jacobs michael_la economia verde_introducción

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Page 1: Jacobs Michael_La Economia Verde_Introducción

Michael Jacobs

LA ECONOMIA VERDE .• j MEDIO AMBIENTE, DESARROLLO SOSTENIBLE,

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504.03 ECO

La ECONOMIA verde: medio ambiente, desarrollo sostenible y la politica del futuro / Michael Jacobs. - Barcelona: ICARIA: FUHEM, D.L. 41.115

432 p.: 21 em. - (Econornia critica; 12) Tit. orig.: The Green Economy ISBN: 84-7426-274-7

1. Desarrollo Sostenible. 2. Economia Ecologica, 3. Medio Am­biente. 4. Gestion de Recursos. 5. Politica Ambiental. I. Jacobs, Michael.

ECONOMfA CRiTICA. Coordinadora: Graciela Malgesini. Consejo Edi­torial: Mariano Aguirre, Alfons Barcelo, Carlos Berzosa, Miren Etxezarre­ta, Valpy FitzGerald, Graciela Malgesini, Angel Martinez Gonzalez­Tablas.

Titulo original: The Green Economy Traduccion de Teresa Nino Revision tecnica: Jordi Roca

© Michael Jacobs, Pluto Press, 1991

© de esta edicion: ICARIA Ausias Marc, 16 08010 Barcelona

FUHEM Duque de Sesto, 40 28009 Madrid

Diseno de la portada: Pedro Arjona

Segunda edicion revisada: octubre 1997 ISBN: 84-7426-274-7 Dep. Legal: B. 41.115

Irnpresion y encuadernacion: Rornanya Valls, S.A. Verdaguer I I Capellades (Barcelona)

Impreso en Espana - Prohibida la reproduccion total 0 parcial Este libro esra irnpreso en papel ecologico Echezarreta

A mis padres, Betty Upton Hughes y Arthur Jacobs

Si ser 10 que es hoy Ie requirio a Inglaterra explotar la mitad del globe, i cudntos globos Ie requeriria a la India?

Gandhi

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Stringfellow, Robert Atkinson, Ann Giletti y Beverly Cox me brindaron asistencia como expertos investigadores.

Frankie Ashton, James Cornford, David Kemball-Cook, Anne Mi­ller, Robin Murray, James Robertson, Amanda Root y Martin Stott hi­cieron comentarios sobre los primeros borradores del libro, que fueron de mucha ayuda. El texto final se beneficio de una critica detallada y perceptiva de Monica Ali, Victor Anderson, Julian Jacobs, Henry Neu­berger y Susan Owens. Estoy inmensamente agradecido a todas estas personas; se que he tornado demasiada poca nota de sus comentarios; por tanto, ninguno de ellos esta implicado en el resultado final.

Quisiera expresarles mi agradecimiento a John Arnold y al Departa­mento de Educacion de Adultos de la Universidad de Southampton por su cooperacion durante parte de la elaboracion de este libro, y a mis co­legas de C.A.G. Management Consultants por su asistencia en la prepa­racion de otra parte. No solo me dieron tiempo libre suficiente para completar el trabajo sino que adernas me apoyaron constantemente mientras 10hacia. No habria podido tener prueba mas concreta del valor del trabajo cooperativo.

Finalmente quisiera reconocer la ayuda de los muchos amigos (in­cluida mi familia) que me apoyaron, moral y emocionalmente, durante el largo periodo que este libro estuvo en proceso. Ellos saben quienes son; muchos tienen que haber perdido incluso la esperanza de ver apare­cer el producto final el cual no se habria logrado sin ellos.

Michael Jacobs Londres, marzo de 1991

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INTRODUCCION

La Integraclon de politica medioambiental y economlca

«En el pasado nos preocupamos por los impactos del creci­miento econornico en el medio ambiente. Ahora, en nuestras pers­pectivas economicas, necesariamente tenemos que preocuparnos por los impactos de la tension ecologica: degradacion de los sue­los, regimenes de aguas, atmosfera y bosques. En el pasado mas reciente nos vimos forzados a enfrentarnos a un agudo incremento de la interdependencia econornica entre las naciones. Ahora debe­mos acostumbrarnos tarnbien a una acelerada interdependencia ecologica. La ecologia y la economia estan entrelazandose cada vez mas -local, regional, nacional y mundialmente- en una red sin costuras de causas y efectos.»

Cornision Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo Nuestro futuro comtin (Informe Brundtland)?

En los ultirnos anos, la creciente evidencia de degradacion del medio ambiente? global, aparentemente ha convencido a la mayoria de los li-

I. World Commission on Environment and Development, 1987, p. 5. 2. EI autor utiliza el adjetivo environmental para referirse a una problernatica y

a una politica (0 mas precisamente a un conjunto de politicas) que preferentemente traducimos como «rnedioambiental», «del medio arnbiente» 0 «arnbiental» pero a ve­ces tam bien como «ecologica». (Nota del traductor.)

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deres politicos del mundo de que el planeta se enfrenta a una seria crisis. Ha habido disertaciones, conferencias, declaraciones. Pero hasta ahora la politica econornica ha permanecido basicamente inalterada.

A primera vista esto puede parecer sorprendente, puesto que es evi­dente que las causas del dana medioambiental radican en las actividades econornicas: en la produccion agricola e industrial, en el consumo de energia y en la descarga de residuos. Pocos negarian que son la escala y el patron de estas actividades los responsables de la contarninacion y del agotamiento de los recursos naturales, que ahora causan tanta alar­rna. Para el observador desprevenido puede parecer obvio que si hemos de enfrentar la crisis, la politica economic a tiene que cambiar.

Pero, naturalmente, desde otra perspectiva la falta de disposicion de los gobiernos para enfrentarse a las causas economicas de la crisis, no es sorprendente en modo alguno. Asimisrno, es evidente que reparar el dana hecho hasta la fecha y evitar que se siga expandiendo, no costara simplemente dinero (probablemente grandisimas sumas), sino que puede representar un desafio para las estructuras del sistema econornico. La degradacion ecologica no es una consecuencia incidental de la actividad economica, Como 10 mostraremos en este libro, en muchos sentidos es una caracteristica central de las formas en que actual mente estan organi­zados la producci6n y el consumo. Si es asi, es de esperar que los gobier­nos duden antes de enfrentarse al problema. Los intereses que hay tras la defensa del statu quo economico son grandes y poderosos: de hecho , la mayoria de la gente del mundo industrializado tiene algo que ver con ellos, y a menudo son inciertas las consecuencias de tomar una medida.

No obstante, sigue siendo verdad que la proteccion del medio am­biente no puede lograrse a menos que en la politica econornica se integre una perspectiva medioambiental. Consecuentemente, este libro es un in­tento de mostrar 10 que significaria tal integracion, tanto en la teoria co­mo en la practica. Su intencion es triple: explicar con c1aridad como los procesos econornicos actuales causan degradaci6n del medio ambiente; explorar el concepto de «proteccion del medio ambiente» y, en particu­lar, el objetivo descrito como «sostenibilidad»; y mostrar como la politi­ca economica y la elaboracion de politic as pueden disenarse para alcanzar objetivos medioambientales.

Al hacer esto, el libro trata de reconciliar dos corrientes de pensa­miento que historicamente se han mantenido separadas, pese a sus preo­cupaciones comunes: la disciplina academica de la economia del medio ambiente y la ideologia politica del movimiento Verde.

La distancia se ha mantenido desde los dos lados. Muchos Verdes han rechazado integramente la disciplina de la economia. Han senalado

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la falta casi completa de reconocimiento de las bases y consecuencias medioambientales de la actividad por parte de la teoria econornica domi­nante, y han observado cuan pocos economistas han mostrado verdade­ro interes en el problema. Mas recientemente, el trabajo de un grupo pequefio de economistas del medio ambiente, ha alcanzado mayor pro­minencia. Pero lejos de acoger la convergencia potencial, muchos Ver­des la han visto con alarma. AI darles valor monetario a cosas vivas y proponer (por ejemplo) que a las empresas se les vendan «licencias para contarninar», estos nuevos economistas socavan en su vision la base mis­rna de la preocupacion por el medio ambiente. Para los Verdes este debe ser entendido como la morada espiritual de la especie humana, no tan solo como su fuente de riqueza; y nuestra relacion apropiada con el, co­mo una relacion de gestion y de armonia, no simplemente de explotacion mas eficiente. A los ojos de muchos Verdes, tal comprensi6n sencilla­mente no puede tener cabida dentro de los estrechos supuestos del interes personal «racional» y del calculo de costes y beneficios, en los que se ba­sa la economia.!

Para muchos economistas del medio ambiente, el problema es preci­samente el enfasis en la base espiritual de la relaci6n humana con el me­dio ambiente. La vision Verde del mundo es muy buena, pero no constituye ninguna guia para la elaboracion de una politica real. El eco­nomista arguye que solo mediante la comprension de la forma en que las empresas y las familias toman las decisiones econornicas -decisiones que, sean cuales fueren, generalmente se basan en algun tipo de interes personal-, se puede cambiar el impacto de su comportamiento en el me­dio ambiente. Saber en cuanto valora la gente el medio ambiente, da a quienes toman decisiones politicas, argumentos mucho mas fuertes para protegerlo; entonces el uso de instrumentos tales como las licencias de contaminacion comercializables, puede reducir el coste de hacerlo. Para la mayoria de estos economistas del medio ambiente, la posicion Verde sencillamente no ayuda mucho a avanzar hacia la meta cornun."

Este libro es un esfuerzo por tender un puente entre las dos posicio­nes. El trabajo surge de la profunda preocupacion del movimiento Verde por la degradacion del medio ambiente y la relacion de las sociedades in­

3. Ver F. Capra, 1982; H. E. Daly y J. W. Cobb, 1989; P. Ekins (ed), 1986; H. Henderson, 1978, 1981; S. McBurney, 1990, y N. Singh, 1989.

4. Ver la defensa de David Pearce, 1985, pp. 8-10.

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dustrializadas con el mundo natural; comparte la conviccion de los Ver­des de que esa relacion debe sufrir un cambio fundamental, si queremos prevenir la amenaza de catastrofe ecologica. Pero reconoce que tal cam­bio requiere la aplicacion de politicas serenas, considerando el mundo tal como es, y que las perspectivas y tecnicas de la economia medioambien­tal tienen un irnportante papel que desempefiar en el disetio de tales po­liticas.

Economia medioambiental

Como tal, el enfoque adoptado en este libro probablemente deba describirse como no ortodoxo, tanto desde el punta de vista Verde como del de la economia medioambiental.

La gran mayoria de los trabajos acadernicos sobre economia me­dioambiental pueden describirse como un esfuerzo por incorporar el medio ambiente al marco convencional 0 «neoclasico- del analisis eco­nornico. El medio ambiente es percibido como un conjunto de articulos (bienes y servicios) valorados, como otros productos y servicios, por in­dividuos de la sociedad. Pero debido a que los bienes del medio ambiente estan en general al alcance de todos de forma libre (es decir, a precio ce­ro), este valor usual mente pasa sin ser reconocido. El resultado es el uso excesivo, el cual conduce a la degradaci6n del medio ambiente. Por tan­to, para incorporar el medio ambiente al calculo economico, es necesario asignar precios 0 valores monetarios a los diversos bienes y servicios que este proporciona.

Se argumenta que una vez hecho esto, tambien pueden aplicarse al medio ambiente los modelos de comportamiento economico usados para analizar el resto de la economia. Las familias y las empresas expresan la demanda de bienes en el mercado; sus preferencias responden al inte­res personal y son «racionales» (maximizan los beneficios y son consis­tentes). Los gustos y deseos en los que se basan se determinan fuera del proceso econ6mico (por ejernplo en la cultura 0 en la biologia) y conse­cuentemente son tornados como un dato, en vez de ser analizados. Cuan­do al medio ambiente no se Ie asigna ningtin precio, los mercados no expresan por si mismos las preferencias por el, Pero es posible hacerlo, aplicando impuestos 0 subsidios a productos 0 procesos con determina­do impacto medioambientaI. Al incrementar el precio del medio ambien­te, estas medidas cambiarian la conducta de los consumidores. El objetivo de la politica es entonces producir un uso socialmente «optimo» de los recursos. Este se define como el punta en el que los beneficios de

quienes participan en el mercado exceden a sus costes en la maxima can­tidad posible, Al enfoque neoclasico Ie preocupa en particular que esto se logre «eficientemente», es decir, de la manera mas economica para la sociedad.:'

No todo el trabajo hecho en materia de economia medioambiental responderia a esta descripcion, pero es justo decir que la misma si repre­senta la tradicion dominante u «ortodoxa». Es mas, este amplio enfoque es el que ha recibido considerable atencion del publico en los ultimos anos, a traves de la publicaci6n y de la cobertura por parte de los medios de comunicacion, de textos populares de economia medioambiental tales como el llamado «lnforme Pearce» (en el Reino Unidoj.?

El enfoque adoptado por este libro no es un simple rechazo al marco general neoclasico. Por el contrario, empleamos mucho su considerable poder analitico; por ejernplo , con el reforzamos la explicaci6n de las causas de degradacion del medio ambiente presentada en el capitulo 3.7

En muchos campos ese marco brinda tecnicas y herramientas utiles para la elaboracion de politicas: la propuesta de «impuestos ecologicos», por ejernplo, es positivamente cornentada en la tercera parte. Pero en aspec­tos mas fundamentales, el marco neoclasico no es una base adecuada pa­ra pensar sobre el medio ambiente.

En primer lugar, la «objetividad» etica aparente (0 declarada) del en­foque ortodoxo es enganosa, Las decisiones medioambientales no afec­

5. Un buen libro de texto sobre la tradicion neoclasica es eJ de D. W. Pearce, 1976. La obra basica probablemente sea la de W. Baumol y W. Oates, 1988.

6. D. W. Pearce, A. Markandya y E.B. Barbier, 1989. Significativarnente, el in­forme de Pearce no es un simple texto neoclasico, Su explicacion inicial de la sostenibi­lidad y del concepto de «cantidad con stante de capital natural- no corresponde a la tradici6n neoclasica, ya que se basa en una preocupacion etica par las futuras genera­ciones. No obstante, el resto dellibro ignora estos argumentos y sigue la linea neoclasi­ca. En sus declaraciones publicas, el propio Pearce ha sido un defensor de primera linea del enfoque ortodoxo, aunque tam bien ocasionalmente se ha manifestado en fa­vor de la vision de la «cantidad constante de capital natural».

7. Alii se usa explicitamente en vez de, por ejemplo, una explicacion mas marxista de las causas de la degradacion ambiental, la cual haria enfasis en la necesidad de las corporaciones capitalistas de expandir sus mercados y en las relaciones de poder y dependencia entre naciones ricas y pobres. Esto se debe a su mayor claridad para el lector no versado en ninguna de las dos escuelas. Ni la explicacion neoclasica ni la marxista son «correctas»; son mas bien dos forrnas alternativas de ver el mismo feno­meno. En M. Redclift, 1984, 1987, se encuentra una explicacion marxista sutil y per­suasiva.

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tan unicarnente a las personas que pueden hacer que sus preferencias cuenten en el mercado. Tarnbien se yen afectadas personas (y otras cria­turas) de lugares distantes. Otro tanto sucede a los que aun no han naci­do, las «futuras generaciones». Aun aquellos que pueden participar en los mercados no 10 hacen sobre una base de igualdad: algunos tienen mas poder de compra que otros. Aceptar el resultado de las preferencias del mercado como «optimo» es entonces una decision etica, cosa que raras veces reconocen los escritos neoclasicos. EI presente trabajo parte del su­puesto de que es necesario hacer explicita la base etica de la politica eco­nornica ambiental; y en la segunda parte se procura explorar las implicaciones de hacerlo asi. Las conclusiones alcanzadas orientan el resto del libro.

Los rectrictivos supuestos sobre el comportamiento del marco neo­clasico tam bien se cuestionan. La gente no tiene solo preferencias priva­das que pueden expresarse en los mercados; tam bien tiene preferen­cias ptiblicas (particularmente por bienes piiblicos tales como el medio ambiente) que pcdrian manifestarse mas apropiadamente a traves del proceso politico. Es verdad que gran parte del comportamiento es in­teresado y «racional» en el sentido econornico, pero parte no 10es: ine­vitablemente, un reconocimiento de la sentida preocupacion por e1 me­dio ambiente y por las otras personas, que no puede reducirse simplemente a interes personal, afecta la naturaleza del analisis eco­nomico, Mas aun, no hay razon para ignorar los origenes de los gustos y preferencias de las personas; parece evidente que la propia econo­mia puede afectar esos origenes y que, por tanto, tam bien vale la pena analizar este proceso. En general este libro tom a como premisa que el comportamiento economico tiene que entenderse dentro del contexto institucional y cultural mas amplio en el que opera, e1 cual rara vez se refleja en los modelos abstractos del mercado que ofrece la teoria or­todoxa.!

Aqui estos desacuerdos con el marco neoclasico no se asumen simple­mente, sino que se argumentan. Para criticar ese marco es necesario entenderlo. Asi, el libro tiene la intencion de ser una explicacion de la economia medioambiental ortodoxa, asi como una critica a la misma. Pero desafortunadamente no debe creerse que esto haya conducido a la

8. En este sentido podria decirse que e1 libro pertenece a la tradicion «instituciona­lista». Ver G. M. Hodgson, 1988. Entre otras criticas recientes a la escue1a neoclasica estan Daly y Cobb, 1989; A. Etzioni, 1988; M. A. Lutz Y K. Lux, 1988.

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forrnulacion de una «sintesis» teorica, y menos aun al desarrollo de un «nuevo paradigma economico» (como 10 pretenden muchos Verdes)." Es claro que el reconocimiento de la dimension ecologica de la actividad econornica tiene un profundo efecto en la economia, y bien podria ser que finalmente se desarrollara un marco completamente nuevo para el tema; de hecho se estan haciendo trabajos interesantes que pueden ser presagio de tal avance.!? pero este libro no proclama ser tal cosa. En su lugar, e1 enfoque eclectico -y quiza bastante ad hoc- asumido aqui, tendra que ser suficiente.

Utopia y factibilidad

Si tal enfoque nos deja fuera de la corriente economica dominante, tambien es probable que atraiga la critica dellado Verde. Habra muchos Verdes para quienes este libro sea demasiado poco radical; algunos cues­tionaran si realmente deberia calificarse como «Verde» en algiin senti­do.!' No hay arbitros de la pureza ideologica, pero la acusacion seria comprensible pues mucha de la literatura Verde ha estado dedicada a la meta de un cambio social de largo alcance. Se preve una sociedad Verde «postcindustrial», en la que la gente vive en comunidades politicamente descentralizadas. Cam bios voluntarios en los valores y estilos de vida conducen a una drastica reduccion del consumo material, 10que permite desarrollar una relacion arrnonica entre la especie humana y el mundo natural. Correspondientemente, el empleo industrial remunerado decli­na, al tiempo que la gente encuentra mayor satisfaccion en otras formas de trabajo, en casa 0 para la comunidad. Una meta principal de la politi­ca econornica es incrementar la autosuficiencia, particularmente para econornias y «biorregiones» locales. EI Estado brilla por su ausencia.'?

EI hecho de que una sociedad asi no pueda vislumbrarse en el futuro cercano, no significa que no deba abogarse por metas sociales radicales. Cualquier movimiento tendente al carnbio, por muy pragmaticas que sean sus politicas, necesita una vision del destino al que pretende llegar. Como dijo Oscar Wilde, «A un mapa del mundo que no incluya la Uto­

9. Ver Capra, 1982; Daly y Cobb, 1989; Ekins y J. Robertson, 1990. 10. Ver en particular el trabajo de Richard Norgaard, 1984; 1985, pp. 382-394;

1988. Una util perspectiva historica se encuentra en J. Martinez-Alier, 1987. 11. Ver la critica de Sandy Irvine al enfoque del presente autor: «No Growth in

a Finite World», 23 de noviembre de 1990. 12. Ver R. Bahro, 1984; E. Callenbach, 1978, y J. Robertson, 1983.

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pia no vale la pena ni echarle un vlstazoa.!' Pero asimismo, saber don­de queda la Utopia no sirve de mucho, a menos que haya tam bien mar­cadas carreteras que conduzcan alia (0 como minimo carriles para bicicleta). Claro esta que al preguntarle el camino, un Verde perfecta­mente tendrfa derecho a contestar: «Bueno, yo no partiria de aqui». Pe­ro nosotros estamos partiendo de aqui, y habra muchos destinos interrnedios que alcanzar antes de terminar el viaje.

Este libro se refiere entonces al sendero, y quiza a algunas de las de­mas paradas del camino, no a la meta final. La econornia Verde que des­cribe, es mas factible que utopica. (En realidad es «una» economia Verde, no el unico tipo que podrfa describirse como tal). Factible quiere decir dos cosas.!" Prirnero, es posible irnaginar la implantaci6n de las medidas descritas aqui en los paises industrializados, durante los proxi­mos diez 0 veinte anos. Aunque tal vez eso no sea probable, no hay que descartar esta posibilidad, siempre que haya suficiente voluntad politica. En segundo lugar, poner en vigencia tales medidas no depende de trans­formaciones masivas en los valores de la gente.

Algunos escritos Verdes parecen asumir implicitamente que en una sociedad Verde se conseguira la sostenibilidad medioarnbiental porque las actitudes y las motivaciones de la gente habran cambiado: sera gente no cornpetitiva y no materialista y «en arrnonia con la naturaleza», De hecho, algunos autores han lIegado a decir que la sostenibilidad no pue­de alcanzarse hasta que no se haya producido tal transforrnacion.P pe­ro evidentemente esta es una posicion de desesperanza. Sea que ese cambio haya de ocurrir 0 no algun dia, no parece inminente; y cierta­mente no podemos esperar a que se produzca para actuar, pues de hacer­10, sera poca la naturaleza que quede para que nuestros descendientes vivan en arrnonia con ella. La sostenibilidad es un tema de la agenda ac­tual, no de alguna agenda contingente futura, Por tanto este libro presu­pone que la gente para la cual -y acerca de la cual- se disenan estas politicas medioambientales, sera muy parecida a la que hoy vemos a nuestro alrededor.

Por supuesto, cualquier filosofia que busque cambiar la sociedad tie­ne que asumir que los valores de la gente carnbiaran hasta cierto punto,

13. Wilde, 1891. 14. Este contraste de ideas factibles y utopicas esta tornado de A. Nove, 1983, pp.

II, 15-20, 238-239. 15. J. Parrill, 1988, p, 203.

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en primer lugar, para ganar acogida y tarnbien porque las nuevas institu­ciones requieren nuevas actitudes sociales. Es verdad que la sostenibili­dad requiere que la gente sea menos materialista y que respete mas profundamente el mundo natural, pero es un error creer (como podrfa aceptarse a la ligera) que, puesto que no es posible cambiar cornpleta­mente eI actual sistema econ6mico sin una transformaci6n de la cultura y los valores, este no puede modificarse en absoluto mientras no se haya lIevado completamente a cabo esa transformacion. Como 10 sugerimos en este libro, los cambios de valores y de estilos de vida pueden fomen­tarse al mismo tiempo que -y, de hecho, a traves del proceso de- la reforma institucional y politica. Entre tanto, tienen que disenarse politi­cas medioambientales para el mundo en que vivimos. Como observe Bertolt Brecht, no podemos disolver a la gente y elegir una nueva.

PoHtica Verde

Describir las politicas econornicas aqui propuestas como factibles, sus­cita el interrogante de que c1ase de polftica puede posibilitarles. EI subtitulo dellibro es deliberadamente ambiguo. Como vamos a mostrarlo, la defensa del medio ambiente bien puede describirse como una polftica de interes pa­ra el futuro; el que haya 0 no de convertirse tambien en el caracter de la politica del futuro, es debatible. Hay varias formas diferentes de ver esta pregunta, Desde una perspectiva, el aspecto mas importante es el como. Es claro que la ansiedad por los problemas ecologicos es ahora un factor signi­ficativo en la polftica de la gran mayorfa de los paises industrializados. Esto se manifiesta en las encuestas de opinion y por eI creciente numero de per­sonas preocupadas por el medio ambiente y de partidos Verdes, asi como en el mayor papel de los asuntos medioambientales dentro de la politica do­minante. En consecuencia, se plantea una importante pregunta acerca de como se traduce esta preocupacion en resultados politicos. l.Cuales son los papeles respectivos de los grupos de presion y de los partidos; de los distin­tos ambitos, tales como gobierno central, gobierno local y poder de nego­ciacion industrial; y de las acciones mas individualizadas, tales como «consurno verde» y cambios de estilo de vida? l.Cuales son los procesos Y las fuerzas requeridos?

En general estos asuntos no son tratados en este libro. De hecho, aquf partimos de una preinisa bien diferente. i,Que pasarfa si las preocu­paciones medioambientales fueran ya una importante prioridad del go­bierno? l.Que politicas economicas podrfan ponerse entonces en practica con el objeto de lograr las metas medioambientales deseadas? Si bien es­ta premisa descarta la cuesti6n poIitica del como, de todos modos la dis­

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l~ .....

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cusion resultante contribuye a la respuesta. Porque es muy probable que la clarificacion de 10que implicara proteger el medio arnbiente, sea parte irnportante del proceso mediante el cual las preocupaciones ecologicas efectivamente se conviertan en accion. Si es posible convencer a la gente de que las politicas Verdes son practicas y no necesariamente demasiado costosas, es mas probable que vote por esas politicas y que los politicos, por consiguiente, las lleven a la practica.

Esto, claro esta, plantea muchos interrogantes acerca de la relacion entre votantes y politicos y entre estos y la economia. Este libro se centra en las politicas econornicas para los gobiernos nacionales. Por razones que explicamos, la mayoria de los cambios criticos que es necesario ha­cer, son responsabilidad del Estado. Pero la vision irnplicita del Estado y del proceso de determinacion de politicas economicas que supone este trabajo, esta abierta a la critica. Aparentemente, podria suponerse que cuando la mayoria de los votantes quiere algo, los gobiernos deciden ha­cerlo, y cuando los gobiernos deciden hacer algo, se realiza. Pero este no es el caso. Por el contrario, reconocemos que en el mundo real operan muchas fuerzas que infiuyen en el curso de la economia y el poder de los gobiernos -por no hablar de los electorados-, 10 cual determina que el resultado final sea a menudo severamente restringido.

Si, por ejemplo, un gobierno quiere imponer una ley medioambiental para poner freno a alguna clase de contarninacion, un analisis simplista podria indicar que las compafiias reaccionarian sencillarnente reducien­do su contarninacion, puesto que esta vendria a ser ilegal. Pero en la practica, una respuesta mucho mas probable (0 como minimo mas inme­diata) seria una campafia de las compafiias unidas en contra de la ley. Dado el poder que pueden esgrimir compafiias muy grandes, a menudo transnacionales, en muchos casos esto podria echar por tierra la pro­puesta. En otros casos, las medidas medioambientales podrian no alcan­zar nunca el caracter de propuestas, por muy «populares» que fueran entre los votantes, debido a la existencia de otras fuerzas dentro de la arena politica. Los gobiernos no son simplemente vehiculos para la ex­presion de la decision democratica.l''

Todo esto 10 reconocemos. La vision liberal del estado benigno y el proceso democratico, no es un cuadro fiel del mundo real. Pero de todos

16. Un ejemplo seria la respuesta de las industrias petroquimica y automotriz a las propuestas hechas durante las decadas de los afios setenta y ochenta de reducir el plo­mo de la gasolina. Ver D. Wilson, 1983, pp. 121-140.

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modos es uti! en un libro de esta clase. EI proposito aqui es mostrar que tipos de politica hay disponibles y como funcionarian si pudieran im­plantarse y operaran segun 10 planificado. Puede que no suceda asi, pero no es razon para negarse a proponerlas, 0 a saber como operarian segun estan disenadas. Mas a proposito quiza, el proceso dernocratico, por muy defectuoso que sea, sigue siendo el mejor (y probablemente el uni­co) medio por el cual pueden introducirse politicas econornicas me­dioambientales, y a traves del cual puede participar la mayoria de la gente. Para tomar parte en este proceso, es casi con certeza esencial cier­ta dosis de 10 que podriamos Hamar «ingenuidad maliciosa», y sobre es­ta base tienen que proponerse politicas para el cambio. Esta es la posicion que asumimos aqui.

Un segundo elemento de la cuestion acerca de la politica medioarn­biental se refiere a su ideologia. Durante mucho tiempo las personas preocupadas por el medio ambiente han discutido acerca de si pertene­cen esencialmente a la izquierda 0 a la derecha del espectro politico, 0

si estan definitivamente divorciados de los viejos conflictos (<<ni a la iz­qui erda ni a la derecha» -como 10 expreso el Partido Verde aleman­«sino hacia adelante»). En parte este debate se refiere a los valores sub­yacentes a la vision ecologica del mundo. Por ejemplo, algunos han ar­gumentado que la preocupacion por el bienestar de las generaciones futuras es, en sus raices, una extension de un compromiso con la igual­dad en el presente y, por tanto, de izquierdas; otros han relacionado la conservacion con el conservadurismo; en tanto que un tercer grupo ha proclamado que la base «ecocentrica» de la filosofia Verde coloca a esta fundamentalmente aparte de otras ideologias. En cierta medida el debate se refiere a la naturaleza del analisis economico, l.Es la defensa del me­dio ambiente compatible con el capitalismo, 0 requiere un cambio de pri­mer orden? De ser asi, l.es el mismo cambio que buscan los socialistas, o la proteccion del medio ambiente requiere un tipo totalmente diferente de sistema economico'i!"

Este libro no es un ejercicio de filosofia politica ni un discurso sobre la naturaleza del capitalismo. No obstante, es imposible escribir sobre economia medioambiental sin abordar estos temas en alguna forma. Los

17. Estas cuestiones aparecen comentadas (en dif'erentes contextos) por ejemplo en R. Bahro, 1982, 1984, 1986; M. Bernstam, 1991; A. Bramwell, 1989; F. Capra y Spret­nak, 1984; A. Dobson, 1990; T. O'Riordan, 1980; T. Paterson, 1989; D. Pepper, 1984; J. Porritt, 1984; Redclift; M. Ryle, 1989; F. Sandbach, 1980; H. Stretton, 1976; J. Weston (ed), 1986; y R. Williams, sin fecha.

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capitulos 2, 7 y 8 exploran unos cuantos interrogantes acerca de los valo­res, pero no discuten las conexiones implicitas directamente politicas. En la relaci6n del medio ambiente con el sistema econ6mico, inevitablemen­te somos mas concretos; los capitulos 3, 4 Y 10 presentan algunas pers­pectivas bastante explicitas. Pero ninguno de estos argumentos se desarrolla dentro de una teoria politica completa, y no se exploran las implicaciones mas amplias. Algunas de estas implicaciones -debido a su caracter politico que va mas alia de los problemas medioambien­tales- son extraordinariamente interesantes y merecen una discusi6n completa. Desafortunadarnente, el espacio y los limites de la presente ta­rea exigen que tal discusion se lleve a cabo en otra parte.

Estructura del libro

Ellibro esta dividido en cuatro partes. La primera es un intento de ex­plicar la naturaleza y las causas de la crisis medioambiental. EI capitulo I es una descripcion de la crisis desde una perspectiva econ6mica, en la que se introducen algunos de los conceptos basicos en los que se fundamenta el resto del Iibro. Su intenci6n no es hacer una relaci6n completa de los pro­blemas ecol6gicos del mundo, 10 cual puede encontrarse en muchas otras obras. Por el contrario, se usan problemas particulares para ilustrar el mar­co economico propuesto. El capitulo 2 examina luego la crisis desde una perspectiva social, fijandose en quien sufre principalmente sus efectos. EI capitulo 3 esta destinado a explicar c6mo se produce la degradacion del me­dio ambiente, vista como un proceso econ6mico. Este analisis de la forma en que funciona (0 no) el sistema econ6mico, sirve como base para las sub­secuentes propuestas de politica para la reforma del mismo. EI capitulo 4 aborda criticas al analisis, deteniendose en varias explicaciones alternativas que han sido propuestas, particularmente por Verdes.

La segunda parte describe los objetivos de la econornia Verde. EI capitulo 5 es una explicaci6n de dos posibles metas ampliamente dis­cutidas, aunque no siempre con mucha claridad: «crecimiento cero» y «desarrollo sostenible». Esperamos que esta explicaci6n arroje algunas luces sobre esas metas. EI capitulo 6 inicia la exploraci6n de 10 que signi­fica el cometido de «proteccion del medio ambiente». Examina el enfo­que adoptado por la economia medioambiental ortodoxa, basado en el concepto del «valor» del medio ambiente.El capitulo 7 propone un enfo­que alternativo, el de la «sostenibilidad». Este concepto es definido y de­fendido frente a varias criticas, y en el capitulo 8 se hace un intento por mostrar c6mo la sostenibilidad puede convertirse en objetivos concretos de politica. El capitulo 9 amplia luego la explicaci6n para relacionar la

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sostenibilidad con otros objetivos econornicos, y explora los Iimites me­dioambientales de la actividad econ6mica.

La tercera parte pasa del analisis ala practica. l.C6mo funcionaria efec­tivamente una economia sostenible? EI capitulo 10 establece el marco gene­ral de la elaboraci6n de politicas economicas medioambientales, sirviendose del analisis del capitulo 3. Se fija en los principios, los procesos y la escala de gobierno requeridos. Los capitulos II a 15 examinan entonces los diver­sos metodos que estan al alcance de quienes establecen la politica. El capi­tulo II es esencialmente una descripcion de los posibles instrumentos de politica medioambiental, incluidos impuestos, regulaciones y gasto guber­namental. EI capitulo 12 se refiere con mayor detalle al debate -familiar en la econornfa medioambiental- entre los meritos comparativos de los in­centivos econ6micos (tales como impuestos) y del enfoque regulador. EI ca­pitulo 13 explora el papel particular del gasto gubernamental.

Los capitulos 14 y 15 examinan las implicaciones mas vastas de estas polfticas, sirviendose de los planteamientos presentados en el capitulo 2. EI capitulo 14 habla de c6mo se distribuyen los costes de las politicas me­dioambientales entre diferentes grupos de la sociedad e investiga el im­pacto de las mismas sobre el ernpleo. Luego el capitulo 15 amplia el analisis a la esfera internacional. Explora como se puede ayudar a los paises del Sur frente a los problemas medioambientales. y las posibilida­des de los acuerdos globales sobre medio ambiente.

Debe hacerse enfasis en que la tercera parte no establece un plan para la politica medioambiental, ni propone respuestas para problemas de es­ta clase. Su prop6sito es, mas bien, ofrecer un marco para comprender las opciones abiertas, las cuales se ilustran con muchos ejernplos de posi­bles politicas. Sin embargo, su cobertura no es total y la estructura no esta orientada a dar soluciones. Por ejernplo, aqui se discute la politica energetica en cuatro sitios diferentes. EI capitulo 12 expone la idea de un impuesto energetico (0 sobre el carbo no) en el contexto de un debate acerca de si, para alcanzar objetivos medioambientales, los impuestos (como a menudo se afirma) son mas «eficientes» que las regulaciones. La propuesta tributaria reaparece despues en el capitulo 13 explicando como pueden usarse los ingresos provenientes de impuestos para subsi­diar productos ecol6gicamente benignos. En el capitulo 14 se emplea el caso de la energia para ilustrar las implicaciones de los impuestos ecol6­gicos desde el punta de vista de la distribuci6n, y en el capitulo 15 se ex­ploran las dificultades de convenios medioambientales internacionales, con respecto al mismo ejemplo (que es el mas importante). Esta estructu­ra puede sonar confusa, pero se hizo asi deliberadamente. Los lectores que quieran conocer los planes en materia de politica energetica pueden

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buscar en otras partes, pues la intencion aqui es explicar los principios de la elaboracion de la politica medioambiental en general, de manera que estos puedan aplicarse Iuego a aspectos especificos.

Es necesario hacer un comentario mas. Este libro se refiere primor­dialmente a la politica econornica ambiental en los paises industrializa­dos. EI Norte es el principal responsable de la crisis medioambiental; por consiguiente, la discusion de esta politica en el Sur se limita a la relacion de la misma con el mundo industrializado. Aun en ese aspecto, diffcil­mente es suficiente. Los problemas de comercio, deuda, ayuda y poder internacionales son muy complejos y merecerian como minimo un libro para tratarlos (de hecho, hay muchos disponiblesj.l'' Es de esperar que el analisis del capitulo 15 sea por 10 menos un reconocimiento, si no una solucion satisfactoria, de los problemas.

La cuarta parte se refiere a como se cuantifica el medio ambiente para los propositos de la politica economica, Los capitulos 16 y 17 examinan co­mo pueden sopesarse los costes y los beneficios de la proteccion ambiental en el proceso de toma de decisiones. EI capitulo 16 es una exposicion del metodo conocido como «analisis coste-beneficio» (cost-benefit analysis), que suelen usar (0 por 10 menos defender) los economistas ortodoxos del medio ambiente. En el capitulo 17 se hace un analisis mas detallado de las tecnicas mediante las cuales los economistas Ie han atribuido valores mone­tarios al medio ambiente, con el objeto de incorporarlo al analisis coste­beneficio. En algunas partes, este capitulo es bastante dificil, pero la impor­tancia que tiene ese debate en la economia medioambiental, y para la elabo­racion de la politica, merece una explicacion completa.

EI capitulo 18 explora la prolongada discusion acerca de los indica­dores que deben usarse para medir el resultado economico, fijandose en las criticas de las personas preocupadas por el medio ambiente al Pro­ducto Nacional Bruto, PNB, y las alternativas propuestas por ellos. Por ultimo, e1 capitulo 19 plantea la pregunta que seguramente los capitulos anteriores deben haber suscitado en muchos lectores, conscientes de la naturaleza de la politica en los paises industrializados: i,reduciran las po­liticas medioambientales el nivel de vida de la gente? Esto implica un exam en de la manera como se define el «nivel de vida»; la consecuencia es quizas mas esperanzadora, juzgada con el criterio de factibilidad poll­tica, de 10 que podria preverse.

18. Ver (entre muchos otros), G. Bird (ed), 1989; M. Caldwell, 1977; S. George, 1988; P. Harrison. 1980; T. Hayter, 1983; B. Jackson, 1990 y J. Schatan, 1987.

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PRIMERA PARTE

ANALISIS

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1. LA ECONOMfA Y LA CRISIS ECOLOGICA

Funciones economlcas del medio ambiente

Para los que vivimos en ciudades, don de mucho del mundo que nos rodea es hecho por el hombre, es facil olvidar cuan dependientes somos del medio ambiente natural. Imaginemos que pudierarnos poner sobre una poblacion una gran carnpana de vidrio, que entrara en el suelo hasta ellccho de roca. La ciudad recibirfa la luz solar a traves del vidrio, pero no aire ni lIuvia. No pasaria mucho tiempo antes de que sus habitantes murieran. Aun antes de su muerte por falta de alimentos y materias pri­mas, los habrfa envenenado el humo de los combustibles, se habrian ahogado en sus propios excrementos 0 habrian quedado aplastados bajo los desperdicios solidos.! Es la abundancia de medio ambiente natural 10que evita que esto nos suceda. Es de la tierra y de la atmosfera de don­de obtenemos los recursos con los cuales producimos alimentos y otros bienes, yes en la tierra, en los nos y oceanos, en el aire y los vientos don­de descargamos nuestros desperdicios. Sin ellos no podriamos 50­

brevivir. La «crisis ecologica», planteada sencillamente, es el result ado de la

reduccion de la abundancia del medio ambiente natural. Nosotros no vi­vimos bajo una campana de vidrio, pero el vidrio se esta cerrando sobre nosotros.

Esto podemos comprenderlo mas sistematicamente, EI medio am­biente natural 0 «biosfera» consta de agua, suelos, atmosfera, flora y

1. Esta analogia esta tomada de R. Riddell, 1981, p. 40.

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fauna, can la energia procedentc del sol. Parte de la biosfera es viva (planta y animales) y parte no 10 es (minerales, aire y agua). EI conjunto se equilibra mediante el continuo flujo de la energia y el reciclaje de la materia. Las partes vivas y las no vivas interactuan en comunidades autorreguladas 0 «ecosisternas».

La biosfera desempefta tres funciones principales en la actividad eco­n6mica de la especie humana.

Nos proporciona recursos. Algunos, tales como el aire, el agua y mu­chas plantas y ani males usados para la alimentaci6n, son consumidos en forma muy directa. Otros son materias primas 0 fuentes energeticas que se emplean en la producci6n de bienes y servicios. Hay tres tipos prin­cipales:

Recursos no renovables. Son aquellos que (en una escala de tiempo humana) no pueden regenerarse mediante procesos naturales: combusti­bles fosiles (carb6n, petroleo, gas), minerales y otros materiales. Claro esta que los combustibles f6siles pueden «regenerarse», pero solo en un periodo de varios miles de millones de afios, el cual es mucho mas largo aun que el «largo plazo» del que hablan los economistas. La oferta de recursos no renovables es, en ultimo terrnino, fija: todo uso disminuye el stock total.

No obstante, en la practica, la provision relevante no es la existencia total de un recurso (parte del cual puede no haber sido descubierto aun), sino unicamente aquella porcion que es «economicamente accesible»: es­to es, de explotaci6n rentable. Esta porci6n puede incrementarse si se eleva el precio del recurso 0 si se desarrolla una nueva tecnologia que ha­ga mas econ6mica la explotacion, En este sentido, el uso de los recursos no renovables no necesariamente implica el agotamiento de los mismos en terrninos econ6micos. Adicionalmente, algunos metales pueden «re­generarse» mediante el reciclaje, usandolos mas de una vez.

Recursos renovables. Son aquellos que, mediante procesos de regene­racion natural, pueden continuar existiendo a pesar de ser «usados» por la humanidad. Las plantas y los animales, naturalmente, se reproducen y vuelven a crecer. Pero el aire limpio y el agua fresca tambien son reno­vables: el oxigeno, el hidr6geno, el carbona y el nitr6geno (entre otros elementos) son constantemente reciclados por organismos vivos, en pro­cesos tales como la fotosintesis, la respiraci6n, la fijaci6n de nitr6geno y la descomposici6n organica.

EI stock de un recurso renovable puede mantenerse indefinidamente, aunque puede ser afectado por cam bios evolutivos 0 de otra clase en los ecosistemas. Pero la actividad humana puede reducirlo y acabar por agotarlo. Si un recurso se consume mas rapido de 10 que se regenera,

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la cantidad del mismo decrece; esto se conoce como «sobreexplotacion». Los recursos renovables tambien pueden agotarse «indirectarnente», por la alteraci6n de los ecosistemas de los que el recurso forma parte. EI agua, por ejemplo, puede perderse cuando se cortan los arboles, los cua­les la retienen en el suelo. Asi, los recursos renovables son «agotables», aunque su agotamiento no es inevitable.

En contraste, los recursos continuos son inagotables. Son aquellas fuentes de energia cuya oferta no se ve afectada por la actividad huma­na. (A menu do son denominados «renovables», pero esa definici6n no es estrictamente precisa). Las dos fuentes originales principales de ener­gia continua son el sol, el cual genera la radiaci6n solar y la energia eoli­ca; y la gravedad, la cual genera la energia mareal y de las olas, y la hidroelectricidad (aunque esta, que depende del agua, tambien es en par­te renovable). Cierta energia geoterrnica (calor de la corteza terrestre) tambien es un recurso de tipo continuo.

La segunda funci6n de la biosfera es asimilar nuestros residuos. Sean naturales 0 de invenci6n humana, todos los usos de energia generan resi­duos. La energia misma termina como calor residual. Las plantas y los ani males (incluidos los seres humanos) generan desechos organicos, primordialmente excrementos ffsicos, materia muerta y di6xido de car­bono. La actividad econ6mica humana -Ia producci6n- genera resi­duos organicos mas cornplejos, tales como los plasticos, y tarnbien residuos inorganicos, como los metales.

No debe creerse que unicamente los subproductos no deseados de la actividad economica, como el humo de la chimenea de una fabrica 0 los materiales sobrantes, son residuos. En ultimo terrnino, los propios pro­ductos utiles terminan siendo tambien residuos. Puesto que la materia no puede destruirse, al final todo se convierte en residuo y en alguna for­ma retorna al medio ambiente.

La biosfera asimila residuos de diversas maneras. Dispersa las con­centraciones de quimicos gaseosos y liquidos en la atm6sfera, los rios y los mares, y reconstituye la materia en compuestos mas pequefios y/o mas estables. Los residuos organicos (y pequetias cantidades de minera­les) son luego absorbidos por ciclos naturales en los que, a traves de pro­cesos de regeneraci6n, se transforrnan efectivamente en recursos. Por ultimo, aquellos residuos que no pueden ser absorbidos quedan almace­nados en el medio ambiente. Los desechos almacenados pueden ser «inertes» (no interactivos), casu en el eual pueden no tener ningun efecto adverso, 0 pueden interactuar de formas nocivas para el medio ambien­teo Esto ultimo corrninmente se llama contaminaci6n.

Finalmente, la biosfera nos brinda varios servicios medioambienta­

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/es. Esta funcion es menos obvia econornicamente que las dos primeras (y a menudo es ignorada por los economistas), pero no es menos im­portante.

Hay dos tipos de servicio medioambiental. EI primero 10constituyen los atractivos que el medio ambiente ofrece para consumo directo y consciente. Por ejernplo, brinda espacio para la recreacion y paisaje y vida silvestre para disfrute estetico, Tanto la materia viva como la no vi­va permiten a los seres humanos expandir el conocimiento mediante el estudio cientifico. Si bien es dificil asignarles un valor a estos servicios, es claro que el bienestar humane aumenta considerablemente con ellos.

EI segundo tipo de servicio medioambiental puede denominarse, en ter­minos generales, «soporte para la vida». Los seres humanos dependen de los procesos naturales que manti enen el funcionamiento de la biosfera. Es­tos incluyen funciones tales como el mantenimiento de la diversidad geneti­ca (Ia variedad de especies diferentes) y la estabilizacion de los ecosistemas; el mantenimiento de la composicion de la atmosfera, y la regulacion del eli­rna. Tales servicios suelen ser intangibles y son «consumidos» solo indirec­tamente -de hecho, la mayoria de las veces inconscientemente- pero no son menos cruciales. La vida depende de elIos.

Es esencial reconocer que la actividad economica humana depende por completo de estas funciones del medio ambiente. Sin elIas no podria haber actividad econornica. La crisis ecologica es una crisis de las tres.

EI agotamiento de recursos

Antes se pensaba, y aun hoy es posible oir, que el principal problema del medio ambiente que enfrenta la especie humana es el agotamiento de los recursos no renovables, particularrnente de los combustibles fosiles y de los metales. Pero este no es el caso. En primer lugar, como 10 vere­mos mas adelante, el agotamiento de recursos renovables y los proble­mas de contarninacion son asuntos considerablemente mas criticos, que tienen un efecto mas rapido y mas danino para la vida humana. La con­taminacion causada por la explotacion de recursos no renovables proba­blemente requiera restricciones sobre el uso de esos recursos desde mucho antes de que corran el peligro de acabarse.

En todo caso, se ha comprobado que muchas de las terribles predic­ciones que se han hecho ace rca del agotamiento de recursos no reno­vables son falsas. Gracias al descubrimiento de nuevas reservas y al reciclaje y la sustltucion por otros materiales, la escasez de recursos cla­yes es menos inminente que 10 que una vez se ternio. Por ejernplo, el fa­moso informe del Club de Roma, The Limits to Growth (Los limites al

crecimiento), publicado en 1972, preveia que la provision de estano se habria acabado en 1987. La realidad fue que ese ano hubo una satura­cion mundial del mercado y muchas minas de estafio tuvieron que cerrar­se por falta de demanda. Esto se debio primordialmente a que en la mayoria de los usos industriales, tales como la manufactura de latas, el estano habia sido reemplazado en gran medida por otros materiales, es­pecialmente acero y aluminio. Con los indices de consumo actual, se esti­rna que las reservas de mineral de hierro duraran 160 anos y las de aluminio 220. 2

Pese a todo, el agotamiento de recursos no renovables sigue siendo rnotivo de preocupacion, La duracion estimada en anos de la provision de ciertos materiales, dadas las reservas conocidas y las tasas de consu­mo actuales, es bastante corta: menor de 25 anos para el plomo, el zinc y el mercurio.! Es importante que estos recursos (asi como otros cuyas reservas son un poco mayores) se conserven mediante el uso eficiente y el reciclaje. En tanto que unos metales son faciles de substituir, otros, como el platino y el cromo, en el presente son irreemplazables. De ahi que el desarrollo continuo de la tecnologia de sustitucion sea vital. 4

EI agotamiento de los combustibles Iosiles es mas grave. EI carbon tiene reservas conocidas mas que suficientes: a las tasas actuales de con­sumo, las reservas conocidas deben durar mas de 200 anos. Pero la cifra respectiva para el gas natural es de solo 58 anos, y para el petroleo de 41. 5 Estos datos estadisticos no toman en cuenta el posible descubrimi­rento de nuevas reservas, ni la extraccion de petroleo de otras fuentes ta­les como esquistos y arenas alquitranadas; ignoran tam bien los probabies efectos de las alzas de precios sobre los indices de consumo.

2. World Resources Institute, 1990, pp. 322-223. La vida de los recursos se calcul6 dividiendo las reservas de 1988 por el nivel de produccion mundial de 1988. Es claro que si la producci6n anual aumenta 0 disminuye, el tiempo de vida cambiara. Las «re­servas» incluyen solo esa parte de la «base de reservas» medida que actualmente es econornico extraer. Si se incluyera toda la base de reservas, la vida de los recursos se extenderia a 230 ai'los para el mineral de hierro y a 2.380 anos para el aluminio.

3. Ibid. 4. Ya se esta dando mucha sustituci6n. Ver J. E. Tilton, 1983; D. Deadman y R.

K. Turner en R. K. Turner (ed), 1988, pp. 67-10I. 5. World Resources Institute, p. 145. Estas cifras fueron computadas a partir de

los niveles de produccion y las reservas de 1988. Debe observarse que las reservas com­probadas estan aumentando.

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En to do caso, es bastante obvio que nuestra dependencia actual del pe­tr61eo (el cual proporciona cerca del 40% de la energia comercial mun­dial) tiene que declinar bastante pronto, 10 que requiere el desarrollo de fuentes alternativas.

Pero la mayor crisis de materias primas es la de los recursos renova­bles. A diferencia de los no renovables, el agotamiento no es inevitable; pero esta ocurriendo, en algunos casos muy rapidamente, En todo el mundo las especies marinas, la capa superior del suelo, los bosques y el agua se estan explotando a indices mucho mas rapidos de 10 que se estan renovando. De hecho, con frecuencia destruimos de tal modo el medio ambiente, que esos recursos no pueden renovarse en absoluto.

Este proceso es evidente, por ejemplo, en los mares del mundo. Des­de 1950 la pesca mundial se ha casi quintuplicado. Pero este crecimiento encubre importantes caidas en la pesca regional de especies particulares. En el mar del Norte las cantidades de arenque han bajado en un 750/0, en el Atlantico noroccidental el bacalao ha descendido en mas del 90%, los bancos de sardina californiana apenas ahora se estan recuperando despues de un completo colapso en los alios 1950. En cada uno de estos casos, la razon es que el exceso de pesca ha agotado los stocks. La FAO, Organizaci6n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimenta­ci6n, estima que en nueve de las dieciseis pesquerfas marinas mas impor­tantes del mundo la pesca ha excedido su «captura maxima sostenible», 10cual tiende a acarrear una subsecuente reducci6n de los stocks. La casi extinci6n de por 10 menos cuatro especies de ballenas sirve de grave re­cordatorio de que la pesca excesiva puede ser terminal. Ese agotamiento tiene implicaciones obvias para el abastecimiento de alimentos."

A nivel terrestre, la base de la producci6n de alimentos es la capa su­perior del suelo. Aqui tarnbien la explotaci6n esta sobrepasando en mu­cho las tasas de regeneraci6n natural. Dependiendo del tipo, para la formaci6n de una capa vegetal de 2,5 em se requieren de 100 a 2.500

6. World Resources Institute, 1990, pp. 180,340; N. Myers (ed), 1985, pp. 82-83; World Resources Institute, 1988, p. 156. La «captura maxima sostenible» (maximum sustainable yield) se define como la cantidad maxima de pescado que puede sacarse ano tras ano, sin agotar los stocks naturales que se reproducen. Las nueve pesquerias que estan por encima de este nivel, se calcularon en base a las mas bajas estimaciones de dicho rendimiento basico hechas por la FAO. Claro esta que Ia perdida de ballenas como un mero recurso no es la unica razon para lamentar su casi extinci6n.

afios. En algunos lugares la erosi6n del suelo esta destruyendo esta canti­dad de capa en tan s610 10 alios. EI fen6meno de «desertizacion» en Africa, con la consecuente amenaza de hambruna, es ya muy conocido: a nivel mundial, cerca del 51% de la tierra firme productiva esta ahora «moderada» 0 «severamente» desertizada, y 80 millones de personas vi­yen en areas productivas de gran riesgo.?

Pero la perdida de suelo tambien esta ocurriendo en Europa, Aus­tralasia y Norteamerica. Los Estados Unidos pierden, descontando la renovaci6n natural, muy por encima de mil millones de toneladas al ano, equivalentes a mas de 300.000 hectareas de tierra. La causa principal es la excesiva producci6n, pero parte tambien se debe al envenenamiento quimico. EI resultado es que aproximadamente un tercio de las tierras de cultivo estan experimentando un marcado descenso en la productivi­dad. EI mismo efecto se esta dando en cerca de la mitad de todas las tie­rras cultivables del mundo. Combinado con otras causas (tales como la conversi6n para usos no agricolas) y segun las tendencias actuales, para el afio 2000 se habran perdido 275 millones de hectareas, equivalentes al 18% del total mundial. Con el aumento de mil millones de' personas a la poblaci6n mundial en el mismo perfodo, la perspectiva para la pro­ducci6n de alimentos es extremadamente seria.f

La perdida de arboles es a la vez una causa mayor de erosi6n y de desertizaci6n del suelo, e importante en si misma. En tanto que la super­ficie de bosques templados en el hemisferio norte ha permanecido relati­vamente constante gracias a la reforestaci6n, los bosques tropicales se estan destruyendo rapidarnente, Estudios recientes estiman que cada ano se pierden mas de 20 millones de hectareas (un area mayor que Gran Bre­tafta), EI total se habra reducido a la mitad entre los alios 1950 y 2000; para el ano 2025, a menos que se cambien las tendencias actuales, solo quedaran trozos aislados. Puesto que mucha de esta tierra ha side com­pletamente quemada 0 destruida con bulldozers, son pocas las probabili­dades de que el bosque vuelva a crecer. Efectivamente, se estan «minando» los bosques: el hombre los ha convertido en un recurso no renovable.?

7. Myers, pp. 141,152; World Resources Institute, 1988, pp. 291-292. Este define la desertificaci6n como una perdida de productividad del 25070 0 mayor. Ver A. Grain­ger, 1990.

8. Myers, p. 40; World Resources Institute, 1988, p. 2. EI efecto en la producci6n de alimentos es analizado por L.R. Brown y J. E. Young, 1990, pp. 59-78.

9. World Resources Institute, 1990, p. 102; Myers, p. 42. Ver D. Poore, 1989.

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EI significado de tal destrucci6n no es solo la perdida de madera, si bien este es ya un problema bastante serio dados los dos mil millones de personas dependientes de la madera para combustible, adernas de la de­manda de pulpa, madera para la construcci6n y para uso industrial. Los bosques proveen tam bien una amplia variedad de alimentos, gomas, re­sinas, aceites y medicinas. Estos productos, que pueden aprovecharse sin danar el bosque, son de hecho mas valiosos en terrninos financieros por hectarea, que la madera 0 el ganado cornercial, que acaban por destruir­10.10 La perdida de arboles hace tambien que se sequen las fuentes de agua, tanto terrestres como pluviales, con severos efectos en la agricultu­ra a todo 10 largo del area de la cuenca.

Quiza 10 mas importante es que las selvas tropicales son la «reserva genetica» de la tierra. Se cree que contienen como minimo dos millones de especies; de estas se han identificado menos de una de cada seis. Entre las identificadas, hay un gran mimero de plantas que tienen un uso eco­n6mico potencial. (Un pequeno estudio reciente hecho por los Estados Unidos sobre la selva amaz6nica identifico mas de mil!'). Los bosques ya han demostrado ser una fuente de medicamentos de valor incalcula­ble, incluidos los empleados para tratar la leucemia, la enfermedad de Hodgkin y otros tipos de cancer: el potencial de descubrimientos futuros es inmenso. Casi con certeza hay tambien nuevos alimentos y fuentes de materias industriales. La importancia de esto ultimo adquiere mayor irn­portancia con el agotamiento de recursos no renovables, el cual forzara al desarrollo de substitutos renovables. Sin embargo todo esto se esta perdiendo. A medida que se destruyen los bosques, la riqueza genetica se drena, irreversiblemente. Entonces no solo estamos perdiendo recur­sos existentes; estamos eliminando la posibilidad de encontrar nuevos. Efectivamente, estamos agotando los recursos del futuro aun antes de que estos se hayan desarrollado.P

Y todo esto es muy aparte del coste humano inmediato que tiene la destrucci6n de la selvas tropicales que son la morada de cientos de miles de personas, muchas de las cuales han sido expulsadas a la fuerza, muer­tas por enfermedades importadas 0 brutalmente masacradas al tiempo que les han arrancado sus tierras y su medio de subsistencia. Las genera­ciones futuras bien pueden ver este proceso como comparable a cual­

10. C. M. Peters, A. H. Gentry y R. O. Mendelsohn, 29 de junio de 1989, pp. 655-656.

II. Myers, p, 148. 12 Myers, p. 147-149. Ver tarnbien N. Myers, 1984.

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de los peores ejernplos de genocidio de este siglo; tam bien tendran moti­vo para lamentar la enorme perdida de conocimiento que las culturas in­dlgenas han acumulado acerca de las selvas tropicales. En una epoca en la que se necesitara mas investigaci6n genetica, medica y de materiales, a los cientificos les tomara decadas redescubrir 10 que esta gente ya sa­bia, si es que existen todavia los recursos para intentarlo.P

Contamlnaclon

Algunos residuos, particularmente compuestos organicos producidos por plantas y animales, no tienen por que ser causa de contaminacion. Hasta tanto sean devueltos al medio ambiente a tasas y en concentracio­nes que permitan que sean absorbidos en los ciclos naturales, su produc­cion no es problematica en si misma. Desafortunadamente, en las sociedades industrializadas tales residuos rara vez se separan y depositan de esta forma. Mas aun, es muy dificil que el medio ambiente degrade muchas de las demas clases de residuos generados por las actividades economicas. Imposibles de ser absorbidas, estas substancias simplemen­te se tienen que almacenar en el medio ambiente. La contaminacion ocu­rre entonces cuando las concentraciones de desperdicios almacenados alcanzan tales niveles, que empiezan a causar efectos nocivos para los organismos vivOS.1 4

Lo mas obvio es que la salud humana esta en peligro. Los problemas conocidos son el plorno, sulfuro y ozono en la atmosfera, los nitratos y aluminio en el agua, los residuos nucleares radiactivos y los residuos pes­ticidas en frutas y vegetales. La contaminacion no causa unicamente in­comodidad; mata. Un estudio de tan solo un tercio de las ernisiones t6xicas a la atmosfera, realizado por la agencia estadounidense para la proteccion del medio ambiente, indico que ellas solas causan 2.000 muertes por cancer cada ano. En los paises en vias de desarrollo pueden producirse anualmente entre 10.000 y 40.000 muertes por envenenamien­to debido a los pesticidas.P

13. Para un informe sobre la destrucci6n de la selva hurneda amaz6nica y el efecto en la vida de la genre que vive en ella, ver S. Hecht y A. Cockburn, 1989.

14. Notese que «contarninacion» es definida aqui como residuos que causan dano. Los residuos mismos no son contaminantes a menos que causen un dailo ecologico 0

a la salud. Esto se explora mas a fondo en e1 capitulo 8. 15. H. F. French, p. 104; S. Postel, en L. R. Brown et al. y W. W. Norton, 1988,

p. 121.

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II

La contarninacion tambien puede causar la reduccion de los stocks de recursos. La lIuvia acida (causada por emisiones de sulfuro y oxide de nitrogeno) ha causado un dana a gran escala en bosques de los Esta­dos Unidos, Canada, Escandinavia y Europa Central, y ahora es notable en muchas otras partes del mundo. La industria maderera de Alemania Occidental tiene una per dida anual estimada en 800 millones de dolares por los efectos de la lIuvia acida, y la agricultura sufre costes adicionales de 600 millones de dolares debido a la perdida resultante de fertilidad del suelo.!" Entre tanto, la contarninacion marina reduce severamente las poblaciones de peces. En un tercio de todos los estuarios de los Esta­dos Unidos se ha detenido la pesca de marisco debido al vertido de aguas negras y residuos industriales; la perdida general para la pesca costanera se estima en 80 millones de dolares por ano.!?

EI daiio para los servicios medioambientales

EI efecto que la contaminacion tiene en los stocks de recursos es un ejemplo de la forma en que interacnian las diversas funciones econorni­cas del medio ambiente. Otro ejernplo 10 constituye el imp acto que tie­nen tanto la contarninacion como el agotamiento de recursos, en la tercera funcion, es decir, en el disfrute del medio ambiente y los servicios de soporte para la vida.

La perdida del disfrute derivada de la degradacion del habitat natu­ral -tanto a traves de la contarninacion como a traves de la simple destrucci6n- es evidente para cualquiera que disfrute de la belleza del campo 0 de la costa. En los ultirnos cuarenta afios, Gran Bretafia ha per­dido 224.000 kilometres de setos vivos, a medida que se han ensanchado las fincas, y al mismo tiempo la mitad de sus viejos bosques de especies de hoja caduca se han eliminado. En los Estados Unidos se han perdido 20.000 kilometres cuadrados de humedales: dragados, rellenados, con­taminados y utilizados. Todos estos habitats son notablemente ricos en vida silvestre. 18 Para mucha gente, tal dana seria lamentable aun cuan­do no hubiera per did as particulares para los seres humanos. Pero de he­cho es evidente que para las personas se deriva bienestar de la existencia de areas de belleza natural y de la vida salvaje que contienen. EI placer

16. French, pp. 106-109; y Myers, p. 118. 17. Myers, p. 86. Ver tarnbien World Resources Institute, 1990, pp. 181-188. 18. Myers, pp. 86-53.

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generalizado que se obtiene de los animales dornesticos, las flores y las plantas, los jardines, los parques y las playas, sugiere que los seres hu­manos tienen la necesidad genuina de estar en contacto con el mundo na­tural. La perdida de este es, por tanto, empobrecimiento para ellos. Mas aun, esa perdida no la experimenta unicarnente la gente directamente afectada. Hay encuestas que demuestran que aun aquellos que nunca van al campo, quieren que se conserve. EI mundo natural tiene valor de existencia. Queremos que este ahi, con toda su belleza y diversidad, y su perdida afecta nuestro bienestar.l?

Para muchas personas de los paises industrializados, en la perdida de disfrute de la naturaleza esta la manifestacion mas directa de la crisis del medio ambiente. Pero la perdida de habitats tambien tiene consecuen­cias para los servicios de soporte basico para la vida, que el medio am­biente proporciona.

La biosfera se mantiene a traves de la compleja interaccion de los or­ganisrnos vivos. A medida que se destruyen habitats, se trastornan eco­sistemas, 10 cual tiene efectos a veces impredecibles y de mucho alcance. La contaminacion, en particular, frecuentemente se autorrefuerza, pues­to que reduce la diversidad biologica y consecuentemente dificulta mas la resistencia del ecosistema a su ataque. La reduccion 0 eliminacion de una especie afecta a muchas otras dependientes de ella. Pueden romperse cadenas alimentarias; puede alterarse el equilibrio de las especies, de tal modo que las plagas se tornen dominantes, yen ultimo terrnino, los pro­cesos evolutivos mismos pueden verse amenazados. EI colapso completo de ecosistemas es posible: esto ocurrio, por ejernplo, en el lago Erie en los anos setenta, cuando la contarninacion acabo propiamente con toda forma de vida. Mas entice aun es que las hambrunas que han cobrado la vida de cientos de miles de personas en Africa, son el resultado -en parte- de la casi completa bancarrota ambiental.j?

Puesto que no sabemos cuantas especies habitan la tierra (las estima­

19. Para un resumen sobre el concepto de los economistas del medio ambiente re­lativo al valor de existencia, ver D. W. Pearce y R. K. Turner, 1990, pp. 129-140. Ver tarnbien los capitulos 7 y 17 de este libro. Para una explicacion sobre la «necesidad» humana de contacto con la naturaleza, ver K. Thomas, 1983.

20. La expresion «bancarrota arnbiental» viene de L. Timberlake, 1985. Si bien las causas ambientales de la hambruna son irnportantes, no debe creerse que son primor­diales. Las hambrunas son mas estrictamente el resultado de factores econornicos, par­ticularmente de una divergencia entre el precio de los alimentos y los ingresos del pobre. Ver A. Sen, 1981.

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ciones van desde 4 millones hasta mas de 30 miIlones), es propiamente imposible dar cifras precisas del indice de extincion. Pero estimaciones cuidadosas sugieren que ahora estamos perdiendo mas de 35.000 espe­cies cada ano. 21

Los riesgos son considerables, No solo los ecosistemas se estan vol­viendo mas inestables, sino que ademas se reducen las posibilidades de recuperarlos. En la agricultura, por ejemplo, los monocultivos han deja­do extensas areas de tierra de labranza indefensas frente a enfermedades y plagas. Mediante la manipulacion genetica es posible fortalecer y di­versificar las c1ases de siembra para mejorar la resistencia a la enferme­dad e incrementar la productividad. Pero esto solo puede ocurrir si existe material genetico para trabajar , yes precisamente este eI que se estaper­diendo rapidamente. Muchos nuevos materiales potenciales, quimicos y medicamentos que podrian inventarse a partir de recursos geneticos, tal vez nunca lleguen a desarrollarse.

En parte, es nuestra ignorancia acerca de los trabajos de la biosfera 10 que hace tan perturbadora la reduceion de la diversidad genetica. Nosotros sencillamente no conocemos los efectos ecologicos de muchas de nuestras acciones. EI medio ambiente ha sido acertadamente comparado con un ta­piz, al que se le estan sacando los hilos gradualmente: en algun punto, el cuadro completo puede destruirse. Nosotros no sabemos cuando.

EI impacto de las actividades economicas humanas sobre otras fun­ciones primordiales de soporte a la vida que cum pie el medio ambiente, ahora es muy conocido. La liberacion de c1orofluorocarburos (CFCs) de aerosoles, disolventes, refrigerantes y espumas para ernpaquetar esta ocasionando el agotamiento de la capa de ozono de la atmosfera, la cual protege a la tierra de los nocivos rayos ultravioleta del sol. Casi con cer­teza, el resultado sera un incremento de canceres de la piel y cataratas: tambien existe la probabilidad de dafio a las cosechas y posiblemente el desbaratarniento de importantes cadenas alimentarias, si se afectan, co­mo se sospecha, los procesos de fotosintesis del fitoplancton en la An­tartida.22

Finalmente, y quiza 10mas dramatico de todo, el «efecto invernade­

21. E. O. Wilson, 261 (3), Septiembre de 1989, p. 60; World Resources Institute, 1990, p. 8. Ver tambien W. V. Reid y K. R. Miller, 1989; N. Myers, 1979 y 1983. Debe observarse que la «erosion genetica» no ocurre solamente cuando se extinguen espe­cies, sino tambien cuando se reduce el mimero de individuos, puesto que a mayor nu­mero mas variedad de tipos geneticos,

22. R. R. Jones y T. Wigley (eds), 1989.

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TO» esta afectando seriamente la regulacion del clima en la tierra. Una vez mas, aqui la principal causa es el agotamiento de la capacidad me­dioambiental de absorcion de residuos. Durante siglos, las actividades humanas han estado Iiberando dioxido de carbona y otros gases de in­vernadero (oxide nitroso, CFCs, metano y vapor de agua) en la atmosfe­ra. Pero ahora hemos I1egado a los hmites de absorcion y no simple­mente porque las emisiones se hayan incrementado, sino tambien por haber destruido muchos de los «absorbentes» de dioxide de carbono: los bosques. EI calor que consecuentemente queda atrapado en la atmosfe­ra, esta haciendo que las temperaturas se eleven. Esto probablemente ya ernpezo: los cinco veranos mas calientes que se hayan registrado, fueron todos de la decada de los ochenta; resultado temprano de ello posible­mente haya sido la sequia del cinturon agricola estadounidense entre 1989 y 1990.23

La naturaleza imprecisa de los modelos climaticos hace que la predic­cion sea arriesgada. Pero son ampliamente aceptadas las proyecciones de 1990 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climatico, Estas indican que, de seguir las tendencias actuales, la temperatura media mundial probablemente se habra elevado en un grado centigrado para el ano 2025, yen dos grados centigrados mas antes de terminar eI siglo XXI. Los incrementos de temperatura seran mayores mientras mayor sea la distancia con respecto al Ecuador. Tales aumentos probablemente causaran cam bios significativos en los patrones de produccion de los cul­tivos, 10 que a su vez tendra impacto en la distribucion de alimentos. Adicionalmente existe un fuerte riesgo de desbordamiento costero si, co­mo se predice, se eleva eI nivel del mar. 24 Entonces puede ocurrir una devastacion catastrofica de asentamientos humanos (dos quintas partes de la poblaci6n mundial viven en regiones costeras); algunos expertos preven la probabilidad de que esto produzca entre 60 y 300 millones de «refugiados ambientalesn.P EI impacto economico, social y politico de tales eventos apenas puede preverse.

23. The Guardian, 12 de julio de 1989; S. Boyle y J. Ardill, 1989, pp, 47-48. 24. World Meteorological Organisation/United Nations Environment Program­

me Intergovernmental Panel on Climate Change/J. T. Houghton, G. J. Johnson y J. J. Ephraums (eds), 1990, p. xi. Un estudio uti! y breve de las evidencias del efecto invernadero puede encontrarse en World Resources Institute, 1990, pp. 11-31. Entre los informes sencillos estan Boyle y Ardill; S. Schneider, 1989, y F. Pearce, 1989.

25. Estirnacion hecha por Sir Crispin Tickeli, el entonces Embajador britanico an­te las Naciones Unidas: The Guardian, 6 de junio de 1989.

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Las Ieyes de la termodlnamlca

Entendida en esta forma, la crisis ecologica es tarnbien una crisis eco­nomica. Es causada por actividades econ6micas y socava las funciones mismas de las que depende la economia.

Sin embargo esta tampoco es la historia completa. Hasta aqui hemos considerado separadamente las tres funcines econornicas del medio am­biente. No obstante, ya es obvio que estan interrelacionadas. El agota­miento de los bosques afecta la regulaci6n del clima y la diversidad genetica, asi como el abastecimiento de materias primas. La contamina­cion reduce los recursos disponibles y destruye ecosistemas, a la vez que es nociva para la salud. El cambio climatico puede reducir la productivi­dad del suelo. Estas interconexiones no son simplemente una demostra­cion general de la «totalidad» de la biosfera, aunque est a lecci6n es muy importante. Son, adernas, un aspecto crucial de la relaci6n entre el me­dio ambiente y la economia. Las funciones econ6micas del medio am­biente son enunciadas de manera muy especifica por las dos primeras leyes de la terrnodinamica.

Las leyes de la terrnodinamica son las normas fisicas que gobiernan el comportamiento de la materia y de la energia. La primera ley es muy simple. Estipula que la materia y la energia no pueden destruirse ni crearse. Hay una cantidad total fija, que siempre se conserva de una u otra forma. Esta ley tiene una conexi6n profunda con la economia, por­que cuestiona que hace exactamente la actividad econ6mica. Es claro que por mucho esfuerzo que se ponga en la produccion, realmente no se crea nada «nuevo». Todo 10que sucede es la transforrnacion de mate­riales y energia de un estado a otro. En terrninos de las funciones del me­dio ambiente, 10 que la actividad econ6mica hace es convertir recursos en residuos. Toda cantidad de recursos que ingrese al proceso econorni­co, tiene que salir al final como la rnisma cantidad de residuos. Por su­puesto, mucho del aporte del recurso ira a convertirse en un producto para ser usado; eso es 10esencial del ejercicio. Entonces, inicialmente so­lo una porci6n (conocida a veces como «residual») sale como desperdi­cio. Pero una vez que se ha usado el producto, 0 que se ha desgastado, tambien este reingresa al medio ambiente. De igual manera, la energia empleada en la producci6n tiene que acabar por salir como calor resi­dual. Sencillamente no hay escape a esto: 10 que entra en el proceso eco­nornico tiene que salir del mismo. No puede simplemente desaparecer.

La relacion cuantitativa entre las dos primeras funciones medioam­bien tales es, pues, directa. Cuanto mas recursos se usen, mas residuos necesitan ser asimilados. EI agotamiento de recursos y la contamina­

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cion son esencialmente el mismo problema; las dos caras de la misma moneda.

Pero la relaci6n tiene igualmente una dimension cualitativa. La transformaci6n de los recursos en desperdicios sigue una ruta especifica, determinada por la segunda ley de la terrnodinamica, 0 «ley de la entro­pia». La entropia puede entenderse como una medida del «desorden» 0

«falta de disponibilidad» de materia 0 energia. Asi, un pedazo de carbon tiene baja entropia: esta concentrado en su forma y la energia que con­tiene esta disponible para su uso. Pero una vez quemado, el carbon tiene alta entropia al disiparse como calor y dioxide de carbono, ninguno de los cuales queda disponible para su uso. EI ejernplo ilustra el funciona­miento de la segunda ley, la cual estipula que (mientras no haya fuentes externas de energia) la entropia siempre se incrementa. EI universo cons­tantemente esta volviendose mas desordenado, su energia y su materia menos disponibles para el uso. En terrninos econornicos, esto significa que los residuos siempre son mas dispersos e imitiles que los recursos. (Cualquier visita a un vertedero confirrnara este hecho).

Asi, entropia es de hecho una forma de definir recursos y residuos: los primeros tienen baja entropia y los segundos alta. A su vez, la activi­dad econ6mica puede considerarse como un proceso por el cual materia­les de baja entropia se convierten en materiales de alta entropia, en tanto que por el camino se derivan de ellos servicios utiles, AI hacer esto la eco­nomia obedece a la direccion general (e irreversible) del universe: de baja entropia a alta entropia.

Pero es alii donde la tercera funcion del medio ambiente (el desempe­no de servicios medioambientales) entra en escena. Porque no es muy cierto que la entropia se incremente siempre. Observese que la segunda ley solo insiste en esto si no hay fuentes externas de energia. Claro esta que ese es el caso en 10que respecta al universo como un todo, pero para la Tierra no es asi. Por el contrario, la biosfera se alimenta de un conti­nuo flujo de energia proveniente del sol. Y esto permite revertir el flujo de entropia dentro de la biosfera. EI di6xido de carbono se recupera de la atrnofera en la fotosintesis y es reutilizado. Despues de la excrecion, esa materia se descompone y se reconstituye en el suelo, como alimento. EI agua, los minerales y otros quimicos, se desprenden de los organismos vivos y pasan al medio ambiente, de donde son retomados como nuevos inputs. Podemos decir que es en esto en 10 que consiste el mundo vivo: no es unicarnente convertir recursos en residuos, sino tambien usar la energia del sol para revertir el camino de la entropia y volver a convertir los residuos en recursos.

Lo que hace posible y lIeva a cabo esta actividad «circular» es el de­

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sernpefio de los servieios medioambientales de soporte a la vida. La regu­laci6n climatica y el cicio biogeoquimico de elementos tales como el nitr6geno y el oxigeno, participan directamente en revertir el flujo entro­pico; el mantenimiento de los habitats y la diversidad genetica aseguran que haya suficientes animales y plantas para que sea posible que tal re­version ocurra.

Las tres funciones econ6micas del medio ambiente estan entonces claramente vinculadas. Recursos y residuos son, en ultima instancia, las mismas cantidades. Estos solo difieren en valor entr6pico; pero constan­temente la alta entropia se esta reconvirtiendo en baja entropia a traves de los servicios de soporte para la vida que el medio ambiente de­sempena,

Se hace evidente que estas conexi ones incrementan la complejidad de la crisis ecologica, Podria pensarse que seria posible, por ejemplo, re­ducir el problema del agotamiento de recursos si los residuos pudieran reciclarse mas rapido 0 mas eficientemente. Pero el dano que se esta ha­ciendo a los servicios de soporte a la vida reduce efectivamente la capaci­dad del medio ambiente de asimilar residuos y reciclarlos; y la creciente cantidad simplemente se va almacenando como contaminacion. La eco­nornia podria reciclar mas, pero la ley de entropia nos dice que esto solo es posible si se aplica energia adicional, la cual, si proviene de combus­tibles fosiles, todo 10 que logra es aumentar el problema de contami­nacion.

Una nueva imagen de la economia

Las leyes de la terrnodinarnica tienen, entonces, importantes implica­ciones para la politica medioambiental; nosotros las retomaremos en el capitulo 9. Aqui tal.vez sea suficiente observar que elias nos permiten ver la econornia con una nueva luz. Tradicionalmente la economia ha carac­terizado la actividad econ6mica como un flujo circular de dinero, un cir­cuito continuo (y frecuentemente expansivo) que conecta empresas y familias. Las empresas pagan a los trabajadores, quienes a su vez com­pran bienes y servicios a estas. Las familias ademas ahorran dinero, que las empresas toman luego en prestarno para hacer inversiones y a cambio pagan intereses. Esta inversi6n va a producir mas bienes y servicios, que las familias compran con sus may ores ingresos, y asi sucesivamente. (EI flujo puede complicarse anadiendo el gobierno, importaciones y expor­taciones, pero el patron basico sigue siendo el mismo).

Figura 1.1 EI modelo ortodoxo de la economia

Bienes Y Salaries Intereses servicios

EMPRESAS

Ahorros Consume

FAMILIAS

Esta imagen, que puede encontrarse en cualquier libro de texto de in­troduccion a la econornia, ignora totalmente los aspectos fisicos de la actividad econornica. En terrninos termodinamicos representa una rna­quina de movimiento perpetuo en la que el flujo de dinero aparentemen­te no es impulsado por ninguna fuente externa de energia. De hecho, como hemos visto, la econornia se alimenta tanto del sol como de las fuentes de energia comercial. La figura 1.2 presenta una descripci6n fisi­ca de la economia. Aqui tenemos un flujo circular, pero que es a la vez un flujo de materia: tomada del medio ambiente, empleada en la pro­duccion y el consumo y luego devuelta al medio ambiente como residuo.

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Figura 1.2 Modelo termodlnamico sencillo de la economia

MEDIO

~ AMBIENTE

~~ci6n Acumulaci6n (reclclaje)

~ \Residuos Materias

ENERGIA Primas

PRODUCCION

Notese que este cuadro de la economia describe tambien las operacio­nes de la biosfera misma. Animales y plantas toman alimentos (materias primas) de su medio ambiente y usan energia (del solo de otros seres vi­vos) para crecer y desarrollarse. Ellos excretan residuos, los cuales son luego reciclados por otros organism os -usando la energia del sol- para convertirse en alimento. En este sentido podemos sefialar una nueva co­nexion entre la economia y el medio ambiente. En la primera parte de este capitulo procuramos mostrar como podria considerarse el medio ambiente como parte de la economia, dandole al mismo funciones crfti­cas. Deberia estar claro ahara que la economia es asimismo parte del me­dio ambiente. Esta limitada por las mismas leyes fisicas y sus procesos son el espejo de los de la biosfera.

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Hay dos diferencias primordiales entre los dos sistemas. La primera es que muchos mas de los residuos producidos por las cosas vivas de la biosfera, son reabsorbidos en el ciclo productivo. En la economia, si bien todos los residuos retornan al medio ambiente, generalmente 10 ha­cen dispersados como materiales de alta entropia y baja utilidad. Por tanto, sencillamente se acumulan, 10 que en muchos casos conduce a la contaminacion. Esto ha llevado a la segunda diferencia. Hasta la fecha la economia humana ha tornado menos medidas para asegurar su propia supervivencia. Como vamos a verlo, enfrentar el segundo problema nos exigira hacer algo con respecto al primero.

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2. lMEDIO AMBIENTE DE QUIEN?

lEs el medio ambiente un problema de cIase media?

A menudo se hacen dos observaciones contradictorias acerca de los problemas del medio ambiente. Una es que el medio ambiente es un «asunto de la cIase media». Se dice que esto es asi porque es solo cuando la gente tiene altos ingresos que puede darse el lujo de preocuparse por «la calidad de vida» y porque los miembros de los grupos de presion preocupados por el medio ambiente son, casi integramente, de cIase me­dia. La otra observacion es que, por el contrario, puesto que todo el mundo comparte el medio ambiente, las diferencias de ingresos y posi­cion son irrelevantes. Se afirma que la crisis medioambiental senala el fin de la politica «anticuada» basada en las diferencias de clase.!

Estos argumentos son ambos falsos. En primer lugar, el hecho de que la gente pobre no pueda darse el lujo de comprar una buena «calidad de vida» no significa que no la quiera. EI argumento es un buen ejemplo de la falacia de que la demanda que se registra en el mercado es la expre­sian cabal de los deseos de los consumidores. No 10 es. La demanda del mercado se basa en la demanda de los consumidores; pero los deseos, evidentemente, no siempre corresponden a los recursos que los consurni-

I. EI primer argumento solia escucharsele com unmente a la izquierda, pero ahora se esta convirtiendo en una especie rara. Mas recientemente se ha detectado en la dere­cha, usado, por ejernplo, por ministros conservadores del gobierno britanico a raiz de las elecciones europeas de 1989, para explicar su oposicion a las demandas del movi­miento ecologista, EI segundo argurnento es muy cornun entre los Verdes. Ver, por ejernplo, J. Porritt, 1984, p. 226.

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dores tienen para satisfacerlos. De hecho, la evidencia de encuestas (mas que de patrones de consumo) muestra que a la clase trabajadora Ie gusta­ria tanto tener un medio ambiente limpio como a la clase media. EI he­cho de que para la gente mas pobre otras necesidades resulten prioritarias cuando se trata de gastar recursos limitados, no desmiente esta realidad.?

POl'otro lado, la pertenencia a grupos de presi6n es, en los paises in­dustrializados, un fenorneno culturalmente ligado sobre todo a la clase media, pero ello no es un indicador del alcance social de la preocupacion POl' el medio ambiente. Adernas, a nivel global, es impreciso decir que los grupos de presion son de clase media. En general 10 son en los paises ricos, pero en el Sur el movimiento de defensa del medio ambiente es pri­mordialmente un movimiento de los pobres, cuyo medio ambiente es el mas degradado.I

Esto revela el error del segundo argumento. Sencillamente no es ver­dad que la naturaleza compartida de los problemas medioambientales haga que sean irrelevantes las diferencias de ingresos. Es cierto que to­dos, independientemente de la clase social, experimentamos efectos tales como el calentamiento global. La contaminacion no respeta fronteras residenciales. Pero no to do el mundo siente en la misma forma el impac­to de la crisis ecologica. Como la mayor parte de las demas cosas bue­nas, los beneficios y costes del medio ambiente estan distribuidos desigualmente. Mientras mas pobre sea uno, peor sera la crisis que expe­rimente.

La crisis ecol6gica y los pobres

Es casi universalmente cierto que la gente pobre vive en el peor medio ambiente. De hecho, una de las ventajas de tener mayores ingresos es

2. Department of the Environment, 1990, p. 79. De hecho la encuesta muestra una divergencia de opiniones entre la gente de diferentes clases sociales, con respecto a pro­blemas ambientales «nacionales» y «globales». Los nivelcs de preocupacion ace rca de problemas tales como aguas residuales en las playas, desechos radiactivos y perdida de vida salvaje, son bastante uniformes. Los encuestados que tienen ocupaciones no cualificadas muestran menos preocupacion que los de las clases sociales «mas altas» sobre problemas como la destrucci6n de la capa de ozono, el efecto invernadero y la destruccion de la selva tropical.

3. M. Redclift, 1987, pp. 159-170. Ver tarnbien W. M. Adams, 1990; C. Conroy y R. Litvinoff, 1988; y P. Harrison, 11987.

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precisamente que eso les permite a las personas tener entornos mas pla­centeros. La gente acaudalada vive en frondosos barrios residenciales 0

en el campo. La gente pobre consigue casa en barrios marginales y en lugares carentes de vegetacion. Los sitios mas contaminados del mundo son los barrios bajos de los centros urbanos de Mexico y Brasil, ala som­bra de enormes complejos industriales. Cuando la fabrica de Union Car­bide en Bhopal, India, tuvo un escape de gas venenoso en 1984, fueron los pobres que vivian al pie, los que murieron; los mejor librados, resi­dentes en las afueras, escaparon con dafios menos series."

En muchas partes del mundo el medio ambiente degradado practica­mente define la pobreza. En el Sur la mayoria de la gente vive de activi­dades como la siembra, la crianza de animales, la pesca, la industria maderera, la recoleccion de frutos y de otros productos de los bosques. Viven en 10 que a veces se denominan «sociedades de biornasa», lugares en los que practicarnente todas las actividades humanas emplean mate­riales organicos, Los alimentos no son procesados; el combustible pro­viene de una combinacion de lena, estiercol y residuos de las cosechas; las construcciones son de madera, barro, ladrillo y paja; la ropa es de algodon y lana. La provisi6n de agua depende del mantenimiento del suelo y de los arboles. Para las sociedades de biomasa el medio ambiente no es un «lujo»; es el propio medio de subsistencia.

En estas circunstancias la degradaci6n del medio ambiente puede te­ner consecuencias devastadoras para la cominudades mas pobres. En los ultimos anos, imageries televisadas de las hambrunas en Africa les han mostrado a los televidentes del Norte los terribles efectos de la erosi6n y la desertizaci6n del suelo. Pero el hambre, la desnutrici6n y la migra­ci6n forzosa tambien son ocasionadas POI' otros ejemplos de degrada­cion, tales como el agotamiento de zonas pesqueras y de bosques. En muchos paises la deforestacion obliga a las mujeres a caminar varias ho­ras para recoger agua, forraje y lena para cocinar. (Tal vez esta sea la verdadera «crisis energetica global»). Pueblos enteros son desarraigados y frecuentemente mueren cuando se destruyen las se1vas tropicales. Para la gente mas pobre del mundo, aquella que depende directamente de los recursos de la biomasa para sobrevivir, la crisis ecologica puede ser lite­ralmente una cuesti6n de vida 0 rnuerte.>

4. S. Hazarika, 1987, pp. 34-5. 5. Para relatos interesantes sobre la crisis ambiental en el Sur, ver B. Jackson,

1990; A. Gupta, 1988. Ver tambien la nota 3 de este capitulo.

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I II

Es mas, a medida que empeoran los problemas ecologicos globales, mismas carreteras, asi que no podemos comprar una via que evite la en cualquier parte las naciones ricas y la gente rica sufriran menos que las pobres. Es cierto que nadie podra escapar a la mayor radiaci6n ultra­violet a causada por el agotamiento de la capa de ozono. Pero los que

congestion, Si el efecto invernadero hubiera de causar desbordamientos costeros , (presumiblemente) la evacuacion y reasentamiento serian or­ganizados por el estado y no discriminarian entre gente rica y gente

~pueden pagarlas, se cubriran con cremas protectoras, en tanto que los pobre. Es mas, la tributacion progresiva significa que los primeros pa­que no pueden enfermaran de cancer. EI ascenso de los niveles del mar causara desbordamientos costeros en muchas partes del mundo. Pero a I

gan proporcionalmente mas por esa proteccion al medio ambiente que los segundos.

los ciudadanos de Florida los reinstalaran en tierra firme; los de Bangla­desh quedaran desplazados 0 anegados. Si la energia resulta escasa y los precios se elevan, los ricos reduciran sus lujos; los pobres se congelaran,

Esto no quiere decir que ricos y pobres no tengan un interes comtin en hacerle frente a la crisis ecologica. Es evidente que esta perjudica a ambos grupos. Simplemente perjudica mas a los pobres. Participan en

!(, !Ii

Claro esta que esa igualdad no es irreversible. La privatizacion de re­servas de agua hace posible la provision «a dos niveles», 10 que posibilita al rico pagar un precio mayor por agua mas pura. Las propuestas de ca­rreteras y autopistas privadas de peaje est an disenadas precisamente pa­ra que los ricos puedan escapar de la congestion. Seria muy posible que el estado insistiera en que los programas de reasentamiento fueran finan­

ello dos factores. Uno es la naturaleza del problema medioambiental del que se trate; el otro es su magnitud. Donde el problema sea la escasez, la riqueza siempre sera una fuente de ventaja. En la medida en que se agoten los recursos es probable que los precios suban. Similarmente, en la medida en que areas no deterioradas se yean amenazadas por el desa­rrolIo, el coste de la tierra (y de visitarla) se incrementara, En ambos ca­sos, a menos que se establezca algun tipo de racionamiento, los mas ricos podran pagar mas altos precios donde los pobres no podran hacerlo.

En el caso de la contaminaci6n, la cuestion de la desigualdad se tra­duce en el grado de contaminaci6n. Asf en este momento, cuando no to­das las partes de la atmosfera ni todos los rios y playas estan contaminados, es posible usar el propio dinero para asegurarse un mejor medio ambiente. Uno puede pagar extra para vivir en un area menos po­lucionada y viajar mas lejos para disfrutar de unas vacaciones mas pla­centeras. Pero a medida que la contaminacion se expande, la posibilidad de escapar disminuye. Si los altos niveles de plomo en el aire se concen­tran en las ciudades, el rico puede vivir en otra parte. Pero si todo el aire esta envenenado, no puede respirar otra cosa.

Dentro de los paises industrializados las desigualdades en la expe­riencia de los problemas del medio ambiente probablente esten disminu­yendo. Esto se debe a que la escasez de recursos aun no se ha convertido en un asunto serio y tambien a que la contaminaci6n se est a tornando mas generalizada, 10 que hace que la salida sea una opcion solo para los muy ricos.

Adicionalmente, la prestacion de muchos servicios medioambientales se hace en forma colectiva. Puesto que to do el mundo recibe el mismo tipo de agua por tubena, a todo el mundo perjudica por igual su conta­minacion (y beneficia por igual su Iimpieza). Todos viajarnos por las

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ciados por seguros privados. Sea que esto ocurra 0 no, entre las naciones ricas y las pobres habra

siempre grandes desigualdades en la forma de experimentar la crisis del medio ambiente, a menos que se tomen medidas adecuadas para suavi­zarlas. En primer lugar, la escasez de recursos es un problema mucho mas notorio en los paises del Tercer Mundo. En el Norte, el agotamiento fisico de un recurso local no necesariamente implica su escasez. Simple­mente se importan stocks de alguna otra parte. En el Sur la pobreza a menudo imposibilita esta opcion. La escasez es fisica: cuando desapare­ce un bosque local, no hay provisiones alternativas.'­

En segundo lugar, en tanto que en el Norte se imponen medidas mas estrictas de control de la contaminacion, muchas industrias peligrosas pueden ser transferidas (yen algunos casos ya 10estan siendo) a naciones mas pobres donde las regulaciones sean mas laxas. La necesidad deses­perada de divisas, unida a una menor sensibilidad publica debida a la pobreza y falta de informacion (y a menudo a la falta de poder), dificul­tan a muchos paises del Sur la resisten cia frente a tales importaciones. Ese «comercio de contarninacion» hara mas marcada la diferencia de ca­Iidad entre el medio ambiente del Norte y el del Sur."

En tercer lugar, los servicios medioambientales no se prestan «colec­tivamente» al Sur y a los paises ricos. En tanto que los costes de defensas costeras en East Anglia, Holanda y Florida son pagados conjuntamente por los residentes del Iitoral y los del interior de Europa y los Estados Unidos, los respectivos costes en Bangladesh e Indonesia no son asumi­

6. Ver H. J. Leonard, 1988.

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dos por los ciudadanos del mundo como un todo. En Europa practica­mente a toda la gente, independientemente de sus ingresos, Ie llega el agua limpia por tuberia; pero esto no es asi para toda la gente del rnun­do. De ese modo, a medida que aumenten los costes de proteccion frente a los problemas ecologicos, estos seran proporcionalmente mucho ma­yores para los paises pobres que para los ricos.

Gente del futuro

En el mundo, la crisis del medio ambiente no esta entonces distribui­da por igual. Pero hay tambien otra escala de desigualdad. Es la interge­neracional. Es casi indudable que la crisis del medio ambiente ya esta con nosotros. Pero sus peores efectos se estan almacenando para el futuro.

Por definicion, el agotamiento continuo de recurs os causa mas pro­blemas para las generaciones futuras que para las presentes, puesto que cad a generacion dispone de menos que la anterior. Ciertamente, para los consumidores del Norte la actual rapida destruccion de recursos como las selvas tropicales, aun no esta causando escaseces; ni siquiera alzas significativas en los precios. Pero en algiin momenta del proximo siglo, cuando (de seguir las actuales tendencias) se hayan perdido completa­mente, se notaran los efectos. En particular, como ya 10hemos visto, se lamentara profundamente la eliminacion de sus recursos geneticos, con­juntamente con la de aquellos de otros habitas, En todos los casos, al tiempo que un recur so disminuye, la actividad economica del momenta beneficia efectivamente a las generaciones presentes mediante el empo­brecimiento de las futuras.

Podria argumentarse -y de hecho a menudo 10 hacen empresarios industriales acusados de empobrecer a las generaciones futuras- que el uso de recursos hoy crea abundancia que enriquece a la gente del mana­na. Ciertamente, esta riqueza permite ampliar el conocimiento cientifico y tecnologico; al producir nuevos materiales y procesos industriales, se reduce la necesidad futura de los recursos agotados.? Pero este es un ar­gumento muy debil para justificar el agotamiento generalizado de recur­sos. Asume que la unica forma de dedicar mas dinero ala investigacion cientifica y tecnologica es incrementar los ingresos mediante el ago­

7. J. L. Simon y H. Kahn, 1984 y 1. L. Simon, 1981.

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tamiento de recursos, y que la riqueza es siempre un sustituto de los re­cursos perdidos. Pero ninguna de estas cosas es segura. Es muy posible que la investigacion util se financie mediante la redistribucion del gasto que se hace en otras areas (por ejernplo, en defensa, que actualmente consume la mitad del gasto mundial total en investigacion cientifica). Tampoco es cierto que el incremento de riqueza financiera requiera ine­vitablemente el agotamiento de recursos. Finalmente, no es claro en mo­do alguno que la riqueza producida por el hombre y la tecnologia siempre pueda sustituir los recursos naturales, por ejemplo, en la regu­lacion del clima 0 en el mantenimiento de la diversidad genetica. En el capitulo 7 trataremos estas cuestiones en forma mas completa. Aqui po­demos decir que, como minirno en terrninos de la disponibilidad de los recursos mismos, y muy posiblemente en un sentido mas amplio, el ago­tamiento de recursos conlleva una perdida para las generaciones futuras.

Muchos otros problemas medioambientales presentan una distancia temporal similar entre beneficia y coste. EI efecto invernadero ya puede estar haciendo que se eleven las temperaturas, pero sus efectos mas dra­maticos no es probable que ocurran antes de 50 anos. La energia nuclear proporciona electricidad para gente que vive hoy; pero gente que aun no ha nacido tendra que enfrentar el problema de los residuos radioactivos que genera. En esta forma, la crisis ecologica no es solo una cuestion del mundo en el que vivimos hoy, sino del mundo que dejamos a nuestros descendientes.

Esta cuestion de la distribucion intergeneracionalle da a la economia del medio ambiente un rasgo caracteristico adicional.EI argumento de que el agotamiento de recursos hace que la gente del futuro este mejor y no peor, tal vez no sea convincente perc expresa un supuesto funda­mental de la teoria economica ortodoxa. Segun esta, en la medida en que la sociedad del presente continue invirtiendo algunos de sus recursos (es decir, gastandolos en capital que subsecuentemente cree mas riqueza), la gente que viva en el futuro sera siempre mas rica que la que vive hoy.

La crisis ecologica pone en dud a esta presuncion. La gente del futuro puede ser mas rica financieramente, pero al mismo tiempo puede here­dar un medio ambiente severamente degradado, 10 que a su vez la forza­ra a vivir cambios importantes y posiblemente desastrosos en su estilo y patrones de vida. Si en este sentido parece probable que las generacio­nes futuras sean mas pobres que nosotros, esto deberia tener una reia­cion importante con la forma en que valoramos diferentes decisiones economicas. Por ejernplo , al sopesar los efectos de una accion, los eco­nomistas tienden a «descontar» los costes y beneficios futuros dandoles menos peso que a los presentes. Una justificacion a la que se alude para

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esto es que la gente del futuro estara mejor que la actual, de modo que una libra 0 un dolar sera menos valioso para ella. Pero si en realidad la gente del futuro va a ser mas pobre, esta justificacion ya no tiene funda­mento. Se puede forzar a que las decisiones econornicas tomen en cuenta de una manera mas directa los intereses de las generaciones futuras.

En la segunda parte de este libro investigarernos mas estos aspectos. De momenta puede sacarse una conclusion diferente. Si bien es irnpor­tante entender la biosfera ffsica como un todo, de manera que sean cla­ros los nexos entre los diferentes problemas ecologicos, no puede decirse 10 mismo del medio ambiente como fenomeno econornico. No hay una crisis ecologica que afecte a todo el mundo en la misma forma. Hay mu­chas crisis diferentes, y la que cada uno de nosotros experimente depen­de de diversos factores relatives a nosotros: donde vivimos, ciianto dinero tenemos, a que generacion pertenecemos.

Esto tiene consecuencias obvias para el diseno de la politica me­dioambiental. Los problemas del medio ambiente no pueden considerar­se simplemente como asuntos cientificos, con soluciones puramente cientfficas. Del mismo modo que cada problema ambiental tiene una di­mension distributiva, cualquier solucion tambien la tiene. loDe quien es el medio ambiente que se va a proteger? loQuien va recibir el beneficio de las mejoras que se hagan? loQuien pagara por elias? Como veremos, tales interrogantes relativos a la distribucion deben tener inevitablemen­te respuestas potiticas.

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3. EL CODa INVISIBLE: FUERZAS DEL MERCADO Y DEGRADACION DEL MEDIa AMBIENTE

lo Una reparaclon tecnoleglca?

La crisis ecologica plantea muchos interrogantes, pero uno parece so­bresalir por encima de todos los demas. loPor que las sociedades indus­trializadas han llegado a una posicion en la que el medio ambiente natural, del que elias dependen, se esta degradando tan rapida y, al pare­cer, peligrosamente?

A primera vista, esto parece un rompecabezas. Diffcilmente podrfa haber sido el proposito expreso de gobiernos (0 de cualquiera) causar un colapso medioambiental. Por el contrario, desde el momenta mismo en que ernpezo a evidenciarse la severidad del dano, en los anos sesenta, los gobiernos de todo el mundo han proclamado estar comprometidos con la proteccion y el mejoramiento del medio ambiente. Pese a ello, en rnu­chos aspectos la situacion ha seguido empeorando sostenidamente.

La divergencia entre la intencion y el resultado ofrece una posible res­puesta a la pregunta. Puede argumentarse que la crisis ecologica es un acci­dente. Es una consecuencia no intencionada e imprevisible del desarrollo industrial, que ocurre porque la sociedad ha sido ignorante con respecto a los efectos de sus acetones y porque el progreso tecnologico no ha seguido el ritrno del impacto medioambiental. Esta perspectiva ve el medio arnbien­te como un asunto primordialmente tecnico. Consecuentemente, la crisis se solucionarfa mediante el desarrollo y la aplicacion de tecnologfas mejoradas y nuevas, tanto para reparar el dana al medio ambiente existente como pa­ra evitar que tal dano ocurra en el futuro. I

I. Esta es una vision comun de la derecha y entre algunas personas «no-politicas» preocupadas por el medio ambiente. En cuanto a la primera posicion, ver, 1. Simon y H. Kahn, 1984. En cuanto a la segunda, J. Elkington, 1987.

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Esta posicion tiene cierta validez. Es claro que la ignorancia ha con­tribuido al problema. Por ejemplo, solo recientemente se identificaron como toxicos muchos metales y compuestos quimicos. Cuando se desa­rrollaron por primera vez los CFCs, fueron especificamente bien acogi­dos como inertes y, por tanto, seguros. Tarnbien es verdad que en gran medida -aunque no completamente- los problemas medioambientales no son intencionales: muy po cos industriales 0 gobiernos confesarian una degradacion deliberada del medio ambiente. Esta ocurre, segun afir­man ellos, como un lamentable subproducto de otras actividades econo­micamente beneficiosas.

Pero aqui empieza a debilitarse el argumento. Vista en relacion con cada actividad econornica individual, la degradacion del medio ambiente tal vez pueda describirse como un «subproducto». Pero considerada en relacion con la econornia como un todo, su descripcion en estos terrninos parece muy equivocada. La degradacion es demasiado penetrante, ocu­rre en demasiadas formas distintas, proviene de demasiados sectores di­ferentes de la industria, para una descripcion tan incidental. Vista a escala mundial, la degradacion del medio ambiente parece, por el con­trario, uno de los principales productos de la actividad economica indus­trializada. Es solo porque hemos optado en gran medida por mirar hacia otro lado, que podemos percibir el dana meramente como un efecto co­lateral.

Mas aun, si bien es po sible que no sea intencional, la degradacion es ciertamente previsible. EI agotamiento de la pesca y de los bosques, por ejernplo, es una consecuencia obvia de la explotacion desmedida. Desde hace 30 anos es claro el dana causado por productos quimicos agricolas. Hemos aprendido suficiente de la ecologia para entender las consecuen­cias de por 10 menos 60 de esos quimicos, en terrninos de perdida de ha­bitats.?

Naturalmente puede argumentarse que aun cuando pudieran prever­se efectos medioambientales adversos, no se han desarrollado las tecno­logias para enfrentarlos. Pero en algunos casos esto no es relevante: el

2. Puede decirse que la ecologia moderna data de la formaci6n de la British Ecolo­gical Society, en 1913, y la Ecological Society of America, en 1915, que ambas contri­buyeron a establecer los primeros parques nacionales protegidos para la conservacion y estudio de ecosistemas. EI trabajo pionero de C. S. Elton, «Animal Ecology» fue publicado en 1927 (Londres: Sidgwick and Jackson, 1927). El famoso libro de Rachel Carson, «Silent Spring» (Harrnondsworth: Penguin, 1962), alert6 por primera vez al mundo sobre los peligros de los agroquimicos en 1962.

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control de la explotacion de bosques y de la pesca requiere primordial­mente cam bios politicos 0 economicos, no tecnologicos. En otros casos no es cierto. Por ejemplo, ya desde principios de la decada de los sesenta ha habido metodos medioambientalmente seguros para el control de plagas.

Pero aun en caso de que fuera cierto, surge la pregunta de por que no se han encontrado soluciones tecnologicas. Despues de todo, durante los ultimos 30 anos el progreso tecnologico en otros campos ha sido es­pectacular: hemos puesto gente en la luna, creado nuevas formas de vida e inventado formas extraordinariamente complejas de matarnos unos a otros. Podria pensarse que tambien se habrian po dido lograr mayores avances cientificos y tecnologicos para la solucion de la crisis del medio ambiente, si eso fuese to do 10 que implica solucionar dicha crisis.

Desafortunadamente, si bien el desarrollo tecnologico sera crucial para el proceso, no puede ser suficiente. Las nuevas tecnologias no se in­ventan, y menos aun se aplican, solamente porque pueda decirse que son necesarias. La tecnologia no se desarrolla por su propia iniciativa y su progreso no es casual. Tiene que ser seleccionada y financiada, y estas decisiones, tomadas especialmente por empresas privadas, inevitable­mente se basan ante todo en calculos economicos.:' EI problema es que no ha sido de interes empresarial desarrrollar tecnologias que pudieran proteger mejor el medio ambiente. La cuestion es, entonces, por que no 10 ha sido. Para contestar esto tenemos que ir mas alla del problema de la tecnologia, para abordar el contexto economico en el que esta se desa­rrolla.

Fuerzas del mercado

En casi to do el rnundo, el contexto economico esta gobernado por las fuerzas de mercado. Es necesario definir estrictarnente este terrnino. Las fuerzas de mercado adquieren vida, a nivel de la economia toda, cuando la mayoria de las decisiones tomadas a nivel de empresas y de consumi­dores individuales tiene lugar en mercados, y no hay nadie que determine las consecuencias colectivas. Asi, las fuerzas del mercado son la suma to­tal de muchos millones de decisiones individuales separadas.

En el debate publico acerca del funcionamiento del sistema economi­

3. Para una buena exposicion de la politica de opcion tecnologica, ver D. Dickson, 1984.

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co hay mucha confusion con respecto a la naturaleza de los mercados y de las fuerzas del mercado. A menudo se oye hablar de estos dos feno­menos como si fueran la misma cosa, categorizada con la etiqueta de «el rnercado». Es mas, con frecuencia se mezclan cuestiones concernientes a los mercados y a las fuerzas del mercado con cuestiones relativas a la propiedad de la empresas, las cuales no son, en modo alguno, 10mismo.

Parte del problema es que estos asuntos traen consigo un considera­ble bagaje ideologico, al que corresponden etiquetas como «capitalis­rno» y «libre ernpresa». Ala vez que es importante, el debate ideologico a menudo puede interferir en una rnejor cornprension de la forma como funciona efectivamente el sistema econornico, como quiera que se 10 Ha­rne y que sea juzgado,

En el contexto actual, por ejemplo, la propiedad de la empresa no es muy importante. Como 10ha demostrado ampliamente la experiencia, una ernpresa nacionalizada 0 de propiedad cooperativa es tan capaz de causar dana al medio ambiente como una que este en manos privadas. Esto se debe a que 10que importa con respecto al medio ambiente es el mecanismo por el cual se asignen los recursos, y esto no necesariamente guarda relacion con la propiedad. Diferentes tipos de cornpafiias pueden coexistir con una diversidad de mecanismos, desde mercados relativa­mente «libres» hasta sistemas centralmente administrados (planifica­dos). Es cierto que las empresas que son de propiedad social pueden operar en rnercados (y frecuentemente 10hacen), e igualmente las de pro­piedad privada pueden ser monopolios.

Tambien es importante distinguir entre mercados y fuerzas del mer­cado. Las fuerzas del mercado son un fenomeno macroeconomico que opera a nivel de la economia como un todo. En contraste, los rnercados son un mecanismo microeconomico que opera en los productos, ernpre­sas y familias individuales. Estes se definen por la existencia de cierta cantidad de oferentes y de compradores libres de escoger con quien co­merciar, cuando los precios conectan oferta y demanda. Los mercados pueden ser regulados por intervencion estatal, por ejemplo, mediante impuestos y leyes: no hay mercados completamente «libres», Pero inclu­so donde estan regulados, las fuerzas del mercado pueden operar. Lo ha­cen toda vez que el resultado general de las decisiones individuales tomadas en los mercados no es planificado. La regulacion de los merca­dos puede ser disefiada para planificar el result ado general, pero com un­mente no 10 es. En el caso de la mayoria de las leyes reguladoras del mercado, su proposito es simplemente evitar ciertas ocurrencias a nivel micro, tales como la explotacion de trabajadores 0 de consumidores. En el caso de los impuestos, generalmente es elevar el ingreso para el gobier­

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no. En la medida en que no este determinado el resultado colectivo del comportamiento de mercados individuales, puede decirse que las fuerzas

del mercado operan ,Esto es 10 que sucede en la mayor parte de los sectores de la econo­

mia, a escala tanto nacional como internacional. La asignacion general de recursos y bienes (energia, materias primas, dinero, fuerza de traba­jo, bienes de consumo y servicios, residuos) no la planifica una sola agencia; por el contrario, esta se debe al resultado combinado indetermi­nado de las decisiones de muchos agentes dif'erentes. Estas decisiones se toman en privado; esto es, sin tener referencia de las decisiones similares de los demas, sobre la base de los intereses propios de cada agente , En general eS irnposible que los agentes economicos individuales tomen en cuenta los efectos mas generales de sus acciones, puesto que estos depen­den de las acciones de otros miIlones de agentes individuales que es im­posible conocer. Surnadas, las fuerzas del mercado producen entonces un result ado general que nadie ha determinado.

Esta es la «rnano invisible» que, segun Adam Smith, trajo la prospe­ridad general. Pero igualmente puede ser un «codo invisible» que aca­rree la ruina general. La comparacion anatomica no es arbitraria. En ocasiones se usan los codos para sacar a la gente del camino, con el deseo de seguir adelante. Pero la mayor parte de las veces los codos no se usan de manera deliberada; golpean y derriban cosas inadvertidamente. Las fuerzas del mercado causan degradacion medioambiental por ambos me­todos. A veces hay destruccion intencionada: es el coste previsto del con­sumo despiadado. Pero mas comunmente la degradacion ocurre por error: es el result ado involuntario de otras decisiones menores. La gente no causa deliberadamente el efecto invernadero ni la destruccion de la capa de ozono. Los consumidores individuales no tienen la intencion de destruir los bosques ni de acabar con las pesquerias. Y de hecho no 10 hacen individualmente. Estos resultados ocurren sobre todo porque pe­quenas decisiones individuales sumadas, producen inexorablemente gran des efectos colectivos, sin que nadie lleve la cuenta. Las fuerzas del mercado estan en funcionamiento.

Naturalmente, tipos particulares de impacto arnbiental, en especial ciertas formas de contaminacion en los paises industrializados, estan re­gulados. Pero en su mayoria estas regulaciones limitan las emisiones y descargas de empresas individuales (y a veces de los consumidores). No controlan el nivel total de contaminacion causado como resultado de to­das las descargas juntas. Sin embargo, es el nivel total 10 que irnporta para el medic ambiente , Algunas de las formas mas nocivas de residuos (como las toxinas) de hecho solo son objeto de con troles locales me­

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nores; en relacion con el medio ambiente como un todo, efectivamente escapan al control. Por otro lado, la explotacion de recurs os ­minerales, combustibles fosiles, madera, pescado, suelo- en la mayoria de los casos es completamente incontrolada; con frecuencia es positiva­mente fomentada. Es mas, aun cuando en los paises industrializados se apliquen fuertes regulaciones, estas suelen ser mucho mas debiles en el Sur. Puesto que tanto el sistema econornico como muchos de los proble­mas medioambientales son de naturaleza global, consecuentemente el impacto general es casi totalmente imprevisto.

EI resultado es una economia que (aunque no muy elegantemente) bien puede describirse como sin restricciones ambientales. Lo que Ie su­cede al medio ambiente esta determinado por el juego arbitrario de las fuerzas del rnercado , no por una toma de decisiones planificada.

Otra caracteristica del funcionamiento de las fuerzas del mercado que tiene un efecto directo en el medio ambiente, es la presion que gene­ran para que haya crecimiento econornico. Donde operan las fuerzas del mercado -esto es, en ausencia de coordinacion entre las empresas- la competencia tiende a estirnular una mayor produccion. Es claro que cuando quienes toman las decisiones estan motivados por la perspectiva de mayores ganancias, el crecimiento es atractivo. Pero aun cuando los propietarios 0 gerentes de una empresa no tengan el deseo particular de crecer, puede series necesario, simplemente para asegurar su superviven­cia. Si una empresa reinvierte sus beneficios en comprar inaquinaria mas productiva 0 en incrementar la produccion, a menu do sus competidores se yen obligados a hacer otro tanto, por temor a perder mercados y ter­minar en la bancarrota. Si bien las grandes empresas solo tienen unos pocos competidores, la presion por el crecimiento surge de la institucion del mercado de acciones. Una empresa que no se expanda, particular­mente en terrninos de beneficio, vera caer el valor de sus acciones y, por ende, correra el riesgo de ser absorbida. (La estructura de la propiedad privada aqui si que es relevante).

Las fuerzas del mercado en general, fomentan la constante expansi6n de la producci6n. Tal expansi6n puede tener implicaciones medioam­bientales obvias, si llegan a sobreexplotarse los recursos y si las emisio­nes de residuos exceden la capacidad de absorcion, Y adernas, es claro que cuando no hay restricciones al impacto ambiental total de las activi­dades econornicas, eso es 10 que tiende a suceder.

Es la combinacion de estas dos caracteristicas de las fuerzas del mer­cado 10 que define el sistema economico en relacion con el medio ambiente. Ninguna de las dos es suficiente par si sola. Si el crecimiento econornico no hubiera «despegado» en la revolucion industrial; si, por

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ejemplo, la producci6n se hubiera mantenido en los niveles preindustria­les, la ausencia de restricciones ambientales habria sido de poca irnpor­tancia, puesto que las tasas de uso de recursos y de emisiones de residuos habrian side muy bajos. De la misma rnanera, las presiones para crecer no producen por si solas degradacion ambiental. La presi6n ejercida so­bre las empresas es para que incrementen las ganancias, no para que in­crementen el uso de recursos ni la ernision de residuos.

Este es un punta importante. Muchos Verdes sostienen que el creci­miento economico es la causa de la crisis ecol6gica. Pero el crecimiento como tal no es responsable; tiene que tratarse de un crecimiento sin res­tricciones medioambientales. Aunque la cualificaci6n podria parecer pe­dante, tiene, segun 10 veremos posteriormente, implicaciones criticas para la politica.

Un sencillo ejemplo puede resultar ilustrativo. EI crecimiento puede adquirir diferentes formas. En algunos casos puede ser necesario el in­cremento de uso de recursos y de las emisiones de residuos, pero en otros casos puede no serlo. Una empresa que aumente la produccion de servi­cios financieros, 0 de papel reciclado, 0 de paneles solares, puede tener tanto exito (y aun probablemente mayor) como una que construya cen­trales de energia nuclear 0 que importe madera tropical. Pero el impacto sobre el medio ambiente es mucho menor. Incluso podria ser positivo.

Es el crecimiento material 0 fisico 10 que importa para el medio am­biente; en cambio 10 que el sistema econornico requiere es crecimiento financiero. Las empresas tienen que aumentar sus beneficios; no tienen que usar necesariamente mas recursos. Por 10 menos en teoria, el creci­miento financiero podrla darse incluso si la expansion fisica estuviera medioambientalmente retringida.

En el capitulo 5 retomaremos este argumento con mayor detalle; alii consideramos si para evitar la degradaci6n del medio ambiente es nece­sario el «crecimiento cero». No obstante, por el momenta ello no tiene por que detenernos, porque no existen restricciones medioambientales y, consecuentemente, el crecimiento no es puramente financiero. Dificil­mente puede negarse que 200 afios de expansion industrial de hecho han causado una degradacion ecologica de primer orden. Ahora podemos empezar aver por que.

Externalidades: el problema de los terceros

Para comprender la degradacion del medio ambiente a nuestra des­cripcion de la economia necesitamos anadirle un hecho crucial relativo a los problemas ecologicos, Se trata de que estos rara vez son experirnen­

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I tados -0 par 10 menos no son experimentados en su totalidad- por la I· gente que los causa.

Despues de todo, las presiones hacia el crecimiento y la ausencia de'[I restriceiones medioambientales no explican por si solas por que ocurre

1\\,\ efectivamente la degradaci6n. Si, como 10 hemos sostenido, esta es noei­.~

va para la gente, seria razonable presumir que no habria de producirse.

'Ii,Para tomar un ejemplo un tanto alegorico, si yo creo que ampliando un

, poco mi casa la edificaci6n entera corre el riesgo de derrumbarse, y qui­za de paso matarrne, es improbable que 10 haga, por mucho que pueda querer ese espaeio extra. Tal vez nada me impida construirlo e incluso es posible que el gerente del banco (quien quiere prestarme dinero) me presione a hacerlo, pero si he de ponerme yo mismo en peligro , me re­sistire.

Desafortunadamente, esta conexion directa entre quien toma la deci­sion y los efectos de la decision misma, esta ausente en 10 que toea a la mayoria de los problemas ecologicos. Estos constituyen 10 que los eco­nomistas Haman externalidades: efectos que son «externos» a los que to­man las decisiones.

Estos efectos tanto pueden ser positivos como negativos, Por ejemplo, tener abejas en el jardin puede a la vez beneficiar a los vecinos (la poliniza­cion de sus flores seria mas abundante) y hacerles dano (ocasionalmente las abejas podrian picarlos). Ambos efectos son externos, pues son el resultado de la decision propia de uno, no de ellos. Casi todos los problemas me­dioarnbientales caen dentro de la categoria de «externalidades negativas», Representan castes de las decisiones de produccion y de consumo que no recaen sobre los agentes involucrados en la transaccion,

Veamos un simple caso de contaminaei6n. Si una fabrica quimica de­rrama residuos en un rio, la pesca que haya corriente abajo puede pere­cer. Entonces pueden suceder dos cosas. 0 bien el ingreso de la industria pesquera se reduce, 0 las autoridades se ven forzadas a invertir dinero en limpiar el agua. La empresa determinara los precios de sus productos sobre la base de los costes que asume al fabricarlos: alquiler, materias primas, mana de obra, etc. Estos costes «privados» no incluiran el coste del derramamiento de los residuos, puesto que este no es pagado por la empresa. EI resultado es que los consumidores de esos productos quimi­cos pagaran efectivamente menos que el coste total (<<social») de produ­cirlos, mientras que a los trabajadores de las pesquerias 0 a los contribuyentes se les fuerza a pagar la diferencia. La contaminacion es asi una externalidad para los agentes involucrados en la generaei6n de la misma (la fabrica quirnica y sus consumidores); es un coste que recae sobre terceros.

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Puesto que no paga el coste, la empresa tiene efectivamente un incen­tivo economico para contaminar. Es mas barato contaminar el rio que depurar el agua antes de que salga de la fabrica. Mientras este sea eI ca­so, y la ernpresa no tenga ningiin impedimento legal para hacerlo, el comportamiento econ6mico racional sugiere que, para ella, contaminar es la accion correcta. En este sentido, esta accion no es un accidente sino

que es deliberadamente escogida. Los costes externos pueden ser tanto monetarios como no moneta­

rios. En algunos casos, como en el ejemplo de las autoridades que tienen que limpiar el estuario, efectivamente otro agente incurre en el gasto. En otros casos, como en el de la perdida de ingreso de la industria pesquera, puede perderse dinero, mas que gastarse. A veces puede producirse un dafio no valorable en terminos monetarios.

Por ejernplo, uno de los costes externos del trans porte rodado es el deterioro de los edificios, causado por las emisiones de los tubos de esca­pe. Estos costes los deben asumir los propietarios de los edificios, quie­nes tienen que gastar mas en limpieza que 10 que de otro modo gastarian. Tales costes pueden estimarse en terminos de dinero, se haga 0 no la lim­pieza, perc otro tipo de coste es el que sufren los ninos cuyo cerebro se ve perjudicado con el plomo atmosferico A esto no puede darsele una cifra monetaria, porque la vida de las personas no es susceptible de cal­culo financiero. Si bien es posible sumar los costes de tratamiento hospi­talario, del empleo de educadores especiales, etc., esto no reflejara el coste real para el nino. Ese coste no es monetario.

Muchos costes medioambientales tienen componentes tanto moneta­rios como no monetarios. Cuando una nueva carretera destruye una franja de campo, puede calcularse la perdida en valor de las casas del lugar , pero no la perdida en placer, ni el valor de todos los ani males y plantas destruidos." La importancia de las externalidadeas no mone­tarias radica en que, a diferencia de los costes monetarios, aquellos generalmente no pueden ser «pagados» por los participantes en la tran­sacci6n original que los causo. A los propietarios de vehiculos puede im­ponerseles un impuesto para dar una compensaci6n a los propietarios, a los duenos de las casas contiguas a la nueva carretera se les puede com­pensar. Pero no habra transfereneia finaneiera que pueda compensar el

dafio cerebral de un nino.

4. Aunque algunos economistas han tratado de darles a estas cosas valores mone­

tarios; ver capitulo 17.

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Una caracteristica importante de los costes externos es que se incre­mentan con el proceso de modernizaci6n industrial. A medida que aumenta la poblaci6n, particularmente en las ciudades, es mas la gente afectada por la contaminaci6n. Hay menos lugares donde puedan depo­sitarse residuos sin causar ningun dafio. Mas aun, a medida que aumen­tan la contaminaci6n y el uso de recursos, su impacto acumulativo tiende a ser mayor. Cada emisi6n 0 unidad extraida de recurso se suma a otras anteriores. En este sentido los costes externos pueden formar un circulo vicioso, en el que cada uno empeora los efectos del siguiente.

Casi todos los ejemplos de contaminaci6n son externalidades. Esto es especialmente obvio cuando los desechos emitidos en un lugar causan dana en otra parte: los 6xidos de sulfuro y de nitr6geno de las centrales de energia estadounidenses caen como lluvia acida en Canada. Los resi­duos quimicos britanicos vertidos en el Mar del Norte ensucian las pla­yas alemanas. Pero tam bien es cierto en los casos en que quienes causan el problema tambien 10 padecen, si no son ellos los unicos que los experi­mentan. Los duefios de vehiculos, por ejemplo, no escapan a la con tam i­naci6n del aire que generan; pero tampoco 10 hacen los que no tienen vehiculo. Si se elevan los impuestos para pagar por una gesti6n segura de los residuos, la cornpania que los produce tal vez pague mas, perc com parte la carga con empres as que no contaminan. La poblaci6n mun­dial entera padece el riesgo de la destrucci6n de la capa de ozono; no so­lamente aquellos suficientemente afortunados como para tener neveras y desodorantes en sprays.

EI agotamiento de los recursos tambien es una forma de external i­dad. A veces el tercero perjudicado es un grupo de gente que, de otro modo, habria usado los recursos en el presente: por ejemplo, los indige­nas de la selva humeda amaz6nica, cuyas cosechas tradicionales de cau­cho y frutos son destruidas; las comunidades pesqueras que habitan cerca de las aguas agotadas, privadas de ingresos y alimento. En general, el agotamiento de los recursos afectara a la gente que viva en el futuro, cuyas oportunidades podrian reducirse debido a la menor dispo nib iIidad del recurso.

Se recordara 10 dicho en el capitulo I acerca de que la biosfera no solo proporciona recursos y asimila residuos, sino que ademas desempe­fia varios «servicios medioambientales», tanto directos (por ejernplo be­lleza natural, informaci6n cientifica) como servicios de soporte a la vida (diversidad genetica, regulaci6n climatica). Cuando la contaminaci6n y el agotamiento de recursos menoscaban estos servicios, las terceras par­tes afectadas pueden ser, consecuentemente, muy diversas. Los servicios de soporte a la vida, en especial, benefician a toda la vida existente sobre

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la tierra, de manera que el coste externo involucrado en problemas tales como la destrucci6n del bosque hurnedo y las emisiones de di6xido de carbona es muy grande.

Tres tipos de externalidades

Las externalidades medioambientales se dan en todos los sistemas econ6micos. Es imposible aislar completamente a las terceras partes de los efectos de las decisiones econ6micas. Pero estas plantean problemas especialmente dificiles en un sistema gobernado por las fuerzas del mer­cado. Esto puede entenderse mas claramente mirando en detalle tres ti­pos particulares de externalidades.

Recursos comunes

EI primer tipo de externalidades surge de la existencia de recursos co­munes. Muchos de los recursos renovables del mundo no tienen propie­tarios formales. Estan piiblicamente disponibles para su usa por parte de actores privados, sin restricci6n. Por ejemplo, la pesca oceanica es (en su mayoria) un recurso cormin. Cualquiera puede pescar en los mares y no hay limite para la magnitud de la pesca recogida. Esto significa que cada barco pesquero tiene siempre el interes de pescar un poquito mas. Pero naturalmente cuando cada barco hace esto, la disponibilidada total de peces puede empezar a disminuir. Mientras mas barcos haya, mas probable es que la captura se reduzca, posiblemente hasta lIegar a cero.

Aqui el problema es que, en el corto plazo, el coste total de la pesca excesiva no 10 asume la gente que la hace. Cada barco gana el ingreso completo recibido par la pesca extra, perc solo paga una parte del casti­go en terrninos de pesca reducida. EI agotamiento es entonces una exter­nalidad para cada barco. En el largo plazo, naturalmente la reducci6n de stocks afectara seriamente los ingresos de cada barco, perc para en­tonces ya sera demasiado tarde.

EI problema es aun peor pues el hecho de que un barco particular se abstenga de pescar mas, no sirve de nada. A menos que cada uno pueda estar seguro de que todos los demas tam bien van a hacer 10 mismo, 10 mas probable es que los otros sencillamente capturen el pescado extra. Asi, el barco que se haya abstenido de pescar mas perdera el ingreso ex­tra mientras que de todos modos se vera forzado a pagar el coste del ago­tamiento. De manera que mientras las fuerzas del mercado gobiernen la captura total, cada barco tiene un poderoso incentivo econ6mico para sobreexplotar los recursos pesqueros.

Esta situaci6n a veces es Hamada la «tragedia de los comunes»: es

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una aplicaci6n del famoso problema de la cooperaci6n denominado «di­lema del prisionems.> Nadie quiere que el agotamiento ocurra, pero el comportamiento econ6mico racional individual de cada uno se combina para dar ese resultado colectivo, Este proceso se ve en todo el mundo donde existen recursos comunes y su uso no esta restringido: pastizales agotados por el exceso de pastoreo, bosques degradados par la tala in­discriminada, ballenas casi extinguidas por la captura incontrolada.

Una soluci6n frecuentemente sugerida frente a este problema es con­vertir en privados los recursos comunes. Se mantiene que si los oceanos fueran de propiedad privada, no habrfa exceso de pesca, porque los mis­mos propietarios sufririan el coste del agotamiento. Lo que ahara es un coste externo se convertirfa en «interne». Esto sugiere que el problema no son real mente las fuerzas del mercado, sino la ausencia de propiedadprivada.v

Pero este argumento es incorrecto. Es verdad que un propietario for­mal, si pudiera controlar todo usa del recurso, querria evitar la sobreex­plotaci6n con el objeto de rnantener el ingreso futuro." Pero la forma de hacer esto no serfa permitir operar a las «fuerzas del mercado». El «metodo de las fuerzas del mercado» significarfa permitir que la canti­dad de pesca fuera determinada de acuerdo con la demanda de pescado y el coste monetario de capturarlo. Pero puesto que estos no necesana­mente guardan relaci6n con la cantidad de peces que hay en el mar, no hay garantia de que no haya sobreexplotaci6n. De hecho, las fuerzas del mercado fomentarfan efectivamente el agotamiento. En la medida en que escaseara el pescado, su precio se elevaria, 10 cual estimularia a la industria pesquera a capturar aun mas pescado.

Para evitar el exceso de pesca, el propietario de los oceanos no debe­ria permitir que las fuerzas del mercado determinaran la pesca total. Tendrfa que fijar limites especfficos para la cantidad de pescado que po­

5. Ver el famoso ensayo de Garrell Hardin, 162, 13 de diciembre de 1968, pp. 1243-1248, reimpreso en H. E. Daly (ed), 1973, pp. 133-48. EI dilema del prisionero es comentado en este contexte por M. Taylor, 1976.

6. EI exponente mas famoso de esta vision es Ronald Coase, 3 de octubre de 1960, pp. 1-44, cuyo trabajo original mantenia que si se pudieran asignar derechos de pro­piedad sobre el rnedio ambiente, la desradacion se convertiria sencillamente en mate­ria de negociacion privada entre contaminador y contaminado. Esta vision es discutida sucintamente en D. W. Pearce y R. K. Turner, 1990, capitulo 5.

7. Aunque de todos modos tenderia a «descontar» el futuro. Esto se comenta masadelante.

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l=

drfa sacarse, el cual serla la cantidad maxima posible compatible con la prevenci6n del agotamiento. Entonces el derecho a sacar esa cantidad de pescado, presumiblemente Ie seria otorgado al mejor postor. Asi, la po­blaci6n de peces se mantendrfa constante, en tanto que el precio del pes­cado se elevaria. Un mas alto precio reduciria la demanda a un nivel que concordarfa con la reducida oferta.

Una persona que controlara de esta forma los stocks de peces y las cant idades pescadas, tendrfa que ser un monopolista, esto es, el unico propietario del oceano. Si hubiera varios en diferentes «zonas» que com­pitieran entre ellos para atraer a los barcos pesqueros para pescar en sus aguas, no podrfa usarse el rnetodo de «subasta» para determinar el pre­cio. Esto es debido a que un propietario que permitiera la pesca ilimitada ganarfa mucho mas dinero que uno que impusiera limites. En el largo plazo, al segundo podrfa irle mejor, pero para entonces probablemente ya habrfa quebrado par falta de clientes.

Claro esta que si es necesario que la propiedad sea monopolista, serfa rnejor que fuera propiedad publica, puesto que el monopolio privado fa­cilmente conduce al abuso. (En especial, 10 mas probable es que un mo­nopolista privado, motivado por el beneficio, cobre precios mas altos dado que los consumidores no pueden comprarle a nadie mas.) De ma­nera que la soluci6n al problema de los recursos comunes no puede ser la propiedad privada ni las fuerzas del mercado sino, por el contrario, es la propiedad social y la limitaci6n directa del aprovechamiento total. Esta es una irnportante conclusi6n que retomaremos mas adelante.

Es importante anotar aquf que «propiedad social» no tiene por que significar «nacionalizacion». Muchas sociedades lIamadas «prirnitivas» han mantenido ecol6gicamente estables sus recursos cornunes, tales co­mo los pastizales y las pesquerfas, mediante el funcionamiento de con­troles culturales y morales. Esta es una forma perfectamente valida de limitar las explotaciones, aunque (desafortunadamente) no es una que puedan utilizar con frecuencia las sociedades industrializadas a gran escala."

Bienes publicos

El segundo tipo de externalidad que causa problemas debido a las fuerzas del mercado, se da en el caso de los bienes publicos, Estos consti­tuyen un tipo de recurso cormin con una caracterfstica especial; concre­

8. M. Redclift, 1987, pp. 150-157; J. McNeely y D. Pill (eds), 1985.

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tamente, la imposibilidad de dividir el recurso en partes separadas. EI ejemplo obvio es el aire. EI aire no solamente no es de propiedad formal de nadie, sino que adernas no puede dividirse. EI aire que us ted respira es el mismo que yo respiro, y cualquier cosa que yo Ie haga a mi aire tam­bien se la hago a su aire, quieralo usted 0 no.

Puesto que es un recurso cormin, el uso del aire no tiene restricciones. Mas aun, es libre. A menos que se introduzcan controles especfficos, no tiene ningun coste descargar residuos en la atmosfera, pues todos los costes que esto implica recaen sobre terceros; sin embargo, es bastante claro que muchos de esos terceros -gente que sufre de enfermedades pulmonares, silvicultores para quienes se reducen las talas- estarian dispuestos a pagar por limpiar el aire. (En el caso del silvicultor, el bene­ficio de hacer tal cosa podrfa medirse, seria la diferencia entre eI coste de tener aire limpio y la perdida de madera por causa de la contami­nacion),

Pero un sistema basado en las fuerzas del mercado no puede darle a la gente aire limpio por muy dispuesta que este a pagar por el, Esto se debe a que nadie puede vender un bien publico en un mercado. Si una compafiia lIegara a ofrecer limpiar el aire, a un determinado precio anual, no podria restringir el aire Iimpiado solo a aquellos que Ie pagaran por hacerlo. Todos los dernas tambien se beneficiarian. Pero naturalmen­te, si es posible beneficiarse de algo sin pagar por eso, (,por que alguien pagaria? Todos podernos actuar como «polizones» (como free riders). EI resultado concreto es que nadie paga y el aire permanece sucio.

Este problema ocurre siempre que un bien es «publico»; es decir, cuando no puede restringirse solo a los c1ientes que paguen. Faros, de­fensa nacional y medidas de prevencion del crimen, pueden c1asificarse en esta categoria. En estos casos generalmente se reconoce que el estado tiene que proporcionar estos servicios, y cobrarle a to do el mundo por ellos a traves de impuestos. Lo mismo es valido para los bienes publicos medioambientales, particularmente el aire limpio y (en caso de que no pueda restringirse el acceso) rios y mares limpios y campos hermosos. Por supuesto, en algunos cas os es posible cobrarles a quienes causan contaminacion, siempre que sus emisiones puedan vigilarse; pero la «propiedad del aire» tiene que seguir siendo publica puesto que es un re­curso cormin. EI aire Iimpio es entonces tal como la pesca, y los mismos argumentos expuestos para esta son aplicables a aquel,

EI punto importante a destacar aqui es que las fuerzas del mercado no pueden proporcionar aire limpio ni siquiera cuando exista demanda de ese bien. En algunos casos de contarninacion, la gente que la sufre no podria pagar un mejor ambiente aunque se Ie ofreciese. Los habitantes

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de las zonas marginadas de Brasil, por ejemplo, no tendrian suficiente dinero para pagarles a las fabricas vecinas para que disminuyesen sus emisiones de residuos, aun cuando las compafiias estuvieran dispuestas a hacerlo. Pero para los que respaldan las fuerzas del mercado, la obser­vacion mas contundente es que, incluso si los que sufren la contamina­cion pudieran pagar, el sistema no les permitiria hacerlo. Esto se debe a que ellos no toman parte en la transaccion que causa la contaminacion: ellos son, precisamente, terceras partes.

En teo ria es posible sumar 10 que el aire limpio «vale» para la gente. A esta puede preguntarsele cuanto estaria dispuesta a pagar por el, Ima­ginemos que, en una determinada poblacion afectada por la contamina­cion producida por una fabrica qufmica, la suma de 10 que los residentes dijeron que estaban dispuestos a pagar por el aire Iimpio, cuando se les pregunto individualmente por ello, era mayor que el coste de evitar las emisiones perjudiciales. Entonces podriamos decir que, en general, el coste de la contaminacion superaba al «beneficir» que Ie proporcionaba la fabrica causante de la misma. (A la empresa Ie convendria eliminar sus emisiones a cambio de esa suma). La solucion «optima» 0 racional consecuentemente seria acabar con la emisiones.

l.Pero como podrfa ocurrir esto? No es la gente que sufre la contami­nacion quien decide que esta se genere 0 no: ella es un tercero con respec­to a la transaccion entre la fabrica y sus c1ientes. Aun cuando estuviera dispuesta a pagarle a la fabrica por cesar sus emisiones, ello solo funcio­naria si todos 10 hicieran. l.Pero como podria lograrse esto? EI aire Iim­pio es un bien publico; es indivisible. De manera que todo el mundo se beneficia de el, Volvemos al mismo problema: si toda persona se benefi­cia, sea que pague 0 no, l.por que deberia alguien pagar?

En consecuencia, la conclusion es que siempre que las externalidades afecten a bienes ptiblicos, las fuerzas del mercado no pueden generar la solucion optima." La unica forma de conseguir aire limpio seria obligar a que todos pagasen a traves de impuestos. Pero aun esto suscita un pro­blema. l.Por que la gente deberia pagar por tener aire Iimpio? l.La solu­cion correcta no serfa que la empresa que causa la contaminacion pagara? Sin embargo esto no ocurrira a menos que se Ie cobre a esa em­presa por usar el aire como lugar de vertido de desechos. Y como 10 vi­mos en el caso de la pesca, esto tampoco puede suceder en un sistema basado en las fuerzas del mercado.

9. Aun el citado economista partidario del libre mercado, Friedrich Hayek, 10 re­conoce: F. Hayek, 1962, p. 29.

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Generaciones futuras

EI tercer tipo de externalidad se produce cuando los afectados por el dana ambiental aun no han nacido; esto es, cuando el impacto nocivo de actividades actuales es sentido por las generaciones futuras. La difi­cultad aqui es evidente. En casos de bienes publicos, el problema es que las terceras partes no puedan expresar sus deseos en el mercado. Pero es­to es aun mas obviamente problernatico cuando la tercera parte no existe efectivamente en el momenta de la transaccion causal.

Como hemos visto, en gran medida este es el caso de muchos de los problemas ecologicos claves: agotamiento de recursos, efecto invernade­ro, dana a la capa de ozono, destruccion de habitats y extincion de espe­cies, etc. En muchos casos el impacto para las generaciones futuras sera extremadamente serio. Podrfa apostarse que, si tales generaciones tuvie­ran capacidad para influir en la toma de decisiones actuales, tratarfan de evitar las actividades dafiinas. Pero no pueden hacerlo.

Por supuesto la gente del futuro no puede tomar parte en ningun sis­tema economico, pero 10 crucial aquf es que, mientras los resultados de­pendan de las fuerzas del mercado, los intereses de esa gente ni siquiera pueden tomarse en cuenta. Estas fuerzas estan gobernadas por las de­mandas de actores individuales en el mercado, y la gente aun no nacida no esta en el mercado. Ella no tiene poder de compra que esgrimir.

Se ha argumentado que los intereses de las generaciones futuras se tienen en cuenta porque los actores actuales quieren preservar sus recur­sos para el futuro. Un agricultor duefio de su tierra no quiere que el suelo se erosione -dice el argumento- porque su ingreso futuro caerfa. Aun en caso de que su propio ingreso no cayera, porque la erosion del suelo no tuviera efecto sino hasta despues de su muerte 0 de haberla vendido, el valor de su tierra caeria, puesto que este depende de su productividad futura. Por tanto, en un sistema de mercado los propietarios privados si toman efectivamente en cuenta los intereses del futuro.

Desafortunadamente, este argumento es debil por dos razones. En primer lugar, la gente no toma decisiones acerca del ingreso futuro en la misma forma que las toma acerca del ingreso presente. EI futuro se «descuenta»; es decir, se Ie da menos valor que el que se Ie da al presente. Si yo estoy sopesando, por ejemplo la posibilidad de plantar arboles que van a generar un rendimiento futuro pero que cuestan dinero ahora, 0

ahorrar el dinero ahora y renunciar a las ganacias futuras, no contare un dolar en efectivo hoy, como igual a un dolar dentro de cincuenta afios. Mas vale pajaro en mana que ciento volando. Despues de todo, cualquier cosa podria suceder en los proxirnos cincuenta afios. Yo podrfa

quebrar, una plaga podria matar los arboles, 0 el precio de la madera podria caer.

Como 10 veremos mas adelante, este proceso de darle al futuro me­nos valor que al presente, 0 «descontarlo», es muy importante en la eco­nornfa del medio ambiente. Aqui podemos ver que crea un problema a un sistema de mercado. EI propietario que este decidiendo si gastar 0 no dinero en medidas de conservacion del suelo, no estara tan preocupado por la perdida de productividad, en el afio, digamos 2050, pero la gente que viva en el afro 2050 sf estara preocupada; ella habria querido que el agricultor hubiera tornado todas las medidas necesarias para la conser­vacion, para mantener el suelo por 10 menos igualmente productivo. EI «descuento» significa entonces que un sistema de mercado no atiende de manera plena al futuro. 10

Esto es especialmente cierto con respecto a los recursos que se regene­ran muy lentamente, como los bosques tropicales y las ballenas. En esos casos el perlodo al cabo del cual se vera que las medidas de conservacion valieron la pena, es muy largo; mucho mas largo que el periodo a cuyo terrnino los inversionistas esperan recuperar sus inversiones. Por tanto, a una compafiia maderera 0 ballenera Ie interesa agotar el recurso 10 mas rapido posible, generando beneficios maximos en tanto que gasta el mi­nimo en pago de intereses por sus bienes de capital.

En segundo lugar, los recursos no tienen valor unicamente para sus pro­pietarios. Como ya 10 vimos, los recursos renovables en particular, propor­cionan servicios medioambientales que son de beneficio para muchas otras personas. Pueden valorarse por su belleza 0 por su interes cientifico. Mas importante aun, pueden contribuir a servicios esenciales de soporte para la vida, tales como el mantenimiento de la diversidad genetica y la regulacion del c1ima. Estos beneficios son «externos» al propietario del recurso y, por tanto, no entran en sus calculos «privados» de costes y beneficios para deci­dir si preservar 0 no el recurso para eI futuro.

10. Esto tarnbien puede comprenderse en terrninos de riesgo. El riesgo de invertir en el futuro es mayor para el individuo que para la sociedad en conjunto. Incluso si el propietario muere 0 cae en bancarrota, los recursos seguiran existiendo para uso de otros, perc el tiene que pagar toda la inversion. Puede demostrarse que en la mayoria de las circuntancias (aun en las de monopolio), los productores privados que usan ma­terial genetico (compafiias farrnaceuticas y otras) desearian conservar un volumen me­nor al «socialmente optimo» de habitats naturales, pese a su obvio interes en conservar provisiones de materia prima. Simplemente ellos no valoran suficientemente el futuro. Ver G. M. Brown y J. Swierzbinski, 1985.

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Por estas dos razones, un sistema econornico basado en las fuerzas del mercado no puede solucionar las externalidades que afectan a gene­raciones futuras. Esto no solo es valido en el caso de recursos comunes, sino tam bien en el de recursos de propiedad privada.

Demandas desiguales

Casi todos los grandes problemas que constituyen la crisis ecologica pueden clasificarse por 10menos bajo el encabezamiento de uno de estos tres tipos de externalidades. La consecuencia es clara. Un sistema econo­mico basado en las fuerzas del mercado no solamente no puede evitar que ocurra la degradaci6n del medio ambiente; puede estimularla efecti­vamente. En muchos casos a los actores economicos se les dan incentivos para agotar recursos, para generar contaminacion y para menoscabar los servicios medioambientales.

EI problema de las externalidades se agrava por una importante ca­racteristica final del actual sistema econ6mico. Se trata de la tremenda desigualdad del ingreso y la riqueza entre las naciones y entre diferentes grupos dentro de cada nacion.!'

En un sistema gobernado por las fuerzas del mercado, los recursos se asignan donde la demanda de los mismos es mayor. Los agentes eco­nomicos que tienen mayores ingresos y riqueza siempre estaran en capa­cidad de ser mejores postores que los que tienen menos. Esto significa que la mayor parte de los recurs os mundiales, independientemente de su origen geografico, va a las naciones y a los grupos mas ricos. EI 26070 de la poblacion mundial que vive en los paises industrializados consume, por ejemplo, el 80070 de la energia comercial mundial, el 79070 del acero, el 86070 de los dernas metales y el 85070 del papel. Y generan el 92070 de todas las emisiones industriales de dioxide de carbono.P

En algunos casos de contaminacion, las desigualdades de ingreso y de riqueza no suponen gran diferencia en el patron de degradacion me­dioambiental. Suecia y Noruega son paises mas ricos que el Reino Uni-

II. Aqui hemos dejado de lado la cuestion de si la desigualdad es parte integral de un sistema de fuerzas del mercado; es decir , si un sistema de esta naturaleza puede existir sin grandes desigualdades. Puesto que en realidad hay desigualdad, 1a pregunta es (en este contexto) mas bien acadernica.

12. World Commission on Environment and Development, 1987, p. 33; World Resources Institute, 1988, p. 336.

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do, pero ello no les permite evitar que la lIuvia acida proveniente de las centrales terrnicas britanicas caiga sobre el Mar del Norte. No obstante, en muchos casos es precisamente la desigualdad la que genera el proble­ma medioambiental. Por ejemplo, la exportacion de residuos t6xicos desde las naciones industrializados a los paises en vias de desarrollo, solo es posible debido a que los primeros estan en capacidad de pagar 10sufi­ciente a la poblacion local para deshacerse de su basura. En contraste, los paises acaudalados se estan negando a aceptar esos residuos. EI es­pectaculo de barcos -como el Karin B (en 1988)- cargados de residuos toxicos, pasando de puerto en puerto por toda Europa y siendo rechaza­dos, contrasta totalmente con el comercio regular que se realiza entre el Norte y el Sur, 10que demuestra la diferencia que supone tener 0 no po­der economico.P

En el caso de los recursos, la desigualdad es una causa directa de la degradacion. Esto se debe a que los agentes economicos ricos no depen­den de una sola fuente para su aprovisionamiento de materias primas; ellos pueden buscar dondequiera que sea, ofertas baratas. Consecuente­mente, pueden descargar el coste del agotamiento 0 de la contaminacion sobre esos agentes locales mas pobres que no pueden darse el lujo de comprar en otra parte.

EI ejemplo de las selvas tropicales de America Latina es instructivo. Hay una considerable demanda local por los productos renovables del bosque tales como caucho, frutos y aceites. No obstante, esta no puede competir con la demanda de madera y ganado de los Estados Unidos y de Europa, dado que los consumidores de los paises industrializados son mucho mas ricos. EI resultado es que los bosques son talados para pro­veer caoba y carne para la exportacion, en tanto que se destruyen los productos renovables para la gente del lugar.!" Es la desigualdad de in­gresos y riqueza la que permite a los consumidores ricos de los paises industrializados imponer tales costes; si la poblaci6n local fuera igualmente rica, no permitiria eso. Es por esto que los bosques de los Es­tados Unidos y de Europa no se estan destruyendo en proporci6n similar.

La riqueza permite a los consumidores ricos escapar de los costes ex­ternos del agotamiento, porque mientras los recursos sean relativamente abundantes, siempre pueden comprar en alguna otra parte. EI hecho de

13. P. Brown, 31 de agosto de 1988, y 16 de mayo de 1989. 14. Ver S. Hecht y A. Cockburn, 1989; C. Secrett, 1986.

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que talar las selvas tropicales para el ganado cause la rapida erosion del suelo y perdida de productividad, escasamente importa cuando hay tan­tos otros bosques que pueden transformarse. Casi todos los ranchos creados en la Amazonia antes de 1978, ahora estan abandonados; sus propietarios se han trasladado a nuevos pastizales. Consecuentmente los paises industrializados no experimentan en realidad el agotamiento: es notable que, pese a la rapida destrucci6n de las selvas tropicales, los pre­cios de las maderas tropicales y de la carne no han subido. EI agotamien­to es experimentado integramente por la poblaci6n local, la cual no puede darse ellujo de comprar dondequiera que el recurso sea mas bara­to. Ella tiene 0 su propio recurso local 0 nada. Los costes externos son descargados directamente desde los ricos a los pobres.

EI mismo proceso puede verse dondequiera que consumidores de las naciones industrializadas ejercen la demanda de un recurso. Por ejern­plo, en muchas de las pesquerias costeras del rnundo, la pesca industrial para la exportaci6n a los paises industrializados ha diezmado la pesca lo­cal. Cuando un banco de pesca se agota, los barcos pesqueros para la exportaci6n se trasladan a otra parte, dejando que la gente de la locali­dad pague el coste, a menudo en terrninos de desnutrici6n por el redu­cido consumo de proteinas. En muchas partes del Sur los suelos se erosionan por las mismas presiones de exportaci6n de las cosechas. Los consumidores del Norte esgrimen una demanda mucho mayor que la gente de la localidad, de manera que se usan tecnicas agropecuarias in­tensivas para producir cosechas lucrativas exportables. Mientras esto ocurre, la poblaci6n local puede padecer efectivarnenre hambre; es segu­ro que es quien se ve forzada a pagar los costes de largo plazo de la erosion."

Cuando la demanda desigual transfiere recursos de los ricos a los po­bres, la degradaci6n del medio ambiente frecuentemente recibe un im­pulso adicional por las acciones de los pobres. Ante la imposibilidad de cosechar sus recursos tradicionales, cosa que solian hacer de forma sos­tenible, se yen forzados a vivir en areas «marginales» 0 menos producti­vas que frecuentemente no pueden sostenerlos. Esto conduce a un agotamiento aun mayor, en la medida en que los suelos son sobreutiliza­dos para el pastoreo 0 sobrecultivados, los bancos de pesca agotados, los arboles talados para obtener lena. (Cuando las industrias exportadoras

15. Ver T. Hayter, 1983; B. Jackson, 1990; L. Timberlake, 1985, y M. Redclift, 1987.

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se han trasladado a otra parte, 10 que antes fueran areas fertiles se han convertido en zonas marginales.) Este proceso esta ocurriendo en todo el mundo, la gente mas pobre procura sobrevivir en tierras y mares ya degradados, causando mayor dano ambiental al hacerlo.

Como resultado, suele decirse que muchos de los problemas ecol6gi­cos del mundo son causados por las acciones de los pobres. Pero est a es una consecuencia de la crisis, no su causa. La gente pobre degrada unica­mente su propio medio ambiente, con 10 cual se impone a si misma cos­tes de largo plazo, cuando su supervivencia en el corto plazo depende de ello y no tiene, literalmente, otra opcion. Por tanto, no debe ria echarsele la culpa de la crisis del medio ambiente; la responsabilidad es de la ante­rior y mayor demanda de recursos por parte de las naciones industriali­zadas, la cual coloca a esta gente en esa posicion,

Deuda del Tercer Mundo

En la ultima decada, la transferencia de recursos desde las naciones pobres a las ricas bajo la presion de la demanda desigual, se ha exacerba­do por la expansion de la deuda exterior. EI bill6n de dolares que las na­ciones del Sur deben a los bancos y a los gobiernos del Norte, es ahora responsable de gran parte de los ejemplos mas dafiinos de degradacion medioambiental. Para empezar, la deuda se creo debido a la enorme desigualdad entre las naciones: en los anos setenta y principios de los ochenta, los bancos del Norte necesitaban de alguien a quien prestarle las inmensas sumas de dinero depositadas por las recientemente enrique­cidas naciones exportadoras de petroleo, y el blanco obvio eran los pai­ses pobres en vias de desarrollo y avidos de industrializarse. Ahora es en si misma una fuente de mayor desigualdad, por cuanto el pago de intere­ses -a tasas superiores en mas del doble que aquellas a las que original­mente se adquirieron los prestamos-i- empobrece a las naciones del Sur y enriquece a las del Norte. En muchos casos el flujo de pagos de los pai­ses pobres a los ricos excede efectivamente la ayuda dada en Iii direccion opuesta.l"

Hay dos mecanismos primordiales por los cuales la crisis de la deuda causa degradacion medioambiental. En primer lugar , muchos de los lIa­mados proyectos de «desarrollo» para cuya financiacion se han usado los prestarnos, son de por si ecologicarnente nocivos. Esto es especial­

16. Para informes faciles de leer sobre la crisis de la deuda, ver G. Bird (ed), 1989; S. George, 1988 y J. Schatan, 1987.

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mente cierto en el caso de las colosales presas construidas en Brasil, India y otros paises, con finalidad de irrigacion y de obtener energia hi­droelectrica, Con esos embalses se inundaron areas muy extensas, 10 que causo una destruccion inmensa de ecosisternas, perdida de recursos fo­restales y de tierras cultivables, mayor salinizacion y reducida fertilidad de las tierras agricolas corriente abajo, mayor incidencia de enfermeda­des transmitidas por el agua y forzoso reasentamiento de cientos de mi­les de personas. Estos costes casi siempre se excluyen de los calculos de costes y beneficios que determinan la «viabilidad» de un proyecto; raras veces son compens ados por los beneficios que proporcionan los ernbal­ses. Aprovechamientos hidraulicos a menor escala han demostrado ser mas eficientes para la produccion de energia y tambien menos destruct i­vos del medio arnbiente.l?

En segundo lugar, los medios por los cuales se pagan las deudas sue­len ser nocivos para el medio ambiente. La deforestacion es el ejemplo mas obvio. En America Latina, la necesidad de obtener divisas extranje­ras hace que se desmantelen muchos de los bosques humedos, Esto no se debe unicamente a que la madera y la carne obtenidas de las tierras (antes) selvaticas sean lucrativas de por si, sino tarnbien a que la selva es usada para el reasentamiento de granjeros campesinos desplazados de otras tierras agricolas. Esta tierra agricola se ha convertido de granjas de subsistencia a inmesas plantaciones (tanto privadas como de propie­dad del Estado) de soja y otros cultivos lucrativos. Esos productos se re­quieren no para alimentar a la poblacion del lugar sino para exportar, y asi ganar dinero para pagar la deuda. Puesto que una produccion tan masiva de soja hace caer efectivamente su precio, cada vez hay que culti­var mas solo para mantener el ingreso.

Desposeidos de su tierra, se ha estimulado a los campesinos para re­poblar areas forestales; sin embargo, la fertilidad de los bosques radica en la vegetacion, no en el suelo, y la tierra forestal degradada no puede soportar por mucho tiempo la agricultura. Se pierde el agua, el suelo se erosiona y las cosechas decrecen rapidamente. Los granjeros entonces se trasladan y talan mas arboles para sobrevivir unos cuantos afios mas. Una gran parte de la deforestaci6n tropicalla llevan a cabo en esta for­ma campesinos pobres; pero una vez mas, el primer eslabon de la cadena esta en las demandas de las naciones industrializadas.If

17. B. 1. Cummings, 1990. 18. Hecht y Cockburn, 1989.

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Este proceso, por el cualla deuda exterior conduce a la degradacion medioambiental, se repite en todo el Sur. No es coincidencia que muchos de los paises claves en los que se estan destruyendo las selvas tropicales -Brasil, Indonesia, Zaire, Peru, Colombia- esten entre los mayores deudores. Entre tanto, tarnbien se descubren otros rnetodos de finan­ciancion de la deuda. Los bancos de anchovetas del Peru han side explo­tados casi hasta la extinci6n; Bolivia exporta sus animales en peligro de extincion; Mexico drena permanentemente agua de la tierra para produ­cir vegetales que luego exporta a los Estados Unidos; etc.

Demografia y causalidad

Una conclusion obvia de este breve repaso es que, en muchas partes del Sur, un prerrequisito para resolver la crisis ecologica es acabar con la crisis de deuda -esencialmente, eliminando 0 reduciendo de manera muy significativa los pagos por deuda-. Pero el impacto de las «dernan­das desiguales» sugiere en general una conclusion mas amplia, que hace referencia a los problemas expuestos en el capitulo anterior.

Alii hicimos enfasis en que la crisis del medio arnbiente tenia irnpor­tantes caracteristicas distributivas: los efectos de los problemas me­dioambientales no eran experimentados igualmente por diferentes grupos. Ahora tenemos que agregar que las causas de la crisis tampoco estan distribuidas igualitariamente. AI comprender como ocurre la de­gradacion del medio ambiente, resulta claro que las desigualdades de ri­queza e ingresos son un componente crucial en el proceso. Dicho llanamente, tal degradaci6n es causada primordialmente por las nacio­nes ricas y los grupos econornicamente mas poderosos dentro de las na­ciones.

Esto tiene mucho que ver con uno de los factores mas comunrnente citados cuando se discuten las causas de la crisis: el crecimiento demo­grafico. Es incuestionable que la rapida y continua expansion de la po­blacion mundial esta empeorando la crisis. Actualmente es de alrededor de 5 mil millones. Se preve que para el afro 2000 habra excedido los 6 mil millones, y es improbable que se estabilice antes de llegar a los 10 mil millones, es decir, el doble del numero de personas que hay hoy, hacia finales del proximo siglo.l? La inmensa mayoria de la poblacion adicional vivira en el Sur, donde el crecimiento dernografico es mas ra­

19. World Resources Institute, 1988-1989, p. 16.

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pido, y mucha vivira donde ya hay una gran presion par la provision de alimentos, a menudo debido a la erosion del suelo y a otras formas de degradacion medioambientaI.

No obstante el crecimiento de la poblacion en el Sur tiene que situar­se en la perspectiva del consumo de recursos por parte del Norte. Si 10 que nos preocupa es la divergencia potencial entre el mimero de personas que haya en el mundo y la capacidad de la biosfera para soportarlo, en­tonces la forma en que se dividan los recursos de la biosfera es de crucial importancia. Como hemos visto, el reparto no es muy equitativo. La persona promedio de un pais industrializado consume tres veces mas co­mida que la del Tercer Mundo. En general, se estima que los ciudadanos estadounidenses gastan recursos medioambientales 500 veces mas rapido que los de la India.j? En estas circunstancias, la poblacion extra en el Sur preocupa mucho menos que la poblacion extra en el Norte. La re­duccion de la poblacion de los paises ricos aliviaria mucho mas el proble­ma que una reduccion similar en los paises pobres.

Con esto no queremos decir que no sea importante reducir el ritmo del crecimiento demografico en el Sur: mientras menos gente haya en cualquier parte es menos probable que se degrade eI medio ambiente, y mas facil alimentarlos a todos y elevar los niveles de vida. Pero la cues­tion primordial es quien tiene acceso a los recursos; el consumo de quien esta realmente causando el problema. Actualmente el mundo tiene recur­sos suficientes para alimentar a su poblacion. De hecho es probable que con mejoras en la productividad agricola y la estabilidad medioarnbien­tal, haya suficiente capacidad para alimentar a 10 mil millones de perso­nas.?' Pero el alimento tiene que estar efectivamente disponible para los pobres, y eso significa incrementar los recursos que ellos tienen para producir 0 para comprar ese alimento. De hecho, segun 10 ha dernostra­do ampliamente la experiencia, las comunidades mas ricas son las de ere­cimiento poblacional mas lento. Por tanto es posible enfrentar conjuntamente los dos lados del problema -el consumo del Norte y el crecimiento dernografico del Sur- repartiendo de manera mas equitati ­va los ingresos mundiales. Naturalmente, esta es una cuestion tanto poli­tica como econornica.

20. N. Myers, 1985, p. 48 y B. Ward y R. Dubos, 1972, p. 176. 21. World Commission on Environment and Development, pp. 98-99.

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4. CAPITALISMO, INDUSTRIALISMO Y POLITICA VERDE

Los valores empresariales y el medio ambiente

En el anterior capitulo se sostuvo que la crisis ecologica es un resulta­do de un sistema economico mundial gobernado por las fuerzas del mer­cado. Procuramos demostrar que estas fuerzas, adernas de no poder evitar la degradacion del medio ambiente, la estimulan.

Hay dos c1ases de argumentos que podrian usarse en contra de estas afirmaciones, Uno es que no es inevitable que el sistema econornico cau­se degradacion. Puede que ahora 10 haga, pero en el futuro podrfa «re­verdecerse». EI otro es que un analisis econornico ubica en el lugar equivocado la raiz de la causa de la crisis ecologica. Esta en realidad ra­dica en los valores sociales que orientan a las economias industriales. Es­te argumento senala los ambientes degradados de Europa Oriental durante el sistema comunista para demostrar que el problema primor­dial no son las fuerzas del mercado sino los valores comunes de tanto el ex-comunismo como el capitaIismo. Mas adelante abordaremos este segundo argumento. Sin embargo, podemos observar que los dos estan Iigados por su enfasis en los val ores sociales. Aquellos que afirman que el capitalismo puede «reverdecerse», basan esta opinion en el supuesto de que la preocupacion medioambiental creciente afectara las decisiones de las companias y los consumidores dentro del sistema de mercado. E1los argumentan que esto ya esta sucediendo, y sefialan el crecimiento de los sectores «verdes» de la economia y el fenorneno del «consurno ver­de» como evidencias de que las fuerzas del mercado no necesariamente causan siempre degradacion del medio ambiente.

Por ejemplo, un britanico destacado por su preocupacion por el me­dio ambiente, John Elkington, en su Iibro The Green Capitalists sostiene

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que no es el sistema de mercado de por si, sino unicamente la forma par­ticular que hem os experimentado del mismo, 10 que da lugar a proble­mas medioambientales. Al describir las operaciones de varias compafiias nuevas y prosperas, comprometidas en actividades medioambientalmen­te beneficas, sugiere:

Lo que estamos viendo es la emergencia de un capitalismo de la nueva era, apropiado para un nuevo milenio, en el que esta empe­zando a disolverse el limite entre valores corporativos y valores humanos. (... ) El debate ahora es que clase de capitalismo quere­mos. (... ) Una dimension res) la dimension verde.'

Es indudable que durante los ultimos veinte anos las preocupaciones medioambientales han crecido en importancia para muchas empresas del sector privado. Gigantescas corporaciones como IBM, BP e ICI, han adoptado enunci ados de politica medioambiental. Conjuntamente con muchas otras, han destinado considerables recursos a la investigacion y desarrollo de nuevos productos y procesos que reduzcan el uso de recur­sos y la contarninacion. Al mismo tiempo, se han formado completos sectores industriales nuevos cuyo proposito es, precisamente, la protec­cion del medio ambiente: conservacion de la energia, generacion de ener­gia renovable (continua), divers as formas de biotecnologia, tecnologias «de baja y nula produccion de residuos» y muchas otras cosas. Otras in­dustrias, como la tecnologia de la informacion, fibra optica y servicios financieros, se han expandido rapidamente con un impacto medioam­biental minimo.

Pero desafortunadamente estos ejernplos no prueban que un sistema economico basado en las fuerzas del mercado pueda asegurar la protec­cion del medio ambiente. Que algunas empresas puedan dar beneficios al mismo tiempo que benefician (0 no perjudican) al medio ambiente, no significa que todas 10 hagan. Como hemos visto, no hace falta que las empresas sean maliciosas para que acnien en forma nociva. Para eso basta con que respondan racionalmente a sefiales economicas. En mu­chas industrias, estas sefiales todavia fomentan actividades ecologica­mente dafiinas. El hecho de que esas sefiales no hagan tal cosa en otras industrias puede reducir el problema pero no 10 elimina. Puesto que con­trolar la contarninacion casi siempre es mas costoso que ignorarla, es im-

I. J. Elkington, 1987, p. 250.

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probable que el «reverdecimiento» corporativo voluntario sea amplia­mente practicado.I Los abogados del «capitalisrno verde» tienen que demostrar que el sistema econornico entero podria ser medioambiental­mente benigno; la evidencia de unas pocas compafiias verdes no es de­mostracion suficiente.

El problema no es el comportamiento individual de las empresas, si­no el resultado colectivo de todas sus acciones. Las empresas individua­les contribuyen a la contarninacion, pero ninguna de elias es necesaria­mente responsable por si sola. Puesto que ninguna puede conocer el re­sultado colectivo cuando decide sobre su pro pia accion, incluso las com­pafiias preocupadas por el medio ambiente pueden causar dana de manera involuntaria. Por ejemplo, una «buena» fabrica puede reducir ala mitad sus propias emisiones toxicas, pero si otras «rnalas» las incre­men tan en otro tanto, el impacto ecologico general no cambia. La exis­tencia de empresas buenas no resolvera por si sola el problema. (Ademas de que, por supuesto, ese 50010 de emisiones que continuan produciendo­se pueden ser nocivas para la salud.)

La evidencia de empresas que se han hecho conscientes de la proble­matica medioambiental, ya sea de manera «voluntaria» (como resultado de cambios en los valores corporativos), 0 porque las fuerzas del merca­do las han estimulado, es en realidad escasa. La mayor parte de las nue­vas actividades medioambientales se ha desarrollado explicitamente como resultado de la regulacion legal de los mercados 0 de la presion po­litica ejercida por los grupos de defensa del medio ambiente. Por ejern­plo, Elkington cita el desarrollo de propulsores alternativos en los aerosoles para reemplazar los CFCs, pero fue la regulacion gubernarnen­tal, no las fuerzas del mercado, 10 que primero oblige a las cornpafuas a buscar alternativas en la decada de los setenta. De hecho, cuando las regulaciones norteamericanas se relajaron en 1980, la gigantesca trans­nacional estadounidense Du Pont, productora lider de CFCs, efectiva­mente archive su programa de investigacion sobre alternativas por considerarlo antieconomico.I

Esta historia es comun para casi todos los ejemplos de «sensibilidad

2. EI propio Elkington reconoce que el control de la contaminaci6n casi siempre es un coste neto para una empresa: Elkington, pp. 208-210.

3. Elkington, pp. 135-137; «Equinox», Canal 4 de TV (inglesa), 3 de septiembre de 1987. De hecho es posible que los grandes productores de CFCs finalmente accedie­ran a con troles solo porque descubrieron que podian beneficiarse de las restricciones de la oferta. Los cornpetidores menores efectivamente tienen dificultades para entrar

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medioambiental» de grandes compafifas. Si estas se yen forzadas por la regulacion -0 a veces por la presion poHtica- a cambiar sus practicas, 10hacen. A menudo invierten entonces grandes sumas de dinero en el de­sarrollo de nuevos productos y procesos. Pero no 10 hacen mientras no haya la imposlcion 0 la amenaza de regulacion. La razon es evidente, La proteccion del medio arnbiente es costosa. En un mercado competitivo, una accion voluntaria pondria a la firma en desventaja de costes. Pero si todas la empresas se yen obligadas a actuar, ninguna saldra peor para­da en comparacion con las otras.

Las compafiias no se limitan a esperar la regulacion. Si bien una si­tuacion en que todas las empresas de la industria se enfrenten a los mis­mos costes, puede ser preferible a una de desigualdad de costes, la mejor situacion suele ser aquella en la que no se impone ningun coste en abso­luto. Cualquier coste, dependiendo de hasta que punta se pueda transmi­tir a los consumidores, amenaza los beneficios; por tanto, las empresas suelen resistirse ferozmente a la regulacion,

La historia de la gasolina sin plomo es ilustrativa a este respecto. A 10 largo de los anos setenta y ochenta, las compafiias petroleras y la in­dustria del automovil hicieron cuanto pudieron por evitar y luego poster­gar la legislacion que obligaba a usar la gasolina sin plorno." Por su puesto, ahora que ya se impuso tal legislaci6n, estan proclamando jo­vialmente cuan verdes son. La ensenanza aqui no es tanto advertir sobre la hipocresia de las empresas, sino que las fuerzas del mercado no son responsables de una rnejora del medio ambiente. A las empresas hay que obligarlas especificamente.

Consumo verde

Podria argumentarse que 10 que estan haciendo los «capitalistas ver­des» no es tanto responder a la presion politica como a la demanda de los consumidores. Puesto que los consumidores cada vez mas desean productos medioambientalmente no perjudiciales, las companras con animo de lucro se veran entonces forzadas a hacer esos productos. De acuerdo con este argumento, las fuerzas mismas del mercado de las que

en el mercado de sustitutos debido a los altos costes de innovaci6n. Ver S. Barrett, 1989, pp. 12-14.

4. D. Wilson, 1983, pp. 121-140. Los fabricantes de pesticidas todavia dcmuestran una resistencia similar a los controles. Ver E. Goldsmith y N. Hildyard (eds), 1986, pp. 136-142.

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hemos afirmado que causan la degradacion del medio ambiente, parece que, de hecho, impulsan su proteccion,

De ese modo, podria senalarse que, puesto que los consumidores se han preocupado mas por la relacion entre la dieta y la mala salud, los productores de alimentos se han visto forzados a producir alimentos que no tengan aditivos artificiales y los supermercados a abastecerse de ali­mentos «integrales» y organicos, No fue necesaria ninguna regulacion para efectuar este cambio; basta la operacion de la «soberania del consu­midor» en el mercado.

La «revolucion de alimentos saludables» ciertamente es un irnpresio­nante testimonio del poder del mercado para cambiar el comportamien­to de las empresas privadas. Si los mercados siempre pudieran registrar en esta forma preferencias del consumidor por la proteccion del medio ambiente, el argumento en contra de la fuerzas del mercado de hecho po­dria desvanecerse. Sin duda seria necesario educar a un mayor nurnero de personas urgentemente en materia de crisis ecologica, pero si se pudie­ran educar y ser estimulados a expresar esa preocupacion en sus habitos de compra, el sistema responderia. Los productos «suaves ecologica­mente» se tornarian rentables y las fuerzas del mercado los producirian. No seria necesario ningun cambio en el sistema; unicamente en las prefe­rencias de sus consumidores.

Desafortunadamente, esto es demasiado simplista. Para empezar, los consumidores tienen que tener suficiente informacion para ser capa­ces de tamar decisiones fundamentadas. Solo cuando la regulacion legal forzo a las compariias de alimentos a registrar en sus etiquetas los aditi­vos contenidos en sus productos, se sacaron al mercado muchos alimen­tos libres de aditivos. Pero sigue siendo imposible detectar que residuos de pesticidas quedan en frutas y vegetales. Las empresas no suelen dar tal informacion a menos que por regulacion sean obligadas a hacerlo. De ese modo, es posible que un consumidor quiera elegir un producto te­niendo en cuenta la informacion ambiental, pero no pueda hacerlo.

Pero mas importante aun es que los alimentos no son un producto muy tipico en este contexto. Se caracterizan por el hecho de que sus cua­Iidades «contaminantes» son experimentadas por sus propios consumi­dores. Los alimentos son uno de los pocos casos en los que el riesgo medioambiental no es realmente una «externalidad», porque el perjudi­cado no es un tercero, sino el propio consumidor. Esto facilita mucho que las preferencias medioambientales del consumidor sean registradas en el mercado. La persona que corre el riesgo sencillamente puede no comprar el producto.

Esto no es el caso predominante en las situaciones de degradacion del

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medio ambiente. Como hernos visto, la gran mayoria son ejemplos de costes externos, en los que la persona 0 grupo perjudicado no es el com­prador del producto peligroso y, por consiguiente, no puede evitar el riesgo con solo abstenerse de comprar. En estos casos, las preferencias del consumidor no necesariamente evitan el dafio , porque el no es el per­judicado. Por ejernplo, la producci6n y el con sumo de hamburguesas tiene efectos medioambientales extremadamente serios, en la destrucci6n de selvas tropicales para la cria de ganado para carne. Pero quienes su­fren estos efectos no son los clientes de los negocios de hamburguesas. Y desafortunadamente no hay indicio de que los que son clientes esten cambiando sus habitos alimenticios en respuesta a la preocupaci6n por la deforestaci6n tropical.

El «consumo verde» no debe infravalorarse. Es evidente que en los paises industrializados mucha gente esta expresando ahora sus preocu­paciones medioambientales en sus cornpras, y las fuerzas del mercado estan atendiendo a sus demandas. El notable exito mundial de un nego­cio naturista de belleza (Body Shop) es evidencia suficiente de que es po­sible que haya ernpresas «capitalistas verdes» a nivel individual, a la vez que el crecimiento de la inversion y de los fondos de pensiones «eticos» demuestra que incluso los mercados financieros pueden responder a rno­tivaciones no monetarias. Estos desarrollos ciertamente deberian apo­yarse (y mas adelante en este libro nosotros 10 hacemos). Pero este no es un mecanismo que pueda resolver la crisis ecologica, por varias razones.

En primer lugar, los productos ecol6gicamente sanos suelen ser mas caros, puesto que implican costes extras de producci6n. (Los cosmeticos parecen ser una excepcion, cosa que puede explicar el exito de los nego­cios naturistas de belleza.) En la medida en que permanezcan en el mer­cado productos ecol6gicamente «no sanos», es probable que el atractivo de sus competidores «eticos» se limite a los clientes mas acaudalados. No puede esperarse que, teniendo otra alternativa, la gente mas pobre com­pre productos mas caros simplemente con el objetivo de evitar un coste distante 0 futuro. Solamente si se elimina la diferencia de precio, cam­biara la conducta del consumidor a una escala suficiente, y en general esto no ocurrira a traves de las fuerzas del mercado. Tendra que ser re­gulado.

El mercado de gasolina sin plorno 10 demuestra. Incluso cuando esta se mantuvo al mismo precio que la gasolina corriente, no se vendia. Solo cuando la politica tributaria gubernamental puso su precio considerable­mente por debajo del de la corriente, los conductores la compraron en cantidades significativas.

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En segundo lugar, hay que ofrecerles a los consumidores una opci6n para que expresen sus preocupaciones medioambientales. Si todos los productos disponibles son igualmente nocivos, no puede ejercerse la pre­ferencia del consumidor. Aunque los economistas ortodoxos pretendan que los consumidores tienen «soberania» en un mercado, en realidad uno no puede comprar mas que 10 que los productores ofrecen. No hay garantia de que las empresas, especialmente las que son casi mono­polios, vayan a invertir espontanearnente en el desarrollo de nuevos productos y procesos con el objeto de satisfacer las supuestas preocupa­ciones medioambientales de los consumidores. Por ejemplo, es posible que mucha gente quiera comprar articulos con menos envoltorios dese­chables; pero no puede hacerlo, porque nadie los ofrece. Asimismo, tal vez muchas personas quieran reducir la contaminacion atrnosferica usando menos sus autom6viles. Pero si el sistema de trans porte publico no puede llevarlas con razonable eficiencia a donde quieren ir, posible­mente no tengan en realidad alternativa.

En tercer lugar, y relacionado con esto, much os problemas me­dioambientales son muy remotos para los consumidores finales de los productos. Son causados por actividades de empresas que estan muy le­jos en la «cadena de produccion». EI residuo t6xico puede generario una compafiia que hace los metales para las maquinas con las que se hacen los plasticos que se emplean para fabricar el televisor que el consumidor compra. En tales casos es muy dificil que los consumidores tomen deci­siones fundamentadas, aun cuando te6ricamente haya una alternativa.

Finalmente, no es muy segura que haya suficientes consumidores que de verdad quieran tomar esas decisiones. Como hemos visto, muchos problemas medioambientales los experimentan personas muy distantes de los consumidores de las sociedades industrializadas, bien sea en paises en via de desarrollo 0 en el futuro. No es obvio que, aun cuando el con­sumo verde pueda solucionar estos problemas, los intereses de tales per­sonas sean suficientemente importantes para los compradores del Norte. Tal vez lleguen a serlo, pero desafortunadamente la crisis ecologica no puede esperar hasta que 10 sean, porque para entonces puede ser dema­siado tarde.P

De manera que un «capitalismo verde» -ya sea basado en el desa­rrollo de empresas nuevas preocupadas por el medio ambiente 0 en el

5. S. Irvine, 1989, es una convincente critica al consumo verde.

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comportamiento del consumidor sensible a los problemas medioarnbien­tales-, no puede ser la solucion a la crisis. Las fuerzas del mercado hay que controlarlas, no promoverlas, si quiere reducirse el impacto me­dioambiental global de la actividad economica.

Claro esta que hay otro tipo de argumento en apoyo del «capitalismo verde». Este acepta todo 10 anterior, pero afirma que el capitalismo pue­de coexistir muy satisfactoriamente con la regulacion general del irnpac­to medioambiental. Despues de todo, los controles medioambientales ya estan muy difundidos: unos cuantos mas no van a significar el final del sistema. Pero entonces entramos en un debate sernantico ace rca del nombre que se Ie da al sistema, en vez de estar discutiendo los cam bios necesarios para solucionar los problemas medioambientales. En el capi­tulo 10 exploraremos en que medida es necesaria la regulacion, Que se considere 0 no que estos cam bios alterarian de tal modo la naturaleza del sistema economico como para que la etiqueta «capitalismo» ya resul­tase inapropiada, es cuestion de definicion, no de sustancia. EI problema es que hay que hacer, no como llamarlo.

EI argumento de la experiencia del comunlsmo''

Dijimos que habia dos razones que podian argumentarse en contra de la afirrnacion de que las fuerzas del mercado son responsables de la crisis ecologica. La primera era que el capitalismo puede volverse «ver­de». La segunda es que centrarse en los mecanismos del sistema econo­mico conduce a un analisis demasiado superficial.

Los proponentes de esta vision senalan que la degradacion del medio ambiente no se limita a los paises con economias capitalistas. Hasta hace poco, los paises de Europa Oriental ten ian sistemas econornicos basados en la planificacion estatal centralizada. En gran medida (aunque con ten­

6. «Comunismos se usa aqui para hacer referencia al sistema econornico de la Union Sovietica y Europa Oriental antes de 1989. Muchos marxistas, entre otras per­sonas, querrian conservar este terrnino para designar una c1ase total mente diferente de sociedad, arguyendo que el sistema sovietico no se parecia en nada a 10que Marx quiso decir con comunismo. Ellos tienen razon, perc el uso dado aqui es tan cornun, que en este contexte parece razonable adoptarlo, Para simplificar, continuaremos hablan­do del comunismo en tiempo presente. Sea que pueda decirse 0 no que el cornunisrno ya no existe ni siquiera en la (antigua) Union Sovietica, eso no altera los argumentos. (Nota del traductor: adviertese que esta nota esta escrita en 1991.)

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dencia a reducirse) la Union Sovietica y China, conjuntamente con algu­nas naciones del Tercer Mundo, tales como Cuba y Vietnam, todavia tie­nen esos sistemas. En estos paises las fuerzas del mercado han estado bastante ausentes. Sin embargo, eso no ha impedido un inmenso dana ecologico, Alii se han agotado recurs os Ygenerado contarninacion, tal como en Occidente y en el Sur capitalista; de hecho, a menudo mucho mas severamente. Por tanto las fuerzas del mercado, dice el argumento, no pueden senalarse como las responsables de la crisis medioambiental. Las causas de esta tienen que localizarse en otra parte, en las caracteristi­cas que estos sistemas com parten , no en aquellas en las que difieren.

Muchos Verdes han argumentado que tanto el capitalismo como el comunismo son de hecho parte de un sistema unico, mas grande, que ellos lIaman «industrialismo». Par ejernplo, Jonathon Porritt, exdirec­tor de Amigos de la Tierra en el Reino Unido, en su libro Seeing Green,

observa:

Ambos sistemas estan dedicados al crecimiento industrial, a la ex­pansion de los medios de produccion, a una etica materialista co­mo el mejor medio para atender a las necesidades de la gente, y a un desarrollo tecnologico sin trabas. Ambos descansan en la ere­ciente centralizacion y en el control burocratico y la coordinacion a gran escala. Desde el punta de vista de un estrecho racionalismo cientifico, ambos insisten en que eI planeta esta para ser conquis­tado, que 10 grande es de por sf evidentemente bello, y que 10 que no puede medirse carece de irnportancia ... las similitudes entre es­tas dos ideologias dominantes son de mayor significaci6n que sus diferencias (... ) las dos estan unidas en una «super-ideologia» que 10 abraza todo (... ) eI Industrialismo.?

Segun este punto de vista es insuficiente analizar la crisis ecol6gica en terrninos de procesos econornicos, por cuanto sus raices son mas pro­fundas; estan en la ideologia y la cultura fundamental de la sociedad in­dustrializada, tanto capitalista como comunista. Es ahi, en los valores materialistas del Norte, donde ha de encontrarse el problema real, el in­dustrialismo. Nosotros degradamos el medio ambiente, sostiene esta vi­sion, porque nuestra cultura se ha alienado respecto a el; a diferencia de

7. J. Porriott, 1984, p. 44.

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las sociedades lIamadas «prirnitivas» -las cuales han vivido durante si­glos sin degradar su propio medio ambiente-, nosotros ya no nos senti­mos parte natural del mundo sino superiores a el, y por tanto accedemos a su destruccion.f

Este argumento conduce a una importante conclusion; concretamen­te, que el principal elemento de cambio tiene que ser ideologico. Puesto que el industrialismo es la raiz del problema, la crisis ecologica no se re­solved mientras este no se supere. Como 10 ha demostrado la experien­cia comunista, la sola reforma de las estructuras y los mecanismos economicos no puede ser suficiente. Si no cambian tarnbien la ideologia y la cultura, la degradacion del medio ambiente continuara. De esto se desprende un punta de vista politico que hace enfasis en los estilos de vida y valores individuales: cambiar 10 que la gente consume y la forma como vive y piensa, mas bien que las estructuras del sistema econornico global (0 incluso nacional). Ciertamente, para muchos partidarios de la «ecologia profunda» intentar esta ultima clase de reforma no seria otra cosa que evitar enfrentarse seriamente al problema, y esto puede ser in­cluso nocivo si refuerza la idea de que el cambio econornico es suficiente, puesto que no son los procesos y mecanismos econornicos los que consti­tuyen su causa fundamental. 9

Este argumento debe tomarse en serio. Es incuestionablemente cierto que el resultado medioambiental del sistema comunista no ha sido me­jor, y a menudo ha sido peor, que el del mundo capitalista.l'' Tarnbien es indudable que tanto en las sociedades capitalistas como en las comu­nistas la ideologia de hecho ha legitimado y fomentado la explotacion de la naturaleza.!' Evidentemente hay mecanismos culturales poderosos que sustentan el consumismo expansionista que caracteriza a la sociedad occidental (si bien uno podria cuestionarse hasta que punto este ha sido un valor comunista: no fue precisamente un empacho de consumismo 10

8. Ver, por ejernplo, R. Bahro, 1986; E. Goldsmith, 1988; F. Capra y C. Spretnak, 1984; P. Kelly, 1984; S. McBurney, 1990; Porritt; T. Roszak, 1979; W. Schwarz yD. Schwarz, 1987; J. Seabrook, 1990, y T. Trainer, 1986.

9. Para una vision aun mas radical de «Ecologia profunda», ver A. Naess, 1973; R. Sylvan, 1985; M. Tobias (ed), 1984. M. Redclif hace una revision sucinta de dicha posicion, 1988.

10. Ver S. Komarov, 1978 y C. Ziegler, 1987. 11. Para una presentacion de la ideo1ogia rnarxista en relacion con la naturaleza,

ver A. Schmidt, 1971; H. Enzenberger, 1974. Una revision sucinta de esto tarnbien se encuentra en Redclift, 1988.

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que causo las revoluciones en Europa Oriental). Pero nada de esto es in­compatible con un analisis econornico de la crisis ecologica.

Aqui hay dos errores. EI primero es la asuncion de que, puesto que el comunismo tambien produce degradacion del medio ambiente, tiene que hacerlo exactamente por las mismas razones y en la misma forma que el capitalismo. Como 10 veremos luego, esto no es una deduccion 10­gica y de hecho no es el caso. En segundo lugar, no hay razon para supo­ner que el cambio ideologico tenga que ser una alternativa a la reforma econornica, 0 que tenga lugar antes que esta, en vez de ser una actividad complementaria y simultanea.

El comunismo y el capitalismo causan degradacion medioambiental en formas muy diferentes. En el primero, la ideologia es una parte cru­cial del proceso econornico. Esto se debe a que la produccion y el consu­mo en la mayoria de los sectores de la economia se determinan de acuerdo con planes centralmente establecidos y no de acuerdo a los mer­cados. Las compatiias no compiten entre elias, sino que el Estado fija sus metas de produccion, La degradacion del medio ambiente conse­cuentemente no ocurre a traves de la operacion de fuerzas del mercado: hay una agencia central que planifica el resultado general de las activida­des econornicas individuales. En teoria, las externalidades pueden tener­se en cuenta en la toma de decisiones, puesto que el estado interviene en todas las decisiones. Pueden reconocerse los costes no monetarios, dado que la contabilidad econornica no necesariamente tiene que regirse por el beneficio monetario. Podemos decir entonces que es precisamente de­bido a que el estado no se ha preocupado por la degradacion medioam­biental, que se ha permitido que esta ocurra. Si el comunismo hubiera incluido un interes por el medio ambiente, en efecto habria sido relativa­mente facil (por 10 menos en teo ria) incorporar criterios medioambienta­les en los planes de produccion, ya que est os planes son coordinados centralmente. (De hecho, esto es precisamente 10 que sucede con respec­to al ernpleo, donde el enfasis ideologico en el empleo de todos asegura que cada quien tenga un trabajo, independientemente de la eficiencia del mismo.)'?

12. Para una explicacion de la forma en que opera (u operaba) el sistema sovietico en general, ver A, Nove, 1986. Para un reve1ador debate sobre la eficiencia medioam­biental de los sistemas econornicos centra1mente planificados y de los basados en el mercado, ver R. Mcintyre y J. Thornton, Abril de 1978, y C. Ziegler, enero de 1980, y su discusion final, enero de 1981, Mcintyre y Thronton; y abril de 1982, Ziegler.

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EI abandono del comunismo en Europa Oriental puede hacer que es­tos argurnentos parezcan acadernicos, pero son importantes en el debate acerca de la naturaleza de las sociedades capitalistas, EI punto de vista de la «ecologia profunda» es que los mecanismos del sistema economico son mucho menos importantes que la ideologfa subyacente. Pero los me­canismos no son iguales en los dos sistemas. Por tanto la ideologia no puede ser una explicaci6n suficiente de por que ocurre la degradacion del medio ambiente: la ideologia genera su impacto ecologico a traves de di­ferentes procesos. Solamente comprendiendo estos procesos sera posible entender en la practica como opera la ideologfa en la degradacion del medio arnbiente. Y solo si se comprenden los procesos sera posible cam­biarlos.

Esto es particularmente cierto en relaci6n con el capitalismo, porque aqui la ideologia industrial no es ni mucho menos un factor tan directo en la generacion de degradacion del medio ambiente. En realidad al ar­gumento de la «ecologia profunda», segun el cual nada se corregira en materia de medio ambiente mediante la reforma del sistema econornico, a menos que se cambie tarnbien la ideologia dominante, puede darsele la vuelta. Un cambio en la ideologfa sin un cambio en el sistema econ6­mico seria igualrnente inefectivo. Esto se debe a que, como hemos visto, las fuerzas del mercado tienden a generar degradacion, cualesquiera que sean los deseos de productores y consumidores. Las empresas que volun­tariamente se abstengan de perjudicar el medio ambiente, corren el ries­go de que los competidores las lleven a la bancarrota; al mismo tiernpo, la demanda individual de protecci6n al medio ambiente con frecuencia no es atendida, debido a las externalidades. Aun si la mayoria de la gente rechazara el consumismo y las empresas abandonaran sus impulsos ex­pansionistas, la sociedad de todos modos tendria que encontrar algun mecanismo para controlar el resultado general de sus decisiones indivi­duales. EI punto central del argumento del «codo invisible» es que los consumidores y las empresas no tienen que querer degradar el medio am­biente para que la degradacion ocurra. Lo que cuenta es el efecto general y, por muy conscientes que sean los agentes individuales con respecto al medio ambiente, no pueden saber como se cornbinaran sus acciones con las de los dernas para producir un resultado colectivo. En la medida en que las fuerzas del mercado sigan siendo las determinantes del impacto medioambiental, el cambio ideologico de por sf no podra entonces ga­rantizar que se proteja el medio ambiente,

Con esto no estamos rechazando la preocupaci6n verde por la ideolo­gia. Parece indiscutible que el sistema econornico se apoya en importan­tes caracteristicas de la cultura occidental y su conjunto de valores

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dominantes. Existe c1aramente un fuerte nexo entre la demanda del con­sumidor y eI dano medioambiental, y esa demanda tiene que provenir en gran medida de fuentes culturales, no del interior del sistema economico mismo. (Sin embargo, no debe ignorarse la forma en que el sistema gene­ra demanda a traves de la publicidad.Il! Quiza de primordial importan­cia es que es dificil ver como puede cambiarse el sistema econornico si la cultura y los valores no cambian tarnbien. En las dernocracias una re­forma fundamental solo puede darse mediante el consentimiento popu­lar (el que tal consentimiento sea suficiente es otro asunto), y este no se dara a menos que hayan cambiado las actitudes y los valores.

Consecuentemente, nuestro argumento no es que el cambio ideologi­co no sea importante; sino que no es suficiente por si solo. Si se ha de evitar una mayor degradaci6n del medio ambiente, tambien tiene que darse una reforma del sistema econornico: basicarnente, el control de las fuerza del mercado. Los dos tipos de cambio tienen que ir juntos.

«;,Ni a la izquierda ni a la derecha, sino adelante?»

Esta conclusion tiene una importante relacion con la naturaleza de la politica Verde. Algunos Verdes y otras personas han argumentado que los problemas medioambientales pueden divorciarse de los «anticuados» conflictos de Izquierda-Derecha. Para ellos los Verdes no se sinian en eI espectro tradicional que va del rojo al azul, sino fuera del rnismo, Este punta de vista proviene de dos fuentes. Una es la percepci6n, expuesta en el capitulo 2, de que los problemas del medio ambiente afectan a todo el mundo, independientemente de las diferencias de c1ase e ingresos. La otra es el analisis del capitalismo y el comunismo como un sistema unico aunado por la ideologia del «industrialismo», con su consecuente enf'asis en el cambio ideologico mas que en el econ6mico estructural.

Ahora deberia ya estar claro que ninguna de est as fuentes Ie da fuer­za a la posicion de «ni izquierda ni derecha». Sin duda (como veremos en el resto de este libro) la crisis ecologica cambia muchos de los supues­tos en los que se ha afianzado la vida politica del siglo XX, por ejemplo en materia de crecimiento , mercados y soberania nacional. EI nuevo bri­110 de la conciencia medioambiental de hecho hara que algunas viejas po­siciones de izquierda sean escasamente distinguibles de las de derecha.

13. Sobre Ja creaci6n de demanda no hay nada mejor que la obra clasica de J. K.

Galbraith, 1969.

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Pero esto no significa que pucdan ignorarse sencillamente las diferencias entre tipos alternativos de sistema economico (capitalismo, comunismo u otras formas de socialismo); tampoco que las tradicionales divergen­cias entre izquierda y derecha acerca de las cuestiones de distribucion se vuelvan subitarnente obsoletas.

Puesto que son importantes los diferentes mecanismos por los cuales distintos sistemas economicos generan degradacion del medio ambiente, aunarlos en un solo cuerpo ideologico como el «industrialisrno» no ayu­da a la comprension de como ocurre la degradacion ni de como evitarla. En particular, no nos ayuda en nuestra comprension del capitalismo. La ideologia es en verdad importante, pero en este contexto el elemento qui­za mas crucial del sistema occidental de val ores es la creencia dominante en la eficiencia y la libertad de las fuerzas del mercado, y no aquellos aspectos compartidos con el comunismo. Mientras las sociedades indus­trializadas persistan en ver la mano invisible benefactora en vez del codo invisible destructor, les sera. dificil proteger el medio ambiente. Pero cla­ro esta que este debate ideologico concerniente a las fuerzas del mercado y al control de las misrnas, es ya familiar. Durante mucho tiempo ha sido el campo de batalla del conflicto izquierda-derecha.

Un analisis de los procesos que causan degradacion del medio am­biente dentro del capitalismo, descubre mas el papel que juega la distri­bucion desigual de ingresos y riqueza. Como 10 vimos en el capitulo 3, son primordiamente los paises ricos del mundo y dentro de ellos los gru­pos sociales ricos, aquellos cuyas acciones (aun involuntariamente) son responsables de los mayores problemas del medio ambiente, debido a su mucho mas alto consumo de recursos y a su mucho mayor generacion de desperdicios. Aun cuando las causas inmediatas parecieran ser las ac­ciones de la gente pobre, como en las selvas tropicales, usualmente puede rastrearse una cadena de causas y efectos que nos lleva hasta las deman­das desiguales de los pafses del Norte. En ambos cas os es claro que la redistribucion de recursos e ingresos de ricos a pobres, particularmente a escala mundial (de Norte a Sur), probablemente aliviaria el problema medioambiental. No obstante, de nuevo esta no es una conclusion que este al margen de los desacuerdos politicos tradicionales entre izquierda y derecha, sino dentro de los mismos.

A medida que se aborden los problemas del medio ambiente, surgira una serie de interrogantes relacionados concernientes a la distribucion. En el capitulo 2 vimos que los beneficios y los costes medioambientales no son compartidos por igual. Las preguntas de quien obtiene los recur­sos y quien sufre la contarninacion no siempre suscitan la misma res­puesta. En el presente las personas y los paises mas ricos, y las gene­

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raciones actuales, se estan beneficiando mas que los mas pobres y las fu­turas generaciones, de hecho frecuentemente a expensas de estos. Surgen mas interrogantes con respecto a quien debe asumir el coste de la mejora medioambiental. i,Cada persona y nacion pot su propia cuenta? i,Han de transferirse efectivamente los costes de los ricos a los pobres, como en el ejemplo de los residuos toxicos? 1,0 son aquellos que causan los problemas los que van a pagar por ellos?

Estas son cuestiones intensamente politicas. En este sentido el medio ambiente es comparable con temas politicos mas tradicionales, tales co­mo educacion, politica social y tributacion, Mientras izquierda y derecha se distingan por su vision sobre el tema de la distribucion -igualdad y desigualdad-, el medio ambiente no resultara algo al margen de los «anticuados» conflictos sino un terreno nuevo y fertil para los mismos. Quienes han tenido la esperanza de que los problemas medioambientales de alguna manera puedan mantenerse al margen del desagradable mun­do de la politica, 0 de que el movimiento Verde podria de algun modo suplantar los viejos argumentos, estan condenados a la decepcion,

El que la preocupacion por el medio ambiente no pueda crear por si sola un nuevo sistema de valores politicos, sino que tenga que unirse a posiciones mas tradicionales, no significa sin embargo que la politica Verde tenga que sumergirse sencillamente en ideologias tradicionales. Sin duda hay elementos de la vision Verde del mundo que difieren tanto de la izquierda como de la derecha; por ejernplo el enfasis en la relacion de la humanidad con la naturaleza, el rechazo del materialismo como medio mas apropiado para atender las necesidades humanas, el cuestio­namiento de la etica del trabajo. Estos elementos constituyen una contri­bucion nueva y crucial del movimiento Verde al debate politico, y no son (como 10 han supuesto algunos) susceptibles de reducirse a otras tradi­ciones. Por el contrario, 10 que estos argumentos sugieren es una sinte­sis: un nuevo marco, aprovechando tanto los valores Verdes como ideologias mas tradicionales, dentro del cual pueda hacerse frente a la crisis del medio ambiente. El resto de este libro debe tomarse como un intento por explorar, en parte, 10 que dicha sintesis implicaria.

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