNI; formular reglas para que los alumnos publiquen con sus directores, a fin de “in-crementar” la “productividad” de estos últimos. Una política que busca el reconocimiento más que de conocimiento.

Y toda esta política real, respaldada por las auto-ridades universitarias con tal de que se puedan mos-trar estadísticas “sorprendentes” y obtener así ma-yores presupuestos a través de una mejor imagen, no permite que haya un reemplazo generacional de investigadores suficientemente ágil como para que los jóvenes que van concluyendo sus doctorados, en quienes el país invirtió mucho dinero y a quienes no les bastan sus méritos académicos, puedan alcanzar una estabilidad laboral que les permita dedicarse al desarrollo de sus investigaciones. En vez de eso, no solo no se les contrata, sino que se llega a contratar (“fichar”) incluso a jubilados de otras instituciones, o se mantiene a maestros con demasiados años en activo (honorables –en el mejor de los casos– pero necesariamente cansados) con 40, 50 o más años de trabajo. Se podrían diseñar fórmulas para que aquellos que verdaderamente desearan continuar ligados a sus campos lo pudieran hacer sin necesi-dad de ocupar una plaza formal del trabajo.

El problema es sin duda complejo, pero si impor-tara realmente podrían diseñarse políticas de jubi-lación obligatoria y de reclutamiento estrictamente meritorio con preferencia para los jóvenes mexica-nos en quienes el país ya invirtió. Así, las plantas de investigadores se renovarían más rápidamente.

Además, con las políticas de “internacionalización”, muchos jóvenes quedan desplazados ahora que el mercado laboral es global, y la migración también. Tema que en décadas anteriores se manejó con prudencia para poder “fichar” investigadores extranjeros de primera línea que formaron varias generaciones de investigadores mexicanos, pero que hoy se puede manejar con superficialidad y sin un marco normativo bien reflexionado y actualizado, por lo que puede acabar afectando, sin razón, a los jóvenes investigadores mexicanos que pudieran cumplir igual o mejor con esos trabajos. Por eso muchos de ellos se formaron en el extranjero. Y, no olvidar, el fantasma de La Malinche sigue recorriendo el país...

Todo lo anterior hace que los jóvenes emigren a otros estados (como Javier) o a otros países, que les sea difícil obtener puestos en los que realmente puedan ocupar la mayoría de su tiempo en actividades de investigación y formación de investigadores. Así luchó Javier en la universidad pública donde se pudo insertar (después de ser por un tiempo un doctor en el subempleo académico). Esa lucha seguramente contribuyó en alguna medida a debilitar su corazón. “Cada quien su karma”.

El campo de la investigación en México está inmerso en el país mismo. Mientras no haya soluciones sistémicas no puede haber soluciones claras en ningún subsistema. Si las universidades públicas no recuperan su capacidad de crítica y autocrítica, estarán condenadas a hacer lo que se les mande por la vía de las políticas diseñadas por las burocracias centrales que controlan los presupuestos, y a funcionar como empresas preocupadas por el ingreso y las ganancias, por la vía de la construcción de imágenes que a veces se alejan mucho de la realidad i

*Investigador jubilado en el campo de la investigación en la adquisición de la lengua escrita y de la matemática básica. Actualmente dirige el CILEM S.C. (www.cilem.edu.mx) y desarrolla la línea de investigación en Didáctica de preservación con base en una Reserva Privada de Conservación.

w Jorge Vaca Uribe* UNA TRAYECTORIA LABORAL DIFÍCIL, ¿ENTRE CUÁNTAS?

6 El Jarocho cuántico 6 dE agosto dE 2017

Escribir libros como actividad in-telectual demanda la conjunción de diversas habilidades por parte

del autor. Si estos derivan de investi-gaciones científicas requieren poner en juego la capacidad de síntesis, ar-gumentación, coherencia de las ideas así como de exposición de las princi-pales aportaciones a las que se llegó después de un tiempo de involucra-miento en la ardua tarea investigativa. En este terreno incursionó el Dr. Javier Bustamante con productos muy intere-santes en materia educativa en los que participó como autor o coordinador y de los que hablaremos a continuación.

1. Los lectores y sus contextos. Reporte de Investigación Educativa (2010). Jorge Vaca Uribe, Alfonso Bustamante, Francia Gutiérrez, Celes-tina Tiburcio y colaboradores. Xalapa, Universidad Veracruzana-Instituto de Investigaciones en Educación, 2010. Disponible en http://www.uv.mx/bdie/index.html (UV-IIE, Biblioteca Di-gital de Investigación Educativa, vol. 8).

De este libro debo destacar que fue el resultado de su participación duran-te varios años en una investigación educativa muy amplia e innovadora impulsada por la Línea de Investiga-ción Lengua escrita y Matemática Bá-sica: adquisiciones, prácticas y usos de la que formó parte. Esta obra fue el antecedente de investigación a par-tir del cual deriva su tesis doctoral en el área de las matemáticas y en ella muestra sus habilidades al desarrollar el método clínico con niños y jóvenes. El estudio permitió conocer cómo leían y resolvían problemas matemáticos estudiantes veracruzanos de prima-ria, secundaria y bachillerato. Es un estudio muy bien diseñado que nos

presenta diversas esferas asociadas al problema de estudio o como ellos lo llamaron “sistemas”: mundo, país, es-tado, localidad, escuela, aula, familia y estudiante. En su contenido adverti-mos una crítica sustentada a la polí-tica educativa, tanto nacional como internacional, de promover exámenes estandarizados y a partir de sus re-sultados afirmar que los estudiantes mexicanos comprenden o no lo que leen. Se demuestra el peso que tienen los contextos en donde se desenvuel-ven los sujetos en la manera en cómo enfrentan las actividades de lectura. Permite entender que es falso que los niños y jóvenes no entiendan textos, lo que se presenta es un desconocimien-to del mundo del que en ellos se ha-bla. Este libro se acompañó de un ma-terial multimedia en donde podemos conocer las localidades, los rostros y la voz de estudiantes participantes en la investigación, podemos verlos realizando actividades de lectura y matemáticas y así construir nuestras propias interpretaciones de su desem-peño, aspecto que resulta muy nove-doso en un reporte de investigación.

2. ¿Qué demonios son las com-petencias? Aportaciones del cons-tructivismo clásico y contemporáneo (2014). Jorge Vaca, Verónica Aguilar, Francia Gutiérrez, Amanda Cano y Javier Bustamante. Universidad Vera-cruzana-Instituto de Investigaciones en Educación. Disponible en http://www.uv.mx/bdie/index.html (UV-IIE, Biblioteca Digital de Investigación Educativa, vol. 10).

El Dr. Bustamante, y coautores, nos adentran en una obra de carácter teó-rico que conllevó una exhaustiva revi-sión documental con el fin de analizar un término tan empleado en materia

educativa como es el de las compe-tencias. Se publica en un momento de mucho debate sobre este concepto y por ello abona a su comprensión. Nos conduce por un terreno complejo pero por demás interesante para un público amplio que puede abarcar: investiga-dores, docentes, directivos, asesores pedagógicos, diseñadores curricula-res, autoridades educativas y a todo aquel interesado en lo que se conoce como el enfoque por competencias en educación. El libro se integra de dos partes bien articuladas. La primera, Competencias ayer y hoy, está dedi-cada a la revisión de los anteceden-tes del término, sus relaciones con lo que se conoce como el constructivis-mo, conceptos asociados, definiciones actuales, sus posibles vínculos con el concepto de esquema, así como al análisis de un modelo didáctico actual y del terreno del curriculum formal en México en la enseñanza de la lengua. La segunda, Visitando el pasado y el presente lejano, constituye una valio-sa colección de textos traducidos del francés, cuyo valor teórico resulta fun-damental si queremos profundizar en el tema. Debo destacar que el concep-to de competencias constituía uno de los actuales temas de interés del Dr. Bustamante, ahora asociado a la for-mación de investigadores.

3. Háblame de TIC volumen 4: Las tecnologías digitales en los contextos educativos. La voz de los estudiantes (2017). Rocío López, Denise Hernán-dez y Javier Bustamante (coordinado-res). Editorial Brujas. Disponible en: https://www.uv.mx/personal/albra-mirez/files/2016/10/hdt4.pdf

Esta es la obra más reciente en la que participó el Dr. Bustamante. Este libro pertenece a una colección orien-

tada a discutir la incorporación de las tecnologías digitales a la educación. Encontramos un conjunto de investi-gaciones, de egresados de diversos posgrados de la Universidad Veracru-zana, que nos acercan a las formas en que desde la educación superior se usan las tecnologías digitales vin-culadas a los procesos de enseñanza y aprendizaje en diversas áreas o dis-ciplinas de conocimiento: artes, peda-gogía, ingeniería, administración, etc. También se identifican trabajos que tienen como eje analizar políticas edu-cativas dirigidas a la incorporación de las tecnologías en las universidades. El aporte de este libro está en mostrar lo desigual y azaroso que ha resulta-do el uso de las tecnologías digitales y su impacto en la vida cotidiana de las instituciones educativas.

Como se puede identificar sus obras giraron en torno a la lengua escrita, las matemáticas y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Derivaron de investigaciones sistemá-ticas, fundamentadas, propositivas y respaldadas por equipos de investiga-ción de los que él fue pieza clave (en particular por su actitud siempre cola-borativa, dispuesta y abierta). Refle-jan un trabajo interesante, sostenido, que deja abiertas líneas de investiga-ción que tanto sus estudiantes, como colaboradores y colegas tenemos la enorme tarea de continuar estudiando con el mismo profesionalismo que lo caracterizó i

*Académica de la Benemérita Es-cuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” y del Centro de Inves-tigación en Lengua Escrita y Mate-máticas, S.C.

w Amanda Cano Ruíz*

Aportaciones científicas del Dr. Bustamante a través de sus libros

76 dE agosto dE 2017 El Jarocho cuántico

A partir de evaluaciones como PISA, ENLA-CE y PLANEA, los bajos resultados de los alumnos en matemáticas se han convertido en tema de interés para la opinión pública.

La prensa, el gobierno y la sociedad parecen disfru-tar cuando destacan el mal desempeño de los eva-luados y, más aún, cuando lo atribuyen a la causa por tradición: los docentes. Maestros y alumnos se convierten en el centro de las críticas, mientras dura la efervescencia de la noticia. La atención mediáti-ca está puesta en los resultados y en las prácticas de enseñanza de los profesores. Lamentablemente, nadie analiza las condiciones a partir de las cuales se obtienen esos resultados; es decir, las pruebas y su aplicación. Se asume tácitamente que tanto los problemas propuestos como el tipo de resolución –individual, bajo cronómetro y sin la posibilidad de aclarar dudas– son los adecuados y se omite su in-fluencia en los resultados.

Paradójicamente, lo que sabemos desde la expe-riencia práctica y desde la investigación educativa contradice lo anterior. Quienes hemos resuelto estos exámenes sabemos que pueden tener errores, que un problema mal escrito dificulta su comprensión, que la presión del tiempo puede distraernos y que durante la resolución a veces necesitamos pregun-tar para aclarar nuestras ideas. Por su parte, los trabajos de investigación señalan la importancia de las situaciones de evaluación y la forma de re-solverlas. Esto es, para conocer lo que saben los alumnos sobre determinado contenido necesitamos crear condiciones que pongan a prueba ese saber. Entre mejores sean esas condiciones, estaremos más cerca de los niveles de conocimientos de los niños. De ahí su importancia en la enseñanza y en el aprendizaje.

El artículo Las reflexiones de Andrea: un análisis microgenético de la comprensión de la división en el contexto de un problema1 profundiza en este tema. Javier se propone conocer lo que Andrea –alumna de sexto de primaria– sabe sobre el algoritmo de la división. Para hacerlo analiza a detalle el camino que sigue para resolver el siguiente problema:

Héctor camina 35 metros y da 70 pasos. En pro-medio, ¿de qué tamaño

son sus pasos?El análisis del autor toma en cuenta tanto el re-

sultado como las condiciones de resolución. Ambos le ayudan a evaluar a Andrea, es decir, le permiten comprender lo que puede hacer sola, lo que puede hacer con ayuda de un adulto y lo que le falta sa-ber.

¿Cómo consigue Bustamante esta evaluación? Primero, Andrea resuelve el problema. Su respuesta es correcta, pero el acierto no es suficiente para Bustamante. Él va más allá. En un segundo momen-to, interroga a la alumna para conocer cómo llegó a ese resultado. Su intención es descubrir lo que piensa y encontrar los errores justo cuando ocurren para entenderlos in situ.

En este camino de análisis minucioso, Bustaman-te demuestra que la respuesta al problema no es suficiente para conocer qué sabe la alumna y qué no sobre el algoritmo de la división. A través de su trabajo podemos ver que la respuesta es apenas la punta del iceberg, que por estar en la superficie y ser de fácil acceso puede confundirnos. Si bien la respuesta al problema es correcta, la alumna duda

sobre cómo usar el algoritmo, es decir, ¿qué número colocar adentro y cuál afuera de la casita? Y cómo esto se relaciona o no con la forma de leer el al-goritmo –aunque decimos 35 entre 70, este orden no corresponde con el orden en que aparecen los números en el algoritmo–.

Para profundizar en el tema, Bustamante pro-pone otros problemas y hace nuevas preguntas. A partir de esto identifica que los conocimientos de Andrea sobre la división cambian según las situa-ciones que le presenta y parecen evolucionar a par-tir de sus intervenciones. Los conocimientos no se re-ducen a saber o no saber una respuesta y tampoco son estáticos. Se trata de algo más complicado que se ajusta al tipo de problema matemático y a las preguntas del aplicador y, lo que es más interesan-te, pueden cambiar relativamente rápido, según la situación planteada e interacciones que se generan para resolverla.

Durante la entrevista, Javier se asegura de que Andrea tenga el tiempo y la confianza para pre-guntar, equivocarse o exponer su punto de vista sin temor a cometer una penalización. Esto la motiva a reflexionar sus respuestas y a continuar el diálogo con el investigador. Indudablemente, estas no son las condiciones en que se resuelven las pruebas es-tandarizadas.

El trabajo de Javier muestra las posibilidades de una alumna para alcanzar mejores resultados a partir de la interacción con alguien más, mientras resuelve un problema. Este aporte no es nuevo, Vi-gotsky2 lo encontró hace más de 80 años y le llamó Zona de Desarrollo Próximo. Un ejemplo de esta zona es cuando un bebé está aprendiendo a cami-nar. Para dar sus primeros pasos usa varios tipos de ayuda: va de la mano de un adulto, en una carreola o apoyándose en la pared. Estas ayudas le permi-ten lograr algo que no podrá hacer solo por algún

tiempo. Los padres van cambiando el apoyo según lo requiera el bebé. Si tuviéramos que evaluar su ha-bilidad para caminar, no sería suficiente con decir si puede o no puede hacerlo. Necesariamente, ten-dríamos que considerar las condiciones externas, pues son las que le permitirán caminar sin ayuda.

En la actualidad se habla mucho sobre los be-neficios del trabajo colaborativo, pero no hemos visto sus aplicaciones en la evaluación. Histórica-mente los exámenes se resuelven individualmente. ¿Quién no recuerda haber recibido una reprimenda por hablar con los compañeros de clase durante el examen? Si bien no es lo mismo copiar un resultado que trabajar con otro para obtenerlo, el trabajo de Javier destaca la relevancia de la ayuda que recibe Andrea para reflexionar a profundidad su respuesta inicial y modificarla.

La investigación que realizó el Dr. Bustamante ayuda a cuestionar los resultados de evaluaciones tan anunciadas como las estandarizadas. Gracias a los aportes del artículo comentado, hay eviden-cia para afirmar que los resultados de las pruebas son sólo un acercamiento a lo que los chicos hacen frente a un tipo particular de evaluación, la cual está mediada por condiciones que, por sí mismas, vuelven complicada la prueba i

*Doctora en Pedagogía por la Facultad de Filoso-fía y Letras de la UNAM. Actualmente es Profesor-Investigador de la Facultad de Psicología de la Uni-versidad Autónoma de San Luis Potosí.

Notas al Pie

1. Disponible en: http://www.revista-educacion-mate-matica.org.mx/revista/vol29-1/

2. Psicólogo ruso que hizo importantes aportaciones a la teoría educativa.

w Blanca Araceli Rodríguez Hernández*

Las evaluaciones estandarizadas y sus condiciones de aplicación

LA MIRADA DE SUS

ALUMNAS

“La palabra convence, pero el ejemplo arrastra”

Anónimo.

El Dr. Bustamante se destacó por su gran desempeño profesional en los diversos espacios en los que se encontraba, reconocido

por su vocación y pasión por la ense-ñanza y la investigación. Es así que cuatro de sus estudiantes nos hablan de su experiencia académica al te-nerlo como profesor, nos comparten la forma que tenía de motivarlas para aprender, el trato y la entrega que de-mostraba en su práctica profesional, así como la infl uencia que tuvo para que ellas decidieran realizar un traba-jo de investigación. Estas son sus pa-labras:

Eréndira Espinoza1

Conocí a Javier en el 2007, cuando llegué al Instituto de Investigaciones en Educación para hacer el servicio social. Recuerdo su amabilidad y su eterna sonrisa.

Me dio clases en la maestría, me gustaba que siempre nos explicaba con fundamentos y, si algún contenido nos parecía muy abstracto, él lo hacía accesible para nosotros. Era un pro-fesional, una referencia confi able. En clase, se esforzaba por motivarnos y orientarnos para expresar de una me-jor manera nuestras ideas; en este as-pecto era muy solidario.

Siempre se me hizo una persona de calidad humana. Me admiraba la ac-titud con que se presentaba a clases: hacía a un lado los problemas y mos-traba una gran determinación para enfrentar todo lo que le sucedía, era valiente y profesional.

Carolina Robles2

Lo conocí en agosto del 2016, en el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la UABJO, durante un Semi-nario Interinstitucional de la UNAM. Desde ese momento, comenzamos a conversar y a entablar una amistad.

A pesar de no haber sido mi pro-fesor me orientó en algunos trabajos académicos. Su vocación hizo que lo eligiera como mi asesor de tesis. Comenzamos a trabajar en noviem-bre del 2016 con el tema “Formación de jóvenes investigadores en el ICE-UABJO”.

Era un gran investigador que trans-mitía y contagiaba su gusto por la in-vestigación y por la enseñanza de las matemáticas. De los diversos proyectos en los que me incluyó me quedo con muchas experiencias agradables y sa-tisfactorias.

Estoy infi nitamente agradecida con él por todas las enseñanzas, el apoyo, la paciencia y el ejemplo que daba al ser un maestro con vocación. Sin duda, nos dejó una gran semilla que hay que cultivar y cosechar para la no-ble profesión de la educación.

Karla Hipólito3

Lo conocí como profesor del Seminario de titulación. Recuerdo que el primer día de clase nos preguntó cómo nos ti-tularíamos, yo fui la última en contestar y le dije que no sabía, que nada me interesaba. Él solo sonrió y dijo: “yo te convenceré de hacer tesis”.

Todos los días llegaba contento, sonriendo. Iniciaba con una anécdota de su experiencia en la investigación y luego volvía a preguntar sobre qué nos gustaría investigar. Mi respuesta era la misma. Entonces nos dio lectu-ras sobre elaboración y redacción de tesis y esos textos me fueron atrapando poco a poco.

Por experiencias pasadas yo tenía una percepción negativa sobre la in-vestigación; él me recomendó un libro sobre didáctica de la investigación en ciencias sociales y humanidades, fue a partir de esa lectura que el tema me atrajo y decidí realizar una tesis. Él se-ría mi asesor.

Era un maestro completamente di-ferente. Sus clases eran pláticas entre iguales, todas opinábamos. Una vez incluso tomamos una clase desayu-nando tacos y a pesar de eso siempre hacía comentarios muy puntuales y sus-tentados. Era un docente que investiga-ba y nos compartía su gran pasión por la investigación y sus experiencias, nos involucraba en sus proyectos. No era celoso de lo que sabía; al contrario, era muy generoso. Defi nitivamente me motivó y me ayudó a ser mejor perso-na. Infi nitas gracias Doctor Javier.

Norma Bautista4

Fue en el ICE donde conocí al Dr. Javier, en un foro sobre orientación vocacional que se realizó en junio de 2016. Tenía muy poco tiempo de haberse incorpora-do como PTC a la Universidad.

Se convirtió en profesor titular del Seminario de titulación y tuve la dicha

de conocerlo en el aula. A las dos se-manas de clases decidí empezar la te-sis para titularme. Esta decisión nació del gusto y del entusiasmo al escuchar-lo hablar sobre la investigación. Se convirtió en mi asesor de tesis con el tema “Las tutorías en educación supe-rior: proyecto ICEUABJO”.

Como profesor era excelente, en-tregado, responsable, inteligente, motivador, lleno de ideas frescas. Siempre llegaba con una sonrisa y un gran entusiasmo a cada clase, como si fuera la primera vez que se presen-taba. Además, se mostraba abierto a las sugerencias y observaciones de los estudiantes; y no solo las escuchaba, también las tomaba en cuenta.

La principal enseñanza que me dejó es vivir cada momento de la vida como si fuera el último y dar siempre lo mejor de mí en todos los aspectos de la vida. Gracias él creo fi rmemente en la edu-cación y en la vida.

No queda duda alguna de que el Dr. Bustamante fue un hombre visiona-rio y con vocación, un hombre que no tiene reemplazo, pero sí muchos recuerdos gratos de todos aquellos a quienes benefi ció con su visión de una mejor educación i

*Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica de la Universidad Vera-cruzana y miembro del Centro de Investigación en Lengua Escrita y Matemáticas (CILEM), S.C.

Notas al Pie

1. Egresada de la Maestría en Investi-gación Educativa de la Universidad Veracruzana.

2. Egresada de la Licenciatura en Cien-cias de la Educación de la Universi-dad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca –UABJO–.

3. Vid nota 10.4. Vid nota 10.

8 El Jarocho cuántico 6 dE agosto dE 2017

w Verónica Aguilar*