iv ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que...

86
IV Y A se han apagado los ruidosde la ca- lle. Devezencuando,elmotordeun carroviejo,delosquepasanporallí ; y,alolejos,confuso,intermitente, suenael tocadiscosenlacantinadeIgnacio . Debeser unmambo,amenosqueseangringoslosque lohanpuestoasonar . LacantinadeIgnaciotieneunletreroafuera . Thisbarisnotrestricted. Adentrohayvarias cholasmuypintadas,conlosvestidoscasisiem- predetelasbrillantesyelpelomuylargo .Les gustanlossoldadosgringosylosmarineros . Paganbienyconversanpoco,porquenopueden entendersebienhablando . -153-

Upload: others

Post on 15-May-2020

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

IV

Y A se han apagado los ruidos de la ca-lle. De vez en cuando, el motor de uncarro viejo, de los que pasan por allí ;

y, a lo lejos, confuso, intermitente, suena eltocadiscos en la cantina de Ignacio . Debe serun mambo, a menos que sean gringos los quelo han puesto a sonar .

La cantina de Ignacio tiene un letrero afuera.This bar is not restricted. Adentro hay variascholas muy pintadas, con los vestidos casi siem-pre de telas brillantes y el pelo muy largo . Lesgustan los soldados gringos y los marineros .Pagan bien y conversan poco, porque no puedenentenderse bien hablando .

-153-

Page 2: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

Carmen, "La Pichona", está sola otra vez .Ya la radio terminó ; ya se fueron las vecinas .Todo el vecindario duerme, menos Don Marce-lo, el ciego, y tal vez Chon, que puede estarplanchando . Pero, Carmen, "La Pichona", es-tá sola otra vez. Sola, allí en su cuarto de re-jilla, con las cuatro mecedoras y la mesa, elradio y la estantería de madera donde guardavarias cosas bajo llave . Al lado de la sala tieneuna recámara, con una ventanita de persianas,que se abre sobre la calle ; pero esta ventanitaestá siempre cerrada. Carmen, la "Pichona", está sola otra vez. Como ayer ; como estará ma-ñana ; como estará siempre .

Carmen, "La Pichona", gorda, fofa, con elrostro arrugado y el bozo muy negro, está lle-na de rencor. Ella lo sabe. Lo sabe, pero nopuede remediarlo. No quiere, además. En Car-men, "La Pichona", no pudieron llegar a ma-durar nunca los nobles sentimientos de ternu-ra, de piedad, de amor, porque en la vida sóloconoció maldad y egoísmo. Carmen tiene el al-ma enferma, y eso no tiene remedio . Sólo sesiente contenta cuando ve a alguien sufrir ;cuando sus maquinaciones triunfan. Pero, aúnentonces, esa sensación de gozo le dura muypoco porque la dicha y la perversidad no pueden

- 154 -

Page 3: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

estar juntas . Por eso acude presurosa siemprecuando Elvia se desploma en convulsiones, es-perando que se asfixie sola ; que se destroce lalengua, o que se reviente el cráneo contra elpavimento . Un día la vio caer inerte, comocaen los epilépticos, y se aparto para mirarla .Estaban las dos solas . Pudo haberle puesto al-guna cosa bajo la cabeza, y no lo hizo . Car-men, "La Pichona", está enferma de maldad .Por eso espera que el viejo Don Marcelo, elciego, un día se impaciente y ruede por las es-caleras . Por eso también engaña a la gente queacude a consultarle cosas, y mezcla ungüentosnauseabundos, y hace abortos criminales. Co-mo a ella se lo hicieron una vez, dejándola li-siada .

Era entonces una niña, casi . Vivía allá, enel interior, en un pequeño pueblo blanco, conun río cerca, como hay siempre en los pueblos,y unos árboles grandes y frondosos . Corotús,mangos, laureles ; y más lejos, la dorada crestade los nances . En el invierno, cuando el cielose oscurece y las quebradas braman arrastran-do lodo y ramas, el pueblo no era ya tan blan-co. Pero pronto salía el sol ; las acacias seadornaban con todos los colores, los papos es-tallaban húmedos, jugosos, y las veraneras des-

- 155 -

Page 4: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

deñaban el verdor de las hojas para quedar sólo con flores . Veraneras rojas, moradas, amarillas.Por las calles del pueblo bajaban los

cholos, silenciosos, con sus enormes pies, tananchos, de color de tierra

; su expresión inmóvil y la chácara colmada. Detrás, las cholas,siempre con rostro de niñas, o viejas, muyviejas, con las largas trenzas a los lados delcuello enflaquecido y encorvado . Andaban siem-pre por el pueblo muy despacio, mirando, sinrumbo ; se metían en las tiendas a comprar al-guna cosa, o a vender sus hamacas, o un pocode arroz. Luego, descansaban en cuclillas, siem-pre quietos, silenciosos, con la pipa entre losdientes. Al anochecer iniciaban el regreso to-dos. Algunos se quedaban rezagados por eltrago, y las cholas allí, sumisas, calladas, sinprotesta ; con aquellas criaturas soñolientas deojos grandes y mirada de melcocha, que apren-den a callar rodeadas de silencio. A veces, alsalir del pueblo, algunos cholos salomaban marchando con pisada incierta por los senderos delmonte. Estaban borrachos. Otros, pocos, secaían al suelo. Sin una voz, sin un gemido .Nada. Se caían por el mucho seco, quedandodormidos . Y la chola allí, con los chiquillos,acurrucada al lado del hombre, cuidando susueño, hasta que despertara. Allí mismo. Donde

- 156 -

Page 5: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

él cayera. Sin moverse, hasta el amanecer ; sinmirar la luna ni contemplar las estrellas másque para adivinar el día, que empieza siemprecuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano ; sin una recriminación, ni un gesto deprotesta .

Carmen recuerda, a veces, todo esto. Recuer-da el pueblo blanco, tan tranquilo, donde seidentifica a la gente por el rumor de la pisa-da . Recuerda a Marcela, su hermana mayor ya Pepe, su hermano pequeño, que lloraba mu-cho y siempre a gritos, porque era un niño con-sentido. Recuerda hasta los charcos que se ha-cían delante de su casa, muy cerca de una ma-ta de culantro y de un rosal chiquito que parecía cansado y triste, y de un palo de carac uchas.Y recuerda las piñuelas, que siempre

estuvieron lo mismo, la cerca rota de la casa deenfrente, donde vivía el maestro, el café conraspadura y las tortillas de la abuela, que fuéquien la empezó a llamar "Pichona" . Y la igle-sia, con sus puertas cerradas, de un azul des-vaído, la torre desconchada y sucia, con las doscampanas mudas . Mudas . . . hasta que unatarde llego el cura .

Era un mocetón fuerte y robusto, de Casti-lla . Las familias castellanas son prolíficas, y

- 157-

Page 6: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

la tierra de labor es poca y dura. No tieneverdor . Algunos chopos nada más, cerca delagua. Y muy lejos, muy lejos, un río que co-rre lentamente y ancho a través de la llanurainmensa, haciendo a veces un recodo para re-flejar las ruinas de una fortaleza . Por eso loshijos pobres de Castilla son soldados, o maes-tros, o guardias civiles. También pueden sercuras . La vocación importa poco . Eso lo de-cide el padre un día, o una noche, hablando conla madre, en tanto que el trigo se mece en laseras . Ramón será cura . Y a los pocos días,Ramón llega al Seminario. Latín . Filosofía .Teología, y más latín . La comida es mala yescasa ; pero Ramón no lo advierte, porque elpan y el vino abundan, y son pan y vino deCastilla . Hay paseos en hileras largas a tra-vés de la ciudad tranquila . Lejanos toques decorneta, allá, por un cuartel, y el sonar de lascampanas . Siempre campanas . La catedral gó-tica, inmensa, son sus naves silenciosas ; los ca-nónigos, con hebillas de plata en los zapatos ylas medias moradas, encendiendo perspectivasgratas en el alma limpia de los seminaristas .Una canongía . . . Penitenciario . . . Magistral . . .Doctoral . . . ¿Quién sabe? Después, tal vezObispo . Hay que estudiar mucho latín y algode griego . Declinar y conjugar. Más teología.

- 158 -

Page 7: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

Moral . Derecho Canónico. Por allí, encima dela mesa, hay un libro de tapas mugrientas .Apologética. Siguen los paseos, un año y otroaño, cerca de aquellas murallas imponentes contorres escalonadas, que parecen formar la espi-na dorsal de la Historia, evocando ilustres nom-bres . Isabel, Santa Teresa, Fray Luis. Pasanlos inviernos fríos, y un día llega la ceremo-nia . La ceremonia es el Señor Obispo y lasgolondrinas que aletean por todos los tejados .Allí, delante del altar que destella de luces, es-tá Monseñor. Báculo y Mitra, y gruesos ante-ojos de miope. A través de los vitrales cente-narios se quiebra la luz que recoge la moradaamatista al trazar en el aire lentas y solemnescruces . Luego, la primera Misa . La casullaes blanca. Blanca y oro. Después, hay un cru-ce de papeles a través del mar y se cursan unasórdenes . Ramón tiene una sotana nueva, unamaleta de cartón pintado, y una carta para SuIlustrísima. Ahora, le esperan muchas sorpre-sas. Muchas. La primera, el mar, que nuncaha visto. El mar . . . Es como si el cielo hu-biera bajado hasta la tierra en un regalo deDios. Lejos, en el infinito, el cielo y el marson una misma cosa ; un solo milagro . Y cer-ca, vive y late, y huele, con una fragancia nuevay pura . Así debe oler el cielo, porque el mar

- 159 -

Page 8: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

conserva todavía muy reciente la huella del Se-ñor . El mar . . . ¡Cómo puede dudar alguiende Dios, después de haberlo visto! Ramón selevanta antes del alba y corre por el barco pa-ra asomarse al mar. Mira absorto, alucinado,aquella masa sin medida, siempre igual y dife-rente, donde el buque hunde la proa para emer-ger después jubiloso. A veces, con el viento,se enreda la espuma, pero es un instante nadamás. En seguida se diluye y todo queda atrás,como la vida misma .

En la sección de tercera hay muchos pasaje-ros . Uno es un francés, que toca el acordeóny canta sentado sobre la tapa de las escotillas .Empieza a hacer calor ; mucho calor . Los ma-rinos se visten de blanco y Ramón sube un díaa la cubierta sin sotana. Su pecho, poderoso,se destaca recio bajo la camisa de percal conrayas, y el rostro juvenil, de barba rala, encen-dido por el sol del trópico, tiene luminosidadesnuevas . Ramón sigue deslumbrado y el fran-cés toca el acordeón y canta ante su público desiempre . Y aquella tarde, después de la siesta,Ramón topó con el pecado . Al principio nopudo darse cuenta, a pesar de que el Rector delSeminario, y el Señor Obispo, le habían hechodilatadas advertencias al respecto . Pero Sata-

- 160 -

Page 9: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

nás estaba allí, vestido de color naranja y conuna cabellera roja y perfumada. Hablaba unespañol muy raro y vestía pantalones cortossubrayando la tentación irresistible de los mus-los, largos, finos, poderosos, enrojecidos por elsol. Ramón se estremeció cuando le dijo algoque no pudo entender. Después supo que lepedía un cigarrillo . Más tarde, a la hora amar-ga de la penitencia y la oración, el joven sa-cerdote se forma el propósito de no fumar más .Si no hubiera tenido cigarrillos . . . Pero Lu-cifer hubiera buscado otros caminos, pues unmozo de Castilla, bajo el trópico, es siemprepresa fácil para el Malo y, además, no hayhombre alguno que no lo encuentre muchas ve-ces. Y Ramón siguió fumando . Y siguió bus-cando a la mujer, hasta que ella le dejó en Ja-maica, porque se quedaba allí . Ramón vuelvea mirar al mar y una vez más vuelve a pensarque aquel olor tan limpio y nuevo es el olor delos cielos. Ahora ya sabe también cómo es elolor del infierno y del pecado, porque ha podi-do conocer la figura del Demonio. Y esto leasusta . Le asusta hasta aterrarlo, y busca alcapellán del barco. Pero el viejo tonsurado nohabla bien el castellano y ha olvidado ya el la-tín . Tranquiliza al penitente y no tarda enpronunciar la fórmula de absolución . Ramón

Page 10: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

sigue temeroso y cuando el domingo dice Misaen la capilla, piensa que es aquella la primeravez que se aproxima a Dios por el áspero ca-mino del dolor y del arrepentimiento.

La llegada de Ramón al pueblo es una tardeen que el cielo enciende todos los colores paradespedir al sol, y las palmeras gigantescas pa-recen estirarse más para poder ver mejor . Pe-ro la casa que le está reservada al lado de laiglesia le llena de abatimiento . El humilde mo-biliario, roto y sucio ; las enormes manchas enel piso, evidencia de muchas goteras ; y el pe-queño crucifijo de la sala, mutilado . Es la so-licitud de los vecinos todos lo que da aliento asu ánimo, lo mismo que la risueña perspectivadel poblado . Tan lejos de su casa ; tan lejosdel Seminario ; tan lejos, también, del pecado yescuchando, emocionado, el habla de Castilla .

Los días empiezan a fluir y las campanas dela iglesia suenan otra vez . Ramón estrena unasotana blanca, privilegio de los Papas, y pruebacosas nuevas. Mangos, aguacates, piñas. To-do es increíble, como aquel verdor perenne, co-mo el musgo de las piedras ; como los pericosque le han regalado. Y Carmen empieza a Ile-

- 162 -

Page 11: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

varíe agua a la tinaja, a barrer los cuartos ya pasar el plato los domingos en la Misa deocho. Carmen es dulce y obediente y tienediecisiete años. Ramón empieza a organizarrosarios y novenas, a bautizar a los niños y apersuadir a las parejas de la conveniencia decasarse. Visita a los enfermos, reza los respon-sos en los funerales de los muertos y les dacristiana sepultura . Y todos los días dice Mi-sa. Y todos los días, muy temprano, llega Car-men con el desayuno. Después se queda porallí para lavar la taza del café y el plato y re-coger las migas. Y cuando Ramón le dice al-go, ella le escucha atenta ; muy atenta, alzandosiempre la mirada clara hasta los ojos altosde él.

Aquello pasó como pasan esas cosas . Ramóntenía el Demonio adentro todavía, y, con veinti-cinco años, es difícil resistir sus tentaciones .Pero el pecado pesa mucho y deja un saboramargo y duradero que estruja el alma en for-ma dolorosa . Cuando Carmen empieza a sen-tir vértigos y el vientre se le hincha, la fami-lia se consterna y hay llanto en abundancia .Llanto de la abuela ; llanto de la tía Agustina,tan devota y orgullosa, y un gesto duro y si-lencioso del señor Alfonso . Ramón anda deso-

- 163 -

Page 12: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

lado y los rezos y las penitencias no logran darpaz a su espíritu, porque Carmen es buena, can-dorosa y limpia ; y porque él ha hecho una in-famia . Puede renunciar al sacerdocio y hacerde "La Pichona" su mujer . Pero, no puedehacerlo ante Dios y el pecado es el mismo, mons-truoso, puesto que él había jurado castidad yconsagrar toda su vida a Cristo, que tanto necesita de heróicos soldados . La conciencia ledice muchas veces que dejar a aquella niñaabandonada con su hijo es un crimen abomi-nable. Se lo dice a todas horas ; hasta cuandose hinca reverente delante del altar . Es mejorasí . Dejará de ser cura, puesto que no puedeserlo . Hablará con el Obispo ; pedirá perdónmil veces . Acudirá hasta el Vaticano . Tienenque escucharle y comprender las flaquezas y mi-serias de la carne. Y comprender también queaquella sangre moza no puede frenarse siem-pre en las tardes cálidas del trópico . Que losepan todos y que el mal no se repita . Sí. Ra-món está decidido. Pero, después, reflexionamás calmado y vuelve a releer las cartas deCastilla. Porque de Castilla ya llegan muchascartas. Allá están todos muy contentos con laplata americana . Pronto podrán reunir lo ne-cesario para comprar el viñedo y reparar la ca-sa y pagar las deudas viejas ; aquella hipote-

- 164 -

Page 13: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

ca, sobre todo, que fué siempre pesadumbregrande . Ramón lee muchas veces las cartas dela madre y de la hermana sin poder pensar si-quiera que en aquellas líneas, trazadas por ma-nos castas, juega enredos Satanás. Es difícilser bueno entre los hombres, cuando todos andanpor el mundo con sus ambiciones bajas, susenvidias, sus ruindades . Y a Ramón, sin darsecuenta de ello, le salpica el alma la codicia delos suyos.

Ramón sufre mucho, porque es joven todavíay existen en su espíritu zonas muy grandes notocadas por el daño. Y Carmen, sin compren-der bien lo que pasa, se ve observada de mane-ra extraña, sobre todo por su tía Agustina, quees la que dispone traerla a la capital. Agusti-na, tan devota, tan creyente, expone sus razo-nes a la abuela y a su hermano Alfonso . Se-ría un escándalo en el pueblo . Un escándalomuy grande . Ellos eran pobres ; es verdad .Pero eran casi la mejor familia. Abuelos co-lombianos y españoles todos ; todos blancos .Por eso les decían los "ñopos". Por algo cuando la política, los grandes iban a su casa .

La abuela se calla y amasa tortillas y el se-ñor Alfonso, huraño, taciturno, deja a las mu-jeres decidir . Si Carmen hubiera tenido ma-

-165 -

Page 14: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

dre . . . Pero la abuela era muy vieja y Marcela, la hermana mayor, no se enteraba de nada, prendida, como estaba, en su noviazgo conel joven administrador de los Alduero . Poreso decidió la tía Agustina, y por eso una ma-ñana muy temprano se suben a la camionetaque viene para Panamá . Hasta Carmen llegael toque de campanas, llamando a la primeraMisa, cortado de pronto por la bocina del ca-rro . Nunca más volverá a oírlas como la mañana aquella . Nunca más pasará el plato, nibarrerá la rectoral, ni mirará a Ramón, que en-tonces estaría vistiéndose la casulla . PorqueRamón va a ser trasladado pronto a otra pa-rroquia lejana y enviado después a una Dióce-sis del extranjero . Sus huellas se pierden pa-ra siempre en la inmensa geografía verde yocre de los llanos, de la pampa, de la cordille-ra y de la puna ; a través de ríos muy gran-des, y de lagos y de selvas. Seguirá sintién-dose abatido por el peso abrumador de los re-mordimientos, que son divino remedio, y lavan-do poco a poco, de este modo, la repulsiva man-cha del pecado . Pero Carmen llega a Panamácon su inocencia intacta y ve abrirse ante susojos un alucinante torbellino de impudicia, decrueldad y de dolor .

- 166 -

Page 15: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

Agustina no quiere perder tiempo. Instaladaen la pensión, indaga, busca, y halla pronto .No muy lejos de una playa vive una mujer muyhábil y discreta. Agustina no pregunta más,y ordena la operación . Y una tarde, Carmen,"La Pichona", es conducida al sacrificio .

Paredes verde claro, con algunos calendarios y es-tampas piadosas en profanación inconsciente .Unos baldes de agua, palanganas y un tubo degoma. Gasas, algodón y varios trapos . Esoes todo . Carmen grita de dolor ; grita en ala-ridos, que suenan un instante . Después, la obli-gan a callar violentamente, pero el tormentocontinúa . Carmen siente que le arrancan lasentrañas ; que la vida se le escapa entre el su-dor, copioso, y la sangre que llena ya varias va-sijas. Agustina intuye vagamente que aquelloes un crimen y promete referirlo al confesor .Tiene ganas de arrojar, y miedo ; y teme des-vanecerse. Las manos de aquella mujer siguensu trajín mortal y Carmen, "La Pichona", sinfuerzas ya para la lucha, enronquecida y tré-mula, llora silenciosamente .

La mujer que opera clandestinamente no ocul-ta su susto y sugiere que la niña se acueste enseguida . Para eso tiene un cuarto . Y, por pri-mera vez en su vida, Carmen, "La Pichona" se

- 1 67 -

Page 16: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

enfrenta a la muerte y a la sórdida miseria deuna cama repugnante. Tres días sin moverse,febril, insomne, dolorida, sobre una colchonetahedionda y dura . Tres días sin sol y sin ver-dor ; sin el rumor de los árboles ni la algarabíade los pájaros, y sin la esperanza de besar alhijo . Su hijo ya no es más que una piltrafaque se pudre en algún lado, o que los gallinazosdevoraron en disputa a picotazos . Carmen nopuede comer y la fiebre aumenta y la hemorra-gia vuelve . Agustina reza tres rosarios y aquella mujer va a buscar a su comadre Eulogia,que es de Barranquilla y sabe muchas cosas .Pero no son los rosarios de la tía Agustina, niel sobijo con el sebo de puerco, ni los humos delas yerbas quemadas en la habitación . Es lajuventud de Carmen lo que vive . Son sus dieci-siete años sin la menor mancha .

Carmen vive, porque tiene que vivir . Una se-mana después, débil, vacilante, enflaquecida, re-gresa con su tía a la pensión . Mucho hígado enel desayuno, caldos de gallina y jugos de fruta .Pero, una carta del pueblo, la primera, alarmacon noticias graves de la repentina enfermedaddel señor Alfonso. Un dolor muy fuerte al pe-cho, y un desmayo, y ahora no recobra el ha-bla . Y un brazo y una pierna inmóvil . Agus-

- 168 -

Page 17: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

tina decide regresar, y decide regresar sola .Carmen no está bien todavía y el viaje, así, tanlargo, con la carretera mala, puede hacerle mu-cho daño .

Carmen queda en la pensión con poca plata .Para un mes, nada más . Se queda allí, enaquel cuarto pequeño que se abre sobre un pa-tio, y en el comedor . Una mesa de mantel man-chado, con una azucarera y un salero y un frasq

uito de mostaza y una botella pringosa con salsa de tomate agria.

El señor Alfonso está baldado, allá en elpueblo . Ha tenido una hemiplejía y Agustina,vacilante, no quiere dejarlo solo. Porque laabuela está muy vieja y algo chocha ; se le olvi-dan las cosas y todo lo confunde, menos la ma-nera de hacer las tortillas . Y Marcela, ahora,se pasa casi todo el tiempo en casa de los pa-dres del novio, Sebastián . La lengua del señorAlfonso se rebela contra la parálisis y emiteespuma con gruñidos en que se adivinan maldi-ciones. La boca torcida y medio cuerpo muer-to, dan al viejo campesino un aspecto diabólico .Agustina llora y reza . Reza mucho, pero nobastante para confortar su ánimo, pues la pazde su conciencia no quiere regresar. Ha con-fesado en Panamá su crimen y el prudente y

- 1 69 -

Page 18: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

sabio jesuita la escuchó en silencio, y luego tu-vo para su conducta palabras duras de conde-nación ; muy duras . Para un confesor, el peni-tente es un enfermo que acude en busca de con-suelo . Y el remedio son siempre sus consejos,sus advertencias y sus admoniciones . Han deser palabras suaves, persuasivas, convincentes .Pero Agustina persistía en el error y no logra-ba arrepentirse ; argumentaba su fervor cristia-no, su adhesión firme a la Iglesia y su claropropósito de dejar sin sombra de sospecha lareputación de un sacerdote joven que, en un malmomento . . . Pero el jesuita no quería escuchartan terribles abominaciones, tan torpe y mons-truosa idea de los Mandamientos de la Ley deDios ; de lo que es piedad y caridad cristiana .Y no hubo absolución, porque no había arrepen-timiento . Tampoco la obtuvo del Padre Carme-lita, ni de otros sacerdotes que buscó impacien-te a través de la rejilla del confesonario . Talvez algunos la creyeron loca . . . Era necesarioarrepentirse ; arrepentirse con fervor de aqueldelito horrendo, y Agustina no podía, aferradaa sus torpes creencias . Algo le decía allá aden-tro que los confesores andaban errados ; que nola habían entendido bien . Pero, ahora, al veral viejo, paralítico ; al verse condenada a un que-hacer de agobio y bajo las injurias mudas de

- 170 -

Page 19: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

aquel rostro deforme, piensa que los cielos de-cidieron sancionarla en vida. Tenían razón losconfesores . Y piensa en Carmen, "La Pichona",que quedó sola en Panamá, temiendo que seablanco de cualquier maquinación infame . Perono quiere llamarla . No quiere decirle que re-grese mientras Ramón, el cura, esté en el pueblo .Ya hay rumores de traslado, y estima mejor es-perar . Hay que ser prudente. También la je-rarquía lo es . La Iglesia procede siempre concautela ; sin precipitaciones . Hay una vacantelejos . Se están haciendo los arreglos . Y pa-san varios meses .

Carmen, "La Pichona", ha olvidado ya mu-chos dolores, porque la juventud es siempre po-bre de memoria. Ha empezado a recorrer lascalles y a sentir el atractivo corruptor que tienentodas las ciudades . Porque en las ciudades, to-do lo atrayente es artificial y falso . El aireenvenenado ; los árboles raquíticos, ahogados encemento ; los colores de las cosas, los labios delas mujeres y la sonrisa de la gente . Todo ar-tificial, postizo, de cartón o percalina . Todotrampa ; de mentira. Hasta algunos paname-ños. Panameños de habla inglesa . Turcos, hin-dúes . . . ¿Dónde está la verdad? ¿Dónde, siel cerro Ancón no es panameño y son paname-ños algunos comerciantes de turbante y barba?

Page 20: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

Carmen, "La Pichona", saborea con deleite di-versas sensaciones nuevas . El cine, los perfu-mes. Y un día se encuentra con Eulogia quela empieza a envolver con la mirada valorandosus encantos. Es como una red sutil y fina quela astuta comadre que llegó del Magdalena em-pieza a hilar alrededor de Carmen . Y un re-galo, y otro más . Invitaciones al cine . Al "Ce-cilia", al "Variedades", que son los mejores .Después, Carmen se muda . Y un día se embo-rracha en una fiesta, donde la llevaron sin sa-ber por qué . Eulogia se sonríe y le compra ropas nuevas. Y zapatos, coloretes y hasta unacartera de charol para guardar dinero . PorqueCarmen, "La Pichona", que ya aprendió a pin-tarse el rostro y a mentir, ya empezó a ganardinero. Con asco y repugnancia cuando no habebido, y luego, con indiferencia . Eulogia daconsejos y recibe parte de las utilidades . Eulogia sabe bien el gusto de los señores ; sabe desus fiestas ; de sus reuniones, y Carmen es bo-nita . Y el nombre de "La Pichona" le hace atodos mucha gracia .

Agustina está desesperada allá en el pueblo .La abuela está más loca cada día, y el señor Al-fonso sigue igual . Pero, ahora el reumatismola atormenta y no tiene el consuelo de la igle-

- 172 -

Page 21: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

sia . Las cartas se despachan con regularidad,aunque Carmen contesta muy pocas . El curaya se ha ido, sin decir adonde, y las puertas pa-rroquiales se volvieron a cerrar . Marcela va acasarse en otro pueblo y serán padrinos los Ald

uero, porque doña Amelia tiene mucha simpatía por ella.Agustina pide a Carmen que re-

grese ; pero Carmen tiene ya reloj pulsera yfuma. Fuma y bebe whisky. Y se ha hechorizar el cabello . Carmen, "La Pichona", lucepor las calles sus medias de seda, come de can-tina, en casa, y va al cine por las noches . No.Carmen no regresa, porque no quiere regresar .No puede volver al pueblo blanco con su carapintada, su pelo rizado y su cartera de charol,donde ya guarda dinero . Además, Carmen se le-vanta tarde todos los días y la pasean en carro,y un señor que vive en Bellavista la va a vercon frecuencia, a veces, para conversar tan sólo,y tomar un trago juntos . Carmen, "La Picho-na", usa zapatos de tacón muy alto y tiene yaplata en el Banco . Doscientos balboas . Car-men, "La Pichona", no quiere regresar, y nocontesta más.

Los años pasan pronto, no se sabe cómo . Alas torrenciales lluvias del invierno suceden enseguida las frescas brisas del verano, y aunque

- 173 -

Page 22: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

los árboles conservan todos su verdor, el cam-po cambia y se entristece . Se entristece más,hasta este pobre campo prisionero, rodeado deasfalto y de cemento, que hay en la ciudad . Pe-ro, un día cualquiera, empieza a llover. Un díade Abril o Mayo . El invierno se anuncia así,volcando sobre la ciudad el agua acumulada envarios meses de sequía. Entonces, hay vecesque Carmen, "La Pichona", se acuerda de Ramón y de las caracuchas . Pero, el recuerdo esdébil y fugaz.

Un día de mucha lluvia, Carmen, "La Pichona", regaña con Eulogia. Es una discusión muyáspera, con insultos nuevos para Carmen, quecortan y desgarran . Ahora, ya sabe lo que es .El señor de Bellavista hace tiempo que no lavisita y parece que las juergas redujeron su frecuencia. Carmen piensa que sus amigos enve-jecen, y la que envejece es ella. No lo sabe to-davía . Pero sus carnes son flácidas, en tornode los ojos tiene bolsas arrugadas y la liga delas medias hace una huella muy honda . Son lassuyas ya unas piernas estranguladas, de segun-da clase ; propias para soldados de la Zona . Porque siempre hay mujeres de relevo, como la jovencita que ahora tiene Eulogia en casa

.

Carmen, "La Pichona", vive sola . Hace tiem-

- 174 -

Page 23: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

po que en el pueblo murieron la abuela y el papá, y que la tía Agustina dejó de escribir. Cuando allá tuvieron que venderse las rebañadurasdel potrero, las últimas reses ; unas vacas cima-rronas y el caballo moro, Agustina decidió aho-rrar estampillas . Además, no quería saber loque hacía Carmen en Panamá . Le bastaba sos-pecharlo para temblar de terror ; para sentirseestremecida toda, sin poder dormir, temiendoque el Demonio la llevara en sueños al averno .Y es porque Agustina, arrepentida ya, se sen-tía muy culpable .

Carmen ya no tiene amigos . Amigos, no lostuvo nunca . Pero, ahora siente que la mirantodos con ojos que hieren ; son miradas de des-precio, indiferencia, envidia . Sobre todo, envi-dia . En la cantina, "La Ranita", que ha empezado a frecuentar de noche, es de las mejores hembras y una cara nueva . Tiene tantoéxito, que a veces logra tres clientes, mientrasque sus compañeras dan vueltas hasta la puer-ta masticando chicle y simulando superioridad .Carmen se defiende en tan hostil ambiente, yse defiende sola. No ha querido nunca tenerprotector . Le basta con Anselmo, el dueño de"La Ranita", que la trata bien a cambio de muypoco. Hasta le ha dado aspirinas cuando le de-

- 1 75 -

Page 24: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

lió una muela y una vez, que estuvo con tran-cazo y no pudo trabajar, le prestó diez pesos.Carmen, "La Pichona", vive mal y preocupada.Y las preocupaciones, cuando desarrollan el ins-tinto de conservación, aguzan la malicia y el en-tendimiento . Pero, Carmen ya está gorda y elbozo se insinúa con exceso . Y lucha con difi-cultad . Busca los rincones menos alumbradosy elige de preferencia marinos borrachos.

Una tarde, mientras busca chances por 4 deJulio, ve a Eulogia renqueante y vieja, arrastrando unos zapatos rotos. Esta vez es Carmenla que mira con curiosidad maligna . Eulogiaes una ruina, con toses de asma y párpados en-rojecidos. Hablan. Hablan poco del pasado ;casi nada, y algo más del presente . Eulogiavive sola en un cuarto pequeño, allá por SantaRita . Si tuviera bien la vista . . . Pero, aquellas

llas cataratas...Carmen reflexiona y piensaque ha llegado ya la hora de lograr venganzaprovechosa . Eulogia sabe muchas cosas . Sabeechar las cartas ; sabe brujerías ; sabe hacerabortos . Y "La Pichona", suavemente, con dulzura, le ofrece protección y ayuda . Eulogia nopuede seguir viviendo sola. Enferma, como es-tá, con asma, es peligroso. Carmen le brindasu cuarto. Tiene también una sala. Y, a los

- 176 -

Page 25: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

pocos días empieza el entrenamiento . "La Pichona" escucha atenta y Eulogia hace un esfuerzo para apresar los recuerdos de las enseñanzasaprendidas . Lo de la baraja, es fácil . Tieneque ser española . Las copas son corresponden-cia ; las espadas celos, o reyerta ; el cuatro debastos, matrimonio fijo ; las sotas, ya se sabe . . .los caballos . . y los reyes, según como salgan .Lo aprende cualquiera, porque son siempre mu-jeres las que van a preguntar . Y siempre hayuna carta que se espera recibir ; un viaje pro-yectado ; una sombra femenina interpuesta en lafelicidad doméstica . Luego, hay que decir algotambién de la enfermedad grave pasada, la ame-naza de la por venir y las intrigas que se tejencon calumnias y bochinches . Hay que asustaralgo a la gente, pues así vuelven mejor . Y pa-gan un balboa fácilmente, regresando al pocotiempo, y hacen propaganda . . . Lo de los un-güentos y lo de las bebidas para enamorar

; para hacer que los maridos sean fieles y para curar las tercianas, es más fácil todavía . Haytambién secretos graves que Eulogia musita aloído de su confidente. Para que los hombresno sean hombres más . . . para que se vuelvanlocos . . . Y esto, no falla. Para los abortos hayque ver con cuidado el tiempo del embarazo,porque hay bebidas que bastan, o los baños de

- 177 -

Page 26: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

pies de agua caliente. Y si no, la sonda . Yen varias ocasiones, Carmen, "La Pichona", actúade ayudante con un goce morboso al ver correrla sangre y al poder estrujar dentro de un tra-po aquella vida pequeñita que acaba de arran-car, aunque así se ofenda a Dios con el más gra-ve ultraje .

Ya Carmen, "La Pichona", puede renunciar a"La Ranita" y a las bondades de Anselmo que,además, va a vender el establecimiento a un español malencarado y narigón que se llama Ignacio Olavarrieta. Ya Carmen se orienta pornuevos rumbos . Eulogia volcó el saco de susmuchos secretos y "La Pichona" sabe adminis-trarlos . Ya tiene clientes que la buscan y le pi-den cita, y la vieja es un estorbo .

Las noches cálidas y húmedas, Eulogia seasfixia . Quisiera abrirse el pecho para poderrespirar . El aire no llega y los pulmones su-fren el ahogo . La vieja se incorpora con tra-bajo, se revuelve y cae sobre la almohada, iner-te . Es sólo un estertor. Por allá cerca hayuna medicina, unas cucharadas ; un frasco de al-cohol y un poco de alcanfor. "La Pichona" nose mueve. Aquello no sirve para nada . Si aca-so, un alivio momentáneo. Las inyecciones sí

Page 27: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

eran buenas ; pero son muy caras y Carmen,"La Pichona", no quiere gastar . Además . . .¿para qué?

En la oscuridad del cuarto, Carmen siente laagonía de Eulogia, que ahora reposa en un catre. La vieja ya no puede hablar y el ronqui-do de la respiración imposible se va haciendomás débil .

Carmen tiene alerta el oído para levantarse y empezar los gritos cuando Eulogiamuera. Antes, no . Eulogia se agita, y el golpe seco de los huesos contra la pared de madera tiene un sonido siniestro . La muerte tardamucho en imponerse, aún sobre la vida de unaanciana que no puede respirar, porque sólo esfácil destruir lo que no ha nacido todavía ; muyfácil.

Carmen no quiere dormirse por temor a losvecinos ; a sus comentarios . Cuando lleguen conel alboroto, Eulogia ha de estar caliente todavíay, además, la proximidad de un cadáver inmediato, es idea que la sobrecoge

. Carmen noquiere dormir y enciende un cigarrillo . Piensaque el humo puede acelerar el trance de lavieja, y la idea la complace . Cuanto antes, mejor . Eulogia ya no alienta y "La Pichona" selevanta cautelosa . Enfoca sobre el catre una lin-terna y ve por un momento el labio colgante y

- 179 -

Page 28: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

el ojo vidrioso . Las manos de la muerta, huesoy cuero, aún se prenden de la ropa con gestode angustia ; y los ojos, muy abiertos, contem-plan inmóviles ese lugar invisible, ese lugar queno existe, que nadie puede ver, que miran siem-pre los muertos. Carmen tiembla un poco y alaflojarse la presión sobre el contacto, la linter-na se apaga. Pero "La Pichona" lo oprime va-rias veces para cerciorarse de que Eulogia estámuerta. Es como si hiciera disparos de luz conánimo de rematarla .

Carmen, "La Pichona", se muda a otro barrio,porque las ganancias le permiten alquilar cuar-to mejor. Por coincidencia se ha instalado cer-ca del lugar donde un día la llevó la tía Agus-tina, y hasta el decorado guarda mucha seme-janza con la turbia memoria que conserva de lahabitación donde temió morir . Pero Carmen nopiensa ya en estas cosas, porque tiene muchaclientela. Hay hasta señoras blancas que acu-den en consulta, y "La Pichona" se enriquececon plata y experiencias muy valiosas . Y undía dos hombres, que acaban de llegar en ca-rro, la llevan detenida. Eran de la Policía . Car-men, "La Pichona", se pone nerviosa y dice queno a todo. Pero aquel hombre delgado la mi-ra con anteojos, detrás de una mesa y parece

Page 29: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

saber muchas cosas . Entonces, "La Pichona"emprende la ofensiva. Si quieren que lo digatodo, lo dirá . Si van a castigarla, que se sepapor qué. Va a decirlo todo ; todo. Y los nom-bres y las fechas empiezan a fluir . El hombrede anteojos parece asustado y mira a todas parte abriendo los brazos . No puede ser. Aquelloes demasiado ; una carga abrumadora para unpolicía. No sabe qué hacer, pero suena el te-léfono. Cuando cesa la conversación, el hombrede anteojos está decidido. Carmen volverá a sucasa. Hay varias advertencias y consejos y has-ta un discreto comentario sobre los amigos quedeciden protegerla, pues conviene que lo sepa .Después, el hombre de anteojos, que ha cumpli-do su deber, va a tomar una cerveza a la can-tina de costumbre ; a una cantina de nombresimbólico, que se llama "La Concordia" .

El episodio con la policía hace más audaz aCarmen y los negocios siguen bien . Hay unaseñora gorda que va a verla con frecuencia y leda mucho dinero para que averigüe las andan-zas del esposo por medio de los naipes . "LaPichona" la complace y le da todos los detallesque ha podido averiguar. La señora gorda llo-ra y sufre y revuelve en su bolso en busca deun pañuelo y de más billetes para Carmen, que

Page 30: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

le dice siempre la verdad y que le ofrece un pre-parado de efectos seguros para retener al hom-bre. Un poco en la sopa ; unas gotas nada más,sin que él se entere. "La Pichona" sabe bien,por experiencia, que a los hombres no les gus-ta la gordura sudorosa y blanda, ni las carascompungidas, ni los lloros, ni las recriminacio-nes. "La Pichona" sabe muy bien que aquel ca-so, como muchos, sólo puede resolverlo el tiem-po ; cuando el hombre, débil y achacoso, se ten-ga que refugiar en el hogar . Pero brinda susremedios y los cobra bien .

Algunas veces, Carmen, "La Pichona", tieneéxitos que se pregonan mucho y que aumentansus ganancias . Como aquella vez que acertó alrecomendar las cuatro cifras del segundo pre-mio ; cuando anunció la boda de la solteronaWilliamson por medio de la quiromancia, y cuan-do devolvió el reposo a dos mujeres casadas queno podían hallar explicación decente para su estado de gravidez

. Pero hay mucha competencia en todas las profesiones, y hasta en estas

cosas se impone la moda. La clientela fué mer-mando, sobre todo la de abundantes recursos, yCarmen, "La Pichona", se ve reducida a pro-nosticar sorteos que nunca se cumplen y a ofre-

- 182 -

Page 31: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

cer, de vez en cuando, remedios ineficaces paraque los hombres sientan otra vez inclinación porsus esposas .

Carmen, "La Pichona", ha tenido que mudarse; esta vez hacia el Chorrillo, porque los in-

gresos menguan y las prendas conservadas em-pezaron a desaparecer. Las de pollera fueronlas últimas ; hasta las peinetas de balcón y lasmosquetas . Y hay otra mudanza. Carmen vaun día a ver el nuevo cuarto porque se lo recomienda Tina, la nicaraguense, que está triste ypreocupada porque el gringo la dejó . Tina lavisita mucho porque la infidelidad del gringo haroto unas perspectivas que quiere recobrar . Elgringo le puso un cuarto muy bien arreglado .Era un gringo, como muchos. Alto, gordo, muysanguíneo, con mucho dinero y afición al tra-go. Iba a verla siempre por las noches y Tinalo complacía. Por eso le brindaba siempre unabotella de whisky. El gringo la abrazaba y seemborrachaba pronto. Luego, se dormía un ra-to. Entonces, Tina buscaba apresurada la car-tera y le extraía unos dólares. Pocos, para queno se diera cuenta. Cinco, o seis, cada vez, apesar de que tenía muchos . Eran dólares queTina atesoraba para remitir a Nicaragua . Por-que en Nicaragua había que abonar los plazos

- 183 -

Page 32: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

de la casa ; de una casa de dos apartamientosque pagaba con su esfuerzo . Los dólares delgringo ; los que le robaba ; los que él le daba vo-luntariamente, y los que podía ganar por ahí,porque la casa de Managua costaba muchos cór-dobas . Pero, un día, el gringo desapareció, ytardó varias semanas en volver a verlo . Lo encontró en "La Ranita" en tratos con una cholajovencita. El gringo no estaba enojado y has-ta le brindó unos tragos, y se rió mucho de lascosas que Tina le decía ; pero no volvió. YTina quería recobrar al gringo, porque hay otrasmujeres, como ella, que consiguen arreglar lascosas. Alguien le dijo que hablara con Carmen,y fue a buscarla hasta el Chorrillo . Porque Ti-na ya no pretende volver a ser artista, no pre-tende que la contraten otra vez en el cabaret, nisiquiera como alternadora, porque no le quedanvestidos de noche . Tina sólo aspira a recobraral gringo, con su cartera y sus dólares . Y poreso va a buscar a Carmen, "La Pichona" . Pe-ro aunque las oraciones cabalísticas y los amu-letos y el retrato con los alfileres no dieron resultado alguno, "La Pichona" ofreció a Tina al

gunas relaciones provechosas . Don Fico, el diputado , que daba muchas fiestas para los amigos; Don Benito, el del Mercado, y otros.Y

Tina es agradecida y se resigna con su suerte.

- 184-

Page 33: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

También se resignó cuando en el cabaret noquisieron renovarle el contrato . Sí . Tina esagradecida y, como además, quiere tener cercaa "La Pichona", le habla de aquel cuarto vacío .

A Carmen, "La Pichona", le desagradó la ca-lle ; angosta, sucia, oscura . Oscura, sobre todo,en aquella tarde lluviosa que fue con Tina pa-ra ver el cuarto . Pero era barato y tenía dospiezas, en esquina, al lado del callejón del patio . Y un día, un carretillero hizo la mudanzaen dos viajes, porque a Carmen le quedabanpocas cosas . La cama, el colchón, un catre, lamesita, el radio, cuatro sillas mecedoras y unespejo. Poca cosa. Lo de más valor, comofrascos y algunos recuerdos, lo llevó Carmenen una maleta y en dos cartuchos grandes arru-gados . Tina la ayudó también .

Carmen necesita conservar sus relaciones yha puesto a circular la noticia de su nuevo re-fugio . Va y viene por el barrio, llama a mu-cha gente por teléfono y envía recados por al-gunos niños. Ha visto a Don Benito variasveces y hablaron muchas cosas . Ya Tina nointeresa al carnicero, ni tampoco otras mujeres que "La Pichona" recomienda mucho. DonBenito se sonríe malicioso y da vueltas al ci-garro . Y siempre la despide igual .

- 185 -

Page 34: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

-Cuando tengas algo bueno, Carmen . Cuan-do tengas algo que merezca la pena .

"La Pichona" hace inventario, porque DonBenito es generoso . Pero Don Benito ya se está poniendo viejo y ahora es mucho más exigen-te. Tiene que hacer algo, y tiene que hacerlopronto . La última vez que le vió, le regaló unpeso nada más, para los chances. Y Don Ficosuele ser tacaño y el señor Metall ya no la llama, porque ahora no la necesita.

Carmen piensa muy aprisa, porque empiezaa necesitar plata con urgencia . Hace más deun mes que sólo vende ungüentos y jarabes, porque un aborto que iba a hacer se lo quitó Tomasa por envidia, al mandar a la muchacha y

a su novio en otra dirección . Tomasa vivealerta protegiendo a su hija Herminia. Y Tomasa no ignora que "La Pichona" le ofreciómujeres al señor Metall . Y el señor Metallestá muy contento con Herminia. Le paga buensueldo por vender seguros y además, le haceregalos. Pero lo que trama "La Pichona" espeligroso y Tomasa la hostiliza . Por eso lequitó el negocio aquel, recomendando a la cos-tarricense .

- 186 -

Page 35: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

A la hora de la siesta, Carmen, "La Picho-na", se siente iluminada por una inspiraciónsúbita. Domina su impaciencia hasta las seis,que es la hora de llamar a Don Benito, cuando el recado no es urgente, y entonces corre ala abarrotería dejando en la recámara con losnaipes tendidos, a una joven empleada desde-ñada por el jefe.

La conversación es breve, aún cuando "La Pichona" intenta ponderar su oferta. Don Benito quiere usar sus ojos antes de celebrar com-

promisos, y la cita se concierta .

-Mañana la llevaré al "Edison" . . . A latanda de siete . No deje de estar allí. Va aver . . . Le digo que . . . Pero yo quiero saberantes lo que dice usted, porque ella no está enesto. Le aseguro que . . .

Don Benito corta, porque está ocupado haciendo cuentas y quiere saber sus ganancias .

-Está bien . . . Como a las nueve, enton-ces . . . yo pasaré por allí.

-Sí . Usted puede acercarse a conversar . . .Ya va a ver . . . Me va a decir . . .

Don Benito estaciona su auto cerca del Cuartel central de bomberos y mira su reloj . Aún

- 1 87 -

Page 36: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

falta media hora para que salgan del cine, pe-ro la curiosidad le ha hecho anticiparse un po-co . Carmen sabe lo que hace . Don Benito entra en la cantina más cercana y pide que lesirvan un coñac . Don Benito no es aficionadoa la bebida ; pero tiene dos cantinas y le gustaobservar el negocio de sus competidores . Men-talmente calcula los gastos de alquiler, de per-sonal . . . Don Benito tiene dos cantinas y po-dría tener otra. El coñac le sienta bien,porque está la noche fresca y hay mucha hu-medad .

Los anuncios de neón ponen en la calle res-plandores lívidos y Don Benito piensa que aque-lla luz es engañosa . Si llegan, mejor mira ala mujer en otra parte.

Del cine sale alguna gente y el encuentroparece natural . Carmen, "La Pichona", muycontenta, hace las presentaciones .

-¿Cómo le va, Don Benito . . . ? Tanto tiempode no verlo. ¿ Qué se ha hecho . . .? ¿ Conoce aesta chica . . . una vecina . . .? Rosa . RosaSuárez .

-Mucho gusto, señorita.

-Señora. Estoy casada. Gracias ; el gustoes mío .

- 188 -

Page 37: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

La sequedad de Rosa, seria, casi huraña,desconcierta un poco a Don Benito ; pero quiereexaminarla bien. Además, piensa que hay mu-jeres que les gusta ser así, al principio, paravalorarse más .

-¿Vamos a tomar algo a alguna parte, otienen apuro? Un helado, o algo así .

Rosa ofrece una disculpa, aunque el heladola seduce. Tal vez se atrevería a pedir antesun bocadillo de jamón . . . con pan tostado, ymostaza y mantequilla.

-No me atrevo, Carmen. Usted sabe . . . lachiquilla . . .

Interviene Don Benito.

-¿Tiene usted una niña . . . ? ¿Está enfer-ma, acaso . . .?

-Unos granitos . . . pero la mortifican mucho .

Ya empezaron a marchar hacia la refresquería. Hay una mesa libre debajo de una luz

muy fuerte. Alrededor se habla mucho y sediscute de caballos y beisbol, mientras se bebenchichas y refrescos .

-¿Qué quieren tomar?

- 189 -

Page 38: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

Rosa se decide por el sandwich y por un he-lado de vainilla en copa . Carmen pide lechede coco y Don Benito un té .

Don Benito observa atento y cambia con Car-men miradas de complicidad . Rosa se ha ves-tido bien . Escotada, con el busto evidente, yel cabello recogido alto, es una mujer hermosa.Hinca en las tostadas los dientes, iguales y blan-cos, y se limpia los labios con la punta de lalengua antes de usar la servilleta de papel .Don Benito observa las manos de Rosa, manosde mucho trabajo, de uñas carcomidas y dedosrajados, y desvía la mirada hacia los brazos .Son brazos redondos, firmes . La piel, tersa ysuave, y el color como del agua cuando el téempieza a teñirla .

Carmen, "La Pichona", observa satisfecha elmirar de Don Benito y hace planes inmediatos .Don Benito se levanta, paga y se despide confrases corteses .

-He tenido un gran placer . Espero quevolveremos a vernos . Bueno, Carmen . . .

Rosa sonríe agradecida . Un bocadillo y unhelado de vainilla en copa, son catorce realestodo . Don Benito ha dado, además, tres depropina. Y fuma unos cigarros que huelen muy

- 190 -

Page 39: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

bien y tiene una sortija con un brillante gran-de y una guayabera blanca muy limpia y plan-chada.

El regreso hacia la casa es propicio para lasconfidencias .

-Es muy bueno, Don Benito . . . Muy bueno,y muy desgraciado, a pesar de su plata . Por-que tiene plata en pila . .

. Ganado en el interior, varios puestos de carne en el Mercadoy . . . yo no sé cuántas cantinas . . . Mucha pla-ta, mucha . . . Está casado, sí ; pero no se lle-va con la esposa. Viven en la misma casa, pe-ro están separados hace tiempo . . . ¡Más bueno,Don Benito . . . ! ¡Y generoso . . . ! Yo le debomuchos favores . . . Si no fuera por él . . . ¡Po-bre . . .! ¡Tan desgraciado . . .!

Don Benito está impaciente. El recuerdo deRosa le persigue. Los brazos, el escote y, so-bre todo, el gesto de la lengua limpiándose loslabios, y los dientes blancos, y la boca fresca .Don Benito está impaciente y llama por teléfono a la abarrotería

. Carmen le dió el número; pero Carmen no acude a la llamada. Car-

men sabe hacer las cosas y manda contestarque no estaba en su casa. De este modo, enla incertidumbre, el interés de Don Benitoaumentará. Por la tarde llama ella .

Page 40: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

Don Benito está nervioso y quiere apresurarlas cosas .

-¿Cuándo, pues?

-Tenga calma, Don Benito y déjemelo a mí .Ya le dije . . . Esta muchacha es algo espe-cial . . . Tiene a su marido . . . Ella es muydecente . . . Yo no iba a hablarle a usted dealgo que no fuera, así, muy . . . para usted . . .

El carnicero se desasosiega con tanta pala-brería y quiere concretar ; pero Carmen, "LaPichona", sólo responde evasivas.

-Yo le dije, Don Benito, que quería queusted la viera antes para ver qué pensaba . . .Ahora, ya sé que le gusta . . . Pero, déjemeexplicarle . . . Por teléfono no es fácil.-Bueno. Ven mañana al Mercado . . . Ven

pronto .

Don Benito vende carne y compra carne.Viva, o muerta ; para él es lo mismo. La muer-ta le da dinero y la viva se lo cuesta . A veces,mucho . Como la cubana aquella que encontróen el "Venecia" y que le pidió cincuenta bal-boas. Cincuenta balboas, y no valía ni cin-co . . . Don Benito es carnicero y sabe de es-tas cosas. Rosa es diferente. Rosa sí los va-le ; y mucho más.

- 192-

Page 41: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

Al lado de la mesa de mármol, donde hayhígado, riñones y costillas de res, "La Picho-na" platica con Don Benito .

-Yo sabía que le iba a gustar la muchacha,Don Benito ; yo sabía. Pero esto no es así, co-mo otras veces. Ella tiene a su marido, ya ledije, y es muy seria y muy formal . Yo voy ahablar con ella ; ya usted sabe mi interés . . .Andan siempre mal de plata, y como ella es jo-ven y bonita . . . pues, por ahí voy a tratarla.Y usted tiene que ayudarme, Don Benito . . .Ya sabe que yo, ahora . . . como están lascosas . . .

-Está bien, pero apúrate. Yo no voy a es-tarme aquí esperando un año . . .

Don Benito maniobra en la registradora yentrega a Carmen dos billetes .

-Dale alguna cosa . . . regálale algo . . . Yllévate para un tasajo . Y avísame en seguida,cuando lo hayas arreglado todo . Pero, pron-to . . . pronto . . .

-Hay que andar con cuidado . . . El ma-rido . . .

-¡Ah! Verdad. ¿Qué hace el marido?

- 193 -

Page 42: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

-Es chivero. Es un mozo bien plantado,chiricano . . . Simpático, el hombre . . .

Don Benito tuerce el gesto . Lo dechiricanoylodechiveronoparecebuenaugurio,y

Carmen se arrepiente por haber presentado deuna vez todas las dificultades .

-Pero, no se preocupe, Don Benito, que yosé bien lo que hay que hacer . ¿ Usted tiene to-davía la casita aquella por los lados de Paitilla?

-Sí, sí. Eso no es problema Todo de-pende de ti, así que apúrate .

Carmen, "La Pichona", piensa muy despacioantes de iniciar su plan . Algo tiene adelanta-do, porque Rosa parece estimarla. La visitacon frecuencia para oír la radio, como hacenotras vecinas, y siempre le agradece mucho lasdevoluciones abundantes de cosas prestadas .Carmen nunca había pensado en Rosa para ofre-cérsela a nadie, porque Pancho le infunde te-mor. Pero siempre había procurado tenerla ba-jo su influencia. Por eso le pedía manteca, osal, o azúcar, aunque no lo necesitara. Era unbuen pretexto para subir y conversar un rato .Luego, al devolvérselo, hablaban otra vez . Ha-blaban de los granos de la niña, de la diarreadel pequeño, de los ataques de Elvia y de la

- 1 94 -

Page 43: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

dificultad de Chana para cobrar las comidas,cuando alguno de aquellos hombres se quedabasin trabajo. Y, a veces, Rosa le dejaba oírsus quejas . Que Pancho se volvió a jumar, oque con el aguacero de la tarde a Yeyo se lemojaron los periódicos . . . cosas así .

Carmen, "La Pichona", hace arroz con tasa-jo y sube a invitar a Rosa . Rosa está conster-nada . Acaba de enterarse de que aquella muchacha chorrerana que vivía con un soldado dePuerto Rico, se tiró por un balcón matándose .Se llamaba Julia, y Rosa la había visto muchasveces.

Iba por la noche a la cantina "La Ranita", y tenía dos hijos pequeños. Rosa ha comentado el hecho con Felisa y Chon; pero ne-

cesita hablar más de ello. Por eso cuando Car-men llega le acepta la invitación . Rosa estásola con los niños y los acuesta a dormir.

-Qué pena, niña . . . ¿Y tú . . . la conocíasde allá . . .?

-¿Cómo no, Carmen . . . ? Casi nos criamosjuntas . . .

-Y . . . eso . . . ¿Cómo fué . . . ?

-El hombre la dejaba, al parecer. Y ella sedesesperó . . . Y dos hijos . . . figúrese.

- 195 -

Page 44: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

Carmen, "La Pichona", considera propicio elepisodio para hacer algunos comentarios favo-rables a su plan, que ya maquina.

-La pobre . . . qué pena . . . Pero, así sonlos hombres . . . Cuando les parece bien, selargan tan frescos . Y luego, una matándose yguardándoles tantas consideraciones. Son todosiguales . . . No merecen . . .

-No, Carmen . . . El muchacho ese erabueno. Al parecer, era que lo trasladaban . . .

-Bueno . . . Y qué. ¿Acaso no podía lle-varla . . .? Si era buena para él aquí . . . Y sila quisiera . . Desengáñate, niña que . . . es loque yo te digo . . .

-Sí. Eso, sí . . . Es verdad . . .

Carmen aprovecha la vacilación de Rosa paraseguir cercándola con frases. Es la misma redde siempre, sutil, invisible . Pero, al hablar malde los hombres, Carmen es sincera . Se expre-sa de ese modo, porque no concibe otro, y elamor es sentimiento que le causa repugnanciay asco.

-Te digo, que son todos iguales . . . Lo quele pasó a esa, le puede pasar a cualquiera . . .Los hombres . . . ven otra mujer que les gusta

- 196 -

Page 45: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

más, y nada les importa . . . Y si una se fre-gó bien fregada y se llenó de hijos, más pron-to es que la dejan. Ellos son así . . . Estáncon una, mientras les conviene. Y un día, derepente . . . Fíjate lo de Tina . . . la que viveaquí cerca . . . con su gringo . . . Y ahora lode esta . . . y lo de tantas . . . Si una se pu-siera a contar todas las que se han visto así . . .

Rosa reflexiona y piensa en Pancho . Piensaque un día llegó tarde y borracho . . . Y queese día tenía en la boca y en la cara manchasde lápiz labial, y que le olía el cuerpo a per-fume . . . ¿Podría dejarla Pancho? ¿Podríamarcharse un día, dejándola así, sin plata ycon tres hijos, . .?

Carmen sigue hablando .

y el tasajo me lo regaló él . . . y medió para los chances . . . Mañana compro y teregalo la mitad . . . Me preguntó por ti . . . Leimpresionaste mucho . . . ¡Lo oyeras hablar . . . 1

-¿A quién, . .?

-¡Niña! No me escuchas. A Don Beni-to . . . ¿No te acuerdas? Yo pasé hoy por elMercado y me llamó. Ya te dije que es muy

-197-

Page 46: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

bueno . . . Y me dijo también que si necesita-bas algo, que tendría mucho gusto en ayudarteen cualquier cosa. Más bueno, ese señor . . .

La calle ya está en sueño y la chiva de Pan-cho no regresa. Y Yeyo tampoco . Rosa vuel-ve a recordar el colorete y el perfume, y sonrecuerdos que se enganchan en las palabras deCarmen. " . . . y cuando les parece bien, selargan, y tan frescos . . ." ¿Tendría Panchootra mujer . . .? La sospecha se desvanece alrecordar sus caricias y sus abrazos poderosos ;pero a la memoria vuelven las noches de indi-ferencia muda, de cansancio, desdén y fatiga .

-En este mundo hay que ser lista . Ya vesesa pobre de la Chorrera . Si no se hubieraenamorado de ese tipo . . . si hubiera tenido ca-beza . . .

-Sí ; eso es verdad . . . no hay duda . . .

Yeyo entra en el cuarto de manera súbita yRosa se sorprende.

-¿Llegó ya Pancho?

Yeyo deja caer la noticia en forma conci-sa. Rosa inquiere más detalles, nerviosaasustada.

-¿Qué fué lo que pasó . . . ? ¿Dónde fué . . . ?¿Cómo lo supiste? ¡Habla, pues! ¡Di!

- 198 -

Page 47: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

Yeyo trata de tranquilizarla . El atropello notuvo importancia . Pancho volverá mañana .

Rosa se levanta y se dirige a su cuarto ca-minando con sus pensamientos . El hombreatropellado . . . Pancho detenido . . . las pala-bras de Carmen . . . Los niños duermen toda-vía y Yeyo es silencioso siempre como la som-bra de un niño, tan delgado, tan pequeño y tanoscuro . El sueño llega pronto cuando en elcuerpo hay cansancio, y en seguida amanece unnuevo día . El niño pequeño llora porque tienehambre y la niña mayor se rasca los nacidosbostezando . Yeyo, como siempre, se ha lleva-do el dinero para los periódicos . A Rosa lequeda un balboa .

Page 48: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,
Page 49: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

V

A ACABA de sonar el cacho de las doce .El sol enciende todo el horno, e inunda la ciudad de resplandor . Es la ho-

ra febril del mediodía, cuando el corazón dePanamá palpita más aprisa. Todos los auto-buses están en las calles, juntos, en hile-ras sin fin, y todos los carros, con las boci-nas roncas y desesperadas . El tránsito se atas-ca y los guardias gesticulan tocando el silbato .El sol chorrea por todas las fachadas, rebotaen los vidrios, en las capotas de los automóvi-les, y hace correr el sudor por el rostro con-gestionado de los conductores que avanzan des-pacio . Todo arde . El pavimento de las calles,las aceras, los guardafangos de los carros y la

-201-

Page 50: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

visera negra de los guardias . Todos los chi-quillos han salido ahora de la escuela con suslibros y sus cartapacios y sus uniformes . Uni-formes grises, azules, blancos, crema. Detrás,van las maestras . Los guardias vuelven a dete-ner los carros y los choferes se impacientan,porque algunos radiadores echan humo. El ca-lor es sofocante . Ha sonado el cacho de lasdoce y hay en toda la ciudad como una repen-tina prisa colectiva por llegar a un refugio .

-"La Hora" . . . "L'Hora" . . .

Corren por la Avenida Central . Corren porBellavista. Por los barrios todos . Por el Ma-lecón . Por Vista del Mar . En una esquinacualquiera acaban de llegar dos bicicletas col-madas de periódicos. Hay una repentina con-centración de vendedores ; un racimo apretadode cabezas negras y rizosas, que se esparce enseguida por las calles próximas. Entran en lascasas ; entran en las tiendas, en las oficinasy en los hospitales. No preguntan nada, niofrecen con el gesto . Depositan el periódico,sencillamente, encima de una mesa y siguensu recorrido . Después, regresan recogiendo elreal .

-"L'Hora" . . . "L'Hora" . . .

- 202 -

Page 51: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

El pequeño periódico entra en todas partescomo un viento fresco, que mitigara el calor .Entra por las ventanillas de los carros queesperan frenados, o sube hasta los pisos altosen un cestito que ha sido descolgado hasta lacalle.

--"L'Hora" . . .

Es el periódico para el momento. Para elmomento de la prisa ; con informaciones con-centradas, como en píldoras, con un fuerte sa-bor a noticia. Se lee con una mano, mientrasse espera que el semáforo cambie de luces ; selee mientras se come una empanada ; se lee enel autobús . Se lee en medio de la urgenciapor llegar a alguna parte, porque ha sonado elcacho de las doce ; ese cacho que estalla brevesobre la ciudad, como un aviso de alarma, quehace a todos prender los motores para la fu-ga preparada .

César camina contento. El brazo, bajo lacostra dura del yeso, le molesta un poco ; sobretodo, la picazón. Pero el brazo aquel ha em-pezado a ser suyo otra vez y le reconcilia conla vida y consigo mismo. Además, ha logra-do que pongan en libertad a Pancho ; el hom-bre de la chiva.

- 203 -

Page 52: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

-Señor Juez . . . Arreglemos esto cuanto an-tes. Toda la culpa fué mía. No sé lo que pa-só ; pero no importa . Tal vez yo estaba en tra-gos ; tal vez quise suicidarme . . . tal vez eranecesario. que yo sufriera un accidente para . . .

-Pero, aquí consta en la declaración que . . .

-Por favor, señor Juez . . . ¿Qué más quiereque le diga? Acepto toda la responsabilidad,si es que hay alguna por dejarse atropellar .Lo que quiero es que no molesten más a esteciudadano, que seguramente tiene gana de vera su familia y de salir en su chiva a traba-jar, como Dios manda.

-Sin embargo . . .

-He venido aquí tan pronto como me ha si-do posible, para cumplir con mi conciencia .Quiero que dejen en libertad a este hombre . . .Fui yo quien atropelló a la chiva ; así, que yasabe . . .

El Juez se encoge de hombros ; mira sobrelos anteojos aquel caso insólito y mira a Pan-cho que también está un poco asombrado .Luego, es el final .

-Bueno . . . Firme aquí . . .

- 204 -

Page 53: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

César firma y sale en compañía de Pancho .

-Muchas gracias, señor. La verdad es queno sé cómo agradecerle . . .

-No se preocupe. Todavía no sabemos sisoy yo el que tiene que agradecerle a usted . . .Sí. No se asombre . . . Hoy para mí es undía distinto . . . He podido salir de la rutina . . .He podido hacerle a usted un favor, y hacér-melo a mí mismo . . . He podido ser útil y co-nozco nuevas sensaciones . . .

-¿Tiene carro? ¿Quiere que lo lleve a al-guna parte . . .? Yo tengo ahí la chiva . . .

-No. No tengo carro . Puede usted dejar-me . . . por ahí cerca en la Central . . . No im-porta . Déjeme donde quiera . . . Siga . . . Yole aviso . . .

César se siente humilde ; ennoblecido. Yquiere que Pancho sepa la gestión del niño . Nopuede retener nada ; ocultar algo y aparecer,sin serlo, más digno ante aquel hombre de es-paldas robustas y melena recia que maneja aten-to a los detalles todos de la ruta . Si no lo di-jera, Pancho podría suponer que su gesto, aldefenderlo, había sido puro y espontáneo .

- 205 -

Page 54: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

-Su niño fue a verme. Fue a verme alhospital . . .

-¿Yeyo . . . ?

-¿Se llama Yeyo? No lo sabía . . . Sí. Fuea verme para hablar conmigo . Al parecer, te-nía miedo de que yo pudiera declarar en con-tra suya . Debe quererle mucho . Le felicitopor tener un hijo así. Déjeme por ahí, encualquier parte. Tome.

Pancho quiere rechazar el real, pero lo coj e sin atreverse a protestar del gesto.

-Bueno, señor. Otra vez le repito . . . Mu-chas gracias . . . Si algo se le ofrece . . .-Digo lo mismo . Que le vaya bien . . . y

tenga cuidado. Si quiere atropellar a alguienotra vez, elija antes . . .

La risa de los dos rubrica la despedida .Pancho va pensando que aquel señor es un grantipo, aunque diga algunas cosas que él no en-tiende bien. Luego piensa en Yeyo y se emo-ciona un poco, porque la gratitud siempre re-blandece algo .

César necesita ahora hablar con Celia . Ne-cesita contarle lo ocurrido, y decirle que el hom-bre de la chiva anda por la calle en libertad .

- 206 -

Page 55: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

¿En libertad . . . ? ¿Hay alguien libre, en estemundo? ¿Libre de sus quehaceres, de sus ideas,de sus prejuicios, de su dinero? Celia es li-bre ; él es libre y . . . sin embargo . . . Pero, almenos existe una libertad ; una libertad, que notienen otros muchos hombres. Y también unalibertad que Pancho está disfrutando ahora, sa-boreándola como una cosa nueva .

-¿No está?

Es natural que Celia no esté ahora en el pe-riódico. Volverá a llamarla luego . Entre tan-to bien merece un trago . Con tanto calor . . .Irá a "La Ranita", pues tal vez esté Tallínpintando aquellos murales que Ignacio le encar-gó para cobrar así lo que el pintor le debe .Además, que Ignacio es un hombre interesan-te, porque es un hombre disfrazado. Disfra-zado de animal feroz. Ignacio sabe utilizarbien las cejas, tan espesas ; la nariz, tan pro-minente y la voz sonora y grave, y su estatu-ra, casi gigantesca. Pero César sabe que Igna-cio es un sentimental ; un hombre sencillo quevive pensando en el mar, enamorado de susondas y de su fragancia, porque fué por mu-chos años marinero . Y, a veces, Ignacio dicecosas ; refiere episodios de su vida náutica,siempre de cara a la verdad, Las dice, sobre

- 207-

Page 56: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

todo, en las mañanas cuando hay pocos clientes

leyendo novelas. Unos murales de marinas, conrocas, sirenas y barcos veleros, que el viejo can-tinero vasco contempla absorto, en éxtasis, conlos codos apoyados en el mostrador y el pen-samiento sabe Dios en qué aventura, o en quépuerto lejano. Porque Ignacio nació marinero,allá en un pueblo del Cantábrico, un pueblo depescadores, que se llama Lequéitio . Hay unaensenada mny pequeña y muchas redes colgadas a secar y mujeres con zuecos quehuelen a pescado fresco. Mucho antes delalba, después de la Misa, van saliendo almar los hombres a pescar anchoa, sardina ybonito. Los de las anchoas regresan muy pronto ; pero las boniteras tardan más. A veces,varios días . Y las de la merluza, igual, aun-que sea la costera. Pero otros buscan bacalaoy llegan hasta Irlanda y hasta Escocia, en aque-llos barcos tan débiles y tan pequeños . Casisiempre regresan. Casi siempre . Porque, aveces, en el Cantábrico hay olas imponentes,con un viento rabioso y cielo encapotado, quealza las crestas de espuma por encima de lospalos de todas las embarcaciones . Le llaman

- 208 -

y no hay cholas ni gringos. Si Ignacio nofuera un sentimental, no habría encargado aTallín los murales ni se pasaría tantas horas

Page 57: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

galerna . Y la galerna aplasta los barcos delos pescadores con su puño enfurecido, los tri-tura, arrojando después a las playas algunostrozos de madera y un cadáver magullado, in-forme . Cuando la galerna, las mujeres rezany se prenden cirios en la iglesia, mientras enla rada se agitan las lanchas en la lluvia comopotros asustados, y detrás del espigón el marlanza sus bramidos .

Un día Ignacio quedó huérfano y se vió enBilbao a bordo de un buque de carga . Mineral de hierro para los ingleses, que los ingle-ses pagan mal, y que luego venden caro trans-formado en máquinas. Y así un día y otrodía, con el mar en calma y mucho sol ; con no-ches de lluvia y de tormenta en que la sirenamuge sin cesar avisando en las tinieblas la pre-sencia del peligro . Y otro día, Ignacio se mu-dó a otro barco . La mudanza es fácil, porquetodas las pertenencias de un marino caben enun saco. Litera mayor, y mayor sueldo . Laruta de Australia . Y después otros barcos yotros cielos, navegando por los siete mares .Ignacio, aficionado a la cocina y a los guisossuculentos, experimentó en todas las ollas y pro-bó todos los sabores ; el sabor que dan los puer-tos y la presencia de mujeres extrañas . Ya

-209 -

Page 58: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

Lequéitio era como un punto lejano y sin contornos en el torbellino enloquecido del recuerdo . Sidney . . . Rotterdam . . . Vancouver . . .Yokohama . . . Suez . . . Puertos, y más puertos . Hasta el naufragio, dos noches despuésde zarpar de Manila . La carga en mala esti-ba . . . Lo que pasa, a veces . Y el oleaje, de-masiado fuerte . Fueron horas de lucha

heróica,desesperada; pero el marfuévencedor.Ignacio y otros marineros, heridos, hambrien-tos, quedaron a la deriva en un bote pequeñocolmado de ansiedad, de sueño y sed, hasta queun barco los rescató . Un barco con una alegrebandera de dos cuadros y dos estrellas . Y en-tonces Ignacio decidió quedarse en Panamá ytener más fe que nunca, porque en el bote re-zó mucho.

Ignacio trabajó de cocinero varios meses .Era un cocinero que no podía desarrollar nun-ca sus muchas habilidades ; pero que auxiliabaeficazmente al dueño de aquel modesto res-taurante, vasco, como él . Vasco, pero de tierraadentro, de una tierra muy verde y muy que-brada a la que un día decidió volver . Ignaciose vió dueño de aquel restaurante de heterogénea clientela en que se mezclaban los noctám-bulos con los madrugadores . Pero se sentía

-2 1 0-

Page 59: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

cansado del tufo de la manteca, del calor delas pailas y del penetrante olor de la cebolla pi-cada para los hamburgos. Y decidió venderaquel negocio y comprar a Anselmo la cantinaque le había ofrecido varias veces. Es máslimpio, en apariencia, aunque aquello de las cho-las y de los soldados gringos le parezca re-pugnante ; pero se acostumbra pronto y tienela conciencia limpia . Ahora, vive en Vista Hermosa en la casa de un gallego carpintero quese casó con una colonense, y este matrimoniolo trata muy bien . Ignacio puede hasta cuidarsu ciática y poner en orden sus recuerdos .Tiene tiempo también para leer novelas de aven-turas y para mirar el mar, aunque cuando lomira por allá por Panamá Viejo, tan triste,ahogado en lama, le da mucha lástima . Perocuando hay aguaje va a mirar el Malecón y,a veces, se moja y esto le hace daño. Tambiénlee todas las mañanas en "La Estrella" la horade las mareas y cuando son propicias, caminamuy temprano hasta la plaza de Francia paraver las olas golpear contra la muralla y reven-tar en las rocas. Y esto lo sabe César, y losabe Tallín, que acaba de llegar a 'La Ranita"y busca sus pinceles y prepara la escalera .

Page 60: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

-Esa mar está muy quieta. Tienes que po-nerle olas más grandes, ya te dije . . .

-Pero, Ignacio . . . Con esa perspectiva quetú quieres, si le pongo olas muy grandes . . .

-Pues cambia la perspectiva. Cambia lo quequieras . No tienes prisa. Llevas pintando va-rios meses, ya puedes tardar otros tantos . Loque yo te digo es que eso me parece un char-co. La mar . . .

Ignacio siempre habla de la mar en feme-nino, y tiene para ella una ternura infinita .Pero es el mar de las galernas, el mar con lafugaz espuma de la cólera, el mar de los si-niestros .

Tallín invoca diversas razones de caráctertécnico, pero Ignacio no se deja convencer .

-No, no . Te digo . . . Nunca has visto lamar como es . . . Hay que pintar las cosas co-mo son.

-¿Cómo van las tempestades?

La puerta se acaba de abrir dejando paso aun breve resplandor, como un relámpago, y ala silueta de César, que llega jovial .

- 212 -

Page 61: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

-¿Por qué quieres esos mares agitados, Igna-cio? ¿No ves que los clientes se van a marearsólo de verlos?

Ignacio sonríe . Ignacio sonríe ante todo loque César dice, y se acuerda de Don Chú, queno tardará en llegar .

César se ha instalado en una mesa y con-templa los murales. Siguen como siempre . Ta-llín pinta despacio en la cantina, porque en lacantina toma tragos y cuando se emborracha unpoco, le gusta contar su amargura . En cam-bio, cuando no ha bebido, arruga el gesto y ca-lla . Entonces tiene una expresión hermética yceñuda, como cerrada con doble candado .

Ignacio se siente feliz y ordena a Emilia, lacajera, que les sirva whisky y soda . Luego, invita a Tallín .

-Tómate algo antes, para que te inspires .

César corrobora .

-Claro . . . Ese oleaje apocalíptico que quiereIgnacio, sólo se puede pintar sintiéndolo en elestómago . Tendrás que amarrarte a la escale-ra para no caer.

Emilia ha colocado la bebida encima de la

- 213 -

Page 62: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

mesa y ahora se distrae con dos cholas que en-tran juntas y empiezan a conversar. Comen-tan el suicidio de Julia, la joven chorrerana .

-Tú sabes, que yo creo que . . .

-Ella me dijo a mi el otro día . . .

-Pero, si él . . .

-No, niña . . .

-¿Desde cuándo, ah?

-¡Cómo va a ser . . .!

-¡Yo te digo que él . . . !

La conversación llega truncada . Las cholassienten algo la emoción del drama y han co-rrido a la cantina al levantarse, por si Emiliasabe más detalles .

Informado del suceso, César insinúa un co-mentario .

-Ese suicidio . . . Las cholas son muy ro-mánticas. Y como no hablan casi nunca de suscosas, quizá muchos piensan que . . .

Ignacio corta bruscamente la iniciada di-gresión .

- 214 -

Page 63: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

-La borrachera . Nada más que eso . Aquíestuvieron bebiendo ella y el soldado como sifueran animales.

Tallín dispara la protesta .

-¿Cuándo has visto tú beber a los anima-les aguardiente? Esto es un invento humano ;el más humano de todos, seguramente . No lodudes .

La observación del pintor hace suponer a Cé-sar que las rejas del artista se empiezan a abrir,como si el alcohol ablandara los cerrojos .

Delante de "La Ranita" se acaba de detenerla sombra larga de un camión de la Cervece-ría. Entra el vendedor seguido de dos ayu-dantes que empiezan a hacer ruido revolvien-do cajas y botellas vacías . Ignacio se levantapara hacer el pedido y comprobar las cuentas.

-¿Cuántas quieres?

-Cuatro cajas grandes y ocho chicas .

-¿Y sodas . . ?

-Todavía me queda algo . . . Dame cuatrosimple y dos de ginger ale . . . y algo de dulcetambién . Naranja y uva y dos docenas deroot beer .

- 215 -

Page 64: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

Al lado del mostrador Ignacio y el vendedorhacen números, sacan cuentas y cambian pa-peles. Ignacio paga con varios billetes, unoscuantos chances y dos o tres cheques. Llegaun cobrador, que espera . Las cholas y Emiliase han ido hasta un rincón, donde conversanmucho con las manos . Una de ellas fuma y to-se y la otra se rasca la cabeza con gesto depreocupación . La muerte de Julia no ha lle-gado a consternarlas y buscan con afán per-files trágicos . Tallín bebe otra vez, silencioso,y mira el último mural que oculta en parte laescalera.

-Tener que pintar eso . . .

-¿Por qué lo haces . . .?

César se siente animado y optimista, y quieretransmitir su impulso. Otras veces ha tratadode lograr que Tallín vuelva a pintar ; que re-grese a su paleta y a su caballete ; pero suspropias palabras le sonaban falsas, desvaídas,chatas . No podía aconsejar a otro lo que élmismo no lograba hacer, porque su libro yacíaallí, en la gaveta, abandonado, solo, con unapágina truncada. Pero ahora, es muy distinto .Tiene un brazo envuelto en yeso, como el bra-zo de un guerrero que perdiera la mitad de la

- 216 -

Page 65: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

armadura, y un extraño cosquilleo que, a ve-ces, le desespera . Pero está feliz . Tiene va-rios días de ociosidad asegurada en el

periódigo,yahorasabe,concerteza,queva ahacersu novela . Se lo dice así su brazo roto, porque pudo huir de la fiesta de Fico ; porque acaba de poner en libertad a un hombre, y porqueesta tarde verá a Celia . Ahora tiene fuerzay quiere comunicarla al pintor que está senta-do allí, a su lado, con el gesto adusto y bebien-do en silencio .

-Si no te gusta, déjalo . Por Ignacio no lohagas .

-Le debo mucha plata.

-¿Tú crees, de verdad, que eso le importa?

-Me dijo que lo pintara. Yo sé que loquiere . Quiere un mar a su manera .

-Sí ; lo quiere . No hay duda. Pero, en to-do caso, ya está. Puedes acabar en un mo-mento . Para ti, eso no es problema .

-No es problema, porque no es pintura . Silo fuera . . . La pintura no tiene solución .

-Al menos, mientras no se pinta . No ten-drá solución la pintura, como no la tiene la

- 217 -

Page 66: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

música, o la poesía ; ya me entiendes . Perotiene solución un cuadro, y un poema y un pre-ludio, o una sinfonía .

-Sí, pero . . .

-A mí no puedes engañarme . Todo lo quedices ; lo que dices hoy y lo que dices siempre,son pretextos que tú mismo buscas con afánpara justificarte, Pero, no lo logras . Nopuedes engañarme a mí, porque no te engañasa ti mismo . Tú eres pintor, óyelo bien . Ymientras huyas de las telas y huyas del co-lor . . .

-No huyo, te lo aseguro . Es que, sencilla-mente, no puedo pintar . Si pudiera . . .

-Tienes que intentarlo . . . Hay que comen-zar de nuevo . Otra vez, y las veces que ha-ga falta .

César encuentra en su propia experienciaargumentos abundantes. Un cuadro . . . una me-lodía . . . una novela . . . ¿ Qué más da? Todoes creación. Sobre todo, la pintura de Tallín,que no copia objetos, cosas ; que es pura emo-ción cromática . Por eso sigue hablando conénfasis, con entusiasmo .

- 218-

Page 67: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

-Sí. Hay que comenzar. Un cuadro es . . .tiene qué ser, algo como un libro, como unpoema . Es difícil empezar ; es difícil seguir .El cuadro pesa, resulta abrumador, y la tenta-ción de abandonarlo se repite muchas veces .Dejar el cuadro, dejar las cuartillas, dejar loscolores ; dejarlo todo, para siempre, porque elideal, la perfección, resulta inaccesible . Pero,hay que seguir ; luchando contra todo, con-tra la fatiga y la desesperanza ; contra unomismo, contra el propio abatimiento . Y hayentonces un momento ; un momento cualquiera,en que el cuadro ya no pesa, en que la novelasin terminar no es carga insostenible ; en quela obra comenzada tira de nosotros con tre-menda fuerza reclamando la atención constan-te . Hay que empezar . . . hay que seguir. Poreso tú debes volver a la pintura . . . y yo a miscuartillas . . .

Tallín ha escuchado sin dejar de beber . Be-be con calma ; a pequeños sorbos mirando muyfijo el fondo del vaso y observando detenida-mente las manchas de luz quebrarse sobre elhielo.

-Todo eso es verdad. Pero . . . ¿para qué?¿Para qué sirve la pintura, y para qué sirve

- 219 -

Page 68: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

el arte? ¿A quién le importa? ¿A quién leinteresa . . .? ¿A quién?

-A tí . A tí mismo . A tí . . . y a tus fantasmas . . .

-¡Los fantasmas . . . ! ¿ Crees que no lossiento? ¿Crees que no me asaltan, que no meatormentan . . . ?

-Lo creo, sí. Y por eso te digo que huyes .

Tallín ha golpeado la superficie de la mesacon su vaso vacío .

-No hables así . Tú bien sabes lo que pa-sa . . . Hubo un tiempo en que creí ; en que tu-ve fe en mí mismo, y fe en los demás . . Lahe perdido . La he perdido para siempre. Nopuedo pintar ; no quiero hacerlo, si prefieresque te hable así . No puedo. Después de te-ner que hacer dibujos comerciales, de andar porlos andamios pintando carteles que anuncian ci-garrillos, automóviles y hasta leche en polvo ;después de todo eso . . .

César siente vacilar sus convicciones de unminuto antes . También él ha sentido eso mu-chas veces. Lo ha sentido siempre. Pero, pien-sa que ya está curado. ¿Qué significa el bra-zo roto, entonces? ¿No salió de la fiesta solo,

- 220 -

Page 69: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

con una firme decisión ya hecha? ¿No habríallegado a su casa aquella noche para empezara escribir, de no haber sido por el accidente?Sí. Esos sentimientos de derrota, de pesadum-bre, de renunciamiento, pueden ser vencidos .¿Que lo ha decidido a él? ¿Celia . . . ? No. Noes Celia . . . Ni Silvia . . . Es él mismo . To-dos llevamos nuestra salvación en un rincónde la conciencia. César gana nuevo ímpetu,pero Tallín sigue hablando.

-¿ . . . quieres tú que me sienta limpio otravez, con el alma ingrávida para acercarme alcolor . . . ? ¿Al color, que es lo más puro queexiste, porque Dios lo ha creado y el hombreno lo pudo nunca adulterar con su maldad?

-También la palabra . . .

-¡No! !La palabra, no! La palabra no esde origen divino, sino humano . A lo sumo, Diosle ha otorgado al hombre la facultad de ha-blar ; pero no la palabra . Y . . . ya ves paraqué sirve . Al. lado de un poema hermoso, deuna frase bella . . . cuántas infamias, cuántasmentiras y falsedades . . .

-También el color ha sido adulterado, en-tonces. La pintura ha servido muchas vecespara fines innobles . . .

- 221 -

Page 70: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

-La pintura . . . lo que tú llamas la pintura,tal vez . Pero, el color no . El color tiene hoyla misma pureza, la misma transparencia lim-pia que el día de la Creación. El hombre sólopuede combinarlo . . . Y esos fines de que ha-blas . . . con la complicidad del dibujo, única-mente. El color solo, como yo lo concibo, co-mo yo lo veo . . . ¡Jamás! Por eso yo . . . Esinútil . . . ya no puedo . Tengo que pintar . . .eso . . . las marinas de Ignacio . . . letras, ca-rros . . . y cosas así. Tengo que pintar . . . loque no es pintura . . .

César no sabe qué decir ; pero sabe que tieneque decir algo. Si vacila, si se confiesa con-vencido, Tallín seguirá hundido . Y él también.Tienen que salvarse ambos de un agobio seme-jante. Por eso César insiste, tratando de agru-par los argumentos .

-Comprendo todo eso, que no son más quefrases . . . Todas las palabras juntas no sir-ven para expresar una idea. Pero estás equi-vocado . Y sólo podrás ver la verdad, que lle-vas en ti mismo, oculta, volviendo a contem-plarte a través de la pintura ; de tu pintura .Sólo cuando te veas reflejado allí, en el cuadro,donde no puedes engañarte . . .

- 222 -

Page 71: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

-Pero . . . Es inútil . . . Lo he intentadomuchas veces . Si lo intentara de nuevo . . .No es posible . . .

Parece que la resistencia de Tallín, la resis-tencia íntima, que se obstina en negar, empiezaa quebrantarse.

-Tienes que hacer frente a la verdad. Bastaya de hacerle quiebros, porque la verdad tebusca. Es tu vocación. Tienes que pintar.¡Pinta! Pinta para ti, y olvídate de los demás .Eso no importa . No importa nada . Pinta sólo para ti, y si fracasas, si fracasas ante tímismo, entonces serás otro . Y entonces podráshacer tus letras y tus carteles y las marinas deIgnacio con resignación y hasta con alegría .Pero, tienes que encontrar antes la verdad, mi-rándola a la cara. Y la verdad, tu verdad, es-tá en las telas, lo mismo que la mía ha de es-tar en las cuartillas .

-Es terrible . . . si tú supieras . . . Es algo . . .es desesperante.

-Ya lo sé. Nada nuevo me puedes decir . . .Tus telas blancas, que no dicen nada . Y miscuartillas, así ; lo mismo. Las gavetas llenasde proyectos, de cuentos comenzados, de nove-las muertas ; lo mismo que tus bocetos . Pero,

- 223-

Page 72: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

en esas manchas de color, o en unas frases,puede estar lo que buscamos . Y luego, alsentir . . .

-¿Y por qué no escribes tú . . .? Porque lascosas que escribes, que tienes que escribir, yalo sé, es algo como mis carteles ; como estasmarinas. Te oí decir muchas veces, que tú tam-bién . . .

-Sí. No lo niego. Pero, ahora estoy de-cidido. No creas que lo que te he dicho . . .

La cantina se empieza a poblar de soldadosy marinos y las cholas dan vueltas entre losclientes sin muchas esperanzas, porque es tem-prano todavía. Ignacio, desde su elevado asien-to, observa a sus amigos y ordena al camareroque acaba de llegar que les reponga la ago-tada provisión de hielo y que les envíen unossandwiches . Ignacio está satisfecho con laspinturas del muro ; con la sirena gorda sentadaen la roca y con la fragata que navega a todotrapo abriendo las olas con la proa audaz, ypiensa en sus años mozos, tan llenos de sol ytan llenos de azul . Con la mano saluda al re-cién llegado .

-¿Qué tal, Don Chú?

- 224 -

Page 73: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

El antiguo cónsul se encamina a la mesa deTallan y César. Llega algo mojado por lalluvia .

-Van bien las pinturas . Está bonito es-to . . . Me acuerdo que en París había una es-pecie de cantina y restaurante que tenía en lasparedes . . .

César se levanta para llamar de nuevo a Ce-lia, y esta vez la encuentra en la Redacción .

-Bueno . . . Si quieres, te recojo ahí mis-mo . . . En la puerta, claro . . . Está lloviendomucho. ¿No te has dado cuenta? ¿O es queestás bebiendo . . .?

-No. No me he dado cuenta. Es verdad .Estaba hablando con Tallín, de . . . cosas .

-De pintura, me figuro ; de libros . . .

-Sí ; de eso. Te espero, pues .

-Está bien . . . En quince minutos. ¿Cómosigue el brazo?

La lluvia cae con violencia y, a pesar de sertemprano, algunos automóviles ya prenden lasluces. Entran más marineros y entran mássoldados y sobre el mostrador y encima de lasmesas brillan las botellas y los vasos . Los dos

- 225 -

Page 74: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

camareros van y vienen con premura yEmiliamanipulaenlamáquinaregistradora.Césarsonríealpensarqueesbizca,conuna

bizquera que debía hacerle confundir todas lasteclas. César nunca se atreve a mirarle losojos ; tiene miedo de que el estrabismo se contagie o de que aquella mirada pueda trastor-narle las ideas, o dejarlo paralítico al quererandar con la pierna que no es .

Tallín y Don Chú siguen conversando . Elpintor, algo borracho, habla ahora del Renaci-miento y cita algunos nombres . Leonardo, Miguel Angel, Rafael . . . y se refiere a algunasgalerías ilustres y museos .

- . . . pero, en Florencia . . .

Florencia . . . el Arno . . . El puente Viejo . . .los Oficios . . . la plaza de la Señoría . . . Flo-rencia, es Silvia . César no escucha . Tieneesa marca indeleble ; tiene en el alma la man-cha verde de los ojos de aquella mujer ; sus mo-mentos de entusiasmo y sus melancolías extra-ñas. Una mujer diferente, oscilando en actitu-des irreconciliables, que sólo era fiel a un per-fume, y tal vez a una idea. ¿A una idea? ¿Sepuede ser fiel a una idea? A una idea fija . . .

- 226 -

Page 75: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

Valery ha dicho que todas las ideas . . . Valery. . . Florencia . . . Silvia . . . el perfume

aquel . . . ¿Qué había pasado en Florencia . . .?

-Una vez en Marsella . . .

-No me hable de Marsella .

-Por favor. Te aseguro que . . .

Las palabras de Don Chú y las del pintorresbalan sobre César, que vuelve a sentir el pen-samiento turbio, abismado en aquel torbellinodoloroso cuyo vértice son los ojos de Silvia. Noquiere beber más . Lo que necesita es la pre-sencia sedante de Celia. Si no llegara ; si nollegara pronto . . .

César se levanta y se acerca a la puerta. Separa en el umbral y mira hacia la calle . Elduro sol del mediodía parece reposar cansadotras las nubes densas de color ceniza que en-sombrecen la tarde . La ciudad entera se mojaen la lluvia, y el agua corre muy aprisa al ladode las aceras arrastrando desperdicios. Pasanchivas, carros y mucha gente apresurada quetrata de protegerse de la lluvia pegándose a lascasas. Frente a César, algo lejos, con los con-tornos borrosos por el velo del agua, Leoni-das, el griego de las frutas, se acurruca bajo

- 227 -

Page 76: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

el toldo, y algunas billeteras cierran las exhibi-ciones corriendo en busca de un zaguán pro-picio .

Celia no llega . Pasan carros de todas clasesy colores y tamaños. Carros suntuosos, carrospobres, con su carga de años y de suciedad .Suena una bocina, alegre, juvenil, risueña, por-que hay bocinas así, como hay otras altaneras,bruscas, insolentes. César adivina a Celia y enseguida ve el carrito claro, pequeño como unjuguete, que avanza despacio.

-¿Hace mucho que esperas . . . ? Tuve quedemorarme algo, porque llegó un señor . . .-No. No mucho .

César necesita serenarse ; borrar aquella ima-gen atormentadora, que tanto se pliega al re-cuerdo de una falda roja, de un vestido rojoy de una despedida en un carro solitario esta-cionado en el jardín Balboa . César necesitadestruir aquel recuerdo absurdo ; pero necesitacontemplar a Celia. Mirar su perfil, como es-tá ahora, atenta al timón de su automóvil, consus pulseras en el brazo, su fina nariz y la son-risa insinuada .

-Estás poco elocuente hoy .-Es que . . .

- 228 -

Page 77: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

-Nada, nada. No es reclamo. Si es que es-tás pensando en tu novela . . .

César reacciona al golpe inesperado. La novela, otra vez. La fiesta de Fico . El brazo

roto. Pancho, el hombre de la chiva . . . Ta-llín y todo cuanto hablaron .

-Pensaba en ti .

-Que soy otra especie de novela . ¿No esverdad?

-No sé lo que eres, Celia. No puedo saber-lo. Eres un hermoso enigma.

-Ironía tuya . . . o exceso de imaginación .Bien sabes que yo soy nada más que una mu-jer sencilla . Ya ves qué fácil es destruir elmisterio.

-Una mujer . . . No. Las mujeres no soncomo tú. Ninguna. Tú eres diferente. A ve-ces pienso que no existes siquiera ; que eresuna . . . abstracción . . .

-Yo no sé cómo son las otras. Quizá noesté muy segura tampoco de cómo soy yo mis-ma. Sin embargo, creo que te he dicho la ver-dad. ¿ Dónde quieres ir . . . ? ¿ A casa . . . ?

-No. Vamos a un jardín. ¿No quieres to-mar algo . . . ?

- 229 -

Page 78: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

-Bueno . . . Es temprano todavía, ¿Vamosal Balboa?

-¡Al Balboa, no! Vamos . . . al Rancho .César teme que su negativa ha sido dema-

siado enfática, sobre todo porque Celia es muysagaz.

-Bien. Al Rancho, pues. ¿Por qué no tegusta el Balboa? ¿Tienes allí alguna cuentapendiente . . . o algún recuerdo . . .?-No. No es eso . Es que . . . a esta hora

suele haber mucha gente . . . Vamos a otro si-tio . . . Al Rancho.

Se han sentado frente a frente, y ahora Cé-sar puede contemplar a Celia, bebiendo a gran-des tragos su rostro risueño, sus manos in-quietas, pequeñas y activas. Pero la conversa-ción está deshilvanada, con muchos huecos desilencio . Celia sabe bien que alguna cosa in-quieta a César, o más bien que sus ideas andansueltas, tropezando a ciegas. Por eso le ayu-da discurriendo temas que pueden hablarse así ;sin pensar nada .

-Me dijo tu patrona que saliste pronto . . .Cuando llamé al hospital y me enteré de queya no estabas . . . quería saber . . . me alegromucho . . .

- 230 -

Page 79: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

-Sí. No es nada grave . Molesta un pocoel yeso éste. Creo que me lo quitarán pronto .

La conversación languidece y César da seña-les de inquietud . Aunque no le importa nadala hora que pueda ser, consulta el reloj sinacordarse de que es gesto que siempre contra-ría mucho a Celia .

-Vámonos, si quieres . . .

-No . . . Si, no. . .

-Vámonos de todos modos . Ya estás mirando la hora . . .

-Perdona ; te lo ruego . Lo hice así, sin dar-me cuenta . . . ¿Por qué es esa antipatía tuyaa los relojes? Tú nunca lo usas ; lo he adver-tido.

Celia se ha puesto de pie, y sus decisionesson siempre irrevocables.

-No lo uso, porque no lo tengo. Es la ver-dad . Antipatía, no ; aunque no me agrada na-da que signifique medida, dirección, orden, man-dato . Y los relojes existen para ordenar, pa-ra apremiar . !"Ahora! !Todavía, no! Tequedan diez minutos" . ¿Qué son diez minutos?

- 231 -

Page 80: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

¿Qué es un año? ¿Qué es un día? ¿Qué hashecho tú en el día de hoy? ¿Para qué te haservido?

Celia habla apresuradamente, sin mirar a Cé-sar, mientras revuelve en el bolso buscando lasllaves del auto . Como si hablara sola .

-"Panamérica". "Nación" . "País" . . .

Uno de los niños se dirige a la barra a ofre-cer sus periódicos y otro, más pequeño, se vuel-ve hacia César . Tiene el rostro y la ropa mo-jados por la lluvia y protege su mercancía conesmero, cubriéndola con un cartón .

-;Hola! ¿Eres tú . . .? ¡Cuánto me ale-gro . . .! ¿Ya está en casa tu papá?

En el niño se acentúa la sonrisa blanca, queilumina su rostro moreno .

-Sí, señor . Llegó temprano . Muchas gra-cias, señor . Muchas gracias . Mamá está muycontenta . Todos.

Yeyo sigue pregonando los periódicos, y des-de el ángulo de una columna se vuelve parasonreír de nuevo .

-"Panamérica" . . . "Nación" . . . "País"

-232-

Page 81: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

Instalados en el carro, Celia se encara conCésar .

-Perdóname lo que te dije. Parecía enoja-da . ¿No es verdad? Yo sé lo que has hechohoy . Ya lo sé. Has ayudado al padre del chi-quillo ese . Es una buena obra. Es el hombreque te atropelló . ¿No es cierto? Has hechomuy bien, César . Tú eres muy buena persona,y yo te quiero mucho .

Es casi de noche y las luces del jardín es-tán todas encendidas.

Celia pone en marcha el automóvil .

-Y no le tengo antipatía a los relojes ; yalo sabes.

César se deja conducir como un paquete.Tiene la ingrata sensación de estar atado . Qui-siera soltarse ; abrazar a Celia, acariciarla, be-sarle los ojos . Pero, no es posible . No seráposible nunca y la certeza le da frío .

El carro se desliza por las calles sorteandochivas y dos carretillas, y en una esquina sedetiene .

-Ya estás en casa . Ahora, no tienes pre-texto. A escribir. Escribe, porque quiero veresas cuartillas . Hasta mañana .

-233-

Page 82: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

La presión de la mano es firme y prolon-gada . Ya en la acera, olvidado de la lluvia,que ahora cae mansamente, César aspira el per-fume que quedó en su mano y que lo mantieneaún unido a Celia. Mientras sube la escalerase acuerda de que ella cumplirá años muy pron-to. El día no lo sabe, pero eso no tiene im-portancia. Le va a regalar un reloj. Sí. Unreloj, para que no se enfade más cuando mirela hora. Un reloj de acero, costará . . . Puedecomprárselo a Mario y pagarlo a plazos . Sí .A Marlo. Irá al día siguiente a ver los relojes y, al mismo tiempo . . . podrá saber algo deSilvia. Silvia . . . Celia . . . aquel perfume dela mano, que se desvanece . . .

Obdulia, la patrona, se ha interpuesto entresus sueños .

-¡Don César . . . ! ¡Ya era hora! No se apa-reció por aquí en todo el día . . . Una niña lollamó por teléfono . . . Y lo llamó un señortambién. Acababa usted de irse y le dije . . .

-Sí, sí. Gracias . . .

y de paso quería recordarle que a versi puede darme alguna cosa. Ya sabe que elatraso . . .

- 234 -

Page 83: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

-Cómo no, Obdulia . . . Mañana hablamos . . .Tengo que cobrar . . .

-Yo no quisiera apurarlo, y menos ahora . . .¡Ay! ¡Nos asustamos más cuando supimos lodel atropello . . .! Pero, gracias a Dios . . . Ven-ga a comer, que ya está listo . . .

César come solo y sin hablar, y no sabe loque come. Todo sabe igual en la pensión deObdulia. Las sopas, a culantro ; la carne, a ce-bolla, y el arroz a nada . El queso, la jalea yel café . El queso bueno, es el de la mañana .Un queso tierno y blanco, de Chitré, que traeen la camioneta Leovigildo, el hermano deObdulia . Un hombre muy alegre que toca labocona y canta mejoranas y que va todos losaños al concurso a Guararé . A César le gustaverlo, porque trae siempre en la ropa algún aro-ma campesino y fresco que se impone al de lagasolina . Pero hoy Leovigildo no está aquí yCésar no tiene con quien hablar, ni a quien es-cuchar . Si hubiera venido, podría oírle unasdécimas, o alguna historia complicada de muer-tos y de aparecidos, que él sabe desde que lasaprendió de niño en un campo de Monagrillo.Pero, Leovigildo no está y Obdulia podría vol-ver a recordarle que le debe plata,

- 235 -

Page 84: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

César sube hasta su cuarto y se asoma a laventana . El agua de la lluvia ha esmaltadoel zinc de los tejados y deja caer gotas de orofrente a la luz de los focos . El humo del ci-garrillo se escapa hacia la noche y César lan-za la colilla al aire, donde traza una parábolafugaz . Humo. Ese es el título de un cuentoque César tiene comenzado ; un cuento que noescribirá nunca. ¿Como la novela? Como lanovela, no .

Ya está sobre la mesa la tapa de cartulina ;pero ahora hay en la máquina una cuartillanueva . ¿ Quién la puso? ¿Cómo está allí?¿Estaría siempre? César la toca con los dedosy percibe el polvo acumulado . Aquella cuarti-lla tiene fe . Y la fe no puede marchitarse,porque sin ella no habría en el mundo nadamás que crimen y abominación . Por eso Ta-llín no pinta. Porque la ha perdido, al perder-se a sí mismo .

César ha vuelto a leer aquellas páginas per-didas, que van cobrando calor, y su pulso seacelera. Son viejos conocidos aquellos persona-jes, que acaba de encontrar de nuevo ; son suscriaturas, que parecen gozosas de salir de labruma y del olvido . La máquina vuelve a so-

- 236 -

Page 85: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

LA CALLE OSCURA

nar, aprisa, ametrallando la pereza . Sí ; esoera. Pereza, solamente, como Tallín. Todo lodemás, son cosas inconsistentes que destruye elrazonamiento y, sobre todo, el quehacer . A pe-sar de su brazo, al que el yeso priva de movili-dad, César escribe. Dos cuartillas, tres . . .¿Cuántas más . . .? Las agujas de todos los re-lojes siguen marchando despacio ; de todos. Delque César tiene en la mesa de noche y del queMario le venderá por la mañana para que Celialo use.

Son las once . Los cines echan a la calle asus clientes aburridos y sobre las mesas de al-gunas cantinas repican todavía las fichas de do-minó. César se detiene a fumar un cigarrillo .Todo marcha bien . Tiene tabaco en abundan-cia y tiene fósforos . Y allí está el cenicero,y los lápices de corregir y las cuartillas blan-cas . Nada puede interrumpirlo . La piel delbrazo herido pica bajo la armadura ; perq César no lo advierte. Ya encontró a sus personajes, que crecen y viven . ¿Por qué no pudo ha-cerlo antes? No siempre es pereza, no . Ta-llín puede tener razón. Escribir, pintar, crear,no es un trabajo cualquiera. Tallín decía esoalguna vez. Horas y horas delante de un cuadro, sin que los pinceles logren el menor acier-

-237-

Page 86: IV Ybdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=calleoscura4.pdf · que para adivinar el día, que empieza siempre cuando palidecen. Después, hacia el rancho le-jano; sin una recriminación,

RENATO OZORES

to . Se pinta con enorme esfuerzo, hasta lanáusea y hasta el agotamiento. Y es precisodestruirlo todo . Tachar, borrar y alejarse dela obra comenzada. Para pintar, para escribir,es preciso que se sienta la necesidad de hacer-lo . Como ahora.

La máquina sigue sonando y en la calle lluevelentamente.

"La Ranita" está llena de cholas y soldados,y Emilia, enfrente de la caja, mira a todas par-tes sin que nadie sepa a donde .

Pancho y Rosa duermen juntos otra vez, yel ciego, Don Marcelo, llama a voces a su hi-ja para saber qué hora es . Acaba de desper-tar de un sueño corto y no sabe si es de día.

-Cállese, papá, que acabamos de acostarnos .

A Chon le duelen mucho los tobillos y laspiernas y piensa en la ropa que tiene queplanchar .

La luz de la luna se refleja unos instantesen el patio mojado, hasta que una nube gran-de la vuelve a ocultar.

Yeyo tose varias veces .

- 238-