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ISSN 0864-0572 Precio: 80 ctvos www.almamater.cu Febrero 2009 No. 472 ©

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  • ISSN 0864-0572 Precio: 80 ctvos www.almamater.cu Febrero 2009 No. 472 ©

  • DirectoraDirectoraDirectoraDirectoraDirectora

    LLEGÓ A ETIOPÍALLEGÓ A ETIOPÍALLEGÓ A ETIOPÍALLEGÓ A ETIOPÍALLEGÓ A ETIOPÍADe cómo Indiana Jones

    «Harás un arca de madera de acacia, dos codos y medio delargo, codo y medio de ancho y codo y medio de alto. La cubrirásde oro puro, por dentro y por fuera, y en torno de ella pondrás unamoldura de oro. Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pon-drás en los cuatro ángulos, dos de un lado, dos de otro. Harás unasbarras de madera de acacia y las cubrirás de oro y las pasarás porlos anillos de los lados del arca para que pueda llevarse (…). En elarca pondrás el testimonio que yo te daré».

    Éxodo (24; 12)«El profesor de arqueología Henry Walton Jones, Jr., tras conocer

    del secuestro por parte de los nazis de su amigo y mentor AbnerRavenwood emprende un viaje hacia la mítica ciudad de Tanis, enEgipto, lugar donde se cree pudiera encontrarse la bíblica Arca dela Alianza...»

    Así describe Steven Spielberg uno de los pasajes del filme Losconquistadores del arca perdida (1981), segunda producción de lasaga de Indiana Jones, el profesor-héroe ungido por Hollywoodpara descubrir los más intrigantes secretos de la Humanidad.

    Sin embargo, la pasión por la búsqueda del Arca no es unainvención de Spielberg ni mucho menos. De hecho, Los conquis-tadores… han pasado a la historia de este mito como una pálidacaricatura de la versión real, inexacta y hedonista.

    Según cuenta la Biblia, el Arca de la Alianza o Tabot —especie debaúl sagrado que custodiaba las tablas de piedra en las que estabaninscritos los Diez Mandamientos— fue ordenada a construir porMoisés bajo órdenes directas de Yavéh, dios de los hebreos. Mástarde, y después de sembrar la muerte y el frenesí entre hebreos yfilisteos por las tierras de Canaán, fue llevada a Jerusalén para res-guardarla de los infieles. Seiscientos años después, la invasiónbabilónica de Nabucodonosor a Palestina (587 a.n.e.) haría que elArca y su mitología desaparecieran de aquellas tierras para siempre.

    Mientras tanto, al sur del Mar Rojo, la ciudad sagrada de Axumamanece cada día entre el polvo y sus más de dos mil años de existen-cia. Un poblado escuálido, desconocido y de rancio linaje bíblico apocos kilómetros de la convulsa frontera de Etiopía con Eritrea.

    Lo cierto es que este poblado se destacó por ser la capital delReino Axumita (siglo I a.n.e-siglo X n.e.) y el lugar donde regía lamítica Belkis, reina de Saba, quien tras su relación con Salomón, elrey de Israel, dio a luz a Menelik I, el primer rey de Etiopía.

    Hoy, todas las calles de esta ciudad llevan irreductiblemente a unaextensa explanada donde se levantan impresionantesestelas de piedra que, en forma de obeliscos, re-cuerdan cada uno de los lugares donde estánenterrados la gran mayoría de los sobera-nos de este milenario país. Para mayorasombro, bajo cada monolito se abrencámaras en varias direcciones dondedescansan impresionantes tumbas depiedra hueca que nadie ha podidoabrir hasta la fecha.

    Frente a los obeliscos, bajo unalánguida acacia, un sacerdotecopto-ortodoxo parece adivinarcada palmo de la historia de aquellugar. Sus ojos ya han olvidado elcolor de las nubes y sus manos, raí-das por el tiempo, se aferran a subáculo de madera con el que sos-tiene el peso de su cuerpo y el desus secretos. Gibre Mikail, tiene unmandato divino que ha confinadosu vida al más profundo ascetis-mo: custodiar el Arca de la Alianza.

    Se cuenta que Gibre Mikail esdescendiente directo de los he-breos que robaron el Arca de losaposentos del rey Salomón hace2 mil 200 años y que junto aMenelik, el preciado vástago delrey de los judíos, corrieron haciaEtiopía para mantener bajo su cus-todia el mítico baúl.

    Gibre Mikail es la única persona a quien se le permite ver el Arca, lacual —según algunos investigadores— continúa guardada y custo-diada actualmente en lo más profundo de la iglesia de Santa Maríade Sión.

    Según promulga el Kebra Negast, libro sagrado de la religiónetíope, el sacerdote que custodia el Arca antes de morir deberá llevara su sustituto al lugar y tras proclamarlo en una breve ceremonia,dará por terminada su misión en la tierra y con ello, su propia vida.Se conoce también que junto al sacerdote, una hueste de guerrerosetíopes resguarda también el secreto.

    Fue tan reciente como en 1989 cuando un corresponsal de la BBCde nombre Graham Hancock asombró por primera vez al mundo consu nueva teoría sobre el paradero del legendario baúl. Según Hancock,el arca no se encontraba extraviada sino a salvo en un templo deEtiopía. Su bestseller Símbolo y Señal narra su trabajo en este paísafricano durante varios años tras la pista del Arca.

    La hipótesis de Hancock demuestra que la urna sagrada salió dePalestina, recaló un tiempo en la isla de Elefantina (Egipto), y des-pués pudo haber sido ocultada en Etiopía. En su obra, Hancockcuenta cómo los judíos de Elefantina huyeron a Sudán y desde allí alas tierras altas de Etiopía. Finalmente, se asentaron en el Lago Tana,un mar interior a más de dos mil metros de altura. Visitando estazona conoció la existencia de unos textos antiguos que relatabancomo el Arca de la Alianza había sido colocada en una especie detabernáculo en la isla de Tana Kirkos –uno de los islotes del lago-donde permaneció ochocientos años hasta que el rey Ezana de Etio-pía la llevó hasta su emplazamiento actual en Axum en el siglo IVa.n.e. Lo cierto es que aún en Etiopía, todas las iglesias ortodoxasguardan en su sagrario una réplica del Tabot o Arca, a la que sacanen procesión una vez al año, cubierta por telas, durante la fiesta delTimkat, ceremonia que coincide con la Epifanía católica.

    Hoy Gibre Mikail se ha negado a hablar con los turistas que hanllegado a Axum. Está cansado, dice en amárico. Su espalda se encorvay parece alcanzar el polvo. El sol del norte de Etiopía en esta época estan fuerte que le seca los labios una y otra vez. Probablemente, estesea uno de los hombres más importantes del mundo. El peso de la feha comenzado a doblar sus rodillas.

    Etiopía, es uno de los países más pobres del mundo, sin embargo,su gente vive orgullosa de su milenaria civilización. Los etíopes sabenque existe un lugar en la historia de la humanidad que les correspon-

    de y hacen gala de eso. El anciano Gebre Mikail está cons-ciente de ello, como sabe también que la codicia huma-

    na no tiene límites. Reconoce que tiene que estaralerta. «Si alguien llega a profanar el Arca,

    sería el fin del mundo», susurra.La mayoría de los pocos turistas que lle-

    gan a Axum todos los años no han leídonunca a Grahan Hancock ni saben queaquel tórrido país —con más personasque esperanzas— tiene el privilegiode albergar una de las civilizacionesmás deslumbrantes de la historia.

    «La verdad sobre lo más sagradode lo sagrado —así es como se refie-re Gebre Mikail al Arca— tiene queser develada». Sin embargo, el an-ciano, en el fondo de su alma, prefe-riría que aquel secreto permanecieracasi olvidado. Aún poseyendo elArca, su país ha sido víctima en losúltimos treinta años de dos guerrasfraticidas que le han extirpado el fu-turo a muchos de los 80 millones deetíopes. Gebre Mikail sabe de la sor-didez humana. La huele...

    «…los nazis consiguen finalmen-te robar el Arca y capturar a India-na. Los alemanes comienzan unaceremonia religiosa para abrir elbaúl, pero al hacerlo desatan la irade Dios.»

    Por Ernesto Fidel DomínguezErnesto Fidel DomínguezErnesto Fidel DomínguezErnesto Fidel DomínguezErnesto Fidel Domínguez

    Hace unos meses escuché a dos estudian-tes comentando su predilección por laspelículas que versionan obras literarias.Uno confesó que nunca había vencido lalectura completa de un título. Me parecióque lo decía con más orgullo que rubor.¿Será esta una consecuencia de la épocade la multimedialidad?

    Tal vez sea una ganancia, ya que aque-llos que nunca sintieron deseos deadentrarse en las páginas de un libro, seacerquen a su mundo de historias y fanta-sías a través de las imágenes y el sonido.El audiovisual es un camino, pero ojaláquienes lo transiten no olviden las rutasque llevan a la letra impresa.

    Es cierto que la vida de un universitarioestá rodeada de libros, algunos actuales;otros han pasado de mano en mano, añotras año. Todos esperan con la misma en-trega al próximo lector.

    En el ámbito académico no solo se revi-san o sugieren textos por obligatoriedadde los planes de estudio. También nacennuevos proyectos editoriales como resul-tado de investigaciones o compilacionesde artículos temáticos.

    Una tesis puede multiplicarse en cien-tos o miles de ejemplares y permanecer enlas librerías o bibliotecas de todo el paíshasta que alguien quiera descifrarla. El li-bro El autonomismo en las horas crucialesde la nación cubana es un ejemplo. Con-tiene los análisis que le valieron a Carlos yElier, para merecer la máxima calificacióndel tribunal y obtener su título de licencia-dos en Historia, en la Universidad de LaHabana.

    Por estos días andan estrenándosecomo autores, compartiendo en presen-taciones con el público —y los amigos yfamiliares— la emoción del proceso vi-vido y la angustia por todo lo que faltapor decir.

    De seguro hay muchos más jóvenescomo ellos, soñando con plantar un ár-bol, tener un hijo y escribir un libro. Siesto último no lo consiguen, que al me-nos no pierdan la oportunidad de hacerseacompañar siempre por un buen libro(digital o impreso, pero un libro).

  • Luto o tristeza a veces no son los mejores ymás respetuosos homenajes. A quienes en vidafueron grandes seres humanos, se les debe re-cordar con alegría cuando cumplimos sus sue-ños; quizás tarde para ellos, pero nuncapara la humanidad.

    Julio Antonio Me- lla hubiesequerido ver el es- fuerzo suda-do en cada gota, loschistes juve- niles, eldescanso y entu-s i a s m outópi-c o ,

    mientras un grupo de vanguardias de la FEU,su FEU, subía hasta el accidente geográfico consu nombre.

    Verticales senderos asfaltados y una cons-tante fatiga, marcaron la cuesta arriba del picoMella.

    Lamentable tener que homenajear al másefímero y activo dirigente estudiantil cubano,en el aniversario de su asesinato; perogratificante, el ímpetu creador con el cual laavanzada juvenil lo invoca.

    «Ocho décadas se cumplen de aquel horren-do crimen que estremeció al Continente ynunca vio el palpitar de la justicia. La nue-va generación de cubanas y cubanos

    seguimos y creemos en el actuarrevolucionario de Julio An-

    tonio Mella. Asegura-mos, desde

    n u e s t r acon-

    ciencia y convicción profundas, que es unejemplo de luchador joven; exponente decómo la juventud puede realizar un aporteen el terreno del pensamiento y de la luchapor causas justas; de cómo la juventud seapropia de la cultura, la razón y la ética parasalvaguardar una idea fecundada por la vo-luntad de todo un pueblo».

    El sentir de un líder universitario de estostiempos, Yojanier Sierra Infante, representó amuchachos y muchachas de cada provincia dela Isla decididos a marcar su impronta en sitiosdonde antes otros dejaron incluso la vida.

    Semana de tradición y heroísmo podríamosllamar a la ruta seguida por esta comitiva dejóvenes cincuenta aniversario, quienes además,no sobrepasaban la cifra de 86, en honor al

    cumpleaños de la Federación.Atravesar en Los Cayuelos el manglar pordonde los expedicionarios del Granma

    iniciaron la gesta final, fue una de lasprimeras actividades.

    «Es increíble lo que esos hom-bres hicieron. Ahora nosotros

    caminamos por una vía de ce-mento; sin embargo, ellos

    se abrieron paso entre elmangle, los mosquitos, y

    cuanto bicho hay eneste pantano. ¡De ve-

    ras tenían ganasde hacer Revolu-

    ción!», se leoyó decir a

    un haba-nero de

    l o s

    Muchos le llaman la revolución underground o silenciosa. Yaunque la mayoría hace apología a la virtualidad del mundoreal, asistimos impávidos al colapso de demasiados-paradigmas-demasiado-rápido. La trasformación en el lenguajees más sutil, pero no menos vertiginoso. El glosario de térmi-nos al uso engorda cada año más que una enciclopedia ensiglos; cuando parecía que blogosfera era «la palabra» parasignificar 70 millones de blogs en el ciberespacio, llegódatosfera, anunciando modificaciones de conceptos y la en-vió a la papelera de reciclaje.

    Se dice con frecuencia que allí donde los Partidos se suicida-ron políticamente y los sindicatos se volvieron aberracionesde sí mismos, los movimientos sociales han movido el piso dela conciencia social, gracias al arma poderosa que ha sidoInternet. En contra habría que admitir también que la funciónes puramente de convocatoria —que no es poco—, pero unaverdadera organización, bajo una guía ideológica y política,no existe.

    De igual modo que no podemos ir en contra, tampocodebemos de permanecer en un «estado de impavidez» ante elcambio, sin repensar en lo que nos enriquece y en lo que noslimita.

    En el medio, la envoltura material del pensamiento, tantooral como escrito, lleva desventaja. Y los jóvenes —dicen losmás integristas— cada vez piensan menos.

    La imagen más que mil palabras.La imagen más que mil palabras.La imagen más que mil palabras.La imagen más que mil palabras.La imagen más que mil palabras.El mundo moderno signado por la imagen, lo pasa todo por

    el universo mediático, y no siempre es fiable el mensaje. Unbloguero no es necesariamente un periodista o un líder deopinión, y si lo es no significa que pueda construir sin asisten-cia un buen mensaje, en contenido y forma.

    Admitimos que en esta modernidad donde el conocimientocontemporáneo se da por imagen y no por conceptos hay quebuscar el camino de la verdad en la integridad, y para ello espreciso tener las ideas claras. Sin embargo, se necesita de muchopara discernir y diferenciar la paja del trigo.

    Quienes desestiman el lenguaje por la comunicación en sí—en esencia: no importa la forma sino el fin— adoptan unapostura que para unos significa abrir nuevas perspectivascomunicacionales; para no pocos, esto representa más liber-tad y por lo tanto menos mediaciones. Para otros cierran unaórbita expresiva que nada tiene que ver con las tecnologías nilas manipulaciones.

    Lo real es que el intercambio de correos —con mensajes inclu-so enviados desde un móvil—, el chat y las herramientasmultimedia están conformando una nueva estética del lenguaje.

    No se trata de la moda que intentan exhibir los grupos urba-nos como los «emos» quienes intercambian mensajes —mitadjerga, mitad invención—, para fabricarse una mística que los hagaparecer profundos. La cuestión no es de velocidad, síntesis eincluso un poco de joda que no deja de ser original…«Amga:

    Por Jorge SariolJorge SariolJorge SariolJorge SariolJorge Sariol

    Stmado lctr unvrstrio: St tr

    bjo ke pblik ahr la rvst Alm

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    a la ligra, xq al usr el cht,

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    El prblm –dcn otrs :-s xq c

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    un lngaj nvo –x dstnto, ds

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    ¿Ntendist?

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    ndr tbm la utldad d ls csas

    . Clro, td dpnd d…

    yge a tmpo de acr lmpz a fndo; taba to n kndela, mi mrdo hzoarrgls n la ksa i djó dstrzs dnd kiera. snmbrgo ncntré la gta + grdi kriñsa»...Otros mezclan palabras con recursos auditivos y/o vi-suales, intentando asumir la fuerza expresiva de lamultimedialidad, y unos cuantos dan en el blanco. El punto eshasta dónde.

    En principio, fue el verboEn principio, fue el verboEn principio, fue el verboEn principio, fue el verboEn principio, fue el verboEn esencia, la imagen como compendio de información dice

    mucho, rápido y con fuerza concluyente. La escritura en cambiose asume paso a paso, promueve el análisis más mesurado, ypor lo tanto más profundo; promueve un ejercicio intelectualmás intenso. Y más sutil, y esto puede hacerlo un hecho, ade-más de comunicacional, artístico, sin ser literatura.

    Se dice que puede enseñarse a «leer críticamente» las imáge-nes, pero sin el ejercicio de la escritura —y por razones obvias,de la lectura—, el lenguaje tradicional pierde el juego.

    La computadora como herramienta de trabajo, es utilísima.Como instrumento de comunicación es fabulosa. La culpa no esde Internet. Ni de la computadora —y su revisor ortográfico—,ni la inmediatez del chat, ni de las enormes posibilidadesmultimediales del universo virtual. La distribución de informa-ción y contenido puede socializar el conocimiento pero no suaprehensión conciente.

    Al paso que vamos deberemos reciclar también los refranes:Dime cómo hablas y te diré quién eres; dime cómo escribes y tediré qué haces. Dime cómo te comunicas y te diré si piensas.

    primeros en llegar al lugar exacto por dondedesembarcaron, o más bien, naufragaron losrebeldes.

    La Demajagua, cuna de nuestras luchasindependentistas, no podía obviarse en el recorri-do, por eso llegaron todos —ya de noche y agota-dos— con la motivación de palpar y respirar elmismo aire que Carlos Manuel de Céspedes.

    Por su parte, Santiago de Cuba despejó lasfronteras y los recibió con extremo calor. ElMoncada, la Granjita Siboney y el hospital Sa-turnino Lora, visualizaron en detalles los suce-sos de julio de 1953. Mientras que el Morrocreó pautas de belleza sin comparación, y dejóa la multitud ansiosa por volver.

    Incluidos en el itinerario estuvieron tambiénel cementerio de Santa Ifigenia, la casa natalde Frank País, el museo de la guerra hispano-cubano-norteamericana y las pintorescas ca-lles orientales.

    «Esta tierra es muy cubana y hermosa. Esla segunda vez que vengo y siempre me can-so mucho porque hay tantos lugares paravisitar: museos, parques… con historia dela Revolución. Aquí la gente es agradable yhospitalaria. Además, nunca hace frío». Ter-minó entre risas su confesión, una vietna-mita alumna en Santa Clara, destacada en laorganización universitaria.

    Luego de una semana incesante llegaron lasdespedidas, agradecimientos y reflexiones. Sedisiparon las rivalidades entre equipos de pe-lota o perfiles profesionales y un minuto desilencio espontáneo trajo a los presentes la ima-gen de Mella, regocijándose por el lo-gro de la FEU hermanando hombres ymujeres de todo el mundo, lo mismoescalando montañas, que marchandoen el llano.

    Por Sofía D. Iglesias Sofía D. Iglesias Sofía D. Iglesias Sofía D. Iglesias Sofía D. IglesiasFoto: JIO JIO JIO JIO JIO

    Cada enero, desde 1996, la vanguardia de la Federación Estudiantil Universi-taria realiza una expedición al Oriente cubano, con motivo de conmemorar elasesinato de Julio Antonio Mella.

  • Por Jennifer Piñero RoigJennifer Piñero RoigJennifer Piñero RoigJennifer Piñero RoigJennifer Piñero Roig

    Dulce es la guerra para quienes no la han vivido.Erasmo de Rotterdam

    «Un día después de la guerra, si después de laguerra existe un día, te tomaré en mis brazos y

    te haré el amor…»

    Quizás era febrero cuando John Lennongarabateaba sus versos en una hoja en blanco,apoyado en el piso, en la cama o en sus mus-los, de noche, en su cuarto de Nueva York. Oprobablemente fuera cualquier otro mes delaño. Pero es agradable imaginar que ocurrióen la bruma de febrero, porque febrero tieneesas cosas. Tal vez Yoko dormía desnuda a sulado, o desnuda, jugaba a tocar la guitarra. «Sidespués de la guerra tengo brazos. Si despuésde la guerra existe amor…»

    Ahora mismo, en las capitales más grandes delmundo, las tiendas son escenario de cruzadasverdaderamente épicas por incrementar el supe-rávit de ventas. La publicidad inunda las calles,los anuncios aluden al amor, a la pareja, al ro-mance, a los príncipes y princesas azules, irreales,con los que siempre desean que soñemos.

    Febrero inevitablemente llega al 14 y poreso no quiere saber de más nada. En febrero sepierde la memoria. Lennon debió ser un genio,o sencillamente un hombre que amaba, pararecordar que el amor y el horror de la guerra enocasiones van muy juntos de la mano.

    A 66 años…A 66 años…A 66 años…A 66 años…A 66 años…En Volgogrado transcurre el invierno. En lo

    profundo de Rusia, cerca del Cáucaso, junto alMar Caspio y sorteada por el Volga, la ciudadse alza sobre los cimientos de otra, destruidahace más de seis décadas. Los habitantes con-memoran el 2 de febrero la victoria del EjércitoRuso otrora Rojo sobre las fuerzas alemanasen una de las contiendas cruciales de la II Gue-rra Mundial, la Batalla de Stalingrado.Volgogrado era Stalingrado, la favorita delpatriarca gobernante que la bautizó con sunombre, la obsesión enloquecida de Hitler,quien no pudo con el revés. Hoy, entre la po-blación, quedan pocos sobrevivientes que re-cuerden aquellos meses de masacres: entrejunio de 1942 y febrero de 1943, la guerramató a alrededor de 1 640 000 a 1 800 000personas, entre civiles y soldados de ambos ban-dos; Stalingrado perdió a 40 mil de sus hijossólo en la primera semana de bombardeos.

    Antes de la perestroika, cuando los pioneritoseran soviéticos más que rusos, se hacían matu-tinos escolares para rememorar el significadode tal fecha. Aniushka era una de ellos. Se repe-tía mentalmente, hasta el cansancio, el fragmen-to que le correspondía recitar como cierre: «Stalinprohibió a los civiles abandonar la ciudad paraalentar a todo el pueblo soviético con la valen-tía de los habitantes. La Alemania nazi perderíael 2 de febrero de 1943 la ofensiva. El curso desu desastre se mantendría hasta la entrada finalde los Aliados en Berlín. Stalingrado fue escena-rio de la batalla más sangrienta de la Historia».Ahora, ya adulta, no oye tanto hablar de susmuertos: más de un millón entre niños, ancia-nos, mujeres y hombres; aproximadamente 750mil entre las filas de las tropas soviéticas.Aniushka, de vez en cuando, lleva flores a latumba de su abuelo Iván.

    Transcurría el invierno. Febrero de 1943 re-cuperaba el silencio de las noches, luego detantas pasadas bajo el tronar de los misiles.Los habitantes no notaron cuándo acabó elaño viejo y comenzó el nuevo; no hubo fiestas,concentrados en contar las pérdidas humanasque sumaban cientos de miles. Aún se rescata-ban cuerpos atrapados entre las ruinas. El airese viciaba de tanto cadáver en descomposición.Aniushka no había nacido, lo que sabe es porsu abuelo Iván, quien le contó cómo trabajabaél, día y noche y en los breves ratos libres, traíalos mendrugos de pan para compartirlos consu hijo. Su esposa resultó asesinada en octu-bre, de un disparo en la cabeza. Una de las

    cuatro mil bajas diarias. Antes de lacontraofensiva soviética, los coman-dantes del Ejército Rojo repetían la fraseque se volvería dolorosamente su in-signia: «el tiempo es sangre». Iván le

    relató a Aniushka la guerra, el terror de las no-ches sin dormir, el ansia desesperada por sobre-vivir un día más, por querer seguir vivo a pesar dela destrucción, el hambre y el terror.

    Aniushka recuerda. De todas las anécdotas,una la persigue a través de los años y las mu-danzas de casa y régimen, como si ella mismahubiera sido testigo. Iván le narró muchas his-torias: le habló de los muertos que aparecieronhinchados en el mar Caspio, arrastrados por elcurso del Volga; de cómo lloró al ver que lossoldados soviéticos disparaban sobre un ami-go, que no resistió el diluvio de balas y bombasy corrió hacia las trincheras enemigas para ren-dirse; de la atmósfera pútrida, maloliente a cuer-po insepulto; del infierno de los últimos días delsitio a la ciudad, cuando se volcaba sobre ellostoda la munición germana y él casi queda sordode tantas explosiones de stukas y katiuskas; dela carnicería que resultó de todos los reclutas,jovencitos, casi niños, que el ComandanteChuikov lanzó a mansalva para desarticularlas trincheras alemanas; de la desnutrición,la disentería, la sangre, el dolor insoporta-ble. Pero más que eso, Aniushka quisieraborrar de su memoria los sótanos delUnivermag.

    El 31 de enero del '43, Iván integraba unacomitiva de obreros a cargo de los pertrechos ala retaguardia de las tropas soviéticas. Ese díael Mariscal de Campo germano Friedrich Paulusdepuso armas de unos 90 mil efectivos, de 250mil que eran en junio. Pasaba a la historia comoel primer mariscal alemán que capitulaba. Lamañana era fría, temprano condujeron a Iván ylos otros a las cercanías del Univermag. Con

    sus ojos vio un muro de más de dos metrosque impedía ver la entrada del edificio; los blo-ques de la barricada eran cuerpos congeladosde alemanes. Desde el 28 de enero Paulus sehabía ubicado con su exangüe ejército en lossótanos del lugar. Hacinados, agonizaban másde tres mil heridos; los más graves, fueron sa-cados para que murieran de frío. Protegidosde la mirilla contraria por la misma trinchera demuertos, Iván y los otros palearon la nieve parafacilitar el acceso a un tanque que exigió larendición de Paulus. Tras la rendición, Iván vioentrar a las tropas soviéticas. Los soldados re-mataron a los heridos alemanes, uno a uno.Iván tuvo que volver a palear, esta vez sobrelos cadáveres, para cubrir la fosa común.

    El último bastión alemán se venció en losescombros de la fábrica Octubre Rojo el 2 defebrero. Iván pretextó sentirse enfermo parano acudir al festejo. Años después, al confe-sarlo a Aniushka, fue con la condición de nocontar nunca a nadie que los fantasmas de losheridos alemanes se le aparecían en pesadillasy no le daban descanso. Pasó mucho tiempopara aplacar en algo un sentimiento confuso,entre vergüenza por la satisfacción de la ven-ganza, culpa por haber sido testigo inmóvil,temor de que sus dudas se le escaparan.

    66 años después…66 años después…66 años después…66 años después…66 años después…Aniushka tuvo pocas referencias de Lennon,

    sólo algunas canciones escuchadas a escondi-das, porque sus padres no aprobaban la músicaextranjera. Sin embargo, marchó en protestacontra la guerra en Viet Nam y la cruel interven-ción imperialista de los Estados Unidos. Una vezestuvo en Cuba como parte de una delegaciónde técnicos soviéticos en visita solidaria al país.

    Ahora es febrero en La Habana, una ciudadcasi siempre en pie de guerra contra sequías,huracanes, mares de leva, amenazas económi-cas, armadas y otros demonios. Sin embargo,por estos días, también aquí, como en otrascapitales del mundo, se quiere olvidar para serfeliz por un rato.

    Quizás, en un cuarto o en una azotea, unamante le cante al oído de quien ama el estribi-llo de otra canción de un hombre de apellidoPaz. «En la ciudad, los amantes están repar-tiéndose en dos… Tengo ganas de hablarte,retozando al mirar, coloreando la suerte, colo-reando la muerte con mil colores más… Tengoganas de verte, de volverte a encontrar, despe-jada la frente, como me gusta siempre paravolverte a amar…»

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    Spiderman, el protector de la Casa Blanca.Spiderman, el protector de la Casa Blanca.Spiderman, el protector de la Casa Blanca.Spiderman, el protector de la Casa Blanca.Spiderman, el protector de la Casa Blanca.Barack Obama, el presidente electo de Estados

    Unidos, es uno de los personajes del comic del Hom-bre Araña (Spiderman) en su edición número 583, lacual fue lanzada este 14 de enero. La trama de estahistoria se desarrolla alrededor de la toma de pose-sión del presidente electo. «Si tú puedes aparecer enmi portada, yo puedo aparecer en el billete de dó-lar», le dice el Hombre Araña a Obama, en una de laspáginas de la revista. Pero esta no es la primera vezque un presidente aparece en la revista, John F.Kennedy fue uno de los personajes en 1963 yFranklin D. Roosevelt peleó contra Hitler en otra edi-ción de la publi- cación. Nada,que Obama lle- gó primero alas librerías que a la CasaBlanca.

    Para quienes la ven por primera vez pasa porcubana.

    Lleva cinco años y medio estudiando en Cuba, yen Santa Clara la conocen todos los estudiantessean o no vietnamitas. Hasta ahora no ha apren-dido a mover las caderas como las de esta tierra;sin embargo, baila como puede, en cuanto escu-cha una nota musical.

    Fue presidenta del Consejo de Nacionalidades yactualmente es vice de la Brigada de SolidaridadErnesto Guevara, ambas organizaciones pertene-cientes al Departamento de Atención a Estudian-tes Extranjeros de la Universidad Marta Abreu. Porsu destacada participación en la FEU, mereció serla única alumna extranjera incluida en el grupo dejóvenes cincuenta aniversario.

    En su afán de llevarse a Cuba en historia y geo-grafía, ya fue a Baracoa, la punta de Maisí, Pinardel Río, e intentó subir el pico Turquino…

    Quise subir hasta el pico Turquino para verel punto más elevado de Cuba, pero no pude.Llegué hasta la Aguada del Joaquín con mu-cho esfuerzo, gracias a los cubanos que meapoyaban. Aunque solo llegué a ese lugar,pienso que es el Turquino, porque mi espíritues más alto que eso y llegó arriba del pico. Detodas maneras, fue una experiencia muy bo-nita. No todos los estudiantes extranjeros in-gresan a la FEU, ¿por qué tú lo decidiste?Algunos de mis amigos no son de la FEU,pero yo sí elegí ser, pues antes de venir

    estudiaba Farmacia en Hanoi y era de la fe-deración de estudiantes universitarios de mipaís, similar a esta. También era dirigente. En-tonces vine para acá y vi que el reglamentode la FEU dice que todos los universitarios,cubanos o extranjeros, pueden ser miembrosde la federación. ¿Cómo manejas dirigir en unaorganización de otro país y además, mantenertu carrera, tan difícil? Yo ya tenía experienciade dirigir en mi país, así que me va bien aquí,porque también conozco a todos, cubanos yextranjeros. Estoy contenta con hacerlo, por-que hay momentos irrepetibles en la vida. Elpresente es lo más importante y hay que apro-vecharlo al máximo. He tratado de formarmeen todo lo posible: un tiempo para cantar, puesa los vietnamitas nos encanta cantar; otro ratopara prepararme políticamente; estudiar lasclases; leer historia, siempre trato de formar-me integralmente, pues cuando regrese a mipaís, mientras mejor sea, más opciones ten-dré. Las reuniones de la FEU roban cantidadde tiempo, pero gracias a mi novio, he podi-do hacer todo. Él me apoya y entiende. En lacarrera de Farmacia no tengo problemas, sacomejores notas que en Vietnam, perece quecomprendo mejor en lengua extranjera queen la natal. Cuando yo estudio en otro idio-ma, me imagino las cosas y así me entran mejoren la memoria. ¿Cuánto significa haber sidoseleccionada vanguardia en el mismo nivel quelos estudiantes cubanos? Estoy muy emo-cionada, me siento dichosa. Creo que estoserá un recuerdo inolvidable, porque megusta la historia cubana. Para mí, Cuba esmi segunda Patria. Me gusta viajar, y a la

    vez, conocer la historia, por eso este viaje conlos jóvenes del cincuenta aniversario me sa-tisface mucho, pues conozco el país y su pa-sado. ¿Qué piensan tus padres y amigos de tuintegración al liderazgo universitario cubano?Mis padres están contentos. Yo les explicocómo es la Revolución cubana, y no solo amis padres, sino a otros extranjeros también,sobre todo a los vietnamitas que no entien-den esta realidad. Entonces todos me dicenque me parezco más a una cubana que a unavietnamita; pero eso es mejor, pues ahora es-toy en Cuba, y a mí me gusta mucho comosoy actualmente.

    Elena

    Nadaba mejor que un pezNadaba mejor que un pezNadaba mejor que un pezNadaba mejor que un pezNadaba mejor que un pezEn 1875, el capitán inglés Matthew Webb

    cruzó a nado el Canal de la Mancha. Se lanzó alagua en Dover, Inglaterra y llegó a la playafrancesa de Calais, 21 horas y 45 minutosdespués. Hoy el récord lo tiene ChadHundeby que logró cruzar el canal en 7 ho-ras y 17 minutos. Webb falleció en 1883intentando bajar a nado los rápidos de lascataratas del Niágara. Tanto va el cántaro ala fuente...

    TTTTTambién Barbie se enfermaambién Barbie se enfermaambién Barbie se enfermaambién Barbie se enfermaambién Barbie se enfermaLa permarexia es una palabra que aún

    no aparece en los diccionarios ni está cata-logada médicamente como enfermedad,

    pero algunos especialistas la uti-lizan al referirse a los inicios detrastornos alimentarios severos,como la anorexia o la bulimia. Es

    una afección psicológica que se mani-fiesta fundamentalmente en las mujeres.Los enfermos piensan constantementeen la comida y en las calorías que estascontienen por lo cual siguen una dieta

    constante.

  • Ilustración: Hanna

    Hanna

    Hanna

    Hanna

    Hanna

    Antonio López SánchezAntonio López SánchezAntonio López SánchezAntonio López SánchezAntonio López Sánchez

    Ciudad de La Habana (1973),periodista de la revista Mujeres.

    SIN DEDICSIN DEDICSIN DEDICSIN DEDICSIN DEDICAAAAATTTTTORIAORIAORIAORIAORIA

    Tu poema debió ser un sonetoempezar clásico con familias opuestas a los poetasrimando un balcón y una escala de cuerdasun follaje amparo y un susurroy por supuesto una lunarománticamente llenaplateando con su brillo la quietud del agua

    Tu poema debió ser más modernocomenzar trepidante entre explosiones y con rock de fondoy un héroe poeta claro invencibleque derrota a todos los malos en la fiesta(y en el avión secuestrado el oeste la guerra etcétera)y conquista un balcón oscuro con labios en danzay muchas voces en la sala que no impiden tu rescatemientras la luna húmedanavega bocas en la inquietud de la lengua

    Tu poema debió ser más míocomenzar disfrazándote el nombre de mariposa o de albaser a la vez un beso y una espadacon un balcón sencillo en plena Habanalleno de dos redondas lejanías de heridos calendariosde pájaros tras las sienes acribillados por el tiempoy una luna un poco tristepor no poder iluminarte con toda su luz limpiay demasiado parecida al pecho del poeta

    Tu poema debió ser una bromaempezar burlándose de todos los poemasque en serio he intentado escribirtedesearte sencillamente niña y desnuda y oleaje sonrienteen el papel de este balcón que ya amanecesin que todavía haya logradosacarte de la piel la lunapara regalártela en palabras

    «Para poder discutir la sociedad en que se vive, es necesarioantes, ser capaz de discutirse a sí mismo.» Odeón

    Buscándote Julio es el libro que la periodista Alina PereraRobbio ha conseguido tras indagar tanto sobre una época comosobre un escenario peculiar. Pero lo hace ochenta años despuésde ocurrir la mayoría de las acciones que evoca en sus páginas:las calles de una Ciudad México que hoy es difícil repasar inclu-so para los propios mexicanos.

    La acción devastadora de terremotos y las políticas neoliberaleshan cambiado la ciudad, es cierto. Los primeros modificaron elaspecto urbano; pero las segundas, intentan desarmar la me-moria histórica de algunos. El paso de los años y la vida, cam-biante hasta el vértigo de una urbe descomunal como la capitalazteca, han hecho el resto.

    Por eso es válido el rescate.El texto, publicado por la Casa Editora Abril, recrea el trayecto

    de la colega del diario Juventud Rebelde tras la pista de la vidade Mella en México, en la voz —y la sapiencia, y el corazóntambién— de personalidades que han estado cerca de la vida yla obra del joven cubano.

    La autora confiesa en las páginas de BuscándoteJulio que intenta «traer a nuestros días, en la medi-da de lo posible, a un cubano asesinado a los vein-ticinco años de edad por soñar la Revolución quehoy tenemos».

    El empeño, harto difícil, tiene el valor de bus-car al ser humano no en el pedestal, sino en elterreno que habitamos los mortales: «solo asítiene sentido (…) Julio Antonio Mella existióhace muchos años (...) ya no hay testigos. Todose ha escrito» dice uno de los entrevistados.

    Y por eso Alina llega, por ejemplo «hasta unapuerta en la calle Virgilio Uribe número 14, enel Distrito Federal. Estela Palacio Gómez, deochenta y tres años, nos recibe con una sonrisae indica el camino hasta donde nos espera suesposo, el comunista mexicano Félix IbarraMartínez, único testigo vivo, al menos conocidopor nosotros, de los días de Mella en México».La periodista conversa acerca de la mascarillamortuoria del dirigente cubano, que guardó elanciano durante años —motivaciones justificadas— , y tam-bién sobre la imagen que aún mantenía de Mella este hombreque desde la oscuridad eterna parece ver con ángulo ancho:«era un tipo atlético, y llegaba a la universidad con su saco y suslibros en la mano».

    Todos los trayectos están contados desde dentro hacia fuera—en una relación búsqueda y hallazgo— y a la inversa. Y siempre

    el resultado intenta ser el mismo: Mella rescata-do no para la historia —entender el pasado paraimaginar el futuro—, sino para el presente, úni-co modo de avalar con honestidad todos lostiempos.

    En las 116 páginas del texto —sin incluir laiconografía, parte archivo, parte el trabajo delfotógrafo Ricardo López Hevia—, Alina contras-ta aspectos de la vida de Mella con personali-dades como Raquel Tibol, y Arsenio RoigCámbara, en México, pero también con AdysCupull y Froilán González, en La Habana, paraseguir algunas huellas en la capital cubana.

    El suyo es un seguimiento serpentino, perola clave del libro la ofrece la argentina radicadaen México, Raquel Tibol, cuando dice «buscar

    ya es un hallazgo».Tal vez por eso la noche de la presentación del libro, en

    víspera del octogésimo aniversario del asesinato de Mella,Adalberto Hernández, actual presidente de la FEU rememorópalabras de Villena para momentos como esos, en que esta-ban allí «sobre todo porque tenemos el deber de imitarlo, deseguir sus impulsos».

    Buscándote JulioPor Jorge SariolJorge SariolJorge SariolJorge SariolJorge Sariol

  • 2000

    Oye, ¿cómo tú ves la cosa? La frase, unaespecie de saludo dicho por alguien que siguesu camino, me hizo prestar atención al térmi-no, que de tanto repetir pasa inadvertido. Merefiero a la cosa. Y entonces me hice la pre-gunta: ¿qué cosa es la cosa?

    Quizás el antecedente inicial con la cosa seael hecho de que fue Juan de la Cosa el primeroque nos dibujó en un mapa, que no era grancosa y además, más que una isla, parecíamosuna cosa. Pocos años después, Hatuey diríasu famosa frase de «Padre, la cosa está encandela».

    A finales del siglo XVIII Enmanuel Kant, ensu Crítica de la razón pura, había tratado demeter en cintura la noción de la cosa. Ademásde una demoledora crítica a los precios de unmercado agropecuario de su natal Königsberg,Kant propone en su obra los conceptos de lacosa en sí y la cosa para sí, cosa que pudieraparecer un juego de palabras si no fuera por-que esa cosa ha costado más de un suspenso alos estudiantes de Filosofía. Definitivamente,Kant le complicó la cosa a la cosa con esasdefiniciones tan críticas. ¡Las cosas que se leocurrían a Kant!

    Otra referencia de la cosa se encuentra en lacosa nostra, la sangrienta organización mafiosaque puso mala la cosa en Chicago, donde porcualquier cosa te cosían a balazos, al punto deque después no servías para ninguna cosa.

    En 1982 el cineasta John Carpenter se atrevióa hacer una película llamada La cosa, donde

    COMPROMISOSDE AÑO NUEVO

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    Por Yuris Nórido

    La cosaLa cosaLa cosaLa cosaLa cosaPor Antonio Berazaín (Bera)Antonio Berazaín (Bera)Antonio Berazaín (Bera)Antonio Berazaín (Bera)Antonio Berazaín (Bera)

    Ilustración: Josehp Ros Josehp Ros Josehp Ros Josehp Ros Josehp Ros

    Por KaloianKaloianKaloianKaloianKaloian

    salía una cosa rara que hacía cosas raras y alfinal todo el que veía el filme terminaba excla-mando: ¡qué cosa más asquerosa!

    Pero es en el actual lenguaje coloquial don-de la cosa adquiere especial significado. La ex-presión: ¡ponte para las cosas! dicha por unamujer a un hombre, resulta una advertenciacomparable a una tarjeta amarilla en el partidofinal del Mundial de Fútbol.

    Por el contrario, que una fémina ex-prese su satisfacción sobre un hom-bre diciendo que «le hace cadacosa», sin dudas pone en alto lacreatividad sexual del compañe-ro. En esa misma línea han sur-gido calificativos como «cosabuena» y «cosa rica», que cito,pero omito cualquier comen-tario al respecto.

    Incluso, más allá de la se-mántica, la cosa está en laintención con que se pro-nuncia la cosa. Un poco depicardía al decir «Fulana co-gió a Fulano para sus cosa»indica cierto nivel de trajínde Fulana para Fulano.Proferir en exabrupto «yesto, ¿qué cosa es?» despuésde tomar una línea de ron enun bar de 7ma. categoría pue-de ser una medida de la cali-dad del etílico elemento.

    Cada diciembre, cómo no, hago milista de metas y compromisos parael año que comienza, una lista queme gustaría seguir al pie de la letraporque en buena medida me haríavivir mejor, ser mejor persona, y nohay nada allí que no dependa de mí,exclusivamente de mí. Por ejemplo,punto número uno: hacer ejerciciostodos los días, gimnasia matutina, henotado que me está costando un pocoincorporarme cuando llevo muchotiempo sentado, es como si me estu-viera oxidando, se lo comento a unamigo y me contesta que no es nadaque no se resuelva con algunas plan-chas por las mañanas, algo que depaso contribuiría a mejorar mi figura.Punto número dos: visitar o llamar porteléfono a todos los amigos que no veohabitualmente, que son muchos ymuy buenos y la verdad es que lostengo bastante olvidados, hasta elpunto de que con algunos corro elriesgo de parecer francamente ingra-to. Punto número tres: escribir las doso tres entrevistas que tengo pendien-tes, y eso es algo que me avergüenzaespecialmente, porque llevan mesesen el tintero esperando que la musapor fin baje y no baja, no baja y ya nosé cómo mirarle la cara a ciertos en-trevistados que por ahí me encuen-tro. Punto número cuatro: desayunartodos los días como Dios manda,nada de un poquito de leche y salircorriendo, me han dicho que el desa-yuno es la comida más importante deldía, “desayuna como un príncipe ycome como un mendigo”, dicen quees la fórmula de la buena nutrición.Punto número cinco: administrarmejor mis finanzas, sacar cuentas,prever deducciones necesarias, do-sificar recursos, ahorrar, si es posible.Punto número seis: ir frecuentemen-te a la playa, después de todo no mequeda tan lejos y me hace tanto bienel agua de mar, la brisa, el sol. Puntonúmero siete: llevar una agenda, mepaso la vida olvidando reuniones ycitas. Punto número ocho: escribir undiario, o mucho mejor, abrir un blog,actualizarlo con frecuencia, inter-cambiar impresiones, reflejar misemociones, mis dudas y certezas.Punto número nueve: terminar loscinco o seis cuentos que tengo co-menzados, escribir algunos de losque tengo en mente. Y punto núme-ro diez: leer más, leer mucho más,terminar un libro y comenzar otro,leer con más orden y concierto, perosin imposiciones, buscar más tiem-po para leer…No tenía estos compromisos por es-crito, así que imprimiré este originaly lo pondré en mi mesita de noche.Vamos a ver si este año por fin loshonro. En diciembre lescuento.

    Bartolomé, un cubano campechanoy viajante de negocios por toda laisla, llegó al poblado de Caletones,en la costa norte de la provincia deHolguín, a finales del año 1948. Allí

    construyó una casita para pasar los calurososveranos junto a su familia. El hogar fue cam-biando de ubicación hasta que definitivamen-te encontró su sitio frente al mar, y en el pisoBartolomé grabó un letrero: 1959 año de laliberación.

    La casa fue testigo no solo de años felices desu dueño y sus descendientes sino también deescenas tan grandiosas como las del filme Lu-cía de Humberto Solas. Hoy de la casa soloqueda el piso. Fue abatida, como casi todo lasmoradas de los alrededores, por el huracán Ike.

    La casa de BartoloméLa casa de BartoloméLa casa de BartoloméLa casa de BartoloméLa casa de Bartolomé

    Tampoco ha sido fácil para el ciberespaciosu relación con la cosa. En Internet apareceel sitio Cómo funcionan las cosas, dedica-do a explicar el funcionamiento de diferen-tes objetos. Si embargo, la direcciónwww.comofuncionalacosa.com no existe,muestra de que ni siquiera la informática hapodido esclarecer los misterios del vocablo.

    Ya casi termino y la cosa continúa con suenigmático velo. Por eso, no me ex-

    traña que los mucha-chos de Gente de

    Zona pregun-ten: Ay, Sosa¿cómo estála cosa?

  • En el encuentro de generaciones organizado por la FEU, parti-ciparon Alfredo Guevara, presidente del Festival del Nuevo CineLatinoamericano de La Habana; Eduardo, «El Chino», Heras, men-tor del Centro de Formación Literaria Onelio J. Cardoso; ZenaidaRomeu, conductora de la Camerata que lleva en el nombre suapellido; y Julio C. Guanche, jurista devenido ensayista. Con «Elsonido de una directora», circunnavegamos las palabras deZenaida. A «Los universitarios de ahora mismo», llevamos losjuicios de los estudiantes y, cercados por ellos, en «La odiosafunción de cuadro político», las razones de Guanche. En «¡Afue-ra la “estupidización”!» destacamos el verbo de Alfredo. 1

    Aquí vamos por «El Chino» Heras, hombre de letras, PremioNacional de Edición 2001, autor de unos cuarenta relatos,recogidos en La guerra tuvo seis nombres (1968), Los pasosen la hierba (1970), Acero (1977), A fuego limpio (1981),Cuestión de principio (1983) y Balada para un amor posible(1992). Encargados de la guarda de sus palabras en aquelencuentro generacional, hoy saludamos, trasluciéndolas, la18 Feria Internacional del Libro Cuba 2009.

    Sin respuestaSin respuestaSin respuestaSin respuestaSin respuestaSoy feliz de oír sus reflexiones, reflejan su cultura —les dijo a

    los universitarios quien fuera jefe de redacción de Alma MaterAlma MaterAlma MaterAlma MaterAlma Materde 1968 a 1969. Coincido con Alfredo cuando manifestó quehalló lugar entre nosotros una nociva tendencia hacia la «pa-pilla ideológica» y la reducción del pensamiento a catecismo.2 Luchar contra esa actitud es una de las batallas que debe-mos dar, menos romántica que las libradas por mis coetáneosen abril de 1961, pero igual de heroica. Llevo tiempo oyendohablar de esto, y aún no se resuelve; la pregunta es hastacuándo sucederá; no tengo la respuesta.

    Con emociónCon emociónCon emociónCon emociónCon emociónCierta vez me encontré con mi hermano Silvio Rodríguez —

    pasó a contar una anécdota— y entre las cosas de las quehablamos de pronto me dijo: «En nosotros perdura la místicade la Revolución.» Así es. La nuestra ha sido una generaciónprivilegiada. Soy de una hornada que en 1959 salía de laadolescencia. Yo procedía de una familia pobre; iba a cumplirlos 19, pero limpié zapatos y vendí periódicos y billetes delotería con 12 y 13 años, por lo que el triunfo revolucionariosignificó para mí un cambio radical.

    Graduado de maestro por la Escuela Normal de La Habana(1959) y licenciado tanto en Lengua y Literatura Hispánicascomo en Periodismo, por la Facultad de Artes y Letras y la Es-cuela de Periodismo, en ese orden, ambas de la Universidad deLa Habana (UH, 1978), «El Chino» Heras es un convencido deque los jóvenes necesitan paradigmas.

    Cuando éramos niños —confesó—, tomábamos como ejem-plo los personajes de la Literatura; nos bebíamos las obras deJulio Verne, Emilio Salgari, y sus Corsarios Negros, Verdes, Ro-jos, de todos los colores habidos; admirábamos el valor deciertos protagonistas novelescos, modelos que nos ganabanpor la vía de la emoción.

    Ansias de justiciaAnsias de justiciaAnsias de justiciaAnsias de justiciaAnsias de justiciaYa más crecidos, empezamos a necesitar ejemplos que tam-

    bién nos convencieran por la vía de la razón —relató quienpronto devino profesor de Historia de América, Literatura His-panoamericana, y Redacción y Técnicas Periodísticas—. Enmi caso, la búsqueda de esos patrones culminó con el hallaz-go de tres personajes: el Arturo de El Tábano, obra de la revo-lucionaria de origen irlandés Ethel L. Voynich (1864-1960); elPavel Korchaguin de Así se forjó el acero, donde el soviético

    Nicolás Ostrovski (1904-1936) nos narra parte de su vida; y elprotagonista de Juan Cristóbal, la más famosa de las novelasdel humanista francés Romain Rolland (1866-1944).

    Los tres me conmovieron mucho, sobre todo Juan Cristóbal,un imaginario músico alemán que reprende la sociedad de suépoca y demanda la armonía entre las naciones. Luego supeque Fidel había leído el libro mientras guardaba prisión por elasalto al Moncada en el Presidio Modelo de la Isla de Pinos(hoy de la Juventud). Una compañera de luchas de aquellosaños, me dio a conocer fragmentos de una carta escrita por ellíder revolucionario el 24 de noviembre de 1953. Dice así:

    «Me gusta mucho la literatura francesa; es incomparableen todos sus órdenes incluyendo […] la [...] social y política.Con Juan Cristóbal, de Rolland, me está ocurriendo lo mismoque cuando leía Los miserables, de Víctor Hugo y deseabaque nunca concluyera. Pertenecen a distintas épocas y eslógico que Rolland nos entusiasme más porque es hombrede nuestro tiempo y su pluma ha sido defensora de las gran-des causas de este siglo. Rolland pertenece al mismo grupoideológico que José Ingenieros, H.G. Wells, Máximo Gorki yotros prosistas que se han caracterizado por sus ansias dejusticia. Juan Cristóbal es un libro embelesador; todas las no-ches antes de dormirme lo […] leo durante una hora; me inte-reso fundamentalmente por el pensamiento social del autor...»

    Houston Houston Houston Houston Houston y y y y y SASASASASAU-U-U-U-U-100100100100100Entre 1971 y 1976, «El Chino» Heras debió ejercer como obre-

    ro metalúrgico, maestro, responsable de Capacitación y jefe deFuerza de Trabajo de la fundición «Vanguardia Socialista». 30años después, cree que la gran lección que le dejó el Quinque-nio Gris, es que jamás pueda volver a ocurrir que un revolucio-nario deba pasar años de su vida fuera de sus circunstanciaspara probar que lo es. 3 Sin embargo, con extrema modestia, noes de eso de lo que les habla a los jóvenes de hoy.

    Estaba en la asimilación de los valores que me transmitiríanPavel Korchaguin, El Tábano y Juan Cristóbal, cuando llegó1959 —precisó—, y pude participar en algunas de nuestrasgrandes batallas épicas, como fueron, la Lucha contra Bandidos(LCB) y la derrota de la invasión mercenaria por la Bahía deCochinos. Sobre esta última recuerdo el 19 de abril, en el centralAustralia, donde radicaba la comandancia de nuestras tropas,esto ya lo conté en una entrevista que me hicieron en JuventudRebelde:

    «La mañana se fue y algo sucedía. No se escuchaba el ca-ñoneo de otras noches, los milicianos se miraban y no decíannada. Así estábamos, cuando se escuchó una gritería. Mi her-mano Nelson, que estaba conmigo en la batería de morteros,me preguntó: “¿Y eso qué es?” Un auto negro apareció a todavelocidad y se detuvo. Fidel sacó el cuerpo por la ventanilla,con los brazos abiertos, y gritó: “¡Los descojonamos!” Vio aunas mujeres y se turbó. “Perdón, compañeras.” Una de ellassoltó una carcajada: “Qué perdón ni qué perdón, Comandan-te; es verdad: ¡los descojonamos!” Y lo abrazó». 4

    Esa es la imagen, totalmente entrañable, producida por lapropia vida y no hecha a base de discursos, que guardo desdeentonces de Fidel; ¡esa es «mí» imagen de Fidel!; imagen que,en consecuencia, me hace hablar de él de otra manera. Todossabemos que Fidel ya era nuestro Comandante, el jefe quehabía que cuidar, y no por eso dejó de acompañarnos enaquellos combates, difíciles y decisivos. Al día siguiente, enPlaya Larga, desde un tanque ruso SAU-100, él mismo disparócontra el Houston, el buque de guerra estadounidense quetrasladó la logística de la Brigada 2506.

    Un pueblo con uniformeUn pueblo con uniformeUn pueblo con uniformeUn pueblo con uniformeUn pueblo con uniformeFue y es revolucionario: resistió, no perdió la esperanza ni la

    capacidad de soñar con la presente unidad del movimientointelectual cubano. Entre 1976 y 1977 fue redactor de Arte yLiteratura. De 1977 a 1989 fungió primero como editor y luegocomo jefe de Narrativa de Letras Cubanas. En ese último añofue nombrado subdirector de Literatura del Instituto Cubanodel Libro (ICL) y, dos más arriba, director de la Editorial Casa delas Américas. Hoy pertenece a la generación de la lealtad.

    En 1959 —siguió el hilo de la metamorfosis sufrida por laIsla con el triunfo de enero—, nos obsesionamos con los bar-budos que bajaban de la Sierra Maestra; una vez que entrarona La Habana con sus armas, todos queríamos llevar un fusil ouna pistola. El Arturo de Ethel L. Voynich, el Korchaguin deOstrovski y el Juan Cristóbal de Rolland, que ya nos ganabanpor emoción y razón, primero se encarnaron en los nuncasuficientemente admirados protagonistas de la Revolucióntriunfante, para luego personificarse en sus defensores, es decir,en nosotros, jóvenes imberbes que apenas sabíamos disparar,pero que tuvimos el privilegio de participar en las luchas suce-sivas y experimentar en la vida cotidiana lo que habíamosleído en los libros.

    Hay que creer lo que se piensa,y sostener lo que se cree.

    Cualesquiera que sean nuestras fuerzas,está prohibido abdicar

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    Ahí está la belleza de la epopeya conducente a la victoriasobre la invasión mercenaria por la Bahía de Cochinos, valorque ya reconocí en algún otro texto: de pronto Girón no solofue la primera derrota del imperialismo en América, sino laposibilidad de fundar un nuevo ejército, diferente, popular, enCuba. Ya no eran solo los rebeldes que pelearon en la Sierra; nilos milicianos que luchamos en la Ciénaga; ni tampoco lasuma de las partes, rebeldes más milicianos: era más. Al com-batir juntos, soldados, milicianos, policías, obreros, campesi-nos, intelectuales, estudiantes, jóvenes y viejos, de repente sedio una química, una amalgama, una mezcla que se fundióen un solo cuerpo, «un pueblo con uniforme», diría Camilo(Cienfuegos).

    Ahora los ex barbudos del Ejército Rebelde nos miraban, a losmilicianos, con la misma admiración con la que hasta entoncesnosotros los veíamos a ellos. En ese sentido Girón fue una fechaesencial. El quehacer básico de mi generación, la gran batalla quedebimos librar, fue la de la defensa; la cultura, sí, era importantedentro y fuera de nuestro círculo de acción, pero en muchas ocasio-nes debimos darle prioridad a la defensa: hablo de la organizacióno formación de las unidades de artillería e infantería y en general, dela construcción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

    Graduarnos de hombresGraduarnos de hombresGraduarnos de hombresGraduarnos de hombresGraduarnos de hombresA fines del 98, apoyado por el entonces presidente de la

    UNEAC, fundó el Taller de Formación Literaria Onelio J. Cardoso.El Taller se convirtió en un espacio privilegiado para la cultura.Algo de esto percibió Fidel cuando un año después llegó a unade las sesiones del Consejo de la UNEAC en el instante en que«El Chino» haría su informe. El Comandante decidió comenzarel proyecto Universidad para Todos con el Seminario de Técni-cas Narrativas. 5 La Editora Abril y el ICL, invitaron a la presenta-ción de la primera reimpresión de Los desafíos de la ficción,compilación del «Chino» sobre dichas técnicas. «Como un abra-zo fraterno: de Eduardo; abril de 2003», firmó nuestro ejemplarsin que nos percatásemos de que pertenecíamos a la mismafamilia de Alma MaterAlma MaterAlma MaterAlma MaterAlma Mater.

    Cuando ingresamos en la UH —continuó en el encuentro degeneraciones—, ya con la vivencia de Girón, nos resistíamos aabandonar los paradigmas, y de nuevo nos dimos de brucescon el deseo de Rolland en Juan Cristóbal de agrupar a lasalmas intrépidas en torno de un héroe. Para él ese héroe debíatener dos condiciones esenciales. La primera: «Unos ojos li-bres, claros y sinceros [...] Yo necesitaba este observatorio —dos ojos francos— para ver y juzgar...» Y la segunda: «Ver yjuzgar no son más que el punto de partida. Después viene laacción. Lo que tú piensas, lo que tú eres, hay que atreverse aexteriorizarlo. ¡Osa decirlo! ¡Osa realizarlo! [...] Se necesita unhéroe. ¡Sé un héroe!» 6 Es lo que intentamos, conservar los ojoshonestos y decir lo que pensábamos; pero ocurrieron equisproblemas y no pudimos ser héroes según la definición deRolland. Por fortuna, las utopías siguen vivas y la historia noterminó, sino que está a punto de comenzar.

    Sus cuentos se dieron a la luz lo mismo en antologías jóve-nes, que de amor o sobre bandidos y combatientes; y sus textosperiodísticos en El Caimán Barbudo, El Mundo, Unión, Cuba enel Ballet, Juventud Rebelde, Revolución y Cultura, y Alma MaterAlma MaterAlma MaterAlma MaterAlma Mater.Es, entre otros, premio David, Razón de Ser, Nacional Luis FelipeRodríguez y de la Crítica.

    A partir de aquí —redondeó la idea— cada vez que merefiera a paradigmas y héroes, estaré hablando de seres decarne y hueso. Tengo presente el poema Elegía a la muerte deLenin, del poeta chileno Vicente Huidobro (1893-1948), quetermina diciendo: «Desde hoy nuestro deber es defenderte deser Dios.» 7 Y es que ningún héroe es un hombre perfecto.Quien oiga el lema «Pioneros por el comunismo, seremos comoel Che», dirá: «Caramba, ¡si tomamos como prototipo un mo-delo al que nunca podremos llegar, estamos fritos!» Mas tam-poco el Che era un todopoderoso. En 1963 tuve la suerte dejugar con él tres partidas de ajedrez; le gané dos y empatamosla tercera; se puso como un muchacho: «¡Te hice tablas!» Pero,además, quien haya leído su Diario en Bolivia, sabrá que undía, luego de caminar un tiempo que a él le pareció el doblepor el cansancio de la yegüita en la que montaba, en una deésas, le dio un cuchillazo en el cuello al animal. Cuando leí elpasaje me dije: «¡También a él se le nublaban los sentidos!» Elpropio Che reparó en ello y, reunido a la noche con su tropa,reconoció que el episodio de la yegüita probaba que en algu-nos momentos había perdido el control. Es cuando expresa:«Este tipo de lucha nos da la oportunidad de convertirnos enrevolucionarios, el escalón más alto de la especie humana,pero también nos permite graduarnos de hombres.» 8

    Imponerse tareasImponerse tareasImponerse tareasImponerse tareasImponerse tareasCada generación tiene su batalla. «El Chino» también cree

    que al presente la lucha esencial es por la cultura, y que losestudiantes deben sostenerla sin copiar, plagiar o remedar, «laimitación no conduce a nada bueno».

    No es casual que Fidel —«El Chino» está a punto de sellar suintervención—, en un momento difícil del período especialcomo noviembre de 1993, en el V Congreso de la UNEAC, dije-ra, «lo primero que hay que salvar es la cultura», y que com-plementara los famosos pensamientos expresados por Martí(en «Maestros ambulantes»), «ser bueno es el único modode ser dichoso», «ser culto es el único modo de ser libre», 9

    con ese otro axioma genial: «Sin cultura no hay libertadposible.» 10

    Por ende, quiero terminar con dos frases que les servirían deescudo y arado en su lucha por conquistar toda la cultura.Una corresponde a la esfera de aprendizaje de Ti Noel, el míti-co haitiano de El reino de este mundo, la novela de nuestrocoterráneo Alejo Carpentier: «Pero la grandeza del hombreestá precisamente en querer mejorar lo que es. En imponerseTareas.» 11 La otra vuelve a pertenecer al Romain Rolland deJuan Cristóbal y aúna las palabras que Dios le dice al persona-je durante su crisis de adolescencia: «Sigue, sigue, sin des-cansar jamás [...] No se vive para ser dichosos. Se vive paracumplir mi Ley. Sufre. Muere. Pero sé lo que debes ser: Unhombre.» 12

    1 Véase «El sonido de una directora», en el no. 456 de octubre de2007, pp. 8-9; «Los universitarios de ahora mismo» y «La odiosafunción de cuadro político», en el no. 457 de noviembre de 2007, pp.15-18; y «¡Afuera la “estupidización”!», en el no. 458 de diciembrede 2007, p. 8-9.

    2 Ver «¡Afuera la “estupidización”!», en el no. 458 de diciembrede 2007, p. 8, columna central de texto.

    3 Véase la conferencia leída por Eduardo Heras León, el 15 demayo de 2007, en el Instituto Superior de Arte (ISA, La Habana),como parte del ciclo «La política cultural del período revolucionario:Memoria y reflexión», organizado por el Centro Teórico-CulturalCriterios (www.criterios.es).

    4 Vázquez, L. Raúl. «Testimonio inédito de un combatiente dePlaya Girón». www.juventudrebelde.cu, La Habana, 15 de abril de2007.

    5 Para extender entre el pueblo la cultura general integral, seinauguró el 2 de octubre de 2000 la denominada Universidad paraTodos, espacio de la Televisión Cubana que desde entonces ofrececursos sobre diversas materias. La primera serie transmitida fue, enefecto, el Seminario de Técnicas Narrativas. Expertos del Taller deFormación Literaria Onelio J. Cardoso impartieron veinte horas declases sobre la materia. El seminario suscitó el interés de la mayo-ría de la población, y más de periodistas, escritores, maestros yprofesores.

    6 Rolland, Romain. «Introducción a Juan Cristóbal». Juan Cristó-bal. Ediciones Especiales, Instituto Cubano del Libro, La Habana,2001, p. 32.

    7 Inicialmente recogido en Antología de poesía chilena nueva,compilada por Eduardo Anguita y Volodia Teitelboim (Santiago: Zig-Zag, 1935, p. 34-36), con el título «Elegía a la muerte de Lenin(1924)», es publicada después en diversas revistas, antologías y enlas dos ediciones de las Obras Completas del autor. Generalmentees datado en 1924, año de la muerte de Lenin. (Nota tomada delsitio Web Obra selecta Biblioteca Ayacucho, http://books.google.com.cu/)

    8 Che Guevara, Ernesto. Escritos y Discursos 3. «Diario en Bolivia.1967. Agosto 8.» Editorial de Ciencias Sociales, Instituto Cubanodel Libro, La Habana, 1972, p. 186.

    9 Martí, José. «Maestros ambulantes». José Martí. Obras escogi-das. En tres tomos. Tomo I. 1869-1884. Centro de Estudios Martianosy Editora Política, La Habana, 1978, p. 377.

    10 Entre otras, palabras pronunciadas por el entonces presidentede la República de Cuba, Fidel Castro Ruz, en la inauguración del 18Festival Internacional de Ballet de La Habana, en la sala GarcíaLorca del GTH, el 19 de octubre de 2002.

    11 Carpentier, Alejo. El reino de este mundo. E. D. I. A. P. S. A.,México, D. F., 1949, p. 197.

    12 Rolland, Romain. Ob. cit., p. 185.

  • VigíaPor: Abel ErnestoAbel ErnestoAbel ErnestoAbel ErnestoAbel Ernesto

    Justo detrás de la plaza que le da su nombre, en la Atenas de Cuba, comoquien vigila la entrada a la bahía, se encuentra este aposento de la creati-vidad. Más de una veintena de años han pasado desde que sus creadores,entre ellos el actual diseñador principal Rolando Estévez, decidieran llevar acabo este proyecto, que crecio hasta convertirse en uno de las más exclusivase interesantes editoriales del país.

    En Ediciones Vigía todo es hecho a mano, desde sus personajes hasta suspáginas que pueden ser de material reciclado o tela. Los autores: diversos yauténticos que para este propósito escriben, muchos de ellos reconocidos,ven ilustradas sus letras con la más fina idea de quienes ponen en este empe-ño toda la ternura y colorido que de sus mentes sale. De cada libro se realizan200 ejemplares enumerados y únicos que llevan el sello y la autenticidad deestos creadores de sueños.

    ser un

  • El transporteen el centro

    Texto y foto: Rodolfo RomerRodolfo RomerRodolfo RomerRodolfo RomerRodolfo Romero Reyes,o Reyes,o Reyes,o Reyes,o Reyes,estudiante de Periodismo.estudiante de Periodismo.estudiante de Periodismo.estudiante de Periodismo.estudiante de Periodismo.

    Por La MagaLa MagaLa MagaLa MagaLa Maga Alrededor de ochenta muchachos espe-ran. Algunos escuchan su mp3 y otros con-versan sobre las clases recibidas. Reina unambiente de tranquilidad. De repente, unode ellos se levanta del banco y divisa a lolejos la extraña silueta. Acomoda despaciola mochila en su espalda para no levantarsospechas: él quiere ser el primero. El restoignora su cercanía. Desde la universidad ycruzando la calle a medio correr, dos alum-nas, sin quererlo, dan la alarma. Los de-más advierten lo que ocurre y se ponen depie. Ahora sólo es cuestión de esperar. Uno,dos, tres segundos… y la Ruta 3 frena altiempo que abre sus dos puertas.

    Todos se lanzan en una temible avalan-cha. Los más rápidos ya están arriba. Unossujetan con fuerza los maletines; otros, pre-cavidos, se quitan el reloj. El forcejeo con-tinúa y la selección natural de Darwin seinmortaliza: sólo subirán los más fuertes.Cuando ya no cabe ni uno más la guaguaacelera y poco a poco la puerta logra ce-rrar. Los piquetes quedan divididos: arribase alejan los jóvenes estrujados y abajo,otros, con incertidumbre y resignación, sedisponen a esperar.

    Llegar todos los días a la UniversidadCentral villaclareña para estos alumnos esuna verdadera odisea. Son siete mil jóve-nes los que diariamente se trasladanpara recibir clases. El transporte urbanoles es insuficiente. Ellos, y las personasque usan este camino para llegar a suscentros de trabajo, sólo cuentan con unaruta inestable que demora 50 minutos des-de su primera parada y un tren que saletres veces al día. Para las más bonitas y

    audaces queda la «botella»,pero esa no siempre da re-sultado.

    El ir y venir de los universi-tarios cubanos es agitado ylleno de obstáculos como lostiempos en que vivimos. Paraalgunos se hace más fácil, pues universidadescomo las de La Habana o Santiago de Cuba noestán distantes del centro de la ciudad. Sin em-bargo, villaclareños y camagüeyanos, por citardos ejemplos, pasan más trabajo del que sepueda recoger en estas líneas. En el caso deestos últimos, solo pueden llegar después delas seis de la tarde si lo hacen en bicicleta. Ya aesa hora quitan las guaguas y hasta allá sí nohay «botella» que valga.

    Volvemos a la parada. Ahora está vacía: eltren acaba de «zarpar». Esperamos cuatro mi-nutos y otra vez la cifra supera los cincuenta.La Ruta 3 esta vez demora más de lo previsto.De 25 carros con chapas azules, solo paran tres(dos de ellos porque iban a dejar a alguien enla universidad). La solidaridad se pierde,

    Homenajea Nuria Nuiry,

    maestra dey para todoslos tiempos.

    como las guaguas. La esperan-za sigue entre los libros, dentrode las mochilas, pero desapare-ce de los rostros estudiantiles.

    Otra vez llega la guagua y serepite la historia, solo que aho-ra el tumulto es mayor. «Así es

    siempre aquí», me dice uno que me observamientras tomo las fotografías. «Ojalá algún díalas cosas cambien», agrega y se pierde entrela multitud. Yo termino mis fotos y trato demontarme en esta, porque ya mi compañeradesiste de sacar la mano y ella era mi últimaesperanza. En esta no nos vamos; mi interlocu-tor sí, lo veo por una de las ventanillas y meparece escucharlo otra vez: «Ojalá algún día lascosas cambien». Por fin, nos vamos en la otra.Ahora, días después escribo con la seguridadque a esta misma hora la parada está llena.Cuando usted lea estas líneas, de seguro toda-vía lo estará. Esperemos que de aquí a un parde años, si alguien desempolva esta revista yvuelve a leer sus páginas, el transporte hacialas universidades haya mejorado.

    El amor se percibe, todos los días del año, en quie-nes aman más allá de la pareja; sin embargo, en elmes de febrero hay un renacer de los sentimientos.

    ¿Cuántos y cuántas no se decidirán a confesar suspasiones este 14? Anímate y dile a esa persona quete desvela tanto como una intrasemestral, la cosquillaque provoca en tu estómago. No tengas miedo, el«amor de estudiantes no siempre muere al ser pro-fesional», tal vez él, o ella, sea la persona de tu vida.

    Como también puede ser el libro de tu vida, uno delos tantos volúmenes presentes en la Feria Internacio-nal del Libro de La Habana. Aunque para esta ediciónse redujeron las sedes de 44 a 16, se mantendrán losplanes de actividades colaterales y las presentacionesde escritores de todas las provincias.

    Casi por todo el país estuvieron rodando los 86jóvenes cincuenta aniversario el pasado enero. Su-bieron al pico Mella para conmemorar el asesinatodel líder estudiantil y visitaron sitios históricos deGranma y Santiago de Cuba.

    Desde esa tierra, los universitarios, en especialDeyanira, enviaron un mensaje al resto del estudianta-do de la Isla: «Santiago sigue siendo Santiago, y unaño más, nuestro equipo será el campeón».

    Sin pretender convertir esta columna en una peñade béisbol, incentivamos a los almamaterianos a queenvíen mensajes de apoyo para sus respectivos equi-pos y así, fomentar la comunicación.

    Demasiado flujo comunicacional hay por Holguín,gracias al forum de Historia realizado en las sedes yfacultades de la provincia, donde además se celebróun taller acerca de las luchas revolucionarias con lapresencia de estudiantes, historiadores y combatien-tes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

    También el pasado 16 de enero fue festejado eldía del deporte universitario, con disímiles accionesfísicas y recreativas.

    El colectivo de Alma MaterAlma MaterAlma MaterAlma MaterAlma Mater llegó hace unos díashasta la Universidad de Matanzas, para presentar elúltimo número y promocionar el II Taller Nacional dePeriodismo Alma Joven. Para conocer detalles sobrela convocatoria, escríbenos a nuestro mail:[email protected] o visita nuestra web:www.almamater.cu

    A propósito de la versión digital, estamos haciendoun rediseño de esta. Si navegas por nuestras aguasentre la red de redes y tienes nociones de diseño, pue-des aportarlas a nuestro equipo de trabajo. No seastímida, Sochi, junto a tus colegas del Banco Central deCuba más que receptores de nuestro producto, pue-den jugar roles de realizadores también. Nos encantóla idea de ubicar la página en la intranet, así familiaresy amigos de nuestros universitarios pueden mante-nerse actualizados sobre la vida estudiantil.

    Volvemos a Granma, (ojalá a Bayamo en coche)esta vez para informarles la buena nueva del equipode corresponsales municipales, muy útil para los en-viados de la revista a este territorio en lo referido auna rápida gestión de la información, así como lagarantía de cobertura noticiosa para las actividadesde la FEU en las sedes municipales.

    Nos despedimos con otro acontecimiento: en lapróxima edición de la revista Giga se publicará unareseña del sitio web de Alma Mater.

    DESDE MI RAYUELA

    Cuando AnocheceCuando AnocheceCuando AnocheceCuando AnocheceCuando AnocheceCuando anochece esperoconfiarte de una vez todo el espantoque hay de día en mi pecho.No es obsesivo gusto por la vidaplena del dios del tiempo;ni es el miedo a perderel poder y la magia del poeta:miedo a la muerte y al olvido.Lo que me pone el corazón pequeñocuando anochece y estoy contigo, a solas,es oírme las dóciles palabrasque te ocultan que mientocuando te digo que aún no tengo miedo.

    Pablo Armando Fernández

    Texto y foto: Randy SaboritRandy SaboritRandy SaboritRandy SaboritRandy Saborit

    Cuando Nuria Nuiry cumplió 75 años se regalóuna clase con sus más jóvenes estudiantes enla sede universitaria de Playa. Singular formade celebración en una de las profesiones delsin fin.

    Después de tanto oficio y tanta tempestad, cualquiera pu-diera pensar que ya convalidó la preparación de sus confe-rencias. Sin embargo, las hilvana hasta el límite del delirio.

    Vuelve a desapolillar sus archivos. En los manoseadostextos descubre cosas nuevas. Se sorprende. Continúa. Seemociona. Mientras busca una cita por aquí, encuentraotra por allá. Es como si cocinara por primera vez una con-versación para alumnos. Aunque le sobra experiencia, la clase por nacer siempreatraviesa el mismo proceso de arrebato. El qué decir y cómoexpresarlo le lleva horas de gimnasia mental. Según Nuria, pararse frente a un aula es un acto de sumorespeto hacia el exigente público estudiantil. Tal vez por estarazón va bien armada para responder a la ráfaga de preguntas.

    Hay mucho de dramaturgia, reconoce, en conversar conun grupo. Ninguno puede subestimarse. Quizás por estemotivo tenga el sano hábito de estudiarlos muy bien antesde emprender el viaje. “De ese diálogo preliminar surgepor dónde romper el hielo”, confiesa. Como maestra de buena letra goza de la capacidad paracambiar el guión de las tantas horas de insomnio por elmás ajustado a las expectativas de sus interlocutores. Poreso lleva un puñado de alternativas, esas que le garantizansobrevivir en cada intento. También sabemos que Martí es uno de los grandes quela acompañan. Cuando lo conversa le sale de carne y hue-so. No de piedra como las estatuas. Ni frío como el már-mol. Lo descubre en sus luces y manchas. Como él mismoacostumbraba a hacer en sus escritos sobre mujeres y hom-bres notables. Del Apóstol, precisamente, hablaba en una ocasión en elInstituto Internacional de Periodismo José Martí. Despuésdel instante del aplauso, un estudiante le preguntó cómopodía conseguir los libros de ella.

    Tomado del blog Isla al Sur,(http://islalsur.blogia.com)

  • Las veinte hectáreas de la pista vieja deVallegrande mostraban los rasgos de una tie-rra, al parecer, maldita. Allí ya no se alza niaterriza avión alguno, pero los desniveles quedibuja el suelo semejarían que en ese listónde tierra, cientos de naves se descalabraron.Las transformaciones ejecutadas por el hom-bre a fin de convertirla en franja de despeguey descenso y la erosión propia de esa región,obligaban a un estudio profundo del terre-no. A la decisión de la tierra de esconder elsecreto del enterramiento del Che por casitres décadas, se opondría ahora la inteligen-cia y el afán de hombres de ciencia.

    Para los especialistas que en La Habana in-tegraban el comité de expertos, muchos deellos novatos en la búsqueda de cadáveres,quedaba claro que ninguna tecnología detec-ta huesos. El objetivo sería encontrar una zonaanómala, alterada de forma inhabitual por lamano del hombre. Fue así que entre 1996 y1997, sin que nunca permanecieran enVallegrande todos los integrantes del equi-po, se desarrollaron las investigaciones. En LaHabana, mientras tanto, el resto de los cientí-ficos, como en una operación en cadena ana-lizaba cada resultado.

    Para ejecutar los estudios básicos del suelose incorporaría a Vallegrande un primer grupointegrado por cuatro especialistas: un geólogo-edáfologo, un agrónomo, un topógrafo y unaespecialista en teledetección. Cuando Fernan-do Ortega, Greco Cid, José Andrade y LissetteTorriente dieron por terminado su trabajo, lacomposición, estratificación y propiedades físi-cas del suelo habían sido definidas y con totalseguridad los métodos cuyos resultados depen-dían de las mediciones de la conductividad eléc-trica de la tierra, podían aplicarse. En un planotopográfico se reflejaba cada particularidad dela superficie y sobre él se señalizarían todas lasanomalías acotadas por cada una de las espe-cialidades, lo cual aceleraría el intercambio en-tre Vallegrande y La Habana. Las imágenescaptadas desde la barriga de un avión Cesna amil metros de altura, comparadas con otras deaños precedentes, arrojarían los cambios en elterreno, además de aquellos puntos en que suflora indicara un posible enterramiento.

    En Vallegrande se uniría al equipo unarqueólogo, Roberto Rodríguez, quien en pri-mera instancia realizaría pruebas geoquímicasa partir de las sustancias que se desprenden delos cuerpos en descomposición. Lamentable-mente, la dureza de aquellos suelos nunca per-mitió llegar hasta la profundidad necesaria, apesar de las miles de perforaciones manuales ymecánicas: «Los suelos allí son muy ricos ensilicatos, muy agresivo para las barrenas, que apesar de ser de acero, se desgastaban y se afi-laban como la punta de un lápiz.»

    A partir de abril de 1997 parecía que todocomenzaba a conspirar en contra del trabajode los científicos. Una ordenanza de la munici-palidad de Vallegrande impedía seguir la bús-queda del Che; agentes de la CIA, partícipes delos acontecimientos de 1967 se personabanallí para desorientar a los investigadores, y has-ta uno de ellos, Gustavo Villoldo envió unacarta a Aleida Guevara, con el ofrecimiento derevelar el sitio exacto de la fosa. La hija del Che

    se niega a responder, pero una luzroja cada vez más intensa encandilala búsqueda. Las próximas eleccio-nes en Bolivia anunciaban el triunfo

    del exdictador Hugo Bánzer y el decreto presi-dencial vigente podría obviarse. Villoldo, al norecibir acuse de recibo, se había dirigido a lasautoridades bolivianas.

    El 19 de mayo de 1997, el gobierno bolivia-no hizo valer su decreto sobre la ordenanzamunicipal de Vallegrande. De los intercambiosgubernamentales entre los dospaíses quedaba claro que se le con-cedía a Cuba un margen de tiem-po y si en un periodo prudencialno se producía el hallazgo, recurri-rían a Gustavo Villoldo.

    Pocos días después tresgeofísicos cubanos inician su tra-bajo en Vallegrande, una experiencia novedosapara ellos. «Se había realizado un estudiometodológico profundo de todos los resulta-dos anteriores y en consecuencia se decidióaplicar las técnicas de georradar, la sísmica deprospección, la capametría, los métodos eléc-tricos con el sistema de nodos inteligentes, yun método electromagnético somero».

    La pista se dividió en doce sectores de vein-ticinco metros de largo por treinta de ancho, ya partir de las hipótesis históricas los estudiosempezaron por el séptimo con mediciones cadaun metro. «Con un sentido lógico pensába-mos que la forma de la anomalía geofísica de-bía ser alargada porque el buldózer que hizo la

    excavación tendría que haber tra-bajado a lo largo de la pista y noperpendicular a ella pues hubierachocado con el talud», explica endetalle el doctor Carlos Sacasas,profesor titular de la CUJAE.

    El jefe del equipo, médico legis-ta Jorge González, expone cómo

    fue definido el modelo para la localización dela anomalía: «Sabíamos que debía tratarse deuna zanja de unos cuatro metros de ancho,con dos metros de profundidad. Consultamosy expertos llegaron a la conclusión de que unbuldócer para abrir una fosa de dos metros deprofundidad debía recorrer entre diez y veintemetros de largo».

    Por Daily Pérez GuillénDaily Pérez GuillénDaily Pérez GuillénDaily Pérez GuillénDaily Pérez GuillénFotos: Centros de estudios del Ché Centros de estudios del Ché Centros de estudios del Ché Centros de estudios del Ché Centros de estudios del Ché

    l.q.q.d.

    II PARTELos geofísicos elaboraron mapas con los re-

    sultados de cada uno de los métodos y llega-ron incluso a integrar todos los datos positivosen uno solo. De ellos consiguieron anomalíasde sumo interés que arrojaron criteriosdefinitorios para orientar las excavaciones. Eldoctor José Luis Cuevas recuerda un hecho quebrindó valiosas interpretaciones: «En los cálcu-los de una de las zonas se halló una anomalíabastante grande, se excavó y se encontraronestacas de madera y otros indicios que nos da-ban la certeza de que efectivamente ahí habíancavado y rellenado.» Al respecto añade Sacasas:«Dijimos ,“si esto fue una anomalía por unaexcavación hecha hace dos años, la de hacetreinta, debe tener menor intensidad” y esofue importantísimo como criterio para la inter-pretación compleja».

    Al tiempo que se excavaba, los geofísicoscontinuaban las mediciones en el terreno. Larapidez de las técnicas y el gran volumen deinformación que generaban, agilizaban a talextremo el proceso que cada jornada se sepa-raba de la otra con menos de dos horas desueño.

    Con el paso del tiempo las condiciones setornaban cada vez más críticas para los investi-gadores cubanos. Rememorando la tensión deaquellos días y las decisiones que hubo detomar, declara Jorge González: «Los tiempospolíticos nos obligaron a quemar los cientí-ficos, pero sobre una base científica y sinmovernos del plan inicial de trabajo. En esesentido hicimos excavaciones empleandoretroexcavadora. Eso para una excavaciónarqueológica de otro tipo podía ser un dispa-rate, pero aquí contábamos con un estudiogeofísico riguroso, con el conocimiento exac-to del fondo de la fosa —podía tener hastados metros de profundidad— y eso nos permi-tía cavar 150 centímetros con retroexcavadoray dejar cincuenta de fondo para hacerlo amano».

    Precisa Noel Pérez que el 28 de junio casi yaamanecía cuando definieron orientar nueva-mente las excavaciones hacia el sector 7, aban-donado días antes por la dureza del suelo. Esedía Roberto, Jorge, y Héctor Soto, elantropólogo físico quien desde hacía mesestambién se encontraba en Vallegrande a la es-pera del hallazgo, se dirigieron bien tempranoa la pista para organizar y controlar el trabajodel día. La premura que los obligaba a utilizarun instrumento mecánico también aguzaba suvisión mientras trataban de descubrir cualquierindicio de una osamenta entre los terrones quecaían de la pala. El frío insistía en burlar lostejidos y la tozudez de los científicos, tanto queRoberto decidió ir a la casa en busca de otroabrigo. Jorge y Soto apenas pestañaban si-guiendo cada penetración de la pala en la tie-rra, cada sacudida y deslizamiento. ¡Para! ¡Para!Y el grito detuvo al instante todo movimiento,acalló los murmullos, dejó en vilo por un breví-simo instante a los flashes, los lentes, las gra-badoras, las plumas.

    El médico legista y el antropólogo se acer-caron. ¡Un cúbito! ¡Un radio! Los dedos escar-baron entre los terrones hasta dar con loshuesos. Un radio, acompañado de fragmen-tos de cúbito y húmero izquierdos y huesos delcráneo, lamentablemente dañados por la pala,fueron apareciendo entre la tierra removida. Elreloj marcaba las nueve de la mañana y erasábado.

  • ¿Acaso los libros, a través del poder de las computadoras y deInternet, habrán de transformarse en «estructuras dehipertexto» ilimitadas en las que el lector será también autor?

    Hoy en día existen dos tipos de libros: aquellos que se leen yaquellos que se consultan. Con los libros para leer se empiezaen la página uno, donde, digamos, el autor explica que se hacometido un crimen. El lector continúa hasta el final, cuandodescubre quién es el culpable. Fin del libro y de la experiencialectora. Lo mismo sucede aun si se lee sobre filosofía, digamosHusserl. El autor inicia en la primera página y sigue una serie decuestiones en orden para que el lector entienda cómo llega asus conclusiones.

    Las enciclopedias, por supuesto, no están hechas para leersede corrido. Si quiero saber si fue posible que Napoleón conocieraa Kant tomo los volúmenes K y N y descubro que Napoleón nacióen 1769 y murió en 1821, mientras que Kant nació en 1724 ymurió en 1804. Es posible que los dos se hayan conocido. Parasaberlo con precisión consulto una biografía de Kant. Una bio-grafía de Napoleón, quien conoció a mucha gente, podría obviarun encuentro con Kant; una biografía de Kant, no.

    Las computadoras están comenzando a cambiar el procesode la lectura. Con un hipertexto, por ejemplo, puedo buscartodos los casos en los que el nombre de Napoleón se asocia conKant. Puedo realizar la labor en unos cuantos segundos. Loshipertextos harán que las enciclopedias impre-sas sean obsoletas.Pero aunque lascomputadoras estándifundiendo unanueva forma de leer,no tienen la capaci-dad para satisfacertodas las necesida-des intelectualesque estimulan.

    Dos inventos queestán comenzandoa ser explotados po-drían ayudar a quelas computadorasempiecen a satisfaceresas necesidades. Elprimero es una copia-dora a través de la cualuno puede revisar loscatálogos de bibliote-cas y casas editoriales.Se selecciona el libro de-seado, se oprime un bo-tón y la máquina impri-me y empasta una copia.Esto cambiará los métodosde editar y publicar. Pro-bablemente eliminará las li-brerías, pero no los libros.Los libros se producirán algusto del comprador, comosucedía con los manuscritosantiguos.

    El segundo invento es el li-bro electrónico (e-book): al in-sertar un microcasete en ellomo, o al conectarse conInternet, uno tendrá su libro.Pero este libro será tan distin-to como el primer folio deShakespeare de 1623 lo es dela última edición de Penguin. Al-gunas personas que afirman quenunca leen libros impresos, aho-ra están leyendo a Kafka, porejemplo, en un libro electrónico.Leer a Kafka en papel o en páginas elec-trónicas es igual desde el punto de vista dellector, aunque no del oculista.

    Los libros sobrevivirán por su valor utilitario, pero puede serque el proceso creativo en el que nacen, no. Para e