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ISSN 2250 8562 Consejo de Investigaciones Universidad Nacional de Rosario Repositorio Hipermedial UNR Proyecto: Psicoanálisis, lo social y la dimensión de lo político. Informes El presente escrito continúa la publicación de una nueva serie de Lecturas en el Apartado “Informes” del Proyecto “Psicoanálisis, lo social y la dimensión de lo político”, radicado en el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario. Dicho Proyecto propone el abordaje de las diversas interrelaciones entre el discurso político y el discurso del psicoanálisis, interrogando el estatuto del lazo social y el acontecimiento de lo político ligado a la capacidad de lenguaje del ser hablante humano. Buena Lectura! Dr. Mario Kelman Investigador CIUNR En esta ocasión se presenta el texto del Proyecto de Investigación radicado en el CIUNR y actualmente en curso. Julio 2017.

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ISSN 2250 8562 Consejo de Investigaciones Universidad Nacional de Rosario

Repositorio Hipermedial UNR

Proyecto: Psicoanálisis, lo social y la dimensión de lo político. Informes

El presente escrito continúa la publicación de una nueva serie de Lecturas en el Apartado

“Informes” del Proyecto “Psicoanálisis, lo social y la dimensión de lo político”, radicado en el

Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario.

Dicho Proyecto propone el abordaje de las diversas interrelaciones entre el discurso político y el

discurso del psicoanálisis, interrogando el estatuto del lazo social y el acontecimiento de lo

político ligado a la capacidad de lenguaje del ser hablante humano.

Buena Lectura!

Dr. Mario Kelman Investigador CIUNR

En esta ocasión se presenta el texto del Proyecto de Investigación radicado en el CIUNR y

actualmente en curso. Julio 2017.

1- Proyecto de Investigación:

El psicoanálisis, el lazo social y la dimensión de lo político.

Dr. Mario Kelman

Investigador CIUNR

1.01 Continuidad en la línea de Investigación:

A partir del ingreso a la Carrera de Investigador Científico en el CIUNR planteo un

recorrido que se inicia en los antecedentes de un tratamiento posible de las psicosis, se

continúa en la inscripción de la intersección entre la práctica clínica y la institución, una

reflexión ética sobre el uso de los psicofármacos y finalmente un abordaje de la estructura

de las psicosis y las vías de tratamiento posible a través de la interrogación de la noción de

fenómeno elemental y los llamados trastornos de la percepción mediante el estudio de seis

casos clínicos.

En la actual instancia se propone el abordaje del estatuto del síntoma entre lo sensible y los

efectos de lenguaje, temática que implica necesariamente la profundización de la vía

abordada a través de la clínica de las psicosis.

La clínica de las psicosis conduce a Lacan a reformular el estatuto del síntoma en la

experiencia analítica, lo cual abre un campo de trabajo que mantiene absoluta vigencia,

relevancia clínica e importancia fundamental en torno al porvenir del psicoanálisis y a sus

efectos terapéuticos.

La referencia establecida en la clínica de las psicosis es el rechazo del inconsciente donde

lo forcluido en lo simbólico retorna en lo real como fenómeno en la vía de construcción del

síntoma en transferencia como un modo de tratamiento posible de la psicosis.

El hallazgo fundamental de Lacan es haber llevado el análisis de los fenómenos de las

psicosis -las alucinaciones y el delirio- al plano de la estructura del lenguaje. En la lectura

del texto de Schreber descompone los fenómenos de las psicosis en fenómenos de código y

fenómenos de mensaje posibilitando su intelección. A su vez realiza un brillante estudio

del estatuto de la alucinación en relación a la inversión de los tiempos y lugares de la

alocución, invirtiendo la proposición que sitúa al sujeto recibiendo su mensaje invertido del

Otro. En el caso de las psicosis el sujeto habla por el otro imaginario irrumpiendo la voz del

superyó en lugar del Otro inexistente, donde se interrumpe la cadena significante, sin

alcanzar la estructura la categoría de extimidad.

En primer término se subraya entonces que el síntoma responde al orden del lenguaje

incluso en las psicosis.

En segundo término se afirma que el síntoma psicoanalítico es un síntoma encarnado

articulado al cuerpo y concierne siempre una dimensión de sufrimiento, fácilmente hallable

en los testimonios clínicos.

El sufrimiento del sujeto en el síntoma refiere al campo del pathos, a lo sensible como

propiedad de lo vivo; y en última instancia, a un campo de goce que constituye lo real del

psicoanálisis.

Es necesario situar entonces la interrogación del estatuto del síntoma en la oposición de los

sistemas de Kant y Sade.

En tercer término Lacan define lo real como lo imposible y como tal, lo que se opone al

sentido; digamos que el síntoma es la excepción. Precisamente el síntoma es lo que lleva el

sentido a la real, en el síntoma hay conjunción entre sentido y real.

La investigación siguiente aborda el estatuto del síntoma en la clínica psicoanalítica, entre

lo sensible –campo de goce, viviente- y los efectos de lenguaje –se trata del ser hablante -.

Todo un cambio de axiomática con consecuencias clínicas inestimables, se abre al

considerar el síntoma definido a partir de lo escrito, en la intersección de las cuatro

instancias de la lógica modal: Necesario: lo que no cesa de escribirse; Imposible: lo que no

cesa de no escribirse; posible: lo que cesa de escribirse y contingente: lo que cesa de no

escribirse.

Lo escrito proporciona la condición al síntoma para cernir el real en juego.

Ya no se trata del campo de discurso, sino de lo que se escribe de lo que se dice. El dicho

hace ex -sistir un decir. El decir es del orden de la escritura y por la lectura se interpreta la

una-equivocación, el modo de inscripción de lo inconsciente.

La escritura constituye borde de lo real.

No siempre que se habla se produce un dicho. Cuando se produce un dicho que hace ex –

sistir un decir, cuando hay efecto de escritura, ocurre el acontecimiento, equivalente al

anudamiento Real, Simbólico, Imaginario.

Esto conduce a Lacan a definir al síntoma como un acontecimiento en el cuerpo, en tanto se

trata del ser hablante.

El ser hablante implica el efecto sujeto, representación de un significante para otro

significante; y lo sensible, el cuerpo, el campo de goce; simbólico y real anudado por la

mediación de lo imaginario.

El síntoma se construye en la experiencia analítica y corresponde al desdoblamiento de lo

simbólico en símbolo o inconsciente y síntoma.

Es necesario aprehender luego, el síntoma en relación al final de análisis, cuando opera una

reducción por el pase, el atravesamiento de la experiencia del inconsciente. El síntoma

articulado a la letra, se trata de “hacer con eso”.

El síntoma hace lazo social, conservando la hiancia de la no-relación sexual, la imparidad.

Lo social se presenta entonces como tejido. Se trata de lo parcial puesto en juego. Devenir

de la parte y relación de vecindad topológica. Parte con parte, es lo que hace a lo común

que no constituye un todo, sino comunidad.

El hacer con el síntoma nos conduce a la dimensión política. Entonces, en la experiencia

política se trata de una política del síntoma, que pone en juego la estructura y

particularmente la relación con la causa del sujeto, por la vía del síntoma. Se trata de

hacer con “eso”, con la particularidad que constituye un sujeto singular.

Pero es necesario diferenciar la política de lo político. (Laclau)

Lo político es el acontecimiento que porta un real que irrumpe. Lo político es a-subjetivo,

se encuentra a nivel de la causa, a nivel del objeto “a”. Acontecimiento abierto a la

contingencia, al devenir del uno que no hace todo, sino al uno de la dispersión.

La política implica el campo institucional, el campo del Edipo, el Padre en el lugar del Uno,

la dialéctica de las identificaciones. La política es lo que permite la construcción, el hacer

en relación al real del acontecimiento, en un tiempo segundo que implica hacerse

responsable ante dicho real, es decir, responder por ello.

De aquí surge entonces un momento de conclusión en relación al recorrido sobre el

síntoma, y la apertura de esta nueva investigación titulada “El psicoanálisis, el lazo social y

lo político”

1.02 Formulación del problema.

Desde los principios de la historia de la introducción del psicoanálisis en nuestro país, en

diversos contextos y circunstancias se produjo el debate sobre el modo de intersección y de

articulación del discurso analítico y el discurso político.

En consecuencia, tal es la problemática a abordar en la presente investigación.

El modo de articulación del discurso analítico y lo político, a lo que agregamos la pregunta

por el estatuto del lazo social, ceñido en el interrogante - ¿qué es lo que hace lazo? – ¿qué

es lo que hace comunidad?

Se trata de una problemática que no sólo tiene su historia, sino que presenta una renovada

vigencia en el debate contemporáneo, en nuestro país y en el exterior.

En principio, la articulación referida presenta una complejidad importante abordable a

partir de establecer la diversidad de lineamientos que aloja el espacio discursivo de

intersección.

1- Por una parte se trata de la interrogación de lo político y de la política que

posibilitan las elaboraciones del psicoanálisis.

2- Lacan conceptualiza el campo lacaniano como el campo de goce. A lo largo de su

enseñanza es posible circunscribir indicaciones precisas que traducen las

formulaciones de la economía política en términos de economía de goce. En tal

sentido, es posible plantear la cuestión política a través de los modos que se da una

sociedad determinada respecto de la distribución y circulación de goce. Este

fundamento da lugar a una nueva perspectiva de lo político y de la política a partir

del discurso del psicoanálisis.

3- Por otra parte, se trata de los efectos políticos que promueve el discurso analítico.

En otros términos, cabe la pregunta sobre si el discurso analítico y su modo de

incidencia en la subjetividad, producen consecuencias con un alcance político.

Asimismo, se trata de establecer si los efectos terapéuticos y éticos de la experiencia

analítica cobran también un alcance político en el campo social e institucional y en

la subjetividad de la época, en tanto aporta una definida dirección de la cura.

En esta perspectiva, Lacan llega a afirmar que la experiencia analítica posibilita una

salida del discurso del capitalismo; una salida no segregativa en tanto es para

cualquiera; pero es una salida singular, uno por uno.

4- Lacan afirma que Freud no sólo inventa el psicoanálisis y su conceptualización

teórica, sino que inventa un nuevo discurso, el discurso analítico; que constituye un

nuevo e inédito modo de lazo social.

¿Qué funda lo comunitario?

¿Es posible una comunidad de analizantes del discurso analítico que soporte la

transmisión del psicoanálisis? Esta pregunta circunscribe una cuestión inherente al

campo del psicoanálisis.

¿Está justificada la formalización de una clínica del lazo social? Este interrogante,

extiende las consideraciones del psicoanálisis al campo ampliado de lo social.

Como se advierte, cada pregunta presenta un anverso y un reverso discursivo que

implica el campo del psicoanálisis y el campo de lo social. En consecuencia, es

posible distinguir en cada interrogante un desarrollo que concierne al psicoanálisis

en intensión y otro que concierne al psicoanálisis en extensión.

1.03 Fundamentación.

¿Es posible una intersección entre el psicoanálisis lacaniano y lo político?

(Stavrakakis, Yannis; 2007)

El autor referido nos invita a recorrer la propuesta de construir tal espacio de

intersección. Reunir el psicoanálisis con lo político conlleva un doble riesgo. Por un lado, el

reduccionismo social que consistiría en objetivar lo social, e interpretarlo como si se tratara

de un paciente. Por otro lado, aplicar categorías de la experiencia analítica en un contexto

diferente puede resultar un ejercicio de extrapolación que va en contra de la precisión de las

categorías y conceptos del psicoanálisis aplicadas en su campo de experiencia.

A su vez, cabe la pregunta de si todo abordaje, toda lectura no implica en alguna

medida un reduccionismo.

Por ende ¿cómo se constituye este espacio de intersección?

Tal interrogante abre el campo de la presente investigación. A lo cual, Stavrakakis

agrega la pregunta por el estatuto de lo social, quitándolo de la obviedad. Propone como

primera respuesta, que es el dispositivo analítico el que proporcionaría el núcleo del lazo

social, al vincular el analizante con el analista.

Como primera respuesta coincidiremos en que para el psicoanálisis se trata de lo

político que en la experiencia analítica se articula por el pasaje de lo privado a lo público,

mediado por el inconsciente; experiencia singular, uno por uno, en la que cada uno

constituye un síntoma.

De todos modos habremos de notar que Stavrakakis habla de vínculo y no de lazo,

entendiendo que en el primero se pone en juego lo real.

Lacan inicia el capítulo V de su Seminario XVII1 con una reflexión que nos permite

una primera introducción al cruce de discursos.

1 Lacan, J. El Seminario Libro XVII: El reverso del psicoanálisis. Cap. V El campo lacaniano. (1969) Pág. 73.

Ed. Paidós. 1992, Buenos Aires.

Vamos a avanzar, y tal vez para evitar un malentendido, entre otros, quisiera darles

esta regla de primera aproximación – la referencia de un discurso es lo que manifiesta

querer dominar. Con esto basta para clasificarlo en el parentesco del discurso del amo.

Esta es la dificultad del que trato de aproximar tanto como puedo al discurso del

analista, debe encontrarse en el punto opuesto a toda voluntad, al menos manifiesta, de

dominar. Digo al menos manifiesta, no porque tenga que disimularla, sino porque, después

de todo, es fácil deslizarse de nuevo hacia el discurso del dominio.

(…)

De modo que de mi discurso no esperen nada que sea más subversivo que el propio

hecho de no pretender darles la solución. (Lacan, 1969)

Primera cuestión entonces, el discurso amo o discurso político expresa en forma

paradigmática, una voluntad de dominio inherente a todo discurso, propio del efecto amo

del S1 o significante primordial.

En esto, el discurso analítico se sitúa en las antípodas, en tanto se sustrae a toda

voluntad de dominio, lo cual encuentra una expresión ética manifiesta en la prescripción

freudiana de la abstinencia del analista. La regla de abstinencia y la neutralidad analítica

son ejemplos claros de una posición discursiva que se sustrae al ejercicio de un dominio.

Otra referencia ejemplar la constituye la indicación de Lacan de que la posición del

analista ha de ser homóloga a la posición del “muerto” en el juego del bridge.

Esta indicación ha sido fuente de malentendidos a partir de lecturas e interpretación

no muy ajustadas.

No se trata de que el analista lacaniano se mortifique, obsesivizando su práctica en

rituales supuestamente analíticos. Se trata de que la intervención del analista no se soporte

en su yo o en una referencia al Ideal, que lo instituya como amo de la experiencia y modelo

de la cura, como soporte de identificaciones.

Del discurso, sin embargo, está claro que no hay nada más candente que lo que se

refiere al goce.

El discurso se aproxima a él sin cesar, porque en él se origina. Y lo turba cada vez

que trata de volver a ese origen. Así es como se opone a cualquier apaciguamiento.

(Lacan, 1969)

Leemos esta indicación de Lacan en dos direcciones.

Por un lado, enlaza definitivamente el campo discursivo con el campo de goce.

Por otro lado, invierte la perspectiva, partiendo de la inserción en el campo de goce

que da materialidad a la verdad de la política.

La política ya no se interpreta a partir de su realidad discursiva, sino en la

perspectiva del reverso que presenta el campo de goce.

Los procesos de segregación forman parte del lazo social y a la vez, le hacen límite.

Por ello, Freud revela y encubre la segregación que el lenguaje introduce conjuntamente

con el lazo que produce a través del discurso, fundamentalmente en su texto Psicología de

las masas y análisis del yo.

Lacan aborda el psicoanálisis por su envés y circunscribe los fenómenos de

segregación.

El discurso hace lazo, pero también separa; hace conjunto, parroquia, pero

también excluye. (Mazzucca, Roberto, 1992)

En la cita, Mazzucca destaca que la segregación es un efecto que introduce el

lenguaje, dado que inevitablemente lo simbólico discrimina. En cierto modo, la segregación

se presenta en la forma en que se establece el Edipo y las identificaciones. Al respecto,

ampliamos el detalle que traduce la hipótesis de la segregación como un efecto de lo que

estructura lo humano.

En el seminario XVII de J. Lacan, hay dos referencias sobre la segregación. (págs.

132 y 208)

“en la sociedad…todo lo que existe está fundado en la segregación” En esta proposición

anuda la existencia con la segregación. Está planteado en el contexto de discusión sobre el

mito freudiano del Edipo y sus dos consecuencias que lleva a una consideración de

estructura. Por un lado el asesinato del padre y por otro lado, el pacto fraterno.

El pacto fraterno implica a su vez, el desmentido y la paradoja de la relación con el

prójimo, teñida por la hostilidad. Toda fraternidad se apoya en la segregación común.

Esta fórmula hallará una expresión lógica en las formulas de la sexuación del lado

macho, en donde el Uno de la excepción funda el conjunto de unos tomados por la función

fálica.

“Nunca se ha terminado completamente con la segregación… Nada puede

funcionar sin ella… es el efecto del lenguaje” (Mazzucca, R; 1992)

Pero entonces, qué salida nos deja la hipótesis que presenta a la segregación como

un efecto que el lenguaje introduce y que conlleva también determinaciones a partir del

campo de goce? Se trata de la salida cínica? Resignarse a su aceptación y ejercicio?

De ninguna manera. Se trata obviamente de establecer su lógica, pero a partir de

allí, se trata de una respuesta ética. Lacan acuña una noción muy provechosa y pertinente:

el sujeto responsable. El sujeto lacaniano es un sujeto responsable de su propia

conformación patológica; lo cual podemos traducir como que el sujeto debe responder

éticamente ante su determinación en el campo de las identificaciones y de goce, responder

por su propio racismo y segregación. Extremando el concepto, en este contexto podría

afirmarse que el sujeto coincide con la respuesta ética, el sujeto real es la respuesta al

goce.

Freud intenta ceñir el goce a través de su punto de vista económico del aparato

psíquico. A través de lo económico ciñe el goce como campo libidinal, y construye el

campo de goce utilizando la metáfora energética, lugares y operaciones articuladas por lo

simbólico, pero más allá de lo simbólico.

No obstante, si tomamos la cuestión por su envés; la interpretación del racismo

planteada ya no sólo como el rechazo de la diferencia en las identificaciones homogéneas

a un rasgo; sino afirmado a partir del rechazo al modo de goce diferente del otro. Otro al

que se despoja de su condición de semejante, adquiriendo la tonalidad hostil de prójimo

insoportable.

El mito freudiano introduce y superpone el Ideal y el objeto a. De este modo,

introduce y oculta la segregación. Lacan las distingue y establece su lógica y efectos. Por el

contrario, el problema de la segregación se instituye cuando un modo de goce, un plus de

gozar se establece en el lugar del Ideal, lo cual no requiere necesariamente una ideología

racista. Lacan advierte que ya no es necesario un rasgo, que ilustra con el bigote de Hitler,

sino que basta con situar un modo de goce en el lugar del Ideal, y el correlativo odio por lo

diferente. De lo cual se deduce que los efectos que induce el discurso del capitalismo,

conllevan necesariamente consecuencias de racismo y segregación.

Una raza ya no definida por la biología, sino por determinada insignia de goce.

Este ejemplo nos devuelve al campo de goce.

No vamos a hablar del goce así, por las buenas.

Ya les he hablado bastante de ello como para que sepan que el goce es el tonel de

las Danaides y que, una vez que se entra, no se sabe hasta dónde va. Se empieza con las

cosquillas y se acaba en la parrilla. Esto también es el goce. (Lacan, 1969)

Lacan define el campo de goce como el campo lacaniano, más allá de la

formalización freudiana. Como tal, el campo de goce se extiende desde el límite del placer

hasta la pulsión de muerte o el goce mortífero. Correspondería más bien a lo que Freud

entrevee cuando anuncia el más allá del principio de placer, donde si bien extiende sus

consideraciones iniciales y concede a la repetición el estatuto de principio del suceder

psíquico, no formaliza un campo de goce más allá del Padre.

El goce entra en juego en tanto goce perdido y su intento de recuperación es

inagotable, como el tonel de las Danaides. Se trata de concebir una estructura agujereada,

que otorga a la estructura su carácter de no-todo. Más allá de lo cuál, hay la dispersión de

goces. El sujeto ha de consentir en que se mantenga en la exterioridad lo que fue

forcluido, que no entre lo que ha sido rechazado.

Ahora vamos a decir las cosas de una determinada forma, en relación con una

palabra con la que se tropezarán fácilmente a lo largo de este número, porque es también

uno de los temas corrientes de la propaganda analítica –en inglés, esto se llama hapiness,

en francés lo llaman bonheur.

A menos que se defina de una forma bastante triste, a saber, que es ser como todo el

mundo, algo a lo que el autonomus Ego muy bien podría decidirse, la felicidad, es preciso

decirlo, nadie sabe qué es. Si damos crédito a Saint Just que fue quién lo dijo, a partir de

cierta época, la suya, la felicidad se convirtió en un factor de la política.

Tratemos de dar cuerpo ahora a esta noción mediante otro enunciado abrupto que

es, les ruego que tomen nota, central en la teoría freudiana –no hay más felicidad que la

del falo. (Lacan, 1969)

Resulta muy interesante el sesgo que introduce la anterior cita, en tanto introduce

claramente una vía por la cuál el goce se instituye como cuestión política: la felicidad y el

bienestar pasaron a ser cuestión de Estado, con el surgimiento de los Estados Modernos,

particularmente el Estado de Bienestar. Podría decirse incluso que las formas de Estado

propuestas por el neoliberalismo o la llamada posmodernidad, si bien anuncian el fin del

Estado de Bienestar, no por ello queda zanjada la cuestión política abierta, sino que cobra

presencia a través de su carencia, su negatividad, su déficit.

Hay muchas otras formas, refinadas, de sustituir este goce cuyo aparato que es lo

social y conduce al complejo de Edipo, hace que sea excluido, precisamente porque es el

único que daría la felicidad. Esta es propiamente la significación del Complejo de Edipo.

Por eso, lo que interesa en la investigación analítica es saber de qué manera, para suplir

el goce fálico prohibido, se aporta alguna cosa cuyo origen hemos definido con algo muy

distinto que el goce fálico, con el goce situado y, si puede decirse así, cuadriculado, por la

función plus de goce.

Lacan refiere que si bien Freud logra sostenerse ante el lugar donde el discurso se

enlaza con el goce, éste vacila ante el goce femenino. Al respecto, Lacan articula el saber

como medio de goce, reuniendo el goce con la repetición, lo que le permite presentar una

interesante indicación que extiende el campo de formalización. Como sigue:

No se trata sólo de hablar de prohibiciones, sino simplemente de un predominio de

la mujer como madre, y madre que dice, madre a quién se pide, madre que ordena y así

instituye la dependencia del niño.

La mujer le permite al goce osar llevar la máscara de la repetición. Se presenta

aquí como lo que es, como institución de la mascarada. Le enseña a su pequeño a

pavonearse. Conduce hacia el plus de goce porque ella, la mujer, como la flor, sumerge

sus raíces en el mismo goce. Los medios de goce se abren a este principio, que él haya

renunciado al goce cerrado y extraño, a la madre.

Ahí se insertará luego la amplia connivencia social que invierte lo que podemos

llamar la diferencia de los sexos al natural, para convertirla en sexualización de la

diferencia orgánica.

(…)

Es esencial recordar esto en el momento en que, al hablar del reverso del

psicoanálisis, se plantea la cuestión del lugar que tiene el psicoanálisis en lo político.

(Lacan, 1969)

Se trata de una nítida indicación de Lacan, planteando que el lugar del psicoanálisis

en lo político se define a través de la posición sexuada del sujeto y el acuerdo de los goces.

Enfatiza la inversión de la perspectiva política que fija la diferencia sexual en la

diferencia orgánica. Por lo contrario, es la sexualización de la diferencia lo que posibilita

establecer y hace reconocible la diferencia orgánica natural, en tanto encarna los impasses

de los goces en juego.

La mujer, en tanto construye su versión singular de mujer en disyunción con lo

materno, su mascarada, otorga al goce la condición de la repetición, anudando la

prohibición del goce incestuoso con las variantes del goce sexuado.

Sólo es posible entrometerse en lo político si se reconoce que no hay discurso, y no

sólo el analítico, que no sea del goce, al menos cuando de él se espera el trabajo de la

verdad. (Lacan, 1969)

El párrafo anterior refiere dos puntos esenciales. Por un lado reitera que el discurso

en tanto estructura, implica ya un modo de tratamiento del goce, en el cuál opera y se

encuentra enraizado. Por otro lado, esta articulación del discurso y del campo de goce

revela una verdad en juego, más allá y más acá de lo simbólico.

Lo que Marx denuncia en la plusvalía es la expoliación de goce. Y sin embargo,

esta plusvalía es la memoria del plus de goce, su equivalente del plus de goce. El sentido

que tiene la sociedad de consumidores proviene de esto, que a lo que constituye su

elemento calificado, entre comillas, como humano se le atribuye el equivalente homogéneo

de cualquier plus de goce proveniente de nuestra industria, un plus de goce de imitación,

por decirlo todo. De todos modos, eso puede llegar a cundir. Si se puede simular el plus de

goce, eso mantiene a mucha gente entretenida.(Lacan, 1969)

Lacan diferencia la riqueza como propiedad del rico, del plus de goce. Hay una

diferencia que se encarna en el valor. Lo que el rico embolsa cuando lleva su mano al

bolsillo, no es riqueza, sino el valor diferencial, extracción de plus de goce, o en términos

de Marx, plusvalía.

En consecuencia, a partir de aproximar la cuestión política; el campo de goce, sus

modos de distribución y circulación; la pregunta por lo que hace el lazo social y sus modos

de afección y la interrogación de la dimensión de lo comunitario; se establecen los

fundamentos de la presente investigación que aborda la cuestión de lo político y el

psicoanálisis en los niveles ya referidos.

a- Interrogación y lectura interpretativa de lo político y de la política que posibilitan

las elaboraciones del psicoanálisis.

b- Plantear la cuestión política a través de los modos que se da una sociedad

determinada respecto de la distribución y circulación de goce. Lacan asimila la

función plus de goce con la noción marxista de plusvalía.

Este fundamento da lugar a una nueva perspectiva de lo político y de la política a

partir del discurso del psicoanálisis.

c- Determinar si la incidencia de la experiencia analítica en la subjetividad producen

consecuencias con un alcance político.

Asimismo, se trata de establecer si los efectos terapéuticos y éticos de la experiencia

analítica cobran también un alcance político en el campo social e institucional y en

la subjetividad de la época, en tanto aporta una definida dirección de la cura.

En esta perspectiva, Lacan llega a afirmar que la experiencia analítica posibilita una

salida del discurso del capitalismo; una salida no segregativa en tanto es para

cualquiera; pero es una salida singular, uno por uno.

d- Lacan afirma que Freud no sólo inventa el psicoanálisis y su conceptualización

teórica, sino que inventa un nuevo discurso, el discurso analítico; que constituye un

nuevo e inédito modo de lazo social.

¿Qué funda lo comunitario?

1.04 Objetivos

1- Objetivos Generales.

Producir un abordaje discursivo tendiente a establecer la recurrencia del discurso

político y del discurso del psicoanálisis; como vía propicia para la interrogación del

estatuto del lazo social y sus modos sintomáticos de afección.

Formalizar por este sesgo, las problemáticas que involucran a la subjetividad de la

época y una reflexión sobre lo contemporáneo.

Elaborar simultáneamente una actualización sobre las vías clínicas y los efectos

terapéuticos del psicoanálisis en el campo social, en tanto el síntoma ha pasado al

espacio social.

Interrogar las condiciones sociales –el lazo entre analistas- para el soporte y la

transmisión del psicoanálisis.

2- Objetivos Particulares.

Producir un relevamiento de discursos políticos históricos y representativos de la época;

a través de un abordaje del debate pasado y actual en la intersección entre la filosofía

política-económica y el psicoanálisis.

Efectuar una actualización de las problemáticas y acontecimientos políticos

contemporáneos. Ceñir la incidencia del psicoanálisis en lo político y su reverso, la

incidencia de lo político en el psicoanálisis.

Aprehender la problemática política y clínica del lazo social.

Ahondar la cuestión del lazo asociativo entre analistas en relación a la lógica del fin de

análisis, como condición del soporte y transmisión del discurso analítico.

1.05 Consideraciones sobre el método

1- Ciencia y Psicoanálisis

En "Rudimentos para la investigación en Psicoanálisis" Aníbal Lesserre subraya el

plural de "Investigaciones" en lugar de "Investigación"; operando de ese modo un

pasaje de una homogeneidad ficticia a una heterogeneidad razonada.

En la misma línea se sitúa la diferencia entre Investigación científica e Investigar en

psicoanálisis, a partir de la disyunción que Lacan formula en el Seminario XI entre

búsqueda y encuentro, en continuidad con la disyunción que formula Khun respecto de

la ciencia paradigmática y la ciencia crítica, que J. Bekerman subraya en su artículo "La

Investigación, en el Seminario para la Investigación y la enseñanza, convocado por

Germán García, BIP)

En la operación que implica la pluralización de "investigaciones" se destituye una

concepción de "la investigación" como respondiendo a un Ideal Científico que instituye

un kanon, y que Kant lleva a juicio mediante la figura del Tribunal de la Razón, cara

política de la comunidad científica de la época que dictamina sobre el estatuto de lo

científico.

Eric Laurent en su artículo "Estado, Sociedad y Psicoanálisis" formula que si bien el

psicoanálisis plantea diferencias, los psicoanalistas no están exentos de dar razones de

sus conceptos y de su práctica.

Sobre este punto de la demostración, es interesante una doble reflexión que efectúa

Adriana Rubistein en una intervención en la conferencia del ICBA citada y refiere a la

apertura de un campo de manifestaciones de lo real enmarcado en el Proyecto

Freudiano; de lo cual resulta un argumento que adquiere una validación en su carácter

de necesidad lógica, en tanto concepto concatenado inferido a partir de un fenómeno.

Por otra parte, dicho concepto se confronta con las respuestas de lo real que se producen

en el marco del dispositivo analítico.

Si bien Freud se toma sus libertades, no es ajeno al Ideal cientificista de su medio, y

es lo que le otorga a la producción del discurso psicoanalítico una tensión respecto del

discurso de la ciencia.

El Positivismo homologa investigación con descubrimiento; hace del experimento

un valor demostrativo del carácter de la ciencia cuyo producto es un saber develado, un

saber oculto sacado a la luz que encarna la metáfora de una verdad asequible. Se define

la investigación sostenida en una intencionalidad del investigador y en el ejercicio de la

razón sistemática, que hace de la tarea una profesión por el sesgo del discurso

universitario, solidario del discurso de la ciencia.

En este marco, la investigación se formula en un tiempo primero, donde se define

previamente las condiciones de una búsqueda que dan consistencia al dominio de

discurso que constituye la investigación. En relación a ello se observa la forclusión del

sujeto y de la responsabilidad subjetiva respecto de lo producido; así como lo que

escribe el discurso universitario en cuanto que el saber producido es determinado y

puesto al servicio del amo: S2 / S1.

Pluralizar "investigaciones" abre un campo diferencial respecto de la profesión de

investigar determinado por un universal aplicado a un campo particular; diferencia que

incluye el estilo y lo singular. Asimismo, modifica el campo, en tanto el psicoanálisis

recupera lo que la ciencia forcluye, utilizando la expresión de A. Cabanchik; "el lado

oscuro de la racionalidad clásica". Lo cual no se trata de reivindicar la irracionalidad,

sino que mediante una crítica de la racionalidad arribar a un campo ampliado de la

razón, una racionalidad real.

2- La precisión del detalle.

Lacan recomienda un valor a tener en cuenta en la enseñanza: la simpleza, la

simpleza del rasgo (Seminario X "La Angustia").

Jacques A. Miller sugiere la sencillez y además ubica en el buen lugar la pretensión

de investigar, a nivel de la experiencia analítica.

"Si es necesario ser sencillo en los fundamentos del análisis es, porque de otro

modo, cuando uno no entiende bien qué pasa utiliza nombres propios como los de

Freud o Lacan para tapar las carencias de la cadena demostrativa.

Hay que retomar las cosas en la experiencia misma y ver como los conceptos surgen

al nivel mismo de la experiencia. Pero seguramente siempre de un modo más y más

sencillo porque siempre encontramos conceptos."

El texto de la conferencia del que forma parte esta cita es un magnífico ejemplo en

acto de lo propuesto. ("Cómo se inventan nuevos conceptos en psicoanálisis" J.A.M.,

Conferencia de clausura de las Jornadas del Campo Freudiano de Andalucía)

3- A nivel de la experiencia analítica.

Lacan dice que el analista es al menos dos; uno el que está implicado en la

producción de efectos analíticos; y el que luego teoriza sobre ellos.

Esta certera proposición sitúa el trabajo de la investigación en un tiempo segundo; y

abre la consideración sobre su relación consecuente o divergente respecto de lo

terapéutico; hecho que Freud apuntara oportunamente.

"La coincidencia de la investigación y tratamiento en el trabajo analítico es sin duda

uno de los títulos de gloria de este último. Sin embargo, la técnica que sirve al segundo

se contrapone hasta cierto punto a la de la primera. Mientras el tratamiento de un caso

no está cerrado, no es bueno elaborarlo científicamente: componer su edificio pretende

colegir su marcha, establecer de tiempo en tiempo supuestos sobre su estado presente,

como lo exigiría el interés científico. El éxito corre peligro en los casos que uno de

antemano destina al empleo científico y trata según las necesidades de éste; por el

contrario, se asegura mejor cuando uno procede como al azar y se deja sorprender por

sus virajes, abordándolos cada vez con ingenuidad y sin premisas: Para el analista la

conducta correcta consistirá en pasar de una actitud psíquica a la otra al compás de sus

necesidades; en no especular ni cavilar mientras se analiza y en someter el material

adquirido al trabajo sintético del pensar, sólo después de concluido el análisis. Sería

irrelevante distinguir entre ambas actitudes si ya poseyéramos todos los conocimientos,

o al menos, los esenciales, que el trabajo analítico es capaz de brindarnos sobre la

psicología de lo inconsciente, y sobre la estructura de las neurosis. Hoy estamos muy

lejos de esa meta, y no debemos cerrarnos los caminos que nos permitirían reexaminar

lo ya discernido y hallar ahí algo nuevo." (Conferencias de Introducción al Psicoanálisis

- 6ª Conferencia "Premisas y Técnicas de Interpretación" S. Freud.)

Particularmente en la investigación propuesta se verificaría que es posible la

presentación de un caso o de un fragmento clínico en un tiempo segundo respecto del

acto analítico; es decir cuando ha habido un tiempo de concluir, una escansión donde un

real ha caído, y ha operado un espacio de inscripción necesario y una escritura

contingente.

4- La condición subjetiva.

La adquisición de saber no implica un mero ejercicio epistémico, sino en tanto está

anudado a la condición subjetiva. Graciela Muchachil en un artículo publicado en El

Caldero, dedicado al tema Investigación refiere que el problema de la investigación es

el problema de la lectura, y que la condición de la lectura es el análisis.

5- Recorrido y hallazgo

El punto de partida de una investigación es un espacio de no saber enmarcado en

un saber.

El punto de llegada es el hallazgo, respecto del cual también opera un tiempo

segundo; en tanto hallazgo de lo que ahí ya estaba.

Se presenta la hipótesis que investigar en psicoanálisis es correlativo de la

operación que escribe el discurso del psicoanálisis que lleva el objeto "a" al

lugar de agente y el saber al lugar de la verdad.

En la investigación se trata de la invención de un saber nuevo como producto, a

partir de lo que allí ya de alguna manera estaba como condición, a través de

cernir el real que le es propio al psicoanálisis.

Asimismo, ello incluye el sujeto en su implicación en el campo, y el saber

llevado a su límite, extremando el límite del discurso; lo cual deviene de la

misma lógica que aquella que habilita la experiencia analítica.

De lo anterior se deducen tres cuestiones relevantes.

1- El deseo del analista es la función que estructura y determina el campo.

2- Llevar el saber al lugar de la verdad contempla el interés del psicoanálisis por la

causa, en tanto causa material.

3- La operación de producción de un saber nuevo respecto de lo que ya estaba en

la estructura como condición anticipada, supone una operación respecto del tiempo, o

los tiempos que remiten al sujeto en su función de advenimiento.

S2 a a S (tachado)

__ __ __ __

S1 // S (tachado) S2 // S1

Discurso Universitario Discurso del psicoanálisis

6- Sobre la argumentación

Ernesto Sinatra (La racionalidad del psicoanálisis - Editorial Plural) retoma el

debate entre Wittgenstein y Russel en torno al referente, que oscila en torno a la

posibilidad de establecer un referente a partir de una proposición. Así, contrapone

aquellas disciplinas que como las matemáticas producen una Demostración por

medio de razonamientos formales (algoritmos) para hallar la solución al problema

mediante la aplicación automática de premisas; y por otra parte, las disciplinas que

requieren de una argumentación.

Disciplinas con un procedimiento

automático de resolución

Argumentación

La argumentación -en su oposición a la demostración- es pertinente donde

faltan procedimientos automáticos, obligatorios de resolución, y conlleva una

exigencia de elección, un llamado a la decisión personal para resolver con un

procedimiento de remiendo el sentido que cojea por la inconsistencia del lenguaje.

La argumentación es necesaria en tanto hay lugar al desacuerdo, y establecer un

texto en esta perspectiva es un acto, que se valida en la escansión que constituye el

enunciado.

El argumento en su articulación lógica tiene una connotación demostrativa

inherente.

7- El límite de la argumentación: lo real.

Descartes a través del Cogito instituye un procedimiento de argumentación basado

en el more geométrico, de carácter lineal que responde a un orden de sucesión de

ideas claras, simples y distintas.

Perelman revaloriza la retórica como una teoría de la argumentación rompiendo con

el planteo cartesiano de una razón lineal y unívoca, y con el sentido último y final

de las revelaciones de los sistemas de la filosofía. Propone un sistema abierto, y es

la razón por la que Lacan rescata a este autor, dado que también concibe el lenguaje

como un sistema inconsistente que hace necesaria la argumentación, a partir de un

acto electivo que establece un texto.

Los retóricos resuelven la existencia de proposiciones contradictorias por un

procedimiento de medición con el canon retórico de la época, que juzga el carácter

del enunciado en su contexto histórico. Ello implica una finalidad política en el

procedimiento de legitimación que incluso incide en la literatura como arte.

Los poetas herederos de la Antigüedad y el Humanismo se apoyan en la

justificación teológica, que instituye a la Biblia como un texto canonizado en el que

la verdad no se pone en cuestión. El arte que se apoya en la sucesión de la poesía

bíblica se justifica y legitima en su verdad.

Por el contrario, el psicoanálisis postula que la argumentación es un modo de

suplencia en el lenguaje con el lenguaje. Implica un punto electivo y un sistema

inconsistente, sin que exista un sistema formal que ofrezca garantías canónicas de

transmisión.

Lacan pensaba que el saber se produce en un destello; un relámpago (éclair), que

indica su estrecha relación con el acto analítico. De lo cual resulta un campo

constituido como saber no-todo cuyo establecimiento es del orden de un acto, una

decisión que supone un corte y una apuesta: distintos modos de cernir y nombrar el

real en juego.

8- Referencia metodológica.

Se propone como referencias metodológicas el análisis de caso y la argumentación.

Si bien en una investigación es posible anticipar el Plan de Trabajo, también es

necesario hacer constar que éste puede modificarse a partir de los resultados de los

hallazgos producidos. Por la misma razón, no se incluyen plazos de tiempo determinados a

priori.

Plan de Trabajo de la Investigación.

Elaboración del marco conceptual.

Se destina un primer período de relevamiento, ampliación y actualización del

campo conceptual a partir del discurso psicoanalítico en la orientación que le diera

Freud y Lacan; así como de los principales referentes de la filosofía política que

participan del debate actual; entre ellos: Gilles Deleuze, Charles Battaille, Jean

Baudrillard, Felix Guattari, Cornelius Castoriadis, Michael Foucault, Jacques

Derrida, Ernesto Laclau, Chantal Mouffe, Nancy Lacoue Labarthe, Roberto

Esposito, Jorge Alemán, Alain Badiou, Stavrakis Yannis, Lipovetsky Gilles, etc.

Previamente, habremos de relevar también autores clásicos de la filosofía, tales

como Platón, Aristóteles, Kitto, Kant, Hegel, Marx, Heidegger, etc.

La elaboración de un marco teórico implica con posterioridad la constante dialéctica

y puesta a prueba en el curso de la investigación a partir de las articulaciones que

proporcionan la casuística como dimensión de la práctica clínica y el avance mismo

de la investigación en su dimensión de práctica de discurso.

Elaboración de una casuística.

En forma simultánea y posterior, se elabora una casuística a partir de problemáticas

relevadas en el campo social, elevadas a la dignidad de caso, a los efectos de establecer

la particularidad de cada caso que comporta la situación del sujeto en la estructura y el

establecimiento de su queja, padecimiento o síntoma en el curso de su testimonio.

El síntoma ha pasado al campo social, imponiendo el síntoma su cara ligada al acto

más que a la capacidad de metáfora. A priori establecemos como cuestiones a abordar y

constituir casuística la exclusión, segregación, racismo, violencia, marginalidad,

exclusión, etc.

Detalle:

1- Elaboración de la particularidad del caso.

2- Elaboración de las articulaciones de la caracterización del caso singular respecto

de las referencias generales de estructura.

3- Articulación de las conclusiones de la casuística con las referencias teóricas

pertinentes, lo cual permite la puesta a prueba de la teoría y se actualización.

4- Articulación de las conclusiones de la casuística con referencia a posibles modos

de incidencia futura.

5- Nota: Se advierte que la casuística se elabora con criterios cualitativos en el

marco del valor clínico singular que Freud le otorgaba a cada fragmento o caso

clínico, articulando lo particular con lo general de la estructura. Es decir que la

casuística no responde a un criterio de elaboración cuantitativo donde el número

sería un elemento demostrativo.

Elaboración y profundización de temas específicos de investigación.

La investigación propone a su vez la siguiente desagregación temática para el abordaje

de sub-temas puntuales y específicos. Este listado constituye un movimiento de

anticipación del campo a investigar que puede modificarse retroactivamente a partir de

los resultados hallados y los desarrollos producidos.

1- La política y lo político. Establecimiento de lo político en el campo de la política y

del psicoanálisis.

2- El campo de la economía política como campo de goce. Relaciones e implicancias.

3- La política y el cuerpo. El biopoder y la biopolítica.

4- Lógica del acontecimiento en el campo de la filosofía y del psicoanálisis.

5- Extimidad del síntoma. El síntoma como lazo social. Lo social como tejido.

6- Estatuto de lo comunitario. Recorrido sobre lo comunitario en la filosofía política y

abordaje problemático de lo comunitario en psicoanálisis: el recurso de la topología.

7- El paso del síntoma a lo social. Racismo, segregación, exclusión, marginalidad y

violencia. Casuística y aproximaciones a modos de incidencia e intervención. Los

límites de lo interpretable. Clínica del Acto.

8- Esbozo de una clínica del lazo social.

9- Lógica del final de análisis, el lazo y la transmisión del psicoanálisis.

1.06 Finalidades.

Actualización del abordaje del discurso del psicoanálisis y del discurso amo o político, en

las exposiciones contemporáneas relevantes de la filosofía política y del psicoanálisis.

Articulación de la modalidad de la investigación y la enseñanza.

Interpretación de la historia política a partir de la lógica del acontecimiento.

Relevamiento de una casuística representativa de la época en nuestra comunidad y

aprehensión de la lógica de la problemática despejada en cada caso tomando como

referencia primordial la particularidad del caso por caso y su perspectiva de estructura.

Establecimiento del estatuto del lazo social, en su alcance político y clínico. Definición

posible de una clínica del lazo social.

Aproximación a la problemática del fin de análisis, el lazo entre analizantes y la

transmisión del psicoanálisis.

Determinación de la situación de la subjetividad en la época.

1.07 BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

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Dirección Editorial: Mario Kelman – Investigador CIUNR – Comunicaciones a: Maipú 1065 of. 209 –

2000 Rosario (Santa Fe) República Argentina. (54) 341 155-106784. [email protected]

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