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Nuestro ADN INTRODUCCIÓN
La 1a Iglesia Presbiteriana de Valparaíso se está conformando cada
vez más en una iglesia comprometida con su papel en el Reino de Dios.
Nuestra visión es la de “ser una comunidad bíblica reformada que
glorifica a Dios, hace discípulos, sirve al necesitado, proclama el
evangelio de Jesucristo y enseña de manera relevante en la cultura
actual, participando en la sociedad para su desarrollo”.
Ahora al crecer y madurar como iglesia hacemos frente a algunas
preguntas: ¿Cuáles son los principios bíblicos que fundamentan nuestra
forma de ser Iglesia? ¿Cómo podemos formar a los nuevos miembros
que participan de esta comunidad en nuestra cosmovisión bíblica?
¿Cómo capacitamos a nuevos líderes en la visión que nos moviliza y nos
motiva?
Nuestra iglesia pretende ser una iglesia de contra-cultura, que esté
formada por discípulos comprometidos con el Reino-iglesia, y no por
sujetos sin compromiso. No vemos en nuestros desafíos como Iglesia sólo
la necesidad expansionista de la fe, sino la preservación de sus
contenidos principales. Todos aquellos que desean ser parte de nuestra
comunidad deben saber que nosotros tenemos un ADN y queremos
compartirlo.
Este material, además, tiene como objetivo compartir en unidad lo que
Dios ha estado haciendo con nosotros en nuestra comunidad. Nuestro
trabajo de capacitación anual se concentra en talleres de líderes sobre
Homilética, Liderazgo de influencia, Liturgia, Hermenéutica, Pedagogía
para Escuela Dominical, etc. Sin embargo, necesitamos establecer una
cosmovisión que penetre más profundo que un método: debemos
establecer sobre todo la visión teológica concreta de nuestra identidad
como Iglesia. En resumen, Nuestro ADN.
Este material está compuesto por una lección introductoria y 21
lecciones de estudio, divididas como se muestra a continuación:
Introducción:
LIBRO I:
LIBRO II:
Nuestro ADN 0: Nuestra Cosmovisión (1 Lección)
Nuestro ADN 1 al 5: Biblia – Compromiso (15 Lecciones)
Nuestro ADN 6 al 7: Compromiso – Liderazgo (6 Lecciones)
Este es el esfuerzo por impartir a los nuevos miembros y nuevos
líderes, los conceptos teológicos básicos sobre los cuales se basa el
ministerio de la 1a Iglesia Presbiteriana de Valparaíso. Y en este sentido,
no es tan inclusivo y completo como un curso teológico formal, ni es tan
"práctico" como un curso sobre técnicas. El curso pretende avanzar en los
principios espirituales y la dinámica que determinan la dimensión y el
modelo de nuestro ministerio en la ciudad de Valparaíso.
Por último, deseamos agradecer la ayuda de pastores y estudiantes
de teología que colaboraron con el proyecto “Nuestro ADN” en la
preparación de algunas lecciones: Sebastian Menay F. (Lección 3: El
Pacto); Amós Cavalcanti F. (Lección 7: Discipulado y Señorío de Cristo);
Carlos Israel Muñoz M. (Lección 11: Iglesia); Jonathan Muñoz V. (Lección
12: Identidad Presbiteriana y Reformada); Javier Allende J. (Lección 13:
Derechos y Responsabilidades). Y muy especialmente a Luz A. Guerra L.
por la revisión y diagramación de todo el material.
Es nuestro deseo que este curso sirva para el fortalecimiento,
edificación y crecimiento de nuestra Iglesia y otras iglesias que puedan
hacer uso de este material.
Estructura de las lecciones 1. Titulo de Lección
2. Concepto Clave
3. Tesis Principal
4. Desarrollo del Tema
5. Estudio Bíblico
6. Confesión de Westminster
7. Lecturas
8. Diálogo
Presentación del Libro II: Nuevos LÍDERES La introducción comienza con nuestra Cosmovisión, el punto de
partida de toda nuestra propuesta bíblico-teológica. El Libro I es un panorama sistemático de doctrinas bíblicas para los futuros “nuevos miembros”.
El Libro II, que usted tiene en sus manos, es un estudio sobre el tipo de Iglesia que queremos ser, dirigido a los “nuevos líderes” que asumirán responsabilidades en nuestra comunidad.
Caleb Fernández P.
Valparaíso, Abril 2009
2
3
Nuestro ADN
Índice Libro II: Nuevos LÍDERES
Nuestro ADN 6 COMPROMISO - MISIÓN 5
Lección 16 ¿Qué tipo de iglesia queremos ser? Concepto clave: Iglesia Urbana y Misional
7
Lección 17 ¿Qué tipo de miembros queremos formar? Concepto clave:
Discípulos comprometidos con el Reino – Iglesia 11
Lección 18 ¿Qué tipo de liturgia queremos desarrollar? Concepto clave:
Liturgia solemne, festiva,didáctica, comunitaria 15
Nuestro ADN 7 MISIÓN – LIDERAZGO 19
Lección 19 ¿Qué tipo de predicación queremos exponer? Concepto clave:
Predicación fiel, relevante, transformadora
21
Lección 20 ¿Qué tipo de ministerios queremos tener? Concepto clave:
Ministerios evangelísticos y discipuladores
25
Lección 21 ¿Qué tipo de acción social queremos hacer? Concepto clave:
Acción social de redención integral
29
4
6
7
Lección 16
Nuestro ADN 6: COMPROMISO - MISIÓN
¿QUÉ TIPO DE IGLESIA QUEREMOS SER? Concepto Clave: IGLESIA URBANA Y MISIONAL
Tesis Principal: Una Iglesia urbana y misional busca la transformación de la ciudad asumiendo la
misión de Dios como parte de su propósito.
Introducción Toda iglesia camina en función de un modelo
eclesiástico, y aunque estos modelos demandan el juicio
desde una perspectiva bíblica, muchas veces no es tan fácil
conseguir juicios que sean balanceados.
Iglesia urbana
A la hora de asumir un modelo eclesial urbano
escarbamos en las enseñanzas bíblicas acerca de la
presencia y expansión del Reino de Dios, como también en
el hecho histórico de que el cristianismo primitivo floreció y
fue exitoso justamente porque era urbano.
Es primordial definir cómo la iglesia se va a relacionar
con la cultura y sociedad. De esta manera, podrá mostrar su
perspectiva teológica, la cual controlará la manera en que
se relacionará con su ciudad.
En principio, debemos tener en cuenta que la iglesia no
está contra la ciudad. No debemos culpar al medio
ambiente de la ciudad por los problemas de la sociedad, ni
debe existir un “nosotros y ellos” que produzca una
“fortaleza” donde los cristianos se apiñan para darse calor
espiritual en medio de la frialdad urbana.
Tampoco debemos ser una iglesia de la ciudad, que
abriga todos los movimientos históricos de emancipación de
los oprimidos como obra de Dios, evitando la confrontación
con el pecado del hombre, pues esto nos llevará a ignorar lo
distintivo de Cristo en el mundo.
Por otro lado, una iglesia que está por encima de la
ciudad, no reconoce ni se involucra demasiado con los
sufrimientos de la misma. Crea una sub-cultura cristiana
que ve a la ciudad de manera individualista, identifica la
realidad del pecado y la necesidad de conversión, pero
ignora todavía la presencia y poder del Reino de Dios para
cambiar tanto los corazones como las estructuras sociales.
De la misma forma, nos equivocamos al pensar en un
modelo que ve la iglesia como una posta de emergencia,
pero que a su vez, tiene un entendimiento palpable de la
necesidad de las personas por ser sanadas tanto física
como espiritualmente. El problema es que no ve cómo la
ciudad pueda ser transformada cultural y socialmente en
sus estructuras. Todavía tiene una perspectiva pesimista que
enfatiza más el pasado de perdición moral que el futuro del
nuevo Reino.
Cuando hablamos de un modelo urbano de iglesia, nos
referimos a una iglesia que comprenda las promesas del
Reino
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Reino de Dios. Una Iglesia que transforme la ciudad. La
Biblia nos dice que el propósito último de la redención es
una creación completamente restaurada. En Apocalipsis se
nos muestra que la meta final de la obra redentora de Cristo
es la ciudad de Dios (Ap. 21:2), que es el jardín del Edén
restablecido, ahora en una forma urbana, teniendo el Árbol
de la Vida, y sanando a las naciones (Ap. 22:2). La maldición
en el Edén que trajera la alienación y el sufrimiento físico,
mental, social, y cultural (Gn. 3:7-19) es ahora removida en
la nueva ciudad que Dios está preparando (Ap. 22:3). Esto es
lo que la redención en Cristo tenía por sentido, no
simplemente el perdón individual por los pecados.
Debemos aplicar el pensamiento teológico que se
encuentra detrás del modelo de transformación de la ciudad
y constituir una comunidad de fe que pueda re-tejer las
fibras de la sociedad donde se encuentra por medio de la
palabra y los hechos concretos de misericordia.
Iglesia Misional
Por otro lado, cuando hablamos de un modelo de iglesia
misional, hablamos de una iglesia que toma en cuenta todo
lo que es y hace en relación con “la misión de Dios” en el
mundo. Aquel Dios que nos ama tanto (Jn 3:16), que nos
amó primero (1 Jn. 4) y envió a Su Hijo para que tengamos
vida en abundancia (Jn. 10:10). Esa afirmación es el punto
de partida de toda reflexión y propuesta misionera hoy, algo
profundamente teocéntrico. Es una misión articulada o
inspirada desde Dios mismo. La misión ante todo es la
misión de Dios, la missio dei.
Por esto, la Iglesia existe por su participación en la
misión reconciliadora de Dios. La “misión” no es una
actividad aislada llevada a cabo por un grupo de personas
en lugares lejanos. La Misión es el carácter de la Iglesia en
cualquier contexto donde exista.
Una iglesia misional es una iglesia que está impulsada
en participar en la misión de Dios, esto es sanar y redimir
todo
todo lo que está quebrantado en el mundo dominado por el
pecado y restaurarlo en función del propósito que Dios tuvo
para con el mundo. Las iglesias misionales no se enfocan
en enviar sino en asumir que han sido enviadas. Una
comunidad de fe misional permite que Dios penetre en todo
lo que en ella se hace –desde la adoración hasta el servicio,
desde la capacitación de su membresía hasta el
discipulado. Sirve de puente entre el alcanzar a otros y la
vida congregacional, ya que el papel de la Iglesia es
encarnar la misión de Dios.
La iglesia participa de esto de dos maneras. Primero, la
Iglesia como institución realiza su vocación divina al estar
donde Cristo está y al hacer lo que Él manda. Todo lo que
hace la Iglesia como institución está determinado por la
Palabra divina. Segundo, la Iglesia como organismo realiza
su vocación divina a través de los dones de los creyentes
miembros del cuerpo de Cristo, los cuales representan a
Cristo en toda actividad de su vida, sea dentro de la Iglesia
institucional, afuera (en el mundo laboral) o en la esfera de
la familia.
Iglesia Madre Dentro de la misión de Dios se encuadra la necesidad de
disipar el evangelio por toda la ciudad. Nuestra convicción
es que la iglesia crece, no en la medida del aumento de
participantes en las actividades dominicales solamente, sino
principalmente en la posibilidad de tener iglesias hijas.
Nuestra misión se centra en el crecimiento del cuerpo de
Cristo, por la plantación de nuevos puntos de predicación
(grupos familiares que se proyecten como futuras Iglesias) y
que produzcan una renovación y un avivamiento orgánico
de la ciudad. Ninguna otra cosa: sean cruzadas, programas
evangelísticos, ministerios para-eclesiásticos, mega iglesias
crecientes, consultores congregacionales, o procesos de
renovación eclesiásticos, pueden tener un impacto tan
consistente como el extensivo inicio de nuevas iglesias.
9
Confesión de fe
Capítulo XXXV – Art. IV – Todos los creyentes están
obligados a sostener la religión cristiana en los lugares
donde ya esté establecida, y contribuir con sus oraciones,
dones y esfuerzo personal en la extensión del Reino de
Cristo por toda la tierra.
Lecturas
Posiblemente la mejor analogía para describir (el modelo
de la Iglesia que transforma la ciudad) es una casa de
exhibición. Somos la comunidad de exhibición de Dios
acerca del gobierno de Cristo en la ciudad. En un espacio de
tierra, comprado por la sangre de Cristo, Jesús el constructor
del Reino ha comenzado a edificar nuevas viviendas. Como
un ejemplo de lo que será, Él ha levantado una casa modelo
de lo que eventualmente será la comunidad urbana. Ahora
invita al mundo urbano a esta casa modelo para ver lo que
será. La iglesia son los ocupantes de esta casa modelo,
invitando a los vecinos con las puertas abiertas a Cristo. El
Estudio Bíblico
Texto: Génesis 1:28; 12:1-3
¿Cuál es la orden que Dios le da a Adán?
_______________________________________________________________________________________________
¿Cuáles son las implicaciones de esa orden para una iglesia urbana?
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¿Cuál es la orden que Dios le da a Abraham?
_______________________________________________________________________________________________
¿Cómo se relaciona la misión de Dios y el pacto hecho con Abraham?
_______________________________________________________________________________________________
evangelismo ocurre cuando los carteles son puestos
diciendo “entren a ver”. Como ciudadanos, no
sobrevivientes, en la nueva ciudad dentro de la vieja ciudad
vemos nuestra propiedad como un regalo de Jesús el
Constructor (Lc. 17:20-21). Como residentes, no peregrinos,
esperamos el Reino cuando el Señor regrese de su lejano
destino (Lc. 19:12). La tierra es suya… en esta casa modelo
vivimos nuestro nuevo estilo de vida como ciudadanos de
una ciudad celestial que vendrá. No abandonamos nuestros
trabajos ni desertamos la ciudad.... Buscamos “la paz y
prosperidad de la ciudad” a la que Dios nos llama en el
exilio (Jer. 29:7). Nuestras preocupaciones se vuelven tan
grandes como las ciudades donde los planos de
construcción se encuentran. – Harvie Conn.
La misión nace en el corazón de Dios. Dios es una fuente
de un amor que envía. Este es el sentido más profundo de la
misión. Es imposible penetrar más allá; existe la misión
sencillamente porque Dios ama a las personas. (…) No es la
iglesia quien “emprende” la misión; es la missio Dei la que
constituye a la Iglesia. La misión de la Iglesia necesita una
renovación y reconceptualización continua. La misión no es
competencia con otras religiones, ni una actividad
conversionista
10
Diálogo
¿Por qué hablamos de iglesia urbana y misional?
¿Por qué debemos participar en la misión de Dios?
¿Qué tipo de modelo urbano queremos asumir?
¿Por qué debemos participar en la misión de Dios?
¿Cuál es el papel fundamental de la Iglesia en la ciudad?
“plan salvífico” y la invitación a la conversión (…) No sólo ha
distinguido sino que ha separado la evangelización del
servicio, la conversión de la búsqueda de la justicia, la
adoración de Dios de la vida del mundo, la participación en
la comunidad de fe de la responsabilidad en la sociedad.
Incluso las ha enfrentado, creando “bandos” antagónicos
dentro de las iglesias y entre ellas. – J. Miguez Bonino.
En el cumplimiento de su misión, las iglesias evangélicas
latinoamericanas confrontan dos realidades desafiantes.
Por un lado, las múltiples necesidades y situaciones
humanas (…); por otro, la dificultad para realizar acciones
concretas (…) debido al fuerte individualismo y la tendencia
a la fragmentación y división. – Samuel Escobar.
conversionista, ni expansión de la fe, ni edificación del Reino
de Dios; tampoco es actividad social, económica y política.
(Es todo esto, pero de manera distinta) La missio Dei purifica
a la Iglesia. La coloca bajo la cruz, el único lugar donde
siempre está segura (…) La misión es simplemente la
participación de los cristianos en la misión de Jesús (…) Son
las buenas nuevas del amor de Dios, encarnado en el
testimonio de una comunidad, para beneficio del mundo.
– David Bosch.
El protestantismo latinoamericano tuvo la tendencia a
confundir evangelización y misión; es decir, a reducir la
totalidad de la misión de Dios a la tarea evangelizadora
concebida estrechamente como el anuncio del llamado
“plan
11
Lección 17
Nuestro ADN 6: COMPROMISO - MISIÓN
¿QUÉ TIPO DE MIEMBROS QUEREMOS FORMAR? Concepto Clave: DISCÍPULOS COMPROMETIDOS CON EL REINO – IGLESIA
Tesis Principal: La iglesia debe estar conformada por discípulos comprometidos con el Reino-
iglesia, una comunidad de creyentes que asuma su papel de cuerpo de Cristo.
Introducción Estamos viviendo en una sociedad posmoderna,
caracterizada por la secularización, fragmentación,
relativismo y la crisis de las instituciones. Lo posmoderno
consiguió vaciar la religión formal, pero no consiguió matar
la sed de la espiritualidad de las personas.
Esta sociedad se caracteriza por tener sujetos en una
búsqueda interminable por saciar los vacíos existenciales
propios del ser humano. El problema es que el sujeto
posmoderno vive la ambigüedad de tener sed de lo
transcendente sin querer comprometerse con valores
absolutos que le provean esta satisfacción esperada.
Las iglesias del pasado funcionaban, más o menos,
como centros comunitarios en las pequeñas ciudades y
barrios donde se instalaban. Allí las personas se
encontraban y desarrollaban un ambiente de acogimiento y
aceptación. Actualmente, las iglesias urbanas agregan
personas que no son del barrio solamente, sino de toda la
ciudad. Personas habituadas a relaciones fugaces,
desacostumbradas a un contacto más personal y están
ariscas a exponerse. Personas que entran en contacto con
cientos de personas semanalmente, pero de manera rápida
y superficial. En una iglesia urbana las personas llegan
anónimamente
anónimamente, asisten pasivamente al culto y salen como
entraron, anónimamente, muchas veces sin al menos ser
saludados por los diáconos.
Las iglesias han dejado gradualmente de ser centros
comunitarios para convertirse en centros de auto-ayuda. El
objetivo se convirtió en producir momentos de júbilo, alegría
y sensaciones.
Nuestra propuesta Nuestra iglesia pretende ser una iglesia de contra-
cultura, que esté formada por discípulos comprometidos
con el Reino-iglesia. Una comunidad de creyentes que
asuma su papel de cuerpo, donde los miembros pasan a
desarrollar sus dones, y a depender de la cabeza que es
Cristo. Y por lo mismo, llegan a ser amados y aceptados no
porque poseen señales de riqueza, belleza y poder (valores
de nuestra cultura), sino porque están unidos al cuerpo
místico de Cristo.
Discipulado Las relaciones fraccionadas y sin compromiso del
hombre posmoderno, reclaman a la iglesia revisar sus
principios
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principios sobre discipulado. Ella se vuelve esencial para la
sobrevivencia del cristianismo. En el imperativo que vemos
en la gran comisión (Mt. 28:19) no se ve solamente la
necesidad expansionista de la fe, sino la preservación de
sus contenidos principales. Sin hacer discípulos el
cristianismo se encuentra condenado a convertirse en una
empresa misionera y nada más. Lo que le da pertinencia es
exactamente el contacto y crecimiento personal.
El propio Jesús basó su ministerio en profundizar las
relaciones personales con aquellos que eran sus discípulos.
Él alcanzaba multitudes y ministraba las necesidades de
todos los que lo buscaban en el espacio público e
impersonal. Sin embargo, gran parte de su tiempo fue
invertido en un pequeño grupo de hombres comunes a
quienes llamaba discípulos. La distribución de su tiempo no
consistía primordialmente en dar clases o exponer temas
sobre espiritualidad, sino en el crecimiento personal de cada
uno de ellos.
El mundo no se impresionará con la elocuencia y retórica
de las iglesias; incluso la organización institucional de la
iglesia será incapaz de transformar a este mundo. Si la
Iglesia desea hacer frente al espíritu contrario al Reino de
Dios, le resta rescatar el compromiso del discipulado de sus
miembros.
Y para rescatar el discipulado en el cristianismo actual,
existe la necesidad de restablecer en nuestras iglesias el
concepto de Pacto. Al unirnos y comprometernos a una
iglesia local, Dios nos está uniendo para siempre a su
pueblo, al cuerpo de Cristo. Por lo mismo, debe
desarrollarse un concepto de discipulado tan fuerte que sea
inadmisible para una persona pensar en salir para otra
comunidad, pues eso quebraría el pacto establecido por
Dios con su pueblo.
El Discípulo y las Señales del Reino de Dios De esta manera, el discípulo está comprometido con la
iglesia como pueblo de Dios, el que a su vez está
comprometido en ser una comunidad de “servicio
completo”.
El discípulo debe estar comprometido en vivir
plenamente como miembro del cuerpo de Cristo, asumir a
Jesús como el proyecto más importante de su vida, y
trasladar gente hacia adentro de ese Reino (Col. 1:13-14).
Esta tarea cobra su mayor importancia cuando la única
manera para que un pecador sea incorporado a esta
comunidad del Reino es a causa del perdón por parte de
Dios. De esta manera, el compromiso cristiano primero tiene
que ver con vivir plenamente en el Reino y segundo, con
proclamar el evangelio, trayendo a la gente para encontrar
a Cristo a través del arrepentimiento y la fe.
Pero si el propósito del Reino de Dios es incorporar
nuevos individuos a este Reino, sanando todos los
resultados del pecado espiritual, psicológico, social, y físico,
entonces los cristianos deben también comprometidamente
usar sus dones y recursos para luchar contra la
desintegración en cada área. Esto significa que nuestra
lucha como discípulos contra la enfermedad y el hambre,
para proveer ayuda para el enfermo y el afligido físicamente
es una “señal del Reino que viene”; significa que trabajar
como discípulos comprometidos con rescatar al pobre de la
pobreza es una señal del Reino; que ver a un discípulo
comprometido hacer su trabajo “secular” con excelencia,
integridad, amor, y con el deseo de ayudar a los que están a
su alrededor, también es una señal del Reino.
Conclusión
En este sentido, nuestra iglesia debe buscar el
compromiso discipular de cada uno de los que participan en
ella. No deseamos sujetos posmodernos sin compromiso;
buscamos miembros que estén comprometidos con la
iglesia como cuerpo de Cristo y el Reino de Dios, como
transformadora de nuestra sociedad.
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Confesión de fe
Capítulo XXV – Art. II – La iglesia visible, que también es
católica o universal bajo el evangelio (no está limitada a una
nación como anteriormente en el tiempo de la ley), se
compone de todos aquellos que en todo el mundo profesan
la religión verdadera, juntamente con sus hijos, y es el Reino
del Señor Jesucristo, la casa y familia de Dios, fuera de la
cual no hay posibilidad ordinaria de salvación.
Lecturas
El camino de Lutero hacia afuera del convento y de
regreso al mundo se constituye en el ataque más violento
que el mundo ha sufrido desde los tiempos de la iglesia
primitiva. La renuncia del monje al mundo no es nada
comparado a lo que el mundo experimentó de la parte de
aquel que al mundo regresaba. El ataque ahora era frontal,
el discipulado de Jesús pasaría a ser vivido en el seno del
mundo. – Dietrich Bonhoeffer.
Estudio Bíblico
Texto: Juan 15:5-10
¿Cuál es la comparación que utiliza Jesús para hablar acerca de compromiso cristiano?
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¿Cuáles son los dos condicionantes para ser beneficiados con las respuestas a nuestras oraciones?
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¿Cuál es la característica principal de los discípulos de Cristo?
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¿Cuál es la promesa de Jesús, si obedecemos sus Mandamientos?
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De acuerdo a este texto: ¿Es posible que exista un cristiano separado de Jesús?
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Sea que tengamos en vista a Jerusalén o Antioquía; sea
que leamos entrelíneas las Cartas a los Filipenses o
Tesalonicenses; sea que fijemos nuestra atención en Éfeso
en los días de Pablo y Juan, o en Cartago del tiempo de
Tertuliano, la importancia de la comunión cristiana es fácil
de ver. Esos cristianos abrazaban todos los colores, todas
las clases y todos los intocables de la sociedad antigua en
una unidad. Daban la impresión de estar en perpetua
celebración, incluso frente a la muerte. Sus cultos daban
oportunidad para que muchas personas espiritualmente
dotadas usaran sus dones para el bien de la mayoría. El
cuidado que demostraban por los que tenían necesidad se
tornó proverbial en la antigüedad. Cuando las personas
percibían cómo esos cristianos se amaban unos a otros,
cuando notaban que en esa sociedad de Jesús los
ministerios eran realmente ejercidos (profecía, lenguas,
cura, junto con la enseñanza, administración y obras de
caridad), entonces oían el mensaje de Jesús, que sólo
respondía por toda esa singular situación.
– Michael Green.
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Diálogo
¿Qué es lo que produce que el sujeto posmoderno tenga sed de lo transcendente pero no compromiso con una institución
religiosa?
¿Qué es lo que vuelve esencial la sobrevivencia del cristianismo?
¿Cómo rescatamos el discipulado en el cristianismo actual?
¿Cuáles son algunas de las señales del Reino que viene?
¿De acuerdo a lo que hemos visto en esta lección y el texto de Juan 15, es correcto validar la condición de “cristiano
adherente”?
Al crecer en una cultura que enfatiza tanto el
individualismo, muchas veces hemos disminuido nuestra
capacidad para participar en una vida de comunidad
robusta. Los músculos necesarios para poder tener una vida
compartida están atrofiados. No nos sorprende entonces
que muchas veces no seamos capaces de vivir en
comunidades que sean realmente relevantes y profundas.
Puesto de un modo simple, no somos muy buenos para ello.
Pero no es una excusa para dejar este principio de lado.
Después de todo es para lo que hemos sido creados y lo
que Dios espera de nosotros (…) Necesitamos re-
comprometernos a desarrollar los músculos necesarios
para convertirnos en la nueva sociedad de Dios.
– Tim Keller.
Hace varios años, le preguntaron a Billy Graham: “Si
usted fuera el pastor de una gran iglesia en una ciudad
importante, ¿cuál sería su plan de acción?”. Graham
respondió: “Convocaría a un pequeño grupo de ocho, diez o
doce hombres alrededor mío para reunirnos unas horas por
semana... y para pagar el precio. Compartiría con ellos todo
lo que tengo durante algunos años; luego tendría, en efecto,
doce ministros en la congregación, ellos podrían, a su vez,
tomar a otros hombres y enseñarles. Conozco iglesias que
lo están haciendo y eso está revolucionándolas”.
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Lección 18
Nuestro ADN 6: COMPROMISO - MISIÓN
¿QUÉ TIPO DE LITURGIA QUEREMOS DESARROLLAR? Concepto Clave: LITURGIA SOLEMNE, FESTIVA, DIDÁCTICA, COMUNITARIA
Tesis Principal: La Biblia nos muestra que el carácter y las obras de Dios nos llevan a tener un culto
solemne, celebrativo, didáctico y comunitario.
Introducción
La verdadera adoración es la más alta y noble actividad
que el hombre, por la gracia de Dios, puede llevar a cabo.
Sin embargo, la forma en la que adoramos refleja el
conocimiento que tenemos de Dios. El principio que dice: “lex
orandi, lex credendi” (“lo que se ora es lo que se cree”) nos
muestra que adoración y teología caminan juntas, y que
gran parte de nuestra teología (correcta o incorrecta), es
influenciada por nuestra liturgia (forma de adoración) y
viceversa.
Por otro lado, la gran fuerza motora para el traslado de
miembros de una iglesia a otra ya no es más el aspecto
doctrinario, geográfico o la enseñanza bíblica, sino el estilo
de adoración y culto. No debemos asumir que podemos
elegir nuestro lugar de adoración pública de la misma
manera que elegimos nuestro lugar de compras, solamente
basado en nuestros derechos en lugar de nuestras
responsabilidades.
Principios esenciales en la adoración pública
Toda adoración a Dios debe tener una conciencia viva de
la hermosura, de la majestad y de la santidad del trino Dios.
La forma en que adoramos debe cultivar nuestro
conocimiento y nuestra imaginación acerca de quién es Dios
y de lo que Dios ha hecho. La adoración nos infunde una
conciencia profunda de la gloria, de la belleza y de la
santidad de Dios (Sal. 27:4; 63:2).
La adoración debe tener la participación plena,
consciente y activa de todos los fieles, en el contexto de una
comunidad plenamente multigeneracional. La liturgia no
debe ser llevada a cabo tan sólo por los pastores, músicos y
otros líderes; sino que debe ser participativa e integradora
de todos los fieles, por medio de la obra del Espíritu en la
adoración. En una adoración viva, todos los fieles participan
en las acciones, en las palabras y en el significado del acto
de adoración. De esta manera, las promesas del pacto de
Dios perduran “de una generación a la otra”. Un acto de
adoración que surge de una comunidad intencionalmente
multigeneracional, en que se acoge a gente de toda edad
como participantes plenos, y cuya participación resulta en
16
un enriquecimiento mutuo, refleja el hecho de que la
adoración derriba las barreras de edad (Neh. 8:2,6,7,8,12;
Sal. 148:12-13).
Nuestra adoración, también, debe tener un profundo
diálogo con las Sagradas Escrituras. La Biblia es la fuente de
nuestro conocimiento de Dios y de la redención del mundo
en Cristo. La Palabra de Dios como el medio de gracia más
importante, ocupa un lugar central por medio de la
predicación fiel de la Biblia. Este es el momento más
importante, pues es el momento en que Dios habla a Su
pueblo, lo exhorta, lo desafía, lo anima, lo trasforma. Y de
esta manera entabla un diálogo con los que adoran
mediante la práctica intencional de la lectura e
interpretación de la misma. No obstante, es necesario
destacar que debe presentar y retratar el ser, el carácter y
las acciones de Dios en maneras que sean consistentes con
las enseñanzas bíblicas. Debe seguir los mandamientos
bíblicos en cuanto a las prácticas de la adoración y debe
hacer caso a advertencias bíblicas sobre el culto falso e
impropio (Col. 3:16).
Es importante también destacar la presencia
imprescindible de los otros medios de gracia en el culto
cristiano. La celebración de los sacramentos debe ser
gozosa y solemne, firmemente enfocada en la obra
redentora de Jesucristo en toda la creación y
profundamente consciente de cómo obra el Espíritu de Dios
para nutrir y fortalecer la fe por medio de estos actos de
celebración.
Por último, por la oración podemos aproximarnos
delante del trono de la gracia y pedir, suplicar, rogar algo a
Dios y abrir nuestro corazón a Jesús, manifestándole
nuestras carencias, angustias, temores, frustraciones, y
proyectos, junto con aquellos que confiesan la misma fe que
nosotros.
Un Acercamiento Equilibrado a la Cultura
La adoración debe establecer un equilibrio sano entre
cuatro acercamientos o dimensiones en cuanto al contexto
cultural: nuestro culto es transcultural (hay elementos de la
adoración que se sitúan más allá de la cultura), contextual
(la adoración refleja la cultura en que se ofrece), intercultural
(el culto supera las barreras culturales por medio de la
adoración) y contracultural (se resiste a las idolatrías del
contexto cultural).
Por otro lado, la adoración se enriquece mediante la
creatividad artística vista en muchos géneros y medios, no
como un fin en sí ni como inspiración individual sin
significado fijo, sino disciplinada en todas sus
manifestaciones por la naturaleza de la adoración como
actividad profética y sacerdotal (Éx. 35:30-15).
En este dialogo que se establece con la cultura, otro
rasgo de la adoración pública es su integración. Nuestro
culto público debe derribar barreras que permitan acoger a
todos los que vienen a adorar, incluyendo a personas con
discapacidades, de otras culturas, tanto los que están en
búsquedas espirituales como los creyentes de toda la vida.
Y en este mismo sentido, se nos llama a la integración
intencional entre la adoración y la vida entera. La adoración
fomenta conexiones naturales y dinámicas entre el acto de
adoración y la vida, de tal manera que la vida de adoración
de las congregaciones cristianas debe reflejar y formar
vidas de obediencia agradecida; la adoración debe estar
profundamente comprometida para con las necesidades de
nuestro mundo.
17
Confesión de fe
Capítulo XXI – Art. I y V – La luz de la naturaleza muestra
que hay un Dios que tiene señorío y soberanía sobre todo;
es bueno y hace bien a todos; y que, por tanto, debe ser
temido, amado, alabado, invocado, creído, y servido, con
toda el alma, con todo el corazón y con todas las fuerzas.
Pero el modo aceptable de adorar al verdadero Dios es
instituido por Él mismo.
La lectura de las Escrituras con temor reverencial; la
sólida predicación, y el escuchar conscientemente la
palabra, en obediencia a Dios, con entendimiento, fe y
reverencia; el cantar salmos con gracia en el corazón; y
también la debida administración y la recepción digna de
los sacramentos instituidos por Cristo; todas estas cosas son
parte de la adoración religiosa ordinaria a Dios; y además,
los juramentos religiosos, los votos, los ayunos solemnes, y
las acciones de gracias en ocasiones especiales, han de
usarse, en sus tiempos respectivos, de una manera santa y
religiosa.
Estudio Bíblico
Texto: Salmo 133
¿Qué valor exalta el versículo 1 en relación al culto público?
_______________________________________________________________________________________________
El sacerdocio en Israel en la figura de Aarón era la forma que Dios había escogido para bendecir a su pueblo en aquella
época. ¿Qué relación tiene el versículo 2 con Cristo?
_______________________________________________________________________________________________
El país entero de Israel es mostrado con un rostro sacerdotal: de Hermón a Sión, de la cabeza al cuerpo. ¿Cuál es la
bendición que se expresa en el versículo 3?
_______________________________________________________________________________________________
¿Qué es lo que se disfruta cuando el pueblo canta unido y es bendecido?
_______________________________________________________________________________________________
Lecturas
La adoración alarga nuestros horizontes y nos
descentraliza de nuestro ego, disminuye nuestros temores,
altera nuestras perspectivas y nos muestra el lado digno de
nuestro trabajo diario. – Charles R. Swindoll.
Pero enséñame, Señor, y haz que entienda si debe ser
primero invocarte que alabarte, y antes el conocerte que el
invocarte. Mas, ¿quién te invocará sin conocerte? Porque así
se expondría a invocar otra cosa muy diferente de ti, el que
sin conocerte te invoca y llama. – Agustín de Hipona.
¿Cuál es el punto central del estudio bíblico y teológico,
del evangelismo y de las misiones, del conocimiento de Dios
y de toda la religión cristiana? La respuesta es: la adoración.
El verdadero conocimiento de Dios nos lleva a la adoración
correcta, la cual, a su vez, nos lleva al vivir correcto. Los
teólogos de la Reforma predicaron el Soli Deo Gloria en
todas la áreas de la vida, porque ellos tenían en su mira la
adoración. – Terry L. Johnson.
18
Diálogo
¿Cuál es la imagen de Dios que cultivamos, de manera consciente e inconsciente, en nuestra adoración?
¿Cómo entienden los fieles de nuestra comunidad la naturaleza y el propósito de su participación en el culto?
¿Cómo hacemos posible la participación plena, consciente y activa de todos los fieles en el culto?
¿Qué lugar deben ocupar los medios de gracia en nuestros cultos?
¿Cuál de los cuatro acercamientos a la cultura mencionados en el texto es más natural para nuestra comunidad de fe?
nuestro propio placer, sino depender enteramente de Su
soberanía, promueve grandemente Su autoridad. Segundo,
porque nuestra corrupción es tal que cuando somos
dejados en libertad, todo lo que somos capaces de hacer es
extraviarnos. Y entonces, una vez desviados del camino
recto, nuestro viaje no termina mientras no nos hundamos
en una infinitud de supersticiones. – Juan Calvino.
La adoración es una actitud de nuestro corazón; es
reconocer la misericordia y la gracia de Dios para nosotros,
es reconocer lo que Dios es y lo que ha hecho por nosotros.
Es entender que sin él estaríamos perdidos. En este sentido
la adoración es un estilo de vida. Por eso es que el mejor
adorador será siempre aquel que reconoce de donde lo
sacó el Señor y que sin Él está perdido; aquel que recuerda
su pasado y sabe que sentarse a la mesa del Señor es un
privilegio inmerecido. La mejor adoración siempre brotará
de un corazón agradecido. – Jesús Adrián Romero.
Hay inherentemente en todos los hombres una fuerte e
indeleble convicción de que deben rendir culto a Dios. El
indisponerse a adorarle de forma pura y espiritual, les
impulsa a inventar como sucedáneo alguna apariencia
quimérica; y aunque sean muy claramente persuadidos de
la vanidad de tal conducta, persisten hasta el final (…) Por lo
tanto, los hombres se encontrarán siempre devotados a
ceremonias hasta que sean traídos al conocimiento de
aquello que es la religión verdadera y aceptable.
La regla que distingue entre el culto puro y el culto
corrompido es de aplicación universal, a fin de que no
adoptemos ningún artificio que nos parezca apropiado, sino
que pongamos atención a las instrucciones del Único que
está autorizado a legislar acerca de este asunto. Por lo
tanto, si queremos que Él (Dios) apruebe nuestro culto, esta
regla, que Él impone en las Escrituras con el máximo rigor,
debe ser observada. Pues hay dos razones por las cuales el
Señor, al condenar y prohibir todo culto ficticio, requiere que
obedezcamos apenas su voz: primero, porque el no seguir
20
21
Lección 19
Nuestro ADN 7: MISIÓN - LIDERAZGO
¿QUÉ TIPO DE PREDICACIÓN QUEREMOS EXPONER? Concepto Clave: PREDICACIÓN FIEL, RELEVANTE Y TRANSFORMADORA
Tesis Principal: La predicación de la Iglesia cristiana debe ser fiel a su contenido original, y
relevante y transformadora de la cultura actual.
Introducción En la Reforma Protestante del Siglo XVI, la Iglesia fue
comprendida dentro de la perspectiva del “pueblo de Dios”,
no simplemente como un edificio o una organización
institucional, sino como pueblo de Dios que se reúne para
adorar a Dios. La Iglesia, por lo tanto, se caracteriza por la
ministración correcta de la Palabra y de los Sacramentos. En
este sentido, insistimos en que cuando encontremos una
Iglesia donde exista predicación fiel de la Palabra de Dios y
una correcta administración de los Sacramentos, estamos
delante de una Iglesia verdadera.
La Reforma tuvo como objetivo un regreso a las
Sagradas Escrituras, con el fin de reformar la Iglesia que
había caído a lo largo de los siglos, en una decadencia
teológica, moral y espiritual. La preocupación de los
reformadores es la misma preocupación que hoy nos
desafía a una reforma de la vida, de la adoración y de la
doctrina a la luz de la Palabra de Dios.
La Predicación Por esta razón, la predicación de la Palabra de Dios se
vuelve uno de los temas más relevantes en una Iglesia
cristiana
cristiana. Predicar es más que una repetición de la verdad,
es la Palabra de Dios pronunciada por Él mismo. Es un acto
de Dios a través de un ser humano en el cual la obra
redentora de Cristo llega a ser una realidad presente.
Fiel La predicación de la Palabra de Dios comprende una
cuidadosa exposición del texto, partiendo de su sentido
original (lo que el texto dice) hasta llevarlo a la situación
actual de la iglesia (lo que nos quiere decir) para que pueda
tener una aplicación eficaz. No es fácil pasar de los tiempos
bíblicos a nuestro siglo; de una cultura semítica a nuestro
contexto occidental; de los clanes familiares a la familia
nuclear o disfuncional; del mundo de la Biblia a la sociedad
postmoderna. De manera que, como puente entre el
pasado y el presente, la predicación debe ser fiel pero
relevante. Debe ir más allá de ser un comentario exegético
de un texto bíblico; más allá de un estudio gramatical,
filológico, estructural, histórico y teológico, para llegar a una
predicación transformadora, desafiante y dinámica.
En este sentido, toda predicación debe traer a la luz el
mensaje de parte de Dios conforme está registrado en las
Escrituras
22
Escrituras. Toda predicación cristiana debe ser un discurso
que tenga como propósito comunicar fielmente el mensaje
que Dios tenía intención de decir. Por lo tanto, debe estar
basado en un texto bíblico (no en sueños, visiones, o ideas
subjetivas). La autoridad de la predicación deriva de la
misma Palabra. Dios obra a través de Su Palabra.
Relevante Sin embargo, predicar acerca de la Biblia, en ocasiones,
puede ser algo muy abstracto, muy técnico y sin mucho
valor espiritual. Por lo que debemos considerar que no sólo
debemos estudiar la Biblia, sino entender nuestra cultura y
lo que ella necesita. En la medida que identifiquemos
antídotos que nuestra cultura presenta contra la Palabra de
Dios, podremos presentar un mensaje relevante. De la
misma manera, al identificar puntos de contacto entre la
Palabra de Dios y la cultura, personas se rendirán al amor
de Dios y se convertirán en discípulos de Jesús.
Es necesario reafirmar que no debemos remover los
elementos esenciales de la predicación de la Palabra de
Dios, sino que debemos observar que hay elementos no
esenciales que pueden confundir la comprensión del
Evangelio.
Transformadora El mensaje que predicamos no debe caracterizarse por
el intento de decirle a la iglesia lo que quiere escuchar, sino
en responder sus interrogantes espirituales más profundas
y desafiarlos a un cambio de mentalidad.
No hay nada más transformador, edificante y práctico
que la Verdad de Dios. Cuando la sustituimos por algo “más
práctico”, estamos rechazando el método establecido por
Dios para la conversión y edificación de vidas. Nuestra
predicación
predicación no debe perder su profundidad a la hora de
hacerla relevante. Cuando hay predicación con profundidad
bíblica y es utilizada por el Espíritu Santo, indefectiblemente
producirá: 1) la salvación de aquellos que Dios ha escogido;
2) la edificación de los miembros del cuerpo de Cristo; y 3) el
endurecimiento del corazón de quienes han rechazado a
Dios.
Nuestro Señor Jesús fue el mejor predicador que ha existido sobre la tierra. Él fue creativo y aprovechó un sinnúmero de recursos para que su predicación fuera dinámica. Tomó, por ejemplo, a un niño, lo colocó en medio de sus discípulos y los retó a ser como aquel niño.
Señaló las aves del cielo, y les mostró los lirios del campo
para darles la más hermosa enseñanza sobre la protección
y el cuidado del Padre para con sus hijos. Utilizó ejemplos de
sus experiencias cotidianas para que cada vez que la gente
repitiera una de ellas recordara las enseñanzas del
maestro. Echó mano de elementos muy comunes para ellos,
como el trigo y la cizaña, el sembrador y la semilla, o el
pescador y sus redes.
La Palabra de Dios al ser predicada fielmente, tiene la
capacidad de transformar nuestra vida y la vida de nuestra
Iglesia. Ella rige la forma que asumimos de ser iglesia,
nuestra forma de adorar y de servir.
23
Confesión de fe
Capítulo I – Art. V – El testimonio de la Iglesia puede
movernos e inducirnos a tener para las Santas Escrituras
una estimación alta y reverencial; a la vez que el carácter
celestial del contenido de la Biblia, la eficacia de su doctrina,
la majestad de su estilo, la armonía de todas sus partes, el
fin que se propone alcanzar en todo (que es el de dar toda
gloria a Dios), el claro descubrimiento que hace del único
modo por el cual puede alcanzar la salvación el hombre y
las muchas otras incomparables excelencias y su entera
perfección son todos argumentos por los cuales la Biblia
demuestra abundantemente que es la Palabra de Dios. Sin
embargo, nuestra persuasión y completa seguridad de que
su verdad es infalible y su autoridad divina proviene de la
obra del Espíritu Santo, quien da testimonio a nuestro
corazón con la Palabra divina y por medio de ella.
Estudio Bíblico
Texto: Hechos 17:22-31
¿Qué fue lo primero que Pablo identificó? ¿Qué rasgos de la cultura de los atenienses era contrario al mensaje del evangelio?
(v. 22)
_______________________________________________________________________________________________
¿Cuál es el punto de contacto que presentó aquella cultura con el evangelio? (v. 23)
_______________________________________________________________________________________________
¿Cómo podemos resumir la propuesta del apóstol Pablo a Atenas?
_______________________________________________________________________________________________
¿Cuáles son los elementos esenciales del Evangelio que se mantuvieron intocables en su mensaje? (vs. 24-31)
_______________________________________________________________________________________________
Lecturas
“Yo predico a Cristo, no predico doctrina”, dice un
evangelista, creyendo establecer una afirmación sabia. “El
amor une, la doctrina divide”, expresa otro pastor creyendo
fomentar la unidad. Ambas afirmaciones, frecuentes en
nuestros días, generan confusión acerca de la importancia
de la doctrina, presentándola como contraria a la
predicación efectiva del evangelio y enemiga de la unidad
del cuerpo de Cristo. Lucas reseña que los primeros
cristianos “perseveraban en la doctrina de los apóstoles…”
(Hch. 2:42) (…) Como es evidente, la perseverancia en la
doctrina no afectaba la unidad; al contrario, era un factor
determinante para mantenerla. Tampoco estorbaba la
predicación, que era vigorosa y efectiva. (…) Aferrarse a la
verdad bíblica no es quedarse en el pasado; es situarse en
la eternidad; porque la sana doctrina de los apóstoles no es
antigua, es eterna. Es nuestra responsabilidad ante el Señor
proclamar esta verdad a nuestra generación y a las
venideras, a cualquier precio. – Salvador Dellutri.
24
Diálogo
¿Por qué la predicación actual ha perdido sus raíces bíblicas?
¿Cuáles serían algunas de las causas que han determinado la ausencia de la predicación bíblica relevante?
¿Se puede establecer una relación de causa-efecto entre la predicación fiel y el crecimiento saludable de una iglesia
contemporánea?
¿Cómo llegamos a tener una predicación fiel a su sentido original, pero que a su vez sea relevante para la cultura actual?
¡Cuán importante es darnos cuenta del peligro de
comenzar con una teoría e imponerla a las Escrituras! (...).
Tenemos que ser cuidadosos cuando estudiamos las
Escrituras para que no suceda que elaboremos un sistema
de doctrina basado en un texto o en una comprensión
equivocada de un texto. – Martin Lloyd-Jones.
No es la ingeniosidad de nuestros métodos, ni las
técnicas de nuestro ministerio, ni la perspicacia de nuestros
sermones lo que trae poder a nuestro testimonio. Es la
obediencia a un Dios santo y la fidelidad a su justo padrón
en nuestra vida diaria. – John F. MacArthur Jr.
El predicador es el que interpreta y enseña las verdades
divinas. – Agustín de Hipona.
Cada generación de cristianos enfrenta el problema de
aprender cómo hablar significativamente a su propia época.
Si vamos a comunicar la fe cristiana efectivamente, entonces
debemos entender las formas de pensamiento de nuestra
generación (…) Éste es nuestro momento en la historia y
nuestra responsabilidad es contender por un significado
Escritural y práctico en un mundo caído para ver a la gente
personalmente convertida y también para ver que nuestra
sal y nuestra luz puedan traer cambio en la vida personal,
política y cultural en éste momento de la historia.
– Francis Schaeffer.
Cuando la Palabra de Dios es proclamada en fe, se
produce el acontecimiento más importante en toda la tierra.
– Emil Brunner.
Es necesario enfatizar que orar no es un sustituto para la
obediencia. Es fútil decir a una iglesia que orar es la solución
para la falta de crecimiento, cuando no existe ningún interés
en que la Palabra de Dios sea obedecida, y no hay ninguna
disciplina en la iglesia. – Iain Murray.
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Lección 20
Nuestro ADN 7: MISIÓN - LIDERAZGO
¿QUÉ TIPO DE MINISTERIOS QUEREMOS TENER? Concepto Clave: MINISTERIOS EVANGELÍSTICOS Y DISCIPULADORES
Tesis Principal: Los ministerios de la Iglesia deben ser evangelísticos y formadores de la vida en
Cristo a través del discipulado.
Introducción La iglesia tiene diversos espacios por los cuales las
personas conocen el mensaje del evangelio. Tal vez el
principal es el culto de adoración, pero sin duda, los más
efectivos son los diversos ministerios que se desarrollan
durante la semana. Muchas personas cruzan la barrera
religiosa y cultural que les impide acercarse a una iglesia
cristiana, por medio de un ministerio con niños, mujeres,
tercera edad, jóvenes, etc. Creemos que estos ministerios
deben centrar su trabajo en la tarea de evangelización y
discipulado, tal como nos ensenó nuestro Señor Jesús.
Evangelización Los cristianos se sienten cómodos con otros cristianos.
Pero hoy día esa comodidad ha evolucionado a tal punto de
haberse creado una subcultura que consiste en un pequeño
“gueto” exclusivista que no contribuye a mantener contacto
con personas que no tienen una relación con el Señor Jesús.
Nos hemos sumergido en un cristianismo cerrado que no
puede relacionarse con el mundo.
No obstante, cada ministerio en la Iglesia tiene un
potencial evangelizador, muy pocas veces valorado. El
evangelio vivido y práctico de un creyente comprometido
despierta preguntas e interés en las personas con las que se
relaciona. De esta manera, debe haber un compromiso de
explicar lo que Cristo ha hecho en nuestra vida, y cuáles
fueron los medios que Él usó para llegar hasta nosotros,
cómo fue nuestra respuesta y cómo puede actuar también
en la vida de ellos.
De esta manera, el espacio creado durante la semana
por la iglesia es la instancia ideal para evidenciar nuestra fe
a otros, mostrar que lo que Dios hizo en nuestras vidas lo ha
hecho con muchas personas más. Por esto, el énfasis de
cada reunión semanal, al encontrarnos con una visita, debe
ser el mensaje de salvación expresado de manera clara y
relevante de acuerdo al ministerio en el que estamos.
Los ministerios de la Iglesia deben servir de puente entre
la experiencia espiritual de conversión y la vida en
comunidad. Cuando una persona conoce al Señor de
manera personal y entrega su vida a Cristo, comenzará una
travesía en la que no conviene viajar solo.
26
Discipulado En este sentido, un conocido proverbio africano reza: “Si
quieres ir rápido, vete solo; si quieres ir lejos, ve con otros”.
Jesús sabía que para realizar una obra que perdurara en el
tiempo requería un equipo. Por eso, apartó un tiempo no
sólo para llamarlos a tener una relación de mero afecto con
él, sino para tener una relación completa que implicaba una
capacitación para la vida: “Eligió a doce… para que lo
acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer
autoridad para expulsar demonios” (Mr. 3:14).
Nuestros ministerios son espacios en los cuales
podemos estar en comunión con Jesús primeramente, pero
también con otros; lo cual servirá para nuestro
fortalecimiento personal y comunitario. En este caminar
juntos de Jesús y sus discípulos, la formación de cada vida
era un proceso continuo y dinámico. Así como debe ser en
nuestros ministerios. Jesús no sólo les enseñó a orar, sino
que oró con ellos. De ahí que el discipulado no es solamente
compartir enseñanzas, sino vivir esas enseñanzas. Por eso,
en una época como la nuestra donde abunda la
religiosidad, el mundo necesita el ejemplo palpable de vidas
transformadas.
Como discipulador, Jesús no se conformaba con que sus
discípulos escucharan atentamente sus enseñanzas:
esperaba de ellos vidas transformadas y fructíferas. El
propósito era claro: “Mi Padre es glorificado cuando ustedes
dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos”
(Jn.15:8).
Por esto, al final de su ministerio, Jesús nos envía con
una misión: “Id y haced discípulos…” (Mt. 28:18-19).
Mandato y tarea. Jesús como discipulador nos ordenó
continuar la labor discipuladora en la vida de otros. Ésta es
nuestra tarea en cada uno de los departamentos o
ministerios de la Iglesia. No reproducir creyentes, ni líderes,
sino discípulos, al estilo como Él lo hizo, con los principios y
valores con los que Él trabajó.
El proceso Intermedio Es importante rescatar el proceso intermedio por el cual
transita una persona desde que escucha por primera vez el
evangelio hasta que entrega su vida a Cristo
Este proceso es un factor determinante para que una
persona termine siendo miembro activo de la iglesia, o un
“desaparecido” más. El efecto de este proceso sobre los
resultados que siguen es de hecho tan importante, que
hasta podría intentar predecirse cuáles personas de las que
hacen una decisión llegarán a ser miembros responsables
(activos) de la iglesia en el curso del primer año, y quiénes
no.
Una fiel respuesta a la Gran Comisión (Mt. 28:18-20) se
logra cuando la evangelización, bajo la guía del Espíritu
Santo, va acompañada por un serio y responsable
discipulado cristiano que producirá luego un real y eficaz
crecimiento particular y por ende eclesial, crecimiento que
se retroalimenta a sí mismo por la formación de nuevos
discípulos.
27
Confesión de fe
Capítulo XXVI – Art. II – Los santos, por profesión, están
obligados a mantener una comunión y un compañerismo
santos en la adoración a Dios, y a realizar los otros servicios
espirituales que promueven su edificación mutua; y también
a socorrerse los unos a los otros en las cosas externas, de
acuerdo con sus diferentes habilidades y necesidades. Esta
comunión debe extenderse, según Dios presente la
oportunidad, a todos aquellos que en todas partes invocan
el nombre del Señor Jesús.
Lecturas
La gran comisión no es una opción para ser considerada,
sino un mandamiento para ser obedecido.
– James Hudson Taylor.
Todas las iglesias tienen diferentes tipos de grupos. La
pregunta clave es si los grupos son comunidades cristianas
básicas de nutrición. Ciertamente los cristianos pueden y
deben
Estudio Bíblico
Texto: Mateo 28:18-20
Según el v. 18, ¿en qué se basa la misión de cada ministerio de la Iglesia?
_______________________________________________________________________________________________
El verbo “id” del v. 19 corresponde al gerundio “yendo”. Por lo tanto, no es un mandato a “salir” sino a “continuar”. ¿Cuál es la
implicación de esto en nuestra vida diaria?
_______________________________________________________________________________________________
¿Cuál es el imperativo mayor en el versículo 19?
_______________________________________________________________________________________________
¿Cuáles son los dos pasos que debemos seguir para hacer discípulos? (vs. 19-20)
_______________________________________________________________________________________________
¿Qué promesa nos anima a continuar con nuestra tarea? (v. 20)
_______________________________________________________________________________________________ deben estar involucrados en estas oportunidades ministeriales. Pero se debe ejercitar el cuidado pastoral de manera que los programas de la iglesia no compiten con las pocas horas que las personas tienen durante la semana, robándoles la riqueza de ser parte de la comunidad cristiana (…) Demasiadas personas se sienten muy ocupadas haciendo muchas cosas en la iglesia mientras se están marchitando en la iglesia, y mientras las mismas iglesias se están marchitando. ¿Están viviendo los miembros de las iglesias un cristianismo activo? ¿Están: (1) relacionándose con Dios diariamente, (2) adorando con el pueblo de Dios semanalmente, (3) participando en una comunidad básica cristiana para nutrirse, (4) sirviendo en el ministerio, (5) ofreciendo sus recursos pertinentes al Reino de Dios como buenos mayordomos y (6) trayendo e incluyendo personas a la iglesia? ¿O están sentados discutiendo en reuniones de comisiones? (…) En vez de disolver grupos dentro de la iglesia, para que puedan convertirse en comunidades básicas cristianas deben añadir elementos adicionales. Se puede añadir al grupo componentes para la nutrición de sus participantes, incluyendo adoración, oración, compañerismo y estudio bíblico. – Tim Keller.
28
Diálogo
¿Por qué decisiones de fe (en apariencia genuinas) no continúan naturalmente hacia un compromiso con Cristo, con la
iglesia y hacia un crecimiento continuo?
¿Cuál es la razón de que tantos métodos usados sean contraproducentes en cuanto al éxito de la evangelización?
¿Qué características tenía el modelo discipulador de Jesús?
¿Qué debería tener en cuenta una estrategia de discipulado para remover los obstáculos que existen en la sola
evangelización?
¿Cuáles deben ser los pasos a seguir en la actitud hacia una persona que nos visita en una reunión semanal?
Denme 100 hombres que no teman más que al pecado y
no deseen más que a Dios, y cambiaré el mundo.
– Juan Wesley.
Antes de la creación, Dios estaba ocupado realizando la
elección. Él ha estado ocupado en la eternidad pasada y
tiene trabajo salvífico que hacer en el presente. Y Él hace el
trabajo cuando su pueblo proclama las buenas nuevas.
– C. J. Mahaney.
Cuando llegamos a conocer que Dios es nuestro Padre,
¿no hemos de desear que sea conocido como tal por todos?
Y si en nosotros no hay esta pasión porque todas las
criaturas le rindan tributo, ¿no es esto una señal de que Su
gloria significa poco para nosotros? – Juan Calvino.
Algunos prefieren vivir muy cerca del sonar de la
campana de la iglesia, yo preferiría vivir trabajando en una
„Carpa de Rescate de Almas‟ a un metro del infierno.
– C. T. Studd.
Si leemos cómo Jesús enseñó a sus discípulos, vemos
que no lo hizo en una sala de clase. Una sala de clase es un
lugar donde el maestro y el alumno entran en contacto el
uno con el otro solamente en un plano intelectual. No viven
ni comen juntos, ni entran en contacto social, emocional y
espiritualmente tampoco. Jesús no estableció una relación
de sala de clase con sus discípulos ni tampoco lo hicieron
ellos entre sí. Antes bien, crearon comunidades de
aprendizaje, donde se pasaba suficiente tiempo para
descubrir la verdad en discusiones, diálogo y en aplicación.
Por lo tanto, la manera crucial (aunque no la única) para el
discipulado es en comunidades, no en clases. Es decir,
grupos de compañerismo y amistad, no ambientes
académicos solamente. – Tim Keller.
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Lección 21
Nuestro ADN 7: MISIÓN - LIDERAZGO
¿QUÉ TIPO DE ACCIÓN SOCIAL QUEREMOS HACER? Concepto Clave: ACCIÓN SOCIAL DE REDENCIÓN INTEGRAL
Tesis Principal: La Iglesia debe encarnar la obra de Cristo en la redención integral del ser humano y
de la creación.
Introducción La Iglesia de Jesucristo tiene en sus manos una “buena
noticia” que no solamente debe proclamar, sino debe
encarnar. Esta buena noticia es que Dios ha establecido su
Reino de justicia y paz por medio de su Hijo Jesucristo. Este
Reino cumple el propósito de Dios en la creación trayendo
realización plena y redención a la humanidad y a toda la
creación. En este Reino la gente recibe, sólo de gracia, una
nueva posición delante de Dios y la sociedad, una nueva
dignidad y valor como hijas e hijos, y poder por su Espíritu
para ser mayordomos de la creación y siervos los unos de
los otros en una nueva comunidad.
De esta buena noticia surge nuestra misión como Iglesia
y su gran responsabilidad social encarnando la obra de
Cristo. Cuando hablamos de “encarnar” esta buena noticia,
nos referimos a extender la obra de redención que Cristo
comenzó cuando se dio a sí mismo por nosotros, no sólo
para redimirnos del pecado que había en nuestro corazón,
sino también para redimirnos de manera integral en todas
las áreas de nuestra vida.
Se necesita recuperar la redención integral en la acción
social de la Iglesia, en la que el sacrificio de Cristo provee la
base tanto para el perdón de Dios mediante el
arrepentimiento
arrepentimiento y la fe, como para un estilo de vida
caracterizado por la constante búsqueda de la dignidad
completa del ser humano.
Nuestra propuesta
La Iglesia debe buscar no solamente la redención del
alma de las personas, sino una redención completa. No
solamente debe ayudar a los pobres proveyéndoles
alimentos frente a sus carencias, sino que debe buscar una
solución integral. Esto está inspirado en lo que la Palabra de
Dios nos enseña acerca de los valores del Reino de Dios y
sus demandas de signos de Justicia, Bienestar y Alegría en
el Espíritu (Ro. 14:17) en nuestra vida eclesial y en la
sociedad en la que procuramos ser luminares y sazonarla
con el evangelio viviente (Mt. 5:13-14).
En su misión, la Iglesia debe considerar las estructuras
socio-económicas, como debatiéndose entre la fidelidad a
las riquezas (Lc. 16:13) o la fidelidad a Dios. La exclusión
social creemos es producto de la infidelidad a Dios y a los
valores de su Reino.
30
Por esto, la acción social de la iglesia se debe dar en el
acompañamiento solidario y en la inserción de la persona
en la actividad socio-económica de la sociedad. Como
Iglesia debemos ofrecer una acción solidaria, como la
expresión del reconocimiento de la dignidad humana y de la
responsabilidad cristiana ante el sufrimiento del otro, creado
igualmente a la imagen de Dios.
La Evangelización y la Acción Social de la Iglesia
La acción social de la Iglesia es una consecuencia de su
tarea evangelizadora. Cuando la Iglesia mira hacia afuera y
evangeliza estratégicamente la ciudad, también tendrá una
mejor visión de sus necesidades. Por otro lado, la
evangelización es el medio que Dios usa para llevar a la
gente al nuevo nacimiento y a la nueva vida que se
manifiesta en el servicio a los demás. Pablo escribió que “la
fe obra por el amor” (Gá. 5:6), Santiago dice, por su parte,
“yo te mostraré mi fe por mis obras” (Stg. 2:18), y Juan que el
amor de Dios en nosotros se expresa en el servicio a los
necesitados (1 Jn. 3:16-18).
Debemos decir que si bien la acción social de la iglesia
no tiene una intención evangelística, tiene, sin embargo, una
dimensión evangelística. De hecho, si hacemos vista gorda
al sufrimiento, la opresión social, la alienación, la exclusión
social, la soledad de la gente, no nos sorprendamos si la
gente hace oídos sordos a nuestro mensaje de salvación
eterna. Así, pues, la evangelización y la acción social de la
Iglesia, aunque diferentes, están relacionadas integralmente
en nuestra proclamación del evangelio y nuestra obediencia
a él.
La Experiencia de Juan Calvino Juan Calvino entendía que la iglesia debe ejercer un
tríple ministerio en relación a su compromiso social:
Didáctico, Político y Social. El primer aspecto apunta a la
necesidad
necesidad de una continua instrucción pública y
particular con respecto de la temática social (la providencia
de Dios, trabajo y descanso, la mayordomía de los bienes y
los deberes de los cristianos para con el prójimo). La ética
social calvinista se fundamenta en la solidaridad y
generosidad que repudia la ganancia y la insensibilidad.
Incluso, la beneficencia cristiana no debe ser practicada por
mera obligación o legalismo, sino como un acto de
compasión, espontaneidad y liberalidad.
El segundo aspecto del ministerio de la iglesia en el área
social es la actuación política. La relación entre la Iglesia y el
Estado debía ser de apoyo mutuo, pero sin interferencia. No
obstante, él creía que, además de interceder por las
autoridades, la iglesia tenía la misión de advertir a los
gobernantes sobre sus responsabilidades, defender a los
pobres y oprimidos, y denunciar las injusticias sociales (el
monopolio, la cobranza de intereses excesivos y la
especulación en torno de los precios de los alimentos).
Además de su ministerio didáctico y político, la iglesia
tiene también un ministerio social de ayuda directa a los
necesitados. Eso lo hace a través de la institución del
diaconado. Él previó cuatro clases de oficiales para la
iglesia: pastores, maestros, presbíteros y diáconos. La
Escritura fue la que atribuyó a los diáconos funciones de
ayuda social. Si, por un lado, todo cristiano tiene el deber de
ayudar a los carentes y desvalidos, la iglesia como un todo
también tiene una responsabilidad en esa área, debiendo
ejercerla a través del diaconado. En nuestra Iglesia, nuestro
anhelo es que los diáconos creen estructuras de apoyo que
permitan a toda la iglesia tomar conciencia de su
responsabilidad social.
31
Confesión de fe
Capítulo XVI – Art. II y III – Las buenas obras, hechas en
obediencia a los mandamientos de Dios, son los frutos y
evidencias de una fe viva y verdadera; y por ellas
manifiestan los creyentes su gratitud, fortalecen su
seguridad, edifican a sus hermanos, adoran la profesión del
evangelio, tapan la boca de los adversarios, y glorifican a
Dios; pues los creyentes son hechura de él, creados en
Cristo Jesús para buenas obras, para que teniendo por fruto
la santificación, tengan como fin la vida eterna.
La capacidad que tienen los creyentes para hacer
buenas obras, no es de ellos en ninguna manera, sino
completamente del Espíritu de Cristo. Y para que ellos
puedan tener esta capacidad, además de las gracias que
han recibido se necesita la influencia efectiva del mismo
Espíritu Santo para obrar en ellos tanto el querer como el
hacer por su buena voluntad; sin embargo, ellos no deben
degenerar en negligentes, como si no estuviesen obligados
a obrar aparte de un impulso especial del Espíritu, sino que
deben ser diligentes en avivar la gracia de Dios que está en
ellos.
Estudio Bíblico
Texto: Filipenses 2:5-11
¿Qué debe ocurrir espiritualmente en nuestra vida para que podamos “sentir” como Jesús? (v. 5)
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¿A qué nos aferramos como un valor mayor que servir a los que más necesitan? (v. 6)
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Al dejar su trascendencia, Jesús se involucró integralmente con nuestra salvación. ¿Cómo podemos imitar su ejemplo?
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¿Qué lugar ocupa la obediencia en la acción redentora de Cristo?
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Lecturas
La principal tarea de la Iglesia como una comunidad de
cristianos es producir hombres nuevos como material de
construcción, digámoslo así, del nuevo orden, y prestar su
decidida cooperación en toda tarea de edificación social. En
la base de esa tarea se encuentran la proclamación del
evangelio de la redención personal... y la educación cristiana
como un medio de formar personalidades en las cuales se
refleje el carácter de Cristo. Pero es menester también que
los creyentes... se organicen para una acción positiva en pro
de la transformación social. Esto significa una participación
activa como individuos o como equipos, células o
comandos, en la promoción activa de todo lo que sea justo.
– Gonzalo Báez-Camargo.
Los cristianos tienen responsabilidad en todas las áreas
de la vida (…) Asuntos como las injustas estructuras sociales
y la opresión… y otros males semejantes de la sociedad,
deben ocupar la atención de todos los cristianos (…) y la
Iglesia cristiana debería tener su eliminación como una meta
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Diálogo
¿Cuál es el propósito de Dios en establecer su Reino en la tierra?
¿Cuáles son las implicaciones teológicas y eclesiales de buscar la mera conversión del alma de las personas?
¿Qué respuesta damos como iglesia a la exclusión social?
¿Cuál es una de las mayores tentaciones a la que se ve sometida la Iglesia en su tarea de acción social?
¿Por qué decimos que la acción social de la iglesia no tiene una intención pero sí una dimensión evangelística?
¿Cuál era la visión de Juan Calvino en relación a la responsabilidad social de la Iglesia?
La Iglesia es la única cooperativa del mundo que existe
para el beneficio de aquellos que no son sus miembros.
– William Temple.
Hay tanta herejía en reducir la misión a programas de
reforma social –y ese es el problema de muchas iglesias
«históricas»– como la hay en negar la responsabilidad social
que surge del Evangelio –y ese es el problema de muchas
iglesias «evangélicas» conservadoras. Si la misión va a ser
realmente integral, tiene que incluir la proclamación del
amor de Dios en Cristo Jesús y a la vez la manifestación de
ese amor en términos de buenas obras. – René Padilla.
de primerísima importancia. Pero luego de reconocer todo
esto (…) debe reiterarse la verdad de que la reconciliación
con Dios es el corazón del evangelio y la fuente de donde
fluyen la dirección y el impulso para realizar los cambios
sociales que honren a Dios. – Roger Greenway.
Como iglesia debemos entender que la misión debe
extenderse hacia las necesidades que existen en nuestro
barrio primeramente y en nuestra ciudad después (…)
Cuando se sirve activamente a otros se piensa mucho
menos en servirse a uno mismo (…) Uno de los beneficios
mayores de dar es el efecto que produce en el dador.
Nuestra necesidad de dar es exactamente equiparable a la
necesidad que tienen los pobres de recibir (…) En un primer
momento puede dar la impresión que este tipo de obras de
extensión drenan demasiada energía y recursos, pero esa
es una de las paradojas de la fe, aquel que comparte el
amor regresa enriquecido, y no más pobre. – Philip Yancey.